Suplemento Oficio de Tinieblas
Suplemento Oficio de Tinieblas
Suplemento Oficio de Tinieblas
Oficio de Tinieblas
para el Triduo Pascual
1
2
1
NOTA PREVIA
1
Vid. Notitiæ, Tomo XXIX (1993) pags. 91–168.
3
4
ABREVIATURAS Y SIGLAS
I. SAGRADA BIBLIA
Existen dos numeraciones de los Salmos: una de la Biblia hebrea; otra, de la versión
griega de la Biblia, llamada de los LXX, y de la traducción latina de la misma, hecha por
San Jerónimo, llamada “Vulgata”. Las dos numeraciones coinciden sólo en los salmos:
1.2.3.4.5.6.7.8 y 148.149.150.
5
LIBROS DE LA BIBLIA POR ORDEN ALFABÉTICO
6
7
8
VIERNES SANTO
DE LA MUERTE DEL SEÑOR
INVITATORIO
Salmo 94
Se repite la antífona.
9
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
10
HIMNO
I NOCTURNO
11
Salmo 2
12
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
Salmo 21
13
al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
14
Líbrame a mí de la espada,
y a mi única vida de la garra del mastín;
no le ha escondido su rostro:
cuando pidió auxilio, lo escuchó.
15
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
Salmo 26
16
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
17
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
V. Se repartirán mi ropa.
R. Y sortearán mi túnica.
PRIMERA LECTURA
18
devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo,
que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como
sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las
obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
19
RESPONSORIO
Años impares
II NOCTURNO
Salmo 37
a causa de tu furor;
no tienen descanso mis huesos, a causa de mis pecados;
20
mis culpas sobrepasan mi cabeza,
son un peso superior a mis fuerzas;
21
Yo confieso mi culpa,
me aflige mi pecado.
No me abandones, Señor,
Dios mío, no te quedes lejos;
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
Salmo 39
22
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
pero me has preparado un cuerpo
(Hb 10, 5)
23
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
ORACIÓN SÁLMICA
24
libres de los peligros que nos acechan. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.
O bien
Salmo 53
Petición de auxilio
25
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
ORACIÓN SÁLMICA
Señor, tú quieres dar a tus fieles la gloria que diste a tu siervo Jesús:
ayuda a tu Iglesia y, guárdala de todo mal, para que, libres de toda
angustia, anunciemos tu nombre a todos los hombres. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien
SEGUNDA LECTURA
Años impares
26
Me atrevo a hablar de tristeza, porque me refiero a la cruz, ya que no
tomó una mera apariencia humana, sino que se encarnó realmente.
Por tanto, tuvo que asumir también el sufrimiento, con el fin de
superar la tristeza, no de suprimirla. No merecen ser alabados por su
fortaleza los que son insensibles al dolor, sino los que lo toleran.
Como un hombre de dolores, dice la Escritura, acostumbrado a
sufrimientos.
27
muerte, sino porque no quería que se perdieran ni los malos.
Finalmente dice: Señor, no les tengas en cuenta este pecado, para
que su pasión fuera causa de salvación para todos.
RESPONSORIO Is 53, 7. 8
R. Así es como muere el justo, y no hay quien haga caso; los hombres
justos son arrebatados, y no hay quien comprenda que por maldad
se llevan al inocente, * Será recordado en paz.
V. Como cordero ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca;
sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. * Será recordado.
Años pares
Esto, a los ojos de los impíos, era un gran escarnio, más para los
fieles era la revelación de un gran misterio, ya que este gloriosísimo
vencedor del diablo y poderosísimo subyugador de las fuerzas
adversas llevaba bellamente el trofeo de su victoria, y .en sus
hombros, de una paciencia insuperable, ofrecía a la adoración de
todos los reinos el signo de salvación, como queriendo, con su
mismo ejemplo, confortar a todos sus imitadores, diciéndoles: El
que no toma su cruz, y me sigue detrás no es digno de mí.
28
sacrificios antiguos, y una nueva víctima fue puesta sobre un nuevo
altar, y la cruz de Cristo fue ara, no del templo, sino del mundo.
Atrajiste hacia ti, Señor, todas las cosas, porque, al rasgarse el velo
del templo, el santo de los santos se convirtió de figura en realidad,
de profecía en manifestación, de ley en evangelio. Atrajiste hacia ti,
Señor, todas las cosas, pues el culto bajo sombras y figuras que se
realizaba en el único templo judío lo celebran ahora todas las
naciones por doquier con un sacramento pleno y manifiesto.
29
RESPONSORIO cf. Mt 27, 45. 46; Jn 19, 30; Lc 23, 46
III NOCTURNO
Cántico I Lm 2, 13-19
Se burlaron a carcajadas de ti
todos tus enemigos,
silbaron y rechinaron los dientes,
diciendo: «La hemos arrasado;
éste es el día que esperábamos;
lo hemos conseguido y lo estamos viendo.»
30
El Señor ha realizado su designio,
ha cumplido la palabra
que había pronunciado hace tiempo:
ha destruido sin compasión;
ha exaltado el poder del adversario,
ha dado al enemigo el gozo de la victoria.
Grita con toda el alma al Señor,
laméntate, Sión;
derrama torrentes de lágrimas,
de día y de noche;
no te concedas reposo,
no descansen tus ojos.
Levántate y grita de noche,
al relevo de la guardia;
derrama como agua tu corazón
en presencia del Señor;
levanta hacia él las manos
por la vida de tus niños,
desfallecidos de hambre en las encrucijadas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Cántico II Lm 3, 1-12
31
por más que grito: «Socorro»,
se hace sordo a mi súplica;
me ha cerrado el paso con sillares,
y ha retorcido mis sendas.
32
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
EVANGELIO
Se proclama el evangelio de la Pasión del Señor según uno de los evangelistas
que no sea el que se ha leído en el mismo año el Domingo de Ramos.
33
—A Barrabás.
—Pilato les preguntó:
—¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?
—Contestaron todos:
—Que lo crucifiquen.
—Pilato insistió:
—Pues, ¿qué mal ha hecho?
—Pero ellos gritaban más fuerte:
—¡Que lo crucifiquen!
Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba
formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia
del pueblo, diciendo:
—Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!
Y el pueblo entero contestó:
—¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!
Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo
entregó para que lo crucificaran.
Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y
reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le
pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de
espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano
derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo:
—¡Salve, rey de los judíos!
Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la
cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su
ropa y lo llevaron a crucificar.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo
forzaron a que llevara la cruz.
Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: “La
Calavera”), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó,
pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su
ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima
de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: ESTE ES JESÚS,
EL REY DE LOS JUDÍOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a
la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y
decían meneando la cabeza:
—Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate
a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.
Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban
también diciendo:
—A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de
Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en
34
Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era
Hijo de Dios?
Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre
toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
—Elí, Elí, lamá sabaktaní.
(Es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron:
—A Elías llama éste.
Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja
empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber.
Los demás decían:
—Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.
Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la
tierra tembló, las rocas se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos
cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él
resucitó salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa y se
aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el
terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados:
—Realmente este era Hijo de Dios.
Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que
habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle; entre ellas,
María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre
de los Zebedeos.
O bien
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los
letrados y el sanedrín en pleno, prepararon la sentencia; y, atando a
Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
—¿Eres tú el rey de los judíos?
El respondió:
—Tú lo dices.
Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato le preguntó de nuevo:
—¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.
35
Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en
la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un
homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto
de costumbre.
Pilato les contestó:
—¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por
envidia.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que
pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
—¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
Ellos gritaron de nuevo:
—Crucifícalo.
Pilato les dijo:
—Pues ¿qué mal ha hecho?
Ellos gritaron más fuerte:
—Crucifícalo.
Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a
Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y
reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron
una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle
el saludo:
—¡Salve, rey de los judíos!
Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando
las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.
Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del
campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rulo, lo
forzaron a llevar la cruz.
Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de “La
Calavera”), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo
crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver
lo que se llevaba cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la
acusación estaba escrito: “EL REY DE LOS JUDÍOS”. Crucificaron
con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se
cumplió la Escritura que dice: “Lo consideraron como un
malhechor”.
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
—¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días,
sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
36
Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo:
—A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el
Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y
creamos.
También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la
media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
Eloí Eloí, lamá sabactani. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado?)
Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
—Mira, está llamando a Elías.
Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la
sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
—Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado,
dijo:
—Realmente este hombre era Hijo de Dios.
Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas
Maria Magdalena, Maria la madre de Santiago el Menor y de José y
Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y
otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
O bien
37
Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la
jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente
en Jerusalén por aquellos días.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía
bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba
verle hacer algún milagro.
Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni
palabra.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con
ahínco.
Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y,
poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo
día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban
muy mal.
Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al
pueblo, les dijo:
—“Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al
pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no
he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le
imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis
que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un
escarmiento y lo soltaré”.
Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa,
diciendo:
—Fuera ése! “Suéltanos a Barrabás.”
A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en
la ciudad y un homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús.
Pero ellos seguían gritando:
—“¡Crucifícalo, crucifícalo!”
El les dijo por tercera vez:
—Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún
delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo
soltaré.
Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e
iba creciendo el griterío.
Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían
(al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús
se lo entregó a su arbitrio.
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de
Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la
llevase detrás de Jesús.
38
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban
golpes y lanzaban lamentos por él.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
—“Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por
vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán:
"Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los
pechos que no han criado”. Entonces empezaran a decirles a los
montes: “Desplomaos sobre nosotros”, y a las colinas:
“Sepultadnos”; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el
seco?
Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con
él.
Y, cuando llegaron al lugar llamado “La Calavera”, lo crucificaron
allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
—“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.
El pueblo estaba mirando.
Las autoridades le hacían muecas, diciendo:
—“A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de
Dios, el Elegido”.
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y
diciendo:
—“Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”.
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: “Éste
es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
—“¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros”.
Pero el otro le increpaba:
—“¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo
nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en
cambio, éste no ha faltado en nada”.
Y decía:
—“Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.
Jesús le respondió:
—“Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la
región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del
templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
—“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”.
Y, dicho esto, expiró.
El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:
—“"Realmente, este hombre era justo”.
39
Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo,
habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las
mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.
HIMNO
A ti se debe la alabanza;
a ti, los himnos;
a ti Dios Padre, la gloria
juntamente con el Hijo y el Espíritu Santo
por toda la eternidad. Amen.
HOMILÍA
Año impar
40
para ello era conveniente que sufriese por todos un hombre que
siendo Dios al mismo tiempo, estuviese por encima de todos los
demás; así, dando muerte a su cuerpo daría la salvación a todos los
hombres.
Por tanto, Cristo lleva la cruz que nos correspondería a nosotros. Fue
a la muerte por nosotros para conducirnos a la vida eterna, tras
destruir, para siempre, el reino de la muerte. Toma sobre sí la cruz
que nos correspondía, cumpliendo en sí la condena que la ley nos
impuso a nosotros. Por eso a “los malos se las tapará la boca” porque
como se canta en el salmo 106 el que era inocente ha sido sacrificado
por los pecados de todos.
Los que siguen pues, a Cristo, deben estar crucificados con él; y
muriendo a la antigua conducta serán introducidos a una vida nueva
según el evangelio. Por eso dijo Pablo: “los que son de Cristo Jesús,
han crucificado su carne con sus pasiones y deseos”; y antes,
hablando como para si, dice algo que debe servirnos a todos: “para la
ley yo estoy muerto, porque la ley me ha dado la muerte; pero así
vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo,
es Cristo quien vive en mi”. Y en otro lugar escribe: “Si estáis
muertos con Cristo a los elementos del mundo ¿por qué os dejáis
“condicionar” como el vivierais todavía en el mundo?” Luego se
impone la muerte de todo elemento “mundano” que haya en
nosotros si queramos convertirnos y alcanzar la vida en Cristo
41
RESPONSORIO Mt 27, 45, 46; Lc 23, 46
Año par
42
dijo:”entrego su espíritu”. Es decir: entregó su espíritu en manos de
su Padre, según lo había expresado el mismo Cristo a través de la
frase del salmista: “Padre a tus manos encomiendo mi espíritu”. Y la
fuerza y el sentido de estas palabras establecía para nosotros el
principio y fundamento de nuestra esperanza de plena felicidad.
En efecto debemos creer que las almas de los santos, al salir del
cuerpo no solo se confían a las manos del Padre amantísimo, Dios de
bondad y misericordia, sino que, más bien se apresuran a ir al
encuentro del Padre de todos, por el camino que nos abrió el
Salvador, nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
43
44
SÁBADO SANTO
DE LA SEPULTURA DEL SEÑOR
INVITATORIO
Salmo 94
Se repite la antífona.
45
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
Se repite la antífona.
46
HIMNO
Oh dolientes de la tierra,
verted aquí vuestras lágrimas;
en la gloria de este cuerpo
serán bañadas.
I NOCTURNO
Salmo 4
Acción de gracias
47
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
48
Salmo 14
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
49
Salmo 15
El Señor es mi heredad
50
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
PRIMERA LECTURA
Ya que, según esto, quedan algunos por entrar en él, y los primeros
que recibieron la buena noticia no entraron por su rebeldía, Dios
51
señala otro día, «hoy», al decir, mucho tiempo después, por boca de
David, lo antes citado: «Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis el
corazón.»
RESPONSORIO
Años impares
O bien
52
Años pares Sal 87 (88), 5-6. 7
II NOCTURNO
Salmo 29
53
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
54
Ant. 2: Señor sacaste mi vida del abismo.
Salmo 71
55
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
56
Ant. 3: En mi angustia te busco, Señor mío, extiendo mis manos sin
descanso.
Salmo 76
57
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, oh Dios,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
ORACIÓN SÁLMICA
O bien
58
Ant. 3: En mi angustia te busco, Señor mío, extiendo mis manos sin
descanso.
V. No me entregarás a la muerte.
R. Ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
SEGUNDA LECTURA
Años impares
Yo soy tu Dios, que por ti me hice hijo tuyo, por ti y por todos estos
que habían de nacer de ti, digo, ahora, y ordeno a todos los que
estaban en cadenas: “Salid”, y a los que estaban en tinieblas: “Sed
iluminados”, y a los que estaban adormilados: “Levantaos”.
59
Yo te lo mando: Despierta, tú que duermes; porque yo no te he
creado para que estuvieras preso en la región de los muertos.
Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los que han
muerto. Levántate, obra de mis manos; levántate, mi efigie, tú que
has sido creado a imagen mía. Levántate, salgamos de aquí; porque
tú en mí y yo en ti somos una sola cosa.
Por ti, yo, tu Dios, me he hecho hijo tuyo; por ti, siendo Señor, asumí
tu misma apariencia de esclavo; por ti, yo, que estoy por encima de
los cielos, vine a la tierra, y aun bajo tierra; por ti, hombre, vine a ser
semejante a un inválido que tiene su cama entre los muertos; por ti,
que fuiste expulsado del huerto paradisíaco, fui entregado a los
judíos en un huerto y sepultado en un huerto.
Mira los salivazos de mi rostro, que recibí, por ti, para restituirte el
primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas
de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto
deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que, recibí para quitarte
de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente
sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo
extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido.
60
RESPONSORIO Sal 87 (88), 5-6. 7
Años pares
61
dragón; cómo ha extendido sus trofeos invictos; dónde ha hecho
morir a la muerte con su propia muerte, y de qué manera ha hecho
que se corrompiera la corrupción y ha restituido al hombre a su
dignidad original.
62
indisolubles»; y otro: «Llenaos de vergüenza y de confusión,
enemigos hostiles»; y otro: «Temed, malvados tiranos.»
RESPONSORIO
III NOCTURNO
Cántico I Lm 3, 25-29
63
Aplastar bajo los pies
a todos los prisioneros de la tierra,
negar su derecho al pobre,
en presencia del Altísimo,
defraudar a alguien en un proceso:
eso no lo aprueba el Señor.
64
Invoqué tu nombre, Señor,
de lo hondo de la fosa:
oye mi voz, no cierres el oído
a mis gritos de auxilio;
65
las danzas se han vuelto duelo;
se nos ha caído la corona de la cabeza:
EVANGELIO
66
A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron
en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
—Señor, nos hemos acordado que aquel impostor estando en vida
anunció: “A los tres días resucitaré.” Por eso da orden de que vigilen
el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se
lleven el cuerpo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los
muertos.” La última impostura sería peor que la primera.
Pilato contestó:
—Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como
sabéis.
Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la
vigilancia del sepulcro.
O bien
O bien
67
sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon
aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al
mandamiento.
HIMNO
A ti se debe la alabanza;
a ti, los himnos;
a ti Dios Padre, la gloria
juntamente con el Hijo y el Espíritu Santo
por toda la eternidad. Amen.
HOMILÍA
Año impar
El Apóstol por tanto afirma: “si morimos con él, viviremos con él”.
Fijémonos que no dice “vivimos” como se correspondería con “si
morimos” sino “viviremos”, para hacernos comprender que la
muerte actúa en el presente, mientras que la “vida” es cosa del
futuro, “cuando Cristo se manifestara”, el cual es “nuestra vida
escondida en Dios”. Por tanto, como nos enseña el Apóstol ahora es
cuando “la muerte está actuando en nosotros”.
68
mismo en que murió, cuando Jesús “dio un grito fuerte y exhaló el
espíritu”. El otro fue cuando fue colocado en un sepulcro sellado. Y
finalmente el tercero es, cuando al ser buscado en su tumba no fue
hallado por que había ya resucitado y a nadie fue dado verlo en los
primeros instantes de su gloriosa resurrección.
Así también en nosotros, los que creemos en él, nos ha sido dado
experimentar este triple género de muerte. En primer lugar debemos
mostrar en nosotros la muerte de Cristo con la profesión de fe: “por
la fe del corazón llegamos a la justicia y por la profesión de los
labios, a la salvación”. En segundo lugar, con la mortificación del
cuerpo, porque ahora llevamos siempre en nosotros la muerte de
Jesús, y esto es lo que significan las palabras de Pablo: “en nosotros
está actuando la muerte”. En tercer lugar, cuando, una vez
resucitados de entre los muertos caminemos en “una vida nueva”.
69
RESPONSORIO Jl 1, 8
Año par
70
Por eso cuando el bautizado se da cuenta que sobrepasa los límites
de la disciplina eclesiástica-cristiana y que sus deseos van hacia lo
que le haría desviar del camino recto, que recurra a la cruz del Señor
y clave en el árbol de la vida los movimientos de la voluntad malvada
y, tomando las palabras del salmista clame al Señor: “mi carne se
estremece con tu temor y respeto tus mandamientos”.
Por eso, las almas sabias que han aprendido no temer más que al
Señor, a no amar más que a él, a no esperar más que en él,
mortifican sus concupiscencias y crucifican sus sentidos, y no se
rebajan nunca a temer a sus enemigos o rendirles ningún homenaje.
Llegan hasta preferir la voluntad de Dios a si mismas, y tanto más se
aman cuanto más dejan de amarse por amor de Dios.
RESPONSORIO Ap 5, 9. 10
71
ORACIÓN
72
Nota previa .................................................................................... 003
Abreviaturas y siglas ........................................................................05
Viernes Santo ...................................................................................09
Sábado Santo ..................................................................................045
LAUS DEO
73
74
74
74
Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.
Alternative Proxies: