Cosmopolitismo y Derechos Humanos
Cosmopolitismo y Derechos Humanos
Cosmopolitismo y Derechos Humanos
JAVIER MUGUERZA
ustedes se han venido abajo junto con las Torres Gemelas de Nueva York
defensora de estos últimos como Mary Robinson, hasta ayer mismo Alta
mismos”.
como un hito destinado a señalar el inicio de una nueva época, esto es, el
atentado aéreo del 11 de septiembre del 2.001 contra las Torres Gemelas
neoyorkinas, podría muy bien haberse producido hace unos años -¡en
con el cual el siglo XXI haría ya diez o doce años que ha empezado, puesto
que el siglo XX habría acabado en 1.989 con la caída del Muro de Berlín o,
que, en su reputada Historia del siglo XX, dicho siglo -ese siglo todavía tan
cercano de nosotros que nos resulta raro llamarle “el siglo pasado”, como
veníamos haciendo hasta ahora con el siglo XIX- haya sido caracterizado
por Hobsbawm como un “siglo corto” (the short twentieth century) que no
sólo habría acabado demasiado pronto, sino que además habría empezado
colapso de la Unión Soviética tuvo al menos que ver algo la lucha en pro de
que hoy habría que proseguir en pro de los derechos humanos asimismo
Norberto Bobbio como el siglo de los derechos, esto es, “el siglo de los
defendería que el siglo XX había sido -para decirlo con las palabras que
dan título a uno de sus libros- el siglo de las mujeres. Y tampoco le faltaba
fracasadas que hemos dejado atrás, acaso con más ira que melancolía, la
Todo ello es muy cierto, pero tampoco deja de serlo que el siglo XX
filósofos a ver las cosas por su envés y no tan sólo por su haz, no hay sino
de su “Historia del siglo XX” como The Age of Extremes, esto es, “El siglo
son los derechos humanos. Son derechos, se dice, que corresponden a todo
hay que decir de esos derechos es que, en rigor, no son derechos, o por lo
menos no lo son hasta que no hayan sido recogidos en los textos legales de
siglo XVIII, donde tales derechos no existían pero eran invocados como si
no pocos países durante buenos trechos del siglo XX, como de nuevo sin ir
para exigirlo así que su simple condición de seres humanos (como tantas
humana a quienquiera que sea capaz de afirmar por sí mismo que la posee
su capacidad de reivindicación.
modo alguno el caso de lo que queramos dar a entender con dicho nombre.
bajo ningún concepto derechos naturales. Esta última expresión peca, entre
descosido, esto es, lo mismo podría servir para amparar el supuesto derecho
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luego nada hay tan natural como la ley de la fuerza, ya sea que la ejerzan
los animales en la selva o que la esgriman los juristas que redactaron las
odiosas leyes raciales de los nazis, que para ellos no eran sino la
ejemplo, nada hay que impida que el derecho positivo -las leyes
promulgadas por los nazis eran, por descontado, derecho en tal sentido- sea
Derecho Natural, cuando nos basta y sobra con la Ética: las “exigencias
diferencia del “derecho injusto”, esto es, a diferencia de aquel derecho que,
Derecho y la Justicia, pues siempre nos será dado imaginar un derecho más
justo que el hasta ahora conocido. Por eso constituye un abuso manifiesto
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justicia”, cuando lo que habría que decir más bien es que se encargan de
de este mundo -como sucede con los Códigos y las restantes instituciones
sino utópica. Así como las utopías no tienen -de acuerdo con su
en él su definitiva realización.
manera, que “la Justicia sirve para hacer avanzar al Derecho”, esto es, para
hacerlo “más justo” cada día. O, dicho a nuestro modo, para acomodarlo
cada vez más a esas exigencias, las “exigencias morales” de que antes
nos iguala a, tanto como nos diferencia de, los animales, mientras que el de
todos los seres humanos, pues los esclavos se habrían hallado excluidos de
derechos humanos”, que hay que tomar completamente en serio y, por así
Francesa.
Pero los derechos humanos no sólo han sido un invento de los seres
humanos sino que éstos, además de inventarlos, han tenido asimismo que
hacer algo -o, mejor dicho, mucho- para lograr su instauración. Tras todas
previo, esto es, del orden colonial impuesto por la Corona británica en los
absoluta en Francia. Pero, por si eso fuera poco, el nuevo consenso o pacto
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conquista por las clases asalariadas de sus derechos civiles y políticos (los
mundo sino utópica y nadie ha visto jamás su faz completa, las injusticias
quienes las padecen, lo que les legitima y por añadidura nos legitima a los
ingenuamente progresistas.
por nuestro mal uso del mismo y sus posibles consecuencias catastróficas,
demuestran las bárbaras matanzas producidas en las guerras que han tenido
razones que diremos: si hasta ahora nos hemos venido preguntando qué
bien qué clase de seres son los “seres humanos” a los cuales
ideas platónicas- iba diciendo por las calles que no encontraba a el hombre,
nacionalidad.
tropezar andando por las calles, por las que sólo circulan en rigor “hombres
O, dicho de otro modo, ¿por qué contentarnos con menos que los todavía
Mengano o Zutano? Esos son los hombres concretos con los que en
ser, o bien porque Fulano viaja con pasaporte falso, o bien porque
“el” hombre fuese alguien con quien pudiéramos tropezarnos por la calle-
formulación peca sin duda de “abstracción”, pues para nada tiene en cuenta
disfrute de sus derechos humanos (dado que lo que se entienda por tales no
tendría por qué ser lo mismo en Occidente que en Oriente ni según que un
hace a los seres humanos más concretos aún que su nacionalidad, que es lo
sería todo.
Pero, por lo demás, también deseo dejar claro de paso que -por
Estado nacional- lo cierto es que, hoy por hoy, no nos es dado minimizar en
son las únicas que existen y, además de ellas, las hay también
hablar de cosa tal. Pero insisto en que hoy por hoy -y sin por ello hacer de
Estados regidos por la misma- tan sólo las comunidades nacionales, como
políticamente soberana: ni está claro por ahora que el cosmos sea una pólis,
halla a nuestro alcance la posibilidad de una utópica pólis sin politéia, esto
puramente retórico.
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semejante término?
definición, echaré mano a este respecto de una metáfora por la que confieso
sentir desde hace años una cierta predilección, no siendo ésta tampoco la
Espacial Tierra lo que coaliga a todos los seres humanos bajo un destino
etc.-, pero de entre los que sobresalen los que en un sentido amplio cabría
calificar como “conflictos morales”, esto es, relativos a los mores, a las
y de las que depende, entre otras cosas, la visión que se tenga en ella de los
conflicto entre dos o más comunidades; y todo ello, en suma, hace pensar
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que los derechos humanos -recuérdese lo dicho hace un buen rato acerca
comunitarismo y el universalismo.
como se sabe, los hay de muchas clases, desde el que Samuel Johnson
nuestros políticos (por regla general, sin tener mucha idea de lo que están
quieran o no, por el hecho de haber nacido allí), sino con la res publica o
según el cual las reglas o preceptos morales han de regir para cualquier ser
del universalismo resulta difícilmente sostenible, toda vez que las reglas
mientras que no hay duda de que se rige por las “reglas de la matemática”
aprender a pilotar un avión-, no es, en cambio, seguro que se rija por las
lo que pase con las víctimas de sus actos. Las reglas de la matemática son
reglas de la matemática- no será nunca “la moralidad como tal” sino tan
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que se refiere a los mores o pautas de conducta de los seres humanos. Pero
caso del lenguaje, esto es, el del aprendizaje de una lengua. Cuando
moral determinada y no “la” moral en cuanto tal, pero, si nos fijamos bien,
que asimismo podamos aprender a partir de ella o desde ella; y algo muy
gleba.
hacia fuera (por ejemplo, confrontando los propios mores con los de otras
a desembocar el cosmopolitismo).
que hablaba acerca de ellos desde mi propia tradición occidental, por lo que
etnocentrismo está más que justificado, puesto que la peor propaganda que
humanos sin individuos dispuestos a luchar por ellos: quizás no todas las
Mohandas Gandhi, así como sus respectivos seguidores- que hagan valer
Norte o Etiopía que, sin necesidad de haber leído a Amartya Sen, echan de
frecuente- por un grupo de naciones poderosas o, lo que aún sería peor, por
Imperio de la Ley por la Ley del Imperio. Nada de lo cual obsta, por lo
Espacial Tierra, quisiera por mi parte recordar una vez más la conveniencia
de que -entre los manuales de instrucciones para sus pilotos (y no hay que
texto “Hacia la paz perpetua” (Zum ewigen Frieden) de 1.795, cuyo título
ya nos pone sobre aviso de que la Paz perpetua, como la Justicia plena, no
es para Kant sino una utopía, algo hacia lo que tendemos y hemos de
Para que la paz perpetua hubiera de ser posible en este mundo, y no en esa
las leyes jurídicas ni la coerción del poder político, dándose así lugar a una
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Pero Kant, que era bastante más realista que todo eso, se contentaba
encargadas de su gobierno).
actuales se hallan ciertamente muy lejos del modelo que él tenía en mente.
para ilustrar, entre otras ilustraciones posibles, los casos que se acaban de
de las Naciones Unidas hay que decir hoy día que aunque estén lejos de
una condición necesaria de una cosa y otra. No hay que dejar por tanto de
Danilo Zolo, pero antes hay denodadamente que luchar por preservarlas a
toda costa.
cosmopolitismo sin “alas” (las alas que nos permitan sobrevolar los
tampoco hay un cosmopolitismo sin “raíces” (las raíces que nos permitan
de dónde era, respondió que era kósmou polítes, esto es, que tenía por
patria al mundo entero, aunque, eso sí, lo dijo en griego, pues en alguna
según pienso, no habría que echar en saco roto en un país multilingüe como
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renunciar a las raíces. Y es estar enraizado, pero sin dejarnos por ello
recortar las alas. Que es la única manera en que los seres humanos, y no tan
sólo sus derechos, podrían llegar a ser verdaderamente humanos, esto es,
encarna esa común condición humana que trasciende a las etnias y a los
civilizatorias.
de construcción de la cosmópolis.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Barcelona, 2.001).
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2.000).
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Madrid, 1.999).
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Viroli, M., For Love of Country, Oxford, 1.995 (hay trad. cast. de P. Alfaya
Zolo, D., Cosmopolis, Cambridge, Mass., 1.997 (hay trad. cast. de R. Grasa