Teoria de La Argumentacion Juridica Jairo

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UNIVERSIDAD DEL CARIBE

ASIGNATURA:
LOGICA JURIDICA

TEMA:
TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA

PRESENTADO POR:

JAIRO DE LEON FLORENTINO


ROSANYI REYES SIERRA

FACILITADOR:

SANTO DOMINGO, D.N., REPUBLICA DOMINICA


2020
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN..............................................................................................................1

Teoría de la Argumentación Jurídica.................................................................2

Importancia de la argumentación jurídica en la actividad

jurisdiccional del litigante.......................................................................................2

Impacto de la argumentación jurídica en la litigación oral en el

proceso penal dominicano.......................................................................................3

Propósito y eficacia de la argumentación jurídica.....................................4

Análisis de las principales clases argumentos jurídicos........................6

Dominio cognitivo del argumentante sobre el objeto de la

argumentación jurídica..............................................................................................9

Análisis de los textos argumentativos............................................................10

Tipos de argumentación Jurídica.......................................................................11

CONCLUSIONES...........................................................................................................13

BIBLIOGRAFIA..............................................................................................................14
INTRODUCCIÓN

Robert Alexy contempla la argumentación jurídica desde una triple vertiente:


racional, práctico-moral y jurídica. Es decir, desde la afirmación de unos
presupuestos racionales implícitos al uso del lenguaje, unas reglas morales de
carácter universal que pueden usarse como presupuestos ético-racionales del
derecho y una metodología jurídica que le da el carácter vinculante

Con las teorías de la argumentación jurídica hay un cambio de paradigma en el


pensamiento jurídico y el derecho empieza a verse antes que nada como praxis
argumentativa. Dentro de esa orientación común, hay tres tipos de teorías de la
argumentación: descriptiva, normativa débil y normativa fuerte. Cada uno de eso
tres tipos sintoniza con o puede ser útil para una de aquellas tres concepciones
del derecho.

La argumentación jurídica puede ser así considerada como un caso especial de la


argumentación práctica general subordinada a la ley, a la dogmática y al
precedente. Estructuralmente comprende tres niveles: el de los principios, el de las
reglas y el del procedimiento. O lo que es lo mismo; los niveles de las reglas y de
los principios han de complementarse con un tercero, una argumentación jurídica
propiamente dicha que, sobre la base de ambos niveles, asegure una decisión
racionalmente fundamentada.

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Teoría de la Argumentación Jurídica

Importancia de la argumentación jurídica en la actividad

jurisdiccional del litigante.

Tanto en nuestra vida en general como en la vida profesional de los abogados, la


argumentación es una actividad omnipresente. Cuando argumentamos, lo que
hacemos en realidad es comunicarnos con los demás a través del ofrecimiento de
razones.La argumentación es un proceso comunicativo cuyo objetivo es persuadir.
Una buena argumentación se basa en razones, razones válidas y legítimas, para
demostrar que lo que decimos es correcto, para lograr convencer a las demás
personas sobre cierto punto, o para que actúen como queremos que lo hagan.

Para los abogados, la capacidad argumentativa es indispensable y quizá la


cualidad más relevante para distinguir entre los buenos abogados y los abogados
mediocres, sin embargo, saber argumentar bien requiere ciertas características y
reglas que han venido cambiando y evolucionando en años recientes.

La manera en los operadores jurídicos tiene que construir sus argumentos,


premisas y conclusiones está condicionada a una serie de factores derivados del
tipo de norma jurídica que se trate, ya sea que estén redactadas en forma de
reglas o en forma de principios, además de la importancia de los Derechos
Humanos y los estándares internacionales al respecto.

Una de las características más relevantes de los ordenamientos jurídicos actuales


consiste en que la mayoría de normas jurídicas se encuentran redactadas en
forma de principios, lo que exige nuevas pautas argumentativas y mayores retos
para la construcción de buenos argumentos. Estas exigencias superan la forma
tradicional de la subsunción, concentrándose en el juicio de ponderación y el
principio de proporcionalidad.

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Impacto de la argumentación jurídica en la litigación oral

en el proceso penal dominicano.

La argumentación jurídica (teoría jurídica del caso) subsume la conducta en el tipo


penal correspondiente. Esta teoría jurídica de las partes es sopesada por el juez
apoderado, único ciudadano a quien va dirigida la norma secundaria: aplicar el
derecho. Las partes en sus argumentos, en el estado actual de la legislación
procesal penal, deben utilizar las categorías básicas de la teoría del delito para la
evaluación jurídica de un hecho punible: tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad.
Adicionalmente, las partes pueden utilizar, como medios de defensa, excepciones
o incidentes propios del ámbito procesal penal. Ambas situaciones, la defensa del
fondo como la posibilidad de utilizar las excepciones, constituyen la parte del
fondo del lenguaje.

Así, podríamos hablar de que las técnicas de litigación constituyen la forma de


lenguaje utilizado en el foro procesal y la argumentación jurídica el fondo o
contenido de los mensajes transmitidos a los jueces en el foro judicial. Desde
nuestra óptica, no podemos dudar que la forma ha sido un gran paso de avance,
pero aún debemos aprender a llenar esta buena forma de argumentación, de
contenidos jurídicos procesales y materiales de fondo tecnificados. De nada vale
saber hablar en la forma cuando nuestros argumentos se encuentran desprovistos
de contenidos en el fondo.

Las técnicas de litigación se encuentran en desarrollo y no podemos realizar las


mismas sin una sólida argumentación jurídica que completen la teoría del caso. De
resultar la teoría del caso insuficiente por mala formulación de sus proposiciones
fácticas, jurídicas y probatorias, la parte puede ser sancionada por disposición de
la norma procesal y el Juez de la Instrucción puede dictar auto de no ha lugar
cuando: Artículo 304, numeral (1) “El hecho no se realizó o no fue cometido por el
imputado;” auto de no ha lugar fundamentado en la teoría fáctica; Artículo 304,

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numeral (2) “El hecho no constituye un hecho penal”, mal análisis jurídico de los
hechos y por ende falta de subsunción en el tipo penal correspondiente de la
conducta imputada; y finalmente en su numeral (5), el artículo 304 ordena al juez
dictar auto de no ha lugar cuando: “Los elementos de prueba resulten insuficientes
para fundamentar la acusación y no exista razonablemente la posibilidad de
incorporar nuevos”; es decir, fallo en la teoría probatoria del caso.

Adicionalmente, y en términos similares, el Juez o jueces del fondo dicta sentencia


absolutoria cuando: Artículo 337, numeral (1) “No se haya probado la acusación o
ésta haya sido retirada en juicio”; si la norma procesal se refiere a la acusación,
quiere decir que la teoría del caso ha fracasado en todas o una de sus partes
(proposición fáctica, jurídica y probatoria); numeral (2) “La prueba aportada no sea
suficiente para establecer la responsabilidad penal”, en esta situación es obvio que
se refiere a la teoría probatoria; (3) “No pueda ser demostrado que el hecho existió
o cuando éste no constituye un hecho punible o el imputado no participó en él”,
aquí se dicta sentencia absolutoria por falta en la teoría probatoria, en la fáctica y
en la jurídica pues si el hecho no es punible nos estaríamos refiriendo a que en la
especie no existió delito (hecho típico, antijurídico y culpable).

Así, la normativa procesal es lógica y por ende no podemos conformarnos con la


parte formal del lenguaje, sino con su contenido, es decir, el fondo que se obtiene
con un sustrato repleto de buen contenido jurídico procesal y material penal.

Propósito y eficacia de la argumentación jurídica

Alexy, plantea no sólo una teoría que se ocupa del aspecto normativo de la
argumentación jurídica y que permita distinguir los buenos de los malos
argumentos, sino que propone un planteamiento analítico al explorar la estructura
de los argumentos, asumiendo un abordaje descriptivo al incorporar elementos
empíricos en su teoría. El autor es tributario de las ideas de Hare, Toulmin y Baier,
pero también de Habermas y Perelman. Fundamentalmente, su teoría al decir de

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Atienza (2003) constituye un esfuerzo de reinterpretación y sistematización de la
teoría del discurso Habermasiana, en la empresa de aplicarla al campo jurídico.

En este sentido, Alexy hace suyo el planteamiento de Habermas al dotar a su


teoría de un carácter procedimental que se pone de manifiesto en la aplicación y
regulación del discurso práctico mediante reglas; reglas que se refieren no sólo a
las proposiciones, sino a los hablantes, lo que implica afirmar que no son sólo
reglas semánticas, sino pragmáticas.

En la propuesta de Alexy, se observan varias clases de reglas, siendo ellas de


manera enunciativa- las siguientes: Las reglas fundamentales, cuya validez es
condición para cualquier comunicación lingüística y aplican tanto al discurso
teórico, como al discurso práctico. Estas reglas contienen los principios de no
contradicción, de sinceridad, de universalidad y de uso común del lenguaje. Las
reglas de razón definen las condiciones más importantes para la racionalidad del
discurso, que comprenden la regla general de fundamentación, y comprenden
también las situaciones ideales de diálogo. Las reglas sobre la carga de la
argumentación, son reglas de carácter técnico, cuyo objetivo es precisamente,
facilitar la argumentación.

Las reglas de fundamentación, se refieren específicamente a las características de


la argumentación práctica y regulan la forma de llevar a cabo la fundamentación, y
por último, las reglas de transición, que plantean la posibilidad de transitar
mediante argumentos de un discurso práctico a uno teórico o a un discurso de
análisis del lenguaje. Alexy también realiza la distinción entre justificación interna y
justificación externa, señalando que para la justificación de una decisión jurídica
debe aducirse por lo menos una norma universal. La decisión jurídica debe
seguirse lógicamente al menos de una norma universal, junto con otras
proposiciones. Estas reglas operan y justifican el paso de las premisas a la
conclusión; mientras que en el plano de la justificación externa, es decir el referido
a la justificación de las premisas Alexy plantea reglas de derecho positivo,

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enunciados empíricos y enunciados de reformulaciones de normas. Especial
importancia concede el señalado autor al uso de los precedentes, estableciendo
como reglas generales que cuando pueda citarse un precedente a favor o en
contra de una decisión debe hacerse. Y quien quiera apartarse de un precedente
asume la carga de la argumentación.

Análisis de las principales clases argumentos jurídicos

Lo primero que debemos subrayar es que no existe una teoría de la


argumentación jurídica, sino varias orientaciones bien distintas que pueden
acogerse a esa etiqueta y que tienen en común nada más que una buena parte de
aquellos planteamientos que aparecieron casi simultáneamente en autores como
Viehweg y Perelman, en la teoría jurídica: que en el derecho o en los campos
todos de la razón práctica se trata de justificar la acción o la praxis mediante otro
tipo de praxis que consiste en argumentar y que en la práctica argumentativa
alguna regla de uso o alguna “lógica” ha de funcionar y funciona. Pero, a partir de
ese tronco común, las teorías sobre la argumentación jurídica siguen caminos
diversos.

(i) Hay una teoría de la argumentación de tipo empírico y descriptivo. Trata de


sistematizar los argumentos, sean comunes, sean técnico-jurídicos, y de poner de
relieve cuáles son sus estructuras internas o partes, sus funciones y sus
condiciones de uso más eficaz. Esos análisis pueden hacerse en abstracto y
jugando con ejemplos ficticios o de la vida ordinaria, o hacerse al hilo de análisis
de sentencias y con la utilidad adicional de mostrarnos cómo usan los jueces unos
argumentos u otros y dónde están, en su caso, los puntos débiles de sus
razonamientos. También cabe bajo esta óptica construir tratados o manuales de
práctica argumentativa, con un fin utilitario o instrumental, para enseñar a los
juristas a dominar ciertas técnicas que les permitirán mejorar su éxito y persuadir
más eficazmente a sus auditorios.

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Como bien se ve, una teoría de la argumentación así entendida es compatible con
y hasta complementaria de una teoría del derecho de corte irracionalista o del
estilo del realismo jurídico[30], teoría del derecho que malamente admitirá una
teoría de la argumentación de otro tipo, pero que ve esta como útil para mejorar la
eficacia pragmática de los juristas o para que puedan cumplir mejor con aquella
máxima que dice que buen jurista es el capaz de realizar profecías fiables sobre
decisiones futuras de los tribunales.

(ii) Las teorías de la argumentación de carácter normativo son las que no solo se
proponen describir cómo son los argumentos y las argumentaciones que
empíricamente acontecen, sino que quieren también proponer pautas del correcto
argumentar, entendiendo aquí por correcto argumentar no el argumentar
puramente instrumental para un fin o interés personal del argumentante, sino el
argumentar que presupone un cierto patrón de corrección objetiva de los
resultados.

Por explicarlo con un ejemplo bien sencillo: un planteamiento puramente


instrumental de la argumentación puede incorporar instrucciones sobre la más
conveniente manera de mentir o de manipular información con el fin de ganar la
contienda; un enfoque normativo normalmente descartará ciertos argumentos o
modos de argumentar, como los manipuladores y engañosos, porque ponen en
peligro o impiden la corrección objetiva del resultado. En otras palabras todavía: si
gano un pleito porque conseguí engañar al juez, podré decir, tal vez un poco
impropiamente, que el juez me ha dado la razón, pero no que tengo la razón y que
así lo ha reconocido el juez objetivamente. Mientras que una concepción
instrumental de la argumentación está ligada únicamente a la idea de vencer, una
concepción normativa se vincula a la idea de convencer, de vencer convenciendo
y de que esa convicción reúna unos requisitos al menos mínimos de racionalidad y
de aceptabilidad intersubjetiva.

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Las teorías normativas de la argumentación jurídica pueden ser de dos clases,
que voy a llamar teorías normativas débiles y teorías normativas fuertes. Teoría
normativa débil de la argumentación jurídica es la que presupone que hay unas
reglas de racionalidad de las argumentaciones, pero que tales reglas no sirven
para hallar la solución correcta de los casos en debate, sino para descartar, por
irracionales o deficientemente racionales, algunas argumentaciones. O sea, esta
teoría normativa ofrece pautas de descarte de soluciones incorrectas, no de
fundamentación definitiva o dirimente de las (únicas) correctas.

Estructura básica de la argumentación jurídica

Cuando la argumentación jurídica este referida al aspecto – fáctico vinculado a la


norma jurídica positivizada, (por ejemplo: a su fuente real o material) ella se
orientara a demostrar o refutar la verdad o probabilidad o la falsedad o el error
sobre el caso. Entonces se necesitara como apoyo el empleo de una o más
inferencias enunciativas para alcanzar a verdad concreta o la probabilidad o
falsedad de problema.

La argumentación jurídica consiste en esgrimir una serie concatenada de


razonamientos expuestos a persuadir al destinatario sobre la validez de una tesis
que por lo general no está demostrada. Es una serie concatenada de inferencias.

Con el empleo del concepto, la concatenación que debe existir inexcusablemente


una conexión interna entre las inferencias; de modo que, la argumentación jurídica
sea siempre una unidad sistémica (coherente), una totalidad constituida por una
conexión racional de sus componentes. La aplicación consciente de los principios
de la no contradicción formal y de coherencia tendrá como resultado la correcta
concatenación de inferencias.

Excepcionalmente, la argumentación jurídica puede concretarse mediante una


sola inferencia, es decir en un solo argumento.

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La exigencia de la consistencia en la argumentación implica el deber de evitar
contradicciones entre las inferencias que se concatenan y se orientan hacia una
determinada conclusión.

Esta exigencia implica el deber de cada argumentante a tener en cuenta y


respetar los principios de no contradicción formal y de identidad durante la
argumentación de cada tesis que sostiene. Esta exigencia no impide la
contraposición de argumentos como ocurre con el discurso del refutante. En la
concatenación de argumentos o realidades dadas, se respetará la exigencia de la
consistencia y de la coherencia. Se dice que es finalista porque toda
argumentación esgrimida con rigor está en razón directa de la representación
antelada del resultado que persigue el argumentante, como es la de demostrar la
verdad o probabilidad o falsedad, etc. y persuadir al destinatario, para que la tesis
sea admitida por la fuerza de los argumentos del argumentante.

Cuando decimos que está fundada en la razón suficiente, es porque, como afirma
Leibniz: "Nada ocurre sin una razón suficiente", es decir nada ocurre sin que sea
posible para un ser que conozca las cosas suficientemente el dar una razón de
ello, mostrando porqué las cosas son así y no de otra manera. Razón en virtud del
cual juzgamos que ningún hecho puede considerarse verdadero o existente y
ningún juicio veraz si n hay razón suficiente por el cual deba ser así y no del otro
modo. Dicho de otro modo, nada ocurre sin una razón de demostrar.

Dominio cognitivo del argumentante sobre el objeto de la

argumentación jurídica.

Es necesario conocer que es los que trata de demostrar o refutar. Ese nivel optimo
de conocimiento del problema s refleja en el planteamiento y razonamiento estricto
e inequívoco de la tesis que se defiende o se refuta. Es también necesario que los

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interlocutores conozcan plenamente aquello que es objeto de la argumentación.
En el caso de los órganos colegiados deben establecer una metodología
adecuada que permita a cada integrante conocer y evaluar cada argumento de la
decisión a adoptar. Por eso, es censurable, por ejemplo, que algún magistrado
firme resoluciones sin leerlas, o sea, sin saber de qué trata, tal actitud es una
irresponsabilidad que equivale a abdicar de una de las exigencias porque y para
que se ha de decidir, porque y para que dé ha de decidir; dicha omisión es una
actitud negativa que implica infracción al deber jurídico de motivar la resolución, ya
que suscribe argumentos y decisiones que no conoce y de esa manera también
incurre en un grave atentado contra la seguridad jurídica. Infringe también la
probidad. Por tanto, genera un impacto social de zozobra, de desconfianza en los
justiciables.

Análisis de los textos argumentativos

Argumentar es dar razonamientos que se sirvan para demostrar una proposición.


Deducir, inferir consecuencias o razones en apoyo de una cosa. Es un diálogo en
el que un sujeto (el enunciador) presenta una serie de argumentos con los que
pretende modificar la conducta de otro sujeto (el enunciatario), de forma que éste
último acepte la tesis propuesta por el primero.

La palabra argumento puede usarse para indicar cualquier enunciado que afirma
algo. El argumento, por tanto, niega todo lo que le contradice. La expresión
argumento es más o menos sinónima de argumentación, salvo que mientras que
argumentación designa también la actividad de argumentar, argumento se refiere
a la específica estructura discursiva en la cual el argumento se presenta. En la
práctica el argumento jurídico es uno de los más frecuentes y reviste una gran
importancia en el ámbito jurisdiccional, pues con él se recurre a la jurisprudencia y
a la doctrina que son sus vertientes principales. Argumentar o razonar es una
actividad que consiste en dar razones a favor o en contra de una determinada
tesis que se trata de sostener o refutar. Esa actividad puede ser muy compleja y

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consistir en un número muy elevado de argumentos, conectados entre si de muy
variadas formas.

Todos esos argumentos y muchos otros que cabe encontrar en esa sentencia
constituyen una misma argumentación, porque se inscriben dentro de un proceso
que comienza con el planteamiento de un problema y termina con una respuesta.
De manera que podemos distinguir entre la argumentación en su conjunto cada
uno de los argumentos que se compone y los conjuntos parciales d argumentos
dirigidos a defender o combatir una tesis o una conclusión. Así el primero de los
argumentos recogidos forma una línea con varios otros, dirigidos a probar que la
ley en cuestión no vulnera la reserva de la ley orgánica.

Tipos de argumentación Jurídica

La argumentación jurídica tiene como objeto las argumentaciones que se dan en


contextos jurídicos. Manuel Atienza nos dice que pueden distinguirse tres campos
distintos de lo jurídico en que se efectúan argumentaciones. El primero de ellos es
el de la producción o establecimiento de normas jurídicas; diferenciándolas a su
vez en las argumentaciones que tienen lugar en una fase prelegislativa y las que
se producen en la fase legislativa; nos dice que la primera se da como
consecuencia de la aparición de un problema social, cuya solución se piensa que
puede ser la adecuación de una medida legislativa.

Podemos asegurar que en este caso la argumentación la encontramos en los


trabajos legislativos, en los debates y desde luego en la exposición de motivos que
da nacimiento a esa ley. Nos sigue diciendo este autor que, respecto de la fase
legislativa, la argumentación la encontramos en las cuestiones de tipo técnico-
jurídico, las que pasan a un primer plano. Un segundo campo en que se efectúan
argumentos jurídicos, nos dice este mismo autor, es el de aplicación de normas
jurídicas al caso concreto, distinguiendo entre la argumentación en relación con

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problemas concernientes a los hechos o bien al Derecho; asegurándonos que la
argumentación jurídica dominante se centra en las cuestiones de los casos
difíciles relativos a la interpretación del Derecho y que se plantean en los órganos
superiores de la administración de justicia.

El tercer ámbito en que tienen lugar argumentos jurídicos es el de la dogmática


jurídica en la que cabe distinguir tres funciones: 1) suministrar criterios para la
producción de criterios en las diversas instancias en que ello tiene lugar; 2)
suministrar criterios para la aplicación del Derecho; 3) ordenar y sistematizar un
sector del ordenamiento jurídico. Las teorías usuales de la argumentación jurídica
se ocupan también de las argumentaciones que desarrolla la dogmática en
cumplimiento de la segunda de estas funciones; nos dice al respecto Atienza que
de lo que se trata es de suministrar a esos órganos criterios argumentos dirigidos
a facilitarles la toma de una decisión jurídica consistente en aplicar una norma a
un caso concreto.

Por todo lo anterior, es claro que para dar argumentos necesitamos saber cómo
hacerlo y teniendo conocimiento de que existen varias clases de ellos haremos
alusión a los que nos parecen más interesantes.

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CONCLUSIONES

La argumentación jurídica de Robert Alexy se sitúa en tomo a la idea de un


Derecho justo, razonable y motivado hasta tanto sea posible, pretendiendo
combinar la complejidad de las interacciones humanas y los derechos con el
máximo rigor procedimental. Aspira, cómo no, a contribuir a la vieja aspiración de
fundamentar el método jurídico, aplicando en este caso un plus de racionalidad al
frío concurso de las normas en el debate de los problemas jurisdiccionales de los
sujetos de derecho, al tiempo que otorga la necesaria versatilidad a sus
administradores a la hora de aplicar los recursos que le son propios.

Aspira igualmente, a la aplicación de un Derecho donde las cuestiones prácticas


puedan ser debatidas racionaimente, evitando la vieja pretensión de ontologistas y
naturalistas de reducir la ortodoxia normativa al ámbito de verdad. Mantiene el
criterio de que las innegables diferencias entre la lógica de la argumentación
teórica y la argumentación práctica no son tales como para desterrar a esta última
del ámbito de la racionalidad, y que las cuestiones práctico-morales pueden ser
decididas mediante razón; más concretamente: pueden ser decididas mediante la
fuerza del mejor argumento.

La teoría pretende resolver, desde lo discursivamente posible, los problemas


actuales que habrían desbordado al positivismo jurídico; si bien, más que ofrecer
una solución metodológica a los problemas de hermenéutica jurídica, lo que trata
es de abrir un campo para la investigación.

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BIBLIOGRAFIA

Alexy, Robert, Theorie der juristischen Argumentation. Frankfurt M., Suhrkam. Hay
traducción al castellano de M. Atienza e I. Espejo, Teoría de la argumentación
jurídica, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1989.

Atienza, Manuel, (1991). Las razones del Derecho. Teorías de la argumentación


jurídica, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales.

Curso de argumentación jurídica (2013), Madrid, Trotta.

Bagnoli, Claudia, (2012). Constructivism in Metaethics”, The Stanford


Encyclopedia of Philosophy (Spring 2012 Edition).

Bernal Pulido, Carlos, (2003). Estructura y límites de la ponderación”, Doxa, 26,


pp. 225-238.

Cabra Apalategui, José Manuel (2015). Sobre Derecho y argumentación. Estudios


de teoría de la argumentación jurídica, Granada, Comares.

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