Antecedentes de La Educacion Nacional
Antecedentes de La Educacion Nacional
Antecedentes de La Educacion Nacional
(SIGLOS XVI-XIX)
CAPITULO I
CONSIDERACIONES GENERALES
En esta sección haremos un rápido recorrido de cuatro siglos de la historia educativa panameña, desde los inicios de la
colonización española hasta el momento en que, como nación independiente, adoptamos nuestras propias normas de
convivencia política y social y creamos nuestro propio sistema nacional de educación.
Consideraremos en esta visión panorámica del pasado panameño sólo aquellos aspectos básicos de la evolución
educativa en Panamá cuya apreciación puede contribuir a darnos una mejor perspectiva de la educación nacional. No
nos ocuparemos, por lo tanto, de hechos y por menores de la historia de la educación istmeña que, aunque son siempre
de sumo interés, dejaron ya de ser útiles para los propósitos de este estudio.
La educación no es algo autónomo o independiente de la sociedad a la cual sirve, de allí que para entenderla como
proceso social que es, haya que salirse de su campo y verla desde afuera, a la luz de la variedad de factores de distinto
orden que determinan su misión, su carácter, su control y sus métodos en una sociedad y en una época determinada.
Panamá es parte de un mundo y su historia es asimismo parte de un proceso más amplio y complejo que no sólo
comprende lo ocurrido dentro de los límites patrios. Como parte del mundo hispanoamericano, Panamá heredó muchas
de sus características de la sociedad que se desarrolló en América bajo la dominación española, junto con las
particularidades propias que la geografía y otros factores imprimieron a la sociedad colonial istmeña. En esta sociedad
encontrarnos toda una serie de antecedentes de la educación panameña actual.
La sociedad colonial hispanoamericana -y dentro de ella la istmeña- comenzó a recibir a fines del siglo XVIII el influjo de
una nueva visión del mundo y de otras ideas que habían surgido en la Europa occidental como resultado de los avances
científicos, las revoluciones políticas francesa y norteamericana y la revolución industrial inglesa. Estas ideas, como era
de esperarse, produjeron en la sociedad colonial cambios apreciables que tuvieron más tarde su repercusión en el
campo educativo. Ellas constituyen, por lo tanto, otra serie de antecedentes de nuestra educación.
Basada en las consideraciones precedente; la materia de esta sección se desarrollará de la manera siguiente. El capítulo
LA EDUCACION COLONIAL versará sobre la educación en Panamá durante el período comprendido entre el siglo XVI y la
primera mitad del siglo XIX y contendrá un esbozo de la sociedad colonial istmeña en el cual se señalan los hechos y
factores que determinaron su formación y desarrollo, las ideas y actitudes dominantes y una visión de conjunto de las
instituciones y prácticas educativas durante el período indicado.
El capítulo DE LA EDUCACION COLONIAL A LA EDUCACION NACIONAL presentará un vistazo de las ideas salientes de la
Ilustración, tanto en el campo político-social como en el pedagógico; los efectos de estas ideas en la sociedad istmeña y
los esfuerzos educativos de la segunda mitad del siglo XIX.
La sección terminará con lo que a mi juicio constituye el legado histórico con el cual iniciamos nuestra vida de Estado
independiente.
CAPITULO II
LA EDUCACION COLONIAL
A. La Sociedad Colonial. Las raíces más hondas de nuestras tradiciones y valores están en la colonia. En la sociedad
que resultó del proceso de colonización española es donde debemos buscar los antecedentes básicos de la
educación en Panamá. A fin de obtener una imagen de esta sociedad, señalaremos a continuación los hechos
salientes que caracterizaron el aludido proceso así como los factores que determinaron la formación y desarrollo
de la sociedad colonial istmeña.
b. "La España que colonizó a América no había salido de la Edad Media"; afirma el historiador latinoamericanista
estadounidense Lewis Hanke y agrega "La Edad Media encontró su última expresión al otro lado del Atlántico. . .
Colón no fue el primero de los descubridores modernos, sino el último de los navegantes medioevales”. Y, según
Carlos Rangel, "Latinoamérica va a ser colonizada y poblada por un país admirable de mil maneras, pero que
entraba justamente entonces en un divorcio con el espíritu de los tiempos modernos, en un rechazo al
racionalismo, al empirismo, al secularismo, al libre examen, es decir, a los fundamentos de la revolución
industrial y liberal y del desarrollo económico capitalista". Y agrega, más adelante, "Los españoles van a trasladar
a los territorios descubiertos las mismas instituciones y postulados vigentes en la metrópoli a fines del siglo XV y
el nuevo mundo hispanoamericano va a ser el viejo mundo español, con algunos y muy serios problemas
adicionales".
c. En el mundo que España trasladó a América, la Iglesia era la institución más rica y poderosa. El clero constituía la
elite de la sociedad, la aristocracia intelectual y la máxima autoridad cuestiones de moral y religión sino también
en asuntos de gobierno, derecho, filosofía, arte, ciencia y educación. Era no sólo en también un poder
económico. Como focos de sabiduría, los monasterios y conventos eran los principales centros de cultura y las
primeras instituciones educativas medioevales. En el proceso de colonización española, dado su carácter
predominantemente eclesiástico, la Iglesia tenía que jugar un papel principal.
e. Así como el fervor religioso se combinó con el espíritu de la contrarreforma para dar a la tarea colonizadora una
orientación religiosa y autoritaria, el hecho de que la primera etapa de la colonización coincidiera con el período
de mayor apogeo del "renacimiento meridional" del Siglo de Oro de España, contribuyó a que en la América
Hispana el humanismo fuera objeto de marcada predilección.
f. "En las colonias españolas" anota el notable escritor peruano José Carlos Mariátegui, "no desembarcaron
pioneros, como en las costas de Nueva Inglaterra. A la América española no vinieron casi sino virreyes,
cortesanos, aventureros, clérigos, doctores y soldados. No se formó en la colonia una verdadera fuerza de
colonización". Sobre este particular nos dice Rodrigo Miró que cuando se nombra a don Pedro de los Ríos para
suceder a Pedrarias en el gobierno de Panamá se le ordena "no permitir letrados ni procuradores en la colonia,
pues únicamente sirven para suscitar pleitos", el conocido escritor y catedrático argentino Ángel Rosenblat
asevera "El español.
g. En El Hispanoamericano y El Trabajo, llegó a las Indias movido por el mismo espíritu que lo había llevado a la
conquista del reino de Granada y a las campañas por Italia y Flandes. A las Indias trajo su estilo de vida y lo
extremó. Soldados y artesanos aspiraban a ennoblecerse, y la hazaña personal les abría las puertas de la riqueza
y del poder. Hubo desde la primera hora una hidalguización general. .. Es evidente que no habían afrontado los
peligros y penalidades del viaje y las acechanzas de las nuevas tierras para seguir empuñando la cuchara del
albañil o la azada del labriego. . . La Corona quiso implantar en las Indias el orden estamental español, pero la
conquista rompió los viejos moldes y creó una estructura nueva. . . De hecho, aunque no de derecho, todos los
conquistadores y primeros pobladores adquirieron la hidalguía; se volvieron encomenderos, es decir señores de
vasallos... Los tributos y las tareas serviles recayeron sobre los indios y después también sobre los negros. . . La
sociedad hispanoamericana del siglo XVI se constituyó, contra lo que se cree habitualmente, con una alta
proporción de hidalgos y una proporción igualmente alta de clérigos, licenciados, bachilleres y gente culta,
relativamente mayor que la que se daba en la sociedad europea de la época".
h. La economía que España trajo América fue la feudal. El señor feudal de la colonia fue primero encomendero y
Posteriormente hacendado; y el siervo fue primero el indio y luego el negro. Las tierras y minas pertenecían a la
Corona y los virreyes, gobernadores o capitanes generales no eran más que administradores de las propiedades
de los reyes.
i. En los territorios donde la población aborigen no era densa o no había alcanzado un alto grado de organización,
como en el caso de Panamá, el exterminio o la aculturación del indio fue relativamente fácil. En aquellos
territorios donde la población aborigen era densa y había logrado un alto nivel de desarrollo (Perú, México,
Guatemala) la conquista y la colonización fueron un proceso lento y en no pocos casos imposible o incompleto.
Así quedaron en varias regiones de América española grandes masas de población indígena al margen de la
civilización importada.
j. Mientras que en las colonias inglesas en Norteamérica los pueblos o aglomeraciones urbanas se fundaron y
crecieron para responder a las necesidades del colono agricultor, en las colonias hispanoamericanas la población
agrícola se organiza para responder a las necesidades de los centros urbanos. . . El orden económico colonial
favoreció así el predominio del puerto y de la ciudad, lo cual no hizo más que abrir una brecha profunda entre la
ciudad y el campo, entre lo urbano y lo rural. Países macrocéfalos con cuerpos enclenques son el producto de
este fenómeno.
k. La colonización española se caracterizó por la abundante y minuciosa legislación que intentaba reglamentar u
ordenar los distintos aspectos de la acción colonizadora y de la vida colonial: gobierno, comercio, transporte,
trabajo, educación, etc. Es evidente ahora que leyes y planes formulados a miles de kilómetros de América para
su aplicación uniforme en extensos y variados territorios, desconocidos de quienes legislaban y planeaban,
tenían que resultar de imposible cumplimiento o realización. El exceso de legislación inoperante naturalmente
tenía que crear el hábito del incumplimiento de la ley.
l. La Audiencia Real, el Virrey, el Gobernador o el Capitán General, en fin, toda la maquinaria administrativa
gubernamental, se estableció principalmente para proteger y promover los intereses de la Corona los cuales se
identifican luego con los de la metrópoli, y no para fomentar el bienestar de los gobernados. La autoridad,
representante del Rey, es dueña de vidas y haciendas, se ejerce sobre todos los aspectos de la vida social
individual y sus decisiones son absolutas e incuestionables. Los beneficios que dan las tierras y minas los
disfrutan los que ostentan el poder.
2. Factores en la formación y desarrollo de la sociedad istmeña. Los hechos señalados constituyeron la base
común de la sociedad colonial hispanoamericana. El carácter específico de ésta en cada región o territorio de lo
que hoy es América Hispana, tenía que variar con las circunstancias propias de cada una. En el caso de Panamá,
el factor determinante del carácter y desarrollo de la sociedad colonial fue la GEOGRAFIA y, de ésta según
algunos, la situación, el clima y el tamaño del Istmo. La situación geográfica, el clima y el tamaño de Panamá
fueron decisivos en la determinación de la índole de la economía y de la magnitud, carácter y actitudes de la
población, los cuales son elementos básicos del desarrollo de un país en todos sus aspectos, entre los cuales
figura, en primer plano, la educación.
d. País de tránsito. "Una constante de la realidad histórica panameña es su situación geográfica", escribe Ricaurte
Soler. "El campo se convierte en fuente de producción agropecuaria dependiente de las necesidades de las dos
ciudades y de la región interoceánica": "El carácter de zona de tránsito dio la tónica a la vida económica y
cultural hasta principios del siglo XVIII" Hasta podría pensarse. . . que la encomienda y el posterior latifundismo
haciendista suministraron a los otros países hispanoamericanos una base económica atrasada, pero, en
comparación con el transitismo istmeño, de propia substancia’: "A la economía de tránsito correspondió una
población y hasta una cultura flotante . .. Habrá que esperara finales del siglo XVIII. . para que el transitismo
istmeño inicie el empeño de su expresión cultural y cree las formas ideológicas correspondientes". El doctor
Eusebio A. Morales en su ensayo sobre la población dice con respecto al espíritu que creó la situación
geográfica, lo siguiente: "Durante la época colonial el Istmo tuvo en contra de su desarrollo un factor adverso
poderosísimo: el estado de ánimo, el estado psicológico de los españoles... No se consideraban vinculados al
suelo, no tenían aquí atracción espiritual; eran viajeros que hacían del Istmo una etapa en la vida de la fortuna"
f. Actitud hacia el trabajo. Ángel Rosenblat, que tanto ha contribuido al conocimiento del idioma y la cultura
española en América, comienza su autorizado estudio sobre el hispanoamericano y el trabajo, ya citado, con
estas palabras: "La actitud del hispanoamericano actual puede tener su explicación en la del conquistador
español y en la del indio conquistado y quizás nos pueda testimoniar además una actitud general ante la
sociedad y ante la vida". Es conocida la actitud hostil o negativa hacia el trabajo manual del licenciado, el
bachiller o el oidor como la del campesino y el artesano vueltos soldados conquistadores y convertidos por tal
virtud el: encomenderos o señores hidalgos. Para los trabajos de la tierra y de las minas estaban los indios y
después los negros. "Trabaja como un negro" o "trabaja como un cholo" son expresiones significativas de la
actitud que predominaba en relación con el trabajo manual. En muchas tribus indígenas, según Rosenblat, la
única actividad digna del hombre eran la guerra y la caza. "Los indios hacían recaer sobre la mujer las dos formas
de maldición divina: Ya que concibes has de ganar el pan con el sudor de tu frente": El criollo y el mestizo
nacieron y se criaron dentro de una concepción señorial de desprecio del trabajo manual, propio de seres
inferiores. "En el Istmo de Panamá informa Rubén D. Caries en su obra ya citada-, los negros, a pesar de contarse
en número reducido representaban desde su llegada a Castilla del Oro, el brazo que trabaja y producía... El
hombre blanco, como conquistador, no tenía por qué trabajar y así el negro fue el único que movió la pesada
maquinaria de producción colonial". Según Rosenblat, Miguel de Unamuno dijo: "El haragán es uno de los
hombres más activos y son increíbles los trabajos a que se somete para no trabajar". De este tipo de hombres
activos debió haber número apreciable en Panamá a principios del siglo XIX de acuerdo con las crónicas de 1808
de don Mariano Arosemena. "Poco adictos los colonos al trabajo personal, y siéndoles fácil, de otra suerte,
mantener su vida física con arroz, plátanos, frijoles y pescado... la ociosidad y la pereza eran acogidas por la
muchedumbre. Del estado de vagancia resultaba que los hombres estuvieran mal entretenidos, y se dieran a la
bebida de licores fuertes o a la chicha o guarapo". Para las lidias de toros, carreras de caballos y peleas de gallos,
para otros pasatiempos y "para el ocio perpetuo" dice don Mariano que había más de cien días festivos
generalmente. Desde la colonia, pues, los istmeños comenzamos a detestar el trabajo manual, la faena agrícola
y, en general, el trabajo como necesidad impuesta por una condición social.
g. Atraso cultural "La cultura -afirma Herbert Wender, historiador norteamericano-, es un concomitante de la
riqueza, y la intelectualidad florece en un ambiente urbano. La adversidad puede ser buena para el espíritu y un
hombre con hambre puede crear música bella o fina poesía, pero entre las naciones son las prósperas las que
producen las grandes culturas y las que han contribuido más a nuestra civilización". Comparado con el desarrollo
cultural alcanzado por la América hispana en general durante la colonia, el de Panamá fue relativamente escaso.
Mientras que la imprenta funcionaba en México en 1536 y se inauguró en Lima en 1582, en Guatemala en 1660,
en Paraguay en 1660, en Cuba en 1707, en Nueva Granada en 1738 y en el Río de la Plata en 1760, en Panamá,
según Rodrigo Miró, no se introdujo sino hasta en 1821. En el siglo XVI se hablan establecido ya las
Universidades de Santo Domingo, Lima y México. La de Panamá, de corta duración, se abrió en 1749.
Refiriéndose al aislamiento cultural en que vivía Panamá en 1805, decía don Mariano Arosemena "En estas
regiones apartadas del trato con los hombres ilustrados sólo se veían libros como: El Quijote, Las Veladas de la
Quinta, la Voz de la Naturaleza, Fábulas de Santaniego, La Medicina Doméstica, El Año Cristiano, El Ejercicio
Cuotidiano, El Seminario Santo, El Ramillete de Divinas Flores, el Arte de Nebrija, El Kempis, El Vocabulario de
Latín y castellano, El Arte Explicado y otras semejantes en el idioma español y el Latín. Las cartillas, catones y
prontuarios de Aritmética nos venían de los puntos americanos donde había imprenta y se ocupaban de estas
impresiones. Panamá no conocía el invento de Gutenberg". Estos libros los leía una minoría muy selecta, pues la
gran masa no sabía leer. Sobre las costumbres de la primera década del XIX (1806) dice don Mariano : "Se nos
hacía creer por la Inquisición y los fanáticos en la existencia de brujas, de duendes, de almas en pena, de
aparecidos del otro mundo, de introducciones del diablo a veces en nuestros cuerpos, hechicerías, etc. Hacíase
además consistir la bondad de la religión en prácticas exteriores y en actos ridículos y extravagantes, lejos de
ejercerse el culto con la decencia y compostura requeridas por una religión, toda pura y grande, cual es la del
Crucificado". Población escasa y dispersa, economía débil e inestable, mentalidad de tránsito entre los
inmigrantes, desprecio por el trabajo manual, marcada división social y atraso cultural fueron, como se ve,
características distintivas de la sociedad colonial istmeña durante los tres primeros siglos de nuestra- historia
postcolombina. Veamos algunas de las ideas básicas que existían en la mente de los conquistadores y
colonizadores y que, junto con las características anotadas y los hechos salientes de la colonización señalados,
moldearon la educación colonial istmeña.