Resolución Recusación Jueza Marcela Badano
Resolución Recusación Jueza Marcela Badano
Resolución Recusación Jueza Marcela Badano
RESOLUCION Nº 129
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Así, el 3° párrafo del artículo 17 de ley orgánica del MPF, establece que la
actuación del Procurador puede ser individual o “delegada” en la Procuradora
Adjunta, de Coordinación o de Cámara (actualmente figura suplida por el agente
fiscal que participa en juicio). Por su parte el inciso b) del mencionado artículo le
asigna la función de “dirigir la actuación de los funcionarios inferiores que lo
integran”, mientras que el inciso c) las facultades “disciplinarias y de contralor
en todas las instancias”.-
Baste ello, para explicitar que de ninguna manera el Sr. Sergio Fausto
Varisco hubiese sido imputado, ni llevado a juicio ni acusado al final del debate
sino fuere por la expresa decisión y acuerdo (expreso o tácito) del Procurador
General, de la misma manera que también por esa misma decisión es que
actualmente se encuentra recurrida su absolución a través de los representantes
del órgano acusador, siguiendo esa estructura vertical y de dependencia
funcional de fiscales inferiores, incluido en el caso, la Procuradora Adjunta -Dra.
Cecilia Goyeneche- y la Sra. Agente Fiscal -Dra. Patricia Yedro.-
Sobre las exigencias probatorias que demandan cada una de esas dos
clases de causales, se señala: “Es necesario destacar que cuando se solicita el
apartamiento por vía de recusación, según se trate del aspecto subjetivo u
objetivo de la imparcialidad, se aplican parámetros de apreciación diferenciales,
que se traducen en un requerimiento demostrativo de mayor intensidad en
relación al primero de los supuestos. Esto se debe a que la imparcialidad
subjetiva en los magistrados se presume, por lo cual a los fines de ponerla en
entredicho es necesario que el planteo se fundamente concretamente en una
sospecha de carácter razonable acerca de la predisposición que el juez tendría
en el caso, sea para favorecer o desfavorecer los intereses de una parte. Por su
parte, mientras se hable de imparcialidad objetiva, las exigencias probatorias
decaen y por ello adquiere suficiencia la alegación de un estado de duda
mínimamente admisible acerca de la ecuanimidad del juez” (Fleming y López
Viñals, ob. cit., pág. 537).-
Por eso, continúa el maestro italiano, enseñando: “las dos partes en causa
deben contender en posición de igualdad para que la imparcialidad del juez no
se vea ni siquiera psicológicamente comprometida por su desequilibrio de poder
y no se creen ambiguas solidaridades, interferencias, o confusiones entre
funciones de enjuiciamiento y funciones de acusación” –el resaltado es nuestro-
(Ferrajoli, obra citada, pág. 583).-
Por último hicieron reserva del caso federal y solicitaron que se haga lugar
a la recusación planteada.
II- a) En efecto, indican (sin más) que la causal alegada -íntima relación y
aparente matrimonio- “puede perfectamente reputarse comprendida” dentro del
art. 38 CPPER, pero se cuidan de explicitar cómo cabrían los términos dentro del
art. 40, es decir, quiénes se consideran “interesados” para nuestra ley procesal.
El mencionado artículo es claro: “a los fines del art. 38 se consideran
interesados el fiscal, el querellante, el imputado, el ofendido, el damnificado, y el
tercero civilmente demandado, aunque estos últimos no se hubiesen constituido
en parte, lo mismo que sus representantes, defensores y mandatarios”.
Hasta tal punto esta tesitura de los letrados es errónea, que la Fiscal
actuante, la Procuradora Adjunta, ostenta su cargo luego de haber transcurrido
exitosamente por las distintas instancias de los concursos de oposición y
antecedentes del Consejo de la Magistratura, habiendo actuado uno de los
abogados hoy recusantes (Pagliotto) como jurado en su certamen de oposición.
II- c) Pero, aún así, el salto cualitativo, de que los “criterios persecutorios”
los habría trazado el Procurador General, no se explican más que por el
argumento insinuado por los recusantes; y necesariamente presuponen, tanto
esta aparente “obediencia debida” de la Procuradora adjunta, como el aparente
desenvolvimiento de una sojuzgada investigación del delito y su posterior
sostenimiento en un juicio oral por la Fiscal Yedro, lo que, bajo órdenes
determinadas, debería haber hecho (funcionaria que, al parecer, tampoco
tendría voz, ni opinión, ni deberes, ni responsabilidades, ni solvencia como
funcionaria, y la que también, dicho sea de paso, ha accedido a su cargo por
concurso).
Pero ello, siempre dentro de las reglas que establece nuestro sistema
legal, y respetando el decoro, la lealtad, y la institucionalidad; nada de esto
sucede cuando se acude livianamente a la recusación de los jueces naturales
como un mecanismo, con interpretaciones forzadas, intencionalmente,
tornándose ello inaceptable dentro de un proceso legal.
Con esa experiencia, bien puedo afirmar, que no he visto, con respecto a
otros jueces (a pesar de lazos afectivos, amistades y afinidades), ningún planteo
parecido, referido a su vida sentimental; lo expuesto, es obvio, no resulta obra
de la casualidad.
Esta vez, es elíptica, del término fiscal como “interesado” del Código de
rito, usada para sospechar de mi objetividad. Como tantas mujeres que
desempeñan la profesión jurídica, aquí también, sin que sea casualidad, las
mujeres que desempeñan la condición de fiscales en la causa, “desaparecen”
como funcionarias: obedecerían órdenes, no tendrían criterios propios, al igual
que la suscripta.
Recusarme por mi relación con ellas, a pesar de la estima que les tengo,
por tantos años de desempeño en distintas instancias, no tendría el impacto
incriminatorio que pretenden los letrados y su defendido. Sobre la base de
estereotipos, señalan livianamente y sin pudor, que “una relación sentimental se
guía –al menos ordinariamente- por una serie de afinidades de toda índole que
marcan la socio afectividad de esa relación, aspectos que, hasta
inconscientemente, tienen capacidad suficiente para provocar en el magistrado
una inclinación natural hacia la postura enarbolada por su pareja, generando un
injusto perjuicio hacia el imputado”.
El concepto de “socio afectividad” -la que debo entender, como mujer del
derecho, como el concepto desarrollado por el derecho de familia-, ha sido
descubierto por los letrados, en nuestro fuero, como componente de las
decisiones de los jueces (también, casualmente, con las magistradas mujeres).
Por ello, si bien entiendo que no deben receptarse los falaces argumentos
de los defensores recusantes, solicito mi apartamiento en esta causa, por no
contar con la necesaria tranquilidad y paz mental para resolver la situación del
imputado, en estas condiciones.
De allí, que un Tribunal, ante una cuestión tan seria y delicada como es
la recusación de un juez, no pueda distraer el trámite dando tratamiento a una
serie de planteos que pretenden una interpretación de la ley imposible de
realizar, que desconoce la regulación legal sobre el procedimiento de
recusación y su finalidad. Por todo ello, lo requerido por los Defensores como
cuestión previa resulta improcedente.
Ahora bien, según el art. 38 CPP, el juez podrá ser recusado, de conocer
en la causa, cuando mediaren circunstancias que, por su objetiva gravedad,
afecten su imparcialidad. Entre los motivos que pueden invocarse, el inc. k) de
dicho art. prevé: la amistad íntima o enemistad manifiesta con alguno de los
“interesados”, y en el art. 40, enumera a quienes se consideran “interesados” a
los fines del art. 38.
Esto es así, porque se trata de una recusación “frente al caso” y por ello
en el círculo de los “interesados” están: los funcionarios y letrados constituidos
en parte, y aquellos que, aunque no se hubiesen constituido como parte, tengan
un interés personal (no funcional) o puedan ser afectados por lo que se resuelva
en la causa que el juez deba conocer.
Así, se desconoce que son funcionarias públicas; que al igual que la Dra.
Badano, obtuvieron sus cargos mediante el procedimiento establecido en la
Constitución Provincial, después de alcanzar los máximos puntajes en los
concursos; que su función no tiene nada que ver con una mera “obediencia
debida”; que tienen el deber de actuar con objetividad y que sólo deben
obediencia a la Constitución y a las leyes; a tal punto que de no hacerlo (al igual
que a todos los magistrados) se les puede imputar el delito de prevaricato,
porque tienen responsabilidad personal.
Por ello, en modo alguno resulta posible equiparar, como lo pretenden los
Defensores, el interés de las Fiscales que actúan en esta causa, con interés del
Procurador General en el ejercicio de su rol institucional. Y menos aún puede
admitirse la insinuación, que desde ese lugar de máxima autoridad, pueda
trasladar intereses personales al resto de los fiscales que integran el organismo.
6.e. Por último la Dra. Badano solicita se le expidan testimonios sobre las
presentaciones realizadas por los letrados, y se expida una constancia, por
Secretaría, de las partes intervinientes en la presente. Asimismo, solicita se le
expida constancia sobre todas las recusaciones, si las hubiera, efectuadas en las
presentes. A lo que también se debe hacer lugar.
Así voto.
7.b. Respecto del contenido del voto precedente, voy a adherir a las
conclusiones a las que arriba mi distinguida colega, empero lo hago bajo mis
propios argumentos.-
No cabe ninguna duda que, hoy más que nunca, el concepto constitucional
de "JUEZ" exige que su actuación sea en condiciones de imparcialidad e
independencia. La imparcialidad -enseña MAIER- alude a "...no ser parte en el
asunto que debe decidir", como una garantía de todo justiciable en un Estado de
Derecho que se precie de tal -y no como un atributo o privilegio del funcionario-
que se preserva a través de un mecanismo negativo que promueve la exclusión
voluntaria (inhibición) o forzada (la recusación) del Juez cuando exista temor o
sospecha de pérdida de neutralidad.-
Yendo al caso concreto que hoy nos convoca, observo en primer lugar que
los Abogados Defensores plantean la recusación de la Dra. Marcela BADANO,
como Jueza que naturalmente integra este Tribunal de Casación, apoyándose en
un supuesto sustento fáctico, cual sería el de la alegada íntima relación y
matrimonio aparente (sic) que habría entre la Dra. BADANO y el Sr. Procurador
General (Dr. Jorge GARCIA) que la colocarían a la Magistrada en un escenario de
razonable violencia moral para resolver el recurso de casación interpuesto por
los Defensores, invocando la causal prevista en el Art. 38 inc. "k" del C.P.P.E.R -
Ya se ha dicho que en esta causa es harto evidente que los "Fiscales" que
intervinieron en la misma, en representación del M.P.F., fueron las Dras. Cecilia
Goyeneche y Patricia Yedro, siendo igualmente diáfano que, más allá de alguna
"instrucción general" que pudieran haber recibido de parte de la cabeza del
M.P.F. dichas Funcionarias actuaron en el presente juicio cumpliendo las mandas
legales a las que están sometidas, por lo que no puede aceptarse la afirmación
de los Defensores respecto de que ambas recibían órdenes directas del Sr.
Procurador General y, por lo tanto, es el Dr. GARCIA quien interviene
directamente en la causa.-
Aquí voy a coincidir totalmente con mi colega pre-opinante, toda vez que
es bien sabido que las causales de excusación de un Magistrado deben ser
interpretados de una manera más amplia, pudiendo recepcionarse motivos que
no estén expresamente previstos en el Código ritual, pero que puede entenderse
que constituyen razones impeditivas para efectuar un desempeño ecuánime.
Bien es cierto, siguiendo aquí a VAZQUEZ ROSSI, que no debe tratarse de
cuestiones nimias, sino de valederos motivos que puedan arrojar sombras sobre
la actuación imparcial del Juez o generar recelos acerca de su ecuanimidad
decisoria.-
Conforme a lo dicho "ut supra", considero que "no tener la paz espiritual
para juzgar", o "no contar con la tranquilidad necesaria para resolver la situación
del imputado", más allá de las razones invocadas por la Dra. BADANO pero
habida cuenta la existencia de un objetivo temor de no ofrecer -en el caso
concreto- la suficiente dosis de imparcialidad que la parte recusante requiere,
torna viable la aceptación del pedido de excusación efectuado por la colega.-
Así voto.-
RESUELVE:
IV.- Las costas deben declararse a cargo del recusante.-art. 584 CPP-
Ante mi:
Claudia GEIST
-Secretaria-