La Economia Latinoamericana

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LA ECONOMIA LATINOAMERICANA Y POLITICA DE ESTADOS UNIDOS PARA

AMERICA LATINA

América latina y la economía mundial: perspectivas de crecimiento y


estabilidad
Agustín Carstens, Subdirector Gerente, Fondo Monetario Internacional
Discurso pronunciado en la 68ª Convención Bancaria
Acapulco, México, 4 de marzo de 2005

1. Buenos días. Es un placer estar aquí en México entre amigos y caras conocidas. Antes
que nada, permítanme ofrecerles una disculpa por la ausencia del Sr. De Rato, nuestro
Director Gerente, quién no pudo acompañarnos por una obligación surgida de último
momento.

2. Aprovechando la característica muy particular del Fondo Monetario Internacional ser


una institución financiera de naturaleza global, quisiera iniciar mi participación
presentándoles una síntesis de las tendencias recientes y de las perspectivas para la
economía mundial y de América Latina. Posteriormente, y con el afán de
proporcionarles mayores elementos sobre los factores que pudieran incidir sobre el
entorno externo que México enfrentará en el futuro cercano, quisiera abordar con mayor
detalle dos temas que estimo muy relevantes: primero, el problema de los desequilibrios
externos entre Estados Unidos y las principales regiones del mundo, los cuales, de no
atenderse de manera oportuna, podrían generar gran volatilidad en los mercados
financieros internacionales y desacelerar la actividad económica mundial; y segundo,
los principales retos que enfrenta América Latina desde el punto de vista de la política
económica, que son de especial relevancia para que nuestra región consolide el más
favorable desempeño que ha mostrado en meses recientes.

La economía mundial y América Latina en 2004

3. Comencemos con una nota positiva. La economía mundial registró un muy buen
desempeño en 2004: según nuestras estimaciones, el crecimiento fue de alrededor de
5%, la tasa de expansión más alta en casi 30 años. Ciertamente este resultado refleja
políticas macroeconómicas acomodaticias llevadas a cabo por los principales países
industrializados. Sin embargo, variables que reflejan aspectos fundamentales de las
economías también experimentaron avances notables: la rentabilidad de las empresas
aumentó, coadyuvando al saneamiento de sus balances; las tasas de interés externas
continuaron a niveles bajos, lo cual, junto con el factor anterior, estimuló la inversión
privada. Por otro lado, la creación de empleos respondió más al crecimiento económico
en varios países, lo cual respaldo al consumo privado. Todo lo anterior contribuyó a
amortiguar el efecto económico del reciente encarecimiento del petróleo.

4. Pero la expansión de la economía mundial no estuvo distribuida de manera uniforme.


Aunque el crecimiento repuntó en casi todas las regiones y países, hubo marcadas
diferencias. Estados Unidos y China, especialmente, siguieron siendo los principales
motores de la recuperación mundial. Aunque la actividad económica experimentó cierta
aceleración en la zona del euro y en Japón durante los primeros meses de 2004, la
reactivación no llegó a ser sólida ni duradera. Esta desigualdad en la distribución del
crecimiento es una grave preocupación, pero regresaré para su análisis más adelante.
5. En el caso concreto de América Latina, hacia muchos años que nos se observaba una
evolución económica tan favorable como la correspondiente a 2004. En dicho año, las
economías de la región tomaron impulso originalmente gracias a la vigorosa demanda
mundial y a los sólidos precios de los productos básicos, y más recientemente como
resultado del repunte del consumo de las familias y de la inversión empresarial. Es
probable que el crecimiento de la región durante 2004 haya superado el 4½% previsto el
otoño pasado y haya sido la tasa más alta desde 1997. Este resultado es aun más
alentador, dado que se logró con una inflación moderada.

6. El balance externo de la región también ha dado un vuelco notable, y es probable que


se haya alcanzado un pequeño superávit en cuenta corriente. En el campo fiscal, muchos
gobiernos están aprovechando esta recuperación y el consiguiente aumento de los
ingresos para recortar el déficit presupuestario y mejorar la estructura de la deuda.
Teniendo en cuenta la historia de inestabilidad macroeconómica de la región, todos
estos son logros favorables. El desempeño de México es ejemplo de estas tendencias
positivas.

7. Obviamente América Latina todavía enfrenta retos muy significativos. Quizás el más
apremiante es como acelerar aun más la tasa de crecimiento económico con estabilidad.
No deja de ser notorio que en el 2004, año en que todas las regiones de países en
desarrollo mostraron un ritmo de crecimiento económico vigoroso, América Latina lo
hizo a la menor tasa. Además, el desempleo y la pobreza siguen registrando niveles
inaceptablemente altos, y persiste una grave disparidad de ingresos. Las condiciones
favorables que imperan hoy son un excelente telón de fondo para actuar y aliviar estas
vulnerabilidades.

Las perspectivas para 2005 y los retos futuros

8. En cuanto a las perspectivas para 2005, el crecimiento mundial debería seguir siendo
vigoroso gracias al ímpetu que adquirió el año pasado, aunque podría experimentar una
ligera desaceleración. Prevemos que en Estados Unidos en particular la actividad
económica se enfríe hasta llegar a un ritmo más sostenible—en buena medida debido a
que el estimulo monetario se ha venido eliminando—, y que en la zona del euro y en
Japón la actividad se mantenga por debajo del potencial. América Latina, por su parte,
debería continuar registrando un sólido desempeño económico en 2005. Este panorama,
generalmente favorable, podría verse opacado por ciertas inquietudes. La principal es la
acumulación de desequilibrios en la cuenta corriente entre las principales regiones del
mundo. Para muchos, este es el problema más apremiante en la escena económica
mundial actual.

Corregir los desequilibrios de la economía mundial

9. Cuando hablamos de "desequilibrios mundiales" nos estamos refiriendo a la


conjunción del profundo déficit en cuenta corriente de Estados Unidos con los
correspondientes superávit —también voluminosos— de algunos países, sobre todo en
Asia. Estos desequilibrios se explican en parte por el hecho de que el crecimiento
mundial depende exageradamente de Estados Unidos y de los países emergentes de
Asia, en particular de China. En la zona del euro y en Japón —que concentran casi una
cuarta parte del producto mundial— los resultados siguen siendo decepcionantes. Si esta
tendencia persiste, los desequilibrios se agravarán. Pero cabe preguntarse por qué esta
situación habría de preocuparnos.

10. Los déficit en cuenta corriente no son malos de por sí. De hecho, sabemos que las
políticas monetarias y fiscales acomodaticias aplicadas por Estados Unidos en los
últimos años que contribuyeron a engrosar los déficit en cuenta corriente, también
evitaron que la economía mundial sufriera una desaceleración más grave en 2002-2003,
y facilitaron su actual reactivación. Pero lo problemático es un déficit insostenible. Es
decir, no pueden mantenerse año tras año déficit en cuenta corriente de la magnitud que
Estados Unidos ha venido registrando (alrededor del 5,5% del PIB en 2004), y los
superávit que, como contrapartida, han concentrado unos pocos países. La disyuntiva es
fácil de conceptualizar: nos encontramos entre la posibilidad de un ajuste ordenado de
los citados desequilibrios, o uno accidentado que puede descarrilar la recuperación
económica mundial.

11. El actual déficit en cuenta corriente de Estados Unidos se ha venido financiando a


través de la adquisición de un nivel sin precedentes de títulos de deuda estadounidense
por parte de inversionistas privados extranjeros, así como de bancos centrales. Es
cuestionable que Estados Unidos pueda seguir gozando de tanto crédito externo fácil a
menos que modifique sus políticas. De hecho, el persistente y creciente déficit en cuenta
corriente estadounidense, y el consiguiente aumento del endeudamiento en dólares han
contribuido a la depreciación en términos efectivos que ha sufrido el dólar en los
últimos 18 meses. Afortunadamente dicho ajuste no ha puesto en peligro por ahora la
recuperación de la economía mundial. Pero si seguimos por este camino, existe el
peligro de que los inversionistas fuercen un ajuste brusco, trastornando no solo los
mercados de divisas y capitales, sino también la economía mundial en su conjunto.

12. Para los países emergentes mucho está en juego, dependiendo de la naturaleza del
ajuste de los desequilibrios mundiales. Si éste es brusco, la rápida depreciación del dólar
se transmitiría mayores tasas de interés y a una contracción de la liquidez mundial. Si
bien la mayoría de los países emergentes han mejorado mucho su calidad crediticia, el
acceso al financiamiento externo sería más caro y limitado en montos y plazos.

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