Documento Conceptual Paz Positiva vs. Paz Negativa

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Paz positiva vs.

Paz negativa
Una mirada al Plan Colombia
La investigación para la paz
La investigación para la paz se origina paralelamente al impulso de las relaciones internacionales como disciplina
y, por tanto es en el periodo de entreguerras cuando podemos vislumbrar el germen de su avance posterior,
aunque no fue hasta pasado 1945 cuando toma forma y se desarrolla. Este desarrollo, paralelo al de las relaciones
internacionales, hacen que se pueda hablar de una investigación para la paz en sentido amplio y en estrecha
relación con las relaciones internacionales, y otra aproximación crítica y que no tiene una correspondencia tan
estrecha con las relaciones internacionales, e incluso llega a estar al margen, denominada investigación para la
paz en sentido estricto (Del Arenal, 2007). Por esto, la investigación para la paz ha tenido y tiene diversos
enfoques y corrientes que algunos autores identifican en tres: la corriente minimalista, la intermedia y la corriente
maximalista.

La corriente minimalista concibe la paz como la ausencia de guerra internacional por lo que hay que impedir los
enfrentamientos armados entre estados. Este enfoque estaría en consonancia con los autores mencionados en los
estudios sobre las causas de la guerra y su visión de la paz se basa en el mantenimiento del orden establecido.

La corriente intermedia, por su parte, concibe la paz como la ausencia de guerra además de la ausencia de un
“sistema de amenazas”, definidos éstos como herramientas e instituciones de guerra. En este sentido, esta
corriente se enfocaría, no sólo a los estudios sobre las causas de la guerra, sino también al estudio de los
conflictos tal y como se ha visto en el apartado anterior.
Respecto a la corriente maximalista, ésta correspondería a la mencionada investigación para la paz en sentido
estricto y se basa en dos grandes aspectos: la búsqueda de un paradigma alternativo al del estado dominador y el
triunfo de la paz como principal valor. En este sentido, Paul Rogers y Oliver Ramsbotham (1999) plantearon siete
grandes características de la investigación para la paz dentro de su desarrollo y campo de estudio:La
preocupación por afrontar las raíces de la violencia directa y conciliar las corrientes maximalistas y minimalistas; la
aproximación multidisciplinar del estudio de los conflictos y la paz, ya que dichos fenómenos son complejos y
conllevan múltiples facetas; la exploración y búsqueda en la resolución, de manera pacífica, de disputas y de
transformar situaciones violentas en no violentas; la necesidad de superar el enfoque de análisis de los conflictos
desde la perspectiva de conflictos internos y externos, por un análisis multinivel en el que se tuviera en cuenta
otros niveles (individual, grupal, estatal e interestatal); la adopción de una aproximación multicultural y global que
tuviese en cuenta aspectos locales y regionales en los conflictos, así como culturales; la asunción de la orientación
positiva y normativa de la investigación para la paz, teniendo en cuenta que no sólo trata de estudiar y describir la
realidad, sino también de cambiarla; por último, la correspondencia fundamental entre teoría y praxis en
investigación para la paz.

En definitiva, lo que subyace en la investigación para la paz es la búsqueda y afirmación de un nuevo paradigma
que rechaza el clásico paradigma del estado y del poder y afirma la necesidad de adoptar un nuevo paradigma,
más comprensivo, más real, capaz de permitir un análisis de la realidad que ofrezca verdaderas soluciones a los
graves problemas de nuestro tiempo. El hombre, sus necesidades y derechos, la humanidad, la sociedad mundial,
se transforman en centros de atención de la teoría y en puntos de referencia para la investigación.
Por otro lado, la evolución de la investigación para la paz pondrá de manifiesto que la paz no es sólo la ausencia
de conflictos armados, y que paz no equivale a pacificación, sino que el hambre, la pobreza y las desigualdades
sociales son amenazas para la paz tan graves como lo son los enfrentamientos armados, por lo que el análisis ya
no sólo se centrará en las guerras y conflictos armados, sino también en otros aspectos como la pobreza, la
violencia o el subdesarrollo (Del Arenal, 2007). En este sentido, Marek Thee, Adam Curle, Anatol Rapoport, William
Eckhardt y, sobre todo, Johan Galtung harán hincapié en dicha aproximación, que será desarrollada tanto por el
Peace Research Institute Oslo (PRIO), como por el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute).

Para Johan Galtung (1996) será esencial el concepto de violencia y sus diversas dimensiones, de las que destaca
el concepto mencionado por Marcel Merle de violencia estructural que se basa en la desigualdad estructural, y por
tanto, en la distribución desigual de las oportunidades. Por el contrario la paz será la antítesis de la violencia y,
para Galtung (1996) tiene dos acepciones. Por un lado, paz es ausencia o reducción de violencia de cualquier
clase. Por otro lado, paz se refiere a la transformación creativa y no violenta del conflicto. De esta manera, trabajar
para la paz será trabajar para reducir la violencia por métodos pacíficos y la investigación para la paz será estudiar
las condiciones del trabajo para la paz, la cual contará con tres dimensiones esenciales e inseparables.
La investigación para la paz será, a la vez, investigación empírica para la paz, investigación crítica
para la paz e investigación constructiva para la paz. Empírica por cuanto a la identificación de los
problemas del pasado, crítica, por cuanto a los problemas del presente, y constructiva respecto a
la resolución de los problemas en el futuro. Por lo tanto, en la investigación para la paz el
concepto de paz ha tenido una acepción negativa y otra positiva, no sólo en el pensamiento de
Galtung sino también en el de John Burton o M. V. Naidu, el cual ha introducido en sus obras
aspectos del pensamiento de Gandhi y su concepción de la no-violencia.
Paz positiva y Paz negativa
En Galtung es de suma importancia contar con una teoría del conflicto tanto para los Estudios para la paz así
como para los Estudios sobre el desarrollo. Ésta comprende en primer lugar los Estudios para la paz en su versión
negativa, como reducción de la violencia directa, reducción del sufrimiento u ofensa a las necesidades humanas
básicas. En un segundo momento, considerando los Estudios sobre el desarrollo, se proyecta ir más allá de la
satisfacción de las necesidades humanas básicas, buscando propuestas y estrategias para desarrollar y potenciar
esas mismas necesidades; aquí vuelven a la escena los Estudios para la paz, pero esta vez en su versión positiva,
centrándose en la reducción de la violencia estructural y cultural. En ese sentido, para Galtung una teoría de
conflictos, no sólo debe reconocer si los conflictos son buenos o malos; esta deberá fundamentalmente ofrecer
mecanismos para entenderlos lógicamente, criterios científicos para analizarlos así como metodologías
(creatividad, empatía y noviolencia) para transformarlos.

Es importante distinguir entre la ‘paz negativa’ y la ‘paz positiva’. La ‘paz negativa’ es la ausencia de un
enfrentamiento violento y el mecanismo para alcanzar esa meta es la solución de los conflictos existentes. La ‘paz
positiva’ es otra cosa, es la generación de una relación armoniosa y ella se consigue cuando dos o más entidades
en conflicto emprenden proyectos juntos y los beneficios que genera ese proyecto son repartidos equitativamente.
No iguales matemáticamente, pero es importante que no haya desigualdades flagrantes entre las partes.
Una mirada al Plan Colombia
El Plan Colombia sostiene que los problemas que se materializan en el conflicto armado colombiano se deben a la
no presencia del Estado en todo el territorio, por lo que los esfuerzos contenidos en este programa fueron puestos
en reformas económicas, modernización de las Fuerzas Armadas, reforma judicial e intensificación de la lucha
contra el narcotráfico; en en el marco del proceso de paz que se había iniciado entre el gobierno y las Farc en San
José del Caguán, zona de despeje que se acordó entre las partes para llevar a cabo el diálogo. En ese orden de
ideas, el llamado “Plan Colombia para la paz” fue concebido desde una perspectiva realista fundamentada en la
resolución del conflicto por la fuerza, contemplando sólo uno de los componentes de aquel (Galtung, 1990): el del
comportamiento, manifiesto en la violencia directa; dejando de lado a la actitud y a la contradicción. Para Galtung,
sin el conjuro de estos tres componentes no existe el conflicto (sería latente, en todo caso). Así pues, el Plan
Colombia se enmarca en el principio de paz negativa, definida en este autor como el cese de la violencia directa.

En términos del modelo de violencia, conflicto y paz de Galtung (1990), los conflictos se pueden representar en
forma triangular para su análisis, ubicando en cada arista los siguientes componentes: contradicción, actitud y
comportamiento. La contradicción se refiere a la situación base del conflicto que incluye la real o percibida
incompatibilidad de los objetivos entre las partes en conflicto, generada por una discordancia entre los valores
sociales y la estructura social; este componente correspondería a la violencia estructural, según el autor, en la que,
por ejemplo, la pobreza podría ser un factor de mortandad en un sector de la población. La actitud, por su parte,
incluye las percepciones que los bandos en conflicto tengan el uno del otro y las que tengan de sí mismos, las
cuales pueden ser positivas o negativas.
Al respecto, Galtung afirma que la actitud está influenciada por una dimensión emotiva (miedo, odio, amargura),
una cognitiva (referida a las creencias) y una basada en la voluntad. Este elemento corresponde a la violencia
cultural. Por último, el comportamiento manifestado en conciliación u hostilidad y que en un conflicto violento como
el colombiano, es caracterizado por amenazas, coerción y ataques destructivos, corresponde a la categoría de
violencia directa.

En términos del modelo de violencia, conflicto y paz de Galtung (1990), los conflictos se pueden representar en
forma triangular para su análisis, ubicando en cada arista los siguientes componentes: contradicción, actitud y
comportamiento. La contradicción se refiere a la situación base del conflicto que incluye la real o percibida
incompatibilidad de los objetivos entre las partes en conflicto, generada por una discordancia entre los valores
sociales y la estructura social; este componente correspondería a la violencia estructural, según el autor, en la que,
por ejemplo, la pobreza podría ser un factor de mortandad en un sector de la población. La actitud, por su parte,
incluye las percepciones que los bandos en conflicto tengan el uno del otro y las que tengan de sí mismos, las
cuales pueden ser positivas o negativas. Al respecto, Galtung afirma que la actitud está influenciada por una
dimensión emotiva (miedo, odio, amargura), una cognitiva (referida a las creencias) y una basada en la voluntad.
Este elemento corresponde a la violencia cultural. Por último, el comportamiento manifestado en conciliación u
hostilidad y que en un conflicto violento como el colombiano, es caracterizado por amenazas, coerción y ataques
destructivos, corresponde a la categoría de violencia directa.
En ese sentido, el Plan Colombia adhiere a la crítica tradicional realista a la resolución de conflictos que sostiene
que “...las sublevaciones de caudillos o mafias criminales conducidas por motivos económicos, son poco
propensas a la negociación y al consenso para la resolución del conflicto;... siendo las acciones militares concretas
la herramienta con mayor probabilidad de reducir el conflicto a través de la persuasión de aquellos que estén
perdiendo terreno para que acepten un acuerdo”. (Ramsbotham, 2005, p. 6). Interpretar el conflicto armado interno
colombiano netamente como un conflicto de mafias criminales conducidas por motivos económicos, sería negar la
historia del mismo y su relación con la economía global, entendiendo que la existencia de la rebelión armada se
explica esencialmente por las condiciones de constitución y reproducción del orden social capitalista, al cual le es
inherente el conflicto social (Estrada Álvarez, 2015). Si bien se desdibujaron los límites entre la política y la
violencia, entre las reivindicaciones sociales y la avaricia, entre justos y pecadores, eliminar el síntoma no termina
con la enfermedad; he aquí la relevancia del campo de estudio de resolución de conflictos.

Ramsbotham (2005) sostiene que la resolución del conflicto es una parte integral del trabajo para el desarrollo, la
justicia social y la transformación social, que apunta a abordar los problemas de los cuales los mercenarios y los
soldados menores de edad son síntomas y no la causa. El Plan Colombia pretendía la finalización del conflicto a
partir de la desestabilización de las bases económicas de la guerrilla de las FARC (guerra antinarcóticos) y del
fortalecimiento de las Fuerzas Armadas como garante de la seguridad en todo el territorio nacional, desestimando
el cambio estructural considerado necesario desde el campo de estudio de la resolución de conflictos por
presentarse como un conflicto asimétrico.

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