Trabajo de Filosofía

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“AÑO DEL DIÁLOGO Y LA RECONCILIACIÓN

NACIONAL”

FACULTAD : DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL : DERECHO Y CIENCIAS
POLÍTICAS
TEMA : FILOSOFÍA DE EMANUEL KANT
DOCENTE : ARCADIO AGUIRRE ROJAS
CURSO : FILOSOFÍA
ALUMNOS :
- CHOQUEHUANCA VASQUEZ, RAFAELA GRYZEL.
- DORIA QUIRÓZ, OLGA GRILDA.
- CHAUCA RIVERA, JHONY.
TURNO : MAÑANA
CICLO : I
AULA : 23

PERÚ – 2018
DEDICATORIA:
A las personas que siempre están
presentes en la dificultad, a los que
hacen mejor el día a día…
INTRODUCCIÓN

    Al afirmar que el conocimiento se limita a la experiencia, la filosofía kantiana se


aproxima al empirismo, y al afirmar que no todo el conocimiento proviene de la
experiencia se acerca al racionalismo.  Pero también es esencial en el pensamiento
kantiano la influencia del tercer gran movimiento filosófico de la modernidad,
la Ilustración. El proyecto ilustrado es un esfuerzo común de transformación y mejora
de la humanidad mediante el desarrollo de su propia naturaleza racional. Para realizar
este proyecto se propone como tareas fundamentales el desvelamiento de las leyes de la
naturaleza y el ordenamiento racional de la vida humana. Los dos grandes ilustrados,
Newton y Rousseau, influyeron claramente en Kant. Newton representó para toda la
Ilustración la culminación de la ciencia moderna, un ejemplo de las posibilidades de una
ciencia que combina la experiencia empírica y la razón y del éxito que se puede
alcanzar si limitamos la actividad científica al conocimiento de los fenómenos. La
filosofía kantiana es un intento de clarificar filosóficamente las condiciones de
posibilidad de la física newtoniana. Por su parte, Rousseau era el filósofo del espíritu,
de la subjetividad: frente al mundo externo determinado causalmente, propone
reconocer también el mundo interno, el de la conciencia, pues en él se descubre el
hombre como libre, como sujeto de responsabilidad moral. Rousseau reforzó en Kant
la convicción en la autonomía, en la independencia de la moralidad frente a las leyes
que rigen el mundo objetivo. Newton y Rousseau, reino de la naturaleza y reino del
espíritu, causalidad y libertad. Dos mundos de los que se siente ciudadano, dos
legalidades a las está sometido. ¿Anula la ciencia todo acceso del hombre a lo
metafísico? ¿Pueden conciliarse causalidad física y libertad moral? Problema esencial
tratado por Kant: la posibilidad de lo metafísico para el hombre, la aclaración definitiva
de cómo el hombre es ciudadano de ambos mundos.
     La filosofía kantiana es una filosofía crítica: se tratará de analizar y comprender
la posibilidad y límites de la Razón tanto en su aspecto teórico como en su dimensión
práctica. Su proyecto consiste en establecer los principios y límites del conocimiento
científico de  la Naturaleza, a la vez que responder a la pregunta ¿qué puedo conocer?,
establecer y justificar los principios de la acción y las condiciones de la libertad, ligada
a la cuestión: ¿qué debo hacer?; y delinear el destino último del hombre para responder
a la pregunta: ¿qué  me cabe esperar?. Y las tres se pueden expresar con la pregunta más
general: ¿qué es el hombre?
CAPÍTULO I
I. FILOSOFÍA DE EMANUEL KANT

I.I. EMMANUEL KANT: Emmanuel Kant nació en Konisgsberg, Prusia del


Este, el 22 de Abril de 1724 y murió el 12 de Febrero de 1804. Desde los
dieciséis hasta los veinticinco años estudió en la Universidad de su ciudad
natal donde tuvo como profesor a Martín Knutzen quien lo inició en el
conocimiento de la filosofía de Wolf y de la física de Newton. Después de la
muerte de su padre, acaecida en 1746, se dedicó durante nueve años a
trabajar como tutor en varias familias. En 1755 regresó a Konisgberg dónde
permaneció el resto de su vida. De 1755 a 1770 fue Privatdozent (profesor
no asalariado) de la Universidad de Konisgberg. En 1770 fue nombrado
profesor titular de filosofía, posición que ejerció hasta 1797.

Es usual distinguir dos períodos en la actividad literaria de Kant. El primero,


el periodo precrítico, que va desde 1747 hasta 1781, época en la cual escribió
"Kritik der reinen Vernunft"; el segundo, el periodo crítico, que va desde
1781 hasta 1794.

I.II.PERIODO PRECRITICO:
El primer libro de Kant, publicado en 1747, fue "Gedanken von der wahren
Schatzung der lebendigen Krafte" (Consideraciones sobre la verdadera
estimación de las fuerzas de la vida). En 1775 publicó su disertación doctoral
"On Fire" (Sobre el Fuego) y el trabajo "Principiorum Primorum Cognitionis
Metaphysicae Nova Dilucidatio" (Una Nueva Explicación de los Primeros
Principios del Conocimiento Metafísico) con el que calificó para la posición
de Privatdozent. Además de estos trabajos, en los cuales expone y defiende
la corriente filosófica de Wolf, publicó otros tratados en los que aplica tal
filosofía a los problemas de las matemáticas y de la física. En 1770 aparece
el trabajo "De Mundi Sensibilis Atque Intelligibilis Formis et Principiis"
(Sobre las Formas y Principios de los Mundos Sensible e Inteligible) en el
que presenta por primera vez los rasgos de un sistema de filosofía
independiente. Los años de 1770 hasta 1780 fueron empleados, como Kant
mismo lo dijo, en la preparación de la "Crítica de la Razón Pura".

I.III. PERIODO CRÍTICO:


El primer trabajo de Kant en el que aparece como exponente del Criticismo
Trascendental es la "Crítica de la Razón Pura" (Kritik der reinen Vernunft)
publicado en 1781. Una segunda edición fue publicada en 1787. En 1785
apareció "Fundamentos para una Metafísica de las Costumbres"
(Grundlegung zur Metaphysik der Sitten). Luego vinieron una serie de
trabajos críticos, los más importantes de los cuales fueron "La Crítica de la
Razón Práctica" (Kritik der praktischen Vernunft), la "Crítica del Juicio"
(Kritik der Urtheilskraft, 1790), y "La Religión dentro de los límites de la
Razón Pura (Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft, 1793). 

Las mejores ediciones de las Obras Completas de Kant son la segunda


edición de Hartenstein (8 Vols., Leipzig, 1867-69), la de Rosenkranz y
Schubert (12 Vols., Leipzig, 1834-42) y, la publicada por la Academia de
Ciencias de Berlín (Kants gesammelte Schriften, herausg. von der königlich
preussischen Akademie der Wissenschaften, Berlin, 1902). 

Durante el período de su carrera académica que va desde 1747 hasta 1781,


Kant, como ya se dijo, enseñó la filosofía entonces en boga en Alemania que
era una forma del racionalismo dogmático modificado por Wolf. Este había
hecho de la experiencia sicológica la base de la verdad metafísica y,
rechazando el escepticismo, había sometido todo conocimiento al juicio de la
razón. Hacia el final de este periodo, sin embargo, comenzó a interrogarse
acerca de la solidez de las bases sicológicas de la metafísica y terminó por
descartar tanto la validez como el valor del razonamiento metafísico. Las
aparentes contradicciones que encontró en las ciencias físicas y las
conclusiones a las que Hume había llegado en sus análisis del principio de
causalidad "despertaron a Kant de su sueño dogmático" y lo condujeron sin
ninguna hesitación a ver la necesidad de revisar o criticar toda la experiencia
humana con la finalidad de reedificar las ciencias físicas sobre principios con
un alto grado de certidumbre y, también, con la finalidad de poner un claro
fundamento a las verdades metafísicas a las que el fenomenismo humeano
había sembrado de escepticismo. El antiguo dogmatismo racionalista, ahora
de nuevo retomado, enfatizó ahora mucho más los elementos a priori del
conocimiento; por otra parte, como ahora por la primera vez se dio cuenta, la
filosofía empírica de Hume había ido demasiado lejos al reducir toda la
verdad a los solos elementos empíricos o a posteriori. Kant, entonces, se
propuso revisar todos los conocimientos para determinar cuáles de ellos eran
a priori y cuáles a posteriori. Como él mismo se dio cuenta su propósito era
"deducir" las a priori o trascendentales formas del pensamiento. Por ello, su
filosofía es esencialmente un "criticismo" porque es un examen del
conocimiento y es "trascendental" porque su propósito, al examinar el
conocimiento, es determinar las formas a priori o trascendentales que lo
constituyen. Kant mismo solía decir que el negocio de la filosofía era
responder tres preguntas: ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué
puedo esperar? Él, sin embargo, consideró que la respuesta a la segunda y a
al tercera preguntas dependía de la dada a la primera; nuestros deberes y
nuestro destino sólo pueden ser determinados después de haber estudiado el
conocimiento humano.

Se podría encontrar más conveniente dividir el estudio de la filosofía crítica


de Kant en tres capítulos correspondientes a las doctrinas comprendidas en
las tres "Críticas". Emprenderemos sucesivamente (1) las doctrinas de la
"Crítica de la Razón Pura"; (2) las doctrinas de la "Crítica de la Razón
Práctica"; y (3) las doctrinas de la "Crítica del Juicio".

CAPÍTULO II.

II. DESARROLLO DE LA FILOFÍA DE KANT

   II.I. EL USO T
 
II.I.I PLANTEAMIENTO KANTIANO DEL PROBLEMA DEL
CONOCIMIENTO

Para responder a la pregunta ¿qué puedo conocer? hemos de señalar


los principios desde los cuales es posible un conocimiento científico de la
Naturaleza y los límites dentro de los cuales es posible tal conocimiento, tareas
que lleva a cabo en su obra “Crítica de la Razón Pura”.
 
a). La posibilidad de la metafísica como ciencia. Las condiciones del
conocimiento científico
La metafísica en la que Kant se formó (la metafísica racionalista
wolffiana) tomaba la matemática como ideal de ciencia  y consideraba
que la filosofía debía ser una actividad deductiva, basada en la pura
razón. Kant defendió en un primer momento este tipo de filosofía pero
pronto quiso encontrar una nueva fundamentación a la metafísica: se ha
pretendido, dogmáticamente (mediante el uso de la pura razón) elaborar
sistemas filosóficos pero todos han fracasado pues no han conseguido ni
progreso ni acuerdo entre los  investigadores, fracaso que parecía
conducir al escepticismo. Kant creyó necesario para la filosofía y para los
intereses y fines últimos del hombre una Crítica de la propia Razón sobre
sí misma, sobre su alcance y sus límites, una "crítica del órgano" del
conocimiento. Urge plantearse pues el problema de si es posible la
Metafísica como ciencia. La tarea crítica consistirá en aclarar los
principios y límites de la Razón. Kant creyó que los errores provenían de
una "extralimitación" de la Razón: no respetar sus propios límites y
pretender alcanzar un conocimiento más allá de toda experiencia (uso
dogmático de la razón que da lugar a la filosofía dogmática). Por contra,
de la fijación de límites que la Crítica establezca, Kant espera obtener dos
ventajas: evitar nuevos fracasos mostrando la incapacidad humana para
alcanzar un conocimiento metafísico por la pura razón, y poner a buen
recaudo el ámbito de lo inteligible, arruinar las pretensiones del ateísmo,
el materialismo y el determinismo (este uso de la razón es un uso
crítico y trae consigo una filosofía crítica).
El problema fundamental a resolver es el de si es posible la Metafísica
como ciencia y para ello debemos investigar antes cómo es posible la
ciencia, averiguar las condiciones que la hacen posible, para ver si la
Metafísica se ajusta o no a ellas. En esta tarea necesitamos distinguir dos
tipos de condiciones: las empíricas, que son particulares y contingentes, y
las condiciones a priori o  universales y necesarias, también
llamadas transcendentales (no confundir con “trascendente”= lo que está
más allá de la experiencia). Las condiciones a priori son anteriores a la
experiencia en el sentido de que son su condición de posibilidad. No
interesan las condiciones empíricas pues se requiere una Crítica de la
Razón Pura llevada a cabo mediante una indagación trascendental de sus
condiciones necesarias y universales.
 
b). Clasificación de los tipos de juicios
Puesto que la ciencia es un conjunto de juicios, la pregunta anterior se
puede expresar más exactamente de la siguiente forma: ¿cuáles son las
condiciones que hacen posibles los juicios de la ciencia? Lo que exige
establecer los tipos fundamentales de juicios, para lo cual Kant nos
presenta dos clasificaciones:

 La primera los divide en juicios analíticos y juicios sintéticos y atiende a


si el concepto predicado se incluye en el concepto sujeto: juicios
analíticos si el predicado se incluye en el sujeto; para establecer el juicio
basta analizar el concepto sujeto, por lo que no nos dan información
nueva alguna, no son extensivos; y juicios sintéticos cuando el predicado no
se incluye en el sujeto: son juicios informativos o extensivos y  amplían
nuestro conocimiento.
 La segunda los clasifica en a priori ya a posteriori y atiende al modo de
conocer su verdad: juicios a priori si su verdad puede ser
conocida independientemente de la experiencia, ya que su fundamento no se
halla en ésta; son juicios universales y necesarios;  y juicios a posteriori si su
verdad es conocida a partir de la experiencia; son particulares y contingentes.
Los juicios más importantes de la ciencia no pueden ser ni analíticos ni
sintéticos a posteriori sino juicios sintéticos a priori: por ser sintéticos son
extensivos, dan información, amplían nuestro conocimiento; por ser a priori,
son universales y necesarios y el conocimiento de su verdad no procede de la
experiencia. Precisamente los principios fundamentales de la ciencia
(Matemáticas y Física) son de este tipo.
 
III. LA DOCTRINA DEL CONOCIMIENTO EN LA "CRÍTICA DE LA
RAZÓN  PURA"        
Tarea propia de la crítica de la razón pura: ¿Cómo son posibles los juicios
sintéticos a priori?; tarea que se puede desglosar en las siguientes partes:
¿cómo es posible la matemática pura? ¿Cómo es posible la ciencia natural (la
Física pura o   racional)? ¿Son posibles los juicios sintéticos a priori en
metafísica?
       
III.I. La "Estética transcendental". Las formas a priori de la Sensibilidad.
La Estética (del griego "aisthesis", "sensación") trascendental es la
ciencia de todos los principios de la sensibilidad. La Sensibilidad es la
capacidad o facultad de las sensaciones. La Estética explica el modo de
tener sensaciones y al ser "trascendental" tratará del conocimiento de las
condiciones transcendentales (universales y necesarias) que permiten el
conocimiento sensible, paso previo para todo conocimiento. Kant
distingue dos momentos en la percepción: la materia y la forma. El efecto
de los objetos en la sensibilidad son las sensaciones, que son, pues, dadas
a posteriori y constituyen, según Kant, la materia del conocer al nivel de
la sensibilidad. Pero las sensaciones se presentan ordenadas en ciertas
relaciones; eso que hace que las sensaciones aparezcan ordenadas en
ciertas relaciones es la forma. La forma no es dada a posteriori, sino que
está ya a priori en el espíritu, como forma de la sensibilidad, (Kant la
llama también intuición pura). La síntesis (unión) de sensaciones o datos
empíricos, como materia, y la forma a priori es el fenómeno.
Las formas puras o principios a priori de la sensibilidad son, según Kant,
el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son las condiciones de
posibilidad de toda experiencia porque no es posible ninguna experiencia
que no esté bajo esas relaciones. Ahora bien (y esto es muy
importante), espacio y tiempo no son, según Kant, propiedades objetivas
de las cosas mismas, sino formas  a priori de la sensibilidad. El espacio y
el tiempo son la forma de la experiencia externa, y el tiempo de la
interna. La matemática es posible (= es un saber a priori y sintético) por
el carácter apriórico del tiempo y del espacio: la geometría y la aritmética
se ocupan, respectivamente, del espacio y del tiempo. Puesto que la
matemática está fundada en las formas de la intuición, toda objeto que se
de en la intuición debe cumplir las leyes de la matemáticas. 
 
III.II. La "Analítica transcendental": la espontaneidad  del entendimiento.
La sensibilidad realiza las primeras síntesis al unificar las sensaciones en
el tiempo y el espacio, pero percibir tal multiplicidad (colores, formas,
sonidos...) no es, sin más, comprender los objetos. Comprender lo
percibido es la función propia del Entendimiento.  Kant estudia esta
facultad en la Analítica Trascendental. Nuestro conocimiento incluye
conceptos además de percepciones, pues comprender los fenómenos es
poder referirlos a un concepto; cuando no podemos referir las
impresiones sensibles a un concepto, nuestra comprensión de aquéllas
resulta imposible. Esta actividad de referir los fenómenos a los conceptos
se realiza siempre a través de un juicio. El entendimiento puede ser
considerado, pues, como la facultad de los conceptos, o bien como la
facultad de los juicios, la facultad de juzgar. Kant distingue dos tipos de
conceptos, los empíricos, que proceden de la experiencia y son a
posteriori, y los conceptos puros o categorías, que no proceden de la
experiencia y son a priori: las categorías (sustancia, causalidad, unidad,
necesidad,...); son nociones que no se refieren a datos empíricos pero
tampoco son construidas, "inventadas" empíricamente por el hombre,
pues pertenecen a la estructura del entendimiento (son a priori).
El conocimiento es posible porque aplicamos las categorías a la
multiplicidad dada en la sensación. Los conceptos puros son condiciones
trascendentales, necesarias, de nuestro conocimiento de los fenómenos ya
que el entendimiento no puede pensarlos si no es aplicándoles estas
categorías: todo aquello que es objeto de nuestra experiencia es sustancia
o accidentes, causa o efecto, unidad o pluralidad, etc. De este modo, el
conocimiento resulta de la cooperación entre la sensibilidad y el
entendimiento: la sensibilidad nos da objetos, el entendimiento los
piensa; pero las categorías solamente son fuente de conocimiento
aplicadas a los fenómenos (a las impresiones sensibles que se dan en el
espacio y el tiempo) y no tienen aplicación válida más allá de los
fenómenos. El error de la filosofía dogmática (basada en el uso puro de la
razón) consiste en usar las categorías para referirse a realidades
transempíricas o trascendentes (Dios y el alma, p. ej.). La Física es
posible como un saber a priori porque el mundo tiene una estructura
matemática (al estar sometido al tiempo y al espacio) y porque las
categorías tienen una validez empírica; porque todo fenómeno está
estructurado en función de las categorías. Con ello Kant está legitimando
filosóficamente el Universo Newtoniano.                           
  III.III. La "D
lo  incondicionado.
La "Dialéctica Trascendental" estudia la Razón y el problema de si la
metafísica puede ser un saber a priori, y concluye que la Metafísica como
disciplina científica es imposible. La Metafísica quiere alcanzar las cosas
tal y como son en sí mismas, sus objetos son transcendentes (no
empíricos): el alma, su libertad e inmortalidad, Dios y el mundo como
totalidad; pero la ciencia usa necesariamente las categorías y éstas sólo
pueden emplearse legítimamente aplicadas a los fenómenos, a lo dado en
la experiencia. La Razón teórica, en sentido laxo, es lo que permite el
conocimiento del mundo, y en sentido estricto la facultad de las
argumentaciones. Kant entiende por "dialéctica" el razonamiento falso
con apariencia de verdadero. La "Dialéctica Trascendental" debe mostrar
pues cómo la Razón realiza argumentos aparentemente correctos pero
ilegítimos. Precisamente las argumentaciones de la metafísica son de ese
tipo.
El conocimiento intelectual formula juicios y conecta unos juicios con
otros formando razonamientos. Pero hay una tendencia peculiar en el uso
de la Razón: la Razón busca encontrar juicios cada vez más generales,
capaces de abarcar una multiplicidad de juicios particulares sirviendo a
éstos de fundamento. La Razón aspira a lo incondicionado, al
fundamento de los fundamentos. Cuando la Razón, en esa búsqueda de
las condiciones de lo condicionado, de leyes más generales y profundas,
se mantiene en los límites de la experiencia, su uso es correcto y no da
lugar a contradicciones; la ciencia avanza precisamente a partir de esa
tendencia de la Razón; pero esa tendencia lleva inevitablemente a
traspasar los límites de la experiencia empírica en busca de lo
incondicionado: así, todos los fenómenos físicos se pretenden unificar y
explicar por medio de teorías metafísicas acerca del mundo, como todos
los fenómenos psíquicos por medio de teorías metafísicas acerca
del alma, y, finalmente, unos fenómenos y otros se intentan explicar y
unificar por medio de teorías metafísicas acerca de una causa suprema de
ambos tipos de fenómenos, físicos y psíquicos: Dios. "Dios", "alma" y
"mundo", son pues tres ideas de la Razón; ideas que no tienen una
referencia objetiva, –no tienen un uso constitutivo– en el sentido de que
no podemos conocer los objetos a los que se refieren (Dios, alma y
mundo como totalidad); pero sí un uso regulativo pues permiten la
orientación de la investigación y dirigen el uso de la razón en la
aspiración a una explicación cada vez más profunda de la realidad.
 
IV. EL IDEALISMO TRASCENDENTAL: EL "FENÓMENO" Y EL
"NOÚMENO"
IV.I. La filosofía kantiana, superación del empirismo y del
Racionalismo.

Su tesis de que el conocimiento se puede referir sólo a lo que se


da a los sentidos, y que, por lo tanto, lo que esté más allá de los
sentidos es incognoscible y no permite un tratamiento científico,
es una influencia del empirismo. Por su parte, la huella del
racionalismo la tenemos en sus afirmaciones de que es posible un
conocimiento estricto (los juicios sintéticos a priori), extensivo,
pero también universal y necesario, aunque referido a meros
fenómenos, y de que no todos los elementos que intervienen en el
conocimiento se obtienen de la experiencia, pues hay elementos a
priori. Los racionalistas llamaban a estos elementos “ideas
innatas”, aunque entendían que dichas ideas eran contenidos de
conocimiento referidos a objetos; las estructuras aprióricas son,
para Kant, estructuras, no contenidos, y no se refieren a objetos
sino a la forma que todo objeto ha de tener para que la podamos
experimentar, no dan información relativa a objetos del mundo,
sino a la estructura del mundo.
IV.II. La "revolu
Filosofía.
Kant explica el cambio epistemológico que supone su filosofía
con la analogía de la revolución astronómica copernicana:
Copérnico encuentra que no se puede entender el movimiento
aparente de los astros si suponemos que la Tierra es el centro del
Universo y el Sol da vueltas a su alrededor, y nos propone invertir
los términos y suponer que es el Sol el centro del Universo. Kant
dice del mismo modo: si las condiciones de la objetividad del ser
objeto no son ni pueden ser enviadas por las cosas a nosotros,
puesto que las cosas no nos envían más que impresiones, no hay
más que hacer lo mismo que Copérnico y decir que son las cosas
las que se ajustan a nuestros conceptos y no nuestros conceptos
los que se ajustan a las cosas. Las categorías, por consiguiente,
son conceptos puros, “a priori”, que no obtenemos extrayéndolos
de las cosas, sino que nosotros ponemos, imponemos a ellas.
La analogía de la "revolución copernicana" refleja muy bien un
importante aspecto de su pensamiento: hasta Kant se había
considerado que el sujeto era pasivo en el acto del conocimiento y
se tenía que plegar al objeto para conocerlo; pero de ese modo no
se puede dar el conocimiento a priori pues éste conocimiento
supone la posibilidad de conocer algo sobre las cosas sin que
estén presentes en nuestra conciencia, sin que de ellas tengamos
experiencia. El giro copernicano consiste en rechazar la
concepción tradicional del conocimiento, rechazar que el sujeto se
deba someter a las cosas para  conocerlas, y considerar que el
sujeto es activo: son las cosas las que se deben someter a nosotros
de cara al conocimiento; si suponemos que para conocer un objeto
antes ha de someterse a las condiciones formales "a priori" de la
estructura de nuestras facultades cognoscitivas, podremos
comprender que conozcamos de las cosas algunos rasgos que
éstas han de poseer antes incluso de que tengamos experiencia de
ellas: solo podemos conocer a priori de las cosas aquello que
antes hemos puesto en ellas. El giro copernicano se refiere al
hecho de que solo podemos comprender el conocimiento a priori
si admitimos que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en
sí mismas o noúmenos, si admitimos el Idealismo Trascendental
como la filosofía verdadera.
IV.III. La filosofí
El Idealismo Trascendental es la culminación del pensamiento
moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del
problema del conocimiento: para tener conocimiento estricto es
preciso remitirse al sujeto del conocimiento (al "cogito") sólo así
tendremos una evidencia tan poderosa como para fundamentar el
resto del saber; pero esto se consigue a costa de problematizar el
conocimiento de la realidad externa. El empirismo continúa en
esta misma línea al considerar que el conocimiento inmediato
versa sobre las ideas o percepciones y no sobre las cosas en sí
mismas y al sugerir que los grandes problemas de la objetividad
(el mundo teórico y el mundo práctico) han de resolverse tras el
análisis de los procesos psicológicos gracias a los cuales el sujeto 
tiene experiencia de los objetos; pero el sujeto del que hablan los
empiristas es un sujeto empírico. Kant recoge esta línea de
explicación mostrando que debemos reflexionar sobre el modo de
conocer para descubrir los elementos, fundamento y límites del
saber, pero pone como sujeto a un sujeto distinto: el Sujeto
Trascendental, que no se puede identificar con el yo empírico,
contingente, hecho de este modo pero pudiendo ser de otra
forma; el Sujeto Trascendental es el sujeto metaempírico del cual
se predican las distintas formas aprióricas y que realiza las
distintas síntesis que dan lugar a la constitución de los fenómenos.
La consecuencia es un giro completo en la comprensión del
conocimiento y la separación radical entre la filosofía y el sentido
común: el conocimiento universal y necesario no se puede
explicar si consideramos que el sujeto es pasivo cuando conoce,
pero sí al considerar que el sujeto pone algo en el objeto conocido
y lo modela a partir de las estructuras de nuestras facultades
cognoscitivas (las formas de  la  sensibilidad  y  las  categorías 
del entendimiento). En cuanto a la segunda cuestión, debemos
recordar que la posición ingenua, y toda la filosofía anterior a la
modernidad, mantiene una concepción realista del mundo: en lo
esencial el mundo es tal y como lo conocemos; en lo esencial los
objetos y sus propiedades y relaciones existen
independientemente de la experiencia que podamos tener de ellos;
esta es la tesis característica del realismo. Pero con la modernidad
(con Kant) aparece la concepción idealista: no sabemos cómo
puede ser el mundo independientemente de nuestra experiencia de
él; todo objeto del que tenemos experiencia ha quedado influido
por la estructura de nuestro aparato cognoscitivo. Estas ideas nos
llevan a dos conceptos fundamentales del Idealismo
Trascendental: el concepto de Noúmeno y el de Fenómeno. El
Noúmeno (o Cosa en sí) es la realidad tal y como pueda ser en sí
misma, independientemente de nuestra experiencia de ella; la
filosofía premoderna pensaba que nosotros podíamos conocer las
cosas en sí mismas, aunque cada  escuela dijese algo distinto
relativo al ser de dichas cosas; el Fenómeno es una realidad
dependiente del Sujeto Trascendental, es la realidad estructurada
por las formas de la sensibilidad y las categorías del
entendimiento; la realidad tal y como la experimentamos. El
sujeto cuando conoce no deja intacta la realidad conocida, la
constituye en el propio acto del conocimiento. Por ello, el
Idealismo Trascendental se puede resumir en la afirmación de
que sólo conocemos fenómenos.
 

CAPÍTULO III

V. EL USO PRÁCTICO DE LA RAZON


V.I. LA RAZÓN
Concepto de Razón Práctica
La conducta moral tiene que ver con la Razón porque está sometida a
principios y vinculada con lo universal, y sólo la Razón es capaz de
permitir este vínculo. La Razón tiene una doble vertiente: Teórica y 
Práctica; no se trata de dos razones sino de dos usos distintos de la
misma razón. La Razón Teórica se ocupa de conocer cómo son las
cosas; la Razón Práctica se ocupa de cómo debe ser la conducta
humana; no le interesa el ser sino el deber ser. La Razón Teórica
formula juicios (proposiciones con la forma  "A es B") y la Razón
Práctica imperativos o mandamientos (preceptos con la forma “debes
hacer X"). Obras de ética: "Crítica de la Razón Práctica" y
“Fundamentación de la Metafísica de las costumbres”.
V.II. El “factum
Punto de partida de la reflexión de Kant sobre el conocimiento: la
existencia de conocimiento universal y necesario (conocimiento a
priori); la "Crítica de la Razón Pura" intenta mostrar las condiciones
transcendentales, a priori, de dicho conocimiento. Punto de partida de
la reflexión ética kantiana: en la experiencia moral hay algo análogo a
aquel dato fundamental de la esfera del conocimiento: el "factum de la
moralidad", el hecho moral; este hecho consiste en la existencia del
deber: todos los hombres tienen conciencia de estar sometidos a
prescripciones morales, se sienten obligados a hacer ciertas cosas y a
evitar otras. Esta conciencia del deber es conciencia de una
determinación de la voluntad que posee características análogas a las
de la experiencia de conocimiento: la universalidad y la necesidad.
Kant creerá que cuando un sujeto vive el deber lo vive de forma
incondicionada: si está mal matar está mal en toda circunstancia y en
todo tiempo, no hay excepciones, el mandato se vive como teniendo
absoluta necesidad. La ética kantiana es un intento de entender el
factum de la moralidad (la determinación universal y necesaria de la
voluntad) y sus condiciones de posibilidad (los "postulados de la
razón práctica" expresan dichas condiciones); del mismo modo que la
teoría la conocimiento kantiana es la investigación de las condiciones
de posibilidad de la ciencia.

V.III. Tipos de principios o leyes prácticas.

Principios prácticos: proposiciones que expresan cómo se han de


comportar los seres racionales; Máximas: cuando dichos preceptos
expresan cómo nos comportamos habitualmente dadas tales o cuales
circunstancias; hay máximas buenas y malas. Voluntad: facultad que
sirve para poner en movimiento al sujeto, facultad que mueve a la acción.
Se llama fundamento de determinación de la voluntad al motor que
impulsa a la voluntad a la acción. En los seres humanos hay dos posibles
motores de la acción: la razón o la inclinación;  "inclinación" es toda
determinación empírica, toda determinación de la conducta que tiene
como fundamento la constitución empírica del sujeto, deseos corporales
fundamentalmente; toda acción hecha por inclinación es acción hecha
para el bien del sujeto, por su propia felicidad, por egoísmo. El hombre
no está dirigido necesariamente a realizar el bien, por ello el deber se le
presenta como un mandato, con carácter constrictivo, imperativo: ¡debes
hacer X! Los imperativos o mandatos pueden ser hipotéticos o
categóricos; los imperativos hipotéticos mandan  una acción porque ésta
es un buen medio para la realización de un fin. Los imperativos
categóricos mandan la realización de una acción porque esa acción es
buena en sí misma (o mandan evitar una acción porque dicha acción es
mala en sí misma). Todos los imperativos tienen la forma “debes hacer
X" (o "hay que hacer X") o "no debes hacer X"; pero para saber si el
imperativo es hipotético o categórico no basta la mera expresión
gramatical, es preciso saber cuál ha sido el fundamento de determinación
que el sujeto ha tenido en la realización de la acción: si ha seguido el
precepto "debes hacer X"  para la realización de un fin suyo (o para evitar
algo no querido por él), entonces para él, propiamente, dicho mandato es
un imperativo hipotético y se expresa así: "debes hacer X si quieres
conseguir Y". Si lo ha hecho exclusivamente por la propia acción,
entonces el mandato es para él categórico y su expresión es "debes hacer
X". Los imperativos hipotéticos son imperativos de la habilidad cuando
el fin para el cual se prescribe una acción como buena es un fin
meramente posible (fin no común a todos los hombres). Los imperativos
hipotéticos son imperativos de la prudencia cuando el fin es un fin real
(un fin común a todos los hombres, la felicidad). 
 
VI. CRÍTICA DE KANT A LAS ÉTICAS MATERIALES

VI.I. Definición de ética material   

Hasta Kant las éticas habían sido materiales, frente a todas ellas, su ética
es formal. No se debe confundir ética material con ética materialista: lo
contrario de una ética materialista es una ética espiritualista, lo contrario
de una ética material es una ética formal (la de Sto. Tomás es material,
pero no materialista sino espiritualista, puesto que pone como Bien
Supremo algo espiritual, Dios). Son materiales aquellas éticas según las
cuales la bondad o maldad de la conducta humana depende de algo que
se considera bien supremo: los actos serán buenos cuando nos acerquen
al bien supremo, y malos cuando nos alejen de él. Toda ética material
parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre y, por tanto,
comienza por determinar cuál es (de entre todos ellos) el bien supremo o
fin último del hombre; y una vez establecido tal bien supremo, la ética
material establece las normas o preceptos adecuados para alcanzarlo.

VI.II. Los preceptos de toda ética material son hipotéticos, empíricos,


Condicionales.
      
Esto quiere decir que no valen absolutamente, sino sólo de un modo
condicional, como medios para conseguir un fin; si no se quiere dicho
fin, entonces el mandato no es tal para el que no lo quiere. Kant creerá
que los imperativos hipotéticos nunca pueden ser expresión de una
experiencia moral porque la experiencia moral es sometimiento a un
precepto universal y necesario, pero los imperativos hipotéticos no
pueden ser universales y necesarios: los de la habilidad porque describen
una acción como buena para la realización de un fin meramente posible;
pero tampoco los de la prudencia pues lo que sea la felicidad para cada
uno depende de su constitución empírica; incluso aun cuando pudiésemos
encontrar algo que diese a todos los hombres la felicidad, el modo de
realizar ese algo dependerá de cuestiones empíricas, fácticas: en unas
circunstancias necesitaremos ciertos medios y en otras otros. La
experiencia empírica sólo puede fundamentar imperativos particulares y
contingentes (que valen para casos particulares, pero no siempre, y que
no son necesarios sino contingentes), y los preceptos morales deben ser
universales y necesarios. Lo empírico no puede dar universalidad y
necesidad, luego no puede fundamentar una prescripción universal y
necesaria; las éticas materiales, al extraer su contenido de la experiencia,
fundamentan sólo determinaciones empíricas, a posteriori,  y  no pueden
expresar el factum de la moralidad. 

VI.III. Las éticas materiales son heterónomas

La heteronomía se contrapone a la autonomía; un sujeto es autónomo


cuando tiene la capacidad para darse a sí mismo sus propias leyes (y la
capacidad para realizarlas) y es heterónomo cuando las leyes no
descansan en él mismo, cuando le vienen de fuera; las éticas materiales
son heterónomas porque describen una acción como buena sólo de forma
condicional, describen una acción como buena porque es un buen medio
para la realización de un fin querido por el sujeto. En las acciones
heterónomas el sujeto se tiene que someter a la realidad, es ésta la que
impone sus condiciones; el sujeto tiene que plegarse al orden del
mundo.  
 
VII. LA ÉTICA FORMAL DE KANT.
VII.I. Formalism
     

La ética kantiana presenta tres características principales: proponer un


criterio de legitimidad de la máxima exclusivamente formal,  defender la
autonomía de la voluntad en la experiencia moral y  mantener que las
acciones buenas sólo son aquellas que han sido hechas por deber.
La ética kantiana se llama ética formal, y se contrapone a la ética
material. La materia del imperativo es lo mandado (así, en el imperativo
"debes ser veraz" la materia es la instrucción de decir a verdad);
la forma es el grado de universalidad o particularidad que tiene el
imperativo: siempre, algunas veces, nunca. Pues bien, la característica
esencial de la ética kantiana consiste en indicar que una máxima describe
propiamente una acción moral cuando cumple un requisito puramente
formal: que pueda ser universalizable. En la ética kantiana no es la
materia de la voluntad (lo querido) sino la mera forma de la legitimidad
universal de su máxima lo que constituye el fundamento de
determinación de dicho arbitrio (de la voluntad). Un requisito puramente
formal como es el de la posibilidad de la universalización puede servir
como criterio para separar todas las conductas en dos grupos: las
conductas buenas y las malas. Si la máxima de conducta se puede
universalizar entonces esa máxima describe una acción buena, en caso
contrario la acción es mala.

VII.II. Autonomía de la voluntad:


La heteronomía se contrapone a la autonomía; un sujeto
es autónomo cuando tiene la capacidad para darse a sí mismo sus propias
leyes (y la capacidad para realizarlas); por el contrario
es heterónomo cuando las leyes no descansan en él mismo, cuando le
vienen de fuera; las éticas materiales son heterónomas, la ética kantiana
es autónoma al afirmar que sólo las acciones morales son autónomas.
Kant considera que sólo allí donde encontramos acción moral
encontramos libertad: cuando nos conducimos moralmente el
fundamento de determinación de nuestra voluntad no nos viene de fuera,
del mundo, o de la religión, sino de nosotros mismos: es nuestra razón la
que nos da el criterio de la conducta buena, somos nosotros mismos los
que nos determinamos. No es la necesidad física, ni las exigencias de
orden político, ni Dios ni los sacerdotes quienes deben ordenar nuestra
conducta, sino nuestra propia conciencia ─o  razón práctica─. En la
experiencia moral somos autónomos porque la ley a la que nos plegamos
está en nosotros mismos. La autonomía de la voluntad defendida por
Kant enlaza con el carácter ilustrado de su pensamiento: la Ilustración es
el paso a la mayoría de edad, la exhortación a la autonomía del sujeto, a
la independencia de su juicio y conducta sólo sometida a las indicaciones
de la Razón, Razón que no le es ajena sino que le pertenece a él y a la
Humanidad entera.
  VII.III. El deber

Para Kant el fundamento de las acciones buenas es el deber, no la


inclinación. El deber es la "necesidad de una acción por respeto a la
ley". Para que una acción sea buena no basta que sea conforme al deber,
además ha tenido que ser hecha por deber.  El rigorismo kantiano implica
dos cuestiones: el deber por el deber, incluso aunque vaya en contra de
mi felicidad y de la felicidad de las personas que quiero y el carácter
universal de la bondad o maldad de una acción: si está mal mentir está
mal bajo cualquier circunstancia; aceptar una excepción implicaría
aceptar las condiciones del mundo en la determinación de la voluntad,
por lo tanto, la heteronomía. El imperativo categórico prescribe una
acción como buena de forma incondicionada, es decir, manda algo
absolutamente. Declara la acción objetivamente necesaria en sí, sin
referencia a ningún propósito extrínseco; solo el imperativo categórico es
imperativo de la moralidad. Kant dio varias formulaciones generales del
imperativo categórico, entre las que destacan la “fórmula de la ley
universal” ("Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo
tiempo que se torne ley universal") y la “fórmula del fin en sí mismo”
("Obra de  tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en
la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y
nunca solamente como un medio").
 
VIII. POSTULADOS DE LA RAZÓN PRÁCTICA:
El Idealismo Trascendental acaba negando la posibilidad de tener un
conocimiento de la realidad en sí misma, y por ello de los temas
fundamentales de la Metafísica: Dios, alma, libertad...; sin embargo Kant no
negará todo acceso a lo metafísico, sólo negará el acceso intelectual, el
conocimiento científico, pues sólo hay conocimiento científico de los
fenómenos. Pero para Kant hay otra experiencia que puede vincularnos con
la realidad plena, con lo metafísico, y esa experiencia es la experiencia
moral. Y ello a partir de los llamados postulados de la Razón Práctica o
proposiciones que no pueden ser demostradas desde la razón teórica pero
que han de ser admitidas si se quiere entender el "factum moral"; estos
postulados se refieren a la existencia de la libertad, la inmortalidad del alma,
y la existencia de Dios.  

VIII.I. Postulado de la libertad


La razón teórica no puede demostrar la existencia de la libertad pues sólo
es capaz de alcanzar el mundo de los fenómenos, en el que todo está
sometido a la ley de la causalidad y a la necesidad natural. Sin embargo,
desde la perspectiva de la razón práctica, será posible la defensa de la
existencia de la libertad en tanto que la libertad es la condición de
posibilidad de la acción moral. Las conductas que no se hacen libremente
no son ni buenas ni malas,  y  el sujeto que las realiza no es responsable
moralmente de ellas. La libertad es definida como la capacidad de los
seres racionales para determinarse a obrar según leyes de otra índole que
las naturales, esto es, leyes que son dadas por su propia razón; libertad
equivale a autonomía de la voluntad. La libertad es la ratio essendi (la
condición de la posibilidad) de la moralidad; la moralidad es la ratio
cognoscendi (lo que nos da noticia de la existencia de) de la libertad. Las
afirmaciones kantianas nos obligan a pensar que el hombre pertenece a
dos mundos o reinos: al reino fenoménico, en donde todo está sometido
al rigor de la causalidad, y al reino nouménico en donde las leyes que
rigen son las leyes morales (la esfera de la libertad). 

VIII.II. El "Sumo Bien" (o SUPREMO BIEN)


Es la síntesis entre la virtud y la felicidad. Su realización última es la
condición de posibilidad de la moralidad. Kant creyó que siempre que el
fundamento de determinación de nuestra conducta sea la felicidad 
nuestra conducta no es moral en sentido estricto (aunque pueda ser
conforme al deber), pero no pudo olvidar el extraordinario valor que la
felicidad parece tener en la esfera humana. Ello aparece precisamente en
su concepción del Sumo Bien. Nuestra conducta moral carecería de
sentido si no existiese la posibilidad de realizar la santidad (la perfección
absoluta de una voluntad por el cumplimiento perfecto de la virtud); en
éste mundo no podemos realizar la santidad, luego debe existir otra vida
en donde adquiera el cumplimiento perfecto el apetito moral. Postulado
de la inmortalidad del alma: el supremo bien parece servirnos para
acceder a la inmortalidad del alma, pues la virtud necesita de un tiempo
infinito para su realización plena. Postulado de la existencia de Dios: en
este mundo no coincide la realización de nuestra felicidad con la
realización del bien (hay seres buenos e infelices, y malos y felices) por
tanto debemos pensar que existe Dios (pues sólo una entidad absoluta
puede hacer que coincidan las leyes que rigen la realización de la
felicidad con las leyes que rigen la conducta moral).
En sentido estricto los postulados de la razón práctica no se pueden
demostrar pues no cabe ciencia de lo metafísico; pero aunque los
argumentos anteriores no son demostraciones objetivamente válidas,
tienen una validez subjetiva ya que los postulados sirven para que
tenga sentido la experiencia moral. Los objetos a los que se refieren
no dan lugar a conocimiento sino a fe racional: fe porque de ellos sólo
cabe un convencimiento subjetivo, pero racional porque no vienen
dados por urgencias de la revelación sino de la propia razón.
ANÁLISIS DE GRUPO

Críticos e historiadores no están de acuerdo en cuanto al puesto de Kant entre los


filósofos. Algunos evalúan sus contribuciones a la filosofía tan altamente que
consideran sus doctrinas ser la culminación de todo lo habido antes de él. Otros, por
el contrario, consideran que él hizo un mal punto de partida cuando asume en su
criticismo de la razón especulativa que si hay algo universal y necesario en nuestro
conocimiento debe provenir de la mente misma, y no del mundo real externo. Estos
oponentes de Kant consideran, además, que mientras él puso el talento sintético
capacitándolo para construir un sistema de pensamiento, le faltó en la cualidad
analítica por la cual el filósofo es capaz de observar lo que actualmente sucede en la
mente. Y en un pensador que reduce toda la filosofía a un examen del conocimiento
la carencia de la habilidad de observar lo que actualmente ocurre en la mente es un
defecto serio. Pero, sea lo que fuere puede ser nuestra estimación de Kant como
filósofo, no podemos devaluar su importancia. Entre los límites de la filosofía de las
ciencias mismas, su pensamiento fue el punto de partida para Fichte. Schelling,
Hegel, y Schopenhauer; y, en cuanto al pensamiento contemporáneo alemán, sea lo
que fuere de si no es kantiano toma por sus características propias su oposición
contra muchos puntos de la doctrina kantiana. En Inglaterra la escuela agnóstica
desde Hamilton hasta Spencer tomó su inspiración de la enseñanza negativa de la
"Crítica de la Razón Pura". En Francia el Positivismo de Comte y el neo-Criticismo
de Renouvier tuvieron un origen similar. La influencia de Kant alcanza más allá de
la filosofía en otros varios otros departamentos del pensamiento. En la historia de las
ciencias naturales su nombre es asociado con aquel del Laplace, en la teoría la cual
da razón del origen del universo por una evolución natural a partir de una primitiva
nebulosa cósmica. En teología su no dogmática noción de religión influyó en
Ritschl, y en su método de transformar la verdad dogmática en una inspiración
moral que encontró eco, por decir lo mínimo, en los experimentos exegéticos de
Renán y sus seguidores.

Muchos filósofos y teólogos sostienen que el dato objetivo en el cual la religión


Católica se basa es incapaz de probar por la razón especulativa, pero son
demostrables por la razón práctica, el querer, el sentimiento, o la acción vital. Que
esta posición es, de cualquier modo, peligrosa, es probado por recientes eventos. El
movimiento Inmanentista, el Vitalismo de Blondel, el antiescolasticismo de los
"Annales de philosophie chretienne", y otras tendencias recientes hacia una
apologética no intelectual de la Fe, tiene sus fuentes en el Kantismo, y la
condenación que han recibido de la autoridad eclesiástica presenta plenamente que
ellos no tiene un claro título para ser considerados como un sustituto de la
apologética intelectualismos la cual se basa en el realismo de los Escolásticos.

CONCLUSIONES

El pensamiento de Kant desempeña un papel imprescindible en la historia de la


filosofía, su idealismo trascendental, abrió la vía al idealismo subjetivo de Fichte, al
idealismo objetivo de Schelling y al idealismo absoluto de Hegel.
Kant es el fundador de la filosofía Alemana, es imposible, ni siquiera hoy, filosofar
sin topar con su pensamiento.
Kant es sobre todo un autor que supo aprender de los demás, y por ello supone una
síntesis de las corrientes racionalistas, empiristas y de la ilustración, no nos cabe
duda de que representa la raíz de todo pensamiento filosófico del siglo XIX y el XX.
Era un hombre que poseía sus ideas en un gran orden, y ello le permitió evitar tener
contradicciones. Es muy importante el hecho de diferenciar la Metafísica de la
ciencia, con ello logró, que por fin se caminara por el camino correcto, y se llegará a
que la idea de Dios es necesaria en la moral del hombre, esto tal vez, sea muy
discutible, pero lo que en verdad es cierto, es que el hombre, aunque desaparezcan
todas las ciencias, basará su vida en la Metafísica, porque lo que no entienda,
intentará explicarlo, pensando que hay un ser superior, que si lo entiende.

RECOMENDACIONES

Más que recomendación, nuestra opinión sobre Kant es positiva a todos sus
pensamientos kantianos con respecto al idealismo problemático que pertenece al
racionalismo  se tiene que recurrir a dios es algo moral no es experiencia para poder
tener experiencia externa primero ay que tener experiencia interna y el ideoalismo
dogmatico que pertenece al empirismo Kant distingue entre fenómenos (realidad) y
apariencias(solo vale subjetividad). Con respecto al conocimiento es de mucha lógica
para nosotros sin experiencia no ay conocimiento. Otro apartado muy importante es el
espacio y tiempo sin ellos no puede a ver si sujeto ni objetos. Por otra parte está la
ciencia, para que exista la ciencia debe haber un conocimiento formal previo no debe de
depender de la experiencia, un conocimiento a priori. Es de lógica este conocimiento sin
un conocimiento formal en la ciencia no llegas a ninguna parte solo con la experiencia.
Otro punto importante es el imperativo categórico es un mandato de carácter ético, actúa
de tal manera que tu acto sea universal, si esto lo hiciéramos todas las personas
viviríamos en un mundo mejor.

ANEXOS

Frases más famosas de Emmanuel Kant:


 
“El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”.
 
“Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros”.
 
“La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”.
 
“El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno
acomodarse a la libertad de todos”.
 
“La educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que su naturaleza
es capaz”.
 
“Con el poder viene la responsabilidad”.
 
“Dormía y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que es deber”.
 
“De dónde viene el ser humano todos lo sabemos, a donde quiere llegar pocos lo
conocen”.
 
“La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación”.
 
“El hombre es celoso si ama; la mujer también, aunque no ame”.
 
“La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades”.
 
“Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto
más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que
está sobre mí y la ley moral que hay en mí”.
 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Kant, I.: Ideas para una historia en clave cosmopolita y otros escritos sobre
Filosofía de la Historia. Madrid: Editorial Tecnos, 1987.
2. Kant, I.: ¿Qué es Ilustración? 4ª edición. Madrid: Editorial Tecnos, 1999.
3. Kant, I.: La paz perpetua. 6ª edición. Abellán, J. (trad.) Madrid: Editorial
Tecnos, 1998.
4. Pérez Quintana, Antonio: Republicanismo y paz. Oviedo: Eikasia, 2005
5. Eagleton, T.: Los extranjeros. Por una ética de la solidaridad. Barcelona: Paidós,
2010.
6. Safranski, R.:  El mal o El drama de la libertad. Gabás, R. (trad.) Barcelona:
Tusquets Editores, 2000
7. Safranski, R.: ¿Cuánta globalización podemos soportar? Barcelona: Tusquets,
2004.
8. Tejedor Campomanes, C.: Historia de la filosofía, 2 Bachillerato. Madrid:
Ediciones SM, 2001.
9. Hernández, J. L., Benítez, L., Díaz, J. A.: La filosofía moderna. La Laguna-
Tenerife: Benchomo S. L., 2002
10. WWW.SCRIB.PE.
11. www.muyinteresante.es

ÍNDICE

I. CARÁTULA………………………………………………….Pag. 1
II. DEDICATORIA………………………………………………Pag. 2
III. INTRODUCCIÓN………………………………………….....Pag. 3
IV. CAPÍTULO I ………………………………………………....Pag. 4
Emmanuel Kant……………………………………………….Pag. 4
Periodo Precrítico……………………………………………..Pag. 4
Periodo Crítico………………………………………………...Pag. 4
V. CAPÍTULO II…………………………………………………Pag. 6
El uso teórico de la razón……………………………………...Pag. 6
La doctrina del conocimiento en la "crítica de la razón  pura"..Pag. 8
La “Dialéctica transcendental”: la Razón y su exigencia de
Lo  incondicionado……………………………………………………………………….Pag.10
El idealismo trascendental: el "fenómeno" y el "noúmeno"…..Pag.11
La filosofía Copernicana……………………………………....Pag.11
La filosofía kantiana: el Idealismo Trascendental……………..Pag.12
VI. CAPÍTULO III………………………………………………...Pag.14
La razón práctica y el conocimiento moral……………………Pag.14
Tipos de Principios…………………………………………….Pag.15
Crítica de Kant………………………………………………....Pag.16
Ética formal de Kant…………………………………………..Pag. 17
Autonomía de voluntad……………………………………….Pag. 18
Postulados de la razón práctica……………………………….Pag. 19
El sumo bien…………………………………………………..Pag. 20
Análisis del grupo……………………………………………..Pag. 22
Conclusiones…………………………………………………..Pag. 23
Recomendaciones……………………………………………..Pag. 24
Anexos………………………………………………………...Pag. 25
Datos bibliográficos…………………………………………..Pag. 26
Índice………………………………………………………….Pag. 27

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