Cuento Tres Cerditos Humor

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Los tres cerditos políticamente incorrectos

Érase una vez tres pequeños cerdos que vivían juntos en mutuo respeto y perfecta armonía con su
entorno. Usaban materiales autóctonos abundantes y cada uno de ellos había construido una bonita
casa.
Uno de los cerditos construyó una casa de paja, otro una de madera y el ultimo una en la que usó
estiércol, arcilla y madera de vid amasados con lo que fabricaba ladrillos ecológicos, los cuales cocía en
un pequeño horno de biomasa (leña). Cuando terminaron sus casas, los pequeños cerdos quedaron
muy satisfechos con su trabajo y se acomodaron en ellas para vivir en paz, solidaridad y con total auto-
determinación.
Pero su idílica existencia pronto llegaría a su fin.
Un día apareció un lobo grande y malo que traía grandes ideas expansionistas. Al ver a los
pequeños cerdos, sintió un hambre feroz, tanto en un sentido físico como ideológico. Cuando los
pequeños cerdos vieron al lobo corrieron raudos hacia la casa de paja. El lobo corrió detrás de
ellos y empezó a golpear la puerta, gritando: “Cerditos, cerditos, dejadme entrar”.
Los cerditos le contestaron: “Tus tácticas de asalto no le dan miedo a credos capaces de defender
sus casas y cultura”
Pero el lobo no estaba dispuesto a privarse de lo que el creía que era su manifiesto destino y
legítimo derecho. De este modo comenzó a soplar y resoplar hasta derribar la casa de paja. Los
asustados cerditos corrieron a la casa de madera, con el lobo pisándoles los talones.
Otros lobos llegaron detrás y compraron el terreno donde había estado la casa de paja y pusieron
una plantación de bananas, completamente mecanizada.
Al alcanzar la casa de madera el lobo comenzó de nuevo a golpear la puerta y gritar: “Cerditos,
cerditos, dejadme entrar”.
Los cerditos contestaron: “¡Vete a infierno, carnívoro opresor imperialista!”
Ante esta respuesta, el lobo no pudo evitar sonreír condescendientemente y pensó para si mismo:
“Son tan infantiles los pobres, que va a ser una pena tener que comérmelos; pero el progreso no
se puede detener”
Así que el lobo sopló y resopló hasta derribar la casa de madera. Los cerditos corrieron a
refugiarse en la casa de ladrillo, con el lobo siguiéndolos de cerca.
Otros lobos vinieron y compraron el terreno donde la casa de madera había estado. En él
construyeron un complejo turístico -de uso a tiempo compartido- para lobos turistas. A cada uno
de estos se les regalaba una reconstrucción a escala y en fibra de vidrio de la casa de madera
original. También se construyeron tiendas de souvenirs, un pequeño y completo supermercado,
instalaciones de buceo y espectáculos con delfines.
En la casa de ladrillo el lobo continuó golpeando la puerta y pidiendo a voces que le abrieran:
“Cerditos, cerditos, dejadme entrar”.
Esta vez, en respuesta, los cerditos encendieron velas, cantaron canciones solidarias y escribieron
cartas de protesta a la ONU.
El lobo cada vez estaba más enfadado, por el rechazo de los credos a ver la situación desde el
punto de vista de un carnívoro. Así que comenzó a soplar y resoplar hasta sentir un dolor intenso
en el pecho y caer muerto de un ataque masivo al corazón, causado por una alimentación poco
equilibrada y rica en grasas, lo que hizo saltar por las nubes su colesterol (el colesterol ‘malo’ o
LDL).
Los tres pequeños credos se sintieron muy felices de que finalmente la justicia hubiera triunfado y
danzaron alrededor del cadáver del lobo.
Su siguiente paso fue liberar su patria, para lo cual formaron un frente con otros cerdos que habían sido
expulsados de sus tierras -asesorados por cerdos observadores militares enviados por Cuba. Las recién
formadas Fuerzas Armadas Revolucionarias Marranas (FARM) atacaron el complejo turístico armados
con Kalashnikov (AK-47, suministrado por Ucrania) y lanza-granadas (RPG, suministrados por China) y
eliminaron a todos los lobos capitalistas, crueles y opresores, enviando un claro mensaje al resto del
hemisferio de que no tolerarían ingerencias imperialistas en sus asuntos internos.
Finalmente los cerdos establecieron un modelo de democracia socialista, con educación gratuita,
seguridad social universal, vivienda asequible y bellotas gratis para todo el mundo.
Los cerdos venidos de cuba -muchos de ellos procedentes de los servicios secretos, los cuerpos de
seguridad y personal médico- se quedaron a vivir con ellos en su país multicolor, para ayudar a la
construcción del socialismo y, de paso, comer.
Aclaración importante: El lobo de este cuento ha sido metafóricamente creado. Ningún lobo de verdad
ha sido dañado para la elaboración de esta historia.
.
Politically Correct Bedtime Stories – James Finn Garner (Detroit, 1960) – Traducción por Dugutigui
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