Malabestias y Otros Relatos
Malabestias y Otros Relatos
Malabestias y Otros Relatos
MALABESTIAS
Y OTROS RELATOS
Jorge Oscar Rossi
Info@editorialstalker.com.ar
www.editorialstalker.com.ar
2
Malabestias y otros relatos
MALABESTIAS
Y OTROS RELATOS
3
Jorge Oscar Rossi
4
Malabestias y otros relatos
DEFENSA PROPIA
5
Jorge Oscar Rossi
6
Malabestias y otros relatos
8
Malabestias y otros relatos
EL CUARTO CLIENTE
11
Jorge Oscar Rossi
12
Malabestias y otros relatos
13
Jorge Oscar Rossi
14
Malabestias y otros relatos
17
Jorge Oscar Rossi
19
Jorge Oscar Rossi
22
Malabestias y otros relatos
25
Jorge Oscar Rossi
29
Jorge Oscar Rossi
30
Malabestias y otros relatos
ELENA ESTÁ...
33
Jorge Oscar Rossi
Se imaginó la situación:
“-Hola, Stannio, cuarenta y cuatro barra b, a
base.
-¿Qué pasa?
- Notifico un homicidio.
-¿Ah sí?, mirá vos, que terrible.
- El muerto es un Vecino.
- ...
- Repito, el muerto es un Vecino.
-...Stannio, sabés como son estas cosas.
Presentate a la base. Considerate suspendido y
arrestado.”
Eso siempre y cuando funcione el teléfono.
34
Malabestias y otros relatos
35
Jorge Oscar Rossi
37
Jorge Oscar Rossi
40
Malabestias y otros relatos
41
Jorge Oscar Rossi
-Jooojooojo.
Stannio se arrastró fuera del auto y solo al
salir se dio cuenta que también había estado llevando
a Elena.
-Jooojooojo.
Miró en dirección a las voces pero no
distinguió nada. Se pasó una mano por la cara y notó
que sangraba por la nariz, la frente y la boca. Se
volvió hacia Elena. No parecía muy lastimada pero
estaba inconsciente.
Los Sapos empezaron a mostrarse.
-Jooojooojo- le dijo el que iba adelante.
Después sacó la lengua y guiñó un ojo. Era gordo,
fofo y verdoso como todos esos infelices que lo
acompañaban.
Sintiéndose comunicativo, continuó:
-¿Noss dasel... eh... auto?... notevamosacer
nada.
Stannio observó el coche. Había derrumbado
una pared y estaban en un baldío. Si hubieran usado
el cinturón no habría pasado nada. Si hubiera
conectado el piloto no hubiera pasado nada. Por
43
Jorge Oscar Rossi
44
Malabestias y otros relatos
cada vez más intenso; pero poco dolor. ¿Se había roto
la columna?.
Estaba acostado al lado de la mujer y todavía
sin saber su nombre.
Su último pensamiento antes de gatillar fue
que la muerte le tenía que doler. No tenía que ser una
muerte piadosa. Tenía que sufrir. Tenía que purgarse
de toda la mierda que llevaba dentro.
Por eso se disparó al ombligo. La bala lo
atravesó de arriba abajo y desgarró y rompió y
reventó.
No hubo nada que disfrutar. Stannio no era
masoquista.
No hubo nadie a quien decirle unas últimas
palabras que justificaran algo.
Stannio tampoco era un buen orador.
Ni siquiera alguien a quien dedicarle un
pensamiento, o una náusea.
Con la muerte cesó el frío, el dolor y la
necesidad de dar explicaciones.
Lentamente, el charco de sangre negra se
empezó a cuajar.
47
Jorge Oscar Rossi
48
Malabestias y otros relatos
INOCENCIA ADQUIRIDA
49
Jorge Oscar Rossi
II
III
IV
52
Malabestias y otros relatos
VI
-¿Llegamos al Mundo?
-No, estamos en el Tránsito.
-¿Qué tránsito?
-El Tránsito hacia el Mundo... o hacia la Nada.
- ¿Y qué esperamos para ir allá?
-Nosotros no vamos para allá. Yo voy para
allá.
Celes no se quedó frío de terror, ni su
estómago se estrujó, porque no tenía cuerpo que se
enfriara ni estómago que se estrujase. Pero sintió
miedo, un miedo indescriptible.
Aprendió que no hace falta tener carne,
sangre, huesos y vísceras para sentir miedo.
Fue una de las últimas cosas que aprendió.
53
Jorge Oscar Rossi
VII
54
Malabestias y otros relatos
INSOLITA HUMEDAD
55
Jorge Oscar Rossi
61
Jorge Oscar Rossi
62
Malabestias y otros relatos
SUICIDIO EXITOSO
66
Malabestias y otros relatos
67
Jorge Oscar Rossi
70
Malabestias y otros relatos
71
Jorge Oscar Rossi
72
Malabestias y otros relatos
LA MEJOR OFRENDA
73
Jorge Oscar Rossi
74
Malabestias y otros relatos
77
Jorge Oscar Rossi
No había electricidad.
No se veía nada.
Era la ocasión para tener un plan, era el día (o
la noche, mejor dicho) para que alguien se revelara y
mostrase al Universo todo, cuál era la razón por la
que figuraba en el Plan Divino.
Como de costumbre, todos dejaron pasar la
ocasión.
A lo bestia, tiraron abajo la puerta del
departamento y entraron como tromba cayéndose
unos sobre los otros.
Cuando terminaron de tropezarse y de caerse y
de insultarse mutuamente, los invasores notaron la
total ausencia de resistencia por parte de los
invadidos.
A propósito, ¿Dónde estaban los invadidos?.
El departamento, con sus ventanas selladas
definitivamente para evitar cualquier incursión, estaba
a oscuras y en silencio. Uno de los sangradores había
logrado mantener encendida su antorcha y eso
permitía apreciar el diminuto mobiliario: una mesita,
tres sillitas, etcetera, etceterita. Todo chiquito, todo
acomodado a sus ocupantes.
Lo único desmesurado era el asqueroso olor,
que habría hecho vomitar a gente más delicada que
los presentes.
En el dormitorio, sobre la camita en la que
Boelio había hecho equilibrio más de una vez,
encontraron a la pareja. Estaban tendidos uno al lado
del otro, bien muertitos y un tanto putrefactos, a
83
Jorge Oscar Rossi
84
Malabestias y otros relatos
86
Malabestias y otros relatos
88
Malabestias y otros relatos
MALABESTIAS
CAPITULO I
2
89
Jorge Oscar Rossi
-Disculpame, Cleopatra.
-No me vengas con Cleopatra. -Retrucó la
Turca, enojada.
El Negro se quedó cortado, con un kilo de
zanahorias a medio poner en la balanza. Estaban solos
en la verdulería.
Un poco más fría, la Turca continuó:
-Sabés que solo me llamo Cleopatra en el
Ritual.
-Sí... bueno... igual perdoname. Ayer estuve
muy bestia... pero es que esa sangre de mierda me
sacó de las casillas.
-...está bien...
La Turca se ablandaba. El Negro, animado, le
puso las zanahorias en la bolsa y volvió a hacer gala
de su locuacidad.
-¡Y después el otro se larga a reír!... ¡dejame
de joder!.
-¿Y que querés que hiciera?, ¿qué me pishe
encima?.
El Cholo, ayudante del Negro en la verdulería
y en otros asuntos, volvía de entregar un pedido, justo
a tiempo para ser el autor de esta fascinante reflexión.
Los tres se miraron, tal vez por no tener otra
cosa que hacer. Permanecieron callados, digamos,
diez segundos, y no pudieron resistir más.
-Habría que repetirlo.
-¿Te parece, Negro?.
-Seguro... ¿Vos qué decís, Cholo?.
- Por mí... pero por favor, cuando degollés al
pollo, tratá de no volver a ponerte abajo... ¿eh?.
90
Malabestias y otros relatos
92
Malabestias y otros relatos
CAPITULO II
94
Malabestias y otros relatos
95
Jorge Oscar Rossi
97
Jorge Oscar Rossi
98
Malabestias y otros relatos
10
99
Jorge Oscar Rossi
11
100
Malabestias y otros relatos
101
Jorge Oscar Rossi
12
102
Malabestias y otros relatos
CAPITULO III
(QUE VENDRIA A SER EL BROCHE DE ORO,
FIN DE FIESTA, MANTO DE PIEDAD O
CONCLUSION
DEL PRESENTE CUENTO)
-¡Aiaah!
-Aguanta, Tur...Cleopatra.
-¡Aiaaa!, ¡me dueleee!
-Vamos, que te pinche un poco puede ser.
Pero que te duela...
Las velas negras parecían dar más calor que
las comunes.
Eran cinco y se derretían sobre una mesa
ratona que oficiaba de altar. Rodeaban a una estatuita
de Satanás, disfrazado de macho cabrío.
La Turca se sentía incomoda, echada en el
suelo, boca arriba y en cueros. A su lado,
rompiéndose las rodillas contra las baldosas, estaba el
Negro; también todo desnudito y completamente
absorto en la dura tarea de pintar, con la ayuda de un
plumín y tinta china roja, el estómago de la mujer.
Había dibujado una estrella de cinco puntas e
intentaba en vano trazar un signo cabalístico en el
ombligo femenino.
La Turca pensaba que no tendría que haber
contribuido ni con las velas, ni con la estatua, ni con
los sahumerios, ni con el cuerpo. Lo que más la
angustiaba era cómo se iba a quitar la tinta de encima.
De pronto, el Negro aulló:
104
Malabestias y otros relatos
108
Malabestias y otros relatos
109
Jorge Oscar Rossi
110
Malabestias y otros relatos
PASEO NOCTURNO
114
Malabestias y otros relatos
116
Malabestias y otros relatos
118
Malabestias y otros relatos
Índice
Defensa Propia……………………………… 5
El cuarto cliente………………….................. 9
El maravilloso mundo de obdulio…………. 15
Elena está… ………………………………... 31
Inocencia adquirida………………………... 49
Insólita humedad…………………………… 55
La mejor ofrenda…………………………… 73
Malabestias
Capítulo I……………………………………. 89
Capítulo II…………………………………… 93
Capítulo III………………………………… 103
Índice……………………………………….. 119
119