Primera Sala Penal de Apelaciones Nacional Permanente Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios Expediente: 00129-2016-42-5002-JR-PE-01
Primera Sala Penal de Apelaciones Nacional Permanente Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios Expediente: 00129-2016-42-5002-JR-PE-01
Primera Sala Penal de Apelaciones Nacional Permanente Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios Expediente: 00129-2016-42-5002-JR-PE-01
Resolución N.° 5
Lima, veintisiete de julio
de dos mil veinte
I. ANTECEDENTES
1.1 Mediante Resolución N.° 9, de fecha dos de marzo de dos mil dieciocho
(incidente N.° 129-2016-4), se impuso al imputado Mendoza Shirorinti la medida de
prisión preventiva por el plazo de 18 meses. Contra esta decisión, la defensa del
imputado y el representante del Ministerio Público interpusieron recurso de
apelación. Esta Sala Superior, a través de la Resolución N.° 2, de fecha veinte de
marzo de dos mil veinte, confirmó el extremo de la medida impuesta a Mendoza
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Shirorinti, revocó el extremo del plazo y, reformándolo, dispuso que este plazo sea
de 36 meses.
1.2 Por escrito presentado con fecha veintiocho de abril de dos mil veinte, la
1.3 Así las cosas, luego de recabada la documentación médica instada, la cual fue
remitida por el Establecimiento Penitenciario Miguel Castro Castro, y de realizarse
la audiencia virtual correspondiente, por resolución materia de impugnación, se
declaró fundado el pedido de cese de prisión preventiva en favor de Tarcisio Hilario
Mendoza Shirorinti y, en su lugar, le impuso comparecencia con restricciones, entre
ellos, el impedimento de salida del país y el pago de una caución económica
ascendente a S/ 10 000.00.
1.4 Contra la mencionada resolución, con fecha ocho de julio de dos mil veinte, el
representante del Ministerio Público ha interpuesto recurso de apelación.
Concedido el mismo, de forma virtual, se elevaron los actuados a esta Sala Superior,
la que, por Resolución N.° 3, programó la audiencia virtual de apelación para el
veintidós de julio del presente año. Luego de realizada la citada audiencia y la
correspondiente deliberación, se procede a emitir la resolución siguiente.
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II. FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN IMPUGNADA
2.1 Conforme se aprecia en la recurrida, el juez de primera instancia realiza el
análisis de la presente incidencia sobre la base de la existencia o no de nuevos
elementos de convicción que sustente el pedido de cesación de prisión preventiva.
2.2 Así, en primer lugar, refiere que, conforme a la Resolución Ministerial N.° 193-
2020, del trece de abril del presente año, se ha dejado establecido que, en su
artículo 7.1, las personas que padecen de hipertensión arterial son consideradas
dentro del grupo de riesgo. Similar situación se vuelve a afirmar en su artículo 7.2 y
en el artículo 8 del Decreto Supremo N.° 083-2020, del nueve de mayo último.
2.4 Sobre la base de dichos informes, el juez concluye que el imputado es parte del
grupo de riesgo al contagio de la COVID-19, pues el padecimiento de hipertensión
arterial constituye un factor de riesgo individual. Agrega que, de los informes
médicos, no solo se ha advertido esa comorbilidad, sino, además, un riesgo en la
evolución de la sintomatología del referido virus, pues, en un primer momento,
conforme al Informe médico N.° 443-2020, se advierte como diagnóstico que
presentaba “síntomas o sospecha de COVID-19”, así como bronquitis. No obstante,
luego con el Informe médico N.° 711-2020, su diagnóstico varía y se concluye que
padece de “Covid-19 leve probable”. Esta conclusión médica, aunada a la
enfermedad de hipertensión arterial, a criterio del juez de primera instancia, ponen
de manifiesto la posibilidad de riesgo latente en la salud y vida del investigado,
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tanto más si el imputado Mendoza Shirorinti ya padecía de fibrosis pulmonar antes
de su entrada al establecimiento penitenciario, conforme obra en su historia clínica.
2.7 Por los argumentos expuestos, el juez de primera instancia, luego del análisis
de proporcionalidad, declaró fundado el pedido de cese de prisión preventiva en
favor de Mendoza Shirorinti y, en su lugar, le impuso comparecencia con
restricciones, así como el impedimento de salida del país y el pago de una caución
económica ascendente a S/ 10 000.00.
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vulnerado la garantía de motivación de las resoluciones judiciales por los siguientes
fundamentos:
3.2 En primer lugar, refiere que el juez de primera instancia ha emitido una
decisión sin contar con suficientes elementos de convicción, pues, a pesar de haber
requerido diversa documentación para acreditar la existencia de una enfermedad
grave, solo ha basado su decisión teniendo en cuenta dos informes médicos
contradictorios que diagnostican hipertensión arterial.
3.3 Agrega que no se han hecho los exámenes médicos correspondientes para
corroborar la supuesta fibrosis, la hipertensión arterial y los malestares que refiere
el imputado. Tampoco se ha adjuntado la historia clínica del imputado. Por más que
se haya referido que exista una sospecha de que el imputado padezca de COVID-19,
no se le ha realizado la prueba correspondiente.
3.4 También, refiere que, pese a que al imputado Mendoza Shirorinti se le habría
diagnosticado que podría sufrir de COVID-19, este no se encontraba cumpliendo el
aislamiento social obligatorio de quince días, pues el veinte de julio del presente
año, el representante del Ministerio Público ha llevado a cabo una diligencia de
verificación de domicilio y concluye que el imputado no se encontraba porque se
habría ido a laborar en construcción.
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IV. ARGUMENTOS DE LA DEFENSA DEL IMPUTADO MENDOZA SHIRORINTI
4.1 A su turno, en audiencia, el abogado defensor del imputado Mendoza Shirorinti
solicitó que se confirme la resolución venida en grado, pues refiere que, en
cumplimiento de lo dispuesto por esta Sala Penal de Apelaciones, el INPE ha
enviado los Informes médicos 443 y 711-2020, mediante los cuales –especialmente
en el segundo– se advierte que se han llevado a cabo los análisis correspondientes
para corroborar las enfermedades preexistentes y que han sido debidamente
consignadas por los médicos del INPE. Agrega que se le ha tomado la presión y se le
ha practicado una radiografía conforme obra en el Informe médico N.° 711-2020-
INPE.
4.3 Añade que, mediante Resolución N.° 9, el juez de primera instancia ha dado
cuenta del cumplimiento en parte de las restricciones impuestas por su judicatura.
Precisa que su patrocinado no cuenta con DNI; no obstante, está haciendo este
trámite para así poder obtener los beneficios de su AFP y pagar el monto de la
caución, que considera correcto, pues su patrocinado no cuenta con bienes a su
nombre ni con trabajo.
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cuenta con las condiciones necesarias para atender a los pacientes de COVID-19 o
de aquellos que pudieran padecerlo.
5.2 Finalmente, afirma que ha cumplido con el aislamiento social obligatoria, pues
él habría salido de prisión el 3 de julio de este año y el día que fueron a hacer la
verificación domiciliaria, ya había superado el periodo de aislamiento de 15 días.
1
La actividad recursiva en nuestro sistema procesal tiene entre sus principales principios el de
limitación, también conocido como “tantum apellatum tantum devolutum”, el que recoge el
principio de congruencia, consistente en que el órgano revisor, al momento de revisar la
impugnación, debe hacerlo conforme a las pretensiones o los agravios invocados por el impugnante
en el referido recurso.
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debido proceso en el inciso 3, y la motivación escrita de las resoluciones judiciales
en el inciso 5. Esta motivación es entendida como una exigencia constitucional que
integra el contenido constitucionalmente protegido de la garantía procesal de
tutela jurisdiccional efectiva, que impone al juez la obligación de que las decisiones
que emita han de estar debidamente fundamentadas en razones de hecho y de
derecho. No debe obviarse que el derecho a la motivación de las resoluciones “[…]
constituye una garantía fundamental en los supuestos en que con la decisión
emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación jurídica de las personas.
Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente y congruente,
constituirá una decisión arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional”2.
2
Cfr. Exp. N.° 05601-2006-PA/TC, fundamento 3, y reiterado en el Exp. N.° 02462-2011-PH/TC.
3
Exp. N.° 1480-2006-AA/TC (caso Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador), del veintisiete
de marzo de 2006, fundamento 2.
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totalmente factible que la variación o reforma de las medidas coercitivas a favor del
procesado se produzca de oficio (artículo 255.2 del CPP).
QUINTO: Ahora bien, de conformidad con el artículo 283.3 del CPP, el cese de la
prisión preventiva procede solo en los casos donde la evidencia de nuevos
elementos de convicción demuestre que ya no concurren los presupuestos o
fundamentos que determinaron su imposición y resulte necesario variar esta
medida por la de comparecencia, ya sea simple o con restricciones. Adicionalmente,
se pueden considerar las características personales del imputado, el tiempo
transcurrido desde la privación de su libertad y el estado del proceso.
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imputado, en atención a sus condiciones personales, se encuentra en un especial
estado de vulnerabilidad. Por ende, las razones que fundamentan este instituto
procesal son, en puridad, de tipo humanitario.
4
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas
Mayores (A-70) establece que una persona mayor es “aquella de 60 años o más, salvo que la ley
interna determine una base menor o mayor, siempre que esta no sea superior a los 65 años. Este
concepto incluye, entre otros, el de la persona adulta mayor” (artículo 2). Sobre el derecho a la
libertad personal de las personas mayores, el artículo 13 del citado instrumento internacional señala
que “los Estados Partes garantizarán el acceso de la persona mayor privada de libertad a programas
especiales y atención integral, incluidos los mecanismos de rehabilitación para su reinserción en la
sociedad y, según corresponda, promoverán alternativas respecto a la privación de libertad, de
acuerdo con sus ordenamientos jurídicos internos” (el resaltado es nuestro).
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DÉCIMO: De ahí que el Tribunal Constitucional haya señalado en reiterada
jurisprudencia que, si bien las medidas de detención domiciliaria y prisión
preventiva presentan los mismos presupuestos materiales para su imposición,
ambas responden a mandatos de diferente naturaleza jurídica, en razón del distinto
grado de incidencia o afectación que generan sobre la libertad personal del
individuo5. No cabe duda de que la detención domiciliaria supone una intromisión
menos gravosa a la libertad, pues resulta una menor carga psicológica y física para
el afectado, debido a que no es lo mismo permanecer por disposición judicial en el
domicilio que en prisión. No obstante, tampoco puede desconocerse que las
medidas de detención domiciliaria y de prisión preventiva se asemejan por el
objeto cautelar, es decir, impiden a una persona autodeterminarse o actuar por
propia voluntad. Estas medidas se disponen con la finalidad de asegurar la eficacia
de la administración de justicia, no sin antes hacer observancia del principio de
proporcionalidad –o prohibición del exceso– que impide una injerencia injustificada
sobre los derechos6.
5
Exp. N.° 0731-2004-HC/TC, caso Alfonso Villanueva Chirinos, del dieciséis de abril de dos mil cuatro.
6
Sentencia del Tribunal Constitucional, de fecha diecinueve de julio de dos mil seis, recaída en el
Expediente N.° 5259-2005-PHC/TC (fundamento 5).
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DÉCIMO SEGUNDO: Por su parte, la defensa técnica, en el debate de primera y
segunda instancia, ha insistido en argumentar que su patrocinado padece de
enfermedades como hipertensión arterial y fibrosis pulmonar que lo convierten en
población de riesgo, en atención a la actual pandemia generada por la COVID-19.
Incluso, ha referido que, de conformidad con las conclusiones de los informes
médicos emitidos por el INPE, su patrocinado ha presentado síntomas que
permitirían concluir que este se habría infectado en el establecimiento
penitenciario donde se encontraba recluido.
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DÉCIMO CUARTO: En cuanto a esta última, es de resaltar que el Consejo Ejecutivo
ha precisado los siguientes criterios que deben tomarse en consideración para
valorar el peligro procesal en relación con el derecho a la salud de los internos: i)
ser mayor de 65 años; ii) adolecer de enfermedad grave o crónica, calificadas como
riesgosas ante el coronavirus; iii) ser madre gestante o iv) madre con hijos menores
de 3 años. Igualmente, debe prestarse especial atención tanto al nivel de salubridad
del establecimiento penitenciario y las medidas que se han tomado para evitar el
contagio y para atender a los afectados, como al hacinamiento del penal y, de ser
posible, a la situación concreta de cada interno.
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Personas privadas de libertad: 46. Adoptar medidas para enfrentar el
hacinamiento de las unidades de privación de la libertad, incluida la
revaluación de los casos de prisión preventiva para identificar aquellos que
pueden ser convertidos en medidas alternativas a la privación de la
libertad, dando prioridad a las poblaciones con mayor riesgo de salud
frente a un eventual contagio del COVID-19, principalmente las personas
mayores y mujeres embarazadas o con hijos lactantes. 47. Asegurar que, en
los casos de personas en situación de riesgo en contexto de pandemia, se
evalúen las solicitudes de beneficios carcelarios y medidas alternativas a la
pena de prisión (...).
DÉCIMO SEXTO: De las normas emitidas por el gobierno central, las disposiciones
administrativas emitidas por el CEPJ y las recomendaciones propuestas por la
Organización Mundial de la Salud y la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, debemos concluir que la existencia de la pandemia de COVID-19 es una
realidad en nuestro país que no merece ser objeto de prueba en el presente
incidente. En igual sentido, es de conocimiento público, pues el mismo presidente
de la República viene informando por los medios de comunicación masiva que la
COVID-19 está afectando la salud de miles de personas en libertad, mientras que ha
segado la vida de más de dieciocho mil compatriotas a la fecha que se firma la
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presente resolución. Se sabe que la COVID-19 ha llegado a los centros
penitenciarios del país y hasta la fecha se habrían contagiado más de mil personas
privadas de su libertad, así como personal penitenciario. También es de
conocimiento público que existen más de tres centenares personas privadas de su
libertad y personal del INPE que lamentablemente han fallecido por esta
enfermedad. En consecuencia, para este Colegiado Superior, en aplicación del
inciso 2, artículo 156 del CPP, tales datos objetivos son hechos notorios que no
necesitan ser probados para resolver este incidente.
DÉCIMO OCTAVO: Esta Sala Superior considera que, de la revisión sucinta de los
informes médicos presentados por el INPE, estos son elementos suficientes para
poder verificar las graves enfermedades que padece el imputado Mendoza
Shirorinti, como también se ha concluido en la recurrida. Del Informe médico N.°
443-2020-INPE/18-234-SALUD, del veintiocho de mayo de dos mil veinte, suscrito
por el médico asistencial Jehsonns Paredes, se advierte que ha realizado un examen
físico de signos vitales y funciones biológicas, suscribiendo como impresión
diagnóstica que el citado imputado padece de “bronquitis” y “sospecha de COVID”.
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DÉCIMO NOVENO: Obra en autos el Informe médico N.° 711-2020-INPE/18-234-
SALUD, del quince de junio de dos mil veinte, suscrito por el médico cirujano Víctor
Choroco del Pozo, mediante el cual consignó que ha tenido como antecedentes
para su elaboración, la historia clínica en donde se consignan, como antecedentes,
hipertensión arterial, bronquitis recurrente y lesión fibrosa en el pulmón por
radiografía de tórax llevada a cabo en el 2019. Luego del examen físico de los signos
vitales y funciones biológicas, concluye que el imputado Mendoza Shirorinti padece
de “hipertensión arterial”, “fibrosis pulmonar” y “COVID-19 leve probable”. Estas
conclusiones, para esta Sala Superior, efectivamente, advierten la presencia de
enfermedad de comorbilidad que convierten al referido imputado en población de
riesgo frente a la actual pandemia generada por la COVID-19 y de conformidad con
la Resolución Ministerial N.° 193-2020, el Decreto Supremo N.° 083-2020 y la
Resolución Administrativa N.° 138-2020-CE-PJ. Incluso, estas enfermedades, para
este Colegiado, constituyen cuando menos patologías crónicas o incurables, que, en
tiempos normales, sin duda, pueden ser controladas por el personal médico del
INPE, pero que, dada la pandemia de Covid-19, no hay forma de controlarlas y, más
bien, configuran un peligro latente para la salud y la vida del procesado que las
sufre, tanto más si se carece de los médicos logísticos y médicos no solo para
diagnosticar la COVID-19, sino para tratarla. El control de las enfermedades
preexistentes no es posible en el centro penitenciario en el cual se encontraba
recluido el investigado Mendoza Shirorinti. Esta aseveración es una realidad que
tampoco necesita ser probada por notoria. Es más, el mismo Tribunal
Constitucional, en el Expediente N.° 5436-2014-PHC/TC, en sentencia del veintiséis
de mayo de dos mil veinte, con toda razón ha declarado que existe un estado
inconstitucional respecto del permanente y crítico hacinamiento de los
establecimientos penitenciarios, estado que se agudiza aún más en esta situación
de emergencia generada por la Covid-19.
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pone en peligro hasta su derecho a la vida. Por tanto, se toma en cuenta esta
pandemia para resolver la incidencia, mucho más si el peligro de contagio está
presente notoriamente en los centros penales del país. Tanto es así que en el
centro penitenciario donde se encuentra recluido el imputado Mendoza Shirorinti
existen circunstancias que agravarían su condición médica, entre ellas, la crisis
sanitaria declarada y el hacinamiento de hasta un 69 % de reclusos, conforme a la
información oficial del Departamento de Estadística del INPE, del dieciocho de abril
de dos mil veinte.
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apelaciones se agota el derecho y garantía a la pluralidad de instancia a que hace
referencia el artículo 139.6 de la Constitución política del Estado.
7
Audiencia de prisión preventiva, del dos de marzo de dos mil dieciocho.
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constatación domiciliaria en la referida comunidad8, entrevistándose con
pobladores de la zona, entre quienes se encuentra la sobrina del imputado, y
concluye que el imputado Mendoza Shirorinti no domicilia en dicha comunidad
desde hace ya tres años y que la casa que le pertenecía se habría quemado. Del
escrito presentado por la defensa técnica, signado con ingreso N.° 1638-2020, se
advierte que este no ha precisado el domicilio exacto que tendría en la comunidad
ashaninka de Santavancori; por el contrario, ha consignado uno distinto en la
provincia del Callao. Estas circunstancias, a criterio de este Colegiado, no permiten
verificar la existencia de un arraigo suficiente para el cumplimiento de las
restricciones impuestas por el juez de primera instancia, ni concluir que el peligro
procesal, verificado con anterioridad, haya disminuido.
8
Cfr. el acta de constatación domiciliaria adjuntada al escrito de fecha trece de julio del presente.
9
Criterio adoptado por esta Sala Superior en el Expediente N.° 160-2014-335, Resolución N.° 3, de
fecha quince de enero de dos mil diecinueve.
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VIGÉSIMO QUINTO: En consecuencia, en el presente incidente, contrario a lo que
se ha concluido en la recurrida, no corresponde el cese de la prisión preventiva,
sino por razones humanitarias corresponde sustitutir la prisión preventiva por la de
detención domiciliaria tal como lo prevé el artículo 290, 1, b del CPP. El peligro
procesal subsistente, en atención a la existencia de esta nueva circunstancia de la
pandemia podrá evitarse razonablemente con determinadas y precisas
restricciones legales. Es de precisar que si bien la defensa técnica del imputado ha
solicitado la cesación de la prisión preventiva, la cual ha sido declarada fundada en
primera instancia, y la pretensión impugnatoria de la fiscal superior es su
revocatoria, esto es, el investigado continúe cumpliendo la medida coerctiva de
carácter personal de prisión preventiva, ello no impide a este órgano superior dictar
una medida menos gravosa a la solicitada por la impugnante como es la detención
domiciliaria de conformidad con los artículos 255.2, 409.3 y 419.2 del CPP. Esto es,
en estricta aplicación del 255.2 del CPP y en base a lo debatido por las partes en
audiencia, el Colegiado debe revocar la resolución que decidió cesar la prisión
preventiva, y más bien, de oficio disponer la sustitución de la prisión preventiva por
la de detención domiciliaria del investigado Mendoza Shirorinti.
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De conformidad con el inciso 5, artículo 290 del CPP, esta Sala Superior se
encuentra habilitada para imponer límites o prohibiciones al imputado Mendoza
Shirorinti. En efecto para evitar el peligro procesal se debe disponer prohibir al
investigado de comunicarse, directa o indirectamente, bajo cualquier medio, forma,
lugar, espacio o circunstancia con las personas que poseen la condición de
investigados o testigos en el presente caso –en lo que no se oponga al ejercicio de
su derecho de defensa–. Y agregar la de impedimiento de salida del país.
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VIGÉSIMO NOVENO: Respecto al monto de caución económica, la fiscal superior
como tercer agravio refiere que el monto de S/ 10 000.00 impuesto es irrisorio en
atención a la imputación formulada en su contra y a la gravedad del daño causado
por sus comportamientos ilícitos. En oposición a ello, la defensa técnica ha
mostrado su conformidad con dicho monto por lo que corresponder ddterminar lo
correspondiente.
TRIGÉSIMO: Para resolver este agravio, resulta necesario revisar el contenido del
artículo 289 del CPP, el cual prevé que la caución consiste en una garantía
valorizada en una suma de dinero a fijarse, en cantidad suficiente para asegurar que
el imputado cumpla las obligaciones impuestas y las órdenes de la autoridad
competente. La calidad y cantidad del monto de caución se fija teniendo en cuenta
lo siguiente: i) la naturaleza del delito, ii) la condición económica del imputado, iii)
la personalidad, iv) los antecedentes del imputado, v) el modo de cometer el delito
y la gravedad del daño, y vi) las demás circunstancias que pudieran influir en el
mayor o menor interés de este para ponerse fuera del alcance de la autoridad fiscal
o judicial.
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es razonable debe y suficiente para garantizar el cumplimiento de las restricciones
impuestas.
DECISIÓN
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correspondiente informe en el término de 24 horas bajo responsabilidad
funcional.
4. IMPONER las siguientes reglas de conducta que deberá cumplir el imputado bajo
apercibimiento de revocarse la medida coercitiva que se impone:
5. DISPONER que las reglas de conducta impuestas por esta Sala Superior
deberán ser controladas por el Ministerio Público y la Policía Nacional del Perú,
bajo responsabilidad funcional.
Sres.:
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