Primera Sala Penal de Apelaciones Nacional Permanente Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios Expediente: 00129-2016-42-5002-JR-PE-01

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CORTE SUPERIOR NACIONAL DE JUST - Sistema

de Notificaciones Electronicas SINOE


SEDE CARLOS ZAVALA - JR MANUEL CUADROS 182 - CERCADO
LIMA,
Vocal:SALINAS SICCHA Emerito Ramiro FAU 20159981216 soft
Fecha: 27/07/2020 20:06:49,Razón: RESOLUCIÓN JUDICIAL,D.Judicial:
CORTE SUPERIOR NACIONAL DE JUST / Lima SEDCOF,FIRMA
DIGITAL

CORTE SUPERIOR NACIONAL


DE JUST - Sistema de
Notificaciones Electronicas SINOE
PRIMERA SALA PENAL DE APELACIONES NACIONAL PERMANENTE ESPECIALIZADA
SEDE CARLOS ZAVALA - JR
MANUEL CUADROS 182 - EN DELITOS DE CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIOS
CERCADO LIMA,
Secretario:LLAMACURI LERMO
Miriam Ruth FAU 20159981216 soft
Fecha: 27/07/2020 20:12:18,Razón:
RESOLUCIÓN Expediente : 00129-2016-42-5002-JR-PE-01
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE
SUPERIOR NACIONAL DE JUST / Jueces superiores : Salinas Siccha / Guillermo Piscoya / Enriquez Sumerinde
Ministerio Público : Segunda Fiscalía Superior Nacional Especializada en
Delitos de Corrupción de Funcionarios
Imputado : Tarcisio Hilario Mendoza Shirorinti
Delitos : Colusión agravada y otro
Agraviado : El Estado
Especialista judicial : Llamacuri Lermo
Materia : Apelación de auto sobre cese de prisión preventiva

Resolución N.° 5
Lima, veintisiete de julio
de dos mil veinte

AUTOS y OÍDOS: En audiencia pública, el recurso de


apelación interpuesto por el Ministerio Público contra la Resolución N.° 8, de fecha
primero de julio de dos mil veinte, emitida por el juez del Segundo Juzgado de
Investigación Preparatoria Nacional Permanente Especializado en Delitos de
Corrupción de Funcionarios, que declaró fundada la solicitud de cese de prisión
preventiva a favor del imputado Tarcisio Hilario Mendoza Shirorinti en la
investigación que se le sigue por la presunta comisión del delito de colusión
agravada y otro en agravio del Estado. Interviene como ponente el juez superior
SALINAS SICCHA, y ATENDIENDO:

I. ANTECEDENTES
1.1 Mediante Resolución N.° 9, de fecha dos de marzo de dos mil dieciocho
(incidente N.° 129-2016-4), se impuso al imputado Mendoza Shirorinti la medida de
prisión preventiva por el plazo de 18 meses. Contra esta decisión, la defensa del
imputado y el representante del Ministerio Público interpusieron recurso de
apelación. Esta Sala Superior, a través de la Resolución N.° 2, de fecha veinte de
marzo de dos mil veinte, confirmó el extremo de la medida impuesta a Mendoza

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Shirorinti, revocó el extremo del plazo y, reformándolo, dispuso que este plazo sea
de 36 meses.

1.2 Por escrito presentado con fecha veintiocho de abril de dos mil veinte, la

defensa de Mendoza Shirorinti solicitó el cese de dicha medida cautelar. Mediante


Resolución N.° 29, de fecha cuatro de mayo de dos mil veinte, se declaró infundado
el pedido. Contra esta decisión, la defensa del referido imputado interpuso recurso
de apelación. Concedido el mismo, se formó el Incidente N.° 129-2016-42 y, de
forma virtual, se elevaron los actuados a esta Sala Superior, la que, luego de
escuchar los argumentos de los sujetos procesales, por Resolución N.° 2, de fecha
quince de mayo de dos mil veinte, declaró nula la resolución de primera instancia y
dispuso que se proceda a renovar el acto procesal viciado y se convoque a nueva
audiencia, previa obtención de la documentación médica necesaria para establecer
la existencia o no de enfermedades preexistentes, el estado de salud del imputado
y las atenciones dadas en el tópico del establecimiento penitenciario.

1.3 Así las cosas, luego de recabada la documentación médica instada, la cual fue
remitida por el Establecimiento Penitenciario Miguel Castro Castro, y de realizarse
la audiencia virtual correspondiente, por resolución materia de impugnación, se
declaró fundado el pedido de cese de prisión preventiva en favor de Tarcisio Hilario
Mendoza Shirorinti y, en su lugar, le impuso comparecencia con restricciones, entre
ellos, el impedimento de salida del país y el pago de una caución económica
ascendente a S/ 10 000.00.

1.4 Contra la mencionada resolución, con fecha ocho de julio de dos mil veinte, el
representante del Ministerio Público ha interpuesto recurso de apelación.
Concedido el mismo, de forma virtual, se elevaron los actuados a esta Sala Superior,
la que, por Resolución N.° 3, programó la audiencia virtual de apelación para el
veintidós de julio del presente año. Luego de realizada la citada audiencia y la
correspondiente deliberación, se procede a emitir la resolución siguiente.

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II. FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN IMPUGNADA
2.1 Conforme se aprecia en la recurrida, el juez de primera instancia realiza el
análisis de la presente incidencia sobre la base de la existencia o no de nuevos
elementos de convicción que sustente el pedido de cesación de prisión preventiva.

2.2 Así, en primer lugar, refiere que, conforme a la Resolución Ministerial N.° 193-
2020, del trece de abril del presente año, se ha dejado establecido que, en su
artículo 7.1, las personas que padecen de hipertensión arterial son consideradas
dentro del grupo de riesgo. Similar situación se vuelve a afirmar en su artículo 7.2 y
en el artículo 8 del Decreto Supremo N.° 083-2020, del nueve de mayo último.

2.3 Luego, en cumplimiento de lo dispuesto por esta Sala Superior, el juzgado de


primera instancia ha recabado los Informes médicos 443-2020 y 711-2020-INPE/18-
234-SALUD, del veintiocho de mayo y quince de junio de dos mil veinte, mediante
los cuales se informa de la existencia de enfermedades preexistentes, el estado de
salud actual del investigado Mendoza Shironinti y las atenciones dadas en el tópico
del establecimiento penitenciario.

2.4 Sobre la base de dichos informes, el juez concluye que el imputado es parte del
grupo de riesgo al contagio de la COVID-19, pues el padecimiento de hipertensión
arterial constituye un factor de riesgo individual. Agrega que, de los informes
médicos, no solo se ha advertido esa comorbilidad, sino, además, un riesgo en la
evolución de la sintomatología del referido virus, pues, en un primer momento,
conforme al Informe médico N.° 443-2020, se advierte como diagnóstico que
presentaba “síntomas o sospecha de COVID-19”, así como bronquitis. No obstante,
luego con el Informe médico N.° 711-2020, su diagnóstico varía y se concluye que
padece de “Covid-19 leve probable”. Esta conclusión médica, aunada a la
enfermedad de hipertensión arterial, a criterio del juez de primera instancia, ponen
de manifiesto la posibilidad de riesgo latente en la salud y vida del investigado,

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tanto más si el imputado Mendoza Shirorinti ya padecía de fibrosis pulmonar antes
de su entrada al establecimiento penitenciario, conforme obra en su historia clínica.

2.5 En relación al cuestionamiento del representante del Ministerio Público

referido a la fiabilidad de la conclusión arribada por los informes médicos, el juez de


primera instancia advierte que en los mismos se han detallado los síntomas que
presentaba el investigado al momento de la evaluación, tales como dolor en el
pecho, tipo hincada, acompañado de tos seca. Esto permitió inferir un probable
contagio. En suma, concluye que la argumentación del titular de la acción penal no
es de recibo, pues estos informes han sido emitidos por funcionarios del Estado en
el ejercicio de sus funciones. De este modo, no es admisible el cuestionamiento
realizado sobre la autenticidad o fiabilidad de los referidos informes.

2.6 Finalmente, en la recurrida, se afirma que la vigencia de la medida de prisión


preventiva impuesta inicialmente agravaría su salud y, por conexidad, su vida. Así
pues, resulta proporcional la imposición de una medida menos gravosa como es la
comparecencia con restricciones, que evite razonablemente el peligro procesal,
pues este, a criterio del juzgador, se habría disminuido por la circunstancia surgida
en nuestro país y a nivel mundial.

2.7 Por los argumentos expuestos, el juez de primera instancia, luego del análisis
de proporcionalidad, declaró fundado el pedido de cese de prisión preventiva en
favor de Mendoza Shirorinti y, en su lugar, le impuso comparecencia con
restricciones, así como el impedimento de salida del país y el pago de una caución
económica ascendente a S/ 10 000.00.

III. FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE APELACIÓN


3.1 La representante del Ministerio Público, en su recurso de apelación y en
audiencia, pretende que se revoque la resolución venida en grado y, reformándola,
se declare infundada la solicitud de cesación de prisión preventiva, pues se habría

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vulnerado la garantía de motivación de las resoluciones judiciales por los siguientes
fundamentos:

3.2 En primer lugar, refiere que el juez de primera instancia ha emitido una

decisión sin contar con suficientes elementos de convicción, pues, a pesar de haber
requerido diversa documentación para acreditar la existencia de una enfermedad
grave, solo ha basado su decisión teniendo en cuenta dos informes médicos
contradictorios que diagnostican hipertensión arterial.

3.3 Agrega que no se han hecho los exámenes médicos correspondientes para
corroborar la supuesta fibrosis, la hipertensión arterial y los malestares que refiere
el imputado. Tampoco se ha adjuntado la historia clínica del imputado. Por más que
se haya referido que exista una sospecha de que el imputado padezca de COVID-19,
no se le ha realizado la prueba correspondiente.

3.4 También, refiere que, pese a que al imputado Mendoza Shirorinti se le habría
diagnosticado que podría sufrir de COVID-19, este no se encontraba cumpliendo el
aislamiento social obligatorio de quince días, pues el veinte de julio del presente
año, el representante del Ministerio Público ha llevado a cabo una diligencia de
verificación de domicilio y concluye que el imputado no se encontraba porque se
habría ido a laborar en construcción.

3.5 Finalmente, en relación al monto de la caución, refiere que este es irrisorio,


toda vez que al imputado Mendoza Shirorinti se le atribuyen los delitos de
organización criminal y colusión agravada. Menciona que el daño generado por la
comisión de dichos ilícitos asciende a S/ 2 552 000.00, monto que ya ha sido
valorado por esta Sala en los incidentes anteriores.

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IV. ARGUMENTOS DE LA DEFENSA DEL IMPUTADO MENDOZA SHIRORINTI
4.1 A su turno, en audiencia, el abogado defensor del imputado Mendoza Shirorinti
solicitó que se confirme la resolución venida en grado, pues refiere que, en
cumplimiento de lo dispuesto por esta Sala Penal de Apelaciones, el INPE ha
enviado los Informes médicos 443 y 711-2020, mediante los cuales –especialmente
en el segundo– se advierte que se han llevado a cabo los análisis correspondientes
para corroborar las enfermedades preexistentes y que han sido debidamente
consignadas por los médicos del INPE. Agrega que se le ha tomado la presión y se le
ha practicado una radiografía conforme obra en el Informe médico N.° 711-2020-
INPE.

4.2 Refiere que, en la recurrida, el juez de primera instancia ha indicado


correctamente cuáles son las resoluciones y directivas que permitan colegir quiénes
son las personas que se encuentran dentro del grupo de riesgo. Concluye que su
patrocinado se encuentra dentro de ellos. Alega que la sustitución de la medida de
prisión preventiva por la de comparecencia con restricciones se ajusta al principio
de proporcionalidad.

4.3 Añade que, mediante Resolución N.° 9, el juez de primera instancia ha dado
cuenta del cumplimiento en parte de las restricciones impuestas por su judicatura.
Precisa que su patrocinado no cuenta con DNI; no obstante, está haciendo este
trámite para así poder obtener los beneficios de su AFP y pagar el monto de la
caución, que considera correcto, pues su patrocinado no cuenta con bienes a su
nombre ni con trabajo.

V. AUTODEFENSA DEL IMPUTADO MENDOZA SHIRORINTI


5.1 El imputado Tarcisio Hilario Mendoza Shirorinti, ejerciendo su autodefensa,
solicita que se lleve un proceso de acuerdo a las condiciones personales de cada
imputado. Refiere que, en el centro penitenciario donde ha estado internado, no se

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cuenta con las condiciones necesarias para atender a los pacientes de COVID-19 o
de aquellos que pudieran padecerlo.

5.2 Finalmente, afirma que ha cumplido con el aislamiento social obligatoria, pues
él habría salido de prisión el 3 de julio de este año y el día que fueron a hacer la
verificación domiciliaria, ya había superado el periodo de aislamiento de 15 días.

VI. PROBLEMA JURÍDICO POR RESOLVER


Sometida a debate la pretensión planteada en el recurso de apelación, corresponde
a esta Sala Superior determinar si, en la resolución venida en grado por la cual se
cesó la prisión preventiva al investigado Mensoza Shirorinti, se ha vulnerado el
derecho de motivación de las resoluciones judiciales, conforme alega la
representante del Ministerio Público, o si esta, ha sido dictada conforme a derecho,
como lo alega la defensa técnica en audiencia.

VII. FUNDAMENTOS DE LA SALA SUPERIOR


PRIMERO: De entrada, debemos precisar que esta Sala Superior solo puede emitir
pronunciamiento respecto a los agravios expresados en el escrito del recurso
impugnatorio, interpuesto en la forma debida y en el plazo de ley. Al mismo
tiempo, nos está vedado responder agravios planteados con posterioridad, debido
a que ello implicaría vulnerar los principios de preclusión e igualdad que no solo
deben coexistir entre las partes durante el procedimiento, sino que los jueces
debemos preservar y promover1.

SEGUNDO: Bien se sabe que en el artículo 139 de la Constitución se recogen los


derechos y garantías de la función jurisdiccional. Allí se prevé la observancia del

1
La actividad recursiva en nuestro sistema procesal tiene entre sus principales principios el de
limitación, también conocido como “tantum apellatum tantum devolutum”, el que recoge el
principio de congruencia, consistente en que el órgano revisor, al momento de revisar la
impugnación, debe hacerlo conforme a las pretensiones o los agravios invocados por el impugnante
en el referido recurso.

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debido proceso en el inciso 3, y la motivación escrita de las resoluciones judiciales
en el inciso 5. Esta motivación es entendida como una exigencia constitucional que
integra el contenido constitucionalmente protegido de la garantía procesal de
tutela jurisdiccional efectiva, que impone al juez la obligación de que las decisiones
que emita han de estar debidamente fundamentadas en razones de hecho y de
derecho. No debe obviarse que el derecho a la motivación de las resoluciones “[…]
constituye una garantía fundamental en los supuestos en que con la decisión
emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación jurídica de las personas.
Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente y congruente,
constituirá una decisión arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional”2.

TERCERO: En efecto, el derecho a la debida motivación de las resoluciones implica


que los jueces, al emitir sus decisiones, expresen las razones o justificaciones
objetivas que los llevaron a tomar tal decisión. Esas razones pueden y deben
provenir no solo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los
propios hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso. No obstante, la
tutela del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, de ninguna
manera, debe y puede servir de pretexto para someter a un nuevo examen las
cuestiones de fondo ya decididas por los jueces ordinarios3.

CUARTO: En otro extremo, según nuestra normativa procesal, las medidas de


coerción se caracterizan por su variabilidad o provisionalidad, esto es, su
sometimiento a la cláusula rebus sic stantibus. En tal sentido, su permanencia o
modificación, en tanto dure el proceso penal declarativo, estará siempre en función
de la estabilidad o el cambio de los presupuestos y fundamentos que hicieron
posible su adopción. Incluso de acuerdo a nuestro sistema procesal penal, es

2
Cfr. Exp. N.° 05601-2006-PA/TC, fundamento 3, y reiterado en el Exp. N.° 02462-2011-PH/TC.
3
Exp. N.° 1480-2006-AA/TC (caso Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador), del veintisiete
de marzo de 2006, fundamento 2.

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totalmente factible que la variación o reforma de las medidas coercitivas a favor del
procesado se produzca de oficio (artículo 255.2 del CPP).

QUINTO: Ahora bien, de conformidad con el artículo 283.3 del CPP, el cese de la
prisión preventiva procede solo en los casos donde la evidencia de nuevos
elementos de convicción demuestre que ya no concurren los presupuestos o
fundamentos que determinaron su imposición y resulte necesario variar esta
medida por la de comparecencia, ya sea simple o con restricciones. Adicionalmente,
se pueden considerar las características personales del imputado, el tiempo
transcurrido desde la privación de su libertad y el estado del proceso.

SEXTO: Del mismo modo, la Corte Suprema, en la Casación N.° 391-2011, ha


establecido –entre otros aspectos– que la cesación importa la variación de la
situación jurídica existente cuando se dictó la prisión preventiva conforme a lo
exigido por el CPP. En vista de ello, este instituto procesal a favor del imputado no
implica una revaluación de los elementos propuestos por las partes al momento de
solicitar primigeniamente la medida de prisión preventiva, sino que se requiere una
nueva evaluación, pero con base en la presencia de nuevos elementos que deberán
ser aportados por el solicitante, puesto que tendrián que incidir en la modificación
de la situación preexistente. De esa forma, quien postule el pedido de cesación de
prisión preventiva deberá fundamentar que alguno o varios de los presupuestos
empleados para dictar prisión preventiva ya no concurren o han disminutido
sustancialmente.

SÉPTIMO: Por otro lado, en orden al principio de variabilidad de las medidas, el


artículo 290 del CPP señala expresamente los presupuestos que sustentan la
aplicación de la detención domiciliaria como una medida sustitutiva de la prisión
preventiva, mas no alternativa a ella. Esto es así, pues, conforme a nuestra norma
procesal que se decide por el modelo restringido de la detención domiciliaria, se ha
de declarar por esta medida cuando, pese a corresponder la prisión preventiva, el

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imputado, en atención a sus condiciones personales, se encuentra en un especial
estado de vulnerabilidad. Por ende, las razones que fundamentan este instituto
procesal son, en puridad, de tipo humanitario.

OCTAVO: La admisibilidad de la detención domiciliaria se encuentra condicionada a


la verificación objetiva de, por lo menos, alguno de los siguientes presupuestos
materiales: i) que la persona imputada sea mayor de 65 años de edad4, ii) que
adolezca de una enfermad grave o incurable, iii) que sufra grave incapacidad física
permanente que afecte de manera sensible su capacidad de desplazamiento o iv)
que sea madre gestante. Estas condiciones especiales no son concurrentes, sino
independientes unas de otras, por cuanto deben ser concordadas con el inciso 2,
artículo 290 del CPP, el cual, a la letra, refiere que esta medida coercitiva se
impondrá siempre y cuando los peligros de fuga o de obstaculización puedan
evitarse razonablemente con su imposición.

NOVENO: Esta Sala Superior considera de modo razonable que la vigencia de la


detención domiciliaria constituye evidentemente una manifestación del principio
de proporcionalidad de las medidas de coerción personal. En efecto, resultaría
desproporcional mantener a una persona en un establecimiento penitenciario
cuando por sus condiciones de especial vulnerabilidad, se pongan en alto riesgo sus
derechos fundamentales a la vida o a la salud. Los jueces estamos en la obligación
jurídica de cuidar o cautelar, en la medida que fuera posible, aquellos derechos
fundamentales de los investigados o procesados bajo su jurisdicción.

4
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas
Mayores (A-70) establece que una persona mayor es “aquella de 60 años o más, salvo que la ley
interna determine una base menor o mayor, siempre que esta no sea superior a los 65 años. Este
concepto incluye, entre otros, el de la persona adulta mayor” (artículo 2). Sobre el derecho a la
libertad personal de las personas mayores, el artículo 13 del citado instrumento internacional señala
que “los Estados Partes garantizarán el acceso de la persona mayor privada de libertad a programas
especiales y atención integral, incluidos los mecanismos de rehabilitación para su reinserción en la
sociedad y, según corresponda, promoverán alternativas respecto a la privación de libertad, de
acuerdo con sus ordenamientos jurídicos internos” (el resaltado es nuestro).

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DÉCIMO: De ahí que el Tribunal Constitucional haya señalado en reiterada
jurisprudencia que, si bien las medidas de detención domiciliaria y prisión
preventiva presentan los mismos presupuestos materiales para su imposición,
ambas responden a mandatos de diferente naturaleza jurídica, en razón del distinto
grado de incidencia o afectación que generan sobre la libertad personal del
individuo5. No cabe duda de que la detención domiciliaria supone una intromisión
menos gravosa a la libertad, pues resulta una menor carga psicológica y física para
el afectado, debido a que no es lo mismo permanecer por disposición judicial en el
domicilio que en prisión. No obstante, tampoco puede desconocerse que las
medidas de detención domiciliaria y de prisión preventiva se asemejan por el
objeto cautelar, es decir, impiden a una persona autodeterminarse o actuar por
propia voluntad. Estas medidas se disponen con la finalidad de asegurar la eficacia
de la administración de justicia, no sin antes hacer observancia del principio de
proporcionalidad –o prohibición del exceso– que impide una injerencia injustificada
sobre los derechos6.

DÉCIMO PRIMERO: En atención a estos parámetros dogmáticos y jurídicos,


corresponde dar respuesta, en primer lugar, a los agravios invocados por la
representante del Ministerio Público. En ese sentido, como primer agravio, postula
la infracción del derecho de motivación de las resoluciones judiciales, pues el juez
de primera instancia ha dictado la cesación de la prisión preventiva, sin haberse
recabado la documentación correspondiente que permita demostrar que el
imputado Mendoza Shirorinti es persona de riesgo en atención a las supuestas
enfermedades que padece, tales como bronquitis, fibrosis pulmonar e hipertensión
arterial. Asimismo, refiere que no obra la historia clínica del imputado ni una
prueba de descarte de COVID-19.

5
Exp. N.° 0731-2004-HC/TC, caso Alfonso Villanueva Chirinos, del dieciséis de abril de dos mil cuatro.
6
Sentencia del Tribunal Constitucional, de fecha diecinueve de julio de dos mil seis, recaída en el
Expediente N.° 5259-2005-PHC/TC (fundamento 5).

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DÉCIMO SEGUNDO: Por su parte, la defensa técnica, en el debate de primera y
segunda instancia, ha insistido en argumentar que su patrocinado padece de
enfermedades como hipertensión arterial y fibrosis pulmonar que lo convierten en
población de riesgo, en atención a la actual pandemia generada por la COVID-19.
Incluso, ha referido que, de conformidad con las conclusiones de los informes
médicos emitidos por el INPE, su patrocinado ha presentado síntomas que
permitirían concluir que este se habría infectado en el establecimiento
penitenciario donde se encontraba recluido.

DÉCIMO TERCERO: En relación a la pandemia de COVID-19, consideramos necesario


precisar que es de conocimiento público que el contagio de dicha enfermedad
viene afectando la salud de miles personas en nuestro país, especialmente, de
aquellas que presenten un alto grado de vulnerabilidad por sus condiciones
personales o de salud. Como consecuencia de ello, con fecha quince de marzo
último, el Gobierno peruano, mediante Decreto Supremo N.° 044-2020-PCM,
declaró el estado de emergencia nacional por las graves circunstancias que afectan
la vida de la Nación debido a esta pandemia, que luego se ha prolongado hasta el
30 de junio del año en curso. Por su parte, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial,
como política institucional, ha emitido distintas resoluciones administrativas para
revaluar las medidas de prisión preventiva y el cumplimiento de las penas privativas
de la libertad. Al respecto, se tienen la Resolución Administrativa N.° 120-2020-CE-
PJ, mediante la cual se ha establecido que los jueces penales resuelvan, de oficio
y/o a pedido de la parte legitimada, la situación jurídica de procesados y
sentenciados privados de su libertad, así como las solicitudes de variación del
mandato de detención o de cese de prisión preventiva; y la Resolución
Administrativa N.° 138-2020-CE-PJ, a través de la cual se aprueba la directiva de
medidas urgentes con motivo de la pandemia de Covid-19 para evaluar y dictar, si
correspondiere, la reforma o cesación de la prisión preventiva.

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DÉCIMO CUARTO: En cuanto a esta última, es de resaltar que el Consejo Ejecutivo
ha precisado los siguientes criterios que deben tomarse en consideración para
valorar el peligro procesal en relación con el derecho a la salud de los internos: i)
ser mayor de 65 años; ii) adolecer de enfermedad grave o crónica, calificadas como
riesgosas ante el coronavirus; iii) ser madre gestante o iv) madre con hijos menores
de 3 años. Igualmente, debe prestarse especial atención tanto al nivel de salubridad
del establecimiento penitenciario y las medidas que se han tomado para evitar el
contagio y para atender a los afectados, como al hacinamiento del penal y, de ser
posible, a la situación concreta de cada interno.

En caso corresponda la detención domiciliaria, se cuidará de fijar criterios mínimos


de control y de ubicación del domicilio respectivo en una zona viable, siempre que
en ese domicilio no vivan las víctimas del delito. Finalmente, se impondrá, en la
medida de lo adecuado y necesario, la obligación del procesado de reportarse de
manera virtual ante el órgano jurisdiccional competente una vez al mes, lo que
permitirá ratificar el domicilio o declarar su variación. Todo ello a fin de
salvaguardar los derechos a la salud, la vida y la integridad física de la población
penitenciaria que se encuentre en grave situación de vulnerabilidad, así como para
garantizar la eficacia del procedimiento penal.

En concreto, la directiva citada se ha situado en dos supuestos como efectos de la


pandemia: que se tome como disminución del riesgo de peligro de fuga y, por
tanto, variar la prisión preventiva por comparecencia; y cuando ello no fuera
posible, sustituir la prisión por la detención domiciliaria. En la recurrida se ha
optado por el primer supuesto.

DÉCIMO QUINTO: Tampoco debe obviarse que la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos, el diez de abril de dos mil veinte, ha emitido la Resolución N.°
1/2020, mediante la cual formula las siguientes recomendaciones a los Estados
parte:

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Personas privadas de libertad: 46. Adoptar medidas para enfrentar el
hacinamiento de las unidades de privación de la libertad, incluida la
revaluación de los casos de prisión preventiva para identificar aquellos que
pueden ser convertidos en medidas alternativas a la privación de la
libertad, dando prioridad a las poblaciones con mayor riesgo de salud
frente a un eventual contagio del COVID-19, principalmente las personas
mayores y mujeres embarazadas o con hijos lactantes. 47. Asegurar que, en
los casos de personas en situación de riesgo en contexto de pandemia, se
evalúen las solicitudes de beneficios carcelarios y medidas alternativas a la
pena de prisión (...).

Inclusive, la Organización Mundial de la Salud, mediante su guía provisional titulada


“Preparación, prevención y control del COVID-19 en las cárceles y otros lugares de
detención”, de fecha quince de marzo de dos mil veinte, ha señalado que “es
probable que las personas en las cárceles y otros lugares de detención sean más
vulnerables a la infección con COVID-19”, y recomienda que “se debe dar mayor
consideración a recurrir a medidas no privativas de la libertad en todas las etapas
de la administración de justicia penal, incluso antes del juicio, sentencia y después
de la sentencia”.

DÉCIMO SEXTO: De las normas emitidas por el gobierno central, las disposiciones
administrativas emitidas por el CEPJ y las recomendaciones propuestas por la
Organización Mundial de la Salud y la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, debemos concluir que la existencia de la pandemia de COVID-19 es una
realidad en nuestro país que no merece ser objeto de prueba en el presente
incidente. En igual sentido, es de conocimiento público, pues el mismo presidente
de la República viene informando por los medios de comunicación masiva que la
COVID-19 está afectando la salud de miles de personas en libertad, mientras que ha
segado la vida de más de dieciocho mil compatriotas a la fecha que se firma la

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presente resolución. Se sabe que la COVID-19 ha llegado a los centros
penitenciarios del país y hasta la fecha se habrían contagiado más de mil personas
privadas de su libertad, así como personal penitenciario. También es de
conocimiento público que existen más de tres centenares personas privadas de su
libertad y personal del INPE que lamentablemente han fallecido por esta
enfermedad. En consecuencia, para este Colegiado Superior, en aplicación del
inciso 2, artículo 156 del CPP, tales datos objetivos son hechos notorios que no
necesitan ser probados para resolver este incidente.

DÉCIMO SÉPTIMO: Habiendo precisado ello, la documentación que sirvió para


sustentar la decisión de primera instancia y que es objeto de impugnación versa
sobre los Informes médicos 443-2020 y 711-2020-INPE/18-234-SALUD, del
veintiocho de mayo y quince de junio del presente año, emitidos por el INPE.
Precisamente, sobre esta documentación, la fiscal superior ha sustentado como
primer agravio, como se tiene dicho, que esta es insuficiente para poder demostrar
que el imputado Mendoza Shirorinti padece de graves enfermedades que lo
convierten en población de riesgo. Contrario a ello, en audiencia, la defensa técnica
como tambiém se tiene dicho, ha sostenido que en dichos informes obran las
conclusiones a las cuales han arribado los médicos del INPE, previa revisión y
corroboración del historial clínico de su patrocinado. Dicho esto, lo consignado en
los informes tiene plena validez.

DÉCIMO OCTAVO: Esta Sala Superior considera que, de la revisión sucinta de los
informes médicos presentados por el INPE, estos son elementos suficientes para
poder verificar las graves enfermedades que padece el imputado Mendoza
Shirorinti, como también se ha concluido en la recurrida. Del Informe médico N.°
443-2020-INPE/18-234-SALUD, del veintiocho de mayo de dos mil veinte, suscrito
por el médico asistencial Jehsonns Paredes, se advierte que ha realizado un examen
físico de signos vitales y funciones biológicas, suscribiendo como impresión
diagnóstica que el citado imputado padece de “bronquitis” y “sospecha de COVID”.

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DÉCIMO NOVENO: Obra en autos el Informe médico N.° 711-2020-INPE/18-234-
SALUD, del quince de junio de dos mil veinte, suscrito por el médico cirujano Víctor
Choroco del Pozo, mediante el cual consignó que ha tenido como antecedentes
para su elaboración, la historia clínica en donde se consignan, como antecedentes,
hipertensión arterial, bronquitis recurrente y lesión fibrosa en el pulmón por
radiografía de tórax llevada a cabo en el 2019. Luego del examen físico de los signos
vitales y funciones biológicas, concluye que el imputado Mendoza Shirorinti padece
de “hipertensión arterial”, “fibrosis pulmonar” y “COVID-19 leve probable”. Estas
conclusiones, para esta Sala Superior, efectivamente, advierten la presencia de
enfermedad de comorbilidad que convierten al referido imputado en población de
riesgo frente a la actual pandemia generada por la COVID-19 y de conformidad con
la Resolución Ministerial N.° 193-2020, el Decreto Supremo N.° 083-2020 y la
Resolución Administrativa N.° 138-2020-CE-PJ. Incluso, estas enfermedades, para
este Colegiado, constituyen cuando menos patologías crónicas o incurables, que, en
tiempos normales, sin duda, pueden ser controladas por el personal médico del
INPE, pero que, dada la pandemia de Covid-19, no hay forma de controlarlas y, más
bien, configuran un peligro latente para la salud y la vida del procesado que las
sufre, tanto más si se carece de los médicos logísticos y médicos no solo para
diagnosticar la COVID-19, sino para tratarla. El control de las enfermedades
preexistentes no es posible en el centro penitenciario en el cual se encontraba
recluido el investigado Mendoza Shirorinti. Esta aseveración es una realidad que
tampoco necesita ser probada por notoria. Es más, el mismo Tribunal
Constitucional, en el Expediente N.° 5436-2014-PHC/TC, en sentencia del veintiséis
de mayo de dos mil veinte, con toda razón ha declarado que existe un estado
inconstitucional respecto del permanente y crítico hacinamiento de los
establecimientos penitenciarios, estado que se agudiza aún más en esta situación
de emergencia generada por la Covid-19.

VIGÉSIMO: Cabe destacar que, según las estadísticas, son especialmente


vulnerables al virus las personas con enfermedades preexistentes, con lo que se

16 de 24
pone en peligro hasta su derecho a la vida. Por tanto, se toma en cuenta esta
pandemia para resolver la incidencia, mucho más si el peligro de contagio está
presente notoriamente en los centros penales del país. Tanto es así que en el
centro penitenciario donde se encuentra recluido el imputado Mendoza Shirorinti
existen circunstancias que agravarían su condición médica, entre ellas, la crisis
sanitaria declarada y el hacinamiento de hasta un 69 % de reclusos, conforme a la
información oficial del Departamento de Estadística del INPE, del dieciocho de abril
de dos mil veinte.

VIGÉSIMO PRIMERO: En suma, para el Colegiado superior y tal como así se ha


establecido en la recurrida, se ha verificado que el procesado Mendoza Shirorinti
presenta enfermedades crónicas o incurables, que, en tiempos normales, sin duda,
pueden ser controladas por el personal médico del INPE, pero que, dada la
pandemia de Covid-19, no hay forma de controlarlas y, más bien, configuran un
peligro latente para la salud y la vida del procesado que las sufre. En atención a ello,
el a quo resolvió amparar el pedido de la defensa técnica de cesación de prisión
preventiva, pues, a su criterio, los informes médicos constituyen nuevos elementos
de convicción que permiten inferir que se habría disminuido el peligro procesal y
que este podría evitarse razonablemente con la imposición de la medida de
comparecencia con restricciones. De modo que el juez autor de la recurrida habría
cumplido con fundamemtar su decisión por lo que el agravio de falta de motivación
no resulta amparable. Sin embargo, es de advertirse que el a quo, apartándose
abiertamente de la reiterada línea jurispridencial de esta Sala Superior, concluyó
que los documentos que dan cuenta de las enfermedades preexistentes del
investigado constituyen nuevos elementos de convicción para inferir disminuición
de peligro procesal y, por tanto, cesar la prisión preventiva. Apartamiento que de
modo alguno ha sido argumentado, por lo que, con la finalidad de promover el
principio de jerarquía en el Poder judicial, debe exhortarse en la parte resolutiva de
la presente resolución al a quo, tome en cuenta los criterios jurisprudenciales de
este Superior Sala Penal, toda vez que con el pronunciamiento de las Salas de

17 de 24
apelaciones se agota el derecho y garantía a la pluralidad de instancia a que hace
referencia el artículo 139.6 de la Constitución política del Estado.

VIGÉSIMO SEGUNDO: En efecto, se ha dejado establecido reiteradamente que la


enferdad de la COVID-19 y el restablecimiento de la cuarente y como su efecto el
cierre de las fronteras, de modo alguno, en los casos de criminalidad organizada
representan, disminuición del peligrosismo procesal como se sostiene en la
recurrida, toda vez que no solo hay peligro de fuga teniendo la posiblidad de salir
del país por las fronteras, pues el alejamiento de la acción de la justicia se puede
producir en el interior del país, mucho más ahora que se ha flexibilizado la
cuarentena, aspecto último que facilita el peligro de obstaculización de la acción de
la justicia.

En suma, en este caso en concreto, según lo debatido en audiencia contrastado con


los actuados, se verifica que los presupuestos materiales previstos y sancionados en
el artículo 268 del CPP se mantienen, no han variado, pues la defensa no ha alegado
nada al respecto. Por lo demás, si tomanos en cuenta las características personales
del imputado, el tiempo transcurrido desde la privación de libertad y el estado de
la causa a que hace referencia el 283.3 del CPP, de modo alguno procede el cese de
prisión preventiva.

VIGÉSIMO TERCERO: Así tenemos que, en relación a las características personales


del imputado, cuando se impuso la medida de prisión en su contra7, y en la
presente audiencia, la defensa ha expuesto argumentos referidos al cargo de su
defendido como sub jefe de la comunidad nativa de Santavancori. Incluso, ha
referido que, ni bien se permita la movilización interprovincial, su patrocinado
regresaría a dicha comunidad, puesto que allí tiene su domicilio. No obstante, con
fecha veintiocho de noviembre de dos mil diecisiete, el fiscal a cargo realiza una

7
Audiencia de prisión preventiva, del dos de marzo de dos mil dieciocho.

18 de 24
constatación domiciliaria en la referida comunidad8, entrevistándose con
pobladores de la zona, entre quienes se encuentra la sobrina del imputado, y
concluye que el imputado Mendoza Shirorinti no domicilia en dicha comunidad
desde hace ya tres años y que la casa que le pertenecía se habría quemado. Del
escrito presentado por la defensa técnica, signado con ingreso N.° 1638-2020, se
advierte que este no ha precisado el domicilio exacto que tendría en la comunidad
ashaninka de Santavancori; por el contrario, ha consignado uno distinto en la
provincia del Callao. Estas circunstancias, a criterio de este Colegiado, no permiten
verificar la existencia de un arraigo suficiente para el cumplimiento de las
restricciones impuestas por el juez de primera instancia, ni concluir que el peligro
procesal, verificado con anterioridad, haya disminuido.

VIGÉSIMO CUARTO: En cuanto al tiempo transcurrido desde la privación de


libertad y el estado de la causa, debe resaltarse que al imputado Mendoza
Shirorinti se le dictó la medida de prisión preventiva con fecha dos de marzo de dos
mil dieciocho; no obstante, estuvo en condición de no habido hasta el cinco de
julio de dos mil diecinueve, que fue puesto a disposición del juzgado competente.
Esta circunstancia, a criterio de esta Sala Superior, denota, por supuesto, una
afrenta decidida contra el sistema de administración de justicia, que deja traslucir el
ánimo de no someterse voluntariamente a la acción de la justicia penal; y, por otro,
impide al órgano jurisdiccional hacer una prognosis favorable de la conducta futura,
pues la condición de no habido revela la intención permanente del imputado de
sustraerse a la acción de la justicia9. Asimismo, en orden a la exhortación llevada a
cabo por esta Sala Superior al fiscal provincial, en el incidente N.° 129-2016-36,
mediante la Resolución N.° 2, de fecha dieciocho de febrero del presente año, aún
existen actos de investigación pendientes de realizar y que deben ser cumplidos con
extrema diligencia.

8
Cfr. el acta de constatación domiciliaria adjuntada al escrito de fecha trece de julio del presente.
9
Criterio adoptado por esta Sala Superior en el Expediente N.° 160-2014-335, Resolución N.° 3, de
fecha quince de enero de dos mil diecinueve.

19 de 24
VIGÉSIMO QUINTO: En consecuencia, en el presente incidente, contrario a lo que
se ha concluido en la recurrida, no corresponde el cese de la prisión preventiva,
sino por razones humanitarias corresponde sustitutir la prisión preventiva por la de
detención domiciliaria tal como lo prevé el artículo 290, 1, b del CPP. El peligro
procesal subsistente, en atención a la existencia de esta nueva circunstancia de la
pandemia podrá evitarse razonablemente con determinadas y precisas
restricciones legales. Es de precisar que si bien la defensa técnica del imputado ha
solicitado la cesación de la prisión preventiva, la cual ha sido declarada fundada en
primera instancia, y la pretensión impugnatoria de la fiscal superior es su
revocatoria, esto es, el investigado continúe cumpliendo la medida coerctiva de
carácter personal de prisión preventiva, ello no impide a este órgano superior dictar
una medida menos gravosa a la solicitada por la impugnante como es la detención
domiciliaria de conformidad con los artículos 255.2, 409.3 y 419.2 del CPP. Esto es,
en estricta aplicación del 255.2 del CPP y en base a lo debatido por las partes en
audiencia, el Colegiado debe revocar la resolución que decidió cesar la prisión
preventiva, y más bien, de oficio disponer la sustitución de la prisión preventiva por
la de detención domiciliaria del investigado Mendoza Shirorinti.

VIGÉSIMO SEXTO: Debe señalarse que la detención domiciliaria deberá cumplirse


en el domicilio que ha consignado la defensa técnica y conforme lo ha dispuesto el
juez de primera instancia, mediante Resolución N.° 9, del siete de julio último, esto
es, en jirón José Olaya N.° 125, distrito de Carmen de la Legua, provincia del Callao,
departamento de Lima, de propiedad del señor Bernabé Vargas Ruiz, abuelo de sus
hijos mayores. El plazo de duración de la detención será el mismo de la prisión
preventiva impuesta, esto es, de 36 meses. Se debe precisar que, en cumplimiento
de la Resolución Administrativa N.° 139-2020-CE-PJ, el domicilio deberá cumplir con
los protocolos sanitarios para evitar la difusión de la COVID-19, debiendo la división
policial respectiva emitir el correspondiente informe.

20 de 24
De conformidad con el inciso 5, artículo 290 del CPP, esta Sala Superior se
encuentra habilitada para imponer límites o prohibiciones al imputado Mendoza
Shirorinti. En efecto para evitar el peligro procesal se debe disponer prohibir al
investigado de comunicarse, directa o indirectamente, bajo cualquier medio, forma,
lugar, espacio o circunstancia con las personas que poseen la condición de
investigados o testigos en el presente caso –en lo que no se oponga al ejercicio de
su derecho de defensa–. Y agregar la de impedimiento de salida del país.

VIGÉSIMA SÉPTIMO: Como segundo agravio, la fiscal superior en audiencia alegó


que, pese a que probablemente se le habría diagnosticado COVID-19 al imputado
Mendoza Shirorinti, este no ha mantenido el aislamiento social obligatorio de
quince días, pues, en el acta de verificación domiciliaria, del veinte de julio de este
año, se consigna que el referido imputado no se encontraba en su domicilio. En
oposición a ello, la defensa técnica refiere que su patrocinado cuenta con la medida
de comparecencia con restricciones que viene cumpliendo y no con la de detención
domiciliaria. Agregó que su patrocinado habría salido a realizar los trámites
administrativos correspondientes al cobro de su AFP y, con ello, pagar el monto de
caución impuesta.

VIGÉSIMO OCTAVO: Al respecto, esta Sala Superior comparte el criterio de la


defensa técnica, en el extremo que su patrocinado no se encuentra impedido salir
de su domicilio, pues se encuentra con comparecnecia con restricciones. Ahora
bien, conforme se ha concluido supra, el imputado Mendoza Shirorinti habría
padecido de COVID-19 y, en razón de ello, se dispuso su aislamiento social
obligatorio. No obstante, se verifica en autos que el imputado salió del
Establecimiento Penitenciario Miguel Castro Castro el tres de julio del presente año
y, a la fecha de realizada la verificación domiciliaria (veinte de julio), habría
transcurrido un tiempo mayor al del periodo de aislamiento social obligatorio
(diecisiete días). Siendo así, lo alegado por la titular de la acción, a criterio de este
Colegiado, debe descartarse.

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VIGÉSIMO NOVENO: Respecto al monto de caución económica, la fiscal superior
como tercer agravio refiere que el monto de S/ 10 000.00 impuesto es irrisorio en
atención a la imputación formulada en su contra y a la gravedad del daño causado
por sus comportamientos ilícitos. En oposición a ello, la defensa técnica ha
mostrado su conformidad con dicho monto por lo que corresponder ddterminar lo
correspondiente.

TRIGÉSIMO: Para resolver este agravio, resulta necesario revisar el contenido del
artículo 289 del CPP, el cual prevé que la caución consiste en una garantía
valorizada en una suma de dinero a fijarse, en cantidad suficiente para asegurar que
el imputado cumpla las obligaciones impuestas y las órdenes de la autoridad
competente. La calidad y cantidad del monto de caución se fija teniendo en cuenta
lo siguiente: i) la naturaleza del delito, ii) la condición económica del imputado, iii)
la personalidad, iv) los antecedentes del imputado, v) el modo de cometer el delito
y la gravedad del daño, y vi) las demás circunstancias que pudieran influir en el
mayor o menor interés de este para ponerse fuera del alcance de la autoridad fiscal
o judicial.

TRIGÉSIMO PRIMERO: Verificada la resolución impugnada, se advierte que el juez de


primera instancia ha fijado un quantum de S/ 10 000.00 como caución, debido a
que al imputado Mendoza Shirorinti se le atribuyen los graves delitos de asociación
ilícita para delinquir y colusión agravada, así como la generación de un daño
ascendente a S/ 2 552 024.00, de conformidad con los Informes periciales 023-2016
y 054-2016. También es de tomarse en cuenta, entre otras circunstancias, las
condiciones económicas del imputado, su personalidad y sus antecedentes. Por tal
motivo, al haberse concluido que padece de graves enfermedades que demandan
una atención médica permanente, por la ausencia de un domicilio propio conocido,
el desconocimiento de algún empleo, la ausencia de información que denote que
este sea reincidente en la comisión de tales ilícitos y el hecho de que percibiría
algún ingreso económico, esta Sala Superior concluye que el monto de S/ 10 000.00

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es razonable debe y suficiente para garantizar el cumplimiento de las restricciones
impuestas.

DECISIÓN

Por los fundamentos fácticos y jurídicos expuestos, los magistrados integrantes de


la Primera Sala Penal de Apelaciones Nacional Especializada en Delitos de
Corrupción de Funcionarios de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal
Especializada, en aplicación de los artículos 255, 283, 290 y 409 del Código Procesal
Penal, RESUELVEN:

1. DECLARAR FUNDADO en parte el recurso de apelación interpuesto por la


representante del Ministerio Público en el extremo que solicito se revoque la
resolución venida en grado.

2. REVOCAR la Resolución N.° 8, de fecha primero de julio de dos mil veinte,


emitida por el juez del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional
Permanente Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios, que declaró
fundada la solicitud de cese de prisión preventiva a favor del imputado Tarcisio
Hilario Mendoza Shirorinti y, REFORMANDO, en este extremo, declararon
infundado la solicitud de cese de prisión preventiva del investigado Mendoza
Shirorinti.

3. DE OFICIO, se resuelve SUSTITUIR la medida de prisión preventiva por la medida


de detención domiciliaria impuesta por el plazo de 36 meses. Esta medida
deberá cumplirse en el domicilio ubicado en jirón José Olaya N.° 125, distrito de
Carmen de la Legua, provincia de Callao, departamento de Lima, de propiedad
del señor Bernabé Vargas Ruiz, bajo vigilancia permanente de personal policial.
OFÍCIESE a la Dirección de Seguridad de Penales de la Policía Nacional del Perú
(DIVSEPEN) para la realización del procedimiento respectivo y para que emita el

23 de 24
correspondiente informe en el término de 24 horas bajo responsabilidad
funcional.

4. IMPONER las siguientes reglas de conducta que deberá cumplir el imputado bajo
apercibimiento de revocarse la medida coercitiva que se impone:

i) La prohibición de comunicarse, directa o indirectamente, bajo cualquier


medio, forma, lugar, espacio o circunstancia con las personas que poseen la
condición de investigados o testigos en el presente caso –en lo que no se
oponga al ejercicio de su derecho de defensa–.
ii) Impedimento de salida del país, debiéndose oficiar para tal efecto.
iii) El pago de una caución económica ascendente a S/ 10 000.00 (diez mil con
00/100 soles), la que deberá ser cancelada a través de depósito judicial en el
Banco de la Nación en el término de treinta días hábiles contados del día que
se emitió la resolución de primera instancia.

5. DISPONER que las reglas de conducta impuestas por esta Sala Superior
deberán ser controladas por el Ministerio Público y la Policía Nacional del Perú,
bajo responsabilidad funcional.

6. EXHORTAR al juez de primera instancia, autor de la recurrida, tomar en cuenta,


en sus decisiones jurisdiccionales, los lineamientos jurisprudenciales de esta Sala
Superior tal como se precisa en el considerando vigésimo primero de la presente
resolución.

Todo lo anterior en la investigación que se le sigue a Mendoza Shirorinti por la


presunta comisión del delito de colusión agravada y otro en agravio del Estado.
Notifíquese y devuélvase.

Sres.:

SALINAS SICCHA GUILLERMO PISCOYA ENRIQUEZ SUMERINDE

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