Cómo Cambia La Gente. Leccion 3

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¿CÓMO CAMBIA LA GENTE?

TIMOTHY S. LANE / PAUL DAVID TRIPP


1.- LA BRECHA DEL EVANGELIO
2.- ESPERANZAS IMPOSTORAS
3.- AQUÍ ES A DONDE TE ESTÁ LLEVANDO DIOS.
- EJEMPLOS
A. JAZMIN.
B. FRANCISCO.
C. NIDIA.
D.RICARDO.

LO QUE ES Y LO QUE PODRÍA SER.


Jazmín, Francisco, Nidia y Ricardo tienen en común algunas cosas. Cada uno
está lidiando con las tentaciones que enfrentan los pecadores en un mundo
caído.
En medio de nuestras propias historias de vida, tratamos de darle sentido a
lo que nos pasa.
Instintivamente, sabemos que las cosas no son como Dios las diseñó.
El mundo en el que vivimos está caído, y algunas veces está tan mal que no
pensamos que algo que podamos decir o hacer marcará la diferencia. En vez
de eso, pasamos nuestro tiempo soñando acerca de lo que podría ser. Si tan
solo mi jefe fuese más paciente. Si tan solo mi familia estuviese más cerca.
Si tan solo mis gastos personales fuesen menos
Todos tenemos un sueño personal de una vida mejor. Examinamos
nuestras vidas, decidimos donde se requieren cambios, e imaginamos cómo
sería esa situación. El problema es que nuestros deseos no llegan tan
profundo. Es aquí donde la Biblia desafía nuestros sueños. Como vimos en
el capítulo 2, cuando la gente piensa en el cambio, piensa que éste necesita
suceder en el exterior de nosotros mismos. Pensamos cuán bueno sería si
cierta situación o relación fueran diferentes. Mientras tanto, Dios dice que
lo que más necesita cambiar somos nosotros. Él no sólo obra para reparar
las situaciones y relaciones; sino tiene la intención de rescatarnos de
nosotros mismos. Somos su foco de atención en su obra amorosa de
cambio para toda la vida.

SUEÑOS EN CONFLICTO
Imaginación. La habilidad de tener una visión de lo que podría ser es tanto
maravilloso como peligroso. Es maravilloso “ver” lo invisible; pensar
anticipadamente y ver los sueños hechos realidad. Esto motiva a los seres
humanos. Pero soñar nunca es algo moralmente neutro porque el soñador
nunca es neutral. Allí radica lo peligroso de este don intensamente humano.
Nuestra habilidad para soñar es fácilmente secuestrada por nuestro pecado.
Aunque nuestros sueños pueden revelar nuestra fe, también exponen
nuestra lujuria, avaricia, egoísmo, temor, enojo, duda, desesperanza y
materialismo de nuestros corazones.
Pero los sueños que tenemos se tratan más de nuestros planes que los de
Dios. Aunque no seamos conscientes de esto, a menudo estamos en
conflicto con nuestro Señor sabio y amoroso. El cambio que está obrando
no el mismo que estamos soñando. Nosotros soñamos con un cambio
afuera
¿Cómo quiere cambiarnos Dios?
Jesús vivió y murió para que los que viven ya no vivan para sí mismos
sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2Co 5:15). El amor de
Dios viene a tu vida para cambiar aquello por lo cual vives. 2 Corintios
5:15-19  Nueva Traducción Viviente (NTV)
Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya
15 

no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió
y resucitó por ellos.
Pedro lo plantea así…

2 Pedro 1:4 Nueva Versión Internacional (NVI)


Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para

que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo


debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.

Deseamos las cosas incorrectas, pero Dios está en el negocio de cambiar lo


que deseamos. Todo lo que dices o haces es el resultado de algún tipo de
deseo. El cambio del que Pedro habla es un cambio al nivel más
fundamental. Pedro dice que Dios obra para reemplazar mi naturaleza
pecaminosa y egoísta con su naturaleza divina. Dios me forja a su propia
imagen. En medio de toda la confusión de la vida, transforma mi corazón
para que pueda pensar, desear, hablar y actuar de maneras congruentes
con Su carácter y lo que está haciendo en la tierra.
El cambio positivo personal ocurre cuando mis sueños de cambio se alinean
con el propósito de Dios para el cambio. Cuando abandono la meta de tener
comodidad y autosuficiencia, comienzo a buscar a Cristo. Comienzo a
querer ser más como Él cada día. Al hacer esto, me preparo más para mi
destino final: la eternidad con Él. Pero no viene como algo natural el
conectar nuestros deseos con los propósitos supremos de Dios.
Existen dos realidades dentro de cada cristiano:
(1) Todos tenemos nuestras propias formas de pensar, sentir, actuar y
desear en respuesta a la vida.
(2) Nuestro propósito final es llegar a ser semejantes a Cristo y a vivir con él
para siempre.

Simplemente, no nos viene como algo natural el conectar estas dos


realidades. La obra diaria del Espíritu es lo que hace esta conexión.

Ser
semejantes a
Nuestra propia ESPIRITU SANTO Cristo y vivir
forma de ser
con El por
siempre
ALGO QUE VALE LA PENA SOÑAR.
“Tus oraciones revelan tus sueños. En la oración, le decimos a Dios lo que
pensamos que necesitamos. Le pedimos lo que deseamos”.
Contrasta tus oraciones normales con lo que Pablo ora en Filipenses:
Filipenses 1:3-11 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Oración y agradecimiento de Pablo



Cada vez que pienso en ustedes, le doy gracias a mi Dios. 4 Siempre que
oro, pido por todos ustedes con alegría, 5 porque han colaborado conmigo
en dar a conocer la Buena Noticia acerca de Cristo desde el momento que la
escucharon por primera vez hasta ahora. 6 Y estoy seguro de que Dios, quien
comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede
completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.

Está bien que sienta estas cosas por todos ustedes, porque ocupan un
lugar especial en mi corazón. Participan conmigo del favor especial de Dios,
tanto en mi prisión como al defender y confirmar la verdad de la Buena
Noticia. 8 Dios sabe cuánto los amo y los extraño con la tierna compasión de
Cristo Jesús.

Le pido a Dios que el amor de ustedes desborde cada vez más y que sigan
creciendo en conocimiento y entendimiento. 10 Quiero que entiendan lo que
realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el
día que Cristo vuelva. 11 Que estén siempre llenos del fruto de la salvación —
es decir, el carácter justo que Jesucristo produce en su vida— [a] porque esto
traerá mucha gloria y alabanza a Dios.
PREGUNTAS…

1. ¿Por qué cosas oras realmente?


2. ¿Qué tipo de “necesidades” dominan tus oraciones?
3. ¿Puedes captar lo que emociona a Pablo?
Pablo conoce a la gente por la que está orando, con todas sus debilidades y
desafíos.
La confianza de Pablo es respecto de estas personas, pero no está en ellos.
Es una confianza completamente vertical – hombre hacia Dios – y personal.
Pablo está confiado respecto a los creyentes de Filipos porque su confianza
reposa en Jesucristo. Pablo está convencido que la buena obra que Jesús
comenzó en ellos, continuará hasta que llegue a su término (v. 3-5).
Está gozoso por la obra continua de Cristo en sus vidas. Está gozoso por su
amor por ellos, y gozoso porque ellos comparten con él la gracia de Dios.
Pablo quiere que ellos sepan que pueden experimentar todas estas cosas, y
que también pueden ser como él: positivos, confiados, expectantes y
activos. El crecimiento que Pablo desea para los filipenses (v.9-11) está
plantado en un amor por Cristo que:
[1]Abunda en amor y discernimiento; [2] Es puro e irreprensible, y [3] Está
lleno del fruto de justicia.
No importa qué es lo que estés enfrentando, puedes animarte porque la
buena obra de Dios continúa en tu vida, aunque no puedas percibirla.
Dios te lleva hacia delante a medida que te sometes a Él. Su presencia y
obra fiel nos da confianza
Esta confianza centrada en Cristo nos lleva hacia nuestra meta final, aquello
para lo cual fuimos hechos: la alabanza y gloria de Dios (v.11). Recuerda que
cuando Pablo le escribe a los filipenses, está en la prisión, comprobando las
verdades que con tanto ánimo desea que ellos entiendan.
Raras veces la vida es sencilla. El crecimiento en la gracia de Dios es un
proceso, no un evento.
Las cosas difíciles no se acabarán de repente porque las hayas
encomendado al Señor. La Biblia es honesta en su descripción de cuán
severa y amplia es nuestra guerra con el pecado. Los individuos, las
amistades, las iglesias, los matrimonios y los vecindarios no cambian en un
momento. La Biblia describe la vida cristiana como un viaje que a veces nos
lleva por el desierto. Te cansarás y te confundirás. Tendrás momentos en
los que te preguntes dónde está Dios. Batallarás para ver las promesas de
Dios cumpliéndose en tu vida. Sentirás que seguir a Dios te ha traído más
sufrimiento que bendiciones. Atravesarás momentos cuando parezca que
los principios bíblicos no funcionan. Parecerá, a veces, que los malos ganan.
Habrá momentos en los que te sientas solo e incomprendido. Habrá
momentos en los que tengas ganas de claudicar.
Este pasaje tiene la intención de animarte a estar lleno de esperanza en
medio de las cosas que no comprendes totalmente. No tienes que
entenderlo todo. Lo que necesitas es conocer y confiar en aquel que
entiende, y que sabe exactamente lo que está haciendo.
PREGUNTAS…
- ¿Ves tu vida como Pablo veía la suya y la de los filipenses?
- ¿Vives con una confianza centrada en Cristo?
- ¿Deseas lo que Dios desea para ti o te aferras firmemente a tus propios
planes?

Dios no parará sino hasta que cada pedazo de su obra esté completa
en cada uno de sus hijos. Podemos tener valor y esperanza en
cualquier situación. El sueño de Dios para nosotros se hará realidad.

VIENDO CON LOS OJOS DE CRISTO.


 Imagina una casa abandonada puesta en venta. Un comprador ve la
casa tal y como está…
 Otro comprador mira la misma casa, pero considera cómo se vería
cuando esté totalmente restaurada.
¿Ambos compradores vieron la misma casa? Sí.
¿Las mismas posibilidades? Sí.

Pero sólo un comprador tienen la esperanza y el valor para creer que


puede hacer lo que es necesario para lograr un nueva realidad.

Cuando miras la “casa” que es tu vida…preguntar…


¿Qué ves?
¿Ves problemas y quedas abrumado?
¿Te das por vencido y te alejas?
¿La manera en que ves tus problemas te hacen ponerte a la defensiva y
enojado haces de cuenta que no están allí?
¿Hablas en público con lenguaje bíblico, pero en privado entras en
pánico?
¿Huyes sumergiéndote en la TV, la comida, el trabajo u otras
distracciones?
¿O ves los problemas con los ojos de Cristo, con esperanza en su
presencia, su obra y su poder para cambiarte?
PREGUNTAS

¿Cómo te anima Dios a mirar tu vida de una nueva manera?


¿Qué quiere Dios que veas?
Al considerar tu vida a la luz de este pasaje lleno de esperanza, ¿Cómo es
este momento un paso hacia el destino final que Dios ha planeado para ti?

El proceso de cambio – la restauración de tu casa ( tu vida ) – está


yendo a un lugar. ¡De eso puedes estar seguro!
Viviendo teniendo en cuenta el destino final…
Viviendo teniendo en cuenta el destino final. Diapositiva 15
La Biblia contiene la mejor y más importante historia del mundo, la historia
de la redención. Tú y yo vivimos entre la primera y la segunda venida de
Cristo, en medio de la historia.
La historia bíblica tiene un principio claro. De la nada, Dios creó un mundo
hermoso y colocó a Adán y a Eva en él. Eran gente perfecta, viviendo en una
relación plena y completa de amor, obediencia, y adoración al Creador.
Tenían todo lo que podían necesitar o desear...
Pero Adán y Eva no se conformaron con adorar y obedecer a Dios. En un
acto impactante de desobediencia, se salieron del plan de Dios. Esta
rebelión abrió las puertas del pecado y la destrucción sobre la que era la
tierra perfecta…
El compañerismo entre Dios y el ser humano fue severamente quebrantada.
Pero Dios no se conformaría con dejar las cosas deshechas. Declaró la
guerra contra el pecado y envió a su Hijo a la tierra para ganar la victoria
final en la cruz.
Cuando termine la historia bíblica, Dios vencerá a todo enemigo final,
siendo la muerte el último enemigo. Seremos semejantes a Dios y viviremos
con él para siempre.

Esta información es importante por tres razones:

1. Si quieres ir en la dirección correcta, necesitas conocer tu destino


final.
2. Los detalles de tu vida sólo tienen sentido si los ves desde la
perspectiva de la eternidad.
3. La eternidad nos enseña lo que realmente es importante en la vida.
La Biblia es un libro de historia que nos da todo desde nuestro origen hasta
nuestro destino final.
El propósito de libros como el Apocalipsis no es proveer mapas y gráficas
para determinar cuándo será el regreso de Cristo. No, Apocalipsis está en la
Biblia para ayudarnos a entender nuestro destino final, y al hacerlo, darle
sentido a nuestro aquí y ahora
La historia bíblica no tiene sentido sin la eternidad. Tiene que haber un final
mejor que lo que vivimos ahora mismo. El pecado tiene que ser
conquistado. La gente tiene que ser purificada. El cosmos tiene que ser
restaurado. Cualquier cosa menos que eso sería una derrota universal. Todo
el sufrimiento, el quebrantamiento, la aflicción, el sacrificio y la batalla no
tendría sentido
Pablo lo dice poderosamente en 1 Corintios 15:19, “Si en esta vida
solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de
todos los hombres”.
Todo lo que Dios hace y todo su llamado para nosotros, tiene sentido sólo
desde la perspectiva de la eternidad. Si la historia no tiene final, los
creyentes son un puñado de necios que son dignos de conmiseración. No
existe ninguna razón para lo que hemos tratado de hacer. Pero sí hay un
capítulo final. Dios lo ha abierto para que podamos mirarlo y luego miremos
de nuevo nuestras vidas con esperanza y entendimiento.

Echando una mirada y Mirando de nuevo nuestras vidas.


Leamos Apocalipsis 7:9 al 17.
Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las
naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía
contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas
blancas y con ramas de palma en la mano. Gritaban a gran voz: «¡La
salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del
Cordero!» Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los
*ancianos y de los cuatro seres vivientes. Se postraron rostro en tierra
delante del trono, y adoraron a Dios diciendo: «¡Amén! La alabanza, la
gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son
de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!» Entonces uno de los
ancianos me preguntó: —Esos que están vestidos de blanco, ¿quiénes son, y
de dónde vienen? —Eso usted lo sabe, mi señor —respondí. Él me dijo —
Aquéllos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y
blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. Por eso, están delante del
trono de Dios, y día y noche le sirven en su templo; y el que está sentado en
el trono les dará refugio en su santuario. Ya no sufrirán hambre ni sed. No
los abatirá el sol ni ningún calor abrasador. Porque el Cordero que está en el
trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios les enjugará
toda lágrima de sus ojos. (Apocalipsis 7:9-17)
Apocalipsis 7 nos permite ver al Cordero en el trono y escuchar las voces de
los santos que han completado su viaje. ¿Te ves en la multitud? Estos
santos son personas como tú.
Considérate entre ellos, porque en la historia de Dios, estás allí. Ese es tu
destino final. Allí es a donde Dios te está llevando. Pasarás con éxito a
través del calor. Algún día estarás delante del trono. Habrá un momento
cuando tu voz será escuchada en el coro de alabanza que nunca terminará.
Algún día te convencerás de que todo valió la pena. La vida se ve
dramáticamente diferente cuando las cosas se examinan con los lentes de la
eternidad.
El destino final clarifica nuestros valores. Diapositiva 18
Escucha cuidadosamente a los santos que miran de nuevo la vida terrenal.
Al considerar todo lo que experimentaron, ¿Qué es lo que celebran?
Estos peregrinos podrían celebrar un buen trabajo, una casa hermosa,
vecinos amistosos, un matrimonio feliz, salud física y muchas otras cosas.
Todas estas son cosas buenas y es apropiado estar agradecido por ellas.
Pero los santos en el otro lado no celebran nada de esto. Al estar delante
del Señor, coronados y reinando con él, su restauración es completa. Dios
ha terminado su obra de transformación en sus vidas al transformar sus
corazones por su gracia. Al estar delante de él, son como él en verdadera
justicia y santidad. Por lo mismo elevan cada vez más su voz de adoración y
celebración diciendo: “¡Lo hiciste! ¡Lo hiciste! Hiciste lo que no podíamos
hacer nosotros. Quebraste nuestras ataduras al pecado y nos restauraste
para ser los adoradores dispuestos conforme a tu propósito”.
La única cosa digna de celebrarse por toda la eternidad es tu redención. Por
la gracia de Dios, estás siendo liberado progresivamente de la única cosa
que puede destruirte completamente: el pecado. Pero Dios no sólo te
libera, sino también te restaura. Te está haciendo participante de su
naturaleza divina.
Habrá un día cuando estarás delante del trono de Dios.
Al estar delante de él, serás semejante a él porque su gracia te hizo
participante de su naturaleza divina.
El destino final es su presencia y su trono. Juntos, vestidos con togas blancas
de justicia y coronados de gloria, celebraremos la única cosa por la cual vale
la pena vivir: el Cordero y su salvación. Allí es donde Dios te está llevando.
¿Y qué tal tú? ¿En qué aspectos de tu vida te has preguntado si vale la pena
seguir al Señor? ¿Dónde has batallado por entender lo que está haciendo?
¿Dónde la confusión y la decepción han debilitado tu fe? ¿En qué has
claudicado? ¿En qué aspectos estás huyendo del Señor en vez acudir a Él?
¿Cómo ha sido interrumpida la obra divina de cambio en tu vida por la
duda, la confusión o el miedo? preguntas
Al escuchar a los santos en la eternidad ¿te puedes ver allá? Si eres uno de
los hijos de Dios, estás en esa escena. De hecho, estás viendo tu futuro. Este
es el final de tu historia. ¿Cómo te anima el destino final para continuar tu
viaje? ¿Cómo debería el capítulo final cambiar la manera en la que
respondes en los capítulos de en medio? ¿En dónde obtienes nueva
esperanza aun cuando no parece haber mucha esperanza a tu alrededor?
Tú y yo sólo seremos capaces de entender lo que es valioso cuando
examinemos las cosas desde la perspectiva de la eternidad. Los ojos de la
eternidad pueden decirnos aquello por lo cual vale la pena vivir y morir.
Piensa en esto de manera personal y práctica. ¿Para qué estás viviendo?
¿Cuál es tu meta en la vida? ¿Cómo completas la línea “Si tan solo tuviera
________”? Cada vez que confrontas a un amigo, le levantas la voz a tu hijo,
o le aplicas la “ley del hielo” a tu cónyuge, estás tratando de lograr algo.
¿Cuál es la meta? Si estudias por horas o trabajas sesenta horas a la
semana, tienes un propósito en mente. ¿Qué esperanzas y promesas están
dando dirección a tu vida?
Al igual que Jazmín, Francisco, Nidia y Ricardo, siempre miras tu vida desde
el punto de vista de tus esperanzas y sueños. Siempre tienes alguna meta o
destino final en mente, inclusive cuando ni te das cuenta. La pregunta es si
esas esperanzas, planes, metas y promesas que dirigen tus acciones y
palabras son dignas de tu llamamiento como hijo de Dios. ¿Reflejan el
propósito de Dios para hacerte más semejante a Jesús? ¿Te mueven en esa
dirección? ¿Te acercan a Aquel que puede llevarte allí?

El proceso de cambio en el cristianismo no gira en torno a un sistema de


redención, sino en torno a una persona que redime. La Biblia nos llama a
enfocarnos en Cristo nuestro Redentor – la Palabra de Dios hecha carne –
quien nos da la pauta y el poder para el cambio. Cristo es nuestra
esperanza. Él une el perdón del pasado con el crecimiento del presente y
con la esperanza del futuro. La esperanza para el presente está plantada en
la esperanza de la eternidad. Descansa en él. La esperanza de la eternidad
es Cristo, y puesto que lo tengo en mi vida ahora, sé que me fortalecerá
para completar el viaje a fin de que pueda verlo cara a cara.

Preparación para el destino final diapositiva 19


Necesitas hacer de tu destino final los lentes con los que evalúes tu vida.
Todos sabemos que la vida es desordenada, difícil, caótica, vergonzosa y
aburrida. A menudo lidiamos con cosas que están fuera de nuestro control.
Las cosas buenas tienden a salir mal y las cosas malas tienden a seducirnos.
La gente nos lastima y decepciona. El cambio a veces es más lento de lo que
deseamos. La Palabra de Dios está llena de poderosos principios para la
vida, pero aplicarlos a la vida no siempre es una tarea fácil. Tendemos a
encontrar los mismos problemas una y otra vez. Es fácil creer que somos
incapaces de cambiar y que todo nuestro esfuerzo es inútil.
El evangelio nos llama a ver el desastre de la vida de una manera
radicalmente diferente. Las buenas noticias del evangelio es que Cristo ha
conquistado el pecado y la muerte, y con esto, ha conquistado todo final sin
sentido y sin esperanza. Nuestro destino final impregna a cada palabra,
acción, deseo y respuesta con significado y propósito. No hay situaciones
completamente desesperanzadas. El evangelio nos invita a tener un
realismo esperanzador.
Cuando mantienes tus ojos en este destino y buscas las cosas que te lleven
allá, puedes vivir seguro en un mundo en el que parece que nada está
garantizado. No estarás exento de las dificultades de la vida, pero puedes
descansar con seguridad que tu Salvador usará cada una de ellas para
prepararte para el lugar al cual te está llevando.
El gozo cristiano no se trata de vivir evitando la vida mientras se sueña con
el cielo. Se trata de dar una mirada totalmente honesta a toda la vida
terrenal a través de los lentes celestiales. Allí encontramos esperanza
verdadera.
AYUDA PARA EL CAMINO
Quizá estás pensando, estoy agradecido de que hay un destino final para
mí, pero simplemente no creo poder lograrlo. Dios nunca tuvo la
expectativa de que hicieras el viaje a solas. El provee la mejor ayuda posible
para el camino.
“Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él,
que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa
plenitud” (Colosenses 2:9-10).
Esta plenitud se refiere al momento en la vida de Cristo cuando el Espíritu
Santo descendió sobre él en forma de paloma.
La plenitud que nos ha dado Cristo es el mismo Espíritu Santo. Dios mismo
viene a vivir en nosotros y tenemos todo lo que necesitamos para ser
transformados a la imagen de Cristo. Esta “plenitud” no es algo que
tengamos que ganar o lograr. Ya está dentro de nosotros como un regalo de
su gracia. Esto significa que nunca estás vacío espiritualmente; nunca estás
por tu cuenta; nunca vives por tus propias fuerzas, recursos o sabiduría.
¿Por qué? Te ha sido dada la plenitud del Espíritu Santo. Lo que Dios ha
comenzado en ti, lo completará. Tu destino ha sido ya decidido. Aquel que
lo decidió te dará todo lo que necesites para que llegues allí.

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