Renacimiento
Renacimiento
Renacimiento
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Para otros usos de este término, véase Renacimiento (desambiguación).
Imprenta europea del siglo xv. La difusión de la cultura gracias a la imprenta fue
una de las principales causas dinamizadoras de la nueva corriente cultural
renacentista.
El Renacimiento marca el inicio de la Edad Moderna, un período histórico que por lo
general se suele establecer entre el descubrimiento de América en 1492 y la
Revolución francesa en 1789, el cual, en el terreno artístico, engloba estilos como
el Renacimiento y el manierismo (siglos xv y xvi), el Barroco, el rococó y el
Neoclasicismo (siglos xvii y xviii). Otros historiadores sitúan la fecha de inicio
en 1453, caída de Constantinopla, o bien remarcan un hecho trascendental como la
invención de la imprenta (hacia 1440 aproximadamente, de la mano de Johannes
Gutenberg).6
Por su parte, el siglo xvi estuvo marcado por los grandes descubrimientos
geográficos iniciados con la llegada de Colón a América en 1492, como el
establecimiento de la ruta del Cabo por Vasco da Gama en 1498, la vuelta al mundo
de Magallanes entre 1519 y 1521, el desembarco de Cortés en México, 1519, y la
conquista del Perú por Pizarro (1530-1533); así como por la ruptura de la unidad
cristiana causada por la Reforma protestante de Martín Lutero (1520), el desarrollo
de la ciencia y la técnica (Nova Scientia de Tartaglia, 1538; De revolutionibus de
Copérnico, 1543; Anatomía de Vesalio, 1543) y la expansión del humanismo (Erasmo de
Róterdam, Giovanni Pico della Mirandola, Ludovico Ariosto, Tomás Moro, Juan Luis
Vives, François Rabelais).7
Definición
No cabe duda de que el Renacimiento evolucionó en buena medida del arte medieval,
una parte del cual no había dejado de valorar e imitar el arte clásico; pero el
artista renacentista buscó imperiosamente distanciarse de la etapa posterior, a la
que menospreciaban por su supeditación a los valores religiosos y por su estilo
antinaturalista, proveniente no de una falta de habilidad técnica en imitar a la
naturaleza, sino de una voluntad propia de eludirla para enfatizar otros valores
más subjetivos, ligados a la espiritualidad. Sin embargo, el propio artista
renacentista no valoró este hecho y se sintió distinto, «renacido»; así, Lorenzo
Valla llegó a afirmar que no sabía por qué las artes «habían decaído hasta tal
punto, y casi muerto; ni tampoco por qué habían resurgido en esa época; apareciendo
y triunfando tantos buenos artistas y escritores».14
David (1440), de Donatello, Museo Nazionale del Bargello, Florencia. En esta obra
se representa un personaje bíblico como un héroe de la Antigüedad clásica, una
clara muestra del nuevo concepto renacentista del arte.
Buena parte del surgimiento de esta nueva escala de valores, en que artistas y
literatos serán exaltados por encima de personajes de noble cuna, proviene del
sistema de ciudades-estado italianas de tipo republicano, alejadas así de los modos
autoritarios de la aristocracia y el clero, con sociedades en que se valoraba más
el mérito propio que no el proveniente del nacimiento en una determinada estirpe.
En esta nueva sociedad se valora más la virtud cívica que la caballeresca o
contemplativa, el talento personal —fuese en los negocios, la ciencia o el arte—
que el rancio abolengo.15
Conviene remarcar que un factor que coadyuvó enormemente al éxito de las nuevas
teorías artísticas fue el mecenazgo, tanto de ciudades y entidades de diversa
índole como de personajes provenientes tanto de la aristocracia y el clero como de
la nueva burguesía emergente. Para estos personajes, el patronazgo de la cultura
era una señal de poder y estatus social, que otorgaba a quien lo ejercía prestigio
y ostentación frente a sus semejantes. Algunos de los mecenas más distinguidos
fueron: el florentino Lorenzo de Médicis, apodado «el Magnífico»; Federico da
Montefeltro, duque de Urbino; Ludovico Gonzaga, marqués de Mantua; Alfonso el
Magnánimo, rey de Nápoles; Francesco y Ludovico Sforza, duques de Milán; además de
los papas y cardenales de la Iglesia.16
La segunda fase del Renacimiento, o Cinquecento (siglo xvi), estuvo marcada por la
hegemonía artística de Roma, cuyos papas (Julio II, León X, Clemente VII y Paulo
III, algunos de ellos pertenecientes a la familia florentina de los Médici)
apoyaron fervorosamente el desarrollo de las artes, así como la investigación de la
antigüedad clásica. Sin embargo, con las guerras de Italia (saco de Roma en 1527),
muchos de estos artistas emigraron y propagaron las teorías renacentistas por toda
Europa.13
Así, a lo largo del siglo xvi el Renacimiento italiano se extendió por toda Europa,
desde Portugal hasta Escandinavia, y desde Francia hasta Rusia. Muchos artistas
viajaron en busca de formación o mecenazgo, y las grandes cortes europeas —como
Fontainebleau, Madrid, Praga o Dresde— se llenaron de artistas de múltiples
nacionalidades. Se valoraba especialmente a los artistas italianos, pero numerosos
extranjeros que fueron a formarse a Italia adquirieron así una nueva reputación. Un
factor coadyuvante de la difusión del nuevo arte fue el grabado, cuya fabricación
en serie permitió expandir las obras de los artistas por todo el continente.19
También aumentó considerablemente el mercado del arte, y la labor de los marchantes
fue esencial para conectar a artistas y compradores; uno de los mayores centros de
mercado del arte de la época fue Amberes.20 También creció el coleccionismo, y
aparecieron las llamadas «cámaras de arte» (Kunstkammern), generalmente
pertenecientes a personajes de la aristocracia y la realeza, unas estancias donde
se exponían objetos de arte de todo tipo, libros y objetos de toda clase, e incluso
minerales o muestras naturales, de la flora y la fauna; una de las más afamadas fue
la de Rodolfo II en Praga.21
Características
De forma genérica se pueden establecer las características del Renacimiento en:
Ejemplo canónico para representar la cabeza humana acorde con La Divina Proporción
de Luca Pacioli
La cultura renacentista supuso el retorno al racionalismo, al estudio de la
naturaleza, la investigación empírica, con especial influencia de la filosofía
clásica grecorromana. La estética renacentista se basó tanto en la antigüedad
clásica como en la estética medieval, por lo que a veces resultaba algo
contradictoria: la belleza oscilaba entre una concepción realista de imitación de
la naturaleza y una visión ideal de perfección sobrenatural, siendo el mundo
visible el camino para ascender a una dimensión suprasensible.22
Uno de los primeros teóricos del arte renacentista fue Cennino Cennini: en su obra
Il libro dell'arte (1400) sentó las bases de la concepción artística del
Renacimiento, defendiendo el arte como una actividad intelectual creadora, y no
como un simple trabajo manual. Para Cennini el mejor método para el artista es
retratar de la naturaleza (ritrarre de natura), defendiendo la libertad del
artista, que debe trabajar «como le place, según su voluntad» (come gli piace,
secondo sua volontà). También introdujo el concepto de «diseño» (disegno), el
impulso creador del artista, que forja una idea mental de su obra antes de
realizarla materialmente, concepto de vital importancia desde entonces para el arte
moderno.23
En ese contexto surgieron varios tratados más acerca del arte, como los de Leon
Battista Alberti (De Pictura, 1436-1439; De re aedificatoria, 1450; y De Statua,
1460), o Los Comentarios (1447) de Lorenzo Ghiberti. Alberti recibió la influencia
aristotélica, pretendiendo aportar una base científica al arte. También habló de
decorum, el tratamiento del artista para adecuar los objetos y temas artísticos a
un sentido mesurado, perfeccionista.24 Fue Alberti quien agrupó a la arquitectura,
la escultura y la pintura en el grupo de las artes liberales, ya que hasta entonces
eran consideradas como artesanía; con ello, elevó al artista a la categoría de
creador intelectual.25 Ghiberti fue el primero en periodificar la historia del
arte, distinguiendo antigüedad clásica, período medieval y lo que llamó «renacer de
las artes» (Renacimiento).26
Por otro lado, Giorgio Vasari, en Vida de los más excelentes arquitectos, pintores
y escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos (1542–1550), fue uno de
los predecesores de la historiografía del arte, al confeccionar una crónica de los
principales artistas de su tiempo, poniendo especial énfasis en la progresión y el
desarrollo del arte.28
Arte
Artículo principal: Arte del Renacimiento
Etapas
Italia
Véase también: Renacimiento italiano
Arquitectura
Artículo principal: Arquitectura del Renacimiento
Con el nuevo gusto, se buscaba ordenar y renovar los viejos burgos medievales e
incluso se proyectaban ciudades de nueva planta. La búsqueda de la «ciudad ideal»,
opuesta al modelo caótico y desordenado del medievo, sería una constante
preocupación de artistas y mecenas. Así, el papa Pío II reordenó su ciudad natal,
Pienza, convirtiéndola en un auténtico muestrario del nuevo urbanismo renacentista.
En sí, las ciudades se convertirían en el escenario ideal de la renovación
artística, oponiéndose al concepto medieval en el que lo rural tenía un papel
preferente gracias al monacato.
Basílica de San Pedro, obra de Bramante y Miguel Ángel, autor del diseño final que
se ejecutó en su mayor parte; la cúpula fue terminada por Giacomo della Porta, y la
fachada es obra de Carlo Maderno, de época barroca. Concebida inicialmente según un
diseño centralizado, las variaciones en la dirección de la obra dieron como
resultado un nuevo prototipo de iglesia, llamado a extenderse con la
Contrarreforma.
El Quattrocento tuvo su centro neurálgico en Florencia y la Toscana. La sencillez y
claridad estructural y decorativa fue el rasgo fundamental de la arquitectura de
este momento. Los modelos clásicos se someten a un proceso de estilización y se
adaptan al templo cristiano. Fue frecuente recurrir a los órdenes clásicos, con
columnas y pilastras adosadas, capiteles (con preferencia el corintio, aunque
sustituyendo los caulículos por figuras fantásticas o de animales), fustes lisos y
casi omnipresencia del arco de medio punto. Se usa también la bóveda de cañón y de
arista, y cubiertas de madera con casetones. Lo que fundamentalmente distingue a la
arquitectura del Quattrocento de la del Alto Renacimiento es la decoración menuda
(putti, guirnaldas de flores o frutos, grutescos, etc.), las cúpulas con nervios,
con ciertos resabios góticos (catedral de Florencia, de Filippo Brunelleschi) y las
fachadas simétricas de pisos superpuestos (palacio Medici−Riccardi, de Michelozzo)
o con sillares almohadillados (palacio Rucellai, de Bernardo Rossellino, proyecto
de Alberti, palacio Pitti). En general, la arquitectura cuatrocentista da la
impresión de orden, sencillez, ligereza y simetría, predominando en el interior de
los edificios la luminosidad y la desnudez. Los arquitectos más destacados de este
período fueron Brunelleschi (Basílica de San Lorenzo, 1420; Basílica del Santo
Spirito, 1436) y Leon Battista Alberti (San Andrés de Mantua, 1460); y la principal
obra fue la catedral de Santa María del Fiore de Florencia y su famosa cúpula, obra
de Brunelleschi.31 Del resto de Italia destacan: la Cartuja de Pavía, de Giovanni
Antonio Amadeo (1475); la iglesia de San Zacarías de Venecia, de Mario Codussi
(1470); y el Castel Nuovo de Nápoles, de Francesco Laurana (1453).32
El Cinquecento tuvo como centro Roma: en 1506 Donato Bramante terminaba su célebre
proyecto para la Basílica de San Pedro en el Vaticano, que sería el edificio que
marcaría la pauta en lo restante del siglo xvi.33 En esta etapa, los edificios
tienden más a la monumentalidad y la grandiosidad. Miguel Ángel introdujo el «orden
gigante» en su proyecto para la basílica vaticana, lo que rompió con el concepto de
«arquitectura hecha a la medida del hombre».34 Los palacios se adornaban con
elaborados bajorrelieves (palacio Grimani de Venecia, 1549, obra de Michele
Sanmicheli) o de esculturas exentas (Biblioteca de San Marcos, 1537–1550, Venecia,
obra de Jacopo Sansovino). Predominaría de este modo la idea de riqueza,
monumentalidad y lujo en las construcciones. A medida que avanza el siglo, el
manierismo se introdujo en la arquitectura, con edificios cada vez más suntuosos,
rebuscadas decoraciones y elementos que pretenden captar la atención del espectador
por su originalidad o extravagancia (palacio del Té, en Mantua, de Giulio Romano).
Podemos distinguir, de este modo, como en las demás disciplinas artísticas, dos
periodos: el «clasicismo» de principios de siglo, con autores como Bramante, Miguel
Ángel, Antonio da Sangallo el Viejo, o Jacopo Sansovino;35 y el «manierismo», que
se da a partir de 1530, siendo sus principales autores Andrea Palladio, Giorgio
Vasari, Giulio Romano, Jacopo Vignola y Vincenzo Scamozzi.36 Hay que apuntar que la
ruptura del manierismo no fue radical puesto que ya en la obra de Miguel Ángel
aparecen elementos que la preludian.37
Pintura
Artículo principal: Pintura renacentista
Los pintores más destacados de esta época fueron: en Florencia, Fra Angélico,
Masaccio, Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi y Paolo Uccello; en
Umbría, Perugino; en Padua, Andrea Mantegna; y, en Venecia, Giovanni Bellini. Por
encima de todos ellos destaca Sandro Botticelli, autor de alegorías, delicadas
madonnas y asuntos mitológicos. Su estilo dulce, muy atento a la belleza y
sensibilidad femeninas, y predominantemente dibujístico, caracterizan la escuela
florentina de pintura y toda esta época. Otros autores del Quattrocento italiano
son Andrea del Castagno, Antonio Pollaiuolo, Pinturicchio, Domenico Ghirlandaio,
Cima da Conegliano, Luca Signorelli, Cosimo Tura, Vincenzo Foppa, Alessio
Baldovinetti, Vittore Carpaccio y, en el sur de la península, Antonello da
Messina.39
El Cinquecento (siglo xvi) fue la etapa culminante de la pintura renacentista, y
denominada por ello a veces como «clasicismo». Los pintores asimilan las novedades
y la experimentación cuatrocentistas y las llevan a nuevas cimas creativas. En este
momento aparecen grandes maestros, cuyo trabajo servirá de modelo a los artistas
durante siglos. El primero de ellos fue Leonardo da Vinci, uno de los grandes
genios de todos los tiempos. Fue el ejemplo más acabado de artista
multidisciplinar, intelectual y obsesionado con la perfección, que le llevó a dejar
muchas obras inconclusas o en proyecto. Poco prolífico en su faceta pictórica,
aportó sin embargo muchas innovaciones que condujeron a la historia de la pintura
hacia nuevos rumbos. Quizá su principal aportación fue el sfumato o claroscuro,
delicada gradación de la luz que otorga a sus pinturas una gran naturalidad, a la
vez que ayuda a crear espacio. Estudiaba cuidadosamente la composición de sus
obras, como en la Última Cena, donde las figuras se ajustan a un esquema
geométrico. Supo unir en sus trabajos la perfección formal a ciertas dosis de
misterio, presente, por ejemplo, en la celebérrima Gioconda, La Virgen de las Rocas
o el San Juan Bautista.40
La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana, por Leonardo da Vinci, Museo del Louvre,
París. «Verdaderamente celestial y admirable fue Leonardo [...]. Hizo un cartón de
Nuestra Señora y santa Ana, con Cristo, que también les pareció maravilloso a todos
los artistas; una vez terminado, estuvo expuesto dos días para que lo vieran los
hombres y las mujeres, los jóvenes y los viejos, como se va a las fiestas solemnes,
para ver las maravillas de Leonardo, que hicieron asombrar a todo este pueblo».
Giorgio Vasari, Las Vidas.
Rafael Sanzio completa la tríada de genios del clasicismo. Su estilo tuvo un enorme
éxito y se puso de moda entre los poderosos. La pintura de Rafael buscaba ante todo
la grazia, o belleza equilibrada y serena. Sus madonnas recogen las novedades de
Leonardo en lo que se refiere a composición y claroscuro, añadiendo una
característica dulzura. Anticipa claramente la pintura manierista en sus últimas
obras, cuyo estilo agitado y dramático copiarán y difundirán sus discípulos.42
Con la aparición de estos tres grandes maestros, los artistas contemporáneos asumen
que el arte ha llegado a su culmen —concepto recogido en la obra de Giorgio Vasari
Las Vidas—43 y se afanarán por tanto en incorporar estos logros, por un lado, y en
la búsqueda de un estilo propio y original como forma de superarlos. Ambas cosas,
junto con el ambiente pesimista que se respiraba en la Cristiandad en la década de
1520 (Saco de Roma, Reforma protestante, guerras), hizo surgir con fuerza a partir
de los años 1530 una nueva corriente, el Manierismo. Se buscaría a partir de
entonces lo extravagante, lo extraño, lo exagerado y lo irreal. Pertenecen a esta
corriente pictórica Jacopo Pontormo, Bronzino, Parmigianino, Rosso Fiorentino o
Francesco Salviati. Otros autores tomarían algunas novedades manieristas pero
siguiendo una línea más personal y clasicista. Entre ellos podemos citar a
Sebastiano del Piombo, Correggio, Andrea del Sarto o Federico Barocci.44
Dentro de las diferentes escuelas que surgen en Italia en el Cinquecento, la de
Venecia presenta especiales características. Si los florentinos ponían el acento en
el disegno, es decir, en la composición y la línea, los pintores venecianos se
centrarían en el color. Las especiales características del estado veneciano pueden
explicar algo de esta particularidad, puesto que se trataba de una sociedad
elitista, amante del lujo y muy relacionada con Oriente. La escuela veneciana
reflejaría esto mediante una pintura refinada, hedonista, menos intelectual y más
vital, muy decorativa y colorista. Precursores de la escuela veneciana del
Cinquecento fueron Giovanni Bellini y, sobre todo, Giorgione, pintor de alegorías,
paisajes y asuntos religiosos, melancólicos y misteriosos. Deudor de su estilo fue
Tiziano, el mayor pintor de esta escuela, excelente retratista, quizá el más
demandado de su tiempo; autor de complejas y realistas composiciones religiosas,
llenas de vida y colorido. En la última etapa de su vida deshace los contornos de
las figuras, convirtiendo sus cuadros en puras sensaciones de luz y color, anticipo
del impresionismo.45 Tintoretto, Paolo Veronese y Palma el Viejo continuaron esta
escuela llevándola hacia el manierismo y anticipando en cierta manera la pintura
barroca.46
Escultura
Artículo principal: Escultura del Renacimiento
Como en las demás manifestaciones artísticas, los ideales de vuelta a la
antigüedad, inspiración en la naturaleza, humanismo antropocéntrico e idealismo
fueron los que caracterizaron la escultura de este período. Ya el gótico había
preludiado en cierta manera algunos de estos aspectos, pero algunos hallazgos
arqueológicos (el Laocoonte, hallado en 1506, o el Torso Belvedere) que se dieron
en la época supusieron una auténtica conmoción para los escultores y sirvieron de
modelo e inspiración para las nuevas realizaciones.
Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia dieron lugar, igual que en las
demás artes, a dos etapas:
La Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel, encargada por el cardenal francés Jean
Bilhères de Lagraulas para su sepultura, hoy se encuentra en la Basílica de San
Pedro. El idealismo e impasibilidad de los dioses clásicos se traslada aquí a un
tema cristiano; la serena belleza de María y de Cristo apenas se ve alterada por el
dolor o la misma muerte.
El Cinquecento (siglo xvi): esta época está marcada por la aparición estelar de uno
de los escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel.49 Hasta tal
punto marcó la escultura de todo el siglo que muchos de sus continuadores no fueron
capaces de recoger todas sus novedades y estas no se desarrollaron hasta varios
siglos después. Miguel Ángel fue, como tantos otros en esta época, un artista
multidisciplinar. Sin embargo, él se consideraba preferentemente escultor. En sus
primeras obras recoge el interés arqueológico surgido en Florencia: así, su Baco
ebrio fue realizado con intención de que aparentara ser una escultura clásica.
Igual espíritu se aprecia en la Piedad, realizada entre 1498 y 1499 para la
basílica vaticana. Protegido primero por los Médicis, para los que creó las Tumbas
Mediceas, soberbio ejemplo de expresividad, marchó luego a Roma, donde colaboró en
los trabajos de construcción de la nueva basílica. El pontífice Julio II lo tomó
bajo su protección y le encomendó la creación de su Mausoleo, denominado por el
artista como «la tragedia de la sepultura» por los cambios y demoras que sufrió el
proyecto. En las esculturas hechas para este sepulcro, como el célebre Moisés,
aparece lo que se ha venido denominando terribilitá miguelangelesca: una intensa a
la vez que contenida emoción que se manifiesta en anatomías sufrientes, exageradas
y nerviosas —músculos en tensión—, posturas contorsionadas y escorzos muy
rebuscados. Los rostros, sin embargo, suelen mostrarse contenidos. En sus obras
finales el artista desdeña de la belleza formal de las esculturas y las deja
inacabadas, adelantando un concepto que no volvería al arte hasta el siglo xx.
Miguel Ángel continuó con la tradición de monumentos públicos heroicos y profanos
que inició Donatello y la llevó a una nueva dimensión con su conocido David,
esculpido para la Piazza della Signoria de Florencia.50 En los años finales de la
centuria, la huella de Miguel Ángel tuvo sus réplicas en Benvenuto Cellini (Perseo
de la Loggia dei Lanzi de Florencia, espacio concebido como museo de escultura al
aire libre), Bartolomeo Ammannati, Giambologna y Baccio Bandinelli, que exagerarían
los elementos más superficiales de la obra del maestro, situándose plenamente todos
ellos en la corriente manierista. Destaca en esta época también la saga familiar de
los Leoni, broncistas milaneses al servicio de los Habsburgo españoles, auténticos
creadores de la imagen áulica, un tanto estereotipada, de estos monarcas. Su
presencia en España llevó allí de primera mano las novedades renacentistas,
extendiendo su influjo hasta la escultura barroca.51
España
Artículo principal: Renacimiento español
Francia
Artículo principal: Renacimiento francés
Vista del Patio del Caballo Blanco del palacio de Fontainebleau, con la famosa
escalera, preludio de las formas barrocas. Fontainebleau fue la auténtica capital
artística de Francia durante el Renacimiento. En el conjunto palaciego
intervinieron algunos de los mejores artistas del momento.
En Francia la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por
la cercanía geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba
anexionar los territorios limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en
algunos momentos. Sin embargo, el impulso definitivo a la adopción de las formas
renacentistas se dio bajo el reinado de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de
las artes y aficionado a todo lo que procediera de Italia, protegió a importantes
maestros, solicitando sus servicios para la corte francesa —entre ellos el mismo
Leonardo da Vinci, que murió en el castillo de Cloux—, a la vez que emprendió un
ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el desarrollo de las
artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del gótico y que,
por tanto, este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un
estilo nacional. De ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un
tiempo, a pesar del nuevo estilo impuesto por la corte.
Alemania
Artículo principal: Renacimiento alemán
En escultura pervivieron las formas góticas hasta bien entrado el siglo xvi.
Destaca la obra de Peter Vischer, autor de las tumbas imperiales de Innsbruck
(1513) y de la tumba de San Sebaldo en Núremberg (1520). También trabajaron aquí
algunos artistas flamencos, como Hubert Gerhard, autor del San Miguel de la fachada
de la iglesia de San Miguel de Múnich.65
A mediados del siglo xvi el clasicismo italiano entra con fuerza en la pintura
flamenca, manifestándose en la llamada Escuela de Amberes y en pintores como Jan
van Scorel o Mabuse, algunos de los cuales permanecieron en Italia estudiando a los
grandes maestros. A la difusión de los nuevos modelos contribuyó sobremanera el
grabado, que puso al alcance de prácticamente cualquier artista las obras
producidas en otras escuelas y lugares, poniendo muy de moda en toda Europa el
estilo italianizante. Algunos grandes nombres de la época fueron Joachim Patinir,
uno de los creadores del paisaje como género autónomo de la pintura, aunque apegado
todavía al gótico; Quentin Metsys, que se inspiró en los dibujos caricaturescos de
Leonardo y en las clases populares para retratar vicios y costumbres; el retratista
Antonio Moro; el Bosco, uno de los pintores más originales de la historia, apegado
formalmente a la tradición de la vieja escuela flamenca, pero a la vez innovador,
creador de un universo fantástico, casi onírico que lo sitúan como uno de los
precedentes del surrealismo (El jardín de las delicias, 1500-1505); y Pieter
Brueghel el Viejo, uno de los grandes maestros del paisaje y las costumbres
populares, quizá el más moderno de todos ellos, aun cuando en su pintura glose
sentencias morales y de crítica social que tienen algo de medieval (El triunfo de
la Muerte, 1563).69
Otros países
Catedral de Puebla
Las primeras muestras de arquitectura colonial en América tuvieron, al igual que en
la metrópoli, cierta pervivencia de rasgos góticos, si bien pronto empezaron a
llegar las nuevas corrientes que se producían en España, como el purismo y el
plateresco (catedral de Santo Domingo). Al iniciarse la colonización, la
arquitectura que se desarrolló principalmente fue de signo religioso: por orden
real, el primer edificio que se debía construir en cualquier nueva ciudad debía ser
una iglesia. Durante la primera mitad del siglo xvi fueron las órdenes religiosas
las encargadas de la edificación de numerosas iglesias en México, preferentemente
un tipo de iglesias fortificadas, en un conjunto almenado con iglesia, convento, un
atrio y una capilla abierta —llamadas «capillas de indios»—, como el Convento de
Tepeaca, el de Huejotzingo y el de San Gabriel en Cholula.81 A mediados de siglo se
empezaron a construir las primeras grandes catedrales, como las de México, Puebla y
Guadalajara. Se sigue por lo general la planta rectangular con testero plano,
tomando como modelos la Catedral de Sevilla, la de Jaén y la de Valladolid. En
Perú, en 1582 se inició la catedral del Cuzco y, en 1592, la de Lima, ambas obras
del extremeño Francisco Becerra. En Argentina destaca la catedral de Córdoba, obra
del jesuita Andrés Blanqui.82
Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas
elaboradas por maestros anónimos, realizadas con medios precolombinos, con tintas
vegetales y minerales y telas de trama áspera e irregular. Destacaron las imágenes
de la Virgen con el Niño, con una iconografía de raíces autóctonas donde, por
ejemplo, se representaban los arcángeles como arcabuceros contemporáneos. La
producción artística hecha en Nueva España por indígenas en el siglo xvi es
denominada arte indocristiano. Adentrado el siglo xvi surgieron los grandes frescos
murales, de carácter popular. Desde mediados de siglo empezaron a llegar,
procedentes de Sevilla, maestros españoles (Alonso Vázquez, Alonso López de
Herrera), flamencos (Simon Pereyns) e italianos (Mateo Pérez de Alesio, Angelino
Medoro).83
Jardinería
Artículo principal: Jardín italiano
Literatura
Artículo principal: Literatura renacentista
En Italia, cuna del nuevo estilo, perduraban aún los ecos de tres grandes autores
medievales considerados a veces precursores del nuevo movimiento: Dante, Petrarca y
Boccaccio. Entre los literatos surgidos en esta era conviene destacar a: Angelo
Poliziano, Matteo Maria Boiardo, Ludovico Ariosto, Jacopo Sannazaro, Pietro Bembo,
Baldassare Castiglione, Torquato Tasso, Nicolás Maquiavelo y Pietro Aretino. Su
influencia se denotó en Francia, donde desarrollaron François Rabelais, Pierre de
Ronsard, Michel de Montaigne y Joachim du Bellay. En Alemania, la reforma
protestante impuso una mayor austeridad y una temática religiosa, cultivada por
Ulrich von Hutten, Sebastian Brant y Hans Sachs. En Inglaterra, cabe citar a Tomás
Moro, Edmund Spenser, Michael Drayton, Henry Constable, George Chapman, Henry
Howard y Thomas Wyatt. En Portugal se halla la figura predominante de Luís de
Camões.89
En España comenzó una edad dorada de las letras, que se prolongaría hasta el siglo
xvii: la poesía, influida por la italiana del stil nuovo, contó con las figuras de
Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de
Jesús; en prosa surgieron los libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se
inició el género de la picaresca con el Lazarillo de Tormes (1554), mientras que
despuntó la obra de Miguel de Cervantes, el gran genio de las letras españolas,
autor del inmortal Don Quijote (1605).
Teatro
El teatro renacentista también acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo,
con obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal
como son. Se buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de
la figura humana en el espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de
efectos ilusionísticos, en trompe-l'œil. Surgió la reglamentación teatral basada en
tres unidades (acción, espacio y tiempo), basándose en la Poética de Aristóteles,
teoría introducida por Lodovico Castelvetro. En torno a 1520 surgió en el norte de
Italia la Commedia dell'arte, con textos improvisados, en dialecto, predominando la
mímica e introduciendo personajes arquetípicos como Arlequín, Colombina, Pulcinella
(llamado en Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc. Como principales
dramaturgos destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres
Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas, con su gran obra La Celestina (1499).
En Inglaterra descolló el teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe,
Ben Jonson, Thomas Kyd y, especialmente, William Shakespeare, gran genio universal
de las letras (Romeo y Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).90
Música
Artículo principal: Música del Renacimiento
Orfeo - Toccata
MENÚ0:00
Toccata, de La favola d'Orfeo, una de las primeras óperas (1607), compuesta por
Claudio Monteverdi
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La música renacentista supuso la consagración de la polifonía, así como el
afianzamiento de la música instrumental, que iría evolucionando hacia la orquesta
moderna. Apareció el madrigal como género profano que aunaba texto y música, siendo
la expresión paradigmática de la música renacentista. En 1498 Ottaviano Petrucci
ideó un sistema de imprenta adaptado a la música, en pentagrama, con lo que se
empezó a editar música. Las primeras novedades se produjeron en Flandes, donde se
desarrolló la llamada polifonía «a la flamenca», cultivada por Guillaume Dufay,
Johannes Ockeghem y Josquin des Prés. También cultivaron el madrigal Orlandus
Lassus, Luca Marenzio, Carlo Gesualdo, Claudio Monteverdi, Cristóbal de Morales y
Tomás Luis de Victoria, mientras que en polifonía religiosa destacó Giovanni
Pierluigi da Palestrina. En música instrumental descolló Giovanni Gabrieli, quien
experimentó con diversos timbres de instrumentos de viento y con efectos de sonido
cruzado y de relieve.91
En los países protestantes la música cobró gran relevancia, ya que el propio Lutero
defendía la importancia de la música en la liturgia religiosa. Aquí se cultivó
especialmente el coral, un género musical a capella o con acompañamiento
instrumental, generalmente a cuatro voces mixtas. Algunos de los compositores que
lo cultivaron fueron Johann Walther y Valentin Bapst.92
A finales del siglo xvi nació la ópera, iniciativa de un círculo de eruditos (la
Camerata Fiorentina) que, al descubrir que el teatro griego antiguo era cantado,
tuvieron la idea de musicalizar textos dramáticos. La primera ópera fue Dafne
(1594), de Jacopo Peri, a la que siguió Euridice (1600), del mismo autor; en 1602
Giulio Caccini escribió otra Euridice; y, en 1607, Claudio Monteverdi compuso La
favola d'Orfeo, donde añadió una introducción musical que denominó sinfonía, y
dividió las estructuras cantadas en arias.93
Danza
Artículo principal: Danza renacentista
La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debido de nuevo al papel
preponderante del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores
consideran esta época el nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo
en Francia –donde fue llamado ballet-comique–, en forma de historias bailadas,
sobre textos mitológicos clásicos, siendo impulsado principalmente por la reina
Catalina de Médicis. Se suele considerar que el primer ballet fue el Ballet comique
de la Reine Louise (1581), de Balthazar de Beaujoyeulx. Las principales modalidades
de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En esta época surgieron los
primeros tratados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De arte saltandi et
choreas ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la historia; Thoinot
Arbeau hizo una recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie,
1588).94
Filosofía
Artículo principal: Filosofía renacentista
Tiziano: Amor sacro y amor profano (Galería Borghese, Roma, 1514). Esta obra
representa la contraposición entre el amor humano (Venus Vulgaris) y el amor divino
(Venus Caelestis), un reflejo de la teoría neoplatónica de la época sobre que la
belleza terrenal es un reflejo de la belleza celestial, propugnada por Marsilio
Ficino y la Academia Platónica Florentina.
La filosofía renacentista estuvo marcada en su origen por el declive de la
teología, en un mundo abocado a la modernidad que, sin renunciar aún a la religión,
la circunscribe al ámbito espiritual y personal del individuo. La nueva forma de
afrontar los problemas del ser humano será el racionalismo, el uso de la razón
aplicada a la sociedad y a la naturaleza.95 Aun así, la religión siguió presente en
buena medida durante esta época, aunque derivó de la teología escolástica hacia el
misticismo, hacia una relación con Dios basada más en el sentimiento que en el
conocimiento, así como en la acción, la obra de acercamiento a Dios, como se
percibe en la obra de Jan van Ruusbroec, Dionisio Cartujano y Tomás de Kempis.96
Por otro lado, además del humanismo hay otras corrientes de pensamiento que a
través de diversas vías, aparentemente dispares, convergerán en la filosofía
cartesiana y en los fundamentos de la filosofía moderna: una es heredera del
pensamiento medieval, representada por Nicolás de Cusa o por la escolástica
española; otra está más preocupada por la naturaleza y dará origen a la ciencia
física moderna.105 Nicolás de Cusa, cardenal y obispo de Bresanona, intentó
conciliar la doctrina católica con la teoría platónica, a través de una noción de
Dios infinito y trascendente en el que se aglutinan la verdad y la realidad (De
docta ignorantia, 1440).106 La escolástica española estuvo muy ligada a la
Contrarreforma, y se asoció especialmente con la orden de los jesuitas; de
influencia tomista, estuvo representada por Francisco de Vitoria, Alfonso Salmerón,
Luis de Molina y, especialmente, Francisco Suárez.107 El estudio de la naturaleza
dio en el terreno filosófico la relevante figura de Giordano Bruno, autor de una
doctrina panteísta por la que fue quemado por hereje, y defensor de la razón y la
experiencia como única vía para conocer el mundo.108 También influyeron en la
filosofía las nuevas teorías científicas de Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y
Galileo Galilei.109
Ciencia
Esta sección es un extracto de Historia de la ciencia en el Renacimiento[editar]
Una de las disciplinas científicas que más se desarrolló en esta época fue la
astronomía, gracias principalmente a la figura de Nicolás Copérnico: este
científico polaco fue el difusor de la teoría heliocéntrica —los planetas giran
alrededor del Sol— frente a la geocéntrica impuesta en la Edad Media principalmente
por la iglesia —la Tierra es el centro del universo. Expuso esta teoría, basada en
la de Aristarco de Samos.115116 Este sistema fue posteriormente desarrollado por
Johannes Kepler, quien describió el movimiento de los planetas conforme a órbitas
elípticas.117118 Por último, Galileo Galilei sistematizó estos conocimientos y
formuló los principios modernos del conocimiento científico, por lo que fue
procesado por la Inquisición y obligado a retractarse; sin embargo, está
considerado por ello el fundador de la física moderna.119 Otro astrónomo destacado
de este período fue Tycho Brahe, creador del observatorio de Uraniborg, desde el
que realizó numerosas observaciones astronómicas que sirvieron de base a los
cálculos de Kepler.120 También cabe remarcar que en 1582 el papa Gregorio XIII
introdujo el calendario gregoriano, que sustituyó al anterior calendario
juliano.121
Por último, conviene citar la figura polifacética de Leonardo da Vinci, ejemplo del
hombre renacentista interesado en todas las materias tanto artísticas como
científicas (homo universalis). En el terreno de la ciencia, realizó varios
proyectos como máquinas voladoras, concentradores de energía solar o calculadoras,
que no pasaron de meros proyectos teóricos. También realizó trabajos de ingeniería,
hidráulica y mecánica, y estudios de anatomía, óptica, botánica, geología,
paleontología y otras disciplinas.133
Historiadores como George Sarton y Lynn Thorndike han criticado el efecto del
Renacimiento sobre la ciencia, argumentando que el progreso fue demorado porque los
humanistas favorecieron los temas centrados en el hombre, como política e historia,
sobre el estudio de la filosofía natural o la matemática aplicada. Otros se han
localizado en la influencia positiva del Renacimiento puntualizando factores como
el descubrimiento de muchísimos textos ocultos o perdidos, y el nuevo énfasis en el
estudio de la lengua y la correcta lectura de textos. Marie Boas Hall acudió el
término «Renacimiento científico» para designar la primera fase de la Revolución
científica. Recientemente, Peter Dear argumentó a favor de un modelo de dos fases
para explicar la Génesis de la ciencia moderna: un «Renacimiento científico» en los
siglos XV y XVI, centrado en la restauración del conocimiento natural de los
antiguos, y una «Revolución científica» en el siglo XVII, cuándo los científicos
pasaron de la recuperación a la invención.
Vida y costumbres
También cobró una especial relevancia la gastronomía, que llegó a altas cotas de
refinamiento y sofisticación. Destacó la cocina veneciana, que gracias a su
comercio con Oriente favoreció la importación de todo tipo de especias: pimienta,
mostaza, azafrán, nuez moscada, clavo, canela, etc. Un factor determinante para una
nueva gastronomía fue el descubrimiento de América, de donde llegaron nuevos
alimentos como el maíz, la patata, el tomate, el cacao, los frijoles, el cacahuete,
el pimiento, la vainilla, la piña, el aguacate, el mango o el tabaco.136
Véase también
Prerrenacimiento
Alto Renacimiento
Bajo Renacimiento
Renacimiento italiano
Renacimiento español
Renacimiento francés
Renacimiento nórdico
Renacimiento alemán
Renacimiento flamenco
Renacimiento inglés
Renacimiento en Hungría
Arte de la Edad Moderna
Historia de la estética
La cultura del Renacimiento en Italia
Historia de la ciencia en el Renacimiento
Hallazgos médicos en el Renacimiento
Literatura del Renacimiento
Música del Renacimiento
Humanismo renacentista
Filosofía renacentista
Polimatía
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