Propuestas para Una Filosofia de Derecho
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Propuestas para Una Filosofia de Derecho
Martín HERNÁNDEZ*
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290 MARTÍN HERNÁNDEZ
II. LO PERENNE
1 Hervada, Javier, Introducción crítica al derecho natural, España, Eunsa, 1999, p. 99.
2 Aquino, Tomás de, Suma teológica, I-II, q.10, a. 1, ad 3.
3 Véase Caturelli, Alberto, La filosofía, España, Gredos, 1977, p. 30.
LA FILOSOFÍA PERENNE 293
Es cierto que la
existe en él una esencia real, misma que es deber del estudioso de la filo-
sofía del derecho descubrir.
En segundo lugar, es indispensable recuperar la metafísica, pues sólo
ella es verdadero fundamento para una adecuada filosofía del derecho.
Comparto la opinión del doctor Hervada de que el abandono de la meta-
física es una de las causas del inmanentismo contemporáneo que en sus
distintas formas se presenta en diversas filosofías del derecho, pues a de-
cir del profesor de Navarra: “La raíz de estos movimientos hay que en-
contrarla en el abandono de la metafísica. Rechazada la metafísica, resul-
ta una consecuencia directa e inmediata el total repudio de cualquier
concepción trascendente del hombre, de la sociedad y del derecho, pues
sólo la metafísica accede a las causas últimas y a la íntima esencia de la
realidad.”14
Tan es así que el sólo hecho de preguntarnos por el fundamento últi-
mo del derecho nos ubica en una actitud metafísica, pues sólo esta cien-
cia es la que nos puede responder esa pregunta, y a partir de su respuesta
se podrán explicar los conceptos de la ciencia jurídica o de la teoría
general del derecho.
Debo aclarar que hablo del fundamento último del derecho, no de
definiciones o meros conceptos, sino de la pregunta última de lo jurídico,
por tanto de su ser y en consecuencia del orden de las cosas. La Antigüe-
dad y la Edad Media pueden aportarnos mucha luz en esta cuestión.
En tercer lugar, y no por ser menos importante, me referiré a la nece-
sidad de volver a la persona. Hoy el hablar de persona en la jerga jurídi-
ca es aceptar sin más miramientos que estamos ante un ente imputable de
derechos y obligaciones. Considero que la filosofía del derecho debe ir
más allá, pues es su objeto propio preguntarse por qué ese ente puede ser
sujeto de derechos y obligaciones, qué facultades y apetencias lo ubican
en esa posición, por qué sólo el ser personal es capaz de ello. Pues si a
una persona se le puede imputar un derecho o una obligación es porque
está en aptitud de recibirlo, es decir, la persona en su constitución onto-
lógica es de suyo jurídica, esa juridicidad no es algo puesto a añadido, si-
no que forma parte de su ser, de allí que resulta importantísimo que la
filosofía del derecho no pierda de vista el ser personal del hombre en su
esencia y naturaleza, en este sentido nuevamente el doctor Hervada seña-
la: “Nada jurídico podría el legislador dar, si ese acto de dar no se asen-
14 Ibidem, p. 582.
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poránea del derecho tome su compromiso con la verdad, esté donde esté
pues la verdad no se impone, sino que se propone. Ésta es mi propuesta
concreta, la cual queda resumida en los puntos citados. Recibamos la
filosofía perenne sin perjuicios, sin predisposiciones, que sea ella misma
la que nos conquiste o nos aleje, recibámosla como en su momento la es-
cuela de derecho natural apostó por el derecho romano que permitió el
inicio de su tercera vida, a beneficio de inventario, sí, a beneficio de in-
ventario, tal vez nos enriquezca, escuchemos la sabiduría que nos antece-
de, en esa pluralidad actualmente tan de moda debe haber cabida para
ella, a lo mejor resulta ser novedosa a pesar de todo.