Guerra Civil Española
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Lugar Españaa
Consecuencias Véanse Consecuencias
Beligerantes
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175 000 muertos 2
110 000 muertos2
~500 000
~120 000 en retaguardia3
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Guerra civil española
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Guerra aérea durante la
Guerra Civil Española
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Guerra naval durante la
Guerra Civil Española
Índice
1Antecedentes
o 1.1El Gobierno del Frente Popular (febrero-julio de 1936)
o 1.2La violencia política
2El detonante: el golpe de Estado de julio de 1936
o 2.1La conspiración militar
o 2.2El golpe del 17 al 20 de julio
3Las operaciones militares
o 3.1Los dos ejércitos
o 3.2Julio-octubre de 1936: avance sobre Madrid y campaña
de Guipúzcoa
o 3.3Noviembre de 1936-marzo de 1937: la batalla de Madrid
y la toma de Málaga
o 3.4Marzo-noviembre de 1937: la campaña del Norte y las
batallas de Brunete y Belchite
o 3.5Diciembre de 1937-noviembre de 1938: de la batalla de
Teruel a la batalla del Ebro
o 3.6Diciembre de 1938-febrero de 1939: ofensiva sobre
Cataluña
o 3.7Febrero-marzo de 1939: la vuelta de Negrín y la
resistencia de la zona Centro-Sur
o 3.8Marzo de 1939: derrota de la República
4La guerra naval
5La guerra aérea y los bombardeos sobre poblaciones
6Evolución de la zona sublevada
o 6.1La Junta de Defensa Nacional
o 6.2El general Franco, «generalísimo» y «caudillo»
o 6.3El Decreto de Unificación de abril de 1937
o 6.4El nacimiento del «Nuevo Estado»
7Evolución de la zona republicana
o 7.1La reacción del gobierno a la sublevación militar
o 7.2La revolución social de 1936 y el gobierno de José Giral
(julio-septiembre de 1936)
o 7.3El gobierno de Largo Caballero (septiembre de 1936-
mayo de 1937)
o 7.4El gobierno de Juan Negrín (mayo de 1937-marzo de
1939)
8La dimensión internacional del conflicto y la intervención
extranjera
o 8.1La política de «no intervención» de Gran Bretaña y
Francia
o 8.2La intervención extranjera en favor de los sublevados
o 8.3La intervención extranjera en favor de la República
o 8.4La financiación de la guerra y «el oro de Moscú»
9La Iglesia y la guerra civil española
o 9.1La Iglesia católica en la zona sublevada
o 9.2La Iglesia católica en la zona republicana
10La represión en las retaguardias
o 10.1Investigación de los crímenes
11Consecuencias
o 11.1Consecuencias económicas
o 11.2Víctimas de la guerra civil
o 11.3La represión franquista de la posguerra y el exilio
republicano
o 11.4Relaciones internacionales
o 11.5Las regiones devastadas
12Memoria histórica
13La guerra civil en el arte
o 13.1Cine
o 13.2Novela
o 13.3Cuento y relato
o 13.4Literatura infantil y juvenil
o 13.5Teatro
o 13.6Poesía
o 13.7Música
o 13.8Revistas satíricas
o 13.9Historieta
o 13.10Pintura y escultura
o 13.11Artes gráficas, cartelismo y revistas
o 13.12Fotografía
o 13.13Videojuegos
14Véase también
15Notas
16Referencias
17Bibliografía
18Enlaces externos
Antecedentes[editar]
Portada de la Constitución de 1931
Mapas que representan los planes esbozados por Mola para dar el golpe de Estado que derribase a
la Segunda República.
Situación el 23 de julio de 1936 tras el fracaso parcial del golpe de Estado. En azul las zonas
controladas por los sublevados.76
Batallas terrestres
Batallas navales
Ciudades bombardeadas
Campos de concentración
Masacres
Campos de refugiados
Así pues, el bando sublevado no tuvo que construir su ejército sino que contó
desde el primer momento con las unidades militares (y las fuerzas de orden
público) sublevadas durante el golpe ya organizadas y dirigidas por sus
mandos, entre las que destacaba el ejército del Protectorado de Marruecos, el
llamado Ejército de África, compuesto por la Legión Extranjera y
los Regulares (tropas indígenas moras mandadas por oficiales españoles) que
constituía la fuerza militar más experimentada de todo el ejército español. 82 Por
otro lado las milicias carlistas (requetés) y las milicias falangistas que apoyaron
a los sublevados fueron integradas en el ejército del que se consideraban
aliadas y no enemigas (al contrario de lo que sucedió en el bando
republicano donde las milicias obreras, especialmente las milicias
confederales anarquistas, siempre desconfiaron de la institución militar, con la
excepción de las milicias comunistas).83
En el bando sublevado el ejército alcanzó rápidamente la unidad de mando y
dominó completamente la vida civil de la zona sublevada, que ellos
llamaban zona nacional.82 La muerte en un accidente de aviación en los
primeros días del golpe del general Sanjurjo, que era el militar elegido por sus
compañeros para encabezar la sublevación, hizo que el mando en la zona
sublevada quedara entonces repartido entre los generales Emilio
Mola y Francisco Franco, pero solo dos meses después, el 1 de octubre, el
general Franco asumió el mando único militar y político (el general Mola murió
en otro accidente de avión al año siguiente, el 3 de junio de 1937).82
«El fenómeno de la centralización militar del esfuerzo de guerra en la zona
sublevada hizo que no se permitiese nada que se asemejase a la desunión
política, al rencor entre grupos políticos y a la falta de confianza en los mandos
y jefes de la campaña, todo lo cual se manifestó especialmente en la
retaguardia republicana del norte, en Aragón y en Cataluña, que es donde se
perdió realmente la guerra. (...) A medida que la República iba perdiendo la
guerra, aumentaban el hambre y las privaciones en la retaguardia, creándose
una situación infernal, con refugiados, bombardeos, escasez y frío». 84
En cuanto a la ayuda extranjera, el bando sublevado recibió armas de todo tipo
y aviones prácticamente desde el primer día por parte de la Alemania nazi y
la Italia Fascista a la que pronto se añadieron unidades militares completas
(la Legión Cóndor alemana y el CTV italiano) en un flujo continuo que nunca se
detuvo a largo de la guerra.85
Cartel propagandístico del bando republicano. Muestra al generalísimo Franco, como la Muerte,
apoyado por un general de los potencias del Eje, un capitalista y un sacerdote.
Nada más conocerse el 17 de julio por la tarde que la sublevación militar había
triunfado en el Protectorado de Marruecos, el ministro de Marina José
Giral (que dos días después acabaría presidiendo el gobierno de la República
tras la dimisión de Santiago Casares Quiroga y del gobierno «relámpago»
de Diego Martínez Barrio) ordenó que varios barcos de guerra de la Marina se
dirigieran al estrecho de Gibraltar para que bloquearan las plazas
de Ceuta, Larache y Melilla y evitar así el paso a la península de las tropas
coloniales. De la base de Cartagena salieron los destructores Almirante
Valdés, Lepanto y Sánchez Barcáiztegui, con orden de navegar a máxima
potencia hasta el estrecho.86 Gracias a que las dotaciones de esos barcos se
rebelaron contra sus oficiales, que estaban comprometidos en el golpe, los
sublevados no pudieron disponer inicialmente del Ejército de África, compuesto
por la Legión Extranjera y los regulares (tropas formadas por marroquíes
mandados por oficiales españoles).82
El mismo día 19 de julio en que fue sofocada la rebelión en Madrid, salieron de
la capital hacia la sierra de Guadarrama varias columnas compuestas
por milicianos y por tropas de las unidades militares que habían sido disueltas
por orden del gobierno para evitar que se pudieran sumar a la sublevación. Allí
consiguieron impedir que las columnas de los sublevados enviadas por
el general Mola desde Castilla y León y desde Navarra consiguieran atravesar
los puertos de montaña de la sierra madrileña y llegar a la capital. 87 El frente
norte de Madrid quedó así estabilizado hasta el final de la guerra. 88 Esta
primera campaña de la Guerra Civil fue conocida con el nombre de batalla de
Guadarrama.89
Desde Barcelona, también una vez sofocada la rebelión, salieron varias
columnas formadas rápidamente por las organizaciones obreras y los partidos
de izquierda para dirigirse a Aragón. Junto con las columnas del POUM y
del PSUC (y una de Esquerra Republicana de Catalunya que salió desde
Tarragona), el contingente más importante lo aportaron las milicias
confederales de las organizaciones anarquistas (CNT, FAI, Juventudes
Libertarias). La primera y más numerosa fue la columna Durruti, así llamada
porque estaba encabezada por el líder de la FAI Buenaventura Durruti, que
salió de Barcelona el día 24 en dirección a Zaragoza. Las también
anarquistas columna Ascaso y columna Los Aguiluchos de la FAI salieron en
dirección a Huesca. pero ninguna de ellas consiguió alcanzar sus objetivos de
liberar las tres capitales aragonesas (desde Valencia había salido hacia Teruel
la columna de Hierro), y el frente de Aragón quedó estabilizado, aunque los
anarquistas llevaron la revolución a la mitad oriental de Aragón donde crearon
el Consejo Regional de Defensa de Aragón.90
También desde la ciudad condal se organizó una expedición a las
islas Baleares, de las que solo Menorca continuaba republicana. La operación
iniciada el 8 de agosto al mando del capitán Bayo tuvo un éxito inicial al
conseguir ocupar una franja de la costa de Mallorca, pero el desembarco de
Mallorca acabó en un completo fracaso.90 Otro fracaso fue la ofensiva de
Córdoba, «donde la situación estaba indecisa, lo que constituyó una de las
pocas iniciativas estratégicas republicanas». Fue organizada
desde Albacete por el general Miaja, cuyo jefe de Estado Mayor era el teniente
coronel José Asensio Torrado, pero el avance se detuvo pronto (el general
Miaja situó su cuartel general en Montoro) y los republicanos no pudieron
reconquistar la Andalucía occidental, en manos de los sublevados
especialmente después de la llegada de los primeras unidades procedentes
del Protectorado de Marruecos.90
La situación de bloqueo en que se encontraba el Ejército de África (la principal
fuerza de combate con que contaban los sublevados para tomar Madrid, una
vez detenidas las columnas del general Mola en la sierra de Guadarrama) se
pudo superar gracias a la rápida ayuda que recibieron los sublevados de
la Alemania nazi y de la Italia fascista. El 26 de julio llegaron a Marruecos los
primeros veinte aviones de transporte alemanes Junker, que se podían
convertir fácilmente en bombarderos, acompañados por cazas, y, cuatro días
después, el 30 de julio, los primeros nueve cazabombarderos italianos. Con
estos medios aéreos el general Franco, jefe de las fuerzas sublevadas de
Marruecos, pudo organizar un puente aéreo con la península para transportar a
los legionarios y a los regulares, y además conseguir la superioridad aérea en
el estrecho. Así pues, el 5 de agosto pudo cruzarlo con una pequeña flota
llamada por la propaganda de los sublevados «Convoy de la Victoria».10 Sin
embargo, el desbloqueo completo del paso del estrecho no se produciría hasta
más tarde, cuando el gobierno republicano decidió transferir la mayoría de sus
barcos de guerra al Cantábrico, lo que según el historiador Michael Alpert
constituyó «quizá el mayor error de la Guerra Civil». Esta decisión estuvo
motivada, entre otras razones, por la negativa de Gran Bretaña, que contaba
con la flota naval de guerra más importante del Mediterráneo, a que el gobierno
republicano detuviera el tráfico neutral dirigido al territorio enemigo, por lo que
los buques de guerra republicanos no podrían impedir que los barcos
mercantes alemanes e italianos desembarcaran material de guerra en los
puertos de Ceuta, Melilla, Cádiz, Algeciras o Sevilla, controlados por los
sublevados.10
Puente de los Franceses, sobre el río Manzanares. Disputado puente durante la batalla de Madrid.
Mapa de España en julio de 1938 después de la ofensiva de Aragón y cuando comenzó la batalla
del Ebro.
Leyenda Zona controlada por los sublevados República Española Principales centros nacionalistas
Principales centros republicanos
Una vez alcanzado el Mediterráneo, Franco decidió dirigir sus tropas contra
Valencia en lugar de contra Barcelona, sede del gobierno republicano, no
porque temiera, según el historiador Michael Alpert, que «Cataluña fuera un
bocado difícil» sino porque «la presencia de fuerzas alemanas e italianas en
España hacía que un posible acercamiento de Franco a la frontera francesa
pudiera suscitar tensiones internacionales».136 Se inicia así la ofensiva del
Levante cuyo plan consistía en converger sobre Sagunto (a unos 20 kilómetros
al norte de Valencia) avanzado por la costa desde Vinaroz y por el interior
desde Teruel, para desde allí tomar Valencia. La resistencia republicana fue
dura especialmente cuando las fuerzas «nacionales» tras conquistar Castellón
de la Plana el 13 de junio alcanzaron la línea de fortificaciones llamada línea
XYZ que se extendía desde Almenara, unos kilómetros al norte de Sagunto, en
la costa hasta el río Turia en el interior. Allí las tropas «nacionales» tuvieron
que detener su avance.137
Los dos ejércitos salieron muy quebrantados de la batalla del Ebro, pero los
«nacionales» lograron rehacerse rápidamente, estando, a principios de
diciembre de 1938, preparados para comenzar la ofensiva de Cataluña, «que
sería la última significativa de la guerra», 144 en un momento en que tras
los acuerdos de Múnich atacar Cataluña ya no implicaba el peligro de una
reacción francesa («Francia y Gran Bretaña habían aceptado, al menos
tácitamente, la continuación de la presencia italiana en España, y solo
deseaban el fin del conflicto. Por su parte, Franco había garantizado su
neutralidad en caso de una guerra general»). 144
El ataque a Cataluña se retrasó a causa del mal tiempo y finalmente comenzó
el 23 de diciembre, avanzando desde el sur y desde el oeste, encontrando una
fuerte resistencia durante las dos primeras semanas. Sobre el día 6 de enero,
los restos del Ejército del Ebro habían quedado casi completamente
diezmados, mientras que el otro grupo de ejércitos del GERO, el Ejército del
Este, se batía en retirada. El jefe del Estado Mayor republicano, el
general Vicente Rojo, proyectó una maniobra de diversión en la zona centro-sur
para aliviar la presión sobre Cataluña, pero fracasó (hubo que desistir del
desembarco en Motril por la debilidad de la flota republicana, «minada por la
desidia, la indisciplina y la falta de una clara dirección político-estratégica»; la
ofensiva en el frente de Extremadura tuvo escaso éxito dada la baja moral y la
falta de material y de medios de transporte que padecían los ejércitos de la
zona centro-sur (GERC) al mando del general Miaja).144
Así pues, a partir de la primera semana de enero de 1939 el avance de las
tropas «nacionales» fue prácticamente imparable (gracias de nuevo a la mejor
preparación de sus mandos intermedios —comandantes, tenientes-coroneles y
coroneles—, a su superioridad artillera y aérea por la presencia permanente de
la Legión Cóndor y de la aviación italiana y a que la flota sublevada bombardeó
los puertos impidiendo la llegada de material para las fuerzas republicanas).
Los «nacionales» en su avance hacían cada vez mayor número de prisioneros,
lo que «siempre constituye un indicio de la descomposición de un
ejército».145 Artesa de Segre fue tomada el 4 de enero, Tárrega el 15, el
21 Villafranca del Panadés, el 22 Igualada y el 24 alcanzaron el río Llobregat.
Los destrozados ejércitos republicanos se retiraron hacia la frontera francesa
acompañados por una inmensa muchedumbre de civiles y de funcionarios y de
autoridades que colapsaba las carreteras. El 26 de enero los «nacionales» sin
encontrar apenas resistencia entraban en Barcelona, abandonada por el
gobierno y las autoridades militares que cruzaron la frontera francesa el 5 de
febrero después de celebrar la última reunión de lo que quedaba de las Cortes
republicanas en el castillo de Figueras. Un día antes, el 4 de febrero, los
«nacionales» habían ocupado Gerona.146 El general Vicente Rojo
Lluch comparó un año después desde el exilio lo que había sucedido en Madrid
en noviembre de 1936 y lo que había pasado en Barcelona en enero de
1939:147
¡Qué ambiente tan distinto! ¡Qué entusiasmo entonces! ¡Y qué decaimiento ahora! Barcelona
cuarenta y ocho horas antes de la entrada del enemigo era una ciudad muerta... [Se] perdió lisa y
llanamente porque no hubo voluntad de resistencia, ni en la población civil, ni en algunas tropas
contaminadas por el ambiente.
Franco únicamente aceptaba una «rendición sin condiciones» por lo que solo
restaba preparar la evacuación de Casado y el Consejo Nacional de Defensa.
Estos embarcaron con sus familias el 29 de marzo en el destructor británico
que los trasladó a Marsella (el socialista Julián Besteiro decidió quedarse). Un
día antes las tropas «nacionales» hicieron su entrada en Madrid y rápidamente
los sublevados en su ofensiva final ocuparon prácticamente sin lucha toda la
zona centro-sur que había permanecido bajo la autoridad de la República
durante toda la guerra (el 29 de marzo Cuenca, Albacete, Ciudad Real, Jaén,
Almería y Murcia; el 30 de marzo Valencia y Alicante, y el 31 de marzo la
ciudad de Cartagena).160161 En Alicante desde el día 29 de marzo unas 15 000
personas, entre jefes militares, políticos republicanos, combatientes y población
civil que habían huido de Madrid y de otros lugares se apiñaban en el puerto a
la espera de embarcar en algún barco británico o francés, pero la mayoría no lo
lograron y fueron apresados por las tropas italianas de la División Littorio, al
mando del general Gastone Gambara. Muchos de los capturados fueron
ejecutados allí mismo.162
El 1 de abril de 1939 la radio del bando rebelde (Radio Nacional de España)
difundía el último parte de la guerra civil española, que decía lo siguiente:
En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus
últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1º de abril de 1939, año de la victoria. El
Generalísimo. Fdo. Francisco Franco Bahamonde.
La guerra naval[editar]
Artículo principal: Guerra Civil Española en el mar
En la guerra civil española predominaron las acciones terrestres sobre las
marítimas, y las marinas de ambos bandos evitaron las grandes acciones de
guerra por motivos políticos y estratégicos.163 Así, después de los combates por
el control del estrecho de Gibraltar de 1936, las dos flotas no tuvieron
«encuentros decisivos en el mar» y «sus estrategias se movieron en contextos
muy conservadores, tendentes sobre todo a la conservación de sus
efectivos».164 El historiador Michael Alpert, en su estudio titulado La guerra civil
española en el mar, afirma que las «dos marinas de guerra españolas tuvieron
que rehacerse», pero que la «gubernamental no consiguió estar a la altura del
momento y, a pesar de contar con la mayoría de las unidades de la flota,
desempeñó un papel defensivo durante la mayor parte de la contienda». En
cambio «la Marina de los sublevados aprovechó al máximo sus exiguos
recursos y la ayuda que recibió del extranjero». 165
Desde principios del siglo XX, la función primordial de la marina de guerra ya no
era destruir los barcos del enemigo, sino bloquear sus rutas marítimas y sus
puertos e impedir sus movimientos en la costa. Esto es lo que realizó cada vez
con más éxito la marina del bando sublevado, mientras que la marina que
permaneció fiel al gobierno abandonó ese objetivo después de las primeras
semanas y adoptó una posición defensiva cuyo objetivo era proteger las
comunicaciones marítimas propias, mientras los «nacionales» se esforzaban
en interferirlas.166
Al principio de la Guerra Civil, la marina republicana era muy superior a la que
quedó en manos de los sublevados, pues estaba integrada por la práctica
totalidad de la Armada española de aquel entonces: el acorazado Jaime
I (botado en 1914); los cruceros ligeros Libertad (botado en 1925), Miguel de
Cervantes (botado en 1928) y Méndez Núñez (botado en 1923);
dieciséis destructores en servicio o a punto de entregar; siete torpederos;
doce submarinos (del submarino Isaac Peral (C-1) al submarino C-6 y
del submarino B-1 al submarino B-6); un cañonero; cuatro guardacostas y la
casi totalidad de la Aeronáutica Naval.167168
A pesar de contar con una flota tan importante, el problema residió en que a lo
largo de la guerra no se consiguieron superar los efectos de la represión que
tuvo lugar en el momento del golpe de Estado de julio de 1936 cuando la
marinería y los suboficiales se rebelaron para impedir que los barcos se
sumaran a la sublevación, ya que la inmensa mayoría de la oficialidad era
partidaria del golpe.163 En una fecha tan avanzada como mayo de 1938, un
informe presentado al presidente Juan Negrín sobre la situación de la flota
señalaba la ausencia de eficacia y de disciplina. «En general la moral ofensiva
de los mandos es pequeña y la moral de combate de las dotaciones es baja».
Además, apuntaba la presencia de la quinta columna franquista tanto en la
Flota como en la base naval de Cartagena («Moral derrotista. Mucho fascista
con entera libertad de acción», se decía). Informes posteriores indicaban que la
situación no había mejorado.169
A diferencia de lo que ocurrió con el bando sublevado, que fue apoyado por las
armadas italiana y alemana, la República solo recibió de la URSS cuatro
lanchas torpederas de clase G-5, además de unos pocos mandos y
especialistas en submarinos que, según un informe «reservado y confidencial»
presentado al presidente Negrín, eran «considerados —dentro de la Flota—
como huéspedes molestos a los que hay soportar con amabilidad. Lo mismo
ocurre en la base naval de Cartagena».169 Por su parte, Francia y Gran Bretaña
solo participaron en alguna ocasión puntual para evitar el apresamiento de
buques propios por la flota «nacional».
Así pues, por encima de alguna victoria ocasional, como el hundimiento
del Baleares a principios de marzo de 1938 en la batalla del cabo de Palos, «la
realidad era que la marina republicana se había centrado en el servicio de
protección del tráfico mercante, en el mantenimiento de un canal suministrador
de pertrechos de guerra y de alimentos».170 Pero ni siquiera esa función de
escolta la desempeñó con pleno éxito, como se señalaba en un informe del
servicio secreto republicano (SIM) de enero de 1939 en el que después de
afirmar la «notoria inferioridad» de la marina de guerra republicana respecto de
la Marina de los «nacionales» se decía:169
Lo cierto es que la Marina de Guerra facciosa se ha incrementado sin hostilización por nuestra
parte... y que su Marina Mercante navega sin contratiempos por todos los mares, en tanto la
nuestra, perseguida y prácticamente indefensa, es presa fácil de los facciosos.
El submarino republicano C-3
La primera ley que promulgó el generalísimo Franco fue la que creaba la Junta
Técnica del Estado (en sustitución de la Junta de Defensa Nacional), presidida
por el general Dávila (que en el verano de 1937 sería sustituido por el general
monárquico Francisco Gómez-Jordana, mucho más eficiente que su
antecesor)192 y que contaba con una Secretaría General del Jefe del Estado,
cargo que desempeñó Nicolás Franco, el hermano mayor del generalísmo. Su
ocupación fue «rectificar toda la legislación republicana volviendo las cosas a
su punto anterior».187
La sede de la Junta Técnica del Estado se estableció en Burgos aunque la
capital política de la España nacional era Salamanca donde residía el poder
militar, pues allí se encontraba el Cuartel General de Franco.187
El Decreto de Unificación de abril de 1937[editar]
Artículo principal: Decreto de Unificación
Escudo del Consejo Regional de Defensa de Aragón, órgano creado durante la Revolución social
española de 1936.
Carteles propagandísticos de la guerra civil española expuestos en el Museo del Ejército en Toledo.
Consecuencias[editar]
Esta guerra, que ha durado 989 días, ha sido una de las luchas intestinas más largas, sangrientas,
costosas y brutales de la historia moderna.
Teniente coronel Henry B. Cheadle, agregado militar de Estados Unidos, 3 de abril de 1939 338
Consecuencias económicas[editar]
El pago del gasto de la guerra por ambos bandos fue muy elevado. El haber
usado el gobierno republicano las reservas de oro para comprar armamento
acabó con las reservas monetarias de la zona republicana. El bando sublevado
tuvo que abonar mucho dinero tras finalizar el conflicto, en gran parte dejando
que Alemania explotara las reservas mineras de la Península y del África
española del momento, por lo que hasta el estallido de la Segunda Guerra
Mundial casi no tuvieron posibilidad alguna de obtener ingresos. España había
quedado devastada en algunas zonas, con pueblos totalmente asolados.
La economía española tardaría lustros en recuperarse: terminada la guerra,
el PIB había retrocedido a niveles de 1922 y no se recuperaría hasta principios
de los años 50.339
Víctimas de la guerra civil[editar]
Artículo principal: Víctimas de la guerra civil española
Asturias: La Foz, Oviedo, Pendones y Tarna.
Cantabria: Las Rozas de Valdearroyo.
Castellón: Benafer y Chilches.
Extremadura: Mérida.
Guadalajara: Gajanejos, Hita, Masegoso de
Tajuña.
Guipúzcoa: Éibar.
Huesca: Banariés, Banastás, Huerrios, Igriés y Las
cascas.
Madrid: Brunete, La Hiruela, Prádena del
Rincón, Villanueva de la Cañada y Villanueva del
Pardillo.
Jaén: Lopera, Higuera de Calatrava y Santiago de
Calatrava.
León: Villamanín.
Teruel: Teruel e Híjar.
Vizcaya: Guernica y Luno, Durango y, en menor
medida, Baracaldo.
Zaragoza: Belchite.
Memoria histórica[editar]
Artículo principal: Ley de Memoria Histórica
Mapa de fosas de la guerra civil española. Localización geográfica de las fosas o lugares de
enterramiento en el territorio español de las que se dispone información, representadas con
símbolos de diferentes colores según la actuación realizada sobre cada una de ellas.
Fuente: Ministerio de Justicia
A las barricadas374
La Internacional
Bandera Roja
Posteriores a 1975
Be negre, Papitu (ambas catalanas);
dibujantes: Tísner, Kalders (en Diari de
Barcelona), Puyol (en Frente Rojo).375
La Traca (valenciana); dibujantes: Bluff (fusilado
después de la guerra), Carnicero, Méndez Álvarez,
Palmer
o En las trincheras llegaron a circular más de 500
cabeceras376
Historieta[editar]
Bando sublevado
Flecha
Pelayos (dibujante: Valentín Castany)
Flechas y Pelayos (producto de la fusión de
ambas, paralela a la fusión de las distintos partidos
en FET y de las JONS)
Chicos (Jesús Blasco, Emilio Freixas, Alcaide,
Tomás)
Bando republicano
Pionero Rojo
En la democracia
Vértice (revista)377
Jerarquía (revista)
Ilustradores: Teodoro y Álvaro Delgado, José
Caballero, J.J. Acha, J. Olasagasti y Carlos Sáenz
de Tejada.
Bando republicano
Hora de España
Mono Azul
Fotomontador: Josep Renau.
Cartelista: Carles Fontseré.378
Gran difusión tuvo el sello de ayuda
internacional Aidez l'Espagne, de Joan Miró.
Fotografía[editar]
Robert Capa, autor, entre muchas otras, de la
polémica instantánea Muerte del
miliciano (identificado como Federico Borrell, pero
que podría ser otro de los muertos en Cerro
Muriano el 5 de septiembre de 1936), convertida
en icono del siglo XX.379
Agustí Centelles
Pelayo Más, recopilador de la serie de 169
fotos Martirio del arte y la destrucción de la Iglesia
en la España roja (80 de ellas de Toledo).380
Guglielmo Sandri, teniente del ejército italiano,
tomó 4000 fotografías, recuperadas en 1992. 381
Videojuegos[editar]
Algunos videojuegos cubren combates de la guerra civil española:
Véase también[editar]
Simbología del franquismo
Operación Úrsula
Pabellón de la República española
Nombramiento de Francisco Franco como
Generalísimo
Nombramiento del general Franco como Jefe del
Gobierno del Estado
Prostitución en la guerra civil española
Anexo:Aviones de la Guerra Civil Española
Anexo:Buques utilizados en la Guerra Civil
Española
Anexo:Armamento portátil utilizado durante la
Guerra Civil Española
Anexo:Tanques en la Guerra Civil Española
1936 Guerra Civil
Notas[editar]
1. ↑ Tanto en la zona republicana como en la sublevada,
incluyendo el protectorado de Marruecos, Guinea, Saguia el
Hamra, Río de Oro e Ifni.
2. ↑ En el auto por el que queda extinta la responsabilidad
penal, se detalla que es por «delitos contra Altos
Organismos de la Nación y la Forma de Gobierno, así como
respecto del delito de detención ilegal con desaparición
forzada de personas, en el contexto de crímenes contra la
humanidad».
3. ↑ El 16 de octubre de 2008, fueron imputados altos cargos
de la Dictadura por el entonces magistrado-juez de
la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, acusado de
«presuntos delitos permanentes de detención ilegal, sin dar
razón del paradero, en el contexto de crímenes contra la
humanidad».17 El auto llegó a dar por hechos constados los
siguientes:
Referencias[editar]
1. ↑ «Unidad cívica por la República. Barcelona. Exposición
Aviadores de la República».
2. ↑ Saltar a:a b Stanley, Sandler (2002). Ground Warfare: An
International Encyclopedia, Volumen1 Vinculo. ABC-CLIO.
p. 160. ISBN 15-7607-344-0.
3. ↑ Saltar a:a b El número de pérdidas es debatible; las
estimaciones sugieren que entre 500 000 y un millón de
personas fallecieron. Con los años, los historiadores
disminuyeron estas cifras, y estudios modernos concluyen
que 500 000 muertes es la cifra más acertada. Hugh
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12. ↑ Santos Juliá, 1999, p. 118. «Fue desde luego lucha de
clases por las armas, en la que alguien podía morir por
cubrirse la cabeza con un sombrero o calzarse con
alpargatas los pies, pero no fue en menor medida guerra de
religión, de nacionalismos enfrentados, guerra
entre dictadura militar y democracia republicana,
entre revolución y contrarrevolución,
entre fascismo y comunismo».
13. ↑ Malefakis, 2006, p. 24. «Aunque una parte de los militares
iniciara la contienda, la guerra no puede definirse —como a
veces sigue haciéndose— como la lucha de los militares —
o del Ejército más un puñado de terratenientes ricos y
jerarcas eclesiásticos— contra el resto de la sociedad. Sin
el apoyo de muchos españoles —en especial de las clases
medias y altas, pero también de las humildes: millones de
pequeños propietarios y gente religiosa—, el alzamiento no
se hubiera convertido en guerra civil, pese a la mayor
eficacia militar con que los rebeldes contaban al principio».
14. ↑ 'El genocidio franquista en Córdoba', El día de Córdoba,
17 de noviembre de 2008.
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37. ↑ Gil Pecharromán, 1997, p. 121. «A los pocos días de las
elecciones, unos ochenta mil campesinos andaluces,
manchegos y extremeños convocados por
la FNTT [socialista], se lanzaron a ocupar las fincas de las
que habían sido desalojados en el invierno de 1934-35 [por
los gobiernos radical-cedistas]. Se producía así un hecho
consumado, que obligó al Ministerio de Agricultura a
adoptar medidas oportunas para volver a poner en vigor la
legislación del primer bienio».
38. ↑ Gil Pecharromán, 1997, p. 122.
39. ↑ Gil Pecharromán, 1997, p. 130.
40. ↑ Gil Pecharromán, 1997, pp. 123-125.
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43. ↑ Juliá, 1999, p. 114.
44. ↑ Casanova, 2007, pp. 162-163.
45. ↑ Juliá, 1999, pp. 112-116. «De esta forma, el gobierno
quedó desasistido por sus aliados naturales y hostigado
desde la derecha por una envalentonada oposición
monárquica que arrastraba ya con fuerza a los católicos y
desde la izquierda por un sector del PSOE que, si había
renunciado a la revolución esperaba con impaciencia la
hora de sustituir al gobierno republicano por uno
exclusivamente socialista»..
46. ↑ Gil Pecharromán, 1997, pp. 126-127.
47. ↑ Gil Pecharromán, 1997, pp. 127-128.
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66. ↑ Casanova, 2007, pp. 173-174.
67. ↑ Juliá, 1999, p. 115. «Las divisiones que se habían
manifestado en el seno del propio ejército desde la
Dictadura... durante la República habían alcanzado un
singular grado de virulencia con la creación de uniones
militares enfrentadas por la cuestión del régimen político [la
UME, Unión Militar Española, monárquica; y la
republicana Unión Militar Republicana Antifascista, UMRA,
con una influencia mucho más reducida]».
68. ↑ Juliá, 1999, pp. 115-116.
69. ↑ Aróstegui, 1997, p. 25. «Azaña y muchos elementos de su
partido, y el propio Casares Quiroga, jefe del gobierno, no
creyeron que después de haber neutralizado con facilidad el
golpe de Sanjurjo en 1932 en el ejército hubiera capacidad
para preparar una acción seria, estimando además que
tenían controlados a los posibles cabecillas y que en el caso
de que esa rebelión se produjese sería fácil abortarla».
70. ↑ Saltar a:a b Gil Pecharromán, 1997, p. 138.
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de 1941, traducción inglesa.
80. ↑ Alía Miranda, 2018, p. 123-124. "Estos militares
pertenecían a una generación acostumbrada a desempeñar
un determinado papel político, no tanto desde el poder,
escarmentados por la mala experiencia de la dictadura de
Primo de Rivera, sino como garantes del mantenimiento del
orden público e institucional. Culpaban a la República de su
descrédito social y profesional, de la postración del Ejército
y, en última instancia, de todas las desdichas de la nación
española"
81. ↑ Alía Miranda, 2018, p. 124-125.
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de Cartagena podría convertirse, por sus condiciones
naturales y su magnífico emplazamiento, en el bastión
sobre el que se asentara cualquier hipótesis de una
resistencia escalonada».
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173. ↑ Jorge Martínez Reverte «Guerra contra Hitler.
Documentos inéditos prueban que el coronel Vicente Rojo,
jefe del Estado Mayor de la República, propuso al Gobierno
de Negrín que provocara una guerra con la Alemania
nazi.» El País, 18 de octubre de 2008; avance de un libro
que va a titularse El arte de matar, a publicar en el año
2009.
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226. ↑ La guerra civil española, Dir. Edward Malefakis, cap. 6.
227. ↑ Como decía el luchador y pensador anarquista Errico
Malatesta: «Yo soy comunista, estoy a favor del acuerdo y
creo que con una descentralización inteligente y un
intercambio continuo de informaciones podrían llegar a
organizarse los necesarios intercambios de productos y
satisfacer las necesidades de todos sin recurrir al símbolo
moneda. Como todo buen comunista aspiro a la abolición
del dinero, y como todo buen revolucionario creo que será
necesario desarmar a la burguesía, desvalorizando todos
los signos de riqueza que puedan servir para vivir sin
trabajar».
228. ↑ Juliá, 1999, pp. 126-129.
229. ↑ Casanova, 2007, pp. 318-321.
230. ↑ Casanova, 2007, pp. 317; 323-324.
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238. ↑ Aróstegui, 1997, p. 98.
239. ↑ Casanova, 2007, pp. 335-336.
240. ↑ Bahamonde y Cervera Gil, 1999, p. 77. «Es verdad que
España estuvo “invadida” de presencia extranjera en los
dos bandos, pero fue más la que se observó del lado del
gobierno de Burgos y, sobre todo, ésta persistió hasta el
final. Y es indudable que el argumento que esgrimía Negrín
de que el bando nacional no era español, sin ser ni mucho
menos verdad, tenía mucha más razón de ser que cuando
Burgos afirmaba que la España republicana era
prácticamente un satélite de Stalin»..
241. ↑ Juliá, 1999, p. 142.
242. ↑ Ansó, Mariano (1976). Yo fui ministro de Negrín.
Memorias ineludibles. Planeta. p. 238 y 241. ISBN 84-320-5621-
9.
243. ↑ Aróstegui, 1997, p. 40.
244. ↑ Saltar a:a b c Aróstegui, 1997, p. 60.
245. ↑ Casanova, 2007, pp. 261-262.
246. ↑ Casanova, 2007, pp. 273-274. «[A partir del inicio de la
batalla de Madrid], la guerra ya no era un asunto interno
español. Se internacionalizó y con ello ganó en brutalidad y
destrucción. Porque el territorio español se convirtió en
campo de pruebas del nuevo armamento que estaba
desarrollándose en esos años de rearme, previos a una
gran guerra que se anunciaba [la Segunda Guerra
Mundial]»..
247. ↑ «EL ASILO DIPLOMÁTICO: UN CONDICIONANTE DE
LAS RELACIONES INTERNACIONALES DE LA
REPÚBLICA DURANTE LA GUERRA CIVIL Antonio
Manuel Moral Roncal Universidad de Alcalá de Henares».
Archivado desde el original el 18 de diciembre de 2009.
248. ↑ Aróstegui, 1997, pp. 59-60.
249. ↑ Rodríguez Lago, José Ramón (2017). «Deconstruyendo
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250. ↑ Saltar a:a b Casanova, 2007, pp. 263-265.
251. ↑ Vidarte, Juan-Simeón (1973). Todos fuimos culpables.
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252. ↑ Casanova, 2007, p. 266.
253. ↑ Saltar a:a b Aróstegui, 1997, p. 42.
254. ↑ Saltar a:a b c Casanova, 2007, p. 278.
255. ↑ Casanova, 2007, p. 277. «De los voluntarios genuinos
[que combatieron en las tropas del ejército de Franco], entre
mil y mil quinientos, destacaron los católicos irlandeses...
Sólo combatieron en la batalla del Jarama, en febrero de
1937, donde, dada su inexperiencia militar, no salieron muy
airosos y unos meses después volvieron a su patria.
Además de ese medio millar de “camisas azules”
irlandeses, hubo en las tropas de Franco rusos blancos
curtidos en la lucha contra los bolcheviques, un grupo
variado de fascistas y antisemitas procedentes de la Europa
oriental y unos trescientos franceses de la ultraderechista
Croix de Feu que constituyeron el batallón Jeanne d'Arc».
256. ↑ Saltar a:a b Stradling, R. A. «Campo de batalla de las
reputaciones: Irlanda y la Guerra Civil española,». En Paul
Preston, ed. La República asediada. pp. 185-224. ISBN 84-
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257. ↑ Casanova, 2007, p. 277.
258. ↑ Casanova, 2007, p. 277. «De los voluntarios genuinos
[que combatieron en las tropas del ejército de Franco], entre
mil y mil quinientos, destacaron los católicos irlandeses...
Sólo combatieron en la batalla del Jarama, en febrero de
1937, donde, dada su inexperiencia militar, no salieron muy
airosos y unos meses después volvieron a su patria.
Además de ese medio millar de “camisas azules”
irlandeses, hubo en las tropas de Franco rusos blancos
curtidos en la lucha contra los bolcheviques, un grupo
variado de fascistas y antisemitas procedentes de la Europa
oriental y unos trescientos franceses de la ultraderechista
Croix de Feu que constituyeron el batallón Jeanne d'Arc».
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265. ↑ Casanova, 2007, pp. 271-274.
266. ↑ Casanova, 1997, p. 42. «El problema de la evaluación
cuantitativa de esas entregas de armamento sigue en pie y
la valoración de su utilidad también»..
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Enlaces externos[editar]
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multimedia sobre la Guerra civil española.
Wikisource contiene obras originales sobre
los Documentos de la Guerra Civil española.
Documento: Comunicado de Alfonso XIII. 14 de
abril de 1931.
Documento: Declaración colectiva del Episcopado
ante la constitución de la República. 20 de
diciembre de 1931
Documento: Solicitud de conformación de una
cooperativa agrícola para explotación colectiva.
Madrid. 1935
Documento: POUM: ¡Queremos ganar la guerra!
15 de febrero de 1937
Wikiquote alberga frases célebres sobre
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Moscú revela documentos inéditos de Stalin sobre
la guerra civil española
Texto de la Constitución de la República Española
La Guerra Civil, 70 años después — Elmundo.es
Historia de España — La Guerra Civil Española
(1931–1936) en Historiasiglo20.org
Memoria republicana: «Objetividad y neutralidad
en el estudio de la Guerra Civil Española»
La intervención alemana en la guerra civil
española, por Walther L. Bernecker
En el sitio web The European Library Harvest se
encuentra material referido al tema
La República en la paz como en la guerra por Paul
Preston. Letras Libres, mayo de 2003
Liberados del Olvido, memorial sobre la guerra civil
en Aragón.
Ebre 38: revista internacional de la Guerra Civil
1936–1939, texto completo.
Juan Pablo Fusi, «En el fuego del combate» , El
País, 15 de abril de 2012.
Predecesor: Sucesor:
Segunda República Períodos de la historia de España Dictadura franquista
Guerra Civil Española
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