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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

ESCUELA DE POSGRADO

La influencia de las redes transnacionales de sociedad civil en la


implementación de la política de formalización de territorios indígenas
en la Amazonía peruana. El caso de la cooperación noruega

Tesis para optar el grado de Magíster en Ciencia Política y Gobierno

Mención en Políticas Públicas y Gestión Pública

AUTOR

Suyana Huamani Mujica

ASESOR

Mg. Sofía Isabel Vizcarra Castillo

LIMA – PERÚ

2017
2

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 8
1. LAS REDES TRANSNACIONALES DE ADVOCACY Y SU INFLUENCIA EN
LAS DECISIONES PÚBLICAS ..............................................................................14
1.1 Las redes transnacionales de advocacy ...................................................... 16
1.2 Estrategias de influencia de las redes transnacionales ............................... 22
1.3 Etapas de influencia..................................................................................... 27
1.4 Respuesta del Estado a la influencia .......................................................... 30
2. SITUACIÓN DE LA FORMALIZACIÓN DE TERRITORIOS INDÍGENAS EN LA
AGENDA DEL GOBIERNO PERUANO Y LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL
...............................................................................................................................35
2.1 Territorios indígenas y agendas públicas nacionales................................... 35
A. Territorios indígenas, comunidades nativas y titulación ............................. 35
B. Situación de la titulación de comunidades nativas al 2015. ....................... 43
2.2 Territorios indígenas en las agendas internacionales .................................. 54
A. Foros internacionales de reconocimiento de derechos indígenas.............. 54
B. Las discusiones de los territorios indígenas para reducir la deforestación. 57
3. REDES TRANSNACIONALES DE ADVOCACY Y ACTORES ESTATALES ....65
3.1 Actores nacionales....................................................................................... 66
A. El movimiento indígena nacional ............................................................... 66
B. Las redes de ONG sobre los bosques. ..................................................... 68
C. Actores estales nacionales. ....................................................................... 72
3.2 Actores Internacionales ............................................................................... 76
A. Las redes de ONG internacionales ............................................................ 76
B. Las agencias de cooperación internacional. El rol del Gobierno Noruego 80
C. Organismos internacionales: ..................................................................... 83
4. LA TITULACIÓN DE COMUNIDADES NATIVAS COMO ESTRATEGIA PARA
REDUCIR LA DEFORESTACIÓN..........................................................................88
3

4.1 Titulación clave para reducir la deforestación: Construyendo una narrativa


nacional ............................................................................................................. 88
4.2 Apalancamiento de aliados y recursos de cooperación internacional para la
titulación ............................................................................................................. 95
A. Programa de Reducción de Emisiones (RPP) ........................................... 98
B. Programa de Inversión Forestal (FIP) ........................................................ 99
C. Mecanismo Dedicado Específico para pueblos indígenas (MDE) Saweto 101
D. Declaración Conjunta de Intención entre Perú, Noruega y Alemania ...... 102
4.3 La apertura del gobierno para la titulación ................................................. 108
CONCLUSIONES ................................................................................................111
BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................117
4

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a todas esas personas que hicieron posible la construcción de esta tesis.

A Derecho Ambiente y Recursos Naturales, DAR, por darme la oportunidad, no solo

de involucrarme con los actores estudiados en esta tesis y compartir sus reflexiones,

sino también de trabajar con un excelente equipo de personas con gran

compromiso, profesionalismo e ímpetu para generar políticas mejores y más justas.

A las organizaciones indígenas por la confianza y la oportunidad de aprender y

compartir sus luchas.

Quisiera agradecer también a mi asesora, Sofía Vizcarra, por el apoyo, la paciencia

y la exigencia constante durante la elaboración de este trabajo de investigación.

También agradezco a mi familia por todo su cariño y apoyo incondicional. En

especial, a Mari y Jota, mis padres, por respaldar cada aventura que emprendo; y a

Luz y Marinia, mis cómplices, por su disposición, la compañía y el aliento para

culminar esta tesis.

Finalmente a mis amigos que siempre han estado presente y cuyas voces han sido

motivadoras.
5

RESUMEN:
Una de las principales demandas de los pueblos indígenas es el reconocimiento y

seguridad jurídica de sus territorios. En Perú se realiza a través del otorgamiento de

títulos a comunidades nativas, política que se viene dando desde la década de los

setenta, pero que a la fecha no ha culminado, existiendo todavía una demanda

considerable de comunidades nativas por titular. La presente investigación estudia

cómo las organizaciones indígenas amazónicas peruanas han logrado influenciar

en las políticas nacionales de reducción de deforestación para implementar el

proceso de titulación de comunidades nativas. Para ello se estudia a las redes

transnacionales de advocacy formadas para este fin, quienes siguiendo el patrón

boomerang , emplean la presión a organismos internacionales y otros Estados como

Noruega, los cuales a su vez generan influencia, para lograr cambios en las políticas

domésticas. Así, los pueblos indígenas amazónicos se posicionaron en las

discusiones internacionales sobre la reducción de la deforestación y el cambio

climático, generando redes transnacionales que les permiten tener influencia a nivel

nacional e internacional, y fueron exitosos en conseguir recursos financieros de la

cooperación internacional climática para culminar los procesos de titulación de las

comunidades nativas en el país.


6

LISTA DE ACRÓNIMOS

Aidesep: Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana


BID: Banco Interamericano de Desarrollo
BMUB: Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza,
Construcción y Seguridad Nuclear
Cenagro: Censo Nacional Agropecuario.
CMNUCC: Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático.
Coica: Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca
Amazónica
Conap: Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú
COP: Conferencia de las Partes
FCPF: Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques
FIP: Programa de Inversión Forestal
GEI: Gases efecto invernadero
GIZ: Cooperación Alemana para el Desarrollo
MDE: Mecanismo Dedicado Específico para pueblos indígenas y
comunidades locales
Minagri: Ministerio de Agricultura y Riego
Minam: Ministerio del Ambiente
PETT: Proyecto Especial Titulación de Tierras
PNCB: Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación
del Cambio Climático
7

PNUD: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo


PTRT3: Proyecto de Catastro Titulación y Registro de Tierras Rurales en el
Perú tercera fase.
REDD / REDD+: Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de
Bosques.
RIA: REDD Indígena amazónico

RPP: Plan nacional de preparación de REDD+


Serfor: Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre
Sernanp: Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado
8

INTRODUCCIÓN

Los actores no estales emplean diversas estrategias y prácticas para canalizar sus

demandas. En el caso de las organizaciones no gubernamentales (ONG) y

movimientos sociales, a diferencia de otros actores como empresas, su disposición

de y el acceso a los tomadores de decisiones es limitada por lo que deben de valerse

de otras estrategias además del lobby y de las vías formales para lograr influenciar.

Ese es el caso de las organizaciones indígenas, quienes al ser un grupo minoritario

disponen de poco acceso por las vías formales democráticas para lograr que sus

demandas ingresen en la agenda de gobierno, más aún cuando se trata de temas

sensibles como la demanda de formalización de los territorios que han ocupado

históricamente y que son ricos en recursos naturales. Es así que frecuentemente

acuden a instancias y actores internacionales en busca de apoyo para lograr

influencia en sus gobiernos.

En Perú la formalización de los territorios indígenas se realiza a través del

otorgamiento de títulos a comunidades nativas, política que se viene dando desde

la década de los setenta; no obstante, a la fecha este proceso de titulación aún no


9

ha culminado, existiendo una demanda considerable de comunidades nativas por

titular. Durante la última década han sido pocas las comunidades que han logrado

un título y varios los intentos por reducir las garantías jurídicas de sus territorios.

Mientras tanto, en el plano internacional, desde la década pasada la discusión de

los territorios indígenas ha tomado especial relevancia en el marco de la reducción

de la deforestación para enfrentar al cambio climático, donde la tenencia de

territorios indígenas empieza a considerarse como una estrategia positiva para

estos fines. Perú, al ser un país con abundante cobertura forestal, ha participado de

estas discusiones y logrado obtener financiamiento internacional para realizar

acciones de reducción de deforestación entras las que se encuentra la titulación de

las comunidades nativas. Este proceso de inclusión de la titulación en las

estrategias de deforestación en Perú no ha sido automático, sino más bien responde

a la presión de las organizaciones indígenas en conjunto con una diversidad de

organizaciones nacionales e internacionales que posibilitan la influencia en ambos

niveles, formando así una red transnacional de advocacy. Estas redes, que cada

vez se tornan más importantes en los cambios de políticas y en el establecimiento

de la agenda, han sido poco estudiadas en la ciencia política nacional, quienes

suelen enfocarse en los actores nacionales y sus estrategias de influencia pero a

escala nacional.

Buscando llenar este vacío, el objetivo de la presente tesis es comprender cómo se

ha estructurado la influencia de las redes transnacionales de advocacy

ambientalista en la implementación de la política de formalización de territorios


10

indígenas en la Amazonía peruana, a través del análisis de los procesos de diseño

de proyectos e iniciativas financiadas por la cooperación internacional que tienen

por fin reducir la deforestación para contribuir al cambio climático entre los años

2013 y 2016.

Además para comprender mejor el fenómeno de estudio se han planteado las

siguientes preguntas que ayudan a detallar el proceso de influencia:

• Describir la situación de las políticas de formalización de territorios de

comunidades nativas en Perú y su relación en el marco de las discusiones

internacionales sobre reducción de la deforestación y cambio climático.

• Describir el funcionamiento y práctica de las redes transnacionales de

advocacy y de los actores estatales en la influencia sobre la

implementación de la política de titulación de comunidades nativas en

Perú.

• Establecer los factores que configuraron la implementación de acciones

de titulación de comunidades nativas en la Amazonía peruana.

A fin de responder a estos objetivos, el estudio realiza un análisis descriptivo de los

principales hechos que fueron configurando el proceso de influencia de las redes de

advocacy al observar el proceso de diseño de los proyectos e iniciativas de

cooperación internacional sobre bosques y cambio climático que el gobierno

peruano ha suscrito entre los años 2013 y 2016, que incluyen entre sus

componentes, financiamiento para la titulación de comunidades nativas, centrando


11

su atención en la cooperación Noruega al ser el donante que más contribuye en

estos temas a nivel nacional e internacional.

Para ello se ha consultado tanto fuentes primarias como secundarias de

información. En cuanto a las primarias se han realizado entrevistas

semiestructuradas a actores estatales, de la cooperación internacional,

organizaciones indígenas y de la sociedad civil nacional e internacional involucradas

en el proceso de diseño de las iniciativas y proyectos, especialmente asociados a

la suscripción del acuerdo entre el gobierno peruano y la cooperación noruega sobre

reducción de deforestación. Asimismo, se ha realizado observación participante en

espacios de discusión de dichos proyectos. En cuanto a las secundarias, se

consultaron normas, perfiles de proyectos y materiales que dan cuenta del proceso

de diseño de los proyectos y la participación de las redes de advocacy.

En el primer capítulo de este estudio se explora los elementos teóricos que ayudan

a comprender el funcionamiento de las redes transnacionales de advocacy, sus

características y las formas de influencia propias que realiza en la arena

internacional y nacional. Para ello se toman conceptos de la teoría de los

movimientos sociales, así como de las políticas públicas, lo relativo al

establecimiento de la agenda y el cambio en las políticas públicas.

El segundo capítulo analiza la situación de los territorios indígenas en Perú y su

abordaje en la agenda internacional. Partiendo por describir el nivel de

reconocimiento de derechos territoriales que ha alcanzado los pueblos indígenas en


12

la normativa nacional, sus características e implicancias respecto a la seguridad de

la tenencia, haciendo un breve repaso de los cambios que ha tenido desde su

reconocimiento en la década de los setenta. También se analiza la implementación

de la titulación de comunidades, describiendo los principales problemas en términos

de información, institucionalidad y procedimientos que implica el proceso de

titulación. Ello a fin de identificar los niveles de demandas que tienen los pueblos

indígenas peruanos en materia de territorio y describir la apertura del Estado para

recibir esas dichas demandas.

Asimismo, el capítulo realiza un recuento breve de los principales foros

internacionales donde se aborda la problemática de los pueblos indígenas respecto

al territorio y sus derechos, así como la apertura de nuevos espacios internacionales

como la Convención Marco de las Unidas para el Cambio Climático donde se genera

el Mecanismo para la reducción de las emisiones de la deforestación que se torna

en ventana de oportunidad para la generación de discusión de los derechos

territoriales de los pueblos indígenas y el funcionamiento de las redes de advocacy.

En el tercer capítulo se analizan los actores que participan en el proceso de

influencia para la implementación de la titulación de las comunidades nativas. Para

ello, se clasifica a los actores en nacionales e internacionales en función de dónde

predomina su ámbito de acción, a su vez dividiéndoles entre: ONG, movimientos,

cooperación internacional, organismos internacionales y actores estatales (donde

recae la influencia).
13

Finalmente, en el cuarto capítulo estudiamos las estrategias y condiciones que

hacen posibles la influencia de las redes de advocacy sobre los Estados, analizando

la construcción de las narrativas o argumentaciones que se emplean para el

posicionamiento de la agenda, las estrategias para el apalancamiento de aliados

internacionales que ayuden a ejercer presión a través de la obtención de recursos

financieros para la titulación; y los niveles de apertura que tiene la entidades

gubernamentales sujetos de presión.


14

1. LAS REDES TRANSNACIONALES DE ADVOCACY Y SU INFLUENCIA EN

LAS DECISIONES PÚBLICAS

¿Cómo un actor no estatal puede lograr influenciar en las decisiones públicas? Sin

duda existen varios mecanismos que a su vez dependen del tipo de actor, de su

disposición de recursos y del contexto político. Normativamente, en una democracia

se espera que las demandas de la sociedad puedan ser canalizadas a través de

partidos políticos que se encarguen de introducirlas en la agenda pública y

convertirlas en políticas públicas. Sin embargo, esto no siempre ocurre así y menos

aun cuando se trata de una “democracia sin partidos” (Tanaka 2005; Melendez

2012; Dargent y Muñoz 2012) como es el caso peruano.

Las formas de influencia que se realizan por fuera de las vías institucionales que

ofrece un régimen democrático, son diversas: partidos políticos, incluyen una gama

de prácticas como es el lobby y la captura del Estado, ambos generalmente

asociados a los grupos económicos de poder; los movimientos sociales, que

estructuran demandas en base a la acción colectiva contenciosa; la presión directa


15

de los emprendedores de políticas que incluyen a organizaciones no

gubernamentales (ONG), activistas, think tanks, entre otros que ponen a disposición

sus recursos para lograr cambios en las políticas públicas. Todo ello en un contexto

de globalización, donde las políticas internacionales se vuelven cada vez más

importantes en el gobierno nacional y donde los actores no estatales tienen mayor

facilidad para acceder a recursos que brinda la arena internacional.

Desde diferentes perspectivas teóricas se ha estudiado la influencia de estos grupos

en las decisiones públicas. En la presente investigación nos centraremos en la

influencia que realizan los actores de la sociedad civil organizada. Varios de estos

estudios se han concentrado en la capacidad organizativa y de acción colectiva de

estas organizaciones que desarrollan una política contenciosa, de enfrentamiento y

conflicto (Paz 2015); también los estudios se han centrado en sus efectos en

términos de la conformación de un movimiento nacional (Bebbington, Scurrah y

Bielich 2011), o en términos de la reconfiguración del escenario político nacional y

subnacional (Melendez 2012). Estos procesos se han estudiado principalmente

desde los movimientos sociales. Sin embargo, en menor medida se ha prestado

atención a la influencia que tienen en términos de inclusión de nuevas políticas

públicas y el cambio de las mismas.

Desde las políticas públicas, la influencia se estudia en la definición de las agendas

gubernamentales y en el cambio en las políticas públicas, donde los actores no

estatales pueden tener un rol relevante. Estos estudios se centran en comprender

cómo el gobierno decide intervenir o no sobre un determinado asunto, poniendo


16

particular énfasis en el proceso decisional que ocurre para atender un problema

público y dar una alternativa de solución (Aguilar 1993; Kingdon 2006; Alza 2014).

Ambas perspectivas teóricas buscan estudiar la relación Estado-sociedad, una con

una mirada más centrada en los actores sociales, sus redes, narrativas y prácticas,

y otra en la respuesta del Estado y su burocracia a través de generación de

respuestas. Y Recogiendo elementos teóricos que proporcionan la sociología y la

ciencia política, desde la primera, con el estudio de los movimientos sociales y

desde la segunda con el estudio de las políticas públicas; se recopilan conceptos

que permiten analizar el funcionamiento de las redes transnacionales de actores no

estales y su influencia en las políticas públicas nacionales. Pues como señala

López, “el análisis de las políticas puede ayudar a comprender mejor las

posibilidades de acción de los movimientos para el logro de sus metas, mientras

que el análisis de estos últimos puede contribuir a una comprensión mayor del

proceso de formulación de las políticas” (2012: 163).

1.1 Las redes transnacionales de advocacy

En un mundo cada vez más conectado, donde las fronteras son superadas por las

redes de comunicación, donde la disposición de información se ha vuelto sincrónico

gracias al internet y las nuevas tecnologías, los activistas y organizaciones de


17

sociedad civil tienen un mayor margen de acción para conectar sus preocupaciones

locales con los procesos internacionales y viceversa. Su capacidad de acción en la

arena doméstica puede adquirir mayor dimensión valiéndose de los recursos que

ofrecen las redes internacionales, o puede enfocarse a atender los “problemas

globales” aterrizándolas a un plano nacional de contención.

Los activistas se han valido de las redes transnacionales para lograr influenciar en

la política nacional e internacional, convirtiéndose en un actor cada vez más

relevante en los organismos internacionales donde suelen participar. En el plano

nacional, actúan como actores que buscan internacionalizar las demandas para

poder obtener una respuesta del gobierno nacional. En todos esos casos, los

activistas articulan acciones con las redes transnacionales que se encargan

principalmente de movilizar información.

Existen tres tipos de procesos transnacionales que involucra el activismo de

acuerdo a della Porta y Tarrow (2005). Primero, la difusión, que es la forma más

clásica de acción transnacional; no necesariamente involucra el establecimiento de

redes conectadas a través de las fronteras, sino solo que los activistas en un país o

región establezcan una forma organizacional y desde allí desarrollan marcos de

acción colectiva que luego se difunden y replican en otros países o localidades;

como son las recientes protestas de Occupy Wall Street en Estados unidos y de los

Indignados en España. Una segunda forma es la internalización, cuando la

contención que tiene sus orígenes en el exterior, sea en un organismos

internacional, se traslada a desarrollarse en un territorio nacional; por ejemplo


18

algunas decisiones que provengan de organismos internacionales como las

instituciones financieras internacionales, terminan generando movimientos en

países específicos. Y, tercero, la externalización, que implica que los movimientos

y activistas nacionales, por lo general débiles, escalen su acción colectiva hacia el

nivel internacional a fin de ganar apoyo e influenciar en sus gobiernos nacionales.

Precisamente será en el tercer tipo de proceso en el que nos enfocaremos, donde

las acciones nacionales escalan a nivel internacional para lograr presión sobre un

gobierno. Las principales estudiosas de este fenómeno han sido Keck y Sikkink

(1998), quienes han teorizado sobre las estrategias de las que se valen las redes

transnacionales en esta forma de acción colectiva, así como su influencia. Si bien

las autoras están pensando en la política internacional, sus propuestas teóricas

resultan útiles para comprender la dinámica de influencia en la política nacional

debido a que las redes transnacionales al tener su origen en el ámbito nacional,

además de buscar ejercer presión sobre organismos internacionales u otros

gobiernos, su objetivo final es lograr un efecto en las decisiones del gobierno

nacional.

¿A qué nos referimos con redes transnacionales de advocacy? Para Keck y Sikkink,

“las redes son formas de organizaciones caracterizadas por patrones de

comunicación e intercambio voluntarios, recíprocos y horizontales” (1998: 8)1. Las

autoras señalan que el concepto “red” se aplica mejor porque “resalta la relación

1
Las citas textuales de las autoras Keck y Sikkink son traducción propia.
19

abierta y fluida entre actores comprometidos y conocidos que trabajan en un área

temática especializada” (1998: 8). Este tipo de redes a diferencia de otras

transnacionales, tiene una característica central que son los principios e ideas

comunes que definen a la organización: “Están organizadas para promover causas,

ideas de principios y normas; y usualmente involucran individuos promoviendo

cambios de políticas que no pueden vincularse fácilmente a una comprensión

racionalista acerca de sus ‘intereses’” (Keck y Sikkink 1998: 8-9), incluyendo

principalmente a activistas, movimientos sociales, ONG, actores que buscan

promover un cambio en torno a un ideario.

Otros académicos han denominado a esta forma de acción colectiva transnacional

como coaliciones transnacionales (Tarrow 2005) o movimientos transnacionales

(Claeys y delgado 2015); sin embargo, consideramos que el concepto de redes

permite un mejor entendimiento del fenómeno de la externalización de la acción

colectiva y la influencia sobre los gobiernos. “Las coaliciones son un arreglo

orientado a medios que permitan distinguir entidades organizacionales de recursos

comunes a fin de producir un cambio”, señala Tarrow (2005: 164), sin embargo, esta

definición implicaría que entre los miembros de la red existiese un acuerdo común

que precede las acciones y a la generación de estrategias para lograr influencia. Lo

cual no siempre sucede así, porque más de las veces se trata de un acuerdo

implícito que está delimitado por el marco de valores e ideas. Además el acuerdo

supone que existe una cooperación explícita para lograr un determinado fin. Por el

contrario, como observan Keck y Sikkink, las redes suelen caracterizarse por una
20

constante relación de cooperación y tensión entre sus miembros, que redefine sus

agendas propias y reconstruye frecuentemente el marco común de acción que

brinda identidad a la red (Spalding 2013: 6). La red brinda un marco de acción más

amplio, mientras la coalición se orienta a fines específicos donde se produce una

convergencia y cooperación explícitas. Entonces, en determinados momentos las

redes podrían llegar a ser coaliciones, dependiendo del nivel de cooperación que

desarrollen entre los miembros.

Asimismo, estas redes no siempre son movimientos, pueden incluir a movimientos

locales o nacionales; pero para llegar a ser un movimiento transnacional

propiamente requerirían tener como recurso principal la “acción colectiva

contenciosa” (Tarrow 1994), es decir, “interacciones sostenidas entre los

desafiantes y las autoridades sobre temas de políticas y/o cultura” (Meyer y

Corrigall-Brown 2004: 6, citado en Tarrow 2005: 165). Los movimientos implican la

generación de una movilización o protesta sostenida que además involucraría el

desarrollo de identidades fuertes entre los miembros de la red o coalición y que

estas se mantengan en el tiempo. Pero centrarnos solo en movimientos perdería de

vista a los otros actores que forman parte de la red para lograr influencia, como las

ONG, fundaciones e incluso actores estatales y de los organismos internacionales

que brindan apoyo en la consecución de influencia (Keck y Sikkink 1998).

De acuerdo a estas autoras, las redes de advocacy presentan cuatro características:

a) La centralidad en valores o ideas de principios; b) la creencia de que los

individuos pueden hacer la diferencia; c) el uso creativo de información y d) el


21

empleo de campañas sofisticadas por parte de actores no gubernamentales (Keck

y Sikkink 1998: 2).

De aquí desprendemos dos elementos importantes. Por un lado, la centralidad de

los valores o principios en la motivación de las redes transnacionales de advocacy

que los diferencia de otras como las redes de empresas o corporaciones que están

marcadas por el interés y sus objetivos son “instrumentales”; también de las redes

de científicos, cuya motivación es generar conocimientos técnicos y discusiones

epistemológicas. Y por el otro lado, el empleo de la información como elemento

clave de su estrategia de influencia, a los que denominan “la política informativa” o

el empleo estratégico de la información.

Entonces nos encontramos frente a actores que cumplirían lo que Kingdon llamaría

“emprendedores de políticas”, agentes que “están dispuesto a invertir sus recursos

(tiempo, energía, reputación, dinero) para promover una posición a cambio de una

ganancia futura anticipada en forma de beneficios materiales, propositivos o

solidarios” (2014: 179); para lo cual están enfocados a generar preocupación pública

por un problema, plantear una solución e identificar la ventana de oportunidad para

generar el cambio. En el caso del estudio a los activistas, cuya motivación son los

principios y valores, las ganancias son solidarias. Las prácticas y estrategias de

acción de las que se valen se desarrollan tanto en la esfera nacional como

internacional pues su objetivo es el cambio, sea de la política nacional o

internacional, así como de las narrativas y los discursos vigentes sobre un tema
22

particular. No necesariamente expresan un interés, en el sentido económico de

lograr un beneficio colectivo o personal.

1.2 Estrategias de influencia de las redes transnacionales

Como se mencionó las redes buscan influenciar en las políticas y las discusiones

de la agenda nacional e internacional. Al tratarse de casos de externalización de la

acción colectiva, el objetivo último es la política nacional. Entonces las redes buscan

influenciar, generar atención sobre un tema particular, generar políticas, cambiar

comportamientos tanto de la sociedad como del Estado. Keck y Sikkin (1998)

plantean tres condiciones por las que surgen estas redes:

[C]uando 1) los canales entre los grupos nacionales y sus gobiernos están
bloqueados u obstaculizados, o cuando dichos canales son inefectivos para resolver
un conflicto, estableciendo una suerte de patrón de influencia “boomerang”,
característico de estas redes; 2) los activistas o “emprendedores de políticas”
consideran que la red impulsará sus misiones y campañas, por lo que las promueven
activamente 3) las conferencias y otras formas de contacto internacional crean
arenas para formar redes y fortalecerlas. (Keck y Sikkin 1998: 12)

Efectivamente, un recurso común del que se valen los actores de la sociedad civil

cuando los canales de participación están limitados, es recurrir a la arena

internacional y generar presión sobre sus gobiernos. Como bien señala Spalding

(2011) este modelo del boomerang pareciera una estrategia más frecuente en
23

regímenes no democráticos, y en menor medida en regímenes democráticos porque

supone que existe una mayor apertura para la participación de la sociedad civil, sin

embargo, resulta una práctica necesaria principalmente para grupos minoritarios

que tienen poca capacidad de participación en la agenda pública nacional y que en

varios casos implica demandas de reconocimiento, y aseguramiento, de derechos.

Por ello esta estrategia ha sido empleada frecuentemente por las redes

ambientalistas, de derechos humanos, indígenas, mujeres y grupos LGTB (della

Porta y Tarrow 2005; Tarrow 2005; Keck y Sikkin 1998) o en las negociaciones de

acuerdos bilaterales (Von Bulow 2010). En todos estos casos las redes han

fomentado contacto internacional y han desarrollado acciones en diversos foros

internacionales, identificando a los más receptivos y con mayores recursos políticos

para generar influencia.

Las estrategias que se usarán dentro del modelo boomerang para lograr influencia

dependerán en buena medida del contexto nacional, del nivel de apertura que se

tenga sobre un asunto. Tarrow (2005) profundiza en este aspecto tres puntos a

considerar para el funcionamiento del boomerang. Primero, en el contexto

doméstico, es necesario precisar si se trata propiamente de un bloqueo donde

ocurre incluso represión o más bien se trata de una falta de respuesta a las

demandas domésticas. No es lo mismo externalizar reclamos para detener

vulneraciones que atentan contra la integridad física de las personas, que reclamar

por el reconocimiento de un derecho en la legislación nacional. Segundo, la

oportunidad para lograr apoyo internacional pasa por enmarcar (frame) el reclamo
24

en la arena internacional de tal forma que pueda captar mayor atención, lo cual

implica una contextualización de las narrativas. Y, tercero, referido propiamente a

las formas de acción colectiva transnacional, que pueden ser la política de la

información, el acceso institucional o generar una acción directa para ganar

atención. Aunque Tarrow (2005) señala que el uso de alguna de ellas será

determinado por el contexto nacional, estas formas de acción no son excluyentes.

En la práctica las redes transnacionales pueden usar más de una de estas formas

a la vez en busca de ser más efectivos.

¿De qué tácticas se valen las organizaciones transnacionales? Para lograr

influencia principalmente se valen de la gestión estratégicamente política que

realizan de la información y su capacidad para lograr e incrementar apoyo de

actores más poderosos en una forma de “bola de nieve”. Keck y Sikkin (1998: 16)

identifican “i) la generación y uso político de la información, ii) la difusión de

información a través de narrativas de la causa que puedan generar solidaridad en

el público y los actores a los que está orientado, iii) el apalancamiento de apoyo de

aliados más poderosos a fin de que ayuden en la incidencia, y iv) la presión a través

de la rendición de cuentas para hacer cumplir una política a los actores que se han

adherido a ella”2.

2
Además de estas tácticas, Tarrow (2005) identifica al “acceso directo” que es el uso de mecanismo
institucionalizados en organismos internacionales para poder presentar reclamos a estas entidades,
como los tribunales de justicia o los organismos regionales de integración, instituciones financieras
internacionales entre otros. También a la “acción directa” que es la aplicación de la acción colectiva
contenciosa en espacios internacionales.
25

Tanto en la primera y segunda táctica, se desarrolla el proceso de “enmarcamiento”

(framing) (Tarrow 1994) mediante la cual se construyen narrativas que serán los

elementos centrales de la estrategia de influencia, tanto para ganar apalancamiento,

como para poder mantener los vínculos al interior de la red. No solo se basa en la

construcción de historias que puedan generar empatía en un público lejano, también

deben proporcionar conocimiento técnico que pueda hacer factible la receptividad

de los hacedores de políticas. Como señala Majone (1997), la argumentación es

clave para poder configurar un problema público y su respuesta en las políticas

públicas3. En ese sentido, incluso las redes funcionan como fuentes de información

técnica y son actores relevantes en el debate dentro de las comunidades de política

(policy community) o “redes de asunto4”. En un contexto donde las políticas

requieren de información técnica que justifique una “decisión correcta” (Aguilar

1993), acompañar la información con estadísticas y evidencia es importante para

las redes. Finalmente, la información tiene un rol relevante para el funcionamiento

mismo al interior de la red, porque su circulación e intercambio ayuda a generar

confianza entre los miembros y crea los vínculos de cooperación para que cada

miembro pueda disponer de ella en sus estrategias de cabildeo. Las redes necesitan

3
En este punto existe una coincidencia entre la teoría de los movimientos sociales y la teoría de las
políticas públicas, pues en ambos el rol del discursos es clave para configurar por un lado la identidad
y el marco de acción del movimiento social (o la red transnacional), y por el otro, para que un tema
ingrese en la agenda pública y para la argumentación de la toma de decisiones sobre una política.
Es la definición del “framing” o enmarcamiento donde se configura un problema público (López 2012),
detrás de ese framing están los actores sociales.
4
De acuerdo a Eclo (1993), las redes de asunto están conformadas por expertos quienes comparte
conocimientos sobre un determinado tema. Estos expertos no son solo son profesionales o
estudiosos del tema, también incluye personas que tienen un conocimientos del tema en base a su
experiencia y son reconocidos como tales.
26

asegurar el intercambio fluido de información, principalmente entre los miembros

internacionales y nacionales. Cuanto mayor sea este tráfico, más densa se vuelve

una red (Keck y Sikkink 1998).

El apalancamiento de apoyo para una determinada causa se construye en base a

la influencia de actores claves y la identificación de foros o arenas políticas que

tengan receptividad sobre el tema. Por lo general mucho de los espacios de las

Naciones Unidas facilitan esta participación, no tanto así los organismos referidos

al comercio internacional. Los activistas deben buscar el foro donde puedan ser

conectadas sus demandas. En el caso de los pueblos indígenas, con una larga

experiencia, vienen participando en diversos foros para el reconocimiento de sus

derechos como son la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Asamblea

General de las Naciones Unidas y últimamente en la Convención Marco de las

Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), al interior de los cuales

buscan obtener aliados que ayuden a que lo ganado en el plano internacional pueda

contribuir al ejercicio de sus derechos en el plano nacional. Esta participación en

espacios internacionales no excluye la realización de movilizaciones o protestas

masiva, aunque como señalan Keck y Sikkink (1998), estos son más la excepción y

se realizan en momentos estratégicos. También pueden contribuir a la generación

de un movimiento que escale la movilización al plano nacional, como ha evidenciado

Spalding (2013) estudiando los movimientos anti mineros en El Salvador.

El apalancamiento de apoyo de actores claves implica ir ganando más adeptos a la

causa, para ello las redes se sustentan en la reputación (sea como proveedores de
27

información) y en la legitimidad, que a su vez se sustenta en la credibilidad de los

miembros y en el caso de las organizaciones con bases y brókeres, actores que

son el vínculo entre dos o más actores sociales (Tarrow 2005), al ser reconocidos

como tales por sus representados y teniendo capacidad de movilizar a sus bases.

El apoyo que se apalanca puede implicar la obtención de recursos para las acciones

de incidencia, además de apoyo moral de instituciones y organizaciones más

poderosas y con capacidad de acción en otros escenarios que pueden ayudar en la

difusión de un tema o de introducirlos en otros foros relevantes. Este apoyo es

importante para aplicar la técnica de rendición de cuentas, una vez que un Estado

asume incluso solo en el discurso la causa que la red empuja, se puede presionar

para que avance en los siguientes pasos, sea de reconocerlo como parte de su

agenda gubernamental, o de incorporarlo en sus políticas nacionales.

1.3 Etapas de influencia

Para determinar si una red transnacional o un actor han tenido influencia o no, es

necesario determinar qué se entiende por lograr influencia, en términos de qué se

evalúa esta influencia y sobré quiénes se logra influencia. La influencia implica un

cambio de conducta en un determinado actor o un colectivo. Como nuestro interés

está centrado en las políticas públicas, diremos que implica un cambio en los
28

hacedores de políticas, en el proceso decisional sobre un determinado asunto, es

decir, cuando la decisión que se toma es a fin a lo que las redes demandan. A

diferencia de otros resultados de presión, como los políticos, culturales o

institucionales, los resultados sobre políticas son más fáciles de observar. Como se

mencionó antes, un rasgo distintivo de las redes transnacionales de advocacy es su

motivación por valores e ideas comunes y su actuación sobre “actores objetivo” para

lograr hacer presión en un determinado Estado, siguiendo el patrón del boomerang.

En ese sentido, el tipo de presión que se espera en un Estado está referido

principalmente en la generación o cambio de políticas en el ámbito nacional. El tipo

de respuesta que se puede esperar del Estado comprende la aprobación de una

norma, la implementación de un programa, la creación una entidad pública y el

financiamiento de determinadas acciones.

Como la táctica es lograr apalancamiento de actores, la influencia puede ser múltiple

y gradual. Su evaluación final se realizará en términos del logro del objetivo último

perseguido: si la narrativa de cambio logra ser incorporada en las decisiones

públicas nacionales, los organismos internacionales y en los demás actores

objetivo. Para redes, esto incluso puede suponer un problema, porque si bien hay

valores comunes que unen a la red, los miembros pueden perseguir objetivos

diferentes dentro de ese marco común. Por ejemplo, en el caso de la preocupación

por la conservación de los bosques, al interior algunos miembros estarán en la

búsqueda de que organismos internacionales que adopten políticas de

conservación de los bosques reconozcan los derechos de la población que depende


29

de los bosques, otros buscarán frenar el avance de actividades que deforestan los

bosques por empresas transnacionales, otros que un país pueda crear parques

naturales protegidos para la conservación de los bosques, entre otros. La variedad

de objetivos definirá el grado de éxito de la influencia.

Como el objetivo último es el cambio en los Estados, siguiendo a Seck y Sikkink

(1998), identificamos cinco etapas progresivas de influencia para lograrlo:

 “Ganar atención sobre un asunto e influenciar en el establecimiento de la

agenda;

 influenciar en las posiciones discursivas de los Estados y de organismos

internacionales;

 influencia en los procedimientos institucionales;

 influencia sobre el cambio de políticas de ‘actores objetivos’ (Estados,

organismos internacionales y actores privados como empresas)

 e influenciar en el comportamiento de los Estados”. (Seck y Sikkink 1998:

25)

Para generar el cambio en el comportamiento de los Estados es necesario que las

anteriores etapas se hayan realizado. Dependiendo el tipo de los miembros de la

red, su accionar tendrá mayor relevancia en alguna de las etapas; teniendo las ONG

un rol relevante a lo largo de las etapas por su capacidad de articular y movilizar

información.
30

1.4 Respuesta del Estado a la influencia

Hasta aquí se ha discutido sobre las principales estrategias que emplean las redes

de advocacy para lograr influencia, pero esto solo nos describe una parte de la

historia en el proceso de la influencia. También es relevante comprender la parte

que juega el Estado, porque no solo se trata de una presión que se recibe de forma

pasiva, sino que existe un intercambio dinámico entre las redes de advocacy y el

Estado. Como señala Aguilar, “el factor con mayor peso causal en la configuración

de la agenda formal de gobierno es la fuerza de los actores políticos que intervienen

en el proceso y, las relaciones políticas y administrativas que han tejido entre ellos

y con el gobierno” (1993: 44). Los teóricos de los movimientos sociales le han

prestado escaza atención a este aspecto, por momentos haciendo parecer que la

influencia ocurre de modo automático desde afuera.

Siguiendo a Keck y Sikkink (1998) y Tarrow (2005), para comprender la influencia

las redes transnacionales de advocacy, nos invitan a situarnos nuevamente en la

dinámica de la política nacional acerca del tema o asunto sobre el que se busca un

cambio. La influencia aún en temas que no tienen suficiente apertura por parte de

los gobiernos es posible en la medida en que pueden existir, usualmente, otros

espacios dentro del Estado que pueden darle apertura. Y es que el Estado no es un

ente unitario y compacto, sino más bien heterogéneo, compuesto por diferentes
31

partes, cada una con sus propias características, culturas organizacionales y

prioridades.

Como señala Heclo (1993), en los últimos años el número de temas y actividades

que el gobierno atiende viene en aumento, con ello se incrementa también el nivel

de especialidad y estratificación de las burocracias; e incluso generando algunas

políticas contradictorias entre sí. Por lo que no se trata de un grupo poderoso común

que pueda bloquear el ingreso de un asunto en todo el Estado, como plantean las

teorías de captura del Estado (Durand 2006), sino de una multiplicidad de grupos

poderosos sobre determinados temas o asuntos.

“Evidentemente, el debate sobre el poder es todavía importante. Pero resulta


imposible identificar claramente quiénes son los actores dominantes en medio de la
gran cantidad de políticas aparecidas en los últimos veinte años. ¿Quién controla
las acciones que integran nuestra política nacional en asuntos como el aborto, la
distribución del ingreso, la protección al consumidor, o la energía? Al dirigir la
búsqueda hacia los pocos poderosos se pierden de vista los muchos cuyas redes
de influencia provocan y guían el ejercicio del poder. Estas telarañas, o lo que yo
llamaré "redes de asuntos" o "redes de cuestiones" (issue networks), son
particularmente relevantes para entender el intrincado y confuso tejido de las
políticas sociales que se han emprendido en años recientes”. (Heclo 1993: 263)

Las redes de advocacy son conscientes de esta multiplicidad del Estado por eso

buscan, con ayuda de la presión internacional, aquellas aperturas que puedan ser

más susceptibles de presión. El nivel de apertura sobre un tema debe ser

diferenciado entre un bloqueo propiamente dicho y un desinterés. Muchas veces

incluso pueden estar vinculados a las preferencias y axiologías de las oficinas

gubernamentales sobre un tema. Por ejemplo, las visiones de políticas que se

tengan sobre la Amazonía variarán de sector en sector. Para un ministerio de


32

agricultura, su prioridad será usar el suelo amazónico con actividades

agropecuarias, para energía y minas, donde sea posible usarla para la extracción

de recursos mineros, para el ministerio del ambiente, la prioridad será la

conservación, para forestal, la prioridad será la extracción de madera, etcétera. Lo

que nos muestra es que incluso entre las dependencias gubernamentales existe

competencia. Es evidente que los sectores económicos que más renta generan

tendrán prioridad en un Estado.

Dentro de cada uno de estos temas, como señala Heclo, se forman “redes de

asunto”, o “comunidades de políticas”. La redes de asunto “están integradas por

todos estos expertos y profesionales en específicos asuntos (fiscales, agrícolas,

comerciales, ecológicos, educativos, de energía y de salud pública...) que actúan

tanto en la sociedad como en el gobierno, que comparten conocimientos,

tecnologías y habilidades, se comunican sistemáticamente y se entienden

rápidamente” (Aguilar 1993: 47). La participación de los activistas en estas redes de

asuntos es importante pues permite que las demandas puedan enmarcarse dentro

de las discusiones. Principalmente las ONG son las que participan en estas redes,

sea en el nivel nacional o internacional, facilitando el intercambio de información de

otros actores más sociales como los movimientos.

Otro aspecto relevante para comprender la influencia es la característica del tema

dentro del Estado. Siguiendo el modelo del boomerang, frente a las demandas que

no tienen suficiente apertura en el ámbito nacional, los actores de la sociedad civil

acuden a la esfera internacional para presionar al gobierno nacional; ese nivel de


33

apertura es que requiere ser precisado. Como señala Tarrow (2005) no es lo mismo

que un tema esté bloqueado a que se trate de una falta de capacidad de respuesta

por parte del gobierno, por lo que es necesario analizar las características de los

temas y la dimensión de la limitada apertura.

Por características de los temas se entiende los “rasgos sobresalientes y de

relevancia dentro de las agendas nacionales o institucionales existentes que

pueden decirnos algo sobre dónde las redes pueden insertar nuevas ideas y

discursos en los debates de política” (Keck y Sikkink 1998: 26). El gobierno no

realiza políticas sobre un determinado asunto por diversos motivos, sea porque

dicho asunto no es reconocido como un problema público, o aun cuando siendo

reconocido no es prioridad dentro del gobierno. Esta falta de prioridad puede

responder a que exista un bloqueo por parte del propio gobierno que responde a la

presión de otro grupo de interés, o al conjunto de creencias, valores e ideología que

contraviene determinado tema, o a que las entidades a cargo de proveer presente

limitadas capacidades operativas. Por ejemplo, en este último caso, los incentivos

materiales serían un buen dinamizador de la influencia.

Siguiendo el ciclo de políticas públicas, nos encontraríamos en el límite entre la

agendación y el diseño. Límite que en términos prácticos, es difícil establecer dónde

empieza uno y dónde acaba el otro, pero que requiere el acompañamiento de las

redes de advocacy, no solo para que el tema entre en la agenda de gobierno, sino

también para asegurar que el gobierno genere resultados a través de sus políticas.

En nuestro caso de estudio se observará como relevante que a pesar de la


34

existencia del reconocimiento legal de los derechos al territorio de los pueblos

indígenas, para poder concretizar este derecho, se requiere que los movimientos y

activistas vuelvan a generar la discusión del tema en la agenda gubernamental para

presionar y obtener recursos que puedan hacerlos factible.


35

2. SITUACIÓN DE LA FORMALIZACIÓN DE TERRITORIOS INDÍGENAS EN LA

AGENDA DEL GOBIERNO PERUANO Y LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL

2.1 Territorios indígenas y agendas públicas nacionales

A. Territorios indígenas, comunidades nativas y titulación

Los pueblos indígenas tienen una relación no solo económica y política con los

territorios que han ocupado históricamente, sino también cultural y espiritual.

Trascendiendo el derecho consuetudinario, una lucha frecuente de los pueblos

indígenas a nivel global es que sus territorios tengan un reconocimiento formal que

pueda dotarle de seguridad frente a actores externos que los presionan, y cuyo uso

en base a su libre determinación, sea respetado y salvaguardado por el Estado. El

territorio tienen un rol mucho mayor que solo el de propiedad, pues brinda y

reproduce la identidad colectiva de un pueblo indígena, y donde se plasma la libre

determinación. Así, la demanda por el reconocimiento de sus territorios ha sido una

agenda inherente a los pueblos indígenas a nivel nacional e internacional, que logró

ser reconocido como un derecho en el ámbito internacional a través del Convenio

169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en el año 1989 y en la Declaración

de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en el 2007,

pero que todavía presenta desafíos en los diversos países con poblaciones

indígenas (RRI 2012).


36

Perú fue uno de los primeros países en reconocer formalmente los territorios

indígenas en la década de los setenta a través de la categoría “titulación de

comunidades nativas”. Como señala Shirif y García (2007), si bien en esa época

representaba un gran avance porque por fin se lograba insertar en la legislación

nacional el reconocimiento explícito de la propiedad comunal/colectiva de los

pueblos indígenas, el debate y las implicancias jurídicas que involucraban la relación

pueblos indígenas-territorio recién se dio una década más tarde; teniendo como

consecuencia la existencia de brechas entre la legislación nacional y su adecuación

a los derechos de los pueblos indígenas reconocidos internacionalmente que tiene

relevancia para el movimiento indígena hoy.

En Perú, a lo largo del siglo XX, se observa un desinterés del Estado por atender a

las poblaciones indígenas. Durante la primera mitad del siglo predominaba una

visión de la Amazonía como fuente inagotable de recursos por explotar y a donde

habría que llevar la “civilización” (Morel 2014, 24, Chirif y García Hierro 2007, 104).

En las primeras décadas, las violaciones a la población indígena eran sistemáticas

durante “boom del caucho”, donde el Estado asignaba extensiones de territorios e

incluso a la población como mano de obra para la extracción del caucho.

Posteriormente en la segunda mitad del siglo se buscó colonizar la Amazonia, con

lo cual la prioridad era otorgar territorios a los foráneos. Mientras se daba un

proceso de migración interna de la costa y sierra hacia la selva, el Estado lo

fomentaba, promoviendo el acceso a la Amazonía mediante la construcción de

infraestructura vial, como fue la carretera marginal de la selva impulsada en el


37

gobierno de Belaunde Terri, e incluso con la movilización de las fuerzas armadas.

De acuerdo a Morel (2014) había una visión de expandir la presencia estatal en la

Amazonía.

En este proceso las demandas de algunos pueblos indígenas también escalaron,

logrando que en el año 1957 se promulguen normas que otorgaban el territorio en

calidad de posesión, como “reservas”, pero no implicaba propiamente un

reconocimiento jurídico de la propiedad colectiva (Chirif y García Hierro 2007, 103).

Esto no ocurrió sino hasta 1974, en el gobierno de las Fuerzas Armadas de Juan

Velasco, cuando se emite la Ley 20653, Ley de Comunidades Nativas y de

Desarrollo Agrario, que brinda un reconocimiento jurídico de propiedad colectiva de

los territorios que los pueblos indígenas ocupaban. Se logró que los territorios

indígenas tengan carácter de inalienables, imprescriptibles e inembargables,

características que actualmente recoge la legislación internacional, que sin

embargo, fueron perdiéndose en los años siguientes.

Si bien la ley emplea la categoría “comunidad nativa”, esto se debe a que se

extrapoló el tipo de organización colectiva que existía en la sierra hacia la selva,

diferenciándolo al primero como “comunidades campesinas” y al segundo como

“comunidades nativas”. De acuerdo a Chirif y García (2007: 105), a pesar de este

logro sustantivo, esta forma de titulación a través de comunidades, tuvo

consecuencias en la fragmentación de los territorios indígenas afectando su

integridad al darse la posibilidad de adjudicar a foráneos la tierra que está entre dos

comunidades tituladas, como se observa hasta el día de hoy.


38

Cuatro años más tarde de emitida esta norma, se produce un cambio importante.

En 1978 se emite el Decreto Ley 22175, Ley de Comunidades Nativas y de

Desarrollo Agrario de las Regiones de Selva y Ceja de Selva, en el gobierno de

Morales Bermúdez, que establece que no se pueden dar títulos de propiedad a

aquellas comunidades que ocupen tierras que tengan mayor aptitud forestal5, sino

solo se les otorgará una autorización de “cesión en uso” a la comunidad,

manteniéndose estos territorios como propiedad del Estado. Para varios

especialistas esta modificación implicó un retroceso sustancial en el reconocimiento

de los derechos del territorio, que no se ajusta a la normativa internacional.

Posteriormente, en la década de los noventa el reconocimiento jurídico de los

territorios indígenas siguió teniendo importantes retrocesos. En la Constitución de

1993, si bien reconoce la existencia legal y la personería jurídica de las

comunidades nativas, en cuanto a la propiedad de sus territorios, solo se reconoce

el carácter de imprescriptibilidad más no el carácter inembargable e inalienable de

las comunidades nativas (Chirif y García Hierro 2007: 152). Asimismo, la

promulgación de la Ley Nº 26505, Ley de la Inversión Privada en el Desarrollo de

las Actividades Económicas del Territorio Nacional y de las Comunidades

Campesinas y Nativas”, buscaba liberalizar el mercado de tierras, dando prioridad

a la titulación individual en detrimento de la titulación colectiva, al dar la posibilidad

de cambiar la naturaleza jurídica de comunidad a una asociación empresarial. Es

5
La aptitud del suelo se determina en base al estudio técnico en laboratorio que se realiza de una
muestra de tierra del área sobre el cual se solicita la asignación de derechos. Las aptitudes pueden
ser forestales o agrarias. Los títulos sólo se pueden otorgar a las tierras con aptitud agrarias.
39

desde este periodo también, que la titulación de comunidades decayó

sustancialmente, como se verá más adelante.

En la década de los 2000, durante el gobierno de transición de Paniagua y el

gobierno de Toledo se intentaron dar cambios en materia de institucionalidad con la

finalidad de atender los pueblos indígenas. En el 2001 se instaló una mesa

multisectorial con la participación de diversos Ministerios para discutir políticas de

pueblos indígenas, entre ellos la titulación de comunidades, no obstante, sus

conclusiones no tuvieron suficiente apoyo político y, por lo tanto, su implementación

no resultó en la mejora concreta de las políticas de titulación (Chirif y García Hierro

2007, Congreso de la República 2010). Y a pesar de que se crearon entidades

públicas como CONAPA y luego el INDEPA, el avance en la implementación de

políticas para pueblos indígenas fue muy lento, más aun en lo que respecta a la

titulación que constituía uno de los temas más sensibles (Alza y Zambrano 2014:

63).

Este tema no volvió a tener mayor relevancia en la agenda de gobierno, sino hasta

los hechos lamentables de Bagua, cuando las organizaciones indígenas

cuestionaron la emisión de los Decretos Legislativos que el gobierno de Alan García

había aprobado, pues el Decreto vulneraban los territorios indígenas al facilitar la

parcelación, disminuir el carácter de imprescriptible y facilitar el cambio de tierras

de aptitud forestal a agrícola para proyectos de interés nacional en la propiedad

comunal (Smith 2009). Con el escalamiento del conflicto que arribó en el

enfrentamiento entre policías y pueblos indígenas, el gobierno de García tuvo que


40

derogar estas normas. Tras el “Baguazo” se creó la “Comisión multipartidaria

encargada de estudiar y recomendar la solución a la problemática indígena”, la cual

debería dar propuestas de políticas. Como resultados de esta comisión, se logró la

discusión de la Ley de Consulta Previa y de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre,

que se aprobarían en el 2011. Aunque no se lograron avances en cuanto a mejoras

en la titulación y el contenido de normas que protegen el territorio indígena.

Como se observa, el proceso por obtener protección jurídica de los territorios

indígenas ha sido complejo y más bien una lucha constante por no perder los

derechos obtenidos desde la década de los setenta que en términos de la legislación

internacional sobre pueblos indígenas y territorio, incluso es insuficiente. Pero ¿Qué

establece la legislación en esta materia? Como se mencionó, son dos las

resoluciones relevantes que reconocen los derechos de los pueblos indígenas a

nivel internacional y que Perú ha suscrito. Por un lado, el Convenio 169 de la OIT

(ratificado por Perú en 1993), la cual establece en su artículo 13 que el gobierno

debe respetar la relación de los pueblos con sus tierras o territorios que ocupan o

utilizan de alguna u otra manera, y en particular respetar los aspectos colectivos de

esa relación. Esta distinción de tierra y territorio tiene implicancias importantes.

Es decir, se usa territorio cuando se quiere dar un tratamiento integral que


involucre relaciones sociales complejas (económicas, políticas, culturales,
etc.) al espacio que se ocupa o utiliza, en tanto que se usará tierra cuando la
connotación se restringe a situaciones con relaciones simples (relaciones
entre elemento - sujeto, o sujeto - sujeto), como uso agrario, actividades
tradicionales o de subsistencia, derechos de posesión y propiedad,
transmisión de derechos y reivindicaciones. No se establecen definiciones,
pero nos ayuda a conocer que el término territorio alude a un tratamiento
integral de sus componentes y las relaciones complejas que se generen por
41

su interacción, mientras que tierra tiene un contenido restringido a


situaciones específicas y con relaciones simples. (Snoeck y Ramos 2012, 67)

Así, el Convenio 169 de la OIT reconoce el derecho de los pueblos indígenas a

acceder a sus tierras, territorios y recursos que poseen por lo usos ancestrales que

son anteriores a la existencia del Estado. En esa misma línea, la Declaración de las

Naciones Unidas sobre los Derechos de Pueblos Indígenas, aprobado en el 2007,

establece también el derecho, posesión, uso y control de las tierras, territorios y

recursos (artículo 26), prohíbe el desplazamiento forzoso de sus territorios

tradicionales y establece que los pueblos indígenas deben dar consentimiento

previo, libre e informado antes de la aprobación de un proyecto que afecte sus

territorios o recursos (Artículo 32) (Larson y Springer 2016).

Esta relación pueblo – territorio es fundamental en la medida que se considera

esencial para el desarrollo de los pueblos y su libre determinación, lo cual supone

además el uso de los recursos que se encuentran en sus tierras. Esto último, el uso

de los recursos, genera debates y discusiones dentro de los Estados por las

implicancias políticas, económicas y sociales.

En el caso de Perú, el reconocimiento se da con la titulación de las comunidades

nativas, el cual asegura solo el acceso a las tierras pero no a todos los recursos

porque estos últimos, de acuerdo a la Constitución, son de propiedad del Estado y


42

es quien dispone su uso6. La situación se agrava más, jurídicamente hablando,

cuando se trata de comunidades que no tienen título y solo autorizaciones de cesión

en uso, pues es “débil frente a los títulos de propiedad que posesionarios rurales

pueden obtener. Muchas veces no es oponible, ni es inscrito en registros públicos

para ser publicitado, sino que cuando se elabora y firma se queda en los archivos

de las Direcciones Regionales Agrarias” (Snoeck y Ramos 2012: 90).

Todavía en las discusiones sobre los derechos indígenas, está pendiente la

armonización entre la normativa internacional y la nacional, lo cual, evidentemente,

va a devenir en conflictos entre el Estado, los pueblos indígenas y otros actores

relevantes que lindan y compiten por las tierras y recursos que poseen de facto los

pueblos indígenas.

Frente a estos otros actores, sean empresas, migrantes, pequeños productores u

otros, que compiten por el acceso a las tierras, la demanda de los pueblos indígenas

es la exigencia de mecanismos que aseguren el ejercicio de sus derechos sobre

sus territorios. Esto nos lleva a una discusión sobre la seguridad de los derechos de

tenencia de la tierra, que va más allá del solo otorgar el reconocimiento jurídico, y

por el contrario implica definir “quién puede utilizar qué recursos, de qué forma,

durante cuánto tiempo y en qué condiciones, así como quién está en capacidad de

transferir derechos a otras personas y de qué forma” (Larson 2013: 8). Todas estas

6
Asimismo en el artículo 8º de la Ley 26821, Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de
los Recursos Naturales, se establece que “El Estado vela para que el otorgamiento del derecho de
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales se realice en armonía con el interés de la
Nación, el bien común y dentro de los límites y principios establecidos en la presente ley, en las leyes
especiales y en las normas reglamentarias sobre la materia”.
43

tareas recaen en el Estado y se configura en su marco legislativo al reconocer

derechos y revestirlo de garantías jurídicas procedimentales.

Reconocer los territorios indígenas, implica formalizar su tenencia. Aun cuando se

trata de un derecho ganado y reconocido en el orden jurídico, su aplicación no está

garantizada. Esto se constituye otra de las demandas de los pueblos indígenas;

quienes buscan que se complete el reconocimiento y la formalización de los

territorios de los pueblos indígenas bajo la normativa actual, es decir, consumar el

proceso de titulación de comunidades nativas.

B. Situación de la titulación de comunidades nativas al 2015.

Anteriormente se describió el contenido y las discusiones de los derechos de los

pueblos indígenas respecto a su territorio, en este apartado se detallará la situación

de como la política pública ha venido siendo implementada.

Información incompleta de las comunidades nativas

El proceso de titulación de comunidades se inició en la década de los setenta, luego

de publicada la Ley de comunidades nativas de la selva. Pero a pesar de haber

pasado cuatro décadas desde la promulgación de la mencionada Ley, en el año

2014 todavía no se había culminado el proceso de titulación de comunidades

nativas, existiendo una demanda relevante de comunidades que buscan ser


44

tituladas. El Estado tiene información insuficiente para determinar cuáles son. Más

complicado aún, el Estado no cuenta con una fuente de información centralizada y

coherente sobre el número de comunidades nativas existentes, sean tituladas,

reconocidas o por titular, lo cual en términos de brindar adecuadamente servicios

público diferenciados para esta población resulta problemático, sin contar lo que

podría significar el caldo de cultivo en la generación de conflictos en la ocupación

de territorios.

El proceso de titulación ha estado a cargo de diversas instituciones a lo largo de los

años, razón por el cual el catastro y registro de comunidades tituladas se encuentran

dispersas. Frente a ello, el Instituto de Bien Común7, organización no

gubernamental, ha recopilado y unificado información de las comunidades nativas

de forma sistemática, convirtiéndose en una de las fuentes de información más

completas sobre comunidades nativas. En base a esta información, se observa que

en los últimos quince años la entrega de títulos a comunidades nativas se ha

reducido significativamente. Incluso se observan años en los que no se ha

entregado ni un solo título, situación que coincide principalmente con el periodo de

gobierno de Alan García.

7
Desde 1998 a través del Sistema de Información sobre Comunidades Nativas (SICNA), se viene
recopilando información de las comunidades, tanto social como georeferencial, elaborando
frecuentemente directorios. Usando fuentes de información oficiales como son Cofopri, las
Direcciones regionales, el MINAGRI, entre otras; también realizan verificación en campo.
45

Ilustración 1: Número de comunidades nativas tituladas por año 1975-2015

160
140
120
100
80
60
40
20
0
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015

Elaboración propia. Fuente: (Instituto de Bien Común 2017)

De acuerdo al Ministerio de Cultura existen 2,547 comunidades nativas, entre

tituladas y por titular; de acuerdo al Censo Nacional Agrario (2012) se trataba de

1387; para los gobiernos regionales se tratan de 1604 (Defensoría del Pueblo 2014)

y para IBC (2016) de 2009. El número de comunidades por titular varía entre cada

uno de esas fuentes. Esta insuficiente e imprecisa información genera problemas y

complica el proceso. Cuando se diseñó el proyecto de titulación de predios rurales

(PTRT3), en su estudio de demanda de las comunidades nativas pendientes de

titulación, se empleó información del Cenagro y Cofopri (2009), las cuales arrojaban

aproximadamente 180 comunidades nativas por titular (BID 2012). Ello devino en

un posterior reclamo de la Aidesep que sostenía que el número de comunidades a

titular era mayor, lo que los llevó a poner una queja al Banco Interamericano de

Desarrollo (BID) y en consecuencia se detuvo la ejecución del proyecto. Luego de


46

varias negociaciones entre el Estado, BID y Aidesep se llegó a que se titularían 403

comunidades nativas.

Tabla 1: Número de comunidades nativas de acuerdo a fuente de información

Comunidades Comunidades

Fuente y año nativas nativas por Total

tituladas Titular

CENAGRO/PTRT3 (2012) S/D S/D 1,387

IBC (2016) 1,365 644 2,009

Direcciones Regionales
1,140 464 1,604
Agrarias (2013)

COFOPRI (2009) 1,265 183 1,448

Ministerio de Cultura
S/D S/D 2,547
(2016)

Elaboración propia. Fuente (Defensoría del Pueblo 2014, Instituto de Bien Común
2017, Congreso de la República 2010, Ministerio de Cultura 2016)

Entre las razones entonces de la poca claridad en la información de las

comunidades nativas, se observa también la poca claridad en las instituciones a


47

cargo de la titulación, además de la maraña legal y los complejos procedimientos

para la titulación.

Institucionalidad cambiante

Realizaremos un recuento de las instituciones a cargo de la titulación. Cuando se

inició la titulación, esta tarea se encontraba a cargo del Ministerio de Agricultura. De

acuerdo a Ortega (2014) hasta el año 1992 todos los procedimientos estaban en

una misma instancia dentro de este ministerio. Posteriormente, se crea el Proyecto

Especial Titulación de Tierras y Catastro Rural (PETT) que estuvo dentro del

Ministerio de Agricultura. Se trataba de un proyecto financiado por el BID que tenía

por fin, como indica su nombre, titular y dar registro aquellos predios que habían

sido asignados por la reforma agraria. El proyecto tuvo vigencia hasta el año 2001,

luego vino la fase 2 que siguió con el proceso de titulación en áreas rurales; estuvo

vigente hasta el año 2007. En ambos casos, se encargaron principalmente de titular

predios individuales localizados en la costa y sierra, especialmente en la segunda

fase, pues el objetivo era promover un mercado de tierras que permitiese acceso de

créditos y en teoría dinamice el comercio agrario.

En el año 2007 se dio un cambio importante. El PETT dejó de funcionar y se

transfirieron las funciones de titulación rural que incluían las comunidades nativas,

a COFOPRI del Ministerio de Vivienda. COFOPRI se encargaba anteriormente solo

de la titulación en áreas urbanas. Al año siguiente, en el 2008 los cambios


48

continuaron. Con el ánimo de acelerar el proceso de descentralización, se

transfirieron las funciones de titulación a los Gobierno Regionales, pero no se

determinó con claridad cuál institución tenía la rectoría en materia de titulación y

que a su vez brindara los lineamientos y otras orientaciones afines a la política.

Cada gobierno regional definía de forma independiente los lineamientos para el

proceso de titulación. Como fue usual en la transferencia de funciones, la función

de titulación tampoco estuvo acompañado de recursos financieros para su

implementación y ejecución (Ortega 2014: 65). Este periodo de confusión

institucional coincide con la nula entrega de títulos a comunidades nativas durante

el gobierno de García hasta parte del gobierno de Humala.

Este limbo sobre la rectoría duró hasta el año 2013, donde nuevamente es el

Ministerio de Agricultura quien asume esta función, pero la responsabilidad de titular

seguía, y sigue, a cargo de los gobiernos regionales. Se esperó un año más para

que se defina qué entidad dentro del Ministerio de Agricultura se alojaría el órgano

rector, quedándose finalmente en la Dirección de Saneamiento de la Propiedad

Agraria y Catastro Rural. En paralelo a este proceso se negoció el préstamo que

sería invertido en la tercera fase del PETT, denominado proyecto PTRT3, el cual

fue aprobado en el año 2014.

El proceso de transferencia a varias entidades para la titulación, devino en que no

se cuente con un catastro rural único, o que esté incompleto. De acuerdo a la

Defensoría del Pueblo (2014), la transferencia de información del PETT se efectuó,

pero la trasferencia de información catastral de COFOPRI a MINAGRI no se


49

implementó, a pesar de la designación de MINAGRI como ente rector, se mantuvo

en COFOPRI la fuente catastral. Este tipo de problemas fueron frecuentes en la

coordinación institucional relativa a la titulación rural, acentuándose en el caso de la

titulación de comunidades nativas.

Sobre el proceso de titulación de comunidades nativas.

Los procedimientos para la titulación están regidos por una gran cantidad de normas

que además de regular lo referente a las comunidades nativas, regula el acceso a

la propiedad rural en general y también el acceso a los recursos que existen en los

territorios que buscan ser titulados, principalmente los recursos forestales. Además,

el proceso de titulación está precedido por el proceso de reconocimiento de una

comunidad nativa. Entonces, si una población indígena quiere titularse, primero

debe ser reconocido como una comunidad nativa, que le otorga personería jurídica,

luego recién solicitar la demarcación y título de su territorio. Por ello, existen

comunidades que están reconocidas como nativas, pero que no cuentan con título,

o aquellas que carecen de ambos.

El reconocimiento de la comunidad también está a cargo del gobierno regional,

específicamente de las Direcciones Regionales Agrarias8. El procedimiento

8
Para algunos especialista esta función debería pasar al Ministerio de Cultura, al ser la entidad
rectora en temas indígenas, sin embargo, es asumido por las direcciones agrarias, que en muchos
casos no cuentan con personal capacitado para definir quién es y quién no una comunidad nativa.
Estatus importante para el acceso a los derechos diferenciados que tienen los pueblos indígenas.
50

básicamente comprende la solicitud de la comunidad que busca ser reconocida, la

preparación del trabajo de campo por parte del gobierno regional para realizar una

visita de campo, censar y elaborar un estudio socioeconómico. En base a estos

informes se emite una resolución que los reconoce como tales y que debe ser

inscrita en registro públicos. Dependiendo de cada gobierno regional incluso pueden

pedir requisitos como número de familias y en muchos casos no terminan el proceso

de inscripción (Defensoría del Pueblo 2014). En apariencia el procedimiento es

sencillo, sin embargo, muchas veces no se cumple por falta de recursos y personal

adecuado en el gobierno regional.

De acuerdo a la Defensoría del Pueblo (2014) el proceso de titulación comprende:

 La solicitud de la comunidad reconocida.

 Visita de inspección del gobierno regional a la comunidad y reunión con

colindantes.

 Demarcación territorial en campo y georeferenciación que incluye:

establecimiento de linderos, levantamiento de muestras de tierra para la

clasificación de tierras e información toponímica.

 Asamblea comunal para definición y conformidad de los linderos.

 En base a los dos ítems anteriores se elabora el informe de campo que se

enviará a dos entidades para ser evaluadas: Al SERNANP que determinará

si existe superposición con áreas naturales protegidas y a la Dirección de


51

Asuntos Ambientales de Agrarios (en Lima) que determinará la aptitud de la

clasificación de tierras.

 De tener la conformidad a las normas, se genera una Resolución Directoral

de titulación.

 Se inscribe en Registros Públicos.

 Y se obtiene el título, como se mencionó antes, si la clasificación de tierras

resulta de aptitud agrícola. Si el suelo es de aptitud forestal, se entrega el

contrato de cesión de uso.

En este proceso, uno de los procedimientos más complejos es la evaluación para la

clasificación de tierras, por una parte por lo oneroso y complejo que es y también

por lo decisivo que resulta la asignación de los derechos sobre el territorio, es decir,

si se brinda título de propiedad o contrato de cesión en uso. El proceso de titulación

genera expectativas en las comunidades que esperan adquirir un título, pero la

mayoría de las veces lo que consiguen es un contrato de cesión de uso. De acuerdo

a Smith (2009) de las aproximadamente diez millones de hectáreas que ocupan las

comunidades tituladas, solo se tienen títulos de propiedad sobre el 40%, la otra

parte está en contratos de cesión en uso.

Otro punto complicado en este proceso de titulación es la superposición con otros

derechos ya otorgados como concesiones forestales. Ante la dificultad de resolver

conflictos ante estas superposiciones, en ocasiones la solución por parte de las


52

entidades del Estado es ignorar las solicitudes de las comunidades (Smith 2009:

52).

Varios de estos procedimientos tienen que gestionarse en oficinas en Lima, además

varios de ellos implican actividades costosas (georeferenciar, transporte, evaluación

de la clasificación de tierra, intérpretes, resolución de conflictos), resultando muy

complicado para las comunidades nativas poder costear estos gastos onerosos. Los

gobiernos regionales tampoco tienen los recursos ni el personal suficiente, a pesar

que en ocasiones pueden tener intenciones de titular. Por lo que desde el inicio del

proceso de titulación de las comunidades nativas se ha requerido el apoyo

financiero de terceros y así poder concretarse.

Una serie de ONG y personajes solidarios contribuyeron a impulsar acciones


de titulación y a buscar financiamiento e infraestructura con ese fin (entre las
principales, CIPA en el Napo, Pichis, Ene, Tambo, Urubamba y Madre de
Dios; y CEDIA en el Urubamba, Apurímac, Madre de Dios, Nanay y
Chambira). Pero el rol más importante en los procesos de cooperación con
el Estado para titular tierras indígenas fue asumido por las propias
organizaciones indígenas. En 1980 el Consejo Aguaruna y Huambisa
(Amazonas) impulsó un intenso programa de titulaciones complementarias a
las obtenidas con el Gobierno militar, y la ANAP (río Pichis) coordinó, en
1994, un programa coadministrado con el Ministerio de Agricultura y el TCA.
(Chirif y García Hierro 2007: 110)

Esta tendencia se observa hasta el día de hoy. Durante la vigencia del PETT el

Estado brindó financiamiento relevante para la titulación de comunidades nativas.

Incluso, los gastos adicionales para los estudios necesarios fueron cubiertos por las

ONG que apoyan el proceso de titulación, entre las que destacan CEDIA e IBC.

Además se contó con el apoyo importante del Aidesep, desde su creación en 1986,
53

quienes brindaban apoyo técnico y legal a las comunidades, a la vez que impulsaba

la creación de reservas territoriales para los pueblos indígenas y defendía, y

defiende, los derechos que actualmente tienen los pueblos indígenas en el país. De

hecho, el proceso mismo de titulación ayudó al crecimiento de organizaciones

indígenas que fueron formando parte de las federaciones y organizaciones

regionales de Aidesep (Surrallés 2011).

En los últimos años se observa poca asignación de recursos por parte del Estado.

Las veces que se han emitido títulos responde a un proceso de exigencia de la

propia comunidad con el apoyo de un tercero. En una exploración del presupuesto

público para los años 2015 y 2016, Huamani y Valle Riestra (2017), identificaron

solo tres intervenciones de titulación de comunidades: un proyecto de titulación de

las comunidades de las cuencas Pastaza, Tigre Corrientes y Marañón, que fueron

exigidos por las comunidades tras una serie de protestas por el Lote 182; acciones

de titulación en el marco del Programa de Desarrollo Alternativo, Integral y

Sostenible para la reducción del cultivo de hoja de coca; y acciones en el marco del

proyecto de titulación PTRT3.

A pesar de esta poca asignación de recursos, para el año 2015 se identificaron

diverso proyectos de la cooperación internacional que tenían entre sus actividades

la titulación de comunidades nativas. Lo resaltante de estos proyectos, es que no

tenían explícitamente por fin la titulación, sino la reducción de la deforestación en el

país o acciones de conservación de bosques y cambio climático (Che Piu, y otros

2016). Como se verá más adelante, justamente la disposición de estos recursos


54

para la titulación proviene del impulso que organizaciones indígenas, como Aidesep,

en conjunto con organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales

para poner de relevancia el tema de la tenencia de tierras en las estrategias de

deforestación y conseguir apoyo financiero de la cooperación para titular

comunidades a fin de conservar bosques.

2.2 Territorios indígenas en las agendas internacionales

A. Foros internacionales de reconocimiento de derechos indígenas

Las redes de organización de sociedad civil tienen una larga tradición participando

en los organismos internacionales para el reconocimiento de los derechos de los

pueblos indígena. Junto a las organizaciones de derechos humanos se han

impulsado importantes iniciativas que han logrado influenciar en los organismos

internacionales y en los Estados. Los máximos logros de estas redes, son la

aprobación del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en 1989

y hace una década la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de

los pueblos indígenas. Asimismo, en el sistema de las Naciones Unidas han

conseguido la creación de órganos que responden directamente a los asuntos

indígenas como es el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas que brinda

recomendaciones al Consejo Económico y Social en diferentes temas, como


55

economía, desarrollo social, salud, educación, ambiente entre otros que se

desarrollan en los organismos y fondos de las Naciones Unidas; como también

dentro del Consejo de Derechos Humanos existe un mecanismo experto sobre los

derechos de los pueblos indígenas y un relator especial (Naciones Unidas 2013).

Estos son identificados como espacios para realizar incidencia en favor de los

derechos de los pueblos indígenas, incluyendo los relativos a los derechos

territoriales.

En los diferentes organismos de las Naciones Unidas también se han logrado

establecer mecanismos que puedan asegurar la participación de organizaciones de

la sociedad y organizaciones indígenas. Su funcionamiento varía de acuerdo a los

procedimientos que establezca cada uno de ellos, como es el caso de la Convención

Marco de las Naciones Unidas sobre el Marco Climático (uno de los objetos del

estudio) que permite la participación en la sesiones anuales y las intercesiones en

calidad de observadores.

Los organismos de protección de derechos humanos también son un espacio

relevante. En la región, es la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)

que forma parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA), quienes han

recibido diferentes reclamos de los pueblos indígenas en relación a la vulneración

de sus derechos. De hecho la CIDH se ha pronunciado y ha emitido sentencia en

favor del reconocimiento al uso de los recursos por parte de los pueblos indígenas

que se encuentren dentro de sus territorios (Snoeck y Ramos 2012: 96).


56

También las instituciones financieras internacionales como son el Banco Mundial o

el Fondo Monterio Internacional han tenido participación relevante, tanto en la

creación de salvaguardas ambientales y sociales que protejan también a las

poblaciones indígenas en la implementación de proyectos de desarrollo, como

también en la implementación de mecanismos que aseguren la denuncia oportuna

en caso estas salvaguardas no estén siendo respetadas, como es la Oficina de

Ombudsman y Asesor para cuestiones ambientales y sociales del Banco Mundial y

la Corporación Financiera Internacional; así como el Mecanismo Independiente de

Consulta Investigación del Banco Intermamericano de Desarrollo; además de

empujar una agenda para el financiamiento de acciones que sean afines a las

discusiones de desarrollo internacional y que incluyan a los pueblos indígenas.

La apertura de estos espacios para la discusión de los territorios indígenas es

diversa. En buena medida responde de acuerdo a la naturaleza de cada espacio y

a la participación de organizaciones y activistas que puedan introducir los temas.

Así, en el caso de la ONU, después de la declaración sobre el tema, el trabajo que

ha venido desarrollando es impulsar a que los países puedan armonizar sus

legislaciones nacionales. En cuanto a las Cortes, el proceso es más bien en función

de una denuncia o queja que sigue un procedimiento judicial. Pero también, la

relevancia de un espacio u otro está marcado por las coyunturas internacionales.

Así la discusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como actualización de

los Objetivos del Milenio, marcaron la apertura para diversos temas entre los que

tuvo especial relevancia el de cambio climático. De acuerdo al tema de discusión


57

que se pueda generar en cada uno de estos organismos, las redes de sociedad civil

identificarán cuál se enmarca mejor con sus demandas. Como señalan Keck y

Sikkink (1998), se trata de una búsqueda constante de venue, de espacios, de cuan

receptivos son. Es así que se observa que los espacios de discusión sobre temas

de medio ambiente y conservación tienen especial relevancia para enmarcar los

derechos de los pueblos indígenas. A continuación revisaremos cómo se desarrolló

ese proceso.

B. Las discusiones de los territorios indígenas para reducir la deforestación

La relación entre manejo de los bosques tropicales y la tenencia de tierra de pueblos

indígenas ha sido explorada desde la década de los ochenta, cuando emergieron

estudios acerca de la protección del ambiente. Durante este periodo también

emergieron diversas organizaciones ambientalistas, como correlato de la

Conferencia en Estocolmo en 1972, donde se introducen las cuestiones

ambientales en la agenda internacional. Posteriormente en 1992, en la Cumbre de

Río de Janeiro o también denominada “Cumbre de la Tierra” se aprueba una serie

de declaraciones que marcaban la acción internacional sobre el desarrollo

sostenible, y la necesidad de cuidar el ambiente para las generaciones futuras. En

esta cumbre se crean Convenciones más especializadas como la de Conservación


58

de la Biodiversidad y la de Cambio Climático, generando un espacio para que

emerjan discusiones más especializadas en estos temas.

Si bien durante este proceso se impulsaron campañas para la protección de la

Amazonía, estas no prosperaron, pero dejaron como legado la construcción de

redes de especialistas, investigadores y hacedores de políticas que mantuvieron la

discusión en los años venideros desde nuevos ángulos (Keck y Sikkink 1998: 140).

Durante la década de los noventa a nivel internacional primó un enfoque hacia la

conservación del bosque y la biodiversidad bajo una suerte de “conservación

fortaleza” que excluía a los participantes que ocupaban las áreas de conservación9

(Brockington 2002, Citado en Cossio y otros 2014). Estas relaciones mejoraron con

los años conforme también el debate internacional, al incluir a los pueblos indígenas

y poblaciones como actores que contribuyen a la protección de los boques.

A pesar de la existencia de otros foros internacionales sobre los bosques como la

Organización Internacional de la Madera Internacional o el Foro de las Naciones

Unidas para los bosques, es en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre

Cambio Climático (CMNUCC) donde se genera especial atención por la

conservación de los bosques. Es a partir del año 2005 donde se dan las primeras

propuestas de generar un mecanismo que busque reducir las emisiones de gases

de efecto invernadero proveniente de la deforestación y degradación de los

9
Por ejemplo en países como Perú ocurrían relaciones tensas entre conservacionistas y pueblos
indígenas, marcada por la competencia entre el acceso al territorio, creaciones de área naturales
protegidas y titulación de comunidades (Chirif y García Hierro 2007: 199).
59

bosques, el cual con el tiempo se denominó REDD (o REDD+)10. La particularidad

de este mecanismo fue su implicancia económica: pues se esperaba generar una

compensación económica por las emisiones evitadas al conservar los bosques que

se traducía en un pago por resultados. Este planteamiento generó especial atención

en las redes ambientalistas, no solo de ONG, sino principalmente de organismos

internacionales y Estados. Al presentarse como un enfoque innovador, barato y de

fácil alcance generó muchas expectativas en los países desarrollados, incluso

movilizando recursos de la cooperación internacional, se elaboraron varias

propuestas de políticas de cómo funcionaría este mecanismo y el desarrollo de

proyectos en campo por privados, por su parte los países en desarrollo con bosques

veían como una posibilidad de acceder a financiamiento (Angelsen y McNeill 2013).

Así REDD se incluyó como parte de las discusiones de la agenda climática en la

CMNUCC, donde será su eje principal, y recibió financiamiento de la cooperación

internacional que crearon fondos internacionales para su desarrollo como el Fondo

Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF por sus siglas en inglés) en el

2007, el Programa de Inversión Forestal en el 2009, entre otros. Incluso en el plano

nacional y local tomó relevancia, generando expectativas, especialmente después

que en el 2007 se aprobara en la CMNUCC el Plan de acción de Bali que encargaba,

10
Este mecanismo tuvo un desarrollo progresivo en las negociaciones internacionales. La inclusión
del “+” significó la aceptación de estrategias adicionales para reducir la deforestación. Para la
presente investigación se empleará indistintamente REDD y REDD+.
60

entre otros temas, la generación del marco para el funcionamiento de REDD+, tarea

que concluyó recién en el año 2015.

Las expectativas que se generaron fueron diferentes de acuerdo al tipo de actores.

Las redes indígenas y sus aliados también prestaron especial importancia a este

nuevo mecanismo, inicialmente mirado con desconfianza. Como señala Hiraldo y

Tanner (2011, citado en Angelsen y McNeill 2013: 42-43) la gran gama de actores

generaron posiciones sobre cómo REDD debía operar en función de “ideologías”,

existiendo partidarios de mercado, los que hacían más énfasis en la gobernabilidad

y el funcionamiento de las instituciones, los que enfatizaban el valor de los bosques,

y los que propugnaban una “política verde social” basada en derechos. Y es en este

último grupo donde se insertaron las redes indígenas y sus aliados en redes

ambientalistas.

Justamente este debate en torno a REDD generaron discusiones dentro de las

redes indígenas y la construcción misma de nuevas redes que enmarcaron las

estrategias de reducción de deforestación y los derechos de pueblos indígenas. Ello

en un contexto en el que también se acaba de aprobar la Declaración de las

Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas, dio mayor oportunidad para la

participación de las organizaciones indígenas y el desarrollo de sus propias

propuestas. Dos elementos de cuestionamiento emergieron principalmente de parte

de los pueblos indígenas: los asuntos de tenencia de la tierra y la generación de

mercados de carbono (Claeys y Delgado 2015).


61

Como la CMNUCC brinda participación a diferentes tipos de actores además de los

representates de los Estados, como las ONG, empresas, pueblos indígenas,

centros de investigación, redes de jóvenes entre otros, asi mismo, se generó un

espacio oportuno para realizar acciones de incidencia sobre los Estados, así como

fortalecer la comunicación y el intercambio de información dentro de las redes. Es

en el año 2008 donde surgieron redes como el Accra Caucus, que eran reuniones

donde organizaciones indígenas, ONG internacionales y nacionales e incluso

orgnizaciones de investigación participaban para generar propuestas en la

construcción del marco de REDD11. En paralelo se emprendió la campaña “No

Rights, no REDD” (Sin derechos no hay REDD), poniendo relevancia de los

derechos de los pueblos indígenas.

Para el año 2009 se esperaba que en Conpenhague a CMNUCC se generara un

nuevo acuerdo global para la reducción de emisiones de gases de efecto

invernadero y así frenar el cambio climático. No obstante, este intento fracasó

debido a las diferencias geopolíticas de los países y en su lugar se aprobaron

medidas, consideradas para algunos “paliativas”, como los primeros lineamientos

metodológicos de REDD que ya demarcaban algunas acciones para los gobiernos

y la mobilización de financiamiento en la cooperación internacional para acciones

de cambio climático. Financiamiento que si bien no llegó a la meta de USD 30 mil

millones (CMNUCC 2013), si implicó que el cambio climático gane prioridad en el

11
Entrevista con representante de RFN y DAR.
62

financiamiento de cooperaciones internacionales, aspecto que será relevante para

la promoción de políticas en países en desarrollo.

Con REDD como prioridad en las discusiones climáticas para el año 2010 se

aprueba el acuerdo de Cancún que establece los elementos que contiene REDD,

entre los cuales se ecuentran el establecimiento de un nivel de referencia de

deforestacion o emisiones, el plan de acción nacional REDD, el sistema de

monitoreo de la cobertura forestal y las salvaguardas necesarias para su

funcionamiento. Una de las salvaguardas señala expresamente que las acciones de

REDD deben respetar los derechos de los pueblos indígenas y las poblaciones

locales teniendo en cuenta la Declaración de la ONU sobre los derechos de los

pueblos indígenas. Asimismo, un punto importante para la aplicación de REDD

como política nacional, era que se discutieran los asuntos de tenencia de la tierra

que afectaban a los bosques (CMNUCC 2016). Gracias a la acción de las redes de

sociedad civil, se logró el ingreso de estos dos elementos en las decisiones de la

CMNUCC, lo que para varios de los entrevistados, constituye un hito relevante, pues

dichas decisiones constituyen una ventana de oportunidad para que los pueblos

indígenas puedan generar atención e insertar el tema del territorio en la

implementación de las políticas nacionales. El nivel de abordaje variará de acuerdo

a la situación de apertura sobre los territorios indígenas y al nivel de fortaleza de las

organziaciones nacionales.

Esta presión que se realizó ante los tomadores de decisiones de la CMNUCC para

incluir el tema de la tenencia de la tierra no solo apeló al respeto de los derechos


63

humano, sino también empleó evidencia que mostraba su relevancia en las causas

subyacentes de la deforestación pues la ausencia de un derecho sobre una

deteminada área cubierta de bosques fomenta actividades como extracción ilegal

de madera o el cambio de cobertura para desarrollar agricultura (Larson, Brockhaus

y Sunderlin 2013). Además, porque traia a discusión el tema de la propiedad del

carbono ¿A quién le corresponde el carbono capturado por los bosques? Este

cuestionamiento no es abordado dentro de la CMNUCC, sino que deja que cada

país lo defina en el establecimiento de sus políticas12.

Estas discusiones sobre la propiedad del carbono sigue siendo la razón de

desconfianza entre las organizaciones indígenas y las redes ambientales sobre

REDD y mecanismos similares que surjan. Otra motivo de desconfianza, es que la

implementación de REDD es compleja, generando resistencia y hasta conflictos.

Incluso se han presentado casos de vulneración de derechos de pueblos indígenas

en proyectos REDD en varios países (Larson, Brockhaus y Sunderlin 2013).

Sumado a ello, existe confusión sobre lo que es REDD y lo que implica en el nivel

de proyectos y políticas (AjuPradnjaResosudarmo, y otros 2013), que se acentúa

por el uso de un lenguaje especializado y hasta por barreras de idioma, pues todas

las discusiones son en inglés.

Las discusiones sobre los bosques si bien por ahora ya no son la prioridad en las

negociaciones climáticas en CMNUCC, en la medida que el marco de REDD ya ha

12
En el caso de Perú estas discusiones resultarán más complejas debido a que los recursos
forestales son propiedad del Estado.
64

sido diseñado, aun mantienen relevancia, pues este sector representa

aproximandamente el 25% de la emisiones globales. Por ello el Acuerdo de París,

establecido en 2015, reconoce a las acciones de reducción de deforestación como

una acción estratégica para luchar contra el cambio climático. Asimismo, la nuevas

metas de desarrollo sostenible aprobadas en 2015 reconocen a la acción climática

como una prioridad, por lo que parece que el tema se mantendrá vigente en la

agenda de cooperación internacional en los próximos años. Es por ello que las redes

indígenas y ambientales están emprendiendo campañas para posicionar a los

pueblos indígenas, ya no solo como sujetos de protección de derechos, sino

también como actores que pueden contribuir al manejo sostenible de los bosques.

Debido a que el 24% de la reserva de carbono se encuentra en territorios indígenas

a nivel global (WRI 2016), sostienen que es necesario, como paso previo, brindar

seguridad a la tenencia de los territorios indígenas. Así las demandas respecto a los

territorios indígenas han tenido una acogida positiva en las discusiones de

conservación de bosques, siendo su foro más relevante la CMNUCC.


65

3. REDES TRANSNACIONALES DE ADVOCACY Y ACTORES ESTATALES

Hasta ahora hemos estudiado la situación de los territorios indígenas en la agenda

nacional y los espacios de apertura en la agenda internacional, los cuales nos dan

un contexto de cómo deben operar las redes transnacionales de advocacy para

lograr influencia, así como el alcance de esta influencia. Entonces, ¿Cómo están

conformadas las redes de advocacy en este proceso? Las redes transnacionales de

advocacy están conformados por diversos actores que incluyen ONG nacionales e

internacionales, movimientos locales, centros de investigación y activistas, pero no

solo se limitan a ellos, también están los actores estatales y de organismos

internacionales que son relevantes. Es difícil determinar dónde termina e inicia una

red (Seck y Sikkink 1998) por la diversidad de actores que forman parte, la

diversidad de objetivos que estos persiguen y el rol itinerante que pueden tener. Sin

embargo, estos se pueden identificar en función a su participación en un

determinado proceso y los temas que se abordan dentro de dicho proceso. En el

estudio de la influencia en las políticas de formalización de territorios indígenas, que

es nuestro caso, como el contexto en el que se desarrolla, son las políticas que

promueven la reducción de la deforestación su objetivo, analizaremos los actores

involucrados en los procesos REDD y en la promoción de la titulación de

comunidades nativas, que logran enmarcarse en la propuesta del REDD indígena


66

Amazónico (RIA), donde además las organizaciones indígenas tienen

protagonismo. A continuación diferenciaremos los actores entre nacionales e

internacionales de acuerdo a su origen, lo cual no significa que el ámbito de acción

se circunscriba a una esfera u otra, sino más bien se trata de una acción dinámica

que fluye entre ambas esferas.

3.1 Actores nacionales

A. El movimiento indígena nacional

En Perú no existe un único movimiento indígena, sino varios movimientos indígenas

que por su configuración histórica responden a diferentes identidades. Como

señalan Chirif y García Hierro (2007), cuando el gobierno de Velasco emitió la Ley

de comunidades nativas y campesinas, generó una diferencia entre las poblaciones

indígenas de la sierra y la selva. Con el tiempo cada una de ellas desarrolló sus

propias estructuras de organización e identidad. Como nuestro estudio trata sobre

comunidades nativas, nos centramos en las organizaciones indígenas de la selva o

Amazonía, debido a que en el debate internacional sobre la deforestación la

prioridad también está en los bosques tropicales como la Amazonía peruana.


67

Las organizaciones más relevantes son la Asociación Interétnica de Desarrollo de

la Selva Peruana (Aidesep) y la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del

Perú (CONAP). Siendo la primera la que agrupa la mayor cantidad de comunidades

nativas. La Aidesep se creó en 1979, ante la necesidad de contar con una

organización nacional indígena que exigiera la titulación de comunidades indígenas

y áreas protegidas con la promulgación de la Ley de comunidades nativas y

campesinas. Esta organización se estructura en el proceso de titulación,

construyendo sus bases sobre las comunidades tituladas funcionando de lo más

local hacia lo más nacional a través de federaciones. En un primer momento y con

el tiempo se fue convirtiendo en una federación de federaciones (Surallés 2011: 3-

4). Para el 2011 llegó a “representa cerca de 1400 comunidades indígenas en la

Amazonía peruana” (Espinoza y Feather 2011: 9). Por su parte, la CONAP, tiene

una organización similar pero de menor alcance, se constituye en la década de los

ochenta con una visión diferente, apuntando “más hacia la integración social y

económica de los indígenas en las estructuras nacionales impulsadas por el Estado”

(Chirif y García Hierro 2007: 304). Ello supuso en el tiempo muchas divergencias

entre ambas organizaciones generando incluso relaciones de tensión y

desprestigio.

Entre ambas organizaciones, es la Aidesep quien tiene mayor visibilidad, la principal

causa se debe al rol activo que desempeñó durante el contexto del Baguazo,

exigiendo la derogación de los decretos legislativos promulgados durante el

segundo gobierno de Alan García que apuntaban a la desprotección legal de


68

territorios indígenas, facilitando su privatización y “el desmantelamiento de los

derechos de propiedad colectiva” (Espinoza y Feather 2012: 15-16). Luego de estos

sucesos, la Aidesep fue el principal interlocutor de los indígenas amazónicos ante

las instituciones del Estado, en torno a la Ley Forestal y la aprobación de una Ley

de Consulta Previa para los pueblos indígenas en cumplimiento de la normativa

internacional (Espinoza y Feather 2012: 17), procesos donde también intervino la

CONAP.

En cuanto a la participación de las organizaciones en las discusiones de REDD y

las políticas de deforestación, fue la Aidesep quien tuvo la iniciativa y un mayor

involucramiento, llegando a desarrollar propuestas como el REDD Indígena

Amazónico y a generar espacios de diálogo exclusivo para organizaciones

indígenas como la mesa REDD indígena, al cual la CONAP posteriormente se

sumará generándose una suerte de coalición, no exenta de tensiones. Como

señalaron los entrevistados, para asegurar influencia y conseguir financiamiento

para la titulación debieron superar sus diferencias y trabajar en conjunto, pero el

protagonismo siempre lo mantuvo la Aidesep, quien es percibido como un actor más

representativo y por tanto reciba mayor apoyo de los aliados. Menton y otros (2014)

lo identifican como el actor que más cuestionamientos ha realizado en las

discusiones nacionales de REDD.

B. Las redes de ONG sobre los bosques.


69

Las ONG han sido consideradas como nudos centrales en las redes de advocacy

por su capacidad de movilizar información (Seck y Sikking 1998) y de conectar a

diferentes actores. En el tema forestal en Perú, especialmente vinculado a la

conservación, si bien el terreno está liderado por las ONG internacionales que tienen

sus filiales o sedes en el país (Che Piu y García 2011:31), existen grupos

importantes de organizaciones nacionales, las cuales persiguen fines diferentes.

Un espacio de convergencia importante ha sido las discusiones sobre REDD. Las

organizaciones nacionales no han sido ajenas a las discusiones globales que se

realizaban en torno a este tema. Es así que en los meses siguientes a la aprobación

del Plan de acción de Bali en la CMNUCC, crean el Grupo REDD en febrero de

2008. Este espacio tenía como fin principal el intercambio de información sobre

REDD, además de lograr serlo en la práctica (Menton y otros 2014), con el tiempo

se convirtió incluso en un mecanismo facilitador de diálogo entre el gobierno,

organizaciones de sociedad civil y organizaciones indígenas (Che Piu y Menton

2013). Este grupo llegó a contar con más de 60 organizaciones entre nacionales e

internacionales, incluso expandiendo su funcionamiento a algunos departamentos

amazónicos. El grupo se forma en una relación de confianza que ya existía por el

trabajo previo que realizaba cada una de las organizaciones afines al tema forestal.

De acuerdo a los entrevistados, fueron otros espacios de discusión los que ya les

habían dado la oportunidad de diálogo y trabajo conjunto, como fue el de la

discusión de la Ley Forestal tras los sucesos de Bagua, espacio que además afianzó

la relación con las organizaciones indígenas.


70

Aunque la mayoría de las organizaciones que forman parte de este grupo tenían

como fin principal recibir información y mantenerse al tanto de las negociaciones

internacionales que avanzaban muy rápido año tras año, hubo algunas que

participaron más activamente facilitando la participación y las demandas de los

pueblos indígenas. En los primeros años de funcionamiento la Aidesep formaba

parte del Grupo, posteriormente formó su propio grupo solo con participación de

organizaciones indígenas amazónicas.

Entre las organizaciones nacionales que desarrollaban proyectos de conservación

se encuentran: Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), la Asociación para

la Investigación y el Desarrollo Integral (AIDER), Amazónicos por la Amazonía

(AMPA), el Centro de Conservación, Investigación y Manejo de Áreas Naturales

(CIMA) y otros; entre las organizaciones cuya misión es incidir en políticas

ambientales y forestales se encuentran: Derecho Ambiente y Recursos Naturales

(DAR), Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Pro naturaleza, entre

otros; respecto a las organizaciones que buscaban promover derechos indígenas

vinculadas al territorio se encuentran el Instituto de Bien Común (IBC), el Centro

para el Desarrollo del Indígena Amazónico (CEDIA) y Chirapaq.

La participación de las organizaciones internacionales con sede en el país también

responde a una diversidad de fines. Entre las más resaltantes encontramos al Fondo

Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), Conservación

Internacional (CI), The Nature Conservancy (TNC por sus siglas en inglés) y otras

que emprenden proyectos de conservación en campo; igualmente se encuentran


71

las organizaciones que buscan influir en el proceso de políticas de reducción de

deforestación como la Agencia de Investigación Ambiental (EIA) y otras. También

se encuentran las organizaciones que tienen por fin la investigación como CIFOR,

ICRAF y otras (Che Piu y Menton 2013: 49).

Esta clasificación puede ser un tanto arbitraria porque las organizaciones persiguen

múltiples fines, algunas a la vez que desarrollaban proyectos en campo de

conservación y de las denominadas iniciativas tempranas REDD, también

realizaban acciones de incidencia como es el caso de WWF, que incluso se convirtió

luego en un implementador de los proyectos de financiamiento internacional para la

titulación de comunidades nativas, como veremos más adelante. Lo resaltante de

esta red es que a la vez que permitía el intercambio de información sobre REDD y

las políticas forestales a las organizaciones, facilitó una posición tácita de respaldo

a las propuestas de las organizaciones indígenas, incluso cuando los fines que

buscaban eran diferentes. Por ejemplo, las organizaciones que desarrollan

proyectos de conservación en el campo no necesariamente tienen como fin la

promoción de derechos indígenas, pero el debate e intercambio de información con

las otras organizaciones facilitó que se generar el apoyo a las propuestas, así como

incorporar dentro de sus propios proyectos acciones que respeten los derechos de

los pueblos indígenas.

Es así que la red de organizaciones que participaba en torno a REDD, siguiendo la

tendencia internacional, también apoyara las demandas de organizaciones

indígenas sobre la participación libre e informada y la demanda de titulación. Estos


72

hechos pueden verse reflejados en el proceso desarrollado para el diseño del Plan

de Inversión Forestal, que sería financiado por los Fondos de Inversión por el Clima,

así como en el Programa de Preparación de Reducción de Emisiones del FCPF del

Banco Mundial. En ambos casos el Grupo REDD funcionó como un broker entre

sociedad civil, gobierno y los bancos de desarrollo (BID y Banco Mundial) que

operativizaron estos fondos, pues este proceso demandó mayor participación de

las organizaciones de la sociedad civil, facilitó el diálogo entre las organizaciones

indígenas y el gobierno y brindó recomendaciones para mejorar las estrategias de

reducción de deforestación respaldando las demandas indígenas (Che Piu y Menton

2013: 49).

Asimismo, en las discusiones sobre REDD entre las ONG y organizaciones

indígenas emergió la propuesta de REDD Indígena Amazónico que articuló el

funcionamiento de REDD con las demandas indígenas que incluía el respeto de

derechos y la inclusión de los pueblos indígenas como actores implementadores del

esquema REDD. La participación de organizaciones como WWF, DAR, EIA y otras,

esta iniciativa fue importante en términos de generar insumos para la propuesta,

facilitar información, difusión y brindar financiamiento.

C. Actores estales nacionales.

Como se mencionó antes las entidades públicas involucradas en brindar el servicio

público para la titulación de comunidades indígenas, son principalmente los


73

gobiernos regionales y el Ministerio de Agricultura. No obstante, ninguna de estas

entidades formó parte de las discusiones de REDD y de las políticas de

deforestación, sino hasta cuando los recursos de la cooperación internacional

llegaron para implementar la titulación. En este proceso previo, la entidad del Estado

que participó fue el Ministerio del Ambiente (MINAM), primero a través de la

Dirección General de Cambio Climático, Recursos Hídricos y Desertificación hasta

el año 2013, y luego a través del Programa Nacional de Conservación de Bosques

para la mitigación del Cambio Climático.

La participación del MINAM se dio en su calidad de punto focal ante la CMNUCC.

Tarea que implicó representar al Estado peruano en las negociaciones climáticas

en la CMUNCC y también en liderar la implementación de los compromisos que

resultan de la Convención sobre las acciones de reducción de deforestación (REDD)

y la conservación de 54 millones de hectáreas de bosques tropicales13. Gracias al

apoyo de la cooperación internacional, el MINAM pudo desarrollar capacidades que

le permitieran la aplicación de REDD. Asimismo desde el año 2009 lideró los

procesos relativos al diseño de proyectos en el marco de las iniciativas de

financiamiento del FCPF y del Programa de Inversión Forestal (FIP por sus siglas

en inglés) que son gestionados por el BID y el Banco Mundial14. Posteriormente,

13
En el marco del Acuerdo de Copenhague en el año 2009, Perú presentó este compromiso que
motivó la creación del Programa Nacional de Conservación de Bosques cuya estrategia de acción
es pagar a comunidades nativas por hectáreas conservadas de bosques.
14
Como se verá más adelante, ambos fondos FCPF y FIP, fueron creados en base a contribuciones
financieras de países desarrollados (Estados Unidos, Noruega, Alemania, Gran Bretaña, Japón entre
otros) para implementar REDD y mejorar la gestión forestal en el marco del cambio climático, siendo
el Grupo del Banco Mundial el administrador de dichos fondos.
74

ante la existencia de financiamiento internacional disponible para los bosques y

cambio climático, emprendió la búsqueda de acceso a estos recursos siendo

exitoso, aunque no necesariamente en la implementación de dichos fondos (Che

Piu, Huamani, y otros 2016). De acuerdo a estos autores, para finales del 2015 el

gobierno peruano había logrado comprometer de la cooperación internacional

alrededor de USD 600 millones para acciones de bosques y cambio climático en el

país, de los cuales el 67% estaba bajo la dirección del Ministerio del Ambiente,

específicamente del Programa Nacional de Conservación de Bosques.

Los recursos de la cooperación vinieron con la finalidad de cumplir diferentes

acciones que no necesariamente estaban bajo las competencias del MINAM15, sino

de otros sectores, entre ellas el tema de titulación. Como se detalla en el siguiente

capítulo, el acceso a dichos recursos en muchos casos estuvo condicionado a un

diálogo previo con actores de la sociedad civil y con mayor relevancia al diálogo con

las organizaciones indígenas quienes lo reclamaron. Es por ello que una vez que

se consigue este financiamiento para la implementación, tanto el MINAM como las

organizaciones indígenas tienen una relación de cooperación a fin de lograr las

metas establecidas.

15
Estas otras acciones comprendían la gestión forestal que recae en otras entidades como el
Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), que es el ente rector en materia forestal,
el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre, los gobiernos
regionales entre otros. Estos actores gubernamentales no logran insertarse en la red de asunto de
REDD, como es el caso del SERFOR quien entra en funcionamiento en el 2013 cuando ya gran
parte del proceso de REDD había avanzado.
75

Por otro lado, durante el periodo que el MINAM impulsaba REDD, la rectoría en

materia de titulación rural, que incluye a las comunidades nativas, no estaba del

todo claro. En el año 2007, es COFOPRI del Ministerio del Ambiente quien absorbe

al PETT, un año después se transfiere la función de titulación a los gobiernos

regionales y en 2013 la rectoría vuelve al Ministerio de Agricultura. De acuerdo a los

entrevistados, con el impulso del BID se retoma la discusión de la tercera fase del

PETT que había estado postergado desde el 2007, denominada “Proyecto de

catastro, titulación y registro de tierras rurales en el Perú” (PTRT3). Este proyecto,

que implicaba un préstamo de USD 40 millones, tuvo como fin entregar títulos a

predios individuales, comunidades campesinas y nativas en áreas de la sierra y de

la selva y fue aprobado en el año 2014.

Si bien durante el proceso de negociación del proyecto el MINAM no tuvo

participación alguna, luego de aprobado el proyecto buscó coordinar con el

MINAGRI la ejecución del proyecto. Entonces la relación de coordinación con el

MINAGRI para el tema de titulación surge a iniciativa del MINAM.

La relación del MINAGRI con las organizaciones indígenas tuvo momentos de

tensión a causa del proyecto PTRT3. La Aidesep no estaba de acuerdo con la meta

de titulación de comunidades nativas que el proyecto establecía por considerarlo

bajo, tampoco estuvo de acuerdo con que el cronograma de titulación inicie con el

otorgamiento de títulos a predios individuales, postergando así la titulación a las

comunidades por un riesgo de superposición de derechos. El MINAGRI tenía

resistencias a estas demandas, por lo que se dieron muchas reuniones de diálogo


76

sin mayores resultados, generando que la Aidesep interponga una queja ante el

Mecanismo Independiente de Consulta e Investigación del BID sobre posibles

vulneraciones de salvaguardas en el proyecto (MICI 2015).

Se observa por un lado que el MINAM participa activamente de las redes de asunto

sobre REDD y logra tener liderazgo por su acceso a los recursos de la cooperación

internacional, esto a su vez significó que desarrollara una relación más colaborativa

con las organizaciones indígenas y salir a buscar coordinaciones con otras

entidades públicas como el MINAGRI y así cumplir con las metas de titulación; de

otro lado, en el caso de MINAGRI no se identifica una red de asunto en materia de

titulación rural que incluya actores de sociedad civil, ello en parte debido a los

problemas de institucionalidad y con cierta resistencia a la participación de otros

actores.

3.2 Actores Internacionales

A. Las redes de ONG internacionales

La participación de las ONG internacionales es relevante porque ayuda a conectar

las organizaciones nacionales en los espacios internacionales, ejercen incidencia

sobre sus respectivos gobiernos y los organismos internacionales donde actúan,

además varios de ellos facilitan recursos financieros y técnicos. Son muchas las

ONG que participan en el proceso internacional para el enmarcamiento de la


77

narrativa de territorios indígenas y protección de los bosques. A continuación

mencionaremos las que son más relevantes para el caso peruano.

Existe un conjunto de ONG internacionales que tienen como sus valores centrales

la protección de los territorios indígenas para la conservación de los bosques, entre

los que se encuentran Rainforest Foundation de Noruega (RFN), Rainforest

Foundation de Estados Unidos y Forest People Program (FPP). Estas tres trabajan

directamente con organizaciones indígenas nacionales y locales, contribuyendo a

la existencia misma de los movimientos indígenas, así como al desarrollo de

proyectos en campo. A diferencia de otras ONG internacionales que tienen cedes

en los países donde intervienen, ellas apuestan por desarrollar capacidades de las

propias organizaciones nacionales.

Cabe destacar el caso de la RFN, que tiene especial relevancia en la medida que

junto a otras organizaciones noruegas ha sido exitosa en lograr influencia en su

gobierno, convirtiéndolo en uno de los principales países que aboga por la causa de

la conservación de bosques con protección de los derechos indígenas con la

creación de la Iniciativa Internacional de los Bosques y el Clima (NICFI por sus

siglas en inglés) (Rainforest Foundation Norway 2017). Asimismo, porque es un

facilitador o broker entre el gobierno noruego y las organizaciones nacionales.

Otro grupo relevante de ONG internacionales son las de defensa de derechos

humanos. Encontramos a Global Witness enfocada en la defensa de derechos

humanos vinculados a temas ambientales, su principal estrategia es el desarrollo


78

de campañas globales que buscan visibilizar en la opinión pública estos temas.

También está la organización como el Bank Information Center, localizada en

Washington DC, que promueve derechos humanos en las Instituciones Financieras

Internacionales, principalmente del Grupo del Banco Mundial. Esta ONG se ve como

un facilitador en estos espacios tanto de los movimientos locales y nacionales de

países en desarrollo. Tiene la experiencia del funcionamiento de estos organismos

internacionales y redes de contactos, facilita el intercambio de información, genera

reuniones informales con las organizaciones nacionales, ayuda a usar los

mecanismos de queja y a lidiar con los procedimientos burocráticos propias de estos

organismos financieros. El rol de apoyo a las organizaciones nacionales con

respecto a los fondos climáticos que son administrados por el Banco Mundial fue

importante.

Las ONG ambientalistas también tienen un rol importante. Varias de estas funcionan

a través de redes propias con sedes en los países donde intervienen como es el

caso de WWF o Environmental Investigation Agency (EIA). En el caso de WWF es

una de las organizaciones más grandes del planeta y moviliza recursos financieros

considerables provenientes de fuentes públicas y financieras para diversos tópicos

del ambiente, uno de los cuales es el tema bosques. Su ámbito de acción es

multinivel, desde organismos internacionales, campañas globales, hasta desarrollo

de proyectos en campo. Como se mencionó en el caso de Perú, su participación es

relevante en las discusiones de REDD y también en la administración de recursos

para la titulación de comunidades nativas. Otra organización ambientalista relevante


79

ha sido el Environmental Defense Fund, especialmente en su rol de

acompañamiento a los fondos climáticos para REDD+.

Una coalición internacional que a agrupa a las ONG, organizaciones indígenas y

centros de investigación es la Rights and Resources Iniciative (RRI), cuyo objetivo

es generar información para los tomadores de decisiones sobre la situación de los

asuntos de tenencia de tierra y recursos forestales en países en desarrollo, así

contribuye también en generar información para que organizaciones nacionales e

internacionales puedan generar su propias narrativas de cambio.

Como se observa las organizaciones proveen y reciben diversos tipos de insumos,

respondiendo también a diversos espacios de incidencia o enfocándose en actores

objetivos específicos. Todos ellos sin ponerse de acuerdo aun expresamente, han

generado que en el ámbito internacional sea bien recibido la propuesta de enfocarse

en asuntos de tenencia de pueblos indígenas y las estrategias de reducción de

deforestación. La campaña más reciente fue “If not, then who” (si no nosotros,

entonces quién) en referencia a los pueblos indígenas como protectores de

bosques16. A la vez, esta atención internacional es aprovechada por las

organizaciones nacionales, quienes facilitadas por las organizaciones

internacionales, elevan sus demandas nacionales a actores internacionales

estratégicos.

16
Ver Web de la campaña en: http://ifnotusthenwho.me/es/
80

B. Las agencias de cooperación internacional. El rol del Gobierno Noruego

La cooperación internacional es uno de los emprendedores de políticas relevantes

en los países en desarrollo, cuya capacidad de influencia principalmente radica en

la movilización de recursos financieros y en menor media en la transferencia de

capacidades. Como señala Alcalde (2012), “cada proyecto de desarrollo tiene una

dimensión política”, y esto es conocido por las agencias de cooperación que

participan en las redes de transnacionales. Pues así como reciben influencias de

actores no estatales, a su vez ellos en determinados momentos buscan influenciar

en otros Estados para lo cual acuden a las ONG con el fin de visibilizar una

determinada causa.

El cambio climático se ha convertido en un tema relevante en la agenda

internacional dentro de los problemas ambientales, gracias al impulso de diversas

redes de advocacy climáticas que posicionaron el tema en la opinión pública global

y a la vez desarrollaron influencia en Estados relevantes (Dupuits 2016). Es así que

incluso el tema ha llegado a formar parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

hacia el 2030, el cual brinda la pauta en la cooperación internacional. Son varios los

temas que se tratan dentro del cambio climático, siendo uno de ellos lo relativo al

tema de los bosques y el uso de la tierra que representa cerca del 25% de las

emisiones globales.

Los países que tienen una agenda de trabajo relativo a los bosques y cambio

climático son Noruega, Alemania y Gran Bretaña. Los tres en conjunto han
81

presentado declaraciones en favor de impulsar REDD y acciones para los bosques,

comprometiendo importantes recursos financieros (BMUB 2015) para el

financiamiento de actores públicos y privados que van desde Estados, ONG

nacionales e internacionales, organizaciones indígenas y campesinas, centros de

investigación y al sector privado. Los tres junto a Estados Unidos y Japón son

quienes más aportan a la cooperación internacional para este tema.

En el caso de Alemania, a través de su Fondo de Iniciativa Internacional para el

Clima (IKI por sus siglas en alemán) financia también acciones vinculadas a REDD.

Por ejemplo ha financiado la aplicación del piloto del REDD Indígena Amazónico

donde participan la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca

Amazónica y WWF. También cuenta con un programa propio abocado a REDD

impulsada de forma bilateral, denominado REDD Early Movements (REM). En

cuanto a su participación en Perú, se realiza principalmente a través de la Agencia

de Cooperación GIZ que entre sus líneas de acción tiene la protección de los

bosques y recientemente ha desarrollados un programa que ayuda técnicamente a

la titulación de comunidades nativas. Así mismo, participa de la Declaración

Conjunta de Intención sobre REDD con Perú y Noruega.

Japón financia proyectos específicos para mejorar los sistemas de monitoreo de los

bosques sin involucrarse en temas de tenencia de la tierra. Y Estados Unidos ha

centrado su cooperación del sector forestal principalmente a la implementación del

capítulo forestal del Tratado de Libre Comercio (Che Piu, y otros 2016). Gran

Bretaña no ha financiado proyectos en Perú.


82

Por su parte Noruega es un actor relevante a nivel nacional y a nivel internacional.

A través de la Iniciativa Internacional de los Bosques y el Clima (NICFI), desde el

2007 su parlamento tiene el compromiso político de contribuir con 3 mil millones de

coronas noruegas anuales (aproximadamente USD 350 millones) (NORAD 2014).

Por lo pronto, este compromiso está vigente hasta el año 2030. Entre los objetivos

de NICFI se encuentra el incluir en el Acuerdo Internacional Climático acciones para

reducir la deforestación, objetivo que se logró en el año 2015 con el Acuerdo de

París. Según las entrevistas realizadas, actualmente la NICFI están abocados a la

implementación de acciones tempranas para lograr reducciones de emisiones

deforestación y promover acciones de conservación sobre los bosques. Si bien

explícitamente no se señala la protección de los derechos indígena, sí están

presentes entre las principales acciones de su portafolio de proyectos con la

sociedad civil y salvaguardadas en sus intervenciones bilaterales (NORAD 2014).

Las estrategias de intervención de NICFI se desarrollan en cuatro ejes: Acciones

enfocadas en las negociaciones sobre REDD en la CMNUCC, financiamiento a

entidades multilaterales como el FCPF, FIP, Programa ONU REDD entre otros,

desarrollo de acuerdos bilaterales con países con mayor cobertura forestal tropical

(como Perú) y financiamiento a organizaciones de la sociedad civil para generar

conocimiento, incidencia y facilitar la implementación (NORAD 2014).

Todas estas estrategias de intervención incluyen a Perú. En el caso de los fondos

multilaterales, Perú participa de tres. En el FIP están comprometidos USD 50

millones, en el FCPF USD 3.4 Millones y en ONU- REDD alrededor de USD 3


83

millones. El acuerdo bilateral que implica el compromiso de Noruega de entregar

USD 300 millones, está sujeto al cumplimiento de metas por parte de Perú (también

participa Alemania pero no tiene un monto comprometido). En cuanto al

financiamiento de la sociedad civil, de acuerdo a las entrevistas, para el periodo

2016-2020 se están financiando a diecinueve organizaciones entre ONG nacionales

e internacionales que incluye a la Aidesep.

Entonces nos encontramos frente a actores Estatales internacionales que han

incluido el tema de la deforestación como agendas propias, por lo que son

considerados como aliados en el desarrollo de políticas de deforestación en países

con bosques tropicales. Asimismo, y por influencia de las ONG de sus países han

logrado reconocer como importante el tema de los derechos indígenas y la tenencia.

Su principal recurso para impulsar estas acciones es a través del financiamiento.

C. Organismos internacionales:

Los organismos internacionales son la arena de participación de las redes

transnacionales que a la vez son espacios donde se busca lograr influencia, estos

espacios permiten la interacción física de estas redes y es necesario para acciones

de lobby por ejemplo y para apalancar aliados para la causa.

El tema de los derechos territoriales de los pueblos indígenas se ha tratado en otros

espacios de la ONU y en los sistemas de derechos humanos. Siguiendo la

estrategia de venue shopping (Keck y Sikkin 1998) las organizaciones indígenas


84

con apoyo de las redes transnacionales, han encontrado un ámbito de participación

en las discusiones sobre reducción de deforestación, enmarcando exitosamente los

derechos territoriales. ¿Cuáles son estos organismos internacionales? Ya hemos

mencionado a varios de ellos al describir a los actores, pero profundizaremos más

en su funcionamiento para conocer mejor cómo estos se convierten en ventanas de

oportunidades para las redes transnacionales de advocacy.

Las discusiones de bosques y cambio climático han surgido en la CMNUCC, que

hasta la fecha desarrollaron 22 conferencias de las partes (COP). El resultado más

concreto ha sido el marco para el funcionamiento de REDD, que fue reconocido por

el Acuerdo de París. El funcionamiento de las COP y sus reuniones intersesionales

posibilitan la participación de Estados como también de actores no estatales y que

tienen la calidad de observadores. Las organizaciones ambientalistas son en su

mayoría los observadores (41%), los cuales provienen principalmente de países

desarrollados. Existe una categoría diferenciada para organizaciones indígenas, los

cuales representan el 2.6% de los observadores.

La participación en las COP posibilita el encuentro entre los miembros de las redes,

el intercambio de información y de experiencias. Se forman grupos de trabajo en

torno a temas específicos de incidencia en las negociaciones. En el caso de REDD

se identificaron grupos dentro de la CMNUCC como “Accra Caucus sobre bosques


85

y cambio climático”17, el “Grupo de Trabajo sobre Salvaguardas REDD”18 y más

recientemente la “Alianza por los derechos de la tierra y el clima”19. Si bien estas

redes contribuyen a brindar información sobre las negociaciones, que son

complejas, no necesariamente es el ámbito prioritario de participación de las

organizaciones nacionales porque muchas veces la participación en estos espacios

internacionales está dirigida principalmente a buscar comunicación y realizar lobby

con sus respectivos gobiernos y agencias de cooperación.

Como señaló un líder indígena entrevistado, “las COP son una vitrina” que permite

a las organizaciones indígenas mostrar sus demandas y sus propuestas para buscar

apoyo de más aliados. La multiplicidad de eventos y conferencias que se da en

paralelo a las negociaciones climáticas posibilita el intercambio de información entre

distintos tipos de acores, la difusión de nuevos planteamientos e ideas y la

oportunidad para incrementar aliados. En la COP 20, realizada en Lima, se creó el

Pabellón Indígena con apoyo del gobierno Noruego y del Programas de Naciones

Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este espacio dio mayor oportunidad para la

difusión de la agenda climática de los pueblos indígenas que además de derechos

en REDD, trató sobre la adaptación a los efectos del cambio climático.

17
Estos grupos no tiene un registro de funcionamiento, normalmente aprovechan las sesiones
de la CMNUCC para reunirse y sus comunicaciones se realizan por correo electrónico. Sobre
el Grupo Caucus, existe un estudio que da cuenta de su funcionamiento y puede encontrarse en:
https://media.wix.com/ugd/84ffb0_78df231927594bdf8b2ee57fc75f800d.pdf
18
Aquí una notica que refiere al Grupo: http://www.redd-monitor.org/2015/06/30/redd-safeguards-
response-or-lack-of-one-from-the-redd-safeguards-working-group/
19
Este grupo presentó una declaración a la CMNUCC sobre el Acuerdo de París. Ver:
https://unfccc.int/files/parties_observers/civil_society/submissions/application/pdf/714.pdf
86

Otro espacio relevante en este proceso se ha dado en el Banco Mundial, quien es

el administrador de fondos relativos a REDD con el Fondo Cooperativo para el

Carbono de los Bosques (FCPF), cuyo objetivo es aplicar el esquema de pago por

resultados (de deforestación evitada) bajo reglas propias; el otro es el Programa de

Inversión forestal (FIP) que se centra en fortalecer la gestión forestal y temas de

REDD. En ambos fondos participa Perú. Este último fondo, dio un paso más en la

inclusión de la agenda indígena, al crear una iniciativa especial orientada a financiar

intervenciones de los pueblos indígenas vinculadas a los bosques, al cual se

denominó Mecanismo Dedicado Especial para Pueblos Indígena del FIP (MDE), y

se constituyó en la primera iniciativa del Banco Mundial en financiar directamente

un proyecto diseñado por los propios pueblos indígenas.

A diferencia de la CMNUCC donde existe la apertura para la participación a todas

las organizaciones acreditadas como observadoras, en el caso de los FIP y FCPF

la participación se da a través de representantes que son elegidos por las

organizaciones de sociedad civil; debido a que los fondos tienen como estructura

de gobierno un comité principal que toma decisiones de forma colegiadas, donde

participan representantes de los donantes mayoritariamente y representantes de los

países beneficiarios. Como observadores además participan representantes de

otros organismos internacionales relevantes como la CMNUCC, así como un

representante de las ONG y uno de pueblos indígenas de cada región geográfica

(África, Latinoamérica, Asia y “del norte”).


87

El rol de estos observadores es proveer información sobre el funcionamiento de los

Fondo así como facilitar la participación de las organizaciones nacionales en caso

exista alguna irregularidad en el diseño e implementación de los proyectos que

financia los Fondos. Los observadores cambian en promedio cada dos años. Entre

las organizaciones que han realizado este rol se encuentran BIC, EDF y WWF para

el caso de los observadores del Norte; por Latinoamérica se encuentran la

organización peruana DAR y la Mexicana Red MOCAF; y por pueblos indígenas

COICA está la organización paragua de los países amazónicos. Estos actores

jugaron un rol importante cuando la Aidesep presentó reclamos sobre el proceso

del diseño de los proyectos para ambos fondos (Che Piu y Merton 2013), ayudando

a brindar información sobre las implicancias de estos fondos, facilitar la movilidad

para las discusiones y generar contacto con los países donantes. Como se verá en

el siguiente capítulo las acciones en estos fondos fueron los primeros hitos para

impulsar que los proyectos de deforestación y cambio climático incluyan acciones

de titulación de comunidades nativas en Perú.


88

4. LA TITULACIÓN DE COMUNIDADES NATIVAS COMO ESTRATEGIA PARA

REDUCIR LA DEFORESTACIÓN

La red transnacional liderada por las organizaciones indígenas para conseguir

influencia sobre el Estado peruano, además de movilizar información sobre los

procesos nacionales e internacionales ha configurado campañas y narrativas

propias de acuerdo a la coyuntura. En el presente capítulo se describirán las

estrategias emprendidas por las redes para lograr influencia, que a su vez implican

el proceso de construcción del framing o las narrativas que configuran a la titulación

de comunidades nativas como eje central en las discusiones de REDD, el proceso

de apalancamiento de aliados en diferentes organismos internacionales que permite

movilizar recursos como incentivo de cambio al gobierno peruano y se discutirá el

nivel de apertura del gobierno para ser influenciado respecto a las demandas

indígenas.

4.1 Titulación clave para reducir la deforestación: Construyendo una narrativa

nacional
89

El surgimiento de las discusiones a nivel internacional sobre el mecanismo que

pague por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la

deforestación y degradación de bosques como es REDD generó muchas

expectativas y diferentes tipos de intervenciones. Por una parte en la CMNUCC,

desde el 2007 al 2015 se discutió sobre el marco de aplicación para los Estados,

que movilizaba recursos fuera de la CMNUCC en los bancos multilaterales con la

finalidad de impulsar un mercado de carbono como el FCPF con los Estados, y por

otra parte dejaba a que los privados puedan empezar a realizar proyectos en campo

de forma voluntaria y sin mayores regulaciones mientras se diseñaba el esquema

de REDD por los países. En este contexto Perú se vuelve un país atractivo para

impulsar REDD debido a que es el sexto país a nivel global con mayor cobertura

forestal tropical comprendiendo una extensión de 69 millones de hectáreas (MINAM

2016).

Si bien para el año 2010 y con la inclusión de las Salvaguardas en el marco de

REDD que respetaban los derechos de los pueblos indígenas, se constituye como

un hito importante la generación de apertura para el enmarcamiento de los derechos

de tenencia de tierra en las intervenciones REDD; en el plano nacional y local, la

ejecución de las iniciativas nacionales y los proyectos REDD de privados generaban

desconfianzas a las poblaciones indígenas por varios motivos.

A partir del 2008, surgieron actores privados internacionales que buscaban realizar

proyectos REDD de diversas formas para la conservación de áreas naturales que


90

se realizaba en coordinación con las ONG conservacionistas, las cuales eran

cuestionadas por las organizaciones indígenas por su potencial riesgo al no

contemplar claramente con procedimientos de consulta previa e informada (ni una

organización que las salvaguardara), cómo participarían en los pagos que se

realizaba para la conservación. También existieron varios casos en los que había

potencial vulneración a los pueblos por parte de los llamados “piratas del carbono”,

como es el caso emblemático de la empresa Sustainable Carbon Resources Limited

(SCRL), que intentó en un acuerdo claramente inequitativo, hacer que la Matsés

Loreto le cedieran la totalidad de los derechos sobre el carbono con cláusulas de

absoluta confidencialidad (Espinoza y Feather 2011:43-45).

La ejecución de los proyectos financiados por los fondos como FCPF y FIP para el

diseño de las estrategias nacionales también había sido fuente de tensión con las

organizaciones indígenas, quienes reclamaban la participación y consulta previa,

reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas acorde a la legislación

internacional y financiamiento para acciones en pro de los pueblos indígenas como

es la titulación de comunidades (Espinoza y Feather 2011; Che Piu y Merton 2013).

Estas situaciones se presentaban cuando las discusiones de REDD entre el

movimiento indígena en el plano internacional eran muy divergentes porque había

cuestionamientos de que REDD representaba una “falsa solución” a los problemas

climáticos, un riesgo para los pueblos indígenas y sus territorios por la generación

de un mercado de carbono sobre los usos de la tierra (Claeys y Delgado 2015: 8-


91

9), y recién se estaba explorando que el pago por resultado20 pueda darse en

términos de otros beneficios diferentes al carbono; motivando a que las

organizaciones indígenas amazónicas peruanas adopten una posición respecto a

REDD. En el texto “La realidad de REDD+ en Perú: entre el dicho y el hecho.

Análisis y alternativas de los Pueblos Indígenas Amazónicos” publicado por la

AIDESEP y Forest People Program sintetizan su posición reconociendo que REDD

es una amenaza pero también una oportunidad21. En ese contexto se empieza a

crear una propia agenda sobre REDD, cuestionando ciertos puntos referidos a la

generación del mercado de carbono, incluyendo el reconocimiento de territorios

como requisitos para la ejecución de REDD, demandando la consulta previa libre e

informada, la actualización de la legislación nacional sobre pueblos indígenas con

la internacional; incluso ingresando en debates con mayor profundidad sobre las

causas de la deforestación y alternativas de los pueblos indígenas para los

problemas globales (Valqui, Feather y Espinoza 2014).

Con el tiempo esta idea fue escalando hacia una propuesta más concreta,

produciéndose así “REDD Indígena Amazónico”, no solo vigente para Perú, sino

para toda la Amazonía22. Esta propuesta se construye con la Coordinadora de

20
Las compensaciones económicas que se obtendrían de la reducción de la deforestación.
21
De acuerdo a algunos de los entrevistados, en buena medida también respondía a la presión de
las propias comunidades base, quienes exigían alternativas para rechazar REDD en el campo, ya
que al menos ofrecía cierto tipo de pago económico, en comparación a no recibir nada.
22
Como muestran Claeys y Delgado (2015) no todas los movimientos indígenas y sociales en otros
países han logrado generar una agenda particular como las organizaciones indígenas peruanas. Con
el tiempo redes como la Vía Campesina (donde participan organizaciones indígenas andinas
peruanas, por ejemplo) mantuvieron una narrativa de confrontación a REDD, construyendo marcos
más globales orientados a cuestionar el sistema económico como el “Buen vivir”. Para algunos de
los entrevistados esto con el tiempo puede tener consecuencias en el movimiento indígena nacional.
92

Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), llegando a obtener

financiamiento de la cooperación Alemana para la implementación de pilotos en

Perú y Colombia. ¿Qué plantea RIA? Su propuesta está compuesto por tres ejes.

Las tres partes de la estrategia de REDD+ indígena:


 Mejora de las funciones del ecosistema mediante una gestión integral de los
territorios indígenas
1. Seguridad legal
2. Planes de vida plena
3. Gobernanza territorial indígena

 Reducción de la Huella Ecológica Global


1. La reducción efectiva de GEI de todas las fuentes de parte de todos los
países
2. Revisión de los Mecanismos de Compensación
 Reducción y control de los motores de la deforestación y la degradación de
los bosques en la Amazonia.
1. Sea moratorias, revisión de contratos existentes con industrias
extractivas (minería e hidrocarburos), mega proyectos (plantas
hidroeléctricas y carreteras), industrias agrícolas (biocombustibles,
plantaciones, productos transgénicos) y ganadería
2. Implementación de la Consulta Previa Libre e Informada cuando se
realizan políticas, se desarrollan estrategias y proyectos.
(Delgado 2014, 32)

El manejo del territorio se vuelve un elemento sustancial para las estrategias REDD.

Esta propuesta no solo se basó en las reivindicaciones, sino también en la

presentación de evidencia que probaba resultados en términos. En estas

discusiones sobre políticas con la cooperación internacional, la demanda por

estudios científicos y evidencia empírica se hacía relevante también. Como señala

Heclo (1993) y Majone (1997) en la argumentación hoy en día no es posible

prescindir de evidencia empírica. Las redes transnacionales acompañaron este

proceso a través de la difusión de estudios como los de Nelson y Chomitz (2011)


93

que mostraban cómo los territorios indígenas en Latinoamérica eran más exitosos

en reducir la deforestación que sus vecinos, o los centrados en Brasil que mostraba

resultados positivos en términos de reducción de deforestación, donde la estrategia

implementada a través de territorios indígenas eran efectivas (Nolte y otros 2013).

La Aidesep en colaboración con las redes expuso sus propuetas en las COP de la

CMNUCC y de los Fondos climáticos, así como en eventos nacionales con la

participación de los Ministerios del Ambiente principalmente. Las bases regionales

y locales también manejaban esta narrativa sobre RIA y cuando se realizó la COP

20 en Lima, fueran los líderes de las bases regionales quienes presentaron estas

propuestas.

De los puntos planteados en RIA, el de territorio fue el más prioritario. En el caso de

Perú, este se concretaba con la demanda de titulación de comunidades nativas;

empleando como fuente de información el directorio georeferenciado de

comunidades del Instituto de Bien Común, el mensaje que se construyó fue la

demanda de 20 millones de hectáreas para los pueblos indígenas (Valqui, Feather

y Espinoza 2014) que fue un tema central de cara a las COP20 y 21 en Lima y París.

Los otros asuntos de mejorar los derechos territoriales de acuerdo a la legislación

internacional para el acceso a recursos y territorios quedaron en un segundo plano.

De acuerdo a los entrevistados, esta configuración se dio porque REDD no suponía

un desafío a las normas nacionales sobre reconocimiento de los derechos


94

territoriales y que de empujarse este tipo de modificaciones, implicaba extender la

influencia hacia el Congreso sin un resultado claro.

Ello en un contexto en el que el gobierno aprobaba la Ley 30230, “Ley que establece

medidas tributarias, simplificación de procedimientos y permisos para la promoción

y dinamización de la inversión en el país” en julio de 2014, la cual daba la posibilidad

de expropiación de predios para la realización de proyectos considerados de interés

nacional. Como la norma no realizaba ningún tipo de excepciones, se consideró que

existía un potencial riesgo para las comunidades nativas al reducir la seguridad

jurídica de su propiedad (Huaco 2015). El escaso debate de esta ley y la rapidez

con que se aprobó, mostraban la poca apertura del Congreso para tratar las

cuestiones de territorios indígenas.

De otro lado, en setiembre de 2014 ocurre un hecho trágico en Ucayali. El líder

indígena Edwin Chota es asesinado por madereros ilegales, mientras exigía la

titulación de su comunidad Tamaya-Saweto. Una lucha que había durado más de

doce años sin tener éxito y que mostraba el penoso proceso de titulación que

pasaban las comunidades nativas en Perú (Aidesep y Rainforest Foundation US

2015). Este hecho inmediatamente se convierte en un caso icónico, llamando la

atención internacional sobre la situación de los territorios indígenas, sumado a la

proximidad de la realización de la COP 20 en Lima en diciembre de 2014. Así se

configura la narrativa o el framing de la titulación de comunidades nativas en las

estrategias de reducción de emisiones. A continuación revisaremos cómo esta


95

narrativa se traduce en acciones dentro de las iniciativas nacionales orientadas a

REDD y en la política nacional contra la deforestación. Para ello el apalancamiento

de aliados es clave en la consecución de recursos financieros de la cooperación

internacional.

Este suceso coincidió con la aprobación final del proyecto Mecanismo Específico

Dedicado para pueblos indígenas financiado por el Programa de Inversión Forestal

(FIP), a través del Banco Mundial, que tiene por fin titular a comunidades nativas y

desarrollar proyectos de manejo forestal comunitario. Por ello se le denominó:

“Proyecto MDE Saweto-Memoria Viva”.

4.2 Apalancamiento de aliados y recursos de cooperación internacional para

la titulación

El accionar de las redes transnacionales se da en diversos ámbitos a nivel

internacional en la CMNUCC que posibilita el intercambio de información sobre

REDD, así como el contacto entre las ONG, organizaciones indígenas, cooperación

internacional y los gobiernos; también en el Banco Mundial donde se discuten las

principales iniciativas que financian REDD a los países y en el ámbito nacional

donde se presentan las narrativas y se busca interlocución con el gobierno. En cada

uno de estos espacios lo que se busca es apalancar aliados, hasta llegar aquellos

que puedan hacer influencia en el gobierno.


96

En algún momento ciertos actores pueden ser sujeto de presión, para luego ser

aliados. Como veremos, el Ministerio del Ambiente que en un principio era sujeto de

presión por parte de las organizaiones indígenas y las ONG, después termina

siendo un aliado y ayuda a hacer presión al Ministerio de Agricultura para desarrollar

actividades de titulación. Los recursos de los aliados son diversos, para el caso de

estudios el recurso que se obtiene fueron los financieros. Como se observa en el

cuadro siguiente, hacia el año 2016 las redes de organizaciones indígenas y ONG

ambientalistas logran conseguir cerca de USD 20 millones para financiar la

titulación de comunidades nativas. Después de que en los últimos quince años se

dio una caída en la emisión de títulos (Instituto de Bien Común 2017), se espera

titular a más de 500 comunidades nativas hacia el 2020 y lograr la meta prevista en

el Acuerdo de Noruega de cinco millones de hectáreas de comundiades nativas

tituladas. ¿Qué proceso sucedió para lograr este objetivo? A continuación

detallaremos el proceso de presión en función de hitos donde se logró comprometer

recursos financieros para la titulación de comunidades nativas.

Tabla 2: Proyectos de cooperación internacional que financian titulación de

comunidades nativas

TOTAL NÚMERO DE NÚMERO


PARA
ENTIDAD A PROYE COMUNIDAD DE
PROYECTO TITULACI
CARGO CTO ES A HA.(aprox
ON (USD)
(US$) TITULAR .)
97

Preparación para

la Reducción de 3.8 0.2


BID Por definir Por definir
Emisiones RPP- millones millones

FCPF

Plan de Inversión BID/Banco 50 8.2


Por definir Por definir
Forestal (FIP) Mundial millones millones

130
Mecanismo
Banco comunidades
Dedicado 5.5 2.6
Mundial/W por titular 780 mil
Específico - millones millones
WF 310
SAWETO
reconocidas

80 5.9 403 4.3


PTRT3 BID
millones millones. comunidades millones.

Primer
6.1 2.0 68
desembolso DCI PNUD 300 mil
millones millones comunidades
Perú- Noruega

Apoyo
NORAD/W 5.5 1.1 35
implementación 150 mil
WF millones millones comunidades
DCI

Elaboración propia. Fuente (BID 2014, Banco Mundial 2015, PNCB 2016, Gobierno
de Perú 2013, Gobierno de Perú 2014)
98

A. Programa de Reducción de Emisiones (RPP)

El Programa de Reducción de Emisiones (RPP) del Fondo Cooperativo para el

Carbono de los Bosques (FCPF) fue la primera iniciativa nacional REDD que se

discutió en Perú en el año 2008, cuando en el contexto internacional también recién

emergía su debate. El objetivo de esta iniciativa era desarrollar un esquema

nacional para la aplicación de REDD que incluía el desarrollo de un plan REDD

donde se indicaran las causas de la deforestación y acciones para revertirlas, se

estableciera un nivel de referencia que mida la deforestación, se estableciera los

sistemas de monitoreo de la cobertura forestal, y se evalúe ambiental y socialmente

los impactos de las actividades propuestas para reducir la deforestación, para lo

cual el fondo otorgaba USD 3.8 millones.

Este proceso estuvo liderado por el Ministerio del Ambiente, por la Dirección de

Cambio Climático, de parte del FCPF a través del BID. Las reuniones del Fondo

ocurrían en Washington DC donde se toman las decisiones, mientras que el proceso

de construcción del diseño del proyecto se daba en Perú. En el año 2010 cuando el

gobierno peruano presenta su borrador de propuesta de RPP, la Aidesep envía una

carta al Fondo manifestando su discordancia por el incumplimiento de la

participación de los pueblos indígenas en el diseño del RPP y por no abordar

aspectos de tenencia de tierra de los pueblos indígenas (FCPF S/f), tema sensible

pues se daba en la coyuntura del “Baguazo”.


99

En esa misma línea las ONG internacionales realizan cuestionamientos al Fondo

como forma de apoyo a las organizaciones indígenas. Esto, sumado al cambio de

gobierno, derivó en que se amplíe el plazo para que se actualice el documento, pero

esta vez con la participación de los pueblos indígenas con una duración hasta

febrero de 2014, donde consigue su aprobación y Aidesep logra incluir, como una

de sus demandas, USD 200 mil para titulación de comunidades en Loreto (FCPF

S/f). Este proceso fue posible gracias a que las redes de organizaciones

internacionales facilitaron la participación de los líderes indígenas en las reuniones

del fondo; y a nivel nacional, a que se realizaba el intercambio de información sobre

el avance del proceso a través del Grupo REDD, que facilitaba también como

espacio de dialogo entre las organizaciones y el gobierno. Proceso que observa en

el intercambio de cartas entre Aidesep y el Banco Mundial (FCPF S/f), así como en

los borradores de diseño de los proyectos hasta la aprobación del proyecto final.

B. Programa de Inversión Forestal (FIP)

En paralelo al RPP se desarrollaban las discusiones sobre FIP. Este fondo también

es administrado por el Banco Mundial y tenía una estructura de decisión similar. La

diferencia es que este fondo no solo se circunscribe a REDD. En el 2010 Perú es

seleccionado por el fondo, con el objetivo de realizar un plan forestal que contenga

un portafolio de proyectos que busquen contribuir a la gestión forestal del país, los

cuales serían financiados por el fondo. En este proceso también la Aidesep y luego
100

CONAP, cuestionaron la limitada participación de las organizaciones indígenas.

Frente a estas demandas se crea un Comité Nacional FIP que reconocía como

participante además de las entidades estatales como el MINAM (que lideraba el

proceso), el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Economía y Finanzas y la

asociación de Gobiernos Regionales, a la Aidesep y la CONAP para hacer

seguimiento al diseño del plan. El grupo REDD durante ese proceso facilitó el

proceso y apoyó a los cuestionamientos de los pueblos indígenas.

La Aidesep se mantuvo en una posición de confrontación buscando asegurar una

mayor participación y transparencia en el proceso de diseño, pues percibía que el

proceso tenía defectos. Por ello envío comunicaciones al Sub Comité del Fondo en

Washington DC alertando de esta situación. Como resultado el FIP amplío el plazo

de entrega del Plan de Inversión Forestal a condición que se hiciera un proceso

participativo más amplio (Che Piu y Merton 2013: 47). En estas comunicaciones

apoyaron los observadores indígenas, quienes cedían su posición de voz en las

reuniones del Sub comité del Fondo, así como organizaciones como Bank

Information Center con su experiencia en el trabajo sobre el Banco Mundial.

El proceso de participación se amplió incluso a las organizaciones regionales de

Loreto, San Martín y Ucayali tuvieron oportunidad de participar en el diseño de los

proyectos. Finalmente, luego de varios talleres nacionales, misiones del BID,

participación en reuniones del Fondo, en octubre del 2013 se aprueba el Plan de

inversión Forestal por un monto de USD 50 millones. Hasta ese entonces uno de
101

los más grandes destinados al tema forestal. El logro fue que cerca de USD 14

millones se destinarían para los pueblos indígenas, USD 8.2 millones para titulación

y el resto para actividades de manejo forestal comunitario (Gobierno de Perú 2013).

Esta fue considerada una de las principales victorias en la implementación de RIA

por parte de las organizaciones indígenas.

C. Mecanismo Dedicado Específico para pueblos indígenas (MDE) Saweto

La apertura por los temas indígenas dentro del Fondo FIP fue buena. Además de

que en sus mecanismos de gobernanza aseguraran la participación de

observadores indígenas, contempló la creación de un mecanismo que financiara

iniciativas de los pueblos indígenas relativos al uso de los bosques a la cual

denominaron (MDE). Es preciso señalar que incluso la creación de este mecanismo

respondió a la presión y colaboración de las redes transnacionales de advocacy por

los derechos de los pueblos indígenas y los bosques que participaban del fondo, así

como a la disposición de varios países donantes del fondo como Noruega,

Alemania, Gran Bretaña entre otros.

Este mecanismo se aplicó para los países piloto como Perú. Lo novedoso era que

se dejaba a que los propios indígenas se encargaran del diseño de los proyectos

sin intermediarios, solo facilitados por administradores de proyectos del Banco

Mundial. En Perú el inicio del diseño se dio en el 2011, bajo el liderazgo en la


102

AIDESEP y la CONAP que formaron un comité nacional, a pesar de las diferencias

que tuvieron antes, formaron un trabajo colaborativo en este proyecto (Che Piu y

Merton 2013). Como requisito del Banco Mundial, debían seleccionar una entidad

fiduciaria para la administración de los recursos, es así que seleccionan a WWF

Perú. El proyecto fue aprobado en diciembre de 2014 por un monto de USD 5.5

millones, de los cuales la mitad está orientada para la titulación de las comunidades

nativas. Este ha sido un proyecto con una ágil ejecución, pues a setiembre del 2015

ya estaba entrando en funcionamiento.

D. Declaración Conjunta de Intención entre Perú, Noruega y Alemania

Posteriormente, en el año 2013 el gobierno peruano inicia negociaciones con el

gobierno Noruego para la creación de un fondo nacional sobre REDD. Noruega

había logrado importantes alianzas bilaterales con otros países para la reducción

de la deforestación, como con Brasil al que hizo una donación de mil millones de

dólares. El objetivo de estos acuerdos consiste en que el país receptor reduzca la

deforestación y a cambio Noruega otorga compensaciones económicas como

incentivo.

En el caso de Perú, el acuerdo incluyó otros temas además de la creación del fondo

para el pago por resultado, como son el conjunto de metas que involucraban

cambios de políticas en Perú para reducir la deforestación. El acuerdo estaba

dividido en tres partes: la primera orientada a formar el esquema del fondo (como
103

definir el organismo fiduciario, las salvaguardas, un nivel de referencia y un sistema

que permita el monitoreo de la deforestación), la segunda involucraba cambios en

políticas públicas peruanas que contribuirían a reducir la deforestación (entre ellas

se consideraba la titulación de cinco millones de hectáreas de comunidades nativas,

la reducción de autorizaciones de actividades agropecuarias en tierras con bosques,

la creación de nuevas áreas naturales protegidas, reservas comunales y otras, la

implementación del Plan de Inversión Forestal, entre otras) y la tercera era

propiamente el desarrollo de actividades en campo para la reducción de

deforestación y el pago por esas acciones. En total el financiamiento de Noruega

asciende a USD300 millones, de los cuales USD 50 Millones son para las dos

primeras partes de preparación, y el resto para la tercera (PNCB 2016). El esquema

del financiamiento está pensado en pago por resultados, es decir, que conforme

cumpla con las metas de las primeras etapas y muestre reducciones de

deforestación en campo irá recibiendo los pagos.

En las negociaciones participaron de parte de Noruega la Iniciativa Noruega

Internacional de Clima y Bosques (NICFI) y de Perú el MINAM, a través del

Programa Nacional de Conservación de Bosques (PNCB). De acuerdo a los

entrevistados, a diferencia de las negociaciones con otros países, esta fue uno de

las más rápidas, pues en un año se logró obtenerlo. El contexto de la realización de

la COP 20 en Lima y que el gobierno peruano sea su presidente, dio la oportunidad

política para que pueda firmarse el acuerdo en setiembre del 2014 en el marco de

la Asamblea de las Naciones Unidas cuyo tema era el cambio climático.


104

Según los entrevistados, no fue complejo la inclusión de la meta de titulación de

comunidades nativas, pero sí definir la cantidad de hectáreas. Como se vio antes,

Noruega es favorable al reconocimiento de los derechos territoriales como

estrategia para reducir la deforestación, por lo que hubo disposición de ellos; por

su parte Perú con los antecedentes del FIP y FCPF así como el intercambio de ideas

que se tenía sobre la titulación y RIA, tampoco se resistió. La controversia entonces

fue definir el número de hectáreas, Perú había propuesto titular tres millones de

hectáreas tomando en cuenta los proyectos que estaban disponibles y se orientaban

a la titulación como el PTRT3, el FIP y el MDE, pero luego las organizaciones

indígenas ingresaron a la negociación, facilitados por sus aliados noruegos23,

exigiendo que se incremente el número de hectáreas. Después de un proceso de

negociación arribaron a que sean cinco millones de hectáreas, al reconocimiento de

RIA y a vincularlo con la legislación internacional sobre derechos indígenas.

Para los oficiales de gobierno, si la meta de titulación era más alta ponía en riesgo

el cumplimiento del acuerdo porque se trataba de un esquema de pago por

resultado. Aún con esas diferencias las organizaciones indígenas, ONG

internacionales y nacionales apoyaron la DCI (AIDESEP 2014, EIA 2014, DAR

2014) sin observarse discrepancias de alguna organización. De hecho, después la

DCI se convierte en un referente en la cual se enmarcan las demandas de titulación

23
De acuerdo a los entrevistados.
105

y protección de los bosques. En la sustentación de la queja que interpone la Aidesep

al BID por el proyecto del PTRT3 se hace referencia a la DCI (MICI 2015).

Para generar espacios de participación y realizar acciones de advocacy en este

proceso, el intercambio de la información fue fundamental entre las organizaciones

de las redes transnacionales. Por una parte las organizaciones brindan insumos

para que las organizaciones nacionales puedan sumarse al proceso de negociación,

y por la otra, las organizaciones nacionales elevan sus preocupaciones, demandas

y sugerencias a las organizaciones internacionales a fin de generar un marco

común. Como el contenido de la DCI es favorable a la titulación, la red se expande

y tanto el Gobierno Noruego como el MINAM se tornan aliados importantes en este

tema específico, pues en otro pueden continuar las divergencias. Es lo que se

observa en la implementación de la DCI.

Un año después de la firma del acuerdo, Noruega decide brindar un apoyo

financiero que ayude a la consecución de algunas de la metas. Dentro de las cuales

se prioriza la titulación y el apoyo a la implementación del proyecto MDE que

también incluye acciones de reconocimiento y titulación de comunidades nativas.

En esta decisión hubo apertura de parte del MINAM y NICFI. Este financiamiento

se aprueba en diciembre de 2015 por un monto total de USD 5.5 millones, siendo

WWF Perú la entidad administradora de los recursos y el MINAM quien lidera la

implementación. Situación similar se observa cuando se aprueba el primer

desembolso de la DCI en el 2016 por USD 6.1 millones que destina un tercio al tema
106

de titulación (PNCB 2016). En el proceso de diseño de estos proyectos y la

priorización de actividades, ya se había generado un espacio de diálogo entre

organizaciones indígenas y el MINAM que se mantuvo vigente en los posteriores

proyectos de otros donantes.

La implementación de estos proyectos ha tenido desafíos. Tal como se explicó en

la primer parte, las entidades a cargo de realizar la titulación son los gobiernos

regionales y el ente rector el Ministerio de Agricultura a través de la Dirección de

Saneamiento de la Propiedad Agraria y Catastro Rural, como se ha visto en todo el

proceso, ninguna de ellas ha tenido participación sino hasta la llegada de los fondos

de Noruega. Con un plazo corto (menos de dos años), y una meta alta que cumplir

(35 minutas), el MINAM junto a WWF, la Aidesep, las organizaciones regionales

indígenas y otras ONG, centraron su atención en el MINAGRI a fin de que pueda

reducir los engorrosos trámites para la titulación. Tarea que no fue sencilla. Por su

parte, como señalan los entrevistados, los gobiernos regionales sí tuvieron más

apertura al significar para ellos acceso a recursos de los que antes adolecían.

Con el MINAGRI las tensiones fueron mayores, las que se reforzaban con la queja

(todavía vigente) al proyecto PTRT3. A pesar que emitió algunos lineamientos para

reducir procesos y facilitar la titulación24, estos fueron insuficientes pues el proceso

seguía siendo largo, engorroso y costoso. Por momentos también el MINAGRI

24
Resolución Ministerial N° 355-2015-MINAGRI
107

emitía normas que en vez de ayudar, entorpecía el proceso25. En general el

MINAGRI es percibido como poco colaborativo. El financiamiento externo no

termina siendo un incentivo suficiente para generar cambios, ni el ingreso en su red

los asuntos de estos nuevos actores del sector forestal e indígena.

De otro lado, el avance de la implementación visibilizó otros problemas en la

tenencia de tierras indígenas, sobre su naturaleza jurídica. La expectativa de las

comunidades es obtener un título de propiedad, no obstante si la clasificación de

tierras indica que no tiene aptitud agrícola, entonces no pueden obtenerlo, sino un

contrato de cesión en uso. De acuerdo a los líderes indígenas, la mayoría de las

comunidades de este primer proceso de formalización con fondos internacionales

solo están obteniendo contratos de sesión de uso. La estrategia de incidencia sobre

este tema todavía está pendiente porque requeriría un cambio legislativo para

hacerse posible, ámbito que como se ha visto no ha estado presente en los proceso

de influencia.

No se podría comprender el grado de apertura que se tiene en la DCI con Noruega

para lograr influencia, sino se repasaba los hitos anteriores a nivel internacional y

nacional que los hicieron posibles. Proceso donde la red transnacional jugó un rol

de influencia importante al tener la posibilidad de posicionar el enmarcamiento del

rol de los territorios indígenas en la reducción de la deforestación, conectar los

25
Como la Resolución Ministerial N°435-2016-MINAGRI que incrementa los requisitos para el
equipo técnico a cargo del reconocimiento de comunidades, que no están disponibles en las
regiones.
108

diferentes espacios de decisión (gobierno peruano, CMNUCC; fondos

internacionales y gobierno noruego), difundir información y mantener la atención

sobre el tema en el ámbito internacional y nacional, e ir apalancando aliados más

poderosos como son las agencias de cooperación.

4.3 La apertura del gobierno para la titulación

Hasta aquí hemos mostrado que las estrategias que han llevado a cabo las redes

transnacionales sobre los derechos territoriales indígenas y deforestación cumplen

el patrón boomerang, en la medida que las organizaciones nacionales,

principalmente indígenas, aprovechando la apertura de las discusiones sobre

reducción de deforestación y cambio climático hacia los temas indígenas, han

acudido a actores internacionales, principalmente de la cooperación internacional,

para influenciar a que el gobierno peruano otorgue títulos a comunidades nativas.

Dicha influencia principalmente ha venido en forma de recursos financieros.

Las organizaciones indígenas y las redes ambientales vinculados a los bosques

tienen mucha experiencia de ejercer presión bajo este modelo, pero existen

coyunturas que configuran el éxito de ciertas demandas para que ingresen a la

agenda gubernamental. La construcción de REDD y el intercambio de información,

la generación de una narrativa que motiva el cambio, así como el apalancamiento

de apoyo de actores más poderosos, como es la cooperación internacional, son


109

elementos importantes como hemos podido observar. Cómo señalan Keck y Sikkin

(1998) existen diferentes niveles de influencia y su evaluación dependerá de las

capacidades de las redes transnacionales y de los temas de asunto (y su apertura).

En general el tema de la tenencia de tierra es una fuente de conflictos por la

competencia que genera entre diversos actores con distintos intereses. La agenda

de territorio de los pueblos indígenas en el país presenta una variedad de demandas

que van desde armonizar los derechos de territorio actuales con la legislación

internacional permitiendo el acceso y uso a los pueblos indígenas a los recursos de

su territorio (situación que no es así); buscando ampliar la formalización de los

territorios indígenas bajo la titulación de comunidades nativas, solucionando

problemas de superposición de derechos sobre sus territorios; y evitando la pérdida

de los derechos territoriales ya ganados.

El enmarcamiento o framing de la tenencia de territorios indígenas en las

discusiones de REDD ha motivado que el tema vuelva en la agenda pública a nivel

global con un correlato nacional. En Perú como se ha visto, estas discusiones no

han salido más allá de las redes ambientalistas forestales, por lo que generar

atención sobre un cambio en el reconocimiento de los derechos resultaba poco

probable. Pero, más que motivar las discusiones, REDD y el financiamiento, a

impulso de las redes transnacionales, aparece como una opción para revertir la

limitada capacidad técnica y procedimental para titular comunidades nativas. Como

se ha visto en la situación de las políticas de comunidades nativas, en general la


110

institucionalidad de la titulación de tierras rurales es inestable y débil, en ese

contexto, la titulación a las comunidades nativas no ha sido la prioridad, pues la

entrega de títulos cayó sistemáticamente en los últimos quince años.

Entonces, retomando el cuestionamiento de Tarrow (2005) para el logro de

influencia de las redes trasnacionales sobre si el contexto se trata de un bloqueo o

se trata de poca capacidad de respuesta del gobierno. Para el caso de las

demandas de los territorios indígenas existirían las dos situaciones. La primera

podría estar relacionada al cambio en el contenido de los derechos de los pueblos

indígenas sobre territorio, vinculado a cambios legales nacionales que incluyen

estrategias sobre el poder legislativo o las instancias judiciales; y la segunda a

implementar ya los derechos ganados respecto al territorio, es decir, a ampliar la

formalización de las comunidades nativas. Es sobre este segundo caso que las

redes transnacionales analizadas han logrado influencia, en la medida que la falta

de capacidades para titular puede revertirse con una inyección de recursos

financieros y con la presión de múltiples actores nacionales e internacionales que

ha sido el resultado del apalancamiento de aliados de las redes transnacionales.

Aunque como se ha observado genera resistencias de parte de las entidades a

cargo de titular como es el MINAGRI, si REDD sigue manteniendo su relevancia a

nivel internacional puede seguir siendo un venue para las reformas en la tenencia

de tierras de los pueblos indígenas, en la medida si se consigue cubrir la demanda

de formalización en totalidad pueda dar pie a otras discusiones de la tenencia.


111

CONCLUSIONES

 Uno de los principales puntos de la agenda de los movimientos indígenas, está

vinculado a la búsqueda del reconocimiento y seguridad de los territorios que

han ocupado históricamente. En Perú estos derechos fueron reconocidos en la

década de los setenta bajo la categoría de titulación de comunidades nativas;

sin embargo, el alcance del contenido de estos derechos, tal como la legislación

internacional vigente lo reconoce, se ha debilitado con el paso de los años,

resultando ser uno de los más débiles de la región. La legislación peruana, si

bien reconoce la propiedad colectiva a las tierras que ocupan, no reconoce a

los pueblos indígenas el uso de los recursos que existen en ellas.

 En cuanto a la implementación de la titulación de las comunidades nativas, la

situación es similar. El proceso de emisión de títulos presenta una tendencia a

la baja desde fines de la década de los noventa, a pesar de que aún existe una

alta demanda de comunidades por titular. En la mayoría de casos, la titulación

se dio por iniciativa de las propias comunidades con el apoyo de aliados como

las ONG, cooperaciones internacionales o través de acciones contenciosas,


112

quienes financian los altos costos del proceso de titulación. Además de los antes

descrito, el proceso de titulación presenta desafíos, como fortalecer la rectoría

y su institucionalidad, ampliar y socializar la información sobre el catastro de las

comunidades, ampliar la casi nula existencia de recursos financieros públicos,

mejorar los procedimientos para la titulación, que son engorrosos, largos y

costosos.

 Entonces la agenda indígena peruana comprende una serie de demandas que

incluyen la armonización de la legislación nacional con la legislación

internacional sobre pueblos indígenas y territorio, los aspectos a resaltar, por

ser de vital importancia para esta población, son la protección de los derechos

ganados sobre sus territorios, la ampliación de la formalización de los territorios

indígenas que aún no cuentan con título, facilitar la solución a los problemas de

superposición de derechos y la aplicación de mecanismos que en la práctica

garanticen el ejercicio de los derechos de la propiedad colectiva. La motivación

de estar en una suerte de búsqueda y participación constante de espacios ya

sean nacionales o internacionales, es canalizar y encontrar respuestas

favorables a algunas de estas demandas. Para este fin trabaja con diferentes

ONG, nacionales e internacionales formando redes transnacionales que

facilitan dicha participación.

 A nivel internacional las discusiones sobre el cambio climático y bosques han

generado apertura para incluir el tema de la tenencia de territorios de los

pueblos indígenas. Este proceso se ha dado en el marco de la generación del


113

mecanismo de reducción de emisiones provenientes de la deforestación y

degradación de los bosques (REDD+), el cual tiene por fin generar pagos por

acciones que reduzcan la deforestación. La novedad de este mecanismo

generó una movilización de recursos de la cooperación internacional. Cómo

Perú es uno de los países con mayor extensión de bosques tropicales tiene

atención de diversos actores internacionales públicos y privados que buscan

emprender acciones REDD. Debido a la participación de las redes

transnacionales que promueven los derechos indígenas, se ha logrado incluir

en REDD un marco de salvaguardas en línea con la legislación internacional

sobre pueblos indígenas, que incluye la participación de los pueblos indígenas

en la aplicación de las políticas nacionales REDD.

 Esta coyuntura internacional ha dado lugar a que las organizaciones indígenas

y organizaciones nacionales apliquen la forma de presión llamada boomerang,

planteada por Keck y Sikkin (1998). Está presión consiste en que las

organizaciones nacionales acuden al plano internacional, valiéndose de redes

transnacionales, para poder presionar a sus gobiernos nacionales sobre un

tema en conflicto o una demanda. Para ello generan redes de interacción,

despliegan estrategias como la generación de una narrativa común o

enmarcamiento, y buscan apalancamiento de actores con mayor poder que

pueden ayudar a hacer presión sobre su política doméstica.

 Los actores que forman parte de las redes transnacionales son principalmente

los movimientos indígenas amazónicos, organizaciones nacionales ambientales


114

e incluso por momentos actores del gobierno, como el Ministerio del Ambiente.

En el plano internacional las organizaciones son principalmente ambientalistas

y de derechos humanos, pero también llegan a ser aliados diferentes agencias

de cooperación gracias a la influencia que han realizado previamente las

organizaciones internacionales a sus respectivos Estados y a la posibilidad de

participación de las organizaciones locales y nacionales en foros y espacios

internacionales como la Conferencia de las Partes de la CMNUCC o las

reuniones de los fondos internacionales que financian REDD en los bancos de

desarrollo, que por su característica de apertura le permite realizar acciones de

incidencia directa con la cooperación, sin necesariamente acudir a la acción

colectiva contenciosa.

 No se trata de una sola red donde todos se conocen y toman decisiones

conjunta, se trata más bien de microrredes que interactúan sobre un tema

común, la cuales a su vez forman parte de una red más amplia a la que

podríamos enmarcar como de promoción de derechos indígenas en REDD.

También las redes presentan brokers importantes que permiten conectar dichas

microrredes. Tal es el caso del Grupo REDD Perú, una iniciativa de

organizaciones de la sociedad civil que además de ser un punto importante de

provisión de información entre sus miembros, funcionó como un espacio de

interrelación para las negociaciones entre el gobierno peruano y las

organizaciones indígenas. Lo mismo sucede con la participación en los fondos

que financia REDD, donde existen ONG internacionales que facilitan el contacto
115

entre funcionarios de los bancos multilaterales y donantes con las

organizaciones nacionales. También existen otras organizaciones que facilitan

información e influencias cuando se trata de acuerdos bilaterales, como el que

se tiene con Noruega sobre REDD.

 Para poder llamar la atención de los Estados y posibles financistas, los

movimientos indígenas desarrollaron una narrativa propia liderada por la

Aidesep, la cual, si bien cuestiona elementos de REDD como la generación de

un mercado para la transacción de los bonos de carbono, plantea también la

importancia de reconocer y otorgar seguridad jurídica a los territorios indígenas

para ser exitosos en la lucha contra la deforestación, argumentando que son los

pueblos indígenas quienes tienen menos tasas de deforestación frente a la

realización de cualquier otra actividad sobre los bosques. Esta narrativa que se

comparte en los espacios internacionales, en Perú tuvo una particularidad, la de

demandar la titulación de más comunidades nativas. El mensaje entonces, es

titular para cuidar los bosques.

 La red transnacional ha buscado apalancar aliados, principalmente de la

cooperación internacional quienes son favorables a la causa indígena, como

son los casos de los gobiernos de Noruega y Alemania. La estrategia

desplegada fue realizar seguimiento a las diversas iniciativas nacionales REDD

financiadas por la cooperación internacional y ganar apoyo de los donantes de

estas iniciativas para poder participar en el diseño de las mismas e incluir sus

propuestas dentro del financiamiento que otorgan al gobierno peruano. Así a


116

través de cuatro iniciativas se logró obtener aproximadamente USD 20 millones,

e incluir en el acuerdo bilateral entre Perú y Noruega sobre REDD la meta de

titular cinco millones de hectáreas de comunidades nativas en los próximos

años.
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