Taller de Lipidos PDF
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Colesterol
Triglicéridos
Ceras
Saponificación
Ácidos grasos
Fosfolípidos
Micela
Los fosfolípidos:
Componentes del surfactante pulmonar: El funcionamiento normal del pulmón requiere del
aporte constante de un fosfolípido poco común denominado dipalmitoílfosfatidilcolina. Este
fosfolípido tensoactivo es producido por las células epiteliales del tipo II e impide la atelectasia
al final de la fase de espiración de la respiración.
Los esfengolipidos:
Funciones de señalización: Tienen funciones como moléculas señalizadoras que actúan como
segundos mensajeros o como ligandos secretados para los receptores de la superficie celular.
Los carotenoides:
Los carotenoides funcionan como antioxidantes para reducir los daños causados por los
radicales libres. Los daños oxidativos resultantes de los ataques de los radicales libres están
vinculados al envejecimiento prematuro.
La luteína y la zeaxantina; dos carotenoides, vienen ganando destaque en los últimos años pues
varios estudios epidemiológicos asociaron el elevado consumo de éstos, con un menor riesgo de
desarrollar degeneración macular relacionada con la edad (AMD, de su nombre en inglés) y
cataratas. En el centro de la retina, región de elevada acuidad visual, es posible la visualización
de una mancha amarilla llamada mácula. Su color amarillo se explica justamente por la
presencia de luteína y zeaxantina, los dos únicos carotenoides presentes en el ojo, en cantidades
inclusive mucho mayores que en cualquier otro tejido humano.
Estos carotenoides tambien cumplen funciones potenciales en los ojos: filtran la luz azul, que
podría causar daños a los fotorreceptores de la retina.
También está siendo apuntada la correlación del consumo de licopeno con con un menor riesgo
de enfermedades cardiovasculares. Experimentos in vitro demostraron que el licopeno
encontrado disuelto en el colesterol de baja densidad (LDL), el colesterol «bueno»; es utilizado
antes que otros carotenoides en las reacciones oxidativas. Es decir, el licopeno actúa como una
primera línea de defensa, reduciendo las modificaciones oxidativas del colesterol (LDL) y,
consequentemente, el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La acción limpiadora del jabón se debe a su poder emulsionante, esto es, su habilidad para
suspender en agua sustancias que normalmente no se disuelven en agua pura. La cadena
hidrocarbonada (parte hidrofóbica) de la sal (el jabón), tiene afinidad por sustancias no polares,
tales como las grasas de los alimentos. El grupo carboxilato (parte hidrofílica) de la molécula
tiene afinidad por el agua.
En la solución de jabón, los iones carboxilato rodean a las gotas de grasa: sus partes no polares
se ubican (disuelven) hacia adentro, mientras que los grupos carboxilato se ordenan sobre la
superficie externa. Así, reducidas a volúmenes muy pequeños, las gotas pueden asociarse con
las moléculas de agua y se facilita la dispersión de la grasa. Estas pequeñas gotas que contienen
las partículas no polares rodeadas de aniones carboxilato se denominan micelas. Es la presencia
de estos aniones carboxilato la que hace que las superficies de las micelas estén cargadas
negativamente y se repelan entre sí, impidiendo la coalescencia y manteniendo la emulsión, es
decir la dispersión en gotas muy finas.
Un ácido graso cis es un ácido graso insaturado que posee los grupos semejantes o idénticos
(generalmente grupos –H) en el mismo lado de un doble enlace. Los ácidos grasos cis son
isómeros de los ácidos grasos trans, en los que los –H se disponen uno a cada lado del doble
enlace.
Los ácidos grasos con dobles enlaces cis no son cadenas rectas sino que poseen un "codito" en
el punto donde está el doble enlace; por el contrario, los trans son rectilíneos; los dobles enlaces
cis son mucho más comunes en los seres vivos que los trans.
Los ácidos grasos trans, son un tipo de ácido graso insaturado que se encuentra principalmente
es en alimentos, su ingesta excesiva puede ser perjudicial para el organismo. Se encuentran
principalmente en productos industrializados que han sido sometidos a hidrogenación.
En la mayoría de ácidos grasos naturales, la configuración del doble enlace es cis (o Z), pero
también existen algunos ácidos grasos con dobles enlaces trans (o E). La mayor parte de los
ácidos grasos trans son monoinsaturados (solamente contienen un doble enlace), pero también
pueden encontrarse isómeros diinsaturados (dos dobles enlaces) con configuraciones cis, trans o
trans, cis. En los isómeros trans naturales, el doble enlace está en las posiciones (n-13), (n-12),
(n-9) o (n-7). Se encuentran de forma natural en pequeñas cantidades en la leche y la grasa
corporal de los rumiantes, e incluso en la leche materna.1
Los ácidos grasos trans no solo aumentan la concentración de lipoproteínas de baja densidad
(LDL) en la sangre sino que disminuyen las de alta densidad (HDL), lo que coloquialmente se
denomina el «colesterol bueno», dando lugar a un mayor riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares.
Desde el punto de vista estructural, un doble enlace Cis produce una acodadura en la cadena
hidrocarbonada, formando un ángulo de 30°, a diferencia de la configuración trans, que se
asemeja a una estructura lineal característica de las cadenas saturadas. Estas diferencias
estructurales derivadas de la configuración de los dobles enlaces condicionan las proteínas
físicas y químicas de los acidos grasos en los distintos alimentos.