Morgenthau - La Lucha Por El Poder y La Paz
Morgenthau - La Lucha Por El Poder y La Paz
Morgenthau - La Lucha Por El Poder y La Paz
NACIONES
La lucha por cl poder
y la paz
Hans J. Mgrgcnthau
Sexta edición revisada por
Kenneth W. Thompson
1 CESI
BI OTECR
10686
GEL
Grupo Editor Latinoamericano
Colección ESTUDIOS INTERNACIONALES
En nuestro siglo, estas ideas encontraron eco y elaboración en Max también States 1920, 4 3 pág. The Marianne Printing Max 252.Writinqs Weber, Office,
Weber, quien escribió: Weber, of Gesammelte George Washington, Max Weber, Washington, zur J. 1931-44,
Religionassoziologie, C. B. editado vol. Mohr, X, Tubingen, pág. por 363.John J. 1926, C.
Los intereses —materiales e ideales— y no las ideas son quienes C. B. Fitzpatrick, págs. Mohr, 34748. Tubingen,UnitedVéase
dominan directamente las acciones de los hombres. No obstante, las
"imágenes del mundo" creadas por estas ideas a menudo han servido Una teoría realista de la política internacional 21
como indicadores para determinar los caminos por los cuales el
dinamismo de los intereses impulsa el movimiento de las acciones. 4 terés es cl parámetro permanente mediante el que debe juzgarse y dirigirse
la acción política, la conexión contemporánea entre el interés y el Estado-
nación es producto de la historia y, en consecuencia, está condenada a
Teoría y práctica de la política internacional
desaparecer con el trancurso de la historia. Nada en la posición realista está Hago las cosas como mejor sé Iracerlas, como mejor puedo y así
cn contra del supuesto de que la presente división del mundo político en continuaré haciéndolas hasta el fin. Si el fin me justifica, todo to que se
Estados-naciones vaya a ser reemplazada por unidadcs mayores de distinto ha dicho en contra de mí no tendrá ninguna importancia.
carácter, más de acuerdo con las potencialidades técnicas y las exigencias
morales del mundo contemporáneo.
El realista se aleja de otras escuelas de pensamiento ante la vital
cuestión de cómo debe transformarse el mundo contempc€áneo. Se
encuentra persuadido de que esa transformación sólo podrá concretarse
mediante el cuidadoso manipuleo de las fuerzas perennes que modelaron el
pasado y que configurarán el futuro. El realista no logra convencerse de
que esa transformación puede lograrse a través de una simple
confrontación de la realidad política, regida por sus propias leyes.
4. El realismo político conoce el significado moral de la acción política.
También tiene conciencia de la inevitable tensión entre los preceptos
morales y los requerimientos de una exitosa acción política. Tampoco
pretende eludir rápidamente ese conflicto, ya que de ese modo sólo
conseguiría distorsionar tanto cl problema político como cl moral haciendo
aparecer los hechos políticos como mucho más satisfactorios moralmente
de Io que en realidad son y las leyes morales como menos exigentes de Io
que efectivamente son.
El realismo sostiene que los principios morales universales no pueden
aplicarse a los actos de los Estados en una formulación abstracta y universal,
sino que deben ser filtrados a través de las circunstancias concretas de
tiempo y lugar. El individuo puede sostener, como individuo: Fiat iusticia,
pereat ntundus (hágase justicia aunque el mundo perezca). El Estado, en
cambio, no tiene derecho a decir Io mismo en nombre dc los que tiene a su
cargo. Tanto el individuo como el Estado deben juzgar la acción política a la
luz de principios morales universales tales como el dc la libertad. Mientras
el individuo tiene el derecho moral de sacrificarse a sí mismo en defensa de
este principio moral, el Estado no tienc el derecho de permitir que su
desaprobación moral a una determinada violación de la libertad interfiera en
el resoltado exitoso de ura acción política inspirada en el principio moral cie
la supervivencia nacional. No puede existir moralidad política sin prudencia,
esto es, sin consideración de las consecuencias políticas de una acción
aparentemente moral. El realismo,' pues, considera a la prudencia —la
consecuencia de más peso entre las acciones políticas alternativas— como la
suprema virtud en política. En abstracto, la ética juzgo los actos en función
de su acomodamiento a los principios morales; ta ética política los juzga
según sus consecuencias políticas. Las filosofías clásica y medieval
conocían esto al igual que Lincoln, quien señaló:
Teoría y práctica de la política internacional Una teoría realista de política internacional
22 moralista mantienen la suya. Piensa en términos dc interés, defi- nido como
poder, del mismo modo como el economista piensa en términos de interés
Si el fin demuestra que estaba equivocado, ni diez ángeles jurando entendido como beneficio; el abogado, en la conformidad de los actos con las
que había actuado correctamente me salvarían. reglas legales; y el moralista, en la conformidad de los actos con los
principios morales. El economista se pregunta: ¿Cómo afecta esta política la
5. El realismo político se niega a identificar las aspiraciones riqueza de la sociedad o, al menos, a algunos de
morales de una nación en particular con los preceptos morales que la 23
gobiernan el universo. Del mismo modo que establece la diferencia
entre verdad y opinión, también discierne entre verdad e idolatría. Todas
las naciones se sienten tentadas —y pocas han sido capaces de resistir la sus sectores? El abogado se pregunta: ¿Esta política está de acuerdo con las
tentación durante mucho tiempo— de encubrir sus propios actos y normas legales? El moralista se pregunta: ¿Esta política está de acuerdo con
aspiraciones con los propósitos morales universales. Una cosa es saber los principios morales? Y el realista político se pregunta: ¿Cómo efecta esta
que las naciones están sujetas a la ley moral y otra muy distinta política el poder de la nación?
pretender saber qué es el bien y el mal en las relaciones entre las El realista político no ignora la existencia y relevancia de otros
naciones. Hay una enorme diferencia entre la creencia de que todas las parámetros de pensamiento distintos a los políticos. Pero como realista
naciones se someten al inescrutable juicio de Dios y la convicción político no puede subordinar esos parámetros a los políticos. Y se aleja de
blasfema de que Dios siempre está del lado de uno y de que los deseos otras escuelas cuando éstas imponen parámetros de pensamiento propios de
propios coinciden exactamente con los deseos de Dios. otras esferas a la actividad política. Es aquí donde el realismo toma distanciá
La liviana ecuación entre un nacionalismo particular y los consejos de de la "aproximación legalista-moralista" a la política internacional. Oue este
la provincia es moralmente indefendible; en ella radica ese pe- cado de apartamiento no es, como Io hemos explicado,
soberbia contra el que tanto los trágicos griegos como los profetas bíblicos una mera creación imaginaria sino una mediante proyección muchos del
han prevenido a gobernantes y a gobernados. La ecuación es también corazón ejemplos mismohis-
políticamente perniciosa porque puede engendrar la distorsión del juicio de la controversia puede comprobarse tóricos. Tres
que, en medio del frenesí enceguecido de una cruzada, destruye naciones y nos serán suficientes.5
civilizaciones en nombre de principios moralg;.. ideales o del propio Dios. En 1939 la Unión Soviética atacó a Finlandia. Este acto puso a Francia e
'Por otra parte, es precisamente el concepto de interés, definido en Inglaterra ante dos problemas, uno legal y el otro político. ¿La acción soviética
términos de poder, el que nos pone a salvo tanto de esos excesos morales violaba el Pacto de la Liga de las Naciones? y, en ese caso, ¿qué
como de esa locura política. 'En efecto, si consideramos a todas las naciones, contramedidas debían adoptar Francia e Inglaterra? El problema legal podía
incluida la nuestra, como entidades políticas en pos de sus respectivos esclarecerse fácilmente puesto que obviamente la Unión Soviética había hecho
intereses definidos en términos de poder, entonces estaremos en condiciones algo que el Pacto prohibía. El problema político dependía en primer lugar del
de hacer justicia con todas. Y nos encontraremos en condiciones de hacer modo en que la acción de Rusia afectaba los intereses de Francia e Inglaterra,
justicia en un doble sentido: estaremos en aptitud de juzgar a otras naciones y, luego, de la distribución de poder existente por ese entonces entre Francia e
del mismo modo como juzgamos a la nuestra y, al hacerlo de este modo, Inglaterra, por una parte, y la Unión Soviética y otras naciones potencialmente
seremos capaces de llevar adelante políticas que respeten los intereses de hosti• les por otra. En tercer término dependía también de la influencia que las
otras naciones al tiempo que protegen y promueven los nuestros. En política, eventuales contramedidas podían llegar a tener sobre los intereses de Francia e
la moderación no puede ser más que el reflejo de la moderación en el juicio Inglaterra, como, asimismo, sobre la futura distribución del poder. Como
moral. principales miembros de la Liga de las Naciones, Francia e Inglaterra se
6. La diferencia, entonces, entre realismo político y otras ocuparon de que la Unión Soviética fuera expulsada de la Liga y no pudieron
escuelas de pensamiento es muy profunda. A pesar de lo mucho que se unirse a Finlandia en la lucha contra la
ha malentenchdo y malinterpretado la teoría política del realismo
Unión Soviética a causa de la negativa sueca a permitir que tropas Si no hu-
político, resulta imposible hablar de contradicción entre sus actitudes
extranjeras pasaran por su territorio para llegar a Finlandia. biera sido por esta
intelectuales y morales en materia política.
negativa sueca, muy rápidamente Francia e Inglaterra se habrían encontrado
En el aspecto intelectual, el realista político mantiene la autonomía de su en guerra contra Alemania y la Unión Soviética al mismo tiempo.
esfera política, del mismo modo como el economista, el abogado o el
Teoría y práctica de politica internacional
La política de Francia e Inglaterra fue un ejemplo clásico de legalismo al Por lo tanto no fue la violación de la neutralidad belga en sí misma, sino las
permitir que una solución legal, legítima dentro de su propia esfera, intenciones hostiles del violador, lo que determinó la actitud británica. Si la
determinara sus actos políticos. En lugar de oponer ambas cuestiones, la legal violadora hubiese sido otra nación distinta a Alemania, es muy posible que
y la de poder, atendieron sólo a la cuestión legal y la respuesta que obtuvieron Inglaterra se hubiese abstenido de intervenir. Fue ésta la posición asumida por sir
no estuvo en función del problema que condicionaba su propia existencia
Edward Grey, ministro de Relaciones Exteriores británico durante el período. En
como países.
1908 el subsecretario de Relaciones Exteriores Hardinge le formuló el siguiente
El segundo ejemplo ilustra la "aproximación moralista" a la política comentario: "Si en el transcurso de una guerra contra Alemania, Francia violara la
internacional. Tiene que ver con el estatuto internacional del gobierno neutralidad belga es muy dudoso que Inglaterra o Rusia movieran un dedo en
comunista de China. El ascenso de este gobierno colocó al mundo occi- favor de la neutralidad de Bélgica; pero, en cambio, si fuese Alemania quien
violara la neutralidad belga es muy probable que los cursos de acción fuesen
5 Otros The ejemplos National pueden Interest consultarse of the United en Hans States" J. totalmente opuestos". A lo que sir Edward Grey replicó: "Exactamente". También
Morgenthau, en The American "Another Politicat'Great se pueden considerar los aspectos morales y legales que aparejaba la violación de
Debate': XLVI, diciembre de 1952, pág. 979 y siguientes. Véanse además Seience Revietn, vol. la neutrali dad belga, ya que las carencias morales y legales del acto,
-Politics in vol. I y The Decline of DemoHans J. Morgenthau, the 20th Century, cratic Politics, independientemente de los intereses en juego y de la identidad del violador,
University of Chicago Press, Chicago, 1962, pág. 79 y siguientes. justificaban la intervención británica y también la norteamericana. Esta fue la
posición que adoptó Theodore Roosevelt en su carta del 22 de enero de 1915 a sir
24 la Edward Grey:
dental ante dos problemas, uno moral y otro político. ¿La naturaleza y las Para mí el nudo de la situación ha sido Bélgica. Si Inglaterra o Francia hubiesen
políticas de ese gobierno estaban de acuerdo con los principios morales del actuado contra Bélgica como lo ha hecho Alemania, me
mundo occidental? ¿Debería el mundo occidental mantener relaciones con tal habría opuesto del mismo modo como ahora me opongo a Alemania.
gobierno? La respuesta a la primera pregunta sólo podía ser negativa. No
obstante, esa primera negativa no necesariamente debía extenderse a la segunda
pregunta. El parámetro de pensamiento aplicado a la primera —el moral—
consistía sencillamente en comparar la naturaleza y las políticas del gobierno Una teoría realista de la política internacional 25
comunista de China con los principios de moralidad occidentales. Por otra parte,
la segunda cuestión —la política— debió someterse a la complicada prueba de He apoyado de enfáticamente Io que deben su hacer modo quienes de actuar
los intereses en juego y al poder de cada parte, y la influencia de uno u otro curso
creen porque que lo los considerotratados
de acción sobre esos intereses y ese poder. Puede haber ocurrido que el resultado
de esa prueba llevara a aconsejar que Io más sabio era no mantener relaciones un modelo debén observarse con buena fe y como parte de la moral
con el gobierno de China. Llegar a tal conclusión sin haber mediado la aplicación internacional. Asumo esta posición como un norteamericano que no
de esa prueba y dando una respuesta moral a un problema típicamente político no se siente más inglés que alemán, que pretende servir lealmente los
habría sido —como en realidad lo fue— un ejemplo clásico del intereses de su país, pero que también intenta hacer todo Io que le es
"acercamiento moralista" a la política internacional. posible en favor de la justicia y la decencia y que, por lo tanto, se
siente obligado a juzgar a todas las naciones por su conducta en
El tercer caso ilustra con claridad el contraste existente entre el realismo ocasiones determinadas.
y la aproximación legalista-moralista a la política externa. Inglaterra, en tanto
garante de la neutralidad de Bélgica, declaró la guerra a Alemania en agosto 'Esta defensa realista de la otras autonomía modalidades de la de esfera
de 1914 porque esta última nación había violado la neutralidad de Bélgica. pensamiento política frente no im-a
La acción británica puede ser justifi-
la subversión que significan plica desprecio ni disgusto por la existencia e
importancia de esas otras modalidades de pensamiento: Significa, más
cada tanto en términos realistas como legalistas-moralistas. Se podría argumentar bien, la aspiración a que
en forma realista que por siglos había sido axiomático para la política exterior
británica evitar que los Países Bajos quedaran bajo control de potencias hostiles.
Teoría y práctica de politica internacional
cada una tenga su propia esfera de y la naturaleza El realismo humana.político Por motivos que discutiremos más adelante, en sus operaciones cotidianas la
hombre se apoyareal mente humana no puede estar frente a frente con la verdad de la política. Debe
en una concepción pluralista enmascarar, distorsionar, einpequeñecer o embellecer la verdad cuando se
es una combinación del "hombre económico", del "hoáíble político", del encuentra implicada en procesos políticos, especialmente si son de política
"hombre moral", del "hombre religioso% etc. Un hombre que sólo tu- internacional. Sólo mediante esa ficción el hombre puede vivir en paz consigo
mismo y con los demás en tanto animal político.
viera una las proyección contenciones "política" morales. sería Alguien como Es, por lo tanto, inevitable que una teoría que intenta entender la política
una que bestia, sólo fuese ya que un carecería"hombre internacional tal como es en la actualidad, y tal como debiera ser en su
de todas moral" sería un loco, puesto que desconocería la prudencia. naturaleza intrínseca antes que como la gente desearía que fuera, deba
Quien sólo fuese ' 'hombre religioso" sería un santo, ya que no conocería remontar una resistencia psicológica que no existe para la mayor parte de las
en absoluto los deseos mundanos. otras ramas del conocimiento. Por eso mismo un libro destinado a la
Al dar por sentados todos estos aspectos de la naturaleza humana, el - comprensión teórica de la política internacional exige una explicación
realismo político también acepta que para comprender a cada uno de ellos y una justificación especial.
es preciso ubicarla dentro de sus propios términos.' O sea que si se desea
entender al "hombre religioso", primero debe abstraerse ese aspecto de
todos los demás que componen la naturaleza humana y tratarlo como si
fuera el único. Además deben aplicarse a la esfera religiosa las pautas de
pensamiento concordantes con ella, aunque sin olvidar que existen otras
pautas que también operan sobre las inclinaciones religiosas
del hombre. Lo que es verdad en esta faceta de la naturaleza humana,
también Io es en las demás. Ningún economista moderno, por ejemplo,
consideraría a su ciencia y a las interrelaciones de ésta con otras ciencias
de otro modo. La economía sc ha convertido en una teoría autónoma de
todas las actividades económicas del hombre precisamente a través de un
proceso de diferenciación de otras modalidades del pensar y mediante el
desarrollo de normas aplicables a su propio objeto. propósito del realismo
político consiste en propender a un desarrollo análogo
en el campo de la política:
Pertenece a la naturaleza de las cosas el hecho de que una teoría
política basada en principios como los explicados no consiga un apoyo
unánime; lo mismo podría decirse de cualquier política exterior
sustentada en las mismas bases. Tanto la teoría como la política van
contra dos corrientes de nuestra cultura que no pueden ponerse de
acuerdo con las premisas y resultados de una objetiva teoría racional de la
política. Una de esas corrientes subestima el papel del poder en la
sociedad con argu-
mentos que provienen de la experiencia y la filosofía del siglo XIX; de
26 la
ella nos ocuparernos detenidamente más adelante.6 La otra corriente, opuesta Véanse páginas 37 y siguientes.
a la teoría realista y práctica de la política, proviene de las propias relaciones
que existen, y que deben existir, entre la mente humana y la esfera política.