Práctica 9
Práctica 9
Práctica 9
PRÁCTICA nº 9
Caso A
El procesado Calixto nacido el 8 de junio de 1985 y por tanto mayor de edad, carente de
antecedentes penales, llegó a España procedente de Ecuador, país del que es nacional, en los
primeros meses del año 2009 empezando a trabajar desde su llegada en un locutorio
propiedad de su hermano en la localidad de Alcobendas; en dicho locutorio conoció a Cecilia ,
nacida el 20 de diciembre de 1996 también en Ecuador, quien acudía con frecuencia al mismo
al trabajar su madre también allí entablándose entre ambos, a pesar de la diferencia de edad,
una relación de amistad, conociendo el procesado que Cecilia entonces contaba con 12 años
de edad. En fecha no determinada del mes de septiembre de 2009 encontrándose Cecilia
cuidando a un sobrino del procesado en el domicilio en el que éste vivía con otros familiares,
sito en la CALLE000 NUM000 de Alcobendas, él se dirigió a Cecilia y le pidió que le diera un
beso a lo que ella accedió. En el siguiente mes de octubre cuando Cecilia se encontraba
también en el domicilio del procesado cuidando a su sobrino él la llamó para que acudiera a su
dormitorio y una vez allí se besaron de nuevo y el procesado le pidió a Cecilia tener relaciones
sexuales con ella quien, aun cuando en principio no quería, accedió al fin, manteniendo ambos
relaciones sexuales con penetración vaginal. Estas relaciones sexuales, todas ellas con
penetración vaginal, se repitieron en reiteradas ocasiones siempre en el domicilio del
procesado, salvo en dos ocasiones en que acudieron a un hostal, sito en la calle Salvador
Allende de Alcobendas y se mantuvieron hasta el mes de julio de 2010. Al menos una de esas
relaciones posteriores tuvo lugar una semana después de que se produjera la primera de ellas
en el mes de octubre de 2009. El procesado desconocía que mantener relaciones sexuales con
Cecilia antes de que ésta tuviera 13 años de edad era delictivo.
Determínese razonadamente si Calixto tiene alguna responsabilidad penal por los hechos
referidos y, en caso de que sí, la pena que le correspondería. Téngase en cuenta para ello,
entre otros, el art. 183 CP. (Supuesto de hecho de la Sentencia núm. 266/2012 de 3 abril del
TS)
1. Antecedentes de hecho:
Las conductas por las cuales se pretende analizar la responsabilidad penal de este sujeto son
las diferentes relaciones de carácter sexual que este mantuvo con una menor, de nombre
Cecilia y que contaba en el año 2009 con 12 años de edad.
Sabemos, que ambos sujetos se conocieron en el locutorio en el que Calixto, así como la madre
de la menor trabajaban, suceso a partir del cual comenzaron a entablar una relación de
amistad pese a la diferencia de edad, de la cual era plenamente consciente el procesado.
De acuerdo con esto, la acción encaja con uno de los tipos penales presentes en el Código
Penal español, concretamente con el art.183.1: “el que realizare actos de carácter sexual con
un menor de dieciséis años…”
Partimos de la base de que existe una acción voluntaria calificable. Esta acción encaja en la
descripción legal típica del delito de los abusos y agresiones sexuales a menores de dieciséis
años.
El delito, en caso de que existiera, ya estaría consumado, por lo que la acción no sería de una
simple tentativa por mantener relaciones sexuales con la menor, sino que al haberse realizado
ya estas el sujeto debería responder por el delito de abusos y agresiones sexuales.
El problema que genera la interpretación de este artículo es cuando es próxima una persona
por edad y grado de desarrollo o madurez física y psicológica. Esta cuestión habrá de ser
estudiada por expertos que analicen el desarrollo y comportamiento de cada uno de los
implicados, para así poder determinar la proximidad tanto por edad como sobre todo, por
grado de desarrollo o madurez.
Caso B
El día 8 de agosto del 2000, durante la noche, Inés María N. J. –mayor de edad y con
antecedentes penales no computables– sostuvo una discusión con Antonio V. C., en el
denominado Parque de la Montaña, del Paseo de Rosales de Madrid, en el transcurso de la
cual asestó a su oponente un navajazo, valiéndose de un estilete de unos 15 centímetros de
hoja, que le alcanzó en la zona izquierda del abdomen, penetrándole 10 centímetros en su
interior, afectándole a los intestinos y cortándole varias venas y arterias, lo que le produjo una
hemorragia interna que determinó la muerte de Antonio una o dos horas después. La acusada,
después de dar ese navajazo, asumiendo que podría ocasionarle la muerte, no prestó auxilio
alguno a Antonio V. C., sabiendo que no podría recibir la necesaria asistencia médica. La
persona que realizó esa agresión es la acusada, Inés María N. J. La acusada era adicta al
consumo de heroína y bebedora abusiva de alcohol, y en el momento de dar 2 ese navajazo
estaba con sus facultades aminoradas a consecuencia de bebiddas alcohólicas consumidas
anteriormente.
Determínese razonadamente si Inés María N. J. tiene alguna responsabilidad penal por los
hechos referidos y, en caso de que sí, la pena que le correspondería. Téngase en cuenta para
ello, entre otros, el art. 138 CP. (Supuesto de hecho de la Sentencia de 1 julio 2002 de la AP
de Madrid)
Se pretende analizar y determinar si existe algún tipo de responsabilidad penal por parte del
sujeto Inés María en concepto de delito de homicidio, tipificado en el art. 138 CP. Las acciones
cuya calificación jurídico-penal se pretenden determinar y analizar son por un lado el hecho de
haber asestado un navajazo a una persona. La acción que realiza es asestar un navajazo a otra
persona como consecuencia de una discusión. No se conoce la intención que se realiza, pero se
entiende que se pretendía causar el resultado que se produce. Al realizar la acción, el sujeto
era consciente de que era probable que se produjese el resultado. Toma la decisión de actuar
teniendo sus facultades aminoradas como consecuencia de la consumición previa de alcohol,
siendo además drogadicta. Como consecuencia de la acción, la víctima ha muerto siendo el
resultado consecuencia directa de la acción.
Este caso se resuelve aplicando el Derecho penal español al haberse producido la situación en
territorio español. Concretamente, la acción realizada por el sujeto encaja dentro de uno de
los tipos penales recogidos en la parte especial del código, el delito de homicidio tipificado en
el art. 138 (se cumple el criterio formal de la tipicidad porque se produce el resultado descrito
por la ley, la acción encaja en la descripción legal). Hemos aplicado el Principio de
Responsabilidad por el Hecho, en virtud del cual una persona responde por lo que hace y no
por lo que es (derecho de autor, propio de la inquisición) y el principio de responsabilidad
individual, según el cual una persona responde de sus propias actuaciones.
Por tanto, valoramos una acción humana y voluntaria y, por tanto una acción que puede ser
valorada por el Derecho penal (en caso de que la acción no sea decidida por la persona no se
considera acción sino que se considera un fenómeno natural que no es susceptible de ser
penado). La acción concreta que se valora es el navajazo que la víctima asesta contra una
persona con la que está manteniendo una discusión. La acción es típica, es decir subsumible a
un tipo legal determinado, concretamente al delito de homicidio, ya que la acción encaja con
la descripción legal del delito. En primer lugar, hay que determinar si la acción es de autoría o
de participación. La conducta de participación supone el favorecimiento de un acto delictivo
ajeno y la conducta de autoría supone una realización de la acción delictiva. En este caso, al
tratarse de un delito de resultado, no se describe la acción delictiva, sino que se describe el
resultado. En estos casos, el criterio formal de tipicidad no es suficiente, sino que hay que
recurrir a otros criterios materiales. El criterio que se utilizará en este caso será el criterio del
dominio del hecho, según el cual, en los delitos de resultado se considera autor al que tiene
mayor grado de control sobre los hechos, al que decide sobre el sí y el como. En este caso es
evidente que el sujeto es autor, y será considerado como tal a efectos jurídico-penales. La
definición de autor podemos encontrarla en el art. 28 CP y en este caso se trata de una autoría
directa unipersonal (una única persona comete el delito por sí sola). Además, hay que
determinar si el delito se encuentra en grado de tentativa o si se ha consumado. El art. 16.1
recoge la definición legal de tentativa y establece que se tienen que haber realizado parte de
los actos delictivos, además de otras condiciones. No existe, sin embargo, definición legal de
consumación, pero se deriva de lo establecido en el art. 16.1 para la tentativa. Un delito se
consuma cuando se realizan todas las acciones descritas por la ley o cuando se produce el
resultado descrito. En este caso, al tratarse de un delito de resultado, no hay duda de que el
delito se ha consumado porque ya se ha producido el resultado descrito. Es el momento en el
que el legislador considera que existe daño suficiente para castigar con la máxima pena.
La acción no está justificada porque no existe ningún error sobre alguno de los elementos del
delito ni sobre la prohibición de la conducta. Tampoco se da ninguna situación de grave peligro
(20.4, 20.5) ni el problema de la ponderación de intereses.
Ya contamos con una acción típica y antijurídica, pero es necesario determinar la culpabilidad
para conocer si la acción es punible o no. La culpabilidad hace referencia a las circunstancias
en las que se decide actuar, no hace referencia a las características de la acción ni del
resultado. En este caso, la mujer era adicta a la heroína y había consumido bebidas alcohólicas,
encontrándose bajo sus efectos. Como consecuencia de su adicción, se aplicará un atenuante
que rebajará su pena de acuerdo con lo dispuesto en el art. 21.2 CP. Además, se requiere
valorar también la intoxicación. Al no haber intoxicación plena, podrá aplicarse tanto una
eximente incompleta (art. 21.1 en relación con el art. 20.2 CP) o una atenuante por analogía
(art. 21.7 CP en relación con el 20.2 CP).
Además, el delito es doloso, por lo que el tipo penal en el que encaja la conducta la del 138 y
no la del 142 (delito imprudente, menor pena).
Caso C
En la mañana del día 11 de noviembre de 2000, Remedios, minutos después de salir con un
amigo de la casa en la que ambos pernoctaban y cuando ambos viajaban en metro, se sintió
mareada y salió sola a la superficie por la estación de Diego de León. Sin pensar que podría
estar de parto, decidió volver caminando a su casa. No conociendo bien la zona, se extravió,
llegando casualmente la Parque del Retiro, que decidió atravesar pensando llegar a la estación
de metro Retiro, que conocía, para regresar a su domicilio. En este momento, y en un lugar no
determinado, se desencadenó el parto, y dio a luz a su niña viva. Remedios, quien ya había
dado a luz anteriormente a su primera hija en Ecuador, en su propia vivienda y sin más
asistencia que la de su madre, y que conocía pues las atenciones que deben darse a los recién
nacidos, no prestó a su hija la asistencia elemental que ésta habría necesitado en sus primeros
minutos de vida, y que cualquier persona mínimamente cuidadosa habría realizado, cortado y
anudando el cordón umbilical, comprobando que pudiera respirar libremente y abrigándola.
Por esta razón, la recién nacida, no obstante haber llegado a tener respiración pulmonar y ser
perfectamente viable, sufrió un cuadro de hipoxia, hipotermia y una transfusión materno fetal,
todo lo cual provocó su fallecimiento en pocos minutos. Cuando Remedios vio que había
fallecido, metió a la niña en dos bolsas de plástico, que fueron encontradas por la policía en la
Montaña Artificial del Parque de El Retiro, marchándose a continuación caminando hasta su
casa, con el fin de regresar más tarde por ella. En el momento de producirse los hechos,
Remedios sufrió una alteración psíquica o trastorno mental que limitó levemente sus
facultades mentales para comprender lo indebido de su acción, debido a las condiciones
ambientales, a la situación de estrés físico y emocional padecida, a la anemia que sufría, así
temor a perder su trabajo, a que la echaran del piso y a verse expulsada de España y devuelta a
su país por tratarse de inmigrante ilegal y a la desesperación y pánico incontrolable por
tratarse de inmigrante ilegal y a la desesperación y pánico incontrolable que sentía.
Determínese razonadamente si Remedios tiene alguna responsabilidad penal por los hechos
referidos y, en caso de que sí, la pena que le correspondería. Téngase en cuenta para ello,
entre otros, los arts. 138, 139, 142 y 195 CP. (Supuesto de hecho de la Sentencia núm.
23/2003 de 21 noviembre del TSJ de Madrid)
1. Antecedentes de hecho:
Ante esto, Remedios, en vez de avisar a las autoridades, decide meter a su difunta hija en dos
bolsas de plástico posteriormente halladas por los cuerpos de seguridad, marchándose la
mujer a su domicilio.
Al momento que acontecían los hechos, el sujeto sufría de alteraciones psíquicas que limitaron
levemente sus facultades mentales que le harían comprender lo indebido de la acción debido a
una serie de factores que le hicieron entrar en una situación de profundo mierdo.
2. Derecho aplicable:
Sabemos que los hechos tuvieron lugar en Madrid y que, por tanto, al haber ocurrido en suelo
español el derecho aplicable será este mismo.
Además de esto, los acontecimientos encajan con conductas típicas recogidas en el Código
Penal, concretamente, con los artículos 138, 142 y 195.
Partimos de que existen una serie de acciones humanas, sobre las cuales se pretende estudiar
la posible responsabilidad penal para la autora, Remedios.
Sabemos que, de acuerdo con el art.28 del CP, la sujeto en cuestión es autora de los hechos, y
que por ende, según el artículo que precede al mismo, será responsable criminalmente de los
posibles delitos que esta hubiera cometido.
Por otro lado, habremos de estudiar si el delito o los delitos, están en grado de tentativa o ya
se han consumado. El código penal define tentativa en el art.16.1, y pese a que non existe una
definición concreta de la consumación, podemos interpretar del propio artículo, que si un
delito en tentativa es aquel en el que el sujeto da principio a la ejecución del delito practicando
todos o parte de los actos que deberían producir el resultado, pero este no llega a suceder, un
delito consumado será aquel en el que el resultado si que llegue a suceder.
Comenzaremos hablando de los posibles delitos con el delito tipificado en el artículo 138. Este
delito, el de homicidio, es un delito de resultado, derivado en este caso de la omisión por parte
de la madre de no pedir auxilio para el parto.
Estudiaríamos entonces, si existe una imprudencia, con los efectos que ello conlleva, o si por el
contrario, existe dolo eventual.
Sabemos que el dolo eventual es una conducta que se da cuando la persona en cuestión no
está completamente segura de causar el resultado (en este caso la muerte del bebé) pero aún
así es consciente de que las probabilidades son bastante altas, llevando a cabo la acción.
Por contrapunto, se dará imprudencia consciente cuando la persona implicada sea consciente
de que su acción es peligrosa, pero se equivoque abrumadoramente acerca de su grado de
peligro, evaluando el riesgo de manera incorrecta y llevando a cabo la acción.
Con esta información, podemos interpretar la acción de esta persona como imprudencia
consciente, ya que al haber parido la misma sin ayuda profesional, confiaba en poder hacerlo
de nuevo por sus propios medios, no evaluando de manera correcta el enorme riesgo que esto
ocasionaría. Por ello, calificamos este primer suceso de homicidio imprudente.
Además de esto, el caso continúa cuando la mujer, en lugar de avisar a las autoridades de lo
ocurrido, opta por esconder el cadáver ocultándolo para luego volver a por él.
Con ello, estaríamos hablando de un delito de omisión del deber de socorro, tipificado en el
artículo 195 del CP, de no ser, porque la autora de los hechos se encontraba en una situación
que encaja con una de las causas que eximen de la responsabilidad criminal, concretamente la
presente en el art.20.1, dada la alteración psíquica que sufrió tras el fallecimiento del bebé
(ocasionado por numerosos factores), y que provocó una leve alteración en la comprensión de
la autora para la correcta comprensión de los hechos.
Como ya hemos resuelto previamente, la autora de los hechos incurrió en una conducta típica
de un delito tipificado en el Código Penal, concretamente en el artículo 142, de homicidio
imprudente.
Como consecuencia de ello, la autora será castigada como reo de homicidio imprudente con
una pena de prisión de 1 a 4 años.
Por otro lado, la autora de los hechos queda exenta de la pena propia del delito a la omisión
del deber de socorro dada la alteración psíquica sufrida tras el homicidio imprudente, y que
alteró levemente su percepción de los hechos que acontecieron tras el fallecimiento de la hija
recién nacida.