Introducción A La Retórica - Club Lord-Avanzados
Introducción A La Retórica - Club Lord-Avanzados
Introducción A La Retórica - Club Lord-Avanzados
1. LA COMPOSICIÓN DE UN DISCURSO
La elaboración del discurso verbal y su exposición ante un auditorio son aspectos que exigen la atención a
cinco dimensiones que se complementan. El discurso está conformado por la inventio, la dispositio y
la elocutio.
En cuanto a las partes, los discursos pueden presentar una estructura bipartita (en la que las dos partes
mantienen una tensión recíproca dentro del conjunto) o tripartita (en la que se supone un desarrollo lineal
con principio, medio y fin). La estructuración tripartita, la más frecuente, consta de un exordium o parte inicial
que tiene por objeto captar la atención (el interés o favor) del oyente (captatio benevolentiae) e indicar a este
la estructuración del discurso; una parte media con narratio (exposición del asunto y tesis del orador al
respecto) y argumentatio (con las razones que sustentan dicha tesis); y, finalmente, una peroratio o
recapitulación de lo dicho con apelaciones al auditorio.
El exordio busca hacer al auditorio benévolo, atento y dócil. Su función es señalizar que el discurso
comienza, atraer la atención del receptor, disipar animosidades, granjear simpatías, fijar el interés del
receptor y establecer el tema, tesis u objetivo. https://www.youtube.com/watch?v=zFIcZ75C91Q
La narración, desarrollo o exposición es la parte más extensa del discurso y cuenta los hechos
necesarios para demostrar la conclusión que se persigue. Si el tema presenta subdivisiones, es preciso
adoptar un orden conveniente (partitio o divisio). En la partitio tenemos que despojar al asunto de los
elementos que no conviene mencionar y desarrollar y amplificar aquellos que sí conviene.
La argumentación es la parte donde se aducen las pruebas que confirman la propia posición revelada
en la tesis de la exposición (confirmatio o probatio) y se refutan las de la tesis que sostiene la parte
contraria (refutatio o reprehensio), dos partes que Quintiliano considera independientes, de forma que
para él el discurso forense tendría cinco. La confirmación del empleo de argumentos lógicos y de las
figuras estilísticas del énfasis. También es un lugar apropiado para el postulado o enunciado sin
prueba, siempre que no debilite nuestra credibilidad, para lo cual hay que recurrir al postulado no
veraz pero plausible (hipótesis), a fin de debilitar al adversario desorientando su credibilidad; lo mejor
en ese caso es sugerirlo y no decirlo. Se recurre a una «lógica retórica» o dialéctica que no tiene que
ver con la lógica científica, pues su cometido no es hallar la verdad sino convencer. Se funda más en lo
verosímil que en lo verdadero, de ahí su vinculación con la demagogia. Para los discursos monográficos
enfocados a la persuasión, convienen las estructuras gradativas ascendentes. En el caso del discurso
periodístico, la tendencia del lector a abandonar al principio recomienda el uso de la estructura
opuesta: colocar lo más importante al principio. La retórica clásica recomienda para los discursos
argumentativos monográficos el orden nestoriano, el 2,1,3: esto es, en primer lugar, los argumentos
medianamente fuertes, en segundo lugar, los más flacos y débiles y en último lugar los más fuertes.
La peroración es la parte destinada a inclinar la voluntad del oyente suscitando sus afectos,
recurriendo a móviles éticos o pragmáticos y provocando su compasión (conquestio o conmiseratio) y
su indignación (indignatio) para atraer la piedad del público y lograr su participación emotiva, mediante
recursos estilísticos patéticos; incluye lugares de casos de fortuna: enfermedad, mala suerte,
desgracias, etc. Resume y sintetiza lo que fue desarrollado para facilitar el recuerdo de los puntos
fuertes y lanzar la apelación a los afectos; es un buen lugar para lanzar un elemento nuevo, inesperado
e interesante, el argumento-puñetazo que refuerce todos los demás creando en el que escucha una
impresión final positiva y favorable.
3. LOS ARGUMENTOS
Existen tres tipos de argumentos que pueden ser empleados en un discurso: los relativos al Ethos, al Pathos y
al Logos.
ARGUMENTOS LIGADOS AL ETHOS: son de orden afectivo y moral y atañen al emisor del discurso; son, en
suma, las actitudes que debe tomar el orador para inspirar confianza a su auditorio. Así, debe mostrarse:
Los argumentos según Ethos trata de explicar quiénes somos y como nos conectamos con la audiencia. Apelan
a la honestidad, autoridad del orador y su credibilidad. La persona que propone un argumento debe ser digna
de confianza y respetada como un profesional que tiene conocimiento sobre el tema en discusión. Es por ello,
que debe lograr que la audiencia lo perciba en una posición de autoridad e integridad.
Pathos tiene en cuenta provocar las emociones de las personas. Este modo de persuasión apela a
sentimientos como la felicidad, la tristeza, la esperanza, el orgullo, entre otros. Estos argumentos son de orden
puramente afectivo y están vinculados al receptor del discurso. Por ejemplo, Barack Obama, en sus discursos
siempre habla de Estados Unidos como un país impregnado de valentía, confianza, energía y respeto. Utiliza
recursos narrativos para relatar como las generaciones antiguas de norteamericanos enfrentaron los
obstáculos. Al relatar no solo los fracasos sino también las batallas gloriosas, Obama evoca un fuerte espíritu
de patriotismo y sentimiento de orgullo. EJ: https://www.youtube.com/watch?v=SwAaVB8m13w
ARGUMENTOS LIGADOS AL LOGOS: argumentos ceñidos al tema y mensaje mismo del discurso; se entra aquí
en el dominio propiamente de la dialéctica y se utilizan sobre todo los deductivos y los analógicos.
Logos está ligado al uso de los hechos. Esta categoría incluye datos, información, estadísticas, fechas
importantes y todo tipo de razonamiento. Muchos disertantes se basan en una estadística o en una fuente de
información fehaciente para justificar sus argumentos. Logos apela al mensaje en sí, y se apoya en evidencias
lógicas recurriendo a la razón y a la inteligencia de la audiencia.
ORATORIA II
LOS GÉNEROS ORATORIOS
Existen tres géneros de discursos de oratoria: el genus iudiciale (género judicial o forense), el genus
deliberativum (género deliberativo o político) y el genus demonstrativum (género demostrativo o epidíctico).3
El genus iudiciale es el que corresponde a las exposiciones realizadas ante un juez con el objetivo de
acusar o defender, respecto de un asunto del pasado, una causa planteada en término de justicia
frente a injusticia. Sus polos son acusación y defensa.
El genus deliberativum es el que corresponde a los discursos pronunciados ante una asamblea; el
orador pretende aconsejar o disuadir en términos de utilidad. Frente al género judicial, que se centra
en acontecimientos pasados, el tema de los discursos deliberativos es cómo afrontar en el futuro un
determinado asunto.
El genus demonstrativum se centra en individuos particulares a los que se trata de alabar o denostar
ante un público; se ocupa de hechos pasados y se dirige a un público que no tiene capacidad para
influir sobre los hechos, sino tan solo de asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el
orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello y en su contrario, lo feo. Sus polos son,
pues, la alabanza o encomio y el denuesto o vituperio.
Además de estos tres géneros, existen siete especies (εἲδη): la suasoria (προτρεπτικόν), disuasoria
(ἀποτρεπτικόν), laudatoria (ἐγκωμιαστικόν), vituperadora (ψητικόν), acusatoria (κατηγορικόν), exculpatoria
(ἀπολιγικόν) y la indagatoria (ἐξεταστικόν).
Estas especies están presentes en los tres géneros. En el deliberativo, puesto que se busca convencer al
auditorio de una determinada tesis, las más frecuentes son la suasoria y la disuasoria. En el judicial, en el que
hay que defenderse de acusaciones o realizarlas, predominan las especies acusatoria y exculpatoria y en el
epidíctico, que sirve para reforzar los valores de una comunidad, la laudatoria y la vituperadora.
Aunque predominen más en determinados discursos, las siete especies están en los tres géneros. En un
discurso deliberativo se puede utilizar la especie acusatoria y la vituperadora, por ejemplo, el político que
propone una ley puede acusar a su rival de algo o hacerle un vituperio con el fin de desacreditarlo. De la
misma manera, en el discurso judicial son frecuentes las especies vituperadora y laudatoria. Un caso muy
conocido es el discurso de Cicerón Pro Archia Poeta en el que hay un extenso elogio de la poesía.
En la Edad Media se añadieron a los anteriores las llamadas artes: ars praedicandi (sobre la técnica de elaborar
sermones), ars dictandi (o ars dictaminis, sobre el arte de escribir cartas) y las ars poetriae (preceptos
gramaticales, métricos y retóricos para escribir poesía).