Compendio Unidad 1

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EDUCACIÓN INICIAL

EDUCACION FAMILIA Y SOCIEDAD

3 créditos

UNIDAD No. 1
LA FAMILIA, PRIMER AGENTE DE
SOCIALIZACIÓN

PERÍODO OCTUBRE 2022 / FEBRERO 2023

Compendio Elaborado por : Ing. Jorge Alpizar Muni, MSc.


Índice

Tabla de contenido

Introducción …………………………………………………………………………………….. 1

Evolución histórica del modelo de familia………………………………………….. 3

La diversidad de estructuras familiares ……………………………………………… 4

Rasgos definitorios de la familia ………………………………………………………… 5

La competencia parental……………………………………………………………………. 7

Socialización y valores ……………………………………………………………………….10

Determinantes de los valores de socialización parental ……………………. 12

Bibliografía utilizada …………………………………………………………………………. 15

1
Resultado de aprendizaje de la asignatura

Promueve acciones que sensibilicen a las familias y sus comunidades sobre los
procesos de inclusión social y educativa en Educación Inicial

Unidad 1 : La familia, primer agente de socialización

Resultado de aprendizaje de la unidad:

Analizar a la familia como el agente más influyente y decisivo en la formación de los


estudiantes.

Introducción

La familia ha sido considerada históricamente como la célula o unidad básica fundamental en


función de la cual se estructura la Sociedad.

Su evolución desde los primeros momentos de la Humanidad ha estado vinculada al desarrollo de


muy diversos factores que destacan esencialmente las interrelaciones que se establen entre sus
miembros, determinadas en una medida importante por los hábitos de vida prevalecientes, y las
características del contexto en que se desarrollan las interrelaciones familiares.

El estudio de esta evolución histórica nos ayudará a comprender los factores determinantes de
sus estructuras, al tiempo que permitirá identificar la diversidad que en tal sentido prevalece en
las concepciones estructurales de la familia en la actualidad; elementos básicos para desarrollar
una conveniente labor educativa en nuestras aulas de la educación inicial.

El papel que desempeña la labor de la familia en la formación los niños en las edades más
tempranas, resulta determinante en la creación de hábitos de vida, la transmisión de la cultura, en
el mantenimiento de ceremonias y costumbres, en la conservación del patrimonio, la represión de
los instintos y la adquisición de la lengua materna; determinando con ello en buena medida los
procesos fundamentales del desarrollo psíquico y la organización de las emociones de los futuros
individuos.

La socialización entendida como el proceso mediante el cual las personas adquirimos los valores,
creencias, normas y formas de conducta apropiados en la sociedad a la que pertenecemos es el
resultado de la interacción que se da entre el individuo y la sociedad. A partir de este proceso se
aprenden las pautas de comportamiento, las normas, roles y costumbres, por lo que el periodo de
la infancia es fundamental en este proceso de socialización, determinando el papel privilegiado
que la familia juega en la transmisión de pautas culturales.

Los primeros años de vida son entendidos como los espacios generadores de los principales
aprendizajes básicos del individuo. En ellos se fundamentan hábitos, prácticas, sentimientos y
valores; que acompañan al ser humano durante buena parte de su desarrollo y moldean sus
características psicosociales básicas.

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Un importante papel juega la familia en la gestión de estos aprendizajes pues a partir de las
interacciones con padres, hermanos y demás familiares próximos, basados en el estímulo y la
imitación de patrones de conducta que se desarrollan y observan; los infantes adquieren los
fundamentos de los mismos. De ahí la importancia de un adecuado equilibrio y trabajo conjunto
entre la labor de la familia y la escuela de educación inicial ha de tener en el propósito de garantizar
el desarrollo futuro de la persona.

Evolución histórica del modelo de familia

Desde el surgimiento del hombre, este se ha asociado para poder subsistir; inicialmente con el
objetivo de desafiar la fuerza externa que entrañaba la naturaleza para obtener los alimentos y
trabajar. Así ese grupo humano, conformado en los albores de la historia y nombrado como
comunidad, desempeñaba diversas formas y funciones, sin que mediaran inicialmente lazos de
parentesco y luego por consanguinidad.

La familia constituye uno de los grupos humanos


que inmerso dentro del macro grupo que
constituye la sociedad, juega un importante papel
en la educación sobre todo en los primeros años
de existencia de los niños y debe tenerse una
clara idea de cómo se integra y desarrolla
teniendo en cuenta la situación económica
política y social imperante, para que con ello
contribuya de manera coherente a los propósitos
formativos de otras instituciones sociales.

El clan fue la primera manifestación de solidaridad humana, la forma más primitiva de unión
destinada a lograr una posibilidad de defensa, que hiciera factible la supervivencia en un medio
hostil. Pero a medida que los sentimientos de los individuos se afinaban, el vínculo común y
general fue siendo remplazado, paulatinamente, por la solidaridad familiar que aunó a grupos más
pequeños.

Los indicios más remotos, nos muestran que en las primeras etapas de su evolución la mujer
desempeñaba el papel más importante en el seno familiar; su rol era fundamental, mientras que
el del hombre se presentaba con carácter accidental y transitorio. La madre en algunos casos ni
siquiera se preocupaba por determinar quién era el padre de su criatura, ya que ella misma seguía
ligada a su padre y a sus hermanos. Los lazos fraternos eran más afectivos e intensos que los
vínculos entre marido y mujer. El hombre, por el contrario, continuaba viviendo con su gente y
visitaba clandestinamente a su mujer. Esta estructura familiar se reconoce como Familia
Consanguínea.

Mas adelante en el tiempo comienzan a establecerse relaciones de carácter grupal, gestadas por
la necesidad de una actividad más organizada para la subsistencia surgiendo lo que se conoce
como Familia Punalúa la que consistía en excluir a los padres y a los hijos de la actividad sexual
recíproca, y posteriormente por razones económicas y prácticas; la familia tuvo que dividirse, su
extensión disminuyó y renunció a la unión sexual entre hijos de la misma madre.

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La denominada Familia Sindiásmica, término proveniente del latín <syndyasmos> que significa
“parear”; surge en la etapa final de la época conocida como salvajismo a partir de prohibiciones
más drásticas relacionadas con las uniones y relaciones sexuales entre los individuos. Se fundaba
en el pareo de un varón y una mujer, bajo la forma de unión matrimonial, pero sin cohabitación
exclusiva. La separación estaba definida al libre albedrío del marido tanto como de la mujer. Esta
forma de familia limitaba el grado de consanguinidad existente en las familias.

Ya en la Edad Antigua y mucho más consolidada en la Edad Media aparece la denominada


Familia Patriarcal en la que se destaca como elemento primordial la autoridad absoluta del jefe
de familia esencialmente representada por el hombre. Como eje de relaciones el jefe de familia
practicaba la poligamia. La familia patriarcal se fundaba en el matrimonio de un varón con varias
esposas.

Este modelo de familia aparece asociado con un importante desarrollo de la agricultura y


constituye el antecedente directo de la familia moderna. El padre de familia se consolida como el
representante en el culto doméstico.

Con el advenimiento de la Edad Moderna, surge el modelo de Familia Monógama, fundada en el


matrimonio de un hombre con una mujer, con cohabitación exclusiva. Se considera como
representativo de la familia de la sociedad civilizada, por consiguiente, esencialmente m oderna.

Esta forma de familia creó un sistema independiente de prácticamente todo vestigio de


consanguinidad.

La diversidad de estructuras familiares en la actualidad

Con el desarrollo de la sociedad en el espacio contemporáneo actual la familia adquiere


características muy propias que están asociadas al desarrollo de las relaciones de producción
existentes y en particular el papel de la mujer como ente también productivo con reconocidos
derechos como ser humano, que transforman unido a otros elementos de carácter sociológico las
concepciones actuales de familia; por lo que debemos advertir y reconocer diferentes estructuras
familiares que pueden resumirse en:

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• La familia nuclear o elemental: es la unidad familiar básica que se compone de esposo
(padre), esposa (madre) e hijos. Estos últimos pueden ser la descendencia biológica de la
pareja o miembros adoptados por la familia.

• La familia extensa o consanguínea: se compone de más de una unidad nuclear, se extiende


más allá de dos generaciones y está basada en los vínculos de sangre de una gran cantidad
de personas, incluyendo a los padres, niños, abuelos, tíos, tías, sobrinos, primos y demás; por
ejemplo, la familia de triple generación incluye a los padres, a sus hijos casados o solteros, y
a los nietos.

• La familia monoparental: es aquella familia que se constituye por uno de los padres y sus
hijos. Esta puede tener diversos orígenes. Ya sea porque los padres se han divorciado y los
hijos quedan viviendo con uno de los padres, por lo general la madre; por un embarazo precoz
donde se configura otro tipo de familia dentro de la mencionada: la familia de madre soltera; o
por fallecimiento de uno de los cónyuges; familia en la que la madre desde un inicio asume
sola la crianza de sus hijos/as.

Generalmente, es la mujer quien la mayoría de las veces asume este rol, pues el hombre se
distancia y no reconoce su paternidad por diversos motivos. En este tipo de familia se debe
tener presente que hay distinciones pues no es lo mismo ser madre soltera adolescente, joven
o adulta.

• La familia de padres separados: familia en la que los padres se encuentran separados. Se


niegan a vivir juntos; no son pareja, pero deben seguir cumpliendo su rol de padres ante los
hijos por muy distantes que estos se encuentren. Por el bien de los hijos/as se niegan a la
relación de pareja, pero no a la paternidad y maternidad.

Rasgos definitorios de la familia

Independientemente de las diversas formas que adopten, es importante resaltar las tres funciones
básicas que debe atender cualquier familia.

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La primera de ellas de carácter elemental y objetivo es la función material o económica,
indispensable para poder desempeñar el resto de los roles que le corresponden como ente social
básico, nos referimos al hecho de proveer el sustento para lograr alimentarse, vestirse, calzarse
y garantizar un nivel de vida digno.

La segunda es la función afectiva, ya que debemos aceptar que es en el seno del hogar y de la
familia donde el niño, joven o adolescente, recibe las primeras muestras de amor y cariño, lo cual
redundará luego en el fomento de una personalidad segura.

Aquí tiene un peso preponderante el ejemplo y actuar diario de los padres en la formación de
conocimientos, habilidades, valores y hábitos. De esta función básica depende la estabilidad
emocional de los miembros de la familia y el mantenimiento de una estabilidad estructural.

La tercera es la función social, alude a la necesidad de procrear para el sostenimiento de la


especie humana y por tanto de la sociedad, se refiere además al desenvolvimiento de la familia
dentro del medio, así el hijo que producto a la educación recibida en el hogar y en los centros
educacionales es devuelto como un ciudadano integral, capaz de desempeñar una labor útil para
la humanidad. De esta función básica depende el equilibrio dentro de la sociedad y el
mantenimiento de nuestra especie.

Sin embargo, el desarrollo exitoso del papel


educativo de la familia no puede verse mediante el
cumplimiento de una u otra de las funciones, sino de
la combinación efectiva de todas y cada una de ellas.

Así, por ejemplo, es posible encontrar con relativa frecuencia familias donde todas las necesidades
de tipo económico están resueltas de manera satisfactoria y, sin embargo; existen graves
carencias en el plano espiritual y afectivo que dificultan la adecuada formación del niño o el joven,
las que se reflejan en una falta de estabilidad personal, pudiendo traer como consecuencia serios
trastornos incluso en la funcionalidad de la familia como tal.

A nivel global muchas de las dificultades que se aprecian en el modelo de familia en la actualidad
asociado al no cumplimiento de sus funciones básicas, tienen su expresión en problemas de
trascendencia para cada una de las naciones. Por ejemplo; en el terreno de la función social nos
parece importante aludir a la reducción de las tasas de nupcialidad y natalidad en los países de
mayor desarrollo, con el consiguiente envejecimiento de la población y la reducción de las
disponibilidades de fuerza de trabajo para los próximos años.

Resulta también preocupante el incremento de las tasas de natalidad y el crecimiento general de


la población en los países del Tercer Mundo, que trae como consecuencia exceso de fuerza de
trabajo e incremento en las demandas de empleo, educación, salud y servicios de todo tipo que
no son solucionables por sus propias economías.

La familia es reconocida como institución a través de las normas que rigen la sociedad a partir del
establecimiento del estado de derecho y su papel se refrenda soberanamente en función de la
Constitución, Leyes y Reglamentos. En el Ecuador la Constitución de la República, define el

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carácter de la familia como parte de los derechos ciudadanos; sus bases fundamentales aparecen
en el Material Complementario 3.

Si bien la familia debe asumir la responsabilidad por la educación inicial del niño, debe continuar
después apoyando afectiva, moral y materialmente el proceso de educación a través de la escuela.

Por su parte la escuela debe asumir la responsabilidad de continuar la educación iniciada en el


marco familiar y encauzarla hacia la asimilación de contenidos seleccionados y la adquisición de
habilidades y capacidades concretas; así como contribuir a la propia educación de los padres,
mediante la orientación para el adecuado cumplimiento de sus funciones.

Entre ambas instituciones deben establecerse relaciones de interdependencia y colaboración, que


no significa la solución de todas las contradicciones entre ambas, pero sí permite la coordinación
de las influencias educativas en una misma dirección.

La competencia parental

En la actualidad asumir una competencia parental, coloca a las personas frente a una gran
responsabilidad y las enfrenta a un gran desafío: la responsabilidad sin duda es la de educar,
interviniendo, guiando, orientando, inculcando, mostrando; con el objetivo de potenciar y optimizar
su desarrollo y madurez, generando entonces las condiciones indispensables para el desarrollo
saludable de los niños.

Si bien los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos es claro que no es
dominio exclusivo de ellos el guiar, influir y educar a sus hijos; está labor en definitiva ha de ser
una tarea compartida, encomendada a distintos grupos o entidades sociales.

La escuela puede y debe contribuir a desarrollar los


aspectos positivos de la educación familiar, reforzar
los valores positivos adquiridos en su seno, puede
reducir e incluso erradicar los efectos de una
educación familiar deficiente y la influencia de un
medio familiar adverso.

Lo que sí resulta evidente es que la escuela no puede sustituir el papel de la familia, no puede
suplantar las necesidades afectivas de los niños y adolescentes; aun cuando cubra todas las
carencias materiales y las demandas cognoscitivas de los educandos, la institución escolar no
está preparada ni diseñada para ocupar el lugar de los padres, hermanos, abuelos, y los efectos
en la personalidad de los sujetos carentes de este vínculo afectivo son siempre perceptibles, a
pesar de que el sistema escolar les haya brindado la mejor atención posible.

Por tanto, Escuela y Familia se complementan, pero


no se sustituyen, puesto que son instituciones
sociales encargadas de un mismo fin (la educación
y socialización de los individuos) pero diferentes en
cuanto a su origen, composición y formas de
cohesión interna.

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Vivimos actualmente en una sociedad donde se producen cambios a un ritmo vertiginoso, con
transformaciones científicas, comunicacionales, tecnológicas, dónde los estilos educativos
parentales y las formas de relación adulto-niño con la que fueron educados los adultos en su
infancia y adolescencia se encuentran en franca declinación, ya no les sirven para educar a sus
hijos

En este sentido, ser padres es una tarea que se encuentra en permanente transformación,
producto de cambios temporales, histórico-sociales y evolutivos a medida que cambia la edad de
los padres y de los hijos. En términos generales los adultos de hoy posiblemente hayan sido
educados desde otro paradigma, en donde el niño era visto como objeto, que debía cumplir con
su educación, ser obediente, dependiente y servil. Muchos de ellos entonces, han sido educados
en el respeto sin condiciones a sus adultos, la obediencia irrestricta, donde la última palabra la
tienen los mayores y además no se cuestionan las decisiones tomadas por los padres.

La época en la que fueron educados la mayoría de los adultos actuales, era una en la que
prevalecía un modelo educativo parental, rígido, férreo, sin concesiones, autoritario. Hoy la forma
de relacionarse entre padres e hijos claramente es otra, el lugar la consideración que se tiene por
el niño en nuestra sociedad ha cambiado, las ideas y las acciones sobre éstos son distintas.

La lucha por la reivindicación de los derechos de niños, niñas y adolescentes y el advenimiento


de la Convención de los Derechos del Niño de la Asamblea General de las Naciones Unidas, entre
otras causas, han influido en el cambio de paradigma. La CDN es el documento de derechos
humanos con más ratificaciones en el mundo y que recoge por primera vez en el mismo texto,
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

Aparecen entonces conceptos como el interés superior del niño, el niño como sujeto de derecho,
etc. Son términos, conceptos que colocan a los niños en relación con los derechos humanos en
igualdad de condiciones con los adultos.

Tomando en consideración estos significativos cambios, en el escenario actual, la principal


dificultad que se les presenta a los padres, a la hora de ejercer las funciones parentales, es la de
definir cuál ha de ser el estilo educativo parental con que se relacionan con su hijo/a.

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Es allí donde, en muchas ocasiones, se produce el distanciamiento, la fractura relacional entre
padres hijos y escuela. Nos encontramos entonces y sólo a modo de ejemplo, con algunos padres
y madres con un estilo educativo con características rígidas, inflexibles, alejado de las
necesidades de los chicos, autoritario.

Mientras que por otro lado encontramos padres y madres que han dimitido del ejercicio de sus
funciones parentales, han renunciado al ejercicio de la autoridad, del rol protagónico que todo
padre y madre debería tener en la educación de sus hijos, ejerciendo una disciplina “light” o
“diluida”; o sea, adultos que ejercen sus funciones desde un estilo educativo permisivo o
negligente, contemplativo y pasivo.

La cuestión vital en este momento desde el punto de


vista de la escuela es la de ayudar a los padres y
madres a encontrar una forma adecuada de
relacionarse y educar a sus hijos, un estilo educativo
acorde a los tiempos que corren, intentando adaptarse
y adoptar una forma que contemple las características
y las necesidades de los niños, teniendo como parte
central del modelo el ser afectuoso, respetuoso,
tolerante, posibilitando el diálogo que aporte a la
construcción, sin dejar de considerar la importancia
que tienen los límites en la constitución del individuo y
de las relaciones familiares y sociales.

La valoración del resultado de numerosas investigaciones en relación a los resultados que se


logran a partir de diferentes estilos educativos parentales; puede darnos una idea más clara de
hacia dónde debemos encaminar la formación de los padres, que debe constituir un elemento de
trabajo de las instituciones educativas.

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Socialización y valores

La socialización se reconoce como: el proceso mediante el cual las personas adquirimos los
valores, creencias, normas y formas de conducta apropiados en la sociedad a la que
pertenecemos.

El proceso de socialización se presenta como resultado de la interacción que se da entre el


individuo y la sociedad. Su importancia en las edades más tempranas propias de los niveles de la
Educación Inicial radica básicamente en el hecho de que a través del mismo se aprenden las
pautas de comportamiento, las normas, roles y costumbres más trascendentes y perdurables en
la formación del individuo.

El Modelo de Educación Inicial ecuatoriano, reconoce


la importancia del entorno en que se desenvuelven los
niños desde los primeros momentos de su vida, como
factores trascendentales en su desarrollo,
determinando la necesidad de crear ambientes
estimulantes y positivos, donde los niños puedan
acceder a experiencias de aprendizaje efectivas desde
sus primeros años, con el fin de fortalecer el desarrollo
infantil en todos sus ámbitos, así como un ambiente
familiar social estimulante y lleno de afecto, que unido
al trabajo de instituciones de educación inicial de
calidad, que generen un entorno lúdico, un adecuado
cuidado de salud y nutrición, incidirá de manera
significativa a lo largo de sus vidas.

La estimulación temprana centrada en el infante como sujeto protagonista de su propio


aprendizaje, sostenida a partir de los procesos de socialización, aparece sólidamente
fundamentada por numerosos estudios que al respecto reconocen el hecho que desde que nace
e incluso antes, los niños están en permanente actividad y posibilidad para conocer el mundo y
así mismo.

De esa forma construye su conocimiento a través de los reflejos, de las percepciones y de los
movimientos que realiza. En los primeros momentos de la vida, la inteligencia en las primeras
etapas tiene un carácter natural (práctico); porque se manifiesta en acciones sobre el propio
cuerpo y las demás personas.

Como bases teóricas de los procesos que tienen lugar durante la infancia, es indispensable
reconocer los aportes de Jean Piaget (1896-1980) y en particular los resultados de sus estudios
relacionados con el desarrollo intelectual y cognitivos de los niños, estructurando una visión a
partir de diferentes etapas.

Otra importante fuente de fundamentos teóricos al respecto la encontramos en los trabajos de


Howard Gardner; (1993) los que señalan, que las personas tienen inteligencias múltiples y que

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estas se desarrollan según sus capacidades y las oportunidades de aprendizaje que brinda el
ambiente.

Esto implica que cada niño y niña tendrá diferentes tipos de inteligencia y formas de aprender,
sean estas: musicales, visuales, kinestésicas, lógicas, lingüísticas, naturalista, intrapersonales e
interpersonales y de igual manera nos refuerza que las propuestas educativas deberán brindar un
espacio y momento para que estas habilidades sean desarrolladas con actividades variadas y
respetuosas de la diversidad.

Por otra parte, es indispensable el reconocimiento que ha tenido en los fundamentos teóricos
relacionados con los estudios acerca del papel de la socialización en la educación de los niños y
jóvenes, el denominado aprendizaje social promovido a partir de los resultados de los trabajos del
destacado psicólogo ruso Lev Vigotsky (1896-1934) en particular, sus aportes en relación a lo que
denominó como Zona de Desarrollo Próximo.

Los trabajos de Vygotsky fueron complementados posteriormente por los aportes de Bandura &
Walters (1974); destacándose como parte de los mismos la caracterización del proceso de
aprendizaje en los primeros años la que según estos autores, se manifiesta por medio de la
observación y la modelación en el desarrollo de las destrezas y la imitación como proceso
cognitivo.

Unido a ello los avances en las neurociencias nos demuestran que el cerebro recibe influencia
tanto del entorno como de su base genética y que existe un período temprano de oportunidades
para brindar al niño la adecuada nutrición, estimulación y seguridad que necesita para desarrollar
su cerebro al máximo y ayudarle a alcanzar todo su potencial.

El estímulo y la interacción temprana con los padres


y la familia, son un impulso esencial para el
desarrollo cerebral y para el aprendizaje a lo largo de
la vida. Las investigaciones demuestran que la
crianza y la interacción afectuosa entre los niños
pequeños y su familia fortalecen de manera positiva
y permanente la capacidad de aprender y puede
cambiar el funcionamiento cerebral para toda la vida.

Durante los primeros años de vida a través de la estimulación oportuna, las familias y educadores
pueden promover el desarrollo óptimo de los niños a largo plazo y aprovechar las oportunidades
para que ellos puedan aprender.

La estimulación es un proceso natural en el que, a través del juego libre, los niños exploran con
sus sentidos (ver, oír, probar, oler y tocar) y ponen en práctica sus capacidades físicas,
emocionales, sociales y cognitivas para optimizarlas de acuerdo a su ritmo de evolución mientras
ejercen mayor control sobre su mundo.

Un niño que, durante sus primeros años de vida, vive en un ambiente estimulante física y
emocionalmente, desarrollará un mayor número de conexiones cerebrales necesarias para
procesar la información del entorno y aprender. Los bebés cuentan con una capacidad innata para
relacionarse activamente con su entorno y buscar oportunidades para aprender; además, poseen

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mecanismos que les permiten controlar la cantidad óptima de estimulación para sentirse
confortables y protegerse de la estimulación excesiva.

Así, conforme los niños van creciendo, irán transformando sus reflejos en mecanismos de auto
preservación efectiva y desarrollarán su habilidad para regular los estímulos mientras interactúan
en su ambiente, lo que asegurará que las experiencias típicas que ellos vivan durante sus primeros
años promuevan su desarrollo sin abrumarlos.

A largo plazo los niños que reciben estimulación oportuna muestran un mejor desempeño cuando
ingresan a la enseñanza escolarizada y manejan mejor las situaciones estresantes en
comparación con los niños que recibieron poca estimulación.

Al contrario, cuando los niños pasan sus primeros años en un ambiente poco estimulante, con
interacciones limitadas y carentes de apoyo emocional, su desarrollo cerebral y funciones pueden
ser afectadas, pues la carencia de estímulos altera la organización cerebral y la posibilidad de
crear estructuras funcionales para el aprendizaje, por lo que tendrán mayores posibilidades de
presentar retrasos cognitivos, problemas sociales o de comportamiento y dificultades para
enfrentar situaciones de mayor complejidad.

Como ya hemos insistido los niños aprenden a partir de las interacciones que establecen con todo
aquello que hay en su entorno inmediato. Nos referimos a un sinnúmero de objetos, de personas
y situaciones, las que generan infinidad de estímulos.

Ahora bien, nunca es el aprendizaje tan significativo como cuando un adulto está presente; sobre
todo, cuando ese adulto se encarga de mediar, trasladar y traducir cada estímulo al niño, en
función de alcanzar determinados aprendizajes. Esta constituye la labor fundamental de los
familiares que de manera sistemática interactúan con ellos y por supuesto de los educadores.

El rol del adulto es facilitar al niño la comprensión de su entorno convirtiéndose en el vínculo y


soporte fundamental para ese fin. Se ha demostrado que cuando los adultos manejan aspectos
conductuales de forma intencional, atienden a los intereses del niño y canalizan su atención de
forma receptiva, los niños mejoran su comportamiento y tienen también mejor desempeño
académico.

Los juguetes, los hermanos, los otros niños tanto en la casa como en la escuela, son necesarios
y contribuyen al proceso de aprendizaje. Pero no son suficientes. El desarrollo infantil se potencia
con la interacción con el adulto guía, en el hogar o en las instituciones educativas. Además, la
consistencia y presencia de los adultos en cada ambiente, da seguridad al niño y refuerza su
autoestima.

Determinantes de los valores de socialización parental

Los valores constituyen un conjunto de principios con los que nos identificamos y asumimos como
modelos de nuestro comportamiento. Los valores sirven, por tanto, para ir constituyendo y
modelando nuestras actitudes, así como para establecer normas al juzgar el comportamiento de
los demás.

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Es importante destacar el indispensable componente social en su formación, lo que hace
determinante su expresión a partir de las relaciones que establecemos con las demás personas,
así como con los contextos físicos, sociales y culturales en los que nos desarrollamos.

En materia de educación, especialmente en los países democráticos, debemos intentar encontrar


valores que puedan ser compartidos por todos, o al menos por la mayor parte de los componentes
de las comunidades educativas, entendidas en la concepción amplia del término: compuestas por
las familias, las escuelas, las asociaciones e instituciones del entorno, etc.

Para lograrlo se acostumbra a proponer valores cívicos que constituyan una especie de común
denominador, recurriendo a fuentes documentales e institucionales que nos ofrezcan este tipo de
valores ampliamente compartidos, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
1948, las Constituciones y Leyes fundamentales de los respectivos países y estados. En tal
sentido la Ley Orgánica de Educación Intercultural de la República del Ecuador establece
como parte de sus principios, lo siguiente:

“Educación en valores. La educación debe basarse en la


transmisión y práctica de valores que promuevan la
libertad personal, la democracia, el respeto a los derechos,
la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto
a la diversidad de género, generacional, étnica, social, por
identidad de género, condición de migración y creenci a
religiosa, la equidad, la igualdad y la justicia y la
eliminación de toda forma de discriminación”

No obstante, hemos de reconocer que no toda la comunidad educativa, especialmente algunos


sectores del profesorado, suele compartir esta apreciación, argumentando que la educación en
general, y particularmente los valores, deben impartirse en las familias, dejando para las escuelas,
la enseñanza de los contenidos de las áreas de conocimiento y las disciplinas académicas.

Por otro lado, también existen posiciones contrarias, sobre todo determinadas familias, que
piensan que toda la tarea educativa es responsabilidad de los centros escolares. Paradójicamente,
la sociedad culpa, en muchos casos, a las instituciones educativas de que no eduquen en valores,
como la convivencia y la paz, sobre todo cuando surgen situaciones de violencia e intolerancia,
pero lo que realmente no les perdonaría, sin decirlo, es que no se enseñen los contenidos que
favorecen el éxito académico.

En un sistema educativo de un país democrático es imprescindible esta explicitación para que los
valores sean conocidos y debatidos por todos los sectores de las comunidades educativas, con la
finalidad de intentar llegar a acuerdos básicos sobre su selección y su tratamiento educativo.

El currículo para la Educación Inicial en el Ecuador, propone la formación integral de los niños,
esto implica el desarrollo de los diferentes ámbitos que permiten especificar la tridimensionalidad
de la formación del ser humano, es decir, lo actitudinal, lo cognitivo y lo psicomotriz, con énfasis
predominante en lo actitudinal, ya que en este nivel es fundamental el fomento de la práctica de
buenos hábitos y actitudes como base para la construcción de principios y valores que les
permitirán desenvolverse como verdaderos seres humanos y configurar adecuadamente el
desarrollo de su personalidad, identidad y confianza.

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En perspectiva desde el punto de vista formativo el Currículo de la Enseñanza Obligatoria en el
Ecuador, tiene como sustento la formación integral basada en tres ejes o valores: Justicia,
Innovación y Solidaridad. Cada uno de esos ejes tiene expresiones concretas en relación a las
capacidades que han de irse consolidando a través de la Enseñanza Básica y el Bachillerato, las
que se resumen en el siguiente gráfico:

JUSTICIA
J.1. Comprendemos las necesidades y potencialidades de nuestro país y nos involucramos en la
construcción de una sociedad democrática, equitativa e inclusiva.
J.2. Actuamos con ética, generosidad, integridad, coherencia y honestidad en todos nuestros
actos.
J.3. Procedemos con respeto y responsabilidad con nosotros y con las demás personas, con la
naturaleza y con el mundo de las ideas. Cumplimos nuestras obligaciones y exigimos la
observación de nuestros derechos.
J.4. Reflejamos y reconocemos nuestras fortalezas y debilidades para ser mejores seres humanos
en la concepción de nuestro plan de vida.

INNOVACIÓN
I.1. Tenemos iniciativas creativas, actuamos con pasión, mente abierta y visión de futuro;
asumimos liderazgos auténticos, procedemos con proactividad y responsabilidad en la toma de
decisiones y estamos preparados para enfrentar los riesgos que el emprendimiento conlleva.
I.2. Nos movemos por la curiosidad intelectual, indagamos la realidad nacional y mundial,
reflexionamos y aplicamos nuestros conocimientos interdisciplinarios para resolver problemas en
forma colaborativa e interdependiente aprovechando todos los recursos e información posibles.
I.3. Sabemos comunicarnos de manera clara en nuestra lengua y en otras, utilizamos varios
lenguajes como el numérico, el digital, el artístico y el corporal; asumimos con respo nsabilidad
nuestros discursos.
I.4. Actuamos de manera organizada, con autonomía e independencia; aplicamos el razonamiento
lógico, crítico y complejo; y practicamos la humildad intelectual en un aprendizaje a lo largo de la
vida.

SOLIDARIDAD
S.1. Asumimos responsabilidad social y tenemos capacidad de interactuar con grupos
heterogéneos, procediendo con comprensión, empatía y tolerancia.
S.2. Construimos nuestra identidad nacional en busca de un mundo pacífico y valoramos nuestra
multiculturalidad y multietnicidad, respetando las identidades de otras personas y pueblos.
S.3. Armonizamos lo físico e intelectual; usamos nuestra inteligencia emocional para ser positivos,
flexibles, cordiales y autocríticos.
S.4. Nos adaptamos a las exigencias de un trabajo en equipo en el que comprendemos la realidad
circundante y respetamos las ideas y aportes de las demás personas.

La Educación Inicial como antecedente de tales propósitos educativos debe tomar como
lineamientos estratégicos aquellas acciones educativas que promuevan las bases para asumir la
formación de estas capacidades, las que de una manera explícita se relacionan con los Ejes y

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Ámbitos de Desarrollo y Aprendizaje definidos en el currículo de la Educación Inicial en el
Ecuador.

EJES DE EDUCACIÓN INICIAL


DESARROLLO Y AMBITOS DE DESARROLLO Y APRENDIZAJE
APRENDIZAJE
0 - 3 AÑOS 3 – 5 AÑOS
Desarrollo personal Vinculación emocional y Identidad y autonomía
y social social Convivencia
Descubrimiento del Relaciones con el medio natural y
Descubrimiento del medio
medio natural y cultural
natural y cultural
cultural Relaciones lógico-matemáticas
Comprensión y expresión del
Manifestación del lenguaje
lenguaje
Expresión y verbal y no verbal
Expresión artística
comunicación
Exploración del cuerpo y
Expresión corporal y motricidad
motricidad

Bibliografía utilizada

Barg, L. (2001). La familia: sus cambios en el nuevo milenio. Desde el Fondo. Disponible en:
http://200.61.250.7/publicaciones/publicaciones/desde_el_fondo/pdf/Nro_21/2%20Barg%2021.p
df

Fernández, S. S. (2008). Didáctica de la Educación en valores. In Didáctica general: la práctica de


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