Hojas en La Acera Nro 44 Ríos

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

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L
A

Nº 44 Año XI
DICIEMBRE 2019
GACETA INTERNACIONAL
HOJAS EN LA ACERA ISSN 1989-5984 www.hela17.blogspot.com hojasenlaacera@hotmail.es
DE HAIKU
Editada en España
HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Redacción
Traducciones
Leticia Sicilia
letisicilia@hotmail.com

Enlace América
Jorge Braulio Rodríguez
jorgebraulio@cubarte.cult.cu

Enlace Japón
Félix Arce
xilinbi@hotmail.com

Ilustraciones
Sandra Pérez
sandraenlaluna@gmail.com

Ayudante de maquetación
Toñi Sánchez Verdejo
toni1603@gmail.com

Coordinador de Publicaciones
Javier Sancho
javiersancho666@hotmail.com

Redactor Jefe
Elías Rovira
elias.rovira@gmail.com

Director
Enrique Linares
elinaresmarti@gmail.com
HOJAS EN LA ACERA

EDICIÓN DIGITAL
editada en España:
ISSN 1989-5984

EDICIÓN IMPRESA
editada en España:
ISBN 1314 - 7811

Depósito legal: M-17049-2013

Blog de HELA:
www.hela17.blogspot.com

Email de contacto:
hojasenlaacera@hotmail.es

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Sumario
Nº 44 Diciembre 2019

Fotografía de la portada: Teresita González (Paraguay)

Editorial, pág. 4

Sobre la portada y trabajo fotográfico de Teresita González, pág, 5

SAKE CON TINTA: “Manipuladores”,


de Félix Alcántara Llarenas, pág. 7

UMBRAL DE TORII: “El agua sin retórica”


de José Antonio Olmedo López-Amor, pág. 10

TIERRA MOJADA: “Sr. y Sra. Wasson”,


de José Fajardo, pág. 14

“La cigarra de Bashô”, de Javier Sancho Chicote, pág. 17

Haikus de autor:
Martín Azcárate Núñez, pág. 23
María Jesús Pérez Núñez, pág. 26
Ricardo Virtanen, pág. 28
A la memoria de Cristina Noemí Ghiringehli, pág. 29
Yoko Masuyama, pág. 34

Cuaderno de viajes, haibun, pág. 40

Diarios de Bashô: “Oku No Hosomichi II”


de Carmen García Carnicér, pág. 42

ASOMBROS AFINES: “El lenguaje y las cosas”,


de Carlos Blanc. pág. 50

CELEBRAR LA VIDA: “A Gaia 100 haikus” (segunda parte)


de Xaro Ortolá, pág. 54

ISLA DE PALABRAS: “Juzgar un libro por su portada”


de Ezequiel Soriano Gómez, pág. 69

TRADUCCIÓN:
“El arte secundario del haiku moderno” de Kubawara Takeo, por Alfredo Bizarro, pág. 70

LIBROS:
“Con los cinco sentidos”, varios autores, por Emma González y Eduardo Moreno, pág. 82
“Octante luna”, de Elías Dávila Silva, por Gregorio Muelas Bermúdez, pág. 83

Información sobre LA CARTA DE HAIKU POR EL MUNDO, pág. 85

Resultados de la edición de septiembre nº 39 del kukai de HELA, pág. 87

Comentarios de Mayra Rosa Soris Santos a los mejores puntuados del kukai, pág. 92

Próxima propuesta para el kukai de diciembre, edición nº 40, pág. 95

Felicitación del equipo de profesores de la escuela de haiku Makoto, pág. 96

Las historias de Boti Hito y su gata Mizu, pág. 97

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Editorial
¿Quién no ha detenido sus pasos en la ribera de un arroyo para escuchar el canto del
agua? Melodía que discurre serena, como el susurro melódico de una nana.
Dentro de nosotros quietud. Somos cauce de río. Somos música. Somos verso que obser-
va.
Pequeño arroyo de montaña. Río caudaloso del valle. Desembocadura en el mar. Belleza
que fluye. Y sin embargo pagan su tributo arrastrando nuestra locura en forma de plásticos y
basura.
Es hora de detenerse, que resuene de nuevo la canción de cuna que nos dedica el agua
de los ríos, de los manantiales que surgen de las entrañas de la tierra y escribir un haiku.
Dejar en los tres versos la viva experiencia de sentirnos uno con la naturaleza. Que nunca se
nos apague la energía de seguir describiendo en un haiku la belleza de lo que nos rodea.
Como dice Teresita, la autora de la fotografía de la portada: “A veces somos como ese
bombillo en el agua. Un día, sin saber por qué, nos encontramos fuera de contexto como
arrojados por una extraña mano, sin luz, sin poder conectarnos a esa energía vital interior
que nos da las ideas, que nos empuja a nuevos caminos y nuevas soluciones. Nadando en
un mar de la nada, apagados, vacíos, solo flotando, solo esperando sin saber exactamente
qué.”
En esta gaceta de diciembre, a parte de las secciones fijas: ―Sake con tinta‖, de Félix Al-
cántara y ―Umbral de torii‖ de José Antonio Olmedo, artículos estos para profundizar en el
haiku; ―Tierra mojada‖, donde aprendemos con José Fajardo de nuestra inspiradora naturale-
za; ―Islas de palabras‖, una sección de Ezequiel Soriano para indagar en aspectos de la pu-
blicación de libros de haiku; ―Asombros afines‖, de Carlos Blanc, sobre curiosidades que ro-
dean al haiku y ―Celebrar la vida‖, de Xaro La que siempre nos trae bellas antologías de mu-
chos amigos y amigas, también podemos leer un artículo de Javier Sancho: ―La cigarra de
Bashô‖, o seguir a Carmen Carnicer en los viajes de Bashô.
Tenemos ―Haikus de autor‖ de Martín Azcárate, María Jesús Pérez, Ricardo Virtanen y Yo-
ko Masuyama.
Seguimos recogiendo textos para nuestro proyecto ―365 Haibun‖, esta vez de Juliz Guz-
mán y Yordán Rey.
Alfredo Bizarro, desde México nos traduce un artículo de Kubawara Takeo: ―El arte secun-
dario del haiku moderno‖.
Presentamos un libro muy interesante: ―Con los cinco sentidos‖.
Y por supuesto nuestro kukai, y las reflexiones de Boti Hito y su gata Mizu, y os informa-
mos del viaje de nuestra carta llena de haikus en su aventura de dar la vuelta al mundo.

Esperamos que disfrutéis con la lec-


tura de esta gaceta.

Este equipo de redacción os desea


un feliz año 2020 cargado de buenos
haikus.

REDACCIÓN DE
HOJAS EN LA ACERA

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HOJAS EN
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Teresita González es Fotógrafa y


PORTADA:
Teresita González
Dra. Bioquímica; con su ensayo foto-
gráfico “HOSPITAL DE CARIDAD”
expuesto en el Museo del Barro
(Asunción, 2008) ha querido concienti-
Fotografía de
zar sobre un tema muy importante y a
veces olvidado: la salud. Parte del ci- Teresita González
tado ensayo ha integrado la 10ª
Muestra Latinoamericana de Fotogra-
Texto y fotografías de Teresita
fías y Documentales (Langreo, Espa-
ña) en el 2010.
En el 2016 su fotografía ha sido se-
leccionada por la Duncan Miller Ga-
llery de Santa Monica (EE.UU) para
integrar su colección de fotografías a
ser ofrecida a coleccionistas de arte.
En el 2019 su obra “Plastic life” fue
seleccionada en el Premio Henri Ma-
tisse que otorga la embajada de Fran-
cia en Paraguay.
Portada

Con dos muestras individuales y


numerosas exposiciones colectivas
sus fotos han sido exhibidas en Para-
guay, Argentina, EE.UU y España. Ha
brindado conferencias acerca de su
trabajo en Wichita State University,
Emporia State University, Washburn
University, Lawrence Arts Center y en A veces somos como ese bombi-
The University of Iowa (EE.UU). llo en el agua. Un día, sin saber por
qué, nos encontramos fuera de
contexto como arrojados por una
Facebook: Teresita Noemi Gonzalez extraña mano, sin luz, sin poder
Instagram: teresitagonzalezpy
Email: teresitag64@gmail.com conectarnos a esa energía vital in-
terior que nos da las ideas, que nos
empuja a nuevos caminos y nue-
vas soluciones. Nadando en un
mar de la nada, apagados, vacíos,
solo flotando, solo esperando sin
saber exactamente qué.

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Aproximadamente desde el año


Teresita González
2012 vengo haciendo fotos de basura
tirada al agua y cada día me sorpren-
de más la inconsciencia de la gente.
Tengo ya todo un ensayo acerca de
ello y se llama Y´topia (utopía del
agua) porque 'Y' en guaraní significa
agua. Y me interesa concienciar acer-
ca de la importancia de cuidar en
agua y toda la naturaleza.

La contaminación del Lago


Ypacarai llego a uno de sus puntos
más álgidos en el año 2015, y to-
das las ideas para descontaminarlo
parecían en vano y las acciones no
daban el resultado esperado. En
Portada

otra época fue un hermoso lago y


le hicieron una canción titulada
''Lago azul de Ypacarai''.
Luego de años de intensa lucha
hoy nuevamente luce mejor, pero
las fábricas aledañas al lago no
han cesado de tirar en él sus des-
Pienso que la gente que tira basura perdicios. La lucha continúa.
al agua es como ese bombillo apaga-
do en el agua, algo le falta para ser
feliz porque un ser humano feliz no
destruiría su entorno, pero a la vez
todos somos co-creadores de la so-
ciedad en que vivimos, entonces a
cada uno nos toca hacer nuestra par-
te por el otro y por nosotros.

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

SAKE CON TINTA:


Félix Alcántara Llarenas

Manipuladores

de Félix Alcántara Llarenas

“La impresión que ha generado el haiku es la que es; la escena que hemos
presenciado o recordado sucedió de un modo concreto; la verdad es que
de la rama del árbol se han desprendido todas las flores excepto una, arru-
gada y descolorida. “

E l cadáver lleva una etiqueta colgando de la muñeca; su color blanco destaca


SAKE CON TINTA

sobre el oscuro del suelo y la gran mancha de sangre que hay a su izquierda.
El hombre ha muerto recientemente: su camisa y pantalones arrugados, la panto-
rrilla sobre el tobillo de la otra pierna en ángulo incómodo, el pelo revuelto y cuar-
teado por la sangre seca que salpica su cara y empapa su camiseta. Media rueda
de un Ford asoma por el techo de la composición, en el centro también, impasible,
como después de un atropello. Una sensación de rutina y trámite acostumbrado
atempera la violencia de la imagen. Es escabrosa pero bella; alguien ha dedicado
tiempo y talento para recogerla, tal vez desplazando unos centímetros el pie, des-
acomodando un poco más la camisa o colocando la etiqueta en un lugar clave del
encuadre.

La obra se titula Dead on arrival New York City 1945 y su autor es el fotógrafo
Arthur Fellig, apodado ―Weegee ―por un juego fonético con la palabra ouija y la
particular capacidad del artista para llegar enseguida a los rincones de las calles
de New York donde habían sucedido crímenes o accidentes mortales (parece ser
que contaba con un permiso especial para llevar una radio con la frecuencia de la
policía y así poder conocer esta información de primera mano). Entre 1936 y
1945, Weegee capturó con un sencillo equipo fotográfico la faceta violenta, sórdi-
da y deprimida de la ciudad. Lo hizo con un sentido estético atenazante, con la
capacidad de plasmar imágenes frescas, inmediatas que rezumaban verdad, fáci-
les y vertiginosas de interpretar; donde lo desagradable se hacía puro y la refle-
xión no se forzaba. Los payasos de rostro triste, los niños jugando bajo el chorro
de una boca de incendios, las parejas besándose en el cine y, sobre todo, los
muertos sobre el pavimento, cubiertos por lonas, con policías de aspecto aburrido
alrededor y regueros de sangre como último testimonio del protagonista de la foto-
grafía.

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Weegee fue encarnado en la gran pantalla por Joe Pesci (con una lograda ca-
Félix Alcántara Llarenas
racterización) en la película ―The public eye‖, de ambientación noir ostentosa pero
impecable. El Weegee Pesci es un hombrecillo desastrado que acomete su labor
artística con audacia y descaro; sacando tajada por un lado y atesorando sus foto-
grafías en la capilla de su estudio por otro. Recuerdo vívidamente muchas esce-
nas de la película, que vi hace bastante tiempo, pero la que siempre aflora sobre
las demás es la del fotógrafo en el fondo de un callejón ante un hombre al que
acaban de asesinar. Su cuerpo yace sobre cubos de basura y, por supuesto, es
de noche. La escena se toma con un suave plano picado distante, lo que le confie-
re espontaneidad y la aleja de la involucración sentimental del personaje, dando al
espectador total libertad de interpretación. Además, dura varios, serenos y lentos
segundos y suena una música suave y melancólica que ambienta pero no con-
mueve. El conjunto está lleno de potencial emotivo pero no lo explota, y no lo hace
porque Weegee (que aquí se llama Bernzy) procede con rutinario método a tomar
sus fotografías y, sobre todo, a modificar la escena del crimen: recolocando la
mano del fallecido, calándole el sombrero o colocando cerca de él objetos que no
lo estaban. -¡Qué tramposo!- pensaba yo al verlo. Hoy entiendo que el Weegee
Pesci no destruía la verdad, sino que la manipulaba, y con ello le confería fuerza.

El haiku no aboga por los temas truculentos (aunque en el arte japonés fueran
muy celebrados, como en los sangrientos grabados samurái del XIX, ricos en de-
capitaciones y tremendos tajos de katana), ni por el tono costumbrista o periodísti-
co en el relato de escenas (lo cual no impidió que se le relacionará con el impre-
sionismo pictórico o el japonismo pintoresco cuando empezó a conocerse en Es-
paña a principios del XX). Sabemos que su
captación del instante, si bien no desposeída ¿Lo exime, por tanto, de una
de cierto color local, como recomienda Rodrí-
SAKE CON TINTA

modificación de los
guez Izquierdo, es más sensitiva que anecdóti-
ca. ¿Lo exime, por tanto, de una modificación elementos expuestos en el
de los elementos expuestos en el poema para poema para lograr un
lograr un mayor impacto en el lector? No caben mayor impacto en el lector?
en diecisiete sílabas todo lo que puede verse
en una fotografía de sucesos: la postura de un
personaje, su indumentaria, su entorno, objetos varios… Pero si un cambio de po-
sición en una imagen la hace artísticamente más fuerte, uno de orden en un poe-
ma también podría hacerlo.

En los grupos de composición de haiku en español, tanto presenciales como vir-


tuales, nos encontramos siempre con propuestas de modificación cuando uno de
sus miembros escribe algo y lo enseña a los demás. Haikus en principio logrados
se ven expuestos a recolocaciones de palabras en distintos versos, sustantivacio-
nes de adjetivos, adjetivaciones de sustantivos, conversiones de verbos a formas
no personales, hiperónimos que se convierten en hipónimos, preposiciones que se
hacen locuciones y tantas otras manipulaciones que depuren el producto final. La
impresión que ha generado el haiku es la que es; la escena que hemos presencia-
do o recordado sucedió de un modo concreto; la verdad es que de la rama del ár-
bol se han desprendido todas las flores excepto una, arrugada y descolorida. Sin
embargo, si especificamos que el árbol es un almendro ampliamos el universo de
matices que puede desplegar el lector gracias a su conocimiento previo del mun-
do; ya entran en juego unos colores, formas o incluso aromas concretos. Más osa-
do: la rama de la que colgaba esa flor no era la más baja, pero lo reflejamos así
en el haiku; es perfectamente posible, y dependiendo de si añadimos ese detalle

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en el segundo o tercer verso modificamos la intensidad que confiere al conjunto.


Félix Alcántara Llarenas
La manipulación obedecería también a los criterios gramaticales y métricos más
elementales; evitando cacofonías, repeticiones o anacolutos. Para lograr una me-
dida cinco-siete-cinco (cuya eficacia en español está ya suficientemente probada)
podemos hasta incurrir en variar el orden temporal en el que intervienen los acto-
res de la escena vivida: los gorriones vuelan despavoridos al disparo de un caza-
dor; la detonación debería aparecer en los primeros versos. Si un ritmo métrico
mejor o un cómputo silábico perfecto se consigue colocándola en el tercero, pode-
mos manipularlo así; conseguimos además un efecto sorpresa perfecto para ese
verso y desvelamos el misterio de por qué se forma la nube de gorriones. A menu-
do hemos escrito los tres versos de un haiku en una primera redacción en la que
todo encaja, motivo y versificación, y no le concedemos revisión por considerarla
definitiva. No la manipulamos porque ya hemos rescatado el momento. Puede ser,
pero ese momento, con su esencia conservada, podría aumentar su efecto estéti-
co y las sensaciones que depare trastocando alguna palabra o quebrando el
cómputo incluso. Muchos haikus tradicionales de los más celebrados lo hacen
gracias a su alejamiento de la regla tradicional.

Una fotografía se toma desde distintos ángulos para hallar el más efectista o sin-
cero; de un haiku se escriben varios borradores hasta dar con el que rescata de
forma más satisfactoria la sensación y el momento. En ambas el autor manipula,
busca sentirse bien con lo creado y con la materia que trabaja, que consiste en
constataciones de realidad. Componer esa realidad no precisa de la inmiscusión
de sentimientos o ideas personales tanto como de consideraciones estéticas o es-
tilos particulares que subrayan la impronta del creador y vigorizan los motivos ele-
gidos para ser mostrados. Tomar un reflejo monolítico de esa realidad, una mera
representación, una copia, puede hacerse de manera ejemplar, académica; con-
SAKE CON TINTA

templando los aspectos formales y técnicos y logrando un ejemplo impecable de


imagen o texto. Se puede fotografiar o versificar de manera excelente, pero ser
fotógrafo o poeta exige algo más. A estas alturas tenemos una idea clara de lo
que era el New York de los años 30; Weegee tenía una idea clara de cómo quería
mostrarlo. Tenemos una imagen de cómo era el Japón del XVIII; Issa mostraba la
imagen de cómo lo veía y de lo qué elegía ver. Ambos manipulaban, ambos ha-
cían de su arte su decisión y lo dirigían hacia aquello a lo que querían dar visibili-
dad, fuera el cuerpo sin vida de un desdichado al que habían tiroteado en un calle-
jón neoyorquino, fuera un caracol inadvertido que va dejando su rastro de baba
por la falda del monte Fuji.

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UMBRAL DE TORII
José Antonio Olmedo

“El agua sin retórica”


de José Antonio Olmedo López-Amor

«El canto del río no acaba


en sus orillas, sino en los corazones
de aquellos quienes lo amaron».
Buffalo Joe

¿ Quién no se ha zambullido alguna vez en un río, quién no lo ha navegado,


UMBRAL DE TORII

cruzado sobre un puente o incluso lo ha pintado y fotografiado para admirar


después su agreste belleza? Si fue en la antigua Mesopotamia donde surgió la
primera civilización, tal como dice su nombre, lo hizo entre dos ríos. La vida emer-
ge y acude a esos abrevaderos de agua incontenible y generosa que favorecen y
mantienen el orden vital del mundo.

Es de conocimiento popular la analogía entre la vida y el río que encontró el es-


critor occidental durante la Edad Media, aunque tanto este tópico, vita flumen, co-
mo muchos otros, se popularizasen tiempo después. Este paralelismo entre el ci-
clo vida-muerte y su permanente transformación encontró su metáfora perfecta en
el continuo fluir de las aguas de un río, relacionando también las partes del río con
las fases temporales de una vida. Hay que decir que este binomio vida-río ya fue
ejemplo en la antigua Grecia, atribuido a Heráclito por Platón, para representar el
continuo cambio de las cosas: panta rei (todo fluye).

Para el haijin japonés, la naturaleza es una extensión de Dios, por tanto, perte-
nece al orbe de lo sagrado. El río, como elemento fertilizante y dinámico del paisa-
je natural, no se limita a ser una lontananza en la que los protagonistas y elemen-
tos poemáticos inscriben sus vivencias. En el haiku, podemos decir que el río está
muy presente, y lo está, además, asumiendo los diferentes roles que una grada-
ción protagónica le puede proveer.

Si —por seguir hablando de tópicos literarios— a través del locus amoenus el


sujeto poemático enclava su discurso en un escenario propicio a sus sentimientos
e incluso, dicho escenario es capaz de congraciarse con su estado emocional y
contagiarse de él, la concepción oriental del río como elemento poemático no con-
templa dicha personificación. Es posible, en cambio, que la función que el río lleve
a cabo en el poema comulgue —accidentalmente— en parte con los sentimientos
o la acción narrada por el hablante lírico.

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Esa conjunción no premeditada puede darse en cuanto a que el río, como ele-
José Antonio Olmedo
mento activo, es capaz de desarrollar múltiples funciones: es espejo del cielo,
puede desbordarse y anegar terrenos, es el continente de un reino submarino,
etc., por lo que puede coincidir en todo o en parte con la emotividad o naturaleza
del poema, pero jamás su presencia estará condicionada por analogía con un es-
tado emocional del hablante lírico. Más bien, esa sintaxis occidental de poner el
mundo al servicio de nuestras emociones, en el haiku se invierte.

El haijin japonés no se cree tan importante. Él espera a que la belleza de un su-


ceso acontecido en el río o cerca de él le deslumbre: será solo después cuando la
emotividad aparezca en los versos, tras el suceso y con la única aspiración de re-
producirlo a través del lenguaje.

Luna en el río.
El olor a jazmín
de la otra orilla.(1)

En este poema de Quintana Freire somos partícipes de una noche perfumada


por unos jazmines que se encuentran en la otra orilla del río. A la sensorialidad de
ese olor dulce, hay que añadir el rumor nocturno de un río, intuir la distancia de
sus orillas y, por si fuera poco, admirar el reflejo de la luna en sus aguas. Cumple
a la perfección con el metro clásico 5/7/5. Carece de rima. Tiene kire. Podemos
intuir que el suceso tiene lugar en una estación calurosa, ya que el jazmín soporta
UMBRAL DE TORII

mal las heladas y prolifera en épocas de calor. Pero quizás uno de los rasgos más
importantes deviene de algo que no determina el propio poema: ¿qué provoca el
olor a jazmín?

Puede que el río sea tan estrecho y las floraciones de jazmín sean tan abruptas
que su aroma llegue fácilmente hasta la otra orilla. Sin embargo, podríamos dedu-
cir más común un golpe de viento, una agitación de las flores al paso de algún ani-
mal, etc. Las posibilidades que este poema brinda son magníficas, subrayando
que el río aparece en el primer y tercer versos, subrayando con ello la importancia
del torrente.

El haijin japonés no pretende escribir poemas simbólicos, aunque es indudable


que una interpretación simbólica del haiku es posible. Esto se puede llevar a cabo
gracias a toda la tradición filosófica, cultural y social de las cuáles algunos de sus
elementos poemáticos son iconos. Por ejemplo, la flor de loto.

Sin ir más lejos, en el Budismo se concibe al agua que se adhiere a esta planta
como el hambre carnal y el asimiento humanos; y su flor, como el compromiso o la
aspiración a la sublimación espiritual y lo puro. Esta riqueza semiológica es apro-
vechada al máximo por el escritor occidental, sin embargo, en el haiku japonés los
elementos poemáticos se desemantizan de esta y otras cargas culturales para sig-
nificar lo esencial.

(1)
María Elena Quintana Freire, Luna en el río (Uno Editorial, 2016).

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La flor de loto.
José Antonio Olmedo
Sus hojas y las marchitas
flotando en el agua. (2)

Propia de estanques y albercas, la flor de loto es una flor flotante que se sumer-
ge por la noche y vuelve a emerger durante el día conservándose inmaculada. Por
su propia naturaleza acuática, la aparición de esta flor en cualquier poema ya de-
vela un caudal de agua circundante. Teijo explicita esta agua en su último verso,
pero podría no haberlo hecho y lo comprenderíamos igual. Este haiku es un buen
ejemplo de haiku de metro libre, escandido en diecinueve sílabas.

En la coexistencia de las hojas marchitas junto a las vigorosas radica —a mi en-


tender— la fuerza expresiva de este haiku. Ese equilibrio entre la vida y la muerte,
entre lo bello y lo feo, cumple con una de las hermosas cláusulas taoístas. Como
difícilmente podemos imaginar un estanque de agua quieta, en el poema se inclu-
ye el balanceo propio de las ondulaciones del agua. Motivado por dicho balanceo
podemos intuir un movimiento en las hojas, por lo que la sutileza del suceso des-
crito hace que este poema sea muy elegante y sugerente.

De la misma manera en que un haiku no está concebido para provocar un efecto


estético en el lector pero puede terminar provocándolo, la exégesis del poema
puede hacerse de manera simbólica sin que por ello dejemos de captar su traduc-
ción pragmática o no simbólica. A poetas como Antonio Machado y Jorge Manri-
UMBRAL DE TORII

que debemos parte de la riqueza metafórica del río como vida y tiempo en los
poemas.

Aunque —por muchas cosas— no sea un buen ejemplo de haiku el que a conti-
nuación expondré, de Issa, me parece pertinente mencionarlo para departir acerca
del uso de la metáfora en el haiku.

El durazno
parece que flotara
en el río brumoso
de la primavera.(3)

A primera vista apreciamos su concepción con metro libre, algo que resulta ma-
nifiesto merced a su disposición en cuatro versos. Para apostar por sus veinticua-
tro sílabas quedándonos en el margen de lo permitido métricamente es preciso
contar con una imagen que conmueva de verdad. La contemplación de un du-
razno mientras flota en el río no parece a priori una de esas situaciones proclives
al aware. Si a esto añadimos la redundancia del cuarto verso, pues la primavera
ya está presente en el poema con la aparición del durazno (kigo), encontramos
que de alguna manera el potencial del poema se ve debilitado.

Si suprimiésemos el último verso obtendríamos un poema de dieciocho sílabas,


mucho más esbelto métricamente y menos reiterativo. Parece que tras el tercer
verso queda todo dicho, nos parece que el durazno flota debido a la bruma que
permanece sobre el río. Si en verdad el río está envuelto en niebla sería aceptable

(2)
Haiku de Nakamura Teijo.
(3)
Traducción al castellano de Alberto Silva en El libro del haiku sobre un poema de Issa Kobayashi
(1762-1826.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

el adjetivo del tercer verso. El problema lo encontramos en la construcción: «en el


José Antonio Olmedo
río brumoso / de la primavera». Más que a un río al que observamos durante la
primavera, el autor parece referirse a la primavera metafóricamente como un río
brumoso, lo cual trascendería el apropiado uso de la metáfora suave.

Ya sea como pentagrama de otros elementos sobre su superficie o como esce-


nario del mundo contenido en sus profundidades, el río ha suscitado y lo seguirá
haciendo, miles de haikus de lo sagrado en los que animales y personas se verán
involucrados sin necesidad de personificar la realidad de un agua que no necesita
adornos para ser maravillosa.
UMBRAL DE TORII

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Tierra mojada

TIERRA MOJADA:
Sr. y Sra Wasson

de José Fajardo
JOSE FAJARDO

1927, en su viaje de bodas por los bosques de las montañas Catskill (Nueva
York), el Sr. Wasson y la Sra. Wasson, de soltera Valentina Pavlovna, paseaban
entre majestuosas coníferas, en un sotobosque lujuriosamente verde. De repente,
Valentina empezó a encontrar entre la hojarasca diversos tipos de setas, con una
gran variedad de formas y colores. Cada vez que encontraba una, chillaba de ale-
gría, llamándolas por sus nombres en ruso, nombres cariñosos que denotaban el
aprecio eslavo por los hongos. Su marido empezó a advertirle ¡¡ten cuidado!!! ¡¡no
los toques, te vas a envenenar!!! ¡¡¡son toadstools!!! (asientos de sapo).

Este suceso marcó los inicios en la gran labor de este matrimonio en el campo
de la etnomicología, ciencia que estudia los conocimientos tradicionales sobre los
hongos entre diversas culturas y pueblos. Entre sus diversas aportaciones a este
campo, destaca su libro Russia, mushrooms and history, de amena y deliciosa
lectura.

Una de las primeras conclusiones que podemos sacar de este contraste de pun-
tos de vista es que el aprecio por hongos y setas es totalmente cultural, indepen-
dientemente de la riqueza micológica de una zona geográfica u otra.

Para el Sr. Wasson y para los hijos de los pueblos celtas, las setas no son ali-
mento, se refieren a ellas con nombres despectivos, asociados con sapos y brujas
(pan de sapo en gallego), en inglés, con el nombre de origen sajón toadstools,
despectivo, referido como genérico a las setas silvestres, no comestibles, a dife-
rencia del término de origen francés mushroom, originalmente empleado para las
setas comestibles, usadas en la cocina (esta dualidad se repite bastante en in-
glés, refiriéndose los conceptos más refinados en el étimo de origen francés y los

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más rústicos en germánico, como ocurre con pork y pig, por ejemplo, en relación
Tierra mojada
con la carne y el animal).

Para Valentina, de origen eslavo, las setas son un manjar, un fruto codiciado de
los bosques, se conocen con una gran diversidad de nombres comunes y son bus-
cadas y muy valoradas. Igual ocurre en Méjico, donde llegan a venderse en los
mercados y tianguis(1) de Izta Popo y Zoquiapán hasta 92 tipos diferentes de setas,
todas con su nombre local y sus distintas formas de cocinado (Pérez-Moreno et al,
2008).

Para diferenciar ambos extremos, los Wasson acuñaron dos términos nuevos, las
culturas micófilas (del griego micos, hongo y filos, amigo), amantes de los hongos,
y las micófobas (con el sufijo griego, fobos, miedo) que temen y no comen hongos.

Gordon Wasson había leído en las viejas crónicas de los conquistadores y misio-
JOSE FAJARDO

neros españoles en Méjico, que los nativos empleaban ciertas setas de forma ri-
tual. Decidido a investigar este aspecto, se adentró en lo más recóndito de la Sierra
Madre, hasta que la fortuna le llevó a conocer a la curandera María Sabina, que le
mostró cómo empleaba los honguitos (Psilocybe) en la curación de enfermedades.
Este descubrimiento sacó a la luz los hongos alucinógenos que desde su refugio
en las montañas mejicanas colonizaron el mundo, con un uso totalmente fuera de
contexto de lo que había sido tradicional en aquellas aldeas remotas.

China, Japón y el este asiático destacan entre las culturas más micófilas del
mundo. Para la cultura japonesa, existe una relación muy importante entre las esta-
ciones y la comida. Así, el otoño se vincula al matsutake (del japonés matsu, pino y
take, seta), que se prepara habitualmente con arroz (matsutake gohan). Este es un
hongo micorrícico de pinares, asociado al pino rojo japonés (Pinus densiflora) y
muy apreciado en la cocina japonesa por su sabor y aroma refinado.

Una de las cosas que más influye en el precio del matsutake es su origen, los
más caros proceden de los bosques cercanos a Kyoto, mientras que los de impor-
tación, procedentes de Corea, China o América del Norte, son mucho más baratos.
Tenemos en el Mediterráneo un matsutake europeo, el Tricholoma caligatum, abi-
garrado y perfumado como su pariente asiático, sin embargo, el amargor de su car-
ne determina que no tenga valor culinario.

El matsutake es el símbolo del otoño, del otoño en el ciclo anual, pero también
para los japoneses, el matsutake simboliza el otoño de la vida, la longevidad. El
otoño de los bosques y las montañas y el otoño de nuestro ciclo vital.

(1) Tiangui; en Méjico, mercados móviles, temporales, que se establecen una vez a la se-
mana en espacios fijos de las ciudades (mercadillos)

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REFERENCIAS
Tierra mojada

Pérez-Moreno, J. et al. 2008. Wild mushrooms markets in Central Mexico and a case study at
Ozumba. Economic Botany (62) 3: 425-436

Wasson, V. & Wasson, R. G. 1957. Russia, mushrooms and history. Pantheon Books, New
York.

www.yabai.com

Asiento de sapo
El hongo amanita muscaria es,
JOSE FAJARDO

probablemente, el enteógeno
más antiguo que ha usado el
hombre. Se trata de un hongo
muy extendido por todo el mundo
que suele crecer al pie de abedu-
les, hayas, robles y abetos -ya
que vive en simbiosis con las raí-
ces de estos árboles-. Esta sim-
biosis es el motivo por el que ac-
tualmente aún no se ha consegui-
do hacer crecer la amanita mus-
caria en cultivos de interior prepa- Matsutake (松茸? hongo pino, Tri-
rados por el ser humano. La varie- choloma matsutake = syn. T. nau-
dad de Europa, Asia y América seosum) es el nombre común de un
del Norte tiene un vistoso sombre- hongo micorriza que crece en Asia,
ro rojo cubierto de puntos blan- Europa y América del Norte. Es apre-
cos, mientras que en América ciado por los japoneses por su olor
Central y del Sur tiene un sombre- aromático a especias.
ro naranja o amarillo adornado
con puntos amarillentos. En Sibe- Los matsutake crecen bajo los árboles
ria se han encontrado petroglifos y se alimentan de las hojas caídas y
con unos 3.000 años de antigüe- otros materiales ubicados en el piso
dad, y se sabe con certeza que en forestal. Con eso crea una relación
esta región se sigue empleando simbiótica con las raíces de varias es-
en la actualidad por algunos cha- pecies de árboles.
manes. Este uso ceremonial con
la amanita muscaria está docu-
mentado desde 1730 gracias a un https://es.wikipedia.org/wiki/
coronel del ejército sueco llamado Tricholoma_matsutake
Filip J. von Strahlenberg, que es-
tuvo doce años como prisionero
de guerra en Siberia, e informó
sobre el uso entre los koryak de la
península de Kamchatka se con-
Matsutake

sumía este hongo como embria-


gante sagrado.

https://plantasmaestras.net/amanita-
muscaria/

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LA CIGARRA
Javier Sancho Chicote

DE BASHÔ

de Javier Sancho Chicote

E l haiku que se analiza a continuación es uno de los haikus más famosos del
maestro Basho, y junto con los haikus de la rana y del cuervo, posiblemente
los más traducidos.

En total he encontrado catorce traducciones, algunas similares, pero otras en


cambio, como la traducción de Octavio Paz o la traducción de Jesús Aguado muy
originales.

Antonio Cabezas en el libro Jaikus inmortales, en la página 34, alude a la difi-


cultad de la traducción de este jaiku, dudando entre varios matices; textualmente
La cigarra de Bashô

se plantea las siguientes cuestiones:

¿Cigarra o cigarras?
¿Se debe conservar el orden de los versos?
¿Taladrar, penetrar, incrustar, infiltrarse, filtrarse? …
¿Canto, son o voz?
¿Cómo traducir la aliteración iwa ni shimiiru, onomatopeya que reproduce el chirri-
do de la cigarra?

También Fernando Rodríguez-Izquierdo en su libro ―El haiku japonés” plantea las


dificultades de la traducción. En la página 280 indica el motivo por el qué utilizar
―voz‖ para el sonido de la cigarra; según él, Basho pudo elegir una onomatopeya,
pero escribió ―koe‖ que normalmente significa voz.

LAS CATORCE TRADUCIONES

(1) Serenidad.
Se incrustan en las rocas
Chirridos de chicharras. Jaikus inmortales, pág. 33
Antonio Cabezas

(2) Tregua de vidrio:


El son de la cigarra
taladra rocas 2ª traducción de Octavio Paz
Jaikus inmortales, pág. 33
Antonio Cabezas

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(3) Quietud:
Javier Sancho Chicote
Penetran en las rocas
Los cantos de la cigarra. (Octavio Paz 1ª traducción)
Jaikus inmortales, pág. 33
Antonio Cabezas

(4) Todo en calma


Penetra en las rocas
La voz de la cigarra El haiku japonés, pág. 280
Rodríguez-Izquierdo

(5) Todo está en calma


El son de las cigarras
Taladra la roca El libro del haiku, pág.160
Alberto Silva

(6 y 7) Serenidad
La cigarra de Bashô

La voz de las cigarras


Hiende las rocas Nieve, Luna, Flores p 63
Instantes p 51
José María Bermejo

(8) Inmensa calma


¡Penetrando las rocas
el canto de las cigarras! Tres maestros del haiku p 24/6
Osvaldo Svanascini

(9) Quietud:
los cantos de la cigarra
impregna las rocas Haiku p. 58
Alejandro Pareja

(10) Silencio.
La voz de la cigarra
penetra las rocas
(Bashoo). Hela 4

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(11) Todo está en calma


Javier Sancho Chicote
penetra hasta las rocas
la voz de las cigarras Haikus
Norberto Tucci

(12) Todo en calma.


Penetra en las rocas
la voz de la cigarra. El árbol de los haikus p.29
Albert Liebermann

(13) Silencio
La voz de la cigarra
Penetra en las rocas Haiku de las cuatro estaciones p.41
Francisco F. Villalba

(14) Serenidad
Entre las rocas canta
una cigarra De camino a Oku y otros diarios…
Jesús Aguado
La cigarra de Bashô

Solamente las obras de ―Jaikus inmortales‖, ―El haiku japonés‖, ―El libro del hai-
ku‖ e ―Instantes‖ contienen el texto en romaji, el resto de los ejemplares menciona-
dos no son bilingües.

Para la traducción se ha utilizado el diccionario de Jesús Carlos Álvarez y Toru


Katsuta y Larousse - Métodos Integrales.

Shizukasa / ya
Iwa / ni / shimiiru
Semi / no /koe

TRADUCCIONES

Shizukasa silencio, tranquilidad calma, serenidad, quietud


Ya interjección
Iwa roca, peña, peñasco
Ni preposición
Shimiiru penetrar, infiltrarse,
Semi cigarra, chicharra
No preposición
Koe voz, sonido, grito

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Los tres elementos fundamentales del este haiku son:


Javier Sancho Chicote

En el primero sosiego, quietud.


En el segundo verso roca, piedra -efecto del sonido/rotura de ese sosiego-.
En el tercer verso el canto de la cigarra.

Si analizamos el primer verso de estas 13 variantes tenemos las siguientes tra-


ducciones (las dos traducciones de José María Bermejo son idénticas)

Serenidad Antonio Cabezas


Serenidad José María Bermejo
Serenidad Jesús Aguado

Tregua de vidrio Octavio Paz

Quietud Octavio Paz


Quietud Alejandro Pareja

Todo en calma Rodríguez-Izquierdo


Todo en calma Albert Liebermann

Todo está en calma Alberto Silva


La cigarra de Bashô

Todo está en calma Norberto Tucci

Inmensa calma Osvaldo Svanascini

Silencio (Bashoo). Hela 4


Silencio Francisco Villalba

Para este primer verso elegiría la traducción de Rodríguez- Izquierdo: ―Todo en


calma‖, idéntica a la de Albert Liebermann. Son similares las de Alberto Silva
(―Todo está en calma‖) o Norberto Tucci, pero con un verbo menos. La palabra
―inmensa‖ que introduce Osvaldo Svanascini me parece excesiva. También me
gusta ―quietud‖; incluso ―silencio‖, aunque obviamente las cigarras no estaban en
silencio. ―Serenidad‖ me parece intimista más que paisajista.

Para el sonido que emiten las cigarras (solamente Cabezas utiliza ―chicharra‖.

Chirridos de chicharras Antonio Cabezas

El son de las cigarras Alberto Silva


El son de la cigarra Octavio Paz

Los cantos de la cigarra Octavio Paz

¡El canto de las cigarras! Osvaldo Svanascini

Los cantos de la cigarra Alejandro Pareja

Canta una cigarra Jesús Aguado

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La voz de la cigarra Rodríguez-Izquierdo


Javier Sancho Chicote
La voz de las cigarras José María Bermejo
La voz de las cigarras Norberto Tucci
La voz de la cigarra (Bashoo). Hela 4
La voz de la cigarra Francisco F.Villalba
La voz de las cigarras. Albert Liebermann

El sonido que emite el macho se denomina: ruido estridente, ruido, sonido y can-
to; también se dice que la chicharra chirría. No he encontrado la acepción ―voz‖, ni
―son‖ en la RAE.

La traducción de Cabezas: ―Chirridos de chicharras‖, busca una aliteración del


sonido del insecto.

Rodríguez Izquierdo explica por qué traduce ―Koe” por ―voz‖, y me parece acerta-
da su opinión, aunque se trate de una metáfora. No descarto el término ―sonido‖
aunque ninguna de las traducciones lo haya elegido, tal vez por impersonal.

Sobre el tercer elemento: ―las rocas‖ y el efecto que produce el sonido de las ci-
garras, estamos frente a recurso literario, eficaz y tal vez necesario, ya que explica
la intensidad del sonido en la calma de la mañana (o de la tarde).

Las traducciones son las siguientes:


La cigarra de Bashô

Penetran en las rocas Octavio Paz


Penetrando las rocas Osvaldo Svanascini
Penetra en las rocas Rodríguez-Izquierdo
Penetra las rocas (Bashoo). Hela 4
Penetra en las rocas Norberto Tucci
Penetra en las rocas Francisco F.Villalba
Penetra en las rocas Albert Liebermann

Impregna las rocas Alejandro Pareja

Hiende las rocas José María Bermejo

Taladra la roca Alberto Silva


Taladra rocas Octavio Paz

Se incrustan en las rocas Antonio Cabezas

Entre las rocas Jesús Aguado

En este caso me quedo con la mayoría: ―penetra en las rocas‖.

Es interesante la traducción de Jesús Aguado porque si el sonido de la cigarra no


penetra en la roca, sino que proviene (entre o desde) las rocas, el recurso literario
de la metáfora dejaría de ser, armonizándose con la serenidad de ese momento;
no se japonés y no puedo opinar sobre la traducción, pero hay que reconocer que
la traducción es interesante.(1)

(1) Otra posible traducción, según los diccionarios sería “infiltrarse” en vez de penetrar; siendo váli-
da la traducción de Jesús Aguado.

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En cuanto al orden de los versos, todos han optado por colocar en el primer ver-
Javier Sancho Chicote
so la referencia a la calma, a la quietud. En el segundo verso hay un empate entre
colocar primero ―la roca‖ o la ―cigarra‖. La versión más fiel al original y tal vez la
más acertada es la de Rodríguez Izquierdo.

Todo en calma.
Penetra en las rocas
la voz de la cigarra

El haiku japonés

DOBLES KIGO

Este haiku, como otros, contiene dos kigos de verano: ―calma‖ y ―cigarra‖. Lejos
de lo que algunos creen no es incompatible si ambos son de la misma estación,
como es el caso. Un ejemplo del libro ―Haikus de amor‖ de Seiko Ota:

Con su contacto,
la ajedrea roja se tiñe:
pequeña ciruela.
La cigarra de Bashô

Shuushikijo pág. 43

Ajedrea roja = verano


Ciruela pequeña = verano

Pero también hay ejemplos de estaciones diferentes, aunque similares. Un ejem-


plo también del mismo libro:

Si viene gente
conviértete en rana
pequeño melón.

Issa pág. 55

rana = primavera
melón fresco = verano

Nota: Los ejemplos y las traducciones están copiados de los libros que se mencio-
nan.

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Martín Azcárate Muez


Martín Azcárate Muez

Haikus
de autor
Haikus de autor

Hace algunos años se acercó al grupo Haikunversaciones un chaval de 13


años interesándose por el haiku. En el grupo, formado por personas mayores,
la entrada de un niño nos produjo ilusión, por lo que le acogimos con mucho
agrado, más cuando pronto descubrimos sus cualidades: amable, prudente,
buen estudiante… entre los temas de su aprendizaje se encontraba el inglés, el
japonés y el euskera.

En las reuniones del grupo, enseguida captó lo fundamental para la escritura


del haiku. Participaba en aquellas actividades programadas por Haikunversa-
ciones. En el V Encuentro de Haiku que se celebró en Pamplona, preparó una
ponencia sobre El haiku en japonés, con la que nos dejó a todos los asistentes
entusiasmados.

Hoy Martín ya no es un niño. Este curso ha iniciado un nuevo camino en la


Universidad de Salamanca, y nos ha enviado al grupo una carta que nos ha
emocionado, de la que entresaco:

―De nuestro grupo me llevo recuerdos geniales: los debates lingüísticos


y naturalistas (siempre pongo el ejemplo de un haiku sobre setas que
nos llevó a hablar de las esporas y la recomendación de uso de cestas
con agujeros), aquel recital en el Condestable al venir la delegación de
Yamaguchi, el concurso y el librito de comentarios que elaboramos, el
encuentro de haiku y otros tantos.

Me llevo, sobre todo, el aprendizaje de la técnica del haiku y la sensa-

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ción de que estos años en el grupo me han servido para trabajar constante-
mente con nuestro idioma (y algo con el japonés, también). Y lo mejor es que
Martín Azcárate Muez

este aprendizaje de la técnica ha sido algo de muchas direcciones, de unos a


otros, como es la esencia del propio grupo.
Cada tercer martes de mes, durante mi clase, precisamente, de lengua
japonesa, en la Facultad de Filología de Salamanca, me acordaré de to-
dos vosotros, mis amigos haijines. Muchas gracias por haberme enseña-
do de haiku y de muchas otras cosas de la vida.”

¡Gracias a ti, compañero, por tu manera de compartir, que nos ha alegrado


tantas veces! con tus aportaciones, y por esa vocalización musical en la lectura
de tu haiku en japonés…

Sigue creciendo, Martín, teniendo siempre ‗a mano‘ ese cuaderno verde, rec-
tangular, con tu nombre escrito en la portada, donde escribes tus haikus. Y que
la vida te depare todo lo que nosotros te deseamos y tú te mereces.

Carmen Carnicér de Haikunversaciones


Haikus de autor

Gotas de lluvia.
El sabor de las fresas
a medianoche.

Brilla la luna
entre nubes rosáceas.
Olor a humo.

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Martín Azcárate Muez

Noche nublada;
de la hierba al estanque
vuelan dos patos.

Sólo en la sombra
permanece la escarcha,
tilín talán.
Haikus de autor

Helado de vainilla.
Sobre una piedra
se rasca un pato.

En el estanque
una pareja de ocas.
Dos lunas llenas.

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

María Jesús Pérez Núñez


María Jesús Pérez Núñez

María Jesús Pérez Núñez ha participado en


la antología ―Un viejo estanque‖ (Editorial La
Veleta) y ―Clarea el día‖ antología de la web
de Paseos Net.
También es coautora del libro de haikus
Haikus ―Trece Lunas‖

de autor

Cantan los grillos;


entre las hojas del pino
la luz de la luna

Flores silvestres;
Haikus de autor

la perra se tumba
sobre un gorrión muerto

Primavera…
en las uñas de la perra
el verdor de la hierba

Día de la madre;
la vendedora de flores
duerme a su niño

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Desde la loma
María Jesús Pérez Núñez
vocean a los perros;
cruje la hojarasca
Nubes de paso:
bajo el sol de septiembre
campos de girasoles

Lavanda en flor;
el salto de la gata
tras la mariposa

Final de agosto;
en la calabaza
dos flores nuevas
Haikus de autor

Sol matinal;
en el tendal la ropa
se descongela

La luna llena;
ninguna nube
cubre su luz

Nieve de marzo;
se retuerce en el suelo
una lombriz

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Haikus Ricardo Virtanen


Ricardo Virtanen

de autor
(Madrid, 1964) es doctor en Filología His-
pánica, profesor en la Universidad Complu-
tense de Madrid, músico y profesor de Se-
cundaria. Nieve sobre nieve es su tercer
libro de haikus, tras La sed provocado-
ra (2006) y Sol de hogueras (2010), a los
que añadimos Epitafios (2005) y Notas a
pie de página (2005), en el ámbito de la
poesía breve. En el campo aforístico publi-
có Pompas y circunstancias (2008)
y Laberinto de efectos (2014). Asimismo es
autor del diario Cuaderno de inte-
rior (2013).
Haikus de autor

Un jardín solo
para todos los muertos.
Es primavera.

Aún merodea
ese gato sin dueño
tras el cristal

Entraron hojas
secas por la ventana
Nadie en la calle.

La lluvia ensucia
poco a poco la nieve
Tambien los pasos.

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Haikus
Cristina Noemí Ghiringheli
A la memoria de :
de autor Cristina Noemí Ghiringheli
por Xaro Ortolá

Quizás este fue su haiku Jisei de despedida.

Tomados de la mano
dejan atrás la
quimioterapia.

(1954-2019)

Cristina Noemí nació en Ramos Mejía en 1954 y abandonó esta vida tras
una larga enfermedad el 10 de septiembre de este año en Buenos Aires. Psi-
copedagoga, profesora de Ciencias Naturales, escritora y haijin.

Su amor e inquietud por la escritura la llevó a formar parte de distintas aso-


ciaciones literarias. Los últimos años de su vida, los dedicó a estudiar el haiku
dô en distintas organizaciones, seminarios, participando en concursos de hai-
ku, en los foros como paseos.net con el seudónimo de ―Pespir‖ y en El Rincón
Haikus de autor

del Haiku con el seudónimo de ―Panda‖, también cursó en la Escuela de Haiku


Makoto en el 2107 y formó parte del grupo de Buenos Aires de haiku Puente y
Camino.

Como anécdota, recordar que ya postrada en pleno curso Makoto pidió ayu-
da a sus compañeros para trascribir sus trabajos y poder terminar la tarea del
curso. Benito Bolívar, alumno también del curso de la Escuela de haiku Ma-
koto, cuya generosidad no tiene límites, escribió y envió cada uno de los ejer-
cicios dictados por Cristina para que no perdiera el curso.

En su último tiempo, como no tenía familia, fueron l@s amig@s que con un
gran acto de infinita amabilidad y bondad se turnaron para atenderla y cuidarla
hasta el fin de sus días… No hay palabras para expresar la grandeza y bene-
volencia de esta gente. ¡Bravo Argentina!

Desde Hojas en la Acera le rendimos homenaje recordando algunos de sus


haikus

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HOJAS EN
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Ramitas y plumas
Cristina Noemí Ghiringheli
en la orqueta de un timbó.
Mañana invernal.

Con las manos


tornea un jarrón.
Nieve en el cerro.

Una nube
entre dos montañas.
El joven pesca truchas.

Los gorriones pican


la primera breva
Se oscurece la tarde

Una olla antigua


que huele a mermeladas.
Mañana de lluvia.
Haikus de autor

Sol de noviembre.
La abuela acaricia
al pastor alemán.

Huella serrana;
con cada paso el aire
huele a menta.

En los charquitos,
al pie del bebedero,
los gorriones.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Anochecer.
Cristina Noemí Ghiringheli
En el mosquitero
varias luciérnagas.

Tarde de otoño.
El niño mira como
escurren las gotas.

La perra mira
a su dueña acostada.
Malvones en flor.

Solo el murmullo
de cada monje.
La noche sin luna.
Haikus de autor

El perro viejo
duerme la siesta
entre matas de lavanda.

Primavera -
El niño intenta separar
dos caracoles

Tres palomas
se pierden entre las nubes.
Atardecer.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Un perro sobre
Cristina Noemí Ghiringheli
los pies de la mendiga.
Noche otoñal.

Bajamar.
La luz cambia en las huellas
de los cangrejos

Bajo el limonero,
el niño juega
con un sombrero de mago

La abuela teje
el poncho multicolor.
Tarde de otoño.

Junto al fogón
Haikus de autor

unas botas con lodo.


Ocaso de julio.

Dos torcazas
tironean de una ramita.
Sol de mediodía.

Los niños juegan


con barquitos de papel.
Llovizna otoñal.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

La perra retiene
Cristina Noemí Ghiringheli
al gato por la cola...
Rosales en flor.

Los caminantes
disfrutando el viento
de primavera

Ulula una lechuza.


La brisa en los restos
de la fogata.

Tras los álamos


la luz de la luna -
Rumor de agua
Haikus de autor

Hasta siempre Cristina, gracias por todo, siempre permanecerás en el corazón


de todos y en este noble camino del haiku-dô.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA
Yoko Masuyama
Yoko Masuyama
Yoko… Tan tiernamente extraña como sus propios poe-
mas. Fotografía y haiku (a veces). Ella quizá me reprendiera
por decir algo así.

Yoko… tan sencillamente humilde como sus poemas. ―Yo


no entiendo de haiku‖. ―Yo solo escribo lo que siento‖. Pero
sí, ella sí sabe de haiku. En no pocas ocasiones me ha ayu-
dado, mucho, con traducciones de haikus clásicos o aseso-
rándome en esto o aquello. Sensibilidad. Eso tiene Yoko.
Una sensibilidad a la hora de leer un haiku que yo no puedo
ni soñar.

Yoko Masuyama escribe haiku cuando sale. Sin más. Ella


camina por las calles de Nagasaki como un gato sin dueño,
esos que tanto ama y a los que tantos poemas y fotos ha de-
Haikus de autor

dicado. Así se adentra ella sin esfuerzo en el haiku. En el


que lee porque yo se lo pido, en el que escribe sin querer,
porque se lo encuentra en la calle.

Yoko… tan libre como su palabra. Tan hermosa en el silen-


cio que la acompaña.
Voluntaria en el Museo de Arte de Nagasaki, alumna de es-
pañol, organizadora entusiasta de lo todo lo organizable. Mi
amiga.

Recuerdo que cuando la conocí por primera vez me dio un


poquito de miedo… qué tontuco. Su alegría, su entusiasmo,
su espontaneidad tan poco japonesa (tópicamente japonesa)
me resultaron tan sorprendentes…
Después descubrí su delicadeza, la melancolía que de pron-
to surge sin saber, el agua quieta, remansada en su transpa-
rente generosidad, el profundo conociendo de la cultura ja-
ponesa, su estar. Su manera de estar aquí, en este extraño,
tierno, mundo.

Estos poemas, haikus algunos, con sabor a haiku muchos


de ellos, son parte de ese mundo a veces risueño, a veces
melancólico, que habita Yoko Masuyama. Arroyo y remanso.
Adéntrate en la lluvia. Mira a través de sus ojos. En la piel
del agua de ese lugar al que llaman Nagasaki. Donde un gai-
jin un poco asustadizo a veces, gato sin dueño, a tientas,
gratitud para siempre, dejó algunas gotas de su alma.

Félix Arce (momiji)

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

雨の粒
Yoko Masuyama
一緒に歩く
帰り道

ame no tsubu
issho ni aruku
kaeri-michi

de vuelta a casa
caminando en compañía
de las gotas de lluvia
Haikus de autor

我が森は
街まで5分
墓もある

waga mori wa
machi made 5-fun
haka mo aru

a cinco minutos del centro...


mi amado bosque
junto a las tumbas

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

風に負け
Yoko Masuyama
枝に残れぬ
者もおり・・
星茜

kaze ni make
eda ni nokorenu
mono mo ori

desprendidas de las ramas...


alguien que también
se pierde en el viento
Haikus de autor

ほととぎす
啼いて色添う
雨霞

hototogisu
naite iro sou
ame-gasumi

canto del cuclillo…


en la neblina la tarde
se colorea levemente

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

静けさを
Yoko Masuyama
纏って歩む
僧の影

shizukesa wo
matotte ayumu
so no kage

camina
portando tranquilidad
la sombra del monje
Haikus de autor

心は山に con el corazón en las montañas...


この場所で plantar un árbol
en este lugar
木を植える

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

目が合うと
Yoko Masuyama
秋は寂しと
ネコが鳴く

me ga au to
aki wa sabishi to
neko ga naku

"qué soledad la del otoño..."


ronroneos de gato
al cruzarse nuestras miradas
Haikus de autor

冒険は
水陸両用
空も踏む

boken wa
suiriku ryoyo
sora mo fumu

qué aventura,
pisar el cielo
con las botas de agua

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA
Yoko Masuyama
Haikus de autor

朝七時
心洗いに
雪の寺
asa 7-ji
kokoro araini
yuiki no tera

siete de la mañana,
hacia el templo nevado
con un corazón que purificar

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Cuaderno
Cuaderno de viajes

HAIBUN de viajes

E L A
H

Julia Guzman
(aniko)
Argentina

19 de enero
(Valle de Traslasierras)

R ecién llegados de nuestras vacaciones en Salsacate, un pequeño pueblito en


el Valle de Traslasierras, la ciudad nos recibió con sus ruidos cotidianos. Hú-
meda, calurosa y casi desierta.

El cielo salsacateño es un universo único porque a sus estrellas y satélites siem-


pre se le agrega el canto de los grillos, las ranas, algún pájaro nocturno ofreciendo
su trino y las cigarras…

Junto al río de enero


allá, grillos
acá, ranas

¿Cómo, entonces, en esta ciudad de otros sonidos no sentir la ausencia de la na-


turaleza y extrañarla?.

Noche de enero
ni grillos ni chicharras
en la ciudad

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Yordán Rey Oliva


Cuaderno de viajes
(hotaru)
Cuba

11 de diciembre
(La Habana)

H e decidido no tomar el autobús: atravieso el imponente Capitolio de La Habana


penetrando en mi callejón favorito. Allí están los restos de la vieja muralla cu-
bierta por el musgo y el romerillo. ¡Hasta los gorriones han hecho nido en ellas!
Imagino la antigua ciudad, atrapada por los muros, mientras en las afueras crecía
el bosque salvaje, refugio de animales exóticos nunca vistos en el viejo mundo.

La ciudad de hoy ha crecido más allá de su antiguo cerco. Aún así, en un edificio
en ruinas desde hace dos décadas, crecen enredaderas y yerbajos. ¿Semillas del
antiguo bosque?

Diciembre
caen goterones
desde la Yagruma

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Diarios de Bashô
Carmen García Carnicér

“Oku No Hosomichi II”

de Carmen García Carnicér

“Con un viaje aún largo en perspectiva, mi estado me


desasosegaba, aunque el andar de peregrino por lu-
gares perdidos, me decía, es como haber dejado ya
el mundo y resignarse a su impermanencia: si muero
en el camino, será voluntad de la providencia”.

Matsuo Bashô
Diarios de Bashô

“Desde las primeras líneas Bashô se presenta como


un poeta anacoreta y medio monje. En su viaje visitó
lugares célebres -paisajes, templos, castillos, ruinas,
curiosidades históricas y naturales-. La expedición de
Basho y de Sora es al mismo tiempo un ejercicio
poético: cada uno escribe un diario sembrado de
poemas y, en muchos de los lugares que visitan, los
poetas locales los reciben y componen con ellos
esos poemas colectivos llamados haikai no renga”.

Paz y Hayashiya

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La estela de Tsubo no Ishibumi


Carmen García Carnicér

“El monumento de Tsubo,en el antiguo sitio del castillo de Taga, en el pueblo de


Ichikawa, mide unos seis pies de alto y unos tres de ancho, y su inscripción es ape-
nas visible por el musgo que la cubre. Señala, primero, la distancia que hay desde
aquí hacia todas las fronteras en los cuatro puntos cardinales. Después dice:

„Este castillo fue edificado en el primer año de Jinki (724)


por el Inspector y Capitán General Azumaito Ohno
y fue remodelado en el sexto año de Tempyohohji (762)
por el Consejero y General de Su Majestad Emi no Asakari, Gobernador de
las provincias del Este y del Norte.
Primer día de la decimosegunda luna‟

La estela de piedra había permanecido allí desde entonces, ganando la creciente


admiración de los poetas a lo largo de los años.

Al visitar muchos lugares cantados en poe-


mas antiguos, que tantas historias nos han
transmitido, nos podemos encontrar con que
las montañas se han derrumbado, los ríos han
cambiado su curso, los caminos se desvían
por otros lugares, las rocas están enterradas y
Diarios de Bashô

los árboles antiguos y venerables ceden el pa-


so a brotes jóvenes: fue un milagro que este
monumento haya sobrevivido durante mil
años.
El tiempo cambia, las edades mutan y pasan
las generaciones y ni sus huellas duran. Pero
aquí contemplamos recuerdos de mil años y
ahora, ante los ojos, examino el corazón de
los hombres antiguos. Méritos del viaje, ale-
gría de estar vivo, me olvido del esfuerzo de
andar vagando, y me regocijo con este mo-
mento feliz, no sin lágrimas en los ojos.”

Shiogama, Costa Sanriku

“En la madrugada fui al Santuario de Shioga-


ma, en Matsushima. Reconstruido por el ac-
tual Gobernador, sus columnas son suntuosas
y pesadas; las vigas de la techumbre relucen
pintadas de colores brillantes y los peldaños
de su escalera de piedra se repiten hasta per-
derse de vista. El sol temprano chisporroteaba
sobre las balaustradas de laca roja. Me impre-
sionó que, en rincones tan apartados de este mundo manchado, la devoción estu-
viese tan viva. Esto es algo muy de la tradición de mi país.

Frente al santuario hay un viejo farol magnífico, en cuya puerta de hierro está es-
crito: „Ofrenda de Saburo Izumi, año tercero de la era Bunjin (1187)‟. Mi pensa-

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samiento voló inmediatamente a través de quinientos años hasta los días de este
Carmen García Carnicér
guerrero valiente, leal y fiel; su nombre todavía es venerado: „Leal a tu ley y a tu
palabra: la fama te seguirá‟. La verdad de los clásicos resplandece”.

Las montañas místicas de Yamagata


Diarios de Bashô

La ruta espiritual de Dewa Sanzan está conformada por los montes Haguro,
Gassán y Yudono. La tradición japonesa de adoración a la naturaleza permanece
viva en estas montañas reverenciadas como hogar de los dioses.El monte Haguro
representa el nacimiento en la fe. El monte Gassán el pasado, la muerte. El monte
Yudono representa el futuro, el renacer.

Haguro. Monte de los milagros

El ascenso transcurre a través de un bosque de centenarios cedros japoneses y


milenarios santuarios. Bashô ascendió por una escalera de piedra compuesta por
2446 escalones construida el año 1648. En la subida fue acogido por una noche en
el santuario de Minamidani donde escribió:

¡Un gran lujo!


Acunado por la nieve
y el murmullo del viento.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Qué cortesía.
Carmen García Carnicér
Hasta la nieve es fragante
en Minamidani.

Casi en el inicio, se encuentra Gojū No Tō, una pagoda de madera de cinco pi-
sos que data de 937: hoy está declarada Tesoro Nacional.
Diarios de Bashô

“Ascendimos al monte Haguro, y tuvimos el honor de entrevistarnos con el alto


sacerdote, abad del tempo de esa montaña. Tuvo la deferencia de alojarnos en un
anexo y fuimos atendidos con exquisita cordialidad. El cuarto día fuimos invitados a
la sala principal del templo para participar en una sesión de renga. Mi estrofa ini-
cial:

¡Tan agradable!
La fragancia del valle
en esta nieve.

En este monasterio la doctrina del budismo Tendai–„la negación conduce al co-


nocimiento‟- brilla como una luna límpida y su prédica de la conquista de la sereni-
dad por medio de la identidad (de los contrarios) es como una lámpara que no se
apaga nunca. Las celdas no están apartadas sino juntas y los monjes peregrinos
que pasan por aquí rivalizan en rigor ascético con los que viven en permanencia.
Todo lo que se ve es prueba del milagroso poder de este lugar santo y mueve a la
piedad. La montaña, admirada y venerada por todos, difunde su poder sagrado en
toda la región.

Serenidad:
la luna de tres días
sobre el Haguro.

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Gassán. Monte de la luna


Carmen García Carnicér

“Para ascender al monte Gassan, atamos


alrededor de nuestros cuellos un cordón
sagrado hecho de papel blanco, cubrimos
nuestras cabezas con un turbante de algo-
dón descolorido y, acompañados por un
guía, subimos las ocho millas de distancia
que había hasta la cima en medio de nubes
y neblinas, resbalando a causa del hielo y
la nieve, jadeando, semicongelados y exte-
nuados. Cuando llegamos por fin arriba pa-
recía que hubiéramos alcanzado los domi-
nios celestiales del sol y de la luna. De he-
cho, se revelaron ante nuestra vista: el sol
se puso y la luna salió y nos bañó con sus
destellos. Entonces nos hicimos camas de
hojas y, apoyadas las cabezas sobre tron-
cos de bambú, nos tumbamos para dormir”.

Cumbre que a ratos


Diarios de Bashô

se disipa entre nubes:


Monte lunar.

El monte Gassán es el que tiene mayor altura de los tres montes Dewa Sanzan,
con 1.984 metros.

Yudono. Santuario del baño

“Cuando amaneció y las nubes se disiparon, descendimos en dirección al monte-


Yudono.
Descansando sobre una roca reflexionaba, cuando vi
frente a mí un cerezo de apenas un metro de altura que
con sus capullos medio abiertos comenzaba a florecer,
muy por detrás de la temporada, pero victorioso contra el
peso de la nieve que había resistido durante más de la mi-
tad del año. Vi muchas otras cosas de interés en esta mon-
taña, cuyos detalles, sin embargo, me abstengo de traicio-
nar de acuerdo con las reglas que debo obedecer. Por ello
dejo a un lado mi pincel…
Regresé al templo que nos servía de posada y a petición
del Prior escribí poemas sobre nuestra peregrinación a los
tres montes.
Sobre Yudono
ni una palabra: mira
mis mangas mojadas.

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La subida a Yudono pasa por frondosos bosques y cascadas sobre rocas rojizas.
Carmen García Carnicér
Yudono-san Jinja (santuario shinto) es considerado el corazón de las tres monta-
ñas sagradas de Dewa, y símbolo del renacimiento espiritual, por lo que suele ser
visitado en último lugar. Se venera como tierra sagrada que debe mantenerse en
secreto.

Mar de Ariso

“Dicen que el río Kurobe tiene cuarenta y ocho rápidos e innumerables arroyos y
creo que los cruzamos todos y más, hasta que al fin llegamos a la aldea de Nago.
Pregunté por las famosas enredaderas de glicinia de Tako, pues quería contem-
plarlas en sus primeros colores otoñales, a pesar de que su temporada de floración
es en primavera. Sin embargo, los aldeanos me respondieron que estaban más
allá de la montaña a una distancia de aproximadamente cinco millas a lo largo de
la costa, aislados de la residencia humana completamente, de modo que no se en-
contraría una sola cabaña de pescadores para darme una noche de alojamien-
to.Desistí por estas palabras, y me encaminé directamente hacia la provincia de
Kaga.

El aroma
Diarios de Bashô

del arrozal temprano.


Mar de Ariso, colérico...

Camino de Tsuruga

“Mientras nos dirigíamos a la fuente termal de Ya-


manaka, contemplamos el pico blanco del monte
Shirane, que dejábamos atrás hasta que se perdió
de vista, mientras la imponente figura del monte Hi-
na entró en su lugar. Crucé el puente de Asamuzu y
vi las famosas cañas de Tamae, que ya estaban flo-
reciendo.
En estos parajes hay rocas de formas extrañas y
viejos pinos. Una pequeña ermita con tejado de yer-
bas secas se yergue sobre una peña. Lugar memo-
rable de paisajes fantásticos.
Nos bañamos en la fuente termal, de la que dicen
que su eficacia sólo le supera las aguas de Arima.

En Yamanaka
¿quién corta crisantemos?
¡Aroma de aguas!

A través de la puerta de barrera de Uguisu y el pa-


so de Yuno, escuché en una colina los gritos de los
primeros gansos. Cuando entré en el puerto de Tsu-

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HOJAS EN
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ruga el cielo estaba despejado y la luna inusualmente brillante”.


Carmen García Carnicér

Despedida en el pueblo de Ôgaki

―Rotsû vino a encontrarme en este puerto de Tsuruga y me acompañó hasta la


provincia de Mino. A caballo entramos en la ciudad de Ôgaki, adonde vino Sora
desde Ise. También Etsujín, a todo galope, se nos reunió en casa de Jokô. Día y
noche nos visitaban Zensenshi, Keikô y sus tres hijos, más otros amigos íntimos
que se alegraron de verme a salvo, como si viesen a un resucitado.
Aunque aún no me había recuperado del cansancio de tan largo viaje, cuando
llegó el seis de septiembre me embarqué hacia Ise para llegar a presenciar el tras-
lado del Gran Santuario.(1)
Diarios de Bashô

Nos separamos
como concha y almeja:
hacia Futami voy con el otoño.

Octavio Paz, escribe en el prólogo a Sendas de Oku:


―La poesía de Bashô nos llama a una aventura de veras importante: la de perder-
nos en lo cotidiano para encontrar lo maravilloso. Viaje inmóvil, al término del cual
nos encontramos con nosotros mismos: lo maravilloso es nuestra verdad humana.
En tres versos el poeta insinúa el sentido de este encuentro:

Un relámpago
y el grito de la garza,
hondo en lo oscuro.

(1) Cada veinte años se reconstruye el santuario de Ise a la derecha o a la izquierda del
anterior. Terminado el traslado, se destruyen las estructuras viejas. A. Cabezas

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El grito del pájaro se funde al relámpago y ambos des-


Carmen García Carnicér
aparecen en la noche. ¿Un símbolo de la muerte? La
poesía de Bashô no es simbólica: la noche es la noche y
nada más. Al mismo tiempo, sí es algo más, pero es un
algo que, rebelde a la definición, se rehúsa a ser nombra-
do. Si el poeta lo nombrase, se evaporaría.

La poesía de Bashô, ese hombre frugal y pobre que


vagabundeó por todo el Japón durmiendo en ermitas y
posadas populares; ese reconcentrado que contemplaba
largamente un árbol y un cuervo sobre el árbol, y el brillo
de la luz sobre una piedra; ese poeta que después de
remendarse las ropas raídas leía a los clásicos chinos…,
es algo más que una obra literaria: es una invitación a
vivir de veras la vida y la poesía. Dos realidades unidas,
inseparables y que, no obstante, jamás se funden entera-
mente: el grito del pájaro y la luz del relámpago‖.

México, 1954
Diarios de Bashô

Bibliografía

Sendas de Oku
Matsuo Bashô. Versión de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya
SEIX BARRAL 1981. Editorial ATALANTA 2014

Senda hacia tierras hondas


Matsuo Bashô. Versión de Antonio Cabezas
Editorial Hiperión, 1998

WKD:Archivos de Matsuo Basho


Oku no Hosomichi: 44 etapas.
https://matsuobasho-wkd.blogspot.com/2012/11/oku-no-hosomichi.html

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Asombros afines
Carlos Blanc Portas

de Carlos Blanc Portas

Asombros Afines:
El lenguaje y las cosas
(una reflexión sobre la esencia del haiku
a partir de un texto de Walter Benjamin)

“...el hombre el que da el ser a las cosas dándoles un nombre,


nombrándolas. Y a partir de ahí, los humanos nos entendemos con
las cosas y las cosas se comunican con nosotros.”
Asombros afines

“¿Qué comunica el lenguaje? Comunica el ser espiritual


que le corresponde. Es fundamental saber que este ser es-
piritual se comunica en el lenguaje y no a través del lengua-
je. No hay ningún remitente de los lenguajes, si con ello
queremos decir alguien que se está comunicando a través
de estos lenguajes. El ser espiritual se comunica en un len-
guaje y no a través de un lenguaje. Esto quiere decir: desde
fuera no es lo mismo que el ser lingüístico. El ser espiritual
coincide con el ser lingüístico solo en tanto que es comuni-
cable. Lo que en un ser espiritual es comunicable es su ser
lingüístico. El lenguaje comunica, por tanto, el respectivo
ser lingüístico de las cosas, pero su ser espiritual solo en
tanto que este permanece clausurado de modo inmediato
en el lingüístico, o sea, solo en tanto es comunicable.

El lenguaje comunica el ser lingüístico de las cosas. Cuya


manifestación más clara es, sin embargo, el lenguaje mis-
mo. La respuesta a la pregunta: ¿qué comunica el lengua-
je? Reza así: Cada lenguaje se comunica a sí mismo. El
lenguaje de esta lámpara, por ejemplo, no comunica la lám-
para (porque el ser espiritual de la lámpara, en tanto que
sea comunicable, no es, por supuesto, la lámpara misma),
sino: la lámpara-lenguaje, la lámpara en la comunicación, la
lámpara en la expresión. Porque en el lenguaje las cosas
son de la siguiente manera: El ser lingüístico de las cosas
es su lenguaje…”

(Walter Benjamín: “Sobre el lenguaje en general


y sobre el lenguaje del ser humano”; 1916)

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

P ara Walter Benjamin el lenguaje es algo que está presente en toda la creación
Carlos Blanc Portas
y el lenguaje que usamos los humanos es solo uno de los múltiples lenguajes
que la creación habla. O sea, no todos los lenguajes de la creación están hechos
de palabras y nombres. De palabras y nombres solo está hecho el nuestro, el de
los humanos.

Pero también es cierto que para W. B. todos los lenguajes son traducibles unos a
otros. Su idea de lo que es la traducción es mucho más profunda de la que tene-
mos nosotros. Para nosotros solo hay traducción del alemán al inglés o al español,
etc. O sea, de unas lenguas humanas naturales a otras. Para Benjamin la traduc-
ción tiene una raíz más profunda: toda traducción intenta poner en un lenguaje de-
terminado lo se capta en un nivel de lenguaje distinto, no necesariamente humano.

En particular, Benjamín a lo largo de su ensayo habla del lenguaje de las cosas y


a ellas dedica gran parte de su texto. Solo al principio y al final hace mención al
lenguaje de las diferentes artes: de la poesía, de la escultura, de la música… o
sea, de los distintos productos de la actividad huma-
na, que tienen su propio lenguaje, lenguaje que se Según W. Benjamín:
puede traducir también al lenguaje de las palabras,
por supuesto. Pero esta idea no la puede desarrollar “...lo sagrado está en el
lenguaje mismo, que lo
Asombros afines

en este pequeño ensayo y opta por restringir su análi-


sis al mundo de las cosas no propiamente humanas y sagrado no son tanto
su comunicación con el hombre. las cosas como la
comunicación que se
En el mundo del haiku hay una tendencia que de-
fiende que el haiku capta la realidad de las cosas,
da entre nosotros y el
que el haiku no es tanto poesía como la verdad, en- lenguaje de las cosas.”
tendiendo aquí por poesía algo así como el disfraz
artificioso de las cosas. Cuando se entra al fondo del debate con un defensor de
esta postura, al final acaba defendiendo que el haiku es la realidad misma tal y co-
mo es y que todo lo demás es engaño. No es posible llegar más lejos ante una afir-
mación metafísica de ese calibre.

Suponiendo que eso sea cierto, siempre habrá que añadir, de todos modos, que
esa verdad lo es de las cosas, de los objetos, de las plantas, de los animales, de
todo lo que no es propiamente humano sino de lo que está alrededor de los huma-
nos y con lo que los humanos nos encontramos siempre allá donde estemos: en el
campo, en la ciudad, en cualquier lado… O sea, la verdad de un mundo de objetos
―independientes‖ de nosotros.

En este sentido, la postura de Benjamín en el texto que hemos seleccionado hoy


intenta conciliar una postura tan radical como la que representan los defensores
del haiku de lo sagrado con la realidad del lenguaje. Y lo primero que dice es que
lo sagrado está en el lenguaje mismo, que lo sagrado no son tanto las cosas como
la comunicación que se da entre nosotros sobre el lenguaje de las cosas. Que la
realidad se compone, por un lado, en efecto, de cosas pero por el otro de comuni-
cación y que de las cosas solo podemos saber, fuera del terreno de la ciencia pura
o de la especulación, lo que nos comunican a través de su lenguaje y que nosotros
―traducimos‖ al nuestro. Que está hecho de nombres:

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

“¿Para qué nombra [las cosas el ser humano]? ¿Con quién se


Carlos Blanc Portas
comunica el ser humano [a través de su lenguaje propio]?... Pe-
ro, ¿es esta pregunta distinta entre seres humanos y entre otros
modos de comunicación (lenguajes)? ¿Con quién se comunica
la lámpara? ¿La montaña? ¿El zorro?... Aquí la respuesta reza:
con el hombre. Y esto no es ningún antropomorfismo. La verdad
de esta respuesta se muestra en el conocimiento [científico] y
quizás también en el arte. Además: si la lámpara y la montaña y
el zorro no se comunicaran con el hombre, ¿cómo podría él
nombrarlos? Pero él los nombra; él se comunica dando nombre
a las cosas ¿Con quién se comunica él?
[…]
El nombre tiene en el campo del lenguaje solo este sentido y
este incomparablemente elevado significado: que él constituye
el ser más íntimo del lenguaje mismo. El nombre es aquello a
través de lo cual no se comunica ninguna otra cosa y en lo que
el lenguaje mismo y de modo absoluto se comunica. En el nom-
bre el ser espiritual que se comunica es el lenguaje. Solo ahí
donde el ser espiritual en su comunicación es el lenguaje mismo
en su absoluta completitud, solo ahí está el nombre y solo el
nombre está ahí. El nombre como herencia del lenguaje del ser
Asombros afines

humano garantiza, por tanto, que el lenguaje sencillamente sea


el ser espiritual del ser humano; y solo por eso el ser espiritual
del ser humano, entre todos los seres espirituales, es el único
incansablemente comunicable. Esto fundamenta la diferencia
entre el lenguaje del ser humano y el lenguaje de las cosas. Pe-
ro porque el ser espiritual del ser humano es el lenguaje mismo,
por eso él puede comunicarse no a través de él, sino solo en él.
El paradigma de esta intensiva totalidad del lenguaje como el
del ser espiritual del ser humano es el nombre. El ser humano
es el que nombra y en esto reconocemos que el puro lenguaje
habla a partir de él. Toda la naturaleza, en tanto se comunica,
se comunica en el lenguaje, por tanto, en última instancia en el
ser humano. Por eso él es el señor de la naturaleza y puede
nombrar a las cosas.”

(Idem)

Nada más lejos, por tanto, de Benjamín que sostener que la única realidad está
hecha de cosas y de seres independientes del hombre que contienen toda la ver-
dad de la vida. Más bien al contrario, es el hombre el que da el ser a las cosas
dándoles un nombre, nombrándolas. Y a partir de ahí, los humanos nos entende-
mos con las cosas y las cosas se comunican con nosotros.

Por eso es cierto que el haiku se podría definir perfectamente como la poesía de
los nombres. Pero no porque a los nombres les añada adjetivos y verbos, sino
porque el haiku exprime de los nombres que el ser humano le da a las cosas la
esencia de estas mismas cosas que es la esencia del lenguaje mismo. Todos los
demás géneros poéticos se centran bien en la adjetivación, en la narración mis-
ma, el acontecer, en… Solo el haiku se centra en el nombre de las cosas y de ahí

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

exprime la esencia de la realidad. Pero no lo olvidemos, la realidad no es solo su


Carlos Blanc Portas
esencia. También son sus accidentes y todo lo que el ser humano, a través del
arte y la ciencia, necesita para ser él mismo en toda su plenitud también es real y,
como dice Benjamin, tiene su propio lenguaje.
Asombros afines

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Celebrar la Vida
Xaro Ortolá

de Xaro Ortolá

“Estar vivo, estar despierto,


atender al mundo, como él está
pendiente de nosotros.”

Vicente Haya Segovia


Celebrar la Vida

Haikus contemporáneos

A GAIA
MADRE TIERRA

A sus ríos, riachuelos, arroyos, cascadas, barrancos, estanques,


charcas, lagos, lagunas, manantiales, …

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Haiku dedicado a nuestro querido maestro Félix Arce “Momiji”


(Cantabria, España)
Xaro Ortolá

solo una noche


ha dormido en el riachuelo
la cigüeñuela

Xaro Ortolá “Destellos”


(Alicante, España)

***
Celebrar la Vida

A GAIA
100 HAIKUS
(2ª Parte)

A petición de nuestro querido director Enrique Linares: ríos

51.
pudo erguirse el potrillo
y hasta las algas del río
están en flor

Luis Carril
(Galicia, España)

52.
bajando el rio
sobre un montón de ramas
la garza erguida

José Manuel Rodríguez Quintana


(La Habana, Cuba)

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

53.
Suelo del agua:
Xaro Ortolá

Levantan polvareda
Ranas huidizas

Juan Francisco Pérez “Raijo”


(Murcia, Esp)

54.
Vadear el Mundo.*
Celebrar la Vida

Ni a sol ni a sombra
Se posa la libélula

*Río Mundo

Mª Victoria Porras Martínez “Mavi”


(Murcia, Esp)

55.
Media mañana;
vuelan a ras del agua
Las golondrinas.

Verónica Aranda
(Madrid, Esp)

56.
espigas al viento…
en silencio se descalza
el pescador

-Mercedes Pérez Pérez “Kotori”


(Madrid, Esp)

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

57.
Vera del rio -
Xaro Ortolá

A cada paso, el vuelo


de las libélulas

José Luis Vicent “Barlo”


(Valencia, Esp)

58.
Hoy, donde brota el agua
Celebrar la Vida

Nada se oye.
Pequeñas carpas.

Rafael García Bidó


(República Dominicana)

59.
Roza sus ramas
el arroyo del bosque…
otra hoja se va.

Enrique Linares
(Valencia, Esp)

60.
agua serena...
entre los brotes de juncos
una camada de patos

Xaro Ortolá Reig“Destellos”


(Alicante, Esp)

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

61
Brilla la luna
Xaro Ortolá

en las aguas oscuras


donde flotan las lilas.

Edmundo Manuel García Terrero


(República Dominicana)

62
Nubarrones…
Celebrar la Vida

Se va rizando el agua
de la laguna

Luis Alberto Plaquín


(Argentina)

63
Viento solano.
Los becerros se embisten
camino al río.

Roberto Miguel Escaño Pérez


(República Dominicana)

64
piedras resecas -
en la fuente el murmullo
de la hojarasca

Jorge Moreno Bulbarela


(Xalapa, Méjico)

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65
Rítmicamente
Xaro Ortolá

va corriendo entre piedras


el arroyito

Graciela Norma Prigioni de Bernardi


(Buenos Aires, Argentina)

66
Puente de piedra.
Celebrar la Vida

Desciende el riachuelo
sucio de barro.

Susana Benet Fayos


(Valencia, Esp)

67
Apenas avanza
la trucha en el remanso -
Sobre las algas, flores

Gorka Arellano Pérez de Lazárraga


(Navarra, Esp)

68
Alta montaña.
Corriendo entre las piedras
aguas turquesas.

Bea Candini
(Argentina)

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

69
Primavera en el estanque
Xaro Ortolá

De un loto a otro
la mariposa

Julia Guzmán “Aniko”


(Argentina)

70
rumor del viento.
Celebrar la Vida

de piedra a piedra del río


un solo pájaro.

Toñi Sánchez Verdejo “Toñi”


(Albacete, Esp)

71
Luna en el río.
El olor a jazmín
de la otra orilla.

María Elena Quintana


(La Habana, Cuba)

72
A través de la fría lluvia,
el sonido lejano
de una catarata

Cindy Zackowitz
(Alaska, Estados Unidos)

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73
rumor del río,
Xaro Ortolá

cruza el bosque esta noche


un jabalí

Anna Maria Santolaria “Estela”


(Tarragona, Cataluña)

74.
Aletea el cisne
Celebrar la Vida

En la orilla del lago


se abren los lirios

-Alfredo Benjamín Ramírez Sancho”Alberasan”


(Asturias, Esp)

75.
En la hoja seca
que arrastra el río
viaja una hormiga.

Emilio Gavilanes
(España)

76.
Amanece helado,
el agua del río
sigue su curso

Elías Rovira
(Albacete, Esp)

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

77.
Ningún sonido.
Xaro Ortolá

El arroyo cubierto
por la hojarasca

Fany pb "Fanny sinrima"


(Cataluña)

78.
Lirios en flor
Celebrar la Vida

Bajo el puente de piedra


un hilo de agua

Mari Ángeles Millán García


(Girona, Cataluña)

79
suena el riachuelo…
una pausa en la sombra
de los olmos

Antonio Martínez Rubio


(Albacete, Esp)

80
viento helado,
el río tuerce sus aguas
entre las rocas

José Ángel Cebrián Martínez


(Albacete, Esp)

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81
Cientos de renacuajos…
Xaro Ortolá

La quietud de la tarde
junto a la barca.

Sandra Edith Pérez


(Buenos Aires, Argentina)

82
Primeras flores
Celebrar la Vida

La crecida del río


tumba los chopos.

Rafael Castillo Morales


(Albacete, Esp)

83
niebla en el río
una hoja de castaño
flota en el agua

Pedro Pagés “Yama”


(Navarra, Esp)

84
Se lleva el río
Las hojas de los álamos.
Monte en silencio

Juan Carlos Durilén


(Córdoba, Argentina)

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85
Cerezo en flor,
Xaro Ortolá

el río desbordado
entre los juncos

Ana Rosa Esteban


(Albacete, Esp)

86
Hojas caídas,
Celebrar la Vida

en el cauce del río


el reflejo del chopo

Manuel Córdoba
(Albacete, Esp)

87
Crecido el río.
La lombriz en el pico
de un par de tordos

Maika Azkona Gómez”Lenna”


(Navarra, Esp)

88
Llega otro barco
Pero el viejo contempla
el horizonte

Jorge Braulio Rodríguez Quintana “JB”


(La Habana, Cuba)

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89
No se ve, pero…
Xaro Ortolá

¡shh! Desde aquí se oye


el riachuelo

Hernán Talavera
(Albacete, Esp)

90
dentro del lago,
Celebrar la Vida

las estacas sujetan


la vieja rama

Manuel Díez Orzas


(Madrid, Esp)

91
Rumor del río,
y en la ribera niños
recogiendo piedras.
Alonso Salas
(Sevilla, España)

92.
junto al río
turbio, flores de cardo
entreabiertas

Juan Carlos Moreno


(Albacete, Esp)

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93.
El sabor del agua
Xaro Ortolá

en el cuenco de las manos.


Río de invierno.

Isabel Pose “Miraalsur”


(Madrid, Esp)

94.
la gran nube -
Celebrar la Vida

el sol de la alborada
ahora en el rio

Mirta Gili
(Argentina)

95.
El arroyuelo -
rumorea el agua
sobre las piedras.

Radoslav Ivelich
(Santiago de Chile)

96.
En el fondo del valle
apenas un murmullo:
el riachuelo.

Francisco Dokushô Villalba


Maestro zen
(Utrera, Sevilla, Esp)

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

97.
Crece el arroyo.
Xaro Ortolá

Tras su paso lleva hojas


¿Adónde? ¿Adónde?

-José Antonio Íñiguez Narváez


(Distrito Federal, Méjico)

98.
Oculta por los iris
Celebrar la Vida

la marca de la riada
en el muro

María Victoria Porras “Mavi”


(Murcia, Esp)

99
Río de otoño
Para cruzar el puente
aúpa al niño

Lucrecia Linares
(Consolación del Norte-Cuba)

100
pisar la hierba
salirse un rato del sendero
que bordea el río

Félix Arce Araiz “Momiji”


(Soria, Esp)

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

En la Torre de la Grulla Amarilla, en el Oeste,


mi viejo amigo dice adiós.
Xaro Ortolá
Entre la bruma y las flores de primavera
desciende hacia Yangchow.
Vela solitaria, sombra distante,
se desvanece en el vacío azul.
Sólo veo el gran río fluyendo
en el horizonte lejano.

Li Bay “Li Po”


(701-762)

(Considerado el mayor poeta romántico de la dinastía Tang)


Celebrar la Vida

Desde aquí desearos a todos: PAZ AMOR Y LONGEVIDAD


FELICES FIESTAS COMPAÑEROS

Saludos Haijin@s del Mundo

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ISLAS DE PALABRAS:
Ezequiel Soriano Gómez

Juzgar un libro
por su portada
de Ezequiel Soriano Gómez

H ace un tiempo la AGHA me encargó la edición del libro, que pronto saldrá a la
venta, El haiku en 100 preguntas. Todo lo que siempre quisiste saber sobre
haiku y no sabías a quién preguntar. Un libro con una orientación divulgativa donde
los miembros de la asociación, dirigidos por Elías Rovira, expresan de forma breve
y didáctica sus conocimientos acerca del haiku.

El diseño de un libro como este no planteaba los retos que supone un libro de
haiku, la cuestión no era dónde colocar los poemas y cómo dar importancia al si-
lencio. Un libro divulgativo cuya intención es llegar al mayor número de personas
supone otra formas de enfrentarse al diseño. Para mí estaba claro qué era lo más
importante de ese libro: la portada. Y desde aquí quisiera proponer invertir esa má-
xima tan difundida entre los escritores y poetas: juzguemos los libros por su porta-
da. En este momento en el que aumenta el número de libros editados y, sobre to-
Islas de palabras

do, el acceso que tenemos a ellos, el diseño de portadas cobra una importancia
crucial.

Lejos de preocuparse por esta sobreinformación y este estado de sobrecarga de


estímulos, creo que es un buen momento para valorar el diseño a la hora de pen-
sar un libro, para interesarnos sobre la estética visual y ahondar en los significados
de las portadas, la disposición de las páginas o las proporciones. Con estas ideas
quise enfrentarme a la portada del libro de 100 preguntas, buscando inspiración,
cómo no, en el diseño gráfico japonés.

El diseño gráfico japonés moderno ha sido una gran referencia para diseñadores
y autores de todo el mundo, por su inspiración en las vanguardias y su estilo
rompedor. Existen muy diversas formas de trabajar entre sus autores, pero podría-
mos señalar algunos aspectos esenciales como el desequilibrio (negación de la
perfección); la sencillez (estilo minimalista); la austeridad (que evoca ma-
durez); o la naturalidad (la creatividad espontánea). Un estilo directo e
impactante que, como el haiku, evoca una gran profundidad sin necesi-
dad de adornos, desde la simpleza.

Así, basándome en estas premisas, y desde la admiración a esta forma de dise-


ño, pensé la portada del libro de las 100 preguntas: el título en grandes letras que
ocupan casi todo el espacio, un marco que bordea la portada y un fondo blanco.
Un estilo minimalista que busca, al menos, llamar la atención en una abarrotada
estantería, que busca asombrar desde su sencillez, como ha de hacer el haiku.

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El arte secundario del haiku moderno


Kuwabara Takeo

Kubawara Takeo
traducción del inglés
al castellano
por Alfredo Bizarro

L
a calidad de la escritura creativa japonesa
desde la era Meji es mediocre. Tal vez pudiera
acreditarse a la inadecuada consciencia intelec-
tual y social por parte de los escritores, aunque
prevalece una distintiva actitud frívola hacia la es-
critura creativa entre los japoneses, y el haiku es
un excelente ejemplo. Sin embargo, cada vez que
Traducción:

me invitan a hablar sobre este tema, me encuen-


tro con vehementes objeciones, especialmente con referencia al haiku. Esto nunca
deja de impresionarme, porque refleja que tan profundamente enraizada está la
escritura del haiku en este país. No obstante, mientras continuamos trabajando en
la reconstrucción de nuestra cultura, así como nuestra nación, comprometida ahora
con la paz, tendremos que reevaluar en su totalidad la tradición del haiku, remon-
tándonos hasta Matsuo Basho.

Desde el final de la Guerra del Pacífico, el haiku por prominentes poetas ha veni-
do apareciendo, como con anterioridad, en revistas y periódicos, pero nunca le
presté mucha atención, sino hasta hace muy poco. Recientemente, sin embargo,
mi hija se me acercó con algunos haiku reproducidos en su libro de texto de lengua
japonesa de la escuela primaria, solicitándome una explicación.

Yuki nokoru Solitaria cumbre


itadaki hitotsu donde perdura la nieve
kuni-zakai provincias fronterizas
—Masaoka Shiki

Akai tsubaki Una camelia roja


shiroi tsubaki to ha caído, después
ochi ni keri una camelia blanca
—Kawahigashi Hekigodo

Enseguida me mostró un par que había compuesto como tarea para que los ana-
lizara:

Suna-bokori Nubes de polvo


torakku toru al pasar del autobús
natsu no michi el camino de verano

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Yoku mireba ¡Ahora la veo!


sora ni wa tsuki ga Ahí en el cielo
Kuwabara Takeo
ukanderu la luna flota

Eso me incitó a iniciar la lectura de haiku por profesionales publicados en las re-
vistas que se encontraban en mi estudio. La mayoría de niños prestan muy poco
interés a ―las flores, los pájaros, el viento, y la luna‖. Como lo muestra el segundo
ejemplo de la tarea de mi hija, es posible que se percaten de que hay una luna en
el cielo sólo cuando es necesario componer un haiku para la escuela, y por lo tan-
to, difícilmente se puede esperar mucho. No obstante, algunos niños son capaces
de hilvanar diecisiete sílabas de forma ingeniosa, y si se les alienta y llegan a ser
buenos en ello, probablemente tomarán como modelos las obras de los poetas mo-
dernos.

Después de leer más de las obras recientemente publicadas por los poetas mo-
dernos de haiku, y pensando sobre las encrespadas respuestas y preguntas que
mis conferencias habían provocado, me sentí inspirado a intentar un pequeño ex-
perimento. De los materiales que tenía a la mano, seleccioné un haiku de cada uno
de los diez más prominentes poetas modernos, así como cinco por poetas desco-
nocidos o aficionados. Los ordené al azar en una lista sin los nombres de los auto-
Traducción:

res. Sin duda alguna, se podría arribar a toda clase de interesantes resultados si
se sometiera la lista al tipo de experimento que I. A. Richards efectuara en Practi-
cal Criticism: A Study of Literary Judgement(1), pero por el momento simplemente
mostré mi lista a unos pocos de mis colegas y estudiantes solicitándoles su opinión
sobre los poemas. Invito también al lector a examinar los quince poemas siguientes
y (1) enumerarlos en orden de excelencia, (2) adivinar cuáles son de poetas profe-
sionales de haiku, y (3) distinguir los poemas por profesionales de aquellos por afi-
cionados. (Los poetas son identificados al final de este ensayo.)

1. Megumu ka to ―Así que estás retoñando,‖


okina miki o susurro, acariciando
nadenagara el gran tronco

2. Hatsu cho no La primera mariposa


ware o mawarite ha volado a mi alrededor
izuko ni ka y ahora ¿a dónde?

3. Seku hipoku- Tos hipócrita:


ritto Betoben Beethoven resuena
hibiku asa por la mañana

4. Kayu-bara no Sin alimento sólido


obotsukanashi ya Fatigado
hana no yama escalando las colinas en flor

5. Yunami no Las olas del atardecer


kizami sometaru ondulantes, tiñendo
yu suzushi la brisa nocturna

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6. Taishiki ya Encima de la ondulada


uneri no ue no red para besugo,
Kuwabara Takeo
Awajishima Isla Awaji

7. Koko ni nete ―Él acostumbraba dormir


imashita to iu aquí ―, dice ella,
yamabuki iketearu ni y ahí junto al arreglo de rosas
Kerria
tomari me quedo

8. Mugi fumu ya ¿Caminan sobre el trigo?


tsumetaki kaze no Los días de vientos fríos
hi no tsuzuku continúan

9. Shusen no Después de finalizar la guerra


yo no akeshiramu El amanecer viene blanco
Amanogawa Bajo la vía láctea

10. Isu ni ari Sentado en la silla


fuyubi wa moete El sol de invierno, ardiente,
chikazuki-ku se acerca
Traducción:

11. Koshi tateshi Sobre la tierra quemada,


shodo no mugi ni el viento del sur acosa
nanpu araki los jóvenes brotes de trigo

12. Saezuriya El canto del pájaro


kaze sukoshi aru La ventisca
toge-michi en este paso

13. Bofu no Se dice


koko made suna ni que la arena cubre todo
umoreshi to hasta estas glehnias

14. Oibi no Abofeteando la cara


kawamo o uchite del majestuoso río Ibi
hisame ka na la helada lluvia

15. Kaki hoshite Colgados secándose los caquis


kyo no hitori-i Hoy estoy solo
kumo mo nashi sin una sola nube

¿Cuál es su impresión? Para alguien como yo que tiene poco interés en el haiku
y carece de experiencia escribiéndolos, este ejercicio me recuerda la ocasión en
que, como estudiante de nivel medio, fui llevado a Hirakata a una exhibición de cri-
santemos. Las plantas habían sido cultivadas con fervoroso esmero para crecer en
forma de farol, cascadas, y otras, por seguidores de varias escuelas de cultivado-
res de crisantemos, pero no pude estar menos interesado en sus relativos méritos;
de hecho, todo ello me aburrió completamente. Como con los crisantemos, estos
poemas me conmueven poco estéticamente. Si algo provocan, es un cierto senti-
miento de irritación. No simpaticé con los intentos de hacer cascadas y otras for-

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mas caprichosas con los crisantemos, pero al menos eran flores reales–quizá artifi-
cialmente deformadas, pero reconfortantes en su concreción. En comparación, va-
Kuwabara Takeo
rios de los versos no tienen sentido para mí y no transmiten una imagen mental
particular. Para empezar, encuentro los numerados 3, 7, 10, 11 y 13 verbalmente
incomprensibles, y mi desconcierto fue compartido por varias de las personas bien
educadas a las que les solicité evaluaran la lista. A menos que a uno le digan que
son poemas de poetas famosos (Nakamura Kusatao, Ogiwara Seisensui, Matsu-
moto Takashi, Usuda Aro, y Takahama Kyoshi), ¿quién se molestaría siquiera en
tratar de entenderlos? Por supuesto, la facilidad de comprensión no determina el
valor de una obra de arte, pero ¿cuánto significado tiene el arte si una obra no pue-
de evocar para otros la experiencia del creador? En este aspecto, el haiku es triste-
mente deficiente. El vasto volumen de textos, algunos por los mismos poetas, so-
bre la apreciación e interpretación de la poesía haiku moderna es amplio testimo-
nio. Dicho material dilucidatorio puede ser necesario para obras del periodo clási-
co, cuando los usos y costumbres, así como el uso del lenguaje era muy diferen-
tes; pero encuentro irritante el pensar que necesitamos tal cantidad de comenta-
rios, así como de la forma menos artística, el parafraseo, para hacer comprensible
la escritura de personas viviendo en el mismo país y en la misma época que noso-
tros. Para mí esto sólo significa que el género en sí, está de alguna manera incom-
pleto, incapaz de sostenerse solo por sí mismo. Alain (Emile Chartier) proporcionó
comentarios sobre la poesía de Paul Valéry, pero la poesía de Valéry está extre-
Traducción:

madamente cerca de la perfección; es tan completa y concretamente viva que


Alain pudo desarrollar sus pensamientos sobre la base de los poemas. No tuvo
que explicar, rescatar o —peor aún— completarlos. Hasta donde yo sé, los escrito-
res franceses nunca produjeron la clase de comentarios auto-explicativos sobre la
poesía de Baudelaire o Verlaine que aparece en el mundo del haiku japonés.

Pudiera estar invitando al criticismo por juzgar el haiku de esta manera sin haber
intentado jamás el escribir uno por mí mismo. Mizuhara Shuoshi alguna vez dijo
que ―a menos que uno intente escribirlo, no pue-
de entender lo que es el haiku.‖ Pero esto, provi-
niendo de uno de los hombres más meticulosos
del mundo del haiku, pareciera una sentencia de “Únicamente en el haiku
muerte para el haiku como arte moderno. Ningún se encuentran
novelista japonés––y sus obras son difícilmente declaraciones como la
las más modernas––ha dicho, ―Hasta que hayas de Shuoshi:
escrito una, serás verdaderamente capaz de
apreciar la novela.‖ Rodin nunca manifestó que “Considero que no es
sólo aquellos que han tenido experiencia escul- correcto que aquellos
piendo deben discutir de escultura; a cualquiera que no se han esforzado
que se le diga que se abstenga de criticar Casa- en escribir haiku se
blanca u otras películas porque no ha hecho dos atrevan a aconsejar
o tres por sí mismo, comprensiblemente se indig- a aquellos
naría. Únicamente en el haiku se encuentran de-
claraciones como la de Shuoshi ―Considero que que lo han hecho.”
no es correcto que aquellos que no se han esfor-
zado en escribir haiku se atrevan a aconsejar a
aquellos que lo han hecho.‖ Él se puede expresar de esta forma sólo porque el
mundo del haiku es una cofradía exclusiva de personas con ideas afines que se
unen y componen simplemente para su propio deleite.

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A continuación, mis colegas y yo descubrimos que es muy difícil el determinar la


relativa destreza de un autor dado y distinguir a un poeta prominente de un aficio-
Kuwabara Takeo
nado únicamente en función de un sólo ejemplo de su haiku. Sin duda alguna, Bofu
no koko made suna ni umoreshi to (13) no impacta a uno mucho más que una pie-
za escrita por un aficionado que encontré en una revista de una compañía: Saezu-
riya kaze sukoshi aru toge-michi (12). Y éste último es con seguridad más poético
que el de Hino Sojo Kayu-bara no obotsukanashi ya hana no yama (4). Las obras
de arte moderno verdaderamente superiores no presentan tales problemas. Una
comparación de las obras completas de Leo Tolstoy y Kikuchi Kan no dejaría duda
de quien fue el novelista superior; un vistazo a una pequeña historia de cada uno
de ellos es suficiente para establecer la diferencia. Incluso el sugerir la compara-
ción de una obra del maestro del cuento, Shiga Naoya, con algo producido por un
escritor inmaduro, y finalmente publicado en una obscura revista literaria, sería un
insulto al señor Shiga. He visto en París muchas de las pequeñas esculturas de
Rodin y Emile Bourdelle, y aún las más pequeñas destacan entre las mejores
obras expuestas en la exhibición de la Academia Imperial de Arte (en la actualidad
conocida como Exhibición Nitten). Cuando de haiku se trata, uno tiene que conocer
el autor para ser capaz de diferenciar entre las obras. Algunas son distintivas; úni-
camente Seisensui, santurronamente, se burla de las reglas de la forma, e.g., Ko-
ko ni nete imashita to iu yamabuki iketearu ni tomari (7), y nadie más que Nakamu-
ra Kusatao produciría los extraños modernismos que aparecen en Seku hipokuritto
Traducción:

Betoben hibiku asa (3). Pero su peculiaridad no se deriva de su valor artístico in-
trínseco. Partiendo de un artículo titulado ―La dignidad del haiku‖, Kinbara Seigo
cita las muy familiares y frecuentemente mal comprendidas palabras de Shiga Nao-
ya: ―Al contemplar la Guze Kannon(A) en el Yumedono de Horyuji uno no piensa en
preguntar quién la hizo. La estatua en sí misma tiene una existencia tan extraordi-
naria que trasciende a su creador.‖ Kinbara procede a filosofar acerca de la digni-
dad del haiku: ―Cuando una obra es separada del tiempo y espacio, y aun de su
autor, ¿qué es lo que emerge de ella? Es la persona del autor mismo.‖ Lejos de
explicar su ―dignidad,‖ este enfoque reduce el haiku al absurdo.

Cuando el haiku empezó a escribirse de manera independiente, desvinculado del


renga, la forma extensa del ―verso encadenado‖ compuesta conjuntamente por va-
rios poetas, se convirtió en un genero literario independiente aunque peculiar. En el
caso del haiku moderno, en particular, la calidad de un autor es extremadamente
difícil de establecer sobre la base de versos individuales y aislados. Por lo que se
hace necesario el determinar el estatus de un artista de acuerdo a criterios diferen-
tes a su arte. Se debe evaluar su influencia en un nivel más mundano. A diferencia
de los artistas en otros medios, cuya reputación usualmente descansa en el valor
artístico de su obra, la reputación del poeta de haiku se sostiene por el número de
sus estudiantes, la circulación de la revista que publica, e incluso sus conexiones
sociales personales. Inevitablemente, en consecuencia, el mundo del haiku está
lleno de numerosas facciones y escuelas.

Dado que las facciones son producto de la pugna por la supremacía, es por lo
tanto natural que un poeta, al crecer en importancia, se desvincule de su grupo y
establezca su propia facción independiente. Estos autodenominados ―jerarcas‖ se
han establecido a lo largo de todo el país. En la actualidad hay no menos de treinta
revistas de haiku (Haiku kenkyu, 1946). Incluso se formó una facción alrededor de
Basho, pero debido a que su poesía es tan excepcional, raramente se le ve como
jerarca de una facción. (Takarai Kikaku, Nozawa Boncho, y Ochi Etsujin son algu-
nos de los poetas más conocidos que rompieron con Basho en sus últimos años.)

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En los siglos posteriores a la muerte de Basho, aparecieron muchos jerarcas de


haiku que deseosos de ―credenciales‖ afirmaban ascendencia poética de los prime-
Kuwabara Takeo
ros maestros (como es el caso frecuente en las artes escénicas). Poetas modernos
de haiku como Kyoshi y Aro a menudo no son identificados como artistas indepen-
dientes; ambos son conocidos principalmente como los jerarcas de las escuelas
Hototogisu y Shakunage.

También el mundo de la literatura de ficción tuvo alguna vez sus escuelas––la


Ken‘yusha de los Románticos Japoneses, la escuela Akamon (Universidad Imperial
de Tokio), y la escuela Mita (Universidad de Keio), fueron prominentes––aunque
hoy han desaparecido. Ishikawa Jun y Sakaguchi Ango pueden ser amigos ínti-
mos, pero como novelistas son reconocidos como autores independientes. En con-
traste, la vasta mayoría de poetas de haiku están asociados con alguna facción u
otra. A ellos ya no se les identifica más en términos de una generación específica
de seguidores de un maestro dado, pero el espíritu es el mismo. Por ejemplo, en
un número reciente de Yomiuri shinbun me encontré con el anuncio de una serie
de conferencias sobre haiku, en las cuales el ponente era descrito como ―Ikeuchi
Yujiro-sensei, hijo de Takahama Kyoshi‖. Acerca de un novelista, por ejemplo, Hiro-
tsu Kazuo, nadie diría que es el hijo de Hirotsu Ryuro.‖

Utilizo el término ―facción‖, no en el sentido actual de facción política, sino para


Traducción:

transmitir algo como el compagnonnage medieval o cofradía de artesanos con su


mística cuidadosamente cultivada. Como en las viejas cofradías, las facciones de
haiku modernas también necesitan, en adición a un líder específico, alguna autori-
dad ancestral de la cual derivar su necesario esoterismo, un santo patrón, por así
decirlo. El santo patrón del haiku es Basho. La escritura canónica se remota a sus
conceptos de sabi, shiori, karumi, y demás. Afortunadamente Basho fue lo suficien-
temente benévolo para no definir claramente estas palabras. Declaraciones tales
como la de Aro ―Yo, el haiku, y el espíritu de la naturaleza formamos una trinidad‖
continúan siendo aceptadas entre los poetas de haiku.

En organizaciones que se mantienen unidas por lazos místicos, los líderes cons-
tantemente predican a los nuevos miembros como una forma de conservar su au-
toridad. En verdad, no conozco grupo alguno con tal afición por liderazgo como los
poetas de haiku. Enseñan a sus seguidores a ―absorberse en el haiku‖, ―buscar la
Verdad‖, ―aprender sobre pinos de los pinos‖, ―perfeccionar su humanidad‖, etc.
Aun en la época feudal, era prácticamente imposible, para cualquiera, el dedicar
todas sus horas de vigilia al arte. Al predicar ideales imposibles de alcanzar, los
líderes ganaron un creciente respeto de los demás. Sin embargo, ¿qué tan a me-
nudo practicaron lo que pregonaban?

El mundo del haiku pregona el ideal de ―fugarse de las preocupaciones munda-


nas‖: uno debe ―recitar poesía mientras se contempla la luna, admirar las flores, y
permitir al corazón vagar libremente‖ (Tsuki ni usobuki, hana o mede, kokoro o jin-
kan no soto ni asobashimu). Pero el haiku es también un arte de masas que usa
imágenes mundanas y lenguaje llano, y por lo tanto contiene dos tendencias inhe-
rentemente contradictorias. No estoy familiarizado con sus escritos teóricos, por lo
tanto no puedo más que especular en cómo un genio como Basho trató de superar
esta contradicción. Quizá, rodeado por todos lados por las paredes de hierro de la
sociedad feudal, Basho comprendió que no podía ni siquiera hacer una grieta en
las paredes y no tuvo otra alternativa que buscar la libertad del espíritu como un
artista recluso. Descubrió que la única cosa capaz de cambio es el corazón hu-

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no, y miró hacia Saigyo y Tu Fu como modelos para expresar la soledad, pero ar-
diente ambición de su mente. Creo que esta famosa frase ka-ro, tosen (como el
Kuwabara Takeo
brasero en verano, el abanico en invierno) refleja su actitud. (2) Pero incluso la ―flor
del corazón‖ nacida de ello se estrelló contra el muro de hierro feudal que se exten-
día también por encima, sin dejar otra opción que arrastrarse por el suelo. Eso pro-
bablemente explica el uso, por parte del género, del leguaje vernáculo y su orienta-
ción hacia las masas. El haikai cautivo fue forzado a buscar sustento entre las ma-
sas (hombres acaudalados como Sanpu). Basho, famoso por ser estricto, fue ge-
neroso con la gente que participaba en concursos de haikai, diciendo que ―aunque
ellos en realidad no entendían poesía, ayudaban a alimentar a las familias de los
jueces, quienes a su vez, enriquecen a sus señores, por tanto, lo que ellos hacen
no puede ser del todo malo‖ (de la carta conocida como ―Una Pieza en ‗Tres Cla-
ses‘ [de Actitudes hacia el Haikai]‖)

Basho vivió en una época de creciente interés en las artes clásicas y la erudición,
cuando el propio shogun daba lecciones sobre los Cuatro Clásicos de Confucio ––
aunque, sobra decirlo, la época era totalmente diferente en calidad a la del Renaci-
miento. Incluso gente ordinaria del pueblo, sin pretensiones de conocimiento aca-
démico fueron atrapados en la ola clásica. Inspirado por el mismo entusiasmo,
Basho, con mirada sagaz, pudo observar a la naturaleza a través de la poesía wa-
ka de Saigyo y Tufu, evitando así el llegar a la vulgaridad en su propia obra.
Traducción:

(Basho no vio la naturaleza como lo hacemos hoy, y no podemos ver la naturaleza


como él lo hizo debido a nuestro conocimiento de las ciencias naturales.) Sus via-
jes, que lo expusieron a peligros menores, tuvieron probablemente la intención de
ser medios para mitigar––sino es que trascender–– las contradicciones dentro de
su arte. Considero que es significativo, incidentalmente, que el poeta de la era Me-
ji, Masaoka Shiki (1867-1902) emprendió la reforma del haiku mientras sufría de
una enfermedad terminal.

Después de Basho, el haiku se hizo aún más popular entre las masas, y el siste-
ma feudal Tokugawa llegó a arraigarse profundamente. Debido a que vivieron en
un periodo de estabilidad, quizá sin igual en ningún otro lugar en la historia mun-
dial, era natural que los poetas de haiku se corrompieran y su obra empezará a
mostrar signos de decadencia. Esto no se debió a que hayan olvidado el espíritu
de Basho, o a que ya no buscaran más lo que él había buscado; sino que degene-
raron precisamente porque continuaron con su estrecha idolatrización. Decayeron
debido a la creciente mistificación de las palabras de Basho interpretadas por sus
discípulos y a posteriores generaciones de maestros del haiku, además, de no
querer renunciar a Basho.

En las artes, no es posible dominar simultáneamente el espíritu y las formas del


genio. Para lograrlo, se debe suponer que el espíritu se halla encarnado en la for-
ma, con lo cual el espíritu inevitablemente se formalizará. El resultado es el acade-
micismo o manierismo. Se dice que Basho aprendió de Saigyo y Tu Fu, pero debi-
do a que las formas ––waka y poesía china––eran diferentes del haiku, sólo pudo
abstraer y asimilar su esencia, y mientras que aceptaba el espíritu tradicional, po-
día escapar de los obstáculos del manierismo. Los sucesores de Basho se aferra-
ron a las mismas formas, y buscaron insistentemente el retornar a sus enseñanzas,
por lo que fue inevitable que sus obras se volvieran trilladas y estereotipadas.

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El hecho que una sola forma artística haya logrado sobrevivir prácticamente inal-
terada por trecientos años es una indicación de la estabilidad––o estancamiento––
Kuwabara Takeo
de la sociedad japonesa. Al igual que el espíritu del ejército moderno, establecido
después de la restauración Meji, que permaneció arraigado en la ética samurái tra-
dicional, el espíritu del mundo del haiku se mantuvo inalterable, a pesar de las ten-
taciones de la modernización: decenas de nuevas revistas impresas y oficinas ins-
taladas en nuevos edificios estilo occidental. Sin embargo, las contradicciones in-
herentes al mundo del haiku se fueron haciendo más evidentes a la luz del progre-
so social. Aun cuando los maestros continuaron predicando la etérea liturgia de su
género, tenían que sobrevivir en la nueva sociedad. No tuvieron otra alternativa
más que dar precedencia a lo instintivo y mundano en la vida. Declarando senti-
mientos tales como ―el fin último en la vida humana es la soledad,‖ cuando enfren-
tados al surgimiento de una poderosa fuerza social, al que de forma astuta se
adaptaban. Luego, cuando su influencia se desvanecía, adoptaban una vez más
sus elevados ideales. El sauce jamás se rompe bajo el peso de la nieve. (Esto apli-
ca a todas las ocupaciones intelectuales tradicionales y las artes escénicas en Ja-
pón. La ceremonia del té fue un esfuerzo cultural organizado para dar de manera
particular un apoyo entusiasta al esfuerzo bélico.) Recuerdo que cuando la Asocia-
ción de Patriotas Literarios (Bungaku Hokokukai) fue formada, el número de solici-
tantes sólo para la división de haiku fue tan grande que la dirección de la asocia-
ción se vio forzada a limitar de forma estricta el número de miembros.
Traducción:

Entre los escritores de ficción, algunos fueron oportunistas o apologistas del mili-
tarismo, pero en la actualidad esas personas ya no son capaces de producir obras
sobresalientes. La novela como género moderno no permite dicho oportunismo, y
esa es una de sus fortalezas. Pero en el haiku, algunos de los poetas que estuvie-
ron prestos para producir deslumbrantes versos de relaciones públicas alabando
los esfuerzos patrióticos durante la guerra, tales como el Movimiento Colección de
Plata, son líderes del género incluso hoy en día. El haiku es un género literario en
el cual la obra del artista parece no ser afectada por sus actividades en la socie-
dad. (Cuando jóvenes con inclinaciones literarias se empleaban en el gobierno o
negocios antes de la guerra, aquellos que disfrutaban el haiku fueron apreciados
por sus superiores, mientras aquellos que escribían ficción eran mal vistos; consi-
dero que había una buena razón para esa tendencia.)

En la medida que el haiku aspire a ser un arte, debe de resistir la vulgarización.


En su esfuerzo por hacer eso, Basho retornó a las tradiciones literarias clásicas de
Saigyo y Tu Fu. Sin embargo, hoy las tradiciones clásicas han sido prácticamente
olvidadas, o por lo menos ya no están de moda. Independientemente de que real-
mente lo entiendan o no, la gente prefiere el arte occidental moderno. Pareciera
una buena idea el incorporar su espíritu en el haiku, pero eso nunca tendría éxito.
Aunque Saigyo y Tu Fu estaban temporalmente muy distantes a Basho, fueron, al
igual que él, flores que germinaron en la tierra, no flores que alcanzaran las alturas.
El arte moderno occidental es como un gran árbol; aunque sus raíces pueden en-
contrarse en el suelo, florece en un noble y elevado idealismo. Las flores de ambos
pueden ser hermosas, pero la diferencia entre ellas es irreconciliable. Si el arte oc-
cidental fuera trasplantado adecuadamente al haiku, reventaría la maceta. La única
razón por la cual la maceta no ha reventado, es porque el injerto no ha enraizado.
Más allá del éxito o fracaso de la tentativa, si el haiku hubiera buscado realmente
el aprender de la literatura occidental, debió haberle prestado atención al menos al
nihilismo, pero los poetas del haiku ni siquiera lo notaron.

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Existe un esfuerzo para crear algo nuevo en el haiku insuflando en él elementos


de la vida humana, pero la vida misma esta siendo modernizada, y las realidades
Kuwabara Takeo
de la vida contemporánea simplemente no pueden ser expresadas en el haiku. Es-
tá bien el declarar que la escritura del haiku disciplina y refina el carácter de las
personas o que ―el haiku arroja luz sobre la personalidad humana‖, pero es alta-
mente improbable que la gente que aparenta un trascendentalismo superfluo el día
de hoy, tenga mucho para iluminarnos. ¿Con qué fidelidad los prominentes poetas
de haiku comprenden el mundo? Podemos aprender algo del intento de Ogiwara
Seisensui de interpretar la libertad en su ensayo ―Kokoro Kisowazu‖

La libertad, por definición, depende de uno mismo. El árbol de durazno flo-


rea en sí mismo y el trigo que crece a sus pies envía espigas de si mismo,
cada uno de acuerdo a su propia naturaleza. Uno no puede interferir, blo-
quear, o competir con el otro, sino que cada uno simple y naturalmente ex-
presa su propia vida. Esto es libertad en su sentido verdadero. La libertad es
el estado no competitivo de la mente. En un nivel superior este es el ideal de
la humanidad; en un nivel inferior es el principio del arte del verso encadena-
do (renku).

No necesito profundizar más allá en las dificultades de introducir la vida humana


en el haiku moderno. Mizuhara Shuoshi, en su ensayo Gendai haikuron [Acerca del
Traducción:

Haiku Moderno], estaba en lo correcto en su clara observación de que ―los materia-


les para el haiku son derivados de los fenómenos naturales y de las cosas cotidia-
nas que son afectadas por los cambios en la naturaleza.‖ La meticulosidad de
Shuoshi, que ya he mencionado, se refleja en esta afirmación. Él no mira a Basho,
y cree que el haiku moderno debe deshacerse del sabi y wabishisa y mirar hacia
cosas más iluminadoras. Esto es, yo diría, un paso en la dirección correcta. Pero
¿será suficiente con este paso para rescatar el haiku moderno como un arte? Lo
importante es la obra de arte, cómo producir una obra de arte. Shuoshi aconseja a
los poetas el aprender de la pintura. ―Al escribir haiku, es aconsejable el escribir
como si se dibujara una pequeña pintura, aproximadamente del tamaño de un cua-
dro del número cuatro, si es medido de acuerdo al tamaño de las pinturas occiden-
tales, y un poco más grande que una tarjeta postal shikishi si se usan estándares
japoneses....‖

Es una regla en las artes que cuando un género es atraído fuertemente por otro,
y trata de adoptar sus métodos, provoca su propio declive [Alain]. Cuando los líde-
res de un género empiezan a promover tales métodos de escribir haiku, me parece
que están delineando la ruina de su propio arte. ¿Y qué están tratando de retratar?
―Fenómenos naturales y cosas cotidianas que son afectadas por cambios en la na-
turaleza‖––expresada más abiertamente, la vida vegetal. Usted recordará que
Ogiwara Seisensui explicaba la libertad, la cual puede ser el problema más impor-
tante de la vida para el hombre moderno, por medio de plantas––duraznos y trigo.
Si el haiku moderno trata de tomar conciencia, termina aprendiendo acerca de los
duraznos de los duraznos y acerca del trigo del trigo, y reproduciendo la vida vege-
taloide como en una pequeña pintura.

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Esta búsqueda es apropiada como pasatiempo para los ancianos sin otras ocu-
paciones, o el enfermo, pero ¿puede el hombre moderno verdaderamente dedicar
Kuwabara Takeo
su alma a tal frivolidad? ¿No sería acaso una imprudencia el aplicar el término
―arte‖ [geijutsu], como lo haríamos a la ficción y drama modernos, al haiku? (En
Gendai haikuron, debo hacer notar, Shuoshi no utiliza la palabra ―arte‖ [geijutsu],
en su lugar usa ―artesanía‖ [gei].) En todas las épocas, el hombre tiene permitido
algunas distracciones. Nadie puede encontrar algo indebido si los ancianos eligen
el dedicarse a cultivar crisantemos o bonsái, celebrar exhibiciones periódicas o
concursos y publicar una revista o dos (aunque treinta en realidad son
¡demasiadas!). Incluso si el cultivo de crisantemos no tiene lo que uno llamaría
―significancia contemporánea‖, tiene sus propias labores y placeres, y nadie podría
negarlo. Y el haiku como un pasatiempo de ancianos también satisface, como lo
expresa Kyoshi en Ku o tama to atatamete oru kotatsu kana! [Arropador kotatsu(B),
acurruco el haiku como si fuera una joya.]

Pero uno duda en llamar el cultivo de crisantemos un arte [geijutsu]. Uno podría
llamarle oficio, artesanía [gei], o si el término ―arte‖ debe ser usado, sugiero ―arte
secundario‖, con la finalidad de distinguir el haiku moderno de otras artes. Una vez
que lo aceptemos como un arte secundario, no hay necesidad de teoría alguna o
racionalización. El ―retorno a Basho‖ está bien y es bueno, pero sería más cons-
tructivo ––y más propio para el presente estado del género–– el aceptar simple-
Traducción:

mente el aspecto frívolo del haiku, como Nishiyama Soin (1605-82) lo hizo, y disfru-
tarlo por lo que es. ―Ya sea en el viejo estilo, el estilo actual, o el estilo intermedio;
un buen poeta es un buen poeta, y uno malo es uno malo; no hay tal cosa como
distinguir qué estilo es el correcto; lo mejor que se puede hacer es deleitarse escri-
biendo uno mismo lo que a uno le gusta; es una broma dentro de una fantasía
(mugen no gigen).‖

He fijado mi posición, pero, a riesgo de repetirme, me gustaría añadir unas cuan-


tas observaciones más para hacer frente a toda la reciente discusión acerca de
convertirnos en una ―nación dedicada a la cultura.‖ Si en verdad aspiramos a cons-
truir una nación cultural, tenemos que pensar cuidadosamente acerca de la materia
que está hecha. Un arte secundario, que es lo que hemos decidido que es el haiku,
quizá debería someterse a cierta restricción. En una nación cultural, no hace falta
decir que el arte debe ser respetado y accesible a todos. La nueva cultura no debe
ser diseñada para centrarse principalmente en las artes, no obstante debe haber
conciencia de las cualidades artísticas que hacen a una creación digna de respeto
y amplio aprecio. A todos les gustaría ver un país cuya entera población compren-
da y aprecie las artes, pero no debemos caer víctimas del sofisma de un ―carácter
nacional‖ en la civilización japonesa tradicional (ver Hasegawa Nyozekan, Nihonte-
ki seikaku [Carácter japonés]). ¿Hasta dónde podemos extender el significado del
arte—incluso agregando algún calificativo como ―popular‖—sólo para abarcar el
haiku del peluquero local o el humor terrenal del senryu? Con respecto al haiku y al
senryu, Nyozekan afirmó que ―en vez de desdeñarlos como populares, debemos
desdeñar el hecho de que los habitantes y ciudadanos [de Occidente] no tienen ni
siquiera este tipo de literatura popular‖.

Estando en Francia, noté que las palabras eran usadas artísticamente aún en el
más informal de los encuentros, desde la conversación entre intelectuales a la
charla de sobremesa durante la cena en la casa de huéspedes que me hospedaba.
Los franceses son especialmente aficionados a la conversación ingeniosa, pero
nunca la llamarían ―arte‖. Consideran el arte algo mucho más noble, y el arte es

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altamente respetado. Cualquiera que haya vivido en Francia está familiarizado con
el gran respeto con el que el pueblo francés pronuncia la palabra écrivain [escritor].
Kuwabara Takeo
La gente saborea las artes, pero no suponen que pueden producirlo a voluntad.

¿Y en Japón? Si las artes son tomadas a la ligera, eso pudiera reflejarse en la


escasez de artistas verdaderamente grandes. Aunque considero que una razón
más importante es la tremenda influencia de ciertos géneros, como el haiku, en el
que casi cualquiera persona puede fácilmente adquirir cierta destreza. El arte, en la
noción popular, es algo que cualquiera puede hacer con un poco de práctica. Los
grandes poetas son simplemente lo suficiente afortunados por ser capaces de de-
dicarse por completo al haiku. Cualquiera, es la noción prevaleciente, puede ser un
gran artista si así lo desea. Es simplemente un asunto de cierta destreza y tiempo
libre para perfeccionarlo.

Esta clase de actitud nunca obtendrá para el arte el gran respeto que es acorde a
los verdaderos grandes logros, y además, nunca produciremos grandes artistas.
No tengo evidencia estadística, pero seguramente no hay otro país con tantos ar-
tistas aficionados como Japón. Sospecho que es el mito de la ―orientación de ma-
sas‖ el responsable de la inclinación de todo joven que ha tenido el atrevimiento de
sentarse y escribir una novela (e incluso llevársela a alguien como yo, para comen-
tarla). Mientras no se comprenda que el arte moderno es una ocupación seria que
Traducción:

demanda total dedicación, y que la creación de una obra de arte significa el desa-
rrollo o la degradación del creador, nada de importancia artística emergerá. Por
otra parte, mientras la gente asuma a la ligera que ha realizado una labor creativa
después de haber escrito unos pocos haiku, nunca serán capaces de apreciar to-
talmente las grandes obras de arte de Europa.

No tengo nada en contra de que los adultos disfruten del haiku como les plazca;
sólo espero que podamos eliminar la enseñanza del haiku de nuestras escuelas,
porque no tiene ya más cabida en el currículum que la que tiene la enseñanza de
la antigua música Edo samisen. Algunos piensan que el haiku puede servir como
guía en la observación de la naturaleza, pero para mí, eso significa que no tienen
una comprensión verdadera de la naturaleza de la ciencia moderna. Nada puede
oponerse más al espíritu científico que el espíritu del haiku, que hace a un lado to-
das las preocupaciones por las leyes de la naturaleza o de la sociedad humana y
busca el capturar la naturaleza en palabras como un fotógrafo que intenta congelar
la naturaleza en una instantánea.

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Notas

Los nombres de los poetas profesionales de haiku son: 1. Awano Seiho; 3. Nakamura Kusatao; 4-
Kuwabara Takeo

. Hino Sojo; 5. Tomiyasu Fusei; 7. Ogiwara Seisensui; 8. Iida Dakotsu; 10. Matsumoto Takashi; 11.
Usuda Aro; 13. Takahama Kyoshi; y 15. Mizuhara Shuoshi. Los restantes son aficionados o recién
llegados al género.
(1)
I. A. Richards, Practical Criticism: A Study of Literary Judgement (London: Paul & C., I929).
(2)
Ebara Taizo no interpreta esta frase como la expresión de la creencia de Basho en el arte por
el arte, sino más bien en el arte de la vida (ver Basho: Kyorai, p 120.). Dado que el arte por el
arte no habría sido posible sin la aparición de la autoconciencia del individuo moderno, proba-
blemente no es preciso el representar a Basho como defensor de esa idea, pero no estoy sa-
tisfecho con su explicación de la tesis del ―arte para la vida‖. Si se tratara de "arte para mi vi-
da", podría tener sentido. Espero que algún día el señor Ebara me aclare esto.

Notas del traductor


(A)
Guze Kanno es una estatua tallada en madera de alcanfor que se cree que está hecha a la ima-
gen del principe Shotoku (574-622 d.C). Se encuentra albergada en el templo Horuyji y se le consi-
dera una de los mayores tesores artísticos de Japón.
(B)
Traducción:

El kotatsu es una pequeña mesa-cama cubierta con una cobija o futón y con su propia fuente de
calor.

Fuente:

Kuwabara Takeo. (1983). Japan and western civilization: Essays on comparative culture. (Kano
Tsutomu y Patricia Murray, trad.). Japón: University of Tokyo Press

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Con los cinco sentidos


Con los cinco sentidos
Haiku, pintura
y naturaleza

de Emma González Rozas


y Eduardo Moreno Alarcón

No sólo la fe mueve montañas. También la pasión. Su fuerza es contagiosa, irre-


frenable. Cuando prende el entusiasmo verdadero, cuando converge en corazo-
nes, ya sólo fluye como un todo. Toñi Sánchez Verdejo ha sido capaz de aglutinar
esa pasión en un proyecto colectivo. Nada sencillo en estos tiempos. Haijina infati-
gable, su empeño es el origen de un pequeño milagro. Un libro humilde, sin egos,
pero cargado de belleza y muchas dosis de talento.

Un libro vivo, que ha ido creciendo, enriqueciéndose con las aportaciones de un


amplio grupo de personas: profesores de la Universidad Popular de Albacete,
maestros del haiku y aprendices, ilustradores, amantes de las aves, de la natura-
leza en su conjunto, de lo pequeño en su grandeza.
Libro:

El pasado 26 de noviembre se presentaba en el antiguo Ayuntamiento de Alba-


cete Con los cinco sentidos, haiku, pintura y naturaleza.

Haikus ilustrados, caminos personales hacia el haiku —haiku dô— y el haibun


fueron los protagonistas. Compilación de recuerdos y hermosura del instante. Un
acto entrañable donde las artes se dieron la mano (música, poesía, prosa, fotogra-
fía, pintura) emulando la biodiversidad natural, en armonía con un público entrega-
do, tan respetuoso que hubo silencios reverentes.

Un regalo, en suma, capaz de abrir el haiku a nuevos corazones.

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Octante luna
de Elías Dávila Silva
Octante luna

Ediciones Casa del Poeta, Capulhuac,


Estado de México, 2019

por Gregorio Muelas Bermúdez


Libro:

O ctante luna es el bello título del nuevo libro de haikus de Elías Dávila Silva
(San Pedro Totoltepec, Toluca, 1966), que ya había dado a la imprenta Vitral
de instantes (Chimal Editores, 2011). Ocho años después nos ofrece este volu-
men, editado artesanalmente por Casa del Poeta Dolores Castro, con una viñeta
de portada de Francisco Navarro Ruiz, donde el haijin mexicano reúne cuarenta y
tres composiciones sin división en partes, sino como un continuo donde la natura-
leza obra su milagro cotidiano ante la mirada atenta del poeta, que sabe estar en
el mundo con la humildad que la estrofa japonesa requiere. Y es que con tan solo
dos títulos Elías Dávila ya se ha erigido como uno de los más singulares cultivado-
res de lo que podríamos denominar ―haiku verdadero‖.

Como veremos a lo largo del texto, el poeta no se ciñe al ―canon occidental‖ de


diecisiete sílabas o moras, que su compatriota Octavio Paz fijara en sus traduccio-
nes de Basho, pues los sucesos del mundo que contempla superan ese estrecho
corsé para expandir su significado:

Charco en la acera
El perro al beber enturbia el agua
donde se refleja el cielo.

Los haikus de Elías Dávila Silva destacan por la originalidad de su punto de vis-
ta pues rehúye lugares comunes para captar instantes donde el hecho más míni-
mo se convierte en auténtico hallazgo estético:

Músico mendicante
Al vaso sin monedas
cae una hoja de otoño.

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Como nos advierte el título, la luna será una de las grandes protagonistas del
conjunto, sobre todo en la parte final, donde ésta aparece reflejada en una pila
Octante luna
bautismal o arroja su luz sobre los alcatraces. También los pájaros adquieren una
especial significación, así el gorrión, el faisán, el cuervo, las alondras, el búho o
una paloma reclaman la atención del poeta, que sabe eternizar ese suceso que le
ofrece la naturaleza con sencillez y elegancia.

Pero también podemos apreciar algún atisbo de haiku filosófico, donde se deja
sentir una reflexión sobre aquello que incide en la naturaleza del ser que contem-
pla:

Dientes de metal
El reloj tritura tiempo
y vida también.
Libro:

En definitiva es vida lo que Elías Dávila Silva consigue retener en el centro de


los páginas de este ―librín‖, como le gusta llamarlo el autor, que a pesar de su pe-
queño tamaño logra albergar las fases de la Luna en forma de grandes haikus.

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Haikus por el
Haikus por el mundo

mundo

Querido lector o lectora, a fecha de diciembre de 2019, la carta llena de haikus


que pretende dar una vuelta por el mundo recogiendo los haikus de muchos haiji-
nes de distintos países, ha salido de la península ibérica con destino a Canarias
para posteriormente poner rumbo a América.

Dentro del sobre no sólo hay buenos haikus, también los lazos de amistad que a
través de mucho tiempo hemos ido confeccionando y que esta carta quiere contri-
buir a que sean más fuertes.

Cada vez más llena de tesoros, hagamos un esfuerzo entre todos para que de la
vuelta sin perderse y llegue a destino donde
le esperan muchas sorpresas que iremos
descubriendo.

Si quieres seguir el viaje de la carta pues


hacerlo tanto por Facebook como por el blog
expresamente diseñado para ello:

https://haikuporelmundo.blogspot.com/

ESCUELA MAKOTO

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA
Haikus por el mundo

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Resultados Septiembre 2019 (edición 39)


Kukai HELA
Estimados lectores:

A continuación encontrarán el listado final de trabajos con el nombre de cada autor participante en el
kukai, ordenado de mayor a menor de acuerdo al puntaje obtenido en el periodo de votación.

Para entender el puntaje téngase en cuenta que los números que aparecen arriba del nombre del autor
corresponden a la cantidad de votantes que asignaron votos de 3 puntos, 2 puntos y 1 punto
respectivamente.

Ejemplo de puntaje:
(2,4,3) = 17 puntos
Significa que: 2 votantes dieron 3 puntos, 4 votantes dieron 2 puntos, y 3 votantes dieron 1 punto, para
un total de 17 puntos obtenidos.
¡Con alegría agradecemos tu participación!

Esperamos que los resultados nos sirvan para reflexionar sobre el haiku en lengua hispana.

LISTADO FINAL KUKAI


HELA Septiembre 2019
Ala/ Templo

Primer Lugar

Abre sus alas.


Los polluelos a salvo
del aguacero.
Encarni Moreno

Segundo Lugar

Templo vacío.
Parpadean las velas
en la penumbra.

Palmira

Tercer Lugar

Lloro de un niño.
Una hormiga con alas
sobre su mano.

Luelir

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

PRIMER LUGAR 20 PUNTOS 12 PUNTOS


Kukai HELA
Abre sus alas. Amarillean
Los polluelos a salvo las hojas de los chopos
del aguacero. Vuelo sin alas.

Julie Sopetrán (1,1,7)


Encarni Moreno (Cartagena, España)
(1, 0,17) *
11 PUNTOS

Olor a flor.
SEGUNDO LUGAR 17 PUNTOS Invisibles las alas
del colibrí.
Templo vacío.
Parpadean las velas Secuoya (1,0,8)*
en la penumbra.

Palmira (0, 2,13)* 10 PUNTOS

Olor a incienso.
En el atrio del templo
sol del ocaso, saltan los monos.
el ala de una mosca
en la telaraña Patxi Muruzabal (1,1,5)*

estela (0,1,15)*
9 PUNTOS

Templo vacío.
TERCER LUGAR 15 PUNTOS Los macacos, inquietos
en las ventanas.
Lloro de un niño.
Una hormiga con alas Josune (1,0,6)*
sobre su mano.

Luelir (4,0,3)* 8 PUNTOS

Lluvia temprana.
Se oscurecen los muros
del viejo templo.
14 PUNTOS
Juan Carlos Durilén (Argentina) (0, 1,6)*
Paseo al alba,
el rumor de unas alas
entre las sombras. 7 PUNTOS

Maramín (1,0,11)* El viejo templo.


Del interior, en vuelo,
unos vencejos.

Maribel (0, 2,3)*

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

En la hojarasca Oír las olas.


qué mueve el viento Por largas escaleras
Kukai HELA
alas de mariposa la entrada al templo.

Elías Dávila Silva (0,2,3) Sua (0, 1,3)*

6 PUNTOS Tañen campanas.


Desde el borde del templo
Templo Todai-ji cuelgan carámbanos.
el aroma a incienso
en mis manos Yama 山 (0,1,3)*
AKI (0, 2,2)*
Brazos por alas.
En el campo las niñas
Silencio en el templo. de flor en flor.
El monje a contraluz
de las llamas Cimuja (0, 1,3)*
SIOCHI (0, 2,2)*
Luna llena.
Detrás del templo
Se pone el sol, grita una lechuza.
el búho abre sus alas
y surca el viento Alicia Céspedes
República Argentina (0, 0,5)*
Mariar (España) (0, 1,4)*

4 PUNTOS
Alba en el templo.
La letanía de los monjes Entre sus alas
rompe el silencio. Las golondrinas traen
Cielos de agua
Antolín Martiñón Martínez (0, 0,6)* Ramona Sánchez (1, 0,1)*

5 PUNTOS golondrinas -
en la boca del gato
Baten sus alas un ala azul
los inquietos mosquitos.
Noche de insomnio. Cecilia - Rosario - Argentina (0, 1,2)*
Yori (0,1,3)
Hoy un entierro,
ayer hubo un bautizo.
El mismo templo.

José Antonio Fernández Sánchez (0,


1,2)*

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Noche de octubre. Obscenidades...


En la puerta del templo En la puerta del templo
Kukai HELA
los desposados enloquecieron.

Luezei (0, 1,2)* Bea Candiani (0,1,0)*

Vacío el nido
del pórtico del templo. en alas lentas
Se oyen las grullas la garza ronda la isla
viaje sin fin
Iris (0, 0,4)*
Rob Flipse (0, 0,2)*

Cálida tarde.
Con el ala herida también esta hoja
desciende una paloma. llega a la puerta del templo -
tarde de viento
Feli Iriarte (0, 0,4)*
YaNaGo (España) (0, 0,2)*

Antes de morir
el gorrioncito Una gaviota
estiró un ala… desplegando sus alas.
Abrazo al sol
María Jesús Pérez Nuñez (0, 0,4)*
Graciela Prigioni De Bernardi (0,
0,2)*
entrada al templo
el viento frío probando
todos los zapatos Hay golondrinas.
Un polluelo en el nido
César Flores (0, 0,4)* prueba sus alas.

Alfonso Sánchez – España (0, 0,2)*


2 PUNTOS

Cientos de alas 1 PUNTO


vuelan sincronizadas.
La orilla helada. por frondas vibrantes
el destello del río
Txori Urdin (0,1,0)* gong de templo

Klaus-Dieter Wirth (Alemania) (0, 0,1)*


Con el ocaso
vuelve el color al fresco,
vidriera del templo. Templo abakuá.
Tras las rejas montones
Patri.(0,1,0)* de la hojarasca.

Viento frío (0, 0,1)*

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Será el jardín
templo del sol, colores,
Kukai HELA
aromas, trinos

Varlucant (0, 0,1)* Los autores que votaron en


este kukai han sido marcados
con un asterisco (*).
Por la mañana. De un total de 45 autores,
Suenan las bruscas alas votaron 41.
de las palomas
Enhorabuena a todos.
Piojo (0, 0,1)*

SIN PUNTOS

Fuera del bosque


los pasos sin crujido
Ala nocturna

Lenna (0,0,0)

La mariposa,
despliega las alas
sobre el carril bici

Karin Rosenkranz (0, 0,0)*

Sus alas blancas


la garza vibra en cielo -
hacia lo eterno

Filippo de Innocentis - Roma (Italia) (0,


0,0,)*

Cuando quiere caer


No necesita alas
Paracaídas

Jl (0, 0,0,)*

Frente del auto.


Cubierto de alas
de mariposas muertas

César Bianchi (0, 0,0)*

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Comentarios de Mayra Rosa Soris Santos


Kukai HELA COMENTARIOS de Mayra Rosa

Septiembre 2019 (edición 39)

En esta ocasión los comentarios del kukai los realiza Mayra Rosa Soris Santos,
haijin cubana.
Licenciada en Educación Informática, reside en Santa Clara (Villa Clara) y le
apasiona el haiku. Participa en los foros ―El Rincón del Haiku‖ y ―Paseos.net.‖ Ob-
tuvo el segundo lugar en el III Concurso de Haiku "LA LUNA ROJA" y mención en
el MEJOR HAIKU DESCRIPTIVO en el I CONCURSO INTERNACIONAL DE HAI-
KU "SENDA DEL SUR". Además, lleva a cabo diversos talleres de haiku para
alumnos de escuelas de su localidad.

Abre sus alas.


Los polluelos a salvo
del aguacero.
Encarni Moreno

Adorable. Un haiku que emana ternura, no sabemos cuál es el ave, no es nece-


sario, el instinto maternal de protección por encima de cualquier adversidad se
nos presenta en el haiku potenciando el aware. El aguacero llega repentino a inte-
rrumpir la serenidad del momento; ahí están esas alas para resguardar la vida
que comienza.

Templo vacío.
Parpadean las velas
en la penumbra.
Palmira

Místico. Con una dimensión espiritual en busca de lo sagrado este haiku nos
trasmite el silencio de un templo vacío, el aire gélido de la noche que hace que
parpadeen las velas engrandeciendo las sombras de las imágenes que atesora,
se advierte un instante de meditación y oración. El haijin se hace presente en el
poema sin mencionarse.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

sol del ocaso,


Kukai HELA COMENTARIOS de Mayra Rosa

el ala de una mosca


en la telaraña
estela

Este suceso tan insignificante a simple vista no escapa a los ojos de la jaijin: Ki-
go de verano. Una mosca en algún momento quedó atrapada en la tela de la ara-
ña, estuvo allí mucho tiempo consumiéndose poco a poco. Se pone el sol con to-
do su esplendor y deja ver lo que queda de la mosca: un ala en la telaraña que
nos muestra la historia e inmortaliza el instante.

Lloro de un niño.
Una hormiga con alas
sobre su mano.
Luelir

Conmovedor. El solo hecho de escuchar el llanto de un niño impresiona. Kigo


de otoño implícito en el segundo verso. Llegan con las primeras lluvias de otoño
las hormigas con alas por montones. El poema nos sugiere dos posibilidades que
la hormiga se haya posado en la mano del niño y el miedo al contacto con ella le
impulse a llorar o atendiendo al asombro de su curiosidad inocente ha tomado
una de ellas en su mano causándole quizás un piquete al ser molestada, lo que
ha provocado su llanto. Todos de niños hemos hecho algo similar que nos queda
en el recuerdo para siempre.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Otros Haikus comentados


Kukai HELA COMENTARIOS de Mayra Rosa

En la hojarasca
qué mueve el viento
alas de mariposa
Elías Dávila Silva

Templo abakuá.
Tras las rejas montones
de la hojarasca.
Viento frío

Estos dos haikus, cada cual con una de las palabras propuestas, se nos revela
como una pintura al óleo, ambos contienen la palabra hojarasca kigo de otoño lle-
nándonos de calma y tranquilidad, despertando sensaciones de belleza y colores
mágicos. En el primero el hajin se formula una pregunta que él mismo se contesta
con el asombro que le produce el instante: viento, hojas de otoño, mariposa….

En el segundo la hojarasca se funde con los secretos del templo de abakuá, ex-
poniendo junto a la sensación de abandono el encanto del momento.
La naturaleza es una sola y todos somos parte de ella.

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

¡Invitación!
Invitación: Kukai HELA
KUKAI HELA
Diciembre 2019 (Edición 40)

Amigas y amigos lectores:

Os invitamos a ser parte del próximo kukai de HELA...


Los haiku que participen deben contener una de estas dos palabras: humo y tarde. Indicaros
que podéis escribir vuestros haiku con las palabras que os proponemos, siendo válidas sus
opciones de género y número.

1. HUMO

tooku miru kareno no naka no kemuri kana


Allá en el páramo
atreviéndose lejos
un humo sube.

Natsume Soseki

2. TARDE

isshaku no taki mo oto site yuu-suzumi


Esa cascada
de un palmo largo, suena;
frescor de la tarde.

Kobayashi Issa

CÓMO PARTICIPAR:
- Puede participar cualquier persona (con la única excepción del coordinador de turno).
- Cada participante debe elegir UNA sola de las palabras propuestas.
- La palabra debe estar incluida dentro del haiku (en plural o singular).
- Cada persona sólo puede participar con UN trabajo con firma o seudónimo.
- NO se debe participar con más de un seudónimo (o nombre, o nickname).
- La votación privada se realizará a partir de una lista definitiva de haiku que cada participante
recibirá vía e-mail.
- Únicamente podrán votar los participantes en el kukai en curso.

Enviar haiku al e-mail: kukai.hela@gmail.com


Asunto: Participar

Periodo de recepción: 22 de diciembre de 2019 al 22 de enero de 2020


Periodo de votación: 23 de enero de 2020 al 23 de febrero de 2020

Publicación de resultados: junto con el siguiente número de HOJAS EN LA ACERA.

Más sobre este kukai en: www.hela17.blogspot.com/p/kukai-hela.html

Leti Sicilia
Coordinadora
Kukai de Hojas en la acera

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Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Felicitación de Makoto

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

Boti Hito, haijin con categoría de maestro,


Las historias de
Las historias de Boti Hito y su gata Mizu
pretende enseñarnos cuál es el camino del
haiku. Su gata y amiga Mizu intentará com-
Boti Hito prender al maestro y traducir su enseñanza
a nosotros: aprendices del haiku.
y su gata Mizu

¡Croac!

por Grillo y Luciérnaga


Diciembrede 2019

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HOJAS EN
Diciembre 2019 Año XI nº 44 LA ACERA

En este número han colaborado: Redacción: Elías Rovira, Leticia Sicilia, Jorge Braulio Ro-
driguez, Toñi Sánchez Verdejo, Sandra Pérez, Félix Arce, Javier Sancho, Enrique Linares.
Colaboradores secciones fijas: Félix Alcántara Llarenas, Carlos Blanc Portas, José Antonio
Olmedo López-Amor, José Fajardo, Ezequiel Soriano Gómez, Xaro Ortolá. Colaboraciones
en este número: Carmen García Carnicér, Alfredo Bizarro, Ricardo Virtanen, Grego Dávi-
la, Teresita González, Martín Azcárate Muez, María Jesús Pérez Núñez, Yoko Masuyama,
Yordán Rey Oliva, Julia Guzmán, Mayra Rosa Soris Santos, Gregorio Muelas Bermúdez,
Emma González Rozas y Eduardo Moreno Alarcón.

Maquetación:
Ginkgo Biloba

“Las nubes se detienen sobre el río,


cúmulos de aparente consistencia,
nubes, hijas del mar y madres de la lluvia,
abuelas de los lirios que navegan mis ojos.”

Grego Dávila

HELA es una publicación centrada en el haiku, abier-


ta a todos los que profundicen en esta forma poética,
por lo que las opiniones vertidas en sus artículos no
siempre tienen que coincidir con las de su equipo de
redacción. Esta publicación además no se hace res-
ponsable de las opiniones o posibles inexactitudes en
los artículos firmados por colaboradores ajenos al
equipo de redacción de la misma.

Equipo de redacción de HOJAS EN LA ACERA

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