Creando Historias

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CREANDO HISTORIAS

No sé si el título sea el apropiado, pero a renglón seguido paso a contar algunas historias de
vida, como ésta por ejemplo, abrí los ojos al mundo hace tantos años en un hospital de Lima,
mi madre delicada de salud y ella no lo sabía, llegó a tiempo a insistencia de su patrona que
observó que no se hizo ningún chequeo durante su estado de gravidez, pensaba para si “a esta
chola le puede pasar algo, pero no en mi casa, será mejor que vaya a un hospital, tiene las
piernas y pies hinchados y no está bien, que vaya a la maternidad, y recomendarla al pariente
de mi esposo, será lo mejor…”, con esa lógica insistió a mi madre que fuera, lo que hizo,
muchos años después en una de esas conversaciones, me relató que al llegar al hospital,
ingresó al control de rigor, le tomaron la temperatura y los signos vitales y luego la hicieron
subir a una báscula, la auxiliar tomo los datos en una hojita y se la entregó para que lo diera al
doctor y la revisara, acto seguido la hicieron pasar a una sala, y la enfermera la atendió, luego
la hicieron prepararse y subir a la camilla, le levantaron las piernas en alto y un médico joven
con las manos enguantadas y equipado con una corona y luz en su frente procedió a
auscultarla y ver, mi mamá que en su vida imaginó que la iba a revisar un extraño, se asustó y
se le subió la temperatura de la vergüenza, que el doctor al notar esa inusualidad, de
inmediato pidió que fuera llevada a otra sala y se procediera a bajar la presión y le colocaran
una inyección, entre dientes dijo “esta señora está mal hay que verla de inmediato”, ordenó a
la enfermera se la llevaran urgente.

Mi pobre madre estaba muy asustada, imaginando lo peor, efectivamente, la revisaron otras
personas y la llevaron a una cama de hospital internada, mi madre quería irse a su casa, no
quería quedarse por nada, pero le tuvieron que dar un calmante para que se tranquilizara,
poco a poco se sintió tranquila y sintió que caminaba entre algodones.

Al día siguiente, en la hora de revisión médica, ella abrió los ojos y un médico de rostro amable
le preguntó cómo se sentía, procedió a revisarla junto con la ayuda de la enfermera y al
término de ello le dijo que llegó a tiempo, unos días más ella y su criatura iban a amanecer
muertos, que tenía una complicación de salud y había que combatirlo, hasta el momento que
pasara al quirófano y pueda tener a su criatura, mi mamá estaba en el limbo, no comprendía
nada, su único pensamiento estaba en su patrona para quien trabajaba, qué iba a decir de no
haber llegado a la casa, se iba a molestar; lo que mi madre no sabía es que a través de ese
pariente del esposo, estaban siendo informados sobre su salud, acto seguido la tranquilizaron
y quedo allí.

Me decía que sus brazos y nalgas le dolían un poco, todos los días le sacaban sangre para el
laboratorio y le colocaban una inyección, ya se estaba aburriendo hasta que llegó el día en que
empezó la labor del parto, unos dolores que jamás imaginó sentir, era terrible para ella,
primero fue a intervalos y luego fue más seguido sin transición, llegó a la dilatación
correspondiente y prepararon el quirófano para el alumbramiento y ella sumida en un dolor
intenso y con deseos de pujar, vio una luz fuerte que enceguecía su visión, alguien le decía
algo, pero no escuchaba, solo gritaba cada momento por el dolor, el médico de turno ya
preparado, procedió a auscultarla y apretar por espacios su barriga, dijo que le dolio tanto que
sin pensarlo dos veces lo acacheteo al médico, que sorprendido pidió le cogieran las manos y
le llamó soberanamente la atención, y empezó la labor de parto, mi mamá gritaba y las
enfermeras la contenían, hasta que coronó en la abertura vaginal la cabecita del bebé y le
decían “puja, puja”, y el médico procedió a realizar unos virajes para que saliera el hombro del
bebe y luego el otro, hasta que finalmente salió al exterior, hombrecito fue el comentario, y mi
pobre madre seguía sintiendo un dolor intenso, la revisaron y se dieron cuenta que había otro
bebe en su interior, llamaron al doctor que la había recomendado para que observara el
hecho, era el jefe de la sala uno, donde ella estaba internada y junto al colega procedieron a
que el bebe bajara y se pusiera en la posición de descenso, ya que estaba atravesada y fue algo
dificultosa la tarea, no se acomodaba el bebe, hicieron algunas maniobras y lo sacaron de pie
con mucho riesgo, no había de otra, hasta pensaron en operar para evitar un desenlace y el
bebé no muriera asfixiado, felizmente en el último intento de segundos que les parecieron
eternos por la urgencia, salió al exterior, pero no lloraba cuando se le cortó el cordón umbilical
y vieron que era de sexo femenino, la suspendieron y le dieron una nalgada y nada, luego otro,
y finalmente en la tercera empezó por llorar desesperadamente, la enfermera la cogió con
delicadeza para limpiarla, pesarla y ponerle su ropón y colocarla al lado de su hermano, esa fui
yo.

Sorpresa para mi madre, eran dos hermosos bebes le anunciaron, uno a uno en un intervalo de
tiempo se los mostraron, ella estaba extenuada y la llevaron a su sala para que descansara, al
entrar en conciencia, se dijo “y ahora que hago?, mi patrona no me va a recibir con los bebes,
son dos, a dónde me voy”, una y otra vez esos pensamientos martilleaban en su mente, ahora
debía alimentarlos, otro sufrimiento para ella que no tenía idea de nada, labor para que la
enfermera le enseñara con calma. MI padre al ser notificado, se acercó al hospital a conocer a
sus primeros hijos, se sorprendió que fueron dos, habló con mi mamá para que se tranquilizara
y a la hora de la alta, se fuera a su cuarto, mi madre tercamente no se quería ir con él, que tal
dilema, una señorita que pasaba revista en las salas en ese entonces, estaba haciendo su
internado de obstetra y de manera circunstancial se enteró del caso de mi mamá y se interesó,
le gustaban mucho los bebes y empezó a hacerles cariño a los mellizos y pasado unos días le
ofreció llevarlos a su casa, ya que era soltera y vivía con sus padres en una casa cómoda y con
suficiente espacio, mi mamá aceptó y con la aprobación de mi padre fue llevada a su casa,
conoció a los padres de la señorita y la vida transcurrió con normalidad, mi padre la visitaba los
fines de semana, llevando pañales, puntales, ropa de bebe y dinero para los gastos, mi padre
fue responsable con mi hermano y conmigo.

Pasado ya tres meses, vino una decisión por parte de mis padres, decidieron darme en
adopción a la familia donde estaba alojada mi madre, y si no era positivo, iba a ser ofrecida a
otras familias, mi suerte estaba echada y yo sin saberlo, mientras inocentemente dormia la
siesta al lado de mi hermano. La señorita estaba contenta y me acogió de inmediato con la
aprobación de sus padres, la idea inicial fue que ella se iba a ser cargo de mi, a través de sus
padres, ya que en su condición de soltera la ley no lo permitía, así que quien iba a ser mi padre
adoptivo con mi padre biológico realizaron los papeles ante el Poder Judicial y finalmente en
forma oficial pasé a ser adoptada, mis padres tomaron su camino, dejaron la casa y me quedé
con la familia, la señorita pasó a ser mi hermana y ella me llevaba a pasear y mi madre
adoptiva veía por mi, ya que mi hermana trabajaba y estudiaba su carrera, ya estaba por
culminar.

Mi vida transcurrió con normalidad al lado de mis padres adoptivos, de ellos recibí mucho
amor, hasta que llegó el día en que mi hermana se enamoró y se casó con un candidato
desaprobado por los padres, no les gustaba, pero ella decidió su destino, hasta que propuso
llevarme a su lado, a lo cual mi padre adoptivo dijo NO, que se quedaría con ellos y que hiciera
su vida y tuviera sus hijos al lado del hombre que escogió por esposo. Así quedó zanjada la
historia.
Tuve una infancia feliz y tranquila al lado de mis padres adoptivos, la vida siguió su curso, hasta
que a los 14 años, mi padre falleció, era de edad avanzada la verdad, fue un golpe la verdad, mi
madre quedó sola, mis hermanos mayores la apoyaron en alguna forma para que no faltara
nada en casa, seguí con los estudios, hubo un corte del mismo, porque mamá no profesaba el
catolicismo, pertenecía a una iglesia cristiana y con ideas extrañas de que se iba a acabar el
mundo, y no culminé el colegio, fue un tema de preocupación para mi hermana, que luchaba
con mi mamá para que retomara los estudios, y ello se cristalizó a partir de los 14 años, seguí
estudiando la secundaria hasta culminarlo, pero debo reconocer que fue obra de mi hermana y
le estaré muy agradecida hasta el fin de mis días, ahora ella no está presente, se fue de este
mundo por una enfermedad que tuvo, pero la recuerdo siempre, que Dios la tenga en su
regazo.

La vida viene y se va, y en ese vaivén seguí mi vida propia, me independice al fallecer mi
querida madre, me dejó a los 19 años, me vi realmente sola y no contar con un punto de
apoyo, mis hermanos siguieron sus vidas establecidas, pero yo decidida tomé mi camino y me
fui de la ciudad a otro lugar donde empezar de cero, fue realmente difícil para mi, complicado
en mi condición de mujer, me tope con gente sinvergüenza, tuve que lidiar con eso, pero
también conocí personas buenas que me tendieron la mano en algún momento, Dios los
bendiga, cultivé buenas amistades a lo largo de mi vida, me casé por decisión propia, porque
decidí tener una familia, era el tiempo, antes que los años me vinieran encima, reconozco que
no me casé tan enamorada, y debo reconocer que siendo joven, tuve la ocasión de conocer a
dos muchachos en diferentes épocas, serios y responsables, de haber tenido la madurez
suficiente, mi vida hubiera tomado un derrotero distinto, creo yo que hubiera sido feliz con
una familia, pero no quise, yo no quería compromisos con nadie, amaba mi libertad sin rendir
cuentas a nadie, sin verme limitada con un “hasta aquí nomás”, pero el precio de mi decisión
fue alto.

La pareja que escogí, era buena persona, pero tenía un tema de adicción terrible, era su dios:
el alcohol, era su talón de Aquiles, no había semana que no tomara y viniera a casa en
situación deplorable, no era vida, era un infierno, no, no me atacó, pero el daño emocional,
psíquico de ver ese cuadro tan lamentable, hacía mella en mi persona, no era feliz, tenía a mi
cargo mi niñito, y mi principal preocupación era mi bebé, no le faltaba nada gracias a Dios, yo
trabajaba para ello. Tome las riendas de mi hogar, me hacía cargo de todo, y mi esposo era un
niño grande sin responsabilidades, lo que trabajaba terminaba en una cantina o simplemente
le vaciaban los bolsillos cuando perdía la cordura, se estaba autodestruyendo y él no tomaba
conciencia de ello, cuando el bebé cumplió su año, yo tomé una decisión, me dije “basta ya, él
no quiere cambiar, es mejor retomar mi camino e irme con mi niño, es lo mejor”, muy decidida
plantee la separación, lo dejé asentado en la comisaría, busque mi nueva ubicación, saque mis
pertenencias y me fui de casa y lo dejé, sin mirar hacia atrás.

Pese a todo sentí pena, quería a mi esposo, pero eso no era vida para mi, mi autoestima estaba
por los suelos, si alguien pasó por lo mismo, se dará cuenta que es horrible, se pierde la
identidad, y no es para nada saludable, no tomé conciencia que debía ir al psicólogo para
sanarme emocionalmente, no lo hice la verdad, pero al menos algo bueno hice por mi y mi
bebe.

No adopté el siguiente paso que era el divorcio, lo pensé bien, si lo hacía, él quedaría en el
aire, carecía de un seguro de salud, un seguro de sepelio, no tenía un ahorro de dinero para
nada, vivía el día al día, sin pensar en el mañana, creo yo que los adictos solo viven el hoy.
A través de mi, tenía un seguro de salud, un seguro de sepelio privado que lo establecí para él
por si sucedía lo inevitable, un hecho tan lamentable que sucedió por su estilo de vida, tuvo un
mal irremediable y un buen día se fue, falleció en casa de sus padres una noche, tuvo un paro
cardiaco, me avisaron al día siguiente de descubrirlo, yo vivía en otra ciudad, así que me
tranquilicé y pensé, cogí el teléfono y pedi asistencia a su seguro, lo agradezco mucho porque
me dieron toda la atención en su momento, de ello no me puedo quejar, no pude estar
presente en el velorio, tenía un hermano ya de edad, muy enfermo a mi cargo, y no sabría con
quien dejarlo, era mi responsabilidad y estaba mi hijo en la secundaria, era un adolescente
inquieto y había que observarlo siempre.

Sus hermanos se encargaron de los detalles, siendo el fin de la historia, de su historia que él
mismo escogió, me embarga mucha pena al recordarlo, pero sé que él está descansando en
paz, ese es mi consuelo.

Retomé mi vida, no contraje ningún compromiso posterior, porque decidí quedarme sola y
dedicarme a mi hijo, no quería darle un padrastro, y la verdad no me arrepiento de mi
decisión, es lo mejor, desdoblo el periódico o veo televisión y saltan las noticias de los
feminicidios o maltrato hacia la mujer, uno conoce a alguien y no se sabe que sucederá con los
años al lado del compañero, no sabemos que historia de vida hay en cada casa, en cada
familia, habrán quienes vivan una vida responsable y en familia, pero hay otros que viven de
las apariencias y esconden la vida disfuncional, que afectan a los hijos, es la tumba del amor y
matrimonio.

Cada día aumentan tales noticias como los ya mencionados en el párrafo precedente. En lo
personal no me arrepiento de mi decisión, mi suerte está echada y me siento tranquila, mi hijo
ya es todo un joven, llegará el día en que se independice, es la ley de vida, yo no lo detendré,
al contrario que siga su camino y tome las riendas de su vida, para mejor.

Es verdad que en algún momento extraño una conversación madura, compartida con una
pareja, un abrazo de afecto y de cariño, escuchar una melodía del gusto de ambos o quizás me
vaya leyendo el párrafo de un libro, mientras me concentro en oírlo, pero sigo adelante en mi
camino, mis compañeros son mi computadora, mis escritos sueltos, un café quizás, escuchar
buena música y leer un buen libro, mientras las notas melodiosas, invaden mi espacio, mi
momento especial.

Para terminar, concluyo que cada ser humano construye su camino y es el artífice de su propio
destino, no sé lo que suceda mañana conmigo o en un futuro próximo, lo único que puedo
decir es que en estos años fui perdiendo a mis hermanos, uno a uno y me he dado cuenta que
me he quedado sola, ya no tengo familia directa, solo sobrinos y mi querido hijo, qué puedo
decir, por ahora me he quedado así suspendida en el tiempo y el espacio como lo comentado
en mi historia de vida que les acabo de relatar y que comparto en este momento en un tête à
tête.

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