Unidad Iii - Educacion Virtual en Linea
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EDUCACIÓN VIRTUAL:
OPORTUNIDAD PARA “APRENDER A APRENDER”1
1. Introducción
La situación originada por la pandemia de la COVID-19 provocó el confinamiento
de millones de personas, y los sistemas económicos, sociales y educativos tuvieron
que enfrentar un cambio disruptivo de sus escenarios naturales. La complejidad del
ámbito educativo, ya de por sí elevada, se potenció durante el confinamiento, y los
docentes tuvieron que enfrentar el reto de adaptar su rol como académicos y
formadores.
Ante tal medida, las reacciones de las instituciones y los docentes han sido
diversas. Tal y como han reportado los medios, sus respuestas variaron entre no
hacer nada; hacer lo mismo que hacían en la modalidad presencial, con canales de
comunicación distintos; reflexionar y pensar qué hacer y cómo hacerlo sin generar
más ansiedad; o esperar las pautas de los directivos y expertos, y actuar en función
de ellas.
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Ante la necesidad de presentar pro- puestas válidas en este caso, ya implementadas y
revisadas que puedan aportar caminos metodológicos en el ámbito universitario, e in-
corporar el uso de herramientas tecnológicas para facilitar el aprendizaje y el
“aprender a aprender”, en este análisis se describen estrategias innovadoras usadas
tanto en cursos mixtos (blended learning) como totalmente virtuales, aplicadas por la
autora y los integrantes del programa de investigación: La creatividad en enseñanza
de la Física, de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET).
2. La educación virtual
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virtuales es relativa (vale reflexionar sobre los 30 centímetros que nos separan de
la pantalla del computador) (Carrasco y Baldivieso, 2016).
Estos autores afirman que los modelos de diseño instruccional para la educación a
distancia han evolucionado, y en su trabajo se refieren a los modelos de cuarta y
quinta generación como los más adaptado al contexto actual. En el modelo de cuarta
generación, el estudiante se ubica en el centro de su aprendizaje, y el docente ocupa
el rol de facilitador del mismo; además, el concepto de distancia desaparece y el
entorno típico de aprendizaje (aún en desarrollo) es el del Personal Learning
Enviroment (PLE). Por su parte, el modelo de quinta generación va más allá: el
concepto de distancia tampoco aparece, pero surge el de entorno de aprendizaje
inteligente, a través del cual docentes, tutores o mentores proponen de forma
personalizada la infraestructura, recursos y actividades adecuadas a las competencias
o aprendizajes a desarrollar.
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Dichas ventajas se enmarcan dentro de un objetivo clave en los sistemas educativos
actuales, que en algunos itinerarios forma parte de sus ejes transversales: el desarrollo
de habilidades para “aprender a aprender”. Este objetivo es indispensable en el
ecosistema virtual, el cual implica una mirada contextualizada y adaptada a la
convergencia entre el sistema educativo, profesional y social. De acuerdo con Pardo y
Cobo:
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Diversas investigaciones han mostrado la complejidad del estudio de la pragmática
de la comunicación humana, que aumenta en el marco de la educación virtual, pues
cuenta con los mismos actores, pero emplea diferentes medios. De ahí que se hayan
generado modelos como el de Salmon (2000), adaptados a los ambientes
tecnológicos.
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léctico de enseñanza aprendizaje, pues permite al estudiante tomar decisiones
oportunas para mejorar la construcción de sus conocimientos. Este tipo de evaluación,
organizada sistemáticamente, es además la más adecuada en los ambientes virtuales
de aprendizaje, los cuales ofrecen herramientas que posibilitan una comunicación y
una retroalimentación permanente.
Entre las ventajas para el estudiantado, Dorrego (2006) destaca las siguientes: i)
logra estructurar su aprendizaje con base en las retroalimentaciones recibidas
durante el proceso formativo; ii) maneja adecuadamente los contenidos, al estar
divididos en estructuras más pequeñas; iii) toma las riendas de su aprendizaje, lo
que le hace adquirir confianza a través de una mediación alentadora y motivante;
y iv) interactúa en un proceso dialógico con el docente, lo que facilita la
construcción de sus conocimientos.
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finalmente, identifica los errores conceptuales a través de las relaciones entre
conceptos, y reflexiona sobre sus conocimientos, reconstruyéndolos y modi-
ficándolos (figura 2). Las distintas versiones del mapa conceptual, fruto del proceso
reflexivo, se denominan mapas conceptuales sucesivos depurados.
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Contexto y destinatarios
El escenario característico de cada institución marca la pauta en cuanto a la
plataforma tecnológica utilizada, las normas académicas y la temporización. Por su
parte, los actores involucrados orientan las decisiones acerca de la profundidad con
la que se tratan los temas, o sobre la necesidad de realizar talleres o tutoriales sobre
las competencias digitales y/o cono- cimientos previos para el abordaje de los
contenidos.
Análisis de tareas
A continuación se detalla un análisis de tareas referencial sobre las experiencias de
aprendizaje, en función de los dos aspectos que fundamentan la estrategia.
ii) Desarrollo: elaboración de un mapa conceptual por parte del estudiante, a partir
de un conjunto de documentos (textos) relacionados con el tema de estudio. Al
estudiante se le proporciona información sobre programas disponibles para la
elaboración de mapas conceptuales, con sus respectivos tutoriales. Las instruc-
ciones de entrega deben estar claras en relación con el formato y sitio de
publicación (foro, tarea programada, correo electrónico o sistemas para
editar/compartir documentos). La depuración del mapa conceptual se realiza a
través de las interacciones comunicativas de retroalimentación.
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Con respecto a la retroalimentación. La retroalimentación de las tareas evaluativas y
la depuración de los mapas conceptuales se pueden realizar a través de distintos
formatos. Es clave cuidar la claridad en la argumentación sobre los errores cometi-
dos, así como en la exposición de los posibles caminos para su superación. Además,
existen otros canales que hacen la retroalimentación más inclusiva, como los audios,
imágenes o videos.
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emociones en su propio beneficio. Una tarea pendiente o atrasada, o una conexión
irregular a internet, puede generar incertidumbre y ansiedad, que si no se manejan
adecuadamente pueden causar abandono o deserción.
Valoración de estrategias
La valoración de estas estrategias debe basarse en categorías e indicadores
relacionados con su propósito: el desarrollo de habilidades para “aprender a
aprender”. La metodología recomendada, por la naturaleza de la experiencia,
puede articular métodos cualitativos y cuantitativos, ponderando cómo aprenden
los estudiantes, tanto en la construcción y depuración de mapas conceptuales,
como en la retroalimentación e inter- acción continua, mediada por plataformas
tecnológicas.
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de: i) los mapas conceptuales y las versiones sucesivas depuradas por el estudiante;
ii) las interacciones comunicativas entre estudiante- docente, estudiante-estudiante o
docente docente, durante el desarrollo de las experiencias (analizadas desde la
construcción de mensajes y significados); y iii) la interactividad del estudiante con
los recursos y actividades, reflejada en los datos cuantitativos registrados y
almacenados por la plataforma tecnológica, como la cantidad de conexiones, las
descargas de documentos, las intervenciones, entre otros.
6. Reflexiones finales
No hay una respuesta ni una metodología única. Están claras las habilidades que
debe poseer o desarrollar el docente virtual. Este, además de enseñar con el ejemplo,
debe definir estrategias de comunicación transparentes, directas, motivadoras, equili-
bradas, fluidas, pertinentes y eficaces. Igualmente, ha de generar un ambiente
integrador, que invite a la reflexión, y consolide un clima de respeto y colaboración
para promover la participación del estudiante y la construcción de aprendizajes. Pues
bien, los mapas conceptuales y los procesos de retroalimentación han demostrado ser
herramientas útiles para “aprender a aprender”, y a partir de una estrategia
metodológica adecuada pueden representar un cambio en la docencia y, por ende, en
la educación virtual. En este sentido, las universidades han de dirigir la mirada a la
formación de profesionales que “aprendan a aprender” y, para ello, es necesario que
también ellas aprendan.
Referencias bibliográficas
CARRASCO, S. y BALDIVIESO, S.
(2016): “Educación a distancia sin distancias”, Universidades, nº 70 (octubre-
diciembre), Unión de Universidades de América Latina y el Caribe Distrito
Federal, pp. 7-26.
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DORREGO, E. (2006): “Educación a distancia y evaluación del aprendizaje”, RED.
Revista de Educación a Distancia, nº 6, pp. 1-23. Disponible en:
http://www.um.es/ead/red/M6
/dorrego.pdf.
PATARROYO, C. y NAVARRO, M.
(2017): “Aprender a aprender: La apuesta pedagógica de la Universidad
del Rosa- rio”, Reflexiones Pedagógicas, Urosario, pp. 1-8.
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SANABRIA, I. (2012): “El aprendizaje de Física I en entornos tecnológicos. Un
modelo de formación blended learning basado en el desarrollo de habi-
lidades cognitivas básicas”, Tesis Doctoral, URV.
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