Agua Ti Cap01

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arnoldo josé  gabaldón

Ingeniero civil, Universidad Católica Andrés Bello (ucab),


Caracas,1960. M.Sc. Universidad de Stanford, ee.uu.,1961.
Diploma en Economía del Desarrollo, Universidad de
Manchester, Reino Unido, 1973. Ministro de Obras Públicas,
1974 – 1977. Ministro del Ambiente y de los Recursos Naturales
Renovables,1977 – 1979. Diputado al Congreso de la Repú-
blica,1984 –1994. Presidente de la Comisión Presidencial para
la Reforma del Estado (copre) 1986 –1989. Presidente del
Centro Latinoamericano de Administración para el Desarro-
llo (clad). Presidente del Consejo de Administración del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,
1987 –1999. Consultor Internacional en Medio Ambiente.
Profesor honorario de la Universidad Simón Bolívar (usb),
donde dicta clases en el Doctorado de Desarrollo Sostenible.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Físicas,
Matemáticas y Naturales, y de la Academia Nacional de la
Ingeniería y el Hábitat. Autor de varias publicaciones.

58
capít ulo 1.
Agua y desarrollo

arnoldo josé  gabaldón

59
contenido
1.1. Agua y vida  pág. 61
1.2. El agua como factor de superación social  pág. 63
1.3. El papel del agua en la producción  pág. 65
1.4. Agua, recurso escaso en el planeta  pág. 66
1.5. La seguridad hídrica  pág. 68
1.6. La importancia del agua para el desarrollo futuro de Venezuela  pág. 69

Reflexiones finales  pág. 75

Referencias  pág. 77

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¡ Agua de monte a monte! ¡ Agua para la sed insaciable de las bocas ardidas por el yodo y
la sal ! ¡ Agua de mil y tantos ríos y caños por donde una inmensa tierra se exprime para que sea
grande el Orinoco! Las que manaron al pie de los páramos andinos y perdieron la cuenta
de las jornadas atravesando el llano; las que vinieron desde la remota Parima, de raudales en
chorreras, de cataratas en remansos, a través de la selva misteriosa y las que acababan de
brotar por allí mismo, tiernas todavía, olorosas a manantial. Todas estaban allí extendidas,
reposadas, hondas, y eran todo el paisaje venezolano bajo un trozo de su cielo.
Rómulo Gallegos, Canaima, 1935

1 Para el hombre contemporáneo, en general, el desarrollo como concepto constituye


una sentida aspiración, a veces no inequívocamente descifrada. En ella está sobreen-
tendida el mejoramiento de las condiciones de vida, desde una óptica individual
e integral o también desde una perspectiva que comprenda la totalidad de la comuni-
dad, región o inclusive a la nación como un todo. Para cada quien esa aspiración
puede tener significados diferentes. Muchos tienden a identificarla con la prosperidad
económica o con la posesión de bienes materiales. Para otros, tiene una significación
más trascendente enriquecerse de los bienes que satisfacen el espíritu, entre los
cuales la educación ocupa lugar privilegiado. Este último enfoque existencial es
mucho más condescendiente con la biosfera. El disfrute de la libertad y la igualdad de
oportunidades es otro atributo consustancial con el desarrollo, para la mayoría de las
personas. Cualquiera que sea la concepción del desarrollo que se tenga, gozar de buena
salud constituye una condición indispensable; por eso la importancia de tener una
buena seguridad social y disfrutar de un ambiente sano. Así mismo, en ese cuadro
multifacético de percepciones sobre lo que significa el desarrollo, aparece siempre el
agua como un recurso natural imprescindible para el bienestar humano.

2 En lo que sigue se tratará de demostrar por qué esto último es una verdad irrebatible.
¿ Cuál es el vínculo entre la vida y el agua ? ¿ Cómo se inserta el agua en la sociedad ?
¿ Por qué no puede haber producción sin agua ? ¿ Cuán escasa es el agua en el planeta ?
¿ A qué se denomina seguridad hídrica ? ¿ Cuál es la importancia del aprovechamiento
sustentable del agua en Venezuela ?  Y ¿ qué papel debe jugar la gobernabilidad de los
recursos hídricos en una buena administración para el desarrollo ?

1 .   1.   agua y vida
3 Algo fundamental a tener en cuenta es que no hay vida sin agua; vida humana y la
de todas las otras especies. El agua es, sin duda, el recurso natural más importante para
la vida biológica en el planeta. La hidrosfera, conformada por el agua en sus diversos
estados: líquido, sólido y gaseoso, constituye a lo largo del ciclo hidrológico, una suerte
de aparato circulatorio del globo terráqueo, para sostener la vida animal y vegetal
que conforman la biota (falkenmark, 2001). De allí su trascendencia para el funcio-
namiento ecológico del planeta.

4 El agua constituye un alto porcentaje de la masa corpórea de cada animal. Para el


funcionamiento dinámico y apropiado de esa masa, el contenido de fluido debe ser
repuesto continuamente, mediante la ingesta de agua. De aquí que el agua para
el consumo humano y del resto de los animales, y para la limpieza y preparación de la
mayor parte de los alimentos, constituya una demanda absolutamente prioritaria.

61
Dicha demanda ha de cumplir con exigencias de cantidad y calidad. De esta última
condición, su potabilidad, depende en alto grado la salud humana. La salud de la
población está íntimamente asociada a la calidad del agua recibida por medio de los
sistemas de acueducto y de las obras de saneamiento de que disponga, para desha-
cerse de los residuos. Pero la vida de las especies que habitan los ecosistemas de agua
dulce también depende de la calidad del recurso, mermándose considerablemente,
como ha venido ocurriendo, por la creciente contaminación causada como consecuen-
cia de las actividades humanas.

5 Se estima que la cantidad mínima de agua requerida en un día para el consumo


humano, la preparación de alimentos y la limpieza, está entre 20 y 40 litros por persona;
a este consumo se le denomina requerimiento mínimo sanitario. Sin embargo, hay
que reconocer también que por medio de los alimentos consumidos hay una ingesta
virtual de agua equivalente, dado el componente necesario del recurso para su produc-
ción. Por ejemplo, cultivar un kilo de cereales requiere de 1.500 litros de agua, uno
de carne de res, por el contrario, exige 16.000 litros. En promedio, se estima que una
persona ingiere por esta vía unos 3.000 litros de agua al día (bergkamp y sadoff, 2008).

6 Lo más grave es que existen miles de personas en el mundo que solo tienen acceso a
10 o 15 litros de agua por día y en esta situación se dice que padecen de pobreza hídrica.

7 La mala calidad del agua es responsable de un alto índice de muertes por enferme-
dades de origen hídrico y de la contaminación de muchos cuerpos de agua.
«Los 1,8 millones de muertes infantiles anuales relacionadas con el agua y la falta de
saneamiento eclipsan las muertes asociadas a los conflictos violentos. Ningún acto
de terrorismo genera tanta devastación económica como la crisis de agua y sanea-
miento» (pnud, 2006).

8 Por otra parte, gracias a la energía lumínica que proporciona el sol y la existencia del
agua y la tierra, se genera el mecanismo de la fotosíntesis que permite fijar el carbono
atmosférico y otros elementos, para formar la materia vegetal y el follaje de las plantas,
también denominada biomasa, que aporta la mayor parte de los alimentos reque-
ridos por las diferentes especies animales, además de las fibras y la madera. Por esta
vía, el abastecimiento de agua al suelo, de manera natural o artificial, es esencial para
la agricultura, asegurándose así la alimentación que es indispensable para la vida
de todas las especies que conforman la biosfera. En aquellas regiones en que escasea
el agua para la agricultura, suele ser frecuente la desnutrición entre la población huma-
na, especialmente de los infantes.

9 Los ecosistemas son elementos vivos del paisaje cuyo sostén depende en buena medi-
da del suministro de agua de que dispongan. Por ejemplo, por la riqueza de espe-
cies que suelen albergar los humedales, los ecólogos le otorgan gran importancia
a su manejo y conservación. La sustentabilidad de la biosfera genera una demanda de
agua que es muy importante atender apropiadamente cuando se planifica su apro-
vechamiento en una forma integral. Hay que tomar en cuenta, además, los servicios
ecológicos que brindan los diversos ecosistemas, entre los cuales el actuar como

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secuestradores de sustancias contaminantes del agua puede significar un valioso aporte
para evitar la degradación ambiental.

10 Al hablar del agua y la vida, no puede olvidarse que ella al fluir naturalmente sobre
los terrenos actúa como solvente y puede transportar contaminantes nocivos
a la salud u ocasionar daños, a los seres humanos y sus pertenencias, al desbordarse
de sus cauces y producir inundaciones o deslaves y también afectar a los animales
asentados en las planicies inundables. Además, el agua estancada sin drenaje puede
ser criadero de vectores transmisores de diversas enfermedades que constituyen
riesgos bióticos adicionales a la salud. Pero así como el agua en demasía genera serios
problemas, la sequía de origen climático puede constituir también la causa de severas
situaciones para las poblaciones, la agricultura y la cría; y en general, para todas
las actividades que dependen en cierta medida del suministro de agua. Esta gama
de situaciones conforman fases negativas de la relación agua – vida, que generalmente
son susceptibles de resolverse a través de la planificación y manejo adecuado del
recurso hídrico.

11 Es tal la importancia del agua para la vida, bien para la ingesta directa, la limpieza,
la alimentación, la producción de fibras y madera y el suministro de humedad
a los ecosistemas y el mantenimiento de la biota, que la intensidad de ella, en término
de especies presentes en un territorio, denominada biodiversidad, depende de la
cantidad del líquido disponible a lo largo del tiempo. Por eso la vida biológica es
mínima en los desiertos y rica en las selvas tropicales y en los humedales donde llueve
copiosamente.

1 .   2.   el agua como factor de superación social


12 Los colonizadores españoles tenían muy clara la importancia del agua para el pobla-
miento de los territorios conquistados. Provenían de un país con vastos espacios
semiáridos y escasos recursos hídricos. En las ordenanzas reales sobre fundación de
nuevos pueblos se establecía la necesidad de localizar los asentamientos humanos
vecinos a ríos o cuerpos de agua dulce, de los cuales pudiese abastecerse sin limitacio-
nes la población. Estaba en ellos muy claro la importancia del agua para asegurar la
vida social y económica.

13 La modalidad de desarrollo adoptado y la celeridad del proceso de urbanización,


durante la segunda mitad del siglo xx en la América Latina, y en particular en
Venezuela, generó la oprobiosa anomalía social que constituye la pobreza de amplios
segmentos poblacionales. No es que antes no hubiese pobreza, sino que ella pasaba
más desapercibida, dado que no existían los fuertes contrastes en niveles de vida que
ha causado el desarrollo sin equidad. Hoy existe consenso en que los altos porcen-
tajes de pobreza en una sociedad significan el mayor obstáculo para alcanzar un desa-
rrollo con el calificativo de sustentable.

14 Ahora bien, la distribución espacial entre la población abastecida con agua pota-
ble y la que solo tiene un acceso deficiente a ella en las ciudades y en las zonas rurales,
también ha producido una brecha de pobreza, coincidente con las áreas en donde
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vive la gente más humilde. En gran medida por eso difieren tangiblemente los índices
de morbilidad y mortalidad entre los barrios en que habitan las clases más pudien-
tes y los vecindarios pobres de una misma ciudad. Así mismo, en los campos o áreas
rurales suelen ser más deficientes los servicios de abastecimiento de agua y saneamien-
to y haber mayor pobreza. La deficiencia o carencia de los servicios de acueducto y
cloacas en los asentamientos pobres, explica mayormente la disparidad de los índices
de salud referidos.

15 De allí que en la lucha para mitigar la pobreza, una de las políticas públicas más
exitosas y efectivas, sea la de ampliar el número de habitantes con acceso a servicios de
agua potable y saneamiento. Estos servicios pueden significar un aporte económico
importante y directo a las familias pobres, al evitar los gastos en atención a la salud
por contracción de enfermedades de origen hídrico y por pérdida de días de trabajo
productivo, al ahorrarles gastos para la compra de agua a costos generalmente mucho
más altos que los prevalecientes en las zonas con buenos sistemas de acueductos
y cloacas. Igualmente, al liberarles fuerza física empleada en el acarreo del líquido,
cuando este solo se encuentra a largas distancias. A lo que puede sumarse una mayor
disponibilidad de tiempo para dedicarlo a un trabajo mejor remunerado, al estudio
de los hijos para aumentar el rendimiento escolar o al esparcimiento y en general
a mejorar la calidad de vida (manzolillo, 2012). Por eso se considera que una familia
al ser dotada de los servicios de agua potable y saneamiento, ha tramontado un
umbral muy importante en su ascenso social para salir definitivamente de la pobreza.
Y de allí que sea imprescindible reconocerle al agua un valor social y cultural. Sin embar-
go, a pesar de los esfuerzos que han hecho la mayoría de los gobiernos por asegurar el
acceso al agua potable a la población, se estimó que para el 2010 cerca de 1.000 millones
de personas en el mundo todavía no tenían acceso a estos servicios y más de 2.600
millones carecían de instalaciones sanitarias (unesco, 2006).

16 Los sistemas de saneamiento domiciliario complementan los servicios de agua pota-


ble en su acción sanitaria a favor del mejoramiento de la salud de la población y consti-
tuyen la primera fase en la lucha contra la contaminación de las aguas, paso previo
a cualquier tipo de tratamiento de efluentes. Por eso preocupa el déficit tan abultado
de estos servicios en el mundo y en particular en los países en desarrollo. «Si el modelo
de los países desarrollados (tipo de obra exigida) fuera el punto de referencia, el
número de personas que carece de saneamiento sería mucho mayor que el registrado
por la Organización Mundial de la Salud (oms) y por el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (unicef). El déficit mundial se incrementaría de 2.600 millones de
personas a unos 4.000 millones aproximadamente» (pnud, 2006 a).

17 El acceso a los servicios de agua potable y saneamiento tiene tal relevancia de cara
al bienestar humano, que fue elevado a la categoría de Derecho Humano fundamen-
tal, por la Organización de Naciones Unidas. Igualmente, dentro de los llamados
Objetivos de Desarrollo del Milenio, que convinieron los presidentes y jefes de Estado
en el año 2000, se acordó el compromiso de reducir en 50 % el déficit en servicios
de agua potable y saneamiento, para el año 2015.

64
18 En el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente en lo
referido a la dotación de obras de saneamiento, existe un lamentable retraso.

1 .   3.   el papel del agua en la producción


19 Así como se ha señalado que el agua es esencial para la vida biológica y social, lo es
también para todas las actividades productivas responsables del progreso humano.
Desde tiempos muy remotos en la historia de la humanidad, pero sobre todo después
de la revolución agrícola, hace unos 10.000 o 12.000 años, se ha adquirido concien-
cia de que el agua es un recurso natural indispensable para la producción. Primero
fue para la agricultura de secano, tan dependiente de la lluvia suficiente y oportuna.
Luego para la agricultura de regadío, capaz de prosperar solamente por razones climá-
ticas, si se le aportaban a los sembradíos cantidades adicionales de humedad de
las que provee la atmósfera, mediante la construcción de las obras de riego necesarias.
Este fue el caso, por ejemplo, de las civilizaciones surgidas en las riberas de los ríos
Tigris y Éufrates en Mesopotamia, donde se gestó entre otros, el poderoso imperio
sumerio y posteriormente por la creación a las orillas del Nilo, del más grande estado
unitario que registra la historia de la Antigüedad, en ambos casos gracias al desa-
rrollo de poderosas economías agrícolas basadas en la construcción de obras hidráu-
licas para el beneficio de la producción.

20 En la actualidad, un 40 % de todos los alimentos que se cultivan en el mundo procede


de una porción relativamente pequeña de la tierra que recibe agua de riego. Solo
un 18 % de todas las tierras de cultivo son de regadío, pero ese 18 % proporciona el 40 %
de los alimentos que se consumen (postel, 2006).

21 El hombre mediante la observación y el ingenio, tomó conciencia de la posibilidad


de emplear la energía hidráulica para ayudarlo a mover los molinos de granos, aumen-
tándose de esta manera considerablemente la fuerza necesaria para la producción
de harina y otros alimentos. En el presente, la energía hidroeléctrica abastece alrede-
dor del 16 % de la demanda total mundial de electricidad, insumo muy importante para
la producción industrial. Pero la generación de electricidad de origen térmica,
demanda también volúmenes cuantiosos de agua para la refrigeración de las plantas.

22 Prácticamente no existe industria en la cual el agua no sea un insumo muy impor-


tante para la producción, bien a través de su incorporación a los productos termina-
dos, como agente de vapor o refrigeración, o como factor para la higiene y la limpieza,
de tal manera que puede establecerse para cada producto su componente hídrico,
existiendo ramas industriales con componentes unitarios de agua muy elevados, como
son por ejemplo el caucho sintético o el acero, que demandan 1.400.000 y 250.000
litros por tonelada respectivamente. Se estima que la producción de cerveza requiere
de 450 a 1.000 litros de agua de buena calidad por litro del producto, dependiendo
del tipo de planta.

23 El funcionamiento de la mayor parte de los servicios que demanda la sociedad, requiere,


asimismo, de agua en cantidades que dependen de su naturaleza. Hoy puede decirse

65
que el agua es un insumo indispensable para la mayoría de las actividades productivas:
agricultura, industria, prestación de servicios, generación de energía eléctrica y
el transporte mediante la navegación o la conducción de sólidos por tuberías, entre
otras. Los deportes acuáticos son también una fuente de actividades económicas.
La disponibilidad de agua y su aprovechamiento a través de obras o medidas instru-
mentadas por el hombre, constituyen una palanca para el desarrollo, pudiendo
este verse seriamente limitado por la insuficiencia del recurso, tanto cuantitativa
como cualitativamente o por la falta de gobernabilidad para hacerlo disponible opor-
tunamente y satisfacer apropiadamente las variadas demandas.

24 Por otra parte, hay que estar concientes de que satisfacer las demandas de agua del
aparato productivo, exige de grandes inversiones para la construcción de obras
hidráulicas que deben ser aportadas por los sectores público y privado. Por todas estas
razones es que el agua desde la perspectiva del desarrollo se considera «que tiene
un valor económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y
debería reconocérsele como un bien económico» ( conferencia internacional
sobre el agua y el medio ambiente, 1992).

1 .   4.   agua, recurso escaso en el planeta


25 La existencia del ciclo hidrológico, como mecanismo cuasi perpetuo, mediante el
cual el agua de la inmensidad de los océanos y mares y la humedad del suelo se evapora
por la acción de la energía radiante del sol, especialmente entre los trópicos, y asciende
para circular en la atmósfera como nubes y luego condensarse para retornar a la
superficie en forma de precipitación o de nieve (para escurrir superficialmente o pene-
trar al subsuelo y finalmente volver a su origen, repitiéndose el ciclo una y otra vez),
ha creado la impresión de que tenemos una cantidad infinita de agua en el globo terres-
tre. Esto ocurre de manera especial en las zonas tropicales donde existen mayores
índices de pluviosidad. De allí surge también el concepto de que el agua es un recurso
natural capaz de renovarse permanentemente.

26 Lamentablemente esto no es así. El agua en el planeta tiene dimensiones perfecta-


mente finitas y solo constituye un recurso renovable de una manera parcial. En la
actualidad, debido a que conocemos con precisión muchos aspectos de la fisiografía
de la Tierra, sabemos que el volumen total de agua existente es de alrededor de
1.408.000.000 km3 (unesco,2006 a). Ese volumen comprende tanto el líquido contenido
en los mares y océanos (97,5 %) –agua salada–, como en los casquetes polares, glaciares
y cuerpos de agua que existen sobre la superficie terrestre y en el subsuelo, que son
de agua dulce, los cuales representan solamente el 2,5 % del total. De este 2,5 % de agua
dulce, 2,18 % está concentrado en los glaciares, en la atmósfera o en acuíferos que se
encuentran a cientos de metros de profundidad, por lo que toda esta agua es de difícil
acceso para su uso; por lo tanto, solo 0,32 % aproximadamente puede aprovecharse,
lo cual representa 112.000 km3 , de los cuales 90 %, es decir, 100.800 km3, corresponden
a agua subterránea y puede estar a cientos de metros debajo de la superficie terrestre.
En consecuencia, solo un volumen de 11.200 kilómetros cúbicos está disponible con
relativa facilidad en lagos, ríos y pantanos (badii, m.h., j.landeros., y e. cerna, 2007).
66
27 Una porción de la lluvia o nieve que cae sobre las cuencas hidrográficas, escurre super-
ficialmente o se infiltra al subsuelo para engrosar los acuíferos de los cuales se
extrae el agua subterránea. Para algunos hidrólogos esta porción del recurso que es
aprovechable por el hombre para sus diversos usos, se denomina agua azul. Una segun-
da porción del agua precipitada apenas llega a infiltrarse y permanece en forma de
humedad en las capas superficiales del suelo y es devuelta a la atmósfera en forma de
evaporación o es absorbida por el sistema radicular de las plantas para alimentarlas,
siendo también devuelta a la atmósfera en forma de transpiración. A esta segunda
porción del agua precipitada se le denomina agua verde y ella tiene importancia funda-
mental desde la perspectiva ecológica y en especial para la vida vegetal y particular-
mente para la agricultura. La llamada agricultura de secano depende enteramente
del agua verde.

28 Si confrontamos la disponibilidad de agua dulce en la Tierra, con las demandas


promedio que genera el consumo de la población (8 %), la agricultura, que es la activi-
dad que más agua usa (70 %), las industrias (22 %) y otros usos que pueden ser compe-
titivos entre sí, se encuentra que los superávits del recurso no son tan amplios como
desearíamos. Pero si el balance se hace en las diferentes regiones del mundo, aparecen
muchas que son francamente deficitarias o que están bajo una condición que ha
sido denominada de estrés hídrico, por acercarse las demandas a las disponibilidades
del recurso o superarlas. «En el 2015 unos 3000 millones de personas vivirán en países
que los hidrólogos clasifican como sometidos a estrés hídrico» (postel,2006 a).
Este es el caso de la mayoría de los países del Medio Oriente.

29 Pero el volumen del recurso, finito en su magnitud, puede verse aun más mermado
si su calidad se desmejora y se hace inutilizable, como consecuencia de la contami-
nación generada por las actividades humanas, también llamadas antrópicas, que vier-
ten sus residuos a los cuerpos de agua. Esto es lo que lamentablemente ha estado
ocurriendo en muchas fuentes fluviales y en el caso de algunos acuíferos, contaminán-
dolos de forma prácticamente irreversible. Por eso es que se dice que el agua es un
recurso natural solo parcialmente renovable.

30 Venezuela es un país muy rico en recursos hídricos. Cuando se divide el volumen total
de agua dulce utilizable, en término medio anualmente, se encuentra que cada
habitante dispone de un volumen de aproximadamente 47.120 m3 (unesco,2006 b).
Esa es una cantidad muy elevada cuando se la compara con la mayoría de los países
del planeta. Sin embargo, debe tomarse en consideración que las disponibilidades
hídricas no están uniformemente distribuidas sobre el espacio nacional. Por los
territorios localizados en la margen derecha de nuestro río padre, el Orinoco –estados
Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro–, discurre aproximadamente el 85 % del volumen
total de agua disponible. Ello configura por razones climáticas un desequilibrio
hidrológico que se ve agravado por el hecho de que el 93 % de la población del país y
sus actividades conexas, están asentadas en el territorio ubicado en la margen
izquierda del Orinoco. Este es un factor que condiciona fuertemente la planificación
del aprovechamiento sustentable de los recursos hídricos en el país.

67
1 .   5.   la seguridad hídrica
31 Como se desprende de lo antes expuesto, la disponibilidad hídrica de los países cons-
tituye una ventaja para su desarrollo y, por el contrario, su escasez, un factor de insegu-
ridad. Cuando el binomio abundancia – escasez se resuelve satisfactoriamente, a
través de una buena gobernabilidad del recurso, se dice que se ha logrado la seguridad
hídrica. Alcanzar esta última condición está asociada por lo general a una población
próspera, que disfruta de buena calidad de vida. Sin embargo, ello no siempre es
posible, porque la escasez del recurso frente a sus demandas potenciales puede ser
muy desequilibrada o por deficiencias en la gobernabilidad del recurso. En estos casos
se dice que existe inseguridad hídrica.

32 En el mundo existen en la actualidad muchos países o regiones que sufren de insegu-


ridad hídrica, significando esta condición por lo general un factor retardatriz de
su desarrollo y causa de otros padecimientos como altos niveles de pobreza e insalu-
bridad o dependencia alimentaria, al no poder satisfacer internamente su demanda
de productos agrícolas. Cuando se presenta este tipo de situaciones entre regiones
nacionales disparejas en cuanto a las disponibilidades de agua, o debido a que
este recurso debe ser compartido entre países que son cruzados por ríos comunes que
los atraviesan, es frecuente el surgimiento de conflictos que deben ser resueltos a
escala nacional o internacional, según corresponda. Los expertos en la solución de este
tipo de situaciones pronostican un creciente número de conflictos en la medida en
que aumenta la carga demográfica. Así mismo, señalan la necesidad de establecer
acuerdos internacionales entre los países involucrados o inclusive aprobar un instru-
mento general de derecho internacional (convención) que siente las bases para arreglar
las disputas entre naciones que surjan por conflictos relacionados con recursos
hídricos compartidos.

33 Los planificadores hidráulicos, además de cumplir con la rutina de comparar los


recursos hídricos de las diferentes regiones o países, con la proyección de las deman-
das, para determinar la escasez o grado de holgura de sus disponibilidades en el
tiempo y proponer programas de acción, han estudiado el perfil de las demandas que
ocurren de acuerdo con los diversos patrones de consumo y producción así como
con las condiciones climáticas, entre otros factores, con el objeto de inferir conclusio-
nes generales que puedan orientar los diagnósticos y estudios prospectivos para
el aprovechamiento de los recursos hidráulicos. En este contexto, han desarrollado
el concepto de «huella hídrica o huella del agua» de un país, región o localidad.

34 La huella hídrica, como nuevo índice geográfico del uso del agua, es un concepto afín
al de la huella ecológica, que surge para establecer comparaciones entre los volúmenes
de agua dulce usados para producir los bienes y servicios, o consumidos por una
comunidad, región o país, incluyendo los consumos hídricos implícitos en la dilución
de la contaminación causada (hoekstra y huynen, 2002). La huella hídrica puede
ser útil a los fines de extraer pautas para un mejor aprovechamiento de las aguas por
parte de los diferentes países. Por ejemplo, se ha estimado que la huella hídrica
per cápita promedio en el mundo es de 1.243 m3/hab./año, en este índice aparecen los
68
Estados Unidos de América con una huella hídrica de 2.483 m3/hab./año y Venezuela
con un promedio de 883 m3/hab./año (manzolillo,2012 a).

1 .   6.   la importancia del agua para


el desarrollo futuro de venezuela

35 Dado lo imprescindible del agua desde la perspectiva humana, social, económica y


ecológica, esta continuará siendo en el futuro un recurso natural determinante para
el desarrollo de Venezuela. El país ha de tener claros objetivos y metas en relación
con el desarrollo y conservación de sus recursos hídricos. Se piensa que son prioritarios
los siguientes aspectos:
——Asegurar en el largo plazo el uso sustentable de las aguas, mediante un sistema
de administración del recurso, que sea justo, eficiente y participativo.
—— Satisfacer las demandas de agua potable de toda la población, urbana y rural,
con servicios de acueductos capaces de prestar un suministro continuo, suficiente
en cantidad y de buena calidad. Este objetivo debe ser alcanzado en un lapso no
mayor de diez años.
—— Dotar de obras de saneamiento a todas las viviendas y edificaciones existentes
y las que se construyan en el futuro.
——Asegurarles a las nuevas industrias un suministro suficiente en cantidad y
calidad de agua.
——Adelantar un programa nacional de conservación de la calidad del agua mediante
el cual se asegure que no puede haber ninguna descarga puntual contaminante
que no esté previamente tratada.
—— Para contribuir con la seguridad alimentaria, continuar estudiando y ejecutando
los proyectos de riego y drenaje que permitan que las tierras de buena calidad para
la agricultura y en condiciones ecológicas favorables, sean beneficiadas. A escala
mundial la oferta de alimentos se está encareciendo y por lo tanto es prioritaria
la producción de alimentos para la sustentabilidad social.
—— Motivar y fortalecer los programas de conservación de cuencas para la protección
de los recursos hídricos.
—— Establecer un programa de infraestructura hidráulica y ordenación territorial,
para mitigar el efecto nocivo de las inundaciones en el medio urbano y rural.
——Aprovechar el máximo posible del potencial hidroeléctrico del país, como fuente
de energía renovable y contribución a la disminución de las emisiones de gases
de efecto invernadero que originan el cambio climático.
——Adecuar los ríos navegables al transporte fluvial, para abaratar el transporte de
carga a lo largo del eje Orinoco – Apure.
—— Promover el desarrollo de los deportes acuáticos.

36 La gestión del agua para atender esta multiplicidad de objetivos y metas, deberá
hacerse con un enfoque que privilegie la gobernabilidad, la eficiencia y sustentabilidad
del recurso. Dicha gestión, en su concepción amplia, es un proceso permanente y
de aproximaciones sucesivas en el cual diversos actores públicos y privados y la socie-
dad civil en general, adelantan un conjunto de esfuerzos específicos con el propó-
sito de preservar, conservar y aprovechar el agua de manera sustentable (rodríguez – 
becerra y espinoza, 2002).

69
37 La gestión del agua exige, por lo tanto, un proceso y una estructura institucional, legal-
mente fundamentados, que haga compatible la participación de los diversos actores
mencionados. A tales efectos, en Venezuela existe un instrumento jurídico moderno,
la Ley de Aguas del 2007, que da las pautas para administrar el agua y ordena en
su artículo primero que ella «tiene por objeto establecer las disposiciones que rigen la
gestión integral de las aguas, como elemento indispensable para la vida, el bienestar
humano y el desarrollo sustentable del país, y es de carácter estratégico e interés
del Estado» ( republica bolivariana de venezuela , 2007). La Ley de Aguas debe ser
instrumentada diligentemente.

38 En lo que sigue se formulan algunos comentarios sobre diferentes aspectos que han
de considerarse para alcanzar con éxito el aprovechamiento sustentable del agua
en Venezuela y satisfacer las diferentes demandas que sobrevendrán sobre el recurso.

1 .   6. 1 .   la planificación del uso de las aguas


39 La gestión integral de las aguas ha de tener como uno de sus pilares fundamentales,
un sistema moderno de planificación hidráulica. Tal sistema tuvo en el país antece-
dentes muy exitosos, como fueron los trabajos de la Comisión del Plan Nacional
de Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos, que condujeron al Plan, aprobado
oficialmente en 1972 y cuyo alcance se desarrolla en el capítulo 17 de esta obra. Bajo
la égida de dicho plan, se le dio un importante impulso al desarrollo de la infraestruc-
tura hidráulica en Venezuela.

40 En el presente está planteado retomar la planificación del aprovechamiento de las


aguas suspendido por más de dos décadas e instrumentar las disposiciones correspon-
dientes contenidas en la Ley de Aguas. En ella se establece un sistema de planes a dife-
rentes niveles geográficos que hay que elaborar y hacerles seguimiento:
—— Plan Nacional de Gestión Integral de las Aguas

—— Plan de Gestión Integral de las Aguas de cada Región Hidrográfica en las cuales
ha sido dividido el país
—— Plan de Gestión Integral de las Aguas de las Cuencas Hidrográficas, que haya
determinado el Ejecutivo Nacional que por su complejidad, importancia relativa
u otra situación así lo justifique

41 La Ley define de manera general el contenido de estos planes, que se transcribe, para
que pueda apreciarse su alcance general:

42 «El plan contendrá, entre otros aspectos, las estimaciones del balance actual y pros-
pectivo de las disponibilidades y demandas de agua para las regiones hidrográficas, las
decisiones sobre trasvases entre regiones hidrográficas así como la identificación de
las cuencas prioritarias y del uso primordial al que se destinarán las aguas en cada caso.
Así mismo, el plan incluirá la definición de lineamientos y directrices para la distri-
bución de las aguas, entre las distintas actividades que demandarán su uso, en función
de la disponibilidad del recurso y los beneficios sociales e importancia económica
de cada actividad».

70
1 .   6. 2 .   la cuantificación de los recursos hídricos
43 La gestión de los recursos hídricos exige ante todo tener un conocimiento lo más
preciso posible de ellos, tanto de las aguas superficiales como de las subterráneas, en
cantidad y calidad. A tales efectos, la mencionada Ley establece un Subsistema
de Información de la Aguas que comprenderá las actividades de recolección, procesa-
miento, sistematización, almacenamiento y divulgación de datos e información de tipo
hidrometeorológico, hidrogeológico, fisiográfico, morfométrico y de calidad de
aguas. Como el sistema de información hidrológica existente en el antiguo Ministerio
de Obras Públicas, transferido en 1977 al Ministerio del Ambiente y de los Recursos
Naturales Renovables (marnr), fue desmantelado a finales de la década de los años
noventa del siglo pasado, ahora se hace prioritaria su reconstrucción, para cuya tarea
se creó el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (inameh) en el 2006,
pero que no ha podido adelantar dicha tarea, por falta de presupuesto.

44 No se concibe la planificación hidráulica ni el proyecto de ninguna obra o medida


para ordenar el uso de las aguas, sin una información histórica sobre el recurso y
ella ha de ser levantada en cada cuenca y localidad mediante la operación y manteni-
miento de una red hidrometeorológica lo más completa y confiable posible.

1 .   6. 3 .   la estimación de las demandas de agua


45 La base para poder definir programas, proyectos y medidas para el aprovechamiento
sustentable del agua, es disponer de una estimación de las demandas que sobreven-
drán dentro de horizontes de planificación de mediano y largo plazo, sobre el recurso
en cada región hidrográfica o cuenca, o en cada localidad, de acuerdo con sus diferentes
usos: abastecimiento de la población, industrias, riego, hidroelectricidad, navega-
ción y mantenimiento de los ecosistemas, entre otros. Además, la identificación de los
conflictos inherentes al uso de las aguas: inundaciones, sequías y contaminación.

46 Como se expuso anteriormente,Venezuela es un país rico en recursos hídricos,


pero donde ellos no están bien distribuidos espacialmente. Ese desequilibrio hidroló-
gico se ha acentuado, por la forma como históricamente se realizó el proceso de
poblamiento. En efecto, el 93 % de la población está asentada en la margen izquierda
del río Orinoco, sobre todo en la franja norte costera, que solo dispone de un porcentaje
muy pequeño (menos del 10 %) de la disponibilidad total de agua dulce del país.
También, la práctica totalidad de las tierras agrícolas de mejor calidad que justifican
el riego, están localizadas en la margen izquierda de los ríos Orinoco y Apure. La situa-
ción de escasez de los recursos hídricos en estos territorios se ha agravado por la
creciente contaminación de los cuerpos de agua con residuos orgánicos y químicos
provenientes de las descargas de poblaciones, industrias y también de explotaciones
agrícolas.

47 Como consecuencia, están surgiendo serios problemas para el abastecimiento


urbano – industrial de las zonas más densamente pobladas, con el riesgo de que si las
situaciones críticas, en términos de disponibilidad del agua, no son atendidas
apropiadamente, la escasez del recurso se constituirá en un obstáculo serio para el

71
desarrollo social y económico futuro de Venezuela. Por ello también es cada vez más
necesario considerar la reutilización y el reciclado del agua, cuando el recurso es escaso
y ello sea técnicamente viable.

48 Esta amplia gama de situaciones relacionadas con el aprovechamiento de las aguas,


lo que hace es justificar una actividad sistemática de prospección de demandas que
indiquen con suficiente antelación el alcance de los proyectos y medidas que haya
que acometer en el tiempo para lograr que a la par que se satisfacen los requerimien-
tos, se conserve la integridad del recurso.

49 Las demandas de agua estarán determinadas por el crecimiento demográfico de la


población, el aumento de la actividad económica, los estilos de vida que se impongan
y la localización sobre el territorio de la población y sus actividades conexas. En los
países desarrollados existe la tendencia a disminuir los requerimientos unitarios de
agua, tanto para el uso doméstico en términos per cápita, como para las industrias
y el riego, por tonelada de productos generados. Esto está ocurriendo por la aplicación
de nuevas tecnologías y prácticas de uso más eficientes, que deben ser consideradas
en una administración calificada del agua y en una planificación prospectiva.

50 La población de Venezuela creció a partir de la segunda mitad del siglo xx a tasas muy
elevadas que llegaron en la década 1950 – 1960 a 3,84 % anual. Pero dicha tasa ha venido
disminuyendo y entre los dos últimos Censos Nacionales de Población (2001– 2011)
bajó a 1,5 %. De manera que el crecimiento de la población está perdiendo importancia
para la estimación de las futuras demandas de agua, aunque hay que tomar en
consideración la llamada inercia demográfica, dada la existencia en la actualidad de
cerca de treinta millones de habitantes en el país, que hace que anualmente la población
total crezca en alrededor de medio millón de habitantes, que deben ser atendidos
en sus requerimientos de diversos tipos de servicios.

51 Por su parte, es deseable que el crecimiento económico futuro sea lo más alto posible
y que este ocurra con equidad, para que pueda generar una elevación sostenida
del ingreso y la prosperidad de todos. Con la elevación del ingreso existe la tendencia
a incrementar el consumo de agua en todos los usos. Los factores económicos, por lo
tanto, serán determinantes del crecimiento de la demanda futura de agua.

52 En cuanto a los estilos de vida, debe destacarse que ellos determinan los consumos
domésticos y también en los sitios de trabajo. Con la elevación de los niveles de vida de
la población, dichos consumos tienden a aumentar e incidir aún más en el crecimiento
de la demanda. De aquí la importancia de crear hábitos más racionales de consumo
entre la población, mediante la educación para el desarrollo sustentable.

53 La localización geográfica de dichas demandas y su satisfacción, dependerá de las


políticas de ordenación del territorio y requerirá en cada caso de soluciones técnica-
mente viables para atenderlas, que deben ser estudiadas en detalle.

72
1 .   6. 4 .   la conservación de la calidad de las aguas
54 El deterioro de la calidad del agua en los territorios localizados en la margen izquierda
de los ríos Orinoco y Apure, es ya preocupante en la actualidad y ello contribuye a
acentuar la escasez del recurso.

55 Lamentablemente no se dispone de estadísticas suficientes para evaluar la extensión


del fenómeno de la contaminación en cada corriente fluvial o cuerpo de agua, ni se
tiene una cifra precisa sobre el porcentaje de aguas residuales urbanas e industriales
que son tratadas antes de ser devueltas a los cuerpos receptores. No obstante, el
Ministerio del Poder Popular para el Ambiente ha informado que más del 43 % de las
playas auditadas por ese Despacho en el mar Caribe no son aptas para la recreación
(mppa,2012), lo que constituye una señal alarmante de lo que está ocurriendo
tierra adentro por donde discurren las corrientes fluviales que contaminan las playas
de Venezuela.

56 Se impone durante los próximos años, por lo tanto, darle alta prioridad a la gestión
de la calidad de las aguas. Ello exigirá la construcción de muchos sistemas de trata-
miento de aguas residuales o efluentes, como también se denominan, pero sobre todo
del cumplimiento de la normativa técnica ambiental existente para evitar la impu-
nidad ecológica. También el aprovechamiento de los servicios ecológicos en forma
coadyuvante a la conservación de la calidad del agua. Esta última no puede divorciarse
del manejo ecosistémico de las cuencas hidrográficas.

1 .   6. 5 .   la gobernabilidad de los recursos hídricos


57 Es lógico y deseable que un recurso esencial para la vida, que como se ha dicho existe
en cantidades finitas en los territorios y en el planeta, y cuya escasez representa
una causa real de atraso social y económico, la sociedad trate de administrarlo con
prudencia y racionalidad. Cuando la administración de las aguas logra atender
oportunamente en cantidad y calidad las demandas de los diferentes tipos de usuarios
y solucionar los conflictos que puede generar el recurso, se dice que existe buena
gobernabilidad. Si esa gobernabilidad se ejerce de una manera democrática, dándo-
sele alto valor a la participación de todos los actores comprometidos en la gestión
del agua, se dice que se ha alcanzado una buena gobernanza.

58 Existe la opinión bastante extendida de que las crisis de agua que se presentan tienen
un componente institucional que incluye generalmente ingredientes políticos y,
por supuesto, también aspectos financieros y técnicos. Estas situaciones pueden
esquematizarse según Fernández – Jáuregui (2006) así: primero, falta de comprensión
por parte del liderazgo político para otorgarle la importancia que reviste el abasteci-
miento de agua y el saneamiento y por ende asignarle los recursos necesarios. Segundo,
la deficiencia o ausencia de las instituciones a todos los niveles. Tercero, falta de inver-
siones financieras necesarias y de capacidad de pago de las poblaciones desfavorecidas;
y cuarto, desafíos técnicos, como extender, por ejemplo, los servicios a las pobla-
ciones de zonas rurales dispersas o a comunidades urbanas densamente pobladas y de
bajos ingresos. Todos estos aspectos tienen que ver con la gobernabilidad del recurso.

73
59 A los niveles regionales, desde la perspectiva de la gobernabilidad, uno de los modelos
de aprovechamiento del agua que está resultando más exitoso es el denominado de
gestión integrada de los recursos naturales de las cuencas hidrográficas. Las cuencas
tienen la característica de ser unidades geográficas en las cuales toda la precipitación
que cae sobre ellas y constituye el origen de las aguas superficiales y subterráneas
renovables de la cuenca, drenan por un solo punto. De esa manera se facilita establecer
la relación entre precipitación y escorrentía y los balances demanda – disponibilidad.
Igualmente ha de tenerse en cuenta que forma parte del comportamiento dinámico
de las cuencas el que toda intervención humana que se haga en sus partes altas,
tiene repercusiones ecológicas en sus tramos medios y bajos. De allí que las cuencas
hidrográficas sean unidades territoriales especialmente apropiadas para la planifica-
ción y gestión del aprovechamiento de las aguas y la conservación de los ecosiste-
mas hídricos, a pesar de que en ocasiones las fronteras político territoriales, por ser
diferentes de las hidrológicas, pueden entorpecer la gestión integrada de los recursos
naturales de la cuenca.

60 En la actualidad la gestión de los recursos hídricos «exige pasar del tradicional


enfoque tecnocrático e ingenieril a nuevos enfoques participativos e interdisciplina-
res. Ya no se trata simplemente de gestionar caudales, sino de garantizar una gestión
sostenible de los complejos ecosistemas que se vertebran en una cuenca. Los valores
en juego no son solo económicos, sino también ambientales, sociales, culturales
y emocionales, y por ello el enfoque de gestión necesariamente debe ser holístico»
(arrojo agudo,2006).

61 En Venezuela la Autoridad Nacional de las Aguas está conferida por la Ley al Minis-
terio del Poder Popular para el Ambiente. A este Despacho le corresponde darle cumpli-
miento a la Ley de Aguas y velar porque se logre un aprovechamiento sustentable
del recurso que permita satisfacer las demandas futuras de manera oportuna para
que coadyuven al desarrollo del país.

1 .   6. 6 .   la cultura del agua


62 En Venezuela no se ha logrado todavía crear una extendida cultura del agua, en virtud
de la cual la población interiorice valores y conductas, sobre el tratamiento que debe
dársele a este recurso vital. Posiblemente la abundancia del recurso en su estado
natural, propia de un país tropical y las deficiencias del sistema educativo en sus aspec-
tos ambientales, han impedido que se conforme una cultura del agua a todos los niveles,
pero tampoco entre los sectores dirigentes. Esa realidad hace que la población solo
exprese de manera reactiva sus preocupaciones por la suerte del recurso, cuando siente
su escasez directamente y que muchos gobernantes no tengan entre sus prioridades
los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento y, en general, la conveniencia
de efectuar una administración eficiente y sustentable del recurso.

63 Es necesario crearle a toda la población, pero especialmente a los jóvenes, a través


de la educación formal e informal, preocupación por la suerte de sus recursos hídricos.
Enseñar prácticas sustentables en cuanto a su uso que eviten el derroche del líquido.

74
Promover el reúso y reciclado del agua para reducir los consumos. Que la gente
tenga noción sobre el valor y costo del agua y esté dispuesta a cancelar la prestación de
los servicios de abastecimiento. ¿ Cómo hay que conservarla ? Cuidando en particular
su calidad. Motivar la participación ciudadana en la gestión del agua. Además,
explicar cómo dentro de una democracia hay que ejercer presión pacífica sobre las
instancias pertinentes, cuando no cumplen con el deber de satisfacer oportunamente
las demandas de agua.

Reflexiones finales

64 El agua y el desarrollo aparecen vinculados por una maraña inextricable de vínculos:


agua y vida biológica; agua y salud; agua y alimentación; agua y pobreza; agua y
producción de bienes y servicios; agua y ambiente; agua y desastres naturales, y agua
y energía, entre otros muchos lazos. De allí la importancia de este recurso natural.
Quizás el más importante de todos, aunque para alcanzar el equilibrio ecológico que
sirve de sostén de la vida, sea necesaria la conjunción armónica del agua con los
otros recursos del entorno físico y natural. En cada territorio, la gobernabilidad del
recurso para asegurar un abastecimiento apropiado a los diferentes usos o para prote-
gerse de ella, se manifiesta como un requisito indispensable para el progreso humano.

65 El agua en el planeta, como ha sido expuesto, es un recurso finito que se encuentra


amenazado por una serie de factores: por la extracción consuntiva en demasía
en algunas regiones; por el empobrecimiento de su calidad al manejarse inadecuada-
mente los desechos que la contaminan; por el mal trato de las cuencas hidrográficas
y ecosistemas donde se nutren las corrientes fluviales, entre otros factores.

66 Ante esta gama de problemas, existe todavía un campo amplio para la investigación
y el desarrollo de nuevas tecnologías. De aquí que los países deban asignar recursos
para estos fines, con la seguridad de que ellos serán ampliamente remunerados, dadas
las ventajas sociales y económicas que significa mejorar la administración del agua.

67 El agua salada de los mares y océanos, por ser mucho más abundante que el agua
dulce en el planeta, representa para el desarrollo una reserva inestimable. Pero ello
requiere de su conversión en agua dulce, apta para el consumo de los seres humanos
y otros usos. Esa conversión, técnicamente posible, se hace con base al uso de ener-
gía, estableciéndose así otro nexo indispensable para el aprovechamiento del recurso:
agua y energía. El que ese lazo se concrete en beneficio para el desarrollo, depende
de factores técnico – económicos, que están en vías de perfeccionarse para que el
agua marina sea plenamente utilizable, a un costo aceptable, en aquellas regiones y
localidades donde la escasez de agua dulce lo haga necesario. El manejo del agua
implica generalmente el empleo de grandes cantidades de energía. Por eso algunos
proponen un proceso integrado de planificación del agua y la energía, como vía para
optimizar el uso de ambos recursos ( totten y zurita, 2006).

75
68 Para las regiones que no son ricas en agua, su escasez representa una amenaza muy
importante para su desarrollo. Por eso es que algunos de los efectos más dañinos
del fenómeno de cambio climático, ocasionados por factores antrópicos, son las alte-
raciones meteorológicas que pueden conducir a la disminución de las precipitaciones
y, por ende, a la reducción de los caudales que históricamente han conducido las
corrientes fluviales. Esta nueva escasez del recurso que se vislumbra en ciertas regiones
del planeta, es motivo de preocupaciones que deben ser resueltas a través de medidas
de mitigación del fenómeno o de adaptación a sus consecuencias que sean eficaces.

69 Todos los conceptos anteriormente vertidos deben ser conocidos y socializados a


través de campañas de sensibilización de la población y de una buena educación, para
que se logre establecer una relación sociedad– agua francamente positiva. Una relación
que lleve a apreciar este recurso en su verdadero valor, para que se le estime social-
mente, y se logre que la demanda de una buena administración forme parte de la agen-
da sociopolítica de los venezolanos.

70 «Es necesario comprender que no son las realizaciones físicas lo más importante
en la administración de las aguas. Este concepto de importancia de las obras físicas
todavía existe en el país, principalmente entre los ingenieros civiles especializados en
hidráulica, que aún hoy presentan las obras por las obras mismas, y parecen haber
olvidado que las obras solo son un medio para el aprovechamiento de los recursos
hídricos; por lo que no deben convertirse en una carga que impida cumplir los fines
propuestos». (pedro pablo azpúrua, 1980).

76
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