Corte Suprema de Justicia

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN CIVIL

Bogotá D. C., diecinueve de septiembre de dos mil trece

Exp. No.: 11001-02-03-000-2013-01414-00

Se resuelve el conflicto de competencia suscitado


entre los Juzgados Promiscuo Municipal de Cota
(Cundinamarca) y Veintidós Civil Municipal de Bogotá.

I. ANTECEDENTES

1. Marina Rodríguez Cuesta promovió proceso


ejecutivo singular de menor cuantía en contra de Lucila y
Mauricio Parra Rodríguez, pretendiendo el pago de seis
cánones de arrendamiento de un local comercial ubicado en
la vereda El Rozo del municipio de Cota, y el valor de la
cláusula penal acordada por las partes. [Folio 16, c. 1]

2. En el libelo incoativo se afirmó que los


ejecutados tienen su domicilio en Bogotá, y que recibirán
notificaciones en “el RESTASURANTE-BAR situado sobre la
carretera Siberia-cota (sic) Kilómetro 3 y 4 costado oriental en la
parcela No. 12 de Parcelas de Cota en la Vereda El Rozo, Cota -
Cundinamarca”. [Folio 17, c. 1]
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3. La demanda fue presentada ante el Juzgado


Promiscuo Municipal de la referida municipalidad. [Folio 18, c.
1]

4. Mediante auto de 23 de abril de 2013, la


juzgadora manifestó su falta de competencia para conocer el
libelo, argumentando que el asunto debía tramitarse en la
ciudad de Bogotá, en la cual los ejecutados estaban
domiciliados. [Folio 18, c. 1]

5. Al ser reasignado el proceso, su conocimiento


correspondió al Juzgado Veintidós Civil Municipal de la
capital de la República, el que también se declaró
incompetente con fundamento en lo previsto en el numeral 1°
del artículo 23 del Código de Procedimiento Civil, en razón de
que los convocados al litigio, según indicó la actora, reciben
notificaciones en el municipio de Cota. [Folio 21, c. 1]

6. Por lo anterior, se dispuso el envío de las


diligencias a la Corte. [Folio 21, c. 1]

II. CONSIDERACIONES

1. Corresponde a la Corporación dirimir el


presente conflicto de competencia, por virtud de lo dispuesto
en el artículo 28 del Código de Procedimiento Civil y 7° de la
Ley 1285 de 2009, en tanto los juzgados involucrados

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pertenecen a distintos distritos judiciales.


2. Al tenor de lo estipulado por el numeral 1 del
artículo 23 del Código de Procedimiento Civil, “en los procesos
contenciosos, salvo disposición legal en contrario, es competente
el juez del domicilio del demandado; si éste tiene varios, el de
cualquiera de ellos a elección del demandante, a menos que se
trate de asuntos vinculados exclusivamente a uno de dichos
domicilios, caso en el cual será competente el juez de éste.

A su vez, el numeral 5 de la referida disposición


preceptúa: “De los procesos a que diere lugar un contrato serán
competentes, a elección del demandante, el juez del lugar de su
cumplimiento y el del domicilio del demandado. Para efectos
judiciales la estipulación de domicilio contractual se tendrá por no
escrita.”

De la inteligencia del anterior precepto se deduce,


sin mayores dificultades, que la regla general de atribución de
competencia por el factor territorial en los procesos
contenciosos está asignada al juez del domicilio del
demandado. Sin embargo, tratándose de las causas
judiciales a que da lugar un contrato, específicamente, este
fuero concurre con el del lugar de su cumplimiento, a elección
del actor.

Sobre este tema, la Corte ha sostenido que


“cuando el proceso tiene por hontanar un contrato, despunta en
materia de competencia territorial un fuero concurrente, toda vez
que amén de tener cabida el principio general que se rige por el

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lugar del domicilio del demandado, también la tiene el del


cumplimiento del contrato, uno de los cuales puede escoger, ad
libitum, el actor. Es lo que preceptúa, en suma, el numeral 5° del
artículo 23 ejusdem”.1

3. El caso sub iudice versa sobre la insatisfacción


de obligaciones emanadas de un contrato de arrendamiento
que celebraron las partes del litigio, por lo que es ostensible
que concurren dos fueros para establecer la competencia
territorial: el del lugar del cumplimiento del negocio jurídico y
el del domicilio de los demandados.

Como puede advertirse, en este tipo de asuntos el


legislador no estableció que un único juez es el competente,
sino que otorgó al actor la facultad de escoger el funcionario
judicial receptor de su demanda, de acuerdo con las
alternativas que, para el caso específico, consagra la norma
en cita, y en el ejercicio de esa prerrogativa, dicha parte no
puede ser sustituida por el juzgador, que, en ningún caso,
puede arrogarse la posibilidad de variar o modificar la
elección manifestada.

Se ha dicho en relación con lo anterior que “como


al demandante es a quien la ley lo faculta para escoger, dentro de los
distintos fueros del factor territorial, la autoridad judicial que debe
pronunciarse sobre un asunto determinado, suficientemente se tiene
dicho que una vez elegido por aquél su juez natural, la competencia se
torna en privativa, sin que el funcionario judicial pueda a su iniciativa
eliminarla o variarla, a menos que el demandado fundadamente la
1
Auto 056 de 1994, citado en providencia de 17 de julio de 2009, exp. 2009-00972-00.
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objete mediante los mecanismos legales que sean procedentes”.2

En ese orden, es necesario reparar en que la


ejecutante acudió ante el fallador de la municipalidad de
Cota, y no presentó su libelo para que fuera repartido entre
los juzgadores civiles municipales que ejercen jurisdicción en
Bogotá, a pesar de que señaló que allí se encontraba
domiciliada su contraparte.

Tal proceder es fruto de la escogencia que hizo la


arrendadora, pues el municipio cundinamarqués citado,
corresponde al territorio en el que se materializa el fuero
contractual, toda vez que en los términos de los artículos
1996 a 2006 del Código Civil, relativos a las obligaciones del
arrendatario, éstas en su mayoría estaban destinadas a
satisfacerse en ese lugar.

En efecto, aunque respecto del pago de la renta,


los extremos de la relación convencional consintieron en que
se haría efectivo mediante “consignaciones en la cuenta de
ahorros No. … de Bancolombia a nombre de MARINA
RODRIGUEZ CUESTA” [Folio 2, C. 1], está claro que el uso de
la cosa de conformidad con las estipulaciones o espíritu del
acuerdo de voluntades (art. 1996); la conservación del bien
arrendado (art. 1997), la realización de las reparaciones
locativas que se hicieren necesarias (art. 1998), y la
restitución de la cosa objeto del arrendamiento a la
2
Autos de 20 de febrero de 2004, exp. 2004-00007-01; 13 de septiembre de 2004,
exp. 2004-00917-01; 31 de mayo de 2006, exp. 2006-00603-00 y 22 de junio de 2012,
exp. 2011-00401-00, entre otros.
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terminación del mismo (art. 2005), son obligaciones que


necesariamente habían de atenderse en el sitio donde se
ubica el inmueble arrendado, en el que inicialmente fue
sometida la controversia al conocimiento de la jurisdicción.

Se colige, entonces, que la decisión de la actora


de optar por el juez con sede en el lugar de cumplimiento de
lo pactado en la referida convención, resultaba vinculante
para la funcionaria judicial que recibió la demanda en un
comienzo y se rehusó a darle el trámite legal, porque la
selección realizada tuvo el efecto de radicar en ella, de modo
privativo, la competencia territorial.

4. En armonía con lo consignado, el expediente


se enviará al despacho que inicialmente recibió la demanda,
por ser el competente para tramitarlo, de lo cual se dará aviso
a la otra autoridad judicial con la que se suscitó el conflicto
materia de este pronunciamiento.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil, RESUELVE:

PRIMERO. Declarar que el Juzgado Promiscuo


Municipal de Cota (Cundinamarca) es el competente para
conocer la ejecución promovida por Marina Rodríguez Cuesta
contra Lucila y Mauricio Parra Rodríguez.

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SEGUNDO. Remitir el expediente a ese despacho


judicial para que le dé el trámite que corresponda a la
demanda.

TERCERO. Comunicar esta decisión al Juzgado


Veintidós Civil Municipal de Bogotá.

Notifíquese y cúmplase,

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ


Magistrado

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