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ÉL NOS DIO HISTORIAS

Guía Bíblica para Estudiantes

para Interpretar las Narraciones del Antiguo Testamento


Índice
PREFACIO ............................................................................................................................. i
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 1
PARTE I .............................................................................................................................. 20
ORIENTACIÓN PARA LA PREPARACIÓN ......................................................................... 24
LA INFLUENCIA DE LA VIDA CRISTIANA ......................................................................... 46
LA INLFUENCIA DE LA INTERACCIÓN ............................................................................. 70
LA INFLUENCIA DE LA EXÉGESIS .................................................................................... 93
PARTE II ........................................................................................................................... 113
ORIENTACIÓN HACIA LA INVESTIGACIÓN .................................................................... 116
PERSONAJES EN LAS HISTORIAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO .................................... 138
DESCRIPCIÓN DE LA ESCENA ....................................................................................... 162
LA ESTRUCTURA DE EPISODIOS INDIVIDUALES ........................................................... 190
ESTRUCTURAS DE LA NARRATIVA MÁS AMPLIA .......................................................... 216
LOS ESCRITORES Y SUS AUDIENCIAS............................................................................ 243
DESCRIBIENDO LAS INTENCIONES DE UN ESCRITOR ................................................... 268
PANORAMA DE LA NARRACIONES DEL ANTIGUO TESTAMENTO ................................ 295
PARTE III .......................................................................................................................... 323
ORIENTACIÓN PARA LA APLICACIÓN ........................................................................... 326
DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN .............................................................................. 352
DE CULTURA A CULTURA ............................................................................................. 379
DE GENTE A GENTE ...................................................................................................... 402
i

PREFACIO

Cuando mi esposa y yo decidimos que yo debía proseguir un grado avanzado en


estudios teológicos, tuvimos una difícil elección. Mi interés personal y preparación
académica era en filosofía de la religión. Pero nos convencimos de que muchos de los
problemas serios de la Iglesia provienen de la falta de atención al Antiguo Testamento. Con
esa convicción nos comprometimos a dedicar nuestras vidas a ayudar al pueblo de Dios a
entender y aplicar el Antiguo Testamento. Él nos dio historias es un paso hacia alcanzar
nuestra meta.

Este libro se concentra en la interpretación de las narraciones del Antiguo


Testamento. Muchos libros sobresalientes acerca de la interpretación bíblica han aparecido
en años recientes. ¿Por qué otro más?

Primero, este libro no es un estudio académico. Algunos de los mejores libros acerca
de la interpretación bíblica son demasiado técnicos como para ser usados ampliamente. La
audiencia a la que me dirijo son los laicos motivados, y principiantes en estudios teológicos.
He asumido que los lectores tienen muy poco conocimiento del Antiguo Testamento, la
teología y la interpretación. También he evitado muchas complejidades por el bien de los
lectores inexpertos. En su mayoría, los asuntos técnicos son tratados en las notas al margen.

Segundo, este libro trata específicamente con las narraciones del Antiguo
Testamento. Muchas guías para entender las Escrituras consideran toda la Biblia en
términos generales y descuidan el reto singular que presentan las historias del Antiguo
Testamento. Muchas de las perspectivas de este libro tienen implicaciones para toda
interpretación bíblica, pero me he concentrado en las características especiales de las
historias del Antiguo Testamento.

Tercero, este libro está cimentado en la teología protestante ortodoxa. Hasta donde
tengo entendido, los puntos de vista presentados en este estudio son totalmente consistentes
con las creencias teológicas evangélicas. Además, las formulaciones doctrinales de la
tradición protestante con frecuencia guían la discusión. En años recientes ha aumentado mi
preocupación de que los eruditos evangélicos a menudo dejan de integrar la Teología
Sistemática tradicional con sus investigaciones bíblicas. En reacción a esta tendencia, a
ii

menudo hago referencia a confesiones, credos, catecismos, y obras teológicas


representativas del pasado y del presente.

Cuarto, este libro trata del uso práctico de las narraciones del Antiguo Testamento
en la iglesia. Los líderes eclesiásticos tienen la responsabilidad de enseñar todo el consejo
de Dios. Desafortunadamente, raras veces tienen la preparación para analizar, explicar y
aplicar las narraciones del Antiguo Testamento a la iglesia. A fin de satisfacer esta
necesidad, este libro propone guías prácticas para preparar, investigar y aplicar las historias
del Antiguo Testamento al mundo moderno.

Este estudio es poco más que una introducción a la interpretación del Antiguo
Testamento. Incontables asuntos son dejados para que el lector estudie por su cuenta. Los
capítulos siguientes representan el resultado de mi propia lucha con la interpretación del
Antiguo Testamento. Esta lucha ha sido una búsqueda académica extenuante en la década
pasada. Pero más que eso, ha sido una búsqueda espiritual desde que conocí la misericordia
de Dios en Cristo y me percaté de que Él nos dio historias.

Richard L. Pratt, Jr.

Seminario Teológico Reformado

Orlando, Florida

31 de diciembre de 1989
1

INTRODUCCIÓN

TRES PROCESOS DE INTERPRETACIÓN

PREPARACIÓN APLICACIÓN

Espíritu Santo Mundo Antiguo


A través
Sin Puente
Más allá Hermenéutico
Contra

Estudio humano Mundo Moderno

INVESTIGACIÓN

Escritor
Inspiración orgánica
Documento
Lenguaje convencional
Audiencia
Acomodación a las
necesidades

Fig. 1. Tres procesos de interpretación


2

Hace varios años tuve la oportunidad de trabajar en un proyecto arqueológico. Por


meses, mi profesor había estado desenterrando vestigios y utensilios arqueológicos, los
cuales meticulosamente catalogó y envió a los Estados Unidos. Después de casi un año, los
empaques llegaron al museo, donde otros estudiantes y yo ayudamos a unir las piezas para
formar los artefactos.

Muchas cosas tuvieron que hacerse para que la excavación fuera un éxito. El equipo
se preparó bien de antemano para la excavación y planeó todo hasta el último detalle. Pero
el trabajo duro apenas había comenzado. La cuadrilla trabajó por semanas bajo el sol
caliente, excavando a través de lodo y arena, teniendo cuidado de no pasar por alto el objeto
más pequeño. La excavación en sí misma fue ardua, pero traer a casa los artefactos resultó
ser igualmente difícil. Oficiales gubernamentales tuvieron que inspeccionar todos los
empaques, y las compañías de envío no eran muy confiables.

Una lección fue clara para todos nosotros, los aspirantes a arqueólogos: para tener
una excavación exitosa, debes prepararte cuidadosamente, trabajar arduamente en el
yacimiento de excavación, y traer tus descubrimientos de vuelta a casa. Si descuidas alguno
de estos pasos, el proyecto no estará completo.

En este libro vamos a excavar en los textos de las narraciones del Antiguo
Testamento. Vamos a hacer preparativos para nuestro trabajo, investigaremos el mundo del
Antiguo Testamento, y aplicaremos nuestros descubrimientos a la vida moderna. Si
descuidamos alguno de estos pasos, nuestro trabajo con las narraciones del Antiguo
Testamento no llegará a completarse.

Para realizar estos procesos, debemos dar atención a la hermenéutica, el estudio de


todo lo implicado en la interpretación de la Biblia. Hablaremos de tres facetas principales
en la interpretación de las historias del Antiguo Testamento: preparación, investigación y
aplicación (ver figura 1). Estos procesos no están totalmente separados: dependen uno del
otro en innumerables maneras. Sin embargo, cada uno es esencial para entender las
narraciones del Antiguo Testamento. En este capítulo nos referiremos a varios asuntos
preliminares en cada área.

Preparación

El primer proceso hermenéutico es la preparación: estar listos para interpretar las


narraciones del Antiguo Testamento. Varios elementos vienen a primer plano al acercamos
3

a este asunto, pero el fundamento para cualquier discusión es un entendimiento apropiado


de la relación existente entre el estudio humano y el Espíritu Santo.

Tengo un amigo que construyó su propia cabaña en las montañas de Vermont.


Esperando terminar la construcción durante dos semanas de vacaciones, empacó en su
camioneta tornos, sierras eléctricas, taladros y una gran variedad de otras herramientas. Sin
embargo, cuando llegó a su propiedad, mi amigo descubrió que no había electricidad. Sin
energía eléctrica no podía trabajar; sus herramientas maravillosas de nada le servían, por lo
tanto, pasó el tiempo pescando.

Al prepararnos para leer las historias del Antiguo Testamento, debemos darnos
cuenta de que tanto las herramientas como la energía son necesarias para interpretar estos
textos. A menos que tengamos la energía, todas nuestras herramientas son inútiles. De la
misma manera, la energía es de poca utilidad sin herramientas.

¿Cuáles son las herramientas de la hermenéutica? ¿Cuál es la «energía»? Nuestras


herramientas hermenéuticas son el vasto conjunto de habilidades y conocimientos humanos
que traemos a la interpretación. La «energía» hermenéutica es el trabajo de nuestro Maestro
Divino, el Espíritu Santo. Tristemente, a menudo olvidamos que necesitamos tanto de las
herramientas humanas como del poder divino para interpretar las historias del Antiguo
Testamento. En lugar de esto, nos apoyamos mucho en uno u otro.

Énfasis excesivo en el Espíritu

Comúnmente, los laicos hacen énfasis en el ministerio del Espíritu Santo y descuidan
el estudio cuidadoso. A menudo ellos apelan a las palabras de Pablo: «Nadie conoció las
cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios» (1 Corintios 2:11). Puesto que el Espíritu es nuestro
Maestro, estos creyentes se preparan a sí mismos buscando únicamente la dirección
espiritual.

Recuerdo una ocasión en la que hablé con un amigo que había dado una lección de
la historia de la escalera de Jacob (Génesis 28:10-22). La mayoría de sus comentarios eran
útiles, pero en un momento dado dijo que la escalera de Jacob representaba «la manera en
que nosotros llegamos a Dios a través de nuestra diligencia». Momentos después le sugerí
que una lectura más cuidadosa no le hubiera dirigido a esa conclusión. «La escalera era un
símbolo de la gracia de Dios», le comenté. «Los ángeles, y no Jacob, iban y venían por la
escalera». La diferencia me parecía obvia, así que me sorprendió mucho su desacuerdo.
4

«No», él insistió. «El Espíritu Santo me dijo que esto es lo que significa, y eso es
suficiente para mí». Ninguna discusión u observación exegética hubiera podido moverlo
de su posición. Él había rechazado el estudio cuidadoso por lo que él pensaba que era
iluminación espiritual.

No todos llegan hasta este extremo, pero muchos laicos ven muy poca necesidad de
un estudio académico de la Biblia. «La comprensión de la Escritura es un asunto espiritual»,
ellos dicen. «Si dependemos del Espíritu, no necesitamos estudio formal». ¿Qué causa que
los cristianos tengan esta perspectiva? ¿Por qué dan la espalda a la preparación rigurosa
para la interpretación? En gran parte esta tendencia se debe a un entendimiento equivocado
de la obra del Espíritu con respecto a la inspiración y la iluminación.

Inspiración. Muchos cristianos piensan que la inspiración de la Escritura elimina la


necesidad del estudio humano. El Espíritu es el autor de la revelación (Isaías 6:1-4) y es la
fuente de la inspiración (1 Corintios 2:9-10; 2 Timoteo 3:16). En Su sabiduría, el Espíritu
Santo inspiró las narraciones del Antiguo Testamento de tal manera que muchos asuntos
pueden ser comprendidos a través de una lectura simple; son accesibles para «el entendido
y el aprendiz». El mensaje central de salvación es fácilmente discernible: podemos
entenderlo sin mucho esfuerzo. La claridad se extiende a otras enseñanzas también. Por
ejemplo, es obvio que Saúl odiaba a David (1 Samuel 18:7-12), y que Rut amaba a Noemí
(Rut 1:8-18).

Considerando solamente este aspecto de la inspiración, podríamos pensar que el


estudio riguroso de la Biblia no es necesario. Pero el Espíritu también tuvo la intención de
que las Escrituras requirieran un examen cuidadoso. Jesús hablaba intencionalmente en
parábolas oscuras (Mateo 13:10-13), y Pedro comentó que muchas de las cosas escritas por
Pablo eran «difíciles de entender» (2 Pedro 3:15-16). De la misma manera, muchas partes
de las narraciones del Antiguo Testamento no son fáciles de entender. ¿Por qué las parteras
israelitas fueron bendecidas cuando le mintieron al Faraón (Éxodo 1:15-21)? ¿Cómo
reconciliamos los relatos de la creación registrados en el primer y segundo capítulos de
Génesis? ¿Cómo debemos relacionar los textos paralelos en Reyes y Crónicas? La lista
sigue y sigue. Mientras más leemos las historias del Antiguo Testamento, es más evidente
que «no todas las cosas en la Escritura son igualmente claras».

Las dificultades que el Espíritu colocó en la Escritura revelan la necesidad del


estudio formal. A pesar de la claridad de muchos asuntos en la Biblia, al Espíritu le
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complació formar porciones del mensaje bíblico de tal manera que nos inciten a la
investigación rigurosa.

Iluminación. Algunos creyentes también rechazan el estudio humano porque


entienden equivocadamente la iluminación del Espíritu. A la par de la inspiración objetiva
de la Escritura, el Espíritu nos da la iluminación subjetiva de tal manera que podamos
entender lo que ha sido escrito. Sin Su ministerio estaríamos en ignorancia y oscuridad.
Esta obra del Espíritu es vital para la hermenéutica también. Como John Owen nos
recuerda:

La principal causa eficiente del debido conocimiento y entendimiento de la voluntad de


Dios en la Escritura (…) es solamente el Espíritu Santo de Dios, porque hay una obra
especial del Espíritu de Dios sobre la mente del hombre, comunicándole sabiduría
espiritual, luz y entendimiento, necesarios para el correcto entendimiento y aprehensión
de la mente de Dios en su Palabra (énfasis añadido).

En una palabra: el Espíritu ilumina nuestras mentes para que podamos aprender y
apropiarnos de la Escritura (Romanos 8:14-17; 1 Corintios 2:10-16; 1 Tesalonicenses 1:5;
2:13; 1 Juan 2:27; 5:7-9). Sin su iluminación nuestros esfuerzos interpretativos son vanos.

Pero la iluminación no elimina la necesidad del estudio humano. El Espíritu Santo


no es un Deus ex machina hermenéutico, que resuelve todos nuestros problemas de
interpretación. Él no nos concede entendimiento completo milagrosamente, eliminando así
la necesidad de investigación cuidadosa. Por el contrario, la iluminación varía de persona
a persona, de grupo a grupo, y de época a época. Nosotros somos seres humanos finitos y
pecadores que siempre tienen más qué aprender.

En resumen, debemos depender del Espíritu, quien inspiró las narraciones del
Antiguo Testamento y quien ilumina nuestras mentes. Pero, de todas maneras, la
inspiración e iluminación del Espíritu aún requieren extenso esfuerzo humano en la
interpretación.

Énfasis excesivo en el estudio

Mientras los laicos a menudo rechazan el estudio serio, los eruditos bíblicos tienden
a cifrar sus esperanzas primariamente en el esfuerzo humano. Muchos de ellos basan su
punto de vista en las palabras de Pablo a Timoteo: «Procura con diligencia presentarte a
Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de
6

verdad» (2 Timoteo 2:15). En esta perspectiva, la preparación se reduce a adquirir un


arsenal de conocimiento y habilidades exegéticas. De hecho, los esfuerzos humanos
suplantan la búsqueda de la ayuda del Espíritu.

Los eruditos críticos tratan típicamente la interpretación como si fuera un asunto


meramente humano. El entendimiento correcto depende de la investigación académica, no
del Espíritu Santo. Los laicos ingenuos, se nos dice, sencillamente no pueden entender
apropiadamente la Biblia. Un «sacerdocio» de intelectuales gobierna la hermenéutica
crítica. Con raras excepciones, este «ethos» de expertos excluye la atención consciente al
Espíritu Santo.

Esta perspectiva es también evidente entre los eruditos evangélicos, quienes dan un
lugar al ministerio personal del Espíritu en su Teología, pero que raras veces aplican
consistentemente estas convicciones a la interpretación. El grado de este rechazo es
ilustrado por la escasez de escritos sobre el Espíritu Santo en la hermenéutica. En ocasiones,
las obras antiguas se enfocan un poco en el Espíritu, pero la mayoría de los estudios
evangélicos modernos dicen muy poco de Él. Hasta donde conozco, el trabajo más reciente
de tamaño substancial referente a esta materia fue escrito hace trescientos años por John
Owen (1616-1683).

Los resultados de rechazar al Espíritu aparecen a nuestro alrededor. No importa qué


digamos en teoría: en la práctica, los evangélicos a menudo tratan la preparación
hermenéutica primariamente como un asunto de adquisición de conocimiento y
habilidades. Nuestra esperanza de entender reposa más en nuestras habilidades que en el
ministerio personal del Espíritu Santo.

¿Por qué rechazamos al Espíritu de esta manera? A menudo los esfuerzos humanos
son enfatizados en exceso porque asumimos que el Espíritu siempre nos enseña a través del
estudio riguroso. A. Thiselton refleja esta convicción cuando concluye: «Puede decirse que
el Espíritu Santo obra a través del entendimiento humano, y no usualmente, si es que alguna
vez, a través de procesos que se desvían de las consideraciones discutidas bajo el
encabezado de la hermenéutica (…)» Este punto de vista es verdadero hasta cierta medida,
pero pone demasiada importancia en una de las maneras en las que el Espíritu enseña a su
pueblo.
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Usualmente, el Espíritu Santo obra a través del estudio humano, así que debemos
apoyarnos en gran medida en nuestros esfuerzos. Pero el Espíritu también obra sin, más
allá y en contra de nuestros esfuerzos interpretativos.

Sin. Todos hemos experimentado ocasiones en la que el Espíritu nos concedió


iluminación sobre un pasaje, sin estudio formal o reflexión rigurosa. A menudo las
aportaciones de intérpretes inexpertos son más significativas que aquellas derivadas del
estudio académico. ¿Por qué? Porque el Espíritu a veces enseña sin los medios terrenales
de la investigación académica.

Más allá. El entendimiento también va más allá de los esfuerzos humanos. Los
pastores experimentan esta obra del Espíritu en sus ministerios tan ocupados. A menudo se
ven presionados por el tiempo e imposibilitados de estudiar tanto como desearían. En
ocasiones, sin embargo, sus sermones escasamente preparados tienen más profundidad que
aquellos bien preparados. ¿Por qué? Sus esfuerzos insuficientes son remplazados por la
obra del Espíritu. Esta bendición no debe ser usada como una excusa para descuidar el
estudio, pero es reconfortante saber que el Espíritu nos da entendimiento más allá de lo que
obtenemos a través nuestra investigación personal.

En contra. El Espíritu Santo también obra en contra de nosotros, dando


entendimiento a nuestras mentes a pesar de nosotros mismos. Frecuentemente, creyentes
bien intencionados van a la Escritura para respaldar sus preconcepciones erróneas. Las
tendencias nublan nuestras mentes e impiden el entendimiento preciso. De vez en cuando,
el Espíritu Santo obra en contra de estas tendencias y nos concede entendimiento verdadero,
a pesar de nuestras distorsiones de la verdad. De muchas maneras diferentes, el Espíritu
obra en contra de nuestros esfuerzos para enseñarnos lo que Él ha revelado en la Escritura.

En los capítulos que siguen examinaremos más profundamente la relación entre el


estudio humano y el Espíritu Santo. Por ahora, debemos simplemente reconocer que la
preparación para interpretar las narraciones del Antiguo Testamento incluye tanto esfuerzo
humano como divino. Nosotros vemos al Espíritu Santo como la «energía» o el poder que
nos habilita para interpretar, y vemos las habilidades hermenéuticas como las herramientas
de nuestro trabajo. En la medida en que recordemos estos dos elementos, estaremos mejor
preparados para interpretar las narraciones del Antiguo Testamento.
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Investigación

Como el arqueólogo va al yacimiento de interés a excavar, así también nosotros


debemos retroceder en el tiempo al lejano mundo del Antiguo Testamento e investigar las
narraciones en su contexto histórico. ¿Qué asuntos importantes están incluidos en el
retroceder al escenario original de las historias? ¿Es necesario este viaje en el tiempo? Para
responder estas preguntas, examinaremos dos temas: la investigación histórico-gramatical
y la importancia de la investigación histórica.

Investigación histórico-gramatical

«¡Mira este anuncio!», llamé a mi esposa. «Es justamente lo que habíamos estado
buscando y está en oferta mañana». Mi esposa con ahínco tomó el periódico para verlo ella
misma. «Y también está a un buen precio», agregó. Pero su sonrisa rápidamente se disipó.
«No podemos comprarlo», dijo al mismo tiempo en que apuntaba hacia la parte superior de
la página. «¡Este periódico es de la semana pasada!».

Para entender cualquier material escrito, tenemos que mirar las palabras en la página,
pero también debemos considerar la época en que fueron escritas las palabras. Estamos
tratando no sólo con gramática, sino también con historia. Desafortunadamente, los
evangélicos a menudo olvidan aplicar este principio al leer las historias del Antiguo
Testamento. Leemos estos textos como si nos cayeran del cielo directamente a nuestras
manos. ¿Qué diferencia hace para la mayoría de nosotros el que Moisés haya escrito el
Génesis? ¿Nos importa acaso que el libro de Reyes haya sido compilado después de la
división del Reino? ¿Qué importancia tiene que el libro de Reyes se haya escrito durante el
exilio; y Crónicas, después de él? A menudo, ni siquiera conocemos estos hechos y mucho
menos los incorporamos en nuestras interpretaciones. «Después de todo», decimos,
«estamos interesados en lo que estas historias significan para nosotros en la actualidad y no
en lo que significaron para la gente hace mucho tiempo».

En reacción a esta perspectiva, la hermenéutica académica tradicionalmente ha dado


énfasis en el escenario histórico de la Biblia. La enseñanza formal ha estado orientada hacia
el aprendizaje de lenguas antiguas, historia, costumbres y creencias religiosas. Esta
orientación puede verse en el resumen de L. Berkhof acerca del propósito de la
hermenéutica:

La hermenéutica se estudia usualmente con una perspectiva de la interpretación de las


producciones literarias del pasado. Su tarea especial es señalar la manera en la que las
9

diferencias o la distancia entre un autor y sus lectores puedan ser eliminadas. Esta nos
enseña que esto sólo puede llegar a realizarse cuando el lector se transporta a sí mismo a la
época y al espíritu del autor.

Comúnmente, los evangélicos suelen llamar a esta perspectiva hermenéutica


«método histórico-gramatical».

Los elementos básicos de la investigación histórico-gramatical se derivan del


rechazo de los reformadores hacia la interpretación alegórica en la iglesia medieval. La
relación entre el proceso de interpretación de los protestantes y la iglesia medieval es muy
compleja, pero la exégesis protestante temprana dio pasos significativos hacia un énfasis
en la investigación histórica y gramatical de la Biblia. Este cambio estuvo profundamente
influenciado por los estudios del Renacimiento sobre los textos clásicos en griego y latín
recientemente descubiertos. A medida que las técnicas para interpretar estos textos clásicos
se desarrollaron, los eruditos empezaron a rechazar los métodos alegóricos en favor de
meticulosos métodos filológicos e históricos.

El término «histórico-gramatical» apareció por primera vez en la edición de 1788


del tratado de interpretación escrito por K. A. G. Keil. El enfoque hermenéutico de Keil se
deriva directamente de la influencia de su maestro J. A. Ernesti (1701-1781). Ernesti, a su
vez, fue fuertemente influenciado por Hugo Grocio (1583-1645), quien era versado en
estudios clásicos del Renacimiento. Los estudios de estos hombres reflejaban la creciente
convicción entre los teólogos ortodoxos de que la Biblia debía ser leída como un documento
de la antigüedad. Como Ernesti lo explica: «La Escritura debe ser investigada por medio
de las mismas reglas aplicadas a otros libros».

El método resultante tenía básicamente dos aspectos. Como sugiere el término


«histórico-gramatical», la gramática y la historia eran centrales. Los intérpretes
examinaban las palabras y expresiones, y exploraban las circunstancias históricas en las
cuales el texto había sido escrito, especialmente, el trasfondo y los propósitos del autor.

A través de los siglos esta orientación histórica ha experimentado un número


sustancial de cambios. Comúnmente diferenciamos entre la exégesis histórico-crítica y la
exégesis histórico-gramatical, por ser esta última más conservadora. La primera se basa en
supuestos derivados de la Ilustración que establecen la superioridad de la razón humana
sobre la Biblia. La segunda mantiene la creencia en la autoridad de la Escritura. Aun cuando
estas perspectivas son diferentes, ambas ven a la gramática y a la historia como la clave
para desentrañar el significado de un pasaje.
10

La importancia de la investigación histórica

Al empezar nuestro estudio de las narraciones del Antiguo Testamento, la


orientación histórica de la hermenéutica académica nos hace formular una pregunta vital.
¿Por qué es necesario ir al escenario original para interpretar apropiadamente estos textos?
Tres columnas sostienen la importancia del contexto histórico de las historias del Antiguo
Testamento: el carácter convencional del lenguaje bíblico, la inspiración orgánica a través
de los escritores bíblicos, y la acomodación a la audiencia bíblica.

El carácter convencional del lenguaje bíblico. ¿Qué es lo que permite que dos
personas puedan comunicarse para entenderse mutuamente? En gran parte, la
comunicación exitosa depende de compartir ciertos convencionalismos: ciertos símbolos,
gestos y expresiones que tengan un significado específico. Si no estamos de acuerdo hasta
cierto punto en cuanto al significado de estas señales, sencillamente no podemos
comunicarnos.

Por ejemplo, la palabra «casa» generalmente significa «vivienda» en español. Pero


los que hablan inglés tienen un convencionalismo diferente: «house». En otros idiomas
conceptos similares son expresados por medio de las palabras «maison» y «Haus». No hay
nada inherente a estas expresiones que las hagan significar forzosamente «vivienda»; los
significados de estas palabras fueron establecidos por la gente que habla cada idioma. Los
convencionalismos lingüísticos cambian de nación a nación, de grupo a grupo y de época
a época, pero la habilidad de comunicarse se basa en estos convencionalismos culturales.

Esto no es diferente en el lenguaje de las narraciones del Antiguo Testamento. Desde


palabras individuales a estilos literarios generales, todo es fundamentalmente
convencionalismo. Los supuestos que los escritores bíblicos compartieron con su audiencia
se convierten en señalamientos que nos dirigen hacia el significado de sus escritos. Si
desconociéramos estas condiciones históricas, no podríamos siquiera traducir la Biblia;
mucho menos interpretarla. El carácter convencional del lenguaje bíblico nos impulsa a
explorar el lejano mundo de las historias del Antiguo Testamento.

La inspiración orgánica a través de los escritores bíblicos. Pero, ¿no fue la Biblia
inspirada por Dios y, por lo tanto, está libre de estas influencias culturales? Esta pregunta
nos lleva a la segunda razón por la que debemos dar atención al mundo antiguo de la Biblia:
la doctrina de la inspiración orgánica, que dice que Dios obró a través de la personalidad e
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intenciones de los escritores humanos cuando El inspiró la Escritura. B.B. Warfield


describe la doctrina en estas palabras:

Estos libros [de la Escritura] no fueron producidos súbitamente, por medio de algún acto
milagroso, traídos ya listos desde el cielo; sino como todos los otros productos del tiempo,
son el resultado final de muchos procesos que colaboraron a través de largos períodos (…)
Hay que considerar la preparación de los hombres para escribir: una preparación física,
intelectual, espiritual; la que debió acompañarles a través de toda su vida, y ciertamente,
debió haber iniciado con sus antepasados; y el efecto de la cual fue traer a los hombres
correctos a los lugares correctos en las épocas correctas, con las correctas características,
impulsos, costumbres, para escribir justamente los libros para los cuales ellos habían sido
diseñados.

Como Warfield señala, Dios ordenó cada detalle de la historia, de tal modo que las
Escrituras pudieran venir a través de los autores humanos que habían sido perfectamente
diseñados para escribirlas. De esta manera, sus personalidades, perspectivas e intenciones
no fueron evadidas, sino que fueron utilizadas por el Espíritu Santo para formar el texto
bíblico.

La característica orgánica de la inspiración explica muchas peculiaridades del


Antiguo Testamento. Por ejemplo, en el libro de Reyes, Manasés es un acérrimo malhechor
que finalmente sella el destino de Judá (2 Reyes 21:10-16). En Crónicas, sin embargo, él
es modelo de arrepentimiento y restauración (2 Crónicas 33:10-17). Estas variaciones no
son contradictorias; simplemente son el resultado de la diferencia de propósitos de cada
escritor. El escritor de Reyes escribió durante el exilio y se enfocó en el pecado de Manasés
para explicar por qué Judá había sido llevada a Babilonia (2 Reyes 21:12-17). El cronista
escribió después del regreso del exilio, para demostrar la importancia del arrepentimiento
y la oración en la completa restauración de la comunidad post-exílica.

La perspectiva orgánica de la inspiración nos da otro motivo para poner atención en


los escenarios originales de las historias del Antiguo Testamento. La revelación bíblica
vino al hombre a través de autores humanos cuyas circunstancias, intereses e intenciones
le dieron a cada historia su forma y contenido particular. Si fallamos en regresar al escenario
histórico original, nos estaremos privando de un entendimiento apropiado.

La acomodación a la audiencia bíblica. El explorar el mundo del pasado también


se justifica por la acomodación de la revelación a las audiencias de la antigüedad. La
doctrina de la acomodación ha sido una creencia duradera entre los protestantes. Esta
12

doctrina enseña que Dios se reveló a sí mismo hablando a Su pueblo de maneras que ellos
pudieran entender. La forma de muchos de los textos del Antiguo Testamento ilustra la
acomodación. El libro de Deuteronomio, por ejemplo, se asemeja a los tratados del Antiguo
Cercano Oriente que eran bien conocidos por la gente de aquellos días. Si Dios hubiera
dado a Israel esta revelación en la forma de un contrato comercial moderno o en un disco
de computadora, ésta no hubiera revelado nada; hubiera sido irrelevante.

Algunos libros del Antiguo Testamento se enfocaron más que otros en audiencias
específicas. Reyes fue escrito para una situación original específica, y nosotros debemos
reconocer esta acomodación si es que queremos entender este libro. Sin embargo, el libro
de Job, que trata del perpetuo asunto del mal y el sufrimiento, parece estar dirigido para
una audiencia más general.

Todos los libros de la Escritura se acomodaron a sus destinatarios originales en cierto


grado. Podemos entender con mayor amplitud estos libros a medida que estemos
conscientes del mundo antiguo de aquellos para quienes el libro fue escrito.

Como hemos visto, la exégesis histórico-gramatical orienta la interpretación hacia


el contexto histórico original. Esta orientación es esencial debido al lenguaje convencional
del documento, a la inspiración orgánica y a la acomodación a la audiencia original. Mas
adelante, exploraremos estos asuntos en mayor detalle. Hasta este punto, simplemente
debemos notar que mientras más aprendamos a cerca del documento, del escritor y de la
audiencia, mejor equipados estaremos para investigar las narraciones del Antiguo
Testamento.

Aplicación

El tercer interés principal de nuestro estudio es la aplicación de las narraciones del


Antiguo Testamento. En este aspecto de la interpretación, estamos interesados en cómo los
pasajes afectan a la gente en la actualidad. Estamos regresando de excavar en el mundo
antiguo y traemos nuestros descubrimientos de regreso a la vida moderna. Para presentar
este proceso hermenéutico, consideraremos el desafío de la aplicación, los obstáculos de
la aplicación, y la relevancia y distancia en la aplicación.

El desafío de la aplicación

Cuando era niño, estaba fascinado con La máquina del tiempo de H. G. Wells.
¿Cómo sería viajar en el tiempo hacia el pasado? ¿Cuán diferentes serían las cosas? A la
13

par de esta fascinación tenía un constante temor. ¿Qué pasaría si no pudiera regresar a mi
propia época? ¿Me gustaría quedarme el resto de mi vida atrapado en el pasado?

De muchas maneras, estas son preguntas que debemos formularnos cuando estamos
interpretando narraciones del Antiguo Testamento. Puede ser fascinante ir al tiempo del
mundo antiguo de estas historias; pero ¿de qué nos es provechoso, si no regresamos a
nuestra propia época? Debemos proponernos regresar al mundo moderno y aplicar lo que
hayamos aprendido.

A simple vista nos parecería que los evangélicos se enfocan mucho en la aplicación
de la Escritura. Esto es cierto a un nivel informal. Pero los estudios hermenéuticos formales
han estado tan ocupados con el mundo antiguo que dan muy poca atención a la relevancia
de las narraciones del Antiguo Testamento. Algunos intérpretes han mostrado un mínimo
interés en la aplicación; pero la aplicación difícilmente ha ocupado un lugar prominente en
la historia de las discusiones académicas.

Este descuido de la aplicación ha producido serios efectos dañinos. Los estudiantes


de teología a menudo reducen la interpretación a un mero ejercicio académico. El leer las
historias del Antiguo Testamento sin un agudo interés en la influencia transformadora del
Espíritu, puede convertir los textos en simples reliquias de la historia de la antigüedad. Esta
es una enfermedad común entre los estudiantes nuevos de hermenéutica: ellos substituyen
el encuentro personal con Dios por un examen técnico y objetivo.

El ignorar la aplicación también nos dirige a una enseñanza y predicación pobres.


Muchos líderes de iglesia, especialmente seminaristas recién graduados, dedican su tiempo
en el púlpito a exponer los antecedentes históricos del pasaje, estudios de palabras en los
idiomas originales, y resúmenes del significado original. Estos elementos son importantes,
pero con frecuencia la aplicación es enteramente omitida. «Exégesis es lo que mejor hago»,
dicen, «yo dejo al Espíritu Santo la aplicación de la Palabra». El ignorar las aplicaciones
explícitas puede devastar a la iglesia. Las congregaciones son mal alimentadas
espiritualmente y con poca habilidad para ver cómo las historias del Antiguo Testamento
se relacionan con sus vidas. Esta práctica produce la ortodoxia sin vida que ha infestado a
muchas iglesias evangélicas.

En las décadas recientes, los intérpretes evangélicos han desafiado esta orientación
de la hermenéutica académica. Dado desafío ha surgido, principalmente, de las perspectivas
14

hermenéuticas recientes que hacen énfasis en las interconexiones vitales que existen entre
los textos antiguos y los lectores modernos.

Dicha perspectiva ha sido enfatizada con mayor éxito por Hans-Georg Gadamer,
quien siguió de cerca la dirección de Martin Heidegger (1889-1976). Aunque debemos
tener reservas hacia muchos de sus puntos de vista, Gadamer señaló que el entendimiento
de un texto es siempre el encuentro de dos mundos: el mundo antiguo del pasaje y el mundo
contemporáneo del lector. Puesto que la interpretación siempre incluye una interacción
entre el presente y el pasado, ninguno de los dos mundos puede ser relegado sin sesgar, y
aun perder, el entendimiento apropiado del pasaje.

En respuesta a este desafío, los evangélicos han empezado a ver con mayor claridad
que debemos dar atención no sólo al significado original de la Biblia, sino también a la
aplicación al mundo moderno. Varios trabajos evangélicos recientes apuntan en esta
dirección. Entre otros, E. A. Nida, A. B. Mickelsen, H. A. Virkler, y W. Kaiser han
dedicado mucho más espacio al tema de la aplicación que trabajos de mayor antigüedad.
Thiselton también refleja este cambio al resumir el propósito de la hermenéutica. Él dice:
«El propósito de la hermenéutica bíblica es obtener un enlace activo y significativo entre
el intérprete y el texto, de tal manera que el horizonte personal del intérprete sea reformado
y agrandado». En pocas palabras: la dirección contemporánea en la hermenéutica no sólo
lleva al lector al mundo de la Biblia, sino también trae la Biblia al mundo del lector. No
leemos las historias bíblicas meramente para conocer al escritor, al documento y a la
audiencia original; también pretendemos reformar el mundo moderno a la luz de la
Escritura.

Obstáculos para la aplicación

Mientras los intérpretes han empezado a interesarse en la aplicación, un número de


obstáculos nos han estorbado para extender este interés hacia las narraciones del Antiguo
Testamento. Tal vez la dificultad más grande es la aguda sensación de distancia histórica
entre nosotros y las historias del Antiguo Testamento. La pasamos bien en los Evangelios;
nos sentimos a gusto en las epístolas de Nuevo Testamento; inclusive, tenemos familiaridad
con los Salmos y Proverbios. Pero a menudo, las historias del Antiguo Testamento nos
parecen extrañas.

El leer las historias de Antiguo Testamento es como visitar un país extranjero. La


gente habla un idioma diferente y sus costumbres nos dejan confundidos. Las formas
15

literarias de estas historias frecuentemente son extrañas para nosotros. El libro de Ester es
como una novela corta. Pero libros como Samuel y Reyes parecen tener poca coherencia
de acuerdo con los criterios modernos. Además, muchas narraciones del Antiguo
Testamento ofenden nuestras susceptibilidades modernas. ¿Quién, al menos, no titubea
cuando Salomón se deshace de la corte real de sus oponentes políticos? (1 Reyes 2:13-46).
La mayoría de nosotros encuentra difícil de aceptar que Dios mandó la ejecución de niños
y mujeres inocentes (Josué 6:17-24; 8:24-26). Al ver más de cerca muchas de las historias
del Antiguo Testamento, nos sentimos como extranjeros en un país desconocido.

A pesar de estas dificultades, debemos afirmar que las historias del Antiguo
Testamento son relevantes para la Iglesia de hoy. La revelación de Dios fue diseñada para
ser transmitida de generación en generación. Así como Dios le dijo a Abraham acerca de
la destrucción de Sodoma: «Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de
sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová
sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él» (Gen. 18:19; énfasis añadido). En los días
del Antiguo Testamento Dios no se reveló a sí mismo meramente para los primeros oyentes.
El dio Su Palabra para ser declarada a las generaciones futuras. Como leemos en
Deuteronomio 29:29: «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las
reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas
las palabras de esta ley» (énfasis añadido). Desde el punto de vista bíblico, la revelación
tiene importancia multigeneracional.

Los escritores del Antiguo Testamento dependieron sustancialmente de las


aplicaciones contemporáneas a ellos de la revelación previa. El escritor de Reyes aplicó a
su época las perspectivas teológicas de Deuteronomio; Daniel lidió con el significado de
las profecías de Jeremías sobre los setenta años (Jeremías 25:1, 29:10, Daniel 9:2-22); el
cronista se basó extensamente en Samuel y Reyes, y también hizo referencia a Jeremías (2
Crónicas 36:21); Nehemías estuvo profundamente interesado con la relevancia de
Deuteronomio 30 para su ministerio (Nehemías 1:8-9). En todas partes del Antiguo
Testamento, las figuras bíblicas tuvieron más que un simple interés por el pasado al estudiar
la revelación previa. Ellos aplicaron la revelación pasada a sus propias épocas.

Similarmente, el Nuevo Testamento cita porciones del Antiguo Testamento más de


320 veces, y hace referencia a él aún más veces. Esta dependencia en el Antiguo
Testamento ilustra la importancia de la aplicación contemporánea. Jesús basó totalmente
su ministerio en la aplicación de las Escrituras a su época, argumentando tenazmente en
favor de la autoridad y aplicación del Antiguo Testamento. De manera similar, Pablo le
16

informó a Timoteo que las Escrituras del Antiguo Testamento eran para todo creyente:
«Todo la Escritura (…) es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia» (2 Timoteo 3:16). Él también dijo a los cristianos de Roma: «Porque todas las
cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la
paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza» (Romanos 15:4). Tratar
al Antiguo Testamento como si fuera únicamente una reliquia del pasado sin ninguna
importancia para nuestros días, contradice el trato que la misma Biblia le da al Antiguo
Testamento. Debemos esforzarnos por conocer cómo estos textos se relacionan con el
mundo moderno.

Relevancia y distancia en la aplicación

Al interpretar las historias del Antiguo Testamento, debemos recordar siempre que
no estamos escuchando textos dichos directamente a nosotros; estamos alcanzando a oír
historias que fueron contadas primero a otras personas. Este hecho crea una tensión,
llevándonos hacia adelante y hacia atrás entre la relevancia y la distancia de estas historias.

Esta tensión se puede encontrar en las palabras de Pablo en 1 Corintios 10:1-10. En los
primeros versículos de este capítulo, Pablo se refiere a varios episodios ocurridos en el
deambular por el desierto que se encuentran registrados en Éxodo y Números: la
murmuración de Israel en Meriba, sus prácticas sincretistas, la inmoralidad sexual y la plaga
de las serpientes. Después de relatar estos eventos, él agrega: «Y estas cosas les
acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han
alcanzado los fines de los siglos» (1 Corintios 10:11). El comentario de Pablo ilustra la
tensión al aplicar las historias del Antiguo Testamento. Su argumento era que estas historias
eran aplicables a los corintios, pero de una manera indirecta. Pablo afirmó en términos
claros que las historias del Antiguo Testamento eran relevantes para los corintios. «Estas
cosas fueron escritas para nosotros», el insistía. Difícilmente hubiera podido escribir el
asunto con mayor fuerza. Las historias de tragedia en el desierto tenían un mensaje
pertinente para los lectores cristianos que vivían más de mil años después de los
acontecimientos.

Aun así, Pablo aclaró la aplicación de estos textos al referirse a la situación de los
corintios. Estas historias no eran solamente «para nosotros». Él agregó el calificativo «a
quienes han alcanzado los fines de los siglos» (énfasis añadido). Con estas palabras Pablo
reconoció que los corintios no vivían en los días del Antiguo Testamento. Ellos vivían
después de la muerte y resurrección de Cristo. Los corintios estaban en un lugar diferente
17

en la historia de la redención. A pesar de que estas historias eran aplicables, los corintios
debían leerlas no como si fueran los oyentes originales, sino como cristianos viviendo en
la era escatológica. Desde la perspectiva de Pablo, debemos tener presentes tanto la
relevancia como la distancia de las historias del Antiguo Testamento.

Esta tensión entre relevancia y distancia no es siempre muy pronunciada. A un nivel


rudimentario, podría ser que no nos sintiéramos lejos de las historias del Antiguo
Testamento. Cuando leemos que «Israel habitó en Egipto» (Génesis 47: 27a), no nos
sentimos a mucha distancia del escenario original. Si tenemos cierto conocimiento de la
geografía de Egipto y de las condiciones de vida de los tiempos remotos, nuestro
entendimiento es muy similar al de la audiencia original. Además, cuando Moisés le
responde sarcásticamente a Faraón: «Bien has dicho, no volveré a ver tu rostro» (Ex.
10:29), pocos de nosotros tenemos dificultad para entender la intención de estas palabras.
Nos reímos entre dientes como debió haberlo hecho la audiencia original. Aun algunas
perspectivas teológicas se aplican fácilmente a nuestros días. La respuesta de José a sus
hermanos es un buen ejemplo: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó
a bien» (Génesis 50:20). Escuchamos estas palabras de confianza en la providencia divina
de manera similar a como lo hizo la audiencia original.

Pero muchas veces la tensión es inevitable. Las complejidades para aplicar las
historias del Antiguo Testamento llegan a ser más pronunciadas cuando vamos más allá del
nivel básico. Por ejemplo, ¿de qué manera vamos a aplicar a la vida cristiana moderna un
libro como Reyes, que fue escrito para que los exiliados mantuvieran la esperanza del
retorno, mientras que muchos de nosotros nunca hemos estado exiliados? ¿Cómo tomamos
el libro de Deuteronomio, que fue escrito para los israelitas a punto de comenzar la guerra
de conquista de Canaán, y lo aplicamos a cristianos involucrados en la política internacional
moderna? ¿Cómo nos debemos apropiar de la celebración de Israel en el Mar Rojo cuando
nuestra «lucha no es contra carne ni sangre» (Efesios 6:12)? Incluso teniendo la certeza de
que entendemos el significado original, es difícil generalizar ese significado a nuestro
mundo. Sabemos que estas historias tienen algo que enseñarnos; pero también sabemos,
con la misma claridad, que vivimos en un mundo diferente.

La aplicación de las narraciones del Antiguo Testamento incluye la construcción de


puentes de unión entre el mundo antiguo y la actualidad; buscamos atravesar el abismo
existente entre nosotros y la Biblia. Por un lado del abismo histórico, investigamos
cuidadosamente la Escritura. Tratamos de hacer lo mejor posible por entender las historias
del Antiguo Testamento en términos de sus escenarios originales. Por otro lado, estamos
18

conscientes de nuestra propia situación. Estamos enterados de las necesidades y


oportunidades del mundo actual. Algunas veces cruzar el abismo será fácil; en otras, será
extremadamente difícil.

Para tener nuestro proyecto hermenéutico completo, debemos enfocarnos en cómo


se aplican los textos a la actualidad. En los capítulos siguientes veremos algunas maneras
en las que podemos tener éxito al aplicar las narraciones del Antiguo Testamento.

Conclusión

Empezamos este capítulo diciendo que la interpretación de las narraciones del Antiguo
Testamento es como trabajar en una excavación arqueológica. Nos preparamos, trabajamos
en el yacimiento arqueológico, y traemos nuestros descubrimientos a casa. Siguiendo esta
analogía, procederemos en nuestro estudio de las narraciones del Antiguo Testamento en
tres partes generales. En los capítulos del 1 al 4, exploraremos cómo el Espíritu nos prepara
para leer las narraciones del Antiguo Testamento. En los capítulos del 5 al 12,
aprenderemos cómo investigar las historias del Antiguo Testamento en su contexto
original. Finalmente, en los capítulos del 13 al 16, encontraremos maneras para aplicar las
narraciones del Antiguo Testamento a la vida moderna. A medida que vayamos
examinando cada área en detalle, iremos progresando en nuestro entendimiento de las
historias del Antiguo Testamento.

Preguntas de repaso

1. Defina «hermenéutica». ¿Cuáles son los tres procesos hermenéuticos que se


seguirán en este estudio?
2. Discuta la importancia de la dependencia del Espíritu y de los esfuerzos humanos
en la preparación hermenéutica. ¿Cómo son interdependientes estas dos actividades?
3. ¿Por qué la hermenéutica evangélica tradicional ha sido llamada exégesis «histórico-
gramatical»? ¿Por qué es este método crucial para la interpretación responsable?
4. ¿Cómo es que los intérpretes académicos a menudo ignoran la aplicación? ¿Cuáles
son los asuntos básicos incluidos en aplicar las historias del Antiguo Testamento al
mundo moderno?
19

Ejercicios de estudio

1. Examine dos libros de exégesis bíblica. Enliste los elementos que ellos consideran
en la preparación hermenéutica. ¿Está usted de acuerdo con ellos? ¿Cómo podría
expandirse la lista? ¿Por qué?
2. Escriba rápidamente 10 puntos importantes que usted piense se deben estudiar en la
interpretación de la historia de la Torre de Babel (Génesis 11:1-9). Revise su lista y
clasifique los puntos en los siguientes encabezados: Mundo Antiguo y Mundo
Moderno. ¿Qué clasificación tiende usted a enfatizar? ¿Por qué? ¿Cómo podría
balancear sus preguntas con más equilibrio entre el mundo antiguo y el mundo
moderno?
3. Eche un vistazo a tres comentarios de Génesis 12:10-20 y responda las siguientes
preguntas: ¿Están los comentarios interesados primariamente en el mundo antiguo
o en el mundo moderno? ¿Cómo los intereses centrales del intérprete determinan el
tipo de descubrimientos que se harán en el pasaje? ¿Qué clase de preguntas usted
añadiría para ampliar el panorama de la interpretación?
20

PARTE I

PREPARÁNDONOS PARA

LAS NARRACIONES

DEL ANTIGUO TESTAMENTO


21

Fig. 2 Esquema de la Parte I: Preparación


22

SINOPSIS

En la primera parte de nuestro estudio, veremos en mayor detalle el primer proceso


hermenéutico: la preparación para la lectura de las narraciones del Antiguo Testamento
(ver figura 2). El Espíritu Santo nos empodera para interpretar, pero Él utiliza varios medios
para equiparnos. En estos capítulos examinaremos algunas de las formas principales en las
que el Espíritu nos prepara para la interpretación.

En el capítulo uno veremos que la preparación involucra que seamos


autoconscientes de las predisposiciones que traemos a la labor interpretativa. Entender las
narraciones del Antiguo Testamento siempre implica la interacción de nuestros
compromisos, creencias y experiencias con la presentación autoritativa del texto. Venimos
a la Escritura con presuposiciones, pero también venimos listos para escuchar. Hablaremos
de esta interacción entre nosotros y el texto como un modelo Autoridad-Diálogo.

El capítulo dos lidia con la influencia de la vida cristiana individual en el modelo


Autoridad-Diálogo. Nuestra santificación, empoderamiento por medio de dones y nuestro
sentido del llamado, afectan la forma en que interpretamos las historias del Antiguo
Testamento. A medida que el Espíritu obra en estas áreas de nuestras vidas, estamos mejor
equipados para entender como debemos.

El capítulo tres explora la influencia de la interacción en comunidad. La preparación


para la interpretación también implica el aprender de otros. Dentro de la comunidad
cristiana, el Espíritu nos ha dado un sistema de comprobaciones y balances. Queremos
interpretar las narraciones del Antiguo Testamento mientras interactuamos en los niveles
de nuestra herencia cristiana, comunidad actual y juicio privado.

El cuarto capítulo trata de una tercera gran influencia en el modelo Autoridad-


Diálogo: nuestra exégesis de las Escrituras. Veremos que el Espíritu ha guiado a Su pueblo
en acercamiento a las narraciones del Antiguo Testamento de tres maneras básicas.
Nosotros buscamos temas que nos interesen; exploramos los acontecimientos históricos de
los relatos; tratamos los pasajes como obras literarias. A medida que nos volvamos más
familiarizados con los beneficios y limitaciones de estos acercamientos, estaremos
equipado para usarlos en nuestra investigación de la narrativa de Antiguo Testamento.

Esta porción de nuestro estudio es preliminar a otros aspectos de la interpretación,


pero no es menos importante. Las cuestiones cubiertas en esta sección tienen relevancia
23

continua en las discusiones de capítulos posteriores sobre la investigación y aplicación de


las historias del Antiguo Testamento.
24

CAPÍTULO UNO
ORIENTACIÓN PARA LA PREPARACIÓN

¡No esperaba que me llamara! Después de todo, él era el profesor; yo era el


estudiante. «¿Quiere decir que no vino preparado para discutir este material?», el profesor
preguntó. Asentí tímidamente con la cabeza. «En esta escuela esperamos que esté listo para
contribuir al debate en el aula. ¿No espera que yo sea el único que habla, o sí? Mañana
liderará la clase».

Para ser franco, sí esperaba que él fuera el único que hablara. Me gustaba sentarme
en el fondo del aula y tomar notas. Se suponía que las clases eran monólogos del profesor,
no diálogos profesor-alumno. Pero ahora estaba en un verdadero lío; ¡tenía que ser el que
hablara al día siguiente!

Cuando vas a clase, es importante saber quién va a hablar. Esto hace mucha
diferencia en cómo te preparas. Si el maestro va a dar una conferencia, tú vienes a escuchar;
si vas a dirigir la clase, te preparas para hablar. Si vas a estar en un diálogo, es mejor que
estés preparado para hablar y escuchar.

Cuando nos preparamos para interpretar, enfrentamos las mismas cuestiones. ¿Es la
lectura de historias del Antiguo Testamento como una presentación escolar en la que
estamos encargados de todo el discurso? ¿Es como una conferencia en la que simplemente
escuchamos el texto? ¿O es más como una discusión en el aula donde tanto nosotros como
las Escrituras hacemos contribuciones al resultado final? Nuestras respuestas a estas
preguntas afectarán nuestra preparación para leer las historias del Antiguo Testamento.

En los últimos años se han adoptado los tres puntos de vista. Algunos intérpretes
enfatizan la contribución del lector; otros hacen hincapié en el texto; otros tratan de dar un
énfasis más equilibrado. Hablaremos, entonces, de estos acercamientos.
25

Fig. 3: Diferentes orientaciones hacia la preparación

El modelo subjetivo

«La belleza está en el ojo del espectador». Tal vez sí, pero lo que es hermoso para
una persona puede que sea simple, incluso feo, para otra. Un modelo hermenéutico popular
sigue un lema similar: «El significado está en el ojo del espectador». De acuerdo con este
punto de vista, la comprensión de las historias del Antiguo Testamento es en gran medida
subjetiva: el propio punto de vista y la experiencia de vida del intérprete determinan el
significado de la Escritura.

Esta tendencia es especialmente común en entornos informales. Recuerdo haber


visitado una vez una clase de estudio bíblico en la que el líder leyó las Escrituras y preguntó:
«¿Qué significa este pasaje para ti?» Varias observaciones iniciales parecían sencillas, pero
a medida que continuamos, parecía que cada uno tenía una opinión diferente del significado
del pasaje. Con un suspiro de resignación, el líder concluyó: «Bueno, supongo que eso les
demuestra que todos interpretamos la Biblia de la manera que queremos». Eso fue lo más
lejos que pudimos llegar. Clase concluida.
26

A menudo los cristianos leen historias del Antiguo Testamento como si fueran botes
vacíos a la espera de ser llenados de significado. Simplemente vertemos nuestras
convicciones teológicas. Nos encogemos de hombros y admitimos que estos textos pueden
significar casi cualquier cosa que queramos que signifiquen.

Incluso la hermenéutica formal ha caído presa del subjetivismo. Los estudiosos


serios afirman que el texto pone algunos límites a la interpretación. Aun así, muchos
enfoques formales de la hermenéutica encuentran el lugar primario del significado en las
predisposiciones del lector más que en el texto objetivo y autoritativo. En un grado u otro,
la interpretación ha llegado a ser vista como un proceso de lectura en términos de nuestras
perspectivas individuales subjetivas.

Antecedentes filosóficos

El trasfondo filosófico de la subjetividad en la hermenéutica bíblica es complejo.


Muchos aspectos se remontan a los puntos de vista de Immanuel Kant (1724-1804). Kant
se opuso al escepticismo radical de David Hume (1711-1776), quien desafió la suposición
de la Ilustración de que el conocimiento verdadero del mundo podía ser descubierto a través
de la investigación racional. Hume dudaba que el mundo externo estuviera ordenado de
maneras que se correspondieran a las estructuras racionales de la mente humana. Kant no
podía ignorar la cuña que Hume y otros habían interpuesto entre el mundo externo y el
mundo interno de nuestras concepciones mentales. Por lo tanto, Kant postuló que el
conocimiento siempre implica la conceptualización del mundo de acuerdo con las
categorías que la mente humana aporta a la experiencia. Miramos el mundo a través de una
cuadrícula mental. Nuestras mentes operan con ciertas categorías a través de las cuales
entendemos el mundo.

Desde este punto de vista, el conocimiento en sí mismo no implica una simple


aprehensión de la realidad objetiva. No podemos conocer una Ding an sich (cosa en sí
misma); el conocimiento siempre implica una interacción significativa entre las realidades
externas y nuestro procesamiento interno.

Hay al menos algo de verdad en la perspectiva de Kant. Muchos aspectos de la


experiencia ordinaria lo confirman. Por ejemplo, cuando lees esta página, ¿qué ves?
¿Fotones saltando de la página a las varillas y conos de tu retina, lo cual envía impulsos
eléctricos por el nervio óptico al cerebro (aunque eso en sí mismo sería una
conceptualización en la perspectiva de Kant)? ¡Claro que no! Se ven letras, palabras y
27

oraciones. Incluso entiendes algo de los patrones de pensamiento que estoy experimentando
mientras escribo. Como lector, categorizas lo que ves en ciertas reglas lingüísticas que has
adoptado. Es más, su entendimiento de esta página difiere de la de un niño preescolar o de
un adulto iletrado. Sus categorías mentales son diferentes, por lo que su conocimiento de
la página es diferente.

La educación, la cultura, las disposiciones psicológicas e innumerables otros factores


influyen en la forma en que concebimos el mundo. Una medida de subjetividad en el
conocimiento es inevitable.

Estas perspectivas epistemológicas han influido mucho en la interpretación de la


lengua y la literatura. Basándose en Kant, a través de la obra de figuras como
Schleiermacher (1768-1834), Dilthey (1833-1911), y Husserl (1859-1938), la
hermenéutica filosófica reciente ha enfatizado la importancia de las preconcepciones del
lector en la interpretación.

En nuestro siglo, Martin Heidegger (1889-1976) trajo la influencia de las ideas


preconcebidas al plano primario de la interpretación. En su trabajo temprano Ser y Tiempo,
Heidegger insistió en que las experiencias previas en la red de la vida afectan
profundamente nuestra interpretación de la vida. Él postuló: «Siempre que algo se
interprete como algo, la interpretación se basará esencialmente en el previo-haber, la
previa-visión, y la previa-concepción. Una interpretación nunca es una aprehensión sin
presuposiciones de algo presentado a nosotros».

Quizás la figura más influyente en esta línea de hermenéutica filosófica es Hans


Georg Gadamer, quien estuvo de acuerdo con muchas de las perspectivas de Heidegger y
también destacó la importancia de la aportación del lector. En Verdad y Método, él rechazó
la búsqueda de la Ilustración de la objetividad racional como un «prejuicio contra el
prejuicio». En su opinión, el intento de la Ilustración de deshacerse de las ideas
preconcebidas era en realidad un prejuicio a favor de las preconcepciones racionalistas mal
concebidas. Argumentó que las ideas preconcebidas en la hermenéutica no sólo son
ineludibles sino esenciales para la comprensión.

El impacto de estos puntos de vista hermenéuticos se ha sentido de muchas maneras.


Por ejemplo, la creciente escuela literaria conocida como «Crítica de respuesta al lector»
ha vuelto la atención al lector como la principal preocupación en la interpretación. Desde
28

este punto de vista, el significado reside menos en el escritor o el documento antiguo (como
en los métodos histórico-gramaticales) y más en los procesos de comprensión del lector.

Extremos en el subjetivismo

Mientras afirmaban un elemento subjetivo constante, Heidegger y Gadamer


advirtieron contra la interpretación arbitraria. Aunque la interpretación se basa en ideas
preconcebidas, un lector no debe imponer ideas al azar en un texto. Gadamer dio una fuerte
advertencia:
Toda interpretación correcta debe estar en guardia contra las imaginaciones arbitrarias
y las limitaciones impuestas por hábitos de pensamiento imperceptibles, y dirigir su
mirada «hacia las cosas mismas» (que, en el caso del crítico literario, son los textos
significativos).
Tristemente, muchos seguidores de Heidegger y Gadamer han enfatizado demasiado
el papel de las ideas preconcebidas y, en consecuencia, han generado una creciente
tendencia hacia el subjetivismo extremo en la interpretación bíblica.

Varios movimientos teológicos recientes leen conscientemente las narraciones del


Antiguo Testamento con un modelo subjetivo. Asumen que el significado objetivo de estos
textos, si es que existe, es inalcanzable. En lugar de someterse a estos pasajes, osadamente
interpretan los textos en términos de sus propios ideales.

Algunos teólogos de la Liberación admiten abiertamente que enfatizan el lado


subjetivo de la interpretación. En ocasiones, los liberacionistas han intentado fundamentar
sus puntos de vista en enfoques más objetivos, pero la mayoría se basa en gran medida en
la importancia de las ideas preconcebidas para justificar sus enfoques y conclusiones. Por
ejemplo, Croatto afirma su aprobación de la subjetividad con una claridad alarmante: «La
exégesis es eiségesis, y cualquiera que afirme estar haciendo sólo lo primero está,
voluntariamente o no, involucrado en subterfugios ideológicos». Croatto no niega un lugar
para el análisis histórico-crítico. Intenta orientar la interpretación hacia el texto, pero sólo
señalando los múltiples significados posibles que los textos ofrecen «a través del
despliegue de un excedente-de-significado revelado por una nueva pregunta dirigida al
texto».

Los liberacionistas seleccionan conscientemente ciertos pasajes como normativos y


los interpretan en términos de ideología marxista. Las historias del Éxodo de Egipto pierden
su significado original y se convierten en historias de la lucha de clases marxista; las
29

narraciones de la conquista en Josué se interpretan como revolución proletaria. No es de


extrañar, entonces, que muchos otros acusen a los liberacionistas de usar la Biblia
simplemente como una herramienta de su ideología.

Del mismo modo, muchos teólogos feministas y de la liberación gay también


justifican sus conclusiones exegéticas señalando la inevitable subjetividad en la
interpretación. Ellos escogen intencionalmente alguna parte de las Escrituras sobre otra de
acuerdo con los cánones de la liberación. Como ha dicho Elizabeth Fiorenza: «Sólo las
tradiciones no sexistas y no androcéntricas de la Biblia (...) tienen la autoridad teológica de
la revelación».

Cuando compromisos previos dominan las discusiones hermenéuticas de esta


manera, formas radicales de subjetivismo les siguen. De hecho, no pasa mucho tiempo
antes de que la interpretación se convierta más en una oportunidad para expandir nuestras
propias creencias, que en una oportunidad para expandir el texto.

Énfasis descriptivo

¿Cómo afectan estos puntos de vista la hermenéutica? ¿Qué diferencia hace el


subjetivismo? Dicho de forma simple: si adoptamos un modelo subjetivo, tenemos poca
necesidad de concentrarnos en normas para una interpretación adecuada, porque nuestra
comprensión proviene principalmente de las perspectivas que traemos al texto. Por lo tanto,
los subjetivistas se concentran más en describir lo que sucede cuando la gente lee el texto,
en lugar de prescribir cómo deben leer. Están más interesados en las formas en las que el
compromiso personal, las ataduras religiosas y filosóficas, y las tradiciones culturales
influyen en la interpretación bíblica.

Hace unos años tuve la oportunidad de jugar al fútbol con un grupo de


estadounidenses y europeos. Aunque habíamos aceptado jugar al fútbol, pronto aprendimos
que las concepciones europea y americana del fútbol son completamente diferentes. El
mayor problema que tuvimos esa tarde fue decidir las reglas de quién seguir. Ninguno de
los grupos quería imponer sus reglas al otro. ¿Quién iba a decir que una forma era mejor
que la otra? Era imposible decidirse sobre el conjunto correcto de normas.

Muchos intérpretes que tienden hacia el subjetivismo piensan en las reglas para la
interpretación de la misma manera. En lo que a ellos respecta, los métodos exegéticos son
fundamentalmente convencionales. Un grupo sigue un estándar y otro grupo sigue otro.
Los occidentales interpretan de una manera, los orientales de otra; los poderosos siguen un
30

conjunto de reglas, los oprimidos otro; los hombres leen la Biblia con ciertas perspectivas,
las mujeres con otras. Al final no hay forma de decidir qué enfoque es mejor que otro.

Gadamer, por ejemplo, insistió en que sus reflexiones hermenéuticas no eran un


método nuevo. Sospechaba que las reglas para la interpretación simplemente intentaban
conseguir la meta inalcanzable del conocimiento desapegado y objetivo; así que centró sus
esfuerzos en describir cómo ocurre la interpretación. Podríamos argumentar que la retórica
de Gadamer contra el método es un método en sí mismo, pero perderíamos su propósito
básico: describir lo que sucede mientras leemos.

Los liberacionistas a menudo se acercan a prescribir una metodología para la


interpretación cuando hablan de la importancia de la praxis, o la participación en la lucha
contra la opresión. A veces las reglas hermenéuticas se pueden encontrar en muchas de
sus discusiones. Aun así, estas direcciones no suelen ser arrojadas en términos de bien o
mal; principalmente señalan cómo las Escrituras pueden ser leídas por aquellos que están
comprometidos con ciertas ideologías.

Si bien la mayoría de los evangélicos rechazan la subjetividad extrema en la


hermenéutica, debemos tener cuidado de no desechar las intuiciones que ofrece esta
orientación. Quizás más que nada, el modelo subjetivo de hermenéutica ha señalado que
las percepciones siempre influencian nuestra interpretación de las historias del Antiguo
Testamento. Cuando nos damos cuenta del impacto de nuestras presuposiciones, podemos
ser críticos con ellas y aprender a mirar la Escritura desde una variedad de perspectivas.

Sin embargo, no debemos conformarnos meramente con saber lo que sucede cuando
interpretamos las Escrituras; también tenemos que aprender cómo deberíamos interpretar
las Escrituras. Esta necesidad de preparación prescriptiva nos lleva a un segundo modelo
hermenéutico importante.

El modelo objetivo

«Dejemos que los hechos hablen por sí solos». Estas palabras nos instan a hacer
juicios sobre la base de hechos objetivos, en lugar de opiniones subjetivas. Como el
Sargento Friday solía decir: «Sólo los hechos, señora. Sólo los hechos».

Un deseo similar de objetividad ha inspirado un modelo prominente para la


interpretación bíblica a través de los siglos: «Dejemos que las Escrituras hablen por sí
31

mismas». Este modelo hermenéutico se aleja de la subjetividad hacia el conocimiento


objetivo del texto.

El objetivismo toma muchas formas en la hermenéutica informal. Los laicos a


menudo asumen que sus interpretaciones son simplemente hechos obvios. «Todo lo que
tienes que hacer es ser objetivo y leer lo que dice el pasaje», insistimos. «Entonces estarás
de acuerdo conmigo».

En la hermenéutica formal, el objetivismo es la tendencia a seguir métodos rigurosos


de ciencia empírica a medida que analizamos la Escritura. Una observación desapegada,
hipótesis, y la evaluación de las hipótesis forman la base de la hermenéutica académica en
el mundo de habla inglesa. Los intérpretes tratan de determinar y expresar conclusiones
exegéticas con precisión científica y objetividad imparcial.

De una manera u otra, el objetivismo hermenéutico trata a la interpretación como un


proceso de despojarse de preconcepciones y aplicar técnicas cuidadosamente concebidas,
de forma que el texto pueda hacer su propia huella en nosotros. La meta es que el
significado fluya del pasaje a un lector imparcial y receptivo.

Trasfondo filosófico

Esta tendencia hermenéutica tiene un complejo desarrollo filosófico. Recientemente,


R. Lundin ha señalado varios vínculos con las opiniones filosóficas de René Descartes
(1596-1650), Francis Bacon (1561-1626) y Thomas Reid (1710-1796).

Descartes comenzó su investigación sobre el conocimiento humano tratando de


despojarse de todas las creencias y opiniones para basar su conocimiento en un fundamento
epistémico objetivo y autoevidente. Su deseo de construir conocimiento sobre una base
racional fue la piedra angular de la Ilustración. Al librarnos de prejuicios, en pos de la
certeza objetiva y racional, los seres humanos podrían adquirir conocimiento verdadero de
sí mismos y del mundo.

El objetivismo hermenéutico también ha sido influenciado por el procedimiento


científico de Francis Bacon. En la concepción de Bacon, el método científico involucraba
tres “Mesas de Investigación”: 1. reunir todos los ejemplos conocidos de fenómenos con
características similares, 2. observar los fenómenos que contrastan de alguna manera, y 3.
comparar estas observaciones. A través de estos medios científicos, un observador podría
estudiar los datos del mundo sin permitir que corrientes moldeen sus conclusiones.
32

Después de la Ilustración, la tendencia hacia el objetivismo fue popularizada in


Bretaña y los Estados Unidos a través del Realismo del Sentido Común de Thomas Reid
(1710—1796). El Realismo del Sentido Común escocés continuó la creencia de que los
observadores humanos son capaces del conocimiento objetivo del mundo. Como comenta
Lundin:

«Como teoría epistemológica, el Realismo de Sentido Común (…) afirmaba que la


mente humana puede saber algunas cosas con certeza y sin necesidad de una
autoridad externa (…) En resumen, las leyes básicas que rigen la vida moral y física
pueden ser discernidas por todos los hombres y mujeres sinceros y juiciosos».

Al igual que Kant, Reid reconoció que entendemos el mundo a través de una
cuadrícula conceptual. Sin embargo, afirmó que Dios había constituido la mente humana
de una manera que corresponde al mundo objetivo. Al usar nuestros sentidos y capacidades
racionales cuidadosamente, conocemos el mundo real. En lo que respecta a Reid, las
cuestiones filosóficas planteadas contra estas suposiciones simplemente estaban negando
los principios primeros y universales del sentido común.
La mayoría de nosotros reconocemos al menos un elemento de verdad en estas
tradiciones filosóficas. Usualmente confiamos en que nuestros sentidos nos dan
conocimiento confiable. Creemos que nuestra capacidad de razonar nos llevará a través del
día. En general, pensamos que hemos experimentado y entendido el mundo objetivo y real.
La mayor parte de los intérpretes de la Biblia en el mundo de habla inglesa han
aplicado este tipo de pensamiento a la hermenéutica bíblica, modelando sus
interpretaciones sobre el objetivismo científico-racional. Eliminamos conceptos erróneos y
aplicamos procedimientos científicos, para poder ver las Escrituras tal como son. De
izquierda a derecha en el espectro teológico, los intérpretes asumen que los métodos
adecuados pueden desvelar el significado de un texto.
Esta tendencia hacia el objetivismo ha influido especialmente en la hermenéutica
evangélica. En obras más antiguas, un objetivismo genérico prevalece con poca
autoconciencia aparente. Esta búsqueda de objetividad a través del método histórico-
gramatical provocó «una especie de enfoque de “tabla rasa” a la exégesis».

La misma tendencia continúa hoy en día. Estudios recientes sobre el papel de las
ideas preconcebidas en la hermenéutica han creado una mayor sensibilidad al elemento
subjetivo. Ningún intérprete responsable piensa que todo vestigio de subjetividad puede ser
33

eliminado. Sin embargo, los evangélicos a menudo hablan sólo lo justo de este lado de la
interpretación, enfatizando principalmente al texto objetivo como el lugar de significado.

Énfasis prescriptivo

El objetivismo conduce a un énfasis predecible. Mientras que el subjetivismo describe


lo que sucede cuando interpretamos, el objetivismo prescribe la forma en la que
deberíamos leer la Escritura.

Un estudio de los trabajos evangélicos sobre hermenéutica demuestra esta propensión


hacia las reglas para la interpretación. Considere un par de títulos: Principios de
Interpretación Bíblica (Berkhof) y La Ciencia de la Hermenéutica Bíblica (Chafer). A
veces se nos advierte contra la reducción de la interpretación a una ciencia, pero el latido
del corazón de la hermenéutica evangélica ha ido desarrollando reglas y directrices que nos
aseguran el llegar a un entendimiento real.

Las reglas exegéticas son valiosas en la preparación para leer las narraciones del
Antiguo Testamento. Cometemos muchos errores que una buena metodología puede
corregir. Pero centrarse en las reglas hermenéuticas sin considerar cuidadosamente los
procesos reales de interpretación puede ser engañoso.

Por ejemplo, un principio interpretativo común es que las historias de la Escritura


deben ser evaluadas en términos de los mandamientos y enseñanzas doctrinales de la
Biblia. Sin duda, esta regla nos ayuda a mirar un pasaje a la luz de otros, pero presenta sólo
una cara de la moneda. Si observamos lo que realmente hacemos a medida que
interpretamos las narraciones, podemos ver que nuestro énfasis en los materiales didácticos
está fuera de equilibrio. La narrativa también puede ayudarnos a entender las porciones
didácticas de las Escrituras. Por ejemplo, Jesús entendió las regulaciones del sábado a la
luz de una historia acerca de David (Marcos 2:23-27). Entendemos el robo, el adulterio, el
asesinato y el dar falso testimonio a través de historias que involucran estos pecados. En
una palabra, las narraciones y los materiales doctrinales se informan mutuamente.
Cualquier principio hermenéutico que niegue esta reciprocidad es abstracto y engañoso.

Así es que la preparación prescriptiva es valiosa, si no está divorciada de una


descripción minuciosa. Lo que deberíamos hacer debe establecerse siempre en el contexto
de lo que de hecho hacemos.
34

El modelo Autoridad-Diálogo

En este estudio intentaremos evitar las trampas del objetivismo y el subjetivismo


adoptando el modelo «Autoridad-Diálogo». Este modelo nos alejará del relativismo y el
racionalismo en la interpretación.

El diálogo ha sido utilizado como modelo hermenéutico por numerosos escritores.


Heidegger y Gadamer, que tienden hacia el subjetivismo, popularizaron el enfoque
dialógico de la interpretación. Describieron al lector y al texto como involucrados en un
dar-y-recibir conversacional. Si bien este modelo es útil de muchas maneras, tiene una
aplicación limitada para los evangélicos. Cuando hablamos de la interpretación como un
diálogo, también debemos tener en cuenta la doctrina de la autoridad bíblica.

El Diálogo con una Autoridad

En la vida cotidiana conversamos con personas bajo nuestra autoridad, con


compañeros, y con personas que tienen autoridad sobre nosotros. Estas conversaciones
toman características muy diferentes dependiendo de nuestra relación con la otra persona.
Por ejemplo, cómo nos sentimos acerca de la otra persona influirá en gran medida en el
diálogo. El tono y el contenido de una conversación con un niño en edad preescolar sobre
cuestiones médicas serán diferentes al hablar con un médico. Hablamos de manera
diferente con un amigo sobre cuestiones legales que con un abogado.

En línea con la ortodoxia protestante histórica, los evangélicos afirman la autoridad


incuestionable de las Escrituras en todos los asuntos de fe y vida. Estamos comprometidos
con el principio de autoridad que los propios escritores bíblicos afirmaron. Esta convicción
influye profundamente en cómo dialogamos con las narraciones del Antiguo Testamento.

Diálogos con autoridades contienen al menos dos elementos comunes. Por una parte,
venimos con nuestras propias expectativas y preguntas que nos preparan para un diálogo
significativo. Por otro lado, venimos completamente anhelando entendimiento más allá de
nuestras propias ideas.

Una vez, cuando estaba tratando de encontrar mi camino a una pequeña ciudad en la
zona rural de Mississippi, no doblé cuando debía y no pude encontrar mi camino de regreso.
Después de algún tiempo me encontré con una estación de servicio. «¡Sabrán dónde está!»,
pensé. Me detuve y entré. «¿Puede decirme cómo llegar a Duck Hill?», pregunté. El
asistente me dio instrucciones. «A ver si entendí», respondí. «¿Cuán lejos tengo que ir?
35

¿Doblo en dónde?». Finalmente, después de dibujar un mapa, el asistente se despidió de


mí.
Me detuve en esa estación con muchas suposiciones sobre mí, mi situación y el
encargado de la estación: que había tomado el giro equivocado, que el encargado de la
estación hablaba inglés y podía ayudarme, que había una manera de volver a mi destino.
Pero a pesar de que traje estas y otras ideas a la conversación, necesitaba más información,
El dependiente sabía cosas que yo no sabía; y si iba a encontrar mi camino de regreso,
necesitaba entender sus instrucciones. Así que escuché sus palabras, observé sus manos y
leí su mapa. Incluso repetí sus instrucciones para asegurarme de que las entendía.
Del mismo modo, cuando dialogamos con la narrativa del Antiguo Testamento,
venimos con tantas expectativas y suposiciones que ni siquiera podemos enumerarlas todas.
Asumimos, por ejemplo, que las historias del Antiguo Testamento se pueden entender hasta
cierto punto y que tienen algo valioso que decirnos. A partir de nuestras experiencias
pasadas, incluso tenemos ideas de lo que dirán los pasajes. Sin estas y otras ideas
preconcebidas, no podríamos entablar un diálogo fructífero y comenzar la interpretación.
Aun así, las narraciones del Antiguo Testamento en sí mismas son nuestra autoridad
incuestionable. No debemos leer nuestras ideas preconcebidas en ellas; más bien debemos
escuchar lo que tienen que decir. Estamos ansiosos por saber cómo pueden ayudarnos.
Debido a que estas historias son nuestra norma inerrante e infalible, utilizamos todas las
herramientas disponibles para ayudarnos a entender lo que dicen los propios textos.
En muchos sentidos, sólo el modelo de autoridad-diálogo nos protege de tratar a las
Escrituras y a sus lectores como pares. El subjetivismo tiende a hacernos iguales con las
Escrituras al bajar el texto a nuestro nivel. Somos críticos con la Biblia tanto como ella lo
es con nosotros. El objetivismo tiende a hacernos pares con las Escrituras, al elevar nuestra
comprensión al nivel de la Escritura misma. Nuestras interpretaciones se identifican con la
enseñanza del texto. Sólo el modelo autoridad-diálogo mantiene a la Biblia suprema y al
lector como un servidor del texto.
El modelo autoridad-diálogo contrasta con las tendencias subjetivas y objetivas. En
contraste con el objetivismo, reconoce la influencia constante de preconcepciones en la
interpretación. La hermenéutica es fundamentalmente un diálogo en el que planteamos
preguntas y hacemos propuestas iniciales. En contraste con el subjetivismo, el modelo
autoridad-diálogo reconoce la importancia de contar con métodos que permitan a las
historias del Antiguo Testamento hablar con autoridad a nuestras vidas. La hermenéutica,
36

es un diálogo, pero es un diálogo con una autoridad absoluta. Será de ayuda ver en detalle
ambos contrastes (ver figura 4).

Peligros en el objetivismo

La meta de la objetividad suena atractiva: entender las historias del Antiguo


Testamento tal como son. Sin duda debemos tratar de superar las barreras al entendimiento
legítimo, pero, aun así, graves problemas acechan detrás del intento de deshacernos de
preconcepciones.

Fig. 4: Prioridades en el modelo Autoridad-Diálogo

Una vez visité un estudio bíblico interdenominacional dirigido por un joven que
profesó: «No confesión sino la Biblia; no credo, sino Cristo». Se enorgulleció del hecho de
nunca haber usado un comentario. «Recibo mensajes directamente de la Biblia», dijo.
Seguro de su propio objetivismo, continuó explicando lo que él sentía que era el verdadero
significado del pasaje. Según él, simplemente estábamos escuchando las Escrituras.

Hacia el final del estudio, sin embargo, una joven de diferente trasfondo eclesiástico
interrumpió: «¡No está enseñando la Biblia! ¡Está enseñando sus puntos de vista
denominacionales!» Luego procedió a decirle al grupo lo que el texto realmente
significaba. Mientras discutían de un lado a otro, estaba claro que ninguno de los dos era
objetivo en lo absoluto. ¡Ambos leían el pasaje a la luz de su teología denominacional!
37

Cada creyente ha experimentado el impacto de las ideas preconcebidas en la lectura


personal de la Biblia. Piensa en tu verso favorito. ¿Cuántas veces lo has leído o recitado?
¿No es fascinante que podamos leer un versículo, incluso memorizarlo, y aun así descubrir
nuevas ideas casi cada vez que nos encontramos con él? Es notable cuánto más
encontramos en los pasajes cuando volvemos a ellos después de un período de años. ¿Qué
hace la diferencia? El verso en sí no ha cambiado. A menudo nuestras técnicas exegéticas
no han cambiado significativamente. Somos nosotros la variable que modifica nuestra
comprensión. En Su sabia providencia, Dios ordena nuestras vidas de tal manera que
muchas de nuestras experiencias, preguntas y suposiciones hacia el texto varían, creando
diferencias notables en la forma en que entendemos incluso los pasajes familiares.

Este tipo de experiencias deben convencernos de que nuestra interpretación de las


narraciones del Antiguo Testamento siempre estará influenciada por nuestras ideas
preconcebidas. Pero tristemente, los evangélicos que se inclinan hacia el objetivismo a
menudo tienen la noción equivocada de que simplemente pueden leer la Biblia tal como es.
Desdibujan la distinción entre la Biblia y su interpretación de la Biblia.

Este problema también surge en la hermenéutica académica. A diferencia de sus


contrapartes informales, los intérpretes formales generalmente admiten que la objetividad
completa es inalcanzable. Sin embargo, en la práctica, los intérpretes académicos a menudo
pasan por alto cuánto influyen sus predisposiciones en su comprensión. Pueden escudriñar
cuidadosamente algunos conceptos erróneos muy obvios, pero luego de un poco de
autorreflexión inicial, ellos también actúan como si sus ideas preconcebidas fueran
insignificantes. Asumen que los lectores son en gran medida imparciales siempre y cuando
sigan métodos bien concebidos. Como resultado, con frecuencia tratan sus conclusiones
exegéticas como declaraciones objetivas de hechos.

Irónicamente, esta perspectiva a menudo resulta en un subjetivismo al reverso en


el que permitimos que prejuicios desapercibidos pasen por encima de la interpretación.
Sin darnos cuenta, leemos nuestras propias ideas en el texto. Mientras nuestras
predisposiciones en constante cambio permanezcan en el fondo de nuestro inconsciente,
siguen siendo engañosas y peligrosas. Nuestras interpretaciones se ven ineludiblemente
afectadas por lo que nosotros traemos al texto.

La hermenéutica filosófica reciente ha influido en más evangélicos para comenzar a


cuestionar el modelo objetivo. La noción de que los lectores pueden reducir todos los
prejuicios que les influyen a través de una metodología cuidadosa, ha caído en escrutinio
38

cada vez más. En el futuro veremos incluso mayor distancia entre la hermenéutica
evangélica y el objetivismo.

Peligros en el subjetivismo

El modelo autoridad-diálogo también se aparta del subjetivismo hermenéutico. Una


de las diferencias más importantes se encuentra en la evaluación de los métodos exegéticos.

Como hemos visto, los intérpretes que enfatizan el lado subjetivo de la hermenéutica
rehúyen de prescribir reglas para la interpretación. Ellos desconfían del énfasis tradicional
en las reglas, que da la presión de que es posible dejar de lado los prejuicios. Pero el modelo
autoridad-diálogo se opone a esta perspectiva. Aunque los métodos exegéticos siempre
están influenciados por nuestros antecedentes, no somos libres de abordar las narraciones
del Antiguo Testamento de la manera que queramos. Dado que estos textos son nuestra
autoridad, debemos utilizar métodos interpretativos que permitan que los textos nos
comuniquen su mensaje.

Una vez más, la cuestión de la autoridad es central. En muchos círculos donde rige
el subjetivismo, la Escritura y los lectores son considerados iguales. Por lo tanto,
encontramos pocas razones para someter nuestros métodos interpretativos al texto. Los
intérpretes tienen todo el derecho de hacer que las narraciones del Antiguo Testamento
jueguen según sus reglas.

En contraste, los evangélicos ven a los lectores como subordinados a las historias
del Antiguo Testamento, afirmando la responsabilidad de interpretar en conformidad con
los fenómenos de estos textos. Algunos métodos son ciertamente mejores que otros. De
hecho, algunos procedimientos exegéticos no están en armonía con las narraciones del
Antiguo Testamento. Hay una «ética» definida en la hermenéutica evangélica. No hemos
venido a hacer que las historias del Antiguo Testamento bailen al ritmo de nuestra música;
hemos venido a bailar al ritmo de su melodía.

Buscando el someternos a las Escrituras, no sólo nos interesa llegar a un


entendimiento desde un punto de vista particular, ya sea la tradición (Gadamer), algún tipo
de compromiso-de-vida (Heidegger), o una ideología sociopolítica (liberacionistas); sino
que queremos que nuestra comprensión sea apropiada para la forma en que se presentan las
historias del Antiguo Testamento.
39

¿Cómo decidimos qué métodos utilizar? En un nivel básico, muchos procedimientos


no son difíciles de discernir. Incluso un conocimiento superficial de las Escrituras da
algunas pautas. Por ejemplo, nadie negaría que las historias del Antiguo Testamento tienen
cualidades literarias. Seguir métodos que ignoren estas características atenuará la voz de
las Escrituras. Las narraciones del Antiguo Testamento fueron escritas con ciertas
convenciones gramaticales; la interpretación debe observar estas convenciones. Estos
textos son documentos antiguos; deben ser manejados como libros antiguos. Considerarlos
como escritos modernos es interpretarlos mal. La lista de semejantes normas básicas de
interpretación sigue y sigue. Como ha dicho Tracy: «Cada texto, después de todo, es un
todo estructurado. Cada tema viene a nosotros con una demanda de atención seria en y a
través de su forma y estructura».

Sin embargo, una vez que vamos más allá de estas consideraciones básicas, queda
claro que nuestras técnicas exegéticas necesitan seguir el marco del modelo autoridad-
diálogo. Comenzamos con las suposiciones metodológicas de nuestros trasfondos, y las
modificamos a medida que interactuamos con las Escrituras.

¿Cómo decidimos la mejor manera de entender a alguien en una conversación


ordinaria? Desde la infancia temprana, nuestras experiencias conversacionales empiezan a
enseñarnos mucho sobre cómo entender a otras personas. Comenzamos nuestras
comunicaciones con una serie de suposiciones, pero también ajustamos nuestros métodos
durante la conversación. Alguien puede hablar con un acento difícil de entender, usar el
lenguaje de señas, o incluso parecer totalmente incoherente. Nos acomodamos a cada
situación lo mejor que podemos. Hacemos preguntas, les pedimos que repitan lo que
dijeron, y utilizamos todos los medios disponibles para ajustar nuestras técnicas. A medida
que continuamos el diálogo, perfeccionamos nuestro enfoque para que coincida con el de
aquellos con quienes hablamos.

De manera similar, los métodos para interpretar las historias del Antiguo Testamento
evolucionan a través de la interacción con estos textos. Como lo expuso Riceour, «las
pautas metodológicas para la explicación (Erklärung) son útiles cuando recordamos que
son parte del proceso de comprensión (Verstehen)». Todos los intentos de establecer y
mejorar los procedimientos hermenéuticos son parte de nuestro diálogo continuo con las
historias del Antiguo Testamento. Las reglas interpretativas no son artículos objetivos y
fijos. Por el contrario, están sujetas a mejoras a medida que mejora nuestra conciencia de
los textos.
40

En contraste con las tendencias hacia el subjetivismo, el modelo autoridad-diálogo


sostiene que debemos trabajar arduamente en el desarrollo de métodos que nos guíen hacia
la comprensión legítima. Sin embargo, debemos estar dispuestos a refinar nuestros métodos
a medida que nos familiaricemos más con la narrativa del Antiguo Testamento.

Progreso Hermenéutico

Pero ¿no nos deja el modelo autoridad-diálogo en un círculo vicioso? ¿Qué garantías
tenemos de que podemos progresar en nuestro entendimiento cuando desarrollamos
métodos y conclusiones en el contexto de diálogo?

Es común describir el proceso hermenéutico como un «círculo hermenéutico»; un


ciclo constante de ida y vuelta entre el lector y el texto. Sin embargo, como muchos han
sugerido, este término es desafortunado. Prefiere pensar en la interpretación como una
«espiral hermenéutica». Este modelo reconoce la relación dialógica entre la Escritura y
sus lectores, pero también indica que hay un movimiento progresivo del diálogo a fin de
una comprensión más completa.

¿Qué genera esta espiral progresiva hacia una mejor comprensión? Como vimos en
el capítulo anterior, el progreso hermenéutico descansa en última instancia en las manos
del Espíritu Santo. Sólo Su iluminación puede movernos hacia la verdad. Pero estudios
recientes han señalado que el Espíritu usa muchos recursos diferentes para ayudarnos en
este proceso.

Antes de Schleiermacher (1768-1834), se había vuelto común hablar de


hermenéutica especializada para la teología, la literatura y la legislatura. Estas eran vistas
como disciplinas separadas con sus propios procedimientos interpretativos.
Schleiermacher, sin embargo, argumentó que un «arte de comprensión» común (Kunst des
Verstehens) operaba para toda lengua. Schleiermacher creía que el mismo proceso general
de comprensión humana se encuentra detrás de todas las especializaciones. Un efecto de
este punto de vista ha sido el establecer la interpretación bíblica contra el telón de fondo
del conocimiento humano en una variedad de disciplinas.

En línea con estos intereses modernos, los evangélicos deben darse cuenta de que
la interpretación del Antiguo Testamento está influenciada por casi todas las disciplinas
que van desde las ciencias físicas hasta las humanidades. La lingüística, la literatura,
filosofía, psicología, sociología, antropología, arqueología -por nombrar sólo algunos
campos más prominentes- abren camino al progreso en la interpretación.
41

Inevitablemente, algunos evangélicos se sentirán incómodos con depender de


recursos fuera de la Biblia. ¿No es suficiente sólo con leer la Biblia? ¿Depender de otras
disciplinas no contradice el principio de que «la Escritura interpreta la Escritura» (Sacra
Scriptura sui ipsius interpres)?

Por el contrario, «la Escritura interpreta la Escritura» tiene que ver con la noción de
la interpretación infalible. En contra de la tradición de la iglesia y los juicios privados, los
reformadores insistieron en que la única guía incuestionable para la interpretación es la
Biblia misma. Los círculos evangélicos continúan reconociendo este principio básico. La
Biblia es su mejor intérprete, y el Espíritu Santo usa las Escrituras para ayudarnos a
interpretar las Escrituras. Esta fórmula, sin embargo, no descarta la contribución de otras
disciplinas.

Confiar en otros recursos encaja bien con la creencia de la interdependencia entre la


revelación especial y general. Los evangélicos afirman la antigua visión cristiana de que
Dios se ha revelado a sí mismo a través de las Escrituras (revelación especial) y en toda la
creación (revelación general). Estas dos fuentes de revelación trabajan entre sí y no una
contra la otra.

Por lo general, los evangélicos piensan en la relación entre la revelación general y la


especial en una sola dirección. Si queremos entendimiento de un aspecto de la vida, lo
miramos a través de la Biblia. Cualquiera sea la cuestión en particular, la Biblia es nuestra
guía para una comprensión apropiada. Históricamente, los protestantes han enfatizado a la
Escritura como los prismáticos a través de los que entendemos correctamente la revelación
general.

Pero funciona también al revés: la revelación general nos ayuda a entender la


revelación especial. Lo que el Espíritu nos enseña por medio de recursos fuera de la Biblia,
nos equipa además para interpretar las Escrituras.

La lucha entre Galileo (1564-1642) y las autoridades eclesiásticas ilustra la


importancia de los recursos extrabíblicos para la interpretación. La iglesia tomó Josué
10:13 («Y el sol se paró») para decir que el sol se detuvo de dar vueltas a la Tierra por un
rato. Esta interpretación parecía más que obvia en aquellos días. Sin embargo, hoy, las
investigaciones científicas han establecido que el día y la noche son causadas por la
rotación de la Tierra sobre su eje. En consecuencia, la mayoría de los evangélicos modernos
entienden este pasaje de forma diferente a sus contrapartes históricos. Sabemos que la luz
42

del día fue extendida milagrosamente para Josué, pero también sabemos que el detenerse
el sol fue una apariencia relativa a la posición de Josué con respecto a la Tierra.
Actualmente, consideramos Josué 10:13 como un lenguaje ordinario y no-científico, tanto
como seguimos hablando en términos de «salida del sol» y «puesta del sol». Un
entendimiento mejorado de la revelación general no nos ha causado el rechazar la Escritura,
sino nos ha ayudado a ajustar nuestra interpretación de la Escritura. En este y otros muchos
casos, el Espíritu Santo ha usado la revelación general para realzar nuestra comprensión de
la revelación especial.

Debemos recordar que muchos factores obstaculizan nuestra capacidad de entender


ambas formas de revelación. Como resultado, estudios bíblicos y otras disciplinas a
menudo parecen entrar en conflicto. Cuando estas tensiones se presentan, las dos formas
de revelación no están realmente en desacuerdo; la general y la especial nunca se
contradicen porque ambas provienen de Dios. El problema es nuestra comprensión.
Algunas veces nuestra conciencia acerca la Biblia necesita mejoría. Otras veces, nuestra
comprensión de la revelación general es inadecuada. Y, por otro lado, nuestras perspectivas
sobre ambos pueden estar equivocadas.

Cuando surgen tales conflictos, los evangélicos favorecen su comprensión de la


Escritura hasta que la evidencia de la revelación general sea abrumadora. Éste es el rumbo
de la sabiduría, pero nunca debemos ir tan lejos como para negar el valor de los aportes de
diferentes campos. Recopilar evidencia de la revelación general puede persuadirnos a
cambiar nuestra interpretación de la Biblia, sin renunciar a nuestro compromiso con la
autoridad bíblica. J. I. resumió muy bien el asunto:

No es dado a las teorías científicas el dictar lo que la Escritura puede o no decir, aunque la
información extrabíblica a veces expondrá oportunamente una malinterpretación de la
Escritura (…) Pues ya que la exégesis debe ser controlada por el texto mismo, no moldeada
por consideraciones ajenas, el proceso exegético está constantemente estimulado al
preguntarle al texto si significa esto o aquello.

En los capítulos que siguen, exploraremos cómo el Espíritu usa tanto la Biblia como
la revelación general para influir en nuestra interpretación de las narraciones del Antiguo
Testamento. Estas influencias pueden dividirse de muchas maneras, pero por conveniencia,
las separaremos en tres áreas principales: la vida cristiana individual, la interacción en
comunidad, y la exégesis de las Escrituras.
43

Vida cristiana individual. En primer lugar, veremos que la vida cristiana individual
impacta nuestra lectura de la Escritura. El Espíritu usa nuestras personalidades,
experiencias y llamados en la vida para ayudarnos a entender las narraciones del Antiguo
Testamento. El sufrimiento nos hace conscientes de la enseñanza bíblica sobre el dolor
humano; los acontecimientos gozosos nos abren a otras facetas de las narraciones del
Antiguo Testamento; los estilos de vida éticos confirman y dan cuerpo a los principios
rectores de estos textos. Cada aspecto ordinario y extraordinario de nuestras vidas tiene el
potencial de movernos a lo largo de la espiral hermenéutica. El Espíritu Santo usa nuestras
vidas cristianas individuales para influir en nuestra interpretación de las historias del
Antiguo Testamento.

Interacción en comunidad. En segundo lugar, notaremos que el Espíritu nos prepara


en leer la Escritura por medio de la interacción en comunidad. Este aspecto de la revelación
general revela cómo el Espíritu Santo nos ayuda a interpretar las Escrituras a través de otras
personas: maestros, libros, amigos, miembros de la familia. La interacción con otras
personas que han aprendido del Espíritu nos prepara para examinar las historias del Antiguo
Testamento.

Exégesis de las Escrituras. Tercero, el Espíritu nos prepara para interpretar


involucrándonos con la exégesis de la Escritura. Lo que ganamos luego de exponernos a la
Biblia nos influye profundamente. Nada puede reemplazar el mirar a la revelación especial
en sí. Explorar la Biblia también nos mueve a lo largo de la espiral hermenéutica hacia una
mejor comprensión. Como veremos, estos recursos hermenéuticos nos ofrecen una ayuda
indispensable para la interpretación (ver figura 5).

Conclusión

Comenzamos este capítulo con la comprensión de que un diálogo en el aula requiere


que nos preparemos para hablar y escuchar. Leer las narraciones del Antiguo Testamento
es como un debate en el aula. Siempre hablamos y escuchamos mientras examinamos las
historias del Antiguo Testamento. Sin embargo, no estamos abandonados a nuestra propia
suerte a la hora de prepararnos para este diálogo. El Espíritu nos prepara a través de la vida
cristiana individual, la interacción en comunidad y el examen de las Escrituras. Por estos
medios estamos preparados para avanzar en la espiral hermenéutica hacia una comprensión
y apropiación más completas de las narrativas del Antiguo Testamento.
44

Fig. 5: Principales recursos para el progreso hermenéutico

Preguntas de repaso

1. Describa los antecedentes filosóficos del subjetivismo en la hermenéutica formal.


¿Por qué esta perspectiva ha llevado a un énfasis descriptivo? ¿Cuáles son algunos
peligros del subjetivismo?
2. Describa los antecedentes filosóficos del objetivismo en la hermenéutica formal.
¿Por qué esta perspectiva ha llevado a un énfasis prescriptivo? ¿Cuáles son algunos
peligros del objetivismo?
3. ¿Qué es un «modelo autoridad-diálogo» para la hermenéutica del Antiguo
Testamento ¿Cómo difiere del subjetivismo y del objetivismo? ¿Cómo podemos
esperar un progreso en la comprensión con este modelo?

Ejercicios de estudio

1. Lea 2 Crónicas 12:1-12. Haga una lista de cinco conclusiones teológicas que pueda
extraer de este pasaje. Ahora evalúe su lista. ¿Cómo han influido sus
preconcepciones en este pasaje?
45

2. Examina y compara un comentario antiguo y uno moderno sobre 2 Crónicas 12:1-


12. ¿En qué se diferencian sus comentarios? ¿Qué influencias de las
predisposiciones de los comentaristas se pueden discernir?
3. Pídale a un amigo que lea 2 Crónicas 12:1-12 y que enumere cinco implicaciones
teológicas del pasaje. Compare la lista suya del ejercicio 1 con la de su amigo. ¿En
qué se parecen? ¿En qué se diferencian? ¿Por qué?
46

CAPÍTULO DOS
LA INFLUENCIA DE LA VIDA CRISTIANA

En la vida hay muchos factores que afectan la habilidad de aprender en un niño.


Buenos profesores y estudio arduo no son los únicos factores. Los problemas familiares
pueden estorbar el desempeño de un estudiante; el ejercicio físico y los buenos hábitos
alimenticios pueden tener un efecto positivo. Si queremos saber cómo ayudar a los niños a
tener un buen desempeño en la escuela, tendremos que considerar muchos aspectos de sus
vidas.

Similarmente, muchos aspectos de la vida afectan nuestra interpretación de las


narraciones del Antiguo Testamento. ¿Por qué vemos un pasaje de cierta manera en vez de
otra? ¿Qué provoca que usted entienda un pasaje de la manera en que lo hace? Nuestra
interpretación se ve afectada por muchos aspectos de la vida que raras veces reconocemos.
Debemos expandir nuestra visión para considerar una amplia gama de influencias.

En este capítulo veremos cómo el Espíritu Santo usa muchas dimensiones de


nuestras vidas cristianas individuales para prepararnos para la interpretación. Veremos tres
áreas principales: la santificación, las características personales y el llamado. Nosotros
leemos las historias del Antiguo Testamento en el contexto de una lucha espiritual por
alcanzar la madurez en Cristo. También entendemos las historias en términos de los dones
naturales y sobrenaturales que Dios nos ha dado. Además, leemos de acuerdo con el
servicio al cual Dios nos ha llamado. Iremos por cada una de estas áreas para ver cómo el
Espíritu las usa a fin de ayudarnos a entender las narraciones del Antiguo Testamento (ver
figura 6).

Estas facetas de nuestras vidas son interdependientes. La santificación se extiende


hasta nuestros dones y llamados; las características personales incluyen aspectos de
espiritualidad y vocación; nuestro llamado para el servicio está ligado a la santificación y
los dones. Aunque discutiremos cada área individualmente, debemos mantener en mente
su interdependencia.
47

Fig. 6: Principales influencias de la vida cristiana

Santificación

Sin ejercicio físico nuestros cuerpos se deterioran. Después de algún tiempo de


inactividad, el trabajo duro se hace difícil. Lo mismo ocurre en nuestras vidas espirituales.
A menos que nos desarrollemos en el poder del Espíritu Santo, nos veremos incapacitados
en nuestras responsabilidades religiosas. Tal vez deseamos interpretar apropiadamente las
historias del Antiguo Testamento, pero fallaremos a menos que estemos creciendo a través
de la santificación.

En este estudio hablaremos de la santificación como una lucha por crecimiento


espiritual en todas las áreas de la vida. Tal como Hoekema lo expuso recientemente:

Podríamos definir santificación como la acción de gracia del Espíritu Santo, incluyendo
nuestra participación responsable, por medio de la cual Él nos libera como pecadores
48

justificados de la contaminación del pecado, renueva nuestra naturaleza completa de


acuerdo con la imagen de Dios, y nos habilita para vivir vidas que le plazcan.

El crecimiento en la santificación es una de las maneras más importantes por las


cuales el creyente es preparado para leer las narraciones del Antiguo Testamento. Para
explorar esta relación de vital importancia, nos enfocaremos en dos aspectos de la
santificación: la batalla progresiva y el campo de acción extenso.

La batalla progresiva

La santificación es una batalla progresiva que abarca toda una vida. El Espíritu
trabaja en nuestras vidas para hacernos conforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29),
pero en esta lucha somos llevados de un lado para el otro entre la vida justa y la pecaminosa.
Como Pablo lo explicó:

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el


deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se
oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis (Gálatas 5:16-17; ver también
Romanos 7:14-25).

Ningún cristiano escapa de la tensión de este conflicto. En cada momento somos


influenciados tanto por el pecado como por el Espíritu. De diferentes maneras y en
ocasiones diferentes, nuestras vidas se desarrollan entre las flaquezas de la carne y el poder
transformador de la gracia de Dios.

Los evangélicos frecuentemente reconocen que la Escritura juega un papel


importante en esta batalla. Leer y meditar en la Escritura es un medio de gracia esencial
para la madurez cristiana. «Toda la Escritura es inspirada por Dios (…) a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo
3:16-17). Sin meditada atención a las Escrituras, la santificación se detiene. Aun así, esto
es sólo la mitad del cuadro. No sólo el estudio de la Biblia afecta nuestra condición
espiritual, sino también nuestra condición espiritual ayuda o estorba nuestro estudio de la
Biblia.

Tristemente, los evangélicos a menudo olvidan este lado de la relación entre la


santificación y la Escritura. Algunos escritos antiguos sobre hermenéutica ocasionalmente
mencionan la importancia de la condición espiritual del intérprete, pero la mayoría tratan
49

el asunto de manera secundaria. Y la mayoría de las obras evangélicas recientes sobre


hermenéutica, aparentemente, ignoran el asunto.

Podemos ver esta misma tendencia en nuestros seminarios teológicos, donde la


mayor parte del currículo promueve la idea de la erudición académica desapegada.
Actuamos como si las Escrituras fueran estudiadas mejor por hombres y mujeres
enclaustrados en sus estudios, para hacer la investigación en tranquila soledad. Pero esta
idea es engañosa. Cada uno de nosotros lee la Biblia en una trinchera rodeada por el fuego
de una guerra cósmica entre el mal y el Espíritu (Efesios 6:10). Nos engañamos a nosotros
mismos si pensamos que podemos leer las narraciones del Antiguo Testamento como
eruditos imparciales y objetivos; lo reconozcamos o no, realmente interpretamos como
soldados en el fragor de la batalla, heridos por el pecado y fortalecidos por el Espíritu.

Esta batalla cósmica pone una seria responsabilidad sobre nosotros. Dios no quiere
intérpretes eruditos; sobre todas las cosas, Él desea intérpretes santos. El Nuevo Testamento
se enfoca más en el carácter moral de los maestros que en su vasto conocimiento. El
conocimiento y las habilidades son necesarias en la hermenéutica, pero nuestro enfoque
mayor debe ser la santificación.

Por esta razón debemos atar siempre nuestro estudio de las narraciones del Antiguo
Testamento a la introspección. ¿En qué soy débil? ¿En qué soy fuerte? ¿Cómo están
influyendo la carne y el Espíritu en mi interpretación? Estas no son preguntas que los
eruditos típicamente se hacen a sí mismos; pero son de vital importancia para los hombres
y mujeres cristianos que saben que el estudio de las narraciones del Antiguo Testamento se
lleva a cabo en medio una batalla espiritual.

Una autoevaluación de este tipo se dirige en dos sentidos: uno negativo y otro
positivo. Negativamente, debemos «despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia»
(Hebreos 12:1b). Ciertamente, el Espíritu Santo con frecuencia obra en nosotros a pesar de
nuestras tendencias pecaminosas. Su palabra nos confronta precisamente en esas áreas de
la vida en las que estamos fallando. Pero en estos casos, Él obra en contra de nosotros y no
a través de nosotros. Nuestra responsabilidad no es obstaculizar la obra del Espíritu, sino
hacer morir la carne para que podamos ser tierra fértil para la semilla de Su Palabra. A
través de la confesión, arrepentimiento y dependencia de Dios, debemos despojarnos de las
tendencias pecaminosas de nuestra vida. Nunca logramos despojarnos completamente de
estos factores negativos, pero nuestra meta es estar lo más libres posible del poder del
pecado al estar interpretando las historias del Antiguo Testamento.
50

Positivamente, debemos «seguir (…) la santidad» (Hebreos 12:14). La obra


santificadora del Espíritu es un regalo que nos ayuda a interpretar. Nosotros queremos que
la obra del Espíritu influya y aun domine nuestro estudio. A través de la introspección
podremos distinguir entre la carne y el Espíritu; despojándonos de la primera y
edificándonos en el segundo.

El campo de acción extenso

En una ocasión conversé con una mujer que durante la Segunda Guerra Mundial era
una adolescente en Holanda. «Todo lo que hacíamos estaba bajo la sombra de la guerra»,
ella me explicó. «Día y noche (...) la guerra lo afectaba todo». Se despertaban con el ruido
de soldados corriendo por las calles; pasaban cada hora pensando quién sería el siguiente
en ser arrestado; iban a la cama con hambre porque los soldados les habían robado su
comida. El vivir en la zona del combate afectó todos los aspectos de sus vidas.

Nuestra lucha entre el pecado y el Espíritu no se limita sólo a un rincón de nuestras


vidas, sino que alcanza cada aspecto de nuestra existencia. Consideraremos tres niveles del
conflicto: el conceptual (nuestro proceso de pensamiento), el conductual, (nuestras
acciones) y el emocional (nuestros sentimientos y actitudes). Cuando Dios creó al ser
humano, éramos santos en todos estos aspectos. Cuando caímos en pecado, nos
corrompimos completamente. Ahora en Cristo, nuestros pensamientos, acciones y
emociones están en el proceso de santificación.

Estos tres aspectos de nuestras vidas están estrechamente entretejidos. Lo que


pensamos afecta la manera en que actuamos y sentimos. Cómo nos comportamos influye
en nuestros pensamientos y actitudes. Nuestras emociones cambian la manera en que
pensamos y actuamos. Por lo tanto, debemos mirar con detenimiento la manera en que cada
área afecta nuestra interpretación de las historias del Antiguo Testamento.

Conceptual. El cuadro que presenta la Biblia no deja lugar a dudas de que luchamos
por la santificación a un nivel conceptual. Todos tenemos inconsistencias en la manera en
que pensamos. Un creyente puede estar completamente consciente de su responsabilidad
hacia las viudas y los huérfanos, pero interpretar mal un aspecto importante de la doctrina
de Dios. Otro creyente puede tener en orden su «Teología Propia», pero fallar en conformar
su pensamiento a la Escritura en cuanto a la justicia social. Como nadie está exento de estas
inconsistencias conceptuales, debemos esforzarnos por someter nuestro pensamiento al
51

Espíritu. Como Pablo dijo: «Transformaos por medio de la renovación de vuestro


entendimiento» (Romanos 12:2).

La santificación en el aspecto conceptual afecta de muchas maneras nuestra


interpretación de las narraciones del Antiguo Testamento. Algunas veces la influencia es
obvia. Por ejemplo, los intérpretes que leen el cruce del Jordán (Josué 3:1-17) con el
concepto equivocado de que los milagros bíblicos no ocurrieron en realidad, entenderán
este pasaje de manera diferente a quienes piensan que sí ocurrieron en verdad. El racismo
ha causado que los intérpretes distorsionen pasajes tales como la maldición de Caín
(Génesis 4:10-15) y Canaán (Génesis 9:24-25). Defectos conceptuales como estos pueden
llevarnos a interpretaciones equivocadas de las historias del Antiguo Testamento.

¿Por qué el aspecto conceptual juega un papel tan importante en la manera en que
leemos las narraciones del Antiguo Testamento? Porque estas historias son del Espíritu y
se han de «discernir espiritualmente» (1 Corintios 2:6-16). Mientras más consistentemente
sigamos la corriente de la carne, más consistentemente distorsionaremos la Escritura (2
Pedro 3:16). La sabiduría de este mundo es contraria a la sabiduría de Dios (1 Corintios
2:6-8); está entenebrecida, es fútil e ignorante (Efesios 4:17-18). Considera que la
enseñanza bíblica fundamental: la muerte y resurrección de Cristo, es una insensatez (1
Corintios 1:23-24; 2:14). Al mismo tiempo, mientras más sometamos nuestro pensamiento
al Espíritu, mejor será nuestro entendimiento de estas porciones de la Escritura. Debemos
«pensar los pensamientos de Dios en búsqueda de él» si queremos interpretar
apropiadamente.

Conductual. El nivel conductual de la santificación también afecta nuestra


interpretación de las narraciones del Antiguo Testamento. La santidad de vida no significa
meramente pensamiento correcto, sino que incluye también acciones morales. El
cristianismo es una religión de acción, no tan sólo de ideas. Podemos pensar correctamente,
pero si no convertimos en acciones nuestros pensamientos, inhibimos nuestra habilidad
para entender las historias del Antiguo Testamento. Debemos «hacer morir las obras de la
carne» (Romanos 8:12-14).

La oración es una actividad importantísima para los intérpretes bíblicos. La


comunión con Dios por medio de la oración nos pone bajo Su influencia. No es de extrañar
que los apóstoles se dedicaron a «la oración y al ministerio de la palabra» (Hechos 6:4). La
oración y la interpretación van mano con mano. Los intérpretes exitosos son aquellos que
obtienen la ayuda del Espíritu a través de la oración.
52

Tristemente, en los estudios académicos de hermenéutica a menudo descuidamos la


oración. Aunque los evangélicos afirman la necesidad de interacción personal con Dios en
la vida cristiana, no hacen énfasis de su papel en la interpretación bíblica. Como resultado,
muchos hombres y mujeres entrenados en hermenéutica tienden a pasar por alto la
necesidad de orar. Parece ser que mientras más entrenados estamos, menos necesidad
sentimos de la oración como un recurso hermenéutico.

¿Cuánto ora usted cuando lee las historias del Antiguo Testamento? La mayoría de
nosotros empezamos y terminamos nuestro estudio con una oración breve de una o dos
frases. Pero la carga de nuestro tiempo y energía está dedicada al estudio. A medida que
descuidamos la oración, podemos esperar falta de profundidad e importancia en nuestro
entendimiento. Para sanar de este serio mal, debemos aprender a hablar con Dios al estudiar
Su Palabra.

Mi esposa y yo a menudo nos sentamos juntos para discutir cartas y documentos que
hemos escrito. Cuando leemos, no nos sentamos en silencio meditando en las páginas que
están ante nosotros. Hacemos pausas para preguntar y hacer comentarios. A veces
profundizamos tanto en la discusión que nos lleva mucho tiempo terminar un escrito breve.
Leer juntos es un tiempo valioso porque nos ofrece la oportunidad de poner atención el uno
al otro.

Lo mismo debe pasar cuando interpretemos las historias del Antiguo Testamento.
En vez de sentarnos en silencio, conforme vayamos leyendo debemos aprender a pedir a
Dios, el Autor, entendimiento de algunos aspectos particulares del texto. Él es el autor de
estos textos; nosotros pedimos entendimiento de los aspectos particulares del pasaje. Nos
arrodillamos en confesión de pecados. Elevamos nuestros corazones en alabanza.
Cualquiera que sea el caso, debemos acercarnos a las historias del Antiguo Testamento con
un sentimiento agudo de estar entrando en la presencia de Dios para darle nuestra atención
personal cuando leemos. Ora et labora (Oración y trabajo) debe ser nuestro lema.

La oración no es la única acción que influye en la interpretación. Todo lo que


hacemos afecta nuestra habilidad de entender correctamente; pero generalmente, hemos
pasado por alto las interconexiones que existen entre nuestro comportamiento en general y
la interpretación. Sin embargo, varias consideraciones demuestran que todas nuestras
acciones tienen efecto sobre la hermenéutica.
53

Las creencias y las opiniones a menudo son formuladas, confirmadas y modificadas


en el contexto de la práctica. Las experiencias de fracaso y de éxito, de beneficio y daño,
nos ayudan a formar nuestras creencias. Inclusive, las acciones influyen en nuestras
convicciones religiosas básicas. Myers resume la perspectiva bíblica así:

Instrucciones de cómo realmente entender la Biblia son dadas una y otra vez tanto en el
Antiguo como el Nuevo Testamentos. «El que practica la verdad viene a la luz» (Juan
3:21). El hombre sabio (el que construyó su casa sobre la roca) difiere del hombre necio
en que él puso en obras la palabra (Mateo 7:24-29). El poder de las palabras de Jesús es
conocido en su práctica.

Similarmente, los liberacionistas señalan la influencia de la praxis, y el


envolvimiento activo en el mundo, en las perspectivas de interpretación. Ellos insisten en
que las interpretaciones no pueden ser evaluadas adecuadamente en la comodidad de un
estudio con aire acondicionado. Ellos tienen razón; el estar en la lucha con la opresión
social conduce a los intérpretes a formular preguntas de la Biblia en maneras que otros
nunca considerarían.

En una nota más negativa, la Biblia indica que el comportamiento inicuo ciega
nuestros ojos y endurece nuestros corazones a la revelación de Dios (Isaías 29:9-13; Juan
8:43-44; 1 Corintios 3:1-3). Cuando desobedecemos, nuestras mentes se corrompen. Los
estilos de vida inicuos crean ceguera espiritual. Mientras peor sea el comportamiento, más
profundo nos caemos en la oscuridad y la depravación. El comportamiento pecaminoso
afecta nuestra interpretación de las historias del Antiguo Testamento en muchas maneras.
Una persona cuyo estilo de vida depende de la explotación económica de otros, podría tener
dificultad tratando de entender el significado de la liberación de Israel de la esclavitud
(Éxodo 3:7-10). Las personas viviendo en inmoralidad sexual a menudo no pueden
entender por qué Dios trató tan duramente a David por su pecado con Betsabé (2 Samuel
11:2-12:12). El pecado nubla nuestra visión: no podemos ver qué es lo que estas historias
enseñan.

Sin embargo, en la medida en que nuestro comportamiento esté bajo la influencia


del Espíritu, estaremos mejor equipados para entender. Un lector que esté orando fielmente
en tiempo de tribulación y lea el relato de la oración de Ana (1 Samuel 1:3-2:11), leerá la
historia con una mayor sensibilidad. Un creyente que demuestre valentía en el servicio a
Dios apreciará grandemente el carácter heroico de Aod (Jueces 3:12-30). Las acciones y el
54

discernimiento van de la mano; por lo tanto, a medida que crecemos en santificación


conductual, entendemos mejor que antes las historias del Antiguo Testamento.

Emocional. Finalmente, la santificación alcanza nuestras emociones. Los


sentimientos son parte de la batalla espiritual tanto como lo son las ideas y las acciones.
Desde la perspectiva bíblica, las emociones forman parte vital de nuestro crecimiento en
Cristo.

Considere la lista de los frutos del Espíritu mencionada por Pablo: «Amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza» (Gálatas 5:22-23a). No
debemos reducir ningún aspecto de esta lista a meros sentimientos, pero cada fruto del
Espíritu es intensamente emocional. En contraste con «las pasiones y deseos» de la
naturaleza pecaminosa (Gálatas 5:24), los cristianos han de tener emociones que vengan
del Espíritu. Roberts resume el asunto muy bien:

Mas allá de cualquier otra cosa que el cristianismo pueda ser, es un conjunto de
emociones. Es amor a Dios y al prójimo, pesar por las desobediencias propias, gozo en
la misericordiosa salvación de nuestro Dios; gratitud, esperanza y paz. Así que, si no
amo a Dios ni a mi prójimo, tampoco aborrezco mis pecados ni me gozo en mi
redención, si no soy agradecido, si no tengo esperanza y paz con Dios ni conmigo
mismo, entonces quiere decir que me he alejado del cristianismo.

Debemos tener cuidado de no simplificar exageradamente las complejidades de la


santificación emocional. El gozo, la paz y la felicidad no cubren completamente la lista de
las emocionas apropiadas. El disgusto, la tristeza, y el enojo a veces también entran en la
lista. En todo caso, el crecimiento en el Espíritu también incluye nuestras emociones.

Nuestras emociones de igual modo tienen un efecto directo en la manera en que


entendemos las historias del Antiguo Testamento. Cómo nos sintamos revelará u ocultará
diferentes aspectos de estos textos. Sobre todo, el temor reverente de Dios debe controlar
nuestras actitudes al leer las narraciones del Antiguo Testamento. «El principio de la
sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza»
(Proverbios 1:7). El temor o reverencia a Dios es esencial para entender la Escritura. Desde
luego, el término «temor» no es sinónimo de «espanto» o «terror». Involucra más que una
experiencia emocional; sin embargo, el temor de Dios es emocional. Para entender las
narraciones del Antiguo Testamento más allá de su nivel más elemental, debemos venir
con reverencia y temor de Dios. Aquellos que traten de interpretar sin espíritus sumisos y
humildes, torcerán y adulterarán las Escrituras.
55

Otro conjunto de emociones indispensables aparece en los grandes mandamientos.


El resumen que Jesús hizo de la ley y los profetas debe estar en primer plano en la mente
de los intérpretes. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda alma y con
toda tu mente (…) Amarás a tu prójimo como a ti mismo». De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas (Mateo 22:37-40).

El amor a Dios y al prójimo es esencial para la hermenéutica. No debemos reducir


estos mandamientos a meras emociones, pero la lealtad y el servicio que nosotros hemos
de dar al Creador y a nuestro prójimo incluyen el más profundo compromiso emocional.
La preparación emocional para interpretar las historias del Antiguo Testamento implica un
deleite en servir a Dios y a otros. Después de todo, ¿cuál es la meta de nuestro trabajo con
estos textos, sino el agradar a Aquel quien los dio al usarlos para el beneficio de nuestros
prójimos? Si venimos con corazones endurecidos en contra de las misericordias de Dios e
indiferentes a las necesidades de los que nos rodean, nos separaremos de las motivaciones
que sustentan a la investigación y aplicación de las narraciones del Antiguo Testamento.

Mas allá de esto, nuestra completa gama de emociones afecta la interpretación.


Influye en nuestra selección de los pasajes. Cuando estamos tristes, podemos tal vez buscar
historias que nos hagan sentir alegres. La manera en que nos sentimos también dirige
nuestra atención hacia un aspecto del pasaje en lugar de otro. Una pareja de enamorados
naturalmente se deleitará en la boda de Rut y Booz (Rut 4:13-15) más que en los otros
capítulos de la historia. Las actitudes ayudan o estorban a nuestra habilidad para reconocer
las aplicaciones de un texto a nuestras vidas. Alguien insatisfecho puede encontrar difícil
de entender por qué las quejas de Israel en contra del Señor en el desierto fueron una ofensa
seria (Números 14:26-35).

La disposición emocional influye la manera en la que leemos las historias del


Antiguo Testamento. Desafortunadamente, el modelo académico del erudito dedicado e
imparcial oscurece el papel de las emociones en la interpretación bíblica. A menudo
pensamos que el entendimiento simplemente es cuestión de obtener ciertos datos correctos.
Pero los datos y los sentimientos son compañeros en la hermenéutica.

Para resumir, el Espíritu nos prepara para interpretar la Escritura a través de la


santificación. En nuestro pensamiento, acciones y sentimientos, luchamos entre el Espíritu
y la carne. En la medida en que nos sometamos al Espíritu y crezcamos en la santificación
en todos los tres niveles, estaremos mejor preparados para leer las historias del Antiguo
Testamento.
56

Capacitación personal

¿Qué causa que un maestro sea diferente de otro? ¿Por qué un intérprete hace énfasis
en un aspecto del texto que otro ignora? Muchas diferencias entre nosotros no son resultado
de la lucha con el pecado, sino que surgen debido a nuestras diferentes capacitaciones
personales, es decir, los dones naturales y sobrenaturales que Dios ha dado a cada uno de
nosotros.

Para evitar complejidades limitaremos nuestra discusión a ciertas tendencias


psicológicas que tenemos cada uno de nosotros. No estamos tan interesados en las
habilidades físicas y sociales, aunque estos aspectos también afectan nuestro manejo de las
historias del Antiguo Testamento. Mas bien estaremos interesados en el área comúnmente
llamada personalidad.

Definiéndola informalmente, la personalidad son los rasgos distintivos psicológicos


que caracterizan los puntos de vista, comportamiento y emociones de una persona. Como
veremos, estas características personales tienen una influencia inevitable en la manera en
que interpretamos las narraciones del Antiguo Testamento.

Fuentes de las características personales

¿De dónde obtenemos nuestras características? ¿Qué aspectos de nuestra vida nos
moldean para ser el tipo de persona que somos? Dios utiliza innumerables influencias para
moldearnos como Él desea. No es posible sondear todas las fuentes que Dios utiliza. Sin
embargo, mientras más exploramos estas influencias, más llegamos a estar conscientes de
la manera en que el Espíritu nos prepara para la interpretación fructífera. Veremos tres
fuentes principales de nuestras tendencias psicológicas: la herencia, el ambiente y las
dádivas sobrenaturales.

Herencia. Una pregunta perenne en psicología ha sido cuál es la importancia relativa


de la herencia y el ambiente en el desarrollo de la personalidad. ¿Soy principalmente un
producto de mi dotación genética o de mi experiencia? ¿Son mis tendencias psicológicas
un asunto más de naturaleza o de crianza? Aunque el debate aún continúa, los psicólogos
modernos generalmente concuerdan en que tanto la naturaleza como la crianza, es decir, la
herencia y el ambiente, ejercen una poderosa influencia sobre nosotros.

La mayoría de nosotros nos damos cuenta de que el tamaño de nuestras orejas, la


textura de nuestro pelo, y el color de nuestros ojos los heredamos de nuestros padres. «Tiene
57

el mentón de su mamá y la nariz de su papá», decimos cuando miramos a través de la


ventana del cuarto de recién nacidos. Pero los estudios también revelan que la herencia
influye aun en nuestras características psicológicas.

La investigación sugiere, por ejemplo, que las inclinaciones hacia la depresión y la


esquizofrenia podrían ser heredadas. La inteligencia también está ligada a la genética. La
experiencia común nos enseña que las aptitudes especiales tales como la habilidad musical
y artística, son a menudo pasadas de padres a hijos. Dios ha diseñado el mundo para que
nuestra herencia genética determine quiénes somos de muchas maneras.

Ambiente. Otra fuerza poderosa detrás de nuestra personalidad es el ambiente. Las


experiencias de infancia temprana tienen una fuerte influencia sobre nosotros. Los padres
pueden equipar a un niño desde sus primeros años para el bien o el mal. La educación
formal, traumas varios, y toda clase de experiencias sociales determinan extensamente
nuestros valores, puntos de vista y comportamiento. Dios utiliza todo, desde los eventos
memorables más profundos hasta lo más básico de nuestra cultura, para prepararnos para
la interpretación.

Dádivas sobrenaturales. Finalmente, las dádivas sobrenaturales que vienen del


Espíritu Santo también influyen en nuestra personalidad. Como cabeza de la Iglesia, Cristo
otorga diferentes habilidades a los diferentes miembros de Su cuerpo (Romanos 12:6-8; 1
Corintios 12:1-11; Efesios 4:7-13; 1 Pedro 4:10). Algunos creyentes enseñan mientras otros
escuchan; algunos demuestran misericordia de maneras especiales mientras otros
demuestran gran fe. Algunos de nosotros han sido dotados de discernimiento; otros viven
relativamente inconscientes de los múltiples problemas y soluciones de la vida. Cualquiera
que sea el caso, los dones del Espíritu Santo influyen nuestros conceptos, comportamiento
y emociones.

Hemos visto que derivamos nuestras características de la herencia, la experiencia y


las dádivas sobrenaturales. Pero, ¿qué tienen que ver estas características con la
interpretación del Antiguo Testamento? Nos enfocaremos en dos maneras en las que las
cualidades personales afectan nuestro manejo de las narraciones del Antiguo Testamento.

Selecciones y prioridades

La percepción humana siempre es selectiva. Sin excepción, nosotros seleccionamos


y escogemos lo que reconocemos en nuestra experiencia. Al tener encuentros con el mundo
58

que nos rodea no podemos asimilarlo todo. En vez de eso, reconocemos ciertos elementos
y excluimos otros. La selectividad cognitiva entra siempre en acción.

Recuerdo la primera vez que traté de encontrar el puente George Washington en la


ciudad de Nueva York. Había autos por todos lados, las bocinas de los automóviles sonaban
por doquier, y los señalamientos dirigían a todas partes. En medio de este suplicio, me
desesperé. «Estoy a punto de explotar», le grité a mi esposa. «¡Ayúdame a encontrar el
puente!». De ese momento en adelante, ignoramos todo lo que nos rodeaba excepto el carro
que teníamos adelante y los señalamientos que nos dirigían a nuestro destino. En cuanto a
nuestro campo de atención se refería, la confusión de la ciudad dejó de existir. Las bocinas
dejaron de sonar; salidas, túneles y curvas desaparecieron. Tuvimos que ejercitar una
selectividad cognitiva radical.

Incluso en un escenario calmado y tranquilo, ejercitamos selectividad consciente e


inconsciente. ¿Qué puede ser más fácil que leer esta página? Sin embargo, usted no la
podría leer sin selectividad. No leemos las palabras al azar en la página. Leemos de
izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Ignoramos enteramente algunos elementos y
manejamos otros de acuerdo con las prioridades que hayamos establecido.

También somos selectivos al interpretar las historias del Antiguo Testamento.


Consideramos una cosa más importante que otra. Resaltamos algunos aspectos de la
historia y relegamos otros a un segundo plano. Parte de esta selectividad es intencional.
Nos concentramos en un verso en vez de otro debido a nuestras estrategias interpretativas.
Pero esta discriminación planeada es sólo la punta del témpano de hielo. Nuestras
selecciones son más involuntarias de lo que podemos imaginar. ¿Cómo ocurren estas
selecciones inconscientes? Muchas selecciones involuntarias se derivan de las influencias
genéticas, ambientales y de las dádivas sobrenaturales.

La historia de David trayendo el arca a Jerusalén (2 Samuel 6:1-23) provee un buen


ejemplo de cómo opera la selectividad en base a las características personales. En el párrafo
inicial de la narración, tres escenas introducen diferentes facetas del evento. David trae el
arca desde Baala con gran celebración (1-5). Uza toca el arca, y el Señor lo destruye (6-7).
David expresa temor por el suceso y envía el arca a otro lugar (8-11). ¿En cuál de estas tres
escenas los lectores tienden a poner su atención?

Si hiciéramos una votación, no sería sorprendente encontrar músicos atraídos por la


primera escena. «¿Cuáles eran esos instrumentos? ¿Cómo sonaban? ¿Cómo se veía la
59

procesión?». Aun cuando no ignoren totalmente otros aspectos de la historia, los músicos
a menudo se inclinarán hacia la escena que menciona la música.

Supongamos que otro lector recientemente ha perdido a un ser querido en una muerte
inesperada. Muchas preguntas han pasado por su mente: «¿Por qué Dios se lo llevó? ¿Qué
sentido tiene esto?». Esta persona podría pasar por alto la primera escena para quedar
atrapada por la repentina muerte de Uza. La experiencia lo ha traumatizado tanto que su
mente tiende a enfocarse en ese segmento de la historia.

Finalmente, supongamos que una persona creció en un hogar inestable. Su


personalidad ha sido modelada por el rechazo y los malos tratos por parte de aquellos que
supuestamente la querían. ¿Nos sorprenderíamos si esta persona se enfocara en la
inseguridad de David en la tercera escena? «Yo me identifico con eso», el lector pensaría.

Cada uno de estos intérpretes difiere de los otros, pero ninguno de ellos ha caído en
un error o ha sido desviado por el pecado. ¿Cómo puede ocurrir esto? Sus características
personales, es decir sus intereses y talentos, les dirigieron en direcciones diferentes.

Muchos intérpretes no están conscientes de cuánta selectividad ocurre mientras leen,


y esta falta de consciencia engendra la arrogancia hermenéutica. Asumimos que el estudio
cuidadoso evitará que descuidemos aspectos importantes del texto, pero esto nunca puede
lograrse. La interpretación siempre incluye selecciones basadas en nuestras características
personales.

En la práctica, entonces, cuando leamos historias del Antiguo Testamento, debemos


hacer más que evaluar un texto: debemos también evaluar la influencia de nuestras
características personales. ¿Cómo identifico mis tendencias psicológicas? ¿Cómo me ha
llevado mi personalidad a este aspecto del pasaje? Conforme nos hagamos conscientes de
nuestras tendencias naturales, podremos entonces avanzar en otras direcciones. ¿Qué áreas
de este pasaje he dejado sin analizar? ¿Cómo puedo ver más cosas en el pasaje que antes?

Estilo cognitivo

Las características personales también influyen nuestro estilo cognitivo, esto es, la
manera en que organizamos la información obtenida de la experiencia. Mucha de la
investigación psicológica se ha dedicado a los estilos cognitivos. Estos estudios sugieren
que la gente tiende a seguir una de dos direcciones hacia los objetos de conocimiento. Tal
como Van Leeuwen lo ha explicado:
60

Algunas personas (...) funcionan de una manera que es caracterizada por la objetividad,
abstracción y diferenciación en la esfera intelectual; independencia y logro en la esfera
social, autocontrol y estoicismo relativo en la esfera emocional. Otras personas
funcionan de una manera que es caracterizada por la intuición, concretización y
percepción global en la esfera intelectual, interdependencia y sociabilidad en la esfera
social, y libertad de expresión en la esfera emocional.

Estos dos estilos cognitivos pueden ser descritos como analítico y global.
Básicamente, el estilo analítico está orientado hacia el conocimiento detallado, crítico y
basado en los hechos. El estilo global está interesado en la síntesis, la intuición y la
emoción.

¿Cómo contestaría usted la pregunta: «¿Qué es una flor?»? Si usted tiende hacia un
estilo cognitivo analítico, su respuesta tal vez sería como la de un libro de botánica: «Una
flor es la porción reproductora de una esporofita que consiste de filamento, estigma...». Si
usted tiende hacia el estilo cognitivo global, su respuesta sería diferente: «Las flores son un
regalo de la primavera». Ambas definiciones son correctas. Difieren de acuerdo con el
estilo cognitivo.

Estos estilos son tendencias y no distinciones absolutas. Tendemos a ser más o


menos analíticos o globales en un área dada, y podemos actuar globalmente en algunas
tareas y analíticamente en otras. Sin embargo, el estilo cognitivo puede marcar la diferencia
en cómo entendemos las historias del Antiguo Testamento. Dos maneras en las que el estilo
cognitivo influye nuestra lectura de las narraciones del Antiguo Testamento son las
unidades específicas y extensas, y las dimensiones informativa y emotiva de un texto.

Unidades específicas y extensas. Podemos distinguir los estilos analítico y global


en la interpretación como tendencias hacia puntos de vista macroscópicos y microscópicos
que tratan con unidades específicas y extensas de un texto. Por un lado, los enfoques
analíticos ven a las narraciones principalmente en términos de unidades específicas. Un
intérprete con esta orientación usualmente diseca y analiza un pasaje en unidades de
palabras, frases, cláusulas, oraciones, o versículos.

Por otro lado, el acercamiento global ve la narración como una historia completa.
Esta perspectiva sintetiza los diversos elementos de la historia. Párrafos, episodios,
secciones, y libros completos ocupan el foco principal de la perspectiva global. El propósito
es entender las historias en términos de sus temas generales.
61

La mayor parte del entrenamiento académico en la interpretación bíblica ha


favorecido los enfoques analíticos y microscópicos. El uso de las narraciones del Antiguo
Testamento para probar posiciones doctrinales ha conducido a estilos exegéticos analíticos.
El predominio de filología clásica en la exégesis histórico-gramatical ha guiado a los
teólogos a enfocarse en unidades específicas de significado. Encontramos que, aun dentro
de los estudiantes que empiezan su educación teológica con una orientación global, al
término de sus estudios, la mayoría de ellos se han transformado en intérpretes
microscópicos.

Esta dirección en la teología académica embauca también a los laicos, cuyo


entendimiento de las historias del Antiguo Testamento se reduce frecuentemente a ver unos
pocos versículos de aquí y allá. Nuestros estudios bíblicos a menudo consisten en derivar
una lección moral de uno o dos versículos. Puesto que cada uno de nosotros aprende a
estudiar la Escritura en esta atmósfera, somos propensos hacia el examen microscópico de
las historias del Antiguo Testamento.

Las técnicas microscópicas tienen mucho que ofrecernos, pero este es sólo uno de
los enfoques exegéticos. Además, debemos afirmar la importancia del estilo cognitivo
global. Tomar consciencia de las unidades extensas es tan importante como enfocarse en
las partes específicas. En lugar de hacer siempre lo que viene naturalmente por nuestro
entrenamiento, debemos buscar maneras de tratar las historias macroscópicamente. Por lo
menos, algunas de las veces, «¿qué significa este versículo?» debe ser remplazado por
«¿qué significa esta historia, esta sección o este libro?».

Dimensiones informativa y emotiva. El estilo cognitivo también afecta nuestro


énfasis en las dimensiones informativas y emotivas de un texto. Los enfoques analíticos
hacen énfasis en el lado de la historia que tiene que ver con los hechos, mientras que la
mentalidad global hace énfasis en el lado afectivo. Ninguno de estos puntos de vista excluye
al otro, pero los intérpretes se inclinan en una dirección o en otra cuando leen las historias
del Antiguo Testamento.

Yo enfrenté esta distinción en mi primera clase de Biología en la Universidad, en la


que teníamos que abrir a una rata de laboratorio. El maestro nos indicó cómo hacerlo, pero
yo simplemente no pude. ¿Por qué? Porque que yo siempre había tenido el concepto de que
estos pequeños animales eran mascotas y no especímenes de laboratorio. Mientras otros
estudiantes podían tratar a estas ratas en una manera objetiva y sin sentimientos, fue
emocionalmente imposible para mí. Los médicos pasan por este mismo tipo de tensión.
62

Varios cirujanos me han dicho que tienen que entrenarse a pensar diferente acerca de las
personas que están en la mesa del quirófano, a cómo piensan de la gente en la vida
cotidiana. Hay mucha diferencia entre la manera en que nos acercamos a un objeto con un
enfoque científico y la manera en que nos relacionamos a ese mismo objeto en la
experiencia común y corriente.

El mismo tipo de tensión existe en la interpretación de las narraciones del Antiguo


Testamento. Como seguidores de Cristo, amamos estos textos; estos nos ofrecen palabras
de vida. Como David amaba y se deleitaba en las Escrituras (Salmo 199:14, 15, 48), ellas
también nos tocan en los más profundos niveles de nuestro ser. Pero cuando estamos
haciendo interpretación bíblica sofisticada, generalmente utilizamos un análisis muy
impersonal. Los métodos histórico-gramaticales han sido orientados hacia el aspecto lógico
e informativo de los textos. Como resultado, la mayor parte de los eruditos se acerca a las
narraciones del Antiguo Testamento tomando en cuenta escasamente el lado emocional.

Una inspección de los comentarios del primer capítulo de Jonás revela esta
tendencia. Los comentaristas usualmente muestran mucho interés en las construcciones
peculiares del hebreo y en la estructura del pasaje. Se centran más en las preguntas
relacionadas con la historicidad del evento. Con raras excepciones, los intérpretes pasan
por alto los aspectos emocionales del pasaje. Muy pocos mencionan, por ejemplo, la
notable ironía en el corazón de la historia. Mientras que el profeta está huyendo lo más lejos
posible del Señor, hipócritamente clama: «Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos,
que hizo el mar y la tierra» (Jonás 1:9). Pocos comentaristas se detienen a contar cómo el
escritor ridiculiza a Jonás al contrastarlo con los navegantes paganos que clamaban al Señor
(Jonás 1:14), haciendo sacrificios, y votos (Jonás 1:16). Tensiones personales y emotivas
llenan este pasaje, pero nuestro estilo cognitivo habitual nos aleja de descubrirlas.

El reconocer esta tensión entre las dimensiones informativa y emotiva de un pasaje


puede ayudarnos a balancear nuestro estudio de las narraciones del Antiguo Testamento.
Nos ayuda a evaluar las maneras en las que naturalmente tendemos a interpretar la
Escritura. ¿Veo usualmente el lado emotivo del texto? ¿Me enfoco más en el lado
informativo?

En los capítulos que siguen exploraremos las maneras de leer con ambos estilos
cognitivos. Nuestro entendimiento de las historias del Antiguo Testamento será
enriquecido conforme vayamos más allá de las tendencias naturales de nuestras
características personales.
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Cabe mencionar una consideración final. Dios diseñó el que haya diferencias entre
los cristianos para que de esta manera podamos beneficiarnos unos a otros. «El ojo no puede
decirle a la mano: no te necesito» (1 Corintios 12:21). El honrar la diversidad de dones en
la Iglesia es una lección dura de aprender, especialmente para los cristianos con fuertes
convicciones teológicas. Ellos casi siempre suponen que las diferencias en la interpretación
son asunto de estar en lo correcto o estar equivocado. Indudablemente, este es a menudo el
caso. Pero las diferencias entre un intérprete y otro también pueden ser una diferencia de
características personales en vez que un desacuerdo real. Frecuentemente, estas diferencias
pueden resolverse si las reconocemos por lo que son en realidad.

Aunque hemos tocado brevemente sólo dos aspectos de este tema, es evidente que
las características personales afectan grandemente nuestro entendimiento de las narraciones
del Antiguo Testamento. Debemos llegar a ser conscientes de nuestra selectividad y de
nuestro estilo cognitivo. Al hacerlo, nos estaremos preparando más íntegramente para la
tarea hermenéutica que tenemos por delante.

Llamado

Un tercer aspecto de la vida cristiana que afecta la interpretación es nuestro llamado.


Además de la santificación y las características personales, el Espíritu Santo usa nuestras
responsabilidades en la vida para prepararnos para interpretar. El llamado se refiere a dos
aspectos de nuestra experiencia cristiana: nuestros roles vocacionales en la iglesia y la
sociedad, y los proyectos específicos que realizamos en nuestro servicio a Dios.

Roles vocacionales

Había una vez una joven que estaba a punto de participar en su primer concurso de
arte público. Estaba emocionada por esta oportunidad de exponer su obra. Sin saberlo, sin
embargo, los otros participantes eran mucho mejores que ella. Su mejor pieza, comparada
con la de los otros participantes, parecía un garabato de niño preescolar. Afortunadamente,
la directora del espectáculo era amiga de ella. Un día antes del concurso, la directora llamó
a su amiga por teléfono y le dijo: «Susy, como directora, te tengo que decir que te presentes
mañana a las 8:00 a.m. Pero como tu amiga, te debo que decir que sería mejor que no te
presentaras».

Como organizadora del concurso, la directora tenía un mensaje que decirle, pero
como amiga tenía otro diferente. No se estaba contradiciendo, aun cuando sus palabras
fueron muy diferentes. Simplemente habló desde la perspectiva de dos roles: directora y
64

amiga. Felizmente, la joven tomó el consejo de su amiga y se evitó un momento


desagradable.

Nosotros nos enfrentamos a circunstancias similares cuando leemos las historias del
Antiguo Testamento. El rol que asumimos en la vida moldea la manera en que
interpretamos. Los creyentes tienen que cumplir muchos llamados en la iglesia y en la
sociedad. Dios nos ha puesto en diferentes posiciones, cada una con sus propias
responsabilidades. Tenemos vocaciones en la iglesia. Los pastores, ancianos, maestros y
diáconos tienen ciertas tareas que cumplir. Los comités de la iglesia les asignan tareas a sus
miembros. Algunos dirigen; otros siguen. Algunos evangelizan; otros sirven a los
necesitados (Romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:37-31; Efesios 4:11-13).

Nuestras vocaciones van más allá de la iglesia. Dios nos llama para que cumplamos
nuestro papel según Su imagen en cada aspecto de la vida. Los creyentes en Cristo estamos
llamados a servir en la familia, escuela, negocio, política y arte. Algunos de nosotros somos
líderes de la comunidad; otros, ciudadanos comunes. Algunos son empleados, otros
presiden. Algunos son padres; otros, hijos. Cualquiera que sea nuestro llamado, como
seguidores de Cristo servimos «al Señor» (Colosenses 3:18-34).

Para complicar las cosas un poco más, los roles en nuestras vidas cambian
constantemente. Por ejemplo, en el transcurso del día, mi esposa no es sólo miembro de la
iglesia, sino también es esposa, hija, hermana, amiga, empleada, vecina, ciudadana, cliente,
estudiante, paciente, pasajera, cocinera, ama de casa, consejera, correctora, maestra y
enfermera, sólo por nombrar algunas de sus funciones. Cada uno de nosotros cumple una
multitud de roles y tiene muchos llamados.

Nos demos cuenta o no, siempre leemos las historias del Antiguo Testamento desde
el punto de vista de nuestras vocaciones. Los intérpretes no pueden desentenderse
completamente de sus llamados en la vida. Leemos como estudiantes, madres, padres, hijos
y pastores.

Debemos aclarar esta observación. Aunque el leer desde un rol u otro siempre afecta
nuestra interpretación de las historias del Antiguo Testamento, esta influencia varía. Los
niveles básicos de entendimiento a menudo son los mismos sin importar nuestra vocación.
La comprensión elemental acerca de un texto que un pastor tenga puede ser muy similar a
la de un niño. Por ejemplo, al leer las palabras de Balaam: «¿No cuidaré de decir lo que
Jehová ponga en mi boca?» (Números 23:12), ambos estarían de acuerdo que Balaam sintió
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que debía decir lo que Dios le dijo. A un nivel rudimentario, también ambos entenderían
de la misma manera las palabras «Sea la luz» (Génesis 1:3). A este nivel, la vocación no
produce gran diferencia.

Pero cuando vamos más allá de los niveles básicos de entendimiento, las diferencias
entre leer en un rol o en el otro se hacen más evidentes. Nuestra vocación afecta el método
que seguimos, las elecciones que hacemos, el énfasis por el que optamos y el orden de
nuestras presentaciones.

Un ejemplo será suficiente. Cuando enseño el libro de Jueces en el Seminario, dedico


toda una clase al evento de la violación de la concubina del levita (Jueces 19:1-30). Mi
propósito principal es demostrar que Jueces fue escrito para probar la necesidad de un Rey
temeroso de Dios en Israel. Esta antigua historia de horror ilustraba cómo la anarquía social
prevalecía cuando «no había rey en Israel» y «cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jueces
21:25). Al final de esta lección, la mayoría de los estudiantes están convencidos de que
Israel necesitaba un Rey.

Pero cuando enseñé acerca de Jueces en nuestro culto familiar, pasé por alto el
episodio completo. Tenía muchas de las mismas intenciones que tenía en el salón de clases.
Quería que mi hija de ocho años entendiera el propósito de Jueces. Pero entonces, ¿por qué
omití este pasaje? Porque estaba leyendo en mi rol de padre de una niña de ocho años.
Temía que el capítulo 19 pudiera causarle un trauma, así que llegué al mismo punto usando
otros pasajes del libro. Las decisiones interpretativas de un padre son bastante diferentes a
las de un profesor.

Variaciones similares ocurren cada vez que interpretamos la Biblia. Buscamos


cosas, ignoramos otras y manejamos materiales en cierta manera debido a la dirección de
nuestro llamado. Incluso el intento de ser imparcial en cuanto a un llamado en particular es
en sí una vocación: la de leer en el rol de un examinador objetivo. Negar los efectos de
nuestra vocación sobre la interpretación no nos salvaguarda de mal utilizar los textos en
favor de nuestros propios intereses. De hecho, el fallar en estar conscientes de nuestros
roles nos conduce a abusar inintencionalmente del texto.

Los pastores jóvenes recién graduados del Seminario a menudo experimentan


confusión de roles. Los años que han pasado viendo a los catedráticos en acción hacen que
muchos pastores actúen como eruditos académicos al estar en el púlpito. Pero el púlpito no
es una cátedra escolar. La práctica hermenéutica de los maestros de Seminario es
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frecuentemente un modelo limitado para la interpretación pastoral. A menos que los


pastores lleguen a estar más conscientes de la vocación a la cual Dios les ha llamado, tienen
el riesgo de ser instructores académicos en lugar de pastores del pueblo de Dios.

Por lo tanto, debemos buscar el estar más conscientes de nuestros llamados cuando
interpretemos. ¿Qué vocación estoy cumpliendo? ¿Qué influencia está teniendo el sentido
de mi llamado en mi enfoque de este pasaje? Mientras más cuidadosamente respondamos
a estas preguntas, más esperanza tendremos de estar manejando responsablemente las
narraciones del Antiguo Testamento.

Proyectos específicos

Dentro de nuestros múltiples papeles en la vida, tenemos también muchos proyectos


específicos, o tareas, que afectan la manera en la que interpretamos las historias del Antiguo
Testamento. Leemos diferentemente los pasajes conforme vamos cambiando de un rol a
otro, pero también interpretamos a la luz de algún proyecto particular que tengamos a la
mano. Como padres, utilizamos las narraciones del Antiguo Testamento de muchas
maneras diferentes para nuestros hijos. Como amigos compartimos estos textos con una
variedad de propósitos. Como pastores, utilizamos las historias del Antiguo Testamento
para instruir, corregir, confortar, guiar y animar a la gente que servimos. Nuestras tareas
influyen en la manera en que tratamos estos pasajes. En este sentido, no leemos
simplemente como alguien; sino también leemos para cumplir un propósito u otro.

Desde luego, hay similitud en las maneras en que manejamos las historias del
Antiguo Testamento, a pesar de nuestros proyectos específicos. Pero a medida en que
vamos más allá de evaluaciones básicas del texto, nuestras tareas específicas tienen una
gran influencia sobre los métodos y conclusiones de nuestro estudio.

Hace algunos años tuve la oportunidad de predicar en tres iglesias diferentes acerca
de la celebración de la pascua de Ezequías (2 Crónicas 30:1-27). Esta experiencia me abrió
los ojos a la poderosa influencia que tienen los proyectos específicos.

Esforzándose hasta lo máximo, Ezequías invitó a las tribus del Norte a celebrar la
pascua con él en Jerusalén (v.1-9). Muchos se rehusaron, pero algunos aceptaron la
invitación (v.10-12). La festividad se estaba desarrollando espléndidamente hasta que
algunos de los participantes se enfermaron porque habían fallado al no pasar por el ritual
de purificación (v.15-18a). En medio de esta catástrofe, Ezequías oró para que Dios viera
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los corazones de la gente, les perdonara y sanara (v.18b-19). Dios, en respuesta, sanó a los
enfermos, y la fiesta continuó con gran alegría (v.20-21).

Esta historia concuerda bien con el propósito general del cronista de reunificar a
Israel en el período post-exílico. El norte y el sur se unieron en adoración a Dios en el
Templo. El cronista utilizó esta reunificación dirigida por Ezequías como un modelo a
seguir por sus lectores al restaurar el reino en sus días.

Cuando estudié este pasaje para predicarlo en tres iglesias diferentes, muchos
aspectos de mi trabajo permanecieron intactos. Mi vocación básica era la misma: era un
ministro visitante invitado a tener el sermón. Mis métodos fueron básicamente los mismos.
Aun así, manejé el pasaje de manera diferente en cada congregación.

En la primera iglesia, me enteré de que la congregación tenía necesidad de un mayor


compromiso con la Palabra de Dios. Como pueden imaginarse, exploramos de cerca la
manera en la que Ezequías estaba comprometido con la Palabra de Dios. Desde su juventud
había guardado los mandamientos que el Señor le dio a Moisés (2 Reyes 18:6). Él
consideraba que las dificultades de Judá eran el resultado de la desobediencia de la ley (2
Crónicas 29:6-10). Él purificó a Judá de las prácticas de idolatría (2 Reyes 18:4). Renovó
el pacto, limpió el templo y restituyó la pascua (2 Crónicas 29:3-10; 30:1-5).

En la segunda iglesia, la congregación estaba comprometida con la pureza doctrinal,


pero necesitaba ánimo para buscar la paciencia y la unidad. Esta consideración me condujo
a explorar más de cerca el deseo del rey por la unidad. Examinamos cómo Ezequías había
enviado cartas invitando a todas las otras tribus para la celebración de la pascua (2 Crónicas
30:1). Cuando aquellos que vinieron no se purificaron, Ezequías oró a el Señor para que
los perdonara (v.18-20). Les mostré cómo Dios bendijo a Ezequías dándole un espíritu de
unidad a la gente (v.12). Repentinamente, se centralizaron aspectos del pasaje que no había
enfatizado en mi primer estudio.

Finalmente, al prepararme para mi tercer mensaje, sólo tenía una pequeña idea de
las necesidades de la congregación. Así que determiné presentar el cuadro completo. Mi
preparación se enfocó entre balance de pureza y unidad que Ezequías demostró en sus
reformas. Mi estudio y mi presentación fueron enfocados en ambos lados de la historia por
igual.

En un grado o en otro, los propósitos particulares del intérprete siempre influyen en


su estudio y descubrimientos. Perseguimos una línea de pensamiento y no otra; exploramos
68

un área y no otra; hacemos énfasis en un asunto y no en otro. Nos acercamos a las historias
del Antiguo Testamento con muchos propósitos legítimos: adoración, evangelismo,
doctrina, ánimo y corrección. Leemos las historias del Antiguo Testamento con propósitos
diferentes cuando estamos en devocionales personales, en cultos familiares, en la iglesia,
en la escuela, durante una enfermedad, en cumpleaños, bodas y funerales.

Conforme vamos enfrentando diferentes situaciones en la vida, nuestras


interpretaciones pueden parecer inusuales. Pero inusual no necesariamente implica
ilegítima. Thiselton ofrece una analogía que ilustra la amplitud de las interpretaciones
legítimas: «Un piano puede ser utilizado como leña, y en la mayoría de las circunstancias
esta sería una acción irresponsable. Pero si uno se estuviera muriendo de frío, aislado en un
témpano de hielo en el Océano Antártico, aun el quemar un Steinway podría considerarse
un acto responsable». Por supuesto, esto no quiere decir que las historias del Antiguo
Testamento pueden significar cualquier cosa que nosotros queramos que signifiquen. A
través de este estudio, desarrollaremos protecciones en contra de abusos e interpretaciones
equívocas. Pero dentro de las dimensiones de la interpretación apropiada, debemos
reconocer que la manera de entender las historias del Antiguo Testamento depende en gran
parte de nuestros propósitos específicos en la interpretación.

Como resultado, necesitamos estar conscientes de esto cuando vamos a las historias
del Antiguo Testamento. Debemos examinar no solamente el texto que tengamos en frente,
sino también lo que estamos intentando hacer con él. ¿Cuáles son mis propósitos
específicos? ¿Cómo debo trabajar con el texto para llegar a esta meta? ¿Qué estoy pasando
por alto debido a mi proyecto específico?

Conclusión

Empezamos este capítulo con la observación de que la interpretación del Antiguo


Testamento es influenciada por varios factores de la vida que frecuentemente pasamos por
alto. No sólo debemos prestar atención a los asuntos que ordinariamente se consideran en
los estudios bíblicos; sino que también debemos reconocer la influencia del amplio margen
de nuestra santificación, características personales y nuestro llamado. A medida que
examinamos cómo el Espíritu Santo nos prepara para interpretar por medio de estas áreas,
estamos mejor equipados para descubrir los tesoros que nos aguardan en las historias del
Antiguo Testamento.
69

Preguntas de repaso

1. ¿Qué es santificación? ¿Cómo afectan a la interpretación las dimensiones


conceptual, conductual y emocional? Ilústrelo con un pasaje específico.
2. ¿Cómo es utilizado el concepto “características personales” en este estudio? ¿Cuáles
son sus fuentes? ¿Cómo afectan la interpretación?
3. ¿Cuál es el llamado de un intérprete? ¿Por qué debemos siempre reconocer nuestro
llamado al interpretar? Ilústrelo con un pasaje específico.

Ejercicios de estudio

1. Haga una lista de las cinco cosas más importantes que normalmente usted hace para
prepararse para leer el Antiguo Testamento. Clasifique esos puntos en santificación
conceptual, conductual, y emocional. ¿Cuál es su fortaleza? ¿Cuál es su debilidad?
¿Cómo debería ampliar su preparación?
2. Pida a cuatro personas que identifiquen un aspecto importante de Génesis 1:1-2:4.
Compare sus respuestas. ¿Qué influencias puede usted detectar provenientes de sus
características personales? ¿Puede aumentar la lista de aspectos importantes del
texto?
3. Lea Génesis 9:1-11. ¿Cómo debería variar su énfasis de interpretación cuando se
esté preparando para enseñar este pasaje a un grupo de preescolares, a una clase
universitaria de historia, a un estudio bíblico para adultos, o a una misión en la
ciudad? ¿Por qué?
70

CAPÍTULO TRES
LA INLFUENCIA DE LA INTERACCIÓN

«Nunca entres al agua tú solo». Esa fue una de las primeras reglas que aprendí en la
clase de natación. «Si te ves en problemas, alguien debe estar allí para ayudarte». Por
supuesto, como todo niño de nueve años, tenía muy poco conocimiento de lo peligrosa que
el agua podía ser. Nunca apliqué la regla sino hasta un verano que estuve en la playa.

Me quede atónito parado en la arena mientras las fuertes corrientes se llevaban mar
adentro a un primo mayor que yo. Salté al agua y nadé para ayudarlo. Pero cuando le
alcancé, se colgó de mí, y ambos nos hundimos. Segundos después lo empujé y lo dejé
solo. Todavía puedo recordar cómo gritaba: «¡No te vayas! ¡No me dejes!».
Afortunadamente, cuando me acercaba a la orilla, dos hombres corrieron y rescataron a mi
primo de una muerte segura. Nunca olvidaré ese día. Nunca voy a nadar a solas.

Similarmente, no deberíamos intentar interpretar solos las narraciones del Antiguo


Testamento. Existen peligros en la interpretación de estos textos. Fuertes corrientes pueden
hundirnos en un mar de mal entendimiento. Por seguridad debemos aprender a interpretar
en comunidad, de esta manera, habrá alguien para ayudarnos en caso de estar en problemas.

En el capítulo anterior vimos cómo el Espíritu Santo nos prepara para leer las
historias del Antiguo Testamento a través de diferentes aspectos de nuestra vida cristiana
individual. En este capítulo exploraremos la segunda influencia principal que afecta la
interpretación: la interacción en la comunidad. Al examinar la interacción que tenemos con
otros, nos referiremos a tres puntos principales: ¿Cuál es la comunidad dentro de la que
interactuamos? ¿Cuál es la dinámica de la interacción? ¿Cómo se relacionan la
interpretación y la interacción? Conforme exploremos estos temas, veremos cuánta
influencia recibimos de otra gente cuando interpretamos las historias del Antiguo
Testamento.

La interacción en comunidad

La mayoría de los evangélicos leen las historias del Antiguo Testamento como si
necesitaran muy poca ayuda de otras personas. «Todo lo que necesito es el Espíritu, la
Biblia y a mí mismo». Aunque este punto de vista identifica los principales elementos de
71

la interpretación, es sólo una representación parcial del cuadro. También necesitamos la


ayuda de una comunidad cuando interpretamos las narraciones del Antiguo Testamento.

Todos vivimos en algún tipo de comunidad. Nos asociamos en familias, amistades,


clubes, vecindarios y naciones para tener apoyo. El primer comentario negativo de Dios
hacia su creación revela la importancia de estas comunidades. Todo lo que hizo era «bueno»
(Génesis 1:25); y al final todo era «muy bueno» (1:31). Pero cuando vio al hombre viviendo
solo, declaró: «No es bueno que el hombre esté solo» (2:18). Dios nos creó para vivir y
trabajar con otros.

La comunidad humana

Como seguidores de Cristo, nosotros trabajamos en dos comunidades. Primero,


interactuamos con los seres humanos en general. En la esfera de la gracia común,
compartimos muchas cosas con otras personas, a pesar de nuestras diferencias en
convicciones religiosas. Vivimos en el mismo mundo físico, compartimos muchos ideales
culturales y trabajamos juntos hacia metas comunes. Aunque no debemos caer en la
corriente pecaminosa de este mundo, estamos involucrados con el resto de la raza humana.

La mayor parte de nosotros reconoce la necesidad de interactuar con la humanidad


en general. Raras veces verificamos las convicciones religiosas del mecánico automotriz.
Sencillamente lo llamamos si tiene la reputación de ser honesto y trabajador. El
exterminador de insectos no tiene que ser cristiano. No pedimos hablar con un policía
cristiano cuando hablamos con la estación de policía. En la vida diaria, constantemente
dependemos de personas que no comparten nuestras creencias. Por lo tanto, no nos debe
sorprender el que debamos interactuar también con inconversos en el estudio de las
historias del Antiguo Testamento. Hombres y mujeres que no profesan fe en Cristo, han
hecho trabajos importantes en muchas áreas relacionadas con estos textos. Mucho de su
trabajo histórico, lingüístico, filosófico y aun teológico, ha contribuido significativamente
a la interpretación de las narraciones del Antiguo Testamento.

Pero, ¿cómo es que los no cristianos pueden tener ideas importantes acerca del
Antiguo Testamento? ¿No están acaso desprovistos del Espíritu Santo, quien es esencial
para la interpretación? Para responder estas preguntas, debemos darnos cuenta de que la
Biblia presenta un perfil bipolar de los no creyentes. A veces la Escritura los describe en
términos de su sistema de incredulidad, sus lealtades básicas y sus tendencias. Otras veces,
la Escritura los representa en términos de sus estilos de vida reales.
72

Por un lado, en sus advertencias a los colosenses, Pablo revela la convicción


fundamental de los no cristianos: «Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y
huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del
mundo, y no según Cristo» (Colosenses 2:8). Los incrédulos tienen una lealtad básica a la
tradición humana, o autonomía humana. Esta lealtad básica moldea la manera en que ellos
piensan, actúan y sienten acerca de todas las cosas. Ellos suprimen la verdad de la
revelación general (Romanos 1:18); aman las tinieblas y odian la luz (Juan 3:19); su
entendimiento se ha envanecido y entenebrecido (Efesios 4:17-18). Los efectos del pecado
alcanzan aun los procesos de pensamiento. En principio, la rebelión de los incrédulos en
contra de Dios remueve toda esperanza de entendimiento verdadero de Dios, del mundo y
de la humanidad. Mientras más consistentemente se adhieran a la autonomía humana, más
vanos y sin valor son sus esfuerzos.

Sin embargo, por otro lado, Dios no abandona a los incrédulos a su propia suerte.
En la gracia común, Él restringe sus intentos de vivir consistentemente en rechazo de
Cristo. Los no cristianos viven de manera inconsistente con sus convicciones básicas y
reflejan su carácter como imagen de Dios. Tal como Pablo dijo: «Porque cuando los
gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan
ley, son ley para sí mismos» (Romanos 2:14). Los incrédulos no cumplen totalmente con
sus convicciones hacia la autonomía humana. De una forma u otra, ellos consciente o
inconscientemente se basan en “capital prestado”, es decir, puntos de vista y creencias
importantes que sólo tienen sentido desde una cosmovisión cristiana. Estas inconsistencias
son el resultado de las operaciones comunes, no redentoras, del Espíritu.

La Escritura confirma esta perspectiva. Por ejemplo, el libro de Proverbios insiste


en que el conocimiento y la sabiduría dependen en última instancia de «el temor del Señor»
(1:7). El conocimiento verdadero pertenece a una filosofía de vida que se somete a las
enseñanzas de la religión bíblica. Sin embargo, Proverbios depende extensamente de los
dichos de hombres sabios de otras culturas en el Antiguo Cercano Oriente. De hecho, los
proverbios de Agur (30:1-33) y Lemuel (31:1-9) probablemente fueron originados fuera de
Israel. Gente sabia del mundo antiguo fue bendecida con conocimientos significativos de
gracia común que fueron valiosos para los hombres y mujeres de la fe verdadera.

El Nuevo Testamento también provee amplia evidencia de una interacción similar


con los no creyentes. Jesús dijo a sus seguidores que aprendieran tanto como pudieran de
sus maestros judíos no creyentes, aunque les previno de su hipocresía (Mateo 23:1-12).
Pablo se refirió positivamente a palabras de filósofos paganos. En Hechos 17:28, él cita a
73

Arato y Cleantes. En Tito 1:12, alude a Epiménides. De forma similar, en 1 Corintios 15:33
hace referencia a Menander. Claramente, Dios, en la gracia común, concede a los
incrédulos muchos conocimientos importantes.

Los evangélicos se van a los extremos al considerar el trabajo de los no creyentes


con la Biblia. Por un lado, algunos de nosotros tenemos tanto miedo de sus ideas falsas que
evitamos todos sus comentarios y escritos teológicos. «Esos escritores no son cristianos»,
decimos. «¡Mantente alejado de ellos!». Pero esto niega las obras comunes del Espíritu.
Consideremos el consejo de Calvino: «Si consideramos al Espíritu de Dios como la única
fuente de verdad, no debemos ni rechazar la verdad en sí misma, ni despreciarla en
dondequiera que aparezca, a menos que deseemos deshonrar al Espíritu de Dios».

Por otro lado, sin embargo, algunos evangélicos olvidan que las lealtades básicas y
las convicciones religiosas hacen una marcada diferencia en la interpretación. Ellos
manejan las opiniones de los no creyentes con muy poco examen minucioso. Pero las
predisposiciones del intérprete, especialmente su condición espiritual, influyen
profundamente en sus interpretaciones. Nunca debemos olvidar que la adherencia a la
autonomía humana corrompe el trabajo de los no creyentes con las historias del Antiguo
Testamento.

Ninguno de estos dos extremos es apropiado. Debemos reconocer las valiosas


aportaciones de los no creyentes, sin ignorar los peligros de sus puntos de vista. El
interactuar con los no creyentes es como excavar buscando oro. “Pepitas” de conocimientos
valiosos están mezcladas con toneladas de lodo y piedras inservibles. No debemos ser
engañados por oro falso, pero tampoco debemos ser tan tontos para pasar por alto oro
genuino, sin importar donde lo encontremos. Somos parte de la raza humana y debemos
estar listos para interactuar con los no creyentes al buscar entendimiento de las historias del
Antiguo Testamento.

La comunidad cristiana

Los cristianos también pertenecemos a una segunda comunidad: el cuerpo de Cristo.


Hemos sido incorporados a la nueva humanidad de fe (1 Corintios 12:13). En esta
comunidad especial, gozamos de una comunión familiar que trasciende cualquier vínculo
que tengamos con la humanidad en general. Compartimos «un Señor, una fe, un bautismo»
(Efesios 4:4-6). Más importante para la hermenéutica, compartimos la obra santificadora e
iluminadora del Espíritu Santo.
74

La doctrina de la Reforma concerniente al sacerdocio de los creyentes apunta hacia


una extensa interacción entre los creyentes. Lamentablemente, esta doctrina se mal entiende
a menudo como queriendo decir que la interpretación de la Escritura es puramente un
asunto de juicio privado. Pero nada puede estar más lejos del significado original de esta
doctrina. Los reformadores afirmaban el sacerdocio de todos los creyentes en contra de la
fidelidad ciega a la autoridad oficial de la iglesia. Ellos insistían en que el entendimiento
de la Escritura era la responsabilidad de todos los creyentes trabajando en conjunto como
el cuerpo de Cristo. De acuerdo con el punto de vista de Eastwood, «la doctrina del
sacerdocio de los creyentes, propiamente entendida, trasciende la distinción entre clero y
laicos, y aunque permite la diferencia de funciones, las une en el ejercicio de un sacerdocio
el cual es común a todos». El sacerdocio de los santos no es individualista; es algo que
tenemos en común con todos los creyentes. Nosotros interpretamos la Biblia juntos.

Cuando el Nuevo Testamento habla de nuestra comunión con otros creyentes, lo


hace frecuentemente en el contexto de servicio mutuo y cooperación (Filipenses 2:1-4; 1
Corintios 12:12-31). No estamos solos: trabajamos juntos para el Reino de Dios. Unimos
nuestras manos para servirnos uno al otro en el cuerpo de Cristo. De la misma manera, nos
unimos para entender las historias del Antiguo Testamento. Estudiamos juntos en la iglesia,
en el hogar y en la escuela. Nos servimos uno al otro al intercambiar ideas con la esperanza
de que el Espíritu orquestará nuestras contribuciones individuales en una sinfonía de
entendimiento.

En nuestros días, la necesidad de la interacción en la comunidad de la fe es más


grande que nunca. Vivimos en una era de explosión informativa. Por años los eruditos se
han enfocado en el Nuevo o en el Antiguo Testamento. Hoy en día, la tendencia es limitar
el foco de atención aún más, a sólo pequeñas porciones del Antiguo o Nuevo Testamento.
Conforme la interpretación bíblica ha llegado a ser más compleja, el campo de estudio
requerido ha crecido enormemente, y nos hemos visto forzados a especializarnos.

La creciente especialización hace evidente nuestra necesidad de cooperación. Por


ejemplo, los pastores y maestros simplemente ya no pueden ser expertos en todas las áreas
requeridas para la interpretación de las narraciones del Antiguo Testamento. Necesitamos
ser competentes en general en una gran variedad de materias, pero el tiempo y el talento
limitan nuestra habilidad para investigar profundamente muchas áreas. La única manera de
evitar el que trabajemos enteramente en ignorancia es interactuar con aquellos que son
especialistas en otras áreas.
75

¿Cuánto interactúa usted con otros al interpretar las narraciones del Antiguo
Testamento? Desde la perspectiva bíblica, la interpretación responsable requiere
adherencia a la interacción en comunidad. Necesitamos la ayuda de otras personas, tanto
de dentro como de fuera de la fe cristiana.

Dinámica de la interacción cristiana

Hace algunos años un amigo me pidió que entrenara a un equipo de baloncesto.


Nunca lo había hecho antes y tampoco conocía a los muchachos, pero de todas maneras
tomé el trabajo. Primero, probé la habilidad de cada jugador: quién podía driblar, quién
podía rebotar, quién podía tirar desde afuera del área. Después formé un equipo; les enseñé
cómo trabajar juntos. Pasamos semanas entrenando y practicando jugadas. No sabía mucho
de cómo dirigir un equipo deportivo, pero sabía esto: tienes que identificar el talento de
cada jugador y moldear a los jugadores para jugar en equipo.

La interacción en comunidad cristiana es un trabajo de equipo. Si vamos a trabajar


juntos debemos hacer por lo menos dos cosas. Primero, debemos familiarizarnos con los
diferentes jugadores de nuestro equipo. ¿Qué tareas se han de hacer? ¿Quién las realizará?
Segundo, debemos aprender a coordinar con el resto del equipo la contribución de cada
jugador. ¿Cómo hemos de cooperar con otros?

Elementos de la interacción

¿Qué elementos de la interacción debemos considerar al acercarnos a las historias


del Antiguo Testamento? ¿Qué jugadores componen nuestro equipo? Por conveniencia,
hablaremos de tres elementos básicos: la herencia teológica, la comunidad actual y el
juicio privado.

La Herencia teológica. El primer elemento de la interacción es la herencia teológica;


las expresiones históricas de la fe cristiana en las que identificamos nuestras raíces
espirituales. Hasta cierto punto, todos obramos bajo la influencia de los creyentes que han
vivido antes que nosotros. Lo que consideramos una interpretación aceptable es
ampliamente determinada por lo que nuestra herencia teológica nos ha transmitido.

¿Por qué debemos estar interesados en la herencia teológica al interpretar las


narraciones del Antiguo Testamento? ¿Qué tiene que ver el pasado con nuestro
entendimiento hoy en día? La herencia teológica contribuye al entendimiento porque nos
muestra cómo el Espíritu Santo ha enseñado a Su pueblo en el pasado. Contrariamente a la
76

forma en que actuamos a menudo, el Espíritu Santo no empezó su obra de iluminación en


nuestra generación. Él siempre ha enseñado a la Iglesia.

Los creyentes en el pasado lucharon al igual que nosotros con el pecado y las
limitaciones. Debemos usar discreción al explorar sus puntos de vista (1 Juan 4:1).

Aprendemos de sus errores lo que debemos de evitar, pero también aprendemos de sus
éxitos lo que debemos hacer. Al considerar nuestra herencia cristiana, no hemos de imitar
«lo malo, sino lo bueno» (3 Juan 11). Debemos llegar a familiarizarnos con nuestra herencia
teológica y utilizarla al interpretar.

Una herencia teológica puede considerarse desde un enfoque amplio o un enfoque


reducido. Desde el enfoque amplio, los concilios ecuménicos de la iglesia temprana reflejan
las creencias que compartimos con todos los seguidores de Cristo. Documentos tales como
el Credo de Nicea, el Concilio de Calcedonia y el Credo de los Apóstoles, han establecido
los parámetros de la ortodoxia. La divinidad y humanidad de Cristo, la Trinidad y la
realidad histórica de nuestra redención en Cristo, proveen una sólida orientación hacia la
interpretación. Catalogamos como herejía el análisis de un pasaje que nos dirige hacia
proposiciones que contradicen estos y otros puntos de vista fundamentales del cristianismo.

Los protestantes también piensan que los principios fundamentales de la Reforma


no están sujetos a discusión. Doctrinas como Sola Fide (sólo la Fe), Sola Scriptura (sólo la
Escritura), y Sola Gratia (sólo la Gracia) son los pilares de la Reforma. Estos resúmenes
de las doctrinas bíblicas vitales continúan siendo sostenidos hoy en día por los protestantes
ortodoxos. Cualquier interpretación que parezca violar estos criterios protestantes es vista
con sospecha.

La herencia teológica también toma formas más notorias en los credos


denominacionales. Muchas iglesias tienen documentos formales que representan la
expresión clásica de sus tradiciones específicas. Las iglesias reformadas adoptan
documentos tales como La Primera y segunda Confesiones Helvéticas, el Catecismo de
Heidelberg y la Confesión de Bélgica, tanto como La Confesión de fe y catecismos de
Westminster. La postura de los luteranos es resumida en el Libro de Concordia, que
contiene la confesión de Augsburgo, la Fórmula de Concordia y el catecismo de Lutero.
Los anglicanos se basan en Los Treinta y Nueve artículos. Los bautistas encuentran una
herencia teológica en la Confesión de Filadelfia, que primero apareció como La Confesión
de Londres. Algunas denominaciones que han existido por largo tiempo no tienen credos
77

escritos, pero la tradición oral ha formado un conjunto de creencias comunes, y estas


doctrinas determinan la ortodoxia en sus iglesias.

Tanto estos criterios eclesiásticos escritos como los orales cambian a través de los
siglos, pero sus principios fundamentales han sido guías teológicas estables para las
generaciones sucesivas. Estas formulaciones existentes dentro de nuestra denominación en
particular también guían nuestra interpretación de las narraciones del Antiguo Testamento.

A un nivel menos formal, la herencia también incluye el trabajo de individuos


importantes del pasado. Cada rama de la iglesia tiene personas particulares que han ejercido
una duradera influencia en las creencias de esa tradición. Los luteranos observan a Martín
Lutero y Felipe Melancthon. Los calvinistas observan a Juan Calvino y a una variedad de
figuras continentales, británicas y americanas. Los metodistas encuentran sus raíces en Juan
y Carlos Wesley. Cada iglesia tiene líderes del pasado cuyos comentarios, sermones y
escritos teológicos son altamente respetados. Las opiniones de estos individuos usualmente
tienen menos peso que los credos y confesiones oficiales, pero sus puntos de vista son a
menudo usados como soportes importantes para interpretar.

¿Por qué debemos dejar que las creencias del pasado nos enseñen? ¿Por qué no
simplemente leemos los textos por nosotros mismos? En una palabra, el ignorar la herencia
teológica es el primer paso hacia la herejía. Consideremos algunos de los grupos heréticos.
Los Testigos de Jehová, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
(mormones), y otros grupos heterodoxos ignoran la herencia teológica del cristianismo
histórico. Aunque la mayoría de estos grupos no niega descaradamente la autoridad de la
Escritura, se rehúsan a aprender de la obra del Espíritu en la Iglesia. El descuido de la
herencia teológica al leer la Escritura invariablemente conduce a serios errores.

La comunidad actual. El segundo miembro de nuestro equipo hermenéutico es la


comunidad actual. Este término se refiere a la obra interpretativa dentro de la iglesia
contemporánea. El Espíritu Santo no sólo nos da una rica herencia teológica, sino también
nos bendice con una comunidad viva de creyentes que contribuyen a nuestro entendimiento
de las historias del Antiguo Testamento.

La interacción a este nivel incluye a muchos grupos diferentes. En primer lugar, la


comunidad actual aparece en las cortes formales de la Iglesia. Tal como el apóstol Pablo se
sometió al Concilio de Jerusalén para obtener la sabiduría de otras autoridades de la Iglesia
(Hechos 15:6-29), también nosotros tenemos el privilegio de dirigirnos a las autoridades
78

debidamente establecidas de la iglesia. Muchas denominaciones tienen canales oficiales


por los que la sabiduría colectiva de la iglesia se expresa. Debemos evaluar cuidadosamente
estos pronunciamientos. Los documentos constitucionales, ensayos de posición, cortes de
consejo, y casos disciplinarios a menudo reflejan la enseñanza del Espíritu hoy en día.
Somos sabios al aprovechar estas expresiones de sabiduría colectiva.

En otras ocasiones nuestra comunidad actual toma la forma de sociedades


contemporáneas de eruditos, escuelas de teología y otras asociaciones paraeclesiásticas. En
estos casos, la autoridad eclesiástica es escasa pero el trabajo de tales grupos representa la
investigación fiel de intérpretes sinceros y bien entrenados. De ninguna manera sus juicios
son infalibles, pero sus puntos de vista deberían al menos hacernos dudar al respaldar una
interpretación contraria. Las posiciones apoyadas por mucha gente que honestamente busca
seguir al Espíritu merecen consideración cuando exploremos las historias del Antiguo
Testamento.

La interacción con la comunidad actual también incluye un respeto apropiado por la


enseñanza de algunos individuos dentro de la iglesia. El Espíritu ha estado equipando a
algunos creyentes con habilidades especiales para entender y explicar la Escritura (Efesios
4:11-12). En muchos casos, estas habilidades son reconocidas oficialmente a través de la
ordenación. En otras ocasiones, el don de la enseñanza llega a ser evidente a través de
medios informales. Cualquiera sea el caso, los intérpretes responsables no desdeñarán la
enseñanza de otros. Debemos dedicarnos a leer comentarios y teologías contemporáneos,
y a escuchar a otros cuando estemos interpretando las narraciones del Antiguo Testamento.

Aun las discusiones informales a cerca de la Escritura son parte importante de la


comunidad actual. Cuando participamos en estudios bíblicos, cuando estamos en
conversaciones de sobremesa, o al estar viajando en un auto, estamos envueltos en una
interacción que nos ayuda a interpretar las narraciones del Antiguo Testamento. En
ocasiones el Espíritu nos concede entendimiento profundo a través de personas de las que
menos esperábamos recibir algo. Los estudiantes enseñan a sus profesores, los feligreses
enseñan a sus pastores y los niños enseñan a sus padres. El Espíritu otorga conocimiento a
discreción suya. Cuando hablamos con otro creyente acerca de un texto, estamos
relacionándonos con personas que son enseñadas por el Espíritu. Mientras más sensibles
seamos a este hecho, mejor podremos obtener bendiciones de Su ministerio.

Además de los diferentes niveles de formalidad, la interacción en la comunidad


actual también fluctúa entre asociaciones amplias y limitadas. Las discusiones dentro de
79

los confines de nuestros grupos pequeños nos ofrecen la oportunidad de estudios a fondo.
Los puntos de vista que compartimos en una comunidad particular hacen posible explorar
juntos nuevas áreas de interés. Además, dentro de los límites de las comunidades
relativamente limitadas, somos más responsables por los otros; nos cuidamos unos a otros
de no caer en errores.

Aun así, debemos ser cuidadosos de no separarnos del contacto de otros grupos
cristianos. El limitarnos únicamente a una denominación particular puede truncar nuestra
exploración de las historias del Antiguo Testamento. Los creyentes de otras tradiciones
tienen diferentes perspectivas al referirse a estos textos; ellos notan cosas que nosotros
nunca vemos por nuestra propia cuenta. Si interactuamos únicamente dentro de nuestras
cómodas fronteras teológicas, nos perderemos mucho de la obra del Espíritu en la
comunidad presente. Las expresiones amplias y limitadas de la iglesia contemporánea son
vitales para la interpretación.

Así es como la comunidad actual forma el segundo elemento de la interacción. El


trabajo del Espíritu en nuestros contemporáneos es un rico recurso para nuestros propios
esfuerzos interpretativos.

El juicio privado. El juicio privado, es decir, nuestro entendimiento de las historias


del Antiguo Testamento aparte de toda interacción consciente con otros, es el tercer
elemento mayor de la interacción. Por supuesto, nunca escapamos completamente a la
influencia de nuestra herencia teológica y comunidad actual. A pesar de esto,
frecuentemente vamos a las narraciones del Antiguo Testamento con poco interés en lo que
otros han dicho, sino que leemos primordialmente desde nuestro punto de vista personal.

El juicio privado puede ser formal o informal. A veces nos formamos impresiones
al leer un texto e intuir su significado. En otras ocasiones, determinamos el significado de
una historia del Antiguo Testamento basándonos en un estudio cuidadoso. Cualquiera que
sea el caso, en nuestro juicio privado estamos preocupados por lo que nosotros pensamos
del pasaje y por lo que los demás piensan.

A pesar de la importancia de la herencia teológica y la comunidad actual, Dios hace


responsable a cada creyente de la búsqueda de su propio entendimiento de la Biblia. La
advertencia en las Escrituras es clara: todos daremos cuenta por lo que hagamos
individualmente con la Palabra de Dios. Como Pablo dice, «De manera que cada uno de
nosotros dará a Dios cuenta de sí» (Romanos 14:12). Los intérpretes de la Palabra no
80

podemos escondernos detrás de nuestras comunidades; cada uno daremos cuenta por la
manera en cómo manejamos las historias del Antiguo Testamento.

Los evangélicos a menudo van a los extremos con respecto al juicio privado. Por un
lado, algunos creyentes se sienten tan faltos de preparación que siguen ciegamente las
opiniones de otros. He escuchado a mucha gente decir: «No puedo entender la Biblia, yo
simplemente creo lo que el pastor dice». Algunos pastores, a su vez, tienen miedo de
aventurarse por sí mismos y se aferran a sus comentarios, repitiendo meramente lo que
otros han dicho.

Por causa de nuestra integridad personal, algunas veces debemos aferrarnos a


nuestros juicios privados a pesar de los puntos de vista de otros. ¿Dónde estaríamos hoy si
nuestros antecesores hubieran simplemente continuado el status quo de su herencia
teológica y su comunidad actual? Imaginen los efectos que habría en la Iglesia si Pablo no
hubiera resistido a Pedro al oponerse al error de los judaizantes (Gálatas 2:11-21). ¿Cómo
sería la Iglesia si Martín Lutero no se hubiera declarado en contra de Roma? Debemos
adherirnos a nuestro juicio privado cuando otros se desvían de la verdad.

Por otro lado, algunos evangélicos van al otro extremo. Asumiendo que ellos tienen
una mayor iluminación del Espíritu que todos los demás, convierten toda interpretación en
dogma petrificado. Toda opinión es firme y absoluta. No importa qué es lo que otros han
dicho en el pasado, no importa qué dicen los creyentes contemporáneos, muchos de
nosotros no cuestionamos nuestros propios puntos de vista acerca de los textos. Olvidamos
cuán fácilmente caemos en entendimiento errado.

Las interpretaciones personales siempre necesitan mejorarse. Aun el texto más


sencillo ofrece más de lo que nuestras mentes pueden consumir. Debemos interpretar en
humildad, listos para aprender de otros, para poder interactuar eficazmente dentro de la
comunidad cristiana.

Comprobación y balance

Un principio importante de los gobiernos democráticos es el concepto de la


comprobación y balance. Para protegerse de la tiranía, las diferentes ramas del gobierno se
vigilan unas a otras. Sin embargo, este sistema tiene sus inconveniencias. Puesto que nadie
tiene poder absoluto, pocas decisiones se pueden tomar rápida y fácilmente. Los dictadores
logran hacer más en menos tiempo. En menos de una década, Adolfo Hitler transformó a
Alemania en una poderosa máquina de guerra. Pol Pot reorganizó Camboya de la noche a
81

la mañana. El poder concentrado en un solo punto opera eficientemente. Aun así, como la
historia nos advierte, solamente un sistema de comprobación y balance puede protegernos
de la tiranía.

La interacción en comunidad también necesita un sistema de comprobación y


balance. A pesar de que la herencia teológica, la comunidad presente y el juicio privado
hacen una contribución importante, ninguno es necesariamente mejor que los otros. Cada
uno es bendecido por el Espíritu, y cada uno recibe la influencia del pecado. Como aquellos
fuera de la iglesia señalan con rapidez, nuestra herencia teológica está sujeta a error. La
comunidad presente tiene problemas también. Si somos honestos acerca de nosotros
mismos como individuos, también reconoceremos cuán rápido caemos en el error. Debido
a estas limitaciones, los elementos de la interacción deben mantenerse en vigilancia uno al
otro.

Muchos creyentes prefieren sujetarse indiscriminadamente a uno de los elementos


en vez de manejar todos estas comprobaciones y balances. Nuestro trabajo con las historias
del Antiguo Testamento sería más simple si no tuviéramos que ejercer juicio entre
diferentes puntos de vista. Aun así, tal como el poder político concentrado dirige a la
opresión, también el énfasis excesivo en un sólo elemento de la interacción en comunidad
nos dirige a una tiranía hermenéutica.

En ocasiones los evangélicos se sujetan a la tiranía de su herencia teológica. Estos


creyentes bien intencionados miran a la iglesia actual, ven muchas de sus debilidades, y
tienden a idealizar algún período histórico. Aislamos un credo en particular o un grupo de
personas, e insistimos en que toda interpretación que se haga debe estar en completo
acuerdo con sus puntos de vista. El resultado de estas tendencias no es difícil de percibir.
Cuando la herencia teológica tiraniza a la hermenéutica, perdemos contacto con nuestro
mundo contemporáneo. Nuestras interpretaciones llegan a ser irrelevantes, imposibilitadas
de lidiar con preguntas actuales.

La problemática de nuestros días fuerza a la Iglesia a ir más allá de los


descubrimientos de la herencia teológica. Hoy en día debemos interpretar las historias del
Antiguo Testamento a la luz de la guerra nuclear, el hambre en el mundo, los derechos
humanos, la eutanasia, la ingeniería genética, el aborto, y un sinfín de asuntos modernos.
Nuestra herencia teológica puede ayudarnos sólo indirectamente. La dependencia total en
nuestra herencia teológica desvía nuestra mirada de las necesidades contemporáneas.
82

La comunidad presente también puede tiranizar la interpretación. Muchos de


nosotros tendemos a seguir cada tendencia teológica que sale a nuestro paso. Conforme la
iglesia explora un asunto nuevo, nos unimos al grupo y nos parece que casi cada historia
del Antiguo Testamento está relacionada con el tópico. Aun así, podemos llevar demasiado
lejos nuestra atención en asuntos actuales. Sin la protección de la herencia teológica,
nuestra búsqueda por ser relevantes a nuestra época puede llegar a desviarnos del
cristianismo auténtico. Como Pablo nos advierte, no debemos ser «llevados por doquiera
de todo viento de doctrina» (Efesios 4:14). No debemos permitir que la comunidad actual
domine la interpretación.

Finalmente, algunas veces coronamos al juicio privado como el monarca absoluto


sobre la hermenéutica. Este problema es agudo en los círculos académicos. El erudito
moderno ideal, se nos dice, es una persona que sigue la verdad a dondequiera que ésta le
guíe, a pesar de la tradición y la opinión popular. Algunos pastores y líderes de iglesia
imitan este ideal académico, buscando siempre decir algo original. Pero el poner demasiada
importancia en la creatividad y en el entendimiento individual pueden ser peligroso.
Cuando olvidamos la comprobación y balance que nos da la herencia teológica y la
comunidad actual, las interpretaciones individuales pueden llevarnos al error y a la
fragmentación de la iglesia. El juicio privado, al igual que los dones del Espíritu, debe ser
usado para la edificación (Efesios 4:1113). La búsqueda de la verdad no es un viaje
individual; es una meta a la que nos dirigimos junto a otros. La tarea del erudito cristiano
no es el inventar enfoques idiosincrásicos de las historias del Antiguo Testamento. Por el
contrario, la tarea es interpretar estos textos mientras participamos en una amplia gama de
interacciones en comunidad.

Todos tendemos a ser presas de la tiranía hermenéutica. Si queremos escapar de este


problema, debemos corregir nuestras tendencias naturales. ¿Estoy sujetando en exceso mis
puntos de vista a mi herencia teológica? ¿Sigo ciegamente las tendencias contemporáneas?
¿Soy propenso a seguir demasiado mis propios juicios? ¿Cómo puedo balancear mi práctica
normal, dando mayor atención a los otros elementos de la interacción?

Pero un acercamiento balanceado crea muchos conflictos. Cuando le damos a los


tres miembros de nuestro equipo hermenéutico la atención que merecen, la tensión
inevitablemente aparece. La herencia teológica, la comunidad actual y el juicio privado
pueden estar en armonía o en desarmonía.
83

En ocasiones los diferentes elementos se confirman unos a otros; a menudo


encontramos que nuestras convicciones propias coinciden con aquellas de la iglesia
contemporánea y de nuestra herencia teológica. Cuando encontramos esta armonía tenemos
confianza y un alto nivel de alivio intelectual. Por supuesto, la armonía no garantiza que
tengamos un entendimiento apropiado, sin embargo, las convicciones se hacen más fuertes
a medida que encontramos confirmación por todas partes.

Sin embargo, en otras ocasiones la discrepancia dentro de nuestro equipo


hermenéutico suena como una advertencia. Debemos ser cautelosos cuando la iglesia se
separa de su herencia teológica. Si los individuos llegan a conclusiones completamente
diferentes al resto de la Iglesia, debemos vacilar. Mientras menos armonía exista entre los
elementos, menor seguridad debemos tener.

Cada miembro de nuestro equipo hermenéutico tiene un papel que desempeñar. La


herencia teológica nos mantiene en contacto con la obra del Espíritu Santo en los creyentes
del pasado. La comunidad presente nos responsabiliza de la obra del Espíritu en los
creyentes de nuestros propios días. El juicio privado nos mantiene buscando iluminación
personal del Espíritu Santo. A la luz de las complejidades de la interpretación de las
historias del Antiguo Testamento, necesitamos cada uno de estos elementos para cuidar de
los demás (ver figura 7).

Interpretación y teología

Este interés en la influencia de la interacción en la comunidad cristiana hará que


muchos evangélicos se sientan incómodos. Esto pone sobre la mesa un asunto que nos
concierne a todos. ¿Está la teología de la iglesia supuesta a gobernar nuestra interpretación
de la Biblia? ¿Debemos permitir que la teología afecte nuestro entendimiento? ¿Nos es esto
poner al carruaje adelante del caballo? Después de todo, la teología debe ser derivada de la
Biblia, no viceversa.

Sola Scriptura

Para muchos evangélicos, el lema protestante Sola Scriptura (sólo la Escritura)


resuelve el problema. «Lo primero es lo primero», decimos. «La Escritura debe determinar
nuestra teología; la teología no debe estar antes que la Escritura». Como el lema de la
Reforma declara, la Escritura es la única regla suficiente para la teología. Sin embargo, esta
convicción básica no cubre todos los aspectos de la interrelación entre la teología y la
interpretación.
84

Fig. 7. Comprobación y Balance en la interacción

Los reformadores desarrollaron esta doctrina como una reacción a la tendencia de la


iglesia medieval de tratar a la Escritura y a la tradición como iguales. Al empezar a agitarse
las corrientes de la Reforma, la gente empezó a examinar la Escritura directamente. Muchos
llegaron a creer que gran parte de la tradición de la iglesia estaba en contrariedad con la
Escritura. Cuestionaron las doctrinas eclesiásticas oficiales y aceptaron a la Escritura como
la única infalible. En efecto, la Reforma estableció una diferencia entre la Escritura y la
interpretación. Sólo la Biblia misma era la autoridad incuestionable; la interpretación de la
iglesia debía revisarse a medida que el entendimiento de la Escritura mejoraba.

Sin embargo, Sola Scriptura no eliminó la contribución de la herencia teológica y la


comunidad presente a la interpretación bíblica. Los reformadores afirmaban que la teología
debía ser derivada de la Escritura, pero las formulaciones teológicas también proveían una
orientación necesaria hacia la interpretación apropiada. Los reformadores constantemente
se apoyaron en interacción positiva y negativa con la teología de la iglesia al examinar la
Biblia.

Por ejemplo, Martín Lutero demostró su compromiso con la herencia teológica al


referirse constantemente a San Agustín. En muchos aspectos, regresó a los puntos de vista
agustinianos. Lutero también creía en la interacción contemporánea. Esto es claro en el
papel prominente que él jugó en la formulación de la confesión de Augsburgo.
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El apoyo de Calvino en los puntos de vista agustinianos es muy conocido, y en


ediciones tardías de sus Instituciones, Calvino interactuó extensamente con numerosas
figuras de la iglesia antigua y medieval. Calvino nunca dejó de apoyarse en la tradición
eclesiástica, siempre y cuando ésta estuviera sujeta a la autoridad de la Escritura.

Para los reformadores, Sola Scriptura no implicaba que la interpretación bíblica


debía aislarse de la tradición teológica. En vez de esto, esta doctrina ponía a la Escritura
como la autoridad suprema para las formulaciones teológicas. Solamente las Escrituras son
la regla incuestionable de fe y vida.

En los años recientes, un buen número de evangélicos ha perdido de vista el valor


de la tradición teológica en la interpretación de las narraciones del Antiguo Testamento.
Temiendo la dominación de perspectivas ajenas a la Biblia, argumentan que los puntos de
vista tradicionales, especialmente aquellos de la Teología Sistemática, deben suprimirse en
la interpretación. A simple vista este acercamiento parece atractivo. Nadie quiere imponer
categorías filosóficas ilegítimas a la Biblia. Luchamos por conformar nuestra interpretación
al texto mismo. Pero esta perspectiva se ha llevado a los extremos y ha conducido a
problemas hermenéuticos importantes.

Teología Bíblica

Una corriente influyente que se apartó de la Teología Sistemática puede ser rastreada
en el movimiento de la Teología Bíblica de la segunda mitad de nuestro siglo. Este
movimiento empezó fuera de círculos evangélicos, pero ha moldeado significativamente la
forma en que estudiamos las narraciones del Antiguo Testamento. En el siguiente bosquejo,
veremos las perspectivas más importantes del movimiento de la Teología Bíblica.

Primero, desde sus inicios, la Teología Bíblica buscaba leer las narraciones del
Antiguo Testamento con una orientación histórica. Las características históricas del
Antiguo Testamento han sido reconocidas a través de los siglos en diversas maneras, pero
la Teología Bíblica enfatizó esto como nunca antes se había hecho. La Teología Bíblica
moderna fue influenciada profundamente por la perspectiva filosófica de Hegel (1770-
1831), quien creía que el progreso histórico trajo unidad a toda la creación. La historia es
la clave para la compresión de toda la realidad. En este enfoque, los intérpretes veían en los
textos no tanto ideas teológicas abstractas sino los desarrollos históricos. Esta orientación
histórica fue modificada por varias figuras importantes que observaban la Biblia como la
historia especial de redención (Heilsgeschichte). Sin embargo, el enfoque de interpretación
86

estaba todavía en el desarrollo histórico. El escenario estaba listo para desechar el concepto
escolástico de la Biblia como una fuente de doctrina, y tratar a la Biblia como una fuente
para reconstruir la redención progresiva de la humanidad lograda por Dios.

El punto de vista de la «historia de la redención» creció rápidamente en Europa


después de la Primera Guerra Mundial. De una u otra manera, muchas figuras prominentes
continuaron enfatizando la historia de la revelación. Los teólogos americanos siguieron la
tendencia, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. Muchos intérpretes
críticos e importantes del siglo XX concentraron sus esfuerzos en entender los actos
poderosos de Dios registrados en la Biblia.

Segundo, la Teología Bíblica asumía que este enfoque «histórico-redentor» era


central en la Biblia misma. La teología tradicional derivaba sus categorías de la filosofía
aristotélica, pero la dinámica orientación histórica de la Teología Bíblica se pensaba que
era el mismísimo enfoque de los textos bíblicos. Esta convicción se relacionaba con
frecuencia con una diferenciación entre los procesos de pensamiento de los griegos y
hebreos. Como se solía describir, los griegos miraban al mundo en categorías estáticas y
abstractas, pero los pueblos del Medio Oriente pensaban en términos de historia concreta.
Las palabras de Beegle representan este tipo de enfoque: «Los hebreos y los otros pueblos
semíticos no pensaban en términos filosóficos especulativos (…) el lenguaje hebreo es
activo, y el Dios de los hebreos era conocido como Uno que actuaba».

Durante la década de los sesenta, el movimiento de la Teología Bíblica llegó a una


abrupta pausa entre los eruditos del criticismo, quienes cuestionaron el concepto de la
actividad divina en la historia. Barr y Gilkey señalaron la inconsistencia de los teólogos al
hablar como si Dios realmente hubiera actuado en la historia, mientras explicaban la
mayoría de esos registros en términos científicos naturales. Como Gilkey argumentó, los
teólogos bíblicos críticos trataron de «comerse el pastel y seguir teniéndolo».

Otra objeción se formuló en contra del concepto de los procesos de pensamiento


hebreos. En su obra monumental La Semántica del Lenguaje Bíblico, Barr demostró que la
evidencia lingüística no apoyaba una distinción aguda entre el pensamiento de Oriente y de
Occidente. Las personas del Medio Oriente pensaban frecuentemente en términos tan
abstractos como las de Occidente, y las personas del Occidente pensaban en términos tan
dinámicos como los de Oriente. Esta aportación fue una prueba decisiva en contra de la
Teología Bíblica.
87

Aunque la Teología bíblica crítica está casi obsoleta, aún continúa influyendo a los
evangélicos hoy en día. La figura más importante en la rama evangélica del movimiento
fue el primer profesor de Teología Bíblica en Princeton, Geerhadus Vos (1862-1949). Su
Teología Bíblica: el Antiguo y Nuevo Testamentos ha sido una de las obras evangélicas
sobre el Antiguo Testamento más influyentes de este siglo. En Vos encontramos las dos
tendencias de la Teología Bíblica crítica. Por un lado, Vos tiene como punto central los
actos redentores y reveladores de Dios. Él dividió la historia del Antiguo Testamento en
cinco épocas: 1. la era pre-redentiva; 2. el período de Noé y los desarrollos que dirigieron
la historia hasta él; 3. el período entre Noé y los grandes patriarcas; 4. el período mosaico;
y 5. el período profético. Se enfocó en la forma y el contenido de la revelación divina
particulares a cada era.

Por otro lado, Vos afirmaba que la historia de la redención era la «estructura de
revelación propia» de la Biblia y el «tronco principal de la revelación». Siguiendo la
distinción hecha por J. S. Gabler (1753-1826), Vos argumentaba que la Teología Bíblica
describía a la Biblia. El enfoque de la «historia de la redención» no se ha impuesto a la
Escritura, sino que viene desde la Biblia misma. Vos hizo advertencias en contra de ir
demasiado lejos con este punto de vista. Sin embargo, algunos de sus seguidores han ido
más allá al sugerir que la orientación histórica de la Teología Bíblica es equivalente al
modelo teológico de la misma Biblia. En lugar de las categorías lógicas de la Teología
Sistemática, ellos presuponen que las categorías históricas reflejan la coherencia interna de
la propia Biblia.

Cuando el enfoque de la «historia de la redención» se identifica tan cercanamente


como las «categorías y formas de pensamiento» de la misma Biblia, se origina una pregunta
seria en cuanto a la relación entre la interpretación y la teología tradicional. La mayoría de
los teólogos bíblicos insisten en que la Teología Sistemática debe apropiarse de los
descubrimientos del enfoque de la «historia de la redención», pero raras veces argumentan
con la misma intensidad que los límites lógicos de la Teología Sistemática deban restringir
el análisis de la «historia de la redención». Ocasionalmente mencionan la necesidad de
ambos enfoques, pero no enfatizan la dependencia mutua. En vez de esto, los teólogos
bíblicos usualmente tratan la relación como unidireccional, dándole prioridad al análisis
histórico-redentor antes que al análisis teológico-sistemático.

Este énfasis unidireccionado no presentó ningún problema serio en los círculos


evangélicos por el transcurso de varias décadas. Tal parecía que los puntos de vista
teológicos tradicionales restringían a los teólogos bíblicos de ir muy lejos. Pero a medida
88

que el movimiento ganaba aceptación en las décadas recientes, los intérpretes bíblicos se
fueron sintiendo libres para ignorar más y más a la Teología Sistemática. Es común
encontrar teólogos bíblicos pasando por alto la importancia de las preguntas de la Teología
Sistemática para la interpretación de las historias del Antiguo Testamento. «Los escritores
bíblicos no nos estaban dando un sistema de doctrina», dicen. «Debemos buscar el foco
histórico-redentor, no un sistema abstracto de ideas».

Para evitar esta tendencia peligrosa, debemos reconocer primero que la «historia de
la redención» no es el enfoque central de muchas porciones del Antiguo Testamento. La
literatura de Sabiduría (Job, Proverbios, Eclesiastés, algunos Salmos) por ejemplo, tienen
muy poco interés en la historia de la redención. A pesar de haber una conexión entre la
historia, la ley y la sabiduría en la estructura de los pactos, permanece el hecho de que los
libros de sabiduría difícilmente se dedican a reportar la historia de la redención.

Más allá de esto, como Vos mismo remarcó, la Teología Bíblica no refleja el
principio organizativo más dominante de la Biblia. La Teología Bíblica usa un modelo
histórico en lugar de un modelo lógico, pero aun así reorganiza el orden original del
Antiguo Testamento. La extensión de esta reorganización puede ser vista cuando nos damos
cuenta de que las unidades básicas de la Escritura no son épocas de la historia, sino libros.
No encontramos el Antiguo Testamento organizado en «Primer Capítulo de Historia»,
«Segundo Capítulo de Historia», etc. Al contrario, está ordenado en unidades literarias:
Génesis, Éxodo, Levítico, etc. Trabajando dentro de un marco de referencia histórico-
redentor, Vos derivó tres épocas de la historia del Antiguo Testamento en la primera unidad
literaria de la Biblia: el libro del Génesis. Después incluyó cuatro libros en el período de
Moisés, y el resto de los libros del Antiguo Testamento en el período profético. Este tipo
de análisis difícilmente parece coincidir con el patrón de revelación dado en la Escritura.

Además de esto, las diferentes maneras en las que los teólogos bíblicos evangélicos
dividen los períodos del Antiguo Testamento nos llevan a sospechar que la Teología Bíblica
hace más que simplemente mostrar la estructura interna del texto. Existe muy poco acuerdo
en cómo debe verse el Antiguo Testamento. Vos dividió la historia del Antiguo y Nuevo
Testamentos en siete períodos. Algunos siguen su ejemplo, pero otros se desvían de él
significativamente.

Con tantos arreglos diferentes podemos ver cuánto la Teología Bíblica reorganiza a
la Biblia. La Teología Bíblica sigue un modelo histórico que reorganiza la Biblia tanto, si
no es que más, como los modelos lógicos de la teología tradicional.
89

Lo más valioso del enfoque de la «historia de la redención» es la ayuda que nos


presta para entender el significado de las narraciones del Antiguo Testamento. Es tan fácil
estar preocupado con preguntas de Teología Sistemática, que podemos perder mucho de lo
que las historias nos enseñan. Las forzamos dentro de nuestro sistema teológico, y nunca
notamos cómo retan a nuestras presuposiciones. Sin embargo, debemos tener cuidado de ir
al extremo de ignorar los cuestionamientos de la teología tradicional. Los autores de las
narraciones del Antiguo Testamento dieron a sus lectores un sistema de creencias a través
de sus textos. Ellos estaban preocupados tanto en proveer un modelo lógico de creencias
como en el narrar la historia de la revelación. Para entender sus historias apropiadamente,
debemos interpretarlas dentro del marco de referencia tanto de parámetros lógicos como de
desarrollos históricos.

Como resultado, no debemos poner por encima de la otra, ni a la Teología


Sistemática ni a la Bíblica, sino que las debemos poner al mismo nivel. Ambas pueden
representar mal a la Escritura y ambas pueden reflejar la enseñanza de la Escritura. Ambas
perspectivas son maneras de sintetizar el material en estructuras útiles, cada una con sus
puntos fuertes y débiles. En la medida en que aprendamos a utilizar ambos métodos,
creceremos en nuestro entendimiento de las narraciones del Antiguo Testamento.

Reciprocidad

Cuando los constructores edifican una casa, empiezan con el trabajo preliminar o
básico. Ponen los cimientos; construyen el primer y segundo piso; finalmente ponen el
techo. La construcción va de abajo hacia arriba o al menos así parece desde lejos. Pero todo
constructor experimentado les dirá que no es así de sencillo. El construir una casa de varios
pisos no es simplemente un proyecto siguiendo los pasos uno, dos y tres. Una mirada más
cercana revela que el proceso es más complicado.

A través de todo el proceso de construcción, los edificadores tienen que atender más
de un nivel a la vez. Construyen cada piso anticipando los demás niveles que vendrán sobre
él. Ponen el cimiento anticipando el peso que descansará sobre él. La cubierta del primer
piso tiene que coincidir con la del segundo. El segundo piso es construido sobre el primero
pero su forma y tamaño dependerá del tipo de techo que la casa tendrá.

Además de esto, los constructores no terminan completamente un nivel antes de


pasar al siguiente. Una vez que el techo se ha puesto, los trabajadores regresan al primer y
segundo piso para trabajar en los interiores. De esta manera, aunque la construcción pueda
90

verse como siguiendo un movimiento vertical simple, los trabajadores van de nivel a nivel
durante todo el proyecto.

Muchos evangélicos actúan como si la relación entre la interpretación bíblica y la


teología fuera un proceso simple de pasos uno, dos y tres. Debemos ir primero al texto y
obtener la información básica. Después ponemos la información en algún tipo de formato
teológico. Finalmente, aplicamos nuestra teología a la vida práctica. La Teología Exegética
viene primero; la Teología Sistemática después, y la Teología Práctica, por último. Pero
este modelo es muy simple y a menudo nos lleva al error.

Desde el principio, debemos afirmar que este enfoque es correcto en cierto sentido.
Aprendemos de la Escritura y traemos nuestro aprendizaje a la discusión teológica.
Pasamos por este tipo de proceso cada vez que leemos la Escritura. Por ejemplo, leemos
las palabras de José en Génesis 50:20: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo
encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo». A
menudo interpretamos esta declaración como que Dios tenía control sobre las acciones
malignas de los hermanos de José, transformando el mal en bien para José y la nación.
Ponemos este concepto al lado de otros pasajes y construimos una doctrina de la
providencia divina. En efecto, hemos desarrollado nuestra teología de abajo hacia arriba.

Sin embargo, la información no fluye simplemente desde la exégesis hacia la


teología. Las teologías Bíblica, Sistemática y Práctica no se derivan simplemente de la
exégesis, sino que al mismo tiempo ellas también dirigen nuestra exégesis de la Escritura.

Cada rama de la teología nos prepara para la interpretación. Siempre nos acercamos
a la Escritura a la luz de reflexión teológica previa. Estas consideraciones previas pueden
ser formales o informales, pero siempre influyen en nuestro acercamiento a pasajes
específicos.

Por ejemplo: ¿Qué causa que nos concentremos en la providente mano de Dios al
leer las palabras de José en Génesis 50:20? ¿Por qué no usar el pasaje para entender la
psicología del perdón? ¿Por qué no reconstruir la personalidad de José y de sus hermanos
basándonos en el pasaje? ¿Por qué no interesarnos en las relaciones entre los patriarcas?
Estos temas también están en el pasaje. Pero la mayoría de nosotros ve la providencia de
Dios porque nuestro sistema teológico enfatiza esta doctrina. Hasta cierto punto, este pasaje
específico pudo haber moldeado nuestro entendimiento de la doctrina, pero nuestra
reflexión teológica también nos dirige al acercarnos al pasaje.
91

Construir una casa incluye movimiento hacia arriba, pero también envuelve el ir de
arriba a abajo entre los diversos niveles de la construcción. De una manera similar, la
hermenéutica incluye reciprocidad entre las diversas disciplinas teológicas y la
interpretación.

El péndulo oscila de un lado a otro en cuanto al énfasis que le demos a la exégesis


directa y a la reflexión teológica. A veces le damos prioridad a la discusión teológica en
lugar de al trabajo exegético; en otras ocasiones le damos preferencia al estudio de textos
específicos. Ambas tendencias presentan beneficios y peligros.

Si la teología domina nuestro trabajo exegético, las peculiaridades de los textos


individuales tienden a desvanecerse en medio de los cuadros globales de un sistema
teológico. Si seguimos demasiado lejos este enfoque, nuestra exégesis puede convertirse
en poco menos que la esclava de nuestras nociones previas. No se deja lugar para
descubrimientos; los textos simplemente confirman lo que ya sabíamos de antemano.

Por el otro lado, sin embargo, podemos enfatizar demasiado nuestro trabajo
exegético más que la teología. Por una variedad de razones, muchos evangélicos insisten
en que los intérpretes deben mantener al mínimo la influencia de la teología. A pesar de lo
bueno que este punto de vista parezca, pone a los intérpretes en peligro significativo. El
ignorar la dirección de la teología no nos libra de la influencia de las presuposiciones
teológicas; éstas siempre estarán presentes. Pero el ignorar la teología puede apartarnos de
las buenas presuposiciones teológicas.

Es así como la teología y la interpretación deben ayudarse una a la otra. La


investigación fresca de la Biblia a menudo reta a las estructuras teológicas de la iglesia.
Siempre debemos probar y evaluar la teología de acuerdo con nuestro análisis de pasajes
particulares de la Escritura. Pero la teología nos protege de interpretar erróneamente los
textos individuales. Limita nuestras interpretaciones al darnos luz en el pasaje que
estudiamos. La interpretación y la teología son mutuamente dependientes; deben ayudarse
y controlarse una a la otra.

Conclusión

Empezamos este capítulo diciendo que debemos leer las narraciones del Antiguo
Testamento en comunidad. La interacción con la gente en general y con otros cristianos en
particular, es esencial para la interpretación responsable. Al interpretar las narraciones del
Antiguo Testamento, somos influenciados por la comprobación y el balance de la herencia
92

teológica, la comunidad actual y el juicio privado. A pesar de las tendencias actuales que
pasan por alto la importancia de la teología para la exégesis, la teología tradicional es
crucial para interpretar las historias del Antiguo Testamento. A medida que interactuemos
con las perspectivas teológicas desarrolladas dentro de la iglesia, estaremos equipados para
comprender mejor las historias del Antiguo Testamento.

Preguntas de repaso

1. ¿Por qué debemos pensar en la interpretación como una empresa realizada en


comunidad? ¿Qué dos comunidades ayudan al creyente a entender las narraciones
del Antiguo Testamento? ¿Cuáles son dos ventajas y desventajas de la interacción
con cada comunidad?
2. ¿Cuáles son los tres mayores elementos de la interacción dentro de la comunidad
cristiana? Explique cómo los intérpretes caen bajo la tiranía hermenéutica. ¿Cómo
se puede evitar este peligro? Dé un ejemplo.
3. Describa la orientación básica del movimiento de la Teología Bíblica. ¿Cuál es el
peligro de darle mayor prioridad al enfoque de la «historia de la redención» que al
análisis de la Teología Sistemática? ¿Cómo deben relacionarse la Teología Bíblica
y la Sistemática?

Ejercicios de estudio

1. Vea el índice de pasajes de la Escritura en una confesión eclesiástica importante o


una Teología Sistemática. Note tres o cuatro casos en donde alguna narración del
Antiguo Testamento sea usada. ¿Cómo puede usted beneficiarse de este uso del
pasaje? ¿Puede usted descubrir algún uso equivocado de las narraciones del Antiguo
Testamento?
2. Describa su árbol genealógico teológico (incluya personas, libros, confesiones, etc.).
Identifique la comunidad actual de su tradición teológica. Liste cinco maneras en las
que sus convicciones teológicas han sido moldeadas por estas influencias.
3. Lea Génesis 2:5-3:24. ¿Qué temas de la Teología Sistemática incluye este pasaje?
¿Qué temas de la Teología Bíblica incluye? ¿Cuál es la contribución de cada
perspectiva en este pasaje?
93

CAPÍTULO CUATRO
LA INFLUENCIA DE LA EXÉGESIS

Al entrar a la capilla de la universidad en una tarde soleada, miré hacia el colorido


vitral. Pero las nubes que surcaban el cielo me produjeron ilusiones ópticas. Al principio
todo lo que podía ver era mi imagen reflejada en el cristal. El cielo afuera se había
oscurecido convirtiendo la ventana en un espejo. De repente las nubes se movieron y el
espejo se desvaneció. En aquel momento la luz cambió y pude ver el exterior a través del
cristal. Cuando ya me iba, eché un vistazo más a la ventana. En esta ocasión vi algo que no
había visto antes: el colorido cuadro representado en el vitral. Aquella tarde había visto el
vitral de tres diferentes maneras: como un espejo, como una ventana, y como un cuadro.

De una manera muy parecida, el Espíritu Santo ha dirigido a la Iglesia a mirar las
historias del Antiguo Testamento como espejos, ventanas y cuadros. En el análisis temático
tratamos a las historias como espejos que reflejan nuestros intereses y preocupaciones. En
el análisis histórico vemos a estos textos como ventanas hacia los eventos históricos. En el
análisis literario vemos las historias del Antiguo Testamento como cuadros, apreciando su
forma y contenido al mismo tiempo. Al explorar la manera en que el Espíritu Santo nos
prepara para interpretar las narraciones del Antiguo Testamento, debemos notar cómo nos
influyen cada uno de estos enfoques hermenéuticos (ver figura 8).

Por supuesto, estos enfoques no operan de forma independiente. El análisis temático


incluye también apreciación histórica y literaria; el análisis histórico observa temas y
características literarias; el análisis literario no puede ignorar asuntos temáticos e
históricos. De una u otra manera, estos enfoques siempre dependen uno del otro.

Análisis temático

En ocasiones, mi esposa y yo somos anfitriones de las «noches de películas» para


los estudiantes del seminario. Vemos una película y luego la discutimos. Frecuentemente
comienzo la discusión preguntando: «¿Cuál es la parte más importante de la película?»
Como pueden imaginar, generalmente obtenemos gran variedad de respuestas. Lo que es
crítico para una persona puede ser ignorado por otra. Ciertas escenas nos impactan porque
evocan alguna memoria o apelan a un interés personal. Todos tendemos a enfocarnos en
los aspectos de la película que son particularmente importantes para nosotros.
94

Fig. 8. Principales acercamientos exegéticos

A través de los siglos, el Espíritu Santo ha dirigido a la Iglesia a tener un


acercamiento similar hacia las Escrituras. Concentramos nuestra atención en elementos del
pasaje que nos parecen particularmente importantes. En lugar de concentrarnos en los
eventos históricos que están detrás de las historias o en sus enfoques literarios prominentes,
nos acercamos a una historia como si fuera un espejo y buscamos los temas pertinentes a
nuestros propios intereses. Como resultado, el análisis temático a menudo se especializa en
asuntos de menor importancia, subrayando temas secundarios en un pasaje. Nos
concentramos en nuestros intereses teológicos, filosóficos o personales, aunque no sean
prominentes en los textos mismos.

El análisis temático atrae fuertemente porque las historias del Antiguo Testamento
tienen muchas cosas que decir. Tomemos por ejemplo esta sencilla oración: «En principio
creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1:1). ¿Cuántas ideas transmite este pasaje? ¿Es
solamente el concepto de que Dios hizo todo lo que existe? Este aspecto del pasaje
ciertamente es importante, pero ¿qué de otros aspectos? Si nos detenemos a leerlo una vez
más, podemos divisar varios núcleos de pensamiento: 1. existe un Dios; 2. existen los
95

cielos; 3. existe la Tierra; 4. existió un principio; 5. Dios creó; 6. la creación incluyó todas
las cosas. Esta lista sigue y sigue. Cualquiera de estos asuntos puede llegar a ser el foco de
atención del acercamiento temático. Podemos decidir resaltar a Dios, al mundo, al acto de
creación, al principio de todas las cosas, o cualquier otro aspecto del texto. Nos
concentramos en un aspecto particular no porque sea prominente sino porque es de nuestro
interés.

Si encontramos esta gran variedad caracterizada en un solo verso, imagínense el


número de tópicos que podemos encontrar en una historia completa. La conocida historia
del sacrificio de Isaac es un buen ejemplo (Génesis 22:1-19). ¿Cuántos conceptos se
transmiten en el pasaje? No podemos mencionarlos todos. Algunos son más importantes
que otros. La mayoría de los lectores estaría de acuerdo en que el mandato de Dios de
sacrificar a Isaac es más importante que el hecho de que dos sirvientes acompañaron a
Abraham y a Isaac. El carnero substituto es más significativo que el hecho de que Abraham
montó un burro. Aun así, los temas más centrales pueden no ser de nuestro interés.
Podríamos preguntar acerca del uso de burros para viajes, sirvientes o cualquier otro
aspecto menor de la historia. Existe un sinfín de posibilidades.

La gran cantidad de temas en las historias del Antiguo Testamento ofrecen muchos
puntos importantes para la exégesis. Aunque no tenemos la libertad de leer en el pasaje lo
que no se encuentra en él, en el análisis temático tenemos la libertad de poner atención a
los temas menores cuando éstos sean importantes para nosotros.

Las bases del análisis temático

¿Es apropiado enfatizar los temas menores? ¿No debe estar nuestra exégesis siempre
concentrada en los temas centrales del pasaje? A veces los estudios hermenéuticos sugieren
que debemos siempre identificar la idea principal del texto y hacerla central en nuestra
interpretación. Aunque este enfoque sea muy importante, no debemos limitarnos a él
solamente.

Los mismos escritores bíblicos frecuentemente se especializaron en los temas


menores. Por ejemplo, cuando comparamos el relato de la vida de David en Crónicas y
Samuel, vemos que el cronista enfocó el libro de Samuel temáticamente. Samuel divide el
reino de David en dos partes: su tiempo bajo la bendición de Dios, y bajo la maldición de
Dios. Reporta los grandes logros del rey, así como también sus pecados horribles. Muestra
que David es tanto el gran rey de Israel como un ser humano frágil y lleno de problemas.
96

De hecho, el escritor de Samuel culpa a David de muchos de los males que plagaron su
casa por generaciones (2 Samuel 12:10).

Aunque el cronista se basó extensamente en el libro de Samuel, él enfocó la vida de


David desde una perspectiva diferente. El cronista idealizó a David. David no está libre de
errores (1 Crónicas 13:5-13; 15:11-15; 21:1-22:1; 22:7-8), pero comparando, en el retrato
dibujado por el cronista, David es presentado casi sin culpa alguna. El cronista omitió
varios pasajes importantes de Samuel:

1 Samuel 1:1 - 2 Samuel Historia pre-davídica


4:12
2 Samuel 6:20b-23 El reproche de Mical
2 Samuel 9:1-13 La preocupación de David por la casa de Saúl
2 Samuel 11:1 - 21:14 Betsabé y los problemas subsiguientes

Él ignoró la historia azarosa que llevó a David al poder, omitió la sustancia del
reproche de Mical, y evitó la relación conflictiva de David con Mefi-boset. Mucho más
importante, no mencionó sus actos de adulterio y asesinato.

En este sentido, el cronista leyó el libro de Samuel temáticamente. No escondió las


debilidades de David, pero su interés en presentar a David como un ideal para su audiencia
post-exílica le condujo a enfocarse en el lado positivo del monarca. El método
interpretativo del cronista valida el enfoque del análisis temático.

Tipos de análisis temático

El análisis temático ha sido aplicado de muchas maneras a través de los siglos. Para
nuestros propósitos, describiremos tres maneras importantes: La Teología Sistemática, la
Ejemplificación, y los intereses pastorales.

La Teología Sistemática. La forma más dominante del análisis temático es la


Teología Sistemática tradicional. Las confesiones y catecismos antiguos utilizaron
frecuentemente las historias del Antiguo Testamento como evidencias para definir y apoyar
creencias doctrinales. Este también ha sido el caso en la Teología Sistemática reciente.
97

Desafortunadamente, sin embargo, los teólogos sistemáticos han utilizado mal los
textos. A veces los pasajes que citan tienen muy poco que ver con las doctrinas que
supuestamente comprueban. Esto ha puesto a muchos intérpretes modernos en contra de
usar textos como evidencia. Pero debemos tener cuidado de no rechazar completamente el
usar textos como evidencia. Cuando se hace con cuidado, es «una forma útil de
“taquigrafía” teológica».

Las historias del Antiguo Testamento tocan muchos temas teológicos tradicionales.
Bajo la rúbrica de la Teología Sistemática, podemos hacer preguntas tales como: ¿qué dice
la historia acerca del carácter de Dios?; ¿cómo nos imparte luz con respecto a la doctrina
del pecado?; ¿en qué contribuye con la doctrina de la salvación?; ¿qué aportación da al
campo de la ética? El investigar las historias del Antiguo Testamento con tales preguntas
en mente, enriquecerá nuestro sistema teológico.

La ejemplificación. En otras ocasiones, el análisis temático se reduce a


ejemplificación. En esta forma, los intérpretes exploran los pasajes en búsqueda de
ilustraciones para la vida religiosa. David como pastor (1 Samuel 17:34-36) y guerrero (1
Samuel 17:37-51) se convierte en un modelo de fe y valor. La justicia de Salomón (1 Reyes
3:16-28) se convierte en un paradigma de sabiduría.

El enfoque de la ejemplificación a veces se va a los extremos. Por ejemplo, existe la


tentación de describir el perfil psicológico de los personajes más allá de los límites del
texto. Debemos estar atentos a tales abusos. Pero, aun así, no debemos rechazar el enfoque
de la ejemplificación por causa de estos errores. El Antiguo Testamento nos ofrece muchos
ejemplos en cuanto a lo que se debe o no hacer. Debemos estar listos para apropiarnos de
estos aspectos de los textos.

Un buen análisis temático de ejemplificación se puede encontrar en varios enfoques


populares de Nehemías como un modelo de liderazgo. El mayor interés del escritor de
Esdras y Nehemías es la continuación de las reformas de Nehemías. Sin embargo,
Nehemías exhibió un liderazgo profesional. Realizó planes cuidadosos, delegó
responsabilidades, lidió con los conflictos, y mostró valor y persistencia. Aunque estas
características de la vida de Nehemías son secundarias al propósito principal del libro,
podemos dirigir nuestra atención hacia ellas a través del análisis temático de la
ejemplificación.
98

Muchas preguntas diferentes pueden ser contestadas a través de la ejemplificación.


«¿Cuál fue la lucha que este personaje enfrentó?». «¿Cómo solucionó el problema?».
«¿Qué puedo aprender de su ejemplo?». Estos asuntos pueden no ser centrales en la
historia, pero aún pueden ser importantes para nosotros.

Los intereses pastorales. Algunas veces el lector usa los textos temáticamente
debido a sus intereses pastorales. Al examinar nuestras iglesias, empezamos a preocuparnos
por ciertos asuntos en particular. Las historias del Antiguo Testamento frecuentemente son
pertinentes a estas luchas modernas.

Los sermones temáticos están basados generalmente en exégesis temática. El pastor


observa a su congregación, nota una necesidad y desarrolla un sermón dirigido a esa
necesidad. Charles Spurgeon (1834-1892) es conocido por usar las historias del Antiguo
Testamento temáticamente. En su sermón de 1 Samuel 12:17, tomó las palabras «¿No es
ahora la siega del trigo?» como un punto inicial para un sermón acerca de evangelismo
cristiano. Sin embargo, él reconoció la naturaleza temática de su enfoque: «No haré notoria
la conexión [con el contexto general], sino que simplemente tomaré estas palabras como
lema, y mi sermón estará basado en un campo de cosecha». Este ejemplo extremo ilustra
que las narraciones del Antiguo Testamento pueden beneficiar a la iglesia cuando son
estudiadas temáticamente.

El análisis temático puede tomar esta y muchas otras formas. Puede ser informal o
académico, práctico o teórico. Cualquiera que sea el caso, el análisis temático observa las
historias del Antiguo Testamento como espejos que reflejan los intereses de los lectores.
Debemos estar atentos en contra de los abusos, pero también debemos reconocer que el
análisis temático es una manera importante en la que el Espíritu nos ha enseñado a
acercarnos a estos textos.

Análisis histórico

Hace varios años visité Auschwitz, el famoso campo de concentración nazi. Al


caminar por debajo del letrero «ARBEIR MACHT FREI» (El trabajo te hace libre), me
preguntaba qué pensarían los prisioneros al pasar debajo de él. Me detuve en el lugar donde
familias enteras fueron ejecutadas diariamente. Visité los dormitorios hacinados, las
estrechas celdas para hambrientos, y la cámara de gas. Imágenes horribles del pasado se
apoderaron de mí.
99

A mi salida del campamento, compré una copia de Auschwitz: Nazi Extermination


Camp. Al leer el libro, noté que carecía de organización coherente; estaba lleno de errores
tipográficos; la traducción era mediocre. Pero nada de esto me detuvo de seguir leyendo.
Los eventos descritos eran tan atrayentes que no pude dejar el libro sino hasta haberlo leído
dos veces.

¿Qué me atrajo al libro? ¿Qué me hizo estar interesado? No estaba impresionado por
la calidad literaria ni por temas relacionados con eventos en mi vida. En vez de esto, fue la
historia detrás del libro lo que me mantuvo cautivado. El libro se convirtió en mi portal
hacia el pasado.

El Espíritu Santo ha dirigido a la Iglesia a tener un enfoque similar de las narraciones


del Antiguo Testamento. Las historias del Antiguo Testamento se convierten en nuestras
ventanas a los eventos históricos que describen. Los temas y las características literarias se
desvanecen en el fondo cuando nos concentrarnos en los eventos detrás de los pasajes por
medio del análisis histórico.

Las bases del análisis histórico

Aunque los evangélicos generalmente afirman la confiabilidad de las narraciones del


Antiguo Testamento, la relación precisa entre la historia real y los textos del Antiguo
Testamento no está del todo bien definida. En las décadas pasadas más o menos, las
discusiones sobre las implicaciones hermenéuticas de la inerrancia bíblica han hecho surgir
muchas preguntas relacionadas con el análisis histórico. Como resultado, dos extremos han
surgido entre los evangélicos.

Algunos evangélicos han empezado a alejarse de la creencia en una conexión


cercana entre la historia real y las historias de la Biblia. Esta tendencia es comprensible:
las narraciones del Antiguo Testamento presentan varias dificultades. En el pasado, los
evangélicos usualmente trataron con estos problemas asumiendo que la investigación
futura nos llevaría a las soluciones. Sin embargo, debido a que las preguntas continúan se
ha desarrollado una estrategia diferente.

En este punto de vista más reciente, las narraciones de la Biblia presentan problemas
porque fueron intencionalmente puestas en géneros literarios que no siguen los cánones de
la historicidad moderna. En otras palabras, al menos algunos de los escritores bíblicos no
tuvieron la intención de que sus audiencias tomaran los relatos en calidad de historia real.
Si este es el caso, nuestra preocupación por la confiabilidad histórica está fuera de lugar.
100

En teoría, difícilmente podemos estar en desacuerdo con esta posición. Si Jonás es


ciertamente una fábula, estaríamos en un error si tratáramos de interpretarlo como historia
real. Si el cronista no quería que su libro se tomara como un registro de eventos históricos,
entonces no debemos tratarlo así. Debemos leer poesía como poesía, proverbio como
proverbio, ley como ley, y cuento como cuento.

Debemos admitir que este enfoque tiene cierto atractivo. Las consideraciones de los
géneros literarios nos ayudan a encontrar el significado original de los textos en vez de
imponer en ellos nuestra agenda científica y moderna. Además, el hacer énfasis en los
géneros literarios evita que neguemos completamente la inerrancia bíblica. En lugar de
atribuir errores a los escritores bíblicos, podemos decir que simplemente siguieron las
convenciones literarias de sus días. Esta orientación puede ser muy atractiva, pero debemos
ejercitar precaución excesiva.

Primero, antes de descalificar la historicidad de una narración bíblica basándonos en


el género literario, debemos encontrar algún precedente de esto en la Biblia misma. Sin
embargo, hasta donde tengo entendido, los escritores bíblicos siempre trataron las historias
del Antiguo Testamento como historia veraz. En ocasiones, la historicidad de los eventos
es esencial para la perspectiva de los autores del Nuevo Testamento (Romanos 5:12-14;
Romanos 9:6-18; Lucas 1:1-4; Hebreos 11:17-40). Los intérpretes críticos pueden rechazar
estos testimonios por considerarlos precríticos e ingenuos, pero los evangélicos deben
considerar el testimonio de la Biblia misma como norma en cuanto a su propia historicidad.

Segundo, debemos recordar que la crítica de los géneros literarios está plagada de
dificultades. Desde el tiempo en que salió a luz el trabajo fundamental de Gunkel sobre
Génesis y Salmos, los estudios de los géneros literarios han tenido muchas revisiones
importantes. Los intentos de fijar las características y funciones de los géneros literarios en
la Biblia están llenos de incertidumbres.

Tercero, siempre enfrentamos el problema de no saber dónde detenernos. Una vez


que un relato se ha catalogado como no histórico, ¿qué nos detiene de tratar otras porciones
de la Escritura de la misma manera? Aunque el tratar alguna narración bíblica como un
cuento o fábula no parezca ser teológicamente importante, una vez que aceptamos esta
práctica sin criterios sólidos y claros, se vuelve peligrosamente fácil tratar de la misma
manera otros problemas históricos irresolutos. ¿Cuántos eventos históricos importantes
terminaríamos sacrificando? ¿Trataríamos como fábulas o leyendas a la columna de fuego,
el cruce del río Jordán, la caída de Jericó, las promesas davídicas y aun a los Evangelios?
101

Sin embargo, es apropiado explorar la pregunta que existe en cuanto a los géneros
literarios y la historia. Este es un asunto importante que está en proceso aun, pero varios
puntos deben mantenerse en mente.

¿Qué características podrían indicar que algún relato del Antiguo Testamento no
tenía la intención de ser tomado como histórico? La mera presencia de problemas históricos
no es un criterio suficiente, pues la investigación futura puede revelar soluciones. Además,
los intérpretes críticos a menudo rechazan la historicidad debido a que el texto reporta
eventos sobrenaturales, pero los evangélicos no dudan de la historicidad de acontecimientos
sobrenaturales. Adicionalmente, la semejanza entre las historias bíblicas y los relatos no
históricos fuera de la Biblia no proveen tampoco un criterio sólido. Las semejanzas no
implican necesariamente el mismo grado de verdad histórica.

Una mejor manera de trabajar con este asunto es buscar dentro de las historias
mismas señales que indiquen el género literario. Si podemos identificar el vocabulario, el
estilo o la estructura peculiar de un género, estaremos dirigiéndonos hacia conclusiones
más seguras. Pero hasta este punto, no hay indicadores bien establecidos para la
identificación de fábulas, sagas, relatos y leyendas en la literatura del Antiguo Cercano
Oriente, y mucho menos de las narraciones del Antiguo Testamento. Por ejemplo: ¿es
posible establecer, basándose en el texto, que la frase inicial de la Torre de Babel debiera
ser traducida, «Había una vez...» (Gen. 11:1 NEB)? Tal traducción reposa sobre
presuposiciones teológicas e históricas, y no en la evidencia del texto mismo.

Debemos manejar con mucho cuidado las consideraciones de los géneros literarios.
El testimonio de la Biblia misma, las complejidades de la crítica de los géneros, y la
dificultad de establecer límites, nos previenen de llegar a conclusiones precipitadas.
Aunque la investigación futura pudiera darnos luz en alguno de estos asuntos, la carga de
proveer evidencias recae sobre aquellos evangélicos que argumentan que las narraciones
con apariencia histórica en el Antiguo Testamento no tuvieron el propósito de ser tratados
como relatos históricos, confiables e inerrantes.

Sin embargo, muchos evangélicos se han ido al otro extremo y simplemente


identifican las narraciones bíblicas con la historia. Actúan como si las porciones históricas
de la Biblia dieran un relato exacto y meticuloso de la historia. Tratan a las historias del
Antiguo Testamento como repeticiones instantáneas o relatos fotográficos del pasado.
102

Los evangélicos afirman la inerrancia de las narraciones del Antiguo Testamento en


el sentido de que éstas no describen con falsedad los eventos históricos, sea intencional o
inintencionadamente; sin embargo, estos relatos pueden no dar el registro histórico
minucioso que los lectores modernos a menudo esperan encontrar en ellos. Como Murray
lo describe, no debemos esperar «precisión pedante» de las Escrituras. Él menciona: «La
Escritura abunda en ilustraciones de la ausencia de precisión pedante y meticulosa, la que
tal vez quisiéramos imponer como el criterio de infalibilidad».

Siguiendo la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica, debemos rechazar


la noción de que «la inerrancia es negada por los fenómenos bíblicos tales como la falta de
precisión técnica moderna, las irregularidades de gramática u ortografía, las descripciones
basadas en observación de la naturaleza, el reporte de falsedades, el uso de hipérbole y
números redondos, el arreglo por tópicos del material, variantes en la selección de material
en relatos paralelos, o el uso libre de citas».

A través de todas las narraciones del Antiguo Testamento, encontramos historias


escritas en maneras que no siguen nuestra inclinación moderna por la precisión exacta.

Todo reporte histórico incluye cierto grado de interpretación desde la perspectiva


del autor. Pero el grado de precisión y creatividad se mide en una escala amplia. Un extremo
de la escala se acerca a la especulación, como puede verse en muchas novelas y biografías
históricas. Las historias se enfocan en unos cuantos eventos bien establecidos, pero el
escritor llena los espacios vacíos con fabricaciones. Frecuentemente el lector no puede
distinguir entre verdad y ficción. En el otro extremo de la escala, la dimensión interpretativa
está presente pero no se entromete. Los escritores responsables de libros históricos y
reportes periodísticos, por ejemplo, evitan la especulación e hipótesis lo más posible. Al
menos admiten abiertamente cuándo varía el nivel de confiabilidad. Finalmente, los
escritos históricos pueden caer en cualquier punto de la escala entre estos dos extremos.

Los evangélicos creen que lo que las narraciones del Antiguo Testamento dicen
acerca de los eventos históricos es verdad y es confiable; no hay errores en la revelación
de Dios. No obstante, estos textos presentan «la historia desde un punto de vista profético».
Por un lado, no debemos decir que los escritores del Antiguo Testamento fabricaron sus
historias. Los escritores bíblicos fueron inspirados por el Espíritu de la verdad y no
presentaron ficción como si fueran hechos reales. Por otro lado, sus propósitos ideológicos
determinaron los eventos que escogieron y también la manera en la que los presentaron.
103

Las narraciones del Antiguo Testamento no nos dan un relato detallado del pasado. Fueron
escritas desde un punto de vista, pero sin error y sin falsas representaciones.

Debemos evitar ambos extremos. No debemos permitir que las consideraciones de


los géneros literarios separen el texto bíblico de la historia real. Sin embargo, al mismo
tiempo, debemos recordar que todas las historias bíblicas son interpretaciones de la historia
desde perspectivas ideológicas. El análisis histórico es posible porque estas historias son
inerrantes, pero el análisis histórico siempre debe considerar el propósito por el cual fueron
escritas las narraciones del Antiguo Testamento.

Tipos de análisis históricos

Como el análisis temático, el análisis histórico adopta muchas formas; dos de éstas
han sido prominentes: factual y teológico.

Factual. En el análisis histórico-factual, vemos a través de la ventana del texto y


preguntamos: «¿cómo debemos reconstruir los eventos a la luz del texto y de otra
información histórica?». Los evangélicos se interesan en este enfoque especialmente por
sus esfuerzos apologéticos. Hemos gastado mucha energía tratando de establecer la
confiabilidad histórica de la Biblia. Un vistazo a los libros de Introducción al Antiguo
Testamento más importantes desde el siglo diecinueve hasta años recientes ilustra la
prominencia de este tipo de análisis histórico. Hasta hace pocos años, los comentarios
evangélicos han estado también preocupados con la reconstrucción histórica factual.

Los retos a la inerrancia no se han desvanecidos en estos años. La gente siempre se


preguntará: «¿es el primer capítulo de Génesis histórico?; ¿hubo realmente un diluvio?;
¿cómo podemos reconciliar las discrepancias aparentes entre Crónicas, Samuel y Reyes?»
El análisis histórico factual siempre será una parte importante de la interpretación de las
historias del Antiguo Testamento.

Teológico. El análisis histórico-teológico ha llegado a ser prominente en los círculos


evangélicos gracias a la influencia de la Teología Bíblica. Ya hemos estudiado
anteriormente esta perspectiva con cierto detalle. Dicho enfoque es más conceptual que
factual, pero aun así está orientado hacia los eventos que están detrás de las historias del
Antiguo Testamento. Los teólogos bíblicos usan las narraciones del Antiguo Testamento
principalmente para reconstruir las características de la revelación y la vida religiosa en los
diferentes períodos de la historia de la redención. Ellos formulan varias preguntas
importantes: «¿cuáles son los períodos distintivos de la historia bíblica?; ¿cuáles son
104

algunas de las características únicas de estos períodos?; ¿cómo se relacionan las épocas
entre sí?». Estas preguntas también forman una importante avenida para explorar las
narraciones del Antiguo Testamento.

El análisis histórico puede estar orientado hacia los hechos o hacia la teología.
Cualquiera que sea el caso, usamos las historias del Antiguo Testamento como ventanas a
los eventos del pasado. Esta es otra manera importante por medio de la cual el Espíritu
Santo ha enseñado a la Iglesia a acercarse a las narraciones del Antiguo Testamento.

Análisis literario

En un estante de mi casa tenemos un álbum lleno de fotografías de mi esposa.


Ocasionalmente muestro estas fotos a nuestros invitados. Ellos hojean sus páginas viendo
cortésmente fotografía tras fotografía. La mayoría de estas fotos son sencillas y caseras.
Pero cuando pasan la última página, nunca falta alguien que exclame: «¡Ahora sí, ésta es
una verdadera fotografía!» La última foto fue tomada por un fotógrafo profesional con un
toque artístico. Es una bella foto. Usualmente, la gente se detiene y comenta acerca de la
iluminación, el enfoque, el balance, y dice: «¡Ella es muy bella!»

El Espíritu Santo ha dirigido a la Iglesia a tener este tipo de apreciación de las


historias del Antiguo Testamento. En lugar de buscar temas menores o eventos históricos,
nos acercamos a los textos a través del análisis literario. El análisis literario trata las
historias del Antiguo Testamento como obras de arte cuidadosamente elaboradas,
manteniendo la integridad de forma y contenido. Estudiamos las características de un texto
en la misma manera en la que apreciamos los colores, texturas, contrastes, líneas y balances
de una pintura fina. Por este medio, podemos distinguir aspectos mayores y menores del
texto. Como hemos visto, los análisis temáticos e históricos se enfocan en dimensiones
relativamente menores de la historia. Pero el análisis literario nos ayuda a discernir los
temas centrales de un pasaje.

Las bases del análisis literario

El análisis literario es la tendencia actual en la hermenéutica bíblica. Pero, ¿deberían


los evangélicos emplear este enfoque? Tres consideraciones subrayan el valor del análisis
literario: las unidades literarias del Antiguo Testamento, las características literarias de
los textos del Antiguo testamento, y las aportaciones que este enfoque provee.
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Las unidades literarias. Primero, el análisis literario es importante porque el


Antiguo Testamento consiste en unidades literarias, y no en unidades históricas o temáticas.
La estructura literaria del canon está en contraste con la manera en la que a menudo
pensamos del Antiguo Testamento. Nuestra tendencia hacia el análisis histórico pudiera
llevarnos a esperar que la Escritura estuviera dividida en grandes épocas de la historia de
la redención: «Libro 1: “Antes de la caída”; Libro 2: “De la caída al diluvio”; Libro 3: “El
período de los Patriarcas”»; y así sucesivamente. Nuestro interés en el análisis temático
pudiera habernos llevado a esperar las categorías de la Teología Sistemática: «Libro 1: “La
doctrina de Dios”; Libro 2: “La doctrina de la humanidad”; Libro 3: “La doctrina de la
Salvación”».

Pero el Antiguo Testamento no nos llegó en ninguna de estas formas. Ni la historia


ni los temas teológicos dan organización a la Biblia. En vez de esto, libros individuales
como Génesis cubren varios períodos principales de la historia de la salvación, y grandes
grupos de libros, como los profetas, cubre una sola época. Similarmente, los temas
teológicos aparecen repetidamente en varias combinaciones dentro de los libros de la
Escritura. El canon de la Escritura está estructurado principalmente de acuerdo con
unidades literarias, no con la historia o los temas. Debemos procurar el análisis literario
porque el Antiguo Testamento llegó a nosotros en unidades literarias. El ignorar este
enfoque es pasar por alto la manera en la que Dios organizó las Escrituras.

Características literarias. Más allá de esto, el análisis literario es necesario porque


los textos bíblicos exhiben características literarias. En su sabiduría, el Espíritu inspiró la
Escritura en forma de poemas, canciones y –más relevante para nuestra discusión aquí–
narraciones. Estos textos exhiben muchas características literarias tales como imágenes,
figuras de lenguaje, y estructuras complejas. Si Dios hubiera querido que meramente nos
concentráramos en eventos históricos o en temas teológicos, no nos hubiera dado la
revelación con características literarias. Debemos aprender a incorporar puntos de vista
literarios en nuestros esfuerzos interpretativos.

Aportaciones. Tercero, el análisis literario es importante porque a menudo ofrece


aportaciones que los enfoques temático e histórico pasan por alto. Consideremos el
episodio bien conocido del viaje de Abraham a Egipto (Génesis 12:10-20). Los
comentaristas de todos lados del espectro teológico se han enfocado en las dimensiones
teológicas y temáticas de este texto y han ignorado el análisis literario. J. Skinner, por
ejemplo, comenta que las «palabras de Abram para su esposa (v.11-13) son una revelación
instructiva de los sentimientos sociales y morales del Israel incipiente». También
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argumenta que el texto está lleno de reflexiones éticas acerca de la mentira de Abram (v.18-
19). G. von Rad estuvo interesado en la llegada de asiáticos a Egipto y el reporte de la
belleza de Sarai a una edad tan avanzada (v.14). También se enfoca en el tema de la
intervención de Dios y en la dimensión moral de la mentira de Abram. Para ambos
comentaristas, el texto sirvió primeramente como una ventana a la historia y como un
espejo de sus intereses éticos.

Los intérpretes conservadores han examinado el pasaje con inquietudes similares.


Keil y Delitzsch sorpresivamente sugirieron que el problema histórico de la belleza de Sarai
podría ser resuelto comparándola con las mujeres egipcias, quienes eran «generalmente
feas y envejecían prematuramente». También se aventuran en cuanto al problema ético y
especulan cómo esperaba Abram salvar su honor y retener la posesión de su esposa.
Recientemente, Kinder ha intentado resolver el problema de la belleza de Sarai
argumentando que la «clave (…) recae en la longevidad patriarcal». Su otro interés es
identificable con Abram «usando la mitad de la verdad para esconder la otra mitad». Cada
uno de estos comentarios se enfocaron en las dimensiones histórica y temática de la
historia. Aunque estas reflexiones son legítimas e importantes, ignoran la integridad de
forma y contenido que es tan vital para el análisis literario.

Probemos el valor del análisis literario bosquejando algunas observaciones


estructurales de la historia. Primero, haremos un examen intrínseco, mirando al pasaje en
sí mismo sin referencia a algún escritor o audiencia específica. Segundo, miraremos el texto
en su contexto extrínseco de su autor y audiencia original. Por conveniencia, veremos la
estructura dramática de este pasaje en la forma de una descripción estándar de desarrollo
dramático. (Ver figura 9).

Génesis 12:10 puede ser llamado el problema dramático; esta sección introduce el
contexto del cual fluye la narración. Abram va a Egipto debido a la hambruna e intenta
estar allí temporalmente. La resolución (v.20) se balancea con el principio de la historia.
El escritor contrasta la pobreza y el hambre con las riquezas de Abram al terminar su
estadía. Génesis 12:11-16a contiene la acción ascendente. El plan de mentir es llevado a
cabo, pero provoca que Sarai sea llevada al harén de Faraón. Esta sección está en balance
con la acción descendente de Génesis 12:18-19. Ambas porciones contienen diálogo
predominantemente dramático y contienen expresiones similares: «tú eres mi hermana»
(v.13), «ella es mi hermana» (v.19). Finalmente, la porción de en medio de Génesis 12:16-
17, el punto de cambio de la historia, forma una hábil interconexión de perspectivas. Abram
prospera, pero Faraón está bajo maldición. Esos versos cumplen tanto la función de
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anticipar las acciones futuras en el texto como de reflejar los eventos previos de la historia.
Génesis 12:16b anticipa lo que pasará con Abram; él va a partir con muchas riquezas de
los egipcios. Génesis 12:17 trata con los problemas que surgieron para Faraón por causa de
Sarai. De esta manera, el punto de cambio de la trama apunta hacia delante y hacia atrás,
aumentando la simetría.

Fig. 9: Flujo dramático de Génesis 12:10-20

Podemos resumir la historia a la luz de este patrón estructural. Abram tenía la


intención pasar un tiempo en Egipto. Su plan de mentir acerca de Sarai tuvo éxito en parte,
pero se complicó con la captura de Sarai. Para resolver el problema, Dios hizo una
distinción entre Abram y Faraón. Bendijo a Abram y mandó plagas sobre Faraón. La
maldición de Faraón abrió la puerta de libertad para Sarai e hizo posible el regreso a
Palestina. El plan de Dios de liberar a Sarai se llevó a cabo cuando los egipcios la
devolvieron a Abram. La estancia en Egipto concluyó cuando Abram salió de Egipto con
bienestar, con Sarai y con todas las posesiones que obtuvo en Egipto.
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El notar esta estructura nos ofrece muchas ventajas, pero aquí sólo mencionaremos
dos. Primero, podemos ver cómo cada parte contribuye en la historia. El remover alguna
sección podría crear un nuevo drama. Esta coherencia intrínseca contiene nuestra tendencia
de querer identificar el centro de la historia con algún asunto histórico o temático. Como
vimos anteriormente, el hábito de muchos intérpretes es el de enfocarse en asuntos
históricos o preguntas éticas encontradas en los pasajes. Cuando vemos estos aspectos de
la historia dentro del movimiento de toda la narración, no podemos tomarlos
equivocadamente como los elementos más importantes.

Segundo, podemos tratar el pasaje en su totalidad en vez de cortarlo en pequeñas


piezas. Los análisis histórico y temático a menudo dividen una narración en sus partes y
nunca vuelven a ponerlas juntas otra vez. El análisis literario presenta la historia como una
unidad conceptual; de esta manera, podemos indagar en su significado e importancia. El
movimiento de viaje/cautividad/intervención divina/liberación/regreso, viene a ser el foco
de nuestra reflexión interpretativa, pues anticipa otras porciones de la Escritura y un
sinnúmero de realidades en la vida de fe. Al poner atención a toda la historia,
encontraremos material para la contemplación teológica que a menudo es ignorado por
otros enfoques.

La historia cobra sentido cuando vemos estas observaciones en el contexto


extrínseco del autor y la audiencia originales. Moisés relató esta historia a los hijos de Israel
de una manera que tuvo aplicación directa a su situación. No es difícil ver la conexión de
esta narración con Moisés en el éxodo. Cuando consideramos la experiencia de Israel y su
correspondencia con Génesis 12:10-20, se hace evidente que Moisés reportó esta historia
de la vida de Abram como un paralelo de la liberación de Israel de manos de Egipto.

Abram fue a Egipto debido al hambre en Canaán; una hambruna trajo a Jacob y a
sus hijos a Egipto. El engaño fue una característica de Abraham; los hermanos de José
fueron bien conocidos por sus mentiras. Aunque Abram prosperó en Egipto, su esperanza
de una descendencia se vio amenazada cuando Faraón tomó a Sarai; Israel floreció en
Egipto, pero la esclavitud y el asesinato de sus niños amenazaron su posteridad. Dios hizo
distinción entre Abram y Faraón por medio de bendiciones y maldiciones; la intervención
divina en el éxodo protegió a los israelitas, pero trajo plagas sobre Faraón. La libertad vino
a través de la confrontación directa entre Faraón y Abram; Moisés y Faraón se reunieron
varias veces antes de que el rey dijera finalmente: «¡Salid!». Los egipcios despidieron a
Abram en bienestar y riquezas; los egipcios despidieron a Israel con sus riquezas.
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Por medio de estos paralelos entre el evento del éxodo y la historia de Abram,
podemos ver que Moisés quiso utilizar esta historia como un paradigma para enseñar a
Israel la naturaleza de su salida de Egipto y su regreso a Palestina. Moisés enfrentó
incredulidad y desánimo entre las tribus. Al relatar la historia del patriarca, estaba
presentando una palabra relevante para sus compañeros israelitas. Podemos imaginar a
Moisés comentando acerca de la historia: «¡No se desanimen! No se ha cometido ningún
error. Lo que a ustedes les está sucediendo, le ocurrió antes a nuestro padre Abram. Síganle
fuera de Egipto y tengan confianza en el poder de Dios». Similarmente, no es difícil
escuchar a los fieles de entre las tribus diciendo: «¡El éxodo de Abraham es nuestro
éxodo!».

Por medio de este breve ejemplo, podemos ver por qué debemos ir más allá de los
intereses históricos y temáticos, y aplicar el análisis literario a las narraciones del Antiguo
Testamento. Al enfocarnos en la forma y contenido al mismo tiempo, se nos abrirá un
camino para ver más de lo que Dios nos ha dado en estas historias.

Tipos de análisis literarios

El análisis literario no es nuevo. A través de los siglos, el Espíritu Santo ha dirigido


a su pueblo a mantener la integridad de forma y contenido al leer la Escritura. Pero
frecuentemente los intereses literarios han sido opacados por temas teológicos e históricos.

Durante la Reforma, las controversias doctrinales con Roma dominaron la exégesis.


Los reformadores veían las Escrituras primeramente como recursos teológicos y no como
obras literarias. Sin embargo, los reformadores no carecieron totalmente de sensibilidad
literaria. Por ejemplo, Calvino frecuentemente notó figuras de lenguaje, tensiones
dramáticas, e imágenes vívidas. También reconoció la diferencia entre narración, ley,
sabiduría y profecía. Los comentarios de Calvino están llenos de observaciones literarias,
incluso cuando su interés en doctrina era primordial.

Desde la Ilustración, los intérpretes evangélicos han estado ocupados con preguntas
históricas. Hemos explorado las historias del Antiguo Testamento para probar su
historicidad. Aun así, toda obra mayor en hermenéutica bíblica ha reconocido las
características literarias de la Escritura.

En la hermenéutica del Antiguo Testamento actual, la dirección ha cambiado hacia


el análisis literario. Las batallas doctrinales e históricas continúan, pero el interés en los
enfoques literarios ha crecido significativamente. Un estudio de estos desarrollos va más
110

allá de nuestro propósito aquí, pero será de mucha ayuda el identificar varios pasos
importantes.

Crítica de fuentes. Cerca del final del siglo diecinueve, el criticismo literario se
reducía a la crítica de las fuentes. En este acercamiento, los intérpretes buscaban las fuentes
o recursos en los que está basada la Escritura que hoy tenemos. La conocida Hipótesis
Documental del Pentateuco (J.E.D.P) fue uno de los primeros esfuerzos en esta dirección.
Desde entonces, los intérpretes han reconstruido las fuentes hipotéticas de muchos libros
del Antiguo Testamento.

Crítica de formas. Un segundo paso importante surgió al principio del siglo veinte
en la crítica de las formas. El enfoque distintivo del criticismo de forma fue la
identificación del género y la reconstrucción de la tradición oral Sitz in Leben (situación
cultural) en las cuales se usaron originalmente las historias del Antiguo Testamento.
Comparando al Antiguo Testamento con la literatura de las culturas del Antiguo Cercano
Oriente, propusieron formas, escenarios y usos preliminares en los que se basan los textos
de la Escritura.

Crítica de redacción. La tercera etapa importante del análisis literario vino al primer
plano en la década de los años cincuenta bajo el título de crítica de redacción. Los críticos
de redacción rastrearon los desarrollos de los textos bíblicos de sus fuentes orales y
literarias a su estado presente. Fueron más allá de las preocupaciones de la crítica de las
fuentes y formas al desarrollo completo de los pasajes. Este punto de vista se enfocó en los
propósitos del redactor al observar los desarrollos de los textos.

En su gran mayoría, los evangélicos modernos permanecen escépticos con respecto


a estos acercamientos diacrónicos. Debemos distanciarnos de estos métodos de muchas
maneras. En su mayoría, están basados en creencias radicalmente opuestas a los puntos de
vista evangélicos de la inspiración y autoridad de la Escritura. Sin embargo, como veremos
en capítulos posteriores, la apreciación literaria desde el punto de vista evangélico debe
tomar en consideración las fuentes, las formas y los arreglos hechos por los autores.

Sin embargo, en las últimas dos décadas ha empezado un cambio en los


acercamientos literarios a las narraciones del Antiguo Testamento. En vez de enfocarse en
fuentes y desarrollos, los intérpretes se han interesado más en la forma final de las historias
del Antiguo Testamento.
111

Crítica retórica. Un movimiento decisivo en esta dirección ocurrió en el criticismo


retórico, durante el final de la década de los años sesenta y principios de los años setenta.
En lugar de concentrarse en los desarrollos de un texto, los críticos retóricos miraban los
pasajes como obras de arte completas, diseñadas para persuadir a los lectores. Los críticos
retóricos lidiaban principalmente con unidades pequeñas en un libro bíblico (una historia,
un poema). Pero las estructuras, cualidades estéticas y los patrones retóricos de los textos
llegaron a ser el interés central de la interpretación.

Estructuralismo. Durante el mismo período, el estructuralismo dejó su marca en los


estudios bíblicos. El estructuralismo representó varios puntos de vista filosóficos y
lingüísticos. Los estructuralistas diferían unos de otros en muchas maneras, pero todos
concordaban en que el significado de un texto es encontrado principalmente en la
coherencia interna del texto mismo.

Crítica canónica. En años recientes, estas tendencias se han desarrollado más en un


programa teológico conocido como criticismo canónico. Los críticos canónicos concuerdan
en que la mayoría de los textos bíblicos se desarrollaron a través del tiempo, pero se enfocan
en la forma canónica y final del texto. El criticismo canónico estudia los patrones
estructurales y retóricos, pero va más allá que otros enfoques para examinar contextos más
amplios.

Los evangélicos generalmente se sienten más cómodos con estos métodos literarios
contemporáneos. Podemos beneficiarnos de muchas maneras con los análisis retóricos,
estructurales y canónicos, siempre y cuando no caigamos presa de sus presuposiciones del
criticismo.

El análisis literario es una tercera manera importante en la que el Espíritu Santo nos
ha enseñado a entender las narraciones del Antiguo Testamento. Al dar atención a la
integridad de forma y contenido, obtenemos mucho entendimiento del significado de estos
textos.

Conclusión

Al interpretar las narraciones del Antiguo Testamento, debemos estar conscientes de


las maneras en las que el Espíritu Santo nos influye por medio de la exégesis de la Escritura.
A través de la historia, tres orientaciones importantes han sido tomadas hacia las
narraciones del Antiguo Testamento. Varias formas de análisis temático, histórico y
literario han probado ser indispensables para el pueblo de Dios.
112

Cada forma de análisis se apoya en las otras. El análisis temático fácilmente se


convierte en eiségesis sin la ayuda de las perspectivas históricas y literarias. El análisis
histórico pierde sus salvaguardas teológicas sin el control del temático y el literario. El
análisis literario se vuelve especulativo sin las restricciones de los puntos de vista temático
e histórico. Nos perderemos muchas de las bendiciones que nos esperan si nos limitamos
únicamente a uno o dos de estos acercamientos. Siguiendo la instrucción del Espíritu,
debemos estudiar las historias del Antiguo Testamento como espejos de nuestras
inquietudes, como ventanas a los eventos históricos, y como pinturas o cuadros literarios.

Preguntas de repaso

1. ¿Qué es el análisis temático? ¿Por qué es un enfoque legítimo de las narraciones del
Antiguo Testamento? ¿Cuáles son algunos tipos comunes de análisis temático?
2. ¿Qué es el análisis histórico? ¿Por qué es un enfoque legítimo de las narraciones del
Antiguo Testamento? ¿Cuáles son algunos tipos comunes de análisis histórico?
3. ¿Qué es el análisis literario? ¿Por qué es un enfoque legítimo de las narraciones del
Antiguo Testamento? ¿Cuáles son algunos tipos comunes de análisis literario?

Ejercicios de estudio

1. Lea la historia del llamado de Abram (Génesis 12:1-9). ¿Qué temas encuentra usted
para las siguientes categorías teológicas?
1- la doctrina de Dios
2- la doctrina del hombre
3- la doctrina del pecado y la salvación
2. Vea Génesis 12:1-9 otra vez. ¿Qué datos históricos son prominentes? ¿Cómo este
pasaje le permite reconstruir lo que Dios estaba haciendo en esta época de la historia
de la redención?
3. Examine un comentario evangélico del siglo diecinueve, uno de principios del siglo
veinte y otro actual, acerca de Génesis 12:1-9. ¿Estos comentarios se enfocan más
en el análisis temático, histórico o literario? Explique su respuesta.
113

PARTE II

INVESTIGANDO LAS NARRACIONES

DEL ANTIGUO TESTAMENTO


114

Investigación
Objetivos y
procedimientos
(Capítulo Cinco)

Identificaciones y Describiendo las


Escritor y intenciones
propósitos
(Capítulo Diez)
Audiencia (Capítulo Once)

Estructura
(Capítulos
Ocho y Nueve)

Documento
Representación Caracterización
de la escena
(Capítulo Seis)
(Capítulos Siete)

Fig. 10: Esquema de la Parte II: Investigación


115

SINOPSIS

En las partes previas de este libro, examinamos algunas de las maneras principales
en las que el Espíritu Santo nos prepara para leer las narraciones del Antiguo Testamento:
la vida cristiana individual, la interacción en comunidad, y el escrutinio de la Escritura.
Mientras más conscientes estemos de este aspecto del proceso hermenéutico, podremos
entender mejor las historias del Antiguo Testamento.

En la segunda parte investigaremos el significado original de las historias del


Antiguo Testamento. Descubriremos qué fue lo que el Espíritu hizo cuando inspiró
originalmente las narraciones del Antiguo Testamento en sus contextos históricos antiguos.

El investigar el significado original es una tarea compleja. Comenzaremos por


establecer la meta de la investigación y varias directrices en cuanto a los procedimientos
(capítulo 5). Después exploraremos las características encontradas dentro de los
documentos de las narraciones del Antiguo Testamento: definición de personajes (capítulo
6), descripción de escenas (capítulo 7), episodios individuales (capítulo 8), y las grandes
estructuras de narración. Los capítulos 10 y 11 se enfocarán en los escritores y las
audiencias de las narraciones del Antiguo Testamento. El capítulo 12 proveerá un breve
vistazo global de los libros del Antiguo Testamento que constan predominantemente de
narraciones.

Al aplicar los métodos presentados en esta parte de nuestro estudio, descubriremos


un marco de referencia general que será útil para nuestra investigación detallada futura.
116

CAPÍTULO CINCO
ORIENTACIÓN HACIA LA INVESTIGACIÓN

Al investigar el pasado, los arqueólogos enfrentan muchas dificultades. Además de


la tensión de la excavación; el calor, la lluvia y el viento pueden distraerles a tal grado que
aun los investigadores experimentados pasan por alto descubrimientos importantes. Si una
excavación ha de tener éxito, los arqueólogos deben estar concentrados, fijando sus mentes
en la meta y poniendo cuidadosa atención en los procedimientos que los ayudarán a
alcanzar dicha meta.

En esta parte de nuestro estudio, vamos a «excavar» para encontrar el significado


original de las narraciones del Antiguo Testamento, investigándolas en sus contextos
históricos. Muchas dificultades nos pueden distraer fácilmente. Si esperamos tener éxito
debemos tener un concepto claro de lo que tratamos de encontrar y debemos poner atención
a los procedimientos que nos ayudarán a alcanzar nuestras metas.

Vamos a empezar nuestra investigación de las narraciones del Antiguo Testamento


con dos preguntas preliminares: 1. ¿Cuál es la meta de la investigación?; 2. ¿Qué
procedimientos de investigación nos ayudarán a lograr esa meta?

La meta de la investigación

Una vez me comentaron acerca de una conversación entre un maestro de homilética


y un estudiante. El estudiante había predicado acerca de la eternidad de Dios basándose en
Génesis 1:1. Después de la predicación, el instructor dijo: «Dime en pocas palabras lo que
piensas que significa este pasaje». El estudiante respondió rápidamente: «Significa que
Dios es eterno». «No», insistió el maestro, «te has equivocado. Significa que Dios creó
todo lo que existe». «Yo pienso que significa ambas cosas», objetó el estudiante.
«Imposible», le reprendió el maestro. «Todo pasaje tiene sólo un significado».

Todo seminarista pasa por la dura prueba de la clase de homilética. El esperar su


turno para predicar es como estar sentando en la línea de ejecución. No importa lo que diga,
el maestro siempre encuentra algo mal. Pero esta conversación particular hace surgir un
asunto importante para nosotros al excavar en busca del significado de las historias del
Antiguo Testamento. ¿Cuál es la meta de nuestra investigación? ¿Estamos buscando uno o
varios significados?
117

Polivalencia

Juan estaba caminando en el centro de la ciudad una tarde cuando vio un pedazo de
papel volando en la acera. Lo recogió y leyó: «Busca ayuda». Juan era un lector competente
de español; él tenía un entendimiento básico de lo que «busca ayuda» significaba. Al
principio, Juan pensó que entendía lo que significaba la nota.

Pero dos extraños de pronto se le acercaron. El primero apuntó a un carro que pasaba
y dijo: «Yo vi de dónde salió esa nota». «Un niño la dejó caer mientras era jalado hacia el
interior del carro. Deberías llamar a la policía». Pero la segunda persona interrumpió: «No
le hagas caso», insistió. «Yo escribí la nota para un amigo y accidentalmente se me cayó.
Mi amigo está enfermo y quiero que busque ayuda».

Ahora Juan estaba completamente confundido. ¿Acaso era la nota una petición de
ayuda o un consejo amistoso? Juan no podía estar seguro, así que arrugó el papel y lo dejó
caer de nuevo a la acera. «No sé qué hacer», exclamó enojado. «Esta nota puede significar
muchas cosas».

Juan se había tropezado con una perspectiva que muchos estudiantes del Antiguo
Testamento han afirmado a través de los siglos. De una u otra manera, han dicho que los
textos bíblicos son polivalentes: tienen varios significados.

Antes de la Reforma, la mayoría de los intérpretes bíblicos asumían que las historias
del Antiguo Testamento tenían más de un significado. La corriente principal de exégesis
rabínica insistía en que todo texto tenía significados múltiples. El uso indiscriminado de
métodos alegóricos de Filón continuó la tendencia hacia los métodos polivalentes de
interpretación. La escuela de Alejandría (Clemente, Orígenes, Ambrosio, y otros), también
enfatizaron los significados múltiples.

En los tiempos de Tomás de Aquino (1225-1274), la iglesia medieval había


adoptado ampliamente el método de interpretación de Juan Casiano (la cuádriga). Las
intenciones del autor eran importantes, pero el significado de los textos iba más allá del
sensus literalis (el sentido literal).

Como Steinnetz resume el asunto:

Desde el tiempo de Juan Casiano, la iglesia se subscribió a la teoría de los cuatro


aspectos del significado de la Escritura (...) [más allá del significado literal] (...) el
118

significado alegórico enseñaba acerca de la iglesia y lo que debía creerse (…), el


significado tropológico enseñaba acerca de los individuos y lo que debían hacer (…), el
significado analógico apuntaba hacia el futuro y despertaba expectación.

En general, la creencia en el origen divino de las Escrituras conllevaba puntos de


vista polivalentes. Puesto que Dios era el autor principal de la Biblia, las Escrituras poseían
muchos significados que iban más allá de las intenciones de los escritores humanos. Las
palabras de Agustín resumen el punto de vista que predominaba antes de la Reforma. Él
dijo: «¿Qué provisión más liberal y más fructífera pudo haber hecho Dios con respecto a
las Sagradas Escrituras, que el hacer que las mismas palabras pudieran ser entendidas de
maneras diversas?». Este énfasis en el origen divino de las Escrituras llevó a muchos pre-
reformadores a afirmar que las narraciones del Antiguo Testamento eran polivalentes.

La polivalencia otra vez ha ganado amplia aceptación en nuestros días. Sin embargo,
en la mayoría de los casos, estos puntos vista modernos han estado basados en una
consideración diferente: la polivalencia del lenguaje en sí mismo. En gran parte, las raíces
de este punto de vista en la hermenéutica moderna pueden ser encontradas en Friedrich
Schleiermacher, quién afirmó que el lenguaje de un texto tiene solamente una función
limitante (die Grenzen angebende). Establece parámetros para encontrar significados
posibles, pero dentro de esos límites el mismo texto puede significar muchas cosas. El solo
mirar un documento no siempre da al lector lo suficiente para determinar el significado
específico. Para especificar el significado, se tiene que ver, fuera del texto, la experiencia
psicológica del escritor.

Hoy en día, la mayoría de los intérpretes bíblicos y literarios aceptan la noción de


que el lenguaje por sí mismo no puede dar el significado. Las mismas expresiones pueden
significar muchas cosas mientras no tengamos otro punto de referencia. Pero en algunos
círculos, la apelación de Schleiermacher al autor ha sido reemplazada con una dependencia
en el lector. En este punto de vista, el significado de un texto es especificado por los
enfoques ideológicos del lector. Los lectores, al ver un pasaje desde distintos puntos de
vista, hacen surgir diversos significados. Como Wittig explica: «La psicología de Freud y
Jung, la teoría económica de Marx y el criticismo estructural y semiótico, pueden encontrar
varios significados en una sola obra, proveyendo al hacerlo sistemas de explicación
estables con sus propias filosofías y metodologías globales». Puntos de vista similares se
han difundido ampliamente en años recientes.
119

A través de los siglos, un sinfín de intérpretes han considerado los textos bíblicos
como polivalentes. Los primeros puntos de vista estaban basados en el origen divino de la
Escritura. Puntos de vista modernos apelan más a la polivalencia inherente del lenguaje.
Cualquiera que sea el caso, desde este punto de vista los intérpretes deben buscar muchos
significados en las historias del Antiguo Testamento.

Univalencia

En oposición a estas formas antiguas y modernas de polivalencia, otros intérpretes


han visto la Escritura como univalente: el texto tiene un solo significado: aquel que tuvo
como intención el autor original humano. Un punto de vista univalente está en paralelo con
mucho de nuestra experiencia cotidiana. La mayoría de las veces, asumimos que nuestras
declaraciones tienen el significado único que intencionalmente queremos que tengan.

Cuando Joey salía a jugar, su madre le llamó: «Me gustaría que te pongas tus
zapatos». Él la escuchó, pero salió descalzo de todas maneras. Después de un par de horas,
Joey entró a la casa, pero su madre lo detuvo en la entrada. «¡Pensé que te dije que te
pusieras tus zapatos!», exclamó. Joey respondió indignado: «No lo hiciste. Tú dijiste que
te gustaría que me pusiera mis zapatos». «Sí», admitió, «pero tú sabes que quería decir».

Joey se enfocó en las palabras de su madre y las interpretó de acuerdo con el marco
de referencia de sus propios deseos. Técnicamente estaba en lo correcto: ella dijo que le
gustaría que se pusiera sus zapatos. Las palabras en sí mismas no descalificaban la
interpretación de Joey. Dadas las circunstancias correctas, podrían haber significado
exactamente lo que Joey había sugerido. Pero su madre insistió en que su declaración debía
ser entendida en los términos de lo que él sabía que ella quería decir. Sus intenciones
determinaron el significado de su declaración. Ella quiso decir que él debía ponerse sus
zapatos y él debió hacerlo.

Nosotros pensamos de esta forma en la mayoría de las conversaciones. Cuando no


comprendemos a algún amigo, le preguntamos: «¿Qué quieres decir exactamente?».
Cuando alguien nos malentiende, agregamos: «No, lo que quise decir es…». Generalmente
asumimos que una oración tiene un solo significado (el significado intencional del
hablante).

Como hemos visto, antes de la Reforma muchos intérpretes creían que las historias
del Antiguo Testamento tenían muchos significados, muchos de los cuales no eran
accesibles por medio de una lectura ordinaria. Así que los intérpretes necesitaban
120

iluminación espiritual especial. ¿Quiénes podían tener el privilegio del entendimiento? La


respuesta de la Iglesia Romana era rotunda: Dios había dotado de iluminación especial a la
jerarquía eclesiástica. El entendimiento de las Escrituras era el privilegio del sacerdocio
iluminado.

En respuesta a este desarrollo, los reformadores proclamaron el sensus literalis como


la norma de toda interpretación. Como Calvino lo explica en sus comentarios sobre Gálatas
4:22: «El significado verdadero de la Escritura (verum sensum scripturae) es el natural y
simple».

La norma del significado directo de la Escritura ha permanecido como el centro en


las principales obras literarias protestantes sobre la interpretación. William Ames (1576-
1631) escribió términos nada inciertos: «Existe únicamente un solo significado para todo
pasaje en la Escritura. De otra manera, el significado de la Escritura no sería solamente
ambiguo e incierto, sino que no tendría significado alguno, pues cualquier cosa que no
significa algo, con toda seguridad nada significa».

Este punto de vista fue aceptando tan ampliamente entre la escolástica del siglo
diecisiete que fue codificada en la Confesión de Fe de Westminster. El sentido verdadero
de todo texto bíblico «no es múltiple sino uno solo».

El comentario de Macpherson sobre esta declaración de la Confesión representa la


orientación principal del pensamiento ortodoxo durante el siglo diecinueve: «Si no
queremos traer confusión completa a los contenidos de la revelación divina, debemos
mantener un solo significado para la Escritura, y que sea este el sentido literal, alcanzado
por la examinación cuidadosa del texto mismo».

Muchos evangélicos modernos han reafirmado la importancia de un significado para


cada texto. Berkhof, Ramm, Virkler, y Mickelsen son justamente algunos de los que han
seguido este punto de vista tradicional. Kaiser ha sido el más ávido defensor de la
univalencia tradicional en los años recientes. Dependiendo fuertemente del trabajo de
Hirsch, él insiste en que la única manera de evitar un mar de incertidumbres es identificar
el significado de un pasaje con las «verdaderas intenciones del autor». Como Kaiser lo
explica:

Una obra literaria como la Biblia puede tener una y solamente una interpretación
correcta, y ese significado debe ser determinado por las intenciones verdaderas del autor
humano; de otra manera, todo significado alegado sería tomado con el mismo grado de
121

seriedad, posibilidad y corrección; ningún significado sería más valido o verdadero que los
otros.

La creencia en la univalencia de cada texto está tan diseminada entre los evangélicos
modernos que aparece en la Declaración de Chicago acerca de la Hermenéutica Bíblica.
Esta dice: «Nosotros afirmamos que el significado expresado en cada texto bíblico es uno
solo, definido y fijo».

En línea con el enfoque de la Reforma en el sentido plenario, la mayoría de las


evangélicos hoy en día ven el significado como univalente. Todo pasaje tiene un solo
significado. En este punto de vista, la meta de la investigación exegética es descubrir el
significado único que el autor intentó transmitir.

El significado y el valor completo

¿Cuál punto de vista es correcto? ¿Tiene el texto uno o varios significados? En los
años recientes se ha levantado mucha confusión porque un número de evangélicos han
usado el término «significado» con mayor amplitud que en el sentido protestante
tradicional. De una u otra manera, han hablado de muchos significados para un solo texto.
Estas variaciones han traído la atención hacia varias complejidades, pero han levantado
también interés sobre el concepto tradicional del significado normativo y fijo.

Muchos creyentes han quedado haciéndose una seria pregunta. Si un texto puede
significar más de una sola cosa, ¿cómo podemos estar seguros de que lo estamos
entendiendo apropiadamente? Si el significado no está restringido a la intención original
del escritor, ¿no estamos acaso a la deriva en un mar de indeterminación?

Para evitar estas dificultades, afirmaremos el punto de vista tradicional de la


univalencia, pero también distinguiremos otras facetas del valor completo de un texto. En
este estudio hablaremos del significado original de las historias, las elaboraciones bíblicas,
las aplicaciones legítimas y el valor completo. Estas distinciones son hasta cierto punto
artificiales: las categorías coinciden entre sí de diversas formas. De todas maneras, nos
ayudan a evitar confusión en nuestra investigación de las narraciones del Antiguo
Testamento.

Significado original. Hablaremos del aspecto más básico del valor de una historia
como su significado original. El significado original es el sentido del texto en el contexto
de su escritor y lectores originales. ¿Por qué el escritor compuso este pasaje? ¿Cuál fue el
122

propósito de esta historia? Puesto que este contexto es el marco de referencia en el cual el
Espíritu Santo primero inspiró y acomodó la Escritura, el significado original es normativo
para todo trabajo de interpretación subsiguiente. Pero debemos recordar que el significado
original no agota todo el valor del texto.

Elaboraciones bíblicas. Las elaboraciones bíblicas son también parte del valor del
texto. Las elaboraciones incluyen todo lo que la Escritura dice acerca de una historia del
Antiguo Testamento. ¿Cómo explica la Biblia esta narración? Las elaboraciones se enfocan
en una historia completa o en parte de ella; pueden hablar directa o indirectamente acerca
del pasaje.

Cualquiera que sea el caso, las elaboraciones bíblicas son siempre verdaderas y
confiables. Nunca contradicen el significado original, porque Dios es el Autor original de
ambos. Pero las elaboraciones bíblicas a menudo van más allá del significado original,
trayendo a la luz dimensiones implícitas de un texto que permanecían escondidas en los
días del escritor. Sin embargo, aun las elaboraciones bíblicas no agotan el valor de una
historia; también representan sólo una porción de los que el texto ofrece.

Aplicaciones legítimas. Las aplicaciones legítimas son una tercera faceta del valor
de una historia. Las aplicaciones son el entendimiento apropiado que intérpretes falibles en
el pasado, presente y futuro, derivan del significado original y las elaboraciones bíblicas.
¿Cómo se ha aplicado esta historia? ¿Cómo se debe aplicar hoy? ¿Cómo podría ser aplicada
en el futuro? Las aplicaciones propuestas están siempre sujetas a refinamiento porque no
son inspiradas inerrantemente por Dios. Pero siempre y cuando sean correctas, las
aplicaciones legítimas también forman un aspecto del valor de una historia.

Valor total. Nos referiremos a la totalidad del potencial comunicativo de un texto


como su valor completo, esto es, la suma de sus usos legítimos. Esto incluye el significado
original, todas las elaboraciones bíblicas, y cada aplicación apropiada. En este sentido, el
valor completo es todo uso divinamente autorizado del texto. La meta última de los
evangélicos es conocer y aplicar lo que Dios mismo quería que su gente recibiera de las
historias del Antiguo Testamento. ¿Por qué el Espíritu Santo hizo que se escribiera este
texto? ¿Cuál fue la intención de Dios para su gente? Cada vez que descubrimos un aspecto
del significado original, de las elaboraciones bíblicas y las aplicaciones legítimas, hemos
descubierto una porción del valor completo.
123

En resumen, el significado histórico original de una narración del Antiguo


Testamento es la guía hacia el valor completo de un texto. Aunque las elaboraciones y
aplicaciones legítimas pueden ir más allá del significado intencional del autor, nunca lo
contradicen. Por lo tanto, si esperamos entender el valor completo de las historias del
Antiguo Testamento, debemos empezar investigando el significado original (ver figura 11).

Fig. 11: La meta de la investigación

Procedimientos para la investigación

Con nuestra atención enfocada en el significado original de las historias del Antiguo
Testamento, ahora estamos en la posición de establecer algunos procedimientos
fundamentales para la investigación. ¿Qué debemos considerar para descubrir el
significado de estos textos? ¿Qué enfoque nos permitirá llegar al significado fijo y
normativo? Vamos a tocar tres asuntos preliminares que marcan los parámetros para
nuestro trabajo: los controles múltiples sobre el significado original, los ángulos múltiples
del significado original, y los resúmenes múltiples del significado original.
124

Los controles múltiples

Muchas cosas afectan la presentación de una sinfonía. El conductor dirige la


orquesta, las partituras guían a los músicos, los músicos ejecutan sus instrumentos, y la
audiencia anima con su aplauso. Aun el escenario físico del concierto influye en la
presentación. Estos y otros innumerables factores controlan la calidad de un concierto
sinfónico.

Muchos factores también contribuyen para producir el significado original de las


historias del Antiguo Testamento. Desde una perspectiva evangélica, el control por
excelencia del significado original fue el Espíritu Santo; toda historia del Antiguo
Testamento es Dios revelándose a sí mismo. Pero Dios usó muchos instrumentos terrenales
como controles secundarios. ¿Cuáles fueron estos factores controladores?

El Cours de linguistique générale (Curso de lingüística general) de Ferdinand de


Saussure, ha marcado el paso para muchos estudios recientes sobre este tópico. Una de las
contribuciones más importantes de Saussure para el estudio del significado fue su atención
a las interconexiones entre parole (expresiones particulares lingüísticas) y langue (el
sistema de convenciones lingüísticas compartida por hablantes y oyentes. Como Saussure
lo explica: «[Langue] es (…) una colección de convenciones necesarias que han sido
adoptadas por un cuerpo social para permitir a los individuos ejercitar esa facultad (…)
[Parole] es la parte del hablar que tiene que ver con la ejecución (…) un acto individual».

Saussure argumentó que el significado de una declaración (parole) depende de una


colección de convenciones lingüísticas (langue) por medio de las cuales los hablantes y
oyentes operan. La comunidad de personas que hablan un lenguaje dado comparte un
conjunto de estructuras lingüísticas elásticas pero consistentes. Cada vez que se comunican,
emplean estas convenciones.

Seguiremos esto pensando en términos de tres controles importantes del significado


original: el documento, el escritor y la audiencia. No podemos descubrir el significado de
una historia solamente en el texto; el documento no es otra cosa sino parole. Debemos
también considerar la langue del escritor y de los lectores.

Muchos intérpretes de literatura han seguido este enfoque tripartito, aunque a veces
no han enfatizado los elementos equitativamente. Un énfasis extremo en las intenciones
del escritor puede ser llamada «la falacia intencional»; el insistir en que el documento por
sí solo es necesario para encontrar significado puede ser llamado «la falacia gráfica»; y
125

pensar que el significado es meramente un asunto de influencia en el lector puede ser


llamado «la falacia afectiva». Intentaremos evitar cada uno de estos extremos y daremos
debida atención a los tres controles de significado.

De una u otra manera, siempre le damos algo de atención a cada uno de estos
controles. No podemos entender un texto sin examinar el documento en sí mismo. Nuestro
estudio puede ser superficial, pero debemos conocer algo acerca del texto si esperamos
entenderlo. Similarmente, podemos no pensar mucho acerca del escritor, pero siempre
hacemos algunas suposiciones acerca de él. Asumimos que el escritor tenía cierto grado de
habilidad lingüística, inteligencia, y conciencia de la vida. De la misma manera, podemos
no examinar a la audiencia extensivamente, pero generalmente asumimos que los lectores
pudieron entender los elementos básicos del texto y que tenían cierto grado de interés.
Siempre que investigamos el significado de una nota, carta, documento, historia, o libro;
reflexionamos en un grado o en otro, acerca de los tres controles del significado.

Varios ejemplos de la Biblia interpretándose a sí misma, ilustran la importancia de


estos controles. Los escritores bíblicos estaban interesados profundamente en el documento
del Antiguo Testamento. Lo examinaban con cuidado, algunas veces apelando a una
fraseología específica (Gálatas 3:16-18; Romanos 4:18-25). Además, ocasionalmente
ligaron sus interpretaciones al escritor y a la audiencia originales (2 Crónicas 36:22;
Nehemías 1:8-9; Daniel 9:1-3; Mateo 22:44-46; Hechos 2:26-36; 2 Pedro 3:15-16; Hebreos
4:6-11). El nivel de interés en cada control varió entre caso y caso con los escritores
bíblicos. Pero la Biblia misma indica la necesidad de considerar los tres controles cuando
estamos identificando el significado original de las historias del Antiguo Testamento.

Ángulos múltiples

Mucha gente gusta de ir al estadio para ver un partido de fútbol. Es emocionante


estar allí en medio de la acción. Pero desde las gradas, ven solamente una perspectiva del
juego. En este sentido, ver el juego por la televisión tiene una ventaja. Ves desde un lado;
después a través de repetición instantánea ves desde la izquierda, derecha, frente y detrás.
Estas perspectivas variadas forman un cuadro más completo que una perspectiva desde las
gradas. Aparentemente, mucha gente está de acuerdo con esto; ¡incluso he visto aficionados
viendo televisiones portátiles en el estadio!

De la misma manera, una perspectiva única limita nuestra percepción del significado
original. Los escritores, documentos, y audiencias interactúan entre sí de muchas maneras.
126

Las intenciones del escritor influyen a la audiencia; las necesidades de la audiencia dan
forma al documento; el documento facilita al escritor el deseo de comunicarse. Las
interconexiones son complejas. El aprender cómo mirar estas interacciones desde
diferentes puntos de vista, da un cuadro más completo de lo que el Espíritu Santo
originalmente dio a Su pueblo a través de estas historias.

¿Qué perspectivas debemos tomar para comprender las interconexiones entre los
escritores, documentos, y audiencias? Es provechoso el tomar tres perspectivas básicas: la
paradigmática, la sintagmática, y la pragmática. Estos puntos de vista son totalmente
interdependientes y tratan con numerosos asuntos, pero por simplicidad, pensaremos en
términos de tres preguntas básicas. El ángulo paradigmático pregunta qué escogió decir el
autor; la perspectiva sintagmática mira cómo arregló su composición; el punto de vista
pragmático pregunta por qué escribió para sus lectores.

La mayoría de los estudiosos de la semántica han aplicado estos puntos de vista


primariamente al nivel de las palabras, frases y oraciones. ¿Qué palabras escogió el
hablante? ¿Cómo contribuyen al significado la estructura de la frase u oración? ¿Qué
importancia tiene el contexto extralingüístico de una expresión en su significado? En
nuestro estudio, sin embargo, usaremos estas categorías para examinar el significado de
historias completas, series de historias y libros completos del Antiguo Testamento. ¿Cómo
nos ayudan las consideraciones paradigmáticas, sintagmáticas y pragmáticas para entender
el significado original a estos niveles?

Paradigmático. El punto de vista paradigmático analiza el significado de una


expresión al compararla con las opciones disponibles. ¿Qué fue lo que el escritor escogió
decir y no decir? El significado es visto como una cuestión de elección. Desde palabras
simples hasta discursos enteros, los escritores siempre hacen selecciones. El ver lo que
ellos decidieron incluir y excluir ayuda a determinar el significado de lo que expresaron.

El significado de una palabra en particular debe ser determinado en términos de las


otras palabras contenidas en la colección de vocabulario de la persona. Los lenguajes
proveen muchas palabras a escoger. ¿Por qué escogemos una palabra en lugar de otra?
Algunas veces nuestras selecciones son arbitrarias, pero a menudo son el resultado de las
diferencias percibidas entre las palabras. Dos diferencias importantes son las denotaciones
y connotaciones.
127

A menudo escogemos una palabra en lugar de otra porque denota el concepto que
deseamos comunicar. Si quiero decir a mi familia que fui al supermercado, podría decir:
«Fui a la tienda». No diría: «Fui al cine». ¿Por qué? Porque la palabra «tienda» denota el
concepto de supermercado, pero «cine» no lo hace. No llamamos a un sombrero, «libro»;
no llamamos a un carro, «árbol de navidad». A menos que estemos usando una figura de
lenguaje, no utilizamos intencionalmente una palabra que denote algo diferente al concepto
que queremos comunicar.

A veces escogemos una palabra en lugar de otra por sus ventajas denotativas. Por
ejemplo, «tienda» puede ser muy ambigua. Puede denotar una tienda de ropa, herramientas,
o piezas de autos. En lugar de decir: «Fui a la tienda», podría escoger decir: «Fui a tienda
de comestibles». Podemos decidir decir «océano» en vez de «agua», o «hija» en lugar de
«niña», debido a que los términos son más adecuados a nuestros propósitos. Las ventajas
denotativas pueden ser específicas o ambiguas. Aun así, escogemos palabras a la luz de sus
ventajas denotativas.

Segundo, escogemos las palabras por las connotaciones asociadas. Hay


innumerables tipos de connotaciones, pero las connotaciones emocionales a menudo
juegan un papel vital. ¿Qué diferencia existe en describir a alguien como «burócrata»,
«oficial de gobierno», y «servidor público»? La denotación puede ser la misma, pero la
connotación emocional de las palabras es bastante distinta. Puedo describirme a mí mismo
como «firme», a otra persona como «obstinado» y a una tercera persona como «terco como
una mula». De nuevo, mi selección está basada en las connotaciones emotivas de los
términos.

Los escritores de las narraciones del Antiguo Testamento escogieron sus palabras
debido a sus denotaciones y connotaciones. Consideren un verso de la historia de la Torre
de Babel: «Jehová descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres»
(Gen. 11:5). ¿Qué es lo que Moisés quiso decir cuando dijo que Dios descendió (yrd)?
Encontramos claves al considerar algunas de las palabras que pudo haber seleccionado. Por
ejemplo, ¿por qué dijo «descendió» (yrd) en vez de «ascendió» (`lh)? Aparentemente él
quiso denotar un movimiento hacia abajo. ¿Por qué dijo «descendió» (yrd), en vez de
«vino» (bw`)? «Vino» hubiera sido suficiente, puesto que sus lectores sabían que Dios
habita en los cielos. Pero Moisés escogió «descendió» (yrd) por su denotación específica.
Finalmente, la palabra «descendió» pudo también haber sido escogida por su connotación
emotiva. En el verso previo, Moisés había dicho que la torre llegaba hasta los cielos (Gen.
11:4). Es posible que haya escogido «descendió» por su connotación sarcástica. La gente
128

que construía pensó que había llegado al cielo, pero el Señor había descendido sólo para
verla.

El notar las opciones que los escritores enfrentan, nos ayuda a entender el significado
de las palabras que escogen. Debemos considerar antónimos, sinónimos, metonimias y
recursos similares para clarificar el significado de las palabras que usaron. Al examinar las
selecciones de los escritores, adquirimos entendimiento. Como Thiselton explica: «El
intérprete no sabe cuánta importancia poner en el uso del autor de una palabra x hasta que
también conoce qué alternativas estuvieron a su alcance al mismo tiempo».

En este estudio vamos a encontrar el significado original tomando una perspectiva


similar de unidades mayores de material. En un sentido último, el Espíritu Santo determinó
lo que había de incluirse en las historias del Antiguo Testamento. Pero a la luz de la
inspiración orgánica, debemos preguntarnos a nosotros mismos lo que el escritor humano
escogió incluir o excluir para comprender más claramente el significado original del texto.

Los evangélicos a menudo fallan en considerar la selectividad que ejercieron los


escritores del Antiguo Testamento. «Ellos escribieron acerca de esos eventos porque eso
fue lo que pasó», decimos. Esto ciertamente es verdadero, pero los escritores del Antiguo
Testamento pudieron haber descrito los mismos eventos de innumerables maneras sin
falsificar los hechos. Lo que se reporta, enfatiza, minimiza y omite, es el resultado del
ejercicio de una selección.

¿Cuántas opciones tienen los escritores para componer la escena de un hombre


caminando por una carretera? Pueden decirnos el año, mes y día, u hora; pueden reportar
el nombre del Estado, el poblado o la carretera; pueden escoger describir el clima, la
condición de la carretera, la gente que acompañaba al hombre o la gente que no estaba allí.
Los escritores pueden describir su apariencia física, su ropa, su andar; podrían enfocarse
en sus propósitos, pensamientos o sentimientos. Por supuesto, la disponibilidad de
información elimina algunas de estas opciones. Pero éstas y muchas otras opciones son
enfrentadas por los escritores que quieren componer una escena simple de un hombre
caminando por un camino. ¿Cuántas otras opciones tuvieron los escritores del Antiguo
Testamento al componer historias y libros completos? Y si los escritores del Antiguo
Testamento tuvieron tantas decisiones que tomar, ¿cómo decidieron lo que incluirían en
sus historias? De nuevo, basaron sus selecciones en las denotaciones y connotaciones.
129

Las historias del Antiguo Testamento fueron diseñadas para denotar cierto orden en
los eventos. Los escritores reportaron lo que ellos querían que sus lectores consideran. ¿Por
qué, por ejemplo, el autor de Samuel dice: «Y el niño Samuel crecía en estatura y en gracia
para con Dios y los hombres» (1 Samuel 2:26) en lugar de «Samuel tenía 12 años y tenía
una altura como de cinco pies»? ¿Por qué el escritor de Jueces dice a sus lectores que Eglón
era «muy obeso» (Jueces 3:17) en lugar de reportar que el rey «tenía barba»? En primer
lugar, estos escritores querían que sus audiencias consideraran los elementos que habían
reportado y no otros elementos. La selección en las historias del Antiguo Testamento estaba
basada frecuentemente en los conceptos que el escritor quería denotar. Los escritores del
Antiguo Testamento también escogieron lo que incluyeron y excluyeron basados en las
connotaciones. La reputación de Samuel fue reportada para producir apreciación por él y
desdén por los hijos de Elí. La descripción de la obesidad de Eglón era una burla para el
gobernante.

En los capítulos siguientes nos enfocaremos en las selecciones que los escritores
hicieron. Será evidente la necesidad de preguntarnos lo que estos escritores escogieron
reportar. Ellos no dijeron todo lo que habrían podido decir; retuvieron información al
mismo tiempo que la daban. El notar esta selectividad nos permite explorar el significado
de sus historias.

Sintagmático. El segundo ángulo mayor del significado original es el arreglo


sintagmático: cómo es usada la palabra en relación con otras palabras del texto. Como
Saussure explica:

En un discurso (…) las palabras adquieren relaciones basadas en la naturaleza lineal


del lenguaje porque ellas se entrelazan (…) Un término adquiere su valor sólo
porque está en oposición a todo lo que le precede o sucede o ambos casos.

A menudo el contexto sintagmático determina la palabra que se usará, pero también


ocasiona que la misma palabra tenga un significado diferente. La frase, cláusula u oración
en la que aparece una palabra determina su significado. Tomemos por ejemplo la
preposición «en». Si yo preguntara si las palabras están «en» o «sobre» esta página, sus
respuestas optarían confiadamente por «en». En este contexto, «en» y «sobre» son bastante
diferentes. Pero vamos a cambiar el contexto sintagmático. Si me preguntan: «¿Dónde está
el libro?», yo responderé: «Está en la mesa». En este contexto, «en» es sinónimo de
«sobre». El significado de la palabra está influenciado por el contexto sintagmático.
130

Los contextos literarios extensos también afectan el significado de una palabra. El


párrafo o la totalidad del discurso pueden ayudar al lector a discernir el significado de una
palabra en particular. Por ejemplo, si usamos la expresión «casa llena» en un párrafo
describiendo una fiesta en la casa de un amigo, probablemente denote que hay mucha gente
en una casa. Pero si escribimos «casa llena» en un pasaje describiendo un partido de
béisbol, probablemente denote cierto arreglo de jugadores en las bases.

Lo mismo es aplicable a las historias del Antiguo Testamento. El significado de una


palabra en particular puede variar dentro de un mismo pasaje por el contexto sintagmático.
Un claro ejemplo es el uso de la palabra «casa» (byt) en 2 Samuel 7:1-16. Esta palabra es
usada ocho veces en el pasaje, pero tiene al menos tres significados distintos. «Casa»
denota el concepto del «palacio» de David (vrs.1,2), «el templo de Dios» (vrs. 5,6,7,13) y
la «dinastía de David» (vrs. 11, 16). ¿Cómo podemos distinguir entre estos significados
variados? Discernimos las diferencias al notar el contexto sintagmático de cada una de las
apariciones de la palabra. Si el contexto habla de en dónde vivía David, entonces «casa» se
refiere a su palacio. Si el pasaje está hablando acerca de David o Salomón construyendo
«una casa», se refiere al templo de Dios. Si Dios está hablando a David acerca de su futuro,
«casa» es la dinastía de David. En cada situación, el contexto sintagmático nos da claves
para encontrar el significado de la palabra.

En los capítulos siguientes, vamos a considerar cómo el contexto sintagmático afecta


el significado a un nivel extenso al examinar el arreglo de las narraciones. Si consideramos
cómo una historia está arreglada, encontraremos más claves para el significado original.

Desafortunadamente, muchos evangélicos fallan en ver la importancia del arreglo


de las historias del Antiguo Testamento. A menudo nos decimos: «Las historias están
arregladas simplemente de la manera en que los eventos ocurrieron». No hay duda de que
las realidades históricas impulsaron a los escritores bíblicos; ellos no fabricaron o mal
representaron los eventos.

Aun así, los escritores del Antiguo Testamento arreglaron la misma serie de eventos de
muchas maneras diferentes en sus relatos. Algunas veces los escritores del Antiguo
Testamento siguieron la secuencia histórica; en otras ocasiones no lo hicieron. Los eventos
anticipaban escenas futuras y recolectaban materiales previos. Algunas historias arreglan
las escenas simétricamente, otras asimétricamente. Las acciones aumentan o relajan la
tensión dramática. Éstas son algunas de las maneras en las que los escritores del Antiguo
Testamento arreglaron sus historias.
131

Al excavar en busca del significado original, estaremos interesados en cómo


arreglaron sus relatos los escritores del Antiguo Testamento. Exploraremos historias
independientes, series de historias y libros enteros desde un ángulo sintagmático.

Pragmático. La distinción de Saussure entre parole y langue señala a un ángulo más


vital para encontrar el significado de un texto: el contexto pragmático. En años recientes
se ha prestado mucha atención al pragmatismo del lenguaje humano. Ha llegado a ser
evidente que otros factores distintos al lenguaje en sí mismo, afectan el significado de una
expresión. La situación de los hablantes y oyentes determina importantemente el
significado de un discurso. El significado no sólo depende de selectividad paradigmática y
arreglos sintagmáticos; también depende del contexto extralingüístico y pragmático en el
cual ocurre una expresión.

El ángulo pragmático consiste de un amplio rango de consideraciones, incluyendo


los escenarios histórico y cultural. El significado de una expresión diferirá de un lugar a
otro y de una época a otra. La palabra «comida» en el contexto de Yucatán, se refiere
generalmente al alimento tomado al mediodía; pero en otras partes se refiere a los alimentos
en general. Aun dentro del mismo contexto temporal y geográfico, una palabra puede tener
varios significados según se use en diferentes ámbitos sociales. La palabra «menudo»
puede referirse al nombre de una comida o a moneda fraccionaria. Sin claves sintagmáticas
la única manera de distinguir estas posibilidades es considerando el escenario pragmático.

El contexto extralingüístico también consiste de los propósitos para los cuales una
expresión es escogida. Tomemos, por ejemplo, el significado de un imperativo. Los
estudiantes de Teología a menudo asumen que un verbo imperativo siempre expresa un
mandato, y en muchas ocasiones este es el caso. Cuando Dios habla acerca de un asunto
moral, un imperativo claramente es un mandamiento (Éxodo 19:10). Cuando un rey dice a
sus siervos qué hacer, el imperativo es una orden (2 Samuel 11:14-15). Pero algunos
contextos pragmáticos ponen en claro que el imperativo no siempre indica un mandato
autoritario. Cuando un sirviente habla a un rey en el imperativo, no tiene la intención de
ser tomado como decreto (2 Samuel 14:4). Similarmente, cuando un adorador ofrece
plegarias en el imperativo, son imperativos de petición, no mandatos (Salmos 51:10).

La importancia de las consideraciones extralingüísticas es evidente cuando


consideramos la relación entre los pensamientos del hablante y sus expresiones
gramaticales. Los evangélicos a menudo asumen que las formas gramaticales de un texto
corresponden directamente a las intenciones del escritor. Asumimos, por ejemplo, que, si
132

el escritor quiere comunicarnos hechos, compone oraciones declarativas; si quiere hacer


una pregunta, escribe oraciones interrogativas; y si quiere decirnos nuestras obligaciones,
escribe en el modo imperativo.

Pero después de reflexionar cuidadosamente, no podemos seguir sosteniendo el


isomorfismo lógico-gramático. Los pensamientos de un escritor y la gramática superficial
de su texto no corresponden directamente. Ciertamente, a menudo la gramática de un texto
estará en cercano paralelo a las intenciones del escritor. Pero dadas las circunstancias
apropiadas, una oración declarativa puede ser un mandato, una oración interrogativa puede
ser una orden, y una oración imperativa puede ser la afirmación de un hecho.

Por ejemplo, ¿qué significa la oración «Aquí hace frío»? A primera vista parece ser
una mera descripción de la temperatura. Pero las condiciones pragmáticas apropiadas
pueden dirigirnos hacia un entendimiento diferente de la oración. Por ejemplo, si el
hablante está enfermo, podría estar pidiendo simpatía, el equivalente de «Ayúdenme; tengo
fiebre». Cuando los estudiantes dicen esto al entrar al salón de clase, pueden estar
queriendo decir: «Por favor, aumenten la calefacción». Si es un caluroso día de verano, la
oración inclusive podría ser tomada sarcásticamente y significar «Hace calor aquí». ¿Cómo
es posible esta variedad? Porque el significado de una expresión no está determinado
solamente por las estructuras gramaticales superficiales. La gramática debe leerse en
términos de las circunstancias extralingüísticas y las intenciones del hablante.

Las consideraciones pragmáticas son esenciales para interpretar las narraciones del
Antiguo Testamento. Si asumimos un paralelo estricto entre los pensamientos de los
escritores bíblicos y sus expresiones gramaticales, entonces tendríamos que concluir que la
mayoría de las historias del Antiguo Testamento no enseñan principios morales o
teológicos. Después de todo, la mayoría de los textos simplemente reportan hechos. Pero
la presentación superficial no agota exhaustivamente el significado. Ciertamente, las
historias del Antiguo Testamento reportan hechos a sus lectores, pero hacen mucho más
que eso. Otras dimensiones del significado están bajo la superficie y pueden ser vistas
solamente a la luz de las circunstancias pragmáticas en las que la historia fue escrita.

Por ejemplo, la presentación superficial de un pasaje como la historia de Sadrac,


Mesac y Abed-nego (Daniel 3:1-30) meramente reporta eventos. Explícitamente, el escritor
nunca hace más que afirmar hechos. Aun así, dado el contexto pragmático del exilio en el
cual la audiencia original recibió esta historia, podemos ver que comunica mucho más que
lo que la presentación superficial pudiera sugerir. Entre muchas otras cosas, sirvió para
133

guiar a los lectores a vivir en fidelidad; infundió un sentimiento de orgullo por el valor de
los jóvenes; inspiró fe en los lectores; y ofreció una doxología. Ninguna de estas cosas fue
declarada explícitamente en las formas gramaticales, pero cuando consideramos por qué la
historia fue escrita, llegamos a encontrarnos cara a cara con estos aspectos del significado
original.

Las historias del Antiguo Testamento fueron usadas con muchos propósitos. Más
adelante en este estudio exploraremos al detalle el pragmatismo de estos relatos. Hasta este
punto, sin embargo, debe ser evidente que, si hemos de entender el significado original de
estos textos, debemos hacer más que meramente mirar a lo que aparece en la página.
Debemos considerar también las circunstancias de composición y determinar por qué el
relato fue escrito.

Fig. 12 Ángulos del significado original

En resumen, tomaremos tres perspectivas con respecto a las interacciones


documento-escritor-audiencia: el ángulo paradigmático (¿qué escogió decir el autor?); el
ángulo sintagmático (¿cómo arregló el escritor su material?); y el ángulo pragmático (¿por
qué presentó su material el escritor?). A medida que apliquemos estos puntos de vista a las
134

historias del Antiguo Testamento, estaremos en una mejor posición para comprender el
significado original de estos textos (ver figura 12).

Resúmenes múltiples

Todos sabemos que existe sólo un Océano Atlántico; es una realidad objetiva única.
Sin embargo, esta realidad única es un complejo conglomerado de diversos elementos. Una
amplia gama de componentes químicos, vida animal y vegetal, y un sinfín de otros factores
forman el Océano Atlántico. Esta complejidad hace imposible el hacer una descripción
exhaustiva. Lo más lejos que llegamos es a hacer muchas descripciones diferentes.

Como hemos visto, los autores del Antiguo Testamento escribieron textos
coherentes y univalentes para sus audiencias. Cada pasaje tiene un significado original.
Pero univalencia no es lo mismo que simplicidad. Los escritores, documentos y audiencias
interactuaron en maneras numerosas para producir el significado original. Los ángulos
paradigmáticos, sintagmáticos y pragmáticos revelan sencillamente cuán complejas fueron
estas interacciones. Consecuentemente, al investigar las historias del Antiguo Testamento,
lo mejor que podemos realizar es hacer diferentes resúmenes del significado original único.

Una vez, un estudiante se me acercó y me preguntó: «¿Qué comentario me dará el


verdadero significado de Éxodo?». La pregunta me tomó por sorpresa, pero logré
responder: «Hay muchos comentarios buenos acerca del libro». «Pero todos dicen cosas
distintas», respondió. «Yo quiero conocer cuál me dirá el significado verdadero sin ninguna
omisión».

Este estudiante tenía un concepto falso. Es una cosa decir que cada texto tiene un
solo significado original. Pero es otra cosa totalmente diferente, esperar que un comentario
haya llegado completamente a ese significado. ¿Cuántas páginas tomaría el dar una
descripción exhaustiva de los Diez Mandamientos? ¿Es posible que un comentario dé la
última palabra en el significado original de que Israel cruzara el Mar Rojo? ¡Por supuesto
que no! Estos pasajes son tan ricos que un comentario apenas roza la superficie de sus
profundidades.

Muchos evangélicos simplifican demasiado el significado original, pensando algo


como esto: «El pasaje significa lo que he dicho. Este pasaje tiene sólo un significado, por
lo tanto, no puede significar nada más». Con tal punto de vista, no tardaremos mucho en
detener la exploración del pasaje y descartar toda investigación posterior porque
pensaremos haber llegado a la única interpretación legítima.
135

Pero las complejidades inherentes de las narraciones del Antiguo Testamento hacen
de la investigación un proceso en desarrollo. Podemos revelar aspectos del significado
original, pero siempre hay más por ser descubierto. Podemos agotarnos en nuestra
investigación de las narraciones del Antiguo Testamento, pero nunca agotaremos la riqueza
de los textos mismos.

Al empezar la investigación de las historias del Antiguo Testamento, debemos


recordar que hay un solo significado original, pero muchos resúmenes legítimos de ese
significado único. El examen cuidadoso puede descartar interpretaciones incorrectas, pero
se pueden hacer muchas descripciones apropiadas. Nuestra meta no es formular la única
descripción apropiada del significado original. Es formular una colección de descripciones
legítimas.

En los capítulos siguientes, aprenderemos a hacer muchos resúmenes diferentes de


las narraciones del Antiguo Testamento. En los capítulos 6 al 9, nos enfocaremos en los
resúmenes intrínsecos. Nos ocuparemos principalmente de la caracterización, las escenas,
y las estructuras en el documento. En los capítulos 10 al 12, tornaremos la atención a los
resúmenes extrínsecos.

Estaremos específicamente interesados en los escritores y las metas pragmáticas que


tuvieron hacia sus audiencias. Puesto que los significados originales de las narraciones del
Antiguo Testamento son realidades complejas, ningún resumen único será suficiente.
Debemos aprender cómo hacer estos diferentes tipos de resúmenes, para que nuestro
entendimiento de las historias del Antiguo Testamento pueda crecer (ver figura 13).

Conclusión

En este capítulo hemos presentado el acercamiento básico que seguiremos al


investigar las historias del Antiguo Testamento. La meta de la investigación es descubrir
el significado original: el sentido que el documento tiene en el contexto de su escritor y
audiencia. Este significado es históricamente fijo, singular y normativo para todo trabajo
interpretativo. Sin embargo, debemos recordar las interacciones complejas entre el escritor,
el documento y las audiencias; y dar atención a los ángulos paradigmático, sintagmático y
pragmático del significado. Al aprender a hacer estos tipos de resúmenes, podremos
discernir qué significaban estas historias al principio cuando Dios las dio a Su gente.
136

Fig. 13. Resúmenes múltiples del significado original

Preguntas de repaso

1. ¿Qué es un punto de vista polivalente del significado? ¿Cómo difieren los puntos de
vista antiguos y modernos de la polivalencia?
2. ¿Qué es un punto de vista univalente del significado? ¿Cuáles son algunas de las
raíces históricas de estos puntos de vista en la interpretación bíblica?
3. ¿Qué distinciones son hechas en este estudio entre «significado original»,
«elaboraciones bíblicas», «aplicaciones legítimas» y «valor completo»? ¿Cómo
estas distinciones mantienen continuidad con los intereses tradicionales protestantes
en la interpretación bíblica?
4. ¿Por qué es importante la fórmula «un solo significado original-muchos resúmenes
parciales»?
137

5. ¿Cuáles son los factores terrenales que controlan el significado original? Distinga
entre los ángulos de significado original «paradigmático», «sintagmático» y
«pragmático».
Ejercicios de estudio

1. Revise un comentario antiguo y otro más moderno sobre Génesis 1:1-2. Note el
enfoque de los comentaristas en el significado original, elaboraciones bíblicas y
aplicaciones legítimas.
2. Revise un comentario antiguo y otro moderno sobre Génesis 1:1-2. ¿Se enfocan más
los comentaristas en el escritor, el documento o la audiencia? ¿Cómo se podrían
mejorar sus comentarios si ellos ampliaran su enfoque?
3. Revise un comentario antiguo y otro moderno sobre Génesis 1:1-2. ¿Se enfocan más
los comentaristas en asuntos paradigmáticos, sintagmáticos o pragmáticos? ¿Podría
usted llenar algunos de los vacíos de sus acercamientos?
138

CAPÍTULO SEIS
PERSONAJES EN LAS HISTORIAS
DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Recuerdo que una vez mi maestra de cuarto año leyó Un villancico de Navidad de
Charles Dickens a nuestra clase. «¿Qué fue lo que más les gusto de la historia?», preguntó
mientras cerraba el libro. «A mí me gustó el pequeñito Tim», contestó la niña sentada junto
de mí. «Era muy dulce». Como todo jovencito, yo no podía apoyar esa idea. «¡De ninguna
manera!», objeté. «La mejor parte fue cuando era media noche. Muchas cosas
espeluznantes pasaron».

La clase se dividió a la mitad. Las niñas estaban de acuerdo en que el pequeño Tim
era el más importante; todos los niños estaban de mi lado. Nunca llegamos a un acuerdo.
Ahora me doy cuenta de que la niña y yo estábamos enfocados en dos elementos básicos
de las historias. La trama llamó mi atención; un personaje le fascinó a ella.

Todos nosotros somos atraídos en una u otra dirección cuando leemos libros o vemos
películas u obras de teatro. De hecho, la importancia relativa de los personajes y las tramas
han sido una controversia desde hace mucho tiempo entre los críticos literarios. Algunos
argumentan que las historias se resuelven alrededor de los personajes, en tanto que otros
insisten en que la trama es lo central. Algunos pasajes dependen más en un elemento que
en el otro. Pero en el análisis final, ambos, los personajes y la trama son cruciales.

Al comenzar a investigar el mensaje original de los relatos del Antiguo Testamento,


nos enfocaremos primero en los personajes. Hay tres asuntos principales que sobresalen:
la presentación de los personajes, las técnicas de caracterización y el propósito de la
caracterización. ¿Qué personajes aparecen en este pasaje? ¿Cómo forman los escritores del
Antiguo Testamento sus caracterizaciones? ¿Por qué les dieron demasiada atención a estos
temas?

Presentación de personajes

El entendimiento del papel de los personajes en las historias del Antiguo Testamento
comienza con dos consideraciones básicas. ¿Qué personajes son incluidos? ¿Cómo son
retratados? Para responder estas preguntas, haremos unas observaciones generales en el
139

registro de personajes y en los retratos de los personajes en los relatos del Antiguo
Testamento.

Registro de personajes

Frecuentemente resumimos las historias en términos de las personas que están


incluidas en ellas. «El Sol también se levanta» de Hemingway es acerca de Jake Barnes,
Lady Brett Ashley, y Bill Gorton. «¡Absolam, Abolam!» de Faulkner se enfoca en Thomas
Supen y Quentin Compson. En tanto recordamos estos trabajos literarios, la lista de
personajes nos ayuda a recordar mucho acerca de las historias.

De manera muy similar, podemos obtener mayor comprensión de los relatos del
Antiguo Testamento simplemente notando sus personajes. Génesis 11:10-25:10 es acerca
de la vida de Abraham. El libro de Jonás se enfoca en el profeta Jonás. El libro de Samuel
trata de Samuel, Saúl y David. El registro de personajes nos da una orientación básica con
la que podemos examinar estos textos de una manera más completa.

Los personajes son personas o grupos de personas en una historia. Pero, ¿qué clase
de personajes incluyen los relatos del Antiguo Testamento? ¿Quién está generalmente en
el registro? Los estudios más recientes de los personajes en la Biblia limitan su atención a
las figuras humanas. Los humanos son prominentes en el Antiguo Testamento, pero los
escritores del Antiguo Testamento se enfocan en Dios y en criaturas sobrenaturales, además
de en los seres humanos.

Dios. Cuando leemos la Biblia, frecuentemente pensamos que Dios siempre es el


personaje más importante. Los escritores del Antiguo Testamento no describieron
simplemente asuntos humanos; su propósito final era revelar a Dios y Su voluntad a Israel.
En este sentido, todos los relatos siempre revelan el carácter de Dios. Sin embargo, no
siempre Dios está en el primer plano de las historias del Antiguo Testamento. La intensidad
de su presencia varía de pasaje a pasaje.

Dios juega un papel central en muchos textos, actuando recíproca y extensamente


con Sus criaturas y dirigiendo eventos. En el registro de la expulsión del Jardín del Edén,
Dios cuestiona y maldice (Génesis 3:9-24). En el registro de la oración de Salomón
pidiendo sabiduría, Dios habla a Salomón y responde su oración (1 Reyes 3:1-15). Éstas y
muchas otras historias ubican a Dios en el corazón de la acción.
140

Pero en otros textos, la acción humana es la que domina, y Dios juega un papel menos
prominente. El registro de la Torre de Babel (Génesis 11:1-9) se enfoca primero en el
intento humano de construir una ciudad invencible. Dios aparece después de que la
construcción está bien encaminada (Génesis 11:5-9). A veces Dios aparece simplemente
como un interventor Deus ex machina (Dios de una máquina). Se desarrolla un problema,
Dios lo corrige, entonces inmediatamente se retira de la escena. En el registro del éxodo de
Abram de Egipto (Génesis 12:1020), no se menciona explícitamente a Dios, excepto en
Génesis 12:17: «Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas (…)». Habiendo
resuelto el problema de Abram, Dios desaparece de la historia. Aparte de esto, muchos
pasajes hacen solamente una breve mención de Dios. Por ejemplo, Dios no jugó un papel
activo cuando David se enteró de la muerte de Saúl (2 Samuel 1:1-16). De la misma
manera, el registro de los amoríos adúlteros (2 Samuel 11:1-27) no menciona a Dios,
excepto en las sentencias finales: «Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante
los ojos de Jehová» (2 Samuel 11:27b).

Finalmente, hay pasajes en los que Dios desaparece gradual y completamente en el


fondo. El registro del tiempo de David entre los Filisteos (1 Samuel 27:1-12) no menciona
a Dios. La rebelión de Seba contra David (2 Samuel 20:1-16) omite cualquier referencia a
la divinidad. Notablemente, Dios está ausente del libro de Esther.

Tenemos que tener cuidado aquí. Aunque no se menciona específicamente a Dios en


algunos pasajes, nunca estuvo ausente de la perspectiva de los escritores del Antiguo
Testamento. Se le suponía como el Controlador de los eventos, aunque no apareciera en la
superficie del texto.

La presencia escondida de Dios es reconocida en las primeras escenas del matrimonio


de Sansón con la mujer filistea (Jueces 14:1-4). Sansón se enamora de una joven de Timnat.
Su padre y madre se opusieron al matrimonio, pero Sansón insistió en tenerla. Hasta este
punto, no se menciona a Dios, pero con un comentario parentético el escritor de Jueces
hace saber a sus lectores que Dios estaba dirigiendo detrás de la escena: «Mas su padre y
su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los
filisteos» (v. 4). El escritor de Jueces informó a su audiencia de una creencia fundamental
que tenían los autores del Antiguo Testamento. Los eventos de sus historias siempre
reflejaban la providencia de Dios. En este sentido, Dios es un personaje implícito en cada
historia del Antiguo Testamento, aun si Él está trabajando detrás de las escenas.
141

Criaturas sobrenaturales. Un buen número de pasajes del Antiguo Testamento


incluyen criaturas sobrenaturales en su registro de personajes. Los ángeles juegan un papel
importante en varios textos; aun Satanás aparece de vez en vez. Los escritores del Antiguo
Testamento creían que estos seres sobrenaturales comienzan a participar activamente en la
historia de Israel.

La destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 18:1-19:29) presenta un ejemplo bien


conocido de personajes sobrenaturales. Los visitantes celestiales se encuentran con
Abraham y le dicen del juicio venidero (Génesis 18:16-33). Más adelante, la historia se
enfoca en los mensajeros angelicales rescatando a Lot y a su familia de la ciudad (Génesis
19:12-22). De igual manera, los primeros capítulos de Job (Job 1:6-2:7) se enfocan en el
papel que juega Satanás en los problemas de Job. En los registros de Crónicas del censo de
David (1 Crónicas 21:1-22:1), Satanás aparece como el que incitó a David a pecar (1
Crónicas 21:1). Un ángel de Dios también aparece en la historia para castigar a Israel (1
Crónicas 21:15). Muchas historias mencionan criaturas sobrenaturales desarrollando
tareas: la escalera de Jacob (Génesis 28: 12), Jacob en Peniel (Génesis 32:24-30), la prueba
de Abraham (Génesis 22:11-18), el tormento demoníaco de Saúl (1 Samuel 16:14-16,23),
por mencionar solamente algunas.

Seres humanos. Aunque sean importantes, tanto Dios como las criaturas
sobrenaturales, las historias del Antiguo Testamento se enfocan principalmente en los seres
humanos. Algunos pasajes tratan solamente con algunas personas (Génesis 4:1-16; 9:1-17;
29:14b-30; Rut 3:1-18), en tanto que otros se enfocan en grupos, ciudades completas,
naciones y en toda la humanidad (Génesis 11:19; 19:1-29; Éxodo 12:31-42, Jueces 16:23-
31; 1 Reyes 17:7-24).

Desafortunadamente, los evangélicos fácilmente pasamos por alto el enfoque


humano de las historias del Antiguo Testamento. Pero nunca debemos olvidar que todos
estos textos son tanto acerca de la humanidad, así como de Dios. Al concentrarnos en la
gente, estos pasajes revelan mucho acerca de la vida humana. Los escritores del Antiguo
Testamento enseñaron verdades teológicas profundas, pero expresaron sus puntos de vista
enfocándose en las maneras en que vivían los seres humanos. Enseñaron conceptos
teológicos mayormente a través de registros de experiencias humanas.

Las historias del Antiguo Testamento presentan una variedad de personajes. Al


investigar el significado original de estos pasajes, nos ayuda a identificar el registro de los
personajes. ¿Aparece Dios? ¿Qué criaturas sobrenaturales se mencionan? ¿Qué seres
142

humanos se incluyen? Notar qué personajes aparecen en los relatos del Antiguo
Testamento nos ayuda a ganar una orientación básica hacia el significado original de estos
pasajes.

Descripción de personajes

Dos mujeres jóvenes estaban discutiendo de un conocido mutuo. La primera


comentaba: «Pienso que es un muchacho muy bueno. Es tan cortés y servicial». «Yo no
creo que sea así para nada», contestó la segunda. «¿Estás segura de que estamos hablando
de la misma persona?». «Estamos hablando de la misma persona», respondió la primera
mujer. «Creo que simplemente estamos viendo dos lados diferentes de él».

Frecuentemente la gente tiene diferentes perspectivas de la misma persona. Los seres


humanos son criaturas complejas; nunca los comprendemos totalmente. Podemos
formarnos opiniones verdaderas, pero nuestros juicios en el menor de los casos, siempre
son parciales.

Una distinción similar debe de hacerse al interpretar las historias del Antiguo
Testamento. Los escritores del Antiguo Testamento trataron con figuras reales del pasado,
pero dieron descripciones limitadas de estos personajes. Formaron caracterizaciones,
perfiles de los «hábitos, emociones, deseos e instintos» de los personajes. No dieron
valoraciones desapegadas y extensivas. En lugar de esto, caracterizaron a Dios, a las
criaturas sobrenaturales y a los humanos para dirigir a sus lectores a perspectivas y
respuestas particulares. La caracterización en las historias del Nuevo Testamento sigue
patrones diferentes. Discutiremos varios rasgos más tarde en este capítulo, pero hasta este
punto, mencionaremos dos cualidades de caracterización: honestidad y selectividad.

Honestidad. Los escritores del Antiguo Testamento demostraron notable honestidad


en la caracterización. Ellos no fabricaron cualidades para sus personajes. Frecuentemente
sus figuras presentan tanto fallas como virtudes. En el libro de Reyes, por ejemplo, Elías
sobresale como el profeta más grande de Israel. El escritor de Reyes lo presentó como un
hombre de Dios en tiempos de desesperación. Él realizó milagros (1Reyes 17:7-14, 17-23,
18:18-46; 2 Reyes 1:12), desafió a la autoridad real por mandato de Dios (1 Reyes 18:15-
46), y resistió valientemente a los sacerdotes de Baal (1 de Reyes 18:16-40). Podríamos
esperar que el escritor de Reyes ocultara los defectos de tan importante personaje, pero no
lo hizo. Después de mostrar gran valor Elías en el Monte Carmelo, leemos:
143

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que
está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino
y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame
la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó
dormido (1 Reyes 19:3-5a).

Revelaciones similares de defectos aparecen en las vidas de otras figuras importantes.


Noé se embriagó después del diluvio (Génesis 9:20-21); las cabezas de las doce tribus de
Israel pasaron situaciones penosas (Génesis 35:22; 34:1-31; 37:12.35; 38;1-26); Aarón
formó el becerro de oro (Éxodo 32:2-6); Natán hizo un llamado a David a responder por
su adulterio (2 Samuel 12:1-14); Salomón permitió y practicó idolatría (1 Reyes 11:1-8).

Los escritores del Antiguo Testamento presentaron un retrato franco de Dios también.
Ellos nunca cuestionaron la perfección divina, pero tampoco vacilaron en mostrar a sus
lectores las verdades difíciles acerca del carácter de Dios. El largo sufrimiento de Dios y
su perdón se muestra en muchas historias (ver Éxodo 32:9-14; 33:12-17; 2 Samuel 12:13;
Jonás 2:1-10; 3:4-10); pero el enojo y la ira de Dios, aun en contra de Su propio pueblo,
aparecen en primer plano en otros pasajes (2 Samuel 12:11-12, 14; 1 Reyes 11:9-13; 2
Reyes 17:1-23; 1 Crónicas 21:1-22:1). Dios envía espíritus malignos (1 Samuel 16:14-16,
23; 18:10) y llama a un «espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas» (2 Crónicas
18:18-22). Los escritores del Antiguo Testamento caracterizaron a Dios como Él es, no
como sus lectores hubieran querido que fuera.

La honestidad de los escritores del Antiguo Testamento eleva nuestro sentido de


confianza en sus caracterizaciones. Cuando el error humano jugaba un papel importante en
sus historias, no lo ocultaban. Si cualquier aspecto del carácter de Dios era vital para sus
propósitos, no se abstenían de informarlo. A la luz de su revelación franca, podemos estar
seguros de que las caracterizaciones del Antiguo Testamento son verdad.

Selectividad. No obstante, los escritores también demostraron un alto grado de


selectividad intencional. Ellos eligieron decir algunas cosas acerca de sus personajes y
omitir otras. Al leer sus informes, se vuelve evidente que los escritores del Antiguo
Testamento sintieron muy poca obligación para formar caracterizaciones amplias. Ellos
reportaron solamente las facetas de sus personajes que se ajustaban a sus propósitos.

Como hemos visto, el libro de Jueces fue escrito para demostrar la necesidad de Israel
de un rey; el escritor usó los retratos de personajes seleccionados intencionalmente para
comunicar este mensaje. La sección de en medio de su libro cubre muchos personajes
144

principales: Otoniel (3:7-11), Aod (3:12-30), Samgar (3:31), Débora (4:1-5:31), Gedeón y
su hijo Abimelec (6:1-9:57), algunos jueces menores (10:1-5), Jefté (10:6-12:7), otros
jueces menores (12:8-15), y Sansón (13:1-16:31). Como lo indica el siguiente diagrama, el
escritor caracterizó estas figuras con un arreglo en mente definido (ver figura 14).

Fig. 14: Declive de la figura de los jueces

Como lo indica este diagrama, las series de jueces comienzan con tres figuras
principales a quienes el escritor las caracterizó como ideales. Otoniel, Aod (Samgar), y
Débora cumplieron sus deberes sin fallar e Israel experimentó paz por muchos años.

Un cambio de caracterización ocurre en el registro de Gedeón y su hijo Abimelec.


Gedeón comienza su ministerio de una manera muy parecida a los jueces anteriores; él
obedeció y tuvo éxito. Sin embargo, casi al final de su vida, Gedeón vaciló y adoró al efod
de oro que hizo (Jueces 8:27). Después de este evento, el hijo de Gedeón se declaró a sí
mismo rey, se rebeló contra Dios, y oprimió a la gente. Gedeón y Abimelec presentan una
mezcla de lo bueno y lo malo.

Este cambio hacia el mal se empeora más con las historias de Jefté y Sansón. Los
episodios de Jefté son presentados con una variación importante en el ciclo de apostasía,
145

arrepentimiento y liberación. En Jueces 10:10 la gente implora por misericordia, como lo


han hecho anteriormente, pero esta vez Dios se rehúsa a responder a su petición (Jueces
10:11-14). Solamente después de intensa súplica, Él cede a sus súplicas (Jueces 10:16b).
Jefté logra victorias, pero su liberación es estropeada por el precipitado voto de sacrificar
a quien sea que saliere de su casa (11:29-39).

Sansón también aparece como un hombre de un carácter moral cuestionable. Aunque


era un nazareo separado para Dios (13:5), él se casa con una mujer filistea (14;1-20) y es
atraído a divulgar el secreto de su fuerza a Dalila (16:1-22). Finalmente tiene éxito en
vencer a los filisteos, pero a costa de su propia vida (16:2-30). En esta presentación de la
vida de Salomón, el escritor vino al punto más bajo en sus caracterizaciones de los jueces.

Este patrón de caracterización selectiva sirvió al propósito del libro de Jueces. Desde
la perspectiva del autor, los jueces empeoraron generación tras generación. Esta decadencia
claramente demostraba la necesidad de Israel para tener un rey piadoso que le proveyera
un gobierno permanente y una dirección estable para la nación.

Como notamos, las cualidades que los escritores del Antiguo Testamento escogieron
incluir y excluir de sus caracterizaciones, nos dan mayor comprensión de sus propósitos al
escribir. Los escritores del Antiguo Testamento nunca mal representaron los hechos, pero
intencionalmente reportaron algunas cosas y omitieron otras que transmitían sus
perspectivas a su audiencia. Al investigar las historias del Antiguo Testamento, debemos
reconocer las presentaciones selectivas de los personajes. ¿Cómo describe la historia a los
personajes? ¿Cómo se relacionan estas descripciones a los propósitos del escritor?

Para resumir, los personajes juegan un papel central en las historias del Antiguo
Testamento. El registro incluye a Dios, las criaturas sobrenaturales y los seres humanos.
Los escritores del Antiguo Testamento fueron notablemente francos al describir a sus
personajes. Pero también hicieron caracterizaciones selectivas para transmitir sus puntos
de vista. Al mantener estas ideas básicas en mente, seremos capaces de explorar a los
personajes en las historias del Antiguo Testamento de una manera más completa.

Técnicas de caracterización

Tengo un amigo que es un artista consumado en cristal. Siempre he admirado su


trabajo, pero recientemente lo aprecié aún más cuando me llevó a su taller y me demostró
muchas de las técnicas que usa para producir su arte. Yo estaba sorprendido ante la
146

complejidad del proceso. Ahora veo su trabajo con una nueva admiración. Conociendo el
proceso de la producción me hace capaz de ver la belleza de su arte más claramente.

En muchas maneras lo mismo es verdad para la caracterización de las historias del


Antiguo Testamento. La mayoría de nosotros sentimos intuitivamente la importancia de la
descripción de los personajes. Pero nuestra apreciación de este aspecto de los relatos del
Antiguo Testamento es reforzada cuando nosotros entendemos las técnicas que usaron los
escritores del Antiguo Testamento para formar sus caracterizaciones.

Las técnicas usadas en caracterización son complejas, pero tres factores son
particularmente importantes: las claves para la caracterización, la profundidad de
exposición, y el orden de los personajes. ¿Qué indicaciones dieron los escritores del
Antiguo Testamento para exponer sus perspectivas sobre los personajes? ¿Qué percepción
revelaron? ¿Qué arreglo hicieron los autores del Antiguo Testamento de cada uno de los
personajes?

Claves para la caracterización

En un sentido, cada aspecto de los textos del Antiguo Testamento contribuye a


nuestro entendimiento de las caracterizaciones. Pero los escritores del Antiguo Testimonio
revelaron sus perspectivas de cuatro maneras principales: apariencia y condición social;
acciones visibles; lenguaje directo y pensamiento; y comentarios descriptivos.

Apariencia y condición social. Primero, los escritores del Antiguo Testamento


pusieron el fundamento para las caracterizaciones en la apariencia y condición social de
sus personajes. Los escritores del Antiguo Testamento se enfocaron principalmente en
cualidades internas, concentrándose en «los motivos, las actitudes, (y) la naturaleza moral
de sus personajes». Pero los factores externos frecuentemente proporcionaron pistas para
sus perspectivas de los rasgos internos de los personajes.

Las historias del Antiguo Testamento difieren de mucha de la literatura del mundo
en su falta de atención a las apariencias externas; las descripciones físicas ocurren sólo
ocasionalmente. Goliat se dice que tenía «de altura seis codos y un palmo» (1 Samuel 17:4);
Saúl «de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo» (1 Samuel 9:2b); Esaú era
«rubio» y «velludo» (Génesis 25:25); Sarai era «hermosa en gran manera» (Génesis 12:14);
la cara de Moisés «resplandecía» después de haber hablado con Dios (Éxodo 34:29). Estas
caracterizaciones ocurren con tan poca frecuencia que merecen atención especial cuando
aparecen.
147

La condición social sugiere características de los personajes. Frecuentemente, los


escritores del Antiguo Testamento hicieron notar los antecedentes y el rango de las figuras
humanas para formar una orientación hacia sus personajes. David es llamado el «rey» (2
Samuel 2:4); Elías es considerado «un hombre de Dios» (1 Reyes 17:24); Rahab es «una
prostituta» (Josué 2:1); y Naamán es «comandante de la armada del rey de Siria» (2 Reyes
5:1). Estos hechos no revelaron discernimientos específicos de las cualidades de estos
personajes, pero pusieron expectativas iniciales sobre las cuales construyeron otras pistas
sus lectores.

La historia del asesinato de Eglón (Jueces 3:12-30) ilustra el valor de la apariencia y


de la condición social en la caracterización. El escritor de Jueces orientó a sus lectores
hacia sus dos personajes principales, Aod y Eglón, de dos maneras. Primero, él llamó a
Aod «un libertador» y describió a Eglón como un «rey de Moab»; estas designaciones
inmediatamente hicieron que sus lectores formaran prejuicios a favor de Aod. Segundo, el
escritor se burló de Eglón haciendo notar que era «muy gordo». Esta descripción física se
agregó a la orientación negativa ya establecida hacia el rey.

La apariencia y la condición social son claves relativamente vagas. Debemos inferir


las características del personaje asociadas a estas descripciones, ya que no contribuyen
mucho por sí mismas. Aun así, frecuentemente presentan perspectivas valiosas de los
personajes que encuentran explicación más completa en tanto la historia sigue adelante.
Como vemos, en los relatos del Antiguo Testamento debemos tomar nota de estas pistas.

Acciones visibles. Los escritores del Antiguo Testamento se apoyaron mucho más en
las acciones visibles para comunicar sus caracterizaciones. Estas pistas toman por lo menos
tres formas: las acciones mismas de los personajes; otros personajes humanos; y Dios y sus
representantes.

La conducta de los personajes revela sus cualidades internas. Podemos aprender


mucho acerca de los personajes notando las acciones específicas que los escritores
eligieron mencionar. ¿Qué tipo de acciones morales e inmorales realizó el personaje en la
historia? Estos factores son críticos, pero no establecen rasgos explícitos del personaje.
Debemos inferir cualidades internas de estas realidades externas.

En segundo lugar, la conducta de los personajes humanos expone las características


internas de un personaje. ¿Qué hicieron las otras figuras? ¿Cómo reaccionaron al
personaje? Otra vez, debemos inferir las características a partir de las realidades externas.
148

Más aún, debemos evaluar las acciones de los otros personajes humanos, pues
frecuentemente cometieron errores. Aun si sus reacciones reflejan valoraciones correctas,
podemos aprender mucho de la perspectiva del escritor.

En tercer lugar, los escritores del Antiguo Testamento se apoyaron con frecuencia en
las acciones de Dios y de Sus representantes para caracterizar otras figuras. La bendición
divina y el juicio demuestran cómo se esperaba que la audiencia evaluara a un personaje.
Comúnmente dejamos de inferir por qué Dios actuó como lo hizo, pero Sus reacciones
nunca están equivocadas. Sus respuestas revelan la verdadera naturaleza de otros
personajes.

Nos ayudará ver de nuevo la historia del asesinato de Eglón en Jueces 3:12-30. El
escritor de Jueces usó las acciones de Aod y Eglón, a otros humanos alrededor de ellos, y
a Dios para reflejar al juez y al rey. Eglón es caracterizado como un gobernante opresor
inclinado a los excesos y a la insensatez. Su corazón tirano se revela en sus primeras
acciones, en las que el gobernante moabita atacó a Israel y dominó el territorio de los
alrededores de Jericó. Su gobierno fue tan opresivo que «clamaron los hijos de Israel a
Jehová» (v. 15). La perspectiva del escritor acerca de la naturaleza moral de Eglón se indica
al querer Dios enviar un libertador.

El escritor de Jueces ridiculizó los excesos de Eglón al hacer notar «la gordura» que
cubrió la espada de Aod (v. 22). Se mofó de Eglón recalcando que sus guardas esperaron
«hasta estar confusos» (v. 25) antes de entrar a los aposentos del rey porque pensaron que
estaba «cubriendo sus pies» (v.24).

Finalmente, el escritor de Jueces caracterizó a Eglón como un tonto absoluto.


Imprudentemente se quedó sin guardias; Eglón se levantó en tanto que Aod se aproximaba,
sin darse cuenta en lo absoluto de su condena pendiente (v. 20). El escritor todavía puso
disipación sobre el rey cuando hace notar que sus guardas selectos estaban cerca en tanto
que Aod cerraba las puertas y escapaba (v.23).

Las acciones visibles forman el retrato opuesto de Aod. El escritor de Jueces lo retrató
como una persona extraordinaria, llena de valor, sabiduría y fuerza. Se nos da una
indicación del carácter sobresaliente de Aod cuando Dios lo elige para liberar a su pueblo
(v. 15). Él demuestra habilidades técnicas al preparar su propio «puñal de dos filos» (v.
16). Los israelitas reconocen sus excepcionales cualidades cuando le confían su presente
para el rey (v. 15).
149

El carácter de Aod también se hace evidente al tratar con los moabitas. Él despide a
sus acompañantes y regresa para enfrentar a Eglón solo (v. 18). Aod inteligentemente
engaña a Eglón para que le diera una audiencia en privado al decirle la «palabra secreta»
que tenía para él (v. 19-20). La fuerza de Aod se destaca cuando él mete toda la espada en
el cuerpo de Eglón (v. 21-22). Él escapa (v. 23) y valientemente dirige a Israel a una victoria
sobre los moabitas (v. 26-30).

El escritor de Jueces utilizó estas acciones visibles para revelar su perspectiva sobre
Eglón y Aod. Aunque debemos confiar en las inferencias, estas pistas dan discernimiento
significativo a sus caracterizaciones.

Lenguaje directo y pensamiento. También aparecen pistas para caracterizaciones a


través del lenguaje directo y la forma de pensar. Los escritores del Antiguo Testamento
revelaron las características de sus personajes al registrar lo que hablaban y pensaban. Una
vez más, nos ayuda el detenernos en los personajes mismos, otros personajes humanos,
Dios y Sus representantes.

Primero, los personajes mismos frecuentemente comentan acerca de sus propias


motivaciones, actitudes y naturaleza moral. Estas revelaciones son más explícitas que
aquellas tomadas de apariencias, condición social, y acciones. No tenemos que inferir las
cualidades internas que tenemos a la vista. Claro, siempre debemos evaluar si la
autorreflexión de los seres humanos ordinarios es correcta. La confesión de David a Natán:
«Pequé contra Jehová» (2 Samuel 12:13), era obviamente correcta, y revelaba lo que el
escritor quería que pensara su audiencia acerca de David. Pero Aarón falsamente se
representó a sí mismo cuando clamó: «No se enoje mi señor (...); ellos me dieron oro y lo
eché en el fuego, y salió este becerro». (Éxodo 32:22-24). Aarón estaba mintiendo: él
mismo había hecho el becerro de oro (Éxodo 32:2-4). Ya que los escritores del Antiguo
Testamento reportaron ideas falsas y mentiras, todas estas declaraciones deben de ser
examinados con mucho cuidado dentro de sus contextos.

Segundo, los personajes humanos siempre hacen declaraciones acerca de otros


personajes. Algunas veces sus comentarios son verdaderos. Judá, por ejemplo, está en lo
correcto cuando concluye sobre Tamar: «Más justa es ella que yo» (Génesis 38:26); pero
Faraón está ciertamente equivocado cuando proclama que los israelitas «están ociosos, por
eso levantan la voz diciendo: “Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios”» (Éxodo
5:8b). Aun así, los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente usaron las palabras
150

y los pensamientos de otras personas para revelar a sus lectores las cualidades interiores de
ciertos personajes.

Tercero, los escritores del Antiguo Testamento reportaron las palabras y los
pensamientos de Dios y de Sus representantes por medio de la caracterización. Por ejemplo,
en Sinaí, Dios declaró: «Yo he visto a este pueblo, que (...) es pueblo de dura cerviz»
(Éxodo 32:9). Moisés espera que sus lectores aceptaran este discernimiento de las
cualidades morales de la generación previa sin cuestionar. Las valoraciones que expresan
Dios, Sus profetas, o mensajeros sobrenaturales son totalmente confiables.

El lenguaje directo juega un papel vital en el registro de los preparativos de Jacob


para encontrarse con Esaú (Génesis 32:1-32). Previo a este capítulo, Moisés ha mostrado
cómo vivía Jacob como «el suplantador», (y´qb) engañando a su padre y robando la
primogenitura de su hermano (Génesis 25:19-34; 27:1-40). Pero en tanto Jacob contempla
acercarse a Esaú, él expresa su sentido personal de deficiencia moral a Dios: «Menor soy
que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo» (Génesis
32:10). También admite su miedo e impotencia: «Líbrame ahora de la mano de mi
hermano, de la mano de Esaú, porque le temo» (32:11). A través de las propias reflexiones
de Jacob, Moisés alerta a sus lectores acerca del crecimiento que se ha llevado a cabo en el
patriarca.

El carácter de Jacob es revelado posteriormente en la conversación entre Jacob y el


«hombre» con quien peleó en Peniel (32:26-30). Jacob confiesa que su nombre es
verdaderamente Jacob (32: 27), pero el hombre responde: «No se dirá más tu nombre Jacob,
sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido» (32:28). A
través de las palabras de este mensajero de Dios, Moisés hace notar a sus lectores el nuevo
carácter de Jacob. Ya no es más el suplantador, él es el que ha vencido y obtenido la
bendición de Dios.

Las palabras y los pensamientos usualmente ayudan a formar las caracterizaciones.


A través de los comentarios y las reflexiones de las figuras mismas, de otros humanos, y
de Dios y sus representantes, los escritores del A.T. ofrecieron mucho discernimiento con
relación a las cualidades de los personajes de sus historias.

Comentarios descriptivos. Los escritores del Antiguo Testamento hicieron también


sus propios comentarios descriptivos sobre las características internas de los personajes.
Estas pistas son inusualmente breves, pero son relativamente claras y certeras. Por ejemplo,
151

cuando Lot se establece cerca de Sodoma, Moisés comentó: «Mas los hombres de Sodoma
eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera» (Génesis 13:13). Moisés
explícitamente declaró que «Jacob amó a Raquel» (Génesis 29:18); el escritor de Jueces
reportó cómo «los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín, su hermano»
(Jueces 21:6); y el escritor de Samuel contó que «David se entristeció por haber herido
Jehová a Uza» (2 Samuel 6:8). Tales descripciones directas aparecen en muchas historias
del Antiguo Testamento y nos ayudan a entender las caracterizaciones de los escritores.

Los escritores del Antiguo Testamento presentaron muchas pistas diferentes para
formar sus caracterizaciones. ¿Qué se dice acerca de la apariencia y la condición de cada
personaje? ¿Qué acciones revelan cualidades internas? ¿Cómo exponen figuras tanto el
lenguaje directo como los pensamientos en la historia? ¿Qué comentarios descriptivos
ofrece el escritor? Al estar investigando la caracterización en las historias del Antiguo
Testamento, debemos examinar todas estas pistas.

Profundidades de exposición

Los escritores del Antiguo Testamento también retrataron a los personajes al ofrecer
varias profundidades de exposición. Algunas figuras aparecen como personas completas:
aprendemos de las complejidades de sus actitudes y cualidades. Otros permanecen más
bien oscuros. Es de ayuda examinar las profundidades de exposición para cada personaje.
Usaremos las características bien conocidas que se dan a continuación: personajes
redondos, personajes planos y personajes funcionales.

Personajes redondos. Los personajes redondos son las personas cuyos retratos son
multifacéticos. Los escritores los presentan mientras pensaban, sentían; y elegían a
personas que funcionaran en la historia «al manifestar una multitud de rasgos y aparecer
como “gente real”». En la mayoría de los casos, los personajes obtienen profundidad
cuando aparecen muchas veces en secciones largas de la Escritura. La información en los
episodios individuales forma retratos acumulativos. Por ejemplo, los capítulos de Samuel
están dedicados a la vida de David revelando su valor (1 Samuel 17:1-58), su devoción a
Dios (2 Samuel 6:12-15), su adulterio (2 Samuel 11:1-26) y su humilde arrepentimiento (2
Samuel 12:13). Lo muestran agradando a Dios y estando bajo juicio divino.

Los episodios más pequeños por lo general no presentan retratos completos. Incluso
así, dentro de los confines de una sola historia, algunos personajes son desarrollados más
que otros. Por ejemplo, el escritor de Reyes retrató a Salomón como un personaje redondo
152

en el registro de su petición de sabiduría en 1 Reyes 3:3-15. Aun cuando Salomón fue


caracterizado principalmente como un hombre obediente, tuvo faltas muy serias. Salomón
«amó a Jehová (...); solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos» (v. 3).
Al mismo tiempo la oración de Salomón revela su humildad: «Yo soy joven, y no sé cómo
entrar ni salir (...) ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?» (vv. 7b y 9b). La
reacción de Dios a Salomón demuestra sus cualidades morales aún más extensamente: «Y
agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto» (v. 10). Para demostrar el crecimiento
en el carácter de Salomón, el escritor de Reyes concluye su relato haciendo notar que el
rey dejó los lugares altos de Gabaón y fue a «Jerusalén, y se presentó delante del arca del
pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también
banquete a todos sus siervos» (v. 15). En este episodio, el escritor de Reyes presentó a
Salomón como un personaje redondo a través de sus acciones, palabras y comentarios
descriptivos.

Personajes planos. Los escritores del Antiguo Testamento también presentaron


personajes planos en sus relatos que parecen relativamente llanos y descoloridos. En la
mayoría de los casos, los personajes planos son «constituidos alrededor de una sola
cualidad o característica».

Las personas que son expuestas con profundidad en una porción larga de la Escritura
pueden parecer más bien planas en un episodio específico. Por ejemplo, Isaac es un
personaje muy rico a gran escala (Génesis 21:1-35:29). En el episodio de la prueba de
Abraham (Génesis 22:1-19), sin embargo, Isaac parece como una figura plana –un hijo
sumiso– pero muy poquito se puede decir de él.

La profundidad de exposición en un episodio específico no es un indicador de la


importancia teológica de ese individuo. Un personaje puede ser muy importante a gran
escala, pero relativamente plano en un pasaje en particular. Considera otra vez el relato de
la oración de Salomón por sabiduría (1 Reyes 3:1-15). El escritor de Reyes revela menos
acerca de Dios que de Salomón. La actividad de Dios en la vida de Salomón es un interés
principal del escritor, pero en este episodio, Dios es relativamente un personaje plano. Él
simplemente le concede a Salomón el privilegio de pedir cualquier cosa que él quiera y
aprueba su petición. No se hace mención alguna de la actitud de Dios hacia el matrimonio
de Salomón con la hija de Faraón o de los sacrificios de Salomón en los lugares altos. El
personaje divino relativamente no es complicado.
153

Personajes funcionales. Muchas personas en las historias del Antiguo Testamento


tienen la condición de personajes funcionales. Estas figuras se mencionan en el texto, pero
sus personalidades son apenas reveladas. Los escritores los incluyen para dar a sus historias
coherencia y realismo, pero estos agentes son «meramente funcionales y no son
caracterizados para nada». Sin embargo, una vez más, debemos distinguir entre grandes
secciones y episodios individuales, ya que los personajes pueden ser planos o redondos en
algunos pasajes, y meramente funcionales en otros.

Los personajes funcionales aparecen por todo el Antiguo Testamento. Por ejemplo,
en la historia de la prueba de Abraham (Génesis 22:1-19), los dos siervos son meramente
funcionales. Aunque se les menciona varias veces en la historia (Génesis 22:3, 5, 19), sus
personalidades son apenas reveladas. De manera semejante, el relato de la oración de
Salomón por sabiduría (1 Reyes 3:1-15) menciona a la hija de Faraón, y podemos asumir
ciertas características en base a su identidad. Aunque el escritor de Reyes no la menciona
más a fondo.

Los personajes pueden ser redondos, planos o funcionales. Al estar investigando las
caracterizaciones en las historias del Antiguo Testamento, debemos notar la profundidad
de exposición de cada personaje. ¿Qué personajes son redondos, planos o funcionales?

El arreglo de los personajes

Para entender la caracterización debemos ver cómo están arreglados los personajes
en su relación entre sí. Los escritores del Antiguo Testamento no presentaban personajes
al azar, sino comúnmente los arreglaban por grupos. Al discernir estas configuraciones,
podemos entender de una manera más completa el papel de cada personaje en su mensaje
original.

Consideraremos tres compañías de personajes: protagonistas, antagonistas y


ambivalentes. Las historias no siempre incluyen a cada grupo, pero todos los personajes
tienden a caer en una de estas categorías.

Protagonistas. Los personajes protagónicos incluyen al protagonista y a personajes


menos importantes como los secundarios o de apoyo. El protagonista de la historia es el
primer luchador desde cuyo punto de vista vamos a la acción. Este personaje puede ser
bueno o malo, un héroe o un sinvergüenza. Cualquiera que sea el caso, el protagonista es
el personaje principal de la historia.
154

Pero debemos tener cuidado. Los evangélicos tienen una tendencia natural a
identificar a Dios como el protagonista de la historia. Esto es ciertamente verdadero en un
sentido metafísico: estas historias reflejan sus buenos propósitos y su voluntad soberana en
acción. Pero como vimos anteriormente en este capítulo, Dios no siempre está en primer
plano.

Las historias del Antiguo Testamento generalmente tienen como protagonistas a seres
humanos. Por ejemplo, en el registro de la estancia de Abram en Egipto (Génesis 12:10-
20), Abram es el protagonista. En el relato de la oración de Salomón por sabiduría (1 Reyes
3:1-15), se presenta al rey como el personaje principal. En el relato de la torre de Babel
(Génesis 11:1-9), toda la humanidad es la protagonista.

Frecuentemente las historias del Antiguo Testamento giran alrededor de un número


de personajes protagónicos al que llamaremos «el entorno del protagonista». Este entorno
puede ser pequeño o grande; puede incluir humanos, criaturas sobrenaturales, y a Dios.
Cualquiera que sea el caso, este grupo apoya al protagonista a través de los eventos de la
historia. Isaac y los dos siervos son personajes de apoyo en el relato de la prueba de
Abraham (Génesis 22:1-19), haciendo posible que Abraham tenga éxito en su tarea. Moisés
recibió ayuda de Dios y Aarón al enfrentar a Faraón (Éxodo 5:1-21). Josué apoyó a los dos
espías que envió a Jericó (Josué 2:1-24). Los israelitas ayudaron a David a llevar el arca a
Jerusalén (2 Samuel 6:1-19). Estos personajes no ocuparon el centro del escenario, sino
que ayudaron a los protagonistas en su tarea.

Antagonista. Las historias del Antiguo Testamento también presentan personajes


antagónicos. El antagonista es el personaje principal que está «dispuesto en contra del
protagonista». Los antagonistas pueden ser malos o buenos; pueden tener la intención de
hacer daño o de beneficiar al protagonista. Pero de una manera u otra, el antagonista
representa el lado opuesto en la tensión dramática de la historia. El antagonismo en la piel
de personas no es esencial para las historias bien formadas: la oposición también puede
provenir de obstáculos impersonales. Aun así, la mayoría de las historias del Antiguo
Testamento tienen antagonistas personales. Dios resiste a la humanidad en la Torre de
Babel (Génesis 11:1-9); Faraón atribula a Abram (Génesis 12:10-20); y Dios desafía a
Abraham mediante el llamado a sacrificar a su hijo (Génesis 22:1-19). Las tensiones que
introducen estos antagonistas difieren en muchos aspectos, pero ellos siempre se
encuentran al lado de la acción opuesto al protagonista.
En muchos pasajes los personajes se reúnen para formar el séquito antagonista. Estas
personas juegan papeles relativamente menores, pero apoyan al antagonista. Las huestes
155

celestiales se unen a Dios en oposición a la Torre de Babel (Génesis) 11:7); los hombres de
Faraón atribulan a Abram junto al Faraón (Génesis) 12:10-15); Eglón es asistido por sus
guardias (Jueces 3:18-19, 24-25).
Ambivalentes. Las historias también presentan a algunas personas como personajes
ambivalentes que no apoyan claramente al protagonista ni al antagonista. La hija de Faraón
difícilmente entra en el drama del relato de la petición de Salomón (1 Reyes 3:1-15). Ella
ni lo apoya grandemente ni lo desafía en este pasaje. Otras veces, los personajes
ambivalentes cambian de un lado a otro. Rahab comienza como un oponente de los espías
de Josué, pero en tanto progresa la historia, ella se convierte en pieza clave (Josué 2:1-24).

Al estar investigando el significado original de las historias del Antiguo Testamento,


debemos notar las formas en que los escritores del Antiguo Testamento arreglaron a los
personajes en grupos. ¿Quién es el protagonista? ¿Qué personajes le ofrecen apoyo?
¿Quién es el antagonista? ¿Quién está de su lado? ¿Qué personajes son ambivalentes en su
asociación?

En esta sección hemos visto cómo los escritores del Antiguo Testamento formaron
las caracterizaciones, ofreciendo pistas en sus caracterizaciones por medio de la apariencia,
condición, acciones, pensamiento y lenguaje directos, y comentarios descriptivos. Sus
personajes redondos, planos y funcionales caen en grupos según si son protagonistas,
antagonistas o ambivalentes. Al mantener estas ideas básicas en mente, seremos capaces
de discernir este aspecto de las narraciones del Antiguo Testamento con más claridad (ver
figura 15).
156

Fig. 15: Técnicas de caracterización

Propósito de la caracterización

¿Por qué debemos investigar la caracterización en una historia del Antiguo


Testamento? ¿Qué valor tiene este tipo de análisis? Las caracterizaciones nos ayudan a
evaluar varias dimensiones vitales de las narraciones del Antiguo Testamento. Tocaremos
tres factores de estos textos que se vuelven claros al estar investigando las
caracterizaciones: intereses prominentes, drama básico y respuestas de los lectores.

Intereses prominentes

En muchas historias, los intereses centrales del escritor emergen en tanto que notamos
qué personajes son totalmente expuestos. Los personajes funcionales generalmente son
menos significativos. Los personajes planos puede que jueguen papeles más importantes,
pero normalmente no están en primer plano. Los personajes redondos son las figuras
157

principales en la mayoría de las historias. Mientras más se exponga a un personaje en un


pasaje específico, más importante será.

Por ejemplo, en la historia de la prueba de Abraham (Génesis 22:1-19), Dios,


Abraham, y el ángel se muestran como personajes desarrollados. Sin embargo, como
hemos visto, ciertamente es Abraham el más expuesto. Podemos elegir enfatizar personajes
menores por medio de un análisis temático, pero hemos de hacerlo con la comprensión de
que esta historia se enfoca especialmente en Abraham. Desde la atención que Moisés le dio
al personaje de Abraham, podemos ver que él diseñó esta historia para llamar la atención
hacia el patriarca. Las acciones de Dios, del ángel y de Isaac encuentran su punto de
referencia en él.

La profundidad de la exposición viene a ser particularmente de ayuda cuando


tratamos con grandes secciones de los libros del Antiguo Testamento. Tantos personajes
llenan las páginas de la Escritura que puede ser difícil determinar quién se pretendía que
fuera el más prominente. Por ejemplo, los primeros dieciocho capítulos de Éxodo con
frecuencia son resumidos como actos divinos para Israel como nación. Ciertamente, Israel
juega un papel importante en este material, pero la profundidad en la exposición de los
personajes llama la atención más hacia Moisés. A través de estos capítulos encontramos
revelaciones del propósito de Moisés para sus compañeros israelitas (Éxodo 2:11-12), su
humildad (Éxodo 3:11), falta de confianza (Éxodo 3:13; 4:1-17; 6:12); maldad (Éxodo
4:24-26), y otras cuantiosas características. A la luz de esto, parece mejor poner a Moisés
cerca del centro del escenario y resumir estos capítulos como «la liberación que Dios hace
del pueblo de Israel a través de Moisés». Su autoridad como líder de Israel aparece en
primer plano en cada página.

Al ahondar en las narraciones del Antiguo Testamento, debemos seguir esta guía:
¿Qué personajes se exponen totalmente? ¿Cómo apunta la profundidad de exposición hacia
los aspectos prominentes de la historia?

Drama básico

Las historias del Antiguo Testamento entretejen muchas plataformas de acción. Las
secciones largas presentan innumerables argumentos y sub-argumentos. Aun los episodios
individuales reportan más que una simple cadena de eventos. Frecuentemente, estas
complejidades dificultan el discernimiento del drama básico del texto. En estos casos,
podemos obtener discernimiento al observar la forma en que fueron arreglados los
158

personajes. Identificar las asociaciones de personajes nos orienta hacia las estructuras
fundamentales de la historia.

El protagonista y la oposición del antagonista revelan los propósitos críticos de los


escritores del Antiguo Testamento; los eventos se unen de la forma en que se relacionan
con sus luchas. Todos los elementos de una historia tienen algo de que ver con los
problemas, desafíos, proyectos, fracasos y logros de su personaje principal.

Un caso relacionado con este punto es la historia de la estancia de Abram en Egipto


(Génesis 12:10-20). Moisés reporta que Dios «hirió a Faraón y a su casa con grandes
plagas». ¿De cuánta importancia era este evento? ¿Escribió esto Moisés principalmente
para describir la miseria del rey egipcio y de su familia? ¿Era el propósito principal de este
evento informarnos de la naturaleza de Dios? Abram es el personaje principal de esta
historia. Y Faraón es su antagonista. La razón principal por la que Moisés reportó este
evento fue mostrar su efecto en la relación de estos personajes. Dios envió enfermedades
para reunificar a Abram y Sarai, y para liberarlos de Faraón.

De manera semejante, la tensión entre los protagonistas y los antagonistas de las


secciones largas revelan el argumento central. Muchos eventos se llevan a cabo en el libro
de Jonás. ¿Cómo juntó el escritor estos eventos? Por ejemplo: ¿Cómo debemos entender el
arrepentimiento de la gente de Nínive? (Jonás 3:4-9). ¿Qué importancia tuvo? El escritor
de Jonás no estaba interesado principalmente en enseñar acerca de la ciudad de Nínive.
Más bien, su interés principal estaba en Jonás y en su lucha con Dios. La reacción de la
gente de Nínive desafió la rectitud de Jonás y su fracaso cumplía el propósito de Dios para
su vida. Este enfoque fue el centro dramático del registro.

Explorar la caracterización nos ayuda frecuentemente a entender el drama básico de


un texto. Al identificar al protagonista, los eventos de la historia encuentran su propio lugar.
Para entender la tensión dramática central de un pasaje, debemos preguntarnos: ¿quién es
el protagonista?; ¿quién es el antagonista?; ¿cómo se relacionan los eventos de la historia
con sus luchas?

Las respuestas del lector

La investigación de la caracterización también nos presta discernimiento al tipo de


reacciones que los escritores del Antiguo Testamento esperaban de sus lectores. Los
autores del Antiguo Testamento no presentaban personajes solamente para contar a sus
lectores acerca de la gente del pasado, sino para evocar respuestas. La interacción de
159

personajes y lectores era compleja y variada. Exploraremos varios aspectos de esta


interacción en capítulos posteriores. Sin embargo, hasta ahora, simplemente mostraremos
cómo fueron diseñados los personajes para sacar tres tipos principales de reacciones:
simpatizante, antipático, y combinado.

Simpatizante. Los escritores del Antiguo Testamento querían que muchos de sus
personajes tuvieran respuestas simpatizantes de aprobación. Los personajes toman
cualidades de héroes, o modelos de actitudes y conductas apropiados que se esperaban
fueran apreciados y admirados por la audiencia. Sin necesidad de mencionarlo, las
audiencias siempre tenían que responder con admiración para Dios. Todos Sus caminos
son santos y rectos. Dios sobresale como el personaje perfecto en donde sea que aparezca.
Aún más, las respuestas simpatizantes eran también apropiadas para muchos personajes
humanos. Nunca se esperaba que los lectores dieran una aprobación descalificada de las
figuras humanas, pero los escritores del Antiguo Testamento diseñaron muchos de sus
registros para obtener reacciones mayormente positivas hacia los personajes humanos.

Por ejemplo, Aod aparece sin falta alguna (Jueces 3:12-25). Él sirve a Dios con
destreza y valentía. El escritor de Jueces enfatizó esta faceta de la vida de Aod para ganar
la apreciación y admiración de sus lectores. De manera similar, en el registro de la prueba
de Abraham (Génesis 22:119), el patriarca sigue el mandato de Dios sin titubear. A pesar
de la ansiedad que apretaba el corazón de Abraham, él está decidido a sacrificar a su hijo.
Al aprobar Dios la obediencia del patriarca, Moisés esperaba que sus lectores hicieran lo
mismo.

Antipático. Los escritores del Antiguo Testamento también arreglaron a algunos


personajes para evocar respuestas antipáticas. Éstos se comportaron de maneras que la
audiencia tenía que rechazar y, en casos extremos, hasta despertaron desprecio en los
corazones de los lectores.

Satanás y sus agentes constantemente aparecen como personajes antipáticos. Sus


formas son opuestas a todo lo que es bueno y santo. Los escritores del Antiguo Testamento
siempre esperaban que sus lectores tuvieran antipatía hacia ellos. Más aún, muchos
personajes humanos también despertaron desaprobación. Eglón aparece como un villano
sin una sola cualidad que lo redima (Jueces 3:12-25). En las historias de la liberación de
Egipto (Éxodo 1:1-15:21), Faraón emerge como un personaje antipático que resiste a Dios
y amenaza el futuro de Israel. En el registro de la viña de Nabot (1 Reyes 21:1-29), el
160

escritor de Reyes retrató a Jezabel como una asesina ruin. Él quería que sus lectores fueran
repulsivos hacia este personaje.

Combinado. Sin embargo, en muchos casos, los personajes combinan cualidades


positivas y negativas, requiriendo respuestas combinadas de la audiencia original. Algunos
personajes están perfectamente balanceados entre lo bueno y lo malo. En la mayoría de los
casos, los escritores presentaron ya sean figuras positivas corrompidas por cualidades
negativas, o figuras negativas suavizadas por algunas características positivas.

La oración de Salomón por sabiduría (1 Reyes 3:1-15) presenta a Salomón


básicamente como una figura positiva. La historia se enfoca en la manera en que oró y
recibió aprobación de Dios (1 Reyes 3:7-14). Aun así, el escritor de Reyes también presentó
imperfecciones en el carácter de Salomón. Su matrimonio con la hija de Faraón (v. 1)
simboliza el sincretismo que condijo a la división del reino. Más aún, el escritor también
hizo notar explícitamente que Salomón «sacrificaba y quemaba incienso en los lugares
altos» (v. 3). Estos aspectos de la caracterización de Salomón evocaron de los lectores
originales reacciones combinadas.

La historia de Abraham y Abimelec (Génesis 20:1-18) presenta a Abimelec como un


personaje negativo que toma a Sarai y amenaza la promesa de la simiente. Estas acciones
despertaron desprecio de la audiencia. Pero Moisés reportó que Dios advirtió a Abimelec
en un sueño, y Abimelec reconoció su error (Génesis 20:4-5). Como resultado, él devuelve
a Sarai a Abraham, diciendo: «¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has
atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado?» (v. 9). La respuesta de Abimelec a
Abraham despertó actitudes positivas en su audiencia original. Ellos también se
preguntaban cómo pudo haber hecho esto Abraham. Moisés retrató a Abimelec de una
manera que despertó reacciones combinadas.

Al estar investigando la caracterización en las historias del Antiguo Testamento,


debemos buscar los tipos de reacciones que los escritores esperaban de sus audiencias.
¿Cuáles son las cualidades positivas y negativas del personaje? ¿Habrá reaccionado la
audiencia original con simpatía, antipatía o con actitudes combinadas? Al ir
comprendiendo estos asuntos, nos encontraremos a nosotros mismos con el desafío de
responder apropiadamente también.
161

Conclusión

En este capítulo hemos examinado varios aspectos básicos de los personajes y las
caracterizaciones en las historias del Antiguo Testamento. Los escritores del Antiguo
Testamento revelaron selectivamente las características de los personajes y los arreglaron
en una tensión dramática entre ellos mismos. Estas caracterizaciones nos alertan hacia los
aspectos importantes y el drama básico de sus registros. También podemos entender cómo
querían los escritores que respondieran a sus textos los lectores. De estas maneras, forman
los personajes una dimensión vital al sentido original de las historias del Antiguo
Testamento.

Preguntas de repaso

1. Describa los diferentes tipos de personajes en las historias del Antiguo Testamento.
¿Por qué hablamos de honestidad y selectividad en la caracterización?
2. ¿Cómo dan pistas de sus perspectivas sobre un personaje los escritores del Antiguo
Testamento? De un ejemplo de cada técnica.
3. ¿Qué son los personajes redondos, planos y funcionales? De un ejemplo de cada
uno.
4. Defina los siguientes términos: protagonista, antagonista, séquito protagónico,
séquito antagónico, personaje ambivalente.
5. ¿De qué forma nos ayuda la caracterización a ver la prominencia, el drama y las
respuestas esperadas de los lectores? Ilustre.

Ejercicios de estudio

1. Haga una lista del registro de personajes en Génesis 2:4-3:24.


2. Categorice a los personajes en Génesis 2:4-2:24 como redondo, plano y funcional.
Describa las características de los personajes redondos. ¿Qué respuestas quería
Moisés que tuvieran sus lectores hacia cada personaje?
3. Arregle los personajes de Génesis 2:4-3:24 en grupos de Protagonista, Antagonista
y Ambivalente. Después, describa el drama básico de la historia en términos de su
arreglo.
162

CAPÍTULO SIETE
DESCRIPCIÓN DE LA ESCENA

Caminando por el Río Carlos muy temprano una mañana de primavera, un amigo y
yo nos encontramos con una artista pintando un retrato de flores silvestres. Con sólo
algunas pinceladas, ella había capturado la belleza de la escena en el lienzo.
«Extraordinario», comenté. Pero mi amigo no estuvo de acuerdo. «Yo no creo que sea tan
bueno», susurró. «No lo pintó como realmente es... Prefiero tener algo más preciso».

Hoy en día, en la cultura occidental, ponemos tal galardón al conocimiento preciso,


al conocimiento científico, que frecuentemente pasamos por alto el valor de la descripción
del artista acerca de la realidad. Preferimos una fotografía a una pintura, un video a una
fotografía. Con estas ideas integradas profundamente muy dentro de nosotros, puede ser
muy difícil apreciar el retrato de un artista.

Pero debemos aprender a apreciar las descripciones de los artistas si vamos a


investigar las historias del Antiguo Testamento. Las historias del Antiguo Testamento no
son ni fotografías francas ni videos de vigilancia: no nos dan un registro extenso y detallado
de los eventos. Por el contrario, las historias del Antiguo Testamento presentan retratos
creativos de la historia de Israel.

En los capítulos anteriores, vimos cómo las historias del Antiguo Testamento
presentan a los personajes artísticamente; en este capítulo, consideramos las formas en que
los escritores del Antiguo Testamento pintaron las escenas. Para nuestros propósitos, las
escenas pueden ser definidas como un conjunto de circunstancias estrechamente
relacionadas, de acciones y personajes que forman los bloques básicos de construcción de
las historias del Antiguo Testamento. Al estar viendo estas unidades narrativas,
examinaremos tres aspectos principales: las divisiones de escena; el espacio y el tiempo en
las escenas; y la imaginación en las escenas. ¿Cómo podemos distinguir una escena de
otra? ¿Qué atención le debemos dar a las cualidades de espacio-tiempo? ¿Cómo usaron la
imaginación en sus escenas los escritores del Antiguo Testamento?

División de las escenas

«Divide y vencerás» es una estrategia efectiva. Si un trabajo es demasiado grande


para hacerlo todo de una vez, lo podemos lograr paso por paso. Lo mismo es verdad para
163

la interpretación de las historias del Antiguo Testamento. La mayoría de los textos son
demasiado complejos para que nosotros los manejemos todos a la vez. Por esta razón los
dividiremos en sus unidades básicas y caminaremos a través de ellos escena por escena.
Consideraremos los obstáculos para dividir las escenas, claves para hacer las divisiones
y algunos ejemplos.

Obstáculos para dividir las escenas

Nos enfrentamos por lo menos a dos obstáculos significativos cuando dividimos las
historias del Antiguo Testamento a sus unidades básicas. Una barrera viene de nosotros;
la otra reside en los textos mismos.

El primer problema está en nuestra orientación hermenéutica. Puesto de manera


simple: a veces pensamos en las escenas como las unidades básicas de las historias bíblicas.
Los antecedentes eclesiásticos y el entrenamiento formal generalmente nos orientan hacia
unidades más pequeñas. Pensamos principalmente en términos de palabras, frases,
cláusulas y enunciados. En el mejor de los casos nos aventuramos al nivel de versículos.
Estos elementos son importantes, pero frecuentemente fallamos en ver el valor de las
porciones más largas de las historias del Antiguo Testamento.

Para superar este obstáculo, nos acercaremos a las narraciones del Antiguo
Testamento de la misma manera en que lo hacemos con otras historias. Por ejemplo, cuando
leemos Robinson Crusoe, o una obra más reciente como El arpa de Davita, de Potok, una
palabra especial o un giro de una frase puede captar nuestra atención en ocasiones. Pero la
mayor parte de las veces, reflexionamos en estas historias en términos de escenas.
Recordamos la primera vez que Crusoe vio huellas de pies en la arena; recordamos la
trágica escena en la que Davita se entera de la muerte de su padre.

Hay ocasiones en que necesitamos enfocarnos en los detalles más pequeños de las
historias del Antiguo Testamento. Pero entender estos textos descansa más en la habilidad
de pensar en términos de escenas. Por lo tanto, debemos deshacernos de nuestra orientación
microscópica de costumbre al estar investigando.

El segundo problema con establecer las divisiones de las escenas está en las historias
mismas del Antiguo Testamento. A diferencia de otras formas de relatar historias, estos
textos no marcan explícitamente en dónde comienzan y terminan las escenas. Una tira
cómica indica las escenas separando los cuadros; cada cuadro presenta un conjunto distinto
de circunstancias, acciones y personajes interactivos. Las obras distinguen las escenas
164

actuando en diferentes partes del escenario, subiendo y bajando la cortina. En contraste, las
narraciones del Antiguo Testamento tienden a ir suavemente de una escena a la siguiente.
Los límites muy rara vez son bruscos.

Como resultado, los lectores pueden estar en desacuerdo precisamente en cómo


dividir un texto. Algunos van a estar inclinados a hacer escenas más largas; otros las harán
más cortas. Algunos dividirán el texto en un punto; otros variarán por uno o dos versículos.
Debemos de ser flexibles al dividir las historias del Antiguo Testamento en escenas.

Claves para las divisiones

Cualesquiera que sean los obstáculos que enfrentemos, las historias del Antiguo
Testamento ofrecen muchas claves para establecer las divisiones de las escenas. Al
familiarizarnos con estas claves, descubriremos muchos límites más fácilmente. Podemos
separar una escena de la otra al notar cambios significativos en tiempo, ambiente y modo
de narración.

Tiempo. Los cambios significativos en el tiempo frecuentemente indican los límites


de escenas. Las historias del Antiguo Testamento no presentan siempre eventos que se
engranan herméticamente en orden cronológicamente preciso, sino que frecuentemente se
interrumpe la cadena de eventos por descansos subsecuentes, simultáneos y precedentes en
la secuencia.

Primero, estos cambios temporales aparecen como huecos entre eventos


subsecuentes. Un bloque de acciones se encuentra aparte del próximo debido al largo lapso
de tiempo relativamente hablando.

Algunas veces los escritores del Antiguo Testamento indicaron estos huecos
explícitamente. Las referencias a «el próximo día» (mmhrt), «mañana» (bqr), «tarde» (´rb),
«meses» (hds), «años» (snh), y «después de un tiempo» frecuentemente designan el
comienzo de una nueva escena. Las expresiones «y él (ellos) se levantó (levantaron)» (skm)
y «sucedió que» (wyhy) indican típicamente un descanso.

Pero los huecos en el tiempo subsecuente no siempre aparecen tan sencillamente. Por
ejemplo, la típica construcción «y/entonces» (waw consecutivo), tan prominente en la
narrativa hebrea, marca tanto la acción inmediata como la acción después de un paso de
tiempo significativo. En muchos casos los escritores del Antiguo Testamento no hicieron
comentarios temporales explícitos porque esperaban que sus audiencias reconocieran el
165

descanso. Segundo, los escritores del Antiguo Testamento distinguieron las escenas
cambiando a acciones simultáneas. Los cines presentan frecuentemente eventos
simultáneos en una pantalla dividida o cambios rápidos de una a otra escena. En una obra,
dos o más eventos se pueden llevar a cabo en el escenario al mismo tiempo. Pero los
eventos que suceden al mismo tiempo en el mundo real siguen uno después del otro en el
mundo de la narración. Como resultado las historias retrasan el mismo período de tiempo,
aunque el texto se mueva hacia adelante en la siguiente hoja. Este retraso frecuentemente
indica una nueva escena.

Frecuentemente ocurren los cambios a eventos simultáneos en las historias del


Antiguo Testamento. Algunas veces las construcciones hebreas (frecuentemente un simple
waw) indican acción simultánea. Por ejemplo, después de describir la oración de Ana y su
voto (1 Samuel 1:1011), el escritor de Samuel mencionó que Elí la había estado
observando: «Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la
boca de ella» (w´ly smr ´t pyh) (1 Samuel 1:12). De manera similar, cuando Faraón llevó
a Sarai a su palacio, «Él hizo bien a Abram por causa de ella» (wl´brm hytb b´bwrh)
(Génesis 12:16a). Abram recibió buen trato en tanto que Sarai continuó en el harén real.
En estos y otros pasajes similares, la gramática indica eventos simultáneos.

Sin embargo, en muchos casos, la gramática no denota explícitamente simultaneidad.


Sólo al evaluar los contenidos notamos tal cambio. Por ejemplo, después de que Jonás
predicó a Nínive, toda la ciudad creyó y se unió en ayuno (Jonás 3:5). Parece improbable
que la siguiente escena, en la que el rey declaró un ayuno (Jonás 3:6-7), fuera
completamente subsecuente al arrepentimiento de toda la ciudad. Probablemente algún
traslape ocurrió entre los eventos. En estas situaciones, los lectores originales simplemente
proporcionaron un «mientras tanto...» de su evaluación del contenido.

Tercero, los cambios temporales ocurren cuando las escenas retroceden a las acciones
antecedentes –eventos completados antes de la escena actual–. En ocasiones, la gramática
hebrea revela estas acciones antecedentes y frecuentemente la traducción al inglés hace
estos cambios muy claros también. Sin embargo, algunas veces, debemos contar con el
contenido para decirnos que estamos tratando con una acción que ya ocurrió de antemano.

Las escenas antecedentes frecuentemente suman unos retratos en viñeta de


información de fondo. Después de mencionar que Sisac había puesto sitio en contra de
Jerusalén (2 Crónicas 12:2), el cronista retrocede hacia la campaña anterior de Sisac por
166

Judá (2 Crónicas 12:3-4). Los cambios antecedentes como este generalmente indican el
comienzo de una nueva escena.

En resumen, los descansos temporales entre escenas ocurren de tres maneras: huecos
entre eventos subsecuentes, cambios a acciones simultáneas y regresiones a eventos
antecedentes. Al notar estos cambios, seremos capaces de identificar muchas escenas en
las narraciones del Antiguo Testamento.

Ambiente. Los cambios en el ambiente también nos ayudan a definir los límites de
la escena. Hablaremos de tres cambios importantes en el ambiente: lugar, características
del medio ambiente, y personajes.

Primero, las variaciones en el lugar marcan escenas. Por ejemplo, el registro de


Sodoma y Gomorra se mueve de la puerta de la ciudad (Génesis 19:1-2) hacia el hogar de
Lot (Génesis 19:3).

En tanto que Abram y Sarai viajaron hacia Egipto, Génesis 12:11 los ubica en la
frontera, pero Génesis 12:14 los pone en Egipto mismo. Después de que Dios bajó a ver la
Torre de Babel (Génesis 11:5), Él regresó al cielo y llamó a las huestes celestiales para
actuar (Génesis 11:6-7).

Debemos agregar un requisito. Frecuentemente una escena individual contendrá


teicoscopías –mención de eventos fuera del escenario–. La escena puede estar orientada
hacia un lugar, pero referirse a algo en otra situación. La teicoscopía ocurre con más
frecuencia en discursos directos en donde los personajes están hablando de eventos que se
llevaron a cabo en otro lugar. Por ejemplo, cuando Dios comisionó a Moisés en la zarza
ardiente, Él se refirió a eventos en Egipto, aunque la escena en sí misma estaba ubicada en
el desierto (Éxodo 3:7-10). Cuando Mical le reprochó a David por su conducta ante el arca,
ella se refirió a lo que ella había visto fuera de su ventana (2 Samuel 6:20-23). La
teicoscopía no indica una división de escena, pero debe de ser tratada simplemente como
parte de una larga escena.

Segundo, los cambios significativos en las características del entorno también dividen
una escena de otra. Frecuentemente, varias escenas, incluso historias completas, ocurrirán
en un lugar. Y aún debemos buscar los ambientes externos para variar.

Las variaciones ambientales pueden incluir de lo oscuro a la luz, de lo frío a lo


caliente o de la sequía a la lluvia. Un escritor puede dar simplemente nuevos hechos acerca
167

de la geografía, de los animales, de la vida vegetal y de las construcciones. Las


características ambientales pueden incluir también variaciones de espacio y tiempo. La
primera escena puede ser panorámica y la siguiente estrechamente enfocada; una escena
puede ser rápida y la siguiente lenta. Los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente
indicaron los límites de las escenas al cambiar las características ambientales.

Tercero, los escritores del Antiguo Testamento dividieron las escenas al cambiar los
personajes que ocupaban el escenario. Estos cambios reflejan estrechamente cambios en el
ambiente, pero involucran personas: seres humanos, criaturas sobrenaturales, y la Deidad.
El escenario de una historia puede estar lleno de gente en una escena y casi vacía en la
siguiente. Algunas veces una escena con uno o dos personajes precede a una escena con
innumerables participantes. Otras veces el número de personajes permanece igual, pero sus
identidades cambian. Estas claves nos ayudan a separar las escenas. Debemos estar alertas
a estas variaciones de lugar, características ambientales, y personajes en tanto que
buscamos las escenas en las historias del Antiguo Testamento.

Modo de narración. Las escenas también se dividen teniendo en cuenta los cambios
en el modo de narración. El modo narrativo se determina por el grado en que se siente la
presencia del escritor, ya sea que esté en el centro del escenario o que permanezca entre
los bastidores permitiendo que los personajes mismos cuenten la historia a través de sus
propios pensamientos, palabras y acciones. Los cambios de un modo a otro proporcionan
claves importantes para dividir las escenas. Para lograr nuestros propósitos, distinguiremos
cuatro modos de narración: comentarios del autor, descripción, narración directa, y
representación dramática.

Primero, los escritores se dirigieron directamente a sus audiencias por medio de los
comentarios del autor; escenas en las que ellos evaluaron o explicaron algo en la historia.
Por ejemplo, después de reportar el gozo de Adán al ver a Eva, Moisés da un paso hacia
delante y comenta: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer y serán una sola carne». (Génesis 2:24). De manera similar, al final de la lucha de
Jacob en Peniel (Génesis 32:22-32), Moisés explicó: «Por esto no comen los hijos de Israel,
hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó
a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo». En ambos versículos la historia
en sí se detiene, y Moisés insertó su propio comentario. Generalmente, los comentarios del
autor como estos forman sus propias escenas.
168

Segundo, los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente escribieron en un


modo de descripción. Ellos se quitaron del centro del escenario y dieron un paso hacia
atrás, pero detuvieron el progreso del registro para agregar detalles descriptivos. El modo
descriptivo se parece a los comentarios del autor, pero es menos explicativo. Agrega
información que destaca algunas características de la narración. Por ejemplo, la historia de
la migración de Abram (Génesis 1:1-9) contiene dos escenas descriptivas. Después de
reportar que Abram salió de la tierra, Moisés agregó: «Y era Abram de edad de setenta y
cinco años cuando salió de Harán» (Génesis 12:4b). Después de que Abram había entrado
a la tierra de Canaán, Moisés comentó a sus lectores: «(…) y el cananeo estaba entonces
en la tierra» (Génesis 12:6b). Moisés se aseguró de dar algunos detalles descriptivos, pero
no tan fuertemente como un comentario de autor.

Tercero, las escenas aparecen en narración directa. De este modo, el escritor permitió
a sus lectores que se fijaran directamente en la acción que se estaba llevando a cabo.
Nosotros reconocemos que los eventos son mediados a través del autor, pero estamos en
contacto más directo con el drama que con sus descripciones y comentarios. Por ejemplo,
después de que Jacob murió, leemos: «Y mandó José a sus siervos los médicos que
embalsamasen a su padre» (Génesis 50: 2a). En este versículo Moisés no permitió que José
mismo hablara; él meramente reportó que el evento se llevó a cabo. Llamaremos a tal
reporte narración directa.

Cuarto, en el modo dramático, el autor se movió hacia el fondo. En lugar de reportar


que algo había pasado, él permitió que sus personajes hablaran, pensaran e interactuaran
por sí mismos. Este modo es más común en las narraciones del Antiguo Testamento por
medio del discurso directo. Aunque Moisés meramente reporta las instrucciones de José a
los médicos (Génesis 50: 2a), en unos versículos posteriores, él permite que José hable y
diga:

Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón,
diciendo: Mi padre me hizo jurar, diciendo: He aquí que voy a morir; en el sepulcro que
cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego, pues, que vaya yo ahora y
sepulte a mi padre, y volveré (Génesis: 50:4b-5).

Aparte de una breve introducción, Moisés está ausente de este pasaje. Él presentó las
palabras de José por medio de una narración dramática.

En la historia de la Torre de Babel (Génesis 11:1-9), vemos los cuatro modos de


narración. Considera los siguientes ejemplos:
169

[Comentario] Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió
Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la
tierra (Génesis 11:9).

[Descripción] Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla


(Génesis 11:3b).

[Directo] Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra
de Sinar, y se establecieron allí (Génesis 11:2)

[Dramático] Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con


fuego (Génesis 11:3a).

Como lo ilustran estos ejemplos, la presencia de Moisés fue inevitable en su


comentario (Génesis 11:9); él se afirmó a sí mismo un poco menos en su descripción
(Génesis 11:3b); él fue más allá en la narración directa (Génesis 11:2); y casi desaparece
en tanto que hablaban los personajes uno al otro en la narración dramática (Génesis 11:
3a).

Estos modos no son absolutamente distintos. Forman un continuo y comúnmente


aparecen mezclados uno con otro. Sin embargo, los cambios en el modo de narración
forman con frecuencia límites para las escenas en las historias del Antiguo Testamento. Al
considerar estos cambios, encontramos otro juego de claves para dividir las escenas.

La figura 16 muestra las tres formas principales para discernir los límites de escenas
en las historias del Antiguo Testamento: los cambios en el tiempo a recesos subsecuentes,
simultáneos y antecedentes en la acción; los cambios en el medio ambiente por medio de
un cambio de lugar, las características del medio ambiente, y los personajes; y los cambios
en el modo narrativo por medio de comentarios, descripción, y narración directa y
dramática. Estas características nos ayudan a dividir las historias del Antiguo Testamento
en sus unidades básicas.

Ejemplos

Para ilustrar el proceso de dividir escenas, veremos dos pasajes: Génesis 15:7-21 y
2 Crónicas 12:1-12, que proporcionará ejemplos de varias claves para dividir escenas.

Génesis 15:7-21. Veamos primero la historia del pacto de Dios con Abram.
170

Fig. 16: Pistas para la división de escenas

Escena Uno: Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte
a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?
Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres
años, una tórtola también, y un palomino. (v. 7-9).

Escena Dos: Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una
enfrente de la otra; mas no partió las aves (v. 10).

Escena Tres: Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las
ahuyentaba (v. 11).

Escena Cuatro: Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que
el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por
cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de
171

esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena
vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la
maldad del amorreo hasta aquí (v. 12-16).

Escena Cinco: Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno


humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos (v. 17).

Escena Seis: En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu
descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; la
tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los
amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos (vv. 18-21).

Los cambios significativos en el tiempo marcan varios descansos entre escenas. El


principio de Génesis 15:12 dice: «Mas a la caída del sol». Este comentario de tiempo indica
más bien que una escena nueva ha comenzado. En el versículo 17 «puesto el sol» separa el
versículo de lo que sucedió anteriormente. La referencia temporal en el versículo 18 «en
aquel día» sugiere que los últimos versículos forman una nueva escena simultánea.

Esta historia también contiene por lo menos un ejemplo de un descanso temporal


menos explícito. Hemos puesto una división de escena en el versículo 10. El texto no dice
nada acerca de cómo Abram obtuvo los animales, los inspeccionó y los preparó para la
ceremonia antes de traerlos ante Dios. La omisión de estos eventos presenta un hueco
significativo entre los eventos subsecuentes.

Estos cambios en el tiempo están confirmados por cambios en el medio ambiente.


Ninguna variación más grande de lugar ocurre en esta historia; todas las acciones se llevan
a cabo en el mismo espacio geográfico. Incluso aparecen cambios en las características
ambientales. En la segunda escena (verso diez) los animales, la sangre y la matanza rodean
a Abram. En la tercera escena (verso once) se entrometen aves de rapiña. El misterioso gris
del crepúsculo, la oscuridad interior de la mente de Abram, y las teicoscopías del futuro
están incluidos en el ambiente de la cuarta escena (vv.12-16). La oscuridad exterior del
mundo iluminada por la antorcha de fuego y el horno humeando pone el escenario para la
siguiente escena (v.17). Finalmente, las referencias de toda la tierra prometida a Abram
caracterizan la última escena (vv.18-21).

Los cambios de personajes coinciden con estas divisiones. En la primera escena, Dios
y Abram son ambos participantes activos (vv. 7-9). En la segunda escena, Abram están en
el centro (v. 10), y apenas se menciona a Dios. La tercera escena presenta únicamente a
172

Abram (v. 11). La cuarta escena tiene que ver con Abram, Dios, y la descendencia de
Abraham (vv. 12-16). La quinta escena describe solamente a Dios en teofanía (v. 17). En
la última escena, Dios, Abram y los descendientes de Abraham todos ocupan el primer
plano (vv. 18-21).

Finalmente, los cambios en el modo de narración nos ayudan a dividir la historia en


unidades básicas. La primera escena es predominantemente un diálogo dramático entre
Dios y Abram (vv. 7-9). Las siguientes dos escenas son narración directa, informando de
los preparativos de Abram para la ceremonia del pacto (vv. 10-11). En la escena cuatro
hacemos un giro hacia el monólogo dramático en el sueño de Abram (vv. 12-16). La quinta
escena es narración directa describiendo la acción de Dios en teofanía (v. 17). La última
escena presenta un dramático monólogo divino. (vv.18-21).

Estas observaciones nos permiten resumir la línea básica de la historia como sigue:

• Escena Uno (Génesis 15:7-9) [Dramático] [S5, T1]: Dios prometió a Abram la tierra
y respondió a su petición de seguridad ordenándole una ceremonia de pacto.
• Escena Dos (Génesis 15:10) [Directo] [S10, T10]: Como resultado Abram obedeció
preparándose para la ceremonia.
• Escena Tres (Génesis 15:11) [Directo] [S10, T8]: También Abram guarda la
ceremonia santificada al ahuyentar las aves de rapiña.
• Escena Cuatro (Génesis 15:12-16) [Dramático] [S1, T1]: Al crepúsculo Abram
recibe una revelación en sueño.
• Escena Cinco (Génesis 15: 17) [Dramático] [S10, T8]: Esa noche más tarde una
teofanía pasó entre la matanza.
• Escena Seis (Génesis 15:18-21) [Dramático] [S5, T1]: En esa hora, Dios establece
Su pacto de la posesión de la tierra a Abram y a sus descendientes.

2 Crónicas 12:1-12. Una segunda historia: la invasión de Sisac en la región de


Roboam. Se divide en diez escenas.

• Escena Uno: Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y
todo Israel con él (v.1).
• Escena Dos: Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del
rey Roboam subió Sisac Rey de Egipto contra Jerusalén (v. 2).
173

• Escena Tres: Con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo;
mas el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, de libios, suquienos y etíopes, no
tenía número (vv. 3-4).
• Escena Cuatro: Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los príncipes de
Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho
Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac
(v. 5).
• Escena Cinco: Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es
Jehová (v. 6).
• Escena Seis: Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová
a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve,
y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac. Pero serán sus siervos,
para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones
(vv. 7-8).
• Escena Siete: Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la
casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de
oro que Salomón había hecho (v. 9).
• Escena Ocho: Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los
entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey
(v. 10).
• Escena Nueve: Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los
llevaban, y después los volvían a la cámara de la guardia (v. 11).
• Escena Diez: Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no
destruirlo del todo; y también en Judá las cosas fueron bien (v. 12)
Los cambios en el tiempo son complejos en esta historia. En la segunda escena (v.
2), leemos una designación explícita de tiempo: «En el quinto año del rey Roboam». Esta
escena presenta a Sisac y a su ejército en sitio «contra Jerusalén». No se menciona el sitio
hasta la séptima escena (v. 9): «Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén». En cambio,
la tercera escena (vv. 3,4) regresa a la campaña antecedente en contra de las ciudades de
Judá. El versículo cinco comienza la cuarta escena con un evento que ocurrió
simultáneamente con la campaña de Sisac. Seamías el profeta dio un oráculo de juicio en
contra de la nobleza de Judá. La quinta escena (v. 6) reporta el arrepentimiento de la
nobleza. La escena seis (vv. 7-8) registra que simultáneamente el Señor envió palabra de
esperanza por medio del profeta. La escena siete (v. 9) se mueve al sitio y al botín tomado
por Sisac. La escena ocho (v. 10) sigue la consecuencia de la derrota, mostrando que no
todo estaba perdido. La escena nueve (v. 11) extiende la narración a las prácticas
174

prolongadas del rey. La última escena (v. 12) resume la experiencia continua de Roboam
y Judá.

Dos ambientes surgen en esta historia. La primera y la segunda escena están situadas
en y alrededor de Jerusalén (vv. 1-2). Pero la escena tres cambia a la campaña en contra de
Judá (vv. 3-4). Desde la cuarta a la última escena, regresamos a Jerusalén (el palacio, el
cuarto de los guardas, el templo) (vv. 5-12).

Los cambios en los personajes son también significativos. En la escena uno Roboam,
Israel y el Señor son mencionados (v. 1). La escena dos y tres se enfocan principalmente
en Sisac y su ejército innumerable (vv. 2-4). El número de personajes cambia abruptamente
en la escena cuatro con Semaías, los líderes y el Señor (v. 5). Se omite a Semaías en la
quinta escena (v. 6), pero la escena seis retorna al profeta con el Señor, el rey, y los líderes
(vv. 7-8).

Finalmente, esta historia también contiene cambios en el modo de narración. La


escena uno es narrativa directa; la escena dos contiene un breve comentario del autor («Y
por cuanto se habían rebelado contra Jehová...») pero es principalmente narrativa directa.
La escena tres es en gran parte descriptiva, informando el tamaño del ejército de Sisac, y
las escenas cuatro a la seis son discurso dramático. La advertencia del profeta (v. 5)
contiene teicoscopías que recolectan los eventos antecedentes. La respuesta de Dios al
arrepentimiento reporta lo que sucederá. Las escenas siete hasta el final presentan narración
directa del botín de Sisac y de las prácticas continuas de Roboam.

Al dividir esta historia en estas escenas, podemos resumir su flujo básico.

• Escena Uno (2 Crónicas 12:1) [Directo] [S10, T10]: Aunque Roboam estaba
establecido, él y Judá abandonaron la Ley de Dios.
• Escena Dos (2 Crónicas 12:2) [Directo] [S6, T6]: Debido a la rebelión de Roboam,
Sisac puso sitio en contra de Jerusalén.
• Escena Tres (2 Crónicas 12:3-4) [Descriptivo] [S9, T9]: Antes del sitio, la armada
masiva de Sisac había saqueado las ciudades de Judá.
• Escena Cuatro (2 Crónicas 12:5) [Dramático] [S1, T1]: Durante este tiempo
Semaías anunció una advertencia a la nobleza de Judá.
• Escena Cinco (2 Crónicas 12:6) [Dramático] [S1 T1]: Como resultado los líderes de
Judá y Roboam se arrepintieron.
175

• Escena Seis (2 Crónicas 12:7-8) [Dramático] [S1 T1]: Mientras tanto, Semaías
anunció una medida de liberación.
• Escena Siete (2 Crónicas 12: 9) [Directo] [S8, T8]: Como resultado del sitio, Sisac
tomó un tributo fuerte de Jerusalén, incluyendo los escudos de oro de Salomón.
• Escena Ocho (2 de Crónicas 12:10) [Directo] [S4, T4]: Sin embargo, Roboam no lo
había perdido todo: él reemplazó los escudos de oro con réplicas de bronce.
• Escena Nueve (2 Crónicas 12:11) [Directo] [S4, T4]: Es más, Roboam frecuentaba
el templo después de esto y sus armas estaban cuidadosamente protegidas.
• Escena Diez (2 Crónicas 12:12) [Directo] [S10, T10]: En tanto Roboam continuaba
humillándose a sí mismo, las condiciones eran buenas.

Dos consideraciones. Estos dos ejemplos demuestran que dividir y resumir las
escenas son pasos vitales en nuestra investigación de las historias del Antiguo Testamento.
El resumir el contenido de las escenas, nos ayuda a tener en mente dos consideraciones.

Primero, los resúmenes deben de ser tan sencillos como sea posible sin falsear el
material. Generalmente, las escenas contienen un número de detalles, y llegar a sus
elementos prominentes permite al intérprete manejar el material de una manera más
adecuada. Cuando expresamos estos elementos de la manera más simple posible, nuestros
resúmenes sirven como taquigrafía útil para identificar los bloques que conforman la
historia.

Segundo, también es de ayuda el formular nuestros resúmenes de modo que puedan


hacer interconexiones entre una escena y la siguiente de la forma más explícita posible.
Generalmente, una expresión que conecte será suficiente. Una o dos palabras ayudan a
hacer estas relaciones explícitas: «debido a», «antes de», «en tanto», «sin embargo», y así
sucesivamente. Al poner escenas una junto a otra de esta manera, ganamos un sentido de
interconexiones que forman la cadena de los eventos en la historia.

Al buscar cambios significativos en el tiempo, ambiente y modo de narración, somos


capaces de dividir una historia en sus unidades fundamentales de pensamiento. Después,
por medio de resúmenes cuidadosos, podemos entender más completamente las formas en
las que los escritores del Antiguo Testamento unieron sus historias.

El espacio y el tiempo en las escenas

Hace algunos años tomé clases de cinematografía. Para el proyecto de mi clase, tenía
que escribir una historia y hacer de ella una película animada corta. Un amigo y yo
176

trabajamos muchas noches haciendo la cinta de ocho milímetros. Antes de que


comenzáramos, yo no sabía nada acerca de cómo hacer una película. Asumí que una cinta
de tres minutos no tomaría demasiados dolores de cabeza, pero pronto descubrí que estaba
equivocado. Entre otras decisiones técnicas, teníamos que determinar qué escenas
necesitaban un acercamiento y cuáles requerían un ángulo más amplio. Teníamos que
decidir si usar cámara lenta, la velocidad normal o cámara rápida. Estas decisiones
probaron ser cruciales para la calidad del producto final.

Los escritores del Antiguo Testamento hicieron decisiones similares acerca del
espacio y del tiempo en sus escenas.

Variaciones del espacio

La orientación del espacio puede hacer una gran diferencia en nuestras percepciones.
Los escritores del Antiguo Testamento influyeron en la percepción de sus lectores de la
historia de Israel al magnificar algunos eventos más que otros. Su estrategia del espacio
influyó drásticamente en el impacto original de sus historias. Al explorar las narraciones
del Antiguo Testamento, buscaremos maneras de evaluar el foco del espacio de cada
escena.

Como los fotógrafos, los escritores del Antiguo Testamento dieron vistas
panorámicas e hicieron acercamientos de eventos externos. Pero ésta es solamente la mitad
del cuadro. A diferencia de los fotógrafos, también describieron el mundo interno de los
pensamientos y sentimientos de sus personajes. Ellos proporcionaron acercamientos y
perspectivas panorámicas de estas realidades internas también. Veremos brevemente
ambos lados de este espectro.

Las narraciones del Antiguo Testamento generalmente presentaron una vista


panorámica del mundo externo. Con frecuencia, estas extensas perspectivas unieron
eventos que sucedieron en varios lugares diferentes. Por ejemplo, en un sólo verso, Asa
destruyó los lugares altos y los altares en cada ciudad de Judá (2 Crónicas 14:5).

Pero los escritores del Antiguo Testamento también se enfocaron en hacer


acercamientos de ese mundo exterior. Algunas veces los acercamientos involucran
interacción entre varios personajes. Moisés se enfocó en Abraham e Isaac en el Monte
Moriah (Génesis 22:6-9). En otras ocasiones los escritores examinaban solamente a una
persona en privado. Después de huir por su vida, Elías se sentó solo debajo un enebro (1
177

Reyes 19:3b-5). En escenas con acercamiento como éstos, generalmente, los escritores del
Antiguo Testamento dieron más atención a los detalles.

Los autores del Antiguo Testamento también variaron su enfoque del espacio hacia
el mundo interior. Por ejemplo, Micaías hijo de Imla pintó un retrato panorámico de su
visión del cielo (1 Reyes 22:19-23), pero cuando Saúl ordenó a su escudero que le matara,
Saúl se enfocó solamente en lo que le hubiera podido pasar a él (1 Samuel 31: 4a), lo cual
es un acercamiento en el enfoque.

Ya sea externa o interna, las orientaciones de una escena pueden ser cruciales a la
interpretación. Frecuentemente, el cambio de un enfoque a otro indica que una escena en
particular es prominente en una historia. Una escena panorámica resalta en un contexto de
acercamientos, un acercamiento entre escenas panorámicas también atrae atención hacia sí
mismo. Al notar las variaciones en el espacio en una historia, podemos tener la perspectiva
del autor de una manera más plena.

Variaciones temporales

Los cineastas retardan y aceleran el tiempo para lograr efectos dramáticos. Las
películas antiguas contaban grandemente con el movimiento rápido para dibujar el humor
y el paso del tiempo. Hoy en día los directores utilizan el movimiento lento para hacer que
perdure un momento romántico, para intensificar el horror de un evento y para dar a los
espectadores una oportunidad para ver cuidadosamente una acción crucial.

Los escritores del Antiguo Testamento manipularon el tiempo de maneras similares.


Aunque no aumentaron la velocidad o retardaron imágenes en una escena, ellos informaron
de eventos en un marco rápido y lento de tiempo. Así como las variaciones del espacio
suceden en ambos, el mundo exterior y el mundo interior, así el tiempo varía en la
descripción de las realidades externas y de los pensamientos internos.

Primero, el tiempo en el mundo exterior puede variar. La acción rápida tiende a


caracterizar las historias del Antiguo Testamento. El lenguaje directo se acerca al ritmo del
tiempo real, pero generalmente las escenas reportan eventos mucho más rápido de lo que
en realidad sucedieron, resultando en una calidad más rápida que la realidad. Aun así,
ocurren algunas variaciones significativas. En muchos textos, una o dos escenas se aceleran
más allá que el resto de la historia. Cuando esto sucede, las escenas rápidas merecen
especial atención. Por otro lado, algunas escenas disminuyen su velocidad
178

significativamente, ocasionalmente hasta el paso de un caracol. Frecuentemente estas


porciones de la historia son especialmente cruciales.

Considera las variaciones temporales en el registro del asesinato de Eglón (Jueces


3:14-26).

En su mayoría, el tiempo se va rápidamente. Se retarda un poco al entablarse un diálogo


entre Aod y Eglón (vv. 19-20). Pero en la escena crucial, cuando Aod asesina al rey, no
tenemos menos que un marco de cámara lenta.

Aod alcanzó con su mano izquierda, la espada de su muslo derecho y la sumergió en


el vientre del rey. Aún la empuñadura entró tras la hoja que salió por la parte de atrás. Aod
no sacó la espada y la gordura la cubrió (vv. 21-22). Vemos cada fracción de segundo: la
mano alcanzando la espada, la espada en alto, la espada sumergida en el vientre del rey, la
empuñadura entrando tras la hoja, y la gordura cubriéndola.

El sacrificio de Isaac tiene una variación temporal similar. Hasta que Abram e Isaac
llegan a Moriah, la historia se mueve bastante rápido. Pero hasta que Abram prepara el
altar, leemos: «(...) y ató a su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham
su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo» (Génesis 22:9-10). Una vez más, el
tiempo casi ha llegado a un momento de pausa, suspendiendo la tensión del momento.

Segundo, el mundo interior también varía en proporción temporal. Si el ritmo


aumenta dramáticamente, a menudo refleja el sentido de urgencia y la intensidad del
personaje. Por ejemplo, Saúl le pidió a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella»
(1 Crónicas 10:4). El paso rápido con que Saúl pensó durante esta situación reflejó su
pánico. Las escenas interiores también pueden ser lentas. A veces los pensamientos
internos de un personaje apenas se vislumbran. Por ejemplo, los espías de Josué detallan
muy bien sus instrucciones a Rahab (Josué 2:17-20). El escritor de Josué reportó este
material en detalle para llamar la atención a los elementos específicos en los juramentos
entre Rahab y los espías.

La narrativa del Antiguo Testamento tiene una tendencia general hacia la progresión
rápida temporal al estar describiendo los mundos internos y externos del pasado. Debemos
tener en cuenta las escenas en las que el tiempo se acelera. Más aun, debemos observar en
las que el tiempo se retarda. Tales variaciones temporales frecuentemente indican que una
escena tiene una importancia especial en la historia.
179

Ejemplos

Una manera conveniente de evaluar el enfoque en el espacio es clasificar las escenas


en una escala numérica. Primero, identifica las escenas con enfoque más panorámico como
«E(espacio)10». Una escena que vale «E10» en una historia puede ser que no tenga la
misma extensión de una «E10» en otro pasaje. Pero con relación a otras porciones de su
propio episodio, una «E10» representa el ángulo más amplio. Segundo, clasifica las escenas
con un enfoque más cercano, con relación a otras escenas en la misma historia, como «E1».
Una vez que hemos identificado los extremos, podemos clasificar todas las otras escenas
«E2-E9». Esta técnica nos permite reorganizar los modelos de enfoque en el espacio de
una ojeada.

Podemos describir la aceleración y desaceleración temporal de una manera similar.


Identifica las escenas más rápidas como «T(tiempo)10» y las escenas más lentas como
«T1». Después, coloca las otras escenas a lo largo de la escala. Seguir tal procedimiento
nos permite revisar rápidamente las variaciones temporales en una historia.

Ilustremos esta técnica con Génesis 15:7-21 y 2 Crónicas 12:1-12. Las variaciones
temporales de Génesis 15:7-21 no son drásticas. La porción más rápida de la historia (T10)
es la escena dos (v.10), cuando Abram inicia la ceremonia del pacto. Las escenas tres (v.11)
y cinco (v.17) son clasificadas «T8»; caen a la mitad del rango en el espectro de las acciones
externas. Las escenas más lentas en esta historia involucran el lenguaje. La escena uno (vv.
7-9) es un diálogo acerca de la certeza de la promesa (T1). La escena final hace un paralelo
a este ritmo lento al hacer Dios el voto de darle a Abram la tierra (vv. 18-21). La cuarta
escena (vv. 12-16) también se hace lenta a «T1». El paso de esta escena central forma un
eje en esta historia.

Las variaciones de espacio en Génesis 15:7-21 hacen paralelo al modelo temporal.


Los ángulos más amplios se encuentran en las escenas dos (cortando los animales), tres
(ahuyentando las aves de rapiña), y cinco (el humo y la antorcha). Hemos considerado estas
tres escenas como «E10». La escena cuatro tiene el enfoque de espacio más bajo (vv. 12-
14), reduciéndose a un acercamiento de Abram durmiendo en terror.

Las variaciones de tiempo y espacio en esta historia nos ayudan a ver qué escenas
resaltó Moisés. Los reflectores brillan fuertemente en las escenas uno y seis. La promesa
de Dios, la pregunta de Abram, y la respuesta de Dios en el principio (vv. 7-9) hacen un
paralelo con el voto del pacto de Dios al final (vv. 18-21). El espacio se hace más angosto
180

y el tiempo más lento porque estas escenas son muy importantes. Pero la combinación del
enfoque temporal y del espacio en la escena cuatro (vv. 12-16) resalta la promesa de Dios
de sacar a Israel de Egipto y traerlos a la tierra prometida. Esta escena habló directamente
a la audiencia de Moisés; ellos habían visto que estas promesas se llevaron a cabo en sus
propias vidas y ahora podían tomar valor en el futuro.

Las variaciones espacio-tiempo en 2 Crónicas 12:1-12 forman un modelo diferente.


La escena uno (v. 1) abre con una rápida vista panorámica del cuarto año del reinado de
Roboam (S10; T10). En la escena dos (v. 2), el espacio se estrecha a las cercanías de
Jerusalén y al período del sitio en contra de la ciudad (S6, T6). En la tercera escena (vv. 3-
4) se mueve hasta arriba la escala en espacio y tiempo al describir la campaña de Sisac por
Judá (S10, T10). En las escenas cuatro a la seis (vv. 5-8), el cronista dio la porción más
lenta y más angosta de toda la historia (S1, T1). Comparado con el resto del drama, las
acciones del profeta y de los nobles tienen acercamiento y están en cámara lenta. Como
resultado, estas escenas de confrontación y arrepentimiento sobresalen en la historia. La
escena siete (v.9) cambia hacia una rápida vista panorámica (S8, T8), y apresuradamente
cuenta el fin del sitio. Las próximas dos escenas (v. 10-11) se mueven hacia el medio (S4,
T4), y la escena final (v. 12) regresa a un paso rápido y enfoque amplio, balanceada con la
escena de apertura (S10, T10).

Estas observaciones ofrecen un número de discernimientos dentro de la historia. La


extensión de la tercera escena y del detallado recuento del tamaño del ejército de Sisac dan
un sentido de amenaza severa en contra de Jerusalén. Después el enfoque lento y angosto
de la cuarta, quinta y sexta escenas, captan la atención de los lectores al enfrentar los nobles
al profeta. Los reflectores se intensifican y el volumen aumenta al escuchar a los oráculos
de Dios y la respuesta de la nobleza de Judá.

Nuestra breve inspección de estas historias muestra que evaluar el espacio y el tiempo
ofrece muchos beneficios. Estamos alertas al enfoque del escritor, a la prominencia relativa
de las escenas, y al balance entre varias secciones de una historia. Al notar las variaciones
de tiempo y de espacio, podemos percibir muchas facetas de las narraciones del Antiguo
Testamento que de otra manera pueden pasar inadvertidas.
181

Imaginación de las escenas

El letrero decía: «Vista panorámica». Yo estaba cansado de manejar, así que nos
detuvimos para echar un vistazo. Pero uno de nuestros pasajeros no estaba emocionado con
la idea. «Todo lo que van a ver es un montón de colinas y granjas», refunfuñó desde atrás.

Tenía razón, pero también estaba equivocado. Al estar nosotros allí, podíamos ver
muchos kilómetros en cualquier dirección. Pudimos ver carros abajo yendo por la
autopista, pintorescas granjas un poco más allá, colinas a la distancia y una ciudad en el
horizonte. Nuestro amigo nos había dado una información bastante real, pero su
información no era nada comparada con disfrutar de la vista por sí misma.

Los escritores del Antiguo Testamento les dieron a sus lectores vistas panorámicas
de la historia de Israel. Ellos relataron mucho más que una lista de hechos descubiertos y
principios abstractos. A través del uso de una imaginación vívida, ellos invitaron a sus
lectores a tener experiencias imaginativas y sensoriales del pasado.

Obstáculos a la imaginación

Muchos evangélicos tienen dificultades para apreciar las dimensiones sensoriales de


las historias del Antiguo Testamento. Por lo menos tres factores nos impiden investigar
este aspecto en el texto. Primero, comparada con otra literatura, la narrativa del Antiguo
Testamento no invierte mucho tiempo en detalles imaginativos. Difícilmente se compara a
la forma de elaborar pinturas de la literatura moderna a la que estamos acostumbrados.
Rara vez encontramos descripciones detalladas de las vistas o sonidos de la mañana; los
textos nos dicen únicamente que era de mañana (Josué 3:1). No descubrimos extensas
discusiones de olores, sabores o del tacto; las historias del Antiguo Testamento
simplemente reportan que la gente comió (1 Reyes 19:21). Porque la mayoría de las
narraciones del Antiguo Testamento usan la imaginación escasamente, y con facilidad la
pasamos por alto.

Pero no debemos permitir que la escasez de imaginación nos impida apreciar lo que
está allí en el texto. Los escritores de Antiguo Testamento no fueron frívolos en sus
descripciones de escenas, así que cuando mencionen un detalle sensorial, hemos de asumir
que tuvieron un propósito. Debemos prestar cuidadosa atención a la mínima muestra de
imaginación en las narraciones del Antiguo Testamento.
182

Segundo, frecuentemente pasamos por alto la imaginación en las historias del


Antiguo Testamento porque no estamos familiarizados con las realidades históricas que
describen. No sabemos qué imágenes asociar con las palabras. Si una historia moderna
menciona el ruido de un avión o el ritmo de rock and roll, inmediatamente asociamos las
palabras con experiencias familiares. Pero pasamos por alto muchas descripciones vívidas
en las historias del Antiguo Testamento porque no sabemos lo suficiente para apreciarlas.

Por ejemplo, la audiencia original de Crónicas debió haber disfrutado las vistas y «el
sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y el son de salterios y arpas» (1 Crónicas 15:28).
Pero nuestra falta de familiaridad con la música antigua puede impedir que leamos estas
palabras con todo lo que valen. Consecuentemente, al investigar el uso de la imaginación,
debemos tratar de identificarnos con la audiencia original. ¿Cómo habrían entendido ellos
estas palabras? ¿Qué habrían experimentado? No debemos permitir que nuestra ignorancia
del mundo antiguo oscurezca esta faceta de las historias del Antiguo Testamento.

Tercero, pasamos por alto la imaginación vívida por nuestras orientaciones


hermenéuticas. En la mayor parte de los casos, buscamos en estos textos principalmente
hechos y principios teológicos. Para la mayoría de nosotros, el significado de una historia
del Antiguo Testamento consiste principalmente, si no exclusivamente, en sus
contribuciones a nuestro entendimiento histórico, teológico y moral. Tratamos a la
imaginación como un poquito más que a la ornamentación.

Pero Dios no nos dio historias solamente para que nosotros elimináramos la
imaginación que contienen. Si hubiera decidido solamente darnos hechos y principios
teológicos, Él lo hubiera hecho así. Por el contrario, el Espíritu inspiró a los escritores del
Antiguo Testamento para componer historias que contuvieran imaginación, y debemos
aprender a apreciar esta dimensión de sus textos.

¿Por qué preocuparnos nosotros mismos con la imaginación? ¿Cómo nos ayuda la
imaginación a entender las historias del Antiguo Testamento? ¿Qué ventajas ofrece?
Primero, el buscar la imaginación nos causa pensar. El estar consciente del poder
imaginativo de una escena nos causará contemplar los detalles del texto más a fondo.
Segundo, reflexionar en la imaginación da a nuestro entendimiento vitalidad; el texto se
hace real y nos involucra. Más que simplemente catalogar los eventos desde el pasado gris
de las narraciones del Antiguo Testamento, ahora explotan en colores vivos. Tercero, la
imaginación nos afecta emocionalmente al contemplar la imaginación de una escena. Es
difícil no ser afectado a un nivel emocional.
183

La imaginación contribuye significativamente al poder de las historias del Antiguo


Testamento. Al investigar su significado original, debemos buscar el rango completo de
experiencias sensoriales que ofrecieron a sus lectores originales.

Tipo de imágenes

Las historias del Antiguo Testamento tocan todos nuestros sentidos. De muchas
maneras diferentes, los escritores describieron las circunstancias, acciones y personajes de
sus historias; así que ofrecían experiencias visuales, auditivas, táctiles, olfativas y
gustativas a sus audiencias.

Visuales. Los escritores del Antiguo Testamento confiaron en la imaginación visual


más que en cualquier otra. Ellos describieron escenas para que sus lectores pudieran ver el
pasado con los ojos de su mente. Podemos buscar imaginación visual en los tres elementos
principales de una escena: circunstancias, acciones y personajes. ¿Cómo apareció la
escena? ¿Cómo son los personajes? ¿Cómo se llevaron a cabo las acciones? En tanto que
las escenas nos cuentan más detalles, podemos reflejar más allá, pero aún la mención ligera
de tales asuntos presenta imágenes visuales para completar.

Considera el simple ejemplo de Josué 3:1: «Josué se levantó de mañana, y él y todos


los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de
pasarlo». Este corto versículo presenta un número vívido de vistas. Las circunstancias de
mañana evocan visiones de un alba rompiendo la penumbra. Vemos el campamento en
Sitim y en el río Jordán. Los principales personajes también aparecen: el guerrero Josué y
sus hombres, mujeres y niños con él. Vemos también gente levantándose, quitando el
campamento, organizándose para el viaje, marchando hacia adelante, y poniendo el
campamento en el Jordán. Estas impresiones forman una dimensión vital del significado
original de la historia.

Auditivas. Los escritores del Antiguo Testamento al componer sus escenas, también
presentaron imaginación auditiva. Los sonidos jugaron un papel vital en sus historias. ¿Qué
tipo de imaginación auditiva aparece en las historias del Antiguo Testamento? ¿Qué
sonidos escucharon las audiencias originales?

Una vez más podemos pensar en términos de circunstancias, acciones y personajes.


Las circunstancias en una escena frecuentemente acarrean sonidos, aun si no son
destacados explícitamente. Muchas acciones producen ruidos. Los personajes también
producen sonidos cuando hablan, lloran, o gritan.
184

Primero de Reyes 22:34 provee un buen ejemplo de imágenes de audición: «Y un


hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la
armadura, por lo que dijo él a su cochero: Da la vuelta, y sácame del campo, pues estoy
herido».

Algunos de los sonidos de esta escena son más explícitos que otros. La imagen
auditiva más obvia viene del personaje de Acab. Su desesperado grito resuena. Pero
muchos otros ruidos son comunicados por esta escena. Acab estaba en una batalla –
difícilmente un lugar silencioso–. El clamor y el grito, el chocar de las espadas y los
escudos, gritos de enojo y dolor forman el ruido constante del fondo. En particular, el
escritor se enfocó en la acción de un hombre disparando su arco. La flecha silba por el aire
y perfora el cuerpo del rey. Incluso estas pocas especificaciones nos dan muchas
experiencias auditivas.

Táctiles. También podemos encontrar imaginación táctil en las historias del Antiguo
Testamento, tanto externas como internas. La imaginación táctil externa es la experiencia
de tocar cosas fuera de nosotros mismos y sentir su textura, peso o temperatura. La
imaginación táctil interna es la sensación de dentro: el latido del corazón, la respiración, la
presión sanguínea, la relajación, el dolor y el placer. Estas imágenes de toque también
funcionan en conjunto con las circunstancias, acciones y personajes.

Una ilustración pertinente de la imaginación táctica viene en una escena de la historia


de Sansón: «Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza;
y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel» (Jueces 16:21). Fracasamos en captar
el significado de este pasaje si lo reducimos a una declaración de hechos: «los filisteos
capturaron a Sansón», o un principio: «el pecado trae castigo divino». La imaginación
tangible encierra a la audiencia en los horrores repugnantes que se infligieron sobre su
héroe: el dolor penetrante de la extirpación de los ojos de Sansón, las cortadas y las
contusiones que él sufrió en tanto los filisteos lo llevaban a Gaza, el peso de las cadenas de
bronce, la opresión de empujar una piedra de molino maciza. Debemos apreciar el dolor
de Sansón si vamos a leer esta historia como lo quiso el escritor de Jueces.

Algunas escenas contienen más imágenes táctiles que otras. Aun así, la simple
mención de ciertas situaciones, personajes y acciones trajeron experiencias táctiles
ineludibles a las mentes de sus lectores.
185

Olfativas. Las narraciones del Antiguo Testamento también presentan imaginación


olfativa. Los olores ocurren con menos frecuencia que la imaginación visual, auditiva y
táctil; pero aparecen y también están asociadas con circunstancias, acciones y personajes.
Un ejemplo obvio de la imaginación olfativa se puede encontrar en Génesis 27:27-28:

Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo:
Mira, el olor de mi hijo, como el olor del campo que Jehová ha bendecido; Dios, pues,
te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto.

Vemos a Jacob viniendo cerca de su padre, sentir su beso, y escuchar sus palabras de
bendición. Pero también olemos a Jacob. El amor de Isaac por Esaú es resaltado por su
complacencia en el olor de su hijo. Al mismo tiempo, la profundidad de la alevosía de Isaac
es descrita por esta decepción olfativa.

Las audiencias originales de las historias del Antiguo Testamento estaban


agudamente conscientes del olor de los animales, de las heridas, de la muerte, de las flores,
de los perfumes, y de los aceites. Los olores pueden ser más o menos explícitos, pero
proporcionan discernimientos importantes dentro de las historias del Antiguo Testamento.

Gustativas. La imaginación gustativa, las experiencias de imaginación del gusto,


también ocurren en las historias del Antiguo Testamento. Cuando aparecen comida y
bebidas, sin dudas el escritor quería que su audiencia asociara los eventos con el sabor. A
veces la predominancia de este tipo de imaginación es notable. Por ejemplo, al final de la
celebración de la llegada del arca a Jerusalén leemos: «Y repartió a todo el pueblo, y a toda
la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno un pan, y un pedazo de
carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa» (2 Samuel 6:19).

¿Por qué el escritor de Samuel incluye esta escena? ¿Quería meramente que sus
lectores vieran las escenas y escucharan los sonidos de la celebración? Aparentemente no.
También estaba interesado en que tuvieran ellos experimentaran la delicia gustativa del
evento. Lo maravilloso de la celebración se hizo patente cuando los lectores originales
imaginaron el sabor de los pasteles que se les había dado a todos. Después de esta
imaginación festiva, el registro del reproche de Mical (2 Samuel 6:20-23) es aún más
ofensivo.

Otra vez, debemos reconocer que la imaginación gustativa puede ser más o menos
explícita. Los escritores del Antiguo Testamento no lo enfatizaron en detalle cada vez que
186

aparecía. Incluso así, al encontrarnos con el sentido del gusto en las narraciones del Antiguo
Testamento, debemos reconocerlo como una faceta del significado original del escritor.

A través de las narraciones del Antiguo Testamento, las escenas tocan todos nuestros
cinco sentidos. La imaginación visual, auditiva, táctil, del olfato y del gusto incluyen
facetas esenciales de la descripción de una escena. Al investigar las narraciones del Antiguo
Testamento, debemos preguntarnos: «¿qué veo?», «¿qué escucho?», «¿qué toco y siento?»,
«¿qué huelo?» y «¿qué sabor siento?». El hacernos estas preguntas abrirá para nosotros
muchas dimensiones de las historias del Antiguo Testamento.

Fig. 17: Imágenes en escena

Ejemplos

Para ilustrar volveremos a ver Génesis 15:7-21 y 2 Crónicas 12:1-12. Nuestros


resúmenes de la imaginación en estas historias serán breves, pero mostrarán la importancia
de las escenas imaginativas para la interpretación.

Génesis 15:7-21 está atestado de imaginación. La escena uno (vv. 7-9) tiene varios
niveles. El enfoque principal es el auditivo. Acertamos a oír un diálogo entre Dios y Abram
187

con relación a la posesión de la tierra de Canaán. En el diálogo sobresale la imaginación


de varias sub-escenas. En el versículo 7 podemos imaginarnos los recuerdos de Ur y la
migración con sus vistas, sonidos y olores. En la pregunta de Abram (v. 8), no solamente
escuchamos y vemos a Abram pedir seguridad, sino también tenemos el sentido del tacto
de su tenso anhelo. Finalmente, en el mandato de Dios de juntar los animales, Moisés
enlista cada animal por separado para que sus lectores pudieran imaginativamente
visualizarlos, escucharlos, tocarlos y olerlos (v. 9).

En la segunda escena (v. 10), vemos a Abram una vez más ante Dios con los animales.
El enfoque principal de esta escena está en la acción de cortar. Abram toma un cuchillo,
corta los animales a la mitad, y arregla las mitades en dos filas. Muchos lectores modernos
fácilmente pasan por alto la dimensión sensorial de esta escena. Pero aquellos
familiarizados con la matanza de animales conocen los sonidos del forcejeo, el penetrar la
carne, el separar las mitades todavía calientes, y aun el olor de la carnicería.

La escena tres es principalmente visual (v. 11). Vemos a Abram, la carnicería, y el


acercamiento de aves de rapiña. Abram las ahuyenta, quizás corriendo, gritando y
moviendo sus brazos.

La cuarta escena llama la atención inmediatamente al horizonte en donde un sol que


se está poniendo es apenas visible (vv. 12-16). Abram se duerme. Al ver dentro de su
mente, vemos una espantosa oscuridad. Sentimos sus tensiones en tanto que el terror se
apoderaba de él. También escuchamos hablar a Dios dirigiéndose a Abram en su sueño.
Sus palabras crean vistas y sonidos del futuro. Las tensiones se elevan hasta que Dios le
dice a Abram lo que le pasará a él y a sus descendientes.

La escena cinco (v. 17) remarca que el sol se ha ocultado. La oscuridad de lo noche
rodea a Abram. Rompiendo esa oscuridad, aparece un horno humeando y una antorcha de
fuego. El naranja y rojo ardientes resplandecen de la antorcha y del humo, las sombras se
perciben sobre la carne en tanto que pasan entre las piezas, y el chasquear de las flamas
sobresale en esta escena.

Finalmente, la escena seis refleja el último diálogo divino (v. 18). Escuchamos a Dios
hablar a Abram al exponer la promesa que abrió esta historia. Vemos a Abram ante Dios,
y la vista de los ríos y tierras que Dios prometió a Abram.

Segundo de Crónicas 12:1-12 comienza con una visión fugaz del cuarto año de
reinado de Roboam, en el que él y su pueblo se apartaron de la ley de Dios. En la segunda
188

escena (v. 2) vemos a Roboam y a Jerusalén rodeados por Sisac. Sin lugar a dudas, con la
imaginación visual y auditiva los lectores originales habrían traído a la mente los sonidos
de un sitio militar.

La escena tres (vv. 3-4) se enfoca principalmente en las vistas y sonidos de la derrota
de Judá. Todo 2 de Crónicas 12:3 está dedicado a dar a la audiencia la vista abrumadora de
los carros de Sisac, de sus jinetes y soldados. Vemos el masivo e innumerable ejército
moviéndose con muy pocos inconvenientes hasta las puertas de Jerusalén.

En las escenas cuatro, cinco y seis (vv. 5-8) los horizontes se reducen. Vemos a
Semaías el profeta, a Roboam y a los nobles de Judá juntos en los límites de Jerusalén.
Tenemos al Señor viendo lo que sucede desde el cielo. Sin embargo, lo más central de estas
escenas son los sonidos de las proclamaciones proféticas y del arrepentimiento de los
nobles. Debemos notar la actitud específica de humildad y la reacción corporal asociada.
El horror de escuchar el oráculo inicial de juicio y el alivio del indulto también forman una
imaginación importante en esta escena.

La escena siete (v. 9) menciona el levantamiento de los tesoros reales. Podemos ver
los escudos de oro relucientes con los ojos de nuestra imaginación. Implícitamente,
podemos sentir los sonidos asociados con estos eventos y la experiencia tangible de dolor
que sintieron los personajes al ver vacíos los tesoros reales.

En la escena ocho (v. 10), vemos a Roboam ordenar a sus hombres hacer réplicas de
bronce de los escudos y protegerlos. La escena nueve (v. 11) presenta el panorama de
Roboam yendo al templo y a los guardas llevando los escudos de bronce a la cámara de la
guardia.

En la escena diez (v. 12), vemos y escuchamos a Roboam humillándose


periódicamente en el templo. Una gran gama de imágenes viene a la mente al contemplar
las buenas condiciones en Judá que resultaron en tanto que Roboam continuó
humillándose.

Al reflexionar en la imaginación de este texto, nuestros corazones y mentes son


llevados dentro de la historia, y podemos entender de una manera más completa lo que el
cronista buscaba comunicarle a su audiencia original.

Investigar la descripción de las escenas en las historias del Antiguo Testamento


involucra mucho más que evaluar correctamente los hechos y principios. También
189

debemos tener en cuenta la imaginación vívida –las vistas, sonidos, toques, sabores y
olores– que contribuyen notablemente a su significado original.

Conclusión

Comenzamos este capítulo sugiriendo que debemos aprender a apreciar el diseño


artístico de las narraciones del Antiguo Testamento. Para comenzar esta dimensión de
interpretación, hemos visto tres aspectos de la descripción de escena. Notamos cómo
dividir los textos en escenas, y hemos explorado la importancia de las variaciones de
espacio y tiempo. También vimos el valor de la reflexión en la imaginación de las escenas.
Estas consideraciones abren una vía para que nosotros podamos ver el talento artístico de
las narraciones del Antiguo Testamento y comprender de una manera más completa el
significado original de sus unidades más básicas.

Preguntas de repaso

1. ¿Qué es una escena en las historias del Antiguo Testamento? ¿Por qué es tan
importante dividir una historia en escenas? ¿Qué claves nos ayudan a dividir una
historia en sus escenas? ¿Cómo podemos resumir una historia en términos de sus
escenas?
2. ¿Qué queremos decir por «las variables de espacio y tiempo» en las escenas?
Describa el proceso para dar valores de espacio-tiempo a una escena. ¿Cómo nos
ayudan estas variables a notar el énfasis del autor?
3. ¿Qué es la imaginación en las escenas? ¿Qué tipos de imaginaciones puede
encontrar en las narraciones del Antiguo Testamento? De un ejemplo de cada uno.
¿Cuál es el valor de notar estas facetas en las historias del Antiguo Testamento?

Ejercicios de estudio

1. Vaya a Éxodo 1:22-2:10. Divida este episodio en sus escenas. Especifique los rasgos
del texto que indican un cambio en las escenas; resuma cada escena en un
enunciado.
2. Examine las variaciones espacio-tiempo en cada escena de Éxodo 1:22-2:10.
Otorgue un valor a cada escena como se ha indicado en este capítulo. Basado en su
análisis, ¿qué escenas parecen estar enfatizadas?
3. Resuma la imaginación explícita e implícita en Éxodo 1:22-2:10. ¿Qué
discernimientos le proporcionan sus resúmenes de la imaginación?
190

CAPÍTULO OCHO
LA ESTRUCTURA de EPISODIOS INDIVIDUALES

Hace un par de años estaba visitando a algunos amigos cuya hija en edad preescolar
me hizo sentir en casa al mostrarme todos sus juguetes. Un juguete en especial llamó mi
atención. Un rompecabezas grande de cinco piezas. Si se ponían las piezas de una manera
se formaba un hombre; de una segunda manera se formaba un pato y de una tercera manera
se formaba un árbol. Eran las mismas piezas, pero formaban diferentes figuras cuando la
pequeña las cambiaba de lugar.

Los escritores del Antiguo Testamento arreglaron las piezas de sus historias de
muchas y diferentes maneras enfocándose con detalle en algunos elementos y pasando
rápidamente otros. Ellos cambiaban de un modo de narración a otro. Se dirigían como
querían a los eventos subsecuentes, simultáneos y antecedentes. Estos arreglos no afectaron
la veracidad de la historia de sus registros, sino tenían un gran efecto en la descripción
literaria que sus historias producían.

Aristóteles se refirió al «arreglo de incidentes» como el argumento (muthos) de una


historia. Vamos a seguir esta definición y a hablar del argumento o del flujo dramático,
como la elevación y disminución de tensión a través del arreglo de escenas.

El flujo dramático puede ser abordado de diferentes maneras. En este capítulo


veremos tipos de flujo dramático, simetría de la resolución dramática, y patrones típicos
de resolución dramática. ¿Qué tipo de argumentos encontramos en el Antiguo Testamento?
¿Qué simetrías básicas aparecen en estos textos? ¿Qué patrones tienden a seguir los
escritores del Antiguo Testamento?

Tipos de flujo dramático

Podemos analizar el flujo dramático en las narraciones del Antiguo Testamento en


muchos niveles. Libros completos y grandes secciones de los libros contienen muchas
estructuras de argumentos. Veremos estas estructuras grandes en el capítulo que sigue. Sin
embargo, hasta este punto, comenzaremos nuestra investigación del flujo dramático en los
episodios individuales.
191

Definiremos un episodio como la unidad más simple de material narrativo que


expone un nivel significativo de independencia desde su contexto. Por ejemplo, «la historia
abrahámica» (Génesis 11:27-25:11) contiene un número de episodios: «el llamamiento de
Abram» (Génesis 12:1-9), «el éxodo de Abram» (Génesis 12:10-20), «Abram y Lot se
separan» (Génesis 13:1-18), y así sucesivamente. De forma similar, «la historia de José»
(Génesis 37:2-50:26) consiste en: «los sueños de José» (Génesis 37:1-11), «José vendido
como esclavo» (Génesis 37:12-36), «Judá y Tamar» (Génesis 38:1-30), y así por el estilo.
Estos episodios varían en extensión y complejidad, pero forman unidades que
relativamente se contienen en sí mismos.

Un episodio bien formado requiere por lo menos un enunciado con dos acciones
relacionadas temporalmente o las condiciones del asunto. Algunos episodios en el
Antiguo Testamento son tan pequeños como un enunciado, pero esta definición mínima
nos permite ver los tipos de flujo dramático que encontramos en el Antiguo Testamento.
Considera los siguientes enunciados:

• «Vi el libro; se mantenía firme sobre la mesa»


• «Yo quería el libro; estaba arriba en la repisa»
• «Yo quería el libro; lo compré»
Cada uno de estos escenarios contiene dos elementos relativamente temporales que
forman historias simples y cada una refleja un tipo diferente de flujo dramático.
Hablaremos del primero como un episodio de reporte, del segundo como un episodio de
una tensión no resuelta, y del tercero como un episodio de resolución. Estos tipos de flujo
dramático no son enteramente distintos; sino representan puntos de algo continuo. Aun así
proporcionan modelos que nos ayudan a ver cómo los escritores del Antiguo Testamento
estructuraron sus episodios individuales.

Reporte

«Vi el libro; estaba sobre la mesa» es un reporte con dos escenas: 1. el que cuenta
la historia vio el libro; 2. el libro se mantenía firme. Sin embargo, aparte del gran contexto,
este episodio no crea mucha tensión dramática. No hay ningún conflicto inicial; no aparece
ninguna resolución. Básicamente, por sí mismo el episodio notifica que algo ha pasado.
Principalmente los reportes describen situaciones. Su arreglo temporal lo hace más que una
lista de hechos, pero no mucho más. A veces contribuyen a la estructura de un gran
contexto, pero dentro de sí mismos estos episodios describen muy poca tensión dramática.
192

No preguntamos: «¿Cuál será la resolución de este problema?». No hay problema alguno


que resolver.

Los episodios que tienden meramente al reporte ocurren con frecuencia en el


Antiguo Testamento. En la mayoría de los casos, son muy breves. Por ejemplo, los reportes
de los hijos de Cetura (Génesis 25:1-4) y el intercambio internacional de Salomón (1 Reyes
9:26-28) consisten en menos de cinco versículos cada uno. Estos pasajes describen una
serie de eventos, pero no revelan un problema ni una resolución. En el mejor de los casos,
hay un poco de tensión.

A veces los reportes pueden ser largos. Jueces 1:27-36 es una larga serie de reportes
en la que el escritor registró el fracaso de las tribus para sacar a los cananeos. Las
genealogías y otras listas frecuentemente forman episodios largos de reportes también. En
el contexto más largo del libro, estos reportes contribuyen a la tensión dramática, pero los
pasajes mismos no involucran un problema significativo o una resolución.

Tensión no resuelta

«Yo quería el libro; estaba arriba en la repisa» no es un mero reporte. Las palabras
«Yo quería» crean un sentido de expectación. ¿Obtendrá el narrador el libro? ¿Se
interpondrá algo en su camino? Sin embargo, la cláusula final queda corta en completar el
drama; nunca sabremos si el narrador obtuvo el libro. En tanto que tenemos más que un
mero reporte, no tenemos un sentido completo de conflicto y resolución.

Estructuras similares ocurren a través del Antiguo Testamento. Por ejemplo, el


breve registro de la inmoralidad de Rubén dice: «Y salió Israel, y plantó su tienda más allá
de Migdal-edar. Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra fue Rubén y durmió
con Bilha, la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel» (Génesis 35:2122). Las
tensiones crecen en este pequeño episodio. Rubén peca en contra de su padre, y su padre
escucha de esto. Pero, ¿qué le pasará a Rubén? ¿Qué hará su padre? El episodio mismo no
nos lo dice; el drama queda sin resolución.

Otro ejemplo de tensión no resuelta aparece en la historia del hacha que flota.

Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo
nos es estrecho. Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y
hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad. Y dijo uno: Te rogamos que
vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré. Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron
193

al Jordán, cortaron la madera. Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le


cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada! El varón de
Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo
echó allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó (2
Reyes 6:1-7).

Fig. 18: Tensión no resuelta en 2 Reyes 6:1-7

Esta historia abre con Eliseo estando de acuerdo en ir con sus discípulos a construir
un lugar para que habitaran cerca del Jordán (vv.1-4a). Estos versículos nos hacen
preguntar: «¿Tendrán éxito? ¿Construirán un lugar nuevo?». Ellos llegan al Jordán y
comienzan a cortar árboles (v. 4b). Pero una dificultad aparece cuando a uno de los
discípulos se le cae un hacha prestada en el agua (v. 5a). Él gritó, y Eliseo milagrosamente
la recupera (vv. 5-7). En este punto podríamos esperar que el episodio describiera cómo
Eliseo y sus discípulos completaron su proyecto de construcción. Esto resolvería la tensión
dramática que comenzó en 2 Reyes 6:1-4a. Pero el registro termina abruptamente con la
recuperación del hacha. Se nos deja a la imaginación si los discípulos completaron su lugar
para habitar. El escritor de Reyes no dio a sus lectores una resolución al episodio. ¿Por qué
194

esta falta de resolución? Aparentemente el escritor tenía muy poco interés en el proyecto
de construcción por sí mismo; él únicamente utilizó esa información para darle un
escenario al evento milagroso. Después de reportar el milagro, él terminó su episodio y
dejó el asunto de la construcción inconcluso.

Resolución

El flujo dramático trabaja más completamente en el tercer escenario «Yo quería el


libro; lo compré". En lugar de un reporte plano o una tensión no resuelta, el drama se
levanta y cae de una manera diferente. Encontramos un problema y una resolución. El
narrador quería el libro. ¿Qué pasaría? ¿Éxito o fracaso? La segunda cláusula revela que el
narrador cumple su deseo. En este breve registro, la tensión no se eleva a grandes alturas,
pero la historia plantea un problema y lo desenreda.

Una breve narrativa de resolución ocurre en Josué 15:16-17, que consiste de tres
pequeñas escenas.

Escena Uno. Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi


hija Acsa por mujer (v. 16).

Escena Dos. Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb (v. 17a).

Escena Tres. Y él le dio su hija Acsa por mujer. (v. 17b).

A pesar de su brevedad, este episodio tiene un problema y una resolución definidos.


El problema dramático ocurrió cuando Caleb ofreció a su hija a un guerrero valiente (v.
16). ¿Respondería alguien a la oferta? ¿Se la daría en matrimonio? La siguiente escena (v.
17a) nos dice de un evento decisivo que mueve la historia hacia su resolución.

Otoniel conquistó la ciudad, por lo tanto, cumplimentó los requisitos de la oferta.


Entonces Caleb dio a su hija a Otoniel (v. 17b), resolviendo el problema inicial. Las
historias de resolución poseen un nivel de coherencia interna que no se encuentra en los
reportes, y nosotros podemos evaluar su significado más en términos de sus propias
estructuras. La presentación de un problema y su resolución forman una arena de acción
que requiere atención enfocada. El arreglo dramático transmite un episodio cuya estructura
interna expone significativamente su significado.
195

Fig. 19: Resolución dramática en Josué 15:16-17

Estas categorías representan tres tipos de flujo dramático que encontramos al


explorar episodios individuales en el Antiguo Testamento. En este capítulo, nos
concentraremos en las narraciones de resoluciones. Ellas presentan un número de
complejidades que deben ser tratadas en detalle. Al ir entendiendo más a fondo este
formato de argumento, estaremos capacitados para explorar los episodios de reporte y la
tensión no resuelta con más efectividad.

Simetría de la resolución dramática

Cuando examinamos los episodios de resolución, descubrimos que los escritores


del Antiguo Testamento tendieron a arreglar estos pasajes simétricamente. A pesar de que
algunas historias tienen menos balance extensivo que otras, sin embargo, la simetría es un
rasgo fundamental del argumento en los episodios de resolución. Para entender estas
estructuras esenciales, debemos trabajar sobre tres consideraciones básicas: principios y
finales, diseños tripartitos, y fases. Una vez que entendamos estos rasgos, estaremos en
posición de ahondar más en los detalles de la resolución dramática.
196

Principios y finales

¿Cómo opera la simetría estructural básica en los episodios de resolución? En otras


palabras, la simetría se construye sobre un balance conceptual entre los principios y los
finales de una historia. Esto no quiere decir que los principios y finales de un pasaje son
igualmente largos o importantes, pero se balancean el uno al otro conceptualmente. Una
parte recuerda o anticipa conceptos que se encuentran en la otra parte. Tres tipos de
balances conceptuales sobresalen prominentemente en las narraciones del Antiguo
Testamento. Los principios y los finales pueden reflejar un modelo circular, contrastante,
o de desarrollo.

Circular. Las historias de resolución predominantemente presentan un modelo


circular: el final regresa a la situación con la que comenzó el pasaje. El cuerpo de la historia
introduce algunos contrastes y desarrollos, pero el texto no los hace resaltar. En lugar de
eso, un sentido de resolución dramática viene cuando la porción final nos lleva al círculo
completo.

Muchas narraciones presentan una simetría predominantemente circular. Por


ejemplo, la historia de la prueba de Abraham (Génesis 22:1-19) comienza con él viviendo
en Beerseba (Génesis 21:33) y termina con él regresando al mismo lugar. De manera
similar, en Génesis 15:7-21, Dios promete tierra a Abram al principio (v.7) y afirma Su
promesa al final (vv. 18-21). Sentimos que estas historias tienen un final largo porque
vemos que regresan a una situación similar que al principio.

Contraste. Las escenas de apertura y clausura también contrastan una con la otra.
En estos textos los finales están en oposición a los principios. Si la primera porción es
positiva, la última es negativa. Si las condiciones son malas inicialmente, se tornan buenas
al final. El énfasis cae sobre un balance antitético entre el principio y el final.

Muchas narraciones del Antiguo Testamento presentan un modelo contrastante. Por


ejemplo, el registro de Eliseo sanando las aguas (2 Reyes 2:19-22) comienza con los
hombres de Jericó diciéndole a Eliseo que «las aguas son malas» (2 Reyes 2:19). Eliseo
«sana» las aguas, y el episodio concluye de esta forma: «Y fueron sanas las aguas hasta
hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo» (2 Reyes 2:22). El final invierte la situación
inicial. El registro del asesinato de Eglón (Jueces 3:12-30) también describe un contraste.
Jueces 3:12 dice: «(...) y Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab contra Israel»; pero la
historia termina: «Así fue subyugado Moab aquel día bajo la mano de Israel».
197

De desarrollo. Finalmente, el desarrollo puede ocurrir entre la porción inicial y final


de un episodio. En estos casos la historia termina describiendo una diferente -aunque no
opuesta- condición de asuntos. El personaje principal puede enfrentar el problema o
conflicto en el principio, pero la resolución lo mueve a él o a ella hacia una nueva situación.
Estos desarrollos lineales pueden tener un tono bajo de inversión y circulación, pero el
drama principal se desarrolla hacia nuevos finales.

Por ejemplo, Génesis 12:1-9 comienza con Dios diciéndole a Abram que vaya a la
tierra prometida. La escena final describe al patriarca concluyendo el llamamiento al
continuar hacia el Neguev. Sentimos un pequeño contraste entre Abram fuera de la tierra
y en la tierra, pero el balance predominante es un desarrollo de comisión al cumplimiento.
El episodio de Abram y su separación de Lot (Génesis 13:1-18) comienza con el patriarca
entrando al Neguev y concluye con él moviéndose hacia Hebrón. En ambos pasajes, los
episodios terminan moviendo al personaje principal hacia nuevas circunstancias.

En tanto que trabajamos hacia el entendimiento del flujo dramático, es de ayuda


notar el balance conceptual que conecta el principio y el final. ¿Cuál es el problema
dramático de apertura? ¿Cómo trae el final una resolución? ¿Qué modelos circulares,
contrastantes y de desarrollo sobresalen?

Diseño tripartito

La simetría de la mayoría de los episodios de resolución sigue un diseño de tres


partes, aunque algunas historias tienen solamente dos. Como Aristóteles sugirió, los
registros más dramáticos consisten de «un principio, un medio y un final».

Considera el siguiente cuento de tres escenas simples:

[Escena uno] Fido anhelaba el hueso que estaba del otro lado del jardín, pero su cadena
era demasiado corta para poderlo alcanzar. [Escena dos] Así que ladró y ladró hasta
que su dueño vino y lo liberó de la cadena. [Escena tres] Con eso, Fido corrió hacia el
hueso y masticó su camino hacia el cielo para perros.

La primera y la última escena se balancean como se esperaba. La primera escena


presenta el problema: Fido quiere el hueso pero no puede alcanzarlo. La tercera escena
resuelve el problema: Fido alcanza el hueso y satisface su anhelo. Estas escenas contrastan
al placer mientras reemplaza al deseo, y se desarrollan en tanto que el perro se mueve de
un lugar del jardín hacia el otro.
198

¿Cuál es entonces la función de la parte de en medio? Esta sección hace de puente


entre el principio y el final, diciéndole al lector qué acciones se llevaron a cabo para hacer
posible la simetría. Fido alcanzó el hueso porque él ladró, y su dueño soltó su cadena.

Fig. 20: Diseño tripartito de Génesis 15:7-21

Estructuras tripartitas similares aparecen en la mayoría de los episodios de resolución


del Antiguo Testamento. Comienzan con un problema, terminan con una resolución y el
cuerpo de la historia traza las evoluciones de en medio. Esta estructura de tres partes toma
diferentes formas, pero aparece en la mayoría de los episodios.
199

Considera una vez más el pacto de Dios con Abram (Génesis 15:7-21). Como
notamos en el capítulo anterior, esta historia se divide en seis escenas.

La primera escena comienza con una promesa divina, la petición de seguridad de


Abram y la orden de Dios de prepararse para una ceremonia de pacto. Este problema inicial
es balanceado en la última escena, donde Dios declara Su voto de pacto para darle a Abram
la tierra. Las escenas de en medio explican cómo es que Dios volvió a hablar de nuevo,
cómo es disipada la duda de Abram, y cómo se transformó la promesa en un voto de un
pacto. La historia logra estos finales a través de la ceremonia del pacto que se encuentra
desde las escenas dos a la cinco.

Una situación similar se encuentra en la historia de la invasión de Sisac en 2


Crónicas 12:1-12. Como vimos en el capítulo anterior, este pasaje tiene diez escenas.
La escena uno habla del establecimiento del reino de Roboam y el problema de la apostasía.
La última escena regresa al reino de Roboam e invierte la apostasía con la continua
humildad de Roboam. ¿Cómo es que ocurrió este final? Las escenas dos a la nueve nos
dicen la amenaza de la invasión de Sisac, el arrepentimiento de la nobleza, y la liberación
parcial del reino.

Al examinar la estructura de los episodios dramáticos, debemos notar esta estructura


de tres partes. Después de establecer el balance conceptual entre el principio y el final,
hemos de notar las evoluciones de la porción de en medio.

Fases

Para ver la simetría básica de una historia con más claridad, frecuentemente es de
ayuda el enumerar un texto en unidades más largas que las escenas. En tanto observamos
las dinámicas globales de una historia; dos, tres o cuatro escenas a menudo se unen en
fases. A veces estas escenas tienen que ver con los mismos personajes; otras veces el
mismo escenario de acción o tema los une. Cualquiera sea el caso, agrupar las escenas en
fases nos ayuda a discernir la estructura del episodio con mayor claridad.

El registro de la torre de Babel (Génesis 11:1-9) ilustra el valor de agrupar las


escenas en fases.

Escena Uno. Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras
(v. 1).
200

Fig. 21: Diseño tripartito de 2 Crónicas 12:1-12


201

Escena Dos. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la
tierra de Sinar, y se establecieron allí (v. 2).

Escena Tres. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con
fuego (v. 3a).

Escena Cuatro. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de


mezcla (v. 3b).

Escena Cinco. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya
cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre
la faz de toda la tierra (v. 4).

Escena Seis. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los
hijos de los hombres (v. 5).

Escena Siete. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo
lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han
pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que
ninguno entienda el habla de su compañero (v. 6-7).

Escena Ocho. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y
dejaron de edificar la ciudad (v. 8).

Escena Nueve. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió
Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la
tierra (v. 9).

En tanto que estas escenas representan los bloques básicos de construcción de la


historia, algunos de ellos tienen afinidades con cada uno. Si agrupamos estas escenas en
fases, aparecen los siguientes arreglos (ver figura 22).

Como sugiere este diagrama, las escenas uno y dos se juntan para proporcionar los
antecedentes para el proyecto de construcción. Las escenas tres, cuatro y cinco se refieren
a la construcción de la torre. Las escenas ocho y nueve se enfocan en Dios esparciendo a
la gente y confundiendo el lenguaje. Solamente las escenas seis y siete permanecen
aisladas. Vamos a tratar estas escenas como fases en sí mismas. Como resultado, las nueve
escenas de este episodio forman cinco fases.
202

Fig. 22: Fases en Génesis 11:1-9

Hasta aquí hemos visto varios aspectos básicos de estructura. Todos los episodios
de resolución demuestran un balance conceptual entre el principio y el final. La mayoría
de ellos tiene una estructura de tres partes. Si agrupamos escenas muy bien relacionadas
en fases, muchos textos se vuelven más manejables. Con estos aspectos en mente, ahora
203

vamos a ver con más detenimiento varios modelos típicos que ocurren en episodios de
resolución.

Modelos típicos de resolución dramática

En las narraciones del Antiguo Testamento emergen un número de diferentes


configuraciones simétricas –demasiadas, de hecho– y no podemos tratar con todas ellas.
En su lugar, hablaremos de cuatro modelos usuales que ocurren. Estas variaciones
difícilmente agotan las posibilidades. Aun así, tipifican las estructuras que aparecen en el
Antiguo Testamento.

Dos pasos

La simetría más simple de resolución es un diseño de dos pasos. Con frecuencia


estas historias tienen muchas escenas y fases, pero unidas forman dos partes. El primer
paso presenta el problema dramático; el segundo paso nos da la resolución. Como ya hemos
visto, estos pasos se balancean uno al otro por una simetría circular, contrastante y de
desarrollo. Un ejemplo de la resolución de dos pasos ocurre en el registro del reinado de
Asa (2 Crónicas 16:7-10).

Escena Uno

En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te
has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del
rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército
numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en
Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra,
para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente
has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. (vv. 7-9)

Escena Dos

Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó


grandemente a causa de esto. (v. 10a)

Escena Tres

Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo. (v. 10b)


204

Este pasaje se divide en tres escenas que forman dos fases. Estas fases son como los
pasos en la resolución dramática. En la primera fase, Hanani el profeta reprendió a Asa por
no apoyarse en Dios. La segunda fase, consistiendo en las escenas dos y tres, reporta la
respuesta de Asa a Hanani. La fase inicial presenta el primer paso dramático, el problema
de la profecía. ¿Cómo respondería Asa? ¿Cuál sería el resultado? La fase final responde a
estas preguntas al describir más adelante la desobediencia de Asa.

Fig. 23: Flujo dramático en 2 Crónicas 16:7-10

Tres pasos

Con mayor frecuencia, los episodios de resolución presentan por lo menos tres
pasos. Las historias pueden contener también muchas escenas y fases, pero agrupadas
presentan un drama de tres partes: un problema, un punto de cambio, y una resolución.

En este modelo los conceptos se balancean de dos maneras. El problema y la


resolución son simétricos como en todas las narraciones de resoluciones, pero además, el
punto de cambio frecuentemente recuerda algunos aspectos del problema y/o anticipa
dimensiones de la resolución. El segundo episodio en el libro de Jonás (Jonás 1:172:10)
sigue un modelo de tres pasos que pueden describirse como sigue (ver figura 24).
205

El balance entre el problema y la resolución de esta historia es franco. El paso


introductorio contiene dos escenas de pura narración: Dios le manda a un pez que trague a
Jonás, y Jonás estuvo en el pez por tres días y tres noches. El paso final también contiene
dos escenas de pura narración: Dios le mandó al pez, y vomitó a Jonás en la playa. Los
pasos primero y último se balancean circularmente: tanto el problema como la resolución
reportan un mandato divino y una acción resultante. El contraste también ocurre en tanto
que el pez primero traga y después vomita.

Fig. 24: Flujo dramático en Jonás 1:17 - 2:10

El punto de cambio (2:1-9) consiste en el salmo de Jonás de acción de gracias dentro


del pez. Como muchos puntos de cambio, este paso recolecta el problema y anticipa la
resolución. La primera porción de la oración mira hacia la condición sin esperanza de Jonás
al hundirse en las profundidades del mar (2:2-6b). La segunda parte de la oración expresa
la esperanza de Jonás para el futuro (2:6c-9), anticipando de esta manera su liberación del
pez.
206

Cuatro pasos

La resolución dramática también aparece en cuatro pasos. En efecto, la parte de en


medio del episodio se divide en dos secciones que se balancean, resultando en un problema,
acción creciente, acción decreciente, y resolución. Un punto de cambio específico no puede
ser aislado. Una vez más, el problema y la resolución se balancean uno al otro y las acciones
crecientes y decrecientes tienden a recolectar y anticipar aspectos del problema y la
resolución. Más que esto, la acción creciente y decreciente a menudo exponen un balance
conceptual entre uno y otro también.

Considera el registro de la confrontación que le hizo Dios a Adán y a Eva (Génesis


3:8-21).

Escena Uno

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el
hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del
huerto (v. 8).

Escena Dos

Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu
voz en el huerto y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién
te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La
serpiente me engañó, y comí (vv. 9-13).

Escena Tres

Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas
las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás
todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer dijo:
Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y
tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás
de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
207

Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres,
y al polvo volverás (vv. 14-19).

Escena Cuatro

Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los
vivientes (v. 20).

Escena Cinco

Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió (v. 21).

Como lo indica el siguiente diagrama, las cinco escenas de este episodio se dividen
en cuatro pasos (ver la figura 25).

Fig. 25: Flujo dramático en Génesis 3:8-21


208

La mayoría de las escenas en este episodio permanecen separadas, pero el breve


comentario en la escena cuatro combina con la enunciación larga del juicio en la escena
tres, resultando en un modelo de cuatro pasos de resolución.

Estas cuatro fases reflejan las características típicas de un registro de cuatro pasos.
El problema se balancea con la resolución. Ambos presentan un movimiento
temporalmente rápido; también se enfocan en los mismos personajes. La vergüenza de la
desnudez en el paso inicial contrasta con el paso final donde Dios vistió a Adán y Eva.

Pero, ¿cómo vamos de la vergüenza a la cobertura? La acción creciente y


decreciente hacen un puente en el vacío. Cada uno de estos pasos se enfocan en la narración
dramática e involucran personajes similares. En el segundo paso, Dios inquirió acerca de
la culpabilidad de Adán y Eva; en el tercer paso, él sentenció a las partes culpables.

El bien conocido sacrificio de Isaac (Génesis 22:1-19) es también un drama de


cuatro pasos en doce escenas.

Escena Uno

Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham.
Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y
vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré
(vv. 1-2).

Escena Dos

Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos


siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar
que Dios le dijo (v. 3).

Escena Tres

Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham
a sus siervos: esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos,
y volveremos a vosotros (vv. 4-5).

Escena Cuatro
209

Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en
su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos (v. 6).

Escena Cinco

Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme
aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el
holocausto? Y respondió Abraham: Dios proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.
E iban juntos (vv. 7-8).

Escena Seis

Y cuando llegaron al lugar que Dios les había dicho, edificó allí Abraham un altar,
y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió su
mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo (vv. 9-10).

Escena Siete

Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham.
Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas
nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único
(vv. 11-12).

Escena Ocho

Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado
en un zarzal por sus cuernos, y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto
en lugar de su hijo (v. 13).

Escena Nueve

Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy:
en el monte de Jehová será provisto (v. 14).

Escena Diez

Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por
mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu
hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas
210

del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas
de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto
obedeciste a mi voz (vv. 15-18).

Escena Once

Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba (v.


19a).

Escena Doce

Y habitó Abraham en Beerseba (v. 19b).

Las escenas de este pasaje se juntan en cuatro fases (ver figura 26). Las escenas uno
y dos tienen que ver con el llamamiento de salir y comenzar el viaje. Las escenas tres,
cuatro y cinco se llevan a cabo en «el tercer día» teniendo a la vista la montaña. Las escenas
seis a la diez cubren los eventos que se llevaron a cabo en la montaña. Las escenas once y
doce narran el regreso y el final del viaje.

Estas divisiones resultan en un episodio de cuatro pasos, bien formado. El problema


de la historia fue el llamado de Dios para sacrificar a Isaac y la salida inicial de Abraham
con sus siervos. ¿Qué haría él? ¿Sacrificaría a su hijo? La acción creciente nos lleva al
drama, donde Abraham e Isaac han dejado a los siervos y han ido juntos hacia el lugar del
sacrificio. Isaac preguntó a su padre acerca del animal para el sacrificio, y Abraham le
asegura que «Dios proveerá». La acción decreciente cubre todo lo que se llevó a cabo en
la montaña. Las escenas se alternan entre Abraham y un ángel. Abraham se preparó para
sacrificar a Isaac, pero el ángel lo interrumpió. Después Abraham sacrificó un carnero, y
el ángel le respondió con un discurso largo, revelando su importancia en el episodio.
Debido a que Abraham no negó a su hijo, sus descendientes (la audiencia original) sería
numerosa, victoriosa en batalla, y una bendición para el mundo. La acción decreciente
balancea la acción creciente. Abraham creyó que Dios proveería, y Él lo hizo. La
resolución se balancea con el problema inicial. Abraham regresó con sus dos siervos y
continuó su vida en Beerseba.
211

Fig. 26: Flujo dramático en Génesis 22:1-9


212

Cinco Pasos

Los episodios de cinco pasos combinan rasgos que ya hemos examinado. Como en
los dramas de dos pasos, se balancea el problema inicial y la resolución final. Como los
episodios de cuatro pasos, el paso dos forma la acción creciente que corresponde al cuarto
paso, o acción decreciente. Estos rasgos combinan con el tercer paso que sirve como el
punto de cambio del pasaje.

Fig. 27: Flujo dramático en Génesis 15:7-21

En esta configuración progresa el flujo dramático en forma piramidal. Un problema


dramático pone la narrativa en movimiento, la acción creciente eleva la tensión; el punto
de cambio invierte del problema; la acción decreciente continúa el desenlace iniciado por
el punto de cambio; y la resolución ata los cabos sueltos de la narración.
213

Para ilustrar la resolución de cinco pasos, veremos dos pasajes que ya hemos
examinado. El primero es la historia del pacto de Dios con Abram (Génesis 15:7-21) (ver
la figura 27).

El paso uno introduce el episodio del problema dramático. Dios prometió tierra a
Abram y Abram pide certidumbre. En respuesta, Dios ordena la preparación de una
ceremonia de pacto. ¿Qué resultará de esta situación? ¿Tratará Dios a Abram con
misericordia y le pondrá duras responsabilidades de pacto? La tensión se eleva en la acción
creciente. Abram comienza la ceremonia de su propia maldición cortando los animales y
separándoles en mitades como un símbolo que lo que le pasaría al que falle en cumplir sus
obligaciones del pacto. El punto de cambio recoge ansiedades que se iniciaron en los
primeros pasos cuando Abram cae en una oscuridad de pesadilla. Pero también disminuye
la tensión porque Dios le aseguró a Abram que Él daría a sus descendientes la tierra después
de un período de esclavitud. La acción decreciente desenreda la tensión más adelante. Dios
pone bajo juramento Su propia destrucción. La ceremonia que comenzó en el segundo paso
ahora alcanza su realización. Para alivio de Abram, la seguridad de la tierra dependía de
Dios, no de Abram. La resolución termina el asunto; Dios confirmó Su promesa con un
solemne voto de un pacto. La necesidad de seguridad de Abram estaba suplida.

La invasión de Sisac (2 Crónicas 12:1-12) sigue un modelo similar. Considera el


siguiente bosquejo (ver figura 28).

El problema dramático inicia la historia con la apostasía de Judá. ¿Cuál sería el


destino del reino? ¿Resultaría la rebelión en juicio? La tensión de la acción creciente crece
cuando leemos del increíble ejército de Sisac. ¿Caería presa la ciudad santa del mismo
destino como el resto de Judá? El punto de cambio recoge esta tensión. El profeta
pronuncia un oráculo punzante de juicio; ciertamente el destino de Judá estaba sellado.
Pero los nobles de Judá se arrepintieron de su apostasía. Anticipando las fases finales, el
profeta habló de liberación parcial. La acción creciente muestra cómo la profecía probó
ser verdad. Las condiciones no eran perfectas; Sisac evocaba a un príncipe fuerte de Judá.
Pero el reino no estaba en ruina total. Finalmente, la resolución de la historia nos regresa
al reino de Roboam en paz. Buenas condiciones prevalecieron en tanto que el rey continuó
humillándose a sí mismo. Los episodios de resolución toman muchas formas en el Antiguo
Testamento. Puede ser que se dividan en modelos de más cinco pasos, pero los modelos
214

de dos, tres, cuatro o cinco pasos bosquejados aquí son suficientes para la mayoría de los
pasajes.

Fig. 28: Flujo dramático en 2 Crónicas 12:1-12.

Conclusión

Cuando examinamos las tramas de los episodios individuales, enfrentamos un


sinnúmero de variedades. Los pasajes varían el grado en el que transmiten la tensión
dramática, yendo de un reporte simple a una tensión sin resolver y a la resolución completa.
Los episodios de resolución exhiben simetrías de diferentes tipos. Podemos resumir la
mayor parte de ellos en dos a cinco pasos. Por medio de esto estaremos en posición de ver
la estructura de estas historias con más claridad e investigar su significado original con más
profundidad.
215

Preguntas de repaso

1. ¿Cuáles son los tres tipos básicos de trama que se encuentran en las narraciones del
Antiguo Testamento? ¿Qué los distingue uno de otro? Da un ejemplo de cada uno.
2. ¿Cuál es la diferencia entre una escena y una fase en la historia? ¿Por qué ayudan
las fases?
3. ¿Qué modelos de flujo dramático ocurren en las narraciones de resoluciones?
Nombra y describe las funciones de las fases de cada modelo. ¿Cuál es la diferencia
entre una narración de resolución simple y una compleja?

Ejercicios de estudio

1. Lee 1 Crónicas 10:1-6. Divídelo en escenas y divide las escenas en fases. Explica
cómo puede bosquejarse esta historia como un episodio de resolución de tres pasos.
¿Qué simetrías puedes distinguir?
2. Lee 1 Samuel 2:12-17. Divídelo en escenas y divide las escenas en fases. Explica
cómo puede bosquejarse esta historia como un episodio de resolución de cuatro
pasos. ¿Qué simetrías puedes distinguir?
216

CAPÍTULO NUEVE
ESTRUCTURAS DE LA NARRATIVA MÁS AMPLIA

«¡Ven aquí arriba si quieres saber en dónde estamos!», gritó mi amigo desde la torre
de observación. Él había caminado por el bosque por horas y estaba completamente
perdido. Abajo entre los árboles podíamos ver solamente unos kilómetros en cualquier
dirección. «¿En dónde está el lago... el río...la torre?». Necesitábamos tener el cuadro
completo. Así que me uní a mi amigo en la plataforma de la torre.

De muchas maneras lo mismo es verdad al interpretar las historias del Antiguo


Testamento. Hasta este punto, hemos estado preocupados principalmente por el trabajo
interno de los episodios sencillos. Pero para entender un texto en particular, debemos tener
el cuadro completo de las estructuras de la narrativa más amplia. Los contextos grandes
nos ayudan a determinar el significado de las historias individuales. En este capítulo
examinaremos dos rasgos de las estructuras de la narrativa amplia: la importancia relativa
de la cronología y los tópicos, y las configuraciones típicas que ocurren en los registros
extensos. ¿Cómo balancearon los escritores del Antiguo Testamento la secuencia temporal
y las inquietudes tópicas? ¿Qué estructuras típicas encontramos en secciones grandes de
las historias del Antiguo Testamento?

Cronología y tópicos

Si se nos asignara escribir una historia de los Estados Unidos, podríamos tomar por
lo menos tres estrategias. Primero, podríamos arreglar los datos principales de acuerdo a la
secuencia temporal. En este acercamiento nuestro registro se vería algo como esto:
Capítulo 1: «El siglo XVII»; Capítulo 2: «El siglo XVIII»; y así sucesivamente.

Pero un registro puramente cronológico no sería posible. Demasiados eventos


ocurrieron al mismo tiempo que tendríamos que arreglar los datos con subtítulos de
acuerdo al tópico. Un capítulo tratando con el siglo XVIII podría cubrir: «Eventos en el
Norte»; «Eventos en el Sur»; «La vida en la Ciudad»; y «La vida en la Frontera». Aunque
domine el aspecto cronológico en nuestra historia, aun así, debemos organizar los eventos
en subcategorías con relación al tópico.

Segundo, podríamos orientar nuestro registro histórico hacia tópicos en vez de


dividir el pasado en períodos. Con este énfasis, las divisiones de nuestros capítulos podrían
217

ser: Capítulo 1: «Las Guerras de América»; Capítulo 2: «Políticas de Paz»; Capítulo 3: «La
Arquitectura en América»; y otros temas de interés.

Un acercamiento puramente tópico no sería posible tampoco. Debemos incluir


desarrollos temporales como subtítulos. Un capítulo sobre «Las Guerras en América»
puede dividirse en: «La Revolución»; «La Guerra entre franceses e indígenas»; «La Guerra
de 1812»; y «La Guerra entre los Estados».

Tercero, nuestra historia de los Estados Unidos puede combinar intereses


cronológicos y tópicos. Partes de nuestro reporte pueden ser cronológicas, en tanto que
otras partes siguen un arreglo tópico.

Los escritores del Antiguo Testamento enfrentaron elecciones similares. En tanto


que trataban con la historia de Israel, ellos arreglaron sus registros cronológicamente,
tópicamente y con varias combinaciones. Con el fin de entender sus textos, debemos de
explorar la relativa importancia de los intereses cronológicos y tópicos. ¿Cuáles eran los
intereses dominantes detrás del arreglo de las historias del Antiguo Testamento? ¿Cómo se
presentan los tópicos y la cronología en la estructuración de grandes secciones?

Dominación cronológica

De un lado a otro, las narraciones del Antiguo Testamento básicamente siguen un


orden cronológico. Así como las escenas en episodios individuales tienden a moverse hacia
adelante a través del tiempo, las series de historias completas y secciones de libros
presentan una secuencia cronológica. Los cambios entre eventos simultáneos y
antecedentes ocurren, pero el movimiento principal es hacia la acción sucesiva. Los
escritores del Antiguo Testamento frecuentemente indicaron su interés de forma explícita
en la secuencia de eventos. Por ejemplo, las historias de Abraham mencionan la edad del
patriarca (Génesis 12:4, 16:16; 17:1). El libro de Josué también registra los años de Josué
(Josué 14:10; 24:29). Los libros de Reyes y de Crónicas remarcan las fechas de muchos
eventos (1 Reyes 15:1, 9; 2 Crónicas 15:10, 16:1).

Los bosquejos de la mayoría de los libros indican un interés en la cronología.


Génesis es estructurado mayormente por la secuencia histórica: los capítulos uno al once
cubren la historia primitiva, y los capítulos doce al cincuenta tratan con el período
patriarcal subsecuente. Éxodo divide en eventos anteriores al Sinaí (capítulos 1-18) y
eventos en el Sinaí (capítulos 19-40). Números trata los viajes de Israel en el Sinaí (1:1-
218

10:10), de Sinaí a Cades (10:11-12:16), en Cades y en el desierto (13:1-20:13), de Cades a


Moab (20:14-22:1), y finalmente en Moab (22:2-36:13).

Intereses tópicos

Si la cronología domina el paisaje de las narraciones del Antiguo Testamento, ¿qué


lugar hay para los intereses tópicos? Muchos evangélicos asumen que los intereses tópicos
tuvieron poco que ver con los arreglos a gran escala de las historias del Antiguo
Testamento. Vemos estos libros meramente siguiendo la secuencia de los eventos. ¿Por
qué la batalla de Ahí siguió a Jericó? ¿Por qué la pascua de Ezequías siguió a sus reformas?
Nuestra respuesta usual es simple: los eventos sucedieron de esa manera. Este punto de
vista es verdad, pero la cronología solamente no puede contar para todos los arreglos que
encontramos en las narraciones del Antiguo Testamento. Los escritores del Antiguo
Testamento frecuentemente seleccionaron y arreglaron sus materiales de acuerdo a los
intereses tópicos. Veremos tres maneras en que influyeron los intereses tópicos en las
secciones grandes de la narrativa del Antiguo Testamento: selección, eventos simultáneos,
y eventos sin cronología.

Selección. Aun cuando los escritores del Antiguo Testamento siguieron la secuencia
histórica, tuvieron que seleccionar su material. Frecuentemente estas selecciones surgieron
de consideraciones tópicas. Un ejemplo sencillo ocurre en Génesis 15:1-21. Este pasaje
consiste de dos episodios. El primero (vv. 1-6) presenta la promesa de Dios de dar un hijo
a Abram; el segundo (vv. 7-21) trata con los problemas de la tierra.

¿Por qué están estos episodios uno al lado del otro? No hay duda de que una de las
razones es la proximidad cronológica de los eventos. La ausencia de un asunto explícito al
principio de Génesis 15:7 (wy´mr «Él también dijo […]») sugiere que los eventos de
Génesis 15:7-21 siguieron inmediatamente después a los eventos de Génesis 15:1-6. Pero
debemos recordar que Moisés no tuvo que conservar estos dos episodios. Él pudo haber
omitido fácilmente uno o el otro. ¿Qué explica su decisión de ponerlos juntos?

Las afinidades tópicas causaron que Moisés estructurara su texto de esta manera.
Considera las siguientes similitudes temáticas entre los pasajes (ver figura 29).
219

Génesis 15:1-6 Génesis 15:7-21

Dios promete a Abram una recompensa Dios promete a Abraham la tierra


(v. 1). (v. 7).

Abram pide confirmación de la simiente prometida Abram pide confirmación de la tierra prometida
(vv. 2-3). (v. 8).

Dios confirma promesa de la simiente Dios confirma la promesa de la tierra


(v. 4). (v. 8).

Dios apunta a las estrellas para mostrar Dios muestra confiabilidad al pasar entre los
confiabilidad (v.5). cuerpos partidos de los animales (v. 17).

Abram cree la promesa (v.6) Dios reafirma la promesa; Abram ya no tiene


dudas (vv. 18-21).

Fig. 29: Afinidades tópicas entre Génesis 15:1-6 y 7-21

La peculiaridad de cada evento es aparente, pero por lo menos sobresalen cinco


conexiones tópicas: 1. ambas tratan con promesas de Dios; 2. cada una presenta a Abram
pidiendo confirmación de la promesa de Dios; 3. en ambos pasajes Dios responde a la
petición de Abram; 4. en cada pasaje Dios demuestra que cumplirá Su Palabra; y 5. al final
de cada episodio, Dios satisface la necesidad de Abram de confirmación.

Estos episodios siguen un orden cronológico, pero los intereses prominentes de


Moisés se clarifican al darnos cuenta de las conexiones tópicas. Los pasajes juntos cubren
los dos elementos principales de las esperanzas de Abram: simiente y tierra. Al ponerlos
uno junto al otro, Moisés afirmó que ambas esperanzas eran seguras debido a la fiabilidad
de las promesas de Dios.

Un ejemplo más claro de selección tópica aparece en el registro del cronista del reino
de Asa (2 Crónicas 14:1-16:14) (ver figura 30).
220

Fig. 30: Cronología y temas en 2 Crónicas 14:1 – 16:14


221

El cronista se refiere a las fechas en cuatro de estos seis episodios. La prosperidad


temprana del reino se extendió «por diez años»; las reformas se llevaron a cabo en «el año
quince»; y la prosperidad continuó «hasta el año treinta y cinco». En «el año treinta y seis»,
Asa fracasó en batalla. Durante el «año treinta y nueve», el rey se enfermó; él finalmente
murió en el «año cuarenta y uno». El cronista del registro del reinado de Asa está dominado
por intereses secuenciales en tiempo.

Pero el orden histórico no fue el único factor que influyó en los arreglos de estos
materiales. Fuera de todas las cosas que sucedieron en el reinado de Asa, ¿por qué
seleccionó el cronista estos seis episodios? El cronista mismo se dio cuenta de que muchos
otros eventos pudieron haber sido mencionados (2 Crónicas 16:11). ¿Por qué éstos? Él los
seleccionó en base al interés tópico: la importancia de buscar y confiar en el Señor.

Cada episodio contribuye al desarrollo de este tema. En los primeros tres episodios,
las condiciones en la tierra fueron positivas. La tierra estaba «en paz» (14:1, 5, 6); la gente
de Judá «edificada y prosperada» (14:7); Judá derrotó todas las ciudades alrededor de Gerar
y obtuvo «gran botín» (14:14); el profeta Azarías prometió que Judá sería «recompensada»
(15:7); se le otorgó al rey «paz por todas partes» (15:15); y «no hubo más guerra» (15:19)
por muchos años.

¿Por qué eran las condiciones tan positivas para la nación? La respuesta del cronista
a esta pregunta se hace notoria en varios términos claves: «buscar» (drs), «confiar» (s´n),
y «abandonar» (´zb). En el primer episodio (14:1-7), Asa remarcó que la bendición de su
reino ocurrió «porque hemos buscado (drs) a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, (drs)
y él nos ha dado paz por todas partes» (14:7). Un tópico similar rodea el segundo episodio
(14:8-15) cuando Asa clamó en oración: «(…) en ti nos apoyamos (s´n)" (14:11). En el
tercer episodio (15:1-9), Azarías declaró que el estatus de Judá dependía de un principio
básico: «si le buscareis (drs), será hallado de vosotros; mas si le dejareis (´zb), él también
os dejará (´zb)» (15:2). El episodio sigue describiendo cómo el pueblo de Judá «prometió
solemnemente que buscarían (drs) a Jehová el Dios de sus padres (…)» (15:12). Todo Judá
se regocijó porque «de toda su voluntad lo buscaban (drs), y fue hallado de ellos» (15:15).
Al repetir estos conceptos, el cronista dio a conocer su punto de vista. El reinado de Asa
en su primera mitad fue recompensado con prosperidad por buscar y confiar en Dios.

Los últimos tres episodios cuentan un lado diferente del reinado del rey. En el cuarto
episodio (16:1-6), Asa se alió con el rey Sirio Ben-adad contra Baasa rey de Israel. Como
resultado no obtuvo la victoria completa. Además, en el quinto episodio (16:7: 11), Hanani
222

el vidente le declaró a Asa «de aquí en adelante habrá más guerra contra ti» (16:9). El sexto
episodio (16:12-14) reporta la enfermedad de Asa y su muerte eventual.

¿Por qué cambiaron las condiciones en el reino de Asa tan drásticamente? Tenemos
la primera indicación cuando Asa «envió a Ben-adad rey de Siria plata y oro de los tesoros
de la casa de Jehová» (16:2). Hanani condenó este cambio de eventos, explicando de Baasa
escapó del ejército de Asa por «cuanto te has apoyado (s´n) en el rey de Siria, y no te
apoyaste (s´n) en Jehová tu Dios» (16:7). El profeta también le recordó al rey que su
victoria anterior contra los etíopes y los libios ocurrió porque «te apoyaste (s´n) en Jehová»
(16:8). Un tema similar aparece en el sexto episodio. Asa murió de su enfermedad porque
«no buscó a Jehová, sino a los médicos» (16:12). Condiciones desfavorables existieron en
Judá porque el rey falló en buscar y confiar en el Señor.

De este pequeño examen, vemos que el cronista arregló el reinado de Asa, tomando
en cuenta tanto los intereses cronológicos como los tópicos. Él siguió el orden de la
historia, pero seleccionó solamente algunos eventos para enfatizar un tema: las bendiciones
vienen a aquellos que buscan y confían en Dios, pero las maldiciones caen en todo aquel
que lo deja.

Eventos simultáneos. Los intereses tópicos también rigieron el arreglo de los


eventos simultáneos. Mientras episodios diferentes tenían que ver con eventos que se
llevaron a efecto cerca o al mismo tiempo, los intereses tópicos frecuentemente fueron
dirigiendo al escritor. Las historias de Judá y José en Génesis 38:1-39:23 ofrecen un buen
ejemplo. Los siguientes bosquejos muestran las afinidades tópicas entre estos dos capítulos
(ver figura 31).

Estos episodios reportan eventos simultáneos. La última escena del capítulo 37


desarrolla la historia de Génesis en el tiempo cuando José entró a la casa de Potifar.
Partimos de allí otra vez después de la historia de Judá y Tamar, cuando Moisés recordó
que José había sido vendido a Potifar en Egipto (Génesis 39:1). La historia de Judá y Tamar
(Génesis 38:1-30), por lo tanto, reporta un evento que se llevó a cabo en Canaán, cerca del
tiempo en que José estuvo en la casa de Potifar.

¿Por qué Moisés se desvía a eventos en Canaán, cuando él ya había cambiado la


atención hacia Egipto (Génesis 37:36)? ¿Por qué incluyó la historia de Judá y Tamar aquí?
Su razón principal fue la afinidad tópica.
223

Episodio Uno
Judá y Tamar (38:1-30)

Cronología Temas
«En ese momento» (v. 1) [engaño, inmoralidad]
«Ella es más justa que yo»
(v. 26)

Episodio Dos
José en la casa de Potifar (39:1-23)
Cronología Temas
José vendido en Egipto a Potifar (v. 1) [honestidad, moralidad]
"¿Cómo podría entonces
hacer algo tan malvado...?
(v. 9)
Fig. 31: Cronología y temas en Génesis 38:1 – 39:23
En Génesis 38 Judá y sus hijos tuvieron relaciones con las mujeres cananeos. Los
hijos de Judá fueron juzgados por Dios, dejando a la nuera de Judá, Tamar, sin esposo (vv.
6-11). Cuando Judá falló en tratar con justicia a Tamar, ella se disfrazó y lo sedujo (vv. 12-
19). Judá escuchó que Tamar estaba embarazada y la condenó a morir. Sin embargo, al
investigar, parece evidente de que Judá era el padre del niño, y confesó correctamente:
«Más justa es ella que yo» (vv. 24-26).

La familiar historia de José en casa de Potifar (Génesis 39:1-23) presenta un


contraste muy notable. José se comportó de una manera ejemplar. Él sirvió a Potifar bien
y resistió la seducción de la esposa de Potifar. Por sus propias palabras, él declaró su
inocencia: «¿(…) cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?» (v. 9). José
fue falsamente acusado y enviado a prisión; pero Dios estaba con él, y lo elevó a un lugar
de prominencia.

Estas historias han sido yuxtapuestas para desarrollar el tema de moralidad


patriarcal. Judá cayó en pecado y sufrió severamente. José permaneció puro, y Dios
recompensó su rectitud. Esta conexión tópica es vital para entender por qué estos capítulos
aparecen juntos.

Eventos sin cronología. En algunos casos los intereses tópicos fueron tan
influyentes que los episodios fueron arreglados con un poco o sin interés alguno en orden,
224

según el tiempo. Estos textos no interpretan mal los hechos históricos; están estructurados
de acuerdo a los tópicos más que a la secuencia de los eventos. Un ejemplo impresionante
de esto ocurre en los últimos cuatro capítulos de 2 de Samuel.

• Episodio uno: David interviene (21:1-14) - Intervención real


• Episodio dos: Logros en la Batalla (21:15-22) - Guerra real
• Episodio tres: La canción de alabanza de David (22:1-51) - Palabras reales
• Episodio cuatro: Oráculos de sabiduría de David (23:1-7) - Palabras reales
• Episodio cinco: Logros en batalla (23:8-39) - Guerra real
• Episodio seis: David interviene (24:1-25) - Intervención real
Estos eventos no están en orden cronológico. La primera intervención de David está
muy relacionada con 2 Samuel 19; el segundo episodio cubre el trato con los filisteos; el
tercer episodio es fechado por el texto mismo con la liberación de David de Saúl; los cuatro
episodios comienzan con «la última palabra de David»; la quinta sección cubre un amplio
rango de fechas, y el sexto episodio probablemente ocurrió después de los eventos de 2
Samuel 15-20.

¿Qué principio organizacional siguió el escritor de Samuel? Él agrupó estos


materiales por tópicos. Esta sección en Samuel sigue al registro de problemas en la casa de
David. Sin estas series finales, David pudo haber sido presentado como un fracaso
absoluto. Incluso así, este final sin cronología recuerda a los lectores los beneficios que
trajo David a Israel y las bendiciones a través de su dinastía permanente.

Configuraciones típicas

Ninguna sección de la narrativa del Antiguo Testamento sigue precisamente el


mismo modelo: cada pasaje tiene rasgos únicos. Pero al estar investigando los textos del
Antiguo Testamento, nos encontramos varios modelos que aparecen una y otra vez. En este
punto vamos a poner nuestra atención en estas estructuras típicas. Las configuraciones
sugirieron proporcionar aquí una orientación para analizar muchas secciones grandes de
material.

Hablaremos de tres arreglos típicos: grupos, paralelos y registros dramáticos. Estas


categorías se traslapan e interconectan de muchas maneras. Sin embargo, teniendo en
cuenta la simplicidad, las veremos por separado.
225

Grupos

Los grupos son episodios que ilustran diferentes facetas de un tema común. Tienen
algunos paralelos estructurales entre ellos y muy poco o ninguna unidad dramática.
Meramente proporcionan perspectivas sobre un tópico.

Un ejemplo de grupos ocurre en los primeros períodos del reino de Salomón (1


Reyes 3:16-4:34). Este material viene entre la bien conocida historia de la oración de
Salomón por sabiduría (1 Reyes 3:1-15), y los registros de los proyectos de construcción
de Salomón (1 Reyes 5:1-8:66). Sus cuatro episodios tienen algunas similitudes
estructurales y ningún flujo dramático que los abarque a todos. (ver figura 32).

Episodio Uno [resolución]


El caso de Salomón de dos prostitutas (3:16-28)
I. Dos prostitutas se paran delante del rey (3:16)
II. Las prostitutas se acusan mutuamente (3: 17-22)
III. Salomón da su decisión prejudicial (3:23-25)
IV. Las prostitutas reaccionan al fallo (3:26)
V. Salomón da una decisión final (3:27-28)

Episodio Dos [informe]


El orden burocrático de Salomón (4:1-19)
I. Jefes de los funcionarios (4: 1-6)
II. Gobernadores de distrito (4:7-19)

Episodio Tres [informe]


La economía nacional de Salomón (4:20-28)
I. Extensión de la economía (4:20-21)
II. Provisiones reales diarias (4:22-26)
III. Suministros mensuales (4:27-28)

Episodio Cuatro [informe]


La Sabiduría Suprema de Salomón (4:29-34)

Fig. 32: Agrupación de episodios en 1 Reyes 3:16 – 4:34

Estos episodios difieren unos de otros en muchas maneras. El bien conocido caso
jurídico (1 Reyes 3:16-28) es una narración de resolución en cinco pasos. Los otros
episodios son narraciones de reporte con relación a la burocracia de Salomón (4:1-19),
éxitos económicos (4:20-28), y sabiduría superior (4:29-34).
226

¿Por qué están estos textos uno junto al otro? Una pista aparece en el registro
anterior de la oración de Salomón (3:5-15), en el que el escritor llamó la atención hacia la
sabiduría de Salomón. Resolver el caso de dos prostitutas probó que en Salomón «había
sabiduría de Dios para juzgar» (3:28). El mismo tema aparece en el último episodio de
esta sección, donde se nos dice que «Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy
grandes (…)» (4:29).

Estos pasajes se agrupan alrededor del tópico de la sabiduría administrativa de


Salomón. Él era sabio en la corte (3:16-28), en la organización política (4:1-19), en las
políticas económicas (4:10-18), y en comparación con otros hombres sabios (4:29-34).
Para entender esta sección de Reyes, debemos tomar en cuenta esta estructura de
agrupación.

Los últimos capítulos de Números revelan otro grupo. En Números 33:1-49


encontramos un resumen de los viajes cubiertos en los primeros treinta y dos capítulos.
Esta recapitulación introduce la última porción del libro, un grupo de eventos que
ocurrieron en los llanos de Moab (ver figura 33).

Estos pasajes difieren de muchas maneras. Los primeros cuatro episodios son
reportes; el último es un episodio de resolución. Tratan con diferentes materias: la
expulsión de los cananeos, la delimitación de las tribus, el establecimiento de ciudades y
la ordenación de matrimonios entre tribus. Entonces, ¿por qué aparecen juntos? Estas
unidades se agrupan alrededor de dos intereses tópicos. Primero, como lo indica el
resumen, cada episodio se llevó a cabo en las llanuras de Moab (36:13). Segundo, estos
pasajes muestran cómo Israel iba a manejar la herencia de la tierra prometida. El primer
episodio (33:50-56) describe a Moisés recibiendo instrucciones divinas para la gente con
el fin de desposeer a los cananeos y dividir la tierra. El segundo episodio (34:129) examina
este tópico más allá al especificar los límites de la tierra y los procedimientos apropiados
para asignar a cada familia su parte. El tercer episodio (35:1-34) dirige la atención a los
intereses especiales de las posesiones de los levitas y a las ciudades de refugio. El cuarto
episodio (36:1-12) tiene que ver con las leyes del casamiento de las herederas.

Estos episodios parecen no tener conexión entre sí a primera vista; pero después de
reflexionar, podemos ver que forman una variedad de perspectivas sobre la distribución y
posesión de la tierra que la audiencia de Números tenía que recordar en tanto se dirigía
hacia la conquista de la tierra prometida.
227

Episodio Uno [informe].


Instrucciones para desposeer y dividir (33:50-56)

Episodio Dos [informe]


Instrucciones sobre límites (34: 1-29)
I. Límites (34: 1-15)
II. Líderes para dividir (34:16-29)

Episodio Tres [informe]


Instrucciones para las ciudades levíticas (35: 1-34)
I. Instrucciones generales (35: 1-5)
II. Ciudades de refugio (35:6-34)

Episodio cuatro [resolución]


Instrucciones para las hijas de Zelofehad (36:1-12)
I. Los jefes de los galaaditas se acercan a Moisés (36:1)
II. Los galaaditas hacen propuesta (36:2-4)
III. Moisés responde a la propuesta (36:5-9)
IV. La orden de Moisés es obedecida (36:10-12)

Resumen (36:13)
Fig. 33: Agrupación de episodios en Números 33:50 – 36:13

Registros paralelos

Los escritores del Antiguo Testamento también arreglaron grandes secciones de


material relacionados por tópicos en registros paralelos: episodios que de una u otra forma
se asemejan de manera muy notoria. Estas historias se mantienen unidas aún más que los
grupos, pero carecen de un registro unificado y dramático. Los episodios se confirman o
contrastan uno al otro. Si dos pasajes principalmente se confirman el uno al otro, amplifican
un punto de vista particular. Al reportar dos eventos de manera similar, el segundo registro
hace eco a la perspectiva del primero. Sin embargo, un paralelo contrastante, clarifica el
punto de vista del escritor al ofrecer un segundo episodio que, de alguna manera, califica
al primero. Esta distinción no es absoluta; frecuentemente es un asunto de énfasis. Los
228

registros paralelos forman muchos arreglos diferentes. Veremos tres modelos que emergen
con frecuencia: paralelos simples, inclusiones, y paralelos de decusación.

Paralelos simples. Los paralelos simples consisten en episodios que se confirman o


contrastan y son directamente adyacentes el uno al otro. Ya hemos visto un ejemplo de
paralelos simples en las historias de Judá y José (Génesis 38:1-39:23). Como sugiere
nuestra discusión, Moisés arregló estos episodios alrededor del problema de la moralidad
patriarcal. En un nivel, estos pasajes tienen muchas similitudes: ambos se refieren a un
patriarca y se enfocan en el comportamiento sexual. Pero el rasgo dominante de su relación
es el contraste (ver figura 34).

Judá (Génesis 38:1-30) José (Génesis 39:1-23)


Asociación con mujeres extranjeras (38:1- Separación de las mujeres extranjeras
3) (39:6b-12)
Inmoralidad sexual (38:12-18) Moralidad Sexual (39:6b-12)
Ofensor (38:24) Victimizados (39: 13-20a)
Juicio de Dios (38:6-10) Bendición de Dios (39:20lr-23)
Verdadera acusación de la mujer (38:25) Falsa acusación de mujer (39:13-20a)
Confesión de pecado (38:26) Rechazo del pecado (39:10)

Fig. 34: Contrastes paralelos entre Judá y José

La disonancia entre estos registros hace que el propósito de Moisés sea evidente:
contrastar el carácter moral de los jefes de las tribus de Israel. El jefe de Judá fracasó en
mantener su integridad; pero José, el jefe de Efraín y Manasés, permaneció puro. Este
contraste juega un papel vital en el significado de esta sección para la audiencia original
de Moisés. Explicó por qué Dios trató las tribus de Judá y José como lo hizo, y cómo estas
tribus debieron relacionarse una con la otra. Otro ejemplo de paralelos simples aparece
en las historias de la corte de Salomón en 1 Reyes 2:13-46. Esta sección del reino de
Salomón es separada de su contexto cercano al repetir en 1 Reyes 2:12b: «(…) y su reino
fue firme en gran manera»; y en 1 Reyes 2:46b: «Y el reino fue confirmado en la mano
de Salomón». Entre estos dos versículos, el escritor describe cuatro episodios de cómo
Salomón se condujo con respecto a sus principales oponentes políticos (ver figura 35).
229

Episodio Uno [resolución]


Ejecución de Adonías (2:13-25)
I. Adonías se acerca a Betsabé (2:13a)
II. Adonías y Betsabé conversan (2:13b-18)
III. Betsabé se acerca a Salomón (2:19)
IV. Salomón y Betsabé conversan (2:20-24)
V. Salomón hace ejecutar a Adonías (2:25)

Episodio Dos [informe]


Expulsión de Abiatar (2:26-27)
I. Declaración de Salomón (2:26)
II. Explicación autoral (2:27)

Episodio tres [resolución]


Ejecución de Joab (2:28-35)
I. Joab huye al altar (2:28)
II. Ejecución retrasada (2:29-30)
III. Ejecución cumplida (2:31-34)
IV. Benaías reemplaza a Joab (2:35)
(Sadoc reemplaza a Abiatar)

Episodio cuatro [resolución]


Ejecución de Simei (2:36-46)
I. Simei bajo arresto domiciliario (2:36-38)
II. Los siervos huyen y Simei los sigue (2:39-40)
III. Salomón es informado de la violación (2:41)
IV. Salomón interroga a Simei (2:42-45)
V. Simei es ejecutado (2:46a)

Fig. 35: Confirmando paralelismos en 1 Reyes 2:13-46a

Estos cuatro episodios son semejantes en muchas maneras. Mencionan el trato de


Salomón con sus oponentes. Tres de los cuatro mencionan a Benaía como el ejecutor de
los decretos de Salomón. Pero los paralelos van más allá. De una u otra manera, cada
episodio justifica las acciones de Salomón. Sin duda Salomón parece cruel para muchos
israelitas. Aparentemente, él simplemente destruyó a todo aquel que se ponía en su camino.
Pero cada uno de estos episodios explica por qué Salomón fue justificado en cada acción.
Adonías fue ejecutado porque pidió a la concubina de David (1 Reyes 2:22-25; ver también
1 Reyes 1:3). Abiatar fue rechazado a fin de cumplir la profecía en contra de la casa de Elí
(1 Reyes 2:27). Joab fue ejecutado para librar a la casa de David de sangre inocente (1
230

Reyes 2:31-33). Simei fue ejecutado porque quebrantó los términos generosos de su arresto
en casa (1 Reyes 2:36-46). Estos paralelos confirmantes revelan que el principal enfoque
en este texto no es solamente reportar lo que hizo Salomón, sino también forman una
apologética para sus acciones. Las propias palabras de Salomón resaltan el enfoque central
de esta sección. Tres veces Salomón mismo declaró que Dios había escogido y establecido
su casa (1 Reyes 2:24, 33, 45). Al reportar una serie de eventos similares, el escritor
defendió la manera en la que Salomón venció a sus oponentes y demostró el apoyo para el
linaje davídico-salomónico.

Inclusiones. Una inclusión se forma al hacer paralelos los episodios que se


enmarcan o ponen límites en una sección. Pueden aparecer materiales cortos o largos entre
los paralelos. Algunas veces se presencian similitudes detalladas; otras, hay solamente
algunas conexiones. Cualquiera que sea el caso, los paralelos hacen del material una
unidad.

Gloria Nacional (3:1-9:25)


La hija de Faraón y los sacrificios (3: 1-3)
La sabiduría de Salomón (3:4-9:23)
La hija de Faraón y los sacrificios (9:24-25)
Gloria Internacional (9:26-.10:29)
Comercio internacional (9:26-28)
Reina de Sabá (10: 1-13)
Comercio internacional (10:14-29)

Fig. 36: Inclusiones en el glorioso reinado de Salomón

En el libro de Reyes, dos inclusiones ayudan a organizar el registro del reino de


Salomón. Después de leer acerca del establecimiento y el poder de Salomón, llegamos a
una sección larga que se enfoca en el glorioso reino de Salomón (1 Reyes 3:1-10:29). Las
inclusiones dividen este material en dos partes principales (ver figura 36).
231

Como sugiere el bosquejo, esta porción del reino de Salomón se divide en dos
secciones: su gloria nacional e internacional. Ambas secciones están marcadas por
inclusiones.

Primero, una breve narración de reporte introduce la gloria nacional de Salomón (1


Reyes 3:1-3). Salomón se casó con la hija de Faraón y la mantuvo en la ciudad de David
hasta que había terminado el palacio y el templo (v. 1). Incluso, el pueblo y Salomón
sacrificaban en los lugares altos (vv. 2.3). Esta breve narración introduce el registro de los
sacrificios de Salomón en Gabaón (v. 4), pero también sirve para un propósito más grande.

Seis capítulos después, una nota similar aparece (9:24-25). Luego de largos registros
de la administración sabia de Salomón (3:16-4:28) y sus grandes proyectos de construcción
(5:1-9:9), el escritor de Reyes regresa al asunto de la hija de Faraón y los sacrificios (9:24-
25). Sin embargo, hasta este punto, él dio un paralelo contrastante al reportar que la hija de
Faraón ahora vivía en el palacio y que Salomón sacrificaba tres veces al año en el templo
de Jerusalén. Por medio de este paralelo de 1 Reyes 3:1-3, el escritor formó una inclusión
alrededor de todo el material que intervenía. En efecto, él les dijo a sus lectores que su
registro de la sabiduría doméstica de Salomón había llegado a su fin.

Inmediatamente después del fin de la gloria nacional de Salomón, el escritor incluyó


tres episodios: una narración de reporte (9:26-28), una de resolución (10:1-13), y un
segundo reporte (10:14-29). El primer episodio y el último forman otra inclusión. Estas
narraciones de reporte (9:26-28; 10:14-29) repasaron los logros de Salomón en el
intercambio internacional con términos entusiastas. Entre estos dos episodios, la reina de
Sabá visitó a Salomón (10:1-13). Después, la inclusión revela el propósito de esta sección:
concentrarse en los efectos de la sabiduría de Salomón en el reino internacional. Una vez
más, a través de la inclusión, el escritor marcó los límites y caracterizó una sección de su
libro.

Las inclusiones aparecen frecuentemente en las narraciones del Antiguo Testamento,


y la habilidad de identificarlas es crucial para la interpretación. Al leer largos registros,
podemos fácilmente perdernos entre los episodios individuales. Las inclusiones nos
permiten encontrar secciones entre este material y entender sus enfoques.

Paralelos de decusación. Los episodios paralelos en las historias del Antiguo


Testamento también aparecen en modelos de decusación. La decusación es un arreglo de
múltiples inclusiones (A B C//C'B'A'). Los arreglos de decusación también ocurren en un
232

modelo concéntrico cuando los episodios hacen paralelo alrededor de un episodio eje (A
B C B'A'). El primer episodio es paralelo al último, el segundo al penúltimo, y así
sucesivamente. Estos modelos aparecen tanto en escalas pequeñas como grandes.
Cualquiera sea el caso, las estructuras de decusación frecuentemente limitan los lindes de
una sección y nos ayudan a entender el interés del escritor.

Ya hemos notado que los últimos cuatro capítulos de Samuel contienen seis
episodios sin cronología. Si vemos estos capítulos una vez más, podemos ver que forman
una decusación (ver figura 37).

¿Por qué este arreglo? Como hemos visto, este material demostraba el valor del
linaje de David para Israel. Sin embargo, los paralelos en este pasaje revelan varios tópicos
más específicos. El primer episodio y el último son similares de muchas maneras. Dios
despliega su enojo contra el pecado de Israel (21:1 y 24:1); pero los últimos versículos
indican el paralelo más notable entre ellos: una referencia al alivio de la ira de Dios a través
de la oración contestada (21:14 y 24:25). Con este enfoque, ambas historias ilustraron la
intervención eficaz de David enfrentando la ira de Dios contra Israel.

Los episodios segundo y quinto forman un paralelo en el asunto dado. Ambos


mencionan los logros militares de David. El segundo reporta los resultados de las batallas.
El quinto trata de los logros de los héroes militares de David. Los episodios restantes son
reportes de las palabras de David. El salmo de alabanza termina con la confianza de que la
familia de David será establecida por siempre por Dios (22:51). El oráculo de David
contiene una serie de preguntas retóricas anunciando que el favor divino le ha sido dado
por medio de un pacto eterno (23:5). En ambos casos, David expresó seguridad de la
elección y protección de Dios.

Al repetir los temas en cada episodio paralelo, el escritor reveló su enfoque. La


esperanza permanece en el linaje de David a pesar de los problemas por tres razones: los
hijos de David intervienen efectivamente (A, A'); son líderes militares victoriosos (B, B');
y son protegidos y establecidos por pacto divino (C, C').
233

Fig. 37: Quiasmo en 2 Samuel 21:1 – 24:25


234

Notar este arreglo de decusación ofrece por lo menos dos beneficios. Primero, los
paralelos establecen límites para la sección. ¿Cómo sabemos que los últimos cuatro
capítulos de Samuel deberían estar separados del resto del libro? Una manera es reconocer
la magnitud en la que se hacen eco el uno al otro. Segundo, las estructuras de decusación
nos ayudan a discernir los intereses primarios de cada sección. Las porciones
correspondientes de una sección confirman y/o contrastan con sus complementos, de
manera que causan dimensiones prominentes del texto para que resalte. Por ejemplo, la
historia del censo de David (24:1-25) puede parecer a primera vista que tiene el propósito
de enfatizar el fracaso de David. Pero el comparar este pasaje con su paralelo en 2 Samuel
21:1-14 muestra que el papel positivo de David como mediador era más importante para
el escritor. De manera similar, los dos discursos poéticos de David (22:1-51; 23:1-7) en
esta sección tienen muchas facetas que pueden ser enfatizadas; pero al compararlas, el
enfoque en el apoyo divino para el linaje de David resalta con más prominencia.

Registros dramáticos

Las secciones largas de narrativa también forman registros dramáticos unificados,


que parecen historias individuales en muchas maneras. Primero, las secciones largas de
material oscilan entre resolución dramática completa e incompleta, de la misma manera en
que los episodios varían entre tensión no resuelta y resolución completa. Segundo, como
con las historias individuales, el mínimo requisito para la resolución son dos partes: un
principio y un fin. Tercero, como las narraciones individuales consisten de diferentes clases
de escenas, estos registros dramáticos largos pueden consistir de diferentes tipos de
episodios. Algunos pasajes contienen múltiples narraciones de resolución; otros incluyen
narraciones de tensión sin resolver y reporte. A veces, aun las secciones de poesía son
entremezcladas en la prosa. Finalmente, como las fases en narraciones individuales forman
dos, tres, cuatro o cinco pasos dramáticos, los episodios de registros dramáticos largos
constituyen configuraciones similares. A manera de ilustración, veremos registros
dramáticos que contienen dos, tres, cuatro, y cinco pasos episódicos.

Dos pasos episódicos. Dos episodios adyacentes frecuentemente forman dos pasos
episódicos. Los episodios individuales permanecen solos hasta cierto punto, pero juntos
forman una presentación unificada. En estos casos, el primer episodio presenta un
problema, y el último conduce a la resolución. Por ejemplo, el registro del nacimiento de
Ismael en Génesis 16:1-16 contiene dos episodios (ver figura 38).
235

1. Problema
Agar concibe y es expulsada (16:1-6)
I. Sarai estéril tiene a Agar como doncella (16:1)
II. Sarai y Abram hablan sobre la sustitución (16:2)
III. Agar concibe y ridiculiza a Sarai (16:3-4)
IV. Sarai y Abram hablan sobre el ridículo (16:5-6a)
V. Sarai expulsa a Agar (16:6b)
[Agar concibe, pero se va]
2. Resolución
Agar regresa y da a luz (16:7-16)
I. Ángel encuentra a Agar en el desierto (16:7)
II. Ángel asegura y ordena a Agar que regrese (16:8-14)
III. Agar da a luz a Ismael (16:15-16)
[Agar es enviada de vuelta y da a luz]

Fig. 38: Relato de dos pasos en Genesis 16:1-16

El primer episodio presenta una narración de cinco pasos de resolución. Agar


comienza en la compañía de Sarai (I). Sarai y Abram acuerdan que ella sirva como una
madre substituta (II). Las cosas comienzan a ir a peor cuando Agar concibe y ridiculiza a
Sarai (III). Sarai planea expulsar a Agar de la familia (IV). El problema de Agar en
compañía de Sarai se resuelve al salir Agar a vagar en el desierto (V). El segundo episodio
sigue un modelo de tres pasos. La resolución del episodio anterior nos dirige al problema
de este pasaje. Un ángel encuentra a Agar en el desierto (I). Él le asegura protección y le
ordena regresar a Sarai (II). El problema inicial se resuelve cuando Agar regresa al clan y
da a luz a Ismael (III).

En tanto que estos episodios mantienen su individualidad, también trabajan juntos


en un modelo dramático de problema y resolución. La primera historia nos deja con un
problema: Agar tiene un niño, pero Sarai la ha sacado de la familia. La segunda historia
resuelve el problema; Agar regresa y da a luz en presencia de la familia.

Tres pasos episódicos. Un registro dramático también puede consistir de tres pasos
episódicos. El primer episodio presenta un problema, el segundo forma un punto de
cambio, y el tercero forma una resolución. El Antiguo Testamento contiene muchos
ejemplos de estos arreglos.
236

Génesis 15:1-17:27 presenta un registro dramático de tres pasos y trata con tres
asuntos principales: las promesas de pacto a Abram (15:1-21), el fracaso de Abram con
Agar (16:1-16), y el pacto de fidelidad de Abraham (17:1-27) (ver figura 39).

1. Problema
Las promesas del pacto de Dios (15:1-21)
Abram aseguró semilla (15:1-6)
I. Dios promete recompensa (15: 1)
II. Abram solicita confirmación de semilla (15:2-3)
III. Dios confirma la promesa de la simiente (15:4)
IV. Dios asegura señalando las estrellas (15:5)
V. Abram cree en la promesa de Dios (15:6)
Abram aseguró tierra (15:7-21)
I. Dios promete tierra; Abram solicita confirmación (15:7-9)
II. La ceremonia del pacto está preparada (15:10-11)
III. Dios confirma la promesa de la tierra (15:12-16)
IV. Dios demuestra confiabilidad por el ritual del pacto (15:17)
V. Dios jura por la tierra (15:18-21)

2. Punto de inflexión
El fracaso de Abram con Agar (16:1-16)
Agar se convierte en sustituta, pero es expulsada (16:1-6)
I. Sarai estéril tiene a Agar como Doncella (16: 1)
II. Sarai y Abram hablan sobre la sustitución (16:2)
III. Agar concibe y ridiculiza a Sarai (16:3-4)
IV. Sarai y Abram hablan sobre el ridículo (16:5-6a)
V. Sarai expulsa a Agar (16:6b)
Agar regresa y da a luz (16:7-16)
I. Ángel encuentra a Agar en el desierto (16:7)
II. Ángel asegura y ordena a Agar que regrese (16:8-14)
III. Agar da a luz a Ismael (16:15-16)

3. Resolución
Fidelidad del Pacto de Abraham (17:1-27)
I. Dios instruye a Abraham sobre los requisitos del pacto (17:1-21)
II. Dios se va (17: 22)
III. Abraham cumple los requisitos del Pacto (17:23-27)

Fig. 39: Relato de tres pasos en Génesis 15:1 – 17:27


237

En este pasaje, el problema dramático consiste en Abram recibiendo seguridad


divina acerca de una simiente y una tierra. Génesis 15:1-21 consiste de dos registros
paralelos de confirmación. El primero habla sobre la manifestación de seguridad de Dios a
Abram con relación a la simiente; la segunda reporta la ceremonia de pacto que aseguró a
Abram la posesión de la tierra.

La resolución a este problema dramático ocurre en Génesis 17:1-27. En tanto que


Génesis 15:1-21 enfatiza el lado promisorio del pacto abrahámico, este capítulo enfatiza el
lado obligatorio. Dios habla una vez más acerca del pacto y de la recompensa, pero la
obligación de Abraham («anda delante de mí y sé perfecto») se mueve hacia el primer
plano también. Dios le recuerda a Abraham lo que hará para él, pero Dios después cambia
su atención hacia las formas en que Abraham debe guardar las obligaciones del pacto. El
cuchillo aparece en este capítulo como lo hizo en Génesis 15:7-21; pero Abraham, no Dios,
debe pasar en medio del ritual. Así como Dios le había hecho un voto, ahora se requería
que Abraham hiciera lo mismo.

Después, el pasaje va a la explicación de que la promesa pertenecía a Isaac, no a


Ismael (Génesis 17:15-21). Posteriormente Dios deja a Abraham, el patriarca responde a
las instrucciones divinas circuncidándose él mismo y a su familia.

El principio y fin de este registro se balancean de varias maneras. El principio


menciona promesas y pacto (Génesis 15:1-21); el final también menciona promesas y pacto
(Génesis 17:1-27). Pero la primera historia trata principalmente con las promesas divinas,
y el último episodio habla principalmente de las obligaciones de Abraham. En el registro
inicial, Dios se obliga a sí mismo por medio de un ritual; en el episodio final, Abraham y
su casa pasan por el ritual de la circuncisión.

¿Cómo se mueve el registro de un énfasis en la promesa a un énfasis en la


obligación? El punto de cambio hace el puente. La porción de en medio (Génesis 16:116)
consiste en Sarai y Abram luchando para cumplir la promesa de una simiente por medio
de Agar. La maternidad substituta de este tipo era aceptable en la cultura de aquellos días.
Pero como lo señaló el apóstol Pablo, Sarai y Abram le habían dado la espalda a la promesa
y buscaron un niño «según la carne» (Gálatas 4:23). El patriarca tomó las promesas de Dios
como una licencia para pecar. Él y Sarai se impacientaron y buscaron asegurar el futuro
por ellos mismos. Este punto de cambio recoge el principio y anticipa el final. El capítulo
16 recuerda el interés por la simiente prometida en el capítulo 15. También el capítulo 16
anticipa la exhortación de Dios a la obediencia y el papel de Ismael en el capítulo 17.
238

Cuatro pasos episódicos. Los registros de cuatro pasos episódicos también


funcionan en formas que se asemejan a historias individuales. La sección comienza con un
problema hecho de uno o más episodios que anticipan el final. El segundo conjunto de
materiales forma una acción creciente balanceada por la tercera sección de acción
decreciente. El cuarto paso resuelve el problema inicial.

Ya hemos visto un ejemplo de un registro dramático de cuatro pasos episódicos en


el registro del cronista del reino de Asa. Como lo indica el siguiente bosquejo, el reino se
divide en cuatro partes (ver figura 40).

Este bosquejo es más bien una estructura elaborada. Al principio de este capítulo
vimos que el cronista organizó el reino de Asa en dos partes principales el primer período
en el que Asa buscó a Dios y fue lleno de bendiciones (2 Crónicas 14:1-15:19), y el período
posterior cuando el rey falló en buscar a Dios y fue maldecido (2 Crónicas 16:1-14). Pero
la configuración de este material es todavía más elaborada.

El registro se divide en cuatro pasos principales. El problema consiste de dos


narraciones de ligera tensión: un registro de las reformas y la seguridad de Asa, y un
registro de este proyecto de construcción y prosperidad. Este aspecto del registro es
balanceado por el paso final que cubre los últimos años de Asa. Desde el principio, Asa
prosperó en tanto que buscó a Dios; al final él falló en confiar en Dios y murió. La porción
de en medio es fácilmente organizada en dos pasos: la acción creciente y la acción
decreciente. Estos pasos de en medio consisten en una narración de batalla (2 Crónicas
14:8-15; 16:1-6) seguida por un encuentro profético y una respuesta real (2 Crónicas 15:1-
19; 16:7-11). En la acción creciente, Asa buscó la ayuda de Dios en batalla, recibió la
aprobación profética y obedeció. En la acción decreciente, Asa buscó la ayuda de Ben-
adad, recibió desaprobación profética y desobedeció a Dios. Las dos mitades de la porción
de en medio contrasta una con la otra. Como podemos esperar, la porción de en medio
recoge el principio y anticipa el fin. La acción creciente recuerda las bendiciones que Asa
había recibido por su piedad. La acción decreciente presagia los problemas por venir en
sus últimos años.

Cinco pasos episódicos. Aunque los registros dramáticos en el Antiguo Testamento


vienen en seis y más pasos, por conveniencia, nos limitaremos a sólo seis pasos episódicos.
Como con las historias individuales, estos pasajes consisten de un problema, una acción
creciente, un punto de cambio, una acción decreciente, y una resolución.
239

1. Problema
Los primeros años de prosperidad de Asa (14:1-7)
I. Reformas religiosas y seguridad (14:2-5)
II. Proyectos de construcción y prosperidad (14:6-7)

2. Acción ascendente
Victoria, aprobación y obediencia (14:8-15:19)
Victoria en la guerra con los cusitas (14:8-15)
I. Ejército de Asa (14:8)
II. Líneas de batalla trazadas (14:9-10)
III. La oración de Asa (14:11)
IV. Cusitas derrotados (14:12-14)
V. Regreso a Jerusalén (14:15)
Aprobación profética y reformas (15: 1-19)
I. Aprobación profética (15: 1-7)
II. Reformas reales (15:8-19)

3. Acción de caída
Fracaso, desaprobación y pecado (16:1-11)
Fracaso en la guerra con Israel (16: 1-6)
I. Fortificaciones de Baasa (16:1)
II. Alianza de Asa con Ben-adad (16:2-3)
III. Baasa huye de Ben-adad (16:4-5)
IV. Asa destruye las fortificaciones de Baasa (16:6)
Condenación profética y pecado (16:7-11)
I. Desaprobación profética (16:7-9)
II. Pecados reales (16: 10-11)

4. Resolución
Los últimos años de enfermedad y muerte de Asa (16:12-14)
I. La enfermedad de Asa (16:12a)
II. Fracaso de Asa(16:12b)
III. Muerte de Asa y entierro (16:13-14)

Fig. 40: Relato de tres pasos en 2 Crónicas 15:1 – 16:14.


240

Un ejemplo interesante de esta configuración se puede encontrar en la historia del


jardín del Edén (Génesis 2:4-3:24). Muchos comentarios son tan dominados por los
intereses temáticos tradicionales que frecuentemente ignoran el modelo general. Sin
embargo, Moisés describió estos eventos en una estructura enredada de cinco pasos (ver
figura 41). Como lo sugiere el bosquejo, estos dos capítulos consisten de cinco episodios.
Cada paso episódico consiste de tres, cuatro o cinco pasos de narrativa de resolución.
Algunas interconexiones con las narraciones individuales mismas han sido notadas en el
bosquejo, pero limitaremos nuestros comentarios a las relaciones que forman las historias
individuales para formar un registro unificado.

1. Problema
Adán en el jardín comisionado para cultivar (2:4-17)
I. No hay árboles porque no hay hombre que cultivar (2:4-6)
II. El hombre creado y el jardín con árboles plantados (2:7-14)
III. Hombre comisionado para cultivar (2:15-17)

2. Acción ascendente
Dios mejora las condiciones para la comisión (2:18-25)
I. Adán necesita pareja (2:18)
II. Animales no aptos (2: 19-20)
III. Dios toma la costilla de Adán (2:21)
IV. Pareja encontrada en Eva (2:22-24)
V. Adán y Eva en sociedad (2:25)

3. Punto de inflexión
Adán y Eva violan la Comisión (3:1-7)
I. Eva tentada a violar por conocimiento (3:1-5)
II. Eva y Adán violan la Comisión (3:6)
III. Adán y Eva conocen su vergüenza (3:7)

4. Acción de caída
Dios confronta a la humanidad acerca de la transgresión (3:8-21)
I. Dios se acerca a los vergonzosos Adán y Eva (3:8)
II. Dios pregunta sobre la transgresión (3:9-13)
III. Dios maldice a causa de la transgresión (3: 14-20)
IV. Dios cubre la vergüenza de Adán y de Eva (3:21)

5. Resolución
Adán y Eva expulsados del jardín (3:22-24)
I. Dios prevé más problemas (3:22)
II. Dios expulsa a la humanidad del jardín (3:23)
III. Ángel puesto a guardia (3:24)

Fig. 41: Relato de tres pasos en Génesis 2:4 – 3:24


241

El primer episodio y el último se reflejan el uno al otro de muchas maneras. Ambos


se enfocan en la relación de la humanidad con el jardín. En el primero, Adán es puesto en
el jardín para cultivarlo. En el último, él y Eva son expulsados para cultivar la tierra.
Ambos episodios tratan con árboles. Dios forma el jardín con árboles para el hombre;
Adán y Eva son expulsados del jardín y su árbol de la vida.

El segundo episodio y el cuarto sirven como acción creciente y decreciente. El


segundo episodio intensifica el problema del servicio de Adán en el jardín, introduciendo
a una compañera para ayudarle. Adán no pudo cumplir su tarea solo, así que Dios creó a
una mujer para que se uniera a él en el proyecto. Los dos viven en armonía como uno. La
acción decreciente anticipa el final de la historia. Al ser maldecidos Adán y Eva, se nos
deja vislumbrar la expulsión del paraíso.

E incluso más, la acción creciente y decreciente también corresponden con cada uno.
En tanto que la acción creciente pone al hombre y a la mujer en una comisión común, la
acción decreciente del cuarto episodio se enfoca en la maldición de Eva al dar a luz a sus
hijos y en la futilidad de Adán al trabajar la tierra. Además, la unidad del hombre y la mujer
es remplazada por la desarmonía.

El punto de cambio del registro es el episodio de transgresión: comer del fruto


prohibido. Este punto de cambio recuerda la comisión original y anticipa los siguientes
episodios. Adán y Eva querían que sus ojos se abrieran para conocer el bien y el mal, pero
irónicamente la primera cosa que ven es su vergüenza.

De estas observaciones podemos resumir el flujo dramático como sigue: el jardín


es plantado, y el hombre creado para guardarlo; la situación del hombre es perfecta con la
creación de una compañera; el hombre y la mujer violaron su comisión; la armonía de su
compañerismo es maldecida y su tarea se torna en trabajo severo; y finalmente, los
jardineros son expulsados del jardín de Dios para cultivar la tierra. Así es que secciones
largas de narraciones del Antiguo Testamento forman registros dramáticos. Como con las
historias individuales, estas presentaciones pueden seguir diferentes configuraciones. Pero
en cada caso, al ir reconociendo la estructura, se nos anexan discernimientos a los
propósitos por los cuales fueron escritos.

Conclusión

En este capítulo hemos investigado un buen número de maneras en las que los
escritores del Antiguo Testamento estructuraron secciones largas de material narrativo.
242

Aunque la cronología fue una consideración importante, los escritores del Antiguo
Testamento también arreglaron sus textos de acuerdo a tópicos. Estas motivaciones
formaron largos segmentos de narraciones en grupos, paralelos y registros dramáticos.
Investigar estas grandes estructuras narrativas es un aspecto vital de la interpretación del
Antiguo Testamento.

Preguntas de repaso

1. ¿Cómo despliegan los textos de secciones largas del Antiguo Testamento la


influencia de los intereses cronológicos y tópicos?
2. ¿Qué es un grupo? De un ejemplo.
3. ¿Qué son los registros paralelos? Distinga un paralelo simple, una inclusión y una
decusación. ¿Cuál es la importancia de notar los registros paralelos?
4. ¿Qué son los registros dramáticos a gran escala? ¿Cómo son similares a los del flujo
dramático de las historias individuales?

Ejercicios de estudio

1. Mire una vez más Génesis 2:4-3:24. Examine el flujo dramático de cada episodio.
¿Qué observaciones puede hacer que vayan más allá de la discusión de este capítulo?
2. Mire 1 Samuel 2:27-3:19. ¿Cómo analizaría la estructura de esta sección larga de
material narrativo?
243

CAPÍTULO DIEZ
LOS ESCRITORES Y SUS AUDIENCIAS

Una tarde camino a mi oficina encontré una nota que estaba tirada en el suelo.
«Gracias por su duro trabajo en clase», decía. Busqué nombre y firma, pero no había nada.
Puse la nota sobre mi escritorio y me olvidé por completo del asunto. Unos días más tarde
un estudiante vino después de clase. Muchas veces durante el semestre había objetado
fuertemente durante mis conferencias. El temor venía sobre mí en tanto anticipaba otra
confusión. Sin embargo, para mi deleite, preguntó: «¿Recibió mi nota agradeciendo por su
clase?». «¿Tú escribiste esa nota para mí?», respondí incrédulo. «Sí», sonrió abiertamente.
«Quería que supiera que mi actitud ha cambiado. Realmente aprecio lo que está
enseñando».

¿Te puedes imaginar lo que hice cuando regresé a mi oficina? Encontré la nota y la
leí otra vez, esta vez con más interés. Una vez que supe quién la había escrito y que había
sido escrita específicamente para mí, la nota significaba mucho más que antes. De la misma
manera, muchas dimensiones de las narraciones del Antiguo Testamento son tan claras que
las podemos entender y aplicar a nuestras vidas teniendo una leve idea de cuándo fueron
escritas. Pero nuestro entendimiento se enriquece grandemente cuando aprendemos acerca
del escritor y de la audiencia original. Hasta este punto, nos hemos enfocado
principalmente en una investigación intrínseca de las narraciones del Antiguo Testamento.
Nada puede sustituir el cuidadoso examen de los trabajos internos de estos textos. Sin
embargo, ahora debemos ver la investigación extrínseca: ver un texto a la luz de su escritor
y su audiencia. No estamos preocupados simplemente por los textos mismos; ahora
estamos más interesados en las dimensiones pragmáticas del significado original. ¿Por qué
los escritores del Antiguo Testamento compusieron sus historias como lo hicieron? ¿Qué
propósitos tenían ellos para sus lectores?

Dos asuntos preliminares aparecen en primer plano en tanto nos embarcamos en este
aspecto de la investigación: identificar escritores y audiencias y discernir las intenciones
de un escritor. ¿Cómo podemos descubrir loa agentes extrínsecos de las historias del
Antiguo Testamento? ¿Cómo podemos descubrir los propósitos para los que estos textos
fueron escritos?
244

Identificando escritores y audiencias

Una amiga mía estaba hablando una vez con una vecina sobre asuntos personales.
Ella habló más o menos por un minuto, pero de repente se dio cuenta de que había marcado
el número equivocado. ¡Mi amiga le estaba contando sus secretos a una completa
desconocida! Terriblemente avergonzada, colgó el manófono. «Aprendí mi lección», dijo.
«¡Pregunta siempre quién está al otro lado de la línea!».

Al interpretar las narraciones del Antiguo Testamento, también debemos buscar


quién está al otro lado de la línea. ¿Con quién estamos hablando al investigar estos textos?
Debemos hacer lo mejor para encontrar quién escribió estas historias y quién las recibió.
Examinaremos algunos problemas con la identificación y algunas claves para la
identificación.

Problemas con la identificación

Muchos estudiantes se han asustado al descubrir qué difícil es identificar a los


escritores y las audiencias de las narraciones del Antiguo Testamento. La mayoría de
nosotros abordamos la materia esperando que le Antiguo Testamento sea como el Nuevo
Testamento. Estamos acostumbrados a pensar en las cartas de Pablo a los romanos, gálatas
o efesios. Pero la certeza relativa que tenemos en gran parte del Nuevo Testamento enfatiza
las incertidumbres que enfrentamos con muchos libros del Antiguo Testamento.

Los evangélicos afirman un principio guía crucial: creer en la fiabilidad del


testimonio bíblico. Esta posición va mano a mano con un compromiso con la inerrancia
bíblica. Debido a que la Escritura no interpreta mal los hechos, correctamente identifica
autores y audiencias. Cuando una epístola del Nuevo Testamento declara que fue escrita
por Pablo (por ejemplo, Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1), es verdad. Cuando Jesús se refirió
al Salmo 110:1 como «David hablando por el Espíritu» (Mateo 22:43-44), sus palabras
forman un testimonio confiable de la paternidad literaria del salmo. En una palabra: los
evangélicos aceptan cada demanda hecha por las Escrituras de orígenes literarios. Como
dice La declaración de Chicago acerca de la inerrancia de la Biblia: «Siendo completa y
verbalmente dada por Dios, la Escritura no tiene error o falta en todas sus enseñanzas;
menos en lo que declara de los actos de Dios en la creación, acerca de los eventos de la
historia del mundo, y de sus propios orígenes literarios bajo Dios, que en su testimonio a
la gracia salvadora de Dios en sus vidas individuales».
245

Al ir trabajando en identificar a los autores y las audiencias de las narraciones del


Antiguo Testamento, seguiremos el propio testimonio de la Biblia. Pero el testimonio
bíblico no soluciona todos nuestros problemas al respecto, ya que por lo menos tres
obstáculos complican esto aún más. Al buscar los agentes extrínsecos de la historia del
Antiguo Testamento, también debemos de tratar con los desarrollos de los textos, la
transmisión de los textos, y la falta de información en los textos.

Desarrollo de los textos. Una dificultad que enfrentamos es que la mayoría de los
libros narrativos del Antiguo Testamento no fueron escritos todos al mismo tiempo.
Algunos se desarrollaron al paso de los años, décadas, aun siglos antes de que alcanzaran
su forma final. Los acercamientos críticos hacia el Antiguo Testamento se han enfocado
principalmente en una historia composicional, tomando en cuenta los desarrollos
efectuados en un período de tiempo. Pero la mayoría de estos análisis permanecen
especulativos y no confiables. Muchos métodos usados en estos esfuerzos son
incompatibles con perspectivas evangélicas en cuanto a la autoridad bíblica. Debemos
ejercer precaución extrema en tanto consideramos las reconstrucciones diacrónicas que
ofrecen los intérpretes críticos.

Por otro lado, muchos evangélicos minimizan el valor del análisis diacrónico.
«Tomamos el texto como lo tenemos hoy en día», dicen frecuentemente ellos. «No estamos
interesados en cómo se desarrollaron las narraciones del Antiguo Testamento». Tan
atractivo como pudiera parecer este punto de vista, varias consideraciones hacen
imperativo que tomemos nota de los desarrollos que hay detrás las narraciones del Antiguo
Testamento.

Para empezar, los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente reconocieron


que usaron fuentes (por ejemplo, 1 Crónicas 9:1; 1 Reyes 14:19). Es supuesto que los
registros duplicados que complicaron desarrollos históricos están detrás de muchos textos
(compare 2 Reyes 18:13-37 con Isaías 36:1-22, y 2 Crónicas 36:22-23 con Esdras 1:1-4).
Recolectar, copiar y editar recursos escritos y orales fue una dimensión del proceso
orgánico de la inspiración. Del uso del cronista de Samuel y Reyes, podemos ver que los
escritores del Antiguo Testamento a veces siguieron sus recursos muy de cerca, pero otras
los trabajaron libremente. Estos rasgos explícitos del texto del Antiguo Testamento
requieren que nosotros reconozcamos que muchas narraciones del Antiguo Testamento
tuvieron desarrollos composicionales externos.
246

Investigar la historia composicional también nos ayuda a entender muchos rasgos


literarios de los libros del Antiguo Testamento. Estos textos algunas veces parecen
desarticulados e impares debido a los desarrollos diacrónicos. Por ejemplo, las historias de
Elías y Eliseo (1 Reyes 17:1-2 - 2 Reyes 8:15) exhiben una medida de diferencia de estilo
de otras porciones del libro de Reyes. Las historias de José (Génesis 37:250:26) exhiben
una unidad literaria que otras porciones de Génesis no comparten. Frecuentemente, este
tipo de rasgos literarios puede ser explicado en términos de desarrollos diacrónicos.

La historia composicional de las narraciones del Antiguo Testamento también


complica nuestro intento de identificar el escritor y la audiencia. En ocasiones, los
escritores del Antiguo Testamento incorporaron recursos a sus libros sin ajustar
completamente la fuente de los materiales a sus propias circunstancias. Los rasgos
geográficos, políticos y de estilo con frecuencia traicionaron una primera fuente. Si
pasamos por alto estos rasgos, fácilmente confundiremos la fecha de la fuente con la fecha
de la composición final.

Un ejemplo muy claro aparece en 1 Reyes 8:8. Este pasaje declara que las varas
utilizadas para llevar el arca del pacto fueron sacadas «de manera que sus extremos se
dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban
ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy» (énfasis agregado).

Aparte de esta historia composicional, este pasaje pudiera guiarnos a concluir que el
libro de Reyes fue escrito antes de la destrucción del templo. El texto afirma que las varas
que se usaban para llevar el arca están «hasta hoy» (1 Reyes 8:8), pero el resto del libro de
Reyes demuestra que la indicación de esta fecha no es posible. Los capítulos finales del
libro de Reyes cubren eventos históricos mucho más allá de la destrucción del templo.
¿Cómo, entonces, explicamos «que quedaron hasta hoy» en 1 Reyes 8:8? Aparentemente,
el compilador de Reyes siguió una fuente anterior y dejó que la referencia del tiempo
permaneciera como había sido escrita. «Hoy» se refería al tiempo de la fuente, no a los días
del escritor. Si fallamos en notar esta dimensión diacrónica en el texto, seremos mal
guiados al tratar de establecer la identidad del escritor y de la audiencia de Reyes.

La transmisión de los textos. Además de nuestra consideración de la historia


composicional del texto, debemos estar alertas a la actividad editorial en la transmisión
después de la composición final. Se han introducido ajustes editoriales menores en muchas
narraciones del Antiguo Testamento. La mayor parte de estas modificaciones se puede
identificar por medio del criticismo textual. Glosas, expansiones, omisiones y otras cosas
247

por el estilo aparecieron en tanto que las narraciones del Antiguo Testamento fueron
pasando de generación a generación. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la lectura
anterior del texto puede reconstruirse por medio de métodos tradicionales de crítica de
texto.

Más aun, los evangélicos han identificado ocasionalmente cambios en un pasaje para
el cual hay poca o ninguna evidencia textual. Estas actividades editoriales generalmente
involucran lenguaje de actualización, nombres geográficos, listas, y detalles similares.
Identificar estos cambios en un texto también puede ser crucial para determinar los agentes
extrínsecos de un libro. Adiciones posteriores pueden dar una impresión falsa de la
composición postrera.

Por ejemplo, en Génesis 14:14 leemos que Abram persiguió a sus enemigos «hasta
Dan». De Jueces 18:29 podemos saber que este sitio era llamado «Lais» en los días de
Moisés. Se le cambió el nombre sólo después de que la tribu de Dan dejó su territorio
original y se mudó al norte (Jueces 18:1-31). ¿Cómo podemos reconciliar la referencia a
«Dan» en Génesis 14:14 con la paternidad literaria mosaica de Génesis? La mayoría de los
evangélicos tratan la referencia como un ajuste editorial postrero.

En 1 Crónicas 3:1-24 la genealogía real se extiende de dos a cinco generaciones más


allá de Zorobabel. Si la forma original del libro contenía esta lista completa, la composición
final de Crónicas pudo haberse llevado a cabo no antes del 478 A.C. Sin embargo, el estilo
de la última porción de la genealogía cuestiona la originalidad de 1 Crónicas 3:21b-24.
Como lo puso Keil: «la lista de (...) v. 21b, hasta el final del capítulo, es un fragmento
genealógico, que quizá ha llegado al texto del cronista en un tiempo posterior». Cuando
identificamos la fecha del cronista, debemos reconocer que esta genealogía pudo haber
sido extendida más allá de su forma original. Esto trae la posibilidad de que Crónicas fuera
escrito mucho antes de lo que genealogía pudiera sugerir.

De la misma manera, E. J. Young nota que Jadúa (351-331 A.C.), sumo sacerdote
durante el tiempo de Alejandro Magno, aparece en Nehemías 12:1-22. Después sugiere
que esta «lista de sacerdotes y levitas (...) pudo haber sido una adición posterior». Esta
observación afecta grandemente el fechado que asignamos al autor y a la audiencia de
Nehemías.

Siempre debemos ejercer precaución cuando identificamos la actividad editorial,


especialmente cuando no hay evidencia textual para apoyar las teorías. La carga de la
248

prueba está en aquellos que proponen que el pasaje ha sido retrabajado o extendido. Aun
así, no debemos fallar en reconocer la posibilidad de tales cambios en tanto tratamos de
identificar el escritor y la audiencia.

Falta de información. Una vez que hemos aislado las fuentes y la actividad editorial
en las historias del Antiguo Testamento, se nos deja con un nivel de composición final.
Este material es el sitio del significado original. Pero todos nuestros problemas no están
resueltos. Todavía enfrentamos una falta de información. Las historias del Antiguo
Testamento explícitamente identifican sólo a algunos escritores y algunas audiencias. Los
libros narrativos del Antiguo Testamento permanecen anónimos, excepto los libros de
Moisés.

Los puntos de vista tradicionales sobre agentes extrínsecos han aumentado con
respecto a cada libro. Algunas de estas designaciones son posibles, aun probables. Pero la
mayoría tienen poco mérito y tienden a pasar por alto evidencias contrarias en los propios
libros.

Así es que muchos problemas confrontamos al tratar de identificar a los escritores y


las audiencias del Antiguo Testamento. El uso de fuentes y la presencia de la actividad
editorial complica el asunto. Más allá de la falta de designaciones explícitas en los textos
mismos, también se nos presentan problemas que debemos superar. Estas dificultades
levantan una pregunta importante: ¿Qué esperamos saber acerca de los escritores y las
audiencias de las narraciones del Antiguo Testamento? ¿Qué tanto debemos esperar
descubrir?

Claves para la identificación

Debido a que tenemos poca información explícita accesible, debemos establecer un


rango de posibles agentes extrínsecos basados en una clasificación de claves. Viendo
cuidadosamente la evidencia, encontramos un número de indicaciones de los tiempos y
circunstancias parecidas del escritor y la audiencia original. ¿Cuáles son estas claves y
cómo nos ayudan a establecer las fechas anteriores y posteriores para los agentes
extrínsecos?

Las fechas anteriores más probables. Tres consideraciones principales ayudan a


establecer la fecha anterior más probable de la composición final: los últimos eventos del
libro, anacronismos, y comentarios del autor.
249

Primero, la forma final de un libro del Antiguo Testamento no pudo haber sido
escrita antes que los últimos eventos mencionados en él. En su mayoría, las narraciones
del Antiguo Testamento reportan eventos que ya han ocurrido. Esta consideración ayuda a
establecer la posible fecha anterior para muchos libros.

Por ejemplo, el último evento en el libro de Reyes es la liberación de Joaquín (2


Reyes 25:27-30). El libro como un todo debió haber sido escrito después de este evento.
De los versículos finales del cronista (2 Crónicas 36:22-23) podemos ver que Crónicas
alcanzó su forma final no antes del Edicto de Ciro en 538 A.C. En cada libro narrativo del
Antiguo Testamento, el último evento histórico mencionado da una orientación inicial
hacia la fecha anterior más probable de la composición final.

En tanto que este factor merece consideración cuidadosa, no resuelve la pregunta


para cada libro. Algunos libros del Antiguo Testamento fueron compuestos mucho después
de los eventos que reportan. Por ejemplo, sabemos que Moisés escribió Génesis por lo
menos cuatrocientos años después del último evento en ese libro. Como veremos, estas
circunstancias son similares para otros libros también. Recientemente, los evangélicos han
tratado de poner a los escritores y a sus audiencias tan cerca como sea posible a los eventos
del libro. Esta perspectiva emergió de la creencia de que la proximidad en el tiempo hizo
la exactitud histórica más probable. Pero esta suposición parece menos que adecuada. La
distancia histórica frecuentemente permite a un escritor ver los hechos de la historia con
más precisión. Más aun, la proximidad del tiempo no es la base de la fiabilidad histórica
en las narraciones del Antiguo Testamento: son históricamente inerrantes porque el
Espíritu Santo de Verdad las inspiró. La distancia histórica no fue problema para Él. Años,
décadas, o siglos pueden haber transcurrido entre los eventos y las historias que los
reportan sin comprometer la fiabilidad histórica.

Segundo, los escritores del Antiguo Testamento nos dan claves para sus tiempos por medio
de anacronismos -situar una expresión o concepto de sus propios días en un ambiente
anterior de la historia. Las descripciones anacronistas de los personajes, lugares o eventos
revelan los tiempos del escritor.

Por ejemplo, en 1 Crónicas 29:7 se reporta que las cabezas de las tribus
contribuyeron con «diez mil dracmas (´drknym) de oro» para la construcción del templo.
Esta referencia a «dracmas» es claramente anacronista, ya que no existían las dracmas en
los días de David. Entonces este término ha de reflejar la circulación de dinero que se
utilizaba en los propios días del cronista. Si aceptamos este término como original al libro,
250

forma una clave importante para poner fecha a la composición final de Crónicas. El
cronista escribió después de que la circulación del dinero había comenzado a usarse. Los
anacronismos frecuentemente nos indican una fecha anterior de una narración del Antiguo
Testamento. Uniéndolos a otras claves, nos ayudan a limitar las posibilidades. Tercero, los
comentarios de los autores algunas veces sugieren la fecha anterior más posible. Los
escritores revelan sus tiempos por medio de sus explicaciones y observaciones. Por
ejemplo, antes del ritual en el que Booz recibe una sandalia del pariente más cercano de
Noemí (Rut 4:8), el autor proporciona una explicación del parentesco: «Había ya desde
hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la
confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero;
y esto servía de testimonio en Israel» (Rut 4:7). Aparentemente, por el tiempo de la
composición final, esta costumbre había sido olvidada. Así que el escritor explicó por qué
ocurría la práctica «ya desde hacía tiempo». Una cantidad significativa de tiempo había
pasado entre los eventos del libro y su composición final. Este entendimiento es
confirmado por la genealogía al final del libro, que va más allá de los días de Rut (Rut
1:18-22).

Última fecha razonable. Los textos del Antiguo Testamento también presentan
claves que nos ayudan a establecer la última fecha razonable para la composición final.
Este límite en los agentes extrínsecos es más difícil de determinar, pero por lo menos tres
sugerencias están a disposición: referencias externas, ausencia de eventos importantes, y
la ideología del libro.

Primero, en algunos casos podemos apelar a la referencia inmediata anterior al libro


en otro material. Muchas veces los libros del Antiguo Testamento se refieren el uno al otro,
permitiéndonos hacer algunos límites en el rango de agentes extrínsecos. Por ejemplo,
asumimos que Samuel y Reyes fueron escritos antes de Crónicas, porque el cronista los
usó extensamente. Podemos asegurar que Deuteronomio fue escrito antes de los días de
Nehemías porque él se refiere a este texto (Nehemías 1:8-9). Este criterio ayuda algunas
veces, pero debemos recordar que una cita puede reflejar una fuente común o una
referencia a un libro antes de alcanzar su forma final. La evidencia de una referencia
externa debe usarse siempre en unión con otras claves. Segundo, la ausencia de eventos
importantes en la historia de Israel también proporciona claves para la última fecha más
probable de composición final. Cuando un evento tenía importancia significativa para la
nación de Israel y el escritor no lo incluía en su historia, su omisión podía indicar que el
evento todavía no había ocurrido. Es muy probable, por ejemplo, que el escritor de Reyes
escribió antes del Edicto de Ciro, porque no incluyó este evento crucial en su historia. El
251

final abrupto del libro también sugiere que Ciro todavía no había dado el edicto. De la
misma manera, la genealogía de Rut termina con David (Rut 4:18.22). No sigue hasta
Salomón, Roboam, y los otros descendientes de David. Por lo tanto, podría parecer que el
libro fue compuesto durante la vida de David.

Sin embargo, esta directriz también debe ser usada con precaución. Los escritores
del Antiguo Testamento no estaban bajo obligación alguna para registrar todo lo que
ocurría hasta sus días. Un escritor pudo haber omitido eventos por muchas razones.
Tercero, frecuentemente la mejor manera de establecer la fecha posterior de la composición
final es examinar la ideología del libro. Con parámetros amplios en su lugar podemos
hacernos varias preguntas que nos ayuden. ¿Cuál es el enfoque teológico del libro? ¿Qué
escenario en la historia de Israel parece ajustarse mejor para su mensaje? En tanto
entendemos mejor los asuntos prominentes de un libro, somos más capaces de sugerir el
tiempo probable para su composición.

Algunos intérpretes han argumentado, por ejemplo, que el libro de Crónicas se


enfoca en el reino y en el templo con un énfasis programático. Proporciona modelos
detallados del papel de un rey como sustentador de la adoración en Israel. Si esta
evaluación es correcta, proporciona evidencia para situar al cronista antes de la
desaparición de Zorobabel, en tanto que la unión del rey y el templo todavía era una
posibilidad inminente para la comunidad post-exílica.

De una manera similar, el libro de Jueces apoya la necesidad de un rey al señalar los
fracasos de los jueces y levitas. No es necesario decir que este argumento funcionó mejor
antes de que los fracasos de los monarcas llegaran a ser tan evidentes para Israel. Esta
consideración levanta la posibilidad de que el libro fue escrito antes de que los problemas
en la casa de David arreciaran.

Las claves ideológicas no son indiscutibles. Los textos pueden hablar a una variedad
de situaciones. Más aun, nuestra valoración del mensaje de un libro depende en gran parte
de la situación extrínseca que suponemos para ese libro. Sin embargo, en unión con otras
sugerencias, estas claves nos ayudan a establecer algunos parámetros para el fechado de la
composición final.

En cuanto a muchos libros del Antiguo Testamento, debemos estar satisfechos con
tener poca certeza de la última fecha de composición final. Sin embargo, en la mayoría de
252

los casos podemos identificar algunos límites razonables basados en claves en el texto (ver
figura 42).

Fig. 42: Establecimiento de una gama de agentes externos

Establecer un rango de agentes extrínsecos de esta manera ofrece por lo menos dos
ventajas. Primero, un rango de posibilidades nos mantiene pensando en lo que realmente
sabemos acerca del autor y la audiencia de un libro. El Espíritu Santo ha negado el
conocimiento preciso de quién escribió la mayor parte de las narraciones del Antiguo
Testamento. Podemos llegar a orientaciones generales en base a las claves que Él nos ha
dado, pero en muchos casos el Espíritu aparentemente no quiso que nosotros tuviéramos
conocimiento específico del autor y la audiencia. Debemos aceptar humildemente lo que
Él nos ha dado.

Segundo, operar con perspectivas extrínsecas extendidas nos guarda de limitar el


significado de un texto a una hipótesis estrecha. Si ligamos nuestras interpretaciones
253

demasiado cerca de un grupo de agentes extrínsecos, nos arriesgamos a oscurecer aspectos


del significado.

Identificar escritores y audiencias es una dimensión vital para interpretar las


narraciones del Antiguo Testamento. Tenemos problemas de desarrollos, transmisión, y
escasez de información. Sin embargo, al explorar claves accesibles, podemos determinar
las fechas anteriores y posteriores más probables de la composición final de un libro.
Investigar las narraciones del Antiguo Testamento dentro de este rango nos ayuda a
entender su significado original de una manera más completa.

Discerniendo las intenciones del escritor

Si alguien da dinero secretamente a los pobres, lo llamamos «don de caridad». Si


alguien contribuye para ser reconocido públicamente, lo consideramos «el don de la
hipocresía». Si los niños tiran una pelota de béisbol a una ventana a propósito, deben
pagarla; pero si es un accidente, podemos dejarles ir con una advertencia. Nuestra
percepción de la motivación afecta grandemente cómo evaluamos una acción.

Pero entender el propósito de un escritor es una de las facetas más complicadas de


la interpretación. Muchos estudios han tratado extensamente con esta materia. En este
capítulo vamos a restringirnos a dos asuntos: problemas asociados con establecer las
intenciones de un escritor y claves para las intenciones del escritor. ¿Qué dificultades
debemos superar para entender los propósitos de un escritor? ¿Qué avenidas debemos
seguir para establecer sus intenciones?

Problemas con las intenciones

Cuando vemos los propósitos de los escritores del Antiguo Testamento, enfrentamos
dificultades con diferentes apariencias. Pero tres asuntos son particular-mente
significativos: la complejidad de sus intenciones, la distancia histórica entre ellos y
nosotros, y el estilo sutil de los escritores del Antiguo Testamento.

Complejidad. La dificultad para entender el propósito de un escritor llega a ser


evidente cuando consideramos la complejidad de sus intenciones. Contrario a la manera en
que frecuentemente los tratamos, los autores del Antiguo Testamento no sólo pensaron en
una o dos ideas en tanto que escribían. Ellos tenían muchos objetivos en una variedad de
niveles.
254

En un nivel básico, los escritores del Antiguo Testamento se enfocaron en la


mecánica de la composición. Ellos seleccionaron ciertas letras, palabras, frases, y
enunciados. Intencionalmente utilizaron caracterizaciones, descripción de escenas y
argumentos estructurales. Estas y otras estrategias fundamentales de escritura fueron parte
de las intenciones del escritor.

Sin embargo, en nuestro estudio, estamos interesados principalmente en las


intenciones ideológicas de los escritores del Antiguo Testamento - el grupo de creencias
que ellos querían que aceptaran sus lectores. Pero incluso dentro de estos límites, nos
encontramos con complejidades.

Primero, los escritores del Antiguo Testamento operaban con jerarquía de objetivos
ideológicos, poniendo más importancia en algunos intereses que en otros. Por ejemplo, en
el registro de la salida de Abram a la tierra prometida (Génesis 12:1-9), Moisés estaba más
preocupado por el llamado de Dios que con el hecho de que «Lot fue con él» y que «era
Abram de setenta y cinco años cuando salió de Harán». La mención de Lot nos prepara
para los episodios que siguen; la edad de Abram añade un detalle vívido. Pero sentimos un
mayor énfasis en el llamado de Dios y en la respuesta fiel de Abram. Al evaluar las
intenciones de un autor, debemos buscar la importancia relativa de los elementos en su
mensaje.

Segundo, cada parte de un texto tiene una contribución única que hace al propósito
ideológico global. Los escritores construyeron escenas, episodios, secciones más largas, y
libros completos para lograr sus fines de una manera acumulativa. Como resultado,
debemos buscar los objetivos detrás de las unidades pequeñas y grandes. Tristemente, los
intérpretes frecuentemente ignoran uno u otro lado. Algunas veces, identificamos el
propósito de una pequeña porción e ignoramos el contexto más grande. Otras veces
agarramos todo el cuadro e ignoramos las intenciones detrás de las pequeñas unidades.

Por ejemplo, los intérpretes comúnmente se enfocan con exclusividad en la conducta


ejemplar de Débora (Jueces 4:1-5:31). Pero, ¿qué intenciones tenía el escritor? ¿Quería que
sus lectores creyeran que Débora era un ejemplo o que el oficio de juez fracasó? Él
intentaba ambos. Desde su punto de vista, Débora no tenía defecto alguno. Pero aun los
jueces más grandes no podían dar a Israel el liderazgo suficiente. Ambos motivos eran
vitales para el propósito del escritor.
255

Tercero, los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente intentaban dirigirse


a diversos segmentos de sus audiencias. Las audiencias originales de los libros del Antiguo
Testamento consistían de muchos tipos de gente: jóvenes y viejos, ricos y pobres, hombres
y mujeres, nobles y gente común, creyentes y no creyentes, israelitas y transeúntes, por
nombrar algunos. Como resultado las intenciones del escritor usualmente eran
multifacéticas. Al buscar dirigirse a las fuerzas, debilidades, intereses y responsabilidades
de la gente en su audiencia, ellos mismos tenían que interesarse en muchos y variados
problemas.

Por ejemplo, el escritor de Reyes comentó que Salomón «puso a Sadoc por sacerdote
en lugar de Abiatar» (1 Reyes 2:35). La diversidad en su audiencia causó que él tuviera por
lo menos tres intensiones ideológicas: animar con sus palabras a los seguidores de Sadoc,
advertir a otras familias sacerdotales en contra de usurpar el lugar de los seguidores de
Sadoc, e instruir a los adoradores a aceptar solamente a los de Sadoc como legítimos sumos
sacerdotes.

Cada escritor del Antiguo Testamento tenía que ver con algún grado de diversidad.
Varios segmentos de la audiencia se mueven a un primer plano de sus intereses de vez en
cuando. En estos casos, múltiples necesidades son tratadas de inmediato.

Cuarto, a la luz de estos tipos de complejidades, debemos asumir que los escritores
del Antiguo Testamento tuvieron varios grados de conocimiento psicológico de sus
propósitos. Como lo observa Polletta:

Toda escritura artística es alguna suma o producto de lo que Coleridge llamó «impulso
espontáneo y propósito voluntario», pero las cantidades precisas de la combinación, y
aun el maquillaje distintivo de cada facultad, variará casi sin límite de escritor a escritor
(...) Detrás de cualquier propósito voluntario pudiera estar la fuerza de la perspectiva
mental del autor, su visión, su manera de percibir y ordenar la experiencia y la realidad;
el propósito voluntario puede ser un impulso de esas partes de la mente que, para usar
la propia definición de Freud de «inconsciente» están «fuera de conocimiento».

Algunas de las motivaciones de los escritores del Antiguo Testamento estaban a la


vanguardia de sus mentes. Pero muchos aspectos de lo que estaban haciendo
permanecieron en el mejor de los casos en el fondo de sus mentes. En este sentido, los
escritores del Antiguo Testamento con frecuencia dijeron más de los que comprendieron.
256

Una simple ilustración hará esto más claro. Considera el enunciado: «Yo estoy
pensando en ti». ¿Estaba yo consciente del rango total de intenciones que involucran el
escribir este enunciado? Claro que no. En tanto lo escribía, tenía una idea vaga de pensar
en ti. Pero yo estaba totalmente inconsciente de mover mis dedos, escribir las palabras
correctamente, y usar una estructura sintáctica particular. Estas elecciones vinieron a mí
sin reflexión consciente. Inclusive, yo no estaba pensando en quién eres tú, lo que te he
escrito, lo que escribiré; y en otros aspectos que no son el fin del significado de mi
enunciado. Estas y otras determinaciones vienen a mi conocimiento en tanto que miro
nuevamente mi enunciado. Reflexionando, puedo ver muchas cosas más de lo que vi
mientras escribía.

De manera similar, en tanto que los escritores del Antiguo Testamento componían
sus historias, también no tenían conocimiento de todo lo que lograban. Cuando recordamos
que estos autores fueron inspirados por el Espíritu Santo, vemos con mayor claridad que
su entendimiento era limitado. Siempre hemos de «tener en cuenta la intención del autor
divino, así como la intención de autor humano». Muchos elementos del texto fueron más
allá de lo que los escritores del Antiguo Testamento pensaron conscientemente en tanto
escribían. ¿Estaba completamente consciente Moisés de la configuración compleja que
propusimos para Génesis 2:4-3:24, en tanto componía la historia? No estamos tan seguros,
pero parece improbable. Las interconexiones en este texto son tan complicadas que
probablemente no fueron planeadas totalmente por Moisés. Su entendimiento consciente
del texto no era exhaustivo. Su experiencia al escribir no fue como la experiencia de los
músicos al tocar los instrumentos. Algunos elementos fueron selecciones estudiadas, pero
otras no fueron tan deliberadas. Moisés dijo más de lo que era capaz de guardar en la
vanguardia de su mente.

Nunca podemos estar absolutamente seguros de cuánto entendieron sus textos los
escritores del Antiguo Testamento, así que no debemos limitarnos a sus intenciones
conscientes. También debemos explorar los asuntos acerca de los cuales los escritores no
pudieron haber estado completamente conscientes.

Distancia histórica. Otro problema grande que enfrentamos es la distancia histórica


entre nosotros y los autores del Antiguo Testamento. Siempre que queremos valorar sus
motivaciones, nos metemos con innumerables barreras históricas. Primero, como hemos
visto, no sabemos con precisión quién escribió la mayoría de los libros. Para libros como
Josué, Jueces, y Samuel, el rango de posibles agentes extrínsecos se extiende a más de un
siglo. Es difícil reconstruir las intenciones de un escritor cuando solamente podemos tener
257

algunos cientos de años de su fecha real. Segundo, un abismo de más de dos mil años de
diferencias culturales aparece entre nosotros. Mayormente, estamos poco familiarizados
con los antecedentes y las circunstancias de los escritores del Antiguo Testamento.
¿Cuánto sabemos de la educación de Moisés en Egipto? ¿Cuán familiarizados estamos
con el ambiente político de la situación post-exílica del cronista? Tenemos dificultades
reconstruyendo los propósitos del escritor porque no estamos familiarizados con los
estilos de vida, estándares y expectativas que compartían con sus audiencias. Una
cuidadosa investigación de la cultura del escritor puede eliminar algunas barreras
históricas. Pero por cada muralla escalada, otras miles permanecen altas y fuertes. No
estamos valorando las motivaciones de nuestros vecinos: estamos reconstruyendo más de
un milenio.

Estilo sutil. La tercera dificultad principal que enfrentamos es el estilo sutil de los
escritores del Antiguo Testamento. En su mayoría, no manifestaron explícitamente sus
objetivos ideológicos. Moisés no escribió por qué compuso Éxodo; el escritor de Ester no
declaró su propósito. Generalmente, se nos deja inferir las motivaciones de los escritores.
Estudiamos sus textos y determinamos las intenciones que mejor explican la forma y el
contenido de sus historias. El estilo sutil de los escritores del Antiguo Testamento también
dificulta la valoración de sus propósitos.

En tanto exploramos los objetivos de un escritor del Antiguo Testamento, debemos


tener en mente los muchos problemas que enfrentamos. Las complejidades de las
intenciones, la distancia histórica, y el estilo sutil dificultan la tarea. Estos retos han de
hacernos tener cuidado y ser humildes al interpretar (ver figura 43).

Claves para las intenciones

Los detectives se gozan en juntar todas las evidencias para resolver un misterio. Si
te gusta ser detective, te encantará explorar las intenciones de los escritores del Antiguo
Testamento y recolectar las claves ampliamente esparcidas. Un número de indicaciones nos
ayudarán a discernir el punto de vista ideológico de un escritor. Podemos buscarlas en el
texto y en las circunstancias del escritor.

En los capítulos anteriores, vimos un número de claves en el texto que son de ayuda
para discernir el propósito de un escritor. Vamos a repasarlas brevemente y después
veremos más de cerca varias técnicas especiales que se encuentran en las historias del
Antiguo Testamento.
258

Primero, la caracterización abre el propósito del escritor para nosotros. Los


escritores del Antiguo Testamento querían que sus audiencias aprobaran, desaprobaran, y
tuvieran reacciones combinadas hacia sus personajes. Al tomar nota de las presentaciones
de los personajes en las historias, revelamos las intenciones ideológicas del escritor.

Fig. 43: Problemas al discernir las intenciones

Segundo, la descripción de la escena también revela aspectos de la ideología del


escritor. Las variaciones en el modo narrativo enfatizan ciertas escenas. Los comentarios
autoritarios también ponen en evidencia su punto de vista. La imaginación detallada
levanta asuntos importantes para el escritor. Los cambios en tiempo y espacio llaman la
atención a las escenas que son más cruciales desde la perspectiva del escritor.

Tercero, las estructuras nos ayudan a descubrir los propósitos del escritor. La
elevación y la caída de la tensión dramática proporcionan una escena de problema y
259

resolución. Confirmar y contrastar paralelos, inclusiones, y arreglos de decusación


yuxtaponen escenas, episodios, y secciones. En estas estructuras, los escritores del Antiguo
Testamento revelaron sus propósitos ideológicos.

Cuarto, los escritores del Antiguo Testamento emplearon muchas técnicas


especiales para revelar su punto de vista. Hemos mencionado algunos de estos rasgos, pero
nos ayudará el describirlos ahora con más detalle. Esta lista representa solamente una
muestra de los rasgos más importantes de las historias que revelan intenciones ideológicas.

Repetición

Quizá la técnica más común que utilizaron los escritores del Antiguo Testamento
fue la repetición. A veces puede ser inadvertida o enfocada en un tema menor. Pero motivos
similares apareciendo varias veces en un pasaje generalmente indican que estos intereses
fueron prominentes desde la perspectiva del autor.

Por ejemplo, en 1 Crónicas 10:1-14 tenemos dos episodios de resolución seguidos


por un reporte explicativo. Las repeticiones nos muestran la motivación ideológica
prominente del cronista en este pasaje (ver figura 44).

Saúl e hijos mueren (10:1-7)


I. Filisteos batallan contra Israel (10: 1)
II. Saúl e hijos mueren (10:2-6)
III. Los filisteos ocupan ciudades (10:7)

Cuerpos profanados y recuperados (10:8-12)

I. Filisteos profanan los cuerpos (10:8-10)


II. Galaaditas recuperan los cuerpos (10: 11-12)

Reino dado a David (10:13-14)

I. Explicación de la muerte de Saúl (10:13-14a)


II. Traslado a David (10: 14b)

Fig. 44: Bosquejo de 1 Crónicas 10:1-14


260

¿Cuál fue el interés principal del cronista? En cada episodio él mencionó el motivo
de la muerte. En el primer episodio (vv. 1-7), el cronista repitió el tema de la muerte varias
veces: los hijos de Saúl murieron (v. 2); Saúl pidió que lo mataran (v. 4); Saúl se mató (v.
4); y su escudero también se mató (v. 5). Entonces todo esto se resume en: «Así murieron
Saúl y sus tres hijos» (v. 6). El segundo episodio trata con el entierro de Saúl. Su cuerpo
encontró descanso solamente después de una severa deshonra. En el tercer episodio, el
cronista comentó sobre la razón para esta penosa muerte. Saúl murió «por su rebelión con
que prevaricó contra Jehová» (v. 13).

¿Cómo nos ayudan estas repeticiones a entender el propósito del cronista? Éstas
demuestran que no estaba en principio preocupado por la guerra, ni con el problema que
los filisteos causaron a Israel. Éstos eran relativamente aspectos menores en su historia.
Más bien, estaba primariamente interesado en la muerte de Saúl y sus hijos. La repetición
del motivo de la muerte da la pista de que el cronista quería que sus lectores se enfocaran
en el significado de la vergonzosa muerte de Saúl. De acuerdo a esto, él concluyó: «por
esta causa Jehová lo mató y traspasó el reino de David hijo de Isaí» (v. 14b énfasis
agregado). El cronista intentó enseñar cómo la deshonrosa muerte de Saúl demostraba el
rechazo absoluto de Dios para con Saúl y la exaltación de la línea de David.

Alusión

La alusión podría ser definida como una referencia en un pasaje de otro. Esta técnica
es similar a la repetición, pero generalmente involucra episodios separados que tienen
algunas otras conexiones. Al divisar alusiones, descubrimos dimensiones importantes en
las intenciones del escritor.

Por ejemplo, en la historia del levita y su concubina (Jueces 19:1-30) encontramos


una escena que nos recuerda otra historia bien conocida:

Pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres
perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la
casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos. Y
salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis
este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. He aquí mi
hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas
como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame (Jueces 19:22-24).
261

Esta horrible escena hace alusión a un evento similar en la historia de Sodoma y


Gomorra:

Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de
Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot,
y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que
los conozcamos. Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo:
Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas
que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere;
solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi
tejado (Génesis 19:4-8).

Las similitudes son asombrosas: en ambas escenas los hombres perversos están
afuera y llaman al varón invitado, pero el anfitrión ofrece mujeres en su lugar. Aun el
lenguaje es similar en ciertos puntos: «No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este
mal» (Jueces 19:23); «Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad» (Génesis 19:7).
¿Por qué el escritor de Jueces hace alusión a Sodoma y Gomorra en esta escena? En efecto,
lo hizo para demostrar que Israel se había vuelto tan corrupto como las ciudades notorias
en los días de Abraham: totalmente malos y mereciendo el juicio de Dios (Jueces 19:30).
Por medio de esta alusión él sustenta su punto de vista de que Israel necesitaba un rey. Sin
un rey, el pueblo de Dios no era mejor que las ciudades de Sodoma y Gomorra.

Ironía dramática

El término «ironía» tiene muchos usos diferentes. Podemos hablar de ironía verbal,
en la que «el significado implícito propuesto por el emisor difiere de lo que aparentemente
afirma». Un escritor o personaje en su historia dice justamente lo opuesto a lo que él o ella
quieren decir. Otra forma de ironía es la lítote, o la subestimación. Frecuentemente, los
escritores usan este mecanismo para crear dentro de su audiencia la escena de que «una
cosa significa mucho más de lo que dice». Sin embargo, en este punto, estamos más
interesados en la ironía dramática: una situación en la que «la audiencia comparte con el
autor el conocimiento de qué personaje es ignorante». Esta técnica fue una manera efectiva
en la que los escritores del Antiguo Testamento revelaron sus perspectivas ideológicas. La
ironía dramática ocurre tanto explícita como implícitamente. A veces los escritores del
Antiguo Testamento claramente expusieron información que dio a la audiencia
discernimiento más allá de los personajes. De esta manera, el escritor creó tensión en la
audiencia en tanto que lidiaba con la ignorancia del personaje.
262

Ironía explícita

La ironía explícita está en el corazón del libro de Job. En los primeros capítulos, los
lectores se enteran de un concurso celestial entre Dios y Satanás (Job 1:1-12). Sin embargo,
Job y sus amigos no saben de estos eventos. A través de los diálogos del libro, Job quiere
saber por qué sufre, pero no se le otorga ningún acceso celestial. De hecho, Dios reprende
a Job (Job 38-41), diciéndole que él no tiene derecho a ese conocimiento.

Al oír los oyentes originales las soluciones simples de los amigos y la lucha de Job por
sabiduría, adquieren un conocimiento escondido de los personajes. Su conocimiento los
alerta a la condición de aquel que sufre, y a las dificultades de aquellos que tratan de
ayudarlo en ignorancia. Esta ironía dramática explícita forma una dimensión vital de
entendimiento de las intenciones ideológicas del autor.

Ironía implícita

Los escritores del Antiguo Testamento también presentaron sus perspectivas por
medio de la ironía dramática implícita. La mayoría de las historias del Antiguo Testamento
no fueron del todo nuevas para las audiencias originales. Algunos lectores habían
experimentado los eventos por sí mismos y conocían otras informaciones pertinentes.
Además, la audiencia original tuvo la oportunidad de escuchar una historia más de una vez.
Cuando regresaban al texto una segunda o tercera vez, lo hacían con un conocimiento de
resultados que los personajes no poseían. Por esto, la ironía ocurría incluso cuando el
escritor no ofrecía específicamente información especial al lector.

Por ejemplo, en la división de la tierra entre Abram y Lot (Génesis 13:1-18), Lot
escogió la tierra que era «como el huerto de Jehová», situándose cerca de Sodoma y
Gomorra. Sin embargo, después de mencionar estas ciudades, Moisés comentó: «Mas los
hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera» (v. 13). Este
breve comentario no dice nada explícitamente de los eventos que siguen, pero para una
audiencia que sabía acerca de la destrucción de Sodoma y Gomorra, planteó una profunda
ironía dramática. Aunque Lot estaba yendo a una tierra próspera, la audiencia sabía que se
estaba moviendo hacia un lugar de juicio. Apoyándose en este conocimiento, Moisés reveló
su propio punto de vista. Lejos de perder la bendición de la buena tierra para Lot, Abraham
estaba ahora en camino para convertirse en el que intercede por Lot (Génesis 18:22-33).
263

Discurso directo

La importancia del discurso directo en las narraciones del Antiguo Testamento ha


sido notada por muchos intérpretes en años recientes. Como hemos visto, el discurso
funcionó significativamente en la caracterización, la descripción de escenas, y la estructura.
Sin embargo, además de esto, el discurso directo es una de las maneras más claras en las
que los escritores del Antiguo Testamento presentaron sus propios puntos de vista
ideológicos.

Cuando examinamos el lenguaje directo de los personajes humanos, debemos tener


precaución. Como hemos visto, los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente
presentaron las debilidades de sus personajes, dando su defectuosa o falsa evaluación de
un evento. Por ejemplo, cuando Mical reprocha a David por danzar delante del arca, ella
dice: «¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las
criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!» (2 Samuel 6:20). Aun
así, los personajes frecuentemente reflejan el propio punto de vista del escritor. David
respondió: «Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu
casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto,
danzaré delante de Jehová» (2 Samuel 6:21). Indudablemente, David habló por el escritor.
La audiencia tenía que evaluar el evento como lo hizo David. Podemos mencionar técnicas
innumerables para descubrir claves que nos guíen a los puntos de vista ideológicos del
escritor. Pero con estos aspectos del texto en mente, los intérpretes pueden dar grandes
pasos hacia el entendimiento de por qué las historias del Antiguo Testamento fueron
escritas.

Las circunstancias del escritor

Además de las claves dentro del texto, las intenciones ideológicas de un autor se
aclaran más al prestar atención a las circunstancias del autor –el contexto histórico en el
que un pasaje fue escrito–. El texto mismo limita las posibilidades, pero para determinar
con más precisión lo que significaba un texto, debemos saber algo acerca de las
circunstancias que lo rodeaban.

Por conveniencia, hablaremos sólo de dos factores principales en la situación


histórica del escritor: las intervenciones divinas y la cultura del escritor.

Primero, los escritores del Antiguo Testamento fueron grandemente influenciados


por las intervenciones divinas en sus días. Ellos redactaron sus registros para dar a los
264

lectores originales perspectivas de lo que Dios estaba haciendo en sus tiempos.


Aparentemente, escribían acerca de eventos antiguos, pero sus registros también estaban
diseñados para explicar los actos de Dios en la audiencia del mundo contemporáneo. Para
entender las intenciones ideológicas de un escritor, debemos considerar cómo Dios había
incursionado en el devenir de la historia en los días del escritor.

Por ejemplo, vamos a asumir que el libro de Génesis fue escrito luego del éxodo de
Egipto. ¿Qué estaba haciendo Dios en ese tiempo? Había sacado a los israelitas de la
esclavitud, les hizo andar en el desierto, y había puesto a la segunda generación en los
lindes de Canaán.

A la luz de esto, podemos ver cómo un pasaje como la liberación de Abram de


Egipto (Génesis 12:10-20) habló a la audiencia original. Moisés escribió esta historia para
reflejar la experiencia a la audiencia de Éxodo para que ellos pudieran entender lo que Dios
estaba haciendo por ellos. Dios estaba actuando en sus días de la misma manera en que
había actuado antes con Abram.

Igualmente, el escritor de Reyes vivió en un tiempo en el que Dios había exiliado a


la gente de la tierra. Este acto divino influyó grandemente en las intenciones ideológicas
del escritor. Por ejemplo, cerca del final del reinado de Ezequías, el escritor de Reyes
reportó una visita de unos enviados de Babilonia (2 Reyes 20:12). Ezequías tontamente dio
a conocer su riqueza a los enviados, e Isaías se lo reprochó:

Oye palabra de Jehová: He aquí vienen días en que todo lo que está en tu casa, y todo
lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada,
dijo Jehová. Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán, y serán
eunucos en el palacio del rey de Babilonia (2 Reyes 20:16-18).

¿Por qué el escritor de Reyes incluyó esta mancha en la reputación de Ezequías? Lo


hizo para explicar que también el reinado de Ezequías causó que Dios enviara a la nación
de Babilonia.

Al valorar las intenciones del autor, debemos prestar cuidadosa atención a los
eventos histórico-redentores que rodean la escritura del libro. Los escritores del Antiguo
Testamento fueron profundamente influenciados por lo que Dios estaba haciendo en sus
días.
265

Segundo, la cultura del escritor también influyó en su ideología. Los escritores del
Antiguo Testamento no estaban únicamente interesados en las instrucciones divinas, sino
que también lo estaban en la dimensión humana de sus tiempos. Estos aspectos de la vida
no fueron enteramente distintos de las intervenciones divinas. Pero las condiciones
cotidianas en la política, la religión y la economía contribuyeron a sus puntos de vista.

Por ejemplo, en Génesis 48:1-22 tenemos un registro de José visitando a su padre


que estaba pronto para morir. José trajo sus hijos a Jacob. Jacob recibió una instrucción de
Dios de tratar a los hijos de José como si fueran suyos. Jacob bendijo a los dos, pero cruzó
sus manos para que el más joven, Efraín, recibiera su mano derecha. El registro cierra con
las palabras de Jacob para José: «He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os
hará volver a la tierra de vuestros padres. Y yo te he dado a ti una parte más que a tus
hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco» (Génesis
48:21-22).

¿Por qué Moisés describe en detalle estos asuntos? ¿Era solamente un registro
sentimental familiar? ¿Estaba solamente preocupado por el pasado? No. Moisés intentaba
instruir a la gente de sus días acerca de sus circunstancias. La cantidad de espacio dada a
las relaciones tribales en Éxodo, Números, Deuteronomio, Josué y Jueces indica que las
tribus tenían muchas preguntas acerca de sus lugares en la estructura nacional. Génesis
48:1-22 anticipa estos problemas. ¿Por qué tenían que ser tratados Efraín y Manasés iguales
que las otras tribus? ¿Por qué la tribu de José recibía una porción rica, doble? Estas
preguntas culturales contemporáneas fueron contestadas por este pasaje: el lugar de las
tribus de José fue establecido por la bendición de Jacob.

Muchos problemas enfrentamos al ir reconstruyendo las intenciones ideológicas de


los escritores del Antiguo Testamento, pero las claves están accesibles en los textos mismos
y en las condiciones de los días del escritor. Al ir poniendo juntas estas claves, seremos
capaces de discernir los propósitos originales para las historias del Antiguo Testamento
(ver figura 45).

Conclusión

En este capítulo hemos visto brevemente dos consideraciones básicas. Con el fin de
entender por qué las historias del Antiguo Testamento fueron escritas, debemos identificar
la fecha razonable más remota y la más reciente para la composición final de cada libro.
Dentro de este marco podemos comenzar a investigar los propósitos del escritor
266

examinando sus textos y sus circunstancias. Al ir avanzando en nuestra investigación


extrínseca de las narraciones del Antiguo Testamento, estas directrices básicas serán
indispensables.

Fig. 45: Pistas para saber el propósito de un escritor

Preguntas de repaso

1. Distinga entre el desarrollo, la composición final y la transmisión de las narraciones


del Antiguo Testamento. ¿Cómo complican estos rasgos de los libros del Antiguo
Testamento nuestro intento de identificar a los escritores y las audiencias de las
narraciones del Antiguo Testamento?
2. ¿Qué claves están disponibles para reconstruir el rango de fechas probables de la
composición final?
3. ¿Qué problemas enfrentamos al tratar de entender el propósito de los escritores del
Antiguo Testamento?
4. ¿Qué claves nos ayudan a establecer los propósitos de los escritores del Antiguo
Testamento hacia sus audiencias?
267

Ejercicios de estudio

1. Busque la discusión de paternidad literaria de Génesis en dos introducciones al


Antiguo Testamento. ¿Qué principios guían a los escritores al determinar quién
escribió Génesis?
2. Examine el libro de Rut. ¿Qué claves puede descubrir para fechar su composición
final? Enfóquese principalmente en las genealogías del último capítulo.
3. Lea Génesis 1:1-2:3. Haga una lista de cinco maneras específicas en las que este
pasaje fue designado en particular para Israel en los días de Moisés. ¿Qué temas
mosaicos están presentes en este pasaje?
268

CAPÍTULO ONCE
DESCRIBIENDO LAS INTENCIONES DE UN ESCRITOR

Mi grupo de la clase de literatura fue una tarde a ver Lo que el viento se llevó.
Cuando comentamos la película al día siguiente, la maestra preguntó: «¿De qué creen que
trató la película?».

Por un momento yo pensé que la pregunta estaba de más: «Obviamente la película


fue acerca de la Guerra Civil». Varios de mi clase se sintieron de la misma manera. «¡La
Guerra Civil fue horrible!». «La esclavitud fue una injusticia». «¡Escarlata obtuvo lo que
merecía!», comentaban varios. Pero otros estudiantes vieron mucho más de lo que nosotros
vimos. Ellos pensaban que la película estaba relacionada con la vida moderna. «La película
muestra que toda guerra es maligna», argumentó un joven. Otro comentó: «El amor a uno
mismo no es para nada amor». En tanto ofrecíamos nuestras sugerencias, la maestra las iba
anotando en el pizarrón en dos columnas: «El mundo» y «Nuestro mundo».

Cuando se acabaron los comentarios, ella preguntó: «¿De qué mundo estaba
hablando realmente la película? ¿El mundo de la Guerra Civil o nuestro mundo
contemporáneo?». Después de un momento de silencio, ella contestó: «Yo creo que nos
habla de los dos».

Los escritores del Antiguo Testamento también se enfocaron en dos mundos: el


mundo del pasado y en su propio mundo. Ellos hicieron observaciones históricas,
afirmando que ciertos eventos se llevaron a cabo de maneras particulares. Pero también
escribieron para enseñar a sus audiencias aplicaciones contemporáneas.

Este propósito doble nos lleva a considerar una tercera dimensión de las intenciones
del escritor. ¿Cómo conectaron los autores del Antiguo Testamento sus observaciones
históricas con las implicaciones contemporáneas? ¿Cómo ayudaron a la audiencia a
cambiar del pasado al presente?

De una u otra manera, las historias del Antiguo Testamento anticiparon las
circunstancias de sus audiencias al mostrar cómo los eventos del pasado se relacionaban
con asuntos actuales. Estas conexiones tomaron muchas formas, pero los escritores del
Antiguo Testamento siempre anticiparon el presente en tanto componían historias acerca
del pasado.
269

A la luz de esto, hablaremos de tres dimensiones de las intenciones de los escritores


del Antiguo Testamento: observaciones, anticipaciones e implicaciones (ver figura 46).
¿Qué observaciones del pasado querían los escritores del Antiguo Testamento que captaran
sus lectores? ¿Cómo describían los eventos ocurridos hacía mucho tiempo de tal manera
que anticiparan las preocupaciones contemporáneas de la audiencia? ¿Qué ramificaciones
tenían sus historias para el tiempo de los lectores?

Fig. 46: Tres dimensiones de las intenciones del autor

Observaciones

En una ocasión escuché de una maestra de cuarto grado que le encantaba contar
historias acerca de la Revolución Americana. Se sentaba en una gran mecedora del cuarto
y les contaba a sus estudiantes acerca de Washington, Jefferson, y de su patriota favorito,
Patrick Henry. Ella siempre tomaba el mismo acercamiento. Se recostaba en su sillón,
miraba hacia el horizonte y daba un informe detallado de algo especial que habían hecho
estos hombres. Al final de su historia, se echaba hacia delante, miraba derecho a los ojos
de los niños, y decía: «¡Niños y niñas, si hacen lo mismo, ustedes pueden ser héroes
270

también!». Esa maestra de cuarto año obviamente estaba preocupada por sus alumnos; ella
quería que fueran héroes. Pero ella nunca mencionaba eventos contemporáneos en sus
historias. Nunca trató asuntos que confrontaran directamente a aquellos niños y niñas. En
vez de esto, pasó todo su tiempo hablando del pasado. Sus alumnos tenían que escuchar
cuidadosamente sus historias y sacar las implicaciones para sus vidas.

Los escritores del Antiguo Testamento también enseñaron a sus lectores cómo vivir
al darles observaciones del pasado. Si vamos a entender las implicaciones originales de las
historias del Antiguo Testamento, primero debemos ver cuidadosamente sus
presentaciones de la historia. Vamos a explorar tres dimensiones de observaciones
históricas: de hechos, moral y emocional. ¿Qué hechos históricos querían los escritores del
Antiguo Testamento que supieran sus audiencias? ¿Qué asuntos morales del pasado
trajeron a primer plano? ¿Qué aspectos emocionales de este mundo querían que
consideraran sus lectores originales? (ver figura 47).

Fig. 47: Tres facetas de las observaciones.


271

Observaciones de los hechos

Un noticiero de televisión recientemente informó que el 20% de los jóvenes de


preparatoria no se había percatado de que los Estados Unidos peleó una guerra en Vietnam.
Cuando escuché esta noticia, le comenté a un amigo: «Nunca recordaremos las lecciones
de esta guerra si no recordamos que hubo una guerra». El conocimiento de los hechos es
el punto de partida para sacar cualquier implicación del pasado para nuestras vidas hoy en
día. Si no sabemos qué pasó, no podemos aplicar lo que sucedió a nuestras preocupaciones
presentes.

Los escritores del Antiguo Testamento entendieron este principio. Es por esto que
reportaron muchos hechos históricos a sus audiencias. Podemos poner categorías a estos
hechos en términos de circunstancias, gente y Dios.

Circunstancias. Los escritores del Antiguo Testamento les contaron a sus lectores
acerca de circunstancias históricas. ¿Cuál fue la situación? ¿Qué sucedió? Ellos reportaban
tales cosas como fechas (1 Reyes 15:1), costumbres (Rut 4:7-8), hambrunas (Génesis
41:53-57), victorias (Josué 6:1-27) y derrotas (Josué 7:1-5).

El Antiguo Testamento es un libro de redención, pero esta redención no ocurrió


simplemente en los corazones de la gente. No tomó forma principalmente en las tradiciones
teológicas de la comunidad creyente. Por el contrario, la redención ocurrió en el contexto
de los eventos históricos reales. La esperanza de Israel descansaba en el hecho de que Dios
había actuado en tiempo y espacio.

Por esta razón, las condiciones históricas generales formaron una faceta vital de las
observaciones del escritor. Las descripciones de las circunstancias contribuyeron con
frecuencia de una manera muy importante al significado de la historia. Como vimos en un
capítulo anterior, varias circunstancias históricas son centrales en la historia del éxodo de
Abram de Egipto (Génesis 12: 10-20). Por ejemplo, la primera escena menciona un hambre
en la tierra. Superficialmente, esta pequeña información sirve apenas para dar un
antecedente a las escenas que siguen, pero de hecho forma una faceta crucial de las
intenciones de Moisés. El hambre que dirigió a Abram a Egipto simbolizaba el hambre que
llevó a todos los hijos de Jacob a Egipto. De manera similar, la historia reporta que Abram
salió «con todo lo que tenía» (Génesis 12:20). Este dato también parece ser insignificante
hasta que recordamos que Israel salió de Egipto únicamente hasta que habían despojado a
los egipcios (Éxodo 12:36).
272

A veces los escritores enfatizaron numerosos detalles; otras veces, mencionaron


únicamente algunas generalidades. Cualquiera que fuese el caso, debemos tener en cuenta
las descripciones del autor acerca de las circunstancias históricas. ¿Qué situaciones incluyó
el escritor? ¿Qué elementos dejó fuera? ¿Cómo describió las condiciones?

Gente. Los escritores del Antiguo Testamento también mostraron interés en los
hechos acerca de la gente. Los seres humanos ocupan un lugar central en la mayoría de las
historias del Antiguo Testamento. ¿Quiénes fueron estas personas? ¿Cómo eran? Estos
hechos también formaron una dimensión crucial en las observaciones históricas. A veces,
la mera identidad de un personaje muestra las intenciones del escritor. Considere el registro
del reproche de Mical a David (2 Samuel 6:16-23). No se nos dice que «una de las esposas
de David le riñó». El escritor de Samuel fue muy específico. Tres veces la identificó como
«Mical, hija de Saúl» (vv. 16, 20, 23). Este simple detalle histórico revela una dimensión
importante del punto de vista del escritor. Este evento fue más que una riña entre David y
una de sus esposas: fue una lucha entre David y la hija de Saúl. En la mente del escritor,
este argumento simbolizó el conflicto entre la casa de David y la casa de Saúl. Como David
mismo lo notó: «Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda
tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel» (2 Samuel
6:21). ¿Por qué quería el escritor que sus lectores mantuvieran en mente la identidad
familiar de Mical? Él estaba abordando un asunto de preocupación de su propio día. ¿Iba
a continuar el linaje real de Saúl? ¿Era su familia una alternativa viable al linaje de David?
El versículo final del episodio hace clara la perspectiva del escritor: «Y Mical hija de Saúl
nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte» (2 Samuel 6:23). La unión de Saúl y la casa de
David no produjo descendencia. La línea de Saúl había sido completamente rechazada por
Dios y la familia de David tenía el derecho exclusivo al trono.

Paralelo a estas mismas líneas, el libro de Samuel comienza con una observación
interesante acerca de Elcana, padre de Samuel. El escritor observó que él era «de Ramataim
de Zofim, del monte de Efraín» (1 Samuel 1:1). Este hecho puede parecer trivial, pero
reflexionando un poco podemos ver que transmitió una dimensión importante del propósito
del escritor.

¿Por qué les dice a sus lectores que el padre de Samuel era de Efraín? Lo hizo para
establecer que la dinastía de David no era un diseño judío. Un profeta del norte había
ungido a David.
273

Dios. Los escritores del Antiguo Testamento también hicieron observaciones de


hechos acerca de Dios. Ellos observaron revelaciones de Su carácter y propósitos en el
pasado.

Por ejemplo, en Génesis 17:10 Dios ordenó el rito de la circuncisión. «Este es mi


pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será
circuncidado todo varón de entre vosotros». Esta observación histórica tuvo implicaciones
directas para la audiencia. Dios había establecido la circuncisión para Su pueblo en los días
de Abraham. Como resultado, el rito era para ser observado por la audiencia de Moisés en
tanto que continuaban en el pacto abrahámico.

De manera similar, en la historia del éxodo de Abram (Génesis 12:10-20), Moisés


reportó: «Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai
mujer de Abram» (v. 17). Este dato histórico permitió a la audiencia original entender el
significado de este pasaje para sus vidas. Dios había herido a la casa de Faraón en sus días
como lo había hecho en los días de Abram.

Ya sea que la historia ubique a Dios en el centro del escenario o que lo deje
escondido como el controlador providencial de eventos, Dios es uno de los puntos
principales de enfoque de los registros del Antiguo Testamento. Cualquier cosa que Dios
establece, permanece. Sus reacciones a los eventos revelan Su verdadero carácter. El
significado original de un texto dependía en gran parte de los hechos que los escritores
reportaban acerca de Dios.

Observaciones morales

Los hechos levantan preguntas morales. ¿Cómo debo responder a los insultos de mi
vecino? ¿Qué debo hacer con los que no tienen un hogar en mi ciudad? Las particularidades
de nuestras vidas sacan a flote todo tipo de consideraciones éticas. Los escritores del
Antiguo Testamento reportaban hechos históricos para sacar a flote asuntos de conciencia.
Ellos diseñaban registros para que sus lectores se confrontaran con dimensiones morales
del pasado. En tanto que leían estos textos, se preguntaban: «¿Fue esta circunstancia buena
o mala? ¿Qué debió haber hecho esta gente? ¿Cómo era demostrado el carácter justo de
Dios en estos eventos?».

Todas las facetas de una historia del Antiguo Testamento se juntaron para presentar
observaciones morales. Descripciones de escenas, estructuras, caracterizaciones y otros
numerosos rasgos especiales revelan todo tipo de asuntos éticos del pasado. En muchos
274

casos, estos aspectos de textos son simples para nosotros. No tenemos casi ningún
problema en entender cómo Moisés quería que su audiencia percibiera el asesinato de Abel
(Génesis 4:2b-16), o cómo el escritor de Reyes evaluó la infidelidad de Manasés (2 Reyes
21:1-18; 23:26; 24:3-4).

Pero en otras ocasiones, tenemos dificultad para saber qué hacer con las dimensiones
morales del pasaje. ¿Por qué estaba mal que Acab ofreciera dinero para comprar la viña de
Nabot? (1 Reyes 21:1-3). ¿Por qué trajo juicio Dios contra Usa cuando salvó el arca de
caer? (2 Samuel 6:7). Para entender más estas historias confusas, debemos dejar a un lado
nuestros propios estándares tanto como nos sea posible y adoptar las normas que los
escritores del Antiguo Testamento compartieron con sus audiencias. Dos estándares
importantes de moralidad nos permiten entender con mayor claridad: la ley mosaica y la
revelación especial postrera.

Ley mosaica. Con la posible excepción de Génesis, la narrativa del Antiguo


Testamento fue escrita después de que Dios dio la ley mosaica en Sinaí.
Consecuentemente, la ley de Moisés fue el criterio por el que los escritores del Antiguo
Testamento esperaban que sus audiencias evaluaran el pasado. Los principios expuestos en
los diez mandamientos y otras legislaciones mosaicas fueron normativos para todos los
juicios morales.

Al mismo tiempo, debemos recordar que Dios reveló Su voluntad a Israel


progresivamente. Los eventos antes del Sinaí no deben ser evaluados completamente en
términos de códigos legales mosaicos. No es inapropiado que Abel haya ofrecido sus
propios sacrificios sin convocar a sacerdotes (Génesis 4:4). En ese tiempo no había tales
restricciones sacerdotales. También, Abram no violó regulaciones ceremoniales al
construir numerosos altares en vez de tener solamente uno (Génesis 12:1-9). Antes de que
el tabernáculo fuera establecido, esta práctica era perfectamente aceptable. En contraste,
cuando Lamec se jactó: «(...) Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe»
(Génesis 4:23), Moisés llamó a su audiencia a reaccionar en horror. El asesinato siempre
había sido pecado; autoglorificación siempre había sido rebelión en contra de Dios. De
igual manera, cuando Moisés recordó la relación de Abram con Agar (Génesis 16:1-16), él
esperaba que su audiencia lo evaluara negativamente. A pesar de las costumbres de la
cultura de Abram, el fallar en confiar en las promesas de Dios había sido incorrecto desde
el principio. La ley de Moisés simplemente confirmó estos principios dados desde la
creación.
275

Muchos escritores del Antiguo Testamento aprobaron los eventos al referirse


explícitamente a la legislación de Moisés. Al reportar progreso desde el principio en la
comunidad post-exílica, el escritor de Esdras comentó que los sacrificios fueron ofrecidos
«como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios» (Esdras 3:2). Los escritores también
mostraron su desaprobación al mencionar eventos que violaron la Ley de Moisés. Por
ejemplo, cuando el cronista describió la enfermedad que interrumpía la Pascua de
Ezequías, él mencionó que mucha gente comió «no conforme a lo que está escrito» (2
Crónicas 30:18). Este tipo de comentarios le dio a la audiencia un punto de partida explícito
para sus propias reflexiones morales.

Otras veces, los escritores únicamente indicaron que se había hecho una violación.
Por ejemplo, en la historia de la viña de Nabot (1 Reyes 21:1-29), el autor no hizo referencia
explícita alguna a las leyes mosaicas dadas (Levítico 25:23-28; Números 36:7). Pero
súbitamente le recordó a su audiencia que Acab no había sido considerado para la
legislación. Nabot llamó a su campo una «heredad» (nhlh) (1 Reyes 21:3), el término
técnico mosaico para posesión familiar permanente. Pero Acab y Jezabel se refirieron al
campo simplemente como una «viña» (krm) (1 Reyes 21:2). Al confiar en la familiaridad
de sus lectores con la ley mosaica, el escritor indicó la evaluación apropiada para este
evento.

Revelación especial postrera. Los escritores del Antiguo Testamento también


basaron sus observaciones morales en la revelación especial postrera por medio de los
profetas y líderes. Por ejemplo, el escritor de Reyes presentó la exclusión de Abiatar (1
Reyes 2:26-27) como apropiada porque cumplía la profecía dada en contra de la familia de
Elí (1 Samuel 2:27-36). El escritor de Esdras apeló a Hageo y a Zacarías para dar a sus
lectores una perspectiva apropiada en el programa de la restauración (Esdras 5:1; 6:14).

En tanto que Dios revelaba sus lineamientos morales más allá de Moisés, estas
regulaciones también formaban estándares para reflexionar en la historia. Los escritores
del Antiguo Testamento esperaban que sus lectores hicieran evaluaciones morales a la luz
de estas revelaciones.

Los escritores del Antiguo Testamento hicieron más que recordar a sus audiencias
acerca de los hechos del pasado. También mostraron sus historias para convencerlos de
ciertos rasgos morales de la historia. En tanto que investigamos los propósitos de un autor,
debemos tomar nota de estas observaciones con mucho cuidado.
276

Observaciones emocionales

Nada es más aburrido que una historia sin emoción. Si quieres poner a tu audiencia
a dormir, solamente enlista hecho tras hecho tras hecho tras hecho. Pero los mismos
eventos toman vida cuando los impregna con sentimientos. En tanto que describimos las
emociones de un personaje, sus dudas, temores, alegrías y placeres, le damos poder a la
historia.

Los escritores del Antiguo Testamento atraían a sus lectores a un mundo lleno de
emociones. Describían escenas, personajes, registros estructurales, y usaron cualquier otra
herramienta accesible para ayudar a sus lectores a ver las dimensiones afectivas de la
historia. Ellos querían que escucharan risas y sollozos, probaran el placer y la amargura, y
sintieran la emoción y el desánimo de eventos pasados.

Las historias del Antiguo Testamento describen tanto las emociones humanas como
las emociones divinas. ¿Cómo describían los escritores los sentimientos de los personajes
humanos? ¿Cómo observaban las actitudes de Dios?

Las emociones humanas. Los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente


apuntaban hacia las emociones de sus personajes humanos. Claro que los lectores tenían
que evaluar estos sentimientos, pues la gente frecuentemente reaccionaba
inapropiadamente. Sin embargo, lo que la gente en el pasado pensó, dijo, e hizo, dio a los
lectores un punto de partida para sentir el poder emocional de los eventos. Las
observaciones de las emociones humanas sucedieron de muchas maneras. Primero,
ejemplos de descripciones explícitas incluían el terror de Abram. (Génesis 15:12), el
sentimiento reconfortante de Isaac (Génesis 24:67), y el canto y baile de gozo de las
mujeres (1 Samuel 18:6). Tales descripciones son raras, así que cuando suceden,
generalmente forman una dimensión significativa de las observaciones emocionales del
escritor.

Segundo, las palabras de un personaje proporcionan emociones de calidad también.


Cuando Sarai escuchó la promesa de los tres visitantes de que tendría un hijo, se rio,
diciendo para sí: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya
viejo?» (Génesis 18:12). El escepticismo de Sarai era inapropiado, pero el reporte de
Moisés de lo que dijo señaló cómo parecía absolutamente imposible la promesa. Al hacerlo
así, él enfatizó la gracia de Dios hacia Sarai y el carácter milagroso del nacimiento de Isaac.
277

Tercero, las acciones externas algunas veces revelan el impacto emocional de un


evento. En Génesis 17:1-2 Dios confrontó a Abram después de su fracaso con Agar
diciendo: «(...) anda delante de mí y sé perfecto». Como respuesta, «Abram se postró sobre
su rostro». Él no objetó, no ofreció excusas; simplemente se postró en humildad. Moisés
reportó esta respuesta para que sus lectores pudieran ver la fuerza emocional del encuentro
atemorizante, acusador y humillante con Dios.

Cuarto, muchas veces las reacciones emocionales de los personajes fueron tan
ordinarias y predecibles que los escritores del Antiguo Testamento vieron muy poca
necesidad de mencionarlos explícitamente. En su lugar, se esperaban que sus audiencias
vieran estas actitudes por medio de una lectura empática al preguntar: «¿Qué sentiría si
estuviera en esa situación?». En muchas ocasiones se necesitaban algunas de estas claves
para que viera la audiencia las cualidades emocionales de un evento.

Por ejemplo, cuando Dios llamó a Abraham para que sacrificara a Isaac, tenemos
poca dificultad de reconstruir su reacción inicial al rendir su corazón. Aunque el texto no
dice nada explícitamente acerca de sus sentimientos, se nos dan varias claves: por ejemplo,
Dios mandó a Abraham: «Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra
de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré» (Génesis
22:2, énfasis agregado), recordándonos que Isaac era precioso para Abraham. Al leer esto
empáticamente, vislumbramos lo que debió haber sentido Abraham.

Cuando leemos que los hijos de Elí «no tenían conocimiento de Jehová» (1 Samuel
2:12), no tienen que decirnos acerca de sus actitudes para que tengamos una idea de sus
condiciones emocionales. Mostraron desprecio, que siempre trae consigo dureza e
indiferencia –incluso desdén– para con Dios.

Nosotros sabemos que estos sentimientos estaban presentes en los hijos de Elí
debido al resto de la Escritura y por nuestra propia experiencia. Con un poquito de lectura
empática, los lectores originales podían transferirse ellos mismos a la situación de una
historia para encontrar los gozos y las penas, los encantamientos y horrores del pasado.

Emociones divinas. Los escritores del Antiguo Testamento también señalaron las
emociones de Dios. Las descripciones de Sus actitudes, Sus palabras y Sus acciones
descubrieron las cualidades afectivas del pasado. A diferencia de respuestas humanas, las
reacciones de Dios siempre eran apropiadas. Su amor, gozo, tristeza, pesar y enojo fueron
centrales para las observaciones emocionales del escritor. Las emociones de Dios
278

sobresalen de diversas maneras. Primero, los escritores frecuentemente establecieron cómo


se sintió Dios. Por ejemplo, cuando el escritor de Reyes recordó las prácticas sincretistas
de Salomón, el mencionó: «Y se enojó Jehová contra Salomón por cuanto su corazón se
había apartado de Jehová Dios de Israel (...)» (1 Reyes 11:9). Esta información dio a los
lectores un punto de partida para sus propias reacciones.

Segundo, las propias palabras de Dios revelaron cómo se sintió Él mismo. En los
días de Noé, Dios dijo: «Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado,
desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de
haberlos hecho» (Génesis 6:7). Estas palabras descubrieron cómo se sentía Dios acerca de
la humanidad de ese tiempo. La gente debió haber sido tan corrupta que Dios se arrepintió
de haberlos hecho. Su reacción emocional formó una dimensión del diluvio.

Tercero, en muchos casos los escritores del Antiguo Testamento dieron a entender
de forma implícita las reacciones emocionales de Dios. En estos pasajes no tuvieron que
declarar cómo se sentía Dios. El resto de la Escritura y las propias experiencias religiosas
del lector clarificaron Sus reacciones emocionales lo suficiente. Cuando Dios le dio Su
Espíritu a David y lo quitó de Saúl (1 Samuel 16:13-14) podemos ver la aprobación y
desaprobación divina. Similarmente, el escritor de Samuel reportó que «era, pues, muy
grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban
las ofrendas de Jehová» (1 Samuel 2:17). Él no mencionó explícitamente los sentimientos
o las palabras de Dios. Sin embargo, su audiencia pudo discernir fácilmente cómo
reaccionó Dios al pecado: lo condujo al enojo.

En tanto que investigamos las observaciones que los escritores hicieron del pasado,
debemos dar atención a más que puros hechos y preocupaciones morales. A través de estos
textos, los autores del Antiguo Testamento comunicaron dimensiones emocionales de la
historia y desafiaron a la audiencia en un nivel afectivo.

Anticipaciones

He tenido muchos maestros de historia, pero uno resalta por su gran habilidad para
mostrar qué tan relevantes fueron los eventos del pasado para la vida contemporánea. Él
no solamente nos enseñaba fechas, nombres y eventos. Él se tomaba el tiempo para
contarnos cómo la historia anticipaba asuntos que confrontamos en nuestros propios días.
Al hacer conexiones entre el pasado y el presente, este maestro me dio un amor a la historia
de por vida.
279

Los escritores del Antiguo Testamento fueron grandes maestros de historia.


Presentaban observaciones sobre el pasado de Israel con profundo interés en las
circunstancias de sus lectores. Consecuentemente, los autores del Antiguo Testamento
describieron el pasado de maneras que establecieron los orígenes históricos de las creencias
y las prácticas. Sus narraciones presentaron modelos para que la audiencia imitara y evitara.
Y sus registros de los eventos pasados simbolizaban, o presagiaban, aspectos de la vida de
los lectores (ver figura 48).

Fig. 48: Tres facetas de las anticipaciones

Estas formas de anticipaciones no son mutuamente exclusivas; la mayoría de las


narraciones del Antiguo Testamento presentan una mezcla de anticipaciones. En tanto que
identificamos cómo fueron dibujadas las líneas entre el pasado y la vida contemporánea,
obtendremos perspectivas significativas en cuanto a los significados originales de estas
historias.
280

Establecer

Frecuentemente usamos hechos históricos para establecer o explicar cómo llegó a


ser la vida como es ahora. Cuando alguien nos pregunta por qué enfrentamos ciertas
situaciones, frecuentemente apelamos a los orígenes históricos.

«Papi», le pregunta la niña de cinco años a su papá, «¿Por qué la bandera americana
tiene trece franjas? Creo que se vería mejor con muchas más». «La bandera tiene esas
franjas por algo que pasó hace mucho tiempo», explica él. «Al principio, el país solamente
tenía trece colonias. Aquellas colonias formaban los Estados Unidos. Tenemos trece
franjas en nuestra bandera para representar nuestras trece colonias originales».

Este padre mostró a su pequeña cómo la historia estableció el presente al explicar


que las prácticas actuales tienen sus orígenes en algo que sucedió hace mucho tiempo. Los
escritores del Antiguo Testamento frecuentemente anticipaban las vidas de sus audiencias
de forma muy parecida. Reportaban el pasado para mostrar cómo los eventos establecieron
la manera en que las cosas eran en las experiencias de los lectores. Las audiencias del
Antiguo Testamento se hacían el tipo de preguntas que nosotros nos hacemos: «¿Por qué
es la vida cómo es? ¿Por qué estamos obligados a hacer ciertas cosas? ¿Por qué creemos
las cosas que creemos?». Frecuentemente las historias del Antiguo Testamento contestaban
estas preguntas al apuntar a los orígenes históricos.

Aspectos menores. Muchas veces los aspectos menores de un pasaje tienen una
función establecida. Por ejemplo, después que Moisés describió la reacción de Adán al ver
por primera vez a Eva, comentó: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y
se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Génesis 2:24). En este comentario del autor,
Moisés enfatizó que la práctica contemporánea del matrimonio encontró su origen en la
unión de Adán y Eva. Como hemos visto, este motivo difícilmente fue el asunto central del
pasaje. Más bien, este episodio se enfocó en cómo Dios había equipado perfectamente a
Adán para ser el jardinero del Edén. Moisés aprovechó la oportunidad para hacer notar que
este evento dio a luz que el matrimonio fuera una estructura social perdurable.

En la historia de Jacob luchando en Peniel (Génesis 32:22-32), Moisés trató


principalmente con el cambio que tuvo lugar en la vida de Jacob en tanto se preparaba para
encontrarse con Esaú. En el contexto de este enfoque más central, él también mencionó
que se dislocó la cadera de Jacob. Divisando la oportunidad de explicar una práctica
contemporánea, Moisés comentó: «Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del
281

tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio
de su muslo en el tendón que se contrajo» (v. 32). Una vez más, encontramos antecedentes
históricos dados a una práctica vigente fuera del enfoque central de un registro.

Más aspectos centrales. Las intenciones de proveer antecedentes históricos pueden


ser más centrales a un pasaje. Más que formar un pensamiento posterior o anexo, establecer
los orígenes de realidades vigentes ocuparon un papel vital en algunos pasajes. Por
ejemplo, la cuestión del Purim en Ester 9:18-32 tenía una función central establecida. El
texto describe cómo la gente celebraba la liberación de Dios e insistió abiertamente en que
el Purim debía continuar. Esta declaración difícilmente es un anexo insignificante. Una de
las preocupaciones más importantes fue establecer las bases de la observancia del Purim.

Con mucha frecuencia, la función establecida de una historia del Antiguo


Testamento no era expuesta explícitamente. El escritor contaba con que la audiencia hiciera
conexiones entre el pasado y sus situaciones. Por ejemplo, en 2 Samuel 7:1-17 el escritor
reportó cómo Natán anunció la promesa de Dios de que la descendencia de David sería la
dinastía permanente sobre Israel. El profeta declaró que el castigo vendría a ciertos hijos
de David individualmente que habían probado ser infieles, pero Dios nunca apartaría Su
amor de David como lo había hecho con Saúl (2 Samuel 7:15). ¿Cómo se conectó este
evento con la audiencia original? ¿Cómo anticipaban sus días? Estableció los derechos de
la línea davídica al explicar los orígenes históricos de la permanencia de la dinastía de
David. ¿Qué derecho tenían los hijos de David a sentarse en el trono en los días de los
lectores? Las observaciones de 2 Samuel 7:1-17 dieron la respuesta: Dios había prometido
que la familia de David reinaría sobre Israel. Este hecho histórico confirmó prácticas y
obligaciones vigentes.

De una u otra manera, cada narración en el Antiguo Testamento anticipaba el mundo


de su audiencia al establecer algunos orígenes históricos. ¿Por qué el pueblo de Israel debía
adorar únicamente a Dios como el Creador? ¿Por qué debían pensar que la tierra de Canaán
les pertenecía? ¿Por qué debían vivir en armonía? Moisés contestó este tipo de preguntas
al proporcionar antecedentes históricos en Génesis. ¿Por qué debían los israelitas seguir a
Moisés? ¿Por qué debían obedecer el orden social mosaico? ¿Por qué había que adorar en
el tabernáculo de Moisés? El libro de Éxodo estableció las bases históricas para estas
prácticas. De manera similar, cada libro narrativo del Antiguo Testamento estableció un
antecedente histórico para las realidades que experimentó la audiencia original.
282

Para ver la función establecida de un texto, debemos hacernos varias preguntas de


diagnóstico. ¿Qué orden perdurable erigieron los eventos en el pasaje? ¿Cómo se
extendieron estas estructuras de por vida a la audiencia original? ¿Cómo pudo haber
ayudado a la audiencia este antecedente para responder apropiadamente a sus
circunstancias vigentes? En tanto que nos hacemos este tipo de preguntas, viene a ser
evidente que los escritores del Antiguo Testamento a menudo apuntaron hacia los
antecedentes históricos para ayudar a sus lectores a manejar los asuntos contemporáneos.

Modelar

Una segunda manera en la que frecuentemente vemos la relevancia de la historia


es al buscar modelos –ejemplos del pasado que guíen nuestras decisiones–. «Pero
mamá», objeta Juan, «¿por qué tengo que estudiar? No es importante». «¿No te acuerdas
de la historia de Abraham Lincoln?», pregunta su mamá. «Trabajaba duro todo el día,
pero cuando llegaba la noche, se sentaba enfrente del fuego y estudiaba hasta que se
dormía. ¿Crees que pudo haber llegado a ser presidente si no hubiera estudiado?»

Obviamente la mamá de Juan estaba apelando a la historia para abordar un asunto


contemporáneo. Pero ¿cómo conectó el pasado con el presente? Los hábitos de estudio de
Lincoln no erigieron unas estructuras de por vida para lograr excelencia académica. No
establecieron un antecedente histórico para las responsabilidades de Juan. En lugar de esto,
la mamá de Juan apeló a Lincoln como un modelo. Al aprender del ejemplo de Lincoln,
Juan pudo ver qué importante era para él estudiar.

Aspectos menores. Muchos escritores del Antiguo Testamento suplieron las


necesidades de sus audiencias al proporcionarles ejemplos del pasado. Algunos de estos
ejemplos eran para ser imitados; otros eran para ser evitados. Algunas veces esta conexión
era un aspecto relativamente menor en un pasaje. A medida que un episodio o sección de
un libro servía de anticipación al establecer o presagiar las vidas de su audiencia, les ofrecía
un modelo.

Por ejemplo, la historia de la expulsión de Adán y Eva del jardín (Génesis 2:4-3:24)
tenía el propósito de establecer por qué la imagen de Dios sufre dolor y futilidad. La
violación de nuestros primeros padres llevó a la raza humana al pecado y la muerte. Moisés
compuso esta historia para explicar los orígenes del sufrimiento y los problemas. Dentro
de este gran proceso, Adán y Eva sirvieron como modelos negativos para su audiencia.
¿Por qué los lectores debían tomar en serio los mandamientos de Dios en sus días? ¿Por
283

qué es tan importante la obediencia a la ley? Una respuesta está en el paradigma de Adán
y Eva. Cuando los primeros humanos violaron la Ley de Dios, las consecuencias fueron
severas; lo mismo sería verdad para todo aquel de entre la audiencia de Moisés que violara
los requisitos de Dios.

El escritor de Reyes también reportó el reinado de Manasés principalmente para


establecer una base histórica para el exilio (2 Reyes 21:1-18). Los pecados de Manasés
sellaron el destino de Judá. Como dijo el profeta, Dios había «traído tal mal sobre Jerusalén
y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos» (21:12). Pero esta no fue la
única manera en que esta historia fue de ayuda para las vidas de los lectores. La vida de
Manasés sirvió como un ejemplo negativo para los exiliados. En tanto que evitaran el
sincretismo y la rebelión de Manasés, ellos podrían mirar hacia adelante con la posibilidad
de regresar.

Aspectos más centrales. Algunas veces el modelar era una preocupación más
central. Algunas historias conectaban el pasado y el presente principalmente al ofrecer
ejemplos. Por ejemplo, a través de los primeros capítulos de Daniel, los jóvenes israelitas
son presentados como modelos de fe. Ellos no hacen nada mal; sirven fielmente en el reino
de Babilonia, pero nunca comprometen su devoción al Dios de Israel. La historia de Sadrac,
Mesac y Abed-nego (Daniel 3:1-30) presenta a estos jóvenes como ejemplos de una vida
piadosa en el exilio. Sus actos de fe al enfrentar una muerte segura demostraron el tipo de
vida piadosa que se esperaba de todo aquel que servía a Dios fuera de su tierra. ¿Cuál es el
resultado de su fidelidad? Dios los bendice y trae gloria a Sí mismo. La conexión con la
audiencia original es clara. ¿Qué debían hacer cuando se vieran tentados a adorar otros
dioses? ¿Cómo podían servir a un poder extranjero y todavía mantener la lealtad hacia el
Dios de Israel? El escritor de Daniel contestó a estas preguntas en los ejemplos de estos
tres hombres.

La historia del becerro de oro (Éxodo 32:1-33:6) ofrece otro ejemplo de modelaje.
Este episodio aparece después de que Dios dio reglas de la adoración en el tabernáculo en
el Monte Sinaí, pero antes de su aplicación entre las tribus. En este pasaje, Moisés reportó
el juicio horrible de Dios en contra de la adoración corrupta de Israel. ¿Qué tenía que ver
este registro con la audiencia de Moisés? ¿Cómo representaba mentalmente su situación?
Moisés reportó este registro para dar a sus lectores un modelo de lo que les pasa a aquellos
que niegan las reglas del culto. Si la audiencia se alejaba de la pureza del culto ordenado
por Dios, incitaría la ira de Dios como lo había hecho al pie del Sinaí.
284

La anticipación por medio de los modelos también se extiende a secciones largas y


libros completos. La presentación idealizada del cronista de David y Salomón proporcionó
a la audiencia post-exílica ilustraciones representativas para sus vidas. La conducta de
Ester enseñó por precedente cómo tenían que servir los israelitas a los intereses de su
propio pueblo fuera de la tierra.

Por todo el Antiguo Testamento, encontramos historias que proporcionan modelos


para la audiencia original. Varias preguntas nos ayudan a identificar esta conexión.
Primero: ¿fracasó o venció algún personaje en un punto crítico y experimentó resultados
significativos de sus acciones? Segundo: ¿se relacionaban las acciones del personaje con
las elecciones que la audiencia tenía que hacer en sus días? Tercero: ¿qué resultados
pudieron haber esperado ver en sus tiempos si imitaban o evitaban las acciones del
personaje? En tanto nos hacemos estas preguntas, veremos la función modeladora de
muchas narraciones del Antiguo Testamento.

Presagiar

«La historia se repite a sí misma», es un dicho popular entre historiadores. Algunos


occidentales modernos se refieren a esto literalmente; normalmente pensamos de la historia
como yendo hacia adelante de una forma lineal. Sin embargo, sabemos también que los
eventos de nuestros días pueden ser sorprendentemente similares a los eventos del pasado.
Los escritores del Antiguo Testamento sabían que esto era verdad acerca de Israel. Los
eventos que ocurrieron en las épocas que habían pasado, frecuentemente fueron análogas
a las situaciones que enfrentaba su audiencia. Por lo tanto, compusieron sus registros para
mostrar cómo el pasado presagió el presente. Al leer las historias con estas analogías en
mente, la audiencia podía ver su propia existencia reflejada en la historia.

¿Cómo difieren los presagios de las historias que establecen y modelan? La


diferencia principal es el grado de similitud que hay entre el pasado y el presente. Las
narraciones establecen los orígenes de prácticas vigentes al edificarse sobre algunas
similitudes. Los modelos tienden a hacer paralelo un poquito más con las vidas de la
audiencia. Sin embargo, los presagios se construyen sobre analogías entre la historia y la
experiencia de la audiencia; se reportan los eventos para que se parezcan mucho a la
situación de la audiencia.

Mientras que el presagio funciona en base a analogías entre el pasado y el presente,


los escritores del Antiguo Testamento no fabricaron o forzaron estos paralelos, sino dieron
285

reportes verdaderos. Consecuentemente, las analogías nunca son perfectas o completas.


Los pasajes prefigurados serán similares a las situaciones de la audiencia en maneras
significativas, pero nunca idénticas.

Aspectos menores. En algunas ocasiones, los presagios menores de la audiencia


aparecerán en una historia que primordialmente establece o modela. Por ejemplo, el
registro del pacto de Dios y Abram (Génesis 15:1-21) sirvió para establecer la base del
pacto de la esperanza de Israel para la tierra de Canaán.

La audiencia de Moisés podía esperar heredar la tierra porque Dios confirmó Su


promesa con el voto con Abram. Pero dentro de este establecimiento de función, Moisés
enfatizó un pequeño anunciamiento de la experiencia de la audiencia. En Génesis 15:17,
Dios apareció ante Abram como un «horno humeando y una antorcha de fuego». Moisés
reportó esta imagen visual de humo y fuego para mostrar cómo este evento en la vida de
Abram anticipaba su propio tiempo. Mientras Moisés contaba esta historia, los israelitas
podían ver a Dios aparecer ante ellos una vez más como un pilar de nubes y fuego. En
efecto, Moisés alertó a sus lectores al hecho de que el Dios que prometió traer a los
descendientes de Abram a la tierra era el mismo Dios que ahora aparece entre ellos y es
quien los guiará a esa tierra.

Aspectos más centrales. Los presagios pueden centrarse más en un pasaje. Por
ejemplo, el registro del cronista del reinado de Manasés (2 Crónicas 33:1-20) anunció la
experiencia de su audiencia. Manasés pecó grandemente delante del Señor y fue exiliado a
Babilonia. En tanto que estaba en Babilonia se arrepintió y pidió ayuda. Dios escuchó su
súplica y lo trajo de nuevo a Jerusalén. Ante su regreso, Manasés purificó el servicio de
Israel y reconstruyó la ciudad de Jerusalén.

Las similitudes entre esta serie de eventos y la experiencia post-exílica son


sorprendentes. Los israelitas habían pecado contra Dios, habían ido a Babilonia, habían
buscado el favor de Dios, habían regresado a la tierra, y estaban en el proceso de restaurar
el servicio y la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. ¿Por qué presentó el cronista el
reinado de Manasés de esta manera? Para animar a sus lectores en sus esfuerzos. Su exilio
había sido la respuesta de Dios al pecado; su liberación había sido un acto de gracia basado
en su arrepentimiento. Si el injusto Manasés demostró su arrepentimiento al establecer el
culto y la ciudad, ¿cuánto más no deberían ellos hacer lo mismo?
286

De una u otra manera, muchas de las narraciones del Antiguo Testamento


conectaron al mundo del pasado con el presente de la audiencia al presagiar dimensiones
de su experiencia. Al buscar estos eventos anticipatorios resulta de ayuda hacer varias
preguntas: ¿paralelan los eventos del pasaje las experiencias de la audiencia?; ¿qué
analogías extensivas aparecen?; ¿cómo clarifican la historia las acciones de la experiencia
pasada de la audiencia y las responsabilidades futuras?

Al discernir las maneras en que los escritores del Antiguo Testamento establecieron
circunstancias actuales, modelaron conductas apropiadas e inapropiadas y presagiaron las
situaciones que enfrentaban sus audiencias, comprenderemos mejor el significado original
de las historias del Antiguo Testamento.

Implicaciones

Conozco a varios maestros involucrados en la educación superior. La mayoría de


ellos coinciden en que vivimos en un tiempo en el que el conocimiento por sí mismo ya no
motiva a la mayoría de los estudiantes. Los profesores tienen que demostrar que sus
materias tienen beneficios prácticos. Los estudiantes de ciencia, negocios, humanidades –
incluso de teología– insisten en el conocimiento como un constituyente básico en la vida.
El interés en la vida práctica no es nuevo. Los escritores del Antiguo Testamento
tenían preocupaciones similares. No escribían simplemente para introducir a sus lectores
al pasado, sino para enseñar a sus audiencias cómo vivir en su época. Las historias del
Antiguo Testamento estaban llenas de muchas implicaciones para sus lectores.

Las implicaciones de las narraciones del Antiguo Testamento toman muchas


formas. También son complejas e interrelacionadas, pero por conveniencia hablaremos de
tres tipos principales de implicaciones: informativas, directivas y afectivas. ¿Qué
información dio la historia a los lectores acerca de su mundo? ¿Qué instrucciones morales
ofreció el pasaje para sus lectores? ¿Cómo cambió los sentimientos de los lectores hacia
su mundo? (ver figura 49).

Implicaciones informativas

A menos que tengamos información verdadera de nuestro mundo, es casi imposible


vivir en fidelidad a Dios. Sin datos exactos no podemos hacer decisiones morales
apropiadas o tener reacciones emocionales apropiadas. En gran parte, todo lo que hacemos
depende de tener los hechos claros.
287

Fig. 49: Tres facetas de las implicaciones.

Lo mismo fue verdad para los recipientes de las historias del Antiguo Testamento.
En tanto luchaban para vivir ante Dios, necesitaban hechos confiables acerca de su mundo.
El pecado había oscurecido sus mentes así que frecuentemente interpretaban mal la
realidad. Ellos podían esperar vivir honorablemente ante Dios en tanto que tuvieran
conocimiento genuino de sus días. Para satisfacer esta necesidad, los escritores del Antiguo
Testamento compusieron registros que sirvieran de lentes por los que los receptores podían
ver la vida como lo era realmente.

Podemos pensar en implicaciones informativas de una historia en términos de


circunstancias, gente y Dios. Es claro que diferentes pasajes tienden a enfatizar una
categoría, pero las historias del Antiguo Testamento informaban a sus lectores de
perspectivas apropiadas en todos estos tres aspectos de la realidad.

Circunstancias. Las historias del Antiguo Testamento les contaban a las audiencias
acerca de sus circunstancias. Ya hemos visto varios ejemplos de este enfoque. Muchos
288

dentro de la audiencia de Génesis creían que habían cometido un error en salir al desierto
y Egipto les parecía más deseable que la vida que Moisés les había dado. La historia del
éxodo de Abram (Génesis 12:10-20) ofreció a los lectores de Moisés una perspectiva
apropiada de sus circunstancias. No fue ningún error salir de Egipto: el éxodo era una
bendición de Dios, así como lo fue en los días de Abram.

De igual manera, muchos de los que escucharon las historias de Génesis estaban
convencidos de que las ciudades de Canaán eran invencibles. Habían escuchado reportes
desalentadores de parte de los espías y pensaron que nunca podrían conquistar la tierra
(Números 13:26-33). Moisés escribió la historia de la torre de Babel (Génesis 11:1-9)
para corregir este punto de vista falso. Él contó cómo la gente de Babel quería construir
una torre «cuya cúspide llegue al cielo» (wr’swbsmym) (Génesis 11:4). El pueblo de
Israel pensó que lo mismo era verdad para las ciudades de Canaán. En Deuteronomio 1:28
Moisés relató cómo los espías habían reportado que las ciudades cananeas eran
«amuralladas hasta el cielo» (wbswrt bsmym). Por lo tanto, exhortó a los israelitas a ser
convocados porque Dios había garantizado que de hecho tomarían ciudades «amuralladas
hasta el cielo» (wbswrt bsmym) (Deuteronomio 9:1). Esta conexión entre los discursos
de Moisés en Deuteronomio y la torre de Babel difícilmente parecen coincidencias. Al
escuchar esta historia la audiencia original, sus puntos de vista falsos fueron desafiados.
La famosa ciudad primitiva parecía invencible, alcanzando los cielos, pero Dios la
conquistó y dispersó a la gente. Seguramente podía vencer a las ciudades más pequeñas
de Canaán.

Gente. Los escritores del Antiguo Testamento también escribieron para dar
información apropiada acerca de la gente del mundo de la audiencia. Sus historias hicieron
observaciones acerca de los seres humanos del pasado, pero por implicación también
informaban a los lectores de ellos mismos y de otra gente que vivieron en sus días.

Ya hemos visto que el episodio de David y Mical (2 Samuel 6:20-23) no solamente


le contó a la audiencia acerca de la hija de Saúl. Por implicación le informó acerca de la
familia de Saúl a la audiencia de sus días; Mical quedó estéril, y la casa de Saúl no podía
reclamar la corona.

Las historias de Abraham y Lot, Isaac e Ismael, y Jacob y Esaú, reportaron hechos
acerca de este pueblo. Pero estas crónicas también dijeron algo acerca de la gente que vivió
en los días de la audiencia de Moisés. Lot fue el padre de las naciones moabitas y amonitas
(Génesis 19: 36-38); Ismael fue el padre de las naciones árabes (Génesis 25:12-18); Esaú
289

fue el padre de los edomitas (Génesis 36:9-43). En tanto la audiencia de Moisés escuchaba
estas historias, no solamente aprendieron acerca de las relaciones históricas entre sus
patriarcas y las cabezas de estas naciones; sino también aprendieron cómo tenían que ver
a las naciones en sus propios tiempos.

Dios. Los escritores del Antiguo Testamento informaron a sus lectores acerca de
Dios en sus días. Muchas observaciones de hechos se hicieron acerca de Dios, y estos
hechos instruyeron a la audiencia acerca de las maneras de Dios en su situación
contemporánea.

Por ejemplo, hemos notado en varias ocasiones que las promesas que Dios dio a
Abraham se aplicaban a la audiencia de Génesis. Las promesas de simiente, tierra,
protección y bendición (Génesis 12:1-3) revelaron cómo Dios estaba tratando a la nación
de Israel en los días de Moisés. De manera muy similar, la promesa de Dios a David (2
Samuel 7:1-17) tenía implicaciones para la audiencia de Samuel; se podía confiar en que
Dios guardaría esta promesa del pacto.

Las reacciones divinas a los eventos también tuvieron implicaciones


contemporáneas. Las demostraciones de misericordia de Dios en la historia le contaban a
la audiencia sobre la misericordia divina en sus días. La liberación de Jerusalén en los días
de Roboam (2 Crónicas 12:1-12) informó a la audiencia del cronista de la determinación
de Dios de ayudar a la comunidad post-exílica contra sus enemigos. La reacción de Dios
al pecado en el pasado también informó a la audiencia de su perspectiva acerca del pecado
en su tiempo. El enojo de Dios hacia Adán y Eva (Génesis 3:16-19) enseñó a la audiencia
de Moisés de la disposición contemporánea de Dios hacia el pecado. El juicio de Dios
contra Uza (2 Samuel 6:6-7) informó a los lectores de Samuel que Él no trataría
ligeramente las violaciones de adoración. Estos eventos revelaron aspectos relevantes del
carácter de Dios a las vidas de los lectores. Ellos podían esperar que Dios actuara en sus
días como lo había hecho antes.

Implicaciones directivas

Así como las narraciones del Antiguo Testamento se enfocaban en asuntos morales
del pasado, también comunicaban implicaciones directivas a la audiencia. Los escritores
del Antiguo Testamento ayudaron a sus lectores a ver como debían vivir: qué obligaciones
morales se aplicaban a ellos y lo que ellos habían de hacer con sus vidas.
290

Debemos recordar el estándar de moralidad que dirigía las implicaciones directivas


para que la audiencia previniera malos entendidos. En su mayoría, las implicaciones
morales de las historias del Antiguo Testamento se pueden entender en términos de
preceptos mosaicos y revelaciones postreras entre el tiempo de Moisés y la composición
final de la historia.

Las implicaciones directivas de un pasaje son vastas y completamente entrelazadas


con las implicaciones informativas y afectivas. Como de costumbre, ayuda considerarlas
en términos de circunstancias, gente y Dios.

Circunstancias. Las historias del Antiguo Testamento dirigieron a sus audiencias a


vivir de ciertas maneras en relación a sus circunstancias. Así como aprendieron
información acerca del mundo, también aprendieron sus obligaciones en ciertas
circunstancias. Por ejemplo, el registro del cronista del reinado de Asa ofreció un modelo
de respuesta a la amenaza militar (2 Crónicas 14:2-16:4). Cuando Asa confió en Dios
durante la guerra, ganó la victoria, pero cuando tomó del templo los tesoros para ganar la
ayuda de Ben-adad, sufrió esclavitud (16:1-9). A partir de este registro, el cronista dio
dirección a sus lectores post-exílicos para tratar apropiadamente cada amenaza militar
contemporánea. Los instruyó para evitar alianzas extranjeras y confiar en Dios. Cada libro
narrativo del Antiguo Testamento dirigió a sus lectores a tratar apropiadamente cada una
de las circunstancias que enfrentaron en sus propios días.

Gente. Las implicaciones directivas de las narraciones del Antiguo Testamento,


también se extendieron a las relaciones de la audiencia con otras gentes. Estos pasajes les
decían cómo manejar las dimensiones interpersonales de sus vidas. Por ejemplo, la historia
de las restricciones de Moisés acerca de los matrimonios con mujeres con heredad
(Números 36:1-13) se aplicaba a las relaciones humanas en la tierra prometida. Se requería
que las mujeres que poseían tierra se casaran dentro de su propia tribu. De forma similar,
las historias de José y sus hermanos tuvieron muchas implicaciones directivas para las
maneras en que los lectores de Génesis tenían que relacionarse con otros. La animosidad y
los celos que caracterizaban a los hermanos tenían que ser evitada en la interacción de las
tribus de Israel.

Dios. Los escritores del Antiguo Testamento también compusieron historias para
dirigir a sus lectores en sus obligaciones hacia Dios. Ejemplos de estas implicaciones
abundan. Cuando David le dijo a Mical: «(...) danzaré delante de Jehová» (2 Samuel 6:21),
el diseño para la audiencia era evidente. Ellos tenían que adorar con corazones centrados
291

en Dios. Cuando Abraham respondió en fe al mandato de Dios de sacrificar a Isaac


(Génesis 22:1-19), por implicación la audiencia también aprendió sus obligaciones de
responder fielmente a Dios en los tiempos de prueba.

Implicaciones afectivas

Los escritores del Antiguo Testamento no estaban interesados solamente en


informar y dirigir a sus audiencias; también querían que ellos tuvieran respuestas
emocionales apropiadas para sus tiempos. Gozo, tristeza, temor y confianza –todo el rango
de emociones humanas– fueron tocadas por sus historias. En tanto consideramos las
intenciones ideológicas de los autores del Antiguo Testamento, también debemos tomar en
cuenta las implicaciones afectivas de sus historias.

Debemos tener cuidado al distinguir entre implicaciones afectivas y observaciones


emocionales en un pasaje. Los escritores del Antiguo Testamento observaron dimensiones
emocionales del pasado para que sus lectores respondieran emocionalmente a esos eventos.
Ellos se sintieron buenos o malos, felices o tristes acerca de algo que pasó hacía mucho
tiempo. Estas consideraciones emocionales forman una faceta esencial de los propósitos
del escritor. Pero hasta este punto, estamos más interesados en cómo los escritores del
Antiguo Testamento querían que sus lectores se sintieran acerca de sus propios tiempos.
¿Cómo debían sentirse acerca de sus propias vidas? ¿Emocionados? ¿Desanimados?
¿Temerosos? ¿Fortalecidos? Pensaremos en las implicaciones afectivas en las mismas
formas: circunstancias, gente y Dios.

Circunstancias. Una vez más notemos que los lectores de las historias del Antiguo
Testamento enfrentaron diferentes clases de circunstancias. Algunas de ellas infundían
ánimo; otras, temor. Algunas situaciones daban confianza a los lectores; otras, les causaban
duda.

Por ejemplo, hemos visto que el escritor de Reyes les enseñó a sus lectores de
muchas maneras que el exilio del Norte y el Sur era «justo». ¿Se dedicó a este tema
simplemente para dar información a su audiencia? ¿Lo hizo simplemente para obligarlos a
obedecer? Parecería que el escritor de Reyes también estuvo interesado en la respuesta
visceral de su audiencia al exilio. Al oír de un evento histórico después de otro que
demostraban la justicia de su expulsión de la tierra, ellos tenían que sentir remordimiento,
tristeza, y humildad sobre sus circunstancias presentes.
292

Cuando la audiencia del libro de Números escuchó de los temores que tuvieron
aquellos que espiaron en la tierra (Números 13:31-33), ¿qué implicaciones afectivas tenía
este evento para ellos? Hizo un llamado a aquellos que temían a tener confianza y fortaleció
las convicciones de aquellos que estaban determinados a tomar la tierra de Canaán.

Gente. Las historias del Antiguo Testamento contenían muchas implicaciones para
las maneras en que debían sentirse las audiencias acerca de la gente. Los escritores de las
narraciones del Antiguo Testamento tenían que tratar con ellos mismos y con otras
naciones. Muchos pasajes les enseñaron cómo reaccionar emocionalmente hacia la gente
con la que interactuaban.

Un ejemplo aparece cuando Salomón cruelmente vació su corte de todos los


oponentes políticos (1 Reyes 2:13-46). ¿Cómo se iban a sentir los lectores acerca de los
descendientes de Salomón que reclamaban el liderazgo en sus días? Como vimos
anteriormente, el escritor de Reyes demostró que las acciones de Salomón fueron
completamente justificadas. Como resultado, la audiencia exílica tenía que tener muy en
cuenta que la descendencia de Salomón un día los dirigiría de regreso a la tierra.

Un ejemplo muy claro de implicaciones afectivas hacia la gente aparece en el último


capítulo de Jonás (Jonás 4:1-11). Cuando la calabacera que había cubierto al profeta se
marchitó, Jonás le dijo a Dios: «Mucho me enojo, hasta la muerte» (Jonás 4:11). A través
de la censura de Dios, el escritor de Jonás les enseñó a sus lectores que ellos también debían
aprender a tener compasión y amor por los perdidos entre las naciones. La dureza del
corazón de Jonás debe ser rechazada en favor de los corazones que se regocijan por ver
arrepentimiento y fe en otras naciones.

Dios. Las historias del Antiguo Testamento conllevan implicaciones para las
maneras en que los lectores debían sentirse acerca de Dios. En diferentes tiempos y lugares,
los lectores tenían que tener una variedad de actitudes hacia Dios. Reverencia y sumisión
siempre se esperaban, pero las narraciones del Antiguo Testamento enfatizaban
dispensaciones emocionales particulares hacia Dios de tiempo en tiempo. Cuando Dios
hirió a Usa por tocar el arca y David respondió: «¿Cómo ha de venir a mí el arca de
Jehová?» (2 Samuel 6:9), las ramificaciones para la audiencia eran obvias. Aquellos que
tomaron la santidad de Dios en la alabanza ligeramente tenían toda la razón de temer Su
ira. Cuando reportó el mismo registro que el arca finalmente entró en la ciudad en orden
apropiado y con gran celebración, también enseñó a los lectores que aquellos que adoran
deben hacerlo con gozo y placer en la gracia de Dios. De manera similar, como escuchó la
293

audiencia de Moisés de la destrucción en los días de Noé, sus corazones fueron llenos con
temor del poder destructor de Dios en contra de los pecadores también en sus días. Sin
embargo, al mismo tiempo, Dios aseguró a Noé: «Mientras la tierra permanezca, no cesarán
la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche»
(Génesis 8:22). La audiencia de Moisés encontró deleite en Dios en esta parte de la historia;
la estabilidad de la vida fue el regalo maravilloso de Dios para ellos.

Conclusión

En este capítulo hemos descrito intenciones ideológicas en tres categorías


principales: observaciones, anticipaciones e implicaciones. Estas facetas del significado
original están indisolublemente interrelacionadas. Pero en tanto que descubrimos estas
facetas en los propósitos de un escritor, tendremos un mejor entendimiento del significado
original de su historia.

Preguntas de repaso

1. Distinga las observaciones, las anticipaciones y las implicaciones de un escritor.


2. ¿Cuáles eran los tres tipos principales de observaciones que hicieron los escritores
del Antiguo Testamento?
3. ¿Cuáles son las tres formas principales en que los escritores del Antiguo Testamento
anticiparon a sus audiencias?
4. ¿Cuáles son las tres formas principales de implicaciones que los escritores del
Antiguo Testamento esperaban que sus audiencias derivaran de sus historias?

Ejercicios de estudio

1. Examine Génesis 12:1-9 y bosqueje su flujo dramático en cinco pasos.


2. Vaya por cada paso de Génesis 12:1-9 y haga notas con relación a las observaciones
de hechos, morales y emocionales que hizo Moisés.
3. Regrese a cada paso de Génesis 12:1-9 y resuma cualquier anticipación de
establecimiento, de modelaje y presagio para la audiencia original que encuentre
(mantenga en mente que Abram fue llamado para emigrar a la tierra prometida, así
como Moisés había llamado a Israel a emigrar).
4. A la luz de su investigación, resuma algunas de las implicaciones informativas,
directivas y afectivas de Génesis 12:1-9 para la audiencia original de Génesis
294

(mantenga en mente las luchas que enfrentó la audiencia original en tanto escuchaba
esta historia).
295

CAPÍTULO DOCE
PANORAMA DE LA NARRACIONES
DEL ANTIGUO TESTAMENTO

«Mientras más grande sea el lago, más delgado es el hielo» –una regla de mucha
ayuda para los patinadores de hielo que principian–. Si el hielo tiene que cubrir un área
más grande, tiende a ser más delgado.

En este capítulo vamos a estar patinando sobre hielo muy delgado. Vamos a
investigar rápidamente todos los libros principales del Antiguo Testamento consistentes
primariamente de narrativa. Debido a que esta presentación es muy amplia, debe
permanecer superficial. Nuestro objetivo en este capítulo es meramente sugerir
orientaciones básicas para la investigación postrera. Más información y puntos de vista
alternativos pueden ser fundamentales en introducciones estándares y comentarios.

La mayoría de los libros narrativos caen en grupos de familias literarias, aunque cada
libro retiene sus propios rasgos y propósitos. Cuatro familias sobresalen:

1. La Historia Mosaica (Génesis, Éxodo, Números y Deuteronomio)


2. La Historia Deuteronomística (Josué, Jueces, Samuel y Reyes)
3. La Historia Cronista (Crónicas, Esdras y Nehemías)
4. Otros libros (Rut, Ester y Jonás)

En esta investigación comenzaremos con algunas observaciones en cada cuerpo y


después veremos brevemente los libros individuales.

La Historia Mosaica

Las narraciones del Antiguo Testamento primero aparecieron en la Historia Mosaica


(Génesis, Éxodo, Números y Deuteronomio). Los judíos y los cristianos intérpretes tienen
grandes conexiones significativas reconocidas entre estos libros. Génesis comienza con la
historia, Éxodo se construye sobre los eventos de Génesis, Números extiende la historia
más allá, y los eventos de Deuteronomio siguen los incidentes de Números. Como tal, la
Historia Mosaica se extiende desde la creación hasta la muerte de Moisés.
296

Sin embargo, la Historia Mosaica no es un solo trabajo unificado. Los libros exhiben
rasgos que fueron composiciones relativamente independientes. Después que termina
Génesis con la muerte de José (Génesis 50:22-26), Éxodo brevemente recapitula la historia
de José (Éxodo 1:1-7). Éxodo cierra con una referencia a las tribus «durante sus viajes»
(Éxodo 40:38), y Números abre en Sinaí (Números 1:1). Números traza la marcha de Israel
hacia la tierra prometida y discute numerosos eventos en los planos de Moab (Números
21:10-36:13); Deuteronomio presenta los discursos mosaicos dados en Moab y algunos
eventos siguientes a los discursos. En tanto que debemos mantener en mente la unidad total
de la Historia Mosaica, no debemos pasar por alto la diversidad reflejada en los libros
individuales.

Los evangélicos afirman la autoridad mosaica del Pentateuco al referirse al


testimonio bíblico. Los intérpretes críticos hace mucho que descontaron este punto de vista
tradicional a favor de la bien documentada hipótesis (J.E.D.P). Parece ser que Moisés hizo
uso de recursos y empleó amanuenses; Deuteronomio da evidencia de publicación
póstuma. Sin embargo, no podemos negar el papel autoritativo formativo de Moisés sin
cuestionar la autoridad de las Escrituras y las palabras de Jesús mismo.

La mayoría de los evangélicos afirma la paternidad literaria del Pentateuco, pero


rara vez aplican consistentemente este marco de referencia extrínseco en la interpretación.
En su mayoría, la interpretación está desconectada del ministerio de Moisés. Sin embargo,
en esta investigación, examinaremos cómo cada libro encaja en los tiempos de Moisés.
¿Por qué compuso estas historias? ¿Qué mensajes les transmitió a sus lectores? Este
acercamiento dará luz al significado original de la Historia Mosaica.

Génesis

El libro de Génesis registra eventos seleccionados que ocurrieron desde la creación


hasta la muerte de José. Todos estos eventos fueron antes de Moisés. Sin embargo, la
influencia de la mamá de Moisés (Éxodo 2:8-9), su educación en la corte egipcia (Éxodo
2:10), y la revelación especial de Dios lo prepararon para dar esta historia a Israel.

Algunos pasajes revelan actividad editorial menor. La ortografía del libro de texto
hebreo también sugiere que el idioma del libro ha sido actualizado. Pero no hay evidencia
que indique que Génesis alcanzó su forma final después de Moisés. Sin embargo, no
podemos estar seguros de precisamente cuándo Moisés compuso Génesis. Él pudo haber
escrito en Egipto, durante el tiempo en el desierto o en los llanos de Moab. De hecho, el
297

libro pudo haberse desarrollado durante estas circunstancias. Moisés pudo haber
compuesto este libro en cualquier momento desde su llamamiento (Éxodo 3:1-4:31) hasta
su muerte (Deuteronomio 34:5) (ver figura 50).

Fig. 50: La Historia Mosaica

Muchos intérpretes han sugerido que Génesis es estructurado por la fórmula de


«generaciones» (twldwt) (Génesis 2:4; 5:1; 6:9; 10:1; 11.10; 11:27; 25:12; 25:19; 36:1;
37:2). Pero esta perspectiva atribuye demasiada prominencia a las generaciones de Ismael
(Génesis 25:12-18) y a Esaú (Génesis 36:1-43), que juegan un papel menor en este libro.
Parece mejor tratar estas fórmulas como fuentes indicadoras, designaciones de género, o
funciones de pasajes particulares. En su lugar, Génesis se divide más fácilmente en tres
partes principales:

1. Época primitiva (1:1-11:9)


2. Época de los primeros patriarcas (11:10-37:1)
3. Época de José (37:2-50:26)
298

Moisés escribió el libro de Génesis para enseñar a sus lectores que salir de Egipto y
poseer Canaán era el designio de Dios para Israel. Los hechos primitivos de hacer la
creación desde caos hasta llegar al descanso del Sabbath, restaurar al mundo caído por
medio de aguas de juicio, escoger a los descendientes de Sem para desposeer a Canaán, y
derrotar a la ciudad de Babel, explicaron lo que Dios estaba haciendo para Israel en el
éxodo desde Egipto (I). Las vidas de Abraham, Isaac, y Jacob anticiparon el interés de
Israel en su expansión numérica, posesión de la tierra prometida, y relaciones con naciones
circunvecinas (II). La interacción de José estableció relaciones apropiadas entre las tribus
en los días de Moisés y aseguraró a Israel de su destino en Canaán (III). Las observaciones
de Moisés acerca de las épocas pasadas animaron a sus lectores a alejarse de Egipto y
proseguir con la conquista de Canaán con plena confianza. Las palabras finales de José
revelan claramente el propósito de Moisés: «(…) mas Dios os visitará, y os hará subir de
esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob» (Génesis 50:24).

Este tema principal encaja bien dentro del rango entero de fechas probables para la
composición final. Si Génesis alcanzó su forma final en Egipto, Moisés escribió para
exhortar a los israelitas a dejar Egipto por la tierra prometida. Porque 1. Dios trabajaría por
ellos como lo había hecho en la historia primitiva (I); 2. Dios prometió a los patriarcas que
bendeciría ricamente a sus descendientes (II); 3. Dios conformaría a las tribus de Israel en
una nación y los traería a Canaán como lo demostró en los días de José (III).

Sin embargo, ya sea que Génesis haya sido escrito en el desierto o en los llanos de
Moab, Moisés animó a la gente a seguir hacia delante con relación a la conquista. Israel
podía estar confiado en la conquista porque: 1. las acciones de Dios en la historia primitiva
revelan Su plan de darles en posesión Canaán (I); 2. Dios prometió, dirigió y protegió a los
patriarcas, y Él hará lo mismo por la nación en tanto se mueven hacia Canaán (II); 3. Dios
ordenó las doce tribus en los días de José con el fin de traerlos a la tierra (III). El libro de
Génesis reporta historia desde el principio del tiempo hasta la muerte de José. Pero esta
historia tuvo implicaciones significativas para los lectores de Moisés. En tanto escuchaban
estas historias, ellos aprendían el significado de sus experiencias, sus responsabilidades, y
sus esperanzas para el futuro.

Éxodo

El libro de Éxodo cubre eventos desde el nacimiento de Moisés hasta la llegada de


la nación a los llanos de Moab. Se enfoca especialmente en la liberación de Israel de Egipto
bajo el liderazgo de Moisés, y el orden legal y cúltico que él medió en el pacto del Sinaí.
299

El rango de datos probables para la composición final de Éxodo es muy angosto. El


texto reporta que Israel comió maná «hasta que llegaron a los límites de la tierra de
Canaán» (Éxodo 16:35, énfasis agregado). Cierra con la observación de que la columna
de nube y fuego estaba «a la vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas» (Éxodo
40:38, énfasis agregado). Estos pasajes respaldan la fecha más temprana de composición
final en los llanos de Moab.

También sabemos que Éxodo alcanzó su forma final antes de la muerte de Moisés.
Algunos pasajes pueden revelar adiciones posteriores, pero no parece viable un marco más
grande y trabajo después de la muerte de Moisés. Por lo tanto, la fecha más razonable de
composición final es poco después de la muerte de Moisés (ver figura 50).

Éxodo se divide en tres partes básicas:

1. Liberación bajo Moisés (1:1-18:27)


2. Pacto bajo Moisés (19:1-24:18)
3. Adoración bajo Moisés (25:1-40:38)

Éxodo contiene muchos temas importantes para la audiencia original, pero la


preocupación más dominante es la autorización divina del pacto de Moisés ordenado para
la nación. Mientras que los hechos poderosos de Dios a favor de Su pueblo se repiten por
todo el libro, no debemos pasar por alto el papel central que juega el liderazgo de Moisés.
La liberación milagrosa de Moisés como niño, su preocupación por sus compañeros
israelitas, su llamado de Dios, los milagros en Egipto, y las maravillas que realizó en el
desierto, demostraron que Dios había establecido a Moisés como el líder de Israel (I). La
autorización de Moisés también se extendió a la ley que él medió para la nación. La ley
tenía un origen divino, y únicamente a Moisés se le había permitido entrar a la presencia
santa en el Sinaí para recibirla (II). De igual manera, el tabernáculo no era invento de
Moisés; él recibió instrucciones sobre la adoración de parte de Dios mismo en el monte
(III).

Éxodo explica y aprueba el ministerio de Moisés de manera similar a como los


Evangelios apoyan el trabajo de Cristo. En su primer encuentro como adulto con un
israelita, se le hizo a Moisés una pregunta vital: «¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y
juez sobre nosotros?» (Éxodo 2:14). El libro de Éxodo contesta que Dios ordenó a Moisés
como líder de Israel.
300

La inquietud de la autoridad de Moisés encaja bien con el tiempo de la composición


final. Los israelitas frecuentemente cuestionaron el liderazgo de Moisés (Éxodo 5:1921;
14:10-12; 16:1-3; 32:1; Números 12:1-16). Su liderazgo se encontró con quejas y rebelión,
su nuevo orden parecía duro y con ataduras, y tanto las leyes sociales como las
ceremoniales fueron violadas incluso en tanto eran dadas.

En respuesta a las preguntas que se levantaban en contra de su ministerio, Moisés


escribió Éxodo como una defensa de su liderazgo. El libro demostró que Moisés había
sacado a Israel de Egipto bajo dirección divina (I), que la ley mosaica era de Dios mismo
y debía ser estrictamente observada (II), y que las regulaciones de Moisés de la adoración
del tabernáculo descansaban sobre la autorización divina (III).

El libro de Éxodo cubre muchos eventos desde las penalidades de la esclavitud


hasta los viajes de Israel a las fronteras de Canaán. La autoridad de Moisés era un asunto
vital en tanto se acercaba a la muerte y la gente se preparaba para entrar a la tierra
prometida. Éxodo se enfocó especialmente en el liderazgo de Moisés y legitimó todo lo
que había hecho bajo la dirección de Dios.

Números

El libro de Números se enfoca en los eventos que ocurrieron en tanto Israel avanzaba
del Sinaí a los llanos de Moab. Trata de sus viajes en varias etapas y reporta tiempos de
obediencia que conducía a bendiciones, y tiempos de rebelión que llevaban a juicio.

La composición final de Números ocurrió en los llanos de Moab. Con excepción de


algunos versículos, hay muy poca evidencia de edición después de la muerte de Moisés.
Los últimos eventos históricos registrados en el libro sitúan a las tribus en Moab «frente a
Jericó» (Números 22:1; 26:3; 26:63; 31:12; 33:48, 50; 34:15; 35:1; 36:13). Repetidas
referencias a Jericó sugieren que el libro pudo haber sido escrito al final de la vida de
Moisés en tanto Israel miraba hacia delante a la conquista de la tierra (ver figura 50).

El libro de Números se divide en tres secciones principales:

1. Constitución del primer ejército (1:1-10:10)


2. Fracasos en la marcha (10:11-25:18)
3. Constitución del segundo ejército (26:1-36:13)
301

Moisés compuso el libro de Números para llamar a la segunda generación de Israel


a las armas como el ejército santo de Dios. El libro comienza con la formación del ejército
de la primera generación y las regulaciones de santidad que debían observar (I). Después
se mueve a la marcha de la primera generación de Sinaí a los llanos de Moab. A lo largo
del camino, el ejército se rebela y se desanima. Dios protege a Su pueblo, pero al final
rechaza a la primera generación (II). La sección principal describe la constitución de la
siguiente generación en un ejército santo. La nueva generación es organizada, probada y
recibe regulaciones (III).

Números habló directamente a las necesidades de la audiencia original. Estas


historias hicieron un llamado a Israel, en los llanos de Moab, para verse a ellos mismos
como el ejército santo de Dios. Ellos se enfocaron en: 1. qué tan maravillosamente había
formado Dios a la primera generación como un ejército santo (I); 2. las bendiciones de
Dios en el primer ejército, sus fracasos, y la corrección de Dios (II); y 3. la reorganización
misericordiosa de la segunda generación en un poderoso ejército con instrucciones para la
guerra y vivir en la tierra después de la victoria (III).

El libro de Números enseñó a la audiencia de Moisés que Dios los había llamado a
ser un ejército santo. La primera generación falló en su marcha. Pronto la gente de la
segunda generación tenía que marchar hacia adelante a Canaán. ¿Qué harían ellos?

Deuteronomio

Deuteronomio reporta una secuencia breve de eventos que se llevaron a cabo en los
llanos de Moab. Se enfoca en la despedida de Moisés de la nación y en la transferencia de
autoridad a Josué, y cierra con la muerte de Moisés. Dentro de este pequeño escenario
histórico, los discursos de Moisés reflejan la historia de todo el Éxodo y anticipan los
eventos en la tierra prometida.

El tiempo de la composición final de Deuteronomio es difícil de establecer. La


mayor parte del libro vino de Moisés mismo: no hay razón para dudar de su papel como el
autor substancial del libro. Sin embargo, el libro mismo sugiere que Deuteronomio alcanzó
su forma final poco después de Moisés. La evidencia más fuerte para este punto de vista
es el registro de la muerte de Moisés (Deuteronomio 34:1-12). Este registro substancial no
es una adición editorial menor sino forma un marco interpretativo para el libro completo.
Deuteronomio presenta las instrucciones mosaicas a una audiencia después de su muerte.
302

Las afinidades de Deuteronomio con los tratados internacionales del segundo


milenio sugieren que Deuteronomio alcanzó su forma final en los días de Josué.
Deuteronomio se enfoca en Josué como el cumplidor fiel de la ley mosaica (Deuteronomio
1:38; 31:78; 34:9), y tiene que ver con la necesidad de la nación de apropiarse del libro al
entrar en Canaán (Deuteronomio 11:29-32). Un pasaje largo contiene instrucciones
detalladas de cómo el pacto mosaico tenía que ser renovado en el Monte Ebal y Gerizim
(Deuteronomio 27:1-26). Como lo reporta el libro de Josué, estas directivas eran guardadas
de manera meticulosa (Josué 8:30-35). Parece ser que el libro tomó su forma final por lo
menos en el tiempo de esta renovación del pacto bajo Josué (ver figura 50).

Deuteronomio consiste en varios discursos principales de Moisés y un registro de


los eventos finales de su vida. Estos materiales fueron arreglados en una estructura tópica
que hacían paralelo bruscamente al orden de los tratados de pacto del antiguo Cercano
Oriente.

I. Preámbulo (1:1-4) Primer discurso (1:5-4:43)


II. Prólogo histórico (1:5-4:43) Segundo discurso (4:44-28:68)
III. Estipulaciones, bendiciones, maldiciones y ratificaciones (27:1-30:20)
IV. Tercer Discurso (29:1-30:20)
V. Sucesión (31:1-34:12)

El libro describe los eventos en los tiempos de Moisés para guiar a la nación en la
renovación del pacto bajo Josué. Establece los orígenes de la relación de pacto (I); ensaya
el antecedente histórico de la misericordia de Dios (II); bosqueja las expectativas de la vida
de pacto (III); presenta bendiciones, maldiciones y ratificaciones del pacto (IV); y
proporciona la continuación de la administración del pacto (V).

En tanto la nación se movía hacia la tierra de Canaán, enfrentó muchas dificultades


y tentaciones. Deuteronomio puso en ella la necesidad de recordar: 1. al Dios que había
establecido un pacto con ella por medio de Moisés (I); 2. lo que Dios había hecho por ellos
a través de la historia (II); 3. Sus requisitos para la vida (III); 4. las bendiciones,
maldiciones, y ratificaciones de la relación de pacto (IV); y 5).la necesidad de seguir a
Josué como el líder de la nación del pacto (V). De esta manera, Deuteronomio habló
directamente a las necesidades de la audiencia original.

La Historia Mosaica forma el primer cuerpo de materiales narrativos en la Escritura.


Trata de asuntos que abordaban las necesidades de Israel en las primeras décadas de su
303

vida como nación. Explicaba y justificaba el programa del éxodo (Génesis), estableció la
autoridad de Moisés y la legitimidad de su orden nacional (Éxodo), dirigió a la nación a
moverse hacia delante como un ejército santo (Números), y enseñó la necesidad de
mantenerse fieles al pacto en la tierra (Deuteronomio). La Historia Mosaica formó un
documento fundamental para todas las historias que Dios daría a Su pueblo en el futuro.

La Historia Deuteronomística

La segunda división mayor del canon hebreo tradicional son los profetas (nby`ym).
El material profético se divide en dos grupos: los «profetas anteriores» (Josué, Jueces,
Samuel, Reyes) y los restantes o «últimos profetas». Hasta este punto investigaremos los
profetas anteriores, o la Historia Deuteronomística, como ha sido llamada en los años
recientes. Esta división del canon da una evaluación profética a la historia de Israel desde
la conquista de Canaán hasta el exilio en Babilonia.

Las aproximaciones críticas a la paternidad literaria de los profetas anteriores han


tomado muchas direcciones, pero dos perspectivas han dominado el campo. Por un lado,
los intérpretes críticos principales continuaron la investigación de las fuentes documentales
del Pentateuco en algunos de estos libros. Sin embargo, aunque global, este
aproximamiento no ha recibido gran apoyo.

Por otro lado, Martin Noth propuso un punto de vista que ha ganado gran aceptación.
El argumentaba que la forma final desde Deuteronomio hasta Reyes, excluyendo Rut, era
el trabajo de un editor exílico a quien él llamó «el deuteronomista». Noth reconoció que
los libros individuales en esta historia eran diferentes uno de otro. Él explicó estas
diferencias en estilo y contenido como variaciones en las fuentes en las que confiaba el
deuteronomista. Lo que es más, desde la perspectiva de Noth, una perspectiva teológica
principal corría por todos estos libros: que Israel había violado las leyes de Deuteronomio
a tal grado que la nación había sido condenada al exilio justamente.

En tanto que von Rad estaba de acuerdo en que estos libros reflejan una unidad
básica, modificó la valoración negativa de Noth del propósito de la historia. Él se enfocó
en la esperanza mesiánica, especialmente en Samuel y Reyes, y argumentó que el
deuteronomista enfatizó la esperanza en la continuación del linaje de David. A pesar del
pecado y juicio, la promesa davídica no se perdió.

En años recientes, la tendencia ha sido el dar a ambos temas igualdad en


fundamento. Cross argumenta que el juicio y la esperanza reflejan diferentes niveles de
304

redacción. La esperanza positiva en la línea davídica proviene de un editor (Dtr1) que


escribió durante la época de las reformas de Josías (2 Reyes 22:1-23:30). El tema negativo
de condenación fue agregado por un editor exílico (Dtr2).

Wolf se acerca a los elementos negativo y positivo de la historia en una manera más
útil. En su perspectiva, la justicia del exilio y la esperanza en la línea davídica encuentra
una conexión en el tema del arrepentimiento. Si los exilios pudieran hacer arrepentirse a la
gente completamente de sus violaciones del pacto, entonces su regreso del exilio ocurriría.

Los evangelistas modernos han tomado diferentes posturas hacia la fecha y el


propósito de los profetas anteriores. Dos asuntos han sido de particular preocupación: el
lugar de Deuteronomio y la unidad de la historia.

El lugar de Deuteronomio

Los intérpretes críticos típicamente tratan la forma final de Deuteronomio como una
parte de la Historia Deuteronomística. Como ya hemos visto, los evangélicos atribuyen la
paternidad literaria de Deuteronomio fundamentalmente a Moisés, dejando fuera toda
fecha posterior del libro.

Aun así, no se puede negar que Deuteronomio jugó un papel importante en los libros
de Josué a Reyes, aunque la Historia Deuteronomística se apoyaba en otros libros del
Pentateuco también. La terminología teológica, las estructuras de pacto, y muchos otros
motivos teológicos provienen principalmente de Deuteronomio. Desde esta perspectiva
Deuteronomio sirvió para la doble función de cerrar la Historia Mosaica y proporcionar un
fundamente teológico a la Historia Deuteronomística.

La unidad de la historia

Una segunda preocupación principal ha sido las características distintivas de cada


libro. A pesar de sus intentos para demostrar lo contrario, los conceptos de Noth de una
edición exílica de la historia tendió a minimizar las diferencias entre los libros. Sin
embargo, como veremos, Josué, Jueces, Samuel y Reyes reflejan una diversidad
significativa. Para entender estos libros apropiadamente, debemos tratar con ellos
individualmente.

A la luz de la evidencia de diversidad y unidad entre estos libros, parece mejor


asumir que la Historia Deuteronomística representa el trabajo de diferentes escritores
305

dentro de una sola familia teológica. La armonía de la historia proviene principalmente de


su dependencia extensiva en Deuteronomio. Sin embargo, los libros reflejan perspectivas
diferentes que surgieron de la diversidad de situaciones que cada escritor abordó.

Josué

El libro de Josué reporta los eventos de la conquista inicial de Israel de Canaán: la


división de la tierra, los primeros días en Canaán, y la muerte de Josué. El hecho que
muchos pasajes tienen rasgos de reportes de testigos oculares (Josué 2:21; 5:1, 6; 7:21;
8:26; 14:6-12; 15:16-19; 17:14-18) indica qué porciones del libro fueron escritas cerca o
durante esta época. Se dice que Rahab vivió «entre los israelitas hasta hoy» (Josué 6:25).
La ciudad de Sidón fue reportada como la ciudad principal de Fenicia (Josué 19:28). Los
jebuseos todavía ocupaban Jerusalén (Josué 15:8; ver 2 Samuel 5:6ff), y los gabaonitas
fueron siervos en el santuario (Josué 9:27; ver 2 Samuel 21:1-6). Pero a la luz de otras
porciones del libro, estas referencias parecen reflejar fuentes usadas por el recopilador
final.

Un número de pasajes indica que la fecha de composición final fue mucho después
que la mayoría de los eventos en el libro. En varias ocasiones el escritor pensó necesario
dar los equivalentes modernos para nombres de los lugares antiguos (Josué 15:9, 49, 54).
Varios incidentes nombrados en el libro ocurrieron después de la época de Josué. Por
ejemplo, el escritor menciona la conquista de Hebrón por Caleb (Josué 15:13; Jueces 1:8-
10), de Debir por Otoniel (Josué 15:15-17; Jueces 1:11-13) y la migración de los danitas al
extremo norte de Israel (Josué 19:47; Jueces 18:27-29). El último capítulo registra la
muerte de Josué (24:29-30) y Eleazar (Josué 24:33). El libro incluso da una evaluación
retrospectiva acerca de los ancianos que sobrevivieron a Josué (Josué 24:31). A la luz de
estas evidencias, podemos concluir que el libro de Josué llegó a su forma final no antes de
una o dos generaciones después de la muerte de Josué.

La mejor indicación de la última fecha probable se encuentra en el libro de Reyes.


Primero de Reyes 16:34 alude a la maldición de Josué a cualquiera que reconstruyera Jericó
(Josué 6:26). El libro de Reyes puede ser fechado entre la liberación de Joaquín (561 A.C.)
y el edicto de Ciro (538 A.C.). Consecuentemente, la última fecha más probable para la
composición final de Josué es durante el exilio (ver figura 51). Josué se divide en tres partes
principales.

I. Conquista de la tierra (1:1-12:24)


306

II. Herencia de la tierra (13:1-22:34)


III. Vida de Pacto en la tierra (23:1-24:33)

Fig. 51: La Historia Deuteronomística

El libro de Josué se enfoca en los días de la conquista para enseñar a sus lectores
cómo vivir en la tierra que Dios les había dado. Los éxitos y fracasos de la guerra de Josué
demostraron cómo tenía que continuar peleando Israel por la tierra (I). El establecimiento
de la distribución de la tierra y las relaciones entre las tribus enseñó a Israel a manejar la
herencia de la tierra (II). La renovación de la ceremonia del pacto al final de la vida de
Josué mostró la necesidad de vivir en fidelidad ante Dios al comprometerse con el pacto
(III).

Estos motivos principales encajan bien dentro del rango de fechas para la
composición final. Si el libro fue escrito antes de la monarquía, exhortaba a la audiencia:
1. a continuar la guerra santa como Josué lo había hecho (I); 2. a respetar las posesiones
de las tribus, así como la unidad (II); y 3. a continuar la renovación del pacto y la fidelidad
(III).
307

Si el libro fue compuesto finalmente en el exilio: 1. ofrecía a los exiliados la


esperanza de victoria sobre sus enemigos (I); 2. les recordaba de su herencia nacional en
la tierra prometida (II); y 3. los llamaba a hacer una renovación del pacto y de la fidelidad
(III).

El libro de Josué da un vistazo a los días en que Israel tomó por primera vez la tierra
para enseñarles acerca de sus propios tiempos, bosquejando las maneras de obtener
victoria, seguridad y fidelidad al pacto en la tierra de Canaán.

Jueces

El libro de Jueces reporta eventos entre la conquista y el surgimiento de la


monarquía en Israel. Como en Josué, un número de pasajes fueron escritos muy cerca de
los eventos que se reportan. Se dice que los jebuseos vivían en Jerusalén «hasta hoy»
(Jueces 1:21); se trata a Sidón como la ciudad principal de Fenicia (Jueces 18:28). Estos
pasajes probablemente reflejan fuentes usadas por el recopilador final.

Varios pasajes indican que la fecha más remota para la composición final es el
período monárquico. Cuatro veces contrasta el escritor sus propios días con los eventos
históricos del libro diciendo: «En aquellos días no había rey en Israel» (Jueces 17:6; 18:1;
19:1; 21:25). Jueces 18:30 puede sugerir que el exilio de Israel había ocurrido. Pero la
expresión «el día del cautiverio de la tierra» (h´rs) (Jueces 18:30), puede ser una corrupción
de «hasta el día del cautiverio del arca» (h´rwn). La evidencia de este versículo es incierta,
pero por lo menos apunta a los primeros años de monarquía en Israel (1 Samuel 4:1b-11).

Algunas claves sugieren la última fecha probable para Jueces. El libro de Samuel
retoma la secuencia histórica de Jueces. De hecho, modela el registro del nacimiento de
Samuel después del nacimiento de Sansón. Esta evidencia sugiere que Jueces fue escrito
por lo menos por el tiempo en que Samuel fue compuesto finalmente. El carácter
promonárquico del libro puede sugerir una fecha anterior a los grandes fracasos del reinado
en Israel, pero la nación puso grandes esperanzas en sus reyes aún después de que David y
sus descendientes les trajeron problemas. La presencia aparente de los reyes en los días del
escritor (Jueces 17:6; 18:1; 19:1; 21:25) puede sugerir que la composición final ocurrió
antes del exilio. Pero el mantenimiento de esperanzas reales durante el exilio pudo explicar
estos pasajes también. En tanto que un tiempo anterior a la monarquía parece más probable,
no podemos desechar la posibilidad de una fecha posterior (ver figura 51).
308

El libro presenta su material en tres secciones principales:

I. Vacilación en la conquista (1:1-2:4)


II. Ciclos bajo los jueces (2:5-16:31)
III. Anarquía bajo los levitas (17:1-21:25)

El libro de Jueces es una apologética de la monarquía de Israel. ¿Por qué necesita


Israel un rey piadoso? El libro da tres respuestas: sin un rey las tribus vacilan en la conquista
(I); el oficio de juez puede traer únicamente alivio esporádico de los ciclos de apostasía
(II); y cuando no había rey, los levitas fallaban en proporcionar estabilidad en el culto y la
vida social de Israel (III).

Estos temas prominentes encajan bien dentro del rango para la composición final. Si
Jueces fue escrito desde el tiempo en que David subió al poder, hablaba de la necesidad de
un líder de Judá que guiara a la gente a la batalla (I), un rey que proporcionara paz y
seguridad (II), y un rey que reforzara los estándares cúlticos y sociales de la ley mosaica
(III).

Si el libro fue compuesto finalmente durante el exilio, instruía a la gente sobre su


necesidad de un rey davídico que guiara al pueblo (I), la insuficiencia de regresar al
liderazgo de tribus que se llevaba antes de la monarquía (II), la necesidad de un rey davídico
nuevo que guardara a Israel de caer en la anarquía cúltica y social (III).

El libro de Jueces cubre un período oscuro en la historia de Israel. Fracasos y


problemas aparecen en casi cada página. El escritor reportó estas dificultades para
demostrar la necesidad de un rey piadoso. Desde los primeros días de David hasta los
últimos días del exilio, este mensaje habló directamente a las experiencias del pueblo de
Dios.

Samuel

El libro de Samuel cuenta los eventos en la historia de Israel desde el período de los
jueces hasta los últimos años de David, usando un número de fuentes que fueron cercanas
a los eventos mismos. Los intérpretes críticos han reconstruido muchas fuentes hipotéticas.
La probabilidad de estas reconstrucciones varía, pero, sin duda, muchos registros proféticos
y reales pudieron haber estado accesibles al escritor. La fecha probable más remota para la
309

composición final se basa en dos consideraciones principales. El libro habla de los días
problemáticos en la casa de David (2 Samuel 11-20). También echa un vistazo a las
«últimas palabras» de David (2 Samuel 23:1). Samuel no pudo haber sido escrito antes de
estos eventos. La fecha más remota se remonta más allá por el comentario de que «Siclag
vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy» (1 Samuel 27:6, énfasis agregado). Este pasaje
sugiere que la composición final ocurrió por lo menos después de la división de la nación.

La última fecha probable para la composición final depende principalmente de


evidencias de otros libros. Por ejemplo, el cronista usó Samuel como uno de sus principales
recursos. Su dependencia en el libro sugiere que Samuel alcanzó su forma final antes de o
durante el exilio. Sin embargo, lo que es más, el libro de Reyes también depende de
Samuel. Por ejemplo, tomó la historia de la monarquía de Israel donde Samuel la dejó (2
Samuel 23:1-7; 1 Reyes 1:1).

También se refirió al cumplimiento de la promesa dada en Samuel (1 Reyes 2:27;


ver 1 Samuel 2:27-36). Ya que sabemos que Reyes fue escrito durante los últimos años del
exilio, podemos poner esta fecha como un parámetro para la última fecha probable de
composición final para Samuel también (ver figura 51).

El libro de Samuel se puede bosquejar como sigue:

I. Fundamento del reinado (1 Samuel 1:1-7:17)


II. El reinado de Saúl (1 Samuel 8:1-15:35)
III. El reinado de David (1 Samuel 16:1- 2 Samuel 8:18)
IV. El futuro del reinado (2 Samuel 21:1-24:25)

El centro de este libro es el tema de que Israel debe esperar en el linaje davídico, a
pesar del problema causado por las faltas de David. La bendición de Dios sobre Samuel
estableció la legitimidad de la línea de David porque él ungió a David como rey (I). Saúl y
su familia fueron desechados de la realeza porque se alejaron de Dios (II). Dios bendijo a
David mientras permanecía fiel, pero lo maldijo con problemas cuando falló (III). Sin
embargo, los últimos capítulos demostraron que la casa de David era todavía la dinastía
legítima en la que Israel debería poner su esperanza por todas las generaciones (IV).

En la monarquía dividida, estos temas debieron haber hablado directamente a las


necesidades de la nación. La familia de David había sido la causa principal de la división
de Israel (1 Reyes 11:9-13) y había guiado al pueblo al extravío muchas veces. Sin
embargo, a pesar de estas faltas, la línea davídica todavía era la dinastía legítima porque:
310

1. Samuel la estableció (I); 2. el reinado de Saúl fue rechazado (II); 3. la casa de David fue
fundada como la dinastía permanente de Israel (III); 4. Dios eligió la casa de David para
beneficiar a la nación de muchas formas (IV). En un período en que fuertes objeciones se
pudieron haber levantado en contra de la casa de David, este libro habló de un sobrio pero
desesperado mensaje de esperanza.

En el exilio, los mismos temas debieron haber hablado de la necesidad de mantener


la esperanza en la línea de David. A pesar del hecho que culpaba a la casa de David por el
exilio (2 Reyes 21:10-15), la esperanza de la nación estaba todavía en la simiente de David
que se levantaría y dirigiría el reino a su gloriosa restauración.

Reyes

El libro de Reyes trata con la historia de Israel desde la muerte de David a la


liberación de Joaquín de la prisión en Babilonia. En muchas ocasiones el escritor se refiere
explícitamente a los recursos específicos que vienen desde los días de los eventos mismos.
El menciona «el libro de los hechos de Salomón» (1 Reyes 11:41), «las crónicas de los
reyes de Judá» (1 Reyes 14:29; 15:7, 23), y «el libro de las historias de los reyes de Israel»
(1 Reyes 14:19; 15:31). En algunas ocasiones, el escritor mencionó la fórmula «hasta hoy»
para referirse al tiempo de su fuente de material, pero ocasionalmente tenía en perspectiva
sus propios días.

El rango de agentes extrínsecos para este libro es relativamente angosto. La fecha


más remota probable para la composición final es la liberación de Joaquín (2 Reyes 25:27-
30) (561/2 A.C.). La expresión «todos los días de su vida» (2 Reyes 25:29) es ambigua.
Puede o no puede indicar que Joaquín estaba muerto en el tiempo de composición. Debido
a que el escritor de Reyes no mencionó a Ciro, la última fecha probable es justamente antes
del edicto de Ciro (538 A.C.), cuando los israelitas recibieron permiso de regresar a la tierra
(ver figura 51). El bosquejo de Reyes es directo:

I. Fracaso y esperanza en los años de Salomón (1 Reyes 1:1-12:24)


II. Fracaso y esperanza en los años divididos (1 Reyes 12:25-2 Reyes 17:41)
III. Fracaso y esperanza en los años finales de Judá (2 Reyes 18:1-27:30)

El libro de Reyes demostró que la nación merecía el exilio, pero la restauración era
posible a través del arrepentimiento completo. El escritor comunicó su mensaje al enfocarse
en la gloria de Salomón cuando fue fiel, y en la división y ruina que su rebelión trajo a la
nación (I). Luego él se dirige a los ejemplos de fidelidad y apostasía en el período dividido,
311

enfatizando especialmente el fracaso de Israel y la justicia de su exilio (II). Finalmente, se


dirige a la desobediencia que guio a Judá al exilio y cierra con un rayo de esperanza en la
liberación de Joaquín (III).

Si Reyes fue escrito antes de la muerte de Joaquín, animaba a la gente a


comprometerse ellos mismos con un arrepentimiento completo porque: cuando Salomón
sirvió a Dios, su reinado fue glorioso, pero su sincretismo trajo maldiciones al reino (I); en
el reino dividido la obediencia trajo ricas bendiciones; pero la infidelidad resultó en
maldiciones y exilio (II); y en el reinado restante de Judá, el mismo principio de bendición
y maldición se aplicó (III). La liberación de Joaquín fue tomada como una señal de que las
bendiciones pudieran estar viniendo. Quizá ahora Dios removería la maldición si la gente
se arrepentía.

Si el libro de Reyes fue escrito después de la muerte de Joaquín, se dirigió a los


desengaños que surgieron con su fallecimiento. Demostró que Dios fue justo en mantener
a Su pueblo en el exilio y que el retorno dependía de un arrepentimiento completo y fe.

La historia deuteronomística representa el segundo cuerpo principal de narraciones


del Antiguo Testamento. Sus varios libros tomaron la ley Mosaica, especialmente
Deuteronomio, y evaluaron diferentes segmentos de la historia de Israel desde la conquista
hasta la liberación de Joaquín en Babilonia. Tomados juntos, estos libros forman una
perspectiva con conexión. Sin embargo, no debemos perder de vista la perspectiva única
que presentaba cada libro. Enseñaban directrices básicas para vivir en la tierra prometida
(Josué), la necesidad de un rey (Jueces), la continuación legítima de la línea davídica
(Samuel), y la causa y remedio del exilio (Reyes).

La Historia Cronística

La Historia Cronística, la tercera familia principal de la narrativa del Antiguo


Testamento, consiste en Crónicas, Esdras, y Nehemías. Estos libros aparecen en la
Septuaginta y nuestras Biblias en inglés inmediatamente después de los libros de Reyes.
Sin embargo, en el canon hebreo, aparecen en diferente orden (Esdras, Nehemías,
Crónicas) al final de «los escritos» (ktbym).

Las tradiciones judías asignan al escriba Esdras un papel dominante en la paternidad


literaria de todos estos tres libros. Los intérpretes y críticos han interactuado con esta
perspectiva tradicional de diferentes maneras. La posibilidad de que Esdras estuviera
involucrado en la composición final de este material no puede regir enteramente, pues hay
312

poca evidencia segura. De hecho, las memorias de Esdras (Esdras 7:1-10:44) son
autobiográficas, pero estas secciones pudieron ser simplemente una de muchas fuentes.

A parte de la cuestión del involucramiento de Esdras, la suposición con que trabajan


la mayoría de los intérpretes en siglos recientes ha sido que una sola persona fue
responsable de la composición final de todos los tres libros. Similar al concepto de Noth
del deuteronomista, se suponía que «el cronista» compuso Crónicas, Esdras y Nehemías.

No es de asombrarse que los intérpretes hayan sido propensos a ver una misma mano
detrás de esta historia. Los libros tienen interconexiones significativas. Por ejemplo, Esdras
también hace mención de los registros del edicto de Ciro que están en Crónicas (2 Crónicas
36:22-23; Esdras 1:1-4). Todos los libros fueron escritos en Palestina dentro de un espacio
de tiempo muy corto. Ellos comparten un profundo interés en el templo y la pureza del
pueblo de Dios. Los libros exhiben un grado significativo de unidad. Aunque esta unidad
no debe oscurecer sus diferencias.

En su mayoría, la investigación reciente insiste en apuntar a la unidad original de


Esdras y Nehemías. Algunos intérpretes han argüido que Esdras y Nehemías fueron libros
separados originalmente, pero la mayoría estaría de acuerdo con Williamson en que «hay
una buena razón para acercarse a Esdras y Nehemías como dos partes de un solo trabajo».

Sin embargo, al mismo tiempo, estudios recientes han tendido a hacer una cuña entre
Crónicas y Esdras-Nehemías. Un número de diferencias ideológicas sugieren fuertemente
que vinieron de diferentes autores. Por ejemplo, el libro de Crónicas enfatiza la doctrina de
retribución divina y el pacto davídico; estos temas están grandemente ausentes en Esdras-
Nehemías. El libro de Crónicas es más conciliador hacia los del norte que Esdras-
Nehemías. Crónicas sustenta la esperanza de la reunificación del norte y el sur; Esdras-
Nehemías no tiene lugar para la participación de los del norte. Sin embargo, la diferencia
más impresionante, es el tratamiento de las esposas extranjeras de Salomón. Crónicas omite
1 de Reyes 11:9-13, donde la división del reino se atribuye a los matrimonios mixtos de
Salomón. Esta omisión es notable a la luz de los problemas con matrimonios mixtos
durante y después de los ministerios de Esdras y Nehemías (Esdras 10:1-44). Aún más,
Nehemías 13:26 desacredita explícitamente a Salomón debido a sus matrimonios mixtos.
Estas diferencias ideológicas ofrecen fuertes evidencias para suponer una paternidad
literaria separada para Crónicas y Esdras-Nehemías.
313

En muchos aspectos la Historia Cronística exhibe unidad y diversidad similar a la


de la Historia Deuteronomística. Las similitudes nos permiten hablar de un cuerpo
cronístico: una familia de libros que se sustentan uno al otro y representan puntos de vista
similares. Pero Crónicas y Esdras-Nehemías fueron probablemente trabajos separados que
trataban diferentes asuntos.

Crónicas

Crónicas cubre un rango amplio de historia comenzando con Adán (1 Crónicas 1:1)
y terminando con el Edicto de Ciro (2 Crónicas 36:22-23). El cronista examinó
rápidamente los eventos anteriores a David a manera de genealogías, listas, y pequeñas
narraciones (1 Crónicas 1:1-9:44), pero trató con la historia desde David hasta el Edicto de
Ciro en gran detalle.

El cronista usó muchos recursos, principalmente Samuel y Reyes. Incluso se refirió


a un variedad de otros recursos -porciones del Pentateuco, Jueces, Rut, Salmos, Isaías,
Jeremías y Zacarías-; varias fuentes reales desconocidas -«el registro de las crónicas del
Rey David» (1 Crónicas 27:24), «el libro de los reyes» (2Crónicas 24:27), «el libro de los
reyes de Israel» (1 Crónicas 9:1; 2 Crónicas 20:34), «el libro de los reyes de Israel y de
Judá» (2 Crónicas 27:7; 35:27; 36:8)-; varias fuentes proféticas -los escritos de Samuel (1
Crónicas 29:29), Natán (1 Crónicas 29:29; 2 Crónicas 9:29), Gad (1 Crónicas 29:29), Ahías
(2 Crónicas 9:29), Iddo (2 Crónicas 9:29; 12:15; 13:22), Semanas (2 Crónicas 12:15), Isaías
(2 Crónicas 26:22)-; y «videntes» anónimos (2 Crónicas 33:19); entre otras fuentes no
especificadas.

La posible fecha más remota para la composición final de Crónicas es difícil de


determinar. El Edicto de Ciro es el último evento registrado. Pero, ¿qué tan pronto después
del edicto escribió el Cronista? En años recientes, un número creciente de intérpretes han
argumentado una fecha anterior cercana al esfuerzo de Zorobabel de reconstruir el templo
(c.520-515). Fechar tempranamente encuentra varios problemas. Por ejemplo, la
genealogía real en 1 Crónicas 3:17-24 parece extenderse por lo menos dos generaciones
más allá de Zorobabel. Sin embargo, como hemos visto, la posibilidad de expansión
editorial en este pasaje no puede ser desechada. Varias consideraciones apuntan
positivamente a una fecha zorobabeliana. Primero, la omisión de los matrimonios mixtos
de Salomón (1 Reyes 11:9-13) sugiere que el libro fue escrito antes de los problemas del
crecimiento del sincretismo en la comunidad post-exílica. Segundo, el cierre del libro
describe a Ciro explícitamente diciendo que Dios lo había designado «para edificarle casa
314

en Jerusalén, que está en Judá» (2 Crónicas 36:23), un tema vital para los primeros
esfuerzos de reconstrucción.

Tercero, el cronista combinó intereses programados en el reino y el templo de una


manera apropiada para los días de Zorobabel. Por medios de su registro, las bendiciones
de Israel dependían de tener al rey davídico y al templo de Jerusalén en orden apropiado.
Estos motivos encajaron perfectamente en los días antes de que Zorobabel se hubiera
desvanecido de la escena. Por estas razones, asignaremos la más remota fecha posible para
la composición final a la época de la reconstrucción del templo.

La última fecha es muy difícil de determinar. La falta de influencias helenísticas


sugiere que el libro fue compuesto antes de los años oscuros del período
intertestamentario. Si la genealogía completa de 1 Crónicas 3:17-24 se acepta como
original, sugiere una fecha alrededor del 400 A.C. Por lo tanto, pondremos el límite de los
agentes extrínsecos más probables al principio del siglo cuarto (ver figura 52). El cronista
escribió su historia para dirigir la restauración del reino durante el período post-exílico.
Su registro se divide en cuatro partes principales:

I. Genealogías del pueblo de Dios (1 Crónicas 1:1-9:44)


II. Reino unido (1 Crónicas 10:1-2 Crónicas 9:31)
III. Reino dividido (2 Crónicas 10:1-28:26)
IV. Reino reunificado (2 Crónicas 29:1-36:23)

Fig. 52: La Historia Cronística


315

El cronista comienza su historia con un registro del pueblo que pertenecía a la nación
restaurada, trazando el antecedente de Israel y el entendimiento de todas las tribus y las
familias entre los primeros que retornaron (I). Después, presenta un registro idealizado de
los reinados de David y Salomón, que rigieron sobre todas las tribus y se dedicaron ellos
mismos a la construcción del templo (II). El cronista continuó mostrando cómo la
prosperidad y los problemas de Judá dependieron de la confianza de la nación en Dios, de
la obediencia y el compromiso al templo (III). Finalmente, esbozó el reino unificado bajo
Ezequías en tanto se dirigía hacia el exilio; y finalmente regresó a la tierra de Israel (IV).

Si Crónicas fue escrito en los días de Zorobabel, presentó un caso convincente para
el programa de reconstrucción: 1. todas la tribus, especialmente el rey y los sacerdotes,
debían estar en orden apropiado en la comunidad post-exílica (I); 2. los reinados ideales de
David y Salomón fueron modelos para el nuevo reino (II); 3. los efectos de descuidar o
servir al templo en el reinado de Judá nunca deberían ser olvidados (III); 4) el remanente
del reino unificado (2 Crónicas 36:20) debía continuar en devoción al nuevo programa del
templo (IV).

Si el libro fue escrito durante o después de los ministerios de Esdras y Nehemías,


demostró la necesidad de continuar el programa de restauración comenzado por Zorobabel
y continuado por Esdras y Nehemías: 1. el orden antiguo del pueblo debe ser observado
(I); 2. las dimensiones ideales de la monarquía deben ser imitadas (II); 3) el pueblo debe
evadir los fracasos del período dividido (III); 4. los que regresaban debían continuar con el
programa de restauración (IV). Únicamente por estos medios, la comunidad post-exílica
podía esperar recibir las bendiciones de Dios.

Esdras-Nehemías

El libro de Esdras-Nehemías trata con los eventos desde el Edicto de Ciro hasta los
ministerios de Esdras y Nehemías. Reporta el primer regreso y la construcción del templo
bajo Zorobabel y da un registro de reformas y proyectos de construcción años después bajo
Esdras y Nehemías.

Varias fuentes de los libros vienen desde el tiempo de los eventos. Las memorias de
Esdras y Nehemías provienen de su mismo período. Los documentos tales como el Edicto
de Ciro (Esdras 6:3-5), cartas entre Tatnai y Darío (Esdras 5:6-17; 6:3-12), correspondencia
desde Artajerjes (Esdras 7:12-26), y cartas a Artajerjes (Esdras 4:8-22) reflejan fuentes
316

primarias. Listas de varios tipos entre los libros pudieron haber sido fuentes
independientes.

El rango de fechas probables para la composición final es bastante angosto. Cuando


establecemos la fecha más remota probable, hemos de notar que la genealogía de Nehemías
12:1-26 se extiende hasta por lo menos al 400 A.C. y quizás al período helenístico. Aunque,
como hemos visto, la posibilidad de expansión editorial no puede excluirse. Sin embargo,
aparte de esta genealogía, la fecha más remota es después de los últimos eventos del libro
durante los últimos años del gobierno de Nehemías. Dos consideraciones apoyan una fecha
postrera más allá del tiempo de vida de Nehemías. Primero, en dos ocasiones el escritor
mira retrospectivamente a los eventos que ocurrieron «en los días del gobernador
Nehemías» (Nehemías 12:26,47). Segundo, como ya hemos mencionado, el material
genealógico sugiere una fecha más allá de sí (ver figura 52).

El libro de Esdras-Nehemías se divide en cinco partes:

I. Lucha y éxito de Zorobabel (Edras 1:1-6:22)


II. Lucha y éxito de Esdras (Esdras 7:1-10:44)
III. Lucha y éxito de Nehemías (Nehemías 1:1-7:7)
IV. Celebración del éxito (Nehemías 8:1-12:47)
V. Lucha continua por la restauración (Nehemías 13:1-31)

El libro de Esdras-Nehemías fue diseñado para defender la legitimidad del programa


de Esdras-Nehemías y la necesidad de continuarlo. Cada porción principal del libro
contiene una cualidad apologética. Comienza con la autorización divina de la
reconstrucción del templo de Zorobabel, traza una oposición que ocurrió, y recuenta el
apoyo profético y real que hizo de la reconstrucción un éxito de gran celebración (I).
Después, la atención se dirige hacia la autorización divina de las reformas de Esdras, la
oposición que él recibió, y su éxito en desafiar los matrimonios mixtos (II). La misión de
Nehemías de reconstruir y volver a poblar Jerusalén también recibió autorización divina,
enfrentó oposición humana, y fue finalmente exitosa (III). Estos éxitos tienen su clímax en
un servicio de confesión y celebración (IV). Pero al final, el libro enfatiza la necesidad de
continuar el programa de restauración al reportar además las reformas de Nehemías (IV).

Si situamos al libro de Esdras-Nehemías en los últimos días del ministerio de


Nehemías, indica la necesidad de: 1. apoyo para el nuevo templo y su orden (I); 2.
restricciones en los matrimonios mixtos (II); 3. repoblación y fortificación de Jerusalén
317

(III); 4. celebración gozosa de este nuevo orden comunitario (IV); y 5. continuar las
reformas religiosas y sociales en Judá (V). Debido a que el nuevo orden no había traído la
prosperidad que muchos esperaban, este libro defendía la continuación del programa de
restauración.

Si el libro fue compuesto finalmente un tiempo después de la muerte de Nehemías,


su mensaje era una necesidad desesperada. A pesar de los años de continuos problemas e
injusticias, la comunidad restaurada debía: 1. centrarse en el nuevo templo (I); 2. afirmar
las restricciones con relación a los matrimonios mixtos (II); 3. apoyar la ciudad de
Jerusalén (III); 4. celebrar lo bueno de la restauración (IV); y 5. continuar estas reformas
aun cuando se enfrentasen decepciones (V).

La Historia Cronística representa un cuerpo unificado diverso de material


proveniente de y en respuesta a las experiencias de Israel durante la restauración. Crónicas
y Esdras-Nehemías proporcionaron instrucción esencial para la restauración y reforma de
la nación en el período post-exílico.

Otros libros

Un número de libros narrativos del Antiguo Testamento no pertenecieron a una


tradición teológica particular. En el canon hebreo, aparecen ambos dentro de «los escritos»
y «los profetas». No comentaremos de Jeremías, Ezequiel y Daniel; aunque contienen
grandes secciones de narrativa; los asuntos interpretativos involucrados con estos libros
proféticos están más allá del alcance de este estudio. Nos enfocaremos solamente en tres
libros del Antiguo Testamento: Rut, Ester y Jonás.

Rut

El libro de Rut trata con eventos históricos que se llevaron a cabo durante el período
de los jueces. Rut ha sido bien caracterizado como una novela. No existe evidencia para
una confianza extensiva en una diversidad de fuentes escritas. Es posible que el recopilador
final confió en tradiciones orales, pero no es probable que el libro haya tenido mucho
desarrollo de redacción; con excepción de la nota genealógica en Rut 4:17b y la genealogía
completa al final de libro (Rut 4:18-22), la historia se mueve de una manera franca.

El rango de agentes extrínsecos no es muy amplio. La primera fecha más probable


para la composición final está en el mismo principio del reinado de David. En tanto que
318

los eventos se llevaron a cabo mucho antes, las genealogías al final del libro alinean los
ancestros de Rut hasta David (Rut 4:17b, 22).

La última fecha más probable es menos incierta. Algunos intérpretes críticos han
puesto al libro en el período post-exílico en base a un análisis lingüístico y teológico, pero
estas evidencias son cuestionables. Más bien parece que las genealogías en Rut se
extienden hasta el rey que gobernó en el tiempo de la composición final. Si es así, el libro
llegó a su forma final antes de que se sentara Salomón en el trono (ver figura 53).

Fig. 53: Otros libros narrativos

El libro de Rut tiene muchos temas importantes: la introducción de una moabita en


Israel, la providencia de Dios, la práctica del levirato en el matrimonio, la calamidad y
bendición. Pero todos estos temas trabajan juntos como parte de un solo interés. Como lo
sugiere la genealogía final, el libro estableció la legitimidad del reinado de David a pesar
de su ancestro moabita. La ley de Moisés enseñó explícitamente que el rey de Israel debía
ser «de entre tus hermanos» (Deuteronomio 17:15). El libro de Rut admite que David tuvo
una moabita en su línea. Pero ella era convertida (Rut 1:16). Llegó a Israel por la
providencia de Dios (Rut 1:1-7), y la práctica legal del matrimonio levirato (Rut 3:1-8). Lo
319

que es más, ella fue aprobada con la bendición de Dios (Rut 4:13-17). El libro sigue un
bosquejo simple, formando una narración de cinco partes de resolución y un apéndice:

I. La amargura de Noemí (1:1-22)


II. Rut descubre a un pariente redentor en potencia (2:1-23)
III. Booz está de acuerdo en ser el pariente redentor (3:1-18)
IV. Booz adquiere el derecho a ser el pariente redentor (4:1-12)
V. La bendición de Noemí (4:13-17)
VI. Apéndice genealógico (4:18-21)
El libro de Rut pudo haber servido a la causa de David tarde o temprano en su
reinado. Si ya estaba completamente terminado cuando David subió al poder, lo apoyó en
contra de aquellos que se opusieron a su liderazgo. Si fue escrito después de su
establecimiento, defendió su derecho de continuar su reinado en contra de aquellos que
buscaban desacreditarlo.

Ester

El libro de Ester recuenta los eventos que ocurrieron durante el período post-exílico.
Sin embargo, diferente de Esdras-Nehemías, la historia no se ubica en Palestina, sino en
Persia. En tanto que algunos de los exiliados regresaban, muchos permanecieron fuera de
la tierra prometida. El libro de Ester trata lo que les sucedió a algunas de esas personas.

En varias ocasiones el escritor de Ester se refirió a fuentes escritas que vinieron


desde los tiempos de los eventos. El empleó registros persas oficiales (Ester 2:23; 8:8; 9.32;
10.2) y se refirió a los escritos de Mardoqueo (Ester 9:20). Sin embargo, el recopilador dio
forma a sus fuentes para dar una novela bien hecha. El libro forma una narración de cinco
partes de resolución:

I. Ester y Mardoqueo en la corte persa (1:1-2:23)


II. Problemas para los judíos (3:1-4:17)
III. La intervención de Ester (5:1-7:10)
IV. Victoria para los judíos (8:1-9:17)
V. Ester y Mardoqueo en la corte persa (9:18-10:3)

El rango de la composición final para Ester no puede ser establecido con mucha
certeza. El libro fue escrito por lo menos después de la muerte de Artajerjes (c. 465A.C.)
debido a que el escritor se refiere a la historia oficial del estado de Artajerjes (Ester 10:2).
320

El interés del autor en los detalles de la cultura persa sugiere que él vivió en el distrito y
pudo haber escrito cerca del tiempo de los eventos. Sin embargo, la explicación del Purim
(Ester 9:18-32), la discusión del término «pur» (Ester 9:24), y el énfasis en la necesidad de
continuar la celebración (Ester 9:28) sugiere que un tiempo considerable pudo haber
pasado entre los eventos y la composición final. Por falta de influencias helenísticas
extensas en el libro, acuñaremos la última fecha probable anterior a Alejandro Magno (c.
330 B.C.). Los intérpretes han sugerido varios temas principales para el libro. Muchos han
visto al libro como una explicación de la fiesta del Purim. Otros han sugerido que es la
providencia de Dios para los israelitas que permanecieron en el exilio. Estos motivos están
ciertamente cerca del corazón del libro, pero el tema principal parece estar en una dirección
diferente.

Una forma útil de acercarse a Ester es en términos de las similitudes entre Ester, la
historia de José en Egipto, y los primeros capítulos de Daniel. Todos estos registros tratan
con figuras israelitas en tierras extranjeras que se sobreponen a las pruebas por medio del
apoyo divino. De una u otra manera, vienen en contacto con la corte real extranjera y se
elevan a posiciones de autoridad que le permite influir en las políticas nacionales. Este
patrón sugiere que el libro de Ester ofreció a la audiencia original un modelo para vivir en
fidelidad a Dios fuera de la tierra.

Este tema encaja bien con el rango de los agentes extrínsecos probables. Ya sea
cerca de la muerte de Artajerjes, la época de Alejandro Magno, o una época intermedia, el
pueblo de Dios fuera de la teocracia necesitaba dirección sobre cómo vivir fielmente,
exitosamente, y con influencia en tierra extranjeras. El libro de Ester les proporcionó tal
instrucción.

Jonás

Los eventos en el libro de Jonás ocurrieron en algún tiempo a mediados del siglo
ocho A.C. Jonás, hijo de Amitai, ministró durante el reinado de Jeroboam II (783-743 A.C.)
(2 Reyes 14:25).

El libro de Jonás da poca evidencia de historia de redacción extensiva y algunas


claves para el tiempo de su composición final. La primera fecha más probable es un poco
después de los eventos del libro. Frecuentemente, los evangélicos asignan la paternidad
literaria a Jonás mismo. En tanto que esta posibilidad no puede ser descartada, el libro
ofrece un poco de apoyo positivo para tal punto de vista.
321

Una sugerencia de distancia temporal entre el escritor y los eventos aparecen en


Jonás 3:3 donde él comenta: «Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de
camino». El tiempo pasado sugiere que, en el tiempo en que se escribió, Nínive ya no era
una gran ciudad. Si es correcto, podemos fechar la composición final después de la caída
de Nínive ante el emperador babilónico Nabopolasar (612 A.C.). La ambigüedad de la
evidencia interna para fechar este libro ha hecho virtualmente imposible identificar la
última fecha más probable.

Por lo tanto, debemos reconocer un rango amplio de posibilidades (ver figura 53).
Jonás se enfoca en el tema del papel profético de Israel a las naciones. El libro se burla de
Jonás por su justicia propia e hipocresía. Demuestra que Dios recibe otras naciones, aun la
de Asiria, y espera que el pueblo judío sirva como mediador para ellas. La universalidad
de la misericordia de Dios y el papel mediador de Israel son los temas centrales del libro.

El libro de Jonás se divide en dos partes principales:

Parte Uno

1. La primera comisión y la reacción de Jonás (1:1-16)


2. La respuesta de Dios a Jonás (1:17-2:10)

Parte Dos

1. La segunda comisión y reacción de Jonás (3:1-10)


2. La respuesta de Dios a Jonás (4:1-11)

En tanto que el libro de Jonás implícitamente se interesa por todas las naciones
gentiles, es de mucha ayuda leer Jonás en términos de su enfoque particular en las
relaciones judío-asiria. Antes de la destrucción de Nínive, los asirios perturbaron a Israel
y alimentaron el odio en su contra. Si el libro fue escrito en este período, habló claramente
a la necesidad de los israelitas de reconocer: 1. el llamado de Dios a Israel de ministrar a
los asirios (I); 2. la necesidad de arrepentirse por negar este llamamiento (II); 3. el poder
del ministerio profético entre los asirios (III); y 4. la necesidad de tener compasión como
Dios tuvo compasión (IV).

Si el libro fue escrito después de la destrucción de Nínive, habló a la actitud que los
israelitas debían tener hacia la nación dividida. Ellos tenían que: 1. aceptar su llamamiento
a ministrar a los asirios (I); 2. arrepentirse de sus actitudes pasadas (II); 3. conducir al
322

arrepentimiento a los asirios (III); y 4. regocijarse en la compasión de Dios hacia sus


enemigos anteriores (IV).

Conclusiones

Los libros narrativos del Antiguo Testamento cubren muchos períodos en la historia
y emiten una variedad de mensajes al pueblo de Israel. La Historia Mosaica, la Historia
Deuteronomística, la Historia Cronística y otros libros narrativos fueron escritos para
enseñar a sus lectores cómo servir a Dios. Apenas hemos arañado la superficie de estos
textos sagrados, pero esta investigación de su significado original nos da intuiciones que
nos permiten aplicar estas historias del Antiguo Testamento a nuestras propias vidas.

Preguntas de repaso

1. ¿Qué factores unifican la Historia Mosaica? Compare y contraste la fecha y


propósito de cada libro.
2. ¿Qué factores unifican la Historia Deuteronomística? Compare y contraste la fecha
y propósito de cada libro.
3. ¿Qué factores unifican la Historia Cronística? Compare y contraste la fecha y
propósito de cada libro.
4. Resuma las fechas y propósito de Rut, Ester, y Jonás.

Guía de estudio

1. Escoja un episodio fuera de cada libro tratado en esta investigación. ¿Cómo encaja
en el bosquejo principal presentado aquí? ¿Cómo contribuyó el episodio a los
propósitos presentados para el libro?
323

PARTE III
APLICAR LAS NARRACIONES

DEL ANTIGUO TESTAMENTO


324

Fig. 54: Esquema de la parte IV: Aplicación


325

SINOPSIS

En la primera parte de este estudio, exploramos las preparaciones necesarias para


interpretar las narraciones del Antiguo Testamento. En la segunda parte esbozamos un
número de procedimientos para la investigación del significado original de estos textos. La
preparación apropiada y la investigación son esenciales para el entendimiento de las
historias del Antiguo Testamento.

En la tercera parte nos dirigiremos al último interés principal de este libro: la


aplicación a la vida moderna. Iremos más allá de la exploración, hacia el Espíritu obrando
en los escenarios originales de las narraciones del Antiguo Testamento para enfocarlos en
lo que significan para nosotros hoy.

La aplicación para nuestros días involucra muchas consideraciones. Comenzaremos


por bosquejar los objetivos básicos y procedimientos de aplicación (capítulo 13). Esta
discusión proporcionará un número de definiciones importantes y pondrá parámetros para
los capítulos que siguen.

El resto de la tercera parte explorará tres variaciones que debemos siempre recordar
al traer las historias del Antiguo Testamento al mundo moderno. El capítulo 14 trata con
ajustes de la época: los efectos de los cambios histórico-redentores de la aplicación. El
capítulo quince se interesa en los ajustes culturales: reconocer las diferencias culturales
entre nosotros y el Antiguo Testamento. Finalmente, el capítulo dieciséis se enfoca en los
ajustes personales: las maneras en que debemos aplicar las historias del Antiguo
Testamento a las necesidades particulares de grupos e individuos hoy día.
326

CAPÍTULO TRECE
ORIENTACIÓN PARA LA APLICACIÓN

Mi esposa y yo hemos vivido en muchos lugares. Cuando nos preparábamos para


mudarnos otra vez, íbamos a nuestros roperos y nos deshacíamos de todo lo que ya no
estábamos usando. Yo siempre objeto cuando veo llevarse mis zapatos ya tan usados y mis
herramientas rotas. Pero mi esposa usualmente insiste: «¿De qué sirve guardar estas cosas
si no las vamos a usar?».

Tenemos que hacernos la misma pregunta acerca de las narraciones del Antiguo
Testamento. ¿De qué sirve tenerlas si no las vamos a usar? Dios no nos dio las historias
del Antiguo Testamento para esconderlas en los roperos de nuestras vidas. Él inspiró estos
registros para tratar con los retos de la vida. «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2
Timoteo 3: 16a). Pero ¿con qué fin? «(…) a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:17). A menos que apliquemos
las historias a la vida contemporánea, no tenemos razón alguna para tenerlas.

En un capítulo anterior, identificamos aplicaciones legítimas como parte del valor


total de las historias del Antiguo Testamento. El significado original de un texto pone los
parámetros de interpretación. Las elaboraciones bíblicas nos dan intuiciones autoritativas.
Las aplicaciones son las maneras apropiadas en las que el significado original y las
elaboraciones bíblicas hablan a la vida moderna.

El aplicar las narraciones del Antiguo Testamento ocasiona muchos temas


complejos. En este capítulo trataremos con dos asuntos preliminares: el objetivo de
aplicación y el proceso básico de aplicación. ¿Cuál es nuestro objetivo? ¿Qué procesos nos
ayudan a alcanzar este objetivo? Nuestras respuestas a estas preguntas proporcionan una
orientación que guiará todo nuestro trabajo en este aspecto de interpretación.

Objetivo de la aplicación

Una vez me contaron una historia acerca de una pareja que planeó salir un fin de
semana. Ellos pusieron todo en el carro y empezaron a salir del vecindario. Al dar la vuelta
el esposo hacia el norte, su esposa comentó: «¡Creo que estás yendo en la dirección
incorrecta!». «No», contestó. «Sé cómo llegar allá». Ellos siguieron hasta que llegaron a
otra esquina donde tenían que doblar. «¡Estás yendo en el camino equivocado!», protestó
327

ella. «Sé cómo llegar allá», contestó. Después de una hora, la esposa no pudo aguantar
más. «¡Nunca llegaremos a la playa si seguimos este camino!», insistió ella. «¿La playa?»,
gritó él. «¡Creí que estábamos yendo a las montañas!». Entonces la mujer murmuró
sarcásticamente: «Bueno, creo que no puedes saber cómo llegar allá, si no sabes a dónde
estás yendo».

Al aplicar las narraciones del Antiguo Testamento a la vida moderna, tenemos que
saber a dónde estamos yendo. ¿Qué esperamos lograr al aplicar las narraciones del Antiguo
Testamento a nuestro mundo moderno?

El objetivo de la aplicación puede ser abordado de muchas maneras. Una perspectiva


útil es comparar nuestros objetivos en la aplicación moderna con los objetivos originales
de los escritores del Antiguo Testamento. Como hemos visto en capítulos anteriores, los
escritores del Antiguo Testamento enfrentaron situaciones similares a las nuestras. Ellos
tenían la revelación de las acciones de Dios desde el pasado y aplicaron esa revelación a
sus lectores contemporáneos. De la misma manera, tenemos la revelación de Dios en la
Escritura ante nosotros y aplicamos esa revelación a nuestro mundo.

Podemos presionar la analogía un poco más allá. Los escritores del Antiguo
Testamento tuvieron tres propósitos principales en escribir. Ellos ofrecían a sus lectores
observaciones, anticipaciones e implicaciones. Estas categorías forman una manera útil de
pensar acerca de nuestro objetivo en la aplicación contemporánea. Hacemos observaciones
para nuestros días, reconocemos anticipaciones para nuestros días, y apuntamos hacia las
implicaciones para nuestros días.

Observaciones para nuestros días

La aplicación trae consigo hacer observaciones del significado original para


nuestros días. Cada intento de sacar la relevancia de un texto debe estar basado sólidamente
en las observaciones de lo que el escritor intentaba transmitir a su audiencia original. De
otra manera, un texto puede significar cualquier cosa que queramos que signifique. El
punto de vista ideológico del escritor pone los estándares para la relevancia
contemporánea. Si contradecimos o nos desviamos de este estándar, nuestros intentos de
llevar el texto a la vida contemporánea serían ilegítimos. No obstante, siempre
seleccionamos del significado original a medida que aplicamos las narraciones del Antiguo
Testamento. La aplicación es parcial en el mejor de los casos. Para entender este proceso
de selección, consideraremos la necesidad de selectividad y la guía para la selectividad.
328

Necesidad de selectividad. Siempre que aplicamos las narraciones del Antiguo


Testamento, enfrentamos la necesidad de selectividad. Los autores del Antiguo Testamento
diseñaron sus historias de tal manera que tuvieran un significado coherente, pero este
significado único siempre consistió en un sinfín de motivos entretejidos que presentaron
un tapiz elaborado a la audiencia original. Algunas ideas fueron más importantes que otras;
los escritores también fueron más conscientes de algunas de sus intenciones que de otras.
Bajo la dirección del Espíritu, sus textos han tenido un impacto trascendental en las vidas
de los lectores.

Hace algunos años, yo le pregunté a un pastor cómo aplicaba él las historias del
Antiguo Testamento en sus sermones. «¿Cómo decide qué dejar fuera?», le pregunté. Su
respuesta me sorprendió. «Nunca escogería qué decir», contestó. «¡Yo aplico el mensaje
completo del pasaje a mi congregación!»

Tú tienes que admirar la determinación de un pastor que trata de aplicar cada


elemento de un pasaje. Muchos de nosotros únicamente examinamos rápidamente la
superficie con uno o dos puntos. Pero un grave peligro se esconde detrás de darse cuenta
de la necesidad de ser selectivos en la aplicación.

Primero, perdemos de vista el rico potencial de estos pasajes. Los intérpretes que
piensan que pueden aplicar el pasaje completo de una narración del Antiguo Testamento
en simplemente algunos sermones tienen muy poca idea de lo que estos pasajes tienen que
ofrecer. El significado original de las historias del Antiguo Testamento contiene
aplicaciones potenciales. Ningún sermón o serie de sermones puede aplicarlo todo.

Segundo, si pensamos que hemos aplicado el mensaje completo de un pasaje,


podemos terminar nuestro análisis prematuramente. Con la certeza de que hemos aplicado
lo que el pasaje enseña, podemos fallar en ver otras facetas que son de hecho más relevantes
para los lectores modernos.

Para evitar estos peligros, debemos reconocer que todas nuestras aplicaciones son
selectivas. Tenemos perspectivas y tiempo limitados. Siempre hay más que aplicar a
nuestras vidas de lo que ya hemos descubierto.

Guía para la selectividad. Entonces, ¿cuál es la guía para la selectividad? ¿Cómo


decidimos qué enfatizar en nuestras aplicaciones? En una palabra, debemos seleccionar
aquellos aspectos de las historias que son más relevantes a nuestras necesidades.
329

Debemos tener cuidado aquí. De una u otra manera, todo se aplica a nosotros en las
historias del Antiguo Testamento. No importa cuáles sean nuestras circunstancias
inmediatas. Pero algunos aspectos de un pasaje hablan más vivamente que otros a las
situaciones que enfrentamos en un punto particular. Al abordar las historias del Antiguo
Testamento, debemos preguntarnos qué necesitamos obtener de ese pasaje en este
momento de la vida. ¿Cuáles son los problemas que enfrentamos? ¿Qué desafíos nos
confrontan? Para ser efectivos al aplicar las narraciones del Antiguo Testamento, debemos
aprender a coordinar las prioridades de nuestras necesidades contemporáneas con la vasta
serie de motivos que presentan estos textos. Para tener éxito en la aplicación no solamente
hemos de hacer una exégesis del texto: también debemos hacer una exégesis de nuestro
mundo. Por infortunio, esto es precisamente lo que muchos líderes de iglesia no hacen.
Frecuentemente los pastores y los líderes de iglesias saben mucho de la Escritura, pero
muy poco de la vida actual. Concentrados en sus estudios, viven en un aislamiento relativo,
mientras desconocen grandemente las vidas de la gente a la que ministran.

Consecuentemente, los pastores y maestros a menudo tocan asuntos relativamente


sin importancia al aplicar la Escritura. Ya que saben muy poco de los asuntos que enfrentan
los creyentes modernos, terminan tomando el Antiguo Testamento con sus propias
necesidades en mente. Los adolescentes escuchan sermones que, de hecho, hablan a los
intereses de su pastor ya avanzado en años. La gente de negocios escucha mensajes
teológicos y esotéricos, y nunca oyen cómo vivir para Cristo en el lugar donde trabajan.
Nada puede debilitar más la aplicación que estar aislado del mundo de aquellos a quienes
ministramos.

Frecuentemente los estudiantes me piden que les recomiende comentarios del


Antiguo Testamento. Tan extraño como parezca, los comentarios más prácticos de la
historia del Antiguo Testamento es la vida contemporánea. Nos enseña sobre los puntos
fuertes y las debilidades de las personas, sus creencias, sus dudas, sus prioridades y
preocupaciones. La aplicación efectiva requiere que conozcamos a la gente. El
involucramiento personal, las revistas, libros, televisión, música popular, películas, y
similares son recursos indispensables para aplicar efectivamente las narraciones del
Antiguo Testamento. Si vamos a traer las historias del Antiguo Testamento a la vida
moderna, debemos dar atención cuidadosa al mundo en el que vivimos.

En un capítulo anterior, vimos que el Espíritu Santo ha guiado a la iglesia hacia tres
acercamientos básicos a la narrativa del Antiguo Testamento: análisis literario, histórico y
temático. Estos acercamientos exegéticos ofrecen diferentes estrategias de selección.
330

¿Cómo decidimos qué forma de análisis usar? ¿Cuándo es más apropiado uno que otro?
Mientras que los tres acercamientos son altamente independientes, debemos enfatizar el
análisis literario, histórico o temático de acuerdo a las necesidades específicas de nuestra
situación contemporánea. A veces el enfoque central de una historia habla forzosamente a
nuestras circunstancias; el análisis literario es el más apropiado en estos momentos. Otras
veces las observaciones históricas tocan nuestras vidas más directamente; el análisis
histórico nos ayuda a satisfacer estas necesidades. En otras ocasiones un tema secundario
de un pasaje sería apropiado a nuestras circunstancias; entonces el análisis temático llega
a ser crucial.

Al seleccionar facetas de las narraciones del Antiguo Testamento para aplicar a


nuestros días, debemos preguntarnos qué tipo de análisis se requiere. ¿Encajan con un
acercamiento literario las necesidades que tenemos? ¿Habla con mayor efectividad un
análisis histórico a nuestras circunstancias? ¿Debemos tomar un ángulo temático del pasaje
a la luz de los problemas que estamos enfrentando? Estas preguntas guiarán nuestras
observaciones selectivas en la aplicación.

Las anticipaciones de nuestros días

Para mostrar cómo afectó la revelación pasada a sus épocas, los escritores del
Antiguo Testamento también señalaron cómo estos eventos anticiparon las circunstancias
de sus lectores. La revelación desde el pasado estableció un antecedente histórico de las
realidades actuales, ofreció modelos para ser imitados y evitados, y presagió las
experiencias presentes de sus lectores. De la misma manera, como intérpretes modernos de
las historias del Antiguo Testamento, debemos buscar formas en las que estos textos
establezcan dimensiones en nuestras vidas, proporcionen modelos para nuestras vidas, y
presagien nuestras vidas.

Establecer. Las narraciones del Antiguo Testamento son relevantes al mundo


moderno porque establecen dimensiones para nuestras vidas. Tratan con eventos y temas
que forman antecedentes históricos e ideológicos para nuestra experiencia contemporánea.
¿Qué eventos han dado forma a nuestros días? ¿Por qué estamos bajo ciertas obligaciones?
Frecuentemente podemos contestar estas preguntas al examinar las historias del Antiguo
Testamento.

No es difícil para nosotros aplicar las historias del Antiguo Testamento que fueron
diseñadas para establecer aspectos de la experiencia de la audiencia original. Por ejemplo,
331

una intención detrás de Génesis 1:1-2:3 fue mostrar que Dios había ordenado el Sabbath
como una parte de Su orden creado. Al enfocarse en el Sabbath, Moisés estableció las
responsabilidades de sus lectores. El descanso del Sabbath todavía debía de ser observado
como una parte integral de la vida. Como lectores modernos podemos ver que esta
ordenanza de la creación establece la observancia del Sabbath para nosotros también. Este
evento del Antiguo Testamento levantó estructuras para la vida humana que se extienden
hasta nuestros días.

En otras ocasiones la función establecida de un pasaje puede ser relativamente


menor. Por ejemplo, Moisés diseñó la historia del llamamiento de Abram a la tierra
prometida (Génesis 12:1-9) para simbolizar el llamamiento de Israel a tomar la tierra de
Canaán. Pero este pasaje también estableció a Abram como el patriarca de Israel y la
esperanza de bendición para todas las naciones. Era a través de él que todas las naciones
de la tierra serían bendecidas (Génesis 12:3). Este aspecto de la historia también establece
realidades para nosotros hoy en día. ¿Por qué son adoptados los creyentes gentiles hoy en
día en la familia de Abraham? ¿Por qué debemos seguir a un Salvador judío? La respuesta
de este pasaje es obvia: Dios ordenó esa salvación para que todas las naciones vinieran a
través de la familia de Abraham.

En tanto aplicamos las historias del Antiguo Testamento, podemos preguntarnos:


«¿Provee algo en esta historia un antecedente histórico para mi vida hoy en día?».

Modelar. Cuando aplicamos las narraciones del Antiguo Testamento a nuestro


mundo, debemos buscar también maneras en las que proveen modelos para nuestras vidas.
Los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente escribieron sus historias para
mostrar un modelo de elección y consecuencia que guiaría a sus lectores en sus propias
decisiones morales. Esta función de modelaje estaba basada en analogías significativas
entre las circunstancias de los personajes en el texto y la situación de la audiencia original.

Los intérpretes modernos encontrarán significativas las analogías entre nuestras


vidas y las situaciones abordadas por los escritores del Antiguo Testamento. Debemos
tener cuidado con moralizar ilegítimamente, pero en tanto que basemos el modelaje
contemporáneo en una función de modelaje original, la aplicación de este tipo será valiosa.

Cuando el modelaje es un motivo prominente en la historia del Antiguo Testamento,


el pasaje puede ofrecer un ejemplo para los creyentes contemporáneos también. Por
ejemplo, el cronista diseñó el relato del reinado de Ezequías como un ejemplo para su
332

audiencia. El trató acerca del orgullo y fracaso del rey (compara 2 Reyes 20:1-21 y 2
Crónicas 32:24-33) y enfatizó sus reformas en el culto. En su gran celebración de la Pascua,
Ezequías reunió exitosamente un remanente del reino del norte con el reino del sur por
medio de una oración intercesora (2 Crónicas 30:17-20). Este evento estableció a Judá
como el representante de la nación entera durante el exilio y la restauración, pero la oración
de Ezequías a favor de los dolientes del norte también lo pusieron como un modelo para la
comunidad post-exílica. El cronista ofreció un ejemplo de actitudes y acciones apropiadas
hacia el norte en tanto que sus lectores enfrentaban los problemas de la situación post-
exílica.

Los creyentes contemporáneos deben rivalizar con Ezequías al responder a las


divisiones y separaciones entre el pueblo de Dios hoy en día. ¿Qué podemos hacer para
construir la unidad del reino de Cristo?

Aun cuando el modelaje no es central al significado original de un pasaje, podemos


encontrar una conexión con nuestras vidas. Por ejemplo, el registro de la censura de Natán
a David (2 Samuel 12:1-14) fue originalmente diseñado para explicar por qué la casa de
David sufrió bajo el juicio de Dios pero permaneció como la familia gobernante legítima
de Israel. Natán dijo que Dios castigaría severamente a David, pero no lo rechazaría
absolutamente. Mientras que esta función establecida pudo haber sino central en los
propósitos del escritor, el arrepentimiento de David también sirvió como modelo. David
no resistió a la censura de Natán, sino que humildemente se sometió a sus palabras de
juicio. Los lectores de Samuel tuvieron muchas oportunidades de escuchar estas palabras
del juicio profético y seguir el ejemplo de David. Este pasaje es un modelo digno de
imitarse hoy día. El espíritu quebrantado de David y la voluntad de aceptar el juicio de
Dios sirven como un retrato de arrepentimiento para nuestras vidas también.

A medida que aplicamos las narraciones del Antiguo Testamento al mundo


contemporáneo, debemos buscar no sólo en qué maneras se establecen los antecedentes de
las realidades presentes; también debemos preguntarnos: «¿Nos ofrece este pasaje un
modelo que seguir o evitar?»

Presagiar. Las historias del Antiguo Testamento también presagian nuestras vidas.
Los escritores del Antiguo Testamento frecuentemente desarrollaron paralelos extensivos
entre los eventos en sus historias y las experiencias de sus lectores. Similarmente, una
historia pudo haber simbolizado la vida moderna de hoy. Para evitar alegorizar
ilegítimamente, debemos basar nuestras aplicaciones en el significado original del texto.
333

Pero en línea con las prácticas de los escritores mismos del Antiguo Testamento, debemos
descubrir frecuentemente los presagios significativos para nuestras vidas en las historias
del Antiguo Testamento.

Cuando los escritores del Antiguo Testamento simbolizaron las circunstancias de


sus lectores, podemos ver fácilmente la misma conexión con nuestros días. Por ejemplo, la
historia de la estancia de Abram en Egipto (Génesis 12:10-20) es paralela a la de la estancia
de Israel en Egipto. Las analogías entre la experiencia de Abram y el éxodo de Israel son
vastas. En base a esta anticipación original, podemos buscar similitudes con nuestras
propias vidas. De la misma manera en que Dios milagrosamente liberó a Abram de la
cautividad en Egipto, Él nos ha liberado de la esclavitud del pecado por medio de la muerte
y resurrección de Cristo; el éxodo de Abram retrata nuestro éxodo.

Incluso los aspectos menores de un pasaje pueden simbolizar dimensiones de


nuestras vidas. Notamos anteriormente que Moisés habló acerca del «horno humeando y
la antorcha de fuego» (Génesis 15:17) como una prefiguración de un pilar de fuego ante
Israel. Esta teofanía anticipa nuestros días también. Cristo ha ido ante nosotros a la batalla
dirigiendo el camino hacia nuestra herencia de vida eterna (Hebreos 5:7-10; 9:11-15).

Muchos grandes temas de la historia del Antiguo Testamento presagian nuestra


actualidad. Las tipologías pueden encontrarse por toda la Biblia. Adán simboliza a Cristo,
el segundo Adán; Moisés, el dador de la ley, refleja a Cristo, nuestro Legislador; David, el
rey, anticipa a nuestro Rey Jesús; la tierra de la promesa presagia los nuevos cielos y la
nueva tierra. La lista de paralelos es enorme. Cuando venimos con estos temas y otros
similares, estamos en posición de ver vaticinios de nuestra existencia hoy en día.

En la aplicación contemporánea debemos imitar a los escritores del Antiguo


Testamento al mirar hacia las anticipaciones de nuestros días en sus historias. Al examinar
el significado original de las historias del Antiguo Testamento, encontramos que ellas
establecen, modelan y presagian aspectos de nuestras vidas contemporáneas.

Implicaciones para nuestros días

El tercer objetivo en la aplicación contemporánea es mostrar las implicaciones para


nuestros días. Los escritores del Antiguo Testamento querían que sus lectores entendieran
la vida a la luz de las historias del Antiguo Testamento. Ellos les daban forma a sus textos
para transmitir muchas implicaciones informativas, directivas y afectivas para sus lectores.
334

De la misma manera, debemos ver nuestro mundo a la luz de las historias del Antiguo
Testamento, buscando implicaciones informativas, directivas y afectivas.

Informativas. Las narraciones del Antiguo Testamento ofrecen muchas


implicaciones informativas. Proporcionan información acerca de las circunstancias, de la
gente y de Dios en nuestros días. Por ejemplo, hemos visto que la derrota de la torre de
Babel a mano de Dios (Génesis 11:1-9) enseñó a la audiencia de Moisés acerca de los
enemigos a los que ellos temían. Así como Babel no pudo resistir el ejército celestial, las
ciudades de Canaán no podrían resistir el ataque de Dios. Las circunstancias de los lectores
de Moisés no fueron tan desesperantes como ellos pensaban. Sus enemigos cananeos no
eran tan fuertes como ellos creían. El Dios de Israel no era impotente, como ellos habían
temido.

Nosotros también enfrentamos obstáculos que nos impiden poseer completamente


nuestra herencia en Cristo. Las barreras parecen insuperables a veces, pero esta historia
nos recuerda que, sin importar lo grande que sean las dificultades, podemos descansar
seguros de la victoria. Nuestras circunstancias no son desesperadas; nuestros enemigos no
son invencibles; Dios tiene poder sobre Sus enemigos hoy en día como lo tuvo en los días
de Babel.

Cuando el escritor de Samuel repasó los logros de David al final de su libro (2


Samuel 21:1-24:25), él informó a sus lectores de muchas cosas en sus experiencias
contemporáneas. Las intervenciones de David, sus logros militares y palabras de confianza
demostraron los beneficios que los lectores originales podían esperar de la línea de David.
A pesar de los problemas en la casa de David, los reyes davídicos fueron escogidos por
Dios. Dios bendeciría a Su pueblo a través del linaje de David. Estas implicaciones
informativas originales nos ofrecen información acerca de nuestros propios tiempos. En
todo nuestro derredor el Reino de Dios es débil y está dividido. Podemos estar tentados a
preguntarnos si el cristianismo ha fallado. Pero estas historias nos enseñan que, a pesar de
los problemas que obstaculizan al Reino en nuestros días, el Hijo de David –nuestro Rey
Jesús– reina por decreto de Dios. Su Reino ha logrado mucho y tiene muchas bendiciones
para el futuro. El que ahora se sienta en el trono es nuestra esperanza actual. Estas
implicaciones nos informan de la verdadera naturaleza de la vida en el Reino de Dios.

Vivimos en un mundo lleno de información falsa que necesita ser corregida por las
historias del Antiguo Testamento. Cuando nos acercamos a estos textos debemos
preguntarnos: «¿Qué información ofrece esta historia con relación a nuestras vidas?»
335

Directivas. También debemos buscar en las historias del Antiguo Testamento


implicaciones directivas para nuestros días. Los escritores del Antiguo Testamento
enseñaron a sus lectores más que información. Sus historias también implicaban
obligaciones morales. ¿Qué obligaciones imprimen estas historias en nuestras vidas?
¿Cómo nos dicen estos pasajes que respondamos a nuestras circunstancias
contemporáneas, a la gente en nuestro derredor y a nuestro Dios?

Hemos visto que el cronista compuso su registro del reino de Asa (2 Crónicas
14:216:14) para enseñar a sus lectores cómo responder a las amenazas militares durante el
período post-exílico. Cuando Asa confió en Dios, derrotó a sus enemigos. Cuando él confió
en las alianzas humanas, su reinado fracasó. Mientras los lectores post-exílicos de Crónicas
lidiaban con amenazas militares, ellos aprendieron de la vida de Asa a confiar
completamente en el poder de Dios para protegerlos.

Cuando aplicamos estas implicaciones directivas a nuestras vidas, aprendemos que


tenemos obligaciones similares. El cronista nos enseña que en las circunstancias
amenazantes no debemos voltearnos hacia el poder humano. Confiar en la ingenuidad y la
fuerza humana al final nos guiará al fracaso. Como gente de fe, debemos confiar en Dios
durante los momentos de dificultades.

La historia de la expulsión de la humanidad del jardín del Edén (Génesis 3:1-24)


tuvo muchas implicaciones directivas para la audiencia original de Moisés. Una de sus
preocupaciones principales era demostrar la necesidad absoluta de obediencia a los
mandatos de Dios. Cuando Adán y Eva desobedecen, son apartados del jardín y del árbol
de la vida. Las implicaciones directivas de esta situación fueron obvias para los lectores
originales: ellos debían guardar los mandatos de Dios. La desobediencia resultaría en
futilidad y muerte.

No es difícil ver las implicaciones directivas de este pasaje. Nosotros también


estamos bajo la obligación de obedecer la ley de Dios. Él nos ha bendecido ricamente y
nos ha dado la ley que nos beneficia. Sin embargo, si nos alejamos podemos esperar ver
Su mano castigadora en nuestra contra.

La aplicación responsable al mundo moderno incluye buscar directivas


contemporáneas, reconociendo que estos textos ponen sobre nosotros obligaciones de la
misma forma en que lo hicieron a sus lectores originales. Al aplicar las historias del
336

Antiguo Testamento, debemos preguntarnos: «¿Qué indicaciones determina este pasaje


para nuestras vidas?».

Afectivas. Debemos esforzarnos también por aplicar las implicaciones afectivas a


nuestros días. Los escritores del Antiguo Testamento compusieron sus textos para tocar las
emociones de sus lectores. Sus historias trajeron tristeza, felicidad, aliento, desaliento y
una multitud de otras disposiciones.

La historia del pacto de Dios con Abram (Génesis 15:1-21) contenía muchas
implicaciones afectivas para la audiencia original. En tanto que los lectores trabajaron con
las primeras porciones del pasaje, ellos se llenaron de miedo y ansiedad. Pero al final de la
historia habían escuchado las promesas de Dios y encontraron gozo y seguridad. Dios
prometió sacar a la simiente de Abram de la esclavitud y darle la tierra de Canaán. Moisés
quería que el entusiasmo y la confianza reemplazaran todas las dudas.

En tanto leemos esta historia, nuestros corazones también se llenan de temor. Pero
al final del pasaje, vemos nuevamente nuestras circunstancias. Dios no nos ha dejado
encontrar nuestra propia salvación: Él nos ha prometido vida eterna en la nueva creación,
así como prometió la herencia de Canaán a Israel. Estas verdades deben llenar nuestros
corazones de confianza y gozo, así como influyeron en la audiencia original.

El primer capítulo del libro de Jonás describe al profeta en una desobediencia


vergonzosa mientras que los marineros paganos probaron ser más piadosos (1:14, 16).
Jonás es lanzado al mar bajo el juicio de Dios por su negativa de ir a Nínive. El escritor de
Jonás se propuso que los hipócritas de su audiencia experimentaran ansiedad y convicción
por sus pecados. Al aplicar tú y yo este pasaje a nuestras vidas, debemos enfrentar el hecho
de que somos como Jonás, listos para responder al llamado de Dios solamente cuando es
cómodo, y renuentes a alcanzar a nuestros enemigos con el evangelio. Como resultado,
esta historia debe traer ansiedad, convicción, y también miedo a nuestros corazones.

La aplicación de las narraciones del Antiguo Testamento involucra observaciones,


anticipaciones e implicaciones. Observamos los aspectos del texto que son más
importantes para nuestros días. Descubrimos las anticipaciones de establecimiento,
modelaje y presagio para nuestras vidas. Inferimos las implicaciones informativas,
directivas y afectivas. Solamente cuando incorporamos las tres dimensiones, hemos
aplicado las narraciones del Antiguo Testamento al mundo moderno (ver figura 55).
337

Fig. 55: Metas de la aplicación moderna

Proceso de aplicación

Aplicar las narraciones del Antiguo Testamento es el desafío más grande de la


interpretación. Presenta más obstáculos que cualquier otro proceso hermenéutico. Con el
fin de llevar a cabo este reto, debemos tratar con un número de dificultades. Hasta este
punto nos hemos enfocado en dos consideraciones que son cruciales en la aplicación:
conexiones entre el pasado y el presente, y ajustes para el presente. ¿Cómo podemos
conectar al mundo del Antiguo Testamento con nuestro mundo moderno? ¿Qué ajustes son
necesarios en tanto seguimos estas conexiones?
338

Conexiones

Mi esposa y yo tenemos buenos amigos en la parte este de Europa. Cada día festivo
les llamamos, pero por lo regular lleva un poco de tiempo lograrlo. Normalmente se
escucha una grabación: «Lo sentimos, pero no hay líneas que conecten con el país que está
llamando... por favor, llame más tarde». No tenemos otra opción que intentarlo más tarde.
Tenemos que encontrar una línea que nos conecte.

De manera similar, al aplicar las narraciones del Antiguo Testamento a nuestros


días, debemos encontrar líneas de conexión entre la actualidad y los días del Antiguo
Testamento. Al buscar las conexiones, necesitaremos examinar tanto las diferencias como
las similitudes entre nuestro mundo y el Antiguo Testamento.

Diferencias. En el siglo dieciocho, Gotthold Lessing (1729-1781) llamó la atención


a las diferencias entre el mundo moderno y la Escritura con una fuerza apremiante. Aunque
se enfocó principalmente a los textos del Nuevo Testamento, sus conclusiones pusieron en
marcha perspectivas críticas de las narraciones del Antiguo Testamento también. Lessing
argumentó que las Escrituras estaban completamente unidas a sus entornos históricos
antiguos. Todas las aserciones contenidas en la Biblia fueron coloreadas por las creencias
primitivas de la gente que las escribió.

La valoración de la Escritura de Lessing planteó serios problemas para los lectores


de la Biblia del siglo dieciocho. Gracias a los avances filosóficos y científicos, la gente ya
no cree en milagros, demonios, ángeles y cosas por el estilo. Incluso los principios de
moralidad aceptados en tiempos antiguos fueron cuestionados en la Edad del
Razonamiento. La Escritura ya no habló con autoridad absoluta. La perspectiva de Lessing
dejó un gran vacío hermenéutico entre los intérpretes modernos y la Biblia, una distancia
que él describía como «la zanja fea abierta, que no puedo cruzar». Han pasado siglos desde
que Lessing expuso este punto de vista, pero su zanja nunca ha desaparecido del
pensamiento de los intérpretes críticos. De una manera general, todavía operan en su
premisa básica: la Biblia es un producto de su día, y presenta todo tipo de creencias
primitivas que la gente moderna ha desechado. No puede hablar autoritativamente al lector
contemporáneo. Como Barr lo ha resumido recientemente:

Todo trabajo o texto compuesto en tiempos antiguos y en una cultura antigua tiene su
significado en ese tiempo y cultura, y en nuestro tiempo y cultura puede tener un
significado diferente, o de hecho puede no significar nada (...) un trabajo como la Biblia,
que es un producto de una situación cultural particular (o mejor dicho, que es una
339

compilación de trabajos, el producto de un grupo de tales situaciones por un largo


período de cambio) por lo tanto no puede ser autoritativa en cualquier sentido decisivo
para otras culturas, la idea es tan absurda que no es digna de discusión alguna.

Los evangélicos no están de acuerdo con esta perspectiva, pero no debemos ignorar
completamente el problema de la zanja de Lessing. Sus observaciones han levantado
desafíos al proceso de la aplicación que son ineludibles. Por un lado, las narraciones del
Antiguo Testamento están muy ligadas a las condiciones históricas en las que fueron
escritas originalmente. La forma y el contenido de cada texto bíblico reflejan las
convenciones compartidas por los escritores y lectores antiguos. Dios empleó las
personalidades, las experiencias y los antecedentes culturales de los escritores como
vehículo de revelación. También Él acomodó la revelación escrita a las capacidades y
necesidades de los lectores originales.

Por otro lado, nuestros días son diferentes del mundo del Antiguo Testamento. Los
avances tecnológicos crean distancia. No usamos carrozas y espadas; usamos misiles
nucleares y sistemas de defensa de satélite. Sociológicamente, no somos doce tribus
viviendo en Palestina: somos innumerables congregaciones por todo el mundo. Aun el
carácter sobrenatural de muchos de los eventos del Antiguo Testamento los hace distantes
de nosotros. Los evangélicos creen que los milagros en la Biblia de hecho ocurrieron. El
hacha de Eliseo literalmente flotó sobre el agua (2 Reyes 6:1-7); de verdad cayó fuego del
cielo sobre el sacrificio en el templo de Salomón (2 Crónicas 7:1). Pero, ¿cuándo fue la
última vez que viste un hacha flotar o fuego caer del cielo?

Los eventos como estos parecen extraños a nuestras experiencias del siglo veinte.
Como lectores modernos debemos reconocer las diferencias entre nosotros mismos y el
mundo del Antiguo Testamento. Al ir despejando esta distancia, veremos la necesidad de
hacer un puente al vacío para hacer aplicaciones legítimas a nuestros días.

Similitudes. Para superar la distancia entre nuestro mundo y el Antiguo Testamento,


debemos encontrar similitudes significativas que conecten el pasado y el presente. ¿Cuáles
son las continuidades entre el Antiguo Testamento y nuestros días? ¿Qué rutas podemos
seguir en la aplicación?

Los intérpretes críticos imponen criterios modernos para determinar la aplicabilidad


del Antiguo Testamento. Sobre todo, la razón humana sirve como la prueba de tornasol
para evaluar lo valioso de la enseñanza de la Biblia. Los aspectos de la Biblia que pasan la
prueba de la razón son aceptados; otras dimensiones son puestas a un lado o combatidas.
340

Por ejemplo, Troeltsch (1865-1923) puso la base para muchos intérpretes críticos al
investigar las verdades universales a la luz de los progresos en las religiones del mundo.
En nuestro siglo, Bultmann (1884-1976) propuso una hermenéutica de desmitologización,
lo que consistía en despojar a la Biblia de su mitología primitiva para discernir el corazón
del valor de la existencia humana. En años más recientes, muchos intérpretes críticos han
vuelto a procesar filosofía y liberación social para discernir el valor moderno de la
Escritura.

Estas son algunas de las maneras en que los intérpretes críticos determinan un grado
de relevancia a las narraciones del Antiguo Testamento. Las variaciones son incontables.
Sin embargo, en cada caso, la suposición fundamental es la misma. El pensamiento
moderno ha desacreditado tanto el significado original de la Escritura que es irrelevante en
gran parte y a veces aun repugnante a los lectores contemporáneos. Como resultado, las
únicas conexiones válidas son aquellas que son impuestas en la Escritura por el espíritu de
modernidad.

Esta práctica hermenéutica no es nueva. La gente en cada época ha limitado la


aplicabilidad de la Palabra de Dios por algún estándar externo que encuentran más
apetitoso. Desde el jardín del Edén, Eva evaluó la revelación notando ella misma «que el
árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos» (Génesis 3:6). Los israelitas
rehusaron obedecer el llamado a tomar Canaán debido a sus propias ideas de lo que parecía
razonable (Números 13:1-14: 10a). El pueblo de Israel y Judá rehusaron escuchar a los
profetas porque juzgaron los pronunciamientos proféticos por sus propios estándares.
Jesús mismo fue rechazado por la igual razón (Mateo 26:57-68). Sin embargo, la Escritura
repetidamente condena este acercamiento a la revelación en términos tan fuertes como
rebelión en contra de Dios mismo. Los evangélicos deben buscar las líneas de conexión
que provienen de la Biblia, no de nuestros propios estándares de juicio. ¿Qué vínculos
hermenéuticos usaron los escritores del Antiguo Testamento? ¿Cómo superaron la
distancia entre su mundo y el pasado?

Desde el principio debemos recordar que los escritores del Antiguo Testamento
respondieron al Espíritu Santo para autorizar sus esfuerzos. Sus aplicaciones más hábiles
y competentes caían en oídos sordos separadas del Espíritu de gracia que obraba en los
corazones de sus lectores. Sin embargo, mientras el Espíritu se movía, incluso los peores
pecadores en el tiempo y lugar más remotos podían entender sus historias y aplicarlas a sus
vidas.
341

También dependemos enteramente del Espíritu para hacer la aplicación posible. El


Espíritu que inspiró las narraciones del Antiguo Testamento en sus circunstancias
originales también ilumina a los lectores modernos. Él tiene el poder para superar cualquier
obstáculo que la zanja de Lessing pudiera presentar a la aplicación contemporánea. Sin Su
bendición nuestros esfuerzos son en vano, pero con Su bendición podemos superar las
dificultades de aplicación.

Aparte de esto, parece que los autores del Antiguo Testamento confiaron en varias
líneas específicas de conexión entre el pasado y el presente. Ellos basaron sus aplicaciones
en el hecho de que el pasado y el presente siempre involucran al mismo Dios, al mismo
mundo, al mismo tipo de gente.

Mismo Dios. Los escritores del Antiguo Testamento aplicaron el pasado a sus
situaciones contemporáneas porque tanto el pasado como el presente estaban en el control
soberano del mismo Dios. No se enfocaron principalmente en los hechos de otros dioses;
sino en su lugar se enfocaron en lo que su Dios había logrado. ¿Por qué? Porque Su
voluntad en el pasado revelaba Su voluntad para el presente. Dios forma una línea vital de
conexión porque Él es inmutable. La doctrina de la inmutabilidad nos enseña que Dios está
«desprovisto de todo cambio, no solamente en Su ser, sino también en Sus perfecciones, y
en Sus propósitos y promesas». Dios está activamente involucrado en el curso de la
historia, pero Su involucramiento nunca viola Su carácter siempre-consistente, nunca-
cambiante; ni Su Palabra (Números 23:19; Isaías 14:24; 41:4; 48:12; Romanos 1:23,
Hebreos 1:11-12; Santiago 1:17). En fin, Dios nunca se contradice a Sí mismo, aunque
desde una perspectiva humana pueda parecer que cambia (eje. Éxodo 32:7-14). Dios nunca
viola Su naturaleza, sus decretos o promesas.

Muy conectado con la inmutabilidad de Dios está la fidelidad del pacto de Dios. Las
relaciones de pacto que Dios ha establecido permanecen en efecto para siempre. Como
Robertson comenta:

Por la creación Dios se unió él mismo al hombre en una relación de pacto. Después de
la caída del hombre al pecado, el Dios de toda la creación bondadosamente se unió a sí
mismo al hombre otra vez al comprometerse a redimir un pueblo para sí de la
humanidad perdida. Desde la creación hasta la consumación, el lazo del pacto ha
determinado la relación de Dios hacia su pueblo. La magnitud de los pactos divinos
abarca desde el principio del mundo hasta el fin del tiempo.
342

La Escritura enseña a través de toda la historia que Dios es fiel a los lazos de Su
pacto (Génesis 17:7; Deuteronomio 29:13; 2 Samuel 7:13-16; 1 Reyes 8:15-16, 56;
Hebreos 6:16-20). Esta fidelidad es la base de la aplicabilidad de Su Palabra de generación
en generación.

Aunque existen muchas diferencias entre el pasado y el presente, Dios ha


permanecido siendo el mismo. Las estructuras que Él ordenó hace mucho tiempo se aplican
a nuestros tiempos. Las promesas que Él hizo en el pasado continúan hasta nuestros días.
Podemos ir del significado original de un pasaje hacia aplicaciones modernas porque
servimos al mismo Dios.

Mismo mundo. Los escritores del Antiguo Testamento también aplicaron los
eventos antiguos a las vidas de los lectores porque ambos se llevaron a cabo en el mismo
mundo. A pesar del hecho de que el mundo externo de la revelación pasada discrepó del
mundo de los escritores y lectores del Antiguo Testamento, parte significativa de lo físico,
cultural e ideológico todavía continúa. Estas conexiones hicieron posible que los escritores
del Antiguo Testamento aplicaran sus historias a sus lectores por lo menos de dos formas.

Primero, los escritores del Antiguo Testamento apuntaron los eventos que hicieron
marcas imborrables en las vidas de sus audiencias. Josué había guiado a Israel en la
conquista de la tierra (Josué 1:1-12:24); los lectores del libro de Josué pudieron aplicar este
material porque vivían en esa tierra. Los pecados de Manasés enviaron a la nación al exilio
(2 Reyes 23:26-27; 24:3-4); la audiencia de Reyes pudo aplicar este evento porque estaban
en el exilio. En muchos casos, los lectores originales podían relacionar los eventos pasados
con sus vidas porque estaban experimentando el impacto de esos incidentes en su mundo
contemporáneo.

Podemos aplicar las historias del Antiguo Testamento a nuestras vidas por la misma
razón. El Antiguo Testamento ha dejado una marca duradera en muchos aspectos del
mundo moderno. Los eventos bíblicos no se llevaron a cabo en un vacío, sino sucedieron
en la historia real y marcaron el curso del mundo para siempre. ¿Qué eventos históricos
pueden ser más esenciales para el mundo como lo conocemos que la creación y la caída?
¿Qué serie de creencias religiosas han afectado más la vida que aquella del antiguo Israel?
No hay lugar alguno donde los eventos del Antiguo Testamento no hayan dejado alguna
marca en la vida contemporánea. Estas influencias en la vida hoy en día hacen posible que
nosotros veamos similitudes entre nuestras vidas y las historias del Antiguo Testamento.
343

Segundo, los escritores del Antiguo Testamento confiaron en analogías entre


tiempos antiguos y sus tiempos. Las vidas de los lectores eran paralelas a los eventos
bíblicos en maneras significativas, permitiendo a la audiencia original relacionar sus vidas
con las historias del Antiguo Testamento. Así como Moisés y el pueblo entraron en pacto
con Dios en Sinaí (Éxodo 19:1-24:18), los lectores de Éxodo tenían que reafirmar sus
compromisos del pacto. De la misma forma que David proporcionó todo para el templo (1
Crónicas 29:1-9), se le requirió a la audiencia del cronista sostener el nuevo templo. Al
reflexionar podemos ver muchos paralelos entre nuestras situaciones y aquellas de los
tiempos del Antiguo Testamento. Vivimos en un mundo creado por Dios, pero caído en el
pecado; enfrentamos oposición para nuestra fe; luchamos por justicia y misericordia en la
sociedad. Los paralelos son grandes pues «(…) nada hay nuevo debajo del sol» (Eclesiastés
1:9). Una vez que vemos debajo de las desigualdades superficiales, podemos percatarnos
de que vivimos en circunstancias muy parecidas a aquellas de los escritores del Antiguo
Testamento y de sus audiencias. Debido a estos paralelos, podemos dirigirnos a las
historias remotas del Antiguo Testamento y aplicarlas a nuestras vidas hoy en día.

Mismo tipo de gente. Los escritores del Antiguo Testamento también encontraron
una línea de conexión entre el pasado y el presente porque estuvieron tratando con el
mismo tipo de gente. En la perspectiva bíblica, toda la gente es la imagen de Dios caída en
pecado (Génesis 1:27, 9:6; Isaías 53:6; Romanos 3:9-18, 23; 1 Corintios 11:7, Colosenses
3:10). Estas características universales de la humanidad hicieron posible que los escritores
del Antiguo Testamento conectaran el pasado con el presente. Aunque los escritores del
Antiguo Testamento sabían que la gente era diferente en varios períodos históricos,
también reconocieron que tenemos similitudes básicas como imagen de Dios caída. Entre
otras cosas, compartimos habilidades lingüísticas, capacidades mentales y naturaleza
moral.

Primero, los autores del Antiguo Testamento se apoyaron grandemente en las


habilidades lingüísticas de sus lectores. El simple hecho de que el Antiguo Testamento fue
escrito demuestra que sus autores creían que el lenguaje podía comunicar a través del
espacio y tiempo, y que sus lectores podían entender y aplicar sus mensajes. Nuestras
habilidades lingüísticas nos capacitan a aplicar las historias del Antiguo Testamento hoy
en día. Claro que no hablamos los lejanos idiomas de los escritores del Antiguo
Testamento; sin embargo, como lo sugieren cada vez más las investigaciones, debajo de
las particularidades de las lenguas individuales hay estructuras lingüísticas comunes que
hacen posible significativamente la comunicación transcultural y transhistórica. En un
344

sentido, nuestras habilidades lingüísticas dadas por Dios nos permiten aplicar las
narraciones del Antiguo Testamento al mundo moderno.

Segundo, los escritores del Antiguo Testamento también se apoyaron en las


capacidades mentales de sus lectores. Como imagen de Dios, los seres humanos razonan,
ejercitan su voluntad y experimentan emociones. Nosotros hacemos preguntas, resolvemos
problemas, buscamos implicaciones lógicas, imaginamos situaciones y respondemos
emocionalmente a la vida. Todas estas habilidades vinieron de nuestro carácter como
imagen de Dios. Cuando los escritores del Antiguo Testamento compusieron historias,
dependían de sus lectores para ejercitar estas capacidades. Los autores del Antiguo
Testamento raras veces declararon explícitamente sus intenciones ideológicas, porque ellos
asumieron que los lectores podían inferir las implicaciones de los textos por ellos mismos.

De la misma manera, nuestros intentos de aplicar las historias del Antiguo


Testamento al mundo moderno se apoyan en nuestras capacidades mentales. Como imagen
de Dios hemos sido dotados con la habilidad de asir los significados originales de estos
textos, reflejar las diferencias entre nuestro mundo y el mundo del Antiguo Testamento, y
entender cómo la ideología de estos textos tiene presencia en nuestras vidas. Nuestras
interpretaciones siempre necesitan mejorar, pero nuestras capacidades mentales nos
equipan para hacer avances en el entendimiento.

Tercero, los escritores del Antiguo Testamento se apoyaron en la naturaleza moral


común para todos los humanos. Los autores de las historias del Antiguo Testamento
percibían a toda la gente como imagen de Dios hecha para servir como vice-regentes de
Dios en el mundo (Génesis 1:26-30). También reconocieron que la humanidad había
fallado en cumplir su tarea (Génesis 3:1-13) y necesitaba desesperadamente la gracia
redentora de Dios (Génesis 3:1-20; 1 Reyes 8:46-61; Esdras 9:5-15). A diferencia de otras
criaturas, nosotros fuimos creados con la capacidad para tener una vida religiosa y con la
responsabilidad de responder obedientemente a la revelación de Dios. Este carácter moral
hizo posible que los escritores del Antiguo Testamento tomaran eventos del pasado y los
aplicaran a sus lectores contemporáneos. Lo mismo es verdad para nosotros. Los seres
humanos de hoy en día tienen tanto carácter moral como la gente en los días del Antiguo
Testamento. Tenemos la obligación de servir como imagen de Dios; nosotros fallamos
como los creyentes del Antiguo Testamento fallaron; nosotros necesitamos la gracia de
Dios como ellos lo hicieron. Podemos hacer un puente entre los días del Antiguo
Testamento y los nuestros porque seguimos siendo criaturas morales.
345

Así es que los escritores del Antiguo Testamento encontraron las líneas de conexión
entre el pasado y el presente. Ellos se apoyaron en el mismo Dios, el mismo mundo y el
mismo tipo de gente. Nosotros podemos enfrentar los desafíos de la aplicación siguiendo
sus ejemplos (ver figura 56).

Fig. 56: Líneas de conexión

Ajustes

En tanto aplicamos las narraciones del Antiguo Testamento al mundo moderno,


seguimos las rutas del mismo Dios, el mismo mundo, y el mismo tipo de gente. Pero estas
rutas no son caminos derechos. Al paso de los siglos, desde el Antiguo Testamento hasta
nuestros días, han dado giros a izquierda y derecha. Para tener éxito en la aplicación,
debemos tomar en cuenta estas variaciones. En los siguientes capítulos examinaremos estas
variaciones en detalle. Por ahora, meramente tocaremos tres asuntos básicos: la necesidad
de ajustes, las guías de ajustes, y los tipos de ajustes que debemos hacer.
346

Necesidad de ajustes. ¿Por qué debemos hacer ajustes al aplicar las historias del
Antiguo Testamento? ¿Por qué no simplemente seguimos el significado original tal como
es? Puesto de forma simple: debemos ajustar nuestras aplicaciones porque no estamos
precisamente en la misma situación en la que estaban los lectores de las narraciones del
Antiguo Testamento. Tenemos diferentes necesidades y puntos fuertes. Experimentamos
diferentes logros y desafíos. De hecho, si aplicamos las historias del Antiguo Testamento
precisamente como lo deberían haber hecho los lectores originales, podríamos desobedecer
a Dios.

Por ejemplo, la historia del becerro de oro (Éxodo 32:1-25) enseñó a la audiencia
original de Moisés que deberían adorar a Dios conforme al diseño de la ley de Moisés. Su
respuesta apropiada era evitar la idolatría y adorar en el tabernáculo que Moisés había
construido para ellos. ¿Cuál debería de ser el resultado si simplemente imitáramos lo que
los lectores originales tenían que hacer? Si levantamos un tabernáculo mosaico y seguimos
los procedimientos ordenados para esa estructura, desobedecemos a Dios. De hecho, nos
hemos revelado en contra de Él porque Cristo ha sustituido el tabernáculo de Moisés. Como
argumentó el escritor de Hebreos, adorar de tal manera en nuestros días es desobedecer la
obra de nuestro Salvador (Hebreos 9:1-10:18).

El libro de Números fue diseñado para inspirar a Israel a pelear como un ejército
santo en la tierra de Canaán. ¿Deberíamos seguir simplemente la respuesta apropiada del
antiguo Israel a este libro? Si lo hacemos, todos estaríamos en Canaán peleando en contra
de los ocupantes de esa tierra. ¡Claro que no debemos aplicar este libro al mundo moderno
por mera imitación!

Guías de ajustes. Si los ajustes son necesarios en la aplicación, ¿qué guías nos
pueden mostrar las variaciones que debemos seguir? Tres indicadores nos ayudan a ver
dónde dan vuelta las líneas de conexión.

Primero, encontramos dirección de nuestro vivir cristiano individual. Nuestra


santificación, empoderamiento por medio de dones y llamamiento tienen mucho que
ofrecer en tanto exploramos los ajustes en la aplicación. La oración, la adoración y la
atención personal al Espíritu realzan nuestra sensibilidad a Su dirección. La experiencia
nos ayuda a ver nuestras fallas y nuestros logros. El compromiso a nuestra vida de trabajo
guía nuestra aplicación.
347

Segundo, aprendemos de la interacción en comunidad. Nuestros hermanos y


hermanas en Cristo tienen mucho que enseñarnos de los ajustes al mundo moderno. A
través de los siglos los creyentes, han trabajado duro en aplicar las historias del Antiguo
Testamento a las necesidades de sus días. Podemos beneficiarnos de sus acercamientos. La
iglesia moderna también está comprometida en el proceso de aplicación. En tanto
interactuamos con varios puntos de vista y prácticas en la iglesia, podemos obtener una
visión de las maneras en que otros han aplicado las narraciones del Antiguo Testamento a
la vida moderna.

Tercero, la única guía infalible para los ajustes en la aplicación es la Escritura


misma. Como dice la Confesión de Fe de Westminster: «La regla infalible de interpretación
de la Escritura es la Escritura misma: y, por lo tanto, cuando hay una pregunta acerca de la
verdad y del sentido completo de cualquier parte de la Escritura (...) debe investigarse y
conocerse en otros lugares que hablen más claramente». Las aplicaciones legítimas deben
basarse en el significado original, y proporcionar a los lectores modernos una guía infalible
para hacer ajustes en la aplicación. Debemos seguir la dirección de escritores bíblicos
inspirados, quienes aplicaron la revelación previa a sus situaciones.

Las elaboraciones bíblicas toman muchas formas. En el Antiguo Testamento, el


libro de Deuteronomio se aplica a varias circunstancias en la Historia Deuteronomística
(Josué, Jueces, Samuel y Reyes). El cronista aplicó los libros de Samuel y Reyes a su
situación post-exílica. Los profetas construyeron sobre los eventos en el Pentateuco y los
libros históricos. Las interconexiones se pueden encontrar por todo el Antiguo Testamento.
En tanto entendemos cómo emplearon los escritores del Antiguo Testamento los temas de
otras porciones del Antiguo Testamento a sus situaciones, encontraremos dirección para
los ajustes que debemos hacer para nuestros días. También debemos ver los ajustes hechos
en el Nuevo Testamento. Los escritores del Nuevo Testamento no desecharon las historias
del Antiguo Testamento. No obstante, cuando examinamos cómo manejaron las
narraciones del Antiguo Testamento, encontramos que hicieron bastantes ajustes al
aplicarlas a sus circunstancias.

En los capítulos que siguen, veremos dimensiones específicas de variaciones dentro


de la Biblia. Sin embargo, hasta este punto, reconozcamos simplemente que los
comentarios de los escritores bíblicos forman una guía infalible para los ajustes que
debemos hacer en la aplicación moderna. Siempre debemos ligar nuestras variaciones tanto
como sea posible a los modelos que los mismos escritores bíblicos usaron.
348

Tipos de ajustes. Entonces, ¿qué tipos de ajustes debemos de hacer? Hemos visto
que nuestras vidas se conectan con las narraciones del Antiguo Testamento porque estamos
tratando con el mismo Dios, el mismo mundo y el mismo tipo de gente. También debemos
tratar con tres variaciones correspondientes: la de época, la cultural y la personal.

Primero, con el fin de aplicar las narraciones del Antiguo Testamento a nuestras
vidas, debemos hacer ajustes de época. Las variaciones de la época ocurrieron en la
Escritura porque Dios progresivamente se reveló a Sí mismo a la humanidad; la doctrina
de la revelación progresiva es crucial para una aplicación legítima. Dios ha permanecido
el mismo a través de la historia, pero Él ha expuesto su naturaleza, requisitos y la forma de
salvación poco a poco. La revelación posterior nunca contradice a la revelación previa,
pero más revelaciones desarrollan y van más allá de lo que fue dado de antemano.

Siempre debemos tomar en cuenta los cambios de época en la revelación progresiva.


Tú y yo vivimos después de la muerte y la resurrección de Cristo. Estamos en un período
diferente de redención desde Moisés, el escritor de Reyes, y el escritor de Esdras-
Nehemías. Esta variación requiere muchos ajustes significativos. No somos una teocracia
nacional privilegiada situada entre otros poderes internacionales. Nuestra guerra santa no
es «contra sangre y carne, sino contra (...) huestes espirituales de maldad en las regiones
celestiales» (Efesios 6:12). No adoramos en el tabernáculo o el templo: adoramos en
«espíritu y en verdad» (Juan 4:24). Estos son tipos de variaciones importantes que debemos
evaluar en tanto aplicamos las narraciones del Antiguo Testamento.

Segundo, debemos hacer ajustes culturales. Vivimos en el mismo mundo que los
creyentes del Antiguo Testamento, pero las costumbres sociales, las estructuras
sociológicas y los avances tecnológicos hacen que nuestras responsabilidades y
necesidades sean diferentes.

Aunque estas variaciones han sido afectadas por la revelación progresiva, han sido
resultado principalmente de la diversidad de los recursos naturales, de las habilidades y de
las ideas. Aun los creyentes que viven en la misma época de la historia de la redención
viven en diferentes culturas y hablan diferentes lenguas. Algunos en naciones en guerra, y
otros en paz. Algunos países cuentan con avances tecnológicos, otros se están
desarrollando. Estas variaciones culturales deben considerarse en tanto aplicamos las
narraciones del Antiguo Testamento.
349

Tercero, debemos también hacer ajustes personales. La gente es diferente una de


otra. Cada persona tiene cualidades que las hacen un individuo único. Frecuentemente, la
aplicación apunta a las necesidades específicas de los individuos.

En un nivel general, un texto puede tener la misma aplicación para diferentes tipos
de personas, pero mientras más específica sea nuestra aplicación, habrá más variaciones
en la aplicación individual. El mismo texto del Antiguo Testamento se aplica de manera
diferente a un padre y a un hijo. Tiene un sentido diferente en la vida de un creyente
obediente que de un apóstata rebelde. Se aplica de diferente manera a un hombre de
negocios que a una ama de casa. Las necesidades y responsabilidades de esta gente
requieren de ajustes en la aplicación.

Debemos de considerar la época, la cultura y las diferencias personales al investigar


la relevancia de las narraciones del Antiguo Testamento (ver figura 57).

Conclusión

En este capítulo hemos puesto el fundamento para la aplicación. Nuestro objetivo


es observar los motivos relevantes en las narraciones del Antiguo Testamento, descubrir
cómo anticipan nuestras vidas, y reconocer las implicaciones para nuestros días. Para
alcanzar este objetivo, debemos ajustar nuestra aplicación de acuerdo a las diferencias y
similitudes entre las situaciones históricas de las narraciones del Antiguo Testamento y
nuestros días. Con los conceptos básicos en mente, seremos capaces de aplicar estos textos
al mundo moderno.

Preguntas de repaso

1. ¿De qué manera son las observaciones, las anticipaciones y las implicaciones
aspectos de nuestro objetivo en la aplicación? Distinga estos propósitos. Dé un
ejemplo de cada uno.
2. ¿Cuáles son los tres tipos de anticipaciones e implicaciones que podemos derivar de
las narraciones del Antiguo Testamento?
3. ¿Cuáles son las líneas de conexión entre el mundo del Antiguo Testamento y
nuestros días? Ilustre cómo son útiles en la aplicación.
4. ¿Por qué debemos ajustar el significado original en un texto con el fin de aplicarlo
en la vida moderna? ¿Cuáles son los tres tipos principales de ajustes que debemos
considerar?
350

Fig. 57: Tipos de ajustes en la aplicación


Ejercicios de estudio

1. Examine la historia de la torre de Babel (Génesis 11:1-9). Escoja uno de los temas
del pasaje. ¿Cómo anticipa este tema nuestros días? Dé un resumen de una
aplicación informativa, directiva y afectiva.
351

2. Reflexione en las implicaciones modernas que derivó de Génesis 11:1-9. ¿Cómo


ajustó el significado original a la vida moderna? ¿Qué consideraciones de la época,
culturales y personales controlaron sus ajustes?
352

CAPÍTULO CATORCE
DE ÉPOCA A ÉPOCA

Cuando me preparo para manejar en un largo viaje, siempre compruebo un mapa.


Pero no busco un mapa que muestre caminos secundarios y calles residenciales.
Demasiados detalles al principio pueden ser demasiado confusos. En su lugar, busco las
carreteras principales que lleguen a mi destino y así tengo una mejor percepción de todo el
viaje. Después saco los mapas que tienen más detalles.

En el capítulo anterior, vimos que aplicar las narraciones del Antiguo Testamento
al mundo moderno requiere ajustes de época, cultura y persona. Estas consideraciones son
como mapas de varias escalas que guían nuestros esfuerzos. Los ajustes de época nos dan
un panorama más amplio, las consideraciones culturales se enfocan en más detalles, y las
variaciones personales tratan más específicamente las consideraciones individuales. En
este capítulo bosquejaremos los ajustes a gran escala que se deben hacer cuando aplicamos
los motivos del Antiguo Testamento a través de las grandes épocas de la historia de la
redención. En los próximos dos capítulos pondremos consideraciones culturales y
personales dentro de este gran marco. Las aplicaciones a través de los años abarcan un
buen número de asuntos importantes. Tomaremos tres: la estructura de la época de la
historia de la redención, las narraciones del Antiguo Testamento y Cristo, y la teocracia
cristiana. ¿Cómo describe la Escritura las épocas de la historia de la redención? ¿Qué lugar
tiene Cristo en la aplicación moderna? ¿Cómo debemos aplicar las historias del Antiguo
Testamento a nuestra época?

Épocas en la historia de la redención

Es difícil concebir la vida fuera de las categorías históricas. Casi siempre pensamos
en términos del pasado, presente y futuro. La Biblia también refleja un conocimiento agudo
de la historia; los escritores bíblicos estaban preocupados con el origen, el desarrollo y el
destino del mundo. Tenían perspectivas individuales, pero sus puntos de vista
contribuyeron a una perspectiva unificada. Nos enfocaremos brevemente en dos
dimensiones de esta perspectiva bíblica: divisiones entre las épocas y unidad entre las
épocas.
353

Divisiones entre las épocas

Tanto los pediatras como los padres te dirán que los niños no maduran en un ritmo
constante, sino que pasan por ciclos de crecimiento y desarrollo más rápido en unas épocas
que en otras. De muchas maneras, esto es verdad para la historia bíblica. Dios se reveló a
sí mismo a Su pueblo a través de los siglos, pero los desarrollos dramáticos ocurrieron en
varias ocasiones. Estos oleajes en la historia de redención se llevaron a cabo en tanto que
Dios intervenía decisivamente en el mundo para llevar a Su pueblo hacia nuevas edades de
bendición.

¿Cuáles fueron estos pasos de desarrollo? La Escritura divide la historia de


redención en: divisiones dentro de la historia del Antiguo Testamento, y la decisiva
división en Cristo.

Divisiones dentro de la historia del Antiguo Testamento. Los escritores del Nuevo
Testamento tomaron muchas perspectivas en divisiones dentro de la historia del Antiguo
Testamento. En tanto examinamos sus perspectivas, podemos ver que dividen el Antiguo
Testamento de diferentes maneras. Pero estas perspectivas diversas contribuyen a un plan.
A manera de ilustración, contrastaremos las estructuras de la época del Antiguo
Testamento bosquejadas por Pablo y Lucas.

En Romanos 5:12-21 Pablo divide el Antiguo Testamento en dos períodos. El habló


de «la transgresión de uno solo (Adán)» (v. 17) y después se dirigió al tiempo en que «la
ley (de Moisés) se introdujo para que el pecado abundase» (v. 20). Esta doble división
correspondió a «la obediencia de uno (Cristo)» (v. 19) y como resultado «sobreabundó la
gracia» (v. 20). En este pasaje Pablo se enfocó en los períodos antes y después del Sinaí.

En 2 Pedro 3:5-7 encontramos un patrón diferente. Pedro no habló de Sinaí como el


evento crucial en la historia del Antiguo Testamento, sino vinculó sus divisiones de época
más directamente al diluvio de Noé. Después que Dios creó la tierra, «el mundo de
entonces» (v. 6) continuó hasta el diluvio. Después del diluvio, la historia entró al período
de «los cielos y la tierra que existen ahora» (v. 7). Este mundo continúa hasta la formación
de «cielos nuevos y tierra nueva» en la segunda venida de Cristo (v. 13). Pedro no
contradijo el énfasis de Pablo en la caída de Adán al pecado y el Sinaí, pero dividió la
historia de la redención de manera diferente en eras: antes del diluvio, después del diluvio,
y el nuevo mundo por venir.
354

El reporte de Lucas del discurso de Esteban (Hechos 7:2-53) ofrece un tercer


acercamiento a la historia del Antiguo Testamento. En respuesta a la acusación de que él
estaba hablando «palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley» (Hechos 6:13),
Esteban repasó varios puntos principales del Antiguo Testamento. Él mencionó el tiempo
de los patriarcas (Hechos 7:2-16), el éxodo y la conquista (Hechos 7:17-45a) y los reinados
de David y Salomón (Hechos 7:45b-47). Esteban identificó tres períodos en el Antiguo
Testamento: el patriarcal, el mosaico y el monárquico. Por lo menos dos factores explican
por qué Pablo, Pedro y Lucas vieron la historia del Antiguo Testamento desde perspectivas
complementarias.

Por un lado, el Antiguo Testamento es vasto y complejo, por lo cual se presta a


muchos patrones diferentes de división. Imagina de cuántas formas podemos categorizar
los períodos del crecimiento de un niño. Las posibilidades son innumerables.
Similarmente, ningún solo esquema puede explicar adecuadamente todos los desarrollos
dentro del Antiguo Testamento. Por un lado, las diferencias entre los escritores del Antiguo
Testamento también resultaron de sus intenciones específicas. En Romanos 5:12:21 Pablo
contrastó a Adán con Cristo al enfatizar las similitudes entre la desobediencia inicial de
Adán y la obediencia de Cristo; así como el incremento del pecado después de Sinaí, y el
incremento de la gracia y la justicia después de Cristo. Sin embargo, Pedro se dirigió a
aquellos que se mofaron de la promesa del regreso de Cristo (2 Pedro 3:3-13), mostrando
los paralelos entre la creación, el diluvio y el juicio final. Lucas reportó cómo Esteban
respondió a las preguntas acerca del templo al enfocarse en Abraham, Moisés y la
monarquía (Hechos 7:2-50). Las intenciones específicas de cada persona trajeron sus
perspectivas distintivas de la historia de la redención.

Una de las maneras más útiles de bosquejar los desarrollos de las épocas del Antiguo
Testamento combina los períodos que Pablo, Pedro y Lucas enfatizaron en los pasajes que
acabamos de mencionar. Este esquema se enfoca en los eventos principales del pacto en
los días de Adán, Noé, Abraham, Moisés y David. Estos períodos de tiempo se ven
principalmente a la luz de las relaciones del pacto establecidas durante esos tiempos. El
período de Adán se enfocó en la caída de la humanidad de las perfecciones del Edén; el
período de Noé se interesó en el juicio de Dios en contra del mal y la promesa de un mundo
estable; Abram abrió al interés del período patriarcal con la promesa de la simiente, la tierra
y la bendición; el pacto mosaico enfatizó la ley y la constitución de Israel como nación; y
el período davídico trató con el establecimiento de la dinastía de David sobre Israel. Un
número de intérpretes han seguido este modelo básico.
355

Ya sea que sigamos cualquier esquema, los desarrollos de las épocas dentro del
Antiguo Testamento influyen en la aplicación por lo menos en tres formas.

Primero, debemos evaluar el período de la historia redentora en el que se llevaron a


cabo los eventos. ¿Cuáles fueron los rasgos peculiares del período? ¿Cómo se reflejan las
características de la época en el texto? Segundo, el período del escritor y su audiencia deben
de ser recordados. ¿Cuáles fueron los rasgos distintivos de la época del escritor? ¿Cómo
influyeron en el texto? Tercero, debemos examinar cómo el resto de las señales se asemejan
a los motivos a través de otras épocas. ¿Cómo han influido los cambios de una era a otra
en la presentación de un tema por todo el Antiguo Testamento? Estas consideraciones nos
capacitan para discernir el valor permanente del significado original de las historias del
Antiguo Testamento para nuestros días.

Por ejemplo, en el jardín del Edén, Dios le dijo a Adán: «De todo árbol del huerto
podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que
de él comieres, ciertamente morirás» (Génesis 2:16-17). No podemos entender
apropiadamente este mandato sin considerar la época de Adán y Eva. En ese entonces ellos
eran siervos sin pecado en el jardín santo de Dios. Dios los puso a prueba para examinar
su fidelidad. ¿Cumplirían ellos su comisión o se rebelarían en contra de su Hacedor? En
este sentido el mandato a Adán y Eva estaba ligado específicamente a su período histórico-
redentor.

Vivimos en un mundo caído, corrupto. ¿Qué podemos aprender de un evento que


tuvo lugar en la era de la perfección? Las claves para la aplicación moderna aparecen en la
época del escritor. Moisés escribió esta historia para gente que vivió mucho después de la
caída al pecado. Sus lectores israelitas no enfrentaban precisamente las mismas elecciones
de Adán y Eva. Pero Moisés escribió para advertir a los israelitas de las horribles
consecuencias de desobedecer la Palabra de Dios aun en sus días. Alejarse de los mandatos
de Dios saca a la humanidad del paraíso. De manera similar, desobedecer los mandatos de
Dios en sus días alejaría a Israel mucho más de los ideales del paraíso.

El mismo tema ocurre en otras épocas del Antiguo Testamento. En los días de
Abraham la obediencia al llamado de Dios dirigió a los patriarcas hacia las bendiciones; la
desobediencia trajo dolor y problemas. En el período davídico, los profetas llamaron al
arrepentimiento a Israel y ofrecieron prosperidad y bendición para los que guardaban
devoción a los mandamientos de Dios. En todas las épocas el pueblo de Dios, u obedecía
Su Palabra o sufría severamente por su desobediencia.
356

Trazar el motivo de la desobediencia en el jardín a través de las épocas del Antiguo


Testamento nos da dirección en tanto aplicamos este pasaje a nuestros propios días.
Nosotros no enfrentamos la prueba del árbol del conocimiento del bien y del mal, pero
todavía tenemos la Palabra de Dios. Debemos obedecer o sufrir severas consecuencias. El
único camino al paraíso de cielo nuevo y tierra nueva es por medio de la sumisión a nuestro
Creador.

Siempre debemos reconocer las divisiones de la historia de la redención en el


Antiguo Testamento. Consideramos un motivo como funcionó en la era de los eventos
mismos, exploramos cómo el escritor aplicó el motivo a sus días, y trazamos la manera en
que el tema aparece en otros períodos del Antiguo Testamento. Estas consideraciones
ofrecen una guía vital para cualquier intento de aplicar las narraciones del Antiguo
Testamento (ver figura 58).

Fig. 58: Consideraciones de época en la historia del Antiguo Testamento


357

División decisiva en Cristo. La Biblia también testifica de una división decisiva de


época en Cristo. Aunque los escritores del Nuevo Testamento reconocieron que Dios se
reveló a Sí mismo en muchas formas de actividad a lo largo del Antiguo Testamento, ellos
identificaron la vida, muerte, resurrección y ascensión de Cristo como el punto de cambio
central en la historia. Esta división fundamental de la época aparece brevemente en Efesios
1:18-21, donde Pablo identificó el poder que obra en el creyente como el mismo poder que
levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en los lugares celestiales. Para extendernos en lo
maravilloso de ese poder, Pablo explicó que Dios había exaltado a Cristo sobre toda
autoridad no solamente en «este siglo, sino también en el venidero» (v. 21).

Con estas palabras Pablo dividió toda la historia en dos períodos: «este siglo» y «el
venidero». Su significado no es como el uso moderno de estos términos. Pablo no se refería
a nuestro tiempo actual y el tiempo después del regreso de Cristo. Sino que siguiendo el
uso común rabínico de estas categorías para describir el tiempo antes de la venida del
Mesías («este siglo») y el tiempo introducido por la aparición del Mesías («el venidero»).
Para Pablo, «este siglo» se refería a todo lo que había pasado en la historia antes de Cristo;
«el venidero» se refería a todo lo posterior a Su primera venida.

Otros escritores del Nuevo Testamento expresaron el mismo dualismo histórico en


diferentes maneras. Los evangelios sinópticos hablaron del tiempo antes y después de la
llegada del Reino de Dios. Juan lo describió en término del mundo «abajo» y el mundo
«arriba». El escritor de Hebreos se refirió a ambos dualismos. Pedro reconoció que Cristo
había traído a la historia los «postreros tiempos» (1 Pedro 1:20). Por medio de estas y otras
expresiones similares, los escritores del Nuevo Testamento unánimemente afirmaron que
la división decisiva de la historia de redención ocurrió con la primera venida de Cristo.

La estructura de este canon mismo refleja el carácter de giro de Cristo. La revelación


del Antiguo Testamento nos apuntó hacia Su aparición. Jesús mismo dijo: «Si creyeseis a
Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (Juan 5:46) y «Abraham vuestro padre
se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó» (Juan 8:56). La revelación del
Nuevo Testamento se construyó sobre el significado de la venida de Cristo. Como Pablo
resumió su ministerio apostólico: «nosotros predicamos a Cristo crucificado» (1 Corintios
1:23). En este sentido, Cristo es el foco central de la Biblia entera.

Los acercamientos protestantes tradicionales hacia la historia de la redención siguen


también esta perspectiva. Las confesiones principales y los catecismos han visto la primera
venida de Cristo como la cúspide de la religión bíblica. Típicamente, la historia antes de
358

Cristo ha sido descrita como la era de la «ley», y la historia después de Cristo ha sido
conocida como la era del «Evangelio». La centralidad de Cristo en la historia de la
salvación ha sido un sello de la teología cristiana ortodoxa.

El cambio de época que Cristo introdujo es absolutamente esencial al aplicar las


narraciones del Antiguo Testamento. Cristo trajo cambios que obligan a los intérpretes
modernos a considerar de forma nueva las historias del Antiguo Testamento. Considera la
trágica muerte de Uza en 2 Samuel 6:6-7. El escritor de Samuel primero escribió estas
palabras para el pueblo de Dios que vivía en el período del reino dividido. En ese contexto,
el juicio de Dios contra Uza los instruyó acerca de la santidad del arca y la necesidad de
adherirse cuidadosamente a las regulaciones de la adoración en el templo. Sin considerar
los cambios de época que ocurrieron en Cristo, nunca llegaríamos a una aplicación
moderna legítima de este pasaje. La muerte de Uza advirtió a los creyentes del Antiguo
Testamento a no deshonrar el arca, pero nosotros no tenemos arca física que deshonrar. La
adoración cristiana es ante un trono de misericordia celestial que ni siquiera podemos ver,
mucho menos tocar.

No obstante, este pasaje tiene implicaciones poderosas para la adoración del Nuevo
Testamento. La ira de Dios en contra de Uza nos advierte sobre la irreverencia al acercarnos
al trono celestial de Dios. Si su ira se encendió contra Uza por maltratar el arca del Antiguo
Testamento, ¿cuánto más se encenderá contra aquellos que deshonran el trono de
misericordia celestial por medio de la hipocresía y la irreverencia en la adoración?

Para decirlo de forma simple: Cristo siempre está entre las historias del Antiguo
Testamento y la iglesia. Siempre que buscamos aplicaciones modernas, debemos trazar
motivos del Antiguo Testamento por medio de la revelación decisiva que tuvo lugar en
Cristo. El contenido de Su enseñanza, los efectos de Su vida, muerte, resurrección,
ascensión y las instrucciones de Sus apóstoles nos guían a ajustes significativos del sentido
original para nuestros días.

Unidad entre las épocas

Evaluar las estructuras de las épocas de la historia de la redención es un acto difícil


de balancear. Muchos cambios importantes se llevaron a cabo en la religión bíblica, pero
estos cambios no eliminaron la unidad significativa entre las épocas. Más bien, los cambios
de época en la historia bíblica pueden describirse como desarrollos
359

orgánicos. La fe bíblica es como un árbol creciendo desde la semilla hasta la madurez


completa. Como una bellota gradualmente se convierte en un roble, la religión bíblica crece
desde una forma seminal en el Antiguo Testamento hasta su expresión completa en Cristo.

Esta perspectiva reconoce tanto las discontinuidades como las continuidades entre
las épocas. Por un lado, el modelo orgánico reconoce las diferencias notables entre las eras
de la historia de la redención. Para un observador casual, un roble difícilmente parece lo
mismo que una bellota. Descartando un escrutinio cuidadoso, es difícil ver muchas
similitudes entre las primeras etapas de la fe bíblica y las edades que siguieron.

Por un lado, el modelo orgánico llama la atención a la unidad de la historia bíblica.


Un examen cuidadoso de un roble hasta su crecimiento revela que la bellota y el árbol son
uno en sí mismos. La semilla tiene el potencial de la planta completa dentro de ella; el
árbol maduro es la realización de ese potencial. De manera muy similar, las épocas
primitivas de la historia de la redención contenían estructuras inmaduras y modelos que
llegaron a una realización completa en tanto Dios revelaba más de Sí mismo a Su pueblo.
Los principios de fe que valoramos como cristianos nacieron de las eras anteriores de la
revelación bíblica.

Desafortunadamente, los evangélicos van a los extremos en la manera de acercarse


a las interconexiones entre las épocas. Algunos grupos se enfocan demasiado en la
desunión y otros enfatizan la unidad en exceso. Una perspectiva orgánica se opone a ambos
extremos. Nos ayudará el comparar acercamientos a la historia bíblica que enfaticen
discontinuidades, continuidades y desarrollos orgánicos.

Discontinuidades. Muchos evangélicos enfatizan las discontinuidades entre las


épocas. Perciben las épocas de la redención radicalmente distintas como si Dios plantara
un árbol, permitiera que creciera por un tiempo, arrancara ese árbol y lo reemplazara por
otro. El dispensacionalismo es bien conocido por enfatizar discontinuidad entre las épocas.
Por ejemplo, la versión popular de Scofield divide la historia bíblica en segmentos
discretos. El período desde la creación hasta la caída fue un tiempo de inocencia; en esta
era Adán y Eva eran responsables de mantener su inocencia absteniéndose del fruto. El
tiempo desde la caída hasta el diluvio constituyó la edad de la conciencia. En esta era Adán
y Eva adquirieron y transmitieron el conocimiento del bien y del mal, o conciencia natural.
Desde el diluvio a la dispersión de Babel se comprende la era del gobierno humano; en
este período Dios estableció el gobierno y tres líneas reales a través de los hijos de Noé.
Desde el llamamiento de Abram hasta cuando se dieron las leyes tenemos el período de la
360

promesa, que tiene que ver con las promesas hechas a Abram. Después Dios dio Su ley,
pero el pueblo judío la desobedeció. Después de esta época vino el período de la gracia,
que se extiende desde la cruz hasta el regreso e Cristo. De acuerdo con el pensamiento
dispensacionalista estándar, actualmente estamos viviendo esta época. La última
dispensación es la era escatológica del Reino.

En esta perspectiva existe muy poca continuidad entre una época y la siguiente; lo
intérpretes deben dividir correctamente el mundo de verdad (2 Timoteo 2:15), guardando
los principios de cada época separadas de las otras.

En su máxima expresión externa, el dispensacionalismo ha rechazado la autoridad


de los estándares mosaicos para los cristianos. Como lo puso L.S. Chafer: «Debido a que
la ley y la gracia se oponen la una a la otra en cada punto y es imposible para ellas coexistir,
ya sea como la base de aceptación ante Dios o como la regla de Vida». Por lo tanto,
necesariamente, las Escrituras del Nuevo Testamento que presentan los hechos y el alcance
de la gracia, asumen y enseñan directamente que la ley es quitada. Consecuentemente, no
tiene fuerza en la era presente en ningún sentido. Esta notificación presente de la ley se
aplica no solamente al código legal del sistema mosaico y la ley del Reino, sino a cada
aplicación posible del principio de la ley.

Esta perspectiva toca el corazón de las narraciones del Antiguo Testamento. Como
hemos visto, los escritores del Antiguo Testamento presupusieron la validez de la ley
mosaica. Si los estándares mosaicos no tienen autoridad sobre los creyentes del Nuevo
Testamento, es difícil imaginar cómo las historias del Antiguo Testamento pueden
aplicarse a sus vidas.

En décadas recientes, los dispensacionalistas han suavizado las barreras entre las
épocas, y muchos de ellos están empezando a ver más continuidad. No obstante, aun los
dispensacionalistas modernos todavía tienden a tratar con los períodos de la historia de la
redención como entidades separadas, permitiendo relativamente que algunos principios de
fe se transfieran de una época a otra.

Con todas las variaciones que existen en los círculos dispensacionalistas es difícil
no caricaturizar el movimiento. Sin embargo, en su mayoría es seguro decir que los
dispensacionalistas presumen de discontinuidad entre las épocas a menos que la revelación
de un período posterior reafirme específicamente un principio de un período anterior.
Desde esta perspectiva, algunas ramas de una época anterior deben ser unidas al árbol de
361

una época posterior, pero el árbol nuevo debe aceptar expresamente las ramas de un árbol
arraigado. Otra vez, antes de que un principio de una época anterior pueda aplicarse en un
período posterior, debe ser específicamente reafirmado en la Escritura, en un texto que
represente al período posterior. De otra forma, la enseñanza del período anterior se presume
obsoleta.

Continuidades. Otros evangélicos se van al extremo opuesto, y enfatizan en demasía


las continuidades entre las épocas. Estos grupos tienden a negar la importancia de los
desarrollos de la época para la aplicación de los temas del Antiguo Testamento. Ellos
reconocen que la historia de redención consiste en todo un árbol que ha crecido a través de
las edades. Aunque desde su punto de vista, algunas ramas del árbol nunca han madurado,
como si fueran ramas que no crecen; que aparecen aquí y allá, mezcladas con las ramas
maduras que sí han crecido en Cristo.

Un movimiento reciente que tiende hacia esta dirección es la Teonomía, o


Reconstrucción Cristiana. Es difícil generalizar sin representar mal algunos individuos,
pero podemos decir con seguridad que los teonomistas limitan la maduración del árbol de
redención en áreas particulares. Tienden a reconocer desarrollos significativos entre el
Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento en algunos aspectos de la fe, aunque no en
todos.

Por ejemplo, los teonomistas admiten que las ceremonias del tabernáculo y del
templo están radicalmente ajustadas para los creyentes del Nuevo Testamento, pero los
códigos penales de la ley mosaica permanecen principalmente sin cambios para el mundo
moderno. Los hijos incorregibles y los blasfemos todavía deberían ser ejecutados (Éxodo
21:15-17; Levítico 24:16); los que quebrantan el Sabbath deben someterse a un
procedimiento criminal civil (Éxodo 31:15). De una manera general, la suposición con que
trabajan los teonomistas es que a menos que los estándares del Antiguo Testamento hayan
sido específicamente alterados por la revelación del Nuevo Testamento, permanecen sin
cambio significativo alguno.

Desarrollos orgánicos. Ambos extremos están en contraste con el modelo de los


desarrollos orgánicos. La Confesión de Westminster contiene uno de los mejores
resúmenes de un punto de vista orgánico de la revelación: «Por lo tanto no hay dos pactos
de gracia que difieran en sustancia, sino uno y el mismo bajo varias dispensaciones».
362

Opuesto al dispensacionalismo, esta perspectiva enfatiza que un pacto de gracia se


extiende por todas las edades uniendo tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo
Testamento. El Antiguo Testamento no fue un período de obras y el Nuevo Testamento un
período de gracia; el pacto hecho entre el Padre y el Hijo se extiende a través de la historia
de la salvación.

Existen diferencias significativas reconocidas entre las épocas. Algunos detalles de


la religión en los días de Abraham difícilmente se asemejan a los de los tiempos de David.
Las enseñanzas de Moisés parecen muy diferentes de las enseñanzas del escritor de
Hebreos. Las variaciones de las épocas son notables a veces. Incluso así, debemos ser
cuidadosos de no sobreestimar estas desigualdades. Debemos evaluar todas las diferencias
a la luz de la unidad del pacto de la Escritura.

Poner barreras impermeables entre las épocas está en oposición directa a las
prácticas de los escritores del Antiguo Testamento. Ellos apoyaron sus esfuerzos en la
presunción de continuidades significativas, instruyendo a sus lectores libremente por
medio de la revelación que había ocurrido en épocas previas. En el libro de Génesis, por
ejemplo, Moisés cubrió eventos que ocurrieron durante el período de inocencia de Adán,
la caída de Adán, Noé y los patriarcas. Como hemos visto, no reportó simplemente esta
historia para contarle a sus lectores acerca de la vida durante aquellos períodos: él enseño
acerca de la vida de su propia época. Moisés escribió Génesis asumiendo continuidades
principales entre las épocas previas y la suya propia.

La presunción de continuidad demostrada por los escritores del Antiguo Testamento


tiene implicaciones hermenéuticas significativas para nosotros. Dicho de manera simple,
los temas del Antiguo Testamento no tienen que ser reiterados específicamente para ser
autoritativos para el pueblo de Dios en una época posterior. Por el contrario, podemos
presumir la validez que permanece en el significado original de las narraciones del Antiguo
Testamento. A diferencia de los dispensacionalistas, no estamos buscando más ramas de
la fe del Antiguo Testamento para injertar en un árbol cristiano diferente. Encontramos
sombra bajo el mismo árbol como lo hicieron los creyentes del Antiguo Testamento; el
árbol simplemente es más maduro.

Sin embargo, en contraste con los teonomistas, entendemos que ningún tema del
Antiguo Testamento queda sin ser afectado por el desarrollo de los períodos posteriores.
Como lo reconoce la Confesión de Fe de Westminster, él único pacto de gracia tiene
«varias dispensaciones». Mientras que la revelación del Antiguo Testamento permanece
363

autoritativa para todas las generaciones, debemos recordar que fue acomodada al pueblo
de Dios en su contexto histórico-redentor particular. Como lo puso Calvino:

Si un padre de familia instruye, rige y guía a sus hijos de una manera en la infancia, de
otra en la juventud y de otra cuando ya son adultos jóvenes, no lo podemos llamar débil
(vacilante) y decidir que ha abandonado su propósito. ¿Por qué entonces marcamos a
Dios con el sello de inconsistencia ya que él tiene otro tipo de marcas que lo distinguen?
La comparación anterior debe satisfacernos completamente. Pablo vincula a los judíos
con niños; a los cristianos con adultos jóvenes. ¿Qué fue lo irregular del hecho de que
Dios los restringió al enseñarles rudimentos correspondientes a su época, pero nos ha
entrenado por medio de una disciplina más firme y más varonil?

Por esta razón toda la revelación anterior debe ser reinterpretada a la luz de los
principios de la revelación postrera.

Pero ¿no es el adulterio siempre adulterio? ¿No es la blasfemia siempre blasfemia?


¿No es robar lo mismo en todas las épocas? ¿No permanecen simplemente iguales estos
principios del Antiguo Testamento? En un sentido, sí; pero en otro, no. Cuando resumimos
el significado original de estos motivos en términos generales – relativamente divorciados
de sus connotaciones específicas del Antiguo Testamento– necesitamos hacer algunos
ajustes en tanto nos movemos de una época a otra. Pero cuando definimos estos temas del
Antiguo Testamento en términos de las connotaciones específicas que tuvieron en la época
del Antiguo Testamento, podemos ver plenamente que aún las aplicaciones de estos
principios morales deben pasar por ajustes a nuestra época.

El adulterio siempre es malo, pero para los escritores del Antiguo Testamento este
principio no puede estar enteramente separado de los castigos prescritos en la ley de Moisés
(Levítico 22:10). A la luz de la enseñanza del Nuevo Testamento, el adulterio dentro de la
iglesia ya no debe ser asociado con el castigo capital, sino con la excomunión eclesiástica
(1 Corintios 5:1-13). La blasfemia en el Antiguo Testamento incluía la profanación de los
rituales del tabernáculo mosaico (Levítico 19:5-8), pero no en nuestra época. Las
prohibiciones en contra del robo en el Antiguo Testamento incluían respeto por la heredad
permanente de la tierra de un prójimo israelita (1 Reyes 21:1-19), pero no en nuestro
tiempo. Si resumimos los principios del Antiguo Testamento en categorías y términos
históricos, inconscientemente hemos comenzado a hacer ajustes a la época. Pero si los
definimos de acuerdo a su situación original, la necesidad para los ajustes de época en
todos los aspectos se vuelve evidente. Para aplicar las historias del Antiguo Testamento a
nuestros días, siempre debemos ver el significado original en términos de los desarrollos
364

orgánicos de la historia de la redención. Todos los motivos de las historias del Antiguo
Testamento permanecen autoritativos para nosotros porque nuestra época se edifica sobre
la revelación de épocas anteriores. No desechamos o negamos la autoridad de cualquier
enseñanza en las historias del Antiguo Testamento. Pero el árbol de la revelación divina ha
madurado. Las variaciones de la época entre las etapas inmadura y madura afectan la
aplicación moderna de cada dimensión de estas historias.

Las narraciones del Antiguo Testamento y Cristo

Un amigo mío recientemente pasó por una enfermedad muy seria; varias veces hasta
estuvo a punto de morir. Pero Dios contestó las oraciones y lo restableció nuevamente. La
experiencia de la enfermedad lo cambió dramáticamente. «Tengo una nueva perspectiva
de la vida», comentó un día. «Veo todo de diferente manera por lo que pasó en el hospital».
Todos nosotros tenemos experiencias dramáticas que cambian nuestras perspectivas: una
enfermedad, el nacimiento de un bebé, el matrimonio, la pérdida de un ser querido. Estas
experiencias se vuelven lentes por los cuales vemos el resto de nuestras vidas.

De la misma manera, el señorío de Cristo le pone color a todo lo que leemos en las
historias del Antiguo Testamento. La confesión básica cristiana «Jesús es Señor»
(Romanos 10:9; 1 Corintios 12:3) forma una consideración hermenéutica crucial cuando
orientamos estos versículos a la vida moderna. Dios hizo que el mundo existiera
(Colosenses 1:16); lo sostiene día a día (Colosenses 1:17); Él es el fin de todas las cosas
(Romanos 11:36). Como seguidores de Cristo, debemos luchar por ver cómo las
narraciones del Antiguo Testamento revelan Su señorío sobre nosotros. Cada aplicación es
una respuesta personal a Cristo mismo.

¿Cómo podemos hacer de Cristo el centro de nuestras aplicaciones? Las


interconexiones entre el significado original de las narraciones del Antiguo Testamento y
Cristo son vastas. Ningún acercamiento cubrirá todos los asuntos relevantes. Sin embargo,
una estrategia de mucha ayuda es preguntar cómo anticipan las historias del Antiguo
Testamento los tres oficios de Cristo: Profeta, Sacerdote y Rey.

Los tres oficios de Cristo emergieron de estructuras teocráticas. Los profetas


hablaron la Palabra de Dios, instruyeron en justicia. Los sacerdotes mediaban entre la gente
y Dios, proveyendo así la manera para tener comunión con Él. Los reyes administraron
justicia y guiaron a Israel en la batalla; así aseguraban su victoria y herencia. Estos oficios
365

fueron tan válidos para la vida de Israel que requirieron ungimientos especiales de Dios.
Como «el Cristo» (el ungido), Jesús cumplió cada uno de estos oficios de unción.

Profeta

Como nuestro Profeta, Jesús reveló a Dios a Su pueblo. Él enseñó la ley con Sus
palabras y obras (Mateo 5:17-20; 22:34-40; Marcos 1:44; 7:9-13). Él proclamó juicio en
contra del pecado y llamó al arrepentimiento y fe (Mateo 5:21-22; 12:36-37; 4:17; Lucas
13:3, 5; Juan 3:16, 18, 36; 9:39). Él fue más allá que Moisés al dar una nueva revelación.
Por medio de Su enseñanza Jesús reveló más acerca de Dios que lo que jamás se había
sabido antes (Lucas 10:22; Juan 1:17-18).

La dimensión profética del señorío de Cristo da luz a los pasajes del Antiguo
Testamento de dos formas. Primero, si un pasaje se refiere explícitamente a un profeta del
Antiguo Testamento, nos dirige hacia la obra profética de Cristo. Por ejemplo, por todo el
libro de Éxodo, Moisés actuó como un profeta que instruía a los israelitas. Debido a este
enfoque del trabajo profético de Moisés, podemos aplicar este libro al ministerio profético
de Jesús. Él también advierte contra la hipocresía e insiste en que Su pueblo viva fielmente
ante Dios. Como cristianos, vemos a Moisés como una figura histórica en el libro de Éxodo
que prefiguraba a Cristo, el gran Profeta.

En la historia de la viña de Nabot (1 Reyes 21:1-29), Dios llamó a Elías el profeta


para condenar al rey Acab y a su esposa Jezabel (1 Reyes 21:17-29) por maltratar a Nabot.
Los cristianos reconocen la autoridad de Elías como el profeta de Dios, pero su ministerio
también nos apunta al trabajo de Cristo. El registro de Mateo del monte de la
transfiguración ilustra que Cristo permaneció en continuidad con Elías, para aplicar la ley
de Dios a Sus días (Mateo 17:1-3). Al aplicar la historia de la viña de Nabot a nuestro
tiempo, debemos dar atención al ministerio profético de Cristo.

Segundo, aun cuando un pasaje se refiera a revelación divina ajena a un profeta


específico, debemos relacionar el material al oficio profético de Cristo. Muchas historias
del Antiguo Testamento tocan la proclamación de la Palabra de Dios. En cada caso,
debemos dirigir nuestra atención a Cristo como profeta. Por ejemplo, en Génesis 12:1-3
Dios llama a Abram a la tierra prometida. Ningún mediador humano se menciona; sin
embargo, este evento simboliza el llamamiento de Cristo para todos Sus seguidores a dejar
este mundo y seguirlo.
366

Las historias del Antiguo Testamento revelan el señorío de Cristo al enfocarse en la


revelación de Dios. A veces los profetas explícitamente estaban en primer plano. Otras
veces Dios habló por otros medios. En cualquier caso, los intérpretes cristianos deben
trazar la conexión a Cristo como profeta cuando sea que aparezca la autoridad de la Palabra
de Dios en los textos del Antiguo Testamento.

Sacerdote

Como nuestro Sacerdote, Jesús nos trae en comunión con Dios. Él se ofreció a Sí
mismo como un perfecto sacrificio en pago por nuestros pecados (Juan 1:29); Romanos
8:1-4; 2 Corintios 5:21; Hebreos 9:28). Nuestros pecados son perdonados (Romanos 6:18);
somos justificados (Romanos 3:24; 5:1; 8:30) y santificados (1 Juan 1:7; 3:6-10) en el
servicio de Dios por el trabajo sacerdotal de Cristo.

Muchas historias del Antiguo Testamento revelan el señorío de Cristo por lo menos
en dos maneras. Primero, muchos textos se refieren explícitamente a los sacerdotes. Por
ejemplo, en 1 Samuel 2:12-17 los hijos de Elí profanaron los rituales de adoración. Dios
condenó su rebelión y proveyó un reemplazo por el bien de Israel (1 Samuel 2:34-36). Los
lectores originales de esta historia aprendieron sobre los sacerdotes y los sacrificios del
Antiguo Testamento. Al aplicar este pasaje a nuestro tiempo, aprendemos de Cristo,
nuestro Sacerdote. En los días de Jesús, Dios rechazó la profanación de la adoración de
Israel, pero Jesús abrió el camino para las bendiciones de Dios a través de su propio
sacrificio e intercesión sacerdotal.

Similarmente, en Crónicas, Abías reprochó al reino del norte el rechazar la orden


sacerdotal en Jerusalén: «¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los
hijos de Aarón y a los levitas, y os habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos
de otras tierras» (2 Crónicas 13:9)? Este pasaje enseñó a la audiencia original su necesidad
de establecer el sacerdocio del Antiguo Testamento en orden apropiado durante la
restauración post-exílica. Sin embargo, los intérpretes cristianos deben ir más allá de este
entendimiento y aplicar el pasaje a Cristo como sacerdote. Él es el Sacerdote divinamente
ordenado en nuestro tiempo. Para responder en obediencia a este pasaje hoy en día,
debemos dirigirnos a Él como nuestro mediador.

Segundo, muchas historias del Antiguo Testamento tocan temas asociados con la
función sacerdotal sin mencionar específicamente a los sacerdotes. Perdón de pecados,
sacrificios, adoración, oración y comunión con Dios toman el primer plano en muchos
367

pasajes. Cuando aparezcan estos motivos, debemos hacer conexiones con el oficio
sacerdotal de Cristo.

Por ejemplo, la historia de Jacob en Bet-el (Génesis 28:10-22) tiene que ver con la
presencia especial de Dios en la vida de Jacob. Jacob responde a su visión de la escalera
hasta el cielo diciendo: «No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo» (v. 17).
También adora y hace un voto de pagar el diezmo. Los lectores originales de Moisés
asociaron esta historia con su adoración en el tabernáculo, pero también aprendemos de
Cristo en este pasaje. Él es nuestro Mediador, nuestra escalera al cielo. Como Jesús mismo
lo dijo: «De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles
de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre» (Juan 1:51).

Las narraciones del Antiguo Testamento revelan el señorío de Cristo a medida que
tocan motivos que anticipan Su oficio sacerdotal. Por medio de su enfoque específico en
tratados generales de adoración, perdón y otras funciones sacerdotales, podemos ver qué
tan central debe ser Cristo en nuestra aplicación de las historias del Antiguo Testamento.

Rey

Nuestro Rey Jesús reina sobre todas las cosas, y llama a Su pueblo a someterse a Su
gobierno (Salmo 2:10-12). Nos defiende y va delante de nosotros a la batalla (Salmo72:4;
Juan 10:28-29; Apocalipsis 19:11-14), para conquistar el mal y asegurar una herencia
eterna para Su pueblo (Juan 14:2-3; Efesios 1:13-14, 18-19ª; Hebreos 2:14; 12:28; 1 Juan
3:8).

El Reino de Cristo está relacionado con las narraciones del Antiguo Testamento en
dos maneras. Primero, Cristo es el cumplimiento del reinado divino. A través de todo el
Antiguo Testamento, sólo Dios es el monarca absoluto en Israel (1 Samuel 12:12; Salmo
24:7-8; 29:10; 44:4, 47:2-8; 48:1-2; 89.18; Daniel 4:34; 6:26). Los reyes humanos
gobernaron como Sus vice-regentes, pero nunca como Sus sustitutos. Como la segunda
persona de la Trinidad, Cristo es la expresión suprema del gobierno divino sobre el pueblo
de Dios.

El primer libro de Samuel 8:5 reporta que Israel pidió «un rey que nos juzgue, como
tienen todas las naciones». Su deseo por la seguridad de un rey humano con poder absoluto
fue un rechazo a Dios como Rey. «No te han desechado a ti, sino a mí me han desechado,
para que no reine sobre ellos», le dijo el Señor a Samuel (1 Samuel 8:7). Este pasaje recordó
a los lectores originales del reinado de Dios sobre Israel. Para los intérpretes cristianos
368

apunta hacia Cristo, el Rey divino. La renunciación de Israel a confiar en Dios como Rey
es un paralelo de nuestro fracaso en confiar en Cristo. Cuando nos dirigimos a otras fuentes
de seguridad y fortaleza, repetimos su fracaso.

Segundo, Cristo es el Rey humano perfecto. Jesús nació como Hijo de David y
cumplió la esperanza de una dinastía davídica permanente (Mateo 1:1; Marcos 11:10;
Lucas 1:32-33). Consecuentemente, los registros del Antiguo Testamento de reyes
humanos en Israel también apuntan hacia el reinado de Cristo.

Por ejemplo, el registro del cronista del reinado de Asa (2 Crónicas 14:1-16:14) se
enfoca en la obediencia y el fracaso del rey. Mientras Asa fue fiel a Dios, experimentó gran
victoria; pero cuando siguió su propio camino, fracasó miserablemente. Estos pasajes
captaron la atención de los lectores originales a los reyes davídicos, pero como intérpretes
cristianos, podemos también ver la conexión con Cristo. Cristo fue completamente fiel en
su llamado real, asegurando una victoria eterna para Su pueblo. En donde todos los otros
reyes fallaron, Él triunfó. Más aun, este reinado de Cristo se anticipa donde sea que las
historias del Antiguo Testamento traten con paz y guerra, victoria y fracaso, castigo y
recompensa. Estos motivos siempre estuvieron muy asociados con el reinado y apuntan
hacia el trabajo de Cristo como Rey. Por ejemplo, cuando Abram venció a sus enemigos y
rescató a Lot (Génesis 14:1-16), la bendición de Dios de victoria fue una demostración de
Su poder real. Los lectores de Moisés ganaron confianza para sus conquistas en Canaán de
esta historia. Como intérpretes cristianos, se nos recuerda de la gran victoria sobre el
pecado y la muerte lograda por nuestro Rey, Jesucristo.

Siempre debemos ver las narraciones del Antiguo Testamento a la luz del señorío
de Cristo. Para lograr este objetivo, podemos comenzar con una simple pregunta. ¿Cómo
se enfoca en las dimensiones profética, sacerdotal y real de la vida del Antiguo Testamento
el pasaje que está ante nosotros? Al tocar los textos estos motivos, nos guían a considerar
los tres oficios de Cristo (ver figura 59).

La teocracia cristiana

Como hemos notado en varias ocasiones en este capítulo, los cambios entre las
épocas en la historia de redención han hecho diferencias entre el vivir fielmente ante Dios
hoy en día y el vivir fielmente ante Dios en los tiempos del Antiguo Testamento. Estas
diferencias resultan del carácter de nuestra teocracia cristiana. Para darnos cuenta de estas
369

variaciones, veremos el ideal teocrático y Cristo, fases de la teocracia cristiana, y los ajustes
a la teocracia cristiana.

Fig. 59: Los tres oficios del señorío de Cristo

Teocracia ideal y Cristo

Un motivo une todas las narraciones del Antiguo Testamento: el ideal de la teocracia
nacional de Israel. La Historia Mosaica trató con su establecimiento; la Historia
Deuteronomística examinó su continuación y declinación; y la Historia Cronística se
enfocó en la restauración de Israel como una teocracia. A pesar de las diferencias obvias,
todas estas tradiciones tuvieron que ver con el gobierno de Dios sobre Israel como unidad
nacional.

Los escritores del Antiguo Testamento concentraron su atención en el Reino de Dios


dentro el Israel nacional. Su concepto de la teocracia estaba muy ligado a las realidades
geográficas y políticas. La tierra de Canaán era el lugar de la herencia; Jerusalén era el
370

hogar del rey elegido por Dios; el templo era el lugar de adoración. De una u otra manera,
los escritores del Antiguo Testamento diseñaron sus libros para instruir a Israel acerca de
este ideal teocrático nacional.

Sin embargo, la visión del Antiguo Testamento de la teocracia no fue limitada a un


enfoque nacionalista. Desde el llamamiento a Abram, se le dio a Israel un llamado mundial:
«Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12:3b). Por todo el Antiguo
Testamento, la esperanza de extender la teocracia a las naciones de la tierra fue aumentando
en intensidad. Después de un tiempo fueron incorporados gentiles a la nación (Josué 6:25;
Rut 4:13-22). David y Salomón anexaron naciones gentiles (2 Samuel 22:48; 1 Reyes 4:21;
2 Crónicas 8:1-8). Salomón oró específicamente por bendición para los gentiles que venían
al templo (1 Reyes 8:4143).

La esperanza de expansión a otras naciones creció a un grado febril en las visiones


proféticas (Isaías 2:2; 11:10; 51:4-5; 65:1). Con creciente revelación en el período del
Antiguo Testamento, vino a ser evidente que esta expansión del Reino a todo el mundo
sería lograda finalmente por la intervención gloriosa del Mesías. El Nuevo Testamento
confirma que estas expectaciones mesiánicas fueron cumplidas en Cristo. Con Su venida,
el ideal teocrático no desapareció, sino fue aumentado y elevándose hasta un plano más
alto. La tierra de Canaán, el trono de Jerusalén, y el templo fueron presagios de un nuevo
mundo introducido por Cristo –pequeños asuntos en comparación con el nuevo estado de
la teocracia que Él introdujo–.

El Nuevo Testamento enseña que la salvación vino por medio de la sangre de Cristo
rociada en el trono de gracia celestial (Hebreos 9:11-14; 10:19; 1 Pedro 1:1-2), no a través
de sacrificios de animales. En lugar de un hijo ordinario de David, el Hijo eterno de David
tomó su lugar en el cielo (Hechos 2:22-36). En lugar de una sola nación, el Nuevo
Testamento habla de la ciudad celestial (Apocalipsis 21:1-4) y del reinado eterno de Cristo
sobre los cielos nuevos y tierra nueva (Isaías 9:6-7).

El ideal teocrático del Antiguo Testamento explota en su mayor expresión en Cristo.


Todos los tipos y sombras desaparecen, y las realidades celestiales los remplazan. La
pequeña y defectuosa teocracia nacional se transforma en una teocracia victoriosa y
universal por medio de la intervención de Cristo.
371

Fases de la teocracia cristiana

Cuando una persona da un simple paso hacia delante, generalmente pensamos en


ello como un simple movimiento. Pero viéndolo un poco más de cerca podemos ver que el
paso de hecho consiste en muchos movimientos. Levantamos nuestro pie del suelo, lo
llevamos por el aire, y lo ponemos de nuevo en el suelo.

De una manera similar, la expansión de la teocracia en Cristo es un solo paso en la


historia de la redención. Aunque nuestra época no es un evento simple y aislado. Como un
paso humano ordinario, consiste de varias fases: la inauguración, la continuación, y la
consumación.

Inauguración. La inauguración de la era escatológica se llevó a cabo en la primera


venida de Cristo. Cuando Cristo apareció, Él comenzó Su trabajo como Profeta,
Sacerdote y Rey. Como nuestro Profeta, Jesús proclamó «el año agradable del Señor»
(Lucas 4:19). Sus enseñanzas y milagros trajeron alivio al pobre, sanidad al ciego, libertad
y restauración a los cautivos (Lucas 4:18). Como Sacerdote, Él vino y «habitó entre
nosotros» (Juan 1:14). Su sufrimiento y muerte pagaron por los pecados de Su pueblo,
otorgando perdón a todo aquel que cree en Él. Como Rey, Jesús nació como Hijo de David;
Su resurrección y ascensión fueron su coronación: el momento en que se sentó en el trono
de David con toda autoridad.

La inauguración de nuestra era también se extendió a la obra del Espíritu Santo entre
los apóstoles. Cuando Cristo ascendió en las alturas, Él otorgó dones del Espíritu Santo a
Su Iglesia (Efesios 4:7-13). Sus apóstoles esperaron en Jerusalén por el fortalecimiento del
Espíritu (Lucas 24:49; Hechos 2:1-4) para que se convirtieran en testigos de Cristo a las
naciones. El Espíritu vino en Pentecostés (Hechos 2:1-11), y los apóstoles propagaron el
Reino a Judea, Samaria y hasta «lo último de la tierra» (Hechos 1:8).

Todos estos incidentes formaron un complejo unificado de eventos que comenzaron


una era teocrática nueva de la que formamos parte. Una metáfora paulina dijo que somos
«miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo» (Efesios 2:19b-20). Así
como un edificio descansa sobre su fundamento, nosotros vemos la obra de Cristo y los
apóstoles como el fundamento de nuestra era.

En su ministerio terrenal, Jesús abrió una entrada entre el Reino de Dios y todas las
instituciones políticas de este orden del mundo, incluyendo al Israel nacional. Jesús enseñó
372

a Sus discípulos: «Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas» (Mateo 6:33). Las ganancias materiales en este mundo deben tomar el
segundo lugar para el avance del Reino de Cristo. Cuando Pilato preguntó a Jesús, Él
respondió simplemente: «Mi reino no es de este mundo» (Juan 18:36). En línea con las
expectativas del Antiguo Testamento, Jesús comenzó una transformación completa de la
teocracia nacional. El liberó al Reino de los amarres geo-políticos del Antiguo Testamento,
en tanto navegaba hacia la teocracia extendida a todas las naciones.

Continuación. El Nuevo Testamento también enseña que el Reino de Dios va a


través de una larga fase de continuación. Los judíos de los días de Jesús esperaban que el
Mesías estableciera un Reino mundial glorioso inmediatamente después de su llegada. Aun
Juan el Bautista asumió que el Mesías traería la salvación y el juicio final simultáneamente
(Mateo 3:10-12; 11:3). Pero Jesús reveló que Dios tenía un plan diferente. El Evangelio de
Mateo reporta que las parábolas de Jesús acerca del Reino enfatizan la naturaleza
progresiva y extendida de nuestra era. Vivimos durante el retoño del trigo y la cizaña
(Mateo 13:24-30, 36-43); la semilla de mostaza está creciendo todavía (Mateo 13:31-32).

Jesús continúa siendo nuestro Profeta, Sacerdote y Rey. Como nuestro Profeta, Él
enseña por medio de la fiel predicación de la Palabra (2 Pedro 3:2). Como nuestro
Sacerdote, Él intercede en nuestro favor ante el trono de gracia. Como nuestro Rey, nos
guía hacia la batalla, nos protege y cubre nuestras necesidades.

Sin embargo, la continuación del Reino ha de describirse como el «ya, pero todavía
no». Vivimos con muchas bendiciones de la era por venir. Tenemos al Espíritu Santo (2
Corintios 1:21-22), renovación interna (2 Corintios 4:16; Colosenses 3:10) y una Iglesia
que se extiende (Colosenses 1:6). Pero el Reino no ha venido en su plenitud. El barco de
la teocracia cristiana ha salido del viejo puerto del nacionalismo judío pero no ha llegado
a su destino final del dominio mundial. Como resultado, los seguidores de Cristo no son
ciudadanos de una teocracia geo-política. Más bien, «nuestra ciudadanía está en los cielos»
(Filipenses 3:20). El pueblo de Dios ahora vive como un remanente teocrático
desilusionado, una subcultura dispersa por todas las naciones de la tierra. Estamos pasando
por este mundo, comprometidos en una guerra espiritual (Efesios 6:12), y mirando hacia
el nuevo mundo que vendrá (1 Pedro 1:7; 2:11). En este tiempo, somos más bendecidos
que en cualquier otro tiempo del pasado; los tipos teocráticos viejos y las sombras han
pasado. Pero nosotros todavía esperamos la consumación de la teocracia en la segunda
venida de Cristo.
373

Consumación. El regreso de Cristo en gloria traerá la consumación de la teocracia


cristiana. Jesús prometió regresar a este mundo (Juan 14:1-4; Hechos 1:11), y los apóstoles
afirmaron esta esperanza (1 Corintios 4:5; 1 Tesalonicenses 1:10; 3:13; Apocalipsis 22:12).
Al regreso de Cristo todo el universo será completamente transformado en el Reino de Dios
(2 Pedro 3:10-12). Esta última fase de nuestra época juega un papel vital en las vidas de
los creyentes hoy en día, al colorear nuestra existencia presente de muchas maneras. El
regreso de Cristo es el alivio y deseo del pueblo de Dios (1 Corintios 1:7; 1 Tesalonicenses
4:15-18; 2 Timoteo 4:8; Filipenses 3:20-21).

Cuando Cristo regrese, veremos a la teocracia cristiana llegando a su fase final. El


pueblo de Dios poseerá toda la tierra cuando Cristo reine sobre cada centímetro de ella.
Como nuestro Profeta, Él nos revelará a Dios. Como nuestro Sacerdote, Él nos dará la
bienvenida a la gloriosa presencia de Dios. Como nuestro Rey, Él derrotará a nuestros
enemigos y nos dará «cielos nuevos y tierra nueva» (2 Pedro 3:13).

Las distinciones entre la inauguración, la continuación y la consumación de la


teocracia cristiana nos presentan tres opciones cada vez que aplicamos las historias del
Antiguo Testamento a nuestros días. Podemos ver la obra pasada, presente o futura de
Cristo en nuestro favor. Podemos preguntarnos: 1. ¿Cómo nos ayuda a discernir este pasaje
de Cristo como Profeta, Sacerdote y Rey en Su primera venida? 2. ¿Cómo se aplica a la
continuación presente de los oficios profético, sacerdotal y real de Cristo? 3. ¿Cómo da luz
este pasaje a la consumación del ministerio profético, sacerdotal y real de Cristo en Su
segunda venida?

Por ejemplo, hemos mencionado que los cristianos deben relacionar la actividad
profética de Moisés con Cristo, pero tres opciones están ante nosotros. Podemos llamar la
atención a las enseñanzas de Cristo en tanto estuvo en la tierra; podemos enfocarnos en la
continuación de Su ministerio por medio de la predicación y la enseñanza de la Palabra; y
podemos apuntar hacia la revelación de Dios en la segunda venida. Las implicaciones de
un texto dado para las audiencias modernas incluyen todas las fases de la obra profética de
Cristo.

De manera similar, hemos sugerido que el quitar a los hijos de Elí del servicio como
sacerdotes en 1 Samuel 2:12-36 anticipa la perfección del sacrificio y adoración en Cristo.
Esta historia nos recuerda de las maravillas del sacrificio perfecto de Cristo en la cruz;
llama nuestra atención a Su continua intercesión ante el trono de la gracia; y nos guarda
374

siempre con la esperanza del perdón y la comunión con Dios que Cristo nos dará en la
segunda venida.

Podemos manejar pasajes que se enfocan en el Reino de una manera similar. Como
hemos sugerido, el registro del cronista acerca del reinado de Asa (2 Crónicas 14:116:14)
se aplica a la victoria y seguridad provistas por Cristo el Rey. Para aplicar este texto a la
teocracia cristiana, debemos recordar el establecimiento del Reino en la primera venida de
Cristo. Nos dirigimos hacia el poder de Cristo expuesto para nosotros día tras día a medida
que Su Reino continua, y se nos recuerda de la gloria de Su victoria cuando el Reino
encuentre una expresión universal en la segunda venida.

Los pasajes que hablan del reinado pueden aplicarse a todas las fases de nuestra era.
En tanto evaluamos las necesidades de los creyentes modernos, podemos enfatizar una
dimensión de aplicación moderna más que otra. Sin embargo, cada historia del Antiguo
Testamento nos dirige a considerar cómo Cristo es nuestro Profeta, Sacerdote y Rey en la
inauguración, continuación y consumación de la teocracia cristiana (ver figura 60).

Fig. 60: Aplicación de la teocracia cristiana.


375

Ajustes a la teocracia cristiana

La ideología de los escritores del Antiguo Testamento debe ajustarse a la luz de los
cambios en la teocracia cristiana. Estas modificaciones pueden ser complejas. Será de
ayuda comentar brevemente acerca de los tipos de reordenaciones que deben hacerse con
el fin de hacer aplicaciones a partir de historias específicas del Antiguo Testamento.

La Historia Mosaica. La Historia Mosaica originalmente se enfoca en la formación


de Israel como una teocracia nacional. Moisés escribió Génesis para guiar la salida de Israel
de Egipto a la conquista de Canaán; Éxodo legitimó el orden social y cúltico para la nueva
nación; Números exhortó a la nación a estar moral y ritualmente preparada para derrotar a
los cananeos de la tierra; Deuteronomio hizo un llamado a la gente para reafirmar el pacto
mosaico en tanto entraban a la tierra prometida. Estos libros instruyeron al pueblo acerca
de las dimensiones vitales para establecer la nación teocrática de Israel.

¿Cómo se aplican estos libros a la gente que vive en la teocracia cristiana? Cuando
ajustamos las perspectivas de los textos del Pentateuco a la forma del Reino de Dios en
nuestra era, encontramos un sinfín de implicaciones para un vivir responsable en Cristo.
No estamos siguiendo a Moisés por el desierto hasta Canaán, pero Génesis nos enseña
cómo Cristo nos sacó de la esclavitud del pecado y la muerte. Nos explica la necesidad de
seguirle en nuestras vidas diarias, yendo lejos del pecado y hacia nuestro destino final.
Génesis también nos anima a continuar confiando en que Cristo nos traerá un día a la tierra
prometida de un cielo nuevo y una tierra nueva.

Éxodo exhortó al pueblo a someterse al orden social y cúltico de Moisés. Una vez
más, ya no estamos atados a los tipos y sombras de la era de Moisés, pero Éxodo nos
instruye a reconocer la autoridad de Cristo como el que aplica la ley de Moisés a Su Reino.

Números hizo un llamado a la segunda generación de Israel a seguir a Dios en la


conquista como Su ejército santo. Nos enseña a «no codiciar cosas malas, como ellos
codiciaron» (1 Corintios 10:6). Debemos dedicarnos a la santidad como aquellos que
luchan contra «principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo» (Efesios 6:12). Nuestra única esperanza de obtener la victoria en las guerras
espirituales que tenemos por delante está en la devoción a Cristo.

Deuteronomio llamó a la nación a un pacto de avivamiento en la tierra de Canaán.


Como creyentes del siglo XX, no cedemos a los nacionalismos o a las sombras de la ley
de Moisés. Aun así, Deuteronomio nos desafía a recordar que Cristo cumplió los requisitos
376

del pacto y nos llama a una fidelidad diaria como pueblo de Dios. Finalmente, esperamos
el cumplimiento de las promesas del pacto de paz y prosperidad por toda la tierra al regreso
de Cristo.

La Historia Deuteronomística. La Historia Deuteronomística instruyó al pueblo


de Dios acerca de la continuación y declinación de la nación teocrática. El libro de Josué
enseñó a la nación a tener éxito en la guerra santa, a dividir la tierra en respeto mutuo y a
renovar la obediencia al pacto. Jueces defendió la necesidad de un rey al señalar lo que
faltaba por conquistar, los ciclos de jueces buenos y malos, y la insuficiencia de los levitas.
Samuel declaró la esperanza de Israel en la línea davídica a pesar de los fracasos de David.
Los Reyes demostraron la justicia del exilio y ofrecieron la esperanza de regresar a la tierra
después que se diera el arrepentimiento. Así como Israel aprendió acerca de la teocracia
nacional del Antiguo Testamento en estos libros, nosotros podemos encontrar muchas
implicaciones para la vida en la teocracia cristiana. Josué nos instruye a ver nuestras
responsabilidades como pueblo que ha sido comprado por la muerte y resurrección de
Cristo. Debemos continuar en guerra espiritual, en cooperación con otros que compartan
la herencia, y en renovación del pacto. Esperamos el día en que nuestra conquista sea
completada por la segunda venida de Cristo.

Jueces nos enseña sobre nuestra necesidad de Cristo, nuestro Rey; sin Él nuestra
conquista fracasaría. Otros líderes, en el mejor de los casos, pueden proporcionar sólo
alivio temporal. Con Cristo, nuestro Rey, estamos seguros de victoria y bendición.

Samuel nos enseña a afirmar nuestro compromiso con el Rey Jesús, el Hijo de
David, a pesar de los problemas que hostigan a su Reino. Cristo fue sin falta, pero Su Reino
experimenta dificultades. Aun así, sabemos que las promesas de Dios descansan en Él. El
libro de Reyes nos recuerda no tomar los logros de Cristo como licencia para pecar; Dios
castiga a sus hijos cuando se descarrían. Así como el escritor de Reyes proporcionó una
esperanza de restauración, nosotros también podemos ser restaurados por medio del
arrepentimiento y la fe.

La Historia Cronística. La Historia Cronística se enfoca en la restauración de la


teocracia nacional después del exilio. Crónicas enfatiza la necesidad de tener en orden
apropiado al pueblo de Dios, al templo y a la familia real para recibir la bendición de Dios.
Esdras-Nehemías se enfocaron en los requisitos de Dios de un vivir santo y devoto al
programa de restauración del Reino.
377

Cuando vemos estos libros como cristianos, encontramos que hablan poderosamente
a nuestras responsabilidades en la teocracia cristiana. Nosotros somos el remanente del
pueblo de Dios. Así como el cronista hizo un llamado al pueblo para regresar a los ideales
de la teocracia nacional, se nos exhorta a renovar nuestro compromiso con los ideales del
Reino de Cristo. La unidad del pueblo de Dios, la centralidad de Cristo como Rey, y la
importancia de una adoración apropiada son esenciales para recibir la bendición de Dios
en nuestros días. Como Esdras-Nehemías se enfocaron en la importancia de la santidad y
los esfuerzos prácticos para restaurar el Reino, podemos ver la importancia vital de la
separación de lo pecaminoso del mundo y la devoción a la construcción del Reino de
Cristo.

Otros libros. Los libros narrativos que quedan también hablan una palabra
relevante a nuestros deberes teocráticos. El libro de Rut apoya la legitimidad de la línea de
David a pesar de la presencia de una moabita en sus ancestros; como cristianos seguimos
a Cristo, cuyo derecho de reinar constantemente es desafiado. El libro de Ester enseñó al
pueblo de Israel cómo servir a Dios fielmente en tierra extraña; debemos aprender a servir
a Dios en un mundo pecaminoso. El libro de Josué puso en sus lectores originales la
importancia de llevar la Palabra de Dios a otras naciones. Hoy en día, los cristianos están
comisionados a llevar la Palabra de Cristo por todo el mundo también.

Estos comentarios apenas tocan la importancia de estos pasajes de la Escritura para


nuestra época. Aun así, apuntan en dirección a los ajustes que debemos hacer al aplicar el
significado original de estos libros a nuestra era presente. Las narraciones del Antiguo
Testamento son autoritativas para nuestra época, pero debemos responder a ellas como el
pueblo de Dios que vive entre la primera y segunda venida de Cristo. Dejando los ideales
nacionalistas de Israel atrás, viajamos por este mundo caído, esperando el regreso de Cristo
y la completa realización de la teocracia mundial en Él.

Conclusión

En este capítulo hemos bosquejado varios aspectos vitales al aplicar las historias del
Antiguo Testamento a nuestra época. La historia de la redención consiste de muchas
épocas, pero la venida de Cristo trajo el giro más significativo en la religión bíblica. Como
resultado, Cristo es el punto focal hermenéutico de todos los intentos de traer estos pasajes
a nuestra era. Debemos ver las narraciones del Antiguo Testamento a la luz de Sus oficios
profético, sacerdotal y real. Como pueblo de Dios viviendo entre la primera y la segunda
venida de Cristo, debemos también tener en cuenta las diferencias entre la teocracia del
378

Antiguo Testamento y el estado presente de la subcultura de la teocracia cristiana. Con


estas consideraciones a gran escala en mente, podremos movernos hacia aplicaciones más
efectivas de las historias del Antiguo Testamento para nuestra época.

Preguntas de repaso

1. Describa las divisiones y la unidad de la historia de la redención como ha sido


comentada en este capítulo. ¿Cómo han ido a los extremos los evangélicos con
relación a estos asuntos? ¿Qué es un punto de vista orgánico de la historia de la
redención?
2. ¿Cuáles son los oficios teocráticos de Cristo? ¿Cómo podemos hacer centrales los
tres oficios de Cristo en la aplicación moderna de las narraciones del Antiguo
Testamento?
3. ¿Cómo se expande el ideal teocrático del Antiguo Testamento en Cristo? ¿Cuáles
son las fases de la teocracia cristiana?

Ejercicios de estudio

1. Haga una lista de diez temas principales que aparecen en las historias del Antiguo
Testamento. Reflexione en cómo fue modificado cada tema al progresar la historia
de la redención en el Antiguo Testamento y en Cristo.
2. Examine 2 Crónicas 12:1-12. Enliste tres implicaciones originales de esta historia.
Haga conexiones de cada implicación con los oficios de Cristo en las tres fases de
la teocracia cristiana.
3. Examine Génesis 11:1-9. Repita los pasos del ejercicio 2.
379

CAPÍTULO QUINCE
DE CULTURA A CULTURA

Yo crecí en una ciudad pequeña y tuve poco contacto con personas de otras partes
del mundo. Había aprendido en la escuela que otras culturas eran diferentes a la mía, pero
todos los que conocía eran como yo. Compartíamos las mismas costumbres y perseguíamos
los mismos sueños. Sin embargo, cuando me mudé a una gran ciudad, aprendí rápidamente
que las personas de otras culturas pueden ser muy diferentes. Los diversos antecedentes
culturales dan a las personas diferentes perspectivas y direcciones en la vida.

La cultura puede definirse como «el sistema integrado de patrones aprendidos de


comportamiento, ideas y productos, característicos de una sociedad». Como sugiere esta
definición, la cultura influye en todas las facetas de la existencia humana. Las ideas,
costumbres y expectativas de la vida toman forma en nuestro contexto social. Nadie escapa
a su poder.

Incluso los escritores del Antiguo Testamento reflejan el entorno social de su época.
La inspiración del Espíritu Santo los mantuvo alejados del error, pero las perspectivas de
los autores surgieron de su mundo. No pensaban como personas modernas, sino que
miraban la vida en gran medida en términos de la antigua cultura del Cercano Oriente.

Por esta razón, las historias del Antiguo Testamento reflejan perspectivas culturales
y tradiciones que son diferentes de las nuestras en muchos sentidos. Estas diferencias
desafían a todo intérprete serio. ¿Qué podemos hacer para superar la brecha cultural?
¿Cómo podemos aplicar estas historias antiguas a la vida moderna?

Muchos temas surgen a medida que lidiamos con estos asuntos. Tocaremos tres: la
evaluación de las variaciones culturales, la cultura en el Antiguo y Nuevo Testamentos, y
la aplicación a la cultura moderna. ¿Cómo debemos evaluar las diferencias entre una
cultura y otra? ¿Qué efecto debe tener la venida de Cristo en nuestra visión de la cultura?
¿Qué ajustes culturales debemos hacer cuando aplicamos las narraciones del Antiguo
Testamento al mundo moderno?
380

Evaluar las variaciones culturales


Una vez conocí a un hombre que nunca mostró ternura a su familia. Siempre fue
distante y frío con su esposa e hijos. «Es su trasfondo», explicó mi amigo. «Ésa es la forma
en que los hombres actúan en su país». Pero todavía estaba consternado. «Puede ser su
costumbre», respondí. «¿Pero es correcto?»

Esta conversación refleja una tensión que muchos de nosotros experimentamos de


vez en cuando. Queremos respetar a las personas de otras partes del mundo. Tratamos de
no imponerles nuestras expectativas culturales. Pero todavía creemos que algunas cosas
están bien o mal sin importar dónde viva una persona.

Cuando aplicamos las narraciones del Antiguo Testamento a la vida moderna, tanto
la Biblia como la experiencia contemporánea nos confrontan con una amplia gama de
ideales culturales. ¿Hay alguna manera de juzgar entre estas normas? ¿Cómo debemos
evaluar las costumbres de los días del Antiguo Testamento? ¿Cómo podemos distinguir
entre lo bueno y lo malo en las culturas modernas?

Para responder a estas preguntas desde una perspectiva bíblica, debemos reconocer
que las culturas provienen de dos fuentes principales: la religión y la naturaleza. A medida
que comprendamos estas influencias, descubriremos pautas vitales para evaluar las
variaciones culturales.

Religión y cultura

La religión es una influencia primordial en todas las sociedades. En muchos


aspectos, la cultura y la religión son inseparables:

A lo largo de la historia humana, la religión y la cultura han estado íntimamente


conectadas. Nunca ha habido una gran religión que no haya encontrado su expresión en
una gran cultura. Nunca ha habido una gran cultura que no tenga raíces profundas en la
religión.

Las interacciones sociales dan cuerpo a nuestras lealtades básicas y compromisos


de fe. Lo que creemos acerca de Dios y nuestra relación con Él establece los valores que
dan forma a nuestras sociedades. Las estructuras fundamentales de todas las culturas
provienen de las creencias religiosas.
381

La poderosa influencia de la religión organizada ha sido evidente a lo largo de la


historia. Las sociedades del pasado se basaban explícitamente en ideales religiosos. Los
babilonios y los egipcios estructuraron conscientemente sus sociedades según el orden
que sus dioses habían establecido. El feudalismo en la Europa medieval se inspiró
significativamente en la mezcla de creencias cristianas y paganas tan prominentes en ese
momento. En la civilización occidental contemporánea enterramos nuestra herencia
judeocristiana bajo la retórica de la neutralidad religiosa. Pero muchos de nuestros valores
sociales básicos (justicia, honor, igualdad y similares) encuentran sus raíces en esta
tradición religiosa.

En un grado u otro, las creencias religiosas han determinado los patrones y


expectativas de todas las culturas. Pero las culturas no simplemente crecen a partir de los
sistemas de creencias que la gente respalda conscientemente. Las raíces de nuestros
estilos de vida se extienden más allá de la religión organizada a la responsabilidad
ineludible de todas las naciones ante el verdadero Dios del cielo y la tierra.

Pablo señala en esta dirección en Romanos 1:18-32. Él argumenta que a lo largo de


la historia todas las personas han conocido el «poder eterno y la naturaleza divina» de
Dios. Esta revelación general ha sido «entendida a partir de lo que ha sido hecho». Sin
embargo, a medida que las sociedades se desarrollaron, se rebelaron contra este
conocimiento de Dios. Las naciones «no lo glorificaron como Dios ni le dieron gracias».
Así que Dios abandonó a los pueblos del mundo a «los deseos pecaminosos de sus
corazones».

Pero la perspectiva de Pablo no es del todo negativa. Aunque el pecado impregna


nuestra existencia, los seres humanos no han podido erradicar su conocimiento de Dios.
Las naciones no son consistentes en su rebelión contra Él y siguen las normas obtenidas
a través de la revelación general: «Los gentiles, que no tienen la ley, hacen por naturaleza
las cosas requeridas por la ley (...) Muestran que los requisitos de la ley están escritos en
los corazones, sus conciencias también dan testimonio, y sus pensamientos no los acusan,
ahora incluso los defienden» (Romanos 2:14-15).

Nadie puede escapar a los efectos de la revelación general, por lo que muchas
dimensiones de nuestras sociedades cumplen al menos externamente con la voluntad de
Dios. De diferentes maneras, las naciones exhiben tanto rebelión contra Dios como
cumplimiento de Su orden.
382

Pablo se opone a las perspectivas populares sobre la cultura actual. Vivimos en una
época de relativismo cultural, donde no hay un estándar universal para todas las personas.
Consideramos que todas las normas sociales son igualmente legítimas.

En comparación, Pablo era un absolutista cultural. El apóstol insistió en que todas


las naciones están obligadas a honrar a Dios y que las prácticas de cada sociedad en cada
época están sujetas a evaluación por el estándar de la revelación de Dios. La perspectiva
de Pablo nos alerta sobre una guía esencial para explorar las variaciones entre las
naciones. En pocas palabras, debemos evaluar todas las prácticas culturales según el
estándar de la revelación de Dios. La santa voluntad de Dios está por encima de la cultura
en las historias del Antiguo Testamento y de las culturas contemporáneas.

La cultura en las historias del Antiguo Testamento. Los reflejos de la cultura en


las historias del Antiguo Testamento están sujetos a la revelación divina. Los pasajes del
Antiguo Testamento describen fielmente muchas prácticas comunes del antiguo Cercano
Oriente. Estos patrones de vida se conformaban a la voluntad de Dios o la transgredían.
Por esta razón, nunca debemos confundir las costumbres en el Antiguo Testamento como
indicaciones de la voluntad de Dios, sino que siempre debemos preguntarnos si contaron
con la aprobación divina.

Los escritores del Antiguo Testamento aprobaron muchas prácticas culturales. Por
ejemplo, en 1 Crónicas 18:15-17, el cronista informó que David estableció una burocracia
política muy similar a otras naciones de su época: «Joab (...) era general del ejército, y
Josafat (...), canciller. Sadoc (…) y Abimelec (…) eran sacerdotes, y Savsa, secretario. Y
Benaía (…) estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes
cerca del rey». Hasta donde sabemos, Dios no mandó específicamente a David que
siguiera esta forma de gobierno; David ejerció su propio juicio y adoptó una práctica de
su tiempo para el reino de Israel. ¿Cómo debemos evaluar la política del rey? ¿Era
correcto? En este caso, el cronista aprobó explícitamente las acciones de David al decir
que beneficiaban a Israel (l Crónicas 18:14). David cumplió con su responsabilidad como
rey de Israel, por lo que seguir esta norma cultural resultó ser una elección positiva.

Al mismo tiempo, sin embargo, muchas costumbres que aparecen en el Antiguo


Testamento no se ajustaban a la voluntad de Dios. Por ejemplo, cuando Abram engendró
un hijo a través de Agar, siguió una norma social común. Pero como Pablo nos dice: «El
hijo de la esclava nació según la carne, y el hijo de la mujer libre por medio de la promesa»
(Gálatas 4:23, NASB). Al adoptar esta antigua práctica, Abram se había vuelto de la
383

promesa de Dios a sus propios esfuerzos carnales y había violado la revelación de Dios.
Las acciones de Abram fueron erróneas, a pesar del hecho de que eran culturalmente
aceptables.

Las historias del Antiguo Testamento reportan muchas dimensiones culturales de la


época de Israel, algunas que se ajustaban a la voluntad de Dios y otras que la trasgredían.
Algunos asuntos son más difíciles de evaluar que otros, pero siempre debemos tratar de
juzgar cada costumbre reportada en los textos del Antiguo Testamento por el estándar de
la revelación divina.

Culturas contemporáneas. Al aplicar las historias del Antiguo Testamento a


nuestros días, también debemos evaluar las culturas contemporáneas. Las prácticas del
mundo moderno también están bajo el gobierno de la revelación.

Evaluar la sociedad contemporánea tiene dos lados. Por un lado, las prácticas que
son contrarias a la revelación de Dios deben ser vistas negativamente, como rebelión
contra Dios. Las políticas opresivas, la perversión sexual, el robo: todo esto está mal sin
importar cuáles sean los estándares de una sociedad. Para aplicar las narraciones del
Antiguo Testamento a la vida moderna, debemos reconocer estas prácticas por lo que son
a los ojos de Dios.

Por otro lado, cuando las sociedades modernas están de acuerdo con la revelación
de Dios, debemos evaluarlas positivamente. A los evangélicos a menudo les resulta más
fácil ser más negativos que positivos sobre la cultura contemporánea. Vemos rebelión
contra Dios a nuestro alrededor y tendemos a pasar por alto los valores culturales
positivos, como las leyes que restringen el mal y los patrones sociales que promueven la
justicia y la misericordia. Debemos apoyar las prácticas que traen honor a Dios. Cuando
evaluamos la cultura moderna, siempre debemos buscar tanto lo que está bien como lo
que está mal.

La evaluación de la cultura debe comenzar por reconocer el carácter religioso de la


existencia humana. La revelación general ha obligado a todas las personas a responder
obedientemente a Dios. Las prácticas de las personas en tiempos antiguos y modernos
exhiben respuestas positivas y negativas a la revelación de Dios. Al aplicar las
narraciones del Antiguo Testamento a la vida contemporánea, debemos evaluar la cultura
según el estándar de la Palabra de Dios.
384

Naturaleza y Cultura
Evaluar la cultura requiere una perspectiva equilibrada. Aunque la religión juega un
papel importante en la formación del carácter de las naciones, no es el único factor a
considerar. Las variaciones en la naturaleza también dan forma a la vida humana. Las
culturas son el resultado de una interacción de valores religiosos y diversidades naturales.
Mi esposa y yo una vez vivimos en un apartamento encima de un artista. Su trabajo
fue notable en muchos sentidos, pero me impresionó más su amor por la diversidad.
Trabajaba bien muchas de formas de arte: tejido, costura, dibujo, pintura y cerámica.
Recuerdo que un día comenté: «Creo que ella puede hacer arte con cualquier cosa».
Cuando examinamos el mundo que Dios ha hecho, se hace evidente que Él también
ama la diversidad. Él no creó un orden social monolítico para Su imagen. Por el contrario,
Dios estableció innumerables diversidades naturales que generan muchas diferencias entre
nosotros. Como dijo Pablo: «Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para
que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los
límites de su habitación» (Hechos 17:26).
Los antropólogos culturales han señalado muchas causas naturales detrás de las
diversidades culturales, tres de las cuales parecen especialmente influyentes. El entorno
físico juega un papel importante en la cultura. Los patrones climáticos, la geografía y los
recursos naturales dan forma a las dimensiones vitales de la vida humana.
Los grupos que se asientan cerca del mar desarrollan medios de subsistencia
diferentes a los de sus contrapartes en el desierto; las personas que viven entre las montañas
inventan modos de transporte diferentes a los de las llanuras. Muchos patrones culturales
crecen a partir de las circunstancias físicas en las que viven las personas.
Además, Dios ha dotado a los seres humanos de diversos dones y habilidades
naturales. La observación ordinaria nos dice que tanto los individuos como los grupos de
personas tienden a tener diferentes fortalezas. Algunos poseen habilidades artísticas
agudas; otros están dotados de habilidades técnicas. Algunos son muy pragmáticos; otros
son más reflexivos y filosóficos. A medida que estos diversos tipos de personas dominan
una sociedad, conducen sus culturas en diferentes direcciones.
Finalmente, la diversidad cultural resulta del paso del tiempo. Los cambios
históricos causan muchas diferencias entre nosotros. A medida que las generaciones se
basan en el pasado y enfrentan los desafíos de su mundo cambiante, sus patrones culturales
cambian una y otra vez. Los cambios temporales también crean muchas diversidades.
385

La influencia de la naturaleza plantea una segunda pauta para evaluar la cultura.


Dado que Dios no tenía la intención de que todas las sociedades fueran exactamente
iguales, debemos reconocer las diferencias legítimas entre las culturas. Las diversidades
naturales entre las personas demuestran que muchas prácticas culturales no son
inherentemente correctas o incorrectas. En sí mismos, estos patrones sociales no tienen
valor moral. Por ejemplo, no es necesariamente mejor montar a caballo en vez de
camellos, usar sandalias en lugar de zapatos o comer con un tenedor en lugar de los dedos.
Estas facetas de la vida resultan en gran parte de las diversidades naturales que Dios ha
ordenado.

Sin embargo, las diferencias naturales no están más allá de toda evaluación. Por el
contrario, todavía debemos evaluar estos asuntos de acuerdo con los principios generales
de las Escrituras. ¿Viola dicha práctica las amplias directrices morales que se encuentran
en la Biblia? ¿La costumbre pasa la prueba de los mandamientos de Dios? Las
motivaciones y los resultados de todos los patrones culturales se mantienen o caen a la
luz de las normas morales divina.

La influencia de la naturaleza en la cultura nos ayuda a aclarar nuestra tarea al aplicar


las historias del Antiguo Testamento. Las variaciones naturales nos advierten que
debemos respetar las diversas prácticas en la cultura del Antiguo Testamento y las
culturas modernas.

La cultura del Antiguo Testamento. Muchas características en la cultura del


Antiguo Testamento resultaron de diversidades naturales. Los creyentes del Antiguo
Testamento a menudo respondían a Dios de maneras que eran habituales para su época.
En consecuencia, sus prácticas nunca tuvieron la intención de ser normativas para todos
los creyentes.

Por ejemplo, Abraham viajó al monte Moriah en un burro (Génesis 22:3); David
cuidaba ovejas (l Samuel 17:15). Sin duda, estas acciones eran elecciones morales para
estos hombres. Abraham estaba respondiendo al llamado de Dios a sacrificar a Isaac;
David estaba sirviendo como un hijo obediente. Estas acciones eran prácticas culturales
apropiadas para cumplir con las responsabilidades divinamente ordenadas. Todos los
creyentes deben obedecer los principios bíblicos de fidelidad y servicio como lo hicieron
estos hombres. Pero no tenemos que viajar en burro ni convertirnos en pastores. Estas
expresiones de obediencia del Antiguo Testamento resultaron del apego a las creencias
religiosas en el contexto de las diversidades culturales naturales.
386

Culturas modernas. De la misma manera, existen diferencias legítimas entre las


culturas modernas. Todos los creyentes deben seguir los principios de las Escrituras, pero
la expresión de la obediencia diferirá en dependencia de la época y el lugar. Permitir
variaciones culturales modernas puede ser difícil. Nuestras ideas preconcebidas sobre el
comportamiento apropiado a menudo oscurecen la necesidad de diversas aplicaciones.
Asumimos que un texto debe ser utilizado en todos los entornos culturales, tal como lo
hemos aplicado en el nuestro. Como ha dicho Conn:

Nuestros valores occidentales nos han llevado a esperar tanto una única respuesta
correcta a cada pregunta como la superioridad de las respuestas desarrolladas por los
académicos occidentales a las respuestas desarrolladas por los miembros de cualquier
otra cultura.

Por ejemplo, el cronista insistió en la música adecuada en la adoración de la


comunidad post-exílica (ver 1 Crónicas 6:31-47; 15:19-22, 28, 16:4-36; 2 Crónicas 7:6).
La mayoría de nosotros nos damos cuenta de que no tenemos que adoptar la antigua
instrumentación y el ritmo del Cercano Oriente para aplicar la enseñanza del cronista.
Nos centramos en el principio, no en las acciones específicas. Sin embargo, los líderes de
la iglesia a menudo creen que sólo los estilos tradicionales de música complacen a Dios.
Tocamos órganos y pianos; cantamos himnos tradicionales. Pero descartamos otras
formas musicales (folk, jazz, reggae) debido a nuestras inclinaciones culturales.
Asumimos que no son del agrado de Dios porque no nos agradan a nosotros. La
intolerancia cultural de este tipo aparece en todo nuestro alrededor.

Las mismas normas morales pueden ser cumplidas en diferentes circunstancias por
medios diferentes pero igualmente legítimos. El lenguaje es un don que debe usarse de
acuerdo a la voluntad de Dios, pero esto no significa que todos debamos hablar el mismo
idioma. Los gobiernos deben ejercer el poder de la espada contra el mal, pero los medios
precisos para lograr este fin variarán. En diferentes tiempos y lugares, las normas de la
revelación divina requieren diferentes expresiones de obediencia.

En resumen, las culturas se desarrollan a partir de la religión y la naturaleza. El


carácter religioso de la vida nos obliga a evaluar la calidad moral de todas las prácticas
en el Antiguo Testamento y en nuestros días según la Palabra de Dios. Pero las
diversidades naturales entre culturas nos enseñan a reconocer variedades legítimas tanto
en el Antiguo Testamento como en el mundo moderno. A medida que tengamos en cuenta
387

estos principios, estaremos mejor equipados para evaluar las variaciones culturales (véase
la figura 61).

Fig. 61: Evaluando las variaciones culturales

La cultura en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento

Cuando comparamos las historias del Antiguo Testamento con la cultura moderna,
rápidamente nos damos cuenta de que estamos tratando con algo más que desarrollos
históricos ordinarios. Los cambios histórico-redentores que tuvieron lugar en la primera
venida de Cristo han causado diferencias dramáticas entre nosotros y el Antiguo
Testamento. Para explorar estos cambios, examinaremos la cultura tanto en el Antiguo
Testamento como en el Nuevo Testamento.

La cultura en el Antiguo Testamento

Recuerdo que una joven se me a acercaba después de una conferencia. «No me


gustaría vivir en los días del Antiguo Testamento», dijo. «La gente en ese entonces tenían
tantas reglas que apenas podían respirar». Así es como la mayoría de los evangélicos
perciben el Antiguo Testamento, como un período de legalismo y confinamiento. ¿Es
precisa esta impresión? ¿Cómo era realmente la cultura del Antiguo Testamento?
388

Una lectura superficial de las historias del Antiguo Testamento revela que la ley
mosaica regulaba toda la sociedad israelita. Nuestras distinciones entre las esferas secular
y religiosa de la vida eran inconcebibles para los escritores del Antiguo Testamento. De
una manera u otra, la ley de Moisés gobernaba cada faceta de la teocracia nacional: la
adoración, los arreglos políticos y legales, y los asuntos interpersonales. Ningún área de
la vida fue impasible ante los preceptos de la revelación.

Sin embargo, la ley del Antiguo Testamento no regulaba estrictamente todas las
facetas de la vida. Dios abordó algunos aspectos de la cultura de Israel más
específicamente que otros. Por una parte, Él permitió que Israel siguiera las costumbres
antiguas siempre y cuando no violaran los principios de Su revelación; pero por otra parte,
ordenó regulaciones específicas para gobernar algunos aspectos de la vida cultural de
Israel. Cada dimensión de la teocracia nacional cayó en algún lugar dentro de este rango.
Ayudará el examinar ambos extremos del espectro: la flexibilidad cultural y la legislación
cultural.

Flexibilidad cultural. Los antiguos israelitas experimentaron muchas áreas de


flexibilidad cultural. Podían cumplir con sus responsabilidades ante Dios a través de
diversos medios. Los principios morales de los mandamientos bíblicos establecen
parámetros, pero dentro de esos límites, el pueblo de Dios experimenta una gran libertad.

Como resultado, muchos aspectos de la teocracia del Antiguo Testamento eran muy
similares a otras antiguas culturas del Cercano Oriente. Las habilidades tecnológicas de
Israel, las formas de arte, las prácticas domésticas y similares se desarrollaron a partir del
contexto histórico en el que vivía Israel. Los escritores del Antiguo Testamento trataron
estos patrones como diversidades naturales legítimas. No prescribieron instrucciones
específicas sobre asuntos como la etiqueta al comer, el color de la ropa, las formas de
entretenimiento o los modos de transportación.

La libertad cultural de Israel es el resultado de una serie de factores. Primero,


muchos de los mandamientos de Dios eran prohibiciones negativas que permitían una
gran diversidad. «No matarás», «No cometerás adulterio», «No robarás» (Éxodo 20:13-
15), le dijeron al pueblo de Dios lo que no debían hacer, pero estos mandamientos no
especificaron de manera positiva lo que los israelitas debían hacer en cada circunstancia.

En segundo lugar, muchas directivas positivas en el Antiguo Testamento eran


principios generales. Por ejemplo, «Acuérdate del día de reposo para santificarlo» (Éxodo
389

20:8) afirmó la necesidad de una observancia fiel del sábado. Algunos temas específicos
fueron abordados en otras leyes e historias. Pero estos decretos no aclararon muchos de
los detalles de la observancia del sábado. Muchas facetas de la observancia del sábado
seguían siendo asuntos de conciencia.

Tercero, había muy pocas leyes específicas en el Antiguo Testamento. Si bien las
listas pueden parecer largas desde una perspectiva moderna, abordaban sólo unas pocas
áreas de la vida cotidiana. No se ocupaban de enormes porciones de la cultura del Antiguo
Testamento.

Por estas razones, podemos concluir que en muchas facetas de la vida Dios permitió
la flexibilidad cultural. La nación siempre estuvo limitada por los mandamientos de Dios.
pero muchas prácticas particulares no fueron legisladas.

Legislación cultural. Si bien Dios no legisló todo en la teocracia del Antiguo


Testamento, sí le dio a Israel una amplia legislación cultural. Dios no permitió que su
pueblo persiguiera cualquier modelo de vida que desearan. Prescribió muchas
orientaciones que regían las prácticas diarias. Por ejemplo, a los creyentes del Antiguo
Testamento se les prohibió específicamente que sus animales o siervos trabajaran en el
día de reposo (Éxodo 23:12). La ley también regulaba las dimensiones del divorcio
(Deuteronomio 24:1-4), los aspectos del servicio militar (Deuteronomio 20:1-9), los
castigos por crímenes específicos (Levítico 20:1-27), y el consumo de comidas
particulares (Deuteronomio 14:1-21).

¿Por qué Dios reguló la sociedad de Israel con tanto detalle? ¿Ató a su pueblo en
una camisa de fuerza cultural? La respuesta a estas preguntas está en las palabras a
Moisés: «Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila,
y os he traído a mí mismo. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardares mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro; porque mía es toda la tierra» (Éxodo 19:4-5).

Puesto de manera sencilla: la ley teocrática del Antiguo Testamento fue diseñada
para glorificar a Dios y para beneficiar a Israel. Separó la teocracia de las demás naciones
e hizo de Israel el «especial tesoro» de Dios (sglh). La ley de Moisés enseñó a Israel cómo
agradar y honrar a Dios. Además, protegió a Israel del poder destructivo del pecado y
señaló el camino hacia una vida fructífera (Josué 1:7-8). A través del tiempo, el pecado
convirtió a la ley en una carga pesada (Romanos 7:7-11), pero el propósito de Dios al dar
la ley era bendecir a Su pueblo. Como Moisés predijo:
390

Mirad, yo os he enseñado estatus y decretos, como Jehová mi Dios me mandó (…)


Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán:
Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta (Deuteronomio 45:5,6).

La ley israelita no era completamente diferente de las leyes y costumbres de otras


naciones. La investigación arqueológica ha mostrado muchas similitudes entre Israel y
las prácticas de otras naciones. Pero Dios les dio a estas prácticas comunes un significado
especial para Su pueblo. Por ejemplo, muchas naciones practicaban la circuncisión,
observaban rituales de pacto similares a los de la ley del Antiguo Testamento, y habían
construido templos como el de Salomón. Pero en el Antiguo Testamento estas normas
fueron reinterpretadas por la revelación de Yahvé. Las creencias asociadas con la
circuncisión, el templo, los rituales del pacto y otras similares distinguen a Israel de otras
sociedades de muchas maneras.

Más allá de esto, Dios prescribió normas culturales contrarias a las prácticas de otras
naciones. La prostitución cúltica estaba prohibida (Deuteronomio 23:17); los israelitas no
debían comer alimentos que otros consideraban aceptables (Levítico 1 1:1-47); la ley
mosaica prohibía formas de opresión económica que estaban muy extendidas entre los
vecinos de Israel. Dios prescribió muchas prácticas para su pueblo que distinguían a Israel
como un pueblo santo separado de las costumbres comunes en el antiguo Cercano Oriente.

En resumen, Dios concedió a Israel áreas de libertad cultural, pero muchos aspectos
de la vida también fueron directamente regulados por la ley de Dios. Este alto grado de
regulación cultural distinguió a Israel de otras naciones, formando a Israel en una
expresión geopolítica del gobierno de Dios en la era del Antiguo Testamento.

La cultura en el Nuevo Testamento

La venida de Cristo tuvo un efecto dramático en la relación entre la fe y la cultura.


Como hemos visto, el diseño final de Dios en Cristo fue expandir la teocracia nacional de
Israel hasta ser un Reino universal. La teocracia fue concebida para ser una realidad
cultural mundial, pero este destino sólo se alcanzará en la segunda venida de Cristo. Entre
la resurrección y el regreso de Cristo, la Iglesia ha sido liberada de sus amarres
nacionalistas y ha zarpado hacia el glorioso reino universal. Ahora, la comunidad cristiana
está entre puertos, existiendo como una subcultura entre las naciones del mundo.
391

Muchas preguntas son planteadas por este cambio de época. ¿Qué normas culturales
se requieren en la subcultura teocrática cristiana? ¿Cómo deben los cristianos expresar su
fe dentro de las diversas naciones a las que pertenecen? Cristo ha ordenado flexibilidad y
legislación para su pueblo hoy como en el Israel del Antiguo Testamento, pero estas
facetas de la vida teocrática han cambiado significativamente. Examinaremos la
legislación cultural y la flexibilidad cultural en la teocracia cristiana.

Legislación cultural. Dios ha establecido legislación cultural para la comunidad


cristiana dondequiera que exista. Estos patrones de vida no son tan extensos como las
regulaciones del Antiguo Testamento, pero los cristianos deben guardarlos en todas las
naciones y épocas. Pablo exhortó a los creyentes romanos: «No os conformes a este siglo»
(Romanos 12:2). Se espera que los seguidores de Cristo adopten una nueva cultura para
sí mismos: una forma de vida ordenada por la revelación divina. En consecuencia, la
comunidad cristiana debe destacarse entre todos los reinos del mundo.

Los evangélicos a menudo tienen dificultades para reconocer la forma distintiva de


vida dentro de la teocracia cristiana. En siglos pasados, el Reino de Cristo se ha
identificado tan estrechamente con la cultura occidental en general que la singularidad de
la comunidad cristiana se ha oscurecido. Para bien o para mal, los ideales cristianos se
han entrelazado con los ideales europeos y estadounidenses durante siglos.

En las últimas décadas, muchos misiólogos han enfatizado la necesidad de separar


al cristianismo de su entorno occidental poniendo el evangelio en el contexto de varias
culturas mundiales. El llamado a la contextualización ofrece un correctivo saludable. Los
misioneros han sido culpables de obligar a sus conversos a aceptar normas que van más
allá de la enseñanza de las Escrituras. Sin embargo, las propuestas actuales de
contextualización corren el riesgo de simplemente reemplazar los ideales occidentales con
las costumbres de otras culturas. En lugar de enfatizar los patrones distintivos de vida
ordenados para la iglesia, el mensaje cristiano a menudo está enterrado debajo de las
normas culturales existentes fuera del contexto europeo y norteamericano.

Una de las mayores dificultades que enfrentan los defensores de la contextualización


es la distinción que a menudo hacen entre la «forma» cultural y el «significado»
normativo de la enseñanza del Nuevo Testamento. En esta perspectiva sólo los principios
del Nuevo Testamento se llevan de una nación a otra; los patrones culturales son
descartados por formas más apropiadas dentro de las diferentes sociedades. Por ejemplo,
Kraft argumenta:
392

Un enfoque antropológicamente informado, sin embargo, identifica como las


constantes del cristianismo las funciones y significados detrás de tales formas en lugar
de cualquier conjunto dado de formas doctrinales o de comportamiento. Dejaría las
formas culturales en las que estas funciones constantes se expresan en gran medida
negociables en términos de la matriz cultural de aquellos con quienes Dios está tratando
en ese momento (…) Es el significado transmitido por una doctrina en particular (por
ejemplo: consumo de bebidas alcohólicas, bautismo) lo que constituye el interés
primordial de Dios.

Esta posición ciertamente tiene un elemento de verdad. Los cristianos modernos no


tienen que llevar espadas (Lucas 22:36) o usar sandalias (Marcos 6:9) para obedecer las
enseñanzas de Cristo. Podemos saludarnos unos a otros con un abrazo o un apretón de
manos cordial en lugar de un beso (Pedro 5:14). Sin embargo, en muchos casos no se
puede justificar una distinción clara entre forma y significado. El Nuevo Testamento no
sólo insiste meramente en que los creyentes afirmen principios teológicos abstractos;
también requiere que sigamos formas y estructuras en la iglesia. En muchos casos, las
formas y los principios son en gran medida inseparables. No necesitamos contextualizar
tal enseñanza bíblica: necesitamos enseñar y explicar los requisitos de las Escrituras.

Las normas distintivas de la comunidad cristiana tocan muchas áreas de la vida.


Sobre todo, la iglesia edifica sobre Cristo como el cumplimiento de las estructuras
redentoras del Antiguo Testamento. Seguimos al Hijo de David, que ha tomado Su trono
celestial eterno; confiamos en Su sacrificio como pago por nuestros pecados; adoramos a
través de la mediación sacerdotal de Cristo. Estas creencias y prácticas tienen contornos
distintivamente israelitas, pero siguen siendo normativas para los creyentes judíos y
gentiles. Los gentiles deben adoptar estas perspectivas judías como propias, a pesar de
que eran ajenas a sus culturas nativas. Estos conceptos y prácticas son esenciales para la
salvación; ninguna otra definición cultural de pecado y salvación puede servir de sustituta
en la teocracia cristiana.

Muchos otros requisitos siempre incumben a la vida de la subcultura teocrática. Por


ejemplo, la observancia adecuada del bautismo y la sagrada comunión son
específicamente prescritas por Dios. No deben ser intercambiadas por otros ritos. La
estructura de autoridad y la disciplina de la iglesia han sido ordenadas para los creyentes
de todas las épocas. El servicio de la misericordia se establece para la comunidad cristiana.
La armonía mutua, el perdón y la sumisión están regulados por prescripción divina. La
lista sigue y sigue. Estos patrones también provienen de la cultura judía, pero no son
393

negociables para la iglesia cristiana. Para estar seguros, deben aplicarse con sabiduría a
circunstancias particulares. Pero sin importar dónde vivamos, todos los cristianos están
llamados a observar estas regulaciones.

Las normas bíblicas que gobiernan la subcultura cristiana nos hacen un pueblo santo.
Aunque estamos dispersos por todo el mundo, Dios nos ha dado pautas especiales que nos
hacen Su preciada posesión. Vivimos como Su pueblo sólo cuando seguimos estas
regulaciones teocráticas del Nuevo Testamento en todas partes del mundo.

Flexibilidad cultural. Al mismo tiempo, sin embargo, el Nuevo Testamento


expande significativamente la flexibilidad cultural para los cristianos. Cristo envió a Sus
discípulos más allá de las fronteras de Israel a todas las naciones de la tierra (Mateo 28:18-
19). En las primeras décadas después de Cristo, el Reino se alejó de los judíos a los
gentiles (Hechos 13:46; 18:6). Este cambio internacional no era una cuestión sencilla, y
planteó preguntas difíciles entre los apóstoles. ¿Cómo deben relacionarse los cristianos
gentiles con las regulaciones del Israel del Antiguo Testamento? ¿Tienen que observar los
patrones de vida prescritos para la teocracia nacional? Los escritores del Nuevo
Testamento respondieron con misma sola voz: la expansión internacional del Reino llama
a los cristianos a la flexibilidad cultural.

Cristo derribó el muro que dividía a judíos y gentiles al «abolir en su carne la ley
con sus mandamientos y ordenanzas» (Efesios 2:14-15). Ahora no hay «ni judío ni griego,
esclavo ni libre, hombre ni mujer» (Gálatas 3:28). En consecuencia, muchas de las
extensas regulaciones diseñadas para separar a Israel de las otras naciones ya no sirven
para separar al pueblo de Dios de los incrédulos de hoy. Muchas de estas normas se
redujeron al estado de diversidades culturales naturales. Se convirtieron en asuntos
regulados por los principios generales de las Escrituras en lugar de una legislación
específica.

Por ejemplo, Génesis 17:1-27 enseñó a los lectores de Moisés que la circuncisión
debía observarse como la señal del pueblo del pacto. El Nuevo Testamento, sin embargo,
enseña que en Cristo Jesús «ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen ningún valor»
(Gálatas 5:6). No es que la circuncisión sea mala: Pablo se sintió libre de circuncidar en
algunos casos (Hechos 16:3) y de negarse en otros (Gálatas 2:3-5). Con la venida de
Cristo, el aislamiento relativo de Israel como teocracia nacional terminó. Así que el rito
de la circuncisión se redujo a una cuestión de diversidad cultural.
394

Los creyentes del Antiguo Testamento debían observar un ciclo anual de días santos.
Romper con este arreglo en los tiempos del Antiguo Testamento era violar la voluntad de
Dios. Sin embargo, Pablo instruyó a los colosenses a no permitir que nadie «os juzgue
(…) en cuanto días de fiesta» (Colosenses 2:16). Estas orientaciones del Antiguo
Testamento no eran más que «sombra de las cosas que estaban por venir» (Colosenses
2:17). Como dijo a los romanos: «Cada uno esté plenamente convencido en su propia
mente» (Romanos 14:5). La observancia de los días santos se convirtió en una cuestión
de libertad cultural para la subcultura cristiana.

De la misma manera, Pablo instruyó a los corintios a abstenerse de comer carne


ofrecida a los ídolos. Nada estaba mal con la práctica en sí, pero para evitar ofender a
hermanos y hermanas más débiles, la desaconsejó (l Corintios 8:7-13). Las disposiciones
del concilio de Jerusalén (Hechos 15:1-35) siguieron la misma línea de pensamiento. Los
apóstoles reconocieron que los conversos gentiles estaban libres de las políticas
teocráticas diseñadas para separar a los judíos de los gentiles antes de Cristo. Así que sólo
requerían que los gentiles se contuvieran por respeto a sus hermanos judíos (Hechos
15:24-29).

La amplia flexibilidad cultural no es una mera opción para los cristianos, sino que
la Escritura lo demanda. El Nuevo Testamento nos dirige a elevarnos por encima de los
patrones de cada cultura mundial. La descripción de Pablo de su propio estilo de vida
ilustra esta responsabilidad: «A todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve
a algunos» (l Corintios 9:22).

Los cristianos han sido enviados al mundo como testigos de Cristo. Para llegar a
este fin, debemos acomodarnos a las variaciones naturales entre culturas tanto como sea
posible. Mientras no violemos los principios de las Escrituras, debemos ejercer
flexibilidad cultural para ganar a otros para Cristo.

En resumen, el paso entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento ha afectado


significativamente las formas en que Dios espera que Su pueblo aplique Su Palabra a la
cultura. Dios ordenó un nivel de flexibilidad cultural en el Antiguo Testamento, pero
reguló estrictamente muchas áreas de la vida para hacer de Israel una teocracia nacional.
Dios ahora llama a la iglesia a mantener ciertas normas como una subcultura teocrática,
pero también requiere una flexibilidad cultural de gran alcance para que el Reino pueda
extenderse sin obstáculos por todo el mundo (ver figura 62).
395

Fig. 62: Cultura en el Antiguo y Nuevo Testamentos

Aplicación a la cultura moderna

Los padres de niños pequeños dan muchas reglas: «No toques el fogón. Mantente
alejado de la calle». A medida que los niños crecen, los límites del comportamiento
aceptable cambian, pero las lecciones aprendidas de la primera infancia permanecen con
ellos. Es posible que un joven de dieciocho años no tenga que mantenerse alejado de la
estufa, pero es mejor que recuerde que las estufas son peligrosas. Una joven de quince
años puede no mantenerse fuera de la calle, pero aun así debe tener cuidado con los
automóviles.

De la misma manera, Dios guio las prácticas de Israel como un padre que enseña a
niños pequeños. En nuestra era, Cristo ha llevado al pueblo de Dios más allá de las etapas
inmaduras de la teocracia del Antiguo Testamento. Sin embargo, las regulaciones del
Antiguo Testamento no deben ser olvidadas. Así como las reglas de la infancia continúan
informando a los adultos de principios importantes, las normas culturales de la teocracia
del Antiguo Testamento tienen mucho que ofrecernos en nuestros días.
396

El aplicar las historias del Antiguo Testamento a la cultura moderna requiere todas
las consideraciones básicas que hemos esbozado en este capítulo. Pero podemos
organizar estas perspectivas en tres pasos: el enfoque en la cultura del Antiguo
Testamento, en la enseñanza del Nuevo Testamento, y en nuestra subcultura.

Cultura del Antiguo Testamento

La aplicación legítima a la cultura moderna comienza con el análisis de un texto con


un enfoque en la cultura del Antiguo Testamento. En pocas palabras: debemos evaluar el
estado del motivo de un pasaje dentro del contexto de la teocracia del Antiguo
Testamento. ¿Cómo pretendía el escritor que se siguiera este tema en su día? ¿Era una
cuestión de flexibilidad cultural que reflejaba un principio superior, o era una norma
teocrática específica?

Por ejemplo, la historia de David y Goliat (1 Samuel 17:1-58) caracteriza a David


como lleno de fe en el Señor. Una forma en que el escritor de Samuel demostró la
confianza de David en Dios fue en su negativa a usar la armadura de Saúl. ¿Cómo quería
el escritor que sus lectores entendieran la elección de David? ¿Esperaba que todos sus
lectores tiraran sus escudos y espadas, o estaba señalando un principio más general?

La respuesta a esta pregunta aparece en otras partes del Antiguo Testamento. Al


comparar una serie de pasajes, podemos ver que usar armadura en la batalla no era malo
en sí mismo. Para empezar, nada en la ley mosaica sugiere que usar atuendo de batalla
fuera inapropiado. Muy por el contrario, los israelitas entraron a la conquista equipados
para la guerra.

Otros reyes usaban escudos y espadas. El escritor de Samuel incluso informó que
David usó otras armas que no eran una honda (l Samuel 25:13).

Estas observaciones indican claramente que el escritor no estaba señalando la


elección específica de David como una norma teocrática. En cambio, se centró en la
elección de David de una honda como un ejemplo del principio de confiar en Dios en la
batalla. David ejemplificó la confianza en Dios en lugar de en la fuerza humana. En este
nivel, su elección fue normativa para todo Israel, pero su acción particular no fue un
requisito específico para todos los tiempos.

De manera similar, Dios le ordenó a Josué que marchara alrededor de Jericó durante
siete días (Josué 6:2-5). La actuación de Josué en Jericó fue una orden directa de Dios,
397

pero ¿fue una regulación teocrática categórica? ¿Esperaba el escritor que los israelitas
siempre siguieran esta prescripción específica, o debían buscar un principio más amplio?

Otros relatos de batalla indican que este patrón preciso de guerra nunca fue prescrito
de nuevo. Así que podemos concluir que Josué simplemente ilustró el principio de seguir
la dirección divina en la batalla. Este concepto aparece en todo el Antiguo Testamento
como un requisito para Israel. Cuando Dios revelaba un plan de batalla, los israelitas fieles
debían obedecer. Sólo el principio era normativo para la teocracia del Antiguo
Testamento.

Las comparaciones con otras porciones de las Escrituras revelan que los eventos de
personas reportados en las historias del Antiguo Testamento no eran una práctica
normativa para Israel. En estos casos, debemos mirar más allá de la cuestión en particular,
hacia los conceptos o principios que preocupaban a los escritores. La aplicación a la iglesia
debe descansar en los eventos particulares como ilustraciones de verdades más generales.

En otras ocasiones, las comparaciones con el resto del Antiguo Testamento


revelarán que un evento en particular representa normas específicas para los creyentes del
Antiguo Testamento. Por ejemplo, en su relato de la invasión de Sisac (2 Crónicas 12:1-
12) el cronista informó que «los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo
es Jehová». Este versículo reflejaba una práctica que era imitada por todo israelita del
Antiguo Testamento que escuchaba palabras de juicio. La humildad en la oración ante
Dios era una norma específica a seguir. En este pasaje no tenemos que buscar un principio
teocrático más amplio. La acción misma de Roboam y los líderes debe ser nuestra
preocupación.

De manera similar, en Éxodo 32: 1-35 Moisés informó cómo Israel sufrió la ira de
Dios por adorar al becerro de oro en el Sinaí. Cuando comparamos esta historia con la ley
mosaica (Éxodo 20:4-6; Deuteronomio 4:15-31), es evidente que Moisés presentó este
evento para condenar la introducción de ídolos en la adoración de Israel. Israel había
transgredido la legislación específica que rige el culto. Este pasaje se centró en el tema
particular de la idolatría en la adoración, una norma que todos los israelitas tenían que
guardar con cuidado.

A medida que acortamos la brecha entre la cultura del Antiguo Testamento y nuestra
cultura, debemos comenzar con la evaluación de un texto a la luz de las normas teocráticas
del Antiguo Testamento. Si un pasaje lidia con cuestiones de flexibilidad, debemos mirar
398

más allá de los detalles a los principios más generales involucrados. Pero cuando los textos
presentan acciones e ideas más específicas que eran vinculantes en la teocracia del
Antiguo Testamento, debemos orientar nuestra atención más hacia las acciones
particulares a la vista.

Enseñanza del Nuevo Testamento

Una vez que hemos decidido que un pasaje apunta a normas específicas o generales
para la cultura del Antiguo Testamento, podemos avanzar hacia la aplicación a nuestra
cultura enfocándonos en la enseñanza del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento se
desarrolla sobre temas del Antiguo Testamento de muchas maneras, a veces directamente
y otras veces indirectamente. Cualquiera sea el caso, la enseñanza del Nuevo Testamento
ofrece una guía indispensable para pasar de la cultura del Antiguo Testamento a nuestros
días.

Muchos principios generales en las historias del Antiguo Testamento son afirmados
y aplicados en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, el principio que derivamos de la
negativa de David a usar la armadura de Saúl (l Samuel 17:38-39) resuena con la
instrucción de Pablo sobre nuestra guerra espiritual. Pablo expresa la necesidad de ponerse
«toda la armadura de Dios» (Efesios 6:11), no la armadura humana. De la teocracia
cristiana extraemos «la verdad, (...) la justicia, (…) el evangelio de la paz (...) la fe, (…)
la salvación, y la espada del Espíritu» (Efesios 6:14-17). Si alguna vez la iglesia trueca
estas herramientas de guerra por sabiduría humana, poder político o coerción física, hemos
faltado tanto a las instrucciones de Pablo como a la lucha ejemplar de David contra Goliat.

Los textos del Nuevo Testamento también nos ayudan a ajustar la legislación
teocrática específica para la cultura moderna. Por ejemplo, los escritores del Nuevo
Testamento prohibieron estrictamente la idolatría (2 Corintios 6:16; 1 Juan 5:21;
Apocalipsis 2:20; 9:20) así como Moisés la prohibió en la historia del becerro de oro
(Éxodo 32: I-35). Nuestra adoración a Dios está regulada por la santidad del templo
celestial en el que ahora adoramos (Hebreos 9:11-27). Tampoco se permite el sincretismo
en nuestra adoración. Los escritores del Nuevo Testamento afirman claramente la
enseñanza de Moisés.

Los textos del Nuevo Testamento median entre la cultura del Antiguo Testamento y
nuestro mundo, ofreciendo pautas fundamentales para los ajustes que debemos hacer. A
medida que vemos cómo los autores del Nuevo Testamento manejaron los textos del
399

Antiguo Testamento para la iglesia, descubrimos muchas ideas sobre los tipos de
aplicaciones que debemos perseguir.

Nuestra Subcultura
Las aplicaciones legítimas también requieren un enfoque en nuestra subcultura. Dios
originalmente diseñó las historias del Antiguo Testamento para dirigir la vida en el Israel
nacional. Él no los inspiró principalmente para las sociedades egipcias, hititas o
babilónicas. Sin duda, las Escrituras tenían implicaciones para estas naciones, pero su
enfoque principal era la cultura de Israel. De la misma manera, las historias del Antiguo
Testamento hablan especialmente a la teocracia continuante en Cristo. Estos textos tienen
implicaciones para el mundo en general: llaman al mundo a arrepentimiento y fe, y revelan
los estándares de justicia que deberían existir en todas las naciones. Pero los cristianos son
los principales herederos de las historias del Antiguo Testamento. Hemos sido adoptados
en la familia de Abraham y heredamos las promesas dadas a sus descendientes (Romanos
4:1-25); por lo tanto, las narraciones del Antiguo Testamento nos pertenecen y nos
benefician en maneras que el mundo nunca disfrutará.

Por esta razón, la aplicación a la vida moderna requiere una cuidadosa atención a la
subcultura cristiana. Debemos concentrarnos en las formas en que estos textos desafían a
la iglesia en áreas de legislación y flexibilidad. Hemos sido llamados a un estilo de vida
distintivamente santo, pero también hemos sido llamados a la flexibilidad cultural. Los
temas del Antiguo Testamento se aplican a nuestras vidas en ambos niveles. Confundir uno
con el otro puede conducir a errores graves en la aplicación.

Así como Éxodo 32:1-35 requirió que los israelitas abandonaran todas las formas de
idolatría, la subcultura cristiana debe, sin excepción, resistir la idolatría. Del mismo modo,
debemos humillarnos ante Dios en arrepentimiento como lo hicieron Roboam y los líderes
en sus días (2 Crónicas 12:1-12). No se trata de una cuestión de flexibilidad cultural. Sin
embargo, nuestras aplicaciones a la comunidad cristiana deben reconocer las diferencias
legítimas dentro del pueblo de Dios. Aunque algunos aspectos de nuestra subcultura dejan
poco espacio para las variaciones, muchas facetas de la práctica cristiana están abiertas a
una amplia diversidad. Por ejemplo, señalamos anteriormente que el rechazo de David a la
armadura de Saúl (l Samuel 17:38-40) nos dirige a llevar la armadura de Dios a nuestra
guerra espiritual. Todos los cristianos deben cumplir con este mandato, pero vamos más
allá de los límites de la aplicación legítima si no reconocemos que los diferentes entornos
culturales requieren que la iglesia luche esta guerra de diferentes maneras. Los creyentes
en la Unión Soviética pueden difundir la fe de manera diferente a los cristianos
400

estadounidenses. Los cristianos urbanos responden al llamado de Dios de manera diferente


a los creyentes en entornos rurales. Cualquiera que sea la circunstancia, siempre debemos
recordar nuestro llamado a la flexibilidad cultural al aplicar las historias del Antiguo
Testamento a la comunidad cristiana (ver figura 63).

Fig. 63: Pasos básicos para un ajuste cultural

Conclusión

En este capítulo hemos examinado varias dimensiones de la aplicación de las


historias del Antiguo Testamento a la cultura moderna. A medida que cerramos la brecha
cultural entre nosotros y los textos del Antiguo Testamento, debemos tener en cuenta una
serie de factores. Muchas variaciones culturales son el resultado de las diversidades
naturales que Dios ha establecido en el mundo, pero la revelación de Dios es el estándar
para evaluar todos los patrones de vida. Cambios significativos en la relación entre la fe
y la cultura han tenido lugar en Cristo. La comunidad cristiana tiene sus propias normas
culturales, pero también hemos sido llamados a una radical flexibilidad cultural ya que
vivimos en diferentes partes del mundo. Para disminuir la brecha cultural entre nosotros
y el Antiguo Testamento, debemos evaluar un pasaje a la luz de la cultura del Antiguo
Testamento, la enseñanza del Nuevo Testamento y la estructura de la subcultura cristiana
401

moderna. Estos principios nos ayudarán a hacer aplicaciones legítimas de las historias del
Antiguo Testamento de cultura a cultura.

Preguntas de repaso

1. ¿Cómo influye la cultura en la religión y la naturaleza? ¿Por qué debemos tener en


cuenta estas influencias al evaluar la cultura del Antiguo Testamento y la cultura
moderna?
2. Compare y contraste la cultura teocrática en el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento. ¿Cómo son las áreas de legislación y flexibilidad facetas de la vida
cultural en ambas épocas?
3. ¿Cuáles son los tres pasos prácticos para acortar la brecha cultural entre las historias
del Antiguo Testamento y los creyentes modernos?
Ejercicios de estudio

1. Haga una lista de diez prácticas que Dios legisló específicamente para la teocracia
del Antiguo Testamento. ¿Cómo se aplican cada una de estas regulaciones a la
subcultura cristiana?
2. Haga una lista de diez áreas de flexibilidad cultural en la teocracia cristiana que
resultan del carácter internacional del Reino de Cristo. ¿Qué principios generales se
aplican a estas áreas?
3. Examine la historia del llamado de Abram (Génesis 12:1-9). ¿Cuáles fueron las dos
maneras en que este pasaje habló a la cultura en el Antiguo Testamento? ¿Qué
enseñanza del Nuevo Testamento nos ayuda a aplicar estos motivos? ¿Cómo deben
responder los cristianos como participantes de la subcultura teocrática?
402

CAPÍTULO DIECISÉIS
DE GENTE A GENTE

«Espero poder ver a Chuck y a su familia», le dije a mi esposa mientras me iba al


avión. Habían pasado cinco años desde que había visto a mis amigos, y estaba dirigiendo
una conferencia de una semana en su ciudad. «Los llamaré por teléfono cuando llegue allí».
Llamé todos los días, pero nunca obtuve una respuesta. Al final de la semana, me fui sin
verlos. Me había acercado a ellos, pero no lo suficiente.

En los dos capítulos anteriores, hemos explorado formas de abarcar las distancias de
época y culturales que nos separan de las historias del Antiguo Testamento. El hacer ajustes
a nuestra edad y cultura nos permite acercar las narraciones del Antiguo Testamento a los
creyentes modernos, pero estas preocupaciones a gran escala por sí solas no las acercarán
lo suficiente. También debemos prestar atención a los ajustes personales, abordando las
necesidades de grupos específicos e individuos.

La dimensión personal de la aplicación implica una serie de cuestiones cruciales.


Nos centraremos en tres: los obstáculos a la aplicación personal, el proceso de solicitud
personal, y los niveles de aplicación personal. ¿Qué obstaculiza nuestros intentos de
aplicar las narraciones del Antiguo Testamento a la vida de las personas? ¿Qué procesos
nos ayudarán a alcanzar nuestra meta? ¿Qué cambios estamos tratando de lograr en la vida
de los creyentes modernos?

Obstáculos a la aplicación personal

Cuando visito iglesias, a menudo escucho las mismas quejas. «Nuestro pastor es
demasiado abstracto». «Él no sabe lo que está pasando en mi vida». «No es práctico». «No
le importan las personas, sólo las ideas».

Nunca estoy muy seguro de cómo manejar estas críticas, especialmente cuando son
en contra de mis estudiantes y amigos. A veces, las acusaciones reflejan la falta de interés
del crítico en el aprendizaje. Pero tengo que admitir que con frecuencia las valoraciones
son exactas: muchos líderes de la iglesia están más interesados en las ideas que en las
personas.

¿Por qué nos resulta difícil abordar las necesidades prácticas a medida que
403

interpretamos las narraciones del Antiguo Testamento? Tres obstáculos juegan un papel
central: nuestras insuficiencias, los abusos por parte de otros, y la naturaleza de las
narraciones del Antiguo Testamento.

Nuestras insuficiencias

En muchos casos, nuestras propias insuficiencias constituyen el mayor obstáculo


para la aplicación personal. Los líderes de la iglesia deben superar serias deficiencias en sí
mismos antes de poder discernir las dimensiones prácticas de las narraciones del Antiguo
Testamento.

Por un lado, descuidamos la aplicación personal debido a nuestra propia condición


espiritual. Todos enfrentamos esta dificultad de vez en cuando. Cuando nuestros corazones
están fríos hacia las Escrituras, es casi imposible ver el valor de las historias del Antiguo
Testamento para la vida práctica. Si estamos en rebelión contra Dios, evitamos las
aplicaciones específicas por temor a tener que hacer cambios en nosotros mismos. Los
maestros de la Palabra deben buscar maneras de conformar sus propias vidas a las
Escrituras. De lo contrario, sus intentos de ministrar a otros siempre se verán estorbados.

Hace unos años le pregunté a un pastor experimentado cuál era la parte más difícil
de la preparación del sermón. Esperaba que dijera: «entender el hebreo», o «idear un
esquema simple». En cambio, confesó: «La parte más difícil es aplicar el pasaje a mi propia
vida… Paso horas preguntándome cómo necesito cambiar. Una vez que hago eso, puedo
ver lo que mi iglesia necesita escuchar». Ese pastor reconoció uno de los mayores
obstáculos para la aplicación efectiva: su propia condición espiritual.

Todo intérprete debe aprender esta lección. Para satisfacer las necesidades de otros,
hemos de empezar por nosotros mismos. Cada vez que leemos una historia del Antiguo
Testamento, debemos preguntarnos: «¿Cómo me desafía este texto?», «¿Cómo debo
aplicarlo a mi vida?» Entonces podemos volvernos hacia los demás.

Por otro lado, los maestros pueden querer hacer aplicaciones prácticas, pero es
posible que no sepan cómo. Con pocas excepciones, la educación teológica formal presta
poca atención a estos asuntos. Los estudiantes aprenden acerca de las habilidades
exegéticas básicas y las doctrinas eclesiásticas. Estos temas son esenciales para una
interpretación sólida, pero muy poco tiempo es dedicado a las formas en que los textos del
Antiguo Testamento abordan los problemas particulares a los que se enfrentan las personas
hoy en día.
404

Descuidar la aplicación personal hace que muchos de los líderes de la iglesia que se
acercan a las historias del Antiguo Testamento de ese modo sean en gran medida
irrelevantes para los creyentes comunes. Estamos preocupados por las variantes textuales
y nos apasionan las estructuras literarias; tenemos interés en los trasfondos históricos;
queremos saber cómo se han manejado los pasajes a lo largo de la historia de la Iglesia.
Estos son temas importantes, pero a menudo nos distraen de tratar con las necesidades de
los creyentes en el banco.

¿Qué necesitan los cristianos modernos? Aunque la lista varía de persona a persona,
la mayoría de los creyentes anhelan cosas similares. Necesitan ser corregidos en sus errores
y sentir seguridad de perdón. Buscan guía al tomar decisiones difíciles. Anhelan ser
alentados en sus pruebas. Quieren que sus relaciones se fortalezcan. Buscan sanidad de su
pasado y coraje para el futuro.

Si queremos transmitir la relevancia de las narraciones del Antiguo Testamento a las


personas modernas, tenemos que colocar temas como éstos en la vanguardia de nuestras
mentes. En lugar de centrarnos tanto en los asuntos enfatizados por la educación formal,
deberíamos concentrarnos más en satisfacer las necesidades de las personas a las que
enseñamos. Debemos preguntarnos: «¿Estoy siguiendo demasiado mi propia agenda?».
«¿Cómo aborda este pasaje la necesidad práctica de los demás?»

Abusos cometidos por otros

Los pastores y maestros también tienden a la irrelevancia debido a los abusos de


otros. Muchos cristianos están tan preocupados por personalizar las historias del Antiguo
Testamento que no prestan mucha atención al texto en su entorno original. En reacción,
muchos líderes se alejan por completo de todas las consideraciones personales.

Todos nos hemos encontrado con creyentes bien intencionados que tratan las
historias del Antiguo Testamento como comunicados desde el cielo emitidos
personalmente para sí. Seleccionan un pasaje e intuitivamente sienten que Dios les habla
de maneras que a menudo tienen poco que ver con el significado original.

Una vez escuché sobre un joven que se acercó a un profesor con gran entusiasmo.
Había estado luchando durante varios meses con la posibilidad de asistir al seminario.
«Dios me dijo qué hacer ayer», dijo con alegría. «Leí 1 Samuel 14:12: “Subid a nosotros,
y os haremos saber una cosa” ... Dios me dijo a través de este pasaje que fuera al seminario
a recibir clases de usted».
405

El maestro se alegró de que el compañero viniera a la escuela, pero el pasaje que


citó tenía poco que ver con el aprendizaje de lecciones en el seminario. En el contexto del
versículo, los filisteos se burlaban de Jonatán cuando se les acercó en la batalla (1 Samuel
13:23-14:14). Planeaban darle una lección matándolo.

«No sabía qué pensar», me dijo el profesor con una sonrisa. «¡Me estaba llamando
o filisteo o asesino!»

En reacción a tales abusos, enfatizamos con razón las reglas básicas de interpretación
que hemos estado discutiendo a lo largo de este libro. El. Significado original es la guía
para todas las aplicaciones legítimas. Debido a que muchos creyentes manejan mal las
Escrituras de esta manera, es sabio indicar cómo nuestras aplicaciones están arraigadas en
el significado original. Esta práctica ayudará a otros a ver la importancia de una exégesis
cuidadosa.

Sin embargo, subrayar el significado original puede conducir fácilmente a descuidar


la aplicación personal, aunque no sea por otra razón que simplemente no tener el tiempo
para considerar ambas partes extensamente. ¡Tenemos tantos minutos en un día y horas en
una semana para estudiar! Si pasamos demasiado tiempo exponiendo el significado
original, es posible que nunca nos ocupemos de la aplicación. Al mismo tiempo, también
debemos resistir la tentación de ocuparnos exclusivamente de la aplicación. Ninguno de los
dos extremos es aceptable. Siempre debemos preguntarnos: «¿Cómo he equilibrado mi
exposición entre el significado original y la aplicación moderna?» «¿He enfatizado uno en
detrimento del otro?»

Naturaleza de las narraciones del Antiguo Testamento

Nos enfrentamos a otro serio obstáculo para la aplicación personal: la naturaleza de


las narraciones del Antiguo Testamento en sí mismas. Hasta donde podemos decir, la
mayoría de los libros del Antiguo Testamento no fueron escritos para una persona
específica, sino para Israel como nación. Se ocupan de asuntos generales como los
poderosos actos de Dios, la política, la adoración y la guerra.

Por ejemplo, las historias patriarcales en el libro de Génesis llaman a la nación de


Israel a abandonar Egipto y avanzar hacia la conquista de Canaán. En opinión de Moisés,
los patriarcas eran más que meros individuos, pues representaban a la nación como un todo.
Las bendiciones de Dios para Abraham, Isaac y Jacob fueron en favor de todos los
israelitas. Las experiencias de los hijos de Jacob tuvieron implicaciones para todos sus
406

descendientes tribales.

De la misma manera, Crónicas dirigió a toda la comunidad post-exílica en el


programa de restauración. Las extensas genealogías (1 Crónicas 1:1-9:44) cubrieron los
antecedentes de todas las tribus. El énfasis del cronista en «todo Israel» indica su interés en
todo el pueblo de Dios, no en un pequeño segmento.

El amplio enfoque de las narraciones del Antiguo Testamento hace que sea fácil
permanecer en el nivel de las generalidades cuando aplicamos estos textos. Los pastores
alientan a sus congregaciones a amar a Dios, obedecer al Señor, tener fe y ser amables con
sus prójimos. Estas aplicaciones son importantes, pero a menudo dejan a las personas con
pocas ideas de cómo responder a la Palabra de Dios con acciones específicas.

Sin embargo, debemos recordar que las historias del Antiguo Testamento también
fueron diseñadas para su aplicación a grupos e individuos en Israel. En el período del
Antiguo Testamento, sacerdotes, levitas y profetas enseñaron la Ley y sacaron a relucir las
implicaciones de los textos para el pueblo (Levítico 10:11; 2 Reyes 22:11-20; 2 Crónicas
15:3; 17:7-9; Esdras 7:27; Nehemías 8:7-8, 11; Malaquías 2:7-9). A los cabezas de familia
se les ordenó «repetirlas a sus hijos, y hablar de ellas estando en casa, y andando en el
camino, y al acostarse, y al levantarse» (Deuteronomio 6:7-8). Los reyes debían tener
copias personales de la Ley (Deuteronomio 17:18-20). Josías escuchó la Ley de
Deuteronomio y vio su responsabilidad personal (2 Reyes 22:1-23:25). Nehemías recordó
las palabras de las Escrituras y se dio cuenta de las implicaciones para su vida (Nehemías
1:5-11). De la misma manera, los maestros de las Escrituras tienen la responsabilidad de
aplicar las historias del Antiguo Testamento a las necesidades específicas de las personas.
Debemos trabajar duro para mostrar las implicaciones de estos libros en la vida de grupos
e individuos. Deberíamos hacer una pausa en ocasiones y preguntarnos: «¿Soy demasiado
general en mis aplicaciones? ¿Estoy abordando las necesidades específicas de mi
audiencia»

Los intérpretes que desean ser relevantes en sus ministerios enfrentan muchas
dificultades. Nuestras propias insuficiencias, abusos por parte de otros y la naturaleza de
las historias del Antiguo Testamento en sí mismas plantean obstáculos formidables. Si
esperamos alcanzar la meta de la aplicación personal, debemos reconocer estas dificultades
y estar decididos a superarlas (ver figura 64).
407

Proceso de aplicación personal

¿Qué medidas prácticas podemos adoptar para superar los obstáculos contra la
aplicación personal? El proceso de aplicación personal puede seguir muchos caminos, pero
de una manera u otra, debemos tratar con al menos tres asuntos: la audiencia original, los
principios inferidos, y la audiencia moderna.

Fig. 64: Obstáculos para la aplicación personal

Audiencia original

El primer paso hacia la aplicación personal es reconocer las variaciones en la


audiencia original. Con demasiada frecuencia pensamos que los autores del Antiguo
Testamento escribían verdades eternas a audiencias sin rostro. A lo largo de este libro
hemos tratado de disipar esta simplificación excesiva. Los escritores del Antiguo
Testamento compusieron sus relatos con intenciones pastorales, dirigiendo sus escritos a
todo tipo de personas. Sus audiencias incluyeron a hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
ricos y pobres, fieles e infieles. Las historias del Antiguo Testamento fueron diseñadas para
abordar estos y otros segmentos de la sociedad israelita.

Aun así, pronto se hace evidente que ciertas historias del Antiguo Testamento se
centraron más directamente en algunos elementos de la nación que en otros. A veces los
408

textos eran muy generales; en otras ocasiones, específicos. Para explorar estos asuntos,
examinaremos tres niveles de enfoque: general, grupo múltiple y específico.

Enfoque general. En un extremo de la escala, muchos textos presentan un enfoque


general en la nación. No se destaca ningún grupo ya que toda la nación está en la mira.
Considere la historia de la prueba de Abraham (Génesis 22:1-19) en la que Dios llamó a
Abraham a sacrificar a su hijo. Este pasaje tenía muchas implicaciones para la audiencia
original, pero un tema prominente apareció en las palabras del ángel del Señor. La
obediencia de Abraham estableció la certeza en la victoria de Israel en Canaán.

Este motivo de confianza y seguridad se aplicaba a toda la comunidad de Israel. El


texto no da ninguna indicación de un enfoque específico en líderes, sacerdotes, profetas o
cualquier otro grupo en particular. Moisés quería que toda la audiencia del éxodo tuviera
confianza sobre el futuro a causa de la promesa de Dios a Abraham.

A pesar de su enfoque general, las implicaciones originales de esta historia fueron


bastante variadas. Cada tribu debía ocupar el lugar que se le asignara en la disposición del
ejército santo (Números 2:1-34; 10:11-36): los sacerdotes debían mostrar su confianza
llevando el arca delante de las tribus (Números 10:33-36); los comandantes debían cumplir
con sus deberes de organización y entrenamiento; se esperaba que los hombres en edad de
luchar se prepararan para roles específicos en la batalla; las mujeres y los niños debían orar
y animar a los soldados. Aunque la historia en sí era muy general, sus implicaciones para
los diferentes tipos de personas en la audiencia original eran diversas.

Enfoque de grupo múltiple. Hacia la mitad de la escala, algunas historias del


Antiguo Testamento tenían un enfoque grupal múltiple. Trataron con precisión varias
porciones de la sociedad israelita. Por ejemplo, 1 Crónicas 29:1-9 da cuenta de las
contribuciones al templo recogidas en los últimos días de la vida de David. Este pasaje
ofreció a la comunidad post-exílica un modelo de dedicación al servicio del templo. Pero
el cronista no dejó las cosas en términos generales; sino registró el evento de una manera
que tocó grupos particulares de personas dentro de la comunidad israelita.

El pasaje comienza con las palabras de David acerca de sus propias ofrendas (1
Crónicas 29: l-5a NIV): «Con todos mis recursos he provisto para el templo de mi Dios (...)
en mi devoción al templo de mi Dios doy ahora mis tesoros personales» (1 Crónicas 29:2-
3 NIV). Entonces David se dirige a la asamblea con un desafío: «Ahora, ¿quién está
dispuesto a consagrarse hoy al Señor?» En respuesta, «los jefes de familia, los príncipes de
409

las tribus de Israel, los jefes de millares y de centenas, y administradores de la hacienda del
rey ofrecieron voluntariamente». Al final del pasaje, el cronista agregó que «el pueblo se
regocijó por la respuesta voluntaria de sus líderes, porque habían dado libremente y de todo
corazón al Señor».

Cada porción de este pasaje se dirigía a diferentes grupos de personas en la audiencia


del cronista. Si asumimos una fecha temprana para el libro, el ejemplo de David demostraba
la necesidad de que Zorobabel y los otros miembros de la línea davídica apoyaran la
reconstrucción del templo. Las acciones de los funcionarios apuntaban al papel de los
líderes en la comunidad post-exílica; las reacciones alegres de la gente dirigieron la
atención a las responsabilidades de los plebeyos entre los retornados. Al enfocar su reporte
en tipos específicos de personas en los días de David, el cronista abordó las necesidades de
los diversos grupos en su audiencia.

Enfoque específico. En el otro extremo de la escala, algunas narraciones del Antiguo


Testamento se centran específicamente en un grupo o clase de personas. Porque ejemplo,
la muerte de Nadab y Abiú (Levítico 10:1-20) aparece después de una sección de Levítico
que se centra principalmente en los deberes de los sacerdotes en las ceremonias del
tabernáculo (Levítico 6:8-9:24). Cuando Nadab y Abiú presentan «fuego no autorizado»
ante el Señor, Él los destruye. El enfoque sacerdotal del pasaje continúa cuando Moisés
advierte a Aarón y a sus hijos que no hicieran duelo y que permanecieran alejados del
pueblo. El Señor entonces le dice a Aarón que él y sus hijos deben evitar las bebidas fuertes,
porque deben «discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, para
enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que el Señor les ha dicho por medio de
Moisés» (Levítico 10: 6-11). Estos aspectos de la historia indican que Moisés tenía la
intención de que este pasaje hablara en primer lugar a los sacerdotes de Israel.

Pero esta historia también tuvo implicaciones para las personas que no eran
sacerdotes. El libro de Levítico también abordó cuestiones que les concernían a las personas
ordinarias (1:1-6:7; 18:1-20:27; 26:1-27:34). En consecuencia, podemos suponer que
Moisés no pretendía que la historia de Nadab y Abiú fuera únicamente para la instrucción
sacerdotal. Los hombres, mujeres y niños de Israel también debían aprender acerca de la
santidad de los servicios del tabernáculo. Este pasaje les habló sobre su concepto de
adoración, sus acciones en servicio a Dios, y su actitud hacia todos los asuntos sagrados.

Hacer aplicaciones personales de las historias del Antiguo Testamento a los lectores
modernos comienza con el reconocimiento de las variaciones dentro de la audiencia
410

original. Para comprender las muchas implicaciones originales de estos textos, es útil hacer
algunas preguntas básicas: «¿Cuáles fueron las implicaciones de este pasaje para toda la
nación de Israel? ¿Cuáles respuestas específicas de diferentes grupos e individuos dentro
de la nación fueron apropiadas?». A medida que reconocemos estas diversidades originales,
comenzamos a ver algunas de las muchas formas en que podemos formar aplicaciones
personales para nuestros días.

Inferir principios

El segundo paso básico para conseguir aplicaciones personales es inferir principios


del significado original que se aplican fácilmente a la vida contemporánea. Si hemos hecho
resúmenes cuidadosos del significado original, nuestras evaluaciones estarán
estrechamente vinculadas a las circunstancias de la época y la cultura del escritor.
Tendremos una comprensión bastante específica de cómo se pretendía que el texto fuese
usado en ese momento. Pero cuanto más estrechamente conectamos un pasaje a su
configuración original, más difícil es aplicarlo a la vida moderna. Nuestra interpretación
estará ligada a los detalles de la situación original.

Para avanzar hacia el mundo moderno, debemos reafirmar las implicaciones


originales de manera que encajen con nuestra edad y cultura. Este aspecto de la aplicación
es similar a lo que Kaiser llama «principalización». Él dice:

Principalizar es exponerlas las proposiciones, los argumentos, las narraciones e


ilustraciones del autor en verdades atemporales y duraderas, con especial atención en la
aplicación de esas verdades a las necesidades actuales de la Iglesia.

Para lograr este fin, debemos mirar las implicaciones originales a la luz de los
cambios de época y cultura que han tenido lugar entre el entorno original y nuestros días.
Podemos preguntar: «¿Cómo ha desarrollado este motivo la venida de Cristo? ¿Qué
desarrollos culturales nos ayudan a acoplar el significado para nuestra actualidad?».

A modo de ilustración, repasemos tres pasajes que ya hemos considerado en este


capítulo. Primero, hemos visto que la prueba de Abraham (Génesis 22:1-19) se centró en
las necesidades particulares de la audiencia del éxodo. Moisés animó a la nación a tener
certeza de su victoria en la conquista de Canaán debido a la respuesta de Dios a la
obediencia de Abraham.

Para aplicar este aspecto del significado original a nuestros días, reafirmamos las
411

intenciones de Moisés. No nos enfrentamos a ciudades cananeas; no tenemos que perseguir


una guerra santa física. A la luz del Nuevo Testamento, debemos decir que la Iglesia debe
ganar confianza de victoria en su guerra espiritual porque Cristo ha asegurado la promesa
de Dios a Abraham. Cristo obtuvo la victoria inicial en Su muerte y resurrección
(Colosenses 2:13-15); Él está ganando la batalla hoy a través de la Iglesia (Efesios 6:10-
18); y Él completará la batalla cuando regrese (Apocalipsis 19:11-21). Cuando tomamos
en cuenta estas consideraciones de época, pasamos del significado original hacia nuestros
días.

Más allá de esto, también debemos evaluar los desarrollos culturales. La guerra
espiritual de la Iglesia varía en diferentes culturas. En algunas, la Iglesia está social y
físicamente oprimida. Otras religiones atacan con osadía las creencias de la iglesia
cristiana. Luchamos con las sutilezas del sincretismo dentro de la Iglesia. Nuestra guerra
espiritual toma muchas formas diferentes. Por esta razón, debemos reformular el mensaje
de Moisés en Génesis 22: 1-19 de una manera que reconozca la necesidad de confianza en
cualquier batalla espiritual que nuestra cultura presente.

Segundo, vimos que 1 Crónicas 29:1-9 fue diseñado para llamar a los diferentes
segmentos de la comunidad post-exílica a apoyar el templo. El cronista enseñó a sus
lectores a dar de sí mismos y de sus recursos para los servicios del templo a fin de que las
bendiciones de Dios llegaran a la comunidad restaurada. Pero este resumen del texto no se
transfiere fácilmente a las audiencias modernas. La preocupación del cronista reflejaba las
cuestiones específicas que enfrentaba la comunidad post-exílica. No vivimos en Jerusalén;
no tenemos ningún proyecto de templo ante nosotros.

Para avanzar hacia la aplicación moderna, los intérpretes cristianos deben ratificar
el propósito del cronista de manera que reemplace los distintivos del Antiguo Testamento
con las características de nuestra época. En este caso, podemos decir simplemente que el
pasaje enseña al pueblo de Dios a ser dedicados a la adoración en Cristo para recibir las
bendiciones de Dios. Le damos todo lo que somos a Él porque Él «habitó entre nosotros»
(Juan 1:14) y se ofreció a sí mismo como nuestro sacrificio (Romanos 3:25-26; Hebreos
9:14). Él media en el templo celestial por nosotros (Hebreos 9:11-15) y nos llevará a la
presencia de Dios en Su segunda venida (Apocalipsis 21:3-4). Esta reformulación abre el
camino para traer este pasaje a la vida de las personas hoy en día.

También allanamos el camino a las aplicaciones personales explorando las


características culturales de nuestros días. ¿Cómo son llamados los cristianos de diversas
412

culturas a dedicarse a la adoración? ¿Qué aspectos de la adoración son asuntos de


flexibilidad cultural y cuáles de requisito teocrático? En una palabra, el texto del cronista
nos enseña a dedicarnos a adorar en Cristo como lo requieren nuestras circunstancias
culturales. Algunas situaciones requieren contribuciones monetarias; otras pueden exigir
nuestros trabajos, propiedades, y aun nuestras vidas. En situaciones de apostasía
generalizada, ser devoto a la verdadera adoración significa la separación de las iglesias
establecidas. En otras circunstancias, respondemos en obediencia apoyando las estructuras
existentes. Debemos preguntarnos cómo afectan las variaciones culturales nuestra
aplicación del mensaje del cronista.

Tercero, la historia de Nadab y Abiú (Levítico 10:1-20) puede ser manejada de


manera similar. Originalmente, el pasaje advertía a los sacerdotes y al pueblo contra el
quebrantamiento de los servicios del santo tabernáculo. Una vez más, para aplicar este texto
a nuestros días, debemos ver a Cristo como el cumplimiento del tabernáculo. Su muerte y
resurrección, Su constante intercesión en el cielo y la futura bendición de la presencia de
Dios cambian dramáticamente el énfasis de este texto para nosotros. Hoy la historia nos
advierte sobre no violar la santidad de nuestro Salvador. Siempre debemos acercarnos al
Padre en devoción a todas Sus disposiciones.

Las variaciones culturales en nuestra época también nos llaman a considerar a Cristo
como santo en cada entorno cultural. Debemos resistir los intentos del mundo de alejarnos
de la devoción pura hacia la honra y la adoración de Él.

Audiencia moderna

Si nos mantenemos en el nivel de los ajustes de época y cultura a gran escala,


nuestras aplicaciones seguirán tendiendo a ser generales e impersonales. Las necesidades
individuales y grupales son abordadas sólo indirectamente por estas consideraciones. Por
esta razón, el tercer paso básico hacia la aplicación personal es prestar atención detallada a
las variaciones dentro de la audiencia moderna. La comunidad contemporánea exhibe
muchos tipos de variaciones. Así como los escritores del Antiguo Testamento abordaron
diversas necesidades, los intérpretes modernos deben reconocer la variedad entre los
creyentes modernos. «En última instancia, el predicador expositivo no se dirige a toda la
humanidad: habla a un pueblo en particular y los llama por nombre».

Para dirigirnos a la diversidad de las audiencias modernas, debemos tener cuidado


de no centrarnos en sólo un de la comunidad creyente. Por ejemplo, no sé con qué
413

frecuencia he escuchado sermones dirigidos exclusivamente a las necesidades de los


hombres adultos. En ocasiones las mujeres entran en el cuadro, pero rara vez los pastores
reflexionan sobre las implicaciones de los pasajes para los adolescentes, niños pequeños,
enfermos o personas discapacitadas física o mentalmente. Para traer las historias del
Antiguo Testamento a la vida de los creyentes, debemos considerar no sólo una faceta de
la comunidad de fe. De vez en cuando, se deben abordar diferentes tipos de personas.

¿Qué tipos de personas hay en la iglesia? La mayoría de las congregaciones tienen


representaciones de diversas condiciones espirituales, emocionales y físicas, edades, sexos,
roles en la iglesia, actividades y estatus económico. Éstas son sólo algunas de las
diversidades en la iglesia, pero a menudo requieren aplicaciones significativamente
diferentes.

¿Qué dice el relato de la prueba de Abraham a los diferentes tipos de creyentes


modernos? En general, nos da seguridad en nuestra victoria final en Cristo. Pero, ¿cómo se
aplica este tema a aquellos que no creen? Les advierte del juicio de Dios y los anima a
volverse a Cristo para obtener la victoria sobre el mal y la muerte. ¿Cómo les habla a los
creyentes que están desanimados y preocupados? Les ofrece esperanza a pesar de sus
circunstancias actuales. ¿Cómo habla este pasaje a los ricos? No confíes en tu riqueza para
asegurar tu futuro. ¿Qué mensaje ofrece a los pobres? Nuestras riquezas eternas en Cristo
superan con creces cualquier sufrimiento que experimentemos hoy. ¿Cómo se dirige a los
creyentes que están en buenas condiciones físicas? Usa toda tu energía en las batallas
espirituales que se avecinan. ¿Qué les dice a los que están enfermos y moribundos? La
victoria sobre la muerte es segura debido a la promesa de Dios a Abraham y a la obra de
Cristo.

El relato del cronista de la devoción de Israel al templo (1 Crónicas 29:1-9) también


aborda diferentes necesidades. El pasaje reprende a aquellos que han descuidado el
contribuir a la adoración de Dios, alentando a los líderes de la iglesia a guiar por medio de
su propio ejemplo como lo hizo David, e instruyendo a los laicos a seguir los ejemplos de
sus líderes. Llama a los ricos a dar generosamente a la obra del Reino e incluso requiere
que los niños adoren atentamente.

La historia de Moisés de Nadab y Abiú (Levítico 10:1-20) amonesta a aquellos que


tratan la santidad de Dios a la ligera. El pasaje trae alegría a los creyentes que encuentran
aceptación en la presencia de Dios. Se aplica más directamente a los líderes, ordenándoles
que examinen sus corazones mientras guían a la gente de Dios en la adoración. A los
414

ancianos se les advierte contra persistir en prácticas tradicionales que desagraden a Dios.
Los jóvenes deben ejercer precaución al introducir nuevas prácticas en la adoración. A
medida que permitimos que esta historia arroje su luz sobre diferentes personas, vemos su
vasto potencial para la aplicación práctica.

Para descubrir las aplicaciones personales de las historias del Antiguo Testamento
para los creyentes modernos, primero debemos examinar las diversidades dentro de la -
audiencia original. Luego inferimos principios a la luz de los cambios de cultura y época.
Finalmente, ajustamos las implicaciones de estos textos a las diversas necesidades de la
audiencia moderna (ver figura 65).

Niveles de aplicación personal

En un capítulo anterior, vimos que la santificación y la interpretación son


interdependientes. Por un lado, nuestras luchas con el pecado y la carne afectan
dramáticamente nuestra investigación de las historias del Antiguo Testamento. El
crecimiento personal en la fe es la base sobre la cual descansa la interpretación exitosa. Por
otro lado, la santificación es nuestro objetivo en la lectura de los textos. A menos que
apliquemos las Escrituras a nuestras vidas. nuestra condición espiritual se deteriora
rápidamente.

A menudo le pregunto a la gente: «¿Cuál es el beneficio más importante que recibes


de las Escrituras?». Por supuesto, obtengo muchas respuestas diferentes, pero he notado a
lo largo de los años que tienden a caer en una de tres categorías básicas. Algunas personas
dicen: «Aprendo cómo pensar». Otros responden: «Cambia la forma en que actúo». Otros
responden: «Las Escrituras me hacen sentir a Dios en mi vida». Estas respuestas señalan
las profundidades a las que debe llegar la aplicación personal. Las narraciones del Antiguo
Testamento nos santifican en nuestro pensamiento, acciones y emociones.

Cristo enseñó que el mandamiento más grande es «amar al Señor tu Dios con todo
tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente» (Mateo 22:37; ver Deuteronomio 6:5).
En una palabra, Él nos llamó a someter todo nuestro ser en servicio leal a Dios. En
consecuencia, el summum bonum (bien supremo) de la interpretación es aplicar las
Escrituras a toda nuestra existencia. Van Til resumió el asunto:

La consistencia que se encuentra en el creyente es correspondiente con la consistencia


que se encuentra en Dios. Esta consistencia en el creyente consiste en la voluntad de
pensar los pensamientos de Dios tras él, en prontitud para hacer la voluntad de Dios tras
415

él, y sentir los sentimientos de Dios tras él.

Fig. 65: Pasos básicos para un ajuste personal

Hablaremos de tres niveles de aplicación personal: conceptual, conductual y


emocional. ¿Cómo deberían las historias del Antiguo Testamento cambiar la forma en que
pensamos? ¿Cómo debemos modificar nuestro comportamiento? ¿Cómo influyen estos
pasajes en nuestras emociones? Estos aspectos de la aplicación son totalmente
interdependientes. La santificación de nuestra forma de pensar, comportamiento y
emociones dependen unos de otros de innumerables maneras. Sin embargo, por el bien de
la discusión, veremos cada faceta de nuestras vidas por separado.

Aplicación conceptual

La aplicación conceptual es el proceso de conformar nuestra comprensión de la vida


a las historias del Antiguo Testamento. Rechazamos las falsedades, y recibimos las
verdades que se encuentran en la revelación bíblica. Para explorar este aspecto de la
aplicación, tocaremos la importancia de la aplicación conceptual y las áreas principales de
la aplicación conceptual.
416

Importancia. La aplicación conceptual tiene gran importancia debido al papel del


intelecto en la vida cristiana. En su sabiduría inescrutable, Dios ha preparado el
razonamiento humano como el instrumento por el cual recibimos Su revelación: «La
revelación es la comunicación de la verdad a la mente (...) La revelación no se puede hacer
a los brutos o a los idiotas». Dios se ha revelado en palabras escritas. Para aplicar esta
revelación, primero debemos conformar nuestro pensamiento a Su voluntad.

Desafortunadamente, muchos cristianos evangélicos de hoy ven a la razón como


algo que temer. Tememos que el pensamiento sofisticado se aleje de la vida fiel. Por
supuesto, no podemos evitar el uso de los poderes intelectuales por completo. Incluso las
respuestas más simples a las Escrituras involucran razonamiento. Pero muchos creyentes
se alejan del «cristianismo intelectual» hacia el anti-intelectualismo.

Los resultados de desatender la reflexión seria sobre la aplicación conceptual son


obvios. Las inconsistencias y los errores en nuestras vidas se oponen claramente a la
enseñanza de la Escritura. He conocido a creyentes que justifican la participación en el
pecado flagrante diciendo que no «sintieron que el Espíritu Santo los acusara». Otros
defienden sus puntos de vista porque «hacen el trabajo». Los sentimientos y la pragmática
son consideraciones importantes, pero en el análisis final debemos dar forma a nuestras
perspectivas de la vida a través de la aplicación conceptual de las Escrituras.

Es fácil confundir comprensión de las Escrituras con aplicación conceptual genuina.


A menudo pensamos que una vez que sabemos lo que las Escrituras enseñan, hemos
completado el arduo estudio que hay que hacer. Pero esto no es así. No hemos aplicado las
narraciones del Antiguo Testamento hasta que aceptamos su enseñanza y ajustamos
nuestros conceptos de la realidad en consecuencia. Sabemos que las historias del Antiguo
Testamento nos enseñan a observar el Sabbath, pero muchos creyentes piensan que es una
carga pesada. Entendemos la perspectiva del Antiguo Testamento de la justicia de Dios,
pero dudamos que Él sea justo en todos Sus caminos hoy. Entender un texto no es
suficiente: hemos hecho aplicación conceptual sólo cuando cambiamos nuestro
pensamiento para ajustarnos a la enseñanza de las Escrituras.

Áreas. La aplicación conceptual se centra en tres áreas principales. Como hemos


visto, las historias del Antiguo Testamento ofrecen implicaciones informativas, directivas
y afectivas para la vida moderna. La aplicación de las narraciones del Antiguo Testamento
a nuestra forma de pensar implica cada tipo de aplicación.
417

Primero, debemos creer la información que estos textos nos dan sobre la vida
moderna. Todos los creyentes tienen conceptos erróneos acerca de Dios, el mundo y la
humanidad. Pensamos que Dios es de cierta manera, cuando, de hecho, Él es justo lo
contrario. Creemos que nos hemos entendido a nosotros mismos cuando en realidad hemos
entendido mal. Por ejemplo, a muchos cristianos les resulta difícil creer que Dios ordenaría
a alguien sacrificar a su hijo. Pero la historia de la prueba de Abraham nos dice que esto
fue precisamente lo que Él hizo. Por difícil que sea, debemos renunciar a nuestras
perspectivas y aceptar esta información acerca de Dios. Las historias del Antiguo
Testamento presentan perspectivas apropiadas sobre todos los hechos. Es nuestra
responsabilidad recibir esta información y cambiar la forma en que pensamos.

En segundo lugar, la aplicación conceptual incluye la adopción de las implicaciones


directivas de los textos. Las historias del Antiguo Testamento tienen mucho que decir
acerca de nuestras responsabilidades morales. Podemos pensar que un curso de acción es
apropiado, pero descubrimos que las Escrituras enseñan lo contrario. También podemos
encontrar nuestros estándares confirmados por la enseñanza de un texto. La actitud de José
hacia sus hermanos en el último capítulo de Génesis nos conduce a ser humildes y a
perdonar a los demás. A menudo nos enfrentamos a circunstancias que nos presionan a
ignorar esta obligación. Sin embargo, hemos aplicado estas directivas sólo cuando
reconocemos que este mandato es adecuado.

En tercer lugar, la aplicación conceptual consiste en aceptar las implicaciones


afectivas de las historias del Antiguo Testamento. Podemos pensar que una actitud es
apropiada y descubrir que un texto nos dice de manera diferente. En otras ocasiones
podemos encontrar nuestras evaluaciones confirmadas. El registro del cronista de las
contribuciones al templo (1 Crónicas 29:1-9) nos enseña a apoyar la adoración alegremente.
Puede que no creamos que dar nuestro dinero sea un acontecimiento alegre, pero la historia
del cronista enseña lo contrario. Debemos ir más allá de la mera comprensión de lo que
este texto dice acerca de los sentimientos humanos y estar de acuerdo con su enseñanza.

La aplicación conceptual de las historias del Antiguo Testamento consiste en dar


asentimiento mental. A través de un estudio cuidadoso descubrimos las enseñanzas
informativas, directas y afectivas de estos textos para la vida contemporánea. En respuesta,
afirmamos que estos textos son verdaderos. Varias preguntas nos guían a través del proceso
de aplicación de conceptual. ¿Cómo debemos ajustar nuestra forma de pensar para que se
conforme de acuerdo a las implicaciones informativas de este texto? ¿Cómo desafían las
directrices morales del pasaje nuestros puntos de vista? ¿Cómo debemos estar de acuerdo
418

con las implicaciones afectivas del pasaje?

Aplicación conductual

Aplicar las narraciones del Antiguo Testamento a la vida moderna implica más que
la concurrencia cerebral: esto es solo el comienzo. Dios también requiere que nuestras
acciones se ajusten a Su revelación. Tocaremos la importancia del comportamiento y las
áreas de aplicación conductual.

Importancia. La importancia de enfatizar la aplicación conductual se hace evidente


cuando nos damos cuenta de la facilidad con que fallamos en vivir según nuestras creencias.
Todos los creyentes saben más de lo que realmente saben. Hasta cierto punto, estas fallas
no son inevitables: siempre nos enfrentamos a deficiencias de comportamiento. Sin
embargo, al aplicar las historias del Antiguo Testamento a la vida moderna, no debemos
conformarnos simplemente con afirmar sus verdades. También debemos traducir esas
afirmaciones en acciones. Como dijo Santiago: «No os limitéis a escuchar la palabra, y así
engañaros a vosotros mismos. Haced lo que dice» (Santiago 1:22).

Muchos evangélicos no ven la importancia de vivir una vida santa debido a un


malentendido teológico fundamental. Plenamente convencidos de que la salvación es «por
gracia (...) a través de la fe» (Efesios 2:8), toman la misericordia de Dios como licencia
para el pecado. Las Escrituras enseñan claramente que nuestras obras no merecen la
salvación; la obra de Cristo es nuestra única esperanza para la vida eterna. Sin embargo, las
Escrituras son bien claras en que aquellos que han sido redimidos por Cristo darán fruto de
una vida justa: «Porque somo hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efesios 2:10). Confiar
en Cristo para la salvación nos coloca en el camino de las buenas obras. La fe salvífica no
producirá la perfección, pero orienta nuestro comportamiento hacia obras de justicia.

Áreas. Las aplicaciones conductuales también se centran en tres áreas principales.


Ajustamos nuestro comportamiento a las implicaciones informativas, directivas y afectivas
de las historias del Antiguo Testamento.

Primero, la información que nos dan los textos del Antiguo Testamento nos enseña
cómo comportarnos. Considere Génesis 1:1-2:3. Este texto enseña que Dios es el Creador.
Siempre que vivimos de maneras que oscurecen o niegan esta verdad, hemos fallado en
aplicar esta información a nuestro comportamiento. El pasaje también nos dice que Dios
vio Su orden creado original como bueno. Siempre debemos comportarnos de manera que
419

afirmemos esta realidad. El texto revela que los seres humanos son la imagen de Dios.
Cuando tratamos a los demás o a nosotros mismos como algo menos que esto, hemos
violado esta información. Nuestro comportamiento debe ajustarse a la información que
recibimos de las narraciones del Antiguo Testamento.

En segundo lugar, las implicaciones directivas de las historias del Antiguo


Testamento también deben traducirse en acciones apropiadas. La historia de la invasión de
Sisac (2 Crónicas 12:1-12) enseña que los pecadores deben humillarse y buscar la
misericordia de Dios. Aplicar esta historia conductualmente implica orar y buscar el
perdón. Del mismo modo, la Torre de Babel (Génesis 11: 1-9) nos conduce a no exaltar
nuestro propio nombre en desafío a Dios. Los cristianos modernos deben comportarse de
maneras que sólo traigan gloria al nombre de Dios.

Tercero, las implicaciones afectivas de los pasajes del Antiguo Testamento a


menudo requieren comportamientos particulares. La muerte de Nadab y Abiú (Levítico
10:1-20) enseña la importancia del temor y la alta consideración por la santidad de Dios en
la adoración. La aplicación de este pasaje a nivel conductual requiere que realicemos
nuestra adoración de maneras que reflejen una sana reverencia a Dios. A medida que
traemos las historias del Antiguo Testamento a la vida moderna, debemos centrarnos en los
cambios de comportamiento requeridos por sus implicaciones informativas, directivas y
afectivas. Para lograr este fin, podemos hacer varias preguntas pertinentes. ¿Qué acciones
demanda de nosotros la información de este pasaje? ¿Cómo deberían cambiar nuestros
estilos de vida a la luz de los principios del texto? ¿Cómo debe nuestro comportamiento
exhibir las implicaciones afectivas de este texto?

Aplicación emocional

Las historias del Antiguo Testamento también fueron diseñadas para ser aplicadas
en un nivel emocional. Estaban destinados a afectar nuestras actitudes, motivaciones y
disposiciones.

Importancia. La importancia de la aplicación emocional reside en nuestra necesidad


de orientación acerca de nuestros sentimientos. Dios nos hizo criaturas emocionales, y Él
renueva este aspecto de nuestras vidas en Cristo. Pero cuando nuestros sentimientos van
mal, las historias del Antiguo Testamento nos ofrecen una guía indispensable.

Desafortunadamente, muchos cristianos piensan que las emociones son intocables.


Permitimos que nuestros sentimientos vayan en la dirección que quieran. Sin embargo, en
420

Cristo no estamos simplemente llamados a aceptar las verdades de las Escrituras y a


comportarnos de acuerdo con ellas; también estamos llamados a amar a Dios y Sus caminos
y a odiar el pecado. Como cristianos debemos poner nuestras emociones bajo el control del
Espíritu Santo, así como lo hacemos con nuestra forma de pensar y nuestro
comportamiento.

Desatender las aplicaciones emocionales crea serios problemas a los creyentes. No


podemos pasar mucho tiempo sin las palabras alentadoras y las advertencias que se
encuentran en las Escrituras. Vivimos en un mundo lleno de decepciones y dificultades. En
un momento u otro, cada creyente siente un vacío interior: no más celo, no más amor, no
más coraje. En estas situaciones, las dimensiones emocionales positivas de las historias del
Antiguo Testamento nos hablan directamente, calentando nuestros corazones y
estimulándonos hacia un celo renovado por Cristo. Otras veces nuestros corazones se
endurecen hacia Dios. Cuando nos enredamos en el pecado, nos encontramos
despreocupados por los asuntos de la fe. Nuestros afectos se vuelven de Dios hacia el
mundo. Cuando esto ocurre, la redirección viene cuando aplicamos los textos del Antiguo
Testamento a nivel emocional.

Áreas. Las áreas de aplicación emocional incluyen todas las principales -


implicaciones de las historias del Antiguo Testamento. Cuando leemos estos textos con
sensibilidad, encontramos que sus implicaciones informativas, directivas y afectivas
influyen en nuestros sentimientos.

Primero, la información que derivamos de los textos del Antiguo Testamento tiene
el potencial de un efecto emocional. Por ejemplo, aprendemos del libro de Jueces que Cristo
ha cumplido con nuestra necesidad de que un rey piadoso nos gobierne. Esta implicación
no es un dato infructuoso, pues nos recuerda que Cristo es nuestra única esperanza. ¿Qué
trae mayor gozo y confianza que la comprensión de que Él ha provisto nuestra liberación y
seguridad? Génesis 2:4-3:24 nos enseña que las dificultades en la vida provienen de nuestra
rebelión contra Dios. Difícilmente se nos puede recordar este hecho sin un sentido de
humildad y gratitud por la gracia redentora de Dios. Estas implicaciones informativas
deberían tocarnos emocionalmente.

En segundo lugar, las implicaciones directivas de estos textos también generan


reacciones emocionales. Aprendemos del reinado de Asa (2 Crónicas 14:2-16:14) que el
pueblo de Dios debe estar atento a las palabras de Sus profetas. ¿Cómo nos hace sentir
esto? Tal vez nos sentimos alentados de que Dios no nos ha dejado sin dirección. O
421

podemos estar mortificados por nuestra propia negativa a obedecer Su Palabra. Nosotros
entendemos el requisito de pureza sexual en la historia de Judá y Tamar (Génesis 38:1-30).
¿Qué respuesta emocional deberíamos tener? Los que son castos se regocijan; los que son
inmorales han de temblar de miedo.

En tercer lugar, las influencias afectivas de las historias del Antiguo Testamento
también deben aplicarse emocionalmente. La aplicación de las dimensiones afectivas de
estos textos va más allá de la comprensión al sentimiento real. La prueba de Abraham nos
da razones para la confianza en el futuro. Sin embargo, hemos aplicado esta verdad a
nuestras emociones sólo cuando nos sentimos genuinamente confiados y seguros sobre el
futuro. El gozo de David al traer el arca a Jerusalén (2 Samuel 6:12-19) revela el gozo que
fue para todo el pueblo de Dios encontrarse en Su presencia. No sólo debemos estar
convencidos de que esto es cierto, sino también experimentar la alegría.

La aplicación a nivel conceptual, conductual y emocional requiere un gran cuidado


por parte de los intérpretes. Debemos aprender a ajustar nuestro énfasis de acuerdo con las
necesidades de aquellos a quienes estamos enseñando. Los creyentes tienen diferentes
fortalezas y debilidades en varios momentos de sus vidas. Si un grupo o individuo requiere
atención a un tipo de aplicación más que a otro, entonces debemos resaltar esa dimensión
del texto. Como intérpretes de la Palabra, debemos ser sensibles a estas variaciones.
Cuando las correcciones intelectuales son necesarias, debemos enfatizar la aplicación
conceptual. Si las personas son débiles en su comportamiento, debemos abordar más esta
área. Los creyentes que tienen necesidades emocionales deben ser atendidos con una
aplicación en dicho nivel.

Pasar por alto las necesidades específicas de los creyentes puede causar serios
problemas en la vida cristiana. El énfasis excesivo en la aplicación conceptual conduce al
intelectualismo, y nuestra fe se reduce a meras ideas. Demasiado énfasis en la aplicación
del comportamiento resulta en legalismo, y la vida religiosa equivale únicamente a hacer
lo correcto. Exagerar la aplicación emocional y ser negligentes hacia los otros niveles
conduce al emocionalismo, y los creyentes se vuelven completamente embaucados en sus
sentimientos.

Cada nivel de aplicación es esencial para la santificación en Cristo. No debemos


enfatizar demasiado ni descuidar ninguna dimensión. Debemos abordar los pensamientos,
acciones y actitudes a medida que surja la necesidad. Al prepararnos para enseñar una
historia del Antiguo Testamento, podemos evitar los extremos haciendo tres preguntas
422

simples: ¿Qué problemas conceptuales modernos aborda este texto para mi audiencia?
¿Cómo se ve desafiado por este texto el comportamiento moderno? ¿Qué necesidades
emocionales de mi audiencia satisface este texto (ver figura 66)?

Fig. 66: Niveles de aplicación personal

Conclusión

En este capítulo hemos examinado las aplicaciones personales de las narraciones de


los Antiguo Testamento. Hemos visto que muchos obstáculos se interponen en el camino
de este aspecto de la interpretación. Pero podemos superar estos obstáculos observando las
variedades de aplicaciones en el entorno original, haciendo ajustes de época y cultura, y
abordando la variedad de necesidades en el entorno moderno. Al final, debemos sacar a la
luz los conceptos, comportamiento y emociones que abordan las historias del Antiguo
Testamento. A medida que tengamos en cuenta estas consideraciones básicas, podremos
aplicar las historias del Antiguo Testamento de maneras que promuevan la santificación
423

del pueblo de Dios y traigan gloria a Dios.

Preguntas de repaso

1. Nombre tres obstáculos que a menudo obstaculizan nuestros intentos de hacer


aplicaciones prácticas a los creyentes modernos. ¿Cómo ha visto estas barreras en
nuestro propio trabajo con las historias del Antiguo Testamento?
2. ¿Cuáles son los tres pasos básicos que conducen a una aplicación personal efectiva
de las narraciones del Antiguo Testamento? Ilustre estos pasos con un pasaje
mencionado en este capítulo.
3. ¿Cuáles son los tres niveles de aplicación personal? ¿Por qué es importante cada
uno? ¿Cómo debemos decidir qué nivel enfatizar?

Ejercicios de estudio

1. Resuma el significado original de Génesis 2:4-3:24, siguiendo el análisis de la


estructura en el capítulo 10.
2. ¿Cuáles fueron algunas de las variaciones en la audiencia original de Génesis 2:4-
3:24? ¿Cómo habló este pasaje de manera diferente a cada tipo de persona de las
que ha identificado?
3. ¿Qué ajustes de época y cultura se deben hacer al aplicar Génesis 2:4-3:24 a las
audiencias modernas?
4. ¿Qué variaciones en las audiencias modernas requieren diferentes tipos de
aplicaciones de Génesis 2:4-3:24? ¿Qué aplicaciones conceptuales, conductuales y
emocionales se pueden destacar de acuerdo con las necesidades de las audiencias
moderna?
424

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