Tema 3
Tema 3
Tema 3
Capítulo Página
Bibliografía ...............34
Normativa ...............35
Cuestionario ...............36
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Las Especies
Cinegéticas
1 Las especies de caza.
5 Aspectos sanitarios
y principales factores de amenaza.
1. Caza mayor:
2. Caza menor
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Cinegéticas
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1) Especies exóticas:
a) No invasoras: la perdiz moruna y la perdiz roja
b) Invasoras: el conejo, el muflón y el arruí.
2) Especies nativas:
La codorniz común, la tórtola común y la paloma bravía.
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2. Las especies de caza menor
2.1. El conejo
(Oryctolagus cuniculus)
conejo
Identificación
El conejo es un mamífero de tamaño medio, de color gris con tonos más o menos intensos
de pardo. La parte posterior del cuello es marrón, y el vientre blanco. La cabeza y el cuerpo miden
unos 35-40 cm. La cola es corta (4-6 cm), con la parte inferior de color blanco luminoso y la parte
superior gris. Las orejas son largas (6,5-7 cm), pero no tanto como en las liebres, y aparecen uni-
formemente coloreadas. Las patas traseras del conejo se encuentran adaptadas a la carrera, por lo
que están mucho más desarrolladas que las delanteras. A su vez, es de destacar que las plantas de
sus extremidades se muestran cubiertas de pelos fuertes y elásticos, dirigidos hacia delante, los cua-
les actúan amortiguando las pisadas.
Distribución
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Cinegéticas
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Hábitat
conejo
En las islas el conejo muestra una amplia distribución, observándose desde la costa hasta la
cumbre. En general, este animal posee una fácil capacidad de adaptación a los diferentes hábitat.
Biología
Actividad
Los conejos suelen estar activos tanto de día como de noche, pero es en el crepús-
culo cuando están más activos y realizan los mayores desplazamientos. El ritmo dia-
rio consta de seis períodos de descanso y otros seis de actividad. Al atardecer, aban-
donan los refugios y salen a los espacios abiertos, hacia aquellos sectores donde
encuentran más alimento. Al amanecer, o algo antes, regresan a las zonas de cober-
tura, donde permanecen durante el día, y donde alternan los períodos de reposo con
los de actividad. Esta pauta general sufre algunas variaciones a lo largo del año; por
ejemplo, en verano los períodos de reposo diurno son más prolongados, y la activi-
dad cesa completamente durante las horas de más calor; y aunque la lluvia no inhi-
be su actividad, si lo hacen el viento y las temperaturas muy elevadas.
Por su parte, los ejemplares jóvenes durante el día están mucho más activos, entran-
do y saliendo constantemente del refugio, realizando cortas carreras y jugando; mien-
tras que por la noche cesan casi por completo la actividad.
Comportamiento social
Todos los miembros del grupo familiar participan en la defensa del territorio, y es el
macho dominante el que realiza prácticamente todas las manifestaciones para estable-
cer los límites de su territorio. Este marcaje es realizado mediante deposiciones conti-
nuadas en el mismo lugar – los “cagarruteros”- que son llevadas a cabo por todos los
miembros del grupo, o bien por las escarbaduras realizadas por el macho dominante.
Este macho dominante completa el marcaje de su territorio mediante el frotamiento de
su glándula bucal sobre ramas, piedras y el resto de los miembros de su grupo familiar.
Reproducción
Aunque pueden aparecer individuos con síntomas de actividad sexual durante todo
el año, la reproducción suele comenzar en el otoño, dependiendo su inicio y dura-
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ción de factores tales como el fotoperíodo (duración de la luz), comienzo de lluvias
conejo
y disponibilidad de alimento. En condiciones adversas, la productividad de la pobla-
ción desciende y se producen un número bastante alto de reabsorciones intrauterinas.
Así mismo, el tipo de suelo parece influir en cuanto a la extensión del período repro-
ductivo y en la proporción de hembras que crían.
En el período fértil, los machos presentan los testículos de gran talla y en posición escro-
tal, y casi todas las hembras se encuentran grávidas o amamantando. Las hembras crían
en cámaras especiales, construidas por ellas mismas, que recubren con briznas de hier-
ba y pelo de su vientre. Estas cámaras pueden ubicarse en el interior de las madrigue-
ras, o bien estar separadas de las mismas, denominándose estas últimas gazaperas.
La gestación dura unos treinta días, y la hembra puede entrar en celo inmediatamen-
te después del parto. Una vez nacidos los jóvenes, la madre los visita una o dos veces
diarias para amamantarlos. El número de gazapos por camada suele oscilar entre tres
y cinco. A su vez, cada hembra a lo largo del año experimenta de tres a cinco par-
tos. A las tres semanas del nacimiento los gazapos salen al exterior, presentando un
aspecto similar al de los adultos, pudiendo reproducirse desde los tres meses de edad.
Existe una alta tasa de dispersión de los jóvenes durante sus primeros cinco meses de
vida. Los machos se dispersan en mayor proporción que las hembras. En general, no exis-
te una conducta agresiva de los adultos hacia estos jóvenes que abandonan la zona por
voluntad propia, y se establecen en lugares donde no se encuentran parientes cercanos.
Alimentación
Cuando las plantas herbáceas escasean puede consumir tallos tiernos de árboles y
arbustos, así como frutos y semillas maduras de la vegetación arbustiva. Por otro lado,
la especie también penetra en cultivos de hortalizas y cereales.
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Las Especies
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Tras esta segunda ingestión, se produce el segundo tipo de excremen
conejo
to que es expulsado en forma de excrementos “duros”, estos últimos son
los que suelen observarse en el campo.
Esta doble digestión del alimento permite un aprovechamiento más eficaz de los nutrientes.
Si se les impide practicar la coprofagía, los conejos pueden morir antes de tres semanas.
Caza
Al ser el conejo la pieza de caza más habitual, se han ideado numerosas técnicas de
caza para capturarlos, bien con armas de fuego o sin ellas. Las modalidades de caza son:
Con perro y hurón: consiste en la localización del conejo por parte del perro
podenco canario y la utilización del hurón para hacerlo salir de su refugio.
Posteriormente lo atrapa el perro o es abatido con arma de fuego. Es una caza de
ritmo lento y buen rendimiento. Es la modalidad que más tradición y que más adep-
tos tiene.
Con perro: igual que la anterior pero sin ayuda del hurón. Normalmente se bate un
terreno con los perros donde los cazadores están apostados en zonas de buena visi-
bilidad que permita abatir con arma de fuego los conejos en su huida. Es de menor
rendimiento que la anterior. El cartucho utilizado para la caza del conejo es con per-
digón del número 4 al 6 y carga de 32-34 gramos.
Enfermedades
Existen dos enfermedades causadas por virus que son la principal causa del descenso de
las poblaciones de conejos en nuestras islas: la mixomatosis y la enfermedad vírica hemorrágica.
Mixomatosis
Falta de apetito.
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conejo
Enfermedad vírica hemorrágica
Otras enfermedades
Recomendaciones
Quemar o enterrar con cal viva los ejemplares muertos, ya que los
cadáveres de los animales enfermos son una de las principales fuentes de
transmisión del virus.
Los conejos pueden ocasionar daños importantes en diferentes cultivos ante los que
los agricultores adoptan medidas de protección como la construcción de vallados o el uso de
repelentes. En el peor de los casos, recurren al uso ilegal de trampas o venenos que pueden
traer nefastas consecuencias para otros animales e, incluso, para las personas. En algunas
situaciones resulta necesaria la declaración, por parte de los Cabildos Insulares, de “zonas de
emergencia cinegética temporal” para permitir su caza fuera de temporada (ver Tema 7).
Por otra parte, los conejos figuran entre los principales factores que amenazan la
supervivencia de algunas plantas endémicas amenazadas de extinción, por lo que se hace
necesario instalar pequeños vallados para evitar que sean comidas por ellos.
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2.2. La paloma bravía
paloma
(Columba livia)
Identificación
Es una paloma de color gris azulado. Se caracteriza por presentar un tono más claro
en la parte inferior de las alas, irisaciones verdosas violetas en el cuello, así como una
doble franja negra en las alas. Otro rasgo característico de la paloma bravía lo constituye
el tono del obispillo, el cual se presenta gris o gris blancuzco. Sin embargo, una parte de
la población muestra manchas blancas en el obispillo por cruzamientos con palomas
domésticas, ya que a menudo se la encuentra junto a palomas cimarronas (palomas
domésticas asilvestradas). Se trata de una paloma que presenta un vuelo potente, con rápi-
do batir de alas.
Distribución y hábitat
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paloma
Biología
Reproducción
Es habitual que nidifique en pequeñas colonias de aves, aunque también hay citas del pasa-
do sobre la presencia en Canarias de agrupaciones de cría de varios centenares de aves.
Dieta
Caza
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2.3. La tórtola común
(Streptopelia turtur)
tórtola
Identificación
La tórtola común es una tórtola pequeña y ligera, con un vuelo de arrítmico batir de
alas. Su cabeza es pequeña y de color gris azulado. El pico es relativamente blando y
pequeño, de terminación puntiaguda y corva, con coloración gris azulado. Sus ojos son
vivaces, con un iris mezcla de amarillo y rojo. Posee un dorso pardo rojizo, donde las
supracobertoras caudales van a presentar centros negros bien marcados y extremos páli-
dos rojizos. El pecho se muestra de un rosa violáceo pálido, y el vientre blanco. En el cue-
llo resaltan unas franjas negras y blancas alternas, compuestas de plumas negras con
extremos blancos, comúnmente llamado “collar”. El collar está ausente en ejemplares
jóvenes. Además, también es característica de esta tórtola su cola larga y en forma de
cuña, de color negro, con los bordes blancos visibles fácilmente en vuelo.
Conviene recordar que en Canarias están también presentes otras tórtolas que
podrían ser confundidas con la común:
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La tórtola de cabeza rosa (Streptopelia roseogrisea) nidifica en todas las islas salvo
tórtola
El Hierro. Proceden de escapes o sueltas deliberadas y es bastante abundante en
zonas en zonas urbanas y rurales.
Otras tórtolas que se han observado son la tórtola del Senegal (Streptopelia sene-
galensis) y la tórtola de El Cabo (Oena capensis).
Distribución y hábitat
A pesar de que la tórtola común ha sufrido una considerable reducción de sus efec-
tivos en buena parte de Europa, en Canarias, siendo un ave de interés cinegético, cuenta
con poblaciones de cierta importancia, aún así se aprecian diferencias interanuales, ya
que algunos años no parece ser tan abundante como otros.
Biología
Reproducción
El nido lo realiza a modo una ligera plataforma, de unos 25-35 cm de diámetro, que
es construida a base de ramas y tallos delgados, seleccionando también para ello en
los pinares acículas (hojas) de pinos. Este nido, de poca espesura y resistencia, sin
embargo soporta el peso de la hembra y los pollos durante la cría. Aún así, cuando
termina el período de cría la plataforma suele quedar derruida. Se cree que esta tór-
tola utiliza tal estrategia para pasar inadvertida durante el período de cría frente a
predadores aéreos.
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Generalmente el nido lo emplaza a baja altura, sobre árboles y arbustos. Se ha obser-
tórtola
vado como cría sobre brezos, castañeros, pinos, cipreses, balos, cardones, vinagreras,
tarajales, etc. La nidificación se inicia poco después de la arribada, siendo posible, en
las zonas más bajas, encontrar nidos con huevos a finales de marzo. Generalmente
se pueden observar puestas hasta el mes de julio.
La puesta tiene lugar transcurridos unos cinco días de la construcción del nido.
Generalmente ponen dos huevos. La incubación es realizada por ambos sexos. El perío-
do de incubación viene a durar de 13 a 16 días. Los pollos son alimentados, transcurri-
das una o dos horas de la eclosión, con una secreción del estómago de sus progenitores
llamada leche de paloma. Tanto el macho como la hembra se dedican por igual a la ali-
mentación de los pollos. Si el nido se ve amenazado intentan pasar inadvertidos, pero si
persiste el peligro utilizan la estrategia de “hacerse el herido”: se posan en el suelo, dejan-
do caer un ala y volando con dificultad para intentar distraer al predador (mecanismo uti-
lizado por gran número de especies de aves). A los 13 días los pollos están completa-
mente emplumados, pudiendo saltar del nido a los 14-16 días si son molestados. Los
pollos pueden volar transcurridos 17-20 días, pero es a partir de los 25-30 días cuando
dejan de ser alimentados por sus padres y pueden volar con mayor seguridad.
En los casos de cría temprana, las tórtolas pueden comenzar de nuevo con el cortejo
y la construcción de otro nido, dando lugar a una segunda puesta. Se sabe que las tór-
tolas son muy sensibles cuando son molestadas en el nido, pudiendo abandonarlo si
la presencia de alguien en los alrededores provoca la salida de la hembra. No obs-
tante, si se abandona o se pierde el nido por diversas circunstancias la pareja sigue
unida, y tiene la capacidad de hacer otro nido en otro lugar.
Comportamiento social
En general, estas aves a partir de agosto dejan el Archipiélago para dirigirse a África.
Dieta
Caza
La tórtola común es una especie que también se suele cazar esperándola en sus zonas
de paso, eligiendo el momento en que efectúan desplazamientos para comer o beber al
comienzo del día, o aprovechando cuando se desplazan a sus dormideros, por la tarde. El
cartucho normalmente utilizado es del número 71/2 al 8 con carga de 30-32 gramos.
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2.4. La codorniz común
(Coturnix coturnix)
codorniz
Identificación
Distribución y hábitat
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codorniz
sobre todo en las islas orientales, mientras que en otros puede permanecer en determina-
das zonas del Archipiélago todo el año.
Biología
La codorniz emplaza el nido ocultándolo muy bien entre hierbas, muchas veces en
el interior de cultivos de gramíneas o de vid. Puede reproducirse desde el mes de diciem-
bre, llegando a realizar hasta tres puestas, por lo que su nidificación puede prolongarse
hasta el mes de agosto. La hembra parece encargarse exclusivamente de la reproducción,
no siendo ayudada ni alimentada por el macho durante la misma. Cada día pone un
huevo hasta completar un número que suele oscilar entre 7-12. La incubación dura entre
16 y 18 días. Los pollitos abandonan el nido al poco de nacer y completan su crecimien-
to en un período cercano a los dos meses. Su dieta se basa en semillas e insectos, aunque
también se ha observado ocasionalmente consumiendo frutos y brotes tiernos.
Caza
Uno de los problemas que mayor atención debe recibir en el futuro inmediato es
el de las sueltas de codornices japonesas, híbridas o de dudoso origen genético, ya que
la codorniz común puede cruzarse con la codorniz japonesa o con híbridos, habiéndose
constatado que, en el campo, las hembras de codorniz japonesa atraen a machos de
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codorniz
codorniz común. La descendencia de estos cruzamientos es fértil. Aunque se ha argu-
mentado que las posibilidades de supervivencia de estos individuos son prácticamente
nulas, en la Península se han capturado ejemplares de codorniz japonesa y también híbri-
dos en primavera, durante la época de reproducción. En este sentido, un reciente estudio
genético realizado en Gran Canaria reveló que la totalidad de los individuos capturados
en la naturaleza para el estudio resultaron ser individuos de codorniz japonesa. Además,
en la Península, se ha comprobado que individuos idénticos a los de la codorniz común,
presentan material genético de codorniz japonesa, lo que indica la existencia de híbridos
virtualmente indistinguibles de la codorniz común.
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2.5. La Perdiz Moruna
perdiz moruna
(Alectoris barbara)
Identificación
Distribución y hábitat
Los efectivos de esta especie fluctúan de manera considerable debido a las actividades
relacionadas con la caza (prohibiciones, capturas, reforzamientos de población, etc.) y a las
precipitaciones. En cualquier caso, y en general, se la puede considerar una especie relativa-
mente común, e incluso abundante en determinados enclaves.
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perdiz moruna
Habita sobre todo en áreas del piso basal, tanto en zonas llanas como abruptas. No
obstante, también es observada en medianías, llegando al borde inferior del bosque. De
manera ocasional también se presenta en claros de brezales. Penetra incluso en pinares abier-
tos, y en las islas de mayor altitud se establece en el matorral de alta montaña. Así mismo,
llega a ser común en algunos malpaíses.
Biología
Reproducción
Los cortejos, o pulsos sexuales, comienzan a finales de enero formándose las parejas
durante los meses de febrero y marzo. En este período se producen los primeros aparea-
mientos, seguidos de otros cuando las nidadas no son efectivas, prolongándose el perío-
do de cría hasta finales de agosto.
Los nidos son construidos en el suelo, en lugares donde la vegetación permite su pro-
tección. La puesta, que puede variar entre 8 y 14 huevos, es incubada por la hembra
durante 23 días, mientras el macho se encarga de vigilar y defender el nido, y sustituye
a la hembra cuando ésta tiene que comer, beber y asearse. Los primeros perdigones pue-
den verse a principios de abril. Entre los meses de junio y septiembre es fácil encontrar
a los adultos rodeados de varios perdigones. Tanto el macho como la hembra cuidan y
protegen a las crías. En este período y en el de la reproducción es cuando más riesgos
tienen, debido a la actividad predadora por parte de sus enemigos naturales, y a la inci-
dencia de cierto furtivismo.
A partir de agosto los grupos familiares pueden unirse unos con otros, dando lugar a ban-
dos, que en alguna ocasión han superado los 50 ejemplares.
Dieta
La dieta de la perdiz moruna es a base de semillas y frutos, aunque también incluye bro-
tes de plantas e invertebrados, sobre todo saltamontes. La proporción de los alimentos a
consumir va a depender tanto de la época del año como del tipo de hábitat en el que se
presente; aunque si las condiciones lo permiten, prefieren consumir los granos y semi-
llas. Por otro lado, sólo en las primeras semanas tras su nacimiento, al necesitar un mayor
aporte de proteínas, consumen mayor proporción de insectos.
Caza
La caza de esta perdiz en Canarias se suele practicar en solitario –“al salto”-, o bien
en grupo, en este último caso se realiza “en mano” (mediante una línea de cazadores). Se
emplea habitualmente cartuchos con perdigón del 6 al 71/2 y carga entre 30 y 32 gramos.
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2.6. La perdiz roja
(Alectoris rufa)
perdiz roja
Identificación
La perdiz roja posee las patas, el pico y el borde del ojo de color rojo intenso. El
plumaje del dorso es pardo, pero los costados, de color gris claro, están listados especta-
cularmente por unas bandas de tonos anaranjados y blancos. Esta perdiz posee también
una bella gorguera blanca, ribeteada de negro, que se inicia en un collar negro que parte
del ojo. El pecho es de color gris azulado, y el vientre castaño anaranjado. La cola, en
vuelo, muestra las plumas rectrices de los bordes de color castaño rojizo.
Esta perdiz no presenta una diferencia entre machos y hembras patente, distin-
guiéndose macho y hembra en el campo por la conducta que muestran, siendo más fácil
distinguir los sexos cuando los ejemplares se observan en pareja. En este momento, cuan-
do se encuentran juntos, el macho suele ser más altivo y parece mayor, además habitual-
mente hace gala de una conducta más ostentosa y desafiante. Al mismo tiempo, la pre-
sencia de espolones es más frecuente en los machos; sin embargo, también un pequeño
porcentaje de hembras, sobre todo viejas, hacen gala de ellos.
Distribución y hábitat
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varse ejemplares procedentes de sueltas. La presencia de esta especie por primera vez en
perdiz roja
Canarias es, casi con total certeza, producto de las introducciones llevadas a cabo a par-
tir del siglo XV.
Biología
Reproducción
Al igual que ocurre con otras perdices, el período reproductor puede variar dependien-
do de la altitud y condiciones climáticas, caracterizándose la época de celo por las
ostentaciones de los machos, que pelean con frecuencia por la posesión de su hembra.
Las primeras puestas tienen lugar alrededor del mes de febrero, pudiéndose observar
hasta junio. Si la primera puesta de una perdiz fracasa por la acción de un predador
o por cualquier otra causa es frecuente que se produzcan puestas de sustitución.
Tampoco es raro, cuando se trata de una pareja de individuos viejos, que se produz-
ca una segunda puesta que es incubada por el macho. Las puestas suelen ser de unos
9-14 huevos, si bien ocasionalmente estas cifras se rebasan, habiéndose observado
puestas de incluso 20 huevos. Al cabo de 23-25 días nacen los pollitos que abando-
nan rápidamente el nido. A los pocos días les han crecido las plumas de las alas, con
lo cual ya pueden volar. Durante esa primera etapa de su vida necesitan una dieta de
alto contenido en proteína animal, suministrada por ciertas especies de insectos.
Cuando los pollos de perdiz alcanzan un tamaño parecido al de los adultos, allá por
el mes de septiembre, se les denomina “igualones”. El plumaje, hasta que acontece
la última muda, es bastante diferente al de los adultos, asemejándose al de una codor-
niz. Por otro lado se pueden reconocer relativamente bien los jóvenes del año por-
que tienen el extremo de las dos plumas de la punta del ala de color blanco y más
bien puntiagudas. Mientras que en los adultos son romas y de color pardo.
Comportamiento social
Los pollitos de una pareja constituyen un grupo familiar que se mantiene unido
durante todo un año, dando lugar a un bando. Por regla general, las perdices adultas
con pollos reciben de manera hostil a los jóvenes procedentes de otra pollada; sin
embargo, cuando se trata de individuos solteros o sin familia, pueden adoptar a los
pollitos huérfanos. Los grupos familiares constituyen bandos únicos hasta que llegan
los rigores invernales y los grupos han sido mermados a consecuencia de la caza.
Entonces los componentes restantes de varios grupos se unen formando grandes ban-
dos invernales, que se disgregan a partir de febrero, en que comienza el celo.
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perdiz roja
Dieta
Caza
La perdiz roja es una especie difícil de cazar, ya que levanta el vuelo a una distancia
considerable del cazador, alejándose generalmente a bastante distancia. Así mismo, la huida
a pie es rápida y constante, pudiendo ganar muchísimo terreno en poco tiempo. En canarias
la caza de la perdiz roja se suele practicar con la ayuda del perro “a rabo”, pudiendo parti-
cipar un solo cazador “al salto”, o bien ejercitarse en equipo “en mano”. En esta última moda-
lidad, también se acosa a las perdices caminando tras ellas, pero la estrategia es llevada a
cabo entre varios cazadores. A paso lento, la línea de cazadores avanza con sus perros para
ir disparando a las piezas que los perros van levantando. Es muy peligroso que los cazadores
se salgan de la línea de mano, pues pueden ser heridos por los disparos de otros cazadores.
Por otro lado, en la Península la perdiz roja también se suele cazar “al ojeo”. En gene-
ral un ojeo es una batida que se da a la caza para, en su huida, hacerla pasar por una línea de
escopetas. En la caza al ojeo, generalmente se bate el terreno hacia una línea de aproximada-
mente 12 cazadores, ocultos cada uno tras una pantalla. La asignación de los puestos suele
hacerse por sorteo. Por cada escopeta suelen ir dos ojeadores (a veces hasta 3 y 4). Los que
van en las puntas deben ir adelantados, portando una bandera blanca cada uno, que servirá
de referencia al director del ojeo e impedirá que se salgan las perdices. Por último, “el gan-
cho” es un ojeo improvisado en el que el número de escopetas y ojeadores suele ser menor.
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3. Las especies de caza mayor
3.1. El muflón
(Ovis aries)
muflón
Identificación
El muflón presenta un evidente dimorfismo sexual. Los machos son más grandes y
oscuros, con una chorrera de pelo en el cuello y el pecho; los adultos tal como se ha indica-
do tienen dos grandes manchas blancas en los costados, que de lejos, parecen una gran silla
de montar; tienen cuernos como los del carnero, curvados casi en círculo, cuyo tamaño (máxi-
mo 80-90 cm) da una idea de la edad. El cuerno está constituido por una sucesión de anillos
que se agrupan en segmentos de crecimiento que, a su vez, son separados por bandas algo
más estrechas y profundas. Dichos anillos se van desgastando hasta casi desaparecer en los
extremos, estando también más marcados en la superficie frontal que en la interior. En esa
superficie se pueden apreciar las marcas de los combates librados. Sólo algunas hembras tie-
nen cuernos, y estos son mucho más pequeños (3-18 cm) que los de los machos. La extensión
de la máscara facial blanca aumenta con la edad. (Ver Figura 1).
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Las huellas de los muflones son casi idénticas a las de las ovejas. Los excrementos son
negros, esféricos, de un centímetro de diámetro, a veces están sueltos, y otras, apilados en
muflón
pequeños montones. Son casi indistinguibles de los de las ovejas domésticas.
Distribución y hábitat
Biología
Reproducción
El celo del muflón suele tener lugar entorno al mes de octubre, aunque hay
un segundo pico en mayo. Es por ello que el máximo de nacimientos se pro-
duce en marzo, observándose a su vez algunos nacimientos en octubre. Los
machos más grandes acaparan a la mayoría de las hembras, aunque en oca-
siones dos o más machos adultos comparten las hembras de forma aparente-
mente amistosa. Aunque los machos alcanzan la madurez sexual a los dos
años, no suelen tener acceso a las hembras antes de los cuatro o cinco años.
Durante el celo, los machos más poderosos defienden una parcela donde aca-
paran a todas las hembras, excluyendo, en general, a otros machos. En otras
ocasiones camina buscando hembras receptivas ayudándose del olfato.
Cuando un buen semental encuentra un grupo de hembras acompañadas,
adoptará diferentes estrategias según la categoría del rival. Si éste es un joven,
no le prestará atención; si es otro adulto, se acercara desafiante, erguido, con
la cabeza alta. El otro macho puede rehuir el combate, adoptando una pos-
tura sumisa (inmóvil, cuerpo algo agachado, y cabeza y cuello horizontales)
o aceptar el reto. En este último caso, los dos machos comienzan un comba-
te ritualizado e inofensivo, empujándose lateralmente, flanco contra flanco,
hasta que uno pierde el equilibrio y se retira. Sólo en casos extremos se enzar-
zarán en una lucha violenta, entrechocando con gran fuerza las testuces al
modo de los carneros domésticos. Los machos dominantes, siguen, olfatean y
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lamen con insistencia a las hembras, en un cortejo que resulta necesario para
muflón
desencadenar la completa recepción sexual de aquellas. La cópula dura ape-
nas cuatro segundos, y tras cinco meses de gestación nace una cría.
A partir de los nueve o diez años los dientes se desgastan y los ejemplares
empiezan a perder peso, aunque pueden vivir hasta catorce años.
Comportamiento social
Respecto al comportamiento social, cabe indicar que los muflones son grega-
rios (viven en grupos), si bien la composición de los grupos varía a lo largo del año:
Entre finales del verano e inicios del otoño se forman grupos mixtos de
hembras con crías, juveniles y machos adultos que se mantienen hasta inicios
del invierno.
Dieta
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Caza
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3.2. El arruí
(Ammotragus lervia)
arruí
Identificación
Esta especie presenta un dimorfismo sexual evidente, mostrándose las hembras más
pequeñas, con cuernos más cortos y la pelambrera pectoral menos desarrollada (Ver Figura 2
y Figura 3).
fig 2. Hembras
fig 3. Machos
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Distribución
arruí
Se trata de una especie introducida en Canarias
que habita únicamente en la isla de La Palma. En esta isla,
en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente en
1972 fueron introducidos unos 15 ejemplares. Está pre-
sente en el Parque Nacional y en los pinares que lo cir-
cundan. Es la actualidad su población se estima en unos
pocos cientos de ejemplares.
Biología
Reproducción
Comportamiento social
Respecto al comportamiento, los arruies son animales gregarios, con una organiza-
ción social basada en un sistema jerárquico:
En verano destacan dos tipos de grupos, generalmente separados, por un lado hem-
bras con adolescentes y crías (alrededor de 12 individuos por grupo), y por otro,
machos adultos.
En otoño los machos adultos se reúnen con las hembras, y los machos adolescen-
tes y subadultos van a formar grupos separados.
En primavera las hembras se separan de los grupos para parir.
Dieta
Caza
La modalidad de caza suele ser al rececho en cuadrilla. Las cuadrillas suelen estar
integradas en torno a un mínimo de quince y un máximo de veinticinco cazadores.
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4. Los animales asilvestrados
Este es un caso que debe ser tratado con precaución. Según la definición dada por
el Reglamento de Caza (ver apartado 1 “Las especies de caza”) podrían considerarse ani-
males asilvestrados algunas especies de origen doméstico y otras exóticas que han sido
introducidas de manera accidental o voluntaria.
1) Aves:
2) Mamíferos:
a) Ardilla moruna
b) Gato cimarrón
c) Ratas
d) Cabras y ovejas no marcadas
En el caso de las aves, por el momento y salvo excepciones, las especies relaciona-
das solamente se encuentran en zonas urbanas o rurales donde no se puede practicar la
caza por tratarse de “zonas de seguridad”.
Más precaución hay que tener en el caso de los gatos cimarrones, tan dañinos para
las especies de caza y para muchas especies amenazadas, pues, aún teniendo dueño, rara
vez están marcados con collar y mucho menos con microchip o tatuaje. En este caso,
debe prevalecer el sentido común y solamente se debe disparar sobre ellos cuando su
comportamiento, su aspecto y la lejanía de los lugares habitados no deje duda sobre su
carácter asilvestrado.
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Cinegéticas
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5. Aspectos sanitarios
y principales factores de amenaza
Sustancias tóxicas
El agua y los recursos tróficos suelen ser el medio a través del que puede pasar un tóxi-
co a las especies de caza. El contaminante puede llegar al entorno natural a través de diver-
sas vías: vertidos industriales, escorrentías de suelos agrícolas, filtraciones de vertederos, etc.
Así mismo, los contaminantes también pueden alcanzar la atmósfera por emisiones de indus-
trias, incineración de residuos, combustión de carburantes, emisión de gases derivada de las
explotaciones intensivas de animales, etc. Una vez en la atmósfera, por medio de la lluvia
estos elementos pueden depositarse sobre pastos y cultivos, y llegar al suelo. Otras veces, las
sustancias tóxicas van a provenir de su empleo en la agricultura sin las precauciones debidas
(cautela en cuanto a la selección del tipo de sustancia a emplear, concentraciones de las mis-
mas, condiciones de empleo, etc.), así mismo, es habitual que en el campo los envases de
fungicidas y pesticidas no se eliminen siguiendo unas pautas adecuadas. De esta forma, las
especies cinegéticas tras alimentarse o beber agua pueden incluir sustancias tóxicas de una
manera directa en su metabolismo. A partir de ciertas concentraciones en un determinado
organismo, es decir cuando se sobrepasan ciertos umbrales, la acumulación del tóxico actúa
provocando procesos patológicos, e incluso puede derivar en la muerte del individuo.
Microorganismos y parásitos
Por otro lado, cuando la actividad humana produce una fuerte alteración del medio
natural, y cuando se liberan masivamente ejemplares domésticos o de otras localidades, se
corre el riesgo de introducir nuevos agentes infecciosos, o parasitarios, a los que las especies
nativas no están acostumbradas, por lo que estas últimas son susceptibles de enfermar.
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Cinegéticas
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Patrones poblacionales
Los parámetros poblacionales que van a influir sobre la salud de la población cine-
gética suelen ser: la densidad poblacional (números de individuos por unidad se superfi-
cie), la proporción de sexos y la proporción de edades.
Cuando los recursos cinegéticos han disminuido o bien no son suficientes para la
demanda planteada, se recure a la repoblación con animales de las mismas especies que
existen en la zona, e incluso en ocasiones se producen introducciones de especies foráneas.
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Cinegéticas
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Medidas preventivas
En general para que las poblaciones de especies cinegéticas gocen de buena salud,
entre otras cosas, es recomendable:
Cuarentena de los animales adquiridos para su suelta en el medio natural. Los animales
antes de ser soltados deberán ser desparasitados, vacunados, desinsectados y marcados.
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Cinegéticas
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6. Bibliografía
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MU, Madrid.
VIDEO: La perdiz moruna; cría, adaptación y suelta. Cabildo de Tenerife. 2003.
Duración: 15 min. Coordinación: Yolanda Campos y Juan Alberto Delegado.
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10. Normativa
Unión Europea
Directiva 79/409/CEE del Consejo, de 2 de abril de 1979, relativa a la conservación
de las aves silvestres. DOCE L 103 de 25 de abril de 1979.
Estado
Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. BOE
nº 299, de 14 de diciembre, de 2007.
Canarias
Ley 7/1998, de 6 de julio, de Caza de Canarias. BOC nº 86, de 15 de julio de 1998.
Decreto 42/2003, de 7 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley
7/1998, de 6 de julio, de Caza de Canarias. BOC nº 81, de 29 de abril de 2003.
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CUESTIONARIO MANUAL DEL C AZADOR Las Especies
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a) El conejo, la paloma bravía, la tórtola común, la codorniz,
la perdiz moruna, la perdiz roja, el muflón, el arruí y los ani-
1) Las especies males asilvestrados.
cinegéticas de
Canarias son: b) La liebre, la paloma turqué, el faisán, la hubara canaria y
el ciervo.
a) El muflón y el arruí.
2) Las especies de b) La codorniz común, la tórtola común y la paloma bravía.
caza nativas son:
c) La perdiz moruna y la perdiz roja.
a) Cualquier animal.
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SOLUCIONES:
1-A / 2-B / 3-B / 4-B / 5-B / 6-B / 7-B / 8-C / 9-B / 10-A
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