Barbro Dahlgren Una Mujer de Vocacion Mu
Barbro Dahlgren Una Mujer de Vocacion Mu
Barbro Dahlgren Una Mujer de Vocacion Mu
Dahlgren
Una mujer
de vocación
multidisciplinaria
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BARBRO DAHLGREN
ral del Instituto Nacional de Antropología el perfil multidisciplinario de Barbro que
e Historia (inah), se refirió a ella como “un es, hasta hoy, difícil de categorizar. Ella
ser humano multidimensional, cuya vo- misma lo reconocía: “Puede decirse que mi
cación científica jamás le hizo descuidar carrera en los campos de la etnografía, la
su desarrollo personal” (Arroyo 2002: 5). etnología o la etnohistoria se inscribe parte
En una charla reciente con Eric Jordán2, en la tradición mexicana de enseñanza e
hijo de Barbro, confirmé esta declaración, investigación y parte en una serie de even-
pues más allá de mi propia admiración tos circunstanciales como la enseñanza, la
hacia la maestra desde criterios profe- creación de nuevos museos y los puestos
sionales, él la describió como una madre administrativos” (Dahlgren 2004: 53).
muy cercana y “cariñosa a su manera”. Barbro construyó este perfil multifacé-
tico por su cercanía con grandes maes-
tros que la formaron, pero también por su
Barbro Dahlgren propio camino de vida. Nació en la ciudad
de Filipstad, Suecia en 1912 y sus estudios
En la literatura sobre precursores, funda- profesionales en el Viejo Mundo cuentan
dores y trayectorias académicas en el marco un certificado de docencia en lengua ale-
de la Antropología mexicana existen algu- mana, en inglés, y un diploma en lengua
nas ausencias notables. Es incuestionable francesa. Sin embargo, su curiosidad por
que el nombre de Barbro Dahlgren aparece la diversidad cultural y, posiblemente,
en varios volúmenes (Con y Daltabuit 2004, otros factores políticos vinculados con
Quezada 1988), pero frecuentemente que- la Segunda Guerra Mundial la trajeron a
da una sensación de insuficiencia si la México en 1939 y en 1940, la condujeron
cantidad de menciones se compara con a la entonces Escuela Nacional de An-
la de otras figuras conocidas en la histo- tropología.
ria. Las razones de esta situación serán, en Cabe decir que en el contexto del Ins-
gran medida, atribuibles a aspectos co- tituto Politécnico Nacional (ipn), la Escuela
yunturales, pero una hipótesis consiste en comenzó sus cursos únicamente con seis
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alumnos: Alicia González, Johanna Faul-
haber, José Luis Violante, Eusebio Dávalos,
Carlos Escudero y Haydée Serrano. Un año
más tarde se sumaron Ricardo Pozas, Al-
berto Ruz, Calixta Guiteras, Concepción
Uribe, Fernando Cámara Barbachano,
Miguel Acosta Saignes, Ann Chapman,
Jorge Vivó y, por supuesto, Barbro Dahl-
gren (Wacher 2019: 254). En aquellos años,
Barbro aprendió el valor de las fuentes do-
cumentales de la mano de Wigberto Jimé-
nez Moreno y de Roberto Weitlaner, la
confianza en las evidencias etnográficas.
De igual forma, destaca su experiencia
como alumna del profesor visitante Sol
Tax en la célebre expedición a Zinacantán,
Chiapas, entre 1942 y 1943. Inscrita en la
materia Etnografía de la familia maya,3
el nombre de Barbro pasó a la historia
como miembro de una de las primeras
expediciones de trabajo de campo regis-
tradas en la Escuela y como aprendiz de
un proyecto que, bajo la influencia de la Con lo anterior, Barbro se integró rá-
teoría funcionalista británica, terminó por pidamente a las filas de la tradición etno-
estructurar decenas de monografías rela- lógica mexicana, pero su camino apenas
tivas a grupos étnicos y comunidades de iniciaba. Como alumna y colaboradora
nuestro país. de Paul Kirchhoff, sus ideas quedaron im-
3 Fondo Barbro Dahlgren, Fondos documentales Alfonso Caso, Instituto de Investigaciones Antropológi-
cas, unam.
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plícitas en el concepto de Mesoamérica y otomí en el mna en 1964, además de con-
ella misma desarrolló una tesis –la núme- tribuir con guiones sobre coras, nahuas
ro 24 en la lista de trabajos de titulación de Jalisco, huicholes y zoques.
en Antropología en México (Montemayor Como docente, su cátedra fue es-
1971)– acerca de la cultura mixteca a partir cuchada en la Escuela Nacional de An-
de códices de los siglos xvi y xvii. Barbro tropología, en la Facultad de Filosofía
egresó de la Escuela el 23 de febrero de y Letras de la Universidad Nacional Au-
1950 y, a partir de éste y trabajos poste- tónoma de México (unam), la Universi-
riores como El corazón de Copil. El Tem- dad Iberoamericana y en el Mexico City
plo Mayor y el Recinto Sagrado (1982) y College. Desde 1947 existen registros de
La grana cochinilla (1990), se consagró su plaza en el inah como profesora de
como una de las primeras especialistas en asignatura con 11 horas en la materia
Etnohistoria, definida por ella como una de Etnografía antigua de México4 y más
rama de la Antropología que se dedica adelante en cursos como Etnografía del
al estudio de las culturas indígenas y sus Viejo Mundo, Etnografía de Europa, His-
historias (Dahlgren 2002: xxi). toria social y cultural de África y Oceanía
Barbro fue también una viajera incansa- y Mitología, religión y magia.
ble y supo capitalizar sus experiencias en re- Sin menoscabo de su labor académi-
sultados académicos; en la década de 1950, ca, Barbro Dahlgren desempeñó cargos
emprendió un viaje a Baja California Sur en como funcionaria del inah. En 1959 fue
compañía de su esposo Fernando Jordán y responsable de la bodega de Etnografía
pronto publicó un artículo titulado “Las pin- en el mna y ayudó a ampliar las coleccio-
turas rupestres de Baja California” (1954). nes; Beatriz Barba (2002: 24) recuerda “a
Con su maestro Jiménez Moreno conoció la Mtra. Dahlgren con un cigarrillo en los
comunidades mazahuas y matlatzincas en labios, sin encenderlo, frente a una larga
el valle de Toluca, lo que le permitió par- mesa de precioso trabajo del siglo xix,
ticipar en el diseño y montaje de la sala llena de textiles, con una taza de café
4 Caja 23, expediente 18, foja 4. Fondo ena (1938-1973) Archivo Histórico José Raúl Hellmer Pickman,
Escuela Nacional de Antropología e Historia.
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enfrente y murmurando frases referidas a colaboró como curadora en el Museo Na-
algún material que trajera en las manos; cional de las Culturas al igual que Julio Olivé
frecuentemente estaba con Imgard John- y Beatriz Barba, e impulsó intercambios
son discutiendo sobre tejidos, clasificán- de exposiciones con Polonia y Rumania
dolos, dibujando su trama y urdimbre y (Dahlgren 2004: 61). Al ser nombrado sub-
guardándolos con cuidado en cajas de director del inah, Fernando Cámara apos-
cartón con bolitas de naftalina”. tó por Dalhgren como jefa de la Sección de
De 1968 a 1970 Barbro fue subjefa Etnografía del mna de 1970 a 1973. En ese
del Departamento de Investigaciones cargo, Barbro actualizó el cedulario, esta-
Históricas bajo la dirección de Jiménez bleció un código de catalogación por ma-
Moreno, donde, además, fue investiga- teriales (hierro, alfarería, textiles, cestería,
dora de 1961 a 1965; entre 1965 y 1967 madera) y realizó un cambio importante
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en el trabajo al distribuir la responsabilidad Su legado
de las salas entre los curadores especia-
listas en cada área geográfica y lingüística El pasado es una herramienta, acaso un
(Sierra 1994: 97). Finalmente, en 1977 fue arma, para la toma de conciencia, desen-
fundadora y directora del Departamento trañar nuestro régimen presentista y actuar
de Etnohistoria. en los debates contemporáneos (Hartog
En materia audiovisual, Barbro de- 2007). Recordar a una mujer como Bar-
sarrolló una mirada etnofotográfica bro Dahlgren y reivindicar su legado para
(Jiménez y Villela 2002) y se acercó a las ciencias antropológicas son tareas más
la producción de documentales como que necesarias, sobre todo entre las nuevas
guionista; un ejemplo es “Kalala, baile generaciones de estudiantes que requieren
del venado chiapaneco” (1964) dirigido de referentes que inspiren su reflexión y
por Óscar Menéndez.5 Asimismo, en el alimenten las ansias de aprender.
Instituto Panamericano de Geografía e Barbro Dahlgren dejó huellas indele-
Historia ocupó la jefatura de la Biblio- bles en numerosos ámbitos: el trabajo de
teca y formó parte del Boletín Bibliográ- campo, la Etnología, la Etnohistoria, los
fico de Antropología Americana editado museos, la fotografía etnográfica, la pro-
por Jorge A. Vivó. Después de fundar el ducción audiovisual, trabajos editoriales,
Colegio de Geografía en la Facultad de la divulgación del conocimiento, entre
Filosofía y Letras de la unam, en 1980 otros. Mucha gente, exalumnos y colabo-
se integró como investigadora titular de radores cercanos, aún la recuerda, con la
tiempo completo al Instituto de Investi- edad sobre sus hombros, caminando por
gaciones Antropológicas (iia) de la mis- los pasillos del iia de la unam, donde hoy
ma Casa de Estudios. la librería rememora su nombre.
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Fuentes consultadas
Barba, Beatriz
2002 “Mis recuerdos de Barbro Dahlgren de Jordán por las salas de los museos”, en
Diario de campo. Barbro Dahlgren, Suplemento núm. 21, agosto, pp. 23-29.
Dahlgren, Barbro
1954 “Las pinturas rupestres de la Baja California”, en Artes de México, México,
pp. 1-12.
Dahlgren, Barbro
1982 El corazón de Copil. El Templo Mayor y el Recinto Sagrado, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México.
Dahlgren, Barbro
1990 La grana cochinilla, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de In-
vestigaciones Antropológicas, México.
Dahlgren, Barbro
2002 “Problemas actuales de la etnohistoria mexicana”, en Diario de campo. Barbro
Dahlgren, Suplemento núm. 21, agosto, pp. XXI-XXIV.
Dahlgren, Barbro
2004 “Barbro Dahlgren”, en María José Con y Magalí Daltabuit (eds.), Vidas en la An-
tropología mexicana, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, pp.
53-63.
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Hartog, François
2007 Regímenes de historicidad. Presentismo y experiencias del tiempo, Universidad
Iberoamericana, México.
Montemayor, Felipe
1971 28 años de antropología. Tesis de la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
Quezada, Noemí
1988 “Barbro Dahlgren de Jordán”, en Carlos García Mora y Lina Odena Güemes
(coords.), La antropología en México. Panorama histórico. 9. Los protagonistas
(Acosta-Dávila), Colección Biblioteca del inah, México, pp. 610-620.
Sierra, Dora
1994 Cien años de etnografía en el Museo, Instituto Nacional de Antropología e His-
toria, México.
Wacher, Mette
2019 “La fundación de la Escuela Nacional de Antropología y sus contornos. Lo que
aún se requiere investigar”, en Mechthild Rutsch y José Luis Vera (eds.), La An-
tropología en México: a veinticinco años de su publicación, Centro de Estudios
Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, México, pp. 237- 268.
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