QUÉ ES LA EpC
QUÉ ES LA EpC
QUÉ ES LA EpC
2. La EpC -cuyas figuras tutelares son Goodman, Perkins y Gardner- es una de las
perspectivas de la educación actual caracterizada por el énfasis en la comprensión, la
relación dialógica entre conocimiento y transformación y la configuración ética del
conocimiento.
7. Por tratar la comprensión, asume los temas de las disciplinas como ejes centrales
pero no finales. De ellos se parte hacia las relaciones, los problemas; así, la EpC es
una perspectiva educativa que inicia en lo disciplinar y se proyecta a lo inter y lo
transdisciplinar.
8. Por lo anterior, se trata de pensar los contenidos y situarlos en diálogo con otras
disciplinas y con ello consolidar un pensamiento que se piensa así mismo y
que piensa la vida misma.
¿En particular, respecto a este Tópico generativo, qué comprenderemos y para qué?
(MC).
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2015/09/22/apostar-por-una-educacion-
con-mayor-sentido-pertinencia-y-creatividad-para-los-ciudadanos-del-siglo-xxi-el-marco-de-
ensenanza-para-la-comprension-proyecto-zero-de-la-universida
Respecto al docente que trabaja con EpC
1. Sea posiblemente la forma como fuimos educados la principal marca que nos
determina en tanto educadores. En tal sentido, debemos, ante todo, hacer un
“ajuste de cuentas” con nuestra propia tradición de estudiantes antes de pensar qué
queremos enseñar.
3. Por lo anterior, un educador que se mueve en la EpC parte de los temas y asuntos
nucleares de su disciplina hacia el desarrollo de las habilidades que la sociedad
actual demanda en las nuevas generaciones: habilidades de comunicación, de
análisis, de ejecución y de creatividad. Dicho de otra manera, el educador en EpC se
enfoca en apoyar el desarrollo de habilidades en los niños, niñas y jóvenes más que
en la transmisión de contenidos.
4. Un docente que desarrolla EpC busca a través de todos los ambientes que estén a su
alcance, que lo niños y jóvenes desarrollen habilidades de comunicación, de análisis,
de ejecución y de creación. Así, el docente, en esta perspectiva educativa, más que
ser el centro viene a ser el orientador; más que el dispensador de conocimientos, el
animador de comprensiones profundas.
5. Un docente en EpC acude a todas las formas posibles para generar inquietud,
reflexión. Este maestro no se conforma con lo ya dado o lo mismo de siempre; su
camino es la indagación en el aula. Él tiene algunas certezas pero por sobre todo lo
mueven las incertidumbres.
14. Al ser de carácter reflexiva y abierta, la comprensión invita a pensar y proponer cada
día algo diferente, algo que rete al conocimiento y que despierte y sacuda al
pensamiento. Por lo mismo, las artes, la literatura, la música, el buen cine, ciertos
videos o imágenes debidamente seleccionados, serán parte sustantiva de un buen
menú para la mejor y mayor comprensión posible en todas las áreas del
conocimiento.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2015/10/05/ensenar-para-comprender-el-
marco-de-ensenanza-para-la-comprension-de-harvard-2/
.
2. No sobra decirlo: un estudiante que desarrolla la EpC está vigilante a cómo piensa.
Por lo mismo, tiene un reservorio común de preguntas tales como: ¿qué observo?
¿Qué pienso de lo que observo? ¿Por qué pienso así? ¿Cómo puedo subir un escalón
más en mi pensamiento?
3. Este estudiante solicita claridad sobre qué se comprenderá, por qué, para qué,
cuáles serán los procedimientos para hacerlo, qué criterios de calidad se espera de
su trabajo y qué requiere para comprender mejor.
5. Las cuatro habilidades arriba enunciadas llevan a que los niños y jóvenes se
enfoquen en el trabajo colaborativo, en la búsqueda de información con criterio, en
la resolución de problemas y en la aplicación de lo visto en el aula a contextos
diversos.
6. Por lo anterior, el niño/a y joven escuchan con atención, preguntan con claridad,
argumentan con fluidez y proponen con creatividad.
10. Además de cumplir con los estándares académicos básicos, estos niños y jóvenes se
forman en la cultura de la excelencia, es decir, dan lo mejor de ellos mismos. Y lo
hacen porque han interiorizado que son excelentes.
11. El estudiante en la EpC va de los temas a los problemas; de éstos a las hipótesis y de
ellas a los proyectos, haciendo uso creativo y flexible del conocimiento.
14. El niño/a o joven que asume la cultura de la comprensión, establece puentes más
que murallas; sentidos más que obediencia.
16. El estudiante siempre está indagando los procedimientos para pensar y para hacer.
La metacognición es una costumbre propia de él.
17. Estos niños y jóvenes en la EpC van transitando de las tareas que solicita el docente a
los proyectos que les interesan y consideran importantes para su vida y para la
sociedad.
18. Finalmente, estos niños, niñas y jóvenes son ciudadanos del planeta. Se mueven con
fluidez en otro idioma, en tecnologías de punta, en el trabajo colaborativo y en la
búsqueda de soluciones. Dicho de otra manera, los estudiantes que se desarrollan en
el Marco de la EpC, más allá de temas, desarrollan las habilidades que la sociedad del
siglo XXI requiere.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2015/10/08/el-marco-de-ensenanza-para-
la-comprension-de-harvard-3/
Algunas ideas sobre el aprendizaje
Publicado el septiembre 12, 2017 por Rodolfo Alberto Lopez Díaz
11. Al menos para las presentes generaciones, bien se podría enfatizar en unos mínimos
aprendizajes desde el enfoque de capacidades: la dignidad, el respeto (a sí mismo, al
otro o lo otro, al planeta, al Estado y a las leyes), la vida en democracia y el
pensamiento crítico y creativo.
12. Como lo veo, al menos dos son las enseñanzas sustantivas que deberíamos brindar a
las nuevas generaciones: enseñar a pensar y enseñar a dirigir las emociones.
Para la docencia:
Resignificar las prácticas de enseñanza y centrarlas en el desarrollo de capacidades.
Por ejemplo: alimentar el debate de tono socrático en el aula de clase.
Para el aprendizaje:
Finalmente la pregunta es: ¿qué humanidad y qué sociedad queremos para nosotros y para
las futuras generaciones? De las respuestas a este interrogante surgirán las prácticas de
enseñanza y aprendizaje.Y en ellas el sitial de la didáctica será determinante.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2017/09/12/algunas-ideas-respecto-al-
aprendizaje/
Gardner: https://pz.
harvard.edu/resources/proyect-cero-harvard-una-historia-personal
HÁBITOS DE LA COMPRENSIÓN
Un hábito, en términos de Corripio (1985), es entendido, entre otras acepciones, como uso,
estilo, usanza, costumbre, rutina, comportamiento, modo, manera, pericia, experiencia,
ejercicio, práctica, repetición, conocimiento, habilidad, destreza, veteranía, conducta,
insistencia, amoldamiento. Lo importante de esta amplia variedad de entradas, es que
apunta a una forma particular de conocimiento producto de una actividad repetida. Y se
quiera o no, todo acto educativo selecciona unos hábitos y desecha otros.
2. Un hábito que llamo fundacional en todo proceso educativo, pero más especialmente en
una educación centrada en la comprensión, es el de la escucha atenta. Qué necesario
alimentar en el aula de clase la costumbre de escuchar activamente al docente, al
compañero o a sí mismo.
Siempre deberá gestarse un territorio para escuchar al silencio, la música, la voz de los
mayores o la de los grandes pensadores y artistas. Así, el aula será un conservatorio de la
memoria, un foro continuo y abierto a las voces y la tradición. Escuchar es permitir que el
otro, o lo otro, sea en su plenitud. Por lo mismo, para escuchar se debe dejar de lado,
aunque sea por un instante, las predisposiciones, los prejuicios. Escuchar viene a ser la
capacidad que busca entender y no juzgar. Quien escucha no pretende justificarse sino
permitir la diversidad. En una escucha atenta se inicia una buena comprensión.
Valga decirlo: nuestra sociedad, históricamente, ha sido la del ejercicio del prejuicio, la
amonestación y la censura. Si permitimos que el otro hable y se diga genuinamente, sin
juzgarlo o someterlo antes de tiempo, estaremos forjando una ciudadanía verdadera. Y ello
inicia en el hogar y en la escuela.
Su enunciado sería algo así como: ¿con lo anterior, usted quiere decir que…? Este tipo de
cuestionamiento es más para uno mismo que para el otro. Dado que necesito completar el
cuadro de lo que se me viene diciendo, entonces solicito la información que creo que me
falta. Su naturaleza pragmática busca univocidad, viene a ser un “entendámonos” o
un “¿cuando hablamos de esto estamos entendiendo esto?”.
En el aula dicha pregunta ha sido lenta y silenciosamente desplazada por el “yo opino” o el
“no estoy de acuerdo”… ¿pero cómo no estar de acuerdo con el otro cuando ni siquiera
entendemos claramente lo que él dice? Así, la pregunta informativa viene a cubrir este
bache de la comprensión. Sin exagerar, podría afirmar que al cierre de una exposición,
explicación o información, ésta debería ser la primera y más importante pregunta. Así como
no se puede valorar un texto sin haber entendido sus elementos básicos, tampoco se puede
pasar al debate y a los juicios sin la necesaria y previa constatación de lo que se dice.
4. Una forma educada de escucha atenta es la recapitulación, que tiene su origen en el
vocablo latino recapitulāre, y se refiere al resumen o recordatorio que se realiza de algo que
se ha expresado de manera oral o a través de un escrito. Recapitular es la capacidad de
concentrarse en lo que se ha dicho y organizarlo en palabras propias. Esta práctica es una
fina capacidad para identificar algo cardinal e interpretarlo en términos personales. Cuando
se aprende a recapitular, algo sustantivo se asimila. Quien recapitula se obliga a seleccionar
y jerarquizar. La recapitulación es el primer paso del análisis y el fundamento de una buena
argumentación.
Con este hábito, torna la memoria a su lugar indispensable en la comprensión pues nada se
puede decir ni proponer sin la primaria retención de datos básicos. Por medio de la
recapitulación, la acción de la memoria se constituye en soporte cognitivo.
5. Otro hábito será el de leer en el aula. Más allá del Hilo conductor, el Tópico generativo o
el Desempeño de comprensión en el que nos encontremos, el contacto diario con la lectura
será predominante, pues comprender es leer la vida con atención. Leer es un ejercicio que
exige al cuerpo dominarse –aquietarse-, a la mente seguir un cierto orden -palabras, ideas,
conceptos, tesis, argumentos, categorías-, a las emociones educarse y al discurso propio,
ordenarse para que se diga mejor.
Este hábito se puede iniciar con la lectura silenciosa. Cada quien con un libro -más que con
un fragmento, un resumen o una fotocopia-, para entrar en contacto directo con otra
mirada del mundo. Leer ciertos autores y obras capitales, adecuadamente seleccionados
por el docente según las necesidades e intereses de su asignatura, dispone a la mente, al
espíritu y a la sensibilidad de manera más integradora, analítica y creativa.
Por su parte, la lectura oral permitirá compartir ciertas páginas o partes significativas. La
comunidad de nuevo se reúne en torno a una palabra bien dicha; alguien lee todos
escuchan. Esta rutina, bien escenificada, le permitirá, al docente, evidenciar cómo van los
procesos de comprensión y escucha, y a los estudiantes, identificar fortalezas y aspectos de
mejoramiento por ellos mismos.
Para concluir, pienso que en el cierre de una clase el hexágono de la metacognición debería
estar presente: a. qué vimos hoy, b. por qué vimos eso hoy, c. qué tiene que ver eso con eso
otro, d. cómo construimos conocimiento, e. qué procesos aprendimos y, f. cómo podemos
hacer las cosas mejor de ahora en adelante. Sin lugar a dudas, este hexágono nos prepara
para la academia y para la convivencia.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2015/04/14/habitos-de-la-comprension/
ENSEÑAR EL CUIDADO DE SÍ Y DEL OTRO
Sin embargo, esta sociedad, tan de marcado acento adolescente, requiere de una pausa,
de cierta adultez, de una dosis renovada de reflexión, de dignificación de lo humano por lo
humano mismo y de solidaridad que también le corresponde al educador brindar.
Efectivamente, no sólo de instruir vive el educador. No tenemos otra alternativa que
proporcionar desde el aula de ciertos espacios, cada vez más continuos y organizados, de
meditación, discernimiento, autodisciplina y tolerancia activa, algo así como un cuidado de
sí y del otro.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2015/05/19/no-solo-de-contenidos-
vive-el-educador/
Dar prioridad a la comprensión y la argumentación
Comprender y argumentar, así vistas, vendrían a ser las condiciones de posibilidad de una
educación capaz de pensarse y resignificarse para recapacitar y rehacer tejidos en la crisis de
sentido actual. Una educación en tales términos fungiría como resistencia activa. Empero,
será menester que el propio docente, en primera instancia, se ocupe de comprender su
quehacer y de argumentarlo. Para decirlo de otra manera, si la crisis actual urge de cambios,
el docente tiene en sí la capacidad de iniciar la renovación de sí y del otro.
Para lo anterior, darse a la tarea de responder qué me hace docente, de lo que enseño que
es lo fundamental y por qué lo es, de aquello fundamental cómo hacerlo fundamental en mis
estudiantes y cómo crear comunidades que transformen éticamente el mundo desde el
conocimiento. Estos interrogantes permitirán generar comprensión y argumentación
sólidas. Sobre dichos pilares pueden darse posibilidades inéditas para un mundo que
reclama perspectivas más integradoras y reelaboradas de sentido.
En las utopías de ayer se gestó el mundo de hoy; en las utopías de hoy, se gestará el mundo
de mañana. Si la educación no erige utopías más humanizadoras, deja de ser educación.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2015/06/29/dar-prioridad-a-la-
comprension-y-la-argumentacion/
Algunos “secretos” al momento de escribir textos académicos -La planeación y el
flujo escritural-
“La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil, el escribir lo hace preciso”.
Francis Bacon.
….
1o.
Lo más importante es qué se quiere decir y esto se debe precisar en una idea. Decirlo
oralmente varias veces y luego condensarlo en una frase clara, nítida, cortante. Aquí ya
estará el germen de lo que se desarrollará paso a paso posteriormente pues un texto es eso:
una idea en onda, una imagen en expansión.
2o.
3o.
A partir de la idea o frase fundacional, ahora el esquema: cuál será la afirmación central
(¿tesis? ¿Será la misma idea o frase fundacional?), cuáles las ideas-ejes y cuáles las ideas de
apoyo de cada idea-eje. Volvamos a revisar, a reordenar las jerarquías, a pensar los vínculos
(de oposición, consecuencia…) entre idea o frase fundacional-ideas ejes-ideas de apoyo.
¿Tienen sentido porque se corresponden? ¿Las últimas se derivan de las primeras? El oficio
de escritor es una artesanía de visión (el conjunto) mas minucia (las partes).
4o.
5o.
Ahora tomar distancia. Dejar por un tiempo el esquema e ir a las fuentes de apoyo.
Consultar autores y textos fundamentales pero desde la perspectiva que mi esquema
solicita (y no al contrario). Por tanto no es ir a leer por leer, sino leer con intención, con
directriz. Indagar fuentes que me permitan alimentar, nutrir, precisar mi esquema. Aquí los
subrayados, glosas y toma de notas serán útiles, indispensables para hacer la labor más
efectiva. Escribir es saber servirse de otras voces.
6o.
Ya volver al esquema pero con un capital intelectual sólido. Las fuentes indagadas permitirán
darle cuerpo más robusto, jerarquía más precisa, alimento más nutritivo al esquema propio.
Será, entonces, el momento para cotejar el esquema personal con las lecturas realizadas y
fijar, dejar un esquema “último” que, ahora sí, permita iniciar el viaje. Escribir es una
polifonía pero quien dirige la orquesta es la propia voz.
7o.
8o.
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1o.
Una vez planeado y desarrollado el texto, viene el momento de la revisión. Entonces revisar
en dos etapas: la estructura total (coherencia, cohesión) y el código escrito. A medida que se
adquiere el oficio, que se logra mayor experticia, la revisión se hace más rigurosa, más
detallada, más densa. Escribir es poner en distancia el impulso inicial y con bisturí cortar las
capas. Escribir viene a ser deshierbar sin cortar la rosa.
2º.
Primero, pues, leer en impreso (es mejor revisar en papel que en pantalla) nuevamente todo
el texto. Cada párrafo deberá ser un momento sucesivo y jerárquico de la tesis o tema. Cada
párrafo deberá tener una sola idea (esto es muy importante) que a su vez preludia la
siguiente. La voluntad de comunicación es determinante en este aspecto. Así que se trata de
leer las ideas-ejes nuevamente: ¿son las adecuadas?, ¿están organizadas de manera
suficiente en cada párrafo y permiten pasar al subsiguiente párrafo?, ¿cómo se inició el texto
(primer párrafo)?, ¿cómo se desarrolla (párrafos de desarrollo)?… ¿Cómo se cierra o
concluye? Tales inquietudes deberán regir esta revisión de la totalidad y, hacerlo
apoyándose con una lectura en voz alta, permitirá hallar las fisuras, los vacíos, las
repeticiones. Escribir es quitar lo que sobra, advertir los abismos de lo que se quiere
comunicar. Y no olvidar en este momento que se debe leer como si “ese texto” fuera
extraño, como si otro lo hubiese escrito. La escritura, en su esencia, despersonaliza la
subjetividad; objetiva la conciencia.
3º.
Leída la totalidad, ahora cada párrafo. ¿La idea-eje es solo una, clara y claramente
desdoblada?, ¿la información o argumentación con que se despliega la idea-eje se explica
con precisión?, ¿y la puntuación –ese dolor de cabeza- está en función de decir lo mejor
posible lo que se quiere decir? Recordemos que especialmente la coma, el punto y coma y el
punto seguido son signos de puntuación que ayudan u oscurecen el sentido. La coma
permite dar continuidad; el punto y coma hace una pausa mayor, permite que el texto
respire de muchas comas, contrapone, opone, crea otra mirada a esa idea que se viene
desarrollando y, el punto seguido, hace un cambio mayor de mirada a la misma idea-eje del
párrafo. Sólo leyendo a grandes escritores y reescribiendo se mejoran estos signos
vertebrales de la escritura. Escribir es poner buenas ideas entre buena puntuación.
4º.
Los conectores… ¡ese otro dolor de cabeza! Un conector bien empleado genera ritmo,
movilidad; uno mal ubicado corta, contradice. Entonces determinar qué tipo de párrafo –o
de oración en el párrafo- es el que sigue: ¿de causalidad?, ¿de consecuencia?, de oposición?,
¿de continuidad?, ¿de síntesis? Dependiendo el tipo de relación que se establezca, así
deberán ser los conectores. La escritura es danza, ritmo intencionado; no azar.
5º.
Un aspecto más y poco validado en las revisiones: la repetición de expresiones o palabras.
Para hallar estas galimatías la lectura en voz alta y la revisión sobre texto impreso ayudarán
bastante. Aquí, igualmente, los buenos diccionarios (herramienta insustituible en quien
escribe): de antónimos y sinónimos razonado, ideológico, etimológicos… A la par de los
anteriores, los computadores tiene a su haber los comandos “Buscar” y “Reemplazar”, que
agilizarán esa fase de la revisión. La escritura exige una labor: depurar y depurar.
6º.
Viene otro aspecto en este asunto de la revisión: la adecuación de formato. Esto es, que el
texto escrito corresponda a la tipología solicitada. Cada tipología tiene unas características
propias que deberán ser conocidas por quien escribe. El ensayo, la reseña, el comentario, el
informe, entre otros, precisan ciertos perfiles propios de los que no deberemos alejarnos en
la vida académica. Escribir es, además del domino de un tema y del conocimiento del código
escrito, moverse con fluidez en ciertas tipologías.
7º.
En último lugar, la revisión cierra con el acomodamiento del texto a una metodología
solicitada. Más comúnmente será APA la que se exigirá y los manuales en internet se
consiguen con facilidad. La quinta y sexta edición son las más solicitadas. En este punto
deseo, ya para finalizar estos secretos producto de lecturas y experiencia personal, llamar la
atención sobre las formas de citar y la bibliografía de cierre. Una y otra deben ser elaboradas
son supremo cuidado pues son las voces que nos permiten alimentar nuestro pensamiento y
a ellas les debemos todo el respeto y consideración.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2016/03/09/algunos-secretos-al-
momento-de-escribir-textos-academicos-la-planeacion-y-el-flujo-escritural/
El lobo no siempre es el malo de la historia. Apuntes para una didáctica del
pensamiento crítico
3. Precisar la otra orilla. Esto quiere decir darle presencia a lo otro; no desestimar algo
de entrada sino detallarlo, describirlo, mirar sus contextos y razones. Quien piensa
de manera crítica atiende a la particularidad de la diferencia; se desdobla de su
propia mirada y va en pos de comprender los contextos diversos y distantes. Muchas
veces juzgamos desde nuestro marco axiológico descontando lo que el entorno
cultural o coyuntural referido tiene de riqueza o de especificidad. Así las cosas,
pensar críticamente es un denodado ejercicio de alteridad. Con esto salimos del
fervor de la “primera impresión” o del emocionalismo y ponemos el corazón en
tierra, decantamos la información. El lobo, posiblemente, obedece a su naturaleza o,
por qué no, encuentra a los humanos -Caperucita, la abuela y el cazador- como
potenciales enemigos de su entorno. ¿Cuándo los impresionistas dibujaban un
atardecer, dibujaban el mismo atardecer?
4. Valorar pero con evidencias. Pensar críticamente quiere decir tener evidencias,
pensar y proponer desde pruebas, como manera de evitar el inmediatismo y dejarse
llevar por las impresiones. Pensar críticamente es hablar con hechos, con razones
que pueden ser puestas sobre la mesa. Ejercicio continuo será recabar datos,
perspectivas, discursos, testimonios, ejemplos y contraejemplos para que cuando se
produzca la valoración de algo ello esté soportado debidamente en
comprobaciones. Si llegamos a emitir un juicio sobre Caperucita roja, deberemos
tener todo un conjunto de evidencias que permitan hacer razonable mi postura
personal. Sólo así se puede fomentar el discurso verdadero que es diferente de la
habladuría o la opinión. Quien piensa de manera crítica está sometido a un juego de
reglas entre las que se halla el recaudo suficiente de pruebas y la evaluación de las
mismas. La valoración será, en buena lógica, la conclusión del acervo probatorio
presentado.
Para profundizar esta perspectiva del pensamiento crítico, recomiendo de manera especial
las últimas investigaciones del Marco de Enseñanza para la Comprensión, Proyecto “Zero” de
Harvard. En especial el libro “Hacer visible el pensamiento”, de Ron Ritchhart, Mark Church y
Karin Morrison (2014, Buenos Aires, Paidós), y por supuesto, las amplias elaboraciones
referidas al Critical thinking, iniciadas por Edward M. Glaser.
https://pensamientoycomprension.wordpress.com/2016/08/18/el-lobo-no-siempre-es-el-
malo-de-la-historia-apuntes-para-una-didactica-del-pensamiento-critico/