Ejercicios-Resumen y Tema-Propuestos
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catástrofe, y dotado de poderes prodigiosos, Superman vive en la Tierra con la apariencia modesta
de un periodista, Clark Kent; se muestra tímido, eclipsado, dominado por su colega Lois Lane. Este
disfraz humillante de un héroe cuyos poderes son literalmente ilimitados repite un tema mítico bien
conocido. Si se va al fondo de las cosas, el mito de Superman satisface las nostalgias secretas del
hombre moderno que, sabiéndose frustrado y limitado, sueña con revelarse un día como un
"personaje excepcional", como un "héroe".
La novela policíaca se prestaría a observaciones análogas: por una parte, se asiste a la lucha
ejemplar entre el Bien y el Mal, entre el Héroe (= el detective) y el criminal (encarnación moderna
del demonio). Por otra parte, por un proceso inconsciente de proyección y de identificación, el lector
participa del misterio y del drama, tiene la sensación de participar personalmente en una acción
paradigmática, es decir, peligrosa y heroica."
MIRCEA ELIADE: Mito y realidad
EL ORIGEN DE LA SUPREMACÍA MASCULINA
Todo esto conduce a una conclusión: el complejo de Edipo no fue la causa de la guerra; la guerra
fue la causa del complejo de Edipo (recordemos que la guerra misma no fue causa primera sino un
producto del intento de controlar las presiones ecológica y reproductora). Aunque parezca un
problema sin solución como el del huevo y la gallina, existen excelentes motivos científicos para
rechazar las prioridades freudianas. Si comenzamos con el complejo de Edipo, no podemos explicar
las variaciones de intensidad y de alcance de la guerra: ¿por qué algunos grupos son más belicosos
que otros y por qué algunos practican formas externas y otros formas internas de guerra? Tampoco
podemos explicar por qué el conjunto de las instituciones que forman el sistema de la supremacía
masculina varía en esencia y en fuerza. Partiendo del complejo de Edipo, tampoco podemos explicar
el origen de la agricultura, los caminos divergentes de las intensificaciones y los agotamientos en el
Viejo y el Nuevo Mundo ni el origen del Estado. Pero si comenzamos con la presión reproductora, la
intensificación y el agotamiento, podemos comprender los aspectos constantes y variables de la
guerra. Y a partir de un conocimiento de las causas de las variaciones bélicas, podemos llegar a una
comprensión de las causas de las variaciones de la organización familiar, las jerarquías sexuales y
los papeles sexuales y, desde esta perspectiva, a una comprensión de las características constantes
y variables del complejo de Edipo. Un principio admitido en la filosofía de la ciencia establece que si
uno debe elegir entre dos teorías, merecerá prioridad aquella que resuelva más variables con el
menor número de suposiciones independientes y no explicadas.
Merece la pena insistir en este punto porque de cada teoría se infieren consecuencias filosóficas y
prácticas distintas. Por un lado, la teoría freudiana se parece mucho al enfoque de la guerra como
aspecto de la naturaleza humana. Hace que la agresividad homicida parezca inevitable. Al mismo
tiempo, encadena tanto a los hombres como a las mujeres a un imperativo biológico ("la anatomía
es el destino"), con lo cual enturbia y estrecha el movimiento para alcanzar la igualdad sexual.
Aunque he sostenido que la anatomía destina a los varones al entrenamiento para ser feroces y
agresivos en caso de guerra, no he dicho que la anatomía, los genes, el instinto o cualquier otra
cosa torne inevitable la guerra. El simple hecho de que todos los seres humanos del mundo de hoy
y del pasado conocido hayan vivido en sociedades machistas y belicistas no es razón suficiente para
adjudicar a la naturaleza humana la imagen de las características salvajes necesarias para librar una
batalla con éxito. El hecho de que la guerra y el machismo hayan desempeñado y sigan
desempeñando papeles tan destacados en los asuntos humanos no significa que deban seguir
haciéndolo en cualquier tiempo futuro. La guerra y el machismo dejarán de practicarse cuando sus
funciones productivas, reproductoras y ecológicas se satisfagan mediante alternativas menos
costosas. Por primera vez en la historia tales alternativas están a nuestro alcance. Si no somos
capaces de utilizarlas, no será un fracaso de nuestra naturaleza, sino de nuestra inteligencia y
voluntad."
Marvin Harris, "Caníbales y reyes", capítulo 6, "El origen de la supremacía masculina y del complejo
de Edipo.
ESTADOS DE CONCIENCIA
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"Por lo general, creemos que la conciencia es la percepción sensorial de las escenas, sonidos y olores
que están cerca de nosotros. Pero nuestra conciencia incluye muchas más percepciones. Cualquier
persona que mire dentro de sí misma se volverá consciente de, primero, cierto número de
sensaciones corporales. Notará el ritmo de la respiración y los latidos del corazón, sentirá
movimientos del estómago, la saliva en la boca, la textura y el peso de las ropas, pequeños dolores,
picores e, incluso quizás, dolores pasajeros. Además de estas sensaciones físicas, la persona, con la
introspección, se vuelve consciente de emociones vagas - corrientes de placer, irritación o de
aburrimiento. Y, según su estado emocional, una persona puede ser consciente, perfecta o
vagamente, del paso del tiempo, del futuro, de su propia mortalidad, de la continuidad de su
conciencia y de la individualidad imprescindible de su yo consciente.
Aunque les es difícil a los individuos describir su propia conciencia con cierto grado de precisión, la
sensación del propio ser está, sin embargo, animada de una sensación cálida, de inmediatez y de
riqueza. Esta percepción de uno mismo, compleja y a menudo intensa, es particularmente evidente
en los estados de plenitud emocional, como cuando se hace el amor o cuando se siente una pena
muy grande. Sin embargo, está siempre presente, hasta cierto punto, en los momentos más
corrientes e incluso más aburridos de nuestra vida. Hace poco tiempo que la psicología desarrolla
métodos para observar y registrar estos aspectos de la conciencia. Nos basamos todavía, en gran
parte, en descripciones verbales, complementadas con registros relativamente sencillos de la
frecuencia cardiaca, la respiración, las secreciones glandulares y la actividad eléctrica global del
cerebro.
El nivel corriente de la conciencia es el del pensamiento consciente. Una persona siempre está
pensando, incluso aunque esté sentada tranquilamente, en un estado introspectivo. Las ideas,
aunque sean triviales, pasan continuamente por su conciencia. Además, la mayor parte del
pensamiento normal, va acompañado por reacciones en el comportamiento - generalmente, cada
vez que una persona piensa, la lengua y los músculos de la garganta hacen pequeños movimientos
-. Si no se está pensando activamente, se está probablemente soñando. Una persona normal tiene
al día, aproximadamente, 200 sueños diurnos (Singer, 1966).
Por consiguiente, la conciencia es la suma de todo lo que uno puede descubrir acerca de una
experiencia propia en un momento dado. Naturalmente, existen muchas más cosas en una persona
aparte de su conciencia inmediata. Tiene también muchos recuerdos - que están inconscientes, a
menos que se les llame mediante una asociación o intencionadamente - así como muchas
motivaciones y proyectos inconscientes. Conjuntamente, estos factores constituyen la identidad de
una persona como un ser psicológico."
GARNDNER LINDZEY: Psicología
EL ESTALLIDO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
La primera guerra mundial estalló debido a la rivalidad existente entre los estados europeos a
principios de siglo. Las causas de esta rivalidad eran diversas: el desarrollo capitalista que exigía la
búsqueda de nuevos mercados, ambiciones colonialistas que chocaban en la conquista y reparto de
África, el deseo de incremento territorial como premisa de paz duradera, la particular situación de
Austria-Hungría con grupos étnicos distintos y a veces disconformes, la arrogancia nacionalista
estimulada desde el poder y favorecida por la carrera de armamentos, el deseo alemán de terminar
con la supremacía militar inglesa y la política rusa en los Balcanes. El asesinato del heredero austríaco
archiduque Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo (28 de junio de 1914) fue la chispa
inmediata que hizo estallar el polvorín de tantas rivalidades acumuladas. Austria acusó a Servia de
tener responsabilidad en el atentado, Alemania dio carta blanca a Austria, Rusia apoyó a Servia... y
el 28 de julio de 1914 Austria declaró la guerra a Servia. Como resultado de estos sucesos Europa
quedó dividida en estados beligerantes (Entente, Imperios Centrales) y neutrales. [...] Pensada como
una guerra rápida, la primera guerra mundial se prolongó durante cuatro años, provocó la revolución
rusa y desembocó, tras la intervención USA, en la victoria aliada. Como consecuencia de la guerra,
el mapa de Europa sufrió una profunda transformación, los regímenes vencidos fueron sustituidos
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por otros de corte democrático. Pero no se acertó a solucionar en la paz lo que se había querido
solucionar en la guerra.
SERES QUE VIVEN A COSTA DE OTRO
Hay asociaciones de seres vivos en las que una de las especies asociadas obtiene de la otra las
substancias nutritivas que necesita, bien tomando alimentos que ésta tenía para sí, bien nutriéndose
de partes integrantes de su cuerpo, como tejidos, sangre, etc. Este tipo de asociación, en que una
parte es beneficiada, mientras que la otra queda perjudicada, caracteriza el parasitismo, constituido
por la unión de un parásito con su huésped.
La vida parásita es, en realidad, una especialización de la vida cazadora, depredadora, como lo
demuestran ciertas sanguijuelas que pueden alimentarse de renacuajos que capturan en el agua,
fenómeno llamado predatorismo, y también chupando sangre de caballos y ranas (parasitismo). La
vida parásita tiene gran influencia sobre la organización de los seres que la practican. La abundancia
de alimento hace que muchas veces se atrofien o lleguen a desaparecer los órganos locomotores,
necesarios para ir en su busca. Consecuencia entonces de la falta de movimiento, el parásito sufre
la atrofia de los órganos de los sentidos: la mayor parte de los parásitos internos, como las tenias,
son ciegos. Muchos que viven en líquidos nutritivos, como las mismas tenias, pierden el tubo
digestivo; en cambio, frente a esta pérdida general de órganos locomotores y de los sentidos,
aparecen en casi todos los parásitos órganos fijadores para adherirse al huésped.
Dadas las dificultades con que ha de tropezar para encontrar el huésped adecuado, el parásito
aumenta extraordinariamente sus facultades reproductoras, produciendo gran cantidad de
gérmenes con la finalidad de que alguno encuentre al huésped y se desarrolle. Por otra parte, dada
la dificultad del encuentro entre los dos sexos, por la pérdida de movilidad y las condiciones
especiales en que se desarrolla la vida de los parásitos, éstos son frecuentemente hermafroditas,
estando los dos sexos reunidos en un mismo individuo, con lo que la reproducción queda
enormemente asegurada.
LA LITERATURA: UN LUJO NECESARIO
Introducir a los adolescentes en el reino de los libros es enseñarles que éstos no son monumentos
intocables o residuos sagrados, sino testimonios cálidos de la vida de los hombres, palabras que nos
hablan con nuestra propia voz y que pueden darnos aliento en la adversidad y entusiasmo en la
desgracia. Decía Ortega y Gasset que los grandes escritores nos plagian, porque al leerlos
descubrimos que están contándonos nuestros propios sentimientos. En este sentido, yo no creo que
el escritor sea alguien aislado de los otros y singularizado por el genio o por el talento. El escritor,
más bien, es el que más se parece a cualquiera, porque es aquel que sabe introducirse en la vida
de cualquier hombre y contarla como si la viviera tan intensamente como vive la suya propia.
La literatura, pues, no es aquel catálogo abrumador y soporífero de fechas y nombres con que nos
laceraba aquel profesor del que les hablé antes, sino un tesoro infinito de sensaciones, de
experiencias y vidas que están a nuestra disposición igual que lo estaban a las de Adán y Eva las
frutas de los árboles del Paraíso. Gracias a los libros nuestro espíritu puede romper los límites del
espacio y del tiempo, de manera que podemos vivir al mismo tiempo en nuestra propia habitación
y en las playas de Troya, en las calles de Nueva York, en las llanuras heladas del Polo Norte, y
podemos conocer a amigos tan fieles y tan íntimos como los que no siempre tenemos a nuestro lado
pero que vivieron hace cincuenta años o veinticinco siglos. La literatura nos enseña a mirar dentro
de nosotros y mucho más lejos del alcance de nuestra mirada. Es una ventana y también un espejo.
Quiero decir: es necesaria. Algunos puritanos lo consideran un lujo. En todo caso es un lujo de
primera necesidad.
ANTONIO MUÑOZ MOLINA, La disciplina de la imaginación, 1991
FRAGMENTO DE LA COLMENA
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Don Leonardo Meléndez debe seis mil duros a Segundo Segura, el limpia. El limpia, que es un grullo,
que es igual que un grullo raquítico y entumecido, estuvo ahorrando durante un montón de años
para después prestárselo todo a don Leonardo. Le está bien empleado lo que le pasa.
Leonardo es un punto que vive del sable y de planear negocios que después nunca salen. No es que
salgan mal, no; es que, simplemente, no salen, ni bien ni mal.
Don Leonardo lleva unas corbatas muy lucidas y se da fijador en el pelo, un fijador muy perfumado
que huele desde lejos. Tiene aires de gran señor y un aplomo inmenso, un aplomo de hombre muy
corrido. A mí no me parece que la haya corrido demasiado, pero la verdad es que sus ademanes
son los de un hombre a quien nunca faltaron cinco duros en la cartera.
A los acreedores los trata a patadas y los acreedores le sonríen y le miran con aprecio, por lo menos
por fuera. No faltó quien pensara en meterlo en el juzgado y empapelarlo, pero el caso es que hasta
ahora nadie había roto el fuego.
A don Leonardo, lo que más le gusta decir son dos cosas: palabritas del francés, como por ejemplo,
“madame”, “rue” y “cravate”, y también, “nosotros los Meléndez”. Don Leonardo es un hombre culto,
un hombre que denota saber muchas cosas. Juega siempre un par de partiditas de damas y no bebe
nunca más que café con leche.
A los de las mesas próximas que ve fumando tabaco rubio les dice, muy fino: ¿me da usted un papel
de fumar? Quisiera liar un pitillo de picadura, pero me encuentro sin papel. Entonces el otro se
confía: no, no gasto. Si quiere usted un pitillo hecho... Don Leonardo pone un gesto ambiguo y tarda
unos segundos en responder: bueno, fumaremos rubio por variar. A mi la hebra no me gusta mucho,
créame usted. A veces el de al lado le dice no más que: no, papel no tengo, siento no poder
complacerle..., y entonces don Leonardo se queda sin fumar.
CAMILO JOSÉ CELA: La Colmena.
TEXTO DEL DIARIO EL PAÍS
En Las ranas, Aristófanes hace decir a Eurípides: «He hecho el drama democrático; he escenificado
la vida de cada día, la manera en que vivimos». Hace más de 2.300 años que los escritores griegos
descubrieron que casi todos los acontecimientos tienen una dimensión humana. El periodismo, un
oficio mucho más joven y de territorio impreciso, ha intentado con distinta fortuna aproximar aquel
hecho a audiencias indiscriminadas. Pero en el camino se ha topado, se topa cada vez más, con la
máxima perversión de la idea clásica: el sensacionalismo.
El creciente tirón del amarillismo informativo no es una degradación confinada a sociedades poco
instruidas o a países desvertebrados. Por el contrario, coincide con una época de grandes medios
materiales y de libertad sin precedentes. La atracción por el escándalo en sí mismo, su
mercantilización, florece en las democracias occidentales avanzadas y alcanza a periódicos que
gozaron fama de respetables, y que aún tratan de mantener esa apariencia, infestados como están
por el mal del amarillismo. Nos recuerda a los periodistas, si fuera necesario, que la libertad no
inmuniza frente a la manipulación, la mentira o el empleo de la palabra, como invasor abusivo de la
privacidad ajena.
El sensacionalismo no se alimenta sólo de sexo o violencia, por más que la audiovisualización
imparable haya privilegiado estos dos ingredientes. La lucha por el poder político o económico atizan
por igual la caldera de la intromisión inmisericorde en las vidas personales. Todo vale para
transformar en inquisidores a periódicos y periodistas. Mario Vargas Llosa sostenía en el artículo por
el que recibió ayer el Premio Ortega y Gasset de 1999, Nuevas inquisiciones, que la causa última de
esta alarmante apuesta informativa es la banalización de la cultura imperante, un hecho contra el
que el escritor no encuentra cura.
En las escuelas de periodismo se enseña que la prensa libre justifica su existencia en términos de
imperativos morales. Desde aquí queremos creer —y apostamos por ello— que en nuestra sociedad
de comunicación global instantánea, sometida a un embate incesante de estímulos imposibles de
clasificar y digerir, todavía es posible un compromiso cotidiano con la libertad y la verdad. Que haga
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de los periódicos, a pesar de sus errores, instrumentos de convivencia creíbles y relegue el
amarillismo a moda pasajera o a marca de fábrica para uso de adeptos.
Editorial de El País
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2. Determina el tema de los siguientes textos
Un individuo sólo es libre si puede desarrollar sus propias potencialidades en el seno de la sociedad.
Ser libres no significa solamente no tener miedo, poder expresar la propia opinión sin temor a
represalias; también significa conseguir que la propia opinión pese realmente en los asuntos de
interés común y sea requerida por la sociedad como contribución necesaria. Libertad es plenitud de
vida. No soy libre si, disponiendo de un cerebro que puede producir cien, se me deja vegetar en
una ocupación donde rindo diez. En el mundo actual es más libre el profesional que trabaja de la
mañana a la noche, dando todo de sí a sus enfermos, a sus discípulos, a sus clientes, que acuden
a él confiando en su juicio y en su ciencia; es más libre el político, el sindicalista, el escritor que se
enrola en una causa que trasciende su propia persona, que los millones de súbditos de la moderna
sociedad industrial, con su "semana corta" y las escuálidas perspectivas de disipar su "tiempo libre".
El mayor riesgo que corre hoy la libertad es que la mayoría de los hombres son inducidos a
identificarla con un estado de subordinación, de tranquila sujeción, de evasiones periódicas
controladas y estandarizadas, al cual su vida parece reducirse inexorablemente. Sólo dando
significado a la vida de todos en una sociedad plural defenderemos de modo no ilusorio la libertad
de cada uno.
No puede restringirse la libertad de expresión preventivamente por el temor de que los
mahometanos se sientan ofendidos.
La censura preventiva es una desviación de poder intolerable y el pragmatismo o la ética de la
responsabilidad no pueden esgrimirse cuando están en juego derechos fundamentales de la
persona. La lección magistral e imperecedera está en el capítulo segundo del libro Sobre la
libertad, de John Stuart Mill: "Nunca podemos estar seguros de que la opinión que tratamos de
ahogar sea falsa, y si lo estuviéramos, el ahogarla sería también un mal".
Si creemos que el islam debe experimentar una reforma ilustrada, para aproximarse a la modernidad
y la democracia, flaco servicio le prestaremos silenciando la crítica o restringiendo la libertad, o
tolerando prácticas comunitarias que chocan frontalmente con los derechos humanos, por miedo o
comodidad. El islam está necesitado de una reflexión que le ayude a romper las cadenas que lo
aherrojan. Pero si el Estado nacional renuncia a proteger los derechos de todos, delegando parte
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de su poder en comunidades que propugnan y manipulan la ley islámica, estará sentando las bases
de un retroceso histórico y execrable de la libertad.
MATEO MADRIDEJOS
TEXTO 3
Afloran los síntomas de una enfermedad social preocupante en los países democráticos: el
resurgimiento, con el nombre que se quiera, de los grupos neonazis. Abordar el problema será, sin
duda, uno de los retos no previstos por esas sociedades prósperas en las que anida el germen de
la violencia, sea ésta contra razas, etnias, sexos, religiones o cualquier forma de diferencia respecto
a lo que algunos consideran como propio.
El viernes pasado se produjo el tercer atentado consecutivo con estas características en Londres. El
primero fue contra negros; el segundo, contra asiáticos; el tercero, contra homosexuales. Los
sospechosos: los «Lobos Blancos». No hace falta una gran perspicacia para adivinar la mano de la
ideología nazi detrás de esta campaña, trágicamente repetida en la Europa que se creyó vacunada
tras la II Guerra Mundial. En Alemania, Francia y España se han dado casos similares. En este
contexto, pensadores y políticos alertan desde hace años sobre el peligro neonazi. Estamos, por lo
tanto, ante los síntomas de un problema serio que cuando se desata es difícil de combatir, porque
su origen está en la irracionalidad y en el fanatismo.
En efecto, el diagnóstico no está claro, aunque debemos apuntar a que en su base está la frustración
social de grupos, normalmente de poca cultura y poca capacidad económica, que se sienten
marginados o disminuidos por inmigrantes; o insultados en su código de valores por hábitos
religiosos extranjeros, o por inclinaciones sexuales diferentes.
Se podría decir que la educación es la respuesta. Pero no es sencillo. También puede ser necesaria
la capacidad coercitiva1 pública.
Editorial de El País
1
Algo que sirve para forzar la voluntad o la conducta de alguien.
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