La Tunda
La Tunda
La Tunda
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UNIVERSIDAD DE LAS ARTES
Rector, Ramiro Noriega
6 Vicerrector de Investigación y Posgrado, Raúl Vallejo
Vicerrectora Académica, María Paulina Soto
Vicerrector de Vínculo con la comunidad, Andrey Astaiza
Primera Edición
De las Ilustraciones
© Jimmy Peñaherrera S.
UARTES EDICIONES
Director, Fernando Montenegro
Diseño y Maquetación, José Ignacio Quintana
Diseño de portada, María Mercedes Salgado
ISBN: 978-9942-977-13-7
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
Prólogo
2 Hernández, Te daré una Tunda, NO SABEMOS LAS PÁGINAS AÚN, énfasis nuestro.
3 Hernández, Te daré una Tunda, NO SABEMOS LAS PÁGINAS AÚN, énfasis nuestro.
incómodos. Estos sentimientos se van construyendo como
efectos del texto de Ibsen, y resultan a la vez, afectos que
puede movilizarnos hacia la liberación. Para los lectores que
no pertenecemos a la cultura afro-ecuatoriana, el lenguaje, el
vocabulario y la estructura oral de esta escritura pueden causar
una sensación de desplazamiento. Tunda que entunda es libertad.
Las palabras que van apareciendo en la narración circular de este
libro son mejor leídas cuando uno puede desprenderse fácilmente
de la estructura lineal que obliga el texto ortodoxo; se disfrutan aún
más cuando aquel que lee está familiarizado con aquello que los
afro ecuatorianos han guardado en su memoria y en sus corazones
durante estos siglos de diáspora.
La Tunda de Ibsen es guiada por las candelillas y se alimenta
“con la savia viva de los sueños de librepensadores que se iban
tejiendo entre ‘gualangas’ ‘rampiras’ y cañaverales, espacios en los
12 que se sembraban esperanzas para luego cosechar sueños”4; es la
tunda del mito de terror que nos contaron de niños, pero que devela
las capas del coloniaje para descubrir bajo ellas los significados
ocultos y políticos de lo que los esclavizados se decían y dejaban
como herencia oral para el futuro. El lector ajeno a esta tradición
es llevado a un territorio distinto, con sus sabores, referencias
geográficas y culturales, todo nuevo. Ibsen nos obliga a cambiar
nuestro lugar, a caminar hacia otro locus de enunciación. Y esto, a
nuestro parecer, es un paso hacia la interculturalidad.
Para nosotros, docentes comprometidos con un proceso de
reflexión sobre la función crítica de las tradiciones de los diversos
actores sociales ecuatorianos, nos parece sintomático comprobar
que en el texto aparecen palabras débilmente entendidas, poco
escuchadas o cuyo significado ha sido vaciado. Gualanga, currulao,
5 El autor ha incorporado un glosario que nos guía por la lectura incorporando el significado de las
palabras propias de la tradición afro-pacífica del norte de Ecuador.
6 María Chiquinquirá es un personaje histórico del siglo XVIII que mantuvo un juicio en contra de su
patrón por su dignidad (libertad) y la de su hija en situaciones de completa subalternidad.
en que las narraciones sobre el pasado legitiman los mecanismos
de la hegemonía y la subordinación. En ocasiones esas narraciones
que abren la ‘caja de pandora’ de la nación poscolonial nos
maravillan, nos sorprenden y otras veces nos incomodan. El sentir
incómodo que emerge cuando nos desplazamos tras las “huellas
del cimarrón” nos lleva a lugares en donde Hernández constata “la
historia nuestra está escondida”. Reconocernos en lo oculto de esta
historia es síntoma de nuestra complicidad con la creación de las
narrativas desmovilizadoras de la tradición. Somos cómplices -de
varias maneras- de los gestos que borraron la historia profunda del
pueblo afro-ecuatoriano, de la modernidad capitalista que necesitó
de la esclavitud.
Este texto condensa una amplia reflexión sobre diferentes
formas de relacionarnos con el pasado. Pensamos, por ejemplo,
en la noción que Elizabeth Jelin (2002) da al concepto de
14 emprendedor de memoria: un actor social que busca articular su
propia versión del pasado para marcar una nueva dirección para su
sociedad. Es decir, Hernández construye un puente entre el ahora
y el antes para abrir las posibilidades de un mejor futuro. Cumple
con las labores de la memoria - tal como el ángel de Paul Klee en la
metáfora de Walter Benjamin (1942)-; Ibsen fija su mirada en las
ruinas amontonadas del pasado para convertirse en el materialista
histórico cuyo gesto revela en cada bien cultural su horror y
en cada documento de cultura “un documento de barbarie”7.
Es decir, cumple majestuosamente con su tarea de “cepillar la
historia a contrapelo”8. En el contexto andino, podríamos decir
que el texto se conecta con esa noción kichwa del ñaupa, el pasado
capaz de renovar el futuro, esa energía que moviliza el pachakutik.
7 Benjamin, Walter, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, (México, D,F.: Universidad Autónoma de
la Ciudad de México, 2008), 42.
8 Benjamin, Tesis sobre la historia, 43.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
para nunca más volver, te entundaba con el sueño de una vida lejos
del secuestro y de la trata. Para ir con la Tunda, como metáfora
de la realización del pensamiento contra-hegemónico de los
cimarrones que fundaron los palenkes, primero debemos repensar
seriamente en lo que hemos heredado como sociedad. El pasado
colonial y esclavista del cual somos herederos no va a desaparecer
si cerramos los ojos, para que desaparezcan sus efectos perversos
debe desandarse el camino de nuestra obediencia y la repetición de
las jerarquías construidas con terror.
Varias son las miradas en disputa sobre la función de la
tradición. En nuestro trabajo de campo habíamos pensado una
principalmente: la tradición como plataforma de lucha de pueblos
y nacionalidades para legitimarse frente al Estado y desde ahí
buscar un diálogo equitativo. Pero Ibsen propone una mirada
más radical con respecto a esa tradición, la existencia y la latencia
de otras modernidades que de manera práctica supieron y saben 17
que es posible construir palenkes de mujeres y hombres libres
en donde primen la solidaridad, el horizonte común mediante el
ejercicio de preocupación y organización a partir del bienestar
del otro -postulado importante en el pensamiento político de los
afrodescendientes-.
El mito de la Tunda, tal como lo presenta Ibsen, esa manera
atemporal de situar el pasado, y las tradiciones han ido dejando
huellas espirales de los caminos que podemos recorrer, y así como
los hermanos cimarrones se fueron a los palenkes regresando de
cuando en cuando por sus hermanos, así debemos partir, de a poco,
sin olvidarnos de nuestros pares, caminando hacia un estado plural
construido a partir de nuestras decisiones comunes y de nuestras
representaciones.
Para él, las señales del camino político son claras y deben ser
leídas como un cazador lee las huellas de la presa: con astucia
porque así han sido depositadas. Ibsen propone distancia cultural
para leer el significado del mito y una mirada crítica sobre el lugar
que un Estado nacional racista, excluyente, patriarcal y clasista, le
ha otorgado. En este diálogo que desdice la imagen edulcorada de
la tradición, las figuras de la oralidad se convierten en herramientas
que van desbaratando los discursos mentirosos de la modernidad
y contradicen con música y palabras la apariencia perfecta del
proyecto multiculturalista del Estado neoliberal. El texto cultural, la
producción creativa y artística nos dan la clave para ir re-diseñando
nuestra sociedad. Renuevan el sentido obsoleto de la historia, la
marchita construcción del folklore y optan por abrirnos la puerta
a un proyecto político contra-hegemónico que, como habitantes
cómodos de un estado de permanente violencia y extracción, hemos
aceptado como natural. Por eso la Tunda es libertaria.
El libro nos interpela en cada momento: ¿Cuánto hemos
18 normalizado la violencia, la extracción, la explotación y cuáles
son los proyectos comunes que hemos sido capaces de construir
para huir a cualquier precio de la hacienda neocapitalista?. Lo que
plantea Ibsen es releer el proyecto contra-hegemónico encriptado
en la tradición y retomar el sentido de responsabilidad sobre lo
social, sin culpa; de manera propositiva ser concientes del sistema
del que somos tributarios para así salir de él. Por eso, frenar la
reproducción sinsentido de la forma de relacionarnos es un
proyecto político en sí. Por eso, frente a la desmovilización política
y afectiva del sujeto, fruto de la construcción de las subjetividades
contemporáneas, hay varias cosas que podemos aprender de ese
camino escondido en la espesura de la selva….. por donde se fue la
Tunda, por ahí queremos ir.
Nos parece justo y necesario que la Universidad de las Artes, una
institución que plantea la interculturalidad y la descolonialidad como
principios y valores éticos e institucionales, apueste por producciones
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
Bibliografía:
Albán Achinte, Adolfo. «Estéticas de la re-existencia: ¿lo político del arte?». En Estéticas
y opción decolonial. Edición de Pedro Pablo Gómez Moreno, 281-295. Bogotá:
Universidad Distrital Francisco, 2012.
Benjamin, Walter. Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México, D.F.: Universidad
Autónoma de la Ciudad de México, 2008.
García Serrano, Francisco. «Geografía de la exclusion y negación ciudadana: el pueblo
afrodescendiente de la ciudad de Guayaquil, Ecuador». En Hegemonía cultural y
políticas de la diferencia. Edición de Alejandro Grimson y Karina Bidaseca, 201-219.
Buenos Aires: CLACSO, 2013.
Jelin, Elizabeth. State Repression and the Labors of Memory. Minneapolis: University of
Minnesota, 2003.
Juan García12
¿Juan dónde estás? -Algunos dicen que Juan anda sin miedo:
¿Qué dicen de Juan? ¿Qué anda sin miedo? ¿Qué Juan qué?
¿Qué Juan no sé qué? ¡Ni sé! No señor, !Juan es más que un
soñador!.
Qué Juan está entundado dicen por ahí, ¡No cabe duda!,
Juan Cimarrón está metido con el olor y el rico sabor de los
camarones asados. Por donde transita Juan, nacen gualan-
gas grandes, gruesas, con púas y florecen en cada rozón que
te dan y crecen nuevas y viejas historias.
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¿Dónde estará Juan? Algunos dicen que lo han visto dia-
logando y escuchando historias con el Abuelo Zenón, con
Pedro, José, Limber, Roselveht, Jorbely, Ibsen y con el niño
Ezequiel. Es que a Juan Cimarrón nadie se le escapa, él revi-
sa desde el arrullo, el chigualo y el alabao.
Juan Cimarrón le perdió el miedo a la Tunda y tomó de
ella el discurso de libertad, entre las huellas de los cimarro-
nes descubre cuentos, mitos y la misma historia del pueblo
12 Juan García: El maestro Juan o el Bambero Mayor que significa el guía o el conductor, así lo
llamábamos, el nació en 1944 en el norte de Esmeraldas en la comunidad del Cuerval. El vivió con sus
abuelos maternos -Débora Nazareno y Zenón Salazar, fue con ellos que empezó a interesarse por las
tradiciones culturales de su pueblo afroecuatoriano encargos ancestrales.
Por más de 50 años, el maestro Juan ha caminado por el monte, navegado por los ríos, y mareas del
Pacífico, navego por los dos lados de la “raya” por qué nunca lograron dividir a la gente y los territorios
de la Gran Comarca, también camino por las comunidades del Valle de Chota-Mira, por los territorios
del guayas, apañando los saberes propios y los testimonios de vida, fortaleciendo, reconstruyendo y
documentando la memoria colectiva, enseñando y fortaleciendo “casa adentro” con los principios de
la Etnoeducación, para garantizar los diálogos “casa afuera”.
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TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
13 Juan Sin miedo: es un personaje típico de muchos cuentos en la cultura afroecuatoriana en la zona
rural de Esmeraldas.
14 En su pie de molinillo y en su piececito de niño: son los elementos de identificación por medio de los
cuales se descubre a la Tunda, desde mi interpretación el pie de molinillo era un bastón improvisado
hecho con ramas de un árbol, pues la Tunda era una mujer mutilada por haberse escapado.
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TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
Introducción
Los Abuelos
Gualanga
Riviel
15 Los guardianes del monte en nuestra historia: se denomina guardianes del monte a la Tunda, El
Duende, El Riviel, El Duende, personajes mítico que son los protectores del bosque.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
Katanga
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“Katanga”
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
17 Los manglares de Majagual: Majagual es el ecosistema donde están los manglares más altos del
planeta y se encuentran en el cantón Eloy Alfaro, provincia de Esmeraldas, Republica del Ecuador.
que le daba el mayoral, representante del amo en la hacienda
como el amo era el representante de Dios en la tierra nueva,
convertida para ellos en tierra de las oportunidades, tierra
secuestrada, vendida, bañada de sangre, y germinada con
sueños truncados de hombres y mujeres esclavizados.
La Tunda transita elegante, oronda, altiva y con un pres
pres18 vigilante y libre por el monte, atrapando guantas, co-
miendo ratones, camarones y churi hechos tapao. Se despla-
za engañando al tigre y guiando al tío conejo por los caminos
estrechos del monte, de la selva madre. Sigue y camina, y
mientras más sigue, más avanza y mientras más avanza, más
camina, a pesar de los guardianes, de los perros y los rezos.
Los recuerdos de las torturas impensables la persiguen,
en el espacio y en el tiempo. Pero ella, más allá de los te-
mores, vuelve a las haciendas a entundar algún hermano, ya
36 sea padre, madre o hijo soñador. Le sonríe y le habla para
convencerlo de que seguirla es la única salida a la libertad.
Les decía, “pierde el miedo, acompáñame, aprende a cami-
nar conmigo.” Muchos temerarios, a pesar de los miedos,
la seguían, y cuando aprendían a saborear la libertad, la
transformación se manifestaba en su rostro y en el lenguaje
expresivo de sus cuerpos. En ese preciso momento en que
saboreaban la libertad, nacía un nuevo cimarrón altivo y
soberano revestido del ubuntu. El cimarronaje es orden,
respeto, esperanza, disciplina y, fundamentalmente, una
obediencia sin discusión a los abuelos, fuente viva de la sa-
biduría y la filosofía del ubuntu.
18 El pres, pres: Es un decir del pueblo Afroecuatoriano cuando se refiere a alguien que es exhibicionista
que camina con exagerada elegancia.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
Entundado
19 La diáspora:
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
Pensamiento Propio
Mercenarios Asesinos
20 El Cepo: En época de la colonia, se empleaba una forma de castigo denominada cepo, usada como
instrumento de tortura, en el que la víctima quedaba inmovilizada de pies y manos.Cuando se trataba de
un castigo, el cepo se encontraba generalmente en la plaza del pueblo, para exponer al esclavizado, servir
de escarnio y someterlo a todo tipo de sufrimiento y que sirva de ejemplo a otros esclavizados.
o colgados de algún árbol testigo fiel de la tortura, mientras el
castigado estaba colgado se prohibía que alguien se acercara a
darle agua o curar sus heridas, y ahí quedaban recibiendo, lluvia,
sol, y las miradas impotentes de los esclavizados, para que sirva
de ejemplo a aquellos que estén pensando en la libertad.
A pesar de las heridas y las mutilaciones, algunos logra-
ban curar sus lesiones y venciendo a la muerte retomaban
el escape; el ingenio de las cimarronas les permitió crear
nuevas formas para desplazarse, buscaban palos con raíces
de cuatro puntas para usarlos como bastón o muletas. Mu-
chos de ellos volvían a escapar en busca de la libertad. En la
penumbra de la noche llegaban a las haciendas a rescatar a
otros hermanos, entundando los sueños y caminando entre
montes y gualangas. Los mercenarios cazadores veían las
huellas de molinillo, el pié de humano, y decían por aquí pasó
44 un cimarrón cojo.
Los castigos no surtían los efectos esperados; y fue en ese
preciso instante que la Iglesia presentó su gran invento para
dominar no solo el cuerpo sino el espíritu del esclavizado, que
permita dominarlo por siempre. Así nace el catecismo para el
esclavo21 e inicia el proceso de colonización espiritual que es
un procedimiento para vaciar el alma, quitar valores y contro-
lar la mente. Se procedió a satanizar todo lo relacionado con
los cimarrones y sus luchas, para que nadie las siga.
-Si te piden que te escapes con alguien y se te presente como tu
hermano no le creas. -Porque si te escapas y te atrapan, te darán
una tunda de dios y padre nuestro, y con razón divina, una tunda
bien dada te mutila y desgarra tu cuerpo. No te dejes convencer
porque una tunda te dará, y luego la Tunda te va a llevar.
21 Así nace el catecismo para el esclavo: Religión y sociedad - El catecismo para negros bozales: una
forma de educación católica en 1796 Por Beatriz R. Suárez Font.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
22 Viernes negro: El viernes negro (Black Friday) se origina de la época de la esclavización, pues era el
día de acción de gracias, donde los comerciantes de esclavizados los vendían con precios rebajados,
de ahí el nombre de viernes negro.
por que toma la forma de alguien querido, !Si señor, la Tunda
es hermosa por donde la mires!.
El concepto de la familia extendida tomó carne y hoy an-
damos como la Tunda buscando en cada afrodescendiente un
hermano, un primo, una tía, en la familia extendida23, busca-
mos la unidad familiar para algún día encontrar el mecanismo
o estrategia para juntar a nuestro pueblo. Es la Tunda la que
nos acerca, la que permite que nos miremos frente a frente,
en procura de la reconstrucción del núcleo familiar, por eso
decimos: Tunda que entunda no es una tunda, la Tunda que
entunda es libertad. La Tunda apaña camarones y toma el
verde para elaborar el tapao más rico que ser humano pudo
preparar, es la Tunda libertaria que Ella diseña, el tapao de la
libertad, arreglado y adobado24.
La Tunda es la que promovía la inquietud y la inconfor-
50 midad frente al sistema establecido, ese comportamiento era
consecuencia de permanentes persecuciones y una tras otras
se cuentan las historias de la presencia de la Tunda, en el cam-
po y en los poblados.
Se prohibió terminantemente el contar lo ocurrido entre
el mercenario cazador y el cimarrón libertario, entonces lo
transformaron en cuentos, e historias. Allí nació el Tío Conejo
y el Tío Tigre, de tal manera que el Conejo era el fugitivo alti-
vo, orgulloso, inteligente y astuto encarnaba al cimarrón, y el
Tigre el perverso mercenario con armas en las garras, que en
el interior del monte se desato la guerra de guerrilla, entre los
cimarrones y los contra, los mercenarios asesinos.
Destrozando Cuerpos
25 Antón: En el primer grupo negro que llegó y se estableció en la actual Provincia de Esmeraldas,
se encontraba Antón, quien guía este grupo hacia la libertad cuenta Miguel Cabello de Balboa en sus
escritos
26 Alonso de Illescas: Alonso de Illescas es considerado como el máximo héroe de la libertad
afroecuatoriana. Lidero la creación de la República de los zambos (indios y negros), y llevó una larga
resistencia contra el poder español
tico fueron testigo fiel de la deshumanización, asesinato, de la
barbarie, y del más horrendo holocaustos. Muchas mujeres va-
lientes daban muerte a sus hijos para evitarles la esclavitud, fue
entonces que se construyó el Chigualo, cantándole a la libertad
y llorándole a la muerte por la pérdida del ser querido. El escla-
vizador, para detener las fugas de los esclavizados, el intentó
vanamente detener el cimarronaje, impuso múltiples medidas
para evitar las fugas y detener las resistencias.
El mitín estaba, sin embargo armado. Las revueltas se
veían por todos lados; no existían espacios territoriales en
las Américas donde los fugitivos cimarrones no armaran la
bronca. Los españoles se propusieron no traer esclavos ladi-
nos (esclavizados primero en España y Portugal) por el con-
trario, traer “bozales” (los recién llegados de África y que no
hablen el español ni el portugués). Frente a la impotencia de
66 no poder detener los alzamientos, crearon cuerpos especia-
les de cazadores, contra los cimarrones, el esclavo fugitivo
“Tío Conejo”, y por otro lado los mercenarios de la colonia,
cazadores de esclavos fugitivos “Tío Tigre ”.
Cuando era capturado un cimarrón, se lo sometia a crue-
les castigos, si se identificaba a alguien colaborando con la
fuga de los esclavizados, recibía el mismo castigo que el fu-
gitivo, y por lo contrario si algún esclavo denunciaba algún
intento de fuga era premiado con ciertos privilegios.
Inventaron distintas formas de castigos para los fugitivos:
el cepo, el azote, colgarlo de los pulgares, y básicamente la
tortura consistía en golpear el cuerpo y someter el alma. Se
usaban látigos, palos, cuerdas; todo material que fuera resis-
tente y flexible. Se procedía a golpear sobre la piel desnuda
flagelándola hasta destrozarla, la sangre brotaba sin parar
hasta que el cuerpo caía desplomado al piso.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
27 En tu torno a millares surgir: Es la segunda estrofa del himno nacional del Ecuador
Los abuelos dejaron en estos guardianes del monte una can-
tidad de mensajes, para que hagamos de ellos fuente de sabi-
duría. La Tunda es nuestra mensajera, ella es una guardiana
protectora de los montes.
Para el otro integrante una tunda es una verdadera paliza,
porque todo lo mira y lo concibe con violencia en los tiem-pos
de la esclavitud: la tunda era una muerte segura, ¿cuántas tun-
das recibieron los abuelos? la cantidad de golpes estaban suje-
tas a la voluntad y el estado de ánimo del verdugo, si pudiéra-
mos contar los golpes recibidos, ¿Para que?, Podría servir para
reparar, por que cada vez que reparamos un golpe dado esta-
mos limpiando a la humanidad, el solo pensarlo me duele la
piel, es que la historia está escrita en cada pigmento de nuestra
piel, con angustia y dolor, pero con la paciencia de los sabios
africanos. Cuando se castigaba a un fugitivo estaban obligados
68 a observar el dolor del hermano. Cada tunda los dejaba sin piel
y las huellas del látigo zanjaban la esperanza y los sueños, la
sangre goteaba sin parar llenando ríos de sufrimientos, las car-
nes destrozadas se confundían entre trozos de ropa, la piel de
los esclavizados estaba llena de alma y espíritu otorgado por
la iglesia porque sin su venia nadie tenia alma. Todos estaban
obligados a ponerse en el círculo para que las miradas se en-
cuentren frente a frente, y aprendan a aceptar el sufrimiento
en sus cuerpos como algo natural. El amo era la prolongación
del infierno, en sus ojos y su corazón habitaba el demonio, lo
único que podía recompensar tanto dolor después de una tun-
da era la libertad y si se lograba obtener esa libertad guiada por
una Tunda con pata de molinillo perdías el miedo e incluso, si
se lograba sobrevivir a una tunda, perdías el miedo e incluso
ya no te importaba el dolor, lo único posible era la libertad y el
sueño de una nueva vida en el palenke.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
28 Cucho: según el diccionario es rincón, esta expresión es muy común en el discurso de los
afroecuatoriano en la zona rural de esmeraldas.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
29 Nicolás Duque de Estrada doctrina para negros: Doctrina para negros [de] Nicolás Duque de
Estrada: explicación de la doctrina cristiana acomodada a la capacidad de los negros bozales.
La religión, la forma que, al parecer, está más desvinculada de los intereses materiales, fue defensora
eficaz del régimen esclavista, escribió Raúl Cepero Bonilla. Ciertamente, las teologías, tanto la de la
Iglesia católica, apostólica y romana, como la del cristianismo protestante, sirvieron de soporte ético
e ideológico a la propiedad esclavista, columna vertebral económica de las sociedades coloniales en
América. En las colonias francesas los esclavistas llegaron a proclamar que “Dios hace esclavos” y,
naturalmente, tales esclavos tenían que ser negros
30 El Sínodo de Santiago de León de Caracas de 1687: Introducción: Contexto histórico. Diego de Baños
y Sotomayor. El sínodo de Santiago de León de Caracas de 1687. Valoración de las constituciones
sinodales. Impugnación, aprobación y publicación del texto sinodal. La edición de 1848. Texto del
Sínodo: Reproducción de la edición publicada originalmente bajo el título “Constituciones sinodiales
del Obispado de Venezuela y Santiago de León de Caracas”, hechas en la santa iglesia catedral de
dicha ciudad de Caracas, en el año 1687 por el señor doctor don Diego de Baños y Sotomayor.
“Los señores dueños de esclavos y esclavas tengan entendido
que tienen dominio sobre el servicio que sus esclavos les de-
ben o pueden hacer con el trabajo de sus manos, no sobre las
almas redimidas con la sangre de Cristo, porque en esta parte
les deben tratar de la misma manera que a sus hijos, cuidando
de que sean buenos cristianos que vivan en el santo temor de
Dios y hagan todo aquello que acerca de los hijos y criados les
advertimos”.
La iglesia de la época separa el cuerpo del espíritu o alma,
el cuerpo podría ser sacrificado, para hacer riqueza, pero eso
sí, dejando el espíritu para Dios.
Se necesitaba someter no solo el cuerpo, sino la mente, el
alma, el espíritu, que les garantizara la servidumbre por muchos
años, mientras se creaban las condiciones para el nacimien-
to del capitalismo. En la sociedad esclavista no se descuidaba
74 ningún detalle, para perennizar el sistema, se dispuso que se les
enseñe la fe católica a los negros y sus hijos, pues también te-
nían alma, inferior, claro está, pero alma al fin. El principal ob-
jetivo era contrarrestar el movimiento del cimarronaje, que era
el principio filosófico de la descolonización. Esas ideas eran un
obstáculo en la sociedad esclavista de la cual la jerarquía de la
iglesia era parte activa.
Estoy convencido que el germen libertario en América
nace de las luchas cimarronas. Según dicen los abuelos, antes
que nadie, los cimarrones estaban en las montañas buscando
un espacio de libertad.
Otro importante espacio de resistencia de los esclaviza-
dos eran los Cabildos que nacieron como una forma urba-
na de repensar el cimarronaje, desde la intelectualidad del
liberto urbano. Era un espacio donde los libertos y esclaviza-
dos con ciertas prebendas de libertades, se encontraban para
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
31 Los dioses africanos: En áfrica los Orishas o Voudoum son fuerzas de la naturaleza, una cosa de
aspecto sobrenatural, un fenómeno que se estabiliza por la intervención de un ser humano en un
lugar determinado. Hay un pacto de alianza e interdependencia hecho entre esta fuerza y el hombre
que deviene el primer Alashe. Interdependencia cargada por el Ashe (fuerza sagrada) del Orisha para
guardar su fuerza, que es mantenida con ofrendas hechas por el Alashe. El Orisha protege al Alashe
dentro de la medida.
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TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
33 Una tunda: las tundas escritas con “t” minúscula, y las Tundas escritas con “T” es la Tunda libertaria
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
34 El mito de la tunda: “según los guardianes de los saberes del pueblo afroecuatoriano, la Tunda es
una especie de demonio que se lleva a los desobedientes, se les presenta con la imagen de un ser
querido entundandolos con sus ventosidades y dándole camarón asados que los saca de entre sus
nalgas, y se los va llevando por los cañaverales y los laberintos más espinosos de la selva, se dice
que la Tunda tiene un pie de molinillo y un pie de humano, para poder rescatar al entundao se tiene
que buscar al padrino, los bombos, cununos, guasa, perros y disparos, para que la tunda se asuste y
abandone al entundao”
puntas que la utilizaba como bastón, y decía, “más vale mi
monte espeso”.
Una de las prácticas más abominables de la sociedad oc-
cidental pre moderna, fue el secuestro de personas del un
lado a otro lado del Atlántico. Alcanzó su clímax máximo en
el siglo XVIII. Entonces se proliferó el secuestro de seres hu-
manos con sueños e ilusiones, y en el tráfico trasatlántico de
hombres y mujeres cargados de espiritualidad y de dioses en
los mares, en la tierra y en el cielo, los “cristianos” los secues-
traron y los arrancaron de su territorio para implantarlos a
la fuerza en otras tierras que ya estaban bañadas de sangre.
El esclavizado pensaba que ese sistema no tendría fin, y
que la situación de sufrimiento y dolor sería eterna. En su
mente secuestrada se le presentaban imágenes de cuerpos
destrozados, colgados o tirados sobre el cepo, se exprimía
86 los ojos buscando alguna lagrima escondida, hurgaban la
tierra buscando explicación a su incomprendido dolor y el
Dios no respondía, alzaban la mirada al cielo buscando al
Dios perdido, volvía a cerrar los ojos y solo en su interior
encontraba paz. El recuerdo de su tierra libre jugueteaba
en su memoria y sonreía, así reinventó el tambor y la ma-
rimba. Si el cimarronaje no invadía su mente y su corazón,
estaba envuelto en llantos y lamentos permanentes, la in-
certidumbre y la imposibilidad de ver la luz al final del túnel
le retorcía el corazón, y los pasos se hicieron lentos, porque
las lambederas jalaban su marcha, las piquiguas enredaban
sus sueños y miles de huellas de extraños montes le rosaban
las piernas y le cortaban los pies.
Los Cimarrones nocturnos convencían a los esclaviza-
dos para que se involucren en la pelea del proyecto del ci-
marronaje. Es a partir de las luchas en las montañas entre
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36 El 25 de julio de 1851: La esclavitud se mantuvo hasta que el 25 de julio de 1851, día en que el
Jefe Supremo Gral. José María Urvina, en la Casa de Gobierno de Guayaquil, expidiera uno de los
decretos de mayor contenido humano y proyección social dentro de la evolución jurídica ecuatoriana:
La abolición de la esclavitud.
Para lograr este humanitario objetivo, el Gral. Urvina expidió además un impuesto sobre la pólvora,
para pagar a los propietarios -con este gravamen- el valor de cada esclavo liberado.
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37 María Chiquinquirá: María Chiquinquirá Díaz existió y vivió en el siglo XVIII en el puerto colonial de
Guayaquil. Mulata o zamba, como dice Chávez, fue esclava hija de esclava; se casó con un hombre
libre, de profesión sastre; y tuvo una hija. Fue por esa hija, para que no corriera su misma suerte, por
quien María Chiquinquirá Díaz, al amparo de la propia legislación de ese entonces, decidió entablar
una acción judicial contra su amo y reclamar, para sí, esto es para ella misma, la condición de ser libre.
Cómo le quedaría la cara al Previstero Cepeda38 esclaviza-
dor perverso, que nunca imaginó que una mujer y esclava le
diera tal repuesta a sus pretensiones de someterla.
Antes de Bolívar ya se estaba discutiendo con seriedad
la tesis de la abolición de la esclavitud en la América An-
dina. Alexandre Petión39 auspició con dinero y un escua-
drón de generales expertos en el arte de la guerra para que
Bolívar pueda lograr la libertad de las cinco naciones, con
la única condición que después de triunfar, debería dar la
libertad a los esclavizados. El triunfo contra los españo-
les ocurrió, pero la tesis de la abolición de la esclavitud
no tuvo acogida, y los compromisos fueron traicionados,
debido a que la sociedad andina que entró a gobernar fue-
ron los mismos criollos hijos de los españoles, y ellos lo
único que deseaban, era pasar a gobernar con los mismos
94 principios de la colonia. Además, su economía se basaba
en la explotación agrícola a gran escala y les era imposible
mantenerse sin la esclavitud, les era necesario mano de
obra sin pago y sin tiempo.
Bolívar, olvidándose de los compromisos adquiridos con
el Presidente de Haití, el general Petión, prefirió dejar el
tema de la manumisión de los esclavizados para después, y
dedicó todo su esfuerzo a la unidad de la gran Colombia. La
abolición de la esclavitud fue una tarea pendiente de la ge-
neración de los “libertadores”. Fue después de casi 30 años,
el 25 de julio de 1851 en la ciudad de Guayaquil que el Ge-
neral José María Urbina firma la Carta de Manumisión de
la esclavitud, ese acto fue fruto de las luchas Cimarronas de
40 La revolución de 1845: La Revolución Marcista, también conocida por varios autores como la
Revolución de Marzo o la Revolución de 1845, se desarrolló entre el 6 de marzo y 17 de junio de
1845 y fue un movimiento armado revolucionario en Ecuador que enfrentó a las fuerzas en apoyo
al presidente Juan José Flores y a las facciones rebeldes opositoras marcistas. Esta revolución
es el primer movimiento armado que se dio en el país desde su creación en 1830. Se inició en la
ciudad de Guayaquil y finalizó en la hacienda La Virginia en los alrededores de Babahoyo. Fue un
levantamiento en el puerto principal en contra de las fuerzas de Flores, quien, casi al terminar su
periodo, quiso modificar la Constitución para quedarse más tiempo en el poder. Flores fue destituido.
https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_marcista.
41 Los Palenqueros y Palenqueras: eran los cimarrones y cimarronas que habitaban los palenques, y
los que ejercían la jefatura eran denominado Palanquero Mayor o Palanquera Mayor
humano, sino porque tras esa manumisión estaban grandes
ganancias y las luchas Cimarronas en las montañas, y en los
ejércitos libertarios, la manumisión estuvo aupada por el in-
terés económico del esclavizador que recibiría una paga por
cada esclavizado liberado. La verdad es que ya tenían fría-
mente pensado el concertaje42, como una nueva estrategia
de sometimiento.
La asamblea constituyente del 18 de septiembre de
1852 ratificó la medida. Esta asamblea debatió si la libe-
ración de los esclavizados debía ser directa o escalonada.
Los empresarios de la costa querían que la manumisión
fuera directa en función de sus intereses de producción
agrícola, necesitaban mano de obra en abundancia y si
eran liberados estos llegarían de la sierra a la costa. Des-
pués de largos debates se impuso la tesis de la burguesía
96 costeña y los esclavizados fueron liberados de inmediato,
considerando el presupuesto del estado que permitiera
asegurar la indemnización a los esclavizadores, muchos
libertos de la sierra migraron a la costa, la reacción de los
terratenientes serranos contra la abolición de la esclavitud
fue tal que terminaron derrocando al sucesor de Urbina.
Luego de todo este proceso esclavista los hijos del nacien-
te capitalismo, dieron un giro entre sus cavernícolas ideas
para proteger el capital, y nació el concertaje afroecuatoriano
moderna forma de la esclavitud. Para darle la bienvenida al
concertaje era necesario dejar al ex esclavizado sin tierra, sin
42 El Concertaje: Contrato por el cual un hombre o mujer afro se obligaba a realizar trabajos agrícolas
o artesanales de manera vitalicia y también hereditaria y no recibía salario por el trabajo realizado y si
le daban era lo mínimo, e esta manera se controlaba la mano de obra ex – esclava, fue un trabajo a
concierto en el sentido de contrato que se transformó en un trabajo servil, y las deudas se heredaban
de padre a hijo de hijo a nieto y eran imposible de ser pagadas este fue uno de los tantos ejemplos de
deudas impagables.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
43 Memoria Colectiva: La memoria colectiva –entendida como la filosofía y enseñanza de los y las
mayores– como práctica decolonial para recuperar, fortalecer, reposicionar y reconstruir la existencia
como derecho ancestral. La práctica se esfuerza para devolver la palabra, cuestionar el orden actual
impuesto desde el Estado y actuar a contrapelo de la desterritorialización y la dispersión ancestral y
sociocultural que amenazan la existencia como vida. Catherine Walsh y Juan García Salazar
la voluntad de ser nosotros mismos”. No debemos dejar de
ser lo que somos, porque es a partir de lo que fuimos y so-
mos, que podemos construir lo que seremos. Las denuncias
que los guardianes de la tradición hacen sobre la sordera
del Estado (sordera aún se mantiene) exige una transfor-
mación hacia la diversidad intercultural, un Estado capaz
de escuchar a todos. Los decimeros, son los argonautas de
la comunidad, ellas y ellos representan al colectivo. Con
ellos tenemos que caminar por el mundo mágico de la me-
moria: “Yo me embarque a navegar, En una concha de al-
meja, A rodear el mundo entero, Pa’ ver si hallaba coteja.”
(Memoria Colectiva).
Los Arrullos , los Chigualos, las Rondas, la marimba con
sus mil vertientes, todos los cantos rituales y los festivos que
se entonan en las comunidades, tiene un gran valor en este
106 camino de encontrarnos con lo que es propio, con “lo que
obedecemos sin preguntar, porque viene de las herencias an-
cestrales, de la cultura de nuestro pueblo”.
Los encuentros cara a cara con la Tunda, con el Riviel,
con la Gualgura, con el Andasolito, con el gran Duende de
guitarra al hombro, o con cualquiera de los cientos de per-
sonajes que trajinan por el mundo de los seres vivos, son
esenciales para nuestra liberación, pues ellos se disputan
el derecho de ser parte del territorio y por eso se bañan
en los ríos y duermen campantes en las playas. Persona-
jes que son parte de una tradición cultural que brota de
las raíces de los árboles que plantaron los abuelos afri-
canos, esos hombres y mujeres, de quienes nosotros, los
afroecuatorianos y afroecuatorianas, somos sus legítimos
herederos, llevamos el encargo de proteger los manglares
y los bosques primarios.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
LA TUNDA ES LIBERTAD
Si se te presenta
una Tunda que entunda,
te llama, y se te adelanta
es una cimarrona no una tunda.
I
El castigo fue brutal
con fuerza y sin piedad,
para arrancarte la verdad,
todos miraban la sangre
brotar de tu cuerpo alegre.
La Tunda es un ejemplo
109
para que no lo vuelvas hacer,
baja la mirada ante el templo
que al diablo lo sienta
si se te presenta.
II
Es Tunda, si dice la verdad
te da camarones por la libertad,
no debes tenerle miedo,
cultiva tu mente no estés ciego
calma tu angustia y tu sosiego
la naturaleza es tuya,
vive en ella no la destruya
buscando paz en algún hermano,
por el camino que se inunda
una tunda que entunda.
III
Cuando estés distraído
entre el monte confundido,
de los matorrales vino ella,
te enseña el camino,
para el rescate de un hermano,
te mira y te da la mano,
entre camarones asados,
de sus nalgas achicharrados,
ni rezos ni tambores a la tunda espanta
te llama, y se adelanta.
IV
No te dejes confundir
te dice ven y quiere sonreír
salta con su pata de molinillo
110 no obedezcas al conventillo
de donde el cura salió
hombres que la Tunda pario
cimarrón hijo del palenke
guardián que evita el choque
fuerzas libertarías no te confunda
es una cimarrona no una Tunda.
44 Las décimas: La décima es una combinación de diez versos octosílabos, tiene el carácter de
composición lírico-narrativa, escrita en verso y que conserva una rima asonante desde el principio
hasta el final. De acuerdo a esta definición, existen cuatro clases de décimas:
- Décimas a lo humano;
- Décimas a lo divino;
- Décimas a lo humano y a lo divino; y,
- Décimas de argumento.
Tomado de: Murriagui Alfonso: las decimas esmeraldeñas: CULTURA.
TE DARÉ UNA TUNDA Ibsen Hernández Valencia
La Tunda se lo llevó
Fuentes de Consulta
Índice
Prólogo 9
117
Esta revista se produjo en la Universidad de las Artes del Ecuador
bajo el sello editorial UArtes Ediciones, se terminó de imprimir
en Imprenta Mariscal de Quito, en septiembre de 2018,
y se imprimieron 400 ejemplares.
Familias tipográficas: Chronical, Tungsten.