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TESIS DOCTORAL
DIRECTORES
SEPTIEMBRE DE 2018
TESIS DOCTORAL
Facultad de Medicina
SEPTIEMBRE DE 2018
2
CONFLICTOS DE INTERÉS Y FINANCIACIÓN
3
AGRADECIMIENTOS
A Amanda y Juan José por el tiempo que les he privado de compartir en familia
y que han sabido entender y apoyar en todo momento, sin ellos no hubiera
podido culminar el más importante proyecto de mi vida y el que aprendieron a
compartir en la cotidianidad. A mis hijos Carolina, José Felipe y Catalina de
quienes he recibido su acompañamiento y admiración; a mis hermanos Lucy y
Jairo, quienes ha sido los coequiperos y salvaguardas en todo mis
emprendimientos. A Hermila, mi suegra, con sus oraciones siempre me revistió
de fortaleza y esperanza.
4
el Dr. Urrutia fue el privilegio de tener un amigo que Dios me dio en la distancia
entre los dos continentes.
5
PRESENTACIÓN
6
de la Universidad Surcolombiana. Actualmente me desempeño como Jefe de la
Oficina de Planeación de la Universidad Surcolombiana.
7
8
“Ninguna lesión en la cabeza es demasiado grave como para perder la
esperanza, ni demasiado trivial para ser ignorada”.
Hipócrates
9
10
11
INDICE
Pág.
1. RESUMEN...................................................................................................................... 16
2. ABSTRACT. ................................................................................................................... 22
3. INTRODUCCIÓN. .......................................................................................................... 28
3.1. Los accidentes de tráfico. ...................................................................... 28
3.2. El trauma craneoencefálico. .................................................................. 30
3.3. Epidemiología del trauma craneoencefálico. ......................................... 33
3.4. El manejo clínico del trauma craneoencefálico en la unidad de cuidados
intensivos. ............................................................................................ 35
3.5. Medicina basada en la evidencia, revisiones sistemáticas y guías de
práctica clínica. .................................................................................... 38
4. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS.................................................................................... 49
4.1. Justificación. .......................................................................................... 49
4.2. Objetivos. ............................................................................................... 54
4.2.1. Objetivo general. .................................................................................... 54
4.2.2. Objetivos específicos. ............................................................................ 54
5. MATERIALES Y MÉTODOS. ......................................................................................... 58
5.1. Mortalidad por accidentes de tráfico en Colombia. Estudio comparativo
con otros países. ................................................................................. 58
5.2. Revisión sistemática. Elevación de la cabeza durante el tratamiento en
cuidados intensivos de pacientes con trauma craneoencefálico grave.
............................................................................................................. 59
5.3. Guías de práctica clínica para la atención del paciente adulto con trauma
craneoencefálico grave: una evaluación sistemática de su calidad. .... 62
6. RESULTADOS. .............................................................................................................. 69
6.1. Artículo 1: Estudio comparativo. ............................................................ 69
6.2. Artículo 2: Revisión sistemática. ............................................................ 84
6.3. Artículo 3: Evaluación de guías de práctica clínica. ............................. 127
7. DISCUSIÓN.................................................................................................................. 143
7.1. Discusión específica derivada de cada una de las publicaciones. ....... 145
7.2. Fortalezas y limitaciones de este trabajo de tesis. ............................... 157
7.3. Implicaciones para la práctica. ............................................................. 161
7.4. Implicaciones para la investigación. .................................................... 163
7.5. Ideas y retos de futuro. ........................................................................ 165
8. CONCLUSIONES. ........................................................................................................ 172
9. REFERENCIAS. ........................................................................................................... 177
10. ANEXO. PUBLICACIONES RELACIONADAS CON ESTA TESIS. ............................ 189
12
13
RESUMEN.
14
15
1. RESUMEN.
Se requiere tener evidencias sólidas para las decisiones de los clínicos y del
personal que toma las decisiones en el área del TCE. Desde esta perspectiva,
el presente trabajo de Tesis tiene como objetivo dimensionar el problema y la
evolución de los AT en Colombia e identificar algunos aspectos metodológicos
relevantes de la investigación relacionados con el manejo clínico del TCE
grave; comparar la mortalidad por accidentes de tráfico entre varios países,
evaluar la eficacia de la elevación de la cabeza durante el tratamiento en
cuidados intensivos de pacientes con TCE grave y revisar críticamente las
guías de práctica clínica (GPC) sobre el manejo clínico del TCE.
16
muestran que en los primeros dos periodos del estudio, la tasa ajustada de
mortalidad disminuyó en los tres países y en el último periodo España y
Estados Unidos la disminuyeron significativamente, no así en Colombia.
Destacó España por una reducción de su mortalidad entre el primero y el último
periodo en un 69%. En el segundo estudio, la RS de la elevación de la cabeza
del paciente con TCE, aunque los hallazgos sugieren que una EC de 30°
parece mejorar la presión intracraneana sin añadir riesgos para el paciente, la
falta de datos disponibles en los estudios primarios impide formular
conclusiones definitivas. En el tercero, la evaluación sistemática de la calidad
de las guías de práctica clínica para la atención del paciente adulto con TCE
grave mostró que las doce guías seleccionadas tienen calidad baja a
moderada. Solo tres son recomendables para su uso en la práctica clínica.
17
18
19
ABSTRACT.
20
21
2. ABSTRACT.
Background: Traumatic brain injury (TBI) is the leading cause of death and
disability worldwide and affects approximately 10 million people per year.
According to the World Health Organization (WHO), it represents a burden of
disease for health systems, especially in low and middle income countries, with
annual incidence rates of 150 to 170 cases per 100,000 people, compared to
the world rate of 106 cases per 100,000 people. Traffic accidents (TA) are one
of the causes that generates more deaths in the world and involve, above all,
young people; This indicates that it is the population of productive age that is
most affected, and current trends show that, if urgent measures are not taken,
the TAs will become, in the future, the risk factor that will generate the most
deaths. Traffic accidents are one of the main causes of TBI.
Solid evidence is required for the decisions of clinicians and staff who make
decisions in the TBI area. From this perspective, the present work of Thesis
aims to size the problem and evolution of TA in Colombia and identify some
relevant methodological aspects of research related to the clinical management
of severe TBI; compare mortality from traffic accidents among several countries,
evaluate the efficacy of head elevation during intensive care treatment of
patients with severe TBI and critically review the Clinical Practice Guidelines
(CPG) on the clinical management of TBI.
Methodology: Three studies were carried out: the first, a comparative study on
traffic accident mortality in Colombia, Spain and the United States; the second,
a Cochrane systematic review (SR) on head elevation during treatment in
intensive care of patients with severe TBI and the third, a systematic evaluation,
with the AGREE II instrument, of the quality of clinical practice guidelines for the
care of the adult patient with severe head trauma.
22
and last period by 69%. In the second study, the SR of the elevation of the head
of the patient with TBI, although the findings suggest that a 30° elevation of the
head seems to improve intracranial pressure (ICP) without adding risks for the
patient, the lack of data available in primary studies prevents definitive
conclusions. In the third, the systematic evaluation of the quality of the clinical
practice guidelines for the care of the adult patient with severe TBI showed that
the twelve selected guides have low to moderate quality. Only three are
recommended for use in clinical practice.
23
25
INTRODUCCION.
26
27
3. INTRODUCCIÓN.
28
hubiesen demostrado ser eficaces para reducir las muertes asociadas a esta
problemática. En este sentido, la comunidad internacional ha organizado
destacados eventos mundiales, de los cuales organizaciones no gubernamentales
(OMS) se han hecho cargo en gran medida y de forma visible: “Actividades para
promover la seguridad vial y el apoyo a las víctimas con traumatismos causados
por accidentes de tránsito: una guía para organizaciones no gubernamentales”
OMS 2012. Este tipo de iniciativas han potenciado los esfuerzos por salvar vidas
en las carreteras de todo el mundo (5, 6).
29
genera un alto costo para toda la sociedad (10). En este sentido, la seguridad vial
es un tema prioritario en la agenda de la Organización Mundial de la Salud, al
igual que en las Oficinas Regionales, por tratarse de una de las primeras causas
de morbimortalidad.
30
Tabla 1. Componentes de la definición del TCE (11, 12).
31
Tabla 2. Clasificación del TCE grave según gravedad clínica y duración de
los síntomas (11).
Leve
Moderado
Grave
32
Tabla 3. Clasificación del TCE grave según características de temporalidad
(11).
Contusión cerebral.
Hematoma subdural.
Hematoma epidural.
Hemorragia subaracnoidea
traumática.
33
sexo y otras características demográficas. La mayoría de las causas son
prevenibles y altamente dependientes de la edad de la persona. La exposición al
riesgo de sufrir un TCE es susceptible según el ciclo vital del individuo. Por
ejemplo, los jóvenes y las personas mayores tienen una cantidad
desproporcionada de caídas relacionadas con TCE debido principalmente a
problemas de fuerza y estabilidad. Los TCE asociados con accidentes
automovilísticos ocurren cuando se tiene menos experiencia en la conducción de
los vehículos.
34
La epidemiología del TCE en los países occidentales ha cambiado. Esta
tendencia se ha observado en España con un aumento en la esperanza de vida y
del envejecimiento progresivo de la población, lo que refleja el aumento de las
caídas en pacientes de edad avanzada (22). Además, se observó un cambio
evidente en el mecanismo de la lesión; los AT se redujeron del 76% al 55%, en
particular los relacionados con vehículos de 4 ruedas. Sin embargo, las caídas
aumentaron significativamente, en especial en las mujeres mayores, y la
contusión y el hematoma subdural fueron las lesiones estructurales más
frecuentes (22).
La neurofisiología clínica es tanto una extensión del examen clínico como una
integración de neuroimágenes. Desempeña un papel importante en el diagnóstico,
pronóstico y monitoreo en la unidad de cuidados intensivos (UCI). La
electroencefalografía (EEG) y los potenciales evocados somato sensoriales (SEP)
son las pruebas neurofisiológicas más informativas. Ambos tienen un importante
papel pronóstico en la encefalopatía hipóxico-isquémica y en el TCE. En el
primero, la ausencia de SEP corticales bilaterales tiene una significación
pronóstica desfavorable del 100%, mientras que los SEP bilaterales normales
tienen un valor pronóstico incierto. En el TCE, estos patrones de SEP tienen un
alto valor pronóstico temprano, tanto para un buen resultado como para uno de
malo. La monitorización continua de EEG está indicada para el diagnóstico y
tratamiento de convulsiones y estado epiléptico, mientras que las SEP son más
propensas a indicar la aparición de deterioro neurológico.
El cerebro humano está encerrado en una caja fija compuesta del líquido
cefalorraquídeo, parénquima cerebral y sangre. La presencia de una lesión
ocupante de espacio o un aumento en el volumen de uno de estos
compartimentos, sin cambios compensatorios en otro compartimiento, en última
instancia conduce a una mayor presión intracraneal (PIC). Son signos y síntomas
de aumento de la presión intracraneal: el nivel deprimido de alerta, confusión,
desorientación, cambios en la visión, diplopía, dolor de cabeza, náuseas y
35
vómitos. Si la presión intracraneal continúa aumentando, el paciente puede
presentar signos de tríada de Cushing (hipertensión, bradicardia y respiraciones
irregulares). Este fenómeno bien conocido de aumento de la presión intracraneal
conduce finalmente a la herniación cerebral y la muerte (11). La hipertensión
intracraneal se desarrolla en 40 a 75% de las lesiones cerebrales graves (es
decir, lesiones en las que el puntaje de un paciente en la escala de Glasgow
Coma es ≤ 8). Jones et al, informaron que el 84% de los pacientes con una TCE
moderada y grave presentaron al menos un episodio de hipertensión intracraneal
(23). La hipertensión intracraneal tiene una profunda influencia en el resultado del
paciente debido a su efecto adverso sobre la perfusión cerebral, que puede
provocar isquemia cerebral y lesión cerebral secundaria (24). Se recomienda el
tratamiento de la presión intracerebral > 22 mm Hg porque los valores por encima
de este nivel están asociados con mayor mortalidad (nivel IIB de evidencia) (25).
El manejo gradual de la atención crítica del paciente con TCE con empeoramiento
de la presión intracraneal puede incluir las siguientes medidas: aseguramiento de
las vías respiratorias, buena ventilación y mantenimiento de una adecuada
circulación y presión de perfusión cerebral; elevación de la posición de la cabeza;
hiperventilación transitoria; sedación adecuada; terapia hiperosmolar; terapia
anticonvulsiva; colocación del monitor intracraneal; neurocirugía descompresiva;
barbitúricos; e hipotermia (11).
Se requieren intervenciones especiales en la unidad de cuidados intensivos para
disminuir los factores que contribuyen a la lesión cerebral secundaria después del
traumatismo. La colocación terapéutica de la cabeza (diferentes grados de
elevación de la cabecera de la cama) se ha propuesto como una manera sencilla
y barata de prevenir la lesión cerebral secundaria en estos pacientes
(26). Algunos autores sugieren que en pacientes con TCE grave la elevación de la
cabeza 30 grados es beneficiosa para reducir la PIC y optimizar la presión de
perfusión cerebral (PPC) en pacientes euvolémicos y también reduce los efectos
negativos de la presión positiva al final de la expiración (PEEP) observada en la
posición plana (27).
Los pacientes críticos que han sufrido múltiples lesiones traumáticas tienen
necesidades fisiológicas complejas, con profundas implicaciones en la forma en
36
que el personal de enfermería se acerca a la posición física de estos pacientes
para reducir al mínimo los riesgos de producir un mayor daño y perjuicio
fisiológico. Se debe mantener la homeostasis y promover la recuperación óptima;
además se debe revisar y discutir la evidencia que sustenta el posicionamiento
terapéutico del paciente con trauma múltiple dentro de la UCI, centrándose en los
pacientes con una lesión inestable espinal conocida o sospechada, lesión pélvica,
con trauma craneano, trauma de tórax, o múltiples fracturas de las extremidades.
Se deben incluir directrices sobre el posicionamiento terapéutico del paciente con
trauma múltiple dentro de la UCI, con base en la evidencia actual disponible (26,
28, 29).
37
neuroimagen que han proporcionado información útil sobre muchos aspectos de
la fisiopatología después de un TCE leve, así como del trauma cerebral repetitivo.
El progreso reciente en neuroimágenes ha sido posible gracias al desarrollo de
métodos y medidas más sensibles que permiten cuantificar el metabolismo, la
perfusión, la función y la microestructura del cerebro. Sin embargo, aún es
necesario realizar más estudios longitudinales con cohortes cuidadosamente
seleccionadas para comprender la naturaleza dinámica del TCE leve y la
influencia de factores posiblemente moduladores, como la biomecánica de la
lesión, la ubicación de la lesión, la genética y otros factores que están
actualmente en estudio (31).
Desde la década de 1980 se empezó a trabajar de manera más explícita para que
tanto la Medicina en general, como la atención sanitaria pudieran obtener y aplicar
la mejor evidencia científica en el ejercicio de la práctica clínica cotidiana. La
amplia variabilidad a menudo observada en la práctica clínica y el hecho de que
muchas intervenciones no estaban apoyadas en información rigurosa procedente
de la mejor investigación clínica llevó a un grupo de médicos de la Universidad de
McMaster a generar un nuevo movimiento dentro de la enseñanza y práctica de la
medicina, que denominaron Medicina Basada en la Evidencia (MBE) (32, 33).
Este movimiento plantea un método para la toma de decisiones en medicina y en
los ambientes sanitarios consistente en la búsqueda y evaluación sistemáticas de
la mejor información científica disponible para que, por medio de su integración
con la experiencia clínica, las decisiones en el campo sanitario sean eficientes,
con mejores resultados, y menores costos y riesgos (34).
Otro hecho relevante dentro del movimiento fue el desarrollo de herramientas que
permitan la revisión sistemática de la bibliografía y la adopción de la evaluación
crítica de la literatura científica como forma de graduar su validez y utilidad (84).
Si bien existe una variedad de definiciones de la MBE, la formulada por Guyatt en
38
el año 2000 establece que la MBE es: “la integración de la mejor evidencia
obtenida de la investigación, con la experiencia clínica y los valores personales
del paciente”. En esta definición se toma en cuenta, además de la evidencia
científica disponible, el papel de la experiencia clínica y las necesidades del
paciente (35).
Cada vez más, la medicina clínica adopta la orientación técnica como la más
adecuada para lograr el objetivo determinado, y el objetivo y las vías de acción
han sido decididas usando el mejor conocimiento disponible. Ello implica, por
tanto, hacer una evaluación crítica del conocimiento clínico existente, tanto
diagnóstico como pronóstico o terapéutico (38).
39
grupo de pacientes tratados con determinado procedimiento, intervención o
sustancia, en relación a un tratamiento alternativo o a un placebo (38).
40
realización de una revisión sistemática de calidad no es una tarea sencilla, como
en ocasiones tampoco lo es su interpretación (40, 41).
Una revisión sistemática tiene como objetivo reunir toda la evidencia empírica que
cumple unos criterios de elegibilidad previamente establecidos, con el fin de
responder una pregunta específica de investigación. Utiliza métodos sistemáticos
y explícitos, que se eligen con el fin de minimizar sesgos, aportando así
resultados más fiables a partir de los cuales se puedan extraer conclusiones y
tomar decisiones (42, 43).
41
posible. En Latinoamérica, el Centro Cochrane Iberoamericano ha hecho
contribuciones significativas a la MBE (46-52).
42
Las guías de práctica clínica.
43
Las GPC se han consolidado como herramientas populares entre los clínicos
pues abordan problemas de salud de forma global y amplia, sin centrarse
únicamente en una intervención o método diagnóstico concreto, y por otra parte,
integran grandes volúmenes de evidencia en un solo documento (66). Asimismo,
las guías al llevar a cabo una revisión exhaustiva y estructurada de la literatura
disponible sobre múltiples aspectos de un tema concreto, permiten la detección
de lagunas de información sobre las que no existen revisiones sistemáticas
previas o sobre las cuales, simplemente, no se dispone de la información o
investigación necesaria para la toma de decisiones (64, 65).
Siempre que sea posible, las GPC se deben basar en revisiones sistemáticas de
la literatura, pues éstas son las mejores herramientas para identificar y sintetizar
la evidencia de la efectividad de las intervenciones. Sin embargo el potencial de
las guías para integrar información y lograr el mejor cuidado de los pacientes
depende en gran parte del rigor de su elaboración y de un procedimiento de
diseminación e implantación rigurosos (67, 68).
44
45
46
JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS.
47
48
4. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS.
4.1. Justificación.
49
En relación con la seguridad vial, a pesar que existe una sólida base empírica que
permite saber qué intervenciones funcionan, no parece que se haya prestado
suficiente atención y se está pagando un precio muy elevado en términos de pérdida
de vidas humanas. Algunos países que han adoptado un enfoque amplio
centrado en numerosos aspectos de la seguridad vial han alcanzado mejoras
eficaces y duraderas. Ahora de lo que se trata es de conseguir reproducir en otros
países, en un espacio de tiempo más corto, esa tendencia a la baja en el número
de muertes por accidente. Si las lesiones han tardado más que otros problemas
de salud en incorporar bases científicas para su óptimo manejo, se debe
responsabilizar a una visión miope del propio tejido investigador (73).
50
los Estados Unidos y Canadá para tener una gobernanza futura y un esfuerzo
internacional integrado que optimice entre otros aspectos los relacionados con la
recopilación y el intercambio de datos, la clasificación de lesiones, las medidas de
resultado, los diseños de estudios clínicos y los análisis estadísticos. Esto ha
beneficiado los avances en la investigación y el manejo clínico del TCE (76). Sin
embargo, en los últimos años se ha visto un enfoque más estratégico para alentar
dicha colaboración, que representa esfuerzos sinérgicos no solo de los
investigadores, sino también de agencias de financiamiento nacionales e
internacionales (14).
La evidencia que sustenta las pautas para las intervenciones médicas, quirúrgicas
y de rehabilitación para el TCE es débil (77) (ver Anexo 5). Las directrices
existentes para la gestión clínica, basadas en objetivos poblacionales, promueven
un enfoque único para todos y no tienen en cuenta la variabilidad clínica, ya sea
entre pacientes o dentro de pacientes en diferentes etapas de la evolución de la
lesión, además las directrices existentes no se implementan de manera uniforme
entre los centros y entre las regiones geográficas. Existe una creciente
apreciación de que el actual énfasis en la preeminencia de los ECCA para la
generación de evidencia clínica podría ser erróneo (78). En consecuencia se
deben reconsiderar los enfoques para la generación, el análisis y la
implementación de la evidencia (78, 79).
Por tanto, se necesita evidencia sólida para informar las pautas sobre
intervenciones médicas, quirúrgicas y de rehabilitación, y así, mejorar los
resultados para los pacientes con TCE. Cuando la evidencia no es clínicamente
definitiva para aspectos del tratamiento, pueden necesitarse directrices basadas
en consenso. Además, se requieren estudios clínicos que expliquen la variabilidad
clínica del TCE.
51
Las nuevas guías basadas en la evidencia deberían enfatizar la implementación
de las mejores prácticas en el contexto de una comprensión de la fisiopatología
individual y las necesidades clínicas, y permitir la flexibilidad para lograr un
enfoque individualizado en el manejo del TCE. La heterogeneidad de la población
en riesgo de TCE, las variaciones en los patrones de lesión y las grandes
disparidades en los sistemas de atención plantean desafíos particulares para la
generación e implementación de evidencia clínica en el campo de la TCE. La
evidencia que respalda las pautas para el trauma y las intervenciones clínicas a
menudo son débiles, y las recomendaciones se implementan de manera
inconsistente. Un ejemplo es que la mayoría de los ECCA multicéntricos en PIC
no han demostrado la eficacia de las intervenciones en las poblaciones
estudiadas (80, 81).
Esta problemática todavía no resuelta motiva esta tesis centrada en los pacientes
con TCE grave para dimensionar el problema y evolución de los AT en Colombia
e identificar algunos aspectos metodológicos relevantes de la investigación
relacionados con el manejo clínico del TCE grave mediante el aporte de tres
estudios: el primero, un estudio comparativo de la mortalidad por AT entre países,
en donde se analiza la mortalidad por AT, comparando las cifras de Colombia en
relación a las reportadas en España y Estados Unidos, países que han avanzado
de manera importante en el control y prevención de los AT. El segundo, una
Revisión Sistemática sobre los efectos clínicos de las diferentes posiciones de la
cabeza durante la atención en cuidados intensivos de los pacientes con TCE
grave pues hasta la fecha no hay pruebas sólidas que sugieran un efecto
beneficioso de una estrategia específica en esta intervención; y el tercero, una
evaluación sistemática de la calidad de las Guías de Práctica Clínica para la
atención del paciente adulto con TCE grave y recomendar pautas de actuación
basadas en la mejor evidencia que permitan tomar decisiones con la mayor
certidumbre posible.
52
Unidas, para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que en
salud pretende reducir al 50% el número absoluto de muertes y lesiones
causadas por el tráfico en el 2020 (7).
53
4.2. Objetivos.
54
55
MATERIALES Y METODOS.
56
57
5. MATERIALES Y MÉTODOS.
El presente trabajo de tesis doctoral integra tres tópicos que han de dar cuenta de
elementos fundamentales para analizar el TCE grave; el primero aborda la
mortalidad a causa de las lesiones causadas por el tráfico; en este estudio se
analizaron estadísticas acerca de la mortalidad en Colombia y estas cifras se
compararon con dos países más desarrollados, Estados Unidos y España. En el
segundo, una revisión sistemática basada en la evidencia científica de los
estudios sobre la elevación de la cabeza durante el tratamiento en cuidados
intensivos de pacientes con TCE grave y el tercero se evaluaron las GPC que
existen en el mundo para atender la población con TCE grave.
Este análisis utilizó información sobre la mortalidad por AT de los periodos 2000-
2004, 2005-2009 y 2010-2014. La información de Colombia se tomó de la página
oficial del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (82-97) y del
Fondo de Previsión Vial (98). La información comparativa de los mismos periodos
se obtuvieron en España de la Dirección General de Tráfico (DGT) (99) y del
Anuario Estadístico publicado por el Instituto Nacional de Estadística de España
(INE) (100) y la información de los estados Unidos del Fatality Analysis Reporting
System –FARS- (NHTSA) (101). Los países analizados se seleccionaron por el
interés de comparar la mortalidad por AT de Colombia con países que gozan de
mayor desarrollo como Estados Unidos y España, así como la disponibilidad y
actualización de la información sobre los periodos del estudio. La tasa de
mortalidad de los tres países se basó en los reportes de la mortalidad dentro de
los 30 días posteriores al accidente (102).
58
Análisis estadístico.
De las tasas de mortalidad de cada país, variable principal del presente estudio
comparativo, se facilitan los valores medios, así como el intervalo de confianza
(IC) del 95%. Así mismo se presentan gráficas comparativas entre los dos
periodos estudiados frente a los tres países. La comparación de dichas tasas, se
llevó a cabo mediante comparación de porcentajes (test de chi-quadrado).
El nivel de significación empleado ha sido el usual del 5% (alfa = 0.05), con una
aproximación bilateral. Estos análisis se llevaron a cabo mediante el paquete
estadístico IBM-SPSS (V19.0). La estandarización de las tasas, según sexo y
grupos de edad se llevó a cabo mediante el programa EPIDAT 3.1. (104).
Estrategia de búsqueda.
59
Proceedings Citation Index-Ciencia (CPCI-S) (1990 hasta 2012). Las estrategias
de búsqueda se basaron MEDLINE (Ovid) que se adaptaron a otras bases de
datos cuando fue necesario. También se buscó en los siguientes registros online
para estudios adicionales o que se estuvieran llevando a cabo: anzctr.org.au
(Registro de Australia y Nueva Zelanda de Ensayos Clínicos: ANZCTR)
clinicaltrials.govcontrolled-trials.com. No se limitó la inclusión de los estudios por
el idioma.
Criterios de elegibilidad.
Extracción de datos.
60
metodológicos de los estudios incluidos. En ambas fases (recuperación y
evaluación) los desacuerdos se resolvieron por consenso entre los revisores, y en
caso de persistir el desacuerdo se consultó al tercer autor.
Los autores de la revisión (JDA, AR) evaluaron los ECCA utilizando el "Riesgo
de sesgo" herramienta de evaluación en el Manual Cochrane para las Revisiones
Sistemáticas de Intervenciones(92). Cada autor de la revisión evaluó de forma
independiente el riesgo de sesgo a través de la evaluación de los siguientes
dominios: generación de secuencia, ocultación de la asignación, cegamiento de
los participantes y de los evaluadores de resultado (las evaluaciones se
realizaron para cada resultado principal y clase de resultado), los datos de
resultado incompletos, Notificación selectiva de resultados y otras fuentes de
sesgo. Los desacuerdos se resolvieron mediante discusión con la participación
de un tercer autor (GU).
61
efecto de la calidad metodológica con el fin de determinar el impacto de estos
estudios.
5.3. Guías de práctica clínica para la atención del paciente adulto con
trauma craneoencefálico grave: una evaluación sistemática de su
calidad.
Entre las guías encontradas se seleccionaron los documentos por parte de dos
revisores de manera independiente y se buscó el asesoramiento de un tercer
revisor en caso de desacuerdo; se incluyeron las que tuvieran recomendaciones
para la práctica clínica en tratamiento de TCE grave en adultos, que fueran GPC
con recomendaciones de intervenciones en el periodo posterior al diagnóstico de
un TCE grave; que contemplasen los componentes esenciales de manejo médico
y quirúrgico (Urgencias, Cuidado Critico, Cirugía, etc.) en pacientes adultos
(>12a), que considerasen criterios específicos de clasificación de niveles de
evidencia y grados de recomendación con reportes en Inglés y que se hubiesen
producido en el periodo comprendido entre 1990 y 2011.
Las puntuaciones de los dominios se calcularon sumando todos los puntos de los
ítems individuales del dominio y se estandarizó el total como un porcentaje sobre
la máxima puntuación posible para ése dominio:
64
De esta manera, la puntuación mínima estandarizada de cada dominio es 0% y la
máxima 100%. La calidad de la guía en cada una de los 6 dominios de los que
consta el instrumento se determinó mediante el porcentaje del máximo de
puntuación posible, tal como recomiendan los autores del AGREE II. Las
puntuaciones de las seis áreas son independientes y no se agregan en una única
puntuación de calidad. El número de criterios altamente valorados y el balance
entre áreas deben ayudar a determinar la valoración global de las guías. La
evaluación global se estableció por consenso entre los evaluadores, siguiendo las
recomendaciones del instrumento AGREE II (68, 105).
Se debe mencionar que, en los últimos años, con el objetivo de obtener GPC de
mayor calidad, diversas instituciones e iniciativas han aportado progresivamente
la metodología de su elaboración. GRADE (The Grading of Recommendations
Assessment, Development and Evaluation) surgió como una iniciativa
internacional con el propósito de optimizar la evaluación de la calidad de la
evidencia y la graduación de la fuerza de las recomendaciones, superando las
limitaciones de los sistemas de clasificación previos y proponiendo un sistema
nuevo que mejora la trazabilidad y la transparencia del proceso
(http://www.gradeworkinggroup.org/) (106). GRADE proporciona un sistema para
calificar la calidad de la evidencia y la fortaleza de las recomendaciones que es
explícito, integral, transparente y pragmático, y está siendo adoptado cada vez
más por organizaciones de todo el mundo(107, 108). Actualmente, más de 70
instituciones como la Organización Mundial de Salud, la Colaboración Cochrane o
el National Institute of Clinical Excellence (NICE) se adhieren o utilizan GRADE en
la realización de sus recomendaciones (106). El Centro Cochrane Iberoamericano
es uno de los centros Cochrane acreditados como Centro GRADE (109).
Análisis estadístico.
65
Se realizó un análisis estadístico descriptivo para cada dominio. Una media
ponderada del 50% se determinó para establecer la proporción de las GPC que
se situaron por encima de este nivel en cada dominio. Se calculó el Coeficiente de
Correlación intra-clase (CCI) con un intervalo de confianza del 95% como un
indicador global de acuerdo entre los encuestadores para cada uno de los 23
ítems del instrumento AGREE II. El grado de acuerdo del CCI se clasifica: <0
Pobre; 0,01 y 0,20: Leve; 0,21 a 0,40: Justo; 0,41 a 0,60: Moderado; 0,61 a 0,80:
Substancial y 0,81 a 1,00: Muy bueno (12;13). Todos los análisis se realizaron
utilizando el programa SPSS versión 9.0.
66
RESULTADOS.
67
68
6. RESULTADOS.
Alarcón JD, Gich Saladich I, Vallejo Cuellar L, Ríos Gallardo AM, Montalvo Arce
C, Bonfill Cosp X. Mortalidad por accidentes de tráfico en Colombia. Estudio
comparativo con otros países.
Resumen.
69
Resultados: Las TAM de los períodos P1 y P2 en todos los países disminuyeron
significativamente (p<0.005). En los períodos P2 y P3 también disminuyeron
significativamente en España, en un 52,0% (p=0,010), y en EU, en un 23,6%
p=0,001), mientras que en Colombia la diferencia de 4,0% no fue significativa
(p=0,724). Destacó España por la reducción de su mortalidad (P1-P3), en un
69.0%.
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83
6.2. Artículo 2: Revisión sistemática.
Alarcon JD, Rubiano AM, Okonkwo DO, Alarcón J, Martinez-Zapata MJ, Urrútia G,
Bonfill Cosp X. Elevation of the head during intensive care management in people
with severe traumatic brain injury. Cochrane Database ofSystematic Reviews
2017, Issue 12. Art. No.: CD009986. DOI: 10.1002/14651858.CD009986.pub2.
Resumen.
84
Objetivos.
Métodos de búsqueda.
Criterios de selección.
85
Recolección y análisis de datos.
Resultados principales.
En esta revisión se incluyeron tres pequeños estudios con un diseño cruzado para
un total de 26 pacientes (10 pediátricos y 16 adultos). No se reportaron resultados
de mortalidad ni resultados clínicos secundarios de calidad de vida, la Escala de
Coma de Glasgow y la discapacidad. Los estudios incluidos proporcionaron
información sólo para resultados secundarios de la presión intracraneal (PIC) y la
presión de perfusión cerebral (PPC), e información muy limitada sobre los efectos
adversos. El riesgo general de sesgo de los estudios no fue claro debido a un
pobre informe de los métodos y la calidad de la evidencia se clasificó como muy
baja tanto para PIC y PPC.
Un estudio con ocho pacientes informó que no hubo efectos adversos asociados
con la ECC a 30º frente a la posición plana. Los otros estudios no informaron
efectos adversos.
86
Conclusiones de los autores.
Aunque la evidencia de muy baja calidad parece sugerir que la ECC a 30° parece
mejorar (disminuir) la PIC sin comprometer la perfusión cerebral (en términos de
PPC o flujo sanguíneo cerebral), la falta de consistencia entre los estudios, la
escasez de datos y la ausencia de la evidencia para demostrar una correlación
apropiada entre este efecto fisiológico y los resultados clínicos, impiden que se
puedan obtener conclusiones.
Se necesitan ensayos bien diseñados y más grandes que midan los resultados
clínicos a largo plazo para entender cómo y cuándo diferentes posiciones de la
ECC pueden afectar el manejo clínico del TCE grave en las unidades de cuidado
intensivo.
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126
6.3. Artículo 3: Evaluación de guías de práctica clínica.
“Guías de práctica clínica para la atención del paciente adulto con trauma
craneoencefálico grave: una evaluación sistemática de su calidad”.
Alarcon JD, Rubiano AM, Chirinos MS, et al. Clinical practice guidelines for the
care of patients with severe traumatic brain injury: A systematic evaluation of their
quality. Journal of Trauma and Acute Care Surgery. 2013; 75: 311-319.
Resumen.
127
Evaluación de las guías de práctica clínica sobre trauma craneoencefálico
grave.
Entre las guías encontradas se seleccionaron los documentos por parte de dos
revisores de manera independiente y se buscó el asesoramiento de un tercer
revisor en caso de desacuerdo; se incluyeron las que tuvieran recomendaciones
para la práctica clínica en tratamiento de TCE grave en adultos, que fueran GPC
con recomendaciones de intervenciones en el periodo posterior al diagnóstico de
un TCE grave; que contemplasen los componentes esenciales de manejo médico
y quirúrgico (Urgencias, Cuidado Critico, Cirugía, etc.) en pacientes adultos
(>12a), que considerasen criterios específicos de clasificación de niveles de
evidencia y grados de recomendación con reportes en Inglés y que se hubiesen
producido en el periodo comprendido entre 1990 y 2011.
128
En el 2009 se desarrolló el instrumento AGREE II (105) para perfeccionar y
sustituir el instrumento original (105, 111), siendo en la actualidad el más
aceptado internacionalmente como instrumento validado para la elaboración o
evaluación de las guías de práctica clínica. Contiene 23 ítems claves organizados
en seis dominios, seguidos de dos ítems de puntuación global («Evaluación
global»). Cada dominio abarca una dimensión única de la calidad de la guía. Cada
uno de los ítems del AGREE II y los dos ítems de la evaluación global están
graduados mediante una escala de siete puntos (desde 1 «Muy en desacuerdo»
hasta 7 «Muy de acuerdo»). Tras completar los 23 ítems, los evaluadores deben
realizar una evaluación global de cada guía, que requiere del usuario un juicio
sobre la calidad, teniendo en cuenta los criterios considerados en el proceso de
evaluación.
Las puntuaciones de los dominios se calcularon sumando todos los puntos de los
ítems individuales del dominio y se estandarizó el total como un porcentaje sobre
la máxima puntuación posible para ése dominio: Puntuación obtenida –
Puntuación mínima posible X 100/Puntuación máxima posible – Puntuación
mínima posible.
129
puntuaciones de las seis áreas son independientes y no se agregan en una única
puntuación de calidad. El número de criterios altamente valorados y el balance
entre áreas deben ayudar a determinar la valoración global de las guías. La
evaluación global se estableció por consenso entre los evaluadores, siguiendo las
recomendaciones del instrumento AGREE II (105).
Análisis estadístico.
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DISCUSION.
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7. DISCUSIÓN.
Con la presente tesis doctoral sobre evidencias científicas relacionadas con los
accidentes de tráfico (AT) y el manejo clínico del TCE, se abordan los AT con
énfasis en el manejo clínico del TCE grave. En un primer estudio, se analiza la
mortalidad por AT, comparando las cifras de Colombia en relación a las
reportadas en España y Estados Unidos, países que han avanzado de manera
importante en el control y prevención de los AT. En un segundo estudio, se realiza
una revisión sistemática (RS) de la literatura disponible, que aborda la elevación
de la cabecera de la cama (ECC) en el paciente con TCE grave en la unidad de
cuidados intensivos (UCI), pues hasta la fecha no hay pruebas sólidas que
sugieran un efecto beneficioso de una estrategia específica en esta intervención.
En un tercer estudio, se realiza una evaluación sistemática de la calidad de las
guías de práctica clínica (GPC) para la atención del paciente adulto con TCE
grave. Los tres estudios se justifican teniendo en cuenta la necesidad de
143
dimensionar el problema de los AT en Colombia (estudio comparativo), disponer
de una evidencia clara acerca del manejo óptimo del TCE grave en la unidad de
cuidados intensivos (RS), y recomendar pautas de actuación basadas en la mejor
evidencia que permitan tomar decisiones con la mayor certidumbre posible (GPC).
Una causa importante del TCE son los AT, pero su epidemiología cambia según
el tipo de país que se esté evaluando. En los países de altos ingresos (PAI), con
una población progresivamente envejecida, el número de ancianos con TCE está
aumentando, principalmente debido a caídas, mientras que en los países de
ingresos bajos y medios (PIBM) la carga de TCE está aumentando debido a los
AT, afectando principalmente a adultos jóvenes o de mediana edad, aunque las
caídas en los ancianos también son frecuentes en estos países (116) (ver Anexo
9). Los datos disponibles sobre la frecuencia de TCE, de las muertes por esta
misma causa y el impacto sanitario y económico del trauma cerebral a menudo
son incompletos y la calidad es muy variable según los países (117). Los sistemas
de salud de los PIBM atienden tres veces más TCE que aquellos de los países de
altos ingresos y estas estimaciones están limitadas porque los PIBM presentan
datos de baja calidad. Igualmente merece atención y mayor acción la disparidad
global existente entre los sistemas de salud de las regiones con menos recursos y
alta carga de TCE, con aquellos sistemas de mayores recursos y una menor
carga de TCE (3).
Del mismo modo, el manejo clínico en la UCI ha evolucionado en las últimas dos
décadas hacia enfoques más estandarizados. Las pautas internacionales que
sustentan estos enfoques, a menudo, se basan en la evidencia procedente de
144
estudios en grupos de pacientes muy seleccionados o bien en conocimientos y
datos promedio del conjunto de la población, que podrían no aplicarse a todos los
pacientes. Aunque los esfuerzos para desarrollar GPC para el uso de rutina en la
UCI sean un paso en la dirección correcta, un enfoque generalizado ignora la
compleja heterogeneidad clínica del TCE grave (118).
Esta publicación hace parte del compendio debido al interés de comparar las
tasas de mortalidad por AT en dos países desarrollados y uno con menor nivel de
desarrollo. El aporte de los datos epidemiológicos analizados permite tener una
visión general de una problemática común que afecta a la salud pública mundial,
particularmente en una franja poblacional joven y en edad productiva, lo que
genera un impacto negativo para el desarrollo de los países, especialmente de
bajos y moderados ingresos.
145
Estados Unidos igualmente presenta una importante reducción de la tasa ajustada
de mortalidad (TAM) (33,1%), situándola en 9,7 por cada 100.000 habitantes al
final del periodo estudiado, también se observaron disminuciones periodo a
periodo, en ambos sexos y para todos los grupos de edad, aunque durante el
primer periodo analizado la reducción entre los hombres no fue significativa.
Es de anotar que España, dentro de la Unión Europea, pasó del puesto 17º en el
año 1999 al puesto 8º en el 2009 cuando redujo a la mitad su mortalidad(119) y
actualmente ocupa el quinto puesto con la tasa de mortalidad más baja por AT en
toda su historia, con 3,7 víctimas mortales por cada 100.000 habitantes, según el
“Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial 2015”, elaborado por la
OMS (120).
Con estos avances, los tres países han disminuido la mortalidad a cifras
presentadas anteriormente: España, al número de muertes anuales de 1961
(2.288); Estados Unidos, al número de muertes de 1949 (32.285) y Colombia, al
número de muertes de 1995 (7.874). Aun así, la TAM por AT en Colombia es
elevada (13,1) en comparación con España (3,6), aunque menor cuando se
compara con Estados Unidos (9,66).
Por tanto, los resultados obtenidos para Colombia son realmente preocupantes.
Mientras que la mortalidad por AT se reduce de manera progresiva en países
como España y Estados Unidos, en Colombia, después de unos datos
prometedores en el primer quinquenio de este siglo (cambio relativo de -20,8), los
146
últimos datos son bastante negativos (cambio relativo de +4,0). En efecto, en
lugar de continuar con una tendencia decreciente, paralela a la de los otros dos
países, en Colombia se ha producido un incremento en la mortalidad de los
hombres jóvenes, más específicamente en el grupo etario de 15 a 24 años. Estos
resultados concuerdan con estudios similares realizados por la Unión Europea, la
OMS, la OPS, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de desarrollo (120-
124) y en Colombia, con los estudios de diferentes instituciones que han
identificado esta situación como un grave problema de salud pública (125, 126).
147
Los resultados de este estudio ponen en evidencia que es necesario y urgente
adoptar en Colombia medidas que sean rápidamente efectivas para revertir las
últimas tendencias negativas de la mortalidad por AT. Según los datos del
presente estudio, está claro que la prioridad debe ser reducir los AT entre los
hombres jóvenes usuarios de vehículos como bicicletas y motocicletas (120, 128,
129).
Entre las fortalezas de este estudio se destaca el acceso a los datos comparables
de los países, sobre todo entre España y Estados Unidos para realizar este
análisis, el rigor aplicado en la utilización de los métodos estandarizados para el
148
análisis de la población y el índice de motorización que permitieron dimensionar el
verdadero problema de la mortalidad por AT en Colombia comparado con España
y Estados Unidos. El estudio por períodos quinquenales permitió evaluar la
tendencia temporal de las tasas de mortalidad de los tres países y detectar un
comportamiento claramente diferenciado en Colombia respecto a España y los
Estados Unidos.
Entre las potenciales limitaciones, hay que señalar la dificultad para estudiar
grupos etarios más desagregados (125, 132) o la existencia de un sub-registro en
la mortalidad por AT en Colombia, que oscila entre el 8%-15% para el periodo
1998-2006 (10, 133). Igualmente el número limitado de estudios de investigación
en seguridad vial en Colombia, que podrían haber aportado nuevos datos para
profundizar en el análisis de la mortalidad por AT (9, 120, 134-136). Así mismo, el
hecho de tratarse de un estudio transversal impide establecer asociaciones
causales entre la mortalidad y sus posibles determinantes. En nuestro caso, el
estudio comparativo hace parte de los estudios observacionales de tipo
poblacional, que si bien tienen ventajas por ser económicos, relativamente fáciles
de realizar, son muy buena fuente de ideas (hipótesis) para otras investigaciones
y además permiten la utilización de bases de datos y registros rutinarios,
metodológicamente tienen desventajas debido a que estudian poblaciones
enteras y las observaciones realizadas no pueden extrapolarse al paciente
individual (137-139).
149
adultos y nueve niños). Los estudios tuvieron un diseño cruzado (los participantes
recibieron la intervención en un orden aleatorio y constituyeron su propio control),
donde se analizó el efecto de la inclinación de la cabecera de la cama a diferentes
grados, sobre parámetros como la PIC y la PPC. Dos estudios fueron financiados
con subvenciones para investigación del Departamento Nacional de Salud de los
Estados Unidos, y un estudio no recibió financiamiento.
Del total de 20 participantes en los tres estudios, los hallazgos mostraron una
mortalidad baja, pues sólo hubo una muerte al final del seguimiento a los 28 días
después de la admisión hospitalaria; los cambios en la PIC fueron inconsistentes
en dos estudios, sin mostrar evidencia de un efecto de la ECC sobre la PIC, y uno
mostró una asociación lineal negativa con alta heterogeneidad intra-estudio.
Ningún estudio mostró efectos de la ECC en la PPC; no se evaluaron indicadores
de mediano y largo plazo para calidad de vida, factor importante que define el
resultado del impacto frente al abordaje del TCE por AT. Así mismo, tampoco
aplicaron la Escala de Coma de Glasgow u otras escalas para evaluar
discapacidad. Estos parámetros no evaluados dejan vacíos clínicos para conocer
el pronóstico en el mediano y largo plazo.
Los hallazgos de esta revisión sistemática evidencian que, en adultos con TCE
grave, no existe un consenso acerca de los grados de ECC que resultan óptimos,
mientras que en los niños, un único estudio (140) indicó que la ECC (al menos a
150
30°) disminuyó la PIC (-3,9 mmHg) sin comprometer la PPC (0,1 mmHg). Sin
embargo, la decisión de cuántos grados de ECC debería colocarse al paciente
debe ser considerada individualmente, tomando en cuenta la edad del niño, la
talla y la PIC basal. Agbeko 2012 mostró una asociación negativa y lineal entre la
PIC y un aumento en la altura de la cabeza con marcada variabilidad
interindividual (principalmente atribuible a la altura del participante y por tanto a la
altura vertical a nivel del foramen de Monro). Adicionalmente, el grado al cual la
ECC causa una disminución o no de la PPC, debe ser revisada diariamente.
En general, los autores concluyen que tanto la posición horizontal como la ECC
por encima de 45° pueden ser perjudiciales debido a cambios negativos en la PIC,
PPC y el gasto cardíaco. Otros estudios de patologías relacionadas con TCE han
encontrado que la ECC a 30° mejora la PIC y el PPC ligeramente (166). También
facilita el suministro de nutrición enteral precoz, al tiempo que reduce el riesgo
para el reflujo gástrico y aspiración pulmonar (149).
151
Sin embargo, otros estudios muestran que la ECC no siempre influye
favorablemente en ambas variables (es decir, la disminución de PIC y el aumento
de PPC). En dos estudios, hubo un efecto paradójico en algunos pacientes (150,
151) e incluso un efecto perjudicial en un tercer estudio. En otros estudios
realizados con ECC con sangrado no traumático, tumores cerebrales, aneurisma
cerebral o trauma no relacionado con cirugía del cerebro, se observó
consistentemente que mejorando la PPC, mejora la supervivencia (152-157). El
clínico debe tener muy claro cuál de estos dos objetivos es más conveniente en
cada caso, teniendo en cuenta que estas dos variables son dependientes y que
hay diferentes enfoques clínicos para guiar la terapia centrada en la PIC o la PPC
(158-160).
De acuerdo con estos resultados, parece razonable sugerir que el ángulo óptimo
de la ECC debe decidirse individualmente después de un análisis de la respuesta
de la presión intracraneal (PIC), la presión de perfusión cerebral (PPC) y el flujo
sanguíneo cerebral (FSC) en cada posición de la ECC. Esta relación puede
necesitar ser analizada diariamente, teniendo en cuenta qué objetivo clínico es
deseable (disminución de la PIC o mantenimiento/aumento en PPC) para cada
persona en particular.
152
farmacológicas en la lesión cerebral adquirida de Meyer 2010 (161), los autores
concluyeron: 1. "hay evidencia de nivel 2 que sugiere que una elevación de la
cabeza de 30° reduce la presión intracraneal con incrementos concomitantes en
CPP" y 2. "hay evidencia de nivel 2 que sugiere que la elevación de la cabeza
puede reducir la PIC en niños después de una lesión cerebral traumática; sin
embargo, no se encontró que tuviera un impacto significativo de CPP". Los niveles
de evidencia utilizados para resumir los hallazgos en esta revisión se basaron en
los criterios de Sackett modificados (Sackett 1989), donde el Nivel 2 significa,"
Ensayo controlado aleatorizado (PEDro) puntuación <6); No ECCA y estudios de
cohortes (que usan al menos 2 grupos similares con uno expuesto a una
condición particular)" (26).
153
requeridos son difíciles de lograr. Así que, entonces, el cómo se seleccionan y
evalúan los tratamientos sigue siendo un dilema. Un buen punto de partida es una
mejor comprensión de qué hace la lesión cerebral tan heterogénea en su
naturaleza y su respuesta al tratamiento. Quizás el mejor ejemplo de esto es la
PIC (114).
Guías de práctica clínica para la atención del paciente adulto con TCE grave:
una evaluación sistemática de su calidad.
Esta tercera publicación del compendio tiene como objetivo evaluar la calidad de
las guías de práctica clínica en TCE grave en adultos, disponibles actualmente en
la literatura científica y/o en los sitios web especializados en el tema, con el fin de
sugerir la mejor evidencia en el manejo clínico del paciente con TCE grave. Las
GPC están compuestas por recomendaciones destinadas a optimizar el cuidado
del paciente. Estas recomendaciones surgen de una revisión sistemática de la
evidencia y la evaluación de los riesgos y beneficios de las alternativas de las
opciones de cuidado (163). Las GPC son poderosos instrumentos para mejorar la
calidad del cuidado gracias a que disminuyen la variabilidad en la práctica clínica
y facilitan la toma de decisiones de los proveedores del cuidado de la salud y los
pacientes (164).
154
173, 175) tuvieron revisión por expertos antes de su aplicación y difusión y seis
GPG (50%) (166, 169, 170, 172, 173, 175) fueron publicadas después del año
2004.
En esta evaluación, y de acuerdo con los criterios propuestos, nueve GPC (75%)
fueron basadas en la evidencia. El Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI)
obtenido para los cuatro revisores sobre la puntuación estandarizada fue muy
bueno [0.932; (0.766-0.981) IC 95%].
Se analizó la calidad de las GPC publicadas durante o después del año 2004. Se
eligió este punto de corte teniendo como referencia la publicación en el año 2003
155
del instrumento AGREE I como herramienta de evaluación de la calidad de las
guías. Las GPC que fueron terminadas después del 2004 podrían haber seguido
estas normas. En nuestra revisión, las GPC mejor evaluadas se realizaron
posteriormente al 2004 (167, 171, 173) en donde se encuentra una mejora en los
dominios de Rigor en la elaboración (36,3 vs 73,6), Participación de los implicados
(43,6 vs 53,6) e Independencia editorial (26,1 vs 41,0). Igual hallazgo se ha
obtenido en otras revisiones de GPC (177).
156
En cuanto a la intervención clínica del paciente con TCE, la investigación básica
se ha focalizado en el conocimiento de los mecanismos involucrados, no así en la
gestión clínica. Aunque las GPC para el tratamiento del TCE están disponibles, la
base de la evidencia de estas recomendaciones acerca de su manejo óptimo es
débil. Por otra parte, los actuales enfoques para la caracterización de la gravedad
de la enfermedad y el resultado no han avanzado de manera importante durante
las últimas 3 décadas (180).
158
documentos en Medline (utilizando un filtro sensible), motores de búsqueda de
guías, entidades recopiladoras de guías y los sitios de desarrolladores de guías.
Su búsqueda requiere una estrategia polifacética, a pesar de la existencia de
motores búsqueda extremadamente útiles, tales como la base de datos TRIP.
Otra fortaleza a resaltar es la aplicación del instrumento AGREE II (11), pues fue
la primera evaluación de GPC sobre TCE grave aplicando esta nueva versión,
que contribuye entre otros factores con su fiabilidad y validez y mejora la
documentación de apoyo para su aplicación.
159
tratamientos y es más posible que puedan informar de los resultados de la
práctica médica cotidiana (77). No obstante, la presentación de informes de
estudios observacionales a menudo es de calidad insuficiente (190) (ver Anexo 1).
Por su parte los ECCA en TCE han tenido dificultades en su diseño para detectar
o refutar de manera confiable los beneficios moderados, pero clínicamente
importantes o los riesgos del tratamiento. Estos no han sido lo suficientemente
grandes para detectar confiablemente una reducción absoluta del riesgo de
muerte o discapacidad, hay problemas con la ocultación de la asignación; al
evaluar discapacidad, hay problemas con el seguimiento y con el cegamiento de
los evaluadores de resultados (162). La eficacia en los nuevos tratamientos se ha
investigado sin que ninguno de sus hallazgos se hubiera podido generalizar.
Además, puede haber un sesgo de selección sustancial al informar los beneficios
en estudios de un solo centro.
160
tratamientos clínicos exitosos, los métodos de investigación y los resultados a
menudo son incompletos y de calidad insuficiente lo que dificulta la evaluación de
la confiabilidad y validez de los resultados de los estudios (191). Así mismo, el
número limitado de recomendaciones de las GPC respaldadas por evidencia de
alta calidad no es exclusivo del TCE, también se ha observado en otros campos
de la medicina (192). La escasez de evidencia de alta calidad refleja las muchas
incertidumbres sobre los beneficios y riesgos de los diferentes enfoques de
tratamiento (187) (ver Anexo 8).
En cuanto a las directrices que aportan las GPC en TCE pediátrico, éstas
muestran un inadecuado conocimiento de tratamientos para TCE pediátrico, no
tienen suficiente evidencia para apoyar unas recomendaciones Nivel I para
cualquiera de los temas. Esta falta de evidencia frustra la toma de decisiones
clínicas para todos los niños con TCE e introduce una variabilidad incontrolable en
protocolos de investigación que intentan estandarizar las prácticas en varios sitios
para detectar con éxito una señal experimental de una terapia prospectiva (193).
161
la seguridad vial (124). Los resultados positivos observados en España fueron
debidos, fundamentalmente, a la mejora en la seguridad del vehículo, de la
infraestructura y el comportamiento de los usuarios (119, 130). Es así que para el
año 2001 la Unión Europea estableció un ambicioso objetivo de seguridad vial, el
cual se fijó como meta reducir a la mitad el número de víctimas mortales en
carretera en sus estados miembro en un periodo de 10 años (119) y éste fue
renovado en 2011 (131).
162
actualización de las directrices sobre el tratamiento de la TCE grave de la
Fundación Americana de Trauma 4ª edición de 2016 (25), que dio como resultado
recomendaciones de alta calidad (Nivel 1) para un solo tema, ilustra el rigor
metodológico con el que actualmente se evalúan las pruebas. Sugiere que la
evidencia de los estudios observacionales de alta calidad no aleatorizados podría
ser tan valiosa como la de los ECCA, ya que la generalización incrementada de
tales estudios proporciona beneficios prácticos específicos.
163
Se deben aplicar los estándares metodológicos que faciliten la evaluación crítica y
la interpretación de los estudios pues se centran en el diseño, realización y
análisis de estudios sobre aspectos particulares que podrían introducir sesgos en
la investigación como son las declaraciones para informar sobre ECCAs
(CONSORT), para los estudios observacionales (STROBE) como se mencionó
anteriormente, para Revisiones Sistemáticas y Metanálisis (PRISMA, MOOSE,
QUOROM), y para estudios de pruebas de diagnóstico (STARD) (197, 198).
El TCE no debe ser visto como un evento, sino como una enfermedad progresiva
y crónica con consecuencias de por vida. Se están desarrollando colaboraciones
globales entre agencias de financiación, organizaciones de investigación e
investigadores. Solo combinando esfuerzos y colaboración se avanzará en este
campo al proporcionar la evidencia necesaria para respaldar recomendaciones de
práctica y mejorar el tratamiento de los pacientes con TCE grave (81).
164
7.5. Ideas y retos de futuro.
165
de la salud, en lugar de utilizar marcos desarrollados para las economías de salud
de los países de altos ingresos (113).
Para controlar la variabilidad en el abordaje del TCE surgen los estudios TBI-
(IMPACT) (International Mission on Prognosis and Clinical Trial Design in TBI),
cuya metodología le aporta criterios de inclusión más amplios, ajuste
preestablecido de las covariables, y promueven una prueba eficiente, produciendo
ganancias en eficiencia estadística de más del 50%. Esto significa que ahora se
pueden detectar efectos de tratamiento más pequeños pero clínicamente
relevantes sin aumentar el tamaño o la duración del ensayo, y estos hallazgos
tienen el potencial de revolucionar el diseño metodológico y análisis de ensayos
clínicos en TCE (209). Los estudios TBI-(IMPACT) también han desarrollado los
enfoques para tratar la heterogeneidad y son relevantes para estudiar otras
enfermedades neurológicas heterogéneas, como el accidente cerebrovascular y la
hemorragia subaracnoidea (112).
Las revisiones sistemáticas vivas (Living Systematic Reviews, por sus siglas en
inglés) son resúmenes en línea de la investigación de la atención médica que se
actualizan a medida que hay nuevas investigaciones disponibles. Este nuevo
desarrollo en la síntesis de evidencia se está probando como parte del proyecto
CENTER-TBI (210),en donde además sus resultados evalúan la gestión general
de cuidados intensivos de apoyo y preventivos en centros europeos de
neurotrauma y brindan una oportunidad para comparar el futuro de la
investigación de efectividad, basada más en la evidencia de buenas prácticas y en
la administración general de las UCI en pacientes con TCE (210).
166
de recursos humanos, planificación de recursos físicos (equipos y suministros) y
mejoramiento en la administración (mejora de la calidad y recopilación de datos).
En relación con la atención prehospitalaria eficaz y adaptable del trauma debe
fortalecerse la transferencia de pacientes, la atención hospitalaria y los sistemas
de rehabilitación en todo el mundo (212, 213).
167
168
169
CONCLUSIONES
170
171
8. CONCLUSIONES.
172
como la presión intracraneal, de la presión de perfusión cerebral y el flujo
sanguíneo cerebral, ya que no está clara la relación entre la presión
intracraneal, la presión de perfusión cerebral, la supervivencia,
discapacidad o tiempo hasta la recuperación.
6. La evaluación sistemática de la calidad de las guías de práctica clínica para
la atención del paciente adulto con trauma craneoencefálico grave con el
instrumento AGREE II muestra que su calidad es baja a moderada y muy
pocas de ellas pueden ser recomendadas para su uso en la práctica
clínica.
7. La calidad de las guías de práctica clínica necesita ser mejorada,
especialmente en ámbitos relevantes como el rigor en su elaboración, para
que puedan ayudar a los profesionales que manejan el trauma
craneoencefálico grave a asimilar, evaluar e implantar, la cada vez mayor
cantidad de información científica clínica disponible.
8. Las instituciones que desarrollen guías deberían ceñirse a estándares
rigurosos como los promovidos por The Guidelines International Network y
a propuestas como GRADE (The Grading of Recommendations
Assessment, Development and Evaluation). Las nuevas guías basadas en
la evidencia deberían enfatizar la implementación de las mejores prácticas
en el contexto de una comprensión de las necesidades clínicas
individuales.
173
174
REFERENCIAS.
175
176
9. REFERENCIAS.
1. Organización Mundial de la Salud. Salve VIDAS – Paquete de medidas técnicas sobre seguridad vial
[Save LIVES - A road safety policy package]. Ginebra: OMS; 2017. p. 60.
2. Organización Mundial de la Salud. Control de la Velocidad. Genova-Suiza: OMS; 2017. Contract No.:
WHO/NMH/NVI/17.7.
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186
ANEXO. PUBLICACIONES RELACIONADAS CON ESTA TESIS
_________________________________________________________________
187
188
10. ANEXO. PUBLICACIONES RELACIONADAS CON ESTA TESIS.
Anexo 1.
Kovacs FM, Urrútia G, Alarcón JD. Surgery: A Systematic Review of Randomized
Controlled Trials versus: A Systematic Review of Randomized Controlled Trials
Conservative Treatment for Symptomatic Lumbar Spinal Stenosis: A Systematic
Review of Randomized Controlled Trials. Spine. 2011;36(20):E1335-E51.
189
Anexo 2.
Kovacs F, Urrútia G, Alarcón J. Patient-oriented evidence that matters. Risk.
2011;36(20):E1335-E51.
190
Anexo 3.
Calvache JA, Barajas-Nava L, Sánchez C, Giraldo A, Alarcón JD, Delgado-
Noguera M. Evaluación del «riesgo de sesgo» de los ensayos clínicos publicados
en la Revista Colombiana de Anestesiología. Revista Colombiana de
Anestesiología. 2012;40(3):183-91.
191
Anexo 4.
Kovacs FM, Urrútia G, Alarcón JD. “Overviews” should meet the methodological
standards of systematic reviews. European Spine Journal. 2014;23(2):480-.
192
Anexo 5.
Rubiano AM, Tejada PA, Alarcón JD, Charry JD, Ríos ÁM, Carreño JN, et al.,
editores. Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de
pacientes adultos con trauma craneoencefálico severo. Guia Completa.
Bogotá. Colombia: Ministerio de Salud y Protección Social, Colciencias,
Fundación MEDITECH.; 2014 Nov de 2014. Contract No.: GPC-2014-30.
Bogotá.
193
Anexo 6.
Rubiano AM, Tejada PA, Alarcón JD, Charry JD, Ríos ÁM, Carreño JN, et al.
Guía colombiana de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de
pacientes adultos con trauma craneoencefálico severo. Guia para pacientes
y familiares. 2014.
194
Anexo 7.
Rubiano AM, Tejada PA, Alarcón JD, Charry JD, Ríos ÁM, Carreño JN, et al.,
editores. Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de
pacientes adultos con trauma craneoencefálico severo. Guia para
profesionales de la Salud. 2014. Bogotá.
195
Anexo 8.
Rubiano AM, Tejada PA, Alarcón JD, Charry JD, Ríos ÁM, Carreño JN, et al.,
editors. Guía colombiana de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de
pacientes adultos con trauma craneoencefálico severo. XXVI Simposio
Internacional de Neurocirugía; 2017.
196
Anexo 9.
Vasquez Y, Charry JD, Ochoa JD, Gómez AM, Herrera K, Tejada JH, Alarcón
JD. Geriatric epidemiology of trauma in a hospital in Southern Colombia.
Journal of acute disease. 2017;6(1):33.
197
Anexo 10.
Montalvo Arce C, Gaspar PR, Gallardo ÁMR, Alarcón JD, Torres JCB,
Rugeles JDJ, et al. Producción intelectual de los egresados de posgrados
clínico-quirúrgicos de la Universidad Surcolombiana desde 1999 hasta 2016.
Educación Médica. 2018.
198