El Carácter Autoritario Del Oncenio de Leguia
El Carácter Autoritario Del Oncenio de Leguia
El Carácter Autoritario Del Oncenio de Leguia
El desplazamiento del civilismo en nuestro Perú marcaría el inicio de una nueva etapa a la cual
se le denominaría “el Oncenio de Leguía”, esta nueva época estuvo sumergida en un sin fin de
mentiras de campaña, como es de costumbre en la política peruana. Augusto B. Leguía pintaba
una “Nueva Patria”, en la que con el trascurrir de su gobierno se fue degradando poco a poco,
debido a que se promovían leyes a favor del pueblo que como trasfondo tenía el someter de la
población bajo el poder del ejecutivo. En este sentido, se puede decir que la verdadera intención
de este gobierno fue proclamar la autoridad del presidente en el país. Toda acción legal debía
pasar obligatoriamente por él para su aprobación y en muchos casos solo quedaba en un papel
escrito sin valides, ya que para Leguía era necesario tener todo bajo control. Asimismo, es
evidente que Augusto B. Leguía tenía una gran tendencia a poseer el poder y manejarlo como él
creía conveniente, controlando la prensa, la opinión pública, la iglesia e incluso las fuerzas
armadas. Ahora bien, el autoritarismo en general tiene tantos peros como contras y es aplaudido
por algunos, como detestados por otros. Aquellos que aprobaban el ingenio del dictador Leguía
eran mayormente la clase media, ya que era un nuevo sector de la población que empezaba a
surgir. A pesar de ello, la clase oligárquica no deseaba ceder al poder, por lo que ante cualquier
revelación se promulgo la “Ley de aguas”, al ser el poder de este recurso
indispensable para la subsistencia de las personas y demás actividades, de esta manera tuvo
controlados a sus adversarios. A pesar de que Leguía estableció el Patronato de la Raza
Indígena y expresó interés en legitimar a la comunidad, muchas rebeliones indígenas
fueron severamente reprimidas durante su gobierno. Una de las razones del descontento es la
"Ley de Conscripción Vial", que obliga a las personas a trabajar como jornaleros en proyectos
viales. Otra razón es el abuso del gamonalismo, que es un sistema de explotación de los
campesinos, caracterizado por la productividad y la rentabilidad, el despilfarro de mano de obra
y la exclusión cultural de sus trabajadores agrícolas. Por otro lado, Leguía al verse descubierto
prefirió la disolución del mismo Congreso que lo había elegido y dejaba una enorme deuda de
ochenta millones de pesos, la liquidación atropellada de los problemas con Bolivia y con el
Brasil. En efecto, su gobierno se caracterizó, por su autoritarismo y agresividad. Además,
uno de los aspectos singulares que se presentaron fue la conformación de un partido
político, el Partido Democrático Reformista, creado por el mismo Leguía y poseer una mayoría
parlamentaria para poder manejar a su antojo e interés la línea del régimen, incluyendo a estos
abusos la escasez de alimentos, y la pobreza generalizada hicieron que la población se agitara
provocando la caída de B. Leguía, lo que acentuó la participación militar en el derrocamiento
del gobierno. En conclusión, podemos afirmar que durante el oncenio de Leguía hubo un grupo
dominante que tenía el control de las principales actividades económicas del país blindados
por el mismo, esto fue evidenciado en numerosos casos, como por ejemplo, cuando
Manuel Candamo, José Pardo y el mismo Augusto B. Leguía en su primer gobierno, todos
ellos pertenecientes a la elite económica limeña ocuparon la presidencia de la República. Esta
conveniencia, en unas pocas familias, del poder económico, político y el prestigio social.
Confirmando así, el autoritarismo que existió durante su gobierno