Hume, David. - Historia Natural de La Religión (1966)
Hume, David. - Historia Natural de La Religión (1966)
Hume, David. - Historia Natural de La Religión (1966)
DAVID HUME
HISTORIA NATURAL
DE LA RELIGION
Introducción de Angel J. Cappcllctti
Traducción de Angel J. Cappellctti y Horacio L6pez
EUDEBA
© 1960
fülitol'i:il Universitaria de Buenos Aires - Viamontc 640
Frmdada ¡10r fo U,iivcrsiclml ele Buenos Aires.
Hecho d depósito de ley
IMl'HESO J�N LA AllGENTINA - l'IllNTJ::D IN AHGENTINA
INTRODUCCIÓN
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HISTORIA NATURAL DE LA RELIGlóN
6
INTRODUCClóN
. '7
¡.
8
INTRODUCCióN
'
yvcocrts, entre "el puro no saber" del escéptico y
"el absoluto saber" del racionalista, acaban tran
sitando una "vía media", 7 que constituye casi un
anticipo de la doctrina tomista de la analogía. 8
Pero lo que los salva del agnosticismo no es, en
verdad, sino una suerte de experiencia de "lo di
vino", que no equivale al éxtasis plotiniano, sino
que se da a través de la Escritura, de la oración,
de la liturgia. Tal experiencia, en la medida en
que tiene un carácter suprasensible, puede pro
porcionar un cierto saber, si no de la esencia,
por lo menos de las manifestaciones de Dios.
Para el filósofo inglés, sin embargo, como
toda experiencia es, por principio, experiencia
sensorial, no cabe tal posibilidad, y la última pa
labra ele la z'.nqztisición teológica o filosófico-reli
giosa debe ser necesariamente el agnosticismo.
El nuís ortodoxo y conservador de los interlocu
tores, el piadoso Demea, representa muchas ve
ces, con sus opiniones y argumentos, la continua
ción de otra linea del pensamiento cristiano, a
saber, de ese escepticismo que con razón puede
llamarse "/ u. lcista
, " y que. lw,ll.a tam lnen
. , sus rai-
,.
ces en la !)atnsttca,
, . con T. acumo,
. con 1' ertu wno z·
y (en cierto sentido) con el apologista Arnobio.
Éstos, en e/ccto, no se cansan de menoscabar la
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INTRODUCClóN
.1il
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCClóN
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INTRODUCC!óN
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JNTRODUCC!óN
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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bida como algo sombrío y tremendo y se le atri
I''
buyen todas las crueldades y los crímenes más
espantosos; por otra, puesto que en todas las reli
giones existe la tendencia a alabar y exaltar a la
divinidad más allá de toda medida (lo cual no es
sino una consecuencia del temor), se le atribuyen
todas las virtudes y las perfecciones más subli-
1nes. La contradicción que hallamos en la idea
de la divinidad se origina, pues, en la contradic
ción existente entre los principios de la natura
leza hi;mana que dan origen a la religión: por
un lado el temor; por otro, la tendencia a la ala
banza y a la adulación.
En algunos casos, la explicación remite a la
psicología social, como cuando, por ejemplo, di
ce: Desde el momento en que el servilismo de los
súbditos no puede ya tributar a los gobernantes
otras alabanzas, los convierte en dioses y, colo
cárulolos sohrc un altar, los adoran.
A ·ucccs, la observación psico!ógi<.'a es fina y
certera: Los hombres son tanto más supersticio
sos cuanto más librados al azar están sus vidas,
según puede observarse ¡u1rticularmente en los ta
luírcs y marineros, gente supersticiosa, poco re
ffoxiva y llena de frfrolas creencias.
Otras, en camhio, es su¡Jer/icial y simplista,
como cLuuulo habla del dogma católico de fo pre
sencia real, que en ningún mollU'nlo trata de ex
plicar sino conw absurda y disparatada creencia;
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BIBLIOGRAF1A
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HISTORIA NATURAL DE LA RELIGIÓN
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BIBLIOGRAFIA
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HUME
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HfSTORIA NATURAL DE LA RELIGIÓN
PRÓLOGO DEL AUTOR
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HISTORIA NATURAL DE LA REL/GlóN
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EL POLITEISMO COMO PRIMITIVA RELIGIÓN
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EL POL!TE!SMO COMO PRIMITIVA REL!GlóN
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CAPITULO 11
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ORIGEN DEL POLITE!SMO
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ORJGEN DEL POLITEISMO
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CAPlTULO III
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CONTINúA EL MISMO TEMA
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CONTINúA EL MISMO TEMA
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CONTINÚA EL MISMO TEMA
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CAPlTULO IV
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LAS DEIDADES EN CUANTO NO SON CREADORAS
1 Padre Le Comple.
!! ll<'g11arcl, \'oyage <le l,a¡>onin.
a Diod. Sic. Lih. I, 8(;. l ,11cia11. ne sacrificiis 14.
Ovidio alude a la misma tradiciún, l\fctam. Lib. V, 321.
Así tambi{:n Ma11ilio, Lib. IV, 800.
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HISTORIA NATURAL DE LA REL/GlóN
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LAS DEIDADES EN CUANTO NO SON CREADORAS
rrr
su agrado, que siempre era representada en Roma, por
orden de las autoridades, cuando el Estado se veía ame
nazado por peste, hambre o cualquier otra calamidad
pública.º Los romanos suponían que, como todos los
viejos libertinos, Júpiter se sentiría altamente compla
cido con la narración de sus antiguas proezas y vigor
y que no había tema mejor para halagar su vanidad.
Durante la guerra, dice Jenofonte,10 los lacedemo
nios elevaban siempre sus plegarias a la mañana muy
temprano, para anticiparse a sus enemigos y compro
meter así a los dioses en favor suyo, por ser los prime
ros solicitantes. Sabemos por Séneca 11 que era usual
entre los que hacían votos en los templos congraciarse
con el cuidador o sacristán para conseguir un asiento
cerca de la imagen del dios, con el objeto de ser mejor
escuchados en sus plegarias y súplicas al mismo. Los
tirios, cuando fueron sitiados por Alejandro, en
cadenaron la estatua de Hércules, para evitar que el
dios se pasara al enemigo.12 Augusto, después de ha
ber perdido dos veces su flota a causa de las tormentas,
prohibió que Neptuno fuese llevado en procesión con
los demás dioses e imaginaba que ésta era suficiente
venganza.1 ª Después de la muerte de Germánico, el
pueblo estaha tan encolerizado con los dioses que los
apedreó en SUR temploR y les rehusó abiertamente todo
aealarniento.H
Atrihuir el origen y la creación del mundo a estos
seres impcrfedmi, 111111ca cupo en la imaginación de nin
gím politeísta o idólatra. Hcsío,lo, e11yos escritos junta-
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LAS DEIDADES EN CUANTO NO SON CREADORAS
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LAS DEIDADES EN CUANTO NO SON cnEADORAS
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CAP1TULO V
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DIVERSAS FORMAS DEL POL!TEISMO
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DIVERSAS FORJ.1,JAS DEL POLITEISMO
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CAP1TULO VI
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l HISTORIA NATURAL DE LA REL/GióN
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ORIGEN DEL MONOTEISMO A PARTIR DEL POLITEISMO
7S
f-JISTORIA NATURAL DE LA RELIGIÓN
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ORIGEN DEL MONOTEISMO A PARTIR DEL POL!TEISMO
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CAPITULO VII
CONFIRMACIÓN DE ESTA
DOCTRINA
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CONFIRMAClóN DE ESTA DOCTRINA
a Lib. IV, 94
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CAPITULO VIII
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FLUJO Y REFLUJO DEL POLITE!SMO Y EL MONOTE!SMO
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r HISTORIA NATURAL DE LA RELIGION
b1
CAPITULO IX
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HISTORIA NATURAL DE LA REL!GlóN
I
secta se siente segura de que su propia fe y su propio
culto son absolutamente gratos a la deidad y como na
die podría pensar que al mismo Ser pueda complacér
sele con ritos y principios diferentes y opuestos, las
diversas sectas caen en natural animosidad y descargan
mutuamente ese celo y rahia sagrados que son las más
furiosas e irnplacahle·s de todas ]as pasiones humanas.
El espíritu tolerante de los iflólatras, tanto en los
tiempos antiguos corno en los modernos, resulta muy
evidente para cualquiera, aun para el menos versado
en los escritos de historiadores y viajeros. ¿, Qué res
pondía el oráculo de Delfos cuando se le prPguntaha
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COMPARACIÓN DE ESTAS RELIGIONES
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r
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H!sTORIA NATURAL DE LA RELIGIÓN
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COMPARACióN DE ESTAS RELIGIONES.
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'
CAPITULO X
1 Arrian. passim.
2 'T'hucyd., IJib. V, 11.
:1 Discorsi. Lib. VI.
-1 Plut. A¡)(}tl1.
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HISTORIA NATURAL DE LA RELIG!óN
,
. lo" -d ecia-"
en e'l . "Lograremos el cie como recom-
pensa por nuestros su/rimientos: pero estas pobres
criaturas no tienen nada más que los placeres de la
vida presente"!) Tal es la diferencia que hay entre las
máximas de un héroe griego y las de un santo católico.
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CAP1TULO XI
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1
¡
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CON RESPECTO A LA RAZóN O EL ABSURDO
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CAPITULO XII
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
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' HISTORIA NATURAL DE LA RELIGióN
1
Su influencia era también igualmente universal, aun
que no tan intensa, de modo que si bien mucha gente
le prestaba asentimiento, éste no parecía ser tan pre
ciso, firme y categórico.
Podemos observar que, pese al carácter dogmá
', tico y coercitivo de toda superstición, la convicción
de los creyentes es, en todas las épocas, más fingida
que real y apmas si alguna vez se aproxima, en cierta
medida, a la sólida creencia y convicción que nos rige
en los asuntos comunes de la vida. Los hombres no
se atreven a admitir, ni aun en su fuero interno, las
dudas que abrigan sobre tales cucslionrs: hacen osten
tación de una fe sin reservas y disimulan ante sí mis
mos su real incredulidad por medio de las más rotun
das afirmaciones y el más nulénlico fanatismo. Pero
la naturaleza es harto pod<'rosa frente a todos estos
esfuerzos y no consiente que la luz oscura y vacilante,
surgida en esas sombrías regiones, iguale a las fuertes
impresiones producidas por el sentido común y la ex
periencia. La habitual conduela ele los homhres des
mi<mte sus propias palahras y <l<�mue::-tra que la creen
cia viene a ser en estas cuestiones una inexplicable ope
ración de la menlc, situada rntrc la dwla y la con
vicción, pero mucho más próxima a la primera que
a la segunda.
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
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't
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
18 Euthyphro 6.
10 Plwedo.
20 La conducta de Jcnofonte, tal como él mismo ]a
cuenta, es, al mismo tiempo, una prueba incontrastable ele
la crcclulidacl general de los hombres en aquP-llos tiempos
y de las incoherencias de las opiniones humanas en materia
religiosa en todas las épocas. Aquel gran capitán y filósofo,
discípulo ele Sócrates, el Único que ha expresado algunos ele
los sentimientos mús puros con respecto a la deidad, dio
pruebas de todas estas formas de pagana y vulgar supers
ticiún. Por consejo ele Sócrates, consultó al odculo de
Delfos, antes de emprender la expedición ele Ciro ( De cx-
7)(:d. Lib. III, p. 2D4, ex. eclit. Leuncl.). La noche posterior
al nombramiento ele los generales tiene un sueíio que mu
cho le preocupa, pero se muestra indeciso (ill. p. 295). Tan
to é:I como tocio el ejército, consideran el estornudo como
prcsa,1.;io 111uy afo1 lunado ( id. p. 300). Cuando llega al río
Centrites tiene otro suciío qt1c ta,nbi<'·n preocupa mucho a
s11 col1•ga, el general Quirosfo ( id. Lib. IV, p. 32:J ). Los
gri<)gos, como sufren por el frío viento dl'l norte, fo ofrecen
1111 sacrificio y el historiador observa que ar¡u{·l se calmó
inmcdiataml'lltc ( f d. p. 329). Jc11ofor1lc ofr<'cc sacrificios
<>n secreto antt's de decitlirsn a 1·stablt'C<\r una colonia ( Lib.
V, p. 35!J). El mismo era 1111 hahilísimo augur (ld. p. 301). 1
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CON RESPECTO A LA DUDA O A LA FE
11 l
CAPfTULO XIII
CONCEPCIONES IMPfAS DE LA
NATURALEZA DIVINA EN LAS RELIGIONES
POPULARES DE AMBAS CLASES
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CONCEPCIONES IMPIAS DE LA NATURALEZA DIVINA
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HISTORIA NATURAL DE LA RELIGlóN
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CONCEPCIONES IMPIAS DE LA NATURALEZA DIVINA
1 Nccyomantia, 3.
r. Baco, un ser divino es representado por la mitolo
gía pagana co1110 d invc11tur de la danza y el teatro. Anti-
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'
'l¡ ;,
IP•i
HISTORIA NATUML DE LA RELIGióN
guamente, las obras teatrales eran una parte del culto pú
blico en las ocasiones más solemnes y a menudo se las
empleaba en épocas de peste para apaciguar a las deidades
ofendidas. Pero en épocas posteriores han sido terminan
temente proscriptas de lo religioso. El teatro, según un
erudito sacerdote, es la antesala del infierno.
Pero para mostrar más claramente la posibilidad de
que una religión represente a la divinidad en un marco aún
más inmoral y grosero que el que le asignaban los antiguos,
citaremos un largo pasaje de un elegante e ingenioso autor
que no era, por cierto, enemigo del cristianismo. Se trata
del caballero Ramsay, escritor tan loablemente inclinado a
la ortodoxia que su razón jam,1s encontró ninguna dificul
tad aun en aquellas doctrinas en las que los librepensado
res tienen mayores escrúpulos: la trinidad, la encarnación
y la redención. Solo su benevolencia, ele la que parece
haber tenido mucha, se rebelaba contra las doctrinas de
predestinación y comlenaci<Ín eternas. lhzonalJa ele c::te
modo:
"¿Qué extrañas ideas -decía- podría fmmarse un
filósofo chino o hindú de nuestra santa religión si la juz
gara por los e.,quemas que de ella dan nuestros modernos
librepensadores y farisaicos doctores de todas las sectas?
De acuerdo con el odioso y tan vulgar sistema de estos
incrédulos burlones y crédulos escribientes "el Dios de los
judíos es uno de los seres mús crueles, injustos, arbitrarios
y grotescos. Creó, hace alrededor de 6.000 años, un hombro
y una mujer y los colocó en un hermoso jardín de Asia,
del que nada ha quedado. Este jardín estaba adornado
con toda clase de árboles, fuentes y flores. Les pennitió
que usaran todos los frutos qun allí liahía, excepto uno
que estaba situado en el rncdio dd jardín y que tenía en
s( la secreta virt11d de 111anlcncrlos siempre sanos y vigoro
sos de cuerpo y menll', desarrollar s11s fuerzas y hacerlos
sabios. El diablo se introdujo en el cuerpo de una ser-
liente y pidió a la primera mujer que comiera de este
f ruto prohibido; ella impulsó a su esposo a hacer lo mismo.
Para castigar esta leve curiosidad y natural deseo de vivir
y conocer, Dios no solo arrojó n 111u•stros primeros padres
del Paraíso sino que condenó a todos sus descc11dic11tcs a
la miseria temporal y, a ]a mayor parte de ellos, a sufri-
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CONCEPCIONES IMPIAS DE LA NATURALEZA DIVINA
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CAPÍTULO XIV
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'
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HISTORIA NATURAL DE LA RELIGlóN
l
en sermones cotidianos y con todas las artes de la per
suasión, aun así, tan inveterados son los prejuici9s
del pueblo que, a falta de alguna otra superstición,
haría consistir ]o esc11cial de la religión en la asisten
cia misma a estos sermones, antes que en la virtud y
las buenas costumbres. El suhlimc prólogo de la ley
de Zalcuco 8 no inspiró a los locrios, hasta donde po
demos saber, una noción más pura de los medios para
lograr la benevolencia divina que aquella que era co
rriente entre los otros griegos. Esta observación, por
tanto, tiene validez universal. Sin cmhargo, puede
perderse algo d rumbo al tratar de cxplicnr sus cau
sas. No es suficiente observar que el puehlo, en todas
parte:,;, rebaja a sus deidades hasta su propio nivel
y las considera mcrnmcnlc como una especie de cría-
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INFLUENCIA NOCIVA DE LAS RELIGIONES POPULARES
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INFLUENCIA NOCIVA DE LAS RELIGIONES POPULARES
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CAPITULO XV
COROLARIO GENERAL
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HISTORIA NATURAL DE LA RELIGióN
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COROLARIO GENERAL
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L. HISTORIA NATURAL DE LA RELIGióN
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iNDICE
INTHODUCCióN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
129
HISTORIA NATURAL DE LA RELIGlóN
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SE TEHMINÓ DE IMPRIMIR
EN JULIO DE 1966
EN CYMENT TALLERES GRÁFICOS S.R.L.
ALVAREZ JONTE 2072 - Bs. AIRES