Foro Investigativo
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° 20,
UASB-Ecuador / CEN • Quito, 2013
RESUMEN
Consiste en un estudio desde el ordenamiento constitucional español del marco
hacendístico autonómico y local en perspectiva nacional, contrastado con el de-
sarrollo legal vigente en la materia y que propicia, en el contexto de la descentra-
lización fiscal, la revisión del principio de corresponsabilidad fiscal a la hora de
examinar las prerrogativas de orden financiero de estos niveles de gobierno.
Palabras clave: descentralización fiscal, corresponsabilidad fiscal, autonomía fi-
nanciera, ingresos públicos, gasto público, poder tributario, presión fiscal, comu-
nidades autónomas, municipios.
SUMMARY
Is a study from the Spanish constitutional system of the autonomic and local pub-
lic finance framework from a national perspective, contrasted with the current
legal development in this area that encourages in the context of fiscal decentral-
ization, the review of the principle of fiscal responsibility when examining the
prerogatives of financial order by these levels of government.
Key words: Fiscal decentralization, fiscal responsibility, financial autonomy, gov-
ernment revenue, government spending, taxing power, tax burden, autonomous
regions, municipalities.
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INTRODUCCIÓN
*
Profesor titular de Derecho Financiero y Tributario, Universidad Complutense de Madrid.
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1. Ángel Sánchez Sánchez, “Corresponsabilidad fiscal y hacienda municipal”, en Revista de Hacienda Local, vol.
26, n.° 77, Madrid, Edersa, 1996, pp. 313-358.
2. Mora Lorente (2004b), p. 81.
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(...) existencia y desarrollo de un sistema tributario propio con virtualidad y potencia re-
caudatoria suficientes para cubrir las necesidades financieras de la hacienda autonómica.
Se configura así un sistema de financiación apoyado en mecanismos financieros de trans-
ferencias desde el Estado (FJ 7). (las cursivas me pertenecen)
7. Como advierte el propio Tribunal en el FJ 2.º de su sentencia de 18 de abril de 1996 (RTC 1996\68), a este no
le corresponde “pronunciarse sobre el sistema más adecuado de financiación de las Haciendas territoriales o de
coordinación de las actividades financieras de los distintos entes territoriales entre sí” (STC 179/1985), ni nos
incumbe determinar “cuál es el más adecuado sistema de articulación de competencias estatales y autonómicas”;
decisión esta que, “dentro de la Constitución corresponde adoptar a los propios Poderes Públicos responsables
de ello, tanto del Estado como de las Comunidades Autónomas” (STC 145/1989 [RTC 1989\145], fundamento
jurídico 6.º). “La función de este Tribunal es la de decidir si las concretas disposiciones impugnadas exceden o
no el marco de lo constitucionalmente admisible”.
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disponen de autonomía financiera para poder elegir sus “objetivos políticos, administrati-
vos, sociales y económicos” (STC 13/1992, FJ 7), lo que les permite “ejercer sin condi-
cionamientos indebidos y en toda su extensión, las competencias propias, en especial las
que figuran como exclusivas” (STC 201/1998, FJ 4), pues dicha autonomía financiera “no
entraña solo la libertad de los órganos de gobierno en cuanto a la fijación del destino y
orientación del gasto público, sino también para la distribución y cuantificación del mismo
dentro del marco de sus competencias” (STC 127/1999, de 1 de julio) (FJ 4).
es cierto que la autonomía financiera ha venido configurándose desde sus orígenes más por
relación a la vertiente del gasto, que con relación al ingreso –como capacidad para articular
un sistema suficiente de ingresos– (SSTC 13/1992, de 6 de febrero, FJ 7 y 68/1996, de 18
de abril FJ 10). No obstante, no cabe duda alguna de que, en los últimos años, se ha pasado
de una concepción del sistema de financiación autonómica como algo pendiente o subor-
dinado a los Presupuestos Generales del Estado, a una concepción del sistema presidida
por el principio de “corresponsabilidad fiscal” y conectada no solo con la participación
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en los ingresos del Estado, sino también y de forma fundamental, de la capacidad del
sistema tributario para generar un sistema propio de recursos como fuente principal de
los ingresos de Derecho público. Basta acudir al modelo de financiación correspondiente
al quinquenio 1997-2001 (con la consiguiente modificación de la Ley Orgánica 8/1980,
de 22 de noviembre de financiación de las Comunidades Autónomas, por la Ley 3/1996,
de 27 de diciembre; y con la aprobación de la nueva ley 14/1996, de 30 de diciembre, de
Cesión de Tributos del Estado a las Comunidades Autónomas), para comprobar cómo se
ha puesto de manifiesto la voluntad del legislador estatal de estructurar un nuevo sistema
de financiación menos dependiente de las transferencias estatales y más condicionado a
una nueva estructura del sistema tributario que haga a las Comunidades Autónomas “co-
rresponsables” del mismo (dicha intención ya venía manifestada en los “Acuerdos para
desarrollo del sistema de financiación de las Comunidades Autónomas para el quinquenio
1992-1996”, aprobados por el Consejo de Política Fiscal y Financiera el día 7 de octubre
de 1993). Concepto este el de la “corresponsabilidad fiscal”, que no solo constituye la
idea fundamental de dicho modelo sino que además se erige en el objetivo a conseguir en
los futuros modelos de financiación.
De este modo, es posible apreciar cómo el Tribunal ha venido realizando una in-
terpretación del principio de autonomía financiera que ha evolucionado de forma pa-
ralela a los sucesivos modelos de financiación autonómica aprobados, extendiéndose
los efectos del referido principio constitucional a la vertiente de los ingresos una vez
que el modelo de financiación diseñado por el legislador estatal asume la idea de “co-
rresponsabilidad fiscal”.
Dicho en otros términos, es la acción del legislador central, al aprobar un modelo
de financiación autonómico basado en la idea de corresponsabilidad, la que lleva al
Tribunal Constitucional a plantearse la eficacia del principio de autonomía financiera
en la vertiente de los ingresos, llegando a la conclusión de que, una vez reconocida y
garantizada la suficiencia financiera de los diferentes entes territoriales, su eficacia en
dicho ámbito resulta incuestionable.
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Lo anterior pone de manifiesto que, bajo el actual diseño del Estado, el principio de
autonomía financiera permite, e incluso podría aventurarse que exige, que tanto las Co-
munidades Autónomas como los Entes Locales, asuman un papel relevante en el diseño
del sistema de obtención de ingresos tributarios. Esto último, claro está, en la medida
en que no se sobrepasen los límites constitucionales, tanto intrínsecos como extrínse-
cos, al ejercicio de la potestad tributaria por parte de los Entes autonómicos y locales.
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Por otra parte, la autonomía financiera en la vertiente del ingreso aparece íntima-
mente vinculada con la autonomía política de las Comunidades Autónomas y de los
Entes Locales. Según advierte Mora Lorente, el poder de dirección propio de las Co-
munidades Autónomas implica la determinación de los fines a alcanzar, las necesida-
des a satisfacer, lo que debe completarse con una fase instrumental en la que se orde-
nan los medios necesarios para alcanzar tales fines, presuponiendo, en consecuencia,
una capacidad normativa como medio de plasmación jurídica de las decisiones sobre
objetivos finales y medios financieros adoptados.10 Esto es, la autonomía política atri-
buida a los referidos entes territoriales exige que los ciudadanos puedan conocer los
efectos que, en la esfera de los ingresos, se derivan del programa de gasto aprobado
por el ente autonómico o local.
En definitiva, pese a la ausencia de un principio de corresponsabilidad fiscal en
el texto constitucional es posible afirmar que este constituye, en realidad, una ma-
nifestación del principio de autonomía, tanto política como financiera, reconocido
constitucionalmente tanto a las Comunidades Autónomas como a los Entes Locales.
Desde esta perspectiva, cabe afirmar que el legislador estatal, a la vista del elevado
grado de independencia que, en la actualidad, se reconoce a dichos entes territoriales,
resulta compelido, como receptor de este mandato, a dotar a tales entes territoriales
de mayores competencias a la hora de diseñar su sistema de ingresos. Esto último,
claro está, siempre que de ello no se derive en una quiebra de los límites que, a estos
efectos, establece el artículo 157.3 de la Constitución.
Para reforzar la anterior afirmación, cabría añadir que la corresponsabilidad fiscal
encuentra su anclaje constitucional no solo en los principios de autonomía política
y financiera de los entes autonómicos y locales, sino también en los criterios de efi-
ciencia y economía que deben inspirar el gasto público, anterior artículo 31.2 de la
Constitución. Ya nos hemos referido en las páginas anteriores a la indiscutible rela-
ción existente entre el sistema de ingresos y gastos públicos, por lo que un sistema de
financiación basado en la idea de corresponsabilidad fiscal, que tenga una incidencia
directa en el sistema de ingresos exigido por los distintos entes territoriales, permitirá
9. R. Falcón y Tella, “Los puntos de conexión en los tributos cedidos: especial referencia a la residencia de las
personas físicas”, en Quincena Fiscal, n.° 3, S/L, 1997, p. 6.
10. María Desamparados Mora Lorente, Impuestos cedidos: implicaciones internas y comunitarias, Valencia, Tirant
lo Blanch, 2004, p. 94.
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No obstante, debe advertirse que, pese a lo señalado por esta sentencia, la doctrina
ha llegado a cuestionar el encaje de la figura del recargo en el ámbito de la correspon-
sabilidad fiscal. Esto se debe a que, a través de este instrumento financiero, las Comu-
nidades Autónomas, si bien pueden aumentar sus ingresos, no podrían alterarlos a la
baja para ajustarlos a su política de gasto. Dicho de otro modo, se achaca a esta vía de
financiación que los entes autonómicos no podrían reducir la cuantía de un impuesto
estatal, ajustando la recaudación.12
11. Violeta Ruiz Almendral, Impuestos cedidos y corresponsabilidad fiscal, Valencia, Tirant lo Blanch, 2004, p. 232.
12. María Desamparados Mora Lorente, “Implicaciones de la autonomía política en el desarrollo de la autonomía
financiera de la Comunidad Autónoma: la incuestionada corresponsabilidad fiscal”, en Crónica Tributaria, Ma-
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drid, Ministerio de Hacienda/Instituto de Estudios Fiscales, 2004. Violeta Ruiz Almendral, Impuestos cedidos y
corresponsabilidad fiscal.
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13. Eugenio Simón Acosta, “El principio de suficiencia en la Hacienda Local”, en Autonomía y financiación de las
haciendas municipales, Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1982; Ismael Jiménez Compareid, La imposición
propia de las Comunidades Autónomas, Madrid, Estudios Jurídicos BOE, 1994, p. 99.
14. Violeta Ruiz Almendral, Impuestos cedidos y corresponsabilidad fiscal, p. 125.
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15. Ángel Sánchez, La corresponsabilidad fiscal de las Comunidades Autónomas, Pamplona, Aranzadi, 1997, p. 35.
16. Alejandro Menéndez Moreno, “La corresponsabilidad fiscal”, en Información fiscal, n.° 3, S/L, 1994, p. 8. Luis
Alberto Alonso González, “Los tributos cedidos y la reforma del sistema de financiación autonómica”, en Quin-
cena Fiscal, n.° 21, S/L, 1997, p. 13.
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la existente es confusa y dispersa al tener que acudir a una gran diversidad de materias
imponibles. La consecuencia a la que se llega consiste en que el nivel autonómico se
muestra reticente a adentrarse en la imposición propia.
Un avance en profundidad en el desarrollo del principio de corresponsabilidad
puede entrar en colisión con otros principios financieros constitucionales que podrían
resultar un freno al propósito de dotarlo de plena efectividad. Así, una desigual pre-
sión fiscal en las diversas Comunidades Autónomas podría plantearse como atentato-
rio respecto a los principios de capacidad contributiva, igualdad o coordinación con
la hacienda estatal.
Adicionalmente, se pueden localizar dos cuestiones por las que este tipo de finan-
ciación autonómica no haya avanzado, como debería, la primera, porque son impues-
tos siempre expuestos a recursos de los lobbies contrarios a la creación de este tipo de
tributos, la segunda, el limitado potencial recaudatorio –salvo los que procedan de la
imposición de los hidrocarburos y en menor medida los del juego–, y, en tercer lugar,
la desviación de las actuaciones fiscales autonómicas a tributos de marcado carácter
extrafiscal, que al producir su objetivo, modifican las conductas más perniciosas, lo
que redunda en una menor recaudación a la larga.17
El análisis de la corresponsabilidad fiscal desde la perspectiva constitucional obli-
ga a delimitar qué instrumentos financieros, de entre los contemplados por el artículo
157 de la Constitución, son los más adecuados para que los contribuyentes residentes
en un territorio autonómico perciban el verdadero origen y alcance de las decisiones
de carácter tributario o financiero que se adopten en este nivel de gobierno.
También es preciso aludir a las interrelaciones entre los tres niveles territoriales:
En el plano de las Haciendas Locales, en donde se carece de la capacidad para crear
tributos, tanto la perspectiva constitucional como teórica exigen un planteamiento es-
pecífico de este principio cuyo reconocimiento y vigencia es cada vez mayor a medida
que se van introduciendo sucesivas reformas legislativas.
Si nos atenemos a la evolución de la imposición propia en el sistema de finan-
ciación de las CCAA y su interconexión con la corresponsabilidad, hay que señalar
que el primer período de financiación en el que se empieza a tomar en cuenta este
último, como ya se ha indicado, es el del período 1992-1996, ya que se potencia la
corresponsabilidad, debido a la cesión del 15 % de las cuotas líquidas del IRPF a sus
respectivas jurisdicciones.18 Sin embargo, este período no alcanzó a la redefinición de
17. César Albiñana García y Martha Villar Escurra, “Los impuestos ecológicos ante el ordenamiento constitucional
español”, en Revista de Contabilidad y Tributación, n.° 197-198, S/L, CEF, 1999, p. 57.
18. Diego Gómez Díaz, Alfredo Iglesias Suárez, “La imposición propia como ingreso de la Hacienda Autonómica en
España”, en Documentos del Instituto de Estudios Fiscales, n.° 11, S/L, Instituto de Estudios Fiscales, 2003, p. 27.
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19. Ignacio Zubiri, “Sobre la distribución de recursos en un sistema federal”, en Papeles de Economía Española, n.°
30-31, Madrid, Funcas, 1987, pp. 30-31.
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B) Entes locales
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21. El Tribunal Constitucional ha señalado, en el FJ 10.º de su sentencia 68/1996, de 18 de abril, que “el alcance del
principio de coordinación, cuando opera en el marco del art. 156.1 CE, se encuentra delimitado en el art. 2.1 b)
LOFCA, que reconoce al Estado la facultad de ‘adoptar las medidas oportunas tendentes a conseguir la estabili-
dad económica interna y externa, así como el desarrollo armónico entre las diversas partes del territorio español’.
Al interpretar tal disposición, este Tribunal ya ha tenido ocasión de indicar que la misma permite al Estado
condicionar la autonomía de gasto de las Comunidades Autónomas, mediante la imposición de determinadas
directrices de obligado cumplimiento. Ahora bien, a esa conclusión solo se llegaba tras subrayar que únicamente
autoriza a adoptar ‘aquellas medidas que tengan una relación directa con los mencionados objetivos’ contenidos
en el precepto (SSTC 63/1986 [RTC 1986\63], fundamento jurídico 11, y 96/1990, fundamento jurídico 3.º).
No es este el caso presente. A idéntico resultado de insuficiencia del condicionamiento conduce el análisis de la
norma atendiendo al segundo límite de la autonomía financiera recogido en el art. 156.1 CE: la solidaridad entre
todos los españoles. Pues, como ya tuvimos oportunidad de declarar, refiriéndonos precisamente a su vertiente
de gasto, el principio de solidaridad no justifica ‘la adopción por el Estado de una medida unilateral con fuerza
normativa general que incida en la delimitación de las competencias autonómicas en materia presupuestaria’
(STC 63/1986, fundamento jurídico 11)”.
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fiscales en el territorio español. Este límite, que como veremos emana directamente
del artículo 157.2 de la Constitución, exige necesariamente la labor coordinadora del
legislador estatal en el diseño del sistema de ingresos de los distintos entes autonó-
micos. En este punto juega un papel fundamental el denominado Consejo de Política
Fiscal y Financiera de las Comunidades Autónomas que, de acuerdo con lo previsto
en el artículo 3.2 h) de la LOFCA, tiene encomendado el conocimiento de todo as-
pecto de la actividad financiera de las Comunidades Autónomas y de la Hacienda del
Estado que, dada su naturaleza, precise de una actuación coordinada.
La referida labor coordinadora es igualmente relevante en el ámbito del gasto pú-
blico, faceta en la que, de igual forma que sucede en la vertiente de los ingresos, se le
otorga un papel relevante al Consejo de Política Fiscal y Financiera de las Comuni-
dades Autónomas.22
Por lo que respecta al principio de solidaridad, contemplado en el artículo 156.1 de
la Constitución, el Tribunal Constitucional ha señalado que su cumplimiento supone
para las Comunidades Autónomas la imposibilidad de “adoptar decisiones o realizar
actos que perjudiquen o perturben el interés general pues implica la obligación de
tener en cuenta la comunidad de intereses que las vinculan entre sí” (STC 64/1990,
de 5 de abril, FJ 7). Y ello, porque resulta evidente que la “autonomía no se garantiza
por la Constitución para incidir de forma negativa sobre los intereses generales de la
Nación o sobre intereses generales distintos de los de la propia entidad” (STC 4/1981,
FJ 10). De esta manera, el principio de solidaridad no es más que la “concreción del
más amplio deber de fidelidad a la Constitución” (STC 11/1986, FJ 5º), o del principio
de lealtad constitucional, que el Tribunal Constitucional ha aplicado en numerosos
supuestos.
En esta jurisprudencia se pone de manifiesto la conexión con el principio de lealtad
federal (Bundestreue) procedente del constitucionalismo alemán, que ha sido amplia-
mente desarrollado por el Tribunal Constitucional alemán.23 Bajo este principio los
Bund y Länder resultarán obligados a tomar en consideración en sus relaciones los in-
tereses comunes o generales, garantizando la unidad y armonía en el funcionamiento
del sistema, de donde se deriva una limitación de la discrecionalidad en el ejercicio de
las competencias financieras por ambas partes.
Este esquema parece perfectamente extrapolable al ámbito de la financiación au-
tonómica nacional, de manera que los entes autonómicos, en base al principio de
coordinación, deberán abstenerse de establecer un sistema de ingresos que pudiera
perjudicar los intereses del resto de Comunidades. El actual modelo de financiación,
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B) El principio de justicia
y las libertades económicas constitucionales
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gencia de presión global efectiva equivalente cuando los territorios forales establecen
un tipo de gravamen en el Impuesto sobre Sociedades del 32,5 %.
Como ha advertido el profesor Falcón y Tella, resulta ciertamente criticable la anu-
lación por el Tribunal Supremo del citado tipo de gravamen, cuando el Estado tiene
establecido un tipo del 30 % para el primer tramo de base de las empresas de reducida
dimensión y cuando, en el ámbito de la Unión Europea, en el que también rigen las
libertades a las que hace referencia el artículo 157.2 de la Constitución, existen ejem-
plos de países que aplican tipos cercanos al 10 % (v. gr.: Irlanda).24
A nuestro modo de ver, la autonomía financiera de las Comunidades Autónomas
debe permitirles acomodar la tributación derivada de la aplicación de sus competen-
cias normativas en tributos propios y cedidos en función de sus necesidades de gasto,
dando respuesta, de este modo, a la idea de corresponsabilidad que inspira el actual
sistema de financiación autonómico.
El Tribunal Constitucional ha afirmado en reiteradas ocasiones que la diversidad
de tipos de gravamen ha de entenderse coherente con los principios constitucionales,
siempre que posea un fundamento justificado y racional y tenga como causa situacio-
nes que puedan considerarse diversas (STC 19/1987, FJ 4). Y si, como es lógico,
Por ello, parece justificado que la aplicación del principio de autonomía que ins-
pira tanto la financiación de las Comunidades Autónomas pueda dar lugar a una des-
igual presión fiscal en el territorio de los diferentes Entes Locales. Lo fundamental
será que, pese a la existencia de una diversa presión fiscal global en los distintos entes
territoriales, esto no genere alteraciones en la libre circulación de bienes, servicios,
capitales y mercancías en el territorio nacional, que es lo que, en definitiva, trata de
garantizarse por el artículo 157.2 de la Constitución. De este modo, solo en la medida
que la diferente presión fiscal afecte a tales libertades, lo cual podría demostrarse a
24. Falcón y Tella, “En torno a la STS de 9 de diciembre 2004 relativa a las normas forales de 1996 (I): los efectos
de la declaración de nulidad y el papel del Tribunal Supremo en el control de las ayudas de Estado”, en Quincena
Fiscal, n.° 2, 2005, p. 8.
25. FJ 10º STC 37/1987, de 26 de marzo (RTC 1987\37).
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26. Manuela Fernández Junquera, “El poder tributario de las CCAA a los 25 años de la Constitución”, en Hacienda
Autonómica y Local, III Seminario Iberoamericano de Derecho Tributario, Santiago de Compostela, Tórculo
Ediciones, 2003, p. 70.
27. Charles Mclure, “Tax Assignment and Subnational Fiscal Autonomy”, Bulletin for International Fiscal Docu-
mentation, 2000, p. 628.
28. Manuela Fernández Junquera, p. 71.
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29. Germán Orón Moratal, “Consecuencias de la integración en las Comunidades Europeas en el Derecho Financiero
y Tributario”, en Revista española de Derecho Financiero, n.° 97, Madrid, Civitas, 1998, p. 59.
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La línea a seguir es diseñar un sistema en el cual, aun dentro de unos límites, la casi
totalidad de los recursos provengan de tributos cuyos parámetros dependen de la hacien-
da territorial que estemos considerando, y sobre todo, que esta decida sobre el nivel de
presión fiscal deseado.
Si el margen de autonomía afecta tan solo a una tercera parte de los ingresos pro-
pios, puede entenderse el recurso a la reivindicación ante la hacienda central. Pero si las
transferencias o participaciones en ingresos estatales resultan absolutamente marginales
y casi el 100 % de los ingresos pueden ser modulados por la propia hacienda, ¿qué justi-
ficación tendría el recurso a la queja de recursos insuficientes? En ese sistema solo cabe
la modificación de los parámetros propios. No hay otra (o es marginal).
BIBLIOGRAFÍA
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