UD 8 La Alianza de Dios
UD 8 La Alianza de Dios
UD 8 La Alianza de Dios
Llamamos Alianza al pacto de amistad que Dios establece con los hombres. En esta
hombre. Dios, por medio de la Alianza, se compromete con el hombre a ser fiel hasta el
final, y propone a los hombres que respondan libremente a su Amor cumpliendo los
mandamientos, que serán para el hombre camino seguro de salvación, vida y felicidad.
Cuando los hombres desobedezcan al pacto y se alejen de Dios, será el mismo Dios el
que renueve la Alianza y se comprometa hasta, de nuevo, con el género humano; pues
amor con el hombre: lo creó para hacerlo hijo suyo, semejante a Jesucristo; por eso San
Pablo adorna a Cristo con el título de «primogénito de toda criatura» (Col 1, 15). Este
diálogo de amor, nunca interrumpido por Dios a pesar del pecado del hombre,
culminó en la entrega que Dios nos hizo de su mismo Hijo Jesucristo, por quien quiso
reconciliar consigo todos los seres. Al resucitarlo de entre los muertos inauguró con Él una
«nueva creación», es decir, estos mismos cielos y esta misma tierra pero renovados y
tendríamos que hablar de una sola y única Alianza, que se resume en el Amor que Dios
siente por los hombres, pero desgraciadamente el hombre, lejos de responder a este
amor gratuito, se aleja constantemente de los preceptos divino y se marcha con otros
ídolos, esperando que éstos le den la vida que sólo Dios le puede dar. El hombre ante
Dios siempre podrá responder y escoger libremente, aunque muchas veces la elección
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del hombre se pueda tornar dramática por sus consecuencias, así nos lo muestra el
vivirás, tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su
tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob» (Dt 30,
19-20)
Dios creó todo cuanto existe y dio a los hombres testimonio de su existencia en las
Los invitó a una comunión íntima con Él revistiéndolos de una gracia y de una justicia
interrumpidos por este primer pecado llamado pecado original. Dios, en efecto, después
de la caída en el pecado por parte del hombre y la mujer, alentó en ellos [los hombres]
del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la
amistad que Dios le ofreció, no fue abandonado al poder de la muerte... Dios reiteró su
Alianza con los hombres, pues desde el inicio le confió la creación como prenda de su
amor:
«El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo
cultivara y lo cuidara. Y le dio esta orden: “Puedes comer de todos los árboles
bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás
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b) Noé y el Tiempo de las Naciones.
Una vez rota la unidad de todo género humano debido al pecado original, Dios decide
con Noé después del diluvio, expresa el principio de la Economía divina con las
“naciones”, es decir con los hombres agrupados “según sus países, cada uno según su
lengua, y según sus clanes”. El Tiempo de las Naciones es el periodo comprendido entre
la Creación y el anuncio del Evangelio a los hombres. Hasta que no sea proclamado el
Evangelio a todos los pueblos de la tierra, los gentiles, que no pertenecen al pueblo
elegido [Israel], siguen su curso amparándose en la ley moral natural. Los gentiles son
conocidos por el pueblo hebreo como los goyim []גוי, y traducido al griego como [ethné],
naciones, gentiles, todo lo que no es Israel. Dios busca en todo momento abrir las
puertas de la vida a los hombres, para que estos tengan vida y la tengan en
abundancia: « […] contigo estableceré mi alianza: tú entrarás en el arca con tus hijos, tu mujer
y las mujeres de tus hijos» (Gn 6, 18). Para que los hombres sepan que Dios no olvida lo
que promete, anuncia un signo celeste que manifestará el pacto que Dios ha establecido
desde antiguo:
«Dios añadió: “Este será el signo de la alianza que establezco con vosotros, y con
todos los seres vivientes que os acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo
mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra» (Gn 9, 12-13)
Para reunir a la humanidad dispersa por el pecado, Dios elige a Abraham llamándolo
una multitud de naciones: “En ti serán benditas todas las naciones de la tierra”. El pueblo
unidad de la Iglesia: ese pueblo será la raíz en la que serán injertados los gentiles
[goyim ( ])גויhechos creyentes. Dios promete a Abraham una tierra, que será el signo de
la Alianza «Ahora recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque yo te lo daré» (Gn 13,17). La
Alianza no se agota con Abraham, sino que se perpetúa en el tiempo y con los hijos de
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sus hijos, se trata de una promesa que alcanzará a todos los hombres: «Aquel día, el
Señor hizo una alianza con Abraham diciendo: “Yo he dado esta tierra a tu descendencia desde
el Torrente de Egipto hasta el Gran Río, el río Eufrates” » (Gn 15, 18).
Después de la etapa de los patriarcas [Abraham, Isaac, Jacob y José], Dios constituyó a
alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su Ley, para que lo reconociese y le
sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que
prometido [Jesús de Nazaret]. Dios, al oír el lamento del pueblo hebreo esclavo en
Egipto, se acordó de la Alianza que estableció con los patriarcas «Dios escuchó sus
gemidos y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Entonces dirigió su mirada hacia
los israelitas y los tuvo en cuenta» (Ex 2, 24). La promesa permanecía intacta aunque el
pueblo no hubiera sido fiel, y estaba dispuesto a darles la tierra prometida que
Abraham recibió en herencia «También establecí mi alianza con ellos, para darles la tierra de
Canaán, esa tierra donde ellos residieron como extranjeros. Y cuando escuché los gemidos de los
israelitas, esclavizados por los egipcios, me acordé de mi alianza» (Ex 6, 4). El pueblo debía
ser fiel al pacto que Dios le ofrecía y con ello Dios les daría gracia tras gracia: « Ahora, si
escucháis mi voz y observáis mi alianza, seréis mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos,
porque toda la tierra me pertenece. Vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación
que me está consagrada. Estas son las palabras que transmitirás [Moisés] a los israelitas » (Ex
19, 5-6). El signo de Alianza, que fue sellada con sangre de cordero por Moisés, será
guardar el sábado como dedicación a Dios por todos os bienes recibidos: «Los israelitas
observarán el sábado, celebrándolo a través de las generaciones como signo de alianza eterna»
(Ex 31, 16). La Alianza que Dios estableció con el pueblo judío quedó escrita en las
tablas de la Ley, para que fueran la norma de conducta agradable a Dios y fuente de
vida para el pueblo: «Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin
comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez
e) Los profetas
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Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza
nueva y eterna destinada a todos los hombres, y que será grabada en los corazones. Los
profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la purificación de todas
sus infidelidades, una salvación que incluirá a todas las naciones. Será por medio del
profeta Jeremías, donde Dios apunte la Alianza definitiva que se dará en su Hijo
un ritual externo:
«Les daré un corazón íntegro y una conducta íntegra, a fin de que me teman
con ellos una alianza eterna, por la cual nunca dejaré de seguirlos para hacerles el
bien, y pondré mi temor en sus corazones, para que nunca se aparten de mí. Mi
alegría será colmarlos de bienes, y los plantaré sólidamente en este país, con todo mi
Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor quienes mantendrán esta
esperanza definitiva. Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora,
Cristo selló la Nueva y definitiva Alianza prefigurada por los antiguos pactos y ha
hecho entrar en ella a los cristianos, herederos de Abraham por la fe. En cuanto a la
Ley, fue dada para guardar las promesas, como pedagogo que conduce hacia Cristo, en
quien estas promesas se realizan: “De una manera fragmentaria y de muchos modos habló
Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha
hablado por su Hijo” (Hb 1,1-2). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra
única, perfecta e insuperable del Padre. En El, el Padre lo dice todo, no habrá otra
palabra más que ésta. En el N.T. se nos muestra como este pacto se basa en la sangre
derramada por Jesús como expiación por los pecados de todos los hombres: «Después
tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: “Bebed todos de ella, porque esta es mi
Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados »
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(Mt 26, 28). No hay que esperar, por tanto, ninguna revelación pública antes de la
los siglos ha habido revelaciones llamadas “privadas”, algunas de las cuales han sido
definitiva alcanzada por Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una
cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentido de los fieles
sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica
manifestada por Jesús en la entrega de su vida por amor a todo el género humano, ya
no será lo que el hombre pueda o no cumplir, sino la entrega sin límites por amor.
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2. Relato de la Historia de la Salvación en el Antiguo Testamento.
los corazones de todos los hombres semillas de verdad y bien para ayudar a todos a
alcanzar la salvación. Para ello se formó un pueblo, por el cual se diera entrada en la
humanidad a esta Historia de la Salvación, que no es más que una Historia de Amor de
Génesis
• Consta de dos partes: cap I al II, narra los comienzos del mundo y la
humanidad. Todo su origen en Dios Creador: desde la primera materia a la primera
pareja humana y los mundos más lejanos.
• El pecado rompió la armonía primitiva. Desde lo albores el género humano se
halla marcado por esta dura condición.
1. ¿Qué rompió el pecado original?
• Capit. 12 al 50: Dios ha escogido de entre la raza de Sem a Abrahán. Este acoge
la llamada del verdadero Dios y obedece todos sus mandatos con absoluta confianza.
Es el padre de los creyentes y transmite la fe a los herederos de la Promesa: Isaac y
luego Jacob. Uno de los doce hijos de Jacob, José, ministro del Faraón, instala a toda la
tribu (s. XVII a.C.), que lentamente se irá transformando en un pueblo, que vive en país
extranjero, hasta el éxodo en el siglo XIII.
Éxodo
2. ¿De qué etnia procede Abraham? ¿Quiénes son los herederos de La Promesa hecha
por Dios a Abraham?
• Israel, perseguido por el Faraón fue milagrosamente salvado. El Señor prepara a
Moisés como su liberador que asistido por Dios realiza una serie de prodigios: las
plagas.
3. ¿Quién libera a Israel de la esclavitud del Faraón?
• La liberación se realiza tras el paso por el Mar Rojo. Todo ello se celebra en la
fiesta de la Pascua.
4. ¿Qué se celebra en la fiesta de la Pascua hebrea?
• La Alianza del Sinaí: Dios estará siempre en medio de su pueblo, a condición de
que éste permanezca fiel al Decálogo.
5. ¿En qué consiste al Alianza del Sinaí?
Levítico
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• Contiene la legislación mosaica. Se va adaptando al ritmo de las necesidades
exigidas por la evolución social y cultural, pero en consonancia con el espíritu de
Moisés.
• Leyes que sitúan la vida bajo la mirada de Dios y de acuerdo con sus deseos.
6. ¿Qué tipo de leyes contiene la legislación mosaica?
• Leyes cultuales relativas a la fiesta, a los sacrificios y a los sacerdotes.
• Inculcar la majestad del Dios tres veces santo, enseñar la manera de servirlo
santamente y dar respuesta al deseo de pureza que sienten todos sus fieles, por ejemplo
por medio del día grande de las Expiaciones.
Números
• Reviste un carácter histórico. Relata la marcha de Israel desde el Sinaí hasta
Cades. La información acerca de la tierra prometida desilusiona al pueblo. De ahí el
vagar seminómada durante cuarenta años por el desierto.
• La generación nueva es entusiasta y joven: es el momento de partir a la
conquista. Israel se apodera de Moab y se instala en sus llanuras (Balac rey de Moab y
el adivino Balaam de Mesopotamia, Núm 23,7-24). Allí muere Moisés (1300 a. C.) Los
moabitas fueron un pueblo histórico, cuya existencia está atestiguada por numerosos
hallazgos arqueológicos, muy notablemente la estela de Mesha, que describe la victoria
moabita sobre un anónimo hijo del Rey Omri de Israel.[1] Su capital fue Dibon, situada
cerca de la moderna localidad jordana de Dhiban.
Deuteronomio
• Dios se dirige al corazón de cada uno de sus fieles; se constituye en el prójimo
de cada uno y exige su amor.
• “Escucha, Israel: Yahvé es nuestro Dios, Yahvé es único. Amarás al Señor, tu
Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
• Moisés contempla desde la cima del monte Nebo el conjunto de la tierra
prometida.
7. ¿Desde qué cima contempla Moisés la Tierra Prometida?
Jueces
• Los jueces representan los libertadores, que, durante un cierto tiempo, restauran
la independencia de esta o de aquella tribu y que mantienen la religión verdadera: la
profetisa Débora, Gedeón y Jefté. Dios a través de ellos confirma la fidelidad a sus
promesas.
• Bajo la presión de los acontecimientos, comienza a despertarse el deseo de
contar con un rey que asegure la unidad de las tribus, su independencia y fidelidad al
verdadero Dios.
Ruth
• La obra se escribe en el s.V a.C., el autor ha recogido los recuerdos que de forma
oral y escrita circulaban acerca de esta heroica mujer.
• Encierra una historia de amor filial y de exaltación de las virtudes familiares.
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• Pone de relieve como una extranjera, de la tierra enemiga de Moab, goza del
favor divino: Ruth la moabita, por su matrimonio con un hebreo, entra a formar parte
del tronco de David, y por ello, figura entre los antepasados del Mesías esperado.
8. ¿Por qué motivo entra Ruth a formar parte del tronco de David? ¿Cuál era su raza
originaria?
• La salvación por Dios ofertada es para todos los pueblos.
I y II de Samuel
• Samuel, escogido por Dios frena los avances de los Filisteos. No era hombre de
guerra y ya en su vejez consagra a Saúl como rey, anunciando la misión que debe
cumplir todo rey de Israel: ser fiel a Dios.
• Saúl falta a Dios y consagra rey al joven David, cuya popularidad provoca sus
celos.
• El reinado de David va desde el año 1010-970 a.C. Rehizo la unidad de las
tribus de Israel; conquistó Jerusalén hacia el a.1000 y preparó el reinado pacífico de
Salomón.
• David no es un hombre intachable: reconoce su pecado con Betsabé; se
arrepiente sincera y noblemente y recibe como justo castigo las amarguras del final de
su reinado. Santificado por la humildad y la prueba, seguirá siendo el gran rey que
convirtió a Jerusalén en la ciudad santa de Israel, instalando en ella el Arca de la
Alianza como símbolo de la presencia de Dios.
• El profeta Natán denuncia su pecado y David compone los Salmos.
9. Cita tres nombres de los grandes Reyes de Israel
I y II de Reyes
• Nos ofrece la historia de Salomón y sus sucesores hasta la caída del reino.
• Salomón hombre sabio, de una habilidad sobrehumana y constructor del
magnifico Templo de Jerusalén.
• “Todo el mundo buscaba ver a Salomón para oír la sabiduría que había puesto
Yahvé en su corazón”.
• Desgraciadamente el pueblo se divide en dos reinos que se enfrentan como
enemigos. Los reyes de Samaría que pretenden volver al culto a los ídolos; por su
parte, el profeta Elías combate enérgicamente y con éxito la introducción oficial del
paganismo en el reino del Norte. Recuerda que Yahvé es el único Dios en el cielo y en
la tierra.
10. ¿Qué rey construyó el magnifico Templo de Jerusalén y cuáles eran sus virtudes?
Tobías
• Compuesto entre el 250-200 a.C. Es una obra didáctica donde se ensalza la
virtud y la intervención divina a favor de los justos.
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• El arcángel San Rafael acompaña a Tobías y le muestra cómo liberar a Sara -
víctima del odio del demonio Asmoneo- para tomarla por esposa. Dios protege a sus
fieles y exalta el valor de la oración y la grandeza del matrimonio; recuerda que todas
las naciones son llamadas a conocer y adorar al verdadero y único Dios.
11. ¿Qué arcángel acompaña a Tobías y le muestra cómo liberar a Sara?
1 y 2 de Crónicas
• Escrito en el 300 a.C. Se ocupa de la historia de Israel: bajo el prisma de la
Alianza de Dios con Abraham y el pueblo que se ha ampliado con la Alianza con
David.
• Pese a todo acontecimiento desgraciado hay que permanecer fieles a la
esperanza de la salvación universal del Mesías, en el culto divino y la docilidad a los
profetas que transmiten los designios de Dios.
• Muestra la infidelidad del reino de Samaría; infiel a la vocación que recibió
como pueblo de Dios. Pero Dios no rechaza a su pueblo.
El libro de Job
• Plantea los problemas del sufrimiento y del dolor en la vida del hombre.
• Job, varón justo e integro que sufre sin merecerlo. Se rompe el binomio
pecado=dolor.
• Job se vuelve a Dios. El hombre no puede dar explicación a todo el complejo
mundo visible; mucho menos dominar las fuerzas del mal. Que mantenga su fe en la
justicia de Dios, que algún día intervendrá para hacer justicia de los oprimidos de
Israel.
12. ¿Cuál es la idea principal del libro de Job?
13. Nombra los cinco profetas mayores
14. Nombra los 12 profetas menores.
15. ¿A qué gran apóstol dedicó el pasado 2008 un curso litúrgico la Iglesia Católica?
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• Reflexiones sobre el misterio de Dios y del mundo; consejos de prudencia para
orientar la vida personal, familiar y social. La sabiduría animada por la fe, es el medio
más seguro para alcanzar la felicidad. La sabiduría es fuente de todo saber.
• En Israel se encuentra la auténtica Sabiduría que procede de Dios.
Baruc y Ezequiel
• La vocación del profeta Ezequiel data del año 593 a.C. La ruina del pueblo es
inevitable, pues ha pecado, pero salvará a los verdaderos fieles. Dios se halla presente
en medio del sufrimiento del pueblo. Se inaugurará una nueva Alianza que establecerá
el Israel ideal en la nueva y gloriosa Jerusalén.
• Daniel: Dios salva siempre a sus fieles seguidores, gracias el Hijo del Hombre.
12 Profetas Menores
• Oseas: Asiría había destruido todo. Preparado para la experiencia de sus
desventuras conyugales, Oseas recibe la misión de elevar los ánimos y demostrar que
le castigo que se avecina constituye una prueba del amor de Dios. El Señor no desea
destruir, sino purificar y preparar la salvación, pues ama a Israel con un amor de
elección. Predice que el amor divino soportará todo y la esposa adúltera volverá al
Señor.
• Joel: Hay que prepararse para el supremo encuentro con el Señor en el “valle de
Josafat”, nombre simbólico que significa el valle donde Dios-juzga. No es un lugar
geográfico y sí de conversión del corazón.
• Amós: Los ricos realizan injusticias contra los pobres; grita que se halla próximo
el día del Señor. Amós es expulsado y aparentemente fracasa, pero años después el
castigo se cumple y los Asirios invaden Samaría, quedando ésta en una situación
realmente penosa.
• Abdías: El libro mas breve del A.T. El Día del Señor ha llegado, los enemigos de
Israel serán dispersados.
• Jonás: s. VIII a.C. Jonás enviado por Dios a Nínive (ciudad destruida el año 612),
intenta eludir su misión embarcándose hacia Hispania; surge la tempestad; los
marineros arrojan al mar al profeta; un pez lo vomita mansamente en las costas de
Palestina; marca finalmente a Nínive. En virtud de su predicación se convierte toda la
ciudad y Dios concede el perdón. Dios desea la salvación de todos los hombres,
también los que habitan lejos de Israel.
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• Miqueas: Defiende a los humildes y proclama la justicia divina. Anuncia la
llegada del Mesías.
• Nahum: Nos transmite la caída de Nínive, capital del imperio Asirio, que
durante más de un siglo oprimió a todo el Oriente-Medio. Es el Dios de la justicia el
que interviene. Dios es el dueño de la historia que castiga la crueldad y al tiranía.
• Habacuc: Después de la caída de Nínive, los Babilonios y su rey Nabucodonor
imponen su dominio. Dicho canto es una plegaria a Dios para pedir que realice la
liberación de los suyos.
• Verdi.Nabucco.Va Pensiero.MET.2002
• http://es.youtube.com/watch?v=DzdDf9hKfJw
El éxodo marcó el verdadero nacimiento del pueblo de Díos. Entonces fue cuando
engendró Dios al pueblo de Israel, después de que ellos se apartaran del Dios vivo y
verdadero y decidieran adorar ídolos falsos. Dios al ver que el pueblo se había
corrompido, prometió a Moisés que de él suscitaría una gran nación, no como los
«De ti, en cambio, suscitaré una gran nación» (Ex 32, 10). El éxodo del pueblo hebreo por
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la travesía del desierto, lejos de ser un castigo, pasa por ser signo del amor divino, el
éxodo es por esto mismo prenda de salvación: Dios, que libró una vez a su pueblo de la
A esta solicitud divina, manifestada por los prodigios del éxodo, no respondió Israel
Recuerda el trayecto desde Sitím hasta Guilgal, y así reconocerás los actos
anuncia la liberación como una renovación del éxodo. De nuevo va Dios a rescatar a su
pueblo: «Porque tú eres nuestro padre, porque Abraham no nos conoce ni Israel se acuerda de
nosotros. ¡Tú, Señor, eres nuestro padre, «nuestro Redentor» es tu Nombre desde siempre!» (Is
63,16). Que todos los lisiados y débiles recobren fuerzas para prepararse a la partida
«Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio» (Sof 3, 18). Se trazará
un camino en el desierto; Dios hará brotar allí el agua como en otro tiempo en Meriba y
dividirá para dejar pasar a la caravana del nuevo éxodo, a la que Dios llevará sobre sus
Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan los
brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están
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brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá
recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros. Allí habrá una senda
los necios vagarán por él; no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las
fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, volverán los rescatados por
La tradición apostólica, viendo en Juan Bautista «la voz de aquel que clama: En el desierto
preparad el camino del Señor» quiso afirmar que la obra de redención efectuada por
Cristo era el cumplimiento del misterio de salvación prefigurado por el éxodo. Con la
misma intención consideró a Jesús como el nuevo Moisés anunciado por el libro del
Deuteronomio: «Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis
palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene» (Dt 18,18) San Pablo, en cambio, no
entra de lleno en el tema del éxodo, pero sí que acentúa la idea de que Jesús es el
verdadero cordero pascual inmolado por nosotros y que todos los prodigios y
portentos que se dieron en el éxodo, fueron como una prenda de lo que vino a
significar Cristo en la cruz, el cual realizó el verdadero éxodo, el paso de este mundo al
guiados por la nube y todos atravesaron el mar; y para todos, la marcha bajo
la nube y el paso del mar, fue un bautismo que los unió a Moisés. También
efecto, bebían el agua de una roca espiritual que los acompañaba, y esa roca
era Cristo. A pesar de esto, muy pocos de ellos fueron agradables a Dios,
por los malos deseos, como lo hicieron nuestros padres» (1 Cor 10, 1-6).
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b) Alianza:
viene del hebreo berith, que viene a significar un contrato de asociación, pero de una
naturaleza sagrada. Dentro del pueblo hebreo será Dios el que tome la iniciativa de
forma soberana y libre. La Alianza que Dios establece con el pueblo hebreo le
constituye a éste como pueblo de Dios. Dios se mostrará fiel, en todo momento, a su
promesa, pero no el pueblo, como ya se ha dicho. De esta manera, serán los profetas los
que anuncien al pueblo que la Alianza sigue patente y está plasmada en el decálogo. Es
cierto que la Ley había ritualizado la Alianza y los profetas anuncian una “Nueva
Alianza” que se cumpla con el corazón y no únicamente con los labios. Será Jesús de
c) Profeta:
La palabra profeta no deriva de phaino, como muchos han creído y han traducido por
«el que muestra o anticipa lo que va ha suceder», sino que su traducción acertada
deriva del concepto phemi, y significa «aquel que habla por otro». Los griegos
empleaban corrientemente esta voz con referencia a los oráculos que daban consejos
más que predicciones. En Israel, el profeta es aquél que habla en nombre de Dios para
expresar sus exigencias o sus promesas. La profecía en Israel estaba enmarcada dentro
de la función sacerdotal, por lo que eran los sacerdotes los que ejercían esta misión.
Entre los célebres profetas que pertenecieron a la casta sacerdotal podemos encontrar a
común de las profecías es el designio de Dios sobre el pueblo. Su cometido no era tanto
designios divinos. En el N.T. Juan el Bautista se nos presenta como el último de los
profetas de Israel, pues anuncia la promesa divina del cumplimiento del tiempo
mesiánico. El mismo Jesús es tenido como un profeta, pues en Él convergen todas las
promesa hechas por Dios en el A.T., parece que Jesús da cumplimiento a lo que
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anunció Moisés al pueblo hebreo en Dt 18, 15. «El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta
como yo; lo haréis surgir de entre vosotros, de entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán ».
Es decir, un último y definitivo profeta, de la casa de Israel. Estos datos explican que
Abram era el primer nombre de Abraham y viene a significar “padre de una multitud”,
(Gn. 17, 5). A Abraham se le conoce como el fundador y padre de Israel, pues su «sí»,
“amigo de Dios”: «¿No has sido tú, Dios nuestro, el que expulsaste a los habitantes de esta
tierra delante de tu pueblo Israel, y se la entregaste para siempre a los descendientes de tu amigo
Abraham?» (2 Cr 20, 7). Fue padre de dos hijos: Isaac, con su esposa Sara, e Ismael, con
la sierva de Sara, Agar. Abram nació en Ur1, ciudad caldea del creciente fértil. Allí vivió
como un pastor seminómada con su padre y sus hermanos, Nacor y Harán, y fue
donde se casó con Sara. Llamado por Dios, abandonó a su parentela que adoraba falsos
se fue con él. Cuando salió de Jarán, Abram tenía setenta y cinco años. Tomó
a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, con todos los bienes que habían adquirido
1
Ur fue una antigua ciudad del sur de Mesopotamia. Originalmente, estaba localizada cerca de Eridu y de
la desembocadura del río Éufrates en el Golfo Pérsico. Hoy en día, sus ruinas se encuentran a 24 km al
suroeste de Nasiriya, en el actual Iraq
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y todas las personas que habían reunido en Jarán, y se encaminaron hacia la
La promesa del hijo que Dios le hizo tardaba en cumplirse, por lo que Abram pensó
que el hijo prometido debería tenerlo con su esclava Agar y no con su legítima mujer
Sara, que era estéril y entrada en años. De la unión entre Abraham y su esclava nació
su primer hijo, Ismael. Agar consideró que el hecho de darle un hijo a su señor Abram
El se unió con Agar, y ella concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada,
al ver que estaba embarazada, ella me mira con desprecio. El Señor sea
preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?». «Estoy
dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella» (Gn 16, 4-9)
mostrar a Dios y mostrarse a sí mismo que nada ni nadie está por encima de Dios. Hay
que entender la pedagogía que utiliza Dios para con Abraham, pues la cultura de la
Abraham, le bendecirá con toda clase de bienes materiales y espirituales. Pero vayamos
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al relato, pues es de obligada lectura para cualquiera que se introduzca en los temas
bíblicos:
Dios y darle el primer «sí» de la historia. Dios, que no necesita de los hombres, desea
que la respuesta del hombre sea libre. El puesto que Abraham ocupa en la historia
bíblica es único. Yahvé se reveló a Moisés como "el Díos de Abraham", y esta expresión
se usa en las Escrituras desde Isaac en adelante. Todo lo que Abraham recibió por la
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juramento y el pacto. La unidad de los hebreos, como hijos de Abraham, se presenta
como analogía de la unidad de los creyentes en Cristo: «Las promesas fueron hechas a
Cristo, entonces sois descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa» (Gá 3, 16.
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contra David- murió en el monte Gilboa en 1010 a.C., el pueblo lo coronó como rey de
Judá. Tras derrotar a los filisteos capturó Jerusalén y la convirtió en capital religiosa
llevando allí el arca de la alianza: organizó la adoración; amplió el reino por los cuatro
costados; dio gran impulso al culto de Yahvé y ensanchó su reino por sucesivas y
extensas conquistas. Durante la guerra con los amonitas, cometió su gran pecado, por
el cual recibió castigo y del que «se arrepintió sinceramente». Conforme a las
costumbres de su tiempo, tuvo varias esposas, una de ellas hija de Saúl. David es uno
de los grandes hombres del Antiguo Testamento, uno de los precursores de Cristo,
gravemente, cuenta con el favor de Dios, pues tiene un corazón «según Dios». El
hecho de tener el favor divino no es por haber sido intachable en su conducta, sino
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esperar «¡He pecado contra el Señor!». No esconde su falta, sino que la reconoce y asume
2 Sam 11 y 12
Al comienzo del año, en la época en que los reyes salen de campaña, David
envió a Joab con sus servidores y todo Israel, y ellos arrasaron a los amonitas
y sitiaron Rabá. Mientras tanto, David permanecía en Jerusalén. Una tarde,
después que se levantó de la siesta, David se puso a caminar por la azotea del
palacio real, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era
muy hermosa. David mandó a averiguar quién era esa mujer, y le dijeron:
«¡Pero si es Betsabé, hija de Eliam, la mujer de Urías, el hitita!». Entonces
David mandó unos mensajeros para que se la trajeran. La mujer vino, y David
se acostó con ella, que acababa de purificarse de su menstruación. Después
ella volvió a su casa. La mujer quedó embarazada y envió a David este
mensaje: «Estoy embarazada». Entonces David mandó decir a Joab: «Envíame
a Urías, el hitita». Joab se lo envió, y cuando Urías se presentó ante el rey,
David le preguntó cómo estaban Joab y la tropa y cómo iba la guerra. Luego
David dijo a Urías: «Baja a tu casa y lávate los pies». Urías salió de la casa del
rey y le mandaron detrás un obsequio de la mesa real. Pero Urías se acostó a
la puerta de la casa del rey junto a todos los servidores de su señor, y no bajó
a su casa. Cuando informaron a David que Urías no había bajado a su casa, el
rey le dijo: «Tú acabas de llegar de viaje. ¿Por qué no has bajado a tu casa?».
Urías respondió a David: «El Arca, Israel y Judá viven en tiendas de campaña;
mi señor Joab y los servidores de mi señor acampan a la intemperie, ¿y yo iré
a mi casa a comer, a beber y a acostarme con mi mujer» ¡Por la vida del Señor
y por tu propia vida, nunca haré una cosa sí!». David dijo entonces a Urías:
«Quédate aquí todavía hoy, y mañana te dejaré partir». Urías se quedó en
Jerusalén aquel día y el día siguiente. David lo invitó a comer y a beber en su
presencia y lo embriagó. A la noche, Urías salió y se acostó junto a los
servidores de su señor, pero no bajó a su casa. A la mañana siguiente, David
escribió una carta a Joab y se la mandó por intermedio de Urías. En esa carta,
había escrito lo siguiente: «Pongan a Urías en primera línea, donde el combate
sea más encarnizado, y después déjenlo solo, para que sea herido y muera».
Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías en el sitio donde sabía que
estaban los soldados más aguerridos. Los hombres de la ciudad hicieron una
salida y atacaron a Joab. Así cayeron unos cuantos servidores de David, y
también murió Urías, el hitita. Joab envió a David el parte de batalla, y dio
esta orden al mensajero: «Cuando termines de comunicar al rey el parte de
batalla, si él se enfurece y te dice: «¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad
para librar combate? ¿No sabían que arrojan proyectiles desde lo alto de la
muralla? ¿Quién hirió mortalmente a Abimélec, hijo de Ierubaal? ¿No fue una
mujer la que le arrojó una piedra de molino desde lo alto del muro, y así
murió en Tébes? ¿Por qué se acercaron tanto a la muralla?», entonces tú le
dirás: «También ha muerto tu servidor Urías, el hitita». El mensajero partió y
fue a comunicar a David todo lo que Joab le había mandado decir. El
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mensajero dijo a David: «Esa gente logró sacarnos ventaja. Hicieron una
salida contra nosotros en campo raso, pero lo hicimos retroceder hasta la
entrada de la ciudad. Entonces los arqueros dispararon contra tus servidores
desde lo alto del muro, y murieron unos cuantos servidores del rey. También
murió tu servidor Urías, el hitita». David respondió al mensajero: «Esto es lo
que dirás a Joab: «No se preocupes por lo que ha sucedido. La espada devora
hoy a este y mañana a aquel. Intensifica el ataque contra la ciudad, y
destrúyela». Así le devolverás el ánimo». Cuando la mujer de Urías se enteró
de que su marido había muerto, estuvo de duelo por él. Cuando dejó de estar
de luto, David mandó a buscarla y la recibió en su casa. Ella se convirtió en su
esposa y le dio un hijo. Pero lo que había hecho David desagradó al Señor.
El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en
aquellos días, y la visión no era frecuente. Un día, Elí estaba acostado en su habitación.
Sus ojos comenzaban a debilitarse y no podía ver. La lámpara de Dios aún no se había
apagado, y Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el
Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy». Samuel fue
corriendo adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Pero Elí le
dijo: «Yo no te llamé; vuelve a acostarte». Y él se fue a acostar. El Señor llamó a Samuel
una vez más. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has
llamado». Elí le respondió: «Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte». Samuel aún
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no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. El Señor
llamó a Samuel por tercera vez. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí
estoy, porque me has llamado». Entonces Elí comprendió que era el Señor el que
llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla,
Señor, porque tu servidor escucha». Y Samuel fue a acostarse en su sitio. Entonces vino
el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!». El respondió:
«Habla, porque tu servidor escucha». El Señor dijo a Samuel: «Mira, voy a hacer una
cosa en Israel, que a todo el que la oiga le zumbarán los oídos. Aquel día, realizaré
contra Elí todo lo que dije acerca de su casa, desde el comienzo hasta el fin. Yo le
anuncio que condeno a su casa para siempre a causa de su iniquidad, porque él sabía
que sus hijos maldecían a Dios, y no los reprendió. Por eso, juro a la casa de Elí: jamás
será expiada la falta de su casa, ni con sacrificios ni con oblaciones». Samuel se quedó
acostado hasta la mañana. Después abrió las puertas de la Casa del Señor, pero no se
atrevía a contar la visión a Elí. Entonces Elí lo llamó y le dijo: «Samuel, hijo mío».
«Aquí estoy», respondió él. Elí preguntó: «¿Qué es lo que te ha dicho? Por favor, no me
ocultes nada. Que Dios te castigue, si me ocultas algo de lo que él te dijo». Samuel le
contó todo, sin ocultarte nada. Elí exclamó: «El es el Señor; que haga lo que mejor le
parezca». Samuel creció; el Señor estaba con él, y no dejó que cayera por tierra ninguna
de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel estaba
acreditado como profeta del Señor. El Señor continuó apareciéndose en Silo, porque
era allí donde él se revelaba a Samuel.
entre sí. Esaú nació primero pero Jacob le siguió asido de su talón: «El que salió primero
era rubio, y estaba todo cubierto de vello, como si tuviera un manto de piel. A este lo llamaron
Esaú. Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú» (Gn 25, 25-
26a) Según la ley, la primogenitura le correspondía a Esaú, pero Jacob, con notable
astucia, se la arrebató:
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quería más a Esaú, porque las presas de caza eran su plato preferido; pero
Rebeca sentía más cariño por Jacob. En cierta ocasión, Esaú volvió exhausto
del campo, mientras Jacob estaba preparando un guiso. Esaú dijo a Jacob:
«Déjame comer un poco de esa comida rojiza, porque estoy extenuado». Pero
muriendo», dijo Esaú. «¿De qué me servirá ese derecho?». Pero Jacob insistió:
Jacob le dio entonces pan y guiso de lentejas. Esaú comió y bebió; después se
levantó y se fue. Así menospreció Esaú el derecho que le correspondía por ser
Protegido por su madre, Jacob logró suplantar a su hermano y obtuvo con engaño la
bendición paterna y Esaú indignado, prometió matarlo:
«Cuando Isaac envejeció, sus ojos se debilitaron tanto que ya no veía nada.
Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: […] yo estoy viejo y puedo
morir en cualquier momento. Toma tus armas ve al campo, y cázame algún
animal silvestre. Después prepárame una buena comida, de esas que a mí me
gustan, y tráemela para que la coma. Así podré darte mi bendición antes de
morir». Rebeca había estado escuchando cuando Isaac hablaba con su hijo
Esaú. Y apenas este se fue al campo a cazar un animal para su padre, Rebeca
dijo a Jacob: «Acabo de oír que tu padre le decía a tu hermano Esaú: […]
Ahora, hijo mío, escucha bien lo que voy a ordenar. Ve al corral y tráeme de
allí dos cabritos bien cebados. Yo prepararé con ellos una buena comida para
tu padre, de esas que le agradan a él, y tú se la llevarás para que la coma. Así
él te bendecirá antes de morir». Pero Jacob respondió a su madre Rebeca:
«Mira que mi hermano Esaú es velludo y yo soy lampiño. Si mi padre me
llega a tocar, pensará que me estoy burlando de él, y entonces atraeré sobre
mí una maldición, y no una bendición». Que esa maldición caiga sobre mí,
hijo mío», le respondió su madre. «Tú obedéceme, y tráeme los cabritos». […]
Rebeca tomó una ropa de su hijo mayor Esaú, la mejor que había en la casa, y
se la puso a Jacob, su hijo menor; y con el cuero de los cabritos le cubrió las
manos y la parte lampiña del cuello. Luego le entregó la comida y el pan que
había preparado. Jacob se presentó ante su padre y le dijo: «¡Padre!». Este
respondió: «Sí, ¿quién eres, hijo mío?». «Soy Esaú, tu hijo primogénito,
respondió Jacob a su padre, y ya hice lo que me mandaste. Por favor, siéntate
y come lo que cacé, para que puedas bendecirme». Entonces Isaac le dijo:
«¡Qué rápido lo has logrado, hijo mío!». Jacob respondió: «El Señor, tu Dios,
hizo que las cosas me salieran bien». Pero Isaac añadió: «Acércate, hijo mío, y
deja que te toque, para ver si eres realmente mi hijo Esaú o no». El se acercó a
su padre; este lo palpó y dijo: «La voy es de Jacob, pero las manos son de
Esaú». Y no lo reconoció, porque sus manos estaban cubiertas de vello, como
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las de su hermano Esaú. Sin embargo, cuando ya se disponía a bendecirlo, le
preguntó otra vez: «¿Tú eres mi hijo Esaú?». «Por supuesto», respondió él.
«Entonces sírveme, continuó diciendo Isaac, y déjame comer lo que has
cazado, para que pueda darte mi bendición». Jacob le acercó la comida, y su
padre la comió; también le sirvió vino, y lo bebió. Luego su padre Isaac le
dijo: «Acércate, hijo mío, y dame un beso». Cuando él se acercó para besarlo,
Isaac percibió la fragancia de su ropa. Entonces lo bendijo diciendo: «Sí, la
fragancia de mi hijo es como el aroma de un campo que el Señor ha
bendecido. Que el Señor te dé el rocío del cielo, y la fertilidad de la tierra,
trigo y vino en abundancia. Que los pueblos te sirvan y las naciones te rindan
homenaje. Tú serás el señor de tus hermanos, y los hijos de tu madre se
inclinarán ante ti. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga».
Apenas Isaac había terminado de bendecir a Jacob, en el preciso momento que
este se apartaba de su padre, su hermano Esaú volvió de cazar. El también
preparó una comida apetitosa y la presentó a su padre, diciendo: «Levántate,
padre, y come la presa que tu hijo ha cazado. Así podrás bendecirme». Isaac,
su padre, le preguntó: «Y tú, ¿quién eres?». «Soy Esaú, tu hijo primogénito»,
le respondió él. Isaac quedó profundamente turbado y exclamó: «¿Quién ha
sido entonces el que cazó una presa y me la trajo? Yo la comí antes que tú
llegaras, lo bendije, y quedará bendecido». Al oír las palabras de su padre,
Esaú lanzó un fuerte grito lleno de amargura. Luego dijo: «¡Padre, bendíceme
también a mí!». Pero Isaac respondió a Esaú: «Ha venido tu hermano y,
valiéndose de un engaño, se llevó tu bendición». Esaú dijo a su padre:
«¿Acaso tienes sólo una bendición?». Isaac permaneció en silencio. Esaú lanzó
un grito y se puso a llorar. Esaú sintió hacia su hermano un profundo rencor,
por la bendición que le había dado su padre. Y pensó: «Pronto estaremos de
duelo por mi padre. Entonces mataré a mi hermano Jacob». Cuando contaron
a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor, ella mandó llamar a Jacob, su
hijo menor y le dijo: «Tu hermano te quiere matar para vengarse de ti. Ahora,
hijo mío, obedéceme. Huye inmediatamente a Jarán, a casa de mi hermano
Labán, y quédate con él algún tiempo, hasta que tu hermano se tranquilice,
hasta que se calme su ira contra ti y olvide lo que le has hecho. Después yo te
mandaré a buscar. ¿Por qué voy a perderlos a los dos en un solo día?» (Gn 27,
1-45)
Rebeca misma se vio obligada a procurar que Isaac enviara a Jacob a Harán, con el
pretexto de elegir esposa allí. Durante su viaje Jacob tuvo una visión de una escalera
que llegaba hasta el cielo y ángeles de Dios que subían y bajaban. En aquel lugar Dios
confirmó a Jacob el pacto con Abraham. Jacob erigió un altar, llamó a aquel lugar Be-tel
e hizo voto ante Dios. Labán hospedó a Jacob en su casa y éste le sirvió durante siete
pero Labán astutamente le entregó a su hija Lea, pues según las costumbres hebreas al
tomar una de sus hijas debería permanecer siete años más en servidumbre. Jacob era
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tremendamente astuto, y todo cuanto emprendía tenía éxito, por ello Labán no quería
dejarle marchar. Al final, Labán dejó salir a Jacob junto a su familia, pero Jacob se tuvo
que enfrentar en una noche dura a su hermano Esaú que había salido para matarle.
Jacob se encontró en medio de dos luchas, por una parte su hermano Esaú y por otra el
ángel de Dios que le hirió en la cadera. Jacob experimentó la debilidad y de cómo sin
comienzo del ministerio en Galilea. Después fue agregado al grupo íntimo de los doce.
Jesús le llamó Cefas ya desde desde el comienzo: «Entonces lo llevó a donde estaba Jesús.
Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas », que traducido
significa Pedro» (Jn 1, 42). La confesión del mesianismo de Jesús en Cesarea de Filippo
la debilidad al negar a Jesús, pero el mismo Cristo le hizo entender que el amor de Dios
«Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas
más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le
dijo: «Apacienta mis corderos». Le volvió a decir por segunda vez: «Simón,
hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero».
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». Le preguntó por tercera vez: «Simón,
hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le
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No se puede dudar de la posición tan importante de Pedro en la iglesia. El Espíritu
libro de Hechos nos damos cuenta de que los creyentes de la iglesia primitiva seguían
los cristianos que se encontraban dispersos por el mundo. Acabó dando su vida por
amor a Cristo y al evangelio. En Roma, como un maldito, crucificado boca abajo por
Saulo nació en Tarso, centro de cultura y saber griegos, de familia judía de la tribu de
Benjamín. Cuando se realizó el primer martirio de Esteban, era aún «joven» y parece
ser que aguantaba los mantos de los adultos. Saulo fue circuncidado al octavo día de
su nacimiento y recibió el nombre de Saúl (es decir «el deseado»; de donde Saulo) y el
romano de Pablo (Hch. 13, 9). El niño fue instruido en la lengua aramea y educado en
la fiel observancia de la ley y de las tradiciones de los mayores. A los quince años,
y de las tradiciones y métodos rabínicos; según algunos los padres de Pablo se habrían
nuevamente establecido en Jerusalén cuando era aún muy niño. Allí fue discípulo de
Gamaliel (Hch 22, 3). Según la costumbre judía, Pablo aprendió también un oficio;
- La personalidad de Pablo
todo el mediterráneo y escritas numerosas cartas que son de enorme valía para los
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Colosenses, 1ª y 2ª Tesalonicenses, 1ª y 2ª a Timoteo, Tito, Filemón y la Carta a los
Hebreos.
instituciones o grupos que Dios asume libremente y que mantiene con su poder y
corazón del hombre. Las promesas divinas van unidas a la idea de alianza o de pacto.
Dios es fiel a las promesas hechas a los Patriarcas, aun cuando sus herederos no
cumplan las exigencias de la alianza. Sin embargo, Dios puede restringir o volver a
proponer las promesas sobre nuevas bases. El primer depositario de la promesa (una
marca el comienzo de una nueva relación entre Dios y el hombre después del pecado
las promesas se espiritualizan; se trata de una nueva relación interior con Dios y de la
(Ez 34,23), de un Hijo del hombre, que es el representante de todos los herederos de la
dada. No es una casualidad que posea cierta afinidad con euangelion, la buena nueva.
(Mt 1,1 17). Para Mateo, las promesas de Jesús comienzan va en este mundo: Jesús
permanecerá con los suyos (28,20), la roca de su Iglesia nunca se quebrará (16,18); sin
embargo, los bienes serán poseídos substancialmente en una era escatológica. Para
creyentes están ya en posesión del Espíritu Santo, prenda de la salvación futura. Pablo
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subraya que por la incredulidad de Israel los paganos han heredado ahora la promesa
(Rom 1 1,11), pero cree en la fidelidad de Dios para con su pueblo. Para Juan, Jesús es
la presencia viva de las promesas de Dios (Jn 5,39), aunque prosigue la esperanza de
Apocalipsis, La epístola a los Hebreos se refiere a las promesas hechas a los padres
la ley propia de la historia de la salvación. Dios cumple sus promesas y esto es garantía
La fidelidad es una propiedad esencial del amor. Por su misma esencia el amor tiende a
crear una comunidad entre personas, que sólo puede conservarse con la voluntad de
ser fieles con la convicción de la fidelidad del amor recíproco. Lo que caracteriza a la
persona a la que hemos dado nuestra palabra y con la que tenemos ciertos deberes:
Dios, el esposo, un amigo, etc. La fidelidad en sentido pleno afirma siempre una
relación personal con un tú. Por eso la fidelidad es una propiedad indisoluble del amor
En un sentido más especial la fidelidad se define comúnmente por los moralistas como
la virtud que hace al hombre dispuesto a dar a los demás lo que se les debe en virtud
de una promesa, que puede incluir una obligación de justicia, como ocurre en un
contrato de cualquier naturaleza, o bien ser una promesa gratuita o una simple palabra
virtud de nuestras promesas; sino también y sobre todo en virtud del amor indefectible
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de Dios que se nos ha dado. El prototipo y el primer fundamento de toda fidelidad
esperanza. "Señor, tu amor llega hasta el cielo, hasta las nubes tu fidelidad» (Sal 35,6;
siempre acoge de nuevo al pueblo infiel (Os 3,2). Dios es fiel a sus promesas: "De mi
boca sale una sentencia, una palabra irrevocable» (1s 45,23). En la misteriosa fidelidad
de Dios nos viene la esperanza de nuestra perseverancia final, nuestra fidelidad hasta
la muerte (cf. 1 Cor 10,13. 1 Tes 5,24; 2 Tes 3,3). La fidelidad' como valor auténtica-
signo de la capacidad del amor humano de pasar a ser, de una realidad transitoria
comprometer a la persona para toda la vida. La fidelidad, en esta perspectiva, tiene que
verse no sólo de forma negativa, como rechazo del adulterio y de toda forma de
evasión espiritual, afectiva y sexual, sino más bien de forma positiva, como capacidad
La infidelidad estructural del hombre no puede ser superada ni sanada más que con la
ayuda que le viene de la suprema fidelidad de Dios. El pacto de amor conyugal, se basa
en el amor eternamente fiel de Dios. "En virtud del pacto de amor conyugal, el hombre
y la mujer no son ya dos, sino una sola carne, y están llamados a crecer continuamente
recíproco total» (Familiaris consortio 19). Un amor de este género sólo se puede
comprender plenamente a la luz de la cruz, es decir, del Cristo esposo que «amó a la
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