Hem Elespanol 18100530

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No. II.
>~EL ESPAÑOL.
TTEINTA D E MAYO DE 1810.

Allrahere, ati/ue moras tantis licet addererebus. ViRGIL.


— • — —-^————•
DICTAMEN
SOBRE i
EL MODO DE REUNIR LAS CORTES DE ESPAÑA.

El siguiente escrito fue extendido por encargo


de la Universidad Literaria de Sevilla. La
Junta Central habia consultado a todos los Ayunr
tamientos, Cabildos, y Universidades del reino
sobre el modo de congregar las Cortes, pidiendo
igualmente dictamen sobre una multitud de puntos
de Legislación, Economía, Guerra, Marina, é
Instrucción pública. La Universidad de Sevilla,
nombró comisiones para responder a tan extensa
consulta, y el Editor, individuo de aquel claustro,
fue nombrado con otros dos Doctores para respon-
der al primer punto, que era el de CORTES.
Sus dos compañeros en la comisión le honraron
¿on el encargo deformar el dictamen, y en virtud
de él escribió el presente discurso, que no se pre-
sentó al Gobierno porque antes que las otras co-
misiones concluyesen sus respuestas sobrevinieron
las desgracias de Andalucía. Aunque las cir-
cunstancias han variado^ los principios de este
Dictamen, son aplicables en qualquier tiempo, y
el Editor juzga que sus lectores tendrán a bien
que se valga de esta ocasión para presentar al pú-
blico qual era su modo de pensar en los dias mas
críticos, y qual ha sido siempre su modo de ver en
los asuntos de España.
TOMO I. a.

Áyusy^iísÚBsrio da Fkdríd
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84
SEDOR, -rfms
LA universidad literaria d é Sevilla no pudo mirar
sin grande interés la consulta que V. M. le hizo
sobre el Modo, número y clase con que atendidas
las circunstancias del tiempo presente -se haya de
verificar la concurrencia alas Cortes t medios para
asegurar la observancia de las leyes fundamen-
tales del reino y parte que deben tener las Amé-
ricas en las Juntas de Cortes; y desde aquel mo- '
mentó convirtió su atención a este grande objetó
de que en cierto modo pende la suerte de la na-
ción española. Mas entretanto que consultaba los
principios, mientras buscaba en la antigüedad lap
leyes que dirigieron a los congresos de la nación
en otro tiempo, las circunstancias mudaban, y el
consejo que un dia juagaba útil y acertado, ya en
el siguiente tenia que desecharlo como im-
prudente, y fuera de propósito: ¡ Desgraciada
suerte de un pueblo que, acometido por un enemigo
feroz é incansable, tiene que darse formas políticas,
ora amenazado de perecer por la armas de sus Con
trarios, ora por la desorganización interna que le
lleva á la muerte! i
Esperaba la universidad qué á los acontecimien-
tos infaustos que nos habian afligido siguieran otros
felices que repusiesen el ánimo, y diesen un ho-
rizonte mas claro y despejado a la libertad espa-
ñola. Creciendo el número de pueblos esentos del
yugo, los medios de formar un congreso legítimo se
aumentaban, y alas dificultades que la ignorancia
y la mala fé pudieran oponer al plan de este edifi-
cio grandioso, no se anadia la congoxa de tenor
que elevarlo baxo el alean ze de las balas. Aguardó
pues, este cuerpo literario hasta que el temor de
aparecer remiso y descuidado le obliga á dirigirse
a V. M . quando todo parece que se empeña en es-
trechar nuestra miras, quando la vista se halla
oluseada de mas espesas nubes, y la-, tormenta se
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Ayuntamiento de í'kdrJd
i
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embravece qüal nunca; quando el peligro 'cercano
nos hace .olvidar de mejoras, y solo-nos agita el
temor de perder la existencia.
E n estas circunstancias amargas mui distintodebe
ser nuestro lenguage del que pudiera esperarse en
días mas tranquilos. Bien ageno de toda gravedad,
y del decoro debido á V. M. seria entretenerle,
por ostentar saber, con la repelida -historia de
nuestras Corees, vulgarizada ya en quanto puede
saberse de ellas, y misteriosa y perdida para
siempre en la parte que no cuidaron transmitirnos
los autigjjos, ¿(^ue pueden importar para el caso
presente las pesquízas históricas llevadas mas alia
de lo que todos sabemos? ¿ Porqué afanarse en
buscar las leyes constitutivas de unos congresos,
que el silencio de los historiadores por una parte,
y por otra la ignorancia, y poca cultura de ios
tiempos e n ' q u e tuvieron principio,; manifiestan
que se formaron casi á la casualidad y sin reglas ? ,
¿ N a bastan las noticias que restan de nuestras
cortes para convencernos de que sugetas . al; mayor
ó menor poder de los reye9, dependientes de su vo-
luntad en la forma, y tiempos de su convocación,
nunca fueron un verdadero congreso nacional, nunca
tuyieron el legítimo carácter de representación del
pueblo?
Pero demos que las cortes antiguas fuesen menos
groseras en su constitución que lo que aparecen á
nuestros ojos; basta la oscuridad ; e n q u e se hallan
sumergidas para estar ciertos de quan inútil seria
el restablecimiento de sus formas, aun quando lle-
gáramos á descubrirlas completamente. Si, quando
se trata de mejorar los códigos de los pueblos,
cuidan los varones prudentes de no destruir lo que
la antigüedad ha zanjado, y quieren antes dexar
con ciertas imperfecciones el,edificio que remover
del todo sus cimientos, es por no destruir aquella
v&neracian respetuosa que aojo el tiempo y la cos-
G 2

Ayüsri'dnÚBnio da Fhdñó
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tumbre de obedecer concilia a las leyes; y por no
excitar el espíritu de inconstancia que baxo pre-
texto de mejora, podría trastornar las que ellos
pretenden dexar establecidas. Pero ¿que respeto
pueden tener los pueblos ,de España a unas leyes
que apenas son conocidas de los eruditos ? Si ayer
se huvieran celebrado las úttitnias Cortes, si solo
baxo su antigua forma tuvieran la veneración de los
pueblos, ellas salvarían la patria por imperfectas que
fuesen: y seria un desatinado el quedebilitara la fuerza
de la opinión con pretexto de mejorarlas; mas para
la nación solo queda de nuestras cortes el nombre, y
una confusa y errada idea de que la representaban.
Partamos, pues, de este principio,, y no atendamos
á otra cosa que a sacar el mejor partido que nos
permitan las actuales circunstancias: conviene que
las examinemos con ojos despreocupados.
A punto hemos llegado^ Señor, que ó vamos á
ser arrollados por los franceses, ó á vernos ahoga*
dos en la anarquia y los partido?, aun quando por
un milagro desaparecieran instantáneamente nues-
tros enemigos de este suelo. Dexemos al vulgo
entretenerse con las falazes esperanzas de aconte-
cimientos exteriores que vengan á libertarnos en
tanto que nos dorminos sobre el borde del precipi-
cio. Calculemos nuestro estado presente, nuestros
medios, y los de nuestros enemigos, é infiramos
de aqui lo que nos amenaza; que contar con las revo-
luciones del norte, y los achaques de Bonaparte
es una amarga burla ó un vergonzoso delirio. Nuestros
exéroitos han sido derrotados, la nación que aora
poco llamó la atención de Europa cou sus victoria?
pobre los franceses, se vé ya reducida a depender
de la defensa de unos desfiladeros. Los dias vue-
lan : Napoleón es el mas activo de los tiranos: y
según los cálculos á que dicta atender la prudencia,
auevas tropas deben entrar pronto en España,
si ya no es que han empezado a infestarla. ? Que
I •
Áyusrtamísirio da Madrid
«7
hacemos entretanto ? Quietos como en el seno de
la victoria, los pueblos amenazados no han mu-
dado de semblante; y quando el mal crece con la
mas inaudita violencia, los remedios que se aplican,
según la ninguna agitación que causan, de poca ac-
tividad deben estar dotados. ¿ Quien nos asegura
de que en adelante venceremosr ¿Quien saldrá
por fiador de que una nueva guerra como >la de
Austria vendrá á hacernos respirar otro espacio ?
c* Pensamos salvarnos en la indolencia fiados a casua-
lidades de fortuna ? No seria mas loca la confianza
del que en la escalera del suplicio se consolara eon
la ridicula idea de que acaso se romperían -los.
cordeles. . i
Demos, empero, que el cielo nos salvase por
medios extraordinarios : demos que una revolución
doméstica, que la muerte del tirano hiciese á esos
exereitos retirarse abandonando la presa > quien
habrá tan ciego que no descubra otra nube de males
que va á rebentar sobre nosotros ? Un solo lazo
reúne á las Provincias de España, y es el temor
de ser conquistadas por los franceses : si este viene
á faltar sin que se hayan tomado e'ieazes precau-
ciones para evitar al cisma, las armas que empuña-
mos en favor de la patria acaso (¡ Dios no lo permi-
ta !) van a hacer entre si mismas la guerra. No
hay porque encubrir los males que nos amenazan :
en vano se querrían ocultar baxo el velo de un inú-
til misterio.* Las semillas de la discordia están
brotando y solo les falta un pequeño espacio de
prosperidad para arraigarse. Deduzcamos pues
en compendio la situación nuestra : La conquista
o la anarquía: esta es la horrible disyuntiva en
que nos vemos.
En tales circunstancias, Señor, no queda mucho
lugar á las discusiones si el remedio ha de venir á
t Decíase esto por las disensiones de la Junta Central v la
4e Valencia, muí violentas en aquellos días.
G 3

AyúsYtñííúsfíiD á'-i Madrid


É8
tiempo; Que este sea la reunión de cortes, ó de
un congreso nacional; es menester mucha ignpran-
cia ó mucha mala fe para negarlo. Para evitar la
conquista es necesario que se renueve el ardor con
que empezamos nuestra defensa. Para esto es in-
dispensable sacar de su letargo al pueblo y volver
á excitar una agitación en la masa total que pro-
duzca efectos superiores a la fuerza de un gobierno
que tiene que pugnar con obstáculos: Solo una
nación entregada a sus mismas manos es quien
jamas los encuentra. ¿ Quien puede ponernos en
íal estado ? Las cortes.
Para evitar las disensiones que nos amenazan y
que ya empiezan a sentirse, es indispensable que
los intereses de todos sé reúnan : que los que han
concebido esperanzas de mando, que los que han
abrigado planes de ambición en sus pechos, se
vean obligados á cederlos, no a una clase de hom-
bres, sino a la patria, no á una corporación, sino
á la nación entera: es preoiso que las provincias
no se crean émulas unas de otras, no aspiren a mi-
rarse como cuerpos separados, no pretendan exce-
derse en privilegios: eii una palabra es menester
que la nación española vuelva sobre sus pasos, y
examinando los que las circunstancias le obligaron
á dar precipitadamente, se ponga otra vez al prin-
cipio de su gloriosa carrera. ¿ Qual medio de lo-
grar tan grandes objetos ? Las cortes ?
Cortes, Señor, cortes piden' imperiosamente
las circunstancias, y no de qualquier manera; sino
de aquella que sin demora pueda llenar estas miras,
y hacer que sean preservativo de tan espantosos
rflales. Restaños averiguar ¿ qual es esta ?
Fácilmente ocurre aun al ingenio mas torpe que
aquej modo de congregar las cortes será preferible
en el dia, que siendo de execucion-fácil y propia,
reúna las voluntades de todos, y sufoque las se-
millas de los partidos. Uno y otro objeto cree
la universidad que podía lograrse si se hiciere la

Áyujitarniarrio da Hadríd
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convocación-baxp estos principios.: I". El riesgo


en que se halla la patria no permite que examine-
mos los privilegios antiguos, ni el sistema de las
-olvidadas cortes de España: 2 1 . Seria mui peli-
groso que la Junta Central intentase establecer un
-nuevo sistema, de-cortes: 2 o . El partido mas útil
será juntar unos verdadeross representantes de la
nación que reunidos según las reglas generales de
este genero de representaciones, traten primero de
salvar la patria,, y Juego decidan las formas pecu-
liares que han de tener las cortes españolas. Exa-
minemos estas proposiciones.
; La facultad-ilimitada que gozaron nuestros an-
tiguos, reyes de nombrar diputados en cortes tanto
elegidos por su nombramiento, inmediato, como
•por el de las ciudades a quienes concedían este
privilegio, hizo que fuesen tan varios é inciertos
-íp.8 derechos de asistir a ellas, como verá el que no
-«Sea del todo ignorante en nuestra historia. Cada
reunión constaba de muí diversos vocales según
. las miras del rey, y según su deseo de honrar.»
unos ó a otros. No hay que extrañar esta arbitra-
v^je^ad,. ni-causarse en buscarle causas desconocidas :
basta atender al nombre, cortes, para saber que el
derecho de nuestros reyes de nombrar los que ha-
, bian de formarlas es el mismo que tenían de nom«
_ brar su comitiva. Corte del rey se llamó desde muí
antiguo su séquito, y desde mas antiguo esas reunio-
nes que se empeñan en llamar con el improprio nom-
bre de congresos^ nacionales, no eran otra cosa que
un consejo de estado compuesto, en tiempo de los
conquistadores godos, de los gefes de.su legiones,
y luego de los magnates y obispos que estaban co,n-
tintiamente al rededor de sus personas. Los reyes
nombraba© sus consejeros i su .antoje?, y en esto
a ninguno hacían injuria. Necesitaron de los so-
- corros de las ciudades, y al paso que se iban ha-
ciendo poderosas llamaban á sus diputados al con-
£! S'-v.

Áyunt'dinisrrio de Hadríd
90
greso: incomodáronles los obispos, y grandes, y
se hizieron cortes sin llamarlos. La necesidad de
pedir socorros pecuniarios á los pueblos, junto con
la antigua costumbre goda, ó mas bien diremos
germánica de consultar los reyes á sus magnates
en los asuntos arduos, hizo nacer algunas leyes
acerca de la obligación de convocar cortes, y de
no imponer nuevas cargas sin el consentimiento
de los pueblos : Leyes vagas y tradicionales que
fueron debilitándose poco á poco, y que alfin se
olvidaron baxo el despotismo de nuestros últimos
reyes.
Al considerar este caos no se puede dudar un
momento quan difícil debe ser la reseña y examen
de los privilegios antiguos. Nada diremos de su
palpable desigualdad é injusticia, y si han de mirarse
las cortes como un congreso nacional, como un
cuerpo representativo del reyno ; si han de mirarse
como un premio del patriotismo del pueblo español
que ha salvado la propriedad y existencia de esos
privilegiados, casi sin—su auxilio, y aun podemos
decir sin su annuencia. ¿ Habrá pues quien exija
este examen en favor de un repartimiento injusto
de poder quando las circunstancias nos apremian,
y quando sin él es tan fácil reunir una representa-
ción verdadera ?
No juzga la universidad que deben desatenderse
los privilegios antiguos, ni quiere que se anulen
con un decreto despótico, que ademas de llevar
consigo la idea de la opresión y la injusticia, puede
excitar el odio y el rencor en las clases privilegia-
das ; solo es de parecer que pues estas clases
han sufrido por tanto tiempo el despojo de lo que
llaman sus antiguos derechos, aguarden un momento
mas, en favor de la patria, y se reúnan con la na-
ción en masa a salvarla, reservándose para después
la facultad de reclamar sus' privilegios ante su tri-
bunal augusto. .
( t r

• - . Aymr&Lintento da .Madrid
Mas fuerza deberán tener estas reflexiones si se
aplican a las diversas constituciones de los reinos
que componen la actual monarquía española. Las
cortes dé Aragón y de Navarra son mui diferentes
de las de Castilla: los fueros de Aragón son claros,
bien definidos, observados constantemente, y sos-
tenidoscon unvigpr que apenas pudo debilitar el gran
poder de Carlos 5V. E s natural que si se trata dé
reunir cortes de la nación entera, la corona de
Aragón se resista a. mezclar sus disputados con los
de Castilla, ó quiera que las cortes se hagan según
sus leyes: en lo qual, si solo huviera que atender
a poner limites a la autoridad de los monarcas, y
pudiera descuidarse la suerte del pueblo sometido a
señores, é infanzones, tendrían justicia pretendien-
do la preferencia. ¿ Que se podría responder en,
este caso á una solicitud tan justa ? Lo que aora
alegamos para desatender a todo, privilegio: La.
patria, diremos, está en peligro: la expedición,
la facilidad en reunir a sus representantes es lo que
únicamente debe guiarnos: venid en este instante
como españoles; defended los derechos sagrados
que como tales os tocan, y luego alegareis los
que se os deben como aragoneses como navarros
como catalanes.
Seria necesario, Señor, que no huviera quedado
una centella de patriotismo en el español que tra-
tase de resistir este proceder ingenuo; pero seria
mui al contrario si la Junta Suprema huviese de
pesar las pretensiones de cada provincia, cada
ciudad, y cada indiuictuo. No basta, Señor, la
equidad para evitar oposiciones y partidos; ella
misma suele en estos casos excitarlos, porque nada
aborrecen qual la equidad los ambiciosos. Ademas
que los juicios mas rectos suelen hacerse aborre-
cibles quando se administran por manos de quie-
nes puede dudarse si están © no autorizadas para
ello.

AyurrtajTJJsjiío de H a d r i !
. Lexos de nosotros, Señorj faltar al respeto debido
a V. M. como representante de la de Fernando 7 ° .
pero muí mas lesos la vil adulación de callar nues-
tras razones quando somos requeridos á decirlas.
La universidad de Sevilla juzga que no reside en
nuestros reyes la facultad de mudar las basas cons-
titucionales del- reino, porque ellas son quienes les
confieren la autoridad, real que sohre los pueblos
exercen. Y en verdad, dexando aparte todo sis-
tema, y no valiéndonos del nombre de pacto, ó con-
trato que las preocupaciones han hecho sospecho-
so, la razón demuestra que sobre algo está fundado el
derecho de mandar un hombre á muchos, y que
algunas condiciones tácitas ó expresas existen en
que estriye está obediencia. El nombre de leyes
fundamentales, de. que V. M, se vale en su con-
sulta, manifiesta bien claro que hay bases ó funda-
mentos en que se afianza la monarquia : quítense
estos cimientos, y todo el poder de los monarcas
cesa. a «5 \r .
Quales sean las leyes fundamentales del reino
español aunque por la imperfección de. nuestros
códigos no sea fácil de señalar exactamente, es in-
dudable que abrazan en su número las que tratan
del poder que ha de contrarrestar al de los monarcas
esto es, lasque arreglnn el que deben tener las cortes:
aoro bien si no es creible que el rey en persona pueda
variar por sí estas leyes, cimientos de su trono
¿ quanto mas cierto sera que V . M . no está en el
caso de poder hacerlo?; El cuerpo nacional. que
aora necesita la España (cuerpo que debe conservar
el nombre de cortes no porque. sea . lo que ellas
eran, sino porque esta voz es ¡sagrada para lo& es-
pañoles) no podría lograr el gran objeto de salvarla
si al tiempo de reunido se sembraran las semiüás
de |a discordia y de la desconfianza,. Pero asi- se-
ria, Señor, si V. M . jn,t€ntase prescribirle leyes,) y
darle una constitución iduradeja. , " \ Que mocfó es

Ayu¡ytiiinÍBsr 10 ás ¡Madrid
este de salvar la patria, i dirían los revoltosos a
gritos, y los hombres de bien en el secreto de 6U
pecho, ¿que modo es este de establecer la libertad
española valiéndose de la arbitrariedad mas abso-
luta para ello ? ¿ Que cosa es este conjunto de
hombres que convocan ? } Es la nación legítima-
mente representada? Pues ¿quien tiene facultad
de darla leyes} Enorabuena concedamos por este
instante que tal sea el poder de los monarcas de Es-
paña que en ellos esté la soberanía absoluta, y que
nada deban de ella a la nación que mandan ; en-
orabuena pasemos esta proposición escandalosa para
todo el que sepa lo que es una nación y sus dere-
chos ; mas i como podrá decirse otro tanto de un
cuerpo gubernativo que si representa al rey no es
porque este le haya conferido sus plenos poderes sino
porque la nación lo puso en el lugar de su cautivo
monarca ? O se han transtornado todos los prin-
cipios de la razón humana, ó congregada la nación
de nuevo, y en mas legítima forma que la que
tuvo quando se reunió en insurrección general, no
pueden darla leyes aquellos, que solo por voluntad
de ella, y en quanto ella quiso, representan a su
venerado Fernando."
La universidad protexta otra vez que no es tan
osada que pretenda señalar los limites de la autori-
dad que V. M . exerce. Considera a la nación en el
dia en que resonando la voz del patriotismo de un
extremo a otro de la península se reunió en. masa
contra la invasión de un usurpador extrangero; la
considera quando reunida otra vez baxo formas pa-
cíficas la vea representada por los individuos que
ella elija, y solo en estos casos es quando mira á
Jas autoridades tedas, sugetas a aquella única que
les dio origen.
Empero un poder que la nación no puede exer-
cer por si sola es el que exclusivamente pertenece
a V. M. en el dia j y es el de congregarla. Vea

Áyunt'dmtenio de riad/ití
94
V, M . en lo que es imposible qué ninguno di-
sienta.
Quando habla la ..Suprema ley de salvarla pa-
tria todas las demás enmudecen. Figurémonos que
en los dias amargos en que se rompió el velo con
que Napoleón encubría su proyecto de dominar
la España, quando las plazas fuertes estaban to-
madas, stis exércitos amenazando las primeras ca-
pitales, y los Españoles sin rey, sin gobierno, hu-
viera levantado la voz el hombre mas desconocido,
y por la superioridad que da el genio, huviese lo-
grado ser oido de todos : supongamos posible que
él solo huviera dirigido el entusiasmo nacional, y
qve en vez d é l a multitud de Juntas Supremas que
la necesidad del momento erigió en tan diversos,
y multiplicados puntos huviese tenido medios de
reunir en pocos dias los diputados legítimos de los
pueblos, para que desde un lugar proporcionado, y
seguro, estableciesen los gobiernos inferiores de las
provincias: ¿ habría algún hombre tan necio que
dudara de la legitimidad de este proeedimiento?
Pues tal es la obra que V. M. va a executar con-
vocando.la representación nacional: Las facultades
de V. M . son mas conocidas, y la situación de Es-
paña no es menos urgente. Gran parte de los ma-
les que sufrimos vienen de la falta de unidad que
debió resultar en el gobierno de España, habién-
dose formado baxo un plan en la exterioridad uni-
forme; pero en la realidad desordenado. Lo
que salvó a la patria en los momentos de la.
primer congoja, puede llevarla a su ruina en
dias que aparecen mas tranquilos. Nada qui-
temos de la gloria debida á las Juntas que
erigieron las provincias, y baxo cuyo nombre
se salvaron; pero no atribuyamos a aquella forma
de gobierno los efectos que solo se debieron a las
circunstancias. Un simulacro de mando bastaba
entonces para conducir á los españoles a la victo-

- Ayunl&mtento da Fladríd
95
riá, porqué en el primer ardor apenas necesitaban
de o-efes : por un milagro casi sin exemplo, esta in-
mensa monarquía se movió por sí sola; pero es de-
lirio creer que, quando Jas infinitas ruedas de má-
quina tan complicada vuelvan a presentar su natu-
ral resistencia pueda seguir andando sin un resorte
fortísimo.
En este caso estamos, Señor: la experiencia ha
demonstrado que ninguno de los systemas de go-
bierno adoptados en la revolución es correspon-
diente a las circunstancias ;• quien pues podrá du-
dar q»ie V . M . puede y debe convocar á la nación
en legítima forma para que atendiendo a su estado
presente, trate de constituirse de nuevo, con igual
derecho, y con acuerdo mas tranquilo que el que
tuvo en los primeros dias ? Reúna V. M., reúna a
la nación española, proporciónele el uso de sus
imprescriptibles poderes ; y si el cielo no tiene de-
cretada absolutamente nuestra ruina, verá V. ¡VI.
renacer nuestra salvación y nuestra gloria.
Tal es el dictamen de esta universidad acerca de
la convocación de las cortes. E n vano querria ya
extenderse a resolver la célebre qüestion sobre la
división de los diputados én estamentos, brazos 6
cámaras. E s conseqüéncia inmediata de los prin-
cipios que ha expuesto, que la nación española
debe ser representada según las reglas generales que
la razón dicta quando se trata de semejantes con-
gresos. Si no estamos en caso de atender á privi-
legios, ¿ como podrá executarse una separación que
solo en ellos se funda? Si es cierto que las leyes
constitucionales de las cortes antiguas no son claras
ni equitativas ¿como nos hemos de sugetar a ellas
sobre puntos tan importantes ? Si solamente la na-
ción tiene facultad de mudarlas ¿ que otras regías
que las generales dictadas por la razón humana
se han de substituir entre tanto que ella misma
forme leyes a su disereccion, y las sancione?

Á/uirííiniJsnto da rtadrld
3?
La nación española empezó a existir de nuevo
quando, abandonada de sus autoridades se rescató
de las manos de un usurpador extangero. Hacién-
dose suya propria en aquellos gloriosos dias se rom-
pieron todos sus lazos políticos, y solo conservó*
porque quiso, sus relaciones con el descraciado rey
Fernando. Acaso solo dos pueblos se han visto
legítimamente libres de toda obligación a leyes an-
teriores, y autorizados por la naturaleza a dárselas
nuevas con pleno conocimiento: los que huyendo
de la tiranía de Europa compraron un terreno en
América; y los Españoles de la edad presente
quaudo reconquistan la tierra misma en que vi-
vían. Las cortes que han de celebrarse son un
efecto de esta inmortal reconquista ; háganse pues
como se empezó ella: mezclados todos como pa*
triotas, unidos todos como españoles. Al que no
satisfagan estos títulos, tiempo le queda de separarse.
Mas porque no parezca que la universidad olvida
entrar en el pormenor que V. M . indica en su con-
sulta, debe decir: que el método de convocación
que juzga mas adaptado a la premura de I is circun-
stancias es el de formar el congreso, atendiendo
solo a la población de-España. El número de di-
putados es arbitrario : sean tantos que no formen un
cuerpo débil; mas no se aumenten de forma que
puedan degenerar las deliberaciones en tumulto. U n
congreso de 300 diputados parece que tendrá estas
condiciones.
E n quanto a la forma de la elección debe aspi-
rarse por aora, mas que á la exactitud, á la sencillez.
Hágase un primer nombramiento por parroquias,
repartiendo según el número de vecinos los electo-
res que deba presentar cada una. Reunidos estos
en los diversos puntos de la península que, según
las posiciones geográficas de los pueblos aparecieren
mas convenientes, pasen a hacer la elección de los
diputados que correspondan a la parte de población

^yujita/jjjajjto de Fkdnd
9
- *
que (.ad*asamblea d¿-electores represente, atendido
el numero de vecinos que nombró a sus vocales.
La universidad cree que no.debe detener mas la
atención de V. M.- presentada executado el bien
conocido cálculo de .Aritmética.-, política que acaba
de indicar; y así, siguiendo :1a serie de preguntas,
solo tiene que añadir a lo expuesto: que la clase de
individuos eligióles para asistir a estas primeras
cortes debe ser indistintamente todo español de vein-
ticinco años cumplidos: que no deben llevar otros
poderes que el testimonio legal de su nombra-
miento, el qual debe limitarse al tiempo de dos
años: que, supuesta la necesidad en que estamos
de reunir prontamente las cortes, se tengan por di-
putados en estas los que vengan nombrados de
América para la Junta Central, dexando a la deci-
sión del congreso el modo con que en lo futuro han
de enviar sus representantes aquellos beneméritos
compatriotas nuestros.
Reunida en esta forma la nación española, solo a
ella pertenece darse una constitución, que equili-
brando los poderes de la monarquia, asegure la ob-
servancia de sus leyesfundamentales. Nada puede
añadir la universidad a lo que han escrito los filóso-
fos del siglo pasado sobre esta materia; ningún
hombre de instrucción y luces ignora lo que alcanza
la previsión humana en el establecimiento de un
buen gobierno. Pero del examen de todos los co-
nocidos hasta aora resulta a los ojos del hombre
imparcial y despreocupado, que no bastan consti-
tuciones, ni leyes para evitar la tiranía donde no hay
uu pueblo que las ame y las defienda.
La persuasión íntima que la universidad tiene
de este axioma la obliga á recomendar a V. M . un
medio poderoso aunque indirecto de revivir en los
españoles el espíritu público que debe salvarnos
aora, y afianzar las reformas que intentamos. A
V. M. pertenece disponer todo aquello que ha de

Áyu/j'íamJaj'jio de J y bdríd
t

98
preceder á la reunión del congreso: haga pues,
V. M . que los representantes de la nación no es-
quiven la vista del pueblo. Las cortes serán inú-
tiles si se celebran con oscuridad, y misterio. N i
ellas, ni especie alguna de corporación es poderosa
por si sola a salvarnos. Si confiamos en las cortes
es porque pueden excitar el espíritu público, por-
que pueden inspirar confianza, porque pueden re-
novar el fuego de la revolución primitiva, porque
pueden hacer sentir á los españoles, que tienen
patria. Mas nada de esto se legrará celebrándose
en secreto. Fuera de la vista del público, los di-
putados que fueren tímidos ó indolentes serán so-
brecogidos por los que se hallen dotados de auda-
cia ; y el cuerpo que debiera equivaler a la nación
entera, quedará reducido á una oligarquía en que
domine el número mas pequeño, y probablemente el
menos sano. El respeto a la opinión nacional es el
que en estas reuniones da vigor a los hombres hon-
rados, vergüenza a los corrompidos, miramiento a
los ambiciosos, y premio, a los amantes del bien
de la patria. El pueblo también recibe de alli el
interés, y las luce» que forman el espíritu público ;
y el fuego del patriotismo, encendido en el choque
de las discusiones, anima a los oyentes, y se co-
munica de unos en otros hasta las clases mas oscu-
ras del pueblo. ¿Quiere V. M . educación para for-
mar patriotas r La escuela verdadera estará en
las cortes del reino. Ellas solas serán la fuente de
la felicidad para los españoles venideros, como
solo ellas son el asilo, y la esperanza de los pre-
sentes. Sevilla 7 de Diciembre 180J}.

jtaruntamierito da Madrid
CARTA
• • ' • ' • • - •

SOBRE E L CARÁCTER Y D I S P O S I C I O N E S
DEL GOBIERNO DE FRANCIA,
CON UNA IDEA DEL SISTEMA DE JMPUE
DEL IMPERIO FRANGE,
POR UN AMERICANO.
I*
Entre lo mucho que se ha escrito sobré
tado presente de Eitropa, y particularmente sb~5re
el sistema destructivo tj opresor que ha tomado la.
Francia baxo el influxo maligno de Bonaparte,
nada he visto mas exacto, mas filosófico que
esta carta. La aceptación que ka tenido en
Inglaterra ha sido tan extraordinaria que en
muí poco tiempo se han hecho cinco ediciones de
ella. A pocos dias de mi llegada a este reino debí
su lectura a- un amigo, y desde entonces hize ánimo
de darla a conocer en España. Nada me parece
que puede hacer tan aborrecible el gobierno de Bo~
ñaparte como la pintura queforma el autor, de sus
infernales principios y de sus horribles efectos sobre
los pueblos que tienen la desgracia de sufrirlo.
El autor ha estado en Francia por tiempo consi-
derable, ha tratado allí de cerca á los personages
mas celebres de la revolución, y se ha informado
afondo de todo el sistema que ahora abruma á la,
Europa. En lo que toca á la España está tan-
hien informado, y habla con tanto interés de ella
que tengo esta parte por la mas interesante de
toda la carta. Solo no convengo con él en mirar
la causa de la nación española como desesperada.
Pero esta opinión suya nada influye en contra del
•uso provechoso que pueden hacer los españoles de
Iqs luzes que da este escrito para conocer al ene-
migo con quien están en contienda. Los medios
que pudieran haberse adoptado al principio para
TOMO I. H
100
resistirle pueden adoptarse aora con muí feliz
efecto. Los españoles no han decaído ni un punto
de su primer ánimo: su posición geográfica les
subministra medios de defensa que no tienen las
demás naciones del continente: si aora con un es-
fuerzo, no imposible de executarse, pudieran cer-
rar el paso de los Pirineos que es lo que los hu-
viera salvado, hecho en los piimeros dias ¿ porque
no kan de escapar de la suerte funesta de los otros
pueblos del continente de Europa, dado caso que
estos no puedan evadirla ?
El autor de la carta se dirige principalmente
á sus paysanos de los Estados Unidos, y les re-
cuerda que su suerte depende^ de conocer al go-
bierno francés. Con mas razón debemos decir
otro tanto a nuestros hermanos de América. Aun
hay mucho error^ acerca de los principios de aquel
gobierno. Y deben desengañarse todos de que no
hay régimen mas iliberal y mas bárbaro. Es tan'
exacta la demonstracion que presenta de esto la
Carta en su primera parte que he preferido tra-
ducirla entera. La segunda que es la mas dila-
tada y pinta la opresión interna clel imperio fran-
cés, no perderá tanto reducida a extracto.
Filadelfia, 3 de Diciembre 180Q.
Estimado Señor mió: E n el curso de nuestras
conversaciones desde mi regreso de Europa, ha te-
nido V. la bondad de manifestarme deseos de saber
mi modo de ver la actual situación de la Francia,
presentado mas por menor, y con mas método que
lo que sufre una comunicación verbal. El ánimo
que me dá lo opinión favorable de V. y él deseo
que siempre he tenido de ser útil a nuestra patria,
me han movido al fin a emprender este examen,
del qual me han separado hasta ahora una multi-
tud de ocupaciones domésticas.
Si no huviera sabido quan pocos délos solidos es-
critos políticos de Europa circulan aqui, y quan poco

AyujJíamkjTCo de¿ Madrid-


acostumbramos a discurrir por principios generales,
me habría admirado al ver en moda algunas opi-
niones que han sido abandonadas tiempo ha, aun
por aquella clase de políticos Europeos cuyas incli-
naciones les hicieron tomar un partido fortisimo en
favor de Ja política interior y exterior de los fran-
ceses. Si nuestros errores fueran- meramente es-
peculativos, y no estuvieran íntimamente enlazados
con nuestros primeros intereses, podríamos mirarlos,
ya que no con indiferencia, por lo menos, sin
temor; pero nuestra desgracia es que el carácter de
nuestra administración interna, de nuestros hábitos
y de nuestras relaciones exteriores: que nues-
tras leyes" y libertades dependen en gran manera,
de formarnos una verdadera idea del carácter y dis~
posiciones del gobierno francés. E n tanto me pa-
rece que no es dudosa nuestra suerte en quanto se
funde en los sentimientos que deseo ver dominantes
en todas partes, de un cordial aborrecimiento y de
una resistencia no tardia contra la indignidad, y
las maquinaciones de un poder, que no limitado
por leyes, ni contenido por escrúpulo alguno, me-
dita la subyugación de este pays, igualmente que
la de todos los otros. \
Sé que hay muchos entre nosotros cuya predi-
lección por la alianza de los franceses no puede
destruirse por ninguna consideración de conse-
qüencias funestas; pero estoy seguro de que tene-
mos una gran mayoría que solo necesita una justa
idea del carácter y efectos del despotismo francés,
para reunirse a contrarrestar qualquiera tentativa
que pueda hacerse, ya por traición, ya por'violencia,
para atarnos al yugo del común enemigo de la hu-
manidad. La parte bien intencionada de nuestros
ciudadanos debe saber que es proprio de la natura-
leza y del plan sistemático del gobierno de Francia
caminar al imperio universal: que los males que
este despotismo gigantezco trae sobre la Francia
H 2

ÁyiinmmUnto ás rtadríd
. ' - í

102
misma no son menos crueles que los que sufren los
payses conquistados : que en todas partes la abun-
dancia de los ricos, y los objetos de primera nece-
sidad de los pobres son igualmente asaltados : y que
nosotros no solo participamos con los ingleses del
odio que les tiene el gabinete de Saint-Cloud, sino
que estamos igualmente señalados para la destruc-
ción. El pormenor que tengo que presentar ser-
virá a probar estas proposiciones. Empezaré por
un examen de la primera.
Todos los escritores * que han tratado del
estado de Europa antes de la revolución francesa
concuerdan en representar a la Francia como la
potencia mas proporcionada para lograr el imperio
universal. Su posición geográfica* el número, la
reunión y el carácter marcial de sus naturales, los
proyectos ambiciosos é incansable intriga de sus
gobernantes, la han dado abundantemente energia
moral y física para este objeto. La historia de la
política continental de este ultimo siglo, la corres-
pondencia entre los ministros franceses en payses
extrangeros y su corte, y los anales de sus inte-
rioridades acia fines del último reinado, deben con
vencer a todo lector reflexivo, de que los políticos
franceses del dia estaban profundamente conven-
cidos de estas ventajas y que buscaban con ansia
una ocasión de ocuparse en establecer un ilimitado
influxo sobre el continente. 4- Los obstáculos que
impedían este objeto antes de la revolución, deben
hallarse, en las instituciones civiles, en ciertas cos-

* Véase a H u m e Essay on Balance of Power. Boling-


Lroke's sketch ct'lhestute of Europe, vol. VII. Ansillon's
Tablean des Revotutions Politiquea de l'Europ.e ; y en gene-
ral a todos los escritores franceses.
t Me refiero especialmente sobre este objeto a la obra inti-
tulada Polilique de tous les Gabinete Véase alli ; Confec-
tores raisonnées de Favier, sur la situation actuelle de la
France, dans le Systéme Politique de l'Europe. " La na-
ción dice, dominó en otro tiempo a toda la Europa" etc.
AyujiíarnSanto da rtadrÜd.
103
lumbre arraigadas, y en la forma limitada de go-
bierno en que la Francia convenia con el resto de
la Europa, -La balanza de poder, que por tres
siglos impidió la destrucción violenta de ningún
estado independiente, y que antes de la desmem-
bración de Polonia, conservó diez y nueve poten-
cias de fuerza sumamente desigual entre sí, debe
atribuirse no a moderación ó á mutuos zelos de los
quatro grandes rivales, sino á lo que puede lla-
marse equilibrio de debilidad en sus constitucio-
nes militares.
Se habia calculado por los mas célebres escrito-
res de aritmética política que ningún estado podia
mantener en armas á un tiempo mas de la centé-
sima partéele su población militar sin causar su ab-
soluta ruina. Esto nacia de varias causas. I a , La ne-
cesidad de proporcionar la fuerzamilitarquees el gran
instrumento de dominio, no meramente á la pobla-
ción numérica, sino a la restante después de he-
chas las deducciones en favor de la agricultura,
comercio, manufacturas, luxo y distinciones aristo-
cráticas de las naciones, cuyos gobiernos tenían
su principal interés y política fundamental en cul-
tivar las artes pacíficas. 2 a . La máxima universal-
mente admitida, y rigorosamente verdadera en
las circunstancias antiguas de Europa, que el di-
nero era el nervio de la guerra. El numero de los
exércitos y la duración de las hostilidades en las
pasadas guerras del continente dependía de los re-
cursos pecuniarios de los beligerantes. En cada
rey no, el sistema de rentas era'mas ó menos arre-
glado y equitativo, y los monarcas, no valiéndose
de los expedientes de violencia y fraude, a que re-
currieron los gobiernos revolucionarios de Francia,
se vian obligados a arreglar sus esfuerzos militares
a la escasez de sus erarios. La idea de mantener
exércitos en territorio enemigo parece que jamas ha-
bia ocurrido ni era hacedera, no habiendo ninguna
H 3

Ayuntara3arrío.da Hadríd
104 •
potencia que tuviese una superioridad decidida sobre
- las otras, qual tiene en el dia la Francia, en la tác-
tica general, en el número y en la educación y ca-
rácter de sus tropas. Este estado de cosas quitaba
toda la posibilidad de sostener por tiempo conside-
rable la fuerza necesaria para hacer conquistas per-
manentes. Naciones dé labradores, de artífices y
fabricantes, eran enteramente incapaces de llevar
adelante un plan regular y dirigido al imperio uni-
versal, ni de proporcionar medios para lograrlo,; ni
tampoco unos exércitos sacados de las fraguas y
talleres podian adquirir un espíritu y disciplina que
los dispusiera á ser señores del universo.
Juntamente con esto, las especulaciones de co-
mercio, tan varias y complicadas después del des-
cubrimiento de Colon, conspiraron a mantener en
límites al poder preponderante, y a impedir la prác-
tica de los medios con que la Francia se ha .hecho
capaz de rendir el poder, y aniquilar la independen-
cia del continente. Esta funesta catástrofe, cuyos
males aun no aparecen ni a medias, estaba deteni-
da, ademas, por el modo con que se reclutaban
los exércitos franceses, igualmente que los de las
otras naciones. Era una cosa obvia para los ins-
truidos en la historia antigua, que aquellas nacio-
nes conquistadoras nunca huvieran logrado su ob-
jeto, sin un código arreglado de educación militar,
y sin haber tenido sus gobiernos un poder ilimitado
sobre la población de sus dominios. El sistema de
enganche voluntario es enteramente incompatible
con un plan de engrandecimiento sin límites:
Por eso el general Jourdan exclamó a la Convención
quando expidieron el decreto tiránico de requisi-
ción, " que en el momento de decretar la leva
forzada en masa, habían decretado que el poder de
la república fuese inmortal," -
Tales eran los lazos que habían contenido á Ja
Francia hasta el ?período de su revolución, y de los
quales la desató este acontecimiento extraordinario.
. AyuíJtamJaj]to.da Madrid
105
M Í Burke la atribuye en algún modo á la impa-
ciencia de los políticos franceses de verse en la car-
rera de conquista sin impedimento alguno. N o
es aora de nuestro intento examinar las causas de
la erupción de este volcan; pero para entender el
carácter del gobierno imperial será mui útil exami-
nar la proporción en que se puso la Francia de sub-
yugar al continente, por la destrucción de su mo-
narquía y sus antiguas instituciones. Siempre que
considero este punto no es para mi un objeto de
admiración el ver que las naciones del continente
hayan sido tan débiles, y que Francia haya efec-
tuado en pocos años casi tanto como los Romanos
en muchos siglos.
Su situación relativa se vio enteramente mudada
por la revolución. Uno de sus primeros efectos fue
la destrucción de todos aquellos intereses que con-
tenían y dirigían a su antiguo gobierno, igual-
mente que á los de toda la Europa. Entretanto
que los otros estados del continente continuaban
girando en la órbita a que los sugetaban sus máxi-
mas y costumbres, la Francia se vio suelta y como
errante en el firmamento político, dispuesta a seguir
qualquier dirección ó a recibir qxialquier impulso
que sus nuevos gobernantes' quisieran darle. AI
descomponerse aquella masa primera, se hallaron
materiales para la formación de un nuevo sistema
que conservando los principios activos que habia
en el anterior, se modeló por los "pueblos de la an-
tigüedad, y tomó una energia febril mas formida-
ble que qualquier grado de fuerza que las cons-
tituciones de aquellos fueron capazes de tener en
ningún tiempo. Mucho antes se habia predicho
por un escritor que habia estudiado cuidadosa-
mente los establecimientos militares de la Europa
moderna, que el continente seria pronto esclaviza-
do, si una nación de los recursos que la Francia
rompiera por las formas y trámites de las consti^

Áy.uíjtíimjsjjíc; de fiadrid
ió6
tuciones civiles de su tiempo; se desentendiese de
todas las solicitudes del Fisco por una bancarrota
general, convirtiese toda su atención a los asun-
tos militares, y organizase un plan ordenado de
imperio universal. *
Tal exactamente fué la posición de la Francia,
quando después de los primeros años de la revolu-
ción, formó una fuerza militar inmensa, y el curso
de los acontecimientos puso una autoridad sin
límites en las manos de un cuerpo de teoristas
ambiciosos y entusiastas, que realizaron completa-
mente estas ideas, aprendiendo prontamente por
experiencia la verdad de una máxima de Livio,
mui confirmada por los acontecimientos de nuestros
dias; que en la guerra solo hay tres requisitos
esenciales " buenos soldados, buenos oficiales y
buena fortuna."
Qualquiera que atienda á los progresos del po-
der de la Francia estará seguro de que no es obra
del acaso, sino que es en gran manera el resultado
de un proyecto decidido de la subyugación de
Europa, formado y seguido aun antes del reinado
del Directorio. Las conseqüencias que una atenta
meditación del asunto me habia hecho adoptar,
me fueron confirmadas por todos los actores de la
escena de la revolución, con quienes he tenido

* Guibert. Essai de Tactique. Sir James Stuart tiene


un pasage curioso sobre este punto. Supone un caso entera-
mente semejante y concluye con las siguientes reflexio-
nes: " Pregunto ¿que combinaciou entre los modernos
principes du Europa podria llevar adelante una guerra feliz
contra tal pueblo? ¿ Que faltaría a su subsistencia, y que
nación se defenderla contra el ataque de semejante enemigo?
Supongo qne no es probable que se vea tal sistema de econo-
mía política: pero si alguna vez se viese ¿ no seria capaz, de
destruir la fabrica entera de comercio é industria que por tamos
años se ha estado formando • ¿ y uo obligaría prontamente a
todas las demás naciones a adoptar quanto les fuese posible
una conducta semejante por un principio de conservación
propria? P O L I T I C A L E C O N . L. 2. C . 13,

Ayunta;/]tentó da Madrid
íof
ocasión de hablar en París. Estas gentes deduxe-
ron de la historia de las repúblicas antiguas las
artes de fraude, y amenaza, de violencia y se-
ducción con que ellas supieron engañar la debili-
dad, cebar la avaricia, confundir el juicio y que-
brantar la fortaleza del genero humano. Los ar-
chivos de las conquistas Asyrias y Macedónicas,
Griegas y Romanas fueron y son examinados
con diligencia para adelantar el arte de combinar
la fuerza con el artificio. Los hábitos inveterados
de intriga, la vanidad y movilidad tan notables
siempre en el carácter francés, se han combinado
para hacer una grande y feliz experiencia; es decir:
Probar si los móviles principales de la conducta de
los hombres han sido siempre unos mismos, y si
con un profundo conocimiento del carácter del
tiempo presente, si con una disposición natural, y
superabundancia de medios, los mismos principios
y medidas, sabiamente adaptados á las circunstan-
cias, darán unos mismos resultados.
El mundo ha visto el fuerte y sostenido impulso
con que han apresurado la consecución de sus mi-
ras, y con que irresistible rapidez de execucion han
demolido las leyes y libertad de la Europa. E n
el atrevimiento con que han concebido sus iniquas
empresas, en el vigor con que las han executado,
en el esplendor y variedad de sus triunfos milita-
res, en los males con que han plagado á las mise-
rables víctimas de su poder, han excedido con
mucho a todos los exemplos que nos ofrece la an-
tigüedad. Combinando la sutileza del senado ro-
mano y la ferocidad de los Godos ; las pasiones
mas indomadas con la mas deliberada perfidia;
desechando, tanto en su administración interna
como en su política exterior, los movimientos de
humanidad, las obligaciones de la conciencia, los
lazos de la amistad, y el dictamen del honor, han
anegado en lágrimas .y sangre la Francia, á la par
IOS
del resto del continente, y no han dexado ni. el
consuelo de la esperanza á los que examinan aten-
tamente la presente situación de la Europa. Las
obras de Livio y de Salustio, y los comentarios de
Maquiavelo y Montesquieu presentan la mas exacta
semejanza entre los conquistadores franceses y ro-
manos, en la organización de su sistema militar, eu
el progreso de sus armas y en el tenor de su con-
ducta ácia aliados y enemigos. Mas aunque esta
semejanza ha llamado fuertemente mi atención,
haria mucha injusticia á la memoria de la repú-
blica romana, si quisiera extender la comparación
hasta el carácter de los instrumentos de sus con-
quistas. La horde asesina que ahora se ceba' en
e! cadáver de Europa, no tiene mas analogia con la
grave y sagrada milicia de los romanos,*' que la
que tuvo la Convención con aquel senado, á quien
Cicerón se atrevió á llamar templo de santidad, y
refugio de las naciones, -f-
A mi me ha parecido siempre que los fran-
ceses, desde los principios de su revolución, estu-
vieron en una posición mas favorable que los ro-
manos para lograr el imperio universal. Los obstá-
culos que estos hallaron fueron mas formidables y
huvieron de vencerse con mas dificultad. En los
primeros pasos de sus progresos, tuvieron que con-
tender contra pueblos que tenian instituciones ci-
viles y militares superiores a las suyas, y solo pu-
dieron vencerlos, adoptando lo mejor que observaban
en ellos. Al extender su imperio fuera de los lí-
mites de Italia hallaron aun entre los bárbaros,
una resistencia vigorosa y constante, inspirada por
el amor de la libertad, animada por el odio mas
decidido, y sostenida par la unanimidad mas per-

* Soletnnis et sacra Romímornrn militia. L.ivius.


t (Senatus) Templuin Sanctitatis, caput urbis, ara socio»
rara, portns omiiimu gentiutn. _' C I C E R O .

Ayunt^mJsrrto de Madrid
109
Fecta. Un exército de bárbaros, quales eran los
que los Germanos, los Traces, y los Scitas opusie-
ron al progreso de sus conquistadores, juzga el D r .
Smith en su Riqueza de las Naciones que es mas
capaz de resistencia que los exércitos permanentes
de los tiempos modernos* mirados en su relación
con las instituciones del periodo en que escribió.
La república francesa nacida en guerra, gozó,
desde su origen una superioridad irresistible sobre
las demás naciones del continente. Estas tenían
que sostenerse a un mismo tiempo contra un
ataque extemo, y contra el peligro de conmo-
ciones internas, prontas a nacer de la difusión del
-Jacobinismo. Las del mediodía estaban a merced
del primer invasor. Sus exércitos estaban faltos
de aquel valor que suple por la disciplina, y de la
disciplina que suple por el valor. Los estados de
Alemania y del Norte no conocieron exactamente .
el carácter, ni los peligros de la nueva guerra en
que estaban empeñados. No era ya una contienda
acerca de hizar ó arriar una vela, ó acerca de
pequeñas partijas y divisiones: contienda que
podia llevarse adelante por medio de consejos ir-
resolutos y sin previsión, y terminarse con ne-
gociaciones tímidas, y para salir del paso. Como
ía Europa moderna no habia visto jamas un im-
perio universal, no podia imaginar ni la possibili-j
dad de tal idea, ni la execucion de semejante plan.
Era ya demasiado habitual una cierta asociación
de ideas, y estaba mirada con demasiado apego
para que se destruyera baxo la fé da una predic-
ción. El formar lo que el nuevo estado de cosas
requería, es decir, nuevas combinaciones, por las
quales fuesen destruidas á un tiempo todas sus preo-
cupaciones hereditarias, sus útiles antipatias, y
todo él. sistema político del norte, era un esfuerzo,
que ni las fuerzas gigantezcas de su enemigo han
conseguido aún.' El poder de la república fue pri-

• AyuiYm.m]&srto d e ' j i s d r í d
110

meramente despreciado como una mera fantasma-


goría, y al fin mirado con sentimientos de desespe-
ración y desmayo, que debilitaron las fuerzas que
debian oponérsele. Solo una revolución total en las
constituciones internas de los otros estados, pudie-
ran haberlos preparado para contender con Francia
en términos iguales—esto es—con un sistema mili-
tar que les produxera refuerzos inagotables de hom-
bres, y con un código de principios igualmente
destructivos de sus'intereses domésticos, que de la
prosperidad general de la Europa.

Ayuntaintento da Madrid
U N informe ó relación del ministro general de
policia contiene los documentos siguientes. N°. I o .
Carta del Señor Berthemy, oficial del estado mayor,
comandante del Castillo de Valencay, fecha el 6 de
Abril en que avisa la prisión en el Castillo, de una
persona que se nombra el Barón de Kolli, Irlandés,
y ministro de su magestad británica cerca del prín-
cipe Fernando, en qualidad de rei de España. Dice
Berthemy que el principe le habló en estos términos.
" Los ingleses han hecho mucho daño á la nación
española. Todavia continúan derramando sangre á
mi nombre. Los ministros ingleses, engañados con
la falsa ¡dea de que estoy detenido aqui por fuerza,
me han propuesto medios de huir. Me han en-
viado un hombre que, con pretexto de vender al-
gunos artefactos, se ofreció á entregarme una carta
de S. M . el rey de Inglaterra."

N " . I I . •.
Copia de una carta del Principe Fernando a Mr.
Berthemy, gobernador del Castillo de Valencay
fecha en 6 de Abril avisándole la conducta de
Kolly.
" Habiéndose introducido aqui una persona des-
conocida con pretexto de trabajar de tornero se ha
atrevido en seguida, a proponer al Señor Amazaga
nuestro primer caballerizo é intendente, sacarme de
Valencay, entregarme algunas cartas que trae, en
una palabra, llevar a cabo el proyecto y plan de esta
horrible empresa.
Nuestro honor, nuestro reposo, la buena opi-
nión debida á nuestros principios, todo.se huviera
visto comprometido si el Señor de Amazaga no se
hallara al frente de nuestra servidumbre, y si no

Ayunt&HÚsritD ás Madrid
112
huvíera dado en esta ocasión peligrosa una nueva
prueba de su fidelidad inviolable acia S. M- el em-
perador y rei, y acia mi. Este oficial, cuy opriho,
paso fue informaros al momento del proyecto dicme
me dio cuenta immediatamente después.
Deseo vivamente informaros por mí mismo de
que estoy impuesto en el asunto, y tener esta oca-
sión de manifestar de nuevo mi inviolable fidelidad
al emperador Napoleón, y el horror que siento res-
pecto á este infernal proyecto, cuyos autores y fau-
tores deseo que sean castigados según merecen.
Recibid los sentimientos de estimación de vues-
tro afecto,
(FIRMADO) E L PRINCIPE FERNANDO.
N". III.
Copia del interrogatorio y declaración de Kolly
en el despacho de Policía general.
E n 8 de Abril de 1810 fue conducido al minis-
tro general de policía un hombre arrestado en Va-
lencay en el 6' de dicho mes, que fue preguntado
como sigue.
P.—¿ Qual es vuestro nombre, apellido, edad,
patria, profesión, y domicilio ?
R.—Carlos Leopoldo, barón de Kolly, de edad
de 32 años, nacido en Irlanda, ministro de su
magestad el rei Jorge. 3 o . al principe de Asturias
Fernando 7o-
P.—i A quien os dirigisteis en Londres para
proponer, y hacer admitir el- proyecto que os ha
traido a Francia ?
R.—A su alteza real el Duque de Kent, quien
lo puso en noticia del rei su padre. Todo lo demás
fue dirigido por el Marques de Wellesley.
P—i Cjue medios se pusieron a vuestra, disposi-
ción para executar la empresa ¿
R.—Se me dio : I o . Una carta credencial para
quitar toda duda respecto de mi persona y mi mi-

Áyunt'áiní^nto da Híidrid
113
sion al príncipe Fernando: 2 o . Dos cartas del rei
de Inglaterra al príncipe, que se han hallado entre
mis papeles. 3 o . Pasaportes fingidos, itinerarios,
órdenes de los ministros de marina, y dé guerra,
estampillas, sellos, firmas de los oficiales del depar-
tamento de la Secretaria de estado; aprehendido
todo ello al tiempo de prenderme ; lo qual llevaba
conmigo para convencer al príncipe de los medios
que estaban a mi disposición. A?. Por lo qne hace
a los fondos necesarios para la empresa tenia como
doscientos mil francos, y por lo que pudiera ofre-
cerse, una letra abierta sobre la casa de Maensoff
y Clanoy, de Londres : finalmente, los navios qne
fuesen necesarios; a saber: el Incomparable de
74 cañones, la Dedaigneuse de 50, la galeota Pi-
qitanie, y un bergantín. Esta esquadra, con pro-
visiones para cinco meses, espera mi buelta sobre
la costa de Quiberon.
Habilitado de esta manera, después de haberme
despedido del rei y de su ministro en 24 de enero,
sali de Londres el 2b' para Ptyniouth con el conmo-
doro Dockburn, a quien se habia confiado el mandó
de la esquadra. Mr. Alberto de St. Bonnel, a
quien habia comunicado mi plan, se quedó en Lon-
dres para recoger, los pasaportes, itinerarios,, es-
tampillas, sellos, etc. que se habian mandado entre-
gar. La salida de M. de St. Bonnel se detuvo por
indisposición del Marques de Wellesley ; no se me
reunió hasta fines de Febrero y nos hizimos a la
vela algunos dias después. Yo desembarqué en
Ouiberon el 9 de Marzo en la noche.
P.—¿Que precauciones tomasteis al saltar en
en tierra para ocultar los documentos concernientes
al objeto de vuestro visage ?
R.—Meti en mi bastón la credencial de que he
hablado: las dos cartas de su magestad el rei de
Inglaterra venían ocultas en el forro de mi casaca:
parte de los diamantes estaban cosidos en el cuello
114
de mi sobretodo, y en la pretina de mis calzones.
M . de St. Bonnell traxo lo demás oculto del mismo
modo y también en su corbata.
P—¿Teníais algún acomunicacion establecida en
, Valencay antes de vuestra salida de Inglaterra para
Francia ?
R.—Ninguna.
P.—l Adonde os dirigisteis después de desem-
barcar ?
R.-—A París. Caminé con el auxilio de uno de
los itinerarios que me habían dado en Inglaterra, y
el qual llené yo mismo.
P.—¿ Estuvisteis mucho tiempo en Taris ?
R.—Me detuve en vender los diamantes que me
dio el Marqués de Wellesley: Compré un caballo
y un calezin a M . de Convert que vive en el Hotel
d'Angleterre en la calle de filies de St. Thomas.
M . de St. Bonnell compró dos caballos a personas de
cuyos nombres no me acuerdo : Debia comprar uno
de Franconia, y otro de la Princesa de Carignan,
después que yo salí para Valencay.
P.—i Como lograsteis entrada en el castillo de
Valencay ? -
R.—Con pretexto de vender algunas cosas curio-
sas. Esperaba lograr ocasión, de este modo, de
entregar al príncipe las cartas que se me habian
confiado, manifestarle mi plan, y obtener su con-
sentimiento. Solo pude hablar con el infante Don
Antonio, y con el intendente. El principe Fer-
nando rehusó verme y oirme. E n verdad, que
por el modo extraordinario con que se recibieron
mis proposiciones, tengo razón para creer que dio
parte al gobernador del Castillo, y en consequencia
de esto fui pres©.
P.—¿ Cjue medios teniais preparados para condu-
cir al principe Fernando á la costa, en caso que con-
sintiera en ello ? .
R.—El objeto de mi primer viage a Valencay
\ '
A^ufítMtiíéfito d s Madrid
115
era imponer al principe en mi plan y si lo ad-
mitía, determinar con él quando había de volver
a sacarlo. Después de esto debia ir á la costa a
avisar al comandante de mi e-squadra del dia con-
venido. De allí naviera vuelto a Paris a disponer
los hombres y caballos necesarios para los apos-
taderos en el camino; E n la noche del dia seña-
lado el principe debia escapar de su quarto, y con
el auxilio de los tiros apostados huviera estado muí
lexos de Valencay antes de que pudieran echarle de .
menos/
P.~i Adonde pensabias llevar al principe des*
pues de estar á bordo ?
R.—La intención del Marques de Wellesley era
que fueee a España. El Duque de Kent etabapor
que se llevara a Gibraltar. Pero este plaii me di-
gustaba, porque en verdad, era mandarlo pfeso.
Y o pensaba proponer que eligiese, y llevarlo a donde
fuera su gusto, porque sabia yo que el Capitán
Cockburn tenia orden de seguir las mias;
P.—-¿ Que personas pensabais empleaí ? •
R.—M. de St. Bonnel era el único que sabia
mis designios. No quiese buscar a nadie para ayu-
darme en la execucion, hasta saber la determina-
ción del príncipe. Siempre, huviera empleado a
mu i pocos.
J*.-«;Conoceis las cercanías de Valencay, y el
pays que teniais que atravesar f
R.—Nada, absolutamente ; pero compré algu-
nos excelentes mapas quando llegué a París los-
quales me huvieran dirigido sin dificultad.
P.—-¿ Que os movió a formar este proyecto ?
R.—El parecerme mui honroso.
P-—i Conocéis este paquete ?
J?.—Lo conozco. Contiene los documentos, es-
tampillas, sellos y demás cosas que he dicho, y
que se me hallaron al tiempo de prenderme.
(FERMADO) K.OLLY.
TOMO I. I

Ayuntan]Sanio da Madrid
116
N ° . IV.,
Es una carta de Carlos 4° dirigida al reí de
Inglaterra en 1802 dándole cuenta del casamiento
del príncipe de Asturias. Fue entregada a Kolly
con una nota marginal del Marques de Wellesley
para que le sirviese de credencial para el principe
Fernando. Al respaldo de la carta habia escrito
él Marques de Wellesley de su mano, lo si-
guiente:
El infrascrito principal secretario de estado de
S. M. B. para el departamento de negocios ex-
trangeros declara, que esta carta e» verdadera-
mente la misma que S. M. C. Carlos 4a. dirigió
a S. M . B . Jorge 3 " . con motivo del casamiento
del principe de Asturias, actualmente rei Fernan-
do 7 o . Este documento auténtico se confia a las
personas que tendrán la honra de presentarlo a
S. M . C. Fernando 7 o . para atestiguar su embáxada.
WELLESLEY.
Downing Street, 25 de Febrero, de 1810.

Carta del rei Jorge \3°. firmada de su mano, al


principe Fernando, y confiada a Kolly.
Sir, mi h e r m a n o : ' Por ;mucho tiempo he
deseado una ocasión de mandar a V. M . una carta
firmada de mi mano en que manifestara el vivo
interés y profundo sentimiento que he tenido
desde que V. M . fue arrancado de su reino y de sus
leales vasallos. N o obstante la violencia y cruel-
dad^ con qiie el usurpador del trono de España
opriníe a aquella nación, debe ser de mucho con-
suelo para V. M . el saber que vuestro pueblo con-
serva su lealtad y amor á la persona de su legítimo
soberano, y que España hace continuos esfuerzos
para sostener los derechos de V. M, restablecer:
los derechos de la monarquía. Los recursos de mi
peino, mis esquadras y exércitos se emplearán en

Ayuntan]Jsíj'iiD de MadricT
nr
ayudar á los vasallos de V. M . en esta gran causa,
y mi aliado el príncipe Regente de Portugal ha con-
tribuido también á ella con todo el zelo y perseve-
rancia de un fiel amigo.
Solo falta a los fieles vasallos de V. M. igual-
mente que a sus aliados, la presencia de V. M. en
España, donde inspirara una nueva energia.
Por tanto exijo de V . M . con toda- la franqueza
de la alianza y amistad que me une a sus intereses,
que piense los medios mas prudentes y eficazes
de escapar de las indignidades que experimenta, y
de, presentarse en medio de un pueblo, unánime
en sus deseos de la gloria y dicha de V. M .
Incluyo una copia de las credenciales que mi mi-
nistro en España ha de presentar á la Junta Cen-
tral, que alli gobierna en nombre, y por la auto-
ridad de V. M.
Ruego a V. M . que esté seguro de mi sincera
amistad, y del verdadero afecto con que soy :
E n el Palacio de la Reina. ' Londres 3 1 de Enero
2810,
Señor, mi hermano
Vuestro digno hermano
(FIRMADO) J O R G E R.
(Por mandado del R e y ) ; W E L L E S L E Y .
N° V I .
Es una copia de una carta de Jorge 3°. al prin-
cipe Fernando, con. copia de los plenos poderes
dados a Henrique Wellesley.
No. V I I .
Es una carta de Mj de Berthémy en que se des-
criben los regocijos hechos en el Castillo de Valen-
cay el I o . de Abril en honor del casamiento del
emperador. E n este dia se pinta a loe príncipes
españoles mui atentos á no perder ocasión alguna
de manifestar su contento. Asistieron a la capilla
i 2
Ayuntamiento ^9 Madrid
ñs
del castillo y al acabarse el Te Deum, el principe
Femando fue el primero a gritar : Viva el Em-
perador, viva la Emperatriz. Los brindis después
de la comida fueron : el principe Fernando : " A
nuestros augustos soberanos Napoleón el Grande y
Maria Luisa su augusta esposa." El infante Don
Carlos : " A las dos. familias imperiales y reales
de Francia y Austria." El infante Don Antonio:
" A la feliz unión de Napoleón el Grande y Maria
Luisa." M . de Amezaga a la mesa de los empleado»
en la comitiva brindó : '• A Napoleón el Grande
y Maria Luisa, gloria y delicia de Francia y de
Alemania : que la divina providencia les conceda
muchos y felizes años." De ocho á nueve mil lu-
ces adornaron aquella noche, el castillo y parque*
N°. V H I .
Copia de una carta dirigida a M. Berthemy por el
principe Fernando, manifestándole su deseo de
ser adoptado por el emperador.
Valen cay 4 de Abril.
Deseando tener una larga conversación con vos
sobre varios asuntos que han ocupado ,mi atención
por mucho tiempo os pido que vengáis a la habita-
-cion de mi primer caballerizo Amezaga a las tres
de esta tarde. Solo este sugeto goza de mi entera
confianza, habiéndola justamente merecido por
su excelente conducta en todos mis asuntos, que
ha dirigido siempre ¿nui a mi satisfacción y pro-
vecho.
M . de Amezaga que tuvo el honor de hablaros
por mi parte sobre las materias a que aludo, y
otros asuntos mios, me dice que ya estáis impues-
to en ellos. Nuestra conversación será, por con*
siguiente, breve, y no se mezclará con negocios
vuestros. . .
Los que ahora ocupa mi atención es para mi un-
objeto del mayor interés. M i mayor deseo ea seF

Ayyritarj]j9/jto da Madrid
J

hijo adoptivo de su magestad el emperador, nuestro


soberano. Yo me creo merecedor de esta adopción
que verdaderamente haria la felicidad de mi vida,
tanto por mi amor y afecto a la sagrada persona
de su magestad, como por mi sumisión y entera
obediencia a sus intenciones y deseos. Ademas
ansio por salir de Valencay, porque esta habitación
que por todos lados se nos presenta desagradable,
por ningún titulo nos es correspondiente.
Me complazco en confiar en la magnanimidad
de conducta y en la generosa beneficencia que dis-
tingue a su magestad imperial y real, y en creer
que mi mas ardiente deseo se verá pronto cum-
plido.
Recibid, etc.
(FIRMADO) FERNANDO.
Al acabar la lectura de estos papeles extraordi-
narios es imposible que el hombre mas precipitado
en sus juicios no quede suspenso é indeciso un
momento, En tanto que el transtomador de Eu-
ropa no había introducido la falsedad y la impuden-
cia por atributos esenciales de lo política del gabi-
nete francés, los papeles de oficio eran una especie
de datos, bastantemente solidos para dirigir la opi-
nión de los contemporáneos, y transmitir noticias
que debían ser el fundamento de la historia para
los venideros. Pero después que la expeiiencia nos
ha convencido de que Bonaparte no perdona medio
alguno quando conduce a sus fines, y que la ca
lumnia, y la impostura, cubiertas con el velo casi
impenetrable de la autoridad pública, son el instru-
mento ordinario de sus tramas, es preciso caminar
á ciegas y ponerse á adivinar no solo, qual será el
fondo de verdad que haya en lo que nos dice, sino
ver bien de no engañarse suponiendo que siempre
se ha de encontrar alguno..
Mas, por fortuna, en el presente hecho estamos
ciertos de que hay una parte verdadera; y es el
13

Áyusrmmíento d^ Madrid
. 120
generoso esfuerzo con que el rei de> Inglaterra
ha querido dar libertad al desgraciado Fernando
7 o . El ministerio no ha tenido por qué negar
una empresa tan noble, y todo coincide en probar
su certeza. Se sabe que al salir el buque que
llevaba a Kolli y St. Bonnel dixerori los papeles que"
iban en él dos personajes para una comisión secreta,
y aun qnando no huv.iera t-s'ta circunstancia, la no
reclamación del ministerio seria una prueba sufi-
ciente del hecho. ,
Con quanto placer descansa un momento el
hombre amante del bien que sigue el hilo del la-
berinto de'las transacciones políticas, al ver entre
ellas una en que la humanidad sola tiene parte!
Con quanto Ínteres se verá una expedición destina-
da, no á especulaciones de comercio ó de mando,
sino al alivio de un rei cautivo a quien se quiere
restituir á su trono, y a sus vasallos! Dígase en
gloria de la nación inglesa : las pocas vezes que los
gobiernos han procedido con desinterés, y por mo-
tivos de honor y humanidad en los tiempos mo-
dernos, ella ha sido quien ha dado los mas notables
exemplos. La España la ha experimentado en dos
de sus reyes injustamente privados del trono y ar-
rancados de su reino :. ambos defendidos con igual
generosidad por los ingleses, aunque con muí de-
sigual derecho a su compasión y a la de todos los
hombres. El nombre de Dn. Pedro de Castilla, y >
el de Fernando 7°- parece que nunca debieran
ocurrir juntos si se atiende á sus caracteres per-
sonales ; pero es muí agradable verlos reunidos
quando se trata del auxilio que al uno dio en ti-
empos remotos la nación inglesa, y al otro le esta
dando en nuestros días*. Si alguien ha de decidir
. , ' * Jfiigó que casi ninguno de mis tactores podra ignorar
el hecho histórico a que aquí se alude. I,a historia del Prin-
cipe de Gales, llamado el Principe negro, .es demasiado sa-
bida para que se necesiste repetir en e¡-te lugar.

Ayuntamiento da Madrid
121
en la causa'de las naciones unas oon otras, sí los
delitos políticos' huvierán de tener un tribunal en
que ser juzgados; no seria digno de este oficio
augusto,, el pueblo que prescindiendo asi del ca-
rácter de las personas solo atiende al interés de la
justicia ?
Mas al tiempo mismo que el acto generoso en
favor del Rey Fernando .debe llenar de satisfac-
eran a quantos tengan sentimientos de honor y
probidad, la infernal intriga que manifiesta es.e
conjunto de documentes forjados (porque tales
deben aparecer a quitn los considere con ojos im-
parciales) es preciso que aumente el odio acia el
hombre maligno que tan descaradamente se burla de
quanto hay sagrado entre los hombres. Yo no
dudo un momento que el principal objeto de Bo-
naparte es degradar el carácter de . Fernando Jo.
en la opinión de ingleses y españoles, y hacerlo
aparecer .servilmente sometido a su voluntad hasta
el punto de querer dar á entender que está con-
tento con su situación presente. La invectiva contra
los ingleses por donde empieza, y la timidez pueril
con que se hace hablar al rei, llamando .horrible
empresa y proyecto infernal á la tentativa para
sacarlo de la prisión,, dan el mayor viso de im-
postura a todo el contexto de la carta. No estaba
ciertamente concebida en términos como estos la
renuncia de Bayona, á pesar de no ser menor el
riesgo que entonces amenazaba al desdichado mp-.
narca ; su contexto manifiesta bien la violencia con
que fue arrancada y casi se puede decir que incluye
en si misma su protexta. Yo no me aventurarla á
decir que toda la carta primera sea fingida-* Es
mui natural que conociendo á Bonaparte, creyese el
infeliz Fernando que se le quería hacer caer en un
lazo, por medio de aquel hombre que se le presentaba
como amigo; pero aun sin recurrir a esto, la carta
es una apología del carácter del rei y demuestra

M.

ÁyufrcamJsíjlo de Madrid
que se avergonzaba de que pensase alguno qué él
rnismo habia delatado al que venia a .¡socorrerte.
El final del segundo párrafo de la Carta á M . de
Berthemy se conoce que está escrito solo á este
proposito; " Este oficial (dice) cuyo primer paso
fue informaros al momento del proyecto dicho,
me dio cuenta inmediatamente después.
En quaíito al interrogatorio y declaración del
.Barón de Kolly, fuera mas glorioso el que no
fuese parte de la intriga. El Barón dé Kolly es
un verdadero héroe en su franqueza, en el modo
firmé y decidido con que responde, y particular-
mente en el motivo que alega para haber empren-
dido una acción ¡ n ardua' y peligrosa. Quando á
la pregunta de ¿ que os movió a formar este.
proyecto ? sja le oye responder noblemente í el
parecerme mui honroso : esle hombre aparece tan
superior al peligro, tari poseido del amor de la
gloria, que sus palabras son dignas de conser-
varse como un exemplo de pensamientos sublimes :
en ellas esta contenida una acusación completa de
Bonaparte.
Pero noto con sentimiento aquella invectiva indi-
recta contra los ingleses quando dice, que conducir
al rei á Gibraltar era como llevarlo preso? N o
trasciende aqui algo de francesismo? El hombre
que babia recibido tantas pruebas de la ingenuidad
del gobierno inglés con respecto al rei de España
¿podia creer que lo llevasen a confinar a aquella
fortaleza ? No se nota también que responde casi
sie.npré mas de lo que se le pregunta? Repito que
ha^o estas observaciones con sentimento: yo
&p» tczcó que el Barón de Kolly, sea el hombre
•generoso que a primera vista se presenta; pero
donde interviene Bonaparte ninguna sospecha es
^íJeesiva.
Mas lo que á mi parecer, acaba de manifestar
la existencia del enredo, es |a carta sobre la.

- Ayuntamiento d=s Madrid


123
adopción, que se supone escrita por Fernando 7o,
el 4 de abríl,solo dos dias antes de ser descubierto
Kolli. E s una casnalidad mui rara el tener este
documento tan reciente que estampar en «1 Mo-
nitor,, en seguida a todos los otros concernientes al
reí Fernando. Y a que propósito viene la publica-
ción de esta carta? ¿ No es probable que sea fin-
gida para hacerlo aparecer sumisamente rendido ti
la voluntad del emperador y desacreditarlo asi •entre
sus amigos?
E s verdad que la situación del reí Fernando es
tan a proposito para rendir qualquier ánimo, y
mucho mas el de un joven que no ha visto mas
inundo' que los claustros del Escorial-, ni ha tratrdo
a inas hombres que las máquinas cortesanas, que
no seria extraño que a fueraa de seducciones
hirviera consentido en pedir esta adopción cómo el
único medio de salir de su cautiverio. É n efecto
se le ve quejarse de la habitación que tiene, y
llamarla indecorosa á su persona y a ^u familia. Si
esto fuera asi, no debería quedar la -mas pequeña
duda de que Bonaparte pv'epara alguna intriga
contra España. ; No pudiera ser que pensara en
sosegar a los españoles mandándoles a Fernando
7o. casado coa una de la familia -Napoíeona ? ¿ No
será acaso que piensa trasladar a Josef a otra parte,
y hacer de España una porción de Ducados y
Señoríos, en que ponga a varios de sus generales
como feudatarios de Fernando, para que sean ver-
daderamente sus guardas y carceleros ? ¡ Quien
puede adivinar entre la infinita variedad de rumbos
de que es capaz su intriga ! ; Quien podria pensar
después de la batalla de Esling que habia de termi-
narse la guerra de Alemania por el casamiento de
Napoleón con la hija del Emperador Fran-
cisco?
Pero si ha imaginado algo de esto, desde aora le
anunciamos que va, a padecer segundo engaño

ÁyasymsnÍB!rio ds Madrid
124
respecto de los españoles. Fernando *¡°. es éí
monarca que la nación ha reconocido y a quien
sera siempre fiel en medio de sus mayores desgra-r
cias. Pero "si fuera posible que cediese al influxo
de Bonaparte, si fuera posible qtie lo viesen en la
raya de España precedido de gendarmes franceses,
y trayendoles un tratado de alianza con Napoleón,
es indudable que no le admitirían. Otros defectos
se podran atribuir a los Españoles; pero jamas el
de volubles y desagradecidos. Aun quando no
mediara el odio inextinguible a los franceses,
bastaría para horrorizar a la España la idea de
hacer la guerra á los ingleses que tan generosa^
mente les han ayudado; y bien se sabe que esta
guerra es la basa fundamental de todos los trata-
dos con Bonaparte.
Puede ser que estas conjeturas sean vanas;
pero no lo es la seguridad que tenemos de. que la
intriga no ha de valer para subyugar á los espa-
ñoles. Pasó el tiempo en que pudo Napoleón
dominar la España por medio de un casamiento.
Después que se ha dado a conocer con tantos
horrores, no bastarían todos los enlazes imagina-
bles para admitir su amistad, y seria sin duda
alguna desechada, aun quando fuese a llevarla Ferr.
pando séptimo.

A f i n c a m i e n t o de Fl adrad
EXTRACTO

Je los documentos concernientes a la


España y Portugal, mandados puMi&&íle or-^
den del Parlamento. Contiene las cartas que
pueden dar mas luz sobré las causas que inuti-
lizaron la batalla de Talavera, y sobre el esta-*
do de los ejércitos en aquel tiempo. ,

Carta de Sir Arturo Wellesley {hoy Lord Web


litigion) a Dn. Martin de Garay, fecha en Filia
Franca a 29 de Abril I809. . - .

H E tenido el honor de recibir la carta de V. E .


del 21 y me alegro mucho al ver que,el plan de-
operaciones que he adoptado para las tropas de mi
mando, desde mi llegada á este pays, y sobre el
qual han empezado á obrar; es decir, arrojar á
Soult del ftorte de Portugal, sea de la aprobación
de la Suprema Junta. Executada esta operación,
es mi intento reuní'* el todo de mi exército en la
frontera oriental de Portugal, y cooperar de todos
los modos que me sean posibles con el General
Cuesta para un ataque contra el Mariscal Víctor.
Entretanto no puedo recomendar bastantemente un
systema de mera defensa en todas partes. E n la
situación presente de las cosas debemos esperar
. por todas razones, que en poco tiempo todos nos
hallaremos capazes de cooperar á un ataque vigo-
roso sobre la fuerza total restante del enemigo;
ataque que probabilísimamente debe ser ventajoso,
si no perdemos ninguna de las importantes posicio-
nes que tenemos, ni la gente que las defiende, sa-?
erificandola en ataques infructuosos en las llanuras.
No puede ser de mueha importancia el que por
algún poco de tiempo ocupen mas ó menos de lae
126
llanuras de la Mancha, con tal que las tropas es-
pañolas no se expongan al riesgo de una nueva
derrota por la superioridad de la cavalleria ene-
miga, y disminuyendo asi la fuerza y actividad del
cuerpo destinado a defender los Pasos de Sierra
Morena, ocasionen con la pérdida de estos impor-
tantes puestos, la de todo quanto nos queda de im-
portancia.
Yo no concibo que el enemigo esté ahora en
situación de emprender nada de consideración, es-
pecialmente hasta que sepa del Mariscal Soult: Si
esto -es asi tenemos todas las mejores esperanzas de
un próspero resultado final, aguardando á que todos
"nos juntemos para acometer a Víctor.

Carta del mismo, al. General Cuesta, con la misma


fecha.
Ayer tuve el honor de recibir la carta de V. E .
del 3 de Abril, y le aseguro que será para mi
de la mayor satisfacción ¡el cooperar con V. E. quan-
to esté en mi mano, para deshacer las fuerzas del
enemigo que amenazan las ciudades de Sevilla y
Lisboa. V. E . debe hacerse cargo del estado del ex-
ército portugués: apenas se há empezado a organizar
y á disciplinarse; y aunque tengo la mayor confianza
en el valor, zelo, y lealtad de las tropas Portugue-
sas, no puedo considerarlas en este momento en *
tal estado de disciplina que pueda confiar a sus
operaciones la seguridad de Portugal, que me
está especialmente encomendada, contra los acome-
timientos que mas adelante pueden hacer contra
ella las tropas disciplinadas de Francia que han
invadido este reino, y están actualmente en pose-
sión de una parte importante de él. En-estas cir-
cunstancias mi atención se ha visto necesariamente
llamada, en primer lugar '« libertar a Portugal de
tos males ulteriores con que tanto este reino como
127
España gfi ven amenazados por el Mariscal Soult,
y a este efecto se halla en marcha la mayor parte
del exército de mi mando. Un pequeño destaca-
mento-de tropas Británicas con otro de tropas Por-
tuguesas quedarán sobre el Tajo para observar los
movimientos del enemigo, y guardar al paso de
aquel rio en easo que el enemigo dirigiese acia
aquí su ataque. Si logro arrojar al Mariscal Soult
del norte de Portugal, pienso ir con el total de mis
tropas (que son sobre 25,000 hombres, de los
quafes cerca de 4,000 serán para entonces de ca-
valleria) a las fronteras orientales de Portugal en
las cercanias de Elvas, y tendré mucha satisfacción
e a cooperar con V. E . para un ataque contra
Victor.
E n el estado presente de las cosas necesitamos
de tiempo, y no perder gente, ni ninguna de las
importantes posiciones que ocupamos. Dentro de
poco tiempo todos estaremos en dispocion de coo-
perar a un ataque vigoroso contra el enemigo; y
mientras que llega este dia no es de mucha impor-
tancia que adquiera algo mas de tierra llana, con
tal que no perdamos los hombres que están desti-
nados á defender los importantes puntos que están
en nuestrp poder.

Extracto dé un pliego del M. H. J. H. Frere al


Señor ¿secretario Canning; fecho en Sevilla a
16 de Junio de I8O9,
La carta que recibo aora de Sir Arthur Welles-
ley me informa de su intención de reunirse al
General Cuesta, y abandonar el plan que habia
formado de cortar la retirada al enemigo por un
movimiento sobre Placencia a la orilla derecha
del Tajo. Esta determinación esta fundada, parte
en las- importunidades del General Cuesta, y parte
• «sobre la entera imposibilidad de convencerlo a que

Ayuntamiento ÓB Madrid
128 " . i
escoja una posición segura, o a que concentre su
exéreito, el qual en la presente distribución que
tiene, y en las llanuras que ocupa, seria infalible-
mente batido si fuese atacado por las fuerzas
reunidas del enemigo, cosa que en las circunstan-
cias presentes, Sir Arturo Wellesley teme mucho
que suceda antes de que pueda verificar su re-
unión.

Extracto de una carta del Scir. Frere a Sir A.


Wellesley, en Sevilla, 8 de Julio de I809.
Hay ademas otras circunstancias que, baxo otro
punto de vista hacen muy apetecible la desmem-
bración de parte de la fuerza unida al presente,
baxo el mando del General Cuesta. Se $ospeccha
generalmente, y se ha sospecchado tiempo ha,- que
el General Cuesta medita un serio plan de ven-
ganza, resentido de las injurias y disgustos que
sufrió aora medio año, por parte de la Junta Cen-
tral. La dispersión y ruina del exéreito de Blake,
ha quitado un grande obstáculo á este proyecto por
parte de Cuesta, y ha aumentado el temor de los
que lo áprehendian.

Sir A. Wellesley a Mr. Frere. Placencia 16, de


Julio de IS09.
M é es imposible expresar la incomodidad y el
riesgo en que estamos por falta de medios de con-
ducción ; los que no puedo creer que falten en el
pays, sino faltara la voluntad de darlos.

Los pueblos dan de mala gana las provisiones


que hemos pedido, y me he visto obligado a pro-

Ayuíri'drntenio da rtadrid
129
meterles ,que>*Ie serán debueltas de nuestros alma-
cenes de Portugal: y no hemos podido hallar un
carro, ni una muía para el servicio del exército.
Esto no presenta*bueri aspecto, y yo no seguiré
si no se mejora el prospecto de ser mejor tratados.

P . D . Seguramente no estaríamos peor en tierra


enemiga, ni aun' tan mal, porque tomaríamos, por
tuerza lo que necesitáramos.

Sir Arturo Wellesley al General 0,Do?ioghue.


Placértela l6 de Julio de 1810.'

: : : : : Mi Ojuartel General estará el 18 en Maja-


das, el 1,9 en Centenillo, y el '20 en Oropesa.
.Siento decir que marcharemos mui mal provistos
de muchos artículos que necesitamos, a causa de la
falta de medios de transporte que tenemos, y en esta
provincia ó no los hay o no quieren darlos.
: : : : Nada me impedirá llevar a debido efecto lo
convenido con el General Cuesta quando tuve el
gusto de verle, aunque el executarlo será una cosa
llena de dificultades a causa de la falta de medios
<le transportes, los quales esperaba que se me
huviesen proporcionado por esta Provincia y por
Ciudad-Rodrigo; pero creo ser justo respecto de
mi exército, y de S. M . el determinarme a no
emprender ninguna operación nueva, hasta que se
me hayan dado los medios de transporte que ne^
cesita mi exército; y debido al candor y franqueza,
el dar parte quanto antes al General Cuesta de esta
' mi determinación.
El exército inglés no necesita muchos auxilios
de este género: Ningunos para el bagage de los
individuos > y el que se exige es para aplicarlo so-

AyusrtamÍBirzo de Madrid
130
lamente al transporte de provisiones, municiones,
dinero, y botica. y .,
Todo pays en que se halla en campaña un ex-
ército esta obligado a proveer!» con estos medios :
si el pueblo de España no puede ó no quiere proveer
a este de lo que necesita, temo que será menester
que se pasen sin sus servicios.
Estimare a V. que presente esta carta a! General
Cuesta para su inteligencia, diciendole que remito,
copia a Mr. Frere, para la del gobierno.

El General J 'énegaa. a Dn. Antonio Cornel Minis-


tro de lo Guerra.

Valdepeñas 19 de Julio de 1809»

£ X M Ü SEIIOR,
• •

Por el correo que llegó a este Quartel General


esta mañana he recibido la Real Orden del 17 del
corriente comunicada por V. E . en que se me
manda que avanze hasta IV^adrilejos; pero que no
siga adelante sin haber recibido noticia de que avanza
el General en Gefe con quien he de comunicar con
la posible freqüencia; y que debo estar cierto pri-
meramente de que el enemigo no se ha reforzado
de modo que me halle expuesto a una retirada
peligrosa, antes de poder tomar posición favorable
para una defensa, en la intelligencia que tanto erf
avanzar a Madrilejos como en qualquier subsequente
movimiento, debo guiarme por las circunstancias en
todas mis operaciones.
Con todo ello cumpliré exactamente, y entre-
tanto, estoy adquiriendo por todos log medios posi-
bles inteligencia cierta de las verdaderas intenciones
del e n e m i g o . : : : :

Áymrüinússrío de Piad/id
131 - m iü^ClPAi-

El General Cuesta al Ministro Carnet.


Casas del Puerto, 18 de Julio de l80</a
: : : El 21 las tropas que están en el Puente del
Arzobispo marcharán á la Calzada. Mi exército
ha empezado esta marcha sin cebada, y solo con
provisiones para el dia, porque las medidas qtie he
tomado y los pasos que ha dado el comisario no
han surtido efecto.
Dexo un destacamento en el puente (de barcas
que se habia establecido para que pasase el exército)
para su guarda y protección. Puede servir durante
el verano, es decir, hasta fines de Septiembte, y
principios de Octubre, que es quando empiezan las
lluvias, á las quales no podrá resistir, y esta comuni-
cación tan necesaria para nosotros nos sera cortada.
Parar evitar este mal, escribí al instante que el
puente estuvo establecido á la Junta Provisional de
Extremadura manifestándole la necesidad de repa-
rar el camino de rueda desde Truxillo al Puente del
Arzobispo, que es la sola comunicación segura;
pero no veo que hasta ahora hayan dado paso
alguno para efectuarlo, y el objeto es tan interesante
que merece la consideración de la Suprema Junta
del reino.

El General Cuesta al Ministro Cornel: fecha en


Talayera de la Reyna, 22 de Julio de 1809*
Esta mañana temprano apareció el enemigo en
fuerza en nuestra vanguardia apostada en el pueblo
de Gamonal, probablemente con intención de ata-
carla, yjempezóun fuego vivo contra nuestros pues-
tos avanzados, el qual se sostuvo tiempo considera-
ble. Nuestras tropas avanzaron para sostener la
vanguardia y cargaron al enemigo con tal espíritu
que empezó a retirarse precipitadamente, entrando
mezclados en Talavera, y siguiéndolos nuestra tropa
TOMO í . K

ÁyiisriESiússrío ós Madrid
132 :•
bástalas orillas del Albeiche con perdida considera-
ble de la parte contraria; de los nuestros huvo
algunos muertos y heridos, cuyo número no puedo
aun decir á V. K. Entretanto que la vanguardia
al mundo del Brigadier General Don José de
Zayas perseguía y desbarataba al enemigo, la van-
guardia y el exército inglés que salió anoche d e
Oropesa, llegó y atravesando por Talavera se ade-
lantó hasta el Alverche, tomando posición á la
izquierda del camino, en donde permanecerá esta
nocbe. Nuestro exército, formado en columnas
marchó también por medio del pueblo en medio de
las aclamaciones de sus habitantes, y pasará la
noche en el camino del puente del Alberche en el
qual se han fortificado los enemigos con algunas
piezas de artillería. Mañana trataremos de desa-
lojarlos si esta noche no tratan ellos de de-
campar:
Al ver nuestras tropas pasar el brillante exército
inglés esta mañana se llenaron de valor y entu-
siasmo, y manifiestan ansia de atacar aunque fati-
gadas en extremo.

El General Cuesta al Ministro Cornel; en Tala-


vera, a 23 de Julio de 1809.
1

H e gastado la mañana en reconocer con el Ge-


neral Wellesley la posición del enemigo, que ha
reunido sus fuerzas a la otra orilla del Alverche,
determinado a defender el paso. Nosotros hemos
resuelto, no obstante, atacarlo mañana al romper el
dia, y esta noche he destacado mi 5 a división con
300 caballos para el vado de Cardielj distante tres
leguas del puente para que pasen el rio al amanecer
y ataquen al enemigo por el flanco derecho mien-
tras que ingleses y españoles pasan por otros vados,
y le atacan por todo el frente. La posición del
enemigo ee bástante fuerte, mas no inaccessible;

AyujitHmjarrío da Madrid
1

183
y atendiendo a la imposibilidad de hallar pro-
visiones para ambos exércitos hemos determinado
atacar.
Acabo de recibir noticia de que una avenida del
Tajo ha inutilizado para algunos dias el puente de
barcas establecido en Alrnaraz, y he mandado que
lo restablezcan quanto baxen las aguas. E l arco
del puente de piedra qué se hizo volar tiene de u n
pilara otro 120 pies de ancho' y así es imposible
atravesar planchas en él como V. E. propone.

El General Cuesta al Ministro Cor n el. El Bra-


, ' vo, 24 de Julio de 1809.

Esta mañana al acercarse el exército aliado al


rio Alverche para atacar a los franceses nos sorpre-
hendio el ver que habían decampado con toda la
prontitud y silencio posible. Los hemos perseguido
por diferentes caminos toda la mañana, y con difi-
cultad han podido dar con ellos nuestras partidas
avanzadas. Ahora es la una de la tarde y acabo de
llegar a este pueblo que he hallado enteramente
desierto : he recivido noticia de que pocas horas ha
estaba aun una división francesa en santa Olalla,
dos leguas de aquí. N o sabemos exactamente el
camino que han tomado: si han ido acia Toledo
ó Madrid ; y como mis tropas pasaron toda la no-
che sobre las armas y han marchado cinco leguas
hoy, no puedo avanzar mas. Las divisiones y la
vanguardia están en Cebolla, y la reserva y una di-
visión de caballería, conmigo. El exército ingles
esta es Casalejas y san Román y su vanguardia
y mis puestos avanzados en santa Olalla.

El General Cuesta al Ministro Cornel. Saiita


Olalla, 25 de Julio de I8O9.

Pespues que avisé a V. E . ayer tarde mi llegada


& 2

. Áyuíri-dinJants da Madrid
134
a El Bravo, continué mi marcha a Santa Olalla,
con la reserva y las divisiones de caballería, y ya
encontré alli la Ia- y 2a- de infantería, y la van-
guardia. El enemigo estaba en Alcabon, una
legua de alli. y en Torrijos, que está a dos leguas;
pero durante la noche se retiró, acia Toledo, habien-
do antes saqueado estos dos pueblos. Mis partidas
ligeras, que nunca lo perdieron de vista, se valieron
de su descuido y cansancio para molestarlos. El
haber mis tropas caminado ayer siete leguas, des-
pués de haber pasado el dia entero y la noche so-
bre las armas, me obliga a quedarme aqui hasta la
noche : también debo dar tiempo para alcanzarme
al exército inglés, que está en Cásalejas y San
Román, con mucha escasez de provisiones y
bagages.
El enemigo blasona de que vá a aguardarnos en
las llanuras de Toledo ; pero ni lo creo, ni 16
espero. Nada sé de Madrid ni del General Vene-
gas, el qual, si ha seguido mis instrucciones, habrá
puesto nuevos impedimentos a la fuga del enemigo.
Me aseguran que apenas hay tropas en Toledo,
Tampoco tengo noticias de Sebastiani, quien, según
creo, se juntará cou Victory continuarán su retirada
por Aranjuez.

El General Cuesta al Ministro Cornel. Santa


Olalla, 25 de Julio de 1809.

Esta mañana di parte a V. E. de mi llegada a


Santa Olalla con parte de las tropas de mi mando,
y de que me proponía darles un poco de descanso,
para continuar persiguiendo al enemigo; pero des-
pués he sabido que los dos exércitos de Víctor y
Sebastiani se reúnen en las cercanias de Toledo:
que Joséf Napoleón salió de Madrid tres dias ha
con 10,000 hombres, dirigiéndose a Cásalejas;
mas, sabiendo la retirada del General Victor, se

Ayuntmpísírto ds Madrid
t
135
dirigió desde Navalcarnero acia Toledo y ha
llegado hoy a Vargas, pueblo que dista dos leguas
de aquella ciudad. Nuestros puestos avanzados
avisan desde Torrijos, que ésta noche se acercarían
allí como 400 caballos, y que.se proponían resistir-
les para asegurar aquel punto.
El General Wellesley, que, según avisé a V. E.,
permanece a la orilla del Álverche, me dice ^ue la
escasez de pan, y de bagages le impedia reunirse
conmigo tan pronto como quisiera: pero que estaba
haciendo todo esfuerzo para efectuarlo.
Atendiendo á estas circunstancias me veo obli-
gado a obrar con mas circunspección, y á no m o -
verme de aqui hasta la llegada del exército inglés,
porque, según las noticias mas autenticas que he
recibido, el enemigo reunirá como 38,000 hombres,
y se propone resistirnos y atacarnos; asi es que no
seria bueno que nos hallase separados. Por tanto
si mis sospechas de que tratan de atacarme se con-
firman antes de la llegada de los ingleses, me pa-
rece mejor retirarme y reunirme á ellos, que esperar
al enemigo con solo mi fuerza.
Con todo para evitar esta retirada, estoy haciendo
todo lo posible para persuadir á los ingleses de la
necesidad de que se pongan en movimiento.

I$l General Cuesta al Ministro Cornel. Campo


del Álverche, 26 de Julio de I809.

Anoche comuniqué a V. E. mis temores de ser


atacado en Santa Olalla, a cansa de que el enemigo
sabia que. me hallaba a cinco leguas del exército
inglés.. E n efecto esta mañana he recivido noticia
del comandante, que la vanguardia enemiga en
numero de ^000 caballos y algunas columnas de
infantería había entrado en Torrijos arrollando
nuestros puestos avanzados: que él iba á encon-
trarlos con toda la vanguardia; pero que necesU

Ayurrmmí&íito da Fkdrld
136
taba refuerzo. Inmediatamente mandé al Duque
de Alburquerque que lo reforzase con su división de
mas de 3000 Caballos; pero á su llegada la van-
guardia venia ya perdiendo terreno después de •ha-
ber sostenido un choque considerable en el qual
perdimos un oficial de Calatrava y al Brigadier
General Barón de Armendaris, Coronel de Dra-
gones de Villaviciosa, ademas de algunos hombres,
cuyo número no sé aun. Nuestra artilleria hizo
gran destrozo en los enemigos. Luego que el du
gue de Alburquerque llegó, no solo contuvo al
enemigo sino que al primer ataque lo puso en hui-
da, retirándose después en buen orden con la van¿
guardia del brigadier general Zayas según las in-
strucciones que les habia dado.
Mientras esto pasaba en la vanguardia, yo dis-
ponía la retirada del exército a esta orilla izquierda
del Alberche para reunirme con los ingleses que
están en la opuesta, con su vanguardia, en Calejas,
y en esta posición, con poca diferencia, esperare
hasta que el exército aliado sea provisto con todo lo
que necesita, para hallarnos en situación de adelan-
tarnos juntos, como hemos acordado.
Dudo mucho de que el enemigo venga a atacar-
nos aquí y mucho mas si es cierta la noticia de que
lian destacado 15,000 hombres acia Madrid, arre-
pentidos de haber dexado aquel punto tan descu-
bierto.
Extracto de una carta del duque de Alburquerque.
Talavera, 31 de Julio de I809.
El 26 del corriente, habiendo pedido el día an-
terior que mi división fuese mandada á sostener
la vanguardia en caso de ser atacada, ó de atacar
ella al enemigo, el Brigadier General Zayas me in-
formó que el enemigo le habia atacado con fuerzas
muí superiores, y que esperaba que iria a soste*
nerlo. Inmediatamente mandé montar a toda muí

Áyiiircunússrízj'd^ Madrid'
w
división; y entretanto fui a recibir órdenes del ge«
neral en gefe, quien dio disposiciones para que todo
el exército repasase el Alverche encargándome que
mirase de contener al enemigo, para cubrir asi la
retirada del exército. (guando supe su determina-
ción, marché á encontrar el enemigo. Seria mui
cansado el detallar los medios que adopté para
rechazarlo, y para contener la huida precipitada
de la vanguardia, que ya estaba a tiro de fusil del
quartel general, á pesar de que consistía de 2000 ca-
ballos 2000 infantes, y 8 piezas de artillería. Bastará
exponer el resultado que fue detener al enemigo,
dar tiempo a la vanguardia para formarse, y poderse
retirar todo el exército a este pueblo de Santa Olalla
que era donde estábamos ; añadiendo solo, que si
no huviera recivido segunda orden del general para
retirarme, me preparaba ya para atacar al enemigo
casi con seguridad de victoria; pero como no había
tiempo para representaciones, no pude hacer mas
que obedecer.
Esta retirada llenó las tropas de miedo y des-
contento, y creo que se le pueden atribuir los dos
dias de ataque que hemos sostenido sufriendo ham-
bre, calor, y un continuado fuego. Por la divina mise-
ricordia hemos, á pesar de todo, conseguido re-
chazar al enemigo, quien, en vez de atacar la
derecha en la tarde y noche del 27, atacó la
izquierda ocupada por parte del exército inglés, que
le rechazó por la noche á bayoneta calada, pues al
principio liabia logrado apoderarse de las alturas
inmediatas. Viendo esto el general en gefe me
mandó ir a una hermita en las cercanías del
meblo, donde no solo era imposible que maniobrase
Í a caballería, sino que tampoco cabía allí por estar
rodeado de monte espeso. Viendo la naturaleza del
terreno, y al mismo tiempo viendo que el enemigo
atacaba los ingleses con toda sus fuerzas, y que
estos tenían poca caballería me di priesa a sos-
K 4

Ay.u/rcaffijs/jto da J v kdríd
I

138
tenerlos, y llegué tan a tiempo, que a no haber yo
estado allí huvieran tenido mucha dificultad en
formar su linea en la posición convenida, que era
a la izquierda de todo el exército. Jamas me ha
dado mi división mayor prueba de su confianza y
espíritu que en esta ocasión, sufriendo un vivo
fuego del enemigo, al que solo correspondían dos
cañones de á quatro, y dos obuses.
Como el general vio las ventajas de mi movi-
miento,-permitió que escogiese yo el terreno, y asi
escogí el mas ventajoso, y el mas amenazado por
el enemigo, justamente donde estaba la caballería
inglesa. -
Al día, siguiente renovó el enemigo el ataque
dirigiendo constantemente su fuerza principal con-
tra los ingleses, con quienes tuve la satisfacción de
cooperar desde el primer tiro que se disparó
hasta el último, habiendo sostenido tres ataques
diferentes con una firmeza no conocida hasta aora en
estas tropas.
El General Wellesley quedó mui satisfecho con
la conducta de mi división, y asintió a mi resolu
cion de pedir al general en gefe otra de infantería»
á la qual mandé que ocupara una altura que
flanqueaba nuestra posición, y de la qual ya se iba
á apoderar el enemigo quando llegó la dicha
división, que era la 5a- mandada por Don Luis
Bassecourt
E l exército está ciertamente en el mayor peligro;
no hay provisiones, estado mayor, ni plan arre-
glado. E n nuestras marchas descansamos como
manadas de carneros sin tomar posición alguna, de
modo que si el enemigo supiese como estani'os,
nos destrozaría en qualquier parte que nos atacara.
Si en la tarde de 26' no hirviera yo salido al instante
con mi división, y no huviera tenido la fortuna de
contener al enemigo, todo el exército se huviera
dispersado, y toda la artillería y bagage, que estaba,

Ayuntamiento d'a Madrid


139
en las calles de Santa Olalla se huviera perdido : y
puede ser prueba de lo que huviera sucedido a no
haber logrado contener a los franceses que estaban
ya a tiro de fusil, y muchos de los nuestros habían
arrojado los suyos, &c. el que los comisarios habian
abandonado mas de 1500 raciones de pan, y los
carros tenían ocupadas y cerradas las calles ;• y á
esto estamos expuestos cada dia porque marchamos
como en romeria, sin atención a distancias, orden,
ni método, y con todo el parque de artillería, que
debería quedarse siempre a dos, tres ó mas leguas
de distancia. En fin: . e s menester q\ie se de-
sengañen : si el general en gefe no establece un
estado mayor arreglado, que no tenga' el nombre
solamente, sino que conozca y llene sus deberes;
si no prepara este mes lo que ha de necesitar en
el siguiente: es decir, provisiones, munición, zapa-
tos, etc. etc. de lo qual estamos mu i necesitados;
si no eligen para generales de división, tanto de ca-
ballería como de infantería, personas capazes de
este importante servicio igualmente por sus talentos
que por sus conocimientos necesarios para soste-
nerse contra el enemigo oon quien tenemos que
combatir, sin atender a clase, antigüedad, amistad
particular, ni parentezco; y sobre todo si no pre-
mian y castigan sin dilación, a los que lo merecen,
no podemos esperar sacudir el yugo que nos
oprime. Lo que únicamente podemos esperar es
arruinar el reino: todos nuestros esfuerzos serán
inútiles, y lo que será el colmo de nuestras desgra-
cias es que acaso el exército inglés nos abandonará
o rehusara cooperar con nosotros.. No permita
Dios que esto suceda, porque hablando con la ver-
dad que siempre he preferido a los miramientos
políticos, este acontecimiento feliz, solo lo hemos
debido á los ingleses, y solo la prudencia de su ge-
neral pudiera hacerle tolerar al nuestro: aunque es
de temer que se canse.

ÁyuntEímBírm da Jdadríd
140
Algunas divisiones se han dispersado entera-
mente entretanto que otras, como saben los
ingleses, han mantenido su puesto con el mayor
espíritu, lo qual prueba que todo pende del gefe
que las manda. Acaso he sido demasiado menudo,
pero me he dilatado para hacer ver de una vez
qual es el estado de este exército, y qual debiera
ser el de qualquier otro exército en el mundo.

El General .Cuesta al Ministro Cornel.


Talayera 28 de Julio de 1809.

Anteanoche comunique a V. E . desde la orilla


izquierda del Alberche que temia ser atacado por la
fuerza que el enemigo habia reunido en Toledo
en caso de quedarme separado de los ingleses.
Esta consideración me hizo volver a pasar el rio
ayer por la mañana, y tomar la posición que habia
convenido con el General Wellesley, formando am-
bos exércitos una linea al frente de Talavera,
tomando ventajas de las empalizadas, y de quanto
ofrecia el terreno.
Apenas habiamos formado nuestra línea en esta
posición, quando ayer á las cinco de la tarde se
presentó el enemigo en número, según calculamos,
de -40,000 hombres, de los quales 5000 eran cabal-
lería ; y en el momento atacaron nuestra linea con
la mayor obstinación, dirigiendo su principal fuerza
sobre la izquierda, ocupada por los ingleses, tra-
tando de rodearlos por aquel ala.
E l ataque y defensa fueron igualmente obstina-
dos, tanto que llegarona la bayoneta; pero al fin
los enemigos fueron dos veces rechazados con
mucha pérdida en muertos y heridos, habiendo du-
rado la acción hasta las ocho y media de la tarde :
los ingleses han sufrido también pérdida, especial-
mente en oficiales.
Nuestra pérdida no ha sido considerable; y
«

Ayuntamiento da Madrid •
141
hablando en general nuestras tropas se han portado
con valentía y firmeza, a excepción de tres, ó
quatro cuerpos que cometieron algunas faltas de las
quales hablaré mas despacio.
Esta mañana mui temprano el enemigo renovó
el ataque, que aun continua a las siete de esta
tarde ; pero han sido constantemente rechazados, y
espero que seguirán siéndolo. Josef Napoleón se
halló presente hasta esta tarde, que sabemos ha-
berse retirado con su guardia acia Santa Olalla, y
que noventa y ocho carros de heridos pasaron el
Alberche con él.
No tengo lugar para entrar eri mas pormenores
habiendo estado con todas mis tropas sobre las ar-
mas por tres dias en el campo de batalla, con falta
total de provisiones ni medios de alcanzarlas, pues
los comisarios y sus dependientes en este ramo, se
ausentaron de ambos exércitos quanto oyeron los
primeros tiros.
El General 'Cuesta al Ministro Cornel.
Talayera 29 de Julio de l-8oy4
Ayer tarde a las siete participé a VI E . desde
el campo de batalla que los ataques del enemigo y
nuestra defensa continuaban obstinadamente.
Las hostilidades cesaron al obscurecer; pero los
enemigos, no abandonaron sus posiciones hasta un
poco antes del alba, que empezaron su retirada y
han repasado el Alberche con dirección acia Casa-
lejas y Santa Olalla, después de haber perdido
todas las esperanzas de romper ó hacernos mover
de nuestra posición.
E l terreno que ocupaba ha quedado cubierto de
muertos y heridos, pues no han tenido medios ni
tiempo- de recogerlos. Su pérdida ha sido terri-
ble, y huviera sido mayor si la fatiga, y falta de
provisiones no huviera imposibilitado a nuestras
tropas de perseguirlos. Los ingleses han sufrido
142
también mucho por la pérdida de tres generales,
muchos subalternos, • y algunos soldados ; peronó*
se les puede negar la gloria de haber peleado con
mucho valor y disciplina, y de haber convencido á
los franceses de que no les cederán en ningún com-
bate, especialmente' si están mandados por el jui-
cioso, activo y valiente general tSir Arturo Wel-
lesley.
Las tropas españolas, particularmente las que
han tenido mas ocasión de pelear no me han dexa-
do que desear de su valor é intrepidez.
El terrible y bien sostenido fuego de nuestra
infantería frustró los repetidos ataques del enemigo
y los de nuestra caballería causaron mucho destrozo
entre ellos : : : : :
Según informe de los prisoneros, sabemos que
en el ataque de ayer por la mañana se halló toda
la guardia de Josef Napoleón, en quien fundaba to-
das sus esperenzas; pero al verla, rechazada y der-
rotada, se dio a huir acia Santa Olalla.
Acabo de saber que su exército lleno de cons-
ternación dirige su marcha acia Toledo, sin pro-
visiones ni medios de subsistsncia.
En fin, por falta de tiempo solo puedo añadir
qne esta ha sido la batalla mas gloriosa é impor-
tante de toda esta guerra, y que espero nos abrirá
camino hasta el Ebro, en el instante que tengamos
lo necesario para mantener las tropas.

El General Cuesta al Ministro Cornel.


Talavera, 30 de Julio de I8Ü9.

El enemigo, en numero como de 10,000 in-


fanteria y caballeril; permanece aún á la vista desde
las alturas, al otro lado del Alberche. La linea
del exército ingles está a nuestra izquierda, .un
poco á retaguardia. Ambos están ocupados en asis-
tir á los heridos, entre los quales hay muchos fran-

Ayíisr\^iísÚ9srío da M'ddrtd
143
ceses, y enterrar los muertos del enemigo, de los
quales hay tantos que he tenido que mandar mis
tropas por batallones para quemarlos.
Según las relaciones mas auténticas, los mismos
franceses computan su pérdida de 9 á 10,000 hom-
bres.
Sabemos por el mismo conducto que el enemigo
se retira por Madrid y por Toledo : que Víctor
fue herido de cuidado, y un general de división
muerto; que O'Farrel, Negrete, y. Casa-Palacios
estuvieron presentes á la acción. Que el barón de
Armendaris está herido de peligro, y prisionero en
Torrijos, donde dicen que han desbaratado á los in-
gleses, portugueses, é insurgentes, porque obligaron
a nuestra vanguardia á retirarse un momento.
En este instante recibo noticia de que el maris-
cal Soult con 10 a 12,000 hombres se dirigía al
Puerto de Baños con- intención de reunirse con
Victor por Placencia ; pero esta medida les ha sa-
lido en falso, y si no se retira, es probable que
caiga en nuestros manos.
El General Cuesta al Ministró Cornel. Tala-
vera 31 de Julio de i s o g .
Habiendo nuestros puestos avanzados adelanta-
dose bastante cerca del enemigo, empezaron un fuego
que no fue de consideración : Pero avanzaron un
cuerpo de Caballería no despreciable, y ?egun to-
das las aparencias, igualmente que las noticias que
he recivido, el total de sus fuerzas, a excepción
de la parte de la guardia imperial que se retiró con
Josef Napoleón a Madrid, están a dos ó tres leguas
de distancia. Su detención parece que solo puede
ser con intento de esperar la llegada de Soult, para
atacarnos por vanguardia y retaguardia, quanto es-
ten ciertos de que está cerca.
Si destacamos alguna tropa para encontrar a
los unos, quedaremos demasiado débiles para re-

%funtamiento de Madrid
144
sistir á los otros, y por tanto será necesario que
ataquemos á Victor, no obstante su aumentada
fuerza, antes de la llegada de Soult, a quietr-cree-
mos ya en las cercan i as de Placencia. ' l ''
Esta qüestion se ha de resolver mañana.
H e recivido hoy carta del General Venegas, en
que me dice que su vanguardia está en Aranjuez,
y el puente de la Reina se halla establecido para
pasar á Madrid, si halla oportunidad de entrar en
aquella villa; ó a lo menos para llamar la aten-
ción de Victor.
Esta operación es de la mayor importancia, por-
que consideramos su fuerza, deducida la perdida,
tomo de unos 37>O0O hombres, resueltos á defen-
derse hasta el extremo.
El General Cuesta al Ministro Cornel. Talavera
18. de agosto de 130Q.
Esta mañana al romper del dia nos sorprendió
el ver que el enemigo habia decampado, tomando
el camino de Torrijos, según se ha observado por
nuestras partidas ligeias que los persiguen. H e -
mos tomado algunos prisioneros y desertores. E s -
tos últimos declaran que a nuestra derecha é iz-
quierda muchos franceses han desertado a los bos-
ques y pueblos de las cercanías, siendo general su
descontento por falta de provisiones, y por los
continuos y repetidos ataques que sufren. Tam-
bién declaran que la división de Sebastiani se
retiró ayer acia Toledo, probablisimamente a causa
del ataque con que los amenaza el brigadier Lacy,
y es verosímil que en unión con Victor, marche
a la defensa de Madrid, y a detener al General
Venegas, al qual he mandado noticia de este mo-
vimiento.
Las tropas del mariscal Soult entraron ayer en
Bejar, y según una persona de respeto que habia
llegado allí de Ciudad Rodrigo, se decía que 15,000

Ayuntamiento ds rtad/id
143
ingleses y portugueses con su artillería se habian
visto salir de aquella ciudad, y se suponía que
marchaban en persecución de Soult.
Esta noticia ba suspendido nuestra determinación-
de seguir el alcanze a Victor.
Extracto de una carta del Muí Honorable J. H.
Frere al Señor Secretario de Estado Canning.
Sevilla 4 de Jgostode I8O9.
Las cartas del General Cuesta manifestarán a V.
su modo de ver estos acontecimientos, de los que
V'. habrá formado mas exacta idea por la relación
de Sir Autro Wellesley. La carta del 22 cuenta
la ocupación de Talavera después de haber desalo-
jado al enemigo: la del 23 da noticia de que ha-
bia pasado la mañana en reconocer la posición del
enemigo en la otra orilla del Alberche, dilación
que parece (aunque no por esta relación) era con-i
traria á los deseos de Sir Arturo Wellesley, que
ansiaba por atacar aquel dia, y que estaba seguro
de la posibilidad del acontecimiento que el General
Cuesta presenta como una sorpresa en su carta del
24, especialmente el que los franceses se huvieran
valido de la noche para zafarse de la posición en
qué estaban. El general Cuesta se desentiende
igualmente de toda diferencia de opinión acerca de
la imposibilidad en que se hallaba el exéreito in-
glés de auxiliar ningún movimiento á este intento,,
aunque esto se le, habia anunciado por Sir Arturo
Wellesley, y él mismo habia convenido en que era
así.
En la del 26 desde Santa Olalla observa el mis-
mo silencio sobre esto; por el contrario dice sola-
mente que esperaba hasta que el exéreito inglés
que estaba en Casalejas y San Román (posición
que temo fue mui erradamente señalada al gran
cuerpo del exéreito inglés) tuviese tiempo para
reunirse.
146'
Pero a lo menos da parte de que estaba este
exército falto de provisiones. Esta carta es muí
notable por su tono de presunción inconsiderada,
por la falta de noticias acerca de los movimientos
del enemigo que manifiesta en momento tan crítico,
y por su deprecio de las que ellos mismos daban,
aunque tan conformes con el plan que era natu-
ral adoptasen; así es que todas sus ideas se ven
contradichas en su parte de aquel dia. E n $ hace
mención 'de la escasez de pan que sufría el exér-
cito inglés, pero no hace caso de la opinión de Sir
Arturo Wellesley respecto á la separación de los dos
exercitos por el avanzar de los españoles, y dice
que es su intención esperar la llegada de los ingle-
ses en su posición actual, y solo retroceder en caso
de acercarse el enemigo. Concluye diciendo,
que está haciendo todo lo posible para conven-
cer a los ingleses de la necesidad de que se
pongan en movimiento, como si esta necesidad
removiese las obstáculos que nacen de la falta
de provisiones, y como si esta necesidad naciese
de otra cosa que de su obstinada determinación de
mantenerse sin apoyo' en una posición expuesta,
sin atender a lo que se Je habia representado sobre
el asunto.

,:: : : : Los seis despachos que incluyo del Ge-


neral Venegas (*)• contienen el detalle de su mo-
vimiento sobre Aranjuez, y de algunas tentativas
contra Toledo por Lacy. Se ve que el General Ve-

* El extracto de estos seis pliegos que d¡i el Señor Frere


es tan puntual que ha parecido inútil el ponerlos á la leira
auuque son mui importantes, porqué vindican al general
Venegas, ó manifiestan" que en vez de haber él sido origén-
de las desventajas que sufrió el exército de Cuesta, el suyo-
fue sacrificado por la falta de plan del general en gel'e.

Xyün±'é.in\2sfco ds Madrid
, 4 7
>
negas ha sido puesto en una situación mui desven-
tajosa, y de hecho mantenido en ignorancia por el
General Cuesta acerca de la incapacidad,: en qu.fi se
hallaba el exército inglés-de seguir; adelante. Fué
expuesto a. ser cortado y desecho ,si los franceses
huvieran marchado contra él desde Toledo; en Jua-
gar de dirigir su ataque contra el exérrito combi-
nado. Esta noticia la debió a un parte que se le
mandó de aqui, en conseqüencía de una carta que
recibí de Sir Arturo Wellesley, porque como ha
visto V. antes, este gobierno no. podía tener ufiá
idea verdadera del estado de las cosaSy por las noti-
cias que habia recivido. El 'correo que traxo esta
carta traxo ordenes conformes á las noticias de .que
era portador, mandando que el General Venegas
suspendiese sus operaciones, y tomase una posición
defensiva que le libertase de ser batido; inmedia-
tamente después de este despacho recibió el Gene-
ral Venegas la noticia de la batalla de Talavera
que le mandó el General Cuesta. Por desgracia
el General Venegas en vez de reflexionar sobre las
circunstancias en que se fundaban estas instruc-
ciones, y la mutación que un acontecimiento tan
importante como la batalla de Talavera habia cau-
sado, se atuvo a la letra ; que a no haber creido
que era su deber este, no hay duda que pudiera
haber entrado en Madrid, donde, prescindiendo
de otras ventajas huviera estado infinitamente me-
jor, especialmente respecto á la seguridad de su
exército, que en la actual siutacion es ninguna.
Pero ya es tarde para reparar esta inadvertencia.
La sorpresa de una partida del enemigo en un
puesto de la cercanias de Aranjuez por un destaca-
mento español inferior en número, y su feliz resul-
tado es una de las muchas pruebas de la buena fois
tuna que parece seguir a los españoles en este gé-
nero de empresas. [Se continuará^}

TOMO r, j,
A/immmiBsrío de MstdrJd
148
NOTICIAS D É ESPAÑA.

Entre una porción de papeles de Cádiz que han


llegado a nuestras manos hemos escogido lo siguiente
como mas digno de atención. Un papel periódico
que sale de mes á mes no á puede dar una serie de
noticias si no es que se ocupe enteramente con ellas:
asi es que solo ponemos en este articulo algunos do-
cumentos notables.

Decreto del consejo de Regencia, publicado en la


Gazeta de Cádiz, de lo, de Mayo de 1810.
El Rey y en su real nombre el Consejo de Regencia de
los reynos de España é Indias, se ha servido expedir la real
orden siguiente: Noticioso S. M. de que por diferentes puntos
intenta el perturbador general de Europa Napoleón Bona-
parte, enviar emisarios y espias á los dominios españoles ultra-
marinos, y que ha verificado ya el envió de algunos con el
depravado designio de introducir en ellos el desorden y la
anarquía, ya que no alcanzan sus fuerzas á paises tan remo-
tos : y constando también á S. M. que la mayor parte de
dicho» emisarios, eutre los quales se cuentan algunos españo-
les desnaturalizados, se reúnen en los Estados-Unidos de Amé-
rica. desde donde con disfraces y simulaciones procuran pene-
trar furtivamente por tierra en la provincia de Texas, ó se
embarcan para otras posesiones españolas: ha resuelto S. M .
q u e a ningún español, ni extrangero, de qualquiei*- clase ó
nación que sea, y baxo de ningún pretexto, se permita de-
sembarcar en ninguno de los puertos españoles de aquellos
dominios, sin que presente los documentos auténticos y pa-
saportes, dados por las autoridades legítimas residentes en
los puntos de su procedencia á nombre del rey nuestro se-
ñor O. Fernando V i l , y que acrediten de un modo induda-
ble la legitimidad de sus personas y el objeto de su viage :
que los vireyes, gobernadores, y demás autoridades militares
y civiles de los referidos dominios, observen 3' hagan obser-
var inviolablemente el exacto cumplimiento de esta soberana
determinación; y que si por alguno de aquellos accidentes,
que no siempre se pueden precaver, se verificase el desem-
, barco ó introducción por tierra de alguno de los emisarios
6 espias franceses en aquellos paises, se proceda desde luego
» formarle breve y sumariamente su causa, se le imponga la
pena capital, y se mande executar, sin necesidad de consul-
tar á S. M : procediendo asimismo á la confiscación, del car-
149
gamento y buque en que dicho emisario ó espia hubiese
sido conducido; debiéndose executar esto último con toda
embarcación, de qualquiera uacion que sea, por el solo hecho
de llevar a bordo personas que no tengan los correspondientes
permisos, dados por la autoridades legítimas y á nombre de
Fernando V I I , aun quando los sugetos fuesen naturales de
aquellos dominios.

La Gazeta de Cádiz de 2 del corriente contiene


algunas cartas interceptadas, y una, según parece,
de un confidente del gobierno español en Madrid.
Pero lo mas notable que hay en ella es el decreto
de Napoleón sobre la agregación a la Francia de va-
rias provincias de España.

EXTRACTO DE LAS MINUTAS DE LA SECRETAIRIA DE ESTADO.

En el palacio de las Tullerias, á 8 febrero de 1810.


" N a p o l e ó n , etc. Considerando por una parte, que las su-
mas enormes que nos cuesta nuestro exercito de España, em-
pobrecen nuestro tesoro y obligan á nuestros pueblos a sa-
crificios que ya no pueden soportar.
" Y considerando por otra parte que la administración es-
pañola carece de energía y es nula en muchas provincias, lo
que impide-sacar partido de los recursos del pais, y los dexa
por el contrario á beneficio de los insurgentes; hemos decre-
tado y decretamos lo que sigue.

TITULO PRIMERO.

Del gobierno de Cataluña.


Art. I. El séptimo cuerpo del exercito de España tomará
el titulo de exercito de Cataluña.—II. La provincia de Ca-
taluña formará un gobierno particular con el titulo de gobier-
no de Cataluña.—III. El comandante en-xefe del exercito de
Cataluña sera gobernador de la provincia, y reunirá los poderes
civiles y militares.—IV. La Cataluñ i queda declarada en
estado de sitio.—V. El gobernador queda encargado de la
administración de la justicia y de la real hacienda, proveerá *
todos los empleos, y hará todos los reglamentos necesarios.—
V I . Todas las rentas de la provincia en imposiciones ordinarias
y extraordinarias, entrarán en la caxa militar, a fin d e sub-
venir á los sueldos y gasto de las tropas y a la manutención
del exercito.
L 2
150
TITULO SEGUNDO.
Del gobierno de Aragón.
" (El general Suchet será gobernador de Aragón con toda
la autoridad militar y civil; nombrará toda clase de empleados,
hará reglamentos, etc. etc., y desde el I o de marzo no envi-
ará nuestro tesoro público fondos algunos para la manuten-
ción del exercito, sino que el pais suministrará lo que se ne-
cesite para él.")
TITULO TERCERO.
Del gobierno de Navarra.—Tercer gobierno.
*• (La provincia de Navarra se llamará gobierno de Navarra.
" El general Dufour será gobernador de Navarra, y con-
ducirá allá los quatro regimientos de su división ; y en quanto
á su autoridad y manutención del exercito, lo mismo que lo
dicho respecto á Aragón.(
%
T I T U L O Q.UARTO.
Del gobierno de Vizcaya.—Quarto gobierno.
(La Vizcaya se llamará gobierno de Vizcaya.
E l general Thouvenot será gobernador, y lo mismo que
le dicho respecto á Navarra).
TITULO. QUINTO.
(Los gobernadores de estos quatro gobiernos se entenderán
con el estado mayor del exercito dé España, en lo que tenga
relación cóu las operaciones militares ; pero en quanto á la
administración interior y policia, rentas, justicia, nombra-
miento de empleados y todo género de reglamentos, se enten-
derán con el emperador por medio del principe de Neufchatel,
mayor general).
T I T U L O SEXTO.
Art'. I. „Todos los productos y rentas ordinarias y extraor-
dinarias de las provincias, de Salamanca,Toro, Zamora, y León
proveerán á la manutención del sexto cuerpo del exercito, y
t i duque de Elchiugen cuidará de que estos recursos sean
bastantes para este lin, haciendo que todo se invierta en utili-
dad del exercito.—II. Lo que produzcan las provincias d e
Santander y Asturias, para la manutención y sueldos de la
división de Bonnet.—111. Las provincias situadas desde el
Rbro á los limites de la de Valladolid le entregaran todo al
pagador de Burgos para el sueldo y manutención de las tro-
que alli haya, y gasto de las fortiücaciones.—IV. Las provin-
cias de Valladolid y Palencia proveerán á la manutención y
neldo de la división de Kellerman.:—V. El duque de Elchin-
;en y los generales Bonnet, Thiebaut y Kellerman se enten-
derán en todo lo que tenga relación con las rentas de las pro»

Áy.u;jtarnfentD de Madrid
151
vincias de su mando con el emperador por medio del principe
de Neufchatel.—VI. La execucion de este decreto se encarga
al principe de Neufchatel y á los ministros de la guerra, d e
la administración d é l a guerra, de reutas del y tesoro publico."

COPIA DE UNA CARTA DE MADRID DE 12 DE ABRIL DE 1 8 1 0 .


"Después de haber practicado diferentes diligencias, he po-
dido obtener y acompaño una copia auténtica del decreto de
Napoleón de 8 de febrero.
Tanto los franceses residentes aqni, como los españoles em-
pleados por el gobierno intruso, procuran ocultar cou la
mayor diligencia que les es posible este decreto, pura que no
llegue 4 noticia de las provincias subyugadas, y conozcan
por su contexto lo que deben pensar acerca de la decantada in-
tegridad de la monarquía española, y sobre la felicidad que por
todas partes predican los nuevos apóstoles y panegiristas de la
constitution de Bayona, que se halla ya barreuadajJor el mismo
que la dictó.
También se habla de otro decreto dirigido por Napoleón á
su hermano en que se asegura suponer aquel, que habiendo
sido su principal objeto la consolidación y extinción de la deu-
da pública de España, habia sabido con el mayor sentimiento
que José, mal aconsejado, lejos de cumplir sus intenciones, la
habia aumentado y desacreditado con la creación de muchos
millones de cédalas hipotecarias, dadas por via de indemni-
zación y recompensa : y que por tanto manda que se recojan
las que haya existentes, y se proceda á anular las compras de
de bienes nacionales hechas cou dichas cédulas.
Desde la entrada del enemigo en los quatro rey nos de An-
dalucía se ha advertido eu esta que bastante numero de gentes
ha solicitado la presentación de sus créditos y vales reales para
que se les reconozcan por este gobierno. Otras personas han
pretendido destinos, y los respectivos ministerios han hecho
mucho mérito de ello. Pero hay una masa mucho mas con-
siderable de toda clase de ciudadanos, que en medio de los
males y miseria que padecen hace largo tiempo, se sostiene
cou una heroicidad extraordinaria, haciendo Tina vida obscura,
y preficiendo el sacrificio de sus intereses y aun de su quietud
personal, á. incurrir en acto alguno de reconocimiento. Se
consuelan estos buenos españoles con el testimonio de su con-
ciencia, y con la certeza que tienen de que toda la nación
aprecia su conducta, al paso que detesta la de lo« otros que
solicitando empleos del nuevo gobierno, auxilian por este m e -
dio sus iniquas ideas.
Por efecto de la entrada del enemigo en Andalucía se
nota igualmente que bastante número de personas se han deci-
dido á la compra de bienes nacionales, guiados unos de su
mucha avaricia por la ventaja con que los compran, y otroa
L3
152
tomando el pretexto de que es imposible que la nación se sa-
cuda de su enemigo, con lo que quieren cohonestar su falta
de patriotismo: pero estas gentes no consultan en su cálculo
las in6nitas vueltas que pueden dar los negocios, y los riesgos
que les amenazan en el caso de que falte alguna cosa de las
que se necesitan para el total cumplimiento de los planes de
í&poleon,
Hasta el dia no hay mas cívicos en esta que los empleados,
algunos franceses establecidos, y alguno que otro, pero muy
taro, de pura adhesión á sus principios. Entre los primeros
hay dos clases: una, que es la menor porción, se. ha alistado
de buena voluntad; y otra, que es la mayor, ha sido obli-
ada con la amenaza de perder sus destinos: á alguno tam-
f ien se le ha amenazado con ir á Bayona si no se alistaba.
E n el dia están tomando los comisarios de policia, cada uno
en su quartel , una razón délos que quieran alistarse para la
guardia cívicas pero como hasta ahora es voluntario, no parece
que hallan quien quiera hacerlo, como no sea alguno de lo»
que están metidos con los regeneradores,
Se han circulado á los pueblos de esta provincia las órdenes
para la formación de los cuerpos militares que previene el de-
creto contenido en una de las gazetas de Madrid que acom-
paño. Estas órdenes han producido un efecto contrario al que
desea el gobierno del rey pepe, porque los jóvenes, con este
motivo, se marchan de muchos pueblos á reunirse con loa
diferentes exercitos de la nación, cada uno según su localidad,
como lo han practicado ya varios mozos de esta villa temiendo
llegue el caso de que sea forzó el alistamiento para la guardia
cívica.
Los papeles públicos de Paris hasta el 20 del próximo pasa-
do, que he visto, nada dicen sobre desavenencias entre rusos y
franceses, pero las tropas de los últimos caminan en número
considerable hacia el norte de Alemania y Saxonia, lo que hace
mirar como dudosa la continuación de la paz, y muchos fran-
ceses, en esta, opinan que es inevitable la guerra.
E l 6 del corriente salieron de aquí diputados por la muni-
cipalidad cerca del rey, D . Manuel García de la Prada, D .
Frutos de Alvaro Benito, D Martin de Huici y D . Tadeo
Bravo del Rivero, sugetos bien conocidos por su adhesión al
gobierno intruso,
Las noticias de la última mala nada dicen sobre entrada
nueva de tropas; pero yo me persuado que todavía entrarán
algunas, y creo que una porción como de 9000 hombres
podrá-vevificarlo en principios del me9 próximo, pertenecientes
á lo que llaman lena complementaria, que es tropa de que en
algún tiempo no se puede sacar gran partido por su falta de
instrucción y tierna edad.
E o el dia habrá aquí de guarnición unos 5000 hombres de
Jodas tropas, con inclusión do 700 alemanes de infantería qu»;

Ayuntafíj3s/jto de Madrid
153

entraron el dia 9 de Segovia, en donde parece no na quedado


nadie.
Según las noticias mas fidedignas que he podid* adquirir,
el enemigo reúne hacia Cuidad-Rodrigo unos 80000 hombrer
con el objeto al parecer de sitiar aquella plaza, para lo que
han llevado la artillería que teuiau en Segovia.
Hacia Astorga reúnen otro cuerpo de unos 14000 hombres
según todas noticias, entre ellos 2000 de caballería.
En Vizcaya, Navarra, Rioja y pueblos graudes de Castilla
es corto el número de tropas que parece tienen á excepción de
una división de 4,000 hombre+de guardia imperial que está
en Villafrancade Montes de Oca, cerca de Burgos, y aun avi-
san d e esta cuidad tiene orden para volver á Francia.
En los pueblos immediatos á esta capital es corto el número
d e tropas que hay, pues en algunos se reduce á destacamentos
de 80, 100 ó 150 hombres, y en «tros nada.
E n 8 del corriente llegaron á Madrid el conde de Campo*
Alange y BrauciForte de vuelta de su viage á esperar al empe-
rador, á quien no han visto.
En esta se espera al rey de un dia á otro con alguna tropa.
Sin embargo escriben, con fecha del 5 desde Andujar, q u e s e
volvia, á Córdo'oa,y queaun pasaría mas allá. Dios guarde, etc«

CARTAS INTERCEPTADAS DE D. PABLO ARRIBAS A JOSB


BON.1PARTB.
I . „ Señor: Ninguna novedad d e importancia ha ocurrido
en Madrid después de mi última carta. Las mismas conver-
saciones sobre los misinos objetos. Cádiz y las proviucias del
Ebro allá. Se ha sabido que el duque de Campo-Alange ha
vuelto a Burgos ; y esta noticia ha servido para dar valor a las
sospechas ó á las pruebas de la intención del emperador sobre
aquellas provincias; porque aunque unos dicen que se ha
vuelto por aviso que ha recibido de que el emperador no venia
á España, dicen otros que lo ha hecho por estar en territorio
Español. El desagrado de todos os muy grande y si V. M .
no hubiera avanzado tanto en la conquista de esas provincias,
temo mucho que la insurrección no hubiese hecho en ellas,
y por su influxo en las otras, mayores progresos.
S é que en estos días se han tenido sobre este asunto muchas
y largas conversaciones en casa del ministro de Dinamarca.
H a mostrado siempre adhesión y afecto á <J. M . ; pero recela
mucho que la reunión de aquellas provincias al imperio fran-
cés se execute, y hablando sobre las caucas, d<ee puutualisiuia-
mente las mismas que el embaKador, de quien creo que
está inspirado..
También sé de otra conversación deste último. E n ella ha
tratado de referir la medida á la necesidad de administrar cou
M

Áyu/rarrjJsji-rD r\^ ¡vfeaJrJd


154
vigor que supone no hay en nuestro gobierno, á pesar de loa
deseos de V. M., á quien sin embarco hacia el elogio ; y
quiso dar á entender que la reunión no se verificarla. Pero
habló mucho déla inoportunidad de la expedición a Anda-
lucía y de los decretos de amnistía. Dixo también que los
generales, mandando en nombre del emperador, executari.m
mas puntual y exactamente sus decretos, pero que tratarían
aun mfjor los-pueblos. En fin, sn intento fué probar la ne-
cesidad y la utilidad de la medida aun para V. M . mismo.
Parece que el general Thiebaut no vuelve a Burgos según
se" decía. La Martiniere que manda allí tiene á todos con-
tentos) y aunque general de brigada solamente, desearían
que quedase con el gobierno de la provincia. El número de
bandidos y sus atrocidades se han disminuido en ella. D e
las otras no puedo decir nada á V. ¡VI. porque no he rcibido
cartas ni noticias desde las últimas que tuve el honor d e escri-
bir á V . M .
No hay masySeñoi': deseo á V. ¡VI. toda suerte de felicidad.
—Madrid 8 de marzo de 1810.—Señor—De V. M . el mas
humilde, obediente y leal subdito—Pablo Arribas"
I I . ,, Señor : Después de escrita la adjunta carta he reci-
bido cartas de las provincias del Norte. Los comisarios de
policía de S. Sebastian y Bilbao, y la diputación de Álava me
envían copias de los decretos y proclamas que ya he tenido el
honor de enviar á V. M . , excepto el que acompaña, fecha 20
de febrero (1). ' '
D e Santander me dicen con la de 19 de febrero, que el
general Bonnet se habia visto en la precisión de replegarse
con sus pocas fuerzas en el Infiesto ; que el Marqnesillo, Lla-
no Ponte y otros caudillos de la insurrección reunidos, inten-
taban cortar el exército francés ; pero que las buenas dispo-
siciones tomadas por los generales Bonnet y Barthelemy da-
ban fundadas esperapzas de que la intención del enemigo
quedaría frustrada.—Madrid 8 de marzo de 1810-—Señor—
D e V. M . el mas humilde, obediente y leal subdito—Pablo
Arribas"

i ! - i . ¡ _ _

(1) Se pone á continuación.

Ayijnmmj % sito da Madrid


155

X E R C I T O D E ESPAÑA.
GOBIERNO DE VIZCAYA.

Decreto*.
t
ral de brigada Thouvenot, miembro de la legión
ele honor gobernador de Vizcaya: -
Considerando la utilidad d e dar al gobierno de Vizcaya una
dirección regular, conveniente á los intereses reunidos de las
tres provincias, y fundada sobre los principios de una justicia
general;
Considerando la urgencia de asegurar todos los servicios
ordiuarios y extraordinarios, como también el pagamento de
todos los funcionarios públicos, conforme al decreto imperial
del 8 de febrero de 1310 ;
Y queriendo, sobre todo, conciliar los intereses de los pue-
blos de Vizcaya con sus deberes, decreta lo siguiente.
Art. I. La provincia de Álava, el señorio de Vizcaya y la
provincia de Guipúzcoa enviaran á S.'Sebastian á cada dipu-
tado para residir cerca del gobierno : esté disputado sera ele-
gido por la diputación de cada provincia, la que nombrará al
mismo tiempo un secretario que se agregará al diputado cerca
del gobierno.—II. Habrá un secretario del gobierno que será
elegido por el general gobernador.—111. Los tres diputados
de las provincias formarán un consejo de gobierno, que será
presidido por el general gobernador, y ea su ausencia por el
diputado que él mismo elegirá. El secretario del gobierno
llevará la pluma en el consejo.—IV. El consejo de gobierno
establecerá y organizará consejos de provincias, y estos es-
tablecerán y organizarán los d e municipalidad conforme á
las reglas que les serán prescritas.—V. El consejo de gobierno
determinará sobre los emolumentos que se deban acordar á
los diputados de las provincias cerca del gobierno.—VI. E l
general gobernador podrá llamar á las sesiones del conse-
jo de gobierno, para ser oidos ó consultados, los funcionarios
públicos y qualquier otro ciudadano.—VII. Los diputados
cerca del gobierno tomarán el titulo d e consejeros del gobier-
no de Vizcaya: podrán ser remudados todos los seis meses ó
conservados en sus funciones, según la decisión del general
gobernador. V I I I . Los decretos, ordenanzas y demás actas
del gobierno serán deliberadas y decretadas en el consejo de

• • . —• B ! '

• Esta en dos columas, uua ea francés y otra en español: se copia


esta ultima á la letra.

^yuMambfi'io ás Madrid
156
obierno; pero en caso de división de opiniones, el goberna-
for general determínala.—IX. Se hará un reglamento par-
ticular para tixar las atribuciones del consejo de gobierno.—
X . El secretario del gobierno recibirá un salario de seis mil
reales por año', pagado por Arimestre.—XI. Los secretarios
de los diputados cerca del gobierno, recibirán cada ui.o un
salario de quatro mil reales por año, pagado por trimestre.—
X I I . Los salarios de los diputados ceica del gobierno y el de
los secretarios serán pagados de los fondos generales del go-
bierno.—XIII. Los diputados cerca del gobierno se presen-
tarán en S. Sebastian con todas las relaciones que tengo pe-
didas á las provincias en mi decreto de 17 de este rrie».—XIV,
L a primera sesión del gobierno se celebrará el I o . de u.arzo
próximo.—S. Sebastian 20 de febrero de 1810.—£1 general
gobernador, ^hovvenol.

- _
Dos de Mayo.
Los que no presenciaron la horrorosa escena de aquel día en;
Madrid no se pueden figurar la impresión que este recuerdo
hace en los que tuvimos esa desgracia. Asi es que donde
quiera que esteii reunidos algunos Españoles d e este número,
es preciso que celebren su aniversario de algún modo. E n
Cádiz se ha hecho una conmemoración solemne, que a vista
del enemigo que cometió tales horrores, y que ahora mismo
está pretendiendo cometer otros tantos en aquella plaza, debió
sin duda, ser un grande espectáculo. A la descripción que da
la gazeta de Cádiz, del 4 de Mayo, añadiré una canción que
para aquel dia compuso Don Juan Nicasio Gallego, mui cono-
cido en Epaña por su exquisito gusto en la poesía. La
canción está publicada solo con sus iniciales; pero no eran
está necesarias para que conociéramos al autor. La memoria de
su amistad está tan presente en el corazón del Autor del Espa~
Sol que no podrá jamas desconocer el tono de su poesía. Si
es que intentó al publicar la canción ocultar su nombre, per-
dóneme al placer de repetirlo la falta que cometiere en mani-
festarlo sin su licencia.
" Ayer por la mañana celebráronlos patriotas de Madrid,
refugiados en Cádiz y la isla de León, honras solemnes en la
iglesia de carmelitas descalzos por su ilustres conciudadanos
que dos años antes en igual dia murieron en aquella corte, vic-
timas de la crueldad y alevosía de los franceses, y de su zelo
por la libertad de la nación. Dixo la misa (que entonaron
músicos de la cámara y capilla real) el Emmo. Sr. cardenal
de Borbon, arzobispo de Toledo, primado délas Españas y
el 6ermon el M. H. P . M . F r . José del Salvador, predicador
de S, M. Asistió á la función el Sermo. Srt D . Francisco

Ayuírtamiéjito de Madrid
157
Xavier de Castaños, presidente del Consejo de la Regencia d e
España é Indias."
" La concurrencia del Excmo, Señor Nuncio de S. S. de
ministros, y otros individuos del cuerpo diplomático, grandes,
•magistrados, generales españoles é ingleses de toar y tierra, y
oficialidad que ocupaban la alameda y la muralla, el ruido d e
la artillería, la vista del puerto cubierto de infinitos baxeles y
d e la costa opuesta, desde donde podia m u y bien el enemigo
observar las demostraciones del entusiasmo y alborozo pú-
blico, y el confuso movimiento de un gentio innumerable;
todas estas circunstancias reunidas formaban un espectáculo
grandioso ; á que dio mayor realce la entrada de los navios de
línea, Algeciras y Asia, que en la misma mañana, y a presen-
cia del inmenso concurso, fondearon en la bahía, conduciendo
de Vera-Cruz y la Habana mas de 7 millones de pesos fuertes
y 4000 fusiles, que nos envían de socorro nuestros hermanos
de América."
" Y a desde la madrugada habían empezado a festejar, la
memoria del a de mayo las tropas de nuestro exercito de la
Isla saliendo á hacer un reconocimiento hacia la parte de
Chiclana, desalojando al enemigo de las"obras que había prin-
cipiado a construir junto al caño de Zurraque, incendiando
y destruyendo las mismas obras, y causándole pérdida con-
siderable en muertos y heridos. Por la tarde, la afluencia ex-
traordinaria de gentes en la alameda, y el grato y festivo es-
truendo de músicas militares y patrióticas, acabaron de co-
ronar la solemnidad, en que ha recibido nuevos aumentos el
odio jurado al yugo extrangero y el amor d e la patria que
arde en los pechos de todos los españoles.
CANCIÓN
PARA EL ANIVERSARIO DEL DOS D E MAYO.

CORO.

En este infausto dia,


Recuerdo á tanto agraviot
Suspiros brote el labio,
Venganza el corazón:
Y suban nuestros oyes
Del zéfiro en las alas
Al silbo de las balas,
Y al trueno del cañón.

COPLAS.
la.
Miradnos, sacros Mane»,
Gemir en triste coro
La faz bañada en lloro,
Y el alma en odio y hiél.
Mas, sangre en vez de llanto
Se os debe por tributo ;
Y en vez de adelfa y lato,
Trofeos y laurel.
COEO. En este infausto, etc.

• Ha.
¡ Quien ¡ ny! del negro dia
Que hoy dobla nuestras penas
Las bárbaras escenas
Renueva sin terror!
Erízase el cabello;
Se agolpa el llanto ardiente;
Y el pecho hervir se siente
D e cólera y furor.
COBO. En este infausto, etc.

AyuntarriJsnto ús .Madrid
15$

Illa.
; O colmo de la infamia !
No osando los malvados
Lidiar con desarmados
E n lucha desigual.
Mintiendo en el semblante
Su rabia vengativa,
Cubrieron con la oliva
Su pérfido puñal.
CORO. En este infesto, etc.

Vía.
N o paz con los tiranos
Q u e es muerte solapada:
Afilan mas la espada
Brindando su amistad.
Mirad los infelices
j Qual mueren entre horrores !
Mirad á los traidores
Gozarse en su maldad.
CORO. En este infausto, etc.

Quien vio la sangre y ropas


Sembrados por el suelo,
Que exprese el desconsuelo
Que el alma le enlutó,
Los ayres ensordecen
Las víctimas que gimen,
i A tan horrendo crimen
Su luz el sol perdió.
CORO. En este infausto, etc.

Vía-
Cautivo aquel recinto
Nos grita al alto exernplo:
E l es de España el templo;
E l es el patrio altar:
Y el lauro del que al Sena
Los vándalos ahuyente
E n voto reverente
Sos aras debe honrar.
CORO. En este infausto, etc.

Us'íí'dTíÚ:BTííO Ó9 J^J'íi.tlrí.d
m
va»
i Qué vale «pie hoy nos veatí
Los mares Gaditanos
Cercar en ayes vanos
Fingido panteón ?
Formemos de pendones
E n inas dichosos dias
\ A sus cenizas frías
Mar. digno pabellón.
CORO. En este infausto¡. !¡e.
Villa.
E n tanto á sus verdugos
Persiga en triste sueno
Del Prado Madrileño
Espectro aterrador.
Sangrienta el agua beban,
Sangriento el cielo miren,
Y en sangre al cabo espiren
P o r hierro vengador.
En este infausto dia,
Recuerdo á tanto agravio,
Suspiros brote el labio,
Venganza el corazón:
Xsuban nuestros ayes
Del záfiro en las alas
Al silbo de ¡as balas,
Y al trueno del canon.
J. JV. €.
Hasta la fecha de las últimas noticni^tí»J¡5spañ'a
no parece que haya habido ninguna alteración
notable en el estado de las cosas. Por muchos
dias hemos estado esperando una grande acción en-
tre el exército combinado de Lord Wellington y el
francés; pero se puede inferir de los movimientos
de los franceses, que estos no se consideran bas-
tante fuertes para arriesgarla. E n verdad que una
derrota los pondría en grande consternación y
riesgo, porque necesitañan debilitar los varios pun-
tos que ocupan en España para reunir una fuerza
considerable en su centro, sopeña, si no lo hicieran
de verse cortados en todos ellos, y sin esperanza
de comunicaciones unos con otros. Entonces nuestros
exercitos tendrían tiempo para organizarse comple-
tamente, y quando pudieran venir nuevos refuer-
zos $e hallarían con fuerzas mui respetables que
estorbaran la entrada.
El verdadero resultado del conjunto de noticias
desde la publicación de nuestro número anterior
hasta ahora es, que los franceses no tienen bastan-
tes fuerzas para atender a los muchos puntos en
que deben hacer la guerra. E n Cádiz tomaron
el fuerte de Matagorda, y después acá no han po-
dido adelantar ni un paso ; no siendo mui consi-
derable el de la toma de aquel fuerte. El espíritu
que reina en Cádiz, se puede ver por las Gazetas
de aquella Ciudad que hemos extractado. No es
menos animoso el que reina en las Serranías de
Ronda, Campo de San Roque, y en todos aquellos
alrededores.
Pero sin entrar en pormenores acerca de las no-
ticias de España, se puede formar una idea exacta
del espíritu que anima al pueblo, aun quando solo
atendamos á las relaciones de los franceses, sus mor-
162
tales enemigos, Si los vemos sufrir en Cataluña
ataques formales de exércitos patriotas, si confiesan
pérdidas considerables de gente no obstante que, se-
gún su costumbre, siempre se atribuyen la victo-
ria, es señal de que ni la toma de Gerona, ni la
devastación de un exército de vandidos que los in-
festa desde el principio de la guerra, ni la dilar
tada ocupación de la capital de Cataluña, ha debili-
tado ni un punto el ánimo denodado de los Cata-
lanes. Si venios á los franceses delante de Astorga,
plaza que jamas pudo considerarse como fortificada,
si los vemos tener qué practicar brecha, y asa-
laria como si se tratara de una de las primeras
plazas fuertes del mundo, es preciso convenir en que
los franceses nada han adelantado después de tanto
tiempo, y que la determinación de los españoles
se fortifica,, mientras que ellos necesariamente se
cansan y debilitan. E n una palabra, los amigos
de la España pueden aumentar su esperanza hasta
con las exageradas victorias, que nos cuentan los
franceses. No se tenga por paradoxa; considé-
rese que si ahora dos años huvieramos, podido creer
el número de derrotas que han sufrido nuestros
exércitos no habria persona sensata que no creyese
a España enteramente perdida ; pues si después de
tanto desastre, todavía, hay exércitos malos ó bue-
nos, mayores ó menores que por todas partes pre-
senten batalla' a los franceses, y les den materia
para pintar extraordinarias victorias, si merecen
estos exércitos que los que se llaman conquistadores
del mundo se pongan ufanos de haberlos vencido,
España no se rinde por ningún género de desgra-
cias, España es inconquistable, siempre que en ella
haya siquiera una sombra de buena dirección y go-
bierno.

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