Fuentes Iconograficas de La Guitarra Fla
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Enviado: 22-12-2011
Aceptado: 10-06-2012
Resumen
Palabras clave
Abstract
During the 19th century it takes place the definitive consolidation of the
guitar of six simple strings, with the appearance and the tuning that we know
at present, since we can state from the pictures and illustrations of several
artists of this period.
Keywords
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guitarra, como más tarde serían Villa Lobos, Ponce, Rodrigo y, en los términos
actuales, lo es Leo Brouwer (Suárez-Pajares, 1995: 325-326).
Desde el punto de vista organológico, la primera mitad del siglo XIX verá la
paulatina y definitiva consolidación de la guitarra de seis cuerdas simples, con
la afinación que sigue hoy vigente. Los cambios musicales propiciados por el
Clasicismo a finales del XVIII explican esta transformación: la tonalidad con
polaridad más acusada entre tónica y dominante que posibilita el lenguaje
musical del periodo, la preponderancia de la melodía acompañada frente a la
práctica barroca del contrapunto. Para ello se añadió un orden para aumentar
los registros graves, con la guitarra de seis órdenes del siglo XVIII, para pasar al
uso de cuerdas sencillas en lugar de dobles. Pompeyo Pérez señala que no se
sabe exactamente cuándo la guitarra de seis cuerdas simples empezó a
imponerse en España, argumentando que la guitarra más antigua que se
conserva parece ser una fabricada por José Recio en Cádiz en 1831. Asegura sin
embargo, siguiendo a Romanillos, que ya entre 1801 y 1803 Agustín Caro
fabricó alguna en Granada. En los anexos 1 y 2 presentamos dos modelos que
aparecen en el catálogo de la exposición La Guitarra Española. The Spanish Guitar.
La primera, de autoría anónima, pertenece a la escuela madrileña y está
catalogada con fecha 1800. La segunda es del granadino Agustín Caro y está
catalogada en 1803. Llama la atención que ambas tengan un golpeador o
“descansador de meñique”, para golpear o apoyar el dedo meñique. Resulta
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2 Salvador Gil, Principios de Música Aplicados a la guitarra, Madrid, Imprenta de Sancha, 1814.
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3 La guitarra del famoso cantaor-tocaor “El Planeta” era una guitarra barroca de seis órdenes.
4 Esta consideración ha sido retomada últimamente por el anterior concejal de Cultura del
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2. 1. David Wilkie
5 Sobre el costumbrismo pictórico andaluz y sus intérpretes, ver el artículo de José Fernández
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suelo a su derecha. Hemos querido describir este detalle del cuadro, ya que va a
tener influencia en el objeto que nos interesa, la guitarra. Siguiendo el objetivo
de minimizar el cuerpo del enano, ésta aparece con una plantilla de tamaño
aparentemente importante, que no corresponde a la de las guitarras clásico-
románticas que se construían entonces. Esta “exageración” a primera vista de la
plantilla parece ser otro de los recursos del pintor para deformar el enanismo
del personaje. En efecto, si comparamos a segunda vista el tamaño del
instrumento con los otros personajes, veremos en efecto que tiene las
dimensiones de la plantilla habitual en las guitarras de la época, con la forma en
ocho y regularidad entre los lóbulos inferior y superior, estrechez del mástil. La
forma de sujetar el instrumento resulta interesante, con el aro apoyando en el
muslo de la pierna derecha, posición que corresponde a la de la guitarra
popular y primitiva guitarra flamenca, y que cambiará la guitarra clásico-
romántica apoyando la curva del aro en el muslo izquierdo.
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6 Este cuadro se puede consultar en el libro de Luis Quesada (Quesada, 1996: 80).
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nada menos que cinco guitarristas, cuatro hombres y una mujer. Observando a
los hombres de izquierda a derecha, vemos en primer lugar a un guitarrista que
parece cantar “una serenata” a la mujer sentada sobre la mula. Hemos visto ya,
analizando los métodos franceses de los siglos XVII y XVIII (Torres, 2009), la
recurrente asociación de la guitarra con la sensualidad de la vida nocturna
española, donde el clima dulce y caluroso es propicio a este tipo de
declaraciones amorosas. Está de pie y sujeta la guitarra de forma horizontal,
una de las formas utilizadas en la época barroca, precisamente para tocar por
las calles pasacalles (valga la redundancia) y serenatas, sujetando en este caso el
instrumento con una cinta. Horizontal es también la posición del segundo
guitarrista, de pie y cantándole a la pareja de boleros. La asociación de la
guitarra como instrumentos compañeros de declaraciones amorosas se
comprueba de nuevo con el tercer guitarrista, dividido entre atender a los que
bailan y a la chica que apoya su cabeza en su hombro izquierdo, sujetando la
guitarra en posición vertical extrema, casi inclinada hacia el suelo, suponemos
que por el peso de la cabeza de su compañera. El cuarto guitarrista está tocando
sentado con las piernas abiertas, apoyando la guitarra sobre el muslo derecho,
es decir la forma popular e inicialmente flamenca. Su mano derecha está fuera
del contacto con la tapa, y parece estar cantando una vez más una “serenata” a
la mujer que se asoma por la ventana, recordando los iconos de vírgenes. La
última guitarra que aparece es la de la mujer sentada en un taburete cubierto
por su voluminoso vestido. La práctica de la guitarra era habitual en la
educación de las mujeres, como uno de los atractivos de sus encantos
femeninos. Sujeta la guitarra en posición horizontal barroca, faltando en el
dibujo la cinta que debería permitir esta posición. En efecto, sin esta sujeción,
resultaría imposible aguantar con los brazos el instrumento de cuerdas
pulsadas. Suponemos que el pintor ha eliminado este detalle para no
ensombrecer el punto de luz dado por la sensualidad del cuello y espaldas de la
guitarrista. Esta múltiple presencia de guitarras incide en la sociabilidad
habitualmente relacionada con ella, apta para el intimismo amoroso o el
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El cuadro que nos interesa lleva por título Baile en la posada y se conserva en
el Musée de la Ville de Soissons (figura 3).
Tenemos otra vez el tema recurrente de las posadas como lugar que reúne
todo el tipismo de los viajeros extranjeros. Este lugar parece haber sido por
consiguiente uno de los más idóneos para la expresión de lo que nos interesa
ahora, lo “popular” en la guitarra. Otra vez volvemos a encontrar una reunión
de ambos sexos, destacando la sensualidad tanto femenina como masculina, de
varias parejas de boleros. También vuelve a reunirse musicalmente dos
elementos: la guitarra y las percusiones de las postizas y de la pandereta.
Centrándonos en el guitarrista de la parte derecha, lo vemos sentado en
posición informal, apoyando la pierna derecha en una pequeña mesa. La
guitarra es de tipo clásico-romántica, de pequeña plantilla, mástil estrecho,
forma de ocho con igualdad en los lóbulos y seis cuerdas simples. El guitarrista,
zurdo, la mantiene en posición horizontal, apoyada en el muslo derecho. La
posición de mano derecha indica cierta inclinación hacia la derecha, lo que es
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Los espacios tratados hasta ahora son abiertos. Nada de teatros, salas de
conciertos, salones, etc. nada de lo que podía recordar las prácticas musicales de
la aristocracia o burguesía europeas. Al contrario, los pintores parecen
fascinados por el carácter bucólico, “salvaje”, natural, de las escenas populares
que presencian. Tenemos aquí a una pareja de boleros bien ataviados, y sin
embargo sin calzado o con esparteñas, incidiendo en la sensualidad de la escena
con la desnudez de las extremidades de los cuerpos. Este aspecto viene
reforzado por la posición del guitarrista de la parte izquierda, casi acostado en
el suelo, sujetando una guitarra en forma de pera, rasgo organológico
particularmente asociado al guitarreros granaíno José Pernas. Sujeta el
instrumento de forma vertical, con la mano izquierda casi a la altura del rostro,
rasgo que observaremos más tarde en la incipiente guitarra flamenca. De la
mano derecha destaca el pulgar bien separado del resto de los dedos, otro rasgo
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2. 5. Alfred Dehodencq
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El otro cuadro de Alfred Dehodencq lleva por título Gitanos al volver de una
feria en Andalucía (figura 6).
dedos de las manos para ejecutar lo que en flamenco se conoce como “pitos”.
En segundo lugar, la posición de los brazos de las bailarinas/bailaoras, aunque
puede ser asociada a la escuela bolera, parece añadir otra manera más oriental
de colocarlos, inclinando la cabeza. En tercer lugar, la guitarra está presente en
esta reunión de gitanos que regresan de una feria. El guitarrista está
aparentemente montado en un animal, posiblemente una mula, y tiene
colocado el instrumento en posición horizontal. No debe de ser fácil tocar
subido en una mula, por lo que suponemos que la posición que tiene es una de
la guitarra barroca, con cinta atada a cada extremidad de la guitarra para
sujetarla, aunque no se aprecie nítidamente esta sujeción. La plantilla
corresponde a la de una guitarra clásico-romántica, con clavijeros de madera.
Este cuadro es de particular relevante, ya que se ha admitido de forma acrítica
entre los aficionados que la guitarra se incorpora al género flamenco a partir de
la segunda mitad del XIX, avanzando entre otros argumentos para ello que los
gitanos no practicaban este instrumento, lo que parece resultar erróneo. El
inglés George Borrow que viajó a España entre 1836 y 1840 por cuenta de la
Sociedad Bíblica británica con el objeto de difundir el Nuevo Testamento en una
edición sin comentarios y accesible, escribe viajando por Extremadura con
gitanos que:
-Ahora- dijo Antonio a la más joven de las mujeres- tráeme el pajandi, que
voy a cantar una gachapla.
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2. 6. Antoine Dumas
Su obra, que incluye lienzos con temática africana, contiene también cuadros
de tipo costumbrista-andaluz con títulos que reflejan más bien la atracción hacia
ambientes y personajes rurales, es decir “payos”: Bailarines españoles y Segadoras
dormidas, Las seguidillas, Arrieros en la Posada y El guitarrista.
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El que vamos a comentar lleva por título Baile. Se trata de una pareja de boleros
bailando en el campo, acompañados por dos guitarristas. Éstos tocan de pie con
instrumentos de pequeña dimensión, en posición horizontal.
Los cuadros que vamos a analizar los pinta en su último viaje, por lo que
debemos fecharlos en 1860.
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El siguiente cuadro lleva por título La gloria (figura 9). En relación a él,
Quesada indica que:
horizontal, con ligera tendencia a subirlos. La pareja de baile está formada con
toda seguridad por dos boleros, usando las postizas él y la pandereta ella,
mientras detrás otra mujer toca el pandero. Por fin aparece otro pandero en el
suelo a la izquierda, que casi sirve para que la gitana de luto apoye sus rodillas.
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Terminamos con tres litografías de Antonio Chamán, que nos describen los
ambientes musicales populares en Sevilla, a mediados del XIX.
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