Análisis Textos Literarios
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Pronto (8)Federico (1.d.) no tendrá a nadie a quien pedir dinero (4.d.).”
(1) Federico
(1.a.) sustitución semántica: hiperónimo
(1.b.) sustitución gramática: anáfora
(1.c.) sustitución gramática: anáfora
(1.d.) sustitución gramática: elipsis
(2) Conexión: conector temporal
(3) Conexión: conector de oposición
(4) monedas
(4.a.) sustitución gramática: anáfora
(4.b.) sustitución gramática: elipsis
(4.c.) sustitución gramática: elipsis
(4.d.) sustitución semántica: hiperónimo
(5.a.) sustitución gramática: catáfora
(5) Fermín
(5.b.) sustitución gramática: anáfora
(5.c.) sustitución semántica: nombre propio por nombre común
(6) Conexión: conector de consecuencia
(7) Conexión: marcador de adición (negativo)
(8) Conexión: conector temporal
Nota: Como dijimos, este es un panorama y no una explicación exhaustiva:
podríamos agregar otros tipos de procedimiento: por ejemplo, las terminaciones
verbales señalan al sujeto sin necesidad de explicitarlo. También es, entre otros, un
tipo de cohesión.
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Existen muchos tipos de textos, todo el tiempo estamos en contacto con ellos:
carteles de publicidad, artículos en revistas, folletos, libros de historia, de ciencias,
de matemática, poesía, novelas, formularios para completar, etc
Todos estos textos forman parte de la comunicación lingüística, esquematizada en
el gráfico de arriba, pero no todos esos textos son literarios.
Las características que diferencian un texto literario de uno que no lo es, son:
1 . La intención estética;
2 . La ficcionalidad.
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La intención estética
En primer lugar, el texto literario se focaliza en lo formal. Es decir que no sólo es
importante comunicar un contenido, sino la forma cómo lo comunicamos, qué
palabras usamos, cómo las ordenamos, cómo “suenan”, qué recursos usamos para
expresar el contenido, es decir a aquello a lo que nos referimos (el “referente”).
Un hecho real, por ejemplo una noticia en un periódico, puede transformarse,
totalmente o en parte, en un cuento o una novela; pero, en el primer caso (en el
periódico) no es un texto literario. En el caso del cuento o novela sí, lo es. ¿Por qué?
Porque, aun cuando se respetaran los sucesos tal como ocurrieron, lo importante
aquí es la forma cómo se lo expresa: eso lo convierte en un texto literario.
De los elementos que constituyen el “Circuito de la comunicación” –según el
lingüista Roman Jakobson- (emisor, mensaje, receptor, referente, contexto, código,
canal), aquí predomina la importancia del mensaje en sí mismo, su forma (selección
de palabras y estructuras), más que su contenido (referente, de qué se habla).
No es que el contenido no pueda ser importante: muchas veces un escritor tiene un
mensaje importante que quiere transmitir, o hechos reales que quiere contar. Sin
embargo, decide no hacerlo como periodista o historiador, sino a través de una forma estética
forma estética especial: un poema, una novela, una obra teatral.
Entonces, la INTENCIÓN ESTÉTICA, LA FOCALIZACIÓN EN EL CÓMO CONSTRUYO EL
TEXTO, es la primera característica que define lo literario.
La ficcionalidad
Un texto literario siempre pertenece al mundo de la ficción, aunque estuviera
basado sobre un hecho real. Incluso, aunque se respetaran los datos de lo
realmente sucedido, al ser trasladado a la literatura, pasa a “otro mundo” a “otra
dimensión”. Por eso, la palabra “mentira” no tiene sentido cuando leemos literatura.
Hay un acuerdo entre el escritor y los lectores: ambos saben que tienen libertad y
que pueden dejar correr la imaginación.
El autor tiene derecho a romper las reglas de lo real, porque hay una ruptura entre
la realidad y el pasaje de esa realidad a la literatura. Es más, el autor puede romper
aun las reglas de lo que es verosímil, es decir, creíble o posible.
El lector no va a escandalizarse por encontrar a un personaje histórico del siglo XIX
viajando a Marte ni va a pensar que el escritor es un mentiroso porque cuenta una
historia que nunca pasó. Hay un acuerdo entre ambos, un “guiño” que da el permiso
de crear un mundo paralelo con sus propias reglas.
Esto no pasa con un texto no literario: los lectores esperamos que una noticia del
periódico o un texto de Historia se correspondan con la realidad, y tenemos derecho
de exigir que sea sí, incluso ante la ley.
También en una publicidad, en la que también compartimos ciertos códigos (o
“permisos”) que aceptan la exageración (“ZZZ es el mejor producto”), debe haber
siempre un anclaje en la realidad. Si la exageración se aparta de las cualidades del
producto, puede existir una sanción legar.
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5. Géneros literarios
Género narrativo
Ya tenemos delimitado qué es un texto, y cuándo un texto es literario. Ahora vamos
a considerar qué tipos de textos literarios podemos encontrar.
En primer lugar vamos a considerar los géneros literarios, que son tres:
1) Narrativo (o épico)
2) Lírico (o poético)
3) Dramático (teatral)
1) En el género narrativo están comprendidos los textos que cuentan sucesos. Es
decir, hay un eje temporal (no siempre ordenado cronológicamente) y hechos que
suceden (sucesión quiere decir paso del tiempo, uno tras otro).
Dentro de la narrativa encontramos tanto las viejas Canciones de Gesta (tales como
el Mío Cid), hasta los poemas del riquísimo romancero popular español, el Martín
Fierro (en verso también) o novelas como Harry Potter y cuentos (como los Cuentos
de Canterbury o los cuentos de Borges o Cortázar), todos estos últimos en prosa.
Debemos detenernos aquí a aclarar que verso es la forma de escribir en la que se
da importancia a lo musical: ritmo, rima, medida de cada línea. Un texto en verso se
llama poema. En un poema los versos escritos no llegan al final de una línea, sino
que continúan en la siguiente para organizarse según reglas de ritmo, medida y
rima (coincidencia de los finales). Originalmente, casi todo se componía en verso
(noticias, historias), porque pocos tenían acceso a la lectura y el verso es más fácil
de memorizar, recordar y repetir.
Prosa, en cambio, es todo lo que no es verso. Es decir que (como jocosamente
descubrió un día el protagonista de El burgués gentilhombre de Moliere, todos
“hablamos en prosa”).
Es entonces un error presuponer que la narrativa está siempre en prosa; si bien la
prosa es la forma moderna más habitual para la narrativa, también podemos narrar
en verso.
Géneros lírico y dramático
2) El género lírico es aquél en el que se expresan emociones de una manera
personal e íntima. El escritor no necesita contar nada, sólo expresar de forma
literaria cómo se siente. Si para ello necesita contar o describir, puede hacerlo, pero
lo que cuente o describa estará en función de la exposición de la emoción personal.
Es éste el género en el que más se funde el autor con lo que dice en su obra, no hay
mediación. Abre su corazón y plasma en palabras su sensibilidad.
Habitualmente, la forma más apta para esta expresión es el verso, pero podemos
valernos también de la prosa. Sin embargo, la idea de expresión de sentimientos
está tan unida a la forma en verso, que cuando no usamos dicha forma, le damos el
nombre de “prosa poética”.
3) El género dramático comprende los textos escritos para ser representados en
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3) El género dramático comprende los textos escritos para ser representados en
teatro. Debemos tener en cuenta que “drama” no tiene el significado que le damos
en el lenguaje cotidiano de ‘triste’. Drao, en griego antiguo, significaba
“movimiento”, lo cual muestra el objetivo de este género: ser puestos en
‘movimiento’, ser actuados.
Aclarado este punto, podemos entender que en el género dramático podamos
encontrar tragedias y comedias: ambas son ‘dramas’.
El teatro moderno está escrito en prosa, pero tanto en la antigüedad clásica
(Sófocles, por ejemplo), como en el teatro español hasta el siglo XIX (entre otros),
encontramos textos dramáticos en verso: Lope de Vega, Moratín escribieron en
verso sus obras de teatro.
Lo que predomina en los dramas es el diálogo. Todo texto dramático está basado
en casi su totalidad en diálogos directos: no hay un narrador que nos cuenta lo que
alguien dice, sino que los personajes hablan directamente. Se escribe el nombre del
personaje, e inmediatamente, su intervención. También puede haber acotaciones
sobre la ropa, la escena, los movimientos o gestos de los personajes, pero el diálogo
es la esencia del drama y de la obra teatral.
A propósito, debemos diferenciar el texto dramático de las piezas u obras de
teatro: el género se refiere al texto, mientras que la pieza u obra teatral es dicho
texto llevado al escenario, puesto en acción, representado.
Narrativa
Tipología de textos narrativos.
Vamos a hablar de diferentes tipos de textos narrativos de acuerdo al criterio de su
verosimilitud, es decir, de su relación o su semejanza con lo posible.
1) Textos narrativosrealistas: son aquéllos en los que lo que narra el texto
puede suceder, es similar a las cosas que pasas. Si no supiéramos que se trata de un
texto literario, podríamos creer que realmente pasó.
2) Textos narrativos fantásticos: en estos se produce una ruptura con lo creíble,
con lo que puede pasar de acuerdo con las leyes naturales. Esto no sólo lo percibe
el lector, sino que internamente, dentro de la ficción, los personajes también se
sienten descolocados, no toman como normal lo que les sucede. Lo fantástico
puede ir desde historias de fantasmas, hasta, por ejemplo, El retrato de Dorian Grey,
de Oscar Wilde
3) Textos narrativos extraños: Están en el límite entre lo realista y lo fantástico.
Lo que sucede es raro, extraño, pero aun así, podríamos encontrarle una explicación
racional. Por ejemplo, en el cuento “El balcón” del escritor uruguayo Felisberto
Hernández hay una joven que parece no estar en sus cabales, que dice estar
enamorada del balcón de su casa, a través de cuyos cristales de colores ve la
realidad exterior. Su padre, que intenta casarla, invita a un joven `para que la
conozca y trata de convencerlo de que ella sólo es un poco romántica y que se le
pasará cuando encuentre el amor en un hombre real. Finalmente, cuando la
muchacha se decide por el hombre, va a contárselo al balcón, y el éste se cae al
vacío. Ella dice que el balcón se suicidó… Éste es un ejemplo claro: todo puede tener
una explicación realista (o no…).
4) Textos narrativos de ciencia ficción: En este caso los sucesos inverosímiles o
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imposibles se justifican recurriendo a explicaciones científicas imaginarias. Se
toma como normal algo que es imposible (al momento de la escritura del texto…),
pero se lo pone en un contexto de ciencia. Basten como ejemplo citar las novelas de
Julio Verne: Viaje al centro de la tierra, o cualquiera de las otras. Muchos de los
textos que en su momento fueron considerados de ciencia ficción, hoy se han vuelto
–debido a los avances científicos- textos realistas. Sin embargo, los seguimos
clasificando de acuerdo con lo que eran en el momento en que fueron escritos.
5) Textos narrativos mágicos: Aquí lo que sucede está totalmente fuera de lo
verosímil, de lo posible, pero esto –que escapa al criterio de normalidad para el
lector-, es normal para los personajes, en el cosmos interno de la ficción, Nos
encontramos en el mundo de los cuentos de hadas, con gnomos, varitas mágicas,
zapallos que se transforman en carrozas, genios que salen de lámparas y objetos
que aparecen y desaparecen, siendo todo esto parte de la vida cotidiana de los
personajes.
6) Textos narrativos de realismo mágico: Este tipo de narrativa se originó en
América del Sur pasada la mitad del siglo XX. Su mayor exponente es el Premio
Nóbel de Literatura, Gabriel García Márquez. La característica particular que
identifica esta tipología es la existencia de sucesos, objetos y personajes mágicos
(igual que en el punto anterior), pero usados como una metáfora de una realidad
histórica: las dictaduras, la opresión, la marginación social y demás conflictos de
América Latina durante el siglo pasado. La imposibilidad de una expresión abierta y
frontal abrió espacio a la expresión metafórica, aparentemente alejada de lo real,
pero con un compromiso y una intencionalidad de denuncia que anclan en la
realidad, no del lado de lo ‘verosímil’, pero del lado de la condición social, política e
histórica de América. Su relación con la realidad no está en las formas, sino en un
lugar más profundo: en la intencionalidad.
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6. Narrativa
Forma clásica
Ya dijimos que un texto narrativo es aquél en el que se cuenta (narra) algo.
Existen sub-géneros dentro de la nartrativa. Los textos narrativos modernos son el
cuento y la novela, aunque también podemos encontrar una categoría intermedia: la
nouvelle.
Otros, no menos importantes, pero que ya no son habituales, son (entre otros):
La parábola: suele ser una muy breve comparación, de la que se desprende
una enseñanza. No se incluye necesariamente la explicitación de dicha
enseñanza. Por ejemplo, las parábolas del Evangelio (el hijo pródigo, el grano
de mostaza, el sembrador).
La fábula: Es similar a la parábola, pero puede ser un poco más extensa. Una
característica es que los personajes son animales que hablan. La finalidad es
una enseñanza moralizante que se explicita al final en una breve frase
(generalmente un dístico: dos versos), llamada moraleja.
El mito: La Real Academia de la lengua española dice que un mito es una
“narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por
personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del
mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.”. Son narraciones que
buscan explicar mediante historias un misterio de la realidad: cómo nacieron
los cielos, cómo se formó la tierra, o qué son las lluvias, por ejemplo. No tiene
intención moral, pero sí de explicación (no racional, sino generalmente
vinculada a rituales y creencias) de la naturaleza.
La leyenda: También es definida por la R.A.E:: “relación de sucesos que tienen
más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”. Suelen
conservar y transmitir de generación en generación (a menudo oralmente) las
tradiciones y costumbres de los pueblos que las producen, por eso tienen
raíces folclóricas. A diferencia del mito, puede basarse en personajes o hechos
reales, pero sobre ellos se construye una historia ficticia, con hechos que
pueden ser sobrenaturales.
Cantares de gesta o cantos épicos: generalmente más largos que los
anteriores, tienen una intención de crónica histórica, aunque suelen incluir
acciones maravillosas para exaltar a una figura heroica. Estaban compuestos en
verso y habitualmente eran cantados por juglares en espacios públicos (por
ejemplo, plazas) para instruir y entretener al pueblo (que era generalmente
iletrado). Un ejemplo es el Cantar de Mío Cid.
Dado que existen similitudes, podemos hacer algunas comparaciones entre mito y
leyenda para diferenciarlos:
En tanto que el mito se desarrolla en un tiempo anterior a la creación del mundo la
leyenda se ubica en un espacio geográfico ubicable, al que está íntimamente ligada
y en un tiempo más cercano, posterior a la creación del mundo (aunque siempre
antiguo).
Los personajes del mito son, por lo general, dioses, héroes o semi-dioses, al tiempo
que en la leyenda son casi siempre seres humanos o animales o plantas
humanizados.
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Una vez dentro de ese mundo, nos encontramos con tres elementos:
B) Tiempo;
C) Espacio o lugar;
D) Personajes.
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Además del ‘tejido’ (texto), para conocer nuestra tela (trama, historia) necesitamos
conocer los hilos, es decir: el material que usamos para tejer (las palabras) y los
elementos o herramientas que los transforman en una tela-texto (procedimientos:
técnicas y estilo): Esto se puede estudiar mediante el (F) análisis lingüístico.
Finalmente, debemos tomar distancia y ver la obra terminada: cómo quedó en
relación con nuestra idea previa de lo que podía ser, que es lo que el
diseñador-escritor quiso hacer y para qué (G) análisis extralingüístico a posteriori
y decir nuestra opinión acerca del resultado (H) Conclusión
Si bien hay muchos otras maneras de analizar un texto narrativo, esta puede
constituir una herramienta simple y bastante completa, que podrá ser enriquecida
por otros métodos.
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Narrador I.
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acciones simultáneas en diferentes lugares).
Con respecto a los diálogos, es decir, las intervenciones verbales de los personajes,
el narrador puede reproducirlos en estilo directo, citando textualmente:
Ejemplo:
‘—Estoy esperando a Carmen, dijo Juliana.’
Ejemplo:
O en estilo indirecto:
‘Juliana dijo que estaba esperando a Carmen.’
También el narrador puede seguir narrando desde su propia voz, sin marcar de
ningún modo que hay una intervención de un personaje, pero mueve su perspectiva
a la mente o la voz de dicho personaje. Esto se llama discurso indirecto libre.
Ejemplo:
‘Estaba limpiando la casa desde temprano, los amigos de Jorgito habían dejado todo
desordenado. Claro, qué les importaba, si total a ella no le costaba nada, ni se
darían cuenta de que había dejado todo como un espejo, Ella, que lo había cuidado
como una madre cuando era un bebé. En fin para que pensar, para que seguirse
amargando…’
En este caso, si bien formalmente se mantiene voz del narrador, éste parece haber
entrado en la mente del personaje, y reproduce directamente sus pensamientos (o
su monólogo) sin ninguna marca que nos lo señale. Esta técnica constituye un
antecedente del monólogo interior, que a su vez es antecedente del fluir de la
conciencia.
Narrador II: técnicas modernas
El monólogo interior profundiza y generaliza el uso del discurso indirecto libre. El
narrador se sitúa dentro de una conciencia individual, pero el texto conserva la
coherencia y la estructura lógica, lo cual es la principal diferencia con el fluir de la
conciencia.
Esta perspectiva, el fluir de la conciencia, se comenzó a experimentar a principios
del siglo XX. En ella la voz del narrador se identifica con una conciencia individual
que va plasmando en el texto lo que le va surgiendo de manera espontánea. Así,
proyectará en el texto lo que pasa frente a sus ojos, lo que escucha, las relaciones
de origen subconsciente que establece, las asociaciones libres que surgen en la
conciencia narradora, hasta llegar a veces a una emisión aparentemente inconexa.
Pensemos tan sólo en una hora de lo que pasa por nuestra cabeza: no todo son
ideas racionales: las ideas vienen a nuestra mente sin saber por qué; estamos
pensando en algo y cualquier otra cosa nos distrae; lo que vemos y oímos nos trae
un recuerdo a veces lejano. En otros momentos, el fluir parece más racional: cuando
estamos hablando, cuando escribimos…
El primer y más acabado ejemplo es el Ulises de James Joyce.
A veces, encontramos cambios de puntos de vista, sin aviso previo, de una
perspectiva a otra. Esto se da con más frecuencia en el fluir de la conciencia y en el
monólogo interior:
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Ejemplo:
‘Habrá que ver si la frazada lo abriga bien al nene, voy a pedir que por las dudas le
dejen otra a mano. Pero sí, claro que me abriga, menos mal que se fueron de una
vez, mamá cree que soy un chico y me hace hacer cada papelón. Seguro que la
enfermera va a pensar que no soy capaz de pedir lo que necesito, me miró de una
manera cuando mamá le estaba protestando...’
(fragmento de “La señorita Cora”, Cortázar, Julio).
El escritor argentino Julio Cortázar se valió magistralmente de esta técnica. Incluso,
puede darse un cambio como el del ejemplo que precede dentro de la misma oración:
Ejemplo:
‘Al rato vino mamá y que alegría verlo tan bien, yo que me temía que hubiera pasado
la noche en blanco el pobre querido, pero los chicos son así, en la casa tanto trabajo
y después duermen a pierna suelta aunque estén lejos de su mamá que no ha
cerrado los ojos la pobre.’ (fragmento de “La señorita Cora”, Cortázar, Julio).
Tiempo, espacio, personajes. Argumento.
A) Tiempo:
Generalidades:
¿Se hace mención del tiempo?
¿Hay indicios de la época (mención directa de fechas, hechos históricos que nos
ubiquen en un tiempo determinado, ropa, hábitos, etc.)?
¿El tiempo pasa rápida o lentamente? ¿Se mencionan horas, meses, estaciones del
año?
¿Es importante dentro de la estructura de la narración?
Estructura cronológica:
¿Cómo están ordenados los sucesos en el orden temporal?
Lineal cronológico (orden normal).
Circular: ciclo que se repite, termina donde comenzó.
Flash back: salto hacia el pasado en el orden narrativo.
Flash forward: salto hacia el futuro en el orden narrativo.
B) Espacio (lugar):
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opresión; espacio natural, casa familiar, etc.)
¿Es un espacio único o cambia?
¿Hay desplazamientos? (avance en un camino, entrar y salir de dos o más lugares,
etc.)
¿Es importante dentro de la estructura de la narración?
C) Personajes:
Rango de los personajes: (protagonista, principales, secundarios).
Caracterización. ¿Cómo son? ¿Cómo lo sabemos (por lo que dicen, por cómo actúan,
por la opinión de otros personajes, el narrador lo explicita, etc.)?
¿Cómo están descriptos (adjetivación profusa o escasa, tipos de adjetivos, etc.)?
Relaciones entre los personajes.
D) Argumento
Acciones:
Distinguimos tres tipos de acciones:
a) Cardinales (o principales): son las que marcan el hilo narrativo. No podemos
suprimirlas. Si alguna falta, la historia cambia.
b) Secundarias: sirven para mostrar el ambiente, para caracterizar a los
personajes. Si las suprimimos o cambiamos, pierde riqueza el estilo, cambia el
ambiente; pero la historia permanece siendo la misma.
c) Indicios: son aquellas acciones que, si bien no son principales, nos adelantan
datos, nos brindan información importante para el sentido general del texto.
Estructura:
En el análisis más tradicional de la estructura argumental narrativa, hay tres
momentos:
a) Introducción: suele ser una breve presentación de la historia o del
protagonista, lugar, etc. que nos pone en la situación que se va a contar. A veces no
existe, y nos encontramos ya desde el principio en el medio de algún hecho, sin
presentación alguna: esto se llama inicio in medias res (‘en mitad de la cosa’).
b) Desarrollo: es el desenvolvimiento de las acciones, que se van complicando
(tejiendo) hasta que llegan al:
c) nudo o clímax: que es el momento culminante, el más importante, cuando todo
se decide, para finalmente desembocar en el:
d) desenlace. que concluye la historia. A veces el desenlace parece incierto o
podemos interpretarlo de diversas maneras, o sugiere que la historia no terminó allí:
decimos que es un final abierto.
Análisis lingüístico, extatextual. Conclusión.
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A) Análisis lingüíístico:
a) Tipo de lengua:
¿Cómo es el lenguaje del narrador? ¿Y el de los personajes?
¿Hay registros particulares; marcas de edad, regionalismos, cultismos, arcaísmos,
vulgarismos, grupo social o nivel social, ideología, jerga, etc.? ¿Es insistente esa
marcación? ¿Establece diferencias entre los personajes? ¿O se usa una lengua neutra?
b) Técnica narrativa:
Considerando los tres procedimientos de la narrativa, ¿cuál de ellos es el
predominante?
: Narración (contar hechos que se desarrollan en el tiempo);
Descripción (decir cómo es algo, mostrarlo)
Diálogo: intercambio verbal entre los personajes,
c) Estilo:
¿Qué caracteriza el estilo?
Oraciones cortas / largas; coordinación / subordinación
Uso de adjetivos (muchos / pocos; de qué tipo).
Connotación / denotación (sugerir / explicitar).
Campos semánticos. (a qué campo pertenecen las familias o constelaciones de
palabras: por ejemplo: vida de campo, universidad, etc.).
Menciones extratextuales (citas, mención de personajes reales o literarios,);
menciones metaliterarias.
B) Análisis extratextual integrador (a posteriori):
Para finalizar, pero ahora después de haber leído y analizado el texto, volvemos a lo
extratextual:
¿Cuál parece ser la intención del autor? ¿Cuál es el tema? ¿Existe algún mensaje
para el lector? ¿Cuál es la finalidad del texto?
a) pedagógica-moralizante,
b) entretenimiento,
c) crónica histórica,
d) crítica social,
e) lúdica,
f) ideológica,
g) denuncia,
h) arte por el arte.(ejercicio de estética)
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i) Función del texto
C) Conclusión:
Para terminar, se puede proponer unan conclusión que sintetice el análisis, por una
parte, y que, por otra, exprese la impresión u opinión de quien analiza.
En el capítulo siguiente se ofrece un texto para analizar, y después un ejemplo de
análisis del mismo.
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Análisis extratextual
Hemos elegido un texto breve, para poder más fácilmente focalizar cada punto de
análisis.
“El precursor de Cervantes”
de Marco Denevi
“Vivía en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchelo,
sastre, y de su mujer Francisca Nogales. Como hubiese leído numerosísimas novelas
de estas de caballería, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar doña Dulcinea del
Toboso, mandaba que en su presencia las gentes se arrodillasen, la tratasen de Su
Grandeza y le besasen la mano. Se creía joven y hermosa, aunque tenía no menos
de treinta años y las señales de la viruela en la cara. También inventó un galán, al
que dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido
hacia lejanos reinos en busca de aventuras, lances y peligros, al modo de Amadís de
Gaula y Tirante el Blanco. Se pasaba todo el día asomada a la ventana de su casa,
esperando la vuelta de su enamorado. Un hidalgüelo de los alrededores, que la
amaba, pensó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en
un rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas del imaginario caballero.
Cuando, seguro del éxito de su ardid, volvió al Toboso, Aldonza Lorenzo había
muerto de tercianas.
· Análisis extratextual:
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Elementos de la narración.
En primer lugar, diremos que el tipo textual es un cuento relista.
Narrador: Narra en tercera persona. Su punto de vista es objetivo, no es parte del
mundo de la narración. Aunque parece conocer todos los hechos, en todo caso es
un narrador bien informado, pero no necesariamente omnisciente.
Tiempo: no hay marcas específicas de época, pero podemos deducir que se trata del
tiempo posterior al de los caballeros andantes, porque hay un joven que sale a los
caminos a realizar hazañas.
El orden cronológico es el lineal normal.
No conocemos cuánto tiempo pasa exactamente, pero debe ser el suficiente para
que ella desarrolle su locura y su pretendiente salga en pos de aventuras y regrese.
Espacio: El lugar geográfico está explicitado: El Toboso, ciudad de España.
El lugar no está descripto en absoluto. Sólo sabemos que ella está en una casa con
una ventana, pero su lugar es el afuera, hacia dond mira: no es un ámbito cerrado.
Se dice que su pretendiente salió a buscar aventuras, pero la narración no sigue ese
espacio, sólo lo menciona.
Personajes: La protagonista es Aldonza Lorenzo, porque es la que genera la acción.
Su enamorado es su co-protagonista y sus padres, sólo mencionados, no
intervienen como personajes.
Sabemos de Aldonza que era una gran lectora (particular rasgo en una mujer de esa
época)), que perdió la razón e inventó un mundo de fantasía. Está apenas descripta,
hay muy pocos adjetivos. El narrador dice explícitamente que ella está demente,
pero también nos muestra su demencia a través de las cosas que hacía. La describe
físicamente diciendo que tenía unos treinta años (edad que no representaba
juventud es aquel tiempo) y marcada de viruela
No hay relaciones directas ni intercambio entre los personajes, se relacionan
idealmente, no realmente. Ella espera a su caballero Don Quijote, y el muchacho que
la ama quiere ganar su voluntad haciéndose pasar por aquél. Sin embargo, no llegan
a encontrarse porque cuando él volvió, ella había muerto. Es una relación irreal, de
fantasía. Ella espera a alguien que no existe, y el joven que la ama trata de hacerse
pasar por ese alguien. No hay verdad en la relación.
Con respecto al joven enamorado, podemos concluir que no es mucho más lúcido
que Aldonza, ya que –estando ella demente- podría haber tratado de seducirla sin
necesidad de disfrazarse y salir a buscar aventuras. Esto muestra su espíritu simple e
irracional de enamorado.
Argumento, estilo.
Argumento, acciones:
Las acciones principales son
1 . Perdida de la razón de la protagonista;
2 . Invención de un galán;
3 . Espera de dicho galán;
4 . Ardid de un enamorado para conquistarla;
5 . Vuelta del enamorado;
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5 . Vuelta del enamorado;
6 . Frustración por la previa muerte de Aldonza
Algunas de las acciones secundarias son,:
“…mandaba que en su presencia las gentes se arrodillasen, la tratasen de Su
Grandeza y le besasen la mano.”
“Se pasaba todo el día asomada a la ventana de su casa…”
No hay indicios, todo está explicitado.
Argumento, estructura:
Introducción: “Vivía en El Toboso una moza (…) y de su mujer Francisca Nogales”
Desarrollo: “Como hubiese leído numerosísimas novelas de estas de caballería (…)
esperando la vuelta de su enamorado”
Nudo: “Un hidalgüelo de los alrededores, que la amaba (…)a repetir las hazañas del
imaginario caballero”.
Desenlace: “Cuando, seguro del éxito de su ardid, volvió al Toboso, Aldonza
Lorenzo había muerto de tercianas.”
Análisis lingüístico
El lenguaje es concreto, casi telegráfico, no hay adornos ni largas explicaciones. Las
oraciones son cortas. No hay muchos adjetivos, pero sí muchos verbos en oraciones
simples, casi sin subordinación.
Los personajes no hablan, no podemos caracterizar su lenguaje. En el del narrador
hay arcaísmos que nos pueden situar en un tiempo y contexto específicos (post
novelas de caballerías).
Algunos arcaísmos: hidalgüelo, tercianas
Términos vinculados a las aventuras de caballerías: aventuras, lances y peligros,;
armadura, rocín, hazañas, caballero.
Técnica narrativa: no hay diálogos, y hay poquísima descripción. Predomina
marcadamente la narración.
Estilo: Las oraciones son cortas y concretas, con predominio de la coordinación.
Abundan los verbos (como consecuencia del predominio de acciones), que van
marcando las secuencias narrativas. Pocos adjetivos (dado que hay poca
descripción). Predomina el campo semántico de la época quijotesca y de las novelas
de caballerías.
Se menciona a otros protagonistas de novelas de caballerías: Tirante el Blanco,
Amadís de Gaula, que son los mismos que se nombra en El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha, dell maestro Miguel de Cervantes Saavedra.
Hay una referencia metaliteraria evidente a El Quijote: Aldonza Lorenzo, la locura de
Aldonza a causa de leer libros de caballerías, su cambio de nombre por el de
Dulcinea del Toboso, toda la estructura argumental son de carácter metaliterario.
Análisis extratextual integrador. Conclusión.
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Análisis extratextual integrador a posteriori
La intención del autor parece ser la de ironizar dando vuelta una historia harto
conocida: aquí es Aldonza la que lee, enloquece, inventa su caballero y, al final,
muere.
Podemos relevar varios temas, en diferentes niveles de lectura: el amor idealizado,
los cambios sociales, la locura.
La finalidad del texto podría parecer lúdica a simple vista. Sin embargo podríamos
conjeturar que Denevi está proyectando en su cuento algo de los cambios sociales
con respecto al papel de la mujer en el siglo XX, y especialmente a partir de los ‘60.
Aun así, no es Aldonza la que sale a buscar aventuras, sino su enamorado. Es un
camino que todavía no ha sido completado, que está a medio camino.
No hay un mensaje explícito e intencionado.
Conclusión: Podemos concluir que Denevi logró una narración que produce un
fuerte impacto con una economía de medios muy grande: frases cortas, simples,
poca “ornamentación”, sin descripciones. Estilo despojado, en el que las palabras
reconcentran su poder evocador. Nos transporta a unos momentos históricos y a una
referencia metaliteraria precisos a través de la mención de unos pocos nombres y
algunos términos caballerescos y arcaícos. Ahí termina lo convencional: Denevi toma
un personaje preciso del Don Quijote y da vuelta la historia, sorprendiéndonos con
una trasfondo de ironía sobre el verdadero protagonismo de las historias de
caballería y el verdadero móvil de las mismas. En definitiva: otro punto de vista
sobre el Quijote.
Aquí dejamos otro cuento del mismo autor, para ejercitar el análisis:
Esquina peligrosa
Marco Denevi
El señor Epidídimus, el magnate de las finanzas, uno de los hombres más ricos del
mundo, sintió un día el vehemente deseo de visitar el barrio donde había vivido
cuando era niño y trabajaba como dependiente de almacén.
Le ordenó a su chofer que lo condujese hasta aquel barrio humilde y remoto. Pero el
barrio estaba tan cambiado que el señor Epidídimus no lo reconoció. En lugar de
calles de tierra había bulevares asfaltados, y las míseras casitas de antaño habían
sido reemplazadas por torres de departamentos.
Al doblar una esquina vio el almacén, el mismo viejo y sombrío almacén donde él
había trabajado como dependiente cuando tenía doce años.
-Deténgase aquí. -le dijo al chofer. Descendió del automóvil y entró en el almacén.
Todo se conservaba igual que en la época de su infancia: las estanterías, la
anticuada caja registradora, la balanza de pesas y, alrededor, el mudo asedio de la
mercadería.
El señor Epidídimus percibió el mismo olor de sesenta años atrás: un olor picante y
agridulce a jabón amarillo, a aserrín húmedo, a vinagre, a aceitunas, a acaroína. El
recuerdo de su niñez lo puso nostálgico. Se le humedecieron los ojos. Le pareció
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que retrocedía en el tiempo.
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9. Poesía
Ya dijimos (Cap. 18) que en un texto lírico se ven plasmadas las emociones, y que
hay una cercanía más íntima entre el autor (persona de la vida real) y su obra. En la
obra se expresa el “yo” del poeta.
El vehículo más apto para la lírica es el verso (poesía), aunque nada impide hacerlo
en prosa. Sin embargo, por ser la poesía la forma usual, nos vamos a concentrar en
su análisis formal, ya que el análisis de contenido es el mismo para ambas formas.
La característica definitoria de este género, además de su contenido emocional, es
la íntima unión de contenido y forma. Si bien en toda obra literaria es fundamental
el “cómo” expresamos algo, qué palabras usamos, como las estructuramos, en la
poesía el “cómo” (la forma) es inseparable del contenido.
Tan importante es la forma, que las palabras se relacionan entre sí no sólo por sus
significados, sino en gran medida a partir de sus sonidos, de su cantidad de sílabas,
de su acentuación. Es esto lo que hace que un poema sea de difícil (o directamente,
de imposible) traducción: podemos pasar a otra lengua los conceptos, pero el
sonido, la medida, el ritmo de las palabras será otro, y por eso la estructura de
sonidos no permanecerá igual. En la poesía (poesía lírica), esto es determinante.
Entonces, debemos estableces dos planos de análisis, que estarán estrechamente
vinculados, teniendo uno su sentido en función del otro:
1 . La forma
2 . El contenido
1. La forma
La unidad mínima de la poesía es el verso (una línea).
Un grupo de versos forma una estrofa.
Ejemplo:
Fragmento de LA BAILARINA DE LOS PIES DESNUDOS, de Rubén Darío
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A) Métrica:
La métrica estudia la medida de los versos, es decir la cantidad de sílabas.
Básicamente, tomamos cada verso como una unidad y sumamos las sílabas de las
palabras que lo conforman, pero hay ciertas características que pueden aumentar o
disminuir el número final.
Ejemplo:
Este verso tiene 13 sílabas. Sin embargo tiene 2 sinalefas, lo que hace que se resten
dos sílabas: entonces es un verso de 11 sílabas, que recibe el nombre de
endecasílabo.
La sinalefa es uno de los cuatro procedimientos que pueden cambiar la medida de
un verso. Aquí la explicamos, y a los otros tres:
Sinalefa: es la unión de la vocal final de una palabra con la vocal inicial de la
palabra siguiente. Esto produce la unión de ambas silabas en una sola,
haciendo que se reste una unidad a la medida del verso. (ver ejemplo arriba).
Sinéresis: Dentro de una palabra, es la unión en una sílaba de dos vocales
fuertes que gramaticalmente pertenecen a sílabas diferentes.
Ejemplo:
(poema de José Asunción Silva)
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Existen otros dos casos en que se suma o se resta una sílaba a la medida de un
verso.
Se trata del
verso esdrújulo (resta) y del
verso agudo (suma):
Decimos que un verso es esdrújulo cuando su última palabra tiene acento
esdrújulo.
Ejemplo:
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en esta calle que es cualquiera.
B) Ritmo: está dado por los acentos (ortográficos o prosódicos) de cada verso.
Ejemplo:
(fragmento de Antonio Machado)
Una tarde parda y fría
(…)
En estos versos cortos (octosílabos, arte menor), los acentos distribuidos de forma
pareja confieren un ritmo sugerente del sentimiento de monotonía y aburrimiento
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pareja confieren un ritmo sugerente del sentimiento de monotonía y aburrimiento
que quiere plasmar el poeta.
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rápido ruedan las ruedas
del fer rocar ril.
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Proponemos aquí algunas poesías para ejercitar el análisis, tal y como hemos venido
haciendo en los ejemplos. Debemos recordar hacerlo en todos los planos vistos: el
puramente formal, y el de los recursos. Sin embargo, también debemos tratar de
sacar conclusiones sobre lo que el autor quiso expresar. Debemos conocer (igual
que en el estudio de todo texto, literario o no) quién es el autor y en qué contexto
histórico, social, etc., fue escrito. Ello puede, a veces, ser útil para interpretar la
intención del autor. En poesía, más aun que en narrativa, el movimiento literario al
que pertenece el autor y su época, tienen fuerte influencia sobre el modo de escribir
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(pero esto, por su complejidad y extensión, debe ser motivo de otro curso).
Poema 20, de Pablo Neruda
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Anónimo
No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
a no dejar, por eso, de ofenderte
Tú me mueves, Señor, me mueve el verte
en esa cruz clavado, escarnecido,
me mueve ver tu cuerpo tan herido,
me mueven tus afrentas y tu muerte.
Me mueves Tú, Señor, y en tal manera
que si no hubiera Cielo, ya te amara
y si no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
porque aunque lo que espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.
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personajes y cuadros, que están determinados por el cambio de lugar.
Subgéneros y tipos.
Dentro del género dramático hay subgéneros:
Tragedia: En las tragedias hay un conflicto trágico que enfrenta a los personajes. Su
origen se encuentra en la Antigüedad Clásica de Grecia, pero la encontramos hasta
nuestros días (El reñidero, de Sergio de Cecco; El zoo de cristal, de Tenessee
Williams)..
Comedia: También remonta sus orígenes a la antigüedad y permanece hasta
nuestros días, con los más diversas estilos. En la comedia se busca hacer reír al
espectador (o lector) a través de situaciones cómicas, o simplemente se trata un
tema ligero, sin un conflicto de tensión trágica.
También encontramos diferentes tipos, algunos trágicos, otros cómicos y, muchas
veces, mixtos.
Tipología de obras teatrales:
Sainete: Obra breve, típica de Sudamérica (en especial, Argentina y Uruguay) que
muestra a los inmigrante europeo de principios del siglo XX. Suele tener visos de
comedia, aunque puede mostrar situaciones emotivas. La escenografía es muchas
veces un patio de conventillo, lugar en el que solían vivir los inmigrantes de esa
época. Su riqueza consiste en ser un testimonio de costumbres. Su lenguaje muchas
veces reproduce cómica pero afectuosamente las deformaciones de los inmigrantes
italianos. Suele llamárselo ‘género chico’ y comparárselo con la zarzuela española,
pero la diferencia es que la zarzuela es musical y el sainete –aunque puede incluir
interpretación de algunas canciones- no lo es Ejemplo,El conventillo de la Paloma,
de Alberto Vaccarezza.
Grotesco: Obra breve, generalmente de intención critica mediante la deformación o
exageración de caracteres llevados hasta lo ridículo, con el fin de evidenciar las
costumbres o situaciones sociales que critica. Generalmente se produce en épocas
de crisis y si bien no deja fuera el humor, éste se da más bien a través de la ironía.
Sátira: Mientras que el grotesco puede o no valerse del humor, la sátira hace su
crítica mediante el humor y el ridículo. La intención de la sátira es generalmente
política.
Farsa: Obra breve, ligera, con personajes extraños o exagerados. La función es
hacer reír sin demasiadas críticas ni compromisos con la realidad.
Absurdo El teatro del absurdo, surgido a mediados del siglo XX (Esperando a
Godot, de Samuel Beckett, Las sillas, de Eugenio Ionesco) es un teatro de crisis
existencial. Rompe con todas las convenciones y muestra personajes que parecen no
decir nada importante en escenarios con elementos ridículos, sin embargo esto es
síntoma del escepticismo en el sentido de la vida. El cuestionamiento y la ruptura
llegaron al punto de que se escribieron obras sin texto (los Actos sin palabras, de
Samuel Beckett).
Ejemplo:
Transcribimos un fragmento breve (Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen) para graficar
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la intervención de los personajes y las acotaciones:
(…)
ELENA: Sí, señor. (Helmer entra al despacho. La criada hace pasar a Cristina y
después cierra la puerta).
Escena III
CRISTINA(En traje de viaje. Tímidamente, con alguna perplejidad): ¡Buenos días, Nora!
NORA(Indecisa):Buenos días...
CRISTINA: ¿No me conoces?
NORA: Efectivamente..., no sé... ¡Ah! Sí, me parece...(Lanzando una exclamación).
¡Cristina! ¿Eres tú?
(…)
No vamos a hacer aquí ningún análisis, ya que –por la extensión de un texto teatral-
sólo podríamos trabajar con fragmentos, y esto no nos permitiría analizar
estructura, espacios, etc. En un fragmento sólo podríamos analizar el lenguaje y
características parciales de personajes y espacios, que por otra parte, pueden
analizarse de manera casi análoga a la de los textos narrativos.
Nota: Los casos en que no se ha mencionado al autor de un fragmento citado se
deben a que no se ha encontrado la fuente, o a que son ejemplos de creación de la
autora de este curso.
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