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Estudio de los hábitos alimentarios

y de las alteraciones del comportamiento alimentario


en adolescentes
Mª Pilar Muro Sans

Aquesta tesi doctoral està subjecta a la llicència Reconeixement- NoComercial –


CompartirIgual 4.0. Espanya de Creative Commons.

Esta tesis doctoral está sujeta a la licencia Reconocimiento - NoComercial – CompartirIgual


4.0. España de Creative Commons.

This doctoral thesis is licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-


ShareAlike 4.0. Spain License.
Facultat de Psicologia.

Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològic.

TESIS DOCTORAL

ESTUDIO DE LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS Y DE LAS

ALTERACIONES DEL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO

EN ADOLESCENTES.

Informe de investigación para obtener el grado de doctora,

realizado por:

Mª PILAR MURO SANS

Director: Dr. Juan Antonio Amador Campos

Barcelona, 2007.
1
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento

Psicológico.

Doctorado: Psicología Clínica y de la Salud

Bienio: 1999 -2001

2
3
AGRADECIMIENTOS

Después de tanto tiempo de dedicación, trabajo, ánimos y desánimos, alegrías y tristezas…

este trabajo ha llegado a su fin; pero ahora empieza la etapa más difícil, abrir nuevos

caminos a la investigación y a la aplicación práctica de los resultados de esta investigación.

Será difícil que recuerde a todas las personas que de algún modo me han ayudado o han

estado a mi lado durante estos años, sólo puedo decir: ¡Gracias, Gracias y más Gracias!.

De todas formas me gustaría aprovechar este espacio de agradecimientos para hacer

mención a algunos de ellos:

Primero de todo quiero a mis padres su incondicional apoyo y hacer de mí la persona que

soy hoy. A mi abuela, que aunque todavía no endiende por qué he dedicado tanto tiempo a

una tarea que sólo me daba que dolores de cabeza y no podía jugar a cartas con ella. A mis

hermanos, Joan y Josep, por aguantar todos los momentos de desánimo que he ido

pasando a lo largo de este trabajo. Y a la persona más importante, a Quique, que desde el

inicio de nuestra vida en común la tesis fue un acompañante más de nuestro camino y que

ahora que ha llegado su fin esperamos empezar una nueva etapa.

No quiero dejar de nombrar a otra gente que también ha estado implicada en este proceso y

que gracias a todos ellos este trabajo ha llegado a su fin.

A mi director de tesis, Juan Antonio Amador, que desde que empecé a colaborar en su

proyecto de hiperactividad sembró en mí la semilla de la investigación y me animó a seguir

investigando. Gracias por todo tu apoyo, tus consejos y tus orientaciones.

A Maribel Peró por transmitirme su ilusión por la estadística.

A Josep Mª Sopena y Enrique Romero por sus aportaciones con la aplicación de nuevas

técnicas de análisis de datos.

A Noemí y Damaris por su amistad, su apoyo y comprensión.

A las chicas del prácticum que me ayudaron a pasar algunos datos y a administrar pruebas.

4
Gracias a las doce escuelas que han participado en este estudio y agradecer a todos los

alumnos su colaboración, ya que gracias a ellos hemos podido avanzar un poco más en el

conocimiento de los hábitos alimentarios y de los trastornos de la conducta alimentaria en

nuestro contexto. Especialmente quiero dar las gracias a Gloria y a Vicky del IES Infanta

Isabel, por su confianza en mi trabajo y por las posteriores colaboraciones que han surgido

desde entonces.

También quiero agradecer la colaboración del equipo de voluntarias psicólogas (Anna,

Sandra y Damaris) y del equipo técnico (Cristina, Mª Antonia y Mª Pilar) que me ayudó a

administrar las pruebas y a pesar y tallar a los 1155 participantes de este estudio, sin

vuestras manos no lo hubiese podido hacer.

Gracias también al Departamento de Pedagogía de la fe, por vuestros ánimos y vuestra fe

en mí. Gracias a la Fundación Pere Tarrés, por darme la oportunidad de crecer personal y

profesionalmente a vuestro lado y seguir confiando en mí.

Gracias a todos los que han apoyado este proyecto y han hecho que se convierta en este

trabajo. Muchas gracias a todos y a todas!!!!

5
ÍNDICE

CAPÍTULO 1:

HÁBITOS ALIMENTARIOS Y ALTERACIONES DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN

ADOLESCENTES ………………………………………………………………………………..8-63

A. Los trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes …………..…………………..…9

A.1. Definición y clasificación de los TCA


A.1.1. Anorexia Nerviosa.………………………………………………...........................10
A.1. 1.1. Criterios diagnósticos...................................................................................11
A.1. 1.2. El Índice de Masa Corporal (IMC) como indicador nutricional y criterio
diagnóstico de la Anorexia nerviosa………………………………................................15
A. 2. Etiopatogenia de la anorexia nerviosa
Factores de riesgo de los TCA en adolescentes………………………………..16
A. 3. Prevalencia de los TCA en población adolescente española…………..……………23

B. Los hábitos alimentarios en la adolescencia ……………………………………………..25-38

B.1. Perspectivas de análisis de los hábitos alimentarios…………...…………………26

C. La adolescencia …………………………………………………………………………...…39-48
C. 1. La adolescencia………………...………………………………………………………...40
C.1. 1.Características de la adolescencia:
Cambios físicos……………………………………………………………….41
Cambios psicológicos……………………………………………………..…44

D. Personalidad y TCA …………………………………………………………………………49-58


D.1. Personalidad y TCA: modelos de relación causal…...........................................50

D.2. Personalidad y TCA: carácter y temperamento………………………………...….52

D.3. Personalidad y TCA: rasgos de personalidad…..................................................55

6
E. Estrategias de afrontamiento y TCA ……………………………………………………..58-63
E.1. Estrategias de afrontamiento en adolescentes y su relación con los

TCA….………………………………………………………………………………………………59

CAPÍTULO 2

PLANTEAMIENTO DEL ESTUDIO Y OBJETIVOS DEL TRABAJO ……………………64-66

CAPÍTULO 3

MÉTODO ……………………………………………………………………………………….67-103

A. Muestra …………………………………………………………………………………………...68

A.1. Variables antropométricas ……………………………………………………………….70

B. Instrumentos de evaluación:

B.1. EDI-2 (Eating Disorders Inventory-2)……………………………………………………72


B.2. SCOFF……………………………………………………………………………………...76
B.3. Cuestionario de hábitos alimentarios……………………………………………..……..80
B.4. EDE-12 (Eating Disorders Examination)…………………………………………......... 82
B.5. APQ (Adolescent Personality Questionnaire)………………………………………..…87
B.6. CRI-Y (Coping Response Inventory Youth)…………………………………………….93

C. Procedimiento:
C.1. Selección de la muestra …………………………………………………………………98
C.2. Aplicación de las pruebas………………………………………………………………101
C.3. Fases del estudio………………………………………………………………………..101

ANÁLISIS DE DATOS ……………………………………………………………………………102

7
CAPÍTULO 4

RESULTADOS ……………………………………………………………………………….103-198

A. Características psicométricas de las pruebas


A.1. EDI-2 ………………………………………………………………………………………..…104
A.1.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar………………….....105
A.1.2. Fiabilidad……………………………………………………………………………117
A.1.3. Análisis factorial……………………………………………………………………120
A.2. SCOFF
A.2.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar………………….…123
A.2.2. Análisis factorial……………………………………………………………………124
A.2.3. Validez discriminante………………………………………………………………125
A.2.4. Validez concurrente………………………………………………………………..127
A.3. Cuestionario de Hábitos alimentarios
A.3.1. Bloque I: Aspectos sociodemográficos……………….129
A.3.2. Bloque II: Hábitos alimentarios………………………...130
A.3.3. Bloque III: Actitudes hacia el acto de comer y/o
comida………………………………………………………………………………………135
A.3.4. Resumen frecuencias Bloque IV: Dieta…………………………………………136
A.4. EDE-12
A.4.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar…………………….139
A.5. APQ …………………………………………………………………………………………....141
A.5.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar…………………….143
A.6. CRI-Y ………………………………………………………………………………………….151
A.6.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar de los
problemas expresados por los adolescentes…………………………………………..154
A.6.2. Análisis de las puntuaciones según el sexo y el curso escolar de las
estrategias de afrontamiento……………………………………………………………..161

B. Estudio de la relación entre variables:


B.1. Síntomas asociados al TCA y características de personalidad ………171
B.2. Síntomas asociados al TCA y estrategias de afrontamiento………….174
B.3. Relación entre síntomas asociados al TCA y medidas
antropométricas……..……………………………………………… ……………….……177

8
C. Prevalencia de los TCA en la muestra de estudio …………………………..….181

D. Estudio de comparación entre el grupo de riesgo y el grupo de control:


D.1. Diferencias entre grupos según las características de personalidad…….….…183
D.2. Diferencias entre grupos según las estrategias de afrontamiento....................184
D.3. Diferencias entre grupos según el IMC……………………………………………185
D.4. Diferencias entre grupos según los hábitos alimentarios
D. 5.1. Estadística clásica ……………………………………………………….187
D.5.2. Modelos de arquitectura neuronal de los hábitos alimentarios
según los grupos de riesgo y de no riesgo …………………………………....196

CAPÍTULO 5

CONCLUSIONES …………………………………………………………………………....199-205

CAPÍTULO 6

DISCUSIÓN …………………………………………………………………………………..206-213

CAPÍTULO 7

PUNTOS FUERTES, DÉBILES DEL ESTUDIO Y LINEAS FUTURAS DE INVESTIGACIÓN


………………………………………………………………………………………………….214-215

CAPÍTULO 8

ANEXOS ……………………………………………………………………………………...216-218

Acrónimos
Cuestionario de hábitos alimentarios

CAPÍTULO 9

BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………………………219-233

9
Empresarios y diseñadores de moda se sentarán con el Ministerio de Sanidad y Consumo
para analizar el tallaje y etiquetado de la ropa para después, unificarlo y adecuarlo a la
realidad social. El objetivo es combatir la anorexia. (El País, 20/4/06).

Las modelos que desfilen en la Pasarela Cibeles deberán tener una imagen saludable. Las
modelos que participen deberán tener un 18% de índice de masa corporal como mínimo.
(Diario El Mundo, 8/9/06).

El Gobierno regional de Madrid, a través de su Consejería de Sanidad y Consumo acaba de


poner en marcha un teléfono gratuito para atender todas las consultas sobre alimentación,
nutrición y trastornos alimentarios tales como la anorexia y la bulimia. Se puede consultar de
todo. Desde esa extendida «moda» de no unificar las tallas, hasta publicidad engañosa,
dietas para adelgazar, cualidades de los alimentos, centros de atención a jóvenes con
trastornos alimentarios y, así, un largo etcétera de cuestiones relacionadas con la
alimentación y con lacras como la anorexia y la bulimia. (ABC.es, 9/4/07)

La Agencia de Calidad de Internet (IQUA) y la Generalitat han amonestado y pedido el cierre


de una decena de páginas web por ofrecer contenidos que hacen apología de la anorexia y
la bulimia durante el pasado año. (La Vanguardia.es, 9/7/07).

10
A pesar de los esfuerzos que se están haciendo estos últimos años desde las entidades

públicas para erradicar la presión social sobre un modelo estético de mujer extremadamente

delgada, todavía queda mucho por avanzar. Es por esta razón que la detección precoz de

estos trastornos en los jóvenes desde la escuela, en casa o en la atención primaria es cada

vez más necesaria.

Es obvio que para vivir es necesario comer, pero para muchos niños y adolescentes este

acto vital se convierte en una pesadilla. El acto de comer es una invitación al disfrute y a

compartir experiencias con los que nos rodean; el olor, el sabor y las texturas serán algunos

de los ingredientes que nos permitirán disfrutar de las comidas y, al mismo tiempo, de

alimentarnos.

Pero, al mismo tiempo, aparecen otros factores que influyen en la alimentación de los

adolescentes y niños de nuestra sociedad, como es el modelo estético que invita a la

delgadez extrema, lo que conlleva a muchos jóvenes a hacer dietas constantes para

controlar el peso y la imagen corporal, considerándose éste uno de los factores más

decisivos en el desarrollo de una alteración de la conducta alimentaria.

Este trabajo pretende dar respuesta a algunos de los factores que pueden influir en la

aparición, desarrollo y/o mantenimiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)

en niños y adolescentes, teniendo presente un modelo explicativo plurifactorial de este

trastorno. Para ello se escogieron cinco pruebas psicológicas que midieran aquellas

características que queríamos estudiar y, para profundizar en el análisis, se realizó un

estudio comparativo entre dos submuestras, una que hemos considerado de riesgo y otra

homogénea de control.

La presentación de esta investigación se subdivide en varios apartados, en el primer

capítulo se hace una revisión bibliográfica sobre las variables que hemos medido en los

participantes (hábitos alimentarios, características de personalidad, Índice de Masa Corporal

y estrategias de afrontamiento) y su posible relación con las alteraciones de la conducta

alimentaria.

11
En el segundo capítulo se plantean los objetivos de esta investigación, en el tercero se

explica la metodología que se ha seguido para realizar este trabajo, se presentan las

características de la muestra y la descripción de los instrumentos que se han utilizado para

diagnosticar un posible TCA.

En el capítulo cuarto y, a partir de la información recogida de los cuestionarios administrados

a los participantes, se analizan las características psicométricas de los instrumentos y la

relación con las variables sociodemográficas como el sexo y el curso escolar. También se

estudian las relaciones entre las variables, y las diferencias entre un grupo de riesgo y un

grupo de control homogéneo.

Finalmente, se presentan los apartados de discusión y conclusiones, donde se recogen las

ideas más relevantes de los análisis extraídos de esta investigación y que serán puntos de

partida para futuras investigaciones.

12
CAPÍTULO 1

HÁBITOS ALIMENTARIOS Y ALTERACIONES DE LA

CONDUCTA ALIMENTARIA EN ADOLESCENTES

13
A. LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN ADOLESCENTES:

“La anorexia es una religión en la que tú impones tus propios mandamientos y reglas y los
cumples a rajatabla porque cuando estás delgada piensas que lo tienes todo. Es como ser
perfecta, eso es ser delgada.” Nieves Álvarez, 2001
(Yo vencí la anorexia, ed. Temas de hoy).

14
A.1. Definición y clasificación de los Trastornos de la Conducta Alimentaria:

Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) son alteraciones de la conducta


alimentaria, siendo los más conocidos y más extendidos en el mundo occidental la anorexia
y la bulimia nerviosa. Para este trabajo se ha escogido la anorexia nerviosa por el aumento
de la prevalencia en nuestra sociedad y por la gravedad que este trastorno psicológico
puede ocasionar en la salud de las adolescentes, llegando incluso a la muerte.

A.1.1. Anorexia Nerviosa:

La anorexia nerviosa (AN) es un trastorno del comportamiento alimentario que se


caracteriza principalmente por una pérdida significativa del peso corporal (superior al 15%) y
que suele ser por voluntad del propio sujeto (Toro, 1996).
La edad de inicio de esta alteración es un aspecto muy discutido. Los estudiosos del tema
están de acuerdo en que aparece en la primera adolescencia, hacia los 13 años (Raich,
1994), aunque cada vez están apareciendo más casos en edades inferiores y superiores.
Ballester y Guirado (2003) encuentran que en niños de edades más tempranas (11 años) ya
se observan alteraciones de la conducta alimentaria, lo que podría significar que a esa edad
empieza a gestarse un posible TCA. Según Río, Borda, Torres y Lozano (2002) el TCA más
común en la infancia es la AN. Suárez (2003) encuentra en su estudio sobre los hábitos
alimentarios en población adolescente femenina de Extremadura, que la edad de mayor
riesgo se presenta en niñas de entre 13 y 16 años, de las que un 60% inició algún
comportamiento de riesgo.
Los síntomas característicos de la AN se caracterizan según sean conductuales, cognitivos
y fisiológicos. La tabla 1.1. recoge estos síntomas.

15
Tabla 1.1. Síntomas característicos de la anorexia nerviosa según Morandé y Rodríguez-Cantó, 1991. A partir de Moreno y
Villar (2001), página 263:

SÍNTOMAS CONDUCTUALES SÍNTOMAS COGNITIVOS SÍNTOMAS FISIOLÓGICOS

• Restricción voluntaria de alimentos • Preocupación excesiva en cuanto al • Anemia moderada


de contenido calórico elevado, con la peso
intención de bajar peso.

• Preparación de los alimentos • Trastorno grave de la imagen corporal • Leucopenia (disminución de


mediante cocción o a la plancha. glóbulos blancos)

• Disminución o ingesta excesiva de • Terror a subir de peso • Niveles altos de urea en sangre
agua o líquidos.

• Conducta alimentaria extraña (p.ej., • Negación total o parcial de la • Hipercolesterolemia


come de pie, corta el alimento en enfermedad
pequeños trozos, los estruja o lava y
al terminar de comer, con cualquier
pretexto, se pone en movimiento).

• Aumento de la actividad física para • Negación de sensaciones de hambre, • Alcalosis metabólica (alcalinidad
aumentar el gasto energético. En sed, fatiga y sueño. excesiva de los líquidos del
ocasiones, ejercicio compulsivo. organismo)

• Aumento de las horas de estudio y • Dificultad de concentración y • Hipocloremia


de actividades supuestamente útiles. aprendizaje.

• Disminución de las horas de sueño. • Desinterés sexual • Hipopotasemia

• Irritabilidad • Desinterés por actividades lúdicas o • Acidosis metabólica


recreativas
• Niveles bajos de estrógenos
• Uso de laxantes, diuréticos y auto • Dificultad en reconocer sus emociones (mujeres). Niveles bajos de
provocación de vómitos (formas testosterona (hombres)
purgantes)
• Temor a perder el control • Amenorrea (mujeres)
• Sintomatología depresiva.
• Sensación de lucha interna entre • Estreñimiento
aspectos de su persona
• Sintomatología obsesiva • Sequedad de la piel

A.1. 1.a. Criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa:


Los TCA se definen, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
(DSM-IV-TR, APA, 2002) como el conjunto de trastornos en los que aparece una alteración
de la conducta alimentaria. Los más característicos son la anorexia y bulimia nerviosas,
cuya característica principal y común es una alteración de la percepción de los participantes
sobre su figura y peso.
Los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa han sufrido cambios a lo largo del tiempo.
Durante años, los estudios sobre las alteraciones de la conducta alimentaria se basaban en
la tríada somática: pérdida de peso, amenorrea y anorexia. Estos criterios plantearon dudas
sobre algunos aspectos como la amenorrea, ya que en varones no se puede presentar, o el
concepto de anorexia como tal, ya que no quedaba del todo definido.

16
Feighner, Robins, Guze, Woodruff, Winokur y Munoz (1972), fueron los autores que fijaron
los primeros criterios para la anorexia nerviosa. Estos criterios diagnósticos fueron
ampliados y, en algunos aspectos, modificados en los manuales de psiquiatría de la APA
(Asociación Americana de Psiquiatría). La edad de inicio que Feighner et al. (1972)
proponían desapareció como criterio en posteriores criterios diagnósticos adoptados por la
Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-III, DSM-III-R, DSM-IV, DSM-IV-TR). En el DSM-
III (1980) se considera la pérdida de peso como criterio diagnóstico, teniendo en cuenta los
cambios evolutivos que sufre el adolescente. Este criterio ha ido variando y ha pasado del
25% de pérdida de peso (según Feighner et al., 1972) a un 15% en el DSM-III, DSM-III-R y
DSM-IV. El DSM-III, elimina la mayor parte de criterios dudosos (amenorrea, edad de inicio,
etc.), y es en su tercera revisión DSM-III-R, APA (1987) cuando se vuelve a incorporar el
criterio de amenorrea y se introduce la alteración de la imagen corporal, peso y silueta. En el
DSM-IV (1995) aparecen subtipos de anorexia nerviosa, diferenciando entre subtipo
bulímico y subtipo no bulímico, que sería equivalente a la anorexia de tipo restrictivo. En la
Clasificación Internacional de Enfermedades, versión 10 (CIE-10) de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) encontramos unos criterios diagnósticos más específicos, la
pérdida de peso queda determinada por el Índice de masa corporal (IMC) inferior a 17,5; se
introduce el tema de un trastorno endocrino y cómo este afecta tanto a hombres como a
mujeres. El DSM-IV-TR (APA, 2002) actualiza los síntomas y trastornos asociados a la
anorexia nerviosa, entre los que incluye la comorbilidad con los trastornos de la
personalidad, también amplía los aspectos de prevalencia en chicos y sobre el curso de la
anorexia y bulimia nerviosas.
En la tabla 1.2. se presentan los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa desde
Feighner hasta los propuestos por la APA (DSM-III, DSM-III-R y DSM-IV) y la CIE-10. El
DSM-IV-TR no se incluye debido a que los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa no
han cambiado desde la revisión de 1995, únicamente se ha actualizado la sección de
síntomas y trastornos asociados, y el apartado de prevalencia para los chicos.

17
Tabla 1.2. Evolución de los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa.

Feighner DSM-III DSM-III-R DSM-IV CIE-10


(1972) (1980) (1987) (1995) (1992)

Edad de inicio: 25 años

Rechazo a mantener el Rechazo a mantener el peso Rechazo a mantener el Rechazo a mantener Rechazo a mantener
peso corporal. corporal. peso corporal. el peso corporal. el peso corporal.
Pérdida de al menos el Una pérdida de al menos el Pérdida de peso del Pérdida de peso del Pérdida de peso por
25% del peso corporal 25% del peso corporal 15% por debajo del 15% por debajo del debajo de IMC
original original. peso esperado peso esperado menor de 17,5.
Por debajo de los 18 años, a La pérdida de peso
la pérdida de peso inicial hay está originada por el
que añadir el peso que le propio sujeto
correspondería en función de
su edad y talla.

Miedo intenso a Miedo intenso a aumentar Intenso miedo a Intenso miedo a


aumentar peso peso engordar a pesar de engordar a pesar de
estar en infrapeso estar en infrapeso

Actitud o percepción Alteración de la imagen Actitud o percepción Actitud o percepción Actitud o percepción
distorsionada del peso corporal distorsionada del peso distorsionada del distorsionada del
y percepción alterada peso e influencia peso, pavor ante la
de la configuración y exagerada de la gordura o la flacidez
dimensiones silueta o el peso en de las formas
corporales la autoevaluación corporales

No existe enfermedad No existe enfermedad


médica que justifique la médica que justifique la
pérdida de peso pérdida de peso

Manifestaciones de al Manifestaciones en Manifestaciones de Manifestaciones de


menos dos de los mujeres: en mujeres: en mujeres:
siguientes síntomas: 1. Ausencia de al menos Ausencia de al Trastorno endocrino
Amenorrea 3 ciclos menstruales menos 3 ciclos manifestado como
2. Lanugo consecutivos menstruales amenorrea.
3. Bradicardia consecutivos.
4. Períodos de Se considera que En varones:
hiperactividad una mujer tiene Trastorno endocrino
5. Episodios de bulimia amenorrea si sus manifestado como
6. Vómitos periodos únicamente una pérdida del
ocurren tras la interés y de la
administración de potencia sexual.
hormonas

Subtipos Restrictivo
y
Compulsivo-
purgativo

Según la clasificación del DSM-IV-TR (APA, 2002) la anorexia nerviosa se caracteriza por el
rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal que le
corresponde por edad y sexo, un miedo intenso a ganar peso y una distorsión de la imagen
corporal; en el caso de las chicas también se incluye como criterio diagnóstico la amenorrea.
También se definen dos subtipos de la AN, de restricción o de purga. El de restricción se
refiere a las pacientes anoréxicas que pierden peso haciendo dieta, o haciendo ejercicio;
normalmente, no suelen iniciar conductas purgativas, a no ser que también se clasifique a
esa persona con el subtipo de purga.

18
Algunos autores como Nicholls, Chater y Lask (2000) han estudiado la fiabilidad de
diferentes sistemas diagnósticos: DSM-IV, CIE-10 y GOS (Great Ormond Street), para
diagnosticar los TCA en niños y adolescentes (7 a 15 años). El Great Ormond Street (GOS)
(Lask y Bryant-Waugh, 2000) es una guía para analizar los TCA en niños y adolescentes
entre los que incluyen la anorexia y bulimia nerviosa y un nuevo trastorno emocional que
evita comer. Los criterios para la anorexia, según este sistema, son: una forma de pérdida
de peso determinada (Ej.: evitar comer, autoinducción del vómito, ejercicio excesivo, abuso
de laxantes); cogniciones equivocadas sobre el peso y/o la figura y preocupación excesiva
por el peso y/o figura. Estos autores concluyen que los criterios propuestos en el GOS
detectan más población infantil como población de riesgo, aspecto que otros sistemas
diagnósticos como el DSM-IV y la CIE-10 no detectan porque los criterios están hechos para
adultos. Según Bryant-Waugh (2000) el diagnóstico en los niños está menos claro y provoca
mayor discusión y debate por diversas razones: (1) Existen una serie de dificultades en la
alimentación infantil que siguen un continuum que puede empezar desde el nacimiento. Por
ejemplo, manías en la comida o conductas alimentarias anómalas relacionadas con el tipo
de alimento y, en su mayoría, no existe una causa concreta de preocupación. Puede haber
niños que presenten ciertas alteraciones de la conducta alimentaria consecuencia de su
aprendizaje; es durante la guardería o el preescolar cuando el niño empieza a experimentar
nuevos gustos y texturas y son sus cuidadores los que observan sus reacciones ante ellos.
(2) Se cree que los TCA sólo aparecen en las mujeres jóvenes y que no es posible que
aparezcan durante la infancia. Con el criterio diagnóstico de presencia de amenorrea,
supone que las chicas sin la menstruación quedan excluidas de este criterio. Los niños no
pueden cumplir con los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa porque no disponen
de capacidades cognitivas suficientes como para entenderlos. (3) Ha habido muy pocos
instrumentos estandarizados para evaluar los TCA en niños.
Según Garfinkel y Kaplan (1996), en su estudio epidemiológico en Ontario (Canadá) con una
muestra de 4.000 mujeres de edades comprendidas entre los 15 y 65 años, encontraron que
un 0.5% reunía todos los criterios del DSM-IV, para ser diagnosticadas como anoréxicas.
También observaron síndromes parciales, es decir, cuando se cumplían algunos de los
criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa, y éstos fueron tres veces más comunes.
Como conclusión estos autores consideraron que la presencia de amenorrea en la anorexia
nerviosa no parece ser un criterio clave a la hora de definir el diagnóstico de anorexia.

19
A.1. 1.2. El Índice de Masa Corporal (IMC) como indicador nutricional y criterio
diagnóstico de la Anorexia nerviosa.

El Índice de Masa Corporal (IMC) o también denominado Índice de Quetelet, se utiliza cada
vez más para calcular el estado nutricional de una persona; este índice es el resultado del
cociente entre el peso y la talla, y se compara con el cociente del peso y talla medio para su
edad y sexo. El IMC es un criterio diagnóstico de la anorexia nerviosa; según el DSM-IV-TR
(APA, 2002), un IMC inferior a 17.5% se considerará patológico. Es, por tanto, un indicador
del estado físico y nutricional de la persona.
Varios autores han estudiado la relación entre este índice y las conductas alimentarias.
Durante la adolescencia se observa una preocupación sobre la figura de uno mismo y sobre
la comida; los jóvenes suelen iniciar cambios en su conducta alimentaria con el fin de hacer
frente a la pubertad y al proceso de maduración, tanto físico como psicológico (Yannakoulia,
Matalas, Yiannakouris, Papoustsakis, Passos y Klimis-Zacas, 2004). Las alteraciones de la
conducta alimentaria no aparecen únicamente en participantes con infrapeso, sino que
también son prevalentes en participantes con sobrepeso (Jones, Bennett, Olmsted, Lawson
y Rodin, 2001; Yannaloulia et al., 2004). Yannakoulia et al. (2004) presentan en su estudio
asociaciones entre participantes con sobrepeso y puntuaciones en el EAT (Eating Attitudes
Test). Marcó, Gracia, Trujado, Turro y Olmo (2004) en su estudio sobre Imagen corporal,
autoestima y actitudes alimentarias en preadolescentes españoles, observan que tanto en el
grupo de niñas como el de niños, cuanto mayor es el IMC menor autoestima corporal
manifiestan, aunque para el grupo de niñas un menor IMC se relaciona con un mayor control
sobre la dieta.
Castells, Capdevila, Girbau y Rodríguez (2006) analizan la relación entre el número de
horas que los chicos ven la TV y el IMC, y encuentran una asociación positiva, es decir, se
observa que los participantes que ven más la TV son los que más consumen ciertos
alimentos (chucherías, pipas, cacahuetes, palomitas, patatas fritas y refrescos). Gila, Castro,
Toro y Salamero (2004) observan en su estudio que las adolescentes con un mayor índice
de masa corporal, peso y altura se caracterizan por hacer más sobreestimaciones de su
cuerpo. Bulik, Sullivan, Tozzi, Furberg, Lichtenstein y Pedersen (2006) en un estudio con
gemelos, encontraron que el IMC y el ejercicio físico no eran factores precipitadores de la
aparición de la AN. Kerruish, O’Connor, Humphries, Kohn, Clarke y Briody (2002)
encontraron en pacientes anoréxicas que el nivel de grasa corporal era significativamente
menor al grupo de no riesgo (12.5% menos); también encontraron que la asociación entre el
IMC y el porcentaje de grasa corporal era mayor en participantes controles que en pacientes
anoréxicas, lo que plantea duda sobre la precisión del IMC como medida de composición
corporal en pacientes con anorexia nerviosa.

20
Otros autores (Serra-Majem, Ribas, Raidó, Pérez y Aranceta Bartrina, 2004) manifiestan que
en la etapa de la adolescencia se aprecian situaciones dispares en relación al estado
nutricional; se observa al mismo tiempo un alto porcentaje con riesgo nutricional y una alta
prevalencia de obesidad en adolescentes.

A. 2. Etiopatogenia de la anorexia nerviosa:


La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por su
complejidad causal, varias teorías han intentado explicar este trastorno a través de un único
factor, pero en esta patología intervienen varios factores predisponentes, precipitantes y
mantenedores del trastorno. A continuación, se detallan algunos estudios que analizan estos
factores y su implicación en la génesis de esta alteración alimentaria.

Factores de riesgo de los TCA en adolescentes:

Kraemer, Stice, Kazdin, Offord y Kupfer (2001) definen un factor de riesgo como una
característica, experiencia o hecho que, si aparece, aumentará la probabilidad (riesgo) de
una consecuencia concreta, en comparación con la población general (no expuesta). En la
actualidad Muñoz y Turón (2002) hablan de vulnerabilidad, en lugar de factor de riesgo, y de
factor de cronicidad o de mal pronóstico, para los factores mantenedores.
Existen varios modelos etiológicos que explican la aparición de la anorexia nerviosa. Fue en
1873 cuando, por primera vez, Gull en Londres y Lassègue en París describieron un cuadro
de anorexia. Ambos consideraban la histeria como la causa del trastorno, denominándola
así, anorexia histérica, inclinándose por una etiología orgánica aunque luego cambian de
hipótesis por una de origen psicógeno. Hasta los años 50 persisten las hipótesis de base
endocrinológica para explicar la anorexia nerviosa. Posteriormente, el movimiento
psicoanalítico dio una explicación de este trastorno entendiéndolo como una forma de
neurosis relacionada con la pérdida de la libido. En la actualidad, la visión que se tiene de
esta alteración del comportamiento alimentario va más allá de las teorías monocausales, y
se proponen enfoques multidimensionales del trastorno. Es decir, se considera que esta
alteración está causada por un conjunto de variables de tipo psicológico, socio-cultural y
biológico (Saldaña, 1994).
En este trabajo se desarrollará en mayor profundidad la propuesta de un modelo
multicausal, se tratará sobre los factores de riesgo que pueden influir en la aparición,
desarrollo y mantenimiento de la anorexia nerviosa.

Toro y Vilardell, en 1987, proponen un modelo explicativo sobre los factores de riesgo en la
anorexia nerviosa; según estos autores describen una serie de elementos que (1) precipitan,

21
(2) predisponen y (3) mantienen los trastornos del comportamiento alimentario. Consideran,
asimismo, que la mayoría de las conductas y síntomas de la anorexia son consecuencia del
estado de inanición al que se somete la persona, más que desencadenantes del trastorno.
En la figura 1.1., se observa el modelo secuencial de la etiopatogenia de la anorexia
nerviosa y en la figura 1.2. la relación de factores predisponentes, precipitantes y
mantenedores en la etiopatogenia de la AN según el modelo propuesto por Toro (2004).
.
Figura 1.1. Modelo secuencial de la etiopatogenia de la anorexia nerviosa. Extraído de Toro, 2004, pp. 268.

MODELO CORPORAL

Medios + Familia + Grupo

Consecuencias
biológicas y
psicosociales

Disfunción
serotoninérgica
G
E Sexo (mujer)
N
E Insatisfacción
IMC corporal ANOREXIA
T
NERVIOSA
I Pubertad
C Dieta
A Características
temperamentales

Trastornos afines
Actividad física
Rendimiento

22
Figura 1.2. Relación de factores en la etiopatogenia de la AN, según Toro (2004). Adaptado de Toro (2004, p .266).

Aspectos biológicos/genéticos: Trastornos de personalidad:


- Disfunción serotoninérgica - Trastorno obsesivo compulsivo
- Susceptibilidad a la malnutrición - Trastorno obsesivo de personalidad
- Prematuridad Trastornos psiquiátricos:
- Sexo femenino - Depresión (AN bulímica)
FACTORES - Pubertad (precoz) - Trastorno dismófico
PREDISPONENTES - Índice de masa corporal alto Factores individuales:
Personalidad: - Autoestima baja
- Neuroticismo - Insatisfacción corporal
- Introversión Factores sociales:
- Perfeccionismo - Modelo estético corporal delgado
- Evitación de daños alta - Presión de los medios, familia e iguales
- Búsqueda de novedad baja Otros:
- Actividad física excesiva
- Maltrato físico o sexual

FACTORES PRECIPITANTES - Situaciones estresantes


- Decisión de perder peso

FACTORES MANTENEDORES Aspectos biológicos/genéticos:


- Disfunción serotoninérgica
- Disfunción cortical y límbica
Personalidad:
- Neuroticismo
- Introversión
- Perfeccionismo
- Evitación de daños alta
- Búsqueda de novedad baja
Factores sociales:
- Conflictos familiares
- Modelo estético corporal delgado
- Presión de medios, familia e iguales
Trastornos psiquiátricos:
- Síntomas depresivos y ansiosos
- Síntomas obsesivos y compulsivos
Factores individuales:
- Aumento del miedo al peso
- Distorsión de la imagen corporal
- Autoestima baja
Otros:
- Actividad física compulsiva

23
(1) Los factores predisponentes son características individuales, familiares y socioculturales
que, si una persona presenta, tendrá más probabilidades de desarrollar algún TCA.
Respecto a los factores genéticos, Toro y Vilardell (1987) hablan de una disposición o
vulnerabilidad genética para la anorexia nerviosa. En el año 2004, Toro indica que los
factores genéticos parecen explicar entre el 60% y 70% de la vulnerabilidad de la AN;
aunque todavía no se ha definido un gen específico para esta patología se sigue estudiando
su existencia. En los años 90 fue cuando se cambió la concepción del origen de los TCA a
partir de los resultados de distintos estudios de gemelos y de familias que mostraban un
componente genético de los TCA (Bulik, Sullivan, Wade, y Kendler, 2000; Collier y Treasure,
2004). Ciertas características de personalidad como la obsesión, en la anorexia nerviosa, o
la inducción al vómito, en la bulimia nerviosa, sugieren una posible asociación con el
cromosoma 1, para la obsesión (Devlin, Bacau, Klump, Bulik, Fichter, Halmi et al., 2002) y
una asociación con el cromosoma 10 para la inducción al vómito (Bulik, Devlin y Bacanu,
2003).
Los factores de personalidad que se han relacionado con los TCA son el perfeccionismo,
la ansiedad y la autoexigencia, con la AN, y la impulsividad con la BN. Fairburn, Cooper,
Doll y Welch, (1999), en su estudio sobre factores de riesgo también definen varias
características personales (ver tabla 1.3.). Estos autores encontraron que la mayor
diferencia entre el grupo de anoréxicas y bulímicas se encontró en el área de la
vulnerabilidad personal, las chicas con anorexia nerviosa se distinguían por características
personales como el perfeccionismo y el autoconcepto negativo.

Tabla 1.3. Características personales según Fairburn et al. (1999) de la AN.

๏ Vulnerabilidad personal:
Características de la niñez
Trastornos psiquiátricos premórbidos
Problemas de comportamiento
Trastorno psiquiátrico de los padres

Los factores individuales son una baja autoestima (Fairburn et al., 1999; Ghaderi, 2003),
miedo a madurar, el sobrepeso u obesidad previa, la edad y el sexo. En la actualidad todos
los estudios sobre los TCA confirman que el sexo es una variable clara para desarrollar un
TCA (Lindberg y Hjerm, 2003; Steiner, Kwan, Graham, Walker, Miller y Sagar, 2003); las
chicas suelen mostrar más deseos de estar más delgadas, muestran mayor preocupación
por el peso y la comida; y son las que siguen un mayor número de dietas restrictivas, en
comparación con los chicos. Beato-Fernández, Rodríguez-Cano, Belmonte-Llario y Martínez
Delgado (2004) encuentran en su estudio de factores de riesgo en niños españoles de 12 y
13 años, que la autoestima puede ser un factor de protección; observaron que las chicas

24
que presentaban un TCA tenían una autoestima significativamente más baja que las que no
tenían un TCA. Fairburn et al. (1999) también incluyen como factor individual la aparición de
la menarquia. En cuanto a la obesidad como factor de riesgo, Christakis y Fowler (2007)
encuentran que la obesidad, en adultos norteamericanos, parece propagarse a través de las
relaciones sociales, es decir, analizan la probabilidad de que una persona se convierta en
obesa cuando uno de los semejantes se convierte en obeso. En el caso de amigos del
mismo sexo, la probabilidad de que se vuelva obeso incrementa el 71%; si son hombres la
probabilidad aumenta al 100% y en el caso de mujeres no cambia la probabilidad. Los
hermanos adultos tienen un 40% de probabiliad de convertirse en obesos si uno de los dos
se convierte en obeso; en las hermanas este porcentaje aumenta al 67% y en parejas de
casados la probabilidad es del 37%, afectando por igual a ambos miembros de la pareja.

Las características familiares más frecuentes son: los hábitos alimentarios que la persona
aprende en el contexto familiar, la poca comunicación entre padres e hijos, la preocupación
de los padres por la figura y la sobreprotección (Striegel-Moore, 1997). Ballester y Guirado
(2003) encuentran que el comportamiento alimentario de la madre, como haber hecho dieta,
así como actitudes de los padres hacia la comida como reñirles por no tener apetito o
incitarles a que hagan ejercicio para quemar grasas, podrían tener un efecto negativo en el
comportamiento alimentario de los hijos. Gardner, Stark, Friedman y Jackson (2000)
observaron que niños de 6 a 14 años, que creían que sus padres estaban preocupados por
su peso, mostraron más conductas asociadas a los TCA.

En cuanto a los factores socioculturales se refiere, Toro y Vilardell (1987) consideran que
son los factores más trascendentes de la predisposición al trastorno. Hay un acuerdo
general de los estudiosos sobre el tema de que en las culturas occidentales las mujeres se
sienten más insatisfechas con su cuerpo y su silueta (Wardle y Watters, 2004); estas
preocupaciones se atribuyen a la exposición continuada de los niños y adolescentes a
modelos estéticos que se ven representados en la ropa, la música y los cosméticos
(Valkenburg y Cantor, 2001). Según el estudio longitudinal McKnight (2003) sobre los
factores de riesgo, en EEUU, la presión social era significativamente predictiva de la
aparición de los TCA en chicas jóvenes de edad escolar. Existen varios estudios que
confirman la relación entre los factores socioculturales, entre otros, en la aparición y
desarrollo de los TCA (Grilo, 2006; Toro, 1996, 2004; Toro y Vilardell, 1987). Según Toro y
Vilardell (1987), la presión social y los estereotipos culturales juegan un papel decisivo en el
desarrollo de una alteración del comportamiento alimentario porque el ideal de delgadez ha
ido cambiando a lo largo de los años y de forma diferente en cada una de las sociedades.
Los medios de comunicación de masas intervienen de forma decisiva para que estos

25
modelos estéticos se propaguen entre la población adolescente. Cusumano y Thompson
(2000) encontraron que los medios de comunicación, la televisión, las revistas, la radio, etc.,
son factores predictores de insatisfacción corporal; estos autores observaron diferencias
estadísticamente significativas entre niños y niñas de 8 a 11 años de edad. Toro (1996)
habla de factores socioculturales que afectan decisivamente a la aparición, desarrollo y
mantenimiento de la anorexia y bulimia nerviosas. Considera que en nuestro contexto social
existen una serie de mitos erróneos acerca del cuerpo como la pérdida de los supuestos
kilos de más, la obesidad, la lipofobia, y aspectos sociales como la moda o la influencia de
los medios de comunicación y la publicidad, que consiguen que la autoestima personal y el
éxito social se basen en el supuesto de la delgadez.
Fairburn et al. (1999), en su estudio comparativo de diversas muestras clínicas y
comunitarias, propusieron los siguientes factores de vulnerabilidad ambiental: problemas
con los padres, trastorno psiquiátrico de los padres, intimidación, acontecimientos
disruptivos y abuso sexual y físico.

(2) Los factores precipitantes, son hechos o acontecimientos estresantes para la persona;
también se incluyen los cambios biológicos característicos de la pubertad. Entre los factores
precipitantes destacan las separaciones y pérdidas, los contactos sexuales, las situaciones
aversivas (aumento rápido y significativo de peso, comentarios críticos hacia el peso o el
cuerpo, enfermedad somática, etc.), los acontecimientos vitales (hechos que la persona viva
como importantes y estresantes en su vida) y el exceso de actividad física. Autores como
Bulik et al. (2006) consideran que la actividad física no es un factor precipitador para la
aparición de la AN, aunque sí que aprecian en su estudio, que los pacientes con AN hacen
más ejercicio porque consideran que de ese modo están más saludables.
Varios autores (Fairburn et al., 1999; Fairburn, Cooper, Doll y Davies, 2005; Fairburn y
Harrison, 2003) observan que el seguimiento de dietas es un factor de vulnerabilidad
significativo en el desarrollo de la AN, aunque en la actualidad este hecho se haya
normalizado. Según Patton, Selzer, Coffey, Carlin y Wolfe, (1999) las chicas que hacen dieta
tienen un riesgo muy alto, aunque son pocas las que acaban desarrollando un TCA; las
chicas adolescentes que han hecho dieta severa tienen una probabilidad 18 veces mayor de
desarrollar un TCA y en las que han seguido una dieta de forma moderada la probabilidad
es 5 veces superior a la de otras chicas que no han seguido ninguna dieta. Fairburn et al.
(2005) encontraron que las chicas que seguían una dieta y desarrollaron después de dos
años un TCA eran casos, en su mayoría, de trastornos de la conducta alimentaria no
especificados (TCANE). Río et al. (2002) encontraron en su estudio que el inicio de dietas
restrictivas, la insatisfacción corporal y una preocupación excesiva por el control del peso y
de la figura, son los factores más relevantes para el inicio y desarrollo de los TCA y que,

26
incluso, podrían aparecer en la niñez (antes de los 14 años) ya que estas conductas se
observan en muestras preadolescentes. Río et al. (2002) encuentran que el método
preferido por los chicos para perder peso es el ejercicio físico; Toro, Gila, Castro, Pombo y
Guete (2005) también lo detectan en las chicas. Ghaderi (2003) considera que la
preocupación por el peso, la insatisfacción corporal y el control sobre el peso son bastante
frecuentes en los adolescentes. Roy, López, Galán y del Castillo (2004) en su estudio sobre
el comportamiento alimentario en adolescentes canarios encuentran que el hecho de hacer
dieta es cada vez más frecuente, sobre todo, en las chicas.
Las burlas también ha sido un factor estudiado y, según Gardner et al., (2000), son un factor
predictivo para desarrollar alguna alteración de la conducta alimentaria en chicos, aunque no
ocurre lo mismo para el grupo de las chicas.

(3) Como factores de mantenimiento, destacan las consecuencias psicológicas de la


inanición, como la obsesividad y compulsividad, labilidad emocional y aislamiento social
entre otros; la interacción familiar establecida frente a la problemática alimentaria, la pérdida
de interacción social, las cogniciones, los valores sociales que rodean a la persona y la
yatrogenia.
Fairburn et al., (1999) llegaron a varias conclusiones en su estudio sobre la comparación de
muestras clínicas y comunitarias. Observaron que el grupo de bulimia nerviosa obtenía una
puntuación mayor en cuanto a la vulnerabilidad para hacer dietas y en el factor de obesidad
paterna, en comparación con el grupo de anorexia nerviosa. También encontraron que el
grupo de bulimia recibía más comentarios negativos de su familia sobre su forma de comer,
su peso y apariencia. La mayor diferencia entre el grupo de anoréxicas y bulímicas se
encontró en el área de la vulnerabilidad personal, las chicas con anorexia nerviosa se
distinguían por características personales como el perfeccionismo y el autoconcepto
negativo. Estos autores consideran que la exposición a estos factores de riesgo puede estar
combinada con otro tipo de factores como los aspectos personales y los relacionados con la
dieta.

En resumen,
de todos los factores de riesgo estudiados y revisados, el inicio de las dietas, la
preocupación excesiva por el peso y el deseo de adelgazar, son los factores más relevantes
para el desarrollo de los TCA.

27
A. 3. Prevalencia de los TCA en población adolescente española:

Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA) son problemas graves de salud que se
caracterizan por su etiología multifactorial, y se presentan como una de las alteraciones
psicopatológicas más frecuentes entre las adolescentes. En España se ha estudiado la
prevalencia de estos trastornos en distintos contextos, presentando índices que oscilan
entre el 3.4% (Gandarillas, Zorrilla, Sepúlveda y Muñoz, 2004) y el 5.89% (Rojo, Livianos,
Conesa, García, Domínguez, Rodrigo, et al., 2003) en adolescentes y adultos jóvenes de
edades comprendidas entre 12 y 21 años. Este trastorno tiene una prevalencia del 0.2% al
0.8% en la población general y entre el 1% y 2% en muchachas adolescentes. La proporción
es de 1 varón por cada 10 mujeres. Según un estudio español realizado en la comunidad
autónoma de Navarra (Pérez-Gaspar, Gual, Irala-Estevez, Martínez-González, Lahortiga y
Cervera, 2000) con una muestra de 2.862 participantes entre 12 y 21 años, se encontró una
prevalencia de TCA de 4.1%: Trastorno del Comportamiento Alimentario No Especificado
(TCANE), 3.1%; Bulimia Nerviosa, 0.8% y Anorexia Nerviosa, 0.3%. Muro y Amador (2007),
en la muestra del presente estudio de 1155 adolescentes catalanes, han encontrado que un
1.28 % del total de la muestra presenta un TCANE (2.31 % de chicas y 0.17% de chicos).
En la tabla 1.4. se recogen los trabajos sobre la prevalencia de los TCA, en adolescentes
españoles, realizados en dos estadios: en una primera fase se administra un cuestionario
para detectar población de riesgo y, posteriormente, mediante una entrevista clínica se
establece el diagnóstico. En todos los estudios los casos clínicos se han identificado
siguiendo los criterios del DSM-IV (APA, 1994). Ruiz Lázaro (2005) actualiza la
epidemiología de los TCA en España, y destaca que los estudios sobre prevalencia han
avanzado en nuestro país, aunque considera que todavía queda mucho por estudiar y
analizar, sobre todo en el colectivo de chicos, niños y adultos.

28
Tabla 1.4. Estudios de prevalencia de los TCA en España con muestras de adolescentes.

Autores Población Rango de edad Método Prevalencia

1998 2193 estudiantes 12-18 1) EAT-40 Chicas: 4.51%


Ruiz et al. chicas 2) SCAN

2000 2862 estudiantes 12-21 1) EAT Chicas: 4.7%


Pérez-Gaspar et chicas 2) Criterios DSM-IV
al.

2003 474 estudiantes chicos 12-18 1) EAT-40 Chicas: 5.17%


Rojo et al. y chicas 2) Criterios DSM-IV y Chicos: 0.77%
SCAN

2004 Gandarillas 1534 estudiantes 15-18 1) EDI-2 Chicas: 3.4%


et al. chicas 2) Criterios DSM-IV

2007 1155 estudiantes 10-17 1) EDI-2 Chicas: 2.31%


Muro y Amador. 592-chicos 2) EDE-12 Chicos: 0.17%
563-chicas

EAT = Eating Attittudes Test; EAT-40 = Eating Attittudes Test -40; SCAN = Setting Condition for Anorexia Nervosa Scale; EDI-2
= Eating Disorders Inventory-2.

En resumen,
la prevalencia de los TCA en España en adolescentes oscila entre 3.4% y 5.17%, estas
diferencias podrían deberse a la selección y recogida de la muestra y la aplicación de
criterios diagnósticos distintos según el estudio. Todavía hay pocos estudios con varones y
con niños.

29
B. LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LA ADOLESCENCIA

“Ante todo, hay que separar la alimentación (donde la salud es lo más importante) de la gastronomía
(donde el placer es lo que más importa). Tanto una como la otra forman parte de la cultura y los
hábitos sociales”. Ferrán Adrià (Ansón, 2004. Todo sobre Ferràn Adrià, el mejor cocinero del mundo.).

30
Alimentarse es una necesidad fisiológica que va ligada, también, a una dimensión cultural y
social muy importante, sobre todo en nuestra sociedad. Comer quiere decir saciar el
hambre, pero también se unen otros factores como la combinación de alimentos, los gustos,
las texturas y los olores, que hacen de este acto un placer. La comida ha sido, y es, una
necesidad básica innata para la supervivencia del hombre, pero el acto de comer conlleva,
además, unas connotaciones sociales añadidas (Sánchez y Gamella, 2004; Toro, 1996), por
tanto, se podría definir el acto de comer como una manifestación cultural (Turón, 1997).
Según Contreras (1999) los cambios en la historia han promovido cambios en la comida y
en la forma de comer, es decir, en los hábitos alimentarios.
Nomdedeu, García, Migallón, Pérez, Ruiz y Vázquez (2001) consideran los hábitos
alimentarios como el resultado de interacciones y aprendizajes que van evolucionando
según las experiencias personales, positivas o negativas, del consumo de alimentos. Sibel,
Barris, Quiles, Bassas y Tomàs (1999) hablan de estilo alimentario y lo definen como una
serie de conductas relacionadas con el acto de comer (actividades durante las comidas,
estados de ánimo relacionados con el acto de comer, acompañamiento durante las comidas,
etc.).
Es en la niñez y en la adolescencia cuando se adquieren creencias, convicciones y valores
relacionados con la salud y con la alimentación. Por lo tanto, la alimentación dependerá de
varios factores: personales (preferencias, intereses, posibilidades económicas, etc.) y
ambientales (geografía, cultura, tiempo, etc.); algunos de estos factores podrán ser
educados y modelados desde las primeras etapas de la vida, como son los hábitos
alimentarios.

B.1. Perspectivas de análisis de los hábitos alimentarios:

Los hábitos alimentarios se han estudiado desde distintas perspectivas: nutricional, social,
biológica y psicológica. En el trabajo que nos ocupa, se desarrollarán estos enfoques de
los hábitos alimentarios centrados en la etapa de la adolescencia.

Desde un punto de vista nutricional, los profesionales han trabajado diversos aspectos, que
han considerado relevantes en el desarrollo de los hábitos alimentarios de los adolescentes,
teniendo presentes una serie de variables que están relacionadas con la alimentación, como
son: a) la importancia de una dieta equilibrada, b) la necesidad de mayor aporte de
nutrientes específicos para la etapa de la adolescencia, c) los factores que influyen en la

31
alimentación de los adolescentes y, d) la evolución que los hábitos alimentarios han sufrido
en nuestra sociedad.

a) La importancia de una dieta equilibrada:


Una dieta equilibrada es imprescindible para un crecimiento correcto. Es por esta razón que
se deben tomar los alimentos siguiendo una distribución adecuada, un 55% de hidratos de
carbono, de un 10% a un 15% de proteínas y de un 30% a un 35% de grasas, que
proporcionan la energía necesaria para que el organismo funcione. La dieta equilibrada
deberá ser variada y contar con alimentos de todos los grupos (verduras, féculas, frutas,
lácteos, carnes, aceites, grasas, agua y fibra) que proporcionan los nutrientes necesarios
para mantener la salud (Departament de Sanitat i Seguritat Social, 1999). Durante la
adolescencia, los requerimientos nutricionales son elevados, aunque la ingesta de vitaminas
y minerales tiende a disminuir debido a diferentes factores: aumento de consumo de calorías
vacías, saltarse alguna comida, seguimiento de dietas para bajar de peso y reducción de
verduras y frutas (Serra-Majem, 2001; Serra-Majem et al., 2004). El rápido crecimiento y el
aumento de masa magra en esta etapa conlleva un incremento de proteínas y otros
nutrientes importantes implicados en el desarrollo metabólico y en el proceso de
crecimiento, como las vitaminas hidrosolubles y liposolubles y minerales (Aranceta, Pérez y
Serra-Majem, 2004). Es en la adolescencia cuando se observa una falta de diversificación
en la dieta debido a un abuso de las dietas, de la comida rápida y de otros factores externos
que influyen en sus hábitos alimentarios, pudiendo ocasionar la aparición de alteraciones de
la conducta alimentaria. Una dieta inadecuada o carente de nutrientes necesarios en esta
etapa podría influir desfavorablemente sobre el desarrollo normal de la persona.
Son varios los estudios que han evaluado el consumo de alimentos y el estilo de
alimentación de los adolescentes en España (Goñi, Vilches, Ancizu, Arillo, Lorenzo, Repáraz
et al., 1999; Jiménez, Rodríguez, Ibáñez y Odriozola, 2000; Moreno, Kersting, Henauw,
González-Gross, Sichert-Hellert, Matthys et al., 2005; Moreno, Sarría, Lázaro y Bueno,
2000; Serra-Majem et al., 2004; Ortega, Requejo, López-Sobaler, Navia, Perea, Mena et al.,
2000). Estos estudios ponen de relieve que el perfil nutricional de los niños, adolescentes, e
incluso universitarios españoles, es deficiente en cuanto al aporte de ciertas vitaminas y
minerales, y el incremento de grasas saturadas. Se observa un bajo consumo de frutas y
verduras, que son sustituidos por comida con un alto nivel de grasas y azúcares. También
manifiestan la necesidad de transmitir características de una alimentación correcta para
mejorar los hábitos alimentarios así como la preocupación que los adolescentes expresan
por la alimentación y los estilos de vida saludables.

32
b) La necesidad de un mayor aporte de nutrientes específicos para la etapa de la
adolescencia.
Como consecuencia de los cambios morfológicos, funcionales y psicológicos que ocurren en
la etapa de la adolescencia, también se requiere un cambio en la nutrición. En la etapa de la
adolescencia la nutrición se caracteriza por ser variada en los alimentos y por la cantidad
ingerida de los mismos (Gavino y López, 1999). Según Mataix y Carazo (1995), desde un
punto de vista nutricional, la adolescencia se divide en dos etapas, una primera que
comprende de los once a los catorce años y una segunda etapa que abarca de los quince a
los dieciocho años. Los requerimientos nutricionales más importantes aparecerán en esta
segunda etapa, en ambos sexos, y dependerán de la velocidad de crecimiento y de la
actividad física. En esta etapa de la adolescencia será necesario aumentar el consumo de
determinados nutrientes tales como, las proteínas (carne, pescado, huevos, etc.)
consecuencia del desarrollo físico, que deberá contribuir en la dieta entre un 12% y un 15%
de ingesta calórica; el hierro, aspecto relevante en el desarrollo de las chicas debido a la
aparición de la menstruación, y el fósforo. A esta edad es también importante el calcio,
porque en esta fase de crecimiento se produce un depósito de casi el 50% de calcio óseo
total que va a tener el adolescente a lo largo de su vida (Buttriss, 2002). Un aumento de la
masa magra supondrá, también, un incremento de proteínas; algunas vitaminas
hidrosolubles como la tiamina, riboflavina, niacina, vitamina B12 y ácido fólico y minerales
como el calcio y el cinc serán más necesarios en esta etapa de crecimiento (Aranceta et al.,
2004).
En el caso de una restricción calórica constante o de una malnutrición, se podrían provocar
retrasos, detenciones o alteraciones del desarrollo y del crecimiento normal de una persona.
El mecanismo por el cuál se puede llegar a una enfermedad debido a una restricción
calórica constante se representa en la figura 1.3. Según Mataix y Carazo (1995), una dieta
óptima ocasiona una salud óptima, pero a partir de una ingesta inadecuada de alimentos es
cuando aparece alguna enfermedad con signos clínicos; y es en el caso de la malnutrición
cuando surgen signos clínicos severos, y en algunos casos la muerte, y daños irreversibles
para la persona.

33
Figura 1.3. Representación de la enfermedad por deficiencias nutricionales. Extraído de Mataix y Carazo (1995). Nutrición para
educadores (pp. 336).

DIETA ÓPTIMA TEJIDOS CON CANTIDAD DE SALUD ÓPTIMA


NUTRIENTES

INGESTA REDUCIDA DE RESERVAS CORPORALES SALUD ÓPTIMA ¿?


NUTRIENTES REDUCIDAS DE NUTRIENTES

INGESTA CLARAMENTE DAÑOS EN TEJIDOS Y ÓRGANOS ENFERMEDAD CON


INADECUADA (REVERSIBLES) SIGNOS CLÍNICOS

MALNUTRICIÓN DAÑOS IRREVERSIBLES SIGNOS CLÍNICOS


SEVEROS

MUERTE

Toro (2004) expone los eventos que siguen y anteceden a la malnutrición en el caso de la
AN (ver figura 1.4.). Según este modelo, la malnutrición provocará en la persona cambios de
estado de ánimo, se sentirá disfórico, lo que provocará que se perciba a sí mismo de forma
más negativa y por tanto refuerce las conductas para adelgazar. La preocupación por el
cuerpo y el peso se convertirán en una obsesión y, su alteración con la comida empezará a
aumentar.

Figura 1.4. Secuencia de eventos a partir de la malnutrición en la AN. Extraído de Toro (2004). Riesgo y causas de la anorexia
nerviosa (pp. 268).

PUBERTAD INSATISFACCIÓN PREOCUPACIÓN POR EL CONDUCTAS PARA


CORPORAL PESO Y LA FIGURA ADELGAZAR

DISFORIA

MALNUTRICIÓN

OBSESIVIDAD
COMPULSIVIDAD

RETRAIMIENTO CONFLICTOS
ALTERACIONES SOCIAL FAMILIARES
DEL APETITO

34
c) Factores que influyen en la alimentación de los adolescentes.
Autores como Mataix y Carazo (1995), Vázquez y Nomdedeu (1998) y Nomdedeu et al.
(2001) consideran algunos, entre los que destacan:
1. Los conocimientos que los adolescentes tienen sobre la nutrición son un factor crucial
para su comportamiento alimentario, es la familia el primer agente educador nutricional
(Goñi et al., 1999). Existen mitos erróneos sobre los alimentos, como por ejemplo, sobre los
hidratos de carbono como un nutriente que engorda. Dietas como las supresoras de las
cuatro "p": patatas, pan, pastas y postres, han llevado a interpretar de forma errónea esta
idea (Guelar y Crispo, 2000). En el caso de estos alimentos, las patatas, el pan y las pastas
están formados por hidratos de carbono complejos que son convenientes, no sólo por su
aporte energético, sino porque también contienen otros nutrientes indispensables para una
correcta alimentación. Al contrario que los postres, que son hidratos de carbono simples y
que sólo proporcionan glucosa de absorción inmediata, lo que supone un exceso de
calorías. Otro mito entre los jóvenes es que los lípidos o grasas sólo engordan y, por lo
tanto, deben eliminarse. Los lípidos no pueden suprimirse de la dieta, aportan elementos
esenciales para el desarrollo del organismo. Sólo cuando la alimentación no es variada y
hay un aumento de cantidades de forma que el aporte energético es mayor al gasto, es
cuando se puede dar el exceso de calorías y, consecuentemente, un aumento de peso. En
un estudio en México (Sámano, Flores-Quijano y Casanueva, 2005) sobre los conocimientos
de los adolescentes sobre nutrición, la mayoría de participantes de la investigación fueron
capaces de establecer equivalencias entre grupos de alimentos, pero no para distintos
alimentos de un mismo grupo.
2. La realización de regímenes dietéticos. Muro (2001) realizó un estudio en el que relacionó
las alteraciones de la conducta alimentaria y los hábitos alimentarios en adolescenes de
riesgo y de no-riesgo de presentar un TCA. Encontró dos variables predictoras que
clasificaban a una persona de población normal o de riesgo. Las dos variables más
significativas fueron: ¿Crees que necesitas hacer dieta? y ¿Les has pedido a tus padres
hacer dieta?, que distinguían a los participantes con un 90% de probabilidad (ver el apartado
de factores precipitantes en el desarrollo de la anorexia nerviosa).
3. La eliminación de alguna comida del día, siendo ésta el desayuno. El estudio Enkid
(Serra-Majem, Ribas, Pérez, Roman y Aranceta, 2003) pone de manifiesto que la mayoría
de población adolescente e infantil española hace el desayuno en casa, aunque no
garantiza que cumpla los requerimientos nutricionales necesarios. Moreno et al. (2005)
encuentran un factor común a todos los adolescentes europeos sobre sus hábitos
alimentarios, como la eliminación de alguna de las comidas recomendadas, siendo la más
frecuente el desayuno.

35
4. El consumo frecuente de bocadillos y productos de bollería, que suele disminuir a partir
de los 18 años, al igual que los azúcares y embutidos (Serra-Majem et al., 2003).
5. El consumo de comidas rápidas o para llevar. Son comidas que tienen una alta densidad
calórica y un elevado contenido en grasas saturadas.
6. Nuevos sistemas de organización familiar, la dificultad para compartir las comidas en el
hogar por cuestiones de horarios.
7. El inicio del consumo de alcohol, lo que afectará al metabolismo, además de a otros
aspectos.
8. La aparición de las preferencias y aversiones gustativas características.
9. El trabajo de la mujer fuera del hogar. Serra-Majem et al. (2003) llaman la atención sobre
que el nivel de conocimientos que la madre tenga sobre nutrición, se verá reflejado en un
mayor consumo de nutrientes adecuados a la necesidad del adolescente.
10. El ejercicio físico. En esta etapa se realiza mayor cantidad de ejercicio por lo que
requiere un aumento en el aporte dietético de energía, debe existir una relación equivalente
entre las calorías ingeridas y el gasto energético.

d) Evolución de los hábitos alimentarios en nuestra sociedad:


Los hábitos alimentarios en la sociedad española han experimentado cambios importantes
en los últimos años a consecuencia de los nuevos estilos de vida y del desarrollo de una
nueva industria alimentaria. Son varios los estudios que ponen de manifiesto los cambios
nutricionales que aparecen en los adolescentes. Andreo, García, Prats, Alcaraz, Alomar,
Guiu, et al. (2001) analizaron los hábitos alimentarios de una muestra de niños de 8 a 15
años de la provincia de Barcelona, y encontraron que, en general, los participantes del
estudio seguían una dieta variada y equilibrada, pero con tendencia a consumir grasas y
comidas rápidas. En relación a los hábitos dietéticos encontraron que un 84,4% de los
participantes desayuna en casa, un 91,2% come alguna cosa a la hora del patio y un 92,5%
de la población suele merendar. Goñi et al. (1999) en un estudio realizado sobre los hábitos
alimentarios de los adolescentes de Navarra, encontraron diferencias según sexo; el grupo
de las chicas se asoció a una mayor preocupación, realización de dietas, estaban más
influenciadas por los medios de comunicación y manifestaban una mayor presión de la
familia para comer más; por el contrario, los chicos presentaban una mayor satisfacción con
su físico y se consideraban más delgados o equilibrados. Rodríguez, Martínez, Ruiz,
Novalbos, Díaz, Chocrón et al. (1999) encontraron que los adolescentes de su muestra
evitaban ciertos alimentos de su dieta como los cereales, el azúcar, el pan y las grasas, lo
que indica una severa restricción alimentaria en la edad de crecimiento.
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de la provincia de Barcelona (2000), en una encuesta
realizada a 10.000 niños de Barcelona (Plan Plenufar II), sobre hábitos alimentarios, informa

36
de que los niños de edades comprendidas entre los 10 y los 12 años de edad no toman
suficiente pescado, frutas y verduras en su dieta. Un 33% de los escolares no toma fruta
cada día, el 75% de la muestra desayuna sólo un vaso de leche; el consumo de legumbres
es muy bajo, casi inexistente, y en cuanto al consumo de los alimentos proteicos se refiere,
un 49% de los participantes toma todos o casi todos los días carne, y sólo un 12% toma
pescado. Fernández-Aranda, Ramón, Badía, Giménez, Solano, Collier et al. (2004),
encontraron varios factores predictores de desarrollar un posible TCA, durante la infancia y
pubertad (antes de los 12 años de edad) relacionados con los hábitos alimentarios y/o la
comida; estos factores son: no desayunar antes de ir al colegio, importancia excesiva de la
comida según la madre y comer dulces o chucherías en exceso.
En un estudio sobre los hábitos alimentarios en niños de 11 y 13 años en la provincia de
Barcelona (2001) se confirma el bajo consumo de legumbres, verduras y frutas en la dieta
de los escolares. En el año 2006, Castells et al. del Colegio Oficial de Farmacéuticos,
encuentran que el 25% de los alumnos de entre 11 y 13 años hacen el desayuno y merienda
solos. Varios estudios destacan que más del 70% de los encuestados dice hacer otras
actividades mientras come, siendo la más común ver la TV (Calvo, Aroca, Armero, Díaz y
Rico, 2002; Castells et al., 2006).

Los factores sociales también han influido, y siguen influyendo, en nuestra alimentación y,
por consiguiente, en nuestros hábitos alimentarios. Gavino y López (1999) en su estudio
sobre Los comportamientos alimentarios en las etapas de la vida plantean un conjunto de
factores relevantes en los cambios de la alimentación tales como la disponibilidad de
alimentos, los cambios históricos, la cultura, las costumbres, o los medios de comunicación.
Definen los comportamientos alimentarios según tres grupos de factores que influyen en los
cambios que sufre la alimentación: a) La tradición culinaria, que depende de la disponibilidad
de alimentos que cada sujeto tenga a su alcance, de las influencias de la cultura que nos
rodea y culturas inmigrantes, o de la transmisión de generación a generación; b) la moda,
influye también en la elección de alimentos y en la forma de prepararlos; y c) los avances en
el conocimiento sobre los alimentos, tales como el estudio de dietas regionales, el consumo
de alimentos, etc.
El entorno socioeconómico también determina el consumo de alimentos, la clase social
influye en la consumición de ciertos alimentos como el pescado, la carne roja, las frutas,
verduras y lácteos; son los grupos de mayor nivel socioeconómico los que más consumen
estos alimentos (Serra-Majem et al., 2003).
Vázquez y Nomdedeu (1998) postulan que los hábitos alimentarios de una población se
describen según el marco geográfico y económico en el que se desenvuelve. Consideran
otros aspectos que también influyen en los hábitos alimentarios como son las tradiciones, el

37
patrón cultural de alimentos de la familia de origen y el medio social en que vive la persona.
La disponibilidad de los alimentos es un condicionante importante en el modelo de consumo
alimentario de una población (de la Torre, Espino, Perea, Dueñas y Romanos, 1995). La
sociedad española actual se caracteriza por tener una de las mejores ofertas de alimentos
del mundo, tanto por la variedad como por la calidad de los mismos (Nomdedeu et al.,
2001). Estos autores proponen un esquema de los principales factores condicionantes de la
conducta alimentaria, respecto a los factores que influyen en la disponibilidad de alimentos
(la economía, el clima, las tradiciones, las características geográficas, la política, las
comunicaciones) como en la elección de alimentos (la disponibilidad económica, el nivel
cultural o marco educativo, la publicidad, los estudios de salud, la educación nutricional , las
preferencias alimentarias , los tabúes religiosos y el costumbrismo, entre otros (ver figura
1.5.).

Figura 1.5. Esquema de los factores condicionantes de la conducta alimentaria. Extraído de Nutrición saludable y Prevención
de los trastornos alimentarios, pp.17 (Nomdedeu et al., 2001).

COMUNICACIONES POLÍTICA ECONOMÍA CLIMA, GEOGRAFÍA


TRADICIONES

DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS

DISPONIBILIDAD
ELECCIÓN DE ALIMENTOS ECONÓMICA

NIVEL
CULTURAL. PUBLICIDAD
EDUCACIÓN

ESTUDIOS DE EDUCACIÓN FAMILIA: TABÚES SOCIEDAD:


SALUD NUTRICIONAL PREFERENCIAS RELIGIOSOS COSTUMBRES
ALIMENTARIAS

Son muchas las transformaciones que ha vivido la sociedad española y que han influido,
inevitablemente, en nuestro comportamiento alimentario; cambios sociales como los
procesos de industrialización, que afectan al desarrollo de la restauración colectiva
(comedores colectivos), consecuencia del desplazamiento del lugar de trabajo; las
modificaciones en los tiempos de trabajo, es decir, la alimentación va quedando subordinada
a las jornadas de trabajo; la inserción de la mujer en el campo laboral, que ha supuesto una
redefinición de las responsabilidades en las tareas domésticas, la proliferación de los
electrodomésticos, la congelación de alimentos, etc.; lo que permitirá ahorrar tiempo en la

38
preparación de los alimentos. A pesar de la inserción de la mujer en el mundo laboral, Díaz
(2007) encuentra en su estudio sobre las tareas domésticas que los adolescentes catalanes
informan de que en un 82% de los hogares sigue siendo la madre la que realiza las tareas
del hogar, como preparar la lista de la compra y preparar el desayuno (más de un 70%),
entre otras. La revolución en el campo de la distribución y comercialización lo que supone
tener a nuestro alcance muchos alimentos de otros lugares, y al mismo tiempo, un cambio
de los hábitos de compra. Hay otro factor importante que cabe destacar en el cambio de los
hábitos alimentarios: la asimilación cultural (aculturation), es decir, el mundo se ha
convertido en una “aldea global” donde la publicidad y las comunicaciones son un
instrumento de convicción que obtienen una gran uniformidad en los hábitos alimentarios en
todo el mundo, sobre todo en los adolescentes (Nomdedeu et al., 2001).
Es también importante el factor que se refiere a los valores sociales que la sociedad intenta
imponer, como las ideas sobre el cuerpo y las nuevas formas de comer (Contreras, 1999). El
ideal de esbeltez y anhelo de la delgadez han sido, según Toro (1996), una evolución de
diversos aspectos como el vestir, la moda, la aparición de modelos estéticos transmitidos a
la población mediante el cine, los concursos de belleza, los medios de comunicación, la
publicidad, las revistas de moda, etc., que han influenciado a la sociedad, sobre todo, a los
jóvenes en la etapa de la adolescencia. Es difícil no admitir que la TV ocupa un lugar muy
importante en la presión ejercida sobre los adolescentes para modificar ciertos hábitos,
como puedan ser los hábitos alimentarios y la figura, sobre todo en las mujeres (Guerro-
Prado y Barjau, 2002). Los medios de comunicación son uno de los instrumentos más
poderosos en la transmisión de ideales socioculturales; esta presión ejercida en la etapa
adolescente, momento de cambio físico y formación de la identidad, podría suponer un
riesgo mayor de desarrollar un TCA en aquellos participantes con predisposición genética
y/o psicológica (Guerro-Prado y Barjau, 2002).

La familia también ha tomado parte en la transmisión de la importancia sociocultural del


atractivo físico, sinónimo de delgadez para las mujeres. Los padres juegan un papel
importante en la educación alimentaria de sus hijos, que puede influir en la elección de
alimentos, en los hábitos alimentarios y en los comportamientos específicos para situaciones
diversas (Buttriss, 2002; Moreno et al., 2005). Según Sámano et al. (2005) durante la
infancia es cuando se aprenden los hábitos alimentarios que después determinarán las
preferencias alimentarias en las etapas posteriores. En la adolescencia aparece una
reacción en contra de los hábitos alimentarios familiares, con lo que los adolescentes
adoptan nuevas formas de comer no convencionales, como el vegetarianismo, la
macrobiótica, etc. (Aranceta et al., 2004). Según Buttriss (2002) las horas de las comidas en
familia han ido variando, ahora se han convertido en momentos menos estructurados en los

39
que influyen aspectos como la falta de tiempo para compartir la comida, las preferencias
individuales de la comida, etc.; también se priorizan otros aspectos como ver la TV. Estos
factores provocan una disminución del control sobre los hábitos alimentarios de los hijos. El
tamaño de la familia también puede ser un factor asociado al riesgo nutricional, es decir,
tener dos o más hermanos en casa podría hacer que las familias no puedan atender las
necesidades específicas de cada uno (Serra-Majem et al., 2004). Ballester y Guirado (2003)
encontraron en su estudio que el comportamiento alimentario de los padres, como hacer
dieta la madre, y las actitudes de los padres hacia sus hijos sobre la comida o su aspecto
físico (reñir por falta de apetito, fomentar que hagan ejercicio para quemar grasas) podrían
influir de forma negativa en la adquisición de los hábitos alimentarios de los hijos. Field,
Camargo, Barr, Berkey, Roberts y Colditz (2001) encuentran en su estudio con
preadolescentes americanos que los chicos que perciben que su madre está haciendo dieta
son más propensos a estar más preocupados por el peso, mientras que las chicas son más
propensas a hacer múltiples dietas. Estos resultados apoyan la idea de que el papel de la
madre es muy relevante en la transmisión de valores culturales sobre el peso e imagen
ideal. Es decir, Field et al. (2001) sugieren que la preocupación por el peso de los padres se
transmite a los hijos.

Los medios de comunicación son también una fuente importante en los cambios de
comportamiento alimentario; la publicidad de ciertos alimentos favorece su consumo; por
ejemplo, programas televisivos que favorezcan el consumo de un alimento (Buttriss, 2002;
OMS, 2005). Estos medios también han favorecido los cambios alimentarios por medio de
campañas de difusión de información sobre los alimentos o, por ejemplo, determinadas
campañas sanitarias. Según Gavino y López (1999) los cambios culturales y sociales
influyen, de forma decisiva, en la adaptación alimentaria a lo largo de las distintas
generaciones. En los contextos sociales más occidentalizados, puede que aparezcan
tensiones psicológicas que incrementen la aparición de los TCA, especialmente en jóvenes
que reciben mensajes que, en ocasiones, son confusos, crean mitos erróneos sobre la
comida o, incluso, informaciones de los medios o de profesionales de la salud que están en
su entorno más cercano (Yannakoulia et al., 2004). Martínez, Menéndez, Sánchez, Seoane
y Súarez (2000) han podido constatar que existe relación entre la patología alimentaria y los
factores sociales y culturales que suscitan la delgadez corporal en las mujeres.

Desde una perspectiva biológica, es importante tener en cuenta los cambios físicos que se
producen en la etapa de la adolescencia y su influencia en la alimentación. En esta edad se
inicia un aumento de la masa corporal, consecuencia de los cambios corporales
característicos de esta etapa; estos cambios que suceden en la adolescencia están

40
mediados por varios factores: el potencial genético heredado, los factores hormonales y la
nutrición (Guelar y Crispo, 2000; Vázquez y Nomdedeu 1998). Las posibilidades genéticas
pueden estar condicionadas por factores ambientales, siendo la nutrición el más importante,
aunque también influyen el clima, el estado de salud, el entorno afectivo y el ambiente
socieconómico, entre otros. En cuanto a los factores hormonales se refiere, el más
importante es la hormona de crecimiento que actúa como reguladora del proceso. La
interacción entre los genes y el ambiente influirá en el fenotipo del adolescente. En la figura
1.6. se representan estos factores y su influencia en el crecimiento de un adolescente.

Figura 1.6. Factores determinantes del crecimiento (tomado de Vázquez y Nomdedeu, 1998).

GENÉTICA AMBIENTE • Entorno afectivo


• Factores socio- económicos
• Clima
CRECIMIENTO • Salud
• Nutrición

HORMONAS

Las características corporales que se desarrollan en chicos y chicas en esta etapa son
diferentes. En los chicos el cambio corporal se centra en aumentar la masa muscular; en las
chicas aumentan los depósitos de grasa y el diámetro de las caderas y mamas y aparece,
además, la menstruación.
El papel que la alimentación juega en el desarrollo del niño y del adolescente es muy
importante. Esta influencia nutricional se produce a tres niveles: a) por el modo indirecto en
que la alimentación participa en el desarrollo corporal y éste influye sobre las variables
psicológicas; b) por la influencia que la nutrición tiene sobre las variables cognitivas e
intelectuales y, c) por el carácter social que las horas de las comidas tienen para aprender
comportamientos relacionados con el acto de comer, el lenguaje, prestar atención a la
comida, y al acto de comer, e imitar los comportamientos de los demás (Gavino y López,
1999).

Finalmente, desde un punto de vista psicológico, la alimentación actúa en el desarrollo


cognitivo a través de tres vías: 1) un aporte calórico adecuado permitirá una mayor
disposición de energía; 2) una alimentación adecuada supondrá el aporte de nutrientes
necesarios para un buen desarrollo neurológico y de las funciones psicológicas como la
memoria, la atención o el lenguaje; 3) durante las comidas el niño aprenderá a ejercitar
habilidades sociales, cognitivas y culturales, tanto relacionadas con el comportamiento

41
alimentario como con otros comportamientos más sociales (Gavino y López, 1999). Los
hábitos alimentarios se empiezan a formar en la infancia y se van consolidando a lo largo de
la vida de la persona. Muchas de las conductas que el niño emite durante la comida son de
juego y de interacción con los demás; es decir, el comportamiento alimentario podría
interpretarse como una forma de aprender y manifestar reglas sociales.

Desde un punto de vista psicológico debemos entender que los cambios corporales que se
producen en la etapa adolescente junto con los factores sociales afectan, también, a la
imagen corporal que los adolescentes tienen de sí mismos. Para algunos adolescentes el
aumento de masa corporal empieza a ser una preocupación, especialmente en chicas que
tienen miedo a engordar. En el caso de chicas que tienen una gran preocupación por estar
extremadamente delgadas supone un factor de riesgo, juntos con otros, de padecer una
alteración del comportamiento alimentario. Según Toro (1996) para algunas adolescentes
las preocupaciones que tienen sobre la alimentación se convierten en obsesivas; los
pensamientos, actitudes, el peso y la alimentación son conceptos que se van distorsionando
convirtiéndose en irracionales y desadaptados.

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En resumen,
los factores nutricionales, socio-culturales, biológicos y psicológicos tienen un papel decisivo
en el estudio y la comprensión de los hábitos alimentarios. De este modo, se entienden los
hábitos alimentarios como el producto que se deriva de la conjunción de factores
nutricionales, socio-culturales, biológicos y psicológicos. El hábito se define como la
tendencia individual a obrar de un modo determinado, adquirida por la reiteración de un
acto. En el caso de hábitos alimentarios se podría decir que es la tendencia individual a
comer de un modo determinado, que se adquiere mediante la educación familiar, escolar y
de otros ambientes en que la persona se encuentra. Además, cabe destacar que los
trabajos que han relacionado los hábitos alimentarios con los TCA han encontrado que en
población comunitaria aparecen conductas similares a los TCA, como son la preocupación
por la delgadez y la insatisfacción corporal. Otros estudios han encontrado variables
sociodemográficas que se relacionan directamente con la anorexia nerviosa (mujeres,
adolescencia, etc.), pero que no son variables decisivas en la aparición y/o desarrollo de un
TCA.

43
C. LA ADOLESCENCIA:

“ A través de la anorexia, hice que mi cuerpo volviera a ser el de una niña; se acabó tener
pechos o caderas, se acabó el período, se acabaron los deseos sexuales, se acabó
masturbarse.” (Apostolides, 1999. Vencer la anorexia y la bulimia).

44
C.1. La adolescencia

La adolescencia es una etapa de cambios biológicos, psicológicos y sociales que conducen


a la edad adulta. Se habla de tres tipos de adolescencia según el rango de edad: 1)
adolescencia temprana (11 a 14 años), 2) adolescencia media (15 a 18 años) y 3)
adolescencia tardía o juventud (a partir de los 18 años).
La pubertad difiere de la adolescencia en que es un cambio biológico y morfológico (la
maduración del sistema reproductor) que ocurre durante la adolescencia (Pinyerd y Zipf,
2005). Christie y Viner (2005) consideran que el desarrollo de un adolescente está ligado a
tres aspectos: biológico, social y psicológico. Estas autoras presentan una descripción de los
cambios que suceden en los adolescentes en las tres etapas de la adolescencia
(adolescencia temprana, media y tardía), ver tabla 1.5.

Tabla 1.5. Desarrollo de los cambios en la adolescencia, según Christie y Viner (2005, p. 301).
Biológico Psicológico Social
Primera adolescencia Pubertad temprana Aparecen los conceptos Separación emocional de
(chicas: aumento de los morales; el desarrollo de la los padres; aparece una
pechos y aparición de pelo identidad sexual; la identificación fuerte con los
púbico; chicos: crecimiento reevaluación de la imagen iguales; aparecen
de los testículos y del corporal. conductas de exploración,
aparato genital) experiencias nuevas
(fumar, violencia…)
Adolescencia media Chicas: termina el Aparece el pensamiento Aumentan las conductas
“estirón”, se desarrolla el abstracto, aumentan las de riesgo (fumar,
cuerpo de mujer con habilidades verbales, se alcohol…), planificación
depósitos de grasa en asocia ley con moral, del futuro
caderas y muslos, aparece surge la ideología
la menarquia. (religiosa, política).
Chicos: cambio de voz,
empieza el “estirón”.
Adolescencia tardía Chicos: terminan el Se desarrolla el Se desarrolla la autonomía
proceso de pubertad, pensamiento abstracto social, las relaciones
aumenta la masa muscular complejo, se diferencia íntimas, desarrollo de las
y aparece el bello en el entre la ley y la moralidad, capacidades profesionales
cuerpo. aumenta el control de la e independencia
impulsividad, se favorece económica.
la identidad de la persona,
se desarrollan las
ideologías religiosas,
políticas…

45
Por tanto, será importante conocer cuáles son los cambios físicos diferenciadores que
suceden entre chicos y chicas y cómo influyen éstos en su comportamiento y en el
desarrollo de su identidad.

En la etapa de la adolescencia pueden aparecer alteraciones psicológicas asociadas a la


percepción que la persona tiene sobre sus cambios físicos, sociales y psicológicos; es por
ello que el momento de aparición de la pubertad tendrá un peso importante en el posible
desarrollo de alguna patología. Graber, Lewinsohn, Seeley y Brooks-Gunn (1997)
observaron que en las chicas con una pubertad temprana y los chicos con una pubertad
tardía muestran más problemas emocionales que otros adolescentes. Algunos de los
problemas más graves en la adolescencia son la depresión, el suicidio, el abuso de drogas y
los TCA.

C.1.1. Características de la adolescencia:


En este apartado se hará una breve revisión de los cambios corporales, psicológicos y
sociales que experimentan los adolescentes en esta etapa.

Cambios físicos/corporales:
El proceso de la pubertad se presenta de forma distinta en chicos y chicas tanto en tiempo
como en las características que los diferencian. Estos cambios siguen una cierta secuencia
durante un periodo de 4 años y medio (rango 1 año y medio – 6 años), aunque en las chicas
la pubertad aparece de forma más temprana que en los chicos (Pinyerd y Zipf, 2005). Este
proceso se desencadena por la activación del eje hipotálamo-hipofisiario, que estimulará la
producción de gonadotropinas y a su vez los órganos sexuales. En el caso de las chicas se
estimularán los ovarios mediante la secreción de hormonas sexuales femeninas
(estrógenos) y, en el caso de los chicos, se estimularán los testículos produciendo gran
cantidad de hormonas sexuales masculinas (testosterona).
Cabe destacar que las diferencias individuales en esta etapa son muy significativas. Los
cambios físicos se centran, básicamente, en tres aspectos: a) el aumento de estatura, el
estirón, b) rasgos sexuales primarios, que implican el desarrollo de los órganos
reproductores y, c) rasgos sexuales secundarios, que son visibles en exterior del cuerpo. El
desarrollo de las niñas comienza y termina antes que el de los niños.

46
a) Aumento de estatura:
El estirón es uno de los acontecimientos más significativos en la pubertad, en la que se
experimenta un brusco crecimiento de la estatura. Durante la etapa de la infancia tanto
chicos como chicas crecen como media entre cinco o seis centímetros por año, mientras
que en la etapa de la adolescencia crecen entre unos diez y doce centímetros al año
(Rodríguez-Tomé, 2003). En las chicas el pico del estirón ocurre un año y medio antes de la
regla; después de la aparición de la menarquia el crecimiento de estatura es mucho menor.
En el caso de los chicos, el pico de crecimiento de la estatura ocurre a mitad de la pubertad,
generalmente hacia los 14-15 años (Pinyerd y Zipf, 2005).

b) Rasgos sexuales primarios:


En las mujeres, el primer signo de maduración sexual es el aumento de los pechos, que
suele ocurrir entre los 10 y 11 años, y cuyo desarrollo máximo dura entre 3 y 4 años;
generalmente se completa a los 14 años (Pinyerd y Zipf, 2005).
La menarquia es el principal signo de madurez en las niñas, que en sociedades occidentales
aparece hacia los 12 años y medio; pero el rango de edad de aparición es amplio, desde los
10 años y medio a los 15 años y medio (Tanner, 1990; Wheeler, 1991). La aparición de la
menarquia es posterior a la maduración física, surge a consecuencia de una adaptación de
los órganos sexuales para un posible embarazo.
En el caso de los chicos, la primera señal de pubertad es el engrandecimiento de los
testículos y el escroto, que ocurre a la edad de 12 años (9,5-13,5 años) siendo el principal
signo de madurez sexual la presencia de semen en la orina. La aparición del semen es
variable, habitualmente casi un año después del inicio del crecimiento del pene,
generalmente ocurre a la edad de 13,5-14 años (Pinyerd y Zipf, 2005).

c) Rasgos sexuales secundarios:


Las chicas inician su maduración sexual hacia los nueve años, cuando aparece una
acumulación de tejido adiposo alrededor de los pezones, los pezones crecen y la areola se
ensancha. En un primer momento, los senos adquieren una forma cónica y después
redondeada.
En los chicos hay un ensanchamiento de los hombros, cambios de voz y aparición de vello.
El vello corporal aparece en brazos y piernas y, entre la segunda y tercera década, aparece
en el pecho. La voz se vuelve más grave y aparece como consecuencia del crecimiento de
laringe y por la producción de hormonas masculinas.
La piel de los hombres y de las mujeres se vuelve más gruesa y grasienta como resultado
del aumento de secreción de hormonas sexuales. Hay un aumento de las glándulas
sebáceas que llevan a la aparición del acné, más común en chicos que en chicas.

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Los cambios físicos en los jóvenes han ido variando con el tiempo. Hace 15 años era
extraño ver a una joven que empezara a menstruar hacia los doce años, pero la tendencia
secular nos orienta hacia una maduración más temprana que se inició en las sociedades
industrializadas hace más de 100 años. En el S. XX las personas han aumentado de peso y
estatura en los países industrializados. Tanner (1990) cree que una mejor nutrición y los
avances médicos han sido dos de las causas más definitivas en estos cambios. Marshall y
Tanner (1969, 1970) proponen un sistema de cinco estadios para describir el desarrollo
puberal normal, centrándose en el crecimiento del aparato genital y del vello púbico, para
ambos sexos. Pinyerd y Zipf (2005) postulan que, además del sexo y de la raza, existen
otros factores que también contribuyen en la aparición de la pubertad, como son los factores
genéticos, la alimentación y el gasto energético. El peso y la talla son parámetros
antropométricos que han ido variando según la nutrición y las condiciones de vida; por
ejemplo, en Barcelona se ha observado una clara aceleración secular del crecimiento de la
talla, de unos 3,5 cm. en ambos sexos, y del peso, aunque de forma distinta entre chicos y
chicas; los chicos pesan hoy más (entre 4 y 8,2 Kg.) que hace 18 años, y estos incrementos
de peso se empiezan a apreciar en edades prepúberes; por el contrario, en el grupo de las
chicas no se aprecian cambios significativos en el aumento del peso (Carrascosa, Yeste,
Copil y Gussinyé, 2004). Estos autores concluyen en su estudio que esta aceleración del
crecimiento se debe a la mejoría de las condiciones sanitarias y nutricionales de los niños y
adolescentes de nuestra sociedad. Actualmente, los niños tienen mayor probabilidad que
sus antepasados de madurar y crecer más tempranamente porque están mejor alimentados
y, al mismo tiempo, tienen menor probabilidad de desarrollar un trastorno en el desarrollo.
También resaltan las diferencias culturales en relación al crecimiento, estas diferencias de
tamaño y crecimiento pueden ser resultado de la adaptación del individuo al clima en el que
vive. Marco, Méndez y Marco (1999) en su estudio sobre la evolución secular en España,
encuentran que desde los años 50 ha habido un aumento de la talla de 10 cm. en varones,
reduciendo así las diferencias de talla que existían entre las provincias españolas a
mediados del siglo XX.
Aun así, en una sociedad opulenta hay niñas que están malnutridas por voluntad propia y
retrasan su maduración; y niñas altas y con sobrepeso suelen madurar más pronto (Graber
et al., 1994).

48
Cambios psicológicos:
Los cambios psicológicos están íntimamente ligados a los cambios biológicos. Algunos
adolescentes aguardan los cambios que les van a suceder con ilusión, pero en otros casos
esta espera se percibe angustiosa y con miedo. Poco a poco el chico o chica deberá ir
integrando la nueva representación mental de su cuerpo. Los sentimientos y actitudes que el
adolescente tenga sobre su cuerpo dependerán, entre otros factores, de las experiencias
previas que ha ido viviendo desde que es pequeño. La imagen corporal dependerá tanto del
tamaño como de la forma del cuerpo y, según como se perciba, aparecerá una distorsión de
la imagen corporal, sobreestimándola o subestimándola (Guelar y Crispo, 2000). Un chico
que empieza a desarrollarse tempranamente se percibe a sí mismo como atractivo, se
siente a gusto con su cuerpo en buena forma física, lo que promueve una buena imagen de
sí mismo. Por el contrario, las chicas tienen manifestaciones muy ambivalentes, una
pubertad precoz no suele ser percibida de forma positiva; será a partir de los quince años
cuando estos cambios sean bienvenidos. Los efectos de los cambios corporales influyen
sobre la autoestima pero varían según el sexo. En las chicas, una aparición precoz de la
menarquia se asocia a una baja autoestima y en los chicos un desarrollo precoz se asocia a
una autoestima alta (Rodríguez-Tomé, 2003).

Es importante también hablar de las consecuencias psicológicas que tiene la aparición


temprana o tardía de los cambios físicos sobre los adolescentes. Christie y Viner (2005)
consideran que la imagen corporal y la autoestima pueden ser factores de vulnerabilidad
según la edad de aparición de la pubertad. En la tabla 1.6. se muestran algunos efectos
biológicos, psicológicos y sociales de la aparición de la pubertad (temprana o tardía) en
adolescentes.

Tabla 1.6. Efectos psicológicos de la edad de aparición de la pubertad, tomado de Christie y Viner (2005).
Aparición temprana Aparición tardía
Biológicos La estatura es mayor que los iguales aunque Estatura baja aunque más tarde lleguen a
después su altura final sea más baja un nivel normal; osteoporosis.
Psicológicos Efectos psicológicos positivos en los chicos (mayor Baja autoestima en chicos; no aparecen
autoestima) y efectos psicológicos negativos en las problemas en las chicas
chicas (baja autoestima)
Sociales Las relaciones con los iguales son diferentes, son Los compañeros y los adultos los tratan de
tratados como adolescentes cuando todavía son forma menos madura de la edad real que
niños tienen

En el caso de las chicas la aparición temprana de los senos se asocia a una imagen
corporal favorable, lo que promueve un incremento de la seguridad en sí mismas. Por el
contrario, la aparición temprana de la menarquia se aprecia como una desventaja. Diversos

49
estudios han comprobado que las niñas precoces son un poco menos sociables y menos
populares que el resto de compañeras de su misma clase (Aro y Taipale, 1987, Ruble y
Brooks-Gunn, 1988). Alsaker (1992) sugiere que, además, son más propensas a tener una
imagen corporal más negativa y una autoestima más baja que las compañeras que maduran
más tarde. Field, Camargo, Tylor, Berkey y Colditz (1999) encuentran que las niñas que se
desarrollan tempranamente, presentan más conductas purgativas para controlar su peso.
Hermes y Keel (2003) hallaron en su estudio que las niñas que maduran más
tempranamente tienen un IMC superior a las que maduran más tarde, y una insatisfacción
corporal y obsesión por la delgadez mayor que las chicas menos desarrolladas. También
encuentran que las chicas que se desarrollan antes, tienen una mayor internalización del
modelo estético ideal de delgadez. Quienes maduran más pronto, y no perciben los cambios
como una ventaja, pueden desarrollar alguna patología como la depresión, la ansiedad o un
TCA.
En los chicos, una maduración rápida se asocia a un mayor equilibrio, un comportamiento
más calmado y amable, también suelen ser más populares entre sus compañeros y
presentan, al mismo tiempo, tendencia al liderazgo. Siegel (1982) encontró que los chicos
que maduran más tarde se sienten más desadaptados, rechazados y dominados; también
se manifiestan más dependientes e inseguros de sí mismos. En la mayoría de los casos, la
percepción del adolescente que madura más pronto es percibida como una ventaja y eso
hace que su autoestima sea más alta que aquellos que maduran más tardíamente (Alsaker,
1992). En general, tanto en chicos como en chicas, las consecuencias de una maduración
temprana o tardía serán más negativas cuando los adolescentes sean muy diferentes a su
grupo de iguales.
El atractivo físico y la imagen corporal tienen relación con una autoevaluación positiva del
adolescente (Rice, 1999). Este atractivo influye sobre la personalidad, las relaciones
sociales y la conducta social. Las proporciones de cada cuerpo van cambiando según van
creciendo. En el caso de los adolescentes, tienden a crecer antes que a engordar. Las
extremidades crecen más rápido que el tronco, por eso tiene una apariencia larguirucha y
desmañada. Gradualmente cada parte del cuerpo irá siendo más proporcionada con el
cuerpo. Cuando la etapa del crecimiento acaba es cuando el cuerpo vuelve al equilibrio.
Según Sepúlveda, Botella y León (2001) la imagen corporal se compone de elementos
perceptivos, cognitivo-afectivos y conductuales; y se convierte en alteración cuando la
valoración que una persona hace de su propio cuerpo no coincide con su realidad. La
alteración de la imagen corporal es un criterio diagnóstico según el DSM-IV-TR (APA, 2002)
para la anorexia nerviosa. En la revisión realizada por Borzekowsky y Bayer (2005) sobre la
influencia de la imagen corporal y los medios de comunicación en los adolescentes se
considera que la imagen corporal se define como un constructo multidimensional influido por

50
factores biológicos, psicológicos y sociales. El malestar con el propio cuerpo favorece en
una persona la toma de decisión y la puesta en marcha de una dieta restrictiva, que está
motivada por el deseo de adelgazar para alcanzar el modelo de belleza culturalmente
establecido (Merino, Pombo y Godás, 2001). Para los adolescentes existe una relación muy
estrecha entre la imagen corporal y la autoestima, variaciones entre la figura ideal y la real
pueden provocar una insatisfacción corporal; Rio et al., (2002) encuentran en su estudio que
los chicos están más satisfechos con su cuerpo que las chicas. Variables como la cultura o
el sexo de una persona hacen que durante el periodo de la adolescencia la imagen corporal
no sea estable. En la adolescencia se produce un cambio de la imagen corporal que es
diferente según el sexo, y suele ocurrir entre los 13 y 15 años de edad. Este cambio surge
como resultado de procesos cognitivos que permiten autoevaluarse o prestar más atención
a la imagen corporal. La experiencia que los adolescentes viven sobre la imagen corporal y
el peso no es únicamente una percepción cognitiva, sino que se asocia a una alteración del
peso: la anorexia y la obesidad (Borzekowski y Bayer, 2004). Aunque la obesidad es más
prevalente que la anorexia nerviosa, ambas alteraciones del peso son significativas por sus
efectos negativos sobre el individuo, a nivel físico y psicológico.
Se ha estudiado y demostrado que los medios de comunicación son uno de los factores que
más que influyen en la configuración de la imagen corporal y de los hábitos alimentarios de
los adolescentes. Existe una gran evidencia sobre la influencia que ejercen las madres
sobre la imagen corporal y comportamiento alimentario de sus hijas. La familia es el primer
agente de socialización que transmite al adolescente mensajes para aprender. McCabe y
Ricciardelli (2005) encontraron en su estudio que los padres son una gran influencia para los
chicos en términos de perder peso y aumentar músculo; lo mismo ocurre con las chicas, son
las madres las que juegan un papel decisivo en la puesta en marcha de estrategias para
aumentar los músculos y bajar de peso. En esta edad el grupo de iguales es muy
importante, el adolescente quiere ser aceptado por el grupo. El cambio físico y sexual que
se produce durante la adolescencia resulta un cambio, también, para los del alrededor. La
pubertad está acompañada de cambios sociales importantes como el cambio de escuela al
instituto, los nuevos compañeros, aparece la capacidad de entender distintos puntos de
vista, se empieza a desarrollar la identidad sexual, se establece un sistema de valores y se
aumenta la autonomía respecto de la familia. Los compañeros también son un agente de
socialización importante que transmite mensajes que influyen en la imagen corporal y la
preocupación por el peso, sobre todo porque en la etapa de la adolescencia se dedica más
tiempo a los amigos que a los padres (Field et al., 1999; McCabe y Ricciardelli, 2004;
McCabe, Ricciardelli y Finemore, 2002). Las chicas que comparan su aspecto con otras
compañeras tienen más riesgo de estar insatisfechas con su cuerpo y utilizan métodos como
la dieta para cambiarlo (Smolak, 2004). La adquisición de un modelo estético corporal surge

51
a partir de los 5 años de edad, aunque se puede ir modificando; los comentarios críticos, las
bromas, el refuerzo positivo o negativo de los padres y/o compañeros, influirán en el
desarrollo de una imagen corporal adaptada o desadaptada, sobre todo en la etapa
prepúbere (Toro, 2004). McCabe y Ricciardelli (2005) consideran que son las chicas las que
parecen aprender antes que los chicos el ideal sociocultural femenino, que va siendo más
consciente según va avanzando la adolescencia, y por tanto, va incrementando el riesgo de
las conductas de control de peso; por el contrario, los chicos adoptan estrategias para
cambiar su imagen con el fin de perder peso o aumentar los músculos, este objetivo irá
variando según avance la adolescencia ya que este ideal se irá ajustando más a su
desarrollo.
Según Toro (2004) las adolescentes occidentales u “occidentalizadas” están influidas por un
modelo estético femenino muy delgado que han interiorizado. En la adolescencia será
cuando aparezcan los cambios físicos más significativos que le provocarán a la joven
prestar más atención a estos cambios, provocando una posible insatisfacción corporal.
Ackard y Peterson (2001) consideran que la pubertad en sí misma no puede considerarse
un factor de riesgo para un TCA o provocar insatisfacción corporal. Según su estudio, la
percepción de sobrepeso debe aparecer antes de la pubertad para considerarse un posible
factor de riesgo para desarrollar una alteración de la conducta alimentaria o manifestar
insatisfacción corporal. Baile, Guillén y Garrido (2002) consideran que la insatisfacción
corporal se instaura en el periodo que va desde los 12 a los 16 años de edad.
Acosta y Gómez (2003) en su estudio transcultural sobre la imagen corporal de
adolescentes españoles y mejicanos concluyen que, 1) la insatisfacción corporal no difiere
significativamente según la cultura; 2) la insatisfacción es distinta según el sexo, en el caso
de los chicos quieren estar más musculosos, mientras que las chicas prefieren estar más
delgadas, independientemente del peso real. Gila et al. (2004) observan que las
adolescentes y jóvenes adultas sobreestiman ciertas partes de su cuerpo como el tórax, el
pecho y las caderas. Guirado y Ballester (2005) en su estudio con niños de 11 y 14 años
observaron que la insatisfacción corporal no aparece como síntoma único, sino que va
siempre ligado a otros factores como conductas de restricción de alimentos y el hecho de
percibirse con sobrepeso, aspectos comunes en los adolescentes con TCA (Ackard y
Peterson, 2001). Hermes y Keel (2003) consideran que el incremento de depósitos de grasa
que acompaña a la pubertad de las chicas provoca que vean su cuerpo menos cercano al
ideal cultural de belleza.

Los adolescentes están muy influidos por las imágenes del cuerpo ideal que la sociedad
impone hoy en día (McCabe y Ricciardelli, 2001; Toro, 2004). Las chicas se sienten
insatisfechas porque la cultura occidental resalta una figura femenina extremadamente

52
delgada. Los adolescentes que tienen una imagen corporal distorsionada son vulnerables a
desarrollar trastornos psiquiátricos que pueden ocasionar graves consecuencias en el
desarrollo normal de un individuo (Weinshenker, 2002). La imagen corporal deriva de la
percepción, y ésta, a su vez, está influenciada por factores personales y culturales
(Borzekowski y Bayer, 2005). Varias investigaciones revelan una relación clara entre las
alteraciones de la imagen corporal y alteraciones en la conducta alimentaria (Cash y Deagle,
1997). Smolak y Levine, (1994, 1996, 2001) y Smolak (2004) sugieren que el esquema de la
imagen corporal esclarece la influencia sociocultural, como las imágenes en los medios de
comunicación. Estos autores interpretan este esquema como mediador entre las influencias
socioculturales y una pobre imagen corporal, es decir, sirve para entender la influencia que
los factores socioculturales tienen sobre algunas personas y no sobre otras.
En algunas sociedades los cambios sociales en la adolescencia se acompañan de ritos de
transición que informan al grupo con el que convive el adolescente de su nuevo cambio de
posición (Schaffer, 2000). Las sociedades occidentales apenas reconocen el paso de la
niñez a la adolescencia, aunque determinadas ceremonias religiosas como la confirmación
parecen un rito de transición; pero no todos los adolescentes participan en estas
ceremonias. Christie y Viner (2005) consideran que la mayor parte del desarrollo psicológico
y social dependerá del contexto y de las influencias socioculturales donde crezca el chico/a.
En las culturas occidentales el contexto sociocultural tiene una influencia muy destacada
(Christie y Viner, 2005; Pinyerd y Zipf, 2005; Toro, 2004).

En resumen,
la adolescencia supone una serie de cambios bio-psico-sociales que influyen en el
desarrollo del adolescente, y en su imagen corporal. La familia, los compañeros y los medios
de comunicación tendrán un peso relevante en la formación de la imagen que el adolescente
tendrá de su propio cuerpo. Un desajuste entre la imagen corporal percibida y la real,
supondrá una distorsión en la imagen corporal que podría actuar, según Sepúlveda et al.
(2001), como un factor de riesgo predisponente, precipitante o mantenedor de las
alteraciones de la conducta alimentaria.

53
D. PERSONALIDAD Y TCA:

“Antes de la anorexia tenía una meta: ser perfecta en todo. Es difícil darse cuenta de la
verdad, pero acabas consiguiéndolo: no se puede ser perfecto porque no hay gente
perfecta… (O.R.)”. Extraído de El cuerpo como enemigo (pp.58)
(Toro y Artigas, 2000).

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Durante la última década se han desarrollado diversos estudios que han analizado la
relación entre personalidad y sintomatología asociada a los TCA. Estos estudios son cada
vez más relevantes para conocer la influencia que la personalidad tiene sobre los TCA, es
decir, relación entre las características de personalidad, el pronóstico de la enfermedad, y el
tratamiento (Fassino, Amianto, Gramaglia, Facchini y Abbate, 2004) así como la
comorbilidad con los trastornos de personalidad (TP) y los TCA (Cassin y Von Ranson,
2005; Godt, 2002; Grilo, Sanislow, Skodol, Gunderson, Stout, Tracie et al., 2003;
Matsunaga, Kaye, McConaha, Plotnicov, Pollice y Rao, 2000; Murcia, Motos y del Aguila,
2001; Wonderlich y Mitchell, 2001;).

En este capítulo se presenta una revisión sobre la relación entre las características de
personalidad y los TCA y los rasgos de personalidad que los diferencian. Aunque existen
estudios que relacionan la personalidad con varios TCA, como la Bulimia nerviosa o el
Trastorno de ingesta compulsiva, en este capítulo nos centraremos, primordialmente, en los
estudios que analizan la relación entre personalidad y la Anorexia Nerviosa (AN).

La relación entre las características de personalidad y los TCA se ha estudiado desde


distintas perspectivas, (1) las relaciones causales entre estas dos variables, (2) las
relaciones entre el carácter, el temperamento y los TCA, y (3) rasgos de personalidad y
TCA.

D.1. Personalidad y TCA: modelos de relación causal.


Wonderlich, Lilenfeld, Riso, Engel y Mitchell (2005) y Lilenfeld, Wonderlich, Riso, Crosby y
Mitchell (2006) revisan cuatro modelos causales que tratan de explicar las posibles
relaciones entre la personalidad y los TCA: el modelo de predisposición, el modelo de
dificultades, el modelo de causa común y el modelo patoplástico (ver tabla 1.7.).
En el modelo de predisposición, se propone que las características de personalidad
incrementan el riesgo de aparición de la AN. Para estudiar este modelo se utilizan diseños
prospectivos para observar las dos variables en el tiempo, en dos momentos distintos.
El modelo de dificultades, sugiere que pueden aparecer cambios en la personalidad a partir
de las complicaciones de los TCA. Para evaluar la relación entre estas variables se utiliza la
comparación de grupos (pacientes y recuperados). Lilenfeld et al. (2006) plantean dos tipos
de dificultades:

55
(a) Modelo de efecto estado: propone que la sintomatología asociada al TCA causa cambios
de personalidad a corto plazo. Este modelo hace referencia al impacto que el TCA tiene
durante el episodio del trastorno alimentario.
(b) Modelo de efecto huella: se refiere a los cambios que surgen en la personalidad a largo
plazo, como resultado de la sintomatología asociada a los TCA. En este modelo se observa
el efecto sobre la personalidad incluso cuando el TCA se ha resuelto.
El modelo de causa común sugiere que los rasgos de personalidad y los TCA son
condiciones independientes que pueden tener una causa común, por ejemplo, los factores
genéticos. Lilenfeld et al. (2006) comentan dos tipos de modelos de causa:
(a) Modelo de la tercera variable: las dos alteraciones (de personalidad y alimentaria) se
consideran independientes y primarias; por ejemplo el factor genético como factor que
incrementa el riesgo de desarrollo del TCA y de los trastornos obsesivos compulsivos
(TOC).
(b) Modelo espectrum: postula que algunas variables concretas de personalidad pueden
coexistir con alteraciones de la conducta alimentaria porque representan variaciones
cuantitativas del mismo trastorno; por ejemplo, el perfeccionismo o el TOC se presentan
como variaciones de la misma psicopatología asociada a ciertos TCA.
El diseño que se utiliza para evaluar estos modelos es el de estudios de familias, que
permite analizar qué factores familiares se comparten entre los TCA y los rasgos de
personalidad.
Y, finalmente, el modelo de patoplastia sugiere que ciertas características de personalidad
(por ejemplo, los rasgos obsesivos compulsivos o la impulsividad) y los TCA pueden
interactuar y modificar el curso o el resultado de los TCA. El diseño para evaluar esta
propuesta es el de estudios transversales.

Tabla 1.7. Modelos teóricos de personalidad asociados a TCA, relación de variables y metodología que utilizan.
MODELOS RELACIÓN DE VARIABLES Tipo de estudio para evaluar el
modelo
De predisposición Personalidad → riesgo de TCA Estudio prospectivo

De dificultades/complicaciones TCA → Personalidad Estudio prospectivo

De causa común:
- Modelo de la tercera variable TCA ↔ Personalidad
Estudio de familias
- Modelo espectrum TCA ↔ Personalidad

De patoplastia Personalidad → desarrollo y resultado de la Estudio multivariable de gemelos


AN Estudio prospectivo

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Según los estudios prospectivos revisados por Lilenfeld et al. (2006) la relación entre las
características de personalidad y los TCA sugieren que la obsesión por la delgadez, la
ineficacia, el perfeccionismo y los rasgos obsesivo-compulsivos son factores predisponentes
que pueden favorecer la aparición de los TCA.

En conclusión,
la relación entre la personalidad y los TCA se ha estudiado desde distintos modelos que
pretenden explicar la causa de las alteraciones de la conducta alimentaria, pero debido a la
plurifactorialidad de los TCA, no se puede afirmar que exista un modelo único explicativo de
la interacción entre la personalidad y los TCA.

D.2. Personalidad y TCA: Carácter y temperamento.


Fassino, Amianto, Gramaglia, Facchini y Abbate (2004) hacen una revisión de varios
estudios que han relacionado el modelo psicobiológico de la personalidad de Cloninger
(Cloninger, 1987; Cloninger, Svrakic, Przybeck, 1993) y los TCA; en la mayoría de estos
estudios se administró el cuestionario TCI (The Temperament and Character Inventory,
Cloninger, Przybeck, Svrakic y Wetzel, 1994), que evalúa cuatro dimensiones del
temperamento (Búsqueda de novedades, Evitación del peligro, Dependencia de la
recompensa y Persistencia) y tres dimensiones relacionadas con el carácter
(Autosuficiencia, Cooperación y Auto trascendencia) .
Cloninger et al. (1993) describen la personalidad como un sistema complejo y dinámico en el
que confluyen factores familiares, sociales y culturales. Según estos autores los
componentes básicos de la personalidad son: el temperamento, que hace referencia a las
respuestas automáticas que da la persona en su vida cotidiana y, el carácter, que se refiere
al autoconcepto y a las diferencias individuales en los valores y metas que cada persona
tiene. El temperamento se considera parte de la estructura biológica y genética de la
personalidad; y el carácter, por otra parte, refleja el área social, relacional y ambiental que
influye en la personalidad.
En cuanto al temperamento (ver tabla 1.8.), la Búsqueda de novedades es una de las
dimensiones que mejor diferencian entre pacientes con Anorexia Nerviosa Restrictiva (ANR)
y no restrictiva. Las anoréxicas purgativas (ANP) obtienen puntuaciones mayores que las
restrictivas y que los grupos control, lo que hace suponer que esta dimensión pueda ser un
elemento diferenciador entre los subtipos de anorexia, restrictivo y purgativo. Halmi, Tozzi,
Thornton, Crow, Fichter, Kaplan et al. (2005) encuentran que una alta Búsqueda de
novedades se relaciona con conductas purgativas como el vómito.

57
Las ANR evitan más el peligro que los grupos control, lo que confirma que estos pacientes
son más ansiosos, pesimistas y tímidos (Fassino, Abbate, Pierò, Leombruni y Giacomo,
2001). La evitación del peligro no se considera específica de la anorexia nerviosa, se asocia
más estrechamente a síntomas depresivos. Los participantes con TCA que puntúan alto en
esta dimensión, suelen ser pacientes con intento de suicidio, aunque no correlaciona con
intento de suicidio en pacientes depresivos. Wagner, Barbarick, Frank, Bailer, Wonderlich et
al. (2006) encuentran que pacientes anoréxicas, después de su recuperación, obtienen
puntuaciones más altas en la escala Evitación del peligro que el grupo de control.
El grupo de ANR presenta más Dependencia al refuerzo que el grupo de bulímicos aunque
muestra una menor puntuación que los grupos control.
La Persistencia es una dimensión característica de los pacientes ANR: puntúan más alto
que el grupo de no riesgo, grupo de bulímicos y grupo purgativo-anoréxico (ANP). Una
puntuación alta en la Persistencia en pacientes anoréxicos indica una estructura de
personalidad obsesiva. La tabla 1.8. recoge un resumen de las características de
temperamento asociadas a los TCA.

Tabla 1.8. Características del temperamento y los TCA

Temperamento TCA

Búsqueda de novedades ANR< grupos control < ANP

Evitación del peligro grupos control >ANR y ANP

Dependencia del refuerzo ANR> BN


ANR< grupos control

Persistencia ANR> grupos control


ANR> ANP
ANR: Anorexia Nerviosa Restrictiva; ANP: Anorexia Nerviosa Purgativa; BN: Bulimia Nerviosa.

Otros estudios relacionan el temperamento con los hábitos alimentarios. Según Van der
Bree, Przybeck y Cloninger (2006) existen diferencias en la personalidad que reflejan
hábitos alimentarios distintos. Por ejemplo, una baja Cooperación y una alta Evitación del
peligro se asocian a personas que comen incluso estando llenos; mientras que una alta
Dependencia al refuerzo y una baja Búsqueda de novedades se relaciona con personas que
tienen un mayor control en la ingesta de alimentos; este último caso podría asociarse a
pacientes anoréxicas restrictivas. Van der Bree et al. (2006) concluyen que la dieta está
influida por varios factores, entre los que destacan los rasgos de personalidad, así como los
factores demográficos y el estilo de vida. También destacan que se encuentran
asociaciones entre la personalidad y los hábitos alimentarios; es decir, un control dietético
saludable se asocia a una alta Autotrascendencia y a una alta Dependencia del refuerzo,
tanto en hombres como en mujeres; por el contrario, una ausencia de control sobre la

58
comida se asocia a una baja Autotrascendencia y una alta Búsqueda de novedades, en el
caso de los hombres y, en el caso de las mujeres, este último rasgo no se asocia.

En cuanto al carácter se refiere, en la tabla 1.9. se observan las diferencias y similitudes


según la tipología de TCA y las dimensiones del carácter. En la dimensión de
Autosuficiencia es el grupo de ANP el que puntúa más alto que los grupos control y los
bulímicos. Las dimensiones de Cooperación y Autotrascendencia no parecen ser una
dimensión característica de ningún tipo de TCA. Bulik, Sullivan, Fear y Pickering (2000)
manifiestan que una mujer enferma de anorexia nerviosa crónica, se caracteriza por
manifestar una alta Evitación del peligro, una baja Autosuficiencia y una baja Cooperación;
una mujer recuperada de anorexia nerviosa se asocia a una alta Autosuficiencia y
Cooperación.

Tabla 1.9. Características del carácter y los TCA.


Carácter TCA
Baja autosuficiencia ANR> grupo de no riesgo
ANR> BN
Cooperación --
Autotrascendencia --
ANR: Anorexia Nerviosa Restrictiva; BN: Bulimia Nerviosa.

En conclusión,
según la revisión de Fassino et al. (2004) hay relaciones entre los TCA y los perfiles de
temperamento y del carácter: una alta evitación del peligro y una baja autosuficiencia son
dos dimensiones que comparten los pacientes con TCA; también se aprecian pequeñas
diferencias entre la tipología de los TCA, como una alta persistencia y autosuficiencia, que
son específicos de las pacientes con ANR. Se observa una relación entre la dieta y los
rasgos de personalidad; una alta Autotrascendencia y una alta Dependencia al refuerzo se
asocia a un control dietético saludable, mientras que una alta puntuación en Búsqueda de
novedades se relaciona con ausencia de control en la comida.

59
D.3. Personalidad y TCA: rasgos de personalidad.

Los TCA se han asociado a rasgos de personalidad como el perfeccionismo, la obsesión-


compulsión, impulsividad, sensación de búsqueda, narcisismo y autonomía.
El perfeccionismo se ha relacionado con un alto riesgo de desarrollar un TCA (Gual, Pérez-
Gaspar, Martínez-González, Lahortiga, Irala-Estévez y Cervera-Enguix, 2002). En varios
estudios, el perfeccionismo se ha evaluado mediante el Multidimensional Perfectionism
Scale (MPS, Frost, Marten, Lahart y Rosenblate, 1990) que mide el perfeccionismo desde
distintos aspectos: preocupación por los errores, dudar sobre las acciones, nivel personal,
las expectativas y las críticas de los padres. Bulik, Tozzi, Anderson, Mazzeo, Aggen et al.
(2003), encontraron que la escala de Preocupación por los errores se asociaba
significativamente con la anorexia y bulimia nerviosas; esta escala mide las reacciones
negativas y la tendencia a malinterpretar los errores como fracasos. También encontraron
que una puntuación alta en la escala de Dudas por las acciones se asocia a los TCA y a los
trastornos ansiosos, e incluso al trastorno de personalidad obsesivo compulsivo (Halmi et
al., 2005). Halmi, Sunday, Strober, Kaplan, Woodside, Fichter et al. (2000), encontraron que
en muestras clínicas la puntuación en el cuestionario MPS (Frost et al., 1990) era superior
en todos los subtipos de anorexia nerviosa a diferencia de los grupos controles; es decir, las
pacientes anoréxicas se preocupan más por los errores que pudieran hacer, por las críticas
y las exigencias de sus padres que el grupo de no riesgo. Sutandar-Pinnock, Blake, Carter,
Olmstead y Kaplan (2003) encontraron que los pacientes con TCA son más perfeccionistas
que los grupos controles, y mantienen puntuaciones altas en perfeccionismo incluso cuando
se han recuperado de la enfermedad. Estos autores también observan que la escala de
perfeccionismo del EDI (Garner, Olmstead y Polivy, 1983) es sensible a participantes
enfermos y que se ha observado que pacientes con AN, después de su recuperación,
obtienen puntuaciones altas en esta escala. Sutandar-Pinnock et al. (2003) concluyen que
puntuaciones altas en perfeccionismo pueden ser un reflejo de la severidad del TCA. Según
Halmi et al. (2000) el perfeccionismo en los TCA se interpreta como la visión que los
pacientes tienen de las cosas en términos de blanco-negro, y que todo lo que no es perfecto
se convierte en un fracaso. Un aumento en el perfeccionismo se asocia a un mayor peso y a
una mayor preocupación por la comida. También encuentran que, a mayor severidad del
trastorno, mayor asociación con el perfeccionismo.
Castro, Gila, Gual, Lahortiga, Saura y Toro (2004) evaluaron el perfeccionismo mediante el
CAPS (The Child and Adolescents Perfectionism Scale; Donaldson, Spirito y Farnett; 2000)
mediante el que observaron que las pacientes adolescentes anoréxicas españolas obtenían

60
mayores puntuaciones en la escala de Auto-orientación (que mide la autoexigencia) que las
adolescentes de grupos controles.
Según la revisión de Lilenfeld et al. (2006) sobre la relación entre rasgos de personalidad y
los TCA, se considera que el perfeccionismo es, entre otros, un rasgo de personalidad que
actúa como factor predisponente de los TCA y que, a su vez, puede incrementar el riesgo de
aparición del mismo.

Los conductas de obsesión-compulsión se han asociado a los TCA en muestras clínicas


(Anderluh, Tchanturia, Rabe-Hesketh y Treasure, 2003) y universitarias (Rogers y Petrie,
1996,2001). Lilenfeld et al. (2006) consideran que los rasgos de personalidad obsesivo
compulsivos pueden ser factores predisponentes, tal y como se demuestra en estudios
retrospectivos y estudios de familias. Halmi et al. (2000) encontraron en muestras clínicas de
mujeres que el grupo de anoréxicas purgativas manifestaban mayores síntomas de
obsesión-compulsión que las anoréxicas restrictivas.

La impulsividad se caracteriza por la ausencia de valoración de los riesgos y de las


consecuencias después de actuar. Cassin y Von Ranson (2005) revisan varios estudios que
confirman que los pacientes con BN y los pacientes de consulta externa puntúan más alto
en impulsividad que los participantes con ANR. Díaz-Marsà (1998) ha mostrado en su
estudio que las anoréxicas se caracterizan por un alto grado de control (vs. Impulsividad) e
inhibición para experimentar sensaciones, en comparación con las bulímicas. Rosval,
Steiger, Bruce, Israël, Richardson et al. (2006) concluyen que los TCA están relacionados
con ciertos componentes de impulsividad, siendo los bulímicos los que presentan una
impulsividad de tipo motor.

La búsqueda de sensaciones se presenta en participantes con atracones, conductas


compensatorias o ambos, las ANP y BN tienden a puntuar más alto en la búsqueda de
sensaciones que los participantes con ANR; aunque obtienen menores puntuaciones que los
grupos control (Cassin y Von Ranson, 2005). Halmi et al. (2005) encuentran en su estudio
con muestras de mujeres que un TCA de tipo purgativo se asocia a una alta búsqueda de
novedades. Según Vervaet, Van Heeringen y Audenaert (2004) las pacientes bulímicas
muestran puntuaciones superiores a las pacientes con ANR en la escala de búsqueda de
sensaciones.

La dependencia es un estilo de personalidad que se caracteriza por la preocupación de ser


aceptado por otros, y la autonomía se refiere a un estilo de personalidad orientado a la

61
independencia y control. Cassin y Von Rason (2005) consideran que existe vulnerabilidad
para un paciente con TCA si, además, se asocia a un estilo de personalidad dependiente.
Los rasgos de personalidad también se han evaluado según el modelo de personalidad de
Eysenck y Eysenck (Eysenck Personality Inventory, Eysenck y Eysenck, 1964). Según el
modelo de Eysenck y Eysenck (1964) el Neuroticismo se diferencia del perfeccionismo, se
define como una mayor vulnerabilidad cuando se enfrenta a situaciones estresantes;
también se caracteriza como una alta tendencia a la inestabilidad emocional e
hipersensibilidad. Varios estudios proponen que un alto Neuroticismo y una baja autoestima
podrían ser causas y, al mismo tiempo consecuencias, de los TCA, lo que perpetuaría el
trastorno (Cervera, Lahortiga, Martínez-González, Gual et al., 2002, Gual y de Irala-Estévez
y Alonso, 2003). Cervera et al. (2003) encontraron que las chicas que puntuaban alto en
neuroticismo tenían más probabilidad de desarrollar un TCA. Díaz-Marsà (1998) sugiere que
el perfil de la paciente anoréxica se caracteriza por tener un alto neuroticismo, siendo el
subtipo compulsivo-purgativo el que mayor puntuación obtiene en comparación con el
subtipo restrictivo, una elevada persistencia y una baja autosuficiencia. Bulik et al. (2006) en
su estudio con gemelos observan que el neuroticismo aparece como predictor de la AN,
estos autores sugieren que la aparición temprana de este rasgo de personalidad puede
predisponer a una persona a desarrollar una AN.

Aunque existen varios estudios que analizan la comorbilidad entre los trastornos de
personalidad (TP) y los TCA (Bornstein, 2001; Cassin y Von Rason, 2005; Godt, 2002; Grilo
et al., 2003; Larsson y Hellzen, 2004; Murcia et al., 2001; Oyvind, Martinsen, Hoffart, Sexton
y Rosenvinge, 2005), sólo destacaremos algunas ideas, ya que este apartado no es objeto
de estudio en este trabajo. Los TP más asociados a la ANR son, el antisocial (Cassin y Von
Ranson, 2005), el trastorno de personalidad de dependencia, el obsesivo-compulsivo y el
borderline, son característicos de participantes con Trastorno por atracón (Cassin y Von
Ranson, 2005); los TP que se asocian a la BN son el de personalidad antisocial y el
trastorno borderline.

En resumen,
las investigaciones sugieren que la AN y BN se caracterizan por perfeccionismo,
obsesividad-compulsividad, dependencia y neuroticismo; los rasgos de impulsividad y
búsqueda de sensaciones aparecen en los casos de pacientes con ingesta compulsiva. Uno
de los TP más asociados a la anorexia y bulimia nerviosa es el antisocial.

62
E. ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Y LOS TCA.

…”Ahora que mis padres sabían todo, sólo tenía ganas de dormir y que las cosas pasaran
por encima de mí, librarme del problema, de su enfado, de su dolor, y despertar cuando todo
ello hubiera acabado”.(p.127). Cuando comer es un infierno. Espido Freire, 2003.

63
E.1. Estrategias de afrontamiento en adolescentes y su relación con los TCA:

Lazarus y Folkman (1984) plantean una definición de coping desde una perspectiva
transaccional “son esfuerzos cognitivos y conductuales, continuamente cambiantes para
manejar las demandas específicas internas o externas que se valora que requieren un gran
esfuerzo o que exceden los recursos de la persona” (p.114); interpretan que tanto la persona
como el ambiente se influyen el uno al otro para cada proceso, es decir, para cada cambio
que experimenta una persona. Estos autores interpretaron el coping como un proceso
dinámico de cambio en el que la persona hace una valoración de cada situación y actúa
según sus recursos.

En 1995 Moos propone un modelo transaccional sobre las influencias personales y


ambientales, la valoración que se hace del problema, las estrategias de afrontamiento que
se utilizan y su implicación en la salud. En la figura 1.7. se observa el modelo propuesto por
este autor. Este modelo se basa en dos sistemas, uno ambiental (Panel I), compuesto por
un conjunto de estresores vitales y recursos sociales, y otro de tipo personal (Panel II), que
incluye las características socio-demográficas de la persona y los recursos personales,
como la confianza en uno mismo, habilidades cognitivas, aspiraciones y experiencias
anteriores de estrategias de afrontamiento. Estos dos paneles interactúan con los
acontecimientos vitales (Panel III), la valoración de la situación estresante (Panel IV) y su
efecto sobre la salud (Panel V). Este modelo presupone que las personas son agentes
activos que modelan su contexto y éste afecta a su persona, a su salud y a su bienestar; es
decir, el modelo plantea un proceso flexible y bidireccional, que no queda determinado
únicamente por un único factor, sino que en ciertas situaciones puede que alguno de los
paneles tenga una mayor relevancia. Moos (1995) plantea en su modelo que los recursos de
coping son fruto de las características personales, de la situación, de la historia de vida y de
las experiencias previas.

64
Figura 1.7. Modelo conceptual de estrés y coping, según Moos.

Panel I:

SISTEMA
AMBIENTAL
(Estresores
vitales, recursos
sociales)
Panel III: Panel IV: Panel V:

CRISIS AGUDAS VALORACIÓN DE


Y CAMBIOS LA SITUACIÓN Y SALUD Y
(Acontecimientos ESTRATEGIAS DE BIENESTAR
vitales) AFRONTAMIENTO

Panel II:

SISTEMA
PERSONAL
(Factores socio-
demográficos)

Para Moos (1993) las estrategias de afrontamiento (coping) se clasifican según el foco o el
método. Este autor (1993, 1995) propone un instrumento que contempla estas variables, el
Coping Response Inventory para adolescentes (CRI-Y, Moos, 1993), que evalúa las
estrategias de afrontamiento según el foco: estrategias de afrontamiento de Aproximación y
de Evitación del problema; en el primer caso se analizan los esfuerzos que hace la persona
para resolver un problema, mientras que en el otro, se evita resolver el problema. Según el
método, las estrategias pueden ser Cognitivas y Conductuales.

Cabe destacar que un elemento importante del cuestionario CRI-Y, es el carácter abierto del
evento estresor que se le pide a la persona que exprese. La recogida de estos datos es muy
relevante por varias razones: el hecho de que el propio participante analice los recursos que
ha utilizado para resolver esa situación; la propuesta de preguntas sobre el problema, que
hará referencia a una situación real; una mayor implicación y sinceridad por parte del que
contesta y la posibilidad de analizar la tipología de problemas existentes en la población
estudiada (Zanini, 2003). Para el análisis de esta primera parte del cuestionario, en la que el
participante expone el problema que más le preocupa o le ha preocupado durante los
últimos doce meses, Forns, Amador, Kirchner, Martorell, Zanini y Muro (2004) proponen un
sistema de codificación que tiene en cuenta diversas categorías de los problemas:
naturaleza del problema, identifica a quién le sucede el problema; su contenido, identifica la
temática del problema, los hechos y las circunstancias que lo configuran; los participantes
implicados en la situación estresante y el ámbito de ocurrencia que identifica el contexto en

65
que sucede el problema. En su estudio con 1362 adolescentes de entre 12 y 16 años,
escolarizados en la provincia de Barcelona, destacan las siguientes conclusiones (Forns et
al., 2004):
- Se observan diferencias estadísticamente significativas según sexo en las categorías
de naturaleza del problema, contenido, participantes y ámbito de ocurrencia.
- En cuanto a la naturaleza de los problemas se refiere, las chicas tienden a evocar un
mayor número de problemas interpersonales que los chicos.
- Respecto al contenido de los problemas, tanto chicos como chicas coinciden en
expresar que tienen más conflictos de relación y, en segundo término, las chicas
expresan mayores conflictos con la salud y los chicos expresan más dificultades de
rendimiento escolar.
- Los participantes que intervienen con mayor frecuencia son ellos mismos y el núcleo
familiar.
Los problemas más habituales expresados por los adolescentes de esta muestra son:
problemas interpersonales de relación con compañeros, problemas personales de
rendimiento escolar y problemas ajenos relacionados con muerte de familiares lejanos.

Son pocos los estudios que analizan la relación entre las estrategias de afrontamiento y la
sintomatología asociada a los TCA. Varios autores han encontrado algunas estrategias
características de pacientes con TCA. Troop, Holbrey y Treasure (1998) encontraron que las
estrategias más utilizadas por las pacientes con TCA eran la evitación cognitiva y la
rumiación cognitiva; otros autores como Ball y Lee (2002) muestran en su estudio que las
mujeres que tienen un TCA informan de que utilizan con mayor frecuencia las estrategias de
guardarse las cosas para sí mismas y autoculparse. Nagata, Matsuyama, Kirilike, Toshiya y
Oshima (2000) revisan varios estudios en los que han encontrado una relación positiva entre
la alteración del comportamiento alimentario (síntomas bulímicos más que de tipo anoréxico)
y la estrategia de afrontamiento de evitación. Estos autores observan en su estudio que
únicamente los pacientes con bulimia nerviosa obtienen puntuaciones menores en la
estrategia de organización de las tareas, en comparación con el grupo de no riesgo.
También encontraron que los pacientes con Anorexia Nerviosa restrictiva y con Bulimia
nerviosa utilizaban más frecuentemente estrategias de evitación como la diversión, en
comparación con el grupo de no riesgo; es decir, los recursos que la persona utiliza para
evitar una situación estresante como la comida, son la diversión o la búsqueda de una
nueva distracción. No encuentran diferencias significativas en las estrategias de
afrontamiento entre las tipologías de los TCA, aunque sí entre el resto de grupos. Los
pacientes bulímicos impulsivos son los que obtienen una mayor puntuación en la estrategia
relacionada con las emociones, que los bulímicos menos impulsivos.

66
Nagata et al. (2000) proponen que, es posible que, los TCA sean una consecuencia de
aplicar unas estrategias de afrontamiento no adaptadas; estos autores creen que puede
deberse a la adquisición de hábitos mal adaptados y que este aprendizaje afecta en la
elección de las estrategias de afrontamiento. Wolf, Crosby, Roberts y Wittrock (2000)
encontraron diferencias en las estrategias de afrontamiento entre grupos de ingesta
compulsiva y grupo de no riesgo. Contrariamente a lo que estos autores hipotetizaron en su
estudio, el grupo de ingesta compulsiva mostraba que utilizaba un mayor número de
estrategias de afrontamiento si se comparaba con el grupo de no riesgo. Estos resultados
son congruentes con otros estudios (Kirchner, Forns y Amador, 2006; Kirchner, Forns y
Mohino, 2007) en los que se ha encontrado que los participantes con mayor número de
síntomas psicopatológicos tienden a utilizar más estrategias de afrontamiento, sobre todo
las de evitación, que los participantes que no presentan psicopatología. Hansel y WIttrock
(1997) investigan sobre las estrategias que utilizan los pacientes con ingesta compulsiva
para resolver las dificultades. Encuentran que el grupo de comedores compulsivos percibe
las tareas de forma más estresante que el grupo de no riesgo, y también observan que el
grupo de pacientes utiliza más estrategias de coping negativas en situaciones estresantes
de relación.

Fryer, Waller y Stenferd (1997) proponen evaluar el modelo de Slade (1982) que postula que
existen asociaciones entre el estímulo estresor y la baja autoestima, y entre la baja
autoestima y las alteraciones de la conducta alimentaria. Fryer et al. (1997) comprobaron
que no se cumplían las relaciones que propone el modelo de Slade (1982); por el contrario,
se observa que existe una relación indirecta entre el coping y las alteraciones de la conducta
alimentaria. También encontraron que algunos componentes de los estímulos estresores
estaban relacionados con la etiología de los TCA. Otros autores han revisado varios
estudios que confirman la relación entre los TCA y las estrategias de afrontamiento (Aimé,
Sabourin y Ratté, 2006); estos autores comparan cinco grupos de mujeres (grupo de no
riesgo, grupo con preocupaciones por la comida, grupo con AN, grupo con BN y grupo en
recuperación) y evalúan los estilos de coping, entre otros. Cuando comparan los
participantes de BN y de AN no encuentran diferencias significativas en ninguna de las
variables que evalúan, por lo que se consideró un único grupo. Encuentran que las mujeres
con TCA evalúan cognitivamente las situaciones estresantes de forma mucho más
catastrófica que otras mujeres que se han encontrado en situaciones similares y no han
desarrollado un TCA. Destacan, también, que las mujeres con TCA utilizan más estrategias
de afrontamiento de tipo emocional que los otros grupos. Ghaderi (2003) pretende confirmar
un modelo que explique algunos factores de riesgo en los TCA, entre los que destaca el uso
de las estrategias de evitación y huída, en mujeres suecas de 18 a 32 años. Este autor

67
concluye que este factor tiene un peso relevante (r =.638) en el perfil de riesgo para
desarrollar un TCA. Steiner, Erickson, Hernandez y Pavelski (2002) en su estudio sobre las
estrategias de afrontamiento en población comunitaria escolar encontraron que la estrategia
de evitación era la que presentaba correlaciones más elevadas con problemas de salud y
conductas de riesgo; mientras que la estrategia de aproximación se asoció a un
funcionamiento más estable. También encontraron que es en la adolescencia cuando se
adquieren hábitos saludables que están relacionados con las características de personalidad
y, por consiguiente, con las estrategias de afrontamiento. Seiffge-Krenke (2000) propone
que existen diferencias según la edad en el uso de las estrategias de afrontamiento; a la
edad de 15 años los adolescentes utilizan más estrategias adaptativas y eficaces que en
edades anteriores. Los adolescentes mayores suelen ser más activos y tienen la habilidad
de ver los problemas desde distintas perspectivas (Ebata y Moos, 1991; Seiffge-Krenke,
1995).

Valdés y Arroyo (2004) estudian las creencias irracionales y la autoestima como posibles
elementos que ponen de manifiesto el uso de estrategias cognitivas inadecuadas en
pacientes con TCA. Encuentran que una elevada puntuación en creencias irracionales y una
baja autoestima pueden limitar y dificultar el proceso terapéutico. García-Grau, Fusté, Miró,
Saldaña y Bados (2002) en su estudio de chicas adolescentes, observan que las
participantes que evitan los problemas y no se enfrentan a ellos de forma adaptativa,
muestran una mayor predisposición para desarrollar un TCA. Thome y Espelage (2004)
estudian el ejercicio físico como estrategia de afrontamiento a los problemas de salud, como
las alteraciones de la conducta alimentaria. En su estudio encuentran que el ejercicio físico
tiene un efecto positivo en las chicas universitarias sin TCA, mientras que para el grupo de
riesgo de TCA el ejercicio tiene un efecto negativo. Es decir, el ejercicio está relacionado
con un estado psicológico de salud bueno, pero tiene el efecto contrario cuando forma parte
de la alteración de la conducta alimentaria.

En resumen,
las estrategias de afrontamiento que se estudian en este trabajo hacen referencia al modelo
transaccional de Moos (1993, 1995). Aunque existen pocos estudios que relacionen el
coping o estrategias de afrontamiento con las alteraciones de la conducta alimentaria, se
destacan las siguientes conclusiones: la mayoría de estudios no encuentra diferencias
significativas entre los pacientes diagnosticados con AN o BN, pero sí que se aprecian unas
características comunes a dicha población; parece que los participantes con sintomatología
asociada a los TCA presentan una mayor evitación, autoculpa, rumiación y búsqueda de
recompensas alternativas.

68
CAPÍTULO 2

PLANTEAMIENTO DEL ESTUDIO Y


OBJETIVOS DEL TRABAJO

69
Los trastornos de la conducta alimentaria son un problema de salud importante entre los
adolescentes de nuestra sociedad. Como se ha presentado en el marco teórico, son muchos
los factores que están relacionados con estas alteraciones. Por esta razón es necesario
detectar lo más tempranamente posible los comportamientos relacionados con las
alteraciones de la conducta alimentaria. La adaptación de instrumentos de evaluación al
contexto que se han de utilizar es un aspecto importante en la evaluación de los TCA.

Es por ello, que los objetivos generales de esta investigación son:


1. Evaluar y describir los hábitos alimentarios de un grupo de niños y adolescentes
catalanes y los síntomas asociados a las alteraciones de la conducta alimentaria. También,
se pretende estudiar la relación entre estas alteraciones, algunas variables psicosociales,
las características antropométricas, las características de personalidad y las estrategias de
afrontamiento. Además se analizarán las diferencias entre un grupo de riesgo de TCA y un
grupo de no riesgo según las variables anteriormente citadas.
2. Adaptar un cuestionario de cribado de los TCA a nuestro contexto.

En la figura 2.1. se muestran las variables de estudio y su relación.

Figura 2.1. Variables estudiadas y su relación.

Síntomas Hábitos
asociados a los alimentarios
TCA

Características de Estrategias de Características


personalidad afrontamiento antropométricas

COMPARACIÓN DE
GRUPO DE RIESGO Y
GRUPO DE NO RIESGO

70
Los objetivos específicos de este trabajo son los siguientes:

1. Evaluar y describir los hábitos alimentarios y la sintomatología asociada al Trastorno


del Comportamiento Alimentario (TCA) en una muestra comunitaria de niños y
adolescentes catalanes.
2. Presentar datos sobre la prevalencia de los TCA en adolescentes catalanes.
3. Describir el estado físico y nutricional de los participantes mediante el Índice de Masa
Corporal (IMC).
4. Analizar la relación entre los síntomas asociados a los TCA y las características
antropométricas.
5. Analizar la relación entre los síntomas asociados al TCA y las características de
personalidad.
6. Analizar la relación entre los síntomas asociados al TCA y las estrategias de
afrontamiento.
7. Analizar las diferencias entre un grupo de riesgo y de no riesgo según las medidas
antropométricas, las características de personalidad, las estrategias de afrontamiento,
y los hábitos alimentarios.
8. Adaptar un instrumento de screening de TCA a nuestro contexto (SCOFF).

71
CAPÍTULO 3

MÉTODO

72
A. MUESTRA:

La muestra de este estudio se compone de 1155 participantes; 592 (51.3%) son hombres y
563 (48,7%) son mujeres. El rango de edad de esta muestra oscila entre 10.9 años y 17.3
años. La edad media es de 13.6 años (DT =1.3).
Los participantes de esta investigación cursan desde 6º de Educación primaria (EP) hasta 4º
de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en 12 escuelas de la ciudad de Barcelona. En
la tabla 3.1. se muestra la distribución de la población según sexo y curso. Se aprecia que el
72.7% de los participantes corresponden a los tres primeros cursos de ESO, y los cursos
menos representados son los de 6º de EP, que representa un 10.9% del total, y cuarto curso
de ESO que queda representado por un 16.5% de la muestra total.

Tabla 3.1. Descripción de la muestra según sexo y curso.


CURSO SEXO TOTAL

Chico Chica

6º de EP 67 59 126
(5.8%) (5.1%) (10.9%)

1º de ESO 173 157 330


(15%) (13,6%) (28.6%)

2º de ESO 122 135 257


(10.6%) (11.7%) (22.3%)

3º de ESO 132 120 252


(11.4%) (10.4%) (21.8%)

4º de ESO 98 92 190
(8.5%) (8%) (16.5%)

TOTAL 592 563 1155


(51.3%) (48.7%)

Como se observa en la figura 3.1., las escuelas de Sta. Teresa de Lisieux y el IES Infanta
Isabel son las que aportan el mayor número de participantes, un 20.17% y un 24.07%
respectivamente, sobre la muestra total, seguido de un 10.90% de participantes de la
escuela Betánia-Patmos. La escuela de L’Esperança es la que presenta un menor
porcentaje de participantes en el estudio (1.90%); las seis escuelas restantes muestran
porcentajes similares, que oscilan entre 4.07% y 5.45%.

73
Figura 3.1. Distribución de la muestra total según las escuelas.

278

300 IES Lluís Domènech


233
IES Verdaguer
250 SEK
La Sedeta
200 Maristas
112 126 CE Roca
150 SAFA
63 58 L'Esperança
49 47 57 60 50
100 IES Infanta Isabel

22 Anna Ravell
50 Sta. Teresa de Lisieux
Betània-Patmos
0
total

El nivel socioeconómico de la muestra, evaluado mediante el índice de Hollingshead (1975)


es medio. En la figura 3.2., se presenta la distribución de la muestra según el Índice
socioeconómico. Un 58.2% se sitúa en la categoría media-baja y baja, un 19.7% está en la
franja media y, finalmente, un 22% se ubica en el nivel socieconómico alto o medio-alto.

Figura 3.2. Distribución de la muestra según el índice socioeconómico.

Índice socioeconómico de Hollingshead


244
211

154

101
71

Alto Medio-alto Medio Medio- Bajo


bajo

74
Descripción del grupo de riesgo y de no riesgo:
El concepto de normal y de riesgo debe entenderse en el contexto en el que se habla. En
nuestro estudio la muestra que contesta los cuestionarios es toda comunitaria, pero se ha
decidido que para “identificar” de algún modo a los participantes con puntuaciones altas en
algunas escalas se les denominaría “grupo de riesgo” de TCA.
Los participantes que superaban el percentil ≥ 95 en, al menos, dos de estas tres escalas
del EDI-2: Obsesión por la delgadez, Bulimia e Insatisfacción corporal, se consideraron
población de riesgo. Este percentil se calculó de forma separada para chicos y chicas. Los
cuestionarios de 63 participantes (5.4%) fueron eliminados por no estar correctamente
cumplimentados, quedando una muestra final de 1092 participantes 50.4% chicos y 49.6%
chicas (media de edad 13.6 años y desviación estándar de 1.33). Garner et al. (1983)
argumentaron que estas escalas eran las que mejor evaluaban la sintomatología asociada a
las alteraciones de la conducta alimentaria. Gandarillas, Febrel, Galán, León, Zorrilla y
Bueno (2004), y Cotrufo, Barreta, Monteleone y Maj (1998) también han utilizado estas tres
escalas para definir la población de riesgo. El grupo de riesgo está formado por 93
participantes (54 mujeres y 39 hombres), es decir, un 9.6% del total de mujeres y un 6.6%
del total de hombres.
En el figura 3.3. se observa la distribución de la población comunitaria y de riesgo según la
variable sexo.

Figura 3.3. Representación de la distribución de la muestra comunitaria y de riesgo.

Población
comunitaria 1092
Screening

EDI-2 centil ≤95 en OB, IC o BU EDI-2 centil ≥95 en OB, IC o BU


999 (91.48%) 93 (8.52%)

Población de riesgo Chicas Chicos


54 (58.06%) 39 (41.94%)

EDI-2: Eating Disorders and Inventory-2; OB: escala de Obsesión por la delgadez, IC: escala de Insatisfacción corporal, BU:
escala de Bulimia Nerviosa.

75
A.1. Variables antropométricas.
Se recogieron datos de peso y altura de todos los participantes, y se calculó el nivel
nutricional según el Índice de Masa Corporal (IMC) o Índice de Quetelet, como resultado del
cociente entre el peso (Kg.) y la altura (m.) elevada al cuadrado. Se clasificaron los
participantes según su IMC en 5 grupos, según sexo y edad (Adaptado del estudio Enkid;
Serra-Majem, Ribas Barba, Aranceta Bartrina, Pérez Rodrigo y Saavedra Santana, 2001). El
estudio Enkid (2001) es el resultado de la recogida de datos antropométricos de población
infantil y juvenil española, calculando los percentiles del IMC. En la tabla 3.2. se observan
los percentiles propuestos por Enkid y las categorías antropométricas atribuidas. Cabe
destacar que los percentiles del IMC se calcularon según la edad y el sexo.

Tabla 3.2. Percentiles del IMC y categorías antropométricas


Percentiles Categorías antropométricas
P3-P5 Riesgo de malnutrición
P15 Riesgo de bajo peso
P50 Normopeso
P85 Sobrepeso
P95 Obesidad
P97 Obesidad grave

En la tabla 3.3. se presenta la distribución de la muestra según las categorías


antropométricas y el sexo. En la franja de normopeso se sitúa más de un 65% de la
muestra, mientras que un 13.1% está por debajo y más de un 20% se encuentra por encima
del peso normal. Un 8% de la muestra comunitaria no aceptó pesarse ni tallarse.

Tabla 3.3. Distribución de la muestra total según sexo y las categorías del IMC.

CATEGORÍAS IMC SEXO TOTAL


Chicos Chicas
Riesgo de malnutrición 24 (2.3%) 23 (2.2%) 47 (4.5%)
Riesgo de bajo peso 52 (4.9%) 38 (3.6%) 90 (8.6%)
Normopeso 361 (34.3%) 333 (31.7%) 694 (66%)
Sobrepeso 64 (6.1%) 56 (5.3%) 120 (11.4%)
Obesidad 23 (2.2%) 18 (1.7%) 41 (3.9%)
Obesidad grave 22 (2.1%) 37 (3.5%) 59 (5.6%)

76
B. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN:

B.1. EDI-2. (Eating Disorders Inventory). Garner, 1990.

El cuestionario EDI-2 (Eating Disorders Inventory, Garner, 1990) es un autoinforme que


mide actitudes y comportamientos relacionados con las alteraciones del comportamiento
alimentario, más concretamente, con la anorexia y bulimia nerviosa.

El EDI-2 es una versión revisada del cuestionario EDI (Garner et al., 1983), instrumento que
incluía tres escalas principales (Obsesión por la delgadez, Bulimia e Insatisfacción corporal)
y otras cinco escalas que medían comportamientos y actitudes relacionadas con el trastorno
del comportamiento alimentario (Ineficacia, Perfeccionismo, Desconfianza Interpersonal,
Conciencia Interoceptiva y Miedo a la madurez). La versión revisada (EDI-2) incluye las
ocho escalas originales y añade tres escalas más. El número de ítems de la prueba es de
91, con respuesta tipo Likert (0- nunca, 1- pocas veces, 2- a veces, 3- a menudo, 4- casi
siempre, 5- siempre). La tabla 3.4. recoge las escalas del EDI-2 y los objetivos de medida.

Tabla 3.4. Escalas del EDI-2 y objetivos de medida


Escalas Qué evalúa
Obsesión por la delgadez Mide la preocupación por el peso, el deseo de adelgazar y el miedo a
engordar.
Bulimia Mide pensamientos y actitudes relacionadas con darse atracones o
pérdida de control frente a la comida.
Insatisfacción corporal Evalúa la incomodidad con el propio cuerpo y el desagrado hacia
ciertas partes del cuerpo (estómago, piernas, caderas, etc.).
Ineficacia Los ítems de esta escala se refieren a sentimientos de eficacia,
ineficacia y seguridad en uno mismo.
Perfeccionismo Mide la obsesión por tener unos resultados excelentes y la exigencia
hacia uno mismo.
Desconfianza Interpersonal Evalúa confianza en uno mismo y en los demás y expresión de
sentimientos.
Conciencia Interoceptiva Su contenido se refiere a la conciencia de las emociones y confusión
de sentimientos.
Miedo a la madurez Mide el miedo o satisfacción de la etapa adulta o de la etapa de la
infancia.
Ascetismo Evalúa el sacrificio y la autodisciplina para conseguir un objetivo.
Impulsividad Mide la tendencia a decir o hacer cosas sin pensarlas y la tendencia
a consumir drogas y alcohol.
Inseguridad social Evalúa la confianza en uno mismo ante las relaciones sociales.

77
Objetivos de medida:
El EDI-2 permite recoger información relevante sobre la sintomatología relacionada con la
anorexia y bulimia nerviosa.
Para la población comunitaria los objetivos se centran en:
1. Detectar posible población de riesgo que pueda desarrollar un trastorno
del comportamiento alimentario.
2. Conocer las actitudes y comportamientos relacionados con las
alteraciones de la conducta alimentaria.

En población clínica son dos los objetivos para la aplicación del EDI-2:
1. Conocer las actitudes y síntomas relacionados con el trastorno del
comportamiento alimentario con el fin de planificar el tratamiento.
2. Evaluar la eficacia del tratamiento mediante el test-retest.

Cómo se ha desarrollado:
Garner et al. (1983), consideran la anorexia nerviosa como una dimensión que varía según
la intensidad y gravedad de los síntomas. El autoinforme EDI surge a partir del consenso de
varios clínicos expertos en el trastorno del comportamiento alimentario; los ítems se
plantean a partir de la sintomatología que manifiestan pacientes anoréxicos y bulímicos.
Garner et al. (1983), elaboraron el EDI y agruparon los ítems en ocho escalas. En el año
1990 el autor plantea una nueva revisión en la que amplía el cuestionario con 27 ítems
formando tres escalas más (Ascetismo, Impulsividad e Inseguridad social). El EDI-2 fue
publicado en el año 1990, en España se publicó y baremó con población española en el año
1998.

Características psicométricas:
La fiabilidad del EDI, evaluada mediante el alfa de Cronbach presenta coeficientes
superiores a 0.80 para los grupos de Anorexia Nerviosa (AN) en todas las escalas; la
correlación de ítem-escala es superior a 0.40, excepto en tres ítems que, de acuerdo con
Garner et al. (1983), se mantuvieron debido a la relevancia de su contenido. La fiabilidad
test-retest, después de un intervalo de una semana, presenta coeficientes de consistencia
interna superiores a 0.80 (Welch, Hall, Walkey, 1988); después de tres semanas, la escala
de Miedo a la madurez es la única con coeficientes de fiabilidad inferiores a 0.80. Para
muestras de chicas comunitarias Garner y Olmstead (1984) encuentran coeficientes de

78
fiabilidad superiores a 0.80, a excepción de las escalas de Miedo a la Madurez y
Perfeccionismo. En la tabla 3.5. se observan diversos estudios que analizan la fiabilidad,
utilizando tanto la puntuación directa como la transformada. Los estudios que utilizan
puntuaciones transformadas (Lee et al., 1997; Niv, Kaplan, Mitrani y Shiang, 1998; Rathner,
y Rumpold, 1994; Shore, y Porter, 1990; Spillane, Boerner, Anderson, y Smith, 1994)
muestran una fiabilidad entre .20 y .93 para muestras de chicas y entre .46 y .86 para
chicos. En ambos sexos la fiabilidad más alta se observa en las escalas de Insatisfacción
corporal y Obsesión por la delgadez, y la fiabilidad más baja en las escalas de
Perfeccionismo y Miedo a la Madurez. La fiabilidad del EDI y del EDI-2 con puntuaciones no
transformadas presenta coeficientes que oscilan entre .51 y .94 para mujeres (Schoemaker
et al., 1994; Van Strien y Ouwens, 2003). La fiabilidad más alta, para ambos sexos, se
observa en las escalas de Obsesión por la Delgadez e Insatisfacción corporal, y los
coeficientes más bajos son los de las escalas de Ascetismo y Miedo a la Madurez.

La consistencia interna presenta valores similares tanto para puntuaciones transformadas


como no transformadas. Las escalas de Obsesión por la delgadez e Insatisfacción corporal
son las que obtienen los coeficientes más elevados, y las que obtienen los valores más
bajos son las escalas de Miedo a la madurez y Ascetismo. Únicamente las escalas de
Insatisfacción corporal, Perfeccionismo y Desconfianza interpersonal presentan coeficientes
de consistencia interna más altos con las puntaciones transformadas, el resto de las escalas
presentan mejores resultados con las puntuaciones directas. Las tres escalas añadidas el
EDI-2 (Ascetismo, Impulsividad e Inseguridad social) presentan una fiabilidad más alta con
puntuaciones directas que con transformadas.

79
Tabla 3.5. Coeficientes de fiabilidad de las escalas del EDI y EDI-2 con puntuaciones directas y transformadas para muestras
no clínicas.

Puntuaciones transformadas

ESCALAS Shore et al., Rathner et al., Lee et al., 1997 Niv et Spillane et al., Schoemaker Van Strien et
EDI/ EDI-2 1990 1994 al., 2004 et al., 1994 al., 2003
1998
Chicas Chicos Chicas Chicos Chicas Chicos Chicas Chicas Chicos Chicas Chicas

Obsesión por .81 .73 .89 .67 .86 .80 .76 .91 .82 .86 .81
la madurez
Bulimia .69 .63 .78 .72 .82 .74 .44 .74 .63 .94 .78
Insatisfacción .91 .86 .88 .74 .89 .84 .86 .93 .83 .78 .93
corporal
Ineficacia .82 .75 .84 .84 .85 .81 .83 .79 .73 .83 .83
Perfeccionismo .70 .62 .60 .67 .70 .62 .60 .76 .69 .67 .68
Desconfianza .77 .66 .77 .72 .78 .76 .50 .74 .57 .73 .72
interpersonal
Conciencia .78 .75 .71 .70 .77 .73 .60 .83 .76 .65 .69
interoceptiva
Miedo a la .65 .46 .70 .64 .77 .76 .20 .80 .82 .65 .64
madurez

Ascetismo .25 .51

Impulsividad .59 .73

Inseguridad .71 .72


social

En la adaptación española, realizada por TEA ediciones, se contó con tres muestras
distintas, una comunitaria de 3.808 casos (hombres = 2057 y mujeres = 1751), 277
participantes en situación de riesgo (hombres = 26 y mujeres = 251) y 306 casos clínicos
(hombres = 4 y mujeres = 302). En la población comunitaria el rango de edad es de 13 a 21
años; debido a la variabilidad se forman tres subgrupos según la edad: 13-14 años (hombres
= 886 y mujeres 801), 15-16 años (hombres = 742 y mujeres = 631) y 17-18 años (hombres
= 370 y mujeres = 273). En ningún caso, en la población comunitaria aparecen baremos
para edades superiores a 18 años ni inferiores a 13. Shore y Porter (1990) aportan datos en
población de 11 años hasta los 18, según sexo y grupos de edad. En la muestra de
participantes en situación riesgo, de la adaptación española, no hay constancia de los
criterios que se estipulan para identificar a estos participantes. Finalmente, los baremos de
la población española clínica sólo abarcan a la población femenina, por ausencia de muestra
masculina. En la adaptación española del EDI-2, no aparecen datos de la edad de las
muestras clínicas ni las de riesgo.

80
Muro, Amador y Peró (2006) han realizado un análisis factorial exploratorio con rotación
oblimín del EDI-2. Encontraron una estructura de 21 factores, con valores propios mayores
de 1, que explican el 55.70% de la varianza. Como esta estructura no es fácilmente
interpretable se forzó a once (43.25% de la varianza explicada) para hacerla coincidir con el
número de escalas del EDI-2 (ver anexo 8.1.). Finalmente, los autores proponen una
estructura de cinco factores (Autopercepción negativa, Obsesión por la imagen corporal,
Autopercepción positiva, Miedo a la madurez y Pérdida de control sobre la comida) como la
estructura más parsimoniosa para población comunitaria adolescente catalana. La fiabilidad
de estos cinco factores es superior a la obtenida por los once factores propuestos por
Garner (1990).

Administración:
El EDI-2 puede aplicarse de forma individual o colectiva.
La edad de aplicación es de 11 años en adelante. El tiempo aproximado de aplicación es de
20 minutos. La administración de la prueba puede ser individual o colectiva.
El cuestionario se presenta como un instrumento que evalúa sentimientos y actitudes
relacionados con las alteraciones del comportamiento alimentario y en el que no hay
respuestas correctas o incorrectas. La persona deberá contestar para cada ítem un valor,
que oscila entre 0 (nunca) y 5 (siempre).

Corrección:
Los 91 ítems se valoran en una escala de seis puntos, 0 (Nunca), 1 (Pocas veces), 2 (A
veces), 3 (A menudo), 4 (Casi siempre) y 5 (Siempre). La puntuación de cada ítem sólo
contribuye a la valoración de una escala. Las puntuaciones directas de las escalas son el
resultado de la suma de todos los ítems que la componen. Garner et al. (1983) proponen un
sistema de puntuación transformando los puntos a una escala de 0 a 3 en lugar de 0 - 5; a
una puntuación directa de 1 a 3 se le asigna una respuesta “sintomática” (siempre =3, casi
siempre =2 y a menudo =1), y se asigna un 0 a las tres respuestas “asintomáticas” restantes
(a veces, pocas veces y nunca). Hay veintiséis ítems que se corrigen de forma inversa
(siempre = 0, casi siempre = 0, a menudo = 0, a veces = 1, pocas veces = 2, y nunca = 3).

El EDI-2 no proporciona una puntuación total. Puntuaciones altas en una escala indican la
presencia de síntomas asociados al contenido de la misma.

81
B.2. SCOFF:

El SCOFF (Morgan, Reid y Lacey, 1999) es un cuestionario de 5 ítems que se creó con el fin
de proporcionar a los centros de atención primaria un instrumento de screening, rápido y
fácil de administrar, para detectar posibles casos de TCA.
Este cuestionario consta de 5 ítems de respuesta dicotómica (si/no). La prueba se tradujo,
con el permiso de los autores, del inglés al catalán (direct translation), por dos profesionales
psicólogos, expertos en TCA; las dos traducciones se compararon para comprobar el
sentido de los ítems y se elaboró una versión final, que se tradujo al inglés (backtranslation)
por dos expertos, diferentes de los que elaboraron la direct translation. Finalmente, se
elaboró una versión final, a partir del acuerdo entre expertos sobre el contenido y la
traducción.
El SCOFF mide la sensación de saciedad, la pérdida de control sobre la comida, la pérdida
de peso y la obsesión por estar delgado.
Los ítems son:
1. ¿Te provocas el vómito porque te sientes demasiado lleno?
Et provoques el vòmit perquè et sents massa ple?
2. ¿Te preocupa haber perdido el control sobre la cantidad de comida que comes?
Et preocupa haver perdut el control sobre la quantitat de menjar que menges?
3. En los últimos tres meses, ¿Has perdido más de 6 kilos?
En els últims tres mesos, has perdut més de 6 kilos?
4. ¿Crees que estás gordo aunque otros te digan que estás demasiado delgado?
Creus que estàs gras encara que els altres et diguin que estàs massa prim ?
5. ¿Crees que la comida domina tu vida?
Creus que el menjar domina la teva vida ?

Objetivos de medida:
Detectar posibles casos de trastorno del comportamiento alimentario.

Cómo se ha desarrollado:
Los ítems de este cuestionario surgen a partir de la información que algunos especialistas
de TCA recogen en su experiencia profesional. La muestra que utilizan estos profesionales
para elaborar el cuestionario consta de un grupo clínico de 116 mujeres, 68 con diagnóstico
de Anorexia nerviosa y 48 con Bulimia nerviosa, y una muestra de control de 96 mujeres.
Las edades de estos grupos oscilan entre 18 y 40 años. A las participantes de la
investigación se les administró el SCOFF de forma oral, junto a otras dos pruebas escritas

82
(Eating Disorder Inventory- EDI y Bulimic Investigatory Test Edimburg- BITE). No se
encontraron diferencias estadísticamente significativas según la edad o la raza.

Características psicométricas:

La consistencia interna del SCOFF presenta índices entre 0.43 (Rueda, Díaz, Ortiz, Pinzón,
Rodríguez y Cadena, 2005) y 0.47 (Siervo, Boschi, Papa, Bellini y Falconi, 2005). Garcia-
Campayo, Sanz-Carrillo, Ibañez, Lou, Solano y Alda (2005) obtienen coeficientes de
fiabilidad test-retest de 0.97, con un intervalo de aplicación de entre 10 y 15 días.

La validez de criterio de este cuestionario se ha estudiado mediante los índices de


sensibilidad y especificidad. Los autores exponen que el SCOFF tiene una sensibilidad del
100% para detectar anorexia y bulimia nerviosa con una puntuación total igual o superior a
dos positivos (intervalo de confianza del 95% para toda la muestra, 96,9% al 100%; casos
de bulimia nerviosa, 92,6% al 100%; casos de anorexia nerviosa, 94,7% al 100%). Los
índices de especificidad oscilan entre 79,2% y 93,4% en la muestra control y un 87,5% para
la muestra clínica. Morgan et al. (1999) exponen que el SCOFF proporciona un 12,5% de
falsos positivos.
Otros estudios muestran índices de sensibilidad que oscilan entre el 78% y el 97,7%,
mientras que los valores de especificidad oscilan entre un 21% y un 94,4%, con un punto de
corte igual o mayor que 2, para muestras clínicas (ver tabla 3.5.). Rueda-Jaimes et al. (2005)
encontraron índices de sensibilidad y especificidad altos, 81,9% y 78,7% respectivamente,
en una muestra comunitaria de adolescentes colombianas. Siervo et al. (2005) presentan
datos sobre la sensibilidad y especificidad para dos puntos de corte: para una puntuación
igual o mayor que 2, obtienen un índice de sensibilidad de 94% y el de especificidad es muy
bajo (21%); y aplicando un punto de corte igual o mayor a 3 obtienen una sensibilidad del
77% y una especificidad del 50%. La tabla 3.6. presenta un resumen de diferentes estudios
que han analizado la sensibilidad y especificidad del SCOFF.

83
Tabla 3.6. Índices de sensibilidad y especificidad e intervalos del SCOFF para diferentes puntos de corte.

Autores Muestra Edad media o Puntos Test administrado Sensibilidad Especificidad


N rango de de corte y validez % %
País (idioma) edad ≥ concurrente (IC 95% ) (IC 95% )

Luck et Comunitaria 18-50 2 Criterios DSM-IV 84.6% (54.6-98.1) 89.6% (86.3-92.9)


al. (2002) N=341 chicas SCOFF
UK (inglés)

Cotton et Comunitaria Comunitaria 2 Q-EDD 78% (62-93) 88% (84-93)


al. (2003) y clínica = 22 (18-44) ESP
N=225 Clínica =37 SCOFF
UK (inglés) (22-64)

Rueda et Comunitaria 10-19 2 SCOFF 81.9% (70.7-89.7) 78.7% (71.7-84.6)


al. (2005) N=241 chicas (Media= 14) CIDI
Colombia
(Castellano)

Siervo et Clínica 16-35 2 Criterios DSM-IV 94% (no informado) 21% (no informado)
al. (2005) N=162 chicas (Media=24.6) EAT-26 (r= .34)
Italia (Italiano) TFEQ (r= .36)
SCOFF
3 77% (no informado) 50% (no informado)

García- Clínical 14-55 2 SCAN 97.7% (93.5-99.5) 94.4% (86.4-98.5)


Campayo N= 203 chicas (Media=29.2) SCOFF
et al. España
(2005) (Castellano)

Siervo et al. (2005) presentan datos sobre la validez de concurrente del SCOFF, del Three-
Factor Eating Questionnaire: TFEQ (Stunkard y Messick, 1990) y del Eating Attitudes Test:
EAT 26 (Garner, Olmsted, Bohr y Garfinkel, 1982). Encuentran correlaciones significativas
que oscilan entre 0.31 (con las escalas de Desinhibición y Hambre) y 0.36 (puntuación total
del TFEQ), y de 0.34 con las escalas de Dieta, Preocupación por la comida y la puntuación
total del EAT 26.
Muro, Amador y Morgan (2007) presentan datos sobre la validez discriminante del SCOFF
en población comunitaria adolescente catalana (ver apartado resultados A.2.3.). Encuentran
que el mejor punto de corte para esta población es de 2, coincidiendo con los autores del
cuestionario (Morgan et al., 1999). Obtienen una sensibilidad de 70,6% y una especificidad
de 75,6%. Los índices de fiabilidad para esta muestra son medios, y la validez concurrente
con el EDI-2 muestra valores entre bajos y medios (ver tabla 8.1. en anexo).

Administración:
La administración de esta prueba puede ser oral o escrita. Perry, Morgan, Reid, Brunton,
O'Brien, Luck, et al. (2002) analizan el grado de acuerdo entre la administración oral o
escrita del SCOFF en un grupo de 185 estudiantes de enfermería y de obstetricia mediante
la Kappa de Cohen. Obtuvieron un grado de acuerdo de 0.81 para la puntuación total y entre
0.8 y 0.94 para la puntuación de los ítems.

84
Corrección:
Los cinco ítems son de respuesta dicotómica (No = 0; Si = 1). La puntuación total del
cuestionario se obtiene sumando el valor de los cinco ítems, que oscila entre 0 y 5. Según
los autores una puntuación total superior o igual a 2 identifica al participante como
perteneciente al grupo de riesgo de presentar un TCA.

85
B.3. Cuestionario de hábitos alimentarios (Muro y Amador, 2002)

El cuestionario de hábitos alimentarios fue elaborado por Muro y Amador (2002) con el fin de
evaluar las costumbres que los adolescentes tienen en relación a las comidas. Este
autoinforme se elaboró específicamente para este estudio (Ver anexo II).

El cuestionario se divide en cuatro bloques:

Bloque I: Aspectos sociodemográficos


En este apartado se incluyen preguntas sobre las características del entorno del
participante: con quien vive, edad de los padres, número y edad de los hermanos y
trabajo de los padres. En un segundo término se plantean cuestiones acerca del
propio sujeto: peso y altura que tiene y, actividades extraescolares que hace,
especificando tipo y tiempo que dedica.

Bloque II: Hábitos alimentarios

En este bloque se analizan aspectos relacionados sobre sus hábitos alimentarios:


quién se encarga de hacer los menús, quién compra en casa, con qué frecuencia
realiza las comidas, dónde, cómo y con quién hace las comidas diarias (entre
semana y fines de semana). También se evalúan las actividades que el participante
realiza mientras come. Este apartado incluye los ítems 1 al 10 y el 13.

Bloque III: Actitudes hacia el comer y/o la comida


En esta sección se recogen las preguntas que se refieren a aspectos educativos
sobre la comida (premio/castigo), sensación de hambre, qué se hace cuando no
quiere comer, descripción de su forma de comer. Incluye los ítems 11, 12, 14, 15 y
16.

Bloque IV: Dieta


En este apartado se pregunta sobre la recomendación de otros para hacer dieta, la
necesidad o no de hacer dieta y porqué; conductas que ha llevado a cabo para reducir de
peso, si ha habido algún familiar y/o amigo que haya hecho dieta, y qué influencia ha tenido
en sus hábitos alimentarios. Está formado por los ítems 17 al 26.

86
Objetivos de medida:
El cuestionario de hábitos alimentarios se diseñó para este estudio con el fin de evaluar
diferentes variables relacionadas con el acto de comer. Se fundamenta en un modelo
sociocultural, es decir, las horas de las comidas se interpretan como espacios de
comunicación, educación y relaciones sociales.

Cómo se ha desarrollado:
Este cuestionario surge a partir de la necesidad de medir ciertos aspectos sociales que
envuelven el acto de comer en nuestra sociedad. Para ello se tuvieron en cuenta varios
cuestionarios de alimentación (Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, 2001; Sibel
et al., 1999) que se utilizaron como guía para desarrollar el que se presenta en este estudio.
Su elaboración se centró en dos apartados: (a) aspectos sociales que influyen en el acto de
comer del adolescente y, (b) temas relacionados con la dieta. En el año 2002 se elaboró el
cuestionario definitivo de hábitos alimentarios en versión bilingüe, en catalán y castellano.

Administración:
La administración puede ser individual o colectiva. El cuestionario se presenta como un
instrumento que evalúa aspectos sociales relacionados con las comidas y en el que no hay
respuestas correctas o incorrectas. Para cada ítem se debe escoger una respuesta, que en
algunos casos será dicotómica (si/no), en otros la respuesta será de opción múltiple y, en
otros ítems, hay que seleccionar una opción en una escala de tipo likert.

Corrección:
Los 26 ítems se valoran como presentes o ausentes según la respuesta de la persona. La
puntuación de cada ítem sólo contribuye a la valoración de un bloque. Los ítems que tengan
opción múltiple de respuesta se valorarán como presentes o ausentes, aunque en algunos
ítems las categorías no serán excluyentes entre sí y el participante podrá marcar varias
opciones de respuesta. El cuestionario de hábitos alimentarios no proporciona una
puntuación total.

87
B.4. EDE -12 (Eating Disorders Examination, 2001)

La entrevista semi-estructurada EDE (Eating Disorders Examination, Fairburn y Cooper,


2001), evalúa las características psicopatológicas asociados a los TCA, así como las
preocupaciones de las personas, sobre su peso y figura.

La entrevista consta de cuatro escalas que miden aspectos relacionados con el peso, la
figura, la restricción de la comida y la preocupación por la comida. En la tabla 3.7. se
presentan las escalas de la entrevista y los ítems que las componen.
Esta entrevista ofrece el diagnóstico de un TCA, según los criterios diagnósticos del DSM-IV
(APA, 1994), a partir de unos ítems identificados como diagnósticos (ver tabla 3.8.).

Tabla 3.7. Escalas e ítems de la entrevista EDE.


Escalas Ítems

Restricción en la comida
Evita comer
Restricción Tener el estómago vacío
Evita la comida
Normas dietéticas

Preocupación por la Preocupación por la comida, por comer o las calorías


comida Miedo a perder el control sobre la comida
Comer con otros
Comer a escondidas
Sentimiento de culpabilidad por comer

Preocupación por el peso Insatisfacción con el peso


Deseo de adelgazar
Reacción frente a la recomendación de pesarse
Preocupación por el peso
Importancia del peso

Preocupación por la figura Insatisfacción con la figura


Preocupación por la figura
Importancia de la figura
Miedo a ganar peso
Disconformidad por el propio cuerpo
Incomodidad ante la exposición
Sensación de gordura
Estómago plano

Tabla 3.8. Ítems diagnósticos de la entrevista EDE.

Episodios Bulímicos y otros episodios de sobreingesta


Restricción alimentaria fuera de los episodios bulímicos
Vómito autoinducido
Abuso de laxantes
Abuso de diuréticos
Ejercicio intenso para controlar el peso y la figura
Abstinencia extrema para controlar el peso
Importancia de la figura
Importancia del peso
Miedo a ganar peso
Sensación de gordura
Mantener bajo peso
Menstruación

88
La EDE también evalúa el Trastorno de sobreingesta. Incorpora cuatro tipos de episodios de
sobreingesta y episodios bulímicos, según éstos sean objetivos o subjetivos; estas
categorías son mutuamente excluyentes (ver tabla 3.9.). El episodio bulímico objetivo (EBO)
consiste en comer mayor cantidad de comida de lo habitual acompañado de pérdida de
control. El episodio bulímico subjetivo (EBS) consiste en comer de forma excesiva y
acompañado de pérdida de control, pero esta cantidad de comida no se considera
objetivamente excesiva.

Tabla 3.9. Esquema de clasificación de los episodios de sobreingesta.


CANTIDAD DE COMIDA

Mucha No mucha, pero percibida por la persona como


(según definición EDE) excesiva

Pérdida de control Episodio bulímico objetivo (EBO) Episodio bulímico subjetivo


(EBS)

No pérdida de control Episodio objetivo de sobreingesta (EOS) Episodio subjetivo de sobreingesta (ESS)

La entrevista EDE-12 fue traducida al catalán para esta investigación. La direct translation
(inglés al catalán) fue realizada por dos profesionales psicólogos, expertos en TCA; ambas
traducciones se compararon para corroborar el sentido de los ítems y se hizo una versión
final, que se tradujo al inglés (backtranslation por dos expertos, diferentes de los que
elaboraron la direct translation. Finalmente, se elaboró una versión final, a partir del acuerdo
entre expertos sobre el contenido y la traducción.

Objetivos de medida:
La entrevista EDE permite diagnosticar TCA (anorexia y bulimia nerviosa y el trastorno por
atracón) según los criterios del DSM-IV. Evalúa la sintomatología de estos trastornos en el
mes anterior (EDE) y en los tres meses anteriores (EDE-12). La EDE recoge información
asociada al TCA que no puede ser evaluada en los cuestionarios de autoinforme.
Cómo se desarrolló:
La EDE se elaboró con el fin de evaluar aspectos no recogidos en los cuestionarios de
autoinforme y con propósitos de diagnóstico y de investigación. La entrevista EDE original
(Cooper y Fairburn, 1987) comprendía 62 ítems agrupados en cinco escalas (ver tabla 3.10.)
que evaluan el estado actual del paciente y los síntomas asociados al TCA durante las
últimas 4 semanas, siguiendo los criterios del DSM-III-R.

89
Tabla 3.10. Escalas originales del EDE (1983).
ESCALAS DEL EDE
Restricción Mide la ingestión de comida, la tendencia a evitar ciertos alimentos y/o
comidas y el seguimiento de normas dietéticas.
Bulimia o sobreingesta Evalúa la frecuencia de episodios bulímicos objetivos y subjetivos. También
mide la pérdida de control, y el grado de severidad de la sobreingesta en
términos de duración de los episodios y la percepción de lo lleno que se
siente la persona.
Preocupación por la comida Mide los pensamientos sobre la comida, el miedo a la pérdida de control
sobre la comida, la preocupación de comer con otros, comer a escondidas y
sentirse culpable después de comer.
Preocupación por el peso Mide la preocupación sobre el peso, la insatisfacción con el peso, la
búsqueda de pérdida de peso.
Mide la preocupación por la figura, el miedo a engordar, la búsqueda de la
Preocupación por la figura delgadez, las situaciones de evitación de exposición del cuerpo.

En 1993, Fairburn y Cooper, realizaron una revisión de la entrevista (EDE-12) y eliminaron


la escala de Bulimia debido a que no añade información que no se derive de las preguntas
acerca de los episodios de sobreingesta. En el año 2001 los autores presentan una nueva
revisión de la entrevista (EDE-14; Comunicación personal del equipo de Dr. Fairburn,
septiembre 2001) en la que se añaden más cuestiones que aportan información sobre la
sintomatología asociada al TCA.

Corrección:
Los ítems se valoran en términos de severidad y de frecuencia con la que ocurren los
síntomas. La mayoría de las preguntas de la entrevista EDE puntúan en una escala de siete
puntos (0-6), el 0 representaría la ausencia del síntoma y el 6 la presencia del mismo en un
grado extremo. Tanto la severidad como la frecuencia se miden según una escala de siete
puntos, la severidad evalúa la intensidad en que la persona percibe un síntoma y la
frecuencia se mide con el número de días en que aparece dicho síntoma, teniendo como
referencia un mes. En la tabla 3.11. se observan los rangos de las puntuaciones según el
grado de severidad y de frecuencia del síntoma.

90
Tabla 3.11. Rango de respuesta de severidad y frecuencia en la EDE-12.
Puntuaciones de Severidad Puntuaciones de Frecuencia
0- Ausencia del síntoma 0- Ausencia del síntoma
1 1- Presencia del síntoma en 1-5 días
2 Presencia del síntoma leve 2- Presencia del síntoma en 6-12 días
3 3- Presencia del síntoma en 13-15 días
4- Presencia del síntoma moderado 4- Presencia del síntoma en 16-22 días
5- Presencia del síntoma aunque no es 5- Presencia del síntoma en 23-27 días
suficientemente severo para marcar un 6
6- Aparece el síntoma de forma severa 6- Presencia del síntoma cada día

La entrevista EDE-12 proporciona tres niveles de descripción de la psicopatología


alimentaria: (1) puntuaciones para cada ítem: según la frecuencia y el nivel de severidad; (2)
puntuaciones para cada escala: proporciona un perfil individual de las cuatro áreas
evaluadas en la entrevista; para obtener la puntuación de cada escala se suman las
puntuaciones de los ítems de cada escala y se divide por el número de ítems que la
componen y (3) puntuación global, proporciona información global sobre la severidad de la
psicopatología alimentaria de la persona. La puntuación total se obtiene sumando la
puntuación de todos los ítems y se divide por el número de escalas que se han
administrado.

Características psicométricas:
La tabla 3.12. recoge diversos estudios que ofrecen datos sobre la consistencia interna de la
EDE-12. Los coeficientes de fiabilidad oscilan entre 0.60 (escala de Restricción) y 0.88
(escala de Preocupación por la figura).

Tabla 3.12. Fiabilidad de las escalas del EDE (Alfa de Cronbach).


Cooper, Cooper y Raich, Mora,
ESCALAS EDE Fairburn (1989) Sánchez y Torras Muro y Amador
(2000) (2006)
Restricción .75 .80 .60
Preocupación por la comida .78 .86 .65
Preocupación por el peso .67 .85 .77
Preocupación por la figura .79 .83 .88

Ravaldi, Vannacci, Truglia, Zucchi, Mannucci, Rotella et al. (2004) analizaron la fiabilidad
test-retest en población clínica, obteniendo índices superiores a 0.63 en todas las escalas y
superiores a 0.50 para cada ítem, a excepción de los ítems de hacer resopón después de la
cena y un máximo de dos meses de descanso sin episodios bulímicos objetivos.

91
Rosen Vara, Wendt, y Leitenberg, (1990) presentan datos sobre la validez concurrente,
encontrando coeficientes moderados entre la EDE y otras medidas de restricción alimentaria
y sobreingesta recogidas a partir de un dietario alimentario.
En cuanto a la validez discriminante, Rosen et al., (1990) indican que la entrevista EDE no
aporta información nueva que discrimine entre participantes controles en dieta y
participantes con TCA. Raich, Mora, Sánchez y Torras (2000) encontraron que la entrevista
EDE-12 tiene una buena capacidad discriminante para diferenciar entre población
universitaria comunitaria y población clínica española.

Corrección:
Para obtener un diagnóstico de TCA según los criterios diagnósticos del DSM-IV, habrá que
valorar los ítems diagnósticos que se incluyen en la EDE-12, indicando la presencia y/o
ausencia de los mismos. De este modo se obtendrá un diagnóstico de anorexia nerviosa,
bulimia nerviosa, trastorno por atracón o trastorno de la conducta alimentaria no
especificado (TCANE).

92
B.5. APQ (Cuestionario de Personalidad para Adolescentes). 16 PF

El cuestionario APQ (16PF- Adolescent Personality Questionnaire, Schuerger, 2001; versión


española TEA, 2003) es un autoinforme que evalúa rasgos de personalidad, incluye 16
escalas primarias, 5 dimensiones globales, un apartado de preferencias ocupacionales y 11
dificultades cotidianas.

Las escalas primarias son bipolares, y sitúan a la personaen uno de los polos. En la tabla
3.13. se muestran las escalas primarias y la descripción de sus polos.

Tabla 3.13. Escalas primarias del APQ


Escalas primarias Polos
(Características de personalidad)
Alto Bajo

A Afabilidad Cálido Frío


B Razonamiento Pensamiento abstracto Pensamiento concreto
C Estabilidad emocional Estable Inestable
E Dominancia Dominante Cooperativo
F Animación Espontáneo Serio
G Atención a normas Cumplidor Inconformista
H Atrevimiento Emprendedor Tímido
I Sensibilidad Sensible Objetivo
L Vigilancia Suspicaz Confiada
M Abstracción Imaginativa Práctica
N Privacidad Discreta Abierta
O Aprensión Preocupada Despreocupada
Q1 Apertura a la cambio Experimental Tradicional
Q2 Autosuficiencia Individualista Afiliativa
Q3 Perfeccionismo Perfeccionista Flexible
Q4 Tensión Tensa Relajada

Las dimensiones globales representan cinco factores de personalidad extraídos por Cattell
y corresponden a escalas de segundo orden (ver tabla 3.13.). Cada una de las escalas
globales está formada por un conjunto de escalas primarias y se definen según el polo alto
(+) o bajo (-).
La Extraversión es el resultado de la agrupación de seis escalas primarias; Afabilidad (A+),
Animación (F+), Vigilancia (L-), Privacidad (N-) y Autosuficiencia (Q2-); en el grupo de los
chicos también se incluye la escala de Atrevimiento (H+). La persona extravertida se muestra
abierta hacia las personas y busca relacionarse con los demás. La persona introvertida
suele presentarse menos sociable.

93
La escala de Ansiedad se compone de las escalas de Aprensión (O+), Tensión (Q4+) y
Estabilidad emocional (C-). En el grupo de chicos las escalas de Vigilancia (L+) y Apertura al
cambio (Q1-) también se incluyen; en el caso de las chicas además de las que se añaden al
grupo de chicos, se suma la escala de Atrevimiento (C-). Las personas que puntúan bajo,
poca ansiedad, se manifiestan menos alteradas; mientras que las personas ansiosas, tienen
dificultades para controlar sus emociones.
El factor global de Dureza incluye las escalas de Afabilidad (A-), Sensibilidad (I-), Abstracción
(M-) y Apertura al cambio (Q1-), todos en sentido negativo o polo bajo. Una persona que
puntúa alto en la escala de dureza tendrá dificultades para aceptar nuevos puntos de vista.
La persona receptiva, tenderá a estar abierta a nuevas experiencias.
La escala de Independencia está formada por las escalas de Dominancia (E+), Atrevimiento
(H+), Animación (F+), Vigilancia (L+), Apertura al cambio (Q1+), Tensión (Q4+), todas en
sentido positivo. La persona independiente puede ser ineficaz cuando se requiera adaptarse
a una nueva situación; por el contrario, la persona dependiente o acomodaticia, se mostrará
tímida, confiada y tradicional.
Finalmente, la escala global de Autocontrol incluye las escalas de Atención a las normas
(G+) y Perfeccionismo (Q3+) ambas en sentido positivo, la Abstracción (M-) en sentido
negativo, en ambos sexos se acompaña de Apertura al cambio (Q1-) y Afabilidad (A+). En el
grupo de chicos también destaca la escala de Animación (F1-), en su polo bajo. La persona
con puntuación alta puede inhibir sus impulsos, pero la persona desinhibida tiene problemas
para reprimirse.
La tabla 3.14. presenta las dimensiones globales del APQ y las escalas primarias que las
forman.

Tabla 3.14. Dimensiones globales del APQ y las escalas primarias de cada dimensión.
Polos
Dimensiones globales Escalas primarias

+ -

Extraversión Extravertido Introvertido Q2- N- L- F+ A+

Ansiedad Ansioso Ajustado C- Q4+ O+

Dureza Duro Receptivo Q1- M- I- A-

Independencia Independiente Dependiente Q4+ Q1+ L+ F+ H+ E+

Autocontrol Autocontrolado Desinhibido M- Q3+ G+

94
En el apartado de Preferencias Ocupacionales se reúnen seis tipos de actividades
ocupacionales basadas en la teoría de Holland (1973) que define seis tipos de ocupaciones:
Realista, Investigador, Artístico, Social, Emprendedor y Convencional. Se deben valorar de 0
a 5 cada una de las preferencias, según el orden de importancia.
El tipo manual, Realista según la tipología de Holland, representa a una persona a la que le
gusta trabajar con las manos, interesada en los objetos y que tiende a ser práctica.
El tipo Científico, Investigador según Holland, incluye a las personas a las que les atraen las
ideas y la investigación.
El tipo Artístico, igual en la tipología de Holland, hace referencia a personas creativas, a las
que no les suelen gustar las tareas estructuradas.
El tipo de Gestión, Emprendedor según Holland, se trata de personas que tienden a
persuadir a otros y dirigen equipos.
El de Ayuda, Social según Holland, es característico de las personas que quieren ayudar a
otros y estar con ellos.
Y, finalmente, el tipo Organizacional, Convencional para Holland, se refiere a aquella
persona a quien le interesan las actividades relativas a la organización y a la contabilidad.
En la tabla 3.15. se presentan las preferencias ocupacionales del cuestionario APQ y lo que
significa cada una de ellas.

Tabla 3.15. Preferencias ocupacionales que evalúa el APQ y su significado.

Preferencias ocupacionales Significado


Manual Le gusta trabajar con sus manos

Científico Le atrae la investigación

Artístico Es creativo

Ayuda Se da a los demás

Gestión o comercio Es persuasivo

Organización Dirige y organiza

En cuanto al apartado de Dificultades cotidianas se refiere, los ítems que la componen se


dividen en cuatro categorías: Malestar personal, Meterse en problemas, Contexto y
Estrategias de afrontamiento (ver tabla 3.16.).
La categoría de Malestar personal, compuesta por 28 ítems, evalúa desánimo (ánimo bajo,
apatía), preocupación (preocupaciones de los adolescentes), imagen pobre de sí mismo
(preocupaciones sobre el propio cuerpo, alimentación, sobrepeso) y disconformidad general

95
(es el resultado de la suma de las tres escalas anteriores). La segunda categoría formada
por 25 ítems se refiere a Meterse en problemas, se compone de Ira-agresión (sentimientos
violentos hacia otros), Dificultades con la autoridad (meterse en problemas serios),
Dificultades con la adicción (problemas con el alcohol o drogas) y Total problemas
(combinación de las tres escalas anteriores). El Contexto en que se han vivido las
dificultades (casa o escuela) se compone de 10 ítems. Finalmente, la escala de Estrategias
de afrontamiento, compuesta por 7 ítems, evalúa la competencia social, la eficacia en las
tareas y métodos de afrontamiento (resolviendo problemas, utilizando valores aplicables a
las situaciones y/o cambiando la actitud).

Tabla 3.16. Dificultades cotidianas que mide el APQ.

Dificultades cotidianas
Malestar personal
Desánimo (5 ítems)
Preocupación (6 ítems)
Imagen pobre de sí mismo (6 ítems)
Disconformidad general (17 ítems)
Meterse en problemas
Ira – agresión (4 ítems)
Dificultades con la autoridad (4 ítems)
Dificultades con la adicción (4 ítems)
Total en dificultades (12 ítems)
Contexto donde se viven las dificultades
Dificultades en su casa (5 ítems)
Dificultades en el colegio (3 ítems)
Estrategias de afrontamiento
Afrontamiento deficiente (6 ítems)

Objetivos de medida:
El objetivo de este autoinforme es evaluar rasgos de personalidad, las preferencias
ocupacionales y las dificultades cotidianas de los adolescentes.

Cómo se ha desarrollado:
El 16 PF Adolescent Personality Questionnaire (APQ) surgió a partir del proyecto de
actualizar el HSPQ (High School Personality Questionnaire; Cattell, Cattell y Johns, 1984;
2001).
La revisión del cuestionario HSPQ fue llevada a cabo a partir del año 1986 por el equipo de
Cattell. En 1992, se reescribieron los ítems de nuevo con el fin de adaptarlos a población
adolescente. En la primera versión propusieron 240 ítems que, posteriormente, se
resumieron en 228 que sólo medían aspectos relacionados con personalidad. Después de
administrar esta versión a participantes menores de 24 años, se creó la segunda versión

96
compuesta por 264 ítems. Posteriormente los ítems fueron reescritos de nuevo y se
administró la última versión a 800 participantes, dando como resultado la estandarización de
la última versión que se denominó 16 PF Adolescent Personality Questionnaire (APQ).

Características psicométricas:
La consistencia interna de la prueba, evaluada mediante el alfa de Cronbach, presenta
coeficientes de fiabilidad de los factores primarios que oscilan entre 0.64 (Apertura al
cambio) y 0.83 (Atrevimiento); en cuanto a las preferencias ocupacionales se refiere, los
índices oscilan entre 0.46 (Organización) y 0.75 (Manual). El índice más alto de fiabilidad en
el apartado de Dificultades cotidianas es de 0.78 (Total de problemas) y el más bajo
corresponde al contexto de la escuela (0.42) (Schuerger, 1991)

En cuanto a la validez de constructo de los rasgos de personalidad, las correlaciones entre


el APQ y el HSPQ oscilan entre 0.53 (Razonamiento) y 0.81 (Atrevimiento) para los factores
primarios y, entre 0.69 (Extraversión) y 0.83 (Autocontrol) para los factores globales. La
validez de constructo en el apartado de Preferencias ocupacionales se midió a partir de
correlaciones con las dimensiones globales de personalidad, presentando coeficientes
significativos, en su mayoría, que oscilan entre 0.08 (Artístico – Autocontrol) y 0.55 (Manual
– Dureza).

En la adaptación española, realizada por TEA (2003), se contó con población adolescente
entre 12 y 17 años de edad (N= 4229), de cursos comprendidos entre 1º de ESO y 2º de
Bachillerato, tanto de centros públicos como concertados.
La fiabilidad de la adaptación española mediante el alfa de Cronbach, presenta índices entre
0.58 (Dominancia) y 0.80 (Atrevimiento) para las escalas primarias; entre 0.42
(Organización) y 0.70 (Manual) para el apartado de Preferencias Ocupacionales y, entre
0.33 (Dificultades en la escuela) y 0.79 (Disconformidad consigo mismo) para las
Dificultades cotidianas. Hasta el momento, no se han realizado estudios sobre la validez de
la adaptación del APQ en España.
Para la baremación española se pidió colaborar con el autor de la adaptación aportando
desde nuestro estudio un total de 1157 participantes, pero el proceso de baremación
concluyó antes de la recogida final de nuestros cuestionarios.

Administración:

97
La edad de aplicación preferente es de 12 a 19 años. El tiempo aproximado de aplicación es
de 45 a 60 minutos. La administración de la prueba puede ser individual o colectiva.
El cuestionario se presenta como un instrumento que evalúa dieciséis rasgos de
personalidad, mide también, estilos de respuesta, preferencias ocupacionales y problemas
cotidianos.

Corrección:
Los 200 ítems se corrigen de forma mecánica y proporcionan un perfil con las puntuaciones
directas y transformadas (centiles o típicas) de todas las escalas. El perfil se presenta con
puntuaciones centiles. Para la corrección de los perfiles de este estudio se pidió a TEA la
corrección mecanizada.

98
B.6. CRI-Y (Coping Responses Inventory- Youth):

El Coping Responses Inventory - Youth (CRI-Y; Moos, 1992) evalúa estrategias de


afrontamiento frente a situaciones estresantes en adolescentes. La prueba se divide en tres
partes: una primera que corresponde a la exposición de un problema o situación estresante
que los adolescentes hayan vivido durante los últimos 12 meses; una segunda parte que
analiza las características del problema (por ejemplo, conocimiento o experiencia previa, si
se vivió el problema como un reto o un desafío), y la tercera parte que consta de 48 ítems
relacionados con el tipo de estrategia utilizada para resolver el problema.
Estos 48 ítems se agrupan en ocho escalas que corresponden a ocho estrategias de
afrontamiento, Análisis lógico (AL), Reevaluación positiva (RP), Búsqueda de guía (BG),
Resolución de problemas (RPb), Evitación cognitiva (EC), Aceptación o resignación (AR),
Búsqueda de gratificación (BGr) y Descarga emocional (DE). Estas estrategias se organizan
según dos dimensiones: foco, que comprende el uso de estrategias de Aproximación y
Evitación del problema; y método, que utiliza el método cognitivo o comportamental. De este
modo con el cruce de las dimensiones foco y método las estrategias se organizan según se
observa en la tabla 3.17.

Tabla 3.17. Escalas del CRI-Y.

FOCO

Aproximación Evitación
M
É
T Cognitivo 1. Análisis lógico (AL) 5. Evitación cognitiva (EC)

O 2. Reevaluación positiva (RP) 6. Aceptación o resignación (AR)


D
O Conductual 3. Búsqueda guía (BG) 7. Búsqueda de gratificación (BGr)
4. Resolución de problemas (RPb) 8. Descarga emocional (DE)

99
La descripción de las escalas del CRI-y y lo que evalúan se presentan en la tabla 3.18.

Tabla 3.18. Descripción de las escalas del CRI-Y y aspectos que evalúan.

Estrategias de Aproximación:
1. Análisis lógico (AL) Mide los intentos cognitivos que hace el adolescente para entender o
prepararse mentalmente frente a un estresor o sus consecuencias.
2. Reevaluación positiva (RP) Evalúa los intentos cognitivos que hace el adolescente para evaluar el
problema de forma positiva mientras acepta la situación
3. Búsqueda de guía (BG) Mide los intentos que el adolescente lleva a cabo para buscar información,
guía o apoyo
4. Resolución de problemas Mide los intentos que hace el adolescente para resolver el problema
(RPb)

Estrategias de evitación
1. Evitación cognitiva (EC) Se refiere a los intentos cognitivos que hace la persona para evitar pensar
sobre el problema
2. Aceptación o resignación Mide los intentos cognitivos que realiza el adolescente para resignarse o
(AR) aceptar el problema
3. Búsqueda de gratificación Evalúa los intentos que hace el individuo para alejarse del problema,
(BGr) haciendo actividades, buscando o creando nuevas fuentes de satisfacción
4. Descarga emocional Mide los intentos que hace la persona para reducir su tensión expresando
(DE) emociones

Para este estudio se ha añadido una escala que mide la intensidad que el adolescente
adjudica al problema que describe.

Objetivos de medida:
Evaluar las estrategias de afrontamiento que el participante utiliza según el problema que
expresa.

Cómo se ha desarrollado:
El CRI-Y se desarrolló en cinco fases:
1. Identificación de las estrategias de afrontamiento y desarrollo de los ítems: El autor
escogió para trabajar las estrategias de afrontamiento los dos enfoques que se
refieren al foco y al método de las mismas. Los ítems surgen a partir de las
descripciones de cómo los adolescentes se enfrentan a los problemas.
2. Construcción preliminar del cuestionario: Se inició con 10 dimensiones de estrategias
de afrontamiento. Los ítems se adaptaron a un formato de respuesta estructurado.
Se escogieron 100 ítems y se utilizaron para hacer entrevistas piloto.
3. Revisión de los ítems según las entrevistas piloto: Se llevaron a cabo 40 entrevistas
en las que se presentaban distintas situaciones cotidianas. Se examinó la claridad y

100
el contenido de los ítems. También se incluyeron preguntas abiertas. Un experto
revisó la claridad de los ítems y propuso el CRI-Y con 72 ítems.
4. Primera revisión del inventario: Se administró el CRI-Y de 72 ítems a 315
adolescentes. La población era comunitaria, con problemas de salud y patologías
psiquiátricas. La finalidad de la aplicación en una población tan diversa era comparar
los resultados entre adolescentes con y sin problemas.
5. Segunda revisión del inventario: Se volvió a administrar el cuestionario de 12 a 15
meses después.

Características psicométricas:
Según Moos (1992), la consistencia interna de las escalas es moderada para chicos y
chicas. Los coeficientes oscilan entre 0.55 (Escala de Aceptación o resignación) y 0.72
(Escalas de Búsqueda de guía y Descarga emocional), en el grupo de chicas, y entre 0.61
(Descarga emocional) y 0.79 (Reevaluación positiva) en el grupo de los chicos. La fiabilidad
test-retest con un intervalo de 12 a 15 meses mantiene unos índices de consistencia interna
estables para ambos sexos. La EC y la DE parecen más estables en los chicos (r = 0.46 y
0.39) que en las chicas (r = 0.27). Por el contrario, el AL y la BG muestran más estabilidad
en el grupo de las chicas (r = 0.31 y 0.41) que en los chicos (r = 0.17 y 0.22).

Moos (1992) presenta datos sobre la validez de constructo con distintos grupos de
adolescentes (grupo sano, grupo depresivo, grupo con problemas de conducta y grupo con
enfermedad reumática) entre los que encuentra diferencias según las estrategias de
afrontamiento.
Forns, Amador, Kirchner, Gómez, Martorell y Muro (2005) presentan las características
psicométricas del CRI-Y en versión española. La consistencia interna de las escalas es
moderada y oscila entre .40 y .63. La validez de criterio corrobora la relación entre el uso de
estrategias de evitación y el aumento de síntomas psicopatológicos.

Administración:
La prueba puede aplicarse a adolescentes entre 12 y 18 años, de forma individual o
colectiva.

Corrección:
Para la primera parte del cuestionario, que se refiere a la descripción de un problema, Forns
et al. (2004) han propuesto un sistema de codificación multiaxial de los problemas
expresados por los adolescentes según cuatro categorías: naturaleza del problema

101
(identifica a quién le sucede el problema), contenido del problema (identifica la temática del
problema), participantes del problema (se refiere a quién ha intervenido en el problema) y
ámbito de ocurrencia (identifica el contexto donde ha sucedido el problema). En la tabla
3.19. se concretan todas las categorías del sistema de codificación de los problemas según
Forns et al. (2004).
Cabe destacar que para el presente estudio se añadió una categoría más en el apartado de
Contenido del problema, problema de alimentación. También se añadió una codificación
nueva sobre la intensidad del problema que expresa el adolescente, que valora en una
escala de 1 a 5 (nada, un poco, bastante, mucho, muchísimo).

Tabla 3.19. Sistema de codificación de los problemas relatados por los adolescentes.
N- Naturaleza del problema N-1 Personal
N-2 Interpersonal
N-3 Ajeno
C- Contenido del problema C-1 Relación
C-2 Divorcio, separación
C-3 Autoculpa
C-4 Rendimiento escolar
C-5 Cambio de hogar, residencia, escuela
C-6 Conflicto con normas y reglas
C-7 Victimización
C-8 Deportes, ocio o vacaciones
C-9 Salud, enfermedad, accidentes
C-10 Adicciones
C-11 Dinero, economía, trabajo
C-12 Muerte, suicidio
C-13 Otros, no específico
C-14 Problemas de alimentación
P- Participantes en el problema P-1 Sujeto
P-2 Núcleo familiar: padres, hermanos
P-3 Familia extensa
P-4 Compañeros, amigos
P-5 Pareja
P-6 Profesores
P-7 Adultos
P-8 Animales
AO- Ámbito de ocurrencia del AO-1 Hogar y entorno familiar extenso
problema
AO-2 Escuela, instituto
AO-3 Ocio, deporte
AO-4 Barrio, y contextos físicos y laborales
AO-5 No especificado

102
Ejemplo de codificación de problema:
“Mi bisabuela está en el hospital y ha tenido una embolia”……N3 + C9 + P3 + AO4
“Con la comida soy muy problemática, no me gustan muchas cosas”…N1 + C14 + P1+ AO1

La segunda parte del cuestionario, las diez preguntas referentes al problema, se contabilizan
una a una según la opción de respuesta (Seguro que no = 0, Generalmente no = 1,
Generalmente sí = 2, Seguro que sí = 3).

Para la tercera y última parte del cuestionario, se hace un recuento de los ítems
correspondientes a cada estrategia de afrontamiento. En el caso de ítems no contestados se
hará un prorrateo según sean uno o más ítems sin contestar.
Las puntuaciones directas se transforman en típicas y crean un perfil individual, que incluirá
las respuestas de evitación y afrontamiento expresadas por los adolescentes, también
permite comparar los resultados individuales con el grupo normativo.

103
C. PROCEDIMIENTO:

C.1. Selección de la muestra

La recogida de información para esta investigación se hizo contando con la participación de


escuelas públicas y concertadas de la ciudad de Barcelona.
Antes de iniciar el contacto con las escuelas, durante el mes de marzo de 2003, se
consideró oportuno ponerse en contacto con el Departament d’Ensenyament de la
Generalitat de Catalunya, con la señora Assumpció Roset, responsable del Programa de
Educación para la Salud en la Escuela, para dar a conocer el proyecto y su implicación con
la población escolar. Se pidió el apoyo del Sr. Jordi Blanch i Huguet, Subdirector General
d’Ordenació Curricular i Programes Educatius, con el fin de acceder con más facilidad a las
escuelas. Este apoyo se nos manifestó verbalmente.
A partir de ese momento, se estableció contacto telefónico, con la dirección del centro o con
los responsables de las escuelas, escogidas al azar (Ver tabla 3.20.), con el fin de exponer
los objetivos de la investigación y la posible colaboración del centro. El proyecto inicial
constaba con 30 escuelas de los diez distritos de la ciudad de Barcelona. Para cada distrito
se escogió, de forma aleatoria, una escuela pública y una concertada, de modo que
quedaran compensadas las públicas y las concertadas. Cuando alguna escuela no quería
participar se escogía otra con las mismas características. La colaboración fue de un 26.6%
(33.33% de escuelas públicas y 66.66% de escuelas concertadas), es decir, doce escuelas
en total (Ver tabla 3.21.). Únicamente dos distritos no están representados en este estudio
(Nou Barris y Eixample).
Una vez establecido el contacto con la escuela, se realizaba una entrevista personal con el
director del centro en la que se le hacía entrega de una copia del proyecto de investigación
donde se le exponía el procedimiento del trabajo y las peticiones específicas para llevar a
cabo su colaboración con la investigación.
Para cada escuela acordamos día y hora para administrar los cuestionarios a los chicos y
recoger, al mismo tiempo, datos sobre la altura y el peso de cada uno de los participantes en
la investigación. La administración de los cuestionarios se realizó en horas de tutoría. Se
pidió que los profesores estuvieran presentes durante la administración de las pruebas.

104
Tabla 3.20. PREVISIÓN DE ESCUELAS
MUESTREO DE LAS ESCUELAS DE BARCELONA CIUDAD
(Según el distrito)

6º de Primaria 1º de ESO 2º de ESO 3º de ESO 4º de ESO


Pública: Pública: Concertada: Pública: Concertada:
1. CIUTAT VELLA CEIP Baixeras IES Verdaguer Cintra IES Verdaguer Cintra

Concertada: Pública: Pública: Concertada: Concertada:


2. EIXAMPLE Col. Sagrado Corazón IES Parc de l’Escorxador IES Parc de l’Escorxador Col. Sagrat Cor de Jesús Col. Sagrat Cor de Jesús
3. HORTA-GUINARDÓ Pública: Concertada: Concertada: Pública: Pública:
CEIP Àngels Garriga Sagrada Familia-Horta Sagrada Familia-Horta IES Ferran Tallada IES Ferran Tallada
Concertada: Concertada: Pública: Concertada: Pública:
4. SANT ANDREU L’Esperança Roca IES Príncep de Viana Roca IES Príncep de Viana
5. SARRIÀ- SANT Pública: Pública: Concertada: Concertada: Pública:
GERVASI CEIP Els Xipres ÍES Josep Serrat i Bonastre Josep i Maria Josep i Maria IES Josep Serrat i Bonastre
Concertada: Concertada : Pública: Pública: Concertada :
6. LES CORTS Sant Pau Maristes Sants-Les Corts IES Ausías March IES Ausías March Maristes Sants-Les Corts
Pública: Pública: Concertada: Pública: Concertada:
7. GRÀCIA CEIP Reina Violant-Comas i IES La Sedeta Sant Estanislao de Kostka- IES La Sedeta Sant Estanislao de Kostka-
Solà SEK SEK
Concertada: Pública: Pública: Concertada: Concertada:
8. SANT MARTÍ Montseny-Poblenou IES Sant Martí de Provençals IES Sant Martí de Provençals Montseny-Poblenou Montseny-Poblenou
9. NOU BARRIS Pública: Concertada: Concertada: Pública: Pública:
CEIP Sant Jordi Amor de Dios Amor de Dios IES Joseph Pla IES Joseph Pla
10. SANTS-MONTJUÏC Concertada: Concertada: Pública: Concertada: Pública:
Sant Pere Claver Escuela FP Oscus IES Lluís Doménech i Escuela FP Oscus IES Lluís Doménech i
Montaner Montaner
Tabla 3.21.
ESCUELAS QUE PARTICIPARON EN EL ESTUDIO

6º de Primaria 1º de ESO 2º de ESO 3º de ESO 4º de ESO


Pública: Pública:
1. CIUTAT VELLA IES Verdaguer IES Verdaguer

2. EIXAMPLE

3. HORTA-GUINARDÓ Concertada: Concertada:


Sagrada Familia-Horta Sagrada Familia-Horta
Concertada: Concertada: Concertada:
4. SANT ANDREU L’Esperança Roca Roca

5. SARRIÀ- SANT Concertada: Concertada:


GERVASI Betània-Patmos Betània-Patmos
Concertada: Concertada: Concertada: Concertada: Concertada:
Sta. Teresa de Lisieux Maristes Sants-Les Corts Sta. Teresa de Lisieux Sta. Teresa de Lisieux Maristes Sants-Les Corts
6. LES CORTS Concertada: Concertada:
Sta. Teresa de Lisiex Sta. Teresa de Lisieux
Pública: Concertada: Pública: Concertada:
7. GRÀCIA IES La Sedeta Sant Estanislao de Kostka- IES La Sedeta Sant Estanislao de Kostka-
SEK SEK
8. SANT MARTÍ Pública: Pública:
IES Infanta Isabel IES Infanta Isabel
9. NOU BARRIS

10. SANTS-MONTJUÏC Concertada: Pública: Pública:


Anna Ravell IES Lluís Doménech i IES Lluís Doménech i
Montaner Montaner

106
C.2. Aplicación de las pruebas:
En primer lugar se pidió la participación de la dirección de la escuela, luego se informó a los
padres, mediante una carta, sobre el estudio donde sus hijos podían participar y, finalmente,
se pidió el asentimiento de los chicos para la administración de las pruebas.
La administración de las pruebas fue de forma colectiva. Al inicio de la administración de los
cuestionarios se les explicaba a los participantes el objetivo de la investigación y se
informaba de la confidencialidad de los datos. Para la identificación de los participantes se
les pedía fecha de nacimiento e iniciales de nombre y apellidos y poder así agrupar las cinco
pruebas que se administraron a cada participante. Después de completar los cuestionarios,
el alumno pasaba a un espacio habilitado al efecto donde el examinador lo pesaba y tallaba,
siempre descalzo.

El equipo de evaluadores constaba de dos o tres licenciados en Psicología (según la


escuela) y dos alumnas de últimos cursos de psicología. Las encargadas de tallar y pesar
eran voluntarias profesionales de la salud. A todo el equipo se las entrenó en la
administración de los cuestionarios, también se les proporcionaron unas instrucciones para
dar la misma información a los alumnos y seguir el mismo criterio de aplicación de las
pruebas.

C.3. Fases del estudio:


Este estudio ha constado de dos estadios:
Primer estadio:
Se administraron los autoinformes en dos tiempos, en un primer momento se administraban
tres pruebas (EDI-2, SCOFF y CRI-Y) y en un segundo momento las dos restantes (APQ y
Hábitos alimentarios). También se pidió información sociodemográfica como la edad, el
sexo, el curso, el nivel de estudios y el trabajo de los padres. La recogida de datos se
completó con la medición de la talla y el peso.

Segundo estadio:
En una segunda fase, se seleccionó la muestra de riesgo a partir de las puntuaciones del
EDI-2, tal y como se ha comentado en el apartado de la muestra (ver pag. 70). A los
participantes que superaban una puntuación en el EDI-2 superior al centil 95 en al menos
dos de tres escalas se les administró, de forma individual, la entrevista semiestructurada
EDE-12 por la autora de este trabajo (P.M.), entrenada por el equipo del Dr. Fairburn.
Veintidós participantes del grupo de riesgo no quisieron colaborar en la segunda parte del
estudio.

107
Una vez recogidos todos los datos se entregaba a cada escuela una carta de
agradecimiento por su colaboración y un informe sobre los datos más característicos de los
hábitos alimentarios de los cursos evaluados y, en los casos del grupo de riesgo, se informó
al psicólogo de la escuela y/o al tutor. En caso necesario se hizo derivación clínica. La
recogida de datos se llevó a cabo desde el mes de mayo de 2003 hasta febrero de 2004.

ANÁLISIS DE LOS DATOS:


Los análisis estadísticos se han realizado con el paquete estadístico SPSS (Statistical
Package for the Social Sciences), versión 12.0. Los valores de significación estadística se
comentarán considerando como criterio p<.05.

El análisis del cuestionario de hábitos alimentarios se ha realizado mediante dos estrategias:


de estadística clásica y el sistema de Redes Neuronales. Las redes neuronales son un
método de análisis de datos que, desde finales de los años 80, se está utilizando en
diversas disciplinas como la física, la astronomía, la economía, la ingeniería y la medicina
(Sopena y Romero, 2004). Esta herramienta de análisis se concibe como una red neuronal
donde cada neurona transforma una señal de entrada (capa de neuronas de entrada) en
una señal de salida (capa de neuronas de salida). En el caso que nos ocupa, la capa de
entrada estaría representada por varias variables evaluadas por el cuestionario de hábitos
alimentarios y en la capa de salida tendríamos el diagnóstico correspondiente, en este caso
la probabilidad de pertenencia al grupo de riesgo. Una red neuronal puede solucionar
problemas de clasificación y proporcionar un estimador de la probabilidad de pertenencia a
una clase; también puede poner de manifiesto la relación entre varias variables a partir de
un conjunto de ejemplos. Este análisis no presupone ningún tipo de relación entre variables
y ésta es una de las ventajas de este proceso.

108
CAPÍTULO 4

RESULTADOS

109
A. Características psicométricas de las pruebas:
En este apartado se presentan las características psicométricas de los instrumentos
administrados a los participantes y se analiza el efecto de las variables del sexo y del curso
académico, para cada cuestionario.

A.1. EDI-2 (Eating Disorders Inventory-2):

Los análisis realizados con este cuestionario se han hecho a partir de las puntuaciones
directas, no transformadas, tal y como varios autores recomiendan para muestras
comunitarias, ya que consideran que la variabilidad disminuye significativamente con las
puntuaciones transformadas en estas muestras (Lee, Lee, Leung y Yu, 1997; Machado,
Gonçalves, Martins y Soares, 2001; Muro et al., 2006; Schoemaker, Van Strien y Van der
Staak, 1994; Wear y Pratz, 1987). En la tabla 4.1. se presentan las medias y las
desviaciones típicas de las once escalas del EDI-2 (Garner, 1990). Las medias para esta
muestra oscilan entre 7.03 (Bulimia) y 19.60 (Desconfianza interpersonal).

Tabla 4.1. Medias y desviaciones típicas de las puntuaciones de las escalas del EDI-2

ESCALAS MEDIA DESVIACIÓN TÍPICA

Obsesión por la delgadez 13.03 8.86

Bulimia 7.03 6.1

Insatisfacción corporal 19.48 5.30

Ineficacia 19.08 5.91

Perfeccionismo 11.86 6.18

Desconfianza Interpersonal 19.60 4.71

Conciencia interoceptiva 15.91 8.08

Miedo a la madurez 16.56 5.59

Ascetismo 12.65 6.34

Impulsividad 16.23 9.02

Inseguridad social 18.67 5.64

110
A.1.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar:

Se ha realizado un ANOVA tomando como variable intrasujeto la puntuación en cada una de


las escalas del EDI-2 y como variable intersujeto el sexo y el curso escolar.
Los resultados del ANOVA se recogen en la tabla 4.2. Se observan diferencias
estadísticamente significativas según el sexo en cinco escalas: Obsesión por la delgadez
(F(1,1075)= 93.109; p=.011), Perfeccionismo (F(1,1054)= 15.033; p<.001), Conciencia
interoceptiva (F(1,1041)= 26.501; p<.001), Miedo a la madurez (F(1,1046)= 5.273; p=.022) y
Ascetismo (F(1,1001)= 7.908; p=.005). En cuanto a la variable curso se refiere, hay diferencias
estadísticamente significativas en cinco escalas: Obsesión por la delgadez (F(1,1075)= 3.306;
p<.001), Bulimia (F(1,1063)= 4.720; p=.001), Insatisfacción corporal (F(1,1040)= 74.265; p=.031),
Perfeccionismo (F(1,1054)= 3.871; p<.004) e Impulsividad (F(1,1007)= 3.442; p=.008). Respecto
a la interacción sexo y curso, encontramos que es significativa en cuatro escalas del EDI-2:
Obsesión por la delgadez (F(1,1075)= 8.091; p<.001), Conciencia interoceptiva (F(1,1041)= 2.869;
p=.022), Miedo a la madurez (F(1,1046)= 3.461; p=.008) e Impulsividad (F(1,1007)= 2.734;
p=.028).

En la escala de Obsesión por la delgadez se aprecian diferencias estadísticamente


significativas según sexo y curso académico. El grupo de las chicas presenta una mayor
preocupación por el peso y las dietas y, manifiestan tener más miedo a engordar que los
chicos (Media chicas = 15.88; chicos = 10.23). Se aprecian diferencias estadísticamente
significativas entre los cursos de 2º de ESO y 6º de primaria (Media 2º = 14.09; 6º = 10.93);
es decir, son los mayores los que muestran más preocupación por estar delgados. Según se
observa en la tabla, el tamaño del efecto es bajo tanto en las variables sexo y curso como
en la interacción de ambas.
La figura 4.1. recoge las puntuaciones medias, no transformadas, de la escala de Obsesión
por la delgadez para chicos y chicas desde 6º de primaria a 4º de ESO. Según se observa,
el grupo de chicos mantiene una estabilidad en las puntuaciones de la escala y, a partir de
segundo curso de ESO, es cuando se inicia un descenso de las mismas, incluso situándose
por debajo de la puntuación de 6º de primaria. En el caso de las chicas, se aprecia una
progresión de las puntuaciones que tiene su punto más elevado en 3º y en 4º de ESO
desciende ligeramente. También se han encontrado diferencias estadísticamente
significativas entre chicos y chicas en todos los cursos escolares a excepción de 6º de
primaria [1º de ESO (t (308) =4.59; p≤.001; r=0.25), 2º de ESO (t (234) =5.10; p≤.001; r=0.32), 3º
de ESO (t (234) =7.67; p≤.001; r=0.45) y 4º de ESO (t (183) =7.48; p≤.001; r=0.48)]. En estos
cursos escolares, las chicas son las que destacan por manifestar una mayor preocupación

111
por estar delgadas que aumentan según la edad; en el grupo de los chicos esta
preocupación va disminuyendo con la edad.

En la escala de Bulimia no se observan diferencias estadísticamente significativas según


sexo (F(1,1063)= 2.750; p=.098) aunque sí según el curso. Se aprecian diferencias
significativas entre el curso de 3º de ESO, 1º de ESO y 6º de primaria. Los participantes de
3º de ESO manifiestan más tendencia a tener pensamientos sobre darse atracones de
comida incontrolables, en comparación con los de 1º de ESO y 6º de primaria (Medias 3º=
7.97; 1º= 6.32; 6º= 5.69). Cabe destacar que el tamaño del efecto en la variable curso es
bajo.
Según se muestra en la figura 4.2., el grupo de chicos presenta un perfil de resultados en la
escala de Bulimia bastante uniforme a lo largo de los cursos, es en 2º de ESO cuando
muestra una mayor puntuación que después en los dos cursos siguientes va disminuyendo
hasta alcanzar el nivel inicial. En el caso de las chicas, el perfil de respuestas se inicia con
puntuaciones medias bajas y se observa un crecimiento en las medias según van pasando
los cursos escolares; en 1º y 2º de ESO hay una estabilidad en las puntaciones medias.

Para la escala de Insatisfacción corporal únicamente aparecen diferencias


estadísticamente significativas según el curso a nivel global. Sin embargo, al analizar los
grupos dos a dos no se alcanza significación estadística. Tampoco se aprecian diferencias
significativas según sexo (F(1,1040)= 3.184; p=.075) ni para la interacción entre sexo y curso
(F(1,1040)= 0.726; p=.574).
En la figura 4.3., se muestra la evolución de las puntuaciones medias según el curso escolar
y el sexo. Tanto chicos como chicas muestran un perfil de las medias muy similar y estable
en todos los cursos, a excepción de 4º de ESO donde el grupo de los chicos aumenta
levemente las puntuaciones medias y se sitúa por encima de las chicas.

En la escala de Ineficacia no se observan diferencias significativas según sexo (F(1,1047)=


0.399; p=.528), curso (F(1,1047)= 1.295; p=.270) ni según la interacción entre ambas variables
(F(1,1047)= 1.182; p=.317).
Según se observa en la figura 4.4., la evolución de las puntuaciones medias de los chicos es
estable desde 6º de primaria a 2º de ESO. A partir de 3º de ESO se aprecia un descenso de
las puntuaciones medias hasta 4º de ESO, para los chicos. El grupo de las chicas sigue una
tendencia similar a la de los chicos desde 6º a 2º de ESO; en 3º de ESO se aprecia la
puntuación media más alta, aunque en 4º de ESO se observa una disminución de las
puntuaciones medias.

112
Figura 4.1. Puntuaciones medias de la escala Obsesión por la delgadez según sexo y curso.
Puntuaciones directas (P.D.)

25

20
Chico
15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.2. Puntuaciones directas de la escala Bulimia según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.3. Puntuaciones medias de la escala Insatisfacción corporal según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.4. Puntuaciones medias de la escala de Ineficacia según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

113
En relación a la escala de Perfeccionismo se aprecian diferencias significativas según el
sexo y el curso académico. La puntuación media de los chicos es más elevada y esto indica
que los chicos presentan una mayor exigencia de sí mismos y tienden a pensar más que lo
que se espera de ellos son resultados excelentes, en comparación con el grupo de las
chicas (Medias chicos = 12.65; chicas = 11.08). Según el curso académico, se observan
diferencias estadísticamente significativas entre los cursos de 6º de primaria y 1º y 4º de
ESO; es decir, los chicos y chicas más jóvenes se muestran más exigentes consigo mismos
que los mayores (Medias 6º= 13.79; 1º= 11.68; 4º= 10.99). El tamaño del efecto, tanto para
la variable sexo como curso es muy bajo.
La figura 4.5. presenta la evolución de las puntuaciones medias de la escala de
Perfeccionismo. Se observa que en el caso de los chicos, en 6º de primaria muestran la
mayor puntuación media que va disminuyendo levemente a lo largo de los cursos escolares
hasta 4º de ESO. Para las chicas también se aprecia una disminución de las puntuaciones,
aunque a partir de 1º de ESO hasta 3º de ESO hay un leve ascenso de las mismas, que
vuelven a disminuir en 4º de ESO. Se aprecian diferencias estadísticamente significativas en
el curso de 1º de ESO entre chicos y chicas (t (305) =2.97; p=.003; r=0.17), siendo ellos los
que muestran una mayor autoexigencia que las chicas (Medias chicos = 12.69; chicas =
10.63). También se muestran diferencias significativas en 2º de ESO (t (230) =2.16; p=.032;
r=0.14), en este caso también son ellos los que manifiestan una mayor exigencia de sí
mismos en comparación con el grupo de chicas (Medias chicos = 12.64; chicas = 10.97).

En la escala de Desconfianza interpersonal no se observan diferencias estadísticamente


significativas entre chicos y chicas ni entre cursos académicos.
En la figura 4.6. se recogen las puntuaciones medias de la escala de Desconfianza
Interpersonal. Se observa que la evolución del perfil de puntuaciones de los chicos es
estable entre 6º de primaria y 1º de ESO pero a partir de este curso hasta 3º aparece un
declive de las mismas que se recupera en 4º de ESO, llegando al punto inicial. En el caso de
las chicas, en 6º de primaria se muestra la media más alta, aunque ésta disminuye en 1º de
ESO. A partir de este curso se observa una estabilidad que en cuarto curso llega incluso a
coincidir con las puntuaciones medias de los chicos.

En cuanto a la escala de Conciencia Interoceptiva se refiere, no se observan diferencias


estadísticamente significativas según curso, pero sí según el sexo. Las chicas manifiestan
una mayor dificultad que los chicos para reconocer y actuar adecuadamente a sus
emociones; y para identificar sensaciones viscerales como el hambre y la saciedad (Medias

114
chicas = 17.34; chicos = 14.52). El tamaño del efecto para las variables sexo y la interacción
sexo y curso es bajo.
En la figura 4.7., se observan las puntuaciones medias de la escala de Conciencia
interoceptiva según sexo y curso. En cuanto a la evolución de las puntuaciones se refiere,
en el caso de los chicos se aprecia un declive de las medias hasta 4º de ESO, pero de forma
irregular. En el caso de las chicas ocurre una tendencia contraria, hay un aumento de las
puntuaciones medias hasta 3º de ESO, donde alcanza el punto más alto y, en 4º de ESO se
aprecia una disminución de la media. Las flechas de la figura indican diferencias
estadísticamente significativas en el curso de 3º de ESO entre chicos y chicas (t (230) =4.94;
p≤.001; r=0.31); son ellas las que presentan mayores dificultades en interpretar las
sensaciones viscerales, en comparación con el grupo de chicos (Medias chicas = 18.86;
chicos = 13.62). También se observan diferencias estadísticamente significativas en el curso
de 4º de ESO (t (174) =3.80; p≤.001; r=0.28), el grupo de las chicas son las que muestran más
problemas para identificar y reconocer emociones (Media chicas =17.48; chicos = 13.47).

En la escala de Miedo a la madurez, hay diferencias estadísticamente significativas según


el sexo y según la interacción entre sexo y curso, pero no según el curso escolar. Son los
chicos los que manifiestan un mayor temor a la adultez, en comparación con el grupo de
chicas (Medias chicos =16.92; chicos = 16.18). El tamaño del efecto de las variables sexo y
de la interacción sexo y curso es muy bajo.
En la figura 4.8., se recogen las puntuaciones medias de la escala de Miedo a la Madurez.
Se aprecian dos perfiles diferenciados; en el caso de los chicos, se observa una disminución
de las puntuaciones hasta 3º de ESO y es en el último curso cuando hay un crecimiento de
las mismas. En el perfil de las chicas ocurre lo contrario, hay un ascenso de las
puntuaciones medias que se estabiliza en 2º de ESO y disminuye levemente en 3º de ESO,
pero que en 4º de ESO vuelve a ascender, llegando a su punto máximo. Se aprecian
diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas en 6º de primaria (t (117)

=2.77; p=.007; r=0.25), es el grupo de los chicos quien manifiesta tener mayor miedo a la
etapa adulta que las chicas (Medias chicos = 17.97; chicas = 15.20). También se aprecian
estas diferencias en el curso de 1º de ESO (t (294) =2.70; p=.007; r=0.16), son ellos los que
también expresan un mayor respeto hacia la edad adulta en comparación con las chicas
(Medias chicos = 18.01; chicas = 16.12).

115
Figura 4.5. Puntuaciones medias de la escala de Perfeccionismo según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.6. Puntuaciones medias de la escala de Desconfianza Interpersonal según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.7. Puntuaciones medias de la escala de Conciencia Interoceptiva según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.8. Puntuaciones medias de la escala de Miedo a la madurez según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

116
En la tabla 4.2. se observa que en la escala de Ascetismo se aprecian diferencias
estadísticamente significativas según el sexo pero no según el curso académico ni la
interacción entre las variables de sexo y curso. Son los chicos los que expresan mayores
pensamientos de autodisciplina, sacrificio y autosuperación, en comparación con el grupo de
chicas (Medias chicos = 13.18; chicas = 12.10). El tamaño del efecto es muy bajo para la
variable de sexo.
En la figura 4.9. se muestran las puntuaciones medias de la escala de Ascetismo, según
sexo y curso. La figura nos indica que el perfil de los chicos es muy irregular, en 1º de ESO
se aprecia una disminución leve de las puntuaciones, aunque es a partir de 2º de ESO que
aumentan y se estabilizan hasta 3º de ESO; es en el 4º curso cuando estas puntuaciones
disminuyen. En el grupo de las chicas, desde 6º de primaria se observa un ascenso de las
puntuaciones que llega a su punto máximo en 2º de ESO y, en el tercer curso se aprecia
una disminución de las mismas que intenta recuperarse en el último curso.

Para la escala de Impulsividad no se observan diferencias estadísticamente significativas


según la variable sexo, pero sí según el curso académico y la interacción entre ambas
variables. Se observa que los participantes de 4º de ESO presentan puntuaciones más bajas
que los cursos de 2º y 3º de ESO (Medias 4º de ESO = 14.33; 2º de ESO = 17.21; 3º de
ESO = 17.16). El tamaño del efecto para las variables de curso y la interacción de curso y
sexo es muy bajo.
En la figura 4.10. se observan las puntuaciones medias, de la escala de Impulsividad. Se
puede apreciar que los chicos tienen una leve tendencia creciente a lo largo de los cursos,
desde 6º de primaria hasta 2º de ESO; a partir de 3º de ESO se observa una disminución de
las mismas hasta 4º curso. En el grupo de las chicas, también aparece una tendencia
creciente más acentuada que llega hasta 3º de ESO y, en el 4º curso disminuye levemente.

En la escala de Inseguridad social no se aprecian diferencias estadísticamente


significativas según sexo o según curso y tampoco es significativa la interacción entre
ambas variables. En la figura 4.11., se muestran las medias según sexo y curso. En el perfil
de puntuaciones de los chicos se observa una tendencia en ascenso de las medias hasta 2º
de ESO, en 3º disminuyen y en 4º se incrementan incluso por encima de la media inicial. En
cuanto a las chicas se refiere, el perfil es contrario al de los chicos; desde 6º de primaria
hasta 2º de ESO se aprecia una disminución de las puntuaciones, aunque en 3º suben
ligeramente y en 4º vuelven a bajar.

117
Figura 4.9. Puntuaciones medias de la escala de Ascetismo según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

** Dado que no hay diferencias estadísticamente significativas en la interacción entre sexo y curso, las flechas de la figura
indican diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas en 6º de primaria (t (112) =2.26; p=.026; r= 0.21) y 3º de
ESO (t (214) =2.21; p=.029; r= 0.15). En ambos cursos son los chicos los que expresan más autodisciplina y sacrificio (Media 6º
de primaria chicos = 13.36; chicas = 10.89; 3º de ESO chicos = 14.02; chicas = 12.19)

Figura 4.10. Puntuaciones medias de la escala de Impulsividad según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

Figura 4.11. Puntuaciones medias de la escala de Inseguridad social según sexo y curso.

25

20
Chico
P.D.

15
Chica
10

5
6º 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO
primaria

118
Tabla 4.2. ANOVA según sexo y curso de las escalas del EDI-2 y contrastes a posteriori.

Escalas Fuente de F g.l. p Tamaño del efecto Contrastes a posteriori: Scheffé Diferencias
variación
Grupos cursos Media p

sexo 93.109 1;1075 .011 .080 Chicos/chicas 10.23/15.88 Chicas —


curso 3.306 4;1075 <.001 .012 1-2 12.95/14.09 .635
1-3 12.95/13.60 .936
1-4 12.95/12.41 .974
1-6 12.95/10.93 .278
OBSESIÓN POR LA 2-3 14.09/13.60 .980
DELGADEZ 2-4 14.09/12.41 .368
2-6 14.09/10.93 .022 2º —
3-4 13.60/12.41 .711
3-6 13.60/10.93 .086
4-6 12.41/10.93 .680
Sexo*curso 8.091 4;1075 <.001 .029
sexo 2.750 1;1063 .098 Chicos/chicas 7.30/6.75
curso 4.720 4;1063 .001 .017 1-2 6.32/7.32 .449
1-3 6.32/7.97 .040 3º —
1-4 6.32/7.57 .297
1-6 6.32/5.69 .916
BULIMIA 2-3 7.32/7.97 .858
2-4 7.32/7.57 .996
2-6 7.32/5.69 .209
3-4 7.97/7.57 .980
3-6 7.97/5.69 .022 3º —
4-6 7.57/5.69 .132
Sexo*curso 2.200 4;1063 .067
sexo 3.184 1;1040 .075 Chicos/chicas 19.76/19.20
curso 74.265 4;1040 .031 .010 1-2 19.51/19.47 1.00
1-3 19.51/19.11 .948
1-4 19.51/18.98 .895
1-6 19.51/20.87 .222
INSATISFACCIÓN 2-3 19.47/19.11 .972
CORPORAL 2-4 19.47/18.98 .932
2-6 19.47/20.87 .236
3-4 19.11/18.98 .999
3-6 19.11/20.87 .069
4-6 18.98/20.87 .060
Sexo*curso .726 4;1040 .574
Sexo .399 1;1047 .528 Chicos/chicas 18.95/19.21
curso 1.295 4;1047 .270 1-2 19.25/19.35 1.00
1-3 19.25/19.37 1.00
1-4 19.25/18.26 .510
1-6 19.25/18.79 .968
INEFICACIA 2-3 19.35/19.37 1.00
2-4 19.35/18.26 .468
2-6 19.35/18.79 .944
3-4 19.37/18.26 .448
3-6 19.37/18.79 .937
4-6 18.26/18.79 .962
Sexo*curso 1.182 4;1047 .317
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

119
Escalas Fuente de F g.l. p Tamaño del efecto Contrastes a posteriori: Scheffé Diferencias
variación
Grupos cursos Media p

sexo 15.033 1;1054 <.001 .014 Chicos/chicas 12.65/11.08 Chicos —


curso 3.871 4;1054 .004 .014 1-2 11.68/11.73 1.00
1-3 11.68/11.90 .997
1-4 11.68/10.99 .840
1-6 11.68/13.79 .036 6º —
PERFECCIONISMO 2-3 11.73/11.90 .999
2-4 11.73/10.99 .831
2-6 11.73/13.79 .062
3-4 11.90/10.99 .697
3-6 11.90/13.79 .110
4-6 10.99/13.79 .005 6º —
Sexo*curso .421 4;1054 .793
sexo 3.823 1;1049 .051 .004 Chicos/chicas 19.30/ 19.87
curso .812 4;1049 .517 1-2 19.64/19.56 1.00
1-3 19.54/19.16 .847
1-4 19.64/19.85 .994
1-6 19.64/19.96 .983
DESCONFIANZA 2-3 19.56/19.16 .930
INTERPERSONAL 2-4 19.56/19.85 .984
2-6 19.56/19.96 .968
3-4 19.16/19.85 .700
3-6 19.16/19.96 .688
4-6 19.85/19.96 1.00
Sexo*curso .887 4;1049 .471
sexo 26.501 1;1041 <.001 .025 Chicos/chicas 14.52/17.34 Chicas —
curso .325 4;1041 .861 1-2 15.72/16.16 .982
1-3 15.72/16.17 .980
1-4 15.72/15.41 .997
1-6 15.72/16.17 .991
CONCIENCIA 2-3 16.16/16.17 1.00
INTEROCEPTIVA 2-4 16.16/15.41 .927
2-6 16.16/16.17 1.00
3-4 16.17/15.41 .921
3-6 16.17/16.17 1.00
4-6 15.41/16.17 .957
Sexo*curso 2.869 4;1041 .022 .011
sexo 5.273 1;1046 .022 .005 Chicos/chicas 16.92/16.18 Chicos —
curso 2.168 4;1046 .071 1-2 17.08/16.81 .988
1-3 17.08/15.70 .094
1-4 17.08/16.35 .743
1-6 17.08/16.71 .985
MIEDO A LA MADUREZ 2-3 16.81/15.70 .336
2-4 16.81/16.35 .952
2-6 16.81/16.71 1.00
3-4 15.70/16.35 .849
3-6 15.70/16.71 .626
4-6 16.35/16.71 .627
Sexo*curso 3.461 4;1046 .008 .013
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

Escalas Fuente de F g.l. p Tamaño del efecto Contrastes a posteriori: Scheffé Diferencias

120
variación
Grupos cursos Media p

sexo 7.908 1;1001 .005 .008 Chicos/chicas 13.18/12.10 Chicos —


curso 1.957 4;1001 .099 1-2 12.34/13.40 .492
1-3 12.34/13.14 .736
1-4 12.34/12.02 .990
1-6 12.34/12.21 1.00
ASCETISMO 2-3 13.40/13.14 .996
2-4 13.40/12.02 .322
2-6 13.40/12.21 .626
3-4 13.14/12.02 .531
3-6 13.14/12.21 .805
4-6 12.02/12.21 .999
Sexo*curso 1.821 4;1001 .124
sexo .074 1;1007 .786 Chicos/chicas 16.24/16.21
curso 3.442 4;1007 .008 .013 1-2 16.22/17.21 .825
1-3 16.22/17.16 .842
1-4 16.22/14.33 .302
1-6 16.22/15.51 .973
IMPULSIVIDAD 2-3 17.21/17.16 1.00
2-4 17.21/14.33 .039 2º —
2-6 17.21/15.51 .616
3-4 17.16/14.33 .041 3º —
3-6 17.16/15.51 .634
4-6 14.33/15.51 .879
Sexo*curso 2.734 4;1007 .028 .011
Sexo .000 1;1047 .989 Chicos/chicas 18.72/18.61
curso .293 4;1047 .883 1-2 18.81/18.43 .964
1-3 18.81/18.48 .978
1-4 18.81/18.84 1.00
1-6 18.81/18.89 1.00
INSEGURIDAD SOCIAL 2-3 18.43/18.48 1.00
2-4 18.43/18.84 .970
2-6 18.43/18.89 .972
3-4 18.48/18.84 .981
3-6 18.48/18.89 .981
4-6 18.84/18.89 1.00
Sexo* 1.532 4;1047 .191
curso
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

121
En resumen,
las diferencias estadísticamente significativas, según el sexo, se refieren a escalas
relacionadas con aspectos más cognitivos como, Obsesión por la delgadez, Conciencia
Interoceptiva, Perfeccionismo y Miedo a la madurez entre otras. Por el contrario, las escalas
que difieren según el curso escolar hacen referencia a aspectos más relacionados con la
conducta (Bulimia e Impulsividad), a excepción de la escala de Insatisfacción corporal que
se relaciona con aspectos más cognitivos.
Las chicas muestran una mayor obsesión por estar delgadas, desconfían más de las
relaciones interpersonales y expresan mayores dificultades para identificar sus emociones y
sensaciones viscerales que los chicos de su edad. Por el contrario, los chicos destacan por
tener más miedo a la edad adulta y se muestran más exigentes consigo mismos, que el
grupo de las chicas. En cuanto a las diferencias según el curso escolar, los cursos donde se
presentan mayores diferencias son los de 6º de primaria y 4º de ESO. Los de 6º curso
destacan con puntuaciones superiores en la escala de Perfeccionismo mientras que en las
otras escalas presentan medias inferiores al resto de cursos. Los de 4º de ESO muestran
medias más bajas que otros cursos.
Cabe destacar que la escala de Obsesión por la delgadez es la única en la que aparecen
diferencias estadísticamente significativas en todas las fuentes de variación (sexo, curso e
interacción entre sexo y curso), es decir, la preocupación por el peso, las dietas y el miedo a
engordar difieren según el sexo y el curso escolar. Las escalas que no difieren en ninguna
de las variables sociodemográficas son las de Ineficacia e Inseguridad social.

A.1.2. Fiabilidad:

Los coeficientes de fiabilidad se presentan en el apartado de instrumentos. Según Nunnally


(1978) una puntuación por encima de .70 se considera una fiabilidad adecuada; la mayoría
de las escalas obtienen coeficientes adecuados.

En el presente estudio (ver tabla 4.3.), tanto el grupo de chicos como de chicas presentan
coeficientes de fiabilidad iguales o por encima de .70 en las escalas de Insatisfacción
corporal, Obsesión por la delgadez, Ineficacia, Impulsividad, Bulimia, Inseguridad social y
Conciencia interoceptiva; el resto de las escalas presentan coeficientes de .42 en Ascetismo
para el grupo de chicas y .39 para los chicos y .67 en Desconfianza interpersonal para las
chicas y .62 para el grupo de chicos. La escala de Ascetismo presenta la fiabilidad más baja,

122
y la Obsesión por la delgadez y la Insatisfacción corporal presentan los coeficientes más
altos.
Cabe destacar que la consistencia interna de la escala de Obsesión por la delgadez
aumenta si se elimina el ítem 1 (“Como dulces e hidratos de carbono sin preocuparme”)
(chicas = .90, chicos = .84), y para la escala de Ascetismo, se obtienen mejores resultados
si se elimina el ítem 71 (“Me esfuerzo por buscar cosas que producen placer”) (chicas = .55,
chicos = .56).

Tabla 4.3. Consistencia interna del EDI-2 según sexo.

Muro, Amador y Peró; 2006

Chicas Chicos
ESCALAS
EDI/ EDI-2

Obsesión por la madurez .86 .81


Bulimia .74 .70
Insatisfacción corporal .91 .87
Ineficacia .83 .76
Perfeccionismo .65 .58
Desconfianza interpersonal .67 .62
Conciencia interoceptiva .70 .70
Miedo a la madurez .65 .61
Ascetismo .42 .39
Impulsividad .74 .71
Inseguridad social .73 .68

A.1.3. Análisis factorial del EDI-2:


Se realizó un Análisis Factorial Exploratorio (AFE), de componentes principales y rotación
oblimin, a partir de la puntuación directa. El análisis de la matriz de correlaciones y el índice
de adecuación de la muestra de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO= 0.925) y la prueba de
esfericidad de Bartlett es de 35308.252 (gl= 4095; p<.001) confirman que los datos
recogidos son apropiados para el análisis factorial. El análisis factorial exploratorio muestra
la existencia de 21 factores con valores propios superiores a 1 y una varianza total explicada
de 55.70%. Debido a que esta solución factorial es poco manejable y difícilmente

123
interpretable, el análisis factorial se forzó a 11 factores (anexo). La varianza total explicada
de estos once factores es de 43.25%.
Después de forzar a once factores y observar que la estructura factorial no correspondía
totalmente a las once escalas propuestas por Garner (1991), se propusieron otros AFE con
8, 7 y 5 factores, tal y como otros autores han propuesto (Bennett y Stevens, 1997; Eberenz
y Gleaves, 1994; Lee et al., 1997; Machado et al., 2001; Schaefer, Maclennan, Yaholnistky-
Smith, y Stover, 1998; Schoemaker et al., 1994; Welch et al., 1988). Después de analizar las
diferentes soluciones se escogió la solución de 5 factores como la más parsimoniosa
atendiendo a dos criterios: uno sustantivo (el contenido y la distribución de los ítems en los
factores), y otro de tipo estadístico (gráfico de sedimentación, los valores propios mayores a
1, y el índice de adecuación de la muestra) (Hair, Anderson, Tatham y Black, 1995).
En la tabla 4.4., se muestra la distribución de los ítems en cinco factores los ítems incluidos
en cada factor, la varianza explicada y el índice de consistencia interna. La varianza total
explicada es de 32.53%, esta solución factorial explica un 10.72% menos de variabilidad que
el modelo de once factores, aunque en esta distribución la contribución de los seis últimos
factores a la varianza total explicada es muy baja. Por lo tanto, la solución de cinco factores
se ha considerado la más parsimoniosa. El Factor 1, Autopercepción negativa, comprende
ítems de ocho escalas distintas y explica un 16.06% de la varianza total. El Factor 2,
Obsesión por la imagen corporal, explica un 6.05% de la variabilidad y está formado por
todos los ítems de las escalas de Insatisfacción corporal y Obsesión por la delgadez, a
excepción del ítem 1; y tres ítems de tres escalas distintas. El Factor 3 se refiere a aspectos
positivos del autoconcepto (Autopercepción positiva). Este factor está formado por un total
de dieciocho ítems, doce de los cuales corresponden a las escalas de Desconfianza
interpersonal e Inseguridad social en sentido positivo. El Factor 4 está compuesto por todos
los ítems de Miedo a la madurez, menos uno, y el ítem 1 de Obsesión por la delgadez; este
factor se refiere a la seguridad de la infancia y la madurez hacia la adultez. Finalmente, el
factor 5, Pérdida de control sobre la comida, agrupa ítems de tres escalas distintas. La
varianza explicada de los factores 3, 4, y 5 es de 5.20%, 2.86%, y 2.35%, respectivamente.
Los coeficientes de consistencia interna (Alfa de Cronbach) de esta solución factorial de
cinco factores oscilan entre .63 (Factor 4: Miedo a la madurez) y .93 (Factor 2: Obsesión por
la imagen corporal). Los tres primeros factores presentan coeficientes superiores a .80; los
factores 4 y 5 presentan los coeficientes más bajos. En el anexo XX se presentan los ítems
que configuran cada factor.

124
Tabla 4.4. Solución factorial de cinco factores, varianza explicada y fiabilidad.

Factor Ítems de cada factor Varianza Ítems Alfa de


explicada incluidos en Cronbach !
cada factor

1 6/10 ítems de Ineficacia, 5/6 ítems de Perfeccionismo, 8/9 ítems de 16.06% 36 .90
Autopercepción Conciencia interoceptiva, 2/5 ítems de Desconfianza interpersonal,
negativa 4/8 ítems de Ascetismo, 8/11 ítems de Impulsividad, 1/8 de Miedo a
la madurez, y 2/8 ítems de Inseguridad social.

2 Todos los ítems de Insatisfacción corporal y Obsesión por la 6.05% 18 .93


Obsesión por la delgadez, excepto el ítem 1, 1/7 ítems de Bulimia, 1/10 ítems de
imagen corporal Conciencia interoceptiva, y 1/8 de Ascetismo.

3 4/10 ítems de Ineficacia, 1/6 de Perfeccionismo, 5/7 ítems de 5.20% 18 .80


Autopercepción Desconfianza interpersonal, 1/9 ítems de Conciencia interoceptiva,
positiva 1/8 ítems de Ascetismo, y 6/8 ítems de Inseguridad social.

4 2.86% 8 .63
Miedo a la 1/7 de Obsesión por la delgadez, y 7/8 ítems de Miedo a la madurez
madurez

5 2.35% 11 .69
Pérdida de control 6/7 ítems de Bulimia, 2/8 ítem de Ascetismo, y 3/11 de Impulsividad
sobre la comida

125
En resumen,

la consistencia interna del EDI-2 es similar tanto para puntuaciones transformadas como
para las puntuaciones directas; las escalas de Obsesión por la delgadez e Insatisfacción
corporal son las que obtienen los coeficientes más altos en ambos casos. En cuanto a la
agrupación de los ítems se refiere, la distribución más parsimoniosa para esta muestra es de
cinco factores.

126
A.2. SCOFF:

La tabla 4.5. recoge los porcentajes de respuesta según el rango de puntuaciones del
SCOFF. Según se observa en los datos de la tabla, un 27.42% de la muestra supera el
punto de corte igual o superior a 2 que, según consideran los autores del cuestionario
(Morgan et al., 1999), identifica a la población de riesgo de TCA. Cabe destacar que más de
un 70% de la población se sitúa en la franja no patológica, es decir, no se considera
población de riesgo de TCA.

Tabla 4.5. Frecuencias para el intervalo de puntuaciones del SCOFF.


TOTAL
Puntuación total SCOFF N = 1003

0 496 (49.45%)
1 232 (23.13%)
2 176 (17.55%)
3 76 (7.58%)
4 21 (2.09%)
5 2 (0.20%)

A.2.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar


Para el análisis de las puntuaciones en el SCOFF según las variables de sexo y curso
académico se ha utilizado estadística no paramétrica debido al rango de la puntuación total
(1-5). Para analizar las diferencias entre cursos se ha utilizado la Prueba de H de Kruskal-
Wallis y para los contrastes a posteriori, se ha utilizado la U de Mann-Whitney. Para analizar
las posibles diferencias existentes según el sexo, se ha aplicado la prueba de la U de Mann-
Whitney.

Se han obtenido diferencias estadísticamente significativas según el sexo (Z =-5.969,


p<.001), son las chicas las que presentan un rango promedio mayor que los chicos (Chicas
=553.83, Chicos = 452.49). También se aprecian diferencias estadísticamente significativas
según la variable curso (c2 = 17.788, p=.001). En la tabla 4.6. se presentan las diferencias
según cursos de la puntuación total del SCOFF. Se observan diferencias estadísticamente
significativas entre 1º de ESO y 6º de primaria y 4º de ESO; en ambos casos, son los
participantes de primer curso los que obtienen un mayor rango promedio que los otros dos
(Rango promedio 1º= 535.49; 6º= 458.48; 4º= 440.15). También se aprecian diferencias
estadísticamente significativas entre 4º de ESO y los cursos de 2º y 3º de ESO; siendo estos
dos últimos los que obtienen un rango promedio superior a los más mayores (Rango
promedio 4º= 440.15; 2º= 509.45; 3º= 522.36). Además, se observan diferencias entre 3º de

127
ESO y 6º de primaria; los de más edad son los que presentan un rango promedio más alto
que los más jóvenes (Rango promedio 3º= 522.36; 6º=458.48).

Tabla 4.6. Diferencias según cursos de la puntuación total del SCOFF


Grupos cursos Rango promedio Z p Diferencias
1-2 535.49/509.45 -1.060 .289
1-3 535.49/522.36 -.550 .582
1-4 535.49/440.15 -3.664 <.001 1º “
1-6 535.49/458.48 -2.515 .012 1º “
2-3 509.45/522.36 -.492 .623
2-4 509.45/440.15 -2.581 .010 2º “
2-6 509.45/458.48 -1.629 .103
3-4 522.36/440.15 -3.052 .002 3º “
3-6 522.36/458.48 -2.056 .040 3º “
4-6 440.15/458.48 -.564 .573

A.2.2. Análisis factorial:


Se ha realizado un análisis factorial exploratorio (AFE) de componentes principales
con rotación oblimin para los ítems del cuestionario SCOFF. El índice de Kaiser-Meyer-Olkin
(KMO) es de 0.62 y el test de esfericidad de Bartlett es de 394.646 (gl=10; p<.0001). El AFE
muestra una estructura de dos factores con valores propios superiores a 1 que explican un
55.61% de la varianza. La tabla 4.7. muestra la distribución de los ítems, el peso factorial y
la varianza explicada para la muestra total. El factor 1 (Pérdida de control sobre la comida)
incluye ítems relacionados con aspectos más cognitivos como el control sobre la comida o la
imagen corporal, y explica un 35.59% de la varianza; el factor 2 (Conductas purgativas)
incluye dos ítems relacionados con la conducta, como provocarse el vómito o haber comido
mucho, y explica un 20.02% de la varianza. La fiabilidad de la puntuación total del SCOFF,
analizada mediante el alfa de Cronbach, es de 0.54.
Debido a las diferencias obtenidas según sexo en la puntuación total directa del
SCOFF (Mann-Whitney U= -5.969; p<.001) y, dado que hay diferencias en la prevalencia de
los TCA entre chicos y chicas (Guerro-Prado, Barjau Romero y Chinchilla Moreno, 2001), se
ha realizado un segundo AFE. En la tabla 4.7. se muestran los factores para chicos y chicas
y los coeficientes de fiabilidad (alfa de Cronbach), que oscilan entre 0.24 y 0.59. Para el
grupo de las chicas, el índice de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) es de 0.61, y el test de
esfericidad de Bartlett tiene un valor de 209.744 (df=10; p<.0001). Los dos factores
presentan valores propios superiores a 1, y explican un 56.38% de la varianza. El primer
factor (Pérdida de control sobre la comida) explica el 35.64% de la varianza e incluye los

128
ítems 2, 4 y 5. El segundo factor (Conductas purgativas) explica el 20.74% de la varianza e
incluye los ítems 1 y 3. Esta estructura factorial es similar a la de la muestra total.
En el grupo de chicos, el KMO es de 0.65, el valor del test de esfericidad de Bartlett es de
163.227 (g.l. =10; p<.0001). Sólo aparece un único factor con valor propio superior a 1 que
explica el 34.92% de la varianza.

Tabla 4.7. Estructura factorial del SCOFF de la muestra total, y para chicos y chicas.
Muestra total Chicas Chicos
(N = 1003) (n=490) (n=513)

Ítem FACTOR 1 FACTOR 2 FACTOR 1 FACTOR 2 FACTOR 1

1 .179 .591 .203 .619 .52


2 .844 .084 .829 -.039 .68
3 -.141 .877 -.157 .868 .52
4 .812 .054 .780 .049 .65
5 .462 .192 .565 -.003 .56

Varianza explicada: 35.59% 20.02% 35.64% 20.74% 34.92%

Alfa de Cronbach ! 0.56 0.25 0.59 0.24 0.52

A.2.3. Validez discriminante:

La validez discriminante del SCOFF se estudia para clasificar la población de riesgo y de no


riesgo de TCA; para ello se calculó el índice de sensibilidad y especificidad para diferentes
puntos de corte. El índice de sensibilidad se define como la proporción de participantes de
un grupo de riesgo que superan un punto de corte, mientras que la especificidad se refiere al
porcentaje de participantes de no-riesgo que no superan dicho punto de corte. La tabla 4.8.,
muestra los índices de sensibilidad y especificidad para diferentes puntos de corte del
SCOFF. El mejor punto de corte de la puntuación total del SCOFF (cinco ítems) es de 2, con
una especificidad del 77.74% y una sensibilidad del 73.08%. Debido a que las estructuras
factoriales se muestran diferentes entre chicos y chicas, se seleccionan tres ítems (2, 4 y 5)
para establecer un nuevo punto de corte para chicos y chicas. Estos ítems son los que
presentan los pesos factoriales más altos. En la tabla 4.8. se muestran los índices de
sensibilidad y especificidad para chicos y chicas. El mejor punto de corte para los chicos es
de 1; con una sensibilidad del 89.19% y una especificidad del 69.25%. Para las chicas, el
mejor punto de corte es 2, con una sensibilidad de 84.09% y una especificidad de 72.27%.

129
Tabla 4.8. Índices de sensibilidad y especificidad para diferentes puntos de corte del SCOFF para la muestra total e Intervalos
de confianza (entre paréntesis).

Muestra total Chicos Chicas

Cinco ítems (ítems 2, 4 y 5)


Punto Sensibilidad Especificidad Sensibilidad Especificidad Sensibilidad Especificidad
de
corte
1 92.31 54.11 89.19 69.25 95.45 47.27
(79.18 -99.19) (60.83 – 69.67) (89.30-100) (42.61-51.94)
(86.39-98.22) (50.81-57.41)

2 73.08 77.74 54.05 87.44 84.09 72.27


(37.99 - 0.11) (84.37 – 90.52) (73.28- 94.90) (80.18-87.09)
(63.23-82.92) (74.98-80.49)

3 41.03 93.61 16.22 97.76 45.45 94.32


(4.34 - 28.09) (96.38 – 99.13) (30.74-60.17) (92.15-96.48)
(30.11-51.49) (91.99-95.23)

4 5.13 98.52

(.23-10.02) (97.72-99.32)

IC: Intervalo de confianza 95%

También se calculó la curva ROC para las puntuaciones del SCOFF (Muro y Amador, 2007).
La figura 4.12. presenta la curva ROC. El área bajo la curva es de .818 (Índice de confianza
95% del área: .771 a .865).
Figura 4.12. Área bajo la curva: .818 (Índice de confianza 95% del área: .771 a .865)

0,9
Sensitividad (verderos positivos)

0,8

0,7

0,6
No discrimination
0,5
SCOFF
0,4

0,3

0,2

0,1

0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
1 - Especificidad (falsos positivos)

130
A.2.4. Validez concurrente:
Para calcular la validez concurrente del SCOFF se calcularon las correlaciones de Pearson
entre la puntuación total del SCOFF y las escalas del EDI-2. En la tabla 4.9. se muestran las
correlaciones entre los dos cuestionarios; la mayoría de las correlaciones son bajas, aunque
significativas. Sólo en las escalas de Obsesión por la delgadez e Insatisfacción corporal se
muestran correlaciones medias y significativas con la puntuación total del SCOFF (0.63 y
0.53, respectivamente).

Tabla 4.9. Correlaciones de Pearson entre el SCOFF y las escalas del EDI-2.

Escalas EDI-2 SCOFF

Obsesión por la delgadez .633**


Bulimia .128**
Insatisfacción corporal .526**
Ineficacia .362**
Perfeccionismo .111**
Desconfianza interpersonal .121**
Conciencia interoceptiva .375**
Miedo a la madurez .111**
Ascetismo .245**
Impulsividad .263**
Inseguridad social .182**

* p<.05; **p<.01

131
En resumen,
si se utiliza el punto de corte propuesto por los autores del SCOFF casi un 30% de la
muestra se sitúa en la franja de riesgo. Se aprecian diferencias estadísticamente
significativas según sexo y curso; son las chicas las que presentan un rango promedio
mayor que el de los chicos. En cuanto al curso académico se refiere, la mayoría de
diferencias estadísticas se muestran en los cursos de 6º de primaria y 4º de ESO con otros
cursos. El análisis factorial con la muestra total, presenta una distribución de dos factores
que se reproduce en el caso del AFE para las chicas, para el grupo de chicos sólo aparece
un único factor. El mejor punto de corte para la presente muestra es de 2 puntos,
coincidiendo con la propuesta de los autores. Los puntos de corte que presentan una
sensibilidad y especificidad mejor difieren entre chicas y chicos, en el primer caso sigue
siendo un punto de corte de dos puntos positivos o más, y para el grupo de los chicos es 1.

132
A.3. CUESTIONARIO DE HÁBITOS ALIMENTARIOS:

Los resultados del cuestionario de hábitos alimentarios se presentan agrupados según los
cuatro bloques de contenido: Aspectos sociodemográficos, Hábitos alimentarios, Actitudes
hacia el acto de comer y/o comida, y Dieta. Para el análisis de este cuestionario se ha
realizado un recuento de frecuencias de cada variable.

A.3.1. Bloque I: Aspectos sociodemográficos


En la figura 4.34., se presenta la distribución de los participantes según las personas con las
que convive. Un 75.8% de los participantes informa de que vive acompañado de sus padres
y hermanos, un 14.2% convive con la madre y los hermanos; un 7.1% informa que vive con
los padres y otros familiares, el 2.9% restante se reparte entre otros modelos familiares
como, familia extensa e hijos; padre e hijos o padre/madre, familia extensa e hijos.
La media de edad del padre es de 45.55 años (Desviación típica =5.58) y la de la madre es
de 42.77 años (Desviación típica = 4.86). Un 56.5% informa que tiene un hermano, seguido
de un 19.1% que informa que no tiene ninguno; la edad media de los hermanos es de 14.5
(Desviación típica = 6.95).
En cuanto a las actividades extraescolares que realizan los participantes, un 68.4%
informa que hace alguna actividad extraescolar. En la figura 4.35., se observa que un
72.8% comenta que no realiza ninguna de las actividades propuestas; un 15.5% informa que
hace gimnasia rítmica o deportiva, el 10.4% restante se reparte entre el resto de opciones
(patinaje artístico o de hielo, ballet, atletismo). De los participantes que informan de que
hacen alguna actividad extraescolar, un 39.1% informa que dedica menos de tres horas
semanales, un 39.7% dedica de 3 a 5 horas a la semana y un 21.1% dedica a dicha
actividad extraescolar más de 5 horas a la semana.

133
Figura 4.34. Porcentajes según las personas que conviven con el participante

100
90
75,8
80
70
60
50
40
30 14,2
20
7,1 1,5
10 1,1 0,4
0

os

s
s

jos

ijo
s

ne
ijo

hij
re

+h
hi
+h

cio
e+
ilia
s+

re
re

dr

op
m

ad
re
ad

pa
fa
ilia

s
m

ra
s
m
e+

ro

ot
fa

ot
dr

s+
s
pa

ro

ijo
ot

+h
es
dr
pa

Figura 4.35. Porcentajes de las actividades extraescolares que realizan los participantes.

100
90
80 72,8
70
60
50
40
30
20 15,5
2,9 5,7 1,8 1,1
10
0
gimnasia patinaje ballet atletismo ninguna de combinación
rítmica o artístico/hielo las anteriores de algunas de
deportiva ellas

A.3.2. Bloque II: Hábitos alimentarios:


En cuanto a quién se encarga de organizar los menús en casa (ver figura 4.36.), un 66.7%
de los participantes informa que es la madre, un 21.9% informa que son la madre y el padre,
el 6.4% indica que se encargan otras personas y el 5% se reparte entre el resto de opciones
o en la combinación de las mismas. Cabe destacar que en la categoría de otras
combinaciones destaca la respuesta de padres y otras personas (2.7%).
En referencia a quién se encarga de hacer la compra de forma habitual, son las madres en
primer lugar (45.9%) seguido del padre y madre (24.6%); el 29.5% restante se reparte en la
combinación de distintas respuestas. Según informan los participantes sobre si comen o no

134
en la escuela, un 65.3% de la muestra manifiesta que no come en la escuela, mientras que
un 28.9% informa de que sí lo hace y un 5.7% lo hace de vez en cuando.
En cuanto a las cinco comidas diarias, en la figura 4.37. se muestra que más de un 90% de
la muestra hace la comida del mediodía y la cena todos los días de la semana; un 80.6%
informa de que hace el desayuno cada día y entre un 64.7% y un 68.5% informa de que
hacen el bocadillo de media mañana y la merienda. Cabe destacar que casi un 20% de los
participantes informan de que no desayunan cada día, un 31.5% no comen nada a media
mañana y un 35.3% tampoco lo hace en la merienda. Entre un 64.3% y un 93.6% de los
estudiantes informan de que hacen alguna de las comidas en casa, durante la semana, de
lunes a viernes. Cabe resaltar que un 66.4% de los participantes informan de que toman el
bocadillo de media mañana en la escuela, y entre un 4.9% y un 18.6% informan de que
hacen la comida y/o la merienda también en la escuela. Durante los fines de semana, entre
un 65.2% y un 86.3%, informan de que siempre hacen las cuatro comidas en casa
(desayuno, comida, merienda y cena). Entre un 46.5% y un 18.6% informan de que algún
día comen fuera, siendo la comida la más escogida.

En la figura 4.38. se muestra cómo come el participante durante la semana: desayuno,


bocadillo de media mañana, comida, merienda y cena, los cinco días de la semana. Se
incluyen cuatro formas distintas de comer: sentado a la mesa, en el sofá, tumbado en el sofá
o en la cama, de pie y, la combinación de cualquiera de ellas (por ejemplo: sentado a la
mesa y en el sofá, sentado a la mesa y de pie). En la figura 4.38. se muestra que más de un
65% de los participantes informa que hace el desayuno y más del 90% hace la comida y la
cena sentados a la mesa. Cabe destacar que sentado en el sofá es la forma más escogida
por los participantes en la merienda (39.8%). En cuanto a comer de pie, es el bocadillo de
media mañana (86.5%) el que más ha sido escogido por los participantes. En el caso de la
merienda hay más variabilidad en la forma de comer, la opción más escogida es la de estar
sentado en el sofá (39.8%), en segundo lugar sentado a la mesa (34%) y un 17.6% de los
participantes informa de que lo hace de pie.
Durante los fines de semana, entre un 35% y un 94.5%, hacen las comidas sentados en la
mesa. Un 20% de los participantes informa de que hace el desayuno sentado en el sofá y en
la merienda lo hace un 36.6%. Un 32.2% de los participantes dice hacer el bocadillo de
media mañana de pie en la calle y un 24.5% informa de que lo hace también sentado en el
sofá (ver figura 4.39).

135
En cuanto quién acompaña a los participantes durante las comidas entre semana, se
destacan los siguientes datos:
- Durante el desayuno un 23.5% de los participantes informa de que lo hace
acompañado de sus hermanos, seguido de un 18.6% al que acompaña toda la
familia.
- A la hora de la comida un 28.4% informa de que está acompañado de sus
compañeros de escuela y un 21.5% informa de que lo hace con toda su familia.
- En la merienda un 30.2% informa de que está acompañado de sus hermanos.
seguido de un 20.1% que lo hace acompañado de sus compañeros.
- Un 62.1% de los participantes informan de que hacen la cena con toda su familia.
Durante los fines de semana destaca que:
- Más de un 50% de la muestra informa de que está acompañado por toda la
familia en todas las comidas, a excepción de la merienda que sólo lo hace un
33.9%.
El resto de los porcentajes quedan incluidos en las demás opciones o en la combinación de
algunas de ellas. Sólo se comentan las más significativas.
En cuanto a las actividades que los participantes realizan durante las comidas, se
observan en la figura 4.40. los siguientes aspectos:
- Más de un 25% de los participantes informan de que ven la TV durante las cuatro
comidas, alcanzando un 36.5% en la merienda.
- Hablar con los demás también es una constante en todas las comidas para más
del 20% de los participantes en el desayuno y la comida.
- Más de un 20% informa que hace los deberes mientras desayuna o come, y entre
un 11.1 y un 15.8% informan de que lo hacen durante la merienda y la cena.
- La combinación de las actividades más escogidas por los participantes de este
estudio son, ver la TV y hablar con los que tiene alrededor. Los participantes
informan de que las hacen durante todas las comidas, especialmente durante la
comida y la cena, superando el 35% de los participantes.
El resto de los porcentajes quedan incluidos en las demás opciones o en la combinación de
algunas de ellas. Sólo se comentan las más significativas.

136
Figura 4.36. Porcentaje de los que organizan el menú en casa.

2,7
6,4

madre
21,9
padre
madre y padre
otras personas

2,3 otras combinaciones


66,7

Figura 4.37. Distribución de las comidas que hacen los participantes cada día en porcentajes.

97,9
100 94
90 80,6
80
68,5
70 64,7
60
Come cada día
50
35,3 No come cada día
40 31,5
30
19,4
20
10 6
2,1
0
desayuno bocadillo de comida merienda cena
media mañana

137
Figura 4.38. Porcentajes de cómo comen los participantes en cada comida de lunes a viernes.

100
93,1
91
90 86,5

80

67,9
70
Sentado a la mesa
60
Sentado en el sofá
50 Tumbado en el sofá o cama
39,8
De pie
40
34
Combinación de algunas
30

20 17,2 17,6

10,8
8,8
10 4,8 5,5 6,1
2,3 3,8 3,1
1,8 0,7 0,7 0,4 1,1 0,8 0,4 1,8
0,3
0
Desayuno Bocadillo de media Comida Merienda Cena
mañana

Figura 4.39. Porcentajes de cómo comen los participantes en cada comida los fines de semana.

100
94,5
89,5
90

80
71,2
70
Sentado a la mesa
60
Sentado en el sofá
50 Tumbado en el sofá o cama
De pie
40 33,9 35 36,6
32,2 Combinación de algunas
30 24,5
20
17,5
20
7,8 8,5
10 6
3,2 4,3 1,4 1,7 3,2 2,3 1,5 1,1 2
0,6 0,8 0,8
0
Desayuno Bocadillo de Comida Merienda Cena
media mañana

138
Figura 4.40. Porcentajes de qué actividades hacen los participantes durante las comidas de lunes a viernes.

100

90

80
Ver TV
70 Hacer deberes

60 Jugar
Ordenador
50
Hablar con los demás
39,2
40 34,8
36,5
Ninguna actividad
32,1 32,8

30 27,1
24,4 Ver TV+hablar
20,9 22 20,9
16,6 Combinación de varias
20 15,1 15,8
11,1
10 6,1 4,9 5,3 3,8 4,4 2,2
6 5,1 5
0,5 1,6 0,4 0,3 0,3 0,3 1,1 0,4 0,6
0
DESAYUNO COMIDA MERIENDA CENA

A.3.3. Bloque III: Actitudes hacia el acto de comer y/o comida.


Según informan los participantes de este estudio un 88% dice que sus padres no utilizan la
comida como castigo y que un 8.6% lo hace de forma ocasional. También informan de que
cuando no tienen hambre, el 63.6% come lo que le han puesto o come alguna cosa como
fruta o yogurt (68.9%); y el 18.5% de los participantes dice no comer nada (las categorías no
son excluyentes entre sí).
En cuanto a las estrategias que los participantes utilizan cuando no quieren comer aquello
que sus padres les han servido se destaca lo siguiente:
- Un 66.7% de la muestra dice comer aquello que le ponen los padres.
- El 33.3% de los participantes, informa utilizar otro tipo de estrategias para no comer
como esconder la comida y luego tirarla sin que sus padres se den cuenta (6.1%); decir que
se lo comen pero luego lo vomitan (3%); tardar mucho en comer y así consiguen que le
perdonen la comida (35.4%); masticar mucho rato la comida (24.2%); hacer trozos
pequeños de los alimentos e ir separándolos en el plato (25.5%) y, finalmente, un 9.9% de la
muestra informa de que aunque tenga hambre no come nada (el porcentaje total es mayor al
100% debido a que las categorías no son excluyentes entre sí).
Cuando se les pregunta a los participantes que describan su forma de comer y de la
cantidad de comida que comen, un 53.2% comenta que come muy rápido y el 39.7% opina
que lo hace muy poco a poco. El 46.1% opina que come mucha cantidad de comida,
mientras que el 39.7% dice comer muy poco. Un 75% de la muestra cree que come igual

139
que los otros chicos y chicas de su edad, un 13.7% considera que come menos que sus
iguales y un 12% dice que come más que su mismo grupo de iguales.

A.3.4. Bloque IV: Dieta


En cuanto al tema de la dieta se refiere, un 16.1% de los participantes dice que se le ha
recomendado hacer dieta: por un médico (47.5%), los amigos (14.1%) u otras personas
cercanas a él/ella (19.2%).
Un 30.5% de los participantes cree que necesita hacer dieta, y las razones que comenta
son varias, y no excluyentes entre sí: un 74% dice que se siente gordo, un 72.3% no se
siente bien con su figura; entre un 19.3% y un 38.7% opina que sus amigos o en su casa le
dicen que está gordo o que tiene que adelgazar. El 31.5% de los participantes expresa que
a causa de las actividades extraescolares que hace tiene que bajar de peso; un 30.1% dice
que el médico, farmacéutico o dietista le ha recomendado que adelgace, y el 25.9%
comenta que se quiere parecer a las modelos de pasarela (ver figura 4.41.).

En la figura 4.42. se representan los porcentajes de las estrategias que los participantes,
que creen necesitar hacer dieta, han utilizado para bajar de peso. Las siete estrategias que
plantea este cuestionario no son excluyentes entre sí, por lo que la suma de los porcentajes
superará el 100%. El 41.6% de los participantes comenta que a pesar de querer bajar de
peso no ha hecho nada para conseguir dicho objetivo; un 58.4% comenta haber utilizado
alguna o varias de las siguientes estrategias: un 59.7% de los participantes dice que ha
dejado de tomar ciertos alimentos que cree que engordan, el 47.5% dice que dedica muchas
horas a hacer ejercicio físico “para quemar grasas”; un 7.7% informa que ha tomado
diuréticos y/o laxantes alguna vez, un 5.1% reconoce haber vomitado después de comer y
un 14.2% dice haber dejado de comer acompañado.
También se les pregunta si durante los últimos seis meses ha habido alguien cercano
(familia y/o amigos) que haya hecho dieta, un 59.3% de los participantes informa de que
alguien de su familia y/o amigos ha hecho algún tipo de dieta para adelgazar; en un 22.2%
de los casos ha sido la madre, en un 14.5% otros familiares, y un 5.9% informa que ha sido
él mismo quien ha hecho dieta para adelgazar. De estas dietas, un 52.8% han sido
controladas por algún profesional, por lo que un 47.2% lo han hecho según su criterio. El
73.9% de los participantes que informan de que alguien cercano ha hecho dieta dicen que
no le ha influido en su forma de comer, mientras que el 26.1% informa de que sí le ha
influido de algún modo. El 88.9% de estos participantes considera que ahora controla más
el tipo de alimentos que toma, un 55.9% pregunta si engorda o no un alimento y, el 61.8%
ha dejado de tomar algún alimento que antes comía.

140
Figura 4.41. Porcentajes de las razones por las que los participantes creen que necesitan hacer dieta.

100
90
80 74 72,3
70
60
50 38,7
40 31,5 30,1 25,9
30 19,3
20
10
0
Se siente gordo Sus amigos le En casa le Necesita Recomendado Quiere No se siente
dicen que está dicen que tiene adelgazar a por un parecerse a las bien con su
gordo que adelgazar causa de las profesional modelos figura
actividades
extraescolares

Figura 4.42. Porcentajes de las estrategias que han utilizado los participantes para bajar de peso.

100
90
80
70
59,7
60
47,5
50 41,6
40
30
18,5
20 14,2
7,7 5,1
10
0
No he hecho Hago mucho He dejado de Sólo como He tomado Después de He dejado de
nada ejercicio tomar ciertos fruta y diuréticos / comer vomito comer
alimentos verdura laxantes acompañado

141
En resumen,
el modelo familiar más común en esta muestra es del padre, madre e hijos y, en segundo
lugar de importancia, conviven madre e hijos. Más de un 65% de la muestra comenta que
hace alguna actividad fuera del horario escolar.
En cuanto a los hábitos alimentarios se refiere, cabe destacar que la madre sigue siendo la
figura responsable de la organización y compra de la comida; más de la mitad de los
participantes informan de que no hacen la comida en las escuelas; también comentan que
las comidas que menos hacen son el bocadillo de media mañana y la merienda. Las
actividades que realizan con más frecuencia mientras comen son ver la TV y hablar con los
que tienen alrededor. Un tercio de los participantes informa de que utiliza estrategias
distintas para no comer aquello que no quiere; y en primera opción los participantes escogen
la de tardar mucho en comer y así conseguir que le perdonen la comida. En el bloque sobre
la dieta, cabe destacar que un tercio de la muestra informa que cree necesitar hacer dieta, y
las dos razones que escoge, principalmente, son que se siente gordo y/o que no se siente
bien con su figura, aunque cabe destacar que entre un 25-30% de los participantes dice
querer bajar de peso debido a las actividades extraescolares o que se quiere parecer a las
modelos de pasarela. Casi el 60% de los participantes informan de que alguien cercano ha
hecho dieta, y más de un 25% que informa que le ha influido de algún modo, como controlar
más el tipo de alimento que toma.

142
A.4. EDE-12:

Los resultados que se presentan en este apartado corresponden a un 9.69% de la muestra


total, es decir, la población de riesgo a quien se les aplicó esta entrevista semi-estructurada
(ver apartado de procedimiento).
En la tabla 4.10. se presentan las medias y desviaciones típicas de las cuatro escalas de la
entrevista EDE. Las puntuaciones medias de las escalas oscilan entre 0.59 (Escala de
preocupación por la comida) y 2.04 (Escala de Preocupación por el peso). Según estas
puntuaciones, el peso es lo que más preocupa a los adolescentes de esta muestra, en
comparación con la restricción dietética y la preocupación por la comida.

Tabla 4.10. Medias y desviaciones típicas de las escalas del EDE.

Escalas MEDIA DESVIACIÓN TÍPICA

Restricción 8.20 1.36


Preocupación por la comida 2.93 0.89
Preocupación por el peso 15.94 1.57
Preocupación por la figura 10.20 1.67

A.4.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar


El análisis de las diferencias entre chicos y chicas, en las escalas del EDE-12, se ha
calculado mediante la t de Student. Los resultados se presentan en la tabla 4.11. Según se
observa, en todas las escalas, a excepción de la de Restricción, se aprecian diferencias
estadísticamente significativas. Son las chicas quienes obtienen puntuaciones más altas que
el grupo de los chicos. Es decir, el grupo de las chicas se muestra más preocupado por la
comida, peso y figura que los chicos de esta muestra.
Tabla 4.11. Diferencias entre sexos según las escalas del EDE-12
Diferencia entre sexos
Chicos Chicas

Escalas Media DT Media DT t p


Restricción 7.48 7.15 8.87 6.46 -1.060 .292
Preocupación por 2.00 3.37 3.70 5.11 -2.064 .042 Chicas “
la comida
Preocupación por 6.58 6.38 12.24 7.49 -4.241 <.001 Chicas “
el peso
Preocupación por 10.56 11.71 20.67 12.97 -4.272 <.001 Chicas “
la figura

143
Se han realizado cuatro ANOVAs, uno por escala, tomando como variable dependiente las
escalas del EDE-12 y como variable independiente los cursos. No se aprecian diferencias
estadísticamente significativas según curso en ninguna de las escalas de la entrevista EDE-
12: Restricción (F(1,107)= 1.393; p=.242), Preocupación por la comida (F(1,102)= 1.570; p=.188),
Preocupación por el peso (F(1,103)= 0.965; p=.430) y Preocupación por la figura (F(1,104)=
0.210; p=.932).

En resumen,
el grupo de las chicas muestran una mayor preocupación por el peso, figura y comida que
los chicos. No se aprecian diferencias estadísticamente significativas según el curso
académico.

144
A.5. APQ:

Como se ha comentado en el apartado de instrumentos, los protocolos del APQ fueron


corregidos por TEA. La tabla 4.24. recoge la mediana de los centiles y la amplitud intercuartil
para las escalas primarias del APQ. La escala de Autosuficiencia es la que presenta la
mediana más alta (centil 70) y las escalas de Razonamiento y de Perfeccionismo son las
que obtienen una mediana de centil menor (35). La amplitud intercuartil presenta un rango
entre 35-50.

Tabla 4.24. Mediana y amplitud intercuartil de las escalas primarias del APQ

ESCALAS Mediana Amplitud intercuartil Mínimo-máximo


Afabilidad 40 50 2-99
Razonamiento 35 35 2-99
Estabilidad emocional 45 40 4-98
Dominancia 60 40 4-99
Animación 45 40 2-90
Atención a las normas 50 35 10-99
Atrevimiento 45 40 3-99
Sensibilidad 50 45 2-99
Vigilancia 65 45 2-99
Abstracción 60 35 2-99
Privacidad 55 40 3-99
Aprensión 55 40 3-99
Apertura al cambio 40 40 2-99
Autosuficiencia 70 40 5-99
Perfeccionismo 35 50 1-90
Tensión 65 40 5-99

La tabla 4.25. muestra los centiles para las Preferencias ocupacionales. El centil más alto
pertenece a la preferencia de Gestión o comercio (mediana de centil 70) seguido de las
escalas de preferencia Científico, Artístico y de Organización. Los valores mínimos difieren
según las preferencias pero, por el contrario, los máximos son muy uniformes.

Tabla 4.25. Preferencias ocupacionales, medianas y amplitud intercuartil.

PREFERENCIA Mediana Amplitud intercuartil Mínimo-máximo


OCUPACIONAL
Manual 50 50 4-99
Científico 55 50 3-99
Artístico 55 50 10-99
De ayuda 45 55 5-90
Gestión o comercio 70 52 25-99
Organización 55 55 5-99

145
En la tabla 4.26. se muestran los centiles para las escalas de dificultades cotidianas. Como
se puede comprobar las medianas más elevadas corresponden a las escalas de Desánimo,
Preocupación y Afrontamiento deficiente, y la escala con menor mediana es la de
Dificultades con la adicción. El resto de las escalas obtienen medianas entre 45 y 55.

Tabla 4.26. Dificultades cotidianas, mediana y amplitud intercuartil.

DIFICULTADES COTIDIANAS Mediana Amplitud intercuartil Mínimo-máximo


Desánimo 65 55 10-99
Preocupación 65 55 3-99
Imagen pobre de sí mismo 55 50 10-99
Disconformidad consigo mismo 55 45 1-99
Ira y agresión 55 60 20-99
Dificultades con la autoridad 55 55 15-99
Dificultades con la adicción 30 45 25-99
Total en dificultades 60 45 10-99
Dificultades en casa 60 40 10-99
Dificultades en el colegio 45 50 15-97
Afrontamiento deficiente 65 50 15-99

Los centiles para las dimensiones globales del APQ se recogen en la tabla 4.27. Se observa
que la mayor mediana pertenece a la escala de Dureza, que es la que presenta una mayor
dispersión; y la escala de Extraversión es la que presenta la mediana menor.

Tabla 4.27. Dimensiones globales, mediana y amplitud intercuartil.

DIMENSIONES GLOBALES Mediana Amplitud intercuartil Mínimo-máximo


Extraversión 39.50 47 1-99
Ansiedad 51 44.75 1-99
Dureza 58 50 1-99
Independencia 50 48 1-99
Autocontrol 45.5 46 1-99

146
A.5.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso académico:

Escalas primarias:
Para analizar la relación entre la variable sexo y las características de personalidad, se ha
utilizado el estadístico U de Mann-Whitney. Como puede apreciarse en la tabla 4.28., se han
encontrado diferencias estadísticamente significativas según el sexo en las escalas
primarias de Razonamiento, Estabilidad emocional, Dominancia, Atención a las normas,
Vigilancia, Abstracción y Aprensión. El grupo de chicos obtiene puntuaciones más elevadas
en las escalas de Dominancia, Abstracción y Aprensión. Las chicas obtienen puntuaciones
más elevadas en las escalas de Razonamiento, Estabilidad emocional, Atención a las
normas y Vigilancia.

Tabla 4.28. Análisis de las diferencias según sexo en las escalas primarias del APQ mediante la U de Mann-Whitney, rango
promedio, Z y probabilidad.
Chicos Chicas Diferencia entre sexos
Escala n Rango n Rango Z p
promedio promedio
Afabilidad 443 437.76 437 443.27 -.323 .747
Razonamiento 415 407.06 442 449.60 -2.532 .011 Chicas “
Estabilidad 448 420.56 447 475.50 -3.186 .001 Chicas “
emocional
Dominancia 437 476.10 447 409.65 -3.885 <.001 Chicos “
Animación 442 433.80 441 450.22 -.962 .336
Atención a las 448 417.52 447 478.55 -3.540 <.001 Chicas “
normas
Atrevimiento 448 450.24 447 445.75 -.260 .795
Sensibilidad 448 451.68 447 444.31 -.428 .669
Vigilancia 448 430.34 447 465.70 -2.052 .040 Chicas “
Abstracción 448 475.22 447 420.72 -3.161 .002 Chicos “
Privacidad 448 436.14 447 459.88 -1.377 .169
Aprensión 448 468.12 447 427.84 -2.336 .020 Chicos “
Apertura al cambio 447 441.36 447 453.64 -.713 .476
Autosuficiencia 448 460.16 447 435.81 -1.413 .158
Perfeccionismo 440 426.44 445 459.37 -1.922 .055
Tensión 448 448.14 447 447.86 -.016 .987

Para analizar el efecto del curso académico se ha aplicado el estadístico H de Kruskal-


Wallis y para los contrastes a posteriori se ha utilizado el estadístico U de Mann-Whitney. En
la tabla 4.29., se observa que la mayoría de las escalas primarias presentan diferencias
estadísticamente significativas según el curso académico: Afabilidad, Razonamiento,
Estabilidad emocional, Animación, Atención a las normas, Sensibilidad, Abstracción,
Privacidad, Apertura al cambio, Perfeccionismo y Tensión.

147
Tabla 4.29. Análisis de las diferencias entre cursos en las escalas primarias del APQ mediante la H de Kruskal-Wallis, Χ2 y
probabilidad.
Chi-cuadrado
Escalas Media (Desviación típica) Χ2 p

Afabilidad 44.31 (26.18) 20.429 <.001


Razonamiento 36.91 (26.63) 123.161 <.001
Estabilidad emocional 48.25 (25.87) 13.702 .008
Dominancia 59.63 (27.12) 8.650 .070
Animación 49.27 (26.59) 23.409 <.001
Atención a las normas 53.38 (24.50) 28.974 <.001
Atrevimiento 45.42 (25.77) 8.128 .087
Sensibilidad 48.01 (28.40) 32.957 <.001
Vigilancia 62.87 (25.30) 6.101 .192
Abstracción 57.29 (23.44) 13.811 .008
Privacidad 55.83 (25.92) 31.012 <.001
Aprensión 54.06 (26.69) 6.361 .174
Apertura al cambio 46.71 (26.89) 9.604 .048
Autosuficiencia 65.26 (26.72) 2.387 .665
Perfeccionismo 43.77 (26.44) 12.067 .017
Tensión 63.60 (25.21) 11.681 .020

En la tabla 4.30., se presentan las diferencias entre cursos para las escalas primarias del
APQ. En la escala de Afabilidad se observan diferencias estadísticamente significativas
entre los cursos de 3º de ESO con los de 1º, 2º y 4º de ESO; en todos los casos los de
tercer curso presentan un rango promedio por debajo de los otros cursos. También
aparecen diferencias estadísticamente significativas entre los cursos de 4º de ESO y 6º de
primaria; en este caso son los mayores los que muestran una puntuación media superior. En
la escala de Razonamiento se aprecian diferencias estadísticamente significativas en la
mayoría de los cursos; el curso de 1º obtiene un rango promedio por debajo de los cursos de
3º y 4º de ESO; del mismo modo sucede con el curso de 2º de ESO que presenta valores
inferiores a los cursos de 3º y 4º de ESO. También se observan diferencias entre los cursos
de 3º y 6º y los extremos de 4º de ESO y 6º de primaria, en este caso los mayores obtienen
una puntuación más elevada que los más pequeños. En la escala de Estabilidad
emocional sólo se obtienen diferencias estadísticamente significativas entre los cursos de
4º y los de 1º y 3º de ESO; en ambos casos los de 4º curso presentan un rango promedio
superior al de los participantes de primero y tercer curso. En la escala de Animación se
observan diferencias estadísticamente significativas entre los cursos de 6º de primaria y los
cursos de 1º, 2º y 3º de ESO; en los tres casos los más pequeños presentan un rango
promedio superior al resto de los cursos. Se aprecian diferencias estadísticamente
significativas entre los cursos de 4º de ESO y los de 1º y 2º curso; en ambos casos los de

148
cuarto curso obtienen una puntuación promedio superior a los de primero y segundo. En la
escala de Atención a las normas, aparecen diferencias estadísticamente significativas
entre los cursos de 1º y 2º con los cursos de 3º y 4º de ESO; los de primer curso presentan
un rango promedio superior a los cursos de 3º y 4º de ESO y, los participantes de 2º curso
de ESO obtienen puntuaciones mayores que los de 4º de ESO. También se aprecian
diferencias estadísticamente significativas entre los cursos de 6º de primaria y 3º y 4º de
ESO; en ambos casos son los más pequeños los que obtienen medias superiores. En la
escala de Sensibilidad, se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los
cursos de 6º de primaria y 1º, 2º, 3º y 4º de ESO, en todos los casos los de 6º son los que
presentan un rango promedio más bajo. Se observan diferencias también entre los cursos
de 1º y 3º de ESO; son estos últimos los que muestran un rango promedio superior. Para la
escala de Abstracción sólo se observan diferencias estadísticamente significativas entre 4º
de ESO y los cursos de 1º y 2º de ESO y 6º de primaria; en todas las situaciones los
participantes de 4º de ESO son los que presentan una puntuación menor. También se
aprecian diferencias estadísticamente significativas en la escala de Privacidad entre 6º de
primaria y el resto de cursos, en todos los casos los más pequeños obtienen un rango
promedio superior. En la escala de Apertura al cambio se muestran diferencias
estadísticamente significativas entre 4º de ESO y los cursos de 6º de primaria y 1º de ESO,
son los mayores los que presentan un rango promedio más alto. Para el Perfeccionismo se
observan diferencias estadísticamente significativas entre distintos cursos, 4º de ESO y los
cursos de 6º de primaria, 1º y 2º de ESO, donde los más jóvenes muestran una puntuación
media superior a los participantes de cuarto curso. Finalmente, en la escala de Tensión se
aprecian diferencias estadísticamente significativas según el curso académico entre 3º de
ESO y los cursos de 1º, 2º y 4º de ESO; los más jóvenes muestran un rango promedio
superior al de los participantes de los otros cursos.

149
Tabla 4.30. Análisis de las diferencias entre cursos, rango promedio, Z y probabilidad, de las escalas primarias del APQ.

Escalas Grupos cursos Rango promedio Z p Diferencia

1-2 454.38/443.37 -.410 .682


1-3 454.38/378.34 -3.063 .002 1º“
1-4 454.38/493.71 -1.625 .104
1-6 454.38/402.14 -1.772 .076
Afabilidad 2-3 443.37/378.34 -2.282 .023 2º“
2-4 443.37/493.71 -1.845 .065
2-6 443.37/402.14 -1.267 .205
3-4 378.34/493.71 -4.103 <.001 4º“
3-6 378.34/402.14 -.856 .392
4-6 493.71/402.14 -2.891 .004 4º“
1-2 346.56/366.12 -.838 .402
1-3 346.56/514.06 -6.687 <.001 3º“
1-4 346.56/569.64 -9.191 <.001 4º“
1-6 346.56/364.83 -.845 .398
2-3 366.12/514.06 -5.356 <.001 3º“
Razonamiento 2-4 366.12/569.64 -7.588 <.001 4º“
2-6 366.12/364.83 -.093 .926
3-4 514.06/569.64 -2.011 .044
3-6 514.06/364.83 -4.878 <.001 3º“
4-6 569.64/364.83 -6.925 <.001 4º“
1-2 433.69/456.15 -.928 .354
1-3 433.69/403.28 -1.349 .177
1-4 433.69/502.08 -2.865 .004 4º“
1-6 433.69/450.85 -.596 .551
Estabilidad 2-3 456.15/403.28 -1.928 .054
emocional 2-4 456.15/502.08 -1.741 .082
2-6 456.15/450.85 -.150 .880
3-4 403.28/502.08 -3.309 .001 4º“
3-6 403.28/450.85 -1.354 .176
4-6 502.08/450.85 -1.550 .121
1-2 402.71/412.47 -.313 .754
1-3 402.71/448.18 -1.849 .064
1-4 402.71/483.74 -3.320 .001 4º“
1-6 402.71/521.04 -4.009 <.001 6º“
Animación 2-3 412.47/448.18 -1.263 .207
2-4 412.47/483.74 -2.548 .011 4º“
2-6 412.47/521.04 -3.347 .001 6º“
3-4 448.18/483.74 -1.314 .189
3-6 448.18/521.04 -2.272 .023 6º“
4-6 483.74/521.04 -1.113 .266
1-2 493.59/472.03 -.900 .368
1-3 493.59/378.48 -4.602 <.001 1º“
1-4 493.59/400.93 -3.684 <.001 1º“
Atención a las 1-6 493.59/473.57 -.603 .546
normas 2-3 472.03/378.48 -3.330 .001 2º“
2-4 472.03/400.93 -2.596 .009 2º“
2-6 472.03/473.57 -.006 .996
3-4 378.48/400.93 -.701 .484
3-6 378.48/473.57 -2.864 .004 6º“
4-6 400.93/473.57 -2.214 .027 6º“
1-2 443.12/449.83 -.293 .769
1-3 443.12/500.02 -2.281 .023 3º“
1-4 443.12/477.27 -1.398 .162
Sensibilidad 1-6 443.12/321.21 -2.566 .010 1º“
2-3 449.83/500.02 -1.792 .073
2-4 449.83/477.27 -1.023 .306
2-6 449.83/321.21 -3.963 <.001 2º“
3-4 500.02/477.27 -.825 .409
3-6 500.02/321.21 -5.308 <.001 3º“
4-6 477.27/321.21 -4.767 <.001 4º“
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

150
Escalas Grupos cursos Rango promedio Z p Diferencias

1-2 479.70/452.75 -1.020 .308


1-3 479.70/438.99 -1.620 .105
1-4 479.70/390.59 -3.604 <.001 1º“
Abstracción 1-6 479.70/466.68 -.497 .619
2-3 452.75/438.99 -.517 .605
2-4 452.75/390.59 -2.169 .030 2º“
2-6 452.75/466.68 -.477 .633
3-4 438.99/390.59 -1.744 .081
3-6 438.99/466.68 -.786 .432
4-6 390.59/466.68 -2.449 .014 6º“
1-2 437.12/420.63 -.729 .466
1-3 437.12/427.77 -.422 .673
1-4 437.12/435.40 -.132 .895
Privacidad 1-6 437.12/582.99 -5.099 <.001 6º“
2-3 420.63/427.77 -.148 .883
2-4 420.63/435.40 -.430 .667
2-6 420.63/582.99 -5.174 <.001 6º“
3-4 427.77/435.40 -.230 .818
3-6 427.77/582.99 -4.496 <.001 6º“
4-6 435.40/582.99 -4.201 <.001 6º“
1-2 443.17/444.29 -.049 .961
1-3 443.17/443.96 -.015 .988
1-4 443.17/491.10 -1.985 .047 4º“
Apertura al 1-6 443.17/393.31 -1.708 .088
cambio 2-3 444.29/443.96 -.012 .991
2-4 444.29/491.10 -1.756 .079
2-6 444.29/393.31 -1.645 .100
3-4 443.96/491.10 -1.618 .106
3-6 443.96/393.31 -1.482 .138
4-6 491.10/393.31 -2.934 .003 4º“
1-2 470.07/446.12 -.997 .319
1-3 470.07/432.80 -1.565 .117
1-4 470.07/390.10 -3.158 .002 1º“
Perfeccionismo 1-6 470.07/470.20 -.031 .976
2-3 446.12/432.80 -.466 .641
2-4 446.12/390.10 -2.106 .035 2º“
2-6 446.12/470.20 -.772 .440
3-4 432.80/390.10 -1.681 .093
3-6 432.80/470.20 -1.183 .237
4-6 390.10/470.20 -2.384 .017 6º“
1-2 442.94/443.76 -.025 .980
1-3 442.94/432.80 -2.375 .018 1º“
1-4 442.94/390.10 -1.547 .122
Tensión 1-6 442.94/470.20 -.476 .634
2-3 443.76/432.80 -2.101 .036 2º“
2-4 443.76/390.10 -1.388 .165
2-6 443.76/470.20 -.361 .718
3-4 432.80/390.10 -3.205 .001 3º“
3-6 432.80/470.20 -1.386 .166
4-6 390.10/470.20 -1.460 .144
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

151
Escalas globales:
Se ha utilizado el estadístico U de Mann-Whitney para analizar el efecto del sexo en las
escalas globales. Se han encontrado diferencias estadísticamente significativas según sexo
en las escalas globales de Extraversión y Autocontrol; en ambos casos son las chicas las
que obtienen un rango promedio más alto que los chicos. La tabla 4.31. recoge el rango
promedio para chicos y chicas y los valores de Z y la probabilidad.

Tabla 4.31. Análisis de las diferencias según sexo en las escalas primarias del APQ mediante la U de Mann-Whitney, rango
promedio, Z y probabilidad.

Chicos Chicas Diferencia entre sexos Diferencias


Rango Rango
Escala n promedio n promedio Z p
Extraversión 420 408.96 432 443.55 -2.051 .040 Chicas “
Ansiedad 420 420.41 432 432.42 -.713 .476
Dureza 420 421.10 432 431.75 -.631 .528
Independencia 420 421.33 432 431.52 -.604 .546
Autocontrol 420 408.39 432 444.11 -2.118 .034 Chicas “

Para analizar el efecto del curso académico se ha utilizado el estadístico H de Kruskal-


Wallis, y para los contrastes a posteriori el estadístico U de Mann-Whitney. La tabla 4.32.,
recoge el análisis de las escalas globales del APQ según el curso académico. Se obtienen
diferencias estadísticamente significativas para las escalas de Ansiedad, Dureza y
Autocontrol.

Tabla 4.32. Diferencias según curso para las escalas globales del APQ, según H de Kruskal-Wallis.

Escalas Media (Desviación típica) Chi-cuadrado p


2
Χ
Extraversión 41.79(28.08) 1.078 .898
Ansiedad 50.83 (27.66) 13.526 .009
Dureza 56.23 (28.38) 24.228 <.001
Independencia 49.31 (28.38) .461 .977
Autocontrol 45.40 (27.36) 14.537 .006

En la tabla 4.33. se presentan los resultados del análisis de las diferencias según curso. En
la escala de Ansiedad son los participantes del tercer curso de ESO los que presentan
puntuaciones más elevadas que los de primero, segundo y cuarto curso. En cuanto a la
escala de Dureza se refiere, se observa que los más pequeños (6º de primaria) obtienen
puntuaciones más elevadas que los de cursos superiores (1º, 2º, 3º y 4º de ESO). En la
escala de Autocontrol, se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los

152
cursos de 1º y 2º de ESO con el de 4º de ESO. Se observa que en ambos casos, los
mayores tienen puntuaciones más bajas que los más pequeños, es decir, los mayores son
menos autocontrolados que los de primer y segundo curso.

Tabla 4.33. Análisis de las diferencias entre cursos, rango promedio, Z y probabilidad, de las escalas globales del APQ.

Escalas Grupos cursos Rango promedio Z p


1-2 417.33/397.91 -.854 .393
1-3 417.33/496.20 -3.013 .003 3º “
1-4 417.33/411.83 -.320 .749
1-6 417.33/445.60 -1.066 .286
Ansiedad 2-3 397.91/496.20 -3.425 .001 3º “
2-4 397.91/411.83 -.404 .686
2-6 397.91/445.60 -1.581 .114
3-4 496.20/411.83 -2.675 .007 3º “
3-6 496.20/445.60 -1.551 .121
4-6 411.83/445.60 -.957 .339
1-2 426.60/423.72 -.183 .855
1-3 426.60/382.24 -1.657 .098
1-4 426.60/399.73 -1.122 .262
Dureza 1-6 426.60/532.18 -3.746 <.001 6º “
2-3 423.72/382.24 -1.482 .138
2-4 423.72/399.73 -.970 .332
2-6 423.72/532.18 -3.525 <.001 6º “
3-4 382.24/399.73 -.517 .605
3-6 382.24/532.18 -4.482 <.001 6º “
4-6 399.73/532.18 -4.141 <.001 6º “
1-2 461.55/430.07 -1.297 .195
1-3 461.55/413.69 -1.799 .072
1-4 461.55/372.85 -3.754 <.001 1º “
Autocontrol 1-6 461.55/431.65 -1.066 .286
2-3 430.07/413.69 -.537 .591
2-4 430.07/372.85 -2.159 .031 2º “
2-6 430.07/431.65 -.063 .949
3-4 413.69/372.85 -1.398 .162
3-6 413.69/431.65 -.521 .602
4-6 372.85/431.65 -1.939 .053
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

153
En resumen,
se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas en la
mitad de las escalas primarias; las chicas presentan puntuaciones más altas que el grupo de
chicos en las escalas de Razonamiento, Estabilidad emocional, Atención a las normas y
Vigilancia. El grupo de los chicos obtiene rangos promedios por encima de las chicas en las
escalas de Dominancia, Abstracción y Aprensión. En cuanto a las escalas globales se
refiere, son ellas las que despuntan en las escalas de Extraversión y Autocontrol. También
se aprecian diferencias estadísticamente significativas según el curso en todas las escalas
primarias, a excepción de cinco y en las escalas de Ansiedad, Dureza y Autocontrol de las
escalas globales.

154
A.6. CRI-Y:

Los problemas expuestos por los participantes de este estudio se han clasificado siguiendo
el sistema de codificación propuesto por Forns et al. (2004). Estos autores han propuesto un
sistema de codificación multiaxial de los problemas expresados por los adolescentes según
cuatro categorías: naturaleza del problema, contenido del problema, participantes del
problema y ámbito de ocurrencia (ver apartado instrumentos).

En cuanto a la Naturaleza del problema se refiere, según se observa en la figura 4.13., los
participantes de este estudio manifiestan que lo que más le preocupa son los problemas de
naturaleza interpersonal en primer lugar, es decir, las dificultades que surgen en la relación
con otras personas y, en segundo lugar los problemas personales; y el que menos preocupa
es el problema ajeno.
En referencia a los Participantes del problema, en la figura 4.14. se observa que el autor
que expresan más los adolescentes en sus problemas suele ser el propio sujeto, en
segundo lugar son los compañeros y amigos, y la familia, tanto como el núcleo familiar como
la familia extensa, obtienen un porcentaje inferior a las dos primeras categorías. El resto de
las opciones obtienen porcentajes inferiores al 5% cada uno.
En la figura 4.15. se muestra el Ámbito de ocurrencia, más de un 70% se concentra en el
hogar y entorno familiar, y en la escuela e instituto, como los dos entornos en los ocurren los
problemas expresados por los adolescentes. Para el resto de las categorías los porcentajes
son inferiores al 10% en cada una, a excepción de la categoría de ámbito inespecífico
(25%).
Los resultados del Contenido del problema se muestran sintetizados en la figura 4.16.
Según se observa, los adolescentes de esta muestra expresan que el problema más
frecuente se centra en las relaciones con los demás, seguidos del rendimiento escolar y de
la salud. Cabe destacar que en este apartado se incluyó una nueva categoría de Problemas
alimentarios en la que un 4.4% de la muestra expresa tenerlos o saber de algún compañero
o conocido que haya tenido ese problema. También es significativo que un 10.2% de los
chicos y chicas expresan que la muerte y/o suicidio de un ser querido es uno de los temas
que más les preocupan, situándose en cuarto lugar.
En cuanto a la intensidad del problema se refiere, a los participantes se les indicó que
valoraran cuanto les había afectado el problema que ellos mismos expresaban. Según se
observa en la figura 4.17., más de un 45% de los participantes informó de que el problema
les afectaba mucho o muchísimo.

155
Figura 4.13. Gráfico de porcentajes de la naturaleza de los problemas expresados por los adolescentes.

50

35,7
40 33,8 30,4

30

20

10

0
Personal Interpersonal Problema de otras personas

Figura 4.14. Porcentajes de los participantes de los problemas expresados por los adolescentes.

50

40
33,6

30
23,2
20,5
20
14

10
3,2 1,6 2,5 1,3
0
ja

s
r
o

os
a

es
s

tro
ilia

re
jet

ns

igo

ult
or
Pa
m

O
su

te

am

Ad
es
fa

ex
io

of
o
op

sy
ilia
cle

Pr
Pr

ro

Fa

ñe
pa
m
Co

156
Figura 4.15. Porcentajes del ámbito de ocurrencia de los problemas expresados por los adolescentes.

50

40 31,9 31,7

30 25,4

20

10 7,7
3,1

0
Hogar Escuela Ocio, deporte Barrio Inespecífico

Figura 4.16. Porcentajes del contenido de los problemas expresados por los adolescentes.

50

40 32,4

30

20 17,3
14,6 10,2

10
3,4 3,4 4,3 4,2 4,4
2,1 1,2 1,2 0,8 0,8
0
pa

rio
es

os
la

ico
jo
iva

s
ció
n

es
a

ta
te
co
ció

ba
ul

ion
gla

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r,

po

en
to
Re

ga

Di
De
lic

d,
ho

nf

lu
Co
de

Sa
o
bi
m
Ca

157
Figura 4.17. Porcentajes de la intensidad de los problemas expresada por los adolescentes

50

40

30
30
24,6
21,7
19,4
20

10
4,4

0
Nada Un poco Bastante Mucho Muchísimo

A.6.1. Análisis de las puntuaciones según sexo y curso escolar de los problemas
expresados por los adolescentes:

Los problemas expresados por los participantes en la primera parte del CRI-Y se han
categorizado siguiendo el sistema propuesto por Forns et al. (2004). Para analizar las
diferencias según curso y sexo se ha calculado el estadístico de Chi-cuadrado (Χ2). Todas
las variables cumplen las condiciones de aplicación para la variable sexo, a excepción de la
categoría de Contenido del problema, en la que se opta por eliminar aquellas subcategorías
que tienen una frecuencia esperada inferior a 5 (Victimización, Deportes, Adicciones y
Dinero), y se calcula de nuevo la Chi-cuadrado.

En la tabla 4.19., se presentan las relaciones entre chicos y chicas para todas las
categorías de análisis del problema; se observan diferencias estadísticamente significativas
en todas las categorías: Naturaleza del problema (Χ2=15.433; p<.001), los chicos expresan
un mayor porcentaje de problemas personales (Chicos: 38.92%, chicas: 28.60%) y ajenos
(Chicos: 30.64%, chicas: 30.08%) que las chicas, y el grupo de las chicas destaca por
expresar un mayor número de problemas interpersonales (41.31% vs. 30.43%,
respectivamente). Se observan diferencias estadísticamente significativas entre sexos en las
categorías de problemas Personales (Z=3.65; p≤.001) e Interpersonales (Z=3.51; p≤.001);
en el primer caso son los chicos los que obtienen un porcentaje mayor que las chicas, y en
la categoría de Interpersonal es el grupo de las chicas el que presenta un porcentaje
superior al de los chicos (ver figura 4.18.).

158
Participantes (Χ2= 32.675; p<.001), el grupo de los chicos indica en mayor porcentaje que
las chicas que el protagonista de sus problemas es él mismo (Chicos: 39.13%, chicas:
27.97%); en el caso de las chicas en primer término son los compañeros y amigos los que
obtienen el mayor porcentaje, en comparación con los chicos (Chicas: 28.6%, chicos:
18.01%). En esta categoría se observan diferencias estadísticamente significativas según el
sexo en: Propio sujeto (Z= 3.65; p≤.001), en el que los chicos presentan un porcentaje
superior al grupo de las chicas, y la categoría de Compañeros y amigos (Z= 3.87; p≤.001),
en la que el grupo de las chicas supera en porcentaje al de los chicos (ver figura 4.19.).
Ámbito de ocurrencia (Χ2=11.441; p=.022), los chicos expresan que el lugar donde ocurren
más sus problemas es en la escuela o instituto en comparación con las chicas (34.37% y
29.03%, respectivamente); para ellas son el hogar y su entorno familiar (chicos: 30.23%,
chicas: 33.69%) donde ocurren con mayor frecuencia sus problemas (ver figura 4.20.). Se
observan diferencias estadísticamente significativas según sexo en las categorías de: Ocio y
deporte (Z= 2.16; p=.03), en la que los chicos presentan un porcentaje superior al de las
chicas, y la categoría de ámbito de ocurrencia Inespecífico (Z= 2.07; p=.04) en el que son
las chicas las que presentan un mayor porcentaje, según se observa en la figura 4.20.
En cuanto al Contenido del problema (Χ2=60.659; p<.001), en la figura 4.21., se observa
que la categoría más expresada por los chicos y chicas es la de problemas de relación, y
son ellas quienes obtienen un porcentaje mayor (chicas: 42.6%, chicos: 26.38%); en cuanto
al resto de categorías se observan diferencias en las categorías de rendimiento escolar,
otros problemas o inespecífico, en los que los chicos muestran un porcentaje mayor y, en la
categoría de problema alimentario en el que ellas son las que presentan un mayor
porcentaje. Se aprecian diferencias estadísticamente significativas en las siguientes
categorías según el sexo, de Relación (Z= 5.11; p<.001) y Problema alimentario (Z= 3.20;
p=.001), el grupo de las chicas presenta un porcentaje superior al de los chicos; y en las
categorías de Rendimiento escolar (Z= 3.80; p<.001) y Otros, inespecífico (Z= 4.17; p<.001),
son los chicos los que muestran un porcentaje más alto que el de las chicas.

159
Tabla 4.19. Diferencias según sexo y curso escolar en tipo de problema, participantes, ámbito de ocurrencia y contenido del
problema.

Relación entre chicos y chicas Relación entre cursos


Categorías del problema Χ2 gl p Χ2 gl p

Naturaleza del problema 15.433 2 <.001 18.209 8 .020


Participantes 32.675 7 <.001 42.140 16 <.001
Ámbito de ocurrencia 11.441 4 .022 37.732 12 <.001
Contenido del problema 62.484 9 <.001 51.422 20 <.001

Figura 4.18. Porcentajes de la Naturaleza del problema según sexo.

50
41,31
38,92
40

30,43 30,64 30,08


28,6
30
CHICOS
CHICAS
20

10

0
Personal Interpersonal Ajenos

160
Figura 4.19. Porcentajes de Participantes del problema según sexo.

50

39,13
40

30 27,97 28,6

22,88

20 18,22 18,01
15,53 chicos
12,5 chicas
10
4,24
3,31
2,28 1,66 1,69 1,86
1,48
0,64
0
to

ja

os
a

es
s

s
je

re
ns

igo

ico
os

ult
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Su

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Fa

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es

pa

tro
dr

O
pa

Co
r,
ilia
m
fa
o
cle

Figura 4.20. Porcentajes de Ámbito de ocurrencia según sexo.

50

40
33,69 34,37
30,23
29,03 28,39
30
chicos
22,38
chicas
20

8,49
10 6,99
4,35
1,91

0
Hogar y entorno Escuela, instituto Ocio, deporte Barrio, otros Inespecífico
familiar contextos físicos y
laborales

161
Figura 4.21. Porcentajes de Contenido del problema según sexo.

50

45
40,25
40

35

30
24,64 chicos
25 21,74
chicas
20
15,73
15 12,71 13,35
10,56
10 9,75
6,83 6,57
5,38
4,03 3,52 3,18
5 2,69 2,75
1,45 1,86 1,06 1,48 2,28
1,45 3,18 1,24 0,62
0,85 0,42 0,42
0
n

rio
es

os
ció

la

ico
jo
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lp

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n

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lic

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ho

nf

lu
Co
de

Sa
o
bi
m
Ca

Tabla 4.20. Categorías más frecuentes según chicos y chicas

Categorías del problema Chicos Chicas

Naturaleza del problema Personales Interpersonales


Participantes El propio sujeto Amigos
Ámbito de ocurrencia Escuela Hogar
Contenido del problema Relación Relación

En cuanto al análisis de las categorías de problemas según el curso, sólo la variable


Naturaleza del problema cumple las condiciones de aplicación, en el resto de casos se
realizan agrupaciones de categorías: para la variable Participantes, se han agrupado
compañeros y amigos, con pareja, ya que a estas edades las relaciones interpersonales
pueden considerarse de amistad; los profesores, y los adultos, se han agrupado porque
ambas categorías se refieren a adultos, y se elimina del análisis la categoría otros porque no
aporta información relevante. Para la variable Ámbito de ocurrencia, se han agrupado las
categorías de Ocio-deporte, con barrio u otros contextos, porque habitualmente, las
actividades extraescolares y el ocio suelen realizarse en otros contextos distintos de las
escuelas.

162
Según se observa en la tabla 4.19., después de realizar las correspondientes agrupaciones,
se aprecia que hay relación estadísticamente significativa según el curso en todas las
categorías del análisis del problema. En el caso del Naturaleza del problema, los
participantes de 2º y 3º de ESO expresan que el mayor número de problemas son de
naturaleza personal (38.6% y 36.7% respectivamente), y de tipo interpersonal para los de 1º
y 4º de ESO (36.5% y 41.8%, respectivamente); para los de 6º de primaria el porcentaje
mayor se sitúa en los problemas ajenos (40.7%). En la figura 4.22. se muestran los
porcentajes de la naturaleza de los problemas según el curso académico. Según la
categoría de Participantes, los participantes de 2º, 3º y 4º de ESO son los que expresan un
mayor número de problemas relativos al propio sujeto (37.8%, 35.4% y 33.7%,
respectivamente), para los de primer curso de ESO y sexto de primaria son los problemas
de otros compañeros, amigos y pareja (34.8% y 47.9%). En la figura 4.23. se muestran los
porcentajes de participantes según el curso académico. Los Ámbitos de ocurrencia como
la Escuela o en el ocio son los más expresados por los estudiantes de 1º y 2º de ESO
(36.5% y 38.2%, respectivamente). Los participantes de 6º de primaria, 3º y 4º de ESO son
los que manifiestan que con mayor frecuencia el hogar es donde ocurren más habitualmente
sus problemas (42.3%, 39.4% y 34.2%, respectivamente). En la figura 4.24. se muestran los
porcentajes de los ámbitos de ocurrencia de los problemas expresados por los participantes
según curso. En cuanto a la Contenido del problema, los participantes de todos los cursos
expresan que el problema más frecuente es de relación (ver figura 4.25.). En la tabla 4.20.
también se muestran las categorías más frecuentes para chicos y chicas.

163
Figura 4.22. Porcentajes de la Naturaleza del problema según curso.

50

41,8
40,7

40 38,6
36,5 36,5 36,7
35
33,2
32 32,1
31,5
30,1
30
26,1 Personal
24,4 24,9
Interpersonal
Ajenos
20

10

0
6º 1º 2º 3º 4º

Figura 4.23. Porcentajes de la categoría de Participantes según curso.

50 47,9

45

40 37,8
35,4
34,8
35 33,7
32

30 28,9 Sujeto
27,6
Núcleo familiar, padres y hermanos
24,4 24,5
25 22,8
23,4 Familia extensa
21,6 21,2 21,2
Compañeros, amigos y pareja
20
Profesores y adultos
16
15
15 12,7
11,4
9,1
10
6,6

5 3,2 3,8
2,8 2,6

0
6º 1º 2º 3º 4º

164
Figura 4.24. Porcentajes de la categoría Ámbito de ocurrencia según curso.

50

42,3

39,4
40 37,8 38,2
36,5
34,2

31,5 31,5

30 Hogar y entorno familiar


26,8 27
26
23,9
Escuela, instituto

20,3
21,6 Ocio, deporte, barrio
18,8
20 Inespecífico

13,3
12,5
10,5 9,8
10 8,1

0
6º 1º 2º 3º 4º

Figura 4.25. Porcentajes de la categoría de Contenido de problema según curso

50

44
42
40,4
40
36

30,6 Relación
30 Rendimiento escolar
26,9 26,8
25 Salud, enfermedad, accidentes
21,3 Muertes, suicidios
20 17,8 17,4
Otros, inespecífico
16,7
15,6
14,9 15,7 Problema alimentario
14
12 11,3
11,1

10 7,8 8,2 8,3


6,4 6,7
5,7
4,6 4,3
2,8 3,2
2,4

0
6º 1º 2º 3º 4º

165
En cuanto a la Intensidad del problema se refiere, se ha analizado el efecto de la variable
sexo, para ello se ha calculado el estadístico U de Mann-Whitney, obteniendo diferencias
estadísticamente significativas (Z= -4.239; p<.001). Son las chicas quienes manifiestan
mayor intensidad del problema que exponen que el grupo de los chicos (Rango promedio:
490.28 vs. 418.72 respectivamente). Para observar el efecto de la variable curso sobre la
intensidad del problema se ha aplicado la prueba H de Kruskal-Wallis, y se observa que no
hay diferencias estadísticamente significativas (Χ2= 6.395; p=.172).

En resumen,
en el análisis de los problemas expresados por los adolescentes, se observan diferencias
entre chicos y chicas en todas las categorías. Los problemas más comunes de las chicas
son de tipo interpersonal, los autores son los compañeros o amigos, sucede en casa o en el
entorno familiar y es de temática relacional. En el caso de los chicos, expresan un problema
personal, donde el autor es él mismo, sucede en la escuela o instituto y también es de
relación. También se observan diferencias estadísticamente significativas en todas las
categorías según el curso escolar. Las chicas expresan una mayor intensidad del problema
que los chicos.

A.6.2. Análisis de las estrategias de afrontamiento según el sexo y el curso


académico:

En la tabla 4.21. se presentan las medias y desviaciones típicas de las puntuaciones de la


segunda parte del cuestionario CRI-Y, que trata sobre las estrategias de afrontamiento que
utiliza el adolescente. Según se observa en la tabla 4.21., las medias para las estrategias de
aproximación oscilan entre 7.84 (Búsqueda guía) y 9.54 (Análisis lógico); en el caso de las
estrategias de evitación, las medias fluctúan entre 6.27 (Descarga emocional) y 8.93
(Evitación cognitiva). Es decir, la estrategia de afrontamiento que más utilizan los
adolescentes de esta muestra es la de Análisis lógico, que es de tipo cognitivo, seguida de
la de Resolución de problemas, de tipo conductual; cabe destacar que ambas son
estrategias de aproximación. Las que menos utilizan los chicos y chicas de este estudio son
las de Búsqueda de gratificación y Descarga emocional (estrategias de evitación
conductuales).

166
Tabla 4.21. Medias y desviaciones típicas de las estrategias de afrontamiento.

Estrategias de aproximación Estrategias de evitación

N Media N Media
(Desv. (Desv.
Típica) Típica)
943 9.54 942 8.93
Análisis lógico (4.28) Evitación cognitiva (4.03)
Cognitivas
Reevaluación positiva 944 8.93 Aceptación o resignación 940 7.99
(4.01) (3.91)
Búsqueda guía 941 7.84 Búsqueda de gratificación 929 6.43
Conductuales (4.41) (4.28)
Resolución de 937 9.22 Descarga emocional 940 6.27
problemas (4.29) (4.25)
N: el tamaño de la muestra cambia porque en algunos casos los participantes no contestaron todos los ítems y se tuvo que
hacer alguna ponderación.

Se ha realizado un Análisis de la Varianza (ANOVA) para analizar el efecto de las variables


sexo y curso escolar sobre las estrategias de afrontamiento. Se ha tomando como variable
intrasujeto la puntuación en cada una de las estrategias del CRI-Y y como variable
intersujeto el sexo y el curso escolar. El análisis se presenta según las escalas de
aproximación (Análisis lógico, Reevaluación positiva, Búsqueda guía y Resolución de
problemas) y las escalas de evitación (Evitación cognitiva, Aceptación o resignación,
Búsqueda de gratificación y Descarga emocional).
Los resultados del ANOVA se recogen en la tabla 4.22.; todas las escalas cumplen la
prueba de homogeneidad de la variancia (Prueba de Levene), a excepción de Búsqueda
guía (F=1.919; p=.046) y Evitación (F= 3.338; p<.001), que no cumplen dicha condición;
para la comparación entre sexos se ha calculado la t de Student y para la comparación de
cursos un ANOVA.

167
Tabla 4.22. ANOVA para las escalas del CRI-Y según sexo y curso, y contrastes a posteriori.
Estrategias Escalas Fuente de F g.l. p Tamaño del Contrastes a posteriori: Scheffé Diferencias
variación efecto
Grupos cursos Media p

sexo 17.767 1;933 <.001 .019 Chicos/chicas 8.89/10.19 Chicas —


curso 9.102 4;933 <.001 .038 1-2 9.66/10.11 .888
1-3 9.66/9.08 .751
1-4 9.66/10.38 .628
1-6 9.66/7.81 .007 1º —
ANÁLISIS LÓGICO 2-3 10.11/9.08 .138
2-4 10.11/10.38 .981
2-6 10.11/7.81 <.001 2º —
3-4 9.08/10.38 .047
3-6 9.08/7.81 .127
4-6 10.38/7.81 <.001 4º —
Sexo*curso 84.330 4;933 .001 .021
sexo 1.352 1;934 .245 Chicos/chicas 8.89/10.19
ESTRATEGIAS curso 2.483 4;934 .042 .011 1-2 9.00/9.23 .987
DE 1-3 9.00/8.25 .485
APROXIMACIÓN 1-4 9.00/8.94 1.00
1-6 9.00/9.45 .921
REEVALUACIÓN POSITIVA 2-3 9.23/8.25 .140
2-4 9.23/8.94 .970
2-6 9.23/9.45 .993
3-4 8.25/8.94 .553
3-6 8.25/9.45 .128
4-6 8.94/9.45 .879
Sexo*curso 1.002 4;934 .406
sexo .102 1;927 .749 Chicos/chicas 9.13/9.30
curso 2.238 4;927 .063
RESOLUCIÓN DE Sexo*curso 1.296 4;927 .270
PROBLEMAS
Sexo 1.406 1;919 .236 Chicos/chicas 6.57/6.29
Curso 5.334 4;919 <.001 .023 1-2 7.41/6.22 .101
1-3 7.41/6.03 .038 1º—
1-4 7.41/5.64 .004 1º—
1-6 7.41/7.24 .999
BÚSQUEDA DE 2-3 6.22/6.03 .994
ESTRATEGIAS GRATIFICACIÓN 2-4 6.22/5.64 .752
DE EVITACIÓN 2-6 6.22/7.24 .323
3-4 6.03/5.64 .935
3-6 6.03/7.24 .171
4-6 5.64/7.24 .035 6º —
Sexo*curso 2.125 4;919 .076
sexo 52.863 1; 930 <.001 .054 Chicos/chicas 5.25/7.31 Chicas —
DESCARGA EMOCIONAL curso .664 4; 930 .617
Sexo*curso 4.113 4; 930 .003 .017
sexo 2.320 1;930 .211
ACEPTACIÓN/RESIGNACIÓN curso 2.174 4;930 .070
Sexo*curso 1.466 4;930 .211
1: 1º de ESO; 2: 2º de ESO; 3: 3º de ESO; 4: 4º de ESO; 6: 6º de primaria

168
Escalas de aproximación:

En la escala de Análisis lógico se observa que hay diferencias estadísticamente


significativas según las variables de sexo (F= 17.767, p<.001), curso (F= 9.102, p<.001) y la
interacción de ambas (F=84.330, p=.001). El grupo de las chicas presenta puntuaciones
más elevadas en esta escala que los chicos; es decir, las chicas se preparan cognitivamente
más frente a las dificultades que los chicos. Según la variable curso, se observan diferencias
estadísticamente significativas entre los cursos de 6º de primaria y los cursos de 1º, 2º y 4º
de ESO; son los más pequeños los que dicen utilizar menos recursos cognitivos para hacer
frente a los problemas, que los participantes de cursos superiores.
En la figura 4.26., se muestra la evolución de las puntuaciones medias; se observa que en
los tres primeros cursos los chicos y las chicas presentan puntuaciones similares; es a partir
de tercer curso que las chicas muestran una progresión ascendente y los chicos muestran
una disminución de las puntuaciones medias. Se aprecian diferencias estadísticamente
significativas entre chicos y chicas en los cursos de 3º (t (222) =5.69; p<.001; r=0.36) y 4º de
ESO (t (190) =3.72; p<.001; r=0.26). Son las chicas las que obtienen puntuaciones medias
superiores a los chicos en ambos cursos (Medias 3º chicas = 10.56; chicos = 7.63; Medias
4º chicas = 11.49; chicos = 9.33).

En la escala de Reevaluación positiva se aprecian diferencias estadísticamente


significativas según la variable curso (F=39.617; p=.042), aunque no según sexo (F=21.572;
p=.245) ni la interacción entre ambas variables (F=15.983; p=.406). Aunque sí que aparece
significación global de la escala según curso, no se llega a la significación estadística en la
comparación curso por curso.
En la figura 4.27., se observa que las puntuaciones medias de los chicos y chicas son muy
similares, las chicas muestran una tendencia ascendente, aunque en 2º de ESO se observa
una leve disminución, mientras que los chicos sucede al contrario, se observa una tendencia
descendente y un leve crecimiento en 4º de ESO.

En el caso de la escala de Búsqueda guía no se cumplía la prueba de homogeneidad de


varianzas, por esta razón, se ha calculado la prueba t de Student para observar el efecto de
la variable sexo, y para observar el efecto del curso se calculó un ANOVA de un factor y los
contrastes a posteriori, de Scheffé, para observar las diferencias entre cursos (ver tabla
4.23.).
En esta escala se observan diferencias estadísticamente significativas según sexo (t (939) =-
3.760; p<.001; r= 0.12). Las chicas obtienen medias superiores al grupo de chicos (Medias
chicas = 8.38; chicos = 7.31). También se observan diferencias estadísticamente

169
significativas entre cursos (F= 2.757; p=.027), entre 6º de primaria y 4º de ESO, son los de
cuarto curso los que muestran puntuaciones medias superiores a los de 6º de primaria.

Tabla 4.23. ANOVA según curso de la escala de Búsqueda guía

Escalas Grupos cursos Media Desviación típica p Diferencias


1-2 7.81/7.90 4.51/4.15 1.00
1-3 7.81/7.61 4.51/4.15 .995
1-4 7.81/8.62 4.51/4.65 .559
Búsqueda guía 1-6 7.81/6.99 4.51/4.47 .643
2-3 7.90/7.61 4.15/4.15 .972
2-4 7.90/8.62 4.15/4.65 .603
2-6 7.90/6.99 4.15/4.47 .478
3-4 7.61/8.62 4.15/4.65 .258
3-6 7.61/6.99 4.15/4.47 .814
4-6 8.62/6.99 4.65/4.47 .039 4º “

En la figura 4.28.; están representadas las puntuaciones medias según el curso y sexo, en el
grupo de las chicas se observa una tendencia ascendente desde 6º de primaria hasta 4º de
ESO; en el caso de los chicos también se observa una leve tendencia creciente que
disminuye en 3º de ESO y se recupera en 4º de ESO. En los cursos de 3º y 4º de ESO se
aprecian diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas; en el tercer curso
(t (221) =3.77; p<.001; r=0.25) son las chicas las que obtienen medias superiores a los chicos
(Medias chicas = 8.68; chicos = 6.55), y en el 4º curso de ESO (t (182) =2.39; p=.017; r=0.17)
también son ellas las que destacan sobre los chicos (Medias chicas = 9.46; chicos = 7.84).

En la escala de Resolución de problemas no se aprecian diferencias estadísticamente


significativas en ninguna variable, sexo (F=.102, p=.749), curso (F=2.238, p=.063) ni la
interacción entre ambas (F=1.296, p=.270). Aunque estas diferencias no llegan a la
significación de 0.05, la variable curso tiene una moderada tendencia a la significación
estadística.
En la figura 4.29., se observa que las puntuaciones medias de los chicos y las chicas son
muy homogéneas entre los cursos, aunque en 3º de ESO en los chicos se aprecia una leve
disminución de la media que se recupera en el siguiente curso.

170
Figura 4.26. Puntuaciones medias de la escala de Análisis Lógico según curso y sexo.

20

15

Chico
10
Chica

0
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

Figura 4.27. Puntuaciones medias de la escala de Reevaluación positiva según curso y sexo.

20

15

Chico
10
Chica

0
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

Figura 4.28. Puntuaciones medias de la escala de Búsqueda guía según curso y sexo.

20

15
Chico
Chica
10

5
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

171
Figura 4.29. Puntuaciones medias de la escala de Resolución de problemas según sexo y curso.

20

15
Chico
Chica
10

5
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

Escalas de evitación:

La escala de Evitación cognitiva no cumple la prueba de homogeneidad y por esta razón


se ha calculado la prueba t de Student para observar diferencias según la variable sexo;
también se ha aplicado un ANOVA de un factor según el curso los contrastes a posteriori de
Scheffé. No se observan diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas (t
(940) =-1.470; p=.142) en esta escala, ni tampoco según la variable curso (F= 2.162; p=.071).
En la figura 4.30., se representan las puntuaciones medias de chicos y chicas según el
curso; según se observa en la figura las chicas presentan un perfil en las puntuaciones muy
regular que desciende levemente en 2º de ESO y se observa un leve crecimiento en 3º y 4º
de ESO. En cuanto a los chicos se refiere, presentan una puntuación media inicial superior a
las chicas que va disminuyendo hasta 3º de ESO y en el último curso se aprecia una leve
ascensión.

Para la escala de Aceptación/resignación no se observan diferencias estadísticamente


significativas según sexo (F=2.320; p=.128), curso (F= 2.174; p=.070) ni la interacción entre
ambas variables (F= 1.466; p=.211). En la figura 4.31., se observan las puntuaciones
medias para ambos sexos; tanto en el grupo de chicos como el de chicas se observan
perfiles muy similares que siguen la misma tendencia.

En la escala de Búsqueda de gratificación se aprecian diferencias estadísticamente


significativas según curso (F= 5.334; p <.001), aunque no difieren según la variable sexo (F=
1.406; p=.236) ni por la interacción entre ambas (F= 2.125; p=.076). Se observan diferencias
estadísticamente significativas entre los cursos de 1º de ESO y 3º y 4º; siendo los más
jóvenes los que obtienen mayores puntuaciones. También se aprecian diferencias

172
estadísticamente significativas entre los cursos de 6º de primaria y 4º de ESO; también son
los más jóvenes los que obtienen una puntuación media mayor.
En la figura 4.32., se puede apreciar que la evolución de las puntuaciones medias de los
chicos aumenta en 1º de ESO, pero a partir del siguiente curso se observa un decrecimiento
de las puntuaciones hasta estabilizarse en 3º y 4º de ESO. En las chicas se observa una
tendencia decreciente en las puntuaciones medias hasta 2º de ESO y en 3º se aprecia una
leve subida que vuelve a disminuir en 4º de ESO.

En la escala de Descarga emocional se observan diferencias estadísticamente


significativas entre chicos y chicas (F= 52.863; p<.001) y también según la interacción entre
las variables curso y sexo (F= 4.113; p=.003); aunque no se observan diferencias según
curso (F= .664; p=.617). El grupo de las chicas presentan una media superior a la de los
chicos.
En la figura 4.33., se observa que en los tres primeros cursos (6º de primaria, 1º y 2º de
ESO) las puntuaciones medias de ambos grupos son muy similares, pero es a partir del
tercer curso de ESO cuando se observa una reacción contraria en los dos grupos, las chicas
aumentan su media y los chicos la disminuyen, observándose un perfil distinto en los dos
últimos cursos (3º y 4º de ESO). Se aprecian diferencias estadísticamente significativas
entre chicos y chicas en los cursos de 3º de ESO (t (221) =6.26; p≤.001; r=0.39) y 4º de ESO (t
(181) =5.04; p≤.001; r=0.35); en todos los casos son las chicas las que informan de que
utilizan más la estrategia de afrontamiento de Descarga emocional.

Figura 4.30. Puntuaciones medias de la escala de Evitación cognitiva según sexo y curso.

20

15
Chico
Chica
10

5
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

173
Figura 4.31. Puntuaciones medias de la escala de Aceptación / Resignación según sexo y curso.

20

15
Chico
Chica
10

5
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

Figura 4.32. Puntuaciones medias de la escala de Búsqueda de gratificación según sexo y curso.

20

15
Chico
Chica
10

5
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

Figura 4.33. Puntuaciones medias de la escala de Descarga emocional según sexo y curso.

20

15

Chico
10
Chica

0
6º primaria 1º ESO 2º ESO 3º ESO 4º ESO

174
En resumen,
en la primera parte del CRI-Y que se refiere a la exposición del problema más importante del
último año, se observa que los problemas que más preocupan a los participantes de esta
muestra se refieren a problemas interpersonales, en los que los participantes son ellos
mismos; el ámbito de ocurrencia es el hogar o la escuela y el contenido del problema es de
relación con los demás. Se aprecian diferencias estadísticamente significativas en todas las
categorías de los problemas; las categorías más frecuentes para los chicos son: problema
de tipo personal que se refiere a ellos mismos, sucede en la escuela y de relación; en el
caso de las chicas, las categorías más comunes son: de naturaleza interpersonal, en los que
intervienen los amigos, ocurre en el hogar y es de relación. Se aprecian diferencias
estadísticamente significativas según los cursos en todas las categorías del problema. En la
segunda parte del cuestionario sobre las estrategias de afrontamiento, se aprecian
diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas en dos estrategias de
aproximación (Análisis lógico y Búsqueda guía) y en una de evitación, Descarga emocional.
En todos los casos son las chicas las que obtienen una puntuación superior al grupo de los
chicos. También se observan diferencias según curso en las estrategias de Análisis lógico,
Reevaluación positiva, Búsqueda guía y Búsqueda de gratificación. La utilización del
Análisis lógico y de la Búsqueda guía tienden a aumentar a lo largo de la ESO; y la
Búsqueda de gratificación disminuye entre 6º de primaria y 4º de ESO. En las estrategias de
Resolución de problemas, Evitación cognitiva y Aceptación/Resignación no se obtienen
diferencias estadísticamente significativas según las variables de sexo, curso ni en la
interacción entre ambas.

175
B. ESTUDIO DE LA RELACIÓN ENTRE VARIABLES:

B.1. Síntomas asociados al TCA y características de personalidad

La relación entre los síntomas asociados a los TCA, evaluados mediante el EDI-2, y las
características de personalidad, evaluadas a partir del APQ, se han estudiado mediante las
correlaciones de Pearson. En la tabla 4.24. se presentan las correlaciones para las escalas
del EDI-2 y las escalas primarias y globales del APQ.
Las correlaciones entre las escalas del EDI-2 y las escalas primarias de personalidad del
APQ oscilan entre 0.01 y 0.41. Como puede apreciarse en la tabla 4.24. las correlaciones
más elevadas se dan entre las escalas de Impulsividad y Estabilidad emocional (0.41),
Impulsividad y Aprensión (0.3), Conciencia interoceptiva y Estabilidad emocional (0.40), y
Conciencia interoceptiva y Aprensión (0.31). La escala de Estabilidad emocional
correlaciona de forma significativa con todas las escalas del EDI-2 aunque con signo
negativo, a excepción de la escala de Insatisfacción corporal. Cabe destacar que la escala
de Perfeccionismo del EDI-2 presenta correlaciones muy bajas (0.08) con la escala de
Perfeccionismo del APQ.
Las correlaciones entre las escalas globales del APQ y las del EDI-2 son de magnitud baja y
oscilan entre 0.02 y 0.32. Las correlaciones más elevadas se dan entre Ansiedad y
Conciencia interoceptiva (0.32), Ansiedad e Impulsividad (0.31) y Extraversión con
Inseguridad social y Desconfianza interpersonal (0.24). Las escalas de Extraversión y
Ansiedad del APQ correlacionan de forma significativa con casi todas las escalas del EDI-2.

En resumen,
las correlaciones entre los síntomas asociados a los TCA y las características de
personalidad son, en su mayoría, bajas o muy bajas. La escala primaria de personalidad del
APQ que correlaciona de forma significativa y negativa con la mayor parte de las escalas del
EDI-2 es la de Estabilidad emocional y, en el caso de las escalas globales, las de
Extraversión y Ansiedad.

176
Tabla 4.24. Correlaciones entre las escalas del EDI-2 y el APQ.

EDI-2
Obsesión
por la Insatisfacción Desconfianza Conciencia Miedo a la Inseguridad
delgadez Bulimia corporal Ineficacia Perfeccionismo interpersonal interoceptiva madurez Ascetismo Impulsividad social

0,044 -0,070* -0,050 -0,021 0,064 0,150** 0,035


Afabilidad 0,058 -0,019 -0,038 0,164**
-0,033
Razonamiento -0,064 -0,062 -0,010 -0,026 0,035 -0,084* -0,064 -0,046 -0,113** 0,064
Estabilidad
emocional -0,216** -0,263** -0,003 -0,238** -0,192** 0,134** -0,399** -0,230** -0,292** -0,412** 0,287**

Dominancia -0,045 0,034 0,081* 0,015 0,076* 0,064 0,009 0,010 *0,089 0,070* 0,088*

Animación 0,064 -0,049 -0,012 -0,055 0,020 0,176** 0,004 -0,006 0,042 -0,030 0,184**

Atención a las
normas -0,029 -0,124** -0,060 -0,034 0,009 0,006 -0,041 -0,033 -0,106** -0,134** 0,034

Atrevimiento 0,047 0,023 0,042 -0,007 -0,028 0,244** -0,012 -0,028 0,047 -0,068 0,305**

A Sensibilidad 0,081* 0,012 -0,072* 0,000 0,006 0,045 0,044 0,004 0,026 0,005 0,024
P
Q Vigilancia 0,074* 0,134** 0,064 0,063 0,111** -0,138** 0,149** 0,085* 0,159** 0,211** -0,140**

Abstracción 0,089** 0,158** 0,032 0,087* 0,135** -0,007 0,191** 0,084* 0,134** 0,220** -0,087*

Privacidad -0,025 -0,034 -0,089* 0,013 0,029 -0,261** 0,029 0,010 -0,023 0,014 -0,224**

Aprensión 0,143** 0,139** -0,033 0,108** 0,199** -0,036 0,309** 0,164** 0,210** 0,296** -0,162**

Apertura al
cambio 0,002 -0,030 0,076* 0,005 -0,033 0,052 -0,011 -0,079* 0,001 -0,082* 0,106**

Autosuficiencia 0,005 0,131** 0,029 0,115** 0,137** -0,145** 0,115** 0,096** 0,080* 0,112** -0,229**

Perfeccionismo -0,033 -0,178** -0,081* -0,018 0,083* 0,095** -0,102** -0,072* -0,084* -0,117** 0,125**

Tensión 0,108** 0,131** -0,005 0,054 0,106** -0,042 0,207** 0,121** 0,176** 0,275** -0,131**

Extraversión 0,020 -0,137** -0,069* -0,167** -0,148** 0,242** -0,090* -0,061 -0,117** -0,138** 0,238**

** La correlación es significativa al nivel 0.01


* La correlación es significativa al nivel 0.05

177
EDI-2
Obsesión
por la Insatisfacción Desconfianza Conciencia Miedo a la Inseguridad
delgadez Bulimia corporal Ineficacia Perfeccionismo interpersonal interoceptiva madurez Ascetismo Impulsividad social

Ansiedad **0,188 **0,120 -0,064 **0,105 **0,168 -0,003 **0,316 **0,174 **0,200 **0,305 **-0,130

A Dureza **-0,118 -0,046 -0,007 **-0,114 *-0,087 -0,062 **-0,106 -0,015 **-0,099 *-0,084 -0,057
P
Q Independencia 0,024 0,044 *0,071 0,024 *0,084 **0,123 0,019 -0,023 **0,112 0,035 **0,168

Autocontrol -0,041 **-0,124 -0,048 -0,024 *0,088 **0,096 -0,056 -0,025 -0,031 **-0,094 **0,157

** La correlación es significativa al nivel 0.01


* La correlación es significativa al nivel 0.05

178
B.2. Síntomas asociados al TCA y estrategias de afrontamiento

Las correlaciones entre los síntomas asociados al TCA, evaluados mediante el EDI-2, y las
estrategias de afrontamiento evaluadas con el CRI-Y, se han calculado mediante la
correlación de Pearson.
En la tabla 4.25. se presentan las correlaciones entre los síntomas asociados al TCA y las
estrategias de afrontamiento; las correlaciones son de magnitud baja o muy baja, aunque en
la mayoría significativas, y oscilan entre .07 y .24. La estrategia de Análisis lógico es la única
que obtiene correlaciones significativas con todas las escalas del EDI-2, aunque con
coeficientes que no superan el 0.25. La escala de Descarga emocional es la estrategia que
obtiene los coeficientes de correlación más elevados con las escalas de Obsesión por la
delgadez (0.24), Impulsividad (0.27) y Conciencia interoceptiva (0.33). La estrategia de
Resolución de problemas es la que menos correlaciona con las escalas del EDI-2.

179
Tabla 4.25. Correlaciones de las escalas EDI-2 y estrategias de afrontamiento

ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO ESTRATEGIAS DE EVITACIÓN

ANÁLISIS REEVALUACIÓN BÚSQUEDA RESOLUCIÓN DE EVITACIÓN ACEPTACIÓN BÚSQUEDA DESCARGA


LÓGICO POSITIVA GUÍA PROBLEMAS COGNITIVA RESIGNACIÓN GRATIFICACIÓN EMOCIONAL

OBSESIÓN POR LA ,13** ,01 ,12** ,00 ,10** ,11** ,04 ,24**
DELGADEZ

BULIMIA ,08* ,00 ,05 -,01 ,11** ,14** ,06 ,21**

INSATISFACCIÓN ,07* ,04 ,06 ,06 ,07 ,02 ,03 ,07*


E CORPORAL
D
I
INEFICACIA ,16* ,05 ,06 ,05 ,14** ,18** ,11** ,19**
-
2 ,
PERFECCIONISMO ,13** 10** ,05 ,11** ,14** ,19** ,10** ,16**

DESCONFIANZA ,13** ,10** ,23** ,10** ,07* ,05 ,09* ,14**


INTERPERSONAL

CONCIENCIA ,24** ,07* ,15** ,06 ,17** ,21** ,17** ,33**


INTEROCEPTIVA

MIEDO A LA MADUREZ ,13** ,09** ,06 ,07* ,15** ,17** ,16** ,14**

ASCETISMO ,14** ,08* ,09* ,06 ,12** ,19** ,11** ,20**

IMPULSIVIDAD ,13** ,04 ,08* ,00 ,14** ,19** ,12** ,27**

INSEGURIDAD SOCIAL ,07* ,14** ,16** ,13** ,02 -,03 ,01 -,01

** La correlación es significativa al nivel 0.01 (bilateral).


* La correlación es significativa al nivel 0.05 (bilateral).

180
En resumen,
las correlaciones entre el CRI-Y y el EDI-2 son de magnitud baja o muy baj
estadísticamente significativas. Las estrategias de afrontamiento que
correlaciones significativas con la mayoría de las escalas del EDI-2 son de
(Evitación cognitiva, Aceptación-resignación y Descarga emocional), a excepc
estrategia de Análisis lógico (estrategia de aproximación). Parece que los particip
presentan más sintomatología asociada a los TCA informan de más conductas de
para resolver sus problemas; también tienden a analizar y pensar más sobre las s
y a controlar más sus respuestas.
B.3. Relación entre síntomas asociados al TCA y las medidas antropométricas

Se ha utilizado un ANOVA para estudiar las diferencias entre los diferentes grupos de IMC
establecidos en la presencia de conductas y síntomas asociados a los TCA, evaluados
mediante el EDI-2 y el SCOFF (ver tabla 4.26.). Se cumplen las condiciones de aplicación
del ANOVA para todas las escalas de EDI-2, a excepción de Obsesión por la delgadez e
Insatisfacción corporal. Para estas últimas escalas se ha calculado el estadístico H de
Kruskall-Wallis para ver si existen diferencias entre grupos y, posteriormente se ha aplicado
la U de Mann-Whitney. Según se observa en la tabla 4.26., no hay diferencias significativas
entre los grupos de IMC en las puntuaciones del EDI-2.

Tabla 4.26. ANOVA para las escalas del EDI-2 y las categorías antropométricas, probabilidad y tamaño del efecto.

Escalas Fuente de variación F g.l. p

Grupos IMC (1-6)


Bulimia 1.215 5;980 .300
Ineficacia 1.626 5;963 .150
Perfeccionismo 1.004 5;974 .414
Desconfianza .392 5;969 .854
interpersonal
Conciencia 1.847 5;951 .101
interoceptiva
Miedo a la madurez 1.660 5;953 .142
Ascetismo .814 5;927 .540
Impulsividad .884 5;933 .491
Inseguridad social 1.702 5;964 .131
1: Riesgo de malnutrición, 2: Riesgo de bajo peso, 3: Normopeso, 4: Sobrepeso, 5: Obesidad, 6: Obesidad grave

En la tabla 4.27. se presentan los estadísticos de la H de Kruskal-Wallis y la U de Mann-


Whitney para la escala de Obsesión por la delgadez e Insatisfacción corporal. En la escala
de Obsesión por la delgadez aparecen diferencias estadísticamente significativas entre
todos los grupos de IMC a excepción del grupo de sobrepeso con el grupo de obesidad y
obesidad grave. Por el contrario, para la escala de Insatisfacción corporal no se observan
diferencias estadísticamente significativas en la mayoría de los grupos a excepción de tres:
El grupo de riesgo de bajo peso con el de sobrepeso y obesidad, y el grupo de normopeso
con el de sobrepeso.

182
Tabla 4.27. H de Kruskal-Wallis de los grupos de IMC con la escala de Obsesión por la delgadez.

H de Kruskal-Wallis Grupos U de Mann-Whitney Diferencias


IMC
Χ2 g.l. p Z p

1-2 3.24 <.001 2“


1-3 6.07 <.001 3“
1-4 7.12 <.001 4“
Obsesión por la 1-5 6.64 <.001 5“
delgadez 135.228 5 <.001 1-6 7.34 <.001 6“
2-3 3.69 <.001 3“
2-4 6.23 <.001 4“
2-5 6.17 <.001 5“
2-6 6.67 <.001 6“
3-4 5.09 <.001 4“
3-5 5.11 <.001 5“
3-6 5.62 <.001 6“
4-5 1.86 .06
4-6 1.86 .06
5-6 0.30 .77

1-2 1.90 .06


1-3 1.60 .11
1-4 .61 .5
Insatisfacción 1-5 1.07 .29
corporal 11.851 5 <.05 1-6 .22 .83
2-3 1.35 .8
2-4 2.56 .01 2“
2-5 .92 .36
2-6 2.29 .02 2“
3-4 2.02 .04 3“
3-5 .06 .95
3-6 1.83 .07
4-5 1.13 .26
4-6 .35 .73
5-6 1.17 .24
1: Riesgo de malnutrición, 2: Riesgo de bajo peso, 3: Normopeso, 4: Sobrepeso, 5: Obesidad, 6: Obesidad grave

Para analizar las diferencias entre los grupos de IMC y la puntuación total del SCOFF se
calcula la H de Kruskal-Wallis ya que el rango de puntuaciones es muy bajo. Los contrastes
a posteriori se calculan mediante la U de Mann-Whitney. Se aprecian diferencias
estadísticamente significativas en las puntuaciones del SCOFF en el grupo de chicos (Χ2=
49.195; g.l.= 5, p<0.001) y en el grupo de las chicas (Χ2= 35.166; g.l.= 5, p<0.001) según el
IMC. En los chicos no existen diferencias significativas entre los grupos: riesgo de
malnutrición y bajo peso, normopeso y sobrepeso, y obesidad y obesidad grave; en las
chicas no hay diferencias entre los grupos: riesgo de malnutrición y bajo peso, sobrepeso y
obesidad y obesidad y obesidad grave. En consecuencia, se realiza una nueva agrupación
de las categorías antropométricas para chicos y chicas (ver figura 4.35.). En la tabla 4.28. se
muestran las diferencias de los nuevos grupos del IMC según sexo y se observa que no se
aprecian diferencias estadísticamente significativas.

183
Figura 4.35. Agrupación de las categorías del IMC según sexo.

CHICOS: CHICAS:
▪ Riesgo de malnutrición + Bajo
▪ Riesgo de malnutrición + Bajo peso
peso
▪ Normopeso
▪ Normopeso + Sobrepeso
▪ Sobrepeso + Obesidad + Obesidad
▪ Obesidad + Obesidad grave
grave

Tabla 4.28. U de Mann-Whitney según categorías de IMC y sexo.

IMC U de Mann-Whitney Z p

Riesgo de malnutrición y bajo peso 417 .858 .391


Chicos Normopeso y sobrepeso 7425 1.810 .070
Obesidad y obesidad grave 193 .701 .483

Riesgo de malnutrición y bajo peso 260.5 1.748 .080


Chicas Sobrepeso y obesidad 396 .538 .590
Obesidad y obesidad grave 228 1.260 .208

En la tabla 4.29., se muestran las diferencias según sexo entre los ítems del SCOFF y la
nueva agrupación de categorías del IMC. En el grupo de los chicos se observan diferencias
estadísticamente significativas en cuatro de cinco ítems del cuestionario (ítems 1, 2, 3 y 4),
que se refieren a la pérdida de control sobre la comida y el peso y la imagen corporal. En los
cuatro ítems se observa que el grupo de Normopeso presenta puntuaciones superiores que
los grupos de Bajo peso y Sobrepeso. En el segundo y tercer ítem, el grupo de Sobrepeso
presenta una puntuación mayor que el grupo de Bajo peso; y en el cuarto ítem es el grupo
de Bajo peso el que obtiene una puntuación superior al grupo de Sobrepeso. Para el grupo
de las chicas se observan diferencias estadísticamente significativas en los ítems 2, 3, 4 y 5;
en todos los casos el grupo de Normopeso muestra una puntuación total del SCOFF
superior a la del grupo de Bajo peso y de Sobrepeso y, éste último, muestra una puntuación
mayor que el grupo de Bajo peso en los ítems 3 y 5. En el ítem 4 el grupo de Bajo peso
presenta una puntuación superior que el grupo de Sobrepeso.

184
Tabla 4.29. Relación entre chicos y chicas con los ítems del SCOFF.

ITEMS CHICOS CHICAS

Χ2 g.l. p Χ2 g.l. p

1. Et provoques el vòmit perquè 10.915 2 .004 1.212 2 .545


et sents massa ple ?

2. Et preocupa haver perdut el 40.833 2 <.001 N>BP 56.505 2 <.001 N>BP


control sobre la quantitat de SP> BP SP> BP
menjar que menges?

3. En els últims tres mesos, has 28.557 2 <.001 N>BP 16.345 2 <.001 N>BP
perdut més de 6 Kg.? SP>BP SP>BP

4. Creus que estàs gras encara 50.348 2 <.001 N>BP 62.296 2 <.001 N>BP
que els altres et diguin que estàs BP>SP BP>SP
massa prim?

5. Creus que el menjar domina 5.082 2 .079 8.850 2 .012 N>BP


la teva vida? SP>BP

N: Normopeso; BP: Bajo peso; SP: Sobrepeso

En resumen,
las escalas de Obsesión por la delgadez y la de Insatisfacción corporal son las únicas
escalas del EDI-2 que presentan relación con el Índice de Masa Corporal; la mayoría de
diferencias estadísticamente significativas entre grupos de IMC se refieren a la escala de
Obsesión por la delgadez. En cuanto a la relación entre los síntomas asociados a los TCA,
medidos mediante el SCOFF, y el IMC, se observa que los chicos y las chicas con
Normopeso difieren estadísticamente de los grupos de Bajo peso y Sobrepeso, y que el
grupo de Sobrepeso difiere del de Bajo peso, en los ítems que hacen referencia al control
hacia la comida (pregunta 2) y la imagen corporal (pregunta 4).
Es decir, los participantes con un peso normal o sobrepeso expresan más preocupación
sobre la comida y sobre la imagen corporal que otros niños y niñas con un peso por debajo
de la media.

185
C. PREVALENCIA DE LOS TCA EN LA MUESTRA DEL ESTUDIO:

Los datos que se presentan en este apartado correspoden al grupo de riesgo. De los 93
participantes del grupo de riesgo, 71 (41 chicas y 31 chicos) aceptaron realizar la entrevista
EDE-12, y 22 rehusaron. La figura 4.36. presenta la distribución de las muestras de riesgo y
de no riesgo según sexo. Las edades oscilan entre 11 y 16 años (Media = 13.6, DT= 1.13).
Se muestra relación estadísticamente significativa según sexo (Χ2 = 4.84, p = .03); el número
de chicas que contestaron la entrevista EDE-12 fue mayor que el de chicos. No aparecen
diferencias estadísticamente significativas según la edad (t = .74; p = .46).
En la tabla 4.30. se muestran los participantes del grupo de riesgo que cumplen alguno de
los criterios diagnósticos del DSM-IV para TCA y el intervalo de confianza. En el caso de los
criterios diagnósticos A, B y C de anorexia nerviosa, las chicas muestran un porcentaje
mayor que los chicos. En ambos casos el criterio con mayor porcentaje fue el A, es decir,
mantenimiento de bajo peso (72.5% para chicas y 64.5% para chicos).
Ambos grupos cumplen los criterios B, C y D de la bulimia nerviosa, solo cuatro chicas
(10%) también cumplen el criterio A. El mayor porcentaje para chicos y chicas corresponde
el criterio B (conductas compensatorias), y hacer ejercicio excesivo para bajar de peso
(67.7% para chicos y 55% para chicas). El 27.5% de las chicas que participó en la segunda
fase del estudio podría ser diagnosticada como Trastorno de la Conducta Alimentaria No
Especificado (TCANE) con síntomas de anorexia, y un 5% como TCANE con síntomas de
bulimia nerviosa. En el grupo de los chicos, solo un caso (3.2%) podría ser diagnosticado
como TCANE con síntomas asociados a anorexia nerviosa.
Figura 4.36. Distribución de las muestras de riesgo y de no riesgo según el sexo.

Muestra comunitaria
Screening N = 1092

EDI-2 centil ≤ 95 en OB, IC y/o BU EDI-2 centil ≥ 95 en OB, IC y/o BU


(n = 999; 91.48%) (n= 93; 8.52%)
910 (90,73%) 93 (9,27%)

Chicas Chicos
Población de 54 (58.06%) 39 (41.94%)
riesgo

Participantes No participantes Participantes No participantes


Entrevista 40 (74.07%) 14 (31.48%) 31 (79.49%) 8 (20.51%)
EDE-12

11 (27.50%) 27 (67.5%) 1 (3.23%) 30 (96.77%)


TCANE (AN) No cumple TCANE (AN) No cumple
2 (5%) criterios criterios
TCANE (BN)

186
EDI-2: Eating Disorders Inventory-2; OB: Obsesión por la delgadez; IC: Insatisfacción corporal; BU: Bulimia nerviosa; TCANE:
Trastorno de la conducta alimentaria no especificado; AN: Anorexia Nerviosa; BU: Bulimia nerviosa.

También se ha analizado la relación entre los que realizaron la entrevista y los que
rehusaron contestarla. No hay relación estadísticamente significativa según el sexo
(Χ2=.367; g.l.=1; p= .544) ni según la naturaleza del problema (problema alimentario)
(Χ2=10.352; g.l.=10; p= .410); sólo se observa relación estadísticamente significativa entre
los que sí contestaron la entrevista y los que no lo hicieron en la puntuación total del SCOFF
(Z= -2.998; p=.003): el grupo que rehusó contestar el que obtiene un rango promedio
superior al grupo que respondió a la entrevista.

Tabla 4.30. Participantes de la muestra de riesgo, e intervalo de confianza (entre paréntesis), que cumplen criterios
diagnósticos del DSM-IV para la anorexia y bulimia nerviosas, según el EDE-12.
Chicos (n= 31) Chicas (n = 40)
Criterios diagnósticos para anorexia nervosa n (IC 95%) n (IC 95%)
A. Mantener bajo peso 20 (47.67-81.36) 29 (58.66-86.34)
B. Miedo a ganar peso 9 (13.05-45.01) 22 (39.58-70.42)
C. Sensación de gordura 10 (15.80-48.71) 20 (34.50-65.49)
Importancia de la figura 8 (10.40-41.21) 16 (24.82-55.18)
Importancia del peso 4 (1.10-24.70) 18 (29.58-60.42)
D. Menstruación 0 0
Criterios diagnósticos para la bulimia nerviosa n (IC 95%) n (CI 95%)
A. Episodios recurrentes de sobreingesta 0 4 (0.7-19.29)
B. Conductas compensatorias:
2.a. Vómito autoinducido 1* 3*
2.b. Abuso de laxantes 0 0
2.c. Abuso de diuréticos 0 0
2.d. Ejercicio excesivo 21 (51.29-84.20) 22 (39.58-70.42)
2.e. Ayuno 0 1*
C. Conductas compensatorias inapropiadas 3* 3*
D. Importancia de la figura 8 (10.40-41.21) 16 (24.82-55.18)
Importancia del peso 4 (1.10-24.70) 18 (29.58-60.42)
E. La persona no cumple criterios diagnósticos para la anorexia 0 0
nerviosa
* IC no se llevó a cabo porque no cumplía las condiciones de aplicación

187
En resumen,
la prevalencia para TCANE con síntomas asociados a anorexia nerviosa, es de 1.28% (95%
IC, 0.61-1.94) para la muestra total. La ratio según el sexo es de 11:1 para un TCANE con
síntomas anoréxicos (1.95% chicas, [95% IC, 0.81-3.10] y 0.17% chicos [95% IC no se llevó
a cabo porque no cumplía las condiciones de aplicación]. Para el TCANE con síntomas de
bulimia nerviosa, la prevalencia es de 0.36% para toda la muestra (95% IC no se llevó a
cabo porque no cumplía las condiciones de aplicación). Ningún chico cumplía criterios para
este trastorno. Se aprecian diferencias estadísticamente significativas en el grupo de riesgo
entre los que contestaron la entrevista y los que rehuyeron a contestar en la puntuación total
del SCOFF, son los que rehuyeron los que presentan puntuaciones más elevadas y mayor
riesgo de presentar síntomas de TCA.

188
D. DIFERENCIAS ENTRE EL GRUPO DE RIESGO Y EL GRUPO DE NO RIESGO EN
CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD, ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO,
HÁBITOS ALIMENTARIOS Y CARÁCTERÍSTICAS ANTROPOMÉTRICAS:

Para comparar las diferencias entre el grupo de riesgo se seleccionó un grupo homogéneo
de no riesgo, es decir que no superara el centil 95 en tres de las escalas del EDI-2,
equivalente en edad y sexo al grupo de riesgo. Tanto el grupo de riesgo como el grupo de
no-riesgo están compuestos por 93 participantes (39 hombres y 54 mujeres), que
representan el 3,38% y el 4,68% de la muestra total, para varones y mujeres,
respectivamente. En este apartado se analizan si hay diferencias entre los dos grupos en
características de personalidad, estrategias de afrontamiento, hábitos alimentarios y
características antropométricas.

D.1. Características de personalidad

Para estudiar las posibles diferencias entre los grupos (adolescentes de riesgo y de no
riesgo) en las características de personalidad, se ha utilizado el estadístico U de Mann-
Whitney debido a que la puntuación en las diferentes escalas del APQ son percentiles.
En la tabla 4.31. se presentan los estadísticos de la prueba U de Mann-Whitney para los
grupos de riesgo y de no riesgo para las escalas de personalidad del APQ. Se observa que
sólo en el caso de la escala global de Dureza aparecen diferencias estadísticamente
significativas; el grupo de riesgo presenta un rango promedio menor que el grupo de no
riesgo. Para el resto de las escalas de personalidad no aparecen diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos.

189
Tabla 4.31. Diferencias entre grupo de riesgo y de no riesgo según el APQ.
Rango promedio U de Mann Whitney

Escalas Riesgo No riesgo Z p


Afabilidad 74.01 76.15 -.304 .761
Razonamiento 75.88 66.55 -1.331 .183
Estabilidad emocional 71.81 80.84 -1.269 .204
Dominancia 73.33 78.04 -.665 .506
Animación 78.83 69.67 -1.305 .192
Atención a las normas 73.38 79.04 -.795 .427
Atrevimiento 76.30 75.65 -.092 .927
Sensibilidad 79.78 71.62 -1.148 .251
Vigilancia 78.17 73.49 -.657 .511
Abstracción 76.61 75.29 -.185 .853
Privacidad 78.70 72.88 -.817 .414
Aprensión 81.24 69.94 -1.587 .112
Apertura al cambio 79.56 71.88 -1.080 .280
Autosuficiencia 81.57 69.55 -1.691 .091
Perfeccionismo 78.03 72.61 -.764 .445
Tensión 76.47 75.46 -.142 .887
Extraversión 68.89 81.79 -1.807 .071
Ansiedad 77.70 71.95 -.812 .417
Dureza 66.44 84.66 -2.572 .010
Independencia 76.19 73.66 -.358 .721
Autocontrol 74.61 75.44 -.118 .906

En resumen,
Sólo se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de riesgo y de no
riesgo en la escala de Dureza. Es decir, el grupo de no riesgo se muestra más resolutivo,
insensible y de mentalidad más dura que el grupo de riesgo.

D.2. Estrategias de afrontamiento

Para analizar las diferencias entre el grupo de no riesgo y el grupo de riesgo en las
estrategias de afrontamiento se ha utilizado el estadístico t de Student. En la tabla 4.32., se
muestran los resultados para los dos grupos. Como puede apreciarse, no hay diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos en ninguna estrategia de afrontamiento.
Según la categoría de Contenido del problema, y más concretamente para el problema
alimentario, no se aprecia relación estadísticamente significativa entre los grupos de riesgo y
de no riesgo (Χ2=18.423; g.l.=11; p= .072). Cabe destacar que cuatro sujetos del grupo de

190
no riesgo informan de un problema alimentario, mientras que en el grupo de riesgo lo hacen
catorce personas.

Tabla 4.32. Diferencias según grupo de riesgo y de no riesgo según las estrategias de afrontamiento.
Riesgo No riesgo Diferencia entre grupos
(n=73) (n=84)
Escalas Media DT Media DT t p
Análisis lógico 9.62 .53 9.60 .48 -.034 .973
Reevaluación positiva 8.63 .53 8.85 .43 .316 .753
Búsqueda guía 8.07 .58 7.83 .47 -.316 .753
Resolución de problemas 9.15 .56 8.49 .46 -.909 .365
Evitación cognitiva 9.39 .49 9.24 .42 -.236 .814
Aceptación resignación 8.77 .51 8.24 .39 -.826 .410
Búsqueda de gratificación 6.38 .55 6.88 .44 .707 .481
Descarga emocional 7.58 .57 7.19 .51 -.510 .611

En resumen,
No existen relación estadísticamente significativa entre los grupos de riesgo y de no riesgo
en cuanto a las estrategias de afrontamiento se refiere. Es decir, el grupo de riesgo y de no
riesgo parece que utilicen el mismo tipo de estrategias para resolver sus problemas.
Tampoco se observan diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos en la
categoría de Naturaleza del problema (problema alimentario).

D.3. Características antropométricas: Índice de Masa Corporal.


Para analizar las diferencias entre grupos según el IMC, y debido a que las frecuencias
esperadas en las categorías de riesgo de malnutrición y riesgo de bajo peso eran inferiores
a 5, se optó por agrupar dichas categorías (riesgo de malnutrición y riesgo de bajo peso) y
se calculó el estadístico Chi-cuadrado. Se observa relación estadísticamente significativa
entre el grupo de riesgo y de no riesgo según las cinco categorías antropométricas (Χ2=
27.595; p<.001). Cabe destacar que un 4.3% de la muestra de riesgo no aceptó pesarse.
Para el IMC los grupos de riesgo y de no riesgo se distribuyen según se presenta en la
figura 4.36. Se observa que en el grupo de no riesgo un 15.05% de los participantes se sitúa
en la franja de infrapeso, un 61.3% está en normopeso y, un 23.65% se sitúa por encima de
la normalidad. Por el contrario, en el grupo de riesgo sólo un 1.18% de los participantes está
por debajo del peso recomendado según su edad y altura; un 45.88% se sitúa en la franja
de normopeso y, finalmente, un 52.94% se localizado en la franja de sobrepeso u obesidad.
Cabe destacar que un 8.6% del grupo de riesgo no aceptó que evaluaran sus medidas

191
antropométricas (peso y altura). Se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre
el grupo de riesgo y de no riesgo en las categorías de infrapeso (Z =3.33; p<.001),
normopeso (Z =2.06; p=.04); obesidad (Z =2.29; p=.02) y obesidad grave (Z =3.34;
p<.001). En el caso de la categoría de infrapeso y normopeso el grupo de no riesgo muestra
un porcentaje mayor de participantes, mientras que en las categorías de obesidad y
obesidad grave son los del grupo de riesgo quienes presentan más participantes (véase fig.
4.36.).
Figura 4.36. Porcentajes del IMC según grupo de riesgo y de no riesgo.

100
90

80
70
61,29
60
45,88 No riesgo
50
Riesgo
40

30 22,35
15,05 17,2 16,47
20 14,12

10 4,3 2,15
1,18
0
Infrapeso Normopeso Sobrepeso Obesidad Obesidad grave

En resumen,
se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de riesgo y de no
riesgo según las categorías antropométricas. Se observa que los porcentajes en las franjas
de normopeso e infrapeso son superiores en el grupo de no riesgo, y en las categorías de
sobrepeso y obesidad son los participantes del grupo de riesgo los que presentan un mayor
porcentaje.

192
D.4. Hábitos alimentarios

Para el análisis del cuestionario de hábitos alimentarios se aplicaron dos técnicas


estadísticas distintas, una que es la estadística clásica y otra que se refiere a la aplicación
de Redes neuronales. A continuación se presentan los resultados de las dos técnicas:

D.4.1. Estadística clásica:

Para observar las diferencias entre los dos grupos utilizando la estadística clásica se han
aplicado diversas pruebas según el tipo de variable; en el caso de las variables cualitativas
se ha aplicado el estadístico Chi Cuadrado, y en el caso de variables cuantitativas se ha
calculado la t de Student. Algunas variables no cumplían las condiciones de aplicación de la
Chi Cuadrado, por lo que se ha procedido a la recategorización para su análisis estadístico;
en la tabla 4.33. se muestran las nuevas categorías.

Tabla 4.33. Nuevas categorías de variables de hábitos alimentarios.


Variables Categorías nuevas

Con quién vive Padre, madre e hijos


Padre, madre, hijos y otros familiares
Madre e hijos
Qué actividades extraescolares realiza Gimnasia
Patinaje o ballet
Ninguna
Quién hace el menú en casa Madre
Padre
Otras personas o madre y otras personas
Quién hace la compra en casa Madre
Madre y padre
Hijos o madre e hijos
Otras personas
Durante la semana desayuna fuera de Nunca
casa Menos de 3 días
Más de 3 días o siempre
Durante la semana desayuna en casa Nunca o menos de 3 días
Más de tres días
Siempre
Durante la semana come en casa Nunca o menos de 3 días
Más de tres días
Siempre
Durante la semana merienda fuera Nunca o menos de 3 días
Más de tres días o siempre
Durante la semana cena en casa Nunca o menos de 3 días
Más de tres días o siempre

193
Fin de semana desayuna en casa Nunca o un día
Siempre
Fin de semana come en casa Nunca o un día
Siempre
Fin de semana cena en casa Nunca o un día
Siempre
Fin de semana cena fuera de casa Nunca
Un día
Durante la semana cómo desayuna Sentado a la mesa
Sentado o estirado en el sofá o en la cama
De pie
Durante la semana cómo toma un Sentado a la mesa o en el sofá
tentempié De pie
Durante la semana cómo merienda Sentado a la mesa
Sentado o estirado en el sofá o en la cama
De pie
Fin de semana cómo desayuna Sentado a la mesa
Sentado o estirado en el sofá o en la cama

Fin de semana cómo toma un Sentado a la mesa


tentempié Sentado o estirado en el sofá o en la cama
De pie
Fin de semana cómo merienda Sentado a la mesa
Sentado en el sofá
Estirado en el sofá o en la cama
De pie
Durante la semana con quién Padre o padre y madre
desayuna Madre
Hermanos
Toda la familia
Solo
Madre y hermanos

Durante la semana con quién come Madre


Hermanos o madre y hermanos
Toda la familia
Otros familiares o toda la familia y otros familiares
Madre y hermanos
Durante la semana con quién Madre
merienda Hermanos o madre y hermanos
Solo
Durante la semana con quién cena Madre
Toda la familia
Hermanos o madre y hermanos
Padre y madre
El fin de semana con quién desayuna Madre
Hermanos o madre y hermanos
Toda la familia

El fin de semana con quién come Padre o madre o padre y madre

194
Hermanos o padre y hermanos o madre y hermanos
Toda la familia
El fin de semana con quién merienda Padre o madre o padre y madre
Hermanos o madre y hermanos
Toda la familia
Solo
El fin de semana con quién cena Padre o madre o padre y madre
Hermanos o madre y hermanos
Toda la familia
Otros familiares o toda la familia y otros familiares
Se utiliza la comida como castigo No
A veces
Actividades durante el desayuno Miro la TV
Hablo con los que tengo alrededor
No hago ninguna actividad
Hago alguna actividad
Actividades durante la comida Miro la TV
Hablo con los que tengo alrededor
Hago alguna actividad
Actividades durante la merienda Miro la TV
Hablo con los que tengo alrededor
Hago alguna actividad
Quién le ha recomendado hacer dieta Médico o farmacéutico
Amigos, otros o amigos y otros
Quién hace dieta de tu familia Yo/ madre y yo/ padre y yo/ hermanos y yo
Madre
Madre y hermanos / madre y padre

En la tabla 4.34. se muestran los resultados de la relación entre los aspectos


sociodemográficos para el grupo de riesgo y de no riesgo; como puede apreciarse no hay
relación significativa en ningún elemento según el tipo de grupo.

Tabla 4.34. Análisis de Chi cuadrado del Bloque I (Aspectos sociodemográficos) del cuestionario de hábitos alimentarios para
los grupos de riesgo y de no riesgo, Chi cuadrado, grados de libertad y significación estadística.
Variables Χ2 gl p

Con quién vive .891 2 .641


Jornada padre .507 1 .476
Trabaja la madre 1.538 1 .215
Jornada madre .444 1 .505
Realiza actividades extraescolares .044 1 .834
Qué actividad hace 4.033 2 .133
Horas que dedica a la actividad extraescolar 1.236 2 .539

La tabla 4.35. recoge el análisis de las puntuaciones del Bloque II sobre los Hábitos
alimentarios. Se aprecia relación estadísticamente significativa en el elemento “Merienda
cada día”, en la que el grupo de no riesgo informa de que sí lo hace cada día con un

195
porcentaje mayor que el grupo de riesgo; es decir, este grupo dice no hacer la merienda
cada día. También se observa relación estadísticamente significativa en el ítem de “Durante
la semana merienda en casa”, en la que los participantes del grupo de riesgo indican, con un
mayor porcentaje, que no lo hacen, mientras que el mayor porcentaje de participantes que
informa que sí lo hace son del grupo de no riesgo. En el resto de ítems no se aprecian
diferencias estadísticamente significativas entre grupos.

En la tabla 4.36. se recogen los análisis de las respuestas al Bloque III del cuestionario de
hábitos alimentarios. Las diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de riesgo
y de no riesgo aparecen en los ítems de: “Cuando no tiene hambre, no come nada”,
“Cuando no quiere comer lo que le ponen, come lo que le dicen sus padres”, “Cuando no
quiere comer lo que le ponen, no come nada”; en los tres casos el grupo de riesgo presenta
conductas relacionadas con TCA.

196
Tabla 4.35. Análisis del del Bloque II (Hábitos alimentarios) del cuestionario de hábitos alimentarios para los grupos de riesgo/
no-riesgo, Chi cuadrado, grados de libertad y significación estadística.
Variables Χ2 gl p Diferencias

Quién hace el menú en casa .692 2 .708


Come en la escuela .251 2 .882
Desayuna cada día 1.958 1 .162
Come un tentempié a media mañana cada día 2.823 1 .093
Merienda cada día 8.602 1 .003 Sí: no riesgo “
No: riesgo “
Cena cada día 1.836 1 .175
Durante la semana desayuna fuera de casa .717 2 .699
Durante la semana desayuna en casa 4.030 2 .133
Durante la semana come en casa .563 2 .755
Durante la semana come fuera de casa .145 1 .704
Durante la semana merienda en casa 9.303 3 .026 Nunca: riesgo “
Siempre: no riesgo “
Durante la semana merienda fuera de casa .563 1 .453
Durante la semana cena en casa
Fin de semana desayuna en casa 1.291 1 .256
Fin de semana desayuna fuera de casa .013 2 .994
Fin de semana come en casa .550 1 .458
Fin de semana come fuera de casa .966 2 .617
Fin de semana merienda en casa 5.702 2 .058
Fin de semana merienda fuera de casa 5.016 2 .081
Fin de semana cena en casa .567 1 .451
Fin de semana cena fuera de casa .250 1 .617
Durante la semana cómo desayuna 1.775 2 .412
Durante la semana cómo toma un tentempié .001 1 .977
Durante la semana cómo merienda .663 2 .711
Fin de semana cómo desayuna 1.196 1 .274
Fin de semana cómo toma un tentempié 1.629 2 .443
Fin de semana cómo merienda 2.998 3 .392
Durante la semana con quién desayuna 4.352 5 .500
Durante la semana con quién come 2.595 4 .628
Durante la semana con quién merienda .943 2 .624
Durante la semana con quién cena .660 3 .883
Fin de semana con quién desayuna 2.263 3 .520
Fin de semana con quién come .123 2 .940
Fin de semana con quién merienda .917 3 .821
Fin de semana con quién cena 1.610 3 .657
Actividades durante el desayuno 7.221 3 .065
Actividades durante la comida 3.683 3 .298
Actividades durante la merienda 4.203 3 .240
Actividades durante la cena 3.641 3 .303

197
Tabla 4.36. Análisis del Bloque III (Actitudes hacia el comer y/o la comida) del cuestionario de hábitos alimentarios según grupo
de riesgo/ no-riesgo, Chi cuadrado, grados de libertad y significación estadística.
Variables Χ2 gl p Diferencias

Se utiliza la comida como castigo .840 1 .359


Cuando no tiene hambre, come lo que le han puesto 1.775 1 .183
Cuando no tiene hambre, no come nada 4.893 1 .027 Sí: riesgo “
No: no riesgo “
Cuando no tiene hambre, come alguna cosa 1.558 1 .212
Cuando no tiene hambre, come lo que le han preparado pero más .984 1 .321
tarde
Cuando no quiere comer lo que le ponen, esconde la comida y la .176 1 .675
tira
Cuando no quiere comer lo que le ponen, tarda mucho y así se lo .303 1 .582
perdonan
Cuando no quiere comer lo que le ponen, come lo que le dicen sus 13.458 1 <.001 Sí: no riesgo “
padres No: riesgo “
Cuando no quiere comer lo que le ponen, se pone a discutir y 1.292 1 .256
acaba comiendo lo que quiere
Cuando no quiere comer lo que le ponen, no come nada 3.778 1 .052 Sí: riesgo “
No: no riesgo “
Cuando no quiere comer lo que le ponen, mastica mucho la .317 1 .574
comida
Cuando no quiere comer lo que le ponen, trocea y separa los .170 1 .680
alimentos
Cuando no quiere comer lo que le ponen, aunque tiene hambre no 2.470 1 .116
come
Come muy rápido 1.604 1 .205
Come mucha cantidad 3.295 1 .069
Come poco a poco 2.049 1 .152
Come poca cantidad 2.211 1 .137
Come más que los de su edad .141 1 .708
Come igual que los de su edad 1.790 1 .181
Come menos que los de su edad .394 1 .530

Los resultados del análisis del Bloque IV quedan recogidos en la tabla 4.37. Se aprecian
diferencias entre los dos grupos en los ítems de: “Le han aconsejado hacer dieta”, “Ha
pedido hacer dieta a sus padres” y “Cree que necesita hacer dieta”; en todos los casos el
grupo de riesgo muestra un porcentaje mayor en todas estas variables que el grupo de no
riesgo. En cuanto a las razones por las que los participantes creen necesitar dieta, se
observan diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de riesgo y de no
riesgo; por ejemplo, un porcentaje mayor del grupo de riesgo y de no riesgo cree que
necesita hacer dieta porque el médico se lo ha recomendado. En el ítem sobre qué ha
hecho para perder peso, el grupo de riesgo se diferencia significativamente del de no riesgo

198
en que dice que quiere bajar de peso y ha hecho alguna cosa para adelgazar. Se observan
diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos en el apartado sobre quién
ha hecho dieta de tu familia: el grupo de riesgo presenta un mayor porcentaje que el de no
riesgo en el ítem de “yo hago dieta”, “yo y mi padre”, “yo y mi madre”, “yo y mis hermanos”;
en el ítem de “quien hace dieta” es la madre, el grupo de no riesgo presenta un mayor
porcentaje de respuesta que el grupo de riesgo; y en la categoría de madre y padre, y madre
y hermanos, los que muestran un mayor porcentaje son los del grupo de no riesgo.
Finalmente, en referencia a si ha habido algún cambio en los hábitos alimentarios, se
observan diferencias estadísticamente significativas en todas las variables: ahora controla
más el tipo de alimentos que toma, ahora pregunta si engordan o no ciertos alimentos, ha
dejado de tomar alguna de las comidas y ha dejado de tomar algún alimento; en todos los
casos el grupo de riesgo muestra un porcentaje mayor que el grupo de no riesgo. Cabe
destacar que en la opción de No me ha influido en nada, como igual que siempre, el grupo
de no riesgo muestra un porcentaje mayor que el de riesgo.

199
Tabla 4.37. Análisis del Bloque IV (Dieta) del cuestionario de hábitos alimentarios según grupo de riesgo/ no-riesgo, Chi
cuadrado, grados de libertad y significación estadística.
Variables Χ2 gl p Diferencias

Le han aconsejado hacer dieta 14.274 1 <.001 Riesgo “

Quién le ha recomendado hacer dieta 1.501 1 .221


Ha pedido hacer dieta a los padres 37.678 1 <.001 Riesgo “

Cree que necesita hacer dieta 62.730 1 <.001 Riesgo “

Cree que necesita hacer dieta porque se siente gordo *.693 1 .405
Cree que necesita hacer dieta porque sus amigos le dicen que 1.562 1 .211
está muy gordo
Cree que necesita hacer dieta porque en su casa le dicen que .206 1 .650
adelgace
Cree que necesita hacer dieta porque debido a las actividades 3.493 1 .062
extraescolares tiene que bajar de peso
Cree que necesita hacer dieta porque el médico se lo ha 3.852 1 .05 Riesgo “
recomendado
Cree que necesita hacer dieta porque quiere parecerse a las 3.678 1 .055
modelos
Cree que necesita hacer dieta porque no se siente bien con su .295 1 .587
figura
Quiere bajar de peso pero no ha hecho nada 6.219 1 .013 No: Riesgo “

Para bajar de peso hace mucho ejercicio 3.073 1 .080


Para bajar de peso deja de comer ciertos alimentos que engordan 2.717 1 .099
Para bajar de peso sólo come fruta y verdura .124 1 .725
Para bajar de peso ha tomado diuréticos y laxantes .500 1 .480
Para bajar de peso después de comer vomita 1 .754
.098
Para bajar de peso ha dejado de comer acompañada .007 1 .936
Alguien de su familia ha hecho dieta 1.918 1 .166
Quién de la familia ha hecho dieta 12.261 2 .002
Ha habido control sobre la dieta .524 1 .489
Ha habido cambios en los hábitos alimentarios 13.748 1 <.001 Riesgo “

Ahora controla más el tipo de alimentos que tomo 19.621 1 <.001 Riesgo “

Ahora pregunta engordan o no ciertos alimentos 9.224 1 .002 Riesgo “

Ha dejado de tomar alguna comida 4.324 1 .038 Riesgo “

Ha dejado de tomar algún alimento 9.998 1 .002 Riesgo “

No le ha influido en nada, come como siempre 13.026 1 <.001 No riesgo “

200
En la tabla 4.38. se recogen los ítems cuantitativos del cuestionario de hábitos alimentarios,
se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos en el ítem de
“días que merienda”.

Tabla 4.38. Comparación del número de días a la semana que hacen las comidas diarias los grupos de riesgo y de no riesgo,
prueba t de Student, grados de libertad y significación estadística.
t gl p

Días que desayuna .600 166 .549


Días que come un -.154 262 .878
tentempié a media
mañana
Días que come al -.547 16 .592
mediodía
Días que merienda 3.534 291 <.001
Días que cena .614 38 .543

Algunos ítems del cuestionario de hábitos alimentarios no se han analizado con la Χ2


porque se observa que más del 90% de la muestra informa del mismo modo, por lo que no
hay apenas variabilidad. En la tabla 4.39. se muestran los porcentajes de respuesta para
dichos ítems.

Tabla 4.39. Porcentaje de respuesta de algunos ítems del cuestionario de hábitos alimentarios.
Categorías Muestra

% de no riesgo % de riesgo
Trabaja el padre: Sí 93.9% 91.7%
Come al mediodía cada día: sí 98.8% 94.3%
Durante la semana cena en casa: sí 95.2% 86.4%
Durante la semana cómo come: sentado a la mesa 95.3% 93%
Durante la semana cómo cena: sentado a la mesa 94.1% 91.8%
Fin de semana cómo come: sentado a la mesa 95.1% 95.3%
Cuando no quieren comer lo que le ponen, lo comen y 94.7% 93.6%
luego lo vomitan: No

201
D.4.2. Modelos de arquitectura neuronal de los hábitos alimentarios según los grupos
de riesgo y de no riesgo:

En el apartado de Análisis de datos se ha presentado el análisis de Redes Neuronales.


En el análisis del cuestionario de Hábitos Alimentarios mediante las Redes Neuronales, para
evitar el máximo de “ruido” se escogieron aquellos ítems que, según la bibliografía, tienen
más relación con la probabilidad de presentar un TCA.
Los ítems escogidos fueron:
1. Actividades extraescolares que realiza el participante
2. Horas que dedica a las actividades extraescolares
3. Quién acompaña a la persona de lunes a viernes durante las comidas
4. Actividades que realiza durante las comidas
5. Le ha aconsejado su padre o madre ponerse a dieta
6. Cree que necesita ponerse a dieta para adelgazar
7. ¿Por qué cree que necesita hacer dieta?
8. Si alguien de su familia o amigos ha hecho algún tipo de dieta
9. Qué cambios ha habido en su dieta

Este análisis se hizo con dos grupos: el de riesgo y uno equivalente en edad y sexo al grupo
de riesgo, seleccionado a partir de la muestra comunitaria. La muestra total fue de 170
participantes (85 participantes para cada grupo).
De todas las variables estudiadas con el procedimiento de redes neuronales se han
seleccionado varios conjuntos de variables con un porcentaje de predicción que oscila entre
el 86.24% y el 83.65%. Esta predicción será la probabilidad de que un participante sea

202
clasificado como de riesgo o de no riesgo contestando afirmativamente a un conjunto de
ítems.
a) El primer conjunto de ítems seleccionados, al que identificamos como Patrón 1
comprende:

Se siente gordo (ítem nº 7) + mientras come hace alguna actividad (ítem nº 4) + en casa le
dicen que tiene que adelgazar (ítem nº 5) + hace alguna actividad extraescolar (ítem nº 1) +
debido a las actividades extraescolares que hace tiene que bajar de peso (ítem nº 7)

Este Patrón muestra un índice de sensibilidad del 82.24% y un índice de especificidad del
88.71%, y presenta un porcentaje de predicción total del 85.47%.

b) El Patrón 2 recoge los siguientes ítems:

Mientras come hace alguna actividad (ítem nº 4) + cree que necesita hacer dieta para
adelgazar (ítem nº 6) + en casa le dicen que tiene que adelgazar (ítem nº 5) + realiza alguna
actividad extraescolar (ítem nº 1) + debido a las actividades extraescolares que hace tiene
que bajar de peso (ítem nº 7)

Este patrón muestra una sensibilidad del 79.65% y una especificidad del 89.76%, y presenta
un porcentaje de predicción total del 84.71%.

c) El tercer conjunto o Patrón 3 está formado por los elementos:

Sus amigos le dicen que está gordo (ítem nº 7) + sus padres le han aconsejado que haga
dieta para adelgazar (ítem nº 5) + mientras cena hace alguna actividad (ítem nº 4) + cree
que necesita hacer dieta para adelgazar (ítem nº 6)

Presenta una sensibilidad del 87.35% y una especificidad del 80.71%. El porcentaje de
predicción total de este tercer conjunto de ítems es del 84.03%.

También cabe destacar que aparece un ítem común a todos los patrones, lo que puede
interpretarse como una información significativa para clasificar a un participante en un grupo
de riesgo o no: en casa le dicen que tiene que adelgazar o sus padres le han dicho que se
ponga a dieta. También aparecen varios ítems comunes a dos de los modelos: debido a las

203
actividades extraescolares que hace tiene que bajar de peso (patrón 1 y 2), cree que
necesita hacer dieta para adelgazar (patrón 2 y 3), mientras come o cena hace alguna
actividad (patrón 1 y 3).

204
En resumen,
del análisis del cuestionario de hábitos alimentarios se desprende que:
en las variables sociodemográficas no se aprecia ninguna diferencia estadísticamente
significativa entre los grupos de riesgo y de no riesgo. Se aprecian diferencias según los
hábitos alimentarios en el apartado que se refiere a la merienda, en la que el grupo de
riesgo dice no hacerla cada día y que los fines de semana tampoco la hace en casa. En las
estrategias que los participantes utilizan cuando no quieren comer lo que se les pone o no
tienen hambre, destaca que el grupo de riesgo, cuando no tiene hambre, dice no comer
nada y tampoco come lo que le ponen sus padres y, cuando no quiere comer lo que se le
pone, no come nada. En el bloque de la dieta, el grupo de riesgo muestra diferencias
estadísticamente significativas con el de no riesgo en aspectos sobre si le han aconsejado
dieta, ha pedido hacer dieta a sus padres, y cree que necesita hacer dieta; en todos los
casos el grupo de riesgo muestra mayor preocupación por el tema de la dieta. También se
observa que el grupo de riesgo presenta diferencias estadísticamente significativas con el
grupo de no riesgo según si la persona que realiza la dieta es él mismo, mientras que
cuando la persona es otro miembro de la familia el mayor porcentaje se concentra en el
grupo de no riesgo. Finalmente, se aprecian diferencias según el grupo en los cambios de
hábitos alimentarios; en todos los casos el grupo de riesgo muestra más cambios que el
grupo de no riesgo.
Según el análisis de redes neuronales, el primer patrón es el que muestra el mejor
rendimiento global, el segundo es el que presenta la mejor especificidad, y el tercero es el
que muestra mejor sensibilidad.
La variable de decirle al participante que se ponga a dieta es común a los tres modelos.
Si se comparan los resultados de la estadística clásica y los de las redes neuronales,
encontramos aspectos comunes relacionados con el bloque de dieta: ambos análisis
coinciden en que la necesidad de hacer dieta y que alguien le haya pedido hacer dieta son
los dos ítems significativos que mejor clasifican a una persona en el grupo de riesgo o de no
riesgo.
Cabe destacar que el análisis de Redes neuronales acentúa algunas otras variables
relacionadas con hábitos alimentarios que sobresalen por su importancia en el momento de
clasificar un participante como muestra de riesgo o de no riesgo.

205
CAPÍTULO 5

CONCLUSIONES

206
En este apartado se presentan las conclusiones de esta investigación.
Los objetivos generales de esta investigación son:
1. Evaluar y describir los hábitos alimentarios de un grupo de niños y adolescentes
catalanes y los síntomas asociados a las alteraciones de la conducta alimentaria. También,
se pretende estudiar la relación entre estas alteraciones, algunas variables psicosociales,
las características antropométricas, las características de personalidad y las estrategias de
afrontamiento. Además se analizarán las diferencias entre un grupo de riesgo de TCA y un
grupo de no riesgo según las variables anteriormente citadas.
2. Adaptar un cuestionario de cribado de los TCA a nuestro contexto.

1. EVALUAR Y DESCRIBIR LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS Y LA SÍNTOMATOLOGÍA


ASOCIADA A LOS TCA EN UNA MUESTRA COMUNITARIA DE NIÑOS Y
ADOLESCENTES CATALANES:

En cuanto a los hábitos alimentarios se refiere los resultados son los siguientes:
El modelo de familia más común es el formado por padre, madre e hijos.
La mayoría de los participantes informa de que hace alguna actividad extraescolar, y un
20% de la muestra dedica más de cinco horas a la semana.
La responsabilidad de la organización y compra de la comida la sigue asumiendo la
madre.
Más de la mitad de los participantes informan de que no comen en la escuela.
El bocadillo de media mañana y la merienda son las comidas que menos hacen los
participantes de este estudio.
Ver la TV y hablar con los que tienen alrededor son las actividades más comunes que
realizan los participantes durante las comidas, sobre todo en la merienda y la cena.
Durante el desayuno y merienda los adolescentes informan de que están acompañados
por los hermanos, y la mayoría de los participantes hace la cena con toda la familia.
En cuanto a la dieta, un tercio de los participantes cree que necesita hacer dieta y las
causas más comunes son que se siente gordo y que no se siente bien con su figura.
Más de la mitad de la muestra informa de que algún familiar y/o amigo ha hecho dieta, lo
que ha influido de algún modo en su forma de comer, como controlar más el tipo de alimento
que toma.

207
El análisis mediante redes neuronales aporta información relevante sobre algunos ítems
relacionados con los hábitos alimentarios que sirven para clasificar a los grupos de riesgo y
de no riesgo con una probabilidad superior al 80%. Estos ítems son: en casa le dicen que
tiene que adelgazar o sus padres le han dicho que se ponga a dieta, debido a las
actividades extraescolares que hace tiene que bajar de peso, cree que necesita hacer dieta
para adelgazar y mientras come o cena hace alguna actividad.

Respecto a la descripción de las alteraciones de la conducta alimentaria se destacan las


siguientes conclusiones:
Chicos y chicas difieren en aspectos más cognitivos relacionados con las alteraciones del
comportamiento alimentario:
- Ellas presentan más obsesión por estar delgadas, desconfían más de las relaciones
y expresan una mayor dificultad para identificar sus emociones.
- Los chicos manifiestan tener más miedo a la edad adulta y se muestran más
exigentes consigo mismos.
La Obsesión por la delgadez es un factor que varía según la edad y el sexo:
- Las chicas muestran un aumento progresivo, con la edad, de la preocupación por
la delgadez, mientras que en los chicos se observa una disminución de la
preocupación por estar delgados según pasa el tiempo.
Casi un 30% de la muestra se sitúa en la franja de riesgo, utilizando el punto de corte
propuesto por los autores del SCOFF, aunque varían según el sexo y el curso:
- Ellas muestran un rango promedio mayor que los chicos.
- Los cursos inferiores muestran mayor puntuación en comparación con cursos
superiores.

2. PRESENTAR DATOS SOBRE LA PREVALENCIA DE LOS TCA EN ADOLESCENTES


CATALANES.

La prevalencia para TCANE con síntomas asociados a anorexia nerviosa, es de 1.28%


para la muestra total.
La ratio según el sexo es de 11:1 para un TCANE con síntomas de anorexia nerviosa.
La prevalencia de TCANE con síntomas de bulimia nerviosa, es de 0.36% para toda la
muestra.

208
3. DESCRIBIR EL ESTADO FÍSICO Y NUTRICIONAL DE LOS PARTICIPANTES
MEDIANTE EL ÍNDICE DE MASA CORPORAL (IMC)

A partir de los datos recogidos de talla y peso de los participantes se destacan los siguientes
resultados:
Un tercio de la muestra total se sitúa en la franja de normopeso.
Hay más chicos que se sitúan en la franja de riesgo de bajo peso y de malnutrición que
chicas.
Un 20% tanto de chicos como de chicas están por encima del peso que les corresponde
por edad y talla (sobrepeso y obesidad).
Un 0.7% de la muestra de riesgo no quiso pesarse y un 7.3% de la muestra de no riesgo
tampoco aceptó.

4. ANALIZAR LA RELACIÓN ENTRE LOS SÍNTOMAS ASOCIADOS A LOS TCA Y LAS


MEDIDAS ANTROPOMÉTRICAS.

Las correlaciones entre las características antropométricas y los síntomas asociados a


los TCA muestran que el Índice de Masa Corporal está relacionado con la obsesión por
adelgazar, las dietas, la insatisfacción corporal y una pobre imagen de sí mismos.
Los chicos y chicas con normopeso o sobrepeso están más preocupados por haber
perdido el control sobre la cantidad de comida que comen y porque creen estar más gordos
aunque otros les digan que no lo están, que el grupo de bajo peso.
Los participantes con un peso normal o sobrepeso son los que expresan más
preocupación sobre la comida y sobre la imagen corporal que otros niños y niñas con un
peso por debajo de la media.

5. ANALIZAR LA RELACIÓN ENTRE LOS SÍNTOMAS ASOCIADOS AL TCA Y LAS


CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD

A partir de la relación entre las características de personalidad, evaluadas mediante el APQ,


y los síntomas asociados al TCA, se obtienen las siguientes conclusiones:
Existe muy poca relación entre los síntomas asociados a los TCA y las características de
personalidad.
Los síntomas asociados a las alteraciones de la conducta alimentaria se relacionan en su
mayor parte con la escala de Inestabilidad emocional.

209
Tanto la Extraversión como la Ansiedad muestran correlaciones estadísticamente
significativas, aunque de magnitud baja, con todas las escalas del EDI-2.

6. ANALIZAR LA RELACIÓN ENTRE LOS SÍNTOMAS ASOCIADOS AL TCA Y LAS


ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO.

A partir de la relación entre las estrategias de afrontamiento y los síntomas asociados a los
TCA, se destacan las siguientes conclusiones:
La relación entre las estrategias de afrontamiento y los síntomas asociados a los TCA
son casi inexistentes.
La Evitación cognitiva, la Aceptación-resignación y la Descarga emocional son las tres
estrategias de afrontamiento que muestran más relación con los síntomas asociados a los
TCA. Es decir, los participantes que presentan más síntomas asociados a los TCA muestran
más conductas de evitación, se resignan con sus problemas y utilizan más la Descarga
emocional para resolver sus problemas.

7. ANALIZAR LAS DIFERENCIAS ENTRE UN GRUPO DE RIESGO Y DE NO RIESGO


SEGÚN LAS MEDIDAS ANTROPOMÉTRICAS, LAS CARACTERÍSTICAS DE
PERSONALIDAD, LAS ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO, Y LOS HÁBITOS
ALIMENTARIOS.

En cuanto a las medidas antropométricas se refiere, destacamos que:


El grupo de no riesgo presenta porcentajes superiores en las franjas de normopeso e
infrapeso que el grupo de riesgo.
El grupo de riesgo presenta un mayor porcentaje en las categorías de sobrepeso y
obesidad que el grupo de no riesgo.

En las características de personalidad:


No se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de riesgo y de
no riesgo según las características de personalidad, a excepción de la escala de Dureza; el
grupo de no riesgo muestra puntuaciones más elevadas que el de riesgo.
Atendiendo los factores de personalidad del APQ, el grupo de no riesgo se muestra más
resolutivo, insensible y de mentalidad dura que el grupo de riesgo.

210
En cuanto a las estrategias de afrontamiento, cabe destacar que:
No existen diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de riesgo y de no
riesgo en cuanto a la utilización de estrategias de afrontamiento se refiere, ya que las
estrategias de afrontamiento que utilizan el grupo de riesgo y de no riesgo son similares.

De los hábitos alimentarios se desprenden las siguientes conclusiones:


El modelo de familia, el número de hermanos, las actividades extraescolares y el tiempo
dedicado a ellas es similar en el grupo de riesgo como en el de no riesgo.
Se aprecian diferencias estadísticamente significativas en la merienda: el grupo de riesgo
dice no hacerla cada día y los fines de semana tampoco la hace en casa.
El grupo de riesgo difiere del grupo de no riesgo en lo siguiente: cuando no quieren
comer lo que se le pone o no tienen hambre, dicen no comer nada y tampoco comen lo que
le ponen sus padres.
En cuanto a la dieta se refiere, el grupo de riesgo muestra diferencias con el de no riesgo:
- Al grupo de riesgo le han aconsejado más hacer dieta, ha pedido hacer dieta a
sus padres, y cree que necesita hacer dieta.
- El grupo de riesgo manifiesta que quien realiza dieta es él mismo, mientras que
en el grupo de no riesgo quien hace dieta es otro miembro de la familia.
- El grupo de riesgo muestra más cambios en sus hábitos alimentarios que el
grupo de no riesgo cuando alguien cercano, o ellos mismos, han hecho dieta.
De los patrones de ítems seleccionados para el análisis con el procedimiento de redes
neuronales, el primer patrón es el que muestra el mejor rendimiento global, el segundo es el
que presenta la mejor especificidad, y el tercero es el que muestra mejor sensibilidad.
La variable común a todos los patrones es: pedirle al participante que se ponga a dieta.
Al comparar los dos tipos de análisis se observa que:
Aparecen aspectos comunes relacionados con el Bloque de Dieta.
Ambos resultados coinciden en la necesidad de hacer dieta y de que alguien le haya
pedido hacer dieta.
El análisis con redes neuronales acentúa la importancia de otros ítems como hacer
alguna actividad mientras come o que debido a las actividades extraescolares que realiza
cree necesitar ponerse a dieta o se siente gordo.

211
8. ADAPTAR UN INSTRUMENTO DE SCREENING DE LOS TCA A NUESTRO
CONTEXTO (SCOFF).

Para la adaptación del instrumento de screening en nuestra población adolescente catalana


se destacan los siguientes resultados:
Según las características psicométricas del SCOFF se observa que es un instrumento
válido para detectar población de riesgo en nuestra población catalana.
Se propone un análisis factorial que muestra una distribución de dos factores, para la
muestra total. Se reproduce dicho AFE según sexos y para las chicas también aparecen 2
factores, y para el grupo de chicos sólo se observa un único factor.
✑ El punto de corte del SCOFF para la muestra de este estudio es de 2 ítems positivos o
más, que coincide con el propuesto por los autores.
✑ Se obtienen diferentes puntos de corte para chicos y chicas:
- Para las chicas es de 2 ítems positivos o más
- Para el grupo de los chicos es de 1 o más ítems positivos.

212
CAPÍTULO 6

DISCUSIÓN

213
Los resultados de este trabajo indican que la responsabilidad de la organización y compra
de la comida la sigue asumiendo la madre, tal y como Díaz (2007) encuentra en su estudio
sobre las tareas del hogar. Aunque las horas de las comidas en familia han ido variando y se
han convertido en espacios menos estructurados (Buttriss, 2002), más de la mitad de los
participantes informan de que no comen en la escuela. Durante el desayuno y la merienda
los adolescentes informan estar acompañados por los hermanos, y la mayoría de los
participantes hace la cena con toda la familia; es decir, según nuestros resultados la cena
suele ser el momento que comparten toda la familia y en el que pueden aprender hábitos
alimentarios, tal y como Sámano et al. (2005) observan en su estudio sobre el aprendizaje
de hábitos alimentarios en la etapa infantil.
Según los resultados de este estudio, se ha encontrado que se omiten algunas de las
comidas, siendo las más comunes el bocadillo de media mañana y la merienda. Estos
resultados son parecidos a los encontrados en otros estudios con población infantil y
adolescente española (Goñi et al., 1999; Jiménez et al., 2000; Ortega et al., 2000; Moreno et
al., 2000; Serra-Majem et al., 2004). Esto nos hace pensar sobre la importancia de la
educación para la salud, más concretamente sobre la nutrición y los requerimientos
nutricionales para cada edad.
Una característica a destacar sobre los hábitos alimentarios de los participantes es la
realización de alguna otra actividad durante las comidas, que coincide con una de las
variables que mejor discriminan entre el grupo de riesgo y de no riesgo. Las actividades más
comunes son ver la TV y hablar con los que tienen alrededor, tal y como otros estudios
ponen de relieve (Calvo et al., 2002; Buttriss, 2002; Castells et al., 2006). La importancia de
la TV a las horas de las comidas provoca una disminución de la preocupación sobre la
educación alimentaria, lo que puede tener una influencia importante sobre los niños y los
adolescentes en la elección de alimentos (Buttriss, 2002) y la imagen corporal (Cusumano y
Thompson, 2000) entre otros. Respecto a los hábitos alimentarios se observan diferencias
estadísticamente significativas entre el grupo de riesgo y de no riesgo en cuanto a la
merienda y las estrategias que utilizan para no comer. Los participantes del grupo de riesgo
dicen que no meriendan cada día, que cuando no quieren comer lo que se les pone o no
tienen hambre, no comen nada y tampoco comen lo que le ponen sus padres. Estas son
algunas de las estrategias que utilizan los grupos con TCA, tal y como otros estudios
informan, los participantes con TCA dejan de comer alguna de las comidas o evitan comer,
iniciando así algún tipo de dieta (Fairburn et al., 1999; Fairburn et al., 2003; Fairburn et al.,
2005), siendo ésta un factor precipitante para el desarrollo de un TCA.

La dieta ha sido un tema muy estudiado y discutido en el desarrollo de los TCA. Varios
autores observan que la dieta es un factor de vulnerabilidad para el desarrollo de la AN

214
(Fairburn et al., 1999; Fairburn y Harrison, 2003; Fairburn et al., 2005), aunque otros
estudiosos consideran que, a pesar de tener una importante influencia en el desarrollo de un
TCA, no todos lo desarrollan (Patton et al. 1999). En este estudio, un tercio de los
participantes informa de que quiere ponerse a dieta para adelgazar, siendo las causas más
comunes que se siente gordo y que no se siente bien con su figura, tal y como otros autores
(Ghaderi, 2003 y Río et al., 2002) encuentran en sus estudios. Estos elementos son los más
significativos y que mejor discriminan entre la población de riesgo y de no riesgo de TCA.
Es interesante destacar que más de la mitad de la muestra informa de que algún familiar y/o
amigo ha hecho dieta, lo que ha influido de algún modo en su forma de comer, Ballester y
Guirado, (2003) encuentran que si la madre ha hecho dieta, así como ciertas actitudes de
los padres hacia la comida, ejercen un efecto negativo en el comportamiento alimentario de
los hijos. En este estudio también se destaca la importancia del comportamiento de los
padres en el grupo de riesgo; en este caso, la frecuencia del ítem de: “en casa le dicen que
tiene que adelgazar o sus padres le han dicho que se ponga a dieta”, es mayor en el grupo
de riesgo que en el de no riesgo, lo que coincide con lo que Gardner et al., (2000)
observaron en su estudio, en el que los niños que creían que sus padres estaban
preocupados por su peso, mostraban más conductas relacionadas con los TCA. Una de las
actitudes que más cambian los participantes cuando alguien de su entorno ha hecho dieta
es controlar más el tipo de alimento que toma.
También se ha encontrado que al grupo de riesgo le han aconsejado más hacer dieta, ha
pedido hacer dieta a sus padres, y cree que necesita hacer dieta, o le han cambiado los
hábitos alimentarios cuando alguien cercano ha hecho dieta. Estos resultados son parecidos
a los que Ballester y Guirado (2003) y Field et al. (2001) encontraron en sus estudios, en los
que el comportamiento alimentario de los padres, como hacer dieta la madre, y actitudes de
los padres hacia sus hijos sobre la comida o su aspecto físico podrían influir de forma
negativa en la adquisición de los hábitos alimentarios de los hijos. Es decir, se sugiere que la
preocupación por el peso de los padres se transmite a los hijos.
Cabe destacar que mediante el análisis realizado con redes neuronales, hay algunos
elementos significativos que coinciden con los análisis de estadística clásica, y son: la dieta,
elemento común a todos los patrones; hacer alguna actividad mientras come, creer
necesitar ponerse a dieta debido a las actividades extraescolares que realiza o sentirse
gordo.

Respecto a la descripción de las alteraciones de la conducta alimentaria evaluadas en


este estudio se destaca que las chicas muestran más preocupación por la delgadez que los
chicos, como se ha corroborado en otros estudios en los que se ha encontrado que el sexo
es una variable determinante en el desarrollo de un TCA (Lindberg y Hjerm, 2003; Steiner et

215
al., 2003). Las chicas suelen mostrar más deseos de estar más delgadas, muestran mayor
preocupación por el peso y la comida, y son las que siguen un mayor número de dietas
restrictivas, en comparación con los chicos. En este estudio se observa que estas
preocupaciones varían también según la edad: las chicas se preocupan cada vez más
según van aumentando de edad, mientras que en los chicos se observa una disminución de
la preocupación por estar delgados según pasa el tiempo. Estas diferencias en la
preocupación por la delgadez también podrían deberse a las diferencias físicas que se
observan en esta etapa de la pubertad, en la que las chicas ya desarrollan el cuerpo de
mujer, mientras que los chicos empiezan a hacer los cambios (Chirstie y Viner, 2005), y son
ellas las que se sienten más diferentes, inseguras y preocupadas por su imagen (Rodríguez-
Tomé, 2003).

A diferencia de otros estudios españoles (Gandarillas et al., 2004 y Rojo et al., 2003) que
presentan datos sobre la prevalencia de los TCA con porcentajes superiores al 3% en
población adolescente, en este estudio la prevalencia para TCANE con síntomas asociados
a anorexia nerviosa es de 1.28%, y con síntomas de bulimia nerviosa es de 0.36% para toda
la muestra. Algunas de las razones que pueden explicar estas tasas tan bajas serían, en
primer lugar, el que un 13.16% de la muestra de participantes, tienen una edad entre 10 y 11
años. Este rango de edad es menor al de la edad de aparición de los TCA (Ruiz, P., Alonso,
J., Velilla, J., Lobo, A., Martín, A., Paumard, C., et al., 1998). En segundo lugar, es posible
que el hecho de que algunos de los participantes del grupo de riesgo no hayan aceptado
contestar la entrevista puede haber disminuido el porcentaje de la prevalencia, ya que no
podían ser identificados como población susceptible de un TCA.

A partir de los datos recogidos de talla y peso de los participantes se observa que sólo un
tercio de la muestra total se sitúa en la franja de normopeso, es decir, hay más chicos que
se sitúan en la franja de riesgo de bajo peso y de malnutrición que chicas. Estas diferencias
pueden deberse a la diferencia de tiempo de la pubertad entre los chicos y las chicas
(Pinyerd y Zipf, 2005). Estos resultados son también consistentes con los resultados que
Hermes y Keel (2003) hallaron en su estudio en que las niñas que maduran más
tempranamente tienen un IMC superior a las que maduran más tarde.
Es importante destacar que un 20%, tanto de chicos como de chicas, están por encima del
peso que les corresponde por edad y talla (sobrepeso y obesidad); Serra-Majem et al., 2004
manifiestan que en la etapa de la adolescencia es cuando se aprecian situaciones dispares
en relación al estado nutricional. Se observa, asimismo, un alto porcentaje con riesgo
nutricional y una alta prevalencia de obesidad en adolescentes, lo que también podría
hacernos pensar sobre el aumento de prevalencia de la obesidad que está latente en

216
nuestra sociedad (Serra-Majem, Ribas, Aranceta, Pérez y Saavedra, 2001). Estos
resultados también se podrían explicar, según el estudio de Christakis y Fowler (2007), en el
sentido de que la obesidad puede estar mediada por las relaciones sociales, del mismo
modo podríamos pensar que este suceso pudiera también ocurrir con el riesgo de bajo peso,
aunque para ello se requerirán estudios específicos.
La comparación entre el grupo de riesgo y de no riesgo, en cuanto a las medidas
antropométricas se refiere, indica que los participantes con sobrepeso y obesidad son los
que más se preocupan por la imagen corporal y están más obsesionados por adelgazar,
estos resultados van en la dirección de Yannakoulia et al. (2004) y Jones et al, (2001)
quienes observan que los TCA también son prevalentes en participantes con sobrepeso. En
este caso, los de mayor IMC son los que muestran más sintomatología asociada a los TCA;
estos resultados coinciden con los de Gila et al. (2004) quienes encontraron que cuanto
mayor es el IMC, mayores sobreestimaciones hacen de su cuerpo. Toro (2004) también se
manifiesta en el mismo sentido, un alto IMC es un factor predisponente para desarrollar un
TCA.

En cuanto a la adaptación del instrumento de screening a nuestra población adolescente


catalana, cabe destacar que el SCOFF es un instrumento válido para detectar población de
riesgo de TCA en nuestra población catalana.
El punto de corte del SCOFF para la muestra de este estudio que mejor combina los valores
de sensibilidad y especificidad es de 2 ítems positivos o más, que coincide con el propuesto
en otros estudios (Cotton et al., 2003; García-Campayo et al., 2005; Siervo et al., 2005).
Los resultados del análisis factorial sugieren que las chicas hacen una mayor diferenciación
entre la preocupación por la comida y los hábitos dietéticos que el grupo de chicos.
Para la muestra de este estudio, los valores de sensibilidad y especificidad del SCOFF son
menores que otros estudios (Morgan et al., 1999; Rueda et al., 2005). Estos resultados
podrían explicarse por las diferencias en la muestra, en concreto, por la edad y la selección
de la muestra (comunitaria).
Cabe destacar que los valores de sensibilidad y especificidad para el punto de corte de 2, y
los valores bajo la curva ROC son más bajos que los de Garcia Campayo et al (2005)
aunque parecidos a los de Rueda et al. (2005). Es importante observar que la muestra de
Campayo es clínica y la de Rueda es comunitaria pero solo de chicas.

Se aprecia una relación estadísticamente significativa entre el Índice de Masa Corporal


(IMC) y la obsesión por adelgazar, las dietas, la insatisfacción corporal y una pobre imagen
de sí mismos. Estos resultados van en la línea de otros autores (Jones et al., 2001;

217
Yannaloulia et al., 2004) que han estudiado la relación entre el IMC y las alteraciones de la
conducta alimentaria, y observan que los TCA no aparecen únicamente en participantes con
infrapeso, sino que también son prevalentes en participantes con sobrepeso.
Nuestros resultados también son coherentes con los que presentan Marcó et al., (2004)
quienes encontraron que tanto en el grupo de niñas como el de niños, cuanto mayor es el
IMC menor autoestima corporal manifiestan, y que, para el grupo de niñas, un menor IMC se
relaciona con un mayor control sobre la dieta.
En esta muestra, los chicos y chicas con normopeso o sobrepeso están más preocupados
por haber perdido el control sobre la cantidad de comida que comen y porque creen estar
más gordos, aunque otros les digan que no lo están, que el grupo de bajo peso. Los
participantes con un peso normal o sobrepeso son los que expresan más preocupación
sobre la comida y sobre la imagen corporal que otros niños y niñas con un peso por debajo
de la media. Estos datos coinciden con los de Gila et al., (2004) quienes encontraron que las
adolescentes con un mayor índice de masa corporal, peso y altura se caracterizan por hacer
más sobreestimaciones de su cuerpo.

Según los resultados del presente estudio, existe muy poca relación entre los síntomas
asociados a los TCA y las características de personalidad, aunque otros estudios (Gual
et al., 2002) confirman su relación, sobre todo con el rasgo de perfeccionismo, que se ha
relacionado con un alto riesgo de desarrollar un TCA
Los síntomas asociados a las alteraciones de la conducta alimentaria se relacionan con la
Inestabilidad emocional, este resultado va en la línea de varios estudios (Gual et al., 2002;
Cervera et al., 2003) que proponen que un alto Neuroticismo o inestabilidad emocional, y
una baja autoestima podrían ser causas y, al mismo tiempo consecuencias, de los TCA.
Otros autores (Bulik et al., 2006; Cervera et al., 2003) encuentran que una puntuación alta
en neuroticismo está relacionada con la aparición de un TCA.
Tanto la Extraversión como la Ansiedad muestran correlaciones bajas y significativas con los
síntomas asociados a los TCA, aunque otros estudios no hacen referencia a estos rasgos en
concreto; algunos estudios apuntan que las conductas de obsesión-compulsión se han
asociado a los TCA en muestras clínicas (Anderluh et al., 2003). Lilenfeld et al. (2006)
consideran que los rasgos de personalidad obsesivo compulsivos pueden ser factores
predisponentes, tal y como se demuestra en estudios retrospectivos y estudios de familias.
No aparecen diferencias en las características de personalidad entre el grupo de riesgo y
de no riesgo, a excepción de la escala de Dureza. Es decir, el grupo de riesgo se muestra
menos resolutivo y más sensible que el grupo de no riesgo. Esta puntuación baja en la
escala de Dureza podría relacionarse con una baja Autosuficiencia; según Bulik et al. (2000)
las personas con anorexia nerviosa se caracterizan por tener una baja autosuficiencia, es

218
decir, no se sienten capaces de hacer cosas, no son resolutivos, se muestran débiles y
sensibles.

La relación que se observa entre las estrategias de afrontamiento y los síntomas


asociados a los TCA en esta muestra es muy baja. Cabe destacar que la Evitación
cognitiva, tal y como Troop et al. (1998) y Nagata et al. (2000) encuentran en su estudio con
pacientes con TCA, muestra una relación positiva con los síntomas asociados a los TCA. La
estrategia de Aceptación-resignación también se relaciona con los TCA, al igual que en el
estudio de Ball y Lee (2002) quienes encontraron que las mujeres que tienen un TCA
informan de que utilizan con mayor frecuencia las estrategias de guardarse las cosas para sí
mismas y autoculparse. La estrategia de Descarga emocional también muestra relación con
los síntomas asociados a los TCA, aunque no hay ningún estudio que explicite dicha
relación. Es decir, los participantes que presentan más síntomas asociados a los TCA
muestran más conductas de evitación, tienden a resignarse y aceptar sus problemas y
utilizan más la expresión de las emociones como forma de afrontarlos. Tampoco aparecen
diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de riesgo y de no riesgo en
cuanto a las estrategias de afrontamiento, es decir, parece que utilizan estrategias similares,
contrariamente a lo que otros estudios sugieren de que los participantes con TCA utilizan
con más frecuencia estrategias de evitación cognitiva (Nagata et al., 2000; Troop et al.,
1998).

219
CAPÍTULO 7

PUNTOS FUERTES, PUNTOS DÉBILES Y


LINEAS FUTURAS DE ESTUDIO

220
Para acabar este trabajo, destacar algunos puntos fuertes y limitaciones del estudio y
futuras líneas de trabajo.

Puntos fuertes:
✦ La extensión de la muestra ha sido considerable, teniendo en cuenta las dificultades en la
recogida de datos para la investigación con población comunitaria.
✦ La presentación de datos sobre la prevalencia de los TCA en población adolescente
catalana, siendo uno de los trabajos más nuevos (Ruiz, 2005), aunque no se entrevistó al
grupo de no riesgo.
✦ La adaptación a nuestro contexto de una prueba de screening para detectar posibles
casos de riesgo de TCA en población adolescente catalana.

Puntos débiles:
✦ La principal limitación de este estudio es la falta de un grupo clínico para comparar los
resultados extraídos de este estudio y así poder extrapolarlos.
✦ El uso de autoinformes para recoger información sobre síntomas asociados a los TCA,
cuando se conoce que una de las características de esta patología es la negación de los
síntomas.
✦ No se han analizado los falsos negativos.
✦ El uso de la técnica de Redes neuronales debe analizarse con más profundidad para
poder extraer más conclusiones sobre el cuestionario de hábitos alimentarios.
✦ Utilizar el EDI-2 como único criterio para identificar la población de riesgo.

Futuras líneas de trabajo:


Los resultados obtenidos nos indican la relevancia de ciertas variables relacionadas con los
hábitos alimentarios que nos pueden orientar para elaborar un nuevo cuestionario de
aplicación rápida y de screening para población infantil y adolescente catalana que nos
permita detectar lo más tempranamente posible población de riesgo de TCA.
También sería interesante encaminar estos resultados a la prevención de los TCA, porque
aunque son pocos los estudios que analizan la relación entre las estrategias de
afrontamiento y la sintomatología asociada a los TCA, debería profundizarse más en este
análisis.
Sería interesante profundizar en el análisis de los hábitos alimentarios mediante las Redes
Neuronales y obtener así más información relevante.

221
CAPITULO 8

ANEXOS

222
ANEXO 1: LISTA DE ACRÓNIMOS

AL: Análisis lógico


AN: Anorexia nerviosa
ANP: Anorexia nerviosa purgativa
ANR: Anorexia nerviosa restrictiva
APQ: Adolescent Personality Questionnaire
AR: Aceptación o resignación
BG: Búsqueda de guía
BGr: Búsqueda de gratificación
BN: Bulimia nerviosa
BP: Bajo peso
BU: Escala de Bulimia (EDI-2)
CRI-Y: Coping Response Inventory Youth
DE: Descarga emocional
EAT: Eating Attittudes Test
EC: Evitación cognitiva
EDI-2: Eating Disorders Inventory-2
IC: Intervalo de confianza
INC: Insatisfacción corporal
IMC: Indice de Masa Corporal
NP: Normopeso
OB: Obsesión por la delgadez
RP: Reevaluación positiva
RPb: Resolución de problemas
SCAN: Setting Condition for Anorexia Nervosa Scale
SCOFF: Cuestionario de screening de TCA
SP: Sobrepeso
TCA: Trastorno de la conducta alimentaria
TCANE: Trastorno de la conducta alimentaria no especificado
TP: Trastornos de personalidad
TV: Televisión

223
CUESTIONARIO PARA JÓVENES

Este cuestionario está elaborado para conocer los hábitos alimentarios de los chicos de 11 a 16 años de edad. Las
cuestiones que se presentan a continuación hacen referencia a diferentes aspectos de la alimentación. En este
cuestionario no hay respuestas buenas o malas, cada uno de nosotros tenemos costumbres diferentes a la hora de comer.
Te agradeceríamos que contestaras a las siguientes preguntas.
Marca con una cruz la respuesta o respuestas que sean adecuadas.

☛ Fecha de hoy: ......................... ☛ Escuela ............................

Indica si eres: ☛ Curso ...................


‚Chico ❏ ƒChica ❐

☛ Fecha de nacimiento ...................... ☛ Iniciales de tu nombre y apellidos..................

☛ Por favor, indica quienes estáis viviendo en casa:


Padre+ Madre + hijos ❐ Madre + hijos ❐
Otros familiares + hijos ❐ Padre + hijos ❐
Padres + hijos + otros familiares ❐
Otros: especifica por favor ......................................................................................

☛ Edad del padre ............... ☛ Número de hermanos/as: .................................


☛ Edad de la madre ............. ☛ Edades de tus hermanos/as: ..........................................

☛ ¿El padre trabaja fuera de casa? Sí ❐ No ❐


Trabajo: Media jornada ❐ Jornada completa ❐

☛ ¿La madre trabaja fuera de casa? Sí ❐ No ❐


Trabajo: Media jornada ❐ Jornada completa ❐

☛ Indica por favor en qué intervalo de peso crees que te encuentras:


20-25kg. ❏ 26-30kg. ❏ 31-35kg. ❏ 36-40kg. ❏ 41 – 45kg. ❏

46–50kg. ❏ 51–55kg. ❏ 56-60kg. ❏ 61-65kg. ❏ 66-70kg. ❏

71-75kg. ❏ 76-80kg. ❏ 81-85kg. ❏ 85kg. o más ❏

☛ Señala tu altura aproximada:


1,16 - 1,20 ❏ 1,21 - 1,25 ❏ 1,26 - 1,30 ❏
1,31 - 1,40 ❏ 1,41 - 1,45 ❏ 1,46 – 1,50 ❏
1,51 – 1,55 ❏ 1,56 – 1,60 ❏ 1,61 – 1,65 ❏
1,66-1,70 ❏ 1,71-1,75 ❏ 1,76-1,80 ❏
1,81-1,85 ❏ 1,86-1,90 ❏ 1,91 o más ❏

☛ ¿Haces alguna actividad extra-escolar? SI ❏ NO ❏

☛ Indica cuál:
Gimnasia (rítmica, deportiva...) ❏
Patinaje (artístico, hielo...) ❏
Ballet, danza ❏
Atletismo ❏
Ninguna de las anteriores ❏
Especifica cuál ...........................................

☛ ¿Cuántas horas dedicas a la semana?

❏ menos de 3 horas
❏ de 3 a 5 horas
❏ más de 5 horas

224
1.¿Quién se encarga de organizar los menús y las comidas en casa, habitualmente?

Madre ❏ Madre y padre ❏

Padre ❏ Otra persona (abuelos, asistenta...) ❏


2. ¿Quién hace la compra de la comida normalmente?

Padre ❏ Madre ❏ Otra persona ❏ __________

Hijos ❏ Madre y padre ❏

3. ¿Comes en la escuela? Sí ❐ No ❐ A veces ❏

4. Con qué frecuencia realizas las siguientes comidas durante la semana (de lunes a domingo):

. ¿Desayunas todos los días? Sí ❐ No ❐

➨ Si tu respuesta es NO, indica cuántos días desayunas:

. ¿Tomas algún tentempié a media mañana (bocadillo, bollería, fruta...) todos los días? Sí ❐ No ❐

➨ Si tu respuesta es NO, indica cuántos días comes algún tentempié:

. ¿Comes todos los días? Sí ❐ No ❐

➨ Si tu respuesta es NO, indica cuántos días comes:

. ¿Meriendas todos los días? Sí ❐ No ❐

➨ Si tu respuesta es NO, indica cuántos días meriendas:

. ¿Cenas todos los días? Sí ❐ No ❐

➨ Si tu respuesta es NO, indica cuántos días cenas:

5. Durante la semana (de lunes a viernes), ¿dónde haces normalmente estas comidas?

! Desayuno en casa Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

! Desayuno en la escuela Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

! Como en casa Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

! Como en la escuela Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

! Meriendo en casa Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

! Meriendo en la escuela Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

! Ceno en casa Nunca ❐ Menos de 3 días ❐ Más de 3 días ❐ Siempre ❐

6. Los fines de semana y días festivos, ¿dónde haces normalmente estas comidas?

= Desayuno en casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐

= Desayuno fuera de casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐


Especifica dónde ..................
= Como en casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐

= Como fuera de casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐


Especifica dónde ..................
= Meriendo en casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐

= Meriendo fuera de casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐


Especifica dónde ..................
= Ceno en casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐

= Ceno fuera de casa Nunca ❐ Un día ❐ Siempre ❐


Especifica dónde ..................

225
7. Durante la semana (de lunes a viernes), ¿Cómo sueles comer?

Sentado a la mesa Sentado en el Tumbado en el sofá o en De pie (patio, calle,


sofá la cama. parque...)
✎ Desayuno
✎ Bocadillo de media mañana
✎ Comida
✎ Merienda
✎ Cena

8. Durante los fines de semana y días festivos, ¿cómo sueles comer?

Sentado a la mesa Sentado en el Tumbado en el sofá o en De pie (patio, calle,


sofá la cama. parque...)
✎ Desayuno
✎ Bocadillo de media mañana
✎ Comida
✎ Merienda
✎ Cena

9. Durante la semana (de lunes a viernes) ¿quién te acompaña durante las comidas?

ä Desayuno ä Comida ä Merienda ä Cena


❏ Padre ❏ Padre ❏ Padre ❏ Padre
❏ Madre ❏ Madre ❏ Madre ❏ Madre
❏ Hermanos ❏ Hermanos ❏ Hermanos ❏ Hermanos
❏ Toda la familia ❏ Toda la familia ❏ Toda la familia ❏ Toda la familia
❏ Otros familiares ❏ Otros familiares ❏ Otros familiares ❏ Otros familiares
❏ Compañeros de la escuela ❏ Compañeros de la escuela

10. Durante los fines de semana y días festivos ¿quién te acompaña durante las comidas?

ä Desayuno ä Comida ä Merienda ä Cena


❏ Padre ❏ Padre ❏ Padre ❏ Padre
❏ Madre ❏ Madre ❏ Madre ❏ Madre
❏ Hermanos ❏ Hermanos ❏ Hermanos ❏ Hermanos
❏ Toda la familia ❏ Toda la familia ❏ Toda la familia ❏ Toda la familia
❏ Otros familiares ❏ Otros familiares ❏ Otros familiares ❏ Otros familiares
11. ¿Utilizan tus padres la comida para castigarte o premiarte? Sí ❐ No ❐ A veces ❏

12. ¿Qué haces, normalmente, cuando no tienes hambre a las horas de las comidas?

✏ Normalmente como lo que me han puesto Sí ❐ No ❐

✏ No como nada Sí ❐ No ❐

✏ Como alguna cosa (una fruta, un yogurt...) Sí ❐ No ❐

✏ Como lo que me han preparado pero más tarde Sí ❐ No ❐

13. Mientras estás comiendo, ¿haces alguna de estas actividades?.

ä Desayuno: ä Comida:
❏ miro la T.V. ❏ miro la T.V.
❏ hago los deberes ❏ hago los deberes
❏ juego ❏ juego
❏ trabajo con el ordenador ❏ trabajo con el ordenador
❏ Hablo con los que tengo alrededor ❏ Hablo con los que tengo alrededor
❏ No hago ninguna actividad ❏ No hago ninguna actividad
Otros: especifica cuál .......................... Otros: especifica cuál ..........................

ä Merienda: ä Cena:
❏ miro la T.V. ❏ miro la T.V.
❏ hago los deberes ❏ hago los deberes
❏ juego ❏ juego
❏ trabajo con el ordenador ❏ trabajo con el ordenador
❏ Hablo con los que tengo alrededor ❏ Hablo con los que tengo alrededor
❏ No hago ninguna actividad ❏ No hago ninguna actividad

226
Otros: especifica cuál .......................... Otros: especifica cuál ..........................

14. ¿Qué haces cuando no quieres comer lo que te ponen tus padres?

➲ Escondo la comida y luego la tiro sin que ellos se den cuenta Sí ❐ No ❐

➲ Como todo lo que me ponen pero luego lo vomito (sin que ellos se den cuenta) Sí ❐ No ❐

➲ Tardo mucho en comer y así consigo que me perdonen la comida Sí ❐ No ❐

➲ Como lo que dicen mis padres Sí ❐ No ❐

➲ Me pongo a discutir y acabo comiendo lo que yo quiero Sí ❐ No ❐

➲ Cuando no quiero comer no como nada Sí ❐ No ❐

➲ Mastico mucho tiempo la comida Sí ❐ No ❐

➲ Parto la comida en trozos muy pequeños y separo los alimentos en el plato Sí ❐ No ❐

➲ Aunque tenga hambre no como nada Sí ❐ No ❐

15. Describe tu forma de comer:

✎ ¿Sueles comer deprisa? Sí ❐ No ❐ ✎ ¿Sueles comer despacio? Sí ❐ No ❐

✎ ¿Sueles comer mucho? Sí ❐ No ❐ ✎ ¿Sueles comer poco? Sí ❐ No ❐

16. En relación a los chicos/as de tu edad crees que comes (señala lo que corresponda)

➠ Más que los chicos/as de mi edad Sí ❐ No ❐

➠ Igual que los chicos/as de mi edad Sí ❐ No ❐

➠ Menos que los chicos/as de mi edad Sí ❐ No ❐

17. ¿Te ha aconsejado tu madre o padre que hagas dieta para adelgazar? ❐ Sí ❐ No

18. ¿Alguien ha recomendado a su hijo/a hacer dieta?

❐ Médico

❐ Farmacéutico

❐ Amigos/as

❐ Otros: especifique por favor ..........................................

19. ¿ En algún momento le has pedido a tus padres hacer dieta? ❐ Sí ❐ No

20. ¿Crees que necesitas hacer dieta para adelgazar? ❐ Sí ❐ No

➽ Si tu respuesta es que NO, pasa a la pregunta 20.


21. Creo que necesito hacer dieta porque:

✑ Me siento gordo/a (Con sobrepeso) ❐ Sí ❐ No

✑ Mis amigos me dicen que estoy gordo/a ❐ Sí ❐ No

✑ En casa me dicen que tengo que bajar de peso ❐ Sí ❐ No

✑ Debido a las actividades extra-escolares que hago (por ejemplo: gimnasia rítmica, ❐ Sí ❐ No

deportiva, patinaje...) he de bajar peso

✑ El médico/farmacéutico/dietista me lo ha recomendado ❐ Sí ❐ No

✑ Quiero parecerme a modelos de pasarela ❐ Sí ❐ No

✑ No me siento bien con mi figura ❐ Sí ❐ No

22. ¿Qué haces o qué has hecho para perder peso?

➢ Quiero bajar de peso pero no he hecho nada ❐ Sí ❐ No

227
➢ Dedico muchas horas a hacer ejercicio físico para “quemar grasas” ❐ Sí ❐ No

➢ He dejado de tomar varios alimentos que creo que engordan (patatas, pasta, pan...) ❐ Sí ❐ No

➢ Sólo como fruta y verdura ❐ Sí ❐ No

➢ He tomado dieuréticos y/o laxantes ❐ Sí ❐ No

➢ Después de comer voy al lavabo y lo vomito todo ❐ Sí ❐ No

➢ He dejado de comer acompañada ❐ Sí ❐ No

23. Durante estos últimos 6 meses, ¿ alguien de la familia o de tus amigos ha hecho algún tipo de dieta para adelgazar?

❐ Sí ❐ No

Indica quién la ha hecho:

❐ Yo ❐ Madre ❐ Otros familiares

❐ Padre ❐ Hermanos ❐ Mi mejor amigo/a

24. ¿Ha controlado esta dieta algún especialista (médico, farmacéutico o dietista)?

❐ Sí ❐ No

25. ¿Crees que ha cambiado tu forma de comer porque alguien de la familia ha hecho dieta?

❐ Sí ❐ No

26. ¿En qué crees que te ha cambiado?

❍ Ahora controlo más qué tipo de alimentos tomo ❐ Sí ❐ No

❍ Pregunto si engorda o no un alimento ❐ Sí ❐ No

❍ He dejado de tomar alguna de las comidas (desayuno, bocadillo de media mañana...) ❐ Sí ❐ No

❍ He dejado de tomar algún alimento que antes tomaba (pan, patatas...) ❐ Sí ❐ No

❍ No me ha influido en nada, sigo comiendo como siempre. ❐ Sí ❐ No

Gracias por vuestra colaboración

Elaborado por P.Muro-Sans y J.A. Amador-Campos (2002). Departament de Personalitat, Avaluació i Tractaments
Psicològics. Facultat de Psicologia. Universitat de Barcelona. EDICIÓN EXPERIMENTAL PARA INVESTIGACIÓN.

228
Tabla 8.1. Estructura factorial de once factores con puntuaciones brutas. Ítems con peso factorial ≥ .30.

Factores
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Ítems
1 .437
2 -.752
3 .475 .436
4 -.540
5 -.729
6 .451 .410
7 -.780
8 .440
9 -.793
10 .528
11 -.572
12 -.681
13 .696
14 .556
15 .601
16 -.714
17 .376
18 .358
19 -.701
20 .491
21 .514
22 .623
23 .588
24 .485
25 -.752
26 .477
27 .439
28 -.633
29 .460
30 .332 -.338
31 -.537 .319
32 -.833
33 .339 .408
34 .614 .312
35
36 .447
37 .584
38 -.697
39 .625
40
41 .375 -.306
42 .559
43 .725
44 .563
45 -.729
46 -.549
47 .378
48 .444
49 -.714
50 .481
51 .395
52 .408
53 -.378
54 .386 -.373
55 -.691
56 -.312
57 .650
58 .642

229
Factores
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Ítems
59 -.738
60 .490
61 -.337 -.328
62 -.670
63 .359 .364
64 -.348
65 .300
66 .356
67 -.377
68
69 .327
70 .421
71 .360
72 .944
73 .572
74
75
76 .358 .324
77 .394
78
79 .568
80 .403
81 .935
82 -.371
83 .470
84 .335
85 .490
86 -.306
87 .358
88 -.520
89 .449
90 -.510
91 .480
Varianza 16.06 6.06 5.2 2.86 2.35 2.20 2.01 1.77 1.72 1.54 1.45
explicada

230
CAPÍTULO 9

BIBLIOGRAFÍA

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