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Simone de Beauvoir y la condición femenina~ Revista Melibea Vol.

4, 2010, pp 67 - 80

Simone de Beauvoir y la condición femenina

Simone de Beauvoir and the feminine condition

Lilia Elisa Castañón


Universidad Nacional de Cuyo

Sumario:

1.Introducción
2.Reflexiones sobre El Segundo sexo
3.Conclusiones

Resumen: Simone de Beauvoir fue una mujer apasionada y rigurosa,


comprometida ideológica y políticamente con su tiempo. Militante de
izquierda, existencialista, dedicó su vida a la creación intelectual. Su
libro El Segundo Sexo, publicado en 1949 con un éxito extraordinario,
rompió con todos los paradigmas impuestos y marcó la historia de las
ideas convirtiéndose en un alegato de precisión ideológica, histórica,
sociológica y hasta científica sobre la condición femenina.
¿Qué es una mujer? ¿Eligen las mujeres qué lugar ocupar en la socie-
dad? ¿Son ellas protagonistas de sus vidas o solo se limitan a cumplir
con un rol establecido? Interrogantes éstos, que al igual que temas
esenciales como la sexualidad femenina, el matrimonio, la materni-
dad, serán ampliamente analizados por la autora en los dos volúmenes
que integran aquella obra.
Las condiciones sociales han variado, un largo camino se ha recorrido en
la evolución de las costumbres y las mentalidades, no obstante El Segundo
Sexo perdura como una obra de referencia que invita a reflexionar sobre el
lugar que actualmente ocupa la mujer en la sociedad y la cultura.
Palabras clave: Simone de Beauvoir– El Segundo Sexo– Condición
femenina

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Abstract: Simone de Beauvoir was a passionate and rigorous woman,


engaged ideologically and politically with her time. An existentialist
militant of the left, she devoted her life to intellectual creation. Her
book The Second Sex, published in 1949, with extraordinary suc-
cess, broke all imposed paradigms and marked the history of ideas
by turning it into an allegation of sociological, historical, ideological
and even scientific precision on the feminine condition. What is a
woman? Do women choose their place in society? Are they the pro-
tagonists of their own lives or are they simply limited to carry out
an established role? These are questions that, together with essential
subjects like feminine sexuality, matrimony, maternity, will be widely
analyzed by the author in the two volumes that make up this work. So-
cial conditions have varied; a long way has been covered in the evolu-
tion of custom and mentality. Nevertheless, The Second Sex continues
to be a work of reference on the subject of the current role of women
in society and culture.
Key words: Simone de Beauvoir- The Second Sex- The feminine con-
dition

Introducciòn

En esta investigación nos proponemos esbozar algunos


aspectos de la condición femenina analizados por Simone de
Beauvoir en El Segundo Sexo. Pero antes, una rápida referen-
cia sobre la autora, ya que su importancia radica no solo en
sus escritos, sino también en la vida que elige para sí. Desde la
adolescencia se revela contra las reglas socialmente impuestas,
renuncia al cristianismo inculcado en el seno de su familia y
decide estudiar en la Sorbona, convirtiéndose más tarde en la
graduada en Filosofía más joven de Francia. En esa época cono-
ce a Jean-Paul Sartre, con quien comparte las ideas, la filosofía
y una relación poco convencional que se extiende hasta el final
de sus días. Funda la revista Les Temps Modernes donde apare-
cen los primeros capítulos de El Segundo Sexo y colabora en la

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publicación de otras, tal como Questions féministes. 1


Si bien en sus comienzos Beauvoir, poco atraída por los
grupos o asociaciones que considera muy timoratos, afirma no
ser feminista, su postura cambia a medida que se interioriza de
sus luchas, comprometiéndose cada vez más con su causa. 2 A
partir de la firma del Manifiesto de las 343 a favor de la despe-
nalización del aborto, se reconoce feminista y pasa a integrar el
Movimiento para la Liberación de la Mujer, convirtiéndose en
una férrea defensora de sus derechos, exigiendo una igualdad
que trascienda lo formal y el reconocimiento de la libre elección
de sus formas de vida. 3
Apasionada, radical, amante de la libertad, realiza su vida
de mujer y de escritora con un ímpetu irrefrenable. Consecuente
con sus principios elige no casarse, ser bisexual y no tener hijos.
Se declara intelectual independiente, firma sus libros 4 evitando
1 Les Temps Modernes (Tiempos modernos) fundada en 1945 junto a Sartre
y Merleau-Ponty; es una revista francesa de contenido político, literario y
filosófico. Debe su nombre a la película del mismo título de Charles Chaplin.
En la actualidad sigue siendo publicada por Claude Lanzmann.
2 Feministas como Christine Delphy y Claudine Monteil, entre otras, la con-
taron como camarada en el Movimiento de Liberación de las Mujeres fran-
cés. A principios de los 70 se convirtió en una pieza fundamental del nuevo
pensamiento feminista. Las teóricas de distintas tendencias (Betty Friedan,
Kate Millet, Shulamith Firestone, Juliet Mitchell, Germaine Greer y muchas
más) le dedicaron sus trabajos, la visitaron en París, la entrevistaron. Tam-
bién en Francia las jóvenes feministas se le acercaron, pidiéndole apoyo para
la causa. La abogada argelina Giselle Halami, la tuvo a su lado en la lucha
anticolonial de su país.
3 Delphine Seyring, Francoise Fabian, Christine Rochefort y otras 339 mu-
jeres, en su mayoría célebres, reconocieron, en un escrito explosivo, firmado
en 1971 y publicado por el periódico Le Monde, que ellas habían abortado
alguna vez y, por tanto, estaban a disposición de la justicia. Decían: “La clan-
destinidad y las condiciones en que abortan las mujeres son una infamia”.
Este manifiesto, conocido también como el de las 343 sinvergüenzas, le atrajo
el rechazo definitivo de los sectores más conservadores de la sociedad de esa
época.
4 Su primera novela es La invitada. Luego publica La sangre de los otros,
Todos los hombres son mortales, El segundo sexo, Los mandarines (obra

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el acostumbrado seudónimo y proclama que, así como literatura


y filosofía no se oponen, existir y escribir en ella se comple-
mentan y son su razón de ser, alegando:
No pienso que haya diferencia entre vivir la vida
como escritor o como escritora. Pero se está lejos de
admitir que una escritora es una mujer que ha consa-
grado su vida a la escritura y que no ha tenido lugar
para otras ocupaciones llamadas femeninas. […] se
piensa que una escritora es, ante todo, una mujer que
se distrae escribiendo, lo que no es cierto, porque es
el conjunto de una vida que está estructurada por y
sobre la escritura y, por tanto, aquello implica mon-
tones de renuncias, montones de elecciones también,
y éste ha sido mi caso. He vivido verdaderamente en
la medida que quería escribir. 5
Se la critíca sin piedad por su origen burgués y sus relacio-
nes amorosas. Su libertad irrita y al mismo tiempo fascina. Se la
asocia con toda la efervescencia de la vida intelectual de la post-
guerra, a ese Paris de Saint-Germain-des-Près, donde los Cafés
de Flore y Deux Magots son ya lugares míticos. Nada ni nadie
detiene al Castor como la llaman afectuosamente sus amigos. 6
El Segundo Sexo, publicado en 1949, la convierte en la pri-

que fue reconocida con el Premio Goncourt), Memorias de una joven formal,
Final de cuentas, Las bellas imágenes, La mujer rota y Cuando predomina
lo espiritual. En el campo de los ensayos, Simone de Beauvoir publicó Para
qué la acción, Para una moral de la ambigüedad, El existencialismo y la
sabiduría popular y El pensamiento político de la derecha, entre otros.
Claro que la obra de esta filósofa también incluye memorias como La cere-
monia del adiós, inspirada en Sartre.
5 Estas afirmaciones fueron vertidas en una conversación en la que Sartre in-
daga: ¿Cómo se siente en la vida una mujer de letras?. Ella exclama: Una mujer
de letras es una expresión rara!.
6 A Beauvoir la llamaban Castor (palabras escritas por ella en 1939 en el
dorso de una foto) por su energía y laboriosidad; para sus opositores será
“la Gran Sartreuse” o “Notre Dame de Sartre”.

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mera filósofa que clama durante la post-guerra, -época en que


las mujeres debían permanecer sumisas a la felicidad domésti-
ca-,  la igualdad e independencia femenina. La temática de este
libro, la mujer, no es novedosa, ya mucho antes Christine de
Pisan, 7 Virginia Wolf, 8 Olympe des Gouges 9 y tantas otras ha-
bían alzado la voz para defender sus derechos. La originalidad
de Beauvoir consiste en basar su análisis en un inmenso trabajo
de documentación surgido del estudio de diversas ciencias: bio-
logía, medicina, historia, sociología, psicología.
En el primer volumen, titulado Los hechos y los mitos, la
7 Christine de Pisan (1364 en Venecia - hacia 1430 en el monasterio de Pois-
sy) fue una escritora medieval francesa. Las obras en prosa defendiendo a
las mujeres frente a las calumnias de Jean de Meung en el Roman de la Rose
incluyen Epístola al dios del amor (1399), que fue escrita para oponerse a las
actitudes cortesanas con respecto al amor, y La ciudad de las damas (1405),
una relación de las hazañas heroicas de las mujeres. Su autobiografía, La vi-
sión de Christine (1405), la escribió como réplica a sus detractores. Una de sus
últimas obras es Canción en honor de Juana de Arco. Cf. http://es.wikipedia.
org/wiki/Christine_de_Pisan
8 Virginia Woolf, cuyo nombre completo de soltera era Adeline Virginia Ste-
phen (1882-1941), fue una destacada escritora y editora británica. Durante
el período de entreguerras, se convirtió en una importante figura de la socie-
dad literaria londinense y formó parte del Grupo de Bloomsbury. Sus nove-
las más conocidas son La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando
(1928), Las olas (1931) y Entre actos (1941). Fue redescubierta durante
la década de 1970, gracias a su ensayo Una habitación propia, uno de los
textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de
las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los
hombres. Cf. http://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Woolf
9 Olympe de Gouges (1748-1793) es el seudónimo de Marie Gouze, escritora
y panfletista francesa, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y
de la Ciudadana (1791). Sus trabajos fueron profundamente feministas y
revolucionarios. Defendió la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los
aspectos de la vida pública y privada, incluyendo la igualdad con el hombre
en el derecho a voto, en el acceso al trabajo público, a hablar en público de
temas políticos, a acceder a la vida política, a poseer y controlar propiedades,
a formar parte del ejército; incluso a la igualdad fiscal así como el derecho a
la educación y a la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico. Cf.
http://es.wikipedia.org/wiki/Olympe_de_Gouges

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autora investiga por qué diferentes disciplinas, a través de sus


discursos, han configurado a la mujer como el Otro. 10 En la
relación hombre-mujer, la conciencia masculina asume el papel
de lo esencial, es independiente y ostenta entre sus atributos na-
turales la verdad, el conocimiento y la razón. Mientras el Otro
es un objeto, que aunque sí cumple una función, no es trascen-
dental, es dependiente: La mujer se determina y diferencia con
relación al hombre, y no éste con relación a ella; ésta es lo
inesencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto, él es lo Absoluto:
ella es el Otro. (12)
Es así que para el Sujeto el diferente es el Otro, y lo cons-
truye subordinado al igual, al Uno. Así se establece lo que los
antropólogos definen como la categoría de la alteridad que se
constata también en la relación de superioridad del amo hacia
el esclavo, del blanco hacia el negro, del burgués hacia el prole-
tario. Sin embargo, en todas esas estructuras duales construidas
en las civilizaciones humanas, los términos finalizan estable-
ciéndose como recíprocos. Así el Otro, hasta cierto momento
objeto pasivo de la relación, termina considerando Otro al su-
jeto que lo subordinó. La reciprocidad se produce en todas las
relaciones salvo entre los sexos. Beauvoir se pregunta:
¿Cómo es posible, entonces, que esta reciproci-
dad no se haya planteado entre los sexos, que uno de
los términos se haya afirmado como el único esencial,
negando toda relatividad a su correlativo, definiendo
a éste como la alteridad pura? ¿Por qué las mujeres no
discuten la soberanía masculina?¿De dónde proviene
esa sumisión de la mujer?. (14)
En respuesta a esos interrogantes, la escritora afirma que

10 El 1º volumen está compuesto por tres partes: Destino (I-Los elementos de


la biología, II- El punto de vista psicoanalítico, III- El punto de vista del ma-
terialismo histórico); Historia; Mitos. Mis citas proceden de la edición 1970
de Editorial Siglo Veinte. Cito por número de página.

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la mujer es el Otro en esta sociedad construida, manejada, con-


ceptualizada, estructurada y dominada por el hombre, por sus
ideas, propósitos e intereses sin rebelarse contra esta situación
en parte por las dificultades que ofrece el hecho de formar un
frente de rebelión coherente, organizado. Al mismo tiempo, la
autora constata en muchos casos complicidades de parte de las
mismas mujeres que, careciendo de medios concretos, aceptan
sin cuestionarse demasiado y hasta complacidas su papel de so-
metidas.
Por otro lado explica que la alteridad aparece aquí como
un absoluto, porque escapa en parte al carácter accidental del
hecho histórico. (15) No existió ninguna civilización en que las
mujeres se construyeran como Sujetos, nunca hubo un “antes”
de libertad para ellas, como sería el caso de los negros escla-
vos; ni jamás surgieron como agrupaciones, como es el caso de
la clase obrera. Concepciones raciales, religiosas, de clase, de
nacionalidad, lingüísticas y otras impiden que las mujeres se
vean a sí mismas como el Otro mayoritario, dado que el sexo
femenino constituye la mitad de la población y en algunos casos
más de la mitad, y por lo tanto el poder que tienen en potencia
como minoría Otra es el más grande dentro de todas las Otre-
dades existentes.
Condensando las ideas de Beauvoir podemos afirmar en-
tonces que nadie se determina a sí mismo como el Otro, es
el Uno que determina al Otro. En el caso que nos ocupa, es el
Hombre el que al definirse como Hombre, plantea y determina
la idea de la Mujer. Al considerase viril, poderoso, fuerte, mo-
ral, sensato, intelectual, asigna a la mujer todo lo contrario, y
en su entendimiento la convierte en objeto, le atribuye toda su
inesencial Otredad, su posición subordinada, su falta de intelec-
tualidad, su menor inteligencia, su inexistencia.
La primera parte del Segundo Sexo es un ataque sistemá-
tico a todos los mitos que contribuyen a la idea de lo femeni-
no, argumentando que conceptos paradigmáticos como el de la

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madre, la virgen, la madre patria, la madre naturaleza, y tantos


otros, concurren a atrapar a la mujer, al otorgarle una identidad
relativamente delimitada, negándole individualidad y la posibi-
lidad de diferir. Incluso advierte que muchos de los mitos exis-
tentes sobre la mujer, como por ejemplo el de Eva, no hacen
más que acusarla y culparla por todos los males que la humani-
dad padece o enfrenta.
En el segundo tomo titulado La experiencia vivida conti-
núa el análisis resaltando el hecho que las mujeres vienen lu-
chando por sus reivindicaciones desde tiempos inmemoriales.
11
Esta parte de su obra se inicia con la célebre frase: No se
nace mujer: llega una a serlo. (13) A partir de esta afirmación,
Beauvoir intenta demostrar, valiéndose de numerosos ejemplos
-análisis psicológicos, memorias, confidencias, observaciones
personales- que las condiciones de marginalidad y discrimina-
ción no obedecen a razones biológicas, no son la resultante de
una naturaleza particular, ni constituyen una esencia, una con-
dición especial, sino que responden a una situación impuesta.
La autora señala que las características humanas consideradas
“femeninas” son adquiridas a partir de esa construcción cultu-
ral y política de “ser mujer” realizada en la desigualdad, no en
la diferencia sexual que es innegable. Ningún destino biológico,
físico o económico define la figura que reviste en el seno de
la sociedad la hembra humana: la civilización en conjunto es
quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el cas-
trado al que se califica de femenino. (13)
Desde esta aseveración, la escritora reconstruye la forma
en que un gran número de mujeres vive en su condición de su-
bordinadas. A lo largo de la obra Beauvoir examina las diferen-

11 Al 2º volumen lo componen 4 partes: Formación (I- Infancia, II- La joven,


III- La iniciación sexual, IV- La lesbiana); Situación ( V- La mujer casada,
VI- La madre, VII- La vida de sociedad, VIII- Prostitutas y hetairas, IX -De
la madurez a la vejez, X- Situación y carácter de la mujer); Justificaciones (
XI- La narcisista, XII- La enamorada, XIII- La mística); Hacia la liberación .

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tes etapas de la vida: infancia, adolescencia, madurez, vejez y


sostiene que en cada uno de estos ciclos pesan tradiciones cul-
turales y prejuicios arraigados que modelan su comportamiento,
al mismo tiempo que limitan sus posibilidades de elección. Es
así que una distribución de roles se establece desde la niñez en-
tre los géneros, marcando un recorrido educativo y profesional.

Y manifiesta:
La mujer siempre ha sido, si no la esclava del
hombre, al menos su vasalla; los dos sexos jamás han
compartido el mundo por partes iguales, y todavía
hoy, aunque su condición está evolucionando, la mu-
jer tropieza con graves desventajas. Incluso cuando
se le reconocen en abstracto algunos derechos, una
larga costumbre impide que encuentre en los usos
corrientes su expresión concreta. Económicamente,
hombres y mujeres casi constituyen dos castas distin-
tas; en igualdad de condiciones, los primeros disfru-
tan situaciones más ventajosas, salarios más elevados,
tienen más oportunidades de éxito que sus competi-
doras de fecha reciente; en la industria, la política,...,
ocupan un número mucho mayor de puestos, y son
ellos quienes ocupan los más importantes. (16-17)
En su opinión, la mujer fue emancipada en razón de una
conveniencia económica: cuando las empresas necesitaron se-
cretarias para sus oficinas o las fábricas necesitaron obreras,
sólo entonces se le facilitó el acceso al trabajo, a la educación y
se le otorgaron ciertos derechos aunque sólo una ínfima minoría
podía en ese momento acceder a puestos de decisión. Y observa
además que la estructura social no ha sido profundamente mo-
dificada por la evolución de la mujer, ya que cuando sale a tra-
bajar convirtiéndose en proveedora económica nadie la libera
de sus tareas de madre y esposa. Pero a pesar de esta situación

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poco favorable, insiste sobre la necesidad e importancia de ac-


ceder a una formación intelectual y profesional que le permita
aspirar a otras condiciones de vida.
Además de la problemática económica, Beauvoir aborda
otra, más delicada, referida a la sexualidad femenina, tema,
considerado tabú, por ese entonces. La iniciación sexual de las
jóvenes, el erotismo, la prostitución, el lesbianismo son trata-
dos in extenso, provocando la desaprobación y el escándalo por
considerarlos inmorales y de un “atrevimiento pornográfico”.
Pero las duras críticas de sus contemporáneos (Mauriac, Ca-
mus) no impidieron que la autora cuestionara instituciones pro-
fundamente arraigadas en la sociedad. Es así como al supuesto
que la familia es una unidad cooperativa y de apoyo mutuo,
basada en intereses comunes, Beauvoir le opone una realidad
bastante diferente, en la que el ámbito familiar se convierte en
escenario de explotación, de profundas desigualdades, de con-
flictos y hasta de violencias psíquicas y físicas. Ella sostiene
que el matrimonio crea en muchos casos un lugar de alienación
transformando en derecho y obligación lo que debería ser in-
tercambio espontáneo: El problema de las relaciones conyuga-
les se plantea en toda su agudeza, sobre todo en la mujer, a
causa de que el matrimonio la subordina naturalmente al ma-
rido (229) y sostiene que el matrimonio estimula en el hombre
un caprichoso imperialismo. A menudo, al esposo no le basta
que le aprueben y admiren, o aconsejar y guiar, y entonces da
órdenes y juega al soberano. (235)
Las relaciones de poder, la distribución del trabajo y las
delimitaciones de responsabilidades en entornos familiares son
también analizados en profundidad. Las tareas del hogar, poco
o nada valoradas, son responsabilidad exclusiva de las mujeres,
al igual que las referidas al cuidado de los hijos, observando
como una criminal paradoja el hecho que se le rechace el acceso
al espacio público y al mismo tiempo se le confíe la tarea de
formar un ser humano.

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Convencida de la existencia del amor con libertad, Beau-


voir propone terminar con las hipocresías y dar derecho a te-
ner otros partenaires fuera del matrimonio; práctica frecuente
del sexo masculino pero considerada más grave en la mujer; en
contra partida sugiere un pacto de confianza y transparencia,
afirmando que el adulterio se vuelve degradante por los com-
promisos de prudencia e hipocresía que supone; un pacto de
libertad y sinceridad aboliría una de las taras del matrimonio.
(335-336)
Otro tema urticante tratado en El Segundo Sexo es el refe-
rido a la maternidad12: Beauvoir parece rebelarse contra la Na-
turaleza y cuestiona la maternidad tal como se la entiende en
ese entonces, considerándola una “servidumbre”. Desmitifica el
amor maternal, asegurando que el instinto maternal no es más
que una construcción social inventada por los hombres para
mantener a la mujer encerrada en el hogar. La polémica alcanza
su punto culmine cuando inicia el capítulo “la madre” con un
alegato de quince páginas en favor de la contracepción y la le-
galidad del aborto. 13 Reclama la necesidad de una legislación
12 Con la abogada Giséle Halimi crea la Asociación Elegir, a favor del derecho a
una maternidad deseada. Por otra parte según Silvia Tubert: Para Beauvoir, la
cuestión radica en asignar al cuerpo materno un significado diferente del produ-
cido por las narrativas tradicionales de la maternidad. La guerra entre la mujer
y la especie que narra el Segundo Sexo se puede interpretar, primero, como un
esfuerzo feminista por confrontar, chocar y conmover al lector con una descripción
sacrílega de una función sagrada y, segundo como un intento de crear un espacio
conceptual en el que se pueda articular una concepción alternativa del sujeto
femenino que no lo defina exclusivamente por su capacidad reproductora. (169.
Cf. Bibliografía)
13 La ley francesa del 17 de enero de 1975 acepta el “I.V.G.” o interrupción
voluntaria del embarazo con un sistema de plazos. La mujer embarazada en
situación angustiosa puede pedir a un médico la interrupción del embarazo
antes de la décima semana. La intervención debe practicarse en un hospital,
y la mujer deberá ser informada previamente de los eventuales riesgos, dere-
chos y ayudas que le corresponden según la ley. Debe pasar una semana por
lo menos desde el momento de la petición hasta que se lleva a cabo el aborto.
En el caso de las menores, deberán contar con expresa autorización de sus

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que contemple este derecho, enfatizando que es criminal que


por su ausencia la mujer se vea obligada a recurrir a prácticas
clandestinas que hacen peligrar su propia vida: el “birth-con-
trol” y el aborto legal permitirán a la mujer asumir libremente
sus maternidades. (270)
En la última parte de su libro aborda las vías que las muje-
res encuentran para salir de la alienación, y cita el narcisismo,
el misticismo y el enamoramiento, vías que Beauvoir estima
ilegítimas. Concluye su tesis sobre la liberación femenina con
el capítulo titulado “Hacia la libertad” alegando que las dos
únicas salidas válidas son la independencia económica como
condición esencial y la lucha colectiva como única posibilidad
para llegar a la emancipación individual.
El principal objetivo de Simone de Beauvoir es proclamar
la necesidad de igualdad entre los sexos y establecer la relación
jerárquica como una construcción específica que puede ser eli-
minada, como en un momento histórico lo fue la esclavitud.
El libro finaliza con una cita de los escritos filosóficos de
Marx referidos a la relación del hombre y la mujer, con una
visión esperanzadora desde la óptica que los seres humanos son
perfectibles, convencida que la realidad puede ser mejorada:
En los dos sexos se desarrolla el mismo drama
de la carne y el espíritu, de la finitud y la trascenden-
cia; a ambos los roe el tiempo, los acecha la muerte;
ambos tienen la misma necesidad esencial uno del
otro; y pueden extraer de su libertad la misma gloria:
si supiesen saborearla, no sentirían la tentación de
disputarse falaces privilegios; y entonces podría nacer
la fraternidad entre ellos. Sólo cuando se reconoce la
igualdad entre los hombres y las mujeres es que la
verdadera libertad se alcanza, y la fraternidad se hace

padres, aunque durante este año se discutió arduamente la eliminación de


esta cláusula.

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real. (514)
Este ensayo sobre la mujer, que examina la naturaleza de
sus múltiples desventajas conoce un éxito inmediato. Traduci-
do a todos los idiomas, su influencia desborda rápidamente los
límites del exágono, para convertirse, aún hoy, en una obra de
referencia obligada. 14 La eficacia de El Segundo Sexo radica en
su potencial para responder a las inquietudes femeninas del mo-
mento, consagrando a Beauvoir como la pionera de ese campo
de investigación llamado estudios de género.
Las mujeres han luchado desde tiempos inmemoriales
para conquistar reivindicaciones específicas –inserción laboral,
voto, aborto, divorcio, tenencia de los hijos- por lo que pensa-
mos que la comprensión de su condición femenina oprimida y
el anhelo de construir otra realidad, no excluyente, igualitaria-
mente justa, donde se efectivicen opciones de vida y compor-
tamientos alternativos se revela primordial. La lectura de esta
obra permite reflexionar no solo sobre la noción de rol social y
cultural, pensada en términos de género, sino también sobre la
dimensión del camino recorrido en la historia de las costumbres
y mentalidades. Parte de los escritos de Beauvoir pueden pare-
cernos hoy obsoletos: No se trata de enunciar verdades eter-
nas sino de describir el fondo común en el que se origina cada
existencia femenina particular. En la época en que ella escribe,
la mujer acaba prácticamente de obtener el derecho a votar; en
la actualidad, la mujer estudia, ocupa posiciones de poder, se
divorcia, elige ser madre cuando quiere, con o sin esposo. 15 Si
bien su realidad se ha modificado, sin embargo y a pesar de la

14 Traducido al alemán en 1951, al inglés y japonés desde 1952, en España de


Franco circula desde 1962 una versión traducida en Argentina que se lee en
forma clandestina. En Rusia y Alemania del Este debieron esperar la caída de
regímenes comunistas para disponer de una traducción.
15 Recién en 1944, se aprueba en Francia, el derecho al voto femenino. En
Argentina se sanciona la ley en 1947 y se hace efectiva cuatro años más tarde
en las elecciones de noviembre de 1951.

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importancia de sus conquistas, sus derechos fundamentales son


muchas veces atacados, sufriendo la exclusión y sobre todo la
violencia física y sexual.
A modo de conclusión podemos decir que el tiempo no ha
podido opacar la vigencia de muchas de las reflexiones y de-
nuncias de Simone Beauvoir. Su obra, en particular El Segundo
Sexo, continúa despertando debates apasionados pues plantea
cuestiones esenciales de la condición femenina, que siguen ac-
tuales en este siglo XXI.

Referencias bibliográficas
Beauvoir, Simone (1970), El Segundo Sexo, Buenos Aires, Siglo Veinte.
Rodgers, Catherine (1998), Le Deuxième Sexe; Un héritage admiré et
contesté, Paris, L’Harmattan.
Roland, Dominique (2008), « Beauvoir aujourd’hui » en: Le français
dans le monde, Paris, CLE Internationale, (juillet-août), 358, 46.
Tubert, Silvia (1996), Figuras de la madre, Madrid, Cátedra.

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