Pensamos Demasiado
Pensamos Demasiado
Pensamos Demasiado
Para comprender cómo dejar de pensar tanto, primero debemos explorar por
qué nuestros pensamientos a menudo se vuelven incontrolables. La respuesta
radica en nuestra naturaleza humana. Somos seres pensantes y nuestra mente
nunca se detiene por completo. Sin embargo, algunas personas experimentan un
aumento en la intensidad y frecuencia de sus pensamientos, lo que puede ser
atribuido a diversos factores, como el perfeccionismo, la ansiedad, el estrés y más.
Consecuencias emocionales
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Consecuencias mentales
Consecuencias físicas
Aquí es donde entra en juego la solución que todos estamos buscando: cómo
dejar de pensar tanto. A continuación, encontrarás siete consejos respaldados
por la psicología para ayudarte a recuperar el control de tus pensamientos:
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2. Identifica y cuestiona tus pensamientos
Dedica un tiempo específico para pensar en tus preocupaciones. Esto evita que
los pensamientos intrusivos te abrumen durante todo el día.
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Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Terapia de Mindfulness
Terapia psicodinámica
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Esperamos que este artículo haya respondido a tu pregunta sobre cómo dejar de
pensar tanto y cómo la terapia y la psicología pueden ayudar en este proceso. La
mente es un poderoso instrumento, pero a veces necesita ser guiada. No dudes
en buscar ayuda profesional si sientes que tus pensamientos son abrumadores. La
terapia y la psicología están aquí para apoyarte en tu camino hacia una mente
más tranquila.
De hecho, cuanto más tiempo pienses en algo, menos tiempo y energía tendrás
para emprender acciones productivas. Además, pensar en todas las cosas que
podrías haber hecho de otra manera, dudar de tus decisiones e imaginar
continuamente los peores escenarios puede ser agotador.
¿Qué es el sobrepensamiento?
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En lugar de conducir a soluciones y darnos tranquilidad, el sobrepensamiento nos
hace quedar atrapados en un ciclo interminable de analizar y reanalizar. Como
consecuencia, nos angustiamos más y el bucle se vuelve infinito.
Las personas que piensan demasiado pueden verse paralizadas por sus
preocupaciones y tener dificultades para tomar decisiones o actuar. Muchas
personas tienen este patrón de pensamiento de origen genético, otras por
enfermedades mentales, pero es uno de los aspectos de nuestra personalidad que
podemos intentar modificar y cambiar.
“Si un problema tiene solución, para que preocuparse. Y si no tiene solución, para
que preocuparse”
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Si te enfrentas al pensamiento excesivo, es posible que te sientas «bloqueado» o
incapaz de actuar. Puede ser difícil apartar los pensamientos de la mente o
concentrarse en otra cosa. El rasgo característico del pensamiento excesivo es
que es improductivo; un ejemplo podría ser pasarse horas dándole vueltas a una
decisión y al final incumplir un plazo, perder el sueño o generar ansiedad. No
hacemos nada útil, sufrimos, pero estamos bloqueados, incluso dejamos de hacer
actividades placenteras.
Aunque pensar demasiado puede causar estrés, no todo el estrés es malo. A corto
plazo, tener muchos pensamientos sobre una situación estresante puede
impulsarte a dar un paso adelante. Por ejemplo, si estás nervioso por una
importante exposición o al dar una charla, ese estrés puede ayudarte a pasar a la
acción. Puede que te haga trabajar duro en el proyecto y llegar al trabajo un poco
antes el día de la presentación para asegurarte de que llegas a tiempo. Y a veces
pensar demasiado puede ayudarte a comprender mejor tus valores y las posibles
áreas de crecimiento personal.
“No todos los pensamientos excesivos son malos”, pero se convierte en poco
saludable cuando te impide actuar o interfiere en tu vida diaria y tu bienestar.
Aunque pensar demasiado puede causar estrés, no todo el estrés es malo. A corto
plazo, tener muchos pensamientos sobre una situación estresante puede
impulsarte a dar un paso adelante.
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Ser incapaz de pasar al siguiente asunto importante porque sigue dándole
vueltas al mismo problema.
Incapacidad para pensar en otra cosa
Incapacidad para relajarse
Sentirse constantemente preocupado o ansioso
Fijación en cosas fuera de tu control
Sentirse mentalmente agotado
Tener muchos pensamientos negativos
Reproducir una situación o experiencia en la mente
Dudar de tus decisiones
Pensar en todos los escenarios posibles de peor caso
Pero cuando pensamos en exceso, a menudo nos quedamos atascados en este
modo y nos cuesta pasar a la acción. «El problema de pensar demasiado es que a
nuestra mente casi siempre se le ocurre otra pregunta que nos preocupa y
entramos en un bucle infinito en muchas situaciones».
Desde las investigaciones y lo que vemos en consulta está claro algunas personas
son más propensas a rumiar que otras. Las personas que son perfeccionistas
tienden a caer en el pensamiento excesivo, por ejemplo:
Pero las últimas investigaciones han demostrado que suele ser un síntoma de
otros trastornos mentales, como, por ejemplo:
Depresión
Trastornos de ansiedad generalizada
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Estrés excesivo y crónico, existe una relación bidireccional entre el exceso
de pensamiento y el estrés.
Los niveles elevados de estrés, ansiedad y depresión pueden contribuir al
pensamiento excesivo. Por su parte, pensar en exceso puede asociarse a
un aumento del estrés, la ansiedad y la depresión.
Perfeccionismo: La necesidad de ser perfecto puede llevar a una
preocupación constante por cometer errores.
Falta de Control: Sentirse impotente o sin control sobre una situación puede
aumentar la tendencia a sobrepensar.
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Después de un suceso traumático, también es frecuente la alerta excesiva, es
decir, estar siempre alerta ante cualquier peligro. Algunas personas experimentan
la alerta excesiva como un exceso de pensamiento sobre posibles señales de
problemas.
Tipos de Sobrepensamiento
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Efectos Comunes: Malentendidos, decisiones pobres, relaciones
interpersonales tensas.
Ejemplo: Asumir que una reunión fue cancelada sin confirmación solo
porque el organizador no respondió de inmediato.
5.Lectura de Mente
Consecuencias Psicológicas
1.Ansiedad
2.Depresión
3.Insomnio
4.Fatiga Mental
5.Baja Autoestima
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El ciclo continuo de pensamientos negativos puede afectar negativamente la
percepción que uno tiene de sí mismo.
6.Problemas de Concentración
7.Aislamiento Social
Consecuencias Físicas
1. Dolores de Cabeza
2.Problemas Digestivos
3.Tensión Muscular
4.Fatiga Física
5.Problemas Cardiovasculares
7.Cambios en el Apetito
No tienes que creer todo lo que tu mente te dice. Una forma efectiva de romper el
ciclo del sobrepensamiento es cuestionar tus preocupaciones y cavilaciones
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tratando de verlas objetivamente. Observa la evidencia de la situación para
determinar si un pensamiento es lógico, razonable o útil. Si tus pensamientos
excesivos no tienen sentido o no son útiles, señalarlos puede hacer que sean más
fáciles de manejar. Parece fácil aquí escrito, siendo muy difícil llevar a cabo en la
realidad, pero con constancia lo puedes conseguir.
4. Mueve tu cuerpo
Dedica un tiempo específico del día para preocuparte, como 15-20 minutos, y
luego pasa a otras actividades. Esto puede ayudarte a contener las
preocupaciones y evitar que dominen todo tu día.
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8. Practica la Gratitud
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n disfraz de la ansiedad
ANSIEDAD
Carolina Narbón de la Villa
Psicóloga en Alpedrete
Nos queda un largo camino en comprender por qué la ansiedad está llamando a
nuestra puerta. Quizá cambiaríamos nuestra visión sobre ella si entendiéramos
que está diseñada para mejorar nuestro rendimiento en la adaptación a las
exigencias del día a día.
Así pues, de forma proporcionada contar con un mecanismo que nos ayuda a
prepararnos ante las amenazas resulta un “súper poder” que puede ser un aliado
para generar una respuesta óptima y necesaria.
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noche, el cuadro de ansiedad empeorará provocando insomnio, con las
consiguientes repercusiones para nuestra salud física y mental.
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Gestión del estrés y estilo de vida: claves
para reducir la ansiedad
LA ANSIEDAD
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aplicaciones de productividad puede ser útil para mantener el control de las
responsabilidades.
Red de apoyo social: Contar con amigos, familiares o grupos de apoyo puede
marcar la diferencia en momentos de estrés. Hablar de las preocupaciones y
buscar el apoyo de los seres queridos ayuda a liberar tensiones y encontrar
nuevas perspectivas.
Evitar estimulantes: Reducir el consumo de cafeína, alcohol y tabaco es
fundamental, ya que estos pueden aumentar los niveles de ansiedad. Optar por
infusiones relajantes, como la manzanilla o la valeriana, puede ser una alternativa
saludable.
Tiempo para el autocuidado: Dedicar tiempo a actividades que generen placer,
como leer, pintar o escuchar música, contribuye al bienestar emocional. Incluir
estas actividades en la rutina diaria puede ser un escape efectivo ante el estrés.
Conclusión
Gestionar el estrés y la ansiedad requiere un enfoque integral que combine
hábitos saludables con estrategias efectivas para el manejo emocional. Adoptar un
estilo de vida equilibrado no solo mejora la salud mental, sino que
también promueve un mayor bienestar general.
Si bien los cambios en el estilo de vida pueden ser muy efectivos, es importante
reconocer cuándo se necesita ayuda profesional. Si los síntomas de ansiedad son
persistentes o interfieren significativamente con la vida diaria, acudir a un
psicólogo puede ser crucial para recibir un tratamiento adecuado.
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PERFECCIONISMO se valora como una cualidad positiva. Desde el ámbito
laboral hasta el personal, buscamos alcanzar metas ambiciosas, sobresalir y dar lo
mejor de nosotros mismos.
¿Qué es el perfeccionismo?
El perfeccionismo se define como la tendencia a establecer estándares
excesivamente altos para uno mismo y los demás, acompañada de una
autoevaluación crítica implacable. A primera vista, podría parecer una
característica positiva, ya que estar motivado y querer mejorar son actitudes
admirables. No obstante, el perfeccionismo no es lo mismo que la búsqueda del
crecimiento personal.
Escrito por:
Carlos Mera García
Psicólogo en Madrid
5.0 |
37 opiniones
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LA RUMIACIÓN en animales (como las vacas) se define como la acción de
masticar una y otra vez, aún sin ingerir alimentos, para obtener la mayor
aportación energética posible de las fibras de las plantas. Cuando los especialistas
en Psicología, hacemos referencia a la conducta de pensar lo mismo, una y otra
vez, de forma negativa y sin utilidad real.
La rumiación suele darse en cuadros depresivos y ansiosos. La mayoría de los
pensamientos suelen ser negativos sobre el pasado (“menuda forma más ridícula
de hablar, seguro que todo el mundo se dio cuenta”, “¿Por qué me pasa todo lo
malo siempre a mi?”) o catastrofistas con respecto al futuro (“seguro que meto la
pata en el examen, soy un desastre”).
Esta conducta no tiene una utilidad real; repasar una y otra vez lo mal que
hacemos las cosas o lo mal que pueden salir, centrándonos únicamente en lo
negativo, no nos va a dar una visión constructiva de la situación ni de nosotros
mismos. Lo hacemos porque nos da una falsa sensación de control, nuestro
cerebro está convencido de que repasando el pasado evitaremos repetirlo, y si
nos adelantamos a todo lo malo antes de que ocurra lo podremos evitar.
Una vez que hemos identificado que estamos rumiando, lo primero es aceptar esa
rumiación, que como tal no es mala, tan solo son pensamientos, pero una vez que
nos damos cuenta es necesario que procesemos esas preocupaciones de otra
manera. Tenemos que entender que las generalidades y vaguedades del tipo “soy
un desastre” o “siempre me sale todo mal” son falsas ya que alguna cosa nos
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tiene que salir bien alguna vez. A continuación, debemos centrarnos en
situaciones y acciones concretas y en buscar alguna manera de mejorar y de
cambiar nuestra forma de reaccionar a ciertos contextos.
Si seguimos estas pautas, un pensamiento repetitivo del tipo “soy un maldito
desastre, se me olvidó hacer la tarea que me pidió mi jefe y me cayó una bronca
desagradable, estoy hasta las narices de meter siempre la pata” se convertiría en
“ese día me distraje con muchas tareas y al final se me pasó lo más importante,
fue una faena porque me cayó una bronca que no me gustó nada. Tengo que
empezar a organizar mejor mi día para procurar ser mejor profesional”.
Esto nos lleva al último punto y quizás el más importante: que todo pensamiento
lleve a la acción. Es decir que, si pensamos en maneras de solventar las
preocupaciones que subyacen a las rumiaciones, tenemos que llevarlas a cabo, si
no todo seguirá igual y será más probable que vuelvan a aparecer ese tipo de
pensamientos tan desagradables.
Tipos de perfeccionismo
Existen tres formas principales de perfeccionismo, todas ellas con implicaciones
negativas para la salud mental:
Perfeccionismo orientado hacia uno mismo: Las personas con este tipo de
perfeccionismo establecen metas irrealistas para sí mismas y se critican
duramente si no logran cumplirlas. Viven con la creencia de que deben ser
perfectas en todo momento, y cualquier error se percibe como un fracaso total.
Perfeccionismo orientado hacia los demás: Este tipo de perfeccionismo implica
esperar que los demás cumplan con estándares elevados. Las personas con este
patrón suelen ser críticas con los demás y pueden tener dificultades para
establecer relaciones interpersonales saludables.
Perfeccionismo percibido en el entorno: En este caso, la persona percibe que
la sociedad, los amigos o la familia tienen expectativas inalcanzables sobre ella, lo
que genera una presión constante para cumplir con estas demandas percibidas.
Esto puede llevar a sentimientos intensos de estrés y depresión.
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insatisfacción constante y el abandono de actividades por miedo al fracaso son
factores que aumentan el riesgo de desarrollar depresión.
Estrés crónico: La presión interna por ser perfectos genera altos niveles de
estrés, lo que puede manifestarse tanto física como psicológicamente. Dolores de
cabeza, insomnio y agotamiento emocional son algunas de las consecuencias del
estrés constante asociado al perfeccionismo.
Trastornos de la alimentación: El perfeccionismo también se ha relacionado con
trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia. La obsesión
por la imagen corporal perfecta puede llevar a patrones de alimentación poco
saludables y conductas autodestructivas.
Dificultades en las relaciones: El perfeccionismo orientado hacia los demás
puede afectar negativamente las relaciones interpersonales. Esperar que los
demás sean perfectos o cumplan con nuestras expectativas genera conflictos y
tensiones en el ámbito familiar, de amistad o laboral.
Conclusión
El perfeccionismo, lejos de ser una virtud, puede convertirse en una fuente
importante de sufrimiento y malestar psicológico. Si bien es positivo buscar la
mejora personal, la obsesión por la perfección solo conduce a la frustración, el
estrés y la insatisfacción. Aceptar que somos seres imperfectos y que los errores
son parte del proceso de vivir es un paso esencial para preservar nuestra salud
mental y llevar una vida más plena y equilibrada.
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ESTRATEGIAS PARA GESTIONAR EL ESTRÉS Y REDUCIR LA ANSIEDAD
Alimentación equilibrada: Consumir una dieta rica en frutas, verduras, proteínas
magras y grasas saludables puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en
sangre y mejorar el estado de ánimo. Alimentos como el salmón, nueces, plátanos
y chocolate negro son ricos en nutrientes que favorecen la salud mental.
Ejercicio físico regular: La actividad física libera endorfinas, conocidas como las
"hormonas de la felicidad", que ayudan a combatir el estrés y la ansiedad. Se
recomienda practicar ejercicio aeróbico, como caminar, correr o nadar, al menos
30 minutos al día, cinco veces a la semana.
Técnicas de relajación: Incorporar prácticas como el yoga, la meditación o los
ejercicios de respiración consciente puede ser muy efectivo para reducir el estrés.
Estas actividades ayudan a calmar la mente, mejorar la concentración y disminuir
la respuesta del cuerpo ante situaciones estresantes.
Higiene del sueño: Dormir entre 7 y 9 horas por noche es esencial para mantener
una buena salud mental. Evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de
acostarse, establecer horarios regulares de sueño y crear un ambiente relajante
en el dormitorio son medidas clave para mejorar la calidad del descanso.
Gestión del tiempo: Organizar las tareas diarias y priorizar actividades puede
reducir la sensación de estar abrumado. Utilizar herramientas como agendas o
aplicaciones de productividad puede ser útil para mantener el control de las
responsabilidades.
Red de apoyo social: Contar con amigos, familiares o grupos de apoyo puede
marcar la diferencia en momentos de estrés. Hablar de las preocupaciones y
buscar el apoyo de los seres queridos ayuda a liberar tensiones y encontrar
nuevas perspectivas.
Evitar estimulantes: Reducir el consumo de cafeína, alcohol y tabaco es
fundamental, ya que estos pueden aumentar los niveles de ansiedad. Optar por
infusiones relajantes, como la manzanilla o la valeriana, puede ser una alternativa
saludable.
Tiempo para el autocuidado: Dedicar tiempo a actividades que generen placer,
como leer, pintar o escuchar música, contribuye al bienestar emocional. Incluir
estas actividades en la rutina diaria puede ser un escape efectivo ante el estrés.
Conclusión
Gestionar el estrés y la ansiedad requiere un enfoque integral que combine
hábitos saludables con estrategias efectivas para el manejo emocional. Adoptar un
estilo de vida equilibrado no solo mejora la salud mental, sino que
también promueve un mayor bienestar general.
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Pequeños cambios en la rutina diaria pueden marcar una gran diferencia,
ayudándonos a enfrentar los desafíos con mayor resiliencia y tranquilidad.
Recuerde: cuidar de su cuerpo y mente es una inversión en su felicidad y calidad
de vida.
Si bien los cambios en el estilo de vida pueden ser muy efectivos, es importante
reconocer cuándo se necesita ayuda profesional. Si los síntomas de ansiedad son
persistentes o interfieren significativamente con la vida diaria, acudir a un
psicólogo puede ser crucial para recibir un tratamiento adecuado.
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¿Hay personas más propensas a la depresión que otras?
Los modelos educativos que tenemos son sin duda un factor muy importante a la
hora de relacionarnos con nuestras emociones y pensamientos. Por ejemplo, si
cuando somos pequeños nuestras figuras de apego nos enseñan (explícita o
implícitamente) que al estar triste hay que parar de hacer cosas y dejar que los
demás nos cuiden, es más fácil que de mayores desarrollemos algún tipo de
depresión.
La cantidad de variables a lo largo de nuestra historia vital que pueden propiciar la
aparición de una depresión es enorme y muy compleja. Sin embargo, se
conocen algunos factores de riesgo a corto plazo que ayudan a desarrollar una
depresión:
Aparición de alguna enfermedad física o mental crónica.
Sufrir algún accidente invalidante (romperse una pierna, por ejemplo).
Cambios significativos en la vida (una pérdida importante, una relación difícil).
Niveles altos de estrés.
Medicación.
Bajo nivel socio económico.
Problemas de sueño.
El primer paso es establecer precisamente cuales eran esas actividades y por qué
eran gratificantes, prestando especial atención a sus valores personales, es decir
aquellos objetivos vitales que las personas valoran, independientemente de cómo
se sientan emocionalmente.
Una vez que tenemos claros los pasos que queremos dar, lo ideal es empezar
poco a poco a llevarlos a cabo. El paciente se puede ayudar con diferentes
herramientas, como técnicas de respiración para manejar mejor la ansiedad o
ejercicios para tomar distancia de los pensamientos y emociones desagradables
que puedan surgir.
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Lo más importante es ser paciente y no juzgar, ya que nadie cae en una depresión
por voluntad propia ni por “ser débil”. Es recomendable animar a la persona a que
vaya activándose poco a poco, aunque sea simplemente empezar a llevar a cabo
una rutina de autocuidados básicos: salir de la cama, ducharse, cambiarse de ropa
o comer bien.
Si bien debemos evitar forzar a la persona, tampoco es bueno caer en el rol del
“cuidado” y el “cuidador”, ya que estaremos reforzando la idea que comentábamos
anteriormente de que la persona es incapaz de hacer cosas debido a su tristeza.
Escrito por:
Lola Gómez Gutiérrez
Psicóloga en Madrid
5.0 |
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1 opinión
Fuentes: Top Doctors ES
LlamarTelemedicinaReservar
Publicado el: 28/11/2024Editado por Lucía Ramírez Vilanova el 28/11/2024
Al día, un ser humano puede llegar a procesar más de cincuenta mil
pensamientos, de los cuales el 95% se repiten o giran en torno a lo mismo.
Un pensamiento recurrente es aquel que gira en torno a algo que te preocupa y
que acaba por invadirte a nivel mental, repitiéndose una y otra vez en la misma
forma o en versiones muy similares.
Podemos
llegar a procesar más de cincuenta mil pensamientos en un día
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estado anímico.
A medio plazo, notarás cómo esto afecta tu autoconcepto y autoestima. Vivir con
la preocupación de manera desproporcionada y sin la capacidad de frenarla o
calmarte acaba por hacerte sentir vulnerable de manera generalizada.
Convivir con este tipo de pensamientos te deja sin energía para tu vida. Es como
si “secuestrara” tu capacidad de pensar objetivamente y decidir de manera
coherente, impidiéndote ser tú mismo y convirtiéndote en una
versión distorsionada de ti mismo.
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desencadena la sintomatología ansiógena.
Por esto se desaconseja argumentar sobre ellos, ya sea con uno mismo o con otra
persona. Cuanto más se analizan para darles objetividad, más fácil es que se
conviertan en elucubraciones con cada vez menos base en la realidad.
En lugar del diálogo interior que hace crecer la espiral de los pensamientos
recurrentes, te aconsejo decir: “Ahora no puedo atender esto”. Esto permite
simplemente dejar ir el pensamiento rumiativo (recurrente o intrusivo) con todos
sus efectos colaterales.
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recaídas.
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