Antiguo Egipto

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Antiguo Egipto

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Pirámide de Kefrén y la Gran Esfinge de Guiza.

El Antiguo Egipto o Egipto antiguo fue una civilización de la Antigüedad que se originó a lo largo
del cauce medio y bajo del río Nilo y cuya historia abarca más de tres milenios. Es considerado una
de las cunas de la civilización.12 El nombre original del país, especialmente durante el Imperio
antiguo, fue Kemet (Km.t), ‘tierra negra’, por el color del limo fertilizante que cubría durante la
regular inundación anual el valle que se encuentra a orillas del río Nilo, en oposición a Deshret
(dsr.t, ‘tierra roja’), por la arena del desierto del Sahara, que cubre la mayor parte del territorio
egipcio.

El área del Antiguo Egipto ha variado a lo largo de los siglos, pero en general se acepta que
abarcaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta Elefantina, en la primera catarata del Nilo, en el
sur. Además controlaba el desierto oriental, la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí, y
un gran territorio occidental dominando los dispersos oasis. Históricamente, estaba formado por
el Alto y el Bajo Egipto, al sur y al norte respectivamente, los cuales precedieron a la creación de un
estado unificado. En su período de mayor expansión controló los reinos amorreos de Palestina y el
norte de Siria, llegando hasta el Éufrates medio, y las jefaturas nubias del Sudán, hasta el Jebel
Barkal, en la cuarta catarata del Nilo. Ejerció una importante influencia cultural entre los pueblos
vecinos e incluso en regiones tan alejadas como Chipre, la costa de Anatolia y la península
helénica.

La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3500 años. Comenzó con la unificación de
algunas ciudades del valle del Nilo,3 alrededor del año 3200 a. C.,4 y convencionalmente se da por
finalizada en el año 31 a. C., cuando el Imperio romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico,
el cual desapareció como Estado.5 Este acontecimiento no representó el primer período de
dominación extranjera en Egipto, pero condujo a una transformación gradual en la vida política y
religiosa del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su identidad cultural.
Ésta,sin embargo, había comenzado a diluirse paulatinamente tras las conquistas de los
persas (siglo VI a. C.) y los macedonios (siglo IV a. C.), especialmente durante el período de los
Ptolomeos. Tras la expansión del cristianismo entre los egipcios, Justiniano I prohibió en 535 el
culto a la diosa Isis en el templo de File, lo cual terminó con una religión vigente durante más de
cuatro milenios. No obstante, el idioma egipcio —llamado copto— siguió utilizándose, escrito en
un alfabeto derivado del griego, y los egipcios se identificaron plenamente con el cristianismo, en
especial con la doctrina monofisita. Surgió entonces una literatura copta, de carácter cristiano, que
recogía mitos, costumbres y creencias de la antigua religión tradicional. La desaparición del copto y
su sustitución por el árabe, en el marco de la islamización del país después de su conquista, supuso
el final definitivo de los últimos restos del Antiguo Egipto.

Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situado en el África nororiental
y confinada por Libia, Sudán y los mares Rojo y Mediterráneo. El río Nilo fue la clave para el éxito
de la civilización egipcia, ya que permitía el aprovechamiento de los recursos y ofrecía una
significativa ventaja sobre otros oponentes: el limo fértil depositado a lo largo de los bancos del
Nilo tras las inundaciones anuales significó para los egipcios el practicar una forma de agricultura
menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para dedicar más tiempo y recursos
al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.

La vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de


una literatura independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los recursos
naturales y humanos, caracterizado sobre todo por la irrigación de la fértil cuenca del Nilo y la
explotación minera del valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de proyectos
colectivos como las grandes obras públicas, el comercio con las regiones vecinas de África del
este y central y con las del Mediterráneo oriental y, finalmente, por un poderío capaz de derrotar a
cualquier enemigo, y que mantuvieron una hegemonía imperial y la dominación territorial de
civilizaciones vecinas en diversos períodos. La motivación y la organización de estas actividades
estaba encomendada a una burocracia de élite sociopolítica y económica, los escribas, bajo el
control del Faraón, un personaje semidivino, perteneciente a una sucesión de dinastías, que
garantizaba la cooperación y la unidad del pueblo egipcio en el contexto de un elaborado sistema
de creencias religiosas.67

Los muchos logros de los egipcios incluyen la extracción minera, la topografía y las técnicas de
construcción que facilitaron el levantamiento de monumentales pirámides, templos y obeliscos,
unos procedimientos matemáticos, una práctica médica eficaz, métodos de riego y técnicas de
producción agrícola, las primeras naves conocidas,8 la tecnología del vidrio y de la fayenza, las
nuevas formas de la literatura y el tratado de paz más antiguo conocido, firmado con los hititas.9
Egipto dejó un legado duradero, su arte y arquitectura fueron ampliamente copiados, y sus
antigüedades se llevaron a los rincones más lejanos del mundo. Sus ruinas monumentales han
inspirado la imaginación de los viajeros y escritores desde hace siglos. Un nuevo respeto por las
antigüedades y excavaciones en la época moderna han llevado a la investigación científica de la
civilización egipcia y a una mayor apreciación de su legado cultural.10

Valle del Nilo.

Ubicación geográfica

El territorio del Antiguo Egipto estaba constituido por el Delta y en la Luna fértil , una estrecha y
larga franja en el noreste de África; un territorio fértil de menos de 60 kilómetros de ancho y 1200
kilómetros de largo, flanqueado en gran parte por el desierto del Sáhara. El Nilo es uno de los
mayores cursos fluviales del mundo. Nace en el África centrooriental (en los lagos Victoria
Nyanza, Alberto Nyanza y Tana) y desemboca en el mar Mediterráneo conformando el delta del
Nilo.

La geografía del Antiguo Egipto es muy significativa e influyó mucho en su cultura. Egipto está
situado en el noreste de África y está muy aislado de otros países por su situación geográfica. Sus
límites son: por el oeste el desierto de Libia; por el este del mar Rojo y el desierto de Arabia; por el
norte el mar Mediterráneo y por el sur el macizo de Etiopía y el desierto de Nubia. Ese medio
natural circundante limitaba los contactos con el exterior, permitiendo que una cultura original se
desarrollara con menos influencias que otras civilizaciones.

Cronología
Antiguo Egipto
Dinastías y faraones

Periodo predinástico

Periodo protodinástico

'Periodo arcaico': I-II

Reino Antiguo: III IV V VI

I PI: VII VIII IX X XI

Reino Medio: XI XII

II PI: XIII XIV XV XVI XVII

Imperio Nuevo: XVIII XIX XX

III PI: XXI XXII XXIII XXIV XXV

Periodo tardío: XXVI XXVII

XXVIII XXIX XXX XXXI

Periodo Helenístico:

Macedónico. Ptolemaico

Periodo Romano

Desarrollo

La obtención de una cronología exacta del Antiguo Egipto es una tarea compleja. Existen diversos
criterios de datación entre egiptólogos, con divergencias de algunos años en los últimos períodos,
de décadas al principio del Imperio Nuevo y de casi un siglo durante el Reino
Antiguo (véase: Cronología del Antiguo Egipto).

El primer problema surge por el hecho de que los egipcios no utilizaron un sistema de datación
homogéneo: no tenían un concepto de una era similar al Anno Domini, o la costumbre de nombrar
los años, como en Mesopotamia (véase Limmu). Databan con referencia a los reinados de los
diversos faraones, solapando posiblemente los interregnos y las épocas de corregencia. Un
problema añadido surge al comparar las distintas Listas Reales de faraones, pues están
incompletas o con datos contradictorios, incluso en el mismo texto. Las obras del mejor historiador
antiguo sobre Egipto, Manetón, se perdieron y solo las conocemos a través de epítomes de
escritores posteriores como Flavio Josefo, Eusebio de Cesarea, Sexto Julio Africano o el
monje Jorge Sincelo. Desafortunadamente las fechas de algunos reinados varían de uno a otro
autor.

Los inicios de la civilización egipcia

Las evidencias arqueológicas indican que la civilización egipcia comenzó alrededor del
VI milenio a. C., durante el Neolítico, cuando se asentaron los primeros pobladores (véase
el periodo predinástico). El río Nilo, en torno al cual se asienta la población, ha sido la línea de
referencia para la cultura egipcia desde que los nómadas cazadores-recolectores comenzaron a
vivir en sus riberas durante el pleistoceno. Los rastros de estos primeros pobladores quedaron en
los objetos y signos grabados en las rocas a lo largo del valle del Nilo y en los oasis.

A lo largo del Nilo, en el XI milenio a. C., una cultura de recolectores de grano había sido sustituida
por otra de cazadores, pescadores y recolectores que usaban herramientas de piedra. Los estudios
también indican asentamientos humanos en el sudoeste de Egipto, cerca de la frontera con Sudán,
antes del 8000 a. C. La evidencia geológica y estudios climatológicos sugieren que los cambios
del clima, alrededor del 8000 a. C., comenzaron a desecar las tierras de caza y pastoreo de Egipto,
conformándose paulatinamente el desierto del Sáhara. Las tribus de la región tendieron a
agruparse cerca del río, en donde surgieron pequeños poblados que desarrollaron una economía
agrícola. Hay evidencias de pastoreo y del cultivo de cereales en el este del Sáhara en el
VII milenio a. C.

Alrededor del 6000 a. C., ya había aparecido en el valle del Nilo la agricultura organizada y la
construcción de grandes poblados. Al mismo tiempo, en el sudoeste se dedicaban a la ganadería y
también construían. El mortero de cal se usaba ya en el 4000 a. C. Es el denominado periodo
predinástico, que empieza con la cultura de Naqada.

Entre el 5500 y el 3100 a. C., durante el Predinástico, los asentamientos pequeños prosperaron a lo
largo del Nilo. En el 3300 a. C., momentos antes de la primera dinastía, Egipto estaba dividido en
dos reinos, conocidos como Alto Egipto (Ta Shemau) y Bajo Egipto (Ta Mehu).11 La frontera entre
ambos se situaba en la actual zona de El Cairo, al sur del delta del Nilo.

La historia de Egipto, como Estado unificado, comienza alrededor del 3050 a. C.


con Menes (Narmer), que unificó el Alto y el Bajo Egipto y fue su primer rey.
La cultura y costumbres egipcias fueron notablemente estables y apenas variaron en casi 3000
años, incluyendo religión, expresión artística, arquitectura y estructura social.

La cronología de los reyes egipcios da comienzo en esa época. La cronología convencional es la


aceptada durante el siglo XX, sin incluir cualquiera de las revisiones que se han hecho en ese
tiempo. Incluso en un mismo trabajo, los arqueólogos ofrecen a menudo, como posibles, varias
fechas e incluso varias cronologías, y por ello puede haber discrepancias entre las fechas
mostradas en las distintas fuentes. También se dan varias posibles transcripciones de los nombres.
Tradicionalmente la egiptología clasifica la historia de la civilización faraónica dividida en dinastías,
siguiendo la estructura narrativa de los epítomes de la Aigyptiaká (Historia de Egipto), del
sacerdote egipcio Manetón.

Periodos de la historia de Egipto

Periodo predinástico (c. 5500 a. C.-3300 a. C.)

Artículo principal: Periodo predinástico

Véanse también: Naqada I y Naqada II.

Perro amratiense de piedra. Louvre.

Los primeros pobladores de Egipto alcanzaron las riberas del río Nilo, por entonces un
conglomerado de marismas y foco de paludismo, en su huida de la creciente desertización
del Sáhara.

Un típico Naqada II jarra decorada con gacelas. (Periodo


predinástico)

Se sabe por los restos arqueológicos que antiguamente el Sáhara tenía un clima mediterráneo, más
húmedo que el actual. En los macizos del Ahaggar y el Tibesti había abundante vegetación. Para
aquellos pobladores, el Sáhara sería una extensa estepa con grandes herbívoros que cazar. Las
culturas saharianas son, en gran medida, desconocidas, pero no por ello inexistentes.

Las sucesivas fases del neolítico están representadas por las culturas de El Fayum, hacia el
5000 a. C., la cultura tasiense, hacia el 4500 a. C. y la cultura de Merimde, hacia el 4000 a. C. Todas
ellas conocen la piedra pulimentada, la cerámica, la agricultura y la ganadería. La base de la
economía era la agricultura que se realizaba aprovechando el limo, fertilizante natural que
aportaban las anuales inundaciones del río Nilo.

Vasija de terracota con forma de ave (Naqada II).


Louvre.

Tras estas culturas aparecieron la badariense y la amratiense o Naqada I, entre 4000 y 3800 a. C.

Hacia el año 3600 a. C. surge la gerzeense o Naqada II, que se difunde por todo Egipto,
unificándolo culturalmente. Esta consonancia cultural llevará a la unidad política, que surgirá tras
un periodo de luchas y alianzas entre clanes para imponer su supremacía.

Para lograr mayor eficacia y producción, hacia 3500 a. C., comenzaron a realizarse las primeras
obras de canalización y surge la escritura con jeroglíficos en Abidos. En esta época comenzaron los
proto-Estados: Las primeras comunidades hicieron habitable el país y se organizaron en regiones
llamadas nomos. Los habitantes del Delta tenían una organización feudal y llegaron a establecer
dos reinos con dos jefes o monarcas respectivamente. Un reino estaba asentado en un lugar
pantanoso, que se llamaba reino del Junco y tenía como símbolo un tallo de junco. Su capital
era Buto; tenían a una cobra como tótem. El otro reino tenía como capital a Busiris y como tótem
un buitre pero su símbolo era una abeja y llegó a conocerse como reino de la Abeja. Ambos reinos
estaban separados por un brazo del río Nilo.

El reino de la Abeja conquistó al reino del Junco de manera que el Delta quedó unificado. Pero
algunos de los vencidos huyeron a establecerse en la zona del Alto Egipto donde fundaron
ciudades dándoles el mismo nombre que aquellas que habían dejado en el Delta. Por eso muchas
ciudades de esta época tienen nombres semejantes en el Alto y Bajo Egipto. Esta gente fue
prosperando considerablemente hasta llegar a organizarse en un Estado.

Periodo protodinástico (c. 3300-3050 a. C.)

Artículo principal: Periodo protodinástico

Véase también: Naqada III

Paleta ceremonial de época protodinástica. Louvre.

Considerado la fase final del periodo predinástico, también conocido como dinastía 0, predinástico
tardío, o periodo Naqada III. Está regido por gobernantes del Alto Egipto que residirán en Tinis, se
hacen representar con un serej y adoran a Horus. El nombre de estos reyes figura en la Piedra de
Palermo, grabada 700 años después. En este periodo surgen las primeras auténticas ciudades,
tales como Tinis, Nubet, Nejeb, Nejen, etc. Son típicos de esta época los magníficos vasos tallados
en piedra, cuchillos y paletas ceremoniales, o las cabezas de mazas votivas. Narmer pudo ser el
último rey de esta época, y el fundador de la dinastía I.

Periodo Arcaico (c. 3050-2890 a. C.)

Artículo principal: Periodo Arcaico

Cuchillo ceremonial de época arcaica. Royal Ontario Museum.

A finales del periodo predinástico, Egipto se encontraba dividido en pequeños reinos; los
principales eran: el de Hieracómpolis (Nejen) en el Alto Egipto y el de Buto (Pe) en el Bajo Egipto. El
proceso de unificación fue llevado a cabo por los reyes de Hieracómpolis.

La tradición egipcia atribuyó la unificación a Menes, quedando esto reflejado en las Listas Reales.
Este personaje es, según Alan Gardiner, el rey Narmer, el primer faraón del cual se tiene constancia
que reinó todo Egipto, tras una serie de luchas, tal como quedó atestiguado en la paleta de
Narmer. Este periodo lo conforman las dinastías I y II.

Egipto durante los imperios antiguo y nuevo.

Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a. C.)

Artículo principal: Imperio Antiguo


Estatua de Kefrén. Las
Pirámides de Guiza.

Bajo la dinastía III la capital se estableció definitivamente en Menfis, de donde procede la


denominación del país, ya que el nombre del principal templo, Hat Ka Ptah «casa del espíritu
de Ptah», que pasó al griego como Aegyptos, con el tiempo designó primero al barrio en el que se
encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde al reino.

En la época de la tercera dinastía comenzó la costumbre de erigir grandes pirámides y


monumentales conjuntos en piedra, gracias al faraón Dyeser. También las grandes pirámides
de Guiza, atribuidas a los faraones Keops, Kefrén y Micerino se datan en este periodo.

La dinastía V marca el ascenso del alto clero y los influyentes gobernadores locales (nomarcas), y
durante el largo reinando de Pepy II se acentuará una época de fuerte descentralización,
denominada primer periodo intermedio de Egipto. El Imperio Antiguo comprende las dinastías III a
VI.

Primer Periodo Intermedio (c. 2181-2050 a. C.)

Artículo principal: Primer periodo intermedio

Fue una época donde el poder estaba descentralizado y transcurre entre el Imperio Antiguo y el
Imperio Medio. Comprende desde la Dinastía VII hasta mediados de la Dinastía XI, cuando
Mentuhotep II reunificó el país bajo su mando. A pesar de la decadencia, esta época destacó por
un gran florecimiento literario, con textos doctrinales o didácticos, que muestran el gran cambio
social. El importante cambio de mentalidad, así como del crecimiento de las clases medias en las
ciudades originó una nueva concepción de las creencias, reflejándose en la aparición de los
denominados Textos de los Sarcófagos. Osiris se convirtió en la divinidad más popular,
con Montu y Amón. Los nomos de Heracleópolis y Tebas se constituyeron como hegemónicos,
imponiéndose finalmente este último. Son las dinastías VII a XI.
Mentuhotep II. MMNY.

Imperio Medio (c. 2050-1750 a. C.)

Artículo principal: Imperio Medio

Amenemhat III, el último monarca grande del Imperio Medio.

Se considera que se inicia con la reunificación de Egipto bajo Mentuhotep II. Es un periodo de gran
prosperidad económica y expansión exterior, con faraones pragmáticos y emprendedores. Este
periodo lo conforma el final de la dinastía XI y la XII.

Se realizaron ambiciosos proyectos de irrigación en El Fayum, para regular las grandes


inundaciones del Nilo desviándolo hacia el lago Moeris (El Fayum). También se potenciaron las
relaciones comerciales con las regiones circundantes africanas, asiáticas y mediterráneas. Las
representaciones artísticas se humanizaron, y se impuso el culto al dios Amón. A mediados de
1800 a. C., los dirigentes hicsos vencieron a los faraones egipcios; lo que comenzó como una
migración paulatina de libios y cananeos hacia el delta del Nilo, se transformó con el tiempo en
conquista militar de casi todo el territorio egipcio, originando la caída del Imperio Medio. Los
hicsos vencieron porque poseían mejores armas, y supieron utilizar el factor sorpresa.

Segundo Periodo Intermedio (c. 1750-1500 a. C.)


Artículo principal: Segundo periodo intermedio

Durante gran parte de este periodo dominaron Egipto los gobernantes hicsos, jefes de pueblos
nómadas de la periferia, especialmente libios y asiáticos, que se establecieron en el delta, y
tuvieron como capital la ciudad de Avaris. Finalmente, los dirigentes egipcios de Tebas declararon
la independencia, siendo denominados la dinastía XVII. Proclamaron la «salvación de Egipto» y
dirigieron una «guerra de liberación» contra los hicsos. Fueron las dinastías XIII a XVII,
parcialmente coetáneas.

Ramsés II. Imperio Nuevo. Luxor.

Imperio Nuevo (c. 1500-1070 a. C.)

Artículo principal: Imperio Nuevo

Es un periodo de gran expansión exterior, tanto en Asia —donde llegan al Éufrates— como
en Kush (Nubia). La dinastía XVIII comenzó con una serie de faraones guerreros, desde Amosis
I hasta Tutmosis III y Tutmosis IV. Bajo Amenofis III se detuvo la expansión y se inició un período de
paz interna y externa.

Después de un período de debilidad monárquica, llegaron al poder las castas militares, la dinastía
XIX o Ramésida que, fundamentalmente bajo Seti I y Ramsés II, se mostró enérgica contra los
expansionistas reyes hititas.

Durante los reinados de Merenptah, sucesor de Ramsés II, y Ramsés III, de la dinastía XX, Egipto
tuvo que enfrentarse a las invasiones de los pueblos del mar, originarios de diversas áreas
del Mediterráneo oriental (Egeo, Anatolia), y de los libios.
Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes) de Hatshepsut es
el edificio principal del complejo de templos funerarios en Deir el-Bahari.

Los faraones del Imperio Nuevo iniciaron una campaña de construcción a gran escala para
promover al dios Amón, cuyo creciente culto se asentaba en Karnak. También construyeron
monumentos para glorificar a sus propios logros, tanto reales como imaginarios. Hatshepsut
utilizará tal hipérbole durante su reinado de casi veintidós años que fue muy exitoso, marcado por
un largo período de paz y prosperidad, con expediciones comerciales a Punt, la restauración de las
redes de comercio exterior, grandes proyectos de construcción, incluyendo un elegante templo
funerario que rivaliza con la arquitectura griega de mil años más tarde, obeliscos colosales y
una capilla en Karnak.

A pesar de sus logros, el heredero de Hatshepsut, su hijastro Tutmosis III, trató de borrar toda
huella de su legado hacia el final del reinado, apropiándose de muchos de sus logros. Él también
intentó cambiar muchas tradiciones establecidas que se habían desarrollado a lo largo de siglos.
Posiblemente fue un intento inútil de evitar que otras mujeres se convirtiesen en faraón y frenar
así su influencia en el reino.

Alrededor de 1350 a. C., la estabilidad del Imperio parecía amenazada, aún más
cuando Amenhotep IV ascendió al trono e instituyó una serie de reformas radicales, que tuvieron
un resultado caótico. Cambiando su nombre por el de Ajenatón, promovió como deidad suprema
la hasta entonces oscura deidad solar Atón, iniciando una reforma religiosa tendente
al monoteísmo. En parte, el monoteísmo de Ajenatón fue un producto del absolutismo real; los
viejos dioses habían desaparecido, pero el rey mantenía —para su propio beneficio político— su
papel tradicional como mediador entre los hombres y los deseos del nuevo dios. El faraón suprimió
el culto a la mayoría de las demás deidades y, sobre todo, trató de anular el poder de los
influyentes sacerdotes de Amón en Tebas, a quienes veía como corruptos. Al trasladar la capital a
la nueva ciudad de Ajet-Atón (actual Amarna), Ajenatón hizo oídos sordos a los acontecimientos
del Cercano Oriente (donde los hititas, Mitanni y los asirios se disputaban el control) y se
concentró únicamente en la nueva religión. La nueva filosofía religiosa conllevó un nuevo estilo
artístico, que resaltaba la humanidad del rey por encima de la monumentalidad.

Después de su muerte, el culto de Atón fue abandonado rápidamente, los sacerdotes de Amón
recuperaron el poder y devolvieron la capital a Tebas. Bajo su influencia los faraones posteriores —
Tutankamon, Ay y Horemheb— intentaron borrar toda mención de Akenatón y su «herejía», ahora
conocida como el Período de Amarna.
Cuatro estatuas colosales de Ramsés II flanquean la entrada
de su templo de Abu Simbel.

Alrededor de 1279 a. C. ascendió al trono Ramsés II, también conocido como el Grande. El suyo
sería uno de los reinados más largos de la historia egipcia. Mandó construir más templos, más
estatuas y obeliscos, y engendrar más hijos que cualquier otro faraón. Audaz líder militar, Ramsés II
condujo su ejército contra los hititas en la batalla de Kadesh (en la actual Siria); después de llegar a
un punto muerto, finalmente aceptó un tratado de paz con el reino hitita. Es el tratado de paz más
antiguo registrado, en torno a 1258 antes de Cristo. Egipto se retiró de la mayor parte de sus
posesiones asiáticas dejando a los hititas competir, sin éxito, con el creciente poder emergente de
Asiria y los recién llegados frigios.

La riqueza de Egipto, sin embargo, se había convertido en un objetivo tentador para la invasión; en
particular, para los libios beduinos del oeste y los pueblos del mar, que formaban parte de la
poderosa confederación de piratas griegos del mar Egeo. Inicialmente, el ejército fue capaz de
repeler las invasiones, pero Egipto terminó por perder el control de sus territorios en el sur de Siria
y Canaán, que en gran parte cayeron en poder de los asirios e hititas. El impacto de las amenazas
externas se vio agravado por problemas internos como la corrupción, el robo de las tumbas reales
y los disturbios populares. Después de recuperar su poder, los sumos sacerdotes del templo
de Amón en Tebas habían acumulado vastas extensiones de tierra y mucha riqueza, debilitando al
Estado. El país terminó dividido, dando inicio al Tercer Periodo Intermedio.

Tercer Periodo Intermedio (c. 1070-656 a. C.)

Artículo principal: Tercer periodo intermedio

Comienza con la instauración de dos dinastías de origen libio que se repartieron Egipto: una,
desde Tanis, la bíblica Zoán, en el Bajo Egipto, y otra, cuyos reyes tomaron el título de Sumos
sacerdotes de Amón, desde Tebas. El periodo termina con la dominación de los reyes Cushitas. Son
las dinastías, parcialmente coetáneas, XXI a XXV.
Apries. Periodo Tardío.

Periodo Tardío o Baja Época (c. 656-332 a. C.)

Artículo principal: Periodo Tardío

Comienza con la dinastía Saíta, sigue una dinastía nubia, un intento de invasión asirio y con dos
periodos de dominación persa, así como con varias dinastías coetáneas de gobernantes egipcios
independientes. Egipto se convirtió finalmente en una satrapía. Son las dinastías XXVI a XXXI.

Periodo Helenístico (332-30 a. C.)

Artículo principal: Periodo Helenístico de Egipto

Véanse también: Alejandro Magno, Alejandría y Periodo helenístico.

Alejandro Magno.

Se inicia con la conquista de Αἴɣυπτος (Aígyptos) por Alejandro Magno de Macedonia en 332 a. C.,
y la llegada al poder en 305 a. C. de la dinastía ptolemaica, de origen macedonio. Finaliza con la
incorporación de Egipto al Imperio romano tras la batalla de Actium, en el año 31 a. C. En el año
30 a. C. muere Cleopatra y Egipto se convierte en una provincia del Imperio romano.

Periodo Romano (30 a. C.-640 d. C.)

Artículo principal: Periodo Romano de Egipto


El 30 de julio del año 30 a. C., Octavio entró en Alejandría, liquidando definitivamente la
independencia política de Egipto y convirtiéndolo en provincia romana.

Pasó a sus sucesores el Imperio bizantino después que el Imperio romano fuera repartido el año
395 en Occidente y Oriente, y permaneció en sus manos hasta la conquista por el pueblo árabe del
año 640. Los últimos vestigios de la tradicional cultura del Antiguo Egipto finalizan definitivamente
a comienzos del s. VI d. C., con los últimos sacerdotes de Isis, que oficiaban el templo de la isla
de File, al proscribirse el culto a los «dioses paganos».

Sociedad

La sociedad egipcia estaba jerarquizada en tres niveles:

 Faraón: Depositario del derecho divino, se le atribuían todos los poderes por mediación de
Horus.

 Altos funcionarios: sumos sacerdotes y escribas.

 Pueblo: campesinos, artesanos, entre otros.

Gobierno

Política

El antiguo Egipto se organizaba en 2 reinos, el Alto y el Bajo Egipto.

A partir del año 3000 a. C. se unificaron en un solo reino que tenía un gobierno monárquico,
absolutista y teocrático:

 Monárquico: en Egipto gobernaba un único rey.

 Absolutista: el faraón tenía todo el poder.

 Teocrático: el faraón era considerado un dios.

El faraón era la representación de dios en la tierra y todo Egipto le pertenecía: tierras, cosechas,
comercio.

Algunas funciones del faraón eran:

 Dictaba las leyes.

 Organizaba el ejército.

 Dirigía la vida religiosa.

 Se encargaba de la justicia.

 Distribuía la comida al pueblo.

Sistema jurídico
Estatua de Maat, adorada con la pluma de avestruz de la
verdad.

La cabeza del sistema legal era oficialmente el faraón, responsable de promulgar leyes, impartir
justicia y mantener el orden público, un concepto al que los antiguos egipcios se referían
como Maat.12 Aunque no se conservan códigos legales del Antiguo Egipto, los documentos
judiciales muestran que la ley egipcia se basaba en una visión de lo correcto y lo incorrecto basada
en el sentido común, que hacía hincapié en llegar a acuerdos y resolver conflictos en lugar de
adherirse estrictamente a un complicado conjunto de estatutos.13 Los consejos locales de ancianos,
conocidos como kenbet en el Imperio Nuevo, se encargaban de dictar sentencia en casos judiciales
relacionados con pequeñas reclamaciones y disputas menores.12 Los casos más graves, como
asesinatos, grandes transacciones de tierras y robos de tumbas, se remitían al Gran kenbet,
presidido por el chaty o, en casos especiales, por el faraón. Demandantes y demandados debían
representarse a sí mismos y prestar juramento de decir la verdad. En algunos casos, el Estado
asumía tanto el papel de fiscal como el de juez, y podía torturar al acusado con palizas para
obtener una confesión y los nombres de los posibles cómplices. Tanto si los cargos eran triviales
como graves, los escribas del tribunal documentaban la denuncia, el testimonio y el veredicto del
caso para futuras referencias.14

Los delitos menores se castigaban con multas, palizas, mutilaciones faciales o el exilio,
dependiendo de la gravedad del delito. Los delitos graves, como el asesinato y el robo de tumbas,
se castigaban con la ejecución, que se llevaba a cabo decapitando, ahogando o empalando al
criminal en una estaca. A partir del Imperio Nuevo, los oráculos desempeñaron un papel
importante en el sistema legal, impartiendo justicia tanto en casos civiles como penales. El
procedimiento consistía en plantear al dios oracular una pregunta de "sí" o "no" sobre lo correcto
o incorrecto de un asunto. El dios, transportado por varios sacerdotes, dictaba sentencia eligiendo
una u otra respuesta, avanzando o retrocediendo, o señalando una de las respuestas escritas en un
trozo de papiro o en un óstraco.15

Economía egipcia

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