Los Egipcios
Los Egipcios
Los Egipcios
Los egipcios fueron un pueblo de origen africano, de lengua camita que se ubicaron a las orillas del río Nilo, hacia
el año 5000 antes de la era cristiana. Ese río condicionó gran parte del desarrollo de esta civilización, que se
dividió en dos zonas bien diferenciadas, agrupadas en clanes dirigidas por caudillos que luego se concentraron en
dos: el Alto y el Bajo Egipto, la primera al sur y la segunda al norte, zonas que fueron unificadas por el rey Menes,
aproximadamente en el año 3200 antes de Cristo, cuando el norte invadió a los poblados del sur.
A partir de entonces la historia egipcia aparece dividida en períodos, correspondientes a dinastías faraónicas,
donde este rey, con rasgos de divinidad, gobernaba en forma vitalicia y era sucedido hereditariamente. Había
muchos cargos de gobierno pero todos subordinados al faraón, identificado con el dios Horus. Eran muy
importantes los escribas, puesto que dejaban constancias de las órdenes emanadas del faraón, de los informes de
las obras efectuadas, y de los impuestos recaudados.
Hacia el año 2800 a. C, dio inicio la tercera dinastía y Menfis pasó a ser la capital egipcia. Durante la cuarta
dinastía comienzan a realizarse las pirámides, majestuosas obras arquitectónicas de piedra, que se usaban para
tumbas de los faraones, que se albergaban allí después de muertos, embalsamados, para que pudieran vivir en la
eternidad, donde
Al terminar la sexta dinastía, también acaba el período Antiguo y sobreviene un intervalo de tiempo donde
predominaron las luchas internas entre nobles y faraones, y además Egipto debió sufrir la invasión de pueblos
asiáticos.
La undécima dinastía llevó al poder a los hombres del Sur, y Tebas se convirtió en la capital del Egipto unificado,
iniciándose un pacífico período llamado Medio o Feudal.
Luego ocurrió otra invasión, esta vez por parte de los hicsos, que dominaron Egipto por doscientos terribles años,
hasta que en año 1580 a. C el príncipe tebano Amosis logró expulsarlos y se fundó la decimoctava dinastía,
iniciándose una serie de afortunadas campañas militares de conquista. A partir de esta etapa floreció el arte y la
arquitectura.
Al asumir el poder Amenhotep IV, aproximadamente en el año 1372 a. C adoptó el monoteísmo, adorando como
único dios a Atón, el Sol, y llevó la capital a Tell al-Amarna. Sus cambios encontraron la resistencia sacerdotal y
de su propio pueblo, comenzado la decadencia de Egipto.
Durante los reinados de Seti I, en el 1320 a. C y el de Ramsés II que le sucedió, el país tuvo un notable progreso,
pero a la muerte de este último, Egipto sufrió numerosas conquistas por parte de libios, persas, nubios y asirios.
El Antiguo Egipto fue una civilización que surgió al agruparse los asentamientos situados en las riberas del cauce
medio y bajo del río Nilo. Tuvo tres épocas de esplendor en los periodos denominados por los historiadores:
Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo. Alcanzaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta la isla
Elefantina (la actual Asuán, junto a la primera catarata del Nilo, en el sur), llegando a tener influencia desde el
Éufrates hasta Gebel Barkal, en la cuarta catarata del Nilo, en épocas de máxima expansión. Su territorio también
abarcó, en distintos periodos, el desierto oriental y la línea costera del mar Rojo, la península del Sinaí y un gran
territorio occidental dominando los dispersos oasis. Históricamente, fue dividido en Alto y Bajo Egipto, al sur y al
norte, respectivamente (véase: Kemet).
La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3.000 años. Comenzó con la unificación de varias ciudades
del valle del Nilo.1 alrededor del 3150 a. C.,2 y se da convencionalmente por terminado en el 31 a. C., cuando el
Imperio romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, que desaparece como Estado.3 Este acontecimiento no
representó el primer período de dominación extranjera, pero fue el que condujo a una transformación gradual en la
vida política y religiosa del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su cultura. Su
identidad cultural había comenzado a diluirse paulatinamente tras las conquistas de los reyes de Babilonia (siglo
VI a. C.) y Macedonia (siglo IV a. C.), desapareciendo su religión con la llegada del cristianismo, en la época de
Justiniano I, cuando en 535 fue prohibido el culto a la diosa Isis, en el templo de File.
Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en el África nororiental y confinada por
Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo. El Nilo fue la clave para el éxito de la civilización egipcia, ya
que éste permitía el aprovechamiento de los recursos y ofrecía una significativa ventaja sobre otros oponentes: el
légamo fértil depositado a lo largo de los bancos del Nilo tras las inundaciones anuales significó para los egipcios
el practicar una forma de agricultura menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para dedicar
más tiempo y recursos al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.
Ubicación geográfica
El territorio que ocupaba Egipto en la antigüedad estaba constituido por una estrecha y larga franja correspondiente al
valle del río Nilo, en el noreste de África. Este río nace en los lagos Victoria y Alberto y desemboca en forma de delta en el
mar Mediterráneo. Tan solo 60 kilómetros de ancho y 1200 kilómetros de largo constituían este valle de tierras fértiles
rodeado en gran parte por el desierto del Sáhara.
Cronología
La obtención de una cronología exacta del Antiguo Egipto es una tarea compleja. Existen diversos criterios de
datación entre egiptólogos, con divergencias de algunos años en los últimos períodos, de décadas al principio del
Imperio Nuevo y de casi un siglo durante el Imperio Antiguo (véase: Cronología del Antiguo Egipto).
El primer problema surge por el hecho de que los egipcios no utilizaron un sistema de datación homogéneo: no
tenían un concepto de una era similar al Anno Domini, o la costumbre de nombrar los años, como en Mesopotamia
(véase Limmu). Databan con referencia a los reinados de los diversos faraones, solapando posiblemente los
interregnos y las épocas de corregencia. Un problema añadido surge al comparar las distintas Listas Reales de
faraones, pues están incompletas o con datos contradictorios, incluso en el mismo texto. Las obras del mejor
historiador sobre Egipto, Manetón, se perdieron y sólo las conocemos a través de epítomes de escritores
posteriores como Flavio Josefo, Eusebio de Cesarea, Sexto Julio Africano o el monje Jorge Sincelo.
Desafortunadamente las fechas de algunos reinados varían de uno a otro autor.
Las evidencias arqueológicas indican que la civilización egipcia comenzó alrededor del VI milenio a. C., durante
el Neolítico, cuando se asentaron los primeros pobladores (véase el periodo predinástico). El río Nilo, en torno al
cual se asienta la población, ha sido la línea de referencia para la cultura egipcia desde que los nómadas cazadores-
recolectores comenzaron a vivir en sus riberas durante el pleistoceno. Los rastros de estos primeros pobladores
quedaron en los objetos y signos grabados en las rocas a lo largo del valle del Nilo y en los oasis.
A lo largo del Nilo, en el XI milenio a. C., una cultura de recolectores de grano había sido substituida por otra de
cazadores, pescadores y recolectores que usaban herramientas de piedra. Los estudios también indican
asentamientos humanos en el sudoeste de Egipto, cerca de la frontera con Sudán, antes del 8000 a. C. La evidencia
geológica y estudios climatológicos sugieren que los cambios del clima, alrededor del 8000 a. C., comenzaron a
desecar las tierras de caza y pastoreo de Egipto, conformándose paulatinamente el desierto del Sáhara. Las tribus
de la región tendieron a agruparse cerca del río, en donde surgieron pequeños poblados que desarrollaron una
economía agrícola. Hay evidencias de pastoreo y del cultivo de cereales en el este del Sáhara en el VII
milenio a. C.
Alrededor del 6000 a. C., ya había aparecido en el valle del Nilo la agricultura organizada y la construcción de
grandes poblados. Al mismo tiempo, en el sudoeste se dedicaban a la ganadería y también construían. El mortero
de cal se usaba en el 4000 a. C. Es el denominado periodo predinástico, que empieza con la cultura de Naqada.
Los primeros pobladores de Egipto alcanzaron las riberas del río Nilo, por entonces un conglomerado de marismas y foco
de paludismo, en su huida de la creciente desertización del Sáhara.
Considerado la fase final del periodo predinástico, también conocido como dinastía 0, predinástico tardío, o periodo
Naqada III. Está regido por gobernantes del Alto Egipto que residirán en Tinis, se hacen representar con un serej y adoran a
Horus. El nombre de estos reyes figura en la Piedra de Palermo, grabada 700 años después. En este periodo surgen las
primeras auténticas ciudades, tales como Tinis, Nubet, Nejeb, Nejen, etc. Son típicos de esta época los magníficos vasos
tallados en piedra, cuchillos y paletas ceremoniales, o las cabezas de mazas votivas. Narmer pudo ser el último rey de esta
época, y el fundador de la dinastía I.
A finales del periodo predinástico, Egipto se encontraba dividido en pequeños reinos; los principales eran: el de
Hieracómpolis (Nejen) en el Alto Egipto y el de Buto (Pe) en el Bajo Egipto. El proceso de unificación fue llevado
a cabo por los reyes de Hieracómpolis.
La tradición egipcia atribuyó la unificación a Menes, quedando esto reflejado en las Listas Reales. Este personaje
es, según Alan Gardiner, el rey Narmer, el primer faraón del cual se tiene constancia que reinó sobre todo Egipto,
tras una serie de luchas, tal como quedó atestiguado en la paleta de Narmer. Este periodo lo conforman las
dinastías I y II.
Bajo la dinastía III la capital se estableció definitivamente en Menfis, de donde procede la denominación del país,
ya que el nombre del principal templo, Hat Ka Ptah "casa del espíritu de Ptah", que pasó al griego como Aegyptos,
con el tiempo designó primero al barrio en el que se encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde al reino.
En la época de la tercera dinastía comenzó la costumbre de erigir grandes pirámides y monumentales conjuntos en
piedra, gracias al faraón Dyeser. También las grandes pirámides de Guiza, atribuidas a los faraones Keops, Kefrén
y Micerino se datan en este periodo.
Fue una época donde el poder estaba descentralizado y transcurre entre el Imperio Antiguo y el Imperio Medio.
Comprende desde la Dinastía VII hasta mediados de la Dinastía XI, cuando Mentuhotep II reunificó el país bajo su mando. A
pesar de la decadencia, ésta época destacó por un gran florecimiento literario, con textos doctrinales o didácticos, que
muestran el gran cambio social. El importante cambio de mentalidad, así como del crecimiento de las clases medias en las
ciudades originó una nueva concepción de las creencias, reflejándose en la aparición de los denominados Textos de los
Sarcófagos. Osiris se convirtió en la divinidad más popular, con Montu y Amón. Los nomos de Heracleópolis y Tebas se
constituyeron como hegemónicos, imponiéndose finalmente este último. Son las dinastías VII a XI.
Se considera que se inicia con la reunificación de Egipto bajo Mentuhotep II. Es un periodo de gran prosperidad económica
y expansión exterior, con faraones pragmáticos y emprendedores. Este periodo lo conforma el final de la dinastía XI y la XII.
Durante gran parte de este periodo dominaron Egipto los gobernantes hicsos, jefes de pueblos nómadas de la periferia,
especialmente libios y asiáticos, que se establecieron en el delta, y tuvieron como capital la ciudad de Avaris. Finalmente,
los dirigentes egipcios de Tebas declararon la independencia, siendo denominados la dinastía XVII. Proclamaron la
"salvación de Egipto" y dirigieron una "guerra de liberación" contra los hicsos. Fueron las dinastías XIII a XVII, parcialmente
coetáneas.
Es un periodo de gran expansión exterior, tanto en Asia —donde llegan al Éufrates— como en Kush (Nubia). La dinastía
XVIII comenzó con una serie de faraones guerreros, desde Amosis I hasta Tutmosis III y Tutmosis IV. Bajo Amenofis III se
detuvo la expansión y se inició un período de paz interna y externa.
Comienza con la dinastía Saíta, con dos periodos de dominación persa, así como con varias dinastías coetáneas de
gobernantes egipcios independientes. Egipto se convirtió finalmente en una satrapía. Son las dinastías XXVI a
XXXI.
Alejandro Magno.
Se inicia con la conquista de Egipto por Alejandro Magno de Macedonia en 332 a. C., y la llegada al poder en
305 a. C. de la dinastía ptolemaica, de origen macedonio. Finaliza con la incorporación de Egipto al Imperio
romano tras la batalla de Actium, en el año 31 a. C. En el año 30 a. C. muere Cleopatra y Egipto se convierte en
una provincia del Imperio romano.
El 30 de julio del año 30 a. C., Octavio entró en Alejandría, liquidando definitivamente la independencia política
de Egipto y convirtiéndolo en provincia romana.
Pasó a sus sucesores el Imperio bizantino después que el Imperio romano fuera repartido el año 395 en Occidente
y Oriente, y permaneció en sus manos hasta la conquista por el pueblo árabe del año 640. Los últimos vestigios de
la tradicional cultura del Antiguo Egipto finalizan definitivamente a comienzos del siglo VI, con los últimos
sacerdotes de Isis, que oficiaban el templo de la isla de File, al proscribirse el culto a los "dioses pagano
Egipto independiente
En 1919 el partido nacionalista Wafd intenta la independencia de Egipto, sin éxito. Egipto adquirió estatus
independiente el año 1922, nombrándose rey a Fuad I, hasta ese momento sultán, como resultado de la
desmembración del Imperio otomano, aunque la presencia militar y el control de las comunicaciones por parte de
Gran Bretaña duró hasta la invasión de Etiopía por los italianos. El tratado que concedió a Egipto la total
independencia se firmó el 26 de agosto de 1936 y los británicos se reservaron el control del canal de Suez.
La monarquía
En 1970, el Presidente Nasser falleció inesperadamente, víctima de un ataque al corazón. El poder fue asumido por
Anwar el-Sadat quien hasta entonces era Vicepresidente, y que inició una política de conciliación hacia Israel. En
1971 se aprobó una nueva Constitución y se cambió el nombre del país a su actual denominación como República
Árabe de Egipto.
A partir de 1973 se aleja de la URSS y se acerca a EE. UU. El partido Unión Socialista Árabe se convierte en
socialdemócrata.
A finales de 2010 el pueblo egipcio se lanza a la calle en contra del sistema político existente. El resultado es el
cambio de gobierno y la salida de Mubarak del gobierno.