Libre Comercio Mitos y Realidades
Libre Comercio Mitos y Realidades
Libre Comercio Mitos y Realidades
MITOS Y REALIDADES
Nuevos desafos para la economa poltica
de la integracin latinoamericana
Alberto Acosta
Eduardo Gudynas
Editores
LIBRE COMERCIO
MITOS Y REALIDADES
Nuevos desafos para la economa poltica
de la integracin latinoamericana
2004
Ediciones ABYA-YALA
12 de Octubre 14-30 y Wilson
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Diagramacin:
Editorial Abya-Yala
Quito-Ecuador
Impresin:
ISBN:
9978-22-455-6
NDICE
Presentacin..............................................................................................
Introduccin .............................................................................................
13
Autosuficiencia nacional
John Maynard Keynes................................................................................
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233
PRESENTACIN
En los ltimos aos han proliferado los textos sobre el libre comercio para propiciar sus potencialidades y en menor medida para
mostrar sus falencias. El entusiasmo dogmtico de muchos de sus defensores y crticos, lejos de alentar un debate franco y plural, ha servido para enrarecer el ambiente, al tiempo que ha cerrado la puerta a la
presentacin de visiones diferentes y, por supuesto, a una discusin esclarecedora, que tanta falta hace en las Amricas.
Es necesario, hoy ms que nunca, desmitificar el libre comercio. Basta recordar que Alemania, gracias a una serie de acciones inspiradas en reflexiones y propuestas de poltica no aperturista, elaboradas por Friedrich List, hace ms de 150 aos, logr igualar el estado de
desarrollo de las potencias de la poca. Sus planteamientos, enfrentados
a la visin dominante de ese entonces -propugnada por -los clsicos:
Adam Smith, Jean Baptiste Say y David Ricardo-, brindan, todava ahora, valiosas reflexiones para forjar respuestas alternativas. Su crtica
apuntaba a desvirtuar las indiscutibles verdades forjadas alrededor
del libre comercio mundial y la teora de las ventajas comparativas. List
levant una posicin contestara de las visiones globalizadoras de su
poca, con gran xito en la prctica.
Como se demostr incluso en los otros pases de Europa, en los
mismos Estados Unidos, en Japn y en los pases asiticos ms desarrollados, la no aceptacin de recetas prefabricadas permiti encontrar
respuestas ms adecuadas que las que ofrece la apuesta -siempre arriesgada- de caminar por el sendero nico del libre comercio. John Maynard Keynes fue categrico al respecto, cuando se declar partidario de
salidas que se formulen a partir de la autosuficiencia nacional, antes
que de aquellas fundamentadas en la apertura extrema.
Los planteamientos de estos dos grandes economistas del siglo
XIX y del siglo XX, plasmados en este libro, se enriquecen con las profundas visiones de Herman D. Daly, notable economista de Estados
Unidos, activo promotor de la economa ecolgica, y del politlogo
brasileo Helio Jaguaribe, para luego dar paso a la discusin del tema,
INTRODUCCIN
El mito y la realidad del libre comercio
Alberto Acosta y Eduardo Gudynas
El libre comercio est en boca de todos como una verdad revelada, que brindar las mejores soluciones para los problemas de los pases de Amrica Latina. Intentar una crtica del libre comercio es casi
temerario en el da de hoy, ya que es una idea defendida desde los ms
diferentes mbitos: la poltica, la academia y el empresariado. Pero, adems, parece insensato cuestionar una apelacin a la libertad del comercio; quin puede estar en desacuerdo con la libertad? Por otro lado, todos quieren comerciar; los empresarios y los pases suean con
exportar y creen que desde all se desencadenar el crecimiento econmico. Se alude una y otra vez a la experiencia de las naciones asiticas
que en la actualidad son exportadores globales como prueba adicional
de la importancia del libre comercio.
De esta manera la idea del libre comercio se convierte en un
mito, rodeado de aspectos positivos, con una leyenda de casos exitosos
y un discurso terico, inmune a las crticas. Sin embargo, la realidad es
distinta del mito, y las situaciones que hoy se observan en Amrica Latina advierten que detrs del slogan libre comercio no todo es libre,
no todo se refiere al comercio, y muchos de los resultados son
negativos.
Amrica latina y caribea ha avanzado por el canino del libre
comercio desde por lo menos la dcada de 1980, sin que con esto se
acepte como que antes estas economas hayan estado totalmente cerrada a los flujos comerciales y financieros internacionales. Las fronteras
se abrieron, se bajaron los aranceles y los mercados nacionales comenzaron a ser invadidos por productos importados. En algunos casos aumentaron los flujos exportadores, pero a su vez tambin se incrementaban las importaciones, y casi todos cayeron en dficits comerciales
SISTEMA NACIONAL
DE ECONOMA POLTICA
Introduccin
Friedrich List
En ninguna rama de la economa poltica domina tan gran diversidad de opiniones entre tericos y prcticos como respecto al comercio
internacional y la poltica mercantil. A la vez, no existe cuestin alguna
en el sector de esta ciencia que posea una importancia tan alta en orden al bienestar y a la civilizacin de las naciones, como respecto a su
independencia, podero y estabilidad. Pases pobres, impotentes y brbaros han logrado convertirse, gracias a una sabia poltica comercial, en
imperios rebosantes de riqueza y podero, y otros, por razones opuestas, han decado de un elevado nivel de prestigio nacional a la insignificancia absoluta; en efecto, hemos conocido ejemplos de naciones que
han perdido su independencia y hasta su existencia poltica, precisamente porque sus sistemas comerciales no sirvieron al desarrollo y robustecimiento de su nacionalidad.
Ms que en cualquier otro tiempo, ha adquirido en nuestros das
un inters predominante la aludida cuestin, frente a otras de la Economa poltica. En efecto, cuanto ms rpidamente progresa el afn inventivo de la industria y el espritu de perfeccionamiento, el anhelo de
la integracin social y poltica, tanto mayor es la distancia que existe
entre las naciones estancadas y las progresistas, y es tanto ms peligroso quedarse atrs. Si en otros tiempos fueron precisos para monopolizar la fabricacin de la lana, el sector manufacturero ms importante
de pasadas pocas, bastaron algunos decenios para lograr el monopolio de la manufactura del algodn, sector no menos importante, y en
nuestros das bast una ventaja de pocos aos para colocar la Gran
Bretaa en situacin de atraer haca s la industria linera del Continente europeo.
En ningn otro tiempo ha visto el mundo tampoco una supremaca manufacturera y mercantil que dotada con energa inmensas como la de nuestro das, aplicase un sistema tan consecuente y poderoso,
con tendencia a monopolizar todas las industrias manufactureras, todos los grandes negocios mercantiles, toda la navegacin, todas las colonias importantes, todo el dominio de los mares, y a hacer vasallos suyos a todas las naciones, como los indios, en el orden manufacturero y
comercial.
Alarmada por los efectos de esta poltica, ms bien obligada por
las convulsiones a que dio lugar, vimos en tiempos recientes una nacin
continental -la rusa-, poco apta por su cultura para la industria manufacturera, buscar su salvacin en el sistema prohibitivo tan censurado
por la teora. Y cul fue el resultado? La prosperidad nacional.
Instigado por las promesas de la teora. Amrica del Norte se dej seducir, y abri sus puertos a las mercancas inglesas. Qu frutos report all la libre concurrencia? Convulsin y ruina,
Experiencias de esta especie suscita con razn la duda de si la teora es tan infalible como ella misma supone, o la prctica tan insensata
como pretende la teora; despiertan tambin el temor de que nuestra
nacionalidad corra en definitiva peligro de fenecer por un error mental
de la teora, como aquel paciente que por observar una receta sucumbe a un error; crean en nosotros la sospecha de que esa teora tan estimada se muestra tan henchida y solemne para ocultar hombres y armas
como otro nuevo caballo de Troya, y hace que nuestros propios muros
de proteccin sean derribados con nuestras propias manos.
Una cosa puede afirmarse, y es que despus de discutir desde hace ms de medio siglo la gran cuestin de la poltica comercial por todas las naciones, en escritos y asambleas deliberantes, por las mentalidades ms sagaces, el abismo que existe desde Quesnay y Smith entre la
teora y la prctica no slo no se ha cerrado sino que cada ao est ms
abierto.
Que valor puede tener para nosotros una ciencia cuando se ilumina el camino que la prctica ha de recorrer? Sera razonable admitir que la razn de uno es tan infinitamente grande que puede reconocer la naturaleza de todas las cosas, y, en cambio, la razn de otro tan
infinitamente pequea que incapaz, de comprender las verdades descubiertas y esclarecidas por aqul, puede considerar como verdades errores manifiestos, a travs de generaciones enteras? No sera ms prudente admitir que los hombres prcticos, aunque por regla general propenden a mantenerse en el terreno de los datos, no se opondran tan
larga y tenazmente a la teora, si sta no contradijera la naturaleza de
las cosas?
La realidad nos autoriza para asegurar que la culpa del antagonismo entre la teora y la prctica en la poltica mercantil corresponde
tanto a los tericos como a los prcticos.
La economa poltica debe extraer de la prctica sus doctrinas relativas al comercio internacional, y establecer sus reglas para las necesidades de la actualidad y para la situacin peculiarsima de cada nacin,
sin desconocer las exigencias del futuro y de la humanidad entera. As,
debe apoyarse en la Filosofa, en la Poltica y en la Historia.
En inters del porvenir y de la humanidad entera, la Filosofa exige: afinidad cada vez mayor de las naciones entre s; evitar en los posible la guerra; establecimiento y desarrollo del Derecho internacional;
transicin de lo que ahora se llama Derecho internacional pblico al
Derecho de federacin entre Estados; libertad del trfico internacional,
lo mismo en el orden espiritual que en el material; finalmente, unificacin de todas las naciones bajo la ley jurdica, esto es: la unin
universal.
En inters de cada nacin especial exige, en cambio, la Poltica:
garantas para su independencia y continuidad; reglas especiales para el
fomento de su progreso en orden a la cultura, bienestar y potencialidad,
y a la formacin de sus estamentos como un cuerpo perfecto, en todas
sus partes, armnicamente desarrollado, ntegro e independiente.
Por su parte la Historia se manifiesta de modo innegable en pro
de las exigencias del futuro, enseando en qu forma el bienestar material y espiritual del hombre corre parejas, en todo tiempo, con la amplitud de su unificacin poltica y de su cohesin comercial. Reconoce
tambin, sin embargo, las exigencias de la actualidad y de la nacionalidad, enseando cmo han parecido las naciones que no han atendido
preferentemente su propia cultura y potencialidad; cmo el trfico ilimitado con naciones ms adelantadas ha sido para un pueblo estimulante en los primeros estadios de su desarrollo, si bien cada nacin llega a un punto en que slo mediante ciertas restricciones de su trfico
internacional puede lograr un desarrollo ms alto y una equiparacin
con otras naciones ms adelantadas. la Historia efecta, as, un compromiso entre las exigencias encontradas de la Filosofa y de la Poltica.
Slo la prctica y la teora de la Economa Poltica, tal como estn constituidas actualmente, adoptan un criterio unilateral: aqulla,
en favor de las exigencias especiales de la nacionalidad; sta en pro de
los requisitos unilaterales del cosmopolitismo.
La prctica, o, en otras palabras, el llamado sistema mercantil, incurre en el gran error de defender la utilidad y necesidad absolutas y generales de la restriccin, porque en ciertas naciones y en determinados
perodo de su desarrollo esas limitaciones fueron tiles y necesarias. No
advierte que la limitacin es slo un medio, pero el fin es la libertad.
Atiende slo a la nacin, nunca a la humanidad; slo a la actualidad,
nunca al futuro; as es exclusivamente poltica nacional, pero le falta la
perspectiva filosfica, la tendencia cosmopolita.
La teora dominante, tal como la atisb Quesnay y la desarroll
Adam Smith, recoge, por el contrario, de modo exclusivo, las exigencias
cosmopolitas del futuro, incluso las del futuro ms lejano. La unin
universal y la libertad absoluta del comercio internacional que a la sazn no es sino una idea cosmopolita, acaso slo realizable con el transcurso de los siglos, es considerada como algo susceptible de realizacin
actual. Desconociendo las exigencias de la actualidad y la naturaleza de
la nacionalidad, ignora la incluso la existencia de la nacin, y a la vez,
el principio que se propone educar a la nacin para la autonoma. Integramente cosmopolita atiende slo a la humanidad entera, al bienestar
del gnero humano en su conjunto, nunca a la nacin y al bienestar nacional; aborrece la poltica y considera la experiencia y la prctica como rutinas reprobables. Slo respeta a la Historia en cuanto corresponde a sus tendencias unilaterales, pero ignora o desfigura sus doctrinas
cuando estn en contradiccin con su sistema, y se ve obligada a negar
los efectos del Acta de Navegacin inglesa, del tratado de Methuen y de
la poltica mercantil britnica, formulando el siguiente lema que con-
ciar entre s; cosa tan extraa como el efecto de la filantrpica supresin del comercio de esclavos, a consecuencia de la cual miles de negros
fueron hundidos en las profundidades del mar.
En el transcurso de los ltimos cincuenta aos (ms propiamente de los ltimos veinticinco, ya que apenas puede tomarse en consideracin el perodo de la revolucin y de la guerra) Francia ha realizado
un gran experimento con el sistema de las restricciones, a pesar de los
errores, secuelas y exageraciones inherentes a l. Su xito salta a la vista de cualquiera que no tenga determinados prejuicios. Que la teora
discuta el hecho, es una consecuencia natural del sistema. Si formula la
tesis desesperada -y pretende hacerla crear al mundo- de que Inglaterra
se ha hecho rica y poderosa no por su poltica mercantil sino a pesar de
ella, cmo dejara de expresar esta otra pretensin, mucho ms fcil de
probar, segn la cual Francia, sin la proteccin de sus manufacturas interiores, hubiera llegado a ser ms rica de lo que lo es en la actualidad?
Esa tesis es considerada por muchos, que se tienen por bien informados y prudentes, como moneda contante y sonante, aunque la combatan prcticos muy perspicaces; en efecto, el anhelo de los beneficios que
reporta un libre trfico con Inglaterra se halla actualmente en Francia
muy difundido. Tampoco puede discutirse apenas -y de ellos hablaremos ms detalladamente en otro lugar- que el trfico recproco entre
ambas naciones debera fomentarse en beneficio de ambas. Desde el
punto de vista ingls se pretende colocar no slo materias primas sino,
sobre todo, grandes cantidades de artculos fabricados de uso general,
contra productos franceses de carcter agrcola y suntuario. Todava no
puede preverse hasta qu punto el gobierno y la legislacin de Francia
propendern a este criterio o llegarn a practicarlo. Pero si lo hicieran
con la amplitud que Inglaterra persigue, el mundo dispondra de un
nuevo ejemplo en pro o en contra de la gran cuestin: en qu medida,
en las circunstancias actuales, es posible y ventajoso que dos grandes naciones manufactureras, una de las cuales se encuentra en la actualidad
ventajosamente situada con respecto de la otra en orden a los costos de
produccin y a la expansin del mercado exterior con productos fabricados, pueden entrar en competencia entre s en sus propias mercados
interiores, y qu resultados derivarn de semejante situacin de competencia.
En Alemania, las cuestiones citadas se han convertido en problemas prcticos nacionales desde que fue instituida la Liga mercantil. As
como en Francia el vino viene a constituir el cebo con el cual se pretende estimular a Inglaterra para que suscriba un tratado de comercio, en
Alemania ocurre lo mismo con los cereales y con la madera. En este caso, sin embargo, no podemos hacer otra cosa que formular una hiptesis, por que resulta imposible en la actualidad saber si los tories entrarn en razn y harn al Gobierno, para facilitar la importacin de cereales y maderas alemanas, ciertas concesiones que pueden hacerse valer contra la Liga. En efecto, en Alemania hemos llegado ya en materia
de poltica comercial a considerar ridculo, cuando no impertinente,
todo intento de pagar barras de oro y plata tangibles y concretas con rayos de luna y esperanzas. En el supuesto de que semejantes concesiones
fueran hechas por el Parlamento, someteran indirectamente a discusin en Alemania las ms importante cuestiones de la poltica comercial. el informe ms reciente del doctor Bowring constituye para nosotros un atisbo de la tctica que Inglaterra desarrollara en este caso Inglaterra no considerara esta concesin como un equivalente por las
ventajas preferentes que sigue poseyendo an en el mercado manufacturero alemn; tampoco como una limosna para impedir que Alemania aprenda a resolver por su cuenta el problema del suministro de algodn hilado; que reciba las materias primas necesarias para ello de las
regiones tropicales, y las pague con productos de sus propias manufactureras; ni como un medio tampoco de compensar la enorme desproporcin existente an entre la importacin y la exportacin recproca
de ambos pases. No. Inglaterra considerar el derecho de abastecer a
Alemania con hilados de algodn como un jus quaesitum, y a cambio
de cualquier otra concesin exigir un equivalente, el cual no consistir en nada menos que en el sacrificio de las manufacturas de algodn y
lana, etc. Esas concesiones sern presentadas a Alemania como un plato de lentejas a cambio de las cuales pretendern arrancar su derecho
de primogenitura. El doctor Bowring no puede haberse engaado durante su residencia en Alemania; no ha debido tomar -as lo presumimos- la cortesa berlinesa por absoluta seriedad. Precisa transportarse
realmente a aquellas regiones donde se ha formado la poltica de la Liga mercantil alemana, siguiendo todava las rutas de la teora cosmopolita: en ese ambiente no se establece an ninguna diferencia entre exportaciones de artculos manufacturados y exportaciones de productos
era posible resolver este problema. El autor no siente la vanidad de contradecir viejas autoridades y de fundar nuevas teoras. Si fuese ingls,
difcilmente hubiera puesto en duda el principio fundamental de la
teora de Adam Smith. Fueron las condiciones de su pas las que, desde
aquel tiempo, le permitieron desarrollar en varios artculos annimos
y, por ltimo, bajo su nombre, en trabajos ms amplios, sus opiniones
opuestas a la teora dominante. Hoy es principalmente el inters de Alemania lo que ha animado a comparecer con este escrito, aunque no
puede negar que ha existido tambin un personalsimo motivo: concretamente la necesidad de demostrar mediante un escrito extenso que no
es incapaz de expresar una opinin propia en materias de Economa
poltica.
En contraposicin directa con la teora, el autor se esforzar en
primer trmino, por extraer las enseanzas de la Historia, derivando de
ellas sus normas fundamentales; establecidas stas, comprobar la calidad de los sistemas procedentes, y por ltimo, como su tendencia es absolutamente prctica, definir los caracteres ms recientes de la poltica comercial.
Para mayor claridad expone el autor a continuacin un resumen
de los resultados principales que ha llegado en sus trabajos y
reflexiones:
La unificacin de las energas individuales con nimo de proseguir un fin comn es el medio ms vigoroso para realizar la felicidad de
los individuos. Slo y separado de su prjimo, el individuo es dbil y
desamparado. Cuanto mayor es el nmero de aquellos con quienes est socialmente ligado, tanto ms perfecta es la unin, tanto ms copioso y escogido el producto, el bienestar espiritual y corporal de los individuos.
La agrupacin ms excelsa hasta ahora realizada de los individuos bajo la norma jurdica es la del Estado y la nacin; la agrupacin
ms elevada que quepa imaginar es la de la humanidad entera. As como el individuo puede alcanzar sus fines individuales, en un nivel ms
alto, dentro del Estado y de la nacin, que si est solo, as tambin todas las naciones realizaran en mayor escala sus fines si estuvieran ligadas por la norma jurdica, la paz eterna y el trfico libre.
La naturaleza misma empuja paulatinamente las naciones a realizar esta mxima agrupacin: en virtud de la diversidad del clima, del
territorio y de los productos, las induce al cambio, y por la superpoblacin y la abundancia de capitales y talentos, la emigracin y a la colonizacin. El comercio internacional es una de ms poderosas palancas
de la civilizacin y del bienestar nacional, ya que haciendo surgir nuevas necesidades estimula a la actividad y tensin de energas, trasladando de una nacin a otras nuevas ideas, inventos y aptitudes.
En la actualidad, sin embargo, la unin que entre las naciones
puede resultar a base del comercio internacional es muy imperfecta, ya
que se interrumpe o debilita por la guerra o por otras medidas egostas
de determinadas naciones.
A consecuencia de la guerra la nacin puede perder su independencia, su propiedad, su libertad, su autonoma, su constitucin y sus
leyes, su idiosincrasia nacional, y en resumen, el grado ya alcanzado de
cultura y bienestar, y puede ser tambin sojuzgada. Mediante las medidas egostas de pueblos extraos, la nacin puede ver perturbada su integridad econmica, o retardado su progreso.
Uno de los principales objetos a que debe aspirar la nacin es, y
tiene que ser, el mantenimiento, desarrollo y perfeccin de la nacionalidad. No se trata de una aspiracin falsa o egosta, sino de algo racional que est en perfecto acuerdo con los verdaderos intereses de la humanidad entera; en efecto, tal idea conduce naturalmente a la definitiva unin entre las naciones, bajo la norma jurdica, a la unin universal, que slo se compagina con el bienestar del gnero humano cuando
muchas naciones alcanzan una etapa homognea de cultura y poder; es
decir, cuando la unin universal se realice por va de confederacin.
En cambio, una unin universal basada en el predominio poltico,
en la riqueza predominante de una sola nacin, es decir, en la sumisin
y dependencia de otras nacionalidades, traera como consecuencia la ruina de todas las caractersticas nacionales y la noble concurrencia entre
los pueblos; contradira los intereses y lo sentimientos de todas las naciones que se sienten llamadas a realizar su independencia y a lograr un
alto grado de riqueza y de prestigio poltico; no sera otra cosa sino una
repeticin de algo que ya ocurri una vez, en la poca de los romanos;
se halla en la nacin en una proporcin adecuada con respecto a la produccin material, cuando la agricultura, la industria y el comercio nacionales se hallan regular y armnicamente desarrollados.
En el caso de una nacin puramente agrcola, aunque trafique libremente con naciones manufactureras y comerciales, una gran parte
de las fuerzas productivas y de las fuentes auxiliares de carcter natural
tienen que permanecer ociosas y sin utilizacin. Su desarrollo intelectual y poltico, sus fuerzas defensivas, son limitadas. No puede poseer
una flota importante ni un comercio ampliamente desarrollado. Todo
ese bienestar que deriva del comercio internacional, puede ser interrumpido, perturbado y destruido por completo, a consecuencia de las
normas extranjeras y de las guerras.
La energa manufacturera, en cambio, fomenta la ciencia, el arte
y el perfeccionamiento poltico, aumenta el bienestar nacional, la poblacin, los ingresos pblicos y la potencialidad de la nacin; le procura los medios para organizar conexiones mercantiles con todas las partes de la tierra, y para fundar colonias; estimula las pesqueras, as como la flota y la marina de guerra. Solamente ella puede elevar la agricultura nacional hasta un alto grado de desarrollo.
La energa agrcola y la manufacturera, reunidas en una misma
nacin, bajo el mismo poder poltico, viven en eterna paz, no pueden
ser perturbadas por las guerras y las leyes extranjeras en materia mercantil, y as garantizan, como consecuencia, a la nacin, el progreso incesante en su bienestar, civilizacin y podero.
La energa agrcola y la manufacturera estn condicionadas por
la naturaleza, pero esa condicionalidad es muy distinta.
Los pases de la zona templada estn singularmente dotados para el desarrollo de la energa manufacturera, por razn de sus recursos
naturales; en efecto, el clima templado es la zona de mxima tensin
corporal e intelectual.
Los pases de las zonas clidas estn, en cambio, muy poco favorecidos en orden a las manufacturas, pero poseen a su vez un monopolio natural respecto a ciertos productos agrcolas valiosos y estimados
en los pases de la zona templada y los productos de la zona clida (artculos coloniales) deriva principalmente la divisin cosmopolita del trabajo y la cooperacin de energas, es decir, el gran comercio internacional.
Sera un comienzo perjudicial para un pas de la zona clida el
intento de crear manufacturas propias. No habiendo sido llamado a
ello por la Naturaleza, har mayores progresos en su riqueza material y
en su cultura si se limita a cambiar los productos industriales de la zona templada por los productos agrcolas de sus propias comarcas.
Ciertamente, los pases de la zona clida quedan por tal causa en
situacin de dependencia con respecto a los de la zona templada. Ahora bien, esta dependencia resulta inocua o ms bien eliminada cuando
en la zona templada existen varias naciones con un desarrollo semejante de sus manufacturas, comercio, navegacin y potencialidad poltica,
y cuando, adems, tanto el inters como la potencialidad de las naciones manufactureras exigen que ninguna de ellas abuse de su dominio
frente a las naciones ms dbiles de la zona clida. Este predominio slo resultara peligroso o nocivo si toda la energa manufacturera, todo
el gran comercio, la flota mercante y el podero naval, estuvieran monopolizados por una sola nacin.
En cambio, aquellas naciones que poseen, en la zona templada,
un territorio extenso, abundantemente provisto con recursos naturales,
dejaran inaprovechada una de las ms ricas fuentes de bienestar, civilizacin y podero, si no procurasen realizar la divisin del trabajo y la
confederacin de las energas productivas conforme a un mdulo nacional, ya que poseen los medios, econmicos y sociales esenciales para
ello.
Entre los recursos econmicos comprendemos una agricultura
convenientemente adelantada, que no puede recibir ya estmulo alguno mediante la exportacin de productos. Entre los recursos intelectuales comprendemos una avanzada cultura de los individuos. Entre los
recursos sociales agrupamos las instituciones y las leyes, que procuran
al ciudadano la garanta de su persona y de su propiedad, y el libre uso
de sus energas fsicas e intelectuales, as como la ausencia de institucio-
nes que perturban la industria, la libertad, la inteligencia y la moralidad; por ejemplo, el feudalismo, etc.
Una nacin de tal naturaleza necesita hallarse en primer trmino
abastecida en su mercado propio con productos de su propia industria;
luego, que se encuentre en una relacin inmediata, y cada vez ms estrecha, con los pases de la zona trrida, envindoles en naves propias
sus artculos industriales, y recibiendo de ellos, en cambio, los productos de su zona.
En comparacin con este trfico entre los pases manufactureros
de la zona templada y los agrcolas de la zona clida, posee una significacin subalterna el comercio internacional restante con excepcin de
pocos artculos; por ejemplo, los vinos.
La produccin de materias primas y artculos alimenticios es
muy importante en las grandes naciones de la zona templada slo en
orden al comercio interior. Una nacin rudimentaria o pobre, en el
principio de la civilizacin, puede elevar considerablemente su agricultura mediante la exportacin de cereales, vino, camo, lino, lana, etc.,
pero con ello no habr conseguido elevarse a la categora de una gran
nacin en riqueza, civilizacin y podero.
Cabe formular la regla de que una nacin es tanto ms rica y poderosa cuanto mayor es su exportacin de productos manufactureros,
cuanto ms materias primas importa y cuanto ms productos consume
de la zona clida.
Los productos de la zona clida sirven a los pases industriales de
la zona templada no slo como artculos alimenticios y materias primas para la produccin, sino principalmente como estmulo para la
produccin agrcola e industrial. Una nacin que consuma mayores
cantidades de productos de la zona clida, producir y consumir tambin, relativamente, mayores cantidades de productos de la propia industria y de la agricultura.
En la evolucin econmica de las naciones debida al comercio
internacional, pueden sealarse cuatro perodos distintos: en el primero, la agricultura nacional se eleva mediante la importacin de artcu-
be intentar, en primer trmino, superar esos defectos mediante conquistas o pactos con otras naciones.
La energa industrial comprende tantas ramas de la ciencia y del
saber, presupone tantas experiencias, prcticas y costumbres, que la
formacin industrial de la nacin slo puede operarse paulatinamente
a base de ellas. Toda proteccin exagerada o prematura se condena a s
misma, puesto que determina la disminucin del bienestar propio de la
nacin.
Lo ms pernicioso y reprobable es el aislamiento repentino y absoluto de la nacin, mediante prohibiciones. Estas son justificadas
cuando, separada la nacin de otra a causa de una prolongada guerra,
se halla en un estado de prohibicin involuntaria de los productos manufactureros de otras naciones, y en la absoluta necesidad de bastarse a
s misma.
En este caso, debe llevarse a cabo una paulatina transicin del sistema prohibitivo al sistema proteccionista, aplicando aranceles largamente meditados y paulatinamente decrecientes. En cambio, una nacin que quiere pasar del estado de no proteccin al de proteccin, debe partir de aranceles bajo, aumentndolos poco a poco, segn una
escala gradual.
Los aranceles de este modo establecidos tienen que ser observados de modo inquebrantable por los poderes pblicos. Nunca debern
ser rebajados prematuramente; acaso se proceder a elevarlos cuando
resulten insuficientes.
Cuando los aranceles a la importacin, con los cuales trata de eliminarse la competencia extranjera, son demasiado altos, perjudican a
la nacin que los establece, ya que desaparece el afn de competencia de
los industriales nacionales con los del exterior, y se fomenta la
indolencia.
Cuando las industrias nacionales no prosperan, aun existiendo
aranceles razonables y paulatinamente crecientes, ello es una prueba de
que la nacin no posee todava los recursos necesarios para afianzar sus
propias energas industriales.
pios. En tales circunstancias nunca puede formarse en la nacin un sistema perfecto de transportes, ni beneficiarse con las incomparables
ventajas inherentes a la posesin del mismo.
La consecuencia necesaria de ello es la debilidad de la nacin, lo
mismo en el orden intelectual que en el material, en el individual como
en el poltico. Estos efectos resultan tanto ms peligrosas cuando las nacionalidades vecinas emprenden el camino inverso, y avanza en todos
los aspectos, mientras nosotros retrocedemos; cuando en ellas la esperanza de un porvenir mejor eleva el nimo, la energa y el espritu emprendedor de los ciudadanos, mientras que entre nosotros todo estmulo queda asfixiado por la perspectiva de un porvenir nada
prometedor.
La historia ofrece ejemplos de naciones que han sucumbido porque no supieron resolver a tiempo la gran misin de asegurar su independencia intelectual, econmica y poltica, estableciendo manufacturas propias y un vigorosa estamento industrial mercantil.
AUTOSUFICIENCIA NACIONAL
John Maynard Keynes
I
Fui educado como la mayora de hombres ingleses, para respetar
el Libre Comercio no solamente como una doctrina econmica, que
una persona racional e instruida no puede dudar, sino casi como una
parte de la ley moral. Consideraba que las comunes desviaciones de ella
eran al mismo tiempo una tontera y un ultraje. Pensaba que las inamovibles convicciones inglesas sobre el Libre Comercio, mantenidas
por casi cien aos, eran tanto la explicacin ante los hombres como la
justificacin ante el cielo de su supremaca econmica. A finales de
1923 escrib que el Libre Comercio se basaba en verdades fundamentales que, afirmadas con sus debidas cualidades, nadie capaz de comprender el significado de las palabras poda disputar.
Examinando nuevamente hoy da las afirmaciones que sobre esas
verdades fundamentales emit entonces, no me encuentro discutindolas. Sin embargo, la orientacin de mi mente ha cambiado y comparto
este cambio mental con muchos otros. Parcialmente, sin duda, mi experiencia sobre la teora econmica se ha modificado; -no debera acusar al Sr. Baldwin, como lo hice entonces, de ser una vctima de la falacia proteccionista en su forma ms cruda porque l crea que, en las
condiciones existentes, un arancel podra hacer algo para disminuir el
desempleo britnico. Pero en primer lugar atribuyo mi cambio de posicin a otro asunto - a mis esperanzas y temores y preocupaciones,
junto con las de muchos o la mayora, yo creo, de esta generacin en todo el mundo, que son diferentes de lo que fueron. Apartarse de los hbitos mentales del mundo de pre-guerra del siglo XIX es un asunto que
toma tiempo. Asombra la cantidad de obsoletos pensamientos que la
mente de uno arrastra incluso despus de que el centro de la concien-
II
Qu falta debemos encontrar en esto? Tomndolo en su valor
superficial: ninguna. Sin embargo, muchos de nosotros no estamos
contentos con ella como una teora poltica que funciona. Qu est
mal? Pienso que debemos descubrir la fuente de nuestras dudas, no a
travs de un ataque frontal sino por un deambular deambulando por
una ruta diferente para encontrar el lugar del deseo de nuestro corazn
poltico. Sin embargo tratar de relacionar la nueva orientacin tan estrechamente como sea posible a la anterior.
Para comenzar con el tema de la paz. Ahora nosotros somos pacifistas con tanta fuerza de conviccin que, si el internacionalista econmico pudiera ganar este punto, l pronto reconquistara nuestro
apoyo. Pero ahora no parece obvio que una gran concentracin de esfuerzo nacional para captar el comercio exterior, que la penetracin de
la estructura econmica de un pas por los recursos y la influencia de
capitalistas extranjeros, que una dependencia muy estrecha de nuestra
propia vida econmica en las fluctuantes polticas econmicas de los
pases extranjeros sean resguardos y garantas de la paz internacional.
Es ms fcil, a la luz de la experiencia y la previsin, argumentar totalmente lo contrario. La proteccin de los existentes intereses forneos de
un pas, la captacin de nuevos mercados, el progreso del imperialismo
econmico -son una parte apenas evitable de un esquema de cosas que
aspira al mximo de la especializacin internacional y a la mxima difusin geogrfica del capital donde sea que se asiente su propiedad.
Aconsejables polticas nacionales podran por lo general ser ms fciles
de alcanzarse, si el fenmeno conocido como el escape del capital pudiera excluirse. El divorcio entre la propiedad y la real responsabilidad
del manejo gestin es grave dentro de un pas, cuando, como resultado
de una empresa de capital compartido, se rompe la propiedad entre innumerables individuos que compran sus intereses hoy da y los venden
maana y carecen tanto del conocimiento como de la responsabilidad
hacia lo que ellos poseen momentneamente. Pero cuando el mismo
principio se aplica internacionalmente, esto es, en tiempos de tensin,
es intolerable - soy irresponsable hacia lo que yo poseo y aquellos que
operan lo que yo poseo son irresponsables hacia m. Pueden haber algunos clculos financieros que demuestren que lo expuesto a continuacin es ventajoso, que mis ahorros deberan ser invertidos en cualquier
parte del globo habitable que presente la mayor eficiencia marginal del
capital o la ms alta tasa de inters. Pero la experiencia est indicando
que la lejana entre propiedad y operacin- que histricamente est
simbolizada para ustedes en Irlanda por un feudalismo ausente- es perversa en las relaciones entre los hombres, y que probablemente o por
seguro, en el largo plazo, establecern tensiones y enemistades que llevarn a la nada los clculos financieros.
Tomen como ejemplo las relaciones entre Inglaterra e Irlanda. El
hecho de que por generaciones los intereses econmicos de los dos pases han estado muy entrelazados no ha sido ocasin o garanta de paz.
Puede ser verdad, y yo creo que lo es, que una gran parte de esas relaciones econmicas son de tan gran ventaja econmica para los dos pases que sera muy necio alterarlas imprudentemente. Pero si usted no
nos debe dinero, si nosotros nunca hubiramos posedo sus tierras, si
el intercambio de bienes fuera de una escala que hiciera que el asunto
tuviera menor importancia para los productores de ambos pases, sera
mucho ms fcil ser amigos. Yo simpatizo, por lo tanto, con aquellos
quienes minimizaran, antes que con quienes maximizaran, el enredo
britnicos en ferrocarriles y material rodante, a ser instalados por ingenieros britnicos para llevar emigrantes britnicos a nuevos campos y
praderas, los frutos que ellos devolveran en su debida proporcin a
aquellos cuya frugalidad haba hecho posible esas cosas, no era el internacionalismo econmico, remotamente parecido en su esencia a la propiedad de una parte de la A.E.G. de Alemania por un especulador en
Chicago, o a las mejoras municipales de Ro de Janeiro por una solterona inglesa. Sin embargo, era el tipo de organizacin necesaria para facilitar lo anterior y que finalmente termin en lo ltimo. En segundo
lugar, en un tiempo donde haba enormes diferencias en el grado de industrializacin y de oportunidades de capacitacin tcnica en los diferentes pases, las ventajas de un alto grado de especializacin nacional
eran muy considerables.
Pero yo no estoy convencido de que las actuales ventajas econmicas de la divisin internacional del trabajo sean comparables con lo
que fueron. No debe entenderse que yo llevo mi argumento ms all de
un determinado punto. En todos los casos es necesario un grado considerable de especializacin internacional en un mundo racional donde hay amplias diferencias de clima, de recursos naturales, de aptitudes
nativas, de nivel cultural y de densidad poblacional. Pero sobre una crecientemente amplia gama de productos industriales, y talvez tambin
de productos agrcolas, dudo de que la prdida econmica de la autosuficiencia sea lo suficientemente grande como para que las otras ventajas de llevar gradualmente al productor y al consumidor dentro del
mbito de la misma organizacin nacional, econmica y financiera
sean ms valederas. Se acumula experiencia que prueba que los procesos de produccin masiva ms modernos pueden realizarse en la mayora de los pases y climas casi con igual eficiencia. Adems, con mayor riqueza, tanto los productos primarios como los procesados juegan
una parte relativa menor en la economa nacional en comparacin con
las casas, servicios personales y comodidades locales que no estn
igualmente disponibles para el intercambio internacional, con el resultado de que un incremento moderado del consecuente anterior sobre
una mayor autosuficiencia nacional deje de tener consecuencias serias
al pesarse en la balanza frente a ventajas de un tipo diferente. En breve,
la autosuficiencia nacional, a pesar de que cuesta algo, puede tornarse
en un lujo que podemos afrontar, si as lo queremos.
III
Existen razones suficientemente buenas para que lo queramos?
Hay muchos amigos mos que se han nutrido en la vieja escuela y que
estn razonablemente ofendidos por el desperdicio y prdida econmica concomitante con el nacionalismo econmico contemporneo existente, para quienes la tendencia de estos comentarios ser de dolor y
pena. Empero, permtanme tratar de indicar en trminos agradables las
razones que yo creo que veo.
El capitalismo internacional decadente pero individualista, en
cuyas manos nos encontramos despus de la guerra, no es un xito. No
es inteligente, no es hermoso, no es justo, no es virtuoso y no entrega
los productos. Resumiendo, nos disgusta y estamos empezando a menospreciarlo. Pero cuando nos preguntamos con que reemplazarlo, nos
quedamos perplejos.
Cada ao se vuelve ms obvio que el mundo se est embarcando
en una variedad de experimentos poltico econmicos, y que diferentes
tipos de experimentos atraen a diferentes temperamentos nacionales y
ambientes histricos. El internacionalismo econmico del libre comercio del siglo diecinueve asumi que todo el mundo estaba, o estara, organizado en base al capitalismo privado competitivo y en la libertad del
contrato privado inviolablemente protegido por las sanciones de la ley,
en varias fases por supuesto, de complejidad y desarrollo, pero de
acuerdo con un tipo uniforme que sera el objeto general para perfeccionar y ciertamente no para destruir. El proteccionismo del siglo diecinueve fue una mancha en la eficiencia y buen sentido de este esquema de las cosas, pero no modific la suposicin general sobre las caractersticas fundamentales de la sociedad econmica.
Pero actualmente un pas tras otro abandona estas suposiciones.
Rusia est todava sola en su experimento particular, pero ya no sola en
el abandono de las viejas suposiciones. Italia, Irlanda, Alemania han
puesto su mirada o la estn poniendo hacia nuevas modalidades de poltica econmica. Tras de ellos, muchos otros pases, lo predigo, buscarn, uno por uno, nuevos dioses econmicos. Inclusive pases como
Gran Bretaa y los Estados Unidos, que por excelencia todava se some-
IV
Existe ms de una explicacin, yo creo, para la reorientacin de
nuestras mentes. El siglo diecinueve llev a lmites de criterio extravagantes lo que uno puede llamar abreviadamente los resultados financieros, como una prueba de la conveniencia de cualquier curso de accin auspiciado por una accin privada o colectiva. Toda la conducta
de vida se bas en un tipo de parodia de la pesadilla de un contador. En
vez de utilizar el material altamente incrementado y los recursos tcnicos para construir una ciudad maravilla, construyeron zonas marginales; y pensaron que era correcto y conveniente construir zonas marginales porque las zonas marginales, en la prueba de la empresa privada,
pagaban; mientras que la ciudad maravilla, ellos pensaban, habra sido un acto de tonta extravagancia, que en el imbcil idioma de la moda financiera, habra hipotecado el futuro, aunque como la construccin hoy de grandes y gloriosas obras puede empobrecer el futuro, ningn hombre lo puede ver hasta que su mente est acosada por falsas
analogas de una contabilidad irrelevante. An hoy, paso mi tiempo, la
mitad en vano, pero tambin, debo admitirlo, la mitad exitosamente,
tratando de persuadir a mis compatriotas de que toda la nacin ser sin
V
De estas reflexiones sobre el propsito correcto del Estado, yo regreso al mundo de la poltica contempornea. Habiendo buscado entender y hacer justicia a las ideas que sustentan la urgencia que sienten
muchos pases hoy en da hacia una autosuficiencia nacional mayor, tenemos que considerar con cuidado si en la prctica no estamos descartando muy fcilmente lo valioso que se logr en el siglo diecinueve. En
aquellos pases en que los defensores de la autosuficiencia nacional han
obtenido poder, a mi juicio, sin excepcin, se estn cometiendo muchos errores. Puede ser que a Mussolini le estn saliendo las muelas del
juicio. Pero Rusia hoy por hoy es el peor ejemplo que el mundo, quizs, nunca haya visto de incompetencia administrativa y del sacrificio
de casi todo aquello que es la razn de vivir de los cabezas huecas. Ale-
colaboracin de todos los espritus brillantes de la poca. Stalin ha eliminado cada mente independiente y crtica, a pesar de que ellos simpatizan en trminos generales. El ha creado un ambiente en el cual los
procesos de la mente estn atrofiados. Los suaves circunvoluciones del
cerebro se han convertido en lea. El rebuznar multiplicado de quien
habla a gritos reemplaza las inflexiones de la voz humana. El gemido de
la propaganda aburre an a las aves y a las bestias del campo hasta la
estupefaccin. Dejemos que Stalin sea un ejemplo aterrorizante para
todos aquellos que quieren hacer experimentos. Si no, yo, a cualquier
costo, pronto estar de vuelta en mis viejos ideales del siglo diecinueve,
en donde el juego de la mente sobre la mente cre para nosotros la herencia que hoy en da, enriquecidos por lo que nuestros padres nos procuraron, buscamos desviar hacia nuestros apropiados propsitos.
Introduccin
Ninguna receta poltica infunde mayor consenso entre los economistas que aquella que sostiene el libre comercio internacional basado
en la especializacin internacional de acuerdo con las ventajas comparativas. El libre comercio internacional ha sido por mucho tiempo la
posicin inercial (por defecto), que se presuma buena salvo prueba
en contrario en casos especficos. Esta presuncin debera ser revertida.
La posicin por defecto debera estar en favor de la produccin nacional para mercados nacionales, con un comercio internacional balanceado (no desregulado), como una segunda alternativa cuando la produccin domstica es demasiado inconveniente.
Tres clases de argumentos son ofrecidos para defender esta visin. Los mismos se corresponden con los tres objetivos bsicos de toda poltica econmica: divisin eficiente, distribucin justa y escala
sustentable. Los dos primeros son objetivos tradicionales de la economa neoclsica; el tercero es aceptado desde hace poco tiempo y es asociado con el punto de vista econmico del estado-estable. Escala sustentable significa que la escala (cantidad de habitantes ms uso de los
recursos per cpita, es igual al uso total de los recursos) de la economa
relativa al ecosistema continente debe ser sustentable biofsicamente.
En otras palabras, el uso de materia prima y energa debe tener lugar
dentro de la capacidad regenerativa, y la generacin de desechos debe
tener lugar dentro de la capacidad de absorcin del ecosistema. En la
primera seccin, los tres tipos de argumentos sern discutidos con la
extensin posible dentro del marco neoclsico de referencia. En la segunda seccin, la idea de escala ser expandida a una discusin de la
clase trabajadora en los pases con salarios altos bajar sus salarios, pero las ganancias totales del comercio internacional supuestamente sern suficientes para compensarlos si ellos estuvieran dispuestos a hacerlo.
Una asuncin explcita del argumento de las ventajas comparativas es el factor de la inmovilidad entre las naciones, en particular la inmovilidad internacional del capital. Cuando el capital se mueve internacionalmente sigue la ventaja absoluta, de la misma manera que lo hace dentro de una nacin. Solamente si el capital no puede cruzar las
fronteras nacionales en bsqueda de la ventaja absoluta hay una razn
para que se aplique la lgica de las ventajas comparativas en su ubicacin dentro de una nacin. Una vez que el capital se mueve internacionalmente, como lo hace hoy ciertamente, entonces todas las consoladoras afirmaciones sobre las ventajas comparativas son irrelevantes. Ms
an, la tendencia a la igualacin del salario llega a ser mucho ms fuerte cuando el capital que se mueve libremente se une al libre flujo de
mercaderas. Cuando el capital fluye al extranjero, ya no hay la misma
oportunidad de nuevos empleos a nivel nacional que exista cuando el
capital se quedaba en su pas y se especializaba de acuerdo con las ventajas comparativas internacionales. El capital ahora deja el pas, y los
trabajadores nacionales tienen menores posibilidades de empleo. Vale
la pena recordar que la gran mayora de los ciudadanos viven de un salario. An cuando el libre comercio internacional y la movilidad del capital hagan subir los salarios en los pases que los tengan bajos, y esta
tendencia pueda ser obstruida por la gran sobrepoblacin y el rpido
crecimiento de la poblacin en los pases con bajos salarios, lo hacen a
expensas de los trabajadores y para beneficiar al capital en los pases
con salarios altos, incrementando as la desigualdad en los ingresos en
los pases con salarios altos.
Los economistas neoclsicos admiten que las externalidades resultantes de la sobrepoblacin pueden extenderse a otras naciones, y
esto otorga una razn legtima en contra de la libre inmigracin, que
no congenia sin embargo con los sentimientos liberales. Pero las externalidades de la sobrepoblacin, en la forma de mano de obra barata,
puede extenderse a otros pases a travs de la libre inmigracin del capital como si fuera a travs de la libre inmigracin de los trabajadores.
influenciados p r las empresas? Hay, por supuesto, ganancias en la eficiencia por la mayor especializacin bajo el libre comercio internacional, pero esto es poco comparado con las prdidas que ya discutimos.
La gran atraccin es que cuanto ms grande se hace el rea del libre comercio internacional y cuanto ms grande y cuanto menos obligaciones tenga la empresa, menos responsable ser ante una comunidad nacional o local. En mayor medida las corporaciones van a poder comprar mano de obra en los mercados de bajos salarios y vender sus productos en los mercados que todava tienen salarios altos y altos ingresos. Cuanto ms grande el mercado, las compaas podrn evitar por
ms tiempo la lgica de Henry Ford, quien tena que pagar a sus trabajadores suficiente como para que ellos pudieran comprar sus automviles. En una gran rea del comercio internacional, se puede seguir por
un largo tiempo haciendo automviles con mano de obra barata en un
lugar y vendrselos a los que todava ganan salarios altos en cualquier
otro lado. Cuanto ms grande se hace el mbito del comercio ms fcil
es separar los costos y beneficios por lugares, evitando as la disciplina
de internalizacin geogrfica de los costos. Esta es la razn por la que
las compaas trasnacionales apoyan el libre comercio internacional y
por qu los trabajadores y ambientalistas no lo apoyan.
El nombre correcto del libre comercio internacional (quin se
puede oponer a la libertad) es comercio internacional desregulado, el
cual debera servir para recordarnos que la desregulacin no es siempre una buena poltica. Recuerdo una experiencia reciente con la desregulacin de las instituciones de ahorro y prstamo, las compras financiadas con la emisin de documentos de alto riesgo, y la corriente
inestabilidad de nuestras industrias bancarias y aerolneas. Ninguna
entidad que logre ganancias tiene inters en externalizar los costos. La
regulacin se necesita para mantener los costos internos, de esa manera la reduccin de costos proviene de verdaderas mejoras en la eficacia,
en lugar de simplemente arrojar los costos sobre otros en la forma de
estndares ms bajos. Nuevamente, el punto es no negar que existen
ganancias del libre comercio internacional.
De otra manera, estaramos de acuerdo con Keynes, en que solamente hay ganancias en el autoabastecimiento de las naciones, acompaado por el comercio internacional de productos que no resulta con-
veniente producir a nivel nacional: Simpatizo, por lo tanto, con aquellos que minimizaran, y no con aquellos que maximizaran, esa vinculacin econmica entre las naciones. Las ideas, el conocimiento, el arte, la hospitalidad, los viajes... stas son las cosas que por su naturaleza
deberan ser internacionales. Pero dejemos que los productos sean simples siempre que ello sea razonable y convenientemente posible; y sobre todo dejemos que el financiamiento sea primordialmente
nacional.1
El paradigma del Estado-estable y el libre comercio internacional
Aunque los argumentos de la divisin de tareas y la distribucin
pueden ser hechos dentro del paradigama neoclsico estndar, el argumento de la escala, como hemos visto, requiere algn grado de aceptacin del paradigma del Estado-estable. Como la ltima visin no es tan
familiar como la primera, ser desarrollada en esta seccin.
La visin preanaltica de la cual surge la economa del Estado-estable es que la economa, en su dimensin fsica, es un subsistema
abierto dentro de un sistema materialmente total cerrado, finito y que
no crece: el ecosistema de la Tierra o la bisfera. Un sistema abierto
es uno con tracto digestivo, es decir, uno que toma materia y energa
del medio ambiente en una forma entrpica baja (materias primas), y
los devuelve al medio ambiente en una forma entrpica -alta (residuo).
Un sistema cerrado es aquel en el cual solamente fluye la energa,
mientras que la materia circula dentro del sistema. Cualquier cosa que
fluya a travs de un sistema, entrando como una materia prima (input)
y saliendo como un producto (output) es llamado materia prima procesada (throughpu). De la misma manera que un organismo mantiene
su estructura fsica mediante un flujo metablico y est conectado al
medio ambiente por ambos lados de su tracto digestivo, as tambin la
economa requiere un throughput que debe de alguna manera consumir y contaminar el medio ambiente. Una economa de Estado-estable
es aquella en la cual su throughput permanece constante al punto que
nada consume al medio ambiente ms all de su capacidad regenerativa, y no lo contamina ms all de su capacidad de absorcin.
En la visin de la economa como un subsistema abierto pueden
postularse dos versiones: el mundo vaco y el mundo lleno. Por su-
puesto, el mundo nunca estuvo realmente vaco o lleno en absoluto, slo relativamente vaco de seres humanos y su mobiliario (el capital hecho por el hombre) cuando estaba relativamente lleno de otras especies
y sus hbitats (capital natural). Aos de crecimiento econmico (la
conversin de lo natural al capital hecho por el hombre) ha cambiado
el modelo bsico de escasez. El papel del factor limitante de la mayor
expansin de la economa ha cambiado, antes era el capital existente
hecho por el hombre y ahora es el capital natural que queda.
El crecimiento de un subsistema est efectivamente limitado por
la relacin complementaria entre el capital hecho por el hombre y el capital natural. Si las dos formas de capital fueran dos buenos sustitutos,
entonces el capital natural podra ser totalmente reemplazado por el
hecho por el hombre, y el nico lmite a la expansin del capital hecho
por el hombre sera la finitud del sistema contenedor. Pero de hecho, las
dos formas de capital son complementarias.
El capital hecho por el hombre pierde su valor sin un complemento de capital natural. Qu son los barcos pesquemos si no hay peces? Se conciben las fbricas sin rboles? Y an si pudiramos convertir el ocano entero en una laguna para pescar, podramos necesitar todava el capital natural de la energa solar, organismos fotosintticos,
recicladores nutrientes, y as en adelante. El nfasis de los economistas
en la competencia, o la sustitucin, cercano al eclipse de la cooperacin
o la complementaridad en relaciones tcnicas entre factores de produccin, es anlogo a su preferencia por la competencia sobre la cooperacin en relaciones sociales. Tambin resulta de la conveniencia analtica que parece haber llegado a un valor ms alto en cuanto a congruencia con los hechos.
La visin preanaltica que sustenta a los estndares econmicos
es que la economa es un sistema aislado: un flujo circular de intercambio de valores entre empresas y hogares. Un sistema aislado es aquel
en el que ni la materia ni la energa entra o sale-, no tiene relacin con
su medio ambiente, y para todos los propsitos prcticos no tiene medio ambiente. Mientras que esta visin es til para analizar el intercambio entre productores y consumidores, y preguntas relacionadas con la
ubicacin o la distribucin, no es muy til para el estudio de la relacin
mejorando las instituciones sociales, o clarificando las prioridades ticas, pero no incrementando el throughput de los recursos.
Implicaciones para la poltica sobre comercio internacional
A la luz de la distincin. entre crecimiento versus desarrollo, retornemos al problema del comercio internacional y consideremos dos
preguntas: Cul es el efecto ms probable del libre comercio internacional sobre el crecimiento Cul es el efecto ms probable del libre comercio sobre el desarrollo?
Es probable que el libre comercio internacional estimule el crecimiento del throughput. El libre comercio internacional ofrece la posibilidad de importar capacidad de carga ambiental en la forma de materis
primas y capacidades de absorcin de residuos en el intercambio de
produccin. Ello permite a un pas exceder sus lmites internos de regeneracin y absorcin al importar estas funciones desde otros pases.
Esto tiende a incrementar el throughput, mientras otras cosas se mantienen iguales. Pero podra ser alegado que el pas exportador de la capacidad de soporte puede haber tenido que incrementar el throughput
mucho ms que si hubiera producido los productos internamente en
vez de importarlos. De cualquier manera, el comercio internacional
pospone el da en que los pases deban enfrentar la disciplina de vivir
sin capacidades naturales regenerativas y de absorcin, y haciendo eso
probablemente acte como un balance para incrementar el crecimiento del throughput y la degradacin del medio ambiente.
El libre comercio internacional introduce una mayor separacin
espacial entre los beneficios de la produccin y los costos ambientales
del crecimiento del throughput, haciendo ms difcil para el ltimo
atemperar el crecimiento del primero. Ms an, como resultado del incremento de la integracin causado por el comercio internacional, los
pases enfrentarn controles ambientales ms tensos, ms simultneos
y menos secuenciales que lo que haran con menos comercio internacional e integracin. Por lo tanto, habr menos oportunidades de
aprender de la experiencia previa de otros pases con un throughput
controlante.
Resumiendo, al hacer insumos de los recursos y al poner las capacidades de absorcin de todas partes a disposicin de los requerimientos de cualquier lado, el libre comercio internacional tiende a incrementar el crecimiento del throughput y el grado de degradacin ambiental.
Tender el libre comercio internacional a incrementar la eficiencia de los recursos y a reducir el dao ambiental hasta algn nivel de
bienestar? En el prrafo precedente se seal que el comercio internacional podra incrementar la eficacia de los recursos a travs de la especializacin. Pero hay otras probables consecuencias tambin. El comercio internacional incrementa la competencia a bajos costos. Los costos
pueden ser reducidos por verdaderas mejoras en la eficiencia tcnica, o
por la externalizacin desde las bases de la empresa hasta el pblico
mediante la reduccin de los estndares sociales, ambientales y de seguridad. En otras palabras, como ya se discuti, la competencia puede
incrementar la eficiencia o reducir los estndares. La competencia
que reduce los estndares para mantener o atraer capital sin controles
por medio de la reduccin de salarios, seguros mdicos estndares
ambientales, y as en adelante, no es desconocida. La externalizacin de
los costos es ineficiente socialmente. Un pas que trata de internalizar
costos externos no puede lograr una poltica tan eficiente si entra en libre comercio con pases que no internalizan sus costos externos. La reduccin de la eficiencia resulta en un throughput ms alto que cualquier
nivel dado de bienestar social, mientras que otras cosas permanecen
iguales.
Adems, aparece un conflicto entre la promocin de la eficiencia
esttica y dinmica. Por ejemplo, el comercio internacional de residuos
txicos promueve la eficiencia esttica al permitir a los residuos ser dejados en el lugar que cueste menos, de acuerdo con los precios y las teconologas de hoy. Pero una eficiencia ms dinmica ayudara al dejar
fuera de la ley la exportacin de elementos txicos, internalizando sus
costos en su pas de origen, es decir no solamente la empresa, sino tambin el pas bajo cuyas leyes la empresa opera. Esto crea un incentivo
para la empresa y la nacin de origen para encontrar medios tcnicos
superiores para tratar las toxinas que producen, o redisear los procesos para evitar su produccin.
J.M. Keynes, National self suficiency, en The collected writings of John Maynard Keynes, vol. 21, D. Moggeridge (ed), MacMillan & Cambridge Univ. Press,
1933.
Introduccin
El entendimiento de la posicin de Amrica Latina en el mundo,
a comienzos del siglo XXI, particularmente en lo que se refiere a corrientes o posibles procesos de integracin, requiere una doble reflexin previa. Por un lado, importa analizar las principales caractersticas
del sistema internacional presente y de sus tendencias evolutivas, notablemente en lo que concierne la formacin de un nuevo orden mundial, en sustitucin del precedente rgimen bipolar. Por otro lado, es
necesario analizar las distintas situaciones en que se encuentran los
pases latinoamericanos, notablemente en lo que se refiere a Mxico,
pases centroamericanos y caribeos, por un lado y a Sudamrica, por
el otro. Importa, igualmente, en ese contexto, considerar las principales
caractersticas y consecuencias del corriente proceso de globalizacin.
Sistema internacional
Unimultipolaridad
La implosin de la Unin Sovitica, en 1991, dej Estados Unidos como nica superpotencia. Entre las muchas consecuencias de ese
hecho, habra que subrayar dos de ellas. En primer lugar, el hecho de
que la condicin de nica superpotencia proporcion a Estados Unidos
un status que se aproxima, corrientemente, a la hegemona mundial,
pero que no la configura plenamente, en virtud de resistencias internas
y externas.
El ejercicio de una efectiva hegemona mundial requiere, de parte de la potencia hegemnica, capacidad de imponer su hegemona y
disposicin para emplear al efecto, los medios necesarios. Estados Unidos dispone de condiciones econmico-tecnolgicas y militares suficientes para ejercer una hegemona mundial. No dispone, todava, de
condiciones psico-culturales e institucionales adecuadas para utilizar
todos los medios que puedan ser necesarios para imponer tal
hegemona.
Del punto de vista psicolgico y cultural, los valores de la sociedad americana son contrarios a las formas discriminatorias y arbitrarias de ejercicio de la violencia, aunque sea en beneficio del inters nacional. Necesitan los Estados Unidos, por esa razn, de legitimacin internacional para actuar coercitivamente sobre otros pases. El Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas confiri tal legitimidad a la intervencin americana en la Guerra del Golfo. En grado menos aceptable, pero en el lmite de lo tolerable, la NATO legitim la intervencin americana en Kosovo. Asimismo, como en los casos referidos, la legitimacin
de la intervencin, ante los ojos del propio pblico americano, requiri, previamente, la demonizacin del enemigo (Sadam Husseim o
Milosevic).
Por otro lado, an con relacin a las limitaciones domsticas, el
pleno ejercicio de una hegemona es poco compatible con instituciones
democrticas. Todos los imperios histricos fueron ejercidos por sociedades no democrticas. Es interesante observar, en el caso del Imperio
Britnico, que se inici bajo una democracia aristocrtica autoritaria,
en el siglo XVIII y principios del XIX como, en la medida en que Inglaterra se tornaba una democracia de clase media, con Galdstone, se fue
inviabilizando domsticamente la prctica del imperio. Eso result imposible bajo Attlee y la democracia de masas.
Adems de limitaciones domsticas, Estados Unidos sufren limitaciones externas para el ejercicio de una abierta hegemona mundial.
La Unin Europea, aunque siga bsicamente el liderazgo americano, se
opone a que asuma un aspecto unilateral y hegemnico. As mismo,
contrastando con el amplio atlanticismo de Gran Bretaa y, bsicamente de los Nrdicos, los dems miembros de la UE son ms bien eu-
nimizacin del rea de actuacin del Estado, favorece el creciente control del mercado mundial por un reducido nmero de empresas multinacionales, de procedencia americana o fuertemente influenciadas
por los capitales americanos. La globalizacin, en la prctica, equivale
a la americanizacin del mercado mundial.
Una nueva estratificacin internacional
Como resultado de los procesos precedentemente referidos, el
mundo actual se enfrenta con una nueva estratificacin internacional.
En la cumbre se encuentra Estados Unidos, acompaado, en grado de
menor influencia, por la Unin Europea y Japn. En la base, se encuentran los pases dependientes, o sea, la mayor parte de los pases. En nivel intermediario, se sitan algunos pases que no participan de la cumbre directiva pero que disponen de significativa capacidad de resistencia a la hegemona americana. Es el caso, en primer lugar, de China seguida por Rusia y, en grado menor, India. Irn se aproxima de ese nivel
y tambin, a su modo, Brasil en el mbito de MERCOSUR.
Tendencias evolutivas
La presente situacin internacional no se reviste de larga estabilidad. A largo plazo, o bien Estados Unidos logran consolidar su hegemona, pasando del status de unimultipolaridad para el de unipolaridad o bien se desarrollan fuerzas independientes formativas de uno
o ms polos alternativos de poder, generndose un rgimen mundial de
efectiva multipolaridad.
El escenario de consolidacin de Estados Unidos depende en la
medida en que, por un lado, no prosperen las tendencias independentistas en Europa y, por otro, que pases como China, Rusia, India y
otros, no logren an a largo plazo, un nivel de equivalencia con Estados
Unidos.
El escenario de futura multipolaridad depende de la medida en
que se acente la independencia de la poltica externa y de defensa de
la UE y de la medida en que China logre alcanzar un nivel de equivalencia con Estados Unidos en la segunda mitad del siglo; en que Rusia
recupere, posiblemente a ms corto plazo, su precedente condicin de
superpotencia y en qu importantes desarrollos ocurran en pases como India, Brasil, Irn y otros.
Aunque sea imposible prever cul de los dos escenarios se verificar, diversas indicaciones hacen suponer como ms probable que se
configure un sistema multipolar en la segunda mitad del siglo.
La formacin de un sistema mundial multipolar deber repetir,
como sucedi con el precedente sistema bipolar, la imposibilidad de
una solucin militar, porque conducira a un suicidio planetario. As, es
de suponerse que, despus de un perodo, ms o menos largo, de grandes tensiones, el mundo sea compelido a una convivencia pacfica, aunque en rgimen de recproca vigilancia, lo que, a lo largo tender a desembocar, como ya lo prevea Kant, en las distintas condiciones del siglo XVIII, en una Pax Universalis.
La actual estratificacin internacional presenta, frente a las tendencias evolutivas del sistema internacional, alternativas de suprema
gravedad para los pases que se encuentren en nivel intermediario - que
denominaremos de nivel de resistencia - y en nivel de dependencia.
Los pases en nivel de resistencia, como en los casos tpicos de
China y Rusia, disponen de plazos relativamente cortos, que se agotan
en mediados del siglo, para consolidar su desarrollo y sus potencialidades, so pena de caer en un estado de dependencia, probablemente sufriendo serios procesos disruptivos. Si tienen xito, tendrn acceso al
nivel superior y participarn de un directorio mundial que, formal o
informalmente, regular el nuevo orden mundial.
A su vez, los pases actualmente en nivel de dependencia se confrontan, a plazos todava ms cortos, del orden de un par de dcadas,
con la alternativa de o bien completan su desarrollo e incrementan significativamente su capacidad econmico-tecnolgica, elevndose al nivel de resistencia, o pierden el margen del que todava dispongan de autonoma interna y externa. Se tornarn - aunque conservando la parafernalia formal de la soberana - meros segmentos del mercado internacional, dirigidos exgenamente por multinacionales y grandes potencias. Esa alternativa es particularmente grave para los pases subdesarrollados de grandes poblaciones, como India, Indonesia, Brasil o
Mxico, casos en los cuales ese proceso de degradacin acarrear terribles efectos sociales y fuertes tendencias disruptivas.
Amrica Latina
Amrica Latina presenta un elevado grado de unidad cultural,
que deviene de su colonizacin ibrica, en que las diferencias entre la
colonizacin portuguesa y la espaola, aunque significativas, son poco
relevantes si se confrontan con el resto del mundo. Es cierto que distintos factores, adems de los resultantes de diferencias geoclimticas,
operaron en el sentido de aumentar diferencias, como las que resultaron de la ms o menos grande influencia de preexistentes poblaciones
indgenas, o del posterior ingreso de pueblos negros y otros. La evolucin histrico-social de Amrica Latina, sin embargo, sigui un camino semejante, lo que acentu las comunes caractersticas culturales de
la regin.
Tales circunstancias y condiciones condujeron, a su tiempo a la
CEPAL, bajo Ral Prebisch y, el BID, bajo Felipe Herrera, a preconizar
la integracin econmica de toda Amrica Latina. Diversos esfuerzos se
han hecho en esa direccin, como la ALALC, y la ALADI, pero con resultados modestos, adems de intentos de integracin subregional o temtica, ms exitosos, como, principalmente, el MERCOSUR.
Decisivas circunstancias geoeconmicas, sin embargo, condujeron a Latinoamrica, en las ltimas dcadas del siglo XX, a una divisin, en trminos econmicos. Mxico entr en NAFTA, con Canad y
Estados Unidos. Centroamrica y el Caribe sufren una irresistible
atraccin hacia el polo norteamericano. En cambio, en Sudamrica se
constituy una importante integracin subregional, MERCOSUR, reuniendo Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Se constituy, igualmente, otra integracin subregional, la Comunidad Andina.
Estn en marcha, asimismo, diversas otras propuestas. MERCOSUR aspira a incorporar otros participantes, estando en vas de concretar la adhesin de Venezuela. Entendimientos entre MERCOSUR y el
Pacto Andino, como la cpula presidencial que se reuni en Brasilia en
julio-agosto de 2000, conducen al proyecto de un sistema sudamericano de cooperacin y de libre comercio, programado para concretar an-
sus mercados y permitira la concertacin de una futura poltica de espacios industriales preferenciales en el sistema de MERCOSUR. Cabra,
concomitantemente, proceder a una amplia reorganizacin de MERCOSUR, haciendo de l un sistema de equitativa optimizacin econmica para todos los partcipes.
Resta a esos pases la alternativa de ALCA. En esa alternativa tendran las ventajas que se abren para Centroamrica y el Caribe. Pero
esos pases tienen poblaciones ms grandes que los precedentemente
referidos y significativas posibilidades industriales a medio plazo en su
articulacin con un MERCOSUR debidamente reestructurado, posibilidades a la que renunciaran, definitivamente, ingresando en ALCA.
El ALCA, sin embargo, puede dejar de ser un acucioso instrumento a servicio de las exportaciones americanas si, en lugar de un rgimen de libre comercio, instituye un ecunime rgimen de intercambio. Se trata, en lo fundamental, de abrir el mercado norteamericano a
las exportaciones latinoamericanas, a cambio de una equilibrada apertura de Amrica Latina a inversiones americanas productivas, que incrementen la capacidad tecnolgica y exportadora de Latinoamrica.
Una ms extensa discusin de esa cuestin requerira, entretanto, un
estudio propio.
Crculo cultural
Como se mencion precedentemente, Amrica Latina presenta
un alto nivel de unidad cultural. Ninguna otra regin del mundo ostenta esa condicin. Intil subrayar la pluralidad cultural y lingstica de
Europa que, sin embargo, logr su unidad en la Unin Europea. Lo
mismo cabe decir de Africa y Asia. Y si es cierto que el Islam proporciona a los pases que lo integran un elevado nivel de unidad cultural, hay
que reconocer que sus lenguas no permiten un recproco (como bsicamente ocurre entre el portugus y el espaol) directo entendimiento
oral. Solo son inteligibles por escrito. La unidad cultural de Amrica
Latina es un raro tesoro de que disponen sus pases y que obviamente
hay que cultivar.
Qu problemas y qu tareas se imponen a Amrica Latina, fase
a su unidad cultural? Hay que distinguir dos principales cuestiones: la
relativa a la preservacin de esa unidad cultural y la relativa a la utilizacin que convenga darle.
Todas las culturas contemporneas estn expuestas, en ms grande o ms pequeo grado, a la influencia cultural del ingls que se torn, como el latn en la Edad Media o el francs, en la Ilustracin, la lengua franca del mundo civilizado. Esa influencia es mucho ms fuerte en
Latinoamrica, por causa de la poderosa influencia americana y la inmediata vecindad de Estados Unidos, en el norte de Amrica Latina. Y
entonces, que pasa y que hacer?
La experiencia histrica muestra que, a largo plazo, las culturas
que pierden su independencia poltica pierden el comando de su propia cultura y son colonizadas por la cultura polticamente predominante. Eso pas con la dominacin de las culturas orientales antiguas
por la cultura griega, despus de las conquistas de Alejandro. Y pas
una vez ms con el latn, en la secuencia de la formacin del Imperio
Romano.
Estar eso pasando en Amrica Latina? La respuesta, al presente, comporta una cautelosa reserva. En el caso ms inmediatamente expuesto que es el de Mxico, particularmente en las regiones fronterizas,
se observa que, entre las dos culturas, a nivel popular, la americana predomina en el dominio de los gadgets y la mexicana en el dominio de
los usos y valores. Los instrumentos domsticos, freezer, washing
machine y otros, son fcilmente denominados en ingls, en el lado
mexicano de la frontera. Pero en el lado americano de la frontera la
gente hace cocina mexicana y baila y canta msicas mexicanas.
Algo distinto ocurre en la cultura erudita. Los latinoamericanos
cultivados mantienen en bueno nivel su propio idioma pero se encuentran obligados a usar el ingls para sus comunicaciones internacionales. Eso, sin embargo, tambin ocurre con los europeos de lengua no inglesa. La universalizacin del ingls, como ocurri con el francs y el latn, en sus respectivos perodos de predominio, es inevitable y constituye uno entre muchas seales de la actual predominancia americana.
Ante tal situacin, lo que importa es lo que hay que hacer para la
preservacin en Amrica Latina de su propia cultura y, an ms, para
su posible y deseable proyeccin internacional.
Sin extender demasiado esta cuestin, que comportara un amplio estudio propio, tres aspectos merecen breve referencia: (1) la intercomunicacin en Amrica Latina; (2) el empleo internacional del espaol, y (3) la especfica contribucin de la cultura latinoamericana al
mundo.
La particular ventaja de Amrica Latina, relativamente a otras regiones del mundo, consiste en la recproca directa comunicacin oral
de sus dos idiomas. Ese hecho, proveniente de las races comunes de las
dos lenguas, mediatamente derivadas del latn, pero inmediatamente
procedentes del gallego arcaico, requiere un consciente y deliberado
fortalecimiento por la gente cultivada de la regin. El hbito de leer directamente el espaol, generalizado entre la gente cultivada de Brasil,
no encuentra correspondiente prctica entre los fono-hispanos de
Amrica Latina, con la relativa excepcin de Argentina y Uruguay. Esa
prctica necesita de incentivo por parte de las autoridades pblicas y de
los intelectuales.
El segundo aspecto a considerar deviene del hecho de que, en trminos efectivos, el espaol se constituy como la segunda lengua internacional de Occidente. Este hecho, que no fue provocado deliberadamente pero que se constituy en algo corriente, merece sustentacin
por los latinoamericanos, incluso los de habla portuguesa, sin restricciones provocadas por infundados celos. Este breve estudio, escrito en
espaol es una manifestacin prctica de las convicciones a ese respecto por parte del intelectual brasileo que lo escribi.
El tercer aspecto de la cuestin, precedentemente formulado, es
el ms importante. Qu contribucin puede dar la cultura latinoamericana del mundo? Es evidente que la literatura, la msica y las artes
plsticas de Amrica Latina ocupan, merecidamente, un amplio espacio en el mundo. Hay que proseguir en esa influencia y desarrollarla.
Sin embargo, todava hay algo ms que los latinoamericanos, y el mundo en general, no se enteraron debidamente. Se trata del hecho de que
Amrica Latina dispone, en su cultura, tanto a nivel popular como a nivel erudito, de una de las contribuciones que ms necesita el mundo: el
humanismo.
La preservacin, mediante apropiados mecanismos integradores, del ms amplio margen posible de su autonoma constituye, para
los pases subdesarrollados, notadamente en el caso de Amrica Latina,
el modo por el cual pueden mantener su identidad nacional en el curso de las prximas dcadas, cuando estarn bajo fuerte presin hegemnica por parte de Estados Unidos.
Si logran hacerlo, en el caso ms probable de que el mundo venga a ser regular, en la segunda mitad del siglo, por un orden multipolar, esos pases podrn superar su actual condicin de dependencia y
elevarse a aquel nivel intermediario de resistencia, precedentemente referido. Procediendo as, dispondran de un margen de autonoma mucho ms satisfactorio, cuando y si se constituya en el mundo un rgimen multipolar. Si acaso, venga distintamente a configurar la consolidacin de la hegemona mundial norteamericana, los pases que, mientras tanto, tengan preservado mrgenes significativos de autonoma,
ingresarn en el nuevo rgimen en condiciones mucho mas favorables
de los que desde ahora estn satelizados.
Es por tal razn que hay que consolidar, profundizar, perfeccionar y expandir MERCOSUR y constituir un sistema sudamericano de
cooperacin y libre comercio, fuera de la trampa del ALCA, tal como
est presente en la propuesta de Estados Unidos.
La otra relevante dimensin de la cuestin poltica, para Amrica Latina, consiste en la posibilidad de contribuir, mediante mecanismos de integracin que preserven el ms amplio margen posible de su
autonoma y adopcin de polticas consensuadas, que venga a configurar un nuevo orden mundial multilateral ms equitativo, sin hegemonas dominantes.
La contribucin latinoamericana a ese objetivo tiene una relevancia de que no se tiene todava una debida apreciacin. Esa relevancia tiene dos aspectos interrelacionados. Por un lado, deviene del hecho
de que una posicin de autonoma internacional por una Amrica Latina respaldada por apropiados mecanismos de integracin, ejercer
poderosa influencia en el sentido de fomentar las tendencias a una poltica externa independiente por parte de la Europa europesta. Con
Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la Amrica de miserias a nombre de
la Libertad.
Simn Bolvar, en carta al coronel Patrick Campbell,
Encargado de Negocios de Gran Bretaa en Bogot,
desde Guayaquil, 5 de Agosto de 1829.
Yo simpatizo, por lo tanto, con aquellos quienes minimizaran, antes que con quienes maximizaran, el enredo econmico entre naciones. Ideas, conocimiento,
ciencia, hospitalidad, viajes - esas son las cosas que por
su naturaleza deberan ser internacionales. Pero dejen
que los bienes sean producidos localmente siempre y
cuando sea razonable y convenientemente posible, y,
sobre todo, dejemos que las finanzas sean primordialmente nacionales.
John Maynard Keynes, 1933
Una vez ms, Estados Unidos (EEUU) busca la unin econmica de todo el continente americano, aspiracin formulada ya en la Primera Conferencia Internacional Americana a fines del siglo XIX en
Washington y que fuera narrada por Jos Mart en una crnica publicada en la Revista Ilustrada en Nueva York, en mayo de 1891.
En esta nueva intentona de Washington, plasmada en la propuesta del Area de Libre Comercio de las Amricas (ALCA), que se nutre de la denominada Iniciativa de las Amricas planteada en 1990 por
George Bush I y que incluso se intenta plasmar por la va de tratados
bilaterales, Los EEUU tienen varios objetivos. La ampliacin de los
mercados para sus productos y sus inversiones es una de las prioridades, no la nica. Adems, con esta propuesta EEUU quiere asegurar su
posicin hegemnica en el hemisferio en vista del fortalecimiento y ex-
1) la colonialidad del poder, esto es, la idea de raza como fundamento del patrn universal de clasificacin social bsica y de dominacin social;
2) el capitalismo, como patrn universal de explotacin social;
3) el Estado como forma central universal de control de la autoridad colectiva y el moderno Estado-nacin como su variante hegemnica; y
4) el eurocentrismo como forma central de subjetividad/intersubjetividad, en particular en el modo de producir conocimiento.
Teniendo presente la matriz expuesta por Quijano como marco
referencial integral, hay que entender el proceso de internacionalizacin de las economas latinoamericanas apurado en las ltimas dcadas
es sobre todo el resultado de la influencia ejercida por la actual fase de
globalizacin del sistema capitalista, y en este contexto tambin deben
ser analizadas las mismas polticas aperturistas y liberalizadoras aplicadas en los ltimos aos, con las que se pretende acelerar el proceso de
insercin de la regin en los circuitos productivos, financieros y comerciales globales.
Como es obvio, las modalidades de insercin y los alcances de la
misma dependen de las diversas realidades nacionales, en una regin
caracterizada por la heterogeneidad. Por eso, los valores promedio de
los indicadores utilizados ocultan ms de lo que revelan. En otras palabras, hablar de Amrica Latina como un todo es un ejercicio incompleto y hasta falseador de una realidad regional, que resulta esquiva aun en
el mbito nacional: Brasil, en tanto sntesis de diferencias y desigualdades, como ejemplo de esta afirmacin, nos conduce a identificar condiciones tan diversas que limitan una lectura global de la regin en su
conjunto.
De todas maneras, es innegable que la apertura comercial y la
adopcin de una nueva modalidad de acumulacin, basada mayormente en las exportaciones y en la creciente dependencia de capitales
extranjeros, han provocado un incremento acelerado de los vnculos
econmicos de la regin con el mundo. Esta relacin, por otro lado, ha
aumentado la exposicin de las economas latinoamericanas y caribeas a los vaivenes del mercado mundial, sea a travs de los precios y de
proteccin de las inversiones extranjeras, las propuestas del ALCA pueden ser apreciadas a plenitud en el Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN, o NAFTA en su sigla en ingls: North American Free Trade Agreement), tema que se abordar ms adelante.
En este espritu se inscribe el ALCA (e incluso la negociacin bilateral de los Tratados de Libre Comercio) que, en suma, es una suerte
de apuesta de ltima instancia para poner en vigencia la totalidad del
WC.
Hay que reconocer, por otro lado, que el libre comercio encontr el terreno propicio para su formulacin en unas economas desgastadas en sus bases nacionales como resultado del ajuste estructural ya
mencionado, al que se lleg como consecuencia de las sucesivas negociaciones de la deuda externa y sus consiguientes condicionamientos. Y
es en este contexto que se debe comprender el alcance de las reformas
inspiradas en el Consenso de Washington (WC). En el campo comercial, ello ha significado una desgravacin arancelaria de carcter unilateral, aplicada con diferente intensidad en cada uno de los pases de la
regin. Los pases latinoamericanos abrieron sus fronteras a las importaciones, en el marco de los condicionamientos fondomonetaristas.
Amrica Latina se coloc a la vanguardia de la liberalizacin comercial,
mientras los pases desarrollados, con EEUU a la cabeza, recurran a todo tipo de barreras para controlar las importaciones provenientes de
los pases subdesarrollados. Como se ha visto una y otra vez, las sucesivas reformas introducidas en la Ley de Comercio de EEUU han reforzado el neoproteccionismo norteamericano, consolidando la posicin
de sus productos en el exterior tambin mediante negociaciones comerciales bilaterales, regionales y multilaterales.
Los EEUU, en especial, han aplicado en las ltimas dcadas una
poltica comercial que combina el proteccionismo en los sectores en los
que ha perdido competitividad, con la promocin del libre comercio
para sus productos, en particular en los sectores en que son competitivos, en el resto del mundo. Washington ha recurrido tambin al uso de
las restricciones voluntarias a las exportaciones; a la acusacin de
dumping, definido por su gobierno de manera arbitraria; a la imposicin de cuotas; y a una variedad de instrumentos legales proteccionis-
tas, como lo es el Tratado de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicacin de la Droga (ATPDEA, por su siglas en ingls), para premiar
la sumisin de los gobiernos andinos a la poltica norteamericana de
combate al narcotrfico o para castigar a los pases que tomen medidas
que puedan afectar las inversiones norteamericanas. El uso y abuso de
estas leyes implica beneficios para unos y perjuicios para otros, en funcin de los intereses estadounidenses.
Este neoproteccionismo, sustentado sobre todo en medidas no
arancelarias, en muchos casos rebasa el efecto de los anteriores aranceles. Y tampoco faltan salvaguardias arancelarias como las aplicadas en
el ao 2002 al acero por parte del rgimen de George Bush II. Cuanta
razn tiene Paul Bairoch (1993) al afirmar que los EEUU son el pas
madre y el bastin del proteccionismo moderno.
De lo anterior se desprende que el repetido abuso del poder de
Washington margina la vigencia del tan promocionado (y, por cierto,
inexistente) libre mercado. Por otro lado, la libertad resulta apenas
la muletilla del ms fuerte, tanto como la igualdad de derechos, ambas elementos de un discurso y no de una prctica. E incluso en el caso de que se avanzase en una senda de libertad e igualdad, sta, al ser
intentada a partir de desequilibrios enormes, slo beneficiar al ms
poderoso; en este caso, a EEUU.
Para entender mejor los alcances de este proceso, basta recordar
brevemente las distintas opciones que dispone Washington para cristalizar su cometido.
Al ALCA, hasta por la ALCAntarilla
Luego del duro traspis de la Organizacin Mundial de Comercio (OMC) en Cancn y en vista de las dificultades existentes para cristalizar el ALCA, en particular desde la reunin de ministros en Miami
a fines del ao 2003, el ALCA va quedando sin futuro en su versin primigenia. Sin embargo, queda claro que la propuesta estadounidense de
libre comercio se mantiene. Hay un replanteo de los ritmos y quizs
una consolidacin de otras vas por dems conocidas, pero el rumbo
no cambia y menos an sus objetivos.
Con la convergencia de Brasil y tambin de EEUU hacia una posicin ms flexible, que permitira excluir algunos temas sensibles para
ellos a otros mbitos de negociacin, parece archivado el esquema primigenio para cristalizar el ALCA plus, esto es en su versin multilateral
con la que se pretenda englobar al unsono a los 34 pases del hemisferio involucrados (excluyendo a Cuba). Los EEUU no pudieron introducir su agenda completa como consenso general, es cierto, pero
tampoco Amrica Latina logr estructurar una propuesta propia que
frene la voracidad globalfenicia de Washington. La defeccin del gobierno de Lula, que aproxim en solitario sus posiciones a las de la gran potencia del norte, debilit las posibilidades del Sur y por cierto las de su
propio pas, pues al desaparecer -al menos temporalmente- la opcin
de construir un bloque que contrapese el poder de los EEUU, los riesgos para la Amrica latina y caribea sern cada vez mayores.
El ALCA, hay que tenerlo presente, no equivale a una integracin
econmica, social, poltica y cultural, como la Unin Europea. El ALCA, en su versin integral, pretendi ser el mayor esfuerzo multilateral
jams antes ejecutado, con el que se quera imponer en un solo impulso, con plazos perentorios y sin discusiones democrticas, una Constitucin econmica, que define y fija un orden neoliberal en el hemisferio, que socava la soberana de los pases miembros, reduce el papel socioeconmico de sus Estados y otorga ms privilegios a las transnacionales. Con justeza reconoce este potencial Robert Zoellick, Secretario
de Comercio de EEUU, cuando afirma que los tratados comerciales
pueden ser ms tiles que el FMI para conseguir que los pases en desarrollo hagan reformas (aquellas que componen la esencia del WC).
Debido a las dificultades mencionadas, lo que aflora hoy en el
mbito multilateral es el ALCA ligera o light, que, como se anot ya, no
cambia para nada el objetivo de Washington, aunque puede afectar de
alguna manera el tiempo de cristalizacin previsto inicialmente. De
cualquier manera, el comercio redefinido en funcin de los intereses de
Washington y sus capitales transnacionales se impone. Es muy importante tener presente que el asunto no se circunscribe exclusivamente al
campo del comercio, pues conjuntamente con la apertura comercial se
incorpora el tema de los servicios pblicos, las compras gubernamentales, la propiedad intelectual y en especial las inversiones extranjeras,
a las que se otorgan derechos supranacionales y trato nacional. En definitiva, el WC se mantiene como la gran meta y la gran regla.
Para ponerlo en trminos ms sencillos, es verdad que la versin
ligera del ALCA constituye una puerta menos ancha y ceremoniosa que
la planteada por el ALCA inicial para acceder al edificio del libre comercio propuesto por los EEUU. An en el caso de que esta segunda
posibilidad no prospere o si es necesario apuntalarla, hay otras formas,
incluso ms conocidas, que podran combinarse para entrar. Por alguna puerta trasera, a travs de un TLC bilateral con Washington, en los
que se aplican diferentes dosis de zanahoria y garrote para que ande el
burro librecambista en cada pas, dependiendo de su grado de sumisin. Tambin se puede entrar por la ventana, firmando convenios con
terceros pases, que a su vez estn ya inmersos en la lgica del ALCA/TLC, sea que tengan un acuerdo bilateral con los EEUU o que formen parte del TLCAN, compuesto por Canad, EEUU y Mxico, para
mencionarlos de norte a sur. Incluso se puede ingresar por el patio del
vecino, utilizando la OMC para algunos temas ms conflictivos. Y hay
tambin ingreso por la alcantarilla de las Cartas de Intencin con el
FMI, a travs de las cuales, como bien sabemos, se desemboca por igual
en el WC, que es a donde nos conduce el ALCA/TLC. Para conocer esta realidad es preciso denunciar los riesgos que implican las invitaciones de quienes alientan el libre comercio.
Desde esta perspectiva, el ALCA/TLC constituye slo un escenario ms de imposicin de los intereses imperiales. La va ms fcil, hasta ahora, ha sido la imposicin de condiciones a travs del FMI, dada la
sumisa mediocridad o la abierta complicidad de casi todos los gobiernos latinoamericanos. En consecuencia, los EEUU continuarn persiguiendo sus metas, con ALCA/TLC o sin l. Y, en un momento dado,
como lo solicitaron hace no mucho tiempo parlamentarios de dicho
pas, Washington podra incluso archivar esta iniciativa, sin poner en
riesgo el logro de sus verdaderas intenciones. Por eso, conocer el trasfondo del libre comercio es indispensable para enfrentarlo.
El ALCA/TLC, para que no quepa la ms mnima duda, sintetiza
la pretensin de Washington para ampliar a todo el hemisferio la vigencia del TLCAN, cuyo peso es determinante en esta integracin mercantilista, pero no oculta, tal como se seal anteriormente, los objetivos
polticos imperiales. Como reconoce Susanne Gratius, en un interesante anlisis realizado desde una perspectiva europea, el ALCA es preminentemente una iniciativa de EEUU para mantener su competitividad
econmica e influencia poltica en el mundo. Lo que dicho en palabras
de Colin Powel, Secretario de Estado, significa que nuestro objetivo
con el ALCA es garantizar para las empresas norteamericanas, el control del territorio que va desde el polo rtico hasta la Antrtida y el libre acceso sin ningn obstculo o dificultad, a nuestros productos, servicios, tecnologa y capital en todo el Hemisferio.
En este momento surge con fuerza la recomendacin de Jos
Mart, formulada en mayo de 1891, luego de la realizacin de la Conferencia Monetaria de las Repblicas de Amrica, un primer gran intento de integracin multilateral propuesto por Washington:
Cuando un pueblo es invitado a unin por otro, podr hacerlo con
prisa el estadista ignorante y deslumbrado, podr celebrarlo sin juicio
la juventud prendada de las bellas ideas, podr recibirlo como una
merced el poltico venal o demente, y glorificarlo con palabras serviles;
pero el que siente en su corazn la angustia de la patria, el que vigila y
prev, ha de inquirir y ha de decir qu elementos componen el carcter del pueblo que convida y el del convidado, y si estn predispuestos
a la obra comn por antecedentes y hbitos comunes, y si es probable
o no que los elementos temibles del pueblo invitante se desarrollen en
la unin que pretende, con peligro del invitado; ha de inquirir cules
son las fuerzas polticas del pas que le convida, y los intereses de sus
partidos, y los intereses de sus hombres, en el momento de la invitacin. Y el que resuelva sin investigar, o desee la unin sin conocer, o la
recomiende por mera frase y deslumbramiento, o la defienda por la
poquedad del alma aldeana, har mal a Amrica.
Y bien sabemos que con las reformas planteadas para instrumentalizar el libre comercio se asegura:
-
La potestad para que slo las empresas con capital norteamericano puedan demandar a los gobiernos fuera de las legislaciones
nacionales: el arbitraje.
La limitacin para que los estados de la regin puedan desarrollar polticas industriales proactivas, al prohibrseles que impongan cuotas mnimas de exportacin, grados o porcentajes mnimos de contenido nacional, preferencias por bienes producidos
o servicios prestados en su territorio, relacionar el valor o el volumen de las importaciones con el volumen o valor de exportaciones, reglas de transferencia de tecnologas o conocimientos.
La prohibicin de los controles sobre el movimiento de capitales: se reduce an ms la capacidad de accin de los estados frente las empresas transnacionales.
La eliminacin de restricciones que impidan a las empresas privadas monopolizar patentes, incluso de aquellas que afecten los
conocimientos comunitarios de los pueblos indgenas.
En sntesis, los derechos de las personas jurdicas y sus propietarios tienen ms jerarqua que los derechos de los seres humanos y de los
estados-nacin de la Amrica latina y caribea. El ALCA o los TLC, en
definitiva, se inscriben en la lgica exacerbada del sistema capitalista,
que encuentra en Washington, en trminos amplios, uno de sus principales centros de expansin transnacional.
Y lo que interesa es el alcance de las reformas inspiradas en el
WC, que resultan en extremo preocupantes. El ALCA/TLC tendr categora supraconstitucional: los compromisos que se asuman sern (casi)
imposibles de revertir. El destino de los pases de la regin quedar
marcado por mucho tiempo. El ALCA/TLC, ya lo dijimos, no es slo un
acuerdo comercial, tampoco se reduce a los temas mencionados anteriormente. Este abarca temas que afectarn la soberana y la defensa
nacional, la autonoma en el diseo y aplicacin de polticas estatales,
la potestad legislativa del Congreso, la jurisdiccin de nuestras leyes y
tribunales, nuestros derechos y deberes ciudadanos, como atinadamente afirm el legislador peruano Javier Diez Canseco (2004); en suma, afectarn el destino de los pases de la regin por dcadas.
En este contexto, el libre comercio en el campo socioeconmico, con sus correspondientes implicaciones polticas, consolidar una
modalidad de acumulacin primario exportadora, sustentada en diversas formas de competitividad esprea, particularmente en la sobreexplotacin de los recursos naturales y de la mano de obra, antes que en
el espritu emprendedor y creativo del empresariado. Esto a su vez
ahondar la dependencia de una demanda externa voltil, con los consiguientes impactos en las cuentas externas e incluso mantendr o an
aumentar el endeudamiento externo. Y este tipo de integracin internacional conduce a la desintegracin nacional, tal como se mencion
antes. En sntesis, se diluirn an ms las posibilidades para un desarrollo nacional sustentable y equitativo.
Aqu tambin es urgente anticipar los problemas que se ciernen
en la regin por la competencia desatada entre los pases que ingenua
y hasta torpemente pretenden suscribir a como de lugar un acuerdo
con los EEUU. El libre comercio provoca conflictos de diversa ndole
entre los pases del Sur, en tanto cada pas, envuelto en un conflicto fra-
tricida, intenta disputar a costa de sus vecinos y a dentelladas un mercado que no es infinito. Este enfrentamiento, que tambin se registra en
el mbito financiero para atraer inversin extranjera sacrificando cada
vez ms las opciones para impulsar el desarrollo, se agudiza en la actualidad por efecto de la competencia desatada en medio de las diversas
negociaciones bilaterales en marcha.
Por eso, como punto de partida, cualquier negociacin con una
potencia global como los EEUU debera partir por comprender todos
los riesgos existentes. En este punto urgen anlisis serios sobre las amenazas que implica el libre comercio. Para eso ya hay suficiente material para el estudio al cabo de 10 aos de TLC en Mxico y por cierto
tambin en la reciente negociacin del TLC con Chile o con los mismos
pases centroamricanos. Slo conociendo estas realidades y las potencialidades nacionales se podr formular una alternativa para oponerse
a que se cristalice -sin discusin alguna y en forma autoritaria- la peligrosa necedad del TLC.
Mxico, el decepcionante espejo del TLC
Dirijamos nuestra mirada a Mxico. All no se trata de potencialidades o amenazas que pueden derivarse de un acuerdo que recin empieza a funcionar. No. En Mxico ya han pasado ms de 10 aos desde
la firma del TLCAN, punto intermedio culminante en un proceso de
prcticas neoliberales con 20 aos de vida. El librecambismo en el pas
azteca a ms de ofrecernos suficiente material para el anlisis, nos recuerda que con el TLC no se da el pitazo inicial para un cambio de
modelo de desarrollo y estilo de vida, pues, en realidad, el TLC busca
peremnizar un partido iniciado hace rato en Amrica Latina, cuya
apuesta es la imposicin de una constitucin econmica neoliberal, de
alcance hemisfrico. Y este intento, que al parecer avanza en forma fluida por el sendero de los TLC bilaterales y no tanto por la avenida multilateral del ALCA, deber ser enfrentado estudiando experiencias como la mexicana.
Con un lenguaje tecnocrtico insuperable, Sandra Polaski
(2004), ex funcionaria del Departamento de Estado, en una publicacin de la Carnegie Endowment for International Peace, afirma que el
TLCAN ha producido una ganancia neta decepcionantemente baja en
complejos retos internos. En este empeo cabe aprovechar todas las capacidades disponibles, as como desarrollar ventajas comparativas dinmicas; en especial si se tiene presente la serie de limitaciones y dificultades que se derivan de la globalizacin capitalista que excluye sistemticamente a la mayora de la poblacin mundial y que presenta un
creciente antagonismo de los intereses del Norte y del Sur; antagonismo que se reproduce an dentro de los pases subdesarrollados. Todo
en un ambiente donde afloran, de una manera abierta o solapada, las
intromisiones imperiales y transnacionales.
Se requiere una visin integradora que reconozca los probables
escenarios nacionales e internacionales de conflicto y demandas reales
de seguridad, tanto como posibles espacios para potenciar el desarrollo. Urge una concepcin de desarrollo que considere el momento histrico, la realidad poltica, econmica y cultural de cada pas, de la subregin y del mundo. Es cada vez ms apremiante una reformulacin
del proceso de integracin subregional y an regional en marcha, para
ampliar el campo de accin de sus aparatos productivos a partir de profundas reformas internas que potencien sus mercados domsticos y
que permitan un accionar ms inteligente en el concierto
internacional.
Uno de los mayores escollos de la integracin en Amrica Latina
y el Caribe ha sido su conceptualizacin como un ejercicio econmico,
mayormente de tipo mercantil. Esta no solo debe servir para relanzar
una estrategia exportadora de inspiracin transnacional o para conseguir un simple acercamiento a la economa norteamericana en medio
de un proceso de reordenamiento geopoltico complejo, cuyo resultado
no est claro. La integracin de cada una de las subregiones, como parte de un esfuerzo de integracin latinoamericanista, tiene que apuntar
a objetivos ms amplios y profundos en un esfuerzo concertado por
vencer al subdesarrollo y fortalecer la democracia. Ya es hora de pensar
en la posibilidad de una supresin pacfica de las monedas nacionales
y en un acercamiento real de nuestras polticas econmicas, tal como
sucede en Europa, como parte de una estrategia de cesin voluntaria de
parte de nuestras soberanas nacionales a cambio de la construccin de
una soberana monetaria regional ms amplia y eficiente. Hay que hacer posible el establecimiento y la vigencia de esquemas de acumula-
A. Acosta es economista ecuatoriano, integrante del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS-FES), docente
universitario, consultor de diversas instituciones, as como asesor de
varias organizaciones ciudadanas, indgenas y sindicales.
Introduccin
La idea de que el libre comercio beneficia siempre y a todos, es
simplemente una falacia o ingenuidad extrema ms cercana a la religin que a la ciencia, y no resiste un profundo anlisis terico, emprico o histrico1. Mientras que sin duda una adecuada especializacin y
comercio entre pases con similares niveles de desarrollo puede ser de
gran beneficio mutuo, una liberalizacin comercial a ultranza entre
economas con grandes diferenciales de productividad y competitividad, significa graves riesgos para los pases de menor desarrollo relativo dada la probable destruccin de su base productiva, y, con ello, la
destruccin de puestos de trabajo sin capacidad de crear nuevos empleos, todo lo cual constituye una verdadera bomba social.
De esta forma, el resultado ms probable de un aperturismo irracional es la especializacin de las economas menos desarrolladas en
bienes basados en recursos naturales -los nicos en los que se tiene
ventajas comparativas-, y, en consecuencia, la reprimarizacin de dichas economas y su retorno a los modelos agroexportadores tan denostados hace ms de cincuenta aos por sus secuelas de bajo desarrollo de fuerzas productivas, mayor concentracin del ingreso, mayor dependencia externa, y mayor exposicin al intercambio desigual. Para el
caso de Amrica Latina, ya existe evidencia de que el aperturismo ha
producido la desindustrializacin de la regin y mayor dificultad para
generar empleo manufacturero (Cepal 2002:79). De igual manera, la
En el presente artculo se ilustra sobre algunas debilidades tericas de la Teora de las Ventajas Comparativas, fundamento del libre comercio; se presenta evidencia emprica de los efectos del proceso aperturista de los ltimos veinte aos, con nfasis en Amrica Latina; se comenta el libre comercio en una perspectiva histrica; y finalmente se
ofrecen algunas hiptesis sobre el entusiasmo por el libre comercio.
Las dbiles bases tericas del libre comercio
Tericamente, los beneficios del libre comercio se fundamentan
principalmente en la conocida teora de las ventajas comparativas. Esta poderosa idea desarrollada por David Ricardo tiene en su simplicidad su mayor fortaleza pero tambin su mayor debilidad. Sus debilidades tericas son bien conocidas, entre las principales estn su enfoque
esttico, la inexistencia de imperfecciones del mercado, y la ausencia de
cuestiones de poder.
En cuanto a la naturaleza esttica de la teora, si en nombre de las
ventajas comparativas un pas se especializa en produccin de bienes
agrcolas primarios basados en sus recursos naturales y renuncia a producir bienes manufacturados, muy probablemente jams tendr ventajas comparativas en estos ltimos. Sin embargo, quin garantiza
que, de haber persistido en su intento de ser competitivo produciendo
bienes manufacturados, lo hubiere logrado exitosamente, en lo que se
conoce como ventajas comparativas dinmicas? Tal es el caso de Corea,
que en los aos sesenta empez a construir barcos pese a no tener ventajas comparativas en esta industria, y hoy es uno de los ms grandes
y eficientes productores de barcos del mundo.
En cuanto a las imperfecciones del mercado, la competitividad
en la produccin de bienes, sobre todo industriales, depende crucialmente de factores estructurales, entre ellos el tamao del mercado nacional y el tamao del propio sector industrial. Tcnicamente, si los
costos promedios de la empresa disminuyen con el nivel de produccin
(existencia de economas a escala), la competitividad ser mayor mientras mayor es el tamao de mercado que atienda la firma. Sin embargo,
incluso si no existiesen economas a escala, el propio tamao del sector
industrial, por medio de complementariedades verticales y horizontales (es decir, externalidades positivas), reducen costos promedios gene-
el 83.8 % de los pases de Amrica Latina la desigualdad es creciente para el perodo 1975-1995 (Cepal 2002:84).
Finalmente, Branko Milanovic, investigador del Banco Mundial
en asuntos de pobreza, concluye que el aperturismo comercial incrementa desigualdad en pases pobres, pese a que el propio Banco Mundial por dcadas sostuvo lo contrario. El estudio se bas en encuestas
nacionales de ingresos de hogares en 88 pases en desarrollo, y demuestra que el aperturismo incrementa desigualdad en pases con un ingreso per cpita menor a 5000 dlares ajustados para paridad de compra es decir, prcticamente la totalidad de los pases latinoamericanos-. El
estudio concluye que slo los ricos se benefician del aperturismo en los
pases pobres, perjudicando de esta forma a los ms pobres entre los
pobres (Milanovic 2002).
De esta forma, como manifiesta Taylor, las investigaciones del
Banco Mundial en los ltimos aos han sido tan solo una multimillonaria operacin de marketing ideolgico (Taylor, 1997), criterio en el
que, con bastante confianza, podemos incluir tambin a todas las dems instituciones del Consenso de Washington. En realidad, los supuestos impactos positivos del aperturismo comercial sobre crecimiento, pobreza y distribucin, son nuevamente una cuestin de fe.
El libre comercio en la historia
Chang, en su extraordinario libro Kicking Away the Ladder, demuestra cmo prcticamente todos los pases desarrollados hicieron
exactamente lo contrario de lo que hoy predican para alcanzar su desarrollo7. Con respecto al libre comercio, establece que, muy por el contrario de lo que ahora se predica, la promocin de la industria infantil ha sido la clave del desarrollo de la mayora de naciones, y las excepciones han sido solamente pequeos pases en o muy cerca de la frontera tecnolgica mundial, tales como los Pases Bajos y Suiza (Chang
2002:10).
El proteccionismo industrial empieza con la propia Inglaterra,
donde Robert Walpole, Primer Ministro de Gran Bretaa, al presentar
la legislacin para promover la manufactura nacional, ya en 1721 sealaba que es evidente que nada contribuye tanto a promover el bienes-
Notas
1
7
5
Aunque el Alca es mucho ms que la simple liberalizacin comercial, nos referiremos bsicamente a los sofismas sosteniendo las bondades de esta ltima. En
realidad, el ALCA es la completa liberalizacin de flujos de bienes y servicios,
inversiones y capital financiero, es decir, de todos los bienes y recursos de produccin, a excepcin del recurso humano. En otras palabras, es una inconsistente expresin del fundamentalismo de mercado
El presente trabajo se refiere sobretodo a aspectos cuantitativos. Sin embargo,
en cuanto a los cambios cualitativos del empleo en la regin, Cepal seala que
las consecuencias de los cambios en el empleo, comunes a la gran mayora de
los pases de la regin, han sido la alta y creciente inseguridad e inestabilidad laboral, producto del elevado desempleo y la movilidad entre ocupaciones; la
progresiva desigualdad, como resultado de la evolucin de las retribuciones entre sectores, estratos de productividad y niveles de calificacin; y la exclusin,
atribuible a la insuficiencia de empleos de calidad, la baja cobertura de los sistemas de proteccin social y la creciente precarizacin laboral. (Cepal
2002:322)
Hay muy pocas cosas irreversibles en economa. De hecho, la plataforma poltica de Pat Buchanan, dos veces candidato presidencial de EUA con el lema
America first, es sencillamente cerrar EUA a toda integracin internacional,
bajo el histricamente correcto principio -como lo demostraremos ms adelante- de que no hay nada ms anti-americano que el libre comercio. La base poltica de Buchanan est compuesta por muchos trabajadores blue collar, es decir, no calificados, las principales vctimas en EUA -as como en el resto del
mundo- del aperturismo y globalizacin. En el humilde criterio de este autor,
la globalizacin neoliberal durar lo que duren los beneficios para EUA.
Como manifiesta Alberto Acosta: Mientras el ALCA gira alrededor de la teologa del libre mercado, la iniciativa europea, que tambin apoya la integracin
comercial, se ajusta a una dimensin poltica-institucional y social... basta recordar los fondos de cohesin y los fondos regionales para apoyar financiera y
tcnicamente a los pases de menor desarrollo relativo para que alcancen el nivel de las naciones ms ricas (como sucedi con Espaa), algo que no asoma
por lado alguno en el ALCA. (Acosta 2002).
Esta seccin se basa extensivamente en Chang (2002).
Tcnicamente, la existencia de economas a escala a nivel de firma y de externalidades positivas a nivel de industria implican que la funcin agregada de produccin tiene rendimientos a escala creciente, y, como corolario, que el propio
crecimiento del sector industrial ayuda a reducir costos promedios. Estas ideas
han sido formalizadas en los modelos de crecimiento de Rosenstein-Rodan y
Nurkse, cuyas principales implicaciones de poltica econmica es la necesidad
de polticas industriales. Sin embargo, estas ideas no son en absoluto nuevas, y
datan en forma explcita por lo menos desde el siglo XIX bajo el concepto de
industria infantil, principio que prcticamente todos los pases hoy llamados
6
7
8
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En el presente artculo se ofrece una revisin del borrador del capitulo de inversiones propuesto en el Area de Libre Comercio de las
Amricas (ALCA), identificando sus principales contenidos, ubicando
dichos contenidos en el contexto de un proceso previo y paralelo de desaparicin de trabas hacia el gran capital y argumentando que, como
parte de ese proceso, en el ALCA se aseguran las ms completas facilidades y garantas al capital extranjero, y en particular a las mayores empresas del hemisferio que en su inmensa mayora son estadounidenses.
Con esas condiciones dichas empresas estn en vas de lograr el mejor
de los escenarios posibles para su total penetracin en las economas de
Amrica Latina y El Caribe, imponiendo a nivel hemisfrico sus condiciones con mayor rapidez y de manera ms completa de lo que han podido hacerlo a nivel global.
La desregulacin global del capital: en busca del tiempo perdido?
En este primer apartado, nos interesa centrar la atencin en algunas de las caractersticas que ha venido asumiendo la circulacin internacional de capitales durante las dcadas recientes, y a las cuales en
buena medida responde el borrador del captulo de inversiones del
ALCA.
Un primer rasgo de dicha circulacin, se refiere al rpido incremento de sus volmenes. Los flujos, tanto de capitales de cartera como
de aquellos destinados a la realizacin de inversiones directas, han tenido un alto dinamismo, el cual ha sido mayor no slo al de distintas
variables de actividad econmica interna, sino tambin al del comercio
internacional. La produccin internacional, medida por la fuente a
travs de las ventas y el producto bruto de las filiales de empresas transnacionales, segn UNCTAD (2001) muestra el mayor crecimiento de
esas dos variables en comparacin tanto con el PIB mundial como con
el comercio internacional.
Esa produccin internacional, que en la actualidad corresponde a un total de ms de 60.000 empresas transnacionales, las cuales poseen poco ms de 800 mil filiales en el extranjero (UNCTAD; 2001),
durante las dos ltimas dcadas ha ido ganando notoriamente en importancia, incrementndose en varias veces respecto de los volmenes
que tena a comienzos de los aos ochenta. As, segn se observa en el
Cuadro 1, entre 1982 y 2000 el flujo anual mundial de salidas de Inversin Extranjera Directa (IED) ha crecido de 37 mil millones de dlares
a casi 1.2 billones, multiplicndose por ms de 30 veces, en tanto que el
monto acumulado de dichas salidas se ha multiplicado por ms de 10
veces, los activos de filiales en el extranjero por 11 veces, la ventas de
esas filiales por 6 veces, sus exportaciones por 5 veces, el empleo que
ellas generan por dos veces y media, etc.
Esa verdadera explosin de la actividad de las transnacionales,
que a nuestro juicio es un elemento central de los rumbos seguidos hasta ahora por el proceso de globalizacin, ha estado apoyada en una notoria disminucin de trabas hacia la actividad de dichas empresas, as
como hacia las restantes modalidades de circulacin internacional del
capital. Por una parte, durante las ltimas dcadas se han desarrollado
verdaderas revoluciones en campos tales como la microelectrnica, los
nuevos materiales, la biotecnologa y, particularmente, las telecomunicaciones y la informtica, empujando todas ellas hacia un proceso de
innovacin y difusin, profundo aunque heterogneo, que ha implicado tanto una reorganizacin radical en las formas de produccin, organizacin y gestin de las empresas transnacionales, como una completa redefinicin en el funcionamiento de los mercados financieros internacionales y en los capitales que actan en dichos mercados.
En tal sentido, para los grandes capitales que se mueven a nivel
internacional la revolucin cientfico tcnica ha permitido una mucho
mayor flexibilidad en su accionar, derribando una buena parte de los
obstculos tcnicos a que antes estaban sujetos y facilitando con ello la
multiplicacin de su presencia en los distintos espacios nacionales, al
ampliar al extremo sus posibilidades para desplazarse, para elegir las
ms favorables localizaciones, para segmentar al mximo los procesos
Entradas de IED
Salidas de IED
Monto acumulado de las entradas
de IED
Monto acumulado de las salidas
de IED
Fusiones y adquisiciones
transfronterizasa
Ventas de las filiales en el extranjero
Producto bruto de las filiales
en el extranjero
Activos totales de las filiales
en el extranjero
Exportaciones de la filiales
en el extranjero
Puestos de trabajo de las filiales
en el extranjero (en miles)
PIB al costo de los factores
Formacin bruta de capital fijo
Ingresos por concepto de
regalas y cnones
Exportaciones de bienes y servicios
no imputables a factores
1982
1990
2000
1986/1990
1991/1995
1996/1999
2000
57
37
202
235
1.271
1.150
23,0
26,2
20,8
16,3
40,8
37,0
18,2
14,3
719
1.889
6.314
16,2
9,3
16,9
21,5
568
1.717
5.976
20,5
10,8
16,4
19,4
..
2.465
151
5.467
1.144
15.680
26,4b
15,6
23,3
10,5
50,0
10,4
49,3
8,0
565
1.420
3.167
16,4
7,2
11,0
16,5
1.888
5.744
21.102
18,2
13,9
15,9
19,8
637
1.166
3.572
13,2
14,0
11,0
17,9
17.454
10.612
2.236
23.721
21.475
4.501
45.587
31.895
6.466 c
5,7
11,7
12,2
5,3
6,3
6,6
7,8
0,7
0,6
12,7
6,1
..
27
66 c
22,1
14,1
4,0
..
2.124
4.381
7.036 c
15,4
8,6
1,9
..
a Slo se dispone de datos de 1987 en adelante; b 1987-1990 solamente; c Datos para 1999.
En la fuente aparece la siguiente nota: En el presente cuadro no se incluye el valor de las ventas mundiales de las filiales extranjeras que estn vinculadas con sus empresas matrices mediante relaciones que no comportan una participacin accionarial, ni las ventas de las propias empresas matrices. Las ventas mundiales, el producto bruto, los activos totales, las exportaciones y los puestos de trabajo de las filiales en el extranjero se han calculado extrapolando los datos mundiales de las filiales
en el extranjero de las ETN de Alemania, los Estados Unidos, Francia y el Japn (para las ventas y los puestos de trabajo), de
los Estados Unidos y el Japn (para las exportaciones), de los Estados Unidos (para el producto bruto) y de Alemania y los
Estados Unidos (para los activos) sobre la base de las partes porcentuales de esos pases en el monto acumulado mundial de
las salidas de IED.
de trabajo, para fragmentar territorialmente todas sus actividades, para aplicar tcnicas de organizacin y control a distancia y, desde luego,
para desplegar estrategias globales de financiamiento, de administracin de activos y pasivos y de gestin de riesgos.
Por otra parte, la disminucin de trabas hacia la circulacin internacional del capital ha estado tambin sustentada en un profundo
parte, durante el periodo reciente en una cantidad importante de pases se han creado leyes especficas de regulacin o, ms bien, de desregulacin de las inversiones extranjeras. Al respecto, en el Grfico 1 se
presenta informacin agrupada por quinquenios sobre el nmero de
pases que han puesto en marcha esas leyes, y all se observa el rpido
crecimiento en dicho nmero ocurrido desde la segunda mitad de los
aos ochenta.
En tercer lugar, las facilidades a los capitales transnacionales se
han ido concretando a travs de la modificacin de las regulaciones ya
existentes sobre inversiones extranjeras. Lo ocurrido en ese mbito
puede ser visto en el Cuadro 2, en el cual se hace un recuento de los
cambios que se han dado en los ltimos diez aos, y de all se desprende que conforme avanzaron los aos noventa se fueron multiplicando
las modificaciones y los pases que las aplican, y que la gran mayora de
ellas (alrededor de un 95% del total) han consistido en una mayor liberalizacin de normas para los inversionistas extranjeros.
Grfico 1
Nmero de pases que han establecido leyes
que (des)regulan la IED. Fuente UNCTAD (1998, 56)
Cuadro 2
Cambios en la regulacin de la inversin extranjera.
1991
1992
1993
1994
1995
35
43
57
49
64
N de cambios
De los cuales:
82
79
102
110
112
- Liberalizacin (a)
80
79
101
108
1996
1997
1998
1999 2000
65
76
60
63
69
114
151
145
140
150
106
98
135
136
131
147
16
16
(a) Incluye medidas dirigidas al fortalecimiento de los mecanismos de mercado, as como incentivos. (b) Incluye medidas dirigidas al incremento de controles y a la reduccin de incentivos.
Grfico 2
Tratados bilaterales de inversin (1950-1999)
venciones y Medidas Compensatorias y el Acuerdo sobre Contratacin Pblica. A ellos, posteriormente se han sumado otros convenios
con referencias a la inversin extranjera, como son los Protocolos IV y
V del GATs, referidos a los servicios de comunicaciones y a los servicios
financieros, respectivamente. En todos esos acuerdos, se incluyeron
apartados referidos al tratamiento de aquellos capitales extranjeros cuyo desplazamiento se deriva del tema respectivo, contemplndose al
respecto ritmos y plazos para la liberalizacin del tratamiento de esos
capitales y, en general, para otorgar a stos un trato semejante al de los
capitales nacionales (el llamado trato nacional).
Sin embargo, dado que tanto el GATT como la OMC no fueron
concebidos como reguladores de los flujos de inversin, y por tanto dicha regulacin no est entre sus funciones, la inclusin en ellos de normas sobre esos flujos slo ha tenido un carcter parcial, apareciendo dichas normas slo como complemento de regulaciones dirigidas hacia
el comercio internacional, sin que exista dentro o fuera del GATT/OMC una regulacin abarcadora del conjunto de los movimientos
internacionales de capital.
Ttulo
mbito
Fuerza
Situacin
1948
Conf. Internac.
sobre Comercio
y Empleo
Vinculante
No
Ratificada
1958
Convencin sobre el
reconocimiento y la ejecucin
de las sentencias arbitrales
extranjeras
Naciones Unidas
Vinculante
Aprobada
1962
Naciones Unidas
No vinculante
Aprobada
1965
Banco Mundial
Vinculante
Aprobado
1974
Naciones Unidas
No vinculante
Aprobada
1974
Naciones Unidas
No vinculante
Aprobado
1976
Reglamento de arbitraje de la
Comisin de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil
Internacional
Naciones Unidas
(Modelo)
Aprobado
1977
Oficina Internacional
del Trabajo
No vinculante
Aprobada
1979
Naciones Unidas
Vinculante
No aprob.
1979
Naciones Unidas
(Modelo)
Aprobada
1980
Naciones Unidas
No vinculante
Aprobado
Ao (a)
Ttulo
mbito
Fuerza
Situacin
1981
Cdigo Internacional de
comercializacin de sucedneos
de la leche materna
Organizacin
Mundial de la Salud
No
vinculante
Aprobado
1983
Naciones Unidas
No vinculante
No aprobado
1985
Naciones Unidas
No vinculante
No aprobado
1985
Naciones Unidas
No vinculante
Aprobadas
1985
Banco Mundial
Vinculante
Aprobado
1990
Naciones Unidas
No vinculante
Aprobados
1992
Banco Mundial
No vinc.
Aprobadas
1993
Corte Permanente de
Arbitraje
Vinculante
Aprobado
1994
OMC
Vinculante
Aprobado
1994
OMC
Vinculante
Aprobado
1994
OMC
Vinculante
Aprobado
1997
OMC
Vinculante
Aprobado
1997
OMC
Vinculante
Aprobado
(a) Las fechas indicadas son las de la ratificacin original. No se indican las revisiones ulteriores de los instrumentos
asegurndose con ello el mximo de derechos y de ventajas a los inversionistas y el mximo tambin, pero de desventajas y obligaciones, a los
estados.
En suma, los grandes capitales, a travs de sus estados, estn empeados en asegurarse las mejores condiciones posibles para actuar a
nivel global, y hasta en tanto logran imponer esas condiciones en el
mbito multilateral, lo van haciendo en los dems mbitos de la economa internacional. Por tanto, y para el caso del gran capital estadounidense, mientras espera que se concreten condiciones paradisacas para l a nivel mundial, avanza tambin en la construccin de su paraso
hemisfrico.
Los contenidos del captulo de inversiones del ALCA
El actual borrador del captulo de inversiones del ALCA tiene un
total de 19 artculos. De la revisin de los artculos del captulo de inversiones se desprenden con claridad las direcciones que se pretende
asuma a nivel hemisfrico el tratamiento de la inversin directa. Se definen en ellos cuestiones como las siguientes:
Aplicacin en todos los espacios territoriales y niveles de gobierno (a pesar de las medidas incompatibles que pudieran existir en las
legislaciones de esos niveles u rdenes de gobierno), y a todas las inversiones existentes a la entrada en vigor del ALCA.
Ocho definiciones de inversin, todas muy amplias, con corchetes respecto de las inversiones de cartera con fines especulativos.
Trato justo y equitativo, con proteccin y seguridad plenas, as
como trato de nacin ms favorecida o trato nacional (el que resulte
mejor) a las inversiones provenientes del ALCA.
Compromiso de los estados de no exigir que el personal clave
sea de una nacionalidad especfica.
Libre transferencia de las inversiones y sus rentas, incluyendo el
libre acceso a las divisas necesarias para dichas transferencias, excepto
en situaciones en que se presente un serio desequilibrio e instrumen-
das de anticipacin); designacin de rbitros (90 das para ser designados); asignacin de expertos (optativa); y, dictacin y ejecucin del laudo (90 o 120 das para ejecutarlo). As tambin en ese artculo se establece la posibilidad de que, si se opta por arbitraje internacional, ste se
desarrolle de acuerdo con el Convenio del Centro Internacional de
Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), o de acuerdo
con el Reglamento de Arbitraje de la Comisin de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI).
En lo que se refiere a los Requisitos de desempeo, en el Cuadro 4 se presenta el artculo correspondiente, y de all se desprende que
en dicho artculo se prohbe expresamente que los gobiernos del hemisferio exijan algn tipo de desempeo a las empresas extranjeras
lase empresas estadounidenses, en relacin a su volumen de exportaciones, encadenamientos productivos internos, compra de insumos
nacionales, saldo positivo de balanza comercial, transferencia de tecnologa, localizacin geogrfica y generacin de empleo.
Esa lista, no por casualidad abarca precisamente los temas que
ms arriba mencionbamos, y en relacin a los cuales los pases atrasados histricamente han intentado regular el comportamiento de la inversin extranjera, buscando que la accin de dicha inversin arroje un
saldo positivo en las economas donde ellas se instalan. Por consiguiente, lo que se hace en el artculo del ALCA que estamos sealando, es
transformar aquella exigencia en una renuncia explcita por parte de
los gobiernos de la regin y, con ello, eliminar cualquier posible vnculo entre la actuacin regional de los transnacionales estadounidenses y
las necesidades del desarrollo econmico en nuestros pases.
A lo anterior, cabe agregar que el artculo 7 del captulo de inversiones del ALCA es prcticamente igual, no slo en su sentido general
sino incluso en su redaccin, al apartado de Requisitos de Desempeo del Acuerdo Multilateral de Inversiones.
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
(f)
(g)
Nada de lo dispuesto en este artculo se interpretar como impedimento para que una Parte imponga en relacin con una inversin de un inversionista de una Parte o de un inversionista de
un pas no Parte requisitos de localizacin geogrfica de unidades productivas, de generacin
de empleo o capacitacin de mano de obra, o de realizacin de actividades en materia de investigacin y desarrollo.
Incentivos de desempeo: Ninguna Parte podr condicionar la recepcin de un incentivo o ventaja o que se contine recibiendo la misma, en relacin con el establecimiento, adquisicin, expansin, administracin, conduccin, operacin, venta u otra disposicin en relacin con una
inversin en su territorio por parte de un inversionista de una Parte o de un pas no Parte al cumplimiento de cualquiera de los siguientes requisitos: (se repiten los puntos b, c, d y e del prrafo anterior.)
En suma, nos parece claro que el captulo de inversiones del ALCA configura las mejores condiciones posibles para la actuacin de los
grandes capitales en el espacio hemisfrico, reproduciendo a ese nivel
las exigencias que en su momento intentaron imponerse globalmente a
travs del AMI, y constituyndose en un paso ms hacia la total libertad para la circulacin internacional del capital.
Si bien a nivel global esa plena libertad de actuacin para el gran
capital puede tener varios beneficiarios directos, en la medida en que
son varios los pases en donde tienen su sede las grandes empresas
transnacionales y los mayores capitales que se mueven en el mbito financiero, a nivel hemisfrico la situacin es distinta. En el mbito del
ALCA, dadas las diferencias en tamao econmico, riqueza capitalista
acumulada, niveles de desarrollo, etc, existentes entre los pases participantes, las destinatarias del captulo de inversiones son casi exclusivamente las empresas y capitales de los EE.UU., ya que en comparacin
con ese pas todas las dems economas de la regin estn llamadas a
jugar casi nicamente el papel de receptoras de las inversiones estadounidenses.
En tal sentido, y a modo de recordatorio, es necesario tener presente las enormes disparidades existentes entre los EE.UU. y los restantes pases participantes del ALCA. En los volmenes globales de inversin, flujos y montos acumulados de IED, por s solo EE.UU. concentra entre un 70 y un 85% del total hemisfrico, lo que da cuenta de la
enorme distancia existente entre las capacidades inversoras de ese pas
en comparacin con sus supuestos socios del ALCA. Esas diferencias
son tambin muy grandes en lo que respecta a los volmenes de produccin global, de exportaciones y de importaciones.
Dadas esas enormes disparidades de tamao absoluto y de capacidades relativas, diferencias que por cierto no disminuirn de manera
sensible en un plazo que sea razonable imaginar, tanto el captulo de inversiones como la totalidad de los contenidos del ALCA con seguridad
crearn las condiciones para que ellas se reproduzcan de manera ampliada, al definir un trato de igual a igual entre economas y empresas
que son profundamente desiguales.
En ese escenario, que es el que hasta ahora se viene concretando
a travs de las negociaciones del ALCA, la puesta en marcha del Acuerdo promete convertirse en un eficaz instrumento para la total penetracin de los capitales estadounidenses en nuestros pases, en niveles sin
precedentes histricos, y con ello, el ALCA amenaza transformarse en
columna vertebral de la insercin internacional de los pases de la regin y en un freno de la mayor importancia para la soberana y el desarrollo autnomo de nuestras economas.
Nota
1
Bibliografa
Banco Mundial
2000 World Development Indicators, disco compacto.
OCDE
1998 Multilateral Agreement on Investment: Consolidated Text and
Commentary, Internet.
UNCTAD
1998 Informe sobre las inversiones en el mundo, Nueva York, Ginebra.
UNCTAD
1998a Acuerdos regionales y multilaterales existentes en materia de inversiones y su pertinencia para un posible marco multilateral sobre inversiones: problemas y cuestiones. Nota de la secretara de la UNCTAD, Nueva York, Ginebra.
UNCTAD
2000 Bilateral, investment treaties, Nueva York, Ginebra.
UNCTAD
2000a Informe sobre las inversiones en el mundo, Panorama General, Nueva
York, Ginebra.
UNCTAD
2001 Informe sobre las inversiones en el mundo, Panorama General. Nueva
York, Ginebra.
J. Estay R., economista chileno, residente en Mxico; profesor e investigador en la Facultad de Economa de la Universidad Autnoma de Puebla y coordinador de la Red de Estudios de la Economa
Mundial (www.redem.buap.mx).
30 por ciento, con lo cual la inmensa mayora de la produccin y actividad econmica de estos pases se dirige hacia su mercado interno. Paradjicamente han sido precisamente los pases ms atrasados los que
exportan la mayor parte de su PIB.
Del Japn casi no es necesario hablar porque su historial como
pas que se desarroll con un celoso proteccionismo es un hecho sumamente conocido y jams controvertido, ni siquiera por el ms absurdo
pensamiento neoliberal. Tampoco ha sido refutado el hecho de que en
los periodos claves de la industrializacin japonesa estaba prohibida la
inversin extranjera y que el gobierno japons, supremo artfice del desarrollo, diversificaba muy cuidadosamente las fuentes de endeudamiento, importacin de tecnologa e importacin de mano de obra calificada para no depender de una sola fuente. Tampoco los patrones de
consumo occidental se impusieron, de forma que en 1920, es decir 50
aos despus del despegue industrial, en el Japn slo el 3% del consumo estaba representado por bienes importados.2 Entre 1868 y 1914 el
Estado japons cre nuevas empresas, muchas de las cuales operaban
con prdidas, invirti directamente en varios sectores, import y adapt tecnologas a las condiciones locales y contribuy con el 40% de toda la inversin durante ese perodo.3
La experiencia de la Unin Sovitica tambin es ampliamente conocida. Se desarroll casi de manera aislada, con la mxima direccin
estatal, control de precios, planes quinquenales y se convirti en potencia mundial entre 1920 y 19504. Otro tanto ocurri en China entre
1950 y 1978, la cual en pocos aos pas del semifeudalismo a conformar una nacin medianamente industrializada que lleva 50 aos creciendo a ms del 5% anual y que, a pesar de su xito exportador, tiene
como la fuente ms dinmica de su crecimiento su propio mercado interno.
En lo que respecta al desarrollo agrario, la historia es ms evidente aun. No existe ninguna potencia exportadora de productos agrcolas
que haya abierto totalmente su mercado o que haya renunciado a otorgar millonarios subsidios al agro, como lo demuestra palpablemente el
enfrentamiento que han sostenido Estados Unidos y la Unin Europea
durante los ltimos diez aos en el seno de la Organizacin Mundial
del Comercio, OMC. Los pases que tienen una alta productividad agrcola llegaron a esta situacin por medio de un apoyo financiero del Estado y una proteccin de sus mercados, hasta el punto de considerar este tema asunto de seguridad nacional.
Los nuevos pases industrializados protegieron su economa y fortalecieron el mercado interno
Una serie de pases iniciaron el Siglo XX en condiciones coloniales, semicoloniales y de enorme atraso y dependencia econmica. Algunos de ellos tuvieron en la segunda mitad del siglo avances espectaculares que permitieron llamarlos Nuevos Pases Industrializados (NIC,
por sus siglas en ingls). Varios de estos pases han sido tomados como
modelo de desarrollo para Amrica Latina e incluso algunos en esta regin, han gozado, en ciertos periodos, de momentos de relativa expansin industrial y desarrollo econmico. Las lecciones de estas experiencias se han usado para ponderar las virtudes de la Inversin Extranjera
Directa (IED) y de las exportaciones como motor del crecimiento o del
desarrollo.
La mayor parte de la IED a nivel global se concentra en los pases industrialmente avanzados. Por ejemplo, en 1991 de US $150 mil
millones en IED ms de dos terceras partes se invirtieron en los pases
avanzados y en 2002 de US $534 mil millones que represent la IED a
nivel mundial, US $349 mil millones fueron a los pases desarrollados.5
La IED en pases de la periferia ha sido minoritaria durante los ltimos
100 aos. Cuando ha ocurrido en volmenes apreciables se ha debido
a factores muy especficos, por ejemplo: la necesidad de una transnacional de penetrar un mercado protegido por polticas estatales, como
fue el caso de la produccin de automviles en Brasil a partir de los cincuenta. O porque en los pases avanzados se presentan obstculos para
incrementar las ganancias por medio de innovaciones tecnolgicas en
algn sector. O cuando hay oleadas de privatizaciones en el Tercer
Mundo, como fue el caso de Amrica Latina en los noventa. O cuando
las crisis de los pases del centro les obligan a buscar tasas de ganancia
extraordinarias en el Tercer Mundo para compensar las prdidas en sus
mercados domsticos.6
En esta situacin encontramos IED desplazndose a varias regiones del Tercer Mundo, principalmente aquellas en las cuales adems de
mano de obra barata existen sistemas adecuados de comunicaciones,
infraestructura apropiada, personal calificado, proximidad a mercados
o fuentes abundantes de materias primas estratgicas, como es el caso
del petrleo. Varios de estos elementos se encontraban disponibles en
ciertos pases asiticos desde los aos sesenta en adelante.
De la poltica de Sustitucin de Importaciones puesta en prctica en Amrica Latina durante varias dcadas no es necesario en este
momento detallar mucho. No hay duda que la idea detrs de esa poltica era la del desarrollo en base al mercado interno o a mercados subregionales. Muchas multinacionales aprovecharon esta situacin para
instalar plantas y apoderarse de esos mercados relativamente protegidos, pero a pesar de sus limitaciones y comparada con la poltica actual,
hubo mayor crecimiento econmico.
La llamada estrechez del mercado interno en Amrica Latina
ha sido la punta de lanza de los neoliberales para declarar la inutilidad
de dicho modelo. El meollo de la discusin puede reducirse a esto: toda la historia del desarrollo econmico se hizo en base a la utilizacin
de un mercado interno protegido. Los neoliberales insisten que hay una
experiencia, una excepcin, la de algunos pases de Asia que es distinta,
basndose en la produccin para la exportacin, y que ste es el modelo a copiar en Amrica Latina. Por tanto, es preciso examinar la realidad histrica del desarrollo de los famosos Dragones Asiticos.
Tres mitos sobre los Dragones
Los llamados Dragones fueron Corea del Sur, Taiwn, Hong
Kong y Singapur. Sobre ellos existen unos mitos, propalados a veces por
ignorancia y a menudo deliberadamente. Esos mitos son los siguientes:
que el xito econmico, industrial y exportador de esos pases se debi
a una total apertura al comercio internacional, a la ausencia o mnima
presencia del Estado, y a la contribucin decisiva de una abundante
inversin extranjera directa. Estos mitos contradicen la realidad.
Antes que nada es necesario precisar importantes diferencias entre estos pases: Hong Kong y Singapur no son precisamente pases, sino una forma de ciudades-Estado que carecen casi absolutamente de
agricultura, abarcando cada uno apenas mil kilmetros cuadrados de
superficie, por lo cual puede resultar peligroso hacer generalizaciones
para Amrica Latina basadas en tan excepcionales circunstancias. Los
otros dos, Corea del Sur y Taiwn, se asemejan ms a los pases de Amrica Latina. En 1976, durante el apogeo de su auge industrial y exportador, la proporcin del producto bruto generado en su sector agrcola
era superior al de Mxico y Brasil: mientras que en Corea representaba
27% y en Taiwn 12%, en Brasil apenas era 8% y en Mxico 10%. Situacin explicable, ya que en los aos anteriores los dragones haban
vivido profundas revoluciones agrarias, cuando Japn que sufra escasez de productos agrcolas promovi altas tasas de crecimiento en esos
pases, bajo su dominio colonial. Despus de 1945 en ellos se realizaron
reformas agrarias que, por ejemplo, prohiban poseer ms de 3 hectreas y en las cuales el Estado tena el monopolio de compra del arroz y
de venta de los abonos para el agro, extrayendo los gobiernos importantes ganancias de estas operaciones y aplicndolas al desarrollo
industrial.
Corea del Sur y Taiwn son pases relativamente pequeos, Corea 90.000 km. cuadrados y Taiwn 36.000, con una poblacin de 36 y
16 millones de habitantes respectivamente en 1976. Pero, por ejemplo,
en 1940 Corea ya tena 500.000 trabajadores en el sector industrial y
cerca de 6.000 ingenieros.
En los aos sesenta y setenta todos estos pases mostraron un alto crecimiento de su producto bruto, la produccin industrial y las exportaciones. En el caso de Corea el producto del sector industrial subi
del 5% del producto nacional en 1954 hasta el 32% en 1978. Se puso en
marcha una estrategia de industrializacin para la exportacin, la cual
dependi en gran medida de un contenido elevado de importaciones.
Se importaban bienes intermedios y de capital, y se exportaban bienes
de consumo, pero en todo caso eran exportaciones de alto valor agregado. Por eso hay que tomar notar que en el caso de Corea durante las
dos dcadas (60 y 70) se present una balanza comercial sistemticamente deficitaria. Esto se ha ocultado en parte por el hecho de que Co-
que identificaban no solamente sectores sino incluso empresas individuales para promoverlos por medio de una comunicacin permanente
entre gobierno y empresas.
Tanto en Corea como en Taiwn, ambas antiguas colonias del Japn, se puso en marcha la actividad de un Estado proteccionista de la
ms rancia tradicin japonesa, el pas que ms plenamente ha utilizado el Estado y la proteccin comercial para desarrollar sus industrias.
A este respecto, en el caso de Corea existi un hecho de bulto durante ese perodo: la proteccin marc un sesgo favorable a la agricultura, fenmeno que no ocurri en Amrica Latina. En 1968 el nivel de
proteccin nominal para el sector agrcola coreano era del 17% y para
el sector manufacturero 12%. Para 1978 la proteccin en el sector agrcola se haba elevado al 55%, mientras que para el sector manufacturero era 10%. Este es otro reflejo del mtodo japons de utilizar lo que
antes se llamaba el criterio de autosuficiencia alimentaria en los rubros bsicos de consumo interno, y que ahora llamamos soberana alimentaria.
La experiencia de Taiwn es similar a la de Corea en cuanto al papel activo del Estado, un sistema de proteccin y el desarrollo de un
mercado interno. Las diferencias, de grado, son la siguientes: en Corea
hubo una menor relevancia de grupos privados nacionales, los cuales
fueron reemplazados en esa isla por una combinacin de empresas pblicas y una proliferacin de pequeos y medianos productores. Alice
Amsden, estudiosa del proceso de industrializacin en Taiwn, afirma
lo siguiente: A nuestro juicio, tanto en el pasado como en el presente,
el Estado en Taiwn ha sido un agente clave en el proceso de acumulacin de capital, no porque se haya mantenido al margen del proceso, sino porque lo ha controlado en muy extensa medida. El estatismo, la ley
y el orden, as como muchas otras cosas, tienen su origen en la ocupacin japonesa de Taiwn. La economa impuesta en Taiwn por los japoneses (1895-1945) tuvo xito gracias a la planificacin y a la propiedad gubernamental de los principales recursos productivos, en sociedad con los capitalistas privados japoneses.10
Durante el perodo en cuestin tambin es notorio que la importancia relativa de las empresas nacionales en la produccin industrial
de Corea y Taiwn era notablemente superior a lo que exista en los pases ms industrializados de Amrica Latina.
A raz de la crisis de 1997, que hizo entrar en quiebra a varios
dragones, se pusieron de relieve muchos de los secretos del xito coreano y la solucin que el Fondo Monetario Internacional dio a la crisis implic la liberacin del sector financiero y ampliar las facilidades
para que las empresas coreanas se endeudaran en el extranjero, hasta el
punto que la reforma desafiaba toda la base del xito de la economa
coreana desde 1960.11
En su libro www.neoliberalismo.com.co, Jorge Enrique Robledo
analiza la extensa investigacin de Alice Amsden y muestra como en un
ambiente de altsima explotacin de la mano de obra y con un tratamiento especial otorgado por Estados Unidos en virtud de la Guerra
Fra, el Estado coreano desde los cincuenta utiliz el control sobre la
banca y las divisas, el control de precios y el fortalecimiento del mercado interno para promover por medio de aranceles altos, crditos bajos y una fuerte intervencin estatal una industrializacin que, sin
mayores ventajas comparativas, situ a ese pas en un terreno altamente competitivo en reas tan importantes como la produccin de
automviles, acero, productos qumicos, electrnica y fabricacin de
buques.
Cuadro 1. Participacin de empresas extranjeras en la exportacin
de manufacturas en algunos pases
Pas
Taiwn
Corea
Brasil
Argentina
Colombia
Mxico
% participacin de
empresas extranjeras
Ao
20 (aproximacin)
15 (aproximacin)
43
30
30
30
1971
1971
1969
1969
1970
1970
Fuente: Deepak Nayyer, Transnational Corporations and Manufactured Exports form Poor Countries,
en Economic Journal, marzo 1978, vol. 88, p 62. Tomado de Fernando Fanjzylber, La industrializacin
trunca de Amrica Latina, Mxico: Editorial Nueva Imagen, 1983, p. 106.
La experiencia de estos pases asiticos revela otro hecho importante. Por una parte, si bien existieron grandes flujos de capital extranjero, este capital, a diferencia de Amrica Latina, no fue capital extranjero directo, sino prstamos canalizados a travs de un sector pblico
comprometido en promover el desarrollo industrial. Entre 1961 y 1986,
en Brasil el 86% y en Mxico el 87% del flujo de capital extranjero fue
capital privado, con algo ms del 25% de inversin extranjera directa,
con 14% y 13% respectivamente de capital canalizado por el sector pblico. Mientras que en Taiwn y Corea el capital extranjero que flua a
travs del Estado alcanzaba el 36% del total. La inversin extranjera directa se limit al 7% en Corea y al 19% en Taiwn.12
Otro dato significativo es que en Corea y Taiwn fueron dos las
fuentes de inversin extranjera a travs del sector pblico: Estados Unidos y Japn. En Corea la proporcin del capital nipn fue del 44% y el
de EEUU 30%; en Taiwn el capital japons 39% y el estadounidense
51%. Esta situacin le permiti a ambos pases un margen de negociacin del que careci Amrica Latina, dominada por completo por Estados Unidos.
Factores geopolticos de los Dragones
Este conjunto de pases desempe un importante papel durante la llamada Guerra Fra; adems de bases militares, todos recibieron
importantes refuerzos econmicos de las potencias. En particular, Taiwn fue recipiente de una enorme cantidad de ayuda econmica norteamericana, as como de un trato especial para su exportacin de textiles a Estados Unidos. Por su parte, Corea recibi pingues ganancias en
virtud de los gastos de las fuerzas norteamericanas que ocupaban su territorio, y como fuente de abastecimiento durante la guerra de
Vietnam.
Entre 1946 y 1978, ingresaron a Corea casi $6 mil millones de dlares de ayuda estadounidense, mientras que toda el frica recibi 7 mil
millones, y toda Amrica Latina 14 mil millones. Entre 1955 y 1978, o
sea despus de la Guerra de Corea, la ayuda militar al pas asitico alcanz los 9 mil millones de dlares, suma superior a los 3 mil millones
recibidos por toda Amrica Latina y frica13. Esto le permiti a Corea
una enorme ventaja en el manejo de sus importaciones. Casi el 80% del
var el papel preponderante del Estado como actor econmico y finalmente condujeron a la crisis de 1997.
La situacin de Corea y Taiwn empeor en la medida en que entraron en vigor las polticas aperturistas y librecambistas en los aos
noventa, culminando en la debacle de los ltimos aos, cuando se precipit la crisis y se desmoronaron los milagros ante el embiste de la liberalizacin y la competencia de los grandes monopolios internacionales, terminando con la bancarrota de numerosas empresas, el desempleo creciente, la agudizacin de la desigualdad social y la liquidacin y
compra de empresas nacionales por los grandes pulpos multinacionales. De esta forma, en el curso de pocos meses la crisis de 1997 demostr que lo que determin su cada fue precisamente la vulnerabilidad a
que se vieron sometidas estas economas como producto de la liberalizacin de los 90.
En suma, la industrializacin en estos pases se caracteriz por el
papel de las industrias nacionales en la exportacin, el crecimiento del
mercado interno permitido por la existencia de una fuerte clase media,
la proteccin de la industria, un ambiente favorable a comprar sus
productos por parte de Estados Unidos, una ayuda militar y econmica de Washington debido a la Guerra Fra, la presencia de un Estado activo y dirigente en materia econmica, y un papel limitado de la inversin extranjera directa. En el milagro de los Dragones tampoco ocuparon un papel secundario las duras condiciones dictatoriales impuestas
durante dcadas, el sometimiento y eliminacin de los sindicatos, la
prohibicin de las huelgas, y la existencia de una clase obrera disciplinada que se entren en los campos de concentracin japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Su ruina comenz cuando cambiaron las polticas nacionales e internacionales, y cuando la apertura y el
neoliberalismo se plantearon como el modelo econmico a seguir.
Se puede condicionar la inversin extranjera?
Las teoras neoliberales hacen una apologa de los beneficios de
la inversin extranjera en el proceso de desarrollo y llaman a eliminar
los condicionamientos que los pases hacen a la misma, hasta el punto
que identifican el aumento en esta clase inversin con el desarrollo econmico. La experiencia internacional no permite demostrar este acer-
un tope de 108.030 millones en 1999, y a 56.190 millones en 2002. Esto significa que en los cinco aos comprendidos entre 1994 y 1999 se
multiplic por cinco, casi triplicndose entre 1994 y 2002. (Los datos de
este apartado fueron tomados de CEPAL: La inversin extranjera en
Amrica Latina, 2002, y Balance econmico de Amrica Latina, 20022003.)
El resultado fue contundente: entre 1995 y 2002 el PIB regional
apenas creci un promedio de 2,03% anual y el PIB per cpita creci
0,43% en promedio anual en el mismo periodo. A su vez, el desempleo
urbano abierto lleg a 8,9%, completndose diez aos en los cuales no
hubo ninguna disminucin del desempleo y la deuda externa que en
1994 representaba 35,4% en 2002 pas a representar 43,3% del PIB.
De esta manera, el enorme incremento de la inversin extranjera no
contribuy al crecimiento econmico, violando todas las enseanzas de
la historia universal en esta materia, ya que se acept una inversin depredatoria que se apoder de empresas ya establecidas, no aument la
capacidad tecnolgica local y no gener empleo.
En la Comunidad Andina la IED se concentr en buscar recursos
naturales, especialmente petrleo. La CEPAL (entidad reconocida como asesora de las negociaciones del ALCA) resume la experiencia de la
Comunidad Andina sealando: A pesar del ingreso relativamente voluminoso de IED, la competitividad internacional de los pases andinos
se ha deteriorado; (...) la IED en servicios no ha producido exportaciones significativas. La participacin global en el mercado mundial de las
exportaciones de la Comunidad Andina baj de 1,3% a 0,9% entre
1985 y 2000. Y para desmentir a quienes afirman que la inversin extranjera promueve la exportacin de manufacturas, la misma entidad
reconoce que la participacin de la Comunidad Andina en la parte
ms dinmica del comercio internacional manufacturas no basadas
en recursos naturales apenas se movi, pasando de 0,14% a 0,18%.
Una parte muy importante de la inversin se dirigi al sector financiero, pasando de controlar el 10% de los activos totales del sector
en 1990 al 50% en 2001. Esto se hizo argumentando que se modernizara el sector y aumentara la disponibilidad de crdito. El sector financiero estatal se privatiz y desnacionaliz, trayendo como resultado
Dficit balanza
cuenta corriente
(Millones US$)
2000
2001
2002
45.344
51.223
13.445
El aument en la inversin extranjera apenas signific el apoderamiento forneo de activos existentes, sin generar empleos nuevos.
Tambin aumentaron las importaciones, teniendo que acudir al endeudamiento para financiar los dficit. Ello explica que la deuda externa
total latinoamericana pasara de 570.823 millones de dlares en 1994 a
726.988 millones en 2001.
Esto coincidi con una casi duplicacin de las exportaciones, las
cuales pasaron de 188,5 mil millones de dlares en 1994 a 346,4 mil millones de dlares en 2002. Entonces el balance es contundente: pobre
desempeo econmico visible en un crecimiento lnguido del PIB, un
crecimiento prcticamente nulo del PIB per cpita y, por el contrario,
un aumento enorme del desempleo y del endeudamiento. Empero, la
duplicacin de las exportaciones y la multiplicacin de la IED no evitaron los males que prometieron curar.
Conclusiones
Todos los pases que han logrado un grado apreciable de desarrollo lo han hecho basndose en su mercado interno y protegiendo su estructura industrial y agraria, siendo sus exportaciones efecto y no causa de su progreso. Es evidente que ningn pas serio ha renunciado a
utilizar al Estado como poderosa palanca para el desarrollo econmico
y que los receptores exitosos de inversin extranjera siempre han adoptado diversas medidas para impedir su papel depredador que, como en
el caso de Amrica Latina, se concentr en la compra de empresas pblicas, inversiones en el sector financiero y extraccin de recursos naturales. Asimismo, la inversin extranjera no gener empleos nuevos,
ms bien eliminando muchos de los existentes.
Las falacias que acompaan defender la suscripcin de tratados
de libre comercio no tienen sustento emprico ni histrico. A lo nico
que conduce renunciar a tener un proyecto soberano de desarrollo, dejndolo al vaivn de las fuerzas del mercado, es a profundizar la dependencia y el subdesarrollo. El ALCA o el tratado bilateral con Estados
Unidos no son ms que la imposicin de unos parmetros econmicos
no aplicados por ninguno de los pases que hoy muestran un cierto
progreso econmico.
Notas
1
2
3
4
5
6
7
8
10
11
12
13
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15
16
E. Daza, Colombia, es director de Cedetrabajo y Deslinde, y R. Fernndez es profesor de la Universidad de California. La versin original del artculo fue publicada en la revista Deslinde No 35, 2004.
discursivo con el cambio gubernamental9. Por otra parte, en este juego triangular tambin ha variado la poltica exterior de Argentina, que
ha pasado de un enfoque basado en el paradigma del Estado normal10, por el cual defini una relacin prioritaria con el centro hegemnico, vaciando de contenido las relaciones regionales, a uno de alternancia en esta materia, sin modificar el paradigma de base, buscando una respuesta en la gobernanza regional11.
La reafirmacin de la alianza estratgica argentino-brasilea replantea desde una nueva perspectiva el bloque regional, los temas de la
agenda sudamericana e interamericana y las relaciones con EEUU. La
pertenencia a un bloque regional posibilita, desde una ubicacin Sur
del planeta, algunas capacidades para negociar los tiempos, las estrategias y las prioridades sectoriales del proceso de liberalizacin en el sistema de comercio internacional. Ello tiene como consecuencia la probabilidad de que el bloque deba articular polticas conjuntas de desarrollo referidas al mbito regional, pero tambin que pueda generar polticas (en general) reactivas y participar en las negociaciones del sistema de comercio internacional (y tambin continental). Los pases en
vas de desarrollo no formaron parte del impulso inicial del nuevo regionalismo, pero debieron reaccionar frente a ese proceso a partir de su
situacin de marginalidad. Si bien el Mercosur se hizo posible porque
surgi en el marco de la agenda interamericana, EE.UU. fue articulando polticas para cobijar el proceso regional, de manera de tener la
capacidad de dirigirlo en ltima instancia12.
En ese contexto se inscriben la Iniciativa para las Amricas, que
se explicita poco antes del Acta de Buenos Aires que suscribieron los
gobiernos de Argentina y Brasil para conformar un mercado comn, y
la Cumbre de Miami que dio inicio a las negociaciones para un Acuerdo de Libre Comercio de las Amricas, contemporneo del pasaje del
acuerdo regional a una Unin Aduanera. Adems de esas iniciativas para administrar el continente bajo las nuevas reglas del comercio, EEUU
siempre tuvo la carta de negociar bilateralmente acuerdos de libre comercio, algo que en los hechos significaba el libre acceso al mercado, lo
que tena un atractivo significativo para pases como Argentina, Chile y
Uruguay.
portancia del Programa de Accin de Asuncin acordado para los pases en desarrollo sin litoral y de trnsito de la regin latinoamericana;
compromiso de realizar los mximos esfuerzos para viabilizar los proyectos prioritarios que contribuyan efectivamente a un acceso rpido a
los mercados intrarregionales y a los puertos de ultramar, as como a
un fortalecimiento de la integracin sudamericana en el marco de la
Iniciativa de la Integracin de la Infraestructura Regional Sudamericana; resolucin para instruir a las autoridades competentes de sus respectivos pases en la preparacin y aprobacin de una Convencin Internacional para la Diversidad Cultural en el marco de la Organizacin
de la ONU para la Educacin, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La iniciativa de Brasil para el Mercosur, las propuestas y compromisos que surgen del comunicado conjunto de los jefes de Estado, y los
temas prioritarios del espacio sudamericano consolidan el esbozo de
esta nueva cartografa de Sudamrica, de geometra variable en sus procesos de cooperacin e integracin en distintos planos: poltico, seguridad, econmico, social, fsico. En esta nueva cartografa general, Brasil se plantea como eje, en tanto impulsor del espacio sudamericano,
por obvias razones de desarrollo y seguridad. Desde la perspectiva brasilea, la importancia del espacio regional es significativa, tanto por sus
extensas fronteras como por su posicin en cuanto al proceso de integracin en Amrica del Sur. Es por ello que el Mercosur resulta una
prioridad definida en relacin con su espacio territorial y que la consolidacin del proceso le permite encarar de mejor manera el desarrollo
de la infraestructura necesaria para enfrentar distintos problemas fronterizos17. Al respecto resulta relevante que mientras el porcentaje de territorio brasileo que colinda con Venezuela y Per es significativamente mayor, el PBI regional de los estados de Brasil en tales lmites no
sea importante, y la relacin inversa se produzca en las fronteras con
Argentina18. De esta manera, adems de la iniciativa de Brasil en el
Mercosur y de los objetivos delineados en el marco de la cooperacin
poltica entre el Mercosur y los pases asociados, los temas del desarrollo y la seguridad regional que fueron planteados y evaluados en la
Cumbre de Guayaquil, y la marcha del acuerdo de libre comercio CANMercosur, posibilitan ir definiendo una agenda sudamericana a partir
de determinados principios comunes con los pases de Amrica del
Norte, principios con particularidades y especificidades que parten de
las necesidades de desarrollo regional, pero que continan con definiciones polticas e identidades sociales y culturales19.
Conclusiones
Los cambios de gobierno en Argentina y Brasil generaron expectativas de variaciones en el proceso regional del Mercosur y en las perspectivas de las negociaciones externas, en particular las que se enmarcan en el ALCA. Ello resulta de especial significacin por la orientacin
de izquierda de los nuevos gobiernos, por el carcter simblico de la
asuncin de Da Silva en Brasil, por las circunstancias que atraves Argentina y por los debates sobre los modelos de sociedad posible que se
originaron en el nuevo escenario internacional. Por otra parte, la copresidencia del ALCA que comenz a ejercer Brasil con EE.UU. en la
ltima etapa de negociaciones con vistas a 2005, plazo establecido para
concluirlas, plantea un desafo de especial significacin para las sociedades de la regin, debido a la necesidad de generar recursos para el pago del servicio de la deuda y las perspectivas que le proporciona el acceso al mercado externo.
La definicin de una alianza estratgica entre Argentina y Brasil
vuelve a plantear los primeros desarrollos del proceso de cooperacin
entre ambos pases en un nuevo marco regional. Esta nueva alianza estratgica, que se sustenta en una modificacin de la poltica exterior argentina ms que en una profundizacin de los ejes de la poltica exterior de Brasil, ha facilitado una nueva disposicin de las negociaciones
con EEUU. La modificacin de la agenda del sistema internacional, ms
centrada en temas de seguridad y de responsabilidad regional, dificultad avanzar en los temas del comercio internacional, y la proximidad de
los plazos ha llevado a EEUU a negociar con Brasil sus respectivas propuestas de futuro. Los intercambios se basan en el respeto de las fechas
del ALCA, el pasaje de varios temas conflictivos al mbito de la OMC,
que a su vez tendr probablemente un acuerdo para otorgar continuidad a las negociaciones, y el apoyo a los temas del espacio sudamericano de desarrollo y seguridad.
Estas negociaciones pueden propiciar una nueva agenda interamericana basada en el intercambio entre el desarrollo regional y un
proceso continental que se dirige hacia el libre comercio. Por otra par-
te, ella es posible porque se ha ido consolidando una agenda sudamericana que tiene como eje articulador a Brasil, en tanto Estado continental. En este carcter, Brasil toma un mayor liderazgo en los distintos
vectores de Amrica del Sur, promoviendo: en el Mercosur (y los pases
asociados), con Argentina, un mercado y una poltica exterior y de seguridad comunes; a partir del Mercosur, con la CAN, una zona de libre
comercio; en el espacio sudamericano, el desarrollo de las comunicaciones, infraestructura y energa.
L. Bizzozero es coordinador del Programa de Poltica Internacional
y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de la Repblica, Uruguay. El presente artculo fue
publicado originalmente en NUEVA SOCIEDAD, Caracas, No.
186, agosto 2003; reproducido con permiso de Nueva Sociedad y
del autor.
Notas
1
10
sados por las crisis externas. En definitiva, tenemos buenos desempeos de las
economas que no ocultan los condicionantes estructurales, que han sido uno
de los factores esenciales en la erosin del proceso y en la limitacin de las polticas pblicas. La relacin de este aspecto con el desarrollo de la integracin
ha sido presentada por Aldo Ferrer: Subdesenvolvimento, Dependncia e Integrao: Os Dilemas da Relao Argentina-Brasil en Revista Brasileira de Comrcio Exterior N 64, 7-9/2000, Fundao Centro de Estudos do Comrcio Exterior, Ro de Janeiro.
El Tratado de Cordial Inteligencia Poltica y Arbitraje, ms conocido como
Tratado ABC, fue firmado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1915 por los
cancilleres de Argentina, Brasil y Chile, a raz de la mediacin que hicieran los
tres pases para evitar la guerra entre EEUU y Mxico. Posteriormente, en 1953,
surgi una nueva iniciativa ABC, cuando Juan Domingo Pern propuso a los
presidentes Getlio Vargas de Brasil y Carlos Ibez de Chile una unin econmica, como un paso adelante para la construccin de los Estados Unidos del
Sur.
Tambin se debi a que el anterior presidente argentino Carlos Sal Menem
complet su mandato y con ello su ciclo en el proceso regional. El hecho de
contar con un nuevo mapa poltico sin la presencia de ninguno de los fundadores, y la percepcin de que se agotaba una etapa, abri el espacio en el imaginario regional para la idea de un nuevo impulso, de fortalecimiento y hasta
de una refundacin .
La invitacin del presidente de Brasil fue hecha a los presidentes de Amrica del
Sur, lo cual dej en claro la prioridad continental de Brasil. V. al respecto el artculo de Luis Bilbao: Brasil tentado por una opcin sudamericana en Le
Monde Diplomatique ao 2 N 13, 7/00.
La reunin se efectu en Brasilia el 14 de enero de 2003. El 4 de febrero, los cancilleres Celso Amorm y Carlos Ruckauf mantuvieron una reunin de trabajo
a los efectos de profundizar los distintos puntos de la alianza estratgica, donde se plante como objetivo el desarrollo del Mercosur, pero tambin la integracin sudamericana. V. al respecto, RelNet Boletim: A Palavra Internacional
do Brasil, Universidad de Brasilia / Fundao Alexandre de Gusmo-MRE,
Brasilia, 11/2/2003.
Puede discutirse si existe una variacin en profundizar objetivos y lineamientos programticos, pero con ello no llegamos a sealar que haya un cambio en
la orientacin de la poltica exterior. Para ubicar la variacin, nada mejor que
el artculo del propio presidente de Brasil; v. Luiz Incio Lula da Silva: La poltica exterior del nuevo gobierno brasileo en Foreign Affairs en espaol,
13/2003.
Ver al respecto el anlisis de los paradigmas del Estado y sus repercusiones en
la poltica exterior en Amado L. Cervo: Relaes Internacionais do Brasil: um
Balano da era Cardoso en Revista Brasileira de Poltica Internacional N 1,
Instituto Brasileiro de Relaes Internacionais, Brasilia, 2002. Cervo ubica la
poltica exterior de Argentina durante el periodo de Menem en el paradigma
del Estado normal, segn el cual dicha poltica se somete al centro hegem-
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nico del capitalismo y ello termina alienando las funciones bsicas del Estadonacin.
El concepto de gobernanza alude a una superacin del eslabn nacional, pero
tambin hace referencia a trascender las polticas estatales (coordinacin jerrquica y vertical) a travs de la inclusin de los actores sociales (coordinacin
social y horizontal). Sobre el concepto, ver Dirk Messner: Desafos de la globalizacin, FES, Lima, 2000. El nuevo giro de la poltica exterior ha sido objeto de
cuestionamientos por carecer de un ancla; al respecto, M. Grondona: Kirchner entre Lula, Chvez, Powell y Lagos en La Nacin, 15/6/03.
Desde una perspectiva de gestin de recursos de poder, la capacidad de dirigir
un proceso lleva implcita la posibilidad de debilitarlo si no es funcional a los
intereses del centro.
Sobre la evolucin del uso de la fuerza en las relaciones internacionales y las
consecuencias del 11 de septiembre de 2001 en el sistema de la ONU y en las
relaciones entre Estados, v. Lincoln Bizzozero y Ana Pastorino: Hacia una
modificacin del rgimen de paz y seguridad internacional? Los atentados del
11 de Septiembre y el uso de la fuerza en Revista Cena Internacional N 1, RelNet, Brasilia, 2002.
La derivacin actual permite visualizar que quienes definen el terrorismo y a
los involucrados en ste son algunas instancias decisorias en EEUU. Ello indudablemente no tiene un valor oficial en el contexto analtico interestatal, pero
s lo tiene en el actual escenario global, donde las ideas-fuerza asumen un valor determinado.
Segn el anlisis del diario O Globo: Avano na Reorganizao do Mercosul
Levou Brasil a Aceitar ALCA em 2005, Informe ALCA N 72, RelNet, 23/6/03.
Puede parecer exagerado incluir el tema de las asimetras de desarrollo como
tema novedoso, pero hasta el momento no haba encontrado su inclusin oficial. En la reciente reunin del Consejo del Mercosur en Asuncin, Paraguay
present una propuesta de tratamiento de las asimetras, que consta de diversas iniciativas agrupadas por materias (arancelaria y para-arancelaria, desarrollo fronterizo, infraestructura, negociaciones externas, capacitacin de la mano
de obra).
La importancia de Argentina y del Mercosur en la poltica exterior de Brasil est reflejada en distintos anlisis. V. el artculo de Antnio Carlos Lessa: A Diplomacia Universalista do Brasil: a Construo do Sistema Contemporneo de
Relaes Bilaterais en Revista Brasileira de Poltica Internacional (RBPI), Nmero Especial 40 aos de RBPI, 1958-1998, IBRI, Brasilia, 1998; A. Costa Vaz:
La poltica exterior brasilera: prioridades, alianzas estratgicas e implicancias
para el Mercosur, ponencia presentada al seminario Integracin y seguridad
en Mercosur + Chile, Universidad Torcuato di Tella, B. Aires, 1998.
La frontera con Venezuela cubre 2.200 Km y los estados brasileos fronterizos
ocupan 21,2% del territorio de Brasil. En el caso de Per, la frontera comn es
de 1.520 Km y los estados limtrofes conforman 20,3% de ese territorio. En los
dos casos, el PBI conjunto de los estados no sobrepasa 2,5%. Con Argentina, la
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frontera comn es de 1.224 Km y los estados lindantes, que cubren 7% del territorio brasileo, generan 16% del PBI nacional.
Al respecto ver Sistema Econmico Latinoamericano (SELA): El consenso de
Guayaquil sobre integracin, seguridad y desarrollo: elementos para el anlisis
de la viabilidad de sus propuestas, SP/Di N 17-02, Caracas, 2002.
los sectores ms pobres de la poblacin terminarn pagando injustamente los costos que provoca el TLC. Los promotores de esta maravilla
deberan explicar al pas que sentido tiene suscribir un acuerdo que,
por un lado, lleva a la baja de aranceles y, por otro, exige un aumento
del impuesto a los consumidores.
Como si esto fuera poco, el gobierno anunci sin vergenza que
con la entrada en vigor del TLC se eliminar de manera inmediata el
impuesto al lujo a los automviles importados, que favorecer a los
sectores ms pudientes del pas.
Los principales contenidos del TLC
Segn lo acordado, cerca de 87% de las exportaciones de Chile a
Estados Unidos gozar de desgravacin inmediata, mientras en ocho
aos dicho porcentaje se elevar a ms de 95% y al cabo de doce aos
todos los envos no pagarn aranceles. En este ltimo caso se encuentran la agroindustria y el azcar. Los lcteos quedaron limitados a una
cuota que es 9 veces menor (3.500 toneladas) a la pedida originalmente, provocando reclamos de las empresas del sector. A su vez, cabe destacar que el 88,5% de los productos importados del pas del Norte tendrn una desgravacin inmediata.
En materia de servicios, se acuerdan disciplinas inspiradas en el
Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) de la OMC,
particularmente en lo referido a Acceso a Mercados (restricciones no
discriminatorias), Reglamentacin Domestica y Transparencia. Adems se acord extender estas disciplinas a las inversiones en servicios
(Captulo de Inversiones). Sin embargo, a diferencia del GATS, se avanzar en la liberalizacin inmediata del conjunto del sector, con muy pocas excepciones (lista negativa). Con ello, la penetracin de capitales
extranjeros a sectores como salud, educacin y servicios de correo privado expreso, se har mucho ms extensa o total. Finalmente, se acord facilitar la entrada temporal de las personas de negocios, pero sin
que ello implique la intencin de establecer residencia permanente.
En cuanto a los servicios financieros, el TLC permite a Chile acudir a un mecanismo similar al encaje slo en situaciones extraordinarias (clusula de desastre), cuando las medidas fiscales y monetarias
sitos que dan estabilidad y seguridad a los inversionistas, sin quedar expuestos a un trato discriminatorio. Ello elevara junto a las exportaciones- en forma significativa el ingreso de dlares al mercado local.
Claro que tales planteamientos no especifican que parte importante de estas inversiones (el 75% en el 2002) se orienta al sector servicios, que no es fuente de divisas sino ms bien demandante de ellas. Dado que estas inversiones recurren al crdito externo, requieren dlares
para pagar la deuda. Tambin demandan dlares para remitir utilidades a sus casas matrices y para la importacin de insumos. Esta ha sido
la experiencia de Chile y de otros pases de la regin durante los ltimos aos.
Por otra parte, al aumentar la inversin fornea se incrementa la
extranjerizacin de la economa chilena, convirtiendo en un absurdo
principios como el de Trato Nacional. Ya no quedan casi empresas chilenas de servicios que pudieran invertir en Estados Unidos. Por lo cual,
dicho principio es relevante slo para empresas norteamericanas que
tienen presencia en nuestro pas. En suma, la trampa de la inversin extranjera est en que no genera divisas como se dice y convierte en absurdo algunos principios bsicos de los TLC.
Las trampas que no se mencionan
Se habla mucho de las exportaciones, pero no se dice que al crecer stas, su contenido nacional se reduce, y con ello, disminuyen sus
lazos con el resto de la economa. Tampoco se menciona que los principales productos de exportacin son recursos naturales (mineros,
agropecuarios, forestales y agroindustriales), y que estn concentrados
en unas pocas empresas, la mayora extranjeras (9 de las 14 principales). En consecuencia, el TLC con Estados Unidos no hara ms que reforzar la actual estructura exportadora y los niveles de concentracin
existentes en el sector exportador, as como beneficiar a las empresas
transnacionales que operan en el sector minero, forestal y pesca.
Asimismo, raramente se reconoce que el grueso de los actuales
envos chilenos a Estados Unidos tienen ya arancel de 0% o muy bajo
(1% o 2%), mientras que las importaciones norteamericanas pagan un
arancel del 6%. Por lo cual, la desgravacin inmediata favorece mucho
mas a estas ltimas que a las exportaciones chilenas. Chile queda as expuesto a recibir una ola de importaciones, la que desplazar a importantes producciones locales, sobre todo en la agricultura. Con ello aumentarn los dficits comerciales.
Por otra parte, casi nunca se dice que en el acceso a los mercados
estadounidenses son ms relevantes las barreras no arancelarias que los
propios aranceles (dado que son muy bajos en promedio) y que la reduccin de estos ltimos en los TLC est sujeta en su mayora a ciertas
cuotas. En rigor, una de las grandes barreras al libre comercio con ese
pas son los gigantescos apoyos y subsidios que entrega el gobierno de
Bush tanto a productores como exportadores. Es cierto que tras el
acuerdo se podr tener un mayor acceso a dicho mercado, pero tambin es verdad que las exportaciones chilenas tendrn que seguir enfrentando una competencia con fuerte apoyo estatal en sectores claves
(agricultura, vinos, etc.) o que nuestra produccin local deber competir con importaciones norteamericanas altamente subsidiadas (acero,
agricultura, etc.).
A ello se agrega la mantencin del mecanismo anti-dumping,
que es usado recurrentemente por el gobierno estadounidense y que ha
pasado a convertirse en el principal mecanismo de proteccin. La experiencia ha indicado que mientras ms avanza la liberalizacin comercial, ms se recurre a este mecanismo (entre 1995 y 2001 se iniciaron
1.854 investigaciones por dumping en el mundo). Estados Unidos es el
pas que ha iniciado ms investigaciones de este tipo a las exportaciones chilenas (30%). Por cierto, ni los subsidios ni las medidas antidumping estaban en la mesa de negociaciones. Por lo dems, el imperio, basado cada vez ms en el unilateralismo, se reserva el derecho a
cambiar el Sistema General de Preferencias Arancelarias (SGP), exigir
derechos especficos a algunas exportaciones, aplicar medidas sanitarias a productos frescos e imponer exigencias de seguridad y proteccin
del medio ambiente, entre otras.
Y, por ltimo
Los TLC aseguran que el libre comercio pleno nunca podr ocurrir, hay muchas cuestiones que quedan fuera de las negociaciones,
nunca sern integrales. El TLC entre Chile y Estados Unidos nada dice
de la libre movilidad de los trabajadores. Por otra parte, un acuerdo basado en la reciprocidad entre dos pases que son profundamente asimtricos, no puede generar lgicamente un acuerdo equilibrado con
beneficios simtricos. De all que sorprenda la opinin del Ministerio
de Economa de que Chile busc y obtuvo un acuerdo equilibrado e
integral.
El presente acuerdo no provocar grandes impactos econmicos
para Chile, y los que puedan ocurrir, tendrn un signo negativo, ya sea
a nivel comercial o de inversiones. En tanto, para el imperio, como lo
mencion el Washington Post en diciembre pasado, este tipo de acuerdo es insignificante. Proyectaba que el PIB del pas aumentara en trminos absolutos apenas 0,004%. En el contexto de las negociaciones
del ALCA, nadie podra dudar, entonces, que este acuerdo bilateral tiene ms que nada un inters poltico: cmo Chile puede aportar a la estrategia norteamericana para Amrica Latina. Todo se reduce a convertir a Chile en pas plataforma y jugar un rol divisionista en la regin, a
cambio de un poco ms de acceso al mercado norteamericano.
C. Lara Corts es economista chileno, director de la revista Economa Crtica y Desarrollo (Chile), asesor de Consumers International
y de la Alianza Chilena por un Comercio Justo. El artculo original
fue publicado en junio de 2003.
DE LA GLOBALIZACIN SELECTIVA
A LA GLOCALIZACIN COOPERATIVA
Jrgen Schuldt
En Amrica Latina y el Caribe el denominado proceso de Globalizacin1 se inici durante los aos setenta y, sobre todo, a partir de la
moratoria de la deuda externa mexicana en 1982 y la cada del Muro de
Berln en 19892. Con ello retorna al subcontinente el acechante esquema econmico y el recetario del Neoliberalismo (Prebisch, 1980), sobre
la base de su conocido declogo derivado del Consenso de Washington
(Williamson, 1990), acompaado posteriormente por las llamadas Reformas de Segunda Generacin (Stiglitz, 1999). De esta manera, en el
transcurso de la ltima generacin, prcticamente todos los pases han
buscado integrarse acelerada y, lo que es peor, indiscriminadamente a la
nueva dinmica del sistema econmico-financiero y poltico mundial,
a la que ha dado lugar la nueva divisin internacional del trabajo derivada de la Revolucin Tecnolgica que se puso en marcha desde entonces, acompaada por profundos cambios administrativos, financieros,
polticos y culturales3.
Las consecuencias econmicas, sociales y polticas, y en menor
medida, las medioambientales y culturales, a que ha conducido ese proceso de liberalizacin y apertura agravando la herencia del periodo de
sustitucin de importaciones o de desarrollo hacia adentro- las conocemos por la infinidad de estudios realizados sobre la materia, a saber;
entre otros4: la reprimarizacin y desindustrializacin en lo productivo; la especulacin y dolarizacin en lo financiero; la desnacionalizacin y privatizacin de los activos ms productivos; la desestructuracin y pauperizacin en lo social; la despartidizacin y despolitizacin
en lo poltico; la alienacin, alineacin y norteamericanizacin en lo
cultural; la concentracin y marginacin en lo territorial; la expoliacin y sobreexplotacin de la naturaleza; la polucin y sobrecalentamiento en lo medioambiental; etctera.
Frente a este proceso globalizante caben, bsicamente, dos respuestas alternativas a la sumisin prcticamente total de parte de las
naciones del Sur al dominio tridico. Una forma sera la CuarentenaAutarqua-Desconexin, consistente en cerrarse completamente, como
en su momento lo hicieran por vas altamente autoritarias- los gobiernos de la URSS (y sus satlites), Albania, Cambodia y China (con sus
vecinos y aliados), con los fiascos y enormes costos humanos que implic. Esta es una va que hoy en da slo transitan an, aunque con cada vez menor convencimiento, Corea del Norte y Burma. Sin embargo,
hay indicios que otros pases puedan regresionar a ese proceso autrquico, negndose a la integracin internacional por los peligros y ame-
nazas que perciben para mantener su cultura, religin y sistemas productivos en forma pura.
Pero, ese ostracismo y ese cerrarnos sobre nosotros mismos, ignorando los procesos de avance tecnolgico, financiero y cultural forneos slo nos vuelve a los fanatismos de antao, a los nacionalismos caducos, al fundamentalismo religioso, al atraso econmico-financiero, a
los conflictos tnicos y al provincialismo cultural. Una va de este tipo,
por lo dems, requerira de un gobierno altamente autoritario en lo poltico.
La otra manera de afrontar los peligros de la globalizacin consistira en abrirse selectivamente a la globalizacin, siempre que la poblacin as lo decidiera. A ese respecto conviene recordar los ejemplos
de Alemania (List, 1840) y Japn que siguieron esta va de cerrazn selectiva a fines del siglo XIX para desarrollarse dentro del sistema capitalista, as como en su momento desde los aos cincuenta del siglo
XX- lo hicieran tambin los Tigres del sudeste asitico (Schuldt, 1998).
Este ser el enfoque que adoptaremos en el presente ensayo, sobre la base del concepto de Desarrollo Glocalizador, en que se combinara lo
GLObal con lo LOCAL y regional domsticos, en una compleja simbiosis que trataremos de desentraar muy superficialmente en lo que sigue5.
Qu entendemos por Glocalizacin?
En concordancia con ese concepto de Glocalizacin, algunos de
los slogan elementales que podramos adoptar a la hora de tomar decisiones en materia comercial, financiera, tecnolgica, educativa, artstica, etc. podran presentarse en forma dicotmica y negativa. Ni apertura sin condiciones, ni cerrazn plena; ni globalizacin pasiva, ni autarqua
activa; ni mundializacin abierta, ni localismo cerrado; ni priorizacin
extrovertida, ni desconexin introvertida; ni McDonalds, ni Gulags o Macondos.
Es decir, cuando menos en trminos relativos, la estrategia de
acumulacin y de desarrollo debe guiarse por los principios de autodeterminacin, autosuficiencia y autocentramiento. Para tal efecto nos
apropiaremos los criterios que para ese efect plasm Samir Amin
El control local del mercado -reservado en gran medida en realidad a la produccin nacional, incluso si no hay fuertes protecciones arancelarias o de otro tipo- y la capacidad complementaria
de ser competitivo dentro del mercado mundial, al menos de manera selectiva.
fiesto denominado muy pertinentemente Protege lo Local, Globalmente, como una ruta viable de localizacin, descentralizacin y participacin, en que se revalora el medio ambiente y la naturaleza (Gudynas,
2003).
Sin duda, si se toma en serio este aventurado camino, el gobierno y sobre todo los grupos locales innovadores tropezarn con una infinidad de intereses creados, que se opondrn tmidamente primero y
a viva voz despus, sea porque estn a favor de la globalizacin neoliberal o porque quieren retornar al intervencionismo estatista del periodo
de la sustitucin de importaciones. Estas oposiciones solo se pueden
neutralizar, ms que desde el gobierno, a partir de las iniciativas autnomas y descentralizadas de la plural sociedad civil, y particularmente
por el concurso del llamado Tercer Sector, cuya movilizacin constructiva y desarrollo personal y productivo integral podran contribuir a
viabilizarlo.
Una modalidad autocentrada moderna -para las economas
andinas- supone e implica una serie de mecanismos de activacin y objetivos en diversas esferas interdependientes, que diferenciaremos aqu solamente por razones analticas- en econmicas, sociales y polticas;
donde, por aadidura, el marco de accin no sera la Nacin, sino
las regiones, que se redefiniran por la movilizacin popular en el
marco de novedosas reformas institucionales.
En lo econmico, el autocentramiento significa conformar sectores de medios de produccin y de bienes de masas para los variados
mercados populares, ambos en trminos locales y regionales, como eje
de sustentacin del proceso. Con lo que dinamizaran y diversificaran
el aparato productivo regional, generando el pleno empleo, mejorando
la distribucin del ingreso (personal, funcional y geogrficamente) y
elevando selectiva y diferencialmente (en trminos sectoriales y regionales) la productividad de la economa, con un nfasis y punto de partida en lo local (sea en las versiones municipalistas o de comunidades) de cuenca (Alfaro y Crdenas, 1988), en interdependencia permanente con lo regional. Lo que, en el mediano plazo (entendido aqu
como, al menos, el lapso de toda una generacin), exigira la persecucin de los siguientes lineamientos en busca de configurar un proceso
costumbres y el criterio autnomo de las poblaciones locales, de cuenca y regionales, la interaccin e integracin entre movimientos populares y la incorporacin econmica y social de las masas diferenciadas; las
que a su vez pasaran de su papel pasivo en el uso de bienes y servicios
colectivos a propulsores autnomos de los servicios de salud, educacin, transporte, etc., nuevamente impulsados desde la escala local-regional. De la heterogeneidad estructural vigente actualmente, funcional al orden establecido y finalmente homogeneizadora de las desigualdades, se transitara a otra heterogeneidad propia a los intereses diferenciales de las clases populares.
Finalmente, en lo poltico, tales procesos contribuiran: a la conformacin y fortalecimiento de instituciones representativas de las clases populares, desde la escala distrital, amplindose en crculos concntricos hasta cubrir el nivel nacional, frente a la dominacin del capital
financiero y las burocracias estatales; a la caducidad o renovacin de los
partidos polticos tradicionales y al desarrollo de nuevas formas de accin poltica; a la desinternacionalizacin pasiva (del pas respecto al
resto del mundo) y a la descentralizacin (al interior del pas) de las decisiones polticas; al desarrollo de una cultura democrtica arraigada en
el pueblo, acorde con sus mltiples, heterogneos y contradictorios intereses, sobre la base de nuevas instituciones para mediar en los conflictos y para asegurar consensos.
El elemento central del planteamiento radica, por tanto, en la necesidad -que es, a la vez, objetivo- de alentar la participacin generalizada, desde las bases rurales y urbanas tradicionales principalmente,
involucrando activamente a los pobladores -sobre un sustrato econmico creciente y cada vez ms autnomo- en el diseo, gestin y desarrollo de sus instituciones y en la produccin de bienes y servicios acordes con sus necesidades y recursos. El objetivo final estribara, en consecuencia, en incrementar su capacidad de solucin de problemas, en la
desalienacin de la persona humana, en el aprendizaje directo de las
personas, familias y grupos, y en el uso pleno de sus habilidades, tanto
de las que han cado en desuso con el avance del capitalismo, como de
las disponibles, tanto actuales, como potenciales (ajustadas a y
aprovechables para cubrir las propias necesidades, ms que las del
capital).
Probablemente pocos estn de acuerdo con estas ambiciosas metas, las que en este mundo exodirigido y pro-globalizador suenan a ingenuidad extrema. De ah que lo esencial del problema radique en los
medios, en la temporalidad y en la escala que deba primar para implementar un esquema de acumulacin de este tipo, que permita materializarlos con eficiencia y al menor costo posible... trminos que, a su vez,
cambian de significado en el marco del autocentramiento glocalizador.
Criterios y directrices de la Glocalizacin
Cmo salvaguardar y repotenciar las tradiciones y la idiosincrasia de las regiones y las etnias del pas, sin desaprovechar ciertos avances cientficos, productivos y comerciales que ofrece potencialmente la
globalizacin? Ah radica el desafo principal y es ese aspecto fundamental el que no afrontan polticamente o estn en condiciones de
afrontar socialmente nuestros gobiernos pro-globalizadores. Aterrizando un poco, en qu consistira la denominada GLOCALizacin en la
prctica? Mencionemos solo algunos aspectos medulares generales, con
fines puramente ilustrativos.
En primer lugar, ya lo hemos dicho, es esencial liberarnos de la
dictadura irrestricta que significa la globalizacin liderada por las enormes corporaciones transnacionales, sin desaprovechar algunas de sus
bondades. No podemos ilusionarnos todo el tiempo y casi exclusivamente
en los mercados internacionales para nuestros productos y en el financiamiento externo, sino que tenemos que crear un potencial interno que
nos permita una cierta estabilidad frente al azar y al catico funcionamiento de la economa y las finanzas mundializadas, que son tan errticas y que desestabilizan nuestra economa cada cierto tiempo y cada
vez ms furibundamente.
Ello implica, en segunda instancia, el diseo de herramientas para el fomento de un mercado domstico amplio y la constitucin de mercados locales y regionales dinmicos, fuerza de trabajo bien calificada para los requerimientos locales, alto nivel y creatividad adaptativa de los
profesionales y cientficos, aprovechamiento racional de nuestros recursos naturales, desarrollo propio de productos y mtodos de produccin, impulso de ventajas comparativas dinmicas y de exportaciones
con elevado valor agregado y de retorno, para facilitar el desarrollo de
las regiones y provincias interiores, entre otros. La medida fundamental para llevar a cabo este objetivo consiste en redistribuir ingresos intersegmentalmente, desde los sectores modernos (bsicamente urbanos) a los sectores tradicionales (comunidades campesinas y trabajadores informales), por va de precios o de polticas gubernamentales de
gasto o de impuestos (Schuldt, 1990).
Respecto a lo anterior, en tercer lugar, debemos favorecer las polticas y la accin a escalas locales y regionales, ya que la globalizacin
tiende a deslocalizar y a debilitar las economas locales y comunales. En
tal sentido, debemos asegurar el desarrollo de los mercados locales, de
la produccin local en base a insumos propios, de los patrones locales
de consumo y de la produccin a pequea escala, ya que ello permitira mantener la viabilidad de la cultura y la comunidad locales, al tener
el control directo de sus seguridad econmica y alimentaria. Para ese
efecto es necesario disear nuevas estructuras y normas para favorecer
abiertamente los mbitos locales y de cuenca, determinando lo que a
ese nivel se puede hacer mejor que a escalas mayores. A la larga ello debe contribuir tambin a trasladar el poder crecientemente hacia abajo y hacia el interior, generando mercados masivos para bienes sencillos paralelamente a la descentralizacin productiva del pas.
Cuarto: Un lugar prominente debera ocuparlo el intento de
avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria, partiendo del hecho que
las comunidades y las naciones que tienen suficiente alimento en especial, si pueden proveer su propio alimento- se sienten seguras y son estables. La gente tambin demanda alimentos sanos, que son cada vez
ms escasos en presencia de los agribusiness globales, que difunden
una agricultura intensiva en qumicos y en biotecnologa a lo largo y
ancho del mundo. En aadidura, monopolizan el control de los alimentos e incluso de las semillas, con lo que tambin obligan a la migracin de los pequeos agricultores y campesinos, reemplazando sus tierras con la monoproduccin de recursos naturales (y de bienes de lujo) para la exportacin, intensivos en pesticidas y mquinas, a un costo social y medioambiental muy elevado. De manera que debemos buscar nuevas normas para el comercio que reconozcan que la produccin
alimentaria para comunidades locales deberan ocupar un lugar preeminente. La autodependencia local en la produccin de alimentos de-
bera ser considerada un derecho humano bsico. Distancias ms cortas y dependencia reducida de insumos caros son los objetivos centrales de un paradigma que nos gue por la ruta de esquemas de produccin tradicionales y de nuevos alimentos, paralelamente al fomento de
nuevos sistemas y patrones de alimentacin.
Quinto: se ha demostrado hasta la saciedad que la globalizacin
econmica es daina para el medio ambiente, sobre todo porque est
basada en la sobreexplotacin de recursos no renovables, en un consumo que no tiene fin y en la generacin de basura que no se recicla. Ms
an, la produccin orientada hacia el mercado externo, es especialmente daina porque incrementa directamente el transporte, el uso de
combustibles fsiles, la refrigeracin y el empaque, el uso de nueva infraestructura costosa y daina ecolgicamente. Asimismo acelera la
conversin hacia una agricultura de estilo industrial, incrementando el
uso de pesticidas y de la biotecnologa, a la vez que deteriora crecientemente el aire y el agua. Con todo ello contribuye a la destruccin de la
capa de ozono, al cambio climtico mundial, a la prdida del hbitat, a
la polucin. Consecuentemente debemos buscar alternativas ecolgicamente sustentables.
En sexto lugar, no se debera tratar de crear empleo por el empleo
mismo, ni de incrementar ingresos para que ellos fluyan -en la prctica- hacia los segmentos modernos de la economa o al exterior. Lo
esencial estriba en establecer las condiciones para generar slidos y dinmicos mercados locales a partir de esos empleos, alentando el uso de
recursos de las provincias, tecnologas propias y apropiadas, insumos
de la regin, a efectos de crear encadenamientos productivos y en el
consumo que permitan formar mercados provinciales y regionales, que
se comuniquen entre s, vayan creciendo y se integren en un gran mercado nacional heterogneo. Esto asegurara el desarrollo del capital y de
la fuerza de trabajo requeridos para poder competir en el mercado internacional, pero que tambin pueda surtir efectiva y masivamente las
demandas domsticas de consumo, a la vez que se aprovechan las externalidades positivas y los efectos de transvase que se explayaran desde esos procesos. En esas condiciones, una crisis externa no tiene porqu sentirse en todo su impacto en la economa nacional, ya que se dispondra de un amplio, diversificado y dinmico mercado interno sobre
Para afrontar adecuadamente el proceso globalizador requerimos un conjunto alternativo de normas, directrices, instituciones y polticas, distinguiendo diversos niveles de gobernabilidad, dirigidas a desarrollar nuestras capacidades (Sen, 1999) y necesidades esenciales
(Max-Neef et al, 1986).
Se pretende, con ello, asegurar economas y sociedades que cuiden el medio ambiente, que aseguren la estabilidad financiera, que
tiendan a la equidad, que fomenten la constitucin de comunidades locales y regionales slidas, que ofrezcan alimentos seguros y sanos, que
promuevan la diversidad cultural, que respeten las diferencias, que vivan en concertacin permanente y que se integren activa pero selectivamente al nuevo mundo globalizado.
En vez de proteger e incentivar a las corporaciones transnacionales, las estrategias y polticas deben estar dirigidas a proteger y desarrollar las comunidades locales, la integridad de las regiones, el medio ambiente, los trabajadores, los sistemas alimentarios, los patrones de consumo y de educacin, etc.
Los principios que se postulan para asegurar la Glocalizacin
son, bsicamente, los siguientes:
-
Calibrar el potencial que ofrece el complejo proceso globalizador, en sus vertientes, econmica, tecnolgica, financiera, cultural, etc.; e
Inventariar las capacidades y potencialidades locales, en trminos de recursos naturales, potenciales humanos, tecnologas autctonas, patrones de consumo distintivos, etc.
Activar una integracin al mundo globalizado en forma selectiva, activa, negociada y diferenciada.
Qu se perseguira con ello? Sintticamente:
- Fortalecer la toma de decisiones local, regional y nacionales en
forma democrtica.
- Hacer participar a las localidades y las regiones en la toma de decisiones nacionales.
- Crear mecanismos de concertacin descentralizados entre gremios, comunidades, productores, consumidores, campesinos,
etc.
- Establecer un sistema econmico concatenado y descentralizado.
- Fomentar la recuperacin y desarrollo de los patrones de consumo propios.
- Adaptar y generar tecnologas adecuadas a nuestro desarrollo
glocalizador.
- Implementar sistemas monetarios y de financiamiento que se
ajusten a los requerimientos de las localidades.
- Uso intensivo de nuestros propios recursos naturales y de la
fuerza productiva desocupada o subempleada.
- Mejorar la distribucin del ingreso y de los activos, en los niveles personal, funcional y geogrfico.
- Fortalecer los partidos polticos, desarrollar la democracia interna en ellos y descentralizar sus acciones; etc.
En contrapartida a lo anterior, poniendo en negativo esos principios deberamos dejar de ilusionarnos permanentemente en la inversin extranjera directa, en el financiamiento externo y en la bonanza de
nuestras exportaciones; y tratar de considerar que no todo lo que viene de fuera es mejor y evitar imitar patrones forneos de consumo y
tecnolgicos. El fomento de un nacionalismo sano, que revalore nuestros patrones de consumo, nuestros recursos locales y nuestras habili-
el transcurso de las estaciones del ao es imposible que un hombre est dedicado constantemente a una sola tarea. Esta imposibilidad de hacer una separacin tan completa de los diferentes ramos de labor en la
agricultura es quiz la razn de por qu el progreso de las aptitudes
productivas del trabajo en dicha ocupacin no siempre corren parejas
con los adelantos registrados en las manufacturas (pp.9-10).
Tampoco le parecen simpatizar los metales preciosos y la minera
en general, siempre en trminos relativos respecto a otras posibilidades
de inversin: Entre todos los proyectos costosos e inciertos, que conllevan la ruina de la mayor parte de quienes en ellos se aventuran, quiz no se encuentre en ninguno en que la amenaza sea tan grande como
la busca de nuevas minas de oro y de plata. No habr probablemente en
el mundo una lotera tan arriesgada como sta, o que el premio y la ganancia de los favorecidos guarde tan escasa proporcin con la prdida
de quienes no ven premiados sus boletos, porque si bien los premios
son pocos y los billetes en blanco numerossimos, en cambio el premio
ordinario del billete equivale a la fortuna de un potentado. Las empresas mineras muchas veces, en lugar de reponer el capital invertido, conjuntamente con los beneficios corrientes del mismo, suelen absorber capital y
provecho. Por esta razn un legislador no debe otorgar ninguna preferencia a esta clase de proyectos desplazando hacia ellos otro capital distinto
del que espontneamente se hubiera dedicado a ello (p. 500-501; n.s.).
Un autor que escribi cincuenta aos despus, archienemigo de
Smith y los clsicos (a quienes calificaba irnicamente como la escuela), Friedrich List8, es bastante ms tajante, tanto por su priorizacin
de la industria manufacturera, como por haber reconocido la importancia de los encadenamientos hirschmanianos (un siglo y medio antes que Hirschman!).
Veamos lo que nos tiene que decir, a partir de una pequea
muestra de citas recogidas de su principal texto: Entre el revuelo de las
polmicas que diariamente tena que sostener, pude hallar la distincin
entre la teora de los valores y la de las fuerzas productivas, y el abuso que
hace la escuela acerca de la palabra capital; percib la diferencia que existe entre la industria manufacturera y la agricultura; reconoc la falsedad
de los argumentos invocados por la escuela en favor del libre comercio
de productos manufacturados, consideraciones que no tienen fuerza sino respecto a los productos agrcolas. Comenc a concebir el principio
de la divisin del trabajo, mejor que lo ha explicado la escuela, y a comprender que es aplicable a naciones enteras (p. XXVI).
(...) no se hace an ninguna distincin entre la exportacin de
productos manufacturados y la de productos agrcolas; se cree poder
servir a los intereses nacionales desarrollando stos a costa de aquellos;
no se ha admitido todava el principio de la educacin industrial del
pas como base de la Unin comercial; no se tiene el menor escrpulo
en inmolar a la competencia extranjera industrias que, tras varios aos
de proteccin, han crecido bastante para que la concurrencia interior
haya bajado ya fuertemente sus precios, atacando as en su germen el
espritu de empresa en Alemania, ya que toda fbrica arruinada por
una disminucin de la proteccin, y, en general, por una medida de
Gobierno, es como un cadver colgado, que hace retroceder por miedo,
desde lejos, a todo ser viviente de la misma especie (p. 9).
Evidentemente, la nacin que sobre un territorio extenso, provisto de recursos variados y cubierto de una poblacin numerosa, rene la agricultura, las manufacturas, la navegacin, el comercio interior
y exterior, es incomparablemente ms civilizada, ms desarrollada bajo
el aspecto poltico y ms poderosa que un pueblo meramente agricultor. Pero las manufacturas constituyen la base del comercio interior y
exterior, de la navegacin y de la agricultura perfeccionada, y, en consecuencia, de la civilizacin y de la potencia poltica; y una nacin que
consiguiese monopolizar toda la vida manufacturera del globo y limitar
el desarrollo econmico de las otras naciones, reducindolas a no producir sino gneros agrcolas y materias primas y a no ejercer sino las industrias locales indispensables, llegara necesariamente a la dominacin
universal. Una nacin que concede algn aprecio a su independencia y
a su conservacin debe, pues, esforzarse en subir de un grado inferior
de civilizacin a un grado superior, y en reunir en su territorio, tan
pronto como le sea posible, la agricultura, las manufacturas, la navegacin y el comercio (11-12).
La elevacin de pueblos agricultores al rango de pueblos a la vez
agricultores, manufactureros y comerciantes no podra operarse por s
misma bajo el imperio del librecambio, sino en el caso de que todas las
gurarse ingresos extrayendo las riquezas; mientras que las naciones pobres en recursos, lo hacen promoviendo la creacin de riquezas (nuestro subrayado).
Por aadidura, de acuerdo a este grupo de autores, tambin la
composicin de las exportaciones es absolutamente esencial para entender la dinmica sociopoltica y el desempeo econmico resultante de
ella.
En cuarto lugar, un brillante pensador econmico contemporneo noruego, Erik Reinert (1994), nos presenta varios ejemplos fascinantes que nos permiten destacar a lo que queremos llegar.
En el campo de la agricultura nos demuestra que no es lo mismo
cultivar azcar que tabaco (en base a la experiencia derivada de la historia econmica de Cuba), siendo la produccin de este ltimo mucho
ms deseable para un pas que el anterior, idea que se merece un extensa cita: En la sociedad cubana el tabaco era el hroe, el azcar el villano. El tabaco predominantemente cultivado en la parte occidental de
la isla- gest una clase media, una burguesa libre. El azcar cultivado
en el resto de la isla- dio lugar a dos clases de personas: maestros y esclavos. El cultivo y cosecha del tabaco crearon una demanda por capacidades especializadas: las hojas del tabaco eran cosechadas una a una
y el precio de mercado del producto dependa de las habilidades de
quien lo cosechaba. El tabaco estimulaba las habilidades, la individualidad y una riqueza modesta. El azcar era una industria annima, basada en una masa trabajadora de esclavos o delincuentes alquilados, bajo la supervisin de los capataces de los capitalistas. Donde el tabaco
exiga de dotes especiales, cuidado y juicio propios, el azcar solo requera de la fuerza bruta necesaria para cortar la caa. El tabaco era individualidad y divisin del trabajo, el azcar era volumen y materia prima (commodity). El tabaco lleva desde sus orgenes una marca de fbrica, mientras que el azcar llega al mundo sin apellido, como un esclavo. El tabaco representa precios estables, el azcar precios salvajemente fluctuantes. Un recolector hbil de tabaco puede distinguir entre setenta y ochenta diferentes calidades de tabaco, pero toda la sacarosa es
la misma. El tiempo es crucial en la cosecha del tabaco, mientras que no
es importante el momento del corte de la caa. El tabaco se corta deli-
cadamente, hoja por hoja, con un pequeo cuchillo filudo, asegurndose que el resto de la planta sobreviva. La planta del azcar se corta
brutalmente con un gran machete. Trabajar con el azcar es comercio,
trabajar con el tabaco es un arte. (...) el tabaco es riqueza e inteligencia,
el azcar es pobreza e ignorancia. El azcar es capital forneo, el tabaco es predominantemente capital nacional (Reinert, 1994: 16).
En materia industrial compara las dispares condiciones de produccin de una pelota de golf vis a vis una de bisbol. Estas ltimas se
hacen a mano porque la edad de la mquina moderna an no ha llegado a la produccin de estas pelotas, sino que tienen que ser cocidas a
mano, incluso en los EEUU. Las corrientes de la destruccin creativa
an no han penetrado esta pequea industria. La industria que produce las pelotas de bisbol es una reliquia de un extinto paradigma tecnoeconmico, para usar los trminos de Perez/Freeman. De ah que los
productores de pelotas de golf ms eficientes del mundo se encuentran
en los pases industrializados y obtienen un salario industrial de 9 dlares la hora. Los ms eficientes productores de pelotas de bisbol del
mundo se encuentran en Hait, trabajando 10 horas diarias por un salario horario de 30 centavos de dlar. La relacin de salarios entre ambos grupos de trabajadores, ambos en la misma industria e igualmente
los ms eficientes del mundo, se encuentra en alrededor de 30 a 1
(ibid.: 18).
Finalmente, tambin diferencia diversas fases en el proceso productivo de un solo bien, en que unas etapas son mejores y ms rentables que otras. El ejemplo que presenta es el de la produccin de pijamas en Repblica Dominicana: Durante la dcada pasada se crearon
ms de 400.000 nuevos empleos en la industria manufacturera de la
Repblica Dominicana. (...). Pero, para sorpresa de todos, ello no increment el bienestar en alguna medida. La explicacin radica en la forma
en que los mecanismos de mercado (...) asignan los precios de produccin con o sin progreso tcnico. La Repblica Dominicana produce
prendas de vestir, confeccionada con tela importada. Un pijama comprado en los EEUU hace 15 aos tena un cartelito que deca: Tela hecha en EEUU, cortada y ensamblada en la Repblica Dominicana. Ahora dice: Tela hecha y cortada en EEUU, ensamblada en la Repblica Dominicana. Qu haba pasado? Hace unos 10 aos una nueva tecnologa el corte con laser- golpe la industria de las prendas de vestir. Co-
aludiendo as al hecho de que no podemos seguir dependiendo de y exportando mayoritariamente materias primas tradicionales, que no generaran empleo ni mayores encadenamientos, al margen del carcter
errtico de sus precios. Consecuentemente, sera de primera prioridad
concentrarse en las exportaciones no tradicionales, que son las que supuestamente poseen un mayor valor agregado.
De hecho, a lo largo del oncenio que va de 1990 al 2000, la estructura de nuestras exportaciones mostr un promedio prcticamente
constante de ao a ao- del 68,6% para las exportaciones tradicionales, quedando el estrecho tercio restante para las no-tradicionales, segn cifras del BCR. No hubo, por tanto, progresos en esta materia durante el gobierno anterior. El gobierno actual insiste, nuevamente y
aparentemente con buenos motivos, en la necesidad de fomentar las
exportaciones no tradicionales (que, se supone, contienen un mayor
valor agregado), aunque desafortunadamente no se observan an las
polticas domsticas especficas que permitan vislumbrar avances en
esa direccin. Todo lo contrario, las exportaciones primarias son las
que ms vienen creciendo y no solo por razones coyunturales (por el
alza de precios internacionales), ya que los volmenes se vienen expandiendo a ritmos sorprendentes.
El problema con este criterio rector del valor agregado es que no
necesariamente refleja lo que nos conviene. Recordemos que ese concepto est compuesto por la sumatoria de los ingresos de los factores
de produccin (remuneraciones, ingresos de independientes, ganancias, rentas, intereses, etc.). Teniendo presente esta definicin, bien podra ser que alguna actividad tenga un elevado valor agregado, pero que
gran parte de l se vaya fuera del pas. Por ejemplo, las agencias de turismo generalmente son forneas y buen porcentaje del valor generado
regresa a su lugar de origen (las ganancias de las lneas areas y de las
propias agencias forneas, por ejemplo). Algo similar se argumenta para las exportaciones mineras y pesqueras, no siempre con toda razn.
Por lo dems, muy bien puede ser que tales exportaciones incluidas las no tradicionales agroindustriales- requieran elevados niveles de insumos importados, de fuerza de trabajo fornea y que, encima,
no se inserten en la localidad o regin en que surgen (enclaves), con
lo que no generan encadenamientos productivos y efectos multiplicadores beneficiosos. De manera que el valor agregado de las exportaciones puede ser muy elevado, pero su contribucin al desarrollo nacional
puede resultar despreciable o incluso negativa, sobre todo en el caso
que existan sustanciales deseconomas externas y rendimientos aceleradamente decrecientes.
Consecuentemente, requerimos de un concepto ms funcional a
nuestros intereses y que, a nuestro entender, consistira en establecer el
monto absoluto (y el porcentaje) que las exportaciones contienen de
valor agregado propiamente nacional, el de los insumos que se compran en el pas para generar tales exportaciones, el de los impuestos que
genera y el de las inversiones que motiva ese proceso en el nivel local o
regional, entre otros. Para ese fin contamos con el concepto de valor de
retorno de las exportaciones (VRE), desarrollado por economistas como Reynolds y Pearson e introducido en el Per por Rosemary Thorp
y Geoff Bertram en su magistral historia econmica de la economa peruana (de 1890 a 1977).
Una vez que tenemos en mente ese concepto, sern muy distintas las propuestas de poltica y la variedad de exportaciones y de productos para el mercado interno que habra que fomentar, puesto que
favoreceramos a las que generan directamente ms remuneraciones
para los pobladores de la localidad en donde se encuentran ubicados
los centros de produccin y a las que dan ms ganancias para los empresarios domsticos. As como, indirectamente, a las que promueven
inversiones adicionales en las regiones y las que exigen mayores compras de insumos, equipo y maquinaria de manufactura local, en especial si ellas son surtidas por las micro, pequeas y medianas empresas.
Con lo que el mercado domstico se ampliara y, probablemente tambin, mejorara la distribucin del ingreso nacional. Evidentemente,
por tanto, el nfasis de las polticas promocionales estara centrado as
en las capacidades domsticas, en la oferta de fuerza de trabajo local y,
sobre todo, de los insumos y equipo sencillo de origen interno.
Con lo que compartimos la conclusin de la profesora Thorp,
que nos dice que para estimular el desarrollo de un pas es necesario
desarrollar las capacidades para incrementar el valor de retorno. A la
larga, en la medida que con ello se logra una mayor integracin de las
producciones internas y se ampla el mercado domstico, tambin facilitaramos el logro de otro de nuestros grandes objetivos, el de mejorar
nuestra competitividad internacional.
En cuarta instancia, tiene que tomarse en cuenta las externalidades y efectos de transvase (spillover effect) que genera la produccin en
el mbito que nos interese.
En pocas palabras, nos conviene fomentar la produccin de bienes y servicios que respondan a los criterios antedichos: que generen
encadenamientos hacia delante, hacia atrs, en el consumo y fiscales;
que den lugar a inversiones con altos efectos multiplicadores; que se entrelacen en clusters y cadenas productivas; que tengan rendimientos
crecientes o constantes a escala; que se caractericen por altos valores de
retorno; que produzcan externalidades y efectos de spill-over positivos
sobre otras ramas econmicas y sobre la sociedad.
Evidentemente, siguen siendo vlidos los otros criterios, ms
convencionales: que sean intensivos en trabajo; que muestren bajas
propensiones marginales a la importacin; que posean elevados niveles
de valor agregado; que sustituyan importaciones; que diversifiquen exportaciones, etc. Est dems decir que no se pueden satisfacer todos estos criterios a la vez, pero habr que buscar siempre aquellos que avancen en la direccin de lograr esos criterios, en el marco de una creciente competitividad sistmica y ventajas comparativas dinmicas.
Lo que conduce necesariamente a una poltica de seleccin de ganadores en los ms diversos sectores y ramas econmicas, sobre la base de los criterios esbozados. Lo que indudablemente lleva a una conclusin muy distinta a la que se llega siempre en estos casos (a travs de los
libres mercados), que es la que nos dice que la dotacin de recursos
determina (y debe determinar) la especializacin productiva de un
pas, ajustndose a las ventajas comparativas (estticas). De esta manera, prcticamente siempre, salen ganando los segmentos primarios de
la economa peruana, comenzando con la minera que casi siempre genera los mayores mrgenes de ganancia. Pero, como ya lo hemos expresado en las secciones anteriores, ello solo lleva a reformar la enclavizacin de nuestras economa.
Conclusiones
En resumen, combinar lo propio de nuestras heterogneas culturas e imaginarios colectivos con los elementos aprovechables de la
llamada Globalizacin tecnolgica, productiva y financiera, descartando los elementos que puedan inhibir la ampliacin de los mercados locales y regionales, la reintroduccin modernizada de tecnologas propias, la creatividad y el potencial inmensos del artesano y del empresario nacionales, el uso racional y la renovacin de nuestras materias primas, el crecimiento de las ciudades intermedias, la recuperacin de patrones de consumo autctonos y la expansin de bienes de consumo
intensivos en materias primas locales, el desarrollo cientfico y tecnolgico autnomo, etc.
Ms an, bien entendida la propuesta, la necesidad de recuperar
las races ancestrales no implica reintroducir los quipus, emplear a la
gente como chasquis, restaurar los relojes de sol o utilizar las lneas de
Nazca para planificar las campaas agrcolas. En ltima instancia, lo
que se pretende es revalorar las creencias, las normas, los conocimientos, las expectativas y las culturas del multifactico Ande Profundo, sincrticamente quiz, para recuperar el sentido de la comunidad y para
asegurar los sentimientos de autoconfianza, orgullo y pertenencia de los
marginados, todas las que son necesidades fundamentales para la supervivencia y desarrollo del ser humano - ciertamente amparadas por
un estmago adecuadamente surtido. En ese entendido se podra marchar hacia una Economa de Mercado que no solo tendra rostro humano, como parece quererlo ciertos gobiernos, sino que tambin
afrontara las dolencias del cuerpo social, contando con una mente solidaria y un cuerpo equitativo y equilibrado.
La realizacin de un proyecto de esta naturaleza, sin embargo, requiere de la organizacin y movilizacin de la sociedad civil y sobre todo de las regiones, a fin de asegurar el sostenimiento de una estrategia
de desarrollo alternativa a la que se viene aplicando tercamente en el
pas desde hace una generacin y en contra de la gran mayora de la poblacin.
Notas
1
3
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noamericanas frente al eje de Estados Unidos Unin Europea, especialmente en el tema del comercio agropecuario. En efecto, el surgimiento del Grupo de los 20, liderado por Brasil, India y China, tuvo
el efecto de aglutinar a las naciones sudamericanas (todo el Mercosur,
excepto Uruguay; toda la CAN e incluso Chile), a varias centroamericanas, y otras tantas de Africa y Asia. El G-20 logr un importante poder negociador, y no puede ocultarse que en buena medida eso se debi al enorme peso comercial de China (recin ingresada a la OMC), la
importancia de India, y la disponibilidad de Brasil en asumir un papel
pblico de liderazgo. El G-20 fue constantemente atacado desde Washington y Bruselas, y varios miembros se retiraron desde Cancn, pero
su papel y constitucin ofrecen un ejemplo palpable de las posibilidades que tiene una negociacin coordinada entre las naciones del sur.
En segundo lugar, el colapso de la OMC en Cancn logr detener la expansin de los temas no-comerciales, como el manejo de los
flujos de inversin, las compras gubernamentales o las polticas domsticas de competencia. La OMC, bajo la presin en unos casos de Washington y en otros de Bruselas, sigue intentando convertir en mercaderas a diferentes clases de bienes y servicios, para inmediatamente ponerlos bajo el paraguas de sus reglas globales de comercio. De esta manera las capacidades de los Estado-nacin en generar sus propias polticas domsticas se pierde.
Un tercer aspecto indica que la debacle de Cancn dej a todo el
aparato de la OMC fuertemente deslegitimado, tanto ante muchos gobiernos como frente a la sociedad civil. La insistencia en mecanismos
que no son democrticos, las presiones comerciales, la falta de transparencia, y la prepotencia con las pequeas naciones del sur, fueron ingredientes claves en desbaratar el encuentro en su ltima sesin.
Sin embargo, como cuarto asunto, se debe reconocer que el colapso de la OMC dej a las pases del sur sin un escenario claro para reconstruir un acuerdo comercial que sea multilateral. La ausencia de
acuerdo en esa organizacin dej abiertas las puertas a los convenios
bilaterales, o de un pas grande con varias naciones pequeas justamente la estrategia de Estados Unidos. Es una crisis que se suma a otras
en el campo de la Organizacin de las Naciones Unidas, donde los
acuerdos multilaterales, esencialmente polticos, se debilitan.
Finalmente, varias negociaciones continentales, y entre ellas especialmente el ALCA, estaban atadas a los acuerdos que eventualmente se deberan haber alcanzado en la OMC. En especial se esperaba
un acuerdo agrcola que permitiera destrabar a su vez las discusiones
sobre ese sector en las Amricas. Al descarrilarse la OMC, se asest un
duro golpe al ALCA.
Los intentos que se han sucedido a lo largo del primer semestre
de 2004 por reflotar la ronda de negociaciones de la OMC no han tenido xito. Tampoco es evidente que la mayor parte de los gobiernos de
Amrica Latina reflexionaran sobre estas implicancias, y redisearan
sus estrategias de insercin internacional. La mayor parte de ellos se
han desentendido de experiencias exitosas como el G-20, mientras que
varios insisten en acuerdo tipo ALCA con Estados Unidos, justamente
en sentido contrario a las lecciones que dej el colapso de Cancn.
Un ALCA flexible y mnima
Las negociaciones del ALCA repiten muchos de los problemas
que enfrenta la OMC. En ella, los Estados Unidos promueve un gran
acuerdo de libre comercio para las Amricas, que es esencialmente asimtrico: se exige la liberalizacin comercial en muchos rubros, con
normas vinculantes en otros terrenos como las inversiones, propiedad
intelectual, personal extranjero, compras de los gobiernos, servicios,
etc., pero simultneamente Washington mantiene diversos tipos de
protecciones en sus propios sectores claves. La mayor disputa se daba
por los reclamos de una apertura real del comercio agrcola, exigiendo
que Estados Unidos abandonara sus protecciones, los precios mnimos
al productor y las cuotas. Washington (junto a Canad) ha rechazado
una y otra vez varias de estas demandas.
Por otro lado, EE.UU. reclamaba una apertura a los mercados de
bienes manufacturados y servicios, nuevas disciplinas en las compras
gubernamentales que permitiera una libre concurrencia de las empresas extranjeras, beneficios migratorios y laborales para ejecutivos de
empresas transnacionales, y mayores aperturas en las inversiones, en
especial con un rgimen de derechos de propiedad intelectual anlogo
a la legislacin estadounidense. Brasil, Argentina y algunos otros pases
rechazaban ceder en algunos de estos terrenos.
nes del ALCA desaparecen. En efecto, el acuerdo logrado en 1998 (primero en la ministerial de Costa Rica y luego en la presidencial de Santiago) de un compromiso nico (single undertaking), y la consideracin
de todos los temas, sin exclusiones, han quedado por el camino.
En Miami se gener as un nuevo acuerdo, bajo nuevas reglas,
aunque se mantienen, por un lado la misma meta de liberalizar el comercio hemisfrico, y por el otro, el apego a una visin mercantilista
del desarrollo. El ALCA permanece como un proceso de negociacin,
mantenindose abiertos todos los grupos de negociacin (acceso a
mercados, agricultura, inversiones, compras gubernamentales, inversiones, subsidios, derechos de propiedad intelectual, antidumping y
medidas compensatorias etc.). Est claro que se renuncia a una liberalizacin comercial sustantiva en todos esos sectores y para todos los
pases. Estados Unidos y Canad no reducirn sus subsidios ni abrirn
sus mercados; mientras que Brasil y otros pases mantendrn sus privilegios, por ejemplo, en las compras gubernamentales. Finalmente, es
poco probable que se llegue a la fecha del 2005 con una aprobacin del
tratado.
Los ministros indican que el acuerdo debe ser flexible tomando en cuenta las necesidades y sensibilidades de todos los socios del
ALCA. Tambin debe ser equilibrado para abordar las diferencias en
los niveles de desarrollo y tamao de las economas del Hemisferio,
mediante varias disposiciones y mecanismos. Se concluye entonces
que los pases pueden asumir diferentes niveles de compromisos. Se
apunta as a lograr un nuevo acuerdo sobre un conjunto de derechos y
obligaciones mnimas en los diferentes temas comerciales. Se conformara un piso mnimo de obligaciones y posibilidades, aunque quedan pendientes cuestiones clave, como la forma bajo la cual se determinar ese mnimo comn denominador.
A partir de ese acuerdo bsico quienes deseen avanzar ms all en
liberalizaciones o disciplinas comerciales, podrn hacerlo por medio de
convenios plurilaterales. Los ministros indican que los pases que as
lo decidan, dentro del ALCA, puedan acordar beneficios y obligaciones
adicionales (lo que explica el nombre de ALCA a la carta, donde cada uno escoge un men de platos y debe decidir cunto comer de cada
1960
1980
1999
6.0
25.9
3.7
34.6
4.3
83.2
sera una simplificacin), sino que es algo ms profundo: es la imposicin de una nueva manera de generar reglas y normas, que no tiene necesariamente una ubicacin geogrfica.
Esta nueva racionalidad operar sobre todas las naciones, y eso
hace que tambin EE.UU. la sufrir, y sus ciudadanos podrn estar
afectadas por ella. Esto se debe a que las empresas transnacionales quedan desvinculadas de sus pases de origen, y ellas pueden demandar no
slo a otras empresas, sino a los Estados. Por lo tanto emerge un serio
problema de erosin del Estado-nacin.
Temas sociales y ambientales estancados
Las resoluciones del ALCA en Miami fueron un nuevo paso atrs
en incorporar los temas ambientales y laborales. En el ltimo borrador
del acuerdo ministerial, exista una resolucin para crear un grupo
consultivo sobre temas laborales y ambientales, el que debera discutir
y desarrollar opciones para abordar esas cuestiones. Todo ese prrafo
fue excluido de la declaracin final. Este hecho parece deberse a una
triste complicidad, donde naciones como Estados Unidos y Canad los
promueven, seguros que alguna nacin del sur los rechazarn, cosa que
siempre sucede.
La resolucin final tambin reitera el apoyo a un programa de
cooperacin hemisfrica y a la participacin de la sociedad civil. Los
avances en esos campos, as como en la implementacin de las agendas
sociales de las cumbres presidenciales, no existieron o bien son menores. Hasta ahora la presencia de la sociedad civil se ha recostado sobre
los foros empresariales, que logran una comunicacin directa con los
ministros, mientras los mecanismos para la presencia de organizaciones sociales y sindicales sigue enfrentando todo tipo de trabas. En esta
materia los ministros indican el inters de crear un comit consultivo
de la sociedad civil pero slo a partir de su entrada en vigencia. Por lo
tanto permanecen todos los problemas conocidos de limitaciones a la
informacin y a la participacin en las negociaciones del ALCA (ver
por ejemplo los ensayos en Lara y Pey, 2000).
Las presiones ciudadanas contra el ALCA son de tal envergadura, que Washington lanz la idea de una cumbre presidencial extraor-
presas a la reforma del sistema financiero internacional, desde la defensa de los derechos de propiedad a proclamar la importancia del papel
de la mujer, del apoyo a los pueblos indgenas al combate contra el
SIDA.
Pero la declaracin muestra una fuerte tensin entre las declaraciones y ambiciones sociales y las realidades de las negociaciones comerciales. Si los presidentes se tomaran en serio metas como la proteccin del empleo o la liberalizacin del comercio agrcola, la marcha de
las negociaciones comerciales seran muy diferentes. De esta manera
esta cumbre, as como las anteriores celebradas en Miami, Santiago y
Qubec, terminan desarrollndose en un carril separado que no alcanza a rectificar y reformular los acuerdos comerciales del ALCA.
Por ejemplo, en el captulo sobre desarrollo social los presidentes
se refieren a las migraciones, donde indican que para aquellos que se
trasladan en busca de trabajo se deben asegurar empleos decentes. La
Declaracin de Nuevo Len no presenta acciones concretas en ese
sentido, pero ms all de eso, los borradores de los acuerdos comerciales del ALCA apuntan a un comercio desigual que sin duda afectar el
empleo (sea enfatizando un modelo de bajsimas remuneraciones y
malas condiciones, propio de las maquilas, o por impedimentos al libre
flujo de la fuerza del trabajo). Por lo tanto, la marcha de los acuerdos
comerciales en muchos casos apunta en direccin contraria a las aspiraciones sociales y desarrollistas de los presidentes.
En estas negociaciones incluso se olvida que si cualquiera de los
gobiernos intentara llevar a la prctica algunas de esas medidas sociales o ambientales, seguramente sern necesarias intervenciones estatales y regulaciones de los mercados. Ese tipo de medidas no es posible
dentro del ALCA; incluso el acuerdo comercial cuenta con mecanismos
para desmontar la aplicacin de esas posibles medidas, las que son calificadas como distorsiones de mercado o trabas a la libre inversin.
De esta manera, las actuales negociaciones del ALCA por niveles se
mantienen ensimismadas en el campo comercial, donde unos y otros
buscan algunas pequeas ventajas econmicas, a costa de olvidar una
vez ms las dimensiones sociales y ambientales.
El ALCA se paraliza
El panorama a comienzos del ao 2004 muestra un ALCA estancada. El mandato de los ministros acordado en Miami (2003) no logr
un nuevo impulso con la cumbre presidencial de Monterrey. El primer
encuentro del Comit de Negociaciones Comerciales del ALCA, que se
celebr en Puebla (Mxico), ni siquiera logr poner en marcha lo que
se haba acordado unos meses antes en Miami. En una serie de movimientos, en ocasiones desesperados, Estados Unidos llam a reuniones
informales de grupos muy pequeos de pases para destrabar la situacin. Se celebraron encuentros en Buenos Aires sin que se consiguiera
ningn avance. En esas reuniones participan usualmente EE.UU., Canad, Mxico, Costa Rica, Chile, Ecuador, Venezuela, y los representantes del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Los presidentes del ALCA, Brasil y Estados Unidos, regularmente evitan reconocer el fracaso. Ademar Bahadin, negociador por Brasil, ha sostenido que no hay crisis, sino que estamos trabajando para
que en el menor plazo posible tengamos resultados muy positivos. Peter Allgeier, de Estados Unidos, de alguna manera reconoci las dificultades en llegar al 2005 con un acuerdo, aunque busc subrayar algunos
hechos positivos.
Estas divergencias se dan a pesar que el Mercosur flexibiliz sus
posiciones en algunos temas. El bloque del sur ofreci a Estados Unidos un tratamiento nacional a las empresas proveedoras de servicios,
buscando como contrapartida un mayor grado de apertura de su mercado agrcola. Esta intencin no fructific y se mantuvieron las discrepancias en temas como agricultura, acceso a mercados, propiedad intelectual, servicios y derechos antidumping. Los delegados de EE.UU. insistan en que ya haban reducido sus ambiciones en temas como servicios, inversiones y propiedad intelectual, reclamando mayores contrapartidas del Mercosur.
A su vez el bloque del Sur repeta que ya haba realizado esas mejoras. Se volvi a criticar los subsidios agrcolas de Estados Unidos;
Martn Redrado, secretario de comercio internacional de Argentina,
afirm a la prensa que Estados Unidos quiere tener la posibilidad de
reintroducir los subsidios, y para nosotros deben eliminarse por com-
admiti que las naciones Latinoamericanas son los hermanos menores, y Estados Unidos es el hermano mayor.
Por el otro lado se encuentra Brasil, junto a Venezuela y Argentina en la mayor parte de las ocasiones. Brasil mantiene una posicin
pragmtica; aspira a seguir su propio camino en las negociaciones del
ALCA, buscando proteger algunos sectores claves mientras que reclama
asegurarse algunas concesiones desde Washington. Venezuela en cambio invoca posturas principistas. Brasil cuenta en casi todos los casos
con el apoyo argentino, aunque existen diferencias.
Argentina comparte muchas posiciones brasileras, pero debe recordarse que los dos pases siguen manteniendo estrategias muy distintas en otros campos, en especial las relaciones con los organismos financieros internacionales. En ese sentido, el presidente Nstor Kirchner regularmente cuestiona a instituciones como el FMI, a la par que su
gobierno se encuentra en moratoria y plantea una renegociacin de su
deuda externa con importantes quitas y topes a los pagos. Por el contrario, el gobierno de Lula da Silva en Brasil no slo no cuestiona esa
arquitectura financiera internacional, sino que sigue sus indicaciones,
y en algunos casos va ms all de sus pedidos buscando expresar as una
supuesta seriedad econmica.
Al ncleo duro de Brasil y Argentina, en las ms recientes negociaciones se han sumado tambin los otros dos socios del MERCOSUR (Paraguay y Uruguay a regaadientes), junto a Venezuela, y la novedad ha sido que estn ms cercanos Bolivia y varios pases del Caribe.
En estos momentos las interacciones entre estos dos grupos de
pases hace que las negociaciones sean tensionadas, con algunas avances y retrocesos. Pero el peso del agrupamiento de Brasil-Argentina es
insuficiente para modificar sustancialmente las metas comerciales del
ALCA, o para modificar el avance de los acuerdos de libre comercio en
Centroamrica o la regin Andina. A su vez, las naciones andinas estn
ilusionadas con rpidas ventajas comerciales, y atrapados parcialmente
por los actuales convenios de preferencias arancelarias, prefieren un
tratado de libre comercio con Washington que entrar en explorar un
camino autnomo con sus vecinos del sur.
co de los acuerdos que en esa materia se logren dentro de la OMC (especficamente en el convenio sobre servicios GATS). Limitar los asuntos en patentes y propiedad intelectual a la cooperacin tcnica, lo que
implica por un lado no avanzar en disciplinar ms exigentes tales como
exige Washington y por el otro, atender algunos requisitos de la OMC
en esa materia de manera de evitar demandas (Folha de Sao Paulo, 7
abril 2004).
Un acuerdo entre la CAN, permitira incorporar a Colombia y
Ecuador, y por cierto ese paso tiene aspectos positivos potenciales. Esa
negociacin viene avanzando lentamente, y se espera que se concrete
en 2004, con lo que se constituir una zona que abarca nueve pases con
ms de 350 millones de habitantes. La desgravacin arancelaria prevista ser paulatina, con perodos escalonados de hasta quince aos, con
salvaguardas para algunos rubros sensibles como agropecuaria, automotores y siderurgia.
Actualmente los dos bloques tienen un intercambio comercial
pequeo (5 790 millones de dlares). Desde la ptica de la CAN, del total de sus exportaciones de ms de 50 mil millones de dlares, slo 1
429 son dirigidas al Mercosur (mientras que venden ms de 23 mil millones hacia el NAFTA). Ese tipo de hechos explica que el acuerdo CAN
Mercosur tenga un mayor contenido poltico, muchas ms potencialidades a futuro (especialmente para expandir el comercio intra-regional), frente a ms inciertas ventajas econmicas presentes.
Sin embargo debemos preguntarnos el valor de esta estrategia:
de qu sirve tener ms y ms miembros asociados dentro de una zona
de libre comercio? Chile ha estado por aos bajo esa categora dentro
del Mercosur, y en los hechos no ha compartido las posiciones negociadoras del bloque y por el contrario ha actuado funcionalmente a los intereses de Washington. Esta es una pregunta clave frente a la actual estrategia de Brasil de ampliar el Mercosur, y merece un anlisis detallado. Est claro que existen varias resistencias a entrar en convenios
ms estrechos con Brasil, incluyendo cierto miedo a la reproduccin de
algn tipo de imperialismo a escala regional. Pero precisamente por
eso el proceso de integracin debera ser ms poltico que comercial, en
el sentido de lograr estructuras y mecanismos compartidos en la toma
cesitadas de inversin extranjera, esas condiciones determinan las decisiones a todo nivel.
Por lo tanto, frente al estancamiento del ALCA y la proliferacin
de los TLCs, est claro que nos encontramos ante un problema que es
mucho ms que una lucha entre pases, o una cuestin de geografa. Incluso es ms que un mero debate comercial. Las insistencias con los
TLCs obliga a poner nuevamente en discusin nuestras ideas sobre el
desarrollo, sobre el papel del Estado y sobre las formas en que se hace
poltica.
Para salir del laberinto: regionalismo autnomo
Los TLCs no ofrecen una opcin aceptable de desarrollo ya que
inhiben las estructuras que permiten disear las estrategias de desarrollo, pero adems limitan seriamente la puesta en prctica de cualquier
medida concreta que afecte ciertos flujos comerciales. En efecto, los
TLCs no slo afectan directamente los procesos productivos sino que
generan las reglas por las cuales se construyen y estructuran los procesos productivos. Estos y otros problemas han sido advertidos desde varios frentes (varios artculos en este volumen ofrecen argumentos claves; ver adems RMALC, 1997; Pinheiro Guimares, 1999; Arroyo P. y
colab, 2001).
Por lo tanto es imprescindible buscar una alternativa a propuestas como el ALCA o los TLCs actuales. Esta necesidad se hace todava
ms urgente en tanto las opciones alternativas en disputa, como por
ejemplo la posicin de Brasil y el Mercosur, repiten de otra manera ms
o menos la misma frmula de una zona de libre comercio. Por lo tanto
es esencial un programa alternativo que tenga una nueva base conceptual y se acompae con medidas prcticas de aplicacin.
En ese sentido, la propuesta que est explorando D3E / CLAES se
basa en el concepto de regionalismo autnomo. En este caso el punto
de partida se inicia con poner en primer plano el problema de la autonoma los pases Latinoamericanos mantienen una soberana formal
y han perdido la autonoma de generar sus propias estrategias de desarrollo en forma independiente y autnoma. De hecho los TLCs no afectan la soberana pero reducen todava ms la autonoma.
Bajo las actuales circunstancias nacionales de desarrollo y el contexto de globalizacin actual, cualquier proceso que intente una recuperacin de autonoma nacional necesariamente se debe hacer en forma coordinada con los pases vecinos. En efecto, los intentos nacionales de autonoma que logren una desarticulacin selectiva con las relaciones de dependencia, pueden ser fcilmente atacados desde los mbitos empresariales y financieros, y adems contarn con una base nacional de resistencia poltica que los podra detener. La situacin del gobierno Lula y su insistencia en lograr la confianza de los mercados es
un claro ejemplo de las limitaciones actuales. La situacin sera muy
distinta si se coordina un programa alternativo de desarrollo, por ejemplo, entre los miembros del Mercosur, o los miembros de la CAN.
Una vez establecida esa condicin est claro que la autonoma
debe enfocarse regionalmente, y que por lo tanto el desarrollo deber reorientarse hacia las necesidades claves de las poblaciones de cada uno
de nuestros pases. En lugar de seguir con flujos exportadores de alimentos hacia Europa o Asia, la produccin nacional debe atender en
primer lugar las demandas nacionales y de los pases vecinos dentro de
la regin. Por lo tanto la propuesta de regionalismo autnomo no est
en contra del comercio, sino que apuesta a un comercio regulado desde las prioridades polticas y orientado a las necesidades de las personas, y no de los flujos financieros. Es un paso necesario tambin para
terminar con la competencia mutua que mantienen los Latinoamericanos en exportar los mismos commodities.
En este caso es indispensable una redefinicin de la soberana, en
tanto se necesita fortalecer los espacios regionales con mecanismos supranacionales. La supranacionalidad tanto normativa como institucional es un paso indispensable para poder generar los mecanismos de implementacin de estrategias de desarrollo regional. En ese contexto se
pueden aplicar instrumentos de complementacin productiva, acciones de compensacin, aliento a la creacin de polos tecnolgicos, etc.
Las resistencias mayores aqu se encuentran en Brasil, y eso explica en
parte el debate sobre la constitucin efectiva de un Parlamento del
Mercosur as como la insistencia en mantener convenios inter-gubernamentales. Brasilia se resiste a la supranacionalidad en tanto eso significa ceder parte de su soberana; desea un Mercosur ms unido pero
sin supranacionalidad, y por lo tanto el resultado es un bloque desunido (ver por ejemplo Botafogo Gonalves y Lirio, 2003). Es necesario generar el debate sobre la soberana ligado a la cuestin de la autonoma,
donde lo que se cede en soberana formal permite aumentar la autonoma propia y regional.
Se apele a un mecanismo o a otro, es indispensable contar con
una institucionalidad poltica regional que sea democrtica y representativa. No basta con reproducir la experiencia europea del Parlamento
Europeo, ya que se existe mucha evidencia del dficit democrtico de
las instituciones de la UE. Por ese tipo de razones, la propuesta del regionalismo autnomo contempla potenciar los mecanismos democrticos a nivel de cada Estado, a nivel regional en espacios generados desde los estados miembros de los bloques, pero tambin con espacios independientes asentados directamente en la ciudadana.
Es cierto que la propuesta del regionalismo autnomo es compleja, y en algunos aspectos incompleta. Pero el punto central es que
brinda una oportunidad para repensar la integracin regional donde
contamos con medidas concretas para salir del laberinto de los TLCs y
reconstruir el desarrollo nacional simultneamente con el sueo de la
integracin Latinoamericana.
Bibliografa
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1997 Espejismo y realidad: el TLCAN tres aos despus. RMALC, Mxico.
IISD y WWF
2001 Private rights, public problems. IISD y WWF, Manitoba.
E. Gudynas es analista de informacin en D3E (Desarrollo, Economa, Ecologa y Equidad Amrica Latina) / CLAES (Centro Latino
Americano de Ecologa Social). El presente artculo est basado en
textos publicados por CLAES D3E y en Tercer Mundo Econmico; estos y otros artculos disponibles en www.integracionsur.com