ESTUDIOS VASCOS

Bilbao, 18 de julio de 1936

Jos Manuel Azcona Pastor*

Julen Lezamiz Lugarezaresti**

RESUMEN Bizkaia siempre fue una pieza fundamental en el entramado poltico-social y

LABURPENA econmico de la Segunda Repblica espaola. Desde la victoria en las urnas del
ABSTRACT Frente Popular en febrero hasta el alzamiento subversivo del 18 de julio de 1936,
las partes enfrentadas, gubernamentales y favorables a la sublevacin armada,
idearon sus propias estrategias para conseguir el control de la provincia, y sobre
todo de su capital Bilbao como garanta segura de xito. Los sublevados fracasarn
HQVXLQWHQWRGHDO]DPLHQWRHQ%L]NDLD\%LOEDRFRQWLQXDUiHODOD5HS~EOLFDHQ
lo que podramos denominar una ciudad abierta.

Bizkaia beti izan zen funtsezko osagaia Espainiako Bigarren Errepublikaren

sare politiko, sozial eta ekonomikoan. Fronte Popularrak 1936ko otsailean
hauteskundeak irabazi zituenetik uztailaren 18ko altxamendu subertsibora arte,
bi aldeek gobernuaren aldekoek eta altxamendu armatuaren aldekoek beren
estrategiak sortu zituzten probintzia eta, batez ere, Bilbo kontrolatzeko, horrek
arrakasta bermatuko zielakoan. Matxinatuek ez zuten altxamendurik egiterik izan
Bizkaian, eta Bilbok Errepublikarekin leial jarraitu zuen, eta hiri irekia izan zela
esan liteke.
Bizkaia was always a cornerstone in the political, social and economic fabric of
the Second Spanish Republic. From the electoral victory of the Popular Front in
February to the subversive military insurrection of 18 July 1936, the warring fac-
tions - pro-government and pro-armed uprising, designed their own strategies to
gain control of the province, and especially the capital city Bilbao, as a guarantee
for success. The insurgents would fail in their attempt at insurrection in Bizkaia,
and Bilbao would remain faithful to the Republic, in what we might call an open
city.

PALABRAS CLAVE Bizkaia, Bilbao, Segunda Repblica, Alzamiento, Frente Popular.

GAKO-HITZAK Bizkaia, Bilbo, Bigarren Errepublika, altxamendua, Fronte Popularra.
KEY WORDS Bizkaia, Bilbao, Second Republic, Insurrection, Popular Front.

* Universidad
Rey Juan Carlos
** Universidad del Pas Fecha de recepcin/Harrera data: 17/04/2012
Vasco UPV/EHU. Fecha de aceptacin/Onartze data: 06/09/2012 95

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Bizkaia, una de las provincias de mayor riqueza econmica en Espaa, 1. VIOLENCIA POLTICA
no poda sin duda quedar al margen de los planes de alzamiento nacio- EN BIZKAIA ANTES DEL
nal que los sublevados contrarios a la Repblica espaola instaurada en ALZAMIENTO DE 1936
1931 tenan preparado para el 18 de julio de 1936. Su ingente nmero
de empresas siderrgicas y navales le conferan una importancia vital
en el desarrollo de las necesidades blicas si el alzamiento triunfaba y
haba que hacer frente a las hostilidades. Pero los sublevados, an con-
tando con un gran nmero de elementos leales al golpe de Estado que
provenan sobre todo de las capas sociales ms altas y de la arraigada
tradicin carlista, tambin eran conscientes de dos situaciones bien di-
ferentes: una, la histrica actividad fabril les aportaba una fuerte oposi-
cin en lo referente a movimiento obrero de ideologa troncal marxista,
y dos, su idea de unidad patritica de Espaa chocaba con el naciona-
lismo independentista vasco. Con estas dos situaciones en su contra, los
sublevados optaron por hacer uso en esta provincia del plan que haban
de aplicar en el resto de la Repblica: un alzamiento encabezado y di-
rigido por fuerzas militares, apoyado en todo momento por elementos
civiles comprometidos1.
A partir de las elecciones de febrero de 1936 la situacin tanto polti-
ca como social se agrav notoriamente en Espaa. La opinin pblica
estaba dividida entre los diversos partidos polticos de derechas e iz-
quierdas, y la lucha entre los mismos adquira cada vez ms tintes de
una inusitada violencia desconocida hasta entonces2. Los partidos de la
derecha opinaban que las formaciones polticas de la izquierda traba-
jaban para imponer un plan revolucionario, inculcando entre las masas
un odio feroz a cuanto proviniera de la derecha y de sus principios de
patria, orden y religin; tambin mantenan que estos partidos se haban
hecho dueos de las calles con el beneplcito de las autoridades gu-
bernamentales, que les amparaban en sus provocaciones e incidentes,
sobre todo a miembros de Falange Espaola. El plan revolucionario
al que hacan alusin era la supuesta e inminente implantacin de una
dictadura comunista sovitica, y los medios hbiles para llegar a ella,
las huelgas, la violencia y los incidentes, hacan que la situacin del
orden pblico fuera realmente catica. En la calle se daba por hecho

1 Gran parte de la documentacin recogida por el bando nacional se encuentra en la

Causa General, Archivo Histrico Nacional, Madrid y Centro Documental de la Memoria
Histrica, Salamanca. Para la provincia de Bizkaia, cajas 1332 y 1333. Para consultar lo
referente a Gipuzkoa, caja 1334; y para Araba, caja 1337.
2 Eduardo GONZLEZ CALLEJA, Contrarrevolucionarios. Radicalizacin violenta de
las derechas durante la Segunda Repblica, 1931-1936, Alianza Editorial, Madrid, 2011.
Fernando DEL REY (dir.), Palabras como puos. La intransigencia poltica en la Segunda
repblica espaola, Tecnos, Madrid, 2011. Jos Manuel MARTNEZ BANDE (ponente),
Nueve meses de guerra en el norte. Monografas de la guerra de Espaa, n 4, Librera
96 Editorial San Martn, Madrid, 1980.

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la inminente revolucin y se comentaba que la de 1934 haba sido slo

un ensayo3.
Durante los meses posteriores a febrero de 1936 el Gobierno repu-
blicano tuvo que poner a discusin en el Congreso varios dictmenes
GHOD&RPLVLyQGH-XVWLFLDVREUHHOSUR\HFWRGHOH\SDUDPRGLFDUOD
ley de Orden publico, que abarcaban leyes de excepcin, legislacin
en materia de terrorismo y suspensin de las garantas constitucionales
con repetidas prrrogas, hasta cuatro, del estado de alarma. Ante esta
situacin de inestabilidad, el Gobierno decret, a partir del 14 de junio,
la clausura de los centros de los partidos derechistas de Renovacin Es-
paola y Crculo Tradicionalista, pero tambin de los ateneos libertarios
anarcosindicalistas. La provincia de Bizkaia no se libr de las decisio-
nes del Gobierno y, por medio de un bando del 15 de junio, el goberna-
dor civil Jos Echevarra Novoa, con facultades extraordinarias para el
mantenimiento del orden pblico y para el uso que las circunstancias
demandasen, instaur el estado de alarma en la provincia4.
En la histrica sesin de las Cortes del Gobierno en Madrid del 16
de junio, Gil Robles, lder de la oposicin y de la CEDA, arremeta
contra el ejecutivo al plantear la cuestin del orden pblico con una
presentacin de datos estadsticos sobre, segn su opinin, la subver-
sin moral y material que ofreca Espaa. Argumentaba que desde el
16 de febrero el Gobierno ya se hall con problemas de orden pblico
RULJLQDGRV SRU OD GLFXOWDG GH FXPSOLU GLYHUVRV SXQWRV GHO SURJUDPD
poltico del Frente Popular y que las consecuencias no podan ser ms
desfavorables para la gestin del propio Gobierno, que deba dominar
la subversin tanto en partidos de derecha como de izquierda, pero sin
echar la culpa de ello a los elementos contrarios polticamente5. La

3 AHN, Causa General, caja 1333, expediente 2. La revolucin de octubre de 1934 en

Bizkaia fracas por la enrgica represin llevada a cabo por el entonces gobernador mili-
tar, Alejandro Velarde, y por el jefe militar del batalln de montaa acuartelado en Bilbao,
teniente coronel Joaqun Ortiz de Zrate, de los que hablaremos en apartados posteriores.
Vase lo que sobre el mito del golpe comunista escribe Eduardo GONZLEZ CALLEJA,
Contrarrevolucionarios..., pgs. 329-339.
4 El Pueblo Vasco de 15 de junio de 1936. Decreto de la presidencia del Consejo de mi-
nistros del 13 de junio en base al artculo tercero de la ley de Orden Pblico de 28 de julio
de 1933.
5 Sesin de Cortes ntegra recogida en El Pueblo Vasco de 17 de junio de 1936. Los datos
aportados por Gil Robles son demoledores, con cifras que abarcan desde el 16 de febrero
hasta el 15 de junio: iglesias destruidas, 160; asaltos de templos e intento de incendio, 251;
muertos, 269; heridos, 1287; otras agresiones, 215; atracos, 138; tentativas de atraco, 23;
centros destruidos, 69; asaltos de centros, 312; huelgas generales, 113; huelgas parciales,
228; peridicos destruidos, 10; asaltos a peridicos, 33; explosiones de bombas, 148; bombas
recogidas sin explotar, 78. Y desde el 13 de mayo hasta el 15 de junio, con Casares Quiroga
como jefe de Gobierno: iglesias destruidas, 36; asaltos de templos e intento de incendio,
34; muertos, 65; heridos, 230; atracos, 24; centros destruidos, 9; invasiones, incautaciones,
asaltos, 46; huelgas generales, 79; huelgas parciales, 92; explosiones de bombas, 46.
Otros datos en Eduardo GONZLEZ CALLEJA, Contrarrevolucionarios..., pgs. 310-329. 97

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posterior intervencin de Calvo Sotelo, lder de Renovacin Espaola,

tuvo un efecto demoledor para sus contrincantes polticos, al exponer
que Espaa padece el fetichismo de la turbamulta, que no es el pueblo,
VLQRODFRQWUDJXUDGHOSXHEOR6HJULWD6RPRVORVPiV*ULWRGHWULEX
no de civilizacin. La turbamulta es la minora vestida de mayora con
el ademn soez y con la ferocidad en la accin. Y esto es lo que hoy
impera en Espaa. La horda triunfa, porque el Gobierno no quiere o no
puede rebelarse contra ella6.
En la provincia de Bizkaia desde que se implant la Segunda Repu-
blica los partidos de derecha adolecan de una representacin poltica
fuerte para enfrentarse con sus enemigos polticos. No as estos, que
contaban entre sus lderes ms destacados a Indalecio Prieto para el
socialismo, Dolores Ibarruri para el comunismo y Jos Antonio Agui-
rre para el nacionalismo vasco. La derecha vizcana se apoyaba en un
reducido nmero de partidos monrquicos y tradicionalistas y en los
peridicos El Nervin y El Pueblo Vasco de Bilbao como rganos in-
formativos con el deseo de que la opinin espaola de la provincia
pudiera sustentar sus ideas en contra de la informacin doctrinal de los
enemigos de Espaa7. Pero la situacin se agravara con la victoria
poltica del Frente Popular8. Desde febrero hasta julio de 1936 la per-
secucin gubernamental hacia la derecha se hizo ms patente con las
repetidas clausuras e intentos de disolucin de los centros de Falange
en la provincia y con los registros de los Crculos Tradicionalistas, de-
WHQLHQGRFRQIUHFXHQFLDDDOLDGRVGHDPEDVIRUPDFLRQHV/DHVSLUDO
de violencia y el ambiente propicio en la lucha poltica repercuta no
slo en la capital, Bilbao, con perturbaciones de carcter grave, sino
en el resto de pueblos de la provincia. En las fbricas y empresas se
coaccionaba a los obreros de pensamiento poltico conservador y se
DPHQD]DEDDORVSDWURQRVTXHVHQHJDEDQDGHVSHGLUOHV&RQODVGLFXO-

6 El Pueblo Vasco de 17 de junio de 1936. Una frase hiriente de Calvo Sotelo contra
Casares Quiroga provoc un enorme escndalo y algunos diputados abandonaron sus
escaos y trataron de agredir a Calvo Sotelo. En la madrugada del 13 de julio Calvo Sotelo
era asesinado en Madrid, acelerando el alzamiento subversivo.
7 El Pueblo Vasco fue fundado en 1910 por Gabriel Mara Ybarra Revilla. Prueba de la
DXVWHULGDG\VDFULFLRFRQTXHHVWHSHULyGLFRVHLPSXVRODDOWDPLVLyQGHGHIHQGHUD(VSDxD
VX FRQWDELOLGDG HUD GHFLWDULD FXELHUWD SRU VX SDGUH FRQ D\XGD GH DPLJRV \ SDULHQWHV
en Javier YBARRA BERG, Mi diario de la Guerra de Espaa: 1936-1939, Imprenta
Provincial de Vizcaya, Bilbao, 1941. Para conocer la trayectoria poltica en Bizkaia desde
1875 y el resumen de la historia poltica de El Pueblo Vasco, ver: Javier YBARRA BERG,
Poltica nacional en Vizcaya, de la Restauracin a la Repblica, Instituto de Estudios
Polticos, Madrid, 1947; Alfonso SNCHEZ-TABERNERO, El Correo espaol-El Pueblo
vasco y su entorno informativo (1910-1985), EUNSA, Pamplona, 1989; Gabriel PLATA, La
derecha vasca y la crisis de la democracia espaola (1931-1936), BFA/DFB, 1991.
8 La derecha consigui 56.237 votos, el Frente Popular, 81.429, y los nacionalistas
98 vascos, 79.088.

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tades existentes para organizar manifestaciones pblicas y hacer alarde

de su fuerza, los partidos de izquierda utilizaban los entierros de alguno
de sus militantes o parientes. Con este pretexto acudan a cientos para
despus recorrer las calles de Bilbao o pueblos de la provincia retando
y provocando a todo lo que tuviera que ver con la derecha, con trgicas
FRQVHFXHQFLDVDOJXQDVYHFHVFRPRODPXHUWHGHXQWUDQYLDULRDOLDGR
al Partido Albianista. Tambin se producan violentos incidentes en las
calles, casi siempre con la utilizacin de palos como arma, cuando los
muchachos que vendan y voceaban el semanario falangista Arriba eran
perseguidos y golpeados por elementos de izquierda para impedirles
la venta. En la localidad de Bermeo algunos miembros de Renovacin
Espaola que acudieron a un acto pblico, fueron recibidos a tiros y su
vehculo fue quemado. En la localidad de Algorta elementos de izquier-
da obligaron a la Guardia Civil para que cacheara a los asistentes de
un evento tradicionalista; cuando se convencieron de que los asistentes
no llevaban armas, los agredieron a tiros de pistola. El 26 de abril un
tradicionalista result muerto por linchamiento en un bar de la calle San
Francisco en Bilbao, despus de herir por arma de fuego a dos sujetos
que le agredieron por su condicin poltica. El 17 de mayo era asesina-
do a tiros por la espalda un guardia civil en la localidad de Gallarta; su
delito, haber actuado en los sucesos de 1934, por lo que estaba amena-
zado de muerte. El 29 de mayo en la localidad minera de Trapaga fue ti-
roteado y herido de extrema gravedad un abogado derechista. El ltimo
suceso poltico que tenemos referenciado queda recogido en El Pueblo
Vasco de 12 de junio de 1936. El da anterior se celebr una solemne
misa en la baslica de Begoa en Bilbao en sufragio de las vctimas de la
violencia izquierdista. Aunque sin publicidad por motivos de seguridad,
DFXGLHURQPXFKRVHOHVDODFWRVREUHWRGRPXMHUHV$ODQDOL]DFLyQ
de la misa en la salida de la baslica se corearon gritos patriticos de
Viva Espaa y Arriba Espaa. Estos gritos fueron contestados por
otros de Viva la Repblica. Alguien dio cuenta de lo que suceda al
Gobierno Civil, que envi una camioneta con guardias de asalto, prac-
ticando varias detenciones. Sin motivo aparente poltico, el 16 de junio
en la localidad de Las Arenas un carabinero mat a una persona de dos
tiros en la cabeza.
/DQDOLGDGGHOSUHVHQWHDUWtFXORSHUVLJXH la intencin de aclarar el
minucioso desarrollo del alzamiento nacional en Bizkaia en los das
anteriores al 18 de julio y su fracaso en los das posteriores, en base a
tres lneas de investigacin desglosadas de la documentacin existente:
los preparativos de los sublevados y su aportacin al golpe militar, con
las distintas fuerzas polticas que tomaron parte en el mismo, tanto del
bando sublevado como del bando gubernamental; los acontecimientos
claves acontecidos en un perodo de tiempo que va desde el 15 de julio
hasta el 23 de julio; y las consecuencias a corto y medio plazo del fraca- 99

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so del alzamiento nacional en Bizkaia. Para todos los aspectos consig-

nados y analizados nos hemos basado en documentacin primaria que
se encuentra en los siguientes archivos:
- Archivo Histrico Nacional, Madrid. Los documentos de la inves-
tigacin denominada Causa General sobre represin en todas las
provincias republicanas durante la contienda, realizada por parte de
la Fiscala General del Estado a principios de la dcada de los aos
cuarenta.
- Centro Documental de la Memoria Histrica, Salamanca. Los
documentos de la Causa General trasladados desde el AHN y las
secciones Poltico Social Madrid, Poltico Social Bilbao y Poltico
Social Santander del Archivo de Guerra Civil.
- Archivo de la Diputacin Foral de Bizkaia, Bilbao. Obras publica-
das de distintos autores y documentos de prensa escrita en 1936.
- Irargi, Centro de Patrimonio Documental de Euskadi, Bergara.
Fondo Blasco Imaz con entrevistas a diferentes personajes relevan-
tes durante la guerra en Euzkadi.

Ante la inestable situacin poltica emanada a raz de la victoria del 2. LOS PREPARATIVOS
Frente Popular, la derecha espaola tena claro que, de no producirse DE LA SUBVERSIN
a corto plazo una revolucin comunista a todos los niveles, no slo Y LAS FUERZAS
poltica, Espaa pasara por un largo perodo de desintegracin y se ENFRENTADAS
deshara en el caos. Es por esto que los partidos de estructura fascista
o catlica, con sus fervorosos sentimientos patriticos y religiosos, se
sintieron en el deber de organizarse para hacer frente, segn ellos, a esta
irremediable situacin9. En Bizkaia, al igual que en el resto de Espaa,
los tres partidos de derecha con ms peso, Comunin Tradicionalista,
Falange Espaola y Renovacin Espaola, que hasta entonces trabaja-
ban con total independencia, trataron de que sus esfuerzos tuvieran una
cierta coordinacin. En el mismo mes de febrero los representantes de
todos los partidos de derecha vizcanos suscribieron un documento ad-
hirindose a la preparacin de un movimiento que impidiera la accin
marxista10. El peso principal de los preparativos en la provincia, en el
plano civil, recay sobre los tradicionalistas, por ser el partido con ms

9 Eduardo GONZLEZ CALLEJA, Contrarrevolucionarios..., pgs. 27-80; interesante

investigacin en su primer captulo sobre el uso que los partidos de derecha hicieron de
ODYLROHQFLDFRQQHVSROtWLFRV\GHFRQWUDUUHYROXFLyQDOLGHQWLFDUDOD5HS~EOLFDFRQOD
revolucin.
100 10 Causa General, caja 1333, expediente 12.

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experiencia y con mejor organizacin tanto poltica como paramilitar,

eligiendo al comandante retirado de artillera Alejandro Velarde Gon-
zlez, como delegado de los elementos civiles de esta provincia. Las
entrevistas entre partidos para la coordinacin de esfuerzos se hicieron
frecuentes en Bilbao, sobre todo en centros de reunin de la Gran Va
Q\GHODVFDOOHV5LEHUD\%HUDVWHJXL/DSULQFLSDOQDOLGDGGHORV
encuentros era mantener el contacto y llegar a una puesta en comn con
los elementos militares de derecha, por lo que a estas citas acudan a ve-
ces relevantes mandos del ejrcito espaol, como los generales Ponte,
Varela y Rada, designndose al capitn de infantera Juan Ramos Mos-
quera, destinado en el batalln de montaa Garellano n 6, con guarni-
cin en Bilbao, para que actuara como enlace con los elementos civiles
en Bizkaia antes del alzamiento nacional11.

2.1 Instituciones pblicas y de Orden Pblico

Jos Echevarra Novoa lleg a Bilbao el 27 de mayo de 1936 como
gobernador civil de Bizkaia12. Militaba en Izquierda Republicana. Fue
el principal enemigo declarado del alzamiento nacional y uno de los
DUWtFHVGHOIUDFDVRGHORVVXEOHYDGRV'HVGHHOJRELHUQRFLYLOVLWRHQ
la Alameda de Recalde enfrente del colegio de los Escolapios en B il-
bao, dirigi la defensa del orden gubernamental desde el mismo da 18
de julio. Con la creacin del Gobierno Provisional de Euzkadi, vera
anuladas sus funciones por supresin del cargo de gobernador. Como
DOLDGRV JXEHUQDPHQWDOHV WHQtD DO GLSXWDGR SURYLQFLDO 5XQR /DLVHFD
al primer teniente de alcalde de Bilbao, Fermn Zarza13, al gobernador
militar de Bizkaia, coronel Andrs Fernndez Pierua, amigo perso-
nal de Indalecio Prieto y que haba sustituido en el cargo al general
Gonzalo Gonzlez Lara, y a su capitn de Estado Mayor, Vicente La-
fuente. En lo que respecta a orden pblico provincial, los mandos de
las distintas unidades se decantaron por su apoyo incondicional a la

11 'LDULRRFLDOGHJXHUUD0DGULGGHDEULOGH(OEDWDOOyQGHPRQWDxD*DUHOODQR
antiguo n 4, pasa a denominarse Garellano n 6.
12 El 23 de mayo Jos Mara Varela Rendueles, hasta entonces gobernador civil de Bizkaia,
es nombrado gobernador civil de Sevilla. Jos Echevarra Novoa, abogado en ejercicio,
natural de Pontevedra y ex gobernador civil de Ciudad Real, Alicante y Oviedo, ocupar su
puesto. Es la primera vez que visito Vizcaya, an cuando desciendo de vascos, segn lo
indica mi apellido, dijo cuando tom posesin.
13 El alcalde de Bilbao era el republicano Ernesto Ercoreca, al que sorprendi el 18 de julio
en viaje de tren de Madrid a Bilbao, siendo detenido en Miranda de Ebro al da siguiente.
Fue canjeado en octubre del mismo ao por el lder tradicionalista Esteban Bilbao, preso
en el barco Altuna Mendi, gracias a gestiones de la Cruz Roja Internacional, volviendo a su
puesto en la alcalda de Bilbao. 101

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Repblica: teniente coronel Juan Colina, jefe de la Guardia Civil14, con

160 agentes; comandante Gabriel Aizpuru Maristany, jefe de las dos
compaas del 4 grupo de la Guardia de Seguridad y Asalto desde el
25 de abril de 1936; capitn Modesto Arambarri, jefe de la Guardia
Municipal de Bilbao15; comandante Manuel Montaner Canet, jefe del
Cuerpo de Miones, fuerza armada de carcter provincial al servicio
de la Diputacin; teniente coronel Antonio Carrin Villamil, jefe de
Carabineros; y el comisario de primera Francisco Fernndez Prados,
jefe de la plantilla del Cuerpo de Vigilancia Policial. Pero aparte de los
mandos, dentro de estos cuerpos siempre hubo grupos selectos que no
apoyaron el alzamiento.

2.2 Unidades militares

El jefe supremo del alzamiento nacional en el norte de Espaa fue,
como es bien conocido, el general Emilio Mola Vidal, que nombr
como su representante al capitn Juan Ramos16, delegado de los ele-
mentos militares, para conducir las conversaciones y trabajos de orga-
nizacin junto con el comandante retirado Velarde. La principal baza
como fuerza militar en la que los derechistas tenan puesta su esperan-
]DHUDHQORVRFLDOHVFRPSURPHWLGRVGHOEDWDOOyQ*DUHOODQRDOJXQRV
en activo pero otros en reserva como disponibles forzosos: el tenien-
te coronel Guillermo Vizcano (disponible forzoso), los comandantes
Jos Fernndez Ichaso y Martnez Anglada, los capitanes Juan Ramos
y Eduardo Carbajo (disponible forzoso), y los tenientes Luis Ausn, Al-
fonso Del Oso y Jos Mara Bellas (destinado en Plasencia)17, los cuales
tenan la misin de iniciar el alzamiento nacional y proclamar el estado
GHJXHUUDHQ%LOEDR%L]NDLDFRQWDEDFRQODVHULDGLFXOWDGGHTXHODV

14 Javier Ybarra Berg sostiene en Mi diario que los tradicionalistas tenan esperanzas
puestas en el teniente coronel Molina, aunque en la Causa General, caja 1333, expediente 2,
se le tacha de hombre vacilante, falto en absoluto de decisin y hombra.
15 Andoni VERGARA, Biografa de Modesto Armbarri Gallastegui (1902-1988): la
jefatura de la Guardia Municipal de Bilbao durante la II Repblica y la Guerra Civil (1931-
1939), Ayuntamiento de Bilbao, 2006.
16 En un documento sin fecha titulado El paraso en el cuartel de Basurto, el capitn
5DPRVDSDUHFHFRPRDFLRQDGRDODYLOPRQHGD\DTXHQRVyORGHODFDMDGHOEDWDOOyQ
sino los mismos soldados con el retraso todos los meses en el percibo de haberes, pueden
decirnos lo bien que administra los bienes del prjimo. AGC, Seccin Poltico Social
Madrid, carpeta 167.
17 En el mismo documento Fernndez Ichaso es considerado un elemento muy peligroso,
de la situacin de disponible en que se encontraba ha sido colocado por el gobierno cedista.
$&DUEDMRVHOHFODVLFDHQWUHHOJpQHURGHORV]iQJDQRVGHOFROPHQDU$%HOODVVHOHWDFKD
FRPRIXULEXQGRIDVFLVWDWLSRQD]LHVWHRFLDOHVGHORVTXHFRQPiVVDxDKDSHUVHJXLGRD
todos los sealados como izquierdistas o meramente republicanos. AGC, Seccin Poltico
102 Social Madrid, carpeta 167.

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fuerzas militares en la provincia eran muy escasas numricamente, re-

ducidas a este batalln de montaa, cuyos efectivos estaban en cuadro,
no pasando de 300 soldados, minados adems polticamente por la la-
bor realizada por el jefe al mando del batalln, teniente coronel Joaqun
Vidal Munrriz, enemigo declarado del movimiento nacional y garante
del Frente Popular, que haba sustituido unos meses antes en el mando
al teniente coronel Ortiz de Zrate, ascendido a coronel, y destinado al
batalln de montaa Flandes con guarnicin en Vitoria18.
Pero los militares contaban con la fuerza paramilitar civil pertene-
ciente a todos los partidos de derecha, aunque el problema principal
HVWULEDEDHQODIDOWDGHDUPDPHQWRSRUORTXHODRFLDOLGDGPLOLWDUGH-
cidi que el nmero de elementos civiles no excediera de 1800, que
coincida con el nmero de armas de las que se les poda proveer en el
cuartel de Basurto, donde se alojaba el batalln Garellano. El plan de
los militares era sencillo: una vez organizados y encuadrados los ele-
mentos civiles, y que se comunicaran por medio de enlaces, tenan que
obedecer la orden de concentrarse con muchas precauciones en lugares
prximos al cuartel de Basurto, de donde recibiran las armas una vez
se hubiera sublevado el batalln de montaa19. Quedaba claro que la di-
reccin del alzamiento la llevara a cabo la autoridad militar, recibiendo
los elementos civiles la orden estricta de atenerse a las instrucciones
que partiesen de los militares. Una vez concentrados los civiles, llegara
el momento crtico del inicio de la sublevacin, que deba ser aquel en
que las fuerzas militares del batalln de montaa, bajo el mando del
comandante Fernndez Ichaso, saliesen del cuartel de Basurto para pro-
clamar el estado de guerra, primer paso imprescindible para el triunfo
del alzamiento. Una vez que los soldados saliesen a la calle, los civiles
comprometidos penetraran en el cuartel para armarse, y despus ocu-
SDUORVOXJDUHV\HGLFLRVHVWUDWpJLFRVGHODFDSLWDO

2.3 Partidos de derecha: Tradicionalismo y Requet, Falange Espa-

ola, Renovacin Espaola, Accin Popular y Partido Albianista
El partido poltico que ms va a aportar ideolgicamente al movi-
miento nacional y al golpe de Estado en Bizkaia ser el Partido Tradi-
cionalista, histrico desde hace dcadas en la provincia y con una fuerte
implantacin en tres importantes municipios, Bilbao, Durango y Gerni-

18 Jos Manuel MARTNEZ BANDE (ponente), Vizcaya. Monografas de la guerra de

Espaa, n 6, Librera Editorial San Martn, Madrid, 1971. Ramn SALAS LARRAZBAL,
Historia del Ejrcito Popular de la Repblica, La Esfera de los Libros, Madrid, 2006. Jess
SALAS LARRAZBAL, Guerra area (1936-1939), IV volmenes, Museo del Aire,
Madrid, 2003.
19 Causa General, caja 1333, expediente 12. 103

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kD(O5HTXHWpVXRUJDQL]DFLyQDUPDGDLQVWUXLGDFRQHFLHQFLDPLOLWDU
ser la primera que responda a las inevitables actuaciones que estaban
SRUOOHJDU$OIUHQWHGHO5HTXHWpVHFRORFDURQRFLDOHVGHDOWRUDQJRGHO
ejrcito, algunos retirados ya del servicio militar, lo que proporcionara
a los sublevados una vez producido el alzamiento, una autntica fuerza
de choque paramilitar. El Requet estaba dividido en piquetes de 100
KRPEUHVHQODSURYLQFLD\GHHIHFWLYRVHQ%LOEDRDOIUHQWHGHXQR-
cial de complemento del ejrcito, y agrupados en especialidades como
tcnicos elctricos, conductores de vehculos y prcticos en manejo de
ametralladoras20. Entre sus elementos ms destacados se encontraba
Luis Lezama Leguizamn, jefe seorial del Tradicionalismo en Bizkaia,
el general Rada, inspector jefe del Requet en el norte peninsular, Jos
Luis Zuazola Larraaga, jefe del Requet vizcano y Antonio de Luisa,
jefe del Requet en Bilbao. Aunque el elemento ms destacado sera el
comandante retirado Alejandro Velarde, jefe del Requet de Cantabria
y delegado de los tradicionalistas de la misma provincia. A Velarde se
le encomend la tarea de hacerse cargo de la jefatura de los elementos
civiles sublevados en la provincia, unindose a los militares el 18 de
julio. Velarde fue un elemento clave para la causa del alzamiento no
slo en Bizkaia, sino en Cantabria y Gipuzkoa, ya que visitaba pueblos
y organizaciones polticas fascistas, tradicionalistas y de pensamiento
catlico en busca de apoyo y colaboracin21.
Con el resultado adverso en las elecciones celebradas en febrero de
ORVWUDGLFLRQDOLVWDVLQWHQVLFDURQVXRUJDQL]DFLyQSROtWLFD\PLOL-
tar, preparando y recontando sus fuerzas mediante giras por todo el m-
bito vizcaino, lo que dio lugar a que un elevado nmero de adictos estu-
vieran dispuestos a acudir a un posible alzamiento22. De esta forma, el
Requet tena que aportar a la sublevacin el mayor nmero de elemen-
tos civiles comprometidos. Bizkaia contaba con unos 3000 requets, de
los cuales 1500 estaban ya preparados para el da en que se produjese el
golpe de Estado, provisto cada uno de su respectiva credencial. De este
JUXSRGHODPD\RUFRQDQ]DIXHURQVHOHFFLRQDGRVSDUD%LOEDR
El gran problema segua siendo la escasez de armamento, ya que los

20 Algunos fueron enviados a Italia para adiestrarse en el manejo de armas modernas.

Testimonios de Manuel Lezama Leguizamn, Antonio de Luisa Galndez y Eduardo Saiz
Zabalbeascoa, Causa General, caja 1333, expediente 2. En las semanas posteriores a la
entrada de las tropas nacionales en Bilbao el 19 de junio de 1937, se formaron y completaron
dos tercios de requets vizcanos, Ortiz de Zrate y Begoa, con personas liberadas de las
prisiones republicanas y escondidas en domicilios.
Pablo LARRAZ ANDIA y Vctor SIERRA-SESMAGA, Requets: de las trincheras al
olvido, La Esfera de los Libros, Madrid, 2010.
21 Vase a Jos Luis DE LA GRANJA, Nacionalismo y II Repblica en el Pas Vasco,
Centro de Investigaciones Sociolgicas, Madrid, 1986.
22 Poco antes del alzamiento se reunieron 2.600 requets en la Pea de Ordua y tuvieron
104 lugar concentraciones importantes en los montes de Umbe y Urkiola.

Sancho el Sabio, 36, 2013, 95-116

 ESTUDIOS VASCOS

requets slo disponan de once fusiles y mosquetones, varias escopetas

y mayor nmero de armas cortas. Surgieron las primeras discrepancias
entre el jefe militar, Ramos, y el jefe civil, Velarde, ya que este trat
de decidir la forma y el tiempo en que deban entregarse los fusiles
del cuartel de Basurto. Velarde solicit que se les entregara los fusiles
un da antes del sealado para el alzamiento, a lo que no accedi el
capitn Ramos, siendo de la opinin de mantener el plan inicial militar
por el cual los civiles acudiran al cuartel a la llamada del alzamiento.
El capitn Ramos tambin limit el nmero de fusiles a entregar a los
civiles a 200, armando con el resto a los 300 soldados del batalln de
Garellano, y de esta forma no perder el control sobre las fuerzas civiles
que se les iban a sumar, consiguiendo que los civiles comprometidos y
no armados de fuera de Bilbao, se quedasen en los pueblos en espera de
rdenes que recibiran de la Guardia Civil23.
La Falange Espaola no contaba con muchos proslitos en Bizkaia,
por lo que el mismo Jos Antonio Primo de Rivera tena pocas esperan-
zas de la ayuda que su partido podra proporcionar al alzamiento en este
solar vasco. Los representantes de Falange en la provincia eran Jos
Valds y Florencio Milicua. En cuanto a su organizacin paramilitar,
un grupo de unos 250 individuos comprometidos se dividan en pelo-
tones de 11 personas dirigidos por un jefe. Su armamento era escaso,
ya que slo posean algunas pistolas24. Renovacin Espaola, con sus
representantes Julio Serrano y Jos Mara Areilza, Accin Popular y el
3DUWLGR$OELxDQLVWDFRQWDEDQFRQSHTXHxRVJUXSRVGHDOLDGRV\FRQVL-
guieron adquirir, mediante compras ilcitas y los riesgos consiguientes,
algunas armas largas y cortas25.

2.4 Partidos de izquierda y nacionalistas: Anarquismo y CNT, Frente

Popular y PNV
Entre los partidos polticos y sindicatos opuestos al alzamiento, se
encontraba el sindicato anarquista de la CNT. Histricamente muy acti-
vo en lo referente a huelgas, manifestaciones y lucha armada callejera,
este sindicato fue la primera fuerza sindical en la provincia en apoyar
D OD 5HS~EOLFD HQ FXDQWR D HOHPHQWRV FLYLOHV DUPDGRV VH UHHUH 6XV

23 Causa General, caja 1333, expedientes 2 y 12. La contrasea del capitn Ramos era
Covadonga.
24 Testimonio de Jos Mara Valds Larraaga, Causa General, caja 1333, expediente 2.
25 Flix PADN, Memorias inditas, Memoriaren Bideak, edicin digital, 2009. El
anarquista Padn corrobora que estos grupos contaban con armas cortas, sabamos que
estaban bien preparados por el modo que tenan de fanfarronear en provocaciones anteriores
al alzamiento. As lo demostraban por las calles de Bilbao los famosos albianistas y
falangistas; estos seores aparecan con las pistolas en la mano por la calle San Francisco o
de las Cortes y nos ofrecan dinero y trabajo para que gritsemos Arriba Espaa. 105

Sancho el Sabio, 36, 2013, 95-116

 SANCHO EL SABIO

miembros formaban cdulas de cinco componentes, tambin llamados

GHQWUR GH OD RUJDQL]DFLyQ JUXSRV GH DQLGDG26. Las armas con las
TXHFRQWDEDQHUDQGHGLIHUHQWHVWLSRVULHVSLVWRODV\DOJ~QUHYyOYHU
del calibre 32. Tambin tenan dinamita con mecha y fulminante para
ODV FDUJDV H[SORVLYDV /RV ULHV SURFHGtDQ GH ODV JXDUQLFLRQHV GH ODV
minas y la dinamita de las propias instalaciones mineras. Las pistolas
y los revlveres se solan robar de las armeras y cuando los miembros
solan salir a pasear por Bilbao, entraban a robar a los lugares donde se
guardaban los cartuchos del calibre 12. Otra manera de conseguir armas
era robrselas a los serenos, guardias de asalto y carabineros, quienes al
verse rodeados de cuatro o cinco hombres con pistolas, dejaban las su-
yas, aunque despus haba que borrarles la numeracin. Los miembros
GHHVWRVJUXSRVGHDQLGDGVDEtDQPDQHMDUODVDUPDV\VHHQWUHQDEDQHQ
el monte. El 18 de julio no perdieron el tiempo al enterarse de la suble-
vacin: en varias camionetas cargaron las armas que tenan guardadas
en diversos escondites y se dirigieron a sus centros sindicales. Estas
fueron repartidas y se prepararon los explosivos en grupos de cuatro
cartuchos de dinamita atados con cuerdas, colocndoles el fulminante
con mecha corta para que el efecto fuese mucho ms rpido27. Para
los partidos que integraban el Frente Popular (socialistas, comunistas,
republicanos de Unin y de Izquierda, y nacionalistas de izquierda) la
dureza de la lucha poltica y de las reivindicaciones obreras en Bilbao y
la zona fabril de la margen izquierda, con frecuentes choques violentos
entre derechistas y frente populistas, haba llevado a la creacin de gru-
pos paramilitares de los distintos partidos. Los socialistas se agruparon
en torno a su sindicato UGT; los comunistas, con sus consignas emana-
das del Komintern, en torno a las MAOC, milicias antifascistas obreras
y campesinas; los partidos minoritarios de republicanos y nacionalistas
de izquierda, ANV, contaran con grupos menos organizados basados
en su autodefensa. El 18 de julio los elementos civiles del Frente Po-
pular se fueron agrupando en sus distintas sedes y actuaron bajo las
rdenes concretas de las autoridades gubernamentales. Mencin aparte
merece la no actuacin del PNV en los sucesos del alzamiento, ya que
sus lderes, por motivos de negociacin poltica, se mantuvieron a la
expectativa y no decidieron secundar al Gobierno republicano hasta el
19 de julio28. Los nacionalistas contaban con grupos de autodefensa que

26 3DGtQSHUWHQHFtDDXQRGHHVWRVJUXSRVGHDQLGDG
27 Flix PADN, Memorias inditas, pg. 6.
28 El Pueblo Vasco de 8 de junio de 1936 recoga la noticia de la visita en Madrid a
primera hora de la noche del 7 de junio de los alcaldes de Bilbao, San Sebastin y de Vitoria,
acompaados de los cinco diputados vascos nacionalistas Aguirre, Irazusta, Irujo, Juregui
y Lasarte, al jefe del Gobierno. Los nacionalistas llevaban meses negociando el estatuto
de autonoma para el Pas Vasco. Uno de los escollos ms importantes de la negociacin
106 radicaba en el Concierto Econmico y en la autonoma de los municipios. El Pueblo Vasco

Sancho el Sabio, 36, 2013, 95-116

 ESTUDIOS VASCOS

portaban armas cortas, pero su papel en los sucesos fue solamente el de

defender sus centros de reunin29.

3. EL FRACASO DE El 15 de julio los responsables del movimiento sedicioso recibieron

UN ALZAMIENTO en Bilbao la primera noticia de la inminencia de la sublevacin. Con la
orden de estar todos preparados, se solicit que se trajera a la capital
vizcana al responsable civil, comandante Velarde, que se hallaba en
Virgoles, Santander. Al da siguiente los rumores de sublevacin en
el protectorado de Marruecos se hicieron cada vez ms patentes, por lo
que Manuel Lezama Leguizamn, hermano de Luis Lezama Leguiza-
mn, march por la maana con toda la discrecin posible en su auto-
mvil a Virgoles, para recoger a Velarde y traerlo a Bilbao, donde le
esperaban los elementos civiles y militares30. Todos se desplazaron a la
localidad de Neguri, en el municipio de Getxo, donde se celebrara la
ltima y ms importante reunin de comprometidos en la casa del con-
de de Motrico: el capitn Ramos, representando a Mola y al ejrcito, y
tambin a Falange Espaola; el comandante Velarde y Luis Lezama Le-
guizamn, representando al Tradicionalismo; y Jos Mara de Areilza,
Pelayo Serrano y Julio Serrano, por parte de Renovacin Espaola. Las
noticias que traa el capitn Ramos agradaron a los presentes: les anun-
ciaba que todo estuviese preparado para la noche, ya que el comandante
Fernndez Ichaso y los tenientes Ausn y Del Oso slo esperaban la
seal de alzamiento y que se poda contar con el batalln Garellano. El
plan consista en que, segn la tajante orden reiterando en que deba ser
el ejrcito el que iniciara la sublevacin y cuando las fuerzas militares
proclamaran el estado de guerra, el capitn Ramos avisara a Julio Se-
rrano para que este transmitiera la orden de concentracin del elemento
civil en los alrededores del cuartel de Basurto31.
(OGHMXOLRVHFRQUPDEDHODO]DPLHQWRHQ0DUUXHFRV(Q%LOEDR
VHSHUVRQDURQDHVSHUDUDFRQWHFLPLHQWRVYDULRVRFLDOHVFRPSURPHWL-

del 7 de julio de 1936 recoga la noticia de la reunin el da anterior durante ms de dos

horas entre el ministro de Hacienda y Prieto, buscando una frmula econmica para el Pas
Vasco y solucionar as el problema del impuesto compensatorio de los gastos que originara
la autonoma vasca. Los nacionalistas vascos deseaban que fuera un impuesto de utilidades,
a cuya concesin se resista el Gobierno de la Repblica.
Santiago DE PABLO, Ludger MEES y Jos Antonio RODRGUEZ, El pndulo patritico:
historia del Partido Nacionalista Vasco, Crtica, Barcelona, 1999. Tambin Los asaltos
a las crceles de Bilbao el da 4 de enero de 1937 en Investigaciones Histricas, n 32,
artculo de Jos Manuel Azcona y Julen Lezamiz.
29 Testimonios de Pedro Zuriarrain y de Jos Blas de Grate, Irargi, Fondo Blasco Imaz.
30 Testimonio de Manuel Lezama Leguizamn, Causa General, caja 1333, expediente 2.
31 Causa General, caja 1333, expediente 12. 107

Sancho el Sabio, 36, 2013, 95-116

 SANCHO EL SABIO

dos, los cuales haban servido anteriormente en el batalln Garellano

y ahora, por albergar ideas polticas contrarias a lo establecido, haban
sido trasladados a otras unidades o simplemente constaban como dispo-
QLEOHV/RVRFLDOHVVLQSpUGLGDGHWLHPSRVHUHXQLHURQHQODORFDOLGDG
de Algorta, con los capitanes Oquendo y Carbajo y con el teniente Be-
llas32. Las ltimas noticias no podan ser ms alentadoras: Bellas haba
estado en comunicacin con el teniente coronel Ortiz de Zrate, que se
encontraba en Pamplona por orden del general Mola, y Carbajo acaba-
ba de reunirse en Burgos con el general Gonzlez Lara, anterior gober-
nador militar de Bizkaia.
Por su parte, las fuerzas gubernamentales tambin se haban hecho
eco de la noticia del alzamiento y comenzaron a actuar. Por la noche,
los capitanes Arambarri y Samaniego se presentaron ante el teniente
coronel Vidal Munrriz en el cuartel de Basurto para que le fueran en-
tregados, por orden del gobernador civil, 120 fusiles para repartir entre
las fuerzas leales. Los fusiles se encontraban en una vitrina cerrada con
llave y el brigada Ausn, hermano del teniente y encargado de la custo-
dia con las llaves en su poder, no estaba presente porque se encontraba
en su domicilio33. Vidal, sin problema alguno, rompi el cristal con el
puo de su bastn de mando, entregando los fusiles a Arambarri.
Nada ms comenzar el da 18 de julio los periodistas bilbanos se
mostraban nerviosos con las contradictorias informaciones que reciban
de otras partes del pas. A las dos y media de la madrugada, y por tercera
vez en rueda de prensa, le oan decir al gobernador Echevarra Novoa
que la tranquilidad era absoluta en toda la provincia. Ante los rumores
alarmantes lanzados por la gente que se ha propuesto perturbar la paz
reinante en Espaa, se han tomado toda clase de medidas para salir al
paso de esos rumores y proceder a la detencin de los que se dedican
a lanzarlos. Estas medidas de precaucin han bastado para que la tran-
quilidad renazca en todo Bilbao y continuarn mientras que los rumores
persistan, y debo decir a ustedes que estoy dispuesto a cortarlos con
la mxima energa. La tranquilidad tambin es absoluta en el resto de
Espaa34.
Pero ya de da, en lo que era un apacible sbado laborable y veranie-
go35, y una vez que los rumores sobre el alzamiento sedicioso eran cada
vez ms ciertos, las partes enfrentadas comenzaron a realizar sus distin-

32 Testimonio de Jos Mara Bellas, Causa General, caja 1333, expediente 2.

33 Testimonio de Servodeo Ausn, Causa General, caja 1333, expediente 2.
34 El Pueblo Vasco de 18 de julio de 1936.
108 35 Rega la jornada laboral inglesa, con 44 horas semanales trabajadas.

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 ESTUDIOS VASCOS

tos movimientos36. Los requets extremaron los preparativos y se avis

al capitn Ramos informndole que todo marchaba segn el plan pre-
visto, con los comprometidos civiles dirigindose a sus puestos. Ramos
les tranquiliz con toda clase de seguridades respecto al alzamiento, y
VHUHXQLyFRQ9HODUGHSDUDMDUDOJXQRV~OWLPRVGHWDOOHVVLHQGRHOPiV
importante el que un nutrido grupo de requets, unos 200, deba con-
FHQWUDUVHHQORVHGLFLRVQ~PHURV\GHOD*UDQ9tDELOEDtQDSDUD
situarse cerca del cuartel de Basurto. An as, en algunas localidades
vizcanas, como Basauri, los requets se adelantaron a las instrucciones
que haban recibido de los militares y, en vez de permanecer escondidos
KDVWDUHFLELUODRUGHQGHQLWLYDVHFRQFHQWUDURQHQVXVHGHGHO&tUFXOR
Tradicionalista, por lo que fueron retenidos por la Guardia Civil37.
Las fuerzas progubernamentales tambin actuaban por su cuenta. Los
elementos anarquistas se concentraron en sus sindicatos y decidieron
recorrer todo Bilbao en busca de armas, requisando todas las que pu-
dieran encontrar en talleres, armeras, guardias de minas y armeras de
museos38. El ambiente dentro del cuartel de Basurto era de nerviosis-
PRHLQWUDQTXLOLGDG/RVRFLDOHVFRPSURPHWLGRVYLJLODEDQDOWHQLHQWH
coronel Vidal y este les vigilaba a ellos. Vidal estaba en contacto per-
manente con el gobernador civil, y le informaba con detalle sobre el
HVWDGRGHiQLPRHQODRFLDOLGDGGiQGROHJDUDQWtDVGHTXHpOHUDHQ
WRGRPRPHQWRHOGXHxRGHOFXDUWHOSRUTXHFRQWDEDFRQRFLDOHV\WURSD
OHDOHV(FKHYDUUtD1RYRDVLQDUVHGHOWRGRTXLVRDVHJXUDUVHPHMRUOD
posicin de Vidal dentro del cuartel, por lo que envi varias camionetas
de la Guardia de Asalto con guardias y elementos armados de los parti-
dos gubernamentales para que se situaran en las proximidades.
Un hecho trascendental para el alzamiento iba a tener lugar en la no-
che del 18. El coronel sublevado Garca Escmez llamaba por telfono
desde Pamplona al gobernador militar Fernndez Pierua, y le ordena-
ba en nombre del general Mola que proclamase en Bilbao el estado de
guerra, como ya se haba hecho en Pamplona. Pierua le contest que
no obedecera tal orden ya que slo acataba las que procedan del gene-
ral Batet, capitn general de la regin militar norte. Garca Escmez le
replic que si no proclamaba el estado de guerra, respondera con su
cabeza de la sangre que aqu se derramase39. Pierua no perdi el tiem-

36 Vase los captulos Armamento en ambos bandos al inicio de la rebelin militar, La

insurreccin en Vizcaya y Los inicios de las milicias vascas en Vizcaya Jos Antonio
URGOITIA, Crnica de la Guerra Civil, Vol. I, Sendoa Argitaldaria, Oiartzun, 2002, pp.
141-192.
37 Causa General, caja 1333, expediente 12.
38 Flix PADN, Memorias inditas, pg. 8. Vase tambin Vicente TALN, Memoria de
la Guerra de Euzkadi 1936. I: de la Paz a la Guerra, Plaza & Jans, Barcelona, 1988.
39 Testimonio de Garca Escmez, Causa General, caja 1333, expediente 2. 109

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 SANCHO EL SABIO

po y mand celebrar una reunin de urgencia en el cuartel de Basurto

con los jefes del batalln Garellano, de la Guardia Civil, de la Guar-
dia de Asalto, de Carabineros y de Miones, permitiendo la asisten-
FLDWDPELpQDORVRFLDOHVGLVSRQLEOHV9L]FDtQR\&DUEDMR\DOWHQLHQWH
Bellas40. Pierua fue el primero en hablar, dando su opinin contraria
al alzamiento y actuando inteligentemente al aportar unos telegramas
que dieron el resultado esperado al dar la sensacin entre los presentes
de que el Gobierno Republicano era dueo de la situacin: en ellos se
DUPDEDTXHHQ0DGULGODVIXHU]DVJXEHUQDPHQWDOHVKDEtDQWRPDGRHO
cuartel sublevado de la Montaa y que el alzamiento haba fracasado
HQODRWDQDYDO&ROLQDH[DJHUyDOGHFLUTXHWHQtDJXDUGLDVFLYLOHV
concentrados en Bilbao y que si el batalln Garellano no era afecto al
Gobierno, atacara el cuartel con sus 800 hombres. Aizpuru dijo que
haca suyas las palabras de Colina. Vidal reconoci que la opinin es-
taba dividida dentro del batalln, pero que l ya se haba sumado a los
que defendan al Gobierno. Pero Martnez Anglada, Fernndez Ichaso,
Ramos, Vizcano, Carbajo y Bellas se mostraron afectos al alzamiento,
manifestando que contaban con los 280 hombres del batalln, la mayo-
ra voluntarios e hijos de guardias civiles, pero que no se decidan a salir
DODFDOOHSRUTXHODIXHU]DHUDHVFDVDHLQVXFLHQWHSDUDKDFHUWULXQIDUHO
alzamiento por la fuerza41. Esta indecisin de los militares les llev al
nerviosismo y es entonces cuando se produjeron dos incidentes violen-
WRVHQWUH9LGDO\VXVRFLDOHVHOSULPHURFXDQGRHOWHQLHQWH'HO2VR
lanz una arenga a favor de la sublevacin en su compaa y el teniente
coronel lo detuvo pistola en mano; y el segundo, cuando el teniente
%HOODVUHXQLyHQHOFXDUWRGHEDQGHUDVDYDULRVRFLDOHVSDUDOOHYDUD
cabo la sublevacin y Vidal entr en el lugar para enfrentarse a ellos y
les hizo deponer su actitud42.
En vista de la gravedad que estaba tomando el asunto, y una vez in-
formado de lo ocurrido en la reunin, Echevarra Novoa instig a Vidal
para que detuviera a los militares sublevados ms comprometidos del
batalln Garellano: el comandante Fernndez Ichaso, el capitn Ra-
mos, el teniente Ausn y el teniente Del Oso fueron conducidos a la

40 Javier Ybarra Berg dice en su obra que, estando en uno de los pisos del nmero 62 de la
Gran Va, vio salir para el cuartel al teniente Bellas, vestido de paisano porque no perteneca
al batalln, y dispuesto a eliminar al teniente coronel Vidal.
41 AGC, Seccin PS. Madrid, carpeta 167. En el juicio posterior llevado a cabo por el
Tribunal Popular del Gobierno vasco por el delito de rebelin, el capitn Ramos declar que
esperaba la llegada a Bilbao de fuerzas de Vitoria al mando del coronel Ortiz de Zrate. El
Tribunal Popular de Euzkadi actu con el Gobierno Provisional vasco. Sus juicios se pueden
consultar tambin en: AGC, Seccin PS. Madrid, carpeta 172; Causa General, caja 1333,
expediente 2; y existe un breve historial de todos ellos en Mikel ARIZALETA, El Tribunal
de Jurado (relatos), Euzkadi 1936/37, Oibar, Bilbao, 1974.
110 42 Causa General, caja 1333, expediente 12.

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 ESTUDIOS VASCOS

comandancia militar, mientras los elementos civiles seguan concen-

trados esperando rdenes que les haban de transmitir estos militares43.
El intento de alzamiento quedaba dominado por ahora al desarticular el
elemento militar sublevado.
Los anarquistas, circulando en grupos armados, estaban completa-
mente desplegados por las calles de Bilbao, y el grupo ms numeroso,
de entre 70 y 80 individuos, tena la importante misin de rodear y
vigilar el cuartel de Basurto, para apoyar a las camionetas de la Guar-
dia de Asalto, que haba emplazado sus ametralladoras en direccin al
cuartel44. La zona poda darse por dominada, as que los anarquistas
decidieron recorrer los alrededores de Bilbao y las autoridades repu-
EOLFDQDVHPSH]DURQDVXYH]DIRUWLFDUFRQVDFRVWHUUHQRVORVFHQWURV
gubernamentales, emplazando varias ametralladoras en el gobierno ci-
vil y en la diputacin.
El 19 de julio grupos de miones, carabineros y guardias civiles esta-
blecieron retenes bajo las rdenes de Echevarra Novoa, el cual orden
TXHDODVRFKRGHODPDxDQDWXYLHUDOXJDUXQGHVOHGHIXHU]DVPLOLWDUHV
ante las autoridades legtimas, que se haban decidido a formar la Jun-
ta de Defensa. El gobernador civil pretenda de esta forma que todos
los sublevados que se escondan en la ciudad se dieran cuenta de la
inutilidad de apoyar el movimiento nacional y de no acatar el rgimen
HVWDEOHFLGR3DUDGDUOHPiVLQWHQVLGDGDOGHVOHDGHPiVGHIXHU]DVGH
carabineros, miones, guardias civiles y guardias de asalto, tom parte
una compaa del batalln Garellano con su banda de msica bajo el
mando del omnipresente teniente coronel Vidal. Mientras tanto, en el
centro social del PNV, Sabin Etxea, se reunan los dirigentes naciona-
OLVWDVYDVFRVSDUDGHOLEHUDUSRUQTXHDSWLWXGDGRSWDUIUHQWHDODVXEOH-
vacin: si mantenerse al margen de los acontecimientos o apoyar a las
autoridades legtimas, eligiendo esta segunda opcin segn iba pasando
el da y pareca que la situacin estaba controlada por las fuerzas del
gobernador civil45.
Los sublevados seguan esperando la anhelada llegada de las tropas
de Vitoria, pero desconocan que Ortiz de Zrate no contaba con fuerzas

43 AGC, Seccin PS. Madrid, carpeta 167. Vidal declarara en el mismo juicio que entre
Fernndez Ichaso, Ramos, Ausn y Del Oso exista un conjunto armnico que le infundi
sospechas.
44 Flix PADN, Memorias inditas, pg. 10.
45 En su nmero del 19 de julio, el peridico Euzkadi, rgano del PNV, no recogi ninguna
QRWD RFLDO UPDGD SRU HO (%% VREUH VX SRVLFLRQDPLHQWR DXQTXH HQ VX SULPHUD SiJLQD
LQVHUWyXQDGHFODUDFLyQRFLDOGHDGKHVLyQDOD5HS~EOLFD 111

Sancho el Sabio, 36, 2013, 95-116

 SANCHO EL SABIO

VXFLHQWHVSDUDYHQLUHQDX[LOLRGH%LOEDR46. De todas formas seguan

concentrados, sobre todo los requets y los falangistas, segn la orden
recibida de sus enlaces, en varios lugares de la ciudad; el grupo ms
numeroso de falangistas en el teatro Buenos Aires y el de los 200 re-
quets, al mando directo de Velarde, en los pisos de los nmeros 60 y 62
de la Gran Va. Estos pisos tenan una importancia capital, ya que eran
lugares cercanos al cuartel de Basurto, lugar donde deba proclamarse
el estado de guerra, de obligado cumplimiento para el alzamiento. Ve-
larde, en un piso del nmero 60, esperaba la orden de marcha al cuartel
que tena que recibir del capitn Ramos, pero lo nico que recibi de
HVWHFDSLWiQIXHODFRPXQLFDFLyQSRUPHGLRGHXQRFLDOGHHQODFHGH
TXHKDEtDVLGRGHWHQLGRMXQWRFRQRWURVRFLDOHV\OHUHTXHUtDSDUDTXH
ORVUHTXHWpVPDUFKDUDQVREUHODFRPDQGDQFLDPLOLWDUFRQHOQGHOLEHU-
tarlos. A Velarde esta accin le pareci descabellada, porque los reque-
ts carecan de armas, sobre todo fusiles, y se tendran que enfrentar a
elementos armados. Se estudi la posibilidad de libertarlos, sobre todo
al conocerse que iban a ser trasladados desde la comandancia militar al
HGLFLRGHOD'LSXWDFLyQ3DUDHOORVHHQYLDURQDODFRPDQGDQFLDPLOL-
tar enlaces encubiertos con la intencin de entrevistarse con el capitn
5DPRV\ORVRFLDOHVGHWHQLGRV3HURHOSHVLPLVPR\DKDEtDFXQGLGR
en el nimo de los militares, lo que produjo la desorientacin de los ele-
mentos civiles comprometidos, que todava esperaban la proclamacin
del estado de guerra para comenzar a actuar.
El 20 de julio los enlaces encubiertos consiguieron de nuevo ponerse
HQFRQWDFWRFRQORVRFLDOHVGHWHQLGRVORVFXDOHVVHHQFRQWUDEDQPiV
RSWLPLVWDV\GLVSXHVWRVDWRGR8QKHFKRLPSRUWDQWHLQX\yHQODQXHYD
forma de ver la situacin: fuerzas sublevadas del teniente coronel Ortiz
de Zrate haban avanzado desde Vitoria hasta la localidad vizcana de
Ochandiano, punto clave para un hipottico avance hacia Bilbao, pro-
ducindose un encontronazo con elementos gubernamentales. Cuando
la noticia lleg a la capital a primera hora de la tarde, elementos incon-
trolados asaltaron e incendiaron en represalia el convento de religiosas
de la Concepcin. Vemos lo que apareca en El Correo Espaol del
15 de julio de 1937: Hacia primeras horas de la tarde las turbas se
lanzaron francamente por su camino favorito, el de la destruccin, e
incendiaron el convento de religiosas de la Concepcin. Hacia las dos
de la tarde empez a acudir gente a los alrededores del convento. Haba

46 Testimonio de Manuel Lezama Leguizamn, Causa General, caja 1333, expediente 2.

Fernando Lezama Leguizamn, hermano de Luis y Manuel, recibi la orden de trasladarse
a Vitoria en su avioneta y comunicar el estado de situacin en Bilbao, solicitando la llegada
de Ortiz de Zrate, cuya presencia con tropas era decisiva. Esta orden fue llevada por tres
enlaces distintos: uno en avioneta, Fernando, otro en coche y otro por el monte que nunca
112 lleg a su destino.

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hombres, pero eran muchas ms las mujeres, y todos gritaban: Hay que
matar a las monjas! Hay que matarlas que son fascistas! Son fascistas
las monjas: han tirado desde el convento, y hay que matarlas. A todo
esto iba llegando ms gente y entre todos rodearon el convento. Poco
despus empezaron a disparar y a tirar piedras sobre l, y las imgenes
que adornaban la fachada principal cayeron hechas aicos. Luego lo
rociaron con gasolina, y con bombas de mano y dinamita iniciaron el
incendio.
Ms tarde, la primera columna armada gubernamental sala para el
frente de Ochandiano, dejando Bilbao desguarnecido47. Era la nueva
oportunidad para los sublevados de alzarse en armas, por lo que deci-
dieron encargar al comandante Martnez Anglada que lo hiciera con el
batalln Garellano. Este tendra el apoyo de los requets concentrados
en los pisos de Gran Va, que se presentaran por parejas en el cuartel
de Basurto para no levantar sospechas y poder acceder con la mayor
prudencia posible en breves intervalos48. Pero una contraorden dio al
traste con la oportunidad, ya que cada vez llegaban ms noticias de que
las fuerzas gubernamentales controlaban las calles de Bilbao49.
Despus de pasar la noche en espera de acontecimientos y nuevas r-
denes, por la maana temprano del 21 de julio Velarde recibi informes
sobre un inminente registro de los pisos de Gran Va, debido al extraor-
dinario movimiento de entrada y salida de personas que haba puesto en
alerta a las autoridades leales. Para que los comprometidos no pudieran
ser detenidos y con el temor de enfrentarse a fuerzas armadas, Velarde
dio la orden de disolverse. Fue una decisin acertada, porque guardias
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para ametrallar los pisos ocupados por los sublevados, a los que cau-
saron varias bajas. Muchos de los sublevados lograran escapar de los
pisos, pero otros seran detenidos por las autoridades. Velarde, sin que

47 Josu AGUIRREGABIRIA y Guillermo TABERNILLA, El frente de lava, de la

sublevacin militar a vsperas de la batalla de Villarreal, Ediciones Beta III Milenio,
Bilbao, 2006.
48 Testimonio de Manuel Lezama Leguizamn, Causa General, caja 1333, expediente 2.
49 Sobre la situacin en Bilbao vanse a Carlos BACIGALUPE, Pan en la guerra. Crnica
de la vida cotidiana en el Bilbao de la Guerra Civil (julio de 1936-junio de 1937), Ediciones
Laga, Bilbao, 1997. G. FLANDES ALDEYTURRIAGA, La incidencia de la insurreccin
militar de 1936 en la vida cotidiana de Bilbao, en VV.AA., II Congreso Mundial Vasco.
Tomo VII: Evolucin poltica (siglo XX) y los vascos y Amrica, Editorial Txertoa, San
Sebastin, 1988. Rafael, NOYA, La conspiracin en Bilbao, en VV.AA., La guerra civil
en Euzkadi. Eusko Gudariak, Editorial Iparraguirre, Bilbao, 1987, pp. 123-147. Jos Lus
'(/$*5$1-$(O%LOEDRGHOD5HS~EOLFD\ODJXHUUDFLYLO'HODHVWDSRSXODUGH
a la derrota militar de 1937, en VV.AA., Bilbao, arte eta historia. Bilbao, arte e historia,
Diputacin Foral de Bizkaia, Bilbao, 1990, Vol. II, pp. 189-203. Santiago DE PABLO,
Trabajo, diversin y vida cotidiana. El Pas Vasco en los aos treinta, Papeles de Zabalanda,
Vitoria-Gasteiz, 1995. 113

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los guardias de asalto le reconocieran, puso escapar y se refugi en otro

piso de Bilbao, hasta que el 25 de agosto fue detenido50. Durante todo
el da la vida cotidiana sigui en la ciudad como si nada hubiera pasa-
do. Se trabajaba con normalidad en fbricas, talleres y construccin,
y los bancos mantenan sus puertas abiertas para atender operaciones
autorizadas. Echevarra Novoa orden que todos los transportistas se
presentasen en el gobierno civil con sus camiones, autobuses y auto-
cares, y con mecnicos afectos a los sindicatos y al Frente Popular.
Por la maana sali de la Alameda de Recalde una nueva columna
expedicionaria de militares y civiles armados en direccin a Vitoria
para cooperar con la columna enviada el da anterior en el frente de
Ochandiano51.
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tado el intento de movimiento nacional en Bilbao y en la provincia
de Bizkaia, que qued en poder de las autoridades gubernamentales,
con la Guardia Civil patrullando en camiones y levantando el puo
cerrado ante las aclamaciones del pueblo52. A los comprometidos de
toda la provincia no les qued otras opciones que esconderse, pasarse
a zona sublevada, ser detenidos en das y semanas posteriores, sufrir
represin y prisin y ser asesinados53. En la madrugada del 23 de ju-
lio la autoridad gubernamental constitua y pona en funcionamiento
la comisara general de defensa de la Repblica en Bizkaia, que tena
por misin la organizacin de la defensa del rgimen republicano.
La comisara funcionaba por medio de subcomisiones integradas por
representantes de los partidos del Frente Popular, Accin Naciona-
lista Vasca, Partido Nacionalista Vasco, UGT, CNT y Solidaridad de
Trabajadores Vascos54.

50 Causa General, caja 1333, expediente 12.

51 El Pueblo Vasco de 22 de julio de 1936. Se organizaron tambin convoyes de vveres
para las columnas con apoyo sanitario, mdicos, practicantes y enfermeras.
52 Javier YBARRA BERG, Mi diario, pg. 18.
53 Testimonio de Ramn Prieto Prez, Causa General, caja 1333, expediente 2.
54 El Pueblo Vasco de 24 de julio de 1936. Las subcomisiones se encargaron de la recluta,
alistamiento, armamento, formacin de unidades de combate y enlaces, abastecimiento de
estas unidades y de la poblacin civil, orden pblico, informacin, transporte y sanidad.
Los servicios de informacin quedaron centralizados en las escuelas de Berstegui, donde
a partir de este da el pblico pudo ser atendido sobre cualquier consulta y ofrecimiento a
114 favor del rgimen.

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4. BILBAO, Pasados los momentos ms difciles en Bilbao para las autoridades

CIUDAD gubernativas vizcanas, el problema de un supuesto avance de los su-
ABIERTA blevados al mando de Ortiz de Zrate desde Vitoria qued controlado
con el envo de columnas armadas al frente de Ochandiano. A partir de
este momento, comenz un ingente trabajo por parte de la Junta de De-
fensa vizcana para organizar y armar a sus milicias y crear una fuerza
de combate capaz de enfrentarse al organizado enemigo, que en cambio
haba sido derrotado en toda la provincia y en la capital Bilbao. Si la
intromisin de cargos tanto polticos como militares afectos a la Rep-
blica en las distintas instituciones provinciales entre febrero y julio de
1936 provoc el apoderamiento de los resortes del mando, el motivo
fundamental del fracaso de la sublevacin fue que el requisito ms im-
portante para el triunfo de la misma, la proclamacin del estado de gue-
rra como hecho inicial del alzamiento en Bizkaia, no se llevara a cabo.
Descartando la traicin entre los elementos militares comprometidos en
la sublevacin, su propia indecisin al no aprovechar los momentos fa-
vorables con que contaron, como por ejemplo en la reunin de mandos
en el cuartel de Basurto en la noche del 18 y la madrugada del 19 de
julio, les hizo no arriesgar el todo por el todo y no valorar con exactitud
la importancia de esos momentos decisivos desaprovechados. Desde un
principio hubo defectos en el planteamiento al no existir una cohesin
entre los partidos polticos de derecha, que actuaron con excesiva auto-
noma. Los tradicionalistas, que esperaban una actuacin contundente
de los militares para obedecer sus rdenes, mantuvieron despus que
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requets55. El relevo del mando y detencin por orden de Vidal de los
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zamiento de la cpula militar de la sublevacin56.
Bilbao qued como una ciudad abierta, tranquila, sin actos de repre-
salia a corto plazo, sin contar el incendio del convento de la Concepcin
o algn asesinato aislado de derechistas. Quitando un par de centros de
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aparecidas en Madrid o Barcelona. La gente paseaba en verano por sus
calles, y la zona internacional creada en Getxo era una atractiva zona de
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derecha crey que pasaran desapercibidos y les valdra con esconderse
en sus casas, estaban equivocados. Los que pudieron hacerlo, huyeron y
se pasaron a territorio nacional. Para los dems, comenzaron las multas
pecuniarias por su desafeccin al rgimen, y las incautaciones de sus

55 Testimonio de Juan Mara Gonzlez del Valle, Causa General, caja 1333, expediente 2.
56 (VWRV RFLDOHV KDEtDQ UHDOL]DGR PHVHV DQWHV HQ SUHYLVLyQ GH LQFLGHQWHV REUDV GH
IRUWLFDFLyQHQHOFXDUWHO\KDEtDQLQVWDODGRXQDHPLVRUDGHUDGLRGHQWURGHOPLVPR 115

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rra. Tambin las incautaciones de sus bienes personales y de sus cuentas
bancarias. Y comenzaron las detenciones y los detenidos, cada vez ms
numerosos, fueron llevados presos primero a barcos prisin anclados en
la ra y puerto de Bilbao y despus a crceles terrestres57.
Los responsables de la sublevacin del 18 de julio tampoco se libra-
ron de su castigo:
- El comandante Velarde, el capitn Ramos, el comandante Fernn-
dez Ichaso, el teniente Ausn y el teniente Del Oso fueron senten-
ciados por un delito de rebelin por el Tribunal Popular de Euzkadi,
degradados y condenados a la pena de muerte. Fueron fusilados en
el cementerio de Derio el 18 de diciembre de 193658.
- El capitn Martnez Anglada fue sentenciado por un delito de es-
pionaje junto a Wilhelm Wakonigg, cnsul de Austria-Hungra y
Martnez Arias, cnsul de Paraguay. Condenados a muerte, fueron
fusilados en el cementerio de Derio el 19 de noviembre de 193659.
- Pelayo Serrano fue asesinado en el barco prisin Altuna Mendi y
el teniente coronel Vizcano fue arrestado y llevado preso al barco
prisin Cabo Quilates y a la prisin de El Carmelo.
- El capitn Carbajo, el teniente Bellas, Luis Lezama Leguizamn,
Julin Serrano y Jos Luis Zuazola huyeron a zona nacional, pero
an as fueron juzgados en rebelda.
Los dems involucrados en el fracasado alzamiento que fueron de-
tenidos, terminaron en prisin. La mayora de ellos sobrevivieron a la
guerra. Otros murieron en los asesinatos que se llevaron a cabo en los
barcos prisin en 1936 o en los asaltos a las crceles en tierra el 4 de
enero de 1937.

57 Jos Luis DE LA GRANJA, El Oasis vasco: el nacimiento de Euzkadi en la Repblica

y la guerra civil, Tecnos, Madrid, 2007.
58 AGC, PS. Madrid, carpetas 167 y 172. Mikel ARIZALETA, El Tribunal de Jurado
59 AGC, PS. Madrid, carpetas 167 y 172. Ingo NIEBEL, $OLQHUQRRDODJORULDYLGD\
muerte del ex cnsul y espa Wilhelm Wakonigg en Bilbao 1900-1936, Alberdania, Zarautz,
116 2009.

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