TD CristianLongoViejo
TD CristianLongoViejo
TD CristianLongoViejo
Programa de Doctorado
“TEORÍA, LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS”
Análisis Toponímico--------------------------------------------------------- 23
Ictiotopónimos---------------------------------------------------------------- 23
Fitotopónimos---------------------------------------------------------------- 94
Zootopónimos--------------------------------------------------------------- 138
Hidrotopónimos------------------------------------------------------------- 158
Orotopónimos--------------------------------------------------------------- 198
Hagiotopónimos------------------------------------------------------------ 340
Antrotopónimos------------------------------------------------------------ 449
Conclusiones--------------------------------------------------------------- 467
Abreviaturas---------------------------------------------------------------- 480
2
INTRODUCCIÓN
Cada nombre de lugar parece encerrar un secreto arcano, está ligado a nuestro
pasado, a nuestros orígenes, a los hombres y mujeres que nos precedieron en esta Tierra
que ahora ocupamos. Por ello, el origen y el significado de los nombres de lugar han
despertado desde siempre la curiosidad de los estudiosos y de las personas en general.
El estudio específico de los nombres de lugares recibe el nombre de toponimia o
de toponomástica, palabra formada del griego τοπος (tópos), “lugar, territorio” y ονομα
(onóma), “nombre”, luego un topónimo es simplemente un “nombre de lugar” cuyo
término designa el nombre propio de una fuente, un arroyo, una playa, una roca en el
mar, una isla, un cabo, una montaña, una ciudad, un país o un continente.
Estos nombres nos aportan una valiosa información que puede ser utilizada en
muchas ramas del conocimiento humano. Los topónimos pueden hacer referencia al
relieve, hidrografía, minerales, flora, fauna, vida pastoril y marinera, agricultura,
ganadería, industria y artesanía, actividades varias, vivienda humana y construcciones
en general, vías de comunicación, instituciones, religión y un larguísimo etcétera; en
fin, todas las manifestaciones vitales están plasmadas en la toponimia. Así este carácter
tan humano de la toponimia provoca que su estudio trascienda los límites de lo
puramente filológico.
Efectivamente, la primera interesada en el estudio de la toponimia será, por
supuesto, la ciencia filológica, pues el léxico toponímico presenta variados fenómenos
de tipo fonético, procesos de derivación, problemas semánticos, etc. Haciendo nuestro
lo que afirma Trapero (1995), puede decirse sin exageración que en la toponimia de
cualquier lugar están reunidos todos, absolutamente todos los problemas lingüísticos
que quepa estudiar en un repertorio léxico dialectal. Desde el punto de vista de la
lingüística histórica, la toponimia es esencial en el conocimiento de la evolución
fonética de las lenguas y en el conocimiento de los estratos históricos y culturales de un
territorio. Uno de los aspectos fundamentales de la toponimia es determinar con
bastante exactitud la extensión de las lenguas antiguas que se hablaron en una
determinada área geográfica: los nombres de lugar, por su peculiar conservadurismo,
pueden perdurar casi inalterados durante siglos e incluso milenios. Son, por ello
auténticos fósiles lingüísticos que nos permiten conocer nuestro pasado cuales vestigios
arqueológicos.
3
Pero hay otras ciencias que se pueden beneficiar del estudio toponímico. Así,
para la historia los topónimos pueden proporcionar información sobre los sucesivos
pueblos que poblaron ese territorio o sobre la presencia de yacimientos arqueológicos.
Para la medicina, resulta interesante el conocimiento de las propiedades curativas de las
diferentes plantas. Para la sociología, son de gran interés aquellos topónimos que hacen
referencia a las normas que regulaban la organización y funcionamiento de nuestros
pueblos. La botánica tiene a su alcance un amplio corpus de nombres de lugar que se
refieren a la fauna actual o desaparecida. No obstante, aunque podrían nombrarse más
ciencias, con estos ejemplos parece evidente la riqueza e importancia de la toponimia
como material de investigación.
Esto nos lleva a comulgar con una tendencia actual que busca interpretar los
diferentes nombres de lugar según los usos, costumbres, tradiciones y, en definitiva,
“cosmovisión” de los lugareños. Más que de toponimia, habría que hablar, por tanto, de
etnotoponimia, pues son los nombres de lugar fieles documentos (orales, sobre todo) de
lo que sienten, usan, piensan y hacen los pobladores sobre y en su entorno. Esta
perspectiva ya fue apuntada en nuestra región por Lastra (2003) quien utiliza el término
etnobotánica con el que estudia la aplicación que tuvieron y tienen las plantas en el uso
de los pobladores de una zona. Posteriormente Concepción Suárez, García Martínez y
Mayor López (2008) amplían el uso de este término y lo aplican a otras disciplinas
como son la etnografía, la etnolingüística, la etnobotánica, el etnopaisaje y la
etnoterapia; es decir, se trata del estudio de diferentes especialidades científicas que
estos autores lo refieren siempre al uso que le dieron los pobladores de una delimitada
zona. El mismo Concepción Suárez (2009b) nos ofrece una definición de la
etnotoponimia:
En resumen, se trata aquí del estudio complejo del entorno en la
perspectiva multidisciplinar. En nuestro caso, el estudio del origen de
las palabras de lugar motivadas por la forma del terreno, la piedra, las
plantas, los animales, los colores, las aguas, los dioses y diosas, los
hombres y mujeres, los cultivos, la vida social, los héroes, los
caminos... Por la función que les dieron los pobladores desde tiempos
muy remotos tal vez ya entre el 30000 y el 20000 a.C., como dice
Vial (1983).
4
Consiste, por lo tanto, en el estudio de una cultura rural, muchas veces olvidada
y desprestigiada, que afecta a numerosos campos: el culto a los dioses, la cultura de la
pesca, la cultura de los cultivos, la cultura de los árboles; toda una serie de
conocimientos transmitidos de generación en generación y que subyacen a los variados
topónimos. Así, debajo de los nombres de lugar, podemos encontrar ciencias tan
variadas como: la historia, la biología, la zoología, la geología, la hidrología, la
geografía, la medicina, etc.
Un aspecto muy importante que hemos de destacar es que los topónimos fueron
palabras comunes con un significado concreto en alguna lengua aunque hoy ya no lo
percibamos así. A modo de ejemplo, hay topónimos cuyo sentido todavía podemos
entender o intuir porque siguen siendo palabras comunes del habla de nuestra región;
por ello, resulta obvio interpretar el sentido de topónimos como La Peña L´Arena, El
Río L´Arena, Les Pedroses o La Centollera, ya que se trata de voces que siguen siendo
empleadas en nuestra lengua. Pero existe una gran cantidad de nombres de montañas,
ríos, playas, peñas, que pertenecen a otras lenguas que tuvieron un significado preciso
para sus hablantes, ya que eran palabras habituales de su vocabulario; sin embargo, para
nosotros esos nombres ya no tienen una connotación clara. De esta manera, por
ejemplo, el significado del topónimo Coneo es una incógnita para la mayoría de los
habitantes de nuestra región, pues se trata de una expresión que ya no empleamos como
apelativo o nombre común e ignoramos que se trata de una palabra de origen
preindoeuropeo, *CON- / *CUN- con el significado de “roca, colina”. A pesar de que
estas palabras han desaparecido de nuestra habla, al quedar en la toponimia como
nombres propios – sirve este para designar un punto geográfico individualizado distinto
de otros puntos-, sobrevivieron durante más tiempo, aunque su significado sea
desconocido para los hablantes.
En cuanto a los tipos de topónimos podemos dividirlos en tres categorías:
1. Los que proceden de nombres de personas o gentilicios, es decir, los
antropónimos. Son muchos los lugares que llevan el nombre de sus antiguos poseedores
o habitantes. Así, tenemos el topónimo Peroño, que pudo ser la casería de PETRONIUS o
Peña María que alude a una mujer llamada María que acudía a lavar la ropa a un
lavadero que había en ese lugar. También abundan los hagiotopónimos, originados a
5
partir de nombres de santos como, por ejemplo, La Playa San Pedro, La Piedra San
Nicolás, San Pablo, La Iría San Gabriel, etc.
2. Los que tienen su origen en nombres comunes descriptivos del paisaje. Es
evidente que las montañas, ríos, playas, peñas, cabos, islas, valles, etc., son elementos
muy definidores del paisaje y, por tanto, fuente principal de toponimia. En este sentido,
tenemos La Bermeya, piedra así llamada por el color bermellón o rojo característico de
la misma; Socampos que alude a la situación de esa punta sobre los campos o tierras de
cultivo; La Taya que indica una hendidura en la roca; o La Isla de La Erbosa, la más
grande tras la Isla de Deva, muy frecuentada por los pescadores por la abundancia y
riqueza de percebes así como por una gran variedad de peces.
3. Los que poseen algún sentido simbólico o encomiástico. Esta tercera categoría
podríamos catalogarla como una especie de cajón de sastre y en ella englobaríamos, por
ejemplo, topónimos que aluden a hechos históricos, como El Fuerte, que refiere la
construcción de este recinto militar para defenderse de las acometidas de los enemigos
de turno de la Corona española: franceses e ingleses. También tenemos topónimos que
se fundamentan en anécdotas, como El Peñón del Vino, llamado así porque al
embarrancar y hundirse un barco que transportaba una cantidad importante de garrafas
de vino, buena parte de este cargamento acabó junto a esta roca.
En el terreno de la toponimia son numerosas las dificultades a las que debemos
enfrentarnos. Por una parte, los topónimos formados en épocas remotas se han
convertido en auténticos fósiles y se hacen opacos y casi impenetrables en su
significado, transformándose en nombres propios. Desde ese momento, como señala
Rivas Quintas (1982: 21), “lo importante en el topónimo pasa a ser el significante y no
el significado”. Así un topónimo como Abiao, a los naturales de la zona no les dice
nada, pero éstos lo han mantenido porque servía para identificar una pequeña ensenada
situada junto a El Pico Castiello. Solo un estudio del término, comparándolo con otros
nombres tanto de nuestra región como de otras regiones españolas y de otros países
europeos, nos permite conocer que estamos ante una raíz prerromana *AP- / *AB-, con el
significado de “agua”.
Por otro lado, los topónimos han sufrido diacrónicamente una evolución fonética
y a menudo semántica, de manera que su significado es ya irreconocible. En este
sentido Rostaing (1994) cita la raíz preindoeuropea *KR- / KL-, “piedra, roquedo”, de la
6
cual, debido a los procesos de evolución fonética, se van creando variantes como KAR,
KAL, GAL, KOR, GOR, KUR, KEL, etc. Así, nombres de lugar como Carranques, Los
Carneros y las playas de La Carnerona y La Carnerina, hacen referencia todos ellos a
lugares en los que abunda la piedra.
La homofonía es otra de las trampas que dificulta un buen análisis de los
nombres de lugar fenómeno derivado del simple parecido fonético entre dos o más
nombres. De este modo un topónimo como La Peña Los Moros podría estar motivado o
bien por la raíz prerromana *MOR- “piedra” o bien por la voz lat. MAURUM “oscuro” e
incluso por el antropónimo lat. MAURUS.
Finalmente hemos de hacer referencia al fenómeno conocido con el nombre de
etimología popular. Baldinger (1987) afirma sobre la etimología popular que, frente a la
científica, aquella no se basa en leyes fonéticas o semánticas, sino que es subjetiva o
espontánea. Actúa sobre las palabras aisladas que perdieron su significado primitivo, lo
cual da lugar a la asociación con otros nombres de lugar más conocidos o más
frecuentes o con palabras de la lengua común. La etimología popular se hace evidente,
convincente y no necesita deducciones fastidiosas y muchas veces hipotéticas.
Topónimos como Los Carneros, La Carnerina, debido a la interpretación popular, se han
asociado con el animal, ya que el significado primitivo de la raíz prerromana *CAR-
“piedra” ha desaparecido de la lengua común.
Visto todo lo anterior, podemos concluir que la toponimia es apasionante, pero
también son innumerables las dificultades que plantea su estudio. No obstante, las
palabras del gran investigador toponímico Corominas (1972: I, 13) incitan a seguir
avanzando: “pues antes que el silencio y el estancamiento indefinidos, sería preferible
hablar malamente o dar pasos, aún acaso en una mala dirección”. Los errores ofrecen
nuevas pistas y despiertan el interés de otros etimologistas para acercarse más a la
verdad. Esta idea la expresa muy bien Asín (1945: 176): “de una labor de constante
rectificación, no ya solo por parte de los demás, sino por parte de uno mismo, depende,
en verdad, el progreso científico”.
El presente trabajo estudia la toponimia marinera de los concejos de Gozón y
Carreño, así como El Monte Areo y tierras colindantes. Por lo tanto, nuestra labor de
investigación se ha centrado, por un lado, en las tierras de la rasa marinera colindantes
con la mar (acantilados, playas, cantiles, ríos, etc.) y en los accidentes geográficos que
7
allí se erigen (islas, peñas, rocas, etc.,) y a los que los marineros, por diversos motivos
(orientación, caladeros, etc.,) les han dado un nombre. Por otro, hemos estudiado las
fincas, caminos, pueblos y edificaciones situadas en El Monte Areo y en sus
inmediaciones a las que los pobladores de esta zona, ya desde el tránsito del V al IV
milenio a. de C., han bautizado con diferentes nombres según sus usos, costumbres y
“cosmovisión”.
En nuestra región, en los últimos años se han venido desarrollando los estudios
toponímicos con la aparición de trabajos que fundamentalmente se centraban en la
investigación toponímica de un concejo, como por ejemplo los desarrollados González
(1959) en el concejo de Las Regueras, por García Arias (tesis inédita, publicada
posteriormente en diversos artículos en la revista Lletres Asturianes) en el concejo de
Teverga, por Concepción Suárez (1992) en el concejo de Lena o por D´Andrés (2008)
que se centra en el concejo de Gijón. Tanto Concepción Suárez como García Arias han
extendido el campo de investigación a toda la región asturiana con sus últimas obras:
Toponimia asturiana: El porqué de los nombres de nuestros pueblos (2004-2005) de
García Arias y Diccionario toponímico de la montaña asturiana (2001) y Diccionario
etimológico de toponimia asturiana (2007) de Concepción Suárez. Estos estudios tratan
de explicar los nombres de diferentes lugares: montañas, pueblos ríos, concejos, etc. No
obstante, en ninguno se aborda, salvo algunas pequeñas referencias, la investigación de
la toponimia marinera.
Esta creemos que es la gran aportación de nuestra investigación: abrir una nueva
perspectiva toponímica, como es la de la mar. Así las cosas, nuestra intención fue desde
el principio inaugurar los estudios toponímicos de nuestra costa, comenzando por la de
estos dos concejos, con el objetivo de configurar, junto a los trabajos sobre nombres de
lugar de las zonas interiores de Asturias, un corpus toponímico bastante completo de
nuestra región.
La actividad marinera ha sido, salvo algunas magníficas excepciones, una
actividad olvidada por los diferentes estudiosos de nuestra región y, puesto que la
toponimia es un campo que supera lo estrictamente lingüístico y afecta a otras ciencias,
pensamos que nuestro trabajo puede aportar datos de gran valor para el conocimiento de
las costumbres, formas de vida y “cosmovisión” de los pescadores y agricultores.
8
Por desgracia, la mar todavía sigue estando huérfana de investigaciones, desde el
punto de vista filológico y toponímico. La excepción la constituye la gran labor llevada
a cabo por Barriuso plasmada en obras como: El léxico de la fauna marina en los
puertos pesqueros de Asturias central (1986), La lengua marinera de Asturias (1987) y
Atlas Léxico Marinero de Asturias (2002), donde recoge el léxico marinero, con sus
variedades dialectales de los principales puertos pesqueros de la costa asturiana.
Por lo que se refiere a los dos concejos seleccionados para este análisis, cuentan
estos con una serie de trabajos imprescindibles: uno se centra en el estudio diacrónico
del dialecto de la zona, realizado por Díaz Castañón: El bable del Cabo Peñas (1966) y
otros, en el vocabulario tradicional de las dos grandes actividades económicas del
concejo de Gozón, llevados a cabo por Vallina Alonso: Léxico marinero y folklore de
Luanco (1983) y por Suárez Solís: El habla y el folklore de Luanco (1983). Estas
investigaciones constituyen la base para el acercamiento al habla de la zona y para
comprender la evolución de la misma desde el punto de vista diacrónico, elemento
imprescindible a la hora de realizar una investigación toponímica satisfactoria.
En cuanto a la investigación toponímica, cabe citar la aparición de una serie de
cuadernos sobre algunas de las parroquias de Gozón y Carreño que se integran en la
colección Toponimia, impulsada por la Academia de la Llingua Asturiana, en los que se
recogen los nombres de lugar junto a una breve descripción de los mismos. Aquellos
que se desarrollaron en las parroquias cuyas tierras lindan con la mar ofrecen un elenco
de talasónimos junto a su descripción, pero sin profundizar en el posible origen o
motivación de los mismos. Estas obras son: Toponimia de la parroquia de Viodo
(2002) de Iglesias Fernández y Fernández Fernández; Toponimia de la parroquia de
Lluanco (2004) de Busto Gutiérrez; Toponimia de la parroquia de Llaviana (1995) de
Lorenzo Álvarez; Toponimia de la parroquia de Tamón (1992) de Álvarez-Balbuena;
Toponimia de la parroquia d´El Valle (1994a) Toponimia de la parroquia d´Ambás
(1994b) de Vega González y Toponimia de la parroquia de Candás (2002) de
Fernández Fernández. Es preciso mencionar también al médico, ya fallecido, Fernández
Rodríguez que publicó un libro sobre los nombres de lugar de su parroquia: Toponimia
de San Martín de Podes (2004). Finalmente, debemos citar lo que fue nuestro trabajo de
investigación en 2005, publicado posteriormente con el título Estudio diacrónico de la
toponimia marinera de los concejos de Carreño y Gozón (2007) de Longo Viejo, donde
9
realizamos un análisis de una serie de topónimos costeros y nos planteamos su posible
origen etimológico.
La idea de este trabajo me la dio un gran maestro y amigo, que me advirtió del
olvido al que había sido condenada la toponimia del mar. Entonces, atraído por este
reto, me vinieron a la memoria los veranos entrañables pasados en las tierras candasinas
y determiné que sería un buen inicio comenzar mi investigación por los concejos de
Carreño y Gozón, que constituyen la Mancomunidad Cabo Peñas. A esta sugerencia se
unió también el interés que siempre me había suscitado el estudio del entorno de El
Monte Areo, un lugar poblado ya desde el V milenio a. de C., en el que muchos y
variados pueblos con diferentes lenguas habían vivido y habían dejado testimonios de
su presencia en el lenguaje del suelo. Además, conocía la zona y eran muchas las
amistades que me podían facilitar tanto el acceso al mundo marinero como al agrícola y
ganadero. Todo ello me permitía llevar a cabo un análisis, desde el punto de vista
diacrónico, del origen etimológico y de la evolución fonética y semántica de los
topónimos; una disciplina que me apasiona desde mi época de estudiante en la
Universidad de Oviedo.
En cuanto a la metodología, el desarrollo de esta investigación ha pasado por las
siguientes fases:
1. Recogimos, sobre el mismo terreno, la pronunciación oral de los diferentes
topónimos por parte de los lugareños. Para ello, muchos fines de semana de los
últimos seis años, así como durante los meses de verano, recorrimos las
parroquias de los dos concejos limítrofes con la mar para entrevistar a los
naturales de estos lugares, guardianes de una tradición oral transmitida durante
generaciones. Muchas son en estos tiempos las dificultades para encontrar
hablantes “fiables” que nos puedan dar esa información, pero algún marinero,
pescador, agricultor o ganadero “veterano” nos proporcionó, en el trascurso de
agradables conversaciones, los datos que andábamos buscando.
2. Una vez conocidos el paisaje y el entorno y constatada la pronunciación de los
topónimos por los vecinos de las diferentes parroquias, comenzamos nuestra
labor de investigación para llegar a una explicación satisfactoria, tanto desde el
punto de vista semántico como fonético. Somos conscientes de que resulta muy
útil la consulta de documentación escrita, sobre todo de la época medieval, ya
10
que puede arrojar luz sobre la interpretación de los diferentes nombres. Aunque
son relativamente pocos, algunos documentos notariales medievales recogían
algunos de los topónimos que hemos analizado y que hemos incorporado a
nuestra investigación ya que nos permiten ofrecer una explicación etimológica
más satisfactoria del topónimo en cuestión.
Esta carencia de documentos escritos la hemos suplido con la comparación con
otros topónimos de distintas zonas de Asturias y de otras regiones y
comunidades autónomas españolas como Galicia, Castilla y León, Cataluña y
País Vasco. En otros casos también hemos utilizado análisis toponímicos
llevados a cabo en otros países europeos como, por ejemplo, Francia, Italia,
Suiza, Islas Británicas, etc.
3. Finalmente, establecimos una clasificación de los topónimos en los siguientes
campos: ictiotopónimos, actividades y costumbres marineras, fitotopónimos,
zootopónimos, hidrotopónimos, orotopónimos, designaciones metafóricas,
hagiotopónimos, construcciones humanas, costumbres agrícolas y ganaderas,
vías de comunicación y antrotopónimos.
Por lo que se refiere al análisis individual de cada término, lo hemos
estructurado en cinco campos siguiendo la clasificación propuesta por Concepción
Suárez (2001 y 2007) y que, posteriormente, siguieron autores como nosotros mismos
Longo Viejo (2007) o D´Andrés (2008):
1. El paisaje, en el que llevamos a cabo una descripción de las características
físicas del territorio denominado mediante el topónimo.
2. La palabra, mencionaremos voces léxicas presentes en el habla de El Cabo
Peñes, en el resto de las hablas asturianas y en otras regiones y países de lengua
románica que comparten el núcleo semántico de la base toponímica y que sirven
para atestiguar algún aspecto semántico parcial de la misma.
3. El campo toponímico, recogemos los topónimos con la misma base presentes
en los dos concejos, así como aquellos topónimos de estructura y funciones
paralelas en el resto de hablas asturianas y en otras regiones y comunidades
autónomas españolas.
4. Documentación histórica del topónimo, hacemos referencia a aquellos
documentos escritos, de época medieval principalmente, en los que se recoge la
11
forma escrita de los topónimos en aquella época. La importancia de estos
documentos radica en que son una ayuda para interpretar correctamente el origen
etimológico de los diferentes topónimos, sobre todo, de aquellos que han sufrido
importantes alteraciones fonéticas en su evolución o se han visto modificados
por casos de homofonía, sinonimia o etimología popular.
5. La etimología, establecemos el étimo que, desde el punto de vista fonético y
semántico, mejor puede explicar el topónimo analizado. Cuando sea necesario,
por la dificultad que la forma del nombre de lugar plantea, se pondrán de
manifiesto las particularidades fonéticas y etimológicas necesarias, así como las
precisiones morfológicas y otras aclaraciones de sentido.
Con todo esto, pretendemos llegar a la motivación semántica inicial de cada voz
toponímica, a través de otras formas léxicas y topónimos de origen latino o prelatino
que han sido estudiados en otras regiones románicas.
El análisis de los topónimos que el lector encontrará a continuación nos ha
permitido llegar a una serie de conclusiones, que hemos estructurado en dos órdenes:
lingüísticas y toponímicas.
Desde el punto de vista lingüístico, los nombres de lugar constituyen una
herramienta esencial para el conocimiento de la evolución en diferentes campos
(fonético y semántico) de la lengua o lenguas que se hablaron en un determinado
territorio. Un ejemplo clarísimo de ello nos lo han proporcionado los topónimos
recogidos en nuestras zonas de estudio ya que algunas voces como Primer Puchiro,
Segundo Puchiro, La Punta´l Cuirno, El Castañíu nos informan de la existencia de
metafonía, hoy prácticamente desaparecida en el habla de estos dos concejos. Otro
hecho constatado es la existencia de una etapa anterior en la que los nombres
masculinos presentaban una –u final, como se desprende de voces como El Tranqueru,
El Vareaderu, El Pozu Negru o El Xatu. Finalmente, hay que destacar la diferencia
dimensional del género gramatical que queda patente en topónimos como El Carreru
frentre a La Carrera, ya que el primero alude a un paso más pequeño entre peñas por el
que sólo pueden transitar embarcaciones pequeñas frente al segundo que indica un paso
mayor para embarcaciones de mayor tamaño.
Desde el punto de vista toponímico, hemos comprobado que en la toponimia de
los concejos de Carreño y Luanco, como ocurre en la de otras regiones costeras de
12
nuestra región o de nuestro país, se distinguen varios estratos toponímicos: prerromano,
latino, germánico, romance y también préstamos de otras lenguas modernas romances o
de otro origen. Efectivamente, la toponimia prerromana es la que presenta mayores
dificultades, por ser la más alejada en el tiempo y la menos conectada con la lengua
actual. Con el término “toponimia prerromana” se designan una serie de nombres de
lugar pertenecientes a sucesivas oleadas de pueblos muy diversos como preceltas,
celtas, ligures, ilirio-ligures, etc., con sus lenguas y dialectos respectivos.
Por otro lado, los tipos y causas de las designaciones toponímicas son variados:
orónimos (nombres lugar relacionados con las montañas, cordilleras, colinas),
hidrónimos (nombres referidos al agua), ictiónimos (voces referidas a los peces),
antropónimos (formas originadas a partir de nombres de personas), hagionóminos
(voces referidas a los santos), vías de comunicación ( vocablos que aluden a los
diferentes tipos de camino que utilizaron los pobladores del lugar) o nombres referentes
al hábitat y actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras de los habitantes. Puesto que
los diferentes nombres de lugar de los distintos territorios responden a las funciones,
usos y tradiciones que los lugareños han dado a los mismos, hemos tratado de analizar
estos topónimos a partir de la cultura rural transmitida de generación en generación y,
desgraciadamente, muchas veces olvidada. Esto nos ha llevado a adoptar un nuevo
enfoque en toponimia que empieza a cobrar gran fuerza entre los especialistas del tema,
es la llamada etnotoponimia, término y perspectiva de estudio, que como ya se ha dicho,
ya ha sido adoptada por autores como Lastra (2003) y Concepción Suárez (2008).
De esta manera, describimos el entorno toponímico de los pueblos desde una
perspectiva también etnográfica, es decir, centrándonos en la función de las diferentes
realidades para los usuarios en su medioambiente cotidiano y desde tiempo inmemorial.
Y ello pensando que la toponimia tiene mucho de etnolingüística, etnotoponimia,
etnohistoria, etnobotánica, etnoganadería, etnoindustria, etnoagricultura, etnobiología,
etnozoología..., en definitiva, etnografía, en todas sus variantes.
Estas son las bases de las que hemos partido para la realización de nuestra
investigación. Seguramente que el margen de error será importante ya que este es un
campo que aún está por explorar y son muchos los problemas que, ante la falta de un
conocimiento más extenso del ámbito marinero, plantea este tipo de investigación. Esos
errores y carencias son únicamente responsabilidad nuestra. Nosotros, de momento, nos
13
conformamos con abrir un nuevo y apasionante camino por el que otros puedan transitar
y vayan arrojando luz sobre este, de momento, oscuro tema.
No nos queremos olvidar de toda aquella gente gracias a la cual esta
investigación ha podido salir adelante. Comenzando por la directora del mismo, Marta
Pérez Toral, excelente profesora y amiga, que en mis años de estudiante universitario
me transmitió su pasión por el estudio de la fonética y morfología histórica del español
y, luego, aceptó con mucho gusto dirigir este trabajo dedicando el poco tiempo del que
disponía para resolver las no pocas dudas planteadas, así como las posibles correcciones
formales de esta investigación. Quiero, además, tener presente al otro director, Julio
Concepción Suárez, excelente maestro y mejor amigo, que me dio el último impulso
para que me decidiera en la realización de este trabajo y con cuyas aclaradoras
explicaciones siempre pude contar, cuando mi falta de conocimiento no me permitía
acercarme a la motivación de algunos de los topónimos. Puesto que estamos ante un
trabajo de campo, daré las gracias a los pueblos candasinos y gozoniegos que en todo
momento me trataron con gran amabilidad e incluso abandonaron sus tareas para
contestar a mis innumerables preguntas. En especial, quisiera acordarme de aquellos
que no solo contestaban a mis fatigosas preguntas sino que además mostraron gran
interés por el tema y me acompañaron por los diferentes pasajes investigados, mediante
agradables y amenos paseos por las tierras costeras o mediante inolvidables paseos en
barco. Debo citar a todos aquellos que acabaron convirtiéndose en buenos amigos:
Montse, en el Valle; Pepe, en Guimarán; Carlos, Conchita y el historiador local
Moncho, en Albandi; Milúas, en El Pobláu de Aboño; Pepín el de la Rizosa, Lolo,
Joaquín y Agustín, en Candás; Alfonso Quintana y su mujer Pilar, en Antromero;
Monotos, en Luanco; José Alfredo, en Bañugues; Perargentino, en Viodo; Prudencio, en
el Cabo Peñes; Jamín de Venturo, en El Ferrero; Julio y Chus, en Verdicio; Isaac,
Ramón de Motil y Toño, en San Martín de Podes; Ramón el noruego y Ricardo Manín,
en Llaviana. Para finalizar, quiero agradecer también a mi familia de Candás la gran
ayuda prestada, empezando por mi tía Pepina que me alojó en su casa y siempre me
tenía preparada la comida tras las excursiones por los pueblos de la zona; a mi tío
Chuso y a mi primo Jesús Palmeiro que me introdujeron en el mundo marinero, lo que
me permitió arrancar con mis investigaciones. Finalmente, mi agradecimiento de todo
corazón es para mis padres que con su sudor y sus muchas privaciones me dieron unos
14
estudios que me permitieron llegar hasta aquí, así como a Silvia quien siempre supo
comprenderme y apoyarme en la realización de este trabajo a cambio de perder una
buena parte del poco tiempo que teníamos para nosotros.
15
BREVE DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS CONCEJOS
DE CARREÑO Y GOZÓN
El concejo de Carreño, que cuenta con 10936 habitantes según el último censo
de 2009, se localiza en el centro de la zona costera de Asturias y se incluye, junto con
Gozón, en un área territorial de cerca de 150 kilómetros cuadrados muy bien definida, la
de El Cabo Peñes. Este concejo se inserta a modo de cuña entre los municipios de
Gozón, Corvera y Gijón. Por el suroeste de Carreño pasa la autopista “Y” que hace
fluida la comunicación con las principales poblaciones asturianas. Cuenta también
Carreño con varias carreteras autonómicas, comarcales y locales, además de numerosos
caminos vecinales.
Este territorio de El Cabo Peñes se ubica sobre una extensa franja de 17
kilómetros de anchura que pertenece a la rasa de la vertiente marítima del Macizo
Asturiano. El relieve es más bien llano y en algunas zonas presenta lomas. Entre las
elevaciones del concejo sobresale El Monte Areo, lugar de importantes vestigios
históricos. La costa, bastante rocosa, muestra altos acantilados y playas abiertas. Entre
las lomas se disponen valles muy abiertos, siendo el mayor el de Carreño. Su río más
caudaloso es el de Aboño que marca en su desembocadura los límites con el concejo de
Gijón.
La vegetación arbórea más común en todo el concejo es el eucalipto, aunque
quedan también en algunas zonas viejos castaños y robles, laureles, humeros y algunos
fresnos. Entre los árboles frutales abunda el manzano y de las pomaradas de Carreño
sale un fruto muy apropiado para hacer sidra. Habitan el municipio animales como los
raposos, los tejones, las nutrias, las martas y unas 180 especies diferentes de aves
marinas y migratorias, entre las que, por su rareza, destacan los alcatraces.
El sector secundario se sitúa en primer lugar entre las actividades profesionales
del concejo, con el centro industrial y cementero de Aboño, la acería LD-III de
ENSIDESA (hoy CSI Planos, S.A.) en Tabaza, y la Du Pont de Nemours, en Tamón. El
segundo lugar de la economía lo ocupa el sector terciario, que alcanza en Candás su
mayor desarrollo, mientras que el primario está en claro retroceso; dentro de este último
tiene mayor peso la ganadería, que se orienta a la producción de carne, principalmente,
y leche. Por otra parte, la crisis pesquera ha llevado a la decadencia a las antaño
importantes fábricas de conservas y salazones.
16
El concejo de Gozón, con 10738 personas censadas 2009 se halla limitado al
norte por el mar Cantábrico, al oeste por Avilés, al este por Carreño y al sur por
Corvera, está muy bien comunicado con las principales ciudades asturianas, ya que se
encuentra cerca de la autopista con la que enlaza, ya en Carreño, la AS-110. En el
interior del municipio numerosos tramos locales unen las distintas poblaciones y se
dirigen, en su mayoría, hacia la carretera Gijón-Avilés.
El relieve suave y con pocas alturas, tiene un desnivel máximo de 150 metros.
Su paisaje costero muestra impresionantes acantilados que, a veces, albergan
resguardadas ensenadas. En este concejo se halla el Cabo Peñes, que es la superficie
terrestre más septentrional del territorio asturiano. También destacan los conjuntos
dunares que aparecen en algunos arenales del litoral occidental, como el de la playa de
Xagón.
El concejo de Gozón, junto con el de Carreño, conforma un área territorial que
se asienta sobre la zona más ancha de la rasa que hay en la vertiente marítima del
Macizo Asturiano. La red fluvial de este concejo está constituida por arroyos y
riachuelos que discurren por valles orientados siempre en dirección suroeste-nordeste,
entre los que cabe mencionar el río la Falcona.
En lo referente a especies forestales, hay un predominio claro del eucalipto.
Otros árboles que crecen aquí son el roble, el castaño, el fresno y el laurel. Cuenta con
un Monumento Natural, la charca de Zeluán, con nutrida presencia de aves migratorias
y la mayor parte de su litoral integra el Paisaje Protegido de El Cabo Peñes, que
comprende una franja en torno a este accidente de unos 14 km2.
La economía de Gozón se centra en el sector secundario, debido a su cercanía a
las áreas industriales de Avilés y Gijón, sobre todo de Avilés, con el complejo de
ENSIDESA, en el que trabaja un buen número de personas de este concejo. Le sigue el
sector terciario –comercio y transporte- y, en último lugar, el primario, del que destaca
la agricultura, que en algunas zonas se compagina con la ganadería, fundamentalmente
vacuna, hoy en decadencia. A la pesca, que en otro tiempo fue la principal actividad del
municipio, hoy se dedica una parte muy pequeña de la población.
17
HISTORIA DE LOS CONCEJOS DE CARREÑO Y
GOZÓN
En Carreño se han hallado vestigios de actividad humana desde los tiempos del
Paleolítico Superior, documentada en los restos hallados en la Cueva Oscura de Perán
(culturas solutrense, magdaleniense y aziliense). Asimismo es notable la necrópolis
tubular localizada en el monte Areo por el número de dólmenes, túmulos funerarios y
cámaras sepulcrales. En las excavaciones llevadas a cabo ya se han catalogado hasta
treinta túmulos que corresponden a un megalitismo pleno.
En cuanto a Gozón, la primera presencia humana data de hace más de 100.000
años con los restos de abundante industria lítica encontrados en el emplazamiento
arqueológico de la ensenada de Bañugues. En torno a la zona de El Cabo Peñes se han
localizado otros yacimientos contemporáneos como los de La Atalaya, Tenrero, Faro
Peñes, La Punta la Vaca, Antromero, etc.
Posteriormente, durante el período castreño se documentan nuevos yacimientos
arqueológicos. Con las investigaciones de González (1976) y Camino Mayor (1995) se
han catalogado cuatro castros: El Castiello, en la parroquia de San Martín de Podes; El
Castiello, en la de Verdicio; El Canto la Figal, en la de Laviana; y el Castro de los
Garabetales, también en Podes. En algunos casos, la ocupación de estos castros alcanzó
el período de dominación romana.
De la época romana, en Carreño, se conserva un pequeño tesoro de monedas:
siete áureos acuñados entre los años 54 y 138 de nuestra era, hallado en Coyanca,
caserío de la parroquia de Perlora, y que se guarda en el Museo Arqueológico de
Asturias, en Oviedo.
Por lo que respecta a Gozón, en diferentes lugares como Bañugues, San Jorge de
Heres, La Ren, en los castros de Nieva y en el de El Castiello en Podes, se han
localizado restos (lápidas, fragmentos de tégula y cerámica) que ponen de manifiesto la
romanización de esta zona así como la presencia de villas rurales.
En la Alta Edad Media destaca la concentración de numerosas tierras de El Cabo
Peñes en manos de las instituciones eclesiásticas de la capital astur: la Catedral de
Oviedo y los Monasterios de San Vicente y San Pelayo. Concretamente, en el concejo
de Carreño, durante el siglo XII, dos documentos informan de la dependencia de
18
muchos de los habitantes de los lugares de Carreño (Candás, Prendes, Perán, Perlora,
etc.,) respecto a la catedral de Oviedo.
Otro hecho de este período que conviene destacar es la pertenencia de Carreño a
una circunscripción espacial amplia denominada territorio Gauzón. Un falso documento
pelagiano, que lleva fecha del 912, detalla la siguiente localización: “… in territorio
Gauzone prope litus maris villam que dicitur Candas cum ecclesiis Sancti Felices et
Sancte Eulalie…”. Pero esta demarcación centralizada por el castillo de Gauzón se fue
disgregando, quizás debido al crecimiento de Avilés.
En la segunda mitad del XIII, el concejo de Carreño se refuerza como territorio
autónomo al verse dotado de una puebla que se estableció en Candás, establecimiento
local preexistente desde hacía siglos, situado junto a la costa y vinculado a la actividad
marítima y pesquera, que proporcionaba importantes beneficios económicos gracias a la
caza de la ballena. Así parece confirmarlo el interesantísimo contrato de arrendamiento
del puerto de Entrellusa –inmediato al lugar de Candás- efectuado en 1232 por el
convento de Santa María de Arbás a favor de varios pescadores de Avilés dedicados a la
captura de la ballena; es esta la primera cita documental asturiana relativa a esta
arriesgada actividad.
Pero esta autonomía no durará mucho, ya que en 1309 Fernando IV otorga al
concejo de Avilés las tierras de Castrillón, Corvera, Illas, Gozón y Carreño, como alfoz
de la pujante villa portuaria avilesina en aquellos momentos.
En 1306 se fundó la puebla de Gozón, como consecuencia del programa
repoblador llevado a cabo por el rey Alfonso X. La fundación se llevó a cabo sobre un
pequeño enclave costero, Luanco, del que consta su existencia, al menos, desde el siglo
XI: “…ereditatem nostram propiam que est in litore maris, vocitatam Luanco…”
(1058). La modesta localidad debía de mantener una cierta actividad pesquera y
comercial a través de su puerto, hasta el punto de que allí se encontraban en 1255
pescadores de Santander, Castro Urdiales y otras partes, gracias a la información
facilitada por el Monasterio de San Vicente, que siempre estuvo muy atento a su tráfico
portuario, sobre el que tenía determinados derechos.
Al igual que ocurrió en Carreño, una gran parte de las tierras de la rasa de Gozón
estuvieron bajo el control de las grandes entidades eclesiásticas. Y, junto a Candás,
Gozón en los siglos altomedievales estará integrado dentro de una demarcación más
19
amplia que se extendía desde el Alto del Praviano hasta la ría de Aboño y que era
conocida como territorio de Gozón. Su centro de poder residía en el castillo del mismo
nombre, emplazado en Raíces, en términos del actual concejo de Castrillón.
Posteriormente, ante el pujante desarrollo de la villa de Avilés, se generó una
tendencia disgregadora en este antiguo territorio altomedieval que culminará con su
fragmentación en media docena de unidades espaciales: la villa de Avilés y sus
aledaños, y los alfoces de Castrillón, Corvera, Illas, Gozón y Carreño. Este será el
origen del actual espacio que hoy identificamos como Gozón.
Pero el desarrollo de Avilés desembocó en una cierta autoridad del concejo
avilesino sobre las pequeñas unidades territoriales de su paisaje. De tal manera que en
1309, Fernando IV concedió las tierras de Castrillón, Corvera, Illas, Gozón y Carreño
para que constituyesen el alfoz de la villa avilesina.
Los siglos XVI y XVII nos muestran una villa candasina muy activa, volcada
hacia la actividad portuaria y, sobre todo, pesquera. De esta manera, gracias a los
beneficios obtenidos por la venta de las grasas de las ballenas se efectúa a principios del
siglo XVI un acondicionamiento del puerto. En la segunda mitad del siglo XVII,
Carreño consigue la emancipación definitiva del alfoz avilesino; y en 1691, la abadía
colegial de Santa María de Arbás del Puerto vende al concejo de Carreño su coto de
Overiz con los puertos de Perán y Entrellusa. De este modo Carreño se convierte en un
municipio autónomo y unificado territorialmente, tal y como hoy lo conocemos.
Al igual que Carreño, Gozón logró su independencia municipal respecto a
Avilés a finales del siglo XVI o principios del XVII, cuando se produjo un deslinde
entre ambos términos municipales en el que se tomó por base la mayor extensión de las
aguas saladas en las mareas equinociales.
El siglo XVIII no supondrá, en el concejo de Carreño, grandes variaciones para
la vida local. Destaca la fundación en 1717 de la cofradía de Nuestra Señora del Carmen
y Ánimas del Purgatorio. Continúan los arreglos en el puerto y en 1770 se instalan
cañones para su defensa en el promontorio de San Antonio. Durante este siglo la base
de la economía se basa en las actividades agrícolas y pesqueras.
En el concejo vecino de Gozón, durante el siglo XVII, se produce un notable
desarrollo de la villa luanquina, sostenido principalmente por las ventajas económicas
que le proporciona su carácter portuario. Destacan la construcción de la torre del Reloj,
20
así como la iglesia de Santa María, además de un fuerte en La Atalaya para defenderse
de las acometidas de franceses e ingleses.
En el siglo XIX, durante la guerra de la Independencia, Carreño fue ocupada por
unos 4000 hombres del ejército francés. Otro hecho destacable es la jornada luctuosa
del 24 de enero de 1840, cuando 96 pescadores del puerto de Candás murieron
ahogados en uno de los mayores naufragios de la historia de su flota pesquera. Hacía
1849 finaliza una de las sucesivas obras de acondicionamiento a las que se ve sometido
el puerto.
Durante la Guerra de Independencia, Luanco será lugar de paso para las tropas
francesas en su camino hacia la ocupación de Candás, tras haber derrotado a las tropas
españolas junto al puente de San Sebastián, en Avilés.
Los años finiseculares del siglo XIX y los primeros del XX constituyen el inicio
de un período que desembocará en profundas transformaciones para el concejo de
Carreño. Se lleva a cabo una primera fase industrializadora que se manifiesta en la
puesta en funcionamiento de varias minas de hierrro, de numerosas industrias
conserveras, de la fábrica de productos químicos en Aboño o la inauguración de la línea
de ferrocarril que será conocida como el Carreño, que unirá primero Candás con Aboño
y, posteriormente, con El Musel, en el vecino concejo de Gijón.
A mediados del siglo XIX, la tradicional economía agraria y pesquera del
concejo de Gozón comienza un lento proceso de industrialización que culminará con la
construcción de los astilleros a finales de siglo y con la aparición de las primeras
industrias conserveras de principios del XX en Luanco.
Tras la guerra civil culminó Carreño este proceso de industrialización, hasta
llegar a convertirse en uno de los concejos asturianos con mayor concentración
industrial. Esta densa industrialización del concejo no ha impedido el aprovechamiento,
a veces abusivo, de sus recursos turísticos, sobre todo en el frente costero. En este
sentido, resultó una peculiar experiencia pionera la ciudad sindical de Perlora,
construida en 1954 como símbolo del bienestar obrero, bajo la paternalista tutela del
sindicato vertical.
Este desarrollo industrial ha concidido en los últimos decenios con la crisis
experimentada por el sector pesquero y la consiguiente repercusión en la industria
conservera local, que había llegado a ser de las más pujantes del litoral asturiano.
21
Tras la contienda civil y la difícil posguerra, Gozón experimentó una profunda
transformación originada por el desarrollo de dos sectores económicos. Por un lado, la
industria, a partir de los años cincuenta se deja sentir la influencia del complejo
industrial de ENSIDESA, parte de cuyas instalaciones ocupan suelo correspondiente al
municipio de Gozón; en la misma década, se ubica en la margen derecha de la ría de
Avilés, en la parroquia de Laviana, la Empresa Nacional de Aluminio; en los sesenta
llegará por el este el influjo del complejo industrial portuario de Gijón. El otro gran
factor de transformación espacial radica en la explotación turística del sector costero: en
1948 se inagura en Luanco el Museo Marítimo de Asturias; desde finales de los sesenta
y durante los setenta, la línea de costa de este segmento litoral se puebla de chalés,
urbanizaciones y campings (Bañugues, Verdicio, etc.,), en localizaciones bastantes
desafortunadas desde la perspectiva medioambiental.
22
ICTIOTOPÓNIMOS
23
• LA ETIMOLOGÍA. El vocablo lezna, antiguo alezna, lo define el DRAE (2001)
como “instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina y un mango de
madera, que usan los zapateros y otros artesanos para agujerear, coser, pespuntear”.
Corominas y Pascual (1980) derivan esta palabra del germano *ALĬSNA “lezna”
(deducido del alemán antiguo ALANSA ~ ALUNSA). A esta voz se uniría el sufijo
–ero < -ARĬU latino que designa, en este caso, un lugar abundante en aleznas y, por
lo tanto, el sitio donde se pueden obtener. Al erizo se le llamaría alezna por sus púas
agudas como leznas. En cuanto a la forma oricio, provendría del latín ERICIUS y
HERICIUS “erizo”, derivados del latín arcaico ER y HER, en griego CHER “erizo”
(Barriuso, 1986), con disimilación de la vocal inicial, fenómeno habitual cuando la
vocal átona se encuentra trabada por /-r/: erbía – arbía “herramienta”, arrincar -
arrancar, terrén - tarrén (García Arias, 2003).
24
aguas profundas. En los diferentes puertos asturianos se le
conoce con nombres como araña, arañón, centollo gavilán.
25
Además, este mismo autor establece la diferencia entre la ballena y el rorcual (1986:
444):
Se distingue de la ballena propiamente dicha por una serie de pliegues
que el rorcual lleva en la garganta. Esta tiene, además, aleta dorsal, en
forma semilunar. Llega a medir 18 m. de longitud, con cerca de 80
toneladas de peso. El color del dorso es gris oscuro y el vientre blanco
[el de menor tamaño se conoce en Asturias como ballenato].
La pesca era la principal fuente de riqueza de Gozón durante la Edad Media. La
ballena ocupaba un lugar fundamental en esta actividad. Tal como señala Pando
García-Pumarino (1989: 30):
Su pesca se realizaba desde lanchas dotadas con timonel, cinco
remeros y arponero. Una vez capturada la pieza se procedía a su
reparto según unos usos y costumbres específicos de cada lugar. En
Luanco la pieza cobrada era llevada al denominado Puerto de
Ballenas, la actual playa de La Ribera, para, a continuación, proceder
a su destocinado o descuartizado. En esta operación únicamente eran
admitidos los que, de forma directa, hubieran intervenido en su
captura. Cada uno de ellos portaba un cuchillo, de mango de palo, con
el que cortaba la parte que le correspondía. Se reservaba la regalía, o
parte que le correspondía al Rey, y que habitualmente consistía en una
tira de la cabeza a la cola, y la parte del vientre, que se destinaba
siempre a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario.
El mismo autor nos da más detalles relativos a la pesca de la ballena:
La grasa de los cetáceos era derretida y embarricada en unas
instalaciones que existían en la actual calle de San Juan. Esta calle se
denominó, durante muchos años, de la Fumienta, en razón del mucho
fumo que la operación de derretir las grasas producía. Otra parte de la
carne se salaba y era aprovechada para el consumo humano. Los
huesos tenían múltiples usos en utensilios caseros o en la construcción
de las cercas de las casas […]
Esta pesca, que se realizaba fundamentalmente en los meses de
invierno, se mantendrá con una cierta vitalidad hasta el siglo XVI,
decaerá durante el XVII, para desaparecer, totalmente, en el XVIII. En
el año 1686 tenemos las últimas referencias alusivas a una ballena
capturada en Luanco.
26
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Isla La Ballena (Llanes), de 15 metros de altura y
denominada así por su forma alargada (de este a oeste), se trata de la segunda isla en
extensión de las situadas en la playa de Antilles. Islote Peña de la Ballena (Gijón) es
un peñasco que sobresale 6 metros del nivel del mar entre la punta de La Forcada y
la punta Grande, en medio de la ensenada llamada Cala de la Ciruela. Islote El
Ballenato (Cudillero) se encuentra situado frente a la playa del Sable o de Deiros, en
la parroquia de Oviñana y alcanza 30 metros de altura sobre el mar (VVAA, 2002).
En Galicia, Cabeza Quiles (1992) señala los lugares de Baleiras e Baleiros, playa y
ensenada, respectivamente ubicadas cerca del faro de Corrubedo, Ribeira (A
Coruña). Balea, nombre de una playa sita en al parroquia de Lira, concejo coruñés
de Carnota. Barreiro da Balea, hidrotopónimo próximo a la costa de Corme (A
Coruña). Baliera, nombre de una punta localizada en la ensenada de San Cibrao,
concejo de Cervo (Lugo). Sacau Rodríguez (2004) menciona el lugar de Punta de
Balea, extremo meridional de la península de Balea, en la parroquia viguesa de
Alcabre.
27
Prerr. PIKK-, BIKK > El Bigaral
28
saliente y divisorio entre Somiedo y las zonas leonesas de Torrestío, sobre la
calzada romana de La Mesa (Concepción Suárez, 2001).
• LA PALABRA. Barriuso (2002: 240) nos describe la boga, Boops Boops (L.) así:
Cuerpo fusiforme alargado poco comprimido, de unos 15 a 40
centímetros. Posee un rostro con perfil poco convexo y ojos
relativamente grandes. Tiene una aleta dorsal única, larga y baja. Por
29
su parte, la cola es notablemente escotada. Cuenta con un dorso
amarillo verdoso o azulado; los flancos son plateados, con tres o
cuatro líneas longitudinales doradas; vientre plateado.
El mismo autor (1986: 137) explica de la siguiente manera las costumbres de
este pez:
La boga se acerca a la costa en primavera y verano; el resto del año
prefiere aguas más profundas. Los pescadores de Luanco
acostumbraron a capturarla en ensenadas cercanas a las rocas, con la
red fija de fondo llamada beta, donde el pez queda enmallado. En
Candás fue rehusado durante mucho tiempo su consumo, por aversión
a la pulga que trae en la boca: se trata de un pequeño crustáceo
parásito, del género Cymothoa, que suele alojarse en la cavidad bucal
del pez. En cuanto al nombre de este pez, se le conoce en todos los
puertos asturianos con el nombre de boga. En Candás existió la
variante boa; aunque hoy los marineros ya no la utilizan, sino que
usan la más general boga.
30
Lat. CAPRA > La Cabra
31
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del latín CĂPRA “cabra”. A este pez se le
aplica dicho nombre por su costumbre de saltar sobre el agua, según lo que apunta el
DRAE (2001) para la acepción española cabrilla. También podría deberse el
nombre a los apéndices cutáneos del rostro, de tamaño muy pequeño, en forma de
cuernecillos (Barriuso, 1986). Los topónimos Los Cabrones y La Cabrera hacen
referencia a terrenos reservados para las cabras.
• LA PALABRA. Sobre este pez, Barriuso (2002: 260) nos dice lo siguiente:
32
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Playa de Cazonera es un arenal localizado en el
concejo de Muros de Nalón, entre la Punta de la Furada y las rocas de El Ordia; Se
divide en dos zonas diferenciadas, a la izquierda la playa de Cañonera y a la derecha
la de La Atalaya, separadas por el islote de El Paso. La bajada a la playa resulta
difícil, se realiza por un estrecho camino que desde la rasa costera conduce
directamente al extremo occidental de la playa; es frecuentada generalmente por
pescadores (VVAA, 2002).
33
Gal. CINTU-OLLOS > La Centollera
34
Centoleira, nombre de una punta costera de la parroquia de Carreira, A Coruña y
Centoleiros, nombre de unos islotes situados enfrente de la punta anterior.
• LA PALABRA. Para criar en nuestra región encontramos, como más generales, los
siguientes rasgos semánticos: “criar”, producir, desarrollarse algo; salir un fruto;
producir, desarrollarse, crecer, infectarse una herida –criar una herida-“ (García
Arias, 2002-2004). Por su parte el DRAE (2001) recoge criar “producir, engendrar,
35
procrear dicho de un ser vivo: desarrollarse, crecer” y crianza “acción efecto de
criar algo”.
36
anaranjadas por la ventral. La mayor parte de las denominaciones
dadas a esta especie hacen referencia a la abigarrada pigmentación de
su piel. En Candás se la conoce con el nombre de farragueta, mientras
que en Luanco se la conoce con el nombre de mandiata, aunque
también se denomina farragueta a la de tamaño mayor. En otros
puertos de Asturias se la conoce con nombres como: maragota (Avilés
y Lastres), botona (Gijón y Tazones). La farragueta vive en medios
rocosos o entre algas. Suele picar el anzuelo largado desde bote con
una simple línea. También cae con facilidad en el trasmallo. Su carne
es fina y muy apreciada.
37
Voz onomatopéyica COCH > Los Gochinos
• LA PALABRA. Los marineros de Candás identifican los gochinos con los tetos.
Barriuso (1986: 433) recoge en Candás solo el vocablo teto y nos dice lo siguiente:
Celentéreo hexacoralario actiniario, de cuerpo blando, consistente en
una base adherente, columna recta y disco superior con tentáculos,
filamentos urticantes y boca central. Los tentáculos son cortos y
retráctiles. Vive sobre rocas en la zona de las mareas. Altura de 4 a 8
centímetros. Su color es variable: pardo violáceo, rojizo, verde oliva.
38
de ubre de la vaca” y morción, aumentativo sincopado de morcilla.
Según el DRAE, el español teta procede del germano TITTA, “teta”;
es voz común a los romances, como también al griego y al celta.
39
la más apreciada para el consumo; frente a la patella lusitanica (Gm.), nombrada en
los dos puertos como gaviotera, que no suele aprovecharse para el consumo, puesto
que al hallarse por encima del agua es seca y dura.
40
• LA PALABRA: Barriuso (2002: 265) recoge la siguiente definición de
langosta:
Palinurus longitud de 50 centímetros. Marchador. Cuerpo robusto,
cefalotórax abombado, rostro pequeño, antenas cilíndricas muy largas,
apéndices sin pinzas, con uñas. Color rojo elephas (Fabricius) es “un
crustáceo de cuerpo alargado y abdomen duro, con una pardo o fusco,
con manchas amarillas.
En Asturias alternan las realizaciones llangosta / llagosta para referirse a este
crustáceo. De nuevo encontramos la utilización del masculino y el femenino para
designar a la diferencia de tamaño, de tal manera que la llangosta es siempre mayor
que el llangostu (langostino).
41
Lat. LŬPUS CANTHARUS > Llocantarera
42
con la descripción física del crústaceo. Añadamos que la forma latina
CANTHARUS es también nombre de un pez espárido, según consta en Ovidio,
Plinio y Columela. Se observa además que la consonante –r- de lubricante nada
tiene que ver con una posible confusión con los lubrificantes modernos, sino que es
de origen etimológico, trasladada por metátesis desde el segundo elemento del
compuesto –CANTHARUS, al primero *LUPI- > *lubi- > *lubri-, con la
consecuente reducción final según el modelo más asequible al habla popular.
Existen además las formas bugre y su variante búguere (Gijón), posible galicismo,
del francés bugle “bufalo” y que en antiguo francés tenía el significado de “cuerno
de caza”, con origen en el latín BUCULUS “pequeño buey”, nombre cuya
significación pone el acento en las poderosas defensas del crustáceo. El DRAE
(2001) registra bogavante, sin referencia etimológica, y considera que se trata de
una forma que resulta del cruce de lobagante y bogavante. Por su parte, Corominas
y Pascual (1980-1983) postulan para la forma lobagante el latín vulgar
*LUCOPANTE, variedad de la forma, también vulgar, *LUCUPARTA, que resulta
de la deformación del término griego LYKOPÁNTHER “especie de pantera”,
compuesto del griego LYKOS “lobo” y PÁNTHER “pantera”, por su aspecto
agresivo. Por último añadiremos que a la forma llocántaro se le añade el sufijo –era
< ĀRIA latino, con un valor abundancial: lugar donde prolifera esta especie.
43
es rojiza, rosa o castaño; interior blanco. Vive en fondos de guijarro, arena y algas”
(Barriuso, 2002: 273).
Tanto en Carreño como en Gozón, se conservan las denominaciones autóctonas
asturianas de este bivalvo: musión en Luanco y mosillón en Candás (donde también
se le llama virigüeto), aunque hoy se encuentran en pleno retroceso ante la forma
castellana.
44
Lat. MŪGĬL > El Pozo los Muiles
45
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del latín MŪGĬL “mújol”. El resultado
asturiano, desde el punto de vista fonético, es el adecuado a partir de la forma latina,
con la pérdida de la - /γ/-; mientras que la forma castellana mújol es catalanismo,
(Barriuso, 1986).
46
• LA ETIMOLOGÍA. Corominas y Pascual (1980-1983) sostienen que el origen de
esta voz está en la forma portuguesa ostra, que viene del latín OSTRĔA; la forma
castellana ostra no puede explicarse como descendiente de OSTRĔA, pues no se
comprendería la pérdida de la /ĕ/. La forma etimológica castellana es la antigua
ostria u ostia, todavía se dice ostión en Andalucía o Cuba.
A la voz ostra se le habría añadido el sufijo –era < -ARIA (Pharies, 2002), sufijo
muy productivo de adjetivos y sustantivos que refiere, en esta ocasión, un lugar
abundante en ostras, ya que estamos ante un antiguo criadero de estas.
• LA PALABRA. Barriuso (2002: 239) nos ofrece la descripción física del pez:
Cuerpo oblongo, alto y comprimido; longitud de 30 centímetros y
hasta 50 centímetros. Rostro corto, ojos proporcionalmente grandes.
Aleta dorsal única. Cola escotada. Coloración generalmente rojiza,
flancos con bandas longitudinales algo doradas, mancha oscura en el
arranque de la línea lateral.
Este pez recibe diferentes nombres dependiendo de la fase de
desarrollo en la que se encuentre: besugo (Candás y Luanco), es
el adulto; panchote (Luanco), medio besugo (Candás), es el
joven desarrollado; pancha (Luanco), pancholeta (Candás) el
pequeño de unos 20 a 25 centímetros; pancho (Luanco y
Candás) es la cría del besugo, menor que el anterior (Barriuso,
1986).
De nuevo Barriuso (1986: 126) realiza valiosas contribuciones sobre el pancho:
El besugo es objeto de importante explotación en todos los puertos
pesqueros. Se le captura a la línea con la cuerda del besugo e,
47
igualmente, con varios tipos de palangre. La pesca del pancho se
efectuó con procedimientos varios tradicionales, como la cala, la
rapeta o panchera, la cabrera, el cabudo de cruz y la coblá, aparejos
todos de línea. Después de fin de año el besugo pierde sazón y se
vuelve desabrido, por lo cual dicen en Mieres que no está en comida,
y añaden: en enero, caballón pa´l besuguero.
Por su peso, la pancha o pancheta se define como besugo de tres en
kilo (Candás). Antiguamente, según costumbre luanquina, la pancha
se quedaba entre la tripulación del barco, distribuida en partes
alícuotas, reservando una porción para ser ofertada a las vendedoras
de la calle. El pancho lo adquirían las fábricas de conserva, preparado
en escabeche, se vendía luego principalmente en Castilla durante la
época de la siega.
Hay quien rechaza la identidad dada entre pancho y besugo,
considerando que entre ambos median diferencias no solo
cronológicas, sino también específicas. Aunque esto no es así, en parte
tiene razón, ya que bajo el nombre de pancho se reconoce en conjunto
la cría de especies varias, particularmente de besugo y aligote,
similares durante la edad joven, pero distintos en su madurez.
Atendiendo a los caracteres juveniles, las obras científicas clasificaron
el pancho como Pagellus bogaraveo.
48
lo general más grande, más productivo, frente a lo masculino, más pequeño, menos
productivo, de menor calidad (Pérez Toral, 2004).
49
una punta litoral con piedras ricas en percebes que se halla en la parroquia de Corme
Aldea, Ponteceso, A Coruña.
50
anal es más larga que la dorsal; mientras que sus aletas ventrales son
algo menores que las pectorales. Posee una caudal escotada. Su dorso
es de color verdoso o azulado, mientras que sus flancos están
recorridos por una franja plateada y, además, su vientre es blanco.
Tanto su mandíbula inferior como sus mejillas son plateadas.
Finalmente, sus aletas son blanquecinas, excepto la dorsal y la caudal
que son grisáceas.
Existe, además, tal como recoge García Arias (2002-2004) la palabra chinfaneru
“red para pescar chínfanos” (Cg.)”.
51
en Asturiano serían: café → cafetera, sopa → sopera, ceniza → ceniceru, xabón →
xabonera (GLlAs, 1999).
52
ejemplos: CŬLME > cume, SŬLCU > sucu “montículo de un terreno. También
podría explicarse el paso de la /ō/ > /u/, al tratarse de un nombre de animal marino,
si partimos de una forma del primitivo astur-leonés, donde la u puede explicarse
por metafonía ante la –u final. Con esta voz se hace referencia a un lugar donde se
pescaban muchos pulpos, hasta cuarenta pulpos llegaron a coger algunos en un solo
día. Estos solían utilizarse como carnada en la pesca al pincho y no para el
consumo, ya que la cocina regional del pulpo es de iniciativa reciente. Barriuso
(1986: 382-383) explica cómo se captura este molusco:
El pulpo acostumbra a ocultarse en guaridas rocosas, de donde se le
puede extraer directamente prendido con el gamo. Es útil, no obstante,
auxiliarse de reclamo, formado este con un manojo de trapillos
blancos que, al pasarlo por el agua, atrae al animal fuera del refugio,
donde queda expuesto a la captura. Otros procedimientos consisten en
atraparlo con la garabexa [utensilio compuesto de un mango con
pinchos para enganchar pulpos debajo del agua], de las jibias, o bien
con ciertos tipos de nasa, y aun mediante el arte de fondo llamado
rasgo. En Candás hay quien estimula al pulpo a salir de la cueva
haciéndole cosquillas con una varilla, como los niños a los grillos.
• EL PAISAJE. Puesta de pesca situada junto al carreru que permite el paso entre
La Gaviera de Tierra y La Gaviera de Fuera (Cabo Peñes). Como nos cuentan los
pescadores de la zona se pescaban muchos y buenos rodaballos en esta puesta.
53
sobre la aleta pectoral y traza una rama hacia cada ojo. Posee una aleta
dorsal única, larga y algo angulosa, que se extiende desde antes de los
ojos hasta la raíz de la cola. Al mismo nivel llega la aleta anal, también
angulosa, que avanza desde debajo de las aberturas branquiales. Sus
aletas pectorales son cortas y espatuladas, mientras que las aletas
ventrales no totalmente simétricas. Tiene una caudal amplia, con
pedúnculo robusto. Sus aletas dorsal y anal extendidas proporcionan al
cuerpo el contorno rómbico característico. Su color es variado, adaptable
al fondo, normalmente gris verdoso con profusión de pequeñas manchas.
Se le captura con artes de arrastre. Los marineros de Candás explotaron
tradicionalmente excelentes caladeros de rodaballo en las playas de
Entrecabos (zona marítima comprendida entre el Cabo Vidio y el Cabo
Busto), preferiblemente cerca del ronchel “fondo marino de rocas”.
54
Lat. SARGUS > El Pozo los Sargos
• EL PAISAJE. Se trata de una puesta de pesca al lado del cantil, que se localiza en
la parroquia de San Martín de Podes. Los pescadores del lugar destacan la gran
cantidad de sargos que se podían pescar desde ese lugar.
55
• LA ETIMOLOGÍA. Según Corominas y Pascual (1980-1983) se trata de una
palabra procedente de la latina SARGUS “sargo, especie de mújol (pez)”. Barriuso
(1986) añade sobre la etimología de este pez que la variante sardo, que se escucha
en el puerto de Candás, surge por analogía y paralelismo con sarda y sardina.
56
• LA ETIMOLOGÍA. Voz de origen incierto, quizá se haya originado a partir del
latín SABǓRRA “lastre, arena”. Entre los descendientes que habría dejado en el
Este y Nordeste de la Península, Corominas y Pascual (1980-1983) incluyen los
vocablos asturianos xagorra o xorra “gusano de género albión”. No obstante, como
dicen estos autores, nada de esto es seguro. A la voz xorra se le añade el sufijo -ero
< -ARĬU con valor abundancial, para referir un lugar donde hay mucha xorra.
57
• EL CAMPO TOPONÍMICO. No se han localizado este topónimo en otros
lugares.
58
ACTIVIDADES Y COSTUMBRES MARINERAS
C
Árab. ΤALậYI > L´Atalaya
59
elevado de la península de Cimavilla, conocida también por el nombre de “Cerro de
Santa Catalina”. Hay abundantes testimonios históricos de que el lugar se solía
utilizar como atalaya para divisar la llegada de ballenas (D´Andrés, 2008).
Acantilado L´Atalaya, constituye el tramo de acantilado más alto de la costa de
Buelna, perteneciente al concejo de Llanes (VVAA, 2002). El Porru l´Atalaya es el
altozano a la derecha del camino subiendo desde El Llagu La Ercina hacia Aliseda”.
L´Atalaya es un pequeño altozano en Navelgas (Tinéu)” (Concepción Suárez,
2001). Talayuela, villa cacereña en el partido de Navalmoral de la Mata, a la
izquierda del río Tiétar, en terreno abarrancado de la comarca del Campo Arañuelo
(Celdrán, 2002).
C C
• LA ETIMOLOGÍA. Hay que partir del árabe ΤALậYI, plural de τALậYI A,
C
“centinela, avanzada de un ejercito”, procedente de la raíz árabe T-L- “estar en lo
alto, acechar, atalayar” (Corominas y Pascual, 1980-1983). Los diferentes
estudiosos están de acuerdo con esta etimología y la recogen para explicar los
lugares designados mediante la voz atalaya (Rivas Quintas, 1982; Concepción
Suárez, 2001; y Celdrán, 2002).
60
• EL CAMPO TOPONÍMICO. La Barquera son los terrenos, en las inmediaciones
d´El Puertu Muniello, atravesados por un pequeño regato conocido con el nombre
de La Ñora ´l Pontón. Cuentan los mayores que cuando eran unos niños en estas
tierras los pescadores dejaban sus pequeñas embarcaciones. Playa la Barquera, de
unos 240 m. de longitud y de cantos rodados, es una hermosa playa que pertenece a
Novellana (Cudillero). Ensenada Las Barqueras es la pequeña ensenada que hay en
el extremo occidental de la playa de Otur (Outur) (VVAA, 2002). García Arias
(2004-2005) nombra los lugares de Llanu´l Barcu, Sotu´l Barcu, Soutu la Barca,
Santiagu la Barca, que deben su nombre al hecho de instalarse allí en épocas
pretéritas algún tipo de embarcación para facilitar la comunicación entre las dos
orillas de un río cuando no había puentes. Cabeza Quiles (1992) menciona los
lugares gallegos de Barquiña, A Barquiña, Barqueiro, Porto do Barqueiro, etc., que
hacen referencia a antiguos pasos de barcos. En León, Morala (1990) cita El Camino
la Barca, El Camino la Barca Abajo, La Barca Vieja, todos ellos en la orilla del río
Esla, eran lugares en los que se localizaba una barca que permitía la comunicación
entre los pueblos ribereños.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz que procede del latín tardío BARCA, “barca, lancha”,
quizá de origen hispánico. La palabra latina aparece por primera vez en una
inscripción del Algarbe del año 200 d. C. aproximadamente; después la usan autores
hispánicos como San Paulino de Nola o San Isidoro de Sevilla; de ahí que se
suponga de origen ibérico. La opinión más generalizada es que deriva de *BARICA,
del gr. de Egipto ΒΑΡΙΣ, extendiéndose rápidamente por toda la zona mediterránea
del Imperio de Occidente: barca (italiano, catalán, occitano y portugués.). A esta
voz barca se le añadió el sufijo –era (<ARIA latino) con “valor colectivo,
abundancial” (Pharies, 2002), por lo tanto, “lugar en el que hay o abunda algo”. Por
los comentarios de los vecinos de la zona que recuerdan la presencia de barcas en la
playa y por la incrementación de la palabra mediante el sufijo abundantivo, estamos
ante un topónimo motivado por la presencia de embarcaciones. Pero existen otros
lugares denominados Las Barcas, La Barca, O Barco, A Barca, Barco de Valdeorras,
como señalan Concepción Suárez (2001), Cabeza Quiles (1992) o Rivas Quintas
(1982), que nada tendrían que ver con barco, sino que se relacionarían con una raíz
61
prerromana *BARC- o *BARG-, “altura, concavidad, depresión” o incluso *VAR,
“agua”. Por lo tanto, habrá que estudiar cada caso con detenimiento para poder saber
cuál puede ser el verdadero origen de este topónimo.
• EL PAISAJE. Se trata de una puesta de pesca en la que, como dicen los lugareños
de San Martín de Podes, hay que estar muy atentos, ya que mientras se pesca puede
entrar la ola y barrer a la persona que está sobre la piedra y tirarla al agua.
• LA PALABRA. García Arias (2002-2004) recoge las siguientes palabras del mismo
campo etimológico: barrer: “limpiar la basura con la escoba” (Ri.), “limpiar las
presas de la maleza” (Tor.); barrer el forno: “retirar las brasas esparcidas por toda la
superficie del horno antes de meter la masa de pan a cocer” (Ac., Tb., Sm., VCid.);
barrer la corte: “limpiar el estiércol de la cuadra” (Tb., Sm.); barredor, -ora: “que
barre” (general en todo el asturiano); la barredoria: “ramas de uces o helechos que
constituyen una escoba de bazcayo” (en el occidente de Asturias); barredoriu, -a, -
o,: “escoba, escobón vegetal” (Tox.), “escoba de ramaje para barrer el horno
después de arroxar” (Cd.), “escoba de laurel para barrer el horno (Vd.; la
barredura: “acción y efecto de barrer” (Tb.), “basura que se retira barriendo” (Lln.,
Sr., Ay.); barrederu, -a, -o: “red grande para pescar truchas -una persona va en cada
extremo de la red barriendo el río-” (PSil.); así, se pueden oír enunciados como el
siguiente: esas trutias sacástilas cona barredera (esas truchas las sacaste con la
barredera).
62
• LA ETIMOLOGÍA. Debemos partir del latín VERRĔRE > barrer, con el cambio
fonético de VERR- > barr- (Corominas y Pascual, 1980-1983). A esta forma barrer,
se le añade el sufijo –dorio < TŌRIU latino, utilizado para designar lugares
(Pharies, 2002); así barredorio sería el lugar donde la mar barre, con el consiguiente
peligro para los pescadores de caña que frecuentan esta puesta. Este sufijo latino –
TŌRIU ofrece dos variantes en asturiano: una conservadora con resultados –(d)oriu,
-(d)oria en la mayor parte del asturiano: [Monte] La Corredoria, en Grao; y otra
innovadora, con metátesis de la yod –(d)oiru, -(d)oira, que se corresponde con
parte de las zonas C y D del asturiano occidental y con el gallego-asturiano: [Cordal
A] Corredoira, en Ibias (García Arias, 2003).
63
• LA ETIMOLOGÍA. El origen de la forma bogar está en el latín VŎCARE, en
principio con el significado de “llamar, convocar”, para posteriormente en el siglo
XV adoptar el significado de “remar”, por las voces de la chusma para marcar el
ritmo del remar, olas del cómitre, dadas con el mismo objeto (Corominas y Pascual,
1980-1983). A esta palabra se le añadiría el sufijo –iza < latín –ĪCIUS con el
significado de “perteneciente, relativo a”, “propio de un lugar o época” como se
observa en los siguientes ejemplos: agostu → agostizu; culiebra → culebrizu,
llamarga → llamarguizu. Por lo tanto, el topónimo nos recuerda las numerosas
embarcaciones de remos que practicaban la pesca de bajura y recorrían, en este caso,
la zona litoral de la parroquia de Llaviana, desde La Ría d´Avilés hasta la playa de
Xagón. Algún pescador veterano nos recrea sus salidas en este tipo de
embarcaciones que, dado su pequeño tamaño, les permitía resguardarse y
guarecerse, cuando las condiciones meteorológicas o el estado de la mar se
complicaba, en alguno de los entrantes que hay a lo largo del litoral de Nieva.
• EL PAISAJE. Los Cebadales son unos baxos –“escollos que permanecen siempre
entre aguas” (Barriuso, 2002) localizados al este de la ensenada de Muniello y que
destacan por la abundancia de cebo natural que se acumula en su entorno, de ahí que
sean muy frecuentados por las embarcaciones pesqueras debido a la abundancia de
peces que acuden en busca de alimento.
64
• EL CAMPO TOPONÍMICO. No se han localizado otros lugares que respondan a
la misma familia léxica del término analizado.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz culta que procede del latín CETARĬA, que, a su vez,
deriva de la forma CĒTUS “mostruo marino” y este del griego χήτος (DRAE,
65
2001). Esta construcción constaba de dos edificios: el primero, el más pequeño se
levantó en 1923 y el otro, el mayor, en 1933. Estuvo en funcionamiento hasta el año
1952, cuando una vagamar, “mar arbolada, con olas de 6,1 a 9 metros de altura”
(Barriuso, 2002: 320), la destruyó dejando como únicos vestigios los cimientos.
• EL PAISAJE. Se trata de una peña utilizada como puesta de pesca, localizada entre
otras dos puestas: La Puesta´l Prao y La Pasada, después de El Puerto Llampero,
parroquia de San Martín de Podes en dirección este.
• LA ETIMOLOGÍA. Debemos partir del latín QUATTŬOR > cuatro. Como nos
cuentan los pescadores de la parroquia de San Martín de Podes, el nombre se debe a
que en esta piedra podían coincidir hasta cuatro pescadores de caña pescando a la
vez. También recuerdan cómo antiguamente se respetaba el lugar ocupado por el
pescador y se guardaba cierta distancia para no molestar; en cambio, hoy en día,
nadie respeta estas reglas y los pescadores se ponen al lado o muy cerca del que
llegó primero a la puesta.
66
Voz de origen incierto, posiblemente del Lat. BALLARE > L´Emballo
67
Lat. SCALA > La Escala Casa Pachico
68
enclave conocido con el nombre de La Espera. En las zonas del interior, como
Quirós o Teverga de nuestra región también se conocen determinados lugares con el
nombre de La Espera, enclaves en los que los vecinos se ocultaban esperando el
paso de la caza.
• EL PAISAJE. Se trata de la antigua calle San Juan y del conjunto de casas que se
levantan en los alrededores, que se encuentra cerca de La Ribera (Luanco).
69
sucesivos picachos por el cordal que asciende de la zona de Carabanzo a los altos de
Ranero (Lena). La Fumiosa: mayada casina bajo Cuetu Negru, en la margen
izquierda del Nalón, a su paso por Tarna. En estos dos últimos casos la voz fumu se
aplica en sentido figurado debido a la abundancia de niebla.
70
Lat. LŪMEN, -ĬNIS > Llumeres
71
• EL CAMPO TOPONÍMICO. En Asturias no encontramos ningún otro lugar
designado mediante este topónimo. Pero sí en Galicia, como se desprende de la
siguiente cita (Cabeza Quiles, 1992: 146):
El fuego también se refiere en el topónimo Lumieira, de luminaria,
“hoguera”, que quizás esté relacionado con antiguas señales luminosas
hechas con grandes hogueras en lo alto de las montañas. Así, a un
lugar elevado, apto para ser visto desde lejos, se refiere el topónimo
Alto de Lumieira, monte de la parroquia de Verdecido, concejo de
Pontevedra. Lo mismo se puede decir de Lumear, Lumeares, etc.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz latina LŪMEN, -ĬNIS, “cuerpo que despide luz”, “luz”,
más sufijo latino –ARIA, “en relación con”. La acepción común durante la Edad
Media es “cuerpo que despide luz, lumbrera, luminar”, de donde figuradamente, “el
sentido de la vista”. Pero en el lenguaje popular, pronto se pasó de ahí a “llama” y
después a “fuego”, no solo en cuanto alumbra, sino por lo que calienta (Corominas y
Pascual, 1980-1983). La voz ofrece la evolución propia del asturiano: tras la pérdida
de la /e/ postónica, se formaría el grupo romance -m´n- que en asturiano se reduce a
-m, como se ve en los ejemplos siguientes: HOMINEN > home; NOMINEM >
nome; SEMINARE > semar; solución que contrasta con la del castellano, que ofrece
un resultado “mbr-“: “hombre, nombre, sembrar”, respectivamente. Esta voz
designaría la costumbre de hacer fogueres, desde un sitio con buen dominio y vista,
con la finalidad de guiar a los barcos para que estos pudieran orientarse, evitando
perderse o naufragar en la mar, especialmente los días de niebla; otra de las
funciones de estas fogueras era la de controlar el movimiento de las ballenas,
cetáceo que fue una de las fuentes principales de los pueblos pesqueros de esta zona
durante toda la Edad Media, manteniéndose su captura hasta el siglo XVIII en el
que las ballenas desaparecieron de las costas asturianas. Estas hogueras hoy solo
viven en el recuerdo de los mayores, ya que fueron sustituidas por los faros y, en la
actualidad, estos últimos se han convertido en meros adornos a causa de las sondas
de que dispone cada barco, que indican en todo momento su situación, lo que
permite que los marineros no se pierdan ni en días de niebla. Esta misma costumbre
en Galicia se lleva a cabo con los denominados fachos (Cabeza Quiles, 1992: 494):
72
La voz facho provienen de una alteración de FACULA, diminutivo
latino de FAX, “tea”, que también dio el español hacho o valenciano
falla, nombre de las conocidas hogueras del levante peninsular. En
Galicia el étimo aparece varias veces dando nombre a montes
costeros, situados en parecida ubicación estratégica a la de los actuales
faros de señalización marítima, por lo que conjeturamos que el
topónimo Facho haga referencia a antiguos fachos, “hachos” o
lumeiras, “lumbreras” que cumplirían los faros actuales en cuanto a
que servirían de referencia y guía a las navegaciones antiguas.
• EL PAISAJE. Puesta de pesca junto al cantil, situada entre Playa Negra, antigua
Portazuelos, y la entrada a El Puerto Llampero, parroquia de San Martín de Podes.
Los marineros se acercaban con sus embarcaciones y saltaban a este lugar desde el
que pescaban sargos y mandiates.
73
Mariña, en la ciudad A Coruña. A Mariña o Rúa da Mariña, en Vigo (Cabeza
Quiles, 2008). En Cantabria se halla Marina de Cudeyo, villa cántabra en el partido
judicial de Santoña, entre el mar y el río Miera (Celdrán, 2002). En Cataluña está El
Maresme, comarca catalana, situada entre La Cordillera Litoral y el mar, al norte de
Barcelona. Como corresponde a su situación, el nombre es un derivado del latín
MARE > maritima “(fachada) costera”. En Andalucía, se menciona el lugar de Las
Marismas, nombre aplicado antiguamente en Andalucía a las zonas costeras; hoy el
topónimo se ha extendido para designar zonas pantanosas en general, y así se aplica
a las tierras bajas y cenagosas de las islas Mayor y Menor del Guadalquivir y a la
desembocadura de este río.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz latina MARE “mar” más sufijo latino –ĪNUS > -ino, con
el significado de “relativo a”, “perteneciente a”: palacio → palatino, buey →
bovino, toro → taurino. A esta forma marino se le añade el sufijo –ero < latín
–ĀRIUS con el significado de “profesión o trabajo”: barcu →barqueru, camión →
camioneru, gaita → gaiteru (GLlAs, 1999).
74
• LA ETIMOLOGÍA. Corominas y Pascual (1980-1983) señalan el latín NAVIS
“barco, nave” que en castellano y portugués, como en todos los romances, dio lugar
a la forma culta nave. Mientras que la forma más popular, por lo menos entre los
marineros, fue la forma nao, tomada del catalán NAU. Los informantes no nos
ofrecen ninguna explicación cuando les interrogamos por el motivo de este nombre.
Nosotros planteamos dos posibilidades: la primera, podría hacer referencia a alguna
nave que naufragó en esta zona. La segunda, se basa en el hecho de que este lugar se
encuentra muy cerca de la hoy desaparecida Isla de San Balandrán, por lo que
podríamos estar ante el lugar donde estuvo varado el barco que San Brandán utilizó
en sus legendarios viajes.
Ing. antiguo NORÞ e Ing. Antiguo ĒAST > L´Alta del Nordeste
75
antiguo, que, a través del francés, llegaron al castellano. De esta manera el inglés
antiguo NORÞ, a través del francés NORD > norte “punto cardinal del horizonte en
dirección opuesta a la situación del sol a mediodía” y, por otro lado, el inglés
antiguo ĒAST, a través del francés EST > este “punto cardinal del horizonte por
donde sale el sol en los equinocios”. Al unirse las dos formas darían lugar al
vocablo nordeste. Así los marineros señalarían la ubicación de este baxo, para
diferenciarlo del conocido como L´Alta del Vendoval, del que cuentan los
marineros que es una zona donde sopla con frecuencia este viento de nordeste.
76
• LA ETIMOLOGÍA. Voz culta procedente del latín ǑLĚUM > “aceite”
(Corominas y Pascual, 1980-1983) que se usaba como combustible para encender
los faros y, así, poder guiar a los barcos por la noche o en los días de niebla. Este
aceite, una vez quemado resultaba inservible, se tiraba en las inmediaciones del
faro de Candás, donde se localiza esta peña y, de esta circunstancia, surge su
nombre. Para las otras formas señaladas en el campo toponímico debemos decir, que
aunque por su significante podrían relacionarse con este topónimo, podrían tener su
origen en otro étimo. Así, Álvarez-Valbuena (1991) considera que topónimos como
l´Oligu, L´Oliu, El Ulio, Oleiru quizás se refieran al ave marina, oliu, “garza real”,
oliancu “especie de ave de rapiña”, cuyo origen acaso estaría en el conjetural
derivado de ŌRAM “borde, orilla”. Por su parte, García Arias (2004-2005) prefiere
relacionarlo todo con el adjetivo latino OLIDUM “que huele mal”, que resulta
aceptable fonéticamente sin necesidad de recurrir a términos conjeturales. Por lo
tanto, se necesitaría, en cada caso, estudiar individualmente cada topónimo en su
contexto para poder determinar su posible origen.
77
XVI, “senda”. Para el resto del asturiano, García Arias (2002-2004) recoge el
paseru, “pasos en la pared de una finca” (Lln.); el diminutivo la paserina,
“escalerilla de entrada a una tierra o a un camino” (Cb., Cp.). En Galicia, Rivas
Quintas (1982) refiere pasadeira, pasadoiro, pasal, “pasadera, piedras para pasar un
arroyo”.
78
dotados de respiración branquial, extremidades en forma de aletas, piel casi siempre
cubierta de escamas y reproducción comúnmente ovípara”.
79
Lat vulgar *PŎSTA > La Puesta´l Pino
• EL PAISAJE. La Puesta´l Pino está situada en la caída del Corral, pequeño pedrero
situado al lado izquierdo del muelle de Luanco, lugar muy frecuentado por los
pescadores.
80
Lat. RAPAX, -ĀCIS > Los Rapacinos
81
Lat. VALGUS > *REVALGARE > El Rebelgu
82
• LA ETIMOLOGÍA. García de Diego (1985) sostiene que el asturiano rebalgar –
reblagar y los derivados rebalga, reblaga, rebalgu,–rebelgu, – reblagu tendrían su
origen en el latín *REVALGARE “dar zancadas”. Esta forma verbal, a su vez,
procedería de latín clásico VALGUS “patizambo”. En cuanto a la forma rebelgu,
debe mencionarse la presencia del fenómeno metafonético con el cierre de la vocal
tónica por influjo de la –u: rebalgu > rebelgu. Se trata de otro ejemplo más de la
existencia del fenómeno metafonético y de la presencia de –u fnal de palabra, a
pesar de la tendencia actual a eliminar las formas metafonéticas y a la abertura de la
–u final de palabra en –o.
83
• LA ETIMOLOGÍA. La palabra resbalar es una alteración de resvarar, variante
con prefijo diferente del antiguo desvarar, de origen incierto, probablemente
derivado del latín VARUS “patizambo”, por ser forma frecuente de “resbalar” la del
que se le va un pie y queda abierto de piernas (Corominas y Pascual, 1980-1983).
En este caso está claro que la motivación del topónimo se debe a la atención que los
pescadores de tierra tienen que prestar para no perder el equilibrio al pisar mal sobre
el mofo y, de esta manera, evitar una caída peligrosa en esta zona acantilada. Hay
que destacar que la forma asturiana resbariar, sin disimilación de las liquidas y con
una yod epentética, está más cercana a la etimológica resvarar, que la voz resbalar.
84
Lat. ROMAEUS > La Romera
• LA PALABRA. Varias son las interpretaciones para este topónimo por lo que
podría estar relacionado con diferentes familias léxicas que se analizarán a
continuación: La que consideramos más apropiada es la que se relaciona con la
palabra romero “peregrino, persona que va peregrinando a una romería”; romería
“fiesta que se hace generalmente en un prado en honor de un patrón”. En segundo
lugar, podría derivar del vocablo romu “que no está afilado”; “delfínido, especie de
beluga, de morro chato y de color blanco y más pequeño que el delfín común”
Finalmente, no sería descartable la relación con remeru, -a “persona que rema”,
DALLA (2000b).
85
las embarcaciones. En cuanto a la hipótesis que se basa en la presencia, sobre todo
en épocas pasadas, del cetáceo llamado romu, por su morro chato, tiene en su
contra el hecho de que tanto en Gozón como en Carreño este se conoce con el
nombre de cachalote, aunque no sería del todo descartable el uso de ese término en
épocas pasadas. En este caso su origen sería la forma lat. RHOMBUS “rombo”
aunque Corominas y Pascual (1980-1983) consideran esta etimología dudosa, a la
que se añadiría el sufijo con valor abundancial -ARIA > -era. Finalmente
deberíamos tener en cuenta una posible confusión de la vocal inicial de Remera en
Romera; en este caso el topónimo se explicaría a partir del latín RĒMUS “remo”,
porque son precisamente este tipo de embarcaciones pequeñas las únicas que pueden
pasar por este lugar peligroso debido a los numerosos bajos que deben sortear y así
no irse a pique.
86
dirección apunta también el DRAE (2001) y así el verbo *ERUPTIĀRE tendría su
origen en el verbo anterior ĒRUMPĔRE y habría dado el romance ruchar, del que
sostiene su origen leonés, con el significado de “brotar, nacer de la tierra”; de él
derivaría el sustantivo rucho “brote o renuevo de una planta”. Por lo tanto, la forma
rucha procedería de la voz latina ĒRUMPĔRE, a partir bien de su participio
RUPTU / -A o bien de un sustantivo *ERUPTIA, a partir del verbo *ERUPTIARE,
con el significado de “lo que rompe y hace salir con fuerza e ímpetu la mar”. En
cuanto a su evolución fonética, debemos señalar que el grupo –UPT- latino habría
evolucionado de la misma manera que los grupos ULT-, -CT-, palatalizando en /ĉ/,
con inflexión de la tónica /ó/ < Ŭ en /ú/ por el influjo de la /j/: CŬLTU> cuchu;
MŬLTUM > munchu; TĔCTU > techu, como en el resto del asturiano central
(García Arias, 2003). Otra posible interpretación, sería a partir del latín RǑTǓLU >
rollu, rol.lu, rul.lu, según las diferentes zonas asturianas, con el significado de
“rollo, tronco cilíndrico de madera, utensilio redondeado o alargado” (Concepción
Suárez, 2007). En la misma dirección apunta García Arias (2004-2005) para quien
esta forma, con su variante ROTULA > rolla “rueda”, “tronco”, originaría el verbo
*
ROTULARE > “arrollar”, “rodar”, “bajar dando vueltas, rodando”; sobre ROTULU
afirma el mismo autor que se pudo haber creado rueldu “tronco de árbol”. En este
caso la voz rucha haría referencia a “aquello que envuelve, enrolla la mar y lo lleva
a tierra”. No obstante, esta etimología plantearía problemas en cuanto a su evolución
fonética, ya que en el asturiano central, donde se encuadran los concejos de Carreño
y Gozón, el resultado esperado sería rollu, rullu, *rulla y no rucha.
87
• LA PALABRA. Con la palabra sardineres se hace referencia a aquellas mujeres
que vendían el pescado por los diferentes pueblos de Candás y que llegaban hasta la
misma ciudad de Oviedo. Hoy se trata de una profesión que solo vive en el recuerdo
nostálgico de las personas mayores de los diferentes pueblos de Carreño, quienes
recuerdan con cariño el duro trabajo de aquellas esforzadas mujeres. Comenzaremos
esta remembranza haciendo referencia a los nombres de aquellas vendedoras que:
Arsenia, Josefa, Marta y Vitorina. Estas cuatro formaban el grupo “El Rancho
Grande”, el mejor organizado de todas las vendedoras. Con sus famosas paxas -
colocadas sobre sus cabezas y sujetas por medio de la rodiella- transportaban el
pescado e iban pregonando la excelencia del producto que vendían a la voz de:
“sardines vives que reblinquen”. Además existía una especie de competición entre
estas mujeres por llegar las primeras a los diferentes lugares de venta y, así, vender
la mercancía y obtener los mayores beneficios posibles. Al principio, tenían que
hacer todo el trayecto a pie, posteriormente ya comenzaron a utilizar la xarré o
“carreta de dos ruedas”. Más tarde, con la línea ferroviaria entre Gijón y Oviedo,
bajaban desde el Monte Areo, después de haber recorrido el concejo de Carreño,
hasta la estación de Serín para coger el tren con destino a la capital. Hay que añadir
que estas mujeres aprovechaban muy bien las diferentes costeras para vender el tipo
de pescado predominante en cada época: bonito, besugo, sardines, etc., y vender al
tiempo otros productos, como marañueles (“postre típico del concejo de Carreño
hecho con pasta casera de harina de trigo, manteca, huevo, azúcar, anís, limón,
canela y sal”).
88
italiana, Latín SARDINIA “Cerdeña”. Los vocablos latinos SARDA
Y SARDĪNA designaban en época imperial, respectivamente, algunas
especies de peces escómbridos y clupeidos, abundantes en los mares
de Cerdeña y que, puestos en salazón, adquirieron renombre como
productos típicos de la industria conservera de la isla. En latín clásico
la sardina, el boquerón y algunos otros peces clupeiformes eran
incluidos bajo la denominación común latina HALEX, HALEC y
otras variantes, de origen incierto, con que los romanos designaban,
además y sobre todo, una salsa semejante al garo, hecha con intestinos
de pescado o secos o fermentados, propia para condimento.
A la forma sardina se le añade el sufijo –era < ĀRIA latino, utilizado para la
formación de sustantivos que designan a las personas por sus oficios o actividades:
vocero “abogado”, estrellero “astrólogo”, carcelero, marinero, etc, según recoge
Pharies (2002).
• LA ETIMOLOGÍA. A partir del latín tardío SĪRĒNA, que procede, a su vez del
latín clásico SĪREN, -ĒNIS, y este del griego σειρήν (Corominas y Pascual, 1980-
89
1983), con el significado de “sirenas”. Segura Munguía (2003) las define así:
“divinidades marinas que, a la entrada del estrecho de Mesina, atraían con su canto
irresistible a los marineros que se estrellaban contra las rocas; eran representadas
con cuerpo de pájaro y cabeza de mujer”. En nuestro caso, los marineros tuvieron en
cuenta la relación espacial entre este bajo y la sirena del faro para designarlo con
este nombre.
90
y manejar el andarivel de las mismas, cuando se observa que hay presa (Barriuso,
2002).
• EL PAISAJE. Fuera de Les Gavieres se localiza este bajo, que se caracteriza por el
azote del viento del Vendaval - Vendoval o viento del Oeste.
91
• LA PALABRA. Barriuso (2002) advierte que el viento del oeste se conoce con el
nombre de Vendoval – Vendaval que es general a todo el dominio asturiano desde
As Figueiras hasta Llanes. Por su parte, Fabriciano Gónzalez (1951) recoge una
serie de refranes acerca de este tipo de viento: “Vendaval, sardines a rial” (Xx);
“brisa lloca Vendaval en popa”, “el Vendaval saca los peces de la mar; el Nordeste
nin los saca nin los mete”.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define vigía como “atalaya”, “torre en alto para
registrar el horizonte y dar aviso de lo que se descubre”, “persona destinada a vigilar
92
o atalayar el mar o la campiña”, “acción de vigiar, o cuidado de descubrir a larga
distancia un objeto”. Vigiar es “velar o cuidar de hacer descubiertas desde el paraje
en que se está al efecto”.
93
FITOTOPÓNIMOS
• LA PALABRA. En asturiano acebu, acibu, acíu…, son palabras que designan “el
acebo”, frecuentemente identificado como ILEX AQUIFOLIU, con punzantes púas.
L´Acebu crece mucho y es casi un árbol grande, con un ramaje frondoso y espeso
que come muy bien todo tipo de ganado: vacas, caballos, cabras… También era muy
apreciado por sus supuestas propiedades medicinales para la fiebre, el reuma, los
bronquios, la diarrea, etc. Además tenía un valor mágico y por ello se colocaba en
las cuadras del ganao, ya que se supone que espantaba los demonios y las pestes
sobre las reses (Concepción Suárez, 2007). Su madera, muy apreciada, era la
preferida para la fabricación de cibiellas - cibiel.las (“vara flexible y delgada”), más
resistentes y flexibles que las de avellano. Así, se cortaban los acebos más delgados,
se secaban un par de días, se remojaban y se retorcían para elaborar verdaderas
cuerdas vegetales en todo tipo de atados (carreñas, forcaos, cancietas…). Isaac nos
recuerda que los porrinos (“mazo para abrir erizos, trillar, desgranar los cereales”)
se fabricaban con madera de acebo.
94
• LA ETIMOLOGÍA. Voz latina (ILEX) AQUIFOLIU reducida en *ACIFU >
“acebo”, en alusión al carácter punzante de sus hojas; más sufijo –eda < latín –ĒTA,
que designa sobre todo terrenos poblados de árboles u otras plantas: carbayu →
carbayeda, nozal → nozaleda; y sufijo –al < latín –ĀLIS con valor abundancial:
arbeyu → arbeyal, carbayu → carbayal, maíz → maizal (GLlAs, 1999).
• LA PALABRA. Hoy aún se acuerdan los mayores que viven cerca de El Monte
Areo de la presencia de los abedules (Betula celtibérica), con su inconfundible
variedad de tonos, desde el verde intenso de primavera hasta el amarillo alimonado
del otoño más serondo. El abedul fue un árbol muy apreciado por el elevado grado
de impermeabilidad de su madera que se utilizaba para fabricar diferentes utensilios
como: escudielles, xarres, caxilones, timones de los araos, mangos, manales,
carros, madreñes… También se emplea el abedul con fines medicinales, para tratar
afecciones broncorrespiratorias dado su carácter antiinflamatorio. Asimismo se
utilizan sus hojas como diurético y para todo tipo de afecciones del riñón y de las
vías urinarias. Sus cañas se aprovechaban para hacer escobas para limpiar el forno o
la corte (Ordiales y César Ruiz, 2006).
95
• LA ETIMOLOGÍA. Voz de origen celta *BET-, *BED- *BID-U “abedul,
bosque”, posteriormente el bajo latín tomó la forma BĒTULLA “abedul”, que
evolucionaría en latín vulgar a *BATULUS (Ordiales y César Ruiz, 2006 y
Concepción Suárez, 2007). La vocal átona /e/ se cierra en /i/ por influjo de la vocal
tónica cerrada /ú/, fenómeno generalizado en el asturiano cuando la vocal final
tónica es /í/ o /ú/: pocu / pucuñín, fondu / fundil. De nuevo el nombre del topónimo
recuerda el tipo de arbolado que existió en esta zona y que hoy ha sido sustituido
por eucaliptos y pinos para el aprovechamiento de la madera.
• EL PAISAJE. Se trata de una serie de fincas rodeadas por el camino que baja hasta
la playa de Viodo así como por el camino que lleva hasta Llumeres (donde se
situaba la antigua mina de hierro). La parte llana está destinada a pasto, mientras
que la zona cuesta está poblada de rebolles.
96
abundante en peornales dispersos y espesos por toda la braña. A Cadaveira, en
Castropol. El Picu Cadaval, entre Morcín y Ribera de Riba. Los Cadavales, montes
en el límite que forman Tinéu, Somiedo y Cangas del Nancea (Concepción Suárez,
2001).
• EL PAISAJE. El Camonal es una finca muy soleada, hoy hecha monte, que se
localiza en el barrio de La Tabla d´Arriba, situado en la parte más alta del pueblo de
La Tabla, en la parroquia de Tamón. Todavía se pueden ver algunos gamones en
este lugar.
97
falta de yerbas más sabrosas. También se daban cocidas a los gochos después de
haberlas dejado secar, bien solas o bien mezcladas con mazá, dibura, leche…
Aunque en esta zona no recuerdan que las personas los hayan comido, Concepción
Suárez (2007) señala que en la posguerra, en las épocas de hambre, se utilizaron los
gamones como sustitutos de las patatas en muchos pueblos asturianos de montaña.
Cabeza Quiles (2008) considera que el gamón, también llamado gamota, hace
referencia a varias plantas monocotiledóneas de la familia de las liliáceas del género
Asphodelus (L.) –“gamón”, entre las que sobresale, por ser la más conocida, la
Asphodelus Albus (L.)–“gamón blanco”.
98
al < -ĀLE latino (García Arias, 2003). Pero en este caso el problema sería la
explicación de la pérdida de la –l- galmón > gamón.
99
de L´Abadia de Cenero. El Carbayal, lugar de la parroquia de Llavandera, barrio de
Tueya. La Carbayera, lugar de la parroquia de Caldones.Y una gran abundancia de
topónimos relativos al carbayu a lo largo de nuestra región: Carbayeda, Carbayedo,
Carbayal, La Carbayera, El Carbayín, El Carbayón, La Carbayosa, El Carbayu...
(VVAA, 2003).
100
mullida para asentar las tejas curvas, que siempre fueron el elemento habitual de
cobertura en los tejados.
101
• LA PALABRA. En Asturias son muy frecuentes los topónimos referidos a las
castañas y castañeros, muy cuidados tiempo atrás, por ser alimento seguro todo el
invierno y parte de la primavera. Baste observar la variedad de castañas y de platos
elaborados con castañas que se cocinan en los pueblos asturianos: castañas forneras,
pelonas, palaciegas… Toda una industria familiar muy cuidada hasta hace unas
décadas: por ejemplo, los retoños jóvenes se insertaban hasta una altura de dos
metros o poco más, de forma que los animales no puedieran roer las puyas y
estropear el injerto (Concepción Suárez, 2007). Además, como nos cuentan los
lugareños, la madera de castaño era muy apreciada para la construcción de hórreos y
diferentes muebles para las casas.
102
habitantes de las montañas en épocas prerromanas, por los frutos secos que
aseguraban la alimentación durante el invierno: las bellotas en sus distintas
variantes. Quizá pudiera tratarse de una raíz prerromana, tal vez gala, *KASS-,
*KAKS, a través de formas como *KAKSĬK-, *KASSĬCUS, que dio el quejigo
castellano, el caxigo gallego, y el mismo asturiano caxigu, caxiga y caxigal, todos
ellos con el sentido de “roble pequeño”, “robledal”. De la misma opinión es Rivas
Quintas (1994) quien afirma que el griego KÁSTANON, y los romances castañeiro,
castaño quizá tengan su origen en esa raíz *KASS- más sufijo –IKO. Así en galo
existe la forma *KÁSS-ANOS “encinar”, de donde provienen el francés antiguo
chéne, provenzal case(r) y kasana del norte de Italia.
• EL PAISAJE. El Cenoyal es una finca que se encuentra entre otras dos llamadas
Los Cuetos y Soviña, cerca ya de la urbanización y de la playa de Verdicio, en la
parroquia del mismo nombre. Los vecinos nos hablan de la abundancia de la planta
del cenoyu en este terreno.
103
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Los Cenoyos: fincas por el antiguo camino del
Chaposo hacia Tiós y altos de Brañavalera (Lena); en esta ribera del Güerna hay
plantas de cenoyo por todas partes. También existen otros lugares en Asturias como
Finuyeda, Fenoyéu, El Fenoyal... (Concepción Suárez, 2007). En Galicia, Cabeza
Quiles (2008) recoge varios topónimos relacionados con la presencia de fiúnchos o
funchos: Funchal, aldea de la parroquia de Meiras, concejo de Valdoviño (A
Coruña); Funchal, caserío de la parroquia de Rebordáns, Tui (Pontevedra). Fiolleda,
aldea y parroquia del concejo de Monforte de Lemos (Lugo). Fiolledo, nombre de
una parroquia del concejo de Salvaterra de Miño (Pontevedra). Sacau Rodríguez
(1996) recoge el topónimo Fiunchal, pequeña playa y punta rocosa que limita con A
Praia do Carril, el arenal más importante de la parroquia de Alcabre.
• LA ETIMOLOGÍA. La voz cenoyu /-o tiene su origen en la forma del latín tardío
FĒNŬCŬLU > “hinojo”, “planta umbelífera” y diminutivo de FENUM “heno”. Por
proximidad fónica se produjo la confusión /f/ con /Ө/, fenómeno frecuente en
asturiano: fincar / cincar, garfiella / garciella (García Arias, 2003).
104
• EL CAMPO TOPONÍMICO. El Centenal, Los Centenales son las fincas solanas
sobre la margen izquierda del Río Valgüena (Lena), por el camino a los altos de
Carraceo ya limítrofes con Aller. Los Centenales constituyen una serie de fincas en
la zona somedana de La Pradera sobre L´Auteiro. En Gijón, D´Andrés (2008) cita El
Centenal, lugar de la parroquia de Caldones, en el barrio de San Pelayo. En
Guadalajara, Celdrán (2002) recoge el topónimo de La Centenera, una villa
perteneciente al partido judicial de la capital, situada en el declive de un cerro cerca
del riachuelo Ungría. Cabeza Quiles (2008) nombra lugares gallegos como playa de
Centeas en la parroquia de Ares, provincia de A Coruña, pero que alude al cultivo
de este cereal. García Sanchéz (2007), menciona sitios como Aldeacentenera en
Trujillo, provincia de Cáceres. Centenera de Andaluz, municipio de la provincia de
Soria (Castilla y León). Centenera de Brihuega en Guadalajara, en clara alusión al
centeno.
105
• LA PALABRA. La vegetación que cubre en su parte superior esta isla fue la que
motivó su nombre. Como anécdota mencionaremos que fueron estas erbas las que
en otra época sirvieron de alimento a los conejos que habitaban dicha isla, como nos
cuentan algunos de los pescadores más ancianos de Ferrero y Peñes.
106
Los figos pueden comerse crudos, secos o preparados y, además, tuvieron ya desde
la antigüedad otros usos: como laxante y antitusígeno. Al arrancarlos del árbol
segregan un líquido lechoso y blanco (látex) que se aplica directamente sobre las
verrugas y callos. Por otro lado con las cañas nuevas se hacían xiblates (especie de
flauta elaborada con la corteza de una rama verde). Además combate la caries, las
hemorroides y cuaja la leche. Su madera resulta de mala calidad, pues rompe con
gran facilidad (Ordiales y César Ruiz, 2006).
107
utilizado para subir la cherba, tipo de alga que se recoge en la zona y que
proporcionaba buenos beneficios a los vecinos.
108
Lat. LĪNU > Llinares
• LA PALABRA. En asturiano, el llin, llinu, l.linu, l.lino, l.lin, es la planta del lino.
Por su parte, llinariega, l.linariega, chinariega, es el adjetivo que se aplica a “suelos
adecuados para el cultivo de esta linácea”, tan apreciada tiempo atrás en la artesanía
textil de los pueblos; y, finalmente, llinares, l.linares, chinares, eran “las tierras en
las que se sembraba el lino” (Concepción Suárez 2007).
109
Lat. MĬLĬUM > Les Miyeres
• LA ETIMOLOGÍA. En este caso concreto parece que estamos ante la forma latina
MĬLĬUM > miyu, michu, míu –según la fonética de las diferentes variedades
asturianas (Corominas y Pascual, 1980-1983). Según García Arias (2003) esta voz
constituye junto a otras como LĬGNU > lliñu “madero”, TĬNEA > tiña, ejemplos de
cierre de la /Ĭ/ > /i/ por influjo de la yod segunda. Junto con el sufijo –eres < -ĀRIA
latino, con valor abundancial, que significa “lugar donde se da mucho mijo”. En
este sentido, el testimonio de los lugareños recuerda semadas estas fincas, aunque
hoy ya no se cultivan y solo se aprovechan como pastos. En el caso de este
topónimo, es imprescindible conocer las características de cada lugar, ya que como
señalan algunos autores (García Arias, 2004- 2005, Concepción Suárez, 2007 y
Cabeza Quiles, 2008) formas como El Michu, Los Michos, Millarado, etc., pueden
corresponder al latín MILIU “mil” > MĪLLĬĀRIU “relativo a mil”, “piedra millar
110
en las calzadas romanas” “mojón divisorio”. De hecho, como recoge Concepción
Suárez (2007), los riosanos utilizan la palabra amillerar con el sentido de
“amuñonar, amojonar, poner mojones, fitos, en los linderos”.
111
• LA ETIMOLOGÍA. La voz mofo “musgo” sería hermana del portugués môfo,
italiano muffa, alemán muff y holandés muf, probablemente voces de creación
expresiva (Corominas y Pascual, 1980-1983 y DRAE 2001). Por su parte,
Concepción Suárez (2001) contempla la posibilidad de un origen germánico a partir
de MUFF “moho”. La presencia abundante de mofo sobre piedras y rocas constituye
el paisaje de La Mofosa y fue la motivación, seguramente, de este topónimo.
112
d´Onís). Sacau Rodríguez (1996) recoge lugares vigueses como Nocedo, Noceda y
Nogueira.
• LA ETIMOLOGÍA. Surge de la voz latina NŬCE “nuez” más sufijo colectivo –al
< latín –ĀLE, utilizado en asturiano para formar nombres de árboles frutales: pera
→ peral; manzana → manzanal; figu → figal (GLlAs, 1999). Finalmente, se le
añadió un segundo sufijo –eda < latín –ĒTA con valor colectivo: árbol → arboleda;
carbayu → carbayeda (GLlAs, 1999). Por lo tanto, La Nozaleda alude a la
abundancia de nozales, en tiempos pretéritos, en este lugar.
113
• LA ETIMOLOGÍA. Deriva a partir del latín NĬGĚLLIDA y este de NĬGĚLLUS
“negruzco”. El color negruzco de dicha planta parece confirmar esta etimología. En
cuanto el paso al romance, la pérdida de la i postónica forma el grupo romance
/-ll´d-/ que es imposible de pronunciar, por lo que este se reduce a /-ld-/. Por otro
lado, la /–g-/ se debilita /–γ-/ y posteriormente se pierde. Con estos cambios se
llegaría a la forma *nielda, a la que se añadiría el sufijo –era < latín –ARĬA, en este
caso con valor abundancial, que hace referencia a la concentración de esta planta en
estas tierras; el resultado sería la forma *nialdera. El grupo /nj/ en Asturiano ofrece
un resultado palatal /ñ/, resultado favorecido además porque en la zona hay una clara
tendencia a la palatalización de la /n-/ (Díaz Castañón, 1966), así tendríamos la
forma *ñeldera. Finalmente por disimilación con la tónica /–é/, la átona inicial
/–e/ se transformaría en /-a/, dando lugar a la forma ya mencionada: La Ñaldera.
114
(Concepción Suárez, 2001). El Monte L`Humedal: monte bien arbolado,
principalmente de hayedo, que ampara una riega con el mismo nombre y cuyo perfil
flanquea el valle de Güesera, en la montaña de Covadonga, concejo de Onís (VV
AA, 2002).
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del latín ŬLMU “olmo” más el sufijo latino
–ARIUM > ero. Según García Arias (2000) a partir de ULMU se formaría un
colectivo ULMĒTUM “vivero de olmos”. A su vez, desde el plural ULMETA se
pudieron formar nombres como Umedas (Pr.), Omedina (Rs.), Umedines (Llg.),
L´Omedal (Pi.), L´Omeal (Ay.) y nuestro L´Omedal, con perdida de la líquida
posnuclear /l/, frecuente en asturiano: cume, “cumbre”, < CŬLME, sucu, “montículo
de un terreno” < SŬLCU (García Arias, 2003). Por lo tanto, este topónimo designa
un lugar que, mucho más en el pasado que en la actualidad, estuvo poblado de
umeros.
115
recio, leñoso, de sección triangular y partidas en muchas lacinias,
duras, correosas, puntiagudas, de unos 30 centímetros de largo y 2 de
ancho; flores amarillentas, dioicas y por fruto los dátiles, en grandes
racimos que penden a los lados del tronco, debajo de las hojas.
• EL CAMPO TOPONÍMICO. García Sánchez (2007) cita lugares como Palma del
Río, La Palma del Condado, Palma de Gandía, La Palma d´Ebre, que se refieren
todos al árbol de la palmera.
• LA PALABRA. Barriuso: (2002: 277) nos ofrece la siguiente descripción del pan,
Halicondria panacea (Pall.):
Invertebrado porífero, de forma irregular y compacta, con esqueleto
formado por fibras de espongina. Presenta escasos ósculos, que
sobresalen en forma de cráteres. Posee un diámetro normal que puede
alcanzar hasta 20 centímetros. Tiene un color variable: rojo, pardo,
verde. Vive sobre rocas hasta los 50 metros.
Este autor (1986) advierte que este invertebrado recibe el nombre de pan en Luanco
y esponja en Candás. Además, en otros puertos asturianos, al aparecer esta especie
mezclada entre algas, determinó que se la designase con el nombre de ocla en Gijón
y ocle en Lastres.
116
• EL CAMPO TOPONÍMICO. No se conocen otros topónimos con el mismo
origen etimológico.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz originada en el latín PANE > pan de uso general en todas
las épocas y común a todos los romances (Corominas y Pascual, 1980-1983). Por su
parte, Barriuso (1986) afirma que los diferentes nombres con que se conoce a esta
especie son todos términos de carácter figurativo, sugeridos desde distintos puntos
de referencia. Por lo que se refiere a la comparación con el pan, coincide con la
designación española pan de gaviota, una de las más frecuentes de esta especie en la
lengua común. En toda la zona litoral que se extiende, aproximadamente, entre La
Playa de Rebolleres y la de Gargantera, se acumula mucho ocle; circunstancia que
fue aprovechada por los vecinos de la zona para recoger ese ocle y, así, obtener unos
ingresos extras para la economía familiar, ya que este es un producto muy apreciado
por sus múltiples aplicaciones y usos (cosméticos, alimenticios, etc.). También sería
posible, como consecuencia de las circunstancias físicas del terreno, que el término
Pan estuviera relacionado con la voz asturiana pandu “un collado, un paso de ladera
en la montaña, una hondonada de terreno en la cumbre” (Concepción Suárez, 2007);
ya que este lugar forma una vaguada respecto a la zona acantilada que la rodea. En
este caso el origen del topónimo remontaría a la forma latina PANDU “cóncavo,
encorvado, pandeado” (Corominas y Pascual, 1980-1983).
117
Capillare (L.) o el Panicu Millaceu (L.), pues el mijo, en castellano, era el pan de la
inmesa mayoría. De hecho con el panizo se sustentaba todo el Noroeste de España
antes de que el maíz viniera de América (Concepción Suárez, 2007). García Arias
(2002-2004) recoge y explica las siguientes palabras pertenecientes a la misma
familia léxica: la paniza es “la paja del panizo” (Cv.) y panizal es “la tierra que tiene
sembrado panizo” (An.).
118
Lat. PASTU > El Pastón
• EL PAISAJE. El Pastón era una finca muy grande que lindaba con la playa de
Carranques (Perlora), donde el ganado pastaba. Hoy, este predio se engloba dentro
de los dominios de la Ciudad Residencial de Perlora.
119
despectivo, de acuerdo con la definición, ya anteriormente vista, de “pedazo de
tierra de mala calidad dedicado a pasto”
120
• LA ETIMOLOGÍA. La voz pataca es un cruce de la voz patata, que, a su vez tiene
su origen en la influencia entre la palabra quechua PÁPA y la taína BATATA (las
dos designan este tubérculo), con la forma pataca que en Asturias designaba una
“moneda de cobre de dos cuartos o cuatro chavos y ocho maravedís (Corominas y
Pascual, 1980-1983). A este vocablo se le añadió el sufijo –ero < latín –ĀRĬU con
el significado de cantidad, “lugar en el que abunda algo”, en este caso: abeya →
abeyeru, cuchu → cucheru, lleña → lleñeru (GLlAs, 1999).
121
• LA ETIMOLOGÍA. Voz de origen latino PĬRA “pera”, quizá a través de
*PĬRŪCULAM, con valor despectivo (García Arias, 2004-2005 y Concepción
Suárez, 2007), debido al menor tamaño y peor sabor de las peruyas frente a las
peras. A esa forma se le añadiría finalmente el sufijo abundancial –era > ĀRIA
latino con valor abundancial, “lugar donde se da o abunda algo”: pataca →
pataqueru; piedra → pedreru; carbayu → carbayera (GLlAs, 1999).
122
Lat PĪPĪTA > El Pibidal
• EL PAISAJE. Monte sobre una serie de casas conocidas como Les Cases del
Pibidal, en la parroquia de Candás.
123
parece que el otro sentido de “semilla de melón y otras frutas análogas” lo adquirió
esta palabra por el parecido entre el jugo espeso, en que se hallan las pepitas, y la
mucosidad (Corominas y Pascual, 1980-1983). Esta opinión es seguida por autores
como Concepción Suárez (2001) y García Arias (2000), este último ofrece la
evolución de la forma latina a la romance: PĪTUĪTA > *PIT´VIDA > pebida o
pibida término que se incrementa con el sufijo abundantivo –ÁLEM > al; así, se
explicarían de forma satisfactoria topónimos como El Pibidal, El Pebidal, El Pindal
y O Pibidal.
124
aunque probablemente derive del latín PǓLLUS “retoño” del que proviene
REPǓLLUS, o de un verbo *REPULLARE “retoñar”. Recogen también otro
posible origen del vocablo, a partir de la forma *ROBULLUS, diminutivo de
ROBUR “roble”. Entre los estudiosos asturianos tampoco hay unanimidad:
Concepción Suárez (2001) sostiene que proviene del latín vulgar REPŬLLU, a
partir de PŬLLU “retoño” y por su parte, García Arias (2004-2005) afirma que se
relaciona con *ROBULLU “roblecito”, diminutivo de ROBUR “roble”. Según
Cabeza Quiles (2008) aunque las dos teorías parten de vocablos distintos, aciertan
en la esencia de la palabra y del topónimo gallego Robolo en el sentido de “carballo
nuevo”, “gromo”, dada la gran facilidad que tiene este árbol para rebrotar de las
raíces y cepas aparentemente muertas.
125
abundantes plantas de romiru, romero, con el fuerte aroma que le daban las calizas.
Recogían el romero en su sazón para varios remedios medicinales: reuma,
cataplasmas, analgésica, abortivas… (Concepción Suárez, 2007). En la provincia de
Valladolid, Sanz Alonso (1997) recoge El pago de La Romeruela. Celdrán (2002)
menciona también El Romeral, villa toledana en el partido judicial de Lillo.
126
Colláu Zorru (Ponga). El Salguerín, barrio frente a Partayer, al otro lado del Río
Caudal, a su paso por Morcín. Y otros como A Salgueira, El Salgueiru, Salguero…
(Concepción Suárez 2007). En Galicia, Cabeza Quiles (2008) recoge los topónimos
Salgueirón y Salgueiró muy abundantes en esta comunidad. Sacau Rodríguez (2004)
alude al lugar vigués de A Salgueira, lugar bajo y húmedo perteneciente a la
feligresía del Freixeiro.
• LA PALABRA. La rúa, ruda -Rŭta Chalepensis (L.)- es una planta que alcanza una
altura de entre 30 y 80 centímetros. Tiene las hojas de color verde amarillento,
fuertemente olorosas (Mayor y E. Díaz, 2003). La rúa, ruda era utilizada para todo
tipo de purgaciones en personas y animales: se cocía y se tomaba el caldo diez días,
127
también se usaba para lavar los arzolinos “orzuelos”. Además tenía propiedades
abortivas, afrodisíacas… como bien insinua esta copla (Concepción Suárez, 2009a):
“Si la casada supiera,
Para qué sirve la rúa,
Trasnochara y madrugara,
Pa coyela con la luna.
128
Germ. *TAPPA > El Tapín
• EL PAISAJE. El Tapín designa una puesta de pesca que se localiza junto a los
altos acantilados que constituyen el tramo de costa conocido como El Costao en
Nieva (parroquia de Llaviana). Se trata de una zona sin hierba debido a la continua
presencia de los pescadores de caña en la zona por la abundancia de sargos, lubines
y roballices.
• LA PALABRA. Concepción Suárez (2007) define los tapinos como “esos trozos
arrancados de raíz y de suelos muy pendientes, sobre llastras, llambrias, lisas que no
permiten enraizar la yerba. García Arias (2002-2004) recoge otras palabras de la
misma familia léxica: Tapinar es “terronar” (Pzu.), “nivelar un terreno con tapinos”
(Cl., Pa., Cb., Cp., Ay.); tapinazu es “el golpe dado con un tapín” (Sm.); la tapinera
es “un conjunto de tapinos” (Pa.), “azada especial para cavar tepes” (VCid.).
129
Lat. TĚNEROS > La playa de Tenrero
130
“toda planta de monte que se puede rozar. Se emplea para estrar y también para
fabricar escobas”, (Díaz Castañón, 1966: 298); no obstante los vecinos desconocen
el tereno, aunque bien pudo utilizarse este vocablo en otras épocas y posteriormente
ser sustituido por el de bericio. Del mismo origen es la voz ternero o tenral
“ternero”, pero la posibilidad de que hayan sido estos animales los que hayan
motivado el topónimo la desechamos al escuchar a nuestros informantes cómo nos
explican que en la Iría de Llanos, donde se localiza la finca El Tenrero, estaba
prohibido meter el ganado, pues era un espacio reservado al cultivo y a la siega de la
hierba.
• EL PAISAJE. El Trigal (Xivares) era una finca, como bien nos recuerda su dueño,
donde se cultivaba este cereal utilizado, sobre todo, para la elaboración del pan. Hoy
es suelo urbano, como casi todo el terreno en las inmediaciones de la playa de
Xivares donde se levantaron una serie de chalets y apartamentos.
• LA PALABRA. El trigo es “la planta de la familia de las gramíneas que cuenta con
espigas terminales compuestas de cuatro o más carreras de granos, de los cuales,
triturados, se saca la harina con que se hace el pan” (DRAE, 2001). García Arias
(2002-2004) recoge voces asturianas como las siguientes: el trigal, “tierra sembrada
de trigo” (VCid.), “panizal, terreno poblado de plantas de trigo” (Cg.), “terreno
sembrado de pan” (Ac.); triguín, diminutivo de trigo, “sabor muy marcado a trigo en
el pan” (Cb.); el trigaleru, “pajarito que se cría en los trigales” (Mar.), “pájaro
semejante al gorrión que tiene mucha fama de comer mucho trigo” (VCid.). García
Martínez (2008) señala que existen diversas especies de trigo: el grande, el rojo, el
parrín y el cuaderna, según el tallo, el rendimiento en harina y el tipo de pan que se
hacía. El trigo, al igual que el centeno, se sembraba en noviembre y se recolectaba a
finales de julio y principios de agosto. Estas fases del ciclo del pan quedaron
plasmadas en el refranero asturiano: “En abril, espigas mil / en mayo todo espigado /
y por Santa Isabel hoces a él”.
131
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Triguera es el alto cimero de Peña Mayor, entre
Llaviana y Nava, es un pico escarpado y entre peñas, pero desde el que se
contemplan amplias laderas de praderías, antes en parte sembradas de cereales por la
vertiente de Llaviana, como bien confirman los topónimos próximos: Los Diales o
L´Ordaliegu. Los Trigales constituye una antigua zona de sembrados por encima de
Sobrefoz (Ponga), hoy es terreno bastante montaraz (Concepción Suárez, 2007).
Cabeza Quiles (2008) indica que los lugares gallegos conocidos como Trigás
aunque no precisa su ubicación, aluden a campos de trigo.
132
A Fonte La Verbenosa constituye la fuente en el camín de los vaqueiros por los
altos de Allande. La Verbenosa, finca en Linares, Lena (Concepción Suárez, 2007).
• LA ETIMOLOGÍA. Del latín VERBĒNA para hacer referencia a dicha planta más
el sufijo abundancial latino –ĀLIS > -al, muy utilizado para la formación de
adjetivos sustantivados en muchas designaciones de lugares donde abundan cosas,
generalmente plantas: arbeyu → arbeyal; carbayu → carbayal; maíz → maizal;
pataca → patacal, etc. (Mayor y Díaz, 2003). En muchos pueblos se la considera la
planta mágica de San Juan: dicen en el pueblo de Nieva que si se coge la planta la
mañana de San Juan evitará muchos males como les picadures de les culiebres,
sobre todo.
133
pando sobre Los Carrizales, en el camín de los vaqueros al Pedroso, en La Vachota,
Lena (Concepción Suárez, 2001).
• EL PAISAJE. Con el nombre de Les Viñes se conocen una serie de tierras y prados
al lado izquierdo de la carretera que pasa por Ambás (parroquia de Carreño). Estos
predios colindan con la iglesia del mismo pueblo d´Ambás.
134
• EL CAMPO TOPONÍMICO. La Viña (parroquia de Viodo, concejo de Gozón) es
una zona muy empinada dividida en dos partes: la primera constituida por una serie
de prados y la segunda, de monte (plantada de ocalitos y rebolles) que se encuentra
cerca de la carretera que lleva a Luanco. Concepción Suárez (2007) cita lugares
como los siguientes: La Viña es el poblado de Cenera (Mieres), sobre aquel rellano
más soleado y productivo en las riberas del río. La Viña, paraje muy pendiente sobre
el Ríu Cares, antes de Culiembru, donde los pastores cabraliegos recuerdan viñas
sembradas, por muy ácidas que fueran entonces; y poco más abajo, entre las rocas
pendientes de Camarmeña, florecen todavía hoy por el verano parras de uvas
silvestres. Rivas Quintas (1982) señala lugares gallegos como O Viñal, terreno con
viñas entre Malvido y Os Picotes, pendiente y desigual. As Viñas Blancas (Outeiro),
se trata de un terreno llano donde abundan la viña y los sembrados. Suaviña, terreno
labradío con riego. Viñegra de Moraña, lugar abulense en el partido judicial de
Arévalo, que se llamó Viniegra en la Edad Media (Celdrán, 2002). En la provincia
de Valladolid, Sanz Alonso (1997) menciona los siguientes parajes: Viñas Nuevas,
Viñas de Abajo, Viñas de Arriba, Las Viñas de la Ladera, ect.
• El PAISAJE. La Playa Xabugo es una pequeña cala de arena y grijo de donde los
vecinos sacaban arena. Se caracteriza por la presencia, en torno a la playa, del
xabugo. Otra característica de la misma era la abundancia de corcones “pez plata” o
Argentina sphyraena (L.) que se caracteriza físicamente por poseer un “cuerpo
comprimido, 20-30 centímetros. Rostro agudo. Una aleta dorsal, con otra pequeña
135
adiposa. Cola escotada. Translúcido, con una banda plateada en los flancos”
(Barriuso, 2002: 235).
• LA PALABRA. “En asturiano el nombre del saúco tienen muchas variantes: xabú,
sabucu, saúgu, xabugu,” (Concepción Suárez, 2001). Concretamente en esta zona
las formas más utilizadas son las de xabugu, y xabú. “Del saúco se aprovechaba
todo: madera para mangos y manillas; bayas y flores […] para ungüentos,
infusiones, pócima […]. Hasta como remedio mágico para ahuyentar los males en
las cuadras del ganado” (Concepción Suárez, 2001).
136
• LA PALABRA. En asturiano una xunquera, xunqueira es “un lugar donde
abundan los xuncos (juncos), tal vez Baldellia Ranunculoides (L.), entre otras
muchas subespecies” (Concepción Suárez, 2009). Barriuso (2002) define xunquera
(juncal) como “un sitio poblado de juncos, vegetal que se cría en lugares húmedos”.
137
ZOOTOPÓNIMOS
• LA PALABRA. En la mayor parte de Asturias, las águilas, las ailas, las aiglas,
designan, en cualquiera de sus especies, “aves muy observadas por los lugareños de
los pueblos, por el peligro que suponían para el ganado menor, sobre todo. Las
águilas también se interpretaban como signos de diferentes cosas: animales muertos,
cambios del tiempo” (Concepción Suárez, 2001). Los habitantes nos confirman la
presencia en la zona del ferre, Accipiter Nisus (L.), y el piñerín, Falco Tinnunculus
(L.), aunque su densidad es cada vez menor, ya que desde hace muchos años el
hombre lucha contra estas aves de presa por el peligro que representa para sus
animales y ganados (Noval, 1976).
138
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del lat. AQUǏLA (Corominas y Pascual, 1980-
1983). A esta forma se le añadió el sufijo –era (< -ARIA latino) con valor
abundancial: “lugar en el que hay o abunda algo”. Galmés de Fuentes (1987) avisa
del cuidado que hay que tener con alguno de estos nombres, ya que podrían no estar
relacionados con el ave, sino que se relacionarían con las voces latinas ACUTU,
ACULEU, entre cuyos derivados se encuentran el castellano aguja y el asturiano
aguya. En este sentido, creemos que aquí, gracias a la ratificación por parte de los
vecinos de la presencia de algunas de estas aves de rapiña no nos encontramos ante
un caso de etimología popular, sino ante un verdadero topónimo motivado por ser
lugar de cría, punto estratégico de oteo o de merodeo sobre poblados y sembrados.
• LA PALABRA. Moliner (2007) define el azor como “ave rapaz falcónida que
habita en los bosques”. En asturiano el azor era el ferre y en el léxico medieval, el
azetor, que se criaba para la venta en las atzoreras de la cetrería, o “arte de la caza”
-(Accipiter Gentilis ex Astur Palumbarius (L.)-. Los lugares preferidos por estas
aves para la cría suelen ser más bien boscosos; esto provocó que, tiempo atrás,
fueran zonas de caza muy vigiladas por cazadores y furtivos (Concepción Súarez,
2007). Noval (1976) añade que el azor escasea cada vez más en nuestros
bosques.Vive en bosques espesos e intrincados, volando con gran rapidez y
habilidad por entre los árboles, saliendo a cielo abierto ocasionalmente y planeando
con facilidad. Se alimenta de lebratos, ardillas y ratones de campo, glayos, palomos,
mirlos, etc. La continua deforestación de nuestra región impide cualquier
posibilidad de llevar a cabo planes de conservación del azor. Azorar, azarar es
“ponerse nervioso” que se explica por el efecto que tiene sobre las aves la
persecución que lleva a cabo el azor (DALLA, 2000).
139
• EL CAMPO TOPONÍMICO. El Monte L´Azorera está en Bimenes, entre Suares
y San Xulián. L´Azorera, en Xenestosa de Tinéu. La Guariza les Zores, en Casu.
Sobre el poblado lenense de Zurea, existe El Monte l´Azorera, un extenso hayedo,
cobijo de diversas aves, entre ellas los azores. As Azoreiras, en Castropol. El Picu
Azoreira, en Boal, Taramundi, Eilao. El Regueiru Riazores, afluente del río Parmu
(Teverga), que desciende del Monte la Puerca y El Refuexu (Concepción Suárez,
2007). Invernales los Azores, son invernales con cuadras ubicados en la fértil
pradería de La Jelguera por encima de La Jaza del Casar del Monte; se hallan en mal
estado de conservación y pertenecen a la parroquia cabraliega de San Martín de
Bulnes y al Parque Nacional de los Picos de Europa. Loma Zorera, loma de la
parroquia de Tuilla situada entre Baeres y La Braña´l Ríu, entre los arroyos de El
Barreru y La Braña. En su cima se ubica la aldea de La Zorera (VVAA, 2003).
• EL PAISAJE. El Picu los Coríos es una puesta de pesca que alcanza unos 60
metros de altura, donde se pescan sargos, mandiates y roballices. Nos cuentan los
pescadores que en esta zona es habitual la presencia de cormoranes y patos (coríos)
e, incluso, es un lugar de cría de estas aves marinas
140
(L.), “mabea, pájaro marino de colo oscuro y con el cuello largo”. Los vecinos
destacan como una de las características el ruido que hace el coríu; este rasgo es
recogido por Noval (1976): la voz del coríu consiste en un corto y seco graznido
repetido, que, sobre todo, emite al comenzar el vuelo. Además, cuando hay niebla o
cerrazón, vuelan desorientados a baja altura sobre la campiña y, después de
incesantes vueltas y mostrarse muy ruidosos, se posan frecuentemente en la mar.
García Arias (2002-2004) cita otras dos voces pertenecientes a la misma familia
léxica: corieru es “el que cuida de los coríos, ansarero”. La coriera designa “el
lugar o paraje donde se crían y guardan los coríos, ansarería”. Por último, Miguélez
Rodríguez (1993) recoge voces como coriza “especie de polaina de pieles sin curtir
que cubre también el pie”; corita “piel del tocino” o la expresión en coritas
“desnudo en cueros”
141
bailan”, “movimiento armonioso de los astros, constelación”, “coro, séquito,
comitiva”. Por lo tanto, en este caso parece que estaríamos ante una comparación
entre el ruido que emiten estos ánades cuando vuelan juntos y el canto de un coro.
142
• LA ETIMOLOGÍA. Voz latina CŎRVUS > “cuervo” (Corominas y Pascual,
1980-1983). Esta voz se utiliza para designar la abundancia de cormoranes,
conocidos como cuervos marinos, coríos, mobeyas, pata maría, etc., a lo largo de la
geografía asturiana, que acuden a pescar en esta zona tan rica en peces.
143
indoeuropeas de la familia céltica y de otras. Así en bretón, la garza se llama
KERC’HEIZ, en galés CRYCHYDD, en irlandés antiguo CORR “grulla”, en ruso
KREČET “azor”, en búlgaro KRÓKON “cuervo”. No tienen dudas estos autores de
que el hispano prerromano *KARKIA “garza”, pertenece a esta amplia familia
indoeuropea. De nuevo nos encontramos ante una designación metafórica, ya que
los marineros consideran que esta punta tiene la forma del pico de esta ave que hoy
habita en la zona, pero cuya población fue seguramente mayor antes de que se
desecara La Marisma para la construcción del actual polígono industrial.
144
los catorce o dieciséis años. La marta vive preferentemente en familia en las zonas
más tupidas de nuestros bosques: hayedos, castaños y robledales son los preferidos.
Se camufla perfectamente entre la vegetación o en cualquier oquedad arbórea donde
pasa desapercibida gran parte del día. Es carnívora y forman parte de su dieta
pequeños roedores como ardillas, lirones, ratones de campo…, así como pájaros de
diversas clases y tamaños y huevos que roba durante los ciclos reproductores de las
aves (García Lado, 1998).
145
cuerpo, excepto las patas y partes inferiores que son negras y la cabeza, blanca con
dos listas negras que, partiendo del hocico, atraviesan los ojos hasta detrás de las
orejas, en parte blancas. Vive en guaridas que él mismo excava con varias galerías y
una cámara central. En apariencia tranquilo, posee una gran ferocidad que
demuestra cuando se ve amenazado o acorralado. Habitualmente solo sale por las
noches y se alimenta de ratones, frutas, raíces, insectos, gusanos, restos de comida
de otros animales y frutos secos, en especial nueces. Su número ha disminuido
alarmantemente, sobre todo por la persecución que sufre por parte del hombre. Eran
muy apreciados por su piel y además se utilizaban para la elaboración de untos para
curar torceduras (Noval, 1976). Con el nombre de melandreros se designa a “los
cazadores de melandros”. Y, finalmente, melandreres, melandreras son los lugares
en la querencia de los melandros, donde establecen su guarida (Concepción Súarez,
2007).
146
Lat. MĀIŌRĪNUS > El Merinal
147
de ovejas y de la lana fina que producen es verosímil, aunque no seguro, que merino
venga del nombre de la tribu africana de los Benimerines por la importación de
ovejas berberiscas, practicada para mejorar la raza indígena española. A esta forma
se le añadió el sufijo –al < latín ĀLIS con el valor de “relativo o perteneciente a” y
abundancial: mente → mental, sexu → sexual, carbayu → carbayal, llamarga →
llamargal (GLlAs, 1999).
148
concreto, un bisonte acéfalo de buena factura, además de restos de industria ósea,
fechable todo ello en el Magdaleniense final (VVAA, 2002).
• LA ETIMOLOGÍA. Voz originada a partir del latín MŪRE > “mur”, “ratón” y
CAECŬLU, diminutivo de CAECŬ > “ciego”, murciégalo > murciélago, con
metátesis (Corominas y Pascual, 1980-1983). Este topónimo se debe a la abundancia
de murciélagos que moran en dicha cueva.
149
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Desconocemos otros nombres de lugar
pertenecientes al mismo origen etimológico.
150
evitaban el peligro que suponían las rapaces para las aves de corral; hasta se
llegaron a quitar los güevos a los páxaros del monte. En todo caso, los
lugareños sabían con detalle la estrategia de los páxaros al colocar sus nidos:
siempre con la entrada al saliente o al sur, resguardados del viento norte, a
cierta altura del suelo, en las grietas de las peñas, en las copas de los árboles,
en lugares inaccesibles.
151
• LA PALABRA. Aunque el origen del topónimo es el mismo, su significado puede
estar relacionado con dos realidades diferentes: bien con “brotes o retoños”, así
tendríamos palabras en asturiano como pollascu, que es “un árbol, un animal nuevo,
de poco tiempo”; polleru, -a, -o se refiere a un árbol con muchos retoños”; pollisca,
“faya o carbayu nuevo”, “árbol nuevo que sal de un árbol que se cortó”; polliscal,
“terreno lleno de polliscos o de pollisques”; puya, “retoño de un árbol”; o bien
podría hacer referencia a la recría de cualquier tipo de polluelos silvestres jóvenes.
De este modo, en asturiano tenemos palabras como pollu, “cría de un ave”, “gallo
nuevo”, “gallina nueva que empieza a poner”. pollada, “conjunto de pollos o de
pollas que saca un ave de una vez”; pollar, “gallineru”; “piteru, sitio preparado para
criar gallinas”; pollascu, “pollo nuevo”; pollera, “cubrir el gallo a la gallina”;
polleru, “palo donde se ponen las gallinas para dormir” (DLlAs, 2000).
152
• LA PALABRA. L´esquil, esguil, esquilu, esquilo en asturiano es la ardilla -Sciurus
vulgaris (Linné)- pequeño roedor de la familia de los esciúridos. Vive
preferentemente en los bosques caducifolios, bien en zonas montañosas o por el
contrario en lugares de poca altitud pero con abundante arboleda. Su vida transcurre
esencialmente en los árboles de los que solo suele bajar a beber y a coger frutos
caídos. Gustan de poblar en zonas boscosas con abundantes pináceas. Se alimenta
de frutos, principalmente avellanas, nueces, piñones, bellotas y frutos de las hayas
(fayucos) a lo que añade, en ocasiones, ramas tiernas, sobre todo de abeto, alerces,
pinos, etc. (Noval, 1976). En épocas de escasez también come insectos, así como
huevos que roba de los nidos vecinos e incluso polluelos. En los concejos de
Carreño y Gozón se usan los verbos esguilar con el sentido de “trepar, subirse a un
árbol o sitio alto, trepando”, “resbalar, escurrirse” y esguilopiar “esguilar con
agilidad y rapidez” (Díaz Castañón, 1966: 320 y 321).
153
Lat. RAPU > El Raposo, L´Alto´l Raposo
154
paraje en Valcárcel (Somiedo). La Raposera es un lugar bajo El Picu Torres, sobre
El Regueru La Escosura y El Resecu (ladera de Casu). La Riega´l Raposu es un
afluente del Río La Ranera (Casu). El Llanu La Raposera se halla al norte de Cabeza
Pandescura, en Onís (Concepción Suárez, 2007). En el vecino concejo de Gijón,
D´Andrés (2008) menciona el lugar de La Raposiega que se localiza en el barrio de
Villar, en la parroquia de San Andrés de los Tacones. En Galicia, Cabeza Quiles
(2008) recoge Raposeira y Raposeiras, muy abundantes en esa geografía. Sacau
Rodríguez (1996) alude al lugar llamado Raposa, en la parroquia de Bembrive.
• LA PALABRA. Una topinera es “un montoncito de tierra que levantan los topos
en los prados” (Vigón, 1955). En otros lugares de Asturias designa “la propia
madriguera del topo” (Rodríguez Castellano, 1952). El DRAE recoge topinera
como “madriguera del topo”, así como el refrán beber como una topinera, por
alusión al agua del riego que absorben las topineras. En Galicia, toupeira hace
155
referencia al “tunel que horada el topo bajo tierra y los montoncitos de tierra en
superficie” (Rivas Quintas, 1982: 213).
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del latín vulgar *TALPU, procedente del latín
TALPA “topo”, más el infijo –in- y el sufijo –era con valor abundancial, que hace
referencia a la abundancia de este animal en esta zona, como nos lo confirman los
lugareños al relatar que era un terreno muy frecuentado por este mamífero.
• LA PALABRA. Les utres, utras, butres, buites, uitres designan en asturiano “los
buitres” -(Gyps Fulvus (L.)-. L´utre es la mayor de todas las aves de presa
asturianas. Los adultos pesan entre siete y nueve kilos y posee una envergadura de
alas de 2,40 a 2,70 metros. Aunque se ha dicho que odia la lluvia y ama el sol, lo
cierto es que esta especie siempre se ha desarrollado bien en Asturias. Se alimenta
fundamentalmente de carroña. Viven en zonas montañosas, aunque la búsqueda de
alimento les obliga a recorrer distancias enormes. Construye su nido en una repisa
de un cortado rocoso, casi siempre en lugares inaccesibles. Se alimenta
fundamentalmente de carne de animales muertos: rebecos o robezos, corzos o
curcios, ovejas despeñadas, caballerías, novillas, perros, zorros. Su población
disminuyó alarmantemente ya que fue objeto de persecución implacable, pues se la
acusaba de propagar la fiebre aftosa del ganado vacuno; a pesar de que la ley
prohíbe su caza, se la envenena (Noval, 1976).
156
las Utres, afluente del Río la Muriosa (Piloña). Peña Utre, entre Onís y Cangues. La
Pena l´Utra, peña sobe Los Alfilorios y Peñerudes (Morcín): conserva numerosos
cercos de los pareones que defendían los sembrados en la falda de la misma peña.
El Picu Da Bruiteira, en Vilayón. A Pena, O Penedo das Buitres, San Esteban das
Bruites, sobre el Doiras (Eilao), donde anidaban los buitres hasta que los espantaron
con los barrenos de las obras para la carretera y ya no volvieron a anidar más, según
cuentan los vecinos (Concepción Suárez, 2007). Fuera de Asturias, existe el lugar de
Utrera, ciudad sevillana, cabeza del partido judicial, en terreno llano que bañan el
Guadaira y el Salado (Celdrán, 2002).
157
HIDROTOPÓNIMOS
• LA PALABRA. Concepción Suárez (2001) afirma que parece solo voz toponímica,
relacionada con el agua, así los topónimos con esta raíz, *AP-, *AB- suelen
aplicarse a lugares donde nace agua o próximos al agua: están sobre fuentes,
arroyos, regueros, ríos, etc.; en definitiva, se trata de los llamados hidrónimos. En
Castilla y León, García Martínez (1992b) defiende la misma etimología y la sustenta
con una serie de palabras relacionadas con el sentido de “corriente de agua”, así en
antiguo irlandés ab, aban es “río”, en británico avon tiene el significado de “río”, en
catalán avenc “sima con agua en el fondo”, en gallego abanqueiro “cascada” y
abancar “saltar un arroyo”.
158
• DOCUMENTACIÓN HISTÓRICA DEL TOPÓNIMO. En un documento
notarial de 1053 en que el rey Fernando I dona al monasterio ovetense de San
Pelayo el monasterio de San Juan de Aboño, leemos: “Locum vocitatum Abonnium
[…]”. En otro documento de 1323 se vuelve a citar: “Fernán García caballero,
morador en Dornión recibe en renta “[…] el vostro çellero de Hobonno que ye y en
Carrenno […] e recibo […] quatro casas e quatro orrios” (Díaz et ali, 2007).
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Los Altos de Mero están entre Tinéu y Valdés. Los
Invernales de Mero que cuentan con agua están en Llanes, bajo los altos de Ibéu. El
río Mera es el nombre que recibe el río de Rubayer entre La Paraya y Collanzo, es
este un tramo de aguas más bien sosegadas y limpias tras las pendientes de
159
Vegarada y Yananzanes. El río Meirúa, en Allande. Mieres es el concejo entre Lena,
Ayer, Llaviana, San Martín, Langreo, Oviedo, Ribera, Morcín y Riosa que tiene
parte llana y parte montañosa. En Mieres se esparcen las aguas del río (antes,
bastante más que ahora), una vez fundidos cauce arriba el Río Aller, el Lena, el
Güerna y el Payares. El Puente Miera, en Piloña. El río Miera, ya en la vecina
región cántabra (Concepción Suárez, 2007). Cabeza Quiles (2008) cita el concejo
lugués de Meira, en la sierra del mismo nombre, que está a dos kilómetros y medio
de la capital municipal, nace, en el pedregal de Irimia, en la llamada Fonte das
Pedras, uno de los mantiales del río Miño; Además, en la vertiente oriental de esta
sierra nacen una serie de fuentes y regatos que alimentan el cauce del río Eo. Meira,
en el concejo pontevedrés de Moraña, nombre de una parroquia y villa asentada en
una antigua marisma de la ría de Vigo. Meiro, lugar de la parroquia y concejo de
Bueu (Pontevedra), asentada en una ladera montañosa en la que el agua mana y
corre por todas partes. Mera, playa de la parroquia de Serantes, Oleiros (A Coruña),
donde desembocan dos pequeñas corrientes fluviales.
160
• LA PALABRA. En Asturias, García Arias (2002-2004) recoge las siguientes
acepciones para la palabra vau~bau: “lugar encharcado, generalmente cercano al
nacimiento de ríos o fuentes” (Sl.), “charco” (Gr.). Por su parte, Concepción Suárez
(2001) documenta entre los pastores de Amieva el significado de “una zona baja, y
así dicen de la nieve que guardo beyu, cuando no descendió demasiado sobre los
poblados del valle, respetando una línea de altura”. González (1959) recoge en
Tineo la denominación toponímica El Bau referida a lugares en donde no hay aguas
corrientes, sino lavajos o charcas. En Galicia, formadas a partir de la misma raíz,
documentamos boedo “terreno pantanoso en que nace agua” (Valladares); bodonal
“terreno en que pastan machos cabríos” (Cuveiro). En el Bierzo, bayón es “surco
hondo” o “temporada de lluvias que suele presentarse desde los últimos días de
mayo a primeros de junio y la cual dura una quincena” (García Martínez, 1992b:
162). En Segovia existe budial “terreno pantanoso” (Vergara) y en Soria, baúnal es
“charco” (Rivas Quintas, 1982). En Francia responde al mismo origen la forma bief,
definida como “canal que conduce el agua hacia la rueda del molino, espacio entre
dos esclusas sobre un río o un canal de navegación”. Sobre su origen, se afirma que
procede del galo *BEDUM “fosa” (DFH, 1989).
161
(García Martínez, 1992b). En Francia, Bief -du- Dourg, Biefmorin, explicados a
partir del Galo *BEDU “canal, fosa” (Dauzat y Rostaing, 1984).
162
el bargañu, el baragañu, el bargueñu es “el escritorio de madera”, tal vez por estar
hecho antes de varas, de travesaños. García Arias (2002-2004) recoge los siguientes
significados de barga: “rambla cuesta arriba” (Os.); “cuesta de un monte” (Ca.); “la
parte más empinada de una cuesta” (Or.); “repecho de un camino” (VCid.); “trozo
de camino o carril, estrecho y muy pendiente” (Ca.). En Galicia, Cabeza Quiles
(2008) define barga como “parte de mayor pendiente de una cuesta o de un valle o
una cuesta de un valle”.
163
• LA PALABRA.. En Asturias, García Arias (2002-2004) recoge vocablos como
charcu: “charco, agua estancada” (Ac., Ay., Ri., Qu., Tb., Mar.), “laguna pequeña”
(Mar.); charca: “charca, agua procedente de las lluvias que se aprovecha para que
beba el ganado, para fregar, etc.” (Ac., Pa.); “pozo pequeño poco hondo, que recoge
el agua que rezuma” (Pa.); charcón: “cantidad grande de agua encharcada en una
hondonada del terreno” (Ca.). En el mismo sentido, Concepción Suárez (2007)
señala que la forma charcón es una voz común para designar un lugar pantanoso,
ciénaga, zona lamiza, llamarga.
164
creó el vocablo *SARKO “que se halla en medio de los desperdicios, la inmundicia,
el fango”, “balsa fangosa”, “charco”. De la misma opinión es Concepción Suárez
(2007), que defiende como origen del topónimo El Charcón la forma prerromana
*SAR-K-, que daría el vasco antiguo *SARKO “fango”. Por su parte, García Arias
(2004-2005) considera que la forma charco es latina, relacionada con el término
PLOVERE “llover” a través de una forma derivada como PLUVIUM – ASCU
responsable del portugués *chovasco → chubasco; gallego chubasco, asturiano
occidental chubascu, desde donde se transmite al castellano chubasco. Sostiene este
autor que desde *chovasco, admitiendo el rotacismo de la s posnuclear y la pérdida
de la labial intervocálica, podría explicarse los resultados del tipo charcu, l.larcu.
Finalmente, afirma este autor que el proceso evolutivo *chovasco → *chovarco →
chavarco → charco, se justificaría mediante la forma chabarco presente en la
Maragatería con idéntico significado que charco; de hecho, un charcu, explica, se
produce como resultado de un chubasco. Sin embargo, esta última teoría no parece
muy convincente, ya que exige, como hemos puesto de manifiesto, toda una serie de
cambios fonéticos difíciles de justificar y, además, no siempre tiene que llover para
que se forme un charco, basta con que haya agua de un río, fuente o regato para que
se formen charcos e incluso puede deberse a aguas subterráneas que afloran.
• EL PAISAJE. El Chiscón es una puesta de pesca que se halla entre otras dos
conocidas con el nombre de La Escalera y La Peña Los Panchos (parroquia de San
Martín de Podes). Se trata de una piedra de gran tamaño que, cuando la mar está
agitada, golpea con violencia contra la misma y salpica a los pescadores de tierra.
165
finalmente, la chiscadura es “la acción y efectro de chiscar” (Ay., Tb.),
“salpicadura” (Llg.).
166
(Ayer), Llandelesegües (Ponga) y Fosdelayegua (Teverga), nombre del Puertu de
Marabiu, que él interpreta como “fosa del agua”.
• LA PALABRA. Los vecinos de la zona nos cuentan que, cuando los terrenos de La
Iría Llanos eran utilizados como tierras de siembra y pasto, tenían que cruzar este
río y debían controlar muy bien cuándo se producían las pleamares, ya que en ese
momento, al juntarse las aguas de la mar con las del río, era muy difícil atravesarlo
167
con el ganado, debido al aumento considerable del caudal, obstaculizando el tránsito
de los animales. Esto parece que se relaciona con lo apuntado por García Arias
(2004-2005), quien considera que topónimos como La Espasa se relacionan con el
femenino del participio latino SPARSUS, -A, -UM “esparcido, diseminado”.
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Río Espasa (Colunga): curso de agua que nace a los
pies de la sierra del Sueve, bajo el pico Fontanielles; Desemboca en la playa de la
Espasa, en el límite entre Colunga y Caravia. Playa Espasa: arenal perteneciente al
concejo de Caravia y aledaño al de Colunga, del que lo separa la desembocadura del
río Espasa (VVAA, 2002).
• EL PAISAJE. La Fontica designa una serie de prados en cuesta que llegan hasta
las inmediaciones del mar. En estos predios, justo al lado del mar, brota una
168
pequeña corriente de agua dulce. Hoy están destinados a pastos, pero fueron fincas
semadas (“sembradas”) tiempo atrás.
• LA PALABRA. Con la voz fuente se nombra “un manantial”, “un punto donde
nacen las aguas”, “una construcción que se hace donde nace una corriente de agua”.
Relacionada con la anterior tenemos las formas fontán “manantial de poca fuerza
que por ello deja estancadas sus aguas”, “charco que se forma al llover”; “charca de
agua estancada”. Finalmente, una fontica refiere “una fuente pequeña”, “un
manantial pequeño” (Vigón, 1955).
169
género desde el siglo IV, como otras palabras de la tercera declinación (Corominas
y Pascual, 1980-1983). A esta forma se le añade el sufijo –ica con “valor de
diminutivo”, que aparece en otras formas como El Montico (Carreño) para designar
un monte pequeño. En todos los ejemplos encontrados se produce la diptongación
de la /ŏ/ tónica, a pesar de estar trabada por la nasal /n/, que algunas veces impide su
diptongación, como vemos en estos topónimos del mismo origen: Fonte Toba y la
Fonte Piedra, en Teverga.
170
Carrera de la Red (2010) menciona Hontoria, fuente situada en la zona de Los
Melgares, en el Valle del Cea, provincia de León.
• LA PALABRA. Se trata de una voz toponímica que se extiende no solo por nuestra
región, sino por otros lugares de la Península y de algunos países europeos como se
verá a continuación.
171
2007). Sevilla Rodríguez (1980) señala que el hidrónimo francés Orne puede
corresponderse con el mismo origen toponímico. Este hecho lo constatan también
Deroy y Mulon (1992), quienes recogen el río Orne de la región francesa de
Normandía que desemboca en Ouistreham (Calvados).
• EL PAISAJE. Esta fuente nace en el barrio de Les Cabañes, barrio limítrofe entre
cuatro parroquias de Gozón: Verdicio, Manzaneda, Santa Olaya y Vioño. En este
caso se halla en la zona perteneciente a la parroquia de Santa Olaya.
172
• LA PALABRA. Como en otras zonas peninsulares, en asturiano el término güeyu´l
río alude al “punto donde nace, donde ve la luz el arroyo, en un manantial constante
todo el año y de buen agua” (Concepción Súarez, 2007). También en el mismo
sentido, D´Andrés (2008) afirma que una de las definiciones de güeyu es el “lugar
donde nace una fuente o un río”
• LA PALABRA. Como señala Concepción Suárez (2007), la palabra llagu con sus
variantes llau, l.lagu, chagu llau, l.lau, chau, designan, en toponimia, “pequeños
173
lagos”, más o menos de temporada, según las lluvias y los deshielos que sirven de
abrevadero a los ganados durante el verano en los puertos. García Arias (2002-2004)
recoge las siguientes voces relacionadas etimológicamente con llagu: la llaguaza:
“lodo, barro” (PSil.); el llaguazal: “zona pantanosa, lugar muy húmedo y
encharcado” (Alb.); “terreno muy pantanoso y húmedo” (Vg.); el llaguazu: “charco
tremedal” (Cv.); “charco de agua llovediza que se forma en los hoyos de los
caminos” (Cv.); “aguazal, sitio encharcado con agua detenida (An., Tor.); llaguna:
“pequeño embalse natural de agua” (Md.); “terreno muy húmedo” (An.).
• EL PAISAJE. Llodero es un pueblo que se localiza en una loma sobre el cantil que
cae sobre la Playa de Xagón, justo enfrente de La Marisma. Antes de la desecación
de La Marisma para levantar un polígono industrial, a principios del siglo XX, este
174
poblamiento quedaba aislado cuando subía la marea y los vecinos tenían que utilizar
una lancha para poder pasar. Se trata de una zona muy lamiza por la acumulación de
tanta agua.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz que tiene su origen en el latín LŬTUM > lodo, llodo en
asturiano, con la palatalización de la L- latina (Corominas y Pascual, 1980-1983). A
esta palabra se le añadiría el sufijo –ero < latín –ĀRIUS, con valor abundancial
(Pharies, 2002). Nuestro topónimo se referiría a un sitio donde abunda el barro, el
lodo por la gran cantidad de agua que se acumulaba en esta zona con la subida de la
marea que daba lugar a la formación de llamarges “lodazales”.
175
Lat. MARITĬMA (ORA) > La Marisma
• EL PAISAJE. Se trata del río que muere delante del viejo cuartel de la guardia civil
situado en Aboño, en la margen izquierda de la ría d´Aboño.
176
• LA PALABRA. La palabra muerta, -as, aplicada a las aguas, suele significar “agua
estancada, indecisa” (Concepción Suárez, 2001). De esta manera haría referencia
tanto a “aguas indecisas”, por ser limítrofes entre dos pueblos, parroquias, concejos,
regiones, etc., o, también, a “aguas estacandas”, como en este caso, en el que el río,
en lugar de morir en la ría d´Aboño o en el mar, se empantana y muere al no tener
zona natural (mar, río) en la que desembocar.
177
Lat. NĬGRU > El Pozu Negru
178
c
Preindoe. *N-R, a partir de esta raíz se pudo formar el Arab. nā úra > La Ñora´l
Pontón
• LA PALABRA. En la zona una ñora es una “acequia donde se remansa el agua del
molino” (Díaz Castañón, 1966: 343). Pero tanto en el concejo de Carreño como en el
de Gozón, los hablantes han identificado la palabra ñora con un regatu “reguero
pequeño”. Hay otras acepciones para esta palabra en nuestra región que recoge
García Arias (2002-2004): “embalse o presa con suave desnivel que alimenta la
canal del molín. “Noria”. Por su parte el DRAE (2001) define así la palabra noria,
de origen árabe, “máquina compuesta de dos grandes ruedas engranadas que,
mediante cangilones, sube el agua de los pozos, acequias. Pozo formado en forma
comúnmente ovalada del cual se saca el agua con la máquina”.
179
afluentes del Danubio; en Rusia, se encuentran los ríos Nar, Nara, Narev, Narova,
dos lagos Nero, etc.; en Suiza, Neirve: en Irlanda, río Nore (Rivas Quintas, 1994).
180
LA PALABRA. En la zona un pielgu es un “pozo de los ríos muy hondo y
peligroso” (Díaz Castañón, 1966: 346). Somoza (1996) documenta pielgu “remanso
y pozo de agua parada y profunda en río o lago”. Para el resto de Asturias, Garcia
Arias (2002-2004) recoge “pozo hondo y peligroso de un río” (Cb., Cp., Ac.), “pozo
de agua de un río donde hay menos corriente” (Ri.). En nuestra zona de estudio,
Barriuso (2002: 326) documenta la voz pregona, “terreno inmediato a la orilla de
una ría, por el cual se extienden las aguas de las mareas”.
181
Efectivamente el pozo formado por las aguas del mar al penetrar en el cauce del río
sería mayor que el pozo producido en el mismo río, es la misma diferencia que
encontramos también entre río y ría. Al añadir el sufijo aumentativo, el acento se
desplazaría de la /ĕ/ tónica a la –/o/- del sufijo, con lo que no se produciría el
diptongo al quedar en posición átona la /ĕ/ *pelgona; como sucede en otros casos
del asturiano: puerta → portiella, portona; fuente → fontina, fontona. Por último
tendríamos un caso de cambio de posición de la –l pasando a posición prenuclear
agrupada con la /pl-/ y finalmente se produciría un trueque con la /r/. Este
fenómeno es frecuente en asturiano y así lo constata García Arias (2003: 205):
la líquida posnuclear puede mantenerse, vocalizarse, fusionarse con
las unidades en contacto […] Es sobre todo cuando va agrupada, sea
primaria o secundaria, cuando pueden producirse más modificaciones,
especialmente trueques con /r/: blincar - brincar, arbañil – albañil,
brusa – blusa, platu – pratu.
182
(Lln.), “pender” (Sb.., Tor.); pingarata “gota de cualquier líquido” (Cv.), “cada una
de las gotas gordas que caen al empezar a llover” (Oc.). Concepción Suárez (2007)
señala que entre los alleranos pingamones son “las estalactitas y estalagmitas que se
forman en las cuevas con el agua que pinga de los techos”.
183
• LA PALABRA. El pisón, como recoge García Arias (2002-2004), es “un molino
movido a mano o por fuerza hidráulica que se emplea para quitar el cascabillo al
grano de escanda” (Cv.). Sin embargo, en este caso, no parece que tenga nada que
ver con pisón alguno, ya que los vecinos no recuerdan haber visto ni haber oído
hablar a sus antepasados sobre ningún pisón, ni molino en esta zona, y, en cambio,
sí recuerdan la existencia de los mismos en otras áreas más próximas por las que
discurren corrientes de agua.
• LA ETIMOLOGÍA. García Sánchez (2007) afirma que una parte de los topónimos
prerromanos indoeuropeos precélticos tienen una motivación hidronímica, es decir,
se corresponden en origen con nombres de lagunas, ríos u otras corrientes de agua.
No en vano algunos de los grandes ríos de la Península Ibérica recibieron nombre en
este estrato precéltico: Turia, Tormes –con base TUR-, Pisuerga < PISORACA, Esla
< ASTURA, Miño < MINIUS, Betis < BAETIS –nombre del Guadalquivir hasta la
llegada de los árabes. Se trata en ocasiones de la denominación de un tramo del río,
pues hay testimonios de más de un nombre para designar una misma corriente. No
hay duda de que el agua fue un elemento fundamental en la vida de estos pueblos.
Rubén Jiménez (2004) también considera que el río Pisuerga tiene su origen en la
forma PISORACA. Faure Sabater (2004) recoge el topónimo Pisón y afirma que se
trata de uno de los cuatro ríos que salían del Edén; los otros tres eran El Guijón, El
Tigris y El Éufrates (Génesis, II, 11). Su origen etimológico estaría en el hebreo
PIŠON, transcrito en griego Φισών y en latín PHISON, nombre de etimología
incierta. Algunos han identificado este río con el Indo, otros con El Faysan en
Arabia. Para Rostaing (1994) topónimos como Pisa, Pesaro (en Italia), Pelissance
184
(en Francia), se remontarían a la raíz preindoeuropea *P-S- cuyo siginificado puede
ser tanto orónimico como hidronímico. Finalmente Concepción Suárez (2001),
teniendo en cuenta nombres de ríos como El Pisuerga, El Pisueña, considera que
este tipo de topónimos se remontarían a la raíz prerromana *PI-S-, con el sentido de
“humedad”. Para el segundo componente propone *ON-N “montaña y arroyo”. Por
último, debemos señalar que si hubieran existido molinos que aprovecharan el agua
del regato para funcionar –si bien resulta extraño que los vecinos no se acuerden de
la presencia de los mismos, entonces su origen estaría en la forma latina PISONE
“mortero” como cita García Arias (2004-2005) para topónimos como Pisón, Los
Pisones.
185
dejado a lo largo de toda la geografía neorrománica: Pouzages, Pouzioux, en
Francia, tal como recogen Dauzat y Rostaing (1984). Pozzuolo, Pozzatelli, en Italia,
documentados por Pellegrini (1990). Por lo que se refiere a la voz vaques proviene
del latín VACCA; mientras que muertes tiene su origen en el latín MŎRTU. Hay
que destacar la palatalización de la terminación del femenino plural /-as/ > /es/,
fenómeno propio del asturiano central y que en los concejos de Carreño y Gozón ya
puso de manifiesto Díaz Castañón (1966): cases, morenes, tierres, oveyes…
• LA PALABRA. En un principio, parece que esta voz tiene relación con la presencia
de las ranas. De hecho así lo interpretan los mayores que justifican el topónimo
según la explicación de sus antepasados que les hablaban de la presencia de ranas
muy grandes en la zona. No obstante no hay charcas en el terreno lo suficientemente
grandes o extensas para la presencia de las ranas. Además sería lógica la presencia
de un sufijo abundancial del tipo –era,-o, para hacer referencia a la presencia de este
batracio. La interpretación podría ir por otro camino y, así, tenemos voces como
ranura: “hendidura, raja”, que indican un sentido de “corte, riego”, tal vez más
acorde con la morfología del lugar: la existencia de un surco creado por el discurrir
de esa corriente de agua.
186
Martínez (1992b) cita varios arroyos de dicha provincia que presentan la base
Ranero, -a: Arroyo de Las Raneras (Genicera), Arroyo y Fuente del Ranero
(Villamizar), Llama de Rana (Valbuena de la Encomienda), Arroyo del Ranero
(Benecidas), Presa Raneros (Quiñones del Río). En Europa, ríos como Reno, en el
norte de Italia y El Rhin, que nace en Suiza, discurre por Alemania y desemboca en
el Mar del Norte, responderían al mismo origen prerromano (Deroy et Mulon,
1992).
• LA ETIMOLOGÍA. Voz prerromana *REIN “río, torrente”, que habría dado los
europeos Rhin, Reno, Reins (García Martínez, 1992b y Concepción Suárez, 2007);
haría referencia al “surco, riego” formado por el agua de Fonfría que atraviesa estos
terrenos hasta llegar a desembocar en la mar. La influencia de la palabra rana haría
posible el cambio rena > rana a la que se añadiría el sufijo aumentativo –ona. En el
caso de ser ciertas las cavilaciones de los habitantes de la zona, estaríamos ante la
forma latina RANA > rana, con la que se designaría la presencia del batracio en este
lugar.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) recoge la forma ratino / -ina: “dicho de una res
vacuna: de pelo gris, semejante al de la rata”. En asturiano García Arias (2002-
2004) propone vocablos como ratín / -ino / -ina: “de color grisáceo” (Lln.), “de
color canela o ceniza, aplicado a la vaca” (Lln.), “de pelo gris semejante a la rata,
también aplicado a la vaca” (Cb., Ar., Sm., Cd., Tox.). Por su parte Barriuso (1986)
187
menciona el pez conocido como el ratón: “pez de color ceniza, ojos grandes y cola
delgada, cuyo nombre se debe a la extraordinaria semejanza corporal del pez con el
roedor terrestre.
• EL PAISAJE. Regato que nace en la zona conocida como Les Fontes d´Alla Tras y,
tras pasar por diferentes praderías y tierras de labor, va a morir a la mar.
188
como Rellanos (Tineo) y Rellán (Ibias). También la forma apocopada re- < RIVUM
aparece en nombres compuestos como Reconcos (Ayer), Reminor (Teverga); sin
embargo, estamos ante una palabra simple, tónica, aislada. En determinadas
ocasiones, la interpretación popular pudo convertir esta forma, referida a un
pequeño arroyo, en la forma rey o reina; así, Concepción Suárez (2001) menciona
topónimos como La Fuente la Reina, La Vega´l Rey, Sen de Rey, Camín de la
Reina, etc., en los que siempre aparece un pequeño manantial. En Galicia, Cabeza
Quiles (1992) asegura que la voz real podría hacernos pensar en el adjetivo
homónimo cuyo significado está relacionado con rey; sin embargo, muchas veces
este étimo gallego, usado como topónimo, proviene de la voz regale derivada de
rego y hace referencias a pequeñas corrientes de agua y lo justifica mediante el
ejemplo de Real, afluente del río Rade, en el concejo de Castroverde (Lugo). Rivas
Quintas (1994) afirma que las palabras rego: “surco hecho con la azada o el arado”;
regueiro: “arroyo”; regueira: “hondonada por la que baja agua”, están presentes en
Asturias, León, Zamora y norte de Portugal. A lo que habría que añadir que en vasco
tenemos la forma erreka: “arroyo”; en aragonés riego:”acequia” y en catalán rec:
“surco”.
189
• LA ETIMOLOGÍA. Corominas y Pascual (1980-1983) citan voces como el
gallego y portugués rego, “surco, lo mismo los del arado que los que se abren para
dar salida a las aguas”; las asturianas riegu: “surco que se hace con el arado en las
tierras de labor para desaguarlas”; riega: “torrente, corriente de agua continua poco
caudalosa”; regar: “hacar uno o más riegos”, “limpiar los cauces de las ramblas para
que las aguas pluviales corran sin dificultad”; el aragonés riego: “acequia, canal,
arroyo”; el vasco erreka “riachuelo, regata, arroyo, ribera”. Consideran estos autores
que el origen es indudablemente prerromano y suponen una base *RĔKU, quizá
iberovasca, aunque es muy posible que se mezclara en asturiano y gallego con el
céltico RĬCA “surco”. Por su parte Concepción Suárez (2001) señala una raíz
prerromana *RĔK-, *REIK- “riego, curso de agua, arroyo”; mientras que para las
formas rey, reina defiende bien el influjo de los homónimos latinos RĒGI,
RĒGĪNA “reina”, RĒGE “rey” (la voz solo se refiere al cauce profundo del arroyo,
la transformación popular vino después) bien, quizás, el influjo de la forma
prerromana REIN- “río”, tal vez en el origen de los ríos europeos Rhin, Reins,
Reno... Y añade un dato final: se llama El Río Reinazo al arroyo que desciende de
los altos del Mirador de La Reina, en el camino a Los Llagos y que se une más abajo
al río Covadonga; lo de Reinazo nada tiene que ver con rey ni con reina de corona;
se trata una vez más de la fuerza de la interpretación popular. Rivas Quintas (1994),
a partir de las palabras ya vistas, defiende una forma *REKU, *RĬKU, no céltica,
que llegó hasta Galicia y propone que el verbo RIGARE podría tener una misma
base común muy antigua.
• LA PALABRA. Los ríos eran muy importantes para los vecinos de los distintos
pueblos diseminados a lo largo de nuestra región. Además de abastecer de agua a los
190
habitantes, eran elemento para la economía de las familias, ya que en torno a su
curso se construían los molinos, utilizados para moler el grano y así poder amasar el
pan. Producto que, según nos informan, solía realizarse el sábado para celebrar el
día festivo del domingo en honor del Señor. El otro sustantivo que determina a la
palabra río, Arena, hace referencia al hecho de que los vecinos de Bañugues
utilizaban la arena que sacaban de este río para estrar, “mullir la cama al ganado”.
• EL PAISAJE. Rucao es la parte más elevada de Verdicio donde nace el río que va a
morir en las inmediaciones de la playa de Llumeres, conocido por el río L´Omedal.
Precisamente este río actúa como frontera entre las parroquias de Bañugues y
Viodo.
• LA PALABRA. Con la palabra cabu “se alude a algo alejado, extremo o final”
(García Arias, 2000: 65). En este caso hace referencia al extremo donde nace dicho
río: la cabeza o el nacimiento.
191
• EL CAMPO TOPONÍMICO. En el concejo de Quirós encontramos un río que
tiene el mismo nombre: “Ricabo, es el río que fluye de Trama Salgá y los Torsos, en
la braña quirosana de L.laseiru, a la entrada del puerto Güeria por L´Ingleo, bajo el
Ranchón. El Regueiru Cabeiru es el arroyo que deslinda Teverga y Tameza por el
puerto de Marabio (Concepción Suárez, 2001). En Castilla y León nos encontramos
con Caboalles de Abajo y Caboalles de Arriba, ubicados en la parte alta del valle
que desciende de Leitariegos (García Martínez, 1992b).
192
• EL CAMPO TOPONÍMICO. El Monte el Ruxidoriu, de 212 metros de altitud, se
localiza en la orilla derecha del río Nora, en la parroquia de Ables, concejo de
Llanera (VVAA, 2003). Cabeza Quiles (2008) alude a lugares gallegos como
Ruxidoiro, afluente del río Barbaña (Ourense). Roxidoira, tramo del río Lor
especialmente rápido y ruidoso.
• LA ETIMOLOGÍA. Verbo de origen latino RUGĪRE > “ruxir” más sufijo –orio,-u,
-a < latín -TŌRIUS, -A, que tiene el significado de “lugar, sitio adecuado”: trechar
→ trechoriu; muertu → mortuoriu; llavar → llavaderu. Como señala Cabeza
Quiles (2008) la palabra ruxidorio se refiere a hidrónimos y topónimos
onomatopéyicos que representan el ruido de un corriente fluvial. Así estaríamos ante
el ruido que emite esta fuente por el caudal de agua que lleva.
• EL PAISAJE. Se trata de dos calas que destacan por la altura que alcanza el cantil,
tanto en una como en otra, llegando, en el caso de Samarinchona a más de 50
metros. En la playa de Samarincha desemboca el río Clarín que, en épocas pasadas,
permitía gracias a sus aguas el funcionamiento de varios molinos.
193
de Cabrales con Liébana por Sotres (Macizo de Lechugales). Samao, La Pica
Samaya, localizados en Sajambre junto al Picu Jarrio. Y el pueblo de Sama de
Langreo, situado en aquel valle apacible, que contrasta con partes relativamente más
pendientes en las riberas del Nalón (La Cantera, La Peña, Los Cuetos). En Galicia,
Rivas Quintas (1994) menciona el Río Samos que pasa a la vera del monasterio del
pueblo de Samos, cuyo nombre precede del río. Fuera de España, concretamente en
Francia, Dauzat y Rostaing (1984) recogen topónimos como: Samois-sur-Seine y
Samoreau.
194
esta premisa, defiende la forma esdrújula céltica SAMARA, con el significado de
“fruto del olmo”; este pudo tener otras acepciones más o menos próximas, todas
ellas relacionadas con la fitonimia; y cita la voz de origen céltico *SAMARO con
el significado de “barbecho”, como posible explicación de estos topónimos. Por
nuestra parte, teniendo en cuenta la altura considerable de los cantiles de estas dos
calas, en contraste con las zonas ribereñas cercanas de Luanco (L´Aramar, el Dique,
La Ribera, etc.) y considerando que en Samarincha desemboca el regatu Clarín, nos
decantamos por la forma *SAM- “altura y río”. A la forma *SAMA- se le añadiría
en primer lugar el sufijo –ar < -ĀRIS, sufijo latino que se emplea para derivar
adjetivos a partir de bases nominales, con el valor de “pertenencia, relativo a” como
se aprecia en formas como seglar “relativo al mundo o a la vida terrenal”
(SAECULARIS), escolar, militar, solar “relativo al sol”. Y por último, asistiríamos
a una nueva derivación mediante el sufijo –incha < latín UNCULUS; como señala
Pharies (2002) este sufijo es producto de una variación vocálica motivada por la
existencia previa de –ancho, oncho y –uncho < UNC´LUS < UNCULUS. Prueba de
lo anterior es la existencia junto a derivados con -incha de homólogos en –ancho, -
oncho,- uncho: cardencha – cardoncho “cardo”, ferrancho – ferruncho “trozo de
hierro”. Este sufijo, cuando se añade a un sustantivo tiene un valor despectivo, como
se puede apreciar en formas como ceborrincha “cebollar cáustica” o en colorinche
“color de mal gusto”. Entre los adjetivos, en cambio, es claramente diminutivo-
peyorativo en casi todos los casos; así tenemos la forma verdinche “que está falto de
madurez por haber nacido tarde o a consecuencia del adelanto en la llegada de los
fríos” (Pharies, 2002). Este valor despectivo se adecúa muy bien al hecho de que se
trata de dos zonas con terrenos muy quebradizos donde se producen numerosos
argayos.
195
• LA PALABRA. En la zona treme alude al “suelo o escalera del carro” (Díaz
Castañón, 1966). Somoza (1996) refiere la voz trema o tremera con el significado
de “terreno húmedo y fangoso, cubierto de césped, que se hunde fácilmente bajo los
pies”. En Colunga, Vigón (1955) documenta tremera “voz que se emplea
generalmente en la frase: Estar fechu´na tremera, con la cual se indica que un
edificio carece de solidez. También se dice de una persona achacosa”. Concepción
Suárez (2001) ofrece, en relación con este campo léxico, la siguiente explicación:
En asturiano, el treme es el tillado de madera que separa la cuadra del
payar en los establos: parece estar en relación con trieme (“tremedal,
lodazal”), habida cuenta de que estos tillaos eran antes de varas tejidas
(cebatos), de modo que se tambaleaban (temblaban) al andar sobre
ellos cuando no había yerba encima.
Y aplicado en un sentido toponímico, cita este autor las siguientes definiciones de
dicho vocablo:
En la zona de Onís y Cangues, una trema es un “lugar húmedo,
pantanoso, llamarguizo, chamarguizu en otras zonas” donde se
entacha el ganado con frecuencia. Y en Cabrales, llaman trema a “una
hondonada del terreno que tuvo o tiene charca, agua estancada y
barrizal”, de tal manera que entra el ganado, y en ocasiones se hunde,
no puede salir por sí mismo. Cuando la trema es grande, llaman
llamazuga. En las tremas, en fin, hay una tierra tan húmeda y lamiza
que parece que también “tiembla” al cruzar sobre ella personas o
ganados.
Rivas Quintas (1982), documenta en Galicia tremedal en el habla actual de Marín
como “terreno peligroso por la mucha humedad”, término que también se
documenta en castellano. Otras voces gallegas que cita este autor son: tremar,
tremer, trembar, por “temblar”; tremecer, “estremecer”; tremeciña o tremesiña,
“tremedal”; tremo, “hinchado”; tremoer, “temblar”; tremoedo, “tremedal, etc.
196
Vega d´Ariu y Aliseda (Macizo Oriental de Picos de Europa): es un terreno
pantanoso, en el que se entalla el ganado en el verano. El Picu´l Treme es un
picacho en Peña Mayor, entre La Triguera y el Texíu, limítrofe con las vertientes a
Llaviana y a Nava, el nombre procedería de la zona lamiza fondera, desplazado de
La Riega´l Treme al picacho (Concepción Suárez, 2001). En León, Morala (1990)
menciona Tremor, que designa unas tierras de labor, caracterizadas por ser muy
húmedas. En Galicia, se localizan A Tremeciña (Santomé): propiedades de monte
bajo, en las que la parte baja es húmeda. A Trema: paraje arcilloso, en parte
encharcado (Rivas Quintas, 1982).
197
OROTOPÓNIMOS
198
Burra, La Pasada, Topineres... Pertenece a la parroquia de San Martín de Podes
(Gozón).
• LA ETIMOLOGÍA. Voz culta originada a partir del adjetivo latino ALTU “alto”
más el sufijo español –ura, que surge en el español de siglo XIII como variante del
sufijo latino –TŪRA –AE, que se aplica a bases adjetivas para derivar sustantivos
que denotan la cualidad misma: anchura “lugar ancho”, locura “acción loca”; en
este caso la altura de la puesta, por encontrarse en la parte más elevada del
acantilado.
• EL PAISAJE. Les Arriondes son unas islas de tamaño muy reducido que se
encuentran situadas fuera del cantil conocido con el nombre de L´Agua´l Ferre.
Solo cuando se producen grandes mareas llega a cubrirlas por completo el agua. Es
una puesta de pesca muy buena, a la que se accede por medio de los botes. Los
pescadores destacan la riqueza y variedad de especies que se pueden encontrar en el
lugar.
199
• LA PALABRA. En asturiano, rionda es “redonda”. Se trata de una voz que se
aplica al terreno con el sentido de “lugar más o menos grande y uniforme”; así
tenemos la expresión en toa la reonda “en todo lo que se ve alrededor” (Concepción
Suárez, 2001). En este caso el adjetivo riondes hace referencia a la forma circular de
estas islas. En cuanto a la primera palabra que forma parte del topónimo: area,
abreviada en la forma ar-, en la zona una era es “cualquier semillero de plantas”
(Castañón, 1966). Para otras zonas de Asturias, García Arias (2002-2004) hace
referencia a: “parva, mies tendida en la era” (Le.), “lugar cercano a la corra donde se
deshacen los erizos de las castañas” (Tev.), terreno seco y no productivo por estar
muy pisado” (Ov.). En Galicia la eira es “un espacio junto a casa destinado a majar
la espiga” (Rivas Quintas, 1982: 272). Por su parte, en Castilla y León, Morala
(1990: 444) cita era como “lugar donde se trilla la mies”.
200
disimilación entre las vocales velares y pérdida de la oclusiva sonora intervocálica;
> arriondas, con paso del hiato a diptongo mediante el cierre de la vocal /e/ > /i/.
• EL PAISAJE. La Bermea es una piedra grande que nunca llega a tapar el mar y
que se encuentra aproximadamente en frente de la playa de l´Aguilera. Destaca por
su color rojizo y por la riqueza de perceba que alberga, especialmente en su parte
norte.
201
apreciada por los pescadores por la abundancia de perceba. En cuanto a la fonética,
destaca la pérdida de la –y-, fenómeno frecuente en el habla de esta zona, como se
observa en otros toponimos como L´Aguión, (por Aguiyón) o Sobrecea, (por
Sobreceya). Díaz Castañón (1966) añade otros ejemplos de pérdida de –y- en el
asturiano de la zona: calea por caleya, coía por coyía, apareos por apareyos, etc. La
debilidad de este fonema, como expusimos más arriba, sobre todo en posición
intervocálica y aún más en un contexto palatal, lleva en ocasiones a su caída en
aquellas zonas del asturiano (central, A y C occidentales) que ofrecen un resultado
/y/ < LATÍN LJ-, C´L-, G´L- (García Arias, 1988).
• EL PAISAJE. Los Borrones son unas peñas pequeñas con forma redondeada y
abultada que se localizan entre las puestas de pesca conocidas con el nombre de La
Masera y La Paré. Solo se accede a ellas por medio de una embarcación, ya que
siempre están cercadas por agua.
202
ganado ovino” (Fernández-Cañedo, 1963). En la zona occidental de Asturias,
borrega “especie de almiar pequeño de heno que se hace en los prados,
especialmente cuando se teme que va a llover” (Rodríguez Castellano, 1957). En
Las Regueras, los borrones designan “montones de césped que se queman”
(González, 1959). En Galicia, se menciona la voz borralla “residuos de quemar” y
el diminutivo borralliña se aplica a “los montoncitos de terrones secos que se
queman” y boralleiro a “llovizna” y borrallar a “lloviznar” (Rivas Quintas, 1982).
• LA ETIMOLOGÍA. Sostiene Rivas Quintas (1982) que en todo este campo léxico
subyace una nota común que es la de “montón”, que se remonta a una raíz prelatina
*BOR-R / *BUR-R /, que alternaría por equivalencia acústica de bilabiales con
*MOR-R. A partir del sentido primitivo de “prominencia, montón en general”
(presente, por ejemplo, en el gallego borreca “ampolla”, el catalán borró
“hinchazón”, irlandés borr “hinchazón”, etc.), adquiriría el sentido léxico de
“montón que se quema y “residuos” (gallego borrallo “ceniza”, borralla “ceniza, lo
que resta de quemar” murrea y borrea “montón de terrones que se quema”) y
finalmente pasaría de “ceniza” a “polvo, neblina, llovizna” (borralleiro “llovizna”,
borrallar “lloviznar”). Esta misma tesis sostienen autores como García Martínez
(1992b) y Concepción Suárez (2001). Por su parte el DRAE (2001) recoge la
palabra borrón “hormiguero ,montículo de hierbas inútiles,”, que deriva del latín
BURARE “quemar”; no obstante, de ser así, quedarían sin explicar toda una serie de
203
palabras que hemos recogido, cuyo significado hace referencia a los valores
semánticos de “prominencia, bulto”. Por lo tanto, partiríamos de la raíz prelatina
con el significado de “prominencia, bulto”, que luego evolucionó semánticamente a
“montón de hierba que se quema”. En cuanto a la roca de Les Prietes que se conoce
con el nombre de El Burro, algunos vecinos justifican este término afirmando que
su forma recuerda el lomo de un burro, otros afirman que se puede deber a la fuerza
con que rompe la mar sobre ella, es decir con la fuerza de un burro; según estas
opiniones estaríamos ante una aplicación metafórica del nombre del animal debido a
la forma de la misma. No obstante, parece que de nuevo estamos ante esta raíz
prerromana MOR-R- “roca, montaña, monte” a través de formas como*BOR-R-,
*BUR-R- que se aplican a estas piedras y rocas que destacan por su tamaño en la
mar. La semejanza fónica entre *BOR-R, *BUR-R y burro haría que los pescadores
de la zona buscaran esa explicación basada en la comparación del lomo del animal
con la forma de la piedra para justificar la denominación de El Burro; sería este un
caso más de interpretación popular, muy frecuente en el campo toponímico. Un
hecho parecido a este es el mencionado por Concepción Suárez (2001), el lugar
conocido como La Carba los Burros, que interpreta a partir de esta raíz prerromana,
basándose en el testimonio de los ganaderos que afirman que allí son imposibles los
burros; y con las mismas características físicas del terreno, refiere una zona de
picachos y valles muy pendientes. Aunque no podemos estar completamente
seguros, nos parece que en este último ejemplo estamos ante un caso de etimología
popular, tal como lo definió Galmés de Fuentes (1987), y que la semejanza con el
término romance burro, animal muy presente en la realidad de nuestra región, acabó
sustituyendo a la raíz prerromana *MOR-R por sus variantes *BOR-R, *BUR-R-
“roca”, ya desaparecida del léxico común.
204
• LA PALABRA. En el mismo concejo de Candás, Díaz Castañón (1966: 328)
recoge la diferencia de tamaño expresada mediante el género: “buraca”: agujero en
cualquier sitio. Generalmente de mayor tamaño que el buracu”. En nuestra región
tenemos los siguientes términos relacionados con buraca: furacu / buracu “agujero,
foso, ojo de la cerradura”; furaquera / buraquera “conjunto de agujeros; cada uno
de los agujeros por donde las ovejas meten la cabeza para comer en el pesebre”; la
furada “acción y efecto de furar, cueva pequeña, sepultura”; aburacar / afuracar
“agujerear, agujerear, hacer o formarse agujeros” así como “vaciar el interior de la
pieza de madera con la que se hace la madreña” (García Arias, 2002-2004). En
Galicia se usa buraco, buraca, con el significado de “agujero”, pronunciándose en
algunas zonas como burato (Orense); también se documenta la forma burgarios
“hoyitos en las peñas”; en todas estas voces podemos constatar la alternancia de /f-/
y /b-/ que Rivas Quintas (1982) retrotrae a época latina, al adaptar la forma
indoeuropea *BHORO- como FORARE, FORATU.
205
Gri. Καυμα > La Calmiega
206
• LA ETIMOLOGÍA. Para Corominas y Pascual (1980-1983) el origen de este
vocablo estaría en el griego Καυμα “quemadura”, “calor”, derivado de καίειν
“quemar”, aplicado primeramente a las calmas marinas que predominan durante la
canícula. Consideran estos autores que tanto el cambio semántico como la
sustitución de la /u/ por /l/ parece que se originó en la Península Ibérica, desde
donde se propagó al resto de los idiomas modernos. A calma se le añadió el sufijo
– iega < latín –AECA, utilizado para la creación de adjetivos de pertenencia:
solariego “relativo al solar del señor”; martiniego “tributo que se debía pagar el día
de San Martín”; veraniego “relativo al verano”. En el caso asturiano, La GLlAs
(1998) señala los siguientes significados para este sufijo: “cualidad” en: llimosna →
llimosniegu, rapaz → rapaciegu; “gentilicio” en Cabrales → cabraliegu, Gozón →
gozoniegu; “propio de un lugar o época” en abril → abriliegu, branu → braniegu.
Por lo tanto, este topónimo haría referencia al hecho de que este bajo solo se ve
cuando la mar se encuentra en calma absoluta, sin una gota de viento.
207
Asturias, Concepción Suárez (2007) menciona la voz cándanu: “un palo largo de
castaño, que se fue secando en pie sobre la misma parra de la mata”; su madera es
dura y resistente para diversos usos domésticos como la fabricación de utensilios,
uso para leña, etc.) Los cándanos se distinguen en cualquier mata por el color
blanquecino que van tomando a medida que las cortezas van cayendo y se endurece
la madera. Estos siempre son los más blancos, sobre todo, cuando se deshoja el
boscaje tras la otoñada.
208
turistas que pasan sus vacaciones en la Ciudad Residencial. Destaca el paisaje
rocoso en el que se encuentra dicha ensenada.
• LA PALABRA. Según Rivas Quintas (1994), *K-R es una de las raíces de más
rendimiento en la historia de las lenguas y se halla muy presente en la orografía. Se
extiende por gran parte de Europa, asimilada por las lenguas que se fueron
sucediendo, razón por la que se duda de cuál es su sentido y localización primitivos.
En Asturias, García Arias (2004-2005: 83) sostiene que “una expansión de *KAL-,
*KAR-, alusiva a la dureza semejante a la de la piedra, la encontramos en asturiano
calamaya “cabeza”; calamona, “cabeza del cerdo”, calancha “hueco pequeño en la
roca”, calabexu “cabeza”, etc”. El mismo autor (2002-2004) recoge las voces
carrascal “terreno pedregoso” (Cg.), “monte lleno de piedra” (Ce.); carrascu
“peñasco” (Sm.); carrasqueru “terreno seco, pendiente y pedregoso que solo
produce maleza” (Cv.). En Galicia, Rivas Quintas (1982) menciona carrual o
carual “roca submarina junto a la que abunda la pesca”; corragueira “pedregal”;
carnoedo “peñasco y montón de piedra”. Fuera de España, encontramos, por
ejemplo, en Niza caire “monte rocoso”; en Los Alpes Marítimos queirous “lugar de
piedras”; el rosellés tiene quer “roca”; en el celta de Armórica kar “roca”; en
calabrés kárro “otero”, en bereber kerkur “roquedal”, etc. (Rivas Quintas, 1994).
209
• LA ETIMOLOGÍA. Rostaing (1994) deriva esta voz de la raíz preindoeuropea
*K-R, que daría lugar a las variantes *KAR-, *KAL-. Afirma que es la raíz
preindoeuropea mejor conocida, además de ser utilizada por la mayor parte de las
poblaciones para designar “la piedra”. Esta extensión de la citada raíz la pone de
manifiesto Concepción Suárez (2001), quien señala que existe toda una cadena de
topónimos en diversas regiones y lenguas que comienzan por Car-, Char-, Charn,
Chai-, Cahll-, Chier, Kar-, Karr-, Cara- Carr-, Carb- Cabr- Carc- Carn- Cal-, Cala-,
Calab-, Calabaz-, Cala-, Gar-, Gara-, Gal-, Gall-. Todas ellas con la misma
referencia a “las rocas, a terrenos pedregosos”… en catalán, gallego, francés,
italiano, castellano, etc. Nieto Ballester (1997) acepta esta etimología y explica que
el topónimo toledano Carranque ha de ser puesto en relación con una amplísima
serie de derivados del término preindoeuropeo *KARR-, “piedra, pedregal”. A
*KARR se le añade el sufijo -ANCO que según Pharies (2002) es un sufijo
empleado para derivar sustantivos y adjetivos a partir de bases nominales, que
refleja un étimo prerromano de procedencia desconocida. Este sufijo -ANCO se
registra en muchas lenguas de la Romania occidental y, teniendo en cuenta la
ausencia de posibles precursores latinos, los comparatistas son unánimes en calificar
el formante de prerromano. El mismo autor recoge las opiniones de autores como
Pokorny, Rohlfs Alessio y Battisti que ven en él una reliquia ligur. El sufijo –ANCO
se refiere originalmente a terrenos, por lo general, ásperos y farragosos, lo cual
explica su uso frecuente en topónimos. Este sufijo aparece junto a raíces
prerromanas en voces como el italorromance calanca “estrecho, barrranco,
derrumbe de tierras” (de una raíz mediterránea *CALA “piedra, precipicio”), el
provenzal lavanca “derrumbe de tierra” (del ligur *LABA “roca”); calanque “cala
rocosa”. En nuestra región (GLlAs, 1998) aparece en voces que se aplican al
terreno, con sentido despectivo, como pilancu y fuxancu “atolladero” y tierranca
“labrantío estéril muy pendiente”.
210
Lat. *QUASSICARE > El Cascayu
211
puercu → porcayu, triste → tristayu, baba → babayu (GLlAs, 1998). Nuestro
topónimo hace referencia a la naturaleza de la piedra pizarrosa, que se rompe con
facilidad.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) señala para cercado “huerto, prado u otro sitio
rodeado de valla, tapia u otra cosa para resguardarse”. Mediante la aplicación del
adjetivo cercada se hace referencia al hecho de que esta peña se encuentra rodeada,
circunvalada por el mar. En Asturias, estas piedras o peñas aisladas, que destacan
por su altura y tamaño en el mar, también reciben el nombre de castro: Los
Castros, dos islotes stiuados entre la playa de Sienra y la playa del Destillo en la
localidad de Ballota, Cudillero; el nombre de castillo ~ castiello, como el Castillo de
Manzaneda, pasado el puerto Muniello en dirección a Bañugues; e isla, La Isla de
Antromero. En los casos de castro y castiello parece que se trata de formas
imaginativas para designar un sitio elevado, de difícil acceso, como si estuviera
fortificado.
212
Lat. CACARE > El Concagao
213
primer elemento del topónimo: con-, procede de una base indoeuropea *CON
“monte, elevación del terreno”, referidos siempre a piedras marinas (Cabeza Quiles,
1992).
214
de la zona nos comentan que para poder librarlos con la embarcación no hay que
perder nunca de vista el Cabo Torres y esperar a vislumbrar el faro de Áviles para
poder sortearlos. En nuestra región encontramos otros lugares que responden a la
misma motivación: Punta los Coneyos (Villaviciosa), apéndice de los prados de La
Busta, en una costa alta y abrupta, muy apreciada por pescadores de caña y
mariscadores. Playa de la Conejera: situada bajo un acantilado, poco conocida y de
difícil acceso condicionado por las mareas, es utilizada principalmente por
pescadores (VVAA, 2002). Fuera de Asturias hallamos el término en otras regiones
peninsulares, como es el caso de Galicia, donde Rivas Quintas (1982) cita Con do
Santo, “una roca en Illa de Santo o de San Cremenzo, islote rocoso”. Veigas do Con,
terrenos situados en la falda de Montecelo, donde destaca la presencia de una gran
roca. En Francia, Rostaing (1994) explica, partiendo de la misma forma, lugares
como Contes, Conles y asegura que donde más abundan estos topónimos es en
España.
215
• LA PALABRA. Las corvas “son la pantorrilla, la parte curva trasera de la pierna”
(Concepción Suárez, 2007). García Arias (2002-2004) cita las siguientes palabras
pertenecientes a la misma famila léxica: el corvatón es “una pieza de madera,
curvada y elevada, que une los dos mourios de una canciel.la” (Tb.), “cada una de
las cuatro piezas de roble curvadas, que se colocan en las cruces para formar la
circunferencia de la rueda” (Oc.). El corveyón “doblez o ángulo de la pata de un
animal” (Cb., Ac.). El corvu “gancho de madera sujeto al extremo de una soga para
atar las cargas, curvado en sus dos extremos” (Lln.).
216
cuenta con muchas y buenas puestas de pesca: La Cuña, La Cercada, El Cementerio,
El Campillín, Les Cagades, etc. Si bien, como comentan los pescadores de la zona,
la sobrexplotación ha provocado un bajón considerable en las capturas, todavía hoy
es posible obtener buenos ejemplares de lubines y roballices, principalmente.
217
playa de Xagón y La Ría d´Avilés. Todavía hoy se pueden encontrar numerosos
pescadores de caña estratégicamente colocados en las distintas puestas de pesca
diseminadas por la zona.
• EL PAISAJE. Los Cuetos se localizan sobre los terrenos que hoy forman la
urbanización de Verdicio. Eran terrenos, como nos recuerdan vecinos de la zona,
que formaban una serie de elevaciones de tierra de mala calidad por la acumulación
de arena procedente de la playa de Tenrero, posteriormente fueron allanados para la
construcción de dicha urbanización.
218
• LA ETIMOLOGÍA. En cuanto a su origen etimológico, se plantean diversas
dudas que han llevado a los estudiosos a diferentes hipótesis. Rivas Quintas (1982:
59) ha recogido algunas:
Menédez Pidal (1972) cree tratarse de un tema celta, con diferentes
bases: *Cotto, *Cottones, *Cóttano, *Cotarro, *Cotta, etc.,
representado hasta Italia con Cotto en Piamonte, Cottone en Sicilia,
Cottano en Umbría. Meyer Lübke (1972) considera un prerrom.
*Cottus para el portugués coto, astur.-leonés cueto, que para
Corominas y Pascual (1980) es expresivo: *Cotto “golpe”. En cuanto
a Piel (1953), lo cree prelatino; Hubschmid (1960) lo asigna al hisp-
caucásico.
Rivas Quintas (1982) considera que este vocablo tiene su origen en el prerromano
*COTT- “muñón, prominencia”, considerándolo como uno de los temas más
frecuentes en la toponimia gallega, y aún de uso muy frecuente en la lengua viva.
De la misma opinión es Concepción Suárez (2001) quien para formas como El
Cotaxu, El Picu Cotalba, etc., cita la raíz prerromana mencionada. García de Diego
(1985) propone el latín CAUTES “roca”, aunque el problema de esta voz, como
argumenta Morala (1990), es que no explica satisfactoriamente el vocalismo
resultante en la forma asturiana cuetu y la gallega coto, que exigirían una /Ŏ/ tónica
breve. Existe también en asturiano la forma cueta con el significado de “parte del
hacha opuesta al filo”, que también está presente en la toponimia: La Cueta, Les
Cuetes, etc., que suele hacer referencia al mayor tamaño de lo designado por la
forma feménina frente a la masculina.
• LA PALABRA. El vocablo cueva puede designar tanto lugares donde existe una
cueva como lugares en los que no encontramos gruta alguna sino una simple
219
concavidad del terreno, que funciona como abrigo para las embarcaciones en casos
de condiciones desfavorables de la mar.
220
lugares cónicos, rocosos, salientes más vistosos de algunos altos aislados. Cabeza
Quiles (1992: 115) advierte que a partir de esta base *CORN- se crearon voces
gallegas como corna e cornicha “caracol”, cornecho “extremo o esquina de una
cosa dura”, corno “cuerno o protuberancia dura de algún animal”; y fuera de España
tenemos la inglesa corner que además del significado de “esquina”, debió expresar,
en un principio, la idea de “esquina o canto duro”, la irlandésa carn, cairn “roca” y
el bretón karn “piedra”. Por otra parte la expresión Cornisa Cantábrica constituiría
una tautología ya que tanto *CORN- como *CANT- tendría el significado de
“piedra”.
• EL CAMPO TOPONÍMICO. l´Alto´l Cuernu es una cima con peña saliente sobre
La Braña La Peral (Somiedo); EL Picu´l Cuernu, en la Sierra la Curiscada
(Concepción Suárez, 2001). Rivas Quintas (1982) menciona lugares gallegos como
Cornipinelo, parte extrema oriental del Monte Pedra Longa que separa los
ayuntamientos de Marín y Vilaboa; se trata de un abrupto espigón de rocas
erosionadas. Playa Cornido, Roca de Cornido y Punta Cornide, todos lugares
pedregosos. Sacau Rodríguez (1996) cita el lugar de Corno, cerca de la Praia da
Lagoa en Teis, Vigo. En Francia Dauzat y Rostaing (1984) recogen Corn, Cornac,
Cornant, Cournon, todos ellos situados en lugares altos.
221
latín CŎRNU, el céltico KARNU e inglés HORN. En cuanto a la evolución fonética
del topónimo, destaca la presencia del fenómeno lingüístico conocido con el nombre
de metafonía, desaparecido prácticamente de la lengua hablada, pero que ha
quedado como recuerdo en este topónimo. La metafonía supone el cierre de la vocal
tónica por influjo de la vocal cerrada final, en este caso /–u/, lo cual provocó el paso
de cuernu > cuirnu. Aunque hoy la forma del topónimo presenta /–o/ hay que
presuponer una fase previa en la que la vocal final tuvo que ser una /–u/ para que se
diera las condiciones fonéticas necesarias para la inflexión de la vocal tónica /é/ en
/í/.
• EL PAISAJE. Los Cumillanos son dos bajos que se localizan al norte de la Gaviera
de Fuera. Entre estos dos bajos se produce una hondonada que permite la
acumulación de agua lo que facilita el paso de las embarcaciones. Esta situación
contrasta con la peligrosidad por la acumulación de bajos –La Barberina, La
Barberona…- en las inmediaciones, ya que, como comentan los pescadores, casi
nunca se descubren y, si no se conoce la zona, pueden provocar una colisión y el
consiguiente hundimiento.
222
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Combéu es una zona de pastos empozados, que se
encuentra a la izquierda del camino a La Vega d´Ariu desde Las Bobias (Macizo
Occidental de Picos de Europa). Vega Comella es la campera espaciosa y llana, bajo
los Lagos Enol y La Ercina, entre los altos del Golubu, El Cantu L´Utre, Gustuteru,
La Trompa L´Elefante, Sornín..., ya camino de La Vega Belbín; cruzan la extensa
hondonada de la campa un par de arroyos de aguas muy escasas que se sumen en las
lamas de Las Tremonas. Comillera es el valle cerrado que desciende de los altos de
La Xamoca hasta las foces del Nalón a su paso bajo Rioseco (Sobrescobiu); un valle
cerrado sobre el río, en el comienzo de los estrechamientos del cauce (Concepción
Suárez, 2007). Cabeza Quiles (2008) señala lugares en Galicia como Cambados
(Pontevedra), villa que se localiza sobre una ensenada. Sacau Rodríguez (1996)
menciona topónimos como Camboa o Gamboa pequeña franja de terreno con forma
de media luna, hoy ya desaparecida, en la que desahogaba el Río Barreiro. Cambela,
pequeño lugar en curva que se encuentra en la parroquia de Coruxo. Combel de
Arriba y de Abaixo, en Trazos A Coruña. Combe, en Vilagarcía de Arousa. Comiña,
en A Pobra do Caramiñal, en A Coruña. A Camboa, pequeña franja de terreno con
forma de media luna donde desembocaba el río Barreíro. En Santander, Celdán
(2002) cita el lugar de Comillas, villa que se localiza en el partido judicial de San
Vicente de la Barquera. Nieto Ballester (1997) recoge Camas, villa sevillana en la
margen derecha del Guadalquivir.
223
cumillanos, fenómeno habitual en asturiano, favorecido por dos circunstancias: la
amplitud del cuerpo fónico de la palabra y el carácter cerrado de la tónica - /í/ o /ú/
como vemos en los siguientes ejemplos: pequeñu, pequeñacu pero piquiñín; pocu
pero poquiñín o puquiñín, neñu, neñazu pero niñín; fondu, fondón, pero fundil;
fonte, fontán, pero funtaniella - etc. (García Arias, 2003). A esta forma se le
añadirían el sufijo iyu,-a- < ĪCULU,-A, con valor diminutivo, y el sufijo –anu, -
a < ĀNU, A latino, con el significado de “cualidad” como en rocea → roceanu
(GLlAs, 1998). Por lo tanto Los Cumillanos harían referencia a esa hondonada,
concavidad que permite la acumulación de agua y facilita el tránsito de las
embarcaciones.
224
el camino que se dirige desde Bulnes hasta la vega de Cambureru (VVAA, 2002).
Concepción Suárez (2001) recoge lugares como: El Colláu Baxeñu que es un paso
entre Peña Salón y El Curezu, en el camino de Viegu a Viboli. As Penas A Baxa, en
Tapia.
• LA ETIMOLOGÍA. Partimos del adjetivo del latín vulgar BASSUS “gordo y poco
alto”, la –j- se debe al influjo de bajar. La forma debajo aparece en el siglo XIII,
generalizándose a partir del siglo XVI en perjuicio de so (Corominas y Pascual
1980-1983). Por lo que se refiere a la segunda parte del topónimo tenemos que partir
del latín SANCTUS “sagrado, santo”, que hace referencia a la capilla dedicada a
San Antonio que se alza sobre este predero.
225
madera] y, a su vez, esta palabra originó en castellano voces como dolar “desbastar
madera o piedra”; doladera “especie de hacha usada por los toneleros”. DOLĀBRA
“hacha, pico” y, esta en castellano dolabro “cuchillo usado antiguamente para los
sacrificios” (Roberts y Pastor, 2001). Nuestra propuesta se basa en la forma de este
saliente, que arranca de la zona conocida como L´Iria (Antromero) y, poco a poco,
se va estrechando a la vez que adopta la forma de un pico afilado, precipitándose
sobre el mar. Otra posible interpretación nos la ofrecen Dauzat y Rostaing (1984)
que citan el topónimo Delle cuyo origen estaría en el nombre de persona germánico
DADILA, que en genitivo daría la forma Dadili > Daili> Deil > Del. En el mismo
sentido, Viejo (1992) señala el antropónimo asturiano Delo / -a, variante apocopada
de Adelino que, tal como recoge Faure (2002) proviene del nombre de persona bajo
latino ADELINUS, posible variante del antropónimo de origen germánico
ADALVINUS, compuesto de ADAL- “noble” y –WIN “amigo”. Por lo tanto, Del
haría referencia al poseedor. En cuanto al primer elemento Picu, queda claro su
origen etimológico en la raíz prerromana muy extendida en asturiano, considerada
céltica, *PIKK- “punta de montaña, peña”, que se aplicará posteriormente a muchas
situaciones reales o figuradas (Concepción Suárez, 2001).
226
construyó la ciudad residencial de Perlora, como bien nos recuerdan los vecinos,
remolacha, patates y fabes. El historiador local González Posada, tal como recoge
Busto (1984: 124), escribe sobre esta zona: “El puerto de Entrelusa hoy Antrelusa o
Antrellusa [...] haun mantiene una barba-cana o Rampa, por donde subían las
lanchas y los carros hecha de enormes piedras labradas y por labrar”.
• LA PALABRA. Una llosa en Asturias es una “losa, pizarra con que se cubren las
casas” (PSil.); “piedra plana, especialmente pizarra para cubrir los tejados”; “losa
para el tejado” (Oc.); “piedra empleada para restregar contra ella la ropa que se
lava” (Si.). También puede designar “una finca labrantía cercada sobre sí”; “terreno
cercado poco extenso y próximo por lo común a la casa” (Pb., Ri.); “finca de labor
cerrada, cercana a la casa o casería fértil y productiva” (Ca.); “prado grande y
cercado sobre sí” (Lln.); “terreno de labor del pueblo y dividido en pequeñas
parcelas separadas por mojones” (Mi., L.); “terreno de labranza cerca del pueblo,
dividido para varios vecinos” (Ay.), García Arias (2002-2004). Cabeza Quiles
(2008) señala que las voces la, laxa, las aluden en Galicia a “las piedras marinas
largas y planas”
227
en la zona más alta, los depósitos arenoso apenas existen, dominando la plataforma
de abrasión y algunos accidentes menores como A Furada o un penedo en medio,
llamado El Isla Da Louxeira. Parece que en este lugar se sacaba piedra (VVAA,
2002). Cabeza Quiles (2008) señala lugares en Galicia como Laxe, nombre de una
parroquia y concejo costero de la provincia de A Coruña. Laxial, punta litoral que se
localiza en la parroquia de Touriñán, Muxía (A Coruña). A Laxiña, piedra muy
batida por el mar, que forma parte de los bajos de Baldaio, situados en las
inmediaciones de la playa del mismo nombre, en la costa coruñesa de Bergantiños.
Sacau Rodríguez (1998) recoge el topónimo Laxón, conjunto de rocas marinas que
se localizan en la costa de la parroquia de Alcabre.
228
frecuencia en la formación de topónimos bajo el significante ente-, entre-, entra-,
tram-: Entelafuente, Entrellendes, Tramospuertos, Entrambospuertos (Concepción
Suárez, 2007). García Arias (2004-2005) afirma que esta pluralidad de significados
se debe al cruce de las preposiciones entre y ante. El segundo término plantea más
dudas: la abundancia de piedras y rocas tanto en las tierras colindantes con la mar
como dentro de la propia agua, hace pensar en la raíz prerromana LAUSAM >
“llosa, l.lousa” (en la zona occidental de Asturias) “losa, pizarra”. También se
podría explicar el topónimo desde la forma CLAUSAM “cercado cerrado”, que
presentaría la misma forma que las anteriores: llosa, l.lousa, ya que este puerto, así
como las construcciones que se levantaron junto al mismo, podrían estar rodeados o
cerrados por una serie de muros como se desprende de un documento citado por
Marino Busto (1984:125), en el que se sitúa una finca de la zona contigua de la Ería
de Llanos “junto a los muros de Antrellusa”. El problema para la justificación de
esta forma estaría en el cierre anómalo de la vocal tónica /ó/ > /ú/, ya que el
resultado de la evolución del diptongo latino decreciente AU en el asturinao central
es /o/: CAUSAM > cosa, PAUCUM > poco, MAURUM > moro. Como señala
Concepción Suárez (2007) existen otros topónimos que presentarían este cierre
anómalo de la vocal tónica /ó/ > /ú/ como El Padrún < El Padrón, aumentativo de
“piedra”, El Fontún < El Fontón, aumentativo de “fuente”; Picún < Picón
aumentativo de “pico”, aunque estos casos quizás puedan justificarse por la
influencia de la nasal final /–n/. Podríamos pensar, para nuestro topónimo, en una
posible disimilación, debida a la presencia de vocales abiertas, que cerraría la vocal
tónica. El cierre de la vocal tónica también se podría explicar por metafonía: en esta
zona, como recoge Díaz Castañón (1966), se produce el cierre de la vocal /–a/ > /-e/:
puerte “puerta”; sidre “sidra”. Así, tendríamos la forma *llose y esta /–e/, al igual
que la /–i/, pudo haber provocado el cierre de la vocal tónica /ó/ > /ú/: *llose >
*lluse. Finalmente la palabra recobraría la abertura originaria de la vocal final:
*llusa: Quizá este cierre sea el mismo que se produce en nuiche y nuiches, voces
que Díaz Castañón (1966) recoge del poeta local del siglo XVII Antonio González
Reguera. No obstante, esta tesis plantea problemas porque el cierre metafonético se
produce por una –i y no tenemos más datos del cierre por –e que nos permitan
defender con rotundidad esta explicación. Ante los problemas fonéticos que presenta
229
esta etimología, se podría plantear otra solución: en este caso sería la del
antropónimo latino LUSIUS o galo LUCXA, citados por Dauzat y Rostaing (1984)
para explicar topónimos como Luxeuil, que daría lugar a la forma Llusa concordada
con el sustantivo VILLA para referir el poseedor de la misma, lo que supondría la
existencia de una villa romana. En este sentido la Doctora Gema Adán localizó, en
esta zona del puerto de Entrellusa, los vestigios de una construcción de época
romana en la forma de cimientos y diferentes materiales constructivos cerámicos:
una tegula -teja romana- casi completa, con dos pestañas laterales y con una
morfología más estrecha de lo habitual, junto con otros tres fragmentos de tegulae,
uno de ellos con pestaña lateral (Díaz López et al., 2007).
• EL PAISAJE. Se trata de un regato que nace en la zona conocida como Las Cortes
y muere en la mar cerca de la playa de Viodo. Además este regato da nombre, en
primer lugar, a toda la zona que rodea este riachuelo en su desembocadura y, en
segundo lugar, a una puesta de pesca en las inmediaciones.
230
que hace alusión a la persona que trabaja el hierro, aprovechando la gran cantidad de
mineral de la zona.
231
monte sobre el que se levanta el pueblo de Xagó - Xagón, de tal manera que al bajar
la marea se formaban pozos de agua.
232
Asturias palabras como el gargallu, el gargüelu, significan “la garganta”, con
frecuencia aplicada a diversos objetos figurados. De igual modo, García Arias
(2002-2004) menciona como uno de los significados de esta palabra la de “paso
angosto”.
233
embarcaciones, protegiéndolas de los fuertes vientos que soplan en el entorno de El
Cabo Peñes.
• LA PALABRA. En asturiano una gavia designa “una jaula para atrapar pajaros”.
Así, por ejemplo, García Arias (2002-2004) recoge la siguiente definición “una
especie de jaula grande, sin fondo, colocada de tal manera que al entrar en ella los
gorriones se cerraba contra el suelo y los atrapaba” (Pa.); además, mediante esta voz
se hace referencia a una “hendidura grande en las rocas que sirve para refugio de los
animales” (Le.). En Palacios del Sil, González-Quevedo (2002) cita gavión como
“defensa de cantos que se pone junto a los ríos y que se compone de alambre que
envuelve muy bien la piedra”. Los pescadores de la zona nos cuentan que tanto La
Gaviera de Fuera como La Punta´l Castro eran auténticos refugios naturales, de tal
manera que al oeste del Cabo Peñes las condiciones de navegación podían ser muy
difíciles, mientras que al este la pesca podía realizarse con aparente tranquilidad con
mar en calma. Así un vecino de Viodo recuerda cómo los pescadores de Candás se
protegían en estas zonas e intercambiaban por boroña algunas de las sardinas que
habían pescado.
234
personas aprovechan una gavia para abrigarse en el monte, cuando las condiciones
atmosféricas son adversas. El sufijo –era (< -ARIA latino) tiene valor abundancial,
colectivo: “lugar en el que hay o abunda algo” (GLlAs, 1998).
235
Y de las cumbres de la montaña. El mismo autor (2008) recoge topónimos como O
Galiñeiro, montaña de casi 700 metros de altura situada entre las parroquias de
Vincios y Zamáns, de los concejos de Gondomar y Vigo; esta montaña, muy
pedregosa, presenta de manera bastante clara la forma de una gran cresta de gallo en
su cumbre.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del latín vulgar *GALLĔU, que en asturiano dio
gayo y en castellano gajo “cada una de las divisiones de frutos como la granada, la
naranja, etc.”, “racimo pequeño o apiñado de cualquier fruta”, “rama que se
desprende de un tronco del árbol”, “división o punta de las horcas, bieldos”. En La
Gayuda tenemos el sufijo –uda (<-ŪTA latino), aplicados a sustantivos para la
formación de adjetivos y que indica, en este caso, “semejanza, parecido a un gayo”,
como podemos observar en otros ejemplos del asturiano: ganchu → ganchudu, picu
→ picudu, etc. (GLlAs, 1999).
236
“terreno de formación diluvial, constituido por arcilla, guijarros sueltos, arenas y
cantos, que forma grandes valles y es de poca fertilidad”.
237
• LA PALABRA. Una güelga en asturiano es “un camino o sendero estrecho abierto
entre la nieve [así como] terreno húmedo y pantanoso” (Neira y Piñeiro, 1989). En
la zona una huelga es “un sitio de terreno malo y húmedo” (Díaz Castañón, 1966).
En este topónimo queda clara la designación de “un lugar húmedo” ya que, por su
disposición en vaguada, y al estar atravesado por el río del Omedal, convierte estos
terrenos en auténticas zonas pantanosas durante la época de fuertes lluvias. Barriuso
(2002: 327) define güelga como “pozo de cierrtas dimensiones, excavado con
frecuencia por las corrientes junto a rocas aisladas”.
238
“huelga”, del verbo “holgar” < latín FŎLLĬCĀRE “respirar fuerte”. García Arias
(2000) entiende que la forma “huelga” y el verbo “bolguiar” se explican partiendo
del céltico ŎLCA “campus fecundus”. La g- inicial de estos topónimos es
consecuencia del refuerzo del primitivo diptongo inicial [we] > [gwe], fenómeno
típico del asturiano, como se observa en los siguientes ejemplos: ŎCULUM > ueyu
>gueyu; ŎRTUS > uerto > guerto; ŎVUM > uevu > guevu. En Castilla y León,
Morala (1990) defiende el celta ŎLCA “huelga, vega, campo feraz junto a un río”,
y añade que el cambio –r / -l es esperable en la zona leonesa, tal como demuestra la
vacilación en las realizaciones de los topónimos, con /g-, b-, ø/ posición inicial,
con /-r, -l/ en posición postnuclear.
239
(Casu); tiene praderas muy peligrosas para el pasto de los ganados. Los Güertos de
Traslacueva y Los Güertos de la Taya constituyen lugares pendientes en la vertiente
morciniega de La Mostayal que se cerraban para que no entrara el ganado y se
despeñara (Concepción Suárez, 2007). El Regueiru Güertos nace en las
estribaciones de La Pena La Cruz dentro de la sierra Bixega y por la parte baja de la
braña vaqueira de Mudreiros en el concejo de Belmonte de Miranda; forma un
profundo barranco cuyas laderas están densamente pobladas de bosque autóctono.
240
(2007), esta raíz nos ha dejado formas como angarías, angariel.las, “angarillas,
armazón de palos doblados”, que se empleaban como aperos de transporte a lomo
del animal (caballos, burros…); anganzo “pala o rastrillo encorvado” muy útil para
transportar cucho, ganzu (“brezo”); rebancu “parte torcida, con ondulaciones, de un
terreno”, “terreno cuesto en las inmediaciones de un arroyo”.
241
rango de villa con la fundación de la puebla de o pola de Gozón, cuya carta
fundacional no se conserva. Sin embargo un documento de 1306 menciona a un tal
Pedro Suárez, notario póblico del rey enna Puebla de Gozón e en Corvera (Díaz
López et al., 2006).
• EL PAISAJE. La Iría Llanos eran las zonas de cultivo que hoy constituyen los
terrenos de la Ciudad Residencial de Perlora, cuya construcción comenzó en la
década de los 50. Se trataba de unos terrenos llanos situados en la rasa, delimitada
por los acantilados que caen sobre la mar, con una extensión de unos 450 días de
buey aproximadamente; unos se dedicaban al cultivo de productos como el maíz,
remolacha, patatas, repollo, otros se reservaban para el pasto del ganado.
242
varias tierras, hoy de labor (Concepción Suárez, 1992). En León, (Morala, 1990)
cita La Valdería, una zona de prados y tierras de labor. En Galicia, Rivas Quintas
(1982) menciona A Eira, terreno adyacente o cercano a una de las moradas y A
Eiravedra: tierras con fuente al lado.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz derivada del latín ARĚA “solar sin edificar” > era
“espacio de tierra donde se trillan las mieses” (Corominas y Pascual, 1980-1983).
La Iría Llanos responde a las definiciones ofrecidas para la palabra ería: “terrenos
llanos muy buenos para el cultivo, que pertenecían a varios dueños”. En la década
de los 50 estos terrenos fueron expropiados a sus dueños con el objetivo de construir
un complejo turístico, conocido como La Ciudad Residencial de Perlora, que
funcionó hasta hace finales de los años noventa.
243
losas”; labanco, “piedra grande”; labia “losa”. Con el mismo sentido de “piedra
grande y plana” se documentan a lo largo de la geografía española: llábena y
llambra, en Santander y láguena, en Murcia.
244
Lat. PLANA > La Llana
• EL PAISAJE. La Llana es una de las cuatro piedras que, situadas en la mar en las
inmediaciones de La Playa de Tenrero (Verdicio), forman el conjunto conocido
como Les Negres. Destaca por la relativa facilidad para andar sobre la misma, frente
a la dificultad que plantea La Gayuda, por su abundancia de gayos (picos salientes
en forma de uve invertida), a la hora de recoger les percebes como nos cuentan los
pescadores de la zona.
• LA PALABRA. Para Asturias, García Arias (2002-2004) explica que una llana
designa una “explanada de terreno más o menos grande” (L., Lg.); por su parte una
llanada es “llanura, llanada” (Ca., Md.) y “rellano en camino pendiente que sirve
para un alto en el camino” (Le.); la llanadera, “instrumento para allanar las brasas
en el horno de amasar” (Os.); llanar, “igualar una superficie sin dejar altos ni bajos”
(An.) y “allanar, alisar, dejar plano (Md.). En Castilla y León, García Martínez
(1992b) señala en la Maragatería chana “llanura, extensión de terreno llano”.
245
yeísmo moderno, ofrecen este resultado: PLANUM > llanu, PLĬCĀRE >llegar,
PLAGARE > llagar, PLŎRĀRE > llorar, etc.
246
González (1959) afirma que el adjetivo llongu, derivado del latín LŎNGUS “largo”
ha sido reemplazado por llargu < latín LARGUS “abundante, copioso”, como
hemos visto en los topónimos analizados anteriormente. De hecho, lo que llama la
atención de les restíngules es su largura frente a otras peñes, petones, baxos. En
cuanto al primer elemento del topónimo, Piedres, este proviene de la voz latina
PĔTRA “piedra, roca, escollo, peñasco”.
• EL PAISAJE. Saliente rocoso donde abunda la piedra suelta que se encuentra junto
a la playa e isla de San Balandrán, en la parroquia de Llaviana (Gozón) en la margen
derecha de la ría de Avilés.
• LA PALABRA. En asturiano una llera, yera, chera, l.leirón, leira es una “pradera
llana junto al río, con abundante piedra suelta en la superficie y en el subsuelo”. En
Allande, l.leirón es “piedra suelta” y l.leirosa “piedra de pedreiru. Pero la voz llera,
l.lera, chera se aplica, por semejanza, a toda explanada o ladera con “piedra suelta”,
cascayal, pedregal de piedra menuda desgajada de los altos calizos con la erosión
(Concepción Suárez, 2007).
247
del Jascal. Toda la vertiente norte de LLerosos es una interminable sucesión de
pedreros menudos (lleras) y jous, que se prolongan por la falda del monte sobre el
valle profundo con camperas y cabañas de Beceña (Concepción Suárez, 2007).
248
Matamá. Para el francés, Dauzat y Rostaing (1984) señalan las formas
Longuepierre, Longueville, Longuevalle, que significan “la piedra, la villa y el valle
alargados”. Por su parte, Pellegrini (1990), en Italia, apunta Campolongo,
Vallelungo, “el campo, el valle alargado”.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) recoge vocablos como mediano, -a: “de calidad
intermedia”, “moderado, ni muy grande ni muy pequeño”; mejana: “que está en
medio”, “isleta en un río”. En Asturias, García Arias (2002-2004) añade formas
como mexana: “vela, cilindro de cera con un pabilo en el centro” (Ce.); medianeru:
“que está en medio de otras dos, por ejemplo una casa”, “que separa dos fincas o
dos locales, como es el caso de una pared” (Lln., Pa., Ri., Tb., Pr.); medianía: pared
que separa dos casas de distinto propietario” (VCid.); mediar: “mediar, transcurrir la
249
mitad de un espacio de tiempo determinado” (Sb., Ay.), “llenar hasta la mitad (Cl.,
Pa., Llg., Ay., Tb.). Por su parte, Barriuso (2002) señala la forma mesana –nosotros
la hemos recogido pronunciada con el fonema /∫/, grafiado “x”-: “vela trapezoidal de
cuchillo, largada a popa en el pico de cangrejo y la botavara”.
250
Prerr. *MUN-N, *MUNNO- > La Monista de Tierra y la Monista de Fuera
251
la vertiente de Parres, sobre El Jitu. Las Moñetas son las cimas alomadas bajo Peña
Castil (Macizo Central de Picos de Europa). Muniellos es un bosque extenso en
Cangas del Narcea, ya limítrofe con Ibias, en el que nos encontramos robles,
fayas...; tiene tantos valles que se hacen incontables: hasta 365 valías –en el decir de
los lugareños-; tantas “vallinas” como días tiene el año, con sus respectivos
montículos intermedios, claro está (Concepción Suárez, 2001). En Galicia, Rivas
Quintas (1982) menciona el Monte da Moneca que se encuentra frente al puente del
río Neibó sobre la carretera de Marín a Moaña; Encajona el río por la derecha, como
lo hace el monte Porreiro por la izquierda, originando cascadas como A Freixa y A
Freixiña. As Monequiñas se encuentra muy cerca del anterior, a la derecha del río
aguas abajo; en realidad se trata de la ladera inferior de A Moneca, con terrenos de
cultivo. Camiño das Moñezas se halla cercano a Barreiras, bordeando Monte
Moledo.En León, García Martínez (1992b) cita lugares como: Moñón que pertenece
al ayuntamiento de Valcarce y se encuentra en zona montañosa. Las Muñecas,
aluden a diferentes lugares de la provincia de León: Reniegos, Valporquero de
Torío, etc. En Francia, Dauzat y Rostaing (1984) citan Monieux.
252
Por lo visto, parece que nuestro topónimo alude a las dos elevaciones pétreas que
constituyen les dos monistes, la de tierra y la de fuera y que destacan dentro del
conjunto de afloraciones rocosas que se divisan en El Cabo Peñes. Por lo que se
refiere al sufijo –ista < latín –ISTA, -AE, a su vez del griego ιστής, tiene el valor
de “agente”, por ejemplo, citarista “el que toca la cítara”. Por lo tanto, les monistes
son las abultadas rocas que guían y sirven de referencia a los marineros para salvar
los numerosos bajos que se acumulan entre La Erbosa y El Bravo (Cabo Peñes).
Los adyacentes de “tierra y de fuera” hacen referencia a la menor o mayor distancia
respecto a tierra firme, en este caso la más próxima a tierra y la más alejada de la
isla de La Erbosa.
• LA PALABRA. Como afirma Concepción Suárez (2001) son numerosos los casos
en los que la interpretación popular recurrió a la presencia de los moros, como
supuestos pobladores de los diferentes lugares, para explicar el origen de estos
nombres. Sin embargo, debe ser otra raíz, tal vez ya de origen prerromano, con el
sentido de “saliente rocoso”, la que motivó este nombre. Con esta voz pueden estar
relacionadas una serie de palabras del asturiano como las que recoge García Arias
(2002-2004): morena “montón grande de heno que se deja en el prado hasta que
llega el momento apropiado para llevarlo a casa” (An.), “mónton cónico de yerba
seca” (Mánt.); morgazu “desperdicios de leña, ramas, hierbas y otras cosas
menudas” (Sd., Sm.); morrialengu “roca de considerable proporción” (Mi.); morillu
o morriyu “piedra grande”. Rivas Quintas (1994: 73) cita que en Galicia morea es
“un montón de cosas en desorden”, si es grande se llama moreón; morón, “terreno o
edificio abandonado”; morico “montón” y morica “morea pequeña”; mourenza
253
“roca, peña”; morrullo “pedrusco” y, fuera de España, recoge la voce portuguesa
moreira “morena”; la gala amorear “amontonar”, la corsa mora “morena de leña o
de estiércol”. Por su parte Sacau Rodríguez (1996) afirma que en Galicia existe el
sustantivo morro con el valor de “monte, otero, saliente”.
254
que la zona de L´Aramar sería un lugar de habitación ya antiguo y podría hacer
referencia a un antiguo culto romano.
255
Lat. NĬGRA > Ñera
256
ñubes, etc. García Arias (2003) señala dos resultados para la /n-/, paralelos al de la
/l-/, uno con palatalización, que abarcaría la zona norteño oriental (incluida la zona
A occidental), dentro de la cual se encuadraría nuestra zona objeto de estudio, con
ejemplos ya citados; y otro sin palatalización en la zona sureño-occidental: non,
navaya, nalga, nata. Asimismo este autor recoge la pérdida de la /g/ en el grupo
latino –GR- que tiene un tratamiento similar al de la /–g-/, debido al carácter líquido
de la /r/ que la asemeja a las vocales. De este modo, nos muestra ejemplos como:
INTEGRUM > enteru o el topónimo *NĬGRAM VALLEM > Naraval (Tineo). En
definitiva, este topónimo tendría su fundamento en el color oscuro de la piedra de
estos cantiles que se extienden desde la Punta la Vaca hasta el puerto de Muniello.
• EL PAISAJE. L´Orón es una finca confín al acantilado que delimita la tierra con el
mar. Se trata de una zona muy elevada y de gran desnivel en las inmediaciones de El
Cabo Peñes, en la zona pedregosa conocida como Coneo, donde los acantilados
destacan por su elevada altura, llegando a alcanzar en algunos tramos los cien
metros.
257
que el topónimo Orones podría contener la raíz hidro-oronímica *OR-, semejante
por la forma y significación, al griego oρoς “monte”.
• EL PAISAJE. L´Orro es una peña grande situada en alto sobre otras piedras, en el
lado izquierdo de El puerto Llampero, donde se localiza El Castiello.
258
de la rueca, más arriba de los papos”, que tiene unos agujeros como adornos; orru
“membrana parecida al capullo del gusano de seda que forma un insecto en alguna
espiga de trigo”; horru “departamento de las cabañas de piedra”, en la majada de
Tordín, Picos de Europa. Rivas Quintas (1994) cita también la voz vasca urrúa
“cumbre” y en el antiguo portugués, orreta “valle estrecho y largo”.
259
tejado puntiagudo de los hórreos y de ahí, tomando el todo por la parte, pasaría a
designar la construcción completa. En nuestra investigación ninguno de los
informantes nos ha dicho que esta peña tuviera la forma de un hórreo y al
preguntarles la posible motivación del topónimo, su contestación era que así se
llamaba ya por los antiguos. Por lo tanto, es posible que sea esa voz prerromana
*ORR-, URR- la que explique el topónimo, aunque, como ya hemos visto a lo largo
de nuestra investigación, muchos nombres de las peñas, petones, bajos reciben su
apelativo por su semejanza con algún utensilio habitual de la vida de los lugareños,
no podemos descartar que sea el parecido con la forma de los hórreos la causa del
topónimo. No obstante, si la tesis de Cabeza Quiles (1992) es acertada, el origen de
las dos palabras sería el mismo.
Raíz Prerr. *PAL-, *PA-L-, o voz latina PĀLUS, -I > Los Palos
• EL PAISAJE. Los palos son dos piedras de tamaño elevado, situadas en la pequeña
ensenada de El Sequiro (Candás).
• LA PALABRA. Los pescadores de la zona nos comentan que esas dos piedras de
tamaño elevado les recuerdan por su forma los palos. La palabra asturiana palo hace
referencia a “trozo de madera más largo que grueso”, de tal manera que, por
aplicación metafórica debida a esa altura de las piedras, se utilizaría la forma palo.
Podríamos estar también ante una interpretación popular, que a partir de la forma
prerromana *PAL- “roca”, pudo acabar conduciendo a su equivalencia con la forma
latina PĀLUS, más inteligible para nuestros pescadores al comparar estas piedras
elevadas con la altura de los palos.
260
L´Alto´l Palo, cima divisoria entre Tuíza y la Cubilla, a la falda de Pena Tolóbriga,
el único lugar de paso menos malo entre aquellas peñas casi verticales de la cima
(Concepción Suárez, 2001).
• EL PAISAJE. El Paredón del Pedregal es una peña grande y vertical junto al cantil
que se localiza en la zona conocida como El Pedregal, justo al lado de la La Gaviera
de Tierra (parroquia de Viodo) en dirección oeste.
261
“pendiente, muy inclinado" (Cb.); “llano, pequeña erraza que se hace en un terreno
muy pendiente” (Vv.). Por su parte, Concepción Suárez (2007) define el término
paré como “una roca cortada en vertical”.
262
Lat. PĔTRA > Les Pedroses
263
Lat. ALBA > El Peñalba
264
de la creación del adjetivo latino ALBA con el sentido de “blanca”, a partir de esta
base *ALP-. Por lo tanto, se trataría de dos referencias contiguas conectadas con el
tiempo: las peñas “altas y calizas”, tal vez un mismo nombre reinterpretado por
culturas sucesivas. En el Monte Areo concurren estas dos circunstancias: es el lugar
más elevado del concejo de Carreño y abunda la piedra caliza; destaca el color
blanco de todos los túmulos prehistóricos que han sido descubiertos en las diferentes
excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el lugar.
• EL PAISAJE. El Peñón del Vino designa una peña grande, utilizada como puesta
de pesca, que se localiza en las cercanías de la Punta la Rosca. Cuando la marea
sube, queda cercada y, por lo tanto, separada de dicha Punta.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) cita peña como “piedra grande sin labrar, según
la produce la naturaleza” y “monte o cerro peñascoso”. En Asturias, García Arias
(2002-2004) señala la forma peña, con las variantes peñe y pena y de la que recoge
las siguientes acepciones: “macizo rocoso” (Le.); “roca, piedra” (Llg., Pr.); “altura,
pico, picacho “(Md.); “toda zona rocosa alta del territorio de un pueblo o parroquia”
(Or., Ll.). El mismo autor (2004-2005) en otra de sus obras menciona voces como:
piniellu es un “peñasco a ras de suelo”; espenar “pacer entre breñas o peñascos”;
penosa es la oveja “aficionada a pacer entre peñas. En Galicia, se documentan las
formas pena, penedo-a, penela como “roca” y penouco, penouto como “peña que
sobresale” (Rivas Quintas, 1992).
265
algunos tramos larga y escarpada, que se prolonga por los concejos de Nava,
Llaviana y Bimenes (Concepción Suárez, 2001). En Galicia, se localizan lugares
como: A Pena (S. Xián) que está en la base de la áspera ladera que asciende a
Figueirido. Cabezo de Pinela (Moledo) es la parte superior de Monte Moledo.
Piñeiro (Santomé) está a 200 metros sobre el mar y se sitúa en la falda oriental de
Monte Blanco, en un repecho en torno a un pequeño cerro de roca granítica al que
debe su nombre (Cabeza Quiles, 2008). En León, García Martínez (1992b)
menciona Peñacorada: montaña cerca de Cistierna. Sopeña de Curueño: situada al
pie de los montes de Caravedo. En Francia, Dauzat et Rostaing (1984) documentan
topónimos del tipo Pannes, Penne, La Penne, Lapenne, Penol. En Italia, Pellegrini
(1990) recoge Pennuccia, Monte Penna, Soppenna.
266
Lat. ĬLLA ŌRA > Perlora
• EL PAISAJE. Perlora constituye una de las doce parroquias que forman el concejo
de Carreño. Formado por un valle muy fértil con buenas tierras para la siembra: La
Braña, La Iría Llanos…, así como dos puertos marinos como son los de Perán y
Entrellusa, muy famosos ya desde época medieval gracias a la captura de ballenas.
267
vertiente que da a Grao. La Vega l´Orua, altos limítrofes entre el puerto allerano de
Valverde y Castilla.
268
(1982) señala la afinidad de esta forma con el vasco epita “lugar pendiente”, patarr,
petarr “cuesta escalonada” y con el gascón petarro “colina”, pete “precipicio”, o
petarroc “pendiente abrupta”.
• EL PAISAJE. El Picón es la roca con forma de estrella que sobresale por su altura
entre todas las demás que se encuentran en la zona de acantilado conocida como So
La Riba. Es una puesta de pesca muy frecuentada por los pescadores de la zona, que
acuden a ella en bajamar, donde pescan sobre todo mandiates -Labrus Berggylta
(L)- “maragota” y sarrianos -Suymphodus Melops (L)-, “porredana”. Esta roca por
su tamaño, nunca llega a ser cubierta por la mar, quedando cercada cuando sube la
marea.
269
tiene pica y por el otro pala; picaniellu “especie de pajaro”; picatuiru, picatorniru
“pico carpintero” (Díaz Castañón, 1966: 346).
• LA ETIMOLOGÍA. Sobre el origen de esta voz dos son las hipótesis planteadas.
Corominas y Pascual (1980-1983) afirman que el castellano pico, “parte saliente de
la cabeza de las aves”, proviene del céltico BECCUS, presente en el catalán,
occitano y francés bec; italiano becco; portugués y asturiano bico, que en diversos
lugares sufrió el influjo fonético del verbo picar. Rivas Quintas (1982) también
propone una forma céltica, de origen expresivo BECC-, BICC-, PICC-, con el
significado de “punta, punta de monte”. Finalmente, Concepción Suárez (1992),
basándose en que el sema más frecuente es “objeto puntiagudo, saliente” y “punta
de monte” en el toponímico, apunta la voz prerromana, considerada ya céltica
*PIKK que, quizás con motivación onomatopéyica en el origen, debió de tener en su
extensión prelatina un sentido menos concreto y de mayor función que el supuesto
simplemente para la morfología ornitológica. Garcia Arias (2004-2005) lo relaciona
con el latín PICCUM; además considera que no sería imposible contar con el influjo
del céltico BECCUM “pico de las aves”, ya que esta palabra, además de estar
presente en el francés bec “pico”, puede pervivir en el verbo asturiano bicar “tocar
ligeramente una cosa a otras”, es decir, como si se tocaran con el pico. Este autor
añade también la expresión, referida a las hembras en celo, tán biques, esto es,
“tocadas”, “afectadas”. Finalmente, En nuestro topónimo se ha añadido el sufjijo de
valor aumentativo –on, para hacer referencia a una peña que termina en forma de
pico y destaca por su gran altura entre las de las inmediaciones.
270
Lat. PŎRTUS > Portazuelos
271
que es una zona que está siempre en calma aún en condiciones malas para la
navegación. También se utiliza como puesta de pesca, destacando las capturas de
roballices. Playa de Portiella, cala situada a la orilla de la carretera de acceso al
puerto de Oviñana (Cudillero) en la playa de El Castrillón; tiene una longitud de
unos 150 metros y es de cantos rodados y roca. Cala El Portiellu: entrante costero
situado al noroeste del pueblo de Berbes, en la desembocadura del río Recuenques
en la parroquia de Santa María de Berbes (Ribadesella). Ribeiro Portocello es un
ribeiro pedregoso y alargado en dirección norte-sur, en la parroquia de Campos y
Salave (Tapia), al estar recogido permite el atraque de pequeñas embarcaciones de
pesca (VVAA, 2002). En Galicia, Rivas Quintas (1982) señala Area de Portecelo
(Mogor), playita con huellas de haber sido un pequeño puerto romano que está al
final del monte Pesqueira.
272
variedad de uva conocida con el nombre de el prieto-picudo, por su oposición a la
uva blanca (Morala, 1990).
273
• LA PALABRA. Con la palabra punto de bajamar, los marineros de la zona hacen
referencia al lugar más bajo alcanzado por el agua durante la bajamar. Sería por
tanto la marca dejada por la marea cuando el descenso del flujo marino alcanza el
valor máximo. Junto al punto de bajamar, Barriuso (2002) recoge también el punto
de pleamar, en otras zonas de Asturias, denominado como repunte, y lo define
como “el valor máximo alcanzado por el flujo marino durante la pleamar”.
274
el fondo de una arroyada” (Cv.) (García Arias, 2002-2004). Concepción Suárez
(2001) reocge también quexá “quijada”.
• EL PAISAJE. La Restinga es una puesta de pesca que se encuentra entre otras dos
conocidas con el nombre de La Bermosa y La Negra, en la parroquia de San Martín
de Podes (concejo de Gozón).
275
• LA PALABRA. Barriuso (2002: 328) define restinga, restingla, restíngula,
restíngola, en los diferentes puertos asturianos como “lengua de piedra debajo del
agua y a poca profundidad”. El DALLA (2000b) recoge la expresión en restinga “en
fila, uno detrás de otro”.
276
En español tendríamos ejemplos como péndulo “pendiente < PENDEŌ, -ĒRE,
coágulo “masa coagulada” < CŌGŌ, -ĒRE (Pharies, 2002).
277
(Verdicio). Además se registran en otras zonas: La Riba, Ribadexu, Ribedeva,
Ribalagua, etc.
278
Por lo tanto la riba designa siempre terrenos en cuesta, inclinados, mientras que la
ribera refiere las tierras llanas colindantes con la mar. Esta diferencia la ponen de
manifiesto los marineros que nos advierten que ribera y riba no son sinónimos, sino
que la ribera significa “la orilla del mar, el terreno que linda con la mar” y la riba
es “la pendiente de la mar, los acantilados que limitan con la mar”. En Galicia,
Rivas Quintas (1982: 138) cita la voz gallega ribeira “terrenos a veramar,
particularmente en la desembocadura de los ríos”.
279
• LA PALABRA. En la zona Díaz Castañón (1966) recoge rubieles, “peces de color
encarnado, muy apreciados, de ringorrango”. Para el resto de Asturias, García Arias
(2002-2004) cita las siguientes palabras: rubial: “terreno, paraje de tierra rojiza”
(Mar.); rubianas, “nubes enrojecidas” (Mar.); rubianu, “hierbajo de tallos duros y
flor morada que abunda en los prados y come mal el ganado” (Cv.); rubianza, “el
color rojizo que adquieren las nubes cuando acaba de ponerse el sol o un poco antes
de salir” (VCid.); rubién, “color rojo anaranjado del cielo”(Eo., Mant.); rubiu, -a, -
o: “rubio tenue” (Tb.), rojo, colorado” (As.), “amarilento” (Lln.); rubies, “vaques de
color rojizo” (Ac., VCid.); rubios: “peras pequeñas” (Eo.). En Galicia, Rivas
Quintas (1982) menciona roibas: “nube roiba o rosada”; roibales, “clases de uvas
coloradas y hoja de vid”, roibal / rubial, “lo que tira a rubio o dorado”
280
estas peñas, ya que los marineros destacan siempre la coloración de las mismas
frente a la más oscura de otros bajos, petones y peñas del entorno.
• LA PALABRA. García Arias (2002-2004) señala la voz roqueru: lugar donde hay
abundancia de rocas de mar (Xx.). Por su parte, González de Posada (1989: 45)
afirma lo siguiente:
Aunque la palabra roca “piedra” no es general en asturiano ni parece
autóctona, su uso es relativamente frecuente en la zona marina donde
se emplea con cierta vitalidad así como el apelativo roqueru, sinónimo
de pedreru, que puede vivir en la toponimia menor. Sabemos que por
lo menos en el siglo XVII ya se empleaba en nuestra literatura: Y de
xemes en cuando acocoralla / que ñon ye alguna roca ñin muralla.
281
procedente de una lengua prerromana. Así Dauzat y Rostaing (1984) parten de la
forma prelatina *ROCCA que dio lugar en francés a la voz roche y en provenzal
roca, con referencia a una montaña o a una roca. A esta voz se le añadiría el sufijo
latino –ĀRIUS > -eru – ero en asturiano, con el significado de “relativo a” las rocas,
en este caso, lugar donde abundan las rocas. Resulta sumamente interesante el
significante de nuestro topónimo. La existencia de esta forma, El Ruquiro, es un
testimonio inequívoco del fenómeno de la metafonía en la zona de El Cabo Peñes,
como ya han apuntado autores como Díaz Castañón (1966) y García Arias (2003).
El fenómeno metafonético consiste en el cierre de la vocal tónica por influjo de la
vocal cerrada final, tanto /–u/ como /–i/. Ejemplos de este fenómeno serían: surdu /
sorda, sordos / sordas; gutu (“gota pequeña”) / gota; pirru / perra / perros / perras;
isti / esta / estos / estas; isi / esa / esos / esas. Actualmente, el topónimo no presenta
/–u/, sino /–o/, por lo tanto, para que se haya podido producir este fenómeno
metafonético hay que presuponer una fase previa con /–u/: *El Roqueru > *El
Ruquiru y, finalmente, la abertura de la vocal final /-u/ en /–o/: El Ruquiro. Por lo
tanto, aunque hoy en los concejos de Carreño y Gozón prevalezcan los masculinos
singulares con –o, en épocas pasadas, estos masculinos presentaban una /–u/, ya que
sino, sería imposible que se hubiese producido el fenómeno metafonético. Debe
mencionarse, además, el cierre de la vocal átona /o/ de la sílaba inicial que pasa a
/ru-/. En asturiano es muy frecuente el cierre de las vocales átonas, sobre todo, como
en este caso, por la influencia de las vocal cerrada tónica /–í/. Como afirma García
Arias (2003), la inestabilidad fónica de las vocales en posición átona explica que
sean muy frecuentes los trueques vocálicos o la alternancia de resultados, como
podemos observar en ejemplos como los siguientes: decir – dicir; pedir- pidir;
probín – prubín; portiella – purtiella.
282
(parroquia de San Martín de Podes), justamente al lado de la antigua cetárea, hoy ya
desaparecida como consecuencia de una vagamar.
283
agua”; “isla pequeña y árida de la costa” (DRAE, 2001). En Asturias, tenemos los
siguientes términos relacionados con el topónimo: secu “sin jugo”; secanu “muy
seco, que mantiene poco la humedad”; el secanu - secañu “sequedad en la boca, en
la garganta, “sed muy grande”; sequeru “muy seco, con propensión a la sequía”. En
cuanto a nuestro topónimo la designación de El Sequiro hace referencia a que el
pedrero queda seco con la marea baja.
284
Lat. SĔRRA > La Sierra
• LA PALABRA. Una restíngula consiste en una lengua de piedra debajo del agua y
a poca profundidad. En puertos asturianos como el de Tapia (Veiga), recibe el
nombre de serra - sierra (Barriuso, 2002). Cuando esta restíngula es de grandes
dimensiones se denomina sierra, como en este caso. García Arias (2002-2004)
recoge diferentes significados para la palabra sierra, “pez parecido al bonito, pero
más alargado” (Vd.); “pez del género escualo, de un metro de largo, color oscuro,
piel rugosa” (Cg.); “peña dentada y alargada” (Pi., Tb.); “paraje peñascoso, sin
grandes altibajos” (Lln.); “pequeña elevación o pequeño cordal rocoso” (Or.), etc.
Un sierru es “el crestón pétreo de dimensiones más reducidas”. Asimismo, en
asturiano se emplean también otras palabras emparentadas como serrapu, serrapa,
serraspal, serradal… (García Arias, 2004-2005).
285
Prefijo Lat. SŬPER más sustantivo Lat. CĬLĬA > Sobrecea
286
contextos posibles, aunque el mayor índice se sitúa en el asturiano centro-oriental y
en las zonas A y C del Occidente: raón: (tipo de pez), Los Argaos, Vegamaor, etc.
• EL PAISAJE. Socampos es el saliente más destacado de los terrenos sobre los que
hoy se levanta la llamada Ciudad Residencial de Perlora. Esta punta se encuentra
una vez pasada la playa de Güelgues.
287
Sierra”), antiguo nombre de la actual feligresía de Ribaseira, colindante con la
parroquia de Caamaño. San Pedro de Soaserra, hoy conocido como O Porto do Son,
debajo de las altas cumbres de la Serra do Barbanza. Soaigrexa, Soaviña, Soavilla,
etc.
• LA PALABRA. El sombrero hace referenica a “una prenda de vestir, que sirve para
cubrir la cabeza” (DRAE, 2001). En Asturias tiene otras acepciones como son:
288
“especie de embudo de hojalata, fijado en el ojo de la muela para recoger el grano
que va cayendo de la canaleja” (Sm.), “planta de flores amarillas en forma de espiga,
que crece fácilmente en las paredes y muros y cuyas hojas, redondas y carnosas, se
aplican como cataplasma curativa” (Lln.) (García Arias, 2002-2004). En este caso, y
como bien nos apuntan los informantes, el apelativo de El Sombrerón se debe a la
aplicación metafórica por la forma de esta roca.
• EL PAISAJE. Taluxa es tanto la pequeña ensenada y pedrero como las tierras que
se encuentran por encima y caen en declive pronunciado sobre la mar. Son tierras
muy poco aptas para el cultivo, ya que se trata de terrenos argayadizos de mala
289
calidad. Se encuentra situada entre el pedrero que se conoce con el nombre de
Sobre´l Pan al este y La Playa de San Pedro hacia el oeste. En esta zona desemboca
una pequeña fuente, conocida con el nombre de La Fontina. Suele ser muy frecuente
la presencia de pescadores de la zona.
• LA PALABRA. Nos encontramos ante un topónimo difícil de interpretar, ya que no
resulta muy habitual y no registramos formas parecidas. En Galicia, Rivas Quintas
(1994: 80) recoge tala “tierra, arcilla” y afirma que con tala tiene que ver Talaveira
en Galicia y Talavera en Castilla, con el significado de “tierra de la vera, ribera”;
esta raíz estaría también presente en el irlandés talan “tierra”. Además habla del
paralelismo de este lexema con el latín TELLUS, TELLURIS “tierra, terreno, suelo”
y concluye que todos estos vocablos serían variantes del preindoeuropeo *T-L
“monte, montón de tierra, tierra mojada”.
290
Lat. TĀLĚĀRE > La Taya
• EL PAISAJE. La Taya es una hendidura sobre la roca que permite a los pescadores
el paso hacia la puesta de pesca de El Sabín, en las inmediaciones de El Cabo Peñes.
291
Lat. TRABE > El Tranqueru
292
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Los Trabancos forman el profundo cauce del Rió la
Caviyera, a su paso entre el Cheu la Vachota y las Matas (Lena), allí se forman
gruesos trabes de arena sobre el río con los deshielos y torrentereas. La Cochá´l
Trabe es la collada cimera entre El Puerto de Valseco y el de Güeria (Lena), donde
se origina un largo y un profundo trabe de nieve, que puede cortar el paso hasta el
verano (Concepción Suárez, 2001).
293
desmontable” (DALLA, 2000); por lo tanto, El Tranqueru sería el lugar abundante
en tranques.
• LA PALABRA. Como señala Concepción Suárez (2007) la forma tras, con sus
variantes tres tar, ter, tre, tri, tro, tru..., es una raíz muy generalizada con el sentido
de la preposición latina TRANS “detrás de”: Trescastro, Trescasa, Trasmonte son
topónimos que designan lugares detrás del castro, de la casa, del monte,
respectivamente. Por lo que se refiere al segundo elemento: cuesta en asturiano es
“una pendiente más o menos marcada” (Concepción Suárez, 2007). Otras palabras
pertenecientes a la misma familia léxica son, tal como recoge García Arias (2002-
2004): la costera, “una ladera o falda de una montaña pendiente” (Sm., Oc.); el
costazu, “el costado, el hombro” (Ca.); “la espalda” (Ay.); “terreno de cultivo muy
pendiente”, “falda o ladera muy pendiente” (Md.); el costáu “parte lateral del cuerpo
entre pecho, vientre, espalda, cintura y sobacos” (Lln); “costado, hombro” (Ca.);
“cada uno de los dos lados del casco de un barco” (Llu., Ce.).
294
Teverga, “detrás del picu”. Trellopico, en Allande: “detrás del pico” (Concepción
Suárez, 2007).
• LA ETIMOLOGÍA. Preposición latina TRANS > tras, tres y demás variantes con
el sentido de “detrás de, después de”, empleada en asturiano en numerosas
expresiones que indican espacio y tiempo: trescasa, treslorro, tresnochar,
trespasar… En cuanto a cuesta, se trata de una voz procedente de la latina CŎSTA
“costilla”, “costado, lado”, que en romance tomó la acepción de “costado o ladera
de una montaña”, “terreno pendiente”, (Corominas y Pascual, 1980-1983).
295
también el puerto de verano sobre Los Pumares (L´Aramo), en el camino hacia los
altos del Gamoniteiru. Los quirosanos recuerdan todavía las minas de hierro y cobre
en lugares como La Bizarrera o Pozo. El Venero, valle bajo L´Acebal, en el camino
hacia los puertos alleranos de Bustempruno y Valverde, donde hubo sucesivas
minas de las que quedan restos. Los Veneros, picacho mayor saliente sobre La
Braña Tordín (Cabrales), con presencia abundante de piedra de hierro (Concepción
Suárez, 2007). Cabeza Quiles (2008) cita lugares gallegos como Veneira de Roques,
en la parroquia de Ferreiros. A Pobra de Brollón (Lugo), donde hubo una riquísima
veta de hierro explotada ya en la Edad Media. Vieiros, parroquia de Seara, en O
Courel (Lugo), sitio en el que abunda el mineral de hierro.
296
DESIGNACIONES METAFÓRICAS
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define asa como “parte que sobresale del cuerpo
de una vasija, de una cesta, de una bandeja, etc., generalmente de forma curva o de
anillo, y sirve para asir el objeto a que pertenece”. Por lo tanto, parece que estamos
ante la voz común asa aplicada a este peñón con forma de verdadera taza invertida
dotada de asa, si se contempla desde los acantilados cercanos.
297
Fr. AVION > El Avión
• LA ETIMOLOGÍA. Préstamo procedente del francés AVION > “avión” con el que
se hace referencia a un hecho acontecido durante la Segunda Guerra Mundial, tal
como nos relatan los vecinos de la zona: en torno al año 1940, un avión se estrelló
sobre estas peñas y quedaron como recuerdo de este suceso los restos del aparato,
que con el paso del tiempo fueron deshechos por la acción de la mar. Estos restos
sirvieron de referencia a los pescadores del lugar para realizar sus capturas.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define balcón como “saliente con barandilla que
hay en las fachadas de los edificios delante de una puerta o ventana”; la balconada
298
es “el conjunto de balcones”, “balcón grande al que dan más de una puerta o
ventana”.
299
“tempestuoso, revuelto” por su peligrosidad. El Breu, extensa finca que se encuentra
subiendo desde Vache Zurea a la Pena Chago (Lena), con varias marcas que indican
que estuvo sembrada. La Brava, zona cabraliega pediente sobre Camarmeña, en el
camino al puertu. El Bravo, pastizal con corros en la falda de las peñas sobre
Cuallagar (Tameza). La Bravía, prados al pie de la carretera que va de Levinco a
Bello (Aller). Sacau Rodríguez (1996) menciona el lugar gallego de Brabo, en San
Paio de Navia, entre Devesa e Tomada.
• LA PALABRA. Si seguimos lo dicho por los vecinos, nos encontramos ante una
designación metafórica de esta peña por su semejanza con el équido, lo que
determinó que la piedra fuera conocida con el nombre del caballo.
300
No obstante, tenemos en la zona otros topónimos como El Caballín o El Caballo, en
que ni la forma ni los testimonios de los marineros mencionan un parecido entre
roca y animal. Lo que sí es común en estas peñas es su gran tamaño, frente a otras
piedras y peñas de las inmediaciones, lo cual nos podría hacer pensar en la raíz
prerromana *CAB-, con el significado de “altura” (Dauzat y Rostaing, 1984).
301
sustituyó en la Edad Media a EQUUS en todas las lenguas romances (Corominas y
Pascual, 1980-1983). Esto se aprecia muy bien en la puesta conocida como El
Caballo, en las demás puestas no hay parecido con la forma del équido; ya que estas
peñas comparten características como su gran tamaño frente a otros salientes del
paisaje y su localización en lugares altos, podríamos pensar para algunos de estos
topónimos en una palabra ligur originada en la raíz oronímica *KAB- “altura”, tal
como apuntan Dauzat y Rostaing (1984), con la que explican voces como Cavaillon
y Chalon-sur-Saône. Estaríamos, así, ante un nuevo caso de una forma antigua
deformada por la interpretación popular. Otro posible argumento a favor de esta
tesis nos lo ofrece Rostaing (1994), al afirmar que esta raíz *KAB- se encuentra a
lo largo de las zonas ribereñas del Mediterráneo. Tampoco hay que descartar que
algunos de estos topónimos, sobre todo aquellos que aluden a lugares elevados en
zonas acantiladas como Punta Caballos, tengan su origen en el latín CAPUT
VALLIS “la cabeza del valle”, que a través de una interpretación popular se
transformó en caballo (Concepción Suárez, 2007 y Cabeza Quiles, 2008). El hecho
es que esta puesta se encuentra en un lugar elevado del acantilado conocido como El
Costao, que contrasta con las puestas de otras zonas más llanas de la Ría d´Avilés y
de la playa de Xagón. Por ello, creemos que su significado sería “lo más alto del
valle”.
302
• LA PALABRA. En Asturias, García Arias (2002-2004) recoge como significados
para cabaña “una choza de los puertos de montaña” (Le.), “cuadra en el monte, en
un prado” (Ri.) y “rebaño de vacas” (Ay., Ar.). Pero en este caso no estamos ante la
presencia de una cabaña en dicha playa o en sus inmediaciones, como nos han
dejado claro los vecinos, sino que se trata de una aplicación metafórica, en la que la
playa por sus buenas condiciones geográficas (abrigo natural y ausencia de escollos
marinos) constituía un lugar ideal, una buena cabaña, para resguardarse cuando las
condiciones de navegación empeoraban en las inmediaciones de Peñes. Con este
sentido la voz cabanu presenta los significados de “saliente roquizo empleado
como abrigo” (Ca.) y “refugio perentorio para personas y animales” (Ay.). También
se podría relacionar con el siguiente refrán “niebla ena montaña, pescador a la
cabaña; niebla nel valle, pescador ena calle”.
303
Lat. CAPĔLLA > El Prau la Capilla
• LA ETIMOLOGÍA. Voz del latín tardío CAPPA que designaba “un capucho u otra
pieza empleada para cubrir la cabeza”. De ahí debió pasar a “la capa provista de
capucho” y luego a “cualquier capa” (Corominas y Pascual, 1980-1983).
Posteriormente se le añadió el sufjio diminutivo –ĔLLA > -iella > capiella, si bien
hoy se utilice más la forma castellana capilla. También se pueden escuchar las
formas autóctonas capía, capiya, formadas a través del diminutivo –ĪCULA. En
nuestro topónimo al no quedar ningún vestigio ni arqueológico ni oral de la
existencia de una capilla, parece que el origen del topónimo está en la semejanza de
la forma del terreno con el de una capa.
304
Lat. CARRARIU > El Carreru
• LA PALABRA. La voz carrera, tal como recogen Neira y Piñeiro (1989) hace
referencia a “un sendero o camino estrecho”. Otra voz derivada también de carru,
carril aparece definida en el Dicionario de Autoridades (1979) como “camino que
no es muy ancho, sino capaz poco más de un carro, de donde se formó esta voz”.
Parece, por tanto, que nos encontramos ante una forma para designar caminos para
carros.Los marineros compararían estos senderos estrechos con los pasos o canales
angostos a través de los cuales pasaban las embarcaciones. Tal como explica esta
palabra Barriuso (2002), parece que estamos ante una designación metafórica, una
aplicación de tantas de las formas de vida de la tierra a las del mar. García Arias
(2002-2004) advierte que carrera: “también lo aplican los marineros cuando hacen
pasar la lancha por determinados lugares donde no hay bajos”.
305
“pertenencia, relativo a”, en este caso relativo al carro, este sustantivo es la
abreviatura de VIA CARRARIA, “camino para carros”. Como ya hemos señalado,
los marineros compararían el paso de los carros por estos caminos con el paso de las
embarcaciones a través de estos canales situados entre piedras. Por lo que respecta a
La Peña´l Carro, el topónimo se justifica por la peña situada junto al camino de
carros que subía a El Monte Areo; la existencia en ese lugar de una curva muy
cerrada y con un fuerte desnivel, obligaba a los campesinos a tomar precauciones,
sobre todo a la hora de bajar hacia El Valle. Hay que señalar de nuevo la presencia
de la diferencia de género a la que aluden las terminaciones de masculino y
femenino: mientras que La Carrera designa un paso más ancho, por el que pueden
pasar barcos grandes, El Carreru se refiere a un paso más estrecho y El Carrerín,
designa un paso muy angosto, por el que pasan solo las pequeñas embarcaciones de
remos.
• EL PAISAJE. Los Clérigos es el nombre que se da a una bajada muy peligrosa por
el acantilado, que exige un buen conocimiento del lugar y buena forma física para
poder descender. Como nos recuerdan muchos marineros de esta zona de El Cabo
Peñes, varios fueron los pescadores quehan perdido la vida en dicha bajada.
306
do Crego (A Rúa Nova), es una casa con una antigua capilla donde vivió el clérigo
que le da su nombre.
• EL PAISAJE. Puesta de pesca situada entre otras dos conocidas como El Resbalón
y la Punta Cueva Caballos, en la zona de El Costao de Nieva, parroquia de Llaviana
en Gozón. Se trata de una puesta muy frecuentada por los pescadores porque es
muy fácil su acceso, lo que contrasta con la dificultad de acceso de otras puestas,
como la cercana Mala Bajada.
307
referencia a esa facilidad y comodidad para acceder a dicha puesta de pesca frente a
otras contiguas más peligrosas y de difícil acceso.
308
montañas: El Jou los Corrales (Llanes), La Peña los Corrales (Cabrales), El Vache
Corrales (Lena), Puerto Los Corralones (Lena), etc. (VVAA, 2002).
309
• EL CAMPO ETIMOLÓGICO. La Cuitada, aldea de Cangas del Narcea, que está
en indudable relación con la palabra asturiana cuitu, variante occidental de cuchu
“estiércol”.
• EL PAISAJE. Puesta de pesca muy frecuentada por los pescadores de caña que se
encuentra en el Costado de Velorio (Península de Nieva), entre Les Cagades y El
310
Raposu. Se halla separada del acantilado, por ello constituye una pequeña isla. Es
una puesta muy buena para la captura de sargos.
• EL PAISAJE. Peña situada junto al cantil utilizada como puesta de pesca. Se halla
al este de La Punta la Rosca en dirección a la ensenada de La Cabaña en El Ferrero.
311
doméstico, salar carnes y para echar el agua hirviendo sobre el cerdo cuya piel se ha
de raer durante la matanza, machacar la manzana para hacer sidra, como abrevadero
etc. El duernáu, “lo que cabe en un duernu” (Pa., Ac., L., Tb., Sm.) (García Arias
2002-2004). La duerna, “recipiente de madera o piedra más ancho y corto que el
duernu”, también con los mismos usos domésticos y para animales que el duernu; la
duernada, “lo que cabe en una duerna” (Concepción Suárez, 2007). De nuevo
estamos ante la oposición de género que hace referencia a la diferencia de forma y
tamaño entre el femenino y el másculino (Pérez Toral, 2005). Cabeza Quiles (2008)
define el término gallego dorna como: “embarcación marítima de forma cóncava
que transportaba mercancías por el río Miño”, también sinónimo de “artesa”.
312
artesa” contaminado por la palabra ŪRNA, “cubo” etimología que siguen autores
como García Arias (2004-2005) y D´Andrés (2008). Como señala Concepción
Suárez (2007), aplicado a usos geográficos, se trata de una metáfora que alude a la
forma cóncava y alargada, en este caso, de esta peña frecuentada por los pescadores
de esta zona.
• EL PAISAJE. La Espiga, junto a El Pegollo y La Llexa son los tres baxos que se
encuentran, como dicen los marineros, “por fuera de la isla de El Carmen”.
313
• LA ETIMOLOGÍA. Voz procedente del latín SPǏCA “espiga” (Corominas y
Pascual, 1980-1983). En cuanto a Espigón, se le añade el sufijo aumentativo –on <
-Ŏ, -ŎNIS latino, con valor aumentativo. Un vez más se trata de una designación
metafórica basada en la forma alargada y estrecha de este bajo que recuerda la de la
espiga.
314
• LA ETIMOLOGÍA. Este topónimo tiene su origen en la voz latina FŬRNUS
“horno” por la semejanza entre la forma del buracu “agujero” y la del fornu, por lo
tanto, estamos ante una nueva designación metafórica.
• LA PALABRA. En la zona, según Díaz Castañón (1966), una forca es una “horca
de mango de madera, terminada en dos dientes de hierro que se usa en las faenas de
la hierba, para removerla o para juntarla”, también se aplica al “palo de una rama
dividida en dos en el extremo”. Un forcón se refiere a un “palo grande, abierto en su
extremo, que se hunde en el terreno para hacer los cercados de las fincas”. Un forcu,
por su parte, alude a “una medida de longitud, es el espacio comprendido entre el
extremo índice y el pulgar extendido lo más posible”. Una fornica designa “una
horca que tiene únicamente dos dientes”.
En el resto del asturiano tenemos, por ejemplo, en Palacios del Sil forcáu,
“instrumento que se hace con un mango de madera y un par de pinchos en la punta
y que se emplea en la hierba”. Forqueta cualquier caña que tiene forma de “Y”.
Forquetu “cualquier caña que tiene forma de “Y”, de peor calidad que la forqueta
(González Quevedo, 2002). En Mántaras (Tapia), forcada, es una “pieza de madera
en forma de uve que va en la vara del carro del país” y una forcadada es “lo que se
coge con el forcao” (Suárez Fernández, 1996). En León se utiliza horqueta,
“bifurcación de las ramas de un árbol” (Morala, 1990). En Galicia, se usa forcado
“el palito con horquilla usado para revolver las papas” (Rivas Quintas 1982).
315
• EL CAMPO ETIMOLÓGICO. La Forcá, vaguada en el alto limítrofe entre los
concejos de Aller, Llaviana y Sobrescobiu. La Campa la Forcá, loma con vaguada
entre Riosa y Morcín, sobre la Covarriella. Las Forcadas, peñas bifurcadas en el
puerto tevergano de Marabio (Concepción Suárez, 2001). En León, García Martínez
(1992b) recoge Valle de las Forcadas e Hito de las Forcadas. En Galicia, Rivas
Quintas (1982) alude a los lugares de Outeiro da Forca, A Forcada y Muiño do
Forcado. En Francia, Dauzat et Rostaing (1984) mencionan Forcelles. En Italia,
Pellegrini (1990) cita Forca, Forche, Forcella, etc.
• EL PAISAJE. El Infierno es una puesta de pesca y una punta situada entre la Riba
Pachón y la Pedrona (parroquia de San Martín de Podes). Es una zona muy
frecuentada por los pescadores por la gran cantidad de capturas que proporciona, si
316
bien es muy peligrosa ya que, como nos cuentan los pescadores de la zona, fueron
muchos los que perdieron la vida pescando en este lugar.
317
• LA ETIMOLOGÍA. De la voz latina INFĔRNU > infierno “estancia de los dioses
infernales”, “infierno” y derivado de INFĔRU “inferior, subterráneo” (Corominas y
Pascual, 1980-1983). Tantos fueron los accidentes mortales de pescadores en este
lugar que todavía hoy, cuando se produce un hecho luctuoso de algún pescador, toda
la gente piensa: “otro muerto en El Infierno”.
• LA PALABRA. Concepción Suárez (2007) cita palabras del mismo campo léxico
como l.laera, chaera, que define como “ladera”, más o menos apacible. Recoge
además las formas medievales latreto, latruero que se interpretan por la inclinación
de la ladera (latín LATERUS, LATERARIUS); de ahí, la forma lateral. El DALLA
(2000b) cita la forma lladral, “tabla que se pone a los lados de la caja del carro para
agrandarla, para poder transportar más carga”; “esquirpia, tejido de varas o de
blimes que se usa para hacer o agrandar la caja del carro”; “tabla, varal de la
carreña, del ramu que está situado encima de la calzadura”.
318
referencia. Sacau Rodríguez (1998) señala la Praia da Ladeira, un arenal en forma
de lengua arqueada de un kilómetro y medio de longitud en la costa de Baiona en
Galicia.
319
• EL CAMPO TOPONÍMICO. No se conocen otros topónimos que respondan al
mismo origen etimológico.
• EL PAISAJE. Pedrero situado entre la Paré y la Xulia muy apreciado por los
vecinos de la zona (El Ferrero, Viodo), debido a la abundante pesca. Como nos
comentan los mismos vecinos, es una zona muy rica en perceba y toda clase de
pescado: maragota - Labrus Berggylta ASc.-, barbada de pedreru -Raniceps
320
Raninus (L.)-, xulia, -Coris Julis (L.), el macho y Coris Giofredi Risso, la hembra,
sargo -Diplodus Sargas- (L.), etc.
321
Fr. MINE > La Mina
322
metafórica de sus habitantes a una serie de cuevas de las que obtenían grandes
cantidades de ocle, utilizado como fertilizante.
• EL PAISAJE. El Molín es uno de los bajos que se encuentran en la zona del Cabo
Peñes. Concretamente, se halla entre El Bravo y la Herbosa. Se trata de una zona
muy rica para la pesca, pero igualmente muy peligrosa, por la gran cantidad de bajos
y petones que, al menor error en la navegación, provocan el choque de la
embarcación y su posterior hundimiento.
323
Molíos (Tapia de Casariego), situada en el litoral de la parroquia de Campos y
Salave, a poniente de la desembocadura del río Porcía, se trata de un saliente rocoso
y del tramo costero situado al este del ribeiro de Portocello, en las inmediaciones de
la desembocadura del río Campellín. El frente acantilado desciende desde los 40
metros de altitud de la rasa en pendiente moderada hasta la altura que bate
directamente el mar (VVAA, 2002).
324
• EL CAMPO TOPONÍMICO. No se han encontrado otros nombres de lugar que
pertenezcan al mismo origen etimológico.
325
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Rabo de Asno (Cangas del Narcea) es el saliente
cónico relevante desde el que se contemplan los valles de Xenestoso, Sorrodiles...
(Concepción Suárez, 2001).
326
con pastizales y manchas boscosas de una gran belleza con un relieve homogéneo y
sin altibajos (VVAA, 2002).
327
conjunto de peñas junto al cantil, que por su posición elevada respecto a las demás
rocas, recuerdan la forma de los púlpitos.
328
poder moverse por vagancia o por mucho peso”. Existe la expresión andar de
romanela o de romandela, con el sentido de “andar de un sitio a otro en vano, sin
nada que hacer, al azar, al servicio de otro”.
329
Parece que de nuevo nos encontramos ante una designación metafórica, ya que La
Punta la Rosca se halla entre dos tramos de costa semicirculares lo que da lugar a la
forma circular de dicho saliente.
• LA PALABRA. Por lo que nos comentan los pescadores de la zona, esta roca tiene
la forma de una silla parece que nos encontramos, una vez más, una designación
metafórica del terreno, al recordar la forma de esta piedra la configuración de una
silla.
330
baja, allí se abre una cueva donde se encontraron restos de un mamut; pertenece a la
parroquia de Pendueles y al Paisaje Protegido de la Costa Oriental (VVAA, 2002).
El Picu Siella, de 1515 metros de altitud, está junto a La Pena Sobia, en Teverga,
sobre San Martín. El Picu Cuatrosillas, picacho mayor sobre cuatro vaguadas
seguidas, con sus respectivos cantizales, al otro lado de la misma Pena Sobia en
Teverga. La Silla, sobre Pandébano en Cabrales. La Silla, altozano sobre La Pena
Aciera, entre Quirós y Proaza. A Sella Grande, rellano alto en Villalón. El Sillón y
El Silloncín en Llanes. Silla Caballo es el picacho sobre Las Vegas de Sotres y
Lechugales, en el macizo Oriental de Picos de Europa; Posiblemente su nombre se
deba a que su forma recuerda en este caso a la de una silla de montar (Concepción
Suárez, 2001).
• EL PAISAJE. Les Sobrines son dos pequeñas islitas de forma parecida, situadas
entre L´Asa y La Punta´l Castro en la parroquia de Viodo.
331
• LA PALABRA. En este caso parece que el topónimo está basado en el parecido
físico entre los miembros de una familia, que se aplicaría a la gran semejanza de
estas dos pequeñas islas. Esta aplicación metafórica también la encontramos en
algunas zonas marítimas de otras regiones de España y fuera de España. En Galicia,
por ejemplo, se señalan con el nombre de Las Irmans de Baleiro tres piedras
marítimas muy próximas entre sí. Según Quiles (1992), el parecido entre las tres
piedras y su proximidad geográfica provocarían que se las conociese con la forma
Irmans “hermanas” con el significado de “iguales”. En el mismo sentido, también se
recoge el topónimo Seven Sisters, “siete hermanas” situado en el condado de
Sussex, al sureste de Inglaterra, que estaría motivado por el parecido de siete
grandes piedras de color blanco.
332
Lat. TRIGĔMINU > El Trixémino- El Trigémino
333
Ing. TUNNEL > El Túnel
• EL PAISAJE. El Tunel es una peña horadada junto al cantil, que se halla entre la
Punta Vendaval y La Bajada Fondal en la parroquia de San Martín de Podes.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define túnel como ·un paso subterráneo abierto
artificialmente para establecer una comunicación”.
• LA ETIMOLOGÍA. Estamos ante un préstamo del inglés TUNNEL > túnel, que a
su vez proviene de la palabra francesa TONNELLE “barril pequeño”, formado de
TONNA “piel” y luego “recipiente” más el sufijo diminutivo –ELLE. Esta palabra
se refería originariamente a “una red en forma de embudo usada para capturar
pájaros”; luego se utilizó para designar “los caminos construidos bajos tierra” Bloch
y von Wartburg (2002). Se trata de una designación metafórica que compara esta
oquedad en la peña con un túnel. Como nos comentan los lugareños, este es un
topónimo moderno creado por los pescadores que frecuentan este lugar.
334
• LA PALABRA. Cuando hablamos de topónimos motivados por los nombres de
animales, como ya puso de manifiesto Galmés de Fuentes (1987), debemos
manejarnos con cuidado a causa de la etimología popular. No obstante, parece que
en esta ocasión la indicación de los lugareños apunta al gran tamaño y a la forma
alomada de La Punta la Vaca, que recuerda la fisonomía del animal, además parece
corroborarlo el que el peñón que está situado enfrente de La Vaca, ya en la mar,
reciba el nombre de El Xatu, reproduciéndose así la imagen tradicional en nuestra
región de la vaca con su cría. Existe un cetáceo que recibe el nombre de vaca,
Ziphius Cavirostris Cuv., tanto en Luanco como Candás, que podría hacernos dudar
y pensar que el topónimo se deba al cetáceo; pero todo queda aclarado al conocer el
motivo que dio lugar a la aplicación del nombre del mamífero rumiante al cetáceo:
la irregular pigmentación alternante, blanca y negra, similar a la de les vaques pintes
asturianas. Pero esta nueva acepción de vaca pinta no se introdujo antes de 1920,
período en el que llegan a nuestra región las primeras vacas de raza frisona
(Barriuso, 1986). Frente a la “modernidad” de esta nueva acepción para este tipo de
vaca, el topónimo es mucho más antiguo, puesto que las gentes de más edad de esta
zona ya lo habían escuchado a sus mayores.
335
otras regiones de España y en otros países de lengua neolatina, localizamos nombres
como: Caravacas, Matalavaca, Vachères, La Vacherie, etc.
336
Narcea. El Picu Ventaniel.las, picacho saliente sobre el mismo Puerto Ventana, en el
cordal de La Ferreirúa (Concepción Suárez, 2007).
• LA PALABRA. En asturiano los xatos son los “terneros”, los tarrales, es decir,
“los más tiernos, las crías del ganado vacuno” (Concepción Suárez, 2001). En este
caso, los lugareños se valieron de la imagen tradicional de nuestro mundo rural: la
vaca, nombre que recibe el saliente por su forma prolongada y alomada, seguida de
su cría, es decir, el xatu, voz que se dio a este peñón más pequeño situado en las
inmediaciones de la anterior.
337
• LA ETIMOLOGÍA. Los diferentes autores que se ocupan de este tipo de
topónimos coinciden con Corominas y Pascual (1980-1983) en atribuir un origen
onomatopéyico a este vocablo. De este modo, nos encontraríamos con una creación
onomatopéyica a partir del sonido ŠO-, producido por los labios del animal al
mamar.
• LA PALABRA. El xugu es “el yugo de las vacas para tirar del carro o del arado”
(Neira y Piñeiro 1989). Concepción Suárez (2001) advierte que, en lo referente al
campo toponímico, esta palabra se aplicaría metafóricamente tanto a otros utensilios
como a las formas del terreno que recuerdan la morfología de los xugos. En algunos
casos el nombre puede estar motivado por la semejanza entre la forma del terreno y
la forma de los xugos o por las abundantes xugaes (atados de maderos de faya) que
se arrastraban a los pueblos para el fuego del llar o para el forno.
338
portugués jugo y, finalmente, en asturiano xugu (Corominas y Pascual, 1980-1983).
En esta voz se ha producido, en su evolución, la palatalización de la yod inicial en la
fricativa palatal sorda /š/ muy frecuente en el asturiano como ponen de manifiesto
los siguientes ejemplos: IUSTU > xustu, IŎCĀRE > xugar, IŪDĬCĀRE > xulgar
(García Arias, 2003). En este caso creemos que nos encontramos ante una
aplicación metafórica de la palabra xugu a la forma de las peñas que recordaría al
apero agrícola; pues así lo explican tanto los marineros como los habitantes del
lugar.
339
HAGIOTOPÓNIMOS
340
Avenida das Camelias y La Gran Vía, a la izquierda del tramo superior de la rúa
Alfonso X o Sabio
341
del viejo ritual pagano romano de dar ofrendas, tras un largo viaje en barco o al
librarse de un temporal, a divinidades romanas como las NYMPHAE MARINAE,
FORTUNA o los LARES MARINI.
342
de las pendientes, ubicados la mayoría en rellanos y planicies bien visibles; algunos
ocupando pequeños promontorios, aunque suficientes para dominar visualmente las
tierras bajas inmediatas, haciendo buena la idea de “ver y no ser vistos”, una de las
probables, no exclusivas, razones de la elección de un sitio monumental. Suele ser
habitual que en torno a estos lugares sagrados, surgiera una serie de leyendas
populares que hablan de la presencia de tesoros y riquezas en este lugar. En el
Montico hemos recogido la siguiente: un cura se marchó con doce barres de oro, que
eran once pitines y una pita de oro y se las llevo a la Capilla de Santa Ana, situada
en el Monte Arés o Montarés, en el concejo de Cudillero. Existe otra leyenda
popular que todavía circula entre los vecinos de Guimarán y Ambás que Busto
(1984) recogió por escrito y dice que en la antigüedad, al anochecer de un día de
invierno, apareció en la antojana de una casa del barrio de El Fondo, en la parroquia
de Guimarán, una pordiosera que imploraba por el amor de Dios le diesen algo de
cenar y cobijo para pasar la noche. La dueña le replicó que nada podía darle, pues
era casi tan pobre como ella. Entonces la mendiga, mirando hacia la cumbre de la
loma de san Pablo, en lo alto de El Monte Areo, ensimismada y enigmática, repitió
por tres veces: “Motiroba, Montiroba / tierra rica / xente boba”, (existe también la
siguiente variante: Monte Areo, monte Areola / tierra rica, xente boba). La dueña de
la casa, intrigada, le preguntó el significado del extraño refrán, a lo que la pordiosera
respondió: “Allí, en lo alto, si se cava un poco, aparecerá un tesoro que enriquecerá
a quien lo encuentre”. Y dicho esto, desapareció, mientras se encaminaba hacia El
Monte Areo. La campesina se lo contó a su marido quien, aquella misma noche, se
fue a cavar en el lugar indicado, hallando enseguida una gallina de oro con doce
polluelos del mismo metal, más otro fabuloso tesoro del que nunca se supo su valor.
Asegura la tradición que en memoria del hallazgo, en la iglesia de Guimarán, la
noble familia Muñiz Carreño fundó la capilla del Buen Suceso y en Candás, la
Ermita de los Doce anexa al Palacio de los Muñiz, también llamada del Buen
Suceso. Hasta el verano de 1936, que fue destruido el altar, figuraban, pintados en
su frontal, la gallina y los doce polluelos de oro.
343
de L´Aramar sería literalmente “altar del mar”. Pero no podemos asegurar que este
sea su verdadero origen. Para autores como García Arias, (2004-2005) este nombre
procedería de AGRU, “campo” más el antropónimo AMARU, nombre del posedor de
alguna villa cercana. En cuanto a El Monte Areo, estaríamos ante ARA, más sufijo
colectivo –ETU, para referirse a ese lugar abundante en túmulos y, por tanto,
sagrado.
344
Carreño, se menciona El Campo Bartuelo y en San Martín del Rey Aurelio, El Puzu
Bartuelo (Viejo, 1992).
compuesto del hebreo TEL, “colina”, y ME, “agua” (Faure Sabater, 2002).
345
trata, por lo tanto, de una designación metafórica. El Campaneriu y El Picul´l
Campanario designa el picacho cimero sobre Cheturbio y Tuíza, en Lena. El
Campaneriu, lugar situado junto a la iglesia vieja, como en Tios, concejo de Lena.
La Torre las Campanas, altozano entre los puertos de Moandi y Ariu, desde donde
los pastores escuchaban las campanas de los pueblos de Onís (Demués,
Gamonéu…) en época veraniega (Concepción Suárez, 2007). La Torca Las
Campanas, sima situada en terrenos de Vibañu o de Rusecu, dentro de la parroquia
llanisca de San Pedro de Vibañu. La Pica Campana, con una altitud máxima de 341
metros, está situada al sur de Buelles y al sureste de El Mazo, en la margen derecha
del río Deva; presenta paredes verticales en la vertiente norte, mientras que sus
laderas oriental y occidental adoptan suaves pendientes como si fuera una campana
(VVAA, 2002).
Lat. CANTOR, -ŎRIS > La Fuente los Cuatro Cantores o los Cuatro Cures
346
pueblos y aldeas porque pasaban la mayor parte del día cantando, ya fuese en misas,
fiestas solemnes, entierros o funerales.
347
anteriores la fiesta de El Carmen, el 16 de Julio, revestía especial encanto con la
asistencia del pueblo de Luanco, en lanchas engalandas, a la pequeña isla para
acudir a la misa, celebrándose posteriormente la típica romería asturiana con gaitas
y tambores. Hoy la conmemoración ha quedado reducida únicamente a la
celebración de la misa (Vallina Alonso, 1983).
348
eran algo así como villas religiosas. Su momento fundacional se sitúa generalmente
en tiempos de la restauración bajo el reinado de los Alfonsos. Junto a los frailes
estaban adscritos los siervos o “familias de criación” y los colonos que cultivaban
las tierras y pastoreban los ganados, insitituyéndose en cierto modo en dependencias
religiosas de parroquias rurales, aunque no puede hablarse de ellas hasta el siglo
XIII. Entre los fines principales de la Regla de San Benito, estaba procurar el
desarrollo de la agricultura, desmontando bosques y transformando en cultivables
baldíos y yermos. A partir de esto, podemos deducir que Los Celleros eran o bien el
granero o bien las fincas pertenecientes a esta orden que les proporcionaban los
productos necesarios. En cuanto a la adscripción de estos celleros, resulta difícil
determinar a qué monasterio podían pertenecer. Puesto que el camín real que los
atraviesa llega a Tamón, podríamos pensar que pertenecerían al monasterio de San
Martín de Monterés que se hallaba en la parroquia de Tamón. Pero también es cierto
que en el valle contiguo se encontraba el monasterio de Santa María de Logrezana.
Cabeza Quiles (2008) señala que los celeiros gallegos eran graneros de los antiguos
monasterios donde los aforados debían depositar el foro anual en forma de
diferentes cosechas a sus aforadores, los dueños de la tierra, que muchas veces eran
las poderosas órdenes monásticas. Y celeireiro sería el encargado de velar por los
celleros, de ahí que el celeireiro, debido a su gran responsabilidad, solo tenía por
encima de él en la jerarquía eclesiástica al abad, al prior o al subprior.
349
• LA ETIMOLOGÍA. Voz de origen latino CĔLLA “cuarto o habitación pequeña”,
“santuario”, “granero, almacén”. De ella derivó la forma CELLARIU > “cellero”,
“despensa” (Corominas y Pascual, 1980-1983).
• EL PAISAJE. La Casa´l Convento es la casería formada por dos casas y una panera
que se encuentra en la parroquia de Albandi (Candás), en las inmediaciones
discurre una pequeña corriente de agua conocida como El Regatón que desemboca
en la playa de Xivares.
350
En el siglo XIV aparece transformado en un cellero que el monasterio arrienda a la
pequeña nobleza rural de la zona, tal como nos indica un documento de 1323 (Díaz
López et al., 2007: 447):
Fernán García caballero, morador en Dornión recibe en renta
el vostro çellero de Hobonno que ye en Carrenno...
• EL PAISAJE. Pasando El Pozo Los Muiles en Xivares, se localiza este lugar cuyo
nombre se debe al hecho luctuoso de que tres personas se ahogaron y allí se puso
una cruz en su memoria. Hoy es aprovechada está ubicación por los pescadores
como puesta de pesca.
351
perpendicularmente” e “insignia y señal de cristiano, en memoria de haber padecido
en ella Jesucristo”. García Martínez (1992b) pone de manifiesto que la palabra cruz
evoca la pasión y muerte de Cristo en la cruz; pero, además, esta forma, junto a sus
derivados, como cruce, encrucijada, puede aludir también a “bifurcación de
caminos” o “hitos o mojones” para marcar los límites entre pueblos. Concepción
Suárez (2001) hace referencia a la existencia de numerosos topónimos sin referencia
religiosa alguna. Así, en asturiano una cruz de caminos es “una simple encrucijada:
confluencia y separación de direcciones según la inclinación de las laderas”. La voz
también se aplica a “fitos, hitos, mojones divisorios que limitan altos, pastos,
vertientes hacia pueblos distintos”. Y un cruciyón es “la cruz de aristas en el tejado
de un horro”.
352
Lat. CŪRA > La Playa´l Cura
353
Lat. CAUTU > El Cuto
354
Couto, perteneciente al concejo de Samos en Lugo, que debe recibir ese nombre en
alusión al coto del monasterio de Samos.
355
Lat. FRĀTĔR > Defrades
• EL PAISAJE. Los Defrades constituyen una serie de prados que están a la vera del
río conocido como Rollongo yde la Iría San Gabriel. Antes fueron dedicados al
cultivo pero hoy solo se utilizan como pasto para el ganado.
356
eclesiástica como demuestran los vecinos topónimos de Los Celleros, Iría San
Gabriel, La Fuente los Malatos y la presencia, a una distancia de un kilómetro más o
menos, del antiguo monasterio benedictino de Santa María de Logrezana.
357
muy frecuente en otras regiones: Suaigres, Grixoa, Greixa, recogidos por Rivas
Quintas (1982) en Galicia; Santibáñez de Valdeiglesias en León, mencionado por
García Martínez (1992b).
forma iglesia es semiculta. Existen otras evoluciones con formas como: igresia,
ilesia, eigresia, iresia, inglesia (García Arias, 2002-2004). En cuanto a la primera
parte del topónimo, nos encontramos con la preposición tres, “detrás de, después
de” < latín TRANS, para indicar la ubicación de esas fincas: “detrás de la iglesia”.
Como es habitual en el asturiano central, variante en la que se encuadra la zona
estudiada, es fenómeno característico la palatalización de las terminaciones -as y -
an en –es y -en, respectivamente, de ahí el paso de tras a tres (Díaz Castañón,
1966).
358
Situábanse las malaterías corrientemente en los límites de los concejos
y pasos obligados, entrecaminos, siendo en su mayoría pequeños
edificios capaces para cuatro o seis enfermos, llamados malatos que
padecían “la asquerosa y repugnante enfermedad denominada fuego
de San Andrés” que era una degeneración de la antigua lepra que en
el día de hoy se la conoce con el nombre de Pelagra o “mal de rosa”.
Desde el siglo XVI, por lo general, el ingreso de los enfermos, se
realizaba mediante certificación médica, habiendo de pagarse una
cuota de entrada que variaba entre diez ducados, una vaca, la
fundación de una renta perpetua de un celemín, media hemina o tres
copines anuales según los sitios y las épocas. Parece que no recibían
asistencia médica […] quizá pueda hablarse de una empírica
terapéutica ocupacional, de una sugestiva y, de otra, más sugestiva
aún por medio de consejas y fórmulas supersticiosas. Los enfermos,
[…] pese a amenazas de castigos, mendigaban por las aldeas y hasta a
veces dormían fuera del hospital, contraían matrimonio, vendían y
compraban, conservaban otros varios derechos. De todas maneras
estaban sujetos a normas y aislamiento.
359
otros casos (Concepción Suárez, 2007). En Galicia, Cabeza Quiles (1992) menciona
Xiao dos Malatos, próximo a Tui en Pontevedra. Malatos, en el concejo de Viveiro,
y otro, en la parroquia de San Xoan de Ove, en el concejo de Ribadeo.
• LA PALABRA. María Moliner (2007) define misa como “ceremonia religiosa, eje
de la liturgia católica, en que el sacerdote ofrece a Dios Padre el sacrificio del
cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino”. El misal es “el
libro que lee el sacerdote mientras celebra la misa”. Misacantano es “el sacerdote
que celebra misa por primera vez”.
• LA ETIMOLOGÍA. La voz misa procede de la forma culta del latín tardío MĬSSA,
sacada de la fórmula final de la misa: ITE MISSA EST, donde figura el verbo
MĬTTĔRE en el sentido de “soltar”, “mandar salir”. El nombre de estos dos predios,
360
como nos cuentan los vecinos, se debe a que con la renta se pagaba la misa de las
doce a la familia Menéndez de La Pola.
• EL PAISAJE. La Piedra San Nicolás es una roca que nunca cubre la mar, situada
en la margen izquierda de la Playa de Bañugues, cerca del lugar donde se asentaba
la desaparecida Iglesia de San Nicolás.
• LA PALABRA. San Nicolás (280-345) fue obispo de Mira en Licia (hoy Turquía)
desde el año 314 hasta su muerte. Entre los milagros realizados por este santo
destaca el salvamento de un navío durante una tormenta; por ello se considera
patrón de los marineros.
361
Lat. SǍBĪNU > El Sabín
362
Cél. BREN-FINN > Isla de San Balandrán
363
Heb. GABRδEL > La Iría San Gabriel
• EL PAISAJE. Se trata de un lugar constituido por varias fincas, hoy todas prado,
que se hallan en el límite de cuatro parroquias: Logrezana, Tamón, El Valle y
Ambás, todas ellas pertenecientes al concejo de Carreño.
364
Lat. PAULUS > San Pablo
365
Froilani principis sub era / DCCCCLXXXVIII a die III. Cuya traducción sería: En
honor de San Pedro y San Pablo apóstoles. Están guardadas en este altar reliquias de
San Tirso, Santa Ágata, San Pelayo y Marina Virgen. En este templo que edificó
Alfonso hijo del príncipe Froilano en la Era 989 (año 951) el día tercero (Díaz
López et al. 2007).
366
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Los Güesos de San Pedro, situado en la zona costera
de Perlora que hoy se conoce como Ciudad Residencial de Perlora. En sus
inmediaciones se localizaba el monasterio de San Pedro. San Pedro de la Ribera,
también llamada de Bocamar, se encuentra ubicada a 2 kilómetros de la localidad de
Soto de Luiña (Cudillero); tiene una longitud de unos 400 metros y una anchura de
140 metros. En ella desemboca el río Sequeiro, formando la ría de San Pedro de la
Ribera.
• EL PAISAJE. El Monte San Sebastián constituye una loma que domina el puerto
y la villa de Candás. En el mismo se localiza la ermita de San Roque y la casería de
San Roque. Antes de la llegada de los faros, desde el lugar conocido como La
Atalaya, se encendían hogueras para guiar a los barcos. Un vecino de dicha casería
fue contratado por el Gremio de Mareantes de Candás para encender en el monte
una hoguera diariamente desde del oscurecer hasta que entrara en el puerto la última
lancha. Cuando hacía mal tiempo tenía que encender dos hogueras y tres era señal
de que no había entrada en el puerto. Todavía a principios del siglo XX aún se le
recordaba mediante esta canción: Fuxa del monte / enciende la foguera / que vienen
367
los barcos / pol muelle pa fuera. De ahí que también se conozca este lugar como el
Monte Fuxa (Busto, 1984).
368
martirizada en Barcelona, y Santa Eulalia, niña martirizada en Mérida. Hoy en día
se piensa que ambas santas son la misma, pero que la tradición las ha distinguido
haciendo una, mártir emeritense y otra, mártir barcelonesa, pues resulta bastante
improbable que dos niñas sufrieran el martirio en la misma época. Sea como fuere,
estas santas gozaron de gran devoción en la España medieval (son numerosos los
casos de Eulalia, Eularia, Olalla, Olaya, etc., en documentos hispánicos de la Edad
Media) y su culto se extendió de España a Francia y Portugal. Este nombre ha
seguido teniendo buen uso en España hasta la actualidad, aunque desde los años 70
está en franca decadencia (Faure, 2002). En Asturias se registra Eulalius en la
documentación desde el año 826, generalizándose ya en los siglos XI y XII (Viejo,
1992).
369
Xanes, en la que se construyó un lavadero hoy desaparecido, así como la misma
fuente.
370
(Concepción Suárez, 2007). La Cueva les Xanes, en la parroquia de Rozaes
(Villaviciosa). La Cueva la Xana, en el pueblo de Villa, perteneciente a la parroquia
de San Juan de Caldueñu, en Llanes (VVAA, 2003).
371
CONSTRUCCIONES HUMANAS
372
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define una alberca como “depósito artificial de
agua, con muros de fábrica, para el riego”.
• LA ETIMOLOGÍA. Voz que proviene del antiguo mena o amena, y esta del latín
MĬNA (del mismo origen que EMINĒRE, IMMINĒRE, PROMINĒRE “ser
saliente”). La forma MĬNA pasó primero a mena, este a amena por aglutinación de
373
la a del artículo la y finalmente a almena, con intrusión de la –l- del artículo árabe,
como en almendra o almeja (Corominas y Pascual, 1980-1983).
374
como El Castiellu, terrenos colindantes con la mar, hoy muy deteriorados, ya que la
mar se llevó gran parte de lo que pudo haber sido el recinto castreño; La Corrada,
que hace referencia a asentamientos primitivos formados por construcciones
circulares en piedra; y finalmente, por los terrenos de Arques discurre la fuente de
Fonfría que, precisamente en este lugar, recibe el nombre de La Fuente La Xana, por
la alusión a la presencia de una xana que por la noche lavaba la ropa y por el día la
tendía. Por lo tanto, parece que estamos ante los restos de enterramientos de pueblos
prerromanos asentados en un posible castro marítimo al este de la playa de Tenrero.
375
• LA ETIMOLOGÍA. La palabra astillero “establecimiento donde se construyen y
reparan buques”, tiene el mismo origen y significado que el portugués estaleiro; el
francés atelier “montón de madera”, “taller de carpintero o de albañil”, “taller en
general”, derivados todos ellos de astilla con el sentido primitivo de “montón o
almacén de maderas”, que tiene su origen en el latín tardío ASTĔLLA “astillita”,
diminutivo de ASTŬLA “astilla” (Corominas y Pascual, 1980-1983).
376
bien el interior de las almadreñas” (Oc.), “dar una capa de pintura o un baño de
alguna sustancia” (Tb.). Bañal: “fregadero” (general en Asturias), “abrevadero”
(Lln.), “remanso de agua en el río” (Lr., Oc.), “orinal” (At., Tor.), “pilón de una
fuente, abrevadero” (Llv., Sm., Gr.). Bañador: “traje de baño” (general). Bañador, -
ora: “bañero que antiguamente ayudaba en el baño en las playas” (Llg.). Bañadera:
“barreño donde se baña a los niños” (Llg.), “bañera moderna, de plástico, para bañar
a los niños” (Llg.) (García Arias, 2002-2004).
377
• LA ETIMOLOGÍA. Forma de origen latino, a partir del étimo BALNĔU “baños”
(Corominas y Pascual, 1980-1983). Para Cabeza Quiles (2008), el latín tardío
*BALNEOS más el sufijo diminutivo de origen incierto –uca, (Pharies, 2002), con
sonorización de la /-c/ intervocálica: -uga, que haría referencia a antiguas
instalaciones terapéutico-sanitarias, así llamadas y usadas ya en época de los
romanos. González (1976) defiende también que el significado de Bañugues sería el
de “pequeñas instalaciones de baños o pequeños baños públicos”. Ya González
Posada (1788: 50) escribía en relación a este topónimo:
Por estar a la orilla del mar y ser rada a los pies del hermoso valle de
San Jorge de Heres (que fue habitado de romanos indubitablemente)
pudo haber sido el lugar de sus baños de que ellos eran tan amantes,
así creo que vendrá su nominación de BALNEUNCULI.
378
la boca´l forno, la boca la madreña, boca l´hacha.., lo mismo que sus derivados
bocarón, bocaná, boquera, abocanar...
• LA ETIMOLOGÍA. Palabra originada a partir del latín BŬCCA > boca. Término
utilizado metafóricamente que, en este caso, designa la entrada al antiguo puerto de
Perán. Como hemos visto es muy habitual en toponimia el uso de la forma boca con
el significado de “entrada” o “salida”. A la forma boca se le añadió el sufijo latino –
ĀLIS > al, utilizado en la formación de adjetivos y sustantivos que sirve para
expresar “pertenencia u otra relación”: anual, naval, austral, invernal... nuestro
ejemplo alude a la entrada utilizada por las embarcaciones al puerto de Perán.
379
semar, pintar, etc. En ocasiones también se trata, simplemente, de pozos, peñas o
zonas caliares, de donde se extrae piedra caliza para diversos usos (Concepción
Suárez, 2007).
• EL PAISAJE. Los Cañones designa un pedrero que se halla entre el prado que
limita con la mar conocido como El Fuerte (situado entre El Barriru y La
Tomasona) y la puesta de pesca de una peña grande conocida como El Pión, en la
parroquia de Luanco.
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define cañón como “pieza hueca y larga, a modo
de caña: cañón de escopeta, de órgano, de anteojo, de fuelle, de chimenea”, “pieza
380
de artillería, de gran longitud respecto a su calibre, destinada a lanzar balas, metralla
o cierta clase de proyectiles huecos”.
381
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define carretera del siguiente modo “camino
público, ancho y espacioso, pavimentado y dispuesto para el tránsito de vehículo”.
Tanto carretera como carreña están en relación con el carro y la carreta, ya que
aluden a los caminos por donde circulaban estos vehículos.
382
• LA PALABRA. En la mayoría de las ocasiones, este tipo de topónimos se utiliza
para designar recintos castreños con sus fosos, cercos, parapetos, etc. En otros casos
se trata de designaciones metafóricas para referirse a lugares en alto, fortificados por
peñas, precipicios, barrancos o cortes rocosos entre las peñas (Concepción Suárez,
2001). Pero en este caso ha sido catalogado, como hemos dicho ya más arriba,
dentro de los castros marítimos asturianos. Los estudios de Camino Mayor (1995)
constatan la existencia de un recinto castreño que reúne las características de estas
construcciones:
a) Se trata de un lugar estratégico, muy bien protegido; de forma natural está rodeado
tanto por el Norte como el Oeste y Este por acantilados, por su parte sur lo aseguran
las defensas artificiales (fosos, parapeto) construidas por el hombre.
b) Goza de una amplia visibilidad, dominándose hacia al Este toda la zona de Peñes.
c) Está rodeado por tierras muy buenas para la agricultura, que hasta no hace
muchos años fueron cultivadas, en este sentido es muy significativo el topónimo
cercano “La Ería de Llampero”.
d) Posee una situación ideal para la navegación, situado sobre la margen izquierda
del Puerto Llampero, abrigo natural de fácil acceso para las embarcaciones (todavía
hoy es utilizado por algunos botes de pesca), lo que refleja la tradición y el
aprovechamiento de esta zona como refugio de embarcaciones desde épocas
antiguas, cuando se practicaba la navegación de cabotaje.
e) Como bien indica su nombre, El Puerto Llampero es muy rico en moluscos, sobre
todo por la presencia de llámpares, que formaron parte de la dieta alimenticia de
estas poblaciones, con cuyos restos se formaron los típicos concheros.
f) Existe, en las inmediaciones del castro una pequeña corriente de agua dulce que
desemboca en la ensenada de Portazuelos. También se encuentra en sus cercanías el
regato que va a morir al mismo Puerto Llampero, cuyo caudal fue utilizado para
mover el molín que se localizaba en sus inmediaciones.
g) Durante investigaciones realizadas, han aparecido restos materiales de la cultura
castreña: restos de TSH1, fragmentos de una vasija, una pequeña torta de fundición
de hierro, etc.
1
Terra Sigilata Hispanica. Procedente del centro y sur de La Península. Es una cerámica que imitaba la
cerámica procediente de Italia (Terra Sigilata Italica), introducida durante el período de conquista de la
Península Ibérica.
383
h) Los vecinos de San Martín de Podes recuerdan la existencian de varios túmulos
en las inmediaciones del recinto castreño que posteriormente fueron destruidos,
cuya piedra se utilizó para la construcción de cierres y edificios. Muchos de estos
vecinos se escondían en ellos cuando eran niños y jugaban en este lugar.
i) Por último, en torno a estos recintos, se han fraguado una serie de leyendas orales
que nos han transmitido los hablantes de la zona: uno de los fosos que rodean el
recinto fue identificado como “la bolera de los moros”, que además, jugaban con
bolas de oro. También se cuenta que un vecino encontró una cuna de oro y que
existen, por debajo del castro, salones comunicados entre ellos.
384
nombre de castro (García Arias, 2002-2004), el término castillo pudo aplicarse a
esta roca que sobresale en la mar, favorecida la comparación por la existencia de El
Palacio de Manzaneda. Para el resto de Asturias, Camino Mayor (1995) ha
constatado la presencia de otros castros marítimos asturianos como: El Castelón, en
Cornayo (Tapia de Casariego. El Castelo, en Calambre (Tapia de Casariego).
Castello, en Salave (Tapia de Casariego). El Castellón, en La Caridad (El Franco).
El Castellón, en Castello (El Franco). El Castiel, en Soriana (Navia). Castiel, en El
Chano (Valdés). El Castiecho, en Otur (Valdés).
385
tenemos también otros significados para castro, en relación con el sentido de “lugar
apartado, agreste, aislado”. Así, en otras ocasiones, como recoge García Arias
(2002-2004), puede designar: “rocas del mar, acantilado” (Lln.), “islote, isla muy
peñascosa y escarpada” (Lln.) y “peñasco en el monte o en prados calizos” (Lln.).
Concepción Suárez (2001) señala para castro otras acepciones como: “el cuadro
donde quedan alineados los bolos en el juego tradicional”, “el juego infantil que se
realiza sobre unas serie de recuadros previamente trazados en el suelo”, y que hay
que recorrer alternativamente con la tángana o “piedra plana”. En este caso, los
expertos en el tema (Camino Mayor, 1995) ya han comprobado que en este lugar se
localizaba un antiguo castro ocupado por la población autóctona de esta región a la
llegada de los romanos. Rivas Quintas (1982: 260) advierte en Galicia el mismo
significado para esta forma, así como las mismas leyendas que originaron estos
lugares así llamados:
Los parajes llamados castro y muchos de los castelo son lugares altos,
coronando colinas aisladas, con huellas de antiguas defensas y
habitaciones. Sus moradores, por lejanía en el tiempo y noticias
confusas, se han convertido en míticos mouros intemporales,
encantados en fantásticos palacios o refugios suberráneos.
386
Vilavedelle (Castropol), Os Castros, en Piñera (Castropol), El Castro, enVigo
(Navia), El Castru, en La Isla (Colunga).
387
se manejan dos hipótesis: la primera lo localiza en la zona de La Ribera y la
segunda, en la zona de El Aramar y El Dique. A favor de esta última opción está la
existencia de un puerto en la playa de El Dique, que podría ser la prueba de un uso
continuado como puerto y abrigo en el tiempo (Frade y Figaredo, 2002).
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define escollera como “obra hecha con piedras
echadas al fondo del agua, para formar un dique de defensa contra el oleaje, para
servir de cimiento a un muelle o para resguardar el pie de otra obra”. Un escollo es
“un peñasco que está a flor de agua o que no se descubre bien”, también tiene la
acepción de “peligro”, “dificultad”, “obstáculo”. Escollar significa, dicho de una
embarcación, “tropezar en un escollo”.
388
• EL CAMPO TOPONÍMICO. La Escollera del Arañón situada también en la ría
d´Avilés, en lugar perteneciente a la parroquia de Llaviana (concejo de Gozón),
construida con la finalidad de reforzar la ya existente en el lugar y evitar la
inundación de esta zona de la ría cuando se producen temporales.
• LA PALABRA: El DRAE (2001) define así faro: “torre alta en las costas, con luz
en su parte superior, para que durante la noche sirva de señal a los navegantes”.
Barriuso (2002: 31) explica de esta manera el término: “torre alta en las costas, con
luz en la cúspide, que sirve de señal a los navegantes”.
389
• EL CAMPO TOPONÍMICO: El Faro Peñes se localiza en un saliente natural
junto a los acantilados de Peñes. El edificio está situado sobre un acantilado que
supera los cien metros de altura y posee una torre de unos 23 metros
aproximadamente. Hubo un primer faro que se inauguró en 1852. El que pervive
hoy se empezó a construir en 1925 y se puso en funcionamiento en 1929. El Güertu
del Faro (Ribadedeva), tramo de costa acantilada en Pimiango, situado al este del
faro de Santu Medé. Isla del Faro, isla situada al norte de la villa de Tapia, donde se
localiza el faro y edificios complementarios. La Farola, en el promontorio que hace
la punta de Tazones sobre los acantilados de Les Ariceres, El Cabayu y el pueblo de
Tazones, se levantó este faro a principio del pasado siglo (VVAA, 2002).
390
• LA PALABRA. El DRAE documenta para fuerte, entre otros significados, “dicho
de un lugar: resguardado con obras de defensa que lo hacen capaz de resistir los
ataques del enemigo”. La construcción de este sistema defensivo se debe a la
circunstancias de inseguridad que vivió la costa asturiana desde el siglo XVI hasta
finales del siglo XVIII, a consecuencia de los ataques de piratas y corsarios o del
enemigo que la Corona que tuviera en ese momento. Los sucesos históricos de la
época los recoge Pando García-Pumarino (1989: 34-35):
Durante el siglo XVII e inicios del XVIII, son varias las alarmas que
se producen: 1674 ante el peligro de ataque de la flota francesa; 1694,
nuevo peligro de ataque de fragatas francesas; en el año 1707
permanecen cautivos en Luanco 10 prisioneros alemanes, holandeses,
ingleses y portugueses; 1762, dos ataques ingleses a Nieva, en julio y
en septiembre, etc. En vista de esta situación se decide acantonar en
el pueblo [de Luanco] un regimiento al mando del cual estaba el
Conde de Peñalba, don Rodrigo de Cienfuegos y Valdés y, en 1764, se
manda poner a punto los cuatro cañones que había. El problema
quedará definitivamente zanjado, en el año 1781, con el inicio de la
construcción de una pequeña fortaleza en el lugar aún conocido hoy
como El Fuerte,. […] Las obras terminan a finales de 1782 y tuvo una
corta vida y una corta utilidad pues, a mediados del siglo XIX, ya
estaba en desuso y abandonada.
La misma situación se vivió en el vecino concejo de Carreño en el que, primero en
la ribera del puerto y posteriomente en el promontorio de San Antonio, se colocaron
algunos cañones para la defensa de la villa de Candás de los ataques ingleses. En
marzo de 1793, terminada la guerra contra Inglaterra, fueron desmontados (Busto,
1984).
391
en el lugar los restos de una piedra muy grande con un agujero que pudiera haberse
utilizado como portilla. García Arias (2004-2005: 554) afirma que “la palabra fuerte
con el sentido militar pervive en El Fuerte (Lln., Rs.). Así se designaba también la
zona militarizada del llamado “Cerro Santa Catalina” en Xixón”. En Galicia, Cabeza
Quiles (1992) cita lugares como: Monforte (Lugo), topónimo que hace referencia a
un antiguo lugar fortificado o castillo que situado sobre un otero todavía se conserva
en la actualidad. O Forte, nombre de lugar de la parroquia de Boqueixón en A
Coruña). Forte Vello e Forte Novo, dos aldeas del concejo de Melide en A Coruña,
donde posiblemente hubo esta clase de asentamientos. Forte, nombre de una punta
litoral, en la que existió una antigua fortificación costera. En Francia, Dauzat y
Rostaing (1984) mencionan Fort-du-Plasne, Fort-Louis, Grand-Fort-Philippe, y
aluden a la presencia en estos lugares de una construcción militar moderna. Por su
parte, Cassagne y Korsak (2002) explican que el topónimo de Rochefort alude a una
fortaleza que se construyó para proteger la costa de La Charente de los ataques de
los normandos.
392
• LA PALABRA. El DRAE (2001) define garita como “torre pequeña de fábrica o
de madera fuerte, con ventanillas largas y estrechas, que se coloca en los puntos
salientes de las fortificaciones para abrigo y defensa de los centinelas”, “casilla
pequeña, para abrigo y comodidad de centinelas, vigilantes y guardafrenos”. La
Garita tenía como misión principal servir de refugio a un centinela que controlaba
grandes espacios marinos para prevenir los ataques de los piratas ingleses, franceses
y holandeses. Como señalan Díaz López et al. (2006), durante los siglos XVI, XVII
y XVIII, el mar era un campo de batalla los trescientos sesenta y cinco días del año;
ya que, aunque no hubiera declarada una guerra oficial, los gobiernos extranjeros
enviaban rápidos buques con patentes de corso que asaltaban a los mercantes
españoles en su ruta cantábrica o atlántica. Los puertos también eran motivo de
asaltos y pillajes y para evitarlo se construyeron una serie de fortines con baterías,
emplazados sobre promontorios que dominaban los principales puertos, rías y
ensenadas. A su vez, se dispondría de una red de atalayas o garitas de madera para
vigilar la costa. Si una de estas garitas o atalayas observaba un buque sospechoso,
se encendían teas o se disparaba un arma de fuego para avisar a la siguiente atalaya
y esta a su vez al puerto o fortín.
393
Lat. vulgar *MURICŌNE > El Malecón
• EL PAISAJE. Malecón muy largo que se construyó a principios del siglo pasado
con el que se cerró la antigua Marisma con el objetivo de secarla y convertirla en el
actual Polígono de Maqua. Esta obra fue iniciativa del marqués de Maqua. Ocupa la
zona comprendida desde El Xalé, extendiéndose por todo el Polígono de Maqua,
hasta la Ría, justo delante de La Mar de Zeluán. Una parte pertenece a la parroquia
de Llaviana y otra, al concejo d´Avilés.
394
Lat. MOLĪNU > El Molín del Pielgo
395
topónimos gallegos como O Moiño do Valado, O Moiño do Masadoiro. En Castilla
y León, García Martínez (1992b) documenta Molinaseca, Remolina. En Francia,
Dauzat y Rostaing (1984) citan Moulin-Mage, Moulin-Neuf, Moulines, etc.
396
• LA PALABRA. Como señala García Arias (2002-2004), una orza es “una vasija de
barro semejante a la olla” (VCid.). Por su parte Barriuso (2002) define orza como
“plancha larga de madera que se usó calándola en el agua, amarrada de costado por
sotavento en antiguos veleros (orza de cabos) o guiada por cajera (orza de sable)”;
sirve para la maniobra de orzar –girar la embarcación hacia barlovento- y la
corrección del abatimiento.
397
otras voces pertenecientes a la misma familia léxica: pazal “palacial”; pazó
“palacete”; pazote “pazo menor arruinado”. El mismo autor explica que el pazo
proviene de la mansión del señor de una villa o granja del Bajo Imperio: el
PALATIU que presidía la VILLA urbana. No existe solución de continuidad entre
el PALATIU, del Palatino romano, y nuestro pazo, por humilde que sea. La
degradación se produjo al decaer el imperio, entonces los señores o los que tenían
más tierras siguieron llamando PALATIU a su morada. Podríamos decir que este
PALATIU de la baja época es a las viviendas restantes, lo que el PALATIU del
Palatino es a las demás mansiones de Roma.
398
Lat. PĪLA > El Pilón
399
• LA PALABRA. A pesar de la homonimia con el mineral, nunca fue un camino
argénteo de comunicación. En época andalusí se aplicó el término AL BALAT (“el
camino”), a esta ruta o vía ganadera y comercial entre Sevilla, la Meseta y el
Cantábrico. Se trataba, en sus comienzos, de una simple vía pecuaria, un camino
empedrado (árabe BALĀTA), al modo de las carreteras trazadas para la carretas,
antes que para los coches (Concepción Suárez, 2007).
400
pueblo que *blata (Celdrán, 2002 y Concepción Suárez, 2007). En este caso, El
Regueru de la Plata cruzaba el camín real que llevaba desde Gijón a Avilés,
utilizado desde tiempos inmemoriales, primero por los animales en su tránsito
estacional y posteriormente por los pastores para trasladar en el verano sus ganados
desde Extremadura hasta el mar Cantábrico.
401
Villaviciosa, el arroyo de La Tuerba que desemboca en el mar a oriente de la playa
de La Nora. A occidente, hay una ensenada de Torbas en Coaña, una playa de
piedras en El Franco y una punta en Tapia. También hemos recogidos la playa de
Turbeiriza en Valdés.
402
Lat. SAL > Salines
403
• EL CAMPO TOPONÍMICO. El Pozu Saláu, en el concejo de Sariego. Playa de
Salinas, en el concejo de Castrillón. Salías, un lugar próximo a Castropol originado
por unas antiguas salinas (VVAA, 2005). En Galicia, Cabeza Quiles (2008) cita
dos lugares: As Saíñas, que ocupan el sitio de dos albuferas costeras, situadas en
los concejos coruñeses de Carballo y Ribeira y Salinas, en Coruxo, que hace
referencia a los viejos muros de cantería y a las compuertas que son testimonios
mudos de las salinas construidas a finales del siglo XVII y explotadas todavía en
el año 1804 por el Marqués de Valadares, que cobraba cinco reales y medio por
cada fanega de sal entregada (Sacáu Rodríguez, 1996). Salnés, comarca gallega
con capital en Cambados, es una tierra fértil plagada de viñedos que producen el
espadeiro y el albariño; al parecer su nombre procede de las salinas existentes en
las zonas costeras (Albaigès, 1998).
404
• EL CAMPO TOPONÍMICO. La Teyera, terreno situado en el barrio de Villarín,
parroquia de Tamón. Asimismo los mayores nos hablan de la existencia de una
teyera en la que trabajaban teyeros llaniscos durante los veranos. En el vecino
concejo de Gijón, Ramón D´Andrés (2008) cita lugares como lo siguientes: La
Teyera los Pinares, lugar de la parroquia de l´Abadía Cenero, barrio de Veranes, en
donde hubo una tejera entre Veranes y Salceo. La Teyerona, lugar de la parroquia de
L´Abadía Cenero, barrio de Carbaínos; se refiere a la antigua tejera de Carbaínos,
propiedad de los señores de El Cotu de Curiel; en ella trabajaban tejeros de Llanes
contratados temporalmente, hasta que en los años 40 del siglo XX pasó a tener
trabajadores fijos. En el resto de Asturias tenemos topónimos como La Fuente los
Teyeros, manantial bajo La Vega´l Puzu (Lena) sobre Las Morteras de Fresneo,
donde quedan muchos restos de edificaciones y pozas de los teyeros y aún se
pueden ver restos de tejas entre las zarzas. La Teyera es una zona riosana sobre
Porció, saliendo a los altos divisorios con Morcín por el cordal de Viapará; aquí los
vecinos recuerdan una teyera para hacer tejas, ladrillos… (Concepción Suárez,
2007).
405
Quiles (2008: 591) apunta que en Galicia estas ventas eran “establecimientos que se
situaban, muchas veces, en descansos orográficos altos o al pie de las montañas para
así facilitar el recomienzo de la marcha de los carros y coches de tiro animal”.
406
• LA PALABRA. El vocablo chalé, también xalé en asturiano, es un préstamo del
francés que significa “edificio de una o pocas plantas, con jardín, destinado
especialmente a vivienda unifamiliar” (DRAE, 2001).
407
COSTUMBRES AGRÍCOLAS Y GANADERAS
• EL PAISAJE. Se trata de una peña con forma rectangular que se adentra en el mar,
abundante en arenisca y de ahí el apelativo. Destaca por su color amarillento y tiene
una cueva en la que los lugareños se adentraban para conseguir arena.
408
ensenada y playa en la parroquia de Piñeira, en la parte sur de la ensenada de A
Lieira (VVAA, 2002).
• LA ETIMOLOGÍA. Hay que partir de la voz latina ARĒNA. Esta ha dado lugar en
nuestra toponimia a numerosos derivados con el significado de “abundancia de
arena”. Así: L´Arenal de Morís (Caravia) con el sufijo lat. –AL, -ALES > al,
utilizado en foma de adjetivo sustantivado en muchas designaciones de lugares
donde abundan determinadas cosas, según afirma Pharies (2002). En el caso de
Arnielles, lugar abundante en arena, en este topónimo se ha producido la pérdida de
la pretónica, al incrementarse el cuerpo fónico de la palabra con el sufijo diminutivo
-ELLU. Hoy en día, el término que se impone para referirse a un arenal en la ribera
del mar es el de playa, procedente del francés PLAGE. No obstante, las palabras
autóctonas para designar este accidente geográfico son arenal o sable, como se
desprende de topónimos como El Sablín y El Sablón (LLanes).
409
vallar heredades”, “varal largo para cerrar prados o huertas” (Ay.), tal como señala
García Arias (2002-2004). Un bargaedu es –en Piloña- “una xebe tejida con varas
de avellano”. Bargañu, bargueñu es “el escritorio de madera, tal vez por estar
hechos antes de varas, de travesaños…” En los documentos medievales asturianos
aparece con frecuencia la voz baraganna con el sentido de “estacas colocadas en
hileras, setos, vallados”, “límites de las fincas señalado con varas o setos vivos,
estacas” (Concepción Suárez, 2007). En gallego, bargo y bargado tienen el
significado de “estaca” y “vallado”, respectivamente.
410
la mar. Sobre ella se ha construido una casa y el resto se ha acondicionado como
jardín.
• PAISAJE. Extensión pequeña de tierra, unas cuatro o cinco finques, que limita con
la zona de Coneo (parroquia de El Ferrero). Se trata de un terreno bastante húmedo,
411
atravesado por un riachuelo, que cuenta con un bebedero para las vacas que
pastaban en la zona de Trespuesta.
412
(Pastoriza), como en las leonesas (García Martínez, 1992b): La Braña y Brañuelas,
en el ayuntamiento de Vega de Valcarce.
Aunque Rivas Quintas (1982) sostiene que en Galicia la voz braña se aplica a
“terrenos húmedos” y propone la base precéltica *BAR- “agua” > *BARA,
*BARIA “margen del río” > *BAR-ANEA “sitio encharcado” *BRANEA >
BRAÑA. En todos los lugares conocidos como brañas de nuestros dos concejos, lo
que más destacan los ganaderos de estos parajes es que son muy húmedos, puesto
que abundan las corrientes de agua (pequeños riachuelos, fuentes) y añaden que en
algunos casos se trata de terrenos pequeños y malos para el pasto. A partir de este
presupuesto, podríamos decantarnos por la interpetación que ofrece Rivas Quintas.
No obstante también es cierto que, si son zonas húmedas, los ganados podrían
encontrar más pasto al final de la primavera y en el verano frente a la ausencia en
otros lugares más secos. En conclusión, no tenemos muy clara la etimología precisa
para estas brañas en estos dos concejos marineros. Por otro lado, D´Andrés (2008)
defiende la etimología *VĒRĀNEA “sitio de pastos de verano”, pero que, en
muchos casos, acabo refiriéndose simplemente a un “terreno de pastos” sin más
explicación. Finalmente no debería descartarse un posible caso de homonimia: lo
que explicaría que dos palabras con origen y significado diferente, presenten el
mismo significante debido a su evolución fonética.
413
Lat. BŪSTU > El Monte´l Bustiu
• EL PAISAJE. El Monte´l Bustiu es una colina que se halla entre las parroquias de
Albandi y Carrió en el concejo de Carreño. Hoy se encuentra plantada de eucaliptos
y pinos.
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Son innumerables los topónimos con esta base que
nos podemos encontrar a lo largo de la geografía asturiana: Busdeverano es un valle
de pastos orientados al norte sobre el valle de Fierros (Lena), en el camino a los
altos de Torones por Las Chindias y Horria. Bustempruno es una braña allerana alta
sobre los valles de Casomera y Yananzanes (Concepción Suárez, 2007). La Bustia
se halla en la parroquia de Caldones, barrio de Garbelles (D´Andrés 2008). En
Galicia, Cabeza Quiles (2008) cita lugares como Bustelo Grande, Busto de Grades,
414
Bustomaior, Bustorredondo... Finalmente, en León, García Martínez (1992b)
menciona Busdongo que se encuentra al lado del río Bernesga. Busmayor localizado
en el ayuntamiento de Barjas. Bustillo de Cea, Bustillo del Páramo, etc.
• LA PALABRA. Julio Concepción (2007: 256) nos ofrece una descripción de los
usos y formas de estas construcciones:
La voz asturiana cabaña con sus variantes y derivados regionales
(cabán, cabanu, cabañu, cabaná, cabaniegu...) está en relación con
las rústicas edificaciones de las brañas y las mayadas, o de las caserías
altas por los cordales del monte: a cierta distancia del poblado, cada
cuadra siempre tenía (y en parte tiene) al lado la cabana. La cabaña
consta sobre todo de camera (el rústico camastro) y primillera,
esprimillera: la tabla entre la camera y la lumbre donde se exprimía,
se recudía la cuayada para sacar la dibura (el suero) y elaborar el
quesu, al calor de la lumbre los días más fríos. Las formas pueden
415
variar también: circulares, alargadas, con techo cónico, de teito en dos
vertientes, escobas, con peornos... Según los materiales de la zona, el
arte de las manos o el rigor de las nevadas.
También, como recoge García Arias (2004-2005), se denomina con la palaba
cabaña al conjunto de toros y vacas bastante numeroso (Os., Ay., Ar.). La
investigación de este fenómeno comenzó en los años 80 por los problemas del
suministro de agua; mientras que los vecinos de Les Cabañes no tenían problemas
de abastecimiento, los demás sufrían la escasez y cortes de agua. Esto parece que
reavivó aquellos sentimientos de rechazo y marginación de los vaqueros, con
expresiones despectivas como: “todo es por culpa de esos vaqueros”. Tenemos que
agradecer la información oral facilitada por dos historiadores locales como son
Pedro Busto y Julio, quienes recogieron diferentes relatos orales de los vecinos y
recopilaron variados documentos escritos eclesiásticos. Gracias a su interés hoy
sabemos que este lugar fue habitado por vaqueros que practicaron la trashumancia
de largo recorrido y, así, al llegar la primavera iban a los puertos y brañas limítrofes
con León como Endriga (Somiedo) o La Foceicha (Teverga), Torrestío (ya en la
provincia de León). Además destaca la presencia de apellidos típicamente vaqueros
en la zona como Feito y Lorenzo. Igualmente es de destacar la orientación hacia al
sur de Les Cabañes, desde las que se percibe con nitidez toda la Cordillera
Cantábrica y la Sierra del Aramo lo que les permitía controlar cuando las nieves
comenzaban a retirarse y así iniciar su subida hacia las brañas altas, donde residían
desde inicios o mediados de Marzo hasta mediados de Octubre o principio de
Noviembre, aunque el tiempo de estancia se podía alargar o acortar dependiendo de
las condiciones climatológicas (García Martínez, 2008). Todavía hoy se mantiene
vivo entre los mayores de la zona el recuerdo de la marginación que sufrían estos
vaqueros con respecto a los demás vecinos de la parroquia. Hay vecinos que oyeron
decir a los mayores que los vaqueros no podían acceder a la iglesia por la entrada
principal, sino por otra puerta secundaria, hoy tapiada. También había burlas en
cuanto a su sentimiento religioso tal como recoge esta cancioncilla popular:
Los vaqueros Les Cabañes
salieron en procesión
lleven un gatu de santu
y una vieya de pendón.
416
Otros comentan que tenían que colocarse en el lado izquierdo. Además, estaba muy
mal visto que una vecina o vecino del pueblo cortejara con algún miembro de la
comunidad vaquera. Por último, mencionaremos que el barrio de Les Cabañes se
localiza en el límite de cuatro parroquias: Verdicio, Manzaneda, Santa Olaya y
Vioño, quizás para no estar sometido a ningún control –religioso, vecinal, etc.- y así
no tener que cumplir con las obligaciones que tenían todos los vecinos: colaborar en
les comuñas o sestaferies, pagar los diezmos religiosos, etc.
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Muchos son los lugares de nuestra región desde las
zonas montañosas hasta la misma costa del mar que presentan esta palabra en su
formación con las correspondientes variantes fonéticas de cada zona: Cabana,
Cabanela, Cabaniel.les, Cabanín, Cabanaquinta, etc. A modo de ejemplo citamos las
siguientes: Les Cabañes, pueblo y fincas de la parroquia de Tamón, en el concejo de
Carreño; hoy sobre la mayoría de estos terrenos se asientan las naves industriales de
la Du Pont. Concepción Suárez (2007) cita los siguientes topónimos de nuestra
región: La Cuesta Les Cabanes es la zona de cabañes en el camino de Viapará a los
altos del Angliru por la vertiene riosana, sigue habiendo allí algunas cabañas. La
Cabana se encuentra a media ladera sobre Turón, en el camino a los altos del Picu
Polio. Les Cabanes, finca junto al Corraón, sobre Furniellos de Uxo, concejo de
Mieres. D´Andrés (2008) menciona, en el concejo de Gijón, el lugar de Les
Cabañes, lugar de la parroquia de Llavandera, barriu de El Monte. Les Cabañes,
barrio del distrito Oeste, parroquia urbana de Jove / Xove.
417
Lat. CARRUS > Carreño
418
hoy comprende más terreno que antiguamente. Precisamente por esta parroquia, a
través de El Monte Areo, y por las vecinas de El Valle y Tamón, discurre El Camín
Real y Camín de Santiago –la antigua calzada romana- que desde Gijón lleva a
Avilés, importante lugar de paso de cabalgaduras, carros y carretas. Finalmente, hay
un cuarto argumento que alude no solo a las semejanzas formales en una serie de
topónimos asturianos, sino también a las semejanzas en cuanto a las características
físicas de estos lugares.
419
esta teoría no contradice la anterior, ya que en el origen de este antropónimo estaría
la palabra CARRUS.
420
1980-1983). A esta forma se le añadió el sufijo –iillu < -iellu < latín -ĔLLU con
valor diminutivo (Pharies, 2002). La forma –iillu se debe al cierre de la vocal tónica
-e- > -i- por influjo de la –u final: caxa > caxiellu > caxiillu, típica de las hablas del
Cabo Peñes (Castañón, 1966) como: dubiillu < dubiellu, butiillu < butiellu. En
cuanto al sentido del topónimo, este puede deberse a la existencia de estos caxiellos,
truébanos o colmenas en el lugar o bien a que alguno de los antepasados de Cá
Nozalín, casa pegada a este pozo, que se dedicaba a la elaboración de miel, se le
conociese por el apodo de Caxiillu.
421
Lat. COMMŪNI > Los Comunes
422
que procede de COMMŪNǏA “cosas comunes”, (Corominas y Pascual, 1980-
1983). Concepción Suárez (2001) siguiendo la misma etimología, supone el adjetivo
plural neutro, COMMŪNǏA (aplicado a PRATA), como “lugares aprovechados en
conjunto por la comunidad vecinal” y explica el caso de los pastos comunales del
Puerto Braña (Ayer), donde cada brañero tiene sus vacás, quince, veinte…, en
relación directa a la cantidad de pradera cercada que posee (por cada cien metros,
una vacá nel común).
423
En Galicia, Adeguesa, según Cabeza Quiles (2008), sería una alteración popular de
la forma A Devesa, nombre de un afluente del río de la Veiga Pequena, situado en la
parroquia de Golpellás, perteneciente al concejo orensano de Calvos de Randín. En
Coria, tenemos lugares como Dehesa de la Madre del Agua. Dehesa de
Arroyomolinos, en Torrejoncillo. Dehesa de la Villa en Portezuelo, en Calzadilla
(Casillas Antúnez, 2008).
• EL PAISAJE. La Escrita es una finca cuesta que cae sobre el actual merendero de
la playa de Xivares y el pequeño regato que muere en esa playa. Constituye el límite
entre las parroquias de Carrio y Albandi.
424
etc. La Escrita es el alto lenense divisorio de los valles de Güerna y Payares, por el
cordal de Yanos entre El Carril y Braña. El Quentu La Escrita se sitúa entre Fierros
y Parana en Lena. L´Ascrita, límite entre Santadrianu y Proaza por Villanueva.
Peñascrita constituye una peña divisoria del Cotu Anciu por el estrechamiento que
se forma en el valle de La Degollada (Casu), entre Los Güertos y Les Príes; no debe
olvidarse que tanto Anciu como Bezanes pueden ser nombres de dos propietarios
vecinos terratenientes (Concepción Suárez, 2007). Porru La Escrita es el monte
situado en las laderas que descienden del pico La Bandera hacia el río Semeldón en
la estribación norte del cordal de Ponga y Caso. Monte La Escrita forma una
elevación destinada a pastos, situada al noroeste del pueblo de Villamarín, en la
parroquia homónima del concejo de Grao; se accede por un camino que asciende
desde el núcleo antes mencionado. La Riega Escrita nace en fuente Escrita y
desemboca en el río Ñora, en términos de Llamasanti, y marca parte del límite
sudoccidental del concejo de Sariego con el concejo de Nava y el de Siero (VVAA,
2003).
425
Lat. FABA > La Fabariega
• LA PALABRA. Díaz Castañón (1966) recoge las siguiente voces relacionadas con
faba: faba “judía, habichuela”; fabines “son habas pequeñas y redonditas que no se
usan para fabada”; suelen ponerse con verdura en el invierno; fabines roxes, roxines
“son las habas de color”; fabaraca “vaina de cualquier legumbre seca ya y sin
semillas”, “lo que nunca se realiza vuélvese fabaraca”; fabona “faba de mayo,
grande”; fabucu “fabona de clase pequeña”.
García Arias (2002-2004) incluye formas como: fabada “comida, a modo de
banquete, en que se sirven como plato principal las habichuelas” (Cg., Ay.); fabal –
fabar “plantación de faba” (Lln., Os., Pa., Cb., Cg., Sb., Ay., Ri., Ti.); fabariegu
“que es aficionado a fabes o lo que es propicio para producir fabes o la produce fácil
y abundantemente”.
El mismo autor (2004-2005: 391-392) añade lo siguiente:
Las tierras dedicadas a tal cultivo llevaron y llevan los nombres de
fabal o fabar, faberu; también fabariega, que ya se documenta en el
temprano 1187 según documento del monasterio de San Vicente: “una
favarega”.
La importancia dietética de les fabes queda fuera de toda duda y a su
cultivo se dedicaron considerables extensiones de terreno a juzgar por
los datos que nos procura el Catastro del Marqués de la Ensenada
elaborado a mediados del siglo XVIII. Unas tierras, dice refieriéndose
a Teverga, producen “pan, maíz y favas blancas mezclando o
alternando”; otras “fructifican favas negras y arvejas mezclado” Nada
tiene de extraño que los terrenos caracterizados por el cultivo de les
fabes quedaran grabados en la toponimia.
426
• EL CAMPO TOPONÍMICO. La Fabariega designa un grupo de fincas situadas en
Campo´l Ferrero, pueblo que pertenece parte a la parroquia de Llaviana y parte a la
de Ambiedes, en el concejo de Gozón. Les Fabariegues, lugar de la parroquia de
Llavandera, concejo de Gijón (D´Andrés, 2008). Numerosos lugares a lo largo de la
geografía asturiana aluden al cultivo de las fabas: Fabal, El Fabal, Fabares, El
Fabariegu, Fabarín, etc. Pero, como bien nos advierte Concepción Suárez (2001),
muchos de estos lugares no aluden a las fabas, sino a las fayas “hayas”. Por lo tanto,
nos encontraríamos ante un nuevo caso de homonimia, lo que nos obliga a conocer
bien los lugares para saber si el topónimo se refiere a las fabas o a las fayas.
427
la expresión finxu (de) el cielu, “horizonte, línea que se ve lejos, donde parece que
se juntan el cielo y la tierra”.
428
aplicación de la voz llavandera al aguzanieves: se trata de un pajaro que se cría en
habitats siempre cercanos al agua (fuentes, arroyos).
• LA ETIMOLOGÍA. En este caso parece que nos encontramos ante la voz latina
LAVARE utilizada para designar el pequeño riachuelo donde acudían las mujeres a
lavar la ropa. Rivas Quintas (1994) alude a un posible origen hidronímico al
relacionar los topónimos gallegos Naballos y Lavandería con NAVA, “llano entre
montes”, de la raíz *N-B, “agua”. En el mismo sentido Sacau Rodríguez (1996)
afirma que la raíz *NAV- y su variante LAV- se extiende desde Galicia hasta Rusia
y está presente en el nombre de multitud de ríos, llegando en algunas ocasiones a
convertirse en la designación de deidades de las aguas, como se pone de manifiesto
en tierras gallegas ya que se han encontrado varias lápidas consagradas a Navia, la
diosa de las aguas de los ríos. García Martínez (1992b) sostiene que Lavandera y
Lavanderas, en León, deben de significar lugares abundantes en lábanas o algo
referente al agua, que por etimología popular sufrieron el influjo de lavar y bandera.
Por último, en Asturias, García Arias (2004-2005) apunta, como ya hemos visto más
arriba, que los topónimos del tipo Llavandera pueden deberse a lugares dedicados a
lavar a orillas de corrientes de agua, a sitios donde abundan las llábanas o bien a
zonas en las que se colocaba una bandera o señal. En nuestro caso, parece que
estamos ante un topónimo motivado por la costumbre de las vecinas de lavar en este
riachuelo.
429
Árab. MAKÎLA > La Maquila
• LA PALABRA. Díaz Castañón (1966) constata que, en la zona del Cabo Peñes, la
forma de pagar al molinero era la maquila. Les maquilines son unos pequeños
cajoncitos de madera de diversos tamaños, que sirven de medida para las distintas
cantidades de maquila. Cuando no existe una maquilina del tamaño justo de lo que
se va a cobrar, se emplea una grande con diversas muescas y señales que marcan las
distintas medidas a pagar. El producto de las maquilas se va depositando en un
caxón (recipiente de madera con tapa). La medida más usada es el galipu que
equivale aproximadamente a unos cuatro kilogramos; dos galipos hacen un copín;
cuatro galipos un zalamín y dieciséis galipos una fanega.En asturiano, la maquila
era la cantidad de grano que se dejaba al molineru, -a por la molienda, es decir, un
pago en especie: cereal, manteca, leche… (Concepción Suárez, 2007). García Arias
(2002-2004) cita otras palabras pertenecientes a la misma familia léxica: maquilar
es “cobrar por moler, por rabilar” (Tb.), “cobrar una porción de maíz por molienda”
(Lln.). El maquileru hace referencia al “recipiente de madera de pino y forma
troncopiramidal invertida en el que se metían les maquiles del día lo que permitía
llevar la contabilidad” (Llib.).
430
al molinero, por la molienda”. En este caso la cercanía de El Palaciu, estas casas y
fincas están justamente detrás del mismo, nos hace pensar en el pago a sus dueños
en especie por el arrendamiento de las mismas.
431
concejo de Cedeira (A Coruña). Novaes, lugar de la parroquia de Sequeiros,
Queiroga (Lugo). Novalterra, monte situado en la parroquia de Doniños, en Ferrol.
Novío, aldea de la parroquia de Arroxo, en A Fonsagrada (Lugo).
432
estancia veraniega en la braña”, “lugar del monte abierto, comunal, donde se reunía
el ganado a la hora de poblar: ordeñar, echar los xatos...”; paradiecha sería “una
parada pequeña o buena” y “terrenos buenos preparados para la sembradura”
(Concepción Suárez, 2007). Por su parte García Arias (2002-2004) recoge estos
otros sentidos para parada: “la acción y efecto de parar”, “parada” (Sr., Ll., Ri.)
“prado pendiente y en forma de plana, falto de agua y poco productivo” (Ca.),
“puesto en donde hay caballos destinados a pradear” (Cg., Ay., Ac.); paradera es
“una parada”, “pieza del molino formada por un palo terminado en pala en su
extremo inferior que se pone ante el chorro de agua para impedir que esta actúe
sobre el rodezno” (Cv.); paradoria es “una pieza para parar los molinos maquileros
de agua” (Pa.).
433
(Gozón, Pola de Siero, Noreña, Oviedo), para la inseminación de sus yeguas.
Durante los días que debían permanecer en este sitio, se alojaban en la tenada o en
les paneres de la casa. A cambio debían ayudar en los trabajos de la casa: levantar el
pie de la fesoria, ayudar en la fragua, etc., ya que no se pagaba con dinero. En
cuanto al topónimo de Parades, se justifica por ser un lugar de obligada parada para
los pescadores de la zona dada la abundancia y calidad de las capturas que se
obtienen en esta puesta.
434
“portilla”, una “cancilla de madera;” mientras que un portillu, portiellu, portiichu,
portichín..., es una “portilla” estrecha y secundaria en una finca, en una iría,
mortera, cortinal...” También, en ocasiones, la entrada principal a caserones,
casonas, palacios, corraladas, corralones... se denomina puerta, a porta, el portalón,
la portalá...
435
Lat. SĂLŪTE > La Fuente la Salú, La Fuente´l Mineral
436
y temperatura, razón por la que dicen los lugareños que es muy fría en verano y muy
templada en inverno (Concepción Suárez, 2007).
437
una serie de fincas, caracterizadas por la producción de buena y abundante erba,
para alimentar sus ganaderías.
438
• LA PALABRA. La palabra trapa tiene en asturiano las siguientes acepciones:
“trampa en el suelo, en el piso de una habitación” (Cb., Cg., Ac., Ay., Lln., Ri., Tb.,
Sm.), paso al desván o bodega” (Os.), “puerta de subida de acceso al pajar” (Ay.,
Qu.), “puerta en el tillado del suelo para bajar a un sótano, para echar la yerba desde
el pajar al comedero de los animales” (Pa., Tb.), “trampa, cepo” (Ay.). Concepción
Suárez (2007) precisa que trapa parece tener el mismo origen que trampa (“ardid
engañoso, cepo”). De modo que, a juzgar por esos lugares montañosos frecuentados
antes por animales salvajes, ha de tratarse de zonas en las que se establecían pozos,
armadías y otras artes para cazarlos. La misma voz atrapar “coger por sorpresa,
cazar” es un derivado del francés trappe “trampa”, con esa pérdida de –m- que hace
trasparentes las dos palabras. Muchas formas de estas trampas se recuerdan en los
pueblos de montaña de oriente a occidente: unas veces se utilizaban animales como
cebo, otras, cebatos (“tejidos de varas”) disimulados con hojarasca, hasta maíz
sembrado en cortinos (“cercado de piedra circular”), como golosina de los
xabalinos.
439
“peldaño, escalera”). Por último no debería descartarse una referencia a la presencia
de un recinto de monjes trapenses, ya que en las inmediaciones de este lugar hay
topónimos que recuerdan la existencia de una explotación eclesiástica: Los Celleros,
De Frades, Les Malates…, así como la existencia de un monasterio en la vecina
parroquia de Logrezana, donde hoy se levanta la iglesia de Santa María.
• LA PALABRA. Los truébanos, trobos son “las colmenas” (DALLA, 2000). Como
nos cuentan los vecinos, las hacían en los troncos huecos de castaño. La miel era un
producto muy apreciado ya que no solo se utilizaba como alimento, sino que
también tiene propiedades medicinales y se usaba para curar catarros e, incluso,
como recuerdan algunos mayores, para las quemaduras aplicándola directamente
sobre la zona afectada. En el concejo vecino de Candás se les conoce como
caxiellos, de ahí el topónimo El Caxiillu (parroquia de El Valle).
440
abejas y, más tarde, a los propios lugares en los que se encontraban colmenas
silvestres. A esta voz se le añadió el sufijo latino –ĀNU > -anu, con el significado
de “cualidad”, “relativo a”: rocea –“miedo”- → roceanu; urbe → urbanu (GLlAs,
1998). Para evitar el híato en *truéanu, se añadío consonante –b- antihiática, dando
lugar a la forma actual truébanu Por su parte, García Arias (2004-2005) apunta
hacia la forma latina TORU “tallo”, “baranda de tierra”, “protuberancia de un
musculo para la piel”, que daría en asturiano la forma tueru “tronco, de árbol”,
“tallo”.
• LA PALABRA. Los xatos son en asturiano los terneros, los tarrales, los más
tiernos, las crías del ganado vacuno (Concepción Suárez, 2007). García Arias
(2002-2004) recoge otras palabras de la misma familia léxica en asturiano: la
xatada, xatá “es un tirón dado por el terreno” (Cl.), “impulso ilógico” (Llg.),
“cambio repentino de ánimo” (Ri.), “arrebato, acción propia de un bruto” (Cv.); el
xateru es “un corral pequeño” (Sb.), “tratante en ganado (vacuno)” (Cp., Ac., Llg.,
Sr., Sb., Ay., Tb., Sm., PSil., Cd., Oc.), “tratante en terneros” (Pa.), “persona tosca
en el trato” (Ri.); xatiar “brincar el ternero” (Pa.), “revolver, brincar el ternero,
forcejear, porfiar” (Sb.). Con el nombre de La Xatera se conocen lugares acotados
mediante cierres de piedra, tanto en los pueblos como en las brañas, cerca de las
casas o las cabañas o más lejos, en unos pastizales reservados a los terneros, que
solo se juntaban con sus madres al atardecer. El objetivo era separar los xatos
durante el día para que no mamaran y así el vaquero asegurarse una cantidad de
leche para el uso familiar (Concepción Suárez, 2007).
441
• EL CAMPO TOPONÍMICO. La Xatera, paraje del Aramo, por la zona norte.
Cabeza Xatera es el alto sobre Vegamaor, en el Macizo Occidental de Picos de
Europa. La Xatera constituye una hondonada junto a las cabañas de Vegamaor,
donde apartaban el ganado menor. La Xatera se encuentra sobre el Llagu Ercina, en
el camino a Ariu, en el macizo Occidental de Picos de Europa. La Reguera Los
Xatos es un arroyo que desciende de los altos de El Cumal por la Mortera, en La
Felguera (Quirós), sobre Faedo. EL Pozu Los Xatos hace referencia a un pequeño
lago en El Páramu, en Somiedo (Concepción Suárez, 2007).
442
medieval aparece como la explotación compuesta de “solares, e con ortales, e con
entradas e con exidos, montes, fontes, pascos, devisas, lantados, arrotas, molneras,
controzios, techos, casas…,” elementos que básicamente son los mismos que
conforman la casería moderna, de la que la yuguería podría ser el embrión. Sin
embargo hay dos diferencias importantes entre la yuguería y la casería: en primer
lugar, las yuguerías tenían extensiones variables de acuerdo con los medios de las
familias que las poblaban y trabajaban y, en cualquier caso, eran mucho mayores
que las caserías. En segundo lugar, la yuguería puede estar dividida en varias
partes, bien desglosando alguno de sus elementos para dedicarlo a un cultivo
determinado o en bloques para la creación de nuevas unidades de explotación;
mientras que la casería es considerada un bien indivisible, que podía ser enajenado
únicamente en bloque y transmitido en herencia a uno de los hijos (Suárez Beltrán,
1986).
• LA ETIMOLOGÍA. De la voz latina IŬGU > xugu, -o, “yugo de las vacas o los
bueyes” (Corominas y Pascual, 1980-1983), más el sufijo –eria con valor de “lugar
donde se hace, se fabrica, se almacena o se vende algo”, formado a partir de la
combinación de los sufijos latinos –ĀRIU e –IA: barba → barbería; fierro →
ferrería; zapatu → zapatería (GLlAs, 1999) El significado primitivo de yuguería,
443
xubería debía hacer referencia a una medida agraria en relación a la superficie de
tierra que podía labrar una yunta de bueyes al día (D´Andrés, 2008).
444
VÍAS DE COMUNICACIÓN
• LA PALABRA. El DALLA (2000b) señala que la cai es “una calle”. García Arias
(2004-2005) recoge otras dos acepciones para este vocablo: “espacio entre dos filas
de bolos” y “exterior de la mina”. Morala (1983) afirma que en León “los caminos
que comunican las casas de un pueblo y, a veces, los que sirven de tránsito al
ganado son calles”.
• EL CAMPO TOPONÍMICO. Caicorrida, barrio de Albandi (concejo de Carreño)
era el lugar de paso de los carros y las caballerías hacia Candás. Concepción Suárez
(2007) cita lugares como: La Calle Corrida en Gijón o La Caizuela en Illas.
445
continuaba por detrás de la ermita dedicada a San Pablo (hoy desaparecida), en la
parroquia de Guimarán; una vez pasada la ermita descendía en dirección a El Valle
para, finalmente seguir hacia Tamón, Tabaza y, a través de Trasona, llegar a Avilés.
Existía otro ramal del camino por el concejo de Carreño que llevaba por Albandi y
Perlora hasta Candás y llegaba a Luanco para continuar camino hacia Avilés.
Además en El Monte Areo había otro ramal que descendía por Serín y se dirigía
hacia Oviedo.
446
Lat. SANCTUS IAGUS > Camino de Santiago
447
IACOBUS > IACUS > IAGUS, que en latín medieval dio lugar al nombre del santo
SANCTU IAGUS > Santiago, uno de los doce apóstoles de Jesús y hermano de San
Juan Evangelista, que fue martirizado hacia el año 72 y cuya fiesta se celebra el 25
de Julio. Según la tradición fue el primer evangelizador de la Península y sus
supuestas reliquias, descubiertas en el siglo IX, descansan en la catedral de Santiago
de Compostela, que se convirtió en la Edad Media en uno de los tres centros
principales de peregrinación para la cristiandad, junto con Roma y Jerusalén
(Faurer, 2002). Por último, destacaremos que este camino atraviesa terrenos que
pertenecieron y fueron explotados por la iglesia, como deja claro la toponimia de
este lugar: Les Malates, De Frades, La Fuente de los Cuatro Cures, La Xuguería, La
Fuente´l Malatu…
448
ANTROTOPÓNIMOS
449
Gri. Άυδρέας > Peña Tíu Andrés
450
la frecuencia con la que este señor acudía a esta puesta de pesca propició que la peña
se conociese por su nombre. Lo mismo sucede con la Enseada do Tío Andrés en
Galicia, dedicada, a la memoria de un viejo marinero respetado por todos (Sacau
Rodríguez, 1998).
• EL PAISAJE. La Riba Firme son unos terrenos junto al acantilado que se encuentra
entre la zona de Orcielles y La Puesta´l Vendoval en la parroquia de San Martín de
Podes.
• LA PALABRA. El antropónimo Firmo, -e, -a fue muy utilizado entre los primeros
cristianos, probablemente por su sentido simbólico de “firme en la fe de Cristo”,
“firme en las adversidades”, y fueron varios los santos mártires así llamados en los
primeros siglos, entre los cuales San Firmo, martirizado en Cartago junto a San
Rústico en el siglo IV, cuyas reliquias se conservan en Verona (Faure, 2002). En
Asturias, Viejo (1992) recoge las siguientes variantes Firmo, Firmu, Fermo,
Fermu, así como Firmino con su hipocorístico Mino.
451
Germ. GAUD- > Gozón
• LA PALABRA. El rey Alfonso III para asegurar el control sobre sus territorios
impulsó la construcción de numerosas fortificaciones. Así, sobre los cimientos de un
antiguo castro en el Peñón de Raíces, se levantará una potente fortaleza que se
acabará convirtiendo en el castillo más famoso de entre los patrocinados por el
monarca asturiano: El castillo de Gauzón, cuya función principal era proteger la
bocana de la ría de Avilés de los ataques marítimos de vikingos y musulmanes. En
la época altomedieval (siglos X, XI, XII) este castillo administraba una extensa
comarca, llamada territorio o alfoz de Gauzón. Este territorio estaba formado por los
actuales concejos de Gozón, Carreño, Avilés, Covera, Illas y Castrillón. En el siglo
XIII, los castillos entran en decadencia y los pequeños distritos internos –Gozón,
Carreño, Castrillón…- que configuraban el gran alfoz aprovechan para empezar a
funcionar con cierta autonomía. Será en esta época cuando el antiguo territorio de
Gauzón se desintegre en los seis distritos anteriores, uno de los cuales –Gozón-
heredará el nombre que antiguamente denominaba a todo el alfoz (Díaz et ali, 2006).
452
• DOCUMENTACIÓN HISTÓRICA DEL TOPÓNIMO. Un documento notarial
de 1155 cita el lugar de Gozón: hereditate mea propia qua abeo in territorio
asturiense iusta flumen Neua et castro Gauzon, in valle que vocitant Laviana
(Floriano Llorente, 1968).
453
innumerables advocaciones que tiene la Virgen en nuestro país (Faure, 2002). En
Asturias, tal como señala Viejo (1992), se dan las siguientes formas familiares:
Mariya, Maruyina, Marica, Mariquina, Maruxa, Maruxina y Maruxona. Estas
variantes aparecen frecuentemente en asturiano con un valor apelativo: así María
García es el nombre que se le da a un determinado pájaro; Mariquita es el nombre
de la pega en Candamo; maruxa,-ina designa a una mujer desaseada y vaga;
maruxón o maruxu se usa en el habla popular para designar al homosexual; la
variante Marica (junto a la masculina Xuan) es el nombre femenino empleado en los
cuentos tradicionales asturianos y se aplica tanto a mujeres como a hembras de otras
especies (zorra, etc). En Galicia, Cabeza Quiles (2008) considera que las
connotaciones negativas de este nombre se debe a la misoginia medieval, que había
nacido ya en época clásica con la figura mitológica de Pandora que, al igual que Eva
en la obra bíblica, fueron consideradas por sus incitaciones las culpables de la
expulsión del hombre del Paraíso
454
Germ. *MEHTHILD O *MAHTHILD > La Matilde
• EL PAISAJE. La Matilde es el nombre con el que se conoce una peña que se halla
en la ría de Avilés, justo enfrente de las casas de San Juan de Nieva (Gozón).
• EL PAISAJE. Los Menéndez Álvarez forman una serie de bajos situados al este de
Las Gavieras en el Cabo Peñes (parroquia de Viodo). Se trata de una zona muy
peligrosa por la cantidad de bajos que hay, pero a la vez es muy atractiva para los
pescadores por la variedad de capturas que se obtienen. Algunos marineros designan
a estos bajos con el nombre de Los Merendables o los Merendálvarez. Pero la
455
opinión general de los marineros de los pueblos de Viodo y El Ferrero es que el
nombre verdadero es Los Menéndez Álvarez.
456
protegido”. A partir del nombre propio Álvaro se forma el patronímico Álvarez,
mediante el sufijo patronímico -ez “hijo de” (Faure, 2002).
457
latinizadas DOMINICUS, DOMENICUS, DOMINICO, pero la gran popularidad de
que ha gozado en España se debe al culto y prestigio de varios santos españoles así
llamados: Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de la Calzada, Domingo de
Guzmán (Faure, 2002). A esta forma se le añade el sufijo aumentativo, con un matiz
despectivo –ona < latín –Ō, -ŌNIS. En cuanto a nuestro topónimo, tenemos dudas
sobre su motivación última: podría tener su origen en el nombre Mingo, ya que en
El Ferrero existe Casa Mingo, por lo que el nombre podría venir de este
antropónimo, ya que sería un lugar muy frecuentado por pescadores de esta familia.
Pero también podría deberse dicho topónimo a la forma alargada de este bajo que
recordaría a la del miembro viril. En cualquier caso, el origen etimológico de las dos
sería el mismo: el antropónimo DOMINICU, -A.
458
2002). En Galicia se localizan Esmoris en Ordes, A Coruña y Esmoriz en Arbo,
Pontevedra y Vigo (Sacau Rodríguez, 1996).
• LA PALABRA. Esta voz refiere el nombre de persona latino NAEVIUS, que hace
referencia al fundador o posesor de estas tierras.
459
restos: “ubi corpus de ipso nostro antecessore tumulatum est” (Díaz López et al.,
2007).
460
formas como Uliva, en Pravia y Ouliva (Santana, Pravia), con diptongo decreciente
analógico y no etimológico.
• LA ETIMOLOGÍA. Procede del nombre propio latino OLIVA creado a partir del
sustantivo “oliva”, “olivo” y también “fruto del árbol”. Desconocemos por qué el
nombre de una mujer quedó en el recuerdo colectivo a través de esta peña. Resulta
muy frecuente que se dé el nombre de mujeres a algunas peñas que se encuentran
junto a los acantilados o cantiles; así, en la misma Ría d´Avilés tenemos La Matilde.
• LA PALABRA. Por un lado una riba es “la costa cortada verticalmente o con
rápida inclinación, de constitución rocosa”, (Barriuso, 2002). Por otro, Pachón es el
hipocorístico del nombre propio Francisco. De hecho, en Asturias las formas
familiares más utilizadas son Pachu, Quico y sus respectivos aumentativos y
dimunitivos (Viejo, 1992).
461
resulta de la contracción PHACUS, a su vez contracción del nombre latino
PHRANCISCUS (Albaigès, 2001).De nuevo estamos ante un habitante de la zona
que dejó inmortalizado su nombre en este topónimo.
462
Manín, vivía una mujer llamada Patricia que destacaba por su hermosura y que dio
su nombre a la peña.
• LA PALABRA. Los romanos eran amantes de los productos del mar y por ello
establecieron una serie de villae a mare, con el objetivo de aprovechar los recursos
marítimos. Estas villae a mare podrían tener viveros, salinas, flota pesquera y
fábricas de salazones. Peroño respondería a una de estas villae a mare que recibe el
nombre de su fundador Petronius. Su situación es bastante estratégica, ya que está
situada en el límite de la mar para así dar salida y entrada a los diferentes productos,
a través de un comercio de cabotaje (Frade y Figaredo, 2002). Esto concuerda con el
hecho de que la ensenada de Luanco parece haber sido un lugar de asentamiento ya
desde la prehistoria, gracias a que ofrecía unas condiciones idóneas para refugiarse
en caso de vientos adversos a la hora de doblar el Cabo Peñes.
463
b-, -d-, -g- ya que el carácter líquido de la r así lo aconseja. Encontramos ejemplos
que avalan esta propuesta: INTEGRUM > enteru, CATHEDRAM > cadera, etc.
464
• LA ETIMOLOGÍA. Nombre propio germánico *RAGINMUND, latinizado en
RAGIMUNDUS o RAIMUNDUS, compuesto de RAGIN- “consejo”, y –MUND,
“protección” (Faure, 2002). Ramón de Liandro era vecino de San Martín de Podes,
concretamente del barrio de La Granda y dejó su nombre en esta puesta que tanto le
gustaba frecuentar.
465
Lat. IACOBUS > Xagón, Xagó
• LA ETIMOLOGÍA. Del nombre latino IACOBUS > Xagón, Xagó (Viejo, 1992).
Para llegar a este resultado son necesarias una serie de cambios fonéticos que están
documentados en el asturiano: palatalización de la j- > /š/: IOCARE > xugar;
IANUARIU > xineru; pérdida de la –b-: RIVU > ríu; TIBI > ti; UBI > ú (donde);
sonorización de la –k- > -g- : PACARE > pagar; FRICARE > fregar. Por último
tendríamos el desplazamiento del acento, ya que IACOBU, como demuestran las
formas romances Yago (castellana), Jaume (catalana) es proparoxítona; no obstante
también se atestiguan variaciones acentuales en otros antropónimos: Isidro /Isidoro;
Santiago /Jacobo.
466
CONCLUSIONES
Este trabajo se ha llevado a cabo siguiendo una nueva línea de investigación
dentro de la toponimia que se conoce con el nombre de Etnotoponimia. Sus principios
los resume así Concepción Suárez (2009b):
Hay una cultura rural poco investigada: la cultura (“el cuidado, el cultivo”)
de la faya, la cultura del fresnu, la cultura de las cabanas, la cultura de los
caminos, la cultura de la nieve, la cultura de las moras, la cultura de las
piedras, el culto a los dioses en las peñas, la cultura.... oral, simplemente
registrada en la memoria de los lugareños, y en buena parte recordada a
través de los topónimos. En fin, la Etnografía en todas sus facetas populares:
Etnobotánica, Etnozoología, Etnogeografía..., como se verá. Por lo tanto el
estudio de los topónimos abarca todas la ciencias: la Geología, la
Botánica, la Geografía, la Historia, la Hidrografía, la Topografía, la
Química, la Climatología, la Antropología... Muchas ciencias
amalgamadas en cualquier nombre de lugar o bajo cualquier
canturrial.
467
quien sostiene que en la zona norteña, concejos de Gozón, Carreño y Corvera, al
estar influidos por las villas de Avilés, Lluanco y Candás, son ajenos al fenómeno,
frente a otras zonas como Ayer, Lena, las cuencas del Caudal y del Nalón, donde
todavía se mantiene con cierta vitalidad y pueden documentarse ejemplos en la
conversación diaria.
La presencia de la metafonía está atestiguada en los poemas de Antón de
Marirreguera, clérigo del concejo de Carreño, que ya en el siglo XVII utiliza voces
como cuintu por “cuento”, agüilu por “abuelo”, derichu por “derecho”. No obstante,
junto a ejemplos metafonéticos, encontramos en sus obras casos en los que no se
produce la inflexión, como ocurre en güeyu “ojo”, xüegu “juego”. Parece, por tanto,
que el fenómeno ya estaba en regresión en aquella época y que hoy se halla
desaparecido en el habla diaria.
Como ya señalamos anteriormente, los topónimos son un instrumento
imprescindible para el conocimiento de la historia y evolución de la lengua o
lenguas que se asentaron en un determinado territorio. De esto se deriva que con
ellos podamos conocer los diferentes fenómenos –fonéticos, semánticos, etc.- que
caracterizan cada variedad dialectal. En consecuencia, la presencia de nombres de
lugar que presentan metafonía resulta una prueba irrefutable de la existencia de la
misma en épocas pretéritas.
2. Otro hecho que ponen de manifiesto nuestros topónimos es la abertura de la vocal
final –u > -o en los masculinos singulares. Teniendo en cuenta que para que se
pueda producir el cierre de la vocal tónica un grado es necesaria la presencia de una
vocal cerrada como final de palabra (-i o –u), para estos nombres de lugar es
necesario suponer una fase intermedia con vocal cerrada final: *La Punta´l Cuernu,
*Primer Pucheru y *Segundo Pucheru, *El Sequeru; si no sería imposible la
inflexión de la tónica. Posteriormente se produjo una tendencia abridora –u > -o.
García Arias (2003: 143) señala la extensión geográfica de este fenómeno de
apertura: “se observa del modo más explicito en Avilés y zonas próximas del Cabu
Peñes, así como en algunos puntos de Ayer”.
En nuestro trabajo hemos constatado esta tendencia a la abertura de la vocal
final velar –u > -o. La mayoría de los informantes pronunciaban los topónimos con
–o en el caso del masculino singular. De la selección aquí recogida son minoritarios
468
los topónimos que presentan un final en –u, a saber: El Tranqueru, El Xatu, El
Fulguiru de Tía Pepa, El Castañíu.
De la tendencia a la abertura de la vocal final, una vez más nos dejó
constancia Antón de Marirreguera, como ya vimos más arriba, con ejemplos con
metafonía y sin metafonía con finales en –o: cuinto “cuento”, dericho “derecho”,
fuilgo “fuego”, frente a consejo, ablucado, llobo, etc. Un siglo más tarde González
Posada en un texto de 1788 muestra preferencia por los finales masculinos en –u:
filu, forcu, galipu, lliñeru…; aunque en ocasiones escribe formas con –o: cadorno,
cuesco, marido, vilorto, vericueto. Posteriormente, en 1796 el mismo autor escribirá
siempre los masculinos con –o: furaco, niso, trechorio, llocántaro, faraguyo, etc.
Creemos que es interesante constatar que a veces nos parecía oír el topónimo
con -u final y volvíamos a preguntar a nuestros informantes, pero ya de manera
consciente rechazaban de pleno que se dijera con –u final y argumentaban que eso
no era lo propio de la zona, que así hablan otras personas de Asturias, pero que en su
zona siempre se dijo con –o. De estas opiniones parece desprenderse un claro
rechazo de los vecinos hacia esa terminación en –u, que consideran ajena al habla
tradicional del lugar, además resulta interesante un argumento que nos expuso más
de un informante, según el cual defendían que no solo era asturiano lo que
terminaba en –u, ya que en la zona se hablaba asturiano y siempre se habían dicho
esas palabras con –o. Por lo tanto, podría ser una razón que explicaría la sustitución
de los finales masculinos singular en –u por -o.
En relación con el mismo fenómeno, tal como ya había puesto de manifiesto
Barriuso (1986 y 2002), los nombres de los peces ofrecen sistemáticamente la
terminación en –o, como hemos comprobado en los diferentes ictiónimos que hemos
recogido a lo largo de nuestra investigación.
Resultan interesantes las diferencias encontradas desde un punto de vista
geográfico: así las parroquias candasinas más próximas a Gijón y donde todavía es
importante la actividad agrícola y ganadera (Logrezana, El Valle o Guimarán, que,
por otro lado, son las más alejadas de la capital), presentan una mayor presencia de
terminaciones en –u; de hecho, no hay tanto rechazo a esa terminación y los
hablantes no corrigen su realización al preguntarles si lo hacen con –o o con –u.
Quizás esto se explica, por un lado, por el hecho de que estas parroquias están más
469
cerca del concejo de Gijón donde el final en –u está mucho más generalizado y, por
otro, por el hecho de que no son zonas tan turísticas como las parroquias que lindan
con la mar como Candás, Perlora, Albandi, por lo que están menos influenciadas por
los turistas venidos de otros territorios asturianos o de otras regiones. Lo mismo
cabe decir de las parroquias gozoniegas de Verdicio, Manzaneda, Santa Eulalia de
Nembro y Vioño, estos territorios interiores están menos influenciados por el
fenómeno turístico y están más alejados de la capital del concejo: Luanco, así como
de la villa vecina de Avilés, donde los resultados en –o son generales.
Estas dos primeras conclusiones (los casos de metafonía y el predominio de
los masculinos con final en –o) necesitarían de un estudio más detallado que
desbordaría el objetivo de nuestro análisis.
3. Otra cuestión que debemos mencionar es la generalización de los resultados
palatales para el femenino plural. Tanto en el habla cotidiana como en los
topónimos nos encontramos con resultados en –es: Les Güelgues, Les Llongues, Les
Pedroses, Salines, El Campu Les Sardineres, etc. Ya Alarcos Llorach (1980: 75)
señala que la terminación –es, en lugar de –as, es característica del bable central de
hoy día, desde el concejo de “Avilés al de Ribadesella y desde el de Lena al de
Cangas de Onís”. Advierte también, siguiendo a Menéndez Pidal (1972b), que el
examen de los nombres geográficos demuestra que este fenómeno tuvo en otros
tiempos mayor extensión y lo argumenta citando los siguientes ejemplos con –es
final: por un lado, Llanes, Parres, Pendueles, etc., situados más al este del río
Guadamía y, por otro, Nores, Poles y Llaneces en los concejos occidentales Grado,
Salas y Tineo y Allande, respectivamente.
4. Es manifiesta también la tendencia a la pérdida de la –y- intervocálica, sobre todo en
contextos palatales, como ponen de manifiesto los topónimos: La Bermea por La
Bermeya y Sobrecea por Sobreceya. Este fenómeno ya había sido atestiguado por
Díaz Castañón (1966), quien ofrecía ejemplos del debilitamiento y pérdida de la –y-:
fíu “hijo”, calea “calleja”, escoía “escogida”, va toa ensortía “ensortijada”.
5. También se observa una preferencia por la palatalización de la n- inicial, como
observamos en topónimos como La Ñaldera < NĬGĔLIDA y La Ñora´l Pontón <
*N-R, a partir de esta raíz se pudo formar el árabe NAUCURA, El Campo la
Ñarbata < NĔRVU, Ñoval < NOVALIS. No obstante parece que este fenómeno se
470
encuentra en franca regresión, siendo sustituidas las tradicionales realizaciones con
ñ- por n-.
6. Otro fenómeno frecuente en la zona, propio del asturiano central y que aparece
reflejado en nuestro análisis toponímico, es la palatalización de la l- inicial y de los
grupos pl-, kl-, fl- iniciales > ll-. Así tenemos ejemplos como: Puerto Llampero <
LAPPA y La Piedra Llangostera < LOCŬSTA, La Llana > PLANA, Llocantarera <
LUPUS CANTHARUS, Llodero < LŬTUS.
7. En el terreno morfológico, cabe destacar la existencia de topónimos que al variar el
género –o / -a dan lugar a diferencias semánticas. Como afirma Pérez Toral (2005:
3):
En la mayoría de los topónimos con variación –o / -a, esta se debe a una
clara diferencia dimensional mediante la que el femenino designa […] un
lugar más grande, más profundo, más alto o con mayor cantidad de agua,
que el masculino.
Así el nombre de lugar La Buraca designa un agujero mayor en el acantilado
que un buraco que es una “oquedad”. Lo mismo ocurre con las formas El Carreru y
La Carrera, mientras la primera alude a pasos pequeños que solo pueden ser
aprovechados por embarcaciones de menor tamaño, la segunda designa pasos más
grandes por los que pueden navegar barcos de mayor tamaño, pues, como señala la
misma autora (2005: 7), “el femenino implica mayor cantidad y volumen de agua
que el masculino”. Nosotros creemos que este fenómeno se constata en topónimos,
como El Pielgo que alude a la presencia de un pozo en un río, mientras que La
Pregona se identifica con un pozo de agua mucho mayor y profundo que se produce
al juntarse las aguas de un río con las de la pleamar, dando lugar a pozos más
grandes y caudalosos. Así mismo, El Duernu refiere metafóricamente un terreno
con la forma de este recipiente de madera o piedra utilizado para diversos usos
domésticos y de animales; en cambio la duerna es más ancha y corta. La Portiella
designa el lugar donde se encontraba una portilla de entrada a una finca, mientras
que el portiellu alude a una portilla de dimensiones más pequeñas. Este fenómeno lo
encontramos también en el nombre de los peces ya que los panchos son de menor
tamaño que les panches.
471
Por lo que se refiere al campo etnotoponímico, únicamente extraeremos
nuestras conclusiones desde el punto de vista de la etnografía. Esta ciencia, como
recoge el DRAE (2001), se ocupa del “estudio descriptivo de las costumbres y
tradiciones de los pueblos”. Partiendo de esta definición la toponimia está
estrechamente relacionada con la etnografía, ya que los nombres de lugar son fieles
documentos (orales, sobre todo) de lo que piensan, experimentan, usan y hacen los
pobladores sobre su medioambiente. Las diferentes culturas y pueblos que se
establecieron en un determinado territorio dejaron constancia, en las tierras que
habitaron, de sus usos, costumbres, tradiciones, muchos de los cuales podemos
conocer a través del estudio de los nombres de lugar.
8. La etnotoponimia, como ya hemos visto en la Introducción, aportaría un gran caudal
de conocimientos a las más variadas ciencias. Así, por ejemplo, los diversos pueblos
que han poblado los concejos de Carreño y Gozón han dejado huella de su presencia
en los diferentes nombres de lugar. De este modo, podríamos hablar de
etnoarqueología y etnohistoria, a partir del estudio de nombres de lugar como El
Pico´l Castiello, El Castro los Garabetales o El Castiello, pues voces como Castro o
Castiello aluden a antiguos asentamientos anteriores a la llegada de los romanos, ya
que estos elegían zonas protegidas para construir sus castros. Son estos recuerdos de
un pasado que ha quedado en la tradición de los lugareños, acompañados de
leyendas sobre tesoros escondidos, presencia de moros, etc. Tenemos referencias de
construcciones romanas como nos recuerda el topónimo Bañugues que alude a la
construcción de baños públicos. Otro topónimo como El Fuerte refiere, por
ejemplo, un hecho histórico, como es la edificación de una construcción defensiva
durante el siglo XVIII para proteger la ciudad de Luanco de las acometidas de
ingleses y franceses, enemigos de la corona española durante este período.
9. En nuestro caso, también podemos hablar de la existencia de una etnozoología y,
dentro de la misma, de una etnoictiología. Como explicamos más arriba, muchas de
las puestas de pesca se conocen con el nombre de los peces que se capturaban en
esos lugares. Así la abundancia de un determinado pez provocó que esas puestas
fueran conocidas con el nombre de la especie en cuestión; por ejemplo, Puerto
LLampero, La Roballera, El Xorrero, La Puesta los Panchos, La Peña les Bogues,
La Xulia, La Centollera, La Piedra los Pulpos, Les Piedres los Mejillones, etc., nos
472
informan tanto de los peces y moluscos que formaban parte de la dieta alimentaria
de los habitantes como del uso que se daba a cada uno, ya que si bien muchas
especies siempre fueron utilizadas para la alimentación, otras, como el pulpo, hoy
muy apreciado en nuestra cocina, no hace mucho tiempo que era utilizado como
cebo para la pesca y nunca para el consumo. También hay topónimos que nos
recuerdan las aves que pueblan (menos que antes) o poblaron estos territorios, así la
abundancia del ferre, el piñerín, el águila, l´utre siempre fue tenida en cuenta por los
hombres debido al peligro que estos suponían para su ganado y animales
domésticos; de ahí topónimos que nos avisarían de la presencia de estas aves como
L´Aguilera, L´Aguilerina, La Peña l´Utre; además, estas permitían conocer dónde
abundaban los bancos de peces. Habría que añadir también los animales que viven
en tierra como el raposo, el melandro, la martaleña, l´esguil, algunos de ellos
también muy controlados por el daño que podían causar a los animales domésticos;
así como por el valor de sus pieles e incluso para usos medicinales mediante la
elaboración de ungüentos; topónimos como La Martaleña, El Raposo, Les Quiloses,
Les Melandreres. En este sentido, la existencia de los topos fue un importante
problema para los agricultores, ya que resultaban dañinos para sus tierras y cultivos,
de ahí topónimos como La Topinera.
10. Desde el punto de vista de la etnoreligión, tenemos también muestras de las
diferentes creencias extendidas en este territorio a lo largo de los últimos seis
milenios. Las primeras muestras las encontramos en el Monte Areo y en las
inmediaciones de El Castiello, con los túmulos erigidos por los pueblos prerromanos
para adorar a sus muertos. También tenemos huellas de creencia en deidades
paganas, como son les xanes, en los topónimos La Fuente la Xana, La Xana, La
Fuente les Xanes, en los dos concejos, así como la presencia de moros y sus tesoros
de oro en torno a los restos de poblamientos prerromanos en El Monte Areo, en El
Castiello y el Castro los Garabetales. No faltan topónimos relacionados con la
religión cristiana en torno a centros monacales y comunidades de monjes, como De
Frades o La Casa´l Convento. También hay que destacar la existencia de leyendas
cristianas, como la que se esconde trás el topónimo de San Balandrán, que, tal como
nos cuentan los marineros de la zona de Llaviana, refiere la presencia del barco de
este santo viajero que se ocultaba tras una espesa capa de niebla en la isla conocida
473
como La Llera y, posteriormente, San Balandrán. Este nombre parece evidenciar la
importancia de esta leyenda entre las gentes del mar. En relación con el
cristianismo, debe destacarse el reaprovechamiento de cultos paganos precedentes
para afianzar y extender la fe cristiana, así en El Monte Areo junto a una zona de
túmulos se construyó la ermita dedicada a San Pedro y San Pablo. Por otro lado,
debemos comentar que la constante amenaza de la mar provoca en los marineros un
hondo sentimiento religioso, presente ya en épocas anteriores al cristianismo; así el
topónimo L´Aramar haría referencia a la adoración a deidades del mar por parte de
los romanos. Puede que siglos después la construcción de la capilla del Carmen en
este mismo lugar guardase alguna relación con esta antigua creencia. Muchas son
las muestras de la devoción de estos pueblos marineros que hemos encontrado a lo
largo de nuestro análisis: La Iglesia´l Sabín, La Playa San Pedro, La Piedra San
Nicolás, Monte San Sebastián, etc.
11. Otros nombres de lugar que reflejan muy bien la concepción de la vida por parte del
pueblo son los que implican designaciones metafóricas. El hombre ante la necesidad
de distinguir unos lugares de otros recurre, en estos casos, a la comparación de la
forma física del lugar con objetos propios de su entorno. Así tenemos, por un lado,
topónimos como La Masera, La Siella, La Furcada, El Duernu, Los Lladrales, La
Furcada etc. y por otro, nombres de lugar como La Vaca, El Xatu, El Pico la Garza,
El Rabo´l Perro que designan nombres de animales que forman parte de su vida.
Podríamos hablar en este caso de etnometáforas que tienen su origen en la
concepción de la vida de una sociedad agrícola y pesquera, que aplica al terreno los
nombres de objetos y seres de su vida, debido al parecido que se origina en la mente
de los hombres entre las formas caprichosas del terreno y los utensilios y animales
de su entorno.
12. Otro campo importante sería el de la etnobotánica. El hombre siempre ha utilizado
las plantas y los árboles con diferentes fines: medicinales, elaboración de utensilios,
alimento para el ganado, uso como combustible, etc. Un topónimo como La
Ñaldera alude a la presencia de la nielda, planta utilizada como calmante de dolores
de estómago y como especia en la elaboración de les morcielles. El Cenoyal refiere
la existencia de la planta llamada el cenoyo o el fenoyo, utilizado también con fines
diuréticos y como calmante estomacal. El Verbenal implica abundancia de verbena,
474
que tiene propiedades antidiarreicas y diuréticas. El Omedal alude a la presencia del
umero, un árbol muy apreciado en las comunidades agrícolas por sus propiedades
medicinales, ya que con su corteza se preparaban infusiones para curar la faringitis y
las anginas. Fundamental para la alimentación fue la existencia de árboles frutales
en el entorno, así hay topónimos como El Cierru Les Pescales, Les Figares, La
Nozaleda, El Castañíu, Les Peruyeres…, que nos recuerdan -en muchos casos ya
solo queda el nombre, puesto que dicha especie ha desaparecido- la presencia de
castañares, nozales, pescales, figares, peruyes, que permitieron mitigar el hambre
de estos pueblos. Además, la madera de algunos árboles era muy apreciada para la
elaboración de aperos, utensilios de labranza y pesca o muebles. Por ejemplo, la
madera de abedul (como atestigua el topónimo La Bidul) se aprovechaba para
fabricar diferentes utensilios como: escudielles, xarres, caxilones, timones de los
araos, mangos, manales, carros, madreñes…, o la madera de castaño (cuyo
recuerdo queda en el topónimo El Castañíu), muy apreciada para la construcción de
hórreos y diferentes muebles para las casas. La utilización de plantas de monte bajo
para estrar (“mullir la cama del ganado”) hizo que plantas como les rebolles, los
tenreros, los carrizos, etc. fueran utilizadas con esa finalidad, de ahí topónimos
como Rebolleres, La Playa de Tenrero y La Carriciega.
13. La presencia o la ausencia de agua siempre fue importante para los habitantes de un
determinado territorio, por lo que cabría hablar de la etnohidrología. En nuestro
caso, la existencia de corrientes de agua dulce era muy importante no solo para los
agricultores sino también para los marineros, pues, si durante su faena se quedaban
sin agua dulce y tenían que aprovisionarse de ella, era indispensable conocer
aquellos lugares (playas, acantilados, pedreros, etc.) donde podían recoger agua
dulce. De este modo tenemos lugares como La Paré de La Egua, La Fontica, Abiao.
El agua fue siempre indispensable para todos los pueblos, así tenemos vocablos para
referirse al agua de pueblos anteriores a los latinos: la raíz prerromana. *AB-
“agua”, presente en topónimos como Abiao, Aboño; la forma indoeuropea *OR-N-
A “agua que se agita”, que dio origen al topónimo Güerno o la voz celta *SAM-
“altura, río” con la que se formó los topónimos Samarincha y Samarinchona. Muy
observados por los habitantes de los pueblos costeros fue la formación de pozos en
la mar, en unos casos por la peligrosidad que suponían para los que no sabían nadar,
475
como en el caso de la playa de Güelgues donde se recuerda algún ahogamiento, y,
por otro lado, porque se aprovechaban para que los nenos aprendiesen a nadar, como
ocurría en El Pozu Negru. Es evidente que los seres humanos siempre estuvieron
muy atentos a la presencia de agua para establecer sus poblamientos, así son muchos
los topónimos qu hacen referencia a la existencia de fuentes, riegos, ríos: Fontoria,
La Fuente´l Ruxidorio, El Re, Rucao, El Río L´Arena. Algunas fuentes tuvieron
gran fama por la calidad de sus aguas, a las que se les atribuían cualidades
medicinales y esto provocó que fueran muchos los vecnios que acudían a coger el
agua de estas fuentes. Muy conocidas son La Fuente de Santarúa en Candás, donde
todavía hoy se habla del excelente sabor y de sus cualidades medicinales, como
recoge el dicho popular “el agua de Santarúa fai a la xente aguda”. La Fuente la
Salú o La Fuente´l Mineral, muy frecuentada por los luanquinos, pues sus aguas,
ricas en mineral de hierro, eran muy aptas para el tratamiento de la anemia.
14. Otros muchos topónimos designan el color, composición, naturaleza de tierras,
peñas, etc. De esta manera podemos hablar de una etnogeología. Así topónimos
como La Bermeya, La Bermosa designan el color rojizo de la roca a consecuencia
de la presencia de mineral de hierro; otros como Ñera, El Pozu Negru aluden al
color negro de la piedra y del acantilado, mientras que El Ratín se justifica por el
color grisáceo de la piedras. El Tranqueru y Taluxa denotan tierras que argayan
facílmente. Los Pegollos Prietos deben su nombre a la naturaleza pizarrosa de la
piedra que le da ese color negro. Dentro de este apartado debe mencionarse la
importancia de la calidad de las tierras: el hombre dependía de la generosidad de la
tierra para poder sobrevivir, de ahí que tuviera muy controlado qué tierras eran
apropiadas para la siembra y cuáles no; así topónimos como Socampos o La Iría
Llanos aluden a tierras muy productivas, mientras que otros como La Granda tienen
la connotación de terrenos incultos y estériles por la abundancia de piedra.
15. En el terreno de la etnoeconomía, debemos incluir topónimos como La Peña
L´Arena, La Mina, Los Veneros o El Campu les Sardineres. La arena era un
elemento imprescindible en la economía de muchas familias. Muchas mujeres
acudían, jugándose la vida, a recoger la arena de esta peña, arena que luego vendían
por los pueblos ya que era utilizada para la limpieza de suelos, chapas y cocinas y
ello les suponía unos ingresos extra, que nunca venían mal en una época de poca
476
bonanza económica. Por su parte Los Veneros indican la presencia de vetas de
mineral de hierro. Son varios los lugares de los dos concejos donde pequeñas
explotaciones mineras extrajeron este mineral y dieron empleo a varios trabajadores,
como ocurrió en las minas de hierro de El Regueral (Carreño) o en la de Llumeres
(Gozón). En cuanto al topónimo La Mina, hace referencia a la extracción del ocle
-“algas marinas”- por parte de los vecinos de Antromero en las cuevas que se
localizan en Gargantera; la recogida del ocle fue también una actividad económica
importante para los lugareños que lo utilizaban como abono para sus tierras. Destaca
también la recolecta de un género concreto de alga conocida como Gelidium, que
tras su secado era vendida para distintos usos industriales (alimentarios,
farmacológicos, textiles, agrícolas, etc.). La venta de pescado, en dos concejos
marineros como son Carreño y Gozón, era una actividad económica capital para las
familias de los pescadores y como recuerdo de aquellas mujeres que recorrían con
sus paxes y con los carros no solo los pueblos de Carreño sino que llegaban hasta
Oviedo, tenemos el topónimo de El Campu les Sardineres.
16. Fundamental en nuestro estudio es la etnoagricultura. En primer lugar queremos
citar aquellos topónimos que nos permiten conocer los cereales y vegetales que se
sembraban y formaban parte de la alimentación de estos pueblos, así podemos
mencionar topónimos como Les Miyeres, El Trigal, El Centenal, Panizales, El
Pataqueo, que aluden respectivamente al cultivo del mijo, el trigo, el centeno,el
panizo y las patatas. Tenemos testimonios del cultivo de la vid en el topónimo La
Viña, que nos recuerda el cultivo de uvas, por parte de los nobles o de la iglesia, en
pequeñas plantaciones, ya que las condiciones tanto climáticas como de la
naturaleza de las tierras de nuestra región no ayudan a su cultivo. Otros topónimos
nos hablan de diferentes costumbres y actividades agrarias como son El Segareo,
que menciona el aprovechamiento de unas tierras que producían mucha y buena
yerba para la alimentación de los ganados. La Portiella insinúa la costumbre de usar
una portiella para cerrar el paso del ganado a las erías mientras estaban sembradas y
evitar que se perdiera la cosecha; una vez recogida, se abría esa portiella para que
los animales de los vecinos pudiesen pastar libremente hasta que se volvieran a
sembrar las tierras (lo que se conoce con el nombre de la derrota). Los Comunes se
remonta a una costumbre según la cual se establecían una serie de terrenos
477
comunales donde todos podían meter su ganado. La construcción de molinos junto a
los ríos y la famosa maquila dio lugar a un gran número de historias en las que los
molineros no quedaban muy bien parados siendo muchas veces tratados de ladrones;
esto se hace presente en topónimos como El Molín del Pielgo o La Maquila. La
forma de obtener nuevas tierras ha quedado grabada en topónimos como Monte´l
Bustiu, que recuerda la costumbre de quemar zonas de monte o maleza para la
obtención de tierras de siembra; la costumbre de aprovechar unos pastos en
determinadas épocas de año queda reflejada en La Braña, que alude a pastos que se
aprovechaban durante la primavera y el verano ya que contaban con agua que
permitía a los animales pastar. Llavandera refiere el lavado de ropa en los ríos antes
de la llegada de avances tecnológicos como la lavadora.
17. La etnoganadería nos permite conocer las costumbres, usos y animales que los
pobladores de estas tierras han empleado a lo largo de los siglos. Así podemos
saber, gracias a topónimos como La Xatera, La Cabrera, El Merinal, la variedad de
animales domésticos como vaques, xatos, cabres, oveyes…, así como la importancia
de una buena organización del espacio: el terreno para la vivienda, las tierras de
cultivo y los terrenos para los animales, pues no se podía desperdiciar ni el más
mínimo recurso. Por su parte el topónimo La Parada recuerda la existencia de
edificios dedicados a la inseminación de las yeguas, en este sentido debemos tener
en cuenta que en épocas pasadas eran muy importantes las caballerizas dado que
constituían el único medio de transporte.
18. Fundamental para el desarrollo de los pueblos era la construcción de infraestructuras
que permitieran el transporte tanto de personas y animales. Así topónimos como La
Cai, Camín Real o Camín de Santiago nos hablan de la construcción de diferentes
vías que permitían la comunicación no solo entre diferentes lugares de un mismo
pueblo, sino también con otros pueblos del mismo concejo o de concejos diferentes.
19. Finalmente debemos hablar de una etnopesca. Ya se han citado más arriba todos
aquellos topónimos que aluden a la variedad de peces y crustáceos de esta zona: La
Centollera, La Piedra los Pulpos, El Pozo los Sargos, La Peña les Bogues, La
Ballena de Tierra y La Ballena de Fuera. Debemos mencionar también los
topónimos relacionados con las costumbres marineras: puestas de pesca donde se
realizaban las capturas, zonas peligrosas de la mar que dificultad la navegación
478
debido a la presencia de baxos “rocas que siempre se encuentran tapadas por el mar”
o de fuertes vientos y fuertes marejadas. Así topónimos como El Bravo o El Molín
hablan de la peligrosidad de la navegación en estas zonas de El Cabo Peñes. Por el
contrario, la existencia de lugares favorables para la navegación o para resguardarse
en caso de mala metereología dieron lugares a topónimos como La Cabaña, refugio
para las barcas en el entorno de El Cabo Peñes; La Calmiega, zona tranquila que
permite pescar con mayor seguridad. Otros topónimos, como Puerto Llampero y
Portazuelos, designan lugares más favorables para la entrada de las naves en tierra
firme y topónimos como El Vareaderu, La Bogariza, L´Emballo aluden a las
técnicas empleadas para pescar. Por último, debemos destacar la ayuda prestada
desde tierra a los barcos para guiarlos en la mar y permitir su entrada a puerto; al
principio, las guías fueron las hogueras en lugares visibles que permitían el
avistamiento de las ballenas, producto básico de la economía marinera de estos
pueblos hasta el siglo XVII; así se originaron topónimos como LLumeres, La Vixía
o L´Atalaya. Actividades hoy ya desaparecidas como la pesca de la ballena han
dejado su testimonio en topónimos como La Ballena de Tierra y La Ballena de
Fuera o La Fumienta, que recuerda el humo que salía como resultado de fundir la
grasa de las ballenas para obtener el aceite. Posteriormente, los avances tecnológicos
hicieron que estas hogueras fueran sustituidas por los faros, muchos de ellos
construidos sobre los antiguos emplazamientos de aquellas hogueras, como ocurre
con El Faro de El Cabo Peñes o El Faro de Candás. Faros que hoy han perdido su
función al ser sustituidos por el GPS que cada barco lleva incorporado y que permite
a la tripulación conocer todos los accidentes y peligros de la zona.
Es evidente, por todo lo expuesto hasta aquí, que en cada nombre de lugar dado
por los diferentes pueblos a su entorno, están presentes sus usos, sus tradiciones o su
“cosmovisión”, de ahí que se puedan llevar a cabo estudios de toponimia enfocados
desde el punto de vista de la etnología, lo que justificaría la denominación de
etnotoponimia que hemos defendido a lo largo de nuestra investigación.
479
ABREVIATURAS
Ac. Asturies central / Asturias central Ef. El Franco
Am. Amieva Ei. Eilao / Illano
An. Allande Eo. Zona Navia-Eo
Ar. Los Argüeyos Fr. Francés
Árab. Árabe Fr. antiguo Francés antiguo
Arm. Armellada de Órbigo (León) GLlAs. Gramática de la llingua asturiana
As. A Estierna / Sisterna Gall. Gallego
Av. Avilés Gal. Galo
Ay. Ayer / Aller Germ. Germano
Bab. Babia y L.laciana/ Babia y Laciana Go. Gozón
Bi. Bimenes Gr. Grau / Grado
Bret. Bretón Gri. Griego
Bu. Bual / Boal Gs. Grandas de Salime
Ca. Casu / Caso Heb. Hebreo
Cat. Catalán Hisp. Hispano
Cb. Cabranes Ib. Ibias
Cd. Candamu / Candamo Indoe. Indoeuropeo
Ce. Cuideiru. / Cudillero Ing. Inglés
Célt. Céltico Is. Illas
Cg. Colunga It. Italiano
Ci. Caravia Irl. Irlandés
Cl. Cabrales Lat. / (L.) Latín
Cn. Cangas del Narcea Le. L.lena / Lena
Cñ. Carreño Lla. Llanera
Co. Cangues d´Onís / Cangas d´Onís Llg. Llangréu/ Langreo
Cp. Cabu Peñes / Cabo Peñes Llib. Lliberdón / Libardón (Colunga)
Cr. Corvera Lln. Llanes
Cs. Castropol Llomb. La Llomba / La Lomba (León)
Ct. Castrillón Llv. Llaviana / Laviana
Cu. Cuaña / Coaña Lls. Llastres
Cv. Cuartu de los Valles (Tinéu, Tineo) Llu. Lluanco / Luanco
DALLA. Diccionario de la Llingua Asturiana Lr. Les Regueres / Las Regueras
Dg. Degaña Mánt. Mántaras
480
Mar. La Maragatería (provincia de León) Ri. Riosa
Md. Belmonte de Miranda Rs. Ribeseya / Ribadesella
Mi. Mieres Sb. Sobrescobiu / Sobrescobio
Mn. Muros del Nalón Sd. Santu Adrianu / Santo Adriano
Mo. Morcin Sg. Sariegu / Sariego
Na. Nava Si. Siero
Neerl. Neerlandés Sl. Salas
Ni. Navia Sm. Somiedu / Somiedo
No. Noreña So. Santalla d´Ozcos / Santa Eulalia de Oscos
Oc. Occidente Sr. Samartín del Rei Aurelio / San Martín del Rey
Aurelio
Occit. Occitano Ss. Santiso d´Abres / San Tirso de Abres
On. Onís St. Sotu´l Barcu / Soto del Barco
Or. Oriente Sz. Samartín de Ozcos / San Martín de Oscos
Os. Oseya de Sayambre / Oseja de Ta. Tañes / Tanes (Casu / Caso)
Sajambre
Pa. Parres Tb. Teberga / Teverga
Pb. Peñamellera Baxa / Peñamellera Baja Ti. Tinéu / Tineo
Pe. Pezós / Pesoz Tox. Tox (Navia)
Pi. Piloña Tp. Tapia
Pm. Peñamellera Alta Tr. Taramundi
Po. Ponga Tz. Tameza / Yermes y Tameza
Port. Portugués Uv. Uviéu / Oviedo
Pr. Pravia VCid. Villacidayo (León)
Preindoe. Preindoeuropeo Vd. Valdés
Prerr. Prerromano Ve. A Veiga d´Eo / Vegadeo
PSil. Palacios del Sil Vf. Val.linaferrera (Tinéu / Tineo)
PVeiga Puertu de Veiga / Puerto de Veiga Vg. Valle Gordo (León)
Pz. Proaza Vo. Vilanova d´Ozcos / Villanueva de Oscos
Qu. Quirós Vv. Villaviciosoa
Que. Quechua Vy. Villayón
Ra. La Ribera / Ribera de Arriba Xx. Xixón / Gijón
Rd. Ribedeva / Ribadedeva
481
ÍNDICE DE TOPÓNIMOS
Abiao 158 Bermea, La 201
Acebadal, L´ 94 Bidul, La 95
482
Carreño 418 Cuchera, La 309
483
Folguiru, El 107 Llera, La Punta la 247
484
Muelle, El 396 Paredón del Pedregal, El 261
485
Púlpitos, Los 327 Sabín, El 362
Roballera 53 Sirena, La 89
486
Tranqueru, El 292 Verbenal, El 132
487
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ABASCAL PALAZÓN, J. (1994) Los nombres personales en las inscripciones latinas
de Hispania. Madrid: Universidad de Murcia y Universidad Complutense de Madrid.
ACADEMIA DE LA LLINGUA ASTURIANA (1998) Gramática de la llingua
asturiana (GLlAs). Uviéu: Academia de la Llingua Asturiana.
ACADEMIA DE LA LLINGUA ASTURIANA (2000a) De conceyos, parroquies,
pueblos y llugares del Principáu d´Asturies. Uviéu: Academia de la Llingua Asturiana.
ACADEMIA DE LA LLINGUA ASTURIANA (2000b) Diccionario de la Academia
de la Llingua Asturiana (DALLA). Uviéu: Academia de la Llingua Asturiana.
ACADEMIA DE LA LLINGUA ASTURIANA (2000c) Nomes de conceyos,
parroquies, pueblos y llugares del Principáu d´Asturies. Uviéu: Academia de la Llingua
Asturiana.
AGUILÓ, C. (1996) La toponimia de la costa de Llucmajor. Barcelona: Institut
d´Estudis Catalans.
ALARCOS LLORACH, E. (1952) “Papeletas etimológicas”, Archivum, II, 297-302.
ALARCOS LLORACH, E. (1958) “Miscelánea lexical asturiana”, BIDEA, 12, 439-446.
ALARCOS LLORACH, E. (1962) “Metafonía avilesina en el s. XIII”, Archivum, XII,
333-341.
ALARCOS LLORACH, E. (1967) “Sobre la metafonía asturiana y su antigüedad”,
Symposium sobre cultura asturiana de la Alta Edad Media, 331-340. Oviedo.
ALARCOS LLORACH, E. (1974) Fonología española. Madrid: Gredos.
ALARCOS LLORACH, E. (1978) “Situación lingüística de la Asturias prerromana”.
En Estudios y trabayos del Seminariu de Llingua Asturiana, I, 3-10. Oviedo.
ALARCOS LLORACH, E. (1980) Cajón de sastre asturiano, 2. Salinas: Ayalga.
ALBAIGÉS, J. M. (1984) Diccionario de nombres de persona. Barcelona: Universidad
de Barcelona.
ALBAIGÉS, J. M. (1998) Enciclopedia de los topónimos españoles. Barcelona: Planeta.
ALBAIGÉS, J. M. (2001) El nuevo libro de los nombres. Barcelona: Círculo de
Lectores.
ALBERTOS, M. L. (1964) “Nuevos antropónimos hispánicos”, Emerita, XXXII, 209-
252.
488
ALBERTOS, M. L. (1965) “Nuevos antropónimos hispánicos”, Emerita, XXXIII, 109-
143.
ALBERTOS, M. L. (1966) La onomástica personal primitiva de la Hispania
Tarraconense y Bética. Salamanca: Universidad de Salamanca.
ALBERTOS, M. L. (1984) “La onomástica personal en las inscripciones romanas de
Asturias”. Lletres Asturianes 12, 37-53.
ALONSO, D. (1972) “Metafonía, neutro de materia y colonización suditálica de la
Península Ibérica”, Obras Completas, 1, 147-214. Madrid: Gredos.
ALVAR, M. y B. POTTIER (1983) Morfología histórica del español. Madrid: Gredos.
ÁLVAREZ-BALBUENA, F. (1991) “Tres notes etimolóxiques: pinyar, imu y l´oligo”,
Lletres Asturianes, 39, 7-13.
ÁLVAREZ-BALBUENA, F. (1992) Toponimia de la parroquia de Tamón. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
ÁLVAREZ MAURÍN, M.P. (1994) Diplomática asturleonesa. León: Universidad de
León.
ASÍN, O. (1945) “Las dos Almuzaras”, Al-Andalus X, 155-179.
ASÍN PALACIOS, M. (1944) Contribución a la toponimia árabe en España. Madrid-
Granada: CSIC.
AYDILLO SAN MARTÍN, J. (2006) Pueblos y apellidos de España. Diccionario
etimológico. Alicante: ECU.
BALDINGER, K. (1972) La formación de los dominios lingüísticos en La Península
Ibérica. Madrid: Gredos.
BALDINGER, K. (1987) “Etimología popular y onomástica”, Actes de les xornaes de
toponimia asturiana, 15-30. Uvieú: Academia de la Llingua Asturiana.
BARRIUSO, E. (1979-1980) “Problemas léxicos de la fauna marina: los nombres de los
espáridos en la costa de Asturias”, Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach,
Archivum XXIX-XXX, 564-584. Oviedo: Universidad de Oviedo.
BARRIUSO, E. (1981) “Ictionimia y diccionario académico: pargo, pagel y rubiel”,
Boletín de la Real Academia Española, LXI, 141-154.
BARRIUSO, E. (1982) “El buey de mar (Cancer pagurus) en la ictionimia asturiana”,
BIDEA, 107, 161-171.
BARRIUSO, E. (1985) “Unos animales marinos llamados delfines”, SOFECA, 21-23.
489
BARRIUSO, E. (1986) El léxico de la fauna marinera en los puertos pesqueros de
Asturias Central. Oviedo: IDEA.
BARRIUSO, E. (1987) La lengua marinera de Asturias. Oviedo: IDEA.
BARRIUSO, E. (2002) Atlas léxico marinero de Asturias. Oviedo: RIDEA.
BELMUNT, O. y F. CANELLA (1988) Asturias I-. Gijón: Editor Silverio Cañada.
BELMUNT, O. y F. CANELLA (1995) Asturias II. Gijón: Editor Silverio Cañada.
BELMUNT, O. y F. CANELLA (1997) Asturias III. Gijón: Editor Silverio Cañada.
BLANCO PIÑÁN, S. (1971) “Vocabulario toponímico de la parroquia de Meré
(Llanes)”, BIDEA 74, 511-594.
BLAS CORTINA, M.A. (1999) El Monte Areo, en Carreño (Asturias): un territorio
funerario de los milenios V a III A. de J.C. Gijón: Ayuntamiento de Carreño,
Mancomunidad Cabo Peñas.
BLÁZQUEZ, J.M. (1975) Diccionario de las religiones prerromanas de Hispania.
Madrid: Istmo.
BLOCH, O y W. VON WARTBURG (2002) Dictionaire étymologique de la langue
française. Paris: Quadrige / Puf.
BOBES NAVES, M.C. (1956) “Nota sobre Braña”, Archivum, VI, 326-339.
BOBES NAVES, M.C. (1960-61) “La toponimia romana en Asturias”, Emérita,
XXVIII, 242-284 y XXIX, 1-52.
BOBES NAVES, M.C. (1962) “De toponimia asturiana”, Archivum, XII, 427-444.
BOBES NAVES, M.C. y J. URÍA RÍU (1964) “La toponimia de Busto en el NO.
peninsular”, Archivum, XIV, 74-102.
BUSTO, M. (1981) “Pudiera no ser fabuloso el pleito de los delfines. Está basado en un
hecho real y verdadero”, BIDEA, 102, 367-372.
BUSTO, M. (1984) Historia del concejo de Carreño en la general de Asturias. Gijón:
Caja Rural Gijonesa.
BUSTO, M. (1986) Diccionario bable de González Posada y Academia Asturiana de
Letras. Oviedo: IDEA.
BUSTO, M. (1987) Guía del concejo de Carreño. Gijón: Principado de Asturias.
BUSTO GUTIÉRREZ, P. (2004) Toponimia de la parroquia de Lluanco. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
490
BUSTO GUTIÉRREZ, P. (2005) "Toponimia histórica de Gozón", Lletres Asturianes,
nº 90, 57-63.
CABEZA QUILES, F. (1992) Os nomes de lugar. Topónimos de Galicia: a súa orixe e
o seu significado. Vigo: Xerais.
CABEZA QUILES, F. (2000) Os nomes da terra. Topónimos galegos. A Coruña:
Toxosoutos.
CABEZA QUILES, F. (2001a) "Sobre o nome da Estrada", A Estrada, Miscelánea
histórica e cultural, 4, 11-22.
CABEZA QUILES, F. (2001b) "Algúns topónimos das parroquias da Estrada,
Matalobos, Ouzande e Toedo", A Estrada, Miscelánea histórica e cultural, 9, 115-133.
CABEZA QUILES, F. (2005a) Gallegos en Las Alpujarras granadinas. Noia:
Toxosoutos.
CABEZA QUILES, F. (2005b) "Algúns topónimos da parroquia de Guimarei", A
Estrada, Miscelánea histórica e cultural, 8, 21-29.
CABEZA QUILES, F. (2006) "Toponimia Ribadaviense", A Fundación, Asociación de
Amigos do Museo Etnolóxico e do Conxunto Histórico de Ribadavia, 11, 3-5.
CABEZA QUILES, F. (2007) "A toponimia da illa de Ons (II)", Aunios, 12, 57-61.
CABEZA QUILES, F. (2008) Toponimia de Galicia. Vigo: Galaxia.
CAMINO MAYOR, J. (1992) “Excavaciones arqueológicas en castros de la ría de
Villaviciosa. Un poblamiento de la Edad del Hierro”, Excavaciones arqueológicas en
Asturias, 1987-1990. Oviedo: Consejería de Educación, Cultura, Deportes y Juventud.
CAMINO MAYOR, J. (1995) Los castros marítimos en Asturias. Oviedo: RIDEA.
CANELLA SECADES, F. (2009) Estudios Asturianos (Cartafueyos d´Asturies).
Madrid: Editorial Complutense.
CANO GONZÁLEZ, A. M. (1982) Vocabulario del bable de Somiedo. Oviedo: IDEA.
CARIDAD ARIAS, J. (2001) Toponimia y mito. Madrid: Oikos-Tau.
CARMONA MUELA, J. (2003) Iconografía de los santos. Madrid: Istmo.
CARRÉ ALVARELLOS, J. (1979) Diccionario galego-castelán. Vigo: Galaxia.
CARRERA DE LA RED, M. F. (1992) “Macrotoponimia castellana en fuentes
documentales. Reflejo de la evolución histórica de nuestra lengua”. En: M. Ariza, R.
Cano, J.Mª Mendoza y A. Narbona (eds.), Actas del II Congreso Internacional de
Historia de la Lengua Española, II, 919-936. Madrid: Pabellón de España.
491
CARRERA DE LA RED, M. F. (2010) El Valle del Cea a través de la toponimia
documental. Madrid: LICEUS.
CASARES, J. (1952) “Bogavante”. En R. de Balbín (Dir.) Estudios dedicados a
Menéndez Pidal, II, 49-55. Madrid: CSIC.
CASARIEGO, J.E. (1976) Asturias y la mar. Salinas: Ayalga.
CASILLAS ANTÚNEZ, F. J. (2008) La toponimia de La Tierra de Coria, I y II.
Cáceres: Universidad de Extremadura.
CASSAGNE, J. M. y M. KORSAK (2002) Origine des noms de villes et villages
Charente- Maritime. Saint-Jean d´Angely: Jean-Michel Bordessoules.
CASTAÑO FERNÁNDEZ, A. M. (2004) Los nombres de Extremadura. Estudios de
toponimia extremeña. Badajoz: Editora Regional de Extremadura.
CATALÁN, D. y A. GALMÉS DE FUENTES (1954) “La diptongación en leonés”,
Archivum, IV, 87-147.
CELDRÁN, P. (2002) Diccionario de topónimos españoles y sus gentilicios. Madrid:
Espasa Calpe.
CHAO ARANA, J. (1998) Por los pueblos de Asturias. Oviedo: Librería Cervantes.
CHAO ARANA J. y F. FERNÁNDEZ ÁLVAREZ (2009) Brañas de Asturias. Oviedo:
Cajastur.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (1992) Toponimia Lenense. Oviedo: RIDEA.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2001) Diccionario toponímico de la Montaña Asturiana.
Oviedo: KRK.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2002a) “El género femenino en la toponimia de montaña
asturiana”. Etnografía y folklore asturiano, 75-119. Oviedo: RIDEA.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2002b) “Poder religioso y toponimia”, Lucus, 3, 41-77.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2004) "El rostro femenino y el rostro masculino de la
montaña. A propósito de la toponimia del Cares", LNE, 05 de Mayo, 52.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2007) Diccionario etimológico de toponimia asturiana.
Oviedo: KRK.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2008) "Breve descripción toponímica de Cartavio",
Cartavio 2008, 96-101.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2009a) “Toponimia y salud”, Etnografía y folclore
asturiano. Conferencias 2005-2006 y 2006-2007, 117-154. Oviedo: RIDEA.
492
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2009b) “Etno-: el pueblo, lo popular en la cultura”,
(http://xuliocs.com/, [en red]. Acceso: 18 de Abril 2010.
CONCEPCIÓN SUÁREZ, J. (2011) El paisaje toponímico asturiano: unidad dentro de
la diversidad. Oviedo: RIDEA.
CONCEPCION SUÁREZ, J., A. GARCÍA MARTÍNEZ, y M. MAYOR LÓPEZ
(2008) Las brañas asturianas: un estudio etnográfico, etnobotánico y toponímico.
Oviedo: RIDEA.
COROMINAS, J. (1965) Estudis de toponimia catalana I y II. Madrid: Gredos.
COROMINAS, J. (1972) Tópica Hespérica I y II. Madrid: Gredos
COROMINAS, J. y J.A. PASCUAL, (1980-1983) Diccionario crítico-etimológico
castellano e hispánico, 6 tomos. Madrid: Gredos.
COROMINAS, J y J. MASCARÓ PASSARIUS (1989) Onomasticon Cataloniae I.
Toponímia antiga de Les Illes Balears. Barcelona : Curial Edicions Catalanes, S.A.
D´ANDRÉS, R. (2008) Diccionario toponímico del concejo de Gijón. Gijón:
Ayuntamiento de Gijón.
DAUZAT, A. y Ch. ROSTAING (1984) Dictionnaire étymologique des noms de Lieux
en France. Paris: Librairie Guènègaud.
DEROY, L. y M. MULON, (1992) Dictionnaire de noms de lieux. Paris: Dicorobert.
DÍAZ CASTAÑÓN, M. C. (1966) El bable del Cabo de Peñas. Oviedo: IDEA.
DÍAZ-FORMENTÍ, J.M. (2004) Árboles y arbustos naturales de Asturias. Oviedo:
Cajastur.
DÍAZ LÓPEZ, C. et al. (Eds.) (2006) Gozón. El libro del concejo. Avilés: Azucel.
DÍAZ LÓPEZ, C. et al. (Eds.) (2007) Carreño. El libro del concejo. Avilés: Azucel.
Diccionario de Autoridades (1726-1737) Reeedición de 1979. Madrid: Gredos.
DIEGO LLACA, F. (1979) Asina jabla Llanes. Madrid: Sociedad de Amigos del
Paisaje de Llanes.
DIEGO SANTOS, F. (1977) Historia de Asturias, III. Romanización y época visigoda.
Salinas: Ayalga.
DIEGO SANTOS, F. (1996) “Gigia y otras ciudades astures. Anotaciones al texto de
Ptolomeo”, Ástura 10, 79-86.
ERNOUT, A. y A. MEILLET (1967) Dictionnaire etymologique de la langue latine.
Histoire des mots. Paris : Paris.
493
FALC´HUN, F. (1970) Les noms de lieux celtiques. Rennes: Éditions Armoricaines.
FANDOS RODRÍGUEZ, L. (2000) La mujer trabajadora en Gozón 1750-1960.
Luanco: Museo marítimo de Asturias.
FAURE, R. (2002) Diccionario de nombres propios. Madrid: Espasa.
FAURE, R. (2004) Diccionario de nombres geográficos y étnicos del mundo. Madrid:
Espasa Calpe.
FERNÁNDEZ-CAÑEDO, J (1963) El habla y la cultura popular de Cabrales. Revista
de Filología Española. Madrid: CSIC.
FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, X. (2002) Toponimia de la parroquia de Candás. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
FERNÁNDEZ-MIRANDA, M. (1992) Los orígenes de Gijón. Gijón: Ayuntamiento de
Gijón.
FERNÁNDEZ OCHOA, C. (1982) Asturias en la época romana. Madrid: Universidad
Autónoma de Madrid.
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, D. (2004) Toponimia de San Martín de Podes (Gozón).
Oviedo: Ayuntamiento de Gozón.
FLORIANO LLORENTE, P. (1968) Colección diplomática del monasterio de San
Vicente de Oviedo, IDEA, 122, nº IX. Oviedo.
FRADE, H. del y R. FIGAREDO (2002) Marinos, puertos y barcos en la antigua
Asturias. Oviedo: Trea.
GALÁN GONZÁLEZ, J. L. (2006) Los Caminos de Santiago. Oviedo: Asociación
Astur-Leonesa de amigos del Camino de Santiago.
GALMÉS DE FUENTES, A. (1960) “Más datos sobre la inflexión metafonética en el
Centro Sur de Asturias”, Trabajos sobre el dominio románico leonés, II, 11-25. Madrid:
Gredos.
GALMÉS DE FUENTES, A. (1983) “Toponimia balear y asociación etimológica”,
Archivum XXXIII, 409-420.
GALMÉS DE FUENTES, A. (1987) “Toponimia asturiana y asociación etimológica”,
Actes de les xornaes de toponimia asturiana, 31-40. Uviéu: Academia de la Llingua
Asturiana.
GARCÍA ALONSO, J. (1998) Aeroguía del litoral de Cantabria y Asturias. Barcelona:
Planeta.
494
GARCÍA ÁLVAREZ, T.C. (1960) “La inflexión vocálica en el bable de Bimenes”,
BIDEA, XLI, 471-487.
GARCÍA ARIAS, X.Ll. (1982) “Metafonía per –i”, Lletres Asturianes 4, 6-15.
GARCÍA ARIAS, X.Ll. (1985-86) “Ente La Pola y La Puela, El Puelu”, Asturiensia
Medievalia, 5, 197-201.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (1988) Contribución a la gramática histórica de la lengua
asturiana y caracterización etimológica de su léxico. Oviedo: Universidad de Oviedo.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (1995) Toponimia: teoría y actuación. Uviéu: Academia de la
Llingua Asturiana.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2000a) Pueblos asturianos: el porqué de sus nombres. Gijón:
Alborá Llibros.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2000b) Propuestes etimolóxiques (1975-2000). Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2002-2004) Diccionario general de la lengua asturiana.
Oviedo: Prensa Asturiana S.A. / La Nueva España.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2003) Gramática histórica de la lengua asturiana. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2004-2005) Toponimia asturiana: El porqué de los nombres
de nuestros pueblos. Oviedo: Prensa asturiana S.A. / La Nueva España.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2007) Propuestes etimolóxiques (2). Uviéu: Academia de la
Llingua Asturiana.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2008) Propuestes etimolóxiques (3). Uviéu: Academia de la
Llingua Asturiana.
GARCÍA ARIAS, X. Ll. (2009) Propuestes etimolóxiques (4). Uvieú: Academia de la
Llingua Asturiana.
GARCÍA DE DIEGO, V. (1978) Manual de dialectología española. Madrid: Centro
Iberoamericano de Cooperación.
GARCÍA DE DIEGO, V. (1981) Gramática histórica española. Madrid: Gredos.
GARCÍA DE DIEGO, V. (1989) Diccionario etimológico español e hispano. Madrid:
Espasa-Calpe.
GARCÍA LADO, M. A. (1998) Mamíferos. La naturaleza en Asturias. Avilés: Azucel.
495
GARCÍA LARRAGUETA, S. (1962) Colección de documentos de la catedral de
Oviedo. Oviedo: IDEA.
GARCÍA MARTÍNEZ, A. (2008) Antropología de Asturias, I. La cultura tradicional,
patrimonio de futuro. Oviedo: KRK.
GARCÍA MARTÍNEZ, A. (2009) Los vaqueiros de alzada de Asturias. Un estudio
histórico-antropológico. Oviedo: KRK.
GARCÍA MARTÍNEZ, J. (1992a) “Etimología e interpretación popular en los pueblos
de León”, Lletres Asturianes, nº 43, 51-61.
GARCÍA MARTÍNEZ, J. (1992b) El significado de los pueblos de León. León: G.C.
GARCÍA SÁNCHEZ, J.J. (2007) Atlas toponímico de España. Madrid: Arco Libros.
GENDRON, S. (2003) L´origine des noms de lieux en France. Paris: Errance.
GONZÁLEZ, J.M. (1950a) “El hidrónimo naura”, BIDEA, 9, 3-34.
GONZÁLEZ, J.M. (1950b) “Abia nombre de corrientes fluviales en la península
ibérica”, Revista de Letras, 4-23.
GONZÁLEZ, J.M. (1951) “Nombres del río Nalón, Archivum 1, 45-61.
GÓNZALEZ, J.M (1956) “Jupiter Candamius”, BIDEA, 29, 370-382.
GONZÁLEZ, J.M. (1959) Toponimia de una parroquia asturiana. Oviedo: IDEA.
GÓNZALEZ, J.M. (1962) “*Cara y *Munno términos céfalo-oronímicos”, Archivum,
III, 335-348.
GONZÁLEZ, J.M. (1963) “Algunos ríos asturianos de nombre prerromano”, Archivum,
XIII, 277-291.
GONZÁLEZ, J.M. (1965) “Las escritas del dominio toponímico peninsular”. Actas do
Congresso internacional de Etnografía III. Lisboa.
GONZÁLEZ, J.M. (1976) Miscelánea histórica asturiana. Oviedo: IDEA.
GONZÁLEZ DE POSADA, C. (1788) Diccionario de algunas voces del dialecto
asturiano y otros papeles. Ed. X. Ll. García Arias (1989). Uviéu: Universidá d´Uvieu.
GONZÁLEZ DE POSADA, C. (1792). Noticias históricas del concejo de Carreño.
Manuscrito trascrito por David Pérez Sierra (1997). Candás: Casino de Candás.
GONZÁLEZ GARCÍA, I. y J.I. RUIZ DE LA PEÑA, (1972) “La economía salinera en
la Asturias medieval”, Asturiensia Medievalia, nº1, 11-155.
GONZÁLEZ- QUEVEDO, R. (2002) Antropología social y cultural de Asturias.
Introducción a la Cultura Asturiana. Granda-Siero: MADÚ.
496
HACHETTE (1989) Le dicctionaire du Français (DFH). Évreux (Eure) : Hachette.
HILTY, G. (1991) “Problemas de metafonía en asturiano”, Lletres Asturianes 42, 7-20.
HUBSCHMID, J. (1980a) “Toponimia prerromana”, Enciclopedia Lingüística
Hispánica, I, 27-66. Madrid: CSIC.
HUBSCHMID, J. (1980b) “Lenguas prerromanas indoeuropeas”, Enciclopedia
Lingüística Hispánica, I, 127-150. Madrid: CSIC.
HUMBERT, J. (1972) Mitología griega y romana. Barcelona: Gustavo Gili.
IGLESIAS, H. (2000) Noms de lieux et de personnes à Bayonne, Anglet et Biarritz au
XVIII siècle. Donostia: Elkarlanean.
IGLESIAS FERNÁNDEZ, A. e I. FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ (2002) Toponimia de
la parroquia de Viodo. Uvieú: Academia de la Llingua Asturiana.
INSTITUTO HIDROGRÁFICO DE LA MARINA (1976) Derrotero de la Costa Norte
de España desde El Río Bidasoa hasta La Estaca de Bares. Cádiz: Instituto
Hidrográfico de la Marina, Sección Naútica.
JUNCEDA AVELLO, J. (1987) Medicina popular en Asturias. Oviedo: RIDEA.
LAPESA, R. (1988) Historia de la lengua española. Madrid: Gredos.
LASTRA J. J. (2003) Etnobotánica en el Parque Nacional de Picos de Europa. Oviedo:
Organismo Autónomo Parques Nacionales.
LASTRA, J. J. y L. I. BACHILLER (1997) Plantas medicinales en Asturias y la
Cordillera Cantábrica. Gijón: Trea.
LEPELLEY, R. (2003) Dictionnaire étimologique des noms de commues de Normandie.
Caen: Presses Universitaires de Caen.
LLAMAZARES SANJUAN, A. (1993) “Rey, Reina y términos conexos en la
toponimia leonesa”, LLetres Asturianes, 49, 115-129.
LLAMAZARES SANJUAN, A. (1994) “Pola y topónimos relacionados con chopo”,
LLetres Asturianes, 53, 29-42.
LLORENTE MALDONADO, A. (1947) Estudio sobre el habla de La Ribera.
Salamanca: CSIC.
LLORENTE MALDONADO, A (1962) Toponimia e Historia. Granada: Universidad
de Granada.
LONGO VIEJO, C. (2007) Estudio diacrónico de la toponimia marinera de los
concejos de Carreño y Gozón. Oviedo: RIDEA.
497
LÓPEZ SANTOS, L. (1947) “Toponimia de la diócesis de León”, Archivos Leoneses, 1,
30-64.
LÓPEZ SANTOS, L. (1952) “Influjo de la vida cristiana en los nombres de los pueblos
españoles”, Archivos Leoneses, 10, 5-58.
LÓPEZ SANTOS, L. (1960a) “Hagiotoponimia”. En Enciclopedia Lingüística
Hispánica, I, 579-614. Madrid: CSIC.
LÓPEZ SANTOS, L. (1960b) “La diptongación en Leonés”, Archivum, X, 271-318.
LORENZO ÁLVAREZ, M.A. (1995) Toponimia de la parroquia de Llaviana. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
MADOZ, P. (1845-1850) Diccionario geográfico-estadístico-histórico, Asturias.
Valladolid: MAXTOR.
MADRID ÁLVAREZ, V. (1988) Arte románico de Cabo Peñas. Oviedo: Universidad
de Oviedo.
MARIÑO PAZ, R. (1999) Historia da Lingua Galega. Santiago de Compostela: Sotelo
Blanco.
MARTÍNEZ ÁLVAREZ, J. (1967) Bable y castellano en el concejo de Oviedo.
Archivum XVII. Oviedo: Universidad de Oviedo.
MAYA, J.L. (1998) “Castros asturianos: cronología y atribución étnica”, Asturies.
Memoria encesa d´un país, 3, 4-17.
MAYOR, M. y T. E. DÍAZ (2003) La flora asturiana. Oviedo: RIDEA.
MENÉNDEZ PIDAL, R. (1968) Toponimia prerrománica hispana. Madrid: Gredos.
MENÉNDEZ PIDAL, R. (1972a) Orígenes del español. Madrid: Espasa-Calpe.
MENÉNDEZ PIDAL, R. (1972b) El dialecto leonés. Oviedo: IDEA.
MENÉNDEZ PIDAL, R. (2003) Léxico hispánico primitivo (siglos VIII al XII). Madrid:
Espasa Calpe.
MEYER-LÜBKE, W. (1972) Romanisches Etymologisches Wörterbuch. Heidelberg: C.
Winter.
MIGUÉLEZ RODRÍGUEZ, E. (1993) Diccionario de las hablas leonesas, León –
Salamanca – Zamora. Zamora: Monte Casino.
MIRANDA DUQUE, A. M. y C. ÁLVAREZ ARIAS, (2008) Documentos orixinales
del monesteriu de San Vicente d´Uviéu II. (1239-1250). Uviéu: Academia de la Llingua
Asturiana.
498
MOLINER, M. (2007) Diccionario de uso del español María Moliner. Madrid: Gredos.
MORALA, J. (1983a) “Toponimia y vías de comunicación en una zona de la Vega del
Esla”. Estudios Humanísticos, 5, 171-180.
MORALA, J. (1983b) “Sobre los topónimos de tipo Gordón”, Lletres Asturianes, 7, 35-
38.
MORALA, J. (1984) Toponimia de una zona del Esla: Palanquinos y Villavidel. León:
Universidad de León.
MORALA, J. (1989) Toponimia de la comarca de Los Oteros (León). León: Diputación
Provincial de León.
MORALEJO LASO, A. (1944) “Observaciones sobre el estudio de la toponimia
gallega”, Cuadernos de estudios gallegos, I, 3, 354-362.
MORALEJO LASO, A. (1976) “Sobre grafía y pronunciación de los topónimos
gallegos”, Verba, 3,11-34.
MORALEJO LASO, A. (1977) Toponimia gallega y leonesa. Santiago de Compostela:
Pico Sacro.
MOREU-REY, E. (1982) Els nostres noms de lloc. Mallorca: Moll
MUÑIZ LÓPEZ, I. y A. GARCÍA ÁLVAREZ-BUSTO (2009) “El Castiellu de
Gauzón”, Asturies, memoria encesa de un país, 28, 4-18.
NEIRA, J. (1955) El habla de Lena. Oviedo: IDEA.
NEIRA, J. (1976) El bable. Estructura e historia. Gijón: Ayalga.
NEIRA, J. (1978) “Origen de la forma prefijada So en topónimos asturianos”, BIDEA,
95, 577-581.
NEIRA, J. y M. PIÑEIRO (1989) Diccionario de los bables de Asturias. Oviedo: IDEA.
NIETO BALLESTER, E. (1997) Breve diccionario de topónimos españoles. Madrid:
Alianza editorial.
NOVAL, A. (1976) La fauna salvaje asturiana. Gijón: Ayalga.
NÚÑEZ FERNÁNDEZ, E. (1993) “Gremios, cofradías, sociedades y pósitos de
mareantes y pescadores (Desde la Baja Edad Media hasta 1943)”, Asociacionismo
marinero en Asturias (I). Candás: Ayuntamiento de Carreño.
ORDIALES, B. y G. CÉSAR RUIZ (2006) Guía de los árboles d´Asturies. Uviéu:
Trabe.
499
PALOMAR LAPESA, M. (1960) “Antroponimia prerromana”, Enciclopedia
Lingüística Hispánica, I, 347- 387. Madrid: CSIC
PALOMAR LAPESA, M. (1967) La onomástica personal prelatina de la antigua
Lusitania. Salamanca.
PANDO GARCÍA-PUMARINO, I. (1984) “El gremio del mar de Luanco. Noticias del
Catastro de Ensenada-1753 Estatutos-1828”, Parpayuela, Revista Cultural de Gozón, 8,
10-14.
PANDO GARCÍA-PUMARINO, I. (1989) Luanco y concejo de Gozón. Luanco:
Ayuntamiento de Gozón.
PANDO GARCÍA-PUMARINO, I. y T. CUERVO RODRÍGUEZ (eds.) (1998) Alberto
Muñiz Ovies. La pasión por la imagen: veinte años de fotografía y cien en Luanco
1913-1933. Luanco: Museo Marítimo de Asturias.
PELLEGRINI, G.B. (1990) Toponomástica italiana. Milano: Editore Ulrico Hoepli.
PENSADO, J.L. (1999) Estudios asturianos. Uviéu: Academia de la Llingua Asturiana.
PÉREZ DE CASTRO, J.L. (1978) “El concejo de Carreño, según el Catastro de
Ensenada”, BIDEA, 95, 645-678.
PÉREZ-SIERRA. D. (1988) Vocabulario candasín. Gijón: Gráficas Echegaray
PÉREZ-SIERRA, D. (2003) Historia general de Candás y su concejo de Carreño.
Gijón: Ayuntamiento de Carreño y Autoridad Portuaria de Gijón.
PÉREZ TORAL, M. (1991) «Análisis lingüístico de una muestra onomástica asturiana”,
BIDEA, 671-685.
PÉREZ TORAL, M. (2004) "Rendimiento y significado de la oposición de género en
algunos topónimos asturianos", BIDEA, 164, 27-40.
PÉREZ TORAL, M. (2008) "Diccionario etimológico de toponimia asturiana".
Archivum, LVII, 515-520.
PHARIES, D. (2002) Diccionario etimológico de los sufijos españoles. Madrid: Gredos.
PIEL. J. (1947) “As aguas na toponimia galego-portuguesa”, Boletim de Filología,
VIII, 305-342.
PIEL, J. (1953) Miscelánea de etimología portuguesa e galega. Coimbra: Acta
Universitatis Conimbrigensis.
PIEL, J. (1954) “Bustum, pascua, veranea, hibernacula y términos análogos en la
toponomástica del NO hispánico”, BIDEA, 21, 25-49.
500
PIEL, J. y D. KREMER, (1976) Hispano-gotisches Namenbuch. Heidelberg:
Carlwinter Universitäverlag.
PIÑÁN, C. y B. CANGA (2009) Calzadas romanas o vías históricas de Asturias.
Uviéu: Trabe.
POKORNY, J (1959) Indogermanisches etymologisches Wörtenbuch. München: I.
Bang Francke Verlag.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001) Diccionario de la Real Academia Española
(DRAE). Madrid: Espasa Calpe.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2009) Nueva gramática de la lengua española, I y
II. Madrid: Espasa Libros.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2010) Ortografía de la lengua española. Madrid:
Espasa Libros.
RICO, E. y R. M. SIMÓ (2009) Flores silvestres de Asturias. Oviedo: Cajastur.
RIVAS QUINTAS, E. (1982) Toponimia de Marín. Berba, Anexo 18. Santiago de
Compostela: Universidade de Santiago de Compostela.
RIVAS QUINTAS, E. (1991) Onomástica persoal do noroeste hispano. Lugo:
Alvarellos.
RIVAS QUINTAS, E. (1994) Lingua galega, nivéis primitivos. Santiago de
Compostela: Laiovento.
ROBERTS, A. y B. PASTOR (2001) Diccionario etimológico indoeuropeo de la
lengua española. Madrid: Alianza Editorial.
RODRÍGUEZ CASTELLANO, L. (1952) La variedad dialectal del Alto Aller. Oviedo:
IDEA.
RODRÍGUEZ CASTELLANO, L. (1957) Contribución al vocabulario del bable
occidental. Oviedo: IDEA.
RODRIGUEZ FERNÁNDEZ, P. (1983) "El léxico de la ganadería en la diplomática
medieval del período astur (718-910)”, BIDEA, 108, 87-96.
RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, P. (1988) “Origen de los nombres del concejo de El
Franco y su capital La Caridad”, BIDEA, 125, 85-95.
RODRIGUEZ FERNÁNDEZ, P. (1992) "Res = 'ganado' (del latín res)", BIDEA, 139,
179-182.
501
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, M.R. (1993) “Noticias sobre el gremio de mareantes de
Candas”, Asociacionismo marinero en Asturias (II). Candás: Ayuntamiento de Carreño.
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, M.R. (2004) “La Asturias marinera”. En VVAA Los
Asturianos Raíces Culturales y sociales de una identidad, 265-310. Oviedo: Prensa
asturiana.
ROSTAING, Ch. (1994) Toponymie de la Provence. Marseille: Jeanne Laffitte.
RUBÉN JIMÉNEZ, J. (2004) Diccionario toponímico y etnográfico de Hispania
Antigua. Madrid: Minor Network.
SACAU RODRÍGUEZ, G. (1996) Os nomes da Terra de Vigo. Estudio Etimolóxico.
Vigo: Instituto de Estudios Vigueses.
SACAU RODRÍGUEZ, G. (1998) Os nomes da Ría de Vigo I, Cabo Silleiro-Berbes.
Vigo: Instituto de Estudios Vigueses.
SACAU RODRÍGUEZ, G. (2000) Os nomes da Ría de Vigo II, Berbés, Oitavén-
Verdugo. Vigo: Instituto de Estudios Vigueses.
SACAU RODRÍGUEZ, G. (2004) Os nombes da Ría de Vigo III, Oitavén-Verdugo, O
Facho de Donón. Vigo: Instituto de Estudios Vigueses.
SACAU RODRÍGUEZ, G. (2007) Os nomes beiramariños. Desde O Cabo Silleiro ata
O Porto da Guarda. Vigo: Instituto de Estudios Vigueses.
SANTOS YANGUAS, N. (2006) Asturias, los astures y la cultura castreña. Oviedo:
KRK.
SANZ ALONSO, B. (1997) Toponimia de la provincia de Valladolid. Las cuencas del
Duero, Pisuerga y Esgueva. Valladolid: Universidad de Valladolid.
SANZ FUENTES, M. J. y J. I. RUIZ DE LA PEÑA (1991) Colección diplomática del
Monasterio de San Vicente de Oviedo (siglos XIII-XV). Oviedo: Gofer.
SCHULTEN, A. (2000) Los cántabros y astures y su guerra con Roma. Santander:
Estudio.
SCHULZE, W. (1940) Zur geschichte lateinischer Eigennamem. Berlin: Weidmann
edition.
SEBASTIÁN ELIÁN, J. (2001) El gran libro de los apellidos y la heráldica.
Barcelona: Ediciones Robinbook.
SEGURA MUNGUÍA, S. (2003) Nuevo diccionario etimológico Latín-Español y de las
voces derivadas. Bilbao: Universidad de Deusto.
502
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1979) “Topónimos asturianos de origen indoeuropeo
prelatino en Asturias”, IDEA, 96-97,153-180.
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1980) Toponimia de origen indoeuropeo prelatino en
Asturias. Oviedo: IDEA.
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1981) “Huellas de dioses célticos”, Cuadernos del Norte,
8, 78-79.
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1981-1982) “Las voces duernu, duerna”, Archivum, 41-
42, 339-341.
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1984) “La toponimia asturiana de orixen prerromanu”,
Lletres Asturianes, 12, 55-67.
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1993a) "Mons Vindius", Agrupación Montañera Astur
Torrecerredo, 51-52.
SEVILLA RODRÍGUEZ, M. (1993b) "Piedraescrita", Agrupación Montañera Astur
Torrecerredo, 33-36.
SOMOZA, J. (1996) Primer ensayo de un vocabulario bable. Uviéu: Academia de la
Llingua Asturiana,
SORDO SOTRES, R. (1987) “Nombres de lugar en Los Picos de Europa”. En Actes de
les xornaes de toponimia asturiana, 51-55. Uviéu: Academia de la Llingua Asturiana.
SORDO SOTRES, R. (1997) Notas gramaticales y toponimia no latina. Piloña:
Colección El Jogueru.
SORDO SOTRES, R. (2001) Un vocabulario llanisco. Gijón: Printer 2.
SORDO SOTRES, R. (2005) Toponimia de Asturias, Cantabria y León. Gijón:
Colección El Jogueru.
SUÁREZ FERNÁNDEZ, X.M. (1996) Vocabulario de Mántaras (Tapia). Aportacióis
al léxico del galego-asturiano. A Caridad: Xeira.
SUÁREZ SOLÍS, S. (1983) El habla y el folklore de Luanco. Gijón: Santiago Sueiras.
SUÁREZ BELTRÁN, S. (1986) El cabildo de la Catedral de Oviedo en La Edad
Media. Oviedo: Universidad de Oviedo.
TAGLIAVINI, C. (1993) Orígenes de las lenguas neolatinas. Madrid: Fondo de
Cultura Económica.
TERRADO PABLO, J. (1986) “Paralelismos lingüísticos entre Asturias y Ribagorza”,
Lletres Asturianes, 19, 83-91.
503
TERRADO PABLO, J. (1999) Metodología de la investigación toponímica. Zaragoza:
INO.
TOLIVAR FAES, J. (1966) Hospitales de leprosos en Asturias durante las Edades
Media y Moderna. Oviedo: IDEA.
TORRES CABRERA, G. (2002) La toponimia de Fuerteventura. Estudio
morfosintáctico. Gran Canaria: Cabildo de Fuerteventura.
TRAPERO, M. (1995) Para una teoría lingüística de la toponimia (estudios de
toponimia canaria). Las Palmas de Gran Canaria: Universidad de Las Palmas de Gran
Canaria.
URÍA RIU, J. (1966) “El lugar de emplazamiento del Castillo de Gozón”, Valdediós,
11-14.
URÍA RÍU, J. (1967) “Oviedo y Avilés en el comercio atlántico de la Edad Media
(siglos XIII al XVII)”, BIDEA, 62, 199-250.
VALLINA ALONSO, C. (1983) Léxico marinero y folklore de Luanco. Gijón:
Santiago Sueiras.
VÁZQUEZ OBRADOR, J. (2008) Toponimia de Aso, Yosa y Betés (Sobremonte, Alto
Gállego). Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza y Xordica Editorial.
VEGA GONZÁLEZ, M. (1994a) Toponimia de la parroquia d´El Valle. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
VEGA GONZÁLEZ, M. (1994b) Toponimia de la parroquia d´Ambás. Uviéu:
Academia de la Llingua Asturiana.
VIAL, E. (1983) Les noms de villes et villages. Paris: Belin.
VIEJO, X. (1992) Entamos d´onomástica asturiana. Uviéu: Serviciu de Publicaciones
del Principáu d´Asturies.
VIEJO, X. (2003) La formación histórica de la llingua asturiana. Uviéu: Trabe.
VIEJO, X. (2003-2004) "Notes d'hidrotoponimia quirosana", Revista de Filoloxía
Asturiana, 3 y 4, 267-278.
VIGÓN, B. (1955) “Vocabulario dialectológico del concejo de Colunga”, Revista de
Filología Española. Anejo LXIII.
VIGÓN, B. (1980) Asturias: folklore del mar. Juegos infantiles. Poesía popular y otros
estudios asturianos. Oviedo: Biblioteca Popular Asturiana.
VILLAR, F. (1996) Los indoeuropeos y los orígenes de Europa. Madrid: Gredos.
504
VILLAVERDE AMIEVA, J.C. (1987) “La Moría, un topónimo de la marina oriental
asturiana”, Lletres Asturianes, 23, 19-36.
VVAA (1994) El Camino de Santiago por Asturias, 2 (Ruta de la Costa). Oviedo:
Consejería de Educación, Cultura, Deportes y Juventud del Principado de Asturias.
VVAA (1998) Asturias a través de sus concejos. Oviedo: Prensa Asturiana, S.A.
VVAA (2002) Enciclopedia del paisaje de Asturias. Todos los accidentes geográficos
del Principado. Oviedo: Prensa Asturiana, S.A.
VVAA (2004a) Los asturianos. Raíces culturales y sociales de una identidad. Oviedo:
Prensa Asturiana, S.A.
VVAA (2004b) “La playa d´Entrellusa (Perlora). Del Paleolíticu a los enterramientos
tardorromanos, la construcción na Islla y la caza de ballenes nel medievu”, Asturies, 18,
16-23.
VVAA. (2005) Asturias y la mar. Oviedo: Prensa Asturiana S.A.
505