El Proceso de Medida Cautelar PDF

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FACULTAD DE

FACULTAD DE CIENCIAS

ASIGNATURA
Proceso De Ejecución

ESCUELA PROFESIONAL DE: DERECHO

CENTRO ULADECH: CAÑETE

CICLO: VIII

DOCENTE TUTOR: DRA: Flor Minaya Foronda

ACTIVIDAD:

La medida cautelar de secuestro


NOMBRE DEL ESTUDIANTE:

JUAN CHIPANA FELIPE

2019
DEDICATORIA:
EL presente trabajo se lo dedicamos a
nuestros padres y familiares que nos
brindan su apoyo para seguir
superándonos como personas y
futuros profesionales. Y a nuestros
profesores por ser la guía a nuestro
camino de emprendimiento y mejor
futuro.
INTRODUCCIÓN

Para tratar sobre las medidas temporales sobre el fondo, antes hablaremos de la medida
cautelar para de éste modo ver en qué se diferencian o cual es el grado de similitud que existe
en ello. Para tal caso empezaremos de éste modo:
El termino medida debemos conceptualizarlo en su sentido práctico. La medida cautelar, por
consiguiente es la decisión cautelar ejecutada que presenta características peculiares según el
tipo de proceso al cual cautela, ello explica precisamente que la medida cautelar sea variable,
y tiene como objeto garantizar la la efectividad de la sentencia que resolverá el fondo del
asunto, para de este modo lograr la igualdad entre las partes y la celeridad procesal. Medida
cautelar es la decisión jurisdiccional positiva debidamente ejecutada.
Toda medida cautelar importa un prejuzgamiento. Es provisoria, instrumental y variable.
En otras palabras, lo que pretende una medida cautelar es que al momento que sea resuelta la
controversia judicial, ésta no sea tardía e inútil. Es por ello que las medidas cautelares se
encuentran dirigidas a asegurar la efectividad de la resolución definitiva que en un proceso
judicial se emita.
Mientras que en las medidas temporales sobre el fondo, son medidas cautelares específicas,
que se traducen en la ejecución anticipada de lo que se va a decidir en la sentencia, aquella
puede referirse a la integridad o aspectos sustanciales de la decisión a pronunciarse, tienen
mayor alcance puesto que solo se limitan a adoptar decisiones preventivas para una futura
ejecución forzada, sino que aseguran el contenido del mismo derecho. Donde solo es posible
una asignación provisional.
PROCESO CAUTELAR
Capítulo I
MEDIDAS CAUTELARES
I. CONCEPTO
La medida cautelar, denominada también preventiva o precautoria, es aquella
institución procesal mediante la cual el órgano jurisdiccional, a instancia de parte,
asegura la eficacia o el cumplimiento de la sentencia a dictarse en el proceso que
dirige, anticipando todos o determinados efectos del fallo, en razón de existir vero -
similitud en el derecho invocado y peligro en que la demora en la sustanciación de la
litis traiga como consecuencia que la decisión judicial no pueda reintegrar a la parte
vencedora en el juicio la totalidad de su derecho.

II. CLASES DE MEDIDAS CAUTELARES

No pretendemos en este punto abarcar las diferentes clasificaciones que de las


medidas cautelares hace la doctrina y aun la legislación comparada, en atención a la
diversidad de criterios clasificatorios (siendo unos incompletos y otros demasiado
complejos) que haría muy extensa esta parte de nuestro estudio de las medidas
precautorias, por lo que nos centraremos únicamente en la clasificación que se des -
prende del ordenamiento procesal peruano.

Así tenemos que pueden clasificarse las medidas cautelares:

A. De acuerdo a la oportunidad en que han sido peticionadas. En:

1) Medidas cautelares anticipadas o fuera del proceso.


(Arts. 608 y 636 del C.P.C.).
2) Medidas cautelares dentro del proceso. (Art. 608 del C.P.C.).

B. Según su previsión o no en el ordenamiento legal. En:


1) Medidas cautelares genéricas o atípicas. (Art. 629 del C.P.C.).
2) Medidas cautelares específicas o típicas. (Capítulo II del Título
IV de la Sección Quinta del C.P.C.).
Estas últimas se subdividen a su vez en:
a) Medidas para futura ejecución forzada. (Arts. 642 al 673 del C.P.C.). Pue den
ser las siguientes:
a.1) Embargo:
- En forma de depósito.
- En forma de inscripción.
- En forma de retención.
- En forma de intervención:
- En recaudación.
- En información.
- En forma de administración.

a.2) Secuestro:
- Judicial.
- Conservativo.
a.3) Anotación de demanda en los Registros Públicos.
b) Medidas temporales sobre el fondo. (Arts. 674 al 681 del C.P.C.).
c) Medidas innovativas. (Arts. 682 al 686 del C.P.C.).
d) Medidas de no innovar. (Art. 687 del C.P.C.).

III. FINALIDAD DE LA MEDIDA CAUTELAR

La medida cautelar tiene por finalidad darle en lo posible al solicitante de la


misma, la seguridad que lo ordenado en la sentencia va a ser cumplido o ejecutado.
De esta manera se garantiza que no sólo va a obtener una simple declaración respec -
to de su derecho, sino que su pretensión va a ser amparada de modo efectivo.

«A la cognición y a la ejecución, con las que la jurisd icción cumple el ciclo


entero de sus funciones principales, se agrega una tercera actividad que tiene una
finalidad auxiliar y subsidiaria, y es la actividad cautelar. La misma está dirigida a
asegurar, a garantizar el eficaz desenvolvimiento y el proficuo resultado de las otras
dos, y concurre, por eso, mediatamente a la obtención de los fines generales de la
jurisdicción». (LIEBMAN, 1980: 161).

«... Todo proceso (...) demanda un tiempo considerable para su decisión, y es


probable que durante su sustanciación se produzcan hechos que tornen imposible el
cumplimiento de lo resuelto por la sentencia definitiva. Entonces, las medidas
cautelares tienen por finalidad asegurar el resultado de la sentencia que debe recaer
en un proceso determinado, para que la justicia no sea burlada, haciendo imposible
su cumplimiento». (SERANTES PEÑA-PALMA; citado por MARTINEZ BOTOS,
1994: 27-28).

IV. IMPORTANCIA DE LA MEDIDA CAUTELAR

De acuerdo a lo dispuesto por el artículo III del Título Preliminar del Código
Procesal Civil la finalidad concreta del proceso «... es resolver un conflicto de inte -
reses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, haciendo efecti -
vos los derechos sustanciales...», mientras que su finalidad abstracta «... es lograr la
paz social en justicia», (La última -en nuestra opinión- no es sino una consecuencia
de la primera).
Ahora bien, para alcanzar tales finalidades es necesario que del proceso derive
un resultado material que no es otro sino el efectivo cumplimiento de la sentencia.
No basta con la declaración judicial, es necesario impregnarle pragmatismo a su
contenido, es indispensable que se dé una auténtica composición de la litis, es decir,
que sea resuelta eficazmente.

La medida cautelar funda su importancia en lo expuesto al cons tituir un meca-


nismo procesal que probablemente permitirá asegurar la ejecutabilidad del fallo fi nal
(pues no toda medida preventiva es absoluta), lo que de por sí puede significar la
futura obtención del resultado material aludido, contribuyendo de ese m odo a lograr
el cometido del proceso.

V. GENERALIDADES SOBRE LAS MEDIDAS CAUTELARES

Las medidas cautelares se encuentran reguladas en el Título IV («Proceso


Cautelar») de la Sección Quinta («Procesos Contenciosos») del Código Procesal
Civil.

JUEZ COMPETENTE, OPORTUNIDAD Y FINALIDAD

ARTICULO 608

Todo juez puede, a pedido de parte, dictar medida cautelar antes de iniciado
un proceso o dentro de este, destinada a asegurar el cumplimiento de la decisión
definitiva.

1. La actividad de la jurisdicción para dirimir un conflicto y brindar tutela efectiva,


pasa por una etapa previa de conocer los hechos alegados y acreditados por las
partes, para luego definir el derecho en discusión, esto es, declara la existencia o no
del derecho afectado; sin embargo, a pesar de haberse establecido la certeza del
derecho reclamado, puede darse el caso que se mantenga la renuencia a satisfacerlo,
circunstancias que obligan a la parte beneficiada a recurrir a la ejecución forzada de
este. En tanto sucede ello, la situación de hecho que justificaba la tutela del derecho
reclamado puede alterarse, a tal punto que puede llegar a desaparecer, tornando en
ilusión la satisfacción del derecho declarado. Bajo ese contexto, aparece en el
escenario el proceso cautelar, para cumplir una fun ción diferente al proceso de
conocimiento y de ejecución, dirigida a garantizar el eficaz desenvolvimiento de los
procesos ya citados; pero, la tutela cautelar no solo tiene como finalidad asegurar el
resultado del proceso, sino que, como señala Reimundín, tiende principalmente,
mediante medidas adecuadas, a la conservación del orden y de la tranquilidad
pública, impidiendo cualquier acto de violencia o que las partes quieran hacerse
justicia por sí mismas durante la sustanciación del proceso, prescindiendo del órgano
jurisdiccional. En el tiempo que transcurre mientras espera poder iniciar o mientras
se desarrolla un proceso, puede suceder que los medios que le son necesarios
(pruebas y bienes) se encuentren expuestos al peligro de desaparecer o, en general ,
de ser sustraídos a la disponibilidad de la justicia; o, más genéricamente, puede
suceder que el derecho cuyo reconocimiento se pide, resulte amenazado por un
perjuicio inminente e irreparable. La acción cautelar está siempre vinculada por una
relación de instrumentalidad, respecto de la pretensión principal ya propuesta o por
proponerse. Tiene como fin garantizar el resultado de la pretensión principal; no
obstante ello, la acción cautelar es autónoma y puede ser aceptada o rechazada según
su contenido y urgencia alegada.

2. El proceso no se agota en un instante. El tiempo que tome desde que se inicia el


proceso hasta que se logre una sentencia en definitiva, que dirima el conflicto, podría
llevar a buscar tutela para conservar o para innovar la situación de hecho existente,
prohibiendo su transformación o imponiendo la mutación de ese estado; pero
también la tutela puede orientarse a asegurar a futuro la ejecución forzada de una
sentencia, como sería el caso del embargo, que busca inmovilizar los bienes d e
propiedad del obligado. Ello se explica porque para evitar poner en cuestionamiento
la efectiva tutela de la jurisdicción, se hace necesario pedir a ella otro tipo de
respuestas, ya no la dirimente de un conflicto, sino la que busque asegurar, conservar
o anticipar los efectos del derecho en discusión. En ese sentido, la medida cautelar
está "destinada a asegurar el cumplimiento de la decisión definitiva". La falta de
custodia frustraría la eficacia de la función dirimente. Tenemos que precisar que se
pide el aseguramiento, no para que la jurisdicción resuelva el conflicto, sino para que
genere otro tipo de respuestas, otras situaciones que proporcionen una real
efectividad del derecho; sin embargo, existen medidas que buscan conservar alguna
situación de hecho en discusión o anticipar los efectos de lo que se busca.

Por otro lado, las medidas cautelares pueden llegar a tener unos efectos
innovativos y anticipativos a la satisfacción de la pretensión deducida en el proceso
principal. Ya no se trata que la conservación de cierta situación implique satisfacción
de derechos e intereses que en aquella estaban siendo satisfechos, sino de introducir
una innovación, satisfaciendo lo que extraprocesalmente nunca fue pacíficamente
reconocido. Pueden citarse bajo estos efectos a los alimentos provisionales
(asignación anticipada de alimentos) que el juez puede acordar a cargo del
demandado cuando hayan sido reclamados judicialmente estos.

En relación al modo como se ejerce la pretensión cautelar señalamos lo


siguiente: Las medidas se promueven a iniciativa de parte. El artículo 608 del CPC
recoge la influencia del principio dispositivo en la pretensión cautelar cuando señala:
"todo juez puede, a pedido de parte, dictar medida cautelar (...)". A pesar de que el
artículo 608 del CPC así lo regule, consideramos la posibilidad de la intervención de
oficio del juez para adoptar medidas de protección, sin pedido de parte, en casos
relacionados con el cuidado de la persona y bienes del menod6), como el que aparece
regulado en los artículos 683y 677 del CPC (7)'
SUSTITUCION DEL JUEZ

ARTICULO 609

Si por impedimento, recusación, excusación o abstención se dispone que el


conocimiento del proceso principal pase a otro juez, este conocerá también del
proceso cautelar.

1. Una de las características de la medida cautelar es su instrumentalidad, esto es,


nace al servicio del proceso definitivo. Ella está siempre subordinada a un fallo
definitivo, aun cuando precede al proceso. Se orienta, más que actuar el derecho, a
conseguir o asegurar la eficacia de la sentencia; más que hacer justicia, contribuye a
garantizar el eficaz funcionamiento de esta. Esto explica la razón para que cuando
opere la sustitución del juez en el conocimiento del proceso principal, este también
se extienda al conocimiento del proceso cautelar. La función del proceso cautelar no
es independiente del proceso definitivo. Existe subordinación. No puede aparecer el
proceso cautelar sin la existencia del proceso definitivo. Esta dependencia justifica
también que ante la sustitución del juez, el conocimiento del proceso principal pase
a otro, quien también conocerá del proceso cautelar. En ese sentido, no puede
conocer el proceso principal un juez y el proceso cautelar otro, máxime si la
imparcialidad de uno de ellos está en duda.

2. La norma nos coloca en el supuesto de que el juez natural que conoce el proceso
principal sea sustituido por las causales que cita el presente artículo. El nuevo juez
que continuará el conocimiento del proceso principal debe también asumir e l proceso
cautelar, para lo cual, el juez originario de la medida cautelar debe remitir el
expediente al juez sustituto. La norma solo hace referencia a la sustitución del juez
por impedimento, recusación, excusación o abstención, sin embargo, considerarno s
que esos supuestos no son cerrados porque pueden incorporarse otras situaciones que
lleven al mismo fin, como es, separar por medida disciplinaria del conocimiento del
proceso al juez originario.

3. El sistema de impedimentos y recusaciones ha sido cons truido dentro del Derecho


Procesal para que los ciudadanos y especialmente los países puedan evitar, que en
determinado caso se vulnere la imparcialidad del juez.

Recusación e impedimento persiguen el mismo fin: apartar del juez sospechoso


como garantía del justiciable. Cuando el juez siente afectada su imparcialidad, desde
ese mismo momento de la manifestación surge una condición impeditiva para el
ejercicio de la jurisdicción en el respectivo proceso. En ese sentido señala la norma:
"el juez a quien le afecte alguna causal de impedimento, deberá abstenerse y
declararse impedido tan pronto como advierta la existencia de ella".

REQUISITOS DE LA SOLICITUD

ARTICULO 610

EI que pide la medida debe:

1. Exponer los fundamentos de su pretensión cautelar;

2. Señalar la forma de esta;

3. Indicar, si fuera el caso, los bienes sobre los que debe recaer Ia medida y el
monto de su afectación;

4. Ofrecer contracautela; y,

5. Designar el órgano de auxilio judicial correspondiente, si fuera el caso.


Cuando se trate de persona natural, se acreditará su identificación anexando copia
legalizada de su documento de identidad personal.

1. Cuando un sujeto recurre a la jurisdicción para buscar tutela cautelar, lo hace con
un instrumento llamado solicitud, en el que traduce s u voluntad de pedir una medida
cautelar. Los objetivos de esa solicitud es dar inicio al proceso cautelar y lograr el
pronunciamiento de la jurisdicción al respecto. Esta solicitud es importante porque
es el vehículo a través del cual la parte va a plantear su pretensión cautelar y fijar la
forma de esta; si fuera el caso, señalará los bienes sobre los que debe recaer la
medida y el monto de su afectación, así como el ofrecimiento de la contracautela y la
designación del órgano de auxilio judicial correspondiente. La solicitud cautelar
constituye una forma de cómo se materializa el derecho de acción, que no siempre es
a través de una demanda, sino que bien puede ejercitarse mediante una solícitud. En
el caso particular de la medida cautelar fuera de proceso, se aprecia que se puede
acudir al órgano jurisdiccional sin demanda. En este caso, no estamos ante un
proceso sino ante un procedimiento, porque todo proceso se inicia con una demanda.
Este pedido cautelar es una instancia, porque constituye una etapa pre via a la
actuación del órgano jurisdiccional.

Esta solicitud genera ciertos efectos, como la carga del actor para impulsar el
procedimiento cautelar; determina los sujetos del proceso caulelar y fija el objeto de
decisión de la medida cautelar. Si bien el juez dicta la medida cautelar en la forma
solicitada, ella puede alterarse, si el juez considera adecuada otra medida en atención
a la naturaleza de la pretensión principal. Sobre el particular, véase lo regulado en el
artículo 611 y la llamada medida cautelar genérica del artículo 629 del CPC.

2. La solicitud debe contener los "fundamentos de la pretensión cautelar” (inciso1)


Esta exigencia es determinante para conceder la medida, pues en ella el interesado
debe mostrar los elementos de la cautela: verosimilitud y peligro en la demora; si se
carece de estos, la pretensión se desestimará y carecería de objeto ingresar a analizar
la adecuación de la medida, la contracautela, tipo de cautela, bienes, órgano de
auxilio, etc. En los fundamentos está el sustento de la cautela, que constituye un
elemento de la resolución cautelar, sin embargo, a pesar de que la redacción de este
inciso lo limite a ello, consideramos que se debe aportar prueba, preferentemente
documental, que sustente lo expuesto.

El inciso 2 hace referencia a la forma de la cautela, para lo cual puede recurrir a


las medidas para futura ejecución forzada (embargos), a la anotación de la demanda,
a la medida temporal sobre el fondo, a la medida innovativa y de no innovar y a la
medida genérica. La forma de la cautela debe ser congruente con la naturaleza
jurídica del bien que se quiere afectar y la pretensión que se busca asegurar; por
citar, un vehículo, al ser un bien registrable y registrado puede ser embargado en
forma de depósito, secuestro e inscripción; sin embargo, en atención a la adecuación
de la medida, hay que apreciar si esta forma de cautela contribuirá a la satisfacción
de la pretensión en debate; por ejemplo: si se discute únicamente el mejor derecho
de propiedad, la medida que no podría ampararse será la de futura ejecución forzada
(embargo) por no estar en discusión pretensiones dinerarias o apreciables en dinero,
sin embargo, una de las medidas adecuadas al caso sería la anotación de la demanda.
Véase aquí que la forma de la cautela requiere ser contrastada con la naturaleza de la
pretensión en discusión y con los bienes que se quiere afectar.

3. El otro requisito que debe contener la solicitud cautelar, si fuere el caso, es la


designación de los bienes sobre los que debe recaer la medida y el monto de su
afectación. Si estamos ante pretensiones dinerarias, la afectación de bienes dentro
del monto que se propone, sería un buen referente (ver el artículo 642 del CPC); sin
embargo, dicha fórmula no sería aplicable para el caso de prete nsiones
extrapatrimoniales, salvo que además de la pretensión principal (no patrimonial) se
discuta acumulativamente una pretensión dineraria, por ejemplo la indemnización
acumulada a la pretensión de mejor derecho de propiedad.

4. Cuando un demandante recurre a la jurisdicción a pedir tutela cautelar para


asegurar que el derecho que se viene discutiendo, sea satisfecho realmente, debe
mostrar una simple apariencia del derecho que invoca y sobre todo justificar la
urgencia de la medida; sin embargo, la resolución cautelar no solo contiene una
medida cautelar a favor de quien la invoca sino que necesariamente contiene otra
medida cautelar a favor del ejecutado, para asegurar, no el derecho en debate, sino
los daños que le pueda generar la ejecución de la medida cautelar. La resolución
cautelar contiene medidas precautorias a favor del actor y a favor del ejecutado, para
asegurar objetos diversos; así pues, el actor persigue el aseguramiento de la
satisfacción del derecho en discusión y el ejecutado el asegura miento del daño
provocado por la ejecución cautelar. Estas cautelas mutuas, tanto para el actor como
para el ejecutado, se justifican por la incertidumbre de la relación jurídica en debate.
El juez emite un pronunciamiento, sin tener la certeza del derecho que asegura; solo
la mera apariencia de ese derecho le lleva a aproximarse a una tutela cautelar,
justificada por la urgencia de la medida, por ello, ante la ausencia de certeza, el juez
tiene que voltear la mirada hacia el ejecutado, para brindarle otro típo de tutela
cautelar, frente al daño que le pudiere generar dicha decisión. Definitivamente, la
medida cautelar encierra riesgos, desde que no opera con la certeza del derecho, sino
con la mera apariencia de este; y ese riesgo debe ser asumido por quien se beneficia
con la medida. El riesgo no debe ser trasladado al demandado, sino por quien
obtiene una afectación sobre la esfera jurídica del ejecutado, de manera anticipada,
sin haberse definido aún el derecho en cuestionamiento.
5. La contracautela precisamente tiene por objeto asegurar al afectado con una
medida cautelar, el resarcimiento de los daños y perjuicios que pueda causar su
ejecución (ver el artículo 613 del CPC). Es la seguridad que da una persona a otra
que cumplirá lo pactado o prometido. La contracautela se funda en el principio de
igualdad, pues reemplaza, en cierta medida, a la bilateralidad. lmplica que la medida
cautelar sea doble: asegura al actor un derecho aún no actuado y al demandado la
efectividad del resarcimiento de los daños, si aquel no existiera. Ella puede ser de
naturaleza personal o real. Esta última, puede concurrir bajo cualquiera de los
derechos sustantivos de garantía, como la fianza, la prenda, etc.

6. Todas las medidas cautelares exigen, en mayor o menor grado, la colaboración de terceros
o de los propios interesados especialmente designados a tal fin, para custodiar bienes o
personas por mandato judicial. En ese sentido, el inciso 5 del aftículo en comentario,
considera como uno de los requisitos de la solicitud cautelar, la designación del órgano de
auxilio judicial, si fuera el caso.

Este es un auxiliar externo de los jueces, encargado de cumplir una medida cautelar,
guardando o vigilando bienes o personas que constituyen la materia sobre la cual recae la
medida. En opinión de algunos autores, estos auxiliares al ser designados o al encargárseles el
cumplimiento de una medida, se constituyen en representantes del juez; siendo calificados
como auxiliares externos de los jueces. Pueden ser terceros al proceso o, de manera
excepcional, los mismos litigantes, como sería el caso del embargo en forma de depósito. Los
órganos de auxilio judicial pueden agruparse en instituciones y funcionarios administrativos,
como el Banco de la Nación o el Registrador Publico; los propios litigantes, cuando uno de
ellos es designado depositario de bienes embargados; y los terceros, como el custodio e
interuentor, que se constituyen en auxiliares ad hoc para la misión encomendada.
Según el artículo 55 del CPC, son órganos de auxilio para la medida cautelar, el depositario,
el interventor y la Policía. A diferencia de los peritos, no existe profesión u oficio
especialmente predeterminado para el cargo, tampoco existen registros judiciales a los que
recurrir para la designación, quedando esta librada al arbitrio judicial, ante la propuesta que
hace el solicitante.

CONTENIDO DE LA DECISIÓN CAUTELAR


ARTICULO 611

El juez, atendiendo a la naturaleza de la pretensión principal y a fin de lograr la eficacia de


la decisión definitiva, dictará medida cautelar en la forma solicitada o en la que considere
adecuada, siempre que de lo expuesto y la prueba presentada por el de' mandante, aprecie:
1. La verosimilitud del derecho invocado.

2. La necesidad de la emisión de una decisión preventiva por constituir peligro Ia demora


del proceso, o por cualquier otra razón justificable. La medida solo afecta bienes y derechos
de las partes vinculadas por la relación material o de sus sucesores, en su caso, La
resolución precisará la forma, naturaleza y alcances de la contracautela. La decisión que
ampara o rechaza la medida cautelar será debidamente motivada, bajo sanción de nulidad.
1. La medida cautelar es otorgada sin contradictorio y en forma inmediata. Frente a ello, y a
fin de que no sea arbitraria la decisión que tome el juez, se exige la presencia de ciertos
elementos para concederla, como la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora.

2. Cuando nos referimos a la verosimilitud del derecho, tenemos que considerar a lo aparente,
esto es, a la probable existencia de un derecho, del cual se pide o se pedirá, tutela en el
proceso principal.

3. El peligro en la demora constituye el elemento más importante a tomar en cuenta en el


estudio de la medida cautelar. Este requiere ser alegado y justificado, mas no probado.

4. La norma señala que solo se afecta bienes y derechos de las partes vinculadas por la
relación material o de sus sucesores, en su caso. Frente a ello tenemos que señalar que tanto
los bienes como los derechos forman parte del patrimonio de una persona física o jurídica,
destinado no solo a la satisfacción de sus necesidades sino a garantizar sus responsabilidades.
Los derechos, que pueden ser de naturaleza real y personal, así como los bienes que lo
integran tienen que ser susceptibles al tráfico jurídico del comercio entre los hombres.

Otro supuesto a contemplar es cuando el embargo recae sobre el crédito, en cuyo caso se
dirige no contra el deudor, sino contra un tercero acreedor, que a su vez es deudor del
embargado

5. Por otro lado, para contrarrestar el inaudita pars que se da en la medida cautelar surge la
contracautela. Nótese que ella no es concebida como un elemento de la medida cautelar, sino
como un presupuesto de la resolución cautelar, de tal manera que en el pronunciamiento
judicial no puede haber cautela sin contractuela. En tanto perviva la contracautela pervivirá la
cautela.
La contracautela opera como una garantía por la realización de la medida cautelar. Se funda
en el principio de igualdad, pues no solo se debe pretender asegurar al actor un derecho no
actuado, en atención a la verosimilitud y el peligro en la demora, sino que también debe
preverse la posibilidad de asegurar al demandado la efectividad del resarcimiento de los
daños, generado por la medida cautelar.

6. Pueden concurrir a la contracautela diversos derechos personales o reales, en garantía,


como fianza, la hipoteca, la prenda, etc. El artículo 613 del CPC, califica a la contracautela de
naturaleza real o personal. Dentro de la segunda se incluye la caución juratoria, que implica
solo una promesa de responder de los posibles daños y perjuicios que la medida pudiera
ocasionar, si no resultare fundada la pretensión principal.

7. Es deber del juez invocar la adecuación en su pronunciamiento, pero no puede rechazar lo


solicitado por la falta de esta. El artículo 611 del CPC señala que se ampara o adecua pero no
rechaza por dicha modalidad.

CARACTERISTICAS DE LA MEDIDA CAUTELAR


ARTICULO 612
Toda medida cautelar importa un prejuzgamiento y es provisoria, instrumental y variable.
1. La medida cautelar importa un prejuzgamiento porque anticipa opinión, pero no obliga a
resolver al juez en la decisión final en atención a la medida dictada con antelación. El juez no
está en condiciones de afirmar que la pretensión demandada será amparada. Si bien se obtuvo
la medida cautelar, ella puede ser alterada por lo actuado en la etapa probatoria del proceso,
haciendo luego que la decisión final sea diferente a la que se hubiese tomado antes de ella.

2. Otra de las características de la medida cautelar es ser provisoria, decimos' ello porque
tiene una duración limitada con el tiempo a diferencia del proceso y porque está relacionada
con el fallo definitivo. Emitida la sentencia desaparece automáticamente la medida cautelar y
por tanto se cancela la contracautela si se ampara la demanda dando inicio a la ejecución
forzada (véase al respecto lo regulado en el artículo 620 del CPC). Si la sentencia es
infundada, por rechazar la pretensión, desaparece la medida cautelar, dando paso a examinar
la probabilidad de ejecutar la contracautela. Lo provisorio de la medida justifica que esta
desaparezca sea por sentencia o sin ella. En este último caso, la medida se altera porque
concurren pruebas que convencen que la apariencia del derecho ha desaparecido. El fin de
esta característica es eliminar el peligro en la demora, como uno de los elementos de la
medida cautelar, superado ello, la medida cautelar puede levantarse o desaparecer

3. El carácter instrumental de la medida recae en que nace al servicio del proceso definitivo.
Esta siempre subordinada a un fallo definitivo, aun cuando preceda al proceso. Se orienta,
más que actuar el derecho, a conseguir o asegurar la eficacia práctica de la sentencia. Más que
hacer justicia, contribuye a garantizar el eficaz funcionamiento de esta.

4. La medida cautelar es variable porque se dicta en atención a la apariencia del derecho. Esta
apariencia puede aumentar o desaparecer conforme avanza el proceso. A diferencia de lo que
ocurre cuando se emite una declaración de certeza, la decisión que se dicte en una medida
cautelar no será definitiva, pues se admitirá el juego del principio del rebus sic stantibud.2T),
de modo que la medida puede ser variada si cambian las circunstancias que justificaron su
dictado. Si el favorecido con la medida cautelar no ha podido a lo largo del proceso acreditar
su derecho, es factible que -a pedido de parte- la medida cautelar sea disminuida; caso
contrario, si el derecho aparece consolidado, bien puede el titular obtener medidas cautelares
adicionales. Antes del fallo definitivo, la medida cautelar, puede sufrir modificaciones en
cantidad y calidad. Cuantas veces cambia la situación que motivó la expedición de una
medida cautelar, eljuez podrá modificarla. En este sentido debe apreciarse la regulación de la
sustitución y la variabilidad de la medida que regula los artículos 617 y 628 del CPC.

CONTRACAUTELA Y DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ


ARTICULO 613

La contracautela tiene por objeto asegurar al afectado con una medida cautelar, el
resarcimiento de los daños y perjuicios que pueda causar su ejecución La admisión de la
contracautela, en cuanto a su naturaleza y monto, será decidida por el juez, quien podrá
aceptar la ofrecida por el solicitante, graduarla, modificarla o, incluso, cambiarla por la
que considere pertinente. La contracautela puede ser de naturaleza real o personal. Dentro
de la segunda se incluye la caución juratoria, que será ofrecida en el escrito que contiene
la solicitud de medida cautelar, con legalización de firma ante el secretario respectivo. La
contracautela de naturaleza real, se constituye con el mérito de la resolución judicial que la
admite y recaerá sobre bienes de propiedad de quien la ofrece; el juez remitirá el oficio
respectivo para su inscripción en el registro correspondiente. En caso de ejecución de la
contracautela, esta se llevará adelante, a pedido del interesado, ante el juez que dispuso la
medida y en el mismo cuaderno cautelar; el que resolverá lo conveniente previo traslado a
la otra parte. Cuando se admite la contracautela sometida a plazo, esta quedará sin efecto
al igual que la medida cautelar, si el peticionante no la prorroga u ofrece otra de la misma
naturaleza o eficacia, sin necesidad de requerimiento y dentro de tercer día de vencido el
plazo.

1. La contracautela responde al principio de igualdad, ya que viene a contrarrestar la ausencia


de la contradicción inicial que caracteriza al proceso cautelar. La determinación del tipo y del
monto de la contracautela se halla librada al criterio judicial. Como señala el ar1ículo, "la
admisión de la contracautela, en cuanto a su naturaleza y monto, será decidida por el juez
quien podrá aceptar la ofrecida por el solicitante, graduarla, modificarla o, incluso, cambiarla
por la que considere pertinente". La contracautela se justifica en atención a que la medida
cautelar nace para una función asegurativa, la misma que puede cumplir satisfactoriamente
con su objetivo o puede ser inútil y provocar perjuicio; de ahí que una de las características de
la medida cautelar es la contingencia, porque está ligada al riesgo. Si no se ampara la
demanda, hay la obligación de indemnizar al perjudicado con la ejecución cautelar. La
obligación de indemnizar no surge porque la medida cautelar dictada sea injusta, sino por el
hecho que su expedición y ejecución importa riesgo, que debe ser asumido por quien se
beneficia con é1. Esto nos lleva a señalar que también concurre una cautela a favor del
ejecutado con la medida, por supuesto con un objeto diverso al del ejecutante, pues no solo el
mandato del juez se orientará a cautelar la satisfacción futura del derecho en litigio sino en
cautelar el daño que pudiere causar la ejecución de dicha medida; de ahí que algunas
opiniones disienten calificar de contracautela a la tutela de posible daño al ejecutado con la
cautela, pues en ambos casos hay cautela.

2. Como ya se ha expresado al comentar el artículo 611, toda medida cautelar requiere de


ciertos presupuestos básicos para que pueda existir. Ellos son la verosimilitud del derecho y el
peligro en la demora. La contracautela es un presupuesto de la resolución cautelar mas no de
la medida cautelar; eso implica que se puede conceder cautela, aun sin materializar la
contracautela, pero para la ejecución de la cautela, requiere necesariamente de la previa
incorporación de la contracautela.

3. La contracautela según su naturaleza se divide en real y personal. La real se va a expresar


en una suma de dinero, títulos o bienes, que pueden pertenecer al propio beneficiado o
terceros, quienes darán su conformidad. La contracautela personal se expresa en la fianza; sin
embargo, se permite el juramento del propio afectado o promesa de terceros de reconocida
solvencia económica y moral de responder por el perjuicio que pudiera producir la traba, por
ejemplo, un banco u entidad financiera podría otorgar esa contracautela, siempre y cuando el
derecho en discusión no esté relacionado con la mala fe o con la actividad ilícita del banco.

Artículo 620.- CANCELACION DE LA CONTRACAUTELA


Resuelto el principal en definitiva y de modo favorable a quien obtuvo medida cautelar, la
contra cautela ofrecida queda cancelada en pleno derecho.

Según las concordancias de este artículo son necesarias las decisiones del juez ya que la
contra cautela es un requisito importante para la solicitud de una medida cautelar.

La contra cautela se justifica en atención a que la medida cautelar nace para una función
asegurativa. Puede cumplir satisfactoriamente con su objetivo o puede ser inútil y provocar
perjuicio; de ahí que una de las características de la medida cautelar es la contingencia,
porque está ligada al riesgo. Si no se ampara la demanda, hay la obligación de indemnizar al
perjudicado con la ejecución cautelar.

Entonces decimos que la contrauela cuida que el resarcimiento de los daños y prejuicios que
pueda causar la ejecución de la medida cautelar.

La cancelación de la contracautela se da cuando se ya es ejecutada la medida cautelar y queda


extinguido el pleno derecho de esta. Dada la ejecución queda cancelado y extinguido el
derecho ya que la cancelación de la contracautela opera cuando lo resuelto es definitivo, esto
se explica como resultado de la conversión de la medida cautelar a la ejecución forzada,
donde la aseguración de la cautela se transforma a la satisfacción del derecho firme declarado
en la sentencia.

La suerte de la contracautela está inminentemente ligada con lo resuelto en la sentencia


definitiva. Si ella es favorable a quien obtuvo la medida cautelar, la contracautela se cancela
de pleno derecho, pero, en el supuesto que la sentencia sea desfavorable, la contracautela
perdurará hasta que responda quien obtuvo la medida cautelar, por los daños ocasionados con
ella.

ARTÍCULO 621.- SANCIONES POR MEDIDA CAUTELAR INNECESARIA O


MALICIOSA.-
Si se declara infundada una demanda cuya pretensión estuvo asegurada con medida cautelar,
el titular de ésta pagará las costas y costos del proceso cautelar, una multa no mayor de diez
Unidades de Referencia Procesal y, a pedido de parte, podrá ser condenado también a
indemnizar los daños y perjuicios ocasionados.

La indemnización será fijada por el Juez de la demanda dentro del mismo proceso, previo
traslado por tres días.

La resolución que decida la fijación de costas, costos y multa es apelable sin efecto
suspensivo; la que establece la reparación indemnizatoria lo es con efecto suspensivo.

Una de las características de la medida cautelar es la contingencia. Decimos ello porque al


estar ligada al riesgo, no hay la seguridad absoluta que la medida que se dicta será útil o no.
Dicha constatación solo ocurrirá al final del camino, esto es, cuando la sentencia defina si
ampara o no la demanda.

Esta sería una norma reguladora ya que su efecto es la de sancionar al titular de la medida
cautelar dada ya que se generó diferentes dalos y perjuicios sin estar premunido del derecho
que en su momento invoco.

Aquí concurre la posibilidad de varias acciones, como una sanción pecuniaria por la medida
cautelar innecesaria o maliciosa y una condena a una indemnización por haber generado daño
la medida cautelar. En el primer caso, ella puede ser impuesta por el juez, en atención a las
facultades que regulan los artículos 410 y 411 del CpC y supuestos del artículo 112 del CPC,
a diferencia de la indemnización, que será a pedido de parte, pues esta es la que tendrá la
carga probatoria de mostrar el daño y la magnitud de esta.
La norma regula la posibilidad de la indemnización por los daños y perjuicios ocasionados
con la medida, dentro del mismo proceso, previo traslado por tres días. La obligación de
indemnizar no surge porque la medida cautelar sea injusta sino del hecho que su expedición
importa riesgo que debe ser asumido por quien se beneficia con ella. Hay una indefinición
legislativa en torno a la responsabilidad subjetiva u objetiva en la contracautela.

La multa es una sanción pecuniaria que se imponen a los sujetos procesales en atención a su
conducta asumida en el proceso. No solo los jueces la imponen para asegurar el orden y buen
trámite de los procesos, bajo un rol conminatorio, como se aprecia del inciso 1 del artículo 53
del CPC, sino que, asumen un rol represivo, que mira al pasado y es pronunciada por el juez,
de oficio. No repara el perjuicio que el incumplimiento o cumplimento tardío causa en el
proceso.
En conclusión, la norma frente a la medida cautelar innecesaria brinda un tratamiento
conjunto a tres elementos de naturaleza distinta como son: las obligaciones de origen procesal
(costas y costos), las multas (penalidades por incumplimiento de los deberes de parte) y los
daños y perjuicios (resarcimientos civiles al sujeto que los sufre). La respuesta jurisdiccional a
la trilogía señalada tendrá como escenario el mismo proceso principal en giro.

Artículo 622.- Deterioro o pérdida de bien afecto a medida cautelar.-

El peticionante de la medida y el órgano de auxilio judicial respectivo, son responsables


solidarios por el deterioro o la pérdida del bien afecto a medida cautelar. Esta responsabilidad
es regulada y establecida por el Juez de la demanda siguiendo el trámite previsto en el
Artículo 621.

La medida cautelar opera a pedido de parte. El que pide la medida debe proponer el órgano de
auxilio judicial correspondiente a la pretensión cautelar. Ello no impide que el juez de oficio,
si fuere el caso, incorpore al proceso al veedor a fin de que fiscalice la labor del órgano de
auxilio designado.

Por otro lado, el solicitante de la medida no puede desentenderse de la suerte del bien que
sometió a cautela porque responde solidariamente con el órgano de auxilio judicial designado.
Esta responsabilidad opera cuanto el bien ha salido de la esfera de custodia de su titular; de
ahí la solidaridad con el auxilio, pues Se Supone que este no ha cumplido con sus deberes de
ejecución y de custodia, Salvo que Sea la propia parte la causante del daño.

Esto implica que en el supuesto que se dirigiera la pretensión indemnizatoria solo contra el
peticionante de la medida, sin comprender en dicha pretensión al órgano de auxilio judicial;
este, el peticionante de la medida cautelar, puede solicitar su incorporación al órgano de
auxilio judicial -a través de la denuncia civil que regula el artículo 102 del CPC-, por tener
ambos responsabilidad solidaria en el evento. En caso el beneficiado con la medida hubiera
sido solo emplazado para la indemnización, este podría incorporar en dicho proceso al órgano
de auxilio judicial, a través de la figura del aseguramiento de pretensión futura, que regula el
artículo 104 del CPC, para repetir luego contra el órgano de auxilio judicial ante la supuesta
condena que tuviere que asumir el beneficiado con la medida.
“Artículo 623.- Afectación de bien de tercero.-

La medida cautelar puede recaer en bien de tercero, cuando se acredite su relación o interés
con la pretensión principal, siempre que haya sido citado con la demanda. Ejecutada la
medida, el tercero está legitimado para intervenir en el proceso principal y en el cautelar.

El deudor y los terceros ajenos a la relación obligacional podrán oponer el cambio de su


domicilio de acuerdo a lo dispuesto en el Artículo 40 del Código Civil. Dicha oposición surte
efecto aun en el acto mismo de ejecución de la medida cautelar, bajo responsabilidad del juez
y/o auxiliar judicial.”

Los sujetos que concurren al proceso judicial no solo están conformados por las partes sino
también por terceros, ajenos a la relación procesal. Si partimos de la simple idea que tercero
es quien no es parte en el proceso, no resulta satisfactorio para definirlo porque es necesario
que el tercero tenga un interés jurídico, cierto y tutelable en la pretensión que se va a discutir
porque le va a afectar de manera directa o indirecta el resultado del proceso. En esas
condiciones podemos asumir la presencia de un tercero legitimado en el proceso.

La citación es el acto mediante el cual se dispone que una persona comparezca ante el órgano
judicial a fin de realizar o presenciar una actividad en determinado día y hora, por ejemplo la
citación de testigos o peritos, se califica como citación, en cambio, el emplazamiento es el
llamado que se hace al demandado para que dentro del plazo señalado se presente al proceso
como parte. Con la citación simplemente se comunica la pretensión que se entabla, con el
emplazamiento se constituye la relación procesal entre el juez y las partes.

Ante la afectación de su patrimonio con una medida cautelar, los medios de defensa que
puede ejercer este tercero difiere del tercero no legitimado que regula el artículo 624 del CPC.
Señala la norma en comentario que "ejecutada la medida, el tercero está legitimado para
intervenir en el proceso principal y en el cautela/', esto nos lleva a decir, que en su condición
de tercero legitimado puede hacer uso de los medios de impugnación orientados a la revisión
y revocación de la medida cautelar. Recordemos que la impugnación no solo puede ser
ejercida por las partes sino por los terceros legitimados (artículo 355 del CPC).
En esa línea de pensamiento, el cualcompartimos, Acosta escribe "la legitimación para
reclamar el levantamiento de la medida se otorga en principio a quien es parte en el proceso
principal, sin embargo la relación procesal típica no agota la totalidad de los intereses
controvertidos: cuando una decisión agravia derechos o pretensiones de terceros, estos
adquieren calidad de parte interesada a los fines de su adecuada defensa mediante el
pertinente juicio de revocación ante la alzada. Faculta a quien tiene un interés legítimo aunque
no sea parte, a tomar intervención en la sustanciación de un recurso de apelación concedido
en un proceso cautela/'. En cuanto al momento procesal que tiene el tercero legitimado para
ejercer los medios de defensa señalamos que es el mismo que tienen las partes, esto es, luego
de ejecutada la medida. Debemos asumir que al término de la ejecución o en acto
inmediatamente posterior, se notifica al afectado, en este caso el tercero legitimado, quien
recién podrá apersonarse al proceso e interponer apelación, tal como lo señala el artículo 637
del Código Procesal citado.

Un aspecto importante que afianza la regla que "solo se puede afectar los bienes del obligado
aunque se encuentren en poder de terceros" es el efecto de la acción pauliana frente al
acreedor y su implicancia en la afectación del bien materia de transferencia. Señala el
Tribunal Registral que "sobre la figura de la acción pauliana, Fernando Vidal Ramírez
considera que 'habría que plantear en primer lugar que el acto fraudulento es perfectamente
válido y eficaz, tanto respecto de las partes como de los terceros, pero inoponibles a estos
cuando son acreedores del enajenante, por cuanto pueden impugnarlo'. También señala el
mismo auto de, que como en el régimen del Código la ineficacia solo favorece al acreedor
accionante, la declaración de ineficacia al no anular el acto no modifica la relación jurídica
entablada entre el fraudador y el tercero adquiriente, limitándose tan solo a posibilitar a que el
acreedor pueda embargarlos y hacerse pago con los bienes transferidos, aun cuando estos se
encuentren en el ámbito patrimonial del tercero adquiriente'. Debe tenerse en cuenta que la
sentencia no tiene efectos reales retroactivos respecto del bien cuyo acto de disposición se
declara ineficaz, ni efectos devolutivos; sino que circunscribe a la demandante y solo para los
efectos del pago de su crédito probado mediante el expediente que se acompaña, crédito que
puede ejecutarlo en manos del codemandado (adquiriente) puesto que se reputa que para los
efectos del acreedor en este caso la demandante, no ha habido acto de disposición
Artículo 624.- Responsabilidad por afectación de bien de tercero.-

Cuando se acredite fehacientemente que el bien afectado con la medida pertenece a persona
distinta del demandado, el Juez ordenará su desafectación inmediata, incluso si la medida no
se hubiera formalizado. El peticionante pagará las costas y costos del proceso cautelar y en
atención a las circunstancias perderá la contracautela en favor del propietario.

Si se acredita la mala fe del peticionante, se le impondrá una multa no mayor de treinta


Unidades de Referencia Procesal, oficiándose al Ministerio Público para los efectos del
proceso penal a que hubiere lugar.

Al proceso judicial concurren diversos sujetos, todos ellos con intereses contradictorios,
diferentes e idénticos; dentro de ese contexto los terceros que concurren con un interés
jurídico relevante con la pretensión que se discute son apreciados como terceros legitimados
para participar en é1, sin embargo, puede darse el caso que ingresen al proceso terceros que
no tengan algún interés directo o indirecto con la pretensión principal que se discute, sino
porque su interés radica en levantar los efectos de la medida cautelar que afecta su
patrimonio. A estos terceros les es indiferente el éxito o fracaso de la pretensión que se
reclama, su interés es coyuntural, se agota en levantar los efectos de la medida cautelar que
afecta su patrimonio, mas no tienen ningún interés en la pretensión principal.

La medida cautelar permite hacer realidad al acreedor el derecho a obtener tutela asegurativa
de la jurisdicción, sin embargo, frente a él concurre el correlativo de la pretensión revocatoria
cautelar, la misma que puede tener diversos protagonistas, como el tercero ajeno a la
pretensión principal al que se le ha afectado indebidamente su patrimonio. En este caso, la
norma señala "en caso que el bien afectado con la medida pertenece a persona distinta del
demandado, el juez ordenará su desafectación inmediata".

Apreciamos que el perjudicado con la medída podrá pedir su levantamiento sin promover
tercería, acompañando documentos o títulos que acrediten fehacientemente que el bien
pertenece a persona distinta al demandado. El trámite para levantar un embargo sin tercería no
implica una duplicación del mismo instituto porque existen notorias diferencias entre ambos
institutos que a continuación señalamos: a) la desafectación es trabajada como un pedido al
interior del proceso en que se dictó la medida cautelar, a diferencia de la tercería que se
plantea como una pretensión autónoma en la vía abreviada;

b) en la desafectación es importante acreditar, en el primer acto de acercamiento a la


jurisdicción, la plenitud del derecho de dominio que se invoque, a diferencia de la tercería en
la que opera una apariencia del derecho que Se invoca, el mismo que se va a dilucidar con la
sentencia;

c) la desafectación se opone solo contra el beneficiado de la medida a diferencia de la tercería


que se dirige contra las partes del proceso principal;

d) la desafectación no prevé un procedimiento probatorio porque la prueba deberá resultar de


los documentos que se acompañen al pedido de levantamiento, esto implica además que no
procede la tacha en esta discusión, a diferencia de la tercería, en la que existe un debate
probatorio amplio, sometido a las reglas del procedimiento abreviado, con la posibilidad de
las tachas u oposiciones;

e) la desafectación procede incluso si la medida no se hubiera formalizado, a diferencia de la


tercería, que opera como consecuencia de alguna medida cautelar ejecutada sobre un bien de
su propiedad (ver el artículo 100 del CPC).

Frente a ello señalamos que la afectación cautelar no se satisface con la revocación de la


medida sino con el resarcimiento por los daños sufridos, siempre y cuando se demuestre que
se utilizó la medida cautelar de manera abusiva o cuando se excedió en el derecho que la ley
otorga para obtenerla. Si bien se autoriza el resarcimiento cuando existen daños acaecidos con
motivo de la medida cautelar que se levanta; nos preguntamos qué tipo de responsabilidad
origina la indemnización. La norma en materia de desafectación no lo precisa. Solo se remite
a señalar: "el peticionante en atención a las circunstancias perderá Ia contracautela a favor del
propietario", sin embargo, se atribuye un criterio subjetivo para generar sanciones pecuniarias
a favor del Estado, como es el caso de la multa, siempre y cuando se acredite la mala fe del
peticionante de la medída. Si bien el criterio subjetivo está presente para sancionar el
incumplimiento de deberes, queda en discusión determinar si el daño provocado al tercero por
la ejecución cautelar, implica una responsabilidad subjetiva.

“Artículo 625.- Extinción de la medida cautelar concedida con el Código Derogado

En los procesos iniciados con el Código de Procedimientos Civiles de 1912, la medida


cautelar se extingue de pleno derecho a los cinco años contados desde su ejecución. Si el
proceso principal no hubiera concluido, podrá el juez, a pedido de parte, disponer la
reactualización de la medida. Esta decisión requiere de nueva ejecución cuando implica una
inscripción registral.”
La norma consagra la caducidad de la medida cautelar en los procesos iniciados con el Código
de Procedimientos Civiles de 1912, a diferencia de su redacción originaria, que hacía
extensivos los efectos de la caducidad a los procesos tramitados bajo el actual Código
Procesal. La caducidad implica una facultad de duración limitada. Es un derecho dirigido a
modificar una situación (retener, Secuestrar, intervenir un patrimonio). Nace con un plazo de
vida y pasado este se extingue. Para aplicar la caducidad se parte de los siguientes supuestos:
que se ejecute la medida cautelar y el proceso principal no concluya. Apréciese que se trata de
una caducidad y no de una preclusión. La caducidad se refiere a la facultad de accionar dentro
de cierto tiempo, caso contrario, se pierde la oportunidad para hacerlo. En la preclusión, la
realización de determinado acto agota una actividad para dar paso a ctra.
Un aspecto importante que resaltar en este enunciado es la nomenclatura que utiliza para
calificar los efectos del tiempo. No incorpora propiamente a la caducidad sino de manera
general hace referencia a la "extinción de pleno derecho" y la fija en el plazo de cinco años
contados desde la ejecución de la medida cautelar.

Debe precisarse que la caducidad no es extensiva a todas las medidas cautelares, pues las
dictadas en el proceso penal no son pasibles de esta. Los efectos de la Ley Ne 26639 no son
aplicables a los embargos recaídos en procesos penales. Este es un criterio adoptado por el
Tribunal Registral en la Resolución Ne 144- 2001-ORLC/TR del 30 de marzo de 2001, en la
que sostiene que "los asientos extendidos en el Registro con motivo de embargos trabados en
procesos penales no pueden ser cancelados alegando su caducidad al amparo de la Ley Nq
26639 y el artículo 625 del CPC, por cuanto el ámbito de aplicación de estas normas excluye
a los embargos penales. Ello se deduce de la interpretación histórica y sistemática de la
norma".
En el caso de la concurrencia de medidas cautelares, al invocarse la prelación temporal de
dichas medidas (tal como lo regula el artículo 639 del CPC) si fuere la misma medida, la
reactualización mantendría el privilegio de su inscripción originaria, caso contrario, estaría
cediendo lo preferente de su ubicación a la medida cautelar ejecutada siguiente a ella.
Pensamos que la reactualización implica la misma medida pero que por los efectos del tiempo
se busca reafirmar su eficacia para otro periodo más. Si bien el Código no dice nada sobre el
nuevo plazo que comienza a correr con la reactualización, ni las veces que se puede
reactualizar ella, entenderemos que es el mismo plazo de caducidad de la medida de origen y
sin limitaciones al número de veces que se pueda ejercitar la reactualización.

Por otro lado, adviértase que la norma refiere a la reactualización de la medida y no a la


prórroga de esta. Hay que precisar que la ampliación de una medida cautelar no encierra una
ampliación del plazo de caducidad ya iniciado con la medida originaria ni tampoco una
prórroga de este, a partir de su inscripción de la ampliación; todo lo contrario, la medida se
acoge a los efectos del tiempo ya transcurrido a partir de la ejecución de la medida originaria.
La ampliación no da lugar a la prórroga del plazo transcurrido, pues no implica que a partir de
ella se dé inicio a un nuevo cómputo del plazo; todo lo contrario, se acoge al plazo ya
transcurrido desde su ejecución originaria, lo que hace sencillamente la ampliación de la
medida es una mejora del objeto de la cautela, en cuanto al monto ya asegurado; por tanto, si
la ampliación de la medida cautelar se inscribe, ad portas del vencimiento del plazo de
caducidad, esta ampliación asume los efectos del plazo de caducidad transcurrido; no genera
la inscripción de la medida cautelar un nuevo plazo que lleve a la prórroga del ya
transcurrido; si fuere esto así, no estaríamos ante una reactualización de la medida, como
contempla el Código, sino ante una prórroga de este, por la ampliación de la medida cautelar
ya ejecutada.

JURISPRUDENCIA

En caso de no haber pruebas acerca del quantum de los daños causados por un acto ilícito,
pero sí acerca de la existencia de los mismos, cede la regla clásica del (onus probandi) y et
juzgador puede y debe fijar el importe de la indemnización por los perjuicios reclamados
(Exp. N" 1299-94-Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Eiecutorias Supremas Civiles,
Legrima, 1997, pp. 467468).

A pedido del titular de Ia medida cautelar y en cualquier estado del proceso puede sustituirse
el órgano de auxilio judicial. EI peticionante de la medida y el órgano de auxilio judicial son
responsables solidarios par et deterioro o pérdida del bien afecto a medida cautelar (Exp. N"
142&98, Sata de Procesos Eiecutivos, Ledesma Narváez, Marianella, Juris' prudencia Actual,
Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 363

El perjudicado con una medida cautelar dictada en proceso en que no es parle, puede pedir su
suspensión sin interponer tercería, anexando título de propiedad registrado. Debe desestimarse
el pedido si las inscripciones no contienen en modo alguno título de propiedad alguno a favor
de los recurrentes, sino más bien, el acuerdo según el cual el vendedor se reserva la propiedad
del bien hasta que se haya pagado todo el precio o una parte determinada de él conforme lo
señala el artículo 1583 del Código Civil (Exp.N" tI8-2002, Tercera Sala Civil de Lima.
Ledesma Narváez, Marianella. Jurisprudencia Actual, Tomo 6. Gaceta Jurídica, p. 683).

No procede amparar la inscripción de la medida cautelar, si por versión de la propia


demandante, corroborada con la documentación pertinente, Ia propietaria de la aeronave
afectada resulta ser una persona jurídica cuya relación en la pretensión principal no ha sido
acreditada, n¡ tampoco ha sido citada con la demanda (Exp. N" 11649'98' Sala de Procesos
Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actua!, Tomo
5, Gaceta Jurídica, p. 532).

El plazo de caducidad previsto en el CPC se aplica a todos los embargos y medidas cautelares
dispuestas judicial o administrativamente, incluso con anterioridad a la vigencia del CPC, ya
sea que se trate de procesos concluidos, en virtud de la Ley Na 26639 (Exp. N" 243&98, Sala
para Procesos Ejecutivos y Cautelares, Ledesma Narváez, MarianeIIa, Jurisprudencia Actual,
Tomo 5, Gaceta Jurídica, p. 544).

ARTÍCULO 626.- RESPONSABILIDAD DEL JUEZ Y DEL SECRETARIO


COMENTARIO
1. La norma trabaja el supuesto de una conducta culposa o negligente del juez de no haber
apreciado la idoneidad del auxilio judicial propuesto para la función que le asignó.
Debemos partir por reconocer que no existe profesión u oficio especialmente apto para el
cargo de custodio judicial. No existen listas judiciales para la designación, ello permite que su
designación quede librada al arbitrio judicial y en algunos casos, en atención a la propuesta
que haga el solicitante de la medida.

2. Hay muchos factores que pueden llevar a considerar inidóneo el auxilio, por citar, en la
intervención en forma de administración, la designación deberá tomar como referente, la
preparación académica y la experiencia laboral que tuviere al respecto, el administrador
judicial designado. Rivas sobre el particular considera que "la carencia de aptitud puede
derivar de la falta de título habilitante o de la existencia de defecto de conducta o incapacidad
de hecho o de derecho que sean de público conocimiento o conocimiento judicial o que, según
pueda probarse, hubiese sido conocida por el magistrado al tiempo del nombramiento; de no
ser así, es decir, cuando la impericia se manifiesta a posteriori, estaríamos en el campo del
artículo 622 que no lo involucra"'
Por otro lado, la ineptitud debe ser ostentosa, es decir, saltar a la vista, de modo que el juez no
hubiese podido dejar de advertirla si es que hubiere cumplido con su deber de formular una
adecuada apreciación y selección.

3. La responsabilidad que regula el artículo 622 parte del supuesto que la designación no
depende de la parte que solicita la medida, ni aparece impuesta por la ley, sino que resultan de
la iniciativa y decisión del propio magistrado, sin embargo, señala Rivas que aun cuando
ocurriere lo primero, no puede desentenderse el magistrado de su deber de dirigir el proceso y
mantener la igualdad de partes, de manera que siendo manifiesta la inidoneidad, incurre en
responsabilidad si teniendo que simplemente formalizar la designación llevada a cabo por el
litigante, no toma los recaudos de control correspondiente. Si bien es prudente el cambio de
estos auxiliares, sin motivo o razón objetiva que justifique su remoción o sustitución, puede
ser hecha de oficio por el juez, en cualquier momento y sin sustanciación, cuando los
intereses confiados a la custodia así lo exigieren. A pesar de que la norma limita la
responsabilidad a los casos de pérdida o deterioro del bien, podemos hacer extensiva a los
importes de devaluación o al valor del objeto si se hubiese Perdido.

Corresponde señalar, dice Rivas (51), que la responsabilidad pesa tanto si quien debe soportar
la pérdida o deterioro es el que solicitó y obtuvo la medida, pues el deudor no tiene por qué
asumir la culpa del auxilio- como para resarcir al titular de los bienes (contraparte o tercero)
afectados, que Se verá privado de los mismos o los recuperará con su valor disminuido.

4. Otro supuesto de responsabilidad que contempla el artículo es el referente a los daños y


perjuicios originados por el secretario en su negligencia al ejecutar la medida cautelar. En este
caso, contempla la norma, será el juez, en un juzgamiento sumario el que aplicará la sanción,
a diferencia de los daños y perjuicios que provengan del actuar del magistrado. Como señala
la norma, se sujetará a "un procedimiento especial" el que lo ubicamos en el proceso de
responsabilidad civil de jueces (ver el artículo 511 y siguientes).

5. Los órganos de auxilio judicial están sujetos a recusación, conforme señala el artículo 315
del CPC. En atención a ello, no es prudente que el juez designe a sus parientes o amigos
próximos para evitar suspicacias justificadas o no' El juez debe pensar que se trata de un
auxiliar suyo que lo representa y cuya actuación incidirá en algún grado en la confiabilidad y
credibilidad de sus decisiones. Sobre el tema en particular, apréciese el pronunciamiento
recaído en el caso: Servicios

Médicos KMW con Opeluce. En dicho proceso la imparcialidad del custodio se cuestionó por
haber sido además designado por el ejecutante, en el expediente principal, para "recoger
oficios, exhortos, copias certificadas, certificados de consignación y coordinar diligencias
externas e indagar sobre el trámite del proceso", solicitud que fuera acogida en el mandato
ejecutivo. Esto implicaría que el custodio estaría asumiendo un doble rol, como órgano de
auxilio judicial en el expediente cautelar y como procurador del ejecutante, beneficiado con la
medida cautelar, en el expediente principal.
ARTÍCULO 627.- MEDIDA INNECESARIA
COMENTARIO
1. La medida cautelar tiene como finalidad --entre otras- asegurar el cumplimiento de una
obligación aún no reconocida por el órgano jurisdiccional.
Para amparar el pedido cautelar debe tenerse en cuenta siempre dos reglas básicas:
a) El embargo solo se limita a los bienes necesarios para cubrir el crédito que se reclama y

b) Se prohíbe al acreedor exigir que el embargo recaiga sobre determinados bienes, si hubiere
otros bienes disponibles, de tal manera que no puedan generar perjuicio grave para el deudor.

Bajo las reglas enunciadas, se colige que si la pretensión se encuentra suficientemente


garantizada no cabe amparar el pedido cautelar, pues ingresaríamos al uso abusivo de la
cautela. Como señala Chiovenda, "la necesidad de servirse del proceso para conseguir la
razón, no debe convertirse en daño para quien no la tiene".

2. Ahora bien, como la medida cautelar tiene como objetivo primordial asegurar el
cumplimiento de la decisión definitiva, puede darse el caso que la garantía haya sufrido una
disminución en su valor o la pretensión haya aumentado durante el curso del proceso u otra
causa análoga. Estamos en estas circunstancias ante la posibilidad de la mejora y de la
ampliación de la medida cautelar, respectivamente.

En tales supuestos resulta atendible amparar la medida cautelar propuesta. Véase el caso de
bienes muebles dados en garantía, que por el transcurso del tiempo o de su uso, estos
disminuyen su valor. En el caso de las obligaciones periódicas devengadas, que aumentan la
cuantía de la pretensión reclamada; si se amplía el monto de la demanda, en atención a la
reserva que permite el artículo 428 del CPC, resulta procedente también ampliar el monto de
la contracautela (estamos ante la ampliación de la medida cautelar). En sentido contrario, si
parte de la acreencia ha sido satisfecha en el transcurso del proceso, resulta atendible reducir
el monto de la medida cautelar o reducir el número de bienes afectados con la medida
originaria. En ambos casos concurre la variación de la medida, a una reducción por el monto y
por los bienes afectados.

Una expresión de esta limitación cautelar también la encontramos en el caso de la ejecución


de derechos reales. Señala el artículo 692 del CPC que no podrá cautelarse este con otros
bienes del deudor, salvo que el valor de los bienes gravados no cubra el importe de lo
adeudado por capital, intereses, costas y costos, o por otros motivos debidamente acreditados
por el ejecutante y admitidos por el juez.

3. La medida innecesaria está en directa relación con el abuso en la cautela. Si la pretensión


está suficientemente garantizada no procede otorgar cautela; en igual forma, si se ampara la
sustitución de la medida cautelar en atención al artículo 628 del CPC por dinero en efectivo,
no procede tener afectados los bienes que se intervinieron con la medida primigenia
conjuntamente con el dinero entregado para la sustitución, pues de ser así nos encontraríamos
ante un supuesto de abuso en la cautela. En tal sentido, apréciese el pronunciamiento recaído
en el caso: Servicios Médicos KMW con Opeluce (53): ¨resistencia del custodio Luis
Quesquén Castro a entregar los bienes, genera un abuso de la cautela, en perjuicio del
ejecutado, toda vez que su patrimonio se viene afectando por un monto superior al fijado en el
mandato ejecutivo del principal, pues no solo le han retenido los bienes en el secuestro, sino
que además existe el embargo en forma de depósito de dinero por la misma cantidad del
mandato cautelar, esto es, a la fecha viene concurriendo doble afectación cautelar al
patrimonio del ejecutado, que es necesario reparar con la misma urgencia con la que se dictó y
ejecutó la medida cautelar variada, más aún porque los bienes afectados son necesarios para la
actividad de la empresa afectada".

Como se ha señalado, el artículo en comentario se orienta a evitar el abuso procesal de la


cautela, cuando la pretensión se encuentra suficientemente garantizada. Este abuso puede ser
apreciado bajo dos vertientes, el abuso del proceso o el abuso en el proceso. Tomando como
referencia los trabajos de Silesio-Gasparini (54) diremos que el primero supondría abusar del
derecho a la jurisdicción, del derecho al acceso a la justicia, del derecho de acción. En cambio
el abuso en el proceso se trata siempre del ejercicio abusivo del derecho de acción, pero
parcializado en los diversos momentos de un proceso; son todas aquellas conductas de los
sujetos procesales que impliquen disfuncionalidad o que importen agravios a la buena fe,
lealtad y probidad procesales.

En la doctrina no hay un criterio uniforme sobre el criterio diferenciador del abuso procesal.
Unos consideran que las conductas de abuso procesal deben contener el elemento subjetivo de
la malicia o temeridad o descuido inexcusable; esto es la referencia a una actividad dolosa o
culposa; sin embargo, para otro sector, estos componentes subjetivos no Son indispensables,
pues bastará que se compruebe la existencia de un desvío o de un exceso en el ejercicio de los
derechos subjetivos procesales para que se califique como abuso procesal.
Frente a estas dos posiciones aparece la tesis funcional sostenida por Peyrano. Ella considera
que un acto es abusivo, independientemente del dolo o la culpa, cuando se desvía del fin que
le asigna el ordenamiento al derecho ejercido.

Esto supone que la exteriorización del acto haya provocado un daño jurídico. El abuso de las
medidas cautelares no eS un tema que se agota en sede nacional, todo lo contrario, existen
trabajos de procesalistas argentinos que abordan las conductas abusivas en las medidas
cautelares. Silesio y Gasparini) consideran que "resulta muy delgada la línea que separa su
uso por cuestiones estrictamente relacionadas con el peligro en la demora y aquel que
persigue fines de extorsión".

La jurisprudencia argentina ha hecho referencia al ejercicio abusivo de las prerrogativas a


obtener medidas cautelares, pero surgiendo la existencia de dolo o culpa del agente; en otros
casos exige la demostración de los perjuicios irrogados.
Según Peyrano es más proclive el abuso procesal al embargo de sumas de dinero: "sea en su
modalidad más inocua, la incautación de sumas en caja en acto único, sea en su variante más
infamante, la intervención, en la que un extraño al establecimiento del presunto deudor vigila
las recaudaciones en forma permanente para retirar una porción, desprestigiando al
embargado con su sola presencia en el sitio, alimentando la suspicacia de la clientela, o a
través de la especie más peligrosa la sustracción de fondos en cuentas corrientes 1ue expone
al rechazo de cheques y todas las consecuencias previsibles que ello acarrea, antes que el
embargado pueda enterarse de la maniobra-, merece el más severo juicio de admisibilidad por
los magistrados, tanto por los peligros que promete cuanto por la proclividad de los
embargantes a su uso".

ARTÍCULO 628.- SUSTITUCIÓN DE LA MEDIDA


COMENTARIO
1. Una de las características de la medida cautelar es su mutabilidad, para que pueda cumplir
adecuadamente la función de garantía para la que están diseñadas. La mutabilidad de la
medida conlleva a que pueda modificarse, sea ampliándola, reduciéndola o sustituyéndola.

La norma en referencia se ocupa precisamente de esta última posibilidad, la sustitución de la


medida cautelar, a diferencia del artículo 6't7 del CPC que regula la variación de la medida,
en un sentido amplio. Podemos decir que sustituir es una forma de modificar, como lo es la
ampliación, o la mejora, o la reducción; pero a diferencia de estas, la alteración de la cautela
no tiene connotaciones cuantitativas sino cualitativas. No es el monto del crédito lo que se
cuestiona en la sustitución, sino la forma de la medida y los bienes asegurados; por ejemplo,
se dicta una medida cautelar en forma de secuestro por el monto de 5,000 dólares sobre el
vehículo de Rocky. Este, invocando la sustitución y sin cuestionar el quantum de lo fijado
como medida cautelar, puede depositar este en dinero en efectivo, a fin de evitar el secuestro
del vehículo. El intermediario del depósito del dinero en efectivo al momento de la
sustitución, será el secretario del juzgado, si dicha sustitución se hiciere al inicio de la
ejecución cautelar, quien dejará constancia de dicha entrega en el acta correspondiente y
procederá a depositar el dinero en el Banco de la Nación.

La suma depositada se mantendrá en garantía de la pretensión, no es un medio de pago, sino


garantía. Aquí la sustitución opera de plano, sin mayor discusión, porque lo que se sustituye
no es el monto cautelar sino la forma de la cautela por dinero en efectivo (depósito). La
naturaleza de la medida (secuestro) es sustituida por el embargo en forma de depósito sobre la
cantidad de dinero. Ella es inimpugnable, porque no hay agravio en dicha sustitución, pues, el
carácter dinerario al que se orienta el embargo, ha sido satisfecho.

2. Como se aprecia, la sustitución opera sobre la forma de la cautela y sobre los bienes, pero
respetando el monto fijado. La sustitución tiene como finalidad mantener la garantía causando
el menor perjuicio posible al deudor. Aquí la sustitución ahorra el trámite y los gastos del
futuro remate, sin perjuicio para nadie.

La sustitución dineraria no solo procede previa a la ejecución cautelar, para evitar el secuestro
o depósito de los bienes, sino que también es viable luego de ejecutada la medida. En este
supuesto, el afectado deposita el monto de lo fijado en la medida cautelar y el juez de plano lo
sustituirá, no siendo de aplicación la segunda parte del presente artículo, pues ella está
referida a garantías no dinerarias; sin embargo, hay otras opiniones, que aceptan que la
sustitución proceda hasta antes de la ejecución cautelar, luego de ella, ya no cabe sustituir
nada, sino pedir la variación de los bienes afectados o de la forma de la cautela (ver el artículo
617 del CPC). Véase que lo que se sustituye es dinero, en el mismo monto fijado por la
resolución cautelar, a diferencia de la sustitución que regula la segunda parte de este artículo.
Aquí, el bien que se entrega "debe contener garantía suficiente a criterio del juez" que
respalde la cautela ya ejecutada. La sustitución no será cotejada en atención a un monto
determinado porque no se entrega dinero en efectivo, sino a la estimación del valor del bien
que se pretende sustituir.

Como ya se ha dicho, la sustitución opera en pretensiones dinerarias que se busca garantizar,


de tal manera que el monto fijado en la medida cautelar siempre se respetará, operando la
modificación solo en lo relacionado con la naturaleza de la medida o los bienes asegurados.
Esta sustitución puede materializarse a través del depósito en efectivo del monto de la medida
o cuando el afectado ofrezca garantía suficiente a criterio del juez. Según la modalidad que se
utilice afecta el procedimiento de la sustitución; esto es, cuando se deposita el monto en
efectivo opera la sustitución inmediata, en cambio cuando se ofrezca otra garantía que no sea
el depósito del dinero aquí se resolverá previo trasladado al peticionante con la medida. Como
se aprecia, técnicamente no opera aquí una sustitución de la medida sino una variación de
esta, pues se reproduce lo normado en el artículo 61 7 del CPC.

Es de advertir que se sustituye "el monto de la medida cautelar dictada" y no "el valor de los
bienes afectados con la medida"; por decir, si el vehículo materia de la medida cautelar en
forma de secuestro tiene un valor no mayor de $ 2,000, pero la medida se ha dictado por la
suma de $ 5,000, para que opere la sustitución se tendrá que depositar el monto de la medida
cautelar, $ 5,000, y no el valor de los bienes afectados. En igual forma, si el bien afectado
sobrepasa el monto de la cautela, lo que se sustituye es el monto de la cautela pero no el valor
del bien afectado. Otro aspecto a considerar en la sustitución es la entrega del dinero, por el
monto de la cautela, al secretario o ejecutor judicial de la medida, quien tendrá que depositar
dicho dinero a nombre del juzgado, al Banco de la Nación, en el día.

Dicho depósito se mantendrá en garantía líquida de la pretensión e incluso devengará


intereses legales; sin embargo, en la actividad judicial se aprecia que algunos ejecutados
entregan el monto de la cautela, no al secretario para la sustitución, sino al ejecutante de la
medida, ante lo cual se procede a suspender la ejecución del embargo, a pedido del ejecutante,
sin haberse materializado la cautela.
Cuando estamos ante estas circunstancias, que el ejecutado -voluntariamente- entrega al
ejecutante, a efectos de suspender la diligencia, el monto total o parcial de la afectación
cautelar, no se trata de una sustitución de la medida sino de un pago a cuenta de la acreencia
materia de demanda, situación que no permite posteriormente la devolución, en el mismo
proceso, en caso se declare posteriormente infundada la demanda o se declare en abandono el
proceso, entre otras situaciones, que lleven a la conclusión del proceso principal, pues la
Suma entregada al momento de la ejecución cautelar, nunca fue destinada como sustitución
propiamente de la medida ni menos fue depositada a nombre del juzgado en el Banco de la
Nación, por tanto, nunca tuvo la condición de garantía de la pretensión, para justificar su
devolución. La sustitución de la medida presupone la ejecución satisfactoria de la medida
cautelar, pues se ha logrado materializar el monto de cautela, con la diferencia que se
sustituye el bien por dinero en efectivo y la modalidad de secuestro por el depósito de dinero
en efectivo, situación que no aparece en la entrega de dinero al ejecutante, quien a su voluntad
decide "suspende/' la ejecución, sin haber afectado algún objeto o bien en dicha medida.

Sobre el particular, véase el caso seguido ante el 36 JCL, Expediente Ne 55363- 2002, en el
que se suspendió el embargo en forma de secuestro, decretado por la suma de dos mil dólares,
porque el ejecutado entregó voluntariamente dicha suma, en efectivo, al ejecutante y no al
secretario judicial. Posteriormente se desestima la demanda y se deja sin efecto la medida
cautelar de secuestro conservativo que se dictó contra el demandado; por tanto, dice la Sala
Civil, al no haber negado el demandante que el citado codemandado, le entregó la cantidad de
dos mil dólares americanos, con la finalidad de suspender, Ia ejecución de la mencionada
medida cautelar, dejada sin efecto, procede que le devuelva dicha suma de dinero, ya que, la
demanda incoada en contra del demandado, ha sido denegada.

3. El deudor afectado con la cautela, puede recurrir a la sustitución, para lo cual deberá
justificar dos supuestos: que los bienes ofrecidos en sustitución no se hallen gravados; y que
aun cuando lo estuvieren, bastaren para cubrir el crédito.
Lo que se busca es que lo embargado no pueda causar perjuicio grave al deudor, como sería el
caso que se designa a un interventor para que recaude el 25% de los ingresos brutos de la
empresa demandada. Es bastante probable que dicha medida afecte el desarrollo económico
de la empresa, por lo que sería atendible sustituirla por el embargo de la maquinaria (que no
afecte la producción) siempre y cuando no se encuentren afectadas con prenda, o por la
entrega de un bien inmueble para un embargo en forma de inscripción. Otro caso, un embargo
en forma de retención sobre dineros que tuviere en el sistema financiero, una empresa deudora
dedicada a la actividad comercial, ello podría sustituirse por un inmueble libre de gravámenes
y de mayor valor de lo afectado. La sustitución se justificaría por la afectación del crédito que
la empresa deudora sufriría, por registrarse en el sistema financiero la medida cautelar, más
aún, que el bien inmueble que se entrega para la sustitución es de un significativo valor para
la garantía que se busca.

La facultad del deudor de solicitar la sustitución de un bien cautelado por otro del mismo
valor no se funda solo en razones de interés social, sino en causar el menor perjuicio posible,
mientras el derecho del acreedor quede suficientemente asegurado. Acosta (60) señala "aquí
no está ausente el orden público cautelar. Si la jurisdicción puede imponer al acreedor el
cambio de un bien por otro, es porque la voluntad particular de los litigantes reconoce un
límite, llamado utilidad de la medida".

4. La sustitución de la medida cautelar también puede operar de una cosa por otra. Se exige
que se trate de bienes del mismo valor, pero de venta, puesto que lo que en definitiva se
adjudicará al acreedor es el producto fruto del remate del bien y no la cosa misma.

A pesar de que la norma no lo distinga, no procede la sustitución del secuestro judicial, esto
es, el recaído sobre el objeto de litigio, pues la esencia de dicha medida incide sobre la
individualidad de la cosa embargada para no alterar caracteres o valores que hacen a la
esencia de aquellos derechos.

ARTÍCULO 629.- MEDIDA CAUTELAR GENÉRICA


COMENTARIO
1. La medida cautelar genérica o innominada es la que puede dictar el juez atendiendo a las
necesidades del caso, si no existiese un modo específico que satisfaga la necesidad de
aseguramiento. Es aquella que no se encasilla o se ubica en los tipos de medidas ya existentes.

Esta norma cumple la natural apetencia de seguridad de todo derecho en peligro de


insatisfacción, se ajusta al principio de flexibilidad y cabe entre las facultades judiciales. Para
Rivas (62), esta medida debe constituir una sueñe de parte general de la materia, sin embargo
ocurre que se busca relegar lo genérico a un papel subsidiario. La medida genérica no debe ser
utilizada en reemplazo de las específicamente reguladas, cuando esas son suficientes para
asegurar el derecho de quien la requiere. Si las tipificadas no cubren todas las necesidades del
pretendiente, no hay ningún inconveniente en recurrir a las genéricas con la misma amplitud
con la que deben usarse aquellas. Al final-señala el autor- pueden ser variantes de alguna
medida tipificada que mantiene así su presencia esencial; resultar de la combinación de más
de una medida tipificada y constituir una figura totalmente diversa a las previstas.

2. La suspensión de acuerdos societarios en base a la pretensión de impugnación de acuerdos


de sociedades anónimas, podemos calificarla como una medida cautelar genérica. Ella asegura
el cumplimiento específico de la sentencia que pueda recaer, suspendiendo provisionalmente
la eficacia del acuerdo hasta la resolución definitiva del proceso. Si bien la medida innovativa
se orienta a provocar un cambio de la situación existente, cuya alteración vaya a ser o sea el
sustento de la demanda, sin embargo, ella se diferencia de la genérica porque es excepcional y
subsidiaria, esto es, solo se concede cuando no hay otra vía para prestar una tutela eficaz.
Además no requiere el peligro en la demora, como elemento de la medida cautelar genérica
sino que se concrete en un "perjuicio irreparable".

Otro caso al que se puede recurrir con la medida genérica es para complementar el embargo
de bien inmueble no inscrito. Véase el caso de un terreno de propiedad de una Asociación X,
sobre el cual, et deudor ha edificado un edificio.

Dicho terreno se encuentra inscrito a nombre de una asociación civil, de la que el demandado
es socio. El acreedor no golo ha pedido la afectación, como embargo de bien no inscrito (ver
el artículo 650 del CPC), sino que para prevenir que los terceros adquirientes -alegando la
falta de publicidad- pretendan alegar la buena fe y desconocer la medida cautelar trabada
sobre el embargo de la fábrica o edificación, se debe complementar dicha medida con el deber
de información que debe asumir el representante legal de la asociación, para que en el
supuesto de la transferencia del bien, cumpla con informar a los posibles interesados en
adquirir la edificación, el embargo trabado sobre la fábrica; ello porque los estatutos de la
asociación condicionan la transferencia de la fábrica, previa aprobación de la junta directiva
del nuevo socio, dando preferencia de la oferta a los socios y en caso la rehusarán, el nuevo
adquiriente debe contar con la previa aprobación de la junta directiva de la asociación(63).

3. Una de las limitaciones que se aprecia cuando se discute el derecho de propiedad o


posesión sobre determinado bien inmueble, es la falta de regulación del secuestro judicial de
bienes inmuebles.

La norma hace referencia al secuestro de bienes muebles, al referir a "la desposesión del
tenedor y entrega al custodio designado" por ejemplo, cuando la discusión se refiera a lg
propiedad de un vehículo; pero, cuando se discute el mejor derecho de propiedad de un bien
inmueble, y el bien se encuentra en poder de una de las partes, esta se encontrará en mejores
condiciones de disfrutar o de explotar el bien. En este caso, podría operar la medida genérica
para la "intervención judicial de bienes litigiosos". Con ella se busca conservar un patrimonio,
empresa o bien inmueble, mientras se discute el derecho de propiedad o posesión de estas.
Dicha intervención judicial opera restringiendo las facultades del intervenido y sometiendo a
control y fiscalización los actos que afecten al patrimonio litigioso, pero solo en el sentido de
sujetarlos a control previo del interventor. El intervenido conserva sus facultades de
disposición y administración. Solo está obligado a poner en conocimiento del interventor los
actos que afecten al patrimonio litigioso y en caso de oposición del interventor, debe solicitar
autorización judicial para realizar el acto. A través de esta figura se busca prevenir los abusos
que el demandado pueda realizar sobre la cosa litigiosa, a tal grado que la ejecución de la
sentencia resultaría ilusoria; sin embargo, hay supuestos legales que no cabe la medida
genérica, como la que refiere el artículo 134.2 de la Ley Concursal que dice que son
improcedentes, bajo cualquier circunstancia, las solicitudes de medidas cautelares
innovativas, genéricas u otras análogas cuyo objeto sea dejar sin efecto el levantamiento de la
protección patrimonial y de la suspensión de pagos previstos en los artículos 17 y 18 de la
Ley Concursal Ns 27809.

ARTÍCULO 630.- CANCELACIÓN DE LA MEDIDA


COMENTARIO
'1. Una de las características que definen a la medida cautelar es su provisoriedad, esto es, la
medida no es inmutable sino que puede desaparecer porque las circunstancias que justificaron
su dictado han variado o porque el proceso ha finalizado, conforme lo refiere el artículo 619
del CPC.
La medida cautelar cambia según se ampare o rechace la pretensión principal.

La medida se levanta si la sentencia desestima la demanda, pero, si la sentencia ampara la


pretensión, la medida cambia, para dar paso a la ejecución forzada de la sentencia.

La eficacia de la medida cautelar va a estar condicionada a la existencia de una sentencia


firme; pero, en el supuesto que hubiere sentencia en primera instancia que desestima la
demanda, la misma que es materia de apelación, la medida cautelar queda cancelada de pleno
derecho; por ejemplo, si Juan logra ejecutar un embargo en forma de retención sobre una
suma de dinero en una cuenta bancaria del obligado para garantizar el cobro de una deuda,
con la sentencia adversa al beneficiado con la medida, tendrá que liberarse la retención
dineraria, a pesar de estar pendiente las resultas de la impugnación. Apréciese que el referente
para levantar la medida eS que Se "desestime la demanda" más no, cuando se declara
"improcedente" esta. En este último caso, si ella es materia de impugnación no justifica se
levante la medida en atención al artículo 630 del CPC. En igual forma, si frente a una medida
cautelar fuera de proceso, se declara liminarmente improcedente la demanda, en aplicación
del artículo 636 del CPC, se deberá levantar la medida de pleno derecho; sin embargo, si en
plena ejecución para el levantamiento de la medida cautelar, se declara la nulidad de la
resolución que declara la improcedencia de la demanda y ordena el juez revisor se admita a
trámite la demanda; en tales circunstancias, no justificaría continuar con la ejecución del
levantamiento de la medida, todo lo contrario, debería dejarse sin efecto ella y preservar la
cautela, pues no se ha cumplido con el supuesto del rechazo liminar de ella, a que refiere el
artículo 636 del CPC.

Para Rivas, la cancelación de pleno derecho de la medida cautelar es porque esa sentencia es
declarativa en grado de certeza, de la inexistencia del derecho que justificó la medida cautelar,
fundada solo en el nivel de la verosimilitud.
Consideramos que dicha cancelación puede resultar perjudicial para la parte beneficiada,
desde el inicio con la medida, porque se estaría condicionando el éxito de ella, a las resultas
de la instancia y no de la sentencia misma.

Puede darse el caso que la sentencia que desestima la demanda sea revocada, sin embargo, la
medida ya fue cancelada de pleno derecho.

La permanencia de la medida cautelar para que pudiera prosperar, a pesar de existir una
sentencia infundada y apelada, se podrá orientar a que se mejore la contracautela, pues con
ello estaríamos asegurando futuros daños y perjuicios que pudieren generar la permanencia de
la medida.

Felizmente, la modificatoria de este artículo, realizada por el D. Leg. Ne 1069, asume dicha
posición, de mantener la cautela a favor del demandante, a pesar de haber obtenido una
sentencia infundada, pero sujeta a dos condiciones: que dicho fallo se impugne para la
revisión y se otorgue una contracautela de naturaleza real o fianza solidaria.
Esta ampliación en la vigencia de la medida cautelar pervivirá hasta la revisión de la sentencia
por la instancia superior.

El contexto en que opera este artículo es bajo la preexistencia de una contracautela por
juramento, a la que hay que convertirla en una contracautela real, ante la sentencia infundada.
Concurre una variación en el modo de la contracautela, de la personal (juramento) a la real.

La norma no acoge de manera expresa el supuesto que la cautela hubiere ya estado asegurada
con una contracautela real y que se hubiere obtenido una sentencia adversa, la misma que es
impugnada. A pesar de que la redacción del artículo no lo precise, la parte demandante podría
asumir la mejora o la ampliación de la contracautela real ya otorgada, a fin de evitar levantar
la medida cautelar, ante el fallo adverso. Apréciese que la mejora de la medida se orienta
hacia los bienes entregados en contracautela y la ampliación al monto de la contracautela
entregada. Ella mejora a la contracautela real se justifica en atención a que han variado las
condiciones que motivaron dictar la resolución cautelar y por tanto el riesgo que asume el
beneficiado con ella se incrementa notoriamente, ante una Senten6ia adversa precisamente a
este, Cuyos efectos se encuentran Suspendidos por la impugnación.
No asume la misma categoría de probabilidades referirnos a la verosimilitud del derecho que
se tuvo en cuenta al momento de dictar la medida cautelar, con la certeza del derecho que
acoge la sentencia infundada, adversa al beneficiado con la medida cautelar. El nivel de
probabilidad del daño al afectado con la medida se incrementa, por tanto, debe ser más fuerte
el nivel de aseguramiento que se tenga que brindar a este demandado.

2. La norma regula la posibilidad del levantamiento de la medida cautelar, a diferencia de las


otras figuras que regulan los artículos 617 y 628 del CPC que refieren a la variación y
sustitución de la medida. Nótese que en estos últimos casos, la medida subsiste y lo único que
opera es la modificación quizá en cuanto al monto de la afectación, a la forma, al órgano de
auxilio judicial' entre otras exigencias.
En el caso que recoge esta norma, no habla de Ia subsistencia de la medida, sino de la
decisión contundente del cese de la intervención en el patrimonio de afectado y como tal, el
levantamiento de la medida.

Ello se explica porque en atención al objeto de la medida cautelar se establece la


indisponibilidad del bien, para asegurar el resultado práctico de la sentencia que se dicte a
favor de quien en definitiva sea reconocido como titular de la pretensión de fondo, puede
sobrevenir en el curso del proceso situaciones incompatibles con la subsistencia de la medida
dictada. Debemos precisar que el levantamiento de la cautela puede ocurrir en cualquier
momento y no necesariamente tenemos que esperar la sentencia de primera instancia. En tal
sentido podemos decir que la medida se mantendrá mientras duren las circunstancias que las
determinaron, por tanto, si estos se afectan por hechos sobrevivientes al momento que se dictó
merece se levante. Casos que pueden justificar levantar la medida se puede referir a la nulidad
del trámite, al abandono procesal (ver el artículo 347 del CPC), la nulidad de la rebeldía (ver
el artículo 463 del CPC), el desistimiento de la pretensión, la sentencia adversa al embargante
y el cumplimiento por parte del deudor de la obligación materia de ejecución.
En conclusión, podemos afirmar que procede el levantamiento de la medida cautelar de un
modo u otro, cuando se ha modificado las circunstancias que determinaron la medida cautelar.

JURISPRUDENCIA

No se puede excluir del levantamiento de la medida cautelar, algunos bienes muebles que no
se encuentran consignados en la relación de bienes, si se tiene en cuenta que la posesión de un
inmueble hace presumir la de los bienes muebles (Exp. No 3906-97, Tercera Sala Civil,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p.520).

Debe desestimarse el argumento de que la medida cautelar debe subsistir mientras no se


resuelva el recurso de casación, puesto que toda medida cautelar es provisoria porque puede
desaparecer sin que se haya expedido un fallo definitivo.

El proceso cautelar no puede ser independiente del proceso definitivo, pues existe una
situación de subordinación por la cual este (proceso definitivo) no supone la existencia del
cautelar, pero este (el cautela) no puede aparecer sín aquel, o, por lo menos, sin la supuesta
existencia o realización de aquel (Exp. N" 865-7-96, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, pp. 4Sg4g4).

El auto que resuelve la cancelación de la medida no constituye cosa juzgada estando a la


naturaleza provisoria, instrumental y variable de toda medida cautelar.

El solicitante tiene expedito su derecho para ejercitarlo en la oportunidad y forma prevenida


por Ley (Exp. N" 1695-95, Quinta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias,
Tomo 4, Cuzco, 1996, pp.353-354).
Toda medida cautelar está destinada a asegurar el cumplimiento de la decisión definitiva;
significando ello, que tiene sustento y razón de ser, si está destinada a asegurar el
cumplimiento del fallo a emitirse en el proceso principal, de tal manera que si la pretensión
demandada en este último es desestimada entonces Ia medida cautelar deja de tener su razón
de ser y vigencia (Exp. N'3il25-99, Sala de Procesos Sumarísimos y No Contenciosos,
Ledesma Narváez, Marianella. Jurisprudencia Actual, Tomo 6. Gaceta Jurídica, 657).

Si la sentencia de primera instancia desestima Ia demanda, la medida cautelar queda


cancelada de pleno derecho, aunque aquella hubiese sido impugnada, señala el artículo 630
del Código Procesal Civil. Es nula la medida cancelada si la sentencia impugnada se declara
nula (voto singular) (Exp. N" 1081-2000, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento.
Ledesma Narváez, Marianella. Jurisprudencia Actual, Tomo 6. Gaceta Jurídica, p. 690).

Si bien el demandado acogiéndose a los alcances del artículo 615 del Código Procesal Civil
solicita se deje sin efecto el embargo en forma de inscripción, empero con la facultad del iura
novit curia, debe entenderse que la misma se encuentra circunscrita a la cancelación de pleno
derecho como señalar el artículo 630 del Código Procesal Civil. Si se desestima la pretensión
incoada, es menester que la medida cautelar quede cancelada de pleno derecho, incluso
cuando hubiere sido impugnada (Exp. N'712-2A02, Tercera Sala Civil de Lima. Ledesma
Narváez, Marianella. Jurisprudencia Actual, Tomo 6. Gaceta Jurídica, p. 693).

I. Artículo 631. Pluralidad de Órganos Judiciales

“Cuando la medida recae sobre más de un bien y su naturaleza o ubicación lo justifica, puede
el juez designar más de un órgano de auxilio judicial”.

1. Hay diferentes especies de órganos de auxilio judicial, pudiéndolos agrupar en:


instituciones o funcionarios administrativos que desempeñan funciones de custodia judicial,
como el Banco de la Nación que actúa como depositario legal de los dineros judiciales. En
esta categoría encontramos a los registradores inmobiliarios.

Los propios litigantes son otra categoría de auxiliares cuando uno de ellos es designado
depositario de bienes embargados o se le ordena suspender una obra o se le conmina a no
innovar una situación de hecho.

Los terceros ad hoc, son auxiliares externos, cuando se desempeñan como custodio,
depositario, retenedor, veedor e interventor. La mayor o menor amplitud de las facultades
depende de la naturaleza y objeto de la medida: el depositario o custodio se dedicará al
cuidado material de las cosas confiadas a su cuidado; un administrador cumplirá todos los
actos de administración necesarios para que no afecten el normal desarrollo del
establecimiento a su cargo; un interventor vigilará los actos del intervenido y en su caso hará
las retenciones que el juez haya dispuesto.

2. Los órganos de auxilio judicial son mecanismos de apoyo para hacer realidad los fines del
proceso cautelar. Están conformados por el depositario con respecto al secuestro de bienes
(artículo 649 del CPC), el custodio de bienes (artículo 643 del CPC), títulos de crédito
(artículo 652 del CPC), el interventor recaudador (artículos 661 y 662 del CPC) o en
información (artículo 665 del CPC) el administrador (artículo 669 del CPC), el veedor
especial (artículo 633 del CPC) el auxilio policial (artículo 638 del CPC) y el perito (artículo
644 del CPC).

Conforme señala el inciso 5 del artículo 610 del CPC, quien pide la medida cautelar debe
designar el auxilio judicial, si fuere el caso; sin embargo, puede ocurrir que la medida cautelar
recaiga sobre más de un bien o la naturaleza de la medida así lo justifique. Estamos en ese
supuesto ante la concurrencia de órganos de auxilio judicial. Ello se justifica cuando la
resolución cautelar contiene varias medidas que recaen sobre más de un bien; por citar, el
embargo en forma de secuestro sobre los bienes y enseres del obligado y el embargo en forma
de intervención sobre la empresa de este. Aquí concurren dos medidas cautelares que afectan
más de un bien y que por su naturaleza requiere la designación de un custodio y de un
interventor; caso distinto es cuando un mismo bien es afectado por diferentes medidas
cautelares, a petición de sujetos distintos. Estamos ante la concurrencia de varios órganos de
auxilio judicial sobre un mismo bien. En esas circunstancias, señala Rivas(1), "el magistrado
manejará la cuestión con su prudente arbitrio, tratando de evitar la coexistencia de auxilios
distintos, eligiendo al que parezca más apto y mejor responda a la salvaguarda de los distintos
intereses.
También y según la naturaleza del auxilio podría recurrirse a un tipo de colegiado".

Véase el caso de la intervención en recaudación a una empresa deudora dedicada a la


producción de agua mineral, cuyas plantas de comercialización se ubican no solo en Lima
sino en algunas provincias del país. Aquí es factible designar varios interventores para la
recaudación, según el lugar donde se ubique el local para la intervención.

Véase en el caso lnterbank con Socosani S.A. sobre ejecución de pagaré; el juzgado dispuso
lo siguiente (2):

"(...) en aplicación del artículo 661 del CPC: trábese embargo en forma de intervención en
recaudación sobre los ingresos propios de la ejecutada en su local comercial sito en la avenida
Argentina, cuadra 22, Lole 7, Lima, hasta por la suma de 750,000 dólares, designándose como
interventor recaudador a don César Martín Benavides Ocampo, quien deberá de cumplir con
lo estipulado en los artículos 662 y 663 del CPC, e informar cada diez días de la intervención
ordenada, debiendo la ejecutada prestar las facilidades al interventor señalado, bajo
apercibimiento de ley; (...)Trábese embargo en forma de intervención en recaudación sobre
los ingresos propios de la sociedad ejecutada, en su local comercial sito en el Fundo Socosani
- Yura, Provincia y Departamento de Arequipa, hasta por la suma de 750,000 dólares,
designándose como interventor recaudador a don Marco Antonio Calderón Ramos, quien
deberá de cumplir con lo estipulado en los artículos 662 y 663 del CPC, e informar cada diez
días de la intervención ordenada, debiendo la ejecutada prestar las facilidades al interventor
señalado, bajo apercibimiento de ley (...)".

II. Artículo 632. Derechos del Órgano de Auxilio Judicial

“Los órganos de auxilio judicial perciben la retribución que a su solicitud les fije el juez. El
peticionante es responsable de su pago con cargo a ta liquidación Íinal, y debe hacerlo
efectivo a simple requerimiento. Las decisiones en relación a Ia retribución son apelables sin
efecto suspensivo”.

1. Toda actividad de auxilio judicial puesta en manos de terceros debe ser remunerada; sin
embargo, hay situaciones cuando el órgano de auxilio es una institución o un funcionario de la
administración, que no permite cobrar honorarios como los funcionarios del Banco de la
Nación y los Registradores Públicos. Según Podetti, " tiene derecho a honorarios el
depositario de los efectos embargados aunque fuera administrador de la demandada, ya que
las funciones y responsabilidades asumidas como depositario difieren de las que le incumbían
en su gestión".

2. Descartando el derecho de retención, que no resulta aplicable a los órganos de auxilio


judicial, ellos tienen derecho a repetir los gastos que hubieren efectuado y percibir una
remuneración adecuada a su labor y responsabilidad. Los gastos que pueden repetir, por
haberlos adelantado de su peculio, son los necesarios para el buen desempeño de su misión,
autorizados expresamente por el juez o implícitamente autorizados; sin embargo, debe tenerse
presente que -por lo general- el custodio debe pedir autorización al juez para realizar dichos
gastos, sobre todo los de cierta importancia y puede inclusive solicitar le sean entregados los
importes respectivos. Si el órgano de auxilio judicial trata de afrontar situaciones imprevistas
y de gran urgencia podrá hacer el gasto dando cuenta y pidiendo la autorizaron a posteriori.

3. Para el artículo 55 del CPC los órganos de auxilio judicial son el perito, el depositario, el
interventor, el martillero público, el curador procesal, la Policía y los otros órganos que
determine la ley. A pesar de que este artículo señala que "el auxilio judicial tiene derecho a
retribución" debemos considerar que ello no es del todo cierto, como es en el caso de la
policía, cuya intervención, a que refiere el artículo 638 del CPC, la realiza en ejercicio de sus
funciones, para lo cual el Estado le retribuye mensualmente con la asignación de un haber,
situación que no opera para el caso del depositario, custodio, interventor, martillero, veedor,
etc., cuyos honorarios son asumidos por la parte beneficiada con la medida.

Los órganos de auxilio judicial perciben la retribución que a su solicitud les fija el juez. En el
caso del custodio señala el artículo 654 del CPC "antes de la aceptación del encargo, debe
proponer el monto de la retribución por su servicio, estimado por día, semana o mes, según
las circunstancias, la que será tomada en cuenta por el juez al señalar la retribución". El
custodio no puede invocar el derecho de retención sobre el bien confiado para su custodia ya
que ejerce sus funciones como auxilio o colaborador del proceso y no como sujeto de una
relación contractual.

4. Otro aspecto a destacar es que el peticionante es responsable de su pago. El monto que


implique el honorario del órgano judicial deberá ser liquidado bajo la figura de las costas
procesales a que refiere el artículo 410 del CPC, siempre y cuando la peticionante de la
medida cautelar haya sido posteriormente beneficiada con la sentencia final. Solo en ese
supuesto de la condena operaría el reembolso del honorario pagado, en atención al principio
que regula los gastos: la parte vencida paga.

Por otro lado, la norma señala que el pago del honorario debe hacerse "de manera efectiva, a
simple requerimiento"; sin embargo, los beneficiados con la medida no siempre son diligentes
con el pago, motivando -en algunos casos que el custodio se resista a devolver los bienes
hasta que se cumpla con el pago de sus honorarios, a pesar de que el artículo 649 del CPC
señale que no puede invocar el derecho de retención sobre el bien confiado para su custodia.
Esto obliga al juez a ejercer sus facultades coercitivas y disponga la detención hasta por 24
horas de quien resiste su mandato sin justificación, produciendo agravio a la parte o a la
majestad del servicio de justicia (ver el inciso 2 del artículo 53 del CPC).

Una respuesta que se viene intentando al respecto, desde la actividad judicial, es que la parte
actora asuma los gastos, directamente, que ha generado la conservación y custodia del bien,
con cargo a ser reembolsados, en su momento, en la liquidación de las costas procesales,
siempre que sea el ejecutado el vencido.
III. Artículo 633. Veedor Especial

“Cualquiera de las partes puede pedir la designación de un veedor que fiscalice la labor del
órgano de auxilio judicial. En la resolución se precisarán sus deberes y facultades, así como la
periodicidad con que presentará sus informes escritos, los que serán puestos en conocimiento
de las partes.

En atención a lo informado y a lo expresado por las partes, el juez dispondrá las


modificaciones que considere pertinentes, pudiendo subrogar al auxiliar observado. Contra
esta decisión procede apelación sin efecto suspensivo”.

Los órganos de auxilio judicial son mecanismos de apoyo para la función judicial,
encontrándose dentro de ellos al veedor judicial. A diferencia del rol que se le asigna a los
órganos de auxilio que detalla el artículo 55 del CPC, el veedor judicial se constituye en un
“Fiscalizador” del auxilio judicial.

Como se puede advertir de la norma en comentario, el veedor no participa de la diligencia


cautelar en sí misma, sino que observa el comportamiento de quien debe llevarla a cabo. Su
apreciación es muy importante porque en atención a lo informado y a lo expresado por las
partes, el juez dispondrá las modificaciones que considere pertinentes, pudiendo inclusive
subrogar al auxiliar observado.

La norma señala que la resolución que designa al veedor debe precisar los deberes y
facultades de este, así como la periodicidad con que presentará sus informes, los mismos que
deben emitirse por escrito para ser puestos en conocimiento de las partes. En ese sentido,
entiéndase al deber como "el comportamiento obligatorio impuesto por mandato judicial a una
persona en favor de otra, quien tiene facultad para exigir su cumplimiento, cuando no fuese
espontáneamente observado'.

Por otro lado, a pesar de que se faculta a que cualquiera de las partes pueda pedir la
designación del veedor, esa designación también podría operar de oficio porque cuando el
juez designa el órgano de auxilio judicial, es civilmente responsable por el deterioro del bien
sujeto a medida cautelar, siempre que haya sido causado por este cuando su designación
hubiese sido ostensiblemente inidónea.
Sobre el particular véase el artículo 626 del CPC.

IV. Art 634.- Derechos y Responsabilidades del Veedor


“El veedor se asimila al órgano de auxilio judicial para los efectos de su retribución.

El veedor que incumpla sus obligaciones es responsable por los daños y perjuicios que se
produzcan, sin perjuicio de la responsabilidad a que se contraen los artículos 371 y 409 del
Código Penal”.
La regla que recoge el artículo 632 del CPC es que los órganos de auxilio judicial perciban
una retribución que a su solicitud les fije el juez. A pesar de que la función del veedor se
orienta a fiscalizar la labor del órgano de auxilio judicial, para los efectos de su retribución la
norma los asimila a aquellos.

El veedor también está sujeto a deberes y responsabilidades. En este último extremo la norma
precisa que tiene responsabilidad civil y penal; sin embargo, adviértase de la lectura del
artículo 371 del CP que solo hace referencia al testigo, perito, traductor o intérprete, que
siendo legalmente requerido, se abstiene de comparecer o prestar la declaración, informe o
servicio respectivo. En igual sentido, el artículo 409 del CPC también reproduce los órganos
de auxilio ya citados.

Por otro lado, la norma hace referencia a la responsabilidad civil y penal que puede recaer
sobre el veedor si este incumple con sus obligaciones; sin embargo, la redacción del artículo
633 del CPC, al hacer referencia a los deberes del veedor, no precisa la sanción en caso de
incumplimiento. Si bien el artículo 56 del CPC señala que "los órganos de auxilio judicial se
rigen por las leyes y demás disposiciones pertinentes" bien podría ser de aplicación, ante el
incumplimiento, el inciso 1 del artículo 53 del CPC.

PROCEDIMIENTO CAUTELAR

V. Art. 635.- Autonomía del Proceso

" Todos los actos relativos a la obtención de una medida cautelar, conforman un proceso
autónomo para el que se forma cuaderno especial”.

La obtención de una medida cautelar responde a una mecánica y racionalidad propia. A la


jurisdicción concurren no solo una pretensión principal orientada a que esta dirima el
conflicto sino también una pretensión cautelar, orientada exclusivamente a asegurar el fallo
definitivo, para dar eficacia a la decisión final que recoja la sentencia. Apréciese que tanto los
procesos de cognición, de ejecución y cautelar, asumen un rol y una finalidad diversa en toda
la discusión de la litis
.
Mientras se busca dirimir el conflicto de derechos en la jurisdicción, se hace necesario adoptar
medidas tendientes a que lo que se defina en la futura sentencia, se satisfaga en la misma
dimensión de lo que se declare, caso contrario tendremos que asistir a la ejecución forzada, a
través del proceso de ejecución.
Esto implica que mientras se define la pretensión, se busca asegurar la eficacia de esta, para
luego poder caminar hacia la satisfacción forzada de lo definido, en caso de resistencia.

Para la tramitación de la medida cautelar se forma un cuaderno especial conforme lo regula el


artículo 640 del CPC. La pretensión cautelar puede ingresar a la actividad jurisdiccional, aun
sin proceso, como es el caso de la medida cautelar fuera de proceso que refiere el artículo 636
del CPC. También puede incorporarse ante un proceso ya iniciado, sin embargo, para evitar
que este se paralice o quede en suspenso, se prohíbe pedir el principal para resolver la medida
cautelar.

Algunos autores consideran que en la tramitación coexiste el procedimiento cautelar y el


proceso cautelar. El primer supuesto opera cuando concurre solo el peticionante ante el juez,
para que inaudita pars, emita una medida cautelar. Cuando se efectiviza dicha medida, recién
se pone en conocimiento del afectado, el mismo que puede salir a defender su derecho. En
este último supuesto, cuando el afectado con la medida, toma conocimiento de ella con la
ejecución, se ubica el proceso cautelar.

Otra idea que concurre a la autonomía de la medida la advertimos cuando luego de amparada
y ejecutada la medida cautelar, la parte afectada apela de ella; esa medida puede ser mutable
según las resultas de la apelación.

Art. 636.- Medida fuera del proceso

“Ejecutada la medida antes de iniciado el proceso principal, el beneficiario debe interponer su


demanda ante el mismo juez, dentro de los diez días posteriores a dicho acto. Cuando el
procedimiento conciliatorio extrajudicial fuera necesario para la procedencia de la demanda,
el plazo para la interposición de esta se computará a partir de la conclusión del procedimiento
conciliatorio, el que deberá ser iniciado dentro de los cinco días hábiles de haber tomado
conocimiento de la ejecución de la medida.

Si no se interpone la demanda oportunamente, o esta es rechazada liminarmente, o no se


acude al centro de conciliación en el plazo indicado, la medida cautelar caduca de pleno
derecho.
Dispuesta la admisión de la demanda por revocatoria del superior, la medida cautelar requiere
nueva tramitación. (*)”.

(*) Articulo modificado por el D. Leg. N° 1070 del 28/06/2016

1. Todo juez puede dictar medida cautelar antes de iniciado un proceso señala el artículo 608
del CPC, pero la parte beneficiada con la medida debe interponer su demanda "ante el mismo
juez", dentro de los diez días posteriores a la ejecución de ella.

Si bien la parte recoge de la jurisdicción una respuesta asegurativa, ella está sujeta a la
condición de formular su pretensión dirimente ante la jurisdicción dentro de los diez días
posteriores a la ejecución y que haya sido admitida a trámite. Igual exigencia corre para el
caso de medidas dictadas antes del inicio del procedimiento arbitral (véase el artículo 79 de la
Ley N° 26572).

2. La norma señala que el beneficiado con la medida debe interponer su demanda ante "el
mismo juez", dentro de los diez días posteriores al acto. Ello no implica que sea eI mismo que
recibió la cautelar, sino el juez competente por razón de grado para conocer la demanda
próxima a interponerse. El ar1ículo 33 del CPC, que es la norma que regula la competencia
del juez en este tipo de medidas, así lo dispone.

Sobre la competencia del juez que dicta la medida cautelar fuera de proceso, resulta
interesante leer el comentario que realiza Rivas (3) al respecto: "el artículo 608 del CPC no
significa sino atribuir al juez el poder jurídico de dictar tales medidas, pero no que por su sola
adopción puede fijarse definitivamente la competencia, alterándose la regla fundamental
prevista al efecto. No obstante ello, el artículo 608 tiene otro significado, ya que sirve para
posibilitar que aun siendo incompetente, en caso de urgencia o de necesidad, el magistrado
requerido puede dictar la medida cautelar sin perjuicio de la ulterior radicación ante el juez
competente.

En todo caso tendrá la posibilidad de declarar su incompetencia oficiosamente, de acuerdo a


los términos del artículo 35 y la parte afectada, la de cuestionarla oportunamente al saber de la
medida trabada".

La redacción de este artículo tiene su antecedente en el artículo 224 del derogado

Código de Procedimientos Civiles que autorizaba a todo juez de primera instancia a decretar
embargos preventivos, anteriores al juicio y por sumas superiores a veinte libras. En cambio
"habiendo litigio" solamente podía decretarlos el juez interviniente en la causa.
3. La medida cautelar está sujeta a caducidad. Ello implica cese del derecho a ejercitar una
acción por haber transcurrido el plazo legal para hacerlo. Véase que la norma hace referencia
a la caducidad y no a la preclusión. La caducidad implica que ciertos actos o facultades que
no se ejercen dentro de cierto tiempo se pierde; en cambio en la preclusión es el efecto que
sigue por haber realizado determinado acto, esto es, con su realización se agota una actividad
para dar paso a otra.

La caducidad opera bajo dos supuestos: a) cuando la demanda no se ha interpuesto


oportunamente, esto es, dentro de los diez días posteriores a la ejecución de esta; b) cuando
habiéndose interpuesto la demanda, ella es rechazada liminarmente.

En este caso, no es necesario esperar que la resolución quede firme para dejar sin efecto la
medida cautelar. Ella opera con la decisión de primera instancia, al margen que esta pueda o
no ser recurrida.

Como se aprecia, la forma más drástica de caducidad es la que se produce por vencimiento del
plazo fijado para iniciar el proceso de cognición. Conforme lo señala el artículo 636 del CPC,
uno de los presupuestos a satisfacer, para que dicha medida tenga permanencia en el proceso a
iniciar, es que se instaure la demanda dentro de los diez días de ejecutada la medida. En
atención a ello, una de las articulaciones que no podría admitirse en esta etapa del
procedimiento cautelar es la variación de la medida, como justificante para no continuar con
la ejecución, ante la concurrencia de medidas cautelares. Esto es, que para no concluir la
ejecución se podría ir solicitando la variación, por citar, del órgano de auxilio judicial, del
almacén, del monto y modo de la afectación, entre otros.

Esta exigencia también es reproducida en la medida cautelar fuera del procedimiento arbitral
conforme apreciamos del artículo 79 de la Ley Ne 26572, modificado por el Decreto
Legislativo Ne 1071 (ver el artículo 47.4). En ese sentido, véase el pronunciamiento recaído
en la causa seguida por Baracco & Asociados SCRL con el Colegio Médico del Perú sobre
medida cautelar fuera de proceso arbitral (4): "Si se prueba que la solicitante de la medida
cautelar cumplió con requerir a la emplazada el nombramiento de sus árbitros dentro del plazo
de diez días de ejecutada, no se da el supuesto de caducidad de la medida. El propio
incumplimiento de la parte emplazada no puede sustentar una decisión liberatoria favorable a
su parte. Las imputaciones que la solicitante no gestionó el proceso arbitral ni designó sus
árbitros, no son supuestos de caducidad para la medida cautela.

El fundamento de la caducidad dispuesto en estas normas es doble. por un lado, se presume el


desinterés ante la inactividad procesal del beneficiario de la medida, quien no deduce
oportunamente la demanda principal; y por otro lado, en la necesidad de evitar perjuicios al
destinatario o afectado por la medida. También se señala como fundamento del instituto el de
evitar que una de las partes pueda ejercer presión sobre la otra utilizando el poder
jurisdiccional en violación del principio de igualdad, ya que el decretarse y cumplirse la
medida cautelar, sin audiencia de la contraria, no puede esta quedar indefinidamente trabada,
sin poder hacer uso del contradictorio, a través de la impugnación recursiva.
A partir de la modificación de este artículo por el D. Leg. N° 1070, se ha incorporado un
nuevo referente para el cómputo de la caducidad: la invitación a la conciliación extrajudicial,
en los casos en que ella fuera necesaria para la procedencia de la demanda. El artículo 9 de la
Ley especial Ne 26872 (modificado por el D. Leg. N° 1070), señala los casos que no requiere
conciliación extrajudicial, como los procesos de ejecución, las tercerías, la prescripción
adquisitiva, el retracto, la convocatoria a asamblea general de socios o asociados, la
impugnación de acuerdos de Junta General de Accionista, señalado en el artículo 139 de la
LGS, la indemnización derivada por faltas o delitos, en lo contencioso-administrativo. En los
casos citados, la conciliación se puede practicar pero de manera facultativa.

Es importante precisar esto, porque una medida cautelar fuera de proceso que no requiera de
conciliación obligatoria previa, sea porque el artículo 9 de la Ley especial así lo establezca o
porque se trate de materias no disponibles, tendrá que acogerse al primer supuesto de la
norma para mantener la vigencia de la medida cautelar ejecutada, cual es, haber interpuesto su
demanda dentro de los diez días posteriores a dicho acto; en cambio, si la pretensión
asegurada con antelación a la demanda requiere necesariamente del previo intento
conciliatorio, la ejecución de la cautela fuera de proceso no le exime de agotar previamente el
intento conciliatorio extrajudicial, para lo cual, el cómputo del plazo de caducidad de la
medida cautelar se inicia a partir de la conclusión del procedimiento conciliatorio, el que
deberá ser iniciado dentro de los cinco días hábiles de haber tomado conocimiento de la
ejecución de la medida cautelar.

Esto es, un litigante que obtiene un aseguramiento -fuera de proceso- de su futura pretensión y
que requiere del intento conciliatorio previo, tiene cinco días para iniciar el procedimiento
conciliatorio computado a partir de la ejecución de la medida cautelar, para luego, concluido
este procedimiento, dar inicio recién al cómputo del plazo de caducidad de diez días.

Esto implica que la demanda no podrá ser interpuesta dentro de los diez días de ejecutada la
medida, sino de haber concluido el procedimiento conciliatorio, lo que no implica vulneración
al derecho de defensa del ejecutado, pues este perfectamente puede apersonarse al proceso
cautelar y ejercer el contradictorio, al término de la ejecución de la medida cautelar; al
margen que aún no se interponga la demanda y el beneficiado con la cautela se encuentre en
plena actividad conciliatoria extrajudicial. En este extremo debe destacarse la nueva redacción
del artículo 637 del CPC, en caso de concurrencia de medidas cautelares, orientada
precisamente a evitar la indefensión del ejecutado con varias medidas cautelares.

El otro referente para el cómputo del plazo de caducidad se ubica en el no inicio del
procedimiento conciliatorio extrajudicial. Este se inicia con la solicitud dirigida al centro de
conciliación para la realización de la conciliación y se da por concluido por diversas
situaciones, las que aparecen descritas en el artículo 15 de la Ley especial, por citar: el
acuerdo total de partes, la inasistencia, entre otros.

En conclusión, hay dos referentes para la vigencia de la medida cautelar. Uno está vinculado
propiamente a un aspecto temporal y otro a una condición de procedibilidad.

En el primer caso, el cómputo de la caducidad de la medida cautelar está basado en la


necesidad de la conciliación extrajudicial previa. Si no requiere acto conciliatorio previo, el
plazo de 10 días comenzara correr a partir de la ejecución cautelar; pero si requiere
conciliación previa, el plazo de caducidad comenzará a correr bajo dos situaciones: a) que se
haya interpuesto la demanda, dentro de los diez días, computados a partir de la conclusión del
procedimiento conciliatorio; y b) que se haya iniciado el procedimiento conciliatorio dentro
de los cinco días hábiles de haber tomado conocimiento de la ejecución de la cautelar. El otro
referente que se requiere para la vigencia de la medida es que la demanda no sea rechazada
liminarmente.

4. En el caso de concurrencia de medidas cautelares, los medios de defensa del afectado están
condicionados a la buena voluntad del ejecutante, de querer poner fin a la ejecución total de
estas, para que recién se pueda ejercer su derecho a la contradicción. El derecho a un
procedimiento cautelar justo exige que se eliminen las barreras que obstaculicen el acceso a
ese procedimiento, luego de ejecutada la medida.

No existe en el procedimiento cautelar, bajo la concurrencia de varias medidas, un efectivo


equilibrio procesal, porque, si bien la tutela anticipada se brinda de manera efectiva, los
mecanismos para su revocatoria no fluyen con la misma dinámica con que se ejecutó porque
se puede intentar, luego de que se concluya la ejecución de la totalidad de las medidas
dictadas. Además, debe apreciarse que la postergación deliberada a la impugnación por el
beneficiado, ante la concurrencia de medidas cautelares, se muestra como una expresión de
abuso en el proceso. El juez, como director del proceso, está obligado a contrarrestar ese
abuso procesal en la medida cautelar, para lo cual, debe hacer uso de los mecanismos de la
sanción pecuniaria y denuncia penal (ver el artículo lV del Tp del CPC); sin perjuicio de
requerir al ejecutante con la medida cumpla con la ejecución de las medidas pendientes en un
plazo reducido, bajo apercibimiento de proceder a notificarse en el día del mandato cautelar a
fin de que el ejecutado pueda apersonarse y hacer uso de sus medios de defensa.

El derecho a la defensa que tiene el ejecutado no puede postergarse sin ningún límite de
tiempo. En ese sentido, los beneficiarios con la medida, para evitar que opere los efectos de la
caducidad restringida, evitan culminar con la ejecución de todas las medidas dictadas,
permitiendo que una de las partes pueda ejercer presión sobre la otra -sin proceso judicial
todavía- utilizando la actividad del sistema judicial y vulnerando el principio de igualdad,
como expresión de un procedimiento justo.

Además se aprecia que para evitar la culminación de la ejecución cautelar, se recurre a la


variación -de forma de la medida o de bienes- para evitar los efectos de la caducidad. En estas
circunstancias, en la que hay concurrencia de medidas cautelares, no podría admitirse la
variación de la medida, pues se estaría permitiendo la indefensión al afectado con las medidas
ya ejecutadas, quien no podría ejercer la impugnación en tanto no se concluya con las ya
decretadas y posteriormente variadas, aún no ejecutadas.

Felizmente, a partir de las modificaciones realizadas por el D. Leg. Nº 1069 a diversas normas
del Código Procesal Civil, una de ellas se ha dirigido a Superar este abuso que venía operando
frente a la concurrencia de medidas cautelares.

La nueva redacción del artículo 637 del CPC señala "cuando la decisión cautelar comprenda
varias medidas, la ejecución de alguna o alguna de ellas, que razonablemente asegure el
cumplimiento de la sentencia, faculta al afectado a interponer la apelación" siguiendo el
procedimiento establecido en el citado artículo. Saludamos el intento por corregir esta
anomalía, sin embargo, la redacción que se involucra al respecto no resulta del todo
satisfactoria, pues remite a la subjetividad definir ¿cuándo la ejecución de alguna de ellas,
razonablemente, asegura el cumplimiento de la sentencia? Además, en tanto no se cumpla con
la ejecución no podrá ser notificada con el mandato cautelar, y la dificultad que
encontraríamos se ubicaría en cuanto al cómputo del plazo para interponer la impugnación.

Hay que recordar que uno de los requisitos para interponer un recurso impugnatorio es el
plazo (ver los artículos 357 y 367 del CPC). La propuesta que habíamos mostrado líneas
arriba, del requerimiento, en el día para que concluya con la ejecución cautelar, bajo
apercibimiento de proceder a notificar en el acto de la resolución cautelar, podría ser una
alternativa a ser analizada.

Uno de los efectos que genera la caducidad de la medida es el levantamiento de la medida


trabada. Opera de pleno derecho, tal como señala el artículo 636 del CPC, pero no precisa si
requiere el pronunciamiento judicial y si debe ser dispuesta de oficio por el juez. Cuando la
norma se refiere a "la caducidad de pleno derecho", ello significa que se debe buscar una
declaración de la jurisdicción que así lo declare o esta opera per se, sin necesidad de
declaración. Si tomamos en cuenta que pleno derecho es todo aquello que, con independencia
de la voluntad de las partes, provoca efecto jurídico que les afecta, por mandato de la ley,
como por ejemplo, la mayoría de edad, podríamos colegir que el efecto de la caducidad debe
ser inmediato y sin mayor pronunciamiento; sin embargo, ello no es así porque se requiere
que así lo declare la jurisdicción para recién liberar los bienes afectados con la medida
cautelar ejecutada. Rivas (5) considera que es correcto que la norma señale que la caducidad
se produce de pleno derecho porque carecería de sentido imponer a la parte, la carga de
reactualizar la medida, si la caducidad pudiese depender del pedido de la contraparte, ya que
entonces el plazo necesitaría de un complemento, la solicitud del contrario, que una vez
satisfecho imposibilitaría la reactualización.

Según Alberto Rambaldo (6), la falta de limitación temporal de las medidas cautelares
preventivas, constituye un abuso, por exceder los límites de razonabilidad, sobre todo en los
embargos sobre bienes registrables. "El embargado muchísimas veces no tiene noticias hasta
que por alguna circunstancia debe realizar un trámite registral o bancario y le surge los
informes respectivos. La Ley Procesal le fija un plazo para la promoción de la demanda, caso
contrario opera la caducidad de pleno derecho; sin embargo, dada la forma indeterminada en
el tiempo, en que se despachan las medidas cautelares sucede que -pese a la caducidad
procesal- la anotación registral sigue vigente hasta tanto se cumplan los cinco años que prevé
la ley de registro". Esta situación que comparte Rambaldo no deja de ser ajena a nuestra
actividad procesal nacional; muchas veces la parte que ha ejecutado la medida cautelar de
embargo en forma de inscripción, fuera de proceso, se perjudica con el plazo de caducidad al
no interponer su demanda o no ser admitida esta; sin embargo, a pesar de que opera de pleno
derecho, el beneficiado con la medida se aparta del procedimiento sin levantar dicha
inscripción y el juez tampoco exige se materialice el levantamiento, trasladando las huellas de
esta medida al propio afectado para que este formalice su levantamiento.

5. El rechazo de la demanda, que se ha interpuesto luego de haberse ejecutado la medida


cautelar, puede ser revocada por el superior, ordenando la admisión de esta. En este caso,
como la medida cautelar, de pleno derecho ha caducado, se debe iniciar una nueva tramitación
para lograr la medida cautelar. El juez competente para dictarla será el que conocerá la
demanda. Aquí ya no es posible que otros jueces, diferentes a este, puedan dictar la medida
porque ya no opera la competencia que regula el artículo 33 del CPC.

El artículo en comentario acoge además, uno de los pocos casos de "demanda forzada", a fin
de salvaguardar la medida urgente dictada, sin proceso. La tendencia es a que las demandas
sean actos procesales voluntarios y en atención a ello, el pretendiente decide el momento de
materializar su derecho de acción a través de la demanda; sin embargo, en el caso de las
pretensiones aseguradas con medidas cautelares fuera de proceso, para preservar los efectos
de la cautela ejecutada, se condiciona a que el beneficiado con la medida interponga la
demanda oportunamente y no sea rechazada liminarmente. Ello no significa que luego de
vencido el plazo fijado por ley, diez días, la parte beneficiada con la medida no pueda
interponer demanda o que el juez tenga que desestimar la demanda, por haberla interpuesto
luego de dicho plazo, pues esa limitante hay que entenderla a la vigencia de la medida
cautelar, mas no al ejercicio del derecho de acción del ejecutante. Nada restringe el derecho
de acción de esta ejecutante cautelar; lo que sucede es que su demanda se admitirá vencido
dicho plazo, pero sin estar asegurada con un medida cautelar, pues esta ha caducado. Tendrá
que volver a intentar una nueva cautela posteriormente. A pesar de lo señalado, a la fecha
todavía resulta "preocupante" encontrar decisiones que declaran la improcedencia de la
demanda (criterio que no comparto) por haberla interpuesto luego de haberse agotado el plazo
de caducidad de la medida cautelar y por tanto el juzgado que previno antelada mente con la
medida cautelar, perdió competencia. Véase al respecto el pronunciamiento emitido por el
Primer JPL de La Victoria-Lima (7), en el que el juez textualmente dice: "debe tenerse en
consideración que al haberse incurrido en causal de caducidad de la medida cautelar
interpuesta, esta judicatura ha perdido la prevención o exclusividad de la competencia, por lo
que la demanda deberá ser rechazada liminarmente, dejando a salvo el derecho del recurrente,
a fin de dirigir su demanda al juzgado de paz letrado que por disposición legal corresponde;
debiendo precisar en este extremo, que la prevención según Cabanellas es la "('..)
Anticipación que en el conocimiento de una causa toma un juez con relación a otros
competentes también (...)".

Otro supuesto podría llevar a confundir el plazo de caducidad de la medida cautelar fuera de
proceso con el plazo para interponer la demanda contencioso administrativa en sede judicial.
El caso señala que faltando pocos días para que se agote el plazo de caducidad (3 meses) para
interponer la demanda contencioso - administrativa, el demandante solicita una medida
cautelar fuera de proceso, la misma que se concede y ejecuta. A partir de la fecha de la
ejecución cautelar comienza a correr el plazo solo para la caducidad de la medida cautelar (10
días).
Este hecho no impide o altera el plazo legal para la interposición de la demanda (3 meses)
contencioso- administrativa. Los diez días que señala el CPC son para interponer la demanda,
a fin de evitar la caducidad de la medida cautelar; pero si la demanda se interpone luego de
los 10 días y además reúne los supuestos del artículo 424 y 425 del CPC, perfectamente puede
esta admitirse, pues la caducidad no es al derecho de acción sino a la vigencia de la medida
cautelar obtenida fuera de proceso, por tanto, se tendrá que levantar la medida cautelar de
pleno derecho, sin que impida que posteriormente el demandante pueda volver a solicitar otra
medida cautelar. Si el plazo legal para interponer la demanda contenciosa administrativa ha
vencido al momento de la ejecución cautelar, no significa que el plazo que comienza a correr
a partir de la ejecución (10 días) de esta medida, se computa para la interposición de la
demanda contencioso-administrativa. Son dos actos distintos con dos plazos distintos; el
hecho de que la cautela esté vinculada con la demanda, a fin de que el acto asegurativo
perviva, no implica que opere una especie de "prórroga al plazo legal" para interponer la
demanda contenciosa administrativa, pues es-te tiene sus propias reglas para su cómputo y se
trata de un plazo de caducidad, en el que no ingresa la suspensión ni la interrupción de este.
Aún más, en el supuesto que se interponga la demanda, fuera de los tres meses, pero dentro de
los diez días contados a partir de la ejecución de la medida cautelar, esta terminará siendo
declarada improcedente liminarmente, por haberse interpuesto de manera extemporánea al
plazo legal de 3 meses que establece la Ley del Proceso Contencioso Administrativo para las
impugnaciones en sede Judicial de las actuaciones administrativas.

Por último, debe tenerse en cuenta que para la interposición de medidas cautelares fuera de
proceso, es aplicable la Directiva N° 004-99-PCSJ-PJ del 02 de marzo de 1999, que impide
que una misma persona presente varias demandas o medidas cautelares fuera del proceso,
donde las partes y la materia son las mismas.
VII- JURISPRUDENCIA
Trabada la medida cautelar, el hecho de que se haya interpuesto demanda fuera del plazo
previsto en el artículo 636 del CPC, no afecta esta, sino la caducidad de la medida. Declarar la
improcedencia de la demanda atentaría contra el derecho a la tutela jurisdiccional

(Exp. N" 47492-98, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledesma Narváez, Marianella,


Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, p. 293).

No es viable solicitar en una medida cautelar, antes de iniciado un proceso, la anotación en

los Registros Públicos de una demanda aún inexistente, pues se requiere la existencia de un
proceso principal, esto es, por lo menos de la interposición de la demanda

(Exp. N° 51558-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 524).

El beneficiario de la medida cautelar fuera de proceso debe interponer su demanda ante el


mismo juez, dentro de los 10 días posteriores a dicho acto.
EI derecho de acción no está supeditado a la ejecución de la medida cautelar

(Exp. No N-280-97, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo1, Gaceta Jurídica, pp. 49e-499).

Debe declararse la caducidad de la medida cautelar y la nulidad de todo lo actuado si la


accionante no ha interpuesto oportunamente la demanda en los términos que señala el artículo
636 del CPC

(Exp. N" 824-95, Quinta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianeila, Ejecutorias, Tomo 3,
Cuzco, 1995, pp.257-259).

Una medida cautelar fuera de proceso, una vez ejecutada e interpuesta la demanda, debe
agregarse al principal el original de los instrumentos que sirvieron de sustento para conceder
la tutela preventiva dejando en el cuaderno cautelar copia certificada de tos folios desglosados

(Exp. N° 854-95, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 3,
Cuzco, 1995, pp. 260-261).

ARTÍCULO 637:
TRÁMITE DE LA MEDIDA
La solicitud cautelar es afectada o rechazada sin conocimiento de la parte afectada en atención
a los fundamentos y prueba de la solicitud. Procede apelación contra el auto que deniega la
medida cautelar. En este caso el demandado no es notificado y el superior absuelve el grado
sin admitirle intervención alguna. En caso de medidas cautelares fuera del proceso, el juez
debe apreciar de oficio su incompetencia territorial.

Una vez dictada medida cautelar, la parte afectada pude formular oposición dentro de un
plazo de 5 días, contado desde que toma conocimiento de la resolución cautelar, a fin de que
pueda realizar la defensa pertinente. La formulación de la oposición no suspende la ejecución
de la medida.

De ampararse la oposición, el juez deja sin efecto la medida cautelar. La resolución que
resuelve la oposición es apelable sin efecto suspensivo.

La medida cautelar es una manifestación del derecho a la tutela judicial efectiva que asiste al
demandante, justifica la postergación de derecho de contradicción del afectado. Se trata de
una restricción legal en la cual el demandante solicita una medida cautelar sin necesidad de
que el juez tenga en consideración los motivos que pueda alegar la contraparte para un
pronunciamiento contrario al pedido cautelar, puesto que dicha medida busca asegurar la
eficacia del proceso.
En un primer momento la comunicación es entre el solicitante de la medida cautelar y el juez,
puesto que la idea es que la providencia (precaución) debe llegar de improviso-criterio de
sorpresa- para evitar que la otra parte opere a fin de convertir inútil la medida.

Asimismo al demandante le asiste el derecho de apelación


, en caso no le convenga la decisión, y de otro lado, el afectado tiene el derecho de oponerse
contra la decisión cautela y apelar si en caso lo resuelto en ella le resulte perjudicial.

El proceso cautelar se inicia a pedido de parte, principio dispositivo. La solicitud cautelar


deberá:
1.- Exponer fundamentos de su pretensión cautelar.
2.- Señalar la forma de ésta.
3.- Indicar, si fuera el caso, los bienes que van a recaer la medida y el monto de su afectación-
4.- Ofrecer contracautela, precisando forma y cuantía.

El demandante también deberá verificar las reglas de competencia (art. 608 del CPC), también
la legitimidad del afectado.

Además deberá verificar los presupuestos de la medida cautelar (art. 611 del CPC):
verosimilitud en el derecho, peligro en la demora y razonabilidad.
De acuerdo a la estructura de las medidas cautelares dentro del ordenamiento procesal, existen
dos momentos diferenciados para solicitar la medida cautelar:

1.- MEDIDA CAUTELAR FUERA DEL PROCESO.- Si la solicitud cautelar se presenta


antes de la interposición de la demanda se deberá formular un escrito independiente.

2.- MEDIDA CAUTELAR DENTRO DEL PROCESO.- Se puede solicitar medida cautelar
junto a la demanda o con posterioridad a ella, en estos casos también se deberá solicitar la
medida cautelar en incidente correspondiente.

Posteriormente el incidente de apelación se tramita, el afectado no será notificado. Si en


segunda instancia se confirma rechazando la medida cautelar, éste habrá precluido, por ende
no existirá posibilidad de modificar esta decisión. En todo caso el demandante solo podrá
solicitar una nueva medida cautelar por hechos nuevos.

Asimismo se exige al juez que verifique de oficio su incompetencia territorial en caso de


medidas cautelares fuera del proceso, ya que en caso de incompetencia relativa (ineptitud
legal de una jurisdicción para conocer una demanda a causa de su posición geográfica). Por
ende el juez podrá remitir los actuados al juez competente, acorde con el principio de tutela
jurisdiccional efectiva.

En el texto actual, el afectado puede intervenir en el trámite desde que se dicta o decida la
medida cautelar-concesorio-formulando oposición, en tanto tome conocimiento de la medida
cautelar, en caso contrario tomará conocimiento formalmente desde la notificación una vez
que la medida cautelar se haya ejecutado. Como puede verse, el ejercicio de la contradicción
del afectado del momento en que tome conocimiento de la misma (del concesorio o de la
oposición), puesto que de esta manera se restringe en menos intensidad el derecho de defensa
del afectado y el principio de igualdad de las partes.

Según COUTURE OPOSICIÓN PROCESAL es la acción y efecto de impugnar un acto o


conjunto de actos, mediante recurso, incidente, querella, demandando su invalidación. Puede
tener por objeto la invalidez por nulidad o la reforma por improcedencia jurídica.

Por ende el segundo párrafo del artículo 637 del CPC establece que una vez dictada la medida
cautelar, es decir la medida cautelar formulada por el demandante ya ha sido resuelta
favorablemente, la parte afectada puede formular oposición, ésta defensa no suspende la
ejecución de la medida cautelar. De la norma en mención se desprende que la oposición se
formula contra una decisión judicial contendida en una resolución que declarada fundad la
solicitud cautelar.

Según el autor, doctrinario: Erik Veramendi Flores realiza una crítica , ya que manifiesta que
una oposición no podría realizarse contra una resolución, sino contra una pretensión de parte,
por ende este autor considera que no se trata de una oposición, puesto que manifiesta que la
oposición se dirige contra una decisión jurisdiccional contenida en una resolución, cuyos
efectos son ejecutivos. Asimismo manifiesta que la oposición no tiene efectos revocatorios, ya
que la oposición como acto procesal de parte está destinada a evitar que la pretensión de la
otra parte se realice, se formula antes de que el juez resuelva la petición formulada, pues tiene
efectos declarativos.
El legislador nacional ha manifestado que la oposición funciona como recurso y se tramita en
vía incidental, esa conclusión se deduce del hecho que la norma autoriza oposición contra una
decisión jurisdiccional contenida en una resolución, ya que la regulación de la oposición
resulta igual de eficiente para el ejercicio de defensa del afectado.

El escrito de oposición debidamente fundamentada y prueba anexa está dirigida a obtener el


alzamiento o modificación de ésta por no recurrir los requisitos de admisibilidad,
presupuestos de la medida cautelar, o los requisitos especiales de la medida. Esto implica que
quien se opone a la medida, no introduce un objeto procesal nuevo, distinto a la pretensión
inicial a la medida, sino se limita a pedir la declaración negativa de lo pretendido por el
demandante, ya que por ello se dice: La formulación de la oposición no suspende la ejecución
de la medida (la ejecución de la medida cautelar es la forma de cumplir la medida cautelar
concedida).

Ya que debe recordarse que la oposición es potestativa, el afectado tiene la libertad de hacer o
no uso de esta impugnación contra la resolución que concede la medida cautelar dentro del
plazo de 5 días que toma conocimiento de esta.

Con respecto: De ampararse la oposición, el juez deja sin efecto la medida cautelar. La
resolución que resuelve la oposición es apelable sin efecto suspensivo, se comprende: Dentro
del trámite de la medida cautelar, se autoriza el recurso de apelación a favor del demandante
en caso su petición sea rechazada. La apelación solo tendrá efectos confirmatorios
nulificantes. Asimismo esta norma autoriza formular recurso de apelación contra la resolución
que resuelve la oposición, eventualmente, puede ser formulada por el demandante o el
afectado, según a quien perjudique la decisión.

ARTÍCULO 638: EJECUCIÓN POR TERCEROS Y AUXILIO POLICIAL


Cuando la ejecución de la medida deba ser cumplida por un funcionario público, el juez le
remitirá, bajo confirmación, vía correo electrónico el mandato que ordena la medida de
embargo con los actuados que considere pertinente o excepcionalmente por cualquier otro
medio fehaciente que deje constancia de su decisión.

Cuando por las circunstancias sea necesario el auxilio de la fuerza pública, se cursará un
oficio conteniendo el mandato respectivo a la autoridad policial correspondiente.

Por el mérito de su recepción, el funcionario o la autoridad policial quedan obligados a su


ejecución inmediata, exacta e incondicional bajo responsabilidad penal.

En este artículo se incorpora la posibilidad de que el juez remita al funcionario público, vía
correo electrónico, el mandato que ordena la medida de embargo con los actuados que
considere pertinente. Si bien el texto del artículo hace referencia al correo electrónico,
debemos recordar que la posibilidad a la comunicación vía fax, pues no necesariamente el
funcionario público puede contar con una comunicación electrónica adecuada.
Falcón, intenta dar una definición de documento electrónico, señala que es aquel que ha sido
creado sobre un ordenador, grabado en un soporte informático y que puede ser reproducido.

Algunos autores consideran que “el documento electrónico por no estar firmado no alcanza la
categoría de documento privado, pero sí de principio de prueba por escrito y como tal puede
presentarse al proceso para presentar un hecho.

Asimismo, la norma señala que lo importante de esta comunicación es que ella debe ser
ejecutada por un funcionario público, como por ejemplo, el Registrador Público en los casos
de embargo en forma de inscripción o de anotación de la demanda. Sin embargo por el solo
hecho de su recepción, el funcionario no siempre queda sujeto a su ejecución inmediata, ya
que el Registrador Público por ejm. puede llevar a generar resistencia a la inscripción del
mandato judicial argumentado la incongruencia con los principios registrales de
impenetrabilidad (no puede inscribirse un título incompatible con otro pendiente de su
inscripción) y tracto sucesivo (la cadena de transmisiones se produzca de manera continua).

El artículo hace referencia también a la intervención de la autoridad policial para la ejecución


de la medida cautelar, siempre y cuando las circunstancias así lo exigieren.

Las leyes facultan a los jueces ordenar el auxilio de la fuerza pública para el cumplimiento de
diversas actuaciones de despacho, llámese la conducción de grado o fuerza de un testigo, la
captura de un vehículo materia de una medida cautelar. El medio de comunicación que utiliza
el juez para solicitar la intervención de la autoridad policial es el oficio.

Cabe recalcar que la intervención de la autoridad policial en la medida cautelar contribuye a


efectivizar uno de los poderes de la jurisdicción, como es, la coerción, a fin de procurar
elementos necesarios para la decisión final, ya que el Estado necesita de cierto poder
coercitivo para el mantenimiento del orden público para lo cual utiliza elementos activos
llamados policías, a fin que den fuerza a la autoridad del Estado y mantengan el orden
material externo.
Por consiguiente cabe recalcar 2 efectos que genera la ejecución de la medida cautelar:

1.- La reserva.- Que debe acompañar a la comunicación a fin de preservar el éxito de su


ejecución.

2.- Efecto conminatorio o coactivo.- Que genera su sola recepción, ya que la autoridad
policial o funcionario público quedan obligados a su ejecución inmediata, exacta e
incondicional, bajo responsabilidad penal.

CONCURRENCIA DE MEDIDAS CAUTELARES:


ARTÍCULO 639.- Cuando dos o más medidas afecten un bien, estas aseguran la pretensión
por la que han sido concedidas, atendiendo a la prelación surgida de la fecha de su ejecución.
Si no se pudiera precisar fehacientemente la prelación, se atenderá a la establecida por el
derecho que sustenta la pretensión.
En primer lugar, el proceso es una herramienta para satisfacer derechos materiales, pero frente
a la tutela de ellos existe un criterio selectivo de preponderancia de derechos sobre otros, por
ejm los derechos fundamentales operan en primer orden frente a los derechos patrimoniales, a
tal punto que la urgencia a su tutela han hecho que se diseñen procesos especiales para una
respuesta casi inmediata como es el caso de las acciones de garantía.

En segundo lugar, del artículo mencionado cuando estamos ante la concurrencia de medidas
cautelares que afectan un bien, existe un criterio de prelación temporal (orden de prioridad
que debe ser atendido alguna persona o medida) para decidir el orden de prioridad entre las
medidas cautelares que concurren sobre el bien. Cabe señalar que este criterio de prelación
temporal solo va a operar cuando se discuten derecho patrimonial de créditos ordinarios. Aquí
se deberá privilegiar la medida cautelar que se inscribió primero.

Por ejemplo, puede darse el caso que un patrimonio no se vea afectado solo por una medida
cautelar, sino por varias, provenientes de diferentes procesos. Aquí nos ubicamos ante el
supuesto de la concurrencia de medidas cautelares, en la que existe un bien afectado por
varias medidas.

Por citar, el juez del primer juzgado civil dispone el embargo por determinado monto, en
forma de inscripción, sobre un inmueble X por una pretensión dineraria, y el juez del tercer
juzgado civil dispone otro embargo en forma de inscripción sobre el mismo bien, por un
monto diverso. Entonces es entendible que aquí se aplicará el criterio de PRELACIÓN
TEMPORAL , en la cual se privilegia la medida cautelar que se inscribió primero.

Otro aspecto fundamental que se presenta en la concurrencia de las medidas cautelares es


cuando ellas cautela a un derecho fundamental frente a otra que cautela un derecho
patrimonial. Aquí o podemos habar de prelación temporal, porque ella es aplicable cuando
ambas medidas se orienten a cautelar pretensiones patrimoniales; por ende cuando existe
concurrencia de pretensiones que cautelan derecho fundamentales, estas tendrán una prelación
sobre la patrimonial, no por un criterio temporal, sino por un criterio material.

FORMACIÓN DEL CUADERNO CAUTELAR:


ARTÍCULO 640.- En un proceso de trámite, el cuaderno cautelar se forma con copia simple
de la demanda, sus anexos y la resolución admisoria. Estas se agregan a la solicitud cautelar y
a sus documentos sustentatorios. Para la tramitación de este recurso está prohibido el pedido
del expediente principal.

La autonomía del proceso cautelar exige la formación de un cuaderno especial, en el que


aparezca la información pertinente para amparar o desestimar la pretensión cautelar. Se puede
calificar este cuaderno calificar como un LEGAJO O FOLIATURA (que es el conjunto de
papeles archivados) corrida que se forma mediante la incorporación cronológica de los
escritos, documentos, actas y demás diligencias producidas por los sujetos del proceso, sus
auxiliares y los terceros.
En caso de que el peticionante no logre acreditar la verosimilitud del derecho que sustenta su
pretensión principal, el juez está prohibido de pedir el expediente principal, pues debe
resolver en atención a lo expuesto y a la prueba anexa acompañada, sin perjuicio de que de
manera excepcional pueda conceda al peticionante un plazo no mayor de 5 días para que
subsane dicha omisión.
Para la formación de la medida cautelar, la norma se ubica bajo dos supuestos:
1.- Que la pretensión principal acogida en la demanda haya sido admitida a trámite.
2.- Que no exista sentencia en primera instancia.
La Casación N° 544-2003-Lima, señala que el cuaderno de la medida cautelar, se encuentra
vinculado directamente al proceso principal. Por ello, cuando la medida cautelar se encuentre
en trámite, no se puede declarar el abandono del proceso, aun cuando el expediente principal
se encuentre paralizado por más de 4 meses.

En la conformación de este cuaderno aparecen opiniones dicrepantes, como por ejm, la


contestación del demandado. En estas circunstancias Veramendi menciona que no hay
prohibición legal para que ella se inserte en el cuaderno, más aún si ello ayuda a la
verosimilitud o o alegada por peticionante.

EJECUCIÓN DE LA MEDIDA:
ARTÍCULO 641.- la ejecución de la medida será realizada por el secretario respectivo en días
y horas hábiles o habilitados, con el apoyo de la fuerza pública si fuese necesario. Puede
autorizarse el descerraje u otro actos similares, cuando el caso lo justifique. De esta actuación
el auxiliar sentará acta firmada por todos los intervinientes y certificada por él. En su caso,
dejará constancia de la negativa a firmar.
El secretario es el auxiliar judicial encargado de dar fe a las actuaciones y diligencias así
como apoyar a los magistrados en sus funciones judiciales, de esa manera permite la eficacia
del proceso judicial.

La ejecución de la medida cautelar será realizada por el secretario respectivo en día y horas
hábiles o habilitados, así lo establece este artículo y el art 124 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, bajo sanción de nulidad, asimismo contará con el apoyo de la fuerza pública (como
la PN) si fuese necesario.

Asimismo el desarrollo de la ejecución cautelar debe constar en un acta, la misma que será
redactada a puño y letra por el secretario y firmada por todos los intervinientes y certificado
por él.

Al término de la ejecución cautelar, se podrá notificar al afectado, dejándose constancia de


ello en el acta, y a partir de ese momento podrá apersonarse este y ejercer su defensa, además
que también sirve para computar el consentimiento del mandato cautelar impugnado o la
procedencia de la apelación en cuanto al plazo.
Hay diversas maneras de regular días hábiles. Una de ellas es cuando se proclama que todos
los días del año son días hábiles, a excepción de los días domingo o los que el Poder
Ejecutivo o la Corte Suprema declaren feriados judiciales.

Otra manera es que se califica días hábiles los día lunes a viernes de cada semana, salvo
feriados. Con respecto a las horas hábiles, la ley Orgánica (art.124) considera a las que
medien entre las 6 y 20 horas, con respecto a las diligencias a practicar fuera del despacho
judicial. Sin embargo, el art.141 del CPC considera las comprendidas entre las 7 y 20 horas.

La habilitación consiste que bajo determinadas circunstancias, tanto los días como las horas
inhábiles, adquieren aptitud para que durante su transcurso se realicen actos procesales
eficaces. Por ende inhabilitación evita se produzca el descuento en el cómputo de los plazos
procesales, con excepción a los señalados por el abandono.

BIBLIOGRAFIA

1. RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano, Universidad


Antenor Orrego, Flodhas, Lima,2000, p. 93
2. La referida resolución de fecha 1 9 de abril de 2002, aparece en el cuaderno cautelar
del Expediente Nº 14554-2002 ante el 32 Juzgado Civil de Lima.
(*) Articulo modificado por el D. Leg. N° 1070 del 28/06/2016

3. RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano, Universidad


Antenor Orrego, Rhodas, Lima. 2000. p. 82.
4. Exp. N° 7846-98-Sala de Procesos Ejecutivos, publicado en LEDESMA, Marianella.
Jurisprudencia Actual, T. 5, Gaceta Jurídica, Lima, 2002, p.543.
5. RIVAS, Adolfo. Op. cit., P. 50.
6. RAMBALDO, Juan Alberto. "El abuso procesal" , en: Abuso Procesal, Rubinzal -
Culzoni editores, Buenos Aires,2001, p. 232.
7. Resolución de fecha 20 de agosto ce 2007 emitida por el Primer Juzgado de Paz
Letrado de La Victoria' en el proceso seguido por Mi Banco, Banco de la Microempresa S.A.
con Carmen Julia Carrión Mercado, Expediente N° 802-07.

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