El Árbol de Las Cuatro Raíces
El Árbol de Las Cuatro Raíces
El Árbol de Las Cuatro Raíces
Hoy Venezuela más que nunca sigue luchando por la emancipación y la libertad del
pensamiento de su pueblo, esa libertad que solo se consigue a través de la capacidad de crítica
que el ser humano vaya adquiriendo en ese proceso que en educación seria aprender-
desaprender-aprender. Es necesario que se entienda bien esta premisa, la cual en ningún
momento trata de desaprender lo bien aprendido, sino que, por el contrario; se pueda mediante
un nuevo proceso epistémico lograr que los y las nuevos sujetos de aprendizaje se desprendan
de de las enseñanzas castradoras y serviles de la escuela burguesa que solo robotiza a los y
las ciudadanos y ciudadanas para colocarlos al servicio de la empresa capitalista
Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Hugo Rafael Chávez Frías son hasta
ahora los cuatro referentes históricos más importantes, no solo de la educación
latinoamericana, sino también del pensamiento político latinoamericano y caribeño.
Ellos hoy día son y seguirán siendo la gran inspiración de la educación crítica, libertaria y
emancipadora de América Latina y el Caribe".
"Esos cuatro hombres significaron el referente que hoy tenemos como raíz histórica de un
proceso de emancipación y liberación en los pueblos de América Latina y el Caribe".
Para las y los estudiantes de los dos subsistemas del sistema Educativo Bolivariano, y para las
Misiones Educativas que permean y transversalizan este sistema educativo, debe ser
referencia obligatoria, y especialmente para docentes y educadores en general.
Estos hombres que en su mayoría nacieron en la humildad y que ofrendaron sus vidas por la
causa emancipadora de América Latina "deben conformar las bases ideológicas y morales de
nuestra educación hoy.
Cuando el presidente Hugo Chávez hablaba de llevar la educación a todos los espacios, se
refería a que cuando el pueblo asuma de forma definitiva el proceso de formación y educación,
será realmente liberado.
Simón Rodríguez señalaba que en el sistema republicano las costumbres que forman una
escuela social producen una autoridad pública y no una autoridad personal, una autoridad
sostenida por la voluntad de todos, no la voluntad de uno solo convertida en autoridad".
La educación en todos los espacios no es solo la que se da en las escuelas, en los liceos y en
las universidades, sino también la que se expresa en un Consejo Comunal y en una asamblea
de calle cuando un colectivo se reúne y en una radio comunitaria cuando difunde el quehacer
de su zona".
EDUCACIÓN LIBERADORA.
Venezuela ha asumido el rumbo de la educación liberadora propuesta por Rodríguez: esa que
tiene gran pertinencia y que hace que los hombres y las mujeres asuman que en el siglo XXI el
pensamiento es complejo y por eso hay que abordarlo de manera integral y no segregada.
La educación, como producto de esa complejidad que está presente en el siglo que estamos
viviendo, tiene que integrar todos los elementos del pensamiento para crear un hombre y una
mujer con un elevado nivel de conciencia social y de reflexión.
Rodríguez hizo mucho énfasis en unir la educación y la praxis, pues a través de estos dos
elementos vamos a tener la posibilidad de construir un nuevo modelo económico que supere al
rentismo petrolero. Eso es imposible hacerlo sin la visión Robinsoneana.
Por ello, es importante proponer diferentes procesos de investigación que nos lleven a
reflexionar sobre la vigencia del pensamiento unificado de estos cuatro insignes venezolanos
en el siglo XXI.
El pensamiento de Simón Rodríguez trascendió el siglo XIX, porque nos llevó a la reflexión de
la complejidad bajo la premisa de educarnos para el trabajo liberador, de esa reflexión compleja
nace el pensamiento liberador de nuestros héroes, Bolívar, Zamora y Chávez y que trascienden
hoy las fronteras de Latinoamérica y el mundo.
Chávez siempre nos hizo reflexionar sobre la premisa de inventar o errar, pronunciada por
Simón Rodríguez. Inventar significa liberarse de lo conservador, de lo establecido y lograr
nuevos modismos, nuevas formas de hacer las cosas que nos lleven realmente a la liberación.
La derecha del siglo XIX catalogó a Simón Rodríguez como un subversivo, entre muchas otras
cosas, por su frase célebre "o inventamos o erramos", y también por considerar que las niñas
y los niños debían educarse en la naturaleza.
Por eso invito a quienes realizan acusaciones a priori a que lean profundamente los legados de
estos cuatro hombres, "para que se den cuenta de que, toda esa corriente de pensamientos
que aparenta ser solo educativo, o solo político tiene un interesante y significativo mensaje
emancipador.
Así como Rodríguez había sido olvidado en la historia de Venezuela, ya que solo se le
recordaba en los textos escolares como el maestro de Simón Bolívar, "pero no decían que fue
él quien hizo de Bolívar un hombre emancipador y rebelde", se quiere invisibilizar el legado
educativo de Chávez, ahora inserto en las bases de nuestra educación Bolivariana como la
cuarta raíz.
El gran obstáculo que enfrentó Simón Rodríguez para impulsar su proyecto fue esa especie de
"negocio escolar" que se conformó a lo largo del siglo XIX.
Cuando Hugo Chávez llega al poder en 1999 se impulsaron las misiones educativas. Los
distintos gobiernos nunca habían logrado resolver el dilema que había entre dar una educación
de calidad, para que los sujetos se insertaran en la sociedad manejando ciertas destrezas
productivas, y fomentar a su vez un alto nivel de desenvolvimiento ciudadano, que a mi juicio
es donde está la gran falla.
Otro de los impedimentos que entorpecieron la ejecución total de los planteamientos de Simón
Rodríguez fueron los medios de comunicación y que sigue afectando hoy en pleno Siglo XXI.
Tal y como lo señala el artículo número 5 de la Constitución Nacional, desde el punto de vista
teórico la educación en Venezuela garantiza la formación de una personalidad integral, de
ciudadanas y ciudadanos críticos con mucha conciencia de responsabilidad social.
Sin embargo, en la práctica, esa conciencia y ese trabajo vienen siendo demolidos por una
perspectiva mercantilista de la industria del entretenimiento y la recreación".
Por tal motivo, estimo necesario que las y los docentes monitoreen el papel de los medios, dado
que los mismos tienen demasiada presencia en la subjetividad de estos tiempos donde estamos
interconectados con la televisión, el internet y las redes sociales.
"Las estrategias exigen un Robinson del siglo XXI compuesto por los ideales políticos y
pedagógicos de estos cuatro hombres, que se pongan a tono con lo que son las exigencias de
ciudadanía, y no con las exigencias de lucro que están detrás de la masificación racional que
promueve la industria del entretenimiento.
PEDAGOGÍA CRÍTICA
La intención de trabajar con este tipo de pedagogía, es que todo el aprendizaje se adquiera
desde el punto de vista del análisis crítico, acompañado además de una serie de valores
similares a los que ofrecía Simón Rodríguez.
Para algunos estudiantes universitarios, formarse bajo el concepto Robinsoneano ha sido todo
un descubrimiento, mientras que para otros representa la continuidad de un aprendizaje que
han venido adquiriendo desde la educación básica, pero todas y todos están dispuestos a
continuar con esa doctrina porque se sienten identificados con ella.
LA COLECCIÓN BICENTENARIO
"No es solamente darlos a conocer como personajes históricos, sino como personajes cuyos
pensamientos tienen absoluta vigencia para todos en este proceso que estamos viviendo,
donde se trabaja por una educación liberadora.
Independientemente de cuál sea el área, con todos los libros de la colección se quiere contribuir
a la formación de ese republicano y esa republicana que necesita esta patria, y el pensamiento
de Simón Rodríguez unificado al resto de las cuatro raíces se ajusta perfectamente a esta
época.
EDUCACIÓN POPULAR
Según mi criterio uno de los rasgos fundamentales del pensamiento Robinsoneano que mayor
preponderancia ha tenido en el proceso revolucionario es la educación popular, mediante la
cual se trata de crear voluntades, es decir, de educar para luego encontrar quien haga.
Para Rodríguez instruir no era lo mismo que educar, considero que el pensamiento de este gran
maestro todavía está en construcción, puesto que hasta ahora solo hemos podido aproximarnos
una parte del mismo
EL CONGRESO DE ANGOSTURA
Índice
1Historia
2Constitución de Angostura
3Integrantes
4Referencias
5Véase también
6Enlaces externos
Historia[editar]
Constitución de Angostura[editar]
El Congreso se instaló para formular lo que históricamente se ha llamado la "Ley Fundamental"
(Constitución). Las decisiones tomadas inicialmente fueron las siguientes:
Integrantes[editar]
El Congreso de Angostura se conformó por los diputados de seis provincias. De esta manera:
Provincia de Caracas:
Juan Germán Roscio, Luis Tomás Peraza, José España, Onofre Basalo, Juan Bautista
de León y Francisco Antonio Zea.
Provincia de Barcelona:
Francisco Parejo, Eduardo Hurtado, Diego Bautista Urbaneja, Ramón García Cádiz
y Diego Antonio Alcalá.
Provincia de Cumaná:
Santiago Mariño, Tomás Montilla, Juan Martínez y Diego Vallenilla.
Provincia de Barinas:
Ramón Ignacio Méndez, Miguel Guerrero, Rafael Urdaneta y Antonio María Briceño.
Provincia de Guayana:
Eusebio Afanador, Juan Vicente Cardozo, Fernando Peñalver y Pedro León Torres.
Provincia de Margarita:
Gaspar Marcano, Manuel Palacio Fajardo, Domingo Alzuru y José de Jesús Guevara.
Posteriormente se incorporaron los diputados por la provincia de Casanare: José Ignacio Muñoz,
José María Vergara y Vicente Uribe. Zea pasó a ser un diputado por Casanare. Manuel
Cedeño se incorporó luego como diputado por la provincia de Guayana.
CARTA DE JAMAICA
Índice
1Antecedentes
o 1.1Contexto ideológico
2Contenido
3Referencias
4Bibliografía
5Enlaces externos
Antecedentes[editar]
Las reformas introducidas por los Borbones (especialmente por Carlos III) provocaron un
sentimiento de frustración entre ciertas élites criollas, que creyeron amenazada su dominación
social a causa de la pérdida del control de los cargos de la administración colonial a favor de
funcionarios llegados de la península, además de tener que soportar una mayor presión fiscal y
el reforzamiento del pacto colonial, que obligaba a las colonias a comerciar sólo con la metrópoli.
Este sentimiento condujo a algunos de los miembros más ilustrados de las élites criollas, como
el propio Simón Bolívar, a pensar que la solución a sus "agravios" era la independencia de la
metrópoli (la misma solución que habían emprendido, con éxito, los protestantes de habla inglesa
de las trece colonias británicas de América del Norte y que había dado nacimiento a los Estados
Unidos).3
Tras conocerse las “sucesiones de Bayona” (como llamó Bolívar a las abdicaciones de Bayona)
de mayo de 1808, se formaron en las principales ciudades americanas, al igual que en la
península, unas juntas que asumieron el poder en nombre del rey ausente, Fernando VII: la
primera, en Quito (el 10 de agosto de 1809), que declaró la independencia. Estas juntas enviaron
representantes a la Junta Suprema Central de Sevilla. La ruptura con la metrópoli se inició
cuando algunas de ellas (en la ciudad de Bolívar, en abril de 1810) no reconocieron la autoridad
de la Regencia que se formó en Cádiz, ya que, al haberse disuelto la Junta Suprema, volvían a
quedarse sin representación en España y, por esta razón, se proclamaron independientes,
destituyendo, a continuación, a las autoridades coloniales.4
La ruptura se consumó definitivamente cuando, a principios de 1814, se conoció que Fernando
VII había abolido la Constitución de 1812, poniendo fin así al intento de las Cortes de Cádiz de
establecer una relación más igualitaria entre España y su imperio (proclamada en el artículo 1º
de la Constitución que decía: «La Nación española es la reunión de todos los españoles de
ambos hemisferios»), y que asimismo se proponía restaurar el orden colonial anterior a 1808
(entre otras razones, porque los impuestos procedentes de "las Indias" eran imprescindibles para
restablecer el maltrecho estado de la Hacienda pública). Así, un ejército realista enviado desde
la península desembarcó a principios de 1815 cerca de Caracas y rápidamente dominó
Venezuela, ordenando confiscar los bienes de los criollos "patriotas" (entre ellos, los de Simón
Bolívar) y, más tarde, Nueva Granada(actual Colombia), donde restableció la autoridad de la
Monarquía. En mayo de 1815, Simón Bolívar huía de Cartagena de Indias y se exiliaba en la isla
de Jamaica, una colonia británica, donde escribió la proclama independentista conocida como
"Carta de Jamaica". Nueve años después, el proyecto de Bolívar se había hecho realidad y el
Imperio español en América había dejado de existir (excepto sobre Cuba y Puerto Rico). 5
Contexto ideológico[editar]
Alrededor de 1800, Bolívar estudió la política y las ideas de la época de la revolución en Francia.
Bolívar, como muchos de los criollos, no era ajeno a las teorías sobre el derecho natural y
el contrato social, y estas ideas eran pilares en su manejo político y en su defensa de la libertad
y la igualdad, claras premisas ilustradas. En la Carta de Jamaica, se ve claramente la influencia
de la ilustración y sus grandes pensadores; Bolívar incluye conceptos de Montesquieu cuando
habla de «despotismo oriental» para definir al Imperio español.
Bolívar tenía en Montesquieu a su autor favorito; para él, El espíritu de las leyes era una obra a
la que recurría siempre a la hora de definir posturas y disertaciones sobre el futuro y presente de
los pueblos coloniales sudamericanos.
Bolívar tuvo que diseñar su propia teoría de la liberación nacional y, como hemos señalado, esta
fue una contribución a las ideas de la ilustración, no una imitación de ellas.
John Lynch
Aunque la Carta estaba originalmente dirigida a Henry Cullen, está claro que su objetivo
fundamental era llamar la atención de la nación liberal más poderosa del siglo XIX, Gran Bretaña,
a fin de que se decidiera a involucrarse en la independencia americana. No obstante, cuando los
británicos finalmente accedieron al llamado de Bolívar, este prefirió la ayuda de Haití.
Contenido[editar]
En la carta, Bolívar justifica la rebelión de los criollos «patriotas» de la América española y hace
un llamado a continuar la lucha para alcanzar la independencia (ya que «rara vez la
desesperación no ha arrastrado tras de sí la victoria»). Para ello, Bolívar recurre a dos
argumentos.6
El primero se refiere a la ruptura, por parte de la Monarquía, del contrato social, supuestamente
pactado entre la Corona española y «los descubridores, conquistadores y pobladores de
América» en tiempos de Carlos V (es decir, al inicio de la formación del Imperio en América),
según el cual éstos tenían derecho a dirigir los nuevos territorios, mientras la Corona se
reservaba únicamente el «alto dominio» (como si se tratara de una propiedad feudal). Este
contrato, según Bolívar, fue roto por la Corona —especialmente por la nueva dinastía de
los Borbones— al imponer «leyes expresas que favorecen exclusivamente a los naturales del
país originarios de España en cuanto a empleos civiles, eclesiásticos y de rentas» en detrimento
de los criollos —los «naturales» que se han visto despojados «de la autoridad constitucional que
les daba su código»—.7
El segundo argumento se refiere a la política represiva adoptada por la Regencia, primero, y
por Fernando VII, después (tras volver a asumir sus poderes absolutos en abril de 1814),
respecto a las «juntas» americanas que se habían proclamado «independientes» tras
las sucesiones de Bayona (la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII a favor de Napoleón en
mayo de 1808) y la posterior disolución de la Junta Suprema Central a principios de 1810,
sustituida por una Regencia. Según Bolívar, esta política represiva había convertido a España
de madre patria (que la Constitución de 1812 ha reconocido, al menos en teoría, a los criollos
como españoles en igualdad de derechos que los peninsulares) en madrastra. Antes, afirma
Bolívar, «todo lo que formaba nuestra esperanza, nos venía de España, pero ahora sucede lo
contrario… y se nos quiere volver a las tinieblas… ya hemos sido libres, y nuestros enemigos
pretenden de nuevo esclavizarnos
Comunicación Creadora, Liberadora y Transformadora
Para que esto sea una realidad debemos conocer los principios de la comunicación sustentados
en la propia naturaleza del ser humano y en la constitución del cosmos.
De no partir de estos principios la comunicación dejaria de ser creadora para convertirse en
destructora, dejaria de ser liberadora para convertirse en opresora y dejaria de ser
transformadora para convertirse en depredadora.
A continuación los principios de la comunicación creadora, liberadora y transformadora.
Ahora bien que es la comunicación en sus tres vertientes, creadora, liberadora y transformadora:
Es la capacidad del ser humano (hombre y mujer) de ir al encuentro y diálogo con el otro, siendo
las diferencias propias de cada sujeto una condición que permite que la interacción sea
beneficiosa en igualdad, en cuanto enriquecimiento y mejoramiento mutuo para propiciar sobre
el entorno espacios humanizadores y humanizantes.
Se define como la capacidad del grupo humano para identificar, desmontar y defenderse de los
mitos y creencias deshumanizantes que subyacen en el entorno, y que de forma dialéctica
pueden advertir y avizorar modos distintos al producido, mantenido y patrocinado por los entes
deshumanizadores.
Ezequiel Zamora
Jefe de Operaciones de Occidente
1856-1860
Información personal
Causa de la
Herida por arma de fuego
muerte
Nacionalidad Venezolana
Partido
Liberal
político
Familia
Cónyuge Estefanía Falcón Zavarce
Información profesional
Índice
1Biografía
o 1.1Familiares
o 1.2Carrera política
o 1.3Guerra Federal
o 1.4Fallecimiento
2Vida sentimental
3Legado
4Referencias
5Bibliografía
6Enlaces externos
Biografía[editar]
Familiares[editar]
Zamora era descendiente de inmigrantes españoles de las Islas Canarias, donde se
caracterizaban por la actividad comercial, que era visto por la clase acomodada como un oficio
vil. Sus hermanos fueron Antonio, Carlota, Genoveva, Raquel y Gabriel. Fue hijo de José
Alejandro Zamora Pereira, quien luchó y murió en la Guerra de Independencia, y de Paula Correa
Rodríguez. El bisabuelo de Zamora fue Francisco León Zamora, un canario dedicado a la venta
de ganado en los llanos. Su abuelo, Juan Zamora de León, también canario, se radicó en Villa
de Cura en 1761 con Margarita Pereira, de cuya unión nace el padre de Zamora, Alejandro
Zamora Pereira.3 .
Carrera política[editar]
La madre de Zamora decide trasladarse con sus hijos de Cúa hacia Villa de Cura, donde Ezequiel
se dedica al comercio e inicia una pulpería. Al ver el descontento popular durante el gobierno del
general José Antonio Páez, producto de la crisis económica en la década de 1840 por la caída
internacional de los precios del café, Zamora se une al partido Liberal. Decide participar en
las elecciones de 1846 junto a Antonio Leocadio Gúzman, pero imposibilitado de votar y ante el
boicot del gobierno conservador, se alza con los campesinos en armas en los valles de Aragua
el 7 de septiembre en la insurrección campesina de 1846, la cual se extendió a nivel nacional, se
le atribuye a Zamora la arenga: ¡Tierra y hombres libres! en la revuelta en Guambra.4 La falta de
organización del alzamiento, así como la derrota y fusilamiento del Indio Rangel y el
apresamiento de Zamora, culmina la rebelión. El alzamiento le ganó el nombre a Zamora de
«General del Pueblo Soberano».5
Vida sentimental[editar]
Zamora tuvo una relación con Biviana González de la cual nació Nicolás Zamora González.
Tiempo después se casa el 4 de julio de 1856 con Estefanía Falcón Zavarce, hermana del militar
y político Crisóstomo Falcón. Se residenciaron en Coro, estado Falcón, junto con sus hijos
adoptivos.22
Legado[editar]
En Caracas, se renombró la plaza del Calvario como Ezequiel Zamora. 23 En 2001, el nuevo
programa de reforma agraria Misión Zamora del presidente Hugo Chávez fue llamado después
de Ezequiel Zamora.24 En 2009, se estrenó la película Zamora, tierra y hombres libres dirigida
por Román Chalbaud, producido por la Villa del Cine y protagonizada por Alexander Solórzano
como Ezequiel Zamora
(...) Cuando las águilas francesas sólo respetaron los muros de la ciudad de Cádiz, y con su vuelo
arrollaron los frágiles gobiernos de la Península, entonces quedamos en la orfandad. Ya antes
habíamos sido entregados a la merced de un usurpador extranjero; después, lisonjeados con la
justicia que se nos debía y con esperanzas halagüeñas siempre burladas; por último, inciertos sobre
nuestro destino futuro, y amenazados por la anarquía, a causa de la falta de un gobierno legítimo,
justo y liberal, nos precipitamos en el caos de la revolución. En el primer momento sólo se cuidó de
proveer a la seguridad interior, contra los enemigos que encerraba nuestro seno. Luego se extendió
a la seguridad exterior; se establecieron autoridades que sustituimos a las que acabábamos de
deponer, encargadas de dirigir el curso de nuestra revolución y de aprovechar la coyuntura feliz en
que nos fuese posible fundar un gobierno constitucional, digno del presente siglo y adecuado a
nuestra situación.
Todos los nuevos gobiernos marcaron sus primeros pasos con el establecimiento de juntas
populares. Estas formaron en seguida reglamentos para la convocación de congresos que
produjeron alteraciones importantes. Venezuela erigió un gobierno democrático y federal,
declarando previamente los derechos del hombre, manteniendo el equilibrio de los poderes y
estatuyendo leyes generales en favor de la libertad civil, de imprenta y otras; finalmente se
constituyó un gobierno independiente. La Nueva Granada siguió con uniformidad los
establecimientos políticos y cuantas reformas hizo Venezuela, poniendo por base fundamental de su
constitución el sistema federal más exagerado que jamás existió; recientemente se ha mejorado con
respecto al poder ejecutivo general, que ha obtenido cuantas atribuciones le corresponden. Según
entiendo, Buenos Aires y Chile han seguido esta misma línea de operaciones; pero como nos
hallamos a tanta distancia, los documentos son tan raros y las noticias tan inexactas, no me animaré
ni aun a bosquejar el cuadro de sus transacciones (...)
(...) las provincias americanas se hallan lidiando por emanciparse; al fin obtendrán el suceso;
algunas se constituirán de un modo regular en repúblicas federales y centrales; se fundarán
monarquías casi inevitablemente en las grandes secciones, y algunas serán tan infelices que
devorarán sus elementos ya en la actual ya en las futuras revoluciones, que una gran monarquía no
será fácil consolidar, una gran república, imposible.
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo
vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas
costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los
diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones
diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello sería que el
Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún ida
tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas,
reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las
naciones de las otras partes del mundo (...)
Congreso de Angostura: